El reino de los trineos de nieve queda en los Alpes

25 mar. 2007 - o crêpes de Nutella y banana con un buen vaso de vino caliente especiado no son para despreciar. Además, si uno pide en el bar del.
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Turismo

Página 12/Sección 5/LA NACION

[ FRANCIA ]

Cerca del fin de la temporada

El reino de los trineos de nieve queda en los Alpes Alpe D’Huez ofrece pistas interminables y diversión sin límite en un entorno encantador Por Juana Libedinsky Para LA NACION ALPE D’HUEZ, Francia.– En esta ciudad reina el culipatín. Al desembarcar en el cercano aeropuerto de Lyon se puede comprar este elemental trineo plástico para deslizarse por la nieve sin que se le hiele la derrière, pintados en varios colores y con motivos alegóricos, como cabañas nevadas o la cara de El Principito (Saint Exupéry nació aquí y es el ídolo local). Después, en el shopping que hay al llegar al centro de deportes invernales, con carteles de neón tipo Las Vegas, también se puede conseguir los trineos, pero en versiones ligeramente más sobrias. En las pistas de Alpe D’Huez, además, se podrá ver desde miniesquíes de 30 centímetros hasta trineos de madera estilo 1940, y los monoesquíes que fueron furor en los años 70, antes de que el snowboard hiciera irrupción (“Un niño me preguntó si me lo había regalado un dinosaurio”, confesó, entre risas, uno de los adeptos a este tablón pasado de moda). Porque esta montaña, que con 87 medios de elevación es la quinta en superficie entre las más grandes esquiables de toda Francia, y cuya pista negra para expertos, la Sarenne, es la más extensa de los Alpes, con una hora y media de esquí avanzado ininterrumpido, es pura diversión. Es que aquí no hay poses, y nadie se preocupa por el qué dirán, ya que aquí no suelen venir ni los famosos ni los millonarios que sí suelen ir a St. Moritz y Courchevel. Además, en un año pésimo, en términos de nieve en Europa, Alpe D’Huez no sólo está blanco hasta la base (“algodón para las piernas”, como llaman los locales su nieve perfecta), sino que estará abierto hasta fines de abril. Y también es comparativamente económico, como lo prueban las caravanas y casitas rodantes con las que los franceses se instalan los fines de semana en el estacionamiento.

Estilo francés y algo más Encanto, además, le sobra. Construido en la década del 60, evidentemente no es el típico pueblito de Heidi. Pero tiene una vida cotidiana bien francesa e irresistible, como se puede comprobar al asomarse por la ventana a la mañana y ver la cantidad de gente que camina con la baguette bajo un brazo mientras sostiene los esquíes con el otro, llevando a los baby marmottes o bebés marmota (como llaman aquí a los niños) a madrugar a las reconocidas escuelitas de esquí infantil de la zona. Además, la gran estrella italiana

Aquí está la pista negra más extensa de los Alpes F. MAIRE / ALPE D’HUEZ

DATOS UTILES COMO LLEGAR

El bus desde el aeropuerto Saint Exupéry de Lyon hasta Alpe D’Huez, ubicado a 150 kilómetros, cuesta 48 euros ida y vuelta, y se puede reservar en www.satobus-alps.com DONDE ALOJARSE

Un hotel cuatro estrellas sobre las pistas (cuatro estrellas en Francia son cinco estrellas internacionales) como el Au Chamois d’Or, con media pensión, cuesta entre 200 y 240 euros por noche. Un hotelito de una estrella en la parte vieja y más encantadora del pueblo como L’Ourson, entre 43 y 48 euros por día con media pensión PARA CHICOS

Zona especializada en niños, las guarderías de esquí los aceptan desde los seis meses

del descenso alpino, Alberto Tomba, organiza anualmente la competencia Fila Sprint para niños, divididos en categorías que van desde Pollitos hasta Supermicrobios. La comida es, por supuesto, maravillosa. Au P’tit Creux (33-476- 806280) sirve típicos platos alpinos en un ambiente rústico, lo mismo que el Chalet du Lac Besson (33-476-806537) en las pistas a 2000 metros de altura. En otro orden, las pizzas de Don Luigi, si uno logra no espantarse por lo kitsch del cartel brillante, son unas maravillas de masa finita y crocante, y los carritos que venden waffles o crêpes de Nutella y banana con un buen vaso de vino caliente especiado no son para despreciar. Además, si uno pide en el bar del shopping que le preparen un picnic (la montaña tiene varios puntos panorámicos con mesas para este fin, y como Alpe D’Huez es conocido como la Isla del Sol de los Alpes, las posi-

bilidades de terminar comiendo el sándwich en una avalancha son casi nulas) hasta le prestan una mochila térmica. Para estirar los músculos después de esquiar en las magníficas pistas, con medios de elevación poco lujosos (las telesillas no tienen burbujas protectoras de viento, por ejemplo), pero rápidos y efectivos, se puede ir a la pileta pública climatizada al aire libre. Atención a los muchachos pudorosos; slip de bain obligatoire, es decir que el traje de baño tipo short preferido por los argentinos hay que dejarlo en el hotel. Igual, los slips se alquilan ahí mismo, y si no en el shopping hay una vendedora brasileña que ofrece sungas, perfectamente aceptadas por las autoridades deportivas locales. Pero si, en cambio, el largo día de esquí no fue suficiente, a la noche hay casi 1000 kilómetros de pistas iluminadas por los mismos reflectores que el Stade de France, con lo cual es como esquiar de día. Y si sigue la energía, a partir de las 23 la disco preferida es Igloo, donde se alterna música de los años 80 con acid jazz duro al estilo DJ londinense. Para los que no esquían, nada de quedarse en casa: si no se tiene miedo al ridículo y pesa menos de 80 kilos, cualquier adulto puede ir a saltar en las típicas colchonetas elásticas que uno siempre ve cuando los niños saltan en la playa; tomar clases de conducción de autos en condiciones extremas en un circuito especial en el que se hacen carreras internacionales, o alquilar una bicicleta y bajar hasta el valle por el famoso tramo Alpe D’Huez de La Tour de France. Eso sí, mejor recordar que hasta a Lance Armstrong últimamente le costó terminarlo. Una última recomendación: si viaja a Alpe D’Huez no se preocupe por dejar el auto cerrado o poner candados en los esquíes al parar a almorzar: allí se desarrolla el octavo campeonato francés de esquí de policías municipales, que podrán estar entretenidos con el slalom, pero tienen el ojo bien entrenado...

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Domingo 25 de marzo de 2007