TEMA 7 SALUD Y ENFERMEDAD CONCEPTO DE SALUD Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), se define la salud como el estado de pleno bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de enfermedad. Por tanto, no solamente cuenta nuestro buen estado físico o fisiológico, sino también nuestros aspectos psicológicos y cómo nos influye nuestro entorno (socioeconómico, familiar, laboral, emocional, medioambiental). DETERMINANTES DE LA SALUD Son los factores que influyen sobre nuestro estado de salud. Los podemos clasificar en 4 tipos: 1. BIOLÓGICOS. Se refiere a cómo la propia biología de la persona (edad, genética) afecta a su salud. 2. AMBIENTALES. Se refiere a cómo el medio ambiente (presencia y expansión de organismos infecciosos, contaminación, clima, entorno) afectan a nuestra salud. 3. ESTILO DE VIDA. Se refiere a cómo ciertos hábitos de vida (alimentación, actividad física, consumo de drogas, tipo de trabajo, actividades de riesgo, etc.) influyen en nuestra salud. 4. SALUD PÚBLICA. Se refiere a cómo el sistema de salud y los medios sanitarios de los que dispone un lugar (centros de salud, hospitales, personal sanitario, ambulancias, acceso a medicamentos, investigación sanitaria, etc.) influyen en la salud de las personas. CONCEPTO DE ENFERMEDAD Se puede definir la enfermedad como un trastorno del normal funcionamiento de nuestro organismo, tanto a nivel físico como mental. Según su origen (etiología), podemos clasificar las enfermedades como:
Infecciosas. Se deben a la invasión de algún tipo de microorganismo patógeno (causante de enfermedad), que pueden ser virus, bacterias, hongos, protozoos o incluso algunos invertebrados parásitos (como las lombrices intestinales o la tenia). Al poder pasar estos microorganismos de una persona infectada a otra sana, las enfermedades infecciosas pueden transmitirse, bien directamente (contacto físico, por saliva, sangre…) o bien a través de algún “vector de transmisión”, que puede ser el propio aire o el agua, o bien ciertos animales (mosquitos, piojos, garrapatas, pulgas, etc.) que actúan como “vehículos de transmisión” facilitando el traspaso del patógeno.
No infecciosas. No se deben a microorganismos patógenos, sino a otras causas: o Relacionadas con los factores biológicos. Edad: Procesos degenerativos, como artrosis, demencia senil, pérdidas sensoriales, fallos renales, etc. Genéticos: Enfermedades debidas a fallos genéticos, como el síndrome de Down, la hemofilia, etc. Enfermedades congénitas: Son las que se desarrollan desde el parto, o incluso antes, debidas a problemas de desarrollo del feto durante la gestación. Trastornos inmunitarios: Se dan cuando nuestro propio sistema inmunitario falla, de forma que nos hace exageradamente sensibles a ciertas sustancias inocuas (alergias)
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o cuando “ataca” a tejidos propios del cuerpo, como ocurre en algunas artritis, reuma, lupus... (autoinmunidad). Relacionadas con los factores ambientales. Exposición a radiaciones que pueden provocar alteraciones en el sistema nervioso, cáncer, etc. Exposición frecuente a ruidos, que genera problemas nerviosos. Exposición a contaminantes del aire, del agua o en los alimentos, que pueden provocar daños en distintos órganos. Relacionadas con el estilo de vida: Enfermedades o accidentes relacionados con el trabajo, el tráfico, el deporte. Enfermedades por consumo de drogas. Enfermedades por una mala alimentación. Enfermedades debidas a una vida sedentaria.
LUCHA CONTRA LAS ENFERMEDADES Veamos de forma muy breve en qué consisten los mecanismos de defensas propios del cuerpo y algunas alternativas médicas.
El Sistema Inmunitario. Es el conjunto de órganos, tejidos, células (glóbulos blanco o leucocitos) y moléculas encargadas de nuestra defensa, de la lucha contra las enfermedades. Esta defensa se lleva a cabo en distintos lugares y etapas, que podemos agrupar en tres: barreras primarias, inmunidad inespecífica e inmunidad específica. o
Barrera primaria. Es la primera barrera física, química y biológica que se encuentran los patógenos antes de invadir el cuerpo. Física porque la piel y epitelios suponen una barrera física de entrada. Química porque en estos epitelios existen componentes (mucosidad, enzimas…) que atacan a estos patógenos. Biológica porque contamos con bacterias simbióticas que nos protegen de otros patógenos.
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Inmunidad inespecífica (innata). Si los patógenos superan las barreras primarias y pasan a los tejidos o la sangre, contamos con una segunda serie de mecanismos de defensa que son inespecíficos, es decir, se da la misma respuesta independientemente del tipo de patógeno que haya entrado. También se le llama inmunidad innata porque está preparada para actuar desde el momento del nacimiento. Entre estos mecanismos citamos:
Fiebre. Algunos glóbulos blancos que detectan la infección liberan sustancias que provocan un aumento de temperatura del cuerpo. Esto beneficia la movilidad y la acción de otros glóbulos blancos que actuarán en la defensa. Inflamación. La zona donde se produce la infección se inflama debido a que se desencadena un aumento del flujo sanguíneo que permite la llegada de un mayor número de glóbulos blancos y moléculas de defensa a la zona infectada. Sistema del complemento. Se trata de un conjunto de proteínas de la sangre que reaccionan en cadena uniéndose a los patógenos y provocando su destrucción. Glóbulos blancos inespecíficos. Hay varios tipos de glóbulos blancos de acción inespecífica que están continuamente circulando por todo el cuerpo, sobre todo por
zonas más vulnerables. Algunos actúan reconociendo y fagocitando a células extrañas (patógenos o células cancerosas) como son los macrófagos. Otros, como las células asesinas (“natural killers”) están especializados en detectar y destruir células cancerosas o bien células que ya han sido infectadas por algún tipo de virus. o
Inmunidad específica (adaptativa). Si la inmunidad inespecífica no es suficiente entra en juego la específica, que se basa en la acción de otro grupo de glóbulos blancos, los linfocitos. Nuestro cuerpo cuenta desde el nacimiento con millones de tipos de linfocitos diferentes, de forma que cada tipo va a ser capaz de reconocer a algún patógeno concreto. Cuando esto ocurre se desencadena la respuesta específica, que consiste en que ese grupo de linfocitos concreto se multiplica velozmente y desarrolla dos líneas de linfocitos específicos contra ese patógeno. Una línea es de linfocitos T específicos que reconocen y eliminan directamente al patógeno en cuestión. La otra línea es la de linfocitos B específicos, que producen y liberan gran cantidad de anticuerpos que se esparcirán por todo el cuerpo a través de la sangre. Los anticuerpos son proteínas muy específicas que se unen al patógeno concreto para el que fueron producidas y, bien los destruyen directamente, o bien sirven de señal para que vengan otros glóbulos blancos (linfocitos T y macrófagos) para eliminarlos. Además el cuerpo mantendrá una serie de estos linfocitos específicos como linfocitos T y B de memoria, que serán capaces de actuar de forma mucho más rápida y efectiva ante futuros ataques de ese mismo patógeno: memoria inmunológica.
El Sistema Linfático. Como puedes ver, el sistema inmunitario se centra en la acción coordinada y complementada de una serie de glóbulos blancos diferentes. El sistema linfático es el conjunto de tejidos y órganos encargados de producir, madurar y hacer circular a estos glóbulos blancos por todo el cuerpo. Se dice que el sistema linfático tiene una doble función como veremos, ya que participa tanto en la circulación sanguínea como en la inmunidad del cuerpo de la siguiente forma…: o
Un primer tejido que forma parte del sistema linfático es la médula ósea roja, que se encuentra en el interior de muchos huesos y que es donde se van a producir continuamente a lo largo de la vida todas las células sanguíneas, entre ellas los glóbulos blancos.
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Los glóbulos blancos pasan al torrente sanguíneo y pasan por una serie de órganos linfoides donde van a madurar y se van a especializar en algunos de los distintos tipos de glóbulos blancos. Los dos órganos linfoides principales son el bazo y el timo.
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Los glóbulos blancos maduros se mantendrán circulando por la sangre y por los distintos tejidos del cuerpo en busca de patógenos, pero la mayoría se van a concentrar en unos tejidos linfoides llamados ganglios linfáticos. Estos ganglios se concentran especialmente en la zona de las ingles, las axilas y el cuello.
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Junto con los capilares sanguíneos que recogen las sustancias de intercambio de las células y las llevan a través de las venas de regreso al corazón, existe una red paralela de vasos linfáticos, que recogen el líquido “sobrante” de los tejidos. Este líquido que es recogido por los vasos linfáticos se llama linfa, y tiene la misma composición del plasma sanguíneo, solo que lleva una alta concentración de glóbulos blancos. Esta linfa volverá de nuevo a la sangre ya que los vasos
linfáticos acaban desembocando en una vena próxima al corazón. Pero en su recorrido, la linfa pasará por varios ganglios linfáticos, donde le espera un proceso de “análisis” por parte de la gran cantidad de glóbulos blancos de los ganglios, en busca de algún elemento extraño que desencadene una respuesta inmunitaria para eliminarlo.
La intervención sanitaria. El sistema de salud nos proporciona una serie de acciones contra las enfermedades, entre las que podemos destacar: o
Prevención. Es el conjunto de acciones de información y educación que tratan de crear hábitos que eviten la contracción de enfermedades.
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Diagnóstico. Es el conjunto de técnicas destinadas a conocer el tipo y origen de alguna enfermedad (análisis, radiografías, resonancias, exploraciones, etc.).
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Fármacos. Conjunto de medicamentos más o menos específicos diseñados para tratar las enfermedades o dolencias. Según su acción se clasifican en antiinflamatorios (contra la inflamación), analgésicos (contra el dolor), antihistamínicos (contra alergias), antipiréticos (contra la fiebre), antivirales (contra infección víricas), antibióticos (contra infección principalmente bacteriana), etc.
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Terapias físicas. Tratamientos alternativos o complementarios a los fármacos para sobreponerse a una enfermedad o dolencia, como la fisioterapia, hidroterapia, radioterapia, etc.
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Vacunas y sueroterapias. Las vacunas son tratamientos preventivos que consisten en introducir en el paciente algún patógeno muerto o atenuado de forma que el propio sistema inmunitario desarrolle las defensas específicas, de forma que se crearán linfocitos de memoria contra ese patógeno que permitirán una respuesta eficaz frente a posibles infecciones futuras. Principalmente se usan en prevención de enfermedades causadas por virus, ya que estas tienen más difícil curación con fármacos. En caso de que una infección ya esté presente las vacunas no resultan eficaces. Lo que necesita el paciente es una respuesta más rápida por lo que directamente se le inyectan los anticuerpos específicos contra la infección. Este tratamiento se llama sueroterapia y no genera memoria inmunológica en el paciente como sí ocurría con las vacunas.
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Trasplantes. Es la sustitución de un tejido u órgano dañado por otro sano. Pueden ser de la propia persona (por ejemplo, un trasplante de piel de una zona a otra), aunque lo más normal es que sea entre personas distintas. Un problema que surge al ser entre personas distintas es que el sistema inmunitario del receptor puede luchar contra el implante del donante creando rechazo. Esto se debe a que la genética de cada persona es diferente y en las células aparecen ciertas moléculas que el sistema inmunitario del receptor las considera como extrañas. De ahí que donante y receptor deban de ser “compatibles”. Para ayudar a evitar el rechazo, el receptor es normalmente sometido a un tratamiento de “inmunodepresión” para que sus sistema inmunitario no luche contra el implante. Entre los órganos y tejidos más comúnmente trasplantados están los riñones, hígado, corazón, pulmones, páncreas, intestino, piel, córnea del ojo, médula ósea, etc.
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Nuevas terapias. Actualmente se están desarrollando nuevas terapias basadas en un mayor conocimiento científico y avances tecnológicos. Entre ellas citamos:
Células madres. Son células del propio individuo que mantienen una alta capacidad de reproducción y de diferenciarse en cualquier tipo de célula del cuerpo, por lo que podrían llegar a regenerar tejidos y órganos propios sin el problema del rechazo. Este tipo de células son abundantes durante el desarrollo embrionario y se pueden obtener del cordón umbilical en el parto. Conforme maduramos van siendo más escasas y difíciles de conseguir.
Terapia génica. Cuando una enfermedad es de origen genético, la única posibilidad de cura es solucionar el problema genético del individuo. Se están desarrollando técnicas para corregir el error genético de estos pacientes. Básicamente consiste en encontrar la forma de introducir en el mayor número de células posibles del órgano afectado los genes que hagan funcionar a estas células correctamente (por ejemplo introducir en las células del páncreas el gen de la insulina para que el páncreas vuelva a producir la insulina por sí misma). Para esto es necesario recurrir a elementos capaces de llegar a estas células e introducirles los genes necesarios, para lo que se están usando “virus especiales” (que no causen enfermedad), ya que estos tienen dicha capacidad.