sábado 2 de noviembre de 2013
sábado Edición de hoy a cargo de Javier Navia y Violeta Gorodischer | www.lanacion.com/sociedad
lujo
la membresía en hoteles gana adeptos entre los porteños
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signos vitales Las Cifras quE nos toman EL puLso
Qué miramos al comprar alimentos Porcentaje de argentinos que chequea cada uno de estos ítems
Fecha de vencimiento
71%
Calorías
34%
Grasas
29%
Información nutricional
25%
Incidencia en el colesterol
25% 0
Fuente: TNS Gallup / LA NACION
Hogar
El duelo por las mascotas, cada vez más humanizado Valentina Ruderman escucha música en su casa y con amigos a través de Spotify
fernando massobrio
Vicky Guazzone di Passalacqua
Hábitos
PARA LA NACIoN
La música que suena ahora Con los servicios pagos de streaming y la reaparición de los vinilos, se imponen nuevas formas de consumo que marcan el fin de las descargas y los CD Franco Varise LA NACIoN
Valentina Ruderman, de 23 años, no puede parar de escuchar música. En su casa, cuando camina, cuando trabaja y, si pudiera, también mientras duerme. En su iPhone, de manera online, tiene todo lo que necesita para musicalizar la película de su vida. Lucy Patané, de 28, en cambio prefiere descubrir grupos o canciones online, paladear un poco los sonidos, conocerlos, para después comprar los discos de vinilo y disfrutarlos en su casa. La llegada a la Argentina de Spotify, el anuncio de YouTube (Google) de su servicio de música pago por streaming y el espectacular crecimiento de las ediciones de discos de vinilos nuevos (no de saldo) acompañados con tarjetas para que el usuario descargue el disco digital conforman el nuevo combo para disfrutar de uno de los placeres centrales de mu-
chos: escuchar música. A esto se le suma el último lanzamiento de los Hertzios del sitio local Taringa Música!, que promueve cambiar el formato físico del CD, un poco decrépito, por objetos (libros, esculturas) definidos por los autores con un código para descargar la música. Empecemos con algo de historia. A principios de la década del ochenta, el stowaways empezó a cambiar la forma en que la gente escuchaba música. Ese dispositivo con un nombre tan extraño terminó masificándose como el walkman. Lo maravilloso del momento, lo revolucionario, era que uno podía escuchar mientras caminaba o viajaba. Y que el soporte en el que venía la música era en cassette que, incluso, podía regrabarse. De aquella pequeña revolución a esta segunda década del siglo XXI pasaron casi 30 años, y el nuevo stowaways ahora se llama streaming. Por primera vez en mucho tiempo, la forma en la que escu-
Hoy los animales domésticos se consideran miembros de la familia y su pérdida se vive con intensidad
chamos música tiene nombres nuevos: Spotify, Deezer, Shazam y, próximamente, YouTube entre otras aplicaciones. El usuario accede mediante el pago de un canon mensual (Spotify cuesta 36 pesos) a millones de grupos y canciones que no necesita almacenar, porque los temas corren de manera streaming (como el YouTube tradicional, pero sin video). Sería como el Netflix de la música, con la ventaja de que puede emplearse en modo offline (sin conexión a Internet) y compartir listas con amigos: de ahí el nombre de social music. “Con este sistema terminé de cerrar el combo para escuchar música. Ya probé todo: descargar, el Grooveshark, pero ninguno terminaba de convencerme. Con Spotify tengo toda la música que quiero en mi iPhone para escuchar en el auto (por Bluetooth), en mi casa en el microcomponente y mientras viajo”, cuenta Clara Arean, de 26 años. Continúa en la página 2
Cuando Magdalena Albín tenía 15 años, su border collie, Toba, murió. Sin querer, le habían administrado el remedio equivocado para mejorar el brillo de su pelaje y la pérdida fue abrupta, casi inmediata. Desde ese día, ella se juró no volver a concentrar jamás todo su amor por los animales en uno solo. Hoy, vive en un campo de General Villegas con su marido y... ¡12 perros! entre los que se mezclan caniches, border collies, un boyero de Berna y un dachshund mi-
experiencias
ni. “Nosotros ya somos dos más de la manada”, sostiene entre risas. Su caso no es el único: son muchos los que viven la pérdida de los animales domésticos con la misma intensidad y dolor que llevaron a Magdalena a crear su propia familia de perros como mecanismo de defensa. En tiempos en los que las mascotas son literalmente compañeros y tienen su propio lugar asignado en la familia, la casa y hasta en la mesa, el duelo por su muerte resulta un proceso cada vez más humanizado y profundo. Continúa en
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mesa para dos
La difícil tarea de aprender a jugar al polo Página 10
Vida digital
Dime qué posteas y te diré quién eres
Página 8
Gustavo Samuelian. “Soy un punk en cuerpo burgués” Página 11