Elogio del policial negro Usos y abusos de la historia

13 oct. 2012 - Eduardo Valdés. coordinación autoral: Marcelo Camaño. producción: Nadia Jacky y Javier ... de emisión: los domingos, a las 21, por Canal 9.
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espectáculos

| Sábado 13 de octubre de 2012

televisión

Elogio del policial negro babylon (serie) . ★★★★ na . autores :

muy bue-

Gastón Portal, Alberto

Muñoz, Javier Castro Albano. elenco: Norman Briski, Luis Luque, Federico Olivera, Martina Gusman. dirección: Gastón Portal. horario de emision: los domingos, a las 22, por Canal 9.

L

o que diferencia al policial negro de sus parientes cercanos, la acción y la intriga, no es la ausencia de rasgos estilísticos que aparecen en aquellos y no se encuentran en el primero. Las situaciones de violencia física que son el foco de las historias policíacas (donde lo que prima es la acción) también suelen estar presentes en las tramas de detectives de tono oscuro. Lo mismo ocurre con el enigma por resolver en el crimen que se investiga. Pero lo que define al género estrella de las revistas de historietas y de las novelas impresas en papel barato son las características de sus personajes y del universo en el que se mueven. Seres en los que los límites entre el bien y el mal o el éxito y el fracaso, están marcados con líneas de trazos borroneados por el tiempo y que se mueven en un ambiente donde nada es confiable, salvo la capacidad de desconfiar de todo. Babylon respeta a rajatabla estas premisas y consigue un producto impecable.

Olivera y Briski: Vitelli y el mufa Das Pedras

1,6

PunTos De raTing

Fue lo que promedió el segundo episodio el domingo último. En el estreno, la semana anterior, había medido 2 puntos de rating.

Foto: canal 9

El Frank Vitelli al que interpreta Olivera es un fiscal, hijo de un comisario brillante a los ojos del público y de tintes opacos en su faz íntima, que se mueve según el funcionamiento de un sistema policial que no lo convence para nada. El comisario Juan Clay que se muestra en la piel de Luque es el centro de ese sistema al que sólo le interesa generar una imagen de

eficacia, aunque lo que prime en su accionar sea la incompetencia. La Tanita a la que da vida Gusman, es el vehículo para hacer brillar en esta historia emociones profundas difíciles de mostrar en la opacidad de este universo. El ex comisario Lauro das Pedras es el verdadero protagonista de las tramas, que algo sabe por viejo en eso de desconfiar de las versiones oficiales, pero mucho más sabe por diablo acerca de cómo actuar correctamente para sanear los resultados del accionar corrupto del sistema. La construcción de este personaje lo convierte en candidato a ser un antihéroe de antología en el género. Con la particularidad de su rasgo distintivo: ser mufa. Característica que aporta, con suficiente exquisitez, la cuota de humor irónico que tampoco es ajena a este tipo de historias. La manera en que lo interpreta Briski resalta toda la riqueza de esta construcción. Otro acierto es la utilización de un cómic como disparador de la historia –guiño simpático a los orígenes del género– y el uso del blanco y negro y el color como recursos estéticos que realzan el relato y enmarcan los distintos climas en los que el centro del universo de estos personajes es el cabaret que regentea la Tanita. Finalmente, las estructuras de los guiones van revelando las historias con sucesivas sorpresas al estilo de juegos de prestidigitación que mantienen el interés hasta el final. Un recurso muchas veces olvidado por los autores. ß Ricardo Marín

televisión

Usos y abusos de la historia aMores De HisToria (uniTario). ★★

regular . idea original:

Eduardo Valdés. coordinación autoral: Marcelo Camaño. producción: Nadia Jacky y Javier Nir. dirección general: Pablo Fischerman. horario de emisión: los domingos, a las 21, por Canal 9.

H

ay un indiscutible mérito en Amores de historia que aparece por encima de los modestos logros narrativos y dramáticos vistos hasta aquí. La flamante propuesta de Canal 9 termina en los hechos con una serie de equívocos sobre géneros y temáticas de ficción que confundió a las más encumbradas figuras de la TV. Estamos aquí ante un ciclo de unitarios hecho y derecho, que parte de una idea unificadora desarrollada con variantes a través de relatos breves, separados y ajenos entre sí (más allá de su denominador común) que comienzan y concluyen en una misma emisión semanal. A Amores de historia le corresponde con todas las letras el calificativo de unitario; a Condicionados y a Tiempos compulsivos, no. Estos últimos son series dramáticas con clara continuidad entre un episodio y el siguiente. Pero si Amores de historia consigue iluminarnos en un punto imprescindible ligado al mapa de los actuales géneros televisivos, no alcanza logros equivalentes al poner en movimiento una idea potencial de indiscutible atractivo: asomarse a hechos significativos de nuestra historia desde la perspectiva de quienes lo viven en términos de acercamiento afectivo desde distintas perspectivas: protagonistas, partícipes secundarios, testigos involuntarios. Altibajos Los resultados hasta aquí son tan desparejos como la variedad de enfoques elegidos en los dos episodios inaugurales. El primero se asoma al romance en tierras bonaerenses entre una madura maestra de vida sencilla, comprometida con la lucha

1,6

PunTos De raTing

logró el ciclo en su segunda emisión, el domingo 7. Este magro resultado lo dejó (al igual que en el debut, con 1,7) último en su franja horaria

y el ayuno docente en tiempos de la Carpa Blanca, y un antiguo alumno, devenido exitoso consultor y ligado en todo sentido a todo lo que el Gobierno, desde la actualidad, cuestiona de la gestión que su propio partido político llevó adelante durante los años 90 (frivolidad, apego al dinero, falta de sensibilidad social, Miami). Lo que más incomoda es la sujeción de la trama a las consignas ideológicas del actual oficialismo y a su lectura de una realidad tajantemente separada entre buenos y malos. Sujetas a esa idea preconcebida, las situaciones caen todo el tiempo en el estereotipo y en las frases hechas, mientras los actores hacen el máximo esfuerzo por hacer creíbles sus aparentes vacilaciones en un contexto donde todo aparece digerido de antemano. Sorprende inclusive la afectada indecisión de Soledad Silveyra, que supo lucirse últimamente en la piel de personajes muy parecidos: mujeres campechanas, comprensivas, curtidas por la vida, sensibles a lo que ocurre con sus seres queridos y conscientes de lo que deben hacer para mitigar esos dolores. El segundo episodio se despoja de las necesidades simbólicas de la política oficial de estos días y muestra el casual encuentro entre una osteópata que se entera en pleno 18 de julio de 1994 del atentado a la AMIA, cuando un hombre aturdido y obnubilado por la explosión aparece en su casa. Aquí, a través de una narración que transcurre casi en tiempo real y pone el acento en la comprensión y el reconocimiento de las diferencias, se insiste en un modelo marcado por las simplificaciones y más de un agravante: la acción se estira más de la cuenta e incluye en el medio el aprovechamiento instrumental de algún sinsentido, como el inexplicable comportamiento del encargado del inmueble. Queda claro que la apelación a hechos conmovedores y causas nobles, representadas con el impecable apoyo de todos los rubros técnicos y artísticos, no es suficiente. ß Marcelo stiletano