El anuncio de la Buena Nueva

15Decía: —Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de. Dios. ... Jesús anunciará la llegada del Reino y no sólo su ... paganas (Sirio-fenicia, Traconítida,.
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(1,14-20)

En la siguiente sección, Marcos nos relata el comienzo de la predicación de Jesús, es decir, el anuncio de la Buena Nueva y su realización a través de los gestos y acciones del Maestro. El relato se ubica luego del arresto de Juan Bautista y en la región de Galilea, donde todo comenzará y donde volverá Jesús y sus discípulos luego de la resurrección, para comenzar de nuevo y prolongar la misión del Mesías.

Marcos parece dar a entender que el arresto de Juan es el hecho que hace comprender a Jesús que debe comenzar su misión Los tiempos de los profetas terminan, el tiempo nuevo del Mesías comienza con él y se prolonga hasta el fin de la historia. El evangelista describe este comienzo a través de tres hechos importantes

La llegada de Jesús a

Galilea,  el anuncio de la Buena Nueva, y

los primeros cuatro discípulos

14Cuando

arrestaron a Juan, Jesús se dirigió a Galilea a proclamar la Buena Noticia de Dios. 15Decía: —Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Arrepiéntanse y crean en la Buena Noticia. 16Caminando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés que echaban las redes al lago, pues eran pescadores. 17Jesús les dijo: —Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres. 18Inmediatamente, dejando las redes, le siguieron. 19Un trecho más adelante vio a Santiago de Zebedeo y a su hermano Juan, que arreglaban las redes en la barca. 20Inmediatamente los llamó. Y ellos dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron con él.

El relato da la sensación que Jesús se quedó en Judea luego de la experiencia del desierto, o que una vez saliendo del desierto se enteró del encarcelamiento de Juan y decidió comenzar su misión en Galilea. En ambos casos relaciona el comienzo de la misión del Maestro con el fin de la del Bautista, separando con ello el tiempo de la preparación, con el tiempo del cumplimiento de las promesas de Dios, el tiempo del Mesías.

La misión de Jesús está en continuidad con la de Juan, pero esta es una “continuidad discontinua”, es decir, una lleva a la otra pero la forma y la intención son distintas.

Jesús no predicará en el desierto, como Juan, sino en medio del pueblo, en la Galilea. Jesús anunciará la llegada del Reino y no sólo su preparación. Juan vivirá en austeridad del desierto, comiendo poco y en una vida de penitencia, Jesús en cambio vivirá en medio del pueblo, prestando poca atención a las prácticas de ayuno y penitencia. Juan dirá que el Mesías está próximo, Jesús mostrará con su vida y su palabra que el Mesías ya está en medio del pueblo, y que Dios ha escuchado el clamor del pueblo y ha bajado a liberarlo, tal como en el éxodo.

Jesús era de Nazareth de Galilea. Entonces, ¿Por qué Juan nos dice que Jesús “marchó a Galilea”, siendo que era de ahí?. El detalle tiene un sentido profundo. La Galilea, región al norte del país y rodeada de paganos, era una zona despreciada y marginada. Es ahí, en medio de los marginados, donde Jesús comenzará el anuncio de la Buena Nueva.

El nombre de Galilea quiere decir “círculo”, “rueda”, “distrito o comarca”, y alude al hecho de estar rodeada por regiones paganas (Sirio-fenicia, Traconítida, Decápolis y Samaria). Se trata del territorio que antiguamente ocupaban las tribus del norte, es decir, menos Judá y Benjamín, que luego formarían el Reino de Israel, hacia el 931 a.c. Desde entonces, la enemistad y el desprecio mutuo entre los reinos de Judá e Israel se hizo cada vez más fuerte.

Con la conquista de Israel por Babilonia en el 722, esta enemistad se profundizaría más aún, unida a la sospecha de impureza e influencia pagana. Esta opinión perduraría hasta después de los tiempos de Jesús. Los evangelios dan testimonio de esta opinión.

La actitud de Jesús señala también un rasgo mesiánico. Isaías anunciará la liberación del reino de Israel, el reino del norte, y el retorno de los deportados. La misión de Jesús, misión del Mesías, también será liberar al pueblo de la opresión y la injusticia, consecuencias del pecado y la infidelidad:

“Como en un primer tiempo la tierra de Zabulón y Neftalí fueron ultrajadas, el tiempo siguiente honró el camino del mar, más allá del Jordán, la galilea de los paganos. El pueblo que andaba a oscuras vio una luz grande. Los que vivían en tierra de sombras fueron iluminados (...) Porque el yugo que les pesaba, el látigo sobre su hombro, la vara del opresor, tú los has destruido como en el día de Madián. Porque la bota que pisotea fuerte, y el manto manchado de sangre, serán quemados, pasto del fuego” (Is 8,23-9,5)

La opresión de la Galilea no viene ahora sólo de un poder extranjero (los romanos), sino dentro del propio pueblo, de sus autoridades (Herodes), de sus líderes religiosos (Sanedrín, Saduceos, Fariseos) y de la enemistad entre regiones (Galilea contra Judea, Judea y Galilea contra Samaria, etc).

Por ello, Jesús comenzará en Galilea el anuncio del tiempo nuevo, tiempo de justicia y fraternidad, tiempo de liberación y esperanza. Habrá que convertirse, transformarse en un pueblo justo, para que llegue el día de la liberación, tal como en el tiempo de Isaías.

Jesús comienza a anunciar en Galilea “la Buena Nueva de Dios”, el Evangelio. El término no fue creado por los cristianos. En el mundo judío y grecorromano, las “buenas noticias” eran el anuncio de alguna victoria militar o la llegada de un nuevo rey o emperador. También era “Buena Noticia” la recompensa que recibía el mensajero.

Como Marcos escribe para los cristianos de Roma, acostumbrados a las “Buenas Noticias” del Imperio (que generalmente eran malas noticias para el pueblo), aclara que Jesús anuncia la Buena Noticia de Dios, no la del imperio. Este Evangelio es resumido por Marcos en una corta frase, pero de un profundo sentido:

“El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado, conviértanse y crean en el Evangelio”. (Mc 1,15)

El tiempo se ha cumplido. El griego tiene dos palabras para “tiempo”: “Kronos” (Kronoj)es el tiempo de las horas y minutos, el tiempo que corre, de ahí las palabras castellanas “cronómetro”, “cronológico”, etc. “Kairós” (KairojV) es el momento propicio para algo, la oportunidad, la ocasión.

El Nuevo Testamento ocupa este segundo término.

El tiempo que se ha cumplido no es un plazo fatal, un tiempo cronológico, una especie de fecha predicha e inevitable (Kronos). Jesús anuncia la oportunidad (Kairós) para que se realice el reino de Dios, el momento propicio para liberar al pueblo, la ocasión en que están dadas las posibilidades para que nazca una nueva realidad, un nuevo comienzo.

Es el momento para sumarse a ello, para poner el propio empeño y la propia vida en acoger y anunciar el Reino de Dios que ya comienza.

El reino de Dios se ha acercado

El reino de Dios no es una especie de institución política que remplace a los reinos del mundo. Se trata de una nueva

dinámica, una nueva forma de

relacionarse entre las personas y los pueblos, más fraterna, justa y verdadera.

La base de esta nueva forma, de estos nuevos valores, es reconocer que Dios es Rey sobre todos, y que todas las autoridades, reinos y pueblos deben vivir según su voluntad, que es voluntad de amor, justicia, fraternidad y verdad.

Si el pueblo es fiel a Dios y acepta su voluntad, entonces Dios será su rey y llegará su liberación. Para Jesús, la causa profunda de la injusticia es la infidelidad a la alianza entre Dios y el pueblo. Cuando el pueblo rechaza a Dios como rey, entonces llega la opresión y la injusticia, se vuelve a la esclavitud de Egipto, se rompe la alianza.

La oportunidad de retomar el camino de la alianza “se ha acercado”, se ha puesto al lado, está al alcance de la mano. Es la hora de sumarse al camino que el pueblo ya empezó a hacer con Juan, pero que debe avanzar hacia una verdadera transformación, hacia una nueva sociedad, justa y libre, hacia el reino de Dios.

Conviértanse y crean en la Buena Nueva Para reconocer a Dios como rey y aprovechar la oportunidad que Jesús ofrece, es necesario cambiar de mentalidad, de camino y de forma de vida. Es lo que el texto nos dice con la palabra “matanoeite” que viene de “metanoia” (metanoeite. metanoia), que significa literalmente “cambio de mentalidad”

Significa cambiar la forma de ver las cosas, abandonar los propios criterios para asumir los criterios y la mirada de Dios. Por ello, no se trata de un cambio de prácticas religiosas, o de creer ciertas verdades, sino de transformar la propia vida y nuestro mundo, para hacerlo más acorde con la voluntad de Dios.

La invitación es a transformarse y a creer en la posibilidad de la transformación, a creer en el anuncio de Jesús y sumarse a su proyecto. No se trata sólo de creer en Jesús, sino de creer también a El. Creer en su sueño y sumarse al esfuerzo por hacerlo realidad. El Reino de Dios es posible, Jesús viene a anunciar esta posibilidad como cercana, real y a invitarnos a hacerla posible.

Por último veamos la elección de los primeros cuatro discípulos El primer paso para aprovechar la oportunidad que Jesús anuncia y provocar la realización del reino de Dios, es formar comunidad. A través de la vivencia comunitaria del mensaje de Jesús se va realizando el Reino prometido y va avanzando la realidad nueva que este Reino significa y realiza.

El relato del llamado de los cuatro primeros discípulos es imagen del llamado de todos los discípulos y de toda comunidad creyente que se esfuerza por vivir el seguimiento de Jesús.

Centremos nuestra atención en algunos detalles que nos permitirán profundizar en el sentido de este texto:

Los discípulos son hermanos.

Los llamados son dos pares de hermanos, Simón y Andrés, Juan y Santiago. El lazo que une a la comunidad son los lazos de la hermandad. No se trata sólo de seguir un ideal o luchar por una sociedad mejor, se trata más profundamente de hermanarse y vivir la fraternidad verdadera, que es la base de la realidad nueva que Jesús viene a anunciar.

Estaban arreglando las redes.

Jesús llama a los discípulos en medio de su trabajo, en la realidad de cada día. Este es uno de los rasgos más importantes en Jesús: que el Reino se descubre y se vive en medio del mundo, en la realidad de cada día, y se realiza también en medio del mundo, en los hechos de la historia del pueblo, de los sencillos.

Quien desee encontrarse con Jesús no debe, por tanto, buscarlo en el desierto (como Juan), sino en medio de la gente, entre los pobres de la Galilea, en la vida de cada día.

Les haré pescadores de hombres.

Jesús llama a sus discípulos desde su realidad, desde su lenguaje. Por ello los invita a sumarse al Reino hablándoles de redes y de pesca, valorando con ello su identidad de trabajadores, de sencillos pescadores, dejando de lado los prejuicios que ellos cargaban en su época.

El acoger el Reino que Jesús anuncia es también una invitación a sumar a otros, a vivir abiertos a los que no han descubierto la oportunidad que el Evangelio anuncia, a buscar formas y maneras de “pescar a otros hombres” y hacerlos descubrir la realidad nueva a la que Jesús los invita. Ser discípulo implica también ser misionero.

Y dejándolo todo, lo siguieron. El seguimiento de Jesús es una experiencia radical. Implica abandonar las seguridades acumuladas, dejar la propia barca, las redes que hemos tendido y a los que queremos, para poner a Jesús y su Reino como lo más importante.

Esta libertad profunda y radical frente a todas las cosas que parecen darnos seguridad, hace posible que el discípulo pueda seguir a Jesús y estar disponible para vivir la “metanoia”, el cambio de mentalidad y forma de vida, requisito imprescindible para comprender la dinámica del Reino y poner el propio esfuerzo para acogerlo y anunciarlo.

(1,21-34)

21Llegaron

a Cafarnaún y el sábado siguiente entró en la sinagoga a enseñar. 22La gente se asombraba de su enseñanza porque lo hacía con autoridad, no como los letrados. 23Precisamente en aquella sinagoga había un hombre poseído por un espíritu inmundo, que gritó: 24—¿Qué tienes contra nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: ¡el Consagrado de Dios! 25Jesús le increpó: —¡Calla y sal de él! 26El espíritu inmundo sacudió al hombre, dio un fuerte grito y salió de él. 27Todos se llenaron de estupor y se preguntaban: —¿Qué significa esto? ¡Una enseñanza nueva, con autoridad. Hasta a los espíritus inmundos les da órdenes y le obedecen. 28Su fama se divulgó rápidamente por todas partes, en toda la región de Galilea.

29Después

salió de la sinagoga y con Santiago y Juan se dirigió a casa de Simón y Andrés. 30La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo hicieron saber enseguida. 31Él se acercó a ella, la tomó de la mano y la levantó. Se le fue la fiebre y se puso a servirles. 32Al atardecer, cuando se puso el sol, le llevaron toda clase de enfermos y endemoniados. 33Toda la población se agolpaba a la puerta. 34Él sanó a muchos enfermos de dolencias diversas y expulsó a numerosos demonios, a los que no les permitía hablar, porque lo conocían.