Campo
Sábado 3 de marzo de 2007
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ARRENDAMIENTOS
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LA NACION/Sección 5/Página 7
Los valores para la próxima campaña
El desafío de sumar al dueño del campo a un proyecto en común Según Marcos Rodrigué, los contratos a porcentaje o con rentabilidades compartidas hacen sustentable la producción “Es un momento para que veamos En la actualidad, la empresa de Rodricómo compartimos los años buenos, gué maneja un 60% de la superficie de de buenos precios y rendimientos. Pe- siembra (unas 25.000 hectáreas) con ro también es un momento para que contratos a porcentaje que van del 20 al veamos cómo arriesgamos menos en 40%. En otro 40 por ciento del área en los años malos”, dijo el productor Mar- producción hay arrendamientos con cos Rodrigué. quintales fijos y, también, un esqueCon el telón de fondo de la vorági- ma para compartir la rentabilidad. El ne por los alquileres, Rodrigué, socio productor ya implementó un esquede La Redención-Soma para producir de fro, no tiene dudas esta manera en camde que es posible pos del sur de Córiniciar una nueva doba y en el Norte. etapa en la rela“Ahora la apuesta es ción entre propiepoder implementar tarios de campos e esto en la zona núinquilinos, a pesar cleo”, comentó. de que hoy ya se ha¿Cómo reciben bla de arrendamienlos dueños de camtos con valores altos po una propuesta de para la próxima esta naturaleza? campaña. “La ten“Si uno los hace dencia es una nueparticipar (al dueva manera de reño de campo), todo lacionarnos; creo es distinto. Ellos esque va a cambiar tán viendo la posila forma de trababilidad de mejorar jar con los dueños, su negocio respeccompartiendo rento de los alquileres tabilidades. Estas comunes”, opinó son las cosas que Rodrigué. “El futuro de los alquileres suman”, afirmó el “Y si todo va bien productor. (por la producción), va a pasar por una alianza ¿En qué piensa ganamos todos”, Rodrigué cuando agregó. entre los propietarios habla de un cambio Según el producy los inquilinos”, expresó en el vínculo con los tor, así no sólo se dueños de campos? abre la posibilidad Marcos Rodrigué Básicamente, en no de compartir gatrabajar solamente nancias y riesgos, con la modalidad en sino que, además, quintales fijos, sino en incorporar, en- se pueden construir relaciones dutre otras cosas, un porcentaje por lo raderas con los propietarios. “Hay producido. “Con algo fijo y a porcen- dueños de campo que se mantienen taje o compartiendo rentabilidades”, desde hace 5 o 10 y hasta 12 años”, explicó. afirmó. “El futuro de los alquileres va a Aparte de ir hacia un negocio agrípasar por una alianza entre el dueño cola más compartido, este tipo de víndel campo y el inquilino, con lo cual culo entre el propietario del campo y el arrendatario pueda cobrar por el el inquilino puede tener otra consetrabajo que hace y el propietario re- cuencia más. “Esto es una manera de ciba un alquiler fijo, un porcentaje y hacer más sustentable la producción, luego al final (de la campaña) compar- con rotaciones y cultivos de cobertutir utilidades”, destacó el productor. ra”, finalizó.
En los últimos años hubo subas en los arrendamientos para la producción de carne ARCHIVO
La ganadería, presionada por la soja La oleaginosa influyó en la suba de los arrendamientos en zonas dedicadas a la actividad pecuaria; hubo importantes alzas en campos de cría de la cuenca del Salado El incremento de los precios de la soja, que paulatinamente corre la frontera agrícola hacia zonas tradicionalmente dedicadas a la ganadería, no sólo impulsa a los contratos para el arrendamiento de campos agrícolas, sino que también está haciendo que aumenten los precios de los alquileres ganaderos. Alejandro de Elizalde, titular de la firma Elizalde, Garrahan y Cía., dijo a LA NACION que es muy difícil conseguir un campo ganadero. “No hay casi oferta”, dijo de Elizalde. “Los campos que hace dos años se alquilaban a 60 kilos de carne por hectárea hoy se pagan entre 70 y 80 kilos por hectárea”, expresó. Luego agregó: “Incluso hay gente que, para hacer soja
en su campo y no desprenderse de las vacas, ofrece un mayor porcentaje de la cría de la hacienda que da en consignación”. En igual sentido, Esteban Sojo, de la firma Sáenz Valiente, Bullrich y Cía., explicó que “los alquileres de campos ganaderos subieron porque la gente quiere hacer soja en su campo y, entonces, busca otros campos para colocar su hacienda”.
Costo de oportunidad En opinión de Sojo, “hace dos años, por un campo de cría bueno, en la zona de Maipú o Rauch, se pedían entre 60 y 65 kilos de carne por hectárea, y ahora se están pidiendo 90 kilos para acordar en 80”. Para el economista Camilo Tis-
cornia, “en los últimos años hubo un avance muy fuerte de la soja en varios campos que antes se dedicaban a la ganadería por el aumento del precio internacional de la oleaginosa, pero también por el creciente desincentivo hacia la producción ganadera que impulsan las medidas del Gobierno para tratar de evitar que aumente el precio interno de la carne”. “El precio de los arrendamientos ganaderos sigue subiendo no por la utilidad de la ganadería, sino por el gran costo de oportunidad que implica no hacer soja”, dijo Tiscornia. “Hay un doble juego. Por un lado, mucha gente retiene las hembras porque cree que, en el largo plazo, el precio de la carne se va a sincerar, pero, a la vez,
la ganadería se está restringiendo al máximo y se desplaza hacia zonas cada vez más marginales”, explicó Tiscornia. El economista añadió: “Esto tiene un límite, porque también hay muchos productores que están liquidando vientres y el stock ganadero se está achicando”. Según Tiscornia, el avance de la agricultura sobre la ganadería depende de una decisión política del Gobierno. “Este proceso va a durar hasta que el Gobierno se dé cuenta de que este aumento de la soja es peligroso en el largo plazo y comience a dar señales más alentadoras para la producción ganadera”, opinó.
María Martini