MÓDULO 4 >> SISTEMA DE CREENCIAS Y VALORES EN EL PROCESO DE COACHING.

4.1. Coaching y Creencias: - Definición de Creencias De acuerdo con el diccionario de la RAE: Una creencia es el firme asentimiento y conformidad con algo. Es la idea que se considera verdadera y a la que se da completo crédito como cierta. La conformación de una creencia nace del interior de una persona (se desarrolla a partir de las propias convicciones y los valores morales), aunque viene influida por factores externos y entorno social (presión familiar, grupos dominantes etc.). Y también: Estado psíquico subjetivo donde el sujeto considera como "Verdad" un elemento intelectual, generalmente en ausencia de análisis crítico y argumentos de validez. Nuestra manera de pensar, en la mayoría de las ocasiones, se sustenta en

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cuatro pilares, como las patas de una mesa: • Las ideas o representaciones abstractas de nuestro entorno (lo que percibimos a través de nuestros filtros sensoriales) • Las opiniones que tenemos de nuestro entorno, en base a nuestra interpretación, el procesamiento que se lleva a cabo en nuestro interior. • Los argumentos: Aquellos razonamientos que pueden ser válidos o no. • Las creencias: que son asumidas como verdades incuestionables. Pensemos por un momento en una mesa de cuatro patas. • A la primera pata de esta mesa podríamos llamarla “ideas, conceptos”. • A la segunda pata, podríamos llamarla, “opiniones”. Ahora la mesa se sostiene algo más. • La tercera pata podríamos decir que serían los “argumentos”. Hemos añadido un elemento de tipo racional para poder constituir, construir, un argumento. La mesa parece ya muy firme. • Pero como es una mesa de cuatro patas, a la cuarta la llamamos “creencias”. Al tablero que hace que el conjunto de las cuatro patas sea ahora una mesa, le daremos el nombre de “mapa” esto es el filtro, por donde pasan todas las experiencias, los aprendizajes, ideas, conceptos, creencias, hechos, dichos, opiniones, etc., con los cuales interpretamos la realidad. Cada uno de nosotros tiene una serie de creencias personales adquiridas por nuestra propia experiencia o la impuesta por el entorno a lo largo de nuestra vida, pero la función de las creencias no es coincidir necesariamente con la realidad, no tiene que ajustarse a ella. Es importante recordar que nuestro cerebro no distingue entre real e irreal, cada uno decidimos sobre el hardware (sistema nervioso central), qué tipo de software (programas o creencias) implantamos. Estos programas son fundamentales como parte esencial de nuestra estructura mental. Por lo tanto las creencias son dogmáticas; no son comprobables, son generalizaciones mentales a las cuales les damos el poder de convertir en realidad lo que no se ve. Nuestras creencias pueden variar en intensidad y dan sentido a nuestro mundo y a nuestra forma de ser. Cuando tenemos una creencia instalada, actuamos como si fuera verdad y eso nos da la motivación suficiente para sacar los recursos necesarios para llevarla a cabo y así reforzarla, tanto para lo bueno si es potenciadora como para lo malo si la creencia es limitante.

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Es aquí donde tenemos que decir que las creencias se convierten en verdades. Podemos poner como ejemplo ensayos médicos en los que se administraba a un grupo placebo (sustancia inocua pero no curativa). A estas personas se les dijo que ese placebo era el mejor y más innovador medicamento que había en la actualidad, y los resultados fueron asombrosos: la mejoría fue considerablemente superior respecto al grupo que tomó los medicamentos reales, a los que no se les comentó nada respecto a la potencia curativa ni mejoría significativa con el fármaco. Es necesario aclarar que, dentro de la sustentabilidad de nuestra mesa, además de la razón o procesos cognitivos, están las emociones. La relación de la creencia con la actividad, la voluntad, se expresa al decir que actuamos en base a aquello en lo que creemos, y ya sabemos que las emociones son como motores que propulsan las actitudes que a su vez definen nuestras conductas. - Características de las Creencias Las creencias comparten algunas características entre sí: • Las creencias actúan como verdades incuestionables para quien la posee. La persona da por hecho que son válidas. • Las creencias están muy arraigadas en nuestra forma de pensar y acostumbran a ser inconscientes. • Por todo ello, son muy resistentes al cambio. Al ser inconscientes, en condiciones normales, son ajenas a la voluntad y al control de la persona y están exentas de todo juicio. “Si quieres saber qué es lo que cree una persona, fíjate en lo que hace, no en lo que asegura creer”. La mayoría de nosotros NO decidimos conscientemente en qué vamos a CREER. No existen las creencias verdaderas ni falsas dado que no somos capaces de tener una representación exacta y objetiva de la realidad de nuestro entorno, toda la información que nos llega está bajo la influencia de nuestros filtros perceptivos, a su vez influidos por los órganos sensoriales, propias experiencias, estados emocionales, elementos culturales, geográficos etc. La mayoría de creencias que tenemos proceden de nuestra infancia, de lo que vimos, oímos y experimentamos entre los 0 y los 6 años.

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• De los 0 a los 2 años, nuestra actividad cerebral se encuentra en un estado de ondas Delta (1 a 4Hz) que es el estado que tenemos cuando estamos dormidos. • Entre los 2 y los 6 años de edad, estamos en un estado Theta (4 a 8Hz) que es el de la imaginación creativa y también al que accedemos con la meditación. • Entre los 6 y los 12 años, estamos en un estado Alfa (8 a 12Hz) que vendría a ser un puente entre el subconsciente y el consciente (un estado semiconsciente y relajado). • Y a partir de los 12 años, entramos en un estado Beta (12 a 30Hz) que es el de la mente consciente: la conciencia activa y focalizada. Pues bien, los estados Delta y Theta son los estados "programables". (estados hipnóticos: en esos momentos no hay cuestionamientos, la mente racional no interviene, y las ideas se graban directa y automáticamente en el subconsciente). Otra cuestión importante a tener en cuenta es que en nuestro día a día la mente que rige casi el 99% de nuestros comportamientos es la mente subconsciente. Ésta procesa 40 millones de bits de información por segundo, mientras que la mente consciente es capaz de procesar únicamente 40 bits por segundo. Conclusión: nuestra mente subconsciente (que funciona por hábitos, por repetición automática) va siempre un paso por delante de nosotros, de nuestra mente consciente. En Coaching, lo más importante es analizar junto con el cliente, si las creencias en las que asienta sus acciones y decisiones ejercen un efecto potenciador (CREENCIAS POTENCIADORAS) y le ayudan al logro de sus objetivos o todo lo contrario, le llevan a limitar las posibilidades para que los consiga (CREENCIAS LIMITANTES).

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Una de las funciones más importantes que puede realizar un coach es ayudar al cliente a sacar a la luz sus creencias, haciéndolas conscientes y permitiendo examinarlas. Acorde con el ejemplo ya expuesto del ensayo clínico medicamento versus placebo, las creencias provocan estados fisiológicos y emocionales que a su vez, generan y son la base de muchos de nuestros comportamientos o conductas. Estas maneras determinadas de actuar, tienen una influencia directa en la respuesta que provocamos en los demás y los resultados que obtenemos de nuestra interacción. Como resumen, veamos la peculiar historia real protagonizada por Sir Francis Galton, primo del celebérrimo biólogo Charles Darwin. Hacia 1870 vivía en Londres un personaje singular llamado Francis Galton. Como su famoso primo, poseía una de las mentes más prodigiosas de su época, así como una innata curiosidad por todo cuanto le rodeaba. Entre sus méritos figura el demostrar que el hombre posee en la yema de los dedos un patrón exclusivo e inconfundible (descubriendo así el método en el que se fundamente la dactilografía, uno de los pilares de la criminología). Pero Galton se adentró también en el entonces oscuro mundo de la psicología, para resolver problemas que tanto ayer como hoy preocupan a la gente. Por entonces existía muy poco aparataje experimental de modo que Galton decidió realizar sus propias experiencias y obtener sus conclusiones. "Cierto día, Galton puso en marcha el siguiente experimento mental. Todas

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las mañanas solía dar un paseo por las calles de Londres, paseo que acababa en Hyde Park, pero, en aquella ocasión, el científico decidió introducir un cambio: antes de salir, se encerró en una sala a oscuras y se sentó en una silla. Con las manos en la cabeza, pasó 30 minutos autosugestionándose: “Cuando salga por esa puerta, seré el ser más odiado de Londres”, se repetía una y otra vez. Inició el paseo y no tardó en percibir una extraña sensación. Algunas personas, al llegar a su altura, comenzaban a detenerse dándole la espalda para mirar los escaparates. Otras, cruzaban la acera. Galton, al estilo de Mr. Hyde, seguía alimentando sus oscuros pensamientos. Al pasar varios minutos, un transeúnte le insultó y otro le miró despectivamente. Al pasar junto a un mercado, uno de los mozos que descargaba fruta de un carro de dio un codazo. Galton perdió el equilibrio y cayó al suelo. Pero no quedó ahí la cosa: hasta los animales parecían asociarse a esa animosidad porque el caballo que tiraba del carro de la fruta, le propinó una severa coz que volvió a dar con los huesos de Galton en el suelo. A los pocos minutos, un gran gentío, alarmado por lo aparatoso de la caída, comenzó a congregarse a los pies del dolorido científico para socorrerle. Poco duró su consuelo, porque una parte del público comenzó a insultarle y a patearle. Poco a poco el grupo se encrespó y algunos esgrimieron palos y piedras. Ante el cariz que tomaban los acontecimientos, Galton sacó fuerzas de flaqueza, se incorporó como pudo y, escabullendose entre la enfurecida multitud, salió corriendo y se refugió en su casa". Extractado de Michael Birkebihl “Train the Trainer” Galton sacó varias conclusiones: • Gran parte de la responsabilidad de cómo somos la tiene nuestra forma de “pensarnos” a nosotros mismos. • No es necesario decir a los demás como nos sentimos: gran parte de nuestro estado de ánimo lo captan nuestros interlocutores por medio de nuestra actitud. Revivir el célebre paseo de Francis Galton pero al revés, pensándonos a nosotros mismos de una manera positiva y vital, influye en los resultados de cara a nuestros clientes y en nuestro entorno en general. En resumen, podemos definir lo que se conoce como PROFECÍA AUTOCUMPLIDA, EFECTO PIGMALIÓN O EFECTO PLACEBO, si creemos que algo pasará, es muy probable que provoquemos que realmente pase.

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Se conoce como efecto Pigmalión en relación al mito griego, en el que Pigmalión, rey de Chipre, se enamoró de una de sus creaciones: la escultura Galatea. A tal punto llegó su pasión por la escultura que la trataba como si como si estuviera viva. El mito dice que la escultura cobró vida después de un sueño de Pigmalión, por obra de Afrodita al ver el amor que éste sentía por la estatua, que representaba a la mujer de sus sueños. Este suceso fue nombrado como el efecto pigmalión. - Estructura de las creencias Una creencia se instaura en primer lugar, pensándola... le damos una referencia que puede ser real, vivida o constatable o simplemente imaginaria. Por ejemplo: Soy el mejor candidato a este puesto de trabajo para el que me voy a entrevistar. Si la entrevista de trabajo es muy satisfactoria, se genera una certidumbre y una convicción de que esa creencia es realmente cierta para nosotros, tanto de manera positiva, como en este caso, o negativa (recordamos que las creencias no son ni verdaderas ni falsas, sólo potenciadoras o limitantes). A modo de esquema: SENSACIÓN PERCIBIDA: Quiero, puedo y me merezco ese puesto. PENSAMIENTO: Soy el mejor candidato. EMOCIÓN: Fuerza, motivación, energía. CONDUCTA: Acorde a la emoción en la entrevista de trabajo RESULTADO: Positivo o Negativo. Es muy importante tener en cuenta que cuanto mayor es la intensidad emocional y el número de referencias se agregan A UNA CREENCIA, mayor es la cimentación de la misma. "No puedo creerlo - dijo Alicia. - ¿No puedes? - dijo la Reina en tono compasivo - Inténtalo otra vez: respira hondo y cierra los ojos.

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Alicia se rió - Es inútil intentarlo - dijo - Uno no puede creerse cosas imposibles. - Yo me atrevería a decir que no has practicado lo suficiente dijo la Reina - Cuando tenía tu edad, siempre lo hacía durante media hora cada día. ¡Caramba¡ A veces me he creído hasta seis cosas imposibles antes de desayunar" Lewis Carroll. Alicia a través del espejo. A modo de recordatorio: Todos los niveles neurológicos, en las dimensiones del ser humano, se influyen mutuamente... un cambio en uno de ellos provoca un cambio en el resto. Si deseamos hacer cambios consistentes y perdurables en nuestros comportamientos necesitamos cambiar las CREENCIAS que los están sosteniendo. A más profundo que sea el cambio, más cambios generará en el resto de los niveles neurológicos, los cambios más superficiales no tienen porqué generar cambios en los niveles más profundos • Lo que soy: ¿quien? --> identidad. Visión y misión. • Lo que creo: ¿por qué? --> creencias y valores. Permiso/motivación. • De lo que soy capaz: ¿cómo? --> capacidades. Dirección. • De lo que hago: ¿qué? --> comportamiento. Acción. • De dónde y cuándo lo hago --> entorno. Limitaciones de contexto Relacionado con lo anterior, es importante tener en cuenta que los resultados dentro de nuestra estrategia para obtener nuestros objetivos vienen definidos por los niveles neurológicos... si el resultado no es el adecuado, nos plantearíamos qué tipo de cambios precisamos para su adquisición.

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