Educar la fe en familia - Jornada de la Sagrada Familia proceso gradual de educación humana y cristiana que permite tener como centro la vocación al amor. A la familia le corresponde el deber grave y el derecho insustituible de educar y cuidar este momento inicial de la vocación al amor de los hijos. Esto se realiza en un ambiente sencillo y normal, el hogar, donde, de una manera connatural se va formando la personalidad humana y cristiana de los hijos. A esta educación contribuyen también las entidades educativas, el testimonio de los padres y hermanos, el contacto con otras familias, la pertenencia a la comunidad cristiana parroquial, y a grupos o movimientos cristianos7.
Educar la fe en familia
Jornada de la Sagrada Familia
La familia, en su afán educador, ayuda a todos sus miembros a que vivan como verdaderos cristianos, capaces de configurar cristianamente la sociedad. De igual modo la familia, con total respeto a cada de sus hijos, debe ayudarles a que, en su momento, puedan descubrir sus respectivas vocaciones. En este sentido la familia protege y anima la vocación a la vida sacerdotal y consagrada. En todo caso, los obispos de la Subcomisión reiteramos una vez más que el mundo necesita hoy de manera urgente el testimonio creíble de familias que, iluminadas por la fe, sean capaces de «abrir el corazón y la mente de muchos al deseo de Dios»8 y ser fermento de nuestra sociedad. Implorando la protección de María, Madre de la Sagrada Familia, os animamos en este Año de la fe a profundizar en un mayor conocimiento de nuestra fe y que esta transforme la vida de nuestras familias, les abra el camino hacia una plenitud de significado, las renueve, llene de alegría y de esperanza fiable9. Juan Reig Plà, Obispo de Alcalá de Henares Presidente de la Subcomisión Episcopal Para la Familia y Defensa de la Vida
Francisco Gil Hellín, Arzobispo de Burgos Mario Iceta Gavicagogeascoa, Obispo de Bilbao
Festividad de la Sagrada Familia
Gerardo Melgar Viciosa, Obispo de Osma-Soria José Mazuelos Pérez, Obispo de Jerez de la Frontera Carlos Manuel Escribano Subías, Obispo de Teruel y Albarracín Cf. CLXXXI Asamblea Plenaria, Directorio de la Pastoral Familiar de la Iglesia en España, nn. 78-88. Benedicto XVI, Porta fidei, n. 15. 9 Cf. Benedicto XVI, Audiencia General, 24-octubre-2012. 7 8
30 de diciembre de 2012
Educar la fe en familia - Jornada de la Sagrada Familia
Educar la fe en familia 30 de diciembre de 2012, festividad de la Sagrada Familia
Nota de los obispos para la Jornada de la Sagrada Familia
Educar la fe en familia - Jornada de la Sagrada Familia Los padres apoyan a los hijos y caminan con ellos mientras realizan el aprendizaje de la vida cristiana y entran gozosamente en la comunión de la Iglesia para ser en ella adoradores del Padre y testigos del Dios vivo. La familia, de este modo, se convierte en el primer transmisor de la fe, y esta crece cuando se vive como consecuencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y de gozo5.
Con el lema “Educar la fe en familia” los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida, movidos por nuestro deber de pastores, invitamos a todos los fieles a reflexionar sobre la vital importancia de la familia en la “educación de la fe”. Asimismo, recordamos la exigencia de conocer y transmitir mejor a las generaciones futuras la fe de siempre1, de un modo especial en este Año de la fe.
La familia es el ámbito natural donde es acogida la fe y la que va a contribuir de una manera muy especial a su crecimiento y desarrollo. En ella se dan los primeros pasos de la educación temprana de la fe y los hijos aprenden las primeras oraciones, como el avemaría, el “Jesusito de mi vida”, el “Ángel de mi guarda” y el padrenuestro. También experimentan el amor a la Virgen, a Jesucristo, y es donde por primera vez oyen hablar de Dios y aprenden a quererlo viviendo el testimonio de sus padres.
Desde la primera evangelización la transmisión de la fe, en el transcurso de las generaciones, ha encontrado un lugar natural en la familia2. Hoy asistimos a una desvalorización del papel de la familia en este campo, debido a múltiples factores. No podemos dar por supuesto la vivencia de la fe cristiana en muchos hogares cristianos con las consecuencias que ello conlleva en la asimilación de la fe por parte de los hijos. Por esto queremos animar a las familias a ocupar su puesto en la transmisión de la fe, a pesar de las dificultades y crisis por las que atraviesan.
Este testimonio de los padres, en la continua y progresiva educación familiar, marca un tenor de vida en todos los ámbitos de la existencia humana. Se desarrolla en la catequesis familiar, la introducción a la oración -«la oración es el alimento de la fe» dice Juan Pablo II-, la lectura meditada de la Palabra de Dios a través de la lectio divina y en la práctica sacramental de la familia, en sintonía y colaboración con la comunidad parroquial.
La nueva evangelización debe ir dirigida de manera primera y prioritaria a la familia, como la realidad a la que más han afectado los cambios sociales y la poca valoración de la fe. La fe, don de Dios, se nos infunde en el Bautismo, en cuya celebración los padres piden para sus hijos «la fe de la Iglesia». Este es el signo eficaz de la entrada en el pueblo de los creyentes para alcanzar la salvación3. La iniciación cristiana, que comprende el Bautismo, la Confirmación, la Penitencia y la Eucaristía, toma una especial relevancia en la familia, «iglesia doméstica», comunidad de vida y amor, por ser donde surge la vida de la persona y esta es amada por sí misma. La familia vive dicha fe y participa también en la fe de sus hijos en las diversas etapas de formación y desarrollo de la vida cristiana. Así, el primer fundamento de una pastoral familiar renovada es la vivencia intensa de la iniciación cristiana4.
Así, la familia es el “lugar” privilegiado donde se realiza la unión de «la fe que se piensa» con «la vida que se vive» a partir del despertar religioso. La fe, al igual que la familia, es compañera de vida que nos permite distinguir las maravillas de Dios a lo largo de nuestro caminar. Como la familia, la fe está presente en las diversas etapas de nuestra existencia (niñez, adolescencia, juventud…), así como en los momentos difíciles y en los alegres. De esta forma la fe va acompañándonos siempre en todas las circunstancias de la vida familiar. La familia camina con sus hijos en esos importantes momentos en los que se va fraguando su madurez y porvenir. Cuando la vivencia y experiencia cristiana se ha tenido en la familia puede que se atraviese por momentos de crisis, pero lo que se ha vivido de niño vuelve a renacer y a tener un peso específico en la fe adulta. No se puede pensar en una nueva evangelización sin sentirnos responsables del anuncio del Evangelio a las familias y sin ayudarles en la tarea educativa6. La familia está inmersa en un
1 Benedicto XVI, Porta fidei, n. 8. 2
Mensaje final al Pueblo de Dios del Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización, n. 7 Benedicto XVI, Porta fidei, n. 10. 4 CLXXXI Asamblea Plenaria, Directorio de la Pastoral Familiar de la Iglesia en España, n. 22. 3
5 6
Benedicto XVI, Porta fidei, n. 7. Mensaje final al Pueblo de Dios del Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización, n. 7.
Educar la fe en familia
JORNADA DE LA SAGRADA FAMILIA 30 de diciembre de 2012
ORACIÓN
O
h, Dios, que en la Sagrada Familia nos dejaste un modelo perfecto de vida familiar, fundada en la fe, la esperanza y la caridad. Derrama tu Espíritu sobre nuestras familias, arráigalas sólidamente en la fe en Cristo, tu Hijo. Suscita en ellas la esperanza ardiente y abrásalas en el fuego de tu amor, para que sirvan fielmente a la Iglesia, sean fecunda fuente de comunión y vida y apóstoles incansables de la nueva evangelización. Unidos a José y María, te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor. Amén.
Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida Añastro, 1 · 28033 Madrid
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RITOS INICIALES CANTO DE ENTRADA Reunido el pueblo, el sacerdote con los ministros va al altar, mientras se entona el canto de entrada: Hoy la paz bajó del cielo (CNL, A 11); o bien: Nace el Niño en un portal (CLN, 64); Esta es la noche de Dios (CLN, 66); Es Navidad, (CLN, 59); En medio del silencio (CLN, 52); Ha nacido el Salvador (CLN, 68). Si no hay canto de entrada, los fieles o algunos de ellos o un lector recitarán la antífona de entrada (Lc 2, 16):
L
os pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José y al niño acostado en el pesebre.
SIGNACIÓN Y SALUDO AL PUEBLO CONGREGADO Terminado el canto de entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan, mientras el sacerdote dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. U. Amén. El sacerdote, extendiendo las manos, saluda al pueblo diciendo:
La paz y el amor de Dios, nuestro Padre, que se han manifestado en Cristo, nacido para nuestra salvación, estén con vosotros. U. Y con tu espíritu.
MONICIÓN DE ENTRADA El sacerdote, el diácono, u otro ministro idóneo, hace la siguiente monición sobre el sentido de esta fiesta y de la jornada:
Coincidiendo con la fiesta de la Sagrada Familia, el Hogar santo donde José, María y el Niño nos han enseñado con su vida silenciosa y humilde la dignidad y el valor de la familia, la
FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA DE NAZARET: JESÚS, MARÍA Y JOSÉ
Iglesia recuerda cada año la Jornada de la familia que este año tiene por lema: “Educando la fe en familia”. Hagamos nuestro este lema e invoquemos en nuestra celebración al Espíritu Santo para que cada familia, arraigada en Cristo, sea fuente viva de fe, signo vivo del amor de Dios y germen fecundo de la nueva evangelización en este mundo que necesita, con urgencia, la esperanza de Dios. ACTO PENITENCIAL El sacerdote invita a los fieles al arrepentimiento:
Hermanos: Para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reconozcamos nuestros pecados. Se hace una breve pausa en silencio. Después el sacerdote, u otro ministro idóneo, dice las siguientes invocaciones:
− Hijo de Dios, que, nacido de María, te hiciste nuestro hermano: Señor, ten piedad. #
U. Señor, ten piedad.
− Hijo del hombre, que conoces y comprendes nuestra debilidad: Cristo, ten piedad. #
U. Cristo, ten piedad.
− Hijo primogénito del Padre, que haces de nosotros una sola familia: Señor, ten piedad. #
U. Señor, ten piedad. El sacerdote concluye con la siguiente plegaria:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. #
U. Amén.
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GLORIA A continuación, se canta (cf. CLN, cantos que van precedidos de la letra C) o se dice el himno:
G
loria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios, Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque solo tú eres Santo, solo tú Señor, solo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.
ORACIÓN COLECTA Acabado el himno, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Oremos. Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos. Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración colecta propia de la Misa de la fiesta:
D
ios, Padre nuestro, que has propuesto a la Sagrada Familia como maravilloso ejemplo a los ojos de tu pueblo, concédenos, te rogamos que, imitando sus virtudes domésticas y su unión en el amor, lleguemos a gozar de los premios eternos en el hogar del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. #
U. Amén.
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LITURGIA DE LA PALABRA LECCIONARIO: volumen III, lecturas propias de la fiesta: Eclo 3, 2-6. 12-14; Salmo 127; Col 3, 12-21; Lc 2, 41-52. En el presente año C también puede utilizarse una de las siguientes lecturas: 1Sam 1, 20-22. 24-28; Salmo 83; 1Jn 3, 1-2. 21-24; el Evangelio el mismo señalado anteriormente.
PROFESIÓN DE FE Acabada la homilía se hace la profesión de fe:
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, En las palabras que siguen, hasta se hizo hombre, todos se inclinan.
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén. ORACIÓN UNIVERSAL El sacerdote, con las manos juntas, invita a los fieles a orar diciendo:
Unidos a la Sagrada Familia de Nazaret, modelo e imagen de la 6
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humanidad nueva, elevemos a Dios, Padre de la gran familia humana, nuestra oración y digámosle: U. Renueva nuestras familias, Señor. Las intenciones son propuestas por un diácono o, en su defecto, por un lector o por otra persona idónea. Por la santa Iglesia de Dios: para que en su interior y en las relaciones con el mundo dé la imagen de una verdadera familia que sabe amar, perdonar y valorar a cada persona. Oremos. U. Renueva nuestras familias, Señor. Por los gobernantes: para que protejan a la familia y procuren la solución de los graves problemas que, en estos tiempos de dificultades económicas, afectan a las familias. Oremos. U. Renueva nuestras familias, Señor. Por todos los hogares cristianos: para que sean imágenes vivas de la Sagrada Familia de Nazaret, testigos del abrazo de Dios a los hombres y portadoras de esperanza y germen de vocaciones religiosas y sacerdotales. Oremos. U. Renueva nuestras familias, Señor. Por las familias, para que sean testigos vivos de la fe en Jesucristo y sean conscientes de su importante tarea de educar en la fe de la Iglesia a todos los miembros de la familia. Oremos. U. Renueva nuestras familias, Señor. Por los padres, para que movidos por el Espíritu Santo guíen a sus hijos en el camino del amor y de la santidad. Oremos. U. Renueva nuestras familias, Señor. Por los novios: para que Jesucristo esté presente en su noviazgo y se formen para vivir el amor generoso e indisoluble según el proyecto de Dios. U. Renueva nuestras familias, Señor.
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FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA DE NAZARET: JESÚS, MARÍA Y JOSÉ Por nuestra sociedad: para que valore, acoja y defienda la vida humana como sagrada e inviolable desde el momento de la concepción hasta su término natural. Oremos. U. Renueva nuestras familias, Señor. Por los ancianos: para que en los últimos años de su vida no les falte el cariño familiar, y por los miembros difuntos de nuestras familias: para que el Señor les conceda el descanso eterno. Oremos. U. Renueva nuestras familias, Señor. El sacerdote, con las manos extendidas, termina la plegaria común diciendo:
Escucha Señor la plegaria de tu Iglesia, que pone su confianza en tu amor y su mirada en el hogar de Nazaret. Por Jesucristo, nuestro Señor. #
U. Amén.
LITURGIA EUCARÍSTICA MISAL: La oración sobre las ofrendas propia de la fiesta; prefacio de Navidad; Plegarias eucarísticas con embolismos propios de la Octava (no se puede decir la Plegaria Eucarística IV).
CANTO DE COMUNIÓN Cuando el sacerdote comulga el Cuerpo de Cristo, comienza el canto de comunión: Donde hay caridad (CLN, O 26); o bien: Gustad y ved (CLN, O 35); Que sea tu Palabra (CLN, 733); Una nueva vida (CLN, 426); Como brotes de olivo (CLN, 528). Después de distribuir la comunión, el sacerdote puede ir a la sede. Si se juzga oportuno, se pueden guardar unos momentos de silencio o cantar un salmo o cántico de alabanza.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN Luego, de pie en la sede o en el altar, el sacerdote dice:
Oremos. 8
JORNADA DE LA SAGRADA FAMILIA 2012 Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos, a no ser que este silencio ya se haya hecho antes. Después, el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración después de la comunión propia de la Misa de la fiesta:
P
adre nuestro, que nos amas y nos perdonas, concede a cuantos has renovado con estos divinos sacramentos imitar fielmente los ejemplos de la Sagrada Familia, para que, después de las pruebas de esta vida, podamos gozar en el cielo de su eterna compañía. Por Jesucristo, nuestro Señor.
#
U. Amén.
RITO DE CONCLUSIÓN En este momento se hacen, si es necesario y con brevedad, los oportunos anuncios o advertencias al pueblo.
BENDICIÓN El sacerdote extiende las manos hacia el pueblo y dice:
El Señor esté con vosotros. #
U. Y con tu espíritu. El sacerdote bendice al pueblo, diciendo:
La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo . y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. #
U. Amén. O bien, se puede hacer la
BENDICIÓN SOBRE LOS MATRIMONIOS El sacerdote extiende las manos hacia el pueblo y dice:
El Señor esté con vosotros. #
U. Y con tu espíritu.
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FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA DE NAZARET: JESÚS, MARÍA Y JOSÉ Entonces el sacerdote continúa, con las manos juntas:
Invoquemos, hermanos, sobre los esposos de nuestra comunidad la bendición de Dios, para que proteja con su auxilio a quienes ha unido en el sacramento del Matrimonio. Todos, durante un especio de tiempo, oran en silencio. Luego, el sacerdote, con las manos extendidas sobre los matrimonios, continúa:
P
adre santo, autor del universo, que creaste al hombre y a la mujer a tu imagen, y has bendecido la unión matrimonial; te rogamos humildemente por estos hijos tuyos unidos en alianza esponsal. Descienda, Señor, sobre estos esposos, tu abundante bendición, que la gracia del Espíritu Santo inflame desde el cielo sus corazones, y renueve su caridad conyugal. Que en la alegría te alaben, Señor, y en la tristeza te busquen; en el trabajo encuentren el gozo de tu ayuda y en la necesidad sientan cercano tu consuelo. Que participen en la oración de tu Iglesia, y den testimonio de ti entre los hombres. Que sus hogares sean auténticas iglesias domésticas, y que un día participen en la alegría del banquete eterno. Por Jesucristo, nuestro Señor.
#
U. Amén. Y. Y a todos vosotros, cuantos estáis aquí presentes, os bendiga Dios todopoderoso, Padre, Hijo . y Espíritu Santo. #
U. Amén.
DESPEDIDA Luego, el diácono, o el mismo sacerdote, con las manos juntas, despide al pueblo diciendo: [Iluminados por la luz de Cristo, vivamos en el amor y la unidad, de modo que nuestros hogares sean en el mundo una luz para todos los hombres y todas las familias.] Podéis ir en paz. #
U. Demos gracias a Dios. 10