Por ocupar veredas no se pagarían tasas

24 nov. 2008 - grano, Villa Devoto, Caballito y Flores, y llegan a ocupar más del 50% de la ... dijo Matías Siena, de 30 años. En Santa Fe al 2700, una gran ...
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INFORMACION GENERAL

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Lunes 24 de noviembre de 2008

El espacio público | el macrismo impulsa cambios en la Legislatura

Por ocupar veredas no se pagarían tasas El gobierno porteño gasta más en sostener el circuito para cobrar esos tributos que el dinero recaudado por esos conceptos ANGELES CASTRO LA NACION Pese a que el gobierno porteño emprendió acciones para liberar el espacio público, al que considera un bien común de los vecinos que no debe ser negociado ni cedido, los equipos de Mauricio Macri sorprendieron al enviar a la Legislatura proyectos de ley tarifaria y código fiscal para 2009 que eximen del pago de tributos a varios dispositivos que ocupan veredas y calles, invasión por la que actualmente abonan un gravamen. Si prosperan las iniciativas en cuestión con su redacción actual, por el usufructo del espacio público mediante la colocación de mesas y sillas y de puestos de flores los comerciantes no deberán desembolsar ni un peso. Tampoco lo harán quienes instalen toldos, volquetes, andamios, vallas y obradores. Según la explicación oficial, resulta insignificante el aporte por estos cobros a las arcas comunales y, además, la ciudad gasta más en sostener el circuito administrativo destinado a recaudar esos tributos que lo que ingresa en esos conceptos. Así lo argumentó el ministro de Hacienda, Néstor Grindetti, ante la Comisión de Presupuesto de la Le-

Quieren recaudar 32 millones de pesos más y ahora parece que 10 millones no importan” gislatura, al presentar los proyectos. Grindetti, en realidad, habló de un conjunto más amplio de tasas que el gobierno pretende eliminar y que alcanza a lo que los vecinos abonan por ciertos trámites. Fuentes de la Agencia Gubernamental de Ingresos Públicos (AGIP) informaron a LA NACION que, por los gravámenes de ocupación del espacio público, ingresan unos 10 millones de pesos anuales. La previsión de ingresos totales para 2009 ronda los 16.300 millones de pesos. Por la ley tarifaria y el código fiscal en vigor este año, respondieron en la AGIP, un puesto de flores paga entre 300 y 802 pesos por semestre, según su ubicación geográfica; es más caro cerca de cementerios y en el microcentro, que en los barrios periféricos. Estos quioscos no realizan otra erogación para el fisco. Voceros de la Dirección General de Habilitaciones dijeron que funcionan aproximadamente 350 puestos en toda la ciudad. En tanto, por cada mesa colocada en la vía pública, se abona entre 61 y 294 pesos por trimestre. El valor más alto se exige en la zona de la Costanera; en

avenidas comerciales, como Cabildo, Santa Fe y Luis María Campos, y en los polos gastronómicos de Palermo Viejo y Las Cañitas. Los volquetes tributan una tasa de entre $ 3,30 y 8,4 pesos por día, según el tamaño; los toldos y parasoles, 31 pesos por semestre por metro cuadrado; las vallas y los andamios, entre 1,70 y 13 pesos por metro cuadrado, por día. Y los obradores, $ 1,70 por metro, por día.

Control La desgravación impositiva propuesta para 2009 por el gobierno porteño no implica que la instalación de esos dispositivos vayan a quedar exentos también de solicitar permiso. En todos los casos se mantendrá la exigencia de contar con habilitación. Así lo aclararon fuentes del gobierno porteño a LA NACION. Otros elementos y actividades que también invaden la vía pública, en cambio, seguirán tributando, como los puestos de venta ambulante, las filmaciones, los actos y la ocupación del espacio aéreo y subterráneo que realizan empresas de servicios con sus tendidos. Lo curioso es que, mientras por un lado los equipos de Grindetti impulsaron aplicar un impuesto del 0,6% a los resúmenes de tarjeta de crédito para recaudar $ 32 millones, por el otro lado desestiman el cobro de $ 10 millones justamente en ocupación del espacio público de veredas y calzadas, que pertenecen a los vecinos. El primero en objetar la liberación impositiva de mesas y sillas, puestos de flores, volquetes y otras estructuras fue el diputado socialista Julián D’Angelo durante la discusión del presupuesto para 2009 que comenzó el lunes pasado en la Legislatura. “Esto hay que denunciarlo. Estamos de acuerdo con desgravar algunos trámites de documentación, cuyo costo impacta en los vecinos, como también se propone. Pero, en ese paquete, intentan ocultar la desgravación de la ocupación del espacio público. Es una locura”, dijo.

Hoy, los restaurantes y bares por cada mesa colocada en la vereda pagan entre 61 y 294 pesos por trimestre

La odisea de andar a pie por la ciudad PAULA SOLER LA NACION

Cuestionamientos Otros referentes de la oposición también cuestionaron la iniciativa oficial. “No hemos visto en detalle estas exenciones ni tenemos posición tomada aún. Pero, en principio, crea cierta arbitrariedad con los que sí pagan. Además, no se entiende cuál es la lógica. Todo el lío que se armó con el impuesto a las tarjetas fue por 32 millones de pesos y ahora parece que 10 millones no importan. Parecen decisiones contradictorias”, sostuvo Enrique Olivera, jefe de bloque de la Coalición Cívica. Su par del kirchnerismo, Diego Kravetz, indicó: “Hubo una enorme improvisación en la presentación del presupuesto. No tiene lógica que pidan aplicar alícuotas a las tarjetas y rebajar tasas al usufructo del espacio público. Así no se puede aprobar”.

Los puestos de flores pagan entre $ 300 y $ 800 por semestre

Explicación del jefe de gobierno Al ser consultado por LA NACION respecto de las iniciativas que proponen desgravar el uso del espacio público, el jefe de gobierno, Mauricio Macri, se defendió: “No claudicamos en nuestra obsesión por que cada vez haya menos ocupación del espacio público. Pero para recaudar esas tasas gastamos prácticamente lo mismo que recaudamos y, encima, les jodemos la paciencia a los vecinos, que hacen tres colas de una hora para pagar 20 pesos. No aporta nada, genera corrupción y es una pérdida de tiempo. Tenemos que pagar cajeros que no dependen del lugar donde están, es muy complejo hacer la contabilidad y los arqueos”, describió.

Por volquete se abona entre $ 3,30 y $ 8,40 diarios FOTOS DE CAMILO DEL CERRO

“Las callecitas de Buenos Aires tienen ese no sé qué...”, comienza “Balada para un loco”, el tango de Horacio Ferrer en el que habla un porteño enamorado de lo pintoresco de su ciudad. No obstante, más de un vecino, motorizado o a pie, hoy puede decir exactamente qué es lo que tienen de más las calles y, en especial, las veredas. “Más puestos de panchos, más sillas y mesas, más puestos de flores... ¿qué más quiere poner Macri en la vereda?”, se preguntó la vecina Ana Ibáñez. En una recorrida que realizó LA NACION por la ciudad, se constató que el espacio público, en las zonas de más afluencia de gente, tiene cada vez más obstáculos. Sea porque los bares –ante la veda de fumar en los locales– sacan más mesas y sillas a la vereda, por los puestos de venta callejera o por la gran cantidad de obras en construcción. Una señora con bastón trataba de circular por un ajustado espacio entre el bar de Callao y Córdoba y la hile-

ra de sillas y mesas sobre esa última avenida. Ese tipo de conglomeraciones se advierte en bares de diferentes barrios, como Palermo, Recoleta, Belgrano, Villa Devoto, Caballito y Flores, y llegan a ocupar más del 50% de la vereda. “Deberían inspeccionar bien la cantidad de mesas ya que no les va a cobrar nada... recuerdo que Macri dijo que iba a liberar el espacio público...”, dijo Matías Siena, de 30 años. En Santa Fe al 2700, una gran obra ocupa unos 50 metros de la vereda sobre la mano izquierda, por lo que los peatones deben pasar por la calle. Los responsables de la obra formaron una especie de senda peatonal con caballetes sobre el asfalto, eso le restaba una vía a la avenida. Los puestos de panchos no gozarán de la exención, pero su control por parte del gobierno porteño parece ser difícil. “Si me sacan el puesto de panchos, no sé qué hago... dicen que son medio mafias, pero son un clásico de Buenos Aires”, dijo Oscar Pratz, de traje y corbata, que comía una salchicha que el puestero acababa de sacar del tacho de agua grisácea.