Familia Zuccardi cosecha innovación y valor agregado

Es que en 2006 Bodega Familia Zuccardi no hizo más que cosechar el fruto de sus viñedos: incrementó en un 50% sus ven- tas al exterior y, además, obtuvo el.
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Comercio Exterior

Página 4/Sección 5/LA NACION/Martes 22 de mayo de 2007

Martes 22 de mayo de 2007/Sección 5/LA NACION/Página 5

Familia Zuccardi cosecha innovación y valor agregado Por Marysol Antón De la Redacción de LA NACION MAIPU, Mendoza.– Sin dudas, el último año fue muy favorable. Es que en 2006 Bodega Familia Zuccardi no hizo más que cosechar el fruto de sus viñedos: incrementó en un 50% sus ventas al exterior y, además, obtuvo el Premio a la Excelencia Exportadora LA NACION–TCA en la categoría Exportación agroalimentaria más innovadora. Tal panorama no hace más que generar preguntas: ¿está esto ligado al crecimiento del vino argentino en el mundo?, ¿dónde radica la innovación de esta empresa vitivinícola? “Comenzamos a exportar en 1991 cuando participamos por primera vez en Vinexpo, que se realiza cada dos años en Bordeaux, Francia. Al año siguiente ya le vendíamos a Inglaterra, fueron unas dos o tres mil cajas de botellas de seis. Desde allí, nuestro crecimiento fue continuo”, aseguró José Alberto Zuccardi, hoy al frente de esta firma que en 1963 fundó su padre, el ingeniero Alberto Zuccardi, en Mendoza. “Desde el principio, uno de los secretos que nos permitió progresar fue que nos diversificamos en la oferta de las cepas. Por ejemplo, empezamos a producir Tempranillo, Bonarda o Sangiovese, variedades que muchas veces son consideradas como inferiores pero con las que logramos vinos de muy alta calidad”, contó. Y los números no mienten: en 2006 la empresa exportó 1.300.000 cajas de seis botellas a 38 países, entre los que se encuentran Canadá, Estados Unidos, Brasil, Finlandia, Inglaterra, Bélgica, Alemania, Polonia, Irlanda, Japón y los Países Escandinavos. Hasta esos horizontes llegan, sobre todo, el Malbec y el Syrah de las líneas Zuccardi y Santa Julia; algunas variedades de Fuzion, y el vino fortificado Malamado, ideal para acompañar postres. Sus ventas externas representan el 60% de su producción total con más de 13,5 millones de dólares. Así se ubica en el cuarto puesto en el ranking de las principales exportadoras

argentinas. También envía al exterior, en menor cantidad, algunas de las novedades del proyecto Innovación y Textual, aunque éste vaya dirigido sobre todo al mercado local pues se trata de cepas que no se habían cultivado en suelo argentino. Actualmente, la bodega está procesando unas 35 variedades y probando sus resultados. Otro de los rasgos distintivos que marcan la multiplicidad de esta firma es su producción de vinos orgánicos: “En 2006 vendimos al exterior unas 200.000 botellas de Vida Orgánica, es un porcentaje pequeño pero de tendencia creciente. Lo compran sobre todo en Japón, Bélgica, Estados Unidos e Inglaterra. Esta producción tiene que ver con nuestros objetivos: priorizamos la calidad, la capacidad de innovación y el cuidado por el medio ambiente. Así, este tipo de vinos nos garantizan la sustentabilidad del cultivo a largo pla-

“Si bien hoy todavía subsisten empresas como la nuestra, en la década del 90 hubo un gran proceso de extranjerización”

zo. Un tercio de nuestra superficie cultivada está certificada”. Aparece en escena otro integrante de la familia. Su nombre es Sebastián Zuccardi, hijo mayor de José Alberto y productor de Alma 4, un espumante que apunta al público joven y ya dio sus primeros pasos en el exterior. “El año último también se sumaron a nuestra carpeta de compradores países asiáticos como Malasia, Singapur, Filipinas y otros de América latina como Colombia, Venezuela, Costa Rica y Puerto Rico. Además, no sólo crecimos en volumen, también el precio promedio fue subiendo, sobre todo en las líneas de alta calidad”, dijo José Alberto. Esto último va de la mano de lo que sucede hoy con el vino argentino. “La industria local está experimentando un buen crecimiento en los últimos siete años. Por ejemplo, en 2006 aumentó un 25% el valor de las exportaciones. Estamos empezando a ponernos de moda, esto dicho con hu-

Oliva y turismo alternativo

mildad –aclara Zuccardi–. Si bien hay mucha difusión, todavía queda una cuantiosa tarea por hacer. Lo bueno es que las bodegas nos estamos juntando para realizar acciones desde Wines of Argentine o la Corporación Vitivinícola Argentina.”

Cuestión de familia Quien haya visitado la bodega en la localidad de Maipú, probablemente se haya cruzado con Emma, mamá de José Alberto. Es una coqueta señora mayor que aún hoy se encarga de hacer la primera entrevista a quienes desean formar parte de la empresa. Su visión es clara y deja traslucir una de las particularidades de este emprendimiento: ser una familia. “Creemos que el concepto de familia va más allá de los lazos de sangre. Somos personas con valores y objetivos comunes, algo que nos distingue en un mercado en el que abundan las grandes corporaciones. Ser familia ayuda a formar una imagen, es un valor agregado, pues el vino tiene que ver con la gente, la personalidad, la identidad. Si bien hoy todavía subsisten empresas como la nuestra, en la década del 90 hubo un gran proceso de extranjerización”, sostuvo el bodeguero. Es que, según cuenta la historia, todo empezó con una idea que tuvo Alberto Zuccardi. El fue quien ideó el parral que aún hoy utilizan para cultivar las vides que dan lugar a los vinos que la bodega vende en la Argentina y en el mundo. “Es importante pues permite obtener uvas de calidad. El 70% está protegido contra el granizo (un flagelo que no da descanso en Mendoza) y el 10% contra las heladas, así mantenemos las condiciones y la consistencia en el tiempo”, aclaró. La estrategia de Familia Zuccardi parece ser sencilla y exitosa. “Nos mostramos como lo que somos: una bodega argentina familiar, enfocada en la producción de alta calidad.” Luego, este mensaje lo transmiten a través de diferentes canales: ferias internacionales, encuentros con consumidores, invitaciones para que periodistas especializados (locales y extranjeros) conozcan sus instalaciones y acciones de turismo (ver recuadro). Así, en cada una de las 680 hectáreas que la bodega tiene en Maipú, Santa Rosa y el Valle de Uco nada está librado al azar. En cada una de sus acciones se denota la simplicidad de quien sabe hacia dónde va y de qué manera quiere llegar.

Comercio Exterior Editora: Ana Miura. Redacción: Emiliano Galli y Florencia Carbone. Colaboran: Lucila Marti Garro y María Martini. Editor fotográfico: César Cichero. Diagramación: María Paula Galmarini. Armado: Mirta Litta de Luzzi. Ejecutivo de ventas: Mariano Pereyra, 4319-4592, e-mail: [email protected]. Cierre de órdenes y originales: miércoles, a las 18.

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VISIONARIOS

La bodega mendocina ganó en 2006 el Premio a la Excelencia Exportadora en la categoría Agroalimentos

MARTIN LUCESOLE

| CASO DE ESTUDIO |

MAIPU, Mendoza.– La mesa está servida y en el centro hay una tentadora panera. Junto a ella tres pequeños recipientes con aceite de oliva. ¿La novedad? Son tres variedades diferentes: manzanilla, frantoio y arauco. Esa es una de las maneras que utiliza la bodega para presentar su nuevo emprendimiento a quienes visiten la Casa del Visitante, en Maipú. “Es un proyecto reciente que está desarrollando mi hijo Miguel. Es interesante dado que está muy vinculado al vino, estamos produciendo aceite de oliva por varietales y con año de cosecha en la etiqueta”, indicó José Alberto Zuccardi. “En la zona hay condiciones para conseguir aceites de los más altos niveles mundiales; nosotros ya estamos exportando en pequeñas cantidades”, agregó. La Casa del Visitante es sólo una de las atracciones turísticas que propone la bodega. Quien la visite no podrá resistirse al tradicional asado argentino acompañado por más de una copa de vino. Pero ese acogedor rincón con vista a los viñedos (es necesario transitar por debajo de las uvas para llegar a sus puertas) también invita a salir y recorrer otras instalaciones como la sala de arte, la cava y, por qué no, tener la suerte de probar alguna variedad directamente de la barrica. Además, promoviendo el contacto con la naturaleza, la empresa desarrolló los programas Vení a cosechar, Vení a podar y el nuevo Bike and Tasting. Para Zuccardi, “el turismo es básicamente una forma efectiva y vivencial de promocionar el vino. Entre las innovaciones de la empresa hay varios hitos. “Fuimos los primeros en producir vinos con base de Bonarda y Sangiovese. También comenzamos a hacer varietales de Viognier e inauguramos el mercado de los vinos de postres con el Santa Julia Tardío y el Malamado”, aseguró el bodeguero.