Ricardo Aredez Marquez, una herencia de lucha por la verdad y la justicia. Un militante de ética, como se hace llamar. Su objetivo es dar a conocer la historia de la desaparición de su padre, Luis Aredez Sagués y más de 30 personas, dentro del Ingenio Ledesma de los Blaquier, durante la dictadura en Jujuy. Sigue los pasos de su madre Olga Marquez, por la búsqueda de la verdad, la justicia y el cumplimiento de los derechos humanos en el país.
“Vine a Buenos Aires hace 25 años, para olvidar un poco lo que pasó, que no lo pude lograr y, también para militar y denunciar lo que ocurrió en el norte. Porque siempre dicen que Dios atiende en Capital Federal. Y es así, los derechos humanos también tienen su centralismo en Buenos Aires. Para militar en el interior, cuesta mucho.” Ricardo, ¿Cuándo y en que contexto naciste? - Nací en Tilcara, el 24 de noviembre de 1959 cuando mi padre había sido echado del Ingenio Ledesma como médico, por haber recomendado y exigido a la empresa Ledesma poner más atención en la salud en los obreros del surco. Cuando él llega en el ´58, le llamaba la atención, que según las estadísticas, había 15 chicos que morían diariamente en ese lugar. Entonces como existían hospitales, pero que no cumplían con el requisito fundamental que era salvar la vida de los chicos, él empieza a recetar medicamentos. Ahí, tiene el primer encontronazo con el Ingeniero Herminio Arrieta, dueño de la empresa Ledesma en ese tiempo, quien le dice que era un médico que producía muchos gastos a la empresa, y que ahora, sólo se dedicarían a producir. Entonces lo echan, y un amigo de mi padre, ministro de salud de la provincia de Jujuy, le ofrece el cargo de director del hospital de Tilcara y justamente allí, nací yo. Tus padres Olga y Luis, ¿Qué representaron y que representan hoy en tu vida? - Yo ya no los tengo a ninguno de los dos. Mamá murió hace seis años, con ella y mis tres hermanos hicimos la búsqueda permanente de mi padre. Salimos a las calles del Ingenio de Ledesma -el feudo de la familia Blaquier, que ejerce un poder absoluto en Jujuy-, el 28 de marzo del ´76. Ahí empecé a entender lo que era la lucha, ya con 17 años, y pude conocer y aprender también no sólo de mi madre, sino de las historias de las otras madres de obreros desaparecidos del Departamento de Ledesma. Y en el caso de mi padre, recién lo estoy conociendo, porque no me acuerdo de su cara. Ya pasaron 36 años de su muerte, tengo que ver una foto para acordarme. Recién ahora estoy descubriendo cosas de él y estoy armando su historia, por medio de testimonios de sus amigos, entendiendo que es lo que quiso hacer, porque yo era muy chico. Tengo cierto sentimiento de culpa por no haberlo entendido y acompañado antes. Hubiese sido mejor, comprenderlo en su lucha y que no me costara tanto su ausencia de la manera trágica en la que ocurrió. ¿Cuándo y cómo te enteraste que tu padre había desaparecido? - El desaparece el 13 de mayo de 1977, a las 12 del mediodía. Un año antes, el 24 de marzo de 1976, es detenido por una camioneta de la empresa Ledesma, manejada por un empleado. Después de ese año, lo largan y le devuelven el puesto del Hospital Presbítero Escolástico Zegada, de Fraile Pintado, a 15 km de donde él vivía. Queda durante dos meses libre y, el 13 de mayo al mediodía, se despide de sus amigos y colegas como le era habitual. Cuando vuelve a la casa, lo hace sólo porque nosotros habíamos ido a Tucumán porque mi hermana tuvo un problema de salud. Eso lamentablemente, fue aprovechado para secuestrarlo en la ruta 34, cerca del río Ledesma. Unas personas conocidas lo vieron y lo saludaron, pero él no contestó el saludo y además, ya iba en dirección contraria en el camino, con cuatro personas a bordo del auto y quedó en calidad de secuestrado hasta el día de hoy. ¿Qué ocurrió en la noche del apagón en la Plaza del Libertador en donde estuviste presente? - Los apagones fueron en la plaza la tercera semana de julio del ´76. A las 22 cortaba el suministro de luz de la ciudad de Libertador Gral. San Martín y Calilegua, aunque la fábrica Ledesma seguía funcionando porque tenía un suministro propio. Esas eran las escisiones masivas de la empresa Ledesma en sus móviles, junto con el escuadrón de la gendarmería nacional, que todavía los gobiernos no han sacado, y que ha sido útil para que en el ´70 repriman a la gente que pedía mejores
Hijo de la odontóloga Olga Márquez de Arédez y del médico detenidodesaparecido Luis Ramón Arédez Sagues. Desde el 2011 es administrativo del Centro de Producción e Investigación Audiovisual (CEPIA) de la Universidad de Buenos Aires.
salarios. A mi me toca estar en un apagón anunciado, porque se decía que no había que salir a la noche y se sabía que iba a pasar algo. Entonces yo decido salir con unos compañeros de estudio y vemos como levantan a gente en los móviles. Esos procedimientos duraban hasta las 6 de la mañana y después la gente iba a denunciar a la casa de mi madre ese hecho. Ahí comenzamos a conocer la figura del detenido-desaparecido, porque la gente empezaba a desaparecer y no volvían a aparecer más. ¿Cuál crees que fue la responsabilidad de Carlos Pedro Blaquier y de todos los cómplices de la empresa en la desaparición de tu padre? - A Carlos Pedro Blaquier, a Alberto Lemos -sobrino y administrador de la empresa de Blaquier-, a Federico Nicolson, -actual vicepresidente de la Unión Industrial Argentina-, a Henry Peverelli y al brigadier Teodoro Alvarez, -integrantes del directorio de la empresa Ledesma-, les molestaba la presencia de mi padre porque el era un gran referente social. Él fue intendente de Ledesma en 1973 y creó proyectos por la gente humilde y por los obreros. Incluso le cobró un impuesto a la empresa Ledesma. Cuando llegó a Libertador Gral. San Martín, ya libre, la gente lo esperó cortando la cuadra. Cuando se presentó en el Distrito militar Jujuy, tuvo una entrevista con el Coronel Carlos Néstor Bulacios, le devolvieron su puesto de trabajo y continuó ejerciendo la medicina en el hospital, en su consultorio y como médico del Sindicato de Obreros y empleados de la empresa Ledesma, a tal día de su desaparición. Entonces, no me cabe la menor duda de que la empresa Ledesma es responsable. ¿Por qué crees que todavía no fueron procesados los responsables de la desaparición de tu padre y de todos los que desaparecieron en la Plaza de Libertador? Por las complicidades que hay hasta el día de hoy. En Jujuy, al gobernador Eduardo Fellner y a su hermana, la senadora Liliana Fellner, jamás le interesó la búsqueda de la verdad y justicia, salvo porque los aprietan desde el gobierno de la nación. Él no nos recibe, pero nosotros tampoco queremos reunirnos, porque el bufete de abogados de él, son los de la empresa Ledesma. Entonces, es todo una gran complicidad, y no sólo de los Blaquier, sino de otras empresas que tienen el poder económico y que fueron cómplices con los gobiernos provinciales de la dictadura y con los de la democracia, que nos les interesó solucionar los problemas eternos de la gente, sino hacer buenas miras con estas empresas del poder económico. ¿Qué piensa de la política del país en base a los derechos humanos? - A media que íbamos siendo conocidos, nos ayudaron algunos organismos de derechos humanos de Buenos Aires que entendieron nuestra lucha. Fueron Alberto Mignone y su mujer Chela del Centro de Estudios Legales y Sociales, el servicio Paz y Justicia Adolfo Pérez Esquivel y en épocas democráticas, la Central de Trabajadores Argentina que, en ese tiempo estaba liderada por Victor de De Gennaro. Tuvimos la colaboración del presidente Néstor Kirchner, que se reunió con mi madre y le dio un premio cuando ella ya estaba enferma. Yo soy un militante de derechos humanos y milité con mi madre y las madres en Ledesma y desde la facultad, que me ha prestado el lugar para dar a conocer mi historia. A mi no me sirve ir a la Plaza de Mayo ni con Eve de Bonafini, ni con Estela de Carlotto porque ellas están con el gobierno de la presidenta Kirchner que hace cosas positivas por los derechos, pero todavía le falta por hacer. Entonces en esta escritura de la historia tiene que haber algo de justicia para el interior del país. Recién ahora, el 26 de julio, va a ser la marcha del apagón, en el marco del primer juicio de lesa humanidad que va a haber en Jujuy, un juicio muy mal armado, en donde van a ser juzgados unos 4 militares y civiles. Entre ellos, estaría Carlos Pedro Blaquier.
¿Cómo surgió la Organización de Madres de Detenidos-Desaparecidos del Departamento de Ledesma con la presencia de su madre? - Primero éramos familiares, después cuando vino Eve de Bonafini una sola vez, nos pidió que formemos madres en Tucumán, Salta y Jujuy, a mi familia, y así lo hicimos. Siempre pensamos que la militancia de las madres en las plazas, era lo más conveniente en el norte argentino, para poder concientizar a la población. No ha sido fácil la tarea, porque por ejemplo, Salta es una provincia muy retrógrada y Jujuy es muy de derecha, entonces fue una militancia heroica porque había mucho poder represivo. Entonces formamos en Ledesma, Madres de Detenidos-desaparecidos del Departamento
de Ledesma-Jujuy, que lo integraban no sólo madres, sino padres, hermanos e hijos. Además de mi madre, hubo madres que tenían una gran visión de cómo crear conciencia en ciudades dificilísimas de llegar por la estructura represiva que había y que hay, hasta el día de hoy. Entonces hay que desenterrar la figura de las madres que murieron con la esperanza de volver a ver a sus hijos y continuar con su lucha. Porque con cada madre que se muere, hay una derrota. Pero con muchos familiares, todavía seguimos trabajando para que eso no pase. “Yo me crié aprendiendo de la vida de las madres del lugar. No tengo formación política, tengo una formación humana. Y cuando hay injusticias trato, con lo que me dan mis fuerzas después de 36 años, de seguir apostando por una construcción de un país más justo y solidario.”