ESPACIOS EXTRAORDINARIOS
EN
LUGARES ORDINARIOS: DE CERTEAU POSTCOLONIALISMO
Y EL
ESPACIO
DEL
Ian Buchanan (Traducción: Andrea Flores - Sin autorización del autor) El propósito de este artículo será el de explorar y, al mismo tiempo, interrogar un número de teorías relevantes al concepto de espacio. El propósito más amplio será mostrar como las ideas de De Certeau pueden ser útilmente incorporadas dentro de la corriente de trabajo en el área del postcolonialismo. Esencialmente, lo que me propongo mostrar es que el espacio no es un tópico que pueda, simplemente, ser tratado en forma superficial, como sucede frecuentemente, y que los estudios literarios necesitan integrar un concepto de espacialidad dentro de su campo de interés, y que el postcolonialismo, sobre todos los otros, necesita pensar en el espacio. Esto debería ser ya aparente en la mayoría de los términos del postcolonialismo, implicando, como lo hace, una relación intrínseca con el espacio – una ocupación, un ser ocupado, y una desocupación (del espacio) – ya sea el territorio de un país o una calle suburbana. Esto me lleva al segundo aspecto de mi trabajo, el cual será discutir que el espacio no es un objeto o un sujeto ni uniforme u homogéneo que pueda ser aprehendido sin dificultad, que pueda ser percibido similarmente por todos aquellos que eligen mirarlo. Dicho de manera simple, hay espacios y espacios. Mi punto de partida es Henri Lefebvre 1, un destacado filósofo socialista francés, y el más importante filósofo del espacio. El espacio, argumenta, necesita ser pensado en términos que no permitan que una noción tal como “espacio vacío” circule y adquiera un uso generalizado. El espacio no es un receptáculo, un recipiente que pueda ser llenado y vaciado de su contenido – ideología, historia, fuerza, etc. – ante un capricho. No existe un espacio natural que pueda ser culturalizado. El espacio existe solamente cuando es habitado: es creado mediante el acto de ocupación. En un sentido, todo espacio es colonizado. Pero esta palabra es demasiado homogeneizante para ser utilizada, no es susceptible de la aproximación dialéctica que intento llevar a cabo. Un término más adecuado sería el concepto de territorialización tomado del inmenso arsenal de conceptos de Deleuze y Guattari, “Mil Mesetas” 2. Este término es preferible porque expresa más adecuadamente las relaciones entre fuerzas3 que ocurren en la construcción del espacio, no permite una completa destrucción, una huella siempre permanece, la historia no puede estar siempre completamente determinada por los vencedores, los vencidos también tienen que decir (aunque ya no se encuentren para decirlo) La Territorialización es concebida por Deleuze y Guattari como un proceso de acción dual (frase que utilizo para diferenciarlo del proceso dialéctico o binario) consistiendo en una reterritorialización y desterritorialización. Ningún proceso puede tener lugar aislado del otro. Este punto es crucial. Deben siempre ser concebidos en términos de relaciones. Estos términos no son el complemento uno del otro como si fueran dos mitades de un círculo; ellos son, más bien, suplementos en el sentido que Derrida le da al término4. Por ejemplo, como Deleuze y Guattari demuestran por analogía: Ver particularmente, H. Lefebvre, “The Production of Space” trans. D. Nicholoson-Smith (Oxford: Blackwell, 1991) 2 Gilles Deleuze y Felix Guattari, “Mil Mesetas”, trans. B. Massumi (Minneapolis: Universidad de Minnesota Press, 1987). 3 "La Fuerza no debe ser confundida con poder. Poder es la domesticación de la fuerza. La fuerza en su estado natural llega desde el exterior para romper limites y abrir nuevos panoramas. El poder construye los muros” Brian Massumi, “A User´s Guide to Capitalism and Schizophrenia: Desviations from Deleuze and Guattari” (Cambridge, Mass.: MIT Press 1992), 6. 4 Ver, Jacques Derrida, "That Dangerous Supplement," en Of Grammatology, trans. G. Spivak (Baltimore: Johns Hopkins University Press, 1976) 1 1
¿Cómo pueden los movimientos de desterritorialización y los procesos de reterritorialización no ser relativos, siempre conectados, ser absorbidos uno en el otro? La orquídea desterritorializa formando una imagen, el trazo de una avispa; pero la avispa reterritorializa sobre la imagen. La avispa es sin embargo desterritorializada, transformándose en una parte del aparato reproductivo de la orquídea. Pero reterritorializa la orquídea transportando su polen5. Este “modelo”, si puede ser llamado así, se aleja del típico modo binario de pensar que opone colonizado y colonizador, y dirige el análisis hacia una mirada que ve estas condiciones actuales como roles (posiciones en una jerarquía). Por la negativa a considerar como absolutos tanto el hecho de ser colonizado, como el acto de la colonización, se vuelve posible concebir al colonialismo (independientemente del prefijo) de una manera más autorizada que aquellas que la gente generalmente percibía como desautorizadas. No es que esto otorgue a esta gente poder en el sentido material, más bien, no los priva de este en un sentido teorético a priori. En términos de un análisis del espacio, los conceptos gemelos de Lefebvre de espacio dominado y apropiado, desentrañados de su libro “The Production of Space”, es tal vez el lugar más útil para empezar. Estas nociones son especialmente adecuadas cuando son traídas como punto y contrapunto del espacio disciplinado de Foucault. Básicamente, entonces, el objetivo de estos términos es reformular el trabajo de Foucault dentro de un marco dialéctico (lo que no es hablar, sin embargo, de un paradigma marxista). De manera simple, esto hace necesario escribir al sujeto de nuevo en el discurso, la recuperación activa de algo casi completamente ausente en las genealogías de Foucault. Ausente por decisión. Una genealogía es, en las propias palabras de Foucault, “una forma de historia que puede dar cuenta de la constitución de saberes, discursos, dominios de objetos, etc., sin tener que hacer referencia al sujeto…”6 Si bien Foucault ofrece una poderosa critica a los regímenes de dominación y marginación, sus teorizaciones sobre los marginados no ofrece un camino para un cambio significativo. En última instancia, el sistema asimilará y acumulará todo intento de cambio, transformando las revoluciones en un sin sentido. Foucault es un teórico del lugar, no del espacio, una distinción que aclararé en un momento. El espacio dominado, burdamente, se iguala al espacio disciplinado, el factor crucial es que el espacio determina él mismo la naturaleza y tipo de habitante 7. Mi primer punto de referencia aquí es Vigilar y Castigar de Foucault, y por eso mis ejemplos se referirán mayormente a prisiones. Una celda hace de su ocupante un prisionero e impone un comportamiento de prisionero. La arquitectura modela el modo de vida que puede ser vivido en los confines de un ambiente particular: sus posibilidades y sus potencialidades. Por supuesto, esto no es, de ninguna manera, restringido para la construcción de ambientes: No hay lugar para iglúes en Nullarbor! Faltando en este cuadro, sin embargo, se encuentra el acto mismo de la disciplina, o mejor dicho, como Deleuze y Guattari se refieren a el, la abstracta máquina de la disciplina: el panóptico, en otras palabras. Este es el medio por el cual una habitación en el sentido ordinario se transforma en una celda. No hay necesidad de relatar en detalle la genealogía del poder de Foucault aquí. Sin embargo, es importante tener en cuenta el punto de que el espacio no es intrínsecamente disciplinado o apropiado, una habitación o una celda. No hay interioridad insular en el espacio, hay solamente exterioridad: imposiciones desde afuera. Sin embargo, en el esquema de Foucault hay un cierto contrabandeo del espacio como interioridad que no puede pasarse por alto. Espacio, en el panóptico Deleuze y Guattari (1987), 10. Michel Foucault, “Power/Knowledge: Selected Interviews and Other Writings 1972-1977, trans. C. Gordon (New York: Pantheon Books 1980), 117. 7 Ver Michel Foucault, “Vigilar y Castigar: nacimiento de la prisión”, trans. A. Sheridan (London: Peregrine, 1987), particularmente la tercera parte. 2 5 6
específicamente, se une con la tecnología, y – de acuerdo con Foucault – disciplina al ocupante (de esta manera, lo hace un espacio disciplinado o dominado). A pesar de la obvia habilidad del espacio para determinar la conducta - los iglúes en el nullarbor y ese tipo de cosas – es un error asumir que ese es el caso completamente. Diferentes ocupantes tienen diferentes formas de relacionarse con el espacio que transforma el espacio de acuerdo a sus actos de ocupación: lo que algunos llaman el Continente negro, otros llaman hogar. Este aspecto, el espacio imponiendo conductas en los ocupantes aparentemente desde adentro (esto es, como un hecho intrínseco del espacio), pero realmente desde fuera (como una consecuencia del acto de ocupación), es central para la idea de espacio apropiado que invierte totalmente la idea de espacio dominado. Más que afirmarse en una mirada en la que la arquitectura moldea los modos de vida en un sentido fundamental, afirma que la misma ocupación construye el espacio. Un prisionero o prisionera, por ejemplo, hace de su habitación una celda por el acto de ocupación. Esto no es una cuestión de percepción solamente, no es una racionalización mental por la cual el prisionero o la prisionera pueda elegir referirse a su celda como una habitación dentro de un palacio y que eso será suficiente para liberarlo / la del encarcelamiento. Obviamente, semejante conceptualización estaría expuesta a los ataques de los materialistas de toda clase quienes argumentarían, fuertemente, que esta construcción de una realidad virtual del espacio8 no cambia el duro hecho de que si estás viviendo en las calles, estás viviendo en las calles 9. Los alrededores no se volverán más placenteros, o más seguros, simplemente porque el/la ocupante elija ver (en un limitado sentido visual solamente) las calles como corredores de grandes palacios que el / ella posee. El hecho de que es posible construir tal visión de las calles, sin embargo, demanda que el espacio sea repensado en el sentido dialéctico que sugiere Lefebvre. Ciertamente, como Foucault ha demostrado, hay espacios dominados. No puede haber objeciones: una prisión es una prisión. Es un espacio de encierro que emplea series de máquinas inexorables que asegura que el espacio permanecerá controlado, que sus propietarios no podrán ser contestados. Más importante, como Foucault ilustró con respecto al panóptico, esta maquinaria moldea y finalmente modifica el comportamiento de sus ocupantes, de esta manera unifica teoría y práctica. También es cierto, sin embargo, que los aparatos disciplinarios no pueden determinar en sentido absoluto, para todas las posibilidades, el comportamiento de todos los presos todo el tiempo. Siempre estarán aquellos que escapan. De lo que quiero hablar primeramente es de aquellos que escapan sin huir (Esta frase pertenece a De Certeau y su trabajo indicará más sobre aquello de lo que tengo para decir). Consideremos, por ejemplo, a un prisionero atrapado en la red del sistema de justicia: el o ella tiene, para toda intención o propósito, solamente dos opciones reales: 1. Conformarse – continuar, seguir hacia delante. 2. Revelarse – luchar contra el sistema. La construcción mediante la cual la mente cambia y eres transportado desde un mundo virtual a otro, así todo lo que necesitas es tener el aparato correcto y la imaginación es tu único limite. 9 En respuesta a un trabajo de Fiske expuesto en la conferencia de “Los estudios culturales ahora y en el futuro” (Universidad de Illinois, Abril 1.990) y llamado “La cultura de cada día de la vida” en el cual él argumentaba que lo cotidiano tiene una importancia que no ha sido teorizada adecuadamente, Elspeth Probyn dice: “yo sólo quiero recordarles que hay también cuestiones actuales, realmente peligrosas para la gente, para la mujer que camina en las calles”. Lo que Probyn estaba diciendo, en efecto, es que la teoría no es todo. Lo que Fiske no dice, pero debería ser dicho, es que una teoría autorizada es sólo eso: una teoría que toma en serio la contribución del individuo, no un programa que haría más seguro que una mujer camine por las calles. Los dos tópicos son bastantes diferentes. Para ver el texto completo de esta discusión, ver: Grossberg, Nelson & Treichler (eds) Cultural Studies (London & New York: Routledge), 154-173 3 8
Es bien sabido que el sistema de justicia tiene una gran cantidad de medios a su disposición para forzar a los prisioneros rebeldes a renunciar a la lucha. La confrontación directa con el sistema ha tenido éxito raramente. Generalmente el resultado puede ser pronosticado con certeza: derrota para el prisionero. Y la derrota significa la transformación de los derechos en privilegios. En efecto, esta pérdida es el precio que el preso debe pagar para ser aceptado nuevamente en el sistema. El o ella debe aceptar el hecho de que el deber estará ahora en ellos en probar la autenticidad de su sumisión, ellos deben ahora convertirse en prisioneros “modelos” y deben “modelar” el comportamiento de prisionero como un ejemplo para sus pares. El otro camino, conformarse, mas que rebelarse, contra la maquina de la justicia, termina en el mismo lugar, pero el camino es mucho más fácil. El prisionero debe seguir siendo un “modelo”. El o ella debe seguir cumpliendo el rol de un ciudadano encarcelado, observando todas las reglas sin cuestionarlas, demostrando diariamente que el o ella ha incorporado el nuevo estatus y que no será causa de disturbios. Pero es precisamente en este punto, esta vorágine entre lo que es esperado y lo que es entregado, en que el sistema prueba su vulnerabilidad. Siempre hay posibilidad de que el comportamiento del prisionero mostrará ser una actuación; esto es, comportamiento como simulacro. Existen dos subcategorías del conformismo: 1. Conformarse y ser absorbido por el sistema; 2. Conformarse y de ese modo apropiar el sistema. Es por estos medios que el prisionero puede escapar sin huir: la subordinación es transformada en subversión; o mejor aún, con respecto a Deleuze y Guattari: subordinado-devenir-subversivo.10 La maquina abstracta de la prisión (como podría también ser llamada) desterritorializa al convicto, forzando a el o ella a aceptar un nuevo y extraño modo de comportamiento. Pero al mismo tiempo el prisionero reterritorializa el rol que el o ella esta forzado a ejecutar y lo apropia. “Apropiando medios para imponer formas, para crear formas explotando circunstancias” 11 “Explotando circunstancias” es precisamente cómo De Certeau define las tácticas: “Las tácticas toman ventajas de las “oportunidades” y dependen de ellas…” 12 Y esto será a lo que volveré en un momento. Es esta posibilidad, el potencial para una reterritorialización radical en la superficie de una determinada desterritorialización, a la que Foucault no da lugar en sus genealogías, trasladando el foco desde el individuo a los sistemas. Mediante la recomposición de este esquema en términos dialécticos, Lefebvre abre el camino para la clase de interpretación realizada por De Certeau (y hasta cierto punto, hecha posible por Deleuze y Guattari). Esta es una interpretación que rehúsa permitirse a si misma enceguecerse por la tecnología de los regímenes del discurso – artificio de la teoría, por así decirlo – deseando, en lugar de ello, una posición que no ignore la individualidad. Más importante, esta debe ser una teoría autorizada, a pesar que no debería ser a costa de hechos evidentes, hechos ineluctables, como las actuales condiciones materiales de los individuos dentro del sistema (definido de acuerdo a su propia escala de expectativas) El punto que quiero marcar es que si Foucault está en lo correcto al sugerir que la mayoría de nosotros somos cómplices de nuestra propia opresión, entonces está claro que un acto de elección es producido: agencia, en otras palabras. Es el ejercicio de esta Ver Deleuze y Guattari (1987) Mil Mesetas. Gilles Deleuze, "Active and Reactive," trans H. Tomlinson, en The New Nietzsche: Contemporary Styles of Interpretation (New York: Dell, 1977) 83. 12 Michel de Certeau, The Practice of Everyday Life, trans. S. Rendall (Berkeley: University of California Press, 1984) 37. 4 10 11
elección, tanto rebelarse y como conformarse, o conformarse y rebelarse al mismo tiempo, que corresponde a la noción de táctica de De Certeau. “Explotando circunstancias” significa esperar las oportunidades favorables, y lo que quiero decir es que lo que es percibido como pasividad (docilidad en términos de Foucault) puede ser de hecho el sigilo de una criatura de presa esperando para atacar repentinamente.13 El siempre presente potencial del sistema de colapsar espontáneamente en la superficie de una siniestra sublevación demanda referirse a las tácticas como suplemento, no complemento. En términos espaciales esto significa que los espacios disciplinados no pueden ser pensados como absolutamente dominados; ellos siempre pueden ser apropiados. El patio de ejercicios se transforma en pista de aterrizaje de un helicóptero y el prisionero escapa! En términos ontológicos, la correlación de esta posición puede encontrarse en la interpretación de Nietzsche realizada por Deleuze en lo que refiere al concepto de devenir. Esta interpretación fue más tarde ampliamente presentada en “Mil Mesetas”, y es a este trabajo al que aludo. Lo que estoy argumentando es que si prefijamos todos los términos de referencia habitualmente usados por los teóricos del postcolonialismo con devenir, por ejemplo devenir-colonizado, devenir-colonizador, (o, para usar mis propios ejemplos, devenir-prisionero, devenir-carcelero), etc., entonces es posible interpretar la docilidad como un estado potencialmente subversivo porque el proceso de devenir es necesariamente siempre incompleto. Por ello, un devenir-prisionero también puede ser un devenir-prisionero-devenir-amotinado y así sucesivamente. El cambio es continuo y nunca irreversible. Como dice Deleuze: Si el devenir deviene en algo, por qué no ha finalizado hace tiempo? Si es algo lo que deviene, cómo puedo haber comenzado a devenir?14 Esto abre el camino para las tácticas permitiendo criticas que ven la opresión tanto como devenir-subordinado y devenir-subversivo, y como devenir-subordinadodevenir-subversivo. De esta manera, se posiciona subversión y subordinación en una relación suplementaria – como opuesta a complementaria – la cual es central en mi lectura de De Certeau. La manera más conveniente de articular las ideas de De Certeau, a las que he aludido frecuentemente, es mediante su propia terminología a la cual nos encauzaremos ahora: estrategias y tácticas; lugar y espacio. Para comenzar con el que quizá es el más fácil de los conceptos: lugar y espacio. Estos dos términos son paralelamente cercanos a los de espacio dominado y espacio apropiado de Lefebvre: lugar = espacio dominado (noción cercana a la de espacio disciplinado de Foucault); espacio = espacio apropiado. De esta manera, lugar es el término estenográfico para un espacio institucional de encierro 15, capaz de regular con precisión sus distribuciones internas en virtud de un riguroso encierro, protegiéndola de El hombre de (metis) [inteligencia y astucia] está siempre preparado para atacar. El actúa más rápido que la luz. Esto no quiere decir que él dé lugar libremente para los impulsos repentinos, como los héroes Homéricos. Al contrario su (metis) sabe como esperar pacientemente a que llegue el momento calculado” Marcel Detienne & Jean-Pierre Vernant, Cunning Intelligence in Greek Culture and Society, trans. J. Lloyd (Chicago: The University of Chicago Press, 1991) 15. 14 Gilles Deleuze (1977) 85. 15 Aun así, Deleuze, con perversidad característica, demuestra que Foucault no es un teórico del encierro, como se entiende frecuentemente. Foucault, argumenta él, “siempre considera el encierro como un elemento secundario derivado de una función primaria…” Esto es decir, la necedad de encierro, o el motivo detrás de la construcción de la fortaleza, o del asilo, es más significante que los sitios mismos. El término espacio de De Certeau es útil aquí ya que implica encierro, una defensa estática, sin al mismo tiempo implicar un tipo particular de edificio. Espacio puede referir a un modo de pensar. Gilles Deleuze, Foucault, trans. S. Hand (Minneapolis: University of Minnesota Press, 1986), 42. Ver, también, Michel de Certeau, The Writing of History, trans. T. Conley (New York: Columbia University Press, 1988); Deleuze, "Postscript on the Societies of Control," October, 59 (1992) 3-7. 5 13
las influencias externas (las cuales provienen de afuera). Las operaciones gemelas de encierro y administración interna caen dentro de la categoría de estrategia. En términos de De Certeau, estrategia se iguala a lo institucional16, esta es la fuerza que las instituciones deben necesariamente ejercer en orden a permanecer instituciones. Este punto es fundamental. La estrategia nunca puede relajar su vigilancia, el control de sus perímetros debe ser incesante. Los fuertes deben protegerse de los débiles. El débil, o el colonizado, que ahora también podríamos llamar desterritorializado, o más bien, dado que ser desterritorializado implica un proceso de reterritorialización, el devenir-débil-devenir-fuerte, procede tácticamente; esto es, desde afuera, como esa exterioridad peligrosa de la cual un lugar debe ser protegido. Tácticas son los medios por los cuales los lugares son reconvertidos en espacios. Reterritorializados, en otras palabras. El lugar del dominante se hace accesible para el dominado. Como Deleuze y Guattari podrían decir, es una práctica de allanamiento, es el triunfo del nómada. 17 El punto crucial en el trabajo de De Certeau que a menudo es pasado por alto es que estrategia y táctica no son términos oposicionales, como son frecuentemente caracterizados, especialmente por culpa de John Fiske. 18 Esto ha llevado a teóricos, tal como John Frow19 y hasta cierto punto a Meaghan Morris 20, a describir la teoría de De Certeau como perteneciente a una deficiente categoría de resistencia y fallan en el intento completamente. El punto en el que fallan es que las tácticas no son simplemente, en sentido Deleuziano, fuerzas reactivas, una práctica de respuesta.21 De hecho, definen los limites de la estrategia, e informan sobre su modo de operación en un sentido fundamental, forzando de esta manera a la estrategia a responder a la táctica. En otras palabras, la táctica tiene un elemento activo en su constitución como también uno reactivo. Los prisioneros determinan el nivel de seguridad requerido para una institución particular. Su ingeniosidad indica que mientras la estrategia, la maquina abstracta de la prisión debe siempre intentar estar un paso adelante, esto de hecho es siempre un paso atrás. Es reactiva más que activa. Esta sujeto a apropiación; sus espacios disciplinados / dominados, lugares en otras palabras, siempre pueden ser allanados por el hecho de la ocupación misma. En términos lingüísticos, lo literal del lenguaje oficial es metaforizado por sus usos minoritarios22. Encuentro enteramente sorprendente que este aspecto del trabajo de Deleuze y Guattari23, así como también el de De Certeau, no haya sido apropiado y utilizado ampliamente. Las implicaciones teóricas de su pensamiento esta implícita en la distinción entre inglés e inglés aborigen, por ejemplo. Así como el espacio puede ser apropiado, también lo puede ser el lenguaje. Puede ser metaforizado. Como lo sugiere el título, espacios extraordinarios pueden ser creados en lugares ordinarios; significando, simplemente, que en el interior del discurso siempre existen Por definición, sólo una institución puede ser estratégica puesto que la estrategia siempre procede de un lugar. Ver De Certeau (1984), particularmente capitulo 3. 17 Ver Deleuze y Guattari (1987). 18 Ver John Fiske, "Popular Forces and the Culture of Everyday Life," Southern Review, 21:3 (1988), 288-306; John Fiske, Understanding Popular Culture (Cambridge, Mass.: Unwin Hyman, 1989). 19 John Frow, "Michel de Certeau and the Practice of Representation," Cultural Studies, 5:1 (1991), 52-60. 20 Meaghan Morris, "'On The Beach'" in Grossberg, Nelson & Treichler (1992), 450-478. 21 Gilles Deleuze (1977). 22 "El uso oficial del lenguaje reduce la variación lingüística, aísla ciertas variables, y les asigna la función de constantes, mientras que el uso minoritario del lenguaje pone a las variables lingüísticas dentro de una variación continua” Ronald Bogue, Deleuze y Guattari (London: Routledge, 1989), 147. 23 Ver Gilles Deleuze y Felix Guattari, Kafka: Toward a Minor Literature, trans. D. Polan (Minneapolis: Universidad de Minnesota Press, 1986). 16
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grietas por las cuales podemos escapar sin huir. Estas grietas son creadas por el acto de ocupación. Son apropiaciones, no necesariamente aporía. Estudios literarios deberían redireccionar una parte de su atención a incluir lo extraordinario dentro de su campo. Necesitamos descubrir no sólo como los individuos devienen en subordinados, lo que hace Foucault excepcionalmente, sino también como devienen en subversivos, un sendero que es sólo una luz al final del túnel, para aquellos que no lo han caminado todavía. El camino ha sido marcado por De Certeau, pero desafortunadamente el murió antes de poder hacer explícitas sus intuiciones. Mi intención hoy ha sido ofrecer tanto un medio para ingresar a su trabajo y una razón para hacerlo. Espero, finalmente, haber sido al menos marginalmente fructífero.
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