Espectáculos
Página 12/LA NACION
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Domingo 11 de abril de 2010
MUSICA POPULAR (La compactera)
(Grabaciones)
La página de los discos
El tenor verdiano
Orquestas en la Red y grupos que piden apoyo
Marcelo Alvarez Con la Orquesta Sinfónica Giuseppe Verdi de Milán, dirigida por Daniel Oren (Decca).
Marcelo Alvarez es uno de los tenores más valorados y respetados de la actualidad. Este debut para el sello Decca parecería venir a confirmarlo como el verdiano más relevante del momento. Y la jugada es riesgosa porque este repertorio ha sido registrado por los más importantes tenores y las comparaciones son inevitables. Pero la pregunta no debería apuntar a observar si es “mejor” que Kraus o Pavarotti sino a develar qué aporta Marcelo. Más allá de cuestiones técnicas, que no son menores y que el tenor cordobés maneja de maravillas, se puede encontrar una voz más musical que potente, un intento valiosísimo por frasear y encontrar las esencias teatrales y psicológicas de los personajes y una musicalidad impecable. Además, dramático y sólido, canta “Niun mi tema”, la despedida de Otello, un papel que cantará por primera vez, en un escenario, en 2012, en el Covent Garden. Acá está el anticipo.
Pablo Kohan
Nuevas opciones para hacer y escuchar música
María y Cosecha, en la foto interna del CD
que no van a deslumbrar, pero que merecen una escucha muy atenta. Porque es desde su simpleza (aunque estén acompañadas en algunos casos por arreglos elaborados y sonoridades variadas) desde donde sacan un brillo que se aprecia. No es de esos brillos que encandilan. Consigue exquisitos climas en temas notables, como “Flor de piedra”, en el que crea un finísimo y expresivo trabajo vocal junto a Alejandra Bermejillo, Mariana Matta y Sandra Amaya. También se luce en el cierre “Merece”, apenas acompañada por Eduardo Pinto en piano, un músico que no pudo escuchar este disco publicado (pues falleció hace un año, en un accidente automovilístico), pero que ha dejado su talento en estos tracks y otros proyectos. A pesar de que ésta es apenas su segunda producción discográfica solista, Garcetti no es una recién llegada a la música. El tiempo que se tomó entre un disco y el siguiente para madurar y registrar su cancionero folklórico ha quedado legítimamente demostrado en estas canciones.
Mientras la industria discográfica se debate sobre su futuro y busca la manera de hacerle frente tanto a la piratería como al cambio de soporte, muchos han decidido tomar el toro por las astas. Así, en un espectro tan amplio que va de la música académica a las bandas indies, el “hacelo vos mismo” se ha convertido en la mejor opción. Las más prestigiosas orquestas sinfónicas del mundo, como la de Nueva York y la de Berlín, dejaron de esperar milagros en la venta de CD y decidieron abrir el abanico de posibilidades. Según un artículo publicado esta semana en The New York Times cada vez son más los organismos sinfónicos que ofrecen los conciertos vía Internet. Las opciones pueden ser muchas, desde escuchar en línea sin archivar, hasta tener a disposición no sólo la temporada actual, sino parte de sus archivos, lo que permite precios o suscripciones para casi todos los bolsillos (un sistema que funciona mejor en aquellas sociedades en las que la compra con tarjeta vía la Red no provoca la desconfianza que aún crea por estos pagos). Las bandas indie han descubierto hace rato el poderío de sitios como MySpace para difundir su música, aunque es cierto que en esta oferta creciente hacer la diferencia se convierte en lo excepcional. Por eso, y para crear mayor conexión con sus fans, han aparecido sitios que permiten hacer algo así como colectas entre los seguidores para llegar a objetivos, tales como grabar canciones, arreglar la camioneta de gira, comprar un nuevo teclado o editar en vinilo. La banda entonces propone el monto necesario y los que estén dispuestos hacen su aporte en el sitio (sólo si se llega al total anunciado, se efectiviza el descuento en la tarjeta).
Mauro Apicella
Adriana Franco
Analía Garcetti
El arte de cantar, en buenas voces Otra vuelta, el nuevo disco del grupo folklórico María y Cosecha, y Doce uvas, de la cantante Analía Garcetti
San Patricio The Chieftains y Ry Cooder La iguana, La golondrina, A la orilla de un palmar, Danza de concheros, El chivo, San Campio, The Sands of Mexico, Sailing to Mexico, El caballo, March to the Battle, Lulllaby of the Dead, Luz de luna, Persecución de Villa, Canción mixteca, Ojitos negros, El relámpago, El pájaro cu, Finale (Hear Music/Universal).
Nuevamente, la banda irlandesa busca en los cruces y raíces, o en los cruces de las raíces, la inspiración para un disco (lo hizo con España, en Santiago; con la música country en Down the Old Plank Road). Ahora los Chieftains miran hacia México, con la compañía de su colega Ry Cooder y la antigua historia del regimiento que cambia de bando en la guerra entre Estados Unidos y México de mediados del siglo XIX. Paddy Moloney y compañía ponen su música de gaitas, flautas y bodhran al servicio de canciones tradicionales mexicanas, e invitan a la fiesta a los más variados personajes, de Lila Downs a Chavela Vargas, de Ry Cooder a Liam Neeson (el primero, en uno de los pocos temas en inglés; el otro, en una narración), de Los Tigres del Norte a Linda Ronstand.
Adriana Franco
Que en el comienzo del segundo trimestre del año se presenten discos como los de María y Cosecha (Otra vuelta) y de la solista Analía Garcetti (Doce uvas) es el mejor augurio para la música popular de raíz folklórica y, especialmente, para la canción y su melodía. El nuevo disco de María de los Angeles Ledesma y Cosecha de Agosto (actualmente el grupo se llama, simplemente, María y Cosecha) está lleno de certezas. La certeza de que son todos excelentes músicos; la certeza de que pueden hacer versiones de la música popular argentina y latinoamericana con exquisito refinamiento y originalidad; la certeza de que sus años de camino juntos, como grupo (María de los Angeles, Matías Furió, Pablo Fraguela, Pedro Furió y, desde hace algún tiempito, Sebastián Calá), quedó traducida en una madurez musical que contempla, en muy buenas proporciones, talento y estudio. Cada canción, cada versión, es un paisaje en sí mismo, de una misma región. No importa si una es de Leo Maslíah, que se escucha sólo en voz y piano, si la siguiente es una composición instrumental
del guitarrista Pedro Furió, que se podría alistar en lo que se conoce como música de fusión, o si la que viene más adelante, de Fraguela, es una original milonga tanguera que tiene estructura de gato cuyano. Todo tiene la sonoridad que el grupo buscó y que encontró para este disco: desde la primera chacarera traserrana hasta la última trunca tucumana. El paisaje de Cosecha llama la atención en cada detalle que aparece en los arreglos y en la nitidez general de la instrumentación propia y agregada. La voz de María es decisiva para darle forma a esta notable producción. Se puede desmenuzar técnicamente su trabajo; se pueden elogiar versiones tan sentidas, como la que hace de “La ollera”, pero también se puede resumir lo que hace en muy pocas palabras, sin temor a meter la pata con un concepto firme: su labor es realmente brillante.
Cuyana en otoño Profundamente cuyano es el disco de Analia Garcetti, aunque las primeras tonadas, cuecas y gatos les dejen paso a zambas y chacareras. Sin duda, hay un color cuyano en
esta producción criteriosamente construida, bien tocada, arreglada y producida por Eduardo Pinto; bien cantada, bien nutrida de invitados (Jorge Fandermole y Carlos Aguirre, entre otros), y con una docena de canciones escritas, en su mayoría, en letra y música por Garcetti,
Otra vuelta María y Cosecha La vuelta de don Gauna, Rey mago de las nubes, Pasos descalzos, Creciente de nueve lunas, Milonga, Viditagua, La ollera, Limeña, Remanso de deseos, De alguna orilla, Biromes y servilletas, Zonko querido (Edición independiente).
Doce uvas Analía Garcetti Amor cuyano, Como agua de arroyito, Sueños de Bermejo, Criollita, Zamba de almas perdidas, Un solo fuego será, Entre tonada y tonada (Shagrada Medra).
Del norte andino al llano pampeano
Melania Pérez y Jaime Torres
Fiesta folklórica en La Plata Postales que dejó la apertura del segundo encuentro Fifba de la música nativa Apenas se traspone la calle 1 y 49, donde la circulación de autos y el amontonamiento del tránsito es similar al de la Capital Federal, el paisaje cambia. Un boscoso predio se abre ante los ojos, unos paisanos vestidos de gauchos caminan animadamente con su facón en la espalda y su poncho en el hombro; el aroma del asado se esparce por el aire; grupos de adolescentes con sus guitarras van detrás de sus cinco minutos de fama y algunos diablitos jujeños juguetean por los alrededores del Anfiteatro del Lago como si fuera todavía carnaval. Allí se realiza por segundo año consecutivo el Festival Internacional de Folklore Buenos Aires, organizado por el Instituto Cultural de la Provincia, que anteanoche, y con entrada gratis a todos los conciertos, tuvo su día inaugural con una auténtica fiesta vestida de los colores de la quebrada jujeña. Por el clima festivo y vibrante que se vivió en el cierre de los Quebradeños con Tomás Lipán y su secuencia de carnavalitos imparables y la participación masiva del público bailando en las butacas y haciendo rondas gigantescas era lo más parecido a un gran final de fiesta. Sin embargo, apenas era el comienzo de este evento de tres días (anoche se esperaba el tributo a Mercedes Sosa y el cierre, será hoy, con chacareras). Incluso cuando el éxtasis había dejado agotado al público, Lalo Mir, el conductor oficial, con su sombrero lleno de papel picado, arengó al público a seguir la jornada. Una ban-
da de sikuris, bronces y bailarines despertó nuevamente la alegría carnavalera y todos comenzaron una multitudinaria procesión hacia el fogón peñero, a 50 metros del Anfiteatro, donde la fiesta prosiguió hasta la madrugada con sayas, tinkus y chacareras para bailar. Por la tarde, el clima se fue preparando con el paisaje de la estudiantina platense, rondas de mates, vendedores de panes caseros y aficionados que empezaron a llegar apresurados para ver de cerca y a escasos metros en el espacio Fogón a Inés Bayala, Argentino Luna y, sobre todo, a la dupla de Luis Salinas y su compadre guitarrero el Diablero Arias, que se despacharon con una zamba jujeña como si estuvieran sentados en el living de su casa. Hubo micrófono abierto para aficionados y, más tarde, el clima ganó calor con la actuación de Bruno Arias junto con el ballet Raíces Jujeñas y la banda de sikuris Intercontinental.
Agenda del día Escenario Fogón Roxana Carabajal, Peña libre con 17 micrófono, Raúl Carnota.
Zambódromo 19.30 Clase de baile, Ballet Amerindia. Escenario anfiteatro 19.50 Idahue, Arbolito, Los Manseros,
En el otro espacio, el Zambódromo, una gran pista abierta de césped con tribunas, una veintena de parejas se entrenaban con bailecitos para el cierre jujeño, y después la actuación de Omar Moreno Palacios, con su decir surero sería el prólogo perfecto para el gran Pericón Nacional, en el que participaron unas 100 parejas. La performance de ese baile tan tradicional y antiguo se transformaba en novedoso para la decena de curiosos que no paraban de filmar con celulares y cámaras, cada movimiento de las parejas vestidas a la usanza criolla. En el Anfiteatro a cielo abierto, con la capacidad cubierta para tres mil personas y con largas colas de público, los colores andinos lo impregnaban todo. Jaime Torres y Melania Pérez abarcaron el arco del repertorio norteño, incluido un recuerdo al maestro Coya Mercado, con esa cuota de calidad superlativa, que tuvo resonancia en un público que estaba preparado para escuchar la profundidad de las coplas de Balvina Ramos y Laura Peralta y sacudirse con el final de saya junto con el charango de Jaime y la voz de Melania. El grupo chileno Manka Saya fue otra de las interesantes novedades que supieron dejar el terreno ideal para el final de zambas, coplas, bailecitos y carnavalitos, con Tomás Lipán, Las Hermanas Cari y Fortunato Ramos, que también recordaron al maestro Coya Mercado.
Dúo Coplanacu, Carabajales.
Gabriel Plaza