NORMA ROMERO (Las Patronas): “No estamos a favor de las fronteras, ni de criminalizar, ni de juzgar al ser humano por querer sobrevivir”.
“He venido a conocer y a compartir. Los inmigrantes que vemos nosotros vienen el tren -”La Bestia” - y los inmigrantes africanos a Europa vienen en barca”. De este modo mostraba Norma Romero el motivo de su visita y charla en San Sebastián (18 de marzo). Cree que es importante conocer y escuchar a los inmigrantes; sus penurias, lo que padecen en las diferentes travesías... Las Patronas (México) son un grupo de campesinas que apoya a los inmigrantes en la ruta de “La Bestia”; el tren de carga que transporta a miles de inmigrantes centroamericanos que como polizones cruzan México camino de la frontera estadounidense. Son “madres” de muchas personas anónimas. Norma, confiesa que la labor que realiza le genera mucha paz.
El pueblo en el que reside es pequeño, pero ustedes hacen una gran labor. La población que cuenta con 4500 habitantes y se llama La Patrona; nuestra patrona del pueblo es la virgen de Guadalupe y como somos mujeres, es por ello por lo que se nos llaman “Las Patronas”. Nuestro comedor es en honor a unos migrantes; no sabemos si viven o no. Nos nos dijeron que éramos una “esperanza de vida” para ellos. En su honor se llama “Esperanza de vida”. Nosotros no estamos para juzgar a los inmigrantes sino que para ayudar. Son el ejemplo de trabajar en red. Contamos con una red de unos 45-50 albergues en todo el país en el que sacerdotes, religiosas, laicos… apoyamos a los emigrantes centroamericanos. Realmente nos sentimos muy contentos de haber aceptado el servicio. Decimos que Dios nos tenía preparados muchas cosas para nosotras porque hemos ido descubriendo que el ser humano es capaz de ser alguien, primeramente en su vida, como persona, y posteriormente, para poder ayudar a los demás. Cuando la falta de oportunidades, que se da en cualquier lugar, comenzó en Centroamérica, pensamos que eso no llegaría a México. Al cabo de tres cuatro años llegó a nuestro país. Es un tema que nos debe de preocupar. Hace ya veintiún años que comenzó la andadura de Las Patronas. Tener familia, trabajo, salud… es una gran bendición. Siempre he tenido esa gran dicha. Pero cuando uno empieza a ver que familias que se dividen por la falta de trabajo, etc. comienzas a valorar más lo que tienes. Le doy gracias Dios. En lo personal estoy muy comprometida con él. Creo que uno no puede pedir más de lo que no debe si no da a cambio. Cuando alguien pide debe pedir también por los demás. Nunca me imaginé que estaría en esta situación porque
no conocía el sufrimiento de los demás. Vi que otros estaban sufriendo más. Por aquel entonces se decía que ayudar al ilegal era delito. ¿Cómo empezó el viaje solidario de “Las Patronas”? Pese a saber qué pasaba un tren de mercancías cerca de nuestra población, había un gran desconocimiento. Pensábamos que era gente mexicana hasta que dos mujeres salieron a comprar pan y leche a una tienda que se encontraba al lado de la vía. Cuando el tren redujo la velocidad, fue cuando se percataron que había gente que se asomaba por los vagones. Al ver a ellas con las bolsas de pan y la leche les dijeron, “Regálanos el pan, tenemos hambre”. Ellas se preguntaron, “¿Por qué nos pedirán comida? Tras entregárselo, por el acento, se dieron cuenta de que no eran mexicanos. Nos preguntamos: “¿De dónde vendrán? ¿Y por qué vendrán? ¿Por qué van montados ahí?”. Nos entró la curiosidad. Vimos que tenían hambre. Y decidimos compartir lo que teníamos. Empezamos a recolectar arroz, frijoles… de nuestros campos, porque nosotros, somos campesinos. El grupo de “Las Patronas” ¿cuántas personas lo componen? 14 mujeres voluntarias. Para conseguir los víveres, damos charlas, etc. para dar a conocer nuestra labor y concienciar a la gente para que se solidarice con el ser humano. Recibimos donaciones de productos para alimentar a las personas de los trenes. Tienen hambre, necesitan comida y les damos de comer.
De este modo conocieron su realidad. En las vías del tren, les preguntamos, y “¿Ustedes por qué vienen aquí?”. Nos dijeron que “en nuestro lugar de origen no hay trabajo y tenemos que emigrar”. Y les preguntábamos: “¿de dónde son?”. Y nos respondieron que eran “de Honduras, de El Salvador, de Nicaragua, de Guatemala…”. Cuando escuchamos su problemas, dijimos, que “Dios no quiera que nos suceda a nosotros”. Hoy en día no solamente damos de comer sino que nos preocupamos por su salud; algunos llegan enfermos, se mutilan… También realizamos denuncia y acompañamiento para que no se sientan solos. No estamos a favor de las fronteras, ni de criminalizar, ni de juzgar al ser humano por querer sobrevivir. Son gente buena. Lo que piden es una oportunidad. ¿Cada cuánto tiempo pasa “La Bestia”? Dos veces al día. A las cinco y a las ocho de la tarde. Es decir, la mañana la solemos pasar preparando los alimentos, etc. Antes el tren pasaba muy rápido y teníamos que tener maña para poder dar las bolsas con los alimentos. Hoy en día se ha concienciado al maquinista para que reduzca la velocidad y ponga su granito de arena. En ese tren no sólo van mercancías sino que personas que se están jugando la vida. Todos tenemos derecho a una vida digna. Si en sus países tuvieran lo necesario no vendrían a exponerse a aquí y jugarse la vida. Como personas humanas, debemos ser solidarios. ¿Cuál es el perfil de las personas que “viajan” en el tren? Al comienzo, eran hombres jóvenes. Posteriormente, también mujeres. Hoy en día vemos familias completas porque muchos de ellos no quieren que sus hijos formen parte de las pandillas que
existen en Centroamérica. Dicen que antes de que vengan a reclutar a los jóvenes, prefieren sacarlos de allí. Mancharse con ellos. ¿Se has vuelto a reunir con alguna persona que haya atendido? Algunas personas han llamado para decirme “Gracias Norma por todo, saluda a todas las mujeres; diles que las llevo en mi corazón”. ¿Hasta cuándo “Las Patronas” seguirán haciendo esta labor? Mientras exista la inmigración, ahí estaremos. Los gobiernos no tienen la capacidad pero el ser humano si la tiene para decir “yo quiero un mundo mejor para mis hijos”. Las madres lo que queremos es el bienestar de los hijos y nosotros impulsamos desde nuestras familias esa consciencia: invitar a la gente a que se sume a nuestra labor.