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Domingo 10 de junio de 2007
FUTBOL
El torneo Clausura
“Ferrari, no hagas c... que no salen de acá”, fue la amenaza para el jugador de River, autor del gol del empate
“Furchi no tuvo hidalguía para reconocer su error. Haremos lo imposible para que castiguen a los responsables”
“Por mi familia se lo pido, no cobre penal. El foul no fue adentro del área, eso se lo aseguro”
“La falta existió, aunque creo que no fue penal. ¡Pero qué querés que haga si Furchi es un desastre!”
Carlos Ramacciotti DT CHICAGO
Antonio Filomeno PRESIDENTE DE CHICAGO
César Carranza JUGADOR DE CHICAGO
Daniel Passarella DT RIVER
El partido del caos y la vergüenza El penal sancionado por Furchi desencadenó el bochorno; en medio del escándalo, el DT Ramacciotti amenazó a Ferrari; Chicago-River, 2-2 Por Alberto Cantore De la Redacción de LA NACION
U
n partido determinante para la permanencia de un equipo en primera. Una jugada, en tiempo de descuento, polémica. Un árbitro, Rafael Furchi, de flojo desempeño y carente de personalidad. El agrupamiento de aquellos tres elementos desencadenó un desenlace bochornoso del partido que empataron 2-2 ayer, en Mataderos, Chicago y River, por la penúltima fecha del torneo Clausura. El fútbol argentino ofreció otra página vergonzosa. Como ocurrió en el tramo final del Apertura último, el escándalo tiñó el certamen vernáculo, aunque en esta oportunidad con el agravante de la aparición en escena de algunos personajes indecorosos para el deporte, como el entrenador Carlos Ramacciotti, que amenazó a Paulo Ferrari. Una falta, a los 47 minutos del segundo tiempo, sobre Marco Ruben, desató el caos. Furchi sancionó la infracción, aunque dudó si la misma había sido adentro o afuera del área. Miró al segundo juez asistente Carlos Qualizza, que fue implacable en su observación. Pero el titubeo inicial del árbitro provocó las protestas de los futbolistas de Chicago, y también la de los jugadores de River, que encabezados por el arquero Juan Pablo Carrizo reclamaban penal. Fue el comienzo del desorden. “Fue adentro”, dijo Qualizza, y la frase generó un desorden mayor. El árbitro y el asistente fueron rodeados por los jugadores locales, el cuerpo técnico de Chicago –encabezado por Carlos Ramacciotti y su hijo Marcos–, ingresaron al terreno con el único fin de recriminarle a Furchi la decisión. La imagen que ofrecía el campo de juego era dantesca: mientras los protagonistas iban y venían de un sector a otro protestando y pidiendo explicaciones, las porristas del conjunto de Mataderos corrían detrás de las cámaras de la televisión. Los cruces verbales entre los futbolistas calentaron más el ambiente y
Carlos Ramacciotti (el primero desde la izquierda) y Ferrari (con camiseta de River); el DT amenazó verbalmente al defensor
los forcejeos fueron recurrentes. Lussenhoff y Carlos Ramacciotti tuvieron intenciones de pelearse, aunque fueron separados. Carrizo fue blanco de los insultos de algunos jugadores de Chicago... Una decena de policías del cuerpo de infantería resguardó a Qualizza en la mitad de la cancha, mientras la seguridad privada de River y algunos integrantes del cuerpo técnico, como Alejandro Sabella, Héctor Pitarch y el profesor Alejandro Kohan, intercedían y les suplicaban a los futbolistas millonarios que escaparan de los tumultos. Passarella, en una actitud contemplativa, observaba desde el costado de la cancha, sin intervenir. Lucio Filomeno se acercó al Káiser, también Jorge Martínez, que no integró el equipo de Chicago, quienes le pedían al entrenador que
hablara con el árbitro. “Creo que no fue penal, pero Furchi es un desastre”, fue la respuesta del DT. En otra zona del terreno, Israel Damonte lloraba de bronca e impotencia. Lo mismo sucedía con Federico Higuaín, que estaba sentado sin consuelo en el banco de los suplentes de Chicago. César Carranza le pedía por su familia a Furchi que no cobrara el penal. Otros jugadores le indicaron que fuera a hablar con los periodistas de TyC Sports, que transmitían en vivo el encuentro para saber si era penal. Unos metros más lejos, Passarella habló con Sabella, le dio instrucciones y el ayudante de campo le transmitió la orden a Ferrari. Las suspicacias sobre el mensaje fueron variadas: que lo tire afuera, que lo meta y no lo festeje... Pasaron 17 minutos desde la sanción
LA PERMANENCIA
Un polémico fallo que puede determinar un descenso El bochorno que se vivió ayer por la tarde en el barrio de Mataderos tiene una causa central, un motivo principal: la permanencia en primera. Cuando resta por disputarse una jornada, más algunos partidos de esta 18a jornada, Belgrano, de Córdoba (38 puntos en 36 partidos jugados) –que hoy se medirá con Boca, en calidad de visitante–, perdería la categoría junto con Quilmes, que ya descendió a la B Nacional. Pero si los cordobeses logran un triunfo sobre los xeneizes supe-
rarían la línea de Chicago (40 unidades en 37 encuentros disputados), que pasaría a descender. Hay un tercer equipo que pelea por continuar en la elite del fútbol argentino: Godoy Cruz, de Mendoza (41 puntos en 36 cotejos), que hoy, como local, se medirá con Newell’s. Un desenlace apretado como el que protagonizan las tres instituciones genera un enorme nerviosismo, que se tradujo en violencia y caos luego del polémico fallo que tomó el árbitro Rafael Furchi,
ayer, en detrimento de Chicago, tras la falta sobre Marco Ruben, en el segundo minuto del descuento. La última jornada del torneo Clausura definirá qué equipo de estos tres perderá la categoría, y cuáles deberán disputar la Promoción, con los clubes de la primera B Nacional. En Avellaneda, Godoy Cruz visitará a Racing; en Rosario, Newell’s recibirá a Nueva Chicago, mientras que Belgrano, en Córdoba, recibirá a Banfield.
// GE N T IL E ZA DIA R IO P O PU L A R
hasta que Ferrari se ubicó para ejecutar el penal y convertir el empate 2 a 2. Pero no fue el final, había más, mucho más en una tarde caótica. Los jugadores locales le indicaron a Furchi que Carranza, que había sido reemplazado por Talín, estaba dentro del campo de juego cuando se pateó el penal. El árbitro hizo repetir la ejecución, aunque antes hubo un nuevo escándalo. Porque mientras Ferrari buscaba otra vez la posición, Carlos Ramacciotti le gritó: “Ferrari, no hagas c... que no salen de acá”, vociferó, y cuando se percató que era tomado por las cámaras de la televisión, atacó al camarógrafo: “Esto no lo pongas”, mientras su hijo Marcos apretaba al trabajador televisivo. También, el iracible DT ordenó a los jugadores invadir nuevamente la cancha. Luego de tres minutos, Ferrari volvió a convertir. Los protagonistas se fueron a los vestuarios, el escándalo continuaría. Los jugadores de River recogieron sus pertenencias y abandonaron la cancha, casi sin custodia policial. En el trayecto al micro fueron agredidos por pseudoperiodistas, que esperaban en el gimnasio. Sólo quedaron Augusto Fernández y Emanuel Martínez, que debieron ir al control antidoping, y los encargados de la utilería. Pero la furia no se detuvo, porque los hinchas esperaron por la salida de Furchi. El árbitro, que juntó y se llevó los carnets de todo el cuerpo técnico de Chicago, y que habría informado a la mayoría de los jugadores del club de Mataderos, debió abandonar el estadio con una fuerte custodia policial. Otra tarde de vergüenza y violencia finalizaba en el fútbol argentino.
El desorden continuó en las calles Un total de 15 personas detenidas fue el saldo de los incidentes que se registraron entre los hinchas de Chicago y la policía, tras el partido. El enfrentamiento se produjo en las cercanías del barrio Los Perales; hubo algunos vehículos policiales dañados y la calma sólo retornó tras disparos de balas de goma y gases lacrimógenos.