El ancestral dinkel, un cereal que se presenta en el país

30 oct. 2010 - Este dinkel (Triticum Espelta) pa- tentado en la Argentina con el nom- bre Eco Fauno, es un “pseudotrigo” como lo definió su obtentora, Silvia.
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Campo

Página 10/Sección 5/LA NACION

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Evolución del tiempo para el agro RINCON GAUCHO

Por Miguel de Jesús Zamorano Para LA NACION

Sin precipitación mm

Precipitación acumulada DEL 1 AL 27 DE OCTUBRE DE 2010

Entre 0y1

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Sábado 30 de octubre de 2010

Comparación de índices verdes 20

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mayor a 300 400

Representa la cantidad y el vigor de la vegetación (actividad fotosintética) -0.1 -0.05 0 0.04 0.14 0.24 0.34 0.44 0.54 0.64 0.74 1 Agua Nubes Vegetación débil y escasa Vegetación densa y vigorosa Nieve

PROMEDIO OCTUBRE 1961-1990 (normal)

19 AL 28 DE OCTUBRE

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Relato de Jesús, el pequeño naranjero de Catamarca

Temperatura inferior a 2°

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Más 25 de 25

Cantidad de días por zona DEL 1 AL 27 DE OCTUBRE DE 2010

2010

PROMEDIO OCTUBRE 1961-1990 (normal)

Al comparar las imágenes del NDVI de septiembre de 2010 con respecto a la del 19 al 28 de octubre de 2010, se puede apreciar en la última un aumento en el vigor de la vegetación en gran parte de la región triguera ya que evolucionaban los cultivos de cosecha fina, y comenzaban a brotar algunos de la siembra gruesa.

OCTUBRE

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2010

Este artículo fue seleccionado ganador en el nivel secundario del Concurso Rincón Gaucho en la Escuela os naranjeros son pájaros que vuelan de planta en planta, alimentándose de los frutos de éstas. Algunos son de color azul verdoso y también los hay de pecho amarillo. No son más grandes que el hornero, ni tampoco son trabajadores como él. Yo me siento un naranjero por el gusto por las naranjas y porque también me traslado de planta en planta para cortarlas y alimentarme de ellas, y un hornero por mi gusto por el trabajo. Me llamo Jesús y soy feliz levantándome a las seis de la mañana los días que no voy a la escuela. Alzo mis guantes, me cuelgo el morral, tomo la tijera de podar para cortar el tronco de las naranjas y empiezo a caminar por el sendero de tierra que me lleva a la quinta. El canto de los pájaros me acompaña; yo trato de imitarlos para que no se asusten con mi presencia y se mantengan cerca. Ser naranjero es un trabajo que viene de mis abuelos. Tiene sus secretos que, quienes lo hacemos, vamos pasando de padres a hijos. Cuando empecé, mi papá me dijo que debía ser prolijo y, sobre todo, rápido, porque la juntada de naranjas es “por tanto”, ya sea en cajón o en morral. Hay que elegir las naranjas más grandes porque son las que se juntan más rápido, de lo contrario es plata y tiempo que se pierde. El morral pesa mucho y como soy bajo de estatura y un poco flaco, hay veces que siento que me vence, pero le guapeo porque produzco con ello un gran beneficio para mí y para mi familia. No juntamos naranjas cuando corre mucho viento porque las plantas se mueven y no se puede apoyar las escaleras sobre ellas: tampoco lo hacemos cuando llueve. Entonces, me quedo en mi casa junto al fuego, con mi madre y mis hermanos.

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Soles de mayo Cuando empecé tenía mucha ansiedad por conocer el oficio y no me cansaba de mirar las plantas de naranja. El sol de mayo y el rocío de la noche anterior le daban un color verde brillante y las naranjas parecían pequeños soles colgados de las ramas. El primer día fui con mi padre y luego también fue mi hermano de veinte años. Aún vivía mi abuelo y fue él quien me enseño el secreto de la postura del morral: “Llevalo siempre cruzado y en el medio, para que te ayude a estar más cómodo y juntes más rápido”. A las seis y media, cuando no hace mucho frío, ya estoy en la quinta. Espero que lleguen los juntadores, alguno de los cuales son del pueblo y otros provincias vecinas –son peo-

nes golondrina–, que vienen a juntar también uva y manzana. Hay veces que a algunos los veo cada año, para el tiempo de la cosecha; de otros no se que fue de sus vidas. Son amigos que se pierden, pero que recuerdo siempre con alegría. Juntamos sin parar hasta las doce, que es la hora de comer. Hay veces que llevo la comida y cuando no, le pido al encargado que me traiga algo para aguantar hasta la tarde. Desde mayo hasta agosto, las quintas se llenan de naranjeros; a los pájaros y a los juntadores nos llaman igual. Creo que somos como el pájaro, migramos a donde esté el trabajo que nos de el alimento de cada día.

Pequeño universo Cuando estoy sobre la escalera veo toda la quinta y a mis compañeros de trabajo y me siento grande pues desde ahí puedo observar toda la plantación, y me quedó quieto. Ver pájaros naranjeros que son hermosos, pero que lamentablemente producen gran pérdida en la producción. Ver a los juntadores arriba de las escaleras o abajo de la planta me da felicidad y, a la vez, gran ansia de juntar más y más. Cuando salgo de la quinta me llevo naranjas para que mis hermanos las coman o para que mamá les haga jugo, que es bueno y evita el resfrío. Yo aspiro a seguir estudiando y el trabajo me ayuda a comprar cosas muy necesarias. Estudio de mañana en el colegio Polimodal con Orientación en Bienes y Servicios y de tarde curso el TTP, que es como una escuela agrotécnica. Estudio allí porque está a dos kilómetros de mi casa y porque enseñan cosas de la agricultura y de la ganadería. Actualmente voy a primer año, pero cuando curse tercero podré explicar en la clase de Citrus cuál es el secreto para juntar naranjas, porque soy buen cosechero, y les pasaré a mis compañeros alguno de esos secretos que me contó mi abuelo, como tomar la fruta suavemente con la mano, darla vuelta para que se desprenda y cuidar de no lastimar la cáscara, pues de lo contrario pierde valor en el mercado, por ejemplo. No dejaré la escuela aunque me cueste estudiar, pues tengo mucho para aprender yendo a ella. Quiero ser técnico agrónomo para ganarme la vida mejor y para ayudar a mis hermanos más chicos y a mi mamá. Si mis hermanos me ven estudiar seguramente ellos también lo harán cuando les llegue la edad de hacerlo.

El autor es alumno del Colegio Nº 25 de Alijilán, Santa Rosa, Catamarca.

DE GUILLERMO BEKES

“La casa del molino”, de Guillermo Bekes

Muestra de paisajes rurales El miércoles próximo, a las 19, se inaugurará en la Galería El Socorro (Suipacha 1331, Capital Federal) la exposición “Paisajes”, del pintor Guillermo Bekes. La muestra, que incluye 15 óleos, permanecerá abierta hasta el 15 de noviembre. Informes: 4327-0746/0717 o www.bekes.com.ar.

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Fuente: Servicio Meteorológico Nacional

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PRODUCCION ORGANICA

LA NACION

) Mañana, degustación en el Hyatt

El cultivo, en el campo de General Alvarado

Silvia Lafontaine y el dinkel ESTABLECIMIENTO LA MADRECITA

JULIAN BONGIOVANNI

El ancestral dinkel, un cereal que se presenta en el país Silvia Lafontaine desarrolla el cultivo en su campo de General Alvarado; se trata de un “pseudotrigo” muy rico en cualidades nutricionales y medicinales ROBERTO SEIFERT LA NACION El dinkel está en la Argentina y sus productos elaborados con su harina estarán disponibles muy pronto. ¿De qué estamos hablando?: de un nuevo cereal en el país, pero con una historia ancestral en Europa. Este dinkel (Triticum Espelta) patentado en la Argentina con el nombre Eco Fauno, es un “pseudotrigo” como lo definió su obtentora, Silvia Elena Lafontaine, quien desde 1996 comenzó a sembrarlo en el establecimiento familiar La Madrecita, en Nicanor Otamendi, partido de General Alvarado, Buenos Aires. Lo hace en forma orgánica (sin agroquímicos) sin arar la tierra, manteniendo el suelo fértil naturalmente. “Se trata de una especie de trigo que se cultivaba unos 7000 años antes de Cristo y es considerado el origen de todas las variedades actuales de se cereal”, dijo Lafontaine, integrante del Movimiento Argentino para la Producción Orgánica (MAPO) y única productora de dinkel en el país. “Es un cereal que él público local no conoce y que es muy importante no sólo para la elaboración orgánica de panes, fideos, masas, patés y cervezas de agradable sabor dulzón parecido a las avellanas, entre otros productos, sino también por sus propiedades pa-

ra combatir el colesterol y los triglicéridos, entre otras virtudes. Es rico en hidratos de carbono, proteínas, oligoelementos y minerales como el magnesio, hierro, fósforo, regulariza el metabolismo del azúcar en sangre (bueno para los diabéticos), aunque por su alto contenido de gluten es contraindicado para los celíacos”, dijo la productora a LA NACION. Lafontaine informó que el público podrá conocer el Eco Fauno en la degustación que harán las panificadoras orgánicas porteñas Haus Brot, Esquina de las Flores y Campo Claro, en la presentación de productos orgánicos que se hará mañana, de 11 a 16, en el hotel Hyatt, en esta capital, con entrada libre y gratuita. Además, del 26 al 28 de noviembre, estará en la Primera Feria Nacional de Turismo Rural Sustentable y Producción Orgánica, en Luján (Buenos Aires).

Historia Lafontaine es licenciada en Ciencias Políticas, pero debió cambiar su rumbo: desde 1987 quedó a cargo del campo cuando su padre le relegó el mando por razones de salud. “Fue Lanfranco Burattini, amigo y productor orgánico, quien me trajo las semillas de dinkel desde Europa hace 14 años y me acompañó y confió en mí para que las empiece a multiplicar en nuestro establecimiento”,

explicó la productora. “Tuve que capacitarme e investigar mucho para hacer rentable un campo pequeño (159 hectáreas). Aprendí sola y también de la mano de mi patrocinante, el ingeniero agrónomo Gustavo Lundberg”, agregó Lafontaine, quien complementa su actividad con ganadería, que desarrolla con pastoreo racional intensivo. Finalmente el dinkel Eco Fauno se inscribió en el Registro Nacional de Cultivares y el Registro de Propiedad de Cultivares el 30 de julio de 2008. Es un cultivo de ciclo largo. Se siembra en mayo y se cosecha a fines de diciembre o principios de enero. “Las ventajas son enormes porque como cuenta con una calidad genética superior y pura no tiene manipulación genética, por lo tanto es muy resistente a la sequía, a las plagas y a los parásitos”, apuntó la productora. Agregó que en su campo destinó al cultivo entre 40 y 70 hectáreas. “El rendimiento es variable: de 1500 a 3000 kilos por hectárea. Esto es parte del aprendizaje que aún me falta. Busco la estabilidad, porque siempre aparece una espiga diferente. Por eso es muy importante la rotación con cualquier otro cereal”, dijo la productora, quien consignó la participación de la Estación Experimental Agropecuaria del INTA Barrow en los ensayos.

Contó Lafontaine que en 2004 había empezado a exportar a Europa. Fue un contenedor con unas 27 toneladas. “Pero en 2008 surgió el conflicto del campo con el Gobierno que nos afectó directamente como productores orgánicos. Teníamos compromisos de exportación que no pudimos cumplir en tiempo y forma porque la Oncca, que funciona en el control de mercados y no en su verdadera función de fiscalizar, suspendió los cupos. La inscripción en ese organismo como importadores y exportadores tardó dos meses, en consecuencia, no pudimos importar semilla para la propagación, se perdió la fecha de siembra y la sequía impidió multiplicar esta especie en 400 hectáreas por primera vez en el país”, agregó. Y este año cuando se aprestaba a exportar el cereal a Europa, a 1600 dólares la tonelada (tiene esa alta cotización por el poco rendimiento y excelente calidad), surgió la crisis en Grecia y la operación se vino abajo. “Por eso estoy ingresando en el mercado interno con un producto que pocos conocen; pero necesito respaldo financiero. Tengo un altísimo costo (unos 500 dólares por tonelada sin contar la semilla). Además, a todos los productores orgánicos nos falta apoyo del Gobierno para promoción y difusión de nuestros productos”, concluyó Lafontaine.