Taclear al cerebro Queletzú Paulina Aspra Polo
El pasado Superbowl XLVIII fue el más visto en la historia, con 112 millones de espectadores sólo en Estados Unidos y 4 millones de dólares por comercial de 30 segundos. Según Forbes la National Football League (NFL) es la liga deportiva más lucrativa en el mundo. El salario base en 2013 de los jugadores de las Águilas de Seattle, los ganadores del Superbowl 2014, oscila entre los cuatrocientos mil y los siete millones de dólares anuales.
¿Qué hago aquí? "Cuando me preguntaron por qué quería retirarme de la NFL a los 26 años, les dije que había disfrutado mi tiempo pero ya no deseo poner mi cuerpo en riesgo por el bien del entretenimiento”, ésta fue la razón de Rashar Mendenhall para dejar a los Cardenales de Arizona. Ciertamente Mendenhall no experimentó la gloria que Joe Montana y Terry Bradshaw han sentido al jugar y ganar cuatro veces un superbowl, pero tampoco ha tenido que lidiar con las secuelas de jugar futbol americano durante 30 Taclear al cerebro / CIENCIORAMA 1
años como Terry Bradshaw, quien ha sufrido depresión y mala memoria; algunas veces llega a alguna habitación y se pregunta “¿qué hago aquí?”. El mismo Terry Bradshaw recuerda seis concusiones* en toda su carrera, pero no confiemos tanto en su memoria, en la temporada del 2013 la NFL reportó 228 concusiones; entre los que más se llevan los golpes son los
cornerbacks o esquineros.
Polamalu, defensa de los acereros de Pittsburg, tacleando a otro jugador. Tomada de http://thefootballgirl.com/assets/images/pola.jpg
Polamalu contra la inercia cerebral El problema con las concusiones es que el cerebro va más rápido que el cráneo. Imagine que juega contra los Acereros, usted es el ala, recibe el balón
y
corre,
acercándose
de
pronto
peligrosamente
ve la a
su
larga
cabellera
cabeza.
de Troy
Probablemente
Polamalu usted
no
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recordará nada de esto porque al chocar con el casco de Polamalu su cráneo frenará en seco, pero su cerebro por la inercia continuará con la misma velocidad y chocará contra las caras internas de su cráneo. Como se ve en la figura 1, al recibir un golpe hay un punto de choque entre el cerebro y el cráneo, marcado en azul, pero el cerebro rebota y recibe un contragolpe con el otro extremo del cráneo. Esto podría causar un hematoma subdural; o sea una hemorragia entre las meninges. El cerebro está cubierto por las meninges que son tres membranas y líquido cefalorraquídeo que lo recubren y mantienen flotando sin contacto con el cráneo. Los vasos sanguíneos atraviesan estas tres membranas llamadas duramadre, aracnoides y piamadre y llegan hasta el cerebro. El choque entre el cerebro y el cráneo puede romper los vasos sanguíneos que están entre las meninges lo cual causa un hematoma; la sangre se riega en el espacio entre las meninges y presiona el cerebro. Si esta presión no rompe los vasos sanguíneos, puede bloquear el flujo sanguíneo provocando hipoxia; caso
es decir, poca o nula transportación de oxígeno al tejido, en este
cerebral.
Las
áreas
cerebrales
que
padecen
hipoxia
muestran
rápidamente signos de muerte celular.
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Figura 1. Una concusión implica entre otras cosas un golpe y contragolpe en la masa encefálica debido a la inercia que lleva el cerebro.
Las meninges --duramadre,
aracnoides y piamadre-- y el líquido cefalorraquídeo que se encuentra en el espacio subaracnoideo, amortiguan el golpe. Los vasos sanguíneos atraviesan las tres membranas y un golpe fuerte puede causar hematomas entre la piamadre y el espacio aracnoideo y formar un hematoma subdural. Imagen basada en El Sayed et al 20082
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La microglia, el linebacker Una concusión puede afectar al cerebro de otra manera. El cerebro es un órgano de consistencia gelatinosa compuesto por neuronas, astrocitos y oligodendrocitos --estos últimos recubren con mielina los axones de las neuronas-- y vasos sanguíneos muy pequeños.
Los astrocitos son células
que sostienen y dan nutrientes a las neuronas, y junto con las células epiteliales de los vasos sanguíneos, controlan todo lo que se intercambia entre el cerebro y la sangre. Estos dos tipos de células constituyen una barrera para los microorganismos patógenos y moléculas tóxicas para el cerebro llamada barrera hematoencefálica. Al recibir un golpe o presión externa los vasos cerebrales que son muy pequeños y se internan profundamente en el cerebro,
se rompen y liberan sangre, linfocitos y
proteínas que normalmente no deberían estar en el parénquima o masa cerebral. Este desastre no se queda ahí, alguien lo tiene que limpiar y eso hace la microglia. Antes se creía que el cerebro era un órgano inmuno privilegiado debido a que era muy raro encontrar células del sistema inmune como linfocitos b o T en la masa cerebral de individuos sanos; se pensaba
que
estos
linfocitos
no
podían
atravesar
la
barrera
hematoencefálica. Ahora se sabe que sí pueden, pero el cerebro tiene sus propios vigilantes permanentes del sistema inmunológico inmersos entre las neuronas y astrocitos, las células de la microglia. Ésta es como un espía interno; si no hay lesiones en el cerebro las neuronas sanas le envían señales para que se mantenga dormida o inactiva. Pero se activa cuando entra al cerebro un organismo patógeno o sufrimos una lesión como el rompimiento de un vaso o de axones. Desgraciadamente el cerebro no es cualquier órgano, las neuronas están como en el metro a las horas pico.
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Si la microglia se activa no tarda en enviar señales de auxilio al resto del organismo y en cuestión de minutos se liberan en el cerebro proteínas de señalización como citocinas que actúan como mensajeros químicos para atraer a linfocitos b y T. Este proceso de inflamación del cerebro se llama encefalitis y puede provocar muerte neuronal. La microglia y los linfocitos b y T tienen “buenas intenciones” pero se comportan como elefantes en cristalería cuando entran al cerebro que es un tejido compacto incapaz de resistir una batalla entre células inmunes y patógenos o restos celulares. Esta respuesta inmune descontrolada podría ser
un mecanismo
explique el daño que se observa en el cerebro de
que
pacientes de
Alzheimer3. En estos cerebros se ha visto que la proteína β-amiloide se acumula y forma placas. En México un grupo de investigadores liderados por el Dr. Jorge Guevara de la Facultad de Medicina de la UNAM4, ha descubierto que la acumulación de β-amiloide desata una respuesta inmune en el cerebro de ratas lo que, como ya vimos, puede promover la muerte de neuronas y se cierra un círculo vicioso3,4.
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Un jugador de los Santos de Nueva Orleans (derecha) pierde su casco al ser tacleado por el jugador del equipo contrario. Tomado de http://1.bp.blogspot.com/_3QW04wXc394/SYflfTVeepI/AAAAAAAAADY/FfHzLAKv84I/s320/foo tball_tackle_head_clash.jpg
¿Touchdown o atrofia? Junior Seau se suicidó en 2012, tenía 43 años y había sido linebacker o apoyador de los Patriotas de Nueva Inglaterra y de los Cargadores de San Diego, entre otros equipos. En 2009 se había retirado y sus familiares notaron signos alarmantes de depresión acompañados de agresividad. Después de su muerte sus familiares donaron su cerebro a un grupo de investigación de la escuela de medicina de Boston. Este grupo de investigación también reunió los cerebros de Ollie Matson y John Mackey, así como de militares retirados, boxeadores y jugadores de hockey. Los investigadores encontraron en los individuos más afectados atrofia y disminución de neuronas en la corteza cerebral, lóbulo temporal, tálamo, hipotálamo. El proceso inflamatorio descrito en el apartado anterior podría Taclear al cerebro / CIENCIORAMA 7
estar afectando de manera crónica a los jugadores y provocando todos estos
síntomas.
Este
estudio
también
encontró
p-Tau,
una
proteína
característica de los cerebros de pacientes con Alzheimer y con la cual pudieron diferenciar cuatro etapas de degeneración
cerebral llamada
encefalopatía traumática crónica. Los pacientes en etapa uno presentaron pérdida de memoria a corto plazo y dolores de cabeza principalmente, y localizaron la proteína p-Tau en lugares focalizados, mientras que los pacientes en etapa cuatro presentaban desorden de estrés postraumático, paranoia, agresividad, pérdida de atención, depresión, comportamientos extraños, pérdida de memoria a corto plazo y como se ve en la figura, la proteína p-Tau se encontró distribuida en todo el cerebro. En diciembre de 2013 se exhumó el cadáver de Jovan Belcher, pues los doctores creen que pudo haber padecido encefalopatía traumática crónica. Belcher era el
linebacker del equipo de Kansas City y en 2012 se suicidó después de asesinar a su novia. Tal vez Belcher es un caso extremo, pero al menos 4,500 ex jugadores de la NFL reportan síntomas típicos de encefalopatía traumática
crónica.
La
NFL
registra
oficialmente
cada
año
a
1,700
deportistas, sin embargo es difícil que los jugadores en activo reporten este tipo de síntomas ya que los contratos que sostienen con sus equipos los hacen fácilmente reemplazables.
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Cerebros de pacientes con daño neurocognitivo. En la etapa 1 el daño es poco y focalizado, como lo señala el círculo. En las etapas 2, 3 y 4 el daño se extiende a todo el cerebro. Imágenes tomadas y modificadas de McKee et al., 20121
El deporte que usted ama Y bueno, al aficionado promedio no le importa demasiado si la proteína Tau está o no en el cerebro. Sin embargo en abril de 2013 una corte de distrito de los EU admitió una demanda contra la NFL de 4,500 ex jugadores
alegando
que
la
NFL
“ignoraba,
minimizaba
y
ocultaba
activamente información sobre la correlación entre concusiones graves y menores, y daño neurocognitivo crónico padecidas por ex jugadores”. Durante todo 2013 hubo un estira y afloja en los juzgados y en diciembre la
NFL
anunció
que
financiaría
con
12
millones
de
dólares
(o
lo
equivalente al costo de 90 segundos de comerciales durante el Superbowl) dos estudios para encontrar cambios en el cerebro después de años de sufrir concusiones. Las concusiones no sólo ocurren en los deportes, en México
datos
de
la
Secretaría
de
Salud
indican
que
en
2008
el
traumatismo craneoencefálico era la tercera causa de muerte con 35,567 defunciones. Estas defunciones se reportaron en tres hombres por cada Taclear al cerebro / CIENCIORAMA 9
mujer, principalmente con edades de 15 a 45 años. Pero regresando al futbol, se han tomado medidas para evitar concusiones; por ejemplo se han cambiado algunas reglas del juego que impiden que los jugadores golpeen con la corona de la cabeza a sus contrincantes. La NFL reporta así un descenso del 13% en las concusiones con respecto a la temporada de 2012. El comisionado de la NFL Roger Goodell, en una carta a los fans asegura que el futbol americano continuará siendo “el deporte de golpes fuertes que usted ama”.
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Diaz A, Limon D, Chavez R, Zenteno E, Guevara J. Aβ25-35 injection into the
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temporal cortex induces chronic inflammation that contributes to neurodegeneration and spatial memory impairment in rats. 2012.
Alzheimers Dis. 2012;30(3):505-22.
Nota * Concusión: estado de aturdimiento o pérdida del conocimiento por un golpe en la cabeza, debido a un intercambio de energía súbito que produce un efecto neurológico funcional transitorio y reversible
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