El Cóndor que queda

4 jul. 2007 - sionante: feroz interrogador, fue quien institucionalizó el uso de la picana eléctrica y otros métodos de tortura a detenidos políticos opositores.
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Espectáculos

Página 8/Sección 4/LA NACION

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Miércoles 4 de julio de 2007

Documental

La noche del cine argentino: premios

La familia Lugones, revisada Una apuesta por la mezcla de géneros, desde el sábado, en el Malba

El Cóndor que queda Pablo Echarri, Israel Adrián Caetano, Oscar Kramer y Hugo Sigman, hacedores de Crónica de una fuga DYN

Continuación de la Pág. 1, Col. 2

2005 el mismo Alvarez fue quien expresó su preocupación por la necesidad de conquistar más público argentino para el cine local, y deslizó su malestar frente a una televisión que, sea pública o privada, sigue sin apoyarlo –como se notó la misma noche de anteayer– en justa medida. Nun destacó la cantidad de películas en rodaje y el hecho de que la producción nacional duplica la del Brasil y más que duplica la de México, ubicándose primera en América latina. La austeridad y algo de frialdad, forzada por estos inconvenientes, caracterizaron la noche de los cronistas que, de paso, festejaban los 65 años de la entidad fundada, entre otros pioneros, por Enzo Ardigó, Guido Merico, Raimundo Calcagno (Calki) y Rolando Fustiñana (Roland).

Dos películas, dos En un año con muchos estrenos, sólo un puñado de ellos relevantes en cuanto a taquilla, varios con valores reconocidos por la crítica local e internacional, por los jurados de numerosos festivales e incluso por el público de otras latitudes, los premios se repartieron con bastante criterio. Sólo dos películas reunieron tres Cóndor cada una, cuatro de ellos de los importantes. Crónica de una fuga, de Israel Adrián Caetano (película, guión adaptado y montaje) y Derecho de familia, de Daniel Burman (director, guión original y actor de reparto para Arturo Goetz), intentaron, con buen resultado, sumar arte e industria. En cuanto a actriz de reparto, sorprendió –en el buen sentido de

la expresión– el reconocimiento a Evangelina Salazar (por Monobloc), quien ya había ganado un premio de los cronistas en 1967 por su labor en Del brazo y por la calle, de Enrique Carreras, que subió al escenario para agradecer, entre otros, a su hijo, el director Luis Ortega. Merecido reconocimiento por su presente y su futuro devino el de Valeria Bertuccelli (por Mientras tanto) y el de Julio Chávez (por El custodio), ausentes con aviso. Lo mismo con Martín Piroyansky (por Cara de queso) y la jujeña Marina Vilte (Una estrella y dos cafés) como revelaciones. Un acierto fue elegir al veterano Manuel García Ferré para entregar el Cóndor al cineasta Juan Pablo Buscarini (que la semana próxima estrena El arca), por El Ratón Pérez (mejor largometraje de animación). La gran ausente fue, esta vez, El camino de San Diego, de Carlos Sorín. Justos los lauros para la iluminación de Nacido y criado, de Pablo Trapero, o para el vestuario de Las manos, el único premio con el que se fue la película de Alejandro Doria ganadora del Goya, en España. Absolutamente justificados todos los premios, incluso los que no se vieron por TV (Cándido López, como mejor documental, que compartió en ese rubro el de guión con la también impecable Bialet Masse; el videofilm Caballos en la ciudad, el corto argumental Ventanas). Sí, es cierto: para muchos Jorge Marrale merecía aparecer allí junto a Chávez en un cabeza a cabeza; quizás algo parecido debió haber ocurrido a la hora de las actrices –principal y de reparto–, pero también es cierto que a la hora del escrutinio, en estos casos de “muchos buenos”, a veces se gana con minoría. A decir verdad,

todas las películas incluidas en las ternas descartaban la posibilidad de cualquier injusticia. Los resultados, inobjetables, hablan por sí mismos. Bienvenidos los reconocimientos a la actriz Nelly Panizza, al director de fotografía Adelqui Camusso y al periodista Nicolás “Pipo” Mancera (en la década del 50 socio de la entidad), este último de manos de Sergio Denis. No hubo discursos altisonantes, sí alguna tibia proclama por el tema de las pasteras frente a Gualeguaychú, y Nahuel Pérez Biscayart subió a entregar un premio ocultándose tras un cartel en el que pedía apoyo para que se apruebe –el próximo 19 de julio– la “ley del celíaco” en el Congreso (él mismo sufre esa enfermedad). Quizá faltó el reclamo puntual, como lo hubo en entregas anteriores, alguna breve exposición de lo que se va hacer de aquí en más, precisamente para recuperar al público argentino para el cine local perdido, quizás un poco más de entusiasmo exteriorizado, pero, como todos sabemos, 2007 parece ser uno de esos años en los que muchos otros temas zumban en las cabezas de todos y pueden preocupar, seguramente, mucho más que el cine. El cine argentino necesita una inyección de optimismo que, más allá de las cifras, le devuelva el entusiasmo, una vuelta de tuerca que, aunque mínima, sirva para seguir caminando con paso firme hacia el futuro. Habrá que ver de aquí a fin de año que ocurre jueves a jueves, cosa de ir preparando algún escenario, y cámaras de TV mejor predispuestas, para la próxima entrega de los Cóndor. Todo un desafío.

La vida de cuatro generaciones de la familia Lugones merecía un documental y, probablemente, algunos de sus personajes merezcan una recreación argumental. Por algo se empieza, dicen, y así fue como entre los planes de producción de Caras y Caretas Cine, que depende del centro cultural del mismo nombre, a su vez impulsado por la Fundación Octubre (del Suterh), que lidera Rolo Azpeitia, surgió la idea de un documental, que fue encargado a la cineasta Paula Hernández (la misma de Herencia y actualmente en posproducción de Lluvia). Así nació Familia Lugones: un viaje a la historia argentina del siglo XX, que forma parte del ciclo Vidas Argentinas (de acuerdo con una idea original de María Seoane), que coproduce este centro cultural con el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa). Hernández eligió la combinación de ficción y testimonios, acerca de los “puntos en común y el contrapunto entre las cuatro generaciones”. En la primera de esas variantes, dos adolescentes, interpretados por Nahuel Pérez Biscayart y Martín Piroyansky (también participa Rita Cortese), el segundo premiado anteayer con un Cóndor de Plata por su trabajo en Cara de queso, parten con rumbo al Tigre, para pasar unos días de vacaciones dispuestos a encontrar respuesta a muchos interrogantes. Ese viaje iniciático termina transformándose en un viaje a la historia argentina en el siglo XX a través de la historia de cuatro integrantes de la familia Lugones, que vivieron en otro tiempo, que tuvieron otros destinos, otras convulsiones, que amaron y murieron marcados por pasiones

que estos dos jóvenes protagonistas se proponen entender. Cuando salgan de ese otro mundo, nada será igual para ellos. La revelación sobre su identidad –uno, futuro escritor, y el otro, posible fotógrafo– se confirma sobre la revelación de una historia que los precedió, en la que se enlazan.

voluntad propia, pegándose un tiro. La tercera en la lista es Susana “Piri” Lugones, hija del comisario. Se la describe como una artista sensible que odiaba a su padre y que se hizo militante del grupo guerrillero Montoneros, en la década del 70, quien se presentaba como “Piri Lugones, la hija del torturador”. En 1977, Susana fue secuestrada por un grupo comando Cuatro destinos de la Armada, y cuentan que seguEn primer lugar, Hernández se ocupa ramente fue torturada con la picana de Leopoldo Lugones, el escritor y poe- eléctrica que su padre convirtió en ta caracterizado por su inestabilidad herramienta de trabajo, antes de enpolítica, que pasó de su simpatía con grosar la lista de desaparecidos. el socialismo a ser el intelectual del El cuarto de la lista es Alejandro Peralta Lugones, hijo de Piri, nacido con una malformación en el brazo izquierdo y víctima de la complicada vida de su madre, quien, cuando se enamoraba, pasaba a segundo plano a sus hijos. En este caso eligió quitarse la vida con sólo 20 años, y se ahorcó, usando como escenario una isla del Tigre, poco antes de que su madre fuera secuestrada. La cineasta contó con los aportes delante de cámara de personalidades como Noé CARAS Y CARETAS Jitrik; María Pía López; el soRita Cortese y Martín Piroyanski, en ciólogo (y actual director de la Biblioteca Nacional) Horacio Gonla propuesta de Paula Hernández zález; los historiadores Felipe Pigna, nacionalismo de derecha y del autori- María Inés Cárdenas de Monner Sans tarismo militar, que termina sus días y Osvaldo Bayer; el comisario Eugenio suicidándose en un recreo del Tigre L. Sappietro; la maestra y periodista conocido como El Tropezón. tucumana Julia Constenla; el espeEl guión sigue con Leopoldo Lugo- cialista en temas policiales Ricardo nes hijo, “Polo”, que fue comisario y Ragendorfer; Horacio Verbitsky, y jefe de Orden Político de la policía del Pedro Pujó. gobierno de facto del general Agustín Familia Lugones: un viaje a la histoPedro Justo. Su currículum es impre- ria argentina del siglo XX se verá en el sionante: feroz interrogador, fue quien Malba (Figueroa Alcorta 3415, entrainstitucionalizó el uso de la picana das a 12 pesos), todos los sábados (y el eléctrica y otros métodos de tortura martes 17) de julio, a las 17. a detenidos políticos opositores. Igual que su padre, termina sus días por Claudio D. Minghetti

CINE

ESTRENOS DE MAÑANA

Dos nuevas propuestas para toda la familia l INCORREGIBLES (Argentina). Dir.: Rodolfo Ledo. Protag.: Guillermo Francella, Dady Brieva, Gisela Van Lake, Jorge Rivera López. Un cajero bancario es tomado como rehén por un asaltante primerizo. El banco es propiedad del suegro del empleado. Juntos, terminarán aliados por una meta común.

l RATATOUILLE (EE.UU.). Dir.: Jan Pinkava y Brad Bird. Animación en 3D que recorre las aventuras de Remy, un travieso ratoncito que, a pesar de la oposición de su familia, sueña con ser cocinero de un restaurante, comandado por un peculiar chef parisiense. No obstante se resiste a renunciar a su vida como roedor.

Los avances de estos films pueden encontrarse en www.lanacion.com.ar/ entretenimientos