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espectáculos
| Miércoles 14 de novieMbre de 2012
clásicA
Emotiva visión de Eugenio Oneguin eugenio oneguin, ópera en 3 actos de tchaikovsky. ★★★★
muy
bueno. dirección musical: Javier Logioia Orbe. puesta en escena: Mercedes Marmo-
rek. escenografía: María José Besozzi. vestuario: Lucía Marmorek. iluminación: Alejandro Le Roux. dirección del coro: Juan Casasbellas. coreografía: Omar Saravia. reparto: Fabián Veloz, Carla Filipcic Holm, Pedro Espinoza, Virginia Guilledo, Elisabeth Canis, Alicia Alduncin, Walter Schwarz, Sergio Spina, Emilio Bulacios, Ricardo Crampton, Sergio Vittadini, Martín Paladino. temporada de buenos aires lírica, en el teatro avenida.
d
e las mil y una interpretaciones de un texto poético y musical, el binomio compuesto por Mercedes Marmorek, dirección escénica, y Javier Logiola Orbe, dirección musical (responsables máximos de Eugenio Oneguin, la ópera que se representa durante las dos últimas semanas en la temporada de Buenos Aires Lírica), eligió el enfoque categóricamente emocional. Sin ninguna de las adherencias conocidas en otras versiones de esta ópera, como el batido sentimental o la celebración simultánea de Eros y
Thanatos o la crispación psicológica tan emparentada con Tchaikovsky, este Oneguin que se desplegó en el escenario del Avenida aparece limpio, sin remiendos, con una notoria devoción por el texto de Pushkin, del que sobre todo se entiende que los seres humanos viven de ilusiones y son esas ilusiones lo que los hace más humanos. En primer lugar, la dirección de actores pone en evidencia algo que es la peculiaridad total de esta puesta, incluidos escenografía, iluminación y vestuario: la sobriedad. Cuando se adopta tal criterio, no es
fácil evitar hundirse en una atmósfera puramente sentimental densa y confusa. Esto no sucedió aquí. Mercedes Marmorek lo resolvió con algo que podría calificarse como pulcritud emocional. Es decir, a cada uno su cuota sentimental sin agregar ni la más pequeña porción de énfasis más allá del natural y espontáneo de cada personalidad. Vaya a saber cómo se mide esto. Tal vez con pura intuición. Pero funcionó. Sin necesidad de asordinar ni ocultar las pasiones de los personajes, el público pudo participar vivamente de las reacciones emocionales de cada uno y el acto de comunicación estuvo plenamente logrado. El grupo vocal tuvo un muy buen nivel mantenido a lo largo de los tres actos. Si hubiera que destacar especialmente un desempeño, habría que señalar el encanto y la autoridad con que la soprano Carla Filipcic Holm interpretó a Tatiana y los dos altísi-
mos picos logrados en la Carta y el final. Esto no sugiere que haya habido desniveles vocales con los otros cantantes. La frescura y la unción de todos fueron coherentes con las características generales. Tal vez sería justicia una mención especial para el bajo Walter Schwarz por su emotiva actuación en el tercer acto. Javier Logioia Orbe dirigió con la pulcritud que fue el sello de este espectáculo. Su orquesta sonó precisa, y aunque pareció tener una presencia un tanto apagada al comienzo, creció sin pausa a lo largo de los tres actos para lograr un muy digno Tchaikovsky. Los elogios también se hacen extensivos al coro. Finalmente, la presentación escenográfica respondió a las marcas de esta puesta con notable parquedad de medios y una absoluta abstinencia de alardes decorativos redundantes e inútiles, que la alejó de las antigüedades que el mismo Bolshoi dejó de lado hace rato.ß Jorge Aráoz Badí
Carla Filipcic Holm brilló con luz propia
1953-2012
Emilio Villanueva Integró Memphis La Blusera
Ayer, a los 59 años, y tras una descompensación cardíaca, falleció Emilio Villanueva, miembro fundador de Memphis La Blusera. Destino o casualidad, el “saxo de La Paternal”, tal como lo conocían en el ambiente musical, murió cinco meses después que Adrián Otero, el cantante de aquel grupo que dejó una huella en el blues y el rock locales, además de aportar un buen número de clásicos al cancionero vernáculo como “La bifurcada”, “Blues de Rosario” o “Moscato, pizza y fainá”. Tras la disolución de Memphis, Emilio Villanueva y Daniel Beiserman, los dos fundadores de La Blusera, siguieron en la ruta con un nuevo proyecto, Viejos Lobos, pero la banda no prosperó. Es que ese grupo que se formó “debajo de una higuera...”, como solía decir en los shows Otero, era una banda para toda la vida, una suerte de Grateful Dead porteña, como solían bromear sus integrantes. Su disolución afectó al saxofonista, quien no logró sobreponerse a ese mal trago. Amigo y vecino de Pappo, Villanueva se formó escuchando discos de jazz y tango, hasta que descubrió ese camino de ida que es el blues. Con Memphis vivió el under y la masividad y en los 90, en plena ebullición del género, se lo solía ver en las zapadas de El Samovar de Rasputín, con otros históricos como Pajarito Zaguri y Alejandro Medina.ß
comienzo de gira
Paco Ibáñez y la poesía americana El músico Paco Ibáñez comienza mañana en Buenos Aires una gira de conciertos en la Argentina. Esta nueva visita del músico –hace dos años vino para hacer un repaso de su trayectoria– trae esta vez un puñado de canciones basadas en el trabajo de poetas latinoamericanos, como Alfonsina Storni, Pablo Neruda, César Vallejo, Nicolás Guillén y Rubén Darío. Luego del concierto de mañana, a las 21, en el Coliseo, Marcelo T. de Alvear 1125, cantará en Córdoba, San Juan, Rosario y Mendoza.ß
tango y milonga
Quinteto de los Santos El grupo de guitarras que encabeza Alberto de los Santos presentará esta noche Si vuelvo a Buenos Aires, su última producción discográfica. El CD, que comparte con los guitarristas Luis Lanzani, Pablo Urbino, Federico Vallejos, Joaquín Althabe y Esteban Bezenzette, tiene como invitados a los cantantes Hernán Lucero, Jesús Hidalgo, Hernán Genovese, Florencia Bernales, Julieta Herrera y Muni Rivero. El concierto será hoy, a las 21.30, en Notorious, Callao 966.ß