REDENCIÓN PARA NAVIDAD “…sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,…” 1 Pedro 1:18-19 “Para Navidad: REDENCIÓN” Éste era el tema del sermón en el boletín de una iglesia. Cierta persona que pasaba por ahí, y cuyos planes para el día domingo no incluían asistir a la iglesia, le llamó la atención el tema, así que se propuso asistir. El ministro comenzó su sermón hablando acerca de las batallas para obtener la victoria durante la II Guerra Mundial. Con cada victoria había regocijo porque se había hecho retroceder al ejército enemigo. ¿Cómo fue eso posible? No debido a los aviones jet, ni a las bases nucleares, sino por el derramamiento de sangre de muchos miles de soldados de varias naciones. La sangre es una posesión física valiosa. Incluso el Antiguo Testamento habla acerca de la sangre con reverencia: “La vida de la carne está en la sangre” (Levítico 17:11). Pero, ¿qué tiene que ver esto con “Redención para navidad”? pensó el visitante. Continuó escuchando al ministro citar de la Biblia que Dios nos hizo “a su propia imagen” y “para su gloria” (Génesis 1:27). Sin embargo, teniendo el hombre una voluntad propia, eligió desobedecer a su Creador. Adán, el primer hombre, pecó. Dios fue rico en misericordia y mirando a aquellos que él había creado, quiso librarlos de la esclavitud al pecado y la desobediencia. ¿Cómo? Enviando a su Hijo unigénito, primero naciendo como un bebé para luego para morir por el pecado derramando su sangre. A través de su sacrificio, la humanidad pudo ser redimida. “Sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados” (Hebreos 9:22). ¡“Redención para navidad”! Para aquel visitante el mensaje quedó claro: Si Jesucristo pagó tan grande precio para reconciliar al hombre con Dios, entonces él es digno de fe y confianza. Por lo tanto, pensó aquel visitante, ¡viviré por Él, quien murió por mí! La sangre de Cristo nos limpia de todo pecado. ¡Qué Regalo para navidad! ¡Perdón, limpieza, redención! Del Devocional “Muéstrame tu Gloria” por Sarah Jepson Coleman. Este material fue tomado del Boletín dominical de la Iglesia Bíblica Unidos en Cristo (IBUC) en Monterrey, NL, Méjico. Usado con permiso ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.