En la selva, reina el temor a las represalias de las FARC

8 jul. 2008 - selva tan tupida que el movimiento es difícil incluso para los soldados. Esta remota región de selva y ranchos 320 kilómetros al sur de Bo-.
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Exterior

Martes 8 de julio de 2008

LA NACION/Página 3

Tras el rescate en Colombia: la reacción de los rebeldes

Claves americanas

Chávez, de mediador a observador

AP

Un puesto de control del ejército pide documentos en las afueras de San José del Guaviare

En la selva, reina el temor a las represalias de las FARC Los pobladores del Guaviare creen que la guerrilla atacará pronto Por Matthew Bristow De El Nuevo Herald SAN JOSE DEL GUAVIARE, Colombia.– La zona controlada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) es una selva tan tupida que el movimiento es difícil incluso para los soldados. Esta remota región de selva y ranchos 320 kilómetros al sur de Bogotá es una de las históricas bases del grupo rebelde, que todavía controla grandes sectores de territorio. El sensacional rescate, la semana pasada, de sus más valiosos rehenes es una devastadora humillación para los insurgentes. Con los rehenes libres, el Guaviare espera una reacción de las FARC, si los rebeldes tratan de recuperar algún grado de orgullo militar. “No podemos negar que esto pueda causar problemas de orden público”, declaró Giovanny Gómez, miembro de la Asamblea Regional del Guaviare. “No sabemos cómo las FARC van a reaccionar.” Los que viven en áreas controladas por las FARC creen que el grupo encontrará los medios para reafirmar su presencia. “Si uno trabaja en cuestiones de salud o de educación

puede viajar a los rincones más remotos del Guaviare’’, dice María, una funcionaria que recientemente visitó Tomachipán, el pueblo más cercano al campo de coca donde rescataron a los rehenes. Orlando, que frecuentemente ve a los guerrilleros pasar por allí, dice: “Hay muchos rumores de que se están preparando para tomar represalias contra el ejército”. “En 2001, las FARC tenían una presencia muy fuerte. Nos paraban y nos registraban, y si encontraban pasta de coca lo más probable es que lo mataran a uno’’, dijo Pedro, funcionario en un área rural del Guaviare. En el área, hay seis tribus indígenas y los hombres usan sombreros anchos y ponchos. Más de una cuarta parte de la población en la capital provincial, San José, es desplazada –civiles que han escapado de la violencia de una guerra que ya dura 40 años– y la economía gira alrededor del cultivo de coca. Durante mucho tiempo, la región estuvo controlada por los rebeldes y funcionaba bajo el miedo; sin embargo, ahora los lugareños pueden moverse con más libertad como resultado de la intervención del gobierno, que empujó a las FARC hacia zonas más intrincadas. En meses recientes, no ha habido ninguna

acción de las FARC contra los maestros, trabajadores de la salud ni otros funcionarios públicos en el Guaviare, dijo Gómez. Pero combatir a las FARC en las haciendas cercanas al pueblo es algo muy diferente que en tupidas selvas tropicales de la zona. “Cualquier combate se decide en los primeros cinco minutos’’, dijo el mayor Ricardo Lozano, jefe de un batallón antiguerrillero. “No se puede ver nada más allá de 30 metros. No se puede perseguir a nadie. No se puede cubrir más de seis kilómetros al día en esas condiciones. Los árboles son enormes y no hay luz.’’ La selva es brutal. Después de las 5 de la tarde, el aire está lleno de densas nubes de mosquitos. El mayor calcula que en una misión de cuatro meses, 15 de cada 100 de sus hombres contrae leishmaniasis, enfermedad que devora la carne y es transmitida por las moscas. La leishmaniasis es un problema mayor para los rebeldes y sus rehenes. El ejército restringe el medicamento para tratar la enfermedad, el glucantime, de modo que los guerrilleros no puedan conseguirlo con facilidad. El mayor dice que el ejército espera ver qué represalias puedan tomar las FARC, aunque duda de que sean considerables. “Ya no tienen la capacidad para eso.’’

MIAMI.– El gran perdedor del cinematográfico rescate de 15 rehenes que estaban en manos de las FARC, la semana pasada, fue el presidente narcisista-leninista de Venezuela, Hugo Chávez. A juzgar por las declaraciones públicas del propio Chávez y por los contenidos de miles de documentos encontrados en las computadoras de las FARC capturadas por el ejército colombiano el 1° de marzo en un Por Andrés ataque a un campaOppenheimer mento guerrillero colombiano en Ecuador, el mandatario esperaba usar la crisis de los rehenes para convertirse en el máximo mediador del conflicto armado colombiano y en el líder indiscutible de América del Sur. Chávez, seguido por el presidente de Ecuador, Rafael Correa, había reclamado abiertamente el reconocimiento diplomático internacional de las FARC como una “fuerza beligerante”. Eso le hubiera dado a la guerrilla colombiana un muy necesario oxígeno político en momentos en que sufría una serie de aplastantes derrotas. En un discurso a principios de año, Chávez dijo que las FARC y el ELN no eran “organizaciones terroristas” sino “verdaderos ejércitos que ocupan espacio en Colombia”. Llamó a darles reconocimiento por ser “fuerzas insurgentes que tienen un proyecto político, un proyecto bolivariano que aquí es respetado’’. El presidente colombiano, Alvaro Uribe, rechazó vehementemente la idea de concederles estatus diplomático a las FARC. Estados Unidos y los 27 miembros de la Unión Europea consideran a las FARC un grupo terrorista por su uso indiscriminado de la violencia contra civiles. ¿Cuál era la estrategia conjunta de Chávez y las FARC? Según miles de documentos e e-mails hallados en las computadoras del comandante rebelde de la FARC Raúl Reyes, que de acuerdo con un examen de expertos independientes de Interpol no fueron alterados por el gobierno colombiano, Chávez y las FARC desarrollaban una estrategia de dos carriles. Por un lado, exploraban la posibilidad de una liberación negociada de los rehenes que le brindara a Chávez una victoria propagandística internacional a cambio de la promesa del presidente venezolano de obtener el reconocimiento diplomático de “fuerza beligerante” para las FARC. Por otro lado, ambas partes usaban sus

“contactos humanitarios” sobre los rehenes como pretexto para justificar reuniones en las que hablaban de consolidar una alianza política y militar. Docenas de e-mails encontrados en las computadoras de Reyes demuestran que las FARC y Chávez construían lo que definían como una “relación estratégica” destinada a fortalecer el “proyecto bolivariano’’ en América. Los documentos de las computadoras contienen al menos ocho referencias a unos US$300 millones de asistencia financiera que Chávez había prometido a la guerrilla. Asimismo, las FARC ofrecían entrenamiento militar en combate irregular al ejército venezolano y los guerrilleros colombianos incluso tenían una “oficina” en Fuerte Tiuna, el comando militar del ejército venezolano en Caracas. “La idea de ellos era crear un grupo de mediación internacional como el Grupo Contadora que medió en el conflicto centroaméricano en los 80, pero con el fin de apuntalar el liderazgo de Chávez y de usar su creciente influencia para conseguir un estatus diplomático para las FARC”, me dijo, la semana pasada, un alto funcionario colombiano.

Otra relación de fuerzas Sin embargo, el plan de Chávez y las FARC se malogró por una serie de reveses en el campo de batalla. El ataque del ejército colombiano del 1° de marzo contra un campamento de las FARC en Ecuador, que resultó en la muerte de Reyes y en el secuestro de sus computadoras; la subsiguiente muerte del comandante supremo de las FARC, Manuel Marulanda (“Tirofijo”), y la reciente liberación de los rehenes más famosos –incluidos Ingrid Betancourt y a tres estadounidenses– cambiaron dramáticamente la relación de fuerzas. Aunque aún quedan en manos de las FARC cientos de rehenes, ahora el ejército colombiano parece cerca de derrotar militarmente a las guerrillas. Es el gobierno colombiano –y no Chávez– quien se ve con las mayores posibilidades de lograr la liberación de los rehenes. De pronto, Chávez se ha vuelto irrelevante. Mi opinión: Chávez está golpeado, pero no está fuera de juego. Con el precio del petróleo a US$ 145 el barril, podrá seguir comprando lealtades en la región con sus petrodólares. Tal como decimos frecuentemente en esta columna, sus ambiciones de poder no cesarán mientras Estados Unidos siga comprándole US$ 34.000 millones anuales en crudo. Pero por el momento, la estrategia regional de Chávez ha sufrido un duro golpe, y el comandante deberá concentrarse en fortalecer su apoyo local y evitar una derrota en las elecciones regionales de noviembre en su país.