El pensamiento de L. Wittgenstein

Para las abreviaturas de las obras de Wittgenstein v las referencias bibliográficas, véase ... ilegítimamente ámbitos -como el de lo ético, lo estético, lo religioso,.
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Crítica del lenguaje, lógica y ética :n el Tractatus logico-philosophicus Raúl Meléndez

Introducción El único libro de Wittgenstein que fue publicado durante su vida (los demás fueron publicados postumamente) fue el Tractatus logico-philosophicus. En esta obra, que apareció en 1921, el pensamiento temprano del joven Wittgenstein encontró su expresión más desarrollada, pulida y acabada. No obstante, la obra es sumamente oscura, difícil de comprender y, desde su publicación, ha recibido numerosas y muy diferentes interpretaciones. Muchas de ellas pueden clasificarse en dos grupos: las llamadas interpretaciones "lógicas" y las "interpretaciones éticas". En la segunda parte de este ensayo las contrastaremos más claramente. Por ahora, con el objeto de plantear el propósito central que se persigue en este texto, baste decir que en las primeras se otorga importancia central a las cuestiones lógicas y semánticas tratadas en el Tractatus, mientras que las segundas subrayan como lo más importante, el punto ético del libro. Nuestro propósito central es aclarar la relación entre el punto ético del libro y los principales puntos de vista sostenidos en él acerca de la relación entre lenguaje y realidad y acerca de la lógica. Más precisamente, trataré de mostrar cómo Wittgenstein realiza en el Tractatus una crítica del lenguaje (en el sentido kantiano de 'crítica', esto es, en el sentido de trazarle límites al lenguaje), la cual le permite, a la vez, resolver cuestiones lógicas surgidas de su trabajo como discípulo e interlocutor de Bertrand Russell y también establecer el punto ético del libro. Este punto ético consiste en mostrar que lo ético es ine(37

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fable, es decir, eque no puede expresarse en el lenguaje, cuya función esencial, como asumía entonces el joven Wittgenstein, es representar figurativamente lo real. Tanto en la lógica, como en la ética se chocaría, según él, contra los límites de lo que puede decirse con sentido en el lenguaje. Wittgenstein traza estos límites, para mostrar así, que tanto la lógica como la ética son trascendentales (TLP 6.13 y 6.421), lo cual quiere decir que ambas trascienden tales límites1. Para condensar en una breve formulación la relevancia tanto lógica, como ética de la crítica del lenguaje que se realiza en el Tractatus, podemos decir eque con esta crítica del lenguaje se quiere evitar que se abuse del mismo, ya sea para fundamentar la lógica o para teorizar sobre lo ético. En las demás partes de este ensayo desarrollaremos el siguiente programa: en primer lugar, motivaremos nuestro propósito central -aclarar la relación entre crítica del lenguaje, lógica y ética en el Tractatus- a partir de diversas maneras del propio Wittgenstein de formular el punto central de esta obra (parte II); luego, contrastaremos las "interpretaciones lógicas" y las "interpretaciones éticas" del Tractatus (parte III); a continuación, expondremos brevemente la manera como Wittgenstein realiza una crítica del lenguaje, es decir, la manera como traza los límites entre lo que se puede decir con sentido en cualquier lenguaje que represente lo real y lo que es indecible en tal lenguaje (parte IV); para ello se expondrán brevemente la concepción del mundo y de la realidad que presenta Wittgenstein en las primeras páginas del libro (IV, A), y su concepción acerca de cómo el lenguaje representa figurativamente lo real, en otras palabras, su llamada "teoría figurativa o pictórica de la proposición" (IV, B); después, extraeremos la inefabilidad de lo ético y de la lógica, como consecuencias de la crítica del lenguaje, expuesta en la parte anterior, es decir, se tratará de aclarar por qué no se pueden expresar las condiciones lógicas que debe cumplir un lenguaje para representar lo real y también por equé lo ético no se puede fundamentar racionalmente, ni expresar en un lenguaje eque describa la realidad (parte V); finalmente, plantearemos, a partir de la distinción que hace Wittgenstein entre decir y mostrar, la cuestión de si lo ético, que es inexpresable en un lenguaje que represente figurativamente lo real, puede, no obs-

Aunque la lógica también puede interpretarse como trascendental en el sentido kantiano del término: ella estudia las condiciones de posibilidad para que podamos representarnos la realidad mediante el lenguaje.

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tante, mostrarse en las acciones de una persona y en su manera de vivir o también a través de la literatura y, en general, del arte (parte VI).

DI punto cenital del Trocíalas Wittgenstein emplea maneras aparentemente diferentes de aclarar el punto central de su libro y, en general, de su filosofía temprana. En el prólogo del Tractatus escribe: Cabría acaso resumir el sentido del libro en las palabras: lo que siquiera puede ser dicho, puede ser dicho claramente; y de lo que no se p>uede hablar hay que callar. El libro quiere pues trazar un límite al pensar, o más bien, no al pensar, sino a la expresión de los pensamientos; porque piara trazar un límite al pensar tendríamos que poder pensar ambos lacios de este límite (tendríamos, en suma que poder pensar lo que no resulta paensable). Así paues, el límite sólo podrá ser trazado en el lenguaje y lo que reside más allá del límite será simplemente absurdo. (TLP pa. t i )

Según estas pialabras, el propósito del libro es hacer una crítica del lenguaje, en el sentido ya aclarado anteriormente. No se trata de hacer una crítica de la razón o del pensamiento, pues esto conduciría a que, al trazar límites al pensamiento, habríamos de pensar lo impensable y, entonces, transgrediríamos dichos límites. Sin embargo, al hacer su crítica del lenguaje Wittgenstein se vio conducido, como lo reconoce explícitamente en la última página de su libro, a tratar de decir lo indecible. En el Tractatus mismo se va más allá de los límites que en él se trazan a lo eque piuede expresarse significativamente. Por ello, las proposiciones del Tractatus son, juzgadas con los propios criterios de sentido que se dan en él, carentes de sentido. Y sin embargo, Wittgenstein ha tratado, a través de ellas, de transmitir a su lectoruna concepción de la relación entre lenguaje y realidad, de la lógica del lenguaje y un mensaje ético. ¿Cómo pretende hacerlo? ¿Cómo habremos, para usar su bella y famosa metáfora, de subir la escalera que luego tendríamos eque arrojar? Esta es una de las muy difíciles cuestiones de interpretación con las eque tropieza quien quiera comprender cabalmente esta obra. Pero no cae dentro de nuestros propósitos tratar este problema (si bien lo eque diremos en la última parte

Para las abreviaturas de las obras de Wittgenstein v las referencias bibliográficas, véase la Bibliografía impresa al final de este volumen.

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podría aportar sugerencias para abordarlo)3. Más bien pasaremos a tomar en consideración una segunda manera de Wittgenstein de formular el punto central, no sólo del Tractatus, sino, en general, de la filosofía tal como él la concebía en esta obra temprana: El punto principal es la teoría de lo que puede ser expresado [gesagt] por medio de proposiciones -esto es, del lenguaje- (y, lo que viene a ser lo mismo, lo que puede ser pensado) y lo que no puede ser expresado por medio de proposiciones, sino sólo mostrado [gczeigt]; lo cual es, creo yo, el problema cardinal de la filosofía. (Carta a Russell, 19-08-1919. Citada en Monk 1990,164.)

De acuerdo con esta cita, la tarea básica de la filosofía es distinguir entre lo eque se puede decir y lo que no se puede decir, sino sólo mostrar. Ahora bien, puesto que lo que queda dentro de los límites trazados en la crítica del lenguaje es lo que se puede decir y lo que queda más allá de ellos es lo que no se puede decir sino sólo mostrar, entonces hacer una crítica del lenguaje y establecer la distinción entre lo que se puede decir y lo que sólo se puede mostrar viene a ser lo mismo. Las dos citas anteriores expresan, pues, de dos maneras ligeramente diferentes el mismo propósito, que es el propósito central de la primera obra de Wittgenstein y, en general, de su pensamiento filosófico temprano. Pero, ¿cuál podría ser la relevancia ética de esta crítica del lenguaje, de esta distinción entre decir y mostrar? Ésta se revela claramente en el siguiente pasaje de una carta de Wittgenstein a Ludwig Ficker, a quien el primero se dirigía pues era, entonces, un posible editor del Tractatus: El sentido del libro es ético. Alguna vez quise incluir una frase en el prólogo, que de hecho no aparece en él, pero que le escribiré ahora, porque quizá será una clave del libro para ud. Fo que quise escribir entonces fue: mi obra consta de dos partes: la que se presenta aquí y todo aquello que no he escrito. Y es precisamente esta segunda parte la que es importante. Mi libro traza los límites a la esfera de lo ético desde dentro, por así decirlo; y estoy convencido de que esta es la ÚNICA manera estricta de trazar tales límites. Dicho brevemente, creo que todo aquello sobre lo cual muchos otros hoy parlotean, lo he logrado poner firmemente en su lugar guardando silencio acerca de ello. (Carta a Ficker, citada en Janik & Toulmin 1973, 192.)

La relevancia ética de la crítica del lenguaje estriba, pues, en que a través de ella se colocan en su justo lugar tanto lo ético, como la Este es el problema central del artículo de Carlos Cardona publicado en este libro,

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ciencia, de manera eque la última no usurpe la esfera de lo primero. Trazar los límites externos del lenguaje que describe hechos y estados de cosas, esto es, al lenguaje empiírico de las ciencias naturales, es, al mismo tiempo, trazar los límites internos de lo ético y, en general, de todo lo que no se puede decir, sino sólo mostrar, lo cual incluye también la lógica. El joven Wittgenstein escribe su pirimera obra en un espiíritu antidentificista (lo cual, como señalaremos más adelante, lo distingue radicalmente de los positivistas lógicos que fueron muy influidos por él). En una época de enorme confianza en la ciencia, en la cual muchos veían una promesa de solución a todos los problemas -incluidos los filosóficos y los éticos-, en una épioca en la que muy impiortantes filósofos, como Bertrand Russell y los positivistas lógicos del Círculo de Viena proponían y se esforzaban por volver a la filosofía una actividad de tipo científico, Wittgenstein busca trazarle límites a un cientificismo que él veía como amenazante y que piretendía tomar como propios todos los problemas humanos. El pasaje de la carta a Ficker es uno entre muchos testimonios, que dan buenas razones para pensar eque la motivación central del pensamiento temprano de Wittgenstein era evitar eque la ciencia usurpara ilegítimamente ámbitos -como el de lo ético, lo estético, lo religioso, lo místico- ejete no son de competencia del científico. En el prólogo del Tractatus Wittgenstein afirma eque aún en el caso de que se resolvieran todos los asuntos científicos, los problemas vitales, piara él muy importantes (como el del sentido de la vida, el de qué hace eque valga la piena vivir, cómo debe vivir uno, ...), cincelarían aún intocaelos. Wittgenstein escribe años después eque él nada contra la corriente, en el sentido de oponerse a una corriente de piensamiento cientificista eque tenía mucha fuerza en su época y eque cuando dicha corriente perdiese fuerza sería difícil comprender bien por qué había sido necesario escribir lo eque él escribía. Probablemente esto señala premonitoriamente una de las dificultades que se le pueden presentar al lector actual, quien vive va una época en la eque va no se tiene la misma confianza optimista en la ciencia, piara comprender el pensamiento de Wittgenstein. Queda esbozada, pues, en esta segunda parte, la relación entre crítica del lenguaje, kigica y ética, eque se tratará de piresentar más clara y detalladamente en lo que resta. Pero antes de ello, contrastaremos las interpretaciones "lógica" y "ética" del Tractatus piara volver más acuciosa la cuestión de aclarar dicha relación.

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Las interpretaciones "lógicas" y "éticas" del Tractatus I ,as interpretaciones lógicas Muchos intérpretes del Tractatus, en su mayoría pertenecientes al ámbito académico anglo-sajón (en el que Wittgenstein desarrolló buena parte de su obra) han considerado a este libro como una contribución original e importante a la filosofía analítica de raigambre británica, hecha por un talentoso, aunque algo excéntrico, lógico y filósofo vienes; en otras palabras, la han interpretado como una continuación de los esfuerzos de Bertand Russell por hacer de la filosofía una disciplina rigurosa y científica, por medio de la aplicación de las herramientas metodológicas de análisis ofrecidas por la entonces naciente lógica matemática o "nueva lógica". El propio Russell veía en Wittgenstein un genial discípulo suyo que habría de sucederlo en su manera de practicar la filosofía como análisis lógico: Lo quiero y siento que él resolverá los problemas que yo ya estoy demasiado viejo para resolver-todo tipo de problemas que suscita mi trabajo, pero que requieren de una mente fresca y del vigor de la juventud. El es el hombre joven que uno espera. (Russell en una carta a Ottoline Morrell, citado en Monk 1990, 41.)

Es justamente el trabajo acerca de problemas de lógica, logicismo, filosofía de la lógica y filosofía del lenguaje, eque realizó Wittgenstein como discípulo de Russell en Cambridge y en estrecho contacto con él, el eque ha dado buenas razones para defender una interpretación "lógica" del Tractatus. En efecto, una parte considerable de este trabajo quedó recogido en esta primera obra de Wittgenstein y ocupa la gran mayoría de sus páginas. La denominada interpretación "lógica" ha sido defendida por muchos comentaristas y lectores bien acreditados de Wittgenstein. Veamos algunos ejemplos, comenzando con un pasaje de la introducción al Tractatus que escribió el propio Russell: ¿Qué relación debe haber entre un hecho (una proposición por ejemplo) y otro hecho para que el primero sea capaz de ser un símbolo del segundo? Esta última es una cuestión lógica y es precisamente aquélla de la que Wittgenstein se ocupa. Estudia las condiciones de un simbolismo correcto, es decir, un simbolismo en el cual una proposición 'signifique' algo totalmente definido. [...] Wittgenstein estudia las condiciones necesarias para un lenguaje lógicamente perfecto. (Russell en su "Introducción al Tractatus", TLP p. 186)

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Para Russell, el problema central del libro es lógico; estudiar las condiciones lógicas eque han de cumplirse para que un lenguaje perfecto pueda representar los hechos. Wittgenstein no estuvo de acuerdo con esta interpretación, hasta el punto de que, habiendo accedido a que Russell escribiera la introducción a su libro para facilitar su publicación, que estaba resultando muy difícil, luego de leerla pensó eque SLI obra no debía publicarse con tal introducción. Para Wittgenstein, en ella se mostraba que se había malentendido completamente su propósito y en una carta a Russell, del 9 de abril de 1920, le expresó a éste su desacuerdo tanto con las críticas que él le hacía, como con la manera como él trataba de presentar y adarar sus puntos de vista. Resignado, él diría a Russell eque hiciera con su obra lo que le pareciese mejor y, finalmente, ella apareció junto con la introducción de este último. En el Tractatus Wittgenstein no estudia, como afirma Russell, las condiciones de un lenguaje lógicamente perfecto, sino eque, más bien, muestra que tales condiciones ha de cumplirlas ya el lenguaje ordinario, aunque en un nivel oculto, el de las proposiciones elementales, que sólo podría revelarse por medio del análisis lógico. Y él estudia tales condiciones, eque son aquellas que debe satisfacer cualquier lenguaje con el que se pretenda representar lo real, para realizar una crítica del lenguaje, lo cual, a su vez, le permite, como lo mostraremos más adelante, establecer el punto ético del libro, tan importante para él. En una interpretación mucho más reciente, de David Pears, se lee: [...] El trabajo que luego apareció en el Tractatus no comenzó como un intento de fijar los límites del lenguaje. Ese fue un desarrollo posterior, que le dio al libro su forma final. El problema original estaba planteado pior la lógica. El estaba buscando una teoría del significado que expilicara la verdad necesaria de las fórmulas lógicas. [...] El Tractatus, como su título compílete) lo implica, es un tratado filosófico sobre lógica. Eran los fundamentos de la lógica los que presentaban el problema, pues, si bien todos sabemos cómo establecer verdades contingentes ordinarias, no es claro cómo son establecidas la familiares verdades necesarias en las que confiamos y nos apoyamos en nuestros argumentos cotidianos. (Pears 1987, 20-i)

Según Pears, el problema original y central del Tractatus es dar una explicación del carácter necesario que suele atribuírsele a las llamadas "verdades de la lógica". Wittgenstein, en efecto, sostiene en

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esta obra una concepción ele las fórmulas válidas de la lógica como tautologías, la cual explicaría su carácter necesario. Las fórmulas de la lógica son vacías, petes no dicen nada acerca del mundo, no tienen un contenido Láctico o empírico. Ellas no pueden ser falsas o refutadas porque no afirman nada, no representan ni describen ningún estado de cosas. Todas ellas son tan vacías de contenido láctico como la perogrullada "llueve o no llueve". Algunas tautologías pueden, sin embargo, ser útiles, en la medida en eque se puedan aplicar como reglas de inferencia para derivar lógicamente unas proposiciones empíricas de otras. Esta concepción de la necesidad lógica como tautológica fue muy influyente y muy bien acogida por los empiristas lógicos, ya eque les daba la clave para ofrecer una explicación de las verdades lógicas y matemáticas eque fuese compatible con su tesis empirista básica de que todo conocimiento genuino acerca de la realidad tiene su fuente en la expienencia sensible y que, entonces, no hay un conocimiento a priori del mundo empírico. La lógica y las matemáticas, eque parecerían, a primera vista, constituir un conocimiento a priori, sí tienen una validez a priori, pero no constituyen, en sentido estricto, debido a su carácter tautoléigico, un conocimiento. Sin embargo, más adelante mostraremos que la cuestión de hacer una crítica del lenguaje, esto es, de trazar sus límites, no es, como piensa Pears, un desarrollo posterior menos importante eque la concepción de la necesidad lógica como tautológica, sino que es un problema eque Wittgenstein ya tenía en mente, incluso antes de entrar en contacto con los trabajos en lógica de Frege y Russell y antes de ocupiarse seriamente, él mismo, de buscar una explicación del carácter necesario de la lógica. El problema de realizar una crítica de diversos medios de representación, empleados en diversos ámbitos de la cultura, era crucial para muchos pensadores y artistas ele la Viena de Wittgenstein que influyeron mucho en él, tales como Kraus, Loos, Schónberg, Mauthner. La crítica del lenguaje es, como ya lo hemos señalado, central en el Tractatus y, en cierto sentido, coincide con el punto ético del libro, pues trazar los límites exteriores del lenguaje es, a la vez trazar los límites a lo ético, "desde dentro", como escribe el mismo Wittgenstein en su carta a Ficker. Otro intérprete reciente de Wittgenstein, PM.S. Hacker, escribe: Si bien la influencia de Schopenhauer sobre las últimas secciones del Tractatus es profunda, la correspondencia de Wittgenstein con

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Russell, las "Motas sobre Lógica" de 1913 y 1914 y los 3 cuadernos filosóficos restantes [...] muestran claramente que la fuerza conductora detrás de sus investigaciones era la lógica y sus implicaciones metafísicas [...] El movimiento de su pensamiento se dio desde consideraciones lógicas relativamente estrechas hacia cuestiones generales en semántica, las cuales, a su vez, condujeron a las especulaciones metafísicas que le dieron su tono al Tractatus. (Hacker 1975, 2 y 7)

Para defender su interpretación, segém la cual la lógica era la fuerza conductora de las investigaciones filosóficas tempranas de Wittgenstein, eque culminaron en el Tractatus, Hacker se apoya en el hecho de que en los escritos eque contienen el desarrollo de las ideas que quedarían publicadas en su primera obra (y puede agregarse tranquilamente qeie en el Tractatus mismo), él trata amplia y detalladamente cuestiones lógicas y semánticas. Pero, basta recordar que Wittgenstein escribió en su carta a Ficker eque la parte más importante de su obra era aquella eque no estaba escrita, para generar la sospecha de que la fuerza conductora de su pensamiento bien pudo haber sido otra; y ello pese al amplio espiado que ocupan las consideraciones lógicas en su correspondencia con Russell, en sus notas y cuadernos y en el propio Tractatus, en comparación con el muy reducido espacio eque ocupan allí sus observaciones sobre lo ético. Si el punto ético del libro es mostrar eqeie lo ético es inefable y evitar que se teorice sobre ello, muy mal habría hecho Wittgenstein en extenderse sobre el asunto. Tal punto quiso establecerlo callando sobre lo ético, (sobre lo eque otros "parlotean" (v. gr. Moore en sus Principia Etílica), diciendo, a lo sumo, eiue no se puede hablar acerca de ello. Ahora un último, pero importante, ejemplo de interpretación lógica: El pensamiento de W, luego de sus cuadernos de 1914-16, se divide en tres períodos. El primero es el período en el que trabajó en su Tractatus logico-plnlüsoplncus. Entonces, él estaba preocupado primariamente por problemas filosóficos convencionales, que miró a través de las gafas del positivismo lógico. (Lazerowitz, Morris y Alice Ambrose en: Essays ni the Unknuwn Wittgenstein, I I)

Quizá el malentendido más serio y que más deformaba el pensamiento temprano ele Wittgenstein fue el ser considerado como un defensor del positivismo lógico o come) un precursor de dicho movimiento intelectual. En los años 20s el Tractatus fue considerado pollos positivistas lógicos del Círculo de Viena (entre ellos, Moritz

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Schlick, Otto N e u r a t h , Friedrich W a i s m a n n y Rudolf Carnap) como u n a especie de manifiesto de su movimiento filosófico. Ellos dieron u n a interpiretación al libro de la cual extrajeron armas filosóficas para defender algunas de sus posiciones básicas, tales como el cientificism o , el rechazo de la metafísica como carente de sentido, la tesis empirista ele eque todo el conocimiento deriva de la experiencia sensible, la explicación de la necesidad lógica como tautológica, la idea de la filosofía como sintaxis lógica del lenguaje de las ciencias. El piropio Wittgenstein rechazó v e h e m e n t e m e n t e la manera como su libro fue interpretado y utilizado pior los empiristas lógicos. Una curiosa anécdota es m u y ilustrativa al respecto: Wittgenstein fue invitado por los piositivistas logicéis a sus reuniones del Círculo de Viena, piara eque les explicara las ideas del Tractatus, eque ellos leían y discutían línea por línea. Se cuenta que en algunas de esas reuniones Wittgenstein se paraba de espaldas a ellos y recitaba poemas, especialmente de Rab i n d r a n a t h Tagore. Probablemente esta fue una peculiar m a n e r a q u e empleó Wittgenstein para mostrarles (sin decirlo) que lo que era impiortante para ellos (el conocimiento científico, la fundamentado»!! empirista del mismo y el análisis lógico de su lenguaje, el rechazo a la metafísica), no lo era para él y eque lo que era impiortante piara él (lo eque no se p u e d e decir en un lenguaje que describa el m u n d o empírico) era pioco valorado o incluso rechazado por ellos. El arquitecto y amigo de Wittgenstein, Paul Engelmann, con equien discutió personalmente d u r a n t e la primera guerra m u n d i a l acerca de las ideas del Tracialus, que entonces estaban en germen, empileó una metáfora que ilustra m u y bien la diferencia entre la posición de Wittgenstein y las de los positivistas lógicos (cf. Engelmann 1970b). Tanto él como ellos trazan límites, que son como una línea costera, al lenguaje. Pero, mientras piara los segundos lo importante es la isla de lo que p u e d e decirse, para Wittgenstein lo más importante es el océano de lo que es inefable. La crítica del lenguaje que realiza Wittgenstein en el Tractatus p u e d e ser usada para defender posiciones m u y diferentes o para perseguir propósitos incluso opuestos. Se p u e d e n trazar los límites al lenguaje, por ejemplo, piara defender una posición cientificista, piara mostrar que el conocimiento científico es el único válido y que p u e d e purificarse, eliminando de él elementos metafísicos que lo contaminarían. La ciencia, que queda dentro de los límites de lo que se p u e d e expresar con sentido en el lenguaje sería lo importante y lo eque no se p u e d e expresar en el lenguaje empírico debe rechazarse como caren"G

Crítica del lenguaje, lógica y ética en el Tractatus logico-philosophicus

te de sentido. Este fue, básicamente, el uso que le dieron los positivistas lógicos a la crítica del lenguaje. Pero tal crítica se puede realizar para restringir la ciencia a sus límites y evitar que, mediante ella, se pretendan resolver todos los problemas humanos. Wittgenstein quería salvar lo que él consideraba importante, lo indecible, de las garras de un cientificismo que en su época, como observamos antes, resultaba, desde su punto de vista, demasiado abarcador y amenazante. El quería oponerse a los intentos de teorizar científica o filosóficamente o de fundamentar racionalmente lo ético, lo estético, lo religioso, lo místico. Con esto llegamos al punto ético del Tractatus, cuya importancia se resalta en la interpretación "etica" de esta obra.

La iníerpredación ética En 1973 se publicó el libro La Viena de Wittgenstein de Alian Janik y Stephen Toulmin, en el cual se defiende de manera muy persuasiva una interpretación diferente a las interpretaciones "lógicas" y a la de los miembros del Círculo de Viena. Janik y Toulmin siguen una sugerencia de Paul Engelmann, a saber, la de que para comprender bien esta primera obra del filósofo vienes se debería tener muy en cuenta tanto la influencia decisiva que ejercieron sobre su pensamiento tanto el ambiente cultural de la Viena en que el creció (de la tardía y decadente Viena de los Habsburgo), como las inquietudes filosóficas y éticas que le preocupaban antes de entrar en contacto con Russell y Frege para trabajar en cuestiones de fundamentos de las matemáticas, filosofía de la lógica y del lenguaje. Janik y Toulmin también se apoyan, para defender su interpretación, en la carta que Wittgenstein había escrito a Ficker, en la que él expresaba que el punto central del Tractatus era ético. En La Viena de Wittgenstein se reconstruyen las inquietudes éticas y filosóficas que surgen en el joven filósofo debido a la influencia del ambiente cultural vienes en que creció y se da una interpretación "ética" de su primera obra, en la que se aclara en qué sentido el punto central del libro es ético, más aun, en qué sentido el libro es un acto ético, mediante el cual su autor se opone a cualquier intento de teorización o de fundamentación racional de la ética y trata de preservarla en su lugar, el de lo inefable, guardando silencio sobre ella (por ello, pese a su importancia hay sólo muy pocos aforismos sobre ética en el libro). 77

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Para Janik y Toulmin, la relación entre lógica y ética en el Tractatus se resumiría del siguiente modo: la lógica (de Frege y Russell) apenas cumple el papiel de aportar las técnicas y herramientas formales piara realizar una crítica del lenguaje y así, por medio de su aplicación, poder cumplir con el propósito ético del libro (cf. Janik & Toulmin 1973,181-2 y 196). Aquí la interpretación "ética" se torna demasiado unilateral, en la medida en que desconoce que el papel de la lógica no es el de mero instrumento formal. La lógica plantea a Wittgenstein problemas eque él también resuelve mediante la critica del lenguaje, así ellos hayan sido, muy probablemente, menos importantes piara él eque su propósito ético. Cabe aclarar, en todo caso, eque la diferencia entre las interpretaciones "lógicas" y la "ética" es ante todo una diferencia de énfasis y eque no hay entre ellas una oposición diametral o una completa incompatibilidad. Quienes subrayan como lo más importante del Tractatus las cuestiones lógicas que se tratan en el libro, no desconocen que hay en él un punto ético y quienes subrayan este piunto ético como lo más importante, no desconocen que Wittgenstein también aborda en esta obra cuestiones lógicas. Pero, ¿Cuáles eran las preocupaciones filosóficas y éticas que se respiraban en el ambiente cultural vienes y eque habrían influido en el piensamiento filosófico y ético del joven Wittgenstein? Según Engelmann, la crítica del lenguaje que realiza Wittgenstein en el Tractatus es sólo uno entre varios esfuerzos importantes, de pensadores y artistas vieneses eque influyeron mucho en él, por trazar límites al uso de medios de expresión o repiresentadón en diferentes ámbitos (cf. Engelmann 1970c). Presentaré brevemente los dos ejemplos eque Engelmann examina en su libro sobre Wittgenstein: el de Karl Kraus, quien realizó tales esfuerzos especialmente en el campo de la literatura y el periodismo, y el de Adolf Loos, quien los realizó principalmente en el campo de la arquitectura. Karl Kraus fue un muy influyente escritor, periodista y crítico literario de la Viena de la época, quien subrayó en muchos de sus escritos la importancia del carácter moral del artista para su obra. Su fuerte polémica y crítica contra algunos artistas y literatos de su época v su ambiente cultural se basaba fundamentalmente en la idea de eque sus obras mostraban defectos o debilidades morales que él se encargaba de sacar claramente a la luz pública. Esto es lo eque, probable78

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mente, él quiere expresar c u a n d o dice: "Una frase completa, p u e d e serlo de medio hombre" (cf. Engelmann, 1970c, 104). Kraus tenía un olfato m u y sensible para percibir la diferencia entre lo que escribe v dice expresamente un hombre y lo que ello muestra de sí mismo, de su carácter moral. El fue quizás el más acérrimo y lúcido crítico de la doble moral y la hipocresía reinantes en la d e c a d e n t e sociedad vienesa en que vivió. Un ejemplo de esta doble moral lo ofrece el contraste entre los tabúes, p u d o r e s y escrúpulos acerca del sexo que, entonces se expresaban abiertamente, pero epie mostraban justamente lo contrario: u n interés morboso en el sexo. Su polémica contra la prensa y el periodismo de la Viena de su época constituye otro ejemplo ilustrativo al respecto. Kraus defiende a las prostitutas y a los homosexuales que eran c o n d e n a d o s implacablemente por la prensa como inmorales. Para Kraus las prostitutas cumplían una importante función social en una Viena en la que había mucha represión sexual y en la que los matrimonios de los burgueses eran, por lo general, un asunto no ele sentimientos amorosos, sino de negocios. La actitud de la prensa frente a la prostitución y al homosexualismo es una muestra clara de la doble moral y la hipocresía eque Kraus criticó: mientras en ella se condenaba públicamente en las primeras páginas a prostitutas y homosexuales, en las páginas de atrás aparecían, por un buen precio, anuncios "calientes" de masajistas poco serios y del tipo de los eque aparecen también hoy en día, como "ella satisface tocios fus deseéis" y similares. Kraus también se opuso muy fuertemente a la mezcla de informes objetivos sobre acontecimientos y opiniones subjetivas sobre ellos eque se hacía frecuentemente en la prensa. No que nunca se pincelan dar opiniones subjetivas, piero ¡cada cosa en su lugar, d e n t r o ele sus límites! Se debían m a n t e n e r separados los reportes objetivos de hechos de las opiniones subjetivas, piara que no se hiciese un useí inmoral de su mezcla. Ocultas bajo una apariencia superficial de objetividad se piropagaban subrepticiamente posiciones personales o de clase. Para oponerse a este abuso del lenguaje perieidístico Kraus desarrolla, en su publicación "La Antorcha [Die Tackcl)", lo que él concibe como una "anti-prensa", cuyo objetivo, en sus palabras, era: "luchar contra la prensa, socavar la confianza del público en ella, deshacer el d a ñ o que actualmente está haciendo" (citado en Janik & Toulmin 1973, 77). Es claro eque el p u n t o central de la crítica de Kraus es ético, como lo será el de la crítica del lenguaje del Tractatus. '