PALABRAS DEL PRESIDENTE DEL CONSEJO COORDINADOR EMPRESARIAL, JUAN PABLO CASTAÑÓN CASTAÑÓN, EN EL PRONUNCIAMIENTO DE POLÍTICA EXTERIOR
Ciudad de México, 23 de enero de 2017.
El emperador Marco Aurelio escribió que los hombres necesitamos “serenidad para aceptar lo que no podemos cambiar, así como valor para transformar lo que sí podemos”. Hoy, los mexicanos tenemos que trabajar unidos para mejorar las cosas que dependen de nosotros frente a las que no podemos controlar. Sin duda, la coyuntura internacional impone nuevos desafíos para México, pero también nos brinda la oportunidad de fortalecer e impulsar una agenda interna que favorezca el desarrollo económico, la agenda de los mexicanos. Ante las acciones que desde el exterior puedan afectarnos o inquietarnos, tenemos que trabajar con todos los recursos a nuestro alcance para defender y avanzar los intereses nacionales y de nuestros compatriotas en el exterior. Los mexicanos tenemos elementos importantes para negociar. Las empresas mexicanas han invertido aquí, y allá en otras latitudes, plantas y fábricas en distintas partes del mundo –en particular en los Estados Unidos de América-, donde contribuimos a la generación de empleos y agregamos valor, mismo que después regresa a México. Somos el segundo destino de las exportaciones americanas en el mundo. Y representamos la segunda economía de América Latina. La política exterior mexicana debe dirigirse a la legítima defensa de los intereses de los mexicanos en el extranjero y en nuestro territorio. Contamos con un equipo negociador experimentado que, desde hace 20 años, une a los sectores público y privado de cara a las negociaciones comerciales internacionales. Ésta no será la excepción. De hecho, el sector privado puso ya en marcha el Consejo Consultivo Estratégico de Negociaciones Internacionales, que trabajará de la mano del Gobierno de la República en esta nueva etapa de la relación con Estados Unidos y el mundo.
El objetivo fundamental será contribuir a la negociación de los complementos al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, así como respaldar la estrategia de negociación a través del llamado “cuarto de junto”. Estableceremos también un “cuarto de inteligencia”, que funcionará como un concentrador de la información para diseñar estrategias desde el sector empresarial. En las próximas semanas y meses, enfrentaremos una negociación muy diferente a cualquier otra que hayamos sostenido en los últimos 27 años. Debemos defender el proceso de integración regional que hemos construido y que tantos beneficios ha generado para las empresas y para los trabajadores en México, Estados Unidos y Canadá. Trabajaremos de forma intensa y coordinada con el Gobierno para lograr este objetivo. Estamos preparados para enfrentar el proceso con decisión y firmeza, con inteligencia y serenidad, para tomar las decisiones que sean necesarias ante cualquier escenario. Trabajar en nuestra relación con Estados Unidos no puede ni debe ser nuestra única respuesta a las circunstancias actuales del mundo. México debe y tiene que aprovechar este momento de incertidumbre para buscar lo que no hemos alcanzado durante años: objetivos en diversificar aún más nuestros mercados y, sobre todo, fortalecer nuestros mercados internos. Los mexicanos no podemos depender de un sólo mercado y este panorama debe ser un estímulo a diversificar el destino de nuestras exportaciones. Tenemos una red de acuerdos comerciales con 46 países en tres continentes. Tenemos el objetivo y la meta de profundizar esos vínculos comerciales en Asia, América Latina, la Unión Europea y otras latitudes. Estamos obligados a explorar y desarrollar estos mercados y alternativas como empresarios. Nuestro modelo es el de la economía de mercado y sobre él hemos avanzado notablemente para fortalecer la competitividad de nuestras empresas tractoras. Las empresas que llevan la bandera de México por el mundo y que nos hacen sentir orgullosos de ser mexicanos. Hoy, tenemos las condiciones para avanzar también con las s pequeñas y medianas empresas. Es impostergable que se tomen medidas para fortalecer la economía interna y contrarrestar así las eventualidades externas. Necesitamos continuar una agenda de fortalecimiento de nuestro mercado interno a través de mantener la estabilidad macroeconómica; impulsar la construcción de infraestructura; promover la adopción y el desarrollo de nuevas tecnologías y fomentar un crecimiento incluyente, a través de las PYMES y una política eficaz de desarrollo regional. Además de esto, seguir construyendo un ambiente propicio para el desarrollo, que significa fortalecer el Estado de derecho en el país, combatir sin tregua la corrupción en las instituciones públicas y privadas y fomentar también la rendición de cuentas en los gobiernos. Capitalizar la inversión extranjera instalada en nuestro país, apuntalando así las cadenas productivas nacionales e incrementar la capacidad de generación de valor.
Tenemos ejemplos en países como Japón o Corea del Sur, que consolidaron su plataforma nacional a través de la capacitación y la captación y desarrollo de la tecnología. Señoras y señores, señor Presidente Los tratados internacionales —no sólo en materia comercial, sino en medio ambiente, modernización tecnológica y flujo migratorio— nos obligan a todos a ser solidarios, a estar unidos, responsablemente, y ser creativos en nuestra agenda internacional. Aumentando la competitividad podemos contribuir al progreso de México y al bienestar de las familias mexicanas. Los empresarios estamos decididos a colaborar en el desarrollo de una agenda pública acorde a la realidad que hoy enfrentamos. El nuevo presidente de Estados Unidos ha dicho: primero su país. Nosotros tenemos que hacer lo propio, siguiendo el modelo de apertura que nos ha permitido evolucionar en los últimos 20 años y poniendo los intereses de los mexicanos -todos unidos- los mexicanos primero. Se avecina una nueva época económica y geopolítica para México. Tenemos que emprenderla, comprenderla, dimensionar sus implicaciones y trazar una respuesta que beneficie a nosotros, los mexicanos, aquí y en el extranjero; consistente con los principios de libre comercio que han dinamizado la economía nacional, y fortaleciendo también nuestros mercados internos. Los empresarios asumimos el compromiso que la situación actual demanda y estamos decididos a responder a la altura. Todos tenemos algo que aportar: en lo público y en lo privado, la sociedad y el gobierno, debemos trabajar juntos para que México siga fortalecido y salga marchando con firmeza hacia un futuro de desarrollo compartido. Más allá de nuestras diferencias, son momentos de unidad en torno a un solo objetivo: primero México.
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