ESPECTACULOS

Sábado 5 de febrero de 2011

I

CINE s COMIENZA EL RODAJE DE INFANCIA CLANDESTINA

Natalia Oreiro viaja al pasado Continuación de la Pág. 1, Col. 2 Es una historia de militancias, de clandestinidad y de amores donde los deseos se pueden convertir en realidad y también pueden desaparecer. Donde se puede ser feliz y también desdichado. Es 1979, y Juan tiene otro nombre al igual que toda su familia, comprometida en la “lucha armada” de entonces. Juan se llama Ernesto. En el barrio y en la escuela lo conocen así. Pero en su casa es simplemente Juan. Juan y Ernesto conviven, colisionan y se retroalimentan hasta un punto en que Juan no podrá sostenerlo más y querrá comenzar su propia clandestinidad con su gran amor que es María, una compañera de clase. Natalia Oreiro es Charo, la madre, su compatriota César Troncoso (una destacada figura de la escena uruguaya, el mismo que supo recortarse en El baño del Papa y la aún no estrenada Norberto apenas tarde, de Daniel Hendler), es Daniel, su papá; Ernesto Alterio, el tío Beto, y Cristina Banegas, la mamá de Charo. Ellos conforman esta familia de la década que en los “años de plomo” recurre a la clandestinidad para sobrevivir.

En Burzaco, donde el puede ser parte del grupo ensayó hasta camino”, explica el ayer y rodará desde director. el martes, Oreiro fue A Oreiro, cuya transparente al sinpelícula Miss Tatetizar que se tracuarembó estará ta de un personaje en el Festival de cuya composición Málaga poco anla ha movilizado tes de su estreno como ningún otro en mayo en Eshasta ahora y le ha paña, y posterior permitido repensar en Rusia, Israel y muchas cosas de su los Estados Unidos, propia historia fuera de sigue esquivando las ofertas de volver a la los sets. Lo dijo en un recreo de una pantalla hogareña. Ernesto fiesta de cumpleaños setentista En marzo iniciará Alterio y Cristien la que participan todos los el rodaje de la comena Banegas, dos personajes, que vestidos tal como dia Mi primera boda, de los protagonisaparecerán en el film, se muesde Ariel Winograd, tas de la pelítran alegres a pesar de la tensión y al promediar el año cula de los miedos que su clandestinidad estará en Wakolda, de imponía. “Generalmente hay una Lucía Puenzo, una ficción mirada externa de la militancia de acerca del paso del nazi Joseph Menentonces, desde la acción y no desde gele por la Patagonia argentina y en lo humano, lo que vivían cotidiana- los últimos meses el thriller Mala, de mente, como si sólo hubiesen sido Israel Caetano. una parte de ellos. Se habla de la “Para mí está siendo una experienmilitancia como que siempre es un cia muy movilizadora. Claramente camino a la muerte, cuando en rea- es una ficción y uno se pone el traje. lidad es todo lo contrario, un camino Trabaja al servicio de la película, pero hacia la felicidad donde la muerte cuál es la línea que separa eso de lo

TEATRO

((((( BUENA DRAMA

Pezones mariposa Un logrado retrato de Cappa sobre la esencia del ser porteño AUTOR: LAURA NOVELE L INTERPRETES: FERNANDO DE ROSA, LORENZO QUINTEROS Y DARIO LEVY L LUCES: RICARDO SICA VESTUARIO: PAOLA DELGADO L ESCENOGRAFIA: FELIX PRADON L PRODUCCION: ROBERTO MALKASSIAN L DIRECCION: BERNARDO CAPPA L DURACION: 80 MINUTOS L SALA: CAMARIN DE LAS MUSAS, MARIO BRAVO 960 L

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El límite entre la fantasía y el delirio es tan estrecho que en un instante se puede traspasar esa barrera que aleja a un hombre de la realidad. Es lo que le pasa a Cesáreo, en otro tiempo futbolista, que se quedó atado a recuerdos de un pasado venturoso, y que en los tiempos actuales, teñidos de indiferencia y con muchas frustraciones, sueña con preparar a un joven chaqueño para probarlo como jugador en un equipo boliviano. ¿Realidad o fantasía? Poco se tarda en descubrir que sólo se trata de los deseos de Cesáreo, sin prever que alentado por esta esperanza puede llegar a cometer actos aberrantes. Cuando los acontecimientos lo llevan a encarar inevitablemente la realidad es el momento en

que el personaje se encontrará, sin posibilidad de retorno, en el mundo de la locura. Bernardo Cappa en la puesta recurre al realismo más minucioso y lo hace retomando el estilo que definió al teatro nacional de los años 60, y no es un reparo, ya que es el tratamiento que mejor representa la esencia del ser porteño. Por este motivo es que Lorenzo Quinteros se encuentra en su salsa para componer a Césareo. En el ámbito diseñado idealmente, encara al personaje con una sutil ambivalencia para transitar sobre ese límite sin llegar a revelar el desenlace. Fernando De Rosa imprime al muchacho, que admira a su mentor, una dosis de

ingenuidad y vulnerabilidad que provoca mucha ternura. Por su parte, Darío Levy es el personaje que tiene los pies bien plantados en la tierra y que siempre busca el lado práctico de las diferentes situaciones. Distintas personalidades que van armando un sólido conflicto dramático sin anticipar el desenlace. La escenografía de Félix Padrón recrea acertadamente el bufé de un club deportivo con un deterioro que insinúa que hubo tiempos mejores, del mismo modo que el vestuario de Paola Delgado y la iluminación de Ricardo Sica, que se ajustan a las exigencias de la puesta.

Susana Freire

otro. Es tan finita que sobre todo en los ensayos terminaba muy movilizada. Llegaba a mi casa muy movilizada y quedaba en loop, hablaba todo el tiempo de lo mismo… replanteé muchas cosas, me hizo investigar cosas que de pronto no tienen que ver con la película sino con la realidad, lo que pasó allá en Uruguay, preguntarle a mi tía, referencias. La línea sí, está, porque si no todos los actores tendríamos un problema, pero en esta película el enganche es muy fuerte”, confiesa Oreiro. “Hay algo que me empieza a pasar ahora, sentir que encajo acá. Es muy raro… yo, que me crié en otro lugar…”, asegura Alterio. “Es como que yo estoy haciendo de mis padres, es como correrse una generación. Entonces mi abuelo es mi papá, y yo ocupo el lugar de mi padre. Es muy interesante. La de mi padre es una generación que te ayuda a comprender mucho. A la vez me tengo que desprender de algo que me da mucha pena, en relación con todo lo que pasó, para poder ubicarme realmente en ese lugar, pensando que había ciertas cosas que todavía pueden ser posibles, ubicarme en un lugar de tener una fe profunda”, dice emocionado.

Natalia Oreiro habla de una “experiencia movilizadora”

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