junio 2017

Marco Bellocchio inaugurará el ciclo el día 4, a las 19.30 hs, en el Cine Doré. El deseo del abismo ... 1964) es además uno de los directores más personales e.
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MARCO BELLOCCHIO SALTOS EN EL VACÍO

HACIA OTRA AMÉRICA SEMILLAS DEL NUEVO HOLLYWOOD

La rabia, la revolución y el orgullo

junio 2017

JUNIO 2017

JUNIO / JULIO 2017

D

Marco Bellocchio: saltos en el vacío

Hacia otra América Semillas del Nuevo Hollywood

Free Fire (2016), de Ben Wheatley , en “Cinéditos”

Desiertos de lo real [PHotoEspaña]

Sede Filmoteca Española: C/ Magdalena,10 28012 Madrid Tel.: 91 467 2600 [email protected]

Filmadrid: João Pedro Rodrigues y Fred Kelemen

Precio: Normal: 2,50 € por sesión y sala 20,00 € abono de 10 sesiones. Estudiante: 2,00 € por sesión y sala 15,00 € abono de 10 sesiones. Horario de taquilla: 16.15 h. hasta 15 minutos después del comienzo de la última sesión. Venta anticipada: 1/3 del aforo para las sesiones del día siguiente. De 21.00 hasta cierre de taquilla (mínimo 21.30) Sala de proyección: Cine Doré C/ Santa Isabel, 3 28012 Madrid Tel.: 91 369 3225 91 369 1125 (taquilla) 91 369 2118 (gerencia) Entrada libre a cafetería Horario de cafetería: 16.00 h. - 23.00 h. LUNES CERRADO Buzon de sugerencias: [email protected]

Pioneras del cine español Suscripción a la alerta del programa mensual del cine Doré

Agradecimientos: CSC-Cineteca Nazionale, Instituto Italiano di Cultura, Sony Pictures España, Notorious Ediciones, Fundación First Team, Becas FormARTE, Fundación Ramón Menéndez Pidal, New York University / APEX.

Ciclos realizados en colaboración con:

IRECTOR de un abrumador número de ficciones, documentales y cortometrajes, tanto para cine como para televisión, la obra de Marco Bellocchio ha recorrido un amplio espectro de géneros y preocupaciones. Tras el rupturista, aclamado y controvertido debut Las manos en los bolsillos (I pugni in tasca, 1965), con el que el italiano parecía adelantarse a las revoluciones generacionales de finales de los sesenta, Pier Paolo Pasolini celebraba epistolarmente su «cine de prosa que gotea y humea casi poéticamente», aún sin la conciencia, ni su posibilidad, de que Bellocchio trazaría a lo largo de cinco décadas uno de los cuerpos fílmicos más autorizados, audaces y trascendentes de la contemporaneidad. El ímpetu de sus primeros títulos, su energía desestabilizadora, vuelve a sorprendernos en las fantasmagorías que se han apropiado de sus últimos, cruciales trabajos: Vincere (2009), Sorelle Mai (2010), Bella addormentata (2012), Sangue del mio sangue (2015), Felices sueños (2016) y su cortometraje Pagliacci (2016), que inaugurará la retrospectiva «Marco Bellocchio: saltos en el vacío» que a lo largo de estos dos próximos meses le dedicará Filmoteca Española. Entrado el siglo XXI, cercano a los ochenta años de edad, Bellocchio sigue cuestionando el dogma de las ideologías, confrontando a la izquierda radical con las doctrinas cristianas, hurgando en las heridas morales de la institución familiar, radiografiando con sentido histórico la sociopolítica y las sociopatías de su tiempo. El autor de Salto en el vacío (1979) ha abordado los abismos del sexo y el patriarcado, del psicoanálisis y el matricidio, de la pasión y la adolescencia, de la violencia y la corrupción, de la anarquía y el terrorismo; ha explorado la sexualidad, el duelo y la melancolía con una lucidez distintiva, expresándose siempre desde la certeza de que en las formas (poéticas) residen los discursos más pregnantes. La obra maestra Felices sueños (2016), ese carrusel de espectros en el que muerte, onirismo y memoria se retroalimentan, establece no tanto un punto de llegada sino el regreso, más sabio y profundo, al punto de partida. Con todo, no es su trayecto en las simas más altas del cine europeo un círculo cerrado, sino un estallido de fugas deslumbrantes, encaminadas en múltiples direcciones y siempre al servicio de la desbordante energía de las imágenes. Acaso el Bellocchio del siglo XXI reacciona y se revuelve ahora ante el indolente Bellocchio de 37 años que pedía paso a sus mayores en las páginas de Cahiers du Cinéma [“La revolución en el cine”, núm. 176, pág. 43, 1966]: «La actitud del joven cine italiano para con los ‘maestros’: Rossellini, Visconti, Antonioni y Fellini es la de la perplejidad. Tal vez sea para ellos el momento de abandonar el sitio. Nadie lo puede evitar. […] Es un proceso natural de disolución orgánica». El italiano salvaba acaso a Fellini porque no se resignó «a entrar en el rebaño», porque «cada nueva película provoca una pequeña revolución». Solo existe el cine entendido como un perpetuo «salto en el vacío», un cine de la perplejidad, inmune a la disolución. El cine de Bellocchio. Veinticinco largometrajes y tres cortometrajes, entre ficción y documental, que componen la amplísima, casi íntegra retrospectiva del Doré en junio y julio, y que contará con la presencia del maestro italiano en la presentación inaugural. Incorporando las conquistas recientes del cineasta, Filmoteca Española salda de este modo una larga deuda adquirida (se han proyectado apenas nueve títulos de Bellocchio en el Doré) y se suma de este modo a la celebración de su obra en instituciones fraternas como la Filmoteca de Catalunya, el IVAC de Valencia, el Moma de Nueva York y la Cinémathèque francesa, además de haber contado con la inestimable ayuda de las cinetecas de

Roma y Bolonia. En el congreso anual de archivos fílmicos internacionales (FIAF Congress) celebrado el mes pasado en Los Angeles, Filmoteca Española presentó a su renovado comité directivo con la firme intención de reanudar, crear y reforzar lazos con sus socios internacionales.

Hacia otra América

Desiertos de lo real

El deseo del abismo

Semillas del Nuevo Hollywood

El cine en la era digital

João Pedro Rodrigues / Fred Kelemen

N la era las imágenes desmaterializadas, en la era de la post-fotografía, y casi disueltos los conceptos de verdad, autoría, originalidad y propiedad por el avance de las nuevas tecnologías y la circulación frenética y fugaz de las imágenes, ¿qué queda de la antigua idea del cine, ese arte tradicionalmente vinculado a lo real, y que basó gran parte de su desarrollo teórico en la idea de huella, de momento congelado, de vida arrancada al tiempo? La irrupción de las tecnologías digitales ha supuesto mucho más que un cambio en los procesos de producción, distribución y consumo de imágenes en movimiento, revolucionando, como lo ha hecho con la fotografía, el corazón del cine; disolviendo su identidad tradicional para enfrentarlo a una realidad en la que las imágenes ya no son memoria, sino parte del lenguaje cotidiano, ya no son tesoros, momentos arrancados para la eternidad, sino secuencias destinadas a su envío, visualización y desaparición. El digital ha transformado por completo las imágenes, y la manera en la que nos relacionamos con ellas, o, mejor, a través de ellas. Y el cine también refleja esos cambios abismales, esos nuevos retos en un mundo en el que, al decir de Joan Fontcuberta: “No es descabellado pensar que en el futuro las imágenes no van a necesitar la realidad en absoluto”.

ILMADRID. Festival Internacional de Cine dedica durante este mes de junio dos retrospectivas a autores fundamentales del cine europeo actual cuyas obras están marcadas por los deseos desbocados y temerarios.

Corrientes de transfiguración Mientras Bellocchio y sus contemporáneos urdían la revolución en Europa, del otro lado del mundo llegaban también corrientes de cambio, cuyas pulsaciones latían en varios filmes seminales del llamado Nuevo Hollywood. Coincidiendo con los 50 años desde que se dieron a conocer al mundo títulos rompedores como Bonnie and Clyde, A quemarropa o El graduado –mientras el gigante Hawks enterraba el western clásico con El Dorado–, el ciclo «Hacia otra América» recoge ocho largometrajes cuyas ondas expansivas siguen resonando en las creaciones más enfebrecidas de nuestros días. Ahí está la lúdica deflagración que es Free Fire, del británico Ben Wheatley, labrándose una carrera de culto con este último trabajo que no tendrá distribución comercial en España pero que el Doré trae a Madrid. Free Fire viaja precisamente a la América de los años setenta para recrear los espacios, la estética y los gestos de los referentes del estallido, y no es banal que una de sus deidades, Martin Scorsese, haya producido esta memorable experiencia en las tripas de un épico tiroteo en una nave de Boston, para que Peckinpah y Tarantino se líen la manta a la cabeza. «Cinéditos» también estrenará lo último de David Gordon Green, Our Brand is Crisis, irónica y exquisita parodia de las intervenciones del país de las libertades en las campañas políticas de América del Sur, y que tanto nos hablaba, anticipadamente, de los hedores del ‘trumpismo’. De todas aquellas transformaciones que separan a Richard Nixon de Donald Trump, la mayor ha sido acaso solo una: la mutación del analógico al digital como la perfecta metáfora del flujo líquido al que ha ido a parar la solidez de unas imágenes (unas certezas) que han narrado testaruda y perpetuamente las convulsiones sociales, políticas y tecnológicas del último medo siglo. El ciclo «Desiertos de lo real» quiere precisamente hacer una sutura entre Bellochio y el Nuevo Hollywood, Nixon y Trump, el cine que nació matando y el que renace de la muerte. No es baladí que la última proyección del mes sea la primera de muchas, acaso todas, que vendrán: la proyección en streaming. En directo desde el Teatro Real, hermanado con Filmoteca a través de Veranos de la Villa, el montaje de Marco Armiliato (dirección musical) y Mario Gas (director de escena) de la imperecedera Madama Butterfly dará su bienvenida y complicidad al fin de semana World Pride. Del celuloide de Rio Bravo (fuente de tantos caudales) a Madama Butterfly en códigos binarios, de las manos en los bolsillos al orgullo del cuerpo (y el sexo) liberado. Otra historia más de las historias del cine. 

Carlos Reviriego

Director de Programación Marco Bellocchio inaugurará el ciclo el día 4, a las 19.30 hs, en el Cine Doré.

I pugni in tasca (Las manos en los bolsillos, Marco Bellocchio, 1965)

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Bonnie & Clyde (Bonnie y Clyde, Arthur Penn, 1967)

C

UENTA la historia de Hollywood, y así lo recoge el periodista Peter Biskind en el libro Moteros tranquilos, toros salvajes, que Dennis Hopper, tras estrenar Easy Rider, durante una cena en casa de David O. Selznick, puso el dedo en el pecho de George Cukor y le dijo: «Nosotros vamos a enterrarte, nosotros vamos a tomar el poder, estás acabado». A lo que el veterano director sólo respondió: «Sí, sí, es muy posible». El entierro, en este caso, hay que entenderlo en clave de metáfora, porque Hopper, junto al resto de los directores que conformaron el corpus principal de lo que luego se denominó Nuevo Hollywood, quería romper con el pasado, acabar con el sistema de estudios (el lugar donde se produjo la ‘charla’ es significativo) y ondear la bandera de un cine sin ataduras, ni creativas ni económicas. Esto acontecía en 1969, cuando Peter Bogdanovich, Robert Altman y Francis Ford Coppola ya habían estrenado sus primeras películas. En los siguientes años lo harían William Friedkin, Hal Ashby, George Lucas, Bob Rafelson, Martin Scorsese o Terrence Malick. Ellos eran el Nuevo Hollywood, un grupo de directores fascinados por la Nouvelle Vague, en especial por el cine libre de Godard, por Kurosawa, Fellini, Antonioni o Bergman, cineastas de los que asumieron el concepto de director-autor que pretendía tomar por asalto el trono de los productores, hasta ese momento dueños, en todos los sentidos, de las películas. Fue la revolución contra el poder, y la utopía revolucionaria se vio recompensada con recogidas de varios Oscar aunque acabó fagocitada de nuevo por los estudios, gracias a los sucesivos éxitos comerciales de The French Connection, contra el imperio de la droga (1971), El Padrino (1972) y Tiburón (1975). Para el Nuevo Hollywood, la fecha fundacional se encuentra en 1967, es decir, hace ahora 50 años, cuando se estrenaron varias películas que plantaron las semillas del cambio, a nivel estético y narrativo, y convirtieron en estrellas a sus directores. Y, sobre todo, insufló el espíritu del cine europeo en el corazón de los grandes estudios. Varias de esas películas de la ‘cosecha del 67’, que contribuyeron a este giro dentro de Hollywood por su impacto comercial y su renovada propuesta, se podrán ver en el Cine Doré. Entre ellas, algunas de directores estadounidenses como Arthur Penn (Bonnie & Clyde); Mike Nichols (El graduado) o Francis Ford Coppola (Llueve sobre mi corazón). Otras de directores europeos que se enrolaron en el barco del Nuevo Hollywood como John Schlesinger (Cowboy de medianoche), Roman Polanski (La semilla del diablo) o John Boorman (A quemarropa). Y, por supuesto, el ciclo «Nuevo Hollywood. Hacia otra América», incluye Easy Rider, la ópera prima de Dennis Hopper, el director que soñó con enterrar a los clásicos. 

Proyección de la copia restaurada de El graduado, que se ha reestrenado el mes de abril en Estados Unidos.

“Desiertos de lo real (el cine en la era digital)” se acerca a diversos modos en los que el cine ha tratado de pensar y enfrentar su nueva identidad digital, cambiando sus formas, dialogando con lo efímero, y tomando conciencia de que el final de una era es siempre el comienzo de otra, quizás, más fascinante. Lanzando su mirada a los primeros momentos de cambio, a principios del presente siglo, y extendiéndola hasta producciones muy, muy recientes, el ciclo, programado con ocasión del la vigésima edición de PHotoEspaña, abre una ventana a un cine que pone en duda sus propias bases, sus formas de narrar y de construirse, y que ha asumido que las imágenes extraídas de lo real y aquellas creadas por ordenador son indistinguibles, al menos en un nivel físico, informático y casi ontológico: tan solo ceros y unos almacenados en soportes digitales. A través de seis sesiones –a las que se suman las de Filmoteca Junior, que este mes se vincula con este ciclo a través de producciones que asumen y reivindican los cambios digitales– y con autores como Chris Marker, Rebecca Baron, Isaki Lacuesta, Theo Anthony, Leos Carax, Ari Folman, Christian Von Borries e Isiah Medina, “Desiertos de lo real” dialoga con el pixel, la desmaterialización del cine, la realidad virtual, los videojuegos y el capitalismo de las imágenes, con los espectadores convertidos en productores al servicio de una hiperrealidad globalizada. 

Ciclo realizado en el marco de PHotoEspaña 2017.

Lossless series (Rebecca Baron, Douglas Goodwin, 2008)

F

La filmografía de João Pedro Rodrigues (Lisboa, 1966) se mueve en una dualidad fascinante: la exaltación de una luminosa espiritualidad usualmente manifestada a través de lo carnal, la violencia, el sexo y la muerte. Desde su primer film, O Fantasma (2000), el director portugués explora en profundidad las almas y cuerpos de sus personajes, siempre partiendo de un cine sensorial e instintivo. Los protagonistas de las geniales Odete (2005), Morrer Como Um Homem (2009) y A Última Vez Que Vi Macau (2010, realizada junto a João Rui Guerra da Mata), son outsiders abocados a la perpetua búsqueda de su espacio identitario. Esta retrospectiva, la primera que se le dedica en España, culmina con O Ornitólogo (2016), su film más intimista, que se alzó con el premio al Mejor Director en el Festival de Locarno. Conocido ante todo por su labor como director de fotografía en las últimas películas de Béla Tarr, Fred Kelemen (Berlín, 1964) es además uno de los directores más personales e incorruptibles del cine actual. Sus películas, visualmente arrolladoras y portadoras de una concepción del tempo fílmico tan intransferible como el que desarrollaron Tarkovski o el propio Béla Tarr, observan a personajes intensamente sensibles que buscan su lugar en una Europa hostil y desolada. Ya desde sus inicios, Kelemen anticipó algunas de las tinieblas que asolan al continente en la actualidad con trabajos como Fate (1994) –destacada por la mítica teórica estadounidense Susan Sontag como una de las obras esenciales de los noventa– o la monumental Frost (1997-1998). Su siguiente película, Nightfall (1999), seguía a un hombre y una mujer en un hipnótico viaje al final de la noche plagado de presencias tan sugerentes como inquietantes. El protagonista de Fallen (2005) quedaba marcado por la culpa tras ignorar a una mujer al borde del suicidio. Tras once años lejos del largometraje, Kelemen ha regresado con Sarajevo Songs of Woe (2016), fascinante film dividido en tres capítulos que toma la capital bosnia como exponente de la decadencia europea y cuyo estreno en España tendrá lugar en Filmadrid. El festival consagrará también una retrospectiva a una de las tendencias más reveladoras y desconocidas del cine iraní: la comedia absurda. La tumultuosa historia reciente de Irán ha servido como fuente de inspiración para realizadores audaces que, adoptando los códigos de la comedia, han tratado la situación de sus compatriotas hasta desembocar en el surrealismo y el delirio. Después de las sublimes incursiones en el género que llevó a cabo Dariush Mehrjui –cuya película The Tenants (1986) está considerada como la inauguración de esta vertiente–, el indiscutible maestro del género es Mani Haghighi. Su obra más reciente, A Dragon Arrives! (2016), que tuvo su estreno mundial en la Sección Oficial del Festival de Berlín, ofrece una virtuosa mezcla de documental, film noir, ciencia ficción y comedia absurda para reflejar el clima de caos y corrupción de los tiempos del Shah. 

Ciclos realizados en el marco de Filmadrid. Festival Internacional de Cine. João Pedro Rodrigues y Fred Kelemen presentarán todas sus películas, del 9 al 16 de junio, en el Cine Doré. Jonas Mekas presentará Reminiscencias de un viaje a Lituania (1972), el jueves 15, a las 20:00 hs., en el Cine Doré. Lav Diaz presentará The Woman Who Left (2016), el sábado 10, a las 19:30 hs., en el Cine Doré.