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SÁBADO
| Sábado 14 de junio de 2014
Consumo
Salidas
Enamorados de la cocina: en su día, el mejor regalo para ellos es un electrodoméstico
Un tour por los bares y clubes de Palermo
La creciente participación del varón en la elección de compra de estos productos los convierte hoy en un nuevo target
Barhopping, la propuesta que mezcla locales y turistas extranjeros
Viene de tapa
“Si bien históricamente a la mujer se la asoció con el ámbito privado y del hogar y al hombre con la esfera pública, se han producido muchos cambios en este sentido –continúa Mariela Mociulsky, también directora de Trendsity–. Las mujeres ganan protagonismo en el espacio público (aunque mantienen en general a su cargo las responsabilidades principales de las tareas del hogar) y los hombres colaboran y se involucran cada vez más en el hogar y en la crianza. Ese mayor involucramiento, que se expresa en el hecho de cuidar a los chicos pero también en cocinar, hoy habla de su involucramiento emocional en la familia, de su capacidad para mantener las prioridades con claridad”. Juan, papá de León, de tan sólo un mes de vida, cocina por placer, pero desde hace unos días también lo hace como parte del reacomodamiento que supone la llegada de un nuevo integrante –el primogénito– a la casa. “Hasta ahora, cocinaba bastante seguido, me turnaba con mi mujer para hacer la comida de todos los días, y además cocinaba cuando recibía amigos o familiares en casa –cuenta Juan–. Pero ahora que ella tiene sus dos brazos ocupados con León, estoy cocinando yo todos los días.” Y no lo dice con pesar, como más de uno podría suponer. Juan reconoce en la tarea delante de las ornallas un espacio en el que dar rienda suelta a la creatividad. “Me gusta agarrar cualquier receta y hacerla, por más fácil o difícil que sea, me divierte. Yo soy publicitario y vivo de la creatividad, pero en mi trabajo hay presión en torno a la creatividad, acá hay sólo juego”, asegura. “Los varones cocinan cada vez más tanto por colaboración o reparto de tareas logísticas en el hogar, como por placer –confirma Ximena Díaz Alarcón–. Eso sucede en los solteros que viven solos o incluso en las parejas que no tienen hijos. En las entrevistas que realizamos con hombres vemos que para muchos es realmente un gusto, lo hacen muy bien. Toman cursos y les interesa mucho poder comer bien y dar de comer bien a su familia, o si no tienen chicos, compartir una cena agradable con su pareja. Cada vez más se involucran en cocinar diariamente (en muchas parejas directamente cocina el hombre como tarea asignada) y se mantiene la
Juan Muracciole, de 40 años, flamante papá y apasionado de la cocina tendencia a que cocinen en el finde para familia y amigos.” “En los últimos años, el hombre descubrió que la cocina también puede ser algo apasionante, y lo mismo sucedió con los electrodomésticos: a los hombres siempre les gustó la tecnología, pero ciertos artefactos de la cocina tenían una fuerte connotación femenina. Hoy el hombre decidió dejar de lado esos prejuicios e involucrarse mucho más en la elección de los electrodomésticos porque valora su practicidad, su diseño y la innovación que presentan estos productos”, comenta Romina Fontana, marketing manager de Nespresso Austral. Así, el resultado del ingreso del hombre en la cocina no es otro que el haberse convertido en el nuevo destinatario de campañas publicitarias de productos hasta ahora íntima e indiscutiblemente asociados a la mujer, algo que ante la inminencia de la celeración del Día del Padre se hace visible en las marquesinas y en las vidrieras. “Como manifestaciones de la tendencia, también las marcas les empiezan a hablar a
los hombres a la hora de pensar en alimentos para la familia, aún cuando la principal destinataria todavía sigue siendo la mujer”, afirma Mariela Mociulsky. “En algunas categorías de electrodomésticos, hoy el hombre participa mucho más en la selección del producto a comprar”, asegura Mariela Sanguesa, gerenta comercial y de marketing de Oster de Argentina. “No seguramente en la batidora o en la procesadora de alimentos, que siguen siendo productos netamente femeninos, pero sí en todo lo relacionado con líneas de cocción: parrillas eléctricas, sartenes eléctricas, planchas para paninis, sangucheras más gourmets, empanada maker o en un instant gourmet para hacer panqueques, por ejemplo. Todos éstos son productos en los que el hombre está cada vez más involucrado.” Javier Aznarez no cocina todos los días, pero sí participa activamente de la elección de los electrodomésticos y de otros elementos de cocina que se compran en su casa. “Cocino, pero no cosas elaboradas, lo que sí me gusta es encontrar ele-
mentos que me ayuden a hacer las comidas más ricas y que a la vez optimicen el tiempo que paso en la cocina”, dice Javier, de 39 años, padre de dos niños, quien también espera con ganas un regalo del Día del Padre que quepa en su cocina. La lista de electrodomésticos que forman parte de su día a día no es extensa, pero ilustra bastante bien qué buscan los varones cuando se paran delante de la vidriera de los electrodomésticos: “Compré una cafetera expresso, pero no para usar con cápsulas, sino con café molido; uso también bastante una arrocera y una parrilla eléctrica, pero para hacer tostados y medialunas con jamón y queso”, enumera Javier, que admite que también se “tentó” con una máquina para hacer pan que por requerir demasiada atención finalmente quedó arrumbada. “Si bien los electrodomésticos suelen ser una decisión donde participan ambos integrantes de la casa, el hombre en general se involucraba más desde el lado de la tecnología, pero dado que cada vez está más en contacto con estos elementos en lo
DIEGO SPIVACOW/AFV
diario, ahora vemos que se involucra más integralmente en el proceso de compra”, dice Ximena. “Son varios los atributos que los varones buscan en un electrodoméstico a la hora de su elección”, retoma Mariela Sanguesa: “En los productos de uso diario el hombre le da importancia al hecho de que sean robustos, que puedan satisfacer a una cantidad de gente determinada, y que sean práticos. Por ejemplo, valoran mucho que sean fáciles de usar, pero también de limpiar”. Además, destaca Mariela, “el hombre quiere novedad, quiere tecnología, pero siempre como una búsqueda para poder incentivar su parte creativa”. “En casa, quien generalmente está detrás de la compra de los elementos de cocina soy yo, antes que mi mujer –admite por su parte Juan Muracciole–. De hecho, muchos de los elementos de cocina que tenemos son los que yo ya tenía cuando vivía solo, y hoy es a mí a quien a veces le entran ganas de comprar una sartén u otra cosa para cocinar. Por supuesto, lo hago”.ß
Un punto de encuentro palermitano. Gente de distintos países, cuatro bares, un boliche y una larga, larga noche por delante. Esa es la propuesta de Barhopping Buenos Aires Night Tour, una iniciativa que acaba de cumplir dos años y busca mezclar a turistas extranjeros y locales, y llevarlos de copas por los mejores bares de Palermo. Los organizadores lo definen como “la última experiencia en fiestas” y sus dos años de permanencia lo avalan. Hay salidas todos los jueves, viernes y sábados de cada mes, y los bares se van rotando para que cada noche sea una experiencia nueva y nunca se repita el mismo tour. La velada empieza a las 22 en Plaza Serrano y no se sabe cuándo termina, pero seguramente es bailando el line de un DJ en un club de moda. En el medio hay un recorrido que incluye diferentes paradas gastronómicas y para beber. Y como para que nada se salga de carril, un grupo de coordinadores se encarga de mover de un lugar a otro a la manada, que suele ser numerosa y promedia unos 25 años. La salida empieza con pizza libre y un shot de bienvenida en el primer bar. Y se sigue con otro shot de bienvenida en los otros tres bares. Los que forman parte de ll tour Barhopping tienen descuentos especiales (en general bajo la exitosa fórmula del 2x1) en todas las barras y entrada exclusiva al boliche, la quinta y última parada, salteando la fila, lo que suele generar alguna mirada de desaprobación de los que están esperando hace tiempo para entrar. Pero de eso se trata este tipo de salidas y su popularidad. Para participar del night tour es necesario sacar una entrada previamente (ver puntos de venta en el Facebook de Barhopping) que tiene un costo de $ 85 y con ella se accede a la pizza libre, los shots de bienvenida y la entrada al boliche. También hay tours y propuestas especiales para los que cumplen años y quieren celebrarlo con un grupo de amigos haciendo Barhopping.ß
escenas urbanas Patricio Pidal/AFV
Andrés Patané y Nina; Federico González y Zoe; Luciano Ramos y Olivia; Juan Filipponi y Juan Bautista, y Nicolás Naravez y Floreal, el último miércoles, a la salida del colegio Rudolf Steiner
pequeños grandes temas Miguel Espeche
Los misterios que esconde el erotismo
S
in erotismo todo en la vida sería frío y ajeno, como un edificio abandonado. Claro, cuando decimos erotismo la idea de lo sexual aflora enseguida, lo que es una interpretación parcial acerca de un tema muy importante. El sexo es parte del asunto, pero no abarca todos los mati-
ces de lo que el erotismo significa. No es necesariamente excitación sexual, pero sí es vitalización, ganas, sensualidad...No es una idea, es una vivencia y, como tal, abarca tanto el cuerpo como el alma y se manifiesta en mil escenarios diferentes. No en vano hay quien dice que el erotismo es una de las mane-
ras de ahondar en la espiritualidad. El erotismo es pasión… y algo más. La pasión es el jugo de la uva, mientras que el erotismo es el vino, el buen vino, ese que despliega en su máxima expresión las cualidades de la fruta que le dio origen. Erotismo es eso que se elabora lejos de la urgencia, de la mirada eficientista, de la mecánica desangelada de las cosas. Es difícil de atrapar, definir, estandarizar, si bien desde hace siglos el ser humano pretende encontrar la manera de domesticar esa vivencia fecunda y luminosa: ponerla dentro de una cajita o escribirla en una receta que garantice que, cuando se aplique la fórmula, se habrá dominado la clave del misterio. Las parejas actuales encuentran dificultades para vivir el erotismo en la relación. La dificultad surge porque, justo en ese momento en el que el clima de encuentro se va
logrando, llora el hijo o se recuerda que mañana hay que cubrir un cheque. Por eso, si se quiere ofrecer sustentabilidad a las relaciones, hay que encontrar la manera de compartir algo de ese clima poniéndole límite a la parte prosaica de la vida, al menos, por un rato. El erotismo es ceremonial, requiere su tiempo y su liturgia, ya que se trata de un clima, no de un hacer determinado. Es una mística, no una técnica, y, cuando se trata del territorio del amor, requiere que la pareja juegue confiada y despliegue el arte del encuentro. Uno de los elementos que más atentan contra el erotismo es el gran prestigio que en nuestra cultura ha logrado la impulsividad, ese sentir de atropellada que domina a la persona, haciéndole creer que el impulso es sinónimo de convicción, en desmedro del arte de esperar con sabidu-
ría los momentos adecuados. Existe una idea de que, a mayor impulso, mayor cantidad y calidad de pasión, cuando, en realidad, el impulso así, a secas, no es muy amigo de un erotismo que se precie. Es que el apurado impulsivo no es erótico porque no se tiene fe, y es por eso que quiere arribar a destino rápido, para que éste no se le escape. El erotismo espera, se deleita, percibe matices, juega, se divierte… y se da cuenta de que se está divirtiendo. Es como el que mira un lindo lugar y lo observa, mientras que otros sacan apuradas fotos de ese mismo lugar, pensando en mostrarlas luego a los parientes, una vez terminado el viaje. Erótico es el decir que señala, sin ir directo al punto. Sugiere, y va llegando a donde quiere mientras vive cada paso sin especular. Es un estado anímico diferente que requiere
más poesía que prosa, más literatura que lenguaje de prospecto de remedio o manual de instrucciones. Todos lo buscan, no tantos lo encuentran. Hasta aquellos que se pierden en la literalidad de la pornografía lo anhelan y lo intuyen como posibilidad, la que se les escapa por tener erradas las coordenadas para llegar a ese territorio. Buscarlo demasiado es perderlo, tratar de atraparlo también, tanto como perder la fe de su existencia. No siempre se ve, pero se siente, y es ese sentir lo que le da realidad, más allá de que en estos tiempos los caminos para encontrarlo están llenos de obstáculos que confunden y llenan de angustia porque, sin erotismo, todo es sólo “realidad”, pero sin sentido.ß El autor es psicólogo y psicoterapeuta @MiguelEspeche