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QUÉ BELLO ES VIVIR EN LIBERTAD

ANDREA KNIGHT

Viajando en colectivo a Guinea con

Cucurto

En estos días, Interzona publicará Sexy bondi, una vieja novela inédita que cuenta las percepciones de un colectivero. Mientras tanto, escribe un policial de tono paródico. Parte de la acción transcurre en Guinea Ecuatorial POR LUCIANA OLMEDO-WEHITT Para La Nacion

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ashington Cucurto es el seudónimo de Santiago Vega. Él prefiere que le digan Cucu. Desde que irrumpió en la escena este quilmeño supo darles voz literaria a los sectores más populares. Sin doblaje, con sonido directo. En breve, Interzona publicará dos libros suyos: la antología Cucurto, 100 poemas y la novela Sexy bondi, que fue escrita hace más de diez años. “Es una novela poco realista, onírica y barroca. Publicarla me da mucha nostalgia porque registra el momento en el que empezaba a escribir, cuando aún estaba buscando el tono y la forma. Me sorprendió cuando la encontré y me di cuenta de que el manuscrito estaba terminado.” Sexy bondi narra la historia de un colectivero llamado Juan. “Cuento lo que pasa en el colectivo, lo que él va viendo en los barrios por los que circula. El bondi es el 148, El Halcón. Sale de Quilmes y hace un recorrido por el sur de Buenos Aires, hasta Constitución y vuelve.” Además, Cucurto está escribiendo una novela policial o, mejor dicho, una parodia sobre el género. Está inspirada, di-

ce, en textos de Raymond Chandler, Sergio Sinay, Mariano Hamilton, Rodolfo Walsh y Osvaldo Soriano. Parte de la acción transcurre en Guinea Ecuatorial, país del África subsahariana que formó parte del Virreinato del Río de la Plata y en el que aún hoy se habla español. La historia comienza en Buenos Aires y termina en la capital de Guinea, Malabo: “Unas personas intentan comprar el barrio porteño del Abasto. Para lograrlo forman una cooperativa en la que hacen participar a los vecinos. En realidad, es una estafa”. Los personajes son dominicanos, porteños, norteamericanos y guineanos. Estos últimos llegan a Buenos Aires con la intención de captar gente interesada en su propia causa: una revolución de mujeres. “No conozco a nadie de Guinea. La primera vez que escuché sobre este país fue en Chile, a través de una especialista en estudios africanos. A ellos les gusta el rock y la literatura latinoamericana. Creo que es un país muy parecido a la Argentina, por eso los protagonistas guineanos de la historia van a hablar como nosotros”, dice Cucurto.

UN PREMIO NEGRO PARA RAY COLLINS El comisario retirado Eugenio Zappietro tiene desde hace décadas un álter ego célebre: Ray Collins. Con ese alias, Zappietro fue guionista de historietas famosas, entre ellas Precinto 56. El héroe de ese cómic es también el protagonista de su libro Mi nombre es Zero Galván, por el que Collins/Zappietro acaba de obtener el primer premio en el concurso de novela negra que organizó la editorial Del Nuevo Extremo. “Si Oesterheld es el primer guionista argentino, el que inaugura de un plumazo y para siempre la historieta adulta en la Argentina, Collins abre las puertas, funda esa utopía imposible de ser literario y tener éxito, de la masividad y el sello propio en cada obra. Se anima a ser diferente y es aceptado”, dice Iván de la Torre en la contratapa del libro.

@adncultura

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Viernes 9 de diciembre de 2011

Washington Cucurto se llama, en realidad, Santiago Vega. Nació en Quilmes hace 38 años. Es editor, poeta y narrador, y se destaca por su lenguaje coloquial

“Libertad es una bella palabra, pero hay que recuperarla de manos de los estúpidos”, decía el escritor Jonathan Franzen en una entrevista que adn publicó el 28 de octubre. En esa nota se anunciaba el inminente lanzamiento argentino de su novela Libertad, un éxito de crítica y público en Estados Unidos. Pero pasaron semanas sin noticias. Lo que ocurría era que Libertad estaba en el puerto, dentro de un container, presa. Sólo hace unos pocos días los gendarmes de Comercio Interior le levantaron la preventiva. La editorial Edhasa informó que después de una prolongada detención sin las debidas garantías constitucionales, Libertad fue finalmente liberada. “El modo de conservar nuestro territorio no es escribir sólo para nosotros mismos, sino tratar de escribir libros que sean relevantes para los demás”, decía Franzen en la entrevista citada. Sí, por supuesto. Eso es muy importante, casi tanto como que dejen leer los libros una vez que están hechos.