Florece en la fe
Serie de reflexiones sobre mayordomía
Propio 26 - Lucas 19:1-10
Domingo 3 de noviembre de 2013
Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que quedarme en tu casa
Z
aqueo era rico y poderoso. Pero lo era de una manera problemática: su riqueza venía por su posición como cobrador de impuestos para los Romanos, invasores en Israel. Probablemente usted ya ha notado que los autores de los evangelios usan el término “cobrador de impuestos” como un insulto, a menudo compaginándolo con prostitución o pecado. Así que cobrar impuestos para el imperio romano no era manera de ganarse amigos. La gente podría tener miedo a qué cantidad de impuestos se les iba a cobrar, y seguramente lo odiaban por su complicidad con los romanos governantes. Algunos cobradores cobraban de más para quedarse con la diferencia entre lo tasado y lo que cobraban, y tal vez Zaqueo era uno de aquellos. Y si esto fuera poco, parece que además Zaqueo era un hombre de muy baja estatura: la Sagrada Escritura muy pocas veces nos describe el físico de una persona, pero en el caso de Zaqueo, ¡esto es algo que se le ha asociado todos estos siglos!
A
sí que aquí tenemos a un hombre con una posición muy poco popular, y con una apariencia física tal que seguramente era objeto de muchas bromas en el pueblo. No sabemos mucho acerca de qué tipo de persona era por dentro, antes de su encuentro con Jesús, pero algo en sus palabras hechas tan espontáneamente nos hacen pensar lo peor: “si le he robado algo a alguien...” Es difícil darle crédito por ese “si”, porque por lo general, la gente bien lo sabe si han defraudado o robado de alguien.
S
in embargo, Jesús bendecirá con su presencia la casa de Zaqueo. El saber que Zaqueo es un hombre con muchas faltas no impide a Jesús ofrecerle una mano. Jesús está dispuesto a bendecir a Zaqueo incluso antes de que Zaqueo cumpla todo lo que ha prometido enmendar, y esta experiencia del amor incondicional de Jesús es lo que hace que Zaqueo cambie su vida. Jesús quiere que cada uno de nosotros llegue a ser digno de sus bendiciones. Y aunque Zaqueo siempre habrá sido bajo de estatura, después de este encuentro con Jesús, seguro irá a crecer mucho como ser humano.
N
o se vuelve a oir de Zaqueo en el Nuevo Testamento, así que no sabemos si cumplió o no lo que prometió: “voy a dar a los pobres la mitad de todo lo que tengo”. Lo que sí sabemos, es que si lo hizo, seguramente encontró gozo en hacerlo, porque nadie encuentra gozo perdurable en acaparar dinero, y ni siquiera las cosas más hermosas que se pueden comprar con dinero son suficientes para asegurarnos este gozo. El gozo se encuentra cuando se da.
Preguntas para reflección
La Reverenda Barbara Crafton, Fundadora de Geranium Farm Rectora Interina, Iglesia Episcopal de San Lucas Diócesis Episcopal de Nueva Jersey
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¿Cómo es el dar una respuesta a las bendiciones de Dios?
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¿Cómo has tenido experiencia del gozo en el dar?
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¿Cómo te ayuda el dar para convertirte en la persona que Dios quiere que seas?
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