El hombre que está solo y no espera

regreso al musical. Protagoniza Las mil y una ... musical, que se ofrece en El Nacional, promueve en la .... grabar canciones de otros para editar. “un disco ...
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Espectáculos

Viernes 15 de enero de 2010

TEATRO

LA NACION/Página 5

MUSICA POPULAR Antonio Birabent

El hombre que está solo y no espera Esta noche, en Punta del Este, comienza una serie de conciertos con los que presentará su último álbum

La actriz, en su camarín de El Nacional, antes de salir a escena

Claudia Lapacó, de regreso al musical Protagoniza Las mil y una noches, de Cibrián-Mahler Cálida, afectiva, con hablar pausado viva haré lo que me gusta, y ahí pony una felicidad que de continuo mani- go lo mejor que puedo. No me mueve fiesta en su discurso, la actriz Claudia ni lo que voy a ganar ni el teatro en Lapacó así se muestra por estos días el que voy a estar, sí la gente con la en los que acaba de estrenar una nue- que voy a compartir la tarea. Y me va versión de Las mil y una noches, divierte el trabajo.” Tanto que hasta la asombra que de Pepe Cibrián y Angel Mahler. El musical, que se ofrece en El Nacional, en el último año la hayan convocapromueve en la intérprete una cuota do para proyectos muy distintos. de interés particular. Lo estrenó en el Los que más le han interesado estuverano de 2001 en el Luna Park, tam- vieron ligados al cine y filmar con bién compartiendo cartel con Juan dos directoras jóvenes, como LiliaRodó y Georgina Frere, y ahora se na Paolinelli y Sabrina Farji. “Creo reencuentra con aquel proyecto, pe- firmemente que uno cosecha lo que sembró –explica Claudia Lapacó–. ro sumamente renovado. “Está muy cambiado –comenta–, De mí nadie puede decir que haya hay canciones nuevas, mi persona- hecho las cosas de taquito o sin gaje tiene una mayor profunnas o que elegí estar en un PARA AGENDAR didad. La primera vez amé lugar de privilegio. Yo bajo, hacerlo, pero ahora entré a subo, voy a un sótano, proLas mil y ensayar conociéndolo y eso tagonizo en un teatro de la una noches, calle Corrientes, después me produjo un placer enorDe Cibrián y hago un rol chico. Y eso se me. Trabajar con Pepe, adeMahler. valora. Mi lugar es siempre más, es muy placentero. Es El Nacional, mi lugar, esté donde esté. Lo un creador. Un hombre que Corrientes hace 30 años que hace sus importante es qué me pro968. Miércoespectáculos es extraordiduce eso que hago.” les a viernes, nario. He estado con muchos Lo dice con mucha grana las 21; sábados, a las directores pero a él le tengo deza y surge un ejemplo que 20 y 22.30; relata con profundo placer. un aprecio especial.” domingos, a La obra tiene, también, alHizo una experiencia semilas 20.30. go que a Lapacó la “fascina”. montada con Heidi Stein“Como Pepe suele hacer sehard de su pieza El sepelio. “Ese trabajo me pareció exminarios en las provincias –cuenta–, ha elegido a un grupo de traordinario. Y esa chica es una creabailarines muy talentosos de distin- dora muy joven que es fantástica. Me tas provincias. Chicos de 18 o 20 años hubiera encantado acompañarla en que tienen un gran talento y vienen el proyecto y estrenarlo, pero estaba con toda la ilusión de hacer cosas, sin comprometida con Las mil y una novicios, con ingenuidad y curiosidad. ches y no fue posible.” Eso es maravilloso.” Prefiere hacer una cosa por vez, En general, a Claudia Lapacó sólo disfrutar ese trabajo que aceptó y le interesa mirar para adelante. Las seguirlo a fondo. Una gira nacional mil y una noches había quedado en su prevista con el musical también la memoria como una experiencia bien entusiasma mucho. No trabaja en guardada. En un encuentro con Angel gira desde hace 14 años. Entonces, Mahler hablaron del tema y así surgió junto a Sergio Velasco Ferrero, solía la posibilidad de recuperar la obra. compartir experiencias de café con“Sé lo que me da este espectáculo. Ya cert. Pero esto que se presenta aholo experimenté. Quiero volver a sen- ra es muy nuevo para ella. “Es que la tirlo”, dice con profunda ilusión. Con gente de las provincias no me ha visla misma que pone en cada proyecto to cantar. Y quiero que me vean, que que encara. “Me pasé la vida jugando, descubran la energía que tengo sobre y eso es algo maravilloso. Amo hacer un escenario… Yo quiero mostrar”, funciones. Tengo un caminito muy dice muy apasionadamente. simple, que es el que hice toda la vida Carlos Pacheco y espero seguir haciendo. Mientras

“Para no amilanarme ante los fantasmas que la imaginación procrea en las tinieblas, para no desorientarme en la maraña de variedades porteñas que a veces simulan desdecirse de un barrio y aun de una cuadra a otra, me dilaté en la nada fatua si no imprescindible creación de un hombre arquetipo de Buenos Aires: el Hombre de Corrientes y Esmeralda... Lo muy grande hay que inducirlo de la observación de una partícula, no del enfocamiento directo. El que mira todo el bosque de manzanos no ve más que el bosque. Pero el que se reduce a mirar profundamente una sola manzana puede inferir el régimen de todas las manzanas.” Las palabras con las que Raúl Scalabrini Ortiz abrió esa biblia porteña de los años 30 titulada El hombre que está solo y espera encastran dócilmente con la búsqueda compositiva que Antonio Birabent ha llevado adelante desde que tenía 16 años y empezó a escribir sus primeras canciones. Confortablemente acomodado en el blanco living de su departamento, en pleno Recoleta, este militante de la canción urbana dice que compone caminando, mirando las caras de las personas en la calle, imaginando las historias de vida de los pasajeros que lo rodean en un subterráneo o un colectivo. “Camino por la calle y los gustos, los placeres, los sufrimientos que veo en las personas son más o menos los míos –dice–. Lo que más me enternece de la ciudad son las personas, cada vez rescato más ese mundo individual de cada uno. Me cuesta comunicarme con una masa, me gusta más la comunicación personal, que cada vez es más utópica, porque cada vez hay menos tiempo para esa comunicación pura entre dos personas.” Birabent también elige enfocar en la manzana y no en el bosque. Pero el influjo de Scalabrini Ortiz sobrevuela su último álbum, Armonía casera mayor –que a partir de hoy, en Punta del Este, presentará con una serie de conciertos veraniegos–, desde la primera canción, titulada “Un hombre solo”; un tema que el mismo Birabent considera “algo así como mi «Escúchame entre el ruido» [tema compuesto a fines de los años 60 por Moris, padre de Antonio y, en buena medida, también del rock argentino]. Un hombre que le habla a otro hombre sobre su sensibilidad y le dice: «Lo que te pasa a vos me pasa a mí», casi como esas canciones de los años 70”. Birabent se sugiere “cantor urbano” en otro tema del álbum –“Ella retrata”–, y puesto a reflexionar sobre su carrera musical –doce discos en





Adalid de la canción urbana, Birabent asegura ser “el más solista de los solistas” GRACIELA CALABRESE

diecisiete años– se corona como “el más solista de los solistas”, para luego concluir, una hora de charla más tarde, confesando: “De alguna manera siento que buena parte de lo que soy tiene que ver con mi padre. Las letras, esto de lo solitario, la forma de mirar Buenos Aires, ese aire tanguero que hay en las canciones... él lo hizo antes que yo. Yo lo hago a mi manera, pero eso ya estaba ahí. Si hubiera sido hijo de Palito Ortega, hubiera hecho otras cosas. Siempre agradezco haber heredado este oficio”. Si no es el hombre de Esmeralda y Corrientes, es el hombre de un par de cuadras más allá, no muchas más. Dice que a veces se siente cansado del “yoísmo del solista”, de ser “una especie de vendedor pesado de uno mismo”, que le gustaría “tocar el bajo en una banda” y que por estos días, incluso, puede imaginarse un futuro alejado del asfalto, aunque no por mucho tiempo. “La civilización, que en la ciudad tiene su expresión máxima, se ha convertido en la barbarie por excelencia... ¡Qué contradicción! De todas formas, lo urbano es parte de mí y no creo que pueda dejarlo de lado para siempre.”

Fiebre compositiva De fondo suena Ryan Adams, y Birabent asegura que este año quiere grabar canciones de otros para editar “un disco mentiroso”, digital, a través de su página en Internet. Porque el hombre está solo, pero no espera: desde 2000, editó casi un disco por año (excepto en 2004 y 2006). “La fiebre de componer está siempre –sostiene– y creo que soy más compositor que cual-

Una cuenta pendiente

quier otra cosa, más que intérprete, más que productor, más que instrumentista, más que cantante. Porque soy todas esas cosas, pero si mañana me quedara sin voz, seguiría componiendo, pensando que alguien podría cantar mis canciones.” Armonía casera mayor, orgullosamente editado de manera independiente –“si no hubiera encontrado el camino de la autogestión, hubiese editado muchos menos discos, hubiera tenido deseos en el aire que no llegaban a nada”–, es un disco “que retoma la idea de casi una sola canción” y, en el aspecto letrístico, “un camino hacia un cantautor no digo político, pero sí humanista”. –Humanista y urbano... –Sí, sin dudas mis letras tienen esa especie de querencia criolla, de canción urbana-tanguera en la línea de mi padre, de Javier Martínez, incluso de artistas como Spinetta, con la ciudad como eje, de alguna u otra manera.

Sebastián Ramos

En la fotografía de tapa de Armonía casera mayor, el perfil de Antonio es más que nunca el perfil de papá Mauricio. “Cuando vi la foto no podía creer lo parecido que estaba a mi padre, debe ser por el jopo, ¿no?”, concede Birabent. –¿Y nunca pensaron con Moris en grabar un disco juntos? –En 2000 tenía una idea de hacer un disco con él, hasta había pensado la tapa, con los dos sentados en el estudio, con las guitarras, como un mini-Traveling Wilburys, pero no se dio. No es fácil tampoco que un padre y un hijo se junten y hagan un disco, al menos en el rock. Tal vez sea una cuenta pendiente. De todas formas, yo empecé a tocar la guitarra con él y él ha grabado en dos discos míos –en Anatomía y en Tiempo y espacio–. Justo el otro día me invitaron a grabar un ciclo de conciertos que se transmitirá por Much Music, en el que cada músico tenía que tocar una canción de otro y yo decidí hacer “Mi querido amigo Pipo”, de mi padre. La verdad es que redescubrí una vez más la cantidad de piezas extraordinarias que tiene mi padre como compositor... Mientras digo todo esto, estoy pensando “y si hiciéramos finalmente ese disco”. Creo que si no lo hago en algún momento voy a arrepentirme de no grabarlo. No sé bien cómo sería, pero seguro sería un disco muy emocionante.