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ESPECTACULOS
I
Jueves 23 de diciembre de 2010
TEATRO s ESTRENO DE VERANO
Para el disfrute de las nuevas generaciones
El diluvio que viene EL REGRESO DEL MUSICAL DE LOS 70
Un espectáculo que fue récord de permanencia
Juan Durán y Julia Calvo, dos de los protagonistas de este musical que vuelve con la puesta original MAURO V.RIZZI
DARIO PALAVECINO CORRESPONSAL EN MAR DEL PLATA MAR DEL PLATA.– El bailarín que vocaliza desde la platea desentona para ganarse la risa de sus compañeros. Otros cruzan bromas casi a gritos en un portugués torcido. Una bailarina, con vestuario completo y lápiz en mano, recomienda dietas para mantenerse en línea. Los protagonistas centrales permanecen en los camarines, en pleno maquillaje, mientras en bambalinas las sierras suenan y suenan. Cortan las últimas maderas para dar forma a la imponente escenografía que ya está casi lista. Y que luce sus virtudes en ese ensayo que demuestra que todo está listo para el estreno de El diluvio que viene, la emblemática comedia musical de los años 70 que el 1° de enero subirá a escena en el Tronador, ahora protagonizada por Juan Durán, Julia Calvo, Natalie Pérez y otros 20 artistas, con la dirección de Manuel González Gil. La obra de Pietro Garinei y Sandro Giovannini tuvo su primera versión local en 1979, con un protagónico de José Angel Trelles y Vicky Buchino y estuvo más de seis años en cartel entre las funciones en Buenos Aires y las giras por todo el país. Luego, en los años 90, Juan Darthés interpretó
al padre Silvestre, el sacerdote al que Dios llama por teléfono para pedirle que arme un arca en la que pueda salvar –de un segundo gran diluvio– a su pueblo, que poco le cree. Pero en medio de ambas producciones, a Durán le tocó calzarse la toga cuando el espectáculo salió de gira. “Me enamoré de esa obra y siempre soñé con tener otra chance de hacerla”, cuenta quien, además, se asoció con Chino Carreras para comprar los derechos y producir aquí el espectáculo. Completan dos cuadros emblemáticos de la obra –el “Concierto de cura y campanas” y “Las hormigas mueven la montaña”– y hay permiso para descansar. Hay viandas con comida y vasos de café repartidos en la platea y al pie del escenario que, horas después, volverá a albergar otro ensayo. Justo antes de que las sierras vuelvan a rugir cerca, retumba en la sala la voz de Dios en esa comunicación que los responsables del audio prueban una y otra vez con miras al debut. Durán recibe a LA NACION en su camarín y muestra con orgullo el perchero en el que cuelgan todas las prendas que usará durante casi una hora y media de espectáculo. “Todo lo que ves ahí es el vestuario original, el que usó
Trelles, el que usé yo en gira y el que luego usó Darthés”, destaca. Una verdadera reliquia que encontró en manos de los hermanos Spadone, que además habían guardado la gran escenografía usada entonces pero que no resistió tan bien el paso del tiempo. Sólo se salvaron los sistemas giratorios para cambio de decorados. El resto hubo que hacerlo de nuevo y fue una tarea titánica. “Si bien en principio pensamos en montar la obra para el próximo invierno, en tres meses levantamos una escenografía que dará que hablar”, dice Durán quien rescató a algunos de los técnicos que participaron de la puesta anterior. La tarea no era sencilla; los decorados muestran desde un frente de pueblo hasta el arca, armada íntegramente en madera y con sistemas de poleas que requieren entre cinco y seis personas
1PARA AGENDAR El diluvio que viene: de Garinei y Giovannini. Tronador, Santiago del Estero 1744. Mar del Plata. Martes a viernes y domingos, a las 22; sábados, a las 21.30 y a las 23.30. Desde $ 100.
en el momento en que hay que armarla en pleno desarrollo del espectáculo. Julia Calvo, de impecable y llamativo vestido rojo, da fe que la nueva producción no mezquinó esfuerzos. Lo dice con autoridad: “Vi El diluvio... 17 o 18 veces en 1980 y 1981 –dice y asegura–. Todos se admiran de cómo me acuerdo de cada detalle”. Calvo piensa que éste es un “musical bisagra” en el mundo del espectáculo y lo compara con Jesucristo Superstar o A Chorus Line. Incluso recuerda que en aquel momento no era una pieza que tuviera artistas preponderantes, pero sí que tenía un mensaje fuerte. “Fijate que se estrenó en 1979, plena dictadura, y que una canción diga que unidos podemos mover la montaña, era una bajada de línea importante para esos tiempos”, rescata. Por eso valora que la producción lo haya repuesto ahora: “Es muy buen momento para que la gente disfrute del mensaje –dice– en un momento difícil que se vive en el país”. Calvo, que venía de hacer en TV Casi ángeles y Alguien que me quiera, no dudó en volver al teatro apenas le propusieron la obra. Es de las pocas que tuvo que renovar vestuario. Pero también, en su camarín, muestra el
vestido original, rojo descolorido, que en aquella primera versión usó Graciela Pal para su mismo personaje: la forastera. “El vestido está desteñido, pero sí voy a usar las mismas pestañas postizas que la Pal usaba entonces y que ella misma me dio”. Los protagonistas destacan el buen clima que se vive en el elenco, que completan Pablo Nápoli, Juan Bautista Carreras, Teresa Del Río y un ensamble de 16 intérpretes; además de la dirección musical de Martín Binchedi. Durán, que ya tuvo experiencia como productor con obras de su mujer, la bailarina Laura Fidalgo, destaca el esfuerzo que se hizo para montar el espectáculo con fidelidad a la versión original. Tanto que se retiraron las tres primeras filas de butacas para ganar superficie de escenario. Calvo y Durán suman confianza con la figura de González Gil a cargo de la dirección. “Manuel vino a rescatar el espíritu de esta obra”, remarca Calvo que se dice lista para el debut y espera que pase esa noche para poder estrenar el otro regalo –además de las pestañas– que le hizo su amiga Graciela Pal: una copa para brindar con el mejor champagne.
Aunque es de origen italiano, El diluvio que viene es casi un símbolo de la comedia musical en la Argentina. Por récord de permanencia, por haber burlado a la dictadura y por su gran milagro. Iba a estrenarse en 1979 en el teatro Avenida, pero un incendio acabó con casi todo el teatro. Milagrosamente se salvaron de la destrucción los masters musicales, el vestuario y toda la maquinaria escenográfica. Así fue que pudo estrenarse igual, pero en El Nacional (luego pasó al teatro Cómico). En forma de comedia musical candorosa y naíf, los autores creaban una anécdota romántica a través del cuestionamiento al celibato y del abuso de autoridad, con un mensaje de unión y tolerancia. Es difícil no emocionarse u olvidar la escena final de esta obra que ahora podrán apreciar otras generaciones.
Pablo Gorlero
Trelles y Buchino