LIBERALES ILUSTRES
biografía
Liberales ilustres mexicanos de la Reforma y la Intervención, publicada primeramente por la imprenta del Hijo de Ahuizote en 1890, no sólo nos trae a la memoria a una impresionante generación de políticos liberales, sino a su obra: La Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos, del 5 de febrero de 1857. La vigencia de dicha Constitución implicó desmerecidos claroscuros, quizá porque fuese un texto demasiado ambicioso, quizá porque las condiciones del convulsionado México de la época no le permitieron un
Liberales
ilustres
mexicanos DE LA REFORMA Y LA INTERVENCIÓN
ambiente sereno para que desplegase su institucionalidad; sin embargo, tal Carta Magna no deja de ser un objeto de asombro, incluso en el momento actual en el que nos cuestionamos las instituciones y analizamos posibles alternativas para su mejora. José Luis Soberanes Fernández
Miguel Ángel Porrúa librero-editor
librero-editor • México
Liberales
ilustres mexicanos DE LA REFORMA Y LA INTERVENCIÓN
Consejo Editorial grupo parlamentario del partido revolucionario institucional
Dip. José
Enrique Doger Guerrero, Titular Presidente
Dip. Eligio Cuitláhuac González Farías, Suplente grupo parlamentario del partido acción nacional
Dip. Juan Pablo
Adame Alemán, Titular
grupo parlamentario del partido verde ecologista de méxico
Dip.
Ricardo Astudillo Suárez, Titular Ximena Martel Cantú, Suplente
Dip. Laura
grupo parlamentario de movimiento ciudadano
Dip. José Francisco Dip. Francisco
Coronato Rodríguez, Titular Alfonso Durazo Montaño, Suplente
grupo parlamentario del partido del trabajo
Dip.
Alberto Anaya Gutiérrez, Titular Ricardo Cantú Garza, Suplente
Dip.
grupo parlamentario del partido nueva alianza
Dip. Luis
Antonio González Roldán, Titular Angelino Caamal Mena, Suplente
Dip. José
secretario general
Mtro.
Mauricio Farah Gebara
secretario de servicios parlamentarios
Lic. Juan
Carlos Delgadillo Salas
centro de estudios sociales y de opinión pública centro de estudios para el adelanto de las mujeres y la equidad de género centro de estudios de las finanzas públicas centro de estudios para el desarrollo rural sustentable y la soberanía alimentaria centro de estudios de derecho e investigaciones parlamentarias centro de documentación, información y análisis
Édgar Piedragil Galván Secretario Técnico del Consejo Editorial
Liberales
ilustres mexicanos DE LA REFORMA Y LA INTERVENCIÓN
Galería biográfica anecdótica de los personajes del partido liberal ya muertos, que contribuyeron al triunfo de las instituciones democráticas, proclamadas y sostenidas en México, desde el Plan de Ayutla hasta la caída del Imperio de Maximiliano en 1867
Escrita por los señores
ENRIQUE M. DE LOS RÍOS | FRANCISCO GÓMEZ FLORES LUIS GONZÁLEZ OBREGÓN | ÁNGEL POLA | AURELIO GARAY y algunos otros escritores nacionales
EDICIÓN PRÍNCIPE PROPIEDAD DE DANIEL CABRERA MÉX ICO
Imprenta del “HIJO DEL AHUIZOTE”, Avenida Oriente 5, núm. 304 (Cerca de Santo Domingo núm. 9)
1890
N U E VA E D I C I Ó N , M É X I C O 2 0 1 5
Coeditores de la presente edición: Consejo Editorial. H. Cámara de Diputados LXII Legislatura Miguel ángel Porrúa, librero-editor Edición príncipe: propiedad de Daniel Cabrera Imprenta del Hijo del Ahuizote, México, 1890 Edición facsimilar México, Grupo Editorial Miguel Ángel Porrúa, 2006 Edición actualizada tipográficamente México, Grupo Editorial Miguel Ángel Porrúa, 2015 © 2006-2015 Por características tipográficas, de edición y terminado Miguel Ángel Porrúa, librero-editor Derechos reservados conforme a la ley ISBN 978-607-401-958-2 Queda prohibida la reproducción parcial o total, directa o indirecta del contenido de la presente obra, sin contar previamente con la autorización expresa y por escrito del editor, en términos de lo así expresado en la Ley Federal del Derecho de Autor, y en su caso, de los tratados internacionales aplicables.
IMPRESO EN MÉXICO
PRINTED IN MEXICO
www.maporrua.com.mx
Amargura 4, San Ángel, Álvaro Obregón, 01000 México, D.F.
Don Daniel Cabrera, editor del Hijo del Ahuizote, tuvo el mérito de encargar, en 1890, algunos textos biográficos investigados y redactados por quienes entonces eran jóvenes promesas de las letras mexicanas y representaban un cambio generacional en el ámbito de la política liberal. Difundir las vidas de mexicanos de la talla de Valentín Gómez Farías, Ignacio Ramírez El Nigromante y Leandro Valle, o bien, la de ilustres personajes tan conocidos como el presidente Juárez, emanadas de la pluma de escritores noveles, garantizaba que los biografiados no fueran descritos exclusivamente con flores o diatribas de quienes hubieran sido sus compañeros u oponentes de militancia. Una nueva edición de esta galería biográfica, realizada con alta calidad editorial, añade, a la belleza y dignidad que aportan algunos adornos del diseño de época, la recuperación y retoque de los grabados que nos permiten conocer a los personajes retratados. El Consejo Editorial de la H. Cámara de Diputados, LXII Legislatura, acordó la publicación de esta obra, realizada con una actualización de la norma ortotipográfica para facilitar la lectura y consulta de esta invaluable fuente de primera mano y de relevante importancia en el trance de la Intervención y la Reforma liberal de nuestro siglo xix.
Los editores
Edición del Hijo del Ahuizote, México, 1890
Textos introductorios que acompañan la edición facsimilar de la obra México, Miguel Ángel Porrúa, 2006
La ConstituciÛn de los juristas JosÈ Luis Soberanes Fern· ndez
Primera ediciÛn facsimilar, MÈxico, Miguel¥¡ ngel Porr˙a, 2006
L
iberales ilustres mexicanos de la Reforma y la Intervención, publicada primeramente por la imprenta del Hijo de Ahuizote en 1890, no sólo nos
trae a la memoria a una impresionante generación de políticos liberales, sino a su obra: la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos, del 5 de febrero de 1857. Como podrá disfrutarlo el amable lector, Manuel González Oropeza nos obsequia con un espléndido estudio en torno a esta singularísima generación de abogados, filósofos, médicos y literatos que conformaron la cima del liberalismo mexicano decimonónico. En estas modestas líneas, nos enfocaremos en su más importante legado: esa Constitución, cuya vigencia implicó desmerecidos claroscuros, quizá porque fuese un texto demasiado ambicioso, quizá porque las condiciones del convulsionado México de la época no le permitieron un ambiente sereno para que desplegase su institucionalidad; sin embargo, tal Carta Magna, no deja de ser un objeto de asombro, incluso para el momento actual, en el que nos cuestionamos las instituciones y analizamos posibles alternativas para su mejora. Debemos partir de una premisa, la Constitución de 1857 fue una obra de juristas. En segundo lugar, debe enfatizarse que se trató de un grupo de juristas liberales, acordes con su época, es decir, enraizados en el liberalismo decimonónico. El Congreso que se conformó como Poder Constituyente el 14 de febrero de 1857, se integró por 155 diputados propietarios (igual número de suplentes), entre los que la gran mayoría eran hombres de letras, escritores y juristas. En un inicio, la intención del Convocante era sesionar en ˜ ix ˜
Dolores Hidalgo, pero mediante un decreto, el presidente Ignacio Comonfort cambió la sede a la Ciudad de México, donde el 18 de febrero iniciaron las tareas, que de manera general, habían sido esbozadas en el artículo 5º del Plan de Ayutla reformado en Acapulco el 11 de marzo de 1854: “A los quince días de haber entrado a ejercer funciones el Presidente Interino, convocará un Congreso extraordinario, conforme a las bases de la ley que fue expedida con igual objeto en diez de diciembre de 1841, el cual se ocupará exclusivamente de constituir a la Nación bajo la forma de República representativa popular […]”.1 No sólo es un artículo muy general, sino también prudente. Pensar una forma de gobierno no era cosa fácil, menos tras los experimentos de 1824, 1836, 1843 y la última dictadura de Santa Anna. En la mente de los integrantes del Constituyente, esa dictadura era el Antiguo Régimen, derrocado por una revolución liberal, con todo lo que eso conlleva. Lo anterior hace explicable que fuesen los liberales puros los que lograsen las posiciones de mayor envergadura en la asamblea. Felipe Tena Ramírez narra: Los moderados prevalecían numéricamente en la asamblea, pero los puros ganaron en el primer momento las posiciones dominantes. Tres de ellos fueron electos por aclamación en la sesión preparatoria para integrar la directiva; como presidente, Arriaga y de secretarios Olvera y Zarco; a Arriaga hubo de ratificársele por abrumadora mayoría su designación de presidente del Congreso y en el cargo habría de sucederle otro puro, D. Melchor Ocampo.2
Para Emilio Rabasa, la conformación del Constituyente no era tan alentadora en realidad: El Congreso Constituyente inauguró sus labores el 18 de febrero de 1856, día fijado por la convocatoria, reuniéndose apenas los representantes necesarios para el quórum. No obstante ser aquella asamblea producto de una revolución y el cumplimiento de su principal compromiso, parecía que en el conjunto de Plan de Ayutla reformado en Acapulco, 11 de marzo de 1854, citado por Felipe Tena Ramírez, Leyes fundamentales de México (1808-1997), México, Porrúa, 1997, p. 497. 2 Felipe Tena Ramírez, op. cit., p. 595. 1
x
josé luis soberanes fernández
los elegidos la tibieza y la desconfianza habían tomado el lugar que las circunstancias prometían al entusiasmo y a la audacia.3
No podemos compartir del todo esta percepción, sobre todo a la luz de los resultados. El contenido institucional del texto final así lo exhibe, basta tener presente —por ahora—, que el señero juicio de amparo, encontraría, de una vez por todas, su más sólida expresión como medio de control de la constitucionalidad. Lo cual no podía ser resultado ni de la desconfianza ni de la tibieza. Lo que no se puede soslayar es el celo liberal casi omnipresente en los integrantes de la principal comisión. Ya lo hemos apuntado: en la remembranza a Santa Anna y su dictadura, prevalecía la interpretación de que aquél había sido el Antiguo Régimen y que sus fantasmas no merecían misericordia alguna. Así lo explica Manuel Herrera y Lasso: En nuestros patres conscripto de 56, dóciles al ejemplo norteamericano cuyas excelencias supieron apreciar, no se apagaba aún la santa indignación de los días de Ayutla. Y si, por una parte, se sentían empujados a trabajar serenamente sobre el modelo de Filadelfia, haciendo del gobierno un equilibrio de fuerzas, por otra, resentían aún la influencia perturbadora de la reciente lucha; la voz de sus oradores despertaba los ecos del combate; y enardecidos con el recuerdo de los ultrajes a la libertad y el ruido de sus propias palabras, creían librar, todavía contra Santa Anna, las últimas batallas, en el seno mismo del Congreso. Así fueron votadas las disposiciones que rompieron fundamentalmente el equilibrio constitucional: la cámara única, la supresión del veto presidencial, la acción congresional ininterrumpida, el juicio político sin garantías de justicia […] en una palabra, la omnipotencia del Legislativo.4
¿Se puede ser tan severo con los constituyentes de 1856-1857?, ¿su diseño institucional es tan criticable? Como bien lo advertía Norberto Bobbio, se debe ser cauto con los juicios de valor cuando de formas de gobierno se trata.5
Emilio Rabasa, La Constitución y la dictadura, México, Porrúa, 1990, p. 33. Manuel Herrera y Lasso, Estudios constitucionales, México, Jus, 1964, p. 69. 5 Vid. Norberto Bobbio, La teoría de las formas de gobierno en la historia del pensamiento político (Año académico 1975-1976), México, Fondo de Cultura Económica, 2000, pp. 9-13. 3 4
la constitución de los juristas
xi
Es cierto que en su momento, la nueva Constitución no tuvo la acogida esperada. Anselmo de la Portilla nos retrata su difícil parto: Nadie tuvo fe en la Constitución de 1857, ni los diputados que la formaron, ni el gobierno que la promulgó, ni el pueblo que la esperaba como el talismán que había de poner término a sus desdichas. En el discurso preliminar, obra del diputado Zarco, decía el Congreso a la nación estas palabras: La obra de la Constitución debe, naturalmente, lo conoce el Congreso, resentirse de las azarosas circunstancias en que ha sido formada, y puede también contener errores que se hayan escapado a la perspicacia de la asamblea… Por esto ha dejado expedito el camino a la reforma del código político, sin más precaución que la seguridad de que los cambios sean reclamados y aceptados por el pueblo… Si queréis libertades más amplias que las que os otorga el código fundamental, podéis obtenerlas por medios legales y pacíficos. Si creéis por el contrario, que el poder de la autoridad necesita de más extensión y robustez, pacíficamente también podéis llegar a este resultado. El Presidente decía en su discurso al acabar de prestar el juramento: Y aunque es verdad que jamás las obras de los hombres pueden salir de sus manos sin defectos, al pueblo, y sólo al pueblo soberano… de cuya voluntad dependen la estabilidad y vigor de sus leyes constitutivas, toca la calificación inapelable de la que él mismo os pidió: Él tendrá presente que la discusión de sus grandes intereses, la voluntad y el celo de los señores representantes no han estado acompañados de circunstancias propicias al noble fin que los reunió.6
En realidad, Comonfort cumplió con el mandato del Constituyente, y en todo caso, depositaría su confianza en el buen juicio del Congreso por instalarse: […] se ve que Comonfort, al promulgar la Constitución de 57, obró conforme a su conciencia, aceptando el sacrificio que su posición le imponía. Confiaba en su fuerza y en su fortuna para salir bien de la tempestad que le amenazaba; Anselmo de la Portilla, México en 1856 y 1857. Gobierno del general Comonfort, México, Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana y Gobierno del Estado de Puebla, 1987, pp. 186-187. 6
xii
josé luis soberanes fernández
confiaba en el buen sentido de la nación; y para salvarla y salvarse, se proponía apelar de las imprudencias del Congreso Constituyente a la prudencia y al buen juicio del primer Congreso constitucional.7
En su clásico La Constitución de 1857 y sus críticos, Daniel Cosío Villegas retrata con agudeza el accidentado devenir del código fundamental: La Constitución de 1857, quizás como ninguna otra, pasó por altos y bajos marcadísimos en su prestigio popular y en la fe que en ella pusieron los gobernantes a quienes tocó usarla como timón de la nave nacional. Nació sin que nadie creyera en ella: el liberal moderado, porque el jacobinismo la había manchado; el liberal puro, por su fondo medroso. Detestada y combatida pugnazmente por la Iglesia católica y el partido conservador, recién nacida la empuñó Ignacio Comonfort, quien estaba seguro de que con ella se hundiría cualquier gobierno y el país entero. La marea de su prestigio nace precisamente de esa orfandad, cuando, negada por todos y acribillada en el campo de batalla, los jacobinos la toman de bandera para hacerla una Constitución jacobina; y se levanta más y más hasta llegar a la cúspide con la guerra de Intervención.8
Como se ve, fue más el contexto que el texto, lo que llevó a esta Constitución a dar tropiezos. En su contenido de derecho eclesiástico, fue más que polémica, esto ya ha sido objeto de muchas críticas, y aquí no será el lugar para abundar al respecto. Sólo puede admitirse que con cierta perspectiva histórica, el principio histórico de separación Iglesia-Estado, hoy formulado por el artículo 130 de la Constitución vigente, es más que saludable. Lo que quizá merezca atención, sea la defensa al Poder Ejecutivo que se emprendió una vez reinstalado el gobierno nacional tras la terminación de la efímera aventura de Maximiliano de Habsburgo. En efecto, el 14 de agosto de 1867, Benito Juárez, en su calidad de Presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, propuso, entre otras cosas:
Anselmo de la Portilla, op. cit., p. 190. Daniel Cosío Villegas, La Constitución de 1857 y sus críticos, prólogo de Andrés Lira, México, Fondo de Cultura Económica, 1998, p. 39. 7 8
la constitución de los juristas
xiii
[…] Que el poder legislativo de la Federación se deposite en dos cámaras, fijándose y distribuyéndose entre ellas las atribuciones del poder legislativo. Segundo. Que el Presidente de la República tenga facultad de poner veto suspensivo a las primeras resoluciones del poder legislativo, para que no se puedan reproducir, sino por dos tercios de votos de la cámara o cámaras en que se deposite el poder legislativo. Tercero. Que las relaciones entre los poderes legislativo y ejecutivo, o los informes que el segundo tenga que dar al primero, no sean verbales, sino por escrito; fijándose si serán directamente del Presidente de la República, o de los secretarios del despacho […].9
En suma, se trataba de fortalecer al Ejecutivo. Para Rabasa, la inclinación del fiel de la balanza en favor del Poder Legislativo unicameral fue el principal defecto de la Constitución de 1857. No obstante, reconoce cuál era el espíritu del Constituyente: “En 57 se creía que el objeto de la Constitución era establecer la democracia, como una condición de dignidad y casi de orgullo; la democracia residía en el sufragio universal y en la supremacía del Congreso”.10 Melchor Ocampo fue el visionario a favor de un régimen presidencialista. Cosío Villegas contextualiza con gran claridad su pensamiento: Ni Sebastián Lerdo de Tejada en su tiempo, ni Rabasa en el suyo, aluden a una circunstancia que hubiera pesado mucho para fundar la urgencia de restaurar ese equilibrio. Melchor Ocampo la vio, y la expresó además con precisión y elegancia cuando dijo que el “poder ejecutivo es la acción, es el movimiento”. El dicho de Ocampo resultaba más acertado todavía cuando México, tras la victoria sobre el Imperio, necesitaba reconstruir toda su vida, en especial la económica, pues de contrario la victoria se convertiría en derrota. Era claro que a la hora de la reconstrucción de un país que cargaba sobre sus espaldas un atraso de siglos, se requería una iniciativa alerta y una acción expedita. Para épocas de tal naturaleza, el centro nervioso debió ser el órgano de la ejecución y no el de deliberación.11 Ministerio de Relaciones. Convocatoria para la elección de los Supremos Poderes. Benito Juárez, presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, 14 de agosto de 1867, en Felipe Tena Ramírez, op. cit., p. 685. 10 Emilio Rabasa, op. cit., p. 173. 11 Daniel Cosío Villegas, op. cit., p. 125. 9
xiv
josé luis soberanes fernández
Lo cual no es más que una muestra que la forma de gobierno obedece a las circunstancias históricas, o en palabras del varón de Montesquieu: al espíritu de la ley: La ley, en general, es la razón humana en cuanto gobierna a todos los pueblos de la tierra; las leyes políticas y civiles de cada nación no deben ser más que los casos particulares a los que se aplica la razón humana. Por ello, dichas leyes deben ser adecuadas al pueblo para el que fueron dictadas, de tal manera que sólo por una gran casualidad las de una nación pueden convenir a otra.12
Si en el momento presente se cuestiona la vigencia del sistema presidencialista, se debe a que el contexto histórico es otro al de la República que reclamaba su restauración en la segunda mitad del siglo xix. A esa vocación respondieron Benito Juárez y la gloriosa generación de la que formó parte. Y esa lección, la de saber interpretar los contextos, es el gran legado para el jurista actual. El juicio de amparo, inspirado en los precedentes de Manuel Crescencio García Rejón, y de manera más próxima, de Mariano Otero, es una institución incuestionable, y desde entonces, es baluarte de la defensa constitucional mexicana. En ese espíritu, el Constituyente de 1857 legó a la historia un artículo que sin escrúpulos podemos calificarlo como perenne: El pueblo mexicano reconoce que los derechos del hombre son la base y el objeto de las instituciones sociales. En consecuencia declara, que todas las leyes y todas las autoridades del país, deben respetar y sostener las garantías que otorga la presente Constitución.13
Este es sólo el punto de partida del Título I de la Sección primera de la Constitución que aquí nos ocupa. Esta sección se intitulaba “De los derechos del hombre”. Hubo mucha literatura jurídica alrededor de la misma, destacando la obra Tratado de los derechos del hombre, estudio del derecho constitucional patrio en lo relativo a los derechos del hombre, del extraordinario jurista oriundo de Texcoco, don José María Lozano (1823-1893). Catedrático, destacaMontesquieu, Del espíritu de las leyes, Madrid, Tecnos, 1985, Libro 1, 3. Citado por Felipe Tena Ramírez, op. cit., p. 607.
12 13
la constitución de los juristas
xv
dísimo abogado postulante y ministro del más alto tribunal mexicano. El artículo primero de la Constitución de 1857 fue de especial interés para él, llevando a cabo una lúcida interpretación. En principio, explica la naturaleza de los derechos del hombre como base y objeto de las instituciones sociales: Notemos que nuestro artículo constitucional no dice que el pueblo mexicano declara o establece, sino que reconoce. Anterior, pues, a la Constitución e independiente de ella, es el hecho que se limita simplemente a reconocer como tal. Los derechos del hombre son la base de las instituciones sociales y son al mismo tiempo su objeto. Una institución en que se desconozca como base los derechos de la humanidad, es decir, del hombre, será viciosa. Igualmente lo será si no tiene por objeto hacer efectivos y seguros esos derechos. Las instituciones sociales no pueden tener por objeto el bien y engrandecimiento de una clase, de una raza, de una familia o de un hombre. Si alguna vez se dirigen a procurar el bien social, el bien general o público, es siempre sobre la base de los derechos del hombre; atender esos derechos, hacerlos respetables y seguros, hacer que el hombre en su uso legítimo se desarrolle y perfeccione, es procurar el bien público y la grandeza y prosperidad de la nación; porque el bien de todos resulta del bien de cada uno, así como la fuerza y riqueza de la sociedad, es el resultado de la acumulación de las fuerzas y riquezas individuales.14
Posteriormente, Lozano precisa algo que sigue siendo plenamente vigente para la doctrina constitucional contemporánea: la distinción entre los derechos del hombre (que hoy podríamos denominarlos como derechos humanos o bien, derechos fundamentales) y las garantías individuales, concebidas por este autor como deberes del Estado de salvaguardar los derechos de los gobernados: Para hacer práctico el principio que establece nuestro artículo 1° en su primera parte, agrega a continuación: “En consecuencia —el pueblo mexicano— declara, que todas las leyes y todas las autoridades del país deben respetar y sostener las garantías que otorga la presente constitución”.
José María Lozano, Tratado de los derechos del hombre, estudio del derecho constitucional patrio en lo relativo a los derechos del hombre, México, Dublán, 1876, parágrafo 109. 14
xvi
josé luis soberanes fernández
En efecto: si los derechos del hombre son la base y objeto de las instituciones sociales, es evidente que el poder público, que es la primera de aquellas instituciones, tiene el doble deber de respetar y sostener las garantías otorgadas por la Constitución para hacer efectivos y seguros aquellos derechos. Ni la autoridad administrativa, ni la autoridad judicial, pueden violar esas garantías; antes bien deben respetarlas, y cuando un hombre es atacado en ellas, están obligadas a protegerlo, a sostenerlo en su goce, a desarmar la mano que las ataca. El poder legislativo, que representa en su parte más elevada y prominente a la soberanía nacional, es igualmente impotente para herir u hollar esas garantías; está también obligado a respetarlas y sostenerlas, y la ley que las desconozca o vulnere sin dejar de considerarse como la expresión de la voluntad soberana del pueblo, no alcanza al sagrado de sus garantías. Mientras la ley se conserve simplemente escrita, no hay que cuidarse de sus ataques; pero si se ejecuta o aplica, en cada caso de ejecución o aplicación, poniéndose en conflicto con el derecho individual, sucumbe ante éste, porque: “Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que emanen de ella y todos los tratados hechos o que se hicieren por el Presidente de la República, con aprobación del Congreso, serán la ley suprema de toda la Unión. Los jueces de cada Estado se arreglarán a dicha Constitución, leyes y tratados, a pesar de las disposiciones en contrario que pueda haber en las constituciones o leyes de los Estados” (artículo 126). Este precepto está en armonía y en cierto modo complementa el que contiene el artículo 1º. Si las leyes y las autoridades del país deben respetar y sostener las garantías que otorga la Constitución, es consecuente que los jueces de los Estados tengan el deber de hacer prevalecer las garantías constitucionales, y en general los preceptos de la Constitución, cuando están en conflicto con las constitucionales o leyes de los Estados. Y si no obstante este deber, sobre cuya naturaleza y extensión no puede caber duda, los jueces de los Estados permiten y consuman la violación que importa la ley del Estado en los casos de conflicto entre ésta y las garantías individuales, la justicia de la Unión está pronta á reparar la violación haciendo prevalecer el derecho individual sobre la autoridad de la ley, y amparando y protegiendo al quejoso.15
José María Lozano, op. cit., parágrafo 111.
15
la constitución de los juristas
xvii
El análisis de Lozano fue extenso, amén de trabajar acorde a las reglas metodológicas del derecho comparado, y cabe decir, con sorprendente adelanto a su tiempo, ya que como bien aclara Luis Sánchez Agesta: El Derecho comparado ha dejado de ser un puro método (esto es, una vía para construir modelos, analizar perfiles esenciales de un régimen o destacar en un contraste las singularidades de una organización constitucional) para tener una nueva misión propia. Esta misión estriba en informarnos de las analogías y variedades de la organización política de los diversos pueblos y del perfil del proceso histórico en que están comprendidos […].16
Tal conciencia histórica, además de su propio tránsito por el foro, le hicieron comprender y valorar que las garantías formuladas por el Constituyente de 1857 tuvieron, a su vez, características propias. Los artículos 14 y 16 del código político, han sido redactados con una técnica admirable, además de integrar en su texto y espíritu la esencia del constitucionalismo moderno. En este sentido, vale recordar la precisión hecha por Karl Loewenstein al afirmar que una Constitución es el “[…] dispositivo fundamental para el control del proceso del poder”.17 Esto permite valorar que en el artículo 16 se hubiera previsto que en todo acto de molestia de cualquier autoridad se debiese fundar y motivar la causa legal del procedimiento respectivo: Artículo 16. Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles y posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento […].18
El artículo 14 era otro ejemplo de acertadas redacciones de garantías individuales de seguridad jurídica. En su texto consagraron las garantías de irretroactividad de las normas, la de audiencia y la de exacta aplicación de la
Luis Sánchez Agesta, Curso de Derecho Constitucional Comparado, Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 1988, p. 22. 17 Karl Loewenstein, Teoría de la Constitución, Barcelona, Ariel, 1982, p. 149. 18 Citado por Felipe Tena Ramírez, op. cit., pp. 608-609. 16
xviii
josé luis soberanes fernández
ley en materia penal. Nos detendremos en la tercera. Lozano así nos introduce al tema: “La 3a. garantía individual que consagra nuestro artículo es, que nadie pueda ser juzgado ni sentenciado sino por leyes exactamente aplicadas al hecho. Esta preciosa garantía importa un principio elemental en la jurisprudencia criminal; pero tratándose de materia civil sería frecuentemente imposible”.19 Y es de gran interés conocer la doctrina de Lozano, pues hasta la fecha esta garantía y su consecuencia (el amparo judicial), han sido causa de intensos debates que ya hemos profundizado en otro lugar:20 En materia penal no pueden los jueces aumentar ni disminuir las penas traspasando el máximun o el mínimun de ellas, ni agravarlas ni atenuarlas sustituyéndolas con otras, o añadiéndoles alguna circunstancia, ni imponer por simple analogía, y aun por mayoría de razón, pena alguna que no esté decretada en una ley exactamente aplicable al delito. Estos principios que son fundamentales en esta parte de la jurisprudencia, están universalmente reconocidos y aceptados por todas las legislaciones y consignados expresamente por nuestro código Penal en sus artículos 181 y 182. Todos ellos se concretan en la fórmula constitucional: nadie puede ser juzgado ni sentenciado sino por leyes exactamente aplicadas al hecho. Si en algún caso especial parece absurdo aplicar al delincuente toda la severidad de la pena prescrita, el juez podrá en virtud de las circunstancias atenuantes que concurran, disminuir esa severidad hasta donde la ley le permite, pero no le es lícito traspasar el mínimun fijado por la ley, como tampoco traspasar su máximun, aunque le parezca que el acusado, por la atrocidad del hecho merece una pena mayor; le está prohibido de la misma manera interpretar la ley ampliando o restringiendo su natural sentido; si el hecho imputado al delincuente no está expresamente calificado por la ley como un delito, o si aun estándolo, la ley olvidó designar la pena correspondiente, el juez no puede aplicar alguna por simple analogía ni aun por José María Lozano, op. cit., parágrafo 210. El artículo 14 de la Constitución de 1857 dice a la letra: “No se podrá expedir ninguna ley retroactiva. Nadie puede ser juzgado ni sentenciado; sino por leyes dadas con anterioridad al hecho y exactamente aplicadas a él, por el tribunal que previamente haya establecido la ley”. Citado por Tena Ramírez, op. cit., p. 608. 20 Vid. José Luis Soberanes Fernández y Faustino Martínez Martínez, Apuntes para la historia del juicio de amparo, México, Porrúa, 2002, pp. 309-335. 19
la constitución de los juristas
xix
mayoría de razón, sino que debe absolver al acusado, por más que el hecho de que aparece responsable sea un verdadero crimen en el orden moral, en la conciencia del común de los hombres y en la generalidad de las legislaciones de los pueblos cultos. En el caso que suponemos, el legislador, inspirándose en la experiencia del pasado, se apresurará á llenar el vacío que se advierte; pero sus prescripciones solo tendrán efecto para lo futuro y no podrán alcanzar a los hechos pasados con anterioridad.21
En definitiva, nos encontramos ante un Congreso Constituyente que no sólo adoptó las ideas del francés Alexis de Tocqueville o del constitucionalismo de los Estados Unidos de América, sino que también incorporó el pensamiento del célebre Cesare Beccaria quien proféticamente apuntó en 1764: En todo delito debe hacerse por el juez un silogismo perfecto. Pondráse como mayor la ley general, por menor la acción conforme o no con la ley, de que se inferirá por consecuencia la libertad o la pena. Cuando el juez por fuerza o voluntad quiere hacer más de un silogismo, se abre la puerta a la incertidumbre.22
Estos son sólo dos ejemplos de la riqueza del apartado dogmático de la Constitución de 1857. Se puede sostener, sin duda alguna, que en los 29 artículos que integran tal sección, el Constituyente siempre tuvo presente el ideario que aportara el malogrado Constituyente de Apatzingán: “La felicidad del pueblo y de cada uno de los ciudadanos consiste en el goce de la igualdad, seguridad, propiedad y libertad. La íntegra conservación de estos derechos es el objeto de la institución de los gobiernos y el único fin de las asociaciones políticas” .23 En efecto, el artículo 27 protegerá la propiedad privada; el artículo 20 formulará garantías procesales en materia penal y el 28 prohibirá los monopolios. Esto por citar tres garantías de un corte típicamente liberal. El liberalismo jurídico se ha
José María Lozano, op. cit., parágrafo 211. Cesare Beccaria, De los delitos y de las penas, Madrid, Alianza Editorial, 2004, p. 36. 23 Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana, sancionado en Apatzingán a 22 de octubre de 1814, artículo 24. Citado por Felipe Tena Ramírez, op. cit., p. 34. 21 22
xx
josé luis soberanes fernández
plasmado en las garantías de legalidad y seguridad procesales, y el económico, en la defensa de la propiedad individual y la libre competencia de mercado. In fine, nuestros espíritus se pueden nutrir con las ideas de aquella irrepetible generación de liberales. La Constitución de 1857, una constitución de juristas, siempre deberá considerarse como una referencia de aprendizaje en aras de un texto fundamental real, como así lo proponía Carl Schmitt. Es nuestro deseo que el lector pueda escuchar las voces de una extraordinaria generación, la de 1857, como la descrita en esta obra, y en consecuencia, acoja sus ricos legados. jlsf
Estudio introductorio Manuel Gonz· lez Oropeza
Primera ediciÛn facsimilar, MÈxico, Miguel¥¡ ngel Porr˙a, 2006
L
a publicación de esta obra sobre la vida de los personajes más distinguidos del liberalismo mexicano de la mitad del siglo
xix
(1855-1867) fue
una empresa editorial de invaluable significación. En tan sólo 12 años que comprende el periodo de especialización de su contenido, es sorprendente descubrir la pléyade de hombres afectos al ideal liberal que hicieron tanto en tan poco tiempo, tal y como lo sentenciara uno de los autores de esta obra: “No hay en la Historia Política de México, ni habrá tampoco en las edades venideras, época alguna que pueda parangonarse con aquellos años gloriosos que abrazan desde la Revolución de Ayutla hasta la caída del Imperio”.1 Los hechos estaban todavía recientes para 1890 cuando se publicó esta obra2 pero la memoria se desvanecía rápidamente por la ignorancia de los descendientes de tales personajes que no recordaban ni guardaban noticia siquiera de los logros y caracteres de sus ilustres antepasados, y más aún, cuando el dictador en turno, Porfirio Díaz, no propiciaba el culto a héroes que pudieran ensombrecer el brillo de su propia trayectoria, a menos que resaltaran la obra unipersonal de quien más tarde sería denominado como caudillo.
Infra, p. 120. Aunque esta edición tiene referencia a hechos sucedidos posteriormente, como la elaboración de artículos en 1891, uno de ellos relativo a la biografía de José María Chávez por ejemplo, e incluso más tardíos, como la biografía de Ignacio L. Vallarta, quien falleció en 1893, así como el artículo de Jesús Barranco sobre la biografía de Manuel Fernando Soto que la escribió el 16 de septiembre de 1896. Infra, p. 400. 1 2
˜ xxiii ˜
Este libro fue producto de varios jóvenes coautores,3 quienes ya tenían iniciada una buena carrera periodística, gozaban de reconocida fama como literatos e historiadores gracias a su participación en las obras más acreditadas de la época: México a través de los siglos (José María Vigil, Vicente Riva Palacio y Enrique de Olavarría y Ferrari), Gobernantes de México (Manuel Rivera Cambas), Galería de oradores de México en el siglo xix (Emilio del Castillo Negrete), Biografías de mexicanos distinguidos (Francisco Sosa), así como el Diccionario de Geografía e Historia (Antonio García Cubas) entre otras; pero sobre todo, fue la obra personal de cada coautor la que contribuyó a que estas biografías tuvieran un mérito mayor al de las obras antes citadas, pues no sólo consultaron documentos inéditos, sino que llevaron a cabo múltiples entrevistas personales a los actores, de aquellos que todavía estaban vivos, a sus familiares y a las personas que los trataron, allegándose de libros y folletos de bibliotecas privadas, como la de Francisco de A. Serralde.4 La Introducción de esta magna obra comienza con los esbozos biográficos de liberales y federalistas, como la del jalisciense Valentín Gómez Farías, a quien se le encomia como un Patriarca del liberalismo, gracias a su culminante actitud de haber presidido el Congreso Extraordinario Constituyente de 1856 y haber sido el primero en jurar la Constitución resultante de 1857; pero tampoco olvida a grandes figuras políticas de estadistas provenientes de otras entidades federativas, como Francisco García Salinas de Zacatecas. Para el México liberal, la Iglesia católica fue un formidable obstáculo en la construcción de sus instituciones fundamentales, por lo que estas biografías muestran el penoso avance de instituciones para lograr la separación entre el Estado y la Iglesia. Tal como había sido la esclavitud para Estados Unidos, que llegó a dividir a ese país, el Clero se opuso sistemáticamente a las constituciones que rigieron en México; desde la ConstiAunque fueron apoyados por otros diligentes asistentes como José P. Rivera quien ya había publicado en periódicos como El Artista Observador, editado por José Mariano Mota. Otros auxiliares lo fueron Ángel W. Cabrera, Gabriel González Mier, Miguel Galindo y Galindo, Joaquín Clausell, J. Ferrel, Jesús Barranco, Joaquín Trejo, Antonio Albarrán, Ricardo López y Parra, y el mismísimo Ezequiel A. Chávez. 4 Quien publicó la completa biografía de Blas José Gutiérrez Flores Alatorre, elaborada por Gabriel González Mier. Infra, p. 373. 3
xxiv
manuel gonzález oropeza
tución de Cádiz de 1812, en la cual habían concurrido un buen número de diputados “americanos” en su formación,5 y que habían logrado en esa ocasión la supresión de la Inquisición, la Iglesia presentó gran oposición en contra de las constituciones. La Reforma se constituye como un movimiento de separación entre la Iglesia católica y el Estado, pero no como un movimiento contra la religión por sí misma, sino contra el establecimiento eclesiástico y sus abusos. Valentín Gómez Farías, arrodillado delante de los Evangelios, fue el primero en jurar la Constitución de 1857, aunque también fue uno de los principales promotores de la desamortización de los bienes de la Iglesia. Similares actos se repetirían con Benito Juárez, José María Iglesias y Sebastián Lerdo de Tejada años más tarde. De igual manera se debe al liberalismo la consagración de la igualdad entre todos los estratos sociales mexicanos desde sus inicios como nación. Es por ello que todos los liberales, sin distinción de origen étnico ni educación, conviven en esta magna obra. Allí conviven el pulcro y refinado Sebastián Lerdo de Tejada, con el modesto y desaliñado Ignacio Manuel Altamirano; sus diferencias son tan sólo rasgos de sus respectivas personalidades, pero los ideales liberales los hermanan. Los liberales tuvieron principios éticos que rebasaban cualquier formalidad del culto religioso. En ocasiones, esos principios los llevaron incluso a la ilegalidad, cuando ésta no estaba legitimada por la justicia y la razón. Por ello, Juan Álvarez luchó 11 años sin cuartel como insurgente contra la legalidad colonial y Benito Juárez luchó incesantemente contra la legalidad de la monarquía afrancesada. De esta manera, para entender el liberalismo, habrá que entender a los ejércitos rebeldes, como el Ejército Restaurador de la Libertad, que combatió por la Revolución de Ayutla, las Leyes de Reforma y los héroes liberales que se presentan en esta epopeya mexicana. Los principios liberales se muestran a cabalidad cuando las revoluciones por ellos dirigidas no persiguieron ocupar Manuel González Oropeza, Presencia de Cádiz en 1824. El constitucionalismo mexicano, pp. 13-36, en Constitución Política de la Monarquía Española: Cádiz 1812, edición facsimilar, presentación de José Alejandro Luna Ramos, México, tepjf, 2012. 5
estudio introductorio
xxv
la silla presidencial, sino derrotar al dictador, como cuando Álvarez demostró con su actitud de transmitir la Presidencia a Comonfort, para evitar el señalamiento de que pretendía erigirse en un nuevo López de Santa Anna rebelándose para apoderarse del poder. A partir del desencuentro entre la Iglesia y el Estado, las constituciones que el país ya independiente seguiría promulgando, serían objeto de desacato, excomuniones y abiertas oposiciones, por lo que el Estado de Derecho en México nace con la condena espiritual de los jerarcas eclesiásticos y ello sería la bandera de combate de las dos facciones perennes en nuestro país: la liberal y la conservadora. Enrique M. de los Ríos, principal autor de la obra, fue un liberal preocupado de la condición social del país y de divulgar la gran obra liberal del siglo xix
que estaba terminando cuando publicó el libro en cuestión. A través de El
Hijo del Ahuizote, De los Ríos expuso con ojo crítico la extrema miseria como causal de la criminalidad en México, identificando también a la embriaguez, vagancia, juego y el gusto por espectáculos sangrientos, como los toros, entre las causas de la violencia urbana.6 En 1889 De los Ríos había publicado una interesante obra de compilación sobre la toma de Querétaro con la colaboración del mismo general Mariano Escobedo.7 Pero su vida fue una combinación de academia y actividad política y, después de haber editado esta obra, lo vemos activamente involucrado en los inicios partidistas de México en el siglo xx,8 o luchando contra la dictadura de Victoriano Huerta,9 así como una vehemente participación en el reparto agrario de los regímenes revolucionarios. Robert Buffington, Criminal and Citizen in Modern Mexico, University of Nebraska Press. 2000, p. 33. Al identificar a los toros como un espectáculo sangriento, también se hacía eco de una opinión de liberales, como Benito Juárez, quien prohibió las corridas de toros en nuestro país. Venustiano Carranza lo haría también posteriormente. 7 Maximiliano y la toma de Querétaro: Recopilación de los artículos que con motivo de este histórico asunto, ha publicado últimamente tanto la prensa liberal como la conservadora, conteniendo además, el Infor me del Sr. General Escobedo sobre la toma de la Plaza de Querétaro en 1867, México, Imprenta de las Escalerillas, 1889. 8 Rafael Colome T., Apuntes sobre la Convención celebrada en México por el Partido Constitucionalista Progresista en Agosto de 1911, Imprenta Escuela Correccional del Estado, 1911, p. 4. Dicha Convención inició sus trabajos el 28 de agosto de 1911 y lo llegó a presidir en la época de Venustiano Carranza. Cfr. Historia de la Revolucion mexicana, El Colegio de México, p. 504. 9 Ramón Prida, De la dictadura a la anarquía!, Imprenta de El Paso del Norte, 1914. 6
xxvi
manuel gonzález oropeza
Luis González Obregón también posee la característica de ser un distinguido académico de la lengua, periodista e historiador, por lo que su pluma nos regocija en esta obra. Fue discípulo en la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística de Ignacio Manuel Altamirano, donde impartía con magistral elocuencia clases sobre historia de México. Su gusto literario e histórico se inclinaron, después de haber contribuido en esta obra, por narrar detalles de la vida cotidiana10 más que biografías de grandes personajes, por lo que su participación en estas páginas constituyen un ejemplo muy especial de sus pocos escritos dentro del género biográfico. Otro de los coautores fue Ángel Pola, a quien se le distingue su estilo literario de escribir las biografías encomendadas, que con elegancia narra los sucesos vitales de los liberales ilustres. Pola descuella por haberse dedicado de manera profesional al periodismo y haber cultivado el género del “Reportaje”, cuando investiga y entrevista a los actores del tráfico de niños secuestrados en Yucatán.11 Poco antes de publicar esta obra que presentamos, había publicado en 1885 un estudio sobre “Los escándalos de la esclavitud en México” en el periódico El Socialista, que constituye un valiente y concienzudo reportaje sobre la condición del trabajador agrícola en la sociedad porfirista, la cual constituyó el caldo de cultivo de la futura Revolución mexicana. Cultivó el género biográfico con Juárez,12 Melchor Ocampo,13 Maximiliano14 y otros personajes clave para entender las instituciones de gobierno del siglo xix. De Aurelio Garay y Francisco Gómez Flores se tienen pocas noticias, excepto que Federico Gamboa se refiere al primero como de un trato “delicado y México viejo (1900), La vida en México en 1810 (1911) y Las calles de México (1922) son un ejemplo de ello; aunque su obra biográfica es extensa a la vez que consagrada, José Joaquín Fernández de Lizardi, Bernal Díaz del Castillo, José Fernando Ramírez, Justo Sierra, Melchor de Talamantes y Cuauhtémoc fueron objeto de su atención en publicaciones diversas que se extienden de 1888 a 1936. 11 Laura Edith Bonilla, “Ángel Pola: Intérprete de su tiempo”, Revista Mexicana de Comunicación, www.mexicanadecomunicacion.com.mx 12 Discursos y manifiestos de Benito Juárez, Editor Ángel Pola, 1905, 421 pp. 13 Melchor Ocampo. Obras completas, prólogo de Félix Romero, notas de Ángel Pola, Editor F. Vázquez, 1900-1901. 14 José Manuel Hidalgo y Esnaurrizar, Proyectos de monarquía en México, prólogo de Ángel Pola, Editor F. Vázquez, 1904, 383 pp. Vid. Libro secreto de Maximiliano, reimpreso por Ángel Pola, 1900. 10
estudio introductorio
xxvii
susceptible”15 y que el segundo polemizó con Francisco Pimentel sobre la historia literaria,16 además de ser un activo personaje en la política educativa del país y de su estado Sinaloa.17 El libro que se presenta, lejos de ser una compilación de biografías, resulta mucho más interesante pues se trata de una verdadera historia de instituciones políticas de México, explicadas desde la perspectiva de sus actores. De esta manera, el libro se refiere a la Revolución de Ayutla (1855) como punto de partida, biografiando a su militar más destacado, Juan Álvarez, pero se concentra en los hombres que construyeron las nuevas instituciones y la Constitución de 1857, que fueron el verdadero motivo de este periodo conocido como la Reforma. De esta manera, si bien analiza la obra de grandes militares que consumaron la Segunda Independencia del país, el libro es fuente inagotable de información sobre las leyes e instituciones que se forjaron con la participación de grandes personajes del liberalismo a mediados del siglo xix. Estas instituciones son las que dan sustento al país y a la historia de México, pues el siglo xix
fue un siglo caracterizado por la construcción de instituciones jurídicas.
En medio de tanta anarquía, pronunciamiento e invasión, el México decimonónico no sucumbió como país, a pesar de los esfuerzos de las grandes potencias de entonces, gracias al fundamento institucional que los hombres de la Reforma cimentaron. Quizás el paradigma de los hombres de la Reforma es cuando las leyes confluyen en la vida de los liberales aquí biografiados. Además de Ayutla, Calpulalpan o el sitio de Querétaro, está la Constitución de 1857 que resume a la generación liberal y las leyes, como la Ley Juárez de 1855 referida posteriormente, junto con la Ley de Desamortización de Bienes de Manos Muertas del 26 de junio de 1856 que confluye con su autor, Miguel Lerdo de Tejada. Federico Gamboa, Impresiones y recuerdos, México, Editor E. Gómez de la Puente, México, 1922, p. 47. 16 Francisco Pimentel, Obras completas, Tipografía Económica, 1903, pp. 490-492. 17 Ernesto Meneses Morales, Tendencias educativas oficiales en Mexico 1821-1911: La problemáti ca de la educación mexicana, 1998, pp. 320, 441, 473 y 474. Gómez Flores de profesión abogado, fue diputado a la Legislatura del Estado de Sinaloa en 1873 donde ya fungía como presidente de la Junta Directiva de Estudios del Liceo Rosales, antecedente de la Universidad Autónoma de Sinaloa. 15
xxviii
manuel gonzález oropeza
Como bien lo hace notar la Introducción del libro, México tuvo en sus primeros 34 años de existencia política todos los regímenes de gobierno posibles, además de haber soportado tres guerras extranjeras y una de secesión. Sufriendo además los embates de una dictadura sin precedentes como la de Antonio de Padua Maria Severino López de Santa Anna y Pérez de Lebrón, quien se había arrogado todos los poderes constitucionales, tomándose la capacidad de anular leyes federales y estatales por igual.18 La generación liberal sufrió inconmensurables persecuciones y humillaciones, muchos de ellos sufrieron el exilio y en él tuvieron que padecer por su diaria subsistencia, como Benito Juárez quien desempeñó los trabajos más modestos en Nueva Orleáns para poder sobrevivir, o Francisco Zarco, quien sufrió incontables reclusiones por ejercer su libertad de expresión bajo las órdenes del jefe de policía de la ciudad de México, Lagarde. La Reforma fue legal y paulatina, alcanzó categoría constitucional en el transcurso de casi 17 años (1857-1874), con todo el sacrificio y la oposición de una sociedad dividida y ultrajada por ambiciosos y temerosos al cambio; por ello, la libertad de culto fue la última libertad conquistada al reducto de la Iglesia católica que sistemáticamente se opuso a la consagración de ese derecho fundamental. Cuando fue planteada por primera vez en el célebre artículo 15 del Proyecto de Constitución de 1857,19 incluso hubo liberales, como Juan Antonio de la Fuente, que la opusieron por considerar que no era prudente instaurarla en ese momento. Esta gradualidad ha sido una característica de la realidad política de México; aun en la actualidad, la Constitución sigue construyéndose, ya que Manuel González Oropeza, Pasado y futuro de la anulación de leyes según el Acta de Reformas 1847-1857, p. 245-290, en La Ciencia del Derecho Procesal Constitucional. Estudios en homenaje a Héctor Fix-Zamudio en sus cincuenta años como investigador del derecho. Coordinadores: Eduardo Ferrer Mac-Gregor y Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Tomo viii. Procesos Constitucionales Orgánicos, México, unam/ Instituto de Investigaciones Jurídicas, Instituto Mexicano de Derecho Procesal Constitucional, Marcial Pons, 2008. (Serie Doctrina Jurídica, núm. 444). Reeditado Pasado y futuro de la anulación de leyes según el Acta de Reformas (1847-1857), en México: un siglo de historia constitucional (1808-1917). Estudios y Perspectivas. Cecilia Noriega y Alicia Salmerón (coords.), Suprema Corte de Justicia de la Nación e Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, Comisión del Poder Judicial de la Federación para el Bicentenario del inicio de la Independencia y Centenario del inicio de la Revolución Mexicana, 2009, pp. 203-245; también publicado en Revista Lex. Difusión y Análisis, núm. 136, año xi, octubre de 2006, México, Editora Laguna, pp. 10-36. 19 Emilio O. Rabasa, Historia de las constituciones mexicanas, 2a. ed., unam, 1997, p. 70. 18
estudio introductorio
xxix
no acaba de plasmar sus objetivos en el articulado constitucional. Por eso el cambio constitucional es una historia sin fin, que merece conocer cómo y por quiénes comenzó a hacerse. El libro que tiene en sus manos es esa llave para sus ulteriores pesquisas. Por ejemplo, la Ley de Administración de Justicia que expidió Benito Juárez como secretario de Justicia el 23 de noviembre de 1855, tan sólo dice en su artículo 42 lo siguiente: Se suprimen los tribunales especiales, con excepción de los eclesiásticos y militares. Los tribunales eclesiásticos cesarán de conocer en los negocios civiles y continuarán conociendo de los delitos comunes de los individuos de su fuero, mientras se expide una ley que arregle ese punto. Los tribunales militares cesarán de conocer también de los negocios civiles, y conocerán puramente de los delitos militares o mixtos de los individuos sujetos al fuero de guerra. Las disposiciones que componen este artículo son generales para toda la República, y los Estados no podrán variarlas o modificarlas.
De este complejo artículo, se desprende su intención de ser una ley constitucional, ya que fue una disposición originariamente federal, la cual tendría, en principio sólo validez en dicho ámbito, sin poder prescribir nada hacia los estados, pues en 1855 no había siquiera una disposición en la Constitución que estableciera que las leyes federales serían ley suprema, en el caso de estar de acuerdo con la misma. El artículo 13 de la Constitución de 1857 y en la actual, resolverían ese problema. Sin embargo, la intencionalidad de la ley fue suprimir los fueros o tribunales especiales, especie que no se logró más que de manera parcial.20 Los tribunales mercantiles o consulados y muchos otros tribunales especiales fueron suprimidos, aunque los principales, que fueron los eclesiásticos y los militares, los exceptuaba expresamente el texto legal y sobrevivieron. La opinión pública ha considerado que esa era la verdadera intención y ha llegado a la falsa conclusión que la Ley Juárez suprimió de hecho todos los fueros, pero no fue así. Tal como los demás liberales apoyaron a lo largo de su vida. Justo Mendoza es un ejemplo de esta tendencia. Infra, p. 212. 20
xxx
manuel gonzález oropeza
Los tribunales eclesiásticos serían asimilados a la jurisdicción civil durante la Reforma, pero el fuero militar sobrevive por delitos “mixtos”, como decía la Ley Juárez, a pesar de la obvia intención de desaparecerlo, incluso ratificada en el Congreso Constituyente de 1916-1917. Lo anterior demuestra la gradualidad de las decisiones que el liberalismo mexicano ha tenido que enfrentar crónicamente durante la historia política de México. El ideal liberal fue conseguido cuando se logró la desamortización de los bienes del Clero católico, gracias a la ley avanzada por Miguel Lerdo de Tejada; pero su mala aplicación llegó a despojar a las comunidades indígenas y pueblos de sus territorios ancestrales, por asimilarlos a corporaciones carentes de capacidad para contar con patrimonio propio. Lo anterior es un ejemplo de nuestra tradicional falta de atención en la adecuada aplicación de las normas. Nos preocupa mucho el hacerlas, pero descuidamos su correcta aplicación. La obra que comentamos fue publicada en la cima del poder porfirista, sin embargo, los editores son antagónicos al que pronto se transformaría en dictador, por ello incluyen en sus páginas no a los héroes oficiales del porfiriato, sino incluso a sus detractores, en un símbolo de imparcialidad que es digna de admiración. En las páginas de esta obra se encontrarán no sólo críticas hacia el Plan de la Noria,21 sino opiniones laudatorias de próceres como Mariano Escobedo, quien se habían enfrentado al militar Presidente en turno. Esta actitud de los editores cubre a la obra de una imparcialidad muy valiosa y pone al presidente Díaz en una difícil confrontación con los verdaderos liberales que se reseñan en sus páginas. Sin embargo, tampoco cae en los maniqueísmos y describe con sus méritos y sus errores a personajes como Ignacio Comonfort o Santos Degollado.22 Enrique M. de los Ríos y Gabriel González Mier aseveran sin ambages en este libro lo siguiente: “El partido porfirista, derrotado en la asamblea y los comicios, se lanzó a la rebelión, pretendiendo establecer el dominio de las libertades públicas”, p. 53. 22 En el caso del primero, su desconocimiento a la Constitución de 1857, que después quiso volver a reconocer, pero la acción de Félix Zuloaga no se lo permitió. Pagó después con su vida este titubeo. En el caso de Degollado, su mencionado error no fue tal, ya que fue totalmente exculpado más tarde, al tratar de celebrar un armisticio con el ministro inglés Matthew en 1860 y por el affaire Barrón-Forbes del Cantón de Tepic, donde Santos Degollado prohibió, como debía, la presencia de estos mercenarios extranjeros en territorio nacional. 21
estudio introductorio
xxxi
Lo anterior sucede porque el objetivo de la obra es mostrar a la nueva generación de finales de siglo (xix) los ejemplos dignos de imitación. Es a través de la educación que las instituciones liberales lograron sobrevivir y lograrán sin duda su continuidad;23 por ello destacan las biografías de Ignacio Ramírez, Ignacio Manuel Altamirano y Gabino Barreda, entre otros liberales. La obra fue escrita por una generación joven que representó el puente entre la antigua generación de la cual escribieron sus biografías, y la nueva, que sería actora en la nueva Revolución que protagonizaría México. Su arma intelectual fue la vida y el ejemplo de los liberales descritos en esta obra; su objetivo fue destituir al dictador Díaz que había olvidado de manera más que negligente este inconmensurable legado. El liberalismo ya consolidado que llevaron a cabo los personajes biografiados en este libro tuvo sus orígenes en la formación de leyes promovidas por la generación de Valentín Gómez Farías, José María Luis Mora e incluso José Joaquín Fernández de Lizardi durante la lucha insurgente y los primeros años de vida independiente. Éstas fueron un digno ejemplo del carácter instrumental que las leyes toman para el cambio social y político y no sólo como obstáculo sino como promotoras de dicha transformación. A la formación de abogados que en su mayoría tuvieron los liberales, se les agregó la carrera parlamentaria que les permitió llevar a cabo sus programas y planes políticos, nutriéndolos de una extraordinaria elocuencia y oratoria, sin olvidar una fascinante vocación por el periodismo. Lo que caracteriza a la mayoría de los liberales biografiados en esta obra es que todos tuvieron algún escaño en los congresos mexicanos, por lo que podría decirse con certitud que el liberalismo se formó en las curules de los parlamentos mexicanos, y que tuvieron una vocación legislativa más que administrativa o gubernamental. Por ello, muchos personajes de esta generación fueron autodidactas, como Zarco, o tuvieron el deseo de pulir su lenguaje y conocimiento. Quizás sea poco conocido el hecho de que Ocampo comenzó a escribir un Suplemento
Esa educación consolidó los valores constitucionales a la misma generación que los propagó. En la biografía de Melchor Ocampo se encuentra el episodio en que Ocampo, como infante, reclama al maestro de escuela elemental su comportamiento por maltratar a los niños, contrario a la Constitución de 1824, pp. 54-55. 23
xxxii
manuel gonzález oropeza
al Diccionario de la Lengua Castellana por las voces que usan en la República de México, obra pionera en el camino que siguieron distinguidos mexicanistas como Francisco Javier Santamaría, a través de su Diccionario General de Ame ricanismos (1942) y su Diccionario de Mejicanismos (1959); pues no debemos olvidar que el uso adecuado del lenguaje es un buen instrumento para elaborar mejores leyes. Otros, sin embargo, son verdaderos intelectuales, que además de estudiar derecho, forjaron magníficas bibliotecas, compendios del saber de la época, como la de José María Lafragua, a quien se debe la memoria política e histórica de México, custodiada hoy en día por nuestra insigne Biblioteca Nacional. No sólo hombres de armas, como Álvarez con 57 años en su haber militar, o de leyes como Juárez, formaron esta brillante generación, hubo también brillantes educadores como Gabino Barreda, quienes difundieron el ideal liberal creando instituciones educativas, como la Escuela Nacional Preparatoria, base de la Universidad Nacional y en donde comenzaron a forjar a los futuros ciudadanos mexicanos. Por supuesto que algunos de estos personajes liberales ocuparon la Presidencia de la República, como Valentín Gómez Farías, Ignacio Comonfort y Benito Juárez; otros más ocuparon la gubernatura de algunos estados, como Melchor Ocampo, Santos Degollado e Ignacio de la Llave, pero la característica que los une a todos ellos es su papel protagónico en las legislaturas del Congreso de la Unión. Aunado a ello, resalta también el hecho que además de su brillante papel como parlamentarios, los liberales más ilustres se desempeñaron como gobernadores en los estados de origen o en los que por las circunstancias de la época les tocó servir. Lo cual significa que el liberalismo no sólo fue una política federal, sino más bien federalista; es decir, las entidades federativas fueron el motor de las políticas nacionales. Prisciliano Sánchez, Francisco García Salinas, Manuel Doblado y los ya citados Ocampo y De la Llave son algunos casos de esta situación. Muchos de ellos tuvieron una administración fugaz para emprender las reformas liberales que planearon. Gómez Farías tendría sólo 10 meses para estudio introductorio
xxxiii
comenzar las reformas estructurales del liberalismo mexicano. En ocasiones, el control constitucional sería utilizado por los enemigos del progreso, a pesar de que paradójicamente, las constituciones no habían sido apoyadas por ellos. Las primeras medidas de la Reforma emprendidas por Gómez Farías serían anuladas por Santa Anna por ser contrarias, en su opinión, a la entonces Constitución vigente de 1824. Esta obra no crea míticos héroes sino que describe la circunstancia de sus vidas con sus pasiones y carencias, resultando una obra biográfica integral. Incluye pasajes de sus vidas familiares y de amigos, por ello cuenta con biografías como la de Margarita Maza de Juárez y reconoce el papel de las esposas, cuando en la biografía de Ignacio Ramírez se anota: “En vez de quejas o reproches, el esposo se encontraba al llegar a su hogar con la sonrisa cariñosa y las tiernas caricias de su compañera. Este cuadro por lo demás lo vemos semejante en casi todos los hogares de los prohombres y apóstoles de la Reforma”.24 Pero no se crea que las damas se conformaron con desempeñarse como esposas, las hubo que para combatir al invasor francés, llegaron incluso a vestirse como hombres para hacerse pasar como soldados. Así se cuenta la historia de Ignacia Riechy quien se incorporó al Estado Mayor de José María Arteaga. La fatalidad le llegó por el escarnio que le produjeron sus propios compañeros de armas, dando cuenta de ello Enrique M. de los Ríos. Otras más fungieron como antecesoras de las “Adelitas”, pues sufrieron junto con sus cónyuges las penurias de la batalla, como se narra en la vida de Soledad Solórzano, esposa de Nicolás Régules. En la obra se verán reseñas sobre los grandes liberales por todos conocidos, pero de la misma manera se descubrirán los hombres más modestos cuyo heroísmo es comparable con la grandeza de los reconocidos, pero que todos ellos configuraron esta generación epopéyica. Junto a una figura de la talla de Benito Juárez está Alejandro García, de quien se dice que merece una estatua en Paseo de la Reforma, pero que quizás no la tenga por carecer de “influencias”.25 Sin embargo, la estatua de este ilustre campechano se hizo con esta edición. Infra, p. 154. Infra, p. 211.
24 25
xxxiv
manuel gonzález oropeza
La generación liberal fue renovándose conforme pasaron los años de la Constitución de 1857. Después de los gloriosos militares, como Ignacio Zaragoza o Mariano Escobedo, continuaron los parlamentarios y abogados que consolidaron las instituciones constitucionales, como Ezequiel Montes e Ignacio L. Vallarta, por citar algunos ejemplos. Entre las virtudes de estos personajes descollaban no sólo la portentosa capacidad de memorizar aforismos latinos y piezas de obras clásicas, sino la de argumentar con magistral habilidad ante los problemas y circunstancias novedosas que se les presentaban, bien en el foro, en la tribuna o en la Suprema Corte. Fueron estos prohombres quienes gracias a sus características pudieron complementar las originarias instituciones liberales con nuevas mejoras. Montes en 1869 intuye la necesidad de crear un procedimiento ante la Suprema Corte para dirimir conflictos de competencia legislativa, como el ocurrido en ese año con motivo del amparo interpuesto por Veracruz contra la excepcional Ley de Salteadores de Caminos y Plagiaros, lo cual es un antecedente de la controversia constitucional, posteriormente recogida por la Constitución de Morelos en su reforma de 1878, a través de los artículos 110 y siguientes. Montes interpretó su papel de liberal no como un miembro partidista que sigue ciegamente las disposiciones de su jefe político, que lo era el presidente Juárez. En 1868 se opuso al otorgamiento de facultades extraordinarias solicitadas por el Presidente, recordando que esas facultades habían permitido al dictador Santa Anna ejercer el poder más absoluto sobre el país, por lo que sugirió cautela y exigió una oportunidad para el régimen constitucional.26 Los liberales eran, como lo hemos indicado, personas que se guiaban por convicciones y no por disciplinas de partido o jerarquías. Aunque es evidente que seguían los lineamientos de la filosofía común, cuando alguna disposición molestaba sus principios, aunque se dieran en el contexto del Partido Liberal, preferían arrostrar las consecuencias de su desacato antes que sacrificar sus principios. Un ejemplo claro de esta posición la ofrece la vida de Ignacio Ramírez, quien con un grupo de diputados en 1861 trató de persuadir a Juárez de que renunciara al cargo interino de Presidente por el bien del país. Otro José Antonio Aguilar Rivera, El manto liberal: los poderes de emergencia en México, 1821-1876, 2001, pp. 257-270. 26
unam,
estudio introductorio
xxxv
ejemplo lo constituye el caso de León Guzmán, quien fuera vicepresidente del Congreso Constituyente de 1856, y que tuviera tan fijas convicciones respecto a temas como la inoperancia de la pena de muerte, que a pesar de estar permitida por la Constitución de 1857, lo obligó a renunciar a puestos judiciales; así como también renunció a la gubernatura y comandancia militar del estado de Guanajuato cuando Juárez ordenó la publicación y ejecución de la Ley de Convocatoria del 25 de agosto de 1867, precisamente con el restablecimiento de la República, que implicaba una reforma sustancial de la Constitución pero a través de una especie de referéndum, en lugar de seguir el procedimiento marcado en la propia Constitución que es el mismo que actualmente prescribe la Constitución vigente. El respeto a la legalidad era su conducta. Dichas reformas, como es sabido, consistían en reinstalar la Segunda Cámara en el Congreso de la Unión, que había sido suprimida por la Constitución originaria de 1857, así como el establecimiento del veto suspensivo por parte del Presidente hacia los proyectos aprobados por el Congreso, entre otras. El escrúpulo de León Guzmán quizás estuvo a favor de las medidas reformistas, por lo menos en lo que respecta al restablecimiento del Senado, pues en 1870 escribió una obra clásica a favor del Senado: El sistema de las dos cámaras. Sin embargo, dicho escrúpulo no podía tolerar una reforma emprendida mediante un procedimiento no prescrito por la misma Constitución, que era la convocatoria a elecciones federales de 1867, pues ese sistema había sido utilizado precisamente por los enemigos de la Constitución federal de 1824, cuando con motivo de las elecciones de 1835 fueron los primeros en utilizarlo al pedirle al electorado que invistiera a los representantes electos con poderes constituyentes con el fin de cambiar la Constitución de federal por una de corte centralista, como sucedió finalmente con la expedición de las Siete Leyes de 1836. Ser liberal durante el siglo xix no era tarea fácil. Su destino no sólo era combatir a los reaccionarios, sino también abrirse paso entre los propios compañeros de ideología.27 Una vez que llegaban a desempeñar la función pública Por ejemplo, habrá que considerar debates en el Congreso Constituyente de 1856 como el ocurrido el 10 de mayo de ese año, cuando el gobernador de Nuevo León, Santiago Vidaurri y el diputado Juan Antonio de la Fuente difieren acremente sobre la unión o separación de Coahuila con Nuevo León. Infra, p. 122. En él, De la Fuente argumenta la ilegalidad del decreto del entonces gober27
xxxvi
manuel gonzález oropeza
que les permitiría llevar a cabo sus principios, el reconocimiento o la paz no eran consecuencias de su gobierno. Tal como el suegro de Ángel Albino Corzo lo dijo: “Tengo sabido por experiencia propia que el hombre de bien en los destinos (públicos), más es lo que pierde que lo que gana”.28 Pero en ocasiones el sostenimiento de los principios liberales traía esa situación como consecuencia. Siguiendo con el ejemplo de Ángel Albino Corzo, preferían decir con él: “Muy distante estaba yo de hacer el cambio de mis deberes por la conquista de una amistad”. Lo mismo sucedió con José María Arteaga, según se nos refiere en esta obra, pues a pesar de ser hombre de gran confianza de Ignacio Comonfort, cuando éste dio el golpe de Estado desconociendo a la Constitución de 1857, Arteaga se apartó de él manifestándole abiertamente su desacuerdo. Por eso el libro que se reedita tiene sentido, para que lejos de las loas ceremoniales, el lector descubra el verdadero mérito detrás de cada personaje. No obstante estos desaires, los políticos liberales enfrentaron con valor cualquier reto a su autoridad. No requerían ocupar puestos encumbrados para enfrentar a las contrariedades, sino que desde la posición más modesta, cada uno desempeñaba sus facultades constitucionales y legales en el ámbito de su propia autoridad, sin esperar el mandato de autoridad superior. Juan José Baz lo corrobora en su carácter de gobernador del Distrito Federal, cuando procede con energía contra el Arzobispo Primado de México por haber rechazado oficiar el Jueves Santo de 1857 ante la presencia del Ayuntamiento de la ciudad de México, como sanción eclesiástica por haber mandado ejecutar la Constitución liberal de 1857. Los liberales fueron justos pero no necesariamente compasivos, de la misma manera en que Ignacio Altamirano pide desde el Congreso la ejecución de los sublevados en Tacubaya, de “jamás otorgar el perdón a los verdugos de sus hermanos”,29 como de Juárez al ejecutar a Maximiliano, Miramón y Mejía. En otro ámbito, los liberales enfrentaron serias confrontaciones con las potencias extranjeras, esto porque siempre opusieron la soberanía nacional nador Vidaurri de anexarse a Coahuila. Siendo la división territorial un asunto de plena constitucionalidad, objeto de leyes de esa categoría, el decreto de un gobernador estatal no podría ser válido. 28 Infra, p. 109. 29 Infra, p. 267. estudio introductorio
xxxvii
antes que aceptar condiciones que la afectaran, como los conservadores. Un ejemplo de la labor liberal en las relaciones exteriores se observa con la actuación de Juan Antonio de la Fuente como ministro de México ante el gobierno de Napoleón III, quien desde 1861 percibe la intención invasora y alerta al gobierno mexicano, el cual estuvo en ese preciso momento enfrentando la Guerra de Tres Años. De la misma manera, De la Fuente presagia igualmente a Francia: México no es tan débil como España bajo el dominio de Napoleón I, México podrá ser conquistado, pero no sometido; y aun no sería conquistado sin haber dado antes pruebas del valor y virtudes que se le niegan. Después de haber sacudido la dominación monárquica de España, dominación secular y profundamente arraigada, México que ni aún quiso por rey a su libertador, México que acaba de salir victorioso de una revolución contra los restos de una oligarquía que pesaba sobre su democracia, no aceptaría nunca, a ningún precio, un monarca extranjero. Esa monarquía, muy difícil de crear, será aún más difícil de mantener.30
Ya Zarco desde 1850 había advertido que las potencias extranjeras tenían afanes interventores, por lo que habría que ser muy cauto en la formalización de tratados internacionales. El liberalismo descrito en la obra tampoco olvida su dimensión internacional y pormenoriza las actividades de personajes en la formación de tratados internacionales, como el de McLane-Ocampo, de la Soledad (Doblado), entre otros, ya que éstos eran indispensables en la solución de los problemas nacionales. La literatura, el periodismo y la formación de las leyes se entremezclan en la vida de muchos liberales. El paradigma de ellos lo fue Francisco Zarco, pero hubo muchos que como él canalizaron sus esfuerzos por diseminar las instituciones a través de la palabra escrita, bien escrita, de la prensa cotidiana. La libertad de prensa que había sido el desvelo de los constituyentes mexicanos tiene que ser defendida con denuedo en la época más ominosa de nuestra historia, la dictadura de Santa Anna. Zarco la defiende como ninguna y a raíz de ello sufre Infra, p. 125. Nota de De la Fuente dirigida a Thouvenel, ministro de Relaciones Exteriores de Francia. 30
xxxviii
manuel gonzález oropeza
enfermedades que le segaron su vida a los 40 años. Valdez y Lagarde son los esbirros contra los cuales se delineó el artículo 16 de la Constitución de 1857, que corresponde con el mismo numeral de la actual Constitución. El primero fue el carcelero que sometió a Zarco a las más terribles penurias que mermaron su salud y el segundo a la persecución sin fin ni límites, ellos además de acabar con la vida del estadista liberal produjeron el precepto más importante de la Constitución, el debido proceso legal que debe contener a la arbitrariedad: “Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles y posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento” (fragmento del artículo 16 constitucional). Nunca la Constitución de un país estuvo tan cerca del sentir de la sociedad. Los trabajos del Constituyente de 1856, producto de la Revolución de Ayutla, tenían que ser reportados acuciosamente para que el pueblo mexicano sintiera y participara en la formulación de la ley fundamental. Nadie mejor que Zarco para hacerlo pues ya había demostrado a los 18 años, durante la invasión de Estados Unidos a nuestro país, como novel oficial mayor de la Secretaría de Relaciones Exteriores, que había retenido con fidelidad la crónica de los sucesos de una junta de gobernadores celebrada en 1848 en la ciudad de Querétaro, capital provisional, sobre el arbitrio de recursos para la manutención de la guerra contra el invasor. Lo hizo de nuevo en 1857, con la crónica de las sesiones del Congreso Extraordinario Constituyente y gracias a él contamos con la memoria histórica de sus debates. La prensa que reportó el desarrollo de este Congreso fue decisiva en la fijación de la residencia del Constituyente, pues ya desde esa época se proponía que no sólo la capital del país, sino la sede de Congreso Constituyente estuviera fuera de la ciudad de México. Sin embargo, la importancia de reportar los trabajos y de publicarlos a través de una prensa profesional retuvieron al Congreso a los confines del Distrito Federal.31 La Constitución fue la guía de esta generación y su lección nos demuestra el correcto entendimiento de la supremacía de las leyes sobre los hombres. Los liberales fueron simiente del periodismo. Tan sólo Zarco y Altamirano fundaron y editaron decenas de publicaciones periódicas: Las Cosquillas, La Ilustración Mexicana, El Correo de México, El Eco de la Reforma, El Federalista, La Tribuna, La República, El Renacimiento y muchos más. Infra, pp. 248 y 268. 31
estudio introductorio
xxxix
Como José María Iglesias acuñó tan correctamente en 1876: “Sobre la Constitución nada, nadie sobre la Constitución”.32 México no era el país más progresista o avanzado, sin embargo todos estos liberales preferían a su patria que a cualquier otra, como dijo Altamirano al final de su vida: “A la madre se le prefiere, no porque sea bella, ni rica, sino porque es madre”.33 Las batallas y las obras literarias son el preámbulo a la gran obra de estos hombres: la Constitución de 1857; sobre ella se ha escrito más que sobre cualquier otra Constitución mexicana. La vigente Constitución de 1917 es una reedición corregida y aumentada de la de 1857, es su base y fundamento, como lo dijera Paulino Machorro Narváez, constituyente que participó en la Carta Magna de Querétaro. No pudo el Imperio de Maximiliano eliminarla y después, su restablecimiento probó la bondad y grandeza de sus instituciones. Este es uno de sus grandes méritos: a partir de 1857, la generación liberal nos legó el concepto de supremacía constitucional, como base del Estado de Derecho, y si bien no pretendió vigencia perenne, instituyó en nuestro país que cualquier reforma sustancial a la estructura del Estado fuera a través de una reforma o adición al mismo texto constitucional y no a través de revoluciones, o cambios de constituciones. Entre los diputados constituyentes que comenzaron a reunirse el 14 de febrero de 1856 en la ciudad de México, no hubo ningún clérigo. Se nombraron un total de 13 comisiones, encabezadas por la de Constitución que fue presidida por Ponciano Arriaga y hubo 13 presidentes del Congreso que se designaron periódicamente por la Asamblea, entre ellos estuvieron Ponciano Arriaga, Melchor Ocampo, Santos Degollado, León Guzmán y Valentín Gómez Farías. Esta generación representa el crisol de las instituciones constitucionales de México y el libro que se reedita es un valioso aporte a la bibliografía contemporánea de nuestro país, la cual tiene raíces profundas en el México decimonónico, en el siglo del derecho. mgo
José María Iglesias, Manifiesto del presidente de la Corte de Justicia a la nación, edición facsimilar, prólogo de Manuel González Oropeza, México, tepjf, 2015, pp. 23 y 37. 33 Infra, p. 270. 32
PrÛlogo en el origen Daniel Cabrera
Imprenta del Hijo del Ahuizote, 1890
S
i escritas
y casi aseguradas están ya en las leyes de la República Mexicana las
conquistas de la Democracia disputadas en los campos de batalla, en la tribuna
parlamentaria y en la prensa, a los tiranos del trono y del altar durante el periodo turbulento de la Reforma y la Intervención, es tiempo de que la Historia, justiciera e imparcial premiando como castigando, forme las coronas de laurel que merecen las virtudes y los sacrificios de los campeones de la libertad, héroes ilustres del progresista y vigoroso partido liberal de México, y consigne los errores y las infidencias de los que a costa de la salud y del bien de la patria hicieron sangrienta oposición a esas conquis tas; y sin pretensiones de hacer una obra digna de tan elevado fin, queremos que este libro sea una de aquellas coronas, sincera y entusiasta, brotada de la pluma de jóvenes admiradores de nuestros eminentes reformistas y sostenedores de la República. Hemos dicho jóvenes, porque el mayor de los que escriben esta obra no tiene 35 años, siendo deliberado propósito del Editor fijarse en ellos, ya porque su trabajo será prueba elocuente de que existe viva y profunda la veneración hacia nuestros héroes en la juventud liberal, ya porque educados en la más avanzada escuela de filosofía, de política y de literatura con que hoy cuente el país, se reflejarán sus principios en las páginas de este libro y sus juicios estarán desprovistos de la parcialidad y la vehemen cia que pudieran tener los escritos de los viejos literatos liberales que viven aún e inter vinieron en las luchas del periodo que abraza esta obra. Hemos procurado que el pre sente libro se inspire en un criterio sereno y justo, sin tilde de pasión, dejando que el esplendor de las hazañas realizadas por los personajes biografiados surja del relato sencillo de los hechos y no de la frase exaltada del partidario. ˜ 3 ˜
Pensábamos hacer un libro pequeño y lo más barato posible, para popularizar y extender en el país el conocimiento de muchos liberales casi desconocidos y de algunos sucesos ignorados en varios Estados de la República, a la vez que uniformar el con cepto del pueblo respecto de los hombres de la Reforma y de la Intervención. Sabemos cuánto han contribuido en la República las grandes distancias y la falta de comunica ción entre las poblaciones para que los personajes y los acontecimientos de Chiapas y de Yucatán, por ejemplo, sean desconocidos en Tamaulipas y en Chihuahua, y vice versa. Pero al poner en práctica la publicación de esta obra, encontramos tales dificul tades, que era imposible realizarla en las condiciones económicas proyectadas y fue preciso adoptar un plan más amplio para allegar los recursos que la hicieran reali zable. Y aun con este nuevo plan hubo editores experimentados que nos auguraran mal éxito, citándonos empresas editoriales con elementos superiores a los nuestros, bastante pequeños, que han fracasado en México; siendo únicamente algunas casas extranjeras las que han publicado obras de cierta importancia, debido en mucho a los recursos oficiales que se les han prodigado. Con estos antecedentes había que prescin dir de la empresa o que aventurar el éxito de ella a la protección del público. Optamos por lo último; y no nos equivocamos. En menos de dos meses de previo anuncio, hemos visto con satisfacción que se ha recibido favorablemente la obra en todo el país, alejando de nosotros los temores que llegamos a tener al iniciarla, y confirmándonos en la creen cia de que el partido liberal existe animoso en toda la República y aplaude y secunda todo cuanto va encaminado a engrandecerlo. En días tal vez no lejanos para México, parecerán inoportunas las considera ciones anteriores de mera economía editorial; pero mientras figuren como grandes obstáculos para el editor mexicano los altos precios del papel, los sistemas usados aquí para las ilustraciones, también caras, y principalmente, un círculo de lectores relativamente pequeño, preciso es decir todo esto para disculpar los defectos inevitables en la parte material de nuestros libros, así como lo elevado del precio a que se venden, comparado con el de las obras extranjeras que recibimos. Y hay algo más que consignar aquí como excusa de las deficiencias u omisiones de que puede adolecer este libro. Es una obra de biografía anecdótica, doblemente difí cil para su formación; porque difícil, y en muchos casos imposible, es coleccionar los datos necesarios. 4
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Desgraciadamente nuestros personajes y nuestra prensa periódica se han ocu pado muy poco en escribir la relación de muchos acontecimientos y el conocimiento de éstos sólo puede hallarse entre las familias o entre los amigos de los prohombres que tomaron parte en ellos y que viven todavía. Pero sucede que no se conoce ni a las fami lias ni a los amigos deseados, y si se encuentran a unas o a otros, no tienen los datos que se solicitan. Muchas familias ignoran aun los rasgos más vulgarizados de la vida pública del hombre ilustre que fue su jefe. Se nos ha presentado en el curso del trabajo emprendido para esta obra el caso de que la hija de un héroe muy popular, además de ignorar completamente los hechos de su padre, no poseyese ni un pequeño papel autó grafo de aquél. Habiendo ocurrido casos como éste, nuestros lectores verán que merecen su indulgencia las omisiones que pretendemos disculpar. Sin embargo, debemos decir en honor de muchas familias de los personajes que biografiamos y de varios liberales a quienes hemos acudido en busca de informes, que todos nos han proporcionado algu nos datos y luces importantes, con amabilidad y deferencia dignas de encomio. El que esto escribe consigna aquí un voto de su gratitud para los redactores de este libro, cuya labor han realizado con éxito plausible superando a las esperanzas del editor. Ellos han secundado eficazmente nuestros propósitos, trayendo todo el caudal del talento, instrucción y patriotismo de que han dado pruebas en su carrera literaria, y deseamos que la aceptación del público sea satisfactoria para compensa ción de tantos afanes. Terminamos este prólogo manifestando que si nuestra obra no está a la altura del elevado asunto a que la consagramos, quedará como ofrenda modesta en el altar de la patria, llevada por un grupo de liberales convencidos de la grandeza de las conquis tas de libertad y de progreso realizadas en México por su partido; y por imperfecta que sea, siempre se hallará en las biografías de los hombres que en ella figuran, rasgos heroicos y gloriosos, muy dignos de ser conocidos por todos los mexicanos. dc
IntroducciÛn en el origen Enrique M. de los RÌos
Imprenta del Hijo del Ahuizote, 1890
T
area en
extremo difícil y laboriosa es en verdad presentar un cuadro de
conjunto, de la evolución que han ido sufriendo a través de los tiem-
pos los principios de la Reforma, los cuales en la épica lucha sostenida por el partido liberal desde 1855 a 1867, adquirieron ya su completo desarrollo, constituyendo un cuerpo de leyes completamente definidas, las que en la actualidad, muchas de ellas cuando menos, han penetrado en el sentimiento público, adueñándose completamente de él. Débese, en efecto, buscar los orígenes de ese choque tremendo de ideas y de principios que concluyó con el terrible epílogo del Cerro de las Campanas, en la Conquista misma, acontecimiento trascendental, que vino a hacer perecer una nacionalidad, a la vez que hacía surgir otra, en gran parte constituida por la mezcla de las dos razas, la conquistadora y la conquistada. Los grandes hechos de que han sido testigos muchos mexicanos que aún viven, no son aislados, ni significan como en Europa se creyó en una época, un estado social decadente y próximo a la disolución, sino el resultado necesario de una lucha, que iniciada hace más de trescientos años, no había, sin embargo, llegado a dividir completamente a los combatientes separándolos del todo en dos bandos, entre los cuales ya no sería posible transacción ninguna, sino hasta que hubo llegado la época en que los principios proclamados por uno de aquéllos, fueron enteramente contrarios e inconciliables con los que proclamaba el otro, en virtud de las transformaciones sucesivas por que fueron pasando paulatinamente las ideas y los principios de la Reforma. El antagonis˜ 7 ˜
mo, sin embargo, entre el poder civil y el poder eclesiástico, era muy antiguo en México cuando la aparición del Plan de Ayutla, y las primeras manifestaciones de ese antagonismo se hicieron sentir en la entonces Nueva España, a raíz de la destrucción de los gobiernos y nacionalidades indígenas. Ya Cortés, apenas sometido la nacionalidad azteca, indicaba al Rey, para evitar corruptelas y abusos en los negocios eclesiásticos, que éste se encargase de proveer a la subsistencia del clero, tanto secular como regular, haciéndolo así depender del poder civil. Esta indicación no llegó, sin embargo, a tener el carácter de realidad a pesar de que los monarcas de España, en los dominios de América, tenían en virtud de su derecho de patronato, jurisdicción inmediata sobre todas las iglesias de este Continente, hasta tal extremo, que eran llamados padres espirituales de los indios; y no llegó a tener efecto la indicación de Cortés, porque en cambio, el clero gozaba una suma tal de inmunidades que constituía un verdadero y terrible poder capaz de poder luchar ventajosamente, como en efecto lo hizo muchas veces, con el poder de los virreyes. De este estado de cosas resultó que muy pronto hubiera choques violentos entre los dos rivales, celosos ambos de la integridad de su independencia respectiva. “Estos choques dice un conocido escritor,1 aparecieron desde el principio, no sólo entre las autoridades coloniales y los ministros de la religión, no sólo entre éstos y los nuevos poseedores del territorio, sino entre las comunidades de regulares y los obispos cuyas opiniones echaban a menudo por opuestos senderos, según la divergencia de intereses que representaban. Los frailes, por razón de su instituto, clamaban constantemente contra los abusos de que los españoles hacían víctimas a los vencidos naturales, si bien se nota diversidad de pareceres en materia tan grave, como de ello nos ha dejado elocuente prueba la profunda diferencia de miras entre Las Casas y Motolinía. Los colonos y conquistadores, ensoberbecidos con su riqueza y con las ventajas físicas y morales de que se sentían dotados, no llevaban en paciencia las agrias reprimendas que se les dirigían desde el púlpito y no escaseaban ocasiones de escándalo en que estallase el encono que abrigaban contra sus censores: mientras que éstos, fuertes por su organización y disciplina, José M. Vigil. Introducción al tomo pp. iv y v. 1
8
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
v
de la obra intitulada México a través de los siglos,
contando con el apoyo de la multitud que veía en ellos defensores entusiastas, ensanchaban cada día su esfera de acción, llegando casi a despreciar a las autoridades eclesiásticas legítimamente constituidas, y sin cuidarse mucho de los abusos que por su parte cometían con los pobres indios”. El anhelo del clero regular especialmente, para cimentar su poder, dio tan buenos frutos, que a fines del siglo
xvi
las órdenes monásticas habían
adquirido inmensas proporciones en toda Nueva España. A obtener el mismo resultado contribuyó también la condescendencia de los misioneros para con los indios, por lo que respecta a ceremonias religiosas en las que los frailes consentían que se mezclaran prácticas idolátricas, como las llamadas mitotes, de las cuales prácticas han quedado huellas que todavía hoy no desaparecen del todo; así es que con tales elementos materiales y morales, cada día se hacían más poderosas y temibles las referidas órdenes para los mismos superiores jerárquicos, como sucedió en una célebre disputa sobre pago de diezmos por parte de los indígenas, que falló Felipe II a favor de los frailes, sustrayéndolos completamente de la jurisdicción del Ordinario. La anarquía, pues, iba cundiendo rápidamente entre los diversos elementos que componían las colonias y se iba marcando cada día más una verdadera pugna entre la Iglesia y el Estado. En esta pugna todas las ventajas estaban del lado de la primera, pues que tenía en su favor grandes elementos de fuerza y de poder. “Dispensadora la Iglesia de la enseñanza, dice el mismo historiador,2 depositaria del cuerpo de doctrinas que constituían las creencias y normaban las costumbres; centinela vigilante de la conducta así pública como privada de los individuos y las familias, contando para ello con el formidable auxilio de la Inquisición; en contacto inmediato y directo con el pueblo por la intervención indispensable en los más importantes actos de la vida; protectora natural de los indios a quienes defendía de la ruda opresión que sobre ellos ejercían sus desapiadados dominadores; su influencia era omnipotente puesto que tocaba y se ingería en todos los resortes del cuerpo social, sometiendo con su inflexible férula a los mismos soberanos cuyo poder absoluto pudo desenvolverse sin trabas,
La misma obra, p. ix.
2
introducción
9
mientras caminaba de acuerdo con tan robusta organización, pero que tendría que reconocer su debilidad en el momento que se turbase el equilibrio, fundado en condiciones de suyo pasajeras que mantenían aquella situación, en que se ocultaba el principio de una disolución inevitable”. En el siglo xvii el elemento eclesiástico, que sin interrupción fue adquiriendo creces en la Colonia, acumuló enormes riquezas, a la vez que aumentó considerablemente el número de sus individuos. Sólo en once años que duró de Arzobispo D. Juan Pérez de la Serna, se gastaron en la fundación de iglesias, conventos y edificios píos bajo la dirección del clero…, 2,227,000 ducados, llegando a tal grado la marea siempre creciente de órdenes monásticas y Casas de Dios, que en 1644 el Ayuntamiento de México suplicó a Felipe IV le concediese que no se fundasen conventos de monjas ni religiosos. Por supuesto que éste, que pudiéramos llamar intento de reforma, no produjo ningún resultado satisfactorio, aun a pesar de la legislación de Indias, que sometía al clero regular a una inspección inmediata por parte de la autoridad civil, y de la necesidad reconocida de procurar que no se multiplicasen y extendiesen mucho las órdenes monacales. Curioso es lo que el Obispo de Puebla D. Juan de Palafox y Mendoza escribía al Papa Inocencio X en Diciembre de 1647 a propósito de las riquezas de los jesuitas, y por eso nos vamos a permitir transcribir aquí el primer párrafo de la referida carta: “Hallé, dice, y está hoy, padre beatísimo, casi toda la opulencia, caudal y riquezas de estas provincias de la América Septentrional, en poder de los religiosos de la Compañía, como los que son señores de las mayores haciendas, pues sólo dos colegios poseen hoy treinta mil cabezas de ganado mayor, y entre todas las religiones ni catedrales, contienen apenas tres ingenios de azúcar, y sólo la compañía posee seis de las mayores, y suele valer un ingenio, padre beatísimo, medio millón y más de pesos, y algunos se acercan a un millón. Hay hacienda de éstas que reditúa al año cien mil pesos y de este género de haciendas tiene seis sólo esta compañía que consta sólo de diez colegios”. Menos de dos años después, en 1649, el mismo Obispo escribía al Papa lo siguiente, refiriéndose siempre a los jesuitas: “Es tan terrible el poder de estos religiosos en la iglesia universal, tan grandes sus riquezas y los honores que les dan tan absolutos que si no se les reforma, se juzgan superiores a todas las dignidades eclesiásticas, leyes, concilios y 10
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
constituciones apostólicas; de suerte que les es fuerza a los Obispos (a lo menos en éstas tan remotas provincias) o morir en la defensa de sus derechos y dignidad y perecer por la misma causa, o condescender a lo que ellos quieren, o a lo menos aguardar largo tiempo el éxito dudoso de una tan santísima y justísima causa, exponiéndose entre tanto a grandes riesgos e incomodidades y a ser oprimidos y confundidos con sus falsas acusaciones”. Ya a principios del siglo xvii se habían presentado proyectos de reforma con el objeto de detener la ola siempre creciente de poder y de riquezas de las diversas órdenes monásticas y especialmente de los jesuitas, pero el paso verdaderamente atrevido por el que se asestó terrible golpe a la famosa compañía, estaba reservado al rey Carlos III, monarca progresista y de una energía poco común. El paso a que nos referimos fue el lanzamiento de los jesuitas de todos los dominios de la Corona de España, verificado en la Metrópoli el 31 de Marzo de 1767. La actitud del Monarca español hizo que el Papa Clemente XIII apelara a los piadosos sentimientos de su querido hijo rogándole que revocase el decreto de expulsión. Empero Carlos III se mantuvo firme en su actitud, y en la Nueva España el lanzamiento se verificó en la madrugada del 23 de Junio del citado año 1767, siendo de notar el hecho de que el suceso se verificó sin producir perturbación ninguna, a diferencia del siglo anterior en que con motivo del destierro del Arzobispo Pérez de la Serna, se causó un serio alboroto que puso en verdadero cuidado a las autoridades. Como este acontecimiento fue muy inferior en importancia a la expulsión de los jesuitas, por la comparación de uno y otro puede comprenderse la evolución por que iban pasando los que hoy se llaman principios de la Reforma. Nótase durante el reinado de Carlos III una tendencia bien marcada a debilitar el fuero eclesiástico, evitando que invadiera las facultades de los tribunales civiles en los negocios profanos; esta tendencia se marca asimismo en el reinado de Carlos IV, si bien es cierto que no siendo todavía las reformas radicales, estando el clero acostumbrado a respetar de antiguo al soberano y al gobierno que él representaba, y procurando por último conciliar, como en efecto se conciliaban, las pequeñas reformas establecidas, con el respeto debido a los sacerdotes y en principio aun a sus mismos fueros; tales actos, introducción
11
por el pronto cuando menos, no causaron trastornos, ni alborotaron por consiguiente la paz pública. Ya en 1804, sin embargo, aunque sin poner en duda la facultad del soberano para obrar en el sentido en que lo hacía, aparecieron en México unas respetuosas exposiciones con motivo de las enajenaciones de los bienes de obras pías y la consolidación de sus capitales. Habíase llegado, por lo demás, a una época en la que se verificaron acontecimientos que produjeron más tarde un cambio completo en la manera de pensar y obrar de las sociedades civilizadas. La grandiosa y terrible revolución francesa llevó a todos los confines de la Europa, conducidos por las águilas victoriosas de la República, los principios filosóficos encarnados en la misma revolución, muchos de los cuales eran exagerados y hasta metafísicos, pero todos fuertemente impregnados de un decidido espíritu liberal. Dos clases se sintieron hondamente conmovidas con los nuevos principios, porque veían en ellos claramente un formidable enemigo que tendía a acabar de una vez con todos los fueros y exenciones de las castas privilegiadas: estas dos clases fueron el clero y la nobleza. El sacudimiento fue tan terrible que llegó hasta España, y cosa curiosa, el gran matón, el liberticida Napoleón I, llevaba a la retaguardia de sus ejércitos, al principio victoriosos, las ideas revolucionarias que encontraron en la península fértil y abundante campo donde sembrarse para después florecer. Así es que, mientras las Cortes de Cádiz, en representación del poder nacional y monárquico de España, formaban el núcleo que organizó y dirigió los esfuerzos de los heroicos españoles en defensa de la autonomía de su patria, esas mismas cortes, enemigas acérrimas del usurpador y su constante pesadilla, decretaban en medio al fragor espantoso de la guerra, la Constitución de 1812 que aunque moderada para nuestra época, en la que fue expe dida significó un verdadero escándalo, sobre todo para la clase sacerdotal. Las ideas de la revolución habían, por consiguiente, triunfado, a pesar de que apenas nacidas, eran ya llevadas en la punta del sable de un tirano. Estas ideas repercutieron en América, que ya había sido teatro de otro suceso grandemente importante en la historia de la evolución de los pueblos, y fue la independencia de las trece antiguas colonias inglesas, que se consti 12
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
tuyeron en nación independiente bajo el nombre, que aún conservan, de Estados Unidos de América. Abrióse a la vez una nueva era en la historia de México al iniciarse la independencia en el pueblo de Dolores por el inmortal caudillo Miguel Hidalgo y Costilla, y por un movimiento unánime y espontáneo de la clase alta sacerdotal, o sea el alto clero, llovieron sobre el grande hombre los anatemas, las censuras y las más terribles excomuniones. Casi a la vez, las Cortes de Cádiz, como dijimos hace un momento, daban una constitución a la monarquía española, suprimían la Inquisición y procuraban, asimismo, ensanchar el círculo de las libertades públicas. El alto clero, sin embargo de que no había sido todavía seriamente atacado, pues la agitada época por que se pasaba impedía hacer efectivas las mejores leyes, y que no veía todavía claro mientras la épica guerra que trabajaba a la península impidiera que el nuevo rey constitucional español se sentase en su trono; como instintivamente veía a la vez en la obra de Hidalgo un ataque a las inmunidades de que gozaba, y un cambio quizá radical en su manera de ser, política y social, lanzaba todos los rayos de su desatentada cólera sobre el ilustre anciano, quemándolo en efigie, ya que no pudo hacer por entonces otra cosa. Surge en esta época, entre los precursores de nuestra reforma, la gran figura de José Joaquín Fernández de Lizardi, nacido en esta Capital en el año 1771. En 1812 fundó El Pensador Mexicano, que dio a su autor el nombre con que hasta hoy se le conoce, y por un artículo en que combatió la orden del virrey Venegas que desaforaba a los eclesiásticos revolucionarios, fue puesto inmediatamente en prisión. Ya en el mismo año abogaba en favor de la enseñanza gratuita, y después de siete meses de cárcel, publicó varios escritos, todos ellos notables como producciones de tan preclaro talento. Sus trabajos llegaron a adquirir pronto una gran popularidad, pues como dice un autor: “sin detenerse por escrúpulos gramaticales, usaba el lenguaje del vulgo, difundiendo en todas las clases de la sociedad ideas de reforma, en que hasta entonces sólo se había fijado un reducido número de personas”; y como a la vez que dotado de una gran energía para el trabajo, tenía un valor civil a toda prueba, provocó verdaderas tempestades, sobre todo, en el partido servil, que escogió para contestar a los rudos ataques del Pensador al virulento dominico Fray Mariano Soto, introducción
13
quien se echó a cuestas la ruda tarea de luchar con el gran campeón de las ideas liberales. Escribe poco después su famosa y popular novela El Periquillo, y he aquí parte del juicio que de ella y de su autor hace el conocido literato Ignacio M. Altamirano: “El Pensador dice, vivía en una época de fanatismo y de suspicacia en que cualquier arranque atrevido, cualquier idea de libertad, cualquier pensamiento de innovación, costaba caro. Era el tiempo todavía de los virreyes y de la Inquisición, y sin embargo su novela es una sátira terrible contra aquella sociedad atrasada e ignorante, contra aquel fanatismo, contra aquella esclavitud, contra aquella degradación del pueblo, contra aquella educación viciosa y enfermiza, contra aquellos vicios que hubieran consumido la savia de esta nación joven, si no hubiese venido a vigorizarla el sacudimiento de la revolución”. Acompañó en esta época al cura Hidalgo el distinguido patriota y sacerdote también, Francisco Severo Maldonado, que publicó en Guadalajara un periódico revolucionario cuando estuvo en esa ciudad el héroe. Después de consumada la Independencia publicó asimismo y sucesivamente El Pacto de Anáhuac y El Fanal del Imperio Mexicano, haciéndose notables varios artículos dados a luz en el primero de los referidos periódicos, por las ideas avan zadas que proclamaba, sobre todo, en lo referente al difícil y todavía hoy irresoluble problema del pauperismo, ideas que después se han visto calzadas con las respetables firmas de varios escritores eminentes de Europa. Aparece igualmente en este periodo como enérgico y decidido campeón de los principios democráticos el Payo del Rosario (D. Pablo Villavicencio), escritor liberal y patriota distinguido, sobre el que hay muy pocos datos, ignorándose hasta el lugar de su nacimiento, y en esa misma época, otro grande hombre que sirvió a la patria especialmente con su pluma, D. Andrés Quintana Roo, yucateco, publicaba El Ilustrador Americano, periódico de ideas muy avanzadas que se hacía circular burlando la vigilancia de las autoridades españolas. Quintana Roo, en unión del Dr. Cos y de otros patriotas distinguidos a cuya cabeza figura el gran Morelos, fue de los primeros que proclamaron la independencia absoluta de México, y como era natural, en aquella época de 14
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
lucha y lucha terrible, sufrió tremendas persecuciones que lo pusieron en el extremo de verse próximo a ser decapitado. Mientras tanto, y al restaurarse el trono español, después de la desocupación de España por el ejército francés provocó el tristemente célebre Fernando VII una verdadera reacción absolutista que alegró grandemente, como era natural, a las clases privilegiadas. Empero la opinión había sufrido cambios profundos, y a poco se vio estrechado a ceder a sus enemigos jurando la Constitución de 1812, cuyo restablecimiento en México se verificó oficialmente el 29 de Agosto de 1820. El elemento sacerdotal, que vio entonces sus antiguos fueros bastante menguados, obligado, además, como lo estaba, a respetar el derecho de patronato de antiguo concedido al rey, pensó seguramente, y con razón, que el único medio de salvar sus fueros del naufragio, era separarse en lo absoluto de la antigua metrópoli dirigiendo por sí mismo la revolución para volverla toda en su favor, como en efecto lo hizo. De esta manera, a la vez que se libraba de la maldecida Constitución de 1812, lograba asimismo y de un golpe, libertarse también, como en efecto sucedió, de ese derecho de patronato que le incomodaba Se hizo, pues, ya con toda facilidad la Independencia de México, y el 27 de Septiembre de 1821 entraba D. Agustín de Iturbide a la antigua Capital de la Nueva España y a la cabeza del Ejército de las Tres Garantías. Bueno es hacer notar de paso, que la primera de estas garantías estaba simbolizada en la palabra Religión, bastante vaga para que dentro de ella cupieran todas las antiguas y nuevas pretensiones del clero, que quería a todo trance evitar los efectos de los principios proclamados por las Cortes de Cádiz. A raíz de la consumación de la independencia brilla en todo su esplendor la romancesca figura del Dr. Fernando Teresa de Mier, luchador infatigable, cruelmente perseguido durante cerca de treinta años en América y en Europa, por todas las tiranías y por todos los tiranos. A consecuencia de un sermón predicado en México el 12 de Diciembre de 1794, con motivo de la festividad guadalupana, se le formó proceso y se le desterró a España por diez años, comenzando desde entonces su gloriosa carrera de persecuciones, sufrimientos y cárceles, la mayor parte de aquéllas a causa de la libertad de que era ferviente adorador. Republicano de corazón y de los primeros que pensaron introducción
15
en México en esa forma de gobierno para nuestro país, y a la vez muy profundo pensador fue un enemigo terrible del efímero imperio de Iturbide, a quien no quiso dar nunca el título de Majestad y para quien pidió la pena de muerte en el Congreso, cuando el jefe del Ejército de las Tres Garantías fue juzgado por esa corporación. Después de fracasado el ensayo de imperio en México, el ya citado patricio Andrés Quintana Roo emprendió la publicación del periódico El Fe deralista Mexicano en el que aunque con mucha mesura se proponían ideas y principios muy liberales, habiendo logrado su autor, dice un biógrafo, ser respetado por todos los partidos. Por este mismo tiempo, es decir, apenas consumada la Independencia, aparece en la liza del periodismo sosteniendo con verdadero ardor los principios democráticos, el sabio y profundo escritor D. José M. Luis Mora. Hecho verdaderamente notable es, que habiéndose este gran pensador ordenado de sacerdote en 1829, atacó con verdadera energía y gran acopio de incontrovertibles argumentos, intereses inveterados de la poderosa clase a que pertenecía. A él se debieron la Constitución del Estado de México, la Ley de Hacienda del mismo Estado, la de los Ayuntamientos y casi todos los decretos que entonces se promulgaron en aquella entidad federativa. Poco después, se ocupó en escribir su Catecismo Político de la Federación Mexicana y sus Discursos sobre la naturaleza y aplicación de las rentas y bienes eclesiásticos y algunos años más tarde publicó sus Obras sueltas colección de brillantísimos artículos en los que campean la más sana doctrina unida a la más inflexible lógica y una especie de videncia o don profético que sólo poseen las grandes inteligencias. En esas Obras sueltas, hay artículos como los dedicados a la libertad de Imprenta y el intitulado Funestos efectos de la empleomanía, por todo extremo notables y hasta podemos llamar soberbios, que hoy mismo honrarían a cualquier escritor de fama, nacional o extranjero. La síntesis de las ideas del Dr. Mora se encuentra en la advertencia preliminar de sus obras sueltas, de la cual copiamos un notable párrafo ya citado por el Sr. Sosa, uno de los biógrafos del eminente escritor. Dice así: “Para evitar disputas de palabras indefinidas, debo advertir desde luego, que por marcha política de progreso entiendo aquella que tiende a efectuar de una manera más 16
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
o menos rápida la ocupación de los bienes del clero, la abolición de los privilegios de esta clase y de la milicia, la difusión de la educación pública en las clases populares, absolutamente independiente del clero, la supresión de las órdenes monacales, la absoluta libertad de las opiniones, la igualdad de los extranjeros con los naturales en los derechos civiles y el establecimiento del jurado en las causas criminales. Por marcha de retroceso, entiendo aquella en que se pretende abolir lo poquísimo que se ha hecho en los ramos que constituyen la precedente. El statu quo, no tiene sino muy pocos partidarios, y con razón, pues cuando las causas están a medias, como en la actualidad están en México, es absolutamente imposible queden fijas en el estado que tienen”. En el año 1824 es electo diputado al primer Congreso Constituyente otro grande hombre, otro verdadero precursor de la Reforma, el Sr, D. Valentín Gómez Farías, jalisciense distinguido, y de quien se ocupará el primero de nuestros artículos biográficos. Desde el mismo año en que Gómez Farías fue electo diputado, dice el Sr. Sosa, fue también el más esforzado, el más ardiente y el más sincero defensor de las ideas liberales, así como su más incansable propagandista. Ya en 1833 su nombre era conocido en toda la República, al grado de que el voto popular lo llevó a la vicepresidencia de ésta, llegando a desempeñar, a consecuencia de los sucesos, la primera magistratura del país por cerca de un año. Los principios inquebrantables de este hombre no se desmintieron un solo momento, hasta su muerte, acaecida en el año 1858, habiendo tenido la gran satisfacción de jurar y firmar con carácter de Presidente del Congreso, la Constitución de 1857, que actualmente rige en nuestro país. En varios de los Estados recién constituidos entonces empezaron a cundir también con increíble rapidez las ideas liberales y de reforma, y uno de los primeros que, debido en gran parte a su gobernador constitucional, entró de lleno en esa vía, fue el extenso y poderoso Estado de Jalisco, gracias a los esfuerzos del ciudadano Prisciliano Sánchez. Cuando este notable gobernante fue electo diputado al primer Congreso Constitucional, tuvo ocasión de mostrar su energía y firmeza de principios, oponiéndose a la coronación de Iturbide. En 1822, en un opúsculo que publicó, presentó el proyecto de una Ley de Hacienda, la cual entrañaba reformas tan capitales que no pudieron introducción
17
hacerse efectivas sino muchos años después y hasta que se promulgó la Carta fundamental de 1857. Firmó la Constitución de 1824 y en 1825 fue electo primer Gobernador Constitucional del Estado de Jalisco; ya en ese puesto dedicóse con verdadero ardor a organizar los ramos de la administración y especialmente el de la instrucción pública e hizo efectivas en el Estado disposiciones que más adelante debían verse consignadas en las memorables Leyes de Reforma. Por poco tiempo, no obstante, pudo seguir prestando su valioso contingente al Estado que lo vio nacer, pues a fines de 1826 este virtuoso y honrado gobernante bajó al sepulcro, habiendo hecho, sin embargo, en el corto espacio que tuvo a su cargo la administración de Jalisco, lo que muchos otros no hacen en largos periodos de tiempo, durante los cuales son poseedores del poder. Zacatecas también contó con un preclaro ciudadano, el Sr. Francisco García, nacido en el referido Estado a fines de 1786. Figuró en el primer Congreso General por Zacatecas, lo fue en seguida del Constituyente y después fue electo Senador. Durante este tiempo se dio a conocer por sus altos dotes, sobre todo en el ramo de Hacienda, y a él se debió el sistema rentístico de la República, adoptado por el Congreso Constituyente. Durante solo un mes se encargó en la administración del General Guadalupe Victoria, de la Secretaría de Hacienda cuyo puesto obtuvo debido a un análisis que hizo de la Memoria presentada por su antecesor, análisis que el sabio Dr. Mora calificó de obra pasmosa de lógica, economía y estadística. Comprendiendo, sin embargo, que en el alto puesto en que se encontraba colocado, no podría llevar a cabo todas las reformas e innovaciones que creía necesarias, se separó luego de la Secretaría de Estado confiada a sus cuidados, y casi a la vez era electo Gobernador de su Estado natal. En ese elevado puesto se manejó con tal inteligencia, laboriosidad y honradez, que según opinión general no tiene quizá rival el Sr. García en la historia de los gobernantes mexicanos, y uno de sus biógrafos, al hablar de sus méritos, exclama: “¡Con razón se entristece el ánimo al establecer un paralelo entre el ilustre Gobernador de Zacatecas y los tiranuelos vulgares que han asaltado el poder tantas veces en nuestros desdichados pueblos!”. 18
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Varios otros gobernantes, en el periodo comprendido entre 1824 y 1856, merecen también por sus luces y por los principios que sustentaron, ser colocados entre los precursores de la reforma radical que se llevó a cabo en 1859; pero los estrechos límites en que necesariamente debe encerrarse este artículo, no nos permiten ir hablando de todos ellos y por eso nos conformamos con citar entre otros muchos, nombres tan ilustres como los de Plutarco González y Francisco Modesto de Olaguíbel, por ejemplo, dignos gobernantes ambos del Estado de México y decididos campeones del credo democrático. Pero es tiempo ya de que demos una ligera idea de conjunto de la situación de la República durante el mencionado periodo transcurrido desde la instalación del Congreso que decretó la Constitución de 1824, hasta la proclamación del Plan de Ayutla. Hemos indicado que el clero, huyendo de los efectos de la Constitución de 1812, se apoderó de la idea de independencia, confeccionó el Plan de Iguala y vio en la nueva actitud que había asumido, un medio de conjurar la tempestad que se cernía sobre la cabeza de todos los miembros de la casta. Fue de tal manera eficaz ese medio, que como también indicamos logró aquella hasta desligarse de toda clase de dependencias respecto del poder civil, declarando como lo hizo, que la nueva nación no había heredado el derecho de patronato de los monarcas españoles, necesitándose por lo mismo un arreglo expreso con el Pontífice para resolver cuestión tan importante, y de esta manera la clase sacerdotal ganó a todas luces con la Independencia. Para conseguir el derecho de patronato diéronse constantemente pasos infructuosos y mientras, la nueva nación pasaba por todos los regímenes posibles en el corto periodo de treinta y cuatro años, teniendo a la vez que sostener tres guerras extranjeras sin contar con la desgraciada de Texas. En una de esas guerras, la norteamericana, pudo verse hasta qué punto el clero cuidaba de sus riquezas, sobre todas las cosas, hasta el grado de importarle un ardite la misma independencia e integridad de la patria; pero en cambio la experiencia adquirida por el partido liberal en medio de aquel mare magnum en que las revueltas se sucedían unas a otras con pasmosa continuidad, así como la propagación de las ideas nuevas que día a día se iban fijando y concretando más y más, haciendo comprender a este partido la incompatibilidad cada vez más absoluta de los intereses introducción
19
que sostenía, con los del partido contrario, precipitó los acontecimientos y la causa determinante de ellos fue sin duda alguna la ominosa dictadura del General Antonio López de Santa-Anna. El conflicto se hizo entonces inevitable y puede decirse que toda la nación anhelaba un cambio completo y absoluto en el modo de ser político y social de México. Ese cambio, sin embargo, no lo hizo por lo pronto completo ni la revolución de Ayutla que sólo pudo prometer a la Nación la corrección de los abusos de la anterior dictadura y constituir al país conforme a los principios que proclamara una ley fundamental, ni aun la misma Constitución de 1857 creada en medio al espantoso choque de pasiones encontradas y a la agitación social consiguiente, y dejando quizá por esto pendientes puntos de tanta importancia como la libertad de cultos, después de una discusión memorable que honra a la tribuna mexicana y a los grandes oradores que tomaron parte en ese notabilísimo debate. La Constitución, es cierto, proclamó las más de las libertades de una manera franca y terminante: allí están consignadas la igualdad ante la ley y la libertad del individuo, la de enseñanza, la de asociación, la del trabajo, la de petición, la de la tribuna, la de la prensa (hoy incompleta sobre todo por el procedimiento), la de portación de armas, la de locomoción, y consignadas mil preciosas garantías como la de la supresión de toda clase de privilegios, la de la no retroactividad de las leyes, la que fija que la aplicación de las penas propiamente tales es exclusiva de la autoridad judicial, declarando además cuáles son los únicos medios coercitivos que a título de corrección disciplinaria, puede aplicar la autoridad política o administrativa, y otras muchas tan trascendentales como las anteriores. Todo esto constituye es cierto parte y muy importante de la reforma radical que se concluyó en 1859 y en 1860; pero faltaba como dijimos, la principal libertad, aquella que no se atrevieron a tocar los constituyentes, y que la famosa guerra llamada en nuestros anales patrios de los Tres Años, había de traer consigo: la libertad de conciencia con todas las que le están inmediata y directamente relacionadas. En Veracruz, entre truenos y rayos, cual nuevo Sinaí, el gobierno constitucional encabezado por el Sr. Juárez y formado por hombres como Ocampo y Miguel Lerdo de Tejada, declaró al fin la independencia de la Iglesia y el Estado, el matrimonio civil, la desamortización de los bienes del clero, la supre20
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
sión de las órdenes monásticas y del noviciado en las de religiosas, la libertad de cultos, la supresión del juramento para los actos oficiales, la prohibición del traje talar en los sacerdotes usado en público, la reglamentación del uso de las campanas en funciones religiosas y otras muchas medidas secundarias que venían a completar las anteriores. Ya desde antes de la expedición de la Carta fundamental de 1857, la Ley sobre Administración de Justicia, hecha célebre bajo el nombre de Ley Juárez, había restringido mucho los fueros militar y eclesiástico que quedaron al fin completamente suprimidos por la Constitución, la cual declaró que el fuero de guerra subsistía sólo para los delitos que tuvieran exacta conexión con la disciplina militar, y por último, el gobierno del Sr. Sebastián Lerdo de Tejada tuvo la gloria de elevar al rango de constitucionales, todas las principales Leyes de Reforma, declarando además en esas adiciones y su ley reglamentaria, que nadie podía contratar la pérdida o el irrevocable sacrificio de la libertad humana, ya fuera a título de educación, trabajo o voto religioso, ni autorizar convenios por los que se pacte la proscripción o el destierro, quedando por esto suprimidos de una vez todos los conventos aun los de monjas que habían conservado en parte las Leyes del 59. Después del triunfo del gobierno legítimo a consecuencia de la batalla de Calpulalpan, el partido clerical hizo el último esfuerzo sin resultado y fue solicitar la intervención europea y con especialidad la francesa. Tal intervención, lejos de ayudar a las miras de los clericales, acabó de desengañarlos por completo, y al contemplar el epílogo de su obra en el Cerro de las Campanas pudieron exclamar con el Dante: Lasciati ogni speranza, en lo que se refiere especialmente a la reconquista de los antiguos fueros y preeminencias de la clase sacerdotal. Como toda la época que media entre el Plan de Ayutla y el triunfo de las armas republicanas, triunfo que produjo la prisión y muerte del archiduque Maximiliano y sus tenientes, es una época brillante y llena de gloriosos episodios, natural es que en ella surgieran como surgieron hombres eminentes dignos de la gratitud de la patria y de la inmortalidad, cuyos rasgos biográficos si bien ligeros, nos proponemos dar a luz en este libro. ¡Lástima en que nuestras plumas no sean dignas de los héroes! Empero, supla la buena voluntad a nuestra insuficiencia y sírvanos de escusa el noble introducción
21
móvil que nos guía y que no es otro que mostrar a la presente generación mexicana, ejemplos dignos de imitación que fortalezcan y aumenten los sentimientos patrióticos, los primeros que deben existir en el corazón de todo buen ciudadano, los primeros que deben inspirarlo en los tiempos luctuosos de las desgracias de la patria, como también en las épocas de prosperidad, que deseamos sean continuas y sin interrupción para nuestro muy amado México. [Septiembre de 1890] emr
ValentÌn GÛmez FarÌas
1781-1858
Damos
a esta serie de biografías
por su base la supremacía eclesiástica en los
de liberales ilustres, con la del patriarca de
asuntos civiles. Él es uno de los iniciadores
la democracia en México; con la del primer
de nuestra Reforma y si bien antes que él
sostenedor inmortal de los principios her-
escribió el Dr. Mora acerca de ella, y aun
mosísimos que ahora constituyen nuestro
puede decirse que también Fernández de Li-
modo de ser político; con la de uno de los
zardi, asentando los principios que vinieron
más beneméritos ciudadanos y más gran-
a promulgarse en 1859 por D. Miguel Lerdo
des patriotas que ilustran las páginas de
de Tejada, consta que Gómez Farías indujo
nuestra historia; con la del venerable D.
al Dr. Mora a expresar su parecer contra las
Valentín Gómez Farías, en suma, cuya lar-
grandes ventajas adquiridas por el alto cle-
ga y preciosa existencia estuvo consagrada,
ro sobre los legítimos derechos de la nación,
íntegra, a la obra de la redención moral del
considerándolos como un monumento de
pueblo mexicano, como corolario de la in-
oprobio y degradación para la República.
comienzo
dependencia ya lograda tras once años de
Precursor y vidente de la Reforma, Gó-
portentosa lucha. Gómez Farías fue no sólo
mez Farías amolda su conducta a un pro-
un antecesor de la Reforma, un profeta, un
grama inflexible, del que no se separa un
iluminado de la libertad, sino el primero que
ápice, cual si tuviese la plena convicción del
con una osadía de inteligencia y un valor
triunfo ulterior de sus ideas y la concien-
cívico verdaderamente asombroso y digno
cia íntima de que su nombre llegaría a ser
de eterna remembranza, retó al poder cuasi
el primero en el índice perdurable de los re-
omnímodo entonces del clero y puso a raya
formadores mexicanos. La exaltación de sus
sus temerarias pretensiones, ejecutando las
conceptos y su dignísima intransigencia en
atrevidas leyes del Congreso de 1833, que
cuestiones fundamentales de organización
pueden considerarse las primeras que en
política, le aquistaron el apodo de Gómez
México tendieron abiertamente a destruir
Furias; pero este alias, mote o sobreapellido
˜ 25 ˜
26
que le pusieron los sayones del clero y de
cor de las clases acomodadas; el único que se
la opresión, los iturbidistas rezagados y los
erguía en defensa de los intereses verdade-
santannistas a la orden del día, es hoy para la
ros de la República, de la igualdad humana,
santa memoria del mancillado patricio, un
de la ilustración, del progreso; el único que
título más a nuestra gratitud y admiración.
tenía valor para hablar de libertad y demo-
Apenas puede concebirse hoy el conjunto de
cracia a un pueblo dominado por todas las
obstáculos y resistencias que tuvo que ven-
tiranías, inclusive la de la conciencia; el úni-
cer el partido progresista, guiado por Gómez
co, finalmente, cuyas miradas alcanzaban
Farías, para operar la inmensa transforma-
a leer el libro del porvenir y que presentía
ción que ha tenido lugar en nuestra socie-
el advenimiento de los buenos principios y
dad de la independencia acá, modificando
la futura grandeza de su patria. Por eso le
profundamente las ideas, las leyes y las cos-
damos el primer lugar en esta obra destina-
tumbres. Los focos de luz eléctrica que ilu-
da a vulgarizar la historia de la Reforma en
minan nuestras vías públicas, distan menos
México, por medio de las biografías de los
como mejora materias del mísero alumbra-
varones ilustres que coadyuvaron a su labo-
do de aceite de principios del siglo, que la ac-
riosa realización y a su brillante y definitivo
tual organización de la República de la que
triunfo.
tenía hace sesenta y tantos años, cuando
D. Valentín Gómez Farías nació en Gua-
principió a figurar Gómez Farías. Viose obli-
dalajara el 14 de Febrero de 1781, siendo sus
gado a combatir contra poderosísimos ene-
padres el Sr. D. Lugardo de la Vera, natural
migo, contra instituciones que se reputaban
de la misma ciudad, y la Sra. Da Josefa Fa-
inviolables, contra los intereses seculares de
rías, oriunda del Saltillo. Poco o nada sabe-
las clases privilegiadas, contra el fanatismo
mos de su niñez y adolescencia, sino que su
y la ignorancia, contra vicios inveterados,
carrera literaria fue brillantísima, que adop-
contra un cúmulo, en fin, de absurdos y de
tó la profesión de médico, que sustentó un
crímenes, apoyado en la tradición histórica
lúcido examen asombrando a sus sinodales,
de la Colonia y en el credo filosófico de los
que para poder estudiar francés tuvo que
discípulos de Loyola. Figurémonos ahora
hacerlo secretamente y que su nombre que-
a Gómez Farías en medio de aquella socie-
dó inscrito desde entonces en los registros
dad oscurantista y atrasada, en medio de
de la Inquisición. Mostró desde muy joven
aquel caos de falsos principios, de apócrifa
los más vehementes deseos de cultivar sus
cultura, de intereses bastardos, y compren-
facultades intelectuales en todos aquellos
deremos bien el encono y la ira de los sena-
estudios y ejercicios que pudieran ponerle
dores que pidieron en 1835 se desconociera
en aptitud de consagrarse al servicio de su
su autoridad, por haberse hecho por sus obras
patria en los asuntos públicos. Recibido de
objeto individual del odio público. Tenía que ser
médico, obtuvo primero algunas cátedras
el objeto individual, porque era el único que
en la Universidad y después pasó a la ciudad
osaba desafiar la cólera de la Iglesia y el ren-
de Aguascalientes, donde fue electo dipu-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
tado a las Cortes españolas. Consumábase
en contraste con él la adhesión de los ricos,
por aquellos días la independencia de Méxi-
los aristócratas y los militares, para cuyo fin
co, y quien estaba resuelto a consagrar su
se rehusó a tomar posesión desde luego de la
vida a la patria, no podía permanecer extra-
presidencia.
ño a sucesos de que dependía la autonomía
El 1o de Abril de 1833 prestó Gómez Fa-
de ella; así es que levantó a sus expensas un
rías el juramento de ley ante el Congreso
batallón y sacrificó sus bienes particulares
y pronunció un breve y sencillo discurso,
para sostenerlo. Diputado luego al primer
ofreciendo remediar los males originados en
congreso nacional, firmó en unión de otros
prolongadas revueltas políticas e introducir
cuarenta y seis representantes la proposi-
criterio y orden en todos loe ramos de la ad-
ción para que Iturbide fuera electo empera-
ministración, que hasta entonces caminaba
dor, solución política que algunos creyeron
en medio de la mayor confusión y desqui-
entonces, aunque equivocadamente, capaz
ciamiento. Serían, respetados los derechos
de consolidar el orden y la tranquilidad; pero
del hombre y del ciudadano al amparo del
tan luego como Iturbide principió a querer
nuevo gobierno; se distribuiría con equidad
sostenerse por medio del terror, lo comba-
la justicia; no había excepciones en el pago
tió Gómez Farías pidiendo la disolución del
de los impuestos; los militares jamás serían
Congreso y protestando contra la arbitraria
empleados en ocupaciones infames; el ase-
prisión de algunos de sus miembros, orde-
sinato no sería premiado; el artesano no
nada por el autócrata. Influyó después ac-
sufriría las vejaciones de una execrable y ri-
tivamente en la elección de D. Guadalupe
dícula aristocracia, etc., etc. Estas promesas
Victoria para presidente de la República y en
halagadoras proferidas por el presidente de
la de D. Manuel Gómez Pedraza, quien por
la Cámara de Diputados, D. Juan Rodríguez
tal motivo le confirió la cartera de Hacienda
Puebla, en contestación a Gómez Farías,
y le ayudó a ser electo a su vez para el cargo
resumían en parte el programa que éste se
de vicepresidente.
proponía desarrollar, por medio de un siste-
Fue él quien movió en el Estado de Zaca-
ma gradual de reformas siempre progresivas
tecas, del cual era vicegobernador, todos los
y cuya marcha no pudiera perturbarse, una
resortes para decidir el destronamiento de
vez emprendida.
Bustamante, y como contaba con el apoyo
El interinato de Gómez Farías fue de
del partido yorkino o liberal, Santa-Anna,
corta duración, pero fecundo en aconteci-
envidioso y buscando oportunidad de nuli-
mientos que hacen época en los anales de
ficarle, le aceptó como vicepresidente para
las ideas reformistas. Dice D. Carlos María
el periodo en que él ejercería la suprema ma-
de Bustamante con su acostumbrada im-
gistratura. Proponíase Santa-Anna, además,
pertinencia, que entendiéndose por el clero
conocidos como eran los antecedentes de
la persecución que se preparaba a la Iglesia,
Gómez Farías por su intachable conducta de
se notó un fervor extraordinario en aquella
jefe de los exaltados por el progreso, ganarse
Semana Santa, pues coincidió ciertamente valentín gómez farías
29
30
la gran solemnidad del catolicismo con la
apacentarlas; se les reprochaba su avaricia,
torna de posesión de Gómez Farías, como
la desmesurada autoridad de que gozaban y
para que se viesen bien la cara quienes iban
la infamia de lanzar anatemas sobre los pue-
a luchar por contrarios intereses. El sába-
blos que no creían en la ilimitada autoridad
do de gloria apareció un impreso lleno de
del Papa; se dieron instrucciones al enviado
injurias contra el vicepresidente, que por
mexicano en Roma para que solicitara la re-
supuesto acentuó desde luego la conducta
ducción de los días festivos; recibió enorme
que se proponía seguir respecto de las cla-
publicidad el remitido de una monja que pe-
ses privilegiadas: sostuvo con audacia el
día permiso para abandonar el claustro; se
principio de que el poder civil es superior al
dispuso que todos los rescriptos pontificios
militar, procuró a todo trance aniquilar la
para ser válidos debían traer el visto bueno
influencia del clero, impulsó la educación
del ministro de México en Roma; en Vera-
pública, se esforzó por conservar la inte-
cruz y otros Estados se expidieron decretos
gridad nacional en la luctuosa cuestión de
disponiendo la ocupación de los bienes de
Texas y trabajó noblemente contra la pena
comunidades religiosas y suprimiendo los
de muerte por delitos políticos. Pocas veces
conventos; se volvió a tratar de que saliesen
se ha visto en México actividad semejante:
del país los españoles, con excepciones en
no celebró una sola sesión el Congreso en
favor de los que tuvieran hijos mexicanos
que no se hicieran una o más proposiciones
o hubieran prestado servicios a la nación, y
de trascendental importancia; se decretó
se llevaron a efecto otras muchas medidas
que no se concedieran grados, empleos, ni
por el estilo, enderezadas a destruir el poder
ninguna clase de distinción a los que pelea-
del clero y afianzar el predominio del ele-
ran en disensiones domésticas: se juzgó a
mento civil en los negocios públicos. Diez
los ministros de D. Anastasio Bustamante;
meses solamente dispuso Gómez Farías del
se celebraron suntuosas honras fúnebres al
gobierno para lograr tantos cambios en las
General D. Vicente Guerrero, depositándose
costumbres y las ideas de una sociedad habi-
sus cenizas en una urna de plata y siendo con-
tuada a la gazmoñería, al sable, la cogulla y
ducidas de Cuilapa a Oaxaca en una carro-
la vara del cacique: se vio rodeado de revolu-
za enlutada: se nulificó el nombramiento
cionarios y descontentos, sin dinero, objeto
de canónigos de la iglesia de Yucatán y del
de todo linaje de vilipendios, con la sorda
obispo de aquella diócesis, negándosele el
hostilidad del ejército y la franca inquina de
pase a las bulas que de Roma había recibido;
los frailes y los ricos; pero no sintió debili-
comenzaron a ser vigilados los sacerdotes
tarse un solo instante su energía indomable,
aun en su conducta particular; fueron ata-
antes bien con el peligro y las dificultades se
cados los cánones llamándoles falsedades y
enardeció la virilidad de su carácter y cobró
máximas absurdas de siglos cíe ignorancia;
nuevos ánimos para proseguir su obra de
los sacerdotes eran calificados de extranje-
regeneración. Conmovida tan hondamente
ros, de lobos que devoraban las ovejas sin
la República por reformas de tal magnitud,
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
no se hizo esperar la borrasca y Santa-Anna
y el colegio de Santos; ocupados los bienes
creyó necesaria su presencia en el poder, que
de algunas fundaciones religiosas; desterra-
tomó de Gómez Farías el 16 de Mayo, para
do el Obispo de Puebla y llevadas a término
devolvérselo, convencido de que nada podía
otras disposiciones análogas. Gómez Farías
arreglar, el 5 de Junio del mismo año. El gol-
quiso seguir como norma el separar lon in-
pe asestado a los privilegios, no sólo disgus-
tereses de la Iglesia de los del Gobierno, que
tó al partido conservador, sino a muchos li-
suponía capaz de sostenerse sin el auxilio de
berales, que aunque estimaban las reformas
aquélla; quiso también que el gobierno a su
útiles y necesarias creían que no era todavía
vez no interviniese en lo referente a la con-
tiempo de emprenderlas, por lo que fue cre-
ciencia y al dogma, y que la educación de la
ciendo la exaltación general hasta que esta-
juventud estuviera a cargo de las autorida-
lló en Morelia un pronunciamiento acaudi-
des civiles. Dictó algunas otras disposiciones
llado por el coronel Escalada, cundiendo en
administrativas, todas conducentes al me-
el acto la revolución por diversas comarcas
jor servicio público, y concluida la campaña
de la República: pronunciadas también la
del interior sobre los principales jefes de la
guarnición y la policía de la Capital, ataca-
revolución que sostenía los fueros, entregó
ron el 7 de Junio por el cuartel que ocupaban
en Octubre el mando a Santa-Anna, dejando
hacia el Sur, la residencia, de Gómez Farías,
incompleto el desarrollo de sus patrióticos,
que se defendió con 60 cívicos mandados
sabios y bien meditados planes.
por el Gral. D. Juan Pablo Anaya. El vice-
En Diciembre del mismo año, con pre-
presidente se puso a la cabeza de su puñado
texto de sus enfermedades, se retiró San-
de valientes y concluyó el combate con la
ta-Anna a su hacienda de Manga de Clavo,
toma del cuartel y la prisión de muchos su-
dejando de nuevo el poder en manos de
blevados. Tomó entonces Gómez Farías las
Gómez Farías; pero estaba ya para éste
más enérgicas medidas para reprimir la se-
tan amenazador el horizonte político, que
dición, levantando tropas, arbitrándose re-
aceptó como ministro de Relaciones a D.
cursos y declarando la Capital en estado de
Francisco Lombardo. Vino luego el Plan de
sitio, hasta que el 18 de Junio volvió a encar-
Ecatzingo en que se trataba de coronar a un
garse Santa-Anna del Gobierno. Entre otras
descendiente de Moctezuma, expeler a los
reformas realizadas por Gómez Farías en su
extranjeros y suscitar una horrorosa guerra
nuevo brevísimo periodo, citaremos algu-
de castas; Santa-Anna, instigado por los
nas: quedó retirada la obligación civil para
enemigos de Gómez Farías, que le brinda-
el pago de diezmos y la coacción en los vo-
ban con el mando absoluto, apartó a Gómez
tos monásticos; fueron suspendidos los
Farías del puesto y lo tomó él cuando ya en
efectos de las ventas y otras transacciones
muchos lugares aparecían actas contra las
hechas con bienes eclesiásticos sin consen-
Leyes de Reforma y proclamas reaccionarias.
timiento del Gobierno; secularizadas las mi-
Gómez Farías se dejó arrebatar el mando por
siones; suprimida la Universidad de México
Santa-Anna, en vez de anonadarlo como lo valentín gómez farías
31
32
hubiera podido hacer, para que no se le cre-
do personaje, clérigo, llamado el Dr. Guerra,
yera ambicioso y se le achacara que obraba
le ofreció medio millón de pesos para que
anticonstitucionalmente, error que aunque
pudiera mantener a su familia durante el os-
quiso remediar en 1840, retardó el plantea-
tracismo, poro él rehusó la oferta y vendió
miento de las reformas por él iniciadas.
su biblioteca al Gobierno de Zacatecas y la
Gómez Farías fue destituido de la vice-
bajilla de plata que le quedaba de lo mucho
presidencia, siendo reemplazado por el Gral.
que había ganado en el ejercicio de su pro-
Barragán y salió expatriado para Nueva Or-
fesión. Una vez en los Estados Unidos, los
leans, con cuyo motivo el periódico de D.
separatistas de Texas le hicieron propuestas
Carlos Bustamante estampó el 9 de Sep-
para que apoyase la escisión, y no sólo las
tiembre las siguientes injurias que forman
rechazó indignado, sino que se opuso siem-
el mejor panegírico del caudillo demócrata:
pre a la desmembración del territorio nacio-
“Ayer ha salido, por fin, de esta capital el
nal. Estaba en Nueva Orleans Gómez Farías,
execrable Farías, abrumado con las impre-
cuando llegó allí como prisionero hecho en
caciones más justas de toda una ciudad, la
San Jacinto con otros muchos, el Gral. San-
primera del nuevo mundo de Colon, sobre
ta-Anna, para quien tenía más bien motivos
la que pesaron inmediatamente sus terri-
de resentimiento que de gratitud, y sin em-
bles desafueros… Gómez Farías atrajo cual
bargo, le acogió bajo su techo y compartió
ominoso cometa… el cólera y la miseria,
con él y los demás deportados, sin distinción
la inmoralidad y la tiranía; el espionaje y la
de jerarquías ni personas, sus escasos recur-
traición; la ignominia y el sacrilegio; la exal-
sos, logrando, además, salvar de la esclavi-
tación de los delincuentes y la depresión de
tud a la clase de tropa mexicana aprehendida
los honrados; el triunfo de la canalla soez y el
también en San Jacinto. Regresó a la Repú-
abatimiento de la porción escogida; el terror
blica en 1838, siendo recibido en Veracruz
y el luto de las familias; las proscripciones,
por sus partidarios con grandes muestras de
el llanto, la muerte bajo mil y más formas
regocijo y entusiasmo, y entró en la Capital
horrorosas... Fernando VII se avergonzó de
la tarde del 19 de Febrero, acompañándole
ver que en sus antiguas colonias se produjo
multitud de gente, en coche, a caballo y a
y fue elevado un monstruo que le excediera
pie, desde la garita de San Lázaro hasta la
en escándalos y terrorismo, y descendió al
casa donde se alojó; pero a consecuencia de
sepulcro satisfecho de que ya no era necesa-
sus esfuerzos en favor del sistema federal,
ria su presencia sobre la faz de la tierra para
fue arrestado en Santo Domingo, reducido a
afligir a la humanidad...”. Cuando se supo
prisión y encausado, junto con D. Francisco
en México la llegada a Nueva Orleans del
Modesto de Olaguíbel, D. José María Alpu-
prohombre federalista, el júbilo de los cen-
che y otras personas de la misma comunión
tralistas llegó a su colmo y respiraron como
política. El pueblo amotinado le sacó de la
si se les hubiera quitado de encima el mayor
prisión obligando a Bustamante a nombrar
peso imaginable. Un compadre del desterra-
un ministerio liberal que sólo duró tres días.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Más tarde el 15 de Julio de 1840, el Gral. D.
te y vicepresidente de la República, resul-
José Urrea y Gómez Farías acaudillaron un
tó electo Santa-Anna para el primer cargo
movimiento federalista, apoderándose del
y para el segundo Gómez Farías, quien al
palacio nacional y arrestando al Presidente
prestar el juramento el 24 de Diciembre de
cuya vida estuvo en peligro. Si Gómez Fa-
1844, expresó en su alocución inaugural, su
rías hubiera sido cruel y sanguinario como
patriótica resolución de proseguir la campa-
le pintaban sus enemigos, habría fusilado
ña hasta libertar el territorio nacional de la
sin duda a Bustamante; mas su clemencia
presencia de los invasores norteamericanos.
hizo fracasar la tentativa revolucionaria, y
En bien aciagas circunstancias volvía al
habiendo capitulado los sublevados, se di-
poder el infatigable repúblico jalisciense: la
rigió a Nueva York y luego a Yucatán, co-
nación en bancarrota, el ejército extranjero
marca que había proclamado la federación;
estrechando su círculo por el norte y el orien-
permaneció allí dos años oponiéndose a los
te: las clases aristocráticas como siempre re-
proyectos separatistas de los peninsulares,
hacias a secundar los proyectos beneficiosos
que trataban de segregarse de la República.
a la patria: la más desconsoladora disensión
Dirigióse en seguida a Nueva Orleans, don-
entre los principales generales mexicanos, y
de a la caída de Santa-Anna en 1845, recibió
dificultades, rencores, odios, miseria, opro-
a varios comisionados que le invitaron a re-
bio y obstáculos por todas partes: he aquí la
gresar a México, siendo nombrado senador
lúgubre decoración del escenario en que iba
por el presidente Herrera, aunque sus opi-
a figurar de nueva cuenta el inmaculado pa-
niones respecto de la guerra con los Esta-
ladín de la democracia. Las masas populares
dos Unidos no estaban de acuerdo con las
recibieron con regocijo su nombramiento y
de este general, pues él pensaba que debía
le vitorearon y aclamaron como a un ídolo,
continuarse a todo trance la resistencia. Se
presentándosele también espontáneamente
abstuvo de toda participación en los asun-
a ofrecerle sus servicios algunos cuerpos de
tos públicos durante el vergonzoso periodo
Guardia Nacional.
en que gobernó Paredes; fue encausado por
La primera medida del gobierno de Gó-
su adhesión al Plan de Jalisco que llamaba
mez Farías consistió en un decreto del Con-
a Santa-Anna como único capaz de salvar
greso, autorizando al ejecutivo para propor-
la situación del país; le acompañó en su en-
cionarse hasta quince millones de pesos, con
trada en la capital llevando a su derecha la
que atender a los gastos de la guerra, pu-
Constitución de 1824; ocupó el ministerio
diendo hipotecar y vender en subasta públi-
de Hacienda durante la breve y transitoria
ca bienes de manos muertas. La grita de los
administración de Salas; amagó a las clases
clericales fue destempladísima con motivo
ricas con el objeto de obligarlas a contribuir
de esta ley salvadora de los intereses nacio-
para los gastos de la guerra si no lo hacían
nales, y hubo necesidad de que los eclesiás-
voluntariamente; y hecha en el Congreso
ticos fueran vigilados para que no trataran
por diputaciones la elección para presiden-
cuestiones políticas en el púlpito. Irritado el valentín gómez farías
33
34
clero por las medidas que desde el principio
pecuniarias del gobierno, hicieron por fin
de su administración dictara Gómez Farías,
estallar un pronunciamiento encabezado
y principalmente por la ley de manos muer-
por el Gral. D. Matías de la Peña Barragán,
tas, apeló a sus acostumbrados anatemas y
a los gritos de “mueran los puros” “muera
excomuniones. Cerráronse la catedral y al-
D. Valentín Gómez Farías”, el 26 de Febre-
gunos otros templos, la cátedra de San Pe-
ro de 1847. Fue nombrado jefe de las tropas
dro resonó con invectivas y dicterios contra
del Gobierno el Gral. D. Valentín Canalizo,
el partido dominante y hubo algunos moti-
que expidió una enérgica proclama, censu-
nes de carácter religioso, severamente repri-
rando acremente el ningún patriotismo y
midos por la autoridad. Nada inusitado eje-
la traición de los sublevados. En Mazatlán
cutaba, sin embargo, el gobierno de Gómez
hubo otro movimiento sedicioso, y Oaxaca,
Farías, pues desde el Enero de Castilla hasta
Yucatán, Puebla, Zacatecas y diversos Esta-
la legislación entonces vigente en España y
dos, ora envueltos en disensiones interiores,
también en México, estaba reconocida la
ora poco dispuestos a ayudar al Gobierno,
autoridad del soberano sobre los bienes ecle-
se sustraían en realidad al cumplimiento de
siásticos. Otro incidente ocurrido por esos
sus más sagrados deberes; y como ningún
días vino a poner más de manifiesto el poco
capitalista quería hacer negocios con los bie-
patriotismo de las clases altas de la sociedad
nes del clero, eran cada vez mayores los
de aquella época: el alzamiento de un cuer-
apuros y se autorizó a Gómez Farías para
po formado de médicos, abogados, almace-
procurarse de cualquier modo 5 millones de
nistas y otros sujetos de buena posición so-
pesos. Por su parte los invasores se aprove-
cial, con el pretexto de que era injusto hacer
chaban de la desmoralización del país y no
salir a campaña a personas acomodadas, que
perdían tiempo; el Gral. Valencia se hallaba
en la capital dejarían sus familias expuestas
disgustado con el Gobierno; los hombres se
a contratiempos y escaseces, La disculpa
escondían temiendo que se les obligase a to-
era antipatriótica y fútil ante el gravísimo
mar parte en la cosa pública; muchos pro-
peligro que amenazaba a la República: no
pietarios para asegurar sus bienes deseaban
existía alta fuerza de línea, muchos batallo-
el triunfo de los invasores; Durango pedía la
nes estaban formados de gente colecticia y
revocación de la ley de manos muertas; Za-
muerta de hambre, y la defensa nacional y
catecas solicitaba que se llevase a efecto; y
la justicia de la causa de México, autoriza-
entre tanto, el Congreso se ocupaba en dis-
ban la movilización de los cuerpos de cívi-
cutir si sería conveniente declarar a Celaya
cos. ¡Da vergüenza la conducta del clero y la
capital de la República.
aristocracia enfrente de tanta calamidad y
Suspendidas las hostilidades intestinas
tanto infortunio! El egoísmo de los clérigos
en la Capital, a consecuencia de un armis-
y los ricos, los manejos de los moderados, y la
ticio propuesto por Gómez Farías, al saber
impasibilidad con que el Congreso general,
que los norteamericanos bombardeaban a
en completa anarquía, vio las dificultades
Veracruz, no aceptaron la tregua los polkos,
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
que contestaron con recriminaciones al Vi-
volver al seno de la madre naturaleza, tuvo
cepresidente, y sólo se logró la suspensión,
la satisfacción de ver por fin triunfantes sus
merced a la influencia de varios sujetos de
ideas y de firmar primero que nadie el código
respetabilidad. El 21 de Febrero terminó la
imperecedero de 57. Apenas triunfó el Plan
revolución y se encargó Santa-Anna de la
de Ayutla, concurrió a Cuernavaca a formar
presidencia, retirándose del Gobierno el
parte de la Junta de representantes reunida
eminentísimo jalisciense, como se le llama
en esa ciudad el 4 de Agosto de 1855, sien-
varias veces en el México a través de los siglos.
do electo presidente de dicha junta, como
Se inculpa a Gómez Farías su falta de pa-
lo fue después del congreso nacional consti-
triotismo porque no cedió ante el clamor
tuyente, en el solemne acto del juramento
público originado por la ley de manos muer-
de la Carta Magna de la República. He aquí
tas, pero lejos de tener algún fundamento la
lo que dice el Sr. Zarco a este respecto: “El
inculpación, es necesario aplaudir la digni-
Sr. D. Valentín Gómez Farías, presidente del
dad y valentía con que arrostró las dificilísi-
Congreso, conducido por varios diputados
mas circunstancias que le tocaron en suerte,
y arrodillado delante del Evangelio, juró en
agotado el erario, relajados los resortes de la
seguida. Hubo un momento de emoción
autoridad, con un puñado de hombres del
profunda al ver al venerable anciano, al pa-
pueblo, luchando contra las más poderosas
triarca de la libertad de México, prestando el
e influyentes clases de la sociedad y sin el
apoyo moral de su nombre y de su gloria al
auxilio siquiera del Congreso ni el apoyo
nuevo código político.
moral de nadie. En ninguna otra época de su
Poco más de un año después, el 5 de Ju-
vida se muestra Gómez Farías más grande
lio de 1858, murió en la Capital de la Re-
y admirable que durante los borrascosos y
pública el egregio ciudadano, asistido por su
aciagos días de su segunda administración,
hija doña Ignacia Gómez Farías de Huink;
y no por haber fracasado de nuevo en sus
y el clero, que no había podido arrancar al
proyectos reformistas desmayó en la prose-
moribundo una retractación, le negó des-
cusión de su obra: pasó a ocupar su sitio en
pués del fallecimiento unos palmos de
el Congreso, y al retirarse éste a Querétaro
tierra para dormir el sueño eterno. Enton-
se presentó en el santuario de las leyes y se
ces su citada hija dispuso que se sepultase
opuso con denuedo a transigir en la inicua
el cadáver en la huerta de su modesta casa
guerra que nos hacían los norteamericanos.
de Mixcoac, donde en un sencillo sarcófago
Ni las tempestades políticas, ni los desen-
reposa el ilustre y abnegado patriota, junto
gaños, ni la edad habían logrado abatirle:
a su dignísima consorte, a la que amó toda
él, como Ocampo más tarde, pudo también
la vida con entrañable cariño. Concurrieron
decir: me quiebro, pero no me doblo. Fue pos-
a su entierro muchas personas de diversas
tulado en 1850 para Presidente de la Repú-
opiniones políticas, gran número de extran-
blica y también candidato para regidor del
jeros, entre ellos el ministro de los Estados
Ayuntamiento de la Capital; mas antes de
Unidos, varios cónsules y multitud de artevalentín gómez farías
35
36
sanos, disputándose los alumnos del colegio
como médico sirvió lealmente a la sociedad,
de Minería el honor de cargar el féretro.
como político sacrificaba sus deseos mejor
Tal fue a grandes rasgos la acrisolada
que barrenar las leyes, y como patriota es-
y ejemplar existencia del hombre que por
tuvo antes por la muerte que por el desho-
unánime acuerdo ha merecido el dictado de
nor. El más cumplido elogio de este hombre
Patriarca de la Reforma en México. La his-
singular y benemérito, lo hace el Dr. Mora
toria imparcial y la posteridad justiciera le
en cuatro palabras: “Nada hubo de personal
reconocen sus relevantes virtudes cívicas, su
en ese generoso esfuerzo, nada que no pue-
gran talento, su indomable energía, las raras
da ponerse a la vista del público, o de que
cualidades morales de su carácter y su adhe-
Gómez Farías deba avergonzarse: investido
sión incondicional y absoluta a los principios
del peligroso poder dictatorial y en la tor-
democráticos de que fue el más ardoroso y
menta más deshecha, él salió con las manos
esforzado campeón, durante cuarenta años
vacías de dinero y limpias de la sangre de
de perpetua lucha con los adversarios de la
sus conciudadanos”. Análogos y parecidos
libertad. Enemigo del rigor y de la pena de
elogios le hacen los Sres. Vigil y Olavarría en
muerte, nunca apeló a medidas extremas
la monumental obra de México a través de los
y violentas para realizar sus propósitos, ni
siglos, el Sr. Rivera Carabas en sus Gobernan
aun en las más peligrosas circunstancias,
tes de México, D. Emilio del Castillo Negrete
que afrontó siempre con notable valor per-
en la Galería de oradores de México en el siglo
sonal, inconmovible fe en su causa y recta y
xix,
nunca desmentida perseverancia. Austero
de mexicanos distinguidos (libros consultados
y rígido, jamás los honores ni la ambición
para escribir esta mal pergeñada reseña); y
de mando y de riquezas, lograron torcer la
en general cuantos han tenido que ocuparse
línea inflexible de su conducta pública y pri-
en la consideración de nuestras luchas por la
vada, sin que diese tampoco señales de dis-
democracia, forzados se han visto a tributar
gusto al pasar de un puesto elevado a otros
a Gómez Farías el mayor homenaje de res-
de menor jerarquía. Con excepción de la
peto y admiración a que pueda ser acreedor
Administración General de Correos, que
un hombre que consagra su vida a la Patria
por empeño del Sr. general D. Juan Álvarez
y a la Libertad.
el Sr. D. Francisco Sosa en sus Biografías
se vio obligado a aceptar, y que renunció
Como si no bastasen las grandes cuali-
luego que el caudillo del Sur se retiró del
dades morales de Gómez Farías y sus inmen-
poder, nunca quiso desempeñar encargos
sos servicios a la noble causa del pueblo
que no fuesen de elección popular; y dota-
para conquistarle envidiable renombre, to-
do de una probidad proverbial, le indigna-
davía tiene otros méritos que por sí solos
ban el agio, el peculado, el despilfarro y las
rodean su augusta frente con la aureola de
ilícitas aspiraciones de fausto y esplendor.
la inmortalidad. En medio de los tormen-
Hombre de moralidad a toda prueba como
tosos sucesos que forman la historia de sus
particular, siempre mostró su desinterés;
dos periodos de suprema magistratura, no
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
se olvidó, a la vez que atendía a las graves
ideas filosóficas y políticas, es lícito decir
cuestiones políticas, de impulsar vigorosa-
que también logró presenciar el juicio de
mente el importantísimo ramo de la ins-
la posteridad sobre sus acciones. He aquí
trucción pública; pudiéndose citar, entre sus
cómo se expresa el Sr. Rivera Cambas al
mayores blasones en este sentido, el hecho
resumir, en la obra antes citada, la vida del
de haber excluido al clero de la enseñanza y
egregio campeón republicano: “Logrados
el de haber fundado la Escuela de Medicina
sus deseos de ver planteadas las reformas
de esta Capital, que tanto ha contribuido a
que habían sido sus más bellas esperanzas,
levantar el nombre de México en las nacio-
ya no le quedaba más que esperar tranqui-
nes extranjeras.
lo el descanso eterno, satisfecho de haber
Cuando en 1833, según queda ya narrado,
dejado al partido progresista el símbolo de
le condujo el sufragio popular a la vicepre-
sus ideas y la fuente de donde brotaba la
sidencia de la República y el curso de los
legalidad”. El Sr. Sosa concluye con estas
acontecimientos le obligó a empuñar las
palabras la biografía del preclaro estadista:
riendas del gobierno, el cólera y la guerra ci-
“Él era austero como Sócrates; no tuvo
vil asolaban la nación: su magnanimidad y
nunca ambición personal, y para hacer
filantropía le hicieron dictar con febril acti-
triunfar sus ideas jamás apeló a derramar
vidad multitud de medidas sanitarias, com-
la sangre de sus hermanos. Su nombre, ro-
batiendo al mismo tiempo los estragos de la
deado de la doble aureola de la honradez y
terrible epidemia y los indignos pronuncia-
del patriotismo más puro, será un título
mientos de los conservadores.
de gloria para México”. El popular poeta
La virilidad y energía de su carácter re-
y gran partidario de la libertad D. Guiller-
saltan de todos y cada uno de sus actos pú-
mo Prieto, consagra la siguiente nota en
blicos, y el valor personal de que también
su historia de México al acto del juramen-
estaba dotado por la naturaleza, quedó
to de la Constitución por nuestro héroe:
plenamente demostrado cuando con una
“El Sr. Farías se presentó en la Cámara casi
parte de la Guardia Nacional, el batallón de
moribundo y llevado en peso por sus dos
Granaderos que mandaba el Gral. Rangel
hijos, Benito y Fermín. La Cámara se puso
y gente recogida de leva, resistió, hasta so-
en pie, y animado y erguido el patriarca de
focarlo, el motín de las personas decentes
la libertad, prestó el juramento en medio
y acomodadas que en número de 3,300 se
del frenesí del entusiasmo”. Como se ve,
pronunciaron en la Profesa, San Hipólito
patentes quedan la conformidad y acuer-
y San Fernando, entablándose en las ca-
do de todos los pareceres acerca de la per-
lles durante un mes escandalosos comba-
sonalidad de Gómez Farías, cuya grandeza
tes. A los “mueras” de los polkos respon-
aumentará con el transcurso del tiempo,
dió siempre con su acrisolada conducta y
a medida que se vayan estudiando mejor
la rectitud de su conciencia inmaculada,
sus hechos en relación con la época y la
y así como alcanzó ver el triunfo de sus
sociedad en que figuró, y que las pasiones valentín gómez farías
37
y rencores de partido desaparezcan por
sólo nos resta hacer sinceros votos por que
completo, para dar franco espacio al vere-
tenga imitadores fervorosos, que consigan
dicto de la justicia y la verdad.
el definitivo afianzamiento de los principios
Al honrar la memoria de tan esclarecido ciudadano, colocándole en el primer término entre los reformadores nacionales,
democráticos y de las costumbres republicanas en México. Francisco Gómez Flores
D. Juan ¡ lvarez 1790-1867
I En
prominente
lugar debe colocarse, entre
las distinguidas personalidades históricas
de lo que era, dando con este motivo ocasión a sátiras tan soeces como injustas.
que figuran en este libro, al insigne patricio
Su honradez fue grande, pues siempre
D. Juan Álvarez, que consagró su vida en-
trató de persuadir “que el ser hombre de bien
tera, primero en luchar durante once años
cuesta poco y vale mucho”, y cuando una vez
por la independencia de su país, y después
se le propuso que proclamara un plan con-
en sostener todo el resto de su existencia las
trario a sus convicciones, en cambio de una
instituciones más avanzadas y liberales.
cantidad considerable, se indignó tanto, que
El hombre fue completo; inmaculado el
no hallando frases bastante enérgicas para re-
patriota; firme y constante el liberal; sin ta-
chazar tan infame proposición, se contentó
cha el republicano.
con decir secamente: —¡No me vendo!
D. Juan Álvarez poseyó señaladísimas
Su amor a la patria llegó hasta el fa-
virtudes. Profesó cariño entrañable a la fiel
natismo, y la defendió siempre, ya como
compañera de sus dichas e infortunios, y
insurgente desde el año de 1810, ya como
empeñóse en dar esmerada educación a sus
hombre libre en contra de las invasiones
hijos. Amigo leal y desinteresado, hizo de la
extranjeras.
amistad un culto, y le hirió mucho la ingratitud de los pocos que lo engañaron.
Respetó tanto a los héroes que cuando oía pronunciar el nombre de Morelos se po-
Poseyó además talento natural, aunque
nía en pie y se descubría, y cada año, en el
poca instrucción, y conocimiento profundo
aniversario del inicuo asesinato de Guerrero,
de los hombres, fruto de su larga experiencia
derramaba candentes lágrimas.
y de su mucha desconfianza.
Su sencillez republicana fue grande: lo
Extremadamente modesto, llegó a con-
demuestra la anécdota siguiente, no única
fesar sus propios defectos, y rayó en tanto
en los anales, de la historia, pero sí tarda en
su humildad que se hacía aparecer más rudo
repetirse al través de los tiempos.
˜ 39 ˜
Cierta ocasión, sentado en el dintel de la
chuela, el día 27 de Enero de 1790. Fui hijo
puerta de su hacienda de la “Providencia”, vio
de D. Antonio Álvarez, español, natural de
venir por el camino de México y a todo es-
la ciudad Santiago de Compostela, capital
cape montado en un caballo, a un oficial del
de su provincia en el reino de Galicia, y de
ejército que traía varios pliegos en la mano.
Da Rafaela Hurtado, que nació en el puerto
Llegó el oficial; apeóse violentamente, y
de Acapulco.
al ver la humilde actitud y el traje sencillo
Vino a México a recibir su instrucción
de aquel hombre, le arrojó las riendas del ca-
primaria, y después de permanecer tres años
ballo y le dijo con brusquedad:
en una escuela de D. Ignacio Avilés, regresó
—¡Paséalo!
a su tierra natal, en donde vivió con su padre
D. Juan se levantó, tomó las bridas, y
hasta Febrero de 1807, año en que éste mu-
comenzó a pasear al animal.
rió, legando a su hijo una herencia de cerca
Entretanto, el portador de los pliegos
de treinta mil pesos, consistentes en dinero,
había entrado a la casa de la hacienda, y al
alhajas, posesiones en el campo y una finca.
preguntar por D. Juan Álvarez, una pobre
Huérfano a los diecisiete años, cayó bajo
mujer le había dicho:
la tutela del subdelegado de Acapulco, uno
—Ahí está, el que cuida el caballo de Ud.
de esos señorones de provincia, muy comu-
El oficial, confuso, comprendiendo la
nes en esa época, y que según se dice, era
abrumadora situación en que se hallaba, sa-
además de carácter agrio, avaro, soberbio y
lió y al acercarse a D. Juan Álvarez, comenzó
orgulloso.
a ensayar una disculpa en estos términos:
Aquel señorón trató al joven muy mal,
—Mi General…
al grado de convertir al hijo de D. Antonio
Álvarez lo interrumpió y le dijo sonrien-
Álvarez, en vaquero de ganado y en cuidador
do y tocándole el hombro: —¡No tengas cuidado, muchacho; aquí todos somos iguales!
de sementeras. Pero Álvarez, que desde niño fue amante de la libertad, sacudió el yugo de su tirano tan pronto como se le presentó
Creemos inútil insistir: este rasgo pinta
una oportunidad favorable.
al verdadero demócrata, cuya vida que va-
Era el año de 1810. El grito de Dolores
mos a narrar, acentuará su carácter, apenas
había sido lanzado en el Sur por el gran Mo-
bosquejado en los líneas anteriores.
relos, quien por ese tiempo se encontraba en el pueblo de San Miguel Coyuca, de la
40
II
Costa Grande. Álvarez se le presentó mon-
D. Juan Álvarez nació en el antiguo pueblo
tado y equipado, con el objeto de prestarle
de Santa María de la Concepción Atoyac,
sus servicios. Morelos lo acogió muy bien, y
que hoy lleva su nombre; pueblo pertene-
sentó plaza de soldado el 17 de Noviembre
ciente a la subdelegación de Tecpan (actual
de 1810, quedando además incorporado a la
distrito de Galeana) de la entonces provin-
escolta del General en jefe. En este día na-
cia de México en el barrio llamado de la Ta-
ció Álvarez para la patria; desde esta fecha
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
comenzó a vivir como héroe; ya que poco
su columna rechazase otra que pretendía
antes había sido esclavo de su déspota tutor.
entrar a la población. Álvarez, sereno y con
Pronto Morelos puso a prueba las apti-
sin igual arrojo, no sólo rechazó al enemigo,
tudes del recluta, confiándole una difícil co-
sino que lo destruyó por completo; pero a
misión, para la que era necesario atravesar
costa de nueve heridas que lo hicieron caer
más de cien leguas, distancia de Coyuca a
en tierra. En la mañana del 17 tuvo lugar un
Zacatula; comisión que desempeñó Álvarez
episodio que honra a Álvarez.
en cinco días, a entera satisfacción de su
Galeana, a pesar de su nunca desmen-
ilustre general, quien lo premió con el grado
tido valor, acarició por un instante la idea
de sargento.
de rendirse, al ver sus fuerzas debilitadas y
Concurrió en seguida a la acción del Aguacatillo (10 de Diciembre de 1810), y
cansadas. Lo supo Álvarez, y lleno de entusiasmo y en tono conmovedor le dijo:
después al ataque de Tres Palos (4 de Enero de
—Señor brigadier, sacrifique Ud. toda
1811), punto que cayó en poder de Morelos
la guarnición si es posible, pero no se rinda.
tras un reñidísimo combate, que produjo a
Tengo la creencia de que pronto nos auxilia
los insurgentes un rico botín. Fue tan bue-
a nuestro general Morelos, que nunca es-
no el comportamiento de Álvarez en esta
quiva ni los combates ni los peligros.
acción, que mereció ser ascendido a capitán del regimiento de caballería de Guadalupe.
“Así fue: —dice el Sr. Pérez Hernández— dos horas después, Morelos se presentó a
Vino a poco el ataque de la fortaleza de
retaguardia y flanco derecho del enemigo
Acapulco el 9 de Febrero de 1811. Álvarez, a
y después de una acción de once horas, de
la cabeza de su compañía, avanzó intrépido
un nutrido fuego y de repetidas cargas a
por el puente levadizo del castillo, de donde
la bayoneta, alcanzó el Sr. Morelos la más
se le dispararon fuertes descargas, lo misino
completa victoria, destruyendo las fuerzas
que de los buques, y no retrocedió ni un pal-
realistas de Fuente, que huyó hasta Chilapa
mo sino hasta caer herido en las dos piernas,
y de allí a Tlapa.
y allí seguro hubiera perecido a no ser por-
“Pasada la acción, Morelos se informó
que lo levantara en hombros el heroico Eu-
repetidas veces del estado que guardaba
genio Salas, compañero de D. Juan desde la
Álvarez, y cuando adquirió la confianza de
infancia, hijo de uno de los sirvientes de su
que su protegido salvaría de sus peligrosas
padre, y que había nacido en el mismo día
heridas, premió sus brillantes servicios as-
que nuestro biografiado. Aquellas primeras
cendiéndole a Teniente Coronel”.
heridas le valieron el ascenso a comandante del citado regimiento de Guadalupe.
Restablecido de nuevo D. Juan Álvarez prosiguió sosteniendo la noble causa, y no
Cuando ya restablecido de sus heridas
contento con haber derramado su sangre,
se encontraba en Tixtla, sitiada por Juan
el 29 de Agosto de 1812, cedió al ejército la
Antonio de la Fuente, jefe realista de Chila-
suma de mil pesos, importante auxilio en
pa, el 16 de Mayo le ordenó Galeana que con
aquellas circunstancias difíciles para los ind . juan álvarez
43
dependientes, y que le mereció nota especial en su ya notable hoja de servicios.
“Cuando se dio en Iguala el segundo grito de Independencia, dice un biógrafo, contaba
Al año siguiente, Morelos, antes de regre-
con 300 hombres armados con 122 fusiles,
sar a Oaxaca, le ordenó que fortificase el Vela
con los que contribuyó al sitio de la plaza de
dero, lo que logró ejecutar de un modo tan sa-
Acapulco, habiendo, antes de rendirse ésta,
tisfactorio, que hizo de aquel cerro un punto
marchado de orden del Gral. Montesdeoca
casi inespugnable. Ahí se sostuvo hasta Abril
a batir a las fuerzas de Costa Chica, de las
de 1814, año en que pasó a Pie de la Cuesta
que triunfó completamente, dando cuatro
en cuyo lugar tuvo la desgracia de ser batido
acciones pequeñas, y una bastante regular
y derrotado por Armijo, el día 15 del mismo
en el punto llamado el Perulero”.
mes. De entonces datan las penalidades y los
“El 5 de Octubre de 1821, fue comisio-
trabajos que tuvo que sufrir y pasar en pro de
nado por el mismo Sr. Montesdeoca para
la independencia de la patria. Errante y vaga-
celebrar la capitulación de la plaza de Aca-
bundo, sin recursos, pues había perdido toda
pulco, y tuvo la satisfacción de concluirla
su fortuna, vivió en medio de los campos y
de la manera más honrosa para las armas
de los bosques, tenazmente perseguido por
independientes, y de recibir la plaza el 15
los realistas, de quienes llegó a hacerse temi-
del mismo Octubre, guarneciéndola hasta
ble bajo el nombre del “Gallego”.
Agosto de 1822”.
Por esta época, D. Juan Álvarez había
Aquí termina la vida de D. Juan Álva-
contraído matrimonio con Doña Fausti-
rez como insurgente y defensor de la patria,
na Benítez, y ya le había nacido su hijo D.
durante once años de guerra sin cuartel.
Diego. Con este motivo sus sufrimientos se
En este largo periodo de continuada lucha,
acrecentaron, al ver padecer a su esposa y a
el eminente patriota, no tuvo un instante
su tierno niño; pero la señora Benítez fue
de tregua, ni más consuelo que las palabras
una mujer singular; una dama virtuosísima,
derramadas como un bálsamo sobre su co-
que en vez de abatirse con aquella vida aza-
razón, por su nobilísima esposa. Demostró
rosa, alentaba a su marido y lo fortificaba
en la multitud de combates que sostuvo,
con su ejemplo, en medio de sus crueles pa-
serenidad y valor admirables, alma grande
decimientos y de la saña con que lo perse-
y abnegada, puro y sincero patriotismo, y
guía el enemigo.
tuvo la gloria de haber luchado junto al gran
Álvarez, desde el 30 de Noviembre de
Morelos, el genio de la guerra, y junto al in-
1812 había sido nombrado Coronel, y por el
mortal Galeana, el soldado sin miedo y sin
tiempo a que nos referimos. Comandante en
tacha de la insurrección.
el río de Zacatula, donde combatió dos ve-
44
ces con las fuerzas españolas. En Agosto de
III
1819 había penetrado en Tecpam, y después
Cansado sin duda de aquella heroica lucha,
de derrotar al enemigo en Acapulco, sostuvo
una vez que se consumó la Independencia
una serie de doce reñidísimos combates.
del país, Álvarez trató de retirarse a su ho-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
gar, y habiéndolo solicitado así del Gobierno,
vitación en el colombo, pues con su carácter
le fue negada la solicitud, y se le encargó la
desconfiado y perspicaz, comprendió que
comandancia militar del puerto y fortaleza
aquel era un ardid que le tendía para asesi-
de Acapulco.
narlo la administración de Bustamante.
Entretanto, Iturbide, que había recogido
Poco antes, el 5 de Julio de 1830, fue
todos los laureles conquistados por otros, se
nombrado General de Brigada, y cuando así
había hecho proclamar Emperador por me-
se le comunicó, dijo que no aceptaba, ale-
dio de la fuerza de las armas.
gando que “el que cumple con su deber, no
Álvarez lo supo, y enemigo como lo fue,
necesita de otra recompensa que la estima-
siempre de las monarquías y de los ambicio-
ción de la sociedad”, y fueron precisas reite-
sos, se unió desde luego con Guerrero y con
radas súplicas para que admitiese.
Bravo, que se habían declarado en contra del imperio.
Imposible nos sería, sin dar proporciones que no deba tener este capítulo, seguir paso a
—No puedo, le decía a un amigo, estar
paso al General Álvarez en todas y cada una
conforme con que en mi patria haya un trono,
de las revoluciones que agitaron a México
cuando he derramado mi sangre por derro-
desde esa fecha hasta 1854. Nos contentare-
car el que existía.
mos con enumerarlas y con decir, que com-
Caído el imperio, y cuando fue sancionada la Constitución de 1824, en diversas
batió a todas aquellas en que se trataba de minar las instituciones republicanas.
proclamas y documentos, declaró “que se fi-
Tomó, pues, parte en la de 1831 para
liaba para siempre en el partido republicano
derrocar a D. Anastasio Bustamante; en la
puro, promesa a la que jamás faltó durante
de 1833 para combatir el Plan de Religión y
su vida”.
Fueros, proclamado por Escalada en Morelia,
Desde entonces demostró sus principios
saliendo victorioso en Chilapa y Chilpancingo,
liberales y democráticos, ya sosteniendo
a pesar de los estragos que hacía el cólera en
la legalidad de la presidencia de Guerrero,
sus tropas; en la de 1836 en que se opuso al
ya oponiéndose en 1828 a la expulsión de
centralismo, retirándose a la vida privada
los españoles, pues consideró esta medida
para no tomar parte en él; en las de 1842 y
como bárbara e impolítica. Para lo primero
1843, en que sofocó con el prestigio de que
se pronunció el 6 de Abril de 1830, en con-
gozaba y con su persuasión, la guerra de cas-
tra del Plan de Jalapa y sostuvo las acciones
tas que había surgido en Chilapa y Tierra Ca-
de Venta Vieja, Acapulco, el Manglar, Dos
liente; en la de 1844 en la que contribuyó a la
Arroyos, Texca, en que sucumbió el ejérci-
caída de Santa-Anna, y la de 1845, en que el
to de Armijo y murió éste, Chilpancingo y
Gobierno liberal lo nombró para que pacifica-
otras de menos importancia.
se a los indios mixtecas de Tlapa y Oaxaca.
Cuando la infame e inicua traición de
Tanto en 1838, contra los franceses,
Picaluga, trató de persuadir de miles de ma-
como de 1846 a 1847, contra los america-
neras a Guerrero, para que no aceptase la in-
nos, ofreció y prestó sus servicios. d . juan álvarez
45
Sólo agregaremos, también, que el 24 de
kinos y guerrerista en 1828, pedracista en
Noviembre de 1841 fue nombrado General
1832, liberal y constitucionalista en 1833,
de División, y que en 1849, con motivo de
enemigo de la Constitución en 1835, cen-
haberse erigido una fracción del Estado
tralista en 1843, dictatorial en 1844, otra
de México, en otro con el nombre de “Guerre-
vez constitucionalista en 1846”, y al tomar
ro”, fue llamado a ser Gobernador provi-
de nuevo posesión de la Presidencia, en Abril
sional, y que reunido el Congreso local del
de 1853, implantó la dictadura más odiosa y
mismo en 1850, lo eligió Gobernador Cons-
repugnante.
titucional, declarándolo a la vez Benemérito
Durante esta última administración de
del Estado en grado heroico, pues a su ener-
Santa-Anna, la prensa sufrió las persecu-
gía y constancia se le debió la erección de esa
ciones más inicuas; El Monitor Republicano,
entidad federativa.
El Instructor del Pueblo y El Teléfono tuvieron que suspenderse, dejando solo el campo a IV
los periódicos asalariados y retrógrados, con
Llegamos a una época de la vida de D. Juan
excepción de El Siglo XIX que tuvo que sos-
Álvarez, en la que demostró una vez más su
tener una situación dificilísima.
carácter verdaderamente liberal, republica-
Los destierros se decretaron por cente-
no y demócrata, iniciando y sosteniendo la
nares; recayendo mucho sobre personas tan
más justa y trascendental revolución, des-
eminentes como D. Melchor Ocampo, D.
pués de la de independencia.
Joaquín Ruiz, D. Guillermo Prieto, D. Luis
D. Antonio López de Santa-Anna había
de la Rosa, y otros muchos, siendo una de
vuelto al poder; pero si antes, junto con al-
las primeras víctimas el digno General D.
gunos importantes servicios, causó grandes
Mariano Arista.
males a la patria, ahora establecería el gobierno más despótico: la dictadura.
46
Sobre el pobre pueblo pesó la leva; sobre los comerciantes y los propietarios las más
Con sobrada razón había dicho Álvarez:
onerosas contribuciones; se pagaba por las
—Nada se aventaja con la vuelta de
canales, por las ventanas, por las puertas,
ese hombre; lo más seguro es que el país
por los coches, por los perros de cualquiera
empeore.
especie y tamaño que fuesen t y únicamente
Estas palabras fueron una profecía.
se exceptuaron los de los mendigos, por la
Santa-Anna, el Proteo de nuestras revo-
imposibilidad de que éstos pagasen.
luciones, había sido, dice el Sr. Altamirano,
El hogar estaba continuamente amena-
“realista oficioso y amigo de la dominación
zado y profanado por esbirros y delatores,
española en los últimos años de ella, inde-
y bastaba la menor sospecha de disgusto, la
pendiente e iturbidista apresurado en 1821,
conversación más inocente, para condenarle
imperialista entusiasta en 1822, republicano,
a uno a prisión o a destierro.
el primero que proclamó la República en
Todo se militarizaba; la escoria de la so-
1822, federalista en 1823, amigo de los yor-
ciedad trocábase en espía o en polizonte; la
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
adulación entonaba el himno de la bajeza,
ese aviso, el efecto inmediato que produjo
y el clero y el partido reaccionario, se rego-
en el anciano general fue el de aumentar su
cijaban al ver aparecer de nuevo las borlas y
notoria suspicacia, induciéndole a disimular
cordones universitarios y al exhumar la aris-
a su vez, para conocer así las verdaderas in-
tocrática Orden de Guadalupe; a la que por
tenciones del gobierno de México. No bastó
no haber querido pertenecer Ceballos y D.
a hacerle variar de propósito el fallecimien-
Marcelino Castañeda, con la mayor arbitra-
to de Alamán, noticia recibida en Tixtla con
riedad se les depuso de sus empleos.
extraordinario regocijo, no precisamente
No caben en los estrechos límites de
por la muerte de un hombre, sino por el
esta biografía, todos los horrores cometidos
bien que de ella vendría al país, de cuyo seno
bajo la dictadura, injusta de por sí, sin un fin
acababa de desaparecer el que aún quedaba
noble y generoso que la pudiese disculpar,
de los individuos que, por el contrato más
y en la que la vil adulación hizo que San-
inicuo que registra nuestra historia, habían
ta-Anna se decretase el ridículo dictado de
sacrificado al esclarecido caudillo D. Vicente
Alteza Serenísima.
Guerrero”.1
Mientras esto sucedía, D. Juan Álvarez
Álvarez, pues, observó una política con-
guardaba una actitud digna, tal vez diplo-
veniente, entre tanto se presentaba la opor-
mática; pero jamás estuvo por aquel orden
tunidad de desconocer aquel gobierno, pues
de cosas como quieren sus enemigos.
aunque felicitó al dictador por lo de Jalisco,
“D. Juan Álvarez, dice un juicioso histo-
y admitió el nombramiento de Comenda-
riador, tuvo en su oportuno tiempo en sus
dor de la Orden de Guadalupe, fue .por no
manos un traslado de la carta de 23 de Mar-
romper prematuramente; y además, como
zo dirigida por Alamán a Santa-Anna, en la
ha dicho muy bien un escritor, “ninguno
que aquél, por sí y a nombre de su partido,
de esos obsequios y finezas tenían valor al-
se declaró enemigo no tan sólo de la Federa-
guno, pues ni aquéllos se podían agradecer
ción sino de todo lo que fuera sistema repre-
porque eran forzados, ni éstas estimarse
sentativo: supo también que en una junta
porque eran fingidas”.
de ministros con el Presidente, habiendo
A mediados de 1853, había estallado un
consultado éste qué se haría con el Sur, Ala-
pronunciamiento en la Costa Chica, que
mán había respondido, “inspirarle confianza
Álvarez sofocó con sus propias fuerzas, al
dándole cuanto pueda halagar a sus hom-
mando de su hijo D. Diego y de D. Tomás
bres excepto armas y elementos de guerra”,
Moreno, a quien una vez sofocado la suble-
y añadió, “á Álvarez le llegará su vez como le
vación entregó el gobierno del Departamen-
llegó a Guerrero”. Concediendo que la per-
to de Guerrero, retirándose él a descansar a
sona que de esto informó a D. Juan Álvarez,
su hacienda de la “Providencia”. Entonces
exagerase y aun fingiese lo dicho que pudo
fue cuando comenzó el ilustre suriano a me-
o no haber dicho el ministro, por el hecho de ir de la capital y de persona caracterizada
Olavarría y Ferrari, México a través de los siglos, tomo
1
iv,
p. 820. d . juan álvarez
47
ditar y organizar sus planes, reuniendo las
el documento fue remitido a D. Florencio
compañías de las costas y armando las que
Villarreal, quien lo proclamó en Ayutla el
no lo estaban. Entonces también el dicta-
Miércoles 1o de Marzo de 1854”.2
dor, con pretexto de que se temía que una
No nos toca a nosotros hacer la historia
expedición organizada en California por
pormenorizada del Plan de Ayutla, tal vez
Raousset de Boulbon, invadiría el puerto de
otros biógrafos lo harán en este libro, y si
Acapulco, envió fuerzas al Sur, y poco des-
nos hemos extendido en esta parte, ha sido
pués ordenó que se presentara en México D.
para demostrar, que el verdadero iniciador
Florencio Villarreal, aunque fuese en camilla,
de aquella revolución política, social y reli-
pues a este jefe ya se le temía mucho.
giosa, fue D. Juan Álvarez, noblemente se-
Por fin, D. Juan Álvarez, el 24 de Febrero
cundado por sus colaboradores.
de 1854, descubrió a los habitantes del Sur
Álvarez fue nombrado General en Jefe
los móviles del centralismo, dirigiéndoles
del Ejército Restaurador de la Libertad. Mu-
una proclama, en la que entre otras cosas les
chos e importantes servicios prestó en esta
decía, que el verdadero objeto del gobierno
época, ya prestigiando la revolución con su
dictatorial, al enviar sus fuerzas hacia el Sur,
nombre, ya defendiéndola con las armas en
“era uncirlos al yugo de la tiranía”.
la mano.
A la sazón, D. Tomás Moreno, Villarreal
Repetimos que no toca a nosotros ha-
y Comonfort, admirados “del arrojo patrió-
blar detalladamente de aquellos sucesos;
tico de D. Juan Álvarez”, como dice el Sr.
pero sí creemos necesario llamar la atención,
Olavarría, acabaron por reconocerle como
acerca de que la revolución proclamada en el
jefe de la revolución. Comonfort, pasó el
Plan de Ayutla fue eminentemente popular.
27 de Febrero a conferenciar con Álvarez en
“El elemento civil, dice un notable escri-
Texca, y fácilmente se pusieron de acuerdo
tor, se hizo soldado y los nuevos caudillos
ambos. Se resolvió tener una junta en la
que apoyaron la revolución fueron hombres
hacienda de la “Providencia”, junta que se
del pueblo consagrados antes a faenas muy
verificó en efecto, y a la que asistieron Ál-
diversas de la profesión de las armas. El cam-
varez, Comonfort, D. Trinidad Gómez, D.
pesino D. Epitacio Huerta y el paisano D.
Diego Álvarez, D. Eligio Romero y D. Rafael
Santos Degollado secundaron la revolución
Benavides. Ahí fue donde se discutió y re-
en Michoacán; el abogado D. Ignacio de la
dactó el plan regenerador, que había de sal-
Llave se pronunció en el Estado de Veracruz;
var a la República de la tiranía de Santa-Anna,
el abogado D. Juan José de la Garza en Ta-
y en el cual se convino que apareciera que se
maulipas; el empleado D. Santiago Vidaurri
invitaban para secundarlo, a D. Juan Álvarez
en Nuevo León; el hacendado D. Ignacio
y a D. Nicolás Bravo.
Pesqueira en Sonora; el mismo D. Ignacio Co-
“Arreglado el plan, redactados los consi-
monfort, que fue uno de los corifeos de la
derandos, y hasta puesto en limpio, faltando solamente las firmas que debían cubrirle, 48
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Olovarría y Ferrari, op. cit., p. 832.
2
revolución y después sustituto de Álvarez
La elección de D. Juan Álvarez fue aplau-
en la Presidencia de la República, no había
dida por los verdaderos liberales, y mal recibi-
sido más que Coronel de cívicos y empleado
da por parte de los conservadores, quienes aca-
de hacienda. D. Plutarco González, que se
baron de desaprobarla, cuando supieron que el
pronunció en el Estado de México, no había
Presidente había nombrado Ministros, de Re-
sido más que oficial de seguridad pública.
laciones a D. Melchor Ocampo, de Justicia a
Sólo Tomás Moreno, Florencio Villarreal,
D. Benito Juárez, de Hacienda a D. Guillermo
Vicente Jiménez y Cesáreo Ramos, habían
Prieto y de Guerra a D. Ignacio Comonfort,
servido en tropas regulares.
pues vieron representado en aquel gobierno el
Fue pues la justicia de la causa, apoyada
elemento esencialmente puro y democrático.
por el pueblo, la que hizo triunfar el Plan
Sin embargo, ente ministerio fue una de
de Ayutla. Santa-Anna, después de inútiles
las principales causas que contribuyeron a
campañas y de una especie de plebiscito que
no mantener mucho tiempo la nueva admi-
no produjo efecto, tuvo que abandonar el
nistración. Formado por personas de ideas
poder. Siguieron los efímeros gobiernos de
antagónicas, como Ocampo y Comonfort,
Carrera y Díaz de la Vega, y por último la
que, estando de acuerdo en los fines, no lo
victoria completa de la revolución.
estaban en los medios de llevar a cabo la Re-
Álvarez, al frente del Ejército Restaurador
forma, pronto presentaron sus renuncias.
de la Libertad, entró a Cuernavaca el 1º de
Con otros inconvenientes tropezó tam-
Octubre de 1855, en donde dirigió un mani-
bién Álvarez, que nos llevarían demasiado
fiesto a la Nación, y nombró al siguiente día
lejos si los examinásemos aquí. Trasladado
la Junta de representantes de los Estados que
con el gobierno a la Capital en el mes de
habían de elegir al Presidente interino de la
Noviembre, por las dificultades que se pre-
República. El día 4 esa Junta eligió a D. Juan
sentaban en Cuernavaca, la situación se fue
Álvarez, por mayoría de trece votos, contra
complicando más y más, ora con los diver-
siete que recayeron en favor de Ocampo, Co-
sos cambios en el gabinete, ora con los pro-
monfort y Vidaurri. Cuando se le comunicó
nunciamientos de Guanajuato y Tolimán.
este resultado, Álvarez se encontraba con D.
Poco después de haber recibido la noticia del
José María Pérez Hernández a quien dijo:
pronunciamiento de Doblado, Álvarez le de-
—Cuanto siento este suceso, porque se
cía a Pérez Hernández:
juzgará, que como otros, me revelé contra
—“Estas son cosas de Comonfort a
Santa-Anna para que me hicieran Presidente;
quien ya le estorbo: será preciso marcharnos
pero poco estaré en el poder; hay un ambicioso
a nuestras montañas para vivir tranquilo y
a quien hacerle lugar, y es preciso darle gusto.3
evitar que se derrame más sangre; pero Comonfort será medido con la vara que mide —“no se engañó el hombre, agrega el escri-
Esta escena pasó en casa del Sr. Pérez Palacios. Así lo refiere el autor del Diccionario Geográfico, Histórico y Bio gráfico, etc. escrito por Pérez Hernández, p. 352. 3
tor citado poco ha; el tiempo, que todo lo descubre, puso de manifiesto la verdad de su d . juan álvarez
49
opinión y la conducta del Sr. Doblado, mo-
calumniosas, que no merecen ni el honor de
mentos antes del famoso golpe de Estado,
refutarse, como tampoco lo merece la infa-
para con su correligionario”.4
me conseja que en 1856 se propaló, de que
Si son ciertas esas palabras no cabe duda
había patrocinado los asesinatos de San Vi-
que ese fue uno de los motivos que impulsa-
cente y Chiconquaque, cometidos por ban-
ron a D. Juan Álvarez, para dejar la presiden-
didos contra indefensos españoles.
cia. Lo que sí es verdad, es que por quebrantos
Así pues, todos aquellos dicterios lan-
de salud o por lo difícil de aquella situación
zados contra el caudillo del Sur, hasta el
en que se encontraba el ilustre suriano, dejó
grado de llamarle la “Pantera”, no fueron
la presidencia y la entregó a Comonfort la
más que repugnantes desahogos de sus co-
tardo del día 11 de Diciembre de 1855.
bardes enemigos.
Lo que también fue otra verdad, es que
Durante los años de 1856 y 1857, Ál-
Álvarez se mostró profundamente indig-
varez combatió por la administración libe-
nado contra D. Manuel Doblado, a quien
ral de Comonfort, en las acciones de Tierra
dirigió el día 20 una carta enérgicamente
Blanca, Huitzuco, Cuautepec, Tixtla y
escrita, en la que entre otras cosas le decía:
Chilapa. En 7 de Diciembre del primero de
“Pobre entré en la presidencia y pobre salgo
los años mencionados, expidió un notable
de ella; pero con la satisfacción de que no
manifiesto, que prueba que o no existieron
pesa sobre mí la censura pública, porque, de-
desavenencias entre él y Comonfort, o que
dicado desde mi más tierna edad al trabajo
él los sacrificó en bien de su patria y de los
personal, sé manejar el arado para sostener
principios liberales, pues ahí las desmiente
a mi familia sin necesidad de los puestos pú-
con su firma. En 1858, 1859 y 1860, aunque
blicos donde otros se enriquecen con ultraje
no salió personalmente, ordenó las expe-
de la orfandad y de la miseria”.5
diciones de Taxco y Cutzamala, y durante
Bellísimas palabras que demuestran
la guerra de intervención, dice uno de sus
la abnegación y patriotismo con que el in-
biógrafos, “influyó poderosamente con sus
signe demócrata abandonó la presidencia,
consejos a mantener viva la lucha, habiendo
después de haber implantado, entre otras
tenido la satisfacción de obtener tal confian-
reformas muy avanzadas, la de la abolición
za del ciudadano Presidente de la República
de los fueros, ley que firmó su distinguido
Benito Juárez, que éste escribía a los gene-
Ministro D. Benito Juárez.
rales en Jefe de los Ejércitos de Oriente y el
Durante la presidencia de Álvarez, la
Centro, que si por la distancia no podían
prensa reaccionaria intentó manchar su
obtener pronta resolución del Supremo Go-
limpia reputación, arrastrándose hasta in-
bierno, se guiasen en todo por los consejos
ventar anécdotas tan inverosímiles como
del general D. Juan Álvarez”. Fueron éstos los últimos servicios pres-
Op. cit., p., 353.
4
Véase íntegra esta carta en el tomo
5
iv
de México a
través de los siglos, nota a la p. 95. 50
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
tados a su patria por el insigne demócrata que había iniciado su brillante carrera mi-
litar el 27 de Noviembre de 1810, como
Sobre su sepulcro, que existe en el ce-
simple soldado de Morelos, para terminarla
menterio particular de la hacienda de la “Pro-
como General en Jefe de la 5a División del
videncia”, se encuentra la siguiente inscrip-
Sur, el 21 de Agosto de 1867, en que falleció,
ción, que resume su vida y la gratitud de su
dejando ya libre a su país del último ataque
familia:
intentado contra su independencia: Álvarez
“Aquí yacen los restos del C. Juan Álva-
fue declarado ciudadano de los Estados de
rez, General de División, Benemérito de la
Tamaulipas y de México; condecorado por
Patria y decano de la Independencia Mexi-
este último con una medalla. El Congreso
cana; campeón de la democracia e iniciador
General, por decreto de 27 de Septiembre
de la Reforma, siendo Presidente de la Re-
de 1861, lo declaró Benemérito de la Patria.
pública en 1855. —En la vida privada fue
Llevan su nombre varias poblaciones del
excelente esposo, tierno padre y leal amigo.
Estado de Guerrero, que además celebró en
—Nació el 27 de Enero de 1790 en el barrio
el presente año (1890) el centenario de su
de la Tachuela de la Ciudad de Atoyac, y
nacimiento, y pronto enviará su estatua
falleció en su hacienda de la Providencia el
para que se coloque en nuestro Paseo de la
21 de Agosto de 1867. —Su esposa e hijos,
Reforma. Fue Vicepresidente honorario del
oprimidos de dolor, consagran a su memoria
Instituto de África en Francia y miembro de
esta humilde lápida”.
diversas Sociedades Científicas.
Luis González Obregón
Ignacio Comonfort 1812-1863
Necesario
es colocar junto a las dos
habiendo sido hijo del teniente coronel D.
grandes figuras de D. Valentín Gómez Farías
Mariano Comonfort y de la señora doña
y de D. Juan Álvarez, la del General Ignacio
María Guadalupe de los Ríos. A los catorce
Comonfort, por ser éste uno de los princi-
años empezó sus estudios serios en el Co-
pales caudillos de la revolución de Ayutla y
legio Carolino de la mencionada ciudad de
quien prestó en esta época importantísimos
Puebla; pero habiendo muerto su padre an-
servicios a la causa de la libertad, habiendo
tes de que terminara carrera literaria alguna,
tenido más tarde una muerte gloriosa en de-
no pudo continuar en las aulas, sino que se
fensa de su patria después de haber tomado
vio obligado a valerse del trabajo personal
las armas contra la intervención francesa en
para el sostenimiento de su familia.
nos
expiación de sus errores políticos.
En la revolución acaudillada por el gene-
Habiéndonos propuesto en estas bio-
ral Santa-Anna contra el gobierno de Bus-
grafías, no faltar voluntariamente a la ver-
tamante en 1832, tomó Comonfort parte,
dad histórica, diremos con franqueza lo que
siendo este paso la iniciación de su vida pú-
encontremos de tachable en la conducta
blica. En esta revolución alcanzó el grado
pública de un biografiado, sin dejar por eso
de capitán de caballería debido a su valor y
de reconocer los méritos que haya podido
brillante comportamiento en varias accio-
prestar a la causa de la libertad y la Reforma;
nes de guerra, y terminado el movimiento
por consiguiente, las faltas políticas que a
revolucionario, fue nombrado comandante
nuestro humilde parecer cometió D. Ignacio
militar del distrito de Izúcar de Matamoros,
Comonfort, serán expresadas en el curso de
cargo que desempeñó hasta el año 1831. En
este artículo, al lado de los méritos del deno-
esta fecha un nuevo pronunciamiento que
dado caudillo de la revolución del 54.
tuvo éxito favorable y derrocó al gobierno
D. Ignacio Comonfort nació en la ciu-
por el cual Comonfort había luchado, obligó
dad de Puebla el día 12 de Marzo de 1912,
a éste a retirarse a la vida privada, en la que
˜ 53 ˜
54
permaneció cerca de cuatro años, al fin de
toridades del Sur. Estaban éstas (las princi-
los cuales volvió al servicio público con el
pales al menos), representadas por el bene-
empleo de prefecto y comandante militar de
mérito general D. Juan Álvarez, gobernador
Tlapa, distrito del Estado de Guerrero, en el
y comandante general del departamento;
que llevó a cabo varias mejoras.
el patriota general Tomás Moreno segundo
En 1842 fue electo diputado al Congreso
cabo de la comandancia del mismo departa-
de la Unión y regresó a su antiguo distrito
mento, y el coronel D. Florencio Villarreal,
después de la disolución de ese cuerpo por
jefe político y comandante principal de la
el general Santa-Anna; volvió a ser electo
Costa Chica.
diputado en 1846 y duró muy poco tiempo
Estas autoridades, empero, no se deja-
igualmente en ese cargo, porque el general
ron coger en el lazo que el gobierno dicta-
Paredes disolvió la Cámara.
torial les tendía, y con tal motivo el citado
Viene la desgraciada guerra de México
general Moreno, cumplido y pundonoroso
contra la invasión norteamericana y en ella
y que estaba condecorado con la medalla de
se condujo Comonfort como un buen hijo de
treinta contra cuatrocientos, al comprender que
México. Fue entonces otra vez miembro del
se trataba de aprehenderle, salió de Chilpan-
Congreso reunido en Querétaro y después de
cingo con dirección a la costa en la madru-
la desocupación del territorio por el ejército
gada del 24 de Febrero de 1854.
invasor, vino a esta Capital al Senado, cargo
Cuando entraron las tropas del Gobier-
que desempeñó hasta el año 1851. El siguien-
no al Sur, D. Ignacio Comonfort acababa de
te fue por cuarta vez electo diputado.
ser destituido. “Ilustre, de puros anteceden-
Aparece el año 1853 de administrador
tes y de reputación inmaculada, dice un bió-
de la aduana de Acapulco, puesto en el que
grafo, era también distinguido por su esme-
permaneció algún tiempo, cuando fue des-
rada educación, por sus nobles sentimientos
tituido arbitrariamente por el general San-
y por su amor a la libertad. Aunque separado
ta-Anna, que ya se había dado a conocer
hacía tiempo de las contiendas políticas ha-
por sus medidas atentatorias y despóticas,
bía visto con profundo dolor la opresión de
y por su gobierno liberticida tristemente cé-
su patria, y ora manifestase abiertamente su
lebre en los fastos de nuestra historia patria.
odio a la tiranía, ora se recelase de él por sus
Ya el dictador, con pretexto de los rumores
antecedentes, el gobierno dictatorial, que no
que entonces se esparcieron sobre que una
perdía ocasión de ajar a sus enemigos, resol-
expedición de piratas organizada en Califor-
vió destituirle dejando correr la voz de que
nia por el conde Raousset, se aproximaba a
la causa de aquella medida, era el delito de
las costas de la República con el objeto de
mala versación”. Con tal motivo se dirigió
atacar el puerto de Acapulco; había resuel-
Comonfort oficialmente al Gobierno, y he
to mandar al departamento de Guerrero un
aquí parte de la comunicación que en res-
cuerpo de tropas, siendo el verdadero fin de
puesta al quejoso, mondó la Secretaría de
tal medida imponer la ley a las temidas au-
Hacienda con fecha 3 de Marzo del mismo
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
año 1854, firmada por el ministro Parres, en
tente como él mismo decía. Es de suponerse
la que se lee textualmente lo que sigue: “Di
desde luego que las calificaciones que de la
cuenta a S. A. S. el General Presidente con el
revolución se hicieron en la prensa gobier-
oficio que en 23 del próximo pasado me di-
nista y en los documentos oficiales, fueron
rige Ud., pidiendo se le diga si su separación
terribles y despreciativas para esa misma re-
del empleo de administrador de la aduana
volución, pues que se la hizo aparecer como
marítima de ese puerto (Acapulco) fue mo-
un levantamiento tumultuario sin plan po-
tivada porque el Supremo Gobierno tuviera
lítico ninguno, y aborto inicuo de una de-
alguna noticia, o existieran en este ministe-
magogia desenfrenada.
rio algunos antecedentes sobre mal manejo
Sin embargo, esa revolución subsistía
de Ud. en el citado empleo, y en contesta-
siempre y el nombre de Comonfort no contri-
ción me manda S. A. decirle que ningún
buyó poco a darle respetabilidad y simpatías.
anuncio se tuvo acerca de que Ud. se mal-
Entonces se decide el dictador a llevar a
versara en el destino que obtenía: que se le
cabo por sí mismo la pacificación, y con tal
separó de él por traidor, cuyo crimen está ya
objeto salió de México el 16 de Marzo de
manifiesto y suficientemente comprobada
1854 al frente de una división de más de cin-
la justicia con que obró: y que en el patíbulo,
co mil hombres de todas armas. Después de
espere Ud. la satisfacción que solicita…”
haber atravesado este ejército los distritos
Como el descontento era general en el
de Cuernavaca, Tasco e Iguala, y de haber
país debido a los grandes abusos del dic-
permanecido algunos días en Chilpancin-
tador, y como por otra parte en el Sur, las
go pasados en regocijos y fiestas, empren-
principales personalidades del departamen-
dió Santa-Anna su marcha en dirección a
to eran, o perseguidas francamente o vigi-
Acapulco, habiendo sido hostilizado varias
ladas cuando menos, éstas se decidieron al
veces en el camino, por fuerzas enemigas.
fin a obrar, y con tal propósito tuvieron una
Comonfort, entretanto, se había encerrado
conferencia en Texca el general Álvarez y D.
en el Castillo de San Diego casi indefendi-
Ignacio Comonfort y después de ella partió
ble por el estado lamentable en que se ha-
éste para la hacienda de la “Providencia”, en
llaba, y se aprestó a la defensa de ese lugar
donde se vio con el citado general Moreno,
con una fuerza total de menos de quinien-
y con los Sres. Lic. Trinidad Gómez, Eligio
tos hombres. Confiado en una fácil victoria,
Romero y Diego Álvarez, hijo del antiguo
dispuso Sarita-Anna un ataque general al
insurgente. El resultado de todos estos pa-
Castillo, que en efecto se llevó a cabo el día
sos, fue la proclamación del Plan de Ayutla
20 de Abril de ese mismo año. Después de
el día 1o de Marzo de 1854 y su reforma en
cuatro horas de reñido combate la columna
Acapulco verificada el día 11 del mismo mes
de ataque estaba destrozada, y el dictador,
y año. Aunque el gobierno de Santa-Anna
en consecuencia, determinó retirarse. Sin
aparentó despreciar la revolución del Sur,
embargo, en la tarde de ese mismo día 20,
estaba muy lejos de considerarla tan impo-
envió Santa-Anna, como parlamentario, al ignacio comonfort
55
general Manuel Céspedes, para intimar la
entonces feroces allí las persecuciones de la
rendición del Castillo y hacer a la vez a Co-
dictadura; pero la sangre derramada en vez
monfort indicaciones de transacción. La res-
de apagar la chispa, provocó el incendio; y a
puesta que dio éste al comisionado, aunque
Guzmán siguieron Rangel, Huerta, Pueblita
urbana, fue terminante:
y otros jefes. En el mes de Julio también se
—Señor General, le dijo, yo no puedo
pronunciaba en Ciudad Victoria, capital del
recibir ningún oficio ni oír proposición al-
departamento de Tamaulipas, por el Plan de
guna de transacción sin previo permiso del
Ayutla, D. Juan José de la Garza.
Sr. Álvarez que es nuestro general en jefe:
Mientras tanto, los recursos de los cau-
le daré parte de todo y veremos. Entre tan-
dillos del Sur y del mismo Comonfort, cada
to, quedan por mi parte abiertas las hostili-
día escaseaban más hasta el grado de estar
dades, y puede usted decir al señor general
casi agotados. Entonces concibió el defensor
Santa-Anna que ataque cuando guste la for-
de San Diego el proyecto de hacer un viaje
taleza; en el concepto de que nosotros la
a los Estados Unidos, con el objeto de ver
hemos de defender a todo trance.
si verificaba un empréstito que salvara a la
No se verificó, sin embargo, el ataque
revolución. Dirigióse primero a San Francis-
ofrecido: el 25 de Abril, Santa-Anna levan-
co California, sin haber obtenido allí buen
tó su campo, y el 26 abandonó el dictador
éxito, y después se trasladó de San Francisco
completamente sus posiciones con gran-
a Nueva York, en donde al principio no fue
de contento de los defensores del castillo
más afortunado que en San Francisco; pero a
que no podían creer lo que veían sus ojos.
fuerza de constancia y de afanes logró al fin
La defensa de Acapulco será siempre un tí-
con D. Gregorio de Ajuria la cantidad nece-
tulo de gloría para el general Comonfort,
saria para llevar a cabo la empresa de derro-
pues que estando en una ciudad abierta y
car al gobierno dictatorial; y cuando Ajuria
encerrado en un castillo desmantelado y
presentó el dinero a Comonfort, éste le dijo:
viejo, casi sin víveres ni municiones y con
—Antes de aceptar lo que Ud. me ofrece,
un verdadero puñado de valientes, esperó a
quiero saber amigo mío si en este préstamo
pie firme e hizo retroceder a cerca de 6,000
va toda su fortuna; porque si bien tengo yo
hombres, dando con esto un golpe de muer-
esperanzas de salvar a mi país con este auxi-
te a la dictadura, y asegurando a la revolu-
lio, tiemblo al pensar que puede Ud. quedar
ción un triunfo espléndido. Ésta continuaba
arruinado.
haciendo prosélitos y en poco tiempo, casi todo el departamento de Guerrero se levan-
56
—Me queda todavía, respondió Ajuria, lo necesario para vivir trabajando.
tó en armas. A la vez que en el Sur, tomaba
—Entonces lo acepto, dijo Comonfort,
la revolución poderoso incremento en Mi-
y lo agradezco como estoy seguro que lo ha
choacán, en donde desde el mes de Enero
de agradecer mi patria.
había reunido algunas fuerzas el antiguo
Con estos recursos transformados en
patriota D. Gordiano Guzmán: empezaron
víveres, municiones y pertrechos de guerra,
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
llegó el caudillo a Acapulco el 7 de Diciem-
mento, de las manchas que sobre ella habían
bre de 1854. Llegaron tan a tiempo los re-
arrojado el gobierno y sus aduladores. Tam-
cursos que D. Ignacio Comonfort trajo del
bién hizo otra gran adquisición la causa de
Norte, que sin ellos hubiera fracasado la
la libertad en la persona del coronel italiano
revolución muy probablemente, pues ha-
D. Luis Ghilardi. Este militar había venido a
biendo comprendido Santa-Anna que los
México acompañado de una brillante repu-
hombres del Sur se encontraban en un es-
tación adquirida en Bélgica, en España y en
tado de verdadera penuria, había puesto en
Cerdeña, su país natal, donde había peleado
movimiento gran parte de sus fuerzas, man-
por la libertad italiana en las filas del famo-
dando a Zuluaga que avanzara por la Costa
so Rey Carlos Alberto. Después de haber
Grande desde Ajuchitlán, y Barberena por la
el gobierno dictatorial ofrecido a este jefe
Costa Chica desde Ometepec hasta el Co-
un grado en el ejército, lo persiguió encar-
quillo y el Peregrino; estos movimientos es-
nizadamente y entonces Ghilardi peleó en
taban coordinados con los que debía hacer el
México por la libertad, como lo había hecho
general Castillo.
en Europa. Este gran patricio a quien la re-
Por fortuna, en el año de 1855 a me-
forma en nuestra patria le debe eterno reco-
dida que se extremaban los desmanes del
nocimiento, fue uno de los más incansables
dictador, crecía de una manera pasmosa el
adalides en la Guerra de Tres Años y después
incendio revolucionario. Ya en Enero de este
en la época de la intervención francesa, ha-
año la Brigada Zuloaga se había pasado con
biéndose distinguido por su valor, constan-
armas y bagajes a los revolucionarios y el
cia y patriotismo en ambas campañas.
jefe de esa brigada se entregó a éstos con
Ya en el mes de Abril de 1855, apenas
el carácter de prisionero de guerra; casi a la
le quedaban al gobierno en Michoacán, dos
vez era perdido Huetamo para los del Go-
poblaciones de importancia, Pátzcuaro y
bierno, y en Febrero los revolucionarios del
Morelia. A principios de Mayo se embarcó
Sur, se encontraban dispuestos para atacar
Comonfort en Acapulco para ir a ponerse al
a Chilpancingo con el general Álvarez a la
frente de los sublevados de Michoacán, que
cabeza. A la vez, en el Sur de México apa-
pidieron un caudillo al General Álvarez; y
recía el esforzado adalid Plutarco González,
entonces fue cuando Zuloaga que había de
quien se manejó con tal actividad y valor,
hacer más tarde un papel tristemente céle-
que extendió sin cesar el área de sus opera-
bre en los destinos de México, se adhirió con
ciones hasta poner en grande aprieto aun a
franqueza a los revolucionarios. Este mismo
la misma Toluca.
mes se pronunció en Lampazos D. Santiago
Los pronunciados de Michoacán tuvie-
Vidaurri, quien tomó la plaza de Monterrey
ron también un hombre nuevo en abono
el 23 de Mayo, y poco tiempo después hizo
de su causa; éste fue el ilustrado patriota
lo mismo D. Ignacio de la Llave en Orizaba,
D. Santos Degollado, quien purificó con su
prendiendo el fuego de la revolución en el
solo nombre a la revolución en ese departa-
importante departamento de Veracruz. ignacio comonfort
57
El 25 de Junio, viendo Santa-Anna lo
mí, ni de los riesgos personales que pudiera
irremediable de la situación, convocó el
yo correr. Llegado el caso, estaré allí donde
Consejo de Estado, sometiendo a su resolu-
mi presencia se necesite, y aunque sea el
ción las siguientes cuestiones: “¿Ha llegado
lugar de mayor peligro, aprieto los dientes y
el tiempo oportuno de expedir un estatuto o
me dejo arrastrar, Así es que por mí no hay
ley constitutiva de la República? ¿cuál es la
cuidado.
autoridad, corporación o asamblea que deba
En cambio, cuando se trataba de un in-
expedir dicho estatuto?” La resolución del
dulto solicitado al Presidente en uso de sus
Consejo no fue del agrado de Santa-Anna;
facultades, como conmutación de la pena
y llegó a tanto su enojo, que poco faltó para
de muerte, Comonfort, que aborrecía esta
que suprimiera el referido cuerpo. Mientras
pena con todas sus fuerzas, y que sabía por
tanto, Comonfort que había permanecido
otra parte cuáles eran las ideas dominantes
en Michoacán, pasa al departamento de
en su ministerio, decía a sus secretarios:
Jalisco, toma el 22 de Julio a viva fuerza la
Ahí os dejo, señores, para que con toda
plaza de Zapotlán, respetando la vida de to-
libertad discutáis si debe concederse o no a
dos los jefes y oficiales de la guarnición que
este desgraciado, el indulto que solicita. Re-
defendían esta plaza, y de allí se dirige a
solved con entera libertad, seguros de que lo
Colima, que le abrió sus puertas el 29 del
que vosotros decidáis eso se hará.
mismo Julio, mediante un convenio por el
Y el indulto se concedía casi siempre.
cual los jefes y oficiales de esta guarnición
Por fin Santa-Anna, que se consideró
tuvieron la garantía de la vida.
58
impotente para sofocar la revolución, se
Estas dos cualidades salientes del carác-
decidió a salir de la Capital y en efecto lo
ter de Comonfort, o sea un valor personal
hizo el 9 de Agosto a las tres de la mañana,
innegable, y su magnanimidad, jamás se
tomando el camino de Veracruz. Ese mismo
desmintieron y sobre ellas existen las si-
día se publicó un decreto referente al pliego
guientes anécdotas que nos ha referido un
cerrado que había dejado el dictador, y en el
respetable jurisconsulto ministro de Co-
cual designaba las personas que lo habían de
monfort, cuando éste fue presidente susti-
reemplazar en el Poder, siendo éstas el Pre-
tuto de la República: siempre que se discutía
sidente del Supremo Tribunal de Justicia y
en consejo de ministros, qué debía hacerse
los generales D. Mariano Salas y D. Martín
para salvar a México de la dificilísima situa-
Carrera; y como suplentes, los generales D.
ción en que se hallaba, debido a los manejos
Rómulo Díaz de la Vega y D. Ignacio Mora
del clero y a los trastornos que provocaba la
y Villamil.
reacción amenazadora y poderosa, Comon-
La fuga del general Santa-Anna fue el
fort decía imperturbable y constantemente
triunfo de la revolución; pero como ésta no
a sus secretarios:
estaba todavía en la Capital, distaba mucho
—Señores, para tratar esta cuestión y
de haber quedado consolidada. En efecto,
resolverla, no os ocupéis en lo absoluto de
el trece de Agosto, la guarnición de México
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
levantó un acta de adhesión al Plan de
nacio Comonfort. Éste, sin embargo, fue al
Ayutla nombrando general en jefe a D.
principio nombrado ministro de la guerra
Rómulo Díaz de la Vega; éste nombró in-
en el gobierno del antiguo insurgente y por
mediatamente dos representantes por cada
fin el 12 de Diciembre de ese año se publicó
departamento, para hacer la elección de Pre-
el decreto por el cual fue nombrado Presidente
sidente; y los representantes eligieron para
de la República en sustitución del general
tal cargo al general D. Martín Carrera.
Álvarez.
A la vez que esto pasaba en la Capi-
Llegamos a una época de la vida públi-
tal, D. Antonio Haro proclamó otro Plan
ca de Comonfort, en que es preciso juzgar a
en San Luis, erigiéndose en primer jefe del
éste con severidad, puesto que aunque com-
movimiento político regenerador de la Re-
batido por los dos partidos extremos en que
pública, y en Guanajuato se pronunciaba D.
ya se había dividido el país, y en situación
Manuel Doblado, pareciendo inclinarse al
muy difícil por consiguiente, debió sin em-
Plan de San Luis. Por fortuna en una confe-
bargo decidirse por alguno de esos partidos y
rencia que tuvieron el mes de Septiembre en
no tratar de conciliarlos como lo hizo; con-
Lagos, Doblado, Haro y Comonfort, los dos
ciliación imposible puesto que la diferencia
primeros se obligaron a reconocer el Plan de
de miras de ambos, cada día iba siendo más
Ayutla sin ninguna modificación, quedando
grande, las pasiones por lo mismo más vivas
desecha por consiguiente la tempestad por
y la división completa, y por consiguiente
ese lado. El general Álvarez mientras tanto,
inevitable. El clero y el ejército empezaron a
nombró en Iguala el 24 de Septiembre los
moverse por todos lados y aunque al princi-
representantes de los departamentos que
pio el gobierno logró sofocar algunos tumul-
debían elegir al Presidente provisional, con-
tos, al fin con pretexto de la Ley Juárez sobre
forme al Plan de Ayutla, disponiendo que se
administración de justicia, se levantaron en
reunieran en Cuernavaca el 4 de Octubre,
Zacapoaxtla algunos jefes y oficiales, con
para cumplir su encargo; y ese día se reunie-
buen número de soldados, inspirados espe-
ron en efecto, eligiendo Presidente al citado
cialmente por el cura de aquella población.
general Álvarez. Comonfort llegó a Cuer-
El Plan de Zacapoaxtla se redujo a descono-
navaca el 5 de Octubre, y desde entonces
cer al gobierno de Comonfort y a proclamar
empezaron a circular los rumores que más
las bases orgánicas de 1843, y este movimien-
adelante tomaron cuerpo, sobre la ambi-
to era atizado desde la misma Capital por D.
ción de éste para ocupar la presidencia de la
Antonio Haro, a la vez que en Sierra-Gorda
República; los cuales rumores encontraron
andaba levantado en armas contra el gobier-
cierta justificación en el nuevo pronuncia-
no el general José López Uraga.
miento que llevó a cabo en Guanajuato D.
Esta revolución de Zacapoaxtla tomó
Manuel Doblado poco tiempo después, des-
tal incremento, que los pronunciados pu-
conociendo el Gobierno de Álvarez, y pro-
dieron apoderarse de Puebla desafiando des-
clamando Presidente de la República a D. Ig-
de allí al Gobierno con un ejército de más ignacio comonfort
59
de 4,000 hombres perfectamente armados,
pasarían a residir a los lugares que el Go-
municionados y disciplinados. Comonfort
bierno designase, mientras éste determina-
se decidió a ir en persona a someter a los re-
ba la manera como habían de quedar en el
beldes, y con tal objeto salió de la Capital
ejército.
el 29 de Febrero de 1856 al frente de 12,000
Esta manera se definió por decreto de
hombres con 40 piezas de artillería, que des-
25 de Marzo, en el cual quedó determina-
pués fueron aumentados a 16,000 soldados
do que los generales, jefes y oficiales de la
con 48 bocas de fuego de diferentes calibres,
revolución, quedarían en el ejército con el
y el día 8 de Marzo de ese mismo año tuvo
carácter de soldados rasos. A propósito de la
lugar la famosa acción de Ocotlán o San Isi-
revolución de Zacapoaxtla, uno de los bió-
dro a consecuencia de la cual los pronuncia-
grafos de Comonfort cuenta: que estando
dos, con D. Antonio Haro a su cabeza, se
un día el general en la presidencia, se le pre-
replegaron a Puebla, dispuestos a defenderse
sentó un hombre muy misterioso deseando
allí hasta el último trance.
hablarle en secreto. Recíbelo Comonfort al
Una vez encerrados en esta ciudad los
punto, y este hombre le indica que desea
revoltosos, Comonfort no vaciló un punto
entrar a otra pieza más retirada; llegan a
en ir tras ellos para atacarlos en sus posicio-
otro departamento, y allí todavía propone
nes y se decidió, como lo hizo, a poner sitio
el desconocido retirarse a otro más solitario
a Puebla. Este duró hasta el día 21 del mis-
si es posible; llegados por fin a éste, le dice
mo mes, en cuya noche, D. Manuel Díaz de
Comonfort al hombre misterioso:
La Vega, se presentó con una comunicación
—Por fin, quién sois y qué deseáis.
de Haro, para Comonfort, que éste no qui-
—Soy, dice aquel hombre descubriéndose,
so recibir. Como la resolución del Presiden-
el cura de Zacapoaxtla. Comonfort, sin in-
te era irrevocable recayó el mando de las
mutarse, le invita segunda vez a que diga el
fuerzas sitiadas en el general Oronoz, quien
objeto de su visita. El cura de Zacapoaxtla le
desde luego pretendió entrar en relaciones
indica que su presencia allí tiene por objeto
con Comonfort. Con este objeto tuvieron
salvar la vida del Presidente, que se encon-
una conferencia por parte del Presidente, el
traba amenazada; le da los detalles de esa
Gobernador de Guanajuato, D. Manuel Do-
intentona; le suplica no lo descubra, y por
blade, y los generales D. Vicente Rosas y D.
último, le dice:
Ramón Iglesias, y por parte de Oronoz, el Lic. D. Pascual Almazán y los generales D.
60
—Estoy en vuestras manos y sólo confiado en vuestra caballerosidad.
Ignacio Ormaechea y D. Miguel Andrade.
Comonfort no sólo le promete que no le
Después de varias pláticas, Comonfort im-
sucederá nada, sino que él personalmente lo
puso como condiciones para la capitulación:
acompaña; salen juntos de Palacio y juntos
que las tropas de Puebla se someterían a la
caminan igualmente por varias calles de la
obediencia del Gobierno; y que los genera-
ciudad, hasta que el Presidente deja en lugar
les, jefes y oficiales que existían en la plaza,
seguro al terrible cura.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Aunque entonces se creyó por muchos
de América, D. Benito Juárez, para presi-
que la paz sería ya un hecho en la República
dente constitucional de la Suprema Corte
después del triunfo sobre los pronunciados
de Justicia, que tenía anexo el cargo de vice-
de Zacapoaxtla, no sucedió así, sino que la
presidente de la misma República.
exaltación de los ánimos continuó con ma-
Con la promulgación de la Carta Magna,
yor intensidad en los campos de batalla, en
no mejoró por el pronto en nada la situa-
la prensa y en las memorables y acaloradas
ción violenta por que atravesaba México,
discusiones del Congreso constituyente.
pues los pronunciamientos se sucedían a
Comonfort, mientras tanto, con su sistema
los pronunciamientos, y los temores de un
constante de moderación, producto natural
conflicto internacional hacían sufrir con
de su carácter extremadamente benévolo,
increíble paciencia las imprudentes exigen-
creía poder dominar la dificilísima situación
cias de algunos representantes extranjeros.
por que atravesaba todo el país y el Gobierno,
A tal extremo llegaron los acontecimientos,
conteniendo los arranques del partido exal-
que el Ejecutivo llegó a pedir por primera
tado y caminando por el sendero de la refor-
vez la suspensión de las garantías que otor-
mas con mucha prudencia y parsimonia.
ga la Constitución; y al fin, el primer Congreso
Con tal sistema, y dadas las circunstan-
Constitucional concedió esa suspensión por
cia de esa época, Comonfort, desagradó a
sólo la confianza que inspiraba Juárez en el
los dos partidos sin contentar a ninguno, es-
gabinete de Comonfort.
timando que todavía era posible calmar los
Ya cuando éste volvió a jurar la Cons-
ánimos, cuando la única solución posible a
titución como presidente constitucional, su
las diferencias entre el partido conservador
repugnancia por la Carta Magna y los temo-
y el liberal tenía que ser, como sucedió des-
res de un golpe de estado fueron un hecho.
pués, una lucha encarnizada y decisiva.
En efecto, el 17 del mismo mes y año, se
El Congreso Constituyente, mientras
decidió a desconocer la carta fundamental,
tanto en medio de acaloradísimos debates
habiendo sido apoyado para dar este paso
que pueden honrar a cualquier parlamento
entre otras personas, por D. Manuel Payno
europeo daba al fin la deseada Constitución,
y el general Zuloaga, que entró a la capital el
que se promulgó, oficial y solemnemente, el
mismo 17 al frente de su brigada, después de
día 5 de Febrero de 1857.
haber proclamado el plan llamado de Tacu-
Comonfort, juró de mala gana esta
baya. Comonfort, aceptó públicamente este
Constitución, aunque al principio, sin em-
plan, el 19 de Diciembre; el 25 del mismo
bargo, no dio ningún paso sino para evitar
mes instaló el llamado Consejo de Estado, y
su observancia, y conforme a esta ley funda-
pocos días después, a consecuencia del des-
mental, se hicieron en ese año las elecciones
pronunciamiento de Veracruz, se encontró
de los poderes federales, resultando electos:
el presidente perplejo y sin saber qué par-
D. Ignacio Comonfort para presidente cons-
tido tomar. Al fin, después de muchas vaci-
titucional de la República, y el Benemérito
laciones, y a consecuencia de que Zuloaga ignacio comonfort
61
desconoció la autoridad de Comonfort, éste
expedicionarias que salieran de México.
se decidió a volver a la legalidad; pero ya era
Después de haber permanecido algunos días
tarde. Aunque luchó el presidente con su
al frente del ejército de operaciones, pasaba
proverbial valor en las calles de México por
Comonfort de San Miguel de Allende a Ce-
algunos días, tuvo que abandonar la ciudad
laya con una escolta de 100 hombres, cuan-
el 21 de Enero de 58, dejándola entregada a
do cayó cerca de Chamacuero en una em-
la reacción, y el 7 de Febrero abandonó defi-
boscada de 200 reaccionarios. El defensor de
nitivamente la República.
Acapulco se batió con el valor de que había
Se le vuelve a ver en ella cuando las cir-
dado pruebas; pero sucumbió en medio del
cunstancias de México eran tan difíciles,
combate y su cadáver fue sepultado en el ce-
que tuvo que hacer frente a la guerra extran-
menterio de San Miguel de Allende. Este su
jera declarada y llevada a cabo tan inicua-
ceso se verificó el 11 de Noviembre de 1863.
mente por Napoleón el aventurero; ofreció
“El gobierno general, dice D. J. M. Vigil,
entonces Comonfort su brazo y su espada a
honró la memoria del ilustre difunto man-
la causa de la autonomía de su patria, y el
dando vestir luto por 9 días a las autorida-
gobierno del Sr. Juárez aceptó los ofreci-
des civiles y militares de toda la República y
mientos del caudillo de Ayutla, nombrando
al ejército nacional: y el 20 de Noviembre se
a éste general en jefe del ejército del Norte, a
le hicieron en San Luis los correspondientes
cuya cabeza vino a batirse con el invasor,
honores fúnebres, asistiendo a la solemni-
aunque con éxito desgraciado, el 8 de Mayo
dad una numerosa concurrencia oficial y de
de 1863 en las lomas de San Lorenzo cerca
particulares y pronunciando una elocuente
de Puebla. Después de la salida del gobierno
oración fúnebre el popular orador D. Gui-
constitucional para el interior de la Repúbli-
llermo Prieto”.
ca a consecuencia de la ocupación de Puebla
Tal fue Ignacio Comonfort: tuvo erro-
por el ejército francés, se estableció el dicho
res, pero tuvo virtudes y prestó grandes
gobierno constitucional en San Luis y allí
servicios a su patria. Ésta, reconocida, tiene
fue nombrado Comonfort por el Sr. Juárez,
que colocarlo, si no entre sus hijos inmacu-
Ministro de la guerra y general en jefe del
lados, sí entre sus buenos y amantes hijos.
ejército destinada a obrar sobre las fuerzas
E. M. de los Ríos
D. Santos Degollado 1810-1861
I A fines del siglo xviii desembarcó en el puerto
pobreza. Andaba por las calles de Guana-
de Veracruz un español que venia a la Nueva
juato, socorrido por sus amigos, cuando lo
España en busca de mejor suerte que la que
sorprendió la muerte en la miseria.
le deparaba la madre patria. Era probo, trabajador y de buena inteligencia.
El cura de Tacámbaro, D. Mariano Garrido, del Orden de San Agustín, antiguo
Entonces Guanajuato tenía fama de ser
capellán de un batallón y hermano del co-
una de las provincias en que se hacía fortu-
nocido fray Mucio, de Morelia, protegió a
na en un cerrar y abrir de ojos.
la señora Ana María Garrido de Degollado.
¡La minería! ¿quién era pobre dedicán-
Ahí estaba con Nemesio y Rafael.
dose al beneficio de metales? Y el extranjero
Rafael, flemático, silencioso y retraído.
partió hacia ese rumbo, con mucha esperan-
Nemesio, nervioso, irascible, raquítico
za y el firme propósito de que la voluntad
y enclenque. Gracias a la bella forma de su
no lo abandonaría para trabajar.
letra, el cura lo tenía metido lo más del día
A la vuelta de algunos años era ya
en la vicaría, levantando actas de matri-
propietario de la Hacienda de Robles, en
monio y escribiendo fes de bautismo. D.
la cañada de Marfil. La constancia y hom-
Mariano les daba un trato muy duro a los
bría de bien aumentaron su capital. Pasó
dos niños. Exigente para con ellos, cual-
a ser rico y todo el mundo lo llamaba D.
quiera acción era pretexto para descargar
Jesús Santos Degollado. Tuvo una com-
su ira. Casi a fuerza hizo que se casara Ne-
pañera, la Sra. María Ana, que parecía
mesio con la joven Ignacia Castañeda Es-
hacerlo feliz. Dos niños llegaron pronto a
pinosa.1 No contaban veinte años de edad.
alegrar el hogar: Nemesio, el mayorcito, y Rafael.
He aquí el acta de matrimonio de D. Santos Dego-
1
llado, sacada del archivo del curato de Quiroga, Michoa-
Más tarde, el rico español veía caer sus
cán: “En catorce de Octubre de mil ochocientos veinte y
negocios, antes prósperos, y descendía a la
Cura de este, cazé y velé según el orden de Nuestra San-
ocho, Yo, el Presbítero Don Mariano Garrido, Teniente de
˜ 63 ˜
Solía decir a su hijo Mariano: —Cuando me casé tenía yo dieciocho años. La pareja vivió al lado del sacerdote, quien, a pesar del cambio de estado de Nemesio, no modificaba su tratamiento insufrible.
El notario vio de pies a cabeza al joven y luego paseó su mirada por el pliego, lleno de bonita, preciosa y clara letra. —¿Esta es la letra de usted? —Sí, señor, es mi letra —respondió humildemente Nemesio. —Puede usted venir desde hoy mismo.
Un día, aburrido el joven de que no
Y el fugitivo, muy pobre, sin más
era posible hacer llevadera aquella vida, se
ropa que la que llevaba en el cuerpo, cu-
echó al hombro su capita de barragán y con
briéndose en la noche para dormir con la
una peseta en el bolsillo se fugó del hogar,
capita de barragán, comidas las mangas
dejando en Tacámbaro a su madre, a su
de la levita por el mucho apego a la mesa de
hermano y a su esposa. Y tomó el camino
la vicaría de Tacámbaro, y raídos los pan-
de Morelia.
talones por el roce en la marcha, empe-
Al otro día al obscurecer llegó a la ciudad
zó a trabajar de escribiente en la notaría
sin conocer a nadie, ni tener razón de nada.
las mañanas, con el sueldo de cincuenta
En una fonda, frente a la cárcel, pidió medio
centavos diarios. Al poco tiempo, el Dr.
real de cena; en seguida dijo a la dueña del
José María Medina, juez hacedor de diez-
establecimiento:
mos y visitador del diezmatorio, que ha-
—Señora, ¿me puede usted hacer favor de darme un lugar para dormir? Acabo de
cía préstamos de dinero bajo hipoteca, se presentó en la notaría.
llegar, no conozco a nadie, no sé nada: es
—¿Qué es de mi escritura, Baldovinos?
primera vez que vengo aquí.
—Aquí está ya, curita.
La extrema bondad se le salía a la cara.
El doctor, apenas la vio, dijo al notario:
La señora se lo concedió sin vacilar.
—¿Quién ha escrito esto?
Al otro día, destinó una pequeñísima
—Ahora lo verá usted, curita.
parte del resto de su capital para comprar
El señor Baldovinos condujo al cura más
papel. Escribió, lo mejor que pudo, un plie-
al interior del despacho y al estar frente al
go y se presentó en la notaría de D. Manuel
escritorio de Nemesio, le indicó:
Baldovinos, situada en el portal de San José. —Señor, esta es mi letra, ¿puede usted darme trabajo?
—Aquí lo tiene usted. —Cédame a este joven, Baldovinos. Convencido el notario de que el doctor le impartiría protección decidida, dejó que
ta Madre Iglesia, a Don Nemeció Santos Degollado, con Doña Ignacia Castañeda Espinosa, de éste. Fueron sus padrinos, Don Rafael Degollado y. Doña Rita Castañeda: Testigos, Don Antonio Torres y Don Paulino Mejía, y lo firmé.—Mariano Garrido una rúbrica.—Al margen, Don Nemecio Santos Degollado con Doña Ignacia Castañeda Espinosa, de éste”. 64
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
cargara con él para su casa. Tendría treinta pesos al mes, habitación y alimentos. La nueva casa estaba cerca del Seminario. Fue su trabajo el ser escribiente y profesor del niño Nicolás Medina, con el
cuidado especial de perfeccionarlo en la for-
nista de la catedral, un tal Elízaga, que se
ma de su letra. Siempre le llamó “Nicolasi-
encontraba cesante y pobre.
to”, “mi querido muchachito”, porque era bueno, cariñoso y honrado como él. El sacerdote, satisfecho de la vida del jo-
Nemesio y Pedro Vergara ejecutaron a maravilla en la guitarra unas variaciones difíciles de Vivián.
ven, a los dos años le dio un empleo de escri-
Una vez, para que se vea de bulto su ca-
biente de la sección de glosa en la Haceduría
rácter, fue con Nicolás Medina, su íntimo e
de las rentas decimales, con la retribución
inolvidable amigo, a las fiestas de Tarímbaro.
anual de cuatrocientos pesos. Allí se hizo idolatrar de los canónigos. Entraba a las ocho de la mañana a la oficina y salía a las doce y media, y en vez de
Había corrida de toros. Salió uno bravísimo, feroz, temible, que echó al suelo en un dos por tres al hombre que lo montaba.
irse a paseo, se dedicaba al estudio: aprendía
—A mí no me tira —dijo Nemesio.
latín, griego, hebreo, francés, matemáticas,
Y dicho y hecho: bajó al redondel así
física, teología, y se enseñoreaba de todo por
como estaba: elegante camisa bien aplan-
su aptitud universal.
chada, traje de color negro y sombrero alto.
El general Medina, que es un retrato fiel
Montó a la fiera, teniéndose firme con
de las virtudes de Nemesio, me decía a pro-
la presión que ejercía con los miembros
pósito de su genio:
inferiores.
—A mí me hizo creer en la ciencia infusa.
El público parecía haberse vuelto loco al
Era contador de la Haceduría D. Luis
mirar al caballero bien montado y al animal
Gutiérrez Correa, furibundo liberal a quien
hecho una furia, corcoveando, bramando,
el clero quería por su intachable manejo y
ya libre del lazo, sin poder echar al suelo al
tener en la punta de los dedos los números.2
jinete que se sostenía sin pretal: aplaudía y
Distinguía al escribiente y procuraba
gritaba desaforadamente.
que subiera escalón por escalón, para cederle
El joven alcanzó una ovación inusitada.
su distinguido puesto.
Era tal la fuerza de Nemesio, que
Nemesio llegó a ser contador y mandó traer a su esposa. Por las tardes, que le
domaba un caballo con la presión de los muslos.
quedaban libres, proseguía dedicándose con
Morelia tenía noticias de su talento y
ahínco a todo: hacía gimnasia para desarro-
erudición. Una vez lo invitaron del Semina-
llar el cuerpo; estableció un taller de carpin-
rio para que fuese a replicar en los exámenes
tería en su casa y fabricaba bateas y gavetas;
de fin de año. El Gobierno del Estado no tar-
aprendió a tocar la flauta y la guitarra.
dó en convencerse de la sabiduría del joven.
En el Colegio de San Nicolás dio un gran concierto, para ministrar recursos al orgaDon Luis Gutiérrez Correa falleció en esta Capital,
2
siendo empleado de la Administración de Correos.
A él se debe la organización del Colegio de San Nicolás. Los Sres. Luis Gutiérrez Correa, como jefe del partido liberal, Juan González Urueña, d . santos degollado
67
Juan Bautista y Gregorio Ceballos y Melchor
María Arcaute, su primitivo y verdadero
Ocampo, celebraban juntas secretas para dis-
apellido, que era de Roma.
cutir los medios mejores de derrocar al gobierno retrógrado. A ellas asistía Nemesio. El general Ugarte lo redujo a prisión por andarse mezclando en la cosa pública. Un día, indignado el gobierno santanista, lo encarceló en el cuartel, en compañía de
El padre Garrido trajo a México a la Sra. Arcaute, para que se curara de una peligrosa enfermedad. En junta de médicos fue desahuciada, y falleció después de haber recibido los auxilios espirituales de propias manos de tres obispos.
un bandido muy valiente: Eustaquio Arias, quien adoraba a Nemesio.
II
Hubo vez que estando preso el bandido,
Un día amaneció Morelia entera pregun-
engrillado, a la vista de una guardia, hizo que
tándose por D. Nemesio Santos Degollado,
se pronunciara el Cuerpo Activo de Morelia:
por su querido gobernante en 1848 y 1857
echó abajo las rejas de la prisión, salió a la ca-
que apenas tuvo tiempo para hacer bien
lle todavía con los grilletes puestos, que se los
y que había sido diputado a la asamblea de-
desclavaron los mismos soldados en el ins-
partamental en 45, consejero de gobierno
tante que el general Ugarte intentaba reducir
en 46 y diputado por elección unánime, al
al orden a la tropa sublevada.
Congreso general, en 55.
Dio por muerto a Ugarte y con la preci-
Unos decían que había sido desterrado
pitación pasó sobre él, tomando el camino
por Santa-Anna a la Villa del Armadillo, San
de Cuitzeo de la Laguna, para ir a defender
Luis Potosí. Otros, que se encontraba en México
las ideas liberales en Puruándiro.
en la casa de D. Valentín Gómez Farías, 2a
Nemesio, en el torbellino de adversida-
calle del Indio Triste, número 7, esquina a la
des, no había olvidado el lugarcito aquel para
de Montealegre. Otros, que se había lanzado
dormir que, a su llegada de Tacámbaro, le ha-
a la revolución, a defender el Plan de Ayutla.
bía dado de tan buena voluntad en su fonda
Pero levantó cabeza y se le vio de cuerpo
la Sra. Josefa Saavedra, o como la llamaba
entero en Tunguitiro, hacienda de D. Epita-
todo el mundo, doña Pepa la Moreliana, a
cio Huerta, en Michoacán, lugar de cita de
quien regaló seis mil pesos, años más tarde.3
los liberales, donde se encontraban los coro-
Estrechado por las persecuciones de los
neles Ghilardi, Pueblita y Huerta, el coman-
santanistas, que no le daban punto de re-
dante de batallón Régules y el comandante
poso, se alejó de la ciudad y de su familia, y
de escuadrón Refugio I. González.
estuvo distante de la que le dio el ser, de la
De día estaban con el arma al brazo, or-
Sra. Ana María Garrido, o mejor dicho, Ana
denando tomas de plazas ocupadas por los santanistas y haciendo más posible el triun-
Al morir, no hace mucho, dejó de heredera a su
3
hermana Rita, residente en Celaya, que pasó de pobre a rica según dice ella, por don Santitos, “que Dios lo haya hecho un Santo”. 68
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
fo del Plan de Ayutla. De noche, teniendo en mucha cuenta la mala fe de las fuerzas de Pátzcuaro, se iban
a dormir al cerro de Cirate, inaccesible por
—Señor, nos atacan con ímpetu.
lo escarpado y perdedizo por lo nemoroso.
—Sostenga usted el fuego. ¡Cómo va a
Haciendo expediciones de aquí para allá
ser que nos vayamos así, sin decirle adiós!
tomaron a Uruapan; por asalto a Puruándiro;
—Ya lo tenemos encima.
los santanistas de la Piedad se rindieron.
—Voy a despedirme. No vaya a decir
De vuelta encontraron que Tinguiti-
que soy ingrato.
ro era presa del fuego. El enemigo estaba al
Cuando estuvo de regreso, el general
frente en expectativa. Los soldados de los dos
Huerta había perdido el brazo que hoy le
bandos, bien formados, sin avanzar un punto,
falta.
se avistaron; pero no se hicieron nada.
Defendió el Plan de Ayutla con una con-
Una noche pasaron bajo las ruinas.
vicción apostólica, y llegó a ser gobernador
La plaza de Puruándiro fue tomada por
de Jalisco en 1855.
cincuenta hombres, a la cabeza del coman-
Era su sueño dorado hacer la felicidad de
dante Calderón, sin que lo supieran los jefes
su país y prácticas las leyes y la justicia, tales
del sitio. Vieron venirse abajo una trinche-
como debían ser en una forma de gobierno
ra y pretendieron ganar tiempo para dar el
representativo popular. Decretó la abolición
asalto; pero un soldado del general Juan Ne-
de las alcabalas.
pomuceno Rocha, dijo:
Hizo efectiva la libertad de concien-
—Señor, si ya están adentro.
cia. Un grupo de jóvenes, entre ellos Cruz
—¿Quiénes?
Aedo, Gómez, González, Contreras Me-
—Pues nuestras tropas, jefe.
dellín y los estudiantes Ireneo Paz y José
En Penjamillo se recibió carta de que se
María Vigil, predicaban en la plaza de Es-
habían pronunciado en Zamora los señores
cobedo las ideas liberales. La Revolución era
Trejo y Miguel Negrete, acabados de ascen-
el órgano del partido puro. No les importa-
der a tenientes, y que pedían pronto auxilio.
ba el gritar a la luz del día: ¡Muera el Papa!
Degollado ordenó que el comandante
¡Muera el clero! Un 16 de Septiembre tan-
Refugio I. González fuera con cuatrocientos
to fue lo que se dijo en la tribuna, presi-
caballos. Allí se encontró con que ya eran
diendo la celebración de la fiesta nacional el
coroneles los tenientes de ayer.
Sr. Degollado, que el obispo Espinosa puso
Vagando, pero con muy buenas inten-
el grito en el cielo. Lanzó una pastoral furi-
ciones, D. Santos Degollado vino a parar en
bunda el reverendo y La Revolución la burló.
Cocula. El enemigo le dio una sorpresa. Du-
Hubo cambio de manifiestos entre los dos,
rante el tiroteo se acuerda de que no se había
Espinosa y Degollado, en que el uno pedía
despedido de la familia que le dio hospedaje;
coacción del pensar y el otro la negaba dig-
entonces le dijo al general Huerta:
namente en nombre de la ley. Por esto le
—Procure usted detener al enemigo, mientras regreso, Voy a despedirme de la familia y a darle las gracias.
llamaban purete al Sr. Degollado. Su administración no tuvo más defecto que ser demasiado liberal, hasta para los d . santos degollado
69
conservadores. Se llegó a decir, a consecuen-
el Sr. Degollado. Un billetero de la Lotería de
cia de todo esto, que D. Santos favorecía el
San Carlos se acercó en la calle a los Sres. Be-
partido contrario y lo inclinaba a la desobe-
nito y Fermín Gómez Farías, rogándoles con
diencia del gobierno federal. Por esos días, en
insistencia que le compraran un número.
Diciembre, se pronunció un grupito de des-
—Mira, ese no sirve. Tráenos un trece
contentos en Tepic. Reducidos al orden, fue-
mil cualquiera —dijo D. Benito al billetero.
ron desterrados Eustaquio Barrón, cónsul de
Echó a correr y trajo un trece mil. Cos-
Inglaterra, y Guillermo Forbes, cónsul de los
tó el entero diez pesos, que pagó D. Benito.
Estados Unidos. Protestaron de la enérgica
Luego que llegaron a la casa, una casita de
medida, fundada en el contrabando que ha-
la calle de Victoria del Sr. Cumplido, donde
cían; pero ningún efecto surtió la protesta,
habitaban, Fermín tomó la pluma y escribió
porque el consejo aprobó, conforme al dere-
en el billete: “Billete de Benito Gómez Fa-
cho de gentes y leyes del país, la resolución
rías, Fermín Gómez Farías, Nemesio Santos
oficial.
Degollado y Joaquín Degollado”.
El 10 de Febrero de 1866 expidió un de-
El billete fue colocado y olvidado tras un
creto, según el cual no reconocería autori-
espejo de la sala. Un día, a la hora de comer,
dad originada de movimientos reaccionarios
se presenta el billetero muy alegre.
y ofrecía el territorio para trasladar los supremos poderes; invitaba a los Estados para
lotería!
una coalición bajo bases de “unión, libertad,
—¿Qué lotería? —preguntó Fermín.
integridad del territorio nacional, inviola-
—Pues, ¿qué lotería ha de ser? ¡La de
bilidad del principio democrático popular,
San Carlos!
independencia entre sí para el gobierno in-
—¡Ah, sí, a este señor le compramos
terior y cambio recíproco de auxilios y recur-
el billete que guardamos detrás del espejo!
sos”. A pesar de tanto bien que hacía, dejó el
—exclamó D. Benito.
puesto y vino a México para ocupar su lugar
El premio fue de sesenta mil pesos, que
en el Congreso Constituyente. Había como
se repartieron fraternalmente entre los cua-
cuarenta jóvenes diputados que querían ha-
tro, pagando hasta entonces cada uno a
cer entrar las más avanzadas ideas liberales
D. Benito los dos pesos cincuenta centavos
en la Constitución. Con ellos votó siempre
que les correspondía.
Degollado.
70
—¡Vengo a decirles que se sacaron la
Cuando el golpe de Estado, D. Santos
Llegó vez en que de un voto pendía la
Degollado no amaneció en su casa del calle-
existencia de la Constitución de 57. Muchos
jón de la Olla. Partió a Michoacán para hacer
deseaban la del año 24 con algunas reformas.
que el poder ejecutivo del Estado reconocie-
Después de tres días de sesión permanente
ra al gobierno constitucional. Luego se dirigió
vencieron los puros y sin gozar un solo cen-
al Sur de Jalisco, en Marzo de 1858, después
tavo de dietas. Sin embargo, en ese mismo
de haber estado en un hilo la vida de Juárez,
año de 57 llegó a tener algunos miles de pesos
y la de los personajes que lo acompañaban,
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
en Guadalajara, por el pronunciamiento del 13, del mismo mes, acaudillado por Antonio Landa, quien recibió cinco mil pesos. La última disposición de Juárez, cerca
Entonces, dirigiéndose a quien debía dirigirse: —Su excelentísima, vengo a darle una queja.
de Colima antes de embarcarse, fue que D.
—Diga usted, señora.
Santos Degollado sería Ministro de Guerra
—Los jefes Rodríguez, Ávila, Saviñón,
y que tenía el mando del Ejército y faculta-
Rosas Landa, Miravete, Salgado y Joaquín
des omnímodas en los Estados del Norte y
Moreno, han ido a molestar a mis niñas, que
Occidente.
no son gente de mal vivir, y me rompieron
La tropa se componía de setenta y cin-
un espejo y un pabellón. Yo no puedo perder
co infantes y veinticinco dragones. Se pu-
eso, excelentísimo señor. Mis muchachas
dieron conseguir mil quinientos fusiles, y
entienden con buenas palabras, pero no así
volvió D. Santos Degollado a Guadalajara;
como ellos qui...
pero en Junio, ya que había sitiado la ciu-
A D. Santos se le subió la sangre al rostro.
dad, supo que Miramón se acercaba con tres
—¿Cuánto importa lo que le rompieron
mil hombres y catorce piezas de artillería, y
a usted, señora?
cambió de propósito, regresando a sus posi-
—Nueve pesos, su excelentísima.
ciones del Sur. En Atenquique, el 2 de Julio,
D. Santos se dirigió a su recámara y de
pudo verse que las fuerzas constitucionalis-
una bolsita de manta sacó la suma.
tas de su mando estaban con alientos para
—Aquí tiene usted, señora; pero no
obtener victoria, pues sostuvieron con el
haga usted escándalo. Perdónelos usted:
enemigo un combate del que pudieron salir
son jóvenes. No lo volverán a hacer, se lo
completamente triunfantes.
prometo. Yo los reprimiré. Yaya usted sin
Ese mismo mes se encontraba nuevamente D. Santos Degollado en Colima, pertrechándose con esa fe y constancia que lo caracterizaban para volver a la carga. Allí pareció descansar la tropa.
cuidado. No lo volverán a hacer. Perdónelos usted, se lo suplico. La meguera recibió la cantidad y se fue muy satisfecha. —¿Qué dice usted, Nicolasito? Esta es
De los jóvenes jefes uno solo perdió la
cosa de los mochos que me quieren desacre-
alegría de la juventud. Cierta mañana se
ditar. De otro lo podía creer, ¿pero de More-
presentó a la casa de D. Santos Degollado
no que es casado?
una meguera. En una mesa escribía el gene-
Pero no todo fue contratiempos: el día 21
ral Nicolás Medina y cerca de otra estaba en
de Septiembre hizo que en Cuevitas pusieran
pie D. Santos Degollado.
pies en polvorosa las tropas de Casanova.
—Su excelentísima —habló la mujer al Sr. Medina. —No soy yo —le dijo, haciéndole una indicación con el pulgar derecho encorvado.
El 28 de Octubre capituló Guadalajara, mediante un tratado digno para los liberales. Se les garantizaba la vida a los jefes del enemigo. d . santos degollado
71
Degollado y D. Benito Gómez Farías,
El culpable, que respetaba y quería al Sr.
considerando la exaltación del pueblo, qui-
Degollado, se puso a salvo; sin embargo, así
sieron que el general José María Blancarte
y todo solía preguntar por su buen jefe.
permaneciera en el palacio de gobierno. —Quédese usted ahí, en esa pieza —dijo D. Santos Degollado a Blancarte, ofreciéndole amablemente una que seguía a la otra en que platicaban. —Corre usted mucho riesgo —le manifestó Gómez Farías. —Señores, mejor me lo llevo para mi casa —hizo observar el Sr. Antonio Álvarez del Castillo.
una vez en retaguardia, al general Nicolás Medina. —No se le acerque, porque lo manda fusilar. —¡Si he matado la víbora que le había de picar! —No le enseñe la cara, porque lo ha puesto fuera de la ley. —¡Ah, qué D. Santitos! ¿Conque es-
Y Blancarte se acogió a Castillo.
toy fuera de la ley? ¡Si yo nunca he estado
El coronel Antonio Rojas se presentó
adentro!
una mañana en la casa en que se hallaba
En San Joaquín, el 26 de Diciembre de
Blancarte; hizo que sus soldados dispara-
1858, después de hora y media de combate,
ran sus armas sobre él, y no satisfecho con
Miramón derrotó a Degollado.
haberlo matado, hubo uno que le machacó
No se arredró ante la mala suerte; pro-
la cabeza a culatazos. El hecho llegó a oídos
siguió resignado en la defensa de las ideas
de D. Santos Degollado. Primero no quiso
constitucionalistas, sufriendo derrotas y ob-
creerlo; pero después que supo la realidad,
teniendo una que otra victoria.
le abandonó la calma, esa calma suya que hacía que no tuviese arrugas en la frente.
El 10 y el 11 de Abril de 1859 fue derrotado por Márquez en Tacubaya. Allí olvidó en
Quiso poner su renuncia de Ministro
el campo una casaca y una banda que fue-
de Guerra y Marina y general en jefe del
ron puestos a la vista de la plebe en la Plaza
ejército federal. Los amigos le rodearon
de la Constitución, de esta Capital, para que
para convencerlo de la inconveniencia del
las cubrieran de lodo.
paso.
72
—¿Qué tal va el amo? —le preguntó
D. Santos Degollado fue a parar en Mi-
—No puedo permanecer en mi puesto,
choacán, para reorganizar fuerzas y seguir
por que los tratados son inviolables y la vida
batiéndose por la causa constitucional.
del hombre es sagrada. No puedo dejar sin
Ante jefes y soldados, aparecía inmaculado;
castigo este crimen. ¿Qué dirán de nosotros
a pesar de esto, Vidaurri tuvo la ocurrencia
cuando se sepa? Infame, villano…
de ponerlo fuera de la ley, el 19 de Septiem-
Hubo gran junta en la que discutieron
bre, por una pugna entre Zuazúa y los go-
mucho Vallarta y Ogazón, para que D. San-
bernadores de Aguascalientes y Zacatecas,
tos cambiara de parecer. Medio se calmó
que limitaba las ambiciones del gobernador
luego que Rojas fue puesto fuera de la ley.
de Nuevo León.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Nada le hacía dar un paso atrás, nada le
No quería ni que los jefes en las ciuda-
desalentaba, nada hizo desviar en un ápice
des ocupadas fueran al teatro, para que no
su constancia. Derrotadas las tropas en la
dieran qué hablar. Cuando llegaba su tropa
Estancia de las Vacas, el 13 de Noviembre de
a algún pueblo, prefería hospedarse en la
59, volvía a la carga más constante en San
casa consistorial que en una de familia, para
Luis, en seguida en Lagos, después en el
evitar molestias. Muchas ocasiones sucedía
Bajío.
que tras de larga jornada en que el cansancio
El 12 de Noviembre, víspera de la batalla
y el hambre estaban por matar a la tropa,
en Estancia de las Vacas, tuvo una conferen-
al Estado Mayor y a él, se negaba caballero-
cia con Miramón bajo un mezquite, entre la
samente a aceptar las ofertas que familias
Calera y la hacienda del Rayo.
enteras le hacían, al llegar a un punto.
No pudieron llegar a ningún acuerdo. Al despedirse, Miramón dijo a Degollado: —Mañana lo derroto a usted, como tres y dos son cinco. A lo que respondió D. Santos:
—Excelentísimo señor, pase usted a la mesa con su Estado Mayor. —Gracias, mil gracias. No se molesten ustedes, señoras. Si ya comimos. El general Ghilardi, que a las espaldas
—Mi deber no es vencer, sino combatir
del jefe escuchaba la oferta y el rehusa-
por principios que al fin tienen que triunfar,
miento, débil de cansancio, hambre y sed,
porque son los de una revolución grandiosa
como en realidad se encontraban todos,
que en el orden moral está verificándolo en
perdía la paciencia y su cachaza de italiano,
todo el país.
y respondía:
Y era la verdad: D. Santos Degollado no tuvo otra mira en la revolución. Siempre pobre, estaban primero sus soldados que él. Cuando había, los jefes sin distinción recibían un peso por cabeza; pero D. Santos Degollado rara vez recibía sueldo. Lo poco que tenía lo iba gastando con una economía proverbial. Una botella de vino en la mesa, a la hora de comer, lo inquietaba hasta la nimiedad. Le decía al proveedor: —No ponga usted vino en la mesa. Dirán que si para esto queremos los préstamos. Bas-
—Sí, señoras, moléstense ustedes: tenemos mucha hambre. Y luego volviéndose a sus compañeros, decía: —Este Don Santos no come, no bebe, no pasea, no nada. —La necesidad de sus fuerzas lo obligó a dar su consentimiento para ocupar la conducta de Laguna Seca, de 1.100,000 pesos y aún quiso que toda la responsabilidad recayera sobre él, en Septiembre de 1860. Con este motivo decía en su manifiesto a la nación:
ta una comida sencilla sin estos lujos. Es preci-
“Había reservado para mí y para los
so cuidar de los recursos del soldado y no verse
míos, hasta la severidad mezquina, un nom-
obligado a gravar con más contribuciones a los
bre puro que legar a mi familia; pero un día
pueblos, que son los que pagan todo esto.
la necesidad en nombre de mi causa llamó d . santos degollado
73
a mis puertas para pedirme ese nombre y
A su llegada a Toluca, el 2 de Diciembre,
entregarlo a la maledicencia, y yo consentí
se les “recibió con hospitalidad y grandes
en entregarme como reo y sufrir ese suplicio
honores por el general Berriozábal”, que era
peor que el martirio, porque en el martirio
Gobernador y General en jefe de la división
consuela la mano generosa de la gloria”.
del Estado de México.
Solamente se le lanzó el anatema de to-
Amaneció nublado el día 9; a corta dis-
dos los jefes, de Zaragoza, Huerta, Doblado,
tancia no podía distinguirse bien. Una avan-
Valle, Ogazón y Aramberri, el 29 de Sep-
zada de las fuerzas del general Berriozábal
tiembre, al querer celebrar un proyecto de
fue sorprendida por los exploradores de Ne-
pacificación del país con el ministro inglés
grete, cuyas blusas eran de igual color que
Mathew.4
las de aquélla.
Juárez lo destituyó del mando del Ejército.
Estaban hospedados D. Santos Degolla-
Todo su pecado fue ese conato de pro-
do y el Sr. Gómez Farías en la casa del Go-
yecto, cuya alma era el evitar más derra-
bernador. Allí el enemigo los sorprendió a
mamiento de sangre, en bien de la patria
los tres.5
y no en el suyo, como lo saben quienes le
El general Berriozábal supo por la coci-
sobreviven y entre los que hay muchos que
nera que Negrete andaba en las calles. Mon-
lo vieron humilde y pobre como la pobreza
tó violentamente a caballo para organizar la
y la humildad.
resistencia y estar a la cabeza de su tropa.
Más de una vez el general Miguel Blanco le llegó a decir:
Hubo fuego graneado, pero ya fue tarde: casi a todos los cogieron de improviso.
—¡Cómo, señor! ¿Usted mismo arreglando su ropa?
D. Santos, tuvo que ceder a los ruegos de una familia para pretender su salvación
Y no era don Santos Degollado a secas: era Ministro de Guerra y Marina y general en jefe del Ejército federal.
por las azoteas de la manzana. Herido en la cabeza, el general Berriozábal fue hecho prisionero. Tuvieron la misma suerte Degollado y Gómez Farías.
III Destituido D. Santos Degollado del mando del Ejército, el 4 de Noviembre de 1860 salió de Quiroga para Toluca. En Querétaro, el día 25, se le unió Don Benito Gómez Farías, su íntimo amigo.
En la cárcel se les formó cuadro para fusilarlos. No esperaban más que los disparos, 5
Don Melchor Ocampo dice en carta fechada en
Veracruz el 17 de Diciembre de 1800 y dirigida al mismo Sr. Corzo, antes citado: “Hemos tenido últimamente la desgracia, el día 9, de que el Sr. Beriozábal se haya dejado sorprender en Toluca. Esto nos ha hecho perder más de mil hombres y lo que es
Don Benito Juárez decía en una carta fechada en
peor, ha hecho caer en manos de Miramón al Sr. Dego-
Veracruz el 28 de Noviembre de 1860 y dirigida al Sr. Án-
llado, a Farías (Benito) y otras personas importantes que
gel Albino Corzo, entonces gobernador de Chiapas:
yo creo servirán de obstáculo, como rehenes, para termi-
4
74
“Como usted, sentí el paso en falso del Sr. Degolla-
nar netamente la cuestión. Supongo y deseo que tal golpe
do, pues nunca podré olvidar sus buenos servicios ante-
vuelva más cautos a nuestros demás jefes que ya están
riores”.
bastante cerca de México”.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
cuando logró salvarlos el general José Joaquín de Ayestarán. Miramón mandó llamar a Berriozábal al palacio de Gobierno. —Han caído en mis manos —le dijo Miramón. —Ya lo veo —respondió Berriozábal.
Márquez ordenó, al atravesar un bosque, que la escolta disparara sobre los prisioneros, si las guerrillas de Aureliano Rivera hacían fuego entre la montaña. Hubo instante en que de Ayestarán se cambiara palabras duras con Márquez. Sonaron disparos de las guerrillas de Au-
—Los voy a fusilar.
reliano Rivera, y no les llegó la muerte a los
—¿Para eso me llamaba usted? Está bien.
prisioneros que ya la esperaban por detrás.
Miramón varió de tono y ordenó que lo curaran la herida al general Berriozábal. Temprano el 10, los prisioneros en un
En la Capital fueron alojados en el Palacio Nacional. Se les atendió, se les consideró; pero ignoraban lo que acontecía.
coche salieron entre filas, bien escoltados,
El 24, a las siete de la noche, Miramón,
de Toluca para México. Miramón se encon-
de bota federica, puesto el sombrero y con un
traba en el balcón de Palacio en el momento
fuete en la mano, se presentó en la habitación
que pasaban los prisioneros.
de Berriozábal, Degollado y Gómez Farías. Les
Por la ventanilla del coche asomó una cara desconocida. —¿Quién es ése? —preguntó Miramón desde el balcón. —Excelentísimo señor, es Don Juan Govante —dijo un oficial. —Qué eche pie a tierra y que camine así —ordenó Miramón. Govantes había sido reaccionario neto.
manifestó que abandonaba la Capital, encargándolos del orden, para lo cual les dejaba un piquete de soldados a discreción. Libres los tres prisioneros, habiendo rehusado tener el mando en la ciudad D. Santón Degollado por estar procesado, el general Berriozábal dio toda clase de garantías a los habitantes. El 1o de Enero de 1861 entró el Ejército fe-
A la hora de dormir en Lerma, el general
deral al mando del general González Ortega.
Antonio de Ayestarán los vigiló durante la
Nunca México ha visto mayor entusias-
noche en la pieza que les servía de cárcel.
mo del pueblo como esa vez.
Más tarde, cuando de Ayestarán no los
La ciudad estaba engalanada; por las
dejó un instante solos en la travesía, supie-
calles donde pasaba el Ejército llovían esen-
ron la causa del excesivo cuidado: Mira-
cias y flores; no había espectador que no lo
món, recelando mucho de Márquez, había
vitorease.
puesto bajo la responsabilidad de Ayesta-
González Ortega, que traía el estandarte
rán la vida de Berriozábal, Degollado y Gó-
de la ciudad (frente al Hotel Iturbide), hizo
mez Farías.
que se le incorporasen, para participar de la
Una hora llegó, en un punto del camino,
gloria del triunfo, Berriozábal y Degollado,
en que la vida de los tres fue severamente
quienes se hallaban detrás de una vidriera
amenazada, la muerte puesta a la vista.
viendo el desfile. d . santos degollado
75
Ahí el general González Ortega mani-
“Bien o mal, yo he servido a la causa na-
festó públicamente, estrechando entre sus
cional, y he probado, hasta en mis desacier-
brazos a D. Santos Degollado y vitoreándolo,
tos, mi buena intención y anhelo por ser útil
que a él le pertenecía la ovación, porque era
a mi país.
el primero por su constancia y su fe. Juárez, Ocampo y Amparán, visitaron a
sea, al fin es un hecho que fui uno de los
D. Santos Degollado el día 13, en su casa,
caudillos del pueblo, y cuanto mal se diga o
número 2 de San Juan de Letrán.
se publique de mí, debe afectar a los demás
El gran jurado no pronunciaba aún en la acusación el “ha lugar a proceso”. Seguía siendo Magistrado de la Suprema Corte de Justicia.
caudillos y deshonrar al gran partido liberal en presencia de los reaccionarios. “No busco ni la gratitud ni el aprecio público por mis servicios, porque ya sabía
Más antes había mostrado un rasgo de
antes de ponerme al frente del Ejército cons-
desprendimiento de su personalidad, sacrifi-
titucional, que en todos los países y en to-
cándola por el amor de la patria.
dos los tiempos los servicios a la patria no
Dos veces se sujetó a juicio, del Congreso y de la Corte, por la cuestión Barrón-Forbes, que costó dos millones de pesos de indemnización. Ahora que se le formaba otra causa, le
han encontrado más que almas envidiosas y corazones desgraciados. “Si antes me cogiere la muerte, tengo hijos y amigos que sabrán volver por mi honra”. Su honra le preocupaba.
asistía también la justicia; pero “los hom-
Lo primero que preguntó al general Ra-
bres de la fortuna, del poder y de la fuerza
món Iglesias, al irle a tomar la declaración el
estaban contra él”.
27 de Febrero, fue:
El Artesano Libre, de Morelia, y El Par tido Puro, de esta Capital, lo insultaban y
—Dígame usted los nombres de mis acusadores: ¿quiénes son?
vilipendiaban estando sub judicie: le decían
El general José María Arteaga le escribía
calumniador, loco, cuasi general, vergon-
de Querétaro el 28 de Marzo, participándole
zante, tinterillo y que había incurrido en
que había salido electo presidente en aquella
escandalosa defección y colgado para lu-
ciudad y en San Juan del Río.
dibrio del viento la siempre virgen cuanto victoriosa espada. Y él replicaba en Abril de 1861: “Siempre se me ha visto bajo los fuegos
76
“Por despreciable y poco digno que yo
Le ofrecían la cartera de Guerra y Marina el 8 de Abril. En esto llegó a sus oídos la noticia del asesinato de Ocampo.
del fusil en las acciones de guerra, retirarme
Gómez Farías se presentó a la casa nú-
el último de los campos de batalla y cuidar
mero 2 de San Juan de Letrán, que habitaba
la retaguardia en todas las retiradas, para
Don Santos Degollado, y le refirió el hecho.
reunir y reorganizar las fuerzas que estaban
—Iremos a vengarlo —dijo D. Santos.
a mis órdenes.
—No podemos —respondió Gómez Farías.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
—Pediremos licencia, y si no, nos marcharemos. D. Santos Degollado se apoyó del brazo
—Ese no es mi negocio. El gobierno me dice que viene y debo estar aquí —respondió D. Santos.
de Gómez Farías y se dirigió a la Cámara,
Sacó su reloj y dijo a Berriozábal:
a solicitar el permiso de ir a la guerra para
—Usted debe de volverse.
vengar a Ocampo.
—Da usted dado en este monte tan pe-
Al presentarse en el salón, todos los dipu-
ligroso.
tados se pusieron de pie; y luego que dijo
—Tomaré mis precauciones.
el fin que allí lo llevaba, fue objeto de una
—Entonces quedo a las órdenes de usted.
ovación unánime.
Y avanzaron: Berriozábal iría por todo
Partió a Toluca para cumplir su solemne promesa.
el camino real hasta encontrarse con el convoy y el general Degollado por entre la mon-
Había dicho en la Cámara:
taña; pero antes, para emprender la marcha
“Mi deseo se limita a marchar a la guerra,
unísona, ganaría las cumbres del frente de
no para sacar de sus hogares y asesinar a
la Pila y en señal de su llegada tocaría diana.
los enemigos indefensos, sino para batirme
El general Berriozábal en menos de un
cuerpo a cuerpo con los asesinos”. A la puerta de la casa del general Berrio-
cuarto de hora de espera oyó un tiroteo y en seguida la diana prometida.
zábal, Gobernador y jefe de la división del
Y siguió la marcha.
Estado de México, cuando los caballos pia-
En Cuajimalpa el teniente Perfecto Soto
faban de impaciencia por la tardanza de los
se le presentó a noticiarle la derrota del ba-
jinetes que no acababan de despedirse aden-
tallón de rifleros de San Luis.
tro, sus muchos amigos quisieron disuadir a D. Santos Degollado del propósito que tenía tomado: vigilar el convoy que debía salir de Tacubaya a su paso por el Monte de las Cruces, el día 16 de Junio de 1861. El general Berriozábal le acompañó en el camino. Hicieron alto en Las Cabezas. Llegaba la diligencia de México y venía el ayudante Francisco Taboada. —¿Qué sucede con el convoy? —le preguntó D. Santos Degollado. —Está en Tacubaya —contestó Taboada. —Retirémonos a Lerma —dijo Berriozábal al Sr. Degollado.
El jefe se resistió a creerlo; sin embargo retrocedió para reconocer el campo. Algunos disparos le hacían de entre la montaña a las faldas de las cumbres. Vio pendientes de los árboles muchos cadáveres de soldados. Ya no le cabía duda: D. Santos había sido derrotado. En Huisquilucan supo que Degollado había muerto. Allá arribado las cumbres, después de haberse batido valientemente sus soldados, el enemigo hizo multitud de prisioneros, y luego obligó a los mismos cornetas y tambores del batallón de San Luis que tocasen diana. d . santos degollado
77
D. Santos, pistola en mano, descendía la pendiente al paso de su caballo. Se rompió la brida; se apeó a anudarla y fue hecho prisionero. Conducido entre filas, un soldado indígena que se apellidaba Neri le disparó un tiro por detrás en el cerebelo. Fue enterrado por orden de Gálvez en Huisquilucan.
Los restos estuvieron expuestos en el Palacio Municipal. La comitiva del entierro, en la que iba el presidente de la República, recorrió el Portal de Mercaderes, Plateros y San Francisco. En el centro de la Alameda, bajo una rotonda, se pronunciaron discursos. El cadáver quedaría depositado en el Panteón de San Fernando, según la invita-
Una oración fúnebre le pronunció el Sr. Francisco Schafino que andaba plagiado por Buitrón.
ción del Gobierno del Distrito, que se hizo representar por el Sr. Pascual Miranda. El 2 de Noviembre de 1889, el Sr. Francisco
Corriendo el tiempo, el general Berrio-
Alatorre, empleado actualmente en la garita
zábal derrotó a una tropa reaccionaria en
de la Tlaxpana y antiguo soldado del general
Toluca, y entre los muertos se encontró al
Santos Degollado, visitó el Panteón Inglés
indígena Neri.
Una arboleda alta y frondosa, la tierra
Llevaba aún en el dedo una prenda de su
negra y húmeda de fertilidad; la gente iba y
ilustre víctima: un anillo que lucía un jaspe
venía por las amplias y frescas calles; en los
y un gorro de la libertad con este letrero abajo:
sepulcros, cargados de adornos, ardían cirios
“Todo por ti”.
y los deudos parecían retraerse y estar en vela; el recogimiento del dolor reinaba. VI
El general Francisco Alcalde, de paso por
contraste; entre el rico embellecimiento arti-
Huisquilucan el 5 de Julio de 1862, exhumó
ficial había un sepulcro humilde, lo señalaba
los restos de don Santos Degollado.
el césped y un valladito de arquillos de bejuco
Yacía cerca de la puerta de la iglesia.
y un ciprés con sus ramas secas y su sombra
Un soldado del general Aureliano Rivera,
le lloraba. Al encuentro salía un frontón en
que había presenciado el entierro hecho por
el que se leía éste como recuerdo de la patria:
Gálvez, indicó el sitio. El cadáver estaba bien conservado:
El General Santos Degollado. —15 de Junio de 1861.
en camiseta, calzoncillos, una herida en
El soldado se descubrió y echó a volar su
el cerebelo, otra en el cuello y otra en el
memoria: Morelia, Guanajuato, Jalisco, Co-
pecho.
lima, Toluca, el Monte de las Cruces.
Se leía en el interior de la tapa del ataúd: Aquí yacen las restos del desgraciado C. Santos Degollado. — Un amigo suyo. —Schafino. El 21 se le hicieron suntuosas honras fúnebres en esta Capital. 78
De súbito, el soldado se detiene ante un
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Y luego olvidó todo y se puso a orar por su buen jefe. Ahí reposaba su general, el Colmenero como lo llamaban, el valiente que no hizo mal a nadie, que tuvo más patriotismo que
ninguno, que fue siempre justo y honrado y cariñoso.
—¡Pobre hombre! No lo comprendió su siglo, no lo conoció su país.6
Lo veía con la eterna dulzura en el rostro
Ángel Pola
alentar a sus soldados en las batallas, infundirles la esperanza, hacer que amasen a la patria sacrificándose y ofreciéndole la vida. —¿Por qué aquí? ¡Ah, eres humilde hasta en la muerte! —dijo el soldado.
Esta biografía es el resultado de una serie de entre-
6
vistas con los generales Nicolás Medina, Felipe Berriozábal, Mariano Escobedo, Miguel Blanco, Refugio I. González y los Sres. Benito Gómez Farías,* Mariano Degollado, hijo del héroe, y Julián de los Reyes, todas personas muy respetables que trataron en la intimidad a don Santos
Un año ha transcurrido.
Degollado. Ahí están para que digan al que llegase a du-
El tiempo ha hecho más humilde el se-
verdad. He procurado repetir lo más fielmente posible lo
pulcro de don Santos Degollado. Bien le decía el Archiduque Maximiliano al general Nicolás Medina, en 1864:
dar de la exactitud de algún diálogo, o anécdota, si digo a que me han platicado. *El 24 de Diciembre de 1861, D. Benito Gómez Farías abrigó en su casa, calle de San Bernardo núm. 11, a la esposa y dos niños de Miramón, para resguardarlos de la ira popular.
Benito Ju· rez 1806-1872
Rodeado por elevadas cimas, circundado por
por el documento que insertamos a conti-
un bosque de árboles frutales, y adornado
nuación y que se encuentra en el libro de
con un lago formado por las filtraciones de
bautismos de la Parroquia a que se refiere el
la sierra, lago al que llaman sus habitantes la
mismo escrito. Éste, dice así:
Laguna encantada, por la eterna limpidez de
En la Iglesia parroquial de Santo Tomás
sus aguas, encuéntrase el pintoresco pueblo
de Ixtlán, a veinte y dos del mes de Marzo del
de San Pablo Guelatao, perteneciente al Dis-
año de 1806, yo D. Ambrosio Puche, vecino de
trito de Ixtlán, en el Estado de Oaxaca. En
este Distrito, bauticé solemnemente a Benito
ese humilde pueblecillo existe un pequeño
Pablo, hijo legítimo y de legítimo matrimonio,
solar y en él, una pobre cabaña compuesta
de Marcelino Juárez y de Brígida García, in
de dos cuartitos, el más grande de ellos, pro-
dios del pueblo de San Pablo Guelatao, perte
visto de un portalito que cubre la entrada
neciente a esta cabecera. Sus abuelos paternos
de la puerta, rodeado todo el terreno por
son Pedro Juárez y Justa López, los maternos Pablo
algunos arbustos, no más grandes que la
García y María García, Fue madrina Apolo
cerca que limita el solar; y hacia la derecha
nia García, india, casada con Francisco Gar
de la habitación más grande y ya fuera de
cía, advirtiéndole sus obligaciones y parentesco
los límites de esa humilde propiedad, un ár-
espiritual.
bol, que da más poesía si cabe al conjunto
Y para constancia firmo con el Sr. Cura.
de aquella casita y aquel terreno, rústicos y
(Firmado): Mariano Cortabarría.— Ambrosio
pobres, pero adornados soberbiamente con
Puche.
todas las espléndidas galas de una naturaleza exuberante.
La familia de Juárez tenía las pequeñas comodidades comunes a los habitantes de
En ese pueblo y en esa casita, nació Be-
aquellas comarcas; es decir, una chocita, terre-
nito Juárez el 21 de Marzo de 1806 y fue
no donde labrar y algunos animales domés-
bautizado al día siguiente, según consta
ticos; pero todo esto distaba mucho de
˜ 81 ˜
poderse llamar siquiera una mediana rique-
huérfano, el trato algo duro que recibía en
za y dadas la época, las circunstancias y la
su propia casa y su deseo de ser más de lo
raza a que perteneció Juárez, los padres de
que hasta entonces fue.
éste no podían ofrecerle otro porvenir que
Sin apoyo y sin recursos ningunos, se
el de una vida monótona, dedicada a las fae-
dirigió a la ciudad de sus ensueños con el
nas agrícolas.
objeto de buscar un humilde empleo con
El humilde indígena fue huérfano cuan-
alguna familia que pudiese recibirlo. Al lle-
do apenas contaba tres años de edad, que-
gar a Oaxaca se refugió primero en la casa
dando por lo mismo, primero al cuidado de
donde servía una hermana suya, y se en-
su abuela Justa López, y de su tío Bernardi-
contró poco después con el amparo de un
no después. La humilde posición del pobre
hombre caritativo que le dio instrucción y
niño, el aislamiento en que estaba el pueblo
sembró sobre todo en el corazón del niño,
en que nació y la dificultad grande que aún
sentimientos de honradez y probidad: este
subsiste hoy en la República, para instruir
filántropo fue el Sr. D. Antonio Salanueva,
a los hijos de los habitantes de los campos,
encuadernador de libros y miembro de la
impidieron que Juárez recibiera ninguna en-
Tercera Orden de San Francisco.
señanza, creciendo en este estado hasta los
El protector de Juárez enseñó a éste lo
doce años, edad en la cual todavía no sabía
que entonces constituía la instrucción pri-
leer ni escribir, ignorando hasta la lengua
maria, reducida en aquella época a la lectura,
castellana.
la escritura, las cuatro reglas de la aritmética
Había desde entonces en los indios de
y el Catecismo del Padre Ripalda, aprendido
la raza Zapoteca a que Juárez pertenecía,
de memoria; y esta enseñanza la impartió
especialmente en los de la sierra N. E. de
Salanueva a Juárez con una solicitud verda-
Oaxaca, la costumbre de llevar a los retoños
deramente paternal y un desinterés digno
a que sirviesen como domésticos en la ciu-
de todo elogio.
dad que hoy es capital de Estado, sin exigir
Y no paró allí la solicitud del humilde
más retribución que el vestido, los alimen-
religioso, sino que también procuró a Juárez
tos y la instrucción primaria; exigencia esta
su instrucción secundaria. La intención de
última que honra a esa raza de indíge-
Salanueva era dedicar a su protegido al esta-
nas y que ha dado muy buenos resultados,
do eclesiástico, por ser éste entonces el más
puesto que con ella se ha propagado rápida-
productivo, el más estimado y el que seguían
mente la instrucción en los pequeños pue-
preferentemente los pocos indígenas que lo-
blos aislados en las montañas.
graban salir de su primitivo estado; había
Varias
82
circunstancias
contribuyeron
además la circunstancia de ser Salanueva
a que Juárez se decidiera a abandonar su
muy religioso y apegado a las costumbres de
pueblo y su choza en 1818, cuando tenía
sus mayores, y tener como tenía una gran
12 años; siendo entre éstas de las más im-
vocación por la carrera que había abrazado;
portantes, el desamparo en que vivía como
así es que con el propósito ya dicho, hizo
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
ingresar a Juárez como alumno externo del
imperio proclamado por un sargento y cuya
Seminario de Oaxaca.
existencia fugaz y transitoria había de ser
La instrucción que se daba en estos es-
menor de dos años; proclámase después la
tablecimientos era por demás deficiente y
República federal, tiene México como país
escasa y reducida a ensenar bien o mal, el
independiente la primera Constitución y
latín, los cánones, la teología y un totum re
verificase asimismo el total abandono del
volutum extraño, incomprensible, que con el
poder español sobre el territorio mexicano,
objeto de que tuviera algún nombre, se le
a consecuencia de la entrega del castillo y
dio el inadecuado o impropio de filosofía.
fuerte de San Juan de Ulúa, hecha a nues-
La instrucción científica en los referidos
tras autoridades.
establecimientos y en esa época, se reducía
Con el establecimiento de la República
a principios de matemáticas y física explica-
federal se produjeron, dice un escritor, “las
dos a medias. La instrucción religiosa estaba
primeras discusiones sobre las personas y
muy por encima de la científica y se daba la
las cosas, los primeros ensayos que provoca-
preferencia sobre todos los estudios llama-
ron forzosamente una reacción en los cere-
dos profundos al de la teología; y todo esto
bros juveniles, los cuales veían, no sin gran
sin contar con los trabajos del clero para im-
asombro, que aquellas ideas condenadas no
pedir que se propagasen obras e ideas nue-
hacía mucho, que aquellos principios que se
vas, y de la previa censura que ahogaba toda
les había enseñado como heréticos y perni-
clase de manifestaciones intelectuales cuan-
ciosos, eran las bases del nuevo edificio so-
do no eran solamente ortodoxas.
cial, y que los hombres que habían iniciado
En cambio, en poblaciones como Oaxaca,
la independencia y habían sido excomulga-
eran los seminarios, no las principales sino
dos, perseguidos y ejecutados como bando-
las únicas casas de educación que entonces
leros, eran declarados héroes y beneméritos
existían; en ellas muchas de las armas para
de la patria en grado heroico, y sepultados
la lucha por la vida, como el trato social, las
con pompa en las catedrales”.
buenas maneras, el conocimiento y práctica
El protector de Juárez no desistió, sin
del mundo, eran completamente desconoci-
embargo, de su propósito, e hizo que tan-
das y todo este aprendizaje venía a hacerse
to su pupilo, como D. Isidro Sánchez y D.
después, cuando el antiguo alumno era ya
Francisco Perea, a quienes protegía igual-
hombre formado.
mente y que fueron curas más tarde de la
Juárez ingresó al seminario de Oaxaca
diócesis de Oaxaca, se dedicaran al estudio
en 1821 y terminó brillantemente su curso
de la teología; pero las circunstancias deci-
de filosofía en 1827. Durante este periodo
dieron otra cosa y el porvenir de Juárez fue
se habían sucedido en nuestra patria acon-
muy distinto del que el padre Salanueva
tecimientos de inmensa trascendencia: pri-
soñó para su protegido.
mero, se había verificado la consumación de
En efecto, la Legislatura del nuevo Es-
la autonomía de México; a poco surgía un
tado creó por una ley expedida en Agosto benito juárez
85
de 1826, el Instituto de Ciencias y Artes, en la
chos esfuerzos y dificultades. Había conclui-
Capital de Oaxaca. Muchos alumnos del
do, sin embargo, la tarea más fácil para todo
Seminario ingresaron al nuevo Instituto
hombre, teniendo Juárez ante sí el problema,
y Juárez fue uno de ellos, lo que equivalió
las más veces difícil, del sostenimiento y pro-
a que quedara afiliado en el partido liberal
greso del individuo en la vida práctica; había
exaltado, pues las pasiones y rivalidades ha-
fabricado el campesino en Guelatao sus ar-
bían crecido hasta el grado de convertir los
mas, y a fe que éstas eran de buen temple y de
dos colegios superiores en centros de los par-
buen acero; pero le faltaba la lucha, verdadera
tidos políticos contendientes.
lucha por la existencia, y en ella iba a entrar el
Mientras el antiguo seminarista seguía
nuevo abogado, con el corazón lleno de fe y su
con toda regularidad los cursos del Instituto
carácter fríamente inflexible, probado como
en el cual llegó a ser profesor de Física ex-
lo había sido en la escuela de los sufrimientos
perimental, se verificaban en México las
y de la pobreza que, cuando existe una noble
elecciones generales de 1828, las más reñi-
ambición, es la mejor de las escuelas.
das quizás que ha tenido la República y en
El noviciado de las carreras, que desde
las que la lucha de los partidos dominantes
entonces era tan penoso como hoy, para la
se extendía hasta la juventud, distando mu-
mayor parte de los que por él tienen que pa-
cho de ser la de la capital de Oaxaca una
sar, no fue para Juárez más sonriente ni ha-
excepción.
lagador que para los más de los jóvenes que
En esas elecciones recibió el futuro be-
se lanzan al mundo llenos de esperanzas,
nemérito de América su bautismo político,
pero sin recursos pecuniarios; así es que no
y después de ellas volvía al seno del Instituto;
teniendo al principio negocios lucrativos, ni
pero ya entonces su carácter, sus relaciones
estudios bastante serios referentes a su pro-
y la época misma, lo impulsaron definiti-
fesión, que lo preocuparan, se dedicó con
vamente al terreno de la política, en el que
más afán, guiado también por su inclina-
entró de lleno con aquella su firmeza de
ción natural, a la política, cuyas contiendas
principios que hoy es proverbial en el Gran
conmovían en esa época toda la República.
Mexicano.
86
El primer puesto público que desempe-
En el año de 1832 obtuvo Juárez el títu-
ñó Juárez con tal motivo, fue el de regidor
lo de bachiller en derecho, y el 13 de Enero
del Ayuntamiento de Oaxaca en 1831. Al
de 1839, poco antes de cumplir los 28 años de
año siguiente, formó parte de la Legislatu-
su edad, recibió el título de abogado de los
ra del Estado, en cuyo puesto se mantuvo
tribunales de la República.
hasta 1834.
He aquí convertido a fuerza de constan-
En este tiempo tiene lugar una sucesión
cia, de energía y de sacrificios, a un oscuro indí-
de acontecimientos ante los cuales el espíri-
gena, a un humilde huérfano, en miembro útil
tu pensador de Juárez, principia a acentuar
y distinguido de la sociedad, con una posición
su carácter de hombre predestinado a las
honorífica y un título, ganados a costa de mu-
grandes obras.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Guerrero había sido engañado por aque-
la política, regando en el campo del porvenir
llos a quienes confiara con su proverbial sin-
ese semillero de futuras transformaciones
ceridad el cargo público que las circunstan-
que sustituyeron con una nueva fisonomía
cias habían colocado en sus manos.
la decadente faz de la antigua sociedad.
Bustamante se sirve de las fuerzas acan-
Las reacciones no se hicieron esperar;
tonadas en Jalapa, justificando la revuelta a
primero el pronunciamiento levantado en
que dio lugar con un lema que por desgracia
Morelia al grito de religión y fueros; después,
han empleado todos los que han levantado
el desconocimiento que hizo el Congreso
el grito de rebelión; lema que ofrece grandes
contra el Vicepresidente, la anulación de sus
atractivos a la generosidad popular, que no
reformas y de la Constitución de 1824 y el
escatima nunca sus esfuerzos cuando se tra-
establecimiento de la República Central.
ta de la felicidad pública: el restablecimiento de la Constitución y las leyes.
En estos vaivenes de la situación, Juárez fue llevado a la cárcel pública por primera
Tras este movimiento vino el que esta-
vez. Se le creyó complicado en una conspira-
lló en 1842; Pedraza aparecía al frente de
ción liberal y por espacio de muchos meses
esta revolución, que dio motivo al sufragio,
se vio privado de su libertad.
llevada a efecto poco después y por la cual
México atravesaba entonces por una
fue electo Presidente D. Antonio López de
época de inestabilidad pública. Los pro-
Santa-Anna y Vicepresidente D. Valentín
nunciamientos estaban a la orden del día.
Gómez Farías.
La oscilación de los elementos nacionales,
El grande hombre a quien la historia ha
indicaba que aún estaban muy distantes de
dado el nombre de Patriarca del partido li-
adquirir firme consistencia las institucio-
beral en México, caracterizó su vida pública
nes nacionales y que tendríamos que sufrir
con modificaciones sociales, que revelaban la
todos los trastornos y calamidades de una
superioridad de aquel talento extraordinario.
formación social. La República Central se
Con sus reformas, principiaron a germinar
sustituía con la República Federal y vicever-
las reacciones que después habían de formar
sa, y cada vez que ésta se levantaba sobre
a los ilustres sucesores de aquel gran patriota.
las ruinas de la primera, descollaban grandes
La resistencia se preparaba de una ma-
personalidades. Así vemos a Juárez desempe-
nera formidable: la expulsión de los frailes
ñar desde 1842 hasta 1845 el cargo de juez
y del prohombre de los clericales, Busta-
civil y de hacienda, ser llamado por el ge-
mante; la supresión de colegios religiosos; la
neral León, para desempeñar la Secretaría
reforma del plan de estudios y otras obras
de Gobierno en 44, y separarse a poco para
en fin, no podían pasar sin conmociones, en
ser nombrado fiscal del Tribunal Superior de
circunstancias en que se llevaban a efecto
Justicia.
contra un partido todavía fuerte y poderoso.
Por estas épocas principiaba a germinar
Pero el Sr. Gómez Farías era una verda-
una idea funesta, la de la intervención ex-
dera autoridad social y por eso formó escue-
tranjera, iniciada por D. Manuel Gutiérrez benito juárez
87
Estrada y después apoyada por impoten-
Pisistrato en la antigüedad, poseen el arte
tes traidores, que no se sonrojaron de sus
de fascinar a las multitudes, pero sin tener
menguadas concepciones; aquellos que más
como aquél el fondo patriótico que hizo de
tarde suscitaron el más espantoso conflicto
él un grande hombre; tenían que desenmas-
entre nuestra libertad y la ambición infame
carar a esos farsantes de la escena política,
de un monarca europeo.
siempre sedientos de ruidosos triunfos, pero
Una revolución derrocó a Paredes a fines de 46. Oaxaca entregó el poder por medio de
ni al holocausto silencioso.
una junta legislativa a un triunvirato com-
El americano se desbordaba desde
puesto de Fernández del Campo, Arteaga y
nuestras fronteras del Norte y fue necesa-
Juárez. El primero carecía de carácter polí-
rio procurarse los recursos necesarios para
tico, el segundo de prudencia, y Juárez fue
emprender una campaña contra el invasor.
entonces el único en quien se concentraban
El clero, en lugar de ofrecer, como debía, el
las esperanzas de partido.
dinero que rebosaba en sus arcas, dio paso
Desde este momento Juárez se hizo jefe.
al ejército americano que entró en la ciu-
El movimiento acaudillado por el gene-
dad de Puebla, maniatada por las intrigas
ral D. Mariano Salas restableció la Constitu-
de un obispo llamado Pablo Vázquez, que
ción de 1824, convocándose a elecciones de
no pidió al general enemigo más garantías
un Congreso para reformar la misma Cons-
que la de respetar las personas y bienes de los
titución.
eclesiásticos.
El Estado de Oaxaca nombró a Juárez,
Y todo esto por salvar quince millones
que en unión de otros oaxaqueños liberales
de pesos, que el Vicepresidente Farías exigía,
pasaron a la Capital de la República para
no para otros fines que los de la defensa de
tomar parte en las deliberaciones de aquel
la Patria.
Cuerpo legislativo constituyente.
88
nunca decididos al sacrificio desinteresado
Y como si no fuera suficiente angustia y
El primer acto de la Cámara fue llamar a
desvalimiento todavía, se aprovecharon de
Santa-Anna y Farías, a la Presidencia y Vice-
las circunstancias para levantarse en contra
presidencia, engañada como estaba todavía
de los defensores del país, distrayendo sus
con el primero, en quien se reunían ciertas
débiles fuerzas con las revueltas y asonadas
cualidades aparentes de grandeza y mérito,
que favorecían al ejército invasor.
que en realidad no correspondían sino a una
Oaxaca fue teatro de algunos de esos
ambición poco generosa de figurar y de lo-
movimientos que fueron declarados sub-
grar popularidad.
versivos por la Cámara Federal. Juárez salió
Los hombres como Juárez tenían que
de la Capital con dirección a su Estado, en
luchar con estas simpatías inspiradas por el
donde el desprestigio de la administración
error y la ignorancia; tenían que desvanecer
del Sr. Arteaga preparó la elección de nuevo
ese brillo de las personalidades seductoras,
gobernador, que recayó en Juárez, por acto
pero falsas; de esos personajes que, como
de la Legislatura. El nuevo periodo princi-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
piaría en Noviembre de 47 para terminar en
vantando fuerzas, ya estableciendo maes-
Agosto de 52.
tranzas, ya haciendo fabricar cañones y
En el lapso histórico en que el nuevo
pertrechos de guerra; el caso es que el grito
Gobernador asumió en sus manos los des-
de lucha no se dejó de oír ni un momento en
tinos del Estado, surgieron multitud de difi-
el Estado cuyos destinos regía aquel hom-
cultades que no consiguieron más que pro-
bre, hasta que se firmó la paz con el enemi-
bar la ley del gran carácter de ese hombre
go en 2 de Febrero de 1848, en la ciudad de
que la adversidad preparaba para mayores
Guadalupe Hidalgo.
conflictos.
Siguió luego una época de postración
Santa-Anna, dominado por el profundo
pública. Los gobernadores como Juárez
egoísmo con que le hemos caracterizado,
comprendieron que era indispensable em-
desertó del puesto en que el patriotismo
prender una obra de reparación social, y
sostiene a los grandes hombres en los mo-
a ella se dedicaron, no sin tener aquel que
mentos de la lucha. Él, el primer ciudadano,
vencer algunas dificultades, suscitadas por
se mostró más insignificante que el último
malos rumores, que dieron origen a serias
ciudadano; ¡qué decimos! entonces no tu-
complicaciones entre la autoridad civil y la
vimos últimos, todos fueron primeros en la
militar y que felizmente acabó por un arre-
defensa de su patria; todos fueron héroes y
glo amistoso entre Juárez, Gobernador del
las vías públicas se tiñeron con torrentes de
Estado, y Castellanos, Jefe de las armas.
sangre popular.
Juárez terminó su periodo llevando a
El gobierno de Oaxaca se opuso a que
cabo con una diligencia superior a todo elo-
el expresidente llegase a la Capital de aquel
gio, la organización del Estado. Acabóse de
Estado y sus cercanías, y después de una pe-
establecer en él, el contrato, se amortizó la
queña estancia en Teotitlán, marchó para el
deuda pública, se pagó el contingente fede-
extranjero, de donde, por un nuevo error del
ral, y la República entera lo aclamó un Esta-
partido liberal, fue llamado a ocupar la pri-
do modelo.
mera magistratura de la Nación.
Entre tanto, el puesto culminante de la
La invasión americana cruzaba sombría
Presidencia de la República había sustenta-
y aterradora los Estados de Veracruz, Puebla y
do las efímeras personalidades de los que
Valle de México.
fueron exaltados por los motines y por las
Hubo dolorosísimas infidencias; mien-
necesidades de la situación. Cuando Juárez,
tras que Oaxaca, Veracruz, Tamaulipas y
obediente al principio de no reelección, pro-
Tabasco se distinguían por su heroicidad
clamado en la Constitución del Estado, se
y sublime patriotismo, Yucatán, por ejem-
retiró a la vida pacífica del abogado y del
plo, nos abandonaba en la hora suprema y
educador de la juventud en los colegios, los
se declaraba independiente.
acontecimientos habían preparado la vuelta
Juárez, cuya constancia rayaba en mi-
de Santa-Anna, y el tránsfuga de todos los
lagrosa, no descansó un momento, ya le-
partidos, el vencido de Texas, Cerro Gordo benito juárez
89
y el Valle de México; el general inepto que
De hombres como Blanco, militar servil,
después de traicionar a sus conciudadanos
ministro abyecto, más digno de manejar las
había comprometido la honra nacional, vol-
riendas de un coche que las riendas de un
vía a recibir los destinos de un país a quien
Estado, y de hombres como Haro y Tama-
había servido tan mal, de manos de un par-
riz, ambiciosos y sin abnegación.
tido todavía alucinado por la vanagloria de un caudillo sin honor.
fausto de aquel imperio de sainete, lleno de
Volvió Santa-Anna, y su primer pensa-
lances cómicos y de situaciones en carica-
miento fue el de humillar a los pocos hom-
tura. Dos grandes dificultades se oponían
bres que como Juárez, no habían inclinado
a aquel lujo y a aquella profanación: la fal-
la cerviz ante su esplendor: a los pocos hom-
ta de recursos y la protesta de los hombres
bres que como D. Joaquín Ruiz, protestaban
honrados y circunspectos. Lo primero que-
llenos de indignación contra los abyectos
dó remediado con el reconocimiento de
que se arrastraban ante los fulgores de ese
la Comisión de bonos por la casa Lizardi, la
astro sin luz propia, de ese ídolo político,
venta de la Mesilla a los Estados Unidos,
que una revolución ilustrada había de arro-
los contratos con agiotistas, el aumento de
jar al pie de su pedestal, para que la posteri-
impuestos y la creación de contribuciones,
dad le recogiera esa inmerecida admiración
como la de puertas y ventanas. Para evitar la
de que tal vez se creyó acreedor, y para re-
segunda dificultad, declararse Alteza Serenísi
legarlo al desprecio histórico, que es el pan-
ma, arrancar de su hogar al hombre pacífico
teón en donde reposan los recuerdos de los
para convertirlo en soldado, destituir de sus
muertos políticos.
cargos a los que se mostraron desafectos;
En 20 de Abril de 1853, entró Santa-An-
aumentar el espionaje, fusilar a los descon-
na a México en medio de los aplausos de sus
tentos y fulminar órdenes de proscripción,
partidarios y prestó un juramento ante la
plagiando oficialmente a los condenados
Suprema Corte de Justicia, que no cumplió
que sin motivo alguno se veían de la noche
en ninguna de sus partes. Juró defender la
a la mañana lejos de su familia y en extraño
integridad del territorio nacional, y vendió
suelo.
gran parte de nuestro suelo; juró promover la prosperidad de la Nación, y labró su rui-
90
Entonces principió a desplegarse el
Ocampo fue una de esas víctimas. Juárez fue otra.
na y desprestigio; juró sujetarse a las bases
Juárez, que desde el cumplimiento del
adoptadas por un plan liberal y se arrojó a
cargo que desempeñó como Gobernador
los brazos del clericalismo.
del Estado, se había retirado a la vida
Compuso su gabinete de hombres como
privada, encontrábase a la llegada de San-
Alamán, el envidioso de las glorias de nues-
ta-Anna en Etla, arreglando algún negocio
tros héroes de la independencia, el difama-
de su profesión. Allí fue encarcelado violen-
dor de nuestras grandezas y el jefe del ga-
tamente y llevado a Puebla, en donde el hijo
binete que compró la cabeza de Guerrero.
del dictador se apoderó de su persona y lo
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
condujo hasta Veracruz. Sufrió un encierro
bre las cuales descansaba eran firmes, sóli-
en los calabozos de Ulúa, y a los cuatro días
das y capaces de resistir todas las tormentas
se le trasbordó a un paquete inglés que zar-
del porvenir.
pó a La Habana, en donde Juárez permaneció algún tiempo.
La revolución de Ayutla, iniciada en el pueblo de ese nombre por el coronel Floren-
De La Habana pasó a Nueva Orleans,
cio Villarreal, había levantado la bandera de
en cuyo puerto se proporcionaba el sustento
la regeneración para restaurar el arruinado
con su trabajo personal, viviendo con mise-
edificio de la soberanía nacional.
ria en el barrio más pobre de aquella ciudad,
El 1o de Marzo de 1854 se proclamó el
pero siempre resignado y fuerte ante el
plan en el que se desconocía la autoridad del
infortunio.
dictador, se convocaba a un Congreso Cons-
El estudio del inglés y de la Constitución
tituyente y se invitaba para secundar dicho
americana, era la única distracción que podía
plan a los Exmos. generales Bravo, Álvarez
proporcionarse en sus horas de destierro.
y Moreno.
Así permaneció dos años dos meses,
Santa-Anna marchó en contra de los
hasta que los nuevos acontecimientos de su
pronunciados; pero el Estado en que se le-
patria le proporcionaron manera de devolver-
vantó ese grito de libertad era inexpugnable
se a su suelo natal. La revolución de Ayutla
y allí sufrió crueles humillaciones, que el
principiaba a vislumbrarse en el horizonte
servilismo del partido santanista se encargó
político de nuestra nación.
de disimular en la Capital con ovaciones y
Ya los primeros fulgores brotaban del
arcos triunfales.
Sur, prometiendo una tempestad cargada de
Entonces fue cuando el tirano mandó
rayos. Ya era necesario; la atmósfera social
decretar un plebiscito para que todos los
estaba viciada con los miasmas de una si-
habitantes de la República manifestasen su
tuación prostituida y descompuesta.
opinión sobre quién debía ocupar la Presi-
La sociedad, formada de seres en cu-
dencia de la Nación, castigando hasta con
yas almas habíanse esterilizado ya todos
la muerte a los que declarasen contra sus
los gérmenes de las grandes ideas, llegó a la
intenciones.
postración de la decrepitud pública, y era
Pero todo fue inútil: la revolución pren-
indispensable que los elementos juveniles
día eficazmente en un terreno dispuesto ya
del país vinieran a sustituirla, demoliendo
a las reformas que aquella proclamaba; y
las ruinas de la vieja sociedad para levantar,
ante la impotencia de oponerse al torrente
sobre nuevos cimientos, el monumento del
que se desbordaba, escapó Santa-Anna co-
porvenir nacional, el gran edificio a cuyos
bardemente el 9 de Agosto, dejando com-
pies veríamos después estrellarse los impo-
prometidos a sus más fieles servidores.
tentes esfuerzos de la reacción, sin alcanzar
El general Rómulo Díaz de la Vega pro-
sus fines; antes por el contrario, sirviendo
clamó un plan apoyando el de Ayutla y que
para demostrar al mundo que las bases so-
fue sostenido por la guarnición de México; benito juárez
91
es decir, por los mismos que momentos
apartar de él; y tan pronto, que Ocampo ha-
antes sostenían principios abiertamente
bló en un folleto de sus días de ministerio y
opuestos a aquellos a los que por el nuevo
Juárez también se hubiese excusado de to-
plan se sujetaban.
mar participio en aquella política ambigua
La Revolución, en tinto, prosperaba día
si su patriotismo no lo hubiese reclamado
a día; el general Álvarez convocó una junta
para responder al llamamiento que se le ha-
que lo nombró Presidente provisional, sa-
cía en esos instantes en que debido al presti-
tisfaciendo así las exigencias de la fracción
gio de su nombre, pudo salvarse Oaxaca de
liberal reformista que no perdió nunca de
la profunda anarquía en que se hallaba.
vista las reformas iniciadas por Farías, y en-
Entre tanto, las reacciones tomaban
tre cuyos ardientes partidarios se contaba
cuerpo en sublevaciones, protestas, motines
Juárez, que fue nombrado Secretario de Jus-
y gritería de la gente religiosa. El espíritu
ticia por el nuevo Ejecutivo.
pusilánime del Presidente abultaba el peli-
El desterrado de Nueva Orleans había
gro que le amenazaba, y aquel soldado tan
vuelto a la patria a los primeros anuncios de
valiente en los conflictos materiales de dos
la revolución de Ayutla.
ejércitos que chocan, temblaba como débil
Una de las primeras obras de Juárez en
hoja ante los anatemas, ante los estigmas,
su encargo, fue la expedición de la Ley de 55,
intolerancias y terribles resentimientos que
suprimiendo los tribunales especiales, los
el retroceso levanta en el campo moral de
fueros y privilegios del clero y del Ejército,
sus represalias, para amedrentar a los que
y como era de esperarse, suscitó una oposi-
sin la energía necesaria quieren aparecer per-
ción tenaz en el partido conservador.
sonificando las ideas del progreso.
Los ánimos principiaban a exacervarse,
Comonfort era muy débil para sostener
la discordia empezó a introducirse entre los
el peso de la situación, y agobiado bajo su
mismos liberales, y en tales circunstancias
gran pesadumbre, tenía que rendirse ante la
fue cuando el general Álvarez, celoso siem-
adversidad; pero la adversidad era la infiden-
pre del bien de su patria, renunció el poder,
cia, el perjurio, la traición.
que dejó en manos del general Comonfort. Pero Comonfort no era el hombre ade-
al nacerse cargo del Gobierno de Oaxaca
cuado a las dificultades de aquellos momen-
emprendió nuevas tareas. Organizó la ad-
tos: era débil, y se necesitaba un hombre
ministración de Justicia y fue el primer go-
fuerte; se mostraba vacilante, y se necesi-
bernante que dio en la República una forma
taba un hombre enérgico; era condescen-
codificada a la legislación.
diente, y se necesitaba un alma rigorosa e inflexible.
92
Juárez no descansaba un solo instante;
Los acontecimientos se vienen exaltando en esta época; el Congreso nombra la
Los hombres que rodeaban a Comon-
Comisión que debe redactar la nueva Cons-
fort en el gabinete discrepaban radicalmente
titución; la perspectiva de esta ley, que se
en su carácter; muy pronto se tuvieron que
preparaba altamente liberal, la abolición de
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
los fueros y prerrogativas, y la ley de desamortización de las fincas de corporaciones
En las esquinas aparecía una proclama de Zuloaga encabezando un plan político.
civiles y eclesiásticas de 25 de Junio de 56,
La traición se había consumado. Co-
produjo la desesperación del partido cleri-
monfort se había suicidado políticamente
cal, que no perdonaba medio de prostituir
y la Constitución quedaba postrada, hasta
al hombre en quien se vinculaba el éxito de
que la mano enérgica de Juárez la viniese
las reformas.
a restaurar sobre sus antiguos cimientos.
La Constitución se expidió al fin, y
Fue necesario empezar, desde donde Ayutla
Juárez, que seguía las fases de la política ge-
había principiado, y esta gigantesca tarea
neral, excitó a la Legislatura del Estado para
estaba destinada para nuestro patricio su-
que a ejemplo del Congreso nacional, expi-
blime, ante cuya energía tomaría consis-
diera su Constitución local.
tencia y unidad la frustrada soberanía del
Comonfort se veía arrastrado por los
pueblo.
acontecimientos, contra los cuales venía
Comonfort abandonó la situación y
oponiendo la inercia de su escepticismo po-
Juárez se retiró a Guadalajara, en donde a
lítico y la inseguridad de una conducta des-
consecuencia de los acontecimientos de Sa-
leal. Salió electo Presidente al mismo tiempo
lamanca, adversos a la causa constitucional,
que Juárez era llamado de nuevo al puesto
se suscitó un motín entre la guarnición.
de Gobernador en su Estado y al de Presi-
Allí Juárez mostró toda la entereza de su
dente de la Suprema Corte de Justicia de la
carácter firme y sólido; en el trance supremo
Nación.
del peligro, se mostraba resignado y confor-
Eran los primeros funcionarios emanados de la Constitución.
me con su martirio. Los asesinos habían tendido sus armas
Ya en pleno orden constitucional, hubo
apuntando al pecho del Presidente y sus mi-
necesidad de que el Gobierno solicitara la
nistros, y sólo debido al valor del Coman-
supresión de las garantías que aquélla otor-
dante Álvarez, la generosidad de Cruz Aedo
gaba; medida que el Congreso aprobó, des-
y la elocuencia de Prieto, lograron salvar una
pués de un maduro examen y sólo por la
vida sublime, aquella en que como en án-
confianza que Juárez inspiraba en el Gabinete.
fora sagrada, se guardaban todas nuestras
Pero ya entonces principiaba a murmu-
esperanzas públicas.
rarse un golpe de Estado. El diputado Baz,
Landa pretendió arrancar a Juárez una
en medio de una conmoción profunda y de
orden para que las fuerzas constitucionales
los aplausos del público, repetía que a la ma-
suspendieran el fuego, amenazándole con la
ñana siguiente sería disuelta la Representa-
muerte: una negativa absoluta fue lo único
ción Nacional.
que obtuvo en respuesta. Con hombres de
Y en efecto, el día indicado por Baz, Zu-
esa naturaleza no podía nunca malograrse
loaga ocupaba la Capital y Juárez y el presi-
el triunfo de las grandes ideas que entonces
dente del Congreso eran reducidos a prisión.
disputaba el partido liberal. benito juárez
93
Juárez, después de permanecer algunos días en Guadalajara, salió con rumbo a Co-
tal, apoyado por el círculo moderado.
lima, siendo perseguido en su camino por el
Se convocó una Junta que nombró Pre-
coronel Landa, encarnizado contra los sos-
sidente a Miramón, joven de una audacia
tenedores de la causa liberal.
sin límites, pero ignorante y sin conviccio-
En Santa Ana Amatlán fueron alcanza-
nes públicas.
das las pequeñas fuerzas que acompañaban
Entonces fue cuando pensó atacar a
al Gabinete y el valiente coronel Iniestra
Veracruz, y el 17 de Marzo se encontraban
opuso una resistencia gloriosa a sus enemi-
en Tejería las fuerzas reaccionarias.
gos, superiores en número y elementos.
Veracruz estaba dispuesto a la lucha; to-
El Sr. Juárez, que comprendió cuan
davía más, la deseaba ardientemente; pero
crítica era la situación, aconsejaba a sus
contra toda esperanza, el enemigo se reti-
ministros salirse de aquel local con todas
raba con el objeto de auxiliar a la Capital
las precauciones posibles para no ser vis-
amenazada por las fuerzas republicanas que
tos del enemigo; en cuanto a él, es decir,
mandaba el general Degollado.
Juárez, quedaría a seguir la suerte de aque-
La causa constitucional sufrió aquí una
lla fuerza; pero esta heroica resolución no
derrota completa; pero los nombres de Már-
fue admitida por los ministros, que se
quez y Miramón se mancillaron para siem-
negaron enérgicamente a abandonar un
pre con los asesinatos de Tacubaya, donde
puesto en que el honor y el patriotismo
corrió la sangre de víctimas inocentes que
los colocaba.
claman todavía contra la execrable me-
La Comitiva prosiguió su marcha hacia
moria de los verdugos, condenados ya en
Colima, en donde fue nombrado Ministro
la historia, reprobados por todo lo que sea
de la Guerra D. Santos Degollado, quien
conciencia y honradez; muertos en todos
quedó investido de facultades omnímodas
los corazones generosos, y sólo aplaudidos
en los Estados de Occidente y Norte.
y exaltados por el clero, que nunca ha reco-
El 14 de Abril se embarcó Juárez con sus ministros Ocampo, Prieto, Ruiz y Guzmán,
94
Robles Pezuela secundaba el plan en la Capi-
nocido más ley que la venganza cruel y la infame represalia.
con destino a Panamá. Atravesó el istmo,
Juárez no perdía tiempo; dispúsose a
tomando en Colón el vapor Granada que
cumplir la promesa solemne de la revolu-
arribó a La Habana; de este puerto pasaron
ción y en 7 de Julio de 1859 se publicó un
a Nueva Orleans y de allí a Veracruz, donde
manifiesto, documento preciosísimo en que
se estableció el Gobierno el 5 de Mayo de
se externaba aquel Gobierno con una leal-
1858, bajo la protección del Gobierno de D.
tad que parecía haberse adquirido en razón
Manuel Gutiérrez Zamora.
del lugar en que se hallaba entonces; un ma-
En pocos días la República estaba con-
nifiesto que respiraba franqueza costeña; un
vertida en un campo de batalla. Echegaray
manifiesto, en fin, en que se revelaba el espí-
se pronunció contra el llamado Presidente y
ritu veracruzano.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Allí se anunció la supresión de las corporaciones religiosas, la extinción de las co-
de grandes hombres que sacrificaban su yo individual en aras del yo nacional.
fradías, hermandades, etc.; la clausura de los
Y decimos que debía fracasar aquella in-
noviciados, la nacionalización de los bienes
tervención amistosa, porque tenía por base
religiosos y otras reformas extraordinarias
el sacrificio de una porción de los derechos
y trascendentales; los trabajos de Hércules, en
de cada una de las partes contendientes.
fin, del gran partido literal.
La proposición podía haber producido
El clero comprendió toda la trascenden-
resultados propicios a la paz entre los con-
cia del golpe; se le despojaba de todos los
servadores que no tienen un principio se-
elementos materiales y morales que hasta
guro y firme en sus determinaciones; mas
entonces habían constituido su fuerza y se
no así entre liberales, que no entienden de
horrorizaba ante la perspectiva de desvali-
transacciones, si por ellas se infringen las
miento e impotencia a que iba a quedar re-
leyes constitucionales, que son el poderoso
ducido. La lucha, pues, iba a ser en virtud de
secreto de su prestigio.
su propia conservación y el duelo a que el
Por ese tiempo, el Gobierno general
gobierno liberal retaba al clericalismo, tenía
destituyó del mando que se le había enco-
que ser a muerte.
mendado al general Degollado, sustituyén-
Miramón, el brazo armado de los ene-
dolo con el general González Ortega, que
migos de la Constitución, recibió todos los
después alcanzó un triunfo en Calpulalpan;
elementos reunidos por el fervor de un par-
triunfo que abrió las puertas al gobierno re-
tido sediento de la ruina de su temible rival.
sidente en Veracruz.
Y mientras que por el mar se preparaba
El 10 de Enero de 1861 llegaron a la Ca-
en Veracruz un ataque al legítimo gobierno,
pital Juárez y su ministerio, y entonces fue
el titulado Presidente, a la cabeza de un nu-
cuando se creyó consolidada la paz pública.
meroso ejército, se disponía a la temeraria
Publicóse un manifiesto en que se fe-
empresa.
licitaba al heroico pueblo a cuya coope-
Veracruz se dispuso al combate, y antes
ración se debían los grandes triunfos de
de principiar las hostilidades, el capitán de la
la Guerra de Tres Años, expulsóse a los
Marina inglesa, Aldhen, se ofreció a Juárez y
ministros extranjeros que habían toma-
a Miramón para procurar un avenimiento
do parte en los esfuerzos del clericalismo
entre ambos partidos.
contra el gobierno legítimo; libráronse ór-
La mediación propuesta tenía que cho-
denes de deportación contra los Obispos
car con la inflexibilidad de una conducta
que más perjuicios habían originado a la
impuesta por parte del Gobierno federal,
causa de la libertad; se nombró nuevo Mi-
no por el interés personal de un caudillo,
nisterio; se convocó a la Nación para nue-
sino por la razón constitucional que presi-
vas elecciones, y Juárez fue el elegido del
día como ley suprema e ineludible, la voli-
pueblo para desempeñar el primer puesto
ción nacional representada en aquel grupo
de nuestras instituciones. benito juárez
95
El segundo Congreso constitucional se había formado de la juventud útil e inteli-
se decía primer Magistrado de la Nación.
gente de nuestros Estados, y entonces fue
Por todas partes se conspiraba contra la
cuando tuvo ese Cuerpo todas las manifes-
estabilidad y existencia de la joven Repúbli-
taciones viriles de una vida llena de altivez
ca Constitucional.
y grandeza.
Allá, en las regiones ultramarinas, un
Fue entonces cuando se levantó la voz
emperador disponía de nuestra nacionali-
de Hernández y Hernández, aquel simpá-
dad con el mismo empeño que si se tratara
tico orador que hablaba con todo el fuego
de una regalía o cualquier otro objeto de su
y juvenil ardor de su alma de costeño; fue
patrimonio particular.
entonces cuando Altamirano pedía la cabe-
Varios hombres nacidos en México an-
za de Payno, con la vehemencia de su espí-
daban de corte en corte ofreciendo a los
ritu caldeado por las brisas tropicales; fue
monarcas del Viejo Continente este terri-
entonces cuando el clero-verdugo asaltó en
torio que todavía tenía un pueblo soberano
el retiro solitario de Pomoca a un hombre
y patriota, principios superiores de derecho
lleno de grandeza y de virtudes, al ilustre
público, que fueron sostenidos en cien com-
Ocampo, aquel sublime mártir inmolado
bates, y hombres como Juárez, Ocampo,
por los judíos del clericalismo; fue entonces
Ramírez y otros, ante quienes se empeque-
cuando Degollado pidió vengar a Ocampo y
ñecen en la Historia las menudas figuras que
fue sacrificado; fue entonces cuando Valle se
desgarraron el corazón de nuestra heroica
lanzó al peligro para vindicar a Degollado y
patria.
también fue asesinado. Y no fue esto lo único que teníamos que lamentar: los ministros extranjeros que
96
gavillas se encontraba D. Félix Zuloaga, que
En 8 de Octubre se firmó en Londres la sentencia de muerte del Gobierno Mexicano, con el nombre de Convención de Londres.
disimulaban mal su simpatía por el bando
Y he aquí cómo después de una paz que
caído, atribuyéndose facultades que nin-
tanta sangre había costado y tan poco tiem-
gún derecho racional reconoce ni sanciona,
po duró, se presentaba una tempestad más
acusaban al Gobierno de impotente para
en el horizonte de nuestros destinos.
sofocar el vandalismo que entonces se ma-
El 10 de Diciembre de 1861 fondeaba en
nifestaba por todas partes, sostenido por los
Antón Lizardi la escuadra española, cuyo
que antes se titularon y todavía se titulaban
mariscal amenazó con altanería a las au-
autoridades y funcionarios de la Nación; es
toridades de Veracruz, que abandonaron el
decir, las dignidades caídas de la facción
puerto, según las instrucciones del Gobier-
conservadora.
no general.
A los alrededores de la Capital merodea-
Pocos días después, reuniéronse a aque-
ban cuadrillas de salteadores, que despojaban
lla las escuadras francesa e inglesa; los repre-
a todos los que caían en su poder y saquea-
sentantes de las tres naciones, unidos, diri-
ban a las poblaciones indígenas. Entre esas
gieron al Gobierno mexicano un ultimatum y
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
exigieron el pago de las deudas extranjeras,
consecuencias fueron trascendentales para
ofreciendo una ayuda generosa para interve-
los responsables del crimen.
nir en nuestras cuestiones.
El Gobierno nacional, entretanto, tuna-
Pero todos estos ofrecimientos no eran
ba las medidas más eficaces para la seguridad
más que el antifaz con que se cubría la más
general, y ésas fueron tanto más enérgicas
inicua intención de arruinar nuestra Sobe-
cuanto más peligrosas eran las dificultades
ranía en nombre de no sabemos qué princi-
erguidas contra nuestra nacionalidad.
pios de derecho internacional.
Una de las primeras disposiciones ema-
La perfidia venía a desempeñar en nues-
nadas del Gobierno, fue la destitución de
tro suelo una hazaña digna de quienes con-
Uraga, nombrando en su lugar a D. Ignacio
cibieron aquella empresa; pero ni así pudie-
Zaragoza.
ron alcanzar el triunfo que esperaban de la
Este nombramiento era una manifes-
gratuita ignorancia e incapacidad que supo-
tación evidente de la Administración, que
nían en nuestros hombres.
tenía por lema no retroceder nunca en el ca-
Doblado se encargó de probar a la vieja
mino marcado por la dignidad de la Nación.
Europa, que México sabría aprovecharse de
Convocóse luego al pueblo a la defensa na-
la torpeza de los autores de la famosa Con-
cional; fueron declarados traidores los que
vención de Londres, poniendo a los repre-
ofrecieran su apoyo a los invasores y uno
sentantes de las naciones intervencionistas
de los primeros en quienes se llevó a cabo
en el mayor desconcierto.
un castigo ejemplar, fue D. Manuel Robles
El golpe no podía haberse dado con ma-
Pezuela, fusilado en el lugar mismo en que
yor habilidad; la obra de los hombres del
Zaragoza lo sorprendió, y después de cercio-
Viejo Mundo, tanto tiempo meditada y
rarse de que aquel jefe de guerrilla marchaba
estudiada; el lazo preparado con alardes de
hacia el campamento de los franceses para
destreza diplomática, quedó inutilizado en
ofrecer su brazo a los enemigos de la patria.
algunos artículos redactados al calor de la
Las hostilidades habían principiado por
situación y del momento, por el genio de
una felonía del ejército francés, negándose
Doblado, en el tratado de la Soledad.
a retirar sus fuerzas, como se había pactado
Un diputado de la Cámara francesa
solemnemente en el Convenio de la Soledad,
decía desde la tribuna y aludiendo a aquel
de los puntos avanzados que la generosidad
hombre: “A ver, que se me haga la biografía de
y humanidad republicana habían dejado
ese mexicano que ha sabido engañar a todos los
ocupar, con el objeto de que el clima mor-
diplomáticos europeos”.
tífero de las costas no diezmara las filas del
Y así fue en efecto: Inglaterra y España
enemigo.
se retiraron, salvando así el decoro nacional
En Córdoba hubo un pronunciamiento
de los países que representaban; en cuanto
ridículo e indigno, que aclamaba a Almon-
a Francia, ésa tuvo que pasar sobre su dig-
te; a Almonte que no mostró como prenda
nidad, para sostener una situación cuyas
de su carácter sino la triple resignación de benito juárez
97
llevar su llamada autoridad entre los bagajes del ejército francés.
contraba diezmado; sin embargo, una sec-
Zaragoza, al mando de unos cuatro mil
ción atacó pocos días después a las chusmas
hombres entre los cuales había muchos re-
de Márquez en Barranca Seca, donde a no
clutados en la víspera del combate, se replegó
recibir oportuno auxilio de las tropas ex-
desde las cumbres de Acultzingo a la ciudad de
tranjeras, hubiesen quedado completamen-
Puebla a donde llegó el 3 de Mayo. Y dos días
te destruidas. Zaragoza sitió a los franceses
después, el día 5, el pequeño ejército de Orien-
en Orizaba, y si González Ortega no sufre el
te demostraba en el campo de la lucha que el
desastre del Borrego, los franceses hubieran
derecho tiene la incontrastable fuerza; que
retrocedido hasta la Costa donde tal vez se
vencen difícilmente los que no traen para la
hubieran visto obligados a abandonar em-
lucha más que la orden arbitraria de un tirano.
presa y territorio.
Zaragoza, el sublime caudillo de aquel
Zaragoza falleció poco después de sus
triunfo carísimo, tomó ante la conciencia
triunfos y su memoria fue honrada con la
del pueblo las proporciones de un héroe, y a
gratitud nacional que lo declaró benemérito
su nombre inundábanse de orgullo los cora-
en grado heroico. Después de su muerte, el
zones patriotas.
Gobierno encargó el mando de las tropas al
La República había alcanzado un triun-
general González Ortega, coincidiendo este
fo en el campo de batalla, y Zaragoza fue el
nombramiento con la destitución del gene-
héroe de ese triunfo; pero faltaba completar
ral Laurencez, a quien sustituyó el general
la obra; Juárez, este hombre contra quien se
Forey, un soldado grosero, torpe e insolente.
han agotado las más duras formas del dicte-
Olvidando las instrucciones que había re-
rio y del ultraje, ordenó que se devolvieran a
cibido de su Señor, principió disgustando
sus dueños las medallas recogidas en el cam-
a sus aliados, arrastrándose por otra parte
po de batalla y desprendidas las del pecho de
con indignas proposiciones encaminadas a
los prisioneros. Todavía hizo más: dispuso
tentar la lealtad y patriotismo de nuestros
que fuesen devueltos al campo francés los
grandes hombres, como si hubiera sido po-
prisioneros, en primer lugar, y los enfermos
sible lograr esta hazaña de perfidia. Pero ese
después, a medida que terminaba su cura-
señor se engañaba; ¡los generales a quienes
ción; y como careciesen de recursos, se los
quería prostituir, no eran los cortesanos de
proporcionó generosamente de los fondos
Napoleón!
de nuestro Ejército.
98
El ejército triunfador de Puebla se en-
Forey, al llegar a la República, disolvió
Juárez fue el héroe de esta jornada, de
el llamado ministerio de Almonte, y en esto
esta hazaña humanitaria, y la corona per-
no hizo más que suprimir la parte ridícula
durable que ciñe su sienes, entra en el nú-
de aquel gobierno de sainete. La interven-
mero de las preseas morales que honran y
ción quedaba desenmascarada; la obra ha-
honrarán al gran partido que cuenta entre
bía perdido su parte cómica, y se presentaba
sus hombres a aquel gran ciudadano.
en su aspecto trágico. El sitio de Puebla fue
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
para nuestra historia, una página brillante
titucional abandonó la Capital después de
y una humillación para el ejército expedi-
cerrar las sesiones del Congreso.
cionario. El sitio duró cuarenta y seis días,
Juárez salió con la mayor parte de los
y en este tiempo no consiguieron los inva-
empleados y con algunos cuerpos de ejérci-
sores sino presenciar heroísmos de paciencia
to con dirección a San Luis. Y este hombre
y de constancia entre nuestros nacionales;
volvía a emprender aquellas peregrinaciones
que por su parte aprendieron a conocer que
peligrosas y llenas de incomodidades; y este
en aquel brillante cuerpo de extranjeros, no
hombre volvía a desafiar la adversidad, él,
había temible sino el primer instante: que
que no ignoraba el sufrimiento y el dolor
vencido éste, el enemigo era cobarde; sí, co-
inmenso que impone a los que no se doble-
barde, cuando el mexicano se muestra más
gan; y este hombre no vacilaba, ni se per-
digno, es decir, más orgulloso en la derrota
mitía lanzar la más ligera queja, ni el más
y en el infortunio. Nuestros soldados mar-
justificado reproche contra el destino.
chaban altivos al patíbulo que levantaba la
¡Ah, no! su vida estaba iluminada por
mano criminal del invasor que nos venía a
los rayos de la gloria; mientras que los de-
robar nuestra libertad; al paso que muchas
más corazones desfallecían, corazones oscu-
veces tuvieron que levantarse generosamen-
ros, el suyo recibió aun en los momentos de
te las armas tendidas ya sobre los prisione-
más hondo desaliento, los fulgores del por-
ros franceses.
venir, de ese porvenir que siempre le inspiró,
Si González Ortega tuvo una página
manifestándosele entre las brumas de una
oscura en el Cerro del Borrego, en cambio
situación tempestuosa y de los horrores de
tuvo una hoja brillantísima en Puebla. No
una lucha desigual.
dejó avanzar al francés, y cuando la defensa
México caía en poder del Ejército fran-
se hizo imposible, cuando se agotaron los
cés: El 1” de Junio hubo una Junta a la que
elementos de guerra, entonces, entregó no a
asistieron los principales Jefes del partido
Metz y Strasburgo, con fuerzas iguales a las
clerical, que ofreció la ciudad al Emperador
de los sitiadores; con víveres y pertrechos,
Napoleón. Forey nombró una junta de no
no; sino a Puebla agotada por dos meses de
tables que votaron un decreto en virtud del
combate; a un Ejército que había quebrado
cual se enajenaba la Soberanía Nacional
sus armas; a una oficialidad que desafia-
en beneficio de las miras caprichosas de un
ba con desdén, y con los brazos cruzados,
magnate europeo, que negoció nuestra inde-
al enemigo que tomaría posesión de hom-
pendencia con alguna cabeza sin corona,
bres y edificios; pero no de la dignidad ni
que vendría a nuestra patria; a esta patria,
de la honra nacional, salvada entonces por
sí, que cuatro años después devolvería la co-
el ejemplo más grande de nobleza y abne-
rona sin cabeza.
gación republicana. Esta sublime desgracia
Contratóse un empréstito onerosísimo,
coincidió con la derrota de Comonfort; y
que a falta de nuestro patriotismo, hubiese
sólo entonces fue cuando el Gobierno cons-
desbaratado aquel imperio exótico, que no benito juárez
99
tenía más probabilidades de existencia que
abrazado a su esperanza, esa esperanza que
el que le atribuyera la torpe ilusión de un
era la del pueblo. Así pasó a San Luis Po-
monarca lírico destinado a no salir nunca de
tosí en donde nombró jefe del Gabinete a
la época teológica de su vida.
D. Sebastián Lerdo de Tejada y ministro de
En vano se acudió al terror, en vano se
Guerra al general Comonfort; de San Luis
sacrificó la vida de tantos patriotas, asesina-
se dirigió a Saltillo, obligado por la aproxi-
dos ignominiosamente conforme a la Ley de
mación del sanguinario Mejía, que se dirigió
3 de Octubre; en vano se recurrió a la super-
sobre aquella plaza asesinando en el camino
chería indigna de los gobiernos honrados
al ministro Comonfort.
y circunspectos, de suponer en fuga a Juárez y desistido ya de su altísimo deber; todo esto
1864, donde supo la derrota de Negrete.
fue inútil; la lucha se preparaba encarniza-
Vidaurri había fraguado ya su traición;
da y tremenda; los franceses nos hacían una
Juárez lo destituye del Gobierno de Nuevo
guerra de fieras; para nosotros no había le-
León y Coahuila, que se levantan para sos-
yes humanitarias y los conquistadores nos
tener al Gobierno constitucional, viéndose el
consideraban como a bárbaros indignos de
jefe Vidaurri obligado a huir de la República.
los miramientos de la civilización.
El presidente y su gabinete permane-
Los invasores sin embargo no poseían
cieron por algún tiempo en Monterrey, en
más que el camino de Veracruz a México;
donde Quiroga los atacó al mismo tiempo
cumplíanse textualmente las palabras del
que tres columnas de franco mexicanos se di-
Conde de Reus, que dijo al reembarcarse
rigieron sobre la ciudad.
para su patria. “Los franceses no tendrán más que el terreno que pise”.
El señor Juárez y sus ministros se vieron obligados a abandonar la plaza, sin que
Bazaine se encargó luego del Ejército y
el peligro inminente en que se encontraban
se activaron las operaciones, rindiendo en
lograse alterar en lo más mínimo la imper-
primer lugar a Oaxaca defendida por Díaz.
turbable serenidad de Juárez, de ese hom-
Trabábanse combates en los alrededores de
bre grandioso que supo mantenerse con la
Jalapa: una división francesa llegaba hasta
misma circunspección presidencial de una
Guadalajara y Márquez defendía a Morelia
recepción diplomática. Juárez verificó su
del ejército que mandaba Uraga.
salida montado en una mula, cuyo paso no
Largo sería enumerar las acciones de
aligeró en nada, ni porque en las bocacalles
guerra empeñadas por todos los rumbos
de la ciudad amenazaba el enemigo arro-
de nuestro suelo, y basta sólo decir que en
jando una lluvia de balas ni por las exhor-
todas partes se levantaban caudillos ameri-
taciones vehementes de los ministros que le
tados, demandando la libertad patria y su-
rodeaban.
cumbiendo a los horrores de la guerra.
100
Juárez llegó a Saltillo el 9 de Enero de
Cuando Juárez se encontró en el campo
Juárez, en tanto, marchaba en incan-
y fuera de todo peligro, fue objeto de la ad-
sable peregrinación hacia el Norte, siempre
miración de los hombres que le acompaña-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
ban; y coa mucha razón: en Juárez habían
Los franceses fueron arrojados de Chi-
muchos hombres; una vez más se había ma-
huahua y el Gobierno se apresuró a recon-
nifestado bajo su faz heroica ante el peligro.
quistar su perdido puesto, tomando pose-
Luchando con mil dificultades llegaron
sión de él, el 13 de Noviembre; pero a los
a Santa Catarina. De aquí se dirigieron a
diecinueve días tuvo que abandonarlo de
través del desierto y en medio de las tribus
nuevo, volviendo a establecerse en el Paso el
bárbaras a Chihuahua, donde llegaron el 12
9 de Diciembre.
de Octubre de 1864.
Oh, entonces pareció llegada la última
Juárez se encuentra la población dividi-
hora de la existencia nacional; todo presa-
da por rencores políticos; marcha entonces
giaba destrucción y ruina para la causa de
al sitio en que fusilaron a Hidalgo en 1811,
nuestra independencia; la nave de la Repú-
y esta visita del primer Magistrado de la Na-
blica se veía destrozada, sola y deshecha en
ción unió a los habitantes en un solo inte-
medio de las tempestades de la situación.
rés: el de la defensa de la patria.
¡Qué horrible naufragio se esperaba para
En tanto, el general González Ortega,
nuestras instituciones! Cuando habían su-
que se había escapado con el general Llave,
cumbido tantos seres, cuando se había per-
después de la toma de Puebla, fue derrotado
dido ya en un mar de sangre la playa salva-
en Mojoma el 21 de Septiembre de 1864.
dora, entonces era de ver cómo se cifraban
Juárez nombró por esa época ministro
todas las esperanzas en aquel sublime pi-
de la guerra al general Negrete, que se diri-
loto, aferrado todavía, con monstruosa te-
gió con la fuerza existente en Chihuahua,
nacidad, al puesto en que le había colocado
a Nuevo León, donde el general Viezca ha-
su deber, ultrajado por la tormenta, pero in-
bía obtenido importantes triunfos sobre el
domable y terrible en medio de las tinieblas
enemigo; pero a poco contramarchó a Chi-
hechas en torno suyo, por la adversidad pú-
huahua inutilizando los triunfos obtenidos
blica que había apagado todos los fulgores y
y perdiendo gran parte de sus tropas en sus
todas las esperanzas populares.
caminatas por el desierto.
Entonces es de ver cómo el mundo em-
Los imperialistas ganaron las posesio-
pezó a sentirse embargado de invencible
nes abandonadas y amenazaron a Chi-
admiración hacia la extraordinaria grandeza
huahua. Entonces el gobierno se trasladó a
de aquel presidente sin gobierno, de aquel
Paso del Norte, último reducto de la causa
confinado majestuoso, agigantado a través
constitucional.
de las dificultades más poderosas que hayan
Pero Juárez, en lugar de desesperar ante
acosado a héroe humano.
tan difícil situación, expidió una circular
Bien pudieron las bayonetas extranjeras
energética expresando su firme resolución
expulsar de nuestros Estados a los hombres
de no abandonar nunca el territorio nacio-
que defendían nuestra libertad; bien pudie-
nal, y proféticas esperanzas de triunfos y
ron alejar las instituciones públicas, conquis-
victorias sobre el ejercitó invasor.
tadas en gloriosas luchas; bien pudieron, en benito juárez
101
fin, oprimir los sentimientos de patriotismo
los artículos 78, 179, 80 y 82 de la Consti-
en cada hijo del suelo mexicano; nada im-
tución, no se refieren a los casos en que es
portaba esta deportación, podríamos decir,
imposible hacer la elección; tercero: el pre-
de todos los elementos de nuestra naciona-
sidente de la Corte sólo podía desempeñar
lidad, allá en el norte, en el único punto que
interinamente y en la falta absoluta y temporal
sobresalía sobre la catástrofe de la invasión,
del electo por los pueblos, la Presidencia en
surgía un hombre cuyo seno ofrecía refugio
que por decreto de 11 de Diciembre de 1861
a todas las instituciones desterradas, a to-
se había facultado al Presidente para decretar
das las aspiraciones deprimidas, a todos los
cuantas medidas juzgase convenientes, sin más
amores patrios malogrados y en fin a todo
restricciones que la de salvar la independencia e
lo que la irrupción proscribía. Por eso Juárez
integridad del territorio nacional.
aparecía gigantesco y maravilloso: era el
Además de estas razones, había la de
hombre-nación, el hombre-patria, y los
que González había permanecido en el ex-
hombres en quienes se verifican estas trans-
tranjero sin permiso ni comisión del gobier-
figuraciones, dejan de ser ciudadanos de una
no, lo que envuelve un abandono del cargo.
patria: se hacen ciudadanos de la libertad;
El gobierno contaba con la aprobación
gran patria universal que tiene dispersas
del partido republicano, que no hubiera de-
provincias entre los héroes y los patriotas de
seado nunca ver el poder en otras manos
todos los pueblos.
que en las fuertes del Presidente Juárez y sus
¡Por eso la América ha declarado que merece bien de aquel ilustre patricio!
El año de 1866 principió a mostrarse
Entretanto, se acercaba el término del
propicio a la causa de la Justicia. Los Estados
periodo constitucional de la presidencia del
Unidos, concluida ya la guerra separatista,
Sr. Juárez, y González Ortega debía susti-
tomaron una actitud enérgica para oponer-
tuirle en su calidad de Presidente de la Su-
se a la ambición del monarca extranjero, que
prema Corte de Justicia.
era arrogante con los débiles y débil ante los
Pero la disposición de nuestra Carta
102
ministros.
fuertes.
Federal que así lo establece, no podía tener
Napoleón prometió retirar sus fuerzas
aplicación en las circunstancias por que
de México, lo que sorprendió a Maximiliano,
atravesaba el país, por varias razones; pri-
que nunca sospechó una solución como la que
mero: González Ortega había desempeñado
se esperaba del imperio fundado por la infa-
el gobierno del Estado de Zacatecas, por lo
mia y la traición.
cual había perdido el carácter de Presidente
Vanos fueron todos los esfuerzos em-
de la Suprema Corte, pues nadie puede según
pleados para afianzar la triste monarquía
la misma Constitución ejercer dos cargos
cuyo porvenir debía ser tan desastroso. El
que eran incompatibles, como lo eran el de
archiduque quiso abdicar y aun se había
jefe constitucional de un Estado y el de jefe
puesto en marcha para ganar tierra extran-
del Poder Judicial de la República; segundo:
jera; pero una ilusión en medio del fervor de
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
partido, lo obligó a desistir por su mal de la resolución que antes había tomado.
El levantamiento fue entonces general; por todas partes se armaban los ciudadanos
Entonces se preparaban aquellos planes
pira destruir el poder imperial y Juárez hacía
desesperados de ataque al partido republi-
circular excitativas entre todos los pueblos
cano; entonces fue cuando se adoptaron las
obedientes a la voz de su caudillo.
resoluciones enérgicas de exterminio y de-
El orden constitucional se fue apoderan-
solación contra nuestros heroicos hermanos
do sucesivamente de los lugares abandona-
y la misión de tan tristes hazañas debería
dos por las fuerzas francesas.
encomendarse a varios hombres funestos
Maximiliano se había refugiado en
para México, Miramón, Márquez, Méndez
Querétaro con los despojos de su pasado es-
y Mejía.
plendor, y entonces fue cuando las fuerzas
En Enero salió Miramón con 2,000
republicanas al mando del general Escobedo
hombres reclutados a la fuerza, y con una
cercaron aquella ciudad, mientras que una
audacia digna de observarse llegó hasta Za-
multitud de distinguidos jefes reconquista-
catecas, en donde sorprendió al gobierno
ban los otros puntos de la República en que
constitucional. Juárez y sus ministros se sal-
se conservaban los restos de la dominación
varon entonces de ser fusilados, conforme a
imperial.
las órdenes que el jefe imperialista llevaba de Maximiliano.
La situación en Querétaro era desesperada; la resistencia debía ser inútil y el suce-
Entretanto, Escobedo marchaba al en-
so de la toma de esa ciudad tuvo lugar al fin,
cuentro de Miramón, a quien alcanzó en
recibiendo Escobedo de manos del llamado
San Jacinto, presentándole acción de guerra
emperador de México, la bandera que había
y consiguiendo una de las más hermosas
sostenido la rebelión bajo su forma de go-
victorias contra la reacción: la que preparó
bierno imperial.
el triunfo definitivo de la República.
Este acontecimiento tuvo lugar el 15 de
Guanajuato se encontraba en manos de
Mayo de 1867. Seis días después, el general
constitucionalistas; Guadalajara se había
Escobedo ordenó que Maximiliano, Mira-
reconquistado por el valiente general Co-
món y Mejía fuesen juzgados conforme a la
rona; Aureliano Rivera había derrotado a
Ley de 25 de Enero de 1862.
la división imperial al mando de D. Severo
Nombróse fiscal al coronel Manuel As-
del Castillo. Colima era ya de la República
píroz, Asesor a D. Joaquín Escoto y Escriba-
y Díaz había comenzado su campaña de
no al soldado Jacinto Meléndez.
Oriente. Las tropas francesas abandonaron definitivamente las plazas mexicanas y el
Concluida la instrucción, la causa se vio en consejo de guerra y los procesados fueron condenados a muerte.
imperio quedaba reducido a cuatro ciuda-
Juárez, inflexible ante su deber, no cedió
des solamente: México, Puebla, Veracruz y
a los numerosos esfuerzos que entonces se
Querétaro.
hicieron para salvar a los prisioneros; ni las benito juárez
103
súplicas, ni las amenazas, ni el halago a su
zamiento del sistema republicano y destru-
amor propio, ni las cartas de grandes hom-
yendo todo aquello que había establecido el
bres célebres en la política y en las letras:
gobierno de la intervención.
todo encontró un valladar impenetrable en
El 26 de Agosto arribó a Veracruz el va-
la firmeza de Juárez, que al llevar a efecto la
por de guerra austriaco “Elizabeth” trayendo
ejecución de la pena capital sobre los proce-
a bordo al almirante Tegetohff, que venía a
sados de Querétaro, no hacía más que cerrar
reclamar el cadáver de Maximiliano. El Go-
para siempre y de una manera segura a la
bierno contestó dignamente a la petición y
codicia de un infeliz aventurero, las puertas
el cadáver del archiduque no fue entregado
de nuestra autonomía que abrió con llave
sino cuando la familia lo pidió por medio del
falsa y mano pérfida la traición y miseria de
ministro austriaco de Negocios Extranjeros.
un partido. Maximiliano, Miramón y Mejía fueron
turbar la paz pública fletando el vapor “Vir-
ejecutados en el Cerro de las Campanas el
ginia”. En Sisal fue aprehendido y conduci-
19 de Junio de 1867. El 21 del mismo mes se
do a San Juan de Ulúa. Se le formó causa
rindió la Capital, y a la toma de México su-
de guerra y fue condenado a ocho años de
cedió la de Veracruz y Campeche, acabando
destierro.
así aquella guerra sangrienta en medio de la
En el periodo porque vamos atrave-
cual Juárez mantuvo el honor, la soberanía
sando, habíase formado ya la oposición que
y la independencia de la patria.
debía combatir el Gobierno de Juárez y la
Juárez y sus ministros no tardaron en
división se organizaba libremente a la som-
llegar a México, y después de dos días de re-
bra de las garantías siempre respetadas por
sidencia en Chapultepec, entraron a la Ca-
el Poder.
pital el 15 de Julio. Juárez publicó una proclama felicitando al pueblo, a quien daba cuenta del poder pú-
Suscitáronse conflictos más o menos importantes en algunos Estados, que fueron pacificados enérgica y rápidamente.
blico confiado en sus manos, anunciando su
Negrete no dejaba de conspirar contra
resolución de entregar ese precioso tesoro a
el gobierno y a todas estas contrariedades
la Nación, para que por su voluntad sobera-
vino a agregarse la muerto de Doña Marga-
na lo depositase en aquel a quien el sufragio
rita Maza de Juárez, la compañera noble y
público indicase para tan alto honor.
heroica del héroe de nuestra segunda inde-
Juárez fue reelecto por mayoría absoluta
104
Por este tiempo Santa-Anna pretendió
pendencia.
de votos y renunció ante el 4o Congreso las
Después de esta desgracia, se vinie-
facultades extraordinarias de que estaba in-
ron acentuando las manifestaciones de la
vestido conforme a la ley.
oposición.
El Gobierno dio principio a las obras de
Entonces fue cuando los partidarios de
reconstrucción política y social, tomando
Lerdo de Téjala y Díaz se disputaron entre
medidas de gran significación para el afian-
sí y contra el Primer Magistrado, el triunfo
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
de sus candidaturas. La victoria, sin embar-
Pero aquel Plan de la Noria fue derrota-
go, no parecía sonreír a ninguna de aquellas
do más que por la fuerza de las armas, por la
divisiones políticas.
opinión pública que se resistía a concederle
En medio de estos hechos se alteró de nuevo la paz. Tampico se pronunció contra
el prestigio de una revolución grande y salvadora, como decían sus partidarios.
los poderes federales. El general Rocha, des-
El Gobierno, sin embargo, no desma-
pués de un sitio prolongado asaltó la plaza
yaba ante las revueltas armadas a cada mo-
y Tampico quedó reducido al orden tras san-
mento contra su autoridad. Ya se habían
griento combate.
tomado las más enérgicas medidas, cuando
En el mes de Junio, Juárez volvió a lograr el triunfo en las elecciones populares y
la muerte vino a sorprender al Presidente Juárez.
con motivo de este acontecimiento, estalló
En la madrugada del 18 de Julio de 1872
el día 1o de Octubre un pronunciamiento en
Juárez se sintió indispuesto. Durante el día
la Ciudadela, encabezado por los generales
sufrió un dolor agudo en una pierna y es
Negrete, Chavarría, Toledo y otros jefes
fama que para distraer sus dolencias se en-
porfiristas.
tretuvo en conversar con su familia y con-
Los jefes A la torre, Rocha y García sofocaron esta sublevación después de diez horas de resistencia.
templar el retrato de su difunta esposa. En la noche del mismo día el mal había adelantado de una manera alarmante; el do-
El 1o de Diciembre tomó posesión de la
lor subió al corazón y a las once y minutos,
Presidencia Juárez, según lo prevenido en
sin alterarse ninguno de los rasgos de su fiso-
la Constitución.
nomía, exhaló el último suspiro rodeado de
El partido porfirista, derrotado en la
sus hijos y algunos de sus íntimos amigos.
asamblea y los comicios, se lanzó a la re-
Así terminaron los días de este hombre
belión, pretendiendo establecer el dominio
extraordinario; los partidos armados sus-
de las libertades públicas. El día 8 de No-
pendieron sus hostilidades, sin poder disimu-
viembre, Díaz expidió su Plan de la Noria,
lar la sensación profunda de que estaban
desconociendo a las legítimas autoridades
embargados.
y proponiendo una junta de notables que
El cadáver fue expuesto a la expecta-
constituyesen el país, quedando el jefe de
ción pública; ávida muchedumbre invadía
las armas como Jefe Supremo de la Nación.
el salón en que fue colocado, y el duelo
A estos movimientos siguió el pronun-
público dio entonces a conocer mejor que
ciamiento de Mazatlán el 17 de Noviembre,
nunca la popularidad inmensa de aquel hé-
la ocupación de Saltillo por el general Mar-
roe inolvidable.
tínez y la oposición de partidos armados en toda la República.
Enrique M. de los Ríos Gabriel González Mier
Melchor Ocampo 1814-1861
I A
de Marzo de todos los años del
En la revolución de Independencia
principio del siglo, venía de la hacienda de
tuvo relaciones demasiado estrechas de lo
Pateo a la metrópoli virreinal la señorona
cariñosas con D. Ignacio Alas, que vagaba
Francisca Tapia. Una caterva de payos y
por las montañas y cuevas de Michoacán es-
majas que andaban a la ventura las calles
capando de la tropa realista que lo perseguía
todo el santo día apenas pisaban la ciudad,
por sedicioso. De vez en cuando se le perdía
fijándose en todo, abriendo tamaña boca
de vista: abandonaba su vida de hurón en-
por cualquier cosa, arrimándose en desor-
tre la espesura de Cóporo y descendía ca-
den a la puerta de las tiendas para ver y
minando largo a Pateo para estar al seguro
hablando fuerte de pura sorpresa, indicaba
abrigo de la propietaria.
fines
a la gente del gran mundo que la opulenta
La señora, en una de tantas idas y venidas,
ranchera de la provincia de Michoacán ha-
luego de pasada la Semana Santa en 1816, se
bía llegado a pasar la Semana Santa. Todo
llevó consigo a un niño, nacido el 6 de Enero
lo que traía era grande: gran avío, gran ser-
de 1814, cuyo cuerpecito parecía consumirlo
vidumbre, gran lujo y por sobre todo esto
despiadadamente el clima húmedo de Méxi-
saltaba su gran caridad sin límites ni excu-
co. Se lo llevaba para tenerlo muy cerca, para
sas. Así, ranchera de la doctrina de Marava-
resguardarlo de las tempranas amenazas de
tío, tenía seductora conversación que salpi-
la muerte con el amor maternal que le pro-
caba de citas históricas y literarias. Había
fesaba. El niño creció en Pateo bajo la perse-
leído de cuerito a cuerito a Calderón y ante
verante y tierna vigilancia de la señora Tapia,
su inteligencia era preciso ir a tientas para
que se desvivía por él, tal era lo entrañable de
no tropezar con su causticidad. La buena
su afecto. En la hacienda se refugiaban ciegos,
señora, que siempre causaba ruido a su lle-
paralíticos, ancianos y huérfanos, y se creían
gada, venía allá por Marzo y se iba después
bien amparados de la miseria con el pan de
de Corpus.
cada día que les daba la propietaria. ˜ 107 ˜
Cuando el niño supo hablar y fue grandecito, se lo mandó al sacristán mayor de
dugo y le dijo con tono enérgico:
la parroquia de Maravatío, el señor José Ig-
—Usted no tiene derecho de servirse de
nacio Imitola, que a juicio de los vecinos
mí como de un criado… además, la Cons-
alumbraba con su ciencia y era un santo
titución de 1824 prohíbe severamente a los
de carne y hueso por sus virtudes. A
maestros que maltraten a los niños. Paso
un paso de Pateo, a la vista de la que hacía
a quejarme con mi tutor y pagará usted
veces de madre, el niño no extrañó la au-
una multa de veinticinco pesos por haberme
sencia. El sacristán puso manos a la obra
pegado.
desempeñando tan a maravilla su tarea de
El maestro, sorprendido de la inesperada
instrucción y por tan fácil camino, que al
actitud del niño, lo dejó por la paz. La es-
aprendiente le entraba luego todo al enten-
cuela, que gritaba en coro la lección, pasó
dimiento. Cierto día el maestro se presentó
de súbito al silencio, clavó sus ojos, abiertos de
a doña Francisca Tapia llevándole al peque-
admiración, en el desalmadito que sufría la
ño educando.
azotaina y quiso saber su nombre: era el niño
—Señora, aquí tiene usted a su niño;
Melchor Ocampo. Al poco tiempo partió a
no le puedo enseñar más: todo lo que
Morelia, recomendado al cura Meléndez, que
sé, lo sabe ya.
llegó a ser ciego de puro viejo, sin perder su
—Padre, disponga usted de él.
ciencia moral que enseñaba en el Semina-
—Pues a mi lado no puede aprender
rio Conciliar. Ocampo entró de interno al
más. Tiene mucha inteligencia, mucho ta-
plantel y cursó a la usanza de aquella época:
lento, todo lo abarca, todo lo aprende.
mínimos, mayores, Lógica, Metafísica, Ética,
—En sus manos lo pongo. Usted sabe lo que hace. D. José Ignacio Imitola tuvo a bien que viniese a México el niño, para que perfeccionara su educación primaria. Vino a dar en
108
cuando fuera de sí de ira se le encaró al ver-
Matemáticas, Física y algo de derecho. Total: seis años durante los cuales el latín se llevó la mejor parte. Hasta dicen que cuentan que llegó a ser bachiller en Filosofía.
la casa del Lic. Ignacio Alas, Balbañera 7,
Vino por segunda vez a México para con-
y estuvo sujeto a la férula de un maestro
tinuar sus estudios de abogacía en la Nacio-
de escuela a la antigua que tenía su esta-
nal y Pontificia Universidad. Allí estuvieron
blecimiento en la calle de la Aduana Vieja.
atados codo con codo Manuel Alas y él. En
Entonces estaban en todo su reinado des-
vacaciones se iban los dos juntitos a visitar
pótico la palmeta, las orejas de burro y el
al cura Uranga en Morelia, al tío José María
chicote, que detrás de la puerta, pendiente
Alas, un padrecito de Tlalpujahua, y a doña
del cerrojo, no aguardaba largo tiempo su
Francisca Tapia en Pateo.
turno para vestir de cardenal a los alumnos.
Hizo su pasantía en el bufete del Lic.
Llegó día en que el señor maestro azo-
Espinosa Vidarte, Ministro de Justicia en la
tó al niño. No había terminado el castigo,
Administración de Bustamante. Sustentó
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
brillantemente su noche triste el año 1831;
amigo se presenta y tapa intempestivamen-
pero rehusó adquirir el título de la carrera del
te la boca de la alargadera, y la retorta esta-
foro, porque su carácter magnífico pugnaba
lla en mil fragmentos. El químico, al sentir
con la pícara manera de ejercer la profesión.
la cara quemada y bañada de las sustancias
Justamente ese mismo año falleció doña
hirvientes, cierra con fuerza los ojos y se le
Francisca Tapia, la bienhechora, su madre de
quedan adheridos, punto menos que solda-
veras por el amor que le profesaba y el cuida-
dos, los párpados. Se le creyó irremediable-
do que tenía porque se cimentara su educa-
mente ciego. Por fortuna para la República,
ción. Él fue el único heredero de los cuantio-
un sabio médico, a quien no abandonaron la
sos bienes de fortuna. A los 17 años de edad,
paciencia y la esperanza, tuvo tal empeño
casi hecho un hombre, quedaba bajo la tutela,
de volverle la vista que salió airoso del deseo.
por ser el albacea, del Lic. Ignacio Alas, un per-
Hay explicación justificativa de su ida a
fecto liberal, honrado y severo, que infundía
Europa que quiere cubrir más el misterio a
respeto con su mirada y su palabra. Ocam-
medida que aleja la fecha del viaje, el año de
po dio rienda suelta a su indomable pasión
1840, y cae el polvo del olvido sobre la memo-
por el estudio. No quería vivir más que para
ria del grande hombre. La narraban sotto voce
la Física, la Química y la Historia Natural.
los íntimos del severo albacea al hablar de la
Llevada su inteligencia por otras esferas del
inesperada desaparición del menor. Primero,
saber, hizo muy suya la sal ática de Sterne,
después de algunos días de ausencia, llegó a
las ideas políticas de Quinet, la filosofía de
la casa paterna el joven Manuel Alas, que iba
Voltaire y las intransigencias de Proudhon.
siempre con Ocampo como la sombra con
Su favorita fue la Botánica entre las cien-
el cuerpo. Refirió muy formal a D. Ignacio
cias a que se consagraba. Descubrió y clasificó
que unos enmascarados habían plagiado a
nuevas plantas. Tenía ese visu que distingue
su hermano.
al naturalista de vocación y ese prodigioso po-
Al viejo le cayó encima el peso de la res-
der de retentividad de los miles de nombres
ponsabilidad y de su deber de tutor, y se puso
latinos endemoniados y rebeldes al recuerdo.
a indagar hasta el aburrimiento el paradero
Llegó a estudiar con igual empeño la
de Ocampo. Supo todo el misterio en Octu-
Química. Cierta vez en el laboratorio donde
bre de ese año que recibió carta de París del
adoraba la ciencia de Lavoisier ardía una bujía
secuestrado. Allá estaba bueno y sano, con-
abrigada por un hornillo arriba del cual una
tento y muy pobre. Unos “hombres negros”
retorta de cuello de garza, conteniendo quién
lo habían sorprendido, le clavaron puñales en
sabe qué mezcla, no se perdía de su vista, in-
el lado izquierdo del pecho, le causaron cua-
quieta y ansiosa como en espera del descu-
tro heridas, y aprovechando la pérdida de su
brimiento de un nuevo cuerpo, investigado
conocimiento por el desangre se lo echaron a
por los diferentes grados de volatilización de
cuestas y se lo llevaron por veredas. Cuando
los líquidos en mixtura. En esa absorbente
le volvió el alma al cuerpo se hallaba en Ve-
indecisión entre el hallazgo y el fracaso, un
racruz. Su libertad la recobró en el Havre; melchor ocampo
111
pero sin medio en el bolsillo, porque lo ha-
para quien espera mucho de su talento, de su
bían robado durante la navegación.
moralidad y de sus deseos de trabajar.
Si Ocampo fue plagiado, ¿por qué Ma-
Escribe de seguida a don Ignacio y le dice
nuel Alas lo había acompañado a Veracruz?
en el encabezamiento de las cartas: “Mi muy
¿cómo pudo proporcionarle algunos fondos
amado señor de todo mi respeto”. Piensa en
su amigo que casualmente se encontraba en
todo y rara vez en su pobreza. Las misivas vie-
el puerto?
nen pictóricas de enseñanzas. Habla razona-
Es bonito el cuento de hacer una vícti-
blemente de la vida de París: describe el servicio
ma por equivocación y luego pretender ocul-
de ómnibus y lo cautiva; va a Bicetre y lo pre-
tar el crimen, permitiéndole una compañía
senta de relieve; visita al padre Mora y lo juz-
de alguien de su familia en el tránsito, y el
ga “parcial como un reformista” y “un apóstol
hablar en poblado con un amigo, que goza
demasiado ardiente para creerlo desinteresado
de entera libertad, para que le proporciona-
en sus doctrinas”; habla del invento del electro
ra recursos.
tipo y del corte de los “nervios por debajo del
Es inexplicable que no diga absolutamente
cutis para curar toda parálisis o toda deformi-
nada del secuestro a su tutor, habiendo sido
dad que dependa solamente de la contracción
la única causa determinante de su arribo a Pa-
de los nervios, extendiendo y alargando los
rís, sino pasados más de cinco meses después
miembros como un rollo de cera de Campe-
de escribirle mucho sobre sus impresiones.
che”; refiere la consagración de un Arzobispo
La otra versión que podemos llamar de casa
que lo divierte mucho; da estrecha cuenta del
del albacea, es que a Ocampo, entregado al estu-
librito El País y el Gobierno del abate Lamennais,
dio con mucha perseverancia, le aguijoneaba su
acabado de publicar, que irrisoriamente deno-
sueño dorado, el cual era partir a Europa, y tro-
mina parufleto en recuerdo de Gómez Pedraza,
pezando con la inquebrantable severidad del
y pone al autor en parangón con el P. Alpuche
tutor, que no le permitiría el largo paseo por
por su insolencia y grosería, pero dándole más
sus cortos anos, su inexperiencia y lo lejos del
talento.
lugar y lo peligroso del camino, el joven fraguó
Le viene un acceso de patriotismo al saber
el ingenioso plan, inventando la causa de las
que “van a troquelar una medalla que conserve
circunstancias favorables de la situación, para
la memoria del triunfo de Ulúa”. Y prorrumpe,
satisfacer su buen propósito: viajar, conocer,
fecha 8 de No vimbre de 1840: “¡Sin vergüen-
ilustrarse.
za! Haber hecho, una descarga de muchas balas
El caso fue que don Ignacio tuvo seria la
y pocas horas contra unas paredes viejas que
cara con él durante algún tiempo. Eso de ha-
tenían apenas un puño de valientes debiera
berse largado así no más, sin decir por aquí, no
ruborizarlos antes que darles gana de eterni-
era para menos, y en aquella dichosa edad.
zar en un monumento. Pero la posteridad es
En pleno París la miseria lo castigó, sujetándole a prueba días enteros sin pan, sin casa y quizás sin esperanza, que es lo peor 112
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
siempre justa: su juicio nos vengará”. No pierde las sesiones de la Academia de Ciencias.
Está poseído de ansia inmensa de escribir. Llena el pliego de la carta que envía y
gún inconveniente, según creo, y dará la ventaja de verlo todo bien de cerca…”.
prosigue con letra menudita por los márge-
Pinta a Roma, y cuenta que su policía es
nes, revelando sus sorpresas. A cada instante
inferior a la pésima policía del México de aquel
repara en la escasez de papel y advierte: “sin
tiempo y que en los Estados Pontificios hay
entrar en pormenores, porque ya el papel se
más ladrones que en Río Frío y las Cruces. Le
acaba”, “sería lástima dejar todo este papel
llama la atención la miseria que agobia a la ca-
blanco”. Le da tal tentación porque no se le
pital del orbe católico. “La muchedumbre de
quede nada en el tintero, que le llega a decir
mendigos es asombrosa: piden limosna el Papa,
al severo de don Ignacio: “Dispense usted el
los cardenales, los obispos, los clérigos, los frai-
tono de libertad que he adquirido en este lar-
les, los magistrados, los empleados, los ciudada-
go post scriptum”.
nos, los rancheros. Y el número de mendigos
No sacia su ambición de ver, de andar, de
descarados (pues los otros se disfrazan con su
referirlo todo. Sacrifica el sueño y tortura su
mendicidad) es tal, que en la Escala Santa, igle-
estómago. El 10 de Enero de 1841 le dice de
sia donde se venera ¿lo creerá usted? la escalera
Roma a su muy amado señor: “Llegué aquí el
de la casa de Pilatos, hay fijado un bando que
día mismo de Noche Buena; ni aun me acosté por
prohíbe, bajo la pena de destierro de Roma
asistir a una misa en San Luis de los Franceses,
y pérdida de lo colectado, pedir en diez va-
que comenzó a las diez de la noche, y otra en
ras a la redonda del templo, y lo que es más
Santa María la Mayor, comenzada a las dos de
chistoso, previene a los fieles que dar alli no
la mañana y concluida a las seis”. Y renglones
es bueno”.
más abajo: “La víspera y el día de mi santo he
Al contemplar las tierras que producen
estado en la Capilla Sixtina”. En otra carta,
los vinos del Jura y de Borgoña, le renace su
ya de vuelta a París, el 30 de Marzo del mismo
antiguo proyecto de hacer una buena planta-
año, se lee, después de haber dicho que ha ter-
ción de viña en Pateo y resuelve en París
minado su viaje por toda la Italia y gran parte
a un tal Guard, inteligente jardinero, a que
del Sur de Francia y de Ginebra: “Es verdad que
venga a México. Luego manifiesta a don
a veces mi estómago ha pagado el gasto, por no
Ignacio: “Yo no diré que he hecho grandes
decir que casi siempre, pues ha sido preciso ayu
adelantos en mi arte; pero sí, que he procu-
nar para ver todo esto; pero le aseguro que por
rado fijarme todo lo que en él he visto y me-
lo que he visto vale bien la pena de comer por
ditar detenidamente las aplicaciones posibles
algunas días sólo pan y manzanas… convendrá
de ello. El sistema de agricultura es aquí tan
en que, una vez en Italia y con mis ideas, más
diferente, que no puede plantearse entre no-
fácil era consentir en un suicidio que en resistir
sotros ninguno de sus ramos, tal como se ven
la tentación de ver”…
establecidos aquí... cuente vd. con que si vivi-
Hizo a pie el viaje por Italia y Suiza. Lo
mos diez años, vd. verá a Pateo con un valor
hace maliciar al escribir a su tutor: “En el cen-
cuádruplo y con un aspecto enteramente eu-
tro de Italia viajar a pie no debe presentar nin-
ropeo, en cuanto a la perfección y multiplimelchor ocampo
113
114
cidad de los cultivos. Estoy impaciente por
en México y no son castellanas. Tengo ya
ensayarme”.
trabajadas la A y la B, no toda; estudiadas
Trabaja incesantemente para subsis-
las etimologías y las de muchas palabras
tir. Un mes el librero Lasserre le paga vein-
mexicanas y casi asegurada la publicación
ticuatro pesos. En la casa de Rosa y Salvá
por el Sr. Salvá, que habiendo prometido en
no halla de qué manera pasar la vida. Hay
la ultima edición que hizo del Diccionario de la
días en que está “más que a dieta”. Su es-
Academia Española publicar en la inmediata
trechez llega a tanto, que a punto estuvo
un suplemento por las voces de América, no
de ser sirviente de un ruso que iba a Italia
tiene quién le dé las de México, y me pagará
o de un español que proyectaba establecer-
mi trabajo”. Se intitularía: Suplemento al Dic
se en Harlan; pero no perdió su libertad por
cionario de la Lengua Castellana por las voces que
treinta francos mensuales y la comida que le
se usan en la República de México. Y manifes-
ofreció el primero y por el carácter altanero
taba: “como le doy día y noche, no acabará
del otro. Le advertía a don Ignacio: “Con-
el invierno sin que lo vea cumplido”. “Si al
vencido de que una independencia honrada
fin no puedo publicar lo que yo llamo Borrado
es el goce más satisfactorio de la vida, pensé
res de mi viaje, allá se los mando a vd., porque
en no buscar más protector que mi trabajo ni
como los veo con ojos de padre, he dado en
más recomendación que una conducta sin ta-
creer que contienen algunos datos curiosos”.
cha”. Y esto a pesar de que su “necesidad era
“Son las tres de la tarde (11 de Noviembre de
grande, pues hasta su camisa la publicaba”.
1840); estoy junto a mi ventana y sin embar-
Con todo, no quería venir a México, para
go escribo a la luz de la vela”.
cuidar de sus intereses: “consentiría mejor
No pierde el tiempo: cursa la cátedra de
en perderlo todo y mantenerme de chifonero
Agricultura práctica en el Jardín de Plantas;
que volver”. Tenía que triunfar aun de sí
asiste a la de Trigonometría, Agrimensura
mismo: “este abandono, esta pereza española
y “formación de mapas”; le da su nombra-
que hasta ahora comienzo a vencer”. Se dedi-
miento de Agregado a la Legación al Sr. Garro;
ca a escribir una obra: Viaje de un mexicano
va, como a un espectáculo, a las iglesias de
a París, la cual llama en la intimidad Borra
los diversos cultos y, al ver lo raro del ritual,
dores del viaje de un mexicano a París, dedi-
hace supremos esfuerzos para no estallar de
cada a don Ignacio, que será anónima para
risa; traba amistad con el sabio Brogniart,
no atraerse la atención. La pone en manos
director del Museo de Historia Natural, a
de Lasserre, quien, después de muchas vuel-
quien regala “algunas frioleras”, recibiendo
tas infructuosas, le sale con que tiene tantas
en cambio semillas de plantas raras, y pre-
ocupaciones que no podrá imprimirla sino
senta a la Academia de Ciencias una teoría
pasado el invierno de 1840.
ingeniosa sobre construcción de puentes
El 22 de Octubre le noticia a su tutor:
que por la forma de la arquería pueden resis-
“Ocúpome ahora de la definición de más de
tir todo golpe de agua por continuo, abun-
mil voces que he reunido de las que usamos
dante y fuerte que sea.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Un día corre la voz por el valle de Marava-
co medio que mi acalorada razón encontró,
tío de que don Melchor Ocampo había regre-
fue venirme. Esta idea, que me ocurrió en
sado de Europa. Aparecía su hermosa figura,
los últimos días de Enero, me fijó, porque
en medio del misterio de la partida y la ausen-
me presentaba, al par que las ventajas de
cia de dos años, radiante de virtud, como que
remediar mi posición, los medios de satis-
su fortuna estuvo por desaparecer a causa de su
facer este deseo tanto tiempo ha forma-
pródiga caridad para con todo el mundo.
do, y que no debía realizar, si consultaba
¿Había sido plagiado? No: se había ido
la prudencia ordinaria de la vida. No fue,
por su propia voluntad, después de haber
pues, el solo deseo de aprender, como vd.
meditado el viaje. La prueba no puede ser
supone benignamente, lo que me movió…
más concluyente. Es una carta, verdadera
Una vez lejos de mi patria —me decía yo—
confesión de arrepentimiento para obtener
puedo pasarme en el rango a que mis des-
el perdón de don Ignacio, a quien llamaba
aciertos me obligan a tomar aquí, adquirir
con ternura “mi padre, mi guía, mi protec-
el hábito del trabajo que nunca he tenido
tor y mi amigo”, prometiéndole: “Si vd. se
arraigado, y que la falsa prosperidad de los
muere, muera seguro de que seré cuando
últimos años me ha hecho perder, y dar lu-
más no pueda, el fiel criado de sus hijos”.
gar a que las economías de la hacienda en
La carta, fechada en París el 24 de Oc-
un tiempo largo, sean capaces de balancear
tubre de 1840, dice “y lo primero de que me
mis despilfarros. Conseguido esto, volveré
ocurre hablar es de mi vergüenza y mi arre-
a mi país, le seré útil con lo que haya apren-
pentimiento, no de haberme venido, sino
dido: la solidez que mis principios adquiri-
del modo con que lo hice. La resolución de
rán en la infalible escuela de la desgracia,
venir, por disparatada que sea o parezca, no
me hará guardar una conducta honrada
me vino sino después de largas reflexiones;
que me concilie mis acreedores, me forme
pero la pena que he causado a vd. por mi
buenos amigos y haga olvidar mis antiguas
torpeza en efectuarla así, es lo que me aver-
faltas; presentado de nuevo en mi antiguo
güenza y mortifica.
teatro como un hombre que ha sufrido,
“Aunque la natural sagacidad de vd., avivada por su cariño hacia mí, no le hubie-
nadie interpretará mal la mudanza que me propongo en mi carácter”.
ra hecho conocer tan acertada y oportuna-
“…Una melancolía profunda, un aire
mente la calidad de los sucesos, yo no insisti
abatido y una continua distracción, alar-
ría en hacer verosímil mi mal forjado cuento, sin
maron a mis conocidos, y aun hubo pocos
que me falten por tanto datos de pequeños
que no llegaran a preguntarme la causa. No
incidentes con que pudiera apoyar su verosi-
dormía, no comía, me enfadaba la sociedad,
militud, pretender su posibilidad y asegurar
y la convicción de que había faltado a mu-
su realización”.
chos deberes como heredero, como deudor
Luego habla del mal estado de sus inte-
y como corresponsal, me perseguía, como
reses, de sus apuros y prosigue: “…y el úni-
al asesino la sombra de su víctima. No hay, melchor ocampo
115
señor, peor tormento que el desprecio fun-
resistir la violenta tentación que se apoderó
dado de sí mismo”.
de mí para ver a vd. otra vez y tomar en mi
“…Hacer un testamento, era otro artículo que yo juzgaba indispensable por si la Providencia disponía de mis días...”..
cuánto debe durar… “Llegado a Veracruz, me dirigí en efec-
“Restábame procurarme los medios de
to al Sr. Trigueros, como única persona que
verificar el viaje, y aunque no tenía tlaco, la
podía procurarme mi pase, y le conté no sé
bolsa de Balbuena, la de Esteves y mis ve-
qué para explicar por qué no lo traía de la
cinos antiguos los Retanas, que me abona-
Capital. Tuve que comprar camisas, zapa-
ron de un pico atrasado, me proporcionaron
tos y algunos otros artículos para la trave-
cerca de trescientos, único capital con que
sía, lo que, gracias a los subidísimos precios
me aventuré. Pero esto apenas bastaba para
del puerto, disminuyó bastante mis fondos;
llegar, dirá vd.; así era y así lo sabía yo; mas
armé una riña en la posada, por el excesivo
mi resolución de venirme no era para darme
precio que me cobraban, a pesar de que, pre-
una buena vida, sino para hacer una especie
viéndolo, había tomado en el entresuelo una
de penitencia provechosa; y creí que cuan-
cama en el cuarto de los cocheros: y pagué cien-
do hay una verdadera voluntad de trabajar,
to ochenta pesos por mi pasaje en la primera
no puede morirse de hambre quien la tiene,
cámara, pues no habiendo pasajeros para la
y que llegando a París hallaría luego en qué
segunda, no quisieron por mí solo establecer
ocuparme”.
el servicio y fórmulas de ella. Como mi cu
“…así, le diré solamente que en la ago-
ración no podía ser tan violenta, todavía en
nía de aquellos momentos (hacer saber su
el buque hice una de las mías. Perdimos en la
partida a Blas Villanueva, encargado de Pa-
segunda tempestad un marinero que el mar
teo y a don Ignacio), pues con justicia pue-
arrebató de la proa, y no pudo salvarse y en-
do llamar así todo mi viaje, especialmente
tonces promoví una subscripción para su fa-
hasta Veracruz, no encontré otro medio que
milia (era hijo único de una viuda con hijas
la ridícula carta...
chicas), abriéndola con ocho pesos y tuve el
“La conveniencia de persuadir de que mi venida era forzada es demasiado sensible. “Yo no preveía toda la pena que mi venida había de causar a vd..”..
116
interior una despedida que no puedo saber
gusto de que le produjera instantáneamente más de ciento, y en mí la convicción de que la beneficencia no consiste en dar, sino en saber dar. Pero por grande que ha sido la fal-
“Cuando salí de Querétaro, mis medi-
ta que me han hecho esos cuarenta francos,
das estaban tan bien tomadas, que vd. no
nunca me he arrepentido de haberlos gasta-
hubiera sabido mi desaparecimiento sino al
do y sí me arrepiento y mucho, de diecisiete
mismo tiempo que mi embarque, por las
pesos que en último resultado vine a perder
cartas que me proponía escribir, explicando,
en varios juegos de cartas a que contra mis
si no cómo, a lo menos en dónde estaba yo.
ideas ayudé en la travesía. En toda ella tuve
Pero cuando me vi en esa ciudad, ya no pude
la fortuna no sólo de no desmentir el carác-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
ter de humildad y sencillez que tomé desde
una que otra novación de ella que parecían
el principio para que no se extrañara mi po-
ser para llenar las fórmulas del momento.
breza, sino también atraerme a pesar de ella
Ocampo, a la cabeza de un grupo liberal, que-
el cariño de toda la tripulación y pasajeros;
ría que se expidiera una carta fundamental
no habiendo tenido con ninguno discusión
enteramente distinta, a la altura de las ideas
ni desavenencia que no faltaron por tanto
modernas, en armonía con la verdadera for-
entre los otros, de manera que llegué a ser
ma de gobierno representativo popular.
término medio de todas las diferencias”.
Predicaba la libertad de cultos y la ense-
El 19 de Junio había visitado Bicetre y
ñanza laica, tales como más tarde, andando
dominado por las impresiones, le escribía a
el tiempo y madurando las ideas, se formu-
su tutor el día 20 del mismo mes, de 1840:
laron en la Constitución de 57.
“…he venido encantado de los adelantos eu-
Al caer Santa-Anna en 1844, ocupa
ropeos, envidioso de verlos en mi patria y
la presidencia el señor Pedraza, distingui-
muy contento al mirar tan aliviada nuestra
do y honorable ciudadano, y ruega a don
pobre especie”.
Melchor Ocampo que se fuera a encargar
A poco de la vuelta del querido y sabio
del Gobierno de Michoacán, en el cual
hacendado de Europa, llegó a Pateo una
Estado tenía prestigio y partidarios. Se
remesa de libros. Ahí en su retiro, especie
negó por una sencilla razón que daba con
de refugio de los necesitados, pasaba para
la mayor ingenuidad, imposible de com-
distraer su grande espíritu del trabajo inte-
prenderla hoy:
lectual al del agricultor y su genio del bien comenzó a derramar sus bondades infinitas.
—No puedo aceptar, porque no conozco el mecanismo de la Administración. En efecto, el futuro sabio político no
II
entendía más que de ciencias físicas y na-
Su primer paso a la vida pública es el ha-
turales y de agricultura. Pedraza insistió,
ber ido a Veracruz para presentarsele de vo-
indicándole la necesidad de su presencia en
luntario el año 1838, cuando la guerra de los
el Estado; entonces Ocampo aceptó, viendo
pasteles al avistarse la escuadra francesa ante
antes con sus propios ojos cómo despachaba
Ulúa; pero tiene noticias de los tratados de
el Presidente de la República los acuerdos en
paz y regresa a Pateo, donde había dejado en
junta de Ministros y enterarse perfectamen-
completo abandono sus intereses por la de-
te bien del mecanismo y funcionamiento de
fensa de la patria.
las oficinas del Gobierno.
En 1842 sale electo representante al Con-
En seguida manifestó al señor Pedraza:
greso General que convocó el Gobierno de
—Ahora ya conozco el oficio.
Santa-Anna en respeto de la 4a base de Ta-
Y partió a Michoacán para encargarse
cubaya. Su fin era muy elevado: el organizar
del Poder Ejecutivo del Estado.
políticamente la República. Algunos diputados
Arregló la hacienda pública, hizo econo-
no admitían la Constitución de 24, otros ni
mías, pagó con puntualidad a los empleamelchor ocampo
117
dos, abrió caminos, planteó escuelas, mejo-
vida, y aquel que delinca de nuevo, pronto
ró la Guardia Nacional.
volverá; pero al menos ya tendremos las cár-
Honda impresión le causaron las cárce-
celes limpias, con camas; y obligaremos al
les. Al visitar la de Morelia hubo presos que
Ayuntamiento a que invierta parte de sus
se le arrodillaron, implorando libertad y per-
rentas en mantener a estos infelices”.
dón, pues hacía treinta años que llevaban de
Entonces planteó la penitenciaría de
existencia tras de las rejas y no se les había
Morelia, cuyos planos y cimientos existen
revisado su causa y a muchos ni aun toma-
aún. El cementerio de la ciudad se encontra-
do declaración del crimen que cometieran y
ba en estado tal de abandono que los perros
por el cual estaban allí.
llegaron a devorar los cadáveres. Ocampo
Ocampo manifestó a las personas que lo acompañaban en la visita: —Si alguno de estos seres infelices hubiese matado a su madre, el más espantoso
para que reformara la obra, pero habiéndose hecho del sordo, compuso de su propio peculio las paredes y sepulcros en ruina.
de todos los crímenes, estaba compurgada
En la guerra de los americanos el año
su falta con treinta años de cárcel, de des-
de 1847, estando de gobernador, organizó
nudez, de aislamiento y de miseria. ¿Cómo
tropas bien disciplinadas y pagadas para la
reparar la terrible injusticia que el Estado ha
defensa de la autonomía de la patria.
cometido con tantos de estos infelices? Pongamos término a tantos horrores.
Marchó a Querétaro, donde estaba establecido el Gobierno general, que había con-
Y señaló un día para darles la libertad.
vocado a junta de gobernadores. Al firmarse
Todos habían sufrido hambre, sed, frío
los tratados de paz entre los Estados Unidos
y sus cuerpos habían servido de pasto de las
y México, pidió que se hiciera constar en el
alimañas. El sustento que les daba el Ayunta-
acta que protestaba contra tales tratados.
miento, no era suficiente y se socorrían mu-
“Puesto que nos llaman salvajes —manifes-
tuamente de lo que les llevaban sus familias.
tó— tengamos al menos las virtudes de és-
Haciendo reflexiones sobre los presidios,
118
recordó a la mitra de Michoacán su deber
tos que mueren defendiendo su suelo”.
tales como se encontraban, decía el señor
El 29 de Marzo de 48 dejó de ser gober-
Ocampo: “La gente mala no mejora su con-
nador y vino a México para ocupar su asien-
dición en la cárcel, porque viviendo en el
to en el Senado. El 1o de Marzo de 1850 lo
ocio y en mala compañía, exasperada por
nombró Ministro de Hacienda don José Joa-
el injusto trato que se le da, tiene necesa-
quín Herrera. Arreglaba la deuda interior de
riamente que empeorarse; pues que a seme-
la nación, cuando abandonó el importante
janza de las manzanas pútridas, al contacto
cargo. Y se fue a Pateo, con el fin de descan-
de unos y otros, tiene que venir la fermen-
sar de las fatigas políticas.
tación de las pasiones y la putrefacción moral.
Entonces entabló desde Pomoca una rui-
Aquel que no quiera delinquir, se corregirá
dosa polémica con Un cura de Michoacán, de
evitándose los horrores de esta miserable
Morelia, sobre una representación de refor-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
ma de aranceles y obvenciones parroquiales,
Don Melchor Ocampo sostenía, fuera
que dirigió al Congreso del Estado el 8 de
de la necesidad de reformar los aranceles y
Marzo de 1851.
las obvenciones parroquiales, la separación
El origen de la representación pinta de bulto el carácter de Ocampo. Una infeliz mujer
de la Iglesia y el Estado, la libertad de cultos, la desamortización de los bienes del clero.
fue a ver al cura Dueñas de Maravatío para que
Juzgábase la representación absurda,
enterrase de balde a su difunto esposo, por
anticatólica, anticonstitucional, antipolíti-
que era muy pobre. El sacerdote le contestó:
ca y digna del anatema de la Iglesia, a cuyo
—Pues si no tienes con qué enterrarlo,
autor y a todos los que la apoyasen se les
sálalo y cómetelo, porque yo no les he de dar
castigaría con la pena de perder todo bien
de comer caridades a los vicarios, al sacris-
espiritual y de ser excluidos del seno de la
tán ni al campanero.
sociedad católica, pues en ella se predicaban
La viuda supo que había llegado Ocampo a la ciudad y se le presentó con las lá-
doctrinas heréticas y depresivas del poder episcopal.
grimas en los ojos, refiriéndole lo que había
Ocampo declaraba: “Es preciso acreditar
pasado. El cura recibió un atento recado del
que no defiendo mis intereses, porque nin-
querido hacendado para que le hiciera un
guno tengo personal en que los .abusos se
entierro de segunda clase al desgraciado que
corrijan, y las clases pobres no sean sacrifi-
contaba tres días de insepulto. Dueñas, al
cadas, sino los intereses importantes de la
tener los ocho pesos bien seguros, los cuales
sociedad, el decoro del gobierno civil, sujeto
eran el pago de las honras fúnebre», le hizo
mientras lo necesitó a una tutela benéfica,
al cadáver todas las ceremonias de la Iglesia:
pero capaz ya de declararse en mayoría de
gran doble, vigilia, cruz alta y sacerdote de-
edad”. Y discutía cual un hombre de bien
trás de los restos hasta el camposanto.
y un amigo sincero de la ver dad, diciendo:
Otra vez el mismo Dueñas no quiso de-
“Por público y notorio tengo ciertos repar-
volver al Sr. Mateo Echaiz el valor en plata
tos indebidos que se hicieron ciertos cabil-
contante de los derechos del casamiento de
dos eclesiásticos; ciertas bibliotecas y fincas
uno de los mozos de Apeo, que no pudo ve-
rústicas y urbanas de monasterios que se
rificarse por el arrepentimiento de los novios
han vendido sin necesidad y sin licencia;
en el instante de darse las manos.
ciertas leyes que por esta misma notoriedad
Dada a la luz pública la representación,
y publicidad se han dado para impedir que
originó una brillante polémica, en la que es-
este abuso continúe; ciertos empleados del
tán ya proclamadas las ideas madres de la
arzobispado, lanzados de su juzgado de tes-
Reforma y la Constitución de 57.
tamentos por ciertas obras que no eran pías;
El folleto produjo sensación en el clero y no se hizo esperar la contestación, una tras otra, furibundas, llenas de injurias, de amenazas de muerte repentinas.
ciertas alhajas que faltan en ciertas iglesias, tomadas por ciertos curas…” Los Ayuntamientos, Prefectos y subprefectos acogieron la representación. melchor ocampo
119
Un cura de Michoacán, hecho un energú-
Muchos oreen que Ocampo desde esa
meno, le dijo a Ocampo mentiroso, calum-
fecha firmó su sentencia de muerte, la cual
niador, incendiario, socialista.
fue meditada por el clero que temió la plu-
“Ruego a vd. —le indicaba Ocampo en 21 de Mayo de 51— que pruebe mis false-
El 14 de Junio de 52 tomó nuevamente
dades, pues de lo contrario, en defensa de
posesión del Gobierno de Michoacán. Reor-
mi reputación, me presentaré contra vd. en
ganizó por segunda vez el Estado; mejoró
juicio, demandándolo por injurias”.
el Colegio de San Nicolás de Hidalgo, antes
En la primera réplica, el clero decía por
de Jesuitas, mandando traer a Europa, cos-
boca del anónimo: “Se quiere fomentar un
teado de sus bolsillos, instrumentos y apa-
incendio que nos absorba y un cambio horrible
ratos de Física, Química y Astronomía, que
que nos sepulte en el abismo; pues adelan-
importaron más de tres mil pesos; fundó el
te: bien saben los reformadores que el medio
Hospicio y puso los medios para difundir la
favorito para atacar a la Iglesia es empobrecer
instrucción pública en el pueblo.
al clero…”.
Desmedido era su cariño por la juven-
Esto prueba lo preocupado que se en-
tud estudiosa, a la cual tendía paternalmen-
contraba con la iniciativa que tuvo sobre sí
te la mano, repugnándole todo castigo duro
toda la atención pública.
impuesto a ella por faltas escolares.
Su contrincante pregonaba que Ocampo
Una vez —refiere don Jesús Echaiz— se
tenía nombrad la literaria, conocía la natu-
le presentó en su hacienda un estudiante en
raleza de las plantas y de los animales, había
el más grande estado de miseria. Ocampo le
estudiado algunas lenguas y debía hablarlas,
dio ropa, le proporcionó caballo y sirviente
que poseía esqueletos y se aprovechaba de
para que le condujera a Morelia y puso en
su situación angustiada de enfermo para ob-
sus manos algún dinero y cartas de reco-
tener el triunfo en la polémica.
mendación dirigidas a personas de aquella
Y don Melchor se le ofrecía así… dígne-
120
ma del célebre político.
ciudad para que viesen por él.
se vd. ocuparme en algo que lo alivie, y verá
Estando de gobernador esta última
que no soy, en ningún sentido, de los que se
vez, a los estudiantes Jesús Salas, Crescen-
aprovechan de las angustiosas situaciones
do Morales y Vicente Moreno se les penó
de sus hermanos. Las personas que me co-
a encierro en el Colegio de San Nicolás,
nocen bien, pudieran dar testimonio de ello
del que eran internos, porque una noche
y no temo desafiar a quien lo contrario sepa,
se escaparon sin licencia para ir a una fun-
para que denunciándome me confunda ante
ción teatral dedicada a Ocampo. Al tener
el público”.
noticias del castigo por don Juan de la
Hay en una de las contestaciones de Un
Puerta, profesor de francés, le mandó con
cura de Michoacán cierta predicción que llegó
él un recado al señor Degollado, Regente
a cumplirse al pie de la letra; más adelante
del plantel, para que pusiera en libertad a
veremos de qué manera.
los tres jóvenes.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
—Dígale vd. al señor Ocampo que no
Desde allá se carteaba con Juárez, Arria-
puedo servirle, porque esos jóvenes han co-
ga, Mata, Ceballos, Álvarez, Degollado, Co-
metido una falta que debo de castigar.
monfort y Arrioja, para derrocar la tiranía
Volvió el señor de la Puerta con otra
clérico-militar.
súplica de Ocampo para don Santos De-
Lejos de la patria vive en aprietos y se
gollado, en la que se le pedía que siquiera
entrega a la alfarería, para subsistir humil-
les igualase la pena, pues Moreno siendo el
demente.
más chico sufriría un mes de reclusión, Salas
Es la primavera de 1854; seis meses co-
quince días y Morales ocho a pesar de que
rren de proscripción; Juárez y Ocampo habi-
era el mayor.
tan bajo un mismo techo en Nueva Orleans;
—Siento mucho, diga usted al señor Ocampo, no poder modificar mis órdenes. Entonces regresó el señor de la Puerta y dijo al Regente.
éste se dispone a salir para Europa con la mayor de sus hijas y espera únicamente el arribo del vapor de Veracruz; Arriaga, Montenegro, Mata, Arrioja, todos los desterrados, se ha-
—Ordena a usted el señor Ocampo
llan reunidos en la casa aquella, como es su
como gobernador del Estado que ponga us-
costumbre a la llegada de la correspondencia,
ted en libertad a los jóvenes.
para comunicarse las noticias recibidas. Por
—Diga usted al señor Ocampo que no
fin ancla el deseado vapor del puerto mexica-
tiene jurisdicción alguna en este Colegio;
no y al leer Ocampo su correspondencia, sin
que aquí yo mando como Regente que soy.
inmutarse, exclama: —señores, ya no hago
Volvió el señor de la Puerta con este úl-
viaje a Europa: mis bienes han sido confisca-
timo recurso: —Dice el señor Ocampo que él es el Re-
dos por Santa-Anna y ya no tendré recursos con qué sufragar los gastos.
gente nato del Colegio y que como tal va a
Mata, que proyecta hacer un viaje a la
ejecutar un acto de su voluntad dando liber-
frontera de Texas, ofrece a Ocampo los fon-
tad a los muchachos.
dos que tiene, cosa de mil pesos, para que
Degollado, al ver salvados sus deberes de Regente, cedió.
haciendo la expedición los emplee en artículos de fácil consumo con lo que podrá
Instalada la Administración de San-
obtener utilidad y ayudarse en sus gastos.
ta-Anna y la de Ugarte en Michoacán,
Manuel Treviño, comerciante mexicano
Ocampo fue aprehendido en la madrugada
establecido en Brownsville, promete ser el
del 3 al 4 de Junio de 52 por una escolta de
consignatario de las mercancías y realizarlas
sesenta soldados que lo condujo a Tulan-
en su almacén sin cobrar comisión.
cingo, durando allí seis meses confinado.
Ocampo acepta la propuesta y se va para
En Noviembre se le encerró en el castillo
Brownsville. A la vista tendrá Matamoros,
de San Juan de Ulúa; pasó desterrado a la
será fácil contraer relaciones con prominen-
isla de Cuba, en seguida a Nueva Orleans y
tes personas de la Frontera y observar el cur-
Brownsville.
so de los acontecimientos políticos. melchor ocampo
121
En Abril de 65, cuando se presenta el
pues Vidaurri en un comunicado a De la
momento de obrar, delibera con el general
Garza, de fecha 17 y remitido de Villa Al-
José María de J. Carbajal sobre la situación
dama, participaba que se había pronunciado
de México y pesa los elementos que podrían
a la cabeza de la milicia nacional de Nue-
ponerse en acción contra Santa-Anna en los
vo León contra la ominosa tiranía de San-
linderos de Tamaulipas.
ta-Anna; que el 19 emprendería su marcha
—No puedo iniciar un movimiento,
sobre Monterrey donde lo esperaban con los
porque carezco del elemento indispensable
brazos abiertos y que las personas que se en-
para ejecutarlo: dinero —dice Carbajal.
contrasen del otro lado del Bravo, sin pérdi-
Ocampo se dirige a la tienda de Treviño, y le pregunta: —¿Cuánto es lo que tengo en poder de usted? El buen comerciante, muy patriota, examina a la ligera sus libros, y responde:
todas las fuerzas disponibles a aquella ciudad y acordasen las medidas para favorecer la causa pública. He aquí el plan: “Art. 1o- El pueblo mexicano, en uso de
—Quedan ochocientos pesos.
su legítima soberanía, desconoce al llamado
—Pues deme usted setecientos.
gobierno del General D. Antonio López
Y Ocampo le manifiesta a Carbajal po-
de Santa-Anna, las leyes que han emanado de
niendo la suma en su poder: —He aquí cuanto puedo dar a usted para que se lance a la revolución. No me re-
122
da de tiempo y uniformes en ideas, enviaran
su bastardo poder y todos los actos de su administración que no han tenido más de recho que la fuerza.
servo más que cien pesos con los que podré
“Art. 2o- Como es una necesidad impe-
vivir dos meses. Después cada uno verá qué
riosa, prominente, superior a todos los de-
hace.
bates políticos, sacudir el afrentoso yugo
El 22 de Mayo de 55, en Brownsville,
de la dominación dictatorial, el pueblo de
Ocampo, Juan José de la Garza, Ponciano
Nuevo León y todos los que tomen parte
Arriaga, Manuel Gómez y José María Mata
en tan patriótica empresa, se abstienen de
se constituyeron “en Junta revolucionaria
formular desde luego un programa político
encargada de los trabajos relativos a la par-
que depende más bien de la observación y
te política de la revolución, de arbitrar re-
de la experiencia de los sucesos revoluciona-
cursos, organizar fuerzas y en fin, de todo
rios y que se engendrarían sin duda en ellos
aquello que fuese conducente al triunfo de
mismos, limitándose por ahora a combatir
la causa de la libertad”, habiendo sido nom-
vigorosamente hasta destruir la tiranía. La
brado por aclamación presidente el señor
junta revolucionaria que está ya constituida
Ocampo y secretario don José María Mata.
y a la que se unirán personas que merezcan
Al siguiente día, el 23, Arriaga, por co-
la confianza pública por sus antecedentes de
misión que ya tenía, presentó el proyecto
probidad, ilustración y patriotismo, se en-
del plan que convendría remitir a Monterrey,
cargará de proponer a la Nación oportuna-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
mente el programa político que juzgue ade-
rara guardar la mejor armonía con el clero
cuado a satisfacer las necesidades del país.
y respetar los intereses de esa clase que la
“Art. 3o- Esto no impide que indepen-
sociedad tiene aceptados como legítimos;
dientemente del orden político general de
pero que si por desgracia tratase de abusar
la República, los pueblos que se pronuncien,
de los objetos de su institución y de ejercer
adopten desde luego y pongan en práctica,
una influencia ilegítima en la cosa pública
todas las medidas sociales y de convenien-
que sugiriera, se dictasen las medidas que
cia pública que demanden sus necesidades
fueran suficientes a impedir semejantes
locales.
abusos”, vio la luz pública el órgano de la
“Art 4º- La revolución protesta sostener
Junta con el nombre de El Noticioso del Bravo,
a todo trance la independencia nacional,
redactado por Ocampo; se auxilió al oficial
oponerse a toda enajenación del territorio
de infantería y de ingenieros en Suecia y Di-
mexicano y no aceptar auxilio de fuerzas
namarca, el señor Juan Julio Mörner, para
extranjeras. La contravención a este artículo
que fuera a presentarse a Vidaurri; don Juan
se considerará como delito de alta traición.
J. de la Garza, en compañía de los ciudada-
“Art 5º- Se declara vigente el arancel llamado de Ceballos”. El plan le fue enviado por duplicado a Vidaurri el 23.
nos Calderón, Zepeda Peraza, Fagoaga y 150 hombres, se encaminaron a Tamaulipas con el fin de sostener la causa de la democracia; el 5 de Junio se le enviaron 250 pesos a
La Junta dispuso que marchase con un
Juárez para que se pudiera mover de Nueva
piquete de fuerzas José María J. Carbajal
Orleans hacia Acapulco y reunirse con don
para Nuevo León en auxilio de Vidaurri;
Juan Álvarez; el señor Miguel M. Arrioja
una comisión procuraba adquirir recursos
llegó de aquel puerto a ofrecer sus servicios
pecuniarios para auxiliar a los jefes y tropa
en favor de la causa proclamada, y el 21 del
y comprar armamento; se puso al tanto al
mismo mes se acordó que la Junta se consi-
general Álvarez del estado de la revolución
deraba disuelta, siendo su última sesión la
en la frontera y de los trabajos de la Junta;
de ese día.
fue enviado a Monterrey el señor Manuel
A fines de 55, ya victoriosa la bandera
Gómez para que trabajase en favor del bien
de Ayutla y desplegada por casi toda la Re-
público y del bien de los principios demo-
pública, volvía a la madre patria, habiéndole
cráticos, habiéndole hecho muy especial
proporcionado los recursos su amigo don
recomendación D. Melchor Ocampo, con
Sabás Iturbide. El 4 de Octubre llegó a Cuer-
unánime asenso de la Junta de “que se diese
navaca en donde residía de paso el Gobierno
a los prisioneros un trato humano y decoro-
que derivaba del Plan de Ayutla.
so y que se cangeasen siempre que hubiese
Ocampo, que según confesión propia,
oportunidad de hacerlo, procurando entre-
tenía el defecto de la prontitud en las reso-
tanto alejarlos de los lugares en que su pre-
luciones, de obstinarse en las que tomaba,
sencia pudiera ser peligrosa; que se procu-
de ser enemigo de toda intriga, de rechazar melchor ocampo
123
el sistema de equilibrio en el gabinete por-
sabido entre otras cosas que la presente revo-
que deseaba mayor acción en él, de querer la
lución sigue el camino de las transacciones”.
intervención directa del empleado público
La víspera Comonfort ya en pie, le había
en la esfera de su empleo, de conservar una
dicho, a causa de la oposición que se le hacía
independencia absoluta, de llamarse deci-
para que no estuviese en México, permane-
didamente puro, de considerar la amenaza
ciendo los Poderes en Cuernavaca:
la peor de las persuasiones; Ocampo que poseía estas cualidades dio su voto como
camino de las transacciones.
representante al general Juan Álvarez para
—Ahora sí nos entendemos; encuen-
Presidente de la República; y se lo dio —decía
tro en lo que acaba usted de asegurar una
él— “no por su mérito, aunque se lo reco-
razón más para que me separe yo, yo que
nozco grande e innegable; porque considero
puedo considerarme aquí como intruso. Ha-
la suprema magistratura una comisión de
bía creído que se trataba de una revolución
difícil desempeño y no una recompensa
radical, a la Quinet: yo no soy propio para
de buenos servicios, sino porque creí que era
transacciones —interrumpió Ocampo le-
el único ante cuyo nombre callasen las am-
vantándose de su asiento.
biciones vulgares que se creían con derecho a ella”. Álvarez indicó a Ocampo que lo ayudase, como ministro interino, a formar su gabinete.
—Esas doctrinas son las que han perdido la Europa. —Pues yo no soy propio para transacciones. La renuncia de Ocampo fue sujetada a
El día 5, citado por el Presidente a las
discusión en su presencia antes de ponerla
diez de la mañana, para exponerle los can-
en manos del Presidente, entre Juárez, Prie-
didatos del Ministerio, hizo dos horas de
to y Comonfort, quien manifestó a Ocam-
antesala y no le pudo hablar.
po que con lo de transacciones “quiso decir
A su llegada a la ciudad, Comonfort de-
ciertas consideraciones a las personas”.
batió largamente con Ocampo sobre la en-
—Después de estos comentarios, supli-
trada al gabinete de Juárez y Prieto, la repul-
co a usted que no use de la palabra transac
sa de Lafragua de Gobernación, la necesidad
ciones.
de que se hiciera cargo de la guerra el mismo
—¿Quiere usted que ponga que la revo-
Comonfort y el desempeño del ministerio
lución sigue el camino de ciertas considera-
de Relaciones y Gobernación a la vez por
ciones a las personas?
Ocampo. Comonfort iba más adelante: “¡pretendía que en el consejo hubiera dos eclesiásticos como garantía del clero!”.
124
—Pues no, señor; la revolución sigue el
—No, tampoco. —¿Pues el camino, en términos generales, que sigue la revolución? —No, no.
A los quince días presentó su renuncia
—Le parece a usted bien, entonces, que
Ocampo, la cual quería comenzar así: “He
funde mi renuncia en que repentinamente
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
be perdido la chareta, y en que sin sentirlo
una Noche Buena desaparece como por es-
me he vuelto mentecato, puesto que callan-
cotillón del corro de sus invitados y amigos,
do mis verdaderas razones para hacerla, no
y se le descubre de romano en el foro del
encontraré ninguna plausible.
improvisado teatro, desempeñando uno de
Ocampo se retiró a Pomoca diciendo: “esta época no es la mía”; allí se dedicó al estudio y a la meditación con ese amor que sólo cabía en su espíritu. Disciplinado bajo una vida filosófica a la Rousseau, amante de la Astronomía, hizo una observación magistral del cometa de 43; amante de la Lin-
los papeles de la pieza, y cultiva la poesía, aunque las musas le son ingratas: Yo también adórelas Y a su culto vóteme muy rendido, Hasta que al un déjelas Con su desdén reñido.
güística, publicó un estudio eruditísimo de
Se indigna cuando le reprocha Un cura
idiomas indígenas mexicanos comparados;
de Michoacán, que dicen era el obispo Mun-
amante de la Botánica, escribió un Ensayo
guía, que no se toma el trabajo de estudiar
de Carpología, clasificó una nueva especie de
seriamente.
encina, quercus melífera, y dio una idea del
“Eso sí que no, señor Cura. Diga vd. que
edizaro girador “cuyas dos hojuelas naturales
nada he aprendido y lo confieso; pero que no
se mueven a toda hora del día y de la noche”;
he estudiado… eso sí que no. He pasado sobre
amante de la Jurisprudencia, procura hacer
los libros una buena parte de mi vida”.
ver en una obra extensa que deber y derecho
Y cuando le advierte que debe escribir
son la misma, la mismísima cosa, sin más
con meditación, explica su proceder así: “No
diferencia que la de la faz por donde se vea;
medito para escribir, es cierto; pero en cam-
que verdad, bondad, justicia, moral, virtud,
bio procuro no escribir sino sobre lo que ten-
belleza, son una misma, mismísima cosa,
go meditado. Una vez que sobre esto tomo
vista bajo diversos aspectos y que la necesi
la pluma, la dejo ir: reconozco los inconve-
dad de las relaciones es el origen del derecho
nientes de este desorden; pero me siento in-
y del deber; amante de la Agricultura, hizo
capaz de remediarlo. Volver a leer, rehacer el
un Tratado completo sobre el cacao y otro sobre
borrador, son para mí cosas insufribles”.
la vainilla, después de haberla observado en
Celebra su natalicio vaciando sus bolsi-
Papantla; amante de la Paleontología, formó
llos en las manos bien tendidas de los pobres.
un museo en su retiro, picando la curiosidad
“Cuatro veces —decía el 15 de Agosto de
los restos de un mastodonte, extraídos de
51— perdoné la deuda a todos mis peones
una barranca de Pateo, cuyas proporciones
(todavía puedo mostrar los libros y estoy se-
eran tan gigantescas que una de las costillas
guro de que ni aquéllos ni mis vecinos dirán
medía siete varas; amante de la literatura,
que los he, no digo ya tiranizado, pero ni
redacta El Jabón y el Zurriago, colabora en
aun tratado ásperamente). Puedo jactarme
otros periódicos, traduce en verso la trage-
de haber dulcificado mucho sus costumbres,
dia Mitrídates de Racine, en su hacienda, y
vuéltolos más hábiles para varios trabajos y melchor ocampo
125
ser hoy mismo bien querido aun de los que
cargada de presentar el proyecto de Consti-
dejé en Pateo y Buena Vista”.
tución. Son su alma los artículos 3, 5, 7, 15,
Con todo y sus virtudes pasaba por
23 y 27. De Pomoca escribía el 3 de Enero de
muy hereje y hasta por ateo. Una vez doña
1856 al señor José María Mata: “Mucho ce-
Josefa Tapia de Calderón le instaba para que
lebro la buena maña con que vd. consiguió
no abandonase pronto a México.
al fin que prevalecieran sus ideas sobre jui-
—Quédate otros pocos días, ¿qué vas a hacer a Pomoca? —No, me voy; porque, como dijo el otro: Comerás con el sudor de tu rostro. —¡Jesús, María y José… y este otro fue Dios!
Salas me dice que probablemente pronto se terminará la Constitución. Ojalá y que así sea; pero no iré a firmarla”. Llamado por Juárez en Enero de 58, el día 21 llegó a Guanajuato, en donde estaban
Otra señora, doña Guadalupe Navarro,
los Poderes, encargándose del ministerio de
que de puro católica la creían una santa he-
Gobernación e interinamente de los de Re-
cha en vida, en el convento del Carmen, de
laciones, Guerra y Hacienda.
Toluca, sin que nadie pudiera saber si comía,
El 13 de Marzo, cuando el pronuncia-
y qué, y cómo y cuándo, porque siempre es-
miento de Landa en Guadalajara, iba a ser
taba hincada rezando y haciendo peniten-
pasado por las armas con Juárez y los otros
cia; esta especie de Santa Teresa aconsejaba
Ministros por el teniente coronel Filomeno
a don Manuel Alas:
Bravo; pero Prieto, al oír la voz de “prepa-
—Mira, Manuelito, no te juntes con ese
ren armas” y mirar tender los fusiles hacia el
Ocampo: es hombre malo, perdido, el mis-
cuarto en que se hallaban, se puso en medio
mísimo Diablo; te vas a condenar; yo sé lo
de la puerta y abriendo los brazos dijo estas
que te digo.
textuales y únicas palabras:
En 1856, don Manuel Alas llevó a Ocampo, de paso en Toluca, a la señora Navarro, sin revelarle nada. Pasado largo rato de conversación, Ocampo se despidió.
—“Aquí estamos: somos inocentes. Los valientes no se manchan con un crimen”. El gobierno tomó el camino de Colima y se embarcaron en Manzanillo el Presiden-
—Oyes, Manuelito, qué simpático es
te y sus Ministros, para voltear el istmo de
este amigo tuyo, qué amable, qué cariñoso,
Panamá y venir a dar a Veracruz. Instalada
qué bueno; debes estimarlo mucho, ¿ver-
la Administración de Juárez en el puerto,
dad?
Ocampo desempeñó la cartera de Guerra y
—¡Ah! sí, muchísimo.
Marina y en seguida la de Hacienda. Aquí
—Si parece un santo: qué humilde,
expidió las célebres circulares Ocampo que en
qué… Oyes, y ¿cómo se llama?
parte modificaban y aclaraban la Ley del 13
—Melchor Ocampo.
de Julio de 1859, por la cual el gobierno civil
Miembro del Congreso Constituyente,
ocupó los bienes cuyos productos y en parte
fue nombrado secretario de la comisión en126
cio político. ¡Me alegro, me alegro! También
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
la administración eran del clero.
De las Leyes de Reforma son suyas la
52 había pronunciado en muy altavoz ante
separación del gobierno civil de toda inter-
el pueblo de Morelia que lo escuchaba como
vención eclesiástica, la supresión de monas-
un oráculo: “¿Qué va a ser de ti, pobre México,
terios y el establecimiento del estado civil de
cuando están desquiciados los elementos
las personas. “Una vez resuelta la formación
de tu poder e independencia, y cuando en
y promulgación de las leyes de la reforma
el vértigo de las pasiones tus mejores hijos
—léese en su exposición hecha el 22 de Oc-
van a desgarrar tus entrañas? ¿Cuando en
tubre de 1859 al Presidente de la República—
nombre los unos de la libertad y los otros del
reunimos y leímos la mayor parte de todos
orden (como si ambas ideas no fueran com-
los materiales, que así el Exmo. Sr. Ministro
patibles) van a agotar tus fuerzas para entre-
de Justicia, como V. E. mismo y yo, tenía-
garte postrada a los pies de tu ambicioso y
mos escritos desde el mes de Junio de 1858.
prepotente vecino?… ¡si la sangre vertida y las
Como entonces creíamos que la revolución podría tener un pronto término, y como V. E. estaba resuelto a que antes de la entrada en México del Gobierno Constitucional habían de publicarse simultáneamente todas las disposi ciones que el nuevo programa exigía, habíamos procurado preparar todos estos trabajos”. Refería don Luis Couto al señor Valeriano Lara, en el camino de Zinapécuaro a Morelia, que una vez algunas personas ajenas a la política le preguntaron a Ocampo que por qué no era millonario, puesto que las Leyes de Reforma hacían ricos a los pobres de la noche a la manaría, y que contestó: —“Nosotros creímos que era indispensable la desamortización de los bienes del clero; pero no
destruidas riquezas sólo han de ser un medio para que nuestra raza pierda su nombre y la Anglo-Americana se enseñoree de nuestro territorio, haciéndonos perder nuestro culto, nuestra libertad, nuestra lengua, nuestra historia; destrúyenos, destrúyenos, Señor, antes de que nos volvamos más indignos de ti! ¡O patria mía! ¡Si ha de ser infecundo el trabajo de tus fundadores, si han de volverse estériles la resolución que tantos tenemos de morir antes que infamarnos a la preferencia que, como el historiador romano, damos a una peligrosa libertad sobre una esclavitud abyecta, haz que las cimas de tus extinguidos volcanes estallen en general conflagración, que el Atlántida y el Pacífico se unan por encima de nuestras cordilleras, que nues-
creímos justo tomarnos un palmo de tierra”.
tro continente se hunda como la célebre
Sólo circunstancias muy especiales por
Atlántida y que ni escollos dejen sobre el
el país justamente apreciadas ya, pudieron
Océano que hagan recordar nuestra infamia
impulsarlo a celebrar con McLane el tratado
y tu deshonra! La flecha mortífera del salvaje
por el cual se concedía a los Estados Unidos
y el lápiz calculador del yankee nos amenazan
atravesar nuestro territorio para dar garan-
por todas partes”.
tías a sus nacionales que residían en México;
En 1861, al entrar triunfante la Reforma
pero para hacer resaltar sus opiniones, véan-
y la Constitución de 57 a México, le dijo a
se estas palabras que el 16 de Septiembre de
Juárez: melchor ocampo
127
—Cambie usted de Ministerio, porque la causa no lo necesita ya y el público pide otros hombres.
En aquellos días lo subyugaba una misantropía aniquiladora que había hecho
Y dimitió, yéndose por última vez a su Pomoca; aunque no por la causa que lo hizo abandonar el gobierno de Michoacán:
prorrumpir a su corazón tan bueno: “Con uno o dos que amen, los demás que aguanten”.
las transacciones entre don Juan Bautista
Todos le instaban a que saliese de Pomoca,
Ceballos y los pronunciados, lo cual originó
porque corría inminente peligro. Y los sere-
esta frase célebre que sintetiza su carácter:
naba: “No habiendo hecho mal a nadie, no
“Me quiebro, pero no me doblo”.
hallo motivo para tomar precauciones de
III Tiene que cumplirse una predicción: la amenaza de muerte hecha a Ocampo, que Un cura de Michoacán no tuvo escrúpulos de conciencia en difundirla el año 1851, cuando ardía la polémica sobre reforma de aranceles y obvenciones parroquiales. El autor de la ruidosa iniciativa le decía entonces: “Si nuestra discusión durara siquiera diez años..”. Y renglones más abajo: “sólo siento que vd. haya levantado el estandarte de esa farsa que se me hace, hasta el punto de haber infundido varios temores por mi vida a las personas que por mí se interesan”. Dos veces estuvo a punto de ser asesinado: en Junio de 53 y Enero de 57. —Escribía
seguridad personal”. El 1º de Junio, a medio día, se presentó en Pomoca Lindoro Cagiga a la cabeza de cien hombres. —Dése vd. preso —dijo Cagiga a Ocampo. —Pase vd. a tomar la sopa y luego lo acompañaré a donde vd. quiera. Y comenzó su calvario: fue conducido a Maravatío y luego a Guacalco y Tepeji del Río, befado por sus iscariotes. Escuchemos de boca del general Félix María Zuloaga la triste agonía del mártir: Descansando una mañana calurosa en Guacalco, vimos por el camino levantarse una espesa polvareda detrás de un jinete; nos pusimos en guardia; creíamos que fuera
desde Pomoca el 4 de este mismo mes y año,
el enemigo: era el gachupín Lindoro Cagiga
a don José María Mata: “Un aviso de Elizon-
que traía preso a Ocampo, habiéndolo apre-
do sobre que volvían para aprehenderme me
hendido en su hacienda de Pomoca.
hizo salir de aquí el miércoles; llegué ayer
—Es preciso fusilar a Ocampo; es muy
tarde de vuelta. Yo también pienso como
liberal; es el autor del tratado McLane —me
vd. que mi permanencia en estas inmedia-
manifestó Márquez.
ciones me expone más fácilmente a la persecu ción eclesiástica”. Los señores Antonio y Patricio Balbuena, amigos suyos que residían en Maravatío, suplicaron a Ocampo que con su hija mayor fue se a pasar el Corpus de 1861. 128
—Josefa irá; la llevo, pero yo regreso.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
—No; porque no se le ha cogido con las armas en la mano. Enhorabuena que sea juzgado en consejo presidido por vd. y que se le sentencie —le dije. Llamé al general de caballería Antonio Taboada y le ordené que quedaba bajo su
vigilancia el señor Ocampo, que le guarda-
de Ocampo y otra del señor Nicanor Carri-
ra toda clase de consideraciones y que me
llo, que había hecho muchísimos favores a
respondería de su vida.
Márquez, en la cual le pedía no fuese a fusi-
Nos dirigimos a Tepeji del Río, que es
lar a don Melchor. Márquez contestó que ya
una larga calle con casas a los lados y un
no era tiempo, porque yo lo había mandado
puente a la entrada. Esparcimos las fuerzas
pasar por las armas, lo cual es una falsedad
por la población. A los pocos instantes, por
expresada en dicha contestación, supuesto
unos soldados fue sorprendida una diligen-
que Márquez había querido hacer pasar por
cia en la que iba León Ugalde.
equivocación la muerte de Ocampo, y esto
—A éste sí lo fusilamos —me dijo Márquez.
era lo que debió haber contestado a Carrillo
—Sí; a éste sí, porque es un bandido.
y no que había sido fusilado de mi orden.
Llame usted al cura para que lo confíese.
Créalo usted, hubiera yo mandado fusilar, si
Márquez se separó de la casa en que es-
hubiera estado a mi alcance hacerlo, a Már-
tábamos, casa del comerciante Piedad Trejo,
quez, a Taboada y a Andrade; pero las cir-
y ordenó al coronel Antonio Andrade, jefe
cunstancias en que nos encontrábamos, me
de su estado mayor, que dijera a Taboada
obligaron a desistir de la idea.
que por orden mía fusilara al prisionero. Leía yo todavía sentado a la mesa la corres-
—¿Y habló usted con Ocampo? —pregunté al general Zuloaga.
pondencia de Juárez que se le había recogido
—Sí, muchas veces. Tenía un valor ad-
a Ugalde, cuando llegó Andrade y avisó a
mirable; le decía yo que no tuviera cuidado,
Márquez que estaba cumplida la orden: que
y me manifestaba que sólo desconfiaba de
el preso estaba fusilado.
Márquez. Tenía yo vivo interés en conservar
—Pero, ¿qué preso? —preguntó con hipocresía Márquez. —Pues… el señor Ocampo —respondió Andrade. Me levanté indignado; mandé llamar a
la vida de Ocampo, porque estaban presos en México Zaldívar, Elguero y Cuevas. Pensaba yo hacer un canje con Juárez: enviárselo y que él pusiera en libertad a mis amigos presos. —¿Murió con firmeza Ocampo?
Taboada y ordené que Andrade y él fueran
—Según supe, por los informes que re-
inmediatamente encausados, lo cual no se
cibí, con mucho valor, sin preocuparse; y es-
verificó por el señor Márquez y esto me con-
cribió su testamento con pulso firme en pa-
firmó en la idea de que la llamada equivoca-
pel colocado sobre sus rodillas. ¡Ah! nunca
ción era de acuerdo con él. No hubo tal equi-
podré olvidar ese día que fue uno de los mu-
vocación: Márquez había combinado con
chos tristes y penosos de mi vida. Dicen que
ellos la manera de matar a Ocampo y apare-
aquí, al saberse la noticia del fusilamiento,
cer él como inocente. Acabado de cometerse
los clubes políticos recorrían las calles pi-
el fusilamiento, llegó de México Antonio
diendo la cabeza de los prisioneros.
Colomo con una carta de mi esposa en la
Otra versión, que es el reverso de la an-
que me suplicaba encarecidamente la vida
terior: el español Ibarguren entregó a Ocammelchor ocampo
129
po a Zuloaga y éste a su vez al jefe Aldama,
Memorias, inéditas aún: “Un día recibí una
quien recibió al siguiente día orden del mis-
orden del señor general Márquez, para que
mo general Zuloaga para que lo fusilara.
marchara a unirme con él a Cuautitlán,
—Tengo orden de fusilarlo a usted en este momento —dijo Aldama a Ocampo.
donde se encontraba con una fuerza respetable que traía de la Sierra. A las diez de la
—Eso ya lo sé.
mañana me incorporé con mi fuerza a las
—¿Quiere usted que le traiga un padre?
del señor general Márquez y con bastan-
—Estoy bien con Dios. No quiero que
te disgusto supe que había fusilado al señor
se molesten conmigo, ni yo con ellos. En tal
don Melchor Ocampo y que éste había hecho
caso hágame usted favor de conseguirme
su testamento, al que le faltaba una firma
papel y tinta para hacer mi testamento.
de un testigo, prestándome yo volunta-
Luego que acabó de escribir, a la una de
riamente para legalizar dicho documento
la tarde del día 3, fue sacado entre filas del
con mi firma, no obstante ver que todos se
calabozo y conducido fuera de Tepeji.
rehusaban a firmar. Esta ejecución se había
Después de haber andado largo trecho, preguntó Ocampo al coronel Aldama: —¿Falta mucho para llegar? —Sí. —Creo que es inútil caminar tanto; y para el objeto este punto es bueno. Y la escolta se formó en cuadro.
hecho por orden del general don Félix Zuloaga, que aparecía allí con el título de Presidente”. “Ocampo —dice Zuloaga— era un buen hijo, un cariñoso padre, un sincero amigo, un verdadero patriota y liberal, y un hereje de corazón, y no como otros, por interés”.
—Señor Aldama, al que me pegue bien
¡Qué mejor juicio sobre el glorioso már-
le da usted estos diez pesos y al que me pe-
tir de Tepeji que éste del general Félix Zuloaga,
gue mejor, este plaid.
quien fue su condiscípulo y su implacable
—Hínquese usted.
enemigo!1
—¿Para qué? Estoy bien al nivel de los
Ángel Pola
fusiles. Cuenta don Francisco Corral, actor y testigo ocular de todo el martirio de Ocampo, que Márquez se opuso al asesinato. —Nada avanza la causa que defende-
Los datos de esta biografía los ha obtenido textual-
1
mos con fusilar al señor Ocampo y sí per-
mente el autor de las personas siguientes: señora Ma-
demos mucho —objetó Márquez a Zuloaga.
María Mata, Manuel Alas, Vicente Moreno, Valeriano
—Yo mando y no obedezco otras órdenes que las del general Santa-Anna —replicó Zuloaga. El general Miguel Negrete, cuya voz es muy autorizada en este caso, dice en sus
nuela Calderón de Tapia, señores Patricio Balbuena, José Lara, Ignacio Ojeda Verduzco, Agapito Ojeda, Francisco Corral, José M. Velasco, y los generales Epitacio Huerta, Félix Zuloaga y Miguel Negrete. Débese también gran parte de los documentos, que hoy por primera vez se publican, a la muy apreciable y distinguida dama señora Josefina Mata y Ocampo de Carrera.
Margarita Maza de Ju· rez 1826-1871
Vivía en la segunda década de este siglo y en
la casa de Oaxaca con la familia de D. An-
la calle de Segovia, en Oaxaca, un honrado
tonio, en calidad de sirviente de confianza
agricultor de origen genovés llamado Anto-
o ama de llaves. Esta sirviente no era otra
nio Maza, en posición bastante desahogada,
que Josefa Juárez, hermana del Benemérito
pues que poseía tres solares para el cultivo de
de América.
granas, llamados generalmente nopaleras, y
Cuando este grande hombre fue a la ciu-
estaba muy bien aceptado, tanto por la po-
dad, adonde llegó el 27 de Diciembre del año
blación europea de la ciudad, como por los
1818, la primera casa en donde se refugió y
indios de la Sierra con quienes tenía siem-
estuvo unos quince o veinte días fue la de D.
pre muy buenas relaciones, especialmente
Antonio Maza al lado de su hermana Josefa,
los de los pueblos de San Pablo Guelatao
y de allí pasó con su benefactor el sacerdote
y San Pedro Nesicho. Tenía este honrado
Antonio Salanueva.
agricultor un hermano llamado Francisco
El feliz y honrado matrimonio Maza
que le ayudaba en sus quehaceres agrícolas
tuvo una numerosa familia, algunos de cu-
y de comercio, y estaba además casado con
yos miembros aún viven, y la primera niña
la virtuosa Sra. Petra Parada, verdadera mu-
habida en aquél, nació en la referida ciudad
jer del hogar y muy religiosa, lo mismo que
de Oaxaca el 29 de Marzo de 1826 y fue
su marido, hecho por lo demás universal en
solemnemente bautizada, llevando desde
aquella época, en el virreinato de la Nueva
entonces por nombre el dulce y poético de
España.
Margarita.
Como las propiedades de campo de D.
Margarita se educó y creció en los más
Antonio Maza eran de cierta importancia,
rígidos y severos principios de moral alen-
tenía un mayordomo que se las cuidaba y
tados y sostenidos por cualidades naturales,
atendía, llamado Tiburcio Maldonado, y la
distinguiéndose desde muy niña, tanto por
esposa de éste estaba a la vez colocada en
el horror con que veía una injusticia, como
˜ 131 ˜
132
por la invencible repugnancia que le causa-
que no vaya a cometer un sacrilegio, porque
ba decir u oír una mentira. Estando todavía
ese pecado estoy segura que no se lo confesó
en la primera infancia reveló la honradez y
al padrecito. No le ha dicho toda la verdad;
rectitud de su carácter en un hecho de niños
tú sabes lo que haces.
al parecer sencillo, pero que da la medida de
La vida de la familia Maza era suma-
sus sentimientos. Acostumbraba su herma-
mente recogida y por consiguiente no abun-
no mayor José, jugar con un muchachito
daban en aquel hogar las diversiones ni iban
llamado Juan Sigüenza, empleado en la casa
los niños a ellas. Los domingos salían todos
del Sr. Maza, y cada vez que la señora se des-
a misa, paseaban un rato y volvían a la casa,
cuidaba iba inmediatamente el niño al re-
y la semana se repartía entre el aprendizaje
postero y se robaba toda la fruta y dulce que
de la enseñanza tal cual existía en aquella
podía, teniendo especial predilección por los
época, y los quehaceres domésticos en que
plátanos, y convidando siempre de su hur-
se ocupaban la señora y las mujercitas. En
to al compañero de travesuras. Margarita
esta vida tan apaciblemente monótona y
observaba estos robos diarios a la despensa
tranquila se deslizaron los primeros años de
de su mamá, pero guardaba el secreto por
Margarita y así llegó a la juventud.
no buscar un disgusto a su hermano José.
Las relaciones entre el Sr. Juárez y la
Llegó sin embargo la época de la confesión
que después fue su esposa no tuvieron nada
de precepto, y como la señora de Maza no
de particular, aunque existen anécdotas en
transigía con ninguna falta de observancia
contrario, que son inexactas. Intervino algo
a los mandatos de la Iglesia, hizo que fue-
en ellas la antigua sirviente ya considerada
ran inmediatamente a confesarse sus hijos,
como de la familia, Josefa Juárez, y después
e in capite los mayores, José y Margarita, con
de consultado el parecer del confesor de
un sacerdote que era su padre de confesión,
Margarita Fray Juan López, franciscano, y
llamado Domingo Morales. Al varón le tocó
del señor Joaquín Serrano amigo de la fami-
primero cumplir el precepto anual; pero hizo
lia, así como dado naturalmente el consenti-
la declaración de sus grandes pecados tan alto,
miento de los Sres. Maza, el matrimonio se
que todos los oyó Margarita, la cual estaba
verificó el día 31 de Julio de 1843, teniendo
cerca aguardando su turno. Concluyó José,
entonces Margarita diecisiete años.
siguió la hermanita, y así que se reunieron
En su nuevo estado, la esposa no hizo
con la señora Maza para volverse al hogar, le
sino desplegar más las virtudes privadas
dijo inmediatamente Margarita:
que desde niña la adornaban; identificó de
—Mamá, Pepe no se ha confesado bien
tal manera su existencia toda con la del Sr.
porque ha ocultado un pecado; yo he oído
Juárez, que desde el momento en que se
toda su confesión y no le ha dicho al padre
casó fue la constante compañera, la tierna
que todos los días te roba el dulce y los plá-
amiga, la mujer fuerte y la acertada conse-
tanos. Nada te había querido decir para que
jera de su marido. En las vicisitudes de que
no le pegaras, pero ahora te lo aviso, para
estuvo llena la vida del grande hombre, ella
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Margarita Maza de Juárez
siempre sufrió sonriendo su parte no pe-
pequeña villa cercana a la Capital de Oaxaca,
queña de calvario, y más adelante veremos
cuando le sorprendió allí el odio de San-
qué clase de pruebas le deparaba para más
ta-Anna y salió entonces para el destierro en
tarde la adversa fortuna. Educada en buena
el que duró más de dos años, pasando esca-
escuela y alentada con el ejemplo recibido
seces y trabajos verdaderamente inauditos.
desde niña, la pobreza rayana de la miseria
En esta contingencia no le faltó la tier-
nunca la acobardó ni la hizo perder ni un
na y constante vigilancia y solicitud de su
momento la imperturbable serenidad de su
amante compañera, pues sabiendo Marga-
espíritu, y la honradez innata de su carácter
rita que lo iban a poner preso, mandó a uno
se ajustaba perfectamente a las ideas severas
de sus hermanos para que le dijera a Juárez
de Juárez y a la conducta intachable de que
que no volviera a Oaxaca, que escapara a sus
dio éste tantos ejemplos en su larga y azaro-
perseguidores y que ella quedaría con el car-
sa vida. Un rasgo referido a nosotros por un
go de la familia. A pesar de esto, el gran re-
miembro de la familia, da idea perfecta de
público volvió a la ciudad ya prisionero, fal-
lo que valían los dos esposos y de la riqueza
tando poco para que lo mataran en la garita
de sus virtudes privadas: llegó un día el her-
del Marquesado, donde un desconocido le
mano mayor de Margarita, José, a la casa de
tendió el fusil a la cara, fusil que por fortuna
Juárez, un poco después de la hora en que
fue desviado perdiéndose el tiro, y de allí sa-
acostumbraban comer; le indicaron los es-
lió para su destino, habiendo sido separado
posos que comiera, aunque ellos ya habían
brutal y violentamente de su familia.
concluido, y José, que tenía apetito, les dijo:
Entonces fue cuando empezó a poner-
—No se molesten por mí, porque ya
se a prueba la nunca desmentida virtud de
saben que en comiendo coles fritas quedo
Margarita. Quedó ésta tan pobre, que para
conforme.
atender al sustento diario de sus ya nume-
Juárez y su esposa se miraron mortifi-
rosos hijos tejía fallitas, las cuales entregaba
cados; ese día en efecto no se había podido
al hoy general Martín González con el ob-
poner vitualla, ni por consiguiente coles en
jeto de que esto las vendiera. Con el exiguo
el puchero, y no lo habían podido hacer por
producto de esa venta, cubría lo más urgen-
pobreza.
te o sean los alimentos, y sus niñas se ves-
¡Juárez era entonces gobernador de Oaxaca!
tían debido a la filantropía de un amigo de Juárez, el Sr. D. Miguel Castro, quien para
Acatando este gran patricio el princi-
no hacer sentir el favor le decía a Margarita:
pio de la no-reelección vigente en el Estado,
—Mándeme a sus chiquitas porque mis
dejó el difícil y honroso puesto que ocupó
hijas las extrañan y quieren siempre estar
con beneplácito general, volvió a la vida pri-
jugando con ellas.
vada, pobre, aunque extrañado y bendecido
Después de esa visita llegaban las niñas
por sus gobernados, y se dedicó al ejercicio
de Juárez con vestiditos nuevos, y para ex-
de su profesión. Ejerciéndola estaba en Etla,
cusar el regalo, pretextaba el Sr. Castro o su margarita maza de juárez
135
136
esposa llamada Jacinta, que no les quedaban
criado llamado Juan Lazcano a una hacienda de
bien los vestidos a sus niñas y que les habían
don Miguel Castro llamada Cinco Señores; apenas
mandado hacer otros.
llegada a esa finca, le advirtieron que su perse-
Como si la miseria, como si la ausencia
guidor le seguía las huellas y que se encontraba
de un esposo amado, como si los sufrimien-
en camino para la hacienda referida, y entonces
tos intensísimos al considerar la situación
a pie y con los más pequeños de sus hijos carga-
de Juárez en tierra extraña y sin auxilio nin-
dos en brazos de los indios salió violentamente
guno, no fuesen bastantes para acrisolar la
para un pueblo distante, cerca de cuatro leguas
santa resignación de Margarita, un nuevo
de Cinco Señores llamado Santa Anita.
y terrible golpe vino a acibarar más su atri-
En ese pueblo al que llegaron en la noche
bulada existencia. Entre la numerosa fami-
y en una mala posada, acostó Margarita a los
lia de los esposos Juárez había una niña de
niños en los rebozos y ayates de los indios, no
nombre Amada y la sexta de las hijas habi-
pudiendo ella conciliar el sueño; por fin, poco
das en el matrimonio. Esta niña no cumplía
después de las dos de la mañana y guiada por un
los tres años cuando el ilustre perseguido
presentimiento, dispuso continuar su marcha
marchó a su destierro, y era tanto el cariño
como en efecto lo verificó despertando violen-
de la pequeñita por su padre, que murió de
tamente a sus hijos. A las cinco de la mañana
tristeza, y balbuceando el nombre del autor
cuando apenas hacía dos horas de la salida de la
de sus días exhaló el último suspiro.
Sn. Juárez, llegaba Cobos a Santa Anita.
Primero la miseria, después y junto
Aunque el perseguidor no logró su objeto,
con ella la muerte de una hija casi en la cuna,
continuaron sin embargo los rudos sufrimien-
ocasionada por la ausencia, por la falta de las
tos de Margarita. Para ella y para su hija mayor
tiernas caricias de su desventurado padre; des-
Manuela se consiguieron acémilas, pero los de-
pués las persecuciones: en seguida y siempre
más niños continuaron en brazos de los indios,
una pobreza próxima a la indigencia; tal fue la
sufriendo en algunos puntos del tránsito esca-
vida de Margarita en aquella época temblé. En
seces y hambre como pasó en Llalinas, donde
efecto, no contenta la tiranía con perseguir al
no pudieron comer otra cosa que tamales fríos
esposo, quiso y consiguió cebarse en la familia
y en el curso de la peregrinación poco antes de
y en la santa mujer que llevaba el nombre de
llegar a un punto llamado los Naranjos tuvieron
su marido, puro y sin mancha, con legítimo y
que pasar el río de Chietla, que es sumamente
justificado orgullo.
ancho y de impetuosísima corriente; ésta venía
Supo la Sra. Juárez que iba en su persecu-
muy aumentada a consecuencia de las fuertes
ción el tristemente famoso reaccionario Cobos,
y abundantes lluvias, y la prudencia en otras
y entonces empezó una verdadera peregrinación
circunstancias hubiera aconsejado retroceder y
digna de una heroína, pero heroína del hogar y
buscar el paso por otro lugar menos peligroso: la
verdadero ángel de guarda para los suyos.
señora de Juárez, sin embargo, decidida a obte-
Margarita salió con todos sus hijos de Oa-
ner seguro asilo contra Cobos más por sus hijos
xaca y se dirigió acompañada sólo de un fiel
que por ella, se decidió a pasar el río con toda la
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
familia en una especie de hamaca de mimbres,
Mientras tanto Juárez había llegado, pri-
tan separados éstos entre sí, que dejaban espacio
mero a Veracruz, donde había cólera y vómito
suficiente para que por él desapareciera debajo
y después a La Habana, que se encontraba en el
del agua una criatura, y con un verdadero y terri-
mismo pésimo estado de sanidad; ahí esperó a
ble vaivén de aquella frágil y deleznable embar-
su hermano político José, quien le llevó una can-
cación y durando en la travesía cerca de media
tidad de cerca de setenta pesos para que pudie-
hora, lograron al fin los fugitivos llegar sanos y
ra seguir su viaje a Nueva Orleans. Lo hicieron
salvos a la orilla opuesta, habiendo estado todos
ya juntos en un buquecito y en tercera clase, y
más de una vez en inminente peligro de ser arre-
fueron a parar primero a una casa de huéspedes
batados por el torrente.
en la calle de Santa Ana en aquel puerto, y des-
Llegaron después a un pueblo llamado Cua-
pués se trasladaron a una bohardilla de la calle de
simulco y en conclusión a la hacienda de Sta.
Tolosa a otra casa de huéspedes perteneciente a
Gertrudis, propiedad asimismo de don Miguel
una señora llamada Dumbart. Algunos días co-
Castro, donde terminó tan difícil y peligrosa
mieron de favor en la fonda de unos italianos lla-
peregrinación.
mados Daneri y Podestá y mientras el Sr. Juárez
En esa hacienda permaneció la señora Juárez
se puso a fabricar puros para venderlos. A duras
con sus hijos algunos meses, y cuando desapare-
penas se podían hacer en un día tres o cuatro
ció el peligro de Cobos y sus inicuas persecucio-
cientos de esos puros que se expendían a vein-
nes, volvieron a Oaxaca. En aquella Capital, la si-
ticinco o treinta centavos el ciento; así es que el
tuación de la familia siguió siendo de tal manera
producto del trabajo manual del Benemérito
dificultosa y aflictiva que el conocido Gral. Igna-
de América, nunca llegaba a un peso, libre
cio Mejía propuso a Margarita que se fuera con
de los gastos de manufactura. Sin embargo,
todos sus hijos a Etla donde les pondría un ten-
su amor por la libertad lo sostenía, y era tal
dajón. La virtuosa madre aceptó, y en efecto en
el entusiasmo que le causaba cuanto iba de
Etla estuvo por algún tiempo despachando pan y
acuerdo con sus principios e ideales políti-
cigarros y cuanto artículo puede venderse en un
cos, que habiendo en esa época en Nueva
tendajo cuyo capital no llega a setenta pesos.
Orleans muchos emigrados cubanos que se
Les había mandado el General Mejía a un
reunían para concertar la manera de llevar a
muchacho llamado Lino para que sirviera de
cabo la independencia de su patria, él asistía
dependiente y ayudara a Margarita en el trabajo
con gusto a las reuniones, a las que iba en
de mostrador; pero poco tiempo pudo estar Lino
compañía del que después fue su hijo polí-
acompañando a la familia porque un día em-
tico, Pedro Santacilia, a quien conoció en la
pezó de repente a ejecutar actos estrambóticos
botica de la rue Bourbon, perteneciente aun
y raros, y por fin se le declaró la locura. Volvió
Sr. Cristóbal Spíndola; los animaba a no des-
entonces a quedar Margarita enteramente sola
mayar en la sagrada tarea que se habían im-
con su numerosa familia en el tendajón de Etla,
puesto, y su ya inmenso prestigio reanimó
sosteniéndose apenas con los exiguos productos
más de una vez las esperanzas de aquellos
de aquel pequeño comercio.
jóvenes que pretendían la noble e imposible margarita maza de juárez
137
138
empresa hasta hoy, de hacer a Cuba libre y
gran escolta compuesta de un oficial llama-
soberana.
do Valentín Palacios y cuatro soldados, y esa
Habiendo caído al fin la dictadura de
marcha al través de la Sierra, tampoco estu-
Santa-Anna, concluyeron por entonces los
vo exenta de peripecias, pues antes de lle-
trabajos de los esposos Juárez; pero ese pe-
gar a Chietla, habiéndoseles venido encima
riodo de tranquilidad no debía durar mucho
la noche y pasando en esos momentos por
tiempo. Viene en efecto el golpe de Estado
verdaderos desbarrancaderos, tuvieron que
del General. Comonfort, y Juárez, después
detener su marcha al pie del abismo mien-
de haber permanecido por algunos días
tras que iban los mozos por teas al pueblo,
preso, se encarga del gobierno saliendo in-
quedando entre tanto en la más completa
mediatamente de la Capital; pasa por Que-
obscuridad y sin poder moverse por temor
rétaro, establece algunos días su residencia
de desaparecer en el profundo barranco que
oficial en Guanajuato, después pasa a Gua-
tan cerca de sí tenían.
dalajara y allí faltó poco para que perdiera la
En la misma sierra de Cuasimulco su-
vida con motivo de la traición de Landa; de
cedió otro percance que por poco cuesta la
Guadalajara y a consecuencia de la batalla
vida a la infortunada Margarita. Caminaban
de Salamanca ganada por Osollos se tras-
con mucho cuidado por aquellos vericuetos,
ladó a Colima, y de Colima al Manzanillo,
verdaderos caminos de pájaro, cuando de re-
donde se embarcó para atravesar el istmo de
pente se le resbalaron los pies a la acémila
Panamá como en efecto lo hizo, volviendo
que montaba la Sra. Juárez y la cabalgadura
por La Habana a Veracruz.
rodó al fondo del abismo. Un grito de horror
Allí estableció por último definitiva-
salió de todos los pechos creyendo cuantos
mente el gobierno, y aquel heroico puerto
iban allí que Margarita también se había
debía ser el teatro de sus primeras y no las
hecho pedazos contra las rocas y el pasmo
menos inmarcesibles glorias, como jefe del
subió de punto al ver a la señora pendiente
Estado. Empero su agitada vida llena de pe-
al borde del precipicio y que sólo debió su
ripecias y sólida base de su inmortalidad era
salvación a su crinolina, de la que quedó col-
un motivo constante de sufrimiento para su
gada meciéndose en la rama de un árbol. To-
tierna compañera Margarita, a la vez que un
dos los que allí iban se apresuraron al pun-
crisol para las grandes virtudes de la esposa,
to a socorrerla, habiendo sido salvada al fin
virtudes que debían conquistarle un mereci-
como por milagro de tan espantosa muerte.
do puesto al lado del compañero de su vida.
Llegó por último la Sra. Juárez a Vera-
Margarita estaba con la familia en Oaxaca
cruz con su familia y a consecuencia de lo
cuando Juárez fijó el asiento del gobierno
malsano del clima, varias veces estuvieron
en Veracruz. Una vez instalado definitiva-
fuera del puerto. Todavía recuerda una de
mente en esa ciudad, aquélla decidió salir
los hijas del benemérito, Soledad, la épo-
a unirse con su esposo, como en efecto lo
ca en que estuvieron en Huatusco con D.
hizo, acompañada de todos sus hijos y una
Melchor Ocampo y en la cual este grande
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
hombre le enseñó las primeras letras y la lle-
Tuvo que salir al fin el Sr. Juárez de la Ca-
vaba lo mismo que a sus demás hermanas a
pital de la República para seguir sosteniendo
pasear por los alrededores de la población.
la bandera de la patria y de los principios re-
Con verdadero orgullo cuenta la hija de
publicanos atacados unas y otros por el ejér-
Juárez este hecho que revela el cariño ver-
cito invasor y entonces Margarita y toda su
daderamente fraternal que ligaba a los dos
familia, al cuidado de su hijo político Pedro
prohombres de la Reforma, y por ese motivo
Santacilia, salieron para el extranjero. Al
lo consignamos nosotros.
llegar a Matamoros fueron muy bien reci-
Después del triunfo de Calpulalpan, re-
bidos por muchas personas respetables del
gresó el gobierno general a la Capital de la
puerto y ahí hubieran permanecido algún
República a principios del año de 1861, y en-
tiempo sin otro presentimiento, esta vez del
tonces volvieron a tener un corto periodo de
Sr. Santacilia, que libró a toda la familia de
relativa tranquilidad los esposos Juárez. En
un peligro cierto e inmediato. No habien-
esa época igualmente reveló Margarita una
do en efecto querido permanecer más tiempo
vez más la belleza de sus sentimientos entre
en Matamoros, salieron violentamente de
los que figuraba en primera línea el amor a la
Bagdad hacia Punta Isabel con el objeto
patria, porque habiéndose declarado la guerra
de embarcarse para Nueva Orleans, como
con el invasor extranjero, la Sra. Juárez en-
en efecto lo hicieron más tarde en el vapor
cabezó de las primeras una junta de señoras
Clington, cuando al pasar frente a la desem-
cuyo objeto era arbitrar recursos para los
bocadura del río Bravo vieron en el mar a lo
Hospitales de Sangre, y ella lo mismo que
lejos, los palos de varios buques que después
todas sus hijas se pusieron a la labor hacien-
supieron conducían fuerzas francesas, quie-
do hilas, formando vendas y trabajando, en
nes en efecto ocuparon luego a Matamoros
una palabra, de cuantas maneras podían
así como el conocido jefe conservador To-
en el alivio de los patriotas soldados que
más Mejía.
derramaban su sangre en defensa de la independencia de México.
En los Estados Unidos fue muy bien tratada la señora Juárez por las autoridades
Cuando la solemne y conmovedora re-
federales de aquella república, al grado de
partición de medallas en Puebla a los valien-
que el ministro Seward dio una comida ofi-
tes soldados del 5 de Mayo, la Sra. Juárez
cial en honor de la ilustre proscrita a la que
en compañía de la esposa del ministro de
invitó y asistió todo el cuerpo diplomático
la Guerra general Blanco, puso el distinti-
europeo acreditado ante el gobierno de la
vo de honor en los pechos de los valientes
Casa Blanca. Entre los ministros que con-
defensores de la Patria, estimulando así con
currieron se encontraba el español García
su presencia y con su participación en aquel
Tassara encargado de hacer directamente los
hermoso acto, el entusiasmo del ejército y
honores en la mesa a la señora Juárez y que
su decisión para morir en defensa del suelo
servía de intérprete entre ésta y Seward. En
que los vio nacer.
el salón en que se dio el banquete estaban margarita maza de juárez
139
dos grandes retratos, uno de Juárez y otro
en el Herald noticias de México, referentes a
de Santa-Anna y una de las ocasiones que
la guerra que sostenía el partido liberal con-
el ministro de Estado norteamericano se
tra el llamado imperio. Al ver llegar a Marga-
dirigió a Margarita por conducto de García
rita y a su hija Manuela, a quienes aunque no
Tassara dijo estas palabras:
conocía por sus nombres, sabía eran mexica-
—Tenga usted la bondad de manifestar ala señora Juárez que mi mayor deseo es que
a la Sra. Juárez y en un mal español le dice:
pronto nos veamos en la Capital de la Re-
—Ustedes son mexicanas, ustedes de-
pública como fundadamente lo espero; que
ben tener el honor de conocer al gran patri-
ahí al tener la satisfacción de ir a saludar al
cio, al presidente Juárez, ¿no es verdad?
patriota Sr. Juárez, mi mayor gusto sería ver
—Sí lo conocemos, respondió con sen-
unidos a mis dos amigos (señalando a San-
cillez Margarita guardando modestamente
ta-Anna) y ya olvidadas las rencillas de par-
el incógnito. El admirador del reformista no
tido que hasta hoy los han separado.
supo por lo mismo que estaba hablando con
—Suplico a usted manifieste al Sr.
la esposa de éste.
Seward, dijo la señora Juárez, que tendre-
El trayecto de Veracruz a México fue
mos una gran satisfacción tanto mi espo-
una ovación a la familia hecha por todos los
so como yo en verlo por México, pero que
pueblos del tránsito, de manera que cuando
no espere encontrar allí reunidos al general
el Sr. Juárez puso un telegrama preguntando
Santa-Anna y a Juárez. Si uno de los dos
en su impaciencia cuándo llegarían su espo-
está en la Capital, el otro tendrá que estar
sa y sus hijos a la Capital, la respuesta fue
muy lejos; porque tratándose de principios
que cuando pudieran, porque en todas partes
políticos un océano los separa.
les instaban a permanecer siquiera un día,
La solicitud del gobierno americano no se desmintió un solo momento y cuando
140
nas, en un arranque de entusiasmo se dirijo
especialmente cuando se trataba de pequeños pueblos de indígenas.
después del triunfo de la República vino la
Reunida al fin con su esposo Margarita,
familia Juárez a reunirse definitivamente
fue en la prosperidad lo que había sido en la
con el grande hombre, el Ejecutivo de los
desgracia: siempre modesta, siempre buena,
Estados Unidos puso a disposición de Mar-
siempre amante de su marido y tierna y ab-
garita y sus hijos el va por de guerra Wilder
negada para sus hijos. En los Estados Uni-
ness en el que hicieron la travesía de Nueva
dos y durante la última separación forzosa
Orleans a Veracruz.
de su esposo, sufrió el postrero y rudísimo
En Nueva York y en una de las veces que
golpe de los muchos que le asestaron las cir-
Margarita fue al mercado, pues allí se acos-
cunstancias aciagas de su vida, pues perdió
tumbra que vayan las señoras a la compra y
con diferencia de menos de un año a sus dos
el despacho de los comestibles está muy bien
hijos varones José y Antonio, este último
arreglado y servido por express, un vendedor
el menor de todos y en quien como vulgar-
de pescados estaba leyendo con gran empeño
mente se dice se veían sus padres.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Cuidaba siempre con grande empeño
quedó un día mirando a su esposo con ín-
de inculcar a sus hijos ideas de verdadera
tima ternura y profunda tristeza y con voz
modestia y nunca olvidaba después de cual-
apagada exclamó:
quier reunión en la que a causa del puesto del Sr. Juárez, siempre eran muy distinguidos, decirles estas o semejantes palabras:
—Pobre viejo, no me sobrevivirás mucho tiempo. El Sr. Juárez estaba hondamente con-
—Hijos: estas distinciones concluirán
movido y al ver a su esposa tan triste y tan
cuando por desgracia se muera su padre.
enferma, volvió la cabeza para secarse las
No se enorgullezcan por ellas y recuerden
lágrimas que ya no le fue posible contener…
siempre que la mujer vale sobre todo por sus
Si la mujer siempre tiene sin ninguna
virtudes y que la vanidad es uno de los más
duda influencia decisiva en los actos del
feos defectos en una señorita. Acuérdense
hombre, más clara y directa es esta influen-
de las épocas en que hemos sufrido escase-
cia en buen o mal sentido, cuando esa mujer
ces y consideren que las adulaciones de hoy
es excepcionalmente mala o excepcional-
pueden trocarse en indiferencia y hasta en
mente buena. Una esposa como lo fue la
desprecios, si la suerte cambia.
señora Juárez significa indudablemente un
El Sr. Juárez a su vez con su ejemplo y
elemento auxiliar poderosísimo en los actos
con sus palabras ayudaba eficazmente a su
de un hombre extraordinario y por eso no
esposa en esta noble obra de educación mo-
era posible hablar del esposo sin hablar asi-
ral. Siempre que iba a un banquete, a una
mismo de la fiel compañera de su vida, de su
reunión o a cualquiera festividad, decía in-
verdadero y más eficaz apoyo moral en me-
variablemente en su casa estas palabras:
dio a los terribles embates de una tempes-
—Voy a una comida que dan al Gobierno; o bien: voy a una reunión a que ha sido invi
tuosa existencia llena de tantas penalidades como gloria.
tado el Gobierno; voy a presidir una festividad
Por eso seguramente el hombre del hogar
para la que ha sido solicitada la presencia del
en Juárez no fue inferior al hombre público
Gobierno; indicando con esto que él el pri-
y como supo hacerse digno del inmenso ca-
mero, estimaba estas distinciones en lo que
riño de su esposa, la influencia de ésta fue
significaban y valían.
todavía mayor, coadyuvando en no pequeña
Poco debía durar a Margarita la satis-
parte a sostener y estimular el gran carácter
facción de verse con su esposo y gozando
del humilde indio de Guelatao. Juárez, en
de los honores a que era acreedora por sus
efecto, que tenía la fama de fríamente se-
personales cualidades, pues el día 2 de Enero
vero y hombre sin corazón, no pudo resistir
de 1871, cuando aún no cumplía cuarenta
dos años el dolor de la muerte de Margarita
y cinco años, bajó al sepulcro en medio de
y murió precisamente del corazón.
las lágrimas y del profundo dolor de toda su
En el seno de la familia era tierno y cari-
familia; ya próxima su muerte, algunos días
ñoso hasta el extremo; a probaba y aun es-
antes de que exhalara el último suspiro, se
timulaba la conducta caritativa de su esposa margarita maza de juárez
141
142
cuando ésta salía de la casa como lo hizo más
—Vuelva usted, señor diputado, a la Cá-
de una vez a llevar consuelo y auxilios a una
mara, le responde Juárez, y permanezca en
desventurada familia que habitaba quizás una
su puesto aunque le sorprenda la muerte.
lóbrega y reducida pocilga de la casa de vecin-
Cumpla usted con su deber de representan-
dad de un barrio, y las lágrimas asomaban a los
te del pueblo, que yo aquí sabré, no lo dude
ojos de aquel hombre en apariencia de bronce,
usted, cumplir con el mío de Presidente.
al ver en el teatro la representación de escenas
El diputado se retiró confuso y lleno de
patéticas o al presenciar en su hogar escenas
turbación ante la severa actitud de Juárez…
íntimas de ternura y felicidad que hacen llorar
Fue profética la exclamación de Marga-
de satisfacción, como se llora de pesar en las
rita ya moribunda y Juárez tuvo también el
grandes contrariedades de la vida.
presentimiento de su próxima muerte. Die-
En cambio su vida pública está toda lle-
cinueve días antes de bajar al sepulcro el 29
na de rasgos que revelan su energía inque-
de Junio de 1872, estaban reunidos todos sus
brantable, sobre todo al tratarse del cumpli-
hijos con motivo de ser el día del santo de D.
miento de un deber. Muchas personas que
Pedro Santacilia. Entre los invitados se en-
aún viven recuerdan entre otros el hecho
contraba el viejo y popular bardo Guillermo
siguiente, que ocurrió, a raíz del triunfo del
Prieto, antiguo ministro y amigo del grande
Gobierno constitucional a consecuencia de
hombre y el compañero en su peregrinación
la batalla de Calpulalpan.
por los Estados de Occidente, como lo fue-
Atacaron Márquez y otros corifeos
ron entonces Ocampo y don Manuel Ruiz.
conservadores la garita de San Cosme de la
Cuando mayor animación reinaba en la
Capital, de una manera inesperada y repi-
mesa, Juárez tomó la palabra e inmediata-
tiendo el hecho ocurrido algún tiempo antes
mente reinó un silencio profundo: se dirigió
llevado a cabo por el general liberal Blanco;
desde luego a Prieto y le dijo:
en esos momentos estaba el Congreso en
—Guillermo, poco tiempo me queda de
sesión y algunos diputados, al tener la no-
vida; toma tu copa y prométeme delante
ticia del brusco ataque de Márquez, salieron
de todos mis hijos que cada año en este día,
despavoridos del templo de las leyes con
cuando todos los seres más queridos de mi
el objeto indudable de salvarse del peligro;
corazón estén reunidos, vendrás como hoy a
uno de éstos llegó hasta la Presidencia, don-
recordarles quiénes fueron sus padres, a ha-
de el Sr. Juárez tranquilamente tomaba sus
blarles de Margarita y de mí y del inmenso
disposiciones para rechazar la brusca agre-
cariño que les hemos tenido, a excitarlos a
sión del hombre de Tacubaya; el diputado
que no nos olviden, a que tengan siempre
completamente tembloroso se dirige en esos
presentes los consejos de la santa mujer que
momentos a Juárez diciéndole:
ya no existe: hoy te lo pido por que es segu-
—Señor, Márquez ha penetrado a la
ramente el último año que vivo, y si accedes
ciudad; el gobierno corre inminente peligro:
a mi ruego quedo tranquilo, porque sé que
¿que es lo que hacemos?
cumplirás tu promesa.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
El sentido poeta lo prometió, y en efecto
Mas derramando el bien, resplandecía
hasta este año (1890) ha cumplido fielmen-
En momentos de prueba y amargura.
te el encargo recibido.
Al herirla implacable desventura,
Los cuerpos de los dos esposos reposan
La familia, en su seno, guarecía
juntos en la mansión de los que ya no existen
Como ave amante que polluelos cría
y bajo el elegante y artístico sarcófago que
Del halcón desafiando la bravura.
hasta hoy está en el antiguo panteón de San
En medio del poder, de lauros llena.
Fernando. El mismo popular bardo, que cada
Su pobreza sublime recordaba,
año asiste, aun cuando sea un momento, a
De vil jactancia y vanidad ajena,
beber una copa con la familia Juárez, en re-
Y del regio palacio desertaba
cuerdo de los seres queridos para ésta, que ya
Para aliviar solícita la pena
no son, compuso en honor de la gran matrona
Del que en miseria y soledad lloraba.
el siguiente bellísimo soneto que pinta admirablemente y en pocas palabras el valor
Notas. Los datos de la anterior biografía los debe-
moral de las virtudes de Margarita, siendo
mos en su mayor parte a la amabilidad de varios miem-
por lo mismo su mejor y más cumplido elogio:
bros respetables de la familia Juárez. En la anterior entrega y al hablar del matrimonio de los esposos Juárez, se hizo mención de un señor Joaquín
Bello su rostro, inmensa su ternura, A la hora del placer desparecía;
Serrano. Debe ser Juan José Serrano.
E. M. de los Ríos
D. Manuel Doblado 1818-1865
I No muy lejana la época de nuestra completa
Ayuntamiento de León, del que dependía
emancipación, pero en el periodo histórico
San Pedro, para que se le concediese al joven
en que la lucha por la independencia parecía
una beca de gracia en el Colegio de la Purísi-
haberse extinguido, nació en el pueblo de
ma de Guanajuato.
San Pedro Piedra-Gorda del Estado de Gua-
Pasó entonces a esa ciudad, pues la beca
najuato, el día 12 de Junio de 1818, D. Ma-
solicitada le fue concedida, y allí hizo sus
nuel Doblado, hijo de Doña Vicenta Partida
estudios de un modo brillante, obteniendo
y de D. Julián Doblado.
siempre las supremas calificaciones en pri-
Su viveza y su talento revelados a muy
mero y segundo años de latín, filosofía, física,
corta edad constituyeron el encanto de toda
geografía, historia, francés, español, y en los
la familia —entre la que se contaba un tío
cuatro años de derecho, recibiéndose en
suyo, D. José María Doblado— y su inteli-
1843 de abogado.
gencia precoz fue la admiración de su pueblo natal.
Esta época de la vida de D. Manuel Doblado fue singular y merece que nos deten-
El niño, aunque nacido de humildes y
gamos algo en ella.
pobres padres, era celebrado por sus oportu-
Como ya dijimos, sus padres fueron hu-
nas reflexiones, y aquéllos, previendo el gran
mildes, pobres, y en consecuencia nunca
porvenir que tendría, le inculcaron los más
pudieron remitir a su hijo recursos de nin-
sanos principios de moral, “imprimiendo a
guna especie.
su carácter una energía y un valor dignos de todo elogio”.
Limitado únicamente a la beca, D. Manuel carecía aun de lo más necesario. Su
Recibió la educación primaria en el pue-
pieza de estudiante se hallaba desmantela-
blo de su nacimiento, y una vez concluida,
da: en un rincón una cama de madera, en el
su tío D. José María, que reconoció sus re-
centro una mesa de palo blanco, y un equi
levantes aptitudes para el estudio, instó al
pal del país, formaban todo el menaje.
˜ 145 ˜
Pero D. Manuel, dotado de palabra fácil y encantadora, era un admirable conversa-
La costumbre de llamar perdularios a los
dor y sus condiscípulos gustaban de oírlo
colegiales, no la abandonó nunca el bue-
hablar.
no de Aguililla; aun después de recibidos
Primero lo rodeaban en los corredores, se agrupaban en torno de él para que les conta-
los alumnos, los seguía designando de ese modo.
ra cuentos que él urdía; después, en las horas
El año de 1844, Doblado ya había recibi-
de recreo y en las veladas del colegio, lo se-
do su título; mas por falta de recursos conti-
guían a su cuarto, llevaba cada uno su silla
nuaba viviendo en el Colegio, y desempeña-
y sentándose a su alrededor lo escuchaban
ba la clase de latín en sustitución del célebre
atónitos y admirados.
Padre Mangas que se encontraba enfermo.
Cuando terminaba alguna de aquellas
Un domingo del mismo año, se iba a ce-
narraciones llenas de ingenio, hechas con
lebrar la repartición de premios del Colegio.
palabra sencilla y pintoresca, los oyentes
El orador nombrado, Ladrón de Guevara, se
aplaudían y pagaban al sorprendente con-
excusó alegando enfermedad, y entonces
versador cada quien con un cigarro. D. Ma-
Aguililla tuvo un pensamiento, una idea que
nuel no fumaba, reunía aquellos cigarros, y
se apresuró a realizar. Entreabrió la puerta
cuando había juntado muchos, los vendía
de su cuarto, como cuando pedía el chocola-
para satisfacer sus más indispensables
te, y gritó con fuerza:
necesidades. La fama del conversador no se ocultó al
—¡Francisco! ¡Llame usted al perdulario de Doblado!
P. Fuentes, a quien los colegiales por su figu-
Pocos instantes después, D. Manuel se
ra, su aspecto y su carácter, le habían puesto
hallaba con el rector, quien le dijo que había
el sobrenombre de Aguililla; así es que a Do-
resuelto nombrarlo orador para esa noche,
blado siempre lo distinguió y lo quiso entra-
pues Ladrón de Guevara se hallaba enfermo.
ñablemente.
—¿Acepta usted, perdulario?
El P. Fuentes era a la sazón rector del
—Acepto, señor, y lo agradezco: es la
Colegio. Trataba a los estudiantes más que
primera puerta que se me abre para darme
como superior, como amigo; pero a todos
a conocer.
los llamaba perdularios.
146
—¡Francisco! ¡Mi chocolate!
Y era la verdad. La distribución de pre-
Aguililla tomaba chocolate a todas ho-
mios fue solemne. Asistió el Gobernador, las
ras, y sin embargo, no padecía flatos. Al úni-
autoridades más caracterizadas y las prin-
co que importunaba era a su mozo Francisco.
cipales familias de la ciudad. Doblado, en
A las siete de la mañana, a las tres, a las cin-
su discurso, verdaderamente improvisado,
co de la tarde y a las ocho de la noche, abría
se reveló ante el público y por primera vez,
la puerta de la Dirección, asomaba su sim-
como elocuente orador. Obtuvo un triunfo
pático rostro, brillaban sus ojillos y de sus
completo, y sin duda a eso debió que le enco-
labios se escuchaban estas palabras:
mendaran después las clases de geografía,
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
derecho público, derecho de gentes y econo-
D. Lorenzo Arellano se negó a prestárselos y
mía política, en el citado Colegio.
no quiso secundar el movimiento. Empero, Paredes y Jarauta ocuparon la ciudad el 15
II
de Junio de 1848, y una junta de esta po-
Ya como profesor, ya como abogado, con-
blación, considerando que el Gobierno no
tinuó distinguiéndose en la cátedra y en el
podía estar acéfalo, nombró gobernador in-
foro, llamando cada día más la atención por
terino a D. Manuel Doblado.
su talento y por su saber.
Enemigo como lo fue de aquella paz que
Logró formarse así un partido, que lo
él juzgaba ignominiosa, sin detenerse en los
eligió Gobernador del Estado cuando conta-
medios para lograr su fin, Doblado tuvo la
ba solamente 28 años, por cuyo motivo no
debilidad de apoyar a Paredes y a Jarauta.
pudo entrar a desempeñar tan elevado pues-
El Gobierno general envió entonces a
to, pues no tenía la edad que marcaba la ley.
Bustamante y a Miñón para reducir al or-
En tiempo de la guerra de invasión nor-
den a los sublevados, lo que se logró el 19
teamericana, fue electo diputado al Congre-
de Julio, en que se tomó Guanajuato. El día
so General, reunido en la ciudad de Queréta-
anterior Jarauta fue fusilado y Paredes huyó
ro, y ahí, en unión de D. José María Cuevas,
a la Capital.
D. Ponciano Arriaga, D. Guillermo Prieto, D.
Doblado logró ocultarse algunos días
Hilario Elguero y otros, se opuso enérgica-
en el convento de San Francisco, hasta que
mente a que se aprobaran los tratados de
su amigo el Padre D. José María Espinosa
paz. Entonces fue cuando se apreciaron sus
le proporcionó la fuga, descolgándolo por
dotes de orador elocuentísimo, y sus dis-
el coro de la iglesia. Disfrazado pasó delan-
cursos pronunciados en esa época son re-
te del Palacio de Gobierno, saludó a varios
cordados aún por los que lo escucharon con
amigos que quedaron sorprendidos de su
positivo encanto, pues en ellos demostró
valor y audacia, y en la misma noche llegó
Doblado su admirable dominio de la tribuna
al Calabazo, rancho cercano a San Pedro
y su puro y acendrado patriotismo. Fue en
Piedra-Gorda, en donde permaneció oculto
consecuencia de los que votaron en contra
hasta la caída de aquella administración.
de dichos tratados, firmados en Guadalupe
Desde esa época, Doblado permaneció
el 2 de Febrero de 1848, y él y D. Manuel
retirado de la cosa pública, consagrado úni-
Siliceo se separaron del Congreso tan luego
camente a sus negocios particulares y no
como se aprobaron.
volvió a presentarse en la política sino hasta
Poco después, Paredes y el Padre Jarauta
la proclamación del Plan de Ayutla.
se pronunciaron en contra de los tratados
A la vez que aparecía esta nueva revo-
y desconocieron al Gobierno. Mas no con-
lución verdaderamente regeneradora, D.
tando ni con prestigio, ni con recursos, se
Antonio Haro y Tamariz se pronunciaba
dirigieron a Guanajuato para proporcionar-
en San Luis Potosí, basándose en un plan en
se estos últimos: pero el digno Gobernador
que elogiando al Ejército y al clero no tenía d . manuel doblado
149
más fin que el de atraerse partidarios. Por su
ción que debía regir al país, consignando en
parte, Doblado, sin secundar éste ni el de
sus bases la libertad más amplia, el partido
Ayutla, proclamó otro plan, y a mediados
conservador comenzó a sublevarse contra el
del mes de Agosto de 1854, a la cabeza de la
orden establecido, y aunque el Gobierno no
brigada Márquez, atacó la ciudad de Gua-
cesaba de combatir, contando como se sabe,
najuato, y habiendo logrado con prodigiosa
con grandes recursos, no dejaba a la nación
actividad ocupar el centro de la población,
que se constituyese por más esfuerzos que
ésta, en una junta popular, lo eligió gober-
hacía. Dada pues la Constitución en 1857,
nador interino del Estado.
por lo que lleva este nombre, comenzó de
Haro y Tamariz, Doblado y Comonfort,
nuevo entre el partido liberal que sostenía la
convinieron reunirse, poco después, en la
causa del pueblo y el conservador que sólo
ciudad de Lagos, para ponerse de acuerdo.
deseaba sostener sus intereses y sus prerro-
En efecto, el 16 de Septiembre de 1855, ce-
gativas, una lucha sangrienta y terrible en la
lebraron una junta que dio por resultado
que D. Manuel Doblado tomó un participio
el que los primeros secundaron el Plan de
muy activo”.
Ayutla y firmaron entonces los Tratados de Lagos.
1857 se proclamó la Carta Fundamental en
Elevado a la Presidencia don Juan Álva-
Guanajuato, y con este motivo muchos em-
rez, Doblado se pronunció contra él el 6 de
pleados se negaron a jurar la Constitución;
Diciembre de 1865; pero su pronunciamien-
pero Doblado, investido de la ley y con una
to no se llevó a cabo, pues como su principal
energía digna de elogio, los destituyó de los
objeto consistía en llamar a la suprema ma-
cargos que desempeñaban. Además, en las
gistratura a D. Ignacio Comonfort, habien-
festividades de la proclamación, la autori-
do tomado éste posesión de ella a los pocos
dad eclesiástica se opuso a que se repicara
días, Doblado desistió de su plan.
en las iglesias, y Doblado, sin vacilar en su
“Restablecido el orden y electo Presidente D. Ignacio Comonfort —dice un biógrafo—
150
Así fue en verdad. El 24 de Marzo de
firmeza, mandó abrir las puertas de las torres y echar a vuelo las campanas.
y gobernador de Guanajuato D. Manuel
No terminó en esto la lucha con el clero.
Doblado, comenzó para el Estado, al pare-
El obispo Munguía había protestado el 4 de
cer, una época de bienestar y prosperidad,
Mayo contra la Ley de 11 de Abril anterior,
pues desde luego se organizó la administra-
sobre obvenciones parroquiales, y el 8 había
ción de rentas y la de justicia, y el comercio,
dirigido una circular a los curas marcándoles
la agricultura y la industria, especialmente la
la conducta que debían observar.
minera, empezaron a salir de la postración
La autoridad civil por su parte expidió
en que estaban y hubieran adelantado mu-
una disposición que entre otras cosas pre-
cho si el orden y la tranquilidad hubieran
venía: “que los agentes de policía quiten
continuado; pero cuando apenas comen-
inmediatamente la susodicha circular del
zaba el Congreso a ocuparse de la constitu-
Sr. Munguía de los cuadrantes de las parro-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
quias o de cualquier otros lugares en que se
muchos prisioneros y de todo lo que lleva-
hubiese fijado, amonestando oficialmente a
ba, menos del dinero. Pocos días después
sus curas o encargados de las iglesias, que
de estos acontecimientos, Doblado pasó a
no vuelvan a fijarla, apercibidos de que por
México el 24 de Noviembre, dando lugar su
cada vez que contravinieren, se les castigara
llegada a diversos cuanto opuestos rumores,
con una multa desde diez pesos, cuidando
pues Comonfort se hallaba próximo a dar el
V. S. de que la policía visite diariamente las
golpe de Estado.
iglesias, para cerciorarse que no se falta a
Los sucesos acontecieron como sigue.
esta prevención…” III
Dio lugar esto a fuertes disturbios entre ambas autoridades. Los párrocos fijaban
Para llevar a cabo el atentado contra la
la circular del Obispo y la policía la quitaba
Constitución, desde antes se habían cele-
poniendo en su lugar la disposición del go-
brado juntas en la Capital.
bierno. Hubo necesidad de imponer fuertes
En una de ellas, Comonfort, dirigiéndo-
multas; pero la autoridad civil no cedió nun-
se a Payno, a Zuloaga y a D. Juan José Baz,
ca sus derechos.
les había dicho, refiriéndose a los elementos
Iguales o parecidos conflictos surgieron
y personas cuyo apoyo habían de obtener:
con la implantación del Registro Civil; mas
—“Veamos: en primer lugar, es menes-
el gobernador fue inflexible en el cumpli-
ter contar con Veracruz: éste es el punto
miento de la ley.
más importante de la República, no sólo por
Ya podrá observarse por lo referido,
sus recursos, sino porque es una plaza forti-
que Doblado no contemporizó con el clero,
ficada y cuenta con gente activa. No nos ha-
como quieren algunos.
gamos ilusiones: en Veracruz la mayor parte
Hasta ahí Doblado había desempeñado
de las gentes son liberales. En segundo lugar
el cargo de gobernador con el carácter de in-
el interior: Doblado tiene una importancia que
terino; pero el 14 de Julio de 1857 se le eligió
ustedes no se pueden figurar: además de que es
constitucionalmente y el 31 del mismo mes
un hombre activo y atento y atrevido, y cuenta
instaló el Congreso del Estado tomando al
con un pie de fuerza muy bien organizado, tiene
mismo tiempo posesión de su puesto.
la llave del interior, y por donde vaya Doblado
En Noviembre de ese año, salió de la
por ahí irán Zacatecas, Aguascalientes y quizá
ciudad para Querétaro en donde Mejía se
Jalisco. En tercer lugar, el Distrito: la Guar-
había rebelado. A la sola aproximación de
dia Nacional está en manos de los puros, y
las fuerzas, Mejía abandonó Querétaro;
no es muy fácil que todos convengan en un
pero Doblado logró alcanzarlo en la Mesa
cambio. Tenemos además que contar con
del Sombrerete, en donde lo batió quitándo-
Parrodi: pero a juzgar por el sentido de sus
le seis piezas de artillería. Atacado de nue-
cartas, será fácil que todo lo allanemos. Con
vo el día 18 en el Cerro de la Laja, Doblado
que veamos cómo se pueden vencer estas
lo derrotó por completo, apoderándose de
dificultades”. d . manuel doblado
151
Baz dijo que se encargaría de Veracruz
había dado, y recuerdo que trazó con tanta
y el Distrito, y entonces Comonfort agregó
exactitud un cuadro tan vivo y tan comple-
que para hablarle a Doblado enviaría a Gua-
to de todo lo que podía suceder, y que en
najuato a D. Manuel Siliceo. Poco después
efecto, está pasando, que parece que detrás
Payno habló con Siliceo, quien le manifestó
de un espejo estaba mirando el porvenir…”.
que no era necesario emprender el viaje, que
En la última conferencia celebrada el 27
Doblado acababa de derrotar a Mejía y se
de Noviembre, se había resuelto que tan-
hallaba en Querétaro; que lo mejor era lla-
to Comonfort como su ministerio renun-
marlo por telégrafo.
ciasen; pero al día siguiente “á las siete de la
Así se hizo. Doblado, como dijimos an-
mañana —continúa Payno— el Sr. Comon-
tes, llegó el 24 de Noviembre. Tuvo varias
fort me manifestó que Doblado había esta-
conferencias con Payno y Siliceo en casa de
do a verlo y a decirle que por ningún motivo
éste y con Payno, Zuloaga, Comonfort y el
renunciase ni se desprendiese un minuto de
mismo Siliceo, en Palacio.
la Presidencia, porque según había podido
Con la penetración y talento que lo ca-
observar, los ánimos estaban de tal manera
racterizaron siempre, no estuvo un instante
irritados y mal dispuestos, que seguramente
por el golpe que se preparaba. Oigamos lo
habría mil horrores en la Capital, de que él
que dijo a Siliceo y a Payno, el día 26 de No-
sería responsable: que el camino que había
viembre, en la conferencia que celebraron en
que tomar, era dirigir inmediatamente unas
la calle de la Alcaicería.
iniciativas al Congreso, pidiéndole de una
“El Sr. Doblado —dice Payno— nos ma-
manera decisiva la reforma de la Constitu-
nifestó una repugnancia completa a cam-
ción y la facultad para modificar algunas
biar de política; nos confesó que en efecto la
de las leyes existentes. Si estas iniciativas
situación era comprometida y que se había
eran despachadas, como lo creía, favora-
llegado hasta donde se podía llegar; pero que
blemente, el objeto se había conseguido;
a él, que tanta energía y aun dureza había ma
y si eran desechadas, entonces era sobrado
nifestado para reprimir los movimientos reaccio
plausible el motivo para disolver el Congre-
narios en el Estado de Guanajuato, se le hacía
so; que él marcharía al Interior, prepararía
muy violento cambiar repentinamente de
todos los elementos necesarios, citaría para
política; que veía que en efecto era preciso
una hacienda intermedia entre Guanajuato
tomar algún pardito; pero que como él no
y Guadalajara al Sr. Parrodi y hablaría con
podía de ninguna manera ponerse al frente
él, y que entonces sería el tiempo de hacer el
del movimiento de Guanajuato, renuncia-
cambio”.
ría el puesto y se retiraría a San Pedro Piedra-Gorda”…
152
Comonfort pareció inclinarse a la opinión de Doblado y hasta redactó los puntos
Sobre la conferencia en Palacio, dice el
de las iniciativas que deberían proponerse:
mismo escritor: “…El Sr. Doblado reprodu-
era aquel el único medio legal para salir ai-
jo las mismas razones que a nosotros nos
roso de la situación. Pero Comonfort había
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
llegado a contraer compromisos ineludibles:
haberlo sido de la Suprema Corte de Justi-
en aquellos instantes le faltó tal vez energía
cia, resuelve trasladarse a Guanajuato; llega
para retroceder, y de buena fe, pero ciego,
aquí el 17 de Enero de 1858 y el día 18 del
concluyó por entregarse del todo en manos
mismo instala su gobierno: declara provisio-
de los tacubayistas. Esto sucedía a mediados de
nalmente Capital de la República a la ciu-
Diciembre de 1857.
dad y nombra ministros de Gobernación a
Doblado había vuelto a Guanajuato. El gobernador interino del Estado, Lic. D. José
D. Santos Degollado y de Relaciones a D. Guillermo Prieto.
de la Luz Rosas, publicó un decreto de la Le-
Guanajuato, entonces, como ha dicho
gislatura, el 21 de Diciembre, en el que el Es-
elocuentemente D. José María Iglesias, vi-
tado reasumía su soberanía, desconocía a las
vifica sus antiguas glorias. De las antiguas
autoridades emanadas del Plan de Tacubaya
la principal había sido servir de cuna a la in-
de 17 de Diciembre, protestaba reconocer a
dependencia mexicana. La nueva consistía
los Supremos Poderes de la Unión luego que
en haber inaugurado la heroica lucha de la
se restableciera el orden constitucional y fa-
restauración del orden constitucional.
cultaba a D. Manuel Doblado ampliamente
La fortuita parecía abrigar hasta allí a
para que dictase todas las medidas condu-
los paladines de la ley, a los defensores de la
centes a contrarrestar la revolución.
libertad y de la reforma; pero el 10 de Marzo
Con fecha 23 el Congreso, y con la del
de 1858, Parrodi y Doblado fueron derrota-
25 Doblado, dieron un manifiesto, y el úl-
dos en Salamanca por Osollo y Miramón, y
timo expidió un nuevo decreto, en el que
Doblado tuvo que capitular en Romita.
se excitaba a los demás Estados a formar
Juárez y su ministerio abandonaron a
una coalición, con el fin de restablecer el
Guanajuato para continuar manteniendo
orden constitucional; se nombraba al gene-
en otros puntos el gobierno legítimo y legal.
ral Parrodi jefe de las fuerzas de los Estados
Doblado continuó sosteniendo la noble
coaligados y se ofrecía a los diputados del
causa: el 1º de Noviembre de 1859, en unión
Congreso General la ciudad de Guanajuato
de D. Santos Degollado, venció a los reac-
como punto de reunión para que continua-
cionarios en la loma de las Ánimas, sufrió es
sen desempeñando sus funciones.
cierto un descalabro en la Estancia de las Va-
La liga en breves días se efectuó: las
cas; pero el 10 de Agosto de 1860, obtuvo el
tropas de las entidades federativas, con sus
triunfo más completo, al lado de González
gobernadores a la cabeza, y teniendo como
Ortega, en las inmediaciones de Silao, sobre
general en jefe a Parrodi, se reunieron en
las fuerzas del general D. Miguel Miramón.
Guanajuato y en sus alrededores.
Restableció en seguida en Guanajuato el
Puesto en libertad D. Benito Juárez en
orden constitucional; marchó a la campaña
la Capital, donde había estado preso a cau-
de Guadalajara; aconsejó a Degollado que se
sa del Plan de Tacubaya, e investido del
apoderase de una conducta de Laguna Seca
carácter de Presidente de la República, por
para hacerse de recursos: fue nombrado en d . manuel doblado
153
12 de Agosto de 1861, general en jefe del
segundo para pasar con sus tropas, a media-
ejército del interior, y finalmente en Diciem-
dos de Febrero, a Jalapa y a Orizaba, alegan-
bre del mismo año pasó a hacerse cargo de la
do lo mortífero del clima en que se hallaban.
Secretaría de Relaciones.
A esta solicitud el 6 de Febrero, cuerdamente contestó Doblado “que ignorando el Go-
IV
bierno la misión que habían traído a México
Muy difícil en verdad era la situación que
los comisionados de las potencias aliadas,
entonces guardaba México. La guerra civil
puesto que hasta entonces habían hecho
por una parte, y por otra la intervención
promesas amistosas, pero indefinidas, cuyo
extranjera que estaba a punto de realizarse,
objeto real nadie revelaba, no podía permitir
habían contribuido a crear un estado de co-
el avance de las fuerzas invasoras, a no ser
sas peligrosísimo para la República y ésta se
que se establecieran con claridad y precisión
veía amenazada de perder su autonomía y
bases generales que hicieran conocer las in-
su independencia.
tenciones de los aliados; y con el propósito
Empero, y por fortuna para nuestra pa-
de señalar esas bases invitaba a los plenipo-
tria, la justicia y el derecho que la asistían
tenciarios a que enviaran una comisión a
estaban sostenidos por la inquebrantable
Córdoba”.
energía de D. Benito Juárez, hábilmente se-
El negocio, como podrá observarse, en-
cundada por la diplomacia y talento de D.
traba en la vía diplomática, en la cual iba
Manuel Doblado.
a demostrar nuestro ilustre Ministro de Re-
El 31 de Octubre de 1861 fue firmada en Londres la convención celebrada entre Fran-
talento.
cia, España e Inglaterra para intervenir en
El día 9 de Febrero los comisarios ex-
nuestros asuntos, y a consecuencia de ella,
tranjeros contestaron que se veían en la
el 6 de Enero de 1862, las banderas de las tres
imprescindible necesidad de marchar a me-
naciones aliadas enarboladas en el Castillo
diados de mes hacia el interior; pero que
de Ulúa, anunciaban la llegada de los comi-
juzgaban de su deber invitar el Secretario de
sionados extranjeros, quienes desde luego
Relaciones a una entrevista con al general
manifestaron que no venían en son de con-
Prim, representante de España. El 13 se reci-
quista, ni guiados por la ambición, sino en
bió en Veracruz la contestación de Doblado,
busca, de garantías para sus nacionales y
aceptando la entrevista y fijando el 19 para
en espera de satisfacciones a las ofensas que
que tuviese lugar.
decían se les habían hecho y para contribuir a la paz y organización del país.
154
laciones su gran perspicacia y su clarísimo
El sitio elegido fue la aldea de la Soledad, “situada —dice un historiador— en medio
Pronto se entablaron conferencias y se
de una llanura sin cultivo, cubierta de ve-
cambiaron comunicaciones entre los que
getación raquítica, en la que se levantan
intervenían y nuestro Gobierno; y poco des-
algunos arbustos; la atraviesa un pequeño
pués solicitaban los primeros permiso del
río que va como encajonado en las rocas, y
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
un hermoso puente une las dos orillas para
renciantes, y en unas cuantas horas tam-
formar el camino que conduce a la Capital;
bién habían acordado los célebres tratados
hacen vistosa aquella aldea sus casitas blan-
de la Soledad, que desde ese día recogería la
cas, su campanario y sus jardincitos siempre
historia entre sus páginas para perpetuar la
esmaltados por la verdura y las florea”.
nobleza del enviado español, la habilidad di-
Ahí, pues, iban a conferenciar dos gran-
plomática de Doblado, la lealtad de España
des hombres, el general Prim y el ministro
e Inglaterra, y la perfidia de la Francia na-
Doblado, el más caballeroso de los enviados
poleónica.
y el más hábil de nuestros políticos.
Estos tratados, obra imperecedera de
Llegó el día 19. El conde de Reus había
Doblado, deben constar en su biografía. He
venido hasta la Tejería en el ferrocarril de
aquí la forma en que fueron firmados por los
Veracruz.
representantes respectivos:
D. Manuel Doblado, en compañía del
“1º Supuesto que el Gobierno constitu-
general Zaragoza y escoltado por cincuenta
cional que actualmente rige en la República
lanceros, avanzó en una diligencia arrastra-
Mexicana, ha manifestado a los comisarios
da por ocho mulas, una legua más allá de
de las potencias aliadas, que no necesita del
la Soledad, hasta encontrar al general Prim,
auxilio que tan benévolamente han ofrecido
a quien ofreció el carruaje para volver a ese
al pueblo mexicano, pues tiene por sí mis-
punto. El conde de Reus aceptó, y al mismo
mo los elementos de fuerza y de opinión
tiempo la escolta mexicana le saludaba con
para conservarse contra cualquier revuelta
los honores debidos, a los que la española
intestina, los aliados entran desde luego en
correspondió. Trasladados a la Soledad, lle-
el terreno de los tratados, para formalizar
garon a las diez de la mañana. “Los genera-
todas las reclamaciones que tienen que ha-
les se apearon frente a una casa de aspecto
cer en nombre de sus respectivas naciones.
vulgar, cerca de la iglesia, y habiéndose sepa-
2º Al efecto y protestando como protes-
rado el general Zaragoza, tuvieron los Sres.
tan los representantes de las potencias aliadas,
Prim y Doblado una conferencia que fue in-
que nada intentan contra la independencia
terrumpida por el almuerzo. Después se di-
soberana e integridad del territorio de la Repú-
rigieron a pie hacia el puente, mientras una
blica, se abrirán las negociaciones en Orizaba,
banda de música de caballería tocaba varias
a cuya ciudad concurrirán los tres comisarios
piezas, y volvieron a conferenciar de nuevo
y dos de los señores ministros del Gobierno de
encerrados en un cuarto, hasta las tres y me-
la República, salvo el caso en que, de común
dia, a cuya hora el general Prim regresó en
acuerdo, se convenga en nombrar represen-
la misma diligencia para la Tejería, donde lo
tantes delegados por ambas partes.
esperaba el vicealmirante francés que tenía dispuesta ya una suntuosa comida”. En unas cuantas horas, pues, se habían puesto de acuerdo los distinguidos confe-
3º Durante las negociaciones las fuerzas de las potencias aliadas ocuparán las tres poblaciones de Córdoba, Orizaba y Tehuacán con sus radios naturales. d . manuel doblado
155
4º Para que ni remotamente pueda creerse
tados anteriores, D. Manuel Doblado habló
que los aliados han firmado estos prelimina-
alto, muy alto en favor del gobierno de la
res para procurarse el paso de las posesiones
nación y de sus instituciones, de sus sacri-
fortificadas que guarece el Ejército mexicano,
ficios, de su abnegación y de sus recursos;
se estipula que en el evento desgraciado que
y dominando por completo la situación, los
se rompiesen las negociaciones, las fuerzas de
representantes de las naciones aliadas en
los aliados desocuparán las poblaciones ante-
vista de las razones expuestas, no tuvieron
dichas y volverán a colocarse en la línea que
más que firmar dichos preliminares cum-
está adelante de dichas fortificaciones en el
pliendo así con su misión.
rumbo de Veracruz, designándose el de Paso
“El país, pues, había salvado su inde-
Ancho en el camino de Córdoba y Paso de
pendencia, su integridad, su honor y sus
Ovejas en el de Jalapa.
instituciones, mientras que al partido con-
5º Si llegase el caso desgraciado de rom-
servador perdiendo este apoyo, no le quedó
perse las negociaciones y retirarse las tropas
ningún recurso, cuyo hecho se apresuró a
aliadas de la línea indicada en el artículo
comunicar oficialmente a todos los Esta-
precedente, los hospitales que tuviesen los
dos el Gobierno del Sr. Juárez, el cual, en
aliados quedarán bajo la salvaguardia de la
muchos de ellos, fue celebrado con grandes
nación mexicana.
muestras de regocijo”.
6º El día en que las tropas aliadas em-
Además con aquellos preliminares,
prendan su marcha para ocupar los puntos
“aparecieron con claridad plena —como
señalados en el artículo tercero, se enarbo-
dice el Sr. Vigil— la justicia de México, los
lará el pabellón mexicano en la ciudad de
intereses de mala ley que impulsaban a sus
Veracruz y en Castillo de San Juan de Ulúa.
enemigos y la conducta incalificable de los
La Soledad, diez y nueve de Febrero de
pocos mexicanos que echaron sobre sí la
mil ochocientos sesenta y dos.—El Conde
inmensa responsabilidad de aliarse con el
de Reus, —Manuel Doblado, Approved, C.
invasor, posponiendo los intereses sagrados
Lennox Wyke.—Approved, Hugh Dunlop.—
de la patria a sus odios políticos y a sus mez-
Aprouvé les preliminares ci-dessus, A de Sa
quinas ambiciones”.
ligny.— Aprouvé les preliminaires ci-dessus,
Un autor francés, en fin, nada sospe-
E. Jurien. —Apruebo estos preliminares en
choso, elogia los preliminares con la siguien-
virtud de las facultades de que me hallo in-
te exclamación, tan justa como verdadera
vestido.—México, Febrero veintitrés de mil
en su fondo: —“¡Cuánto mejor hubiera sido
ochocientos sesenta y dos.—Benito Juárez,
para todos, y principalmente para Francia,
Presidente de la República.—Como encarga-
que esta convención hubiese sido aceptada
do de la Secretaría de Relaciones Exteriores
por las tres potencias aliadas! Ella corres-
y de Gobernación, Jesús Terán”.
pondía al estado de ánimo de los mexicanos
“Después de estas conferencias —dice el Sr. D. José Rocha— y antes de firmar los tra156
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
y preparaba una solución pacífica y amistosa a las dificultades pendientes”.
Desgraciadamente no fue así, y para mengua de la noble nación francesa, sus re-
su patriotismo y sus profundos conocimientos en la diplomacia.
presentantes traicionaron del modo más
Prosiguió así al lado de D. Benito Juárez,
indigno su palabra empeñada y prefirieron
hasta mediados de 1862. Parece que la con-
colocarse al lado de los malos mexicanos a
ducta de Doblado, su valer como político,
seguir la leal conducta de España e Inglaterra.
habían despertado celos en alguna de las
Empero, la gloria de D. Manuel Doblado
personas que rodeaban al Presidente. En vis-
permanecerá siempre limpia y refulgente,
ta de esto, Doblado presentó su renuncia del
pues si los preliminares no se cumplieron,
Ministerio de Relaciones varias veces; pero
él de mostró con ellos que México procedía
el Sr. Juárez que conocía y apreciaba su mé-
con lealtad, que de su parte se hallaba el de-
rito, una, y dos ocasiones no se la quiso ad-
recho y la justicia, que no era un gobierno
mitir, hasta la tercera que presentó el 13 de
desorganizado el que contaba en su seno
Agosto, la que aceptó el Presidente, obligado
hombres de su talla, capaces de resolver con
por la inquebrantable resolución de dejar la
admirable habilidad diplomática las más di-
Secretaría que había manifestado Doblado.
fíciles cuestiones internacionales.
Juárez le encargó entonces hacer la cam-
Doblado, por último, colocó a los inter-
paña contra Mejía, que se hallaba como
vencionistas en el punto legal, les proporcio-
siempre en la Sierra y después a fines de 1862,
nó salir avantes del impolítico paso que ha-
habiendo solicitado el auxilio de sus fuerzas
bían dado, los medios para cubrir su honor:
D. Pedro Ogazón, Doblado se dirigió inme-
dos naciones se aprovecharon; Francia no
diatamente hacia Guadalajara, a donde lle-
quiso retroceder: ¡suya fue la culpa!
gó el 15 de Noviembre. El Gobierno general aprobó su movimiento y lo nombró goberna-
V
dor y comandante del Estado de Jalisco.
D. Manuel Doblado continuó observando
La situación de esta entidad federativa
en su Ministerio una actitud digna y enér-
era dificilísima. Doblado mantuvo ahí una
gica hasta la ruptura de los tratados, ya pi-
política conciliadora, que no le dio resulta-
diendo el reembarque del traidor Almonte,
do, y a principios de Enero de 1863 se vio en
ya desvaneciendo uno a uno los pretextos
la penosa necesidad de abandonar aquel go-
manifestados por los intervencionistas,
bierno para encargarse del de Guanajuato.
para no cumplir con lo que habían ofrecido
Allí, investido de amplias facultades por
en los preliminares de la Soledad, ya final-
el Congreso del Estado, desplegó una gran ac-
mente rechazando los cargos que se hacían
tividad para combatir a la intervención fran-
al Gobierno por el cruel tratamiento de que
cesa, ora despertando el espíritu público con
se decían eran víctimas los nacionales de los
entusiastas y patrióticas proclamas, ora orga-
países confederados.
nizando fuerzas para combatir al enemigo.
Todas sus comunicaciones dirigidas a los
A mediados de 1863, por el mes de Julio,
aliados en esos días, demuestran su talento,
expidió un notable manifiesto, defendiénd . manuel doblado
157
dose del injusto cuanto calumnioso cargo
Washigton a ese lugar, y el día 22, que se veri-
de que trataba de pasarse a la Regencia.
ficaron, estuvo presente en ellos, acompañan
A fines de Diciembre del mismo año fue
de el cadáver hasta el cementerio de la calle
perseguido tenazmente por Baizaine, quien
segunda, después de los oficios celebrados en
a pesar de repetidos y poderosos esfuerzos
la Iglesia de San Francisco (calle 16ª).
no logró nunca alcanzarlo. En principios de 1864 marchó con las
de Guanajuato dispuso que fueran trasla-
fuerzas del Estado para Saltillo, donde se en-
dados los restos de Doblado, desde Nueva
contraba el gobierno del Sr. Juárez, y escoltó
York hasta la capital del mismo Estado, a
a este hasta Monterrey.
donde llegaron el 14 de Septiembre.
Conocidas son las hostilidades de Vi-
“Los licenciados Barron y Alcalde —dice
daurri hacia Juárez en aquella época, y aun-
un historiador— fueron comisionados para
que éste trató de atraérselo no pudo conse-
recibirlos dignamente en la Capital de la Re-
guirlo, ni con la intervención de Doblado
pública; así como ya lo habían sido en Vera-
que ten hábil era para estos arreglos.
cruz, y lo fueron luego en Querétaro, Celaya
Finalmente, Doblado marchó de Mon-
158
El año de 1869, el Gobierno del Estado
y de más poblaciones del tránsito.
terrey para Matehuala con el objeto de com-
“Su llegada a esta ciudad (Guanajuato)
batir a Mejía, y en la acción que en este pun-
fue un verdadero acontecimiento que pro-
to se empeñó, estando para obtener el más
dujo la más honda sensación, conmoviendo
completo triunfo, fue derrotado por el jefe
los ánimos de todos sus habitantes. Con
Aymard, que violentamente había venido
la oportunidad debida se adornó la alame-
de San Luis Potosí.
da del Cantador con gran magnificencia, si
Éste fue el último acto público de la vida
bien aquellas galas eran fúnebres como lo re-
de D. Manuel Doblado. Enfermo, abatido y
quería el objeto de la triste solemnidad que
considerándose impotente, por la falta de
iba a verificarse…
salud, para proseguir prestando sus servicios
“Jamás Guanajuato había presenta-
a la Patria, retiróse de la política, y en unión
do concurrencia tan numerosa y brillante
de Juárez marchó a la frontera del Norte, y
como la que esta vez dejó verse en el paseo
ahí, después de despedirse para siempre del
del Cantador: el Gobernador del Estado,
Presidente de la República pasó a Nueva
los diputados al Congreso del mismo, el
York en donde la nostalgia y una grave do-
Tribunal Supremo de Justicia, el Ayunta-
lencia en una pierna, lo llevaron al sepulcro
miento de la Capital, el Jefe Político del De-
el 19 de Junio de 1865.
partamento, las tropas del Estado al mando
Doblado murió en la casa número 39 calle
de sus jefes respectivos, sin excepción, sin
15ª, al Este de la ciudad de Nueva York. Sus
distinción de clases ni condiciones, de opi-
funerales fueron espléndidos, debido al em-
niones políticas ni de nacionalidades, todos
peño que tuvo para que así se celebrasen el Sr.
elegantemente vestidos de luto, formaban
D. Matías Romero, quien se trasladó desde
un espectáculo difícil de describir”.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Mientras se concluía el mausoleo que
siempre rechazó enérgicamente las proposi-
debía contener aquellos venerables restos,
ciones que se le hicieron, y esto no lo deci-
fueron depositados en el Colegio del Estado,
mos nosotros, ni sus panegiristas; lo dice él
y una vez concluido aquel trasladados con
mismo en la siguiente carta, expresión de su
gran pompa al centro del panteón munici-
carácter, de sus opiniones acerca de la inter-
pal el día 22 de Septiembre de 1870.
vención, de su firmeza en los principios que sostuvo, y en donde se halla su predicción
VI Hemos procurado referir la vida de D. Ma-
acerca del fin que había de tener la intervención francesa.
nuel Doblado con juicio sereno e imparcial
Copiamos íntegra esta carta porque la
y apoyando nuestra narración en los datos y
juzgamos de gran interés y porque ella por
opiniones que nos proporcionan las Efeméri
sí sola defiende a Doblado del infame cargo
des Guanajuatenses de D. Luis Marmolejo, la
que le hacen sus enemigos o los que no lo
Memoria de la Revolución de Diciembre de 1857,
conocieron, dice así:
escrita por D. Manuel Payno; la Historia so bre la Intervención de Rivera Cambas; el tomo v
de México a través de los Siglos, escrito por
“Saltillo, 17 de Marzo de 1864. Sr. D. Juan Pardo.
D. José María Vigil, y la biografía que be-
Querétaro.
névolamente nos proporcionó el inteligente
Muy apreciable amigo: Como la persona
cuanto ilustrado ingeniero, D. José Rocha.
que debió ir a hablar con vd. no pudo ve-
Pero injustos seríamos si antes de ter-
rificarlo, según dije a vd. en dos anteriores
minar no defendiéramos a nuestro ilustre
que no ha recibido: como esta será probable-
biografiado de un cargo, más bien dicho, de
mente la última que yo dirija a vd., y como
una calumnia propalada por sus enemigos
el tono verdaderamente amistoso de su car-
personales y por los despechados interven-
ta que contesto, me compromete a hablar
cionistas.
a vd. con la intimidad y sinceridad de un
Se dijo y se aseguró por aquel tiempo, y aun hoy algunas personas afirman lo mismo,
buen amigo, voy a manifestarle en cuatro palabras mi resolución definitiva.
que D. Manuel Doblado estuvo a punto de
Yo no abandono la bandera que he abra-
traicionar la causa de la República pasándo-
zado y sostendré hasta el fin lo que dije en
se con el enemigo extranjero.
mi manifiesto de Julio del año anterior.
Semejante acusación no fue más que un
Primero, porque la intervención france-
arma de partido. Es cierto que la Regencia
sa por sí sola carece de poder suficiente para
y algunos intervencionistas, conociendo y
establecer y sostener un orden cualquiera de
apreciando su talento y sus relevantes apti-
cosas en este país.
tudes como político, hicieron poderosos es-
Segundo, porque al traer al Archiduque,
fuerzos para atraérselo; pero Doblado nunca
vienen incurriendo en los mismos errores
acarició siquiera el deseo de complacerlos;
que a nosotros nos han impedido constid . manuel doblado
159
tuirnos; puesto que protege las exageracio-
se trata de un punto de honor y vd. mismo
nes del partido ultraconservador y proscribe
no me aconsejaría nada que pudiera lasti-
a los republicanos que forman las siete octa-
marlo.
vas partes de los habitantes del país. Tercero, porque sin el consentimiento
ciones están a la orden del día; pero esto es
expreso de las potencias que firmaron la
precisamente lo que me afirma en mi reso-
convención de Londres ningún gobierno
lución para no confundir mi nombre con el
tendrá estabilidad.
de tanto mexicano indigno que nos han des-
Cuarto, porque el día que concluya la
honrado más que nuestras derrotas.
guerra de los Estados Unidos, vendrá aba-
En cuanto a mi persona, hace tiempo
jo todo lo que los franceses hayan edificado
que no me pertenece, porque el hombre
por falta de solidez en su cimiento.
político en tiempo de guerra está expuesto
Quinto, porque la pacificación del país
a todos los azares y el día de una desgracia
no es ni será completa mientras seamos sa-
es el cumplimiento de un deber. He dejado
télites de la Francia, cuya posición es dema-
mis negocios arreglados como para hacer
siado movediza y versátil.
testamento, y tranquilo con la vuelta de mi
Sexto, porque la adhesión a la interven-
familia al seno de sus parientes y amigos, es-
ción sería para mí el suicidio político, y la
pero resignado la suerte que me toque con la
adquisición de la fea nota de traidor que no
calma que inspira el convencimiento.
quiero dejar a mi familia.
Hay una Providencia Suprema que mar-
El general Bazaine prefirió darme caza
ca los destinos de los hombres y de las na-
según escribió al Emperador desde Lagos
ciones, cuya justicia es intachable. Tengo
con fecha 27 de Diciembre del año próximo
fe en que ella no abandonará a México más
pasado a tener una conferencia conmigo, y
desgraciado que culpable, y que mi suerte
vd. convendrá en que este antecedente-no
como la de tantos otros hijos de este país no
es una recomendación para que yo vea fa-
será estéril para su regeneración.
vorablemente a esos señores. Ellos quieren
A pesar de mi determinación, vd. debe
vasallos, no ciudadanos; y los que hemos
tener presente que en cualquiera situación
nacido después del año de diez no podemos
que me encuentre, cuenta vd. en lo particu-
hacer ese papel que no lo hemos visto más
lar con un amigo que desea acreditarle que
que representado en los teatros.
lo es de corazón y que se repite de vd. con
Créame vd., Sr. D. Juan: estoy muy agradecido por el interés que vd. bondadosamente ha tomado por mi suerte; quisiera complacer a vd. a costa de cualquier sacrifi-
160
Nuestra situación es mala, las defec-
gusto su afmo. servidor.— Q. B. S. M.—Ma nuel Doblado”. Después de la carta anterior sólo nos queda que decir algunas palabras.
cio, para darle un testimonio irrefragable del
Doblado fue de esos hombres que tie-
cariño y simpatías personales que le profeso
nen sectarios o enemigos, amigos o rivales.
desde que tuve la honra de conocerle; pero
Como profundo conocedor de sus seme-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
jantes, como habilísimo político, nunca se
en lo particular demostró ser bondadoso y
preocupó de las lisonjas ni de las alabanzas;
clemente. El gran defecto de Doblado fue su
pero cuando algún escritor lo censuró con
deseo de figurar en la política: pero no con
acritud, con injusticia, ordenó se le castigara
objeto de lucrar, sino por la gloria que pudie-
con severidad. En cambio a los que le indica-
se obtener por sus patrióticos servicios. Para
ban sus faltas con razones y sin insultos, los
satisfacer este deseo, que para; él constituía
colmaba de atenciones demostrándoles de
una necesidad, empleó en varias ocasiones
mil maneras su profundo agradecimiento.
cierta astucia, cierta reserva, lo diremos en
Doblado protegió mucho la literatura
dos palabras, mucha diplomacia, que a veces
y las ciencias. Estableció bajo sus auspicios
mal interpretada por sus enemigos, le atrajo
varias sociedades, subvencionó varios perió-
graves censuras.
dicos científicos y concedió una pensión al inspirado poeta guanajuatense Juan Valle. De un carácter independiente, nunca dejó dominarse de nadie, nunca consintió
Con sus amigos fue sumamente leal y franco, y poseía el don de atraerse la simpatía de todos, hasta rayar su culto en veneración.
transigir en ideas de las que no estaba con-
Por lo que se refiere a su físico, era es-
vencido, y por eso, cuando algunas perso-
belto y musculoso, de frente ancha, nariz
nas quisieron oponerse a su política, siendo
aguileña, ojos azules, inquietos, vivos y pe-
Ministro de Relaciones, prefirió abandonar
netrantes; y la imperceptible sonrisa que se
el puesto, dejar el cargo que tan brillante-
dibujaba en su boca, tenía algo de gravedad,
mente había desempañado, a rendirse ante
mucho de ironía.
el antojo de los que sobre él intentaban sobreponerse.
Doblado, en fin, fue un hombre notabilísimo, como orador, como político, como
Se le atribuyen algunos actos de cruel-
diplomático. Incansable en el trabajo y en
dad, como el de haber pasado por las armas
la lucha; consagrado siempre al estudio o a
a varios; pero a parte de que la mayoría de
su país, si alguna vez erró como gobernante,
las víctimas fueron bandidos que infestaban
siempre obtuvo un dominio absoluto sobre
el Estado de Guanajuato, y de que estas eje-
sí mismo.
cuciones tan lamentables eran necesarias en aquella época de continuas agitaciones, él
Luis González Obregón
JosÈ MarÌa Lafragua
1813-1875
En
el
clausurado panteón de San Fernando
de la Capital de la República, y casi frente a
tales, que les faltaron muchas veces los alimentos.
las puertas de entrada, se encuentra un ele-
La afición del desventurado huérfano
gante y artístico monumento en mármol,
se hizo superior a la miseria, y a pesar de
hecho expresamente en Italia, y en el cual se
ésta, consiguió al fin, después de concluida
lee esta conocida inscripción:
su instrucción primaria, entrar al Colegio
“Llegaba ya al altar, feliz esposa: Allí la hirió la muerte, aquí reposa”.
Carolino de Puebla y obtener allí mismo en Agosto del año 1825 una beca de honor. Per-
Este dístico sintetiza una de las fases
sonas que lo conocieron y trataron con inti-
más interesantes del carácter de un buen
midad nos han asegurado que en ese colegio
liberal, el Sr. José María Lafragua, cuyos
apartaba gran parte de su comida diaria, con
apuntes biográficos damos en seguida.
el objeto de que se le entregara a su pobre
Nació el notable estadista en la ciudad de Puebla el 2 de Abril de 1813 y fueron
madre, quien seguía sufriendo los horrores de una situación casi desesperada.
sus padres los Sres. D. José M. Lafragua y
Seguramente que esa triste situación
Da. Mariana Ibarra. Recién nacido apenas,
de sus primeros años formó en el niño José
perdió a su padre, un honrado español que
María su carácter en mucha parte, y acre-
había tenido buena posición y que se dis-
centó su amor hacia la autora de sus días
tinguió por sus sentimientos filantrópicos,
hasta el grado de hacer de él un culto. Re-
y la viuda se vio a poco envuelta en la ma-
cordaba en efecto sus primeros años y las
yor miseria, debido a malos manejos de la
tristezas y melancolías de la pobre viuda,
persona encargada del cuidado y los bienes
y las lágrimas asomaban a sus ojos cuando
de la familia. Naturalmente los primeros
venían a su memoria los detalles de aquella
años del niño José María fueron demasia-
penosísima época durante la cual sucumbió
do tristes, y las escaseces de la pobre viuda
la Sra. Ibarra. Entre otros rasgos que revelan
˜ 163 ˜
la intensidad de su cariño filial, y que se nos
las doce de la noche, siempre en recuerdo de
han referido garantizándonos su autentici-
su prometida, y en la cabecera de su lecho el
dad, aparece el siguiente. Durante toda su
notable abogado tenía constantemente una
vida hasta que bajó al sepulcro, jamás puso
copia del sarcófago, hecho en Europa, y toda
un peluquero su mano en la cabeza ni en la
ella del pelo de la que debió haber sido su es-
barba del Sr. Lafragua; él mismo se cortaba
posa, cuadro que no se quitó de aquel lugar
el pelo y se rasuraba, y la primera operación
hasta que bajó al sepulcro el Sr. Lafragua;
la siguió haciendo toda su vida en recuerdo
por último, al morir dejó encargados varios
de la madre amante, quien en las épocas de
legados de quinientos pesos cada uno para
desgracia cortaba ella misma el pelo al pe-
todas las jóvenes que se llamaran Dolores,
queño José María. Compuso, y repetía asi-
fueran pobres y huérfanas y tuvieran bue-
mismo, cada vez que hablaba sobre el cariño
na conducta. Esos legados según la última
materno y las obligaciones de un buen hijo
voluntad del ilustre difunto debían darse de
para la que le dio el ser, la siguiente quintilla
preferencia y en dinero efectivo, como en
que revela perfectamente cuál era su mane-
efecto se verificó.
ra de pensar en este punto: Bien pueda un amigo leal Suplir la falta de un padre; Al cariño fraternal Suple el lazo conyugal; Mas nada suple a una madre.
164
Ya hemos bosquejado al hombre privado, leal, caballeroso, inquebrantable en sus afectos y delicado hasta la exageración en ellos; veamos ahora al hombre público. Habiéndose de dicado a los estudios del foro después de una brillante carrera, recibió el título de abogado en 1835 y ya desde antes había sido
La intensidad y la lealtad de sus afec-
nombrado catedrático de derecho civil y
tos fue uno de los rasgos más pronunciados
Secretario de la Academia de derecho teóri-
del carácter del Sr. Lafragua. Así como hizo
co-práctico de Puebla. Obtenido el título
un culto del cariño hacia la autora de sus
profesional se dedicó el Sr. Lafragua con ver-
días, hizo también un culto del amor que
dadero entusiasmo a la literatura y a la
profesó hasta su muerte a la que debía ha-
política, redactando desde entonces varios
ber sido su esposa. Próximo a unirse con la
periódicos.
Srita. Escalante, murió ésta del cólera, y por
En 1831 vino a México y en 1842 fue
eso puso en el monumento que le dedicó,
nombrado diputado al Congreso Consti-
el dístico que hemos transcrito al principio
tuyente; desde esa época se afilió por con-
de estos apuntes; desde que quedó viudo del
vicción en el partido liberal moderado, y al
corazón, no volvió ni a pensar en un nue-
año siguiente, 1843, fue reducido a prisión
vo matrimonio, durmió constantemente en
en compañía de varios hombres públicos
la almohada en que apoyaba su cabeza la
distinguidos, como Otero y Riva Palacio D.
Srita. Escalante al exhalar su último suspi-
Mariano, habiendo permanecido incomuni-
ro, nunca se acostó el Sr. Lafragua antes de
cado durante cuarenta y tres días.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
A la vez que penetraba resueltamente el
el programa de esa administración contra-
Sr. Lafragua en el campo de la política, tomó
rio a sus ideas, y en general a las de todo
como dijimos un poco más arriba, un par-
el partido liberal. Cuando la tristemente
ticipio muy directo en el movimiento lite-
memorable guerra con los Estados Unidos
rario de México. Existía por entonces en la
obligó al Gobierno mexicano a trasladarse a
Capital una asociación llamada El Ateneo, a
Querétaro, D. José María, que había ingre-
la cual llevó Lafragua el contingente de sus
sado al Senado siguió a ese gobierno pres-
luces y del empeño y asiduidad que siempre
tándole entonces importantes servicios y
lo distinguieron, y ese Ateneo fue un foco
no regresó a la Capital sino hasta que se fir-
de propaganda literaria, precisamente en los
mó el tratado de Guadalupe; restablecida la
momentos de la evolución artística hacia el
paz, continuó de senador hasta 1853 en que
romanticismo, que se fue acentuando cada
Ceballos disolvió el Congreso preparando la
día más entre nuestros literatos.
dictadura de Santa-Anna, y dos años antes
No hacía muchos meses que D. José
en 1851 fue nombrado Ministro de México
María había salido de su primera prisión,
en París y Roma, puesto que al fin no llegó a
cuando a consecuencia de un discurso pa-
desempeñar.
triótico pronunciado el 27 de Septiembre
Después de la revolución de Ayutla for-
y que el Gobierno estimó como sedicioso
mó parte de la Junta reunida en Cuernavaca
fue segunda vez arrestado y conducido a la
que nombró Presidente al General Juan Ál-
Acordada. Esta segunda prisión duró poco,
varez; pero a poco, encontrándose en diver-
pues fue puesto en libertad al día siguiente,
gencia con sus compañeros, quiso separarse
y Santa-Anna, para satisfacerlo, le ofreció
y entonces se le ofreció el gobierno de Pue-
una embajada que el ilustre abogado rehusó
bla que no aceptó y la legación de España a
con toda dignidad.
fines de 1855. Tampoco llegó por entonces
Era diputado al Congreso y secretario
a separarse de México y cuando el General
de la Cámara cuando el Gral. Paredes derribó
Comonfort fue nombrado Presidente susti-
al Gobierno de Santa-Anna en 1845; poco
tuto, al formar su primer ministerio llamó
tiempo duró la administración nacida de
a Lafragua a la Secretaría de Gobernación.
esta asonada, habiendo caído en Agosto del si-
En esta agitadísima época en que se
guiente año, a consecuencia del movimien-
ventilaban con calor los negocios públicos
to de la Ciudadela, acaudillado por el Gral.
en todas partes y en que el Congreso Cons-
Salas, y en el cual movimiento tomó parte
tituyente elaboraba nuestra Carta Magna
muy activa el Sr. Lafragua; naturalmente
entre truenos y rayos, el Gobierno de Co-
al triunfo de la revolución, fue éste hecho
monfort contó con tres grandes oradores
consejero, diputado y por fin Ministro de
que en el seno del parlamento sostuvieron
Relaciones.
la política moderada del Gobierno contra los
En 1847 lo llamó Santa-Anna al Gabi-
terribles ataques del partido radical encabe-
nete, pero Lafragua no quiso aceptar por ser
zado por Arriaga, Zarco, Ramírez y otros josé maría lafragua
165
liberales prominentes; estos tres oradores
que se diesen satisfacciones amplísimas a los
fueron: Luis de la Rosa, ministro de Relacio-
agravios inferidos a la antigua metrópoli.
nes; Ezequiel Montes, ministro de Justicia,
Lafragua entonces, después de consultar a
y nuestro biografiado José M. Lafragua.
varias personas distinguidas sobre si sería
Poco antes de que se promulgara la
conveniente su presencia en Madrid, deci-
Constitución federal, salió éste para España
dió al fin trasladarse a esa ciudad como en
encargado del dificilísimo puesto de Minis-
efecto lo hizo, llegando a la Capital española,
tro plenipotenciario cerca de aquella nación,
el 12 de Mayo del referido año 1857.
y los servicios que entonces prestó a México
Al día siguiente tuvo su primera con-
son de los más importantes que en su larga
ferencia con el marqués de Pidal, ministro
carrera pública otorgara a su patria el hábil
del Estado, y después tuvieron lugar otras
jurisconsulto.
en los días 17 y 21 del propio mes, al fin de
En efecto, la misión encomendada a
las cuales las conclusiones de Pidal fueron
Lafragua era en extremo espinosa. Habíase
las siguientes: 1ª Castigo de los culpables.
extendido en España la creencia de que el
2ª Indemnización no sólo por los excesos
gobierno liberal era enemigo sistemático de
de San Vicente sino también por otras re-
los españoles y se llegó hasta suponer que los
clamaciones españolas, y 3ª Cumplimiento
famosos crímenes cometidos el año de 1856
del tratado con España, de 1853. En tales
en las haciendas de San Vicente y Chicon-
conclusiones se admitía que los atentados
cuac del actual Estado de Morelos, eran con-
contra los subditos españoles en México no
secuencia de una vasta conspiración a cuya
eran delitos del orden común sino solamen-
cabeza se encontraba el General Álvarez; así
te políticos, y como no era posible aceptar
es que al pasar por la Habana y tener como
tal apreciación, Lafragua comprendió que
tuvo el Sr. Lafragua, una entrevista con el
era imposible todo avenimiento. A pesar
capitán general Concha, éste dijo textual-
de esto tuvieron los ministros mexicano y
mente al ministro mexicano:
español varias otras conferencias; pero ni el
—Ustedes tienen dos padrastros: por el Norte los Estados Unidos y por el Sur, el general Álvarez.
166
segundo cejó en sus pretensiones ni el primero quiso admitirlas. Cerrada así la puerta a todo arreglo no
Lafragua pudo comprender desde ese
le quedó al Sr. Lafragua otro camino que
momento los obstáculos con que más tar-
retirarse de Madrid como en efecto lo ve-
de había de luchar y por lo mismo una vez
rificó el 1º de Agosto, presentando ante el
en París a donde fue directamente, trató de
gobierno español un extenso memorándum
averiguar por conducto de D. José Hidalgo,
acompañado de importantes documentos, y
Secretario de la Legación de México en Ma-
obra en conjunto que honra el patriotismo
drid y residente en esa Capital, si el gobierno
y la corrección con que procedió el enviado
de la reina Isabel lo recibiría; la contestación
de México. En la imposibilidad de insertar
fue que se le oiría como negociador siempre
en una biografía como la presente todo el
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
trabajo, nos limitamos a transcribir las con-
indebidamente introducidos en el fondo de
clusiones. Dicen así:
la convención”.
“El Representante de la República cree haber demostrado:
Si el éxito de la misión del Sr. Lafragua no fue el que deseaba en esos momentos el Go
“1º Que el gobierno de México no ha te-
bierno mexicano, dada la dificilísima situa-
nido parte alguna en los crímenes cometidos”.
ción en que se encontraba, pudo en cambio
“2º Que no pudo impedirlos”.
quedar el país satisfecho de la digna actitud
“3º Que no los ha tolerado”.
de su Representante, quien ni un momento
“4º Que está resuelto a castigarlos con
olvidó lo que se debía al decoro y al buen
todo el rigor de las leyes”.
nombre de nuestro país. Hace precisamente
“5º Que la dilación de los procesos de-
contraste su conducta con la que observó
pende, ya de circunstancias particulares de
el gobierno conservador de Miramón sobre el
cada uno de ellos, ya de la agitación en que
mismo asunto cuando celebró poco más de
se encuentra el país, ya de las peculiares con-
un año después, el indigno tratado conoci
diciones de los pueblos en que aquéllos se
do con el nombre de Mon-Almonte al que
instruyen”.
siguió la tristemente célebre nota del minis-
“6º Que no hay plan alguno contra los
tro Muñoz Ledo, nota y tratado que pro
españoles y que si algunos de éstos han
dujera otra nota del Sr. Lafragua dirigida de
sido ofendidos por algunos mexicanos, ni
París al gobierno del Sr. Juárez el 31 de Enero
el gobierno de México ha ofendido al de Es-
de 1860. Este documento también honra
paña, ni la nación mexicana tiene odio a la
a su autor y es igualmente extenso, por lo
española”.
que sólo copiaremos un párrafo de él que
“7º Que los disgustos provienen en mu-
se refiere al inicuo artículo 2º del referido
cha parte de la imprudente conducta de
tratado, artículo por el cual el llamado go-
algunos españoles, sin que de esto se haga
bierno mexicano o sea el conservador, acep-
cargo al gobierno ni al pueblo español”.
taba que aunque estaba convencido de que no
“8º Que el gobierno de México está
había responsabilidad por parte de nuestras
pronto a indemnizar los perjuicios, si acla-
autoridades en los crímenes de San Vicen
rados los hechos, se prueba conforme a las
te y Chiconcuac, para cortar de una vez las
leyes, que se halla en alguno de los casos en
diferencias entre las dos naciones, consentía
que, según el derecho de gentes, los superio-
en indemnizar a los súbditos españoles de los da
res son responsables de la conducta de sus
ños y perjuicios ocasionados, todo con el fin de
súbditos”.
que España y la República caminaran siem-
“9º Que ni ha faltado ni quiere faltar a la fe de los tratados”.
pre unidas y afianzadas en los lazos de una amistad duradera. (!!!) El párrafo a que an-
“10º Que está dispuesto a cumplir el de
tes nos hemos referido dice así: “Para juzgar
1853, reclamando sí de la justicia de S. M. la
con acierto de la funesta gravedad de este
reina de España, la revisión de los créditos
artículo (el 2º del tratado Mon-Almonte) es josé maría lafragua
167
indispensable recordar lo que pasó durante
convenio; y es la solemne declaración de que
mi negociación en Madrid y tener a la vista
el Gobierno legítimo cumplió lealmente sus
la nota del Sr. Muñoz Ledo. En todas mis
obligaciones. “La administración que prece-
conferencias con el Sr Marqués de Pidal y en
dió a la actual, dice el Sr. Muñoz Ledo, em-
mis notas y proposiciones oficiales, sostuve
pleó cuanta diligencia y celo reclamaban la
el principio de que la indemnización debía
justicia y la humanidad para castigar estos
ser la consecuencia de la responsabilidad
crímenes atroces”. Esta verdad que estuvo
nacional y que ésta no podía ser conocida
siempre grabada en la conciencia pública
ni calificada sino después de terminados los
y que ha dictado hoy las palabras del Sr.
procesos. En 7 de Julio de 1857, cediendo a
Muñoz Ledo, fue entonces la satisfacción
las indicaciones tan benévolas como respeta
interior y es hoy la reparación pública del
bles de los Sres. representantes de Francia é
gobierno de 1857, tan vilipendiado y aun
Inglaterra convine en modificar la redacción
escarnecido, y que la Providencia quiso que
de las proposiciones de 20 de Junio diciendo:
fuese justificado por la administración
que habría indemnización si se probaba debi
que representa al partido que convirtió los
damente que nos hablamos en algunos de
rencores y los intereses personales en ele-
los casos en que según el derecho de gentes, los
mentos revolucionarios, y que se apoyó en
superiores son responsables de la conducta
la calumnia para aspirar al poder supremo.
de sus súbditos. El mismo día el honorable
“Nadie puede leer en el porvenir; pero
lord Howden propuso: “México indemniza-
en todo caso el Gobierno constitucional
rá conforme al derecho de gentes”. El gobier-
quedará libre de responsabilidad, yo habré
no español nada aceptó, insistiendo en la
cumplido con mi deber y nunca sentiré so-
indemnización en términos absolutos”.
bre mi conciencia el tratado de 26 de Sep-
Continua el Sr. Lafragua analizando de-
168
tiembre de 1859”.
tenidamente la nota de Muñoz Ledo, y en
El Sr. Lafragua permaneció en París hasta
resumen añade al fin lo siguiente, que revela
el año de 1861 y llegó a México en Noviem-
la digna actitud del Gobierno del Sr. Juárez
bre de ese mismo año. Durante la interven-
y la de nuestro biografiado.
ción y el imperio, permaneció alejado de los
“Por lo expuesto verá V. E. que el trata-
negocios públicos rehusando varias veces
do no salva los derechos ni los intereses de
los puestos que se le ofrecieron, y en Junio
la República; que ésta no sólo paga hoy sin
de 1867, según dice uno de sus biógrafos fue
justicia, sino que de hecho establece un an-
comisionado por Márquez para tratar con el
tecedente que en lo futuro producirá males
general Díaz sobre la entrega de la ciudad de
incalculables, y que al cabo de cinco años de
México a este último, comisión que al fin no
luchar porque el tratado de 1853 se cumpla
llegó a desempeñar.
según su tenor literal, habrá que entablar
Después del restablecimiento de la Re-
una nueva negociación de muy dudoso re-
pública, Lafragua fue nombrado magistrado
sultado. Un solo bien deberá el país al nuevo
interino de la Suprema Corte y miembro de
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
la Comisión para redactar el Código Civil; el
de Herreros hoy Lafragua, donde nació este
año siguiente fue electo quinto magistrado
buen liberal, en la cual lapida con letras de
propietario de la misma Suprema Corte de
oro se lee lo siguiente: “En esta casa nació
Justicia; casi a la vez Director de la Biblio-
el 2 de Abril de 1813 el hábil jurisconsulto, el
teca Nacional y por último, poco después
insigne diplomático, el virtuoso ciudadano
miembro de la Comisión que debía formar
José Ma. Lafragua.—El Ayuntamiento de
el Código Penal. Este segundo cuerpo de le-
1878 dedica, éste al ilustre hijo de Puebla”.
yes es, sin embargo, obra casi exclusiva del
Los funerales del antiguo alumno del
distinguido abogado Antonio Martínez de
Carolino fueron suntuosas, concurriendo
Castro; pero en la formación del Código Ci-
a ellos todos los Secretarios del Estado, el
vil sí tomó participio.
cuerpo diplomático y multitud de aboga-
Poco antes de morir el Benemérito de
dos, empleados, militares, etc. La oración
América nombró al Sr. Lafragua ministro
fúnebre pronunciada en el Tepeyac, panteón
de Relaciones, y al entrar al poder el Sr.
donde reposa el cuerpo de Lafragua fue en-
Lerdo por ministerio de la ley no aceptó la
comendada al conocido literato José M. Vi-
renuncia que naturalmente presentó nues-
gil, antiguo amigo del difunto, y de ella to-
tro biografiado, como miembro del anterior
mamos las siguientes e interesantes frases:
gabinete. Continuó el ministerio de Rela-
“¿Cómo olvidar sus últimos trabajos en que
ciones, a pesar de haber vuelto a ser nom-
con tanto tino y con tanta maestría defen-
brado magistrado de la Suprema Corte de
diera los legítimos intereses de la República?
Justicia, con licencia de ésta, y en ese puesto
¿Cómo pasar en silencio la admirable nota
le sorprendió la muerte el 15 de Noviembre
en que contestaran las injustas reclamacio-
de 1875.
nes del gobierno inglés en la cuestión de Bé-
El Sr. Lafragua perteneció a multitud de
lice y que le mereciera los más entusiastas
sociedades científicas, literarias, políticas y
elogios de la prensa extranjera? ¿Cómo no
de beneficencia y poseía una de las biblio-
mencionar la ciencia y el tacto exquisito
tecas particulares más ricas y escogidas que
con que defendió la dignidad del gobierno
existían entonces en México; muchos de los
mexicano al tratarse de sus facultades para
libros de esa biblioteca y un legado además
arrojar del territorio nacional al extranjero
de veinte mil pesos sirvieron para formar la
pernicioso aun cuando se encuentre inves-
que existe en la capital de Puebla en la calle
tido con el carácter de jesuita? ¿Cómo no
de San Roque y que se intitula “Biblioteca
hacer recuerdo, en fin, de su última nota en
Pública Lafragua”.
la cuestión de límites en Guatemala, en que
La ciudad natal del distinguido abogado,
sin herir ninguna susceptibilidad, guardan-
para honrar la memoria de uno de sus más
do a nuestros hermanos de la república veci-
notables hijos, ha colocado por conducto
na todas las consideraciones que justamen-
de la Corporación Municipal, una lápida en
te se merecen, pone sin embargo el derecho
mármol negro en la casa núm. 8 de la calle
de México bajo una ley tan clara que no es josé maría lafragua
169
posible resistir a la fuerza incontrastable de
de gabinete que emprendiera Lafragua en
su dialéctica?”
beneficio de su patria, y por eso los he-
Estas palabras del actual director de la Biblioteca Nacional apuntan cuando menos los últimos y patrióticos trabajos
mos transcrito. Enrique M. de los Ríos
Ignacio de la Llave 1818-1863
I Antes
estudiar a un héroe, antes de pre-
recuerda la época en que floreció el ilustre
sentarlo a los ojos de los contemporáneos o
veracruzano; porque es ya verdad adquiri-
de la posteridad, es preciso primero indagar
da, que no son los hombres los que produ-
cuál fue el medio ambiente en que el héroe
cen las épocas, sino aquéllos el resultado
se halló, para después deducir de ese medio
de éstas.
de
las causas impulsivas.
Cuando a una nación la agobia la ti-
La historia, tal como la entienden los
ranía; cuando sobre un pueblo cualquiera
pensadores modernos, no es la narración
(pesan todas las extorsiones imaginables;
descarnada y fiel de los hechos que acae-
cuando los hombres, olvidando todo lo
cieron, ni la constituye tampoco el apun-
que han adquirido en materia de libertad
tamiento rigurosamente cronológico de las
y de derecho, descienden hasta el grado de
fechas en que esos mismos sucesos tuvie-
desconocerse a sí propios y de olvidar las
ron lugar. Hoy es otra la misión del histo-
enseñanzas del pasado; cuando, en suma,
riador. Debe éste tener en cuenta los he-
se hace precisa una revolución para recon-
chos, sí; pero debe también subordinarlos,
quistar todo lo que se ha perdido, una re-
debe buscar en el segundo la consecuencia
volución que no perdone a nadie, entonces
natural del primero; debe remontarse a la
brota el hombre que sintetiza los dolores y
fuente principal, para que ella le explique,
todas las aspiraciones.
por modo natural y sencillo, cómo fue que,
¿Fue Llave expresión de una época? En
forzosamente, los acontecimientos, y con
otros términos: ¿fue él la resultante de fuer-
ellos los hombres, debieron inclinarse en
zas que obraban? Su espíritu, su carácter,
tal o cual sentido.
¿correspondieron a los años en que le tocó
Estas breves reflexiones, necesarias como antecedentes, pues que se trata de
en suerte figurar? Ya procuraremos responder a tan difícil cuestionario.
Llave, se hacen más necesarias aún si se ˜ 171 ˜
II
Desde la Capital hasta los Estados más
Cuando por el Plan de Jalisco, urgente a se
lejanos, la Nación entera y sus hombres
recuerda la mala interpretación que se le dio
daban el más triste ejemplo de abyección.
al sistema federativo, volvió al país D. An-
Apenas si uno que otro patriota se atrevía a
tonio López de Santa-Anna, hallábase la Re-
murmurar en voz baja; que los esbirros del
pública en situación propicia para que fuese
poder estaban alerta siempre para acallar
un hecho el adelanto.
cualquier palabra.
Un hombre que, verdadero patriota,
Las persecuciones a la prensa, los destierros,
hubiese sido dictador a la manera de la an-
as venganzas políticas, estaban a la orden
tigua Roma; esto es, que llegado al poder
del día, sin que aún se procurara darles la
en virtud de circunstancias necesarísimas,
menor justificación. Bastaba el capricho de
hubiese hecho uso de él con una gran suma
Su Alteza o de un prefecto político, para que
de discreción y sólo lo hubiese ejercido por
se cometiesen todo género de atropellos.
determinado tiempo; un dictador así, que
En tal estado las cosas y cuando pare-
hubiese encaminado todos sus esfuerzos al
cían haberse hundido para siempre las no-
bien de sus conciudadanos y al engrandeci-
ciones de patriotismo y dignidad, surgió la
miento de su patria; un hombre, en suma,
revolución de Ayutla, que venía amparada
en quien no hubiesen predominado las mez-
con el virtuoso nombre de D. Juan Álva-
quinas ideas de ambición, sino los grandes
rez y que anunciaba una era nueva para la
principios republicanos, habría hecho de
República. En torno de su bandera se con-
México una nación modelo, le habría evita-
gregaron todos los hombres de valor, todas
do las guerras intestinas que acaecieron des-
las grandezas, los patriotismos todos, y des-
pués y, sobre todo, no la hubiera detenido
pués de muchos días de lucha y de sangre, la
en su marcha hacia el progreso.
Libertad, al fin, paseó su enseña triunfante.
Pocos hombres han encontrado al país,
Hombre de esa época, compañero de
como el solitario de Turbaco, tan dispuesto
aquellos inolvidables reformistas, fue el Lic.
a allanarle las dificultades con que pudiera
D. Ignacio de la Llave, el patricio que die-
tropezar; y, sin embargo, ninguno como él,
ra con su nombre y con sus hechos honor y
abusó del mando omnímodo que se le con-
días de gloria al Estado que lo vio nacer.
fiara: renegó de sus promesas, pisoteó de la manera más desleal sus juramentos e hizo del país una irrisión viviente.
172
III En Veracruz, sin duda por sus especiales
La adulación, el desprecio a la ley, el nin-
condiciones de riqueza, se hizo sentir con
gún respeto a la hacienda pública; el aban-
mayor fuerza la administración santa-an-
dono de la enseñanza y aun la simonía y el
nista; y sin duda también por sus tradi-
crimen, es lo que el historiador encontrará
cionales convicciones independientes fue
como fruto de esos años, faltos todavía de
más oprobiosa la tiranía. Orizaba, Jalapa y
un Tácito que los flagele sin piedad.
Veracruz, fueron las ciudades donde el des-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
potismo rayó en lo inconcebible, bien que
citaciones tuvieron lugar después de termi-
las tres poblaciones citadas recibieron a ti-
nada la columna de honor; por la noche fue
tulo de castigo las extorsiones. En Veracruz
iluminado el arco de la Plaza con 1,200 luces
se dispuso que fuero día de fiesta la llegada
y el palacio y los edificios públicos, así como
de Santa-Anna; que se cerraran las casas de
muchas casas particulares, y se quemaron
comercio y los talleres y que se erigiese un
fuegos artificiales; el día siguiente, sábado,
arco de triunfo. “A la una de la tarde, dice
tuvo lugar una reunión en la que el Presi-
el Sr. Rivera Cambas, se avistó en Veracruz el
dente quiso oír la opinión de las personas
paquete ingles, y poco rato después, por las
notables sobre los asuntos públicos, y las di-
señales que se tenían convenidas, se supo
versiones y las músicas lo siguieron todo el
que S. E. se hallaba a bordo; a las tres desem-
tiempo que allí estuvo”.
barcó con su familia y al momento acompañado por las autoridades que habían salido
Así recibieron los santa-annistas en el puerto a su grande hombre.
a recibirle, se dirigió a la parroquia donde se
En Jalapa, a su vez, no fueron menos
cantó el Te Deum de costumbre, habiendo
pródigas las demostraciones de afecto y
sido regia la recepción.
admiración. “Al tenerse allí noticia, de que
“El cañón de la fortaleza de Ulúa, con-
había desembarcado, se hizo un repique a
testado por el de la Plaza, anunció que lle-
vuelo, general en todas las iglesias, la salva
gaba el general Santa-Anna ya Presidente
de artillería de ordenanza y una comisión
de la República, y la sensación que aquellos
del Ayuntamiento pasó al Encero, a felicitar
dos tiros produjera sólo puede explicarse
al ilustre emigrado de Turbaco a nombre de
por el movimiento de la población, que en
la ciudad, llevando a su cabeza al jefe po-
el instante acudió a ver la llegada y el reci-
lítico. El comercio cerró sus establecimien-
bimiento del hombre en quien estaban fijas
tos, luego que se oyó el anuncio del cañón,
las miradas de toda la nación. En el muelle
y contribuyó a la solemnización del modo
le presentó el gobernador Emparán las llaves
que pudo, disponiendo que fueran adorna-
de la ciudad, y la tropa formó valla desde
dos los frentes de las casas en el día e ilumi-
aquel punto a la parroquia.
nados por la noche; el gobierno del Estado
“El Presidente marchaba por el centro
costeó los gastos erogados por el Ayunta-
acompañado de su esposa y seguido de un
miento. Santa-Anna salió de su hacienda del
gran cortejo entre vivas y aclamaciones que
Encero, el 11 de Abril.
se perdían con el ruido de la música, con el
“A su paso por Jalapa, fue recibido con
estampido del cañón y el resonar de las cam-
demostraciones de aprecio y alegría, se pu-
panas que festejaban la aparición del general.
sieron por los indígenas, arcos en el espacio
Acabado el Te Deum, pasó a Palacio, y des-
comprendido entre ambas garitas, siendo
de los balcones vio desfilar los cuerpos de la
adornadas también éstas por una comisión
guarnición; a las cinco de la tarde se entró
nombrada para ello, y otra acompañó al
a los aposentos de su alojamiento. Las feli-
Presidente desde Los Asientos hasta La ignacio de la llave
175
Lagunilla, cerca de Cedeño, donde concluye
de D. Arzamendi, etc., etc., etc.); todos és-
la jurisdicción de la municipalidad de Jalapa,
tos, decimos, se reunieron en junta de nota
gastándose en dicha recepción $110”.
bles para secundar el acta de Guadalajara.
Esto, sin contar con las muestras de ad-
Hasta aquí las muestras de servilismo.
hesión de los particulares, de los santa-an-
Veamos ahora las despóticas, siquiera sea
nistas; muestras que llegaron a ser tales y
muy brevemente: en Jalapa se desterraba a
en tan gran número, que un jalapeño para
Don Juan Soto; se organizaba por medio de
fustigarlas dijo:
una leva odiosa el reclutamiento del ejército
“Este montón que veis de santa-annistas Que con tanta ansia esperan a Santa-Anna, Han de volverse todos monarquistas Si un rey les sacia la ambición mañana. ¿Sabéis qué eran ayer? ¡Federalistas! Y más serán si al oro le da gana; Y los que adoran hoy a Don Antonio Adorarán mañana a Don Demonio”.
176
y se declaraban, con perjuicio de la clase pobre, días festivos los domingos; en Orizaba se mataba el comercio con el estancamiento de tabaco, y en Veracruz, con pretextos baladíes, eran extraídos de sus hogares los ciudadanos probos y honrados como Don José Luelmo que murió en el destierro no obstante sus heroicos servicios durante la campaña contra los americanos; como D.
No pasó mucho tiempo para que se
Pablo Campos, Don Ramón Vicente Vila,
realizaran las predicciones del desconoci-
Don Francisco Beiro, Don Timoteo Otero y
do vate, pero sí lo que se decía en la octava
otros muchos más que por el momento es-
antes transcrita, se realizó años más tarde,
capan a la memoria, sin contar a los muchos
hubo algo que no fue predicho y que vamos
soldados y sargentos de la Guardia Nacional
a referir nosotros siquiera sea brevemente.
o de las tropas federales que por una simple
En Orizaba se celebró inusitadamente la
sospecha de desafección eran confinados a
creación del dictador, en Jalapa hubo regoci-
Tamaulipas, a Campeche o a Yucatán.
jos públicos el 13 de Junio por ser ese su día
Hacíase necesario, pues, en tales mo-
onomástico, y en Veracruz los ricos (Joaquín
mentos un hombre que absorbiese en su
de Muñoz, Sebastián A. Bárcena, José Igna-
alma las aspiraciones de los oprimidos, que
cio Esteva, Ángel Lascurain, José G. Mon-
vengase los ultrajes cometidos al fuero hu-
zabal, Pedro de Lamiere, Rafael de Arrillaga,
mano y al fuero ciudadano, que volviese
Juan Cruzado, Cayetano Becerra, Francisco
por el honor perdido; en una palabra, que
V. Cos, Adolfo Hegewisch, Pedro del Paso
demostrara a los ojos de la República en-
y Troncoso, M. González de Castilla, etc.,
tera, que en Veracruz no se había extingui-
etc.), el clero (fray José Cao-Romero, fray
do aún el aliento de los hombres de 32 y de
Cristóbal Noriega, fray Ángel Castillo, etc.)
47. Mas para representar la revolución era
y los empleados y los pobres que aspiraban a
preciso que el caudillo, que la iniciara tuvie-
ocupar un puesto en la nobleza naciente (José
se a la vez la energía del que se alza contra
F. Oropeza, Joaquín Rodal, Lucio Trejo, Juan
un tirano y la sinceridad de un patriota; era
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
preciso que fuese al mismo tiempo guerrero
Nacido en Orizaba el 26 de Agosto de
a la hora del combate y legislador en los ins-
1818, no bien se halló con fuerzas para en-
tantes de paz; que así se compenetrase con
tregarse a una educación profesional —ya se
las necesidades del campo de batalla, como
sabe cuántas dificultades tenía en ese enton-
con los sagrados deberes de los gobernantes.
ces quien se dedicaba a estudios de interés y
Un talento que abarcase el porvenir que
trascendencia— entró al Colegio Nacional
sorprendiera en él, a la manera de un viden-
de Orizaba, de allí pasó a México y termi-
te, todo el progreso futuro que se empeña-
nó su carrera de abogado en 1841. Nada nos
ba en aherrojar el partido reaccionario; un
dicen los biógrafos así de sus años escolares
hombre que hiciese de su protesta el grito
como de los primeros en que ejerciera su
del pueblo, era lo que el Estado de Veracruz
abogacía. Para la historia comienza a figurar
necesitaba para sacudir el yugo del Presiden-
el año de 1844 en que por primera vez tomó
te y su camarilla.
las armas en contra de Santa-Anna. Acaso
Ahora bien: ¿quién era el que se en-
ya preveía lo que sería después el vencedor
contraba en mejor aptitud para responder
de Barradas. Por no sabemos qué circuns-
a tantos anhelos? Éralo el que, nacido en
tancias especiales fue a dar a un cuerpo de
épocas de combate, había sentido aereada
voluntarios llamado Defensores de las leyes, y
su cuna por la pólvora y la metralla, el que
allí, cuando era aún teniente, alzó su voz
había crecido en medio de las guerras in-
y sedujo a sus compañeros para pronunciarse
testinas, el que de joven había sentido en
en contra de Santa-Anna.
la soledad de sus estudios la necesidad de
Sigue a este hecho un largo lapso —once
una reforma, el que a fuerza de comparar
años— y el 15 de Julio de 1855 se le ve tomar
legislaciones había visto dónde estaban
de nuevo las armas en contra del Gobierno
los defectos de la mexicana y dónde las
y proclamar en Orizaba el Plan de Ayutla.
excelsitudes de las extranjeras; y ese hom-
Sólo aun espíritu altamente liberal —li-
bre, capaz de apreciar la abyección de sus
beralismo por cierto, conseguido en virtud de
contemporáneos y fuerte para despreciar
los propios esfuerzos y casi casi por intuición—
el presente por soñar con el mañana, fue el
pudo haber ocurrido proclamar un plan de la
Lic. D. Ignacio de la Llave.
naturaleza del de Ayutla en las circunstan-
A grandes rasgos hemos presentado la época en que vivió; tócanos ahora dar las cortos rasgos biográficos que nos ha sido posible reunir.
cias dificilísimas en que se encontraba México con el ominoso yugo de la dictadura. En virtud del incremento inmenso que había tomado la revolución, S. A. se apresuró a abandonar la Capital y el 9 de Agosto
VI
salió de México con el pretexto ostensible
Corta es la biografía de la Llave. Su vida
de combatir a los revolucionarios de Vera-
puede resumirse en dos partes: el estudio y
cruz, pero con el fin ya premeditado de par-
la patria.
tir de la República. ignacio de la llave
177
En tanto, el Lic. Llave se situaba en las
renunció su puesto entrando a ocuparlo, ad-
alturas del Chiquihuite, después de haber
mitida la renuncia, el de igual graduación D.
penetrado a Coscomatepec y Huatusco,
José María Mendoza.
“cerrando así, como dice un historiador contemporáneo, el camino de Orizaba”.
a semejante cambio, y según la mente del
En unión del Lic. Llave lucharon por la
Plan de Ayutla, quedó encargado del man-
libertad un jarocho, Altagracia Domínguez,
do el Sr. Llave; mando que se acentuó por
que pospuso por patriotismo sus intereses a
la fuga, que no otro nombre merece la sa-
la causa nacional, el coronel Colombres que
lida para Nueva Orleans, del coronel Pérez
más tarde se hizo notar en la lucha contra
Gómez, y la de Corona en el vapor español
los franceses, y muy especialmente en el 5
Ulloa, y la de los principales santa-annistas
de Mayo de 1862, D. Fermín Núñez, que lo
y carreristas, que, abrigando una última es-
acompañó hasta su entrada en Veracruz, lo
peranza, aún permanecían en el puerto.
mismo que los anteriores, y D. Juan Serdi.
178
Después de los trastornos consiguientes
Libre pues el campo, los patriotas de Ve-
El dictador, obligado al fin por la fuer-
racruz llamaron a Llave para que apresura-
za de los acontecimientos, abandonó el país
se el fin de los sucesos y éste, aceptando la
definitivamente, y ya, en virtud de la acefa-
nueva faz que se presentaba, salió con sus
lia reinante, D. Carlos Oronoz citó en Jalapa
tropas rumbo a Veracruz.
a una junta y en ella leyó un plan, que tenia
La causa de los libres había triunfado. El
por objeto principal declarar gobernador in-
pueblo veracruzano recibió a Llave como a
terino a D. José María Pasquel. De efímeros
un libertador y le rindió los homenajes que
resultados fue la reunión anterior porque en
creyó dignos de él. Dijérase que volvía por
Orizaba otra junta semejante llamó al po-
el honor perdido cuando a Santa-Anna se le
der a D. Ignacio de la Llave. Orizaba pidió
hizo creer que la ardiente recepción con que
a Jalapa que se le uniese, ésta dio un baile
se le saludaba provenía del pueblo.
donde se refundieron unos y otros partida-
“La entrada De la Llave en Veracruz,
rios; el Sr. Pasquel no admitió la postulación,
cuenta el nunca bien sentido D. Miguel Ler-
y Córdoba, por medio de su Ayuntamiento,
do, fue una verdadera fiesta cívica; y en el
proclamó Gobernador al primero que tuvo
entusiasmo con que naturalmente el pueblo
en el Estado la audacia de ponerse enfrente
acoge las ideas de libertad, después de una
de Santa-Anna, haciendo de paso algunas
larga época de opresión, se le hizo allí un
inculpaciones a los jalapeños por haber que-
recibimiento propio de un libertador. A las
rido empequeñecer el brillo De la Llave.
cuatro de la tarde llegó el tren que lo condu-
En tal estado las cosas, el puerto reco-
cía por el ferrocarril a la estación principal,
noció la legitimidad del Gobierno del Gral.
donde lo esperaba ya una comisión del Ayun-
Carrera; pero aumentando la dificultad de la
tamiento, compuesta del alcalde primero, un
situación, D. Antonio Corona, general que
síndico y un regidor, una inmensa reunión
se había puesto al frente del Departamento,
del pueblo y tres bandas de músicas milita-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
res, que comenzaron a tocar al aproximarse
neplácito. En ella, justo es consignarlo, no
al tren, entre los estrepitosos vivas y aclama-
tomó parte el elemento popular.
ciones del mismo pueblo. En seguida le leyó el alcalde primero una patriótica alocución,
V
firmada por una comisión del pueblo, y des-
Un nuevo periodo de 23 de Agosto de 1855,
pués de recibir allí De la Llave las primeras
fecha en la cual fue proclamado gobernador
felicitaciones de las personas que se le acer-
del Estado de Veracruz el ya general de Bri-
caban, montó en una carretela dispuesta al
gada, a 17 de Enero de 1861 en que renunció
efecto, donde lo esperaban tres niños,1 dos de
el cargo de Secretario del Despacho de Go-
ellos con unas banderas en que se leían las pa-
bernación, un nuevo periodo, decimos, se
labras “viva el libertador de la llave”, y otro
abre a los ojos del historiador. Durante este
con una corona; entrando luego en la ciudad,
periodo el Sr. Llave, consecuente con sus
precedido por una banda de música y acom-
ideas y con el partido a que se había afiliado
pañado por la multitud de gente que había
implantó las reformas y aplicó castigos, que
salido a recibirlo. Al emprender su marcha
a su juicio eran necesarias.
la comitiva, desunció el pueblo los caballos
Así, no bien entró al gobierno de su Es-
de la carretela para tirarla por sí mismo, y de
tado, pone en vigor el arancel reformado
esa manera fue paseado De la Llave por las
por el Presidente Ceballos en Enero de 1853;
principales calles en medio de los repiques de
publica un manifiesto desconociendo al Go-
campanas, cohetes y aclamaciones que por
bierno del General D. Martín Carrera; dis-
todas partes se le prodigaban, siendo al fin
pone que sean embargadas las propiedades
conducido al palacio, donde lo esperaban el
de Santa-Anna; organiza la Guardia Nacional
comandante general Mendoza y el resto del
disuelta por el general Corona en Mayo de
Ayuntamiento y tomando allí inmediata-
1853; aprisiona a los militares culpables; se
mente posesión del gobierno del Estado”.
dirige al Cónsul mexicano en La Habana
Pero esta recepción tumultuosa, desorde-
para impedir que sean vendidos los vapores
nada si se quiere, era la fiesta del sentimien-
que llevó Santa-Anna; establece una junta
to popular desbordado; nacía a impulsos de
consultiva de los negocios y hace cesar las
hondos afectos y de legítimas esperanzas;
alcabalas que pagaban algunos efectos. Su
era más bien un homenaje. La otra, la que
programa era un credo democrático y libe-
se festejó a Santa-Anna, fue el resultado del
ral: “Se reorganizará la Guardia Nacional sin
deseo de medrar, del afán de hacerse simpá-
que el servicio sea gravoso para los ciudada-
tico al nuevo gobernante; fue la adulación
nos; se protegerá la educación, se derogarán
disfrazada con sonrisas y con frases de be-
las contribuciones que perjudiquen a las clases pobres o a la agricultura y el comercio;
Hay aquí un error porque las que se hallaban en
se atenderá al bien general del Estado y al
la carretela eran niñas; hija una de ellas de un pintor de
particular de cada una de las poblaciones
10
apellido Morales, y viuda más tarde del exaltado Joaquín Villalobos. (N. del A.)
que lo componen”. ignacio de la llave
179
Imposible dudarlo. Llave era de los hombres de Ayutla.
excitó a los demás gobernadores a que for-
—Acepto el gobierno con el objeto de
maran un catálogo de las exacciones, atro-
que no cundan la desunión y el mal ejem-
pellos y crímenes consumados durante la
plo, manifestó ante sus conciudadanos que
administración santa-annista; expidió una
veían en él la salvación de Veracruz.
ley para que se renovaran los Ayuntamien-
—Mi casa está abierta a toda hora para escuchar todas las quejas... Y como notase que no había concluido todo su pensamiento, agregó:
tos; derogó la Ley de 9 de Enero de 1854, aquella ley ridícula que estableció la capitación y el impuesto sobre puertas y ventanas; previno que se aprehendiera a los
—Y no sólo las quejas, también los consejos.
desertores; reglamentó la administración
Anécdotas sencillas que demuestran su
de Justicia y el número de tropas que debía
temple y su modestia. El pueblo no se había
tener el Estado; abrió las escuelas que fue-
equivocado. Podía sentirse tranquilo.
ron clausuradas el año de 1853, restableció
Empero la revolución no había cesado,
la Junta Directiva de Instrucción Pública;
y en tal virtud el Gral. Carrera se dirigió a
instaló el Consejo de Gobierno, y finalmen-
todos los jefes que habían secundado el pro-
te, abolió la ley de imprenta dada por D,
nunciamiento de D. Florencio Villarreal para
Teodosio Lares.
que se reunieran en una convención que se
La pacificación pareció un hecho. A me-
celebraría en el pueblo de Dolores Hidalgo
dida que pasaban los días se iban cumplien-
el 16 de Septiembre y a la cual también ha-
do las promesas del Plan de Ayutla, prome-
bían de concurrir los comisionados por el
sas de las cuales una fue la que más alborozó
Gobierno. Ningún jefe atendió a la petición
a los mexicanos: la convocación del Congre-
del Presidente. Sólo Llave, como si intentase
so Constituyente. México entraba a no du-
dar una prueba de su ninguna ambición y
darlo en el sendero del progreso.
deseo de paz, aceptó la proposición, expli-
Conforme al espíritu de la revolución, la
cando de paso por qué había desconocido
Junta Constituyente de Veracruz formó el
al Gral. Carrera y que aceptaba esa proposi-
Estatuto Orgánico que fue sancionado por
ción como si viniera de un ciudadano cual-
el Gobernador el 10 de Octubre de 1855; y
quiera, no de una autoridad constituida.
este funcionario a su vez expidió la convo-
Establecido el Gobierno de D. Juan Álvarez en Chilpancingo, sofocadas las re-
180
El Sr. Llave, por medio de una circular,
catoria para las elecciones que habían de verificarse el 14 del próximo Diciembre.
voluciones parciales por el avenimiento
Satisfecho Llave por haber cumplido
verificado entre Álvarez, Comonfort, Haro
con lo que él estimaba su deber, renunció
y Tamariz y Doblado, el país entró en una
en Octubre al Gobierno de Veracruz. Ciu-
calma relativa, y pudieron irse haciendo
dadano probo y honrado, después de haber
efectivos algunos de los artículos del Plan de
llenado hasta donde pudo su misión, volvía
Ayutla.
gustoso a la oscuridad de que saliera.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Quedaron fallidas sus esperanzas. El
entrara. El gobernador Llave nombró para
Gral. Álvarez no aceptó la renuncia de su es-
que ejercieran el cargo de interventores de
clarecido colaborador y sí le dio una licencia
los bienes eclesiásticos al recaudador princi-
temporal.
pal de las contribuciones directas y al admi-
El grande se retiró al descanso; mas no
nistrador principal de las indirectas; ordenó
fue éste de larga duración, que pronto vino
que todos los empleados y funcionarios pú-
a sacarlo de él la revolución de Zacapoaxtla.
blicos prestaran los auxilios que los agentes
El 25 de Diciembre llegó a Tlatlauqui
les pidieran, y señaló penas para los que fue-
con su brigada y si no penetró a Zacapoaxtla,
sen remisos en el cumplimiento de sus de-
fue debido al audaz golpe de mano del en-
beres o para aquellos que poseyendo bienes
tonces teniente coronel Miguel Miramón,
eclesiásticos o fincas que reconocieran un
que sorprendió a Benavides, lo amarró y se
capital de la Iglesia, no se presentaran a dar
pronunció con el 11º Batallón De La Llave,
razón exacta de dichos bienes o capitales; y
al saber la defección, tuvo que retirarse pre-
dispuso asimismo que fuese juzgado como
cipitadamente a Perote.
conspirador todo aquel que no acatare la ley
La revolución se extendió una vez más.
o que se opusiere a su cumplimiento, casti-
Los Orales. Haro, Güitián y Castillo circula-
gándolo con dos años o más de prisión, si se
ron un nuevo plan e invitaron al gobernador
trataba tan sólo de desacato más o menos
de la fortaleza de Perote, D. José Arago, para
grave y con pena de muerte si había alterado
que se uniese a ellos. El citado jefe contestó
el orden público.
con entereza que no admitía otro gobierno
El 8 de Abril de 1856, dejó el Gobierno
que el que la Nación se había dado, mere-
del Estado en manos de D. Manuel Gutiérrez
ciendo por esa conducta que a nombre del
Zamora por haber obtenido licencia, y pasó
mismo Gobierno, lo felicitase el Sr. Llave,
a México donde permaneció hasta princi-
quien vuelto ya a encargarse del Estado
pios de Julio, fecha en que volvió a ocupar
como primera autoridad se mostró como
su puesto.
antes, incansable. Por él se fortificaron los
Velando por los intereses del Estado,
puntos militares de la Hoya y del Chiqui-
atento a los cuidados de su elevado pues-
huite, y a sus acertadas medidas, por una
to, sin enajenarse la voluntad de los que
parte, y por otra a la imprudencia con que se
le habían encargado que rigiera sus des-
pronunciaron el cabecilla Salcedo y algunos
tinos, antes bien captándose la simpatía
subalternos, se debió que el motín de Ulúa
de sus conciudadanos, lo sorprendió el 28
no alcanzase mayores proporciones.
de Enero de 1857 el nombramiento de Mi-
Concluida por entonces la revuelta
nistro de Gobernación. Asegúrase que el
con el desastre de Ocotlán, la administra-
entusiasmo manifestado por Comonfort
ción tornó a normalizarse. En el puerto se
en el decreto que ordenaba se jurase la
restablecieron los derechos municipales de
Constitución, perteneció exclusivamente
aguada y el de dos reales por cada bulto que
al egregio orizabeño. ignacio de la llave
181
No es difícil que tal haya pasado; desgraciadamente no estaba D. Ignacio Comon-
182
del peligro, empuñó las armas y fue allí donde ese peligro lo reclamaba.
fort a la altura de las necesidades políticas y
Cuando por la debilidad de Comonfort,
sociales del país en ese periodo. Ni es difícil
el partido reaccionario hizo vibrar su grito
tampoco que el pueblo haya comprendido
de guerra con el Plan de Tacubaya, Llave
la actitud de Llave en ese decreto, puesto
expidió un manifiesto en contra de los con-
que en ese tiempo aparece en unión de Ler-
servadores; y Orizaba, Córdoba, Huatusco
do, de Degollado, de Juárez, de Ocampo, de
y Coscomatepec que también protestaron,
Vidaurri y de Comonfort, como candidato a
nombráronlo jefe de las fuerzas del Esta-
la Presidencia. ¡Cuántos males, cuánta san-
do de Veracruz y a su acento se levantaron
gre se hubiera evitado a la República si Ler-
3,000 soldados, prestos a combatir contra
do, Ocampo, Juárez o Llave entran a la Pre-
los sicarios de la clerecía.
sidencia en lugar de Comonfort, que ellos
Noble ejemplo de constancia y de tesón
sí tenían bien templada su alma y ansiaban
fue el suyo durante la memorable Guerra de
para su patria todas las reformas!…
Tres Años. Nada pudo quebrantar sus bríos.
Después lo postularon para Gobernador
La insalubridad de los climas en que se veía
de Veracruz; pero aun cuando el recuerdo de
obligado a operar, las dificultades para el
sus acciones como gobernante no hubie-
paso de sus tropas, las defecciones, aun de
se desaparecido aún, opacaba un tanto su
sus compañeros de armas como D. Miguel
gloria D. José María Mata que volvía triun-
Negrete, las derrotas mismas, no pudieron
fante de las luchas parlamentarias del Con-
doblegar jamás su espíritu esforzado. De
greso Constituyente y D. Manuel Gutiérrez
Orizaba a Córdoba, de Córdoba a Jalapa,
Zamora, el hombre cuyos servicios, no ya a
de Jalapa a Coscomatepec y de Coscomate-
Veracruz sino a la nación entera, todavía no
pec a Huatusco, en todas partes se le veía
se aquilatan.
defendiendo los principios constitucionales.
Siempre consecuente con las ideas que
Compañero más tarde en Veracruz del
había planteado o desarrollado, salió al fin
inmortal Juárez como ministro de Goberna-
del Ministerio el 5 de Junio de 1857, en
ción, aceptó el tratado McLane.
unión de D. Juan Antonio de la Fuente. Se
¡Cuánto hubiéramos preferido que en
trataba de un proyecto sobre el estanco del
esa vez Llave hubiera cuando menos imita-
tabaco o de un gravamen sobre este pro-
do la conducta del ilustre D. Juan Antonio
ducto, y él que tantas reformas hacendarias
de la Fuente, que ni apoyó ni firmó el referi-
había establecido mientras estuvo en la su-
do convenio!
prema magistratura de Veracruz, no podía
Por lo demás, el Sr. Llave desplegó su
admitir aquella gabela. Prefirió abandonar
actividad de costumbre. El 24 de Febrero de
los honores y perderse en el aislamiento.
1860 expidió una proclama anunciando que
Sin embargo, al igual de la vez anterior,
se armaba contra México, en La Habana,
tan pronto como sonó para la patria la hora
la escuadrilla de Marín y declarándola fili-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
bustera, la noche del 6 de Mayo se halló en
rón y varios los Sres. Pasquel, José M. Mata,
el abordaje de la misma escuadrilla, donde
Corona, Jorge de la Serna y Oropeza.
salió herido incidentalmente; después de la
Ejerciendo su alto encargo lo encontró
batalla de Silao excitó a los gobernadores
el comandante de marina, jefe de los expedi-
para que armaran a las guardias nacionales
cionarios españoles, D. Joaquín Rubalcaba.
y para que se aprovecharan del desaliento VI
que causara en los reaccionarios la derrota de Miramón y en los constitucionalistas
¿Fue Llave expresión de una época?
el triunfo de Zaragoza y González Ortega;
Sí; él con méritos que no puede adu-
decretó asimismo “que todo aquel que re-
cir nadie en el Estado de Veracruz, se hizo,
conociera en sus propiedades capitales de
como ha podido verse, la expresión genui-
manos muertas pagara anticipadamente los
na del pueblo; por el pueblo luchó, luchó
réditos de un año, y que todos los particu-
porque fueran las garantías y los derechos
lares entregaran las armas y municiones que
una verdad conquistada, derramó su sangre,
tuvieran en su poder”; y finalmente, salió de
prescindió de su yo y lanzándose al futuro
Veracruz en unión del coronel Miranda para
abrió para Veracruz una época distinta. Fue
sujetar al orden al guerrillero Carbajal.
como si dijéramos el precursor del que años
Vuelto a Veracruz ocupó el Ministerio
más tarde haría del pueblo de Veracruz el
de Guerra, por renuncia del Gral. Ampudia,
antemural de todos los derechos; el que pre-
saliendo poco después con algunas fuerzas
paró el advenimiento de D. Manuel Gutié-
que reforzaron las que del mismo general
rrez Zamora, a quien hemos de ver firme en
habían de batir a Mejía.
la lucha, firme en sus ideales y firme, de pie,
No lo volvemos a encontrar sino hasta después del triunfo de Calpulalpan, en la
conseguir los lauros de las nuevas conquistas.
Capital, publicando en unión de Ocampo
¿Fue él la resultante de fuerzas que
las Leyes de Reforma. Permaneció con el
obraban? ¿Su espíritu y su carácter corres-
carácter de interino en el Gabinete, y al fin
pondieron a los años en que figuró?
renunció terminantemente por no estar de
La respuesta se impone desde un prin-
acuerdo con la marcha administrativa del
cipio. La Llave es el hombre que sintetiza
Gobierno y con la conducta que éste seguía
todas las aspiraciones del ayer y todas las
con los reaccionarios.
tendencias del presente.
Volvió a su Estado y en él estaba cuando
Hemos bosquejado el cuadro de la tira-
acaeció la muerte de D. Manuel Gutiérrez
nía para que se pudiesen apreciar los deseos;
Zamora; la Legislatura entonces convocó a
hemos querido pintar las reformas que llevó
elecciones y verificadas éstas, quedó electo
a cabo para hacer patente las consonancias
gobernador el Gral. y Lic. Don Ignacio de la
del espíritu con las acciones.
Llave por una mayoría de 43,015 votos con-
Como dijimos al principio, no hay nin-
tra 1,841 que obtuvo Don Manuel Díaz Mi-
guna que no sea consecutiva a la anterior. ignacio de la llave
183
184
Llave guerrero, Llave pacificador, Llave re-
momentos; esto es, que el hálito de libertad
formista, son las tres etapas que puede con-
que soplaba en todo el Estado, o en todo el
templar el pensador, y en ellas podrá verse
Departamento como se decía entonces, fue
cómo el espíritu, por una graduación per-
el que hinchó su pecho.
fectamente sincrónica, va recorriendo los
Basta tener presente en la imaginación
diversos peldaños de una escala determina-
el cuadro sombrío de la administración san-
da. Es que por más que diga al filósofo inglés
ta-annista para comprender cómo un hombre
Carlyle que “toda la historia de la humani-
que por su educación, por su temperamento
dad es solamente la historia de los grandes
especial o por su instrucción se posesiona-
hombres que, al venir a nuestro planeta son
se del desequilibrio reinante, había de repe-
los mensajeros que nos envía un infinito in-
ler por los medios de que pudiese disponer,
descifrable” predomina siempre la influencia
cuanto pesaba sobre las conciencias. Esos
del medio, como afirma la escuela de Taine.
medios no eran ni podían ser otros que los de
Para comprender el valor de un hombre
las armas y el combate y a ellos acudió Llave,
no ha de remontarse el que haga su historia,
no porque él fuese guerrero, que tal vez para
hasta la divinidad, porque entonces las de-
tanto no lo dotó la naturaleza, sino porque
bilidades, cuando no los crímenes, quedan
en aquellos momentos no se concebían las
fuera de nuestra jurisdicción; el historiador
reformas implantadas por medios pacíficos.
debe atemperarse al periodo en que un hé-
A esto agréguese la fermentación de los áni-
roe figura y meditar, conforme a ese periodo,
mos; el deseo de satisfacer venganzas perso-
qué causas, qué motivos fueron los que pro-
nales, y se apreciará la causa del movimiento
dujeron una serie de acontecimientos.
revolucionario, movimiento que tendría por
Desprovisto así un hombre de toda he-
jefe al que debido a una sensibilidad exqui-
rencia, de toda sugestión divina, queda al
sita fuera más a propósito para apreciar las
alcance de cualquier juez humano; y éste
vejaciones, y al que por su talento y corazón
en virtud de procedimientos netamente
fuera más capaz de conducir al triunfo. Por
raciónales puede absolverlo o condenarlo.
otra parte, Llave había residido en la Capital
Llave como hombre tuvo sus debilidades,
y ese hecho en apariencia insignificante, es
no lo negamos; pero como representante de
sin embargo una fuente preciosa.
una causa, marchó al fin que se proponía,
Las aulas de México han sido en todo
sin detenerse ante los estorbos que hacina-
tiempo el foco de los engrandecimientos. Las
ban a su paso los retrógrados. Pudo flaquear,
caldea siempre el entusiasmo juvenil, en
mas por encima de sus flaquezas, se alza el
los corrillos se comenta y se discute, se está
principio liberal, proclamado por él, y por
más cerca del poder y por lo tanto se apre-
él conquistado en Veracruz. Su vida políti-
cian los errores. Gérmenes son estos de ideas
ca demuestra con entera satisfacción que el
que aparecen en los años subsecuentes y
ideal que persiguiera desde el año 1844 fue el
que hacen un héroe de un ciudadano y un
mismo que lo acompañó hasta sus últimos
patricio de un hombre.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
He aquí pues sucintamente explicado
El Sr. Llave permaneció en Veracruz has-
cómo y por qué puede ser Llave la condensa-
ta las cinco de la tarde. A esa hora, después
ción de sentimientos de un pueblo y cómo
de haberse despedido del Ayuntamiento,
él basta a representar aquellos años.
salió de la ciudad rumbo a Jalapa, donde ex-
Veamos ahora el último periodo de su
pidió, a poco de haber llegado, una procla-
vida; no menos digno de estudiarse que los
ma con objeto de excitar a los veracruzanos
anteriores. Llave ha sido hasta ahora el re-
a que defendieran la patria y procuró que
publicano sincero, el demócrata que sufre
cuanto antes quedasen concluidas las forti-
al ver las garantías holladas y los derechos
ficaciones del camino de Jalapa a Veracruz.
perdidos. De 1860 a 1863 es el mexicano que lucha por la defensa de la patria.
Al año siguiente, Enero de 1862, dio un decreto declarando en estado de sitio el Estado entero y declarando también indignos
VII
del nombre de ciudadanos y privados de los
La vida De la Llave toca a su fin; no obs-
derechos correspondientes a los que acep-
tante, los últimos años del patriota son tan
taran empleos, cargos y comisiones de los
dignos de narrarse como los anteriores.
invasores, los que directa o indirectamente
El 14 de Diciembre de 1861 respondía
los auxiliaran; y a todos aquellos que mane-
la intimación arrogante de Rubalcaba y en
jaran fondos públicos los hizo responsables
aquella respuesta, como hace notar Lefévre,
in solidum en sus bienes propios, si no devol-
“contentábase con repudiar las erróneas ale-
vían dichos fondos.
gaciones de que el gobierno español, fián-
El decreto a que acabamos de aludir fue
dose del testimonio de sus cómplices, hacía
promulgado por no sabemos qué circuns-
otros tantos crímenes de la República, dán-
tancias hasta el 18 de Enero, habiendo ce-
dole por prueba la constante protección que
sado Llave en sus funciones el 17. Disueltos
aún abrigaba a los españoles en presencia de
los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judi-
la excitación causada por la noticia del ata-
cial, quedó siempre al frente de la situación
que proyectado por España contra México;
política del Estado, con el carácter de Co-
y sin debilidad ni fanfarronada, concluía de-
mandante General; Uraga, que fue quien lo
clarándole que para conformarse con la or-
invistió con tales facultades, lo nombró al
den del Supremo Gobierno, iba a abandonar
mismo tiempo jefe de la primera división de
la ciudad, en la cual sólo dejaría el Ayunta-
Oriente.
miento y la fuerza de policía necesaria para la protección de los habitantes pacíficos”.
2
Ya con ese cargo, determinó que el uso de las campanas quedara sujeto a los reglamentos de policía; que se vendiera, para
Rubalcaba decía entre otras cosas que el Gobier-
20
no de España, creyendo que México se negaba a satisfacer sus reclamaciones, había resuelto ocupar a Veracruz
atender a los gastos que se ofrecían, el antiguo convento de San Francisco, de Jalapa;
como prenda perentoria hasta tener seguridad de que sus quejas serían atendidas; declaró que España obraba de
potencias tenía propósito de intervenir en las cuestiones
acuerdo con Francia e Inglaterra y que ninguna de las tres
interiores de la República”.—Rivera Cambas.
ignacio de la llave
185
186
y que los reos sentenciados a obras públicas
te dio a Llave el mando de la 5ª División,
presentasen una fianza para poder concurrir
formada por los batallones Fijo, de Tux-
a las obras que se les señalase, entendiéndo-
pan, Rifleros del Estado de Veracruz y 1ª. de
se que concluida la faena podían trabajar
Tlaxcala.
donde mejor les acomodase, pues el Estado,
Enumerar detalle por detalle la conduc-
por carencia de dinero, no podía seguirlos
ta de nuestro biografiado, nos llevaría muy
manteniendo en la prisión. En este decreto
lejos. La naturaleza misma de este libro nos
se exceptuó a los sentenciados por hurto o
impide ser tan prolijos como quisiéramos;
por homicidio.
sin embargo, no dejaremos de hacer cons-
En Mayo ocupó el puesto de Coman-
tar que en la orden general extraordinaria
dante General D. José Juan Landero, y el Sr.
del Cuerpo de Ejército de Oriente, fechada
Llave se reunió al ejército de que formaba
el 27 de Mayo, se lee lo que a continuación
parte. Una de sus primeras disposiciones
copiamos: “El C. General en Jefe, bastante
militares fue situarse en el Chiquiuite, con
satisfecho del comportamiento de las tropas
lo cual evitó el paso del general Douay, que
que componen el Ejército de Oriente, se ha
pretendía subir hasta Orizaba.
servido disponer que se haga mención ho-
Los invasores lo atacaron después por
norífica de los cuerpos e individuos que en la
el lado de Córdoba; atravesaron el Atoyac,
jornada de ayer han llenado sus deberes en
cuyo puente fue quemado por orden de
el servicio de la Patria y honor del Ejército.
Llave, y aunque el empuje fue recibido por
Dicho general en jefe, en uso de sus faculta-
nuestras tropas con valor y serenidad, fue
des, se ha servido disponer que conste en la
necesario abandonar el punto y marchar
historia del Ejército que los batallones 20 y
con dirección a Huatusco.
22 de Guanajuato… se comportaron bizarra
Después de este hecho de armas, des-
mente… pero esencialmente las brigadas
graciado para nuestras fuerzas, el Sr. Llave
de Veracruz, que sostuvieron el fuego en el
fue llamado a la Capital para que ocupase
fuerte, en posición de difícil combate, con-
su puesto de Magistrado de la Suprema Cor-
tra una batería de 2ª paralela de 24 piezas y
te, puesto que según entendemos no llegó a
otras dos de 1ª idem, una de obuses y otra
ocupar. Dice el Sr. Rivera Cambas que ade-
de cañones: ni se resfrió su valor, ni detuvo
más tuvo que abandonar el mando de sus
su maniobra, obrando entera y eficazmente
tropas para responder en México a algunas
sobre la cabeza de los trabajos del enemigo,
acusaciones. Nos limitamos a consignar la
acreditando así sus individuos ser dignos de
especie.
servir esa arma…”
Meses más tarde se incorporó definitiva-
Ni dejaremos tampoco de mencionar la
mente al Ejército de González Ortega y se
valentía con que se portó el 6 de Abril en
halló en el descalabro del cerro del Borrego,
el rudo ataque que dio el enemigo al punto
donde salió herido. Repuestas las tropas de
llamado de los Chiqueros y cuya defensa esta-
aquel desastre, el jefe del Ejército de Orien-
ba encomendada al Gral. Llave. He aquí sus
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
propias palabras acerca de la defensa: “Ejér-
en momento muy oportuno con quince es-
cito de Oriente—5ª División.—General en
cogidos tiradores que situé en las esquinas de
Jefe.—C. General:—Ayer como a las cinco
la calle cerrada de San Agustín…”
de la tarde emprendió el enemigo un fuerte
El ejército al fin se rindió despedazan-
ataque sobre las manzanas que defienden el
do sus armas y abandonándose al enemigo.
batallón de Tuxpan número 36, compren-
El general Llave, como todos los defensores
dido entre la calle de Miradores e Iglesias;
de Puebla, cayó prisionero y con sus com-
después de haber abierto una enorme brecha
pañeros de armas fue conducido a Orizaba,
con su artillería, lanzó una columna, la cual
de donde se fugó en unión de los generales
fue heroicamente rechazada y puesta en
González Ortega, Patoni, García y Pinzón,
vergonzosa fuga, habiendo sido tiroteado
ayudados por la bondad de algunas señoras
por las fuerzas de las manzanas inmediatas,
y señoritas de esa población que les facilita-
cuyo auxilio fue muy oportuno. El enemi-
ron trajes para disfrazarse.
go dejó en nuestro poder un oficial, treinta
El Sr. Llave burló la vigilancia, saliendo
y cinco prisioneros, algunos muertos, dos
del brazo de dos señoritas; tenemos enten-
heridos y varios lemas, los cuales he man-
dido que éstas fueron dos sobrinas de D.
dado repartir entre los bravos soldados que
Manuel Gutiérrez Zamora.
los quitaron; los prisioneros los he remitido
En unión de los dos primeros se dirigió
a ese cuartel general… Los grandes traba-
a Jalapa, y de esta ciudad a Pachuca, donde
jos que he efectuado durante toda la noche
fueron recibidos afectuosamente por el pue-
para cerrar la brecha que abrió el enemigo y
blo y por D. Manuel Fernando Soto.
prevenirme para otro ataque, me prohíben
De allí él y el Sr. González Ortega sa-
dar un parte más detallado; pero si usted lo
lieron para San Luis Potosí; pero asaltados
considera necesario lo haré cuando las cir-
en Rincón de Romos por la tropa que los
cunstancias lo permitan.—Libertad y Refor-
escoltaba, quedó herido. El Gral. González
ma, Zaragoza, Abril 7 de I863.—Ignacio de la
Ortega pudo escaparse y llegar a San Luis,
Llave.—C. General en Jefe del Ejército de
punto del cual salió para Zacatecas.
Oriente”. Respecto del ataque dado por los
El móvil que guiará a la escolta para co-
franceses el 26 de Abril, dice a propósito de
meter tan cobarde felonía, no fue otro, se-
Llave, el jefe de la primera división General
gún el mismo Llave explicó en una carta es-
D. Felipe Berriozábal, en el parte respecti-
crita en su lecho de muerte, que el de robarle
vo”:… El comportamiento de los ciudadanos
las pocas onzas de oro que llevaba. Condu-
generales, jefes y oficiales de la parte de la lí-
cido al Jaral por los pocos soldados que le
nea que están a mis órdenes, que han podido
permanecieron fieles, exhaló allí su último
concurrir a este importante hecho de armas,
suspiro el 23 de Junio de 1863, sepultándo-
ha sido cual corresponde a militares pundo
sele en la ciudad de San Luis Potosí.
norosos que defienden el honor y la indepe-
Un periódico de entonces, El Indepen
dencia de su patria. El C. Gral. Llave me auxilió
diente, dijo a manera de oración fúnebre: ignacio de la llave
187
“La página más gloriosa del C. Ignacio de
nombre de ese edificio el del gran veracruza-
la Llave, está inmediata a su tumba escrita
no, y el Estado mismo, no sabiendo cómo
con caracteres de oro entre los sucesos más
recompensar los eminentes servicios de
hermosos del sitio de la desventurada Za-
aquel luchador incansable, para perpetuar
ragoza. Allí combatió como un valiente, se
su nombre en tanto que haya República,
distinguió entre los más esforzados luchan-
dispuso que en lo sucesivo se denominara
do heroicamente por su patria en las brechas
Veracruz-Llave y en Junio de 1870 lo declaró
que bahía abierto el enemigo y que se le con-
benemérito del Estado.
fiaron a él para su defensa. Nuestro pobre Estado debe tener en su seno reliquias tan
Así premiaron los veracruzanos la energía y constancia de su compatriota.
queridas para regarlas con lágrimas y flores,
Hoy el nombre de Llave, como el de
porque esas reliquias son las de un ciuda-
Gutiérrez Zamora, expresa, desde las ribe-
dano que era su esperanza y su más fuerte
ras del Panuco hasta las de Coatzacoalcos,
columna”.
desde las playas del Golfo hasta las abruptas
La ciudad de Jalapa dispuso que se hicieran honras fúnebres, que se llevara luto por
pendientes de la Huasteca, las ideas de Patria y Libertad.
tres días y que se cubrieran con crespones
José P. Rivera
las galerías del Palacio Nacional. Algún tiempo después —cuando estuvo al frente del Gobierno del Estado D. Francis-
Hemos consultado para escribir esta biografía los Apuntes Históricos de la Heroica Ciudad de Veracruz, de D. Miguel Lerdo de Tejada; la Historia antigua y moderna de
co Hernández y Hernández— fue su cuer-
Jalapa y de las Revoluciones del Estado de Veracruz, de D.
po trasladado a su ciudad natal; Orizaba en
Secretaría privada de Maximiliano, de M. Lefebre; Historia
memoria del fundador de su teatro anexó al
Manuel Rivera Cambas; Documentos oficiales recogidos en la de Orizaba, de Arroniz, algunos periódicos de la época y a diversos testigos oculares.
Ezequiel Montes 1820-1883
A
vida
del hombre a quien consagramos
ahora nuestra atención, es indudablemente
que exige como pasto la humillación y servidumbre de la humanidad.
de aquellas que deben ocupar siempre las
Pero a medida que los pueblos se per-
primeras páginas de la historia de los pue-
feccionan y acrisolan, van perdiendo su
blos, si acostumbráramos rendir mas ho-
entusiasmo por esos héroes de circo y de-
menajes a los héroes de la inteligencia que
sertando insensiblemente de las viejas ideas
a los héroes de la espada, y la crítica historia
para adoptar otras nuevas que se imponen
hubiese roto absolutamente con las anti-
por obra de la cultura a que van llegando.
guas clasificaciones de los sucesos sociales,
Entonces ocupa más lugar en nuestra admi-
ofreciendo desde luego, privilegiado lugar a
ración el ciego Hornero que los tremendos
aquellos acontecimientos en que el cerebro
triunfadores de Illión, no obstante las gigan-
y no la fuerza es el campeón.
tescas proporciones con que aparecen tras
En las recitaciones que la tradición viene
ese maravilloso cristal que lleva el nombre
transmitiendo de boca en boca y al través de
inmortal de Iliada y cuya graduación es tan
las generaciones de las sociedades sencillas,
alta para los méritos de los héroes del gran
hay siempre algún personaje que la distan-
poema.
cia histórica adorna con todos los atractivos
Para mí no hay batalla más grande que
de la leyenda. Ya es un valiente cazador a
aquella que en la antigüedad conócese con
quien se presenta vestido con las pieles de
el nombre de batalla sin lágrimas, porque
las fieras que sucumbieron a su intrepidez:
según las crónicas, no hubo desgracia que
ya un conquistador que unce al áureo carro
lamentar; pero como éste es un hecho ex-
de guerra los reyes en desgracia ofrecidos a
traordinario, tenemos razón al lamentar las
la expectación de los pueblos como botín
glorías que son ya tantas en que los vence-
de sus triunfos, y humillados para saciar la
dores necesitan para escribirlas, la sangre de
vanidad de los vencedores, vanidad bárbara
aquellos a quienes vencen.
˜ 189 ˜
Junto a esta prole que todo lo hace a
Felizmente no siempre será el rasgo hip-
fuerza de exterminio podemos descubrir
sográfico de la que pudiéramos llamar for-
en los pueblos cultos la admirable legión de
ma nacional, la acción de guerra, la represa-
los pensadores que todo lo hace a fuerza de
lia brutal de nuestras contiendas civiles, ni
ideas. No llevan cruces, ni condecoraciones
las proezas de nuestro cacicazgo ambicioso,
deslumbrantes en el pecho, y en lugar de la
que estafa la confianza pública con máscara
espada destructora llevan por arma la pala-
de redentor.
bra del tribuno, la paleta o el cincel del artis-
El duro perfil que con tales rasgos resul-
ta, la alocución oral del profesor, o la pluma
ta, puede cambiarse por sustitución de las lí-
en fin del publicista de cuya acerada punta
neas le que so forma, y en vez de la torva faz
se escapan las fuerzas del pensamiento que
de un pueblo guerrero, podemos presentar
van saturando el ambiente social hasta pro-
la suave fisonomía moral, que se compone
ducir tempestades, así como resulta el rayo
de los cuadros que han dejado nuestros pin-
en la atmósfera cargada de fluido eléctrico.
tores, de las creaciones de nuestros poetas,
El pueblo que no tuviera más título de
de las obras de nuestros escultores, de los
orillo que el que se fundara en las hazañas de
trabajos de nuestros jurisconsultos, de los
la “fuerza” no habría logrado romper todavía
discursos de nuestros oradores y en fin de
con la filiación vulgar de los pueblos que pu-
las producciones de todos aquellos que han
diéramos llamar por esa razón pueblos físicas.
llevado consigo algún rayo de gloria con-
En este punto se tocan o se aproximan el conquistador romano con el guerrero
Este es el lugar en que se encuentra D.
etíope, y Sesostris el egipcio con Ahuizotl
Ezequiel Montes, cuya vida es de aquellas que
el azteca.
deben pintarse, más bien que con minuciosi-
Pero no es este el parentesco que honra
dad de líneas y de puntos, con golpes clásicos
a las naciones, sino aquel que se establece
de luz, y como para verse de lejos, porque su-
en las reñidas contiendas del pensamiento
cede con algunas vidas lo que con ciertos cua-
aquel; que por la nobleza de la tarea en que
dros, que cuanto más distantes, se ven mejor.
cooperan al progreso pudiéramos llamar de
No es la primera vez que la biografía ha
pueblos morales.
190
quistado con el pensamiento.
pretendido dejar todo lo que para provecho
Si por algunas faces de nuestra historia
y honra de su patria, hiciera en sesenta y tres
México tiene mucho de la Arabia, felizmen-
años el hombre de que nos vamos a ocupar.
te mucho tiene también de Grecia; porque
Montes tenía como prominente cuali-
en la revuelta sangre que han mezclado en
dad, impresionar siempre con aquel entu-
nuestras venas los progenitores de esta raza,
siasmo y fe que tanto le caracterizaban.
llevamos algo de la vitalidad helénica que
Muchas veces se ha dicho que Montes
nos hace adivinar un encadenamiento cu-
nació en cierto lugar que para el caso a que
yos ocultos eslabones se pierden en los mis-
nos vamos a referir, basta decir que lleva el
terios etnológicos.
nombre de Baños de Taxhidó.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Este error tiene su origen en la índole
Es de observarse que aquellos que por con-
apasionada de Montes a quien perteneció
tratiempos u otros motivos de esa naturaleza
por algún tiempo ese lugar cuyas fuentes,
no logran principiar sus estudios, sino entra-
a juzgar por su propietario, poseían mara-
dos ya en edad y después de haber triunfado
villosas virtudes medicinales. Y tal era la
de todas las complicaciones que prepara la for-
confianza que tuviera en la extraordinaria
tuna, abrazan después con verdadera pasión la
eficacia de aquellas aguas prodigiosas, que
ardua tarea y cosechan luego mejores frutos.
según lo que él mismo refería, sólo por ha-
Tal sucedió con nuestro estudiante, que
berlas tomado reconquistó alguna vez como
en 17 de Junio de aquel año entró en el Co-
por encanto, lo mucho que le hiciera perder
legio de San Ildefonso, donde alcanzó un
de salud una penosa enfermedad.
renombre envidiable tanto por las aptitudes
Cuando un amigo o persona de su es-
que poseía como por la enérgica dedicación
timación se encontraba quebrantado en su
con que se sobreponía a todas las pruebas y
salud, podía esperar de D. Ezequiel la entu-
durezas del aprendizaje.
siasta descripción de los Baños de Taxhidó, el
Desde estos primeros esfuerzos, D.
caluroso elogio de sus raudales, las saluda-
Ezequiel Montes reveló la manera como des-
bles cualidades de aquellas aguas, y por últi-
pués había de conquistar, grado a grado, la
mo la formal excitativa de llevarse al enfer-
prosperidad creciente de su carrera pública.
mo para que se aprovechara de tan preciosa oportunidad. De este modo, muchos llegaron a figurarse que el famoso lugar era el del naci-
Tenía, lo que es necesario para los grandes éxitos, una buena inteligencia, una audacia llena de fe, y sobre todo esto una constancia inquebrantable.
miento del Sr. Montes, que en realidad nació
Como estudiante, el joven Montes de-
en una población del Estado de Querétaro, y
mostró tales méritos; esquivaba el descanso
cuyo nombre es el de Cadereyta, el día 26 de
y dominaba toda tendencia hacia la inercia.
Noviembre de 1820.
Así fue como ejercitó su espíritu en el
Los padres de este varón ilustre fueron
trabajo, y esta gimnástica intelectual hizo
D. Vicente Montes y Doña María Ledesma.
en él un pensamiento ágil, podríamos decir
No fueron muy fáciles y holgadas las
así; ágil para el estudio, para la percepción
condiciones en que Montes pasó los prime-
de las cosas, robusto para soportar sin fatiga
ros años de su vida.
el peso de las prolongadas vigilias y de las
Grandes dificultades se ofrecieron a la
veladas laboriosas.
sazón impidiendo que el niño Ezequiel pu-
Yo siempre he creído que el estudio del
diera recibir los principios ordinarios de la
latín es algo que tienta la perseverancia
educación infantil embargando parte de su
del carácter, algo que pone a prueba la pa-
juventud, que se inició, sin gran provecho,
ciencia del escotar, y con mayor razón para
hasta que pudo pasar a la Capital de la Re-
las naturalezas nerviosas y para los tem-
pública, lo que tuvo lugar el año 1838.
peramentos exaltados. ezequiel montes
191
Y D. Ezequiel, a pesar de todo, supo
greso queretano, cuando tuvo que pasar a la
echarse a cuestas esta multitud de incon-
Cámara Federal, que fue después el campo
venientes, y en incansable consulta con
en que florecieron las dotes extraordinarias
Ovidio, Marcial, Cicerón y Virgilio, llegó a
de que estaba dotado.
pasar por todos los zarzales de este monó-
Este último nombramiento tuvo lugar
tono aprendizaje, hasta merecer, y con jus-
en Octubre de 1851, y aun el joven dipu-
ticia, el título de autoridad en el idioma, por
tado carecía del título profesional, que con-
cuya afición después se hizo característico,
quistó después previos los exámenes de la
un tanto pedantesco, perdóneseme el adje-
Academia de Jurisprudencia, del Colegio de
tivo, y hasta susceptible para las cuestiones
Abogados y de la Suprema Corte de Justicia,
en que se disputara su competencia en este
conforme a las formalidades corrientes en
conocimiento.
aquella época, que remonta al año 1852.
D. Ezequiel entró con valor a los estu-
Cada uno de los adelantos del Sr. Mon-
dios teológicos, y cursó con lucimiento filo-
tes, venía acompañado de alguna conse-
sofía y jurisprudencia.
cuencia provechosa para él. El solo hecho de
Como consecuencia de sus afanes, ob-
su recepción, le valió del Supremo Gobierno
tuvo en 1848, previa oposición, práctica que
una nueva distinción: haber sido nombrado
entonces abría ampliamente las puertas a la
a propuesta en terna de la Junta de Catedrá-
juventud estudiosa, y no tanto a la ignorancia
ticos del entonces Colegio de San Ildefonso,
e ineptitud que el favoritismo prohíja y favo-
profesor de Derecho Romano, después de
rece; obtuvo, previa oposición, repetimos, y a
haber sustentado las oposiciones públicas
propuesta de los catedráticos, el nombramien-
de ley. En tal estado permaneció hasta No-
to en propiedad de Catedrático de Gramática
viembre de 1854.
Latina. Al año siguiente entró en la Academia teórico-práctica de Jurisprudencia. Poco después de estos acontecimientos, pasó a desempeñar el cargo de Diputado a la Legislatura de su Estado, a donde fue llamado por elección popular.
192
Los acontecimientos del Plan de Ayutla encontraron a Don Ezequiel Montes completamente formado como hombre, como abogado y como político. Para las ideas del Señor Montes, había indudablemente cierta afinidad entre su carác-
Aún no se había acabado de formar el
ter y el del grandioso movimiento que tuvo
hombre de ciencia y ya principiaba a signi-
origen en el pueblo antes citado, y cuyo mo-
ficaren la vida pública de su país, siendo de
vimiento venía con su cortejo de grandes co-
notar la tardanza con que D. Ezequiel Mon-
sas, eminentes publicistas políticos notables,
tes principió su carrera científica y la rapi-
héroes patricios, en fin, toda la gran familia
dez con que se inició y prosperó en la vida
de grandezas nacidas del seno fecundísimo de
política, en donde llegó a ser una eminencia.
esa madre común: la revolución.
No habían transcurrido muchos años
Había, hemos dicho, marcada simpatía
desde aquel en que se le designó para el Con-
entre ese espíritu y las grandes ideas que ca-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
racterizaban aquella tempestad social; sin
excepciones, es un síntoma, pásenme aquí
embargo, tal como se dibujó en el horizon-
esta manera de decir, de esos caracteres,
te político, tenía para Don Ezequiel cierta
amantes de la antigüedad y por lo mismo
exaltación que se apartaba de la índole mo-
intolerantes para todo lo que trascienda a
derada, no de su temperamento sino de su
reforma y novedad.
modo de ser político.
El mérito del Señor Montes consiste
Por esta razón le vemos pasar por el car-
tal vez, más que en los triunfos parlamen-
go de Oficial Mayor de la Secretaría de Rela-
tarios, jurídicos, etc., en los que debe haber
ciones Exteriores, a que le llamó Álvarez en
realizado, campeando contra sus mismas
1855, de una manera efímera y como enco-
imperfecciones, contra las tendencias de un
gido, por esa falta de naturalidad que tanto
genio deformado por razones de educación,
se deja ver en aquellos que se encuentran en
y en fin contra los defectos de los primeros
un puesto elevado, como sorprendidos por
impulsos torcidos por el hábito original de
las circunstancias.
principios viciosos.
Poco tiempo desempeñó ese puesto;
Esto nos explica su simpatía por Co-
porque aún no habían transcurrido ni dos
monfort, o mejor dicho, el mutuo acuerdo
meses cuando le encontramos despachando
entre uno y otro. Nos explica también el
en un Juzgado Civil en México, con el título
nombramiento que este último hizo en fa-
de Juez propietario que le expidió el Minis-
vor del Señor Montes para desempeñar una
tro de Justicia Don Benito Juárez.
de las secretarías, y de éstas, la de Justicia
Los antecedentes y aficiones de una
e Instrucción Pública y Negocios eclesiásti-
existencia constituyen los materiales, o me-
cos, y nos explica en fin, la vehemencia y
jor dicho, son los rasgos morales con que se
apasionamiento con que Don Ezequiel de-
alcanza a trazar la fisonomía del carácter de
fendía ante el Congreso todos los actos del
un individuo.
Gobierno, haciendo verdaderas proezas de
Nacido en medio de una sociedad leví-
oratoria, en situaciones difíciles como lo era
tica como Cadereyta, en donde todo tiene
indudablemente aquélla porque atravesaba
el sello religioso y el tradicional apego a las
la administración del general Comonfort.
costumbres impuestas por la acción secular
En este puesto encontramos a nuestro
de un clero dominante, D. Ezequiel, asimiló
biografiado hasta el 7 de Enero de 1867, esto
ese ambiente social, que a su pesar tal vez,
es, un mes antes de quedar formada definiti-
le constituyó un espíritu que no era de los
vamente nuestra Carta fundamental.
que más se acercaban al ideal de aquella revolución.
Son obra suya algunas leyes, como la de 6 de Diciembre de 1857, la de 5 de Enero, 4
Montes ya entrado en edad, principió
de Mayo y 10 de Agosto de 1857 que rigió
sus estudios y en ellos observamos su
aun en ciertos Estados y cuyas leyes cons-
adhesión y gusto decidido por ciertas asig-
tituyen preciosos documentos para que por
naturas: latín, teología, etc., que con pocas
la índole de sus disposiciones se venga en ezequiel montes
193
completo conocimiento del carácter políti-
go que de enviado extraordinario cerca de
co del hombre que es objeto de estos ligeros
la Santa Sede, le confirió el Presidente Don
apuntes.
Ignacio Comonfort.
Poco tiempo después de haber dejado de
Pero los acontecimientos del país ofre-
desempeñar la cartera de Justicia, se encargó
cían la inseguridad de una situación ines-
de la de Relaciones, en la cual duró tres o
table, en que las fuerzas sociales entonces
cuatro de los primeros meses del año 1857.
equilibradas solicitaban al país en uno y otro
Por aquella fecha tuvieron lugar los
sentido, produciendo aquellas terribles osci-
funestos asesinatos de Chiconcuac y San
laciones que elevaron al poder a los hombres
Vicente. A Montes le tocó responder a las
de Ayutla y sobre éstos a los de reacción por
exigencias arbitrarias del gobierno español,
la debilidad de Comonfort.
que pretendía del nuestro la humillante sa-
Fue entonces cuando Montes, que ya
tisfacción que imponía una voluntad abier-
se encontraba en Roma, recibió órdenes de
tamente prevenida contra la causa del parti-
entregar los archivos de la legación a Don
do salvador de la nación.
Agustín Andrés Franco. Montes contestó
Se ha hecho ya vulgar entre nosotros el
dignamente: “No puedo obedecer más que
comprometido lance diplomático en que se
al gobierno interino de Don Benito Juárez”.
encontró uno de nuestros representantes
En 1858, con motivo de la caída del go-
especiales en Madrid, en donde estaba ya
bierno de Comonfort, el señor Montes envió
visto que de nada servirían ni los pruden-
su renuncia de Ministro Plenipotenciario al
tes procedimientos, ni las proposiciones en
Gobierno que a la sazón presidia Juárez; pero
que, por lo que tocaba a México, sometía su
éste no la admitió sino en Abril, después de
responsabilidad al arbitraje internacional;
haber recibido tres renuncias de aquél.
al resultado de un juicio; en fin, a cualquier
En su ausencia, se verificaron las eleccio-
otro medio racional, que pudiera satisfacer
nes de los poderes federales, y la Ley de 21 de
a la justicia.
Noviembre de 1857 declaró al Señor Mon-
Pero todo esto fue inútil; cuando la obse cación se encarniza, tiene una razón violen-
194
tes sexto Magistrado de la Suprema Corte de Justicia.
ta que no discute ni raciocina, pero que atro
No habiendo tomado posesión de ese
pella siempre y alcanza infames triunfos de
cargo por varias razones, entre ellas su au-
hecho sobre la razón pacífica.
sencia y la de haber estado ocupada la Capi-
Montes dictó las medidas más eficaces
tal por las fuerzas emanadas de la rebelión
para averiguar quiénes eran les responsables
que estalló en Enero de 1858, fue electo
de aquellos crímenes, los que una vez descu-
diputado en Marzo de 1861 por el Distrito de
biertos y procesados fueron sentenciados por
Zumpango, decimoséptimo electoral del Es-
las autoridades establecidas en esta Capital.
tado de México.
Don Ezequiel dejó a poco el ministerio
Si Montes hubiera sido como los hom-
que desempeñaba, para cumplir con el car-
bres de cierta época que no queremos ni si-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
quiera mencionar, se hubiese aprovechado
bro de la Cámara Federal, y es fama que en
de todas las ventajas que le proporcionaran
la primera junta que tuvo el 4” Congreso
los dos importantes cargos de cuya posesión
constitucional, fue nombrado presidente
gozaba, sin que para tal conducta fuese un
del mismo por aclamación.
grave obstáculo la disposición constitucio-
Por aquella fecha se verificaron las elec-
nal que prohíbe desempeñar dos cargos de
ciones de Poderes Federales y entre los que
elección popular. Pero Montes era de otros
resultaron designados para desempeñar el
tiempos y se decidió por ser diputado.
cargo de Ministros de la Suprema Corte de
Aun cuando Montes no tuviera más que este solo rasgo, sería lo suficiente para honra suya y de la época en que hechos como estos acontecieron, así como para ejemplo de los gobiernos, que se figuran alcanzar títulos de legalidad con sólo llenar las apariencias de una moralidad falsificada, hollando una constitución viviente en todo lo que sea favorable al poder, pero sin el equilibrio de las garantías individuales que deroga la fuerza del despotismo. A mediados de 1861, recibió Montes del Gobierno la comisión de formar, de acuerdo con un plenipotenciario residente en México, un tratado de amistad, comercio y na-
Justicia nacional, volvemos a encontrar a Don Ezequiel Montes, a quien declaró cuarto Magistrado propietario de aquel tribunal, la Ley de 7 de Enero de 1868. Por el mes de Agosto del año siguiente, esto es, en 1869, fue agraciado con el nombramiento que en su favor hizo el Distrito de Dolores Hidalgo, decimoquinto electoral del Estado de Guanajuato, que lo eligió su representante en la Asamblea nacional, desempeñando idéntica función en Octubre de 1871, por el Distrito de Huichapan del Estado de Hidalgo. Montes fue uno de tantos que abrigaron las más lisonjeras esperanzas y de los que más confiados se mostraron ante las
vegación, entre la República Mexicana y el
grandes promesas de regeneración con que
Reino de Bélgica, de cuyo Gobierno procedía
medró en la conciencia pública el último
aquel funcionario. La obra quedó concluida
plan que echó por tierra el gobierno legal de
después de un mes de trabajos, es decir, en
Don Sebastián Lerdo de Tejada.
20 de Julio, y previas las formalidades de ra-
El señor Montes fue también de los pri-
tificación que son de ley, repromulgó en esta
meros que llamó a su lado uno de los gobier-
Capital en 12 de Marzo de 1862.
nos emanados de aquella revuelta.
Después de estos acontecimientos el
Esto sucedía en los primeros años de la
señor Montes se retiró de México y pasó a
nueva época. Desempeñó la Secretaría de
Mazatlán, en donde permaneció lejos de los
Justicia e Instrucción Pública, y ya sea por
lugares ocupados por el invasor francés.
cualquier otro motivo fácil de comprender
Cuando el orden constitucional se res-
en aquellas circunstancias, o por enferme-
tableció en la República, el hombre de que
dad como pretende alguno de los que se han
nos venimos ocupando fue elegido por el
ocupado de él, lo cierto es que abandonó el
Distrito de Tolimán, Querétaro, para miem-
puesto ya mencionado en 1881. ezequiel montes
195
La personalidad pues del hombre de
Comonfort, Lafragua, Montes y otros,
quien nos hemos ocupado, puede conside-
son unos respecto de los otros como una es-
rarse bajo aspectos diversos.
pecie de anagramas políticos; el fondo era el
Como político, como orador y como hombre de ciencias.
Son hombres éstos que podríamos lla-
No será un tipo acabado bajo ninguno
mar de transición, algo así como crepúscu-
de estos puntos de vista, pero tampoco es
los políticos en cuyos espíritus queda algo
Montes una vulgaridad de esas que tanto
de la oscuridad de un pasado que llega a su
abundan en nuestra historia, y que por des-
ocaso y algo también de los fulgores de un
gracia tercian necesariamente en los anales
porvenir que empieza a amanecer.
de esta Nación. No fue un liberal como Don Ignacio Ramírez por ejemplo, su ilustre compatriota, porque es muy difícil serlo así, cuando el individuo nace en el año de 1820, cuando se respira la atmósfera social hecha por una institución que, como la del clero, ha dejado en México profundas raíces, y que ha tomado posesión lenta y calculada sobre el imperio moral de la sociedad. Porque es muy difícil serlo, cuando se dejan pasar dieciocho años de abandono, y falta de cultura intelectual, cuando se deja cristalizar así el carácter y se adquiere la forma típica tan difícil después de modificar. Se nos dirá que El Nigromante se encontraba en las mismas condiciones, pero es propio observar que aun cuando fuera cierto que la
El carácter de Montes era fruto legítimo de su tiempo. Por eso le vemos siempre ocupando aquellos puestos en que por condiciones especiales la administración tenía todavía algo de común con el pasado, del cual se acababa de emancipar. No era posible cortar bruscamente las relaciones de dos instituciones que tanto de común habían formado entre sí, y donde el gobierno liberal tenía que aproximarse necesariamente al partido clerical, allí se encontraba Montes en carácter; era una cópula de la situación. Entonces comprendía su misión. Pero cuando se le colocó en otras condiciones, entonces sufrió graves errores. Fue Ministro de Instrucción Pública en la Administración de D. Manuel González, y en lugar de afirmar en los establecimientos de educación los
identidad sea exacta, Ramírez era un genio,
modernos sistemas, antes implantados por
y quien dice genio dice todavía, privilegiado.
algún hombre de ciencia y grandes méritos,
Nosotros nos apoderamos de las premi-
D. Ezequiel, como hombre de personalidad,
sas sociales y deducimos esta conclusión:
dio al plan de estudios preparatorios el tono
Don Ezequiel Montes tal como existió, fue
de su espíritu metafísico, con grave perjuicio de
una consecuencia.
la generación que entonces acudía a recibir
No venía organizado para ser un mo-
allí las impresiones primeras de su educación.
delo de liberal moderno, pero siempre qui-
Este es el fondo del hombre a que nos
so serlo. 196
mismo, sólo había diferencias en la forma.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
venimos refiriendo: por eso en casi todo lo
que hemos referido a lo largo de estas consi-
es también quien no rinde las convicciones
deraciones, o mejor dicho, en casi todos los
políticas que son los pertrechos morales que
actos y manifestaciones de su vida, se revela
las causas triunfantes arrebatan a la contra-
el carácter más o menos determinante del
ria causa en cada uno de los traidores y dé-
espíritu de que procedieron.
biles que desertan, menguando la defensa de
Montes era un hombre de corazón, y
su antiguo puesto.
sabía hacerle honor cumplido a sus convic-
Y Montes fue en tiempo del Imperio un
ciones políticas. En un país como éste, en
verdadero héroe. Firme en su dignidad, inu
donde hemos presenciado tantos ejemplos
tiles fueron los alhagos de una corte que
de volubilidad; aquí donde vemos pasar
siquiera en apariencia deslumbraba. Inútiles
a nuestro lado multitud de seres que a ser
las tentaciones y honores que ablandan las
invariables en su carácter, tiempo hace que
resistencias débiles. Mientras que sobra-
debieran pertenecer a la historia; aquí don-
ban los que perdían la nial disimulada pa-
de es fácil señalar individualidades que han
ciencia de ver llegado el instante en que se
dado la cara a todos, los astros levantados
les ofreciera el honor de hacérselos perder,
sobre el horizonte de los sucesos públicos;
aceptando las invitaciones con que las ma-
donde contamos en fin, un buen número de
jestades celebraban las espléndidas y alegres
personajes que se ven siempre sobre todo lo
exequias de la autonomía nacional; mien-
que triunfa, por un fenómeno inexplicable
tras que tantos aspiraban la alta distinción
de estática política, pero que resulta induda-
de ostentar los fuertes colores del esmalte
blemente de la observancia escrupulosa de
con que las órdenes hacían resaltar las cruces
las leyes de la conveniencia; aquí donde tal
propias de aquellas caballerías; mientras que
sucede, Montes puede ser, y es en efecto,
esto acontecía por una parte, vemos a Mon-
un verdadero modelo, un tipo de firmeza, y
tes por otra, como un centinela romano de
bajo este punto de vista, digno de respeto e
su lealtad inquebrantable, encastillado en su
imitación.
firmeza, sitiada día a día por una multitud
Montes no era hombre de armas, y por
inextinguible de tentaciones alhagadoras,
tal razón no se lanzó al campo de la pelea
que se alternaban de cuando en cuando con
en donde encontramos a tantos luchadores
los peligros que el despecho fraguaba como
entre los que muchos inmortales hay por
consecuencia de tan severa negativa.
gracia de una causa que supieron sostener
Con lo que el Imperio gastaba en ban-
con admirable tesón. Pero desde el retiro de
quetes, había para sostener cómodamente
un gabinete, desde el hogar en que se en-
algún servicio público de importancia. ¡Así
cierra el hombre capaz de figurar, se pueden
eran de suntuosos y frecuentes! Y hacían
sostener también heroicas luchas; porque
bien, era un medio diplomático que traía en
si es valiente aquel que disputa al enemigo
su programa la monarquía.
el fuerte y los pertrechos de guerra que se
Si la libertad perdió muchos hijos he-
encuentran confiados a su guarda, valiente
roicos en los campos de batalla, muchos ezequiel montes
197
aunque no heroicos perdió también en las
natural el esmero de que era objeto; una voz
mesas de convite. Por esa razón, Montes ni
rica en inflexiones, y por último, aquel con-
siquiera se dignaba contestar a las pomposas
junto imponente de patriarca, que con tan-
invitaciones que recibía de los soberanos; no
ta razón impresionó al ignorado observador
quería rendirse a digestión.
a quien se debe la exacta denominación con
Harto el Imperio de tantos desdenes, resolvió atropellarlo. En Septiembre de 1863,
A todo esto agregaremos un tempera-
sufrió la violación de su domicilio, una ri-
mento verdaderamente meridional, una
gurosa prisión y un destierro a Francia, que
época tempestuosa y otras circunstancias
concluyó con la caída del Imperio.
propicias, y comprenderemos hasta qué
Sólo después de este acontecimiento
punto era lógico que Montes se distinguie-
volvió Montes a esta patria a la que regre-
ra en los combates parlamentarios. Siempre
sáis por la misma razón que le había obliga-
oportuno y dispuesto a la discusión, poseía
do a abandonarla; es decir, por amor a ella.
ventajas evidentes sobre muchos de los ora-
Montes tiene gran fama de orador. Al-
dores contemporáneos, entre quienes los
gún biógrafo, por cierto no muy parcial, y
hubo muy notables, temibles al primer em-
que tiene especiales razones para tributarle
puje, pero que por su escasa práctica en la
todos los elogios con que el reconocimien-
improvisación, por las dificultades con que
to se satisface, ha dicho que Montes era en
salvaban la situación de una réplica en que
la tribuna como Cicerón, como Gladstone,
falta lugar para la preparación, fueron lla-
como Disraeli, etc. Si es justo reconocer los
mados graciosamente por Guillermo Prieto:
fueros de la gratitud, también es justo se-
fusiles de un tiro.
ñalar dónde hay una exageración del senti-
Pero esa vehemencia que fuera uno de
miento. Pero conste que era un orador, y ya
los elementos más preciosos del arte en que
sea que el orador nazca o se haga, cierto es
tanto se distinguió nuestro hombre, llegaba
que Montes había nacido con cualidades de
en ocasiones hasta la exaltación estéril.
tal, así como que había perfeccionado su vocación en el estudio de los mejores autores.
198
que después se le ha conocido, El Profeta.
Miembro de la Cámara, durante la presidencia del Sr. Lerdo, se desataba en apasio-
Como admirador de todo lo clásico, y
nados desahogos, contra las incorrecciones
particularmente de Cicerón, gustaba de la
de su administración. Entonces los diputados
oratoria, caracterizado por las formas palpi-
gozaban de libertad parlamentaría; porque a
tantes y tempestuosas de la catilinaria.
pesar de todas las faltas de aquel Gobierno,
Tenía lo que podríamos llamar la estéti-
conservó siempre el decoro que no le permi-
ca escultural del orador. Un cuerpo hercúleo
tiera pisotear los derechos públicos, sensible
y bien proporcionado; una cabeza hermosa,
a la noble repugnancia de convertirse en
un rostro en que dominaban las facciones
enemigo del pensamiento.
enérgicas de su fisonomía severa y varonil-
Montes, indignado por lo que encon-
una barba poblada y profusa, en que parecía
traba de criticable y merecedor de reproche,
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
levantó una vez la poderosa palabra, en-
discusión era seguro que el señor Montos
rostrando a la administración sus manejos
tenía un latinajo alusivo.
ilegales, pero con tanto ardor, que se dejaba
Su memoria era asombrosa y esta notable
traslucir la exaltación que neutraliza en el
cualidad influyó poderosamente en los éxitos
ánimo el efecto de la convicción. Cuando
logrados como orador. Bastábale un ligero ejer-
comunicaron al Presidente aquel suceso,
cicio de atención, para apoderarse de cláusu-
Lerdo contestó como convenía a un méri-
las, frases y oraciones latinas que después re-
to: “Siempre he creído que al Sr. Montes no se
producía con cierto aire de justa vanidad.
le debe hacer caso”. Habrá despecho en estas palabras, pero también hay grandeza.
Siendo Magistrado de la Suprema Corte de Justicia, D. Ezequiel aprovechaba las
No sería posible recordar aquí las mu-
oportunidades que a cada paso presentaba
chas oraciones que tanto éxito le hicieron
la jurisprudencia, para derrochar, digámos-
alcanzar en la tribuna, ni hacer un detenido
le así, aquella erudición monstruosa que a
estudio de las principales piezas que guardan
veces le valía alguna broma de cierto colega
los anales del debate, asociadas al recuerdo
festivo que anunciaba graciosamente cada
de los acontecimientos más importantes de
vez que se planteaba una cuestión jurídica,
nuestro país en aquellas épocas en que las
anunciaba, decimos, la terrible oportunidad
criaturas del derecho público desgarraban
y exuberancia clásica del compañero Mon-
para nacer el seno de la patria que se agitaba
tes, a quien si guardaba silencio, lo cual era
en las dolorosas convulsiones de aquel parto
muy raro, le provocaba al efecto, excitando
difícil de la libertad.
el buen humor de los severos magistrados.
Don Ezequiel fue un buen abogado.
Si la memoria era un don natural en la
Bastante apegado a las fuentes clásicas del
persona de que nos ocupamos, no hay duda
derecho, sacrificó gran parte de su actividad
que la fomentó después con ejercicios asom-
intelectual al estudio del Digesto, Novelas,
brosos de esa facultad.
Pandectas, etc., que le dieron fama de eminente latinista y abogado distinguido.
Prueba de esto que venimos asegurando, es el siguiente episodio que todavía conser-
En su carrera profesional, se pueden
va el recuerdo de aquellos que le conocieron.
contar algunos negocios célebres patrocina-
Desde algunos días atrás, alguien había
dos por él y ganados a costa de grandes es-
observado en el Palacio de Justicia, que el Sr.
fuerzos Montes adquirió una buena fortuna
Montes entretenía los momentos que por lo
ejerciendo la profesión.
general preceden a aquel en que se reúnen
Era tal su afición para todo aquello que
los miembros de un tribunal colegiado, en
se relacionara con el latín, que era proverbial
pasear a usanza de colegial, por los corre-
la facilidad con que llegó a confiar a la me-
dores del piso en que se encontraba la Sala,
moria pasajes numerosísimos de los autores
embargado por la atenta lectura de un libro.
que constituían su biblioteca favorita. Para
Picada la curiosidad del observador, se acerca
todas las cuestiones en que se ofrecía una
un día a él y le dice. ezequiel montes
199
—Compañero, hace tiempo que me vie-
Montes hizo un buen capital, pero sólo
ne interesando ese librito que tantas veces y
a fuerza de trabajo y economías. Ocupó dis-
con tanto empeño consulta vd.; ¿quiere vd.
tinguidos puestos, y siempre los debió a su
decirme qué obra es y qué hace vd. con ella?
mérito, y no a la adulación rastrera ni a la
D. Ezequiel pasó entonces a manos del primero, una edición diminuta, tipo diamante, agregando estas palabras: —Es la Iliada; la estoy aprendiendo de memoria. Algún personaje, digno de toda fe y crédito, nos ha asegurado que entre las hazañas
Con tales principios se comprenderá hasta qué punto puede haber influido la enfermedad de que habla un biógrafo, para separarse de un gobierno que fue modelo de… limpieza y no por otra cosa sino porque todo lo dejó bien limpio.
de aquella memoria, se recuerda también
Y es tanto más hermosa la honradez
la de haber conservado grandes fragmentos
de Montes, cuanto que su generosidad fue
de Marcial, su poeta favorito, de quien pa-
grande y singular.
rece haber hecho una magnífica versión al castellano, que dedicó a D. Ignacio Ramírez.
Cuéntase de él este rasgo que le hace mucho honor.
Permítansenos algunos rasgos más para
Una persona que figura en la política
concluir este bosquejo, ya que para retrato
actual, (1891) se encontraba en la más crí-
falta tanta luz, y queda todavía tanta som-
tica situación a pesar de los esfuerzos que
bra que disipar.
había hecho por salir de las dificultades en
Lo que pretendemos agregar, es un justo
que se hallaba a la sazón. Tenía este hombre
homenaje al hombre de acrisolada honra-
una buena ilustración y una capacidad que
dez, que con tanta limpieza se mantuvo en
después se han utilizado en ciertos servicios
todas las ocasiones que a su reputación se
públicos.
ofrecieran para salir ileso.
Tal era la pobreza de aquella persona, que
Ser honrado es un título de grandeza que
se vio en alguna ocasión en la necesidad de
contrasta de un modo notable, con cierta
alimentarse con la escasa ración que adquiría
moralidad judía de especuladores sin pudor,
mediante una pequeña cantidad de dinero.
que prosperan a fuerza de sucias combina-
Sin fuerzas para vencer esa mortifica-
ciones disimuladas con esta denominación
ción, fácil de comprender en una persona
lícita de contratos; con tanto personaje que
de educación que se resiste a ocurrir a los
ha hecho cera y pabilo de los dineros públi-
más humildes figones, en que la lista es ba-
cos para engordar antes su patrimonio, y
rata, prefería encerrarse en su habitación
comprar lenguas menguadas que estropean-
para cumplir sin testigos importunos con la
do la verdad, prostituyen toda sinceridad
imperiosa necesidad del hambre que apenas
pública haciendo de lo que es mísera rapiña,
tenía con que satisfacerse.
ejemplo incomparable de honradez administrativa. 200
recomendación que ampara las nulidades.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Y una vez, sentado junto a una humilde mesa, devorando por decir así, el triste
alimento del día, y la amargura de no poder confiar en un cambio de fortuna, le sorpren-
—Señor, yo no puedo aceptar una cantidad que me será imposible devolver.
dió la inesperada presencia de un personaje a
—Pierda usted cuidado, repuso D. Es-
quien en esos momentos consideraba como
equiel; si le falta a usted modo de vivir, yo
a un molesto espectador de su desgracia.
me encargo desde ahora de su porvenir.
—¡Ah! ¿es usted, D. Ezequiel?… Dijo nuestro hombre, un tanto confuso y desconcertado. —Sí, yo soy, señor V... pero no hay por qué apenarse con mi visita; hágame la señalada distinción de aceptar esta suma. Y diciendo esto, depositó el señor Montos, pues no era otro, dos billetes de a cien pesos en la mano del menesteroso.
Poco después V. desempeñaba un puesto en la Administración. Tal es el hombre que bajó al sepulcro el día 5 de Enero de 1883. Gabriel González Mier
¡ ngel Albino Corzo 1816-1875
I El
despertaba rasgando la niebla que
sacaban sus brazos descarnados y se incli-
envolvía a San Cristóbal Las Casas. Un pol-
naban como enfermos en las copas de los
villo ceniciento que a muy corto distancia
saúcos, de las malvas y las maravillas que
hacía distinguir los objetos, se cernía en
crecían en la calle por la dilatada ausencia
los rayos. Por en medio de la plazuela pro-
de los habitantes. El frontispicio desperta-
yectaba su sombra la iglesia de la Caridad
ba en la memoria algo de asolador que se
y llegaba a la calle y las casas del frente. El
había hospedado ahí: las aristas dentadas,
frío, apenas salvada la escalinata de la puer-
los chapiteles desmoronados, las puertas
ta mayor, hería haciendo tiritar. El césped
hechas una criba, los frisos, las ménsulas y
estaba cargado de rocío y mojada la tierra de
las frondas mutilados por los proyectiles.
las diagonales trazadas por el tránsito entre
En el atrio había girones de papel mordidos
una encrucijada y la opuesta. Del suelo se
por el soldado durante el sitio, con la huella
desprendía vaho y las canales goteaban el
del fogonazo del fusil y oliendo a pólvora.
hielo que se derretía en los tejados ya viejos
Una culebrina clavada yacía en tierra y al
y musgosos. Los feligreses comenzaban a sa-
lado las cureñas y el atacador ya calvo por
lir de misa. Mi hermano Herminio me con-
el uso. El templo abierto y abandonado exhibía
ducía de la mano. Luego que nos acogimos
su desnudez: cuarteadas las bóvedas, solos
al sol contemplamos la parroquia de Santo
los altares, corridas las cortinas de los ni-
Domingo, cerca de la Caridad. La iglesia
chos, profanados los santos, secas las pilas
aparecía infundiendo majestad; el atrio ro-
de agua bendita, hecho trizas el órgano del
deado de trincheras picadas de claraboyas;
coro, vacías las poltronas de los Dominicos
un baluarte ostentaba su esqueleto de pino
y allá en el fondo del recinto imponía respe-
en la esquina del Cerrillo; sobre la pared del
to el retablo por el olor a laurel que soplaba
convento hacia Mexicanos y el Molino los
de la sacristía, donde los atriles tenían polvo
durazneros, los membrillos y las higueras
ya los misales, los sobrepellices, los bonetes
sol
˜ 203 ˜
y las casullas los bahía picado la polilla. Y
merezco ese cruel castigo. Ten piedad de mí,
cuando uno daba las espaldas a todos aque-
Niño bonito. Sálvalos, si no quieres que yo
llos despojos sagrados, las pisadas y la voz
muera. Cúbrelos con tu manto a los ojos del
se repercutían y una atmósfera de tristeza
enemigo, para que salgan con vida. ¿Lo ha-
oprimía el alma haciendo callar y pensar.
rás, Niño milagroso?”
Otra mañana, apenas estuve en pie, con
El ruido cesó, repicaron a vuelo las cam-
los brazos cruzados y uncido de humildad y
panas de las iglesias y la gente comenzó a
amor di los buenos días a mi madre. Lloraba,
pasar en tropel por la calle. Mi madre de
se enjugó las lágrimas, me besó en la frente
tanta angustia, perdió el sentido, y yo di un
y sorprendido me refugié en su regazo. Vi
grito de espanto y quise hablarle; pero me
las puertas cerradas y una nube de tristeza
ahogó el llanto. Llamaron fuertemente a la
en los semblantes de dos jóvenes que eran
puerta, y un hombre, con cierto aire mar-
como mis hermanas. De súbito me encontré
cial y de triunfo, de bigotes que le cubrían
sólo, sentí miedo y eché a correr hacia el ro-
la cara, entró conduciendo de la mano a dos
sal y las hortensias que ornaban un arco del
niños y acercándose a mi madre que volvía
corredor, y grité:
en sí, le dijo:
—¡Herminio! ¡Efrén!
—Aquí tienes a tus hijos.
—No están, mi chiquitito —me respon-
—¿Mis hijos? ¡Ah!… sí, son ellos. ¡Dios
dió mi madre. —Sí están.
204
mío, qué grande eres! Y sollozó de alegría ante el salvador,
Entonces me cogió en sus brazos y si-
palpándoles el cuerpo a los dos pequeñitos,
guió llorando. Afuera y lejos se oía un ruido
para cerciorarse de que no estaban heridos,
indefinible como de que se rasgaba el cielo y
y quiso comérselos a besos.
se iba haciendo ensordecedor y parecía ex-
Otra vez, una mañana también, un
tenderse. A intervalos lo interrumpía algo
puñado de jóvenes esperaban en el atrio de
así como un retumbo, como un rugido, lue-
Santo Domingo que se abriera la puerta del
go dos, tres y más a la vez, y en seguida una
convento, una puerta abierta recientemen-
confusión de estruendos que causaban pa-
te arriba de la cual se leía: Instituto Científico
vor. Mi madre se precipitó al oratorio y nos
y Literario del Estado. Todo estaba transfor-
hincamos ante una repisa donde un Niño
mado: el fortín había desaparecido, las cla-
Dios, rubio y hermoso, con túnica de raso
raboyas de la pared estaban tapiadas, los
celeste, parecía escucharnos. Mi madre so-
árboles ya no sacaban sus brazos a la calle,
llozante y loca de dolor imploraba en alta
el edificio había sido renovado, la iglesia es-
voz el auxilio divino. “Tú, Niño, salvarás
taba cerrada. Las llaves sonaron en manos
de las balas a mis hijos: en tus manos los
del bedel, las puertas se abrieron de par en
pongo. De ti penden sus vidas y que vuel-
par y todos quisieron ser los primeros en en-
va yo a mirarlos buenos como me los diste.
trar; entonces en el pasillo sentí el mismo
Tú sabes lo que haces. He sido buena y no
intenso frío que aquella primera mañana
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
pero me encontraba alegre y veía otro mun-
18 de Octubre, al presentar batalla en Gua-
do en mi derredor. Contemplaba la banca de
dalupe, los expuso a las balas enemigas. El
los pasantes de mínimos, en frente la de los
teniente coronel Julián Grajales, al mando
de mayores, la escalera ancha y tendida del
de 700 hombres, lo batió y lo venció. Este
piso alto, en su antiguo lugar aún y ya sin
soldado, disparando pocos tiros, ganó la
telarañas las pinturas de escenas religiosas,
cumbre y fue el salvador de los dos niños.
las celdas convertidas en cátedras y los es-
¿Y aquella última mañana? Se hacía la
tudiantes de las clases superiores paseándo-
luz en las conciencias donde había reinado
se por los corredores del segundo piso y a
la noche; pero el sol iba en su ocaso: D. Án-
una voz estudiando de memoria la lección,
gel Albino Corzo no figuraba ya en la políti-
como si oficiaran los Dominicos en el coro
ca del Estado.
abandonado de la iglesia. De aquellos días a los actuales ha transcurrido largo tiempo.
II Sus padres D. Francisco Corzo y la Sra.
Ahora, lejos de aquel lugar, cuando me
Doña María del Carmen Castillejo, eran
acongoja el olvido y la ausencia, me he in
unos ancianos de costumbres puritanas, mi-
terrogado: ¿Qué representaba el cuadro
tad agricultores y mitad comerciantes. Án-
asolador de aquella primera mañana? Los
gel Albino, hecha su instrucción en Chiapas,
padres de Santo Domingo y San Francisco,
pasó de interno a la Universidad Nacional
a la cabeza el obispo Carlos María Colina,
de San Cristóbal, la cual tenía por abogado
habían huido a Guatemala por el cumpli-
y patrón a San Agustín, la dirigía el claustro
miento de las Leyes de Reforma en Chiapas,
pleno y desempeñaban las cátedras, las ór-
bajo el gobierno de D. Ángel Albino Corzo.
denes de Santo Domingo y San Francisco. A
En Enero de 1864 se fortificaron Fray Víc-
los siete años de estudios, después de haber
tor Chanona y Juan Ortega en la iglesia de
caminado bien por la vía ancha de los pre-
Santo Domingo para sostener el Imperio
paratorios que en su término se ramificaban
y resistir a las fuerzas liberales; después de
en las carreras del sacerdocio, la abogacía y
once días de sitio, los defensores de Maxi-
la medicina, estuvo por elegir la que iba con
miliano lo rompieron de la noche a la ma-
sus ideas; pero sus padres y profesores que-
ñana abandonando todo. ¿Dónde habían
rían la del sacerdocio. Un día, el estudiante
ido aquellos dos niños? En 1866 el teniente
se presenta a D. Francisco y le dice:
coronel Miguel Utrilla se pronunció con 200
—De ninguna manera recibo las órde-
hombres contra D. Pantaleón Domínguez,
nes eclesiásticas, porque no tengo vocación
exigió a Dona Francisca Moreno 300 pesos,
para ellas; quiero la abogacía.
y no pudiendo satisfacerlos, le tomó a dos
—Elige: o te pones los hábitos o te lan-
de sus hijos, el mayorcito de siete años de
zas a comerciar por Tabasco —gritó más
edad, y después de hacerlos andar muchas
que dijo su padre, para quien ser sacerdote
leguas por caminos pedregosos y cerros, el
era lo mismo que hacerse santo. ángel albino corzo
207
208
Luego de unas cuantas idas y venidas
hizo prefecto de Tuxtla y tomó camino para
vendiendo efectos de Chiapas en San Juan
San Cristóbal, dejando la renuncia absoluta
Bautista, y comprando allí de los de más
atrás. Con éste motivo decía Ángel Albino
consumo en Chiapas, el joven llegó enfermo
ya hecho un político: “Los hijos heredan lo
a la casa paterna, pero sin variar de parecer,
bueno y lo malo de los padres. En mí he vis-
resuelto a todo, menos a tomar los hábitos;
to la razón que tenía mi finado padre para
entonces D. Francisco lo desterró a una de
no servir. Es probable que si hubiera servido
sus fincas. Andando esta vida, contrajo ma-
en la prefectura y en otros puestos, se le hu-
trimonio con Doña Zaragoza Ruiz en 1840.
biera correspondido con la misma infamia e
Transcurridos los dos años de ley que eximía
ingratitud que a mí”. Y era la verdad: su vida
a los recién casados de cargos consejiles, Án-
fue de pura lucha contra los reaccionarios y
gel Albino fue nombrado alcalde 1º de Chia-
mil ambiciosos a quienes había hecho gen-
pas. Una vez que puso los pies en el terreno
tes. Por eso le decía su suegro D. Domingo
escabroso de la cosa pública, subió de prisa
Ruiz, un liberal furibundo y reverenciado
por sus muchas prendas personales los esca-
por el pueblo: “Tengo sabido por experiencia
lones todos que van a dar al Poder Ejecutivo.
propia que el hombre de bien en los desti-
De Alcalde pasó a depositario de bienes pro-
nos más es lo que pierde que lo que gana”.
pios, presidente municipal, jefe político, te-
Aceptó la Tesorería general a ruego de sus
sorero general del Estado, diputado, capitán
profesores de la Universidad. ¿Qué hizo?
de la Guardia Nacional, comandante mili-
Lo refiere él con la mayor ingenuidad:...
tar y gobernador. Nunca la rectitud tuvo en
“en el desempeño del destino trabajé lo que
lo privado y en público representante más
era posible. Mis cuentas se publicaban por
íntegro: si vivía vida pública, estaba por
la prensa todos los meses: pueden verse. Si
todo género de mejoras materiales, por el
no se encuentra algo que elogiar, sí orden y
acatamiento de las leyes, por el respeto a la
exactitud, legalidad y algo que imitar”.
autoridad y por encima de todo esto por el
Diputado a la legislatura desde 1849 a
patriotismo en consorcio con el progreso; si
1850, fue velador de los intereses del pueblo
vivía vida privada, sus deberes de ciudadano
que le había elegido: por su iniciativa Chia-
iban a la vanguardia de sus actos como ami-
pas se hizo Departamento en 1849; consi-
go, esposo e hijo; pero en pago no recibió
guió del Gobierno el reintegro de cerca de
más que decepciones.
tres mil pesos gastados en la revolución de
Su padre tenía horror a los destinos
1848, siendo él uno de los principales acree-
con que le honraban. Salió electo alcalde en
dores, para dedicarlos en mejoras materiales
Chiapas y malvendió sus fincas y se trasladó
de primera necesidad; la Guardia Nacional
a Tuxtla para no desempeñar el cargo; a los
fue exceptuada del pago de contribución y
tres años de residencia en Tuxtla, se le nom-
procuró que hubiese el mayor número po-
bró regidor y tornó a malbaratar sus fincas y
sible de escuelas. Un D. Salvador Piñeiro
regresó a Chiapas huyendo del puesto; se le
propuso en una de esas legislaturas que se
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
destinara a sueldos de diputados el pago de
gos”. El 8 de Marzo de 1853, de nuevo dejó
un peso por cabeza de ganado vacuno que
su digno puesto y con la misma tropa hizo
se vendiese en tajos para el consumo y del
correr en Tuxtla a Carlos Zebadúa. El Gene-
caballar y mular que se extrajera del Estado;
ral Meléndez retrocedió con sus 400 hom-
Corzo refutó la iniciativa y fue desechada,
bres bien armados al acercarse a Chiapas por
porque, dice él, “los diputados no tratába-
la actitud de Corzo, que como jefe político
mos de nuestro propio interés”. Se echó de
reunió en pocos días otros tantos soldados
enemigo implacable a José María Chacón,
para hacer frente al defensor de Santa-An-
un tradicional cacique de Soconusco más
na en el Estado. Pronunciado Juchitán por
patriota en Guatemala que en México, cuya
el Plan de Ayutla, los jefes del movimiento
descendencia ha tomado el apellido de Esco-
entraron en relaciones con D. Ángel para
bar, porque no le aprobó el expediente de sus
que les prestase ayuda contra Tehuantepec,
cuentas que el Gobierno pasó a la Legisla-
fiel al Gobierno; y les situó en su hacienda
tura. “Muy distante estaba yo —escribe D.
San José, armas y municiones costeados
Ángel— de hacer el cambio de mis deberes
por los Sres. Domingo Ruiz, Juan Pola y él,
por la conquista de alguna amistad”. Sien-
mientras que con ayuda de D. Matías Cas-
do diputado hubo uno que otro pronun-
tellanos el Estado se hacia eco del plan. El
ciamiento contra el Gobierno establecido
1º de Septiembre de 1865, Chiapa declaró
del Sr. Femando N. Maldonado; abandonó
solemnemente adherirse a él, acaudillada
su asiento del Congreso y a la cabeza de la
por Corzo, que era el primer jefe del movi-
Guardia Nacional de Chiapas, que había
miento regenerador del Estado. La revolu-
organizado en 1846 como Presidente de la
ción prendió fuego en Tuxtla, Pichucalco,
municipalidad, derrotó en el Pot a Cristó-
Tapachula, y al generalizarse se pusieron
bal Figueroa y José Gabriel Esquinca. “En la
en precipitada fuga los agentes de su Alte-
función de armas que tuvimos en esta vez
za Serenísima, los Sres. Clemente Francisco
en el cerro Pot —escribe— recibí una con-
Robles y Juan Pablo Franco: entonces D. Ni-
tusión en la rodilla derecha que no quise dar
colás Fernando Maldonado, de San Cristó-
a conocer ese día, sin embargo de su grave-
bal, pasó a Chiapas y entregó el Gobierno
dad, para no afligir más a mi familia. Padecí
a Corzo el 20 de Octubre. D. Ignacio Co-
dos meses, y todos quedaron en la creencia
monfort le escribía desde México el 12 de
que había sido golpe dado por un caballo,
Diciembre, encargado provisionalmente de
porque así lo hice entender con aquel fin y
la Presidencia de la República: “Estoy pro-
con el de no pasarla como valiente, porque
fundamente convencido de que sin la coo-
ésta es la nota que se les da a los heridos en
peración de todos los buenos mexicanos, me
campaña, aunque se porten como cobardes.
será imposible proceder con éxito y acierto
Yo me conduje en esa vez como en otras,
en los grandes negocios públicos de qne de-
impulsado únicamente del deber, temiendo
pende el porvenir del país, y confío en que
más que al enemigo, la crítica de mis ami-
vd. me prestará la suya, pues habiéndome ángel albino corzo
209
210
dado pruebas de estimación, debo esperar
Diciembre al Ministro de Fomento, Colo-
que no me las negará ahora, que más que
nización, Industria y Comercio, para que
nunca necesita de ellas su afimo., servidor
elevara a puertos de altura los de Ventosa
y amigo”. Y Lafragua, Ministro de Gober-
y Coatzacoalcos. Al siguiente ano 1856, es-
nación, le hablaba el 15 de Diciembre de re-
tableció una Escuela Normal de indígenas,
mitirle el programa del nuevo Gobierno, de
la primera en la República; envió jóvenes
no retroceder en nada del Plan de Ayutla,
del Estado a la Escuela de Artes y Oficios
de no hacerse ilusorias las promesas de la
de México; hizo reconocer el río Quechula,
revolución, de la ley de imprenta y de garan-
por si se podía hacer navegable; levantó el
tías individuales, del estatuto orgánico y de
mapa del Estado, se opuso abiertamente a
que le informase de cuantas medidas creye-
la anexión de dieciséis pueblos de Chiapas a
ra conducentes a la mejora del Estado para
Tabasco, a pedimento del Gobierno de este
ayudarle. Apenas tomó posesión, instaló el
Estado, que no daba más razón para pre-
Consejo de Gobierno el 20 de Noviembre,
tenderlo, que la irregularidad de sus límites;
estableció los tribunales de justicia y orga-
sostuvo la revocación de nombramientos
nizó la Hacienda Pública. En la Tesorería no
hechos de Juez de Distrito y Promotor Fis-
había encontrado fondos para subvenir a la
cal en Juan Pablo Franco y Clemente Fran-
más pequeña necesidad del Estado, ni aun
cisco Robles, enemigos a muerte del Plan de
recado de escribir en el Palacio. Daba miedo
Ayutla; redujo a 147 hombres la fuerza del
la miseria: se había pagado de tiempo atrás
Estado, expidió un decreto para establecer el
hasta por la luz. A pesar de que el presu-
estudio y explotación de la minería, exigien-
puesto de egresos no podía llenarse, y de la
do un joven a cada Departamento y mandó
moralizadora opinión de D. Martín Queza-
150 soldados a Puebla (en jefe D. Fernando
da, Secretario de Gobierno de la Adminis-
Castañón), para atacar a los reaccionarios, si
tración caída, que pregonaba era el dinero
bien regresaron de la frontera por la derrota
el regulador de todas las cosas, Corzo abolió
de éstos. Gobernando Juárez en Oaxaca, le
algunos impuestos, redujo la planta de em-
escribía el 6 de Marzo de 1856: “Muy hon-
pleados, puso en receso la tropa, hizo que las
roso es para vd. y para el Estado que dig-
vías de responsabilidad en el Poder Judicial,
namente gobierna, esta patriótica medida,
fuesen tan expeditas y seguras, que pudiera
pues es, por cierto, la primera vez que Chia-
la miseria misma atravesarlas sin tropiezo
pas hace marchar sus hijos a larga distancia
para alcanzar justicia; ministró fondos a la
para defender la causa de la libertad. Siento
Universidad por decreto de 7 de Diciembre:
mucho que en Soconusco se te llame a vd.
barrió con el uso oficial de que los maestros
la atención por los conatos de sedición del
de escuela de los pueblos cobrasen las con-
Prefecto Chacón; pero me consuela el buen
tribuciones e hiciesen las elecciones en ellos,
sentido de esos pueblos”. En efecto, aquel
y apoyó cerca del Presidente la solicitud de
Chacón de las cuentas se había levantado
las autoridades de Tehuantcpec, hecha en
en armas proclamando en territorio al Soco-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
nusco, del que sería autoridad suprema un
armas en la mano, aunque se derramara la
tal Cristóbal Salas. A la causa venía unido
sangre chiapaneca, al Gobierno de D. Ángel
Juan Ortega, quien la dignificaba con el he-
Albino Corzo por ser el proclamado en el
cho de haberse fugado a Guatemala en 1855,
Estado. Se instaló el Congreso Constituyen-
llevándose libros de cuentas, documentos y
te el 22 de Agosto de 1857, que decretó la
fondos, siendo administrador de rentas de
Constitución del Estado. Casi la Adminis-
Comitán. D. Ángel marchó a Soconusco;
tración se sostenía por patriotismo, pues los
los facciosos abandonaron el campo, y su
reaccionarios volvían a alzar cabeza y apare-
presencia en Tapachula pacificó el Departa-
cían imponentes dentro y fuera de Chiapas.
mento. A Ortega no le quedó experiencia y
Retirado Corzo del Poder por enfermedad,
reincidió invadiendo el Estado una que otra
lo sustituía D. Matías Castellanos, a quien
vez; pero con tan mala suerte, que siempre
juzgaba Juárez como “hombre de profundas
tuvo un pie en Guatemala y el otro en Chia-
convicciones”, y decretaba el 26 de Abril de
pas, no obstante que Carrera le daba bríos.
1858 que D. Ángel en su grado de Coronel
Es probable que Comonfort estuviese al
era Comandante en Jefe de las fuerzas que
tanto de esto, porque en carta de 9 de Enero
del Estado operarían sobre los rebeldes de
de 1856, en una postdata de su puño y le-
Tabasco, porque era persona conocida y
tra, le decía a Corzo: “Personas respetables
de acreditada moralidad, desinterés y acierto.
y bien relacionadas en ese Estado, me han
El Sr. Simón Sarlat, Comandante Militar y
asegurado que puede estallar en él un movi-
Gobernador de Tabasco, sostenía el Plan de
miento, que aunque de carácter local, puede
Tacubaya y encarcelaba, vejaba y perseguía
tener una ramificación política que ha pare-
a los que no eran partidarios de sus ideas.
cido conveniente advertirlo a vd. para que
Avistado en Santa Anita Corzo, el 4 de Oc-
esté con suma vigilancia, porque los reac-
tubre de 1853 retó a Sarlat para que saliese
cionarios no perdonan medio para trastor-
fuera de San Juan Bautista y decidiesen la
nar el orden”. La ramificación consistía en
cuestión en batalla.
la connivencia con Ortega de José Leonar-
D. Simón tuvo una salida de pie de ban-
do Pineda, Juan José Bermúdez, Clemente
co contestando que si reconocían la Cons-
Francisco Robles, Manuel María Esponda,
titución los pueblos de Tabasco era por el
José Trejo y Zepeda y Julián Grajales, para
terror de las armas con que Corzo había in-
proclamar en oportunidades la reacción en
vadido el Estado. A los dos días de fuego nu-
Chiapas. Y Lafragua le escribía el 26 de Ene-
trido sobre la plaza sitiada y víspera del asal-
ro de 1856: “Descanse vd. plenamente en la
to, Sarlat provocó a D. Ángel a celebrar una
firmeza del Gobierno y ayúdenos a salir de
capitulación, en virtud de la cual las fuerzas
la situación; que si salimos bien de ella, todo
de Chiapas ocuparon San Juan Bautista,
lo demás será muy realizable”. Los liberales
ya rendido el enemigo y sumiso a entregar
de Pichucalco el 4 de Octubre de 1856 hi-
las armas. Por nombramiento del Supremo
cieron protesta solemne de sostener con las
Gobierno, Corzo era ya Comandante de la ángel albino corzo
211
212
brigada constitucional de Chiapas, Tabasco
25 de Agosto de 1859: “Ya habrá V. visto los
y Yucatán. Y fue cortos días Gobernador de
decretos de reforma que expedí en el mes de
Tabasco, porque a juicio de Juárez no mere-
Julio último. Es necesario que ponga V. en
cía el Sr. Dueñas la confianza completa de
juego toda su energía y actividad para hacer
los liberales De vuelta a Chiapas y encar-
que esas disposiciones se ejecuten en todos
gado nuevamente del Gobierno, resuelto a
sus puntos. Si ese obispo expide edictos o
cumplir las Leyes de Reforma, recibió una
pastorales subversivos excitando a la desobe-
comunicación de Ocampo el 29 de Septiem-
diencia a la ley y las autoridades, sáquelo
bre de 1859 en la que le decía: “Impuesto el
V. inmediatamente desterrado fuera de la
E. S. Presidente del oficio de V. E., fecha 31
República por Tabasco, dando cuenta de
del próximo pasado Agosto, en que indica
haberlo hecho así y de los motivos en que
sus temores de que el clero de ese Estado
funde su providencia”. El 13 de Octubre in-
provoque una sedición con motivo de las
sistía: “Al Obispo debe V. mandarlo prender
Leyes de Reforma expedidas por el Supremo
y remitirlo para este puerto, por la vía de Ta-
Gobierno, y manifiesta su resolución de ha-
basco, lo mismo que a los demás cabecillas
cerlas cumplir a todo trance; S. E aprueba
y frailes revoltosos, pues no es bueno man-
y elogia la conducta de V. E., y espera que
darlos a Centro América”. Colina no se hizo
continúe con la misma energía”. D. Ángel
esperar y huyó a Guatemala, desde donde
había comenzado a dar el ejemplo siendo el
gobernaba la Iglesia. Ocupada Oaxaca por
primer matrimonio civil celebrado en el Es-
la reacción, Juárez le escribía desde Veracruz
tado el de su hija Zaragoza. El obispo Carlos
el 24 de Noviembre: “Le suplico fije su aten-
María Colina estaba rabioso: dirigió una co-
ción en el Istmo auxiliando de todas mane-
municación al Gobierno en que calificaba de
ras al jefe”.
impíos e irreligiosos los decretos nacionales
Por estos días ministraba datos impor-
del 12 y 13 de Julio; protestaba contra ellos
tantísimos sobre los aborígenes de Chiapas
y se oponía a su ejecución promoviendo su
al abate Brasseur de Bourboug, enviado en
desconocimiento. El fanatismo parecía epi-
misión científica por el Ministro de Instruc-
demia incurable: se negaba los Sacramentos
ción Pública de Francia, bajo el gobierno de
a los que habían jurado la Constitución de
su Majestad Imperial, para estudiar los idio-
57, a los moribundos se les exigía el retrac-
mas e historia de México y Centro América.
tarse en público, para sepultar el cadáver de
Corzo indicó a Ocampo el 22 de Noviembre
un liberal, un fraile lo azotaba, a los enfer-
de 1860, estando los Poderes en Veracruz, la
mos se les exigía la devolución de las fincas
necesidad de hacer algunas reclamaciones
desamortizadas, a los empleados no se les
a Guatemala y las tirantes relaciones que
permitía la entrada en las iglesias, se leían
debía México tener con ella, puesto que el
pastorales subversivas en el púlpito y los sa-
presidente Carrera atizaba la revolución en
cerdotes tomaban las armas. Sabido todo
Chiapas contra las Leyes de Reforma y la
de Juárez, le aconsejaba desde Veracruz el
Constitución de 1857. Y él contesta: “Estoy
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
igualmente de acuerdo con V. sobre la políti-
Era para reírse esto que se pretendía con
ca que debe seguirse con aquel la República
un ciudadano de quien Jesús González Or-
y las reclamaciones que deben procurarse
tega decía: “No he tenido la honra de cono-
para nosotros al enviado”. Antes ya tenía
cerlo y tratarlo personalmente; he apreciado
Ocampo otra noticia mejor por carta de
en ella su constancia, sus virtudes cívicas y
Corzo, fecha 6 de Enero de 1860. “Aquí ya no
el tino con que ha sabido mantener en Chia-
hay frailes desde que por virtud de la ley de
pas el imperio de la ley en medio de esa con-
exclaustración emigraron a Guatemala una
vulsión general que por tres años ha sufrido
parte de ellos, y expulsé a los que resistieron
nuestra República desde la defección de Co-
salir; no hay obispo también desde que di
monfort”. El 13 de Noviembre de 1861 es-
pasaporte, al Sr. Colina que nos hacía la guerra
cribía al general Ignacio Zaragoza, Ministro
de todos modos”. Al Ministro de Hacien-
de Guerra: “He visto con el más profundo
da pidió la apertura del puerto de Tonalá y
pesar la noticia que usted se sirve comuni-
Juárez le prometió el 30 de Mayo de 1860
carme, de estarse aprestando la España para
apoyar su petición que creía .era de interés
una guerra con México y que a esta fecha
para Chiapas. Ortega volvió a las andadas
estén sus escuadras acaso en marcha para
y fue derrotado como en 1859. A su pro-
invadirnos. Yo me prometo que no todos los
puesta el Gobierno compró el vapor Consti
reaccionarios que hoy empuñan las armas
tución para que recorriese el litoral del Golfo
sean tan ingratos que olvidando los santos
en auxilio de los Estados en que la reacción
deberes que tienen de verse como hermanos
reaparecía. Carta tras carta Juárez le decía:
ahora que se trata de una guerra extran-
“Es necesario que usted no pierda de vista
jera, dejen de sacrificarse por la patria. Yo
Tehuantepec, que es la llave del Estado de
seré uno de los soldados que compongan la
Chiapas”. Y se alentaba D. Benito de noti-
expedición que de aquí marche en auxilio
ciaba que Buchanan reconocía al gobierno
de nuestros compatriotas que por los puer-
Constitucional y que había manifestado
tos o por el interior se batan. En la guerra
al Congreso Americano ser conveniente a
que tuvimos con los americanos importó el
la seguridad de los Estados Unidos el envío
triunfo definitivo de éstos la victoria en uno
de tropas a México para sostenerlo y consi-
que otro combate: bastó, por vergüenza,
derarlo, que se trabajaba, porque Inglaterra
que los Americanos hubieran hecho flamear
hiciese otro tanto. Con todo, ni aun así los
el pabellón de las estrellas en el Palacio de
reaccionarios cejaban en sus ideas negras:
Moctezuma, para que nos hubiéramos dado
un jefe de éstos en Chiapas, Julián Grajales,
por rendidos. Amigo mío, ruboriza recordar
tuvo la audacia de dirigir a don Ángel una
esto; ¡ah, yo no quisiera escribirlo!”.
carta en la que le pedía, creyéndolo arredrar, la
Llegaba con los poderes a San Cristóbal
celebración con toda pompa religiosa de la fies-
el 10 de Febrero de 1861 y le manifestaba a
ta del Calvario y que la anunciase La Bande
D. Benito que su objeto era llevar adelante
ra Constitucional, periódico oficial del Estado.
las Leyes de Reforma y principalmente la de ángel albino corzo
213
214
nacionalización de bienes eclesiásticos, que
desde el 20 de Octubre de 1855; pero con
casi no tenían cumplimiento en tal ciudad
muchas interrupciones, siempre para mayor
a virtud de la ninguna energía del jefe su-
provecho del Estado. Duró en él 6 años, 3
perior de hacienda. Enfermo y sin esperan-
meses y 11 días.
za de recobrar su salud, envió su renuncia a
“Comprendiendo mis buenas intencio-
la Legislatura. Dice en ella: “El infractor ha
nes, dice, el voto del pueblo me elevó a la
dado a la patria lo que es de ella: su salud,
primera magistratura del Estado, y no pue-
sus intereses y familia. No cree haberle pa-
do ocultar que me causó gran satisfacción;
gado la deuda que le debe; pero imposibilita-
satisfacción que no conocen aquellos que
do para hacerlo debe esperarse por lo menos
han sido elevados a los puestos públicos por
el restablecimiento de su salud, para servirle
una orden superior y no por la voluntad de
en el orden social en que lo colocan sus mis-
sus conciudadanos. En este puesto tuve que
mas enfermedades, sus fuerzas gastadas y
emprender la gran lucha de la Reforma, y en
sus obligaciones naturales”. La Legislatura
ella no me detuvieron ni las preocupaciones
resolvió el 22 de Septiembre de 1862: “No se
tan profundamente arraigadas en aquella
admite la renuncia que el C. Gobernador D.
época, ni la influencia de un clero poderoso.
Ángel Albino Corzo presentó al Congreso
El clero era un obstáculo y fue indispensa-
solicitando su separación del Gobierno del
ble desterrar a algunas de sus notabilidades.
Estado.—Comuníquesele excitando su pa-
Y cuando en medio de la consumación de
triotismo para que continúe prestando sus
esa obra llegó hasta aquellos confines de la
servicios”. Ya el 3 de Mayo se le había hecho
patria el rudo sonido del golpe de Estado de
igual excitativa.
Comonfort, no encontró eco ninguno en
El 20 de Octubre le escribía de Puebla el
mi gobierno, que siguió sosteniendo la ban-
general Jesús González Ortega: “Siga usted
dera de la democracia durante la fratricida
trabajando, amigo mío, como hasta hoy, y
Guerra de Tres Años. Entonces no me sujeté
esté usted satisfecho de que ha cumplido
solamente a la defensa del Estado, sino que
y llenado su deber. En el Ejército de Oriente
organicé expediciones para auxiliar al de Ta-
tiene usted millares de personas que lo ad-
basco.
miran”. Verdaderamente D. Ángel estaba
“No es desde cuando se proclamó el
separado del Gobierno desde el 17 de Junio
Plan de Ayutla cuando comencé a servir a
de 1861 y lo sustituía el Sr. Juan Climaco
mi país; es desde que se trató de la anterior
Corzo, a pesar de que el Congreso declaraba
caída de Santa-Anna. Desde entonces el co-
el 30 de Octubre de 1862 que por voluntad
ronel D. Juan Aguayo residente en Tuxtla
del pueblo era reelecto para el periodo de 1º
demandó mi cooperación para hacer frente
de Diciembre de 1862 a igual día y mes de
al Gobernador y general D. Ignacio Barbere-
Diciembre de 1866. En un documento inédi-
na, que se mostraba hostil a ese movimien-
to consta que dejó de ser gobernador el 31
to, y que concluyó con su primera evasión
de Enero de 1862; había ocupado el puesto
al extranjero.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
“Yo he padecido, pero con la resignación
doctrinas evangélicas, la superstición y el
que alienta una conciencia tranquila, porque
fanatismo”. Refería Pacheco que en su trán-
creo haber cumplido con mi deber”.
sito de Veracruz a México los indios habían salido preguntándole por su Reina Y D. Án-
III
gel dice: “...sólo se acuerdan de la Reina de
Retirado del Gobierno, tomó las armas
España cuando hay que hacer una alusión
cuando el 7 de Mayo de 1863 Juan Ortega
al despotismo, a la esclavitud, a la crueldad
sorprendió a San Cristóbal incendiando el
ejercida en la conquista y a la dominación
cuartel. La reacción había tomado cuerpo en
de trescientos años; cuando hay que recor-
el Estado y le daban la mano Julián Grajales
dar las crecidas exacciones al pueblo de tri-
en Chiapas y Clemente Francisco Robles y
butos, bulas de la santa cruzada, de vivos,
Ramón Franco en aquella ciudad. Su patrio-
difuntos, composición y lacticinios, de la
tismo parecía tomar más energía en la vida
media pierna, de annatas seculares y medias
privada.
annatas eclesiásticas de subsidios, de diez-
El 26 de Agosto de 1862, Juárez le acusa-
mos, primicias y obvenciones parroquiales,
ba recibo de 1,500 pesos que le había enviado
y no nos olvidamos también de S. M. cuan-
a cuenta del contingente de 8,000, señalado
do suelen llegar a nuestras puertas algunos
a Chiapas. El 6 de Septiembre se lo acusaba
que llevan la señal del fierro candente con
de 1087 pesos y 43 centavos. Hubo rico que
que se les marcaba en las espaldas al vender-
antes de dar 100 pesos para igual fin, los in-
los como bestias, reducidos como estaban a
trodujera en una caja de sal con el propósito
la más cruel esclavitud”.
de que cayese del cielo una maldición sobre los liberales.
Estuvo su vida en un hilo, el 24 de Agosto de 1863, cuando Julián Grajales al grito
Al discurso de D. Joaquín Francisco Pa-
de ¡viva la religión! se apoderó del cuartel de
checo, pronunciado en el Senado español,
Chiapa. Faustino Villanueva lo insultó pú-
contestó el 6 de Febrero. Escribía: “…si hay
blicamente en su casa el 5 de Agosto de
desgracia y maldición de Dios, ésta consis-
1864. Su valentía provenía de ser reo de dos
te en haber venido españoles a conquistar
asesinatos. A D. Ángel le llamaban estafa-
a México, porque esta conquista se efectuó
dor, sanguinario y asesino.
por forajidos españoles … porque aventure-
Habiendo muerto el general José María
ros de aquella nación, cometiendo crímenes
Melo de Nueva Granada en servicio del Es-
inauditos, se hacían lugar en nuestro suelo
tado, recogió a un hijo de éste y lo adoptó
para medrar a costa de la vida y sacrificios
como suyo. Cuáles serían sus ideas, que se
de los criollos: porque mantuvo por tres-
leía en el acta de pronunciamiento de San
cientos años su dominación sobre nosotros,
Cristóbal por el Plan de Zuloaga: “Conside-
o porque nos trajo la religión con frailes
rando que el Sr. Corzo como Gobernador no
que convertidos en exactores de impuestos
sólo ha cumplido y hecho cumplir sin per-
eclesiásticos y reales, difundieron antes que
donar medio la execrable Constitución, sino ángel albino corzo
215
que se ha excedido él y sus pocos satélites
—Yo saldaré todas tus cuentas y podrás
para darle un carácter casi sobrehumano,
hacer capital. Trabaja loza para mi tienda y
creyéndola como la obra más acabada y per-
te retribuiré bien tu trabajo.
fecta que ha salido de las manos del hom-
Ahora Ruiz vive feliz en Chiapa y re-
bre… Y decía él: “No quiero para mí más
cuerda este rasgo que lo hizo volver al buen
triunfo, más gloria que dejar un recuerdo
camino. Un zapatero honradísimo no podía
de haber hecho conocer en mi tiempo que
subvenir a sus necesidades con los produc-
Chiapas se basta a sí mismo. Sostuve la Re-
tos de su trabajo muy asiduo. D. Ángel lo
forma, no como súbdito que obedece, sino
hizo venir a su casa. Cuando estuvo presen-
como amante de ella”.
te le preguntó:
Una nueva revolución ardía en el Estado dirigida por D. Miguel Utrilla contra el Sr.
—Sí, señor.
Pantaleón Domínguez, los dos que habían
—Veo que eres muy infeliz, que trabajas
cooperado en la grande obra de Corzo. Su
mucho y obtienes poco, tan poco, que no te
hijo Donato había sido asesinado y él an-
alcanza para el sustento de tu familia. Aquí
daba huyendo por los montes perseguido
tienes mi tienda: escoge en mercancías cien
tenazmente. Derrotado Utrilla el 18 de Oc-
pesos y toma estos otros cien, ve a comer-
tubre de 1866, Don Ángel tuvo que huir a
ciar, podrás subvenir a tus necesidades y las
Guatemala. En San José se embarcó para
de tus hijos: con tu honradez y buenos
Puerto Ángel y habló con el general Porfirio
cálculos, harás fortuna.
Díaz En Chiapas se le habían secuestrado
D. Ángel gustaba mucho del trabajo.
sus intereses y lanzado su familia a la ca-
“He tenido ambición al trabajo como hijo
lle; entonces desde Acatlán éste ordenó que
de un padre trabajador y de quien no heredé
se los devolviesen. Quiso vivir en Tabasco
ningún vicio”.
y partió a San Juan Bautista dejando a su
Hay pensamientos suyos de mucha ver-
familia en Huimanguillo, y habló con el
dad. “Donde hay libertad no puede haber uni-
Gobernador D. Gregorio Méndez, de quien
formidad de pensamiento ni de afecciones. El
recibió atenciones.
gobernante de hoy todo lo puede, puede hasta
Regresaba a Chiapas en Enero de 1873
hacerme callar para siempre”. “Es propio de las
y el pueblo salía a recibirlo. Esa vez dijo:
democracias que los ciudadanos presten sus
“Quiero ver fusionados los partidos en
servicios a la patria no por esperar recompen-
Chiapas”. Y luego tomó el arado, porque no
sas, pues así sirven solamente los súbditos de
quería más política. “Por ahora la política
los reyes, sino por cumplir con el deber sagrado
está enmaletada” —decía. Había hecho tanto
de ayudar a la felicidad del país en que nacie-
bien. Supo que un señor Higinio Ruiz vivía
ron y colocar un grano de arena en el magní-
en la miseria cargado de deudas por el vicio
fico edificio de su prosperidad y su grandeza”.
del juego; lo mandó llamar, le reconvino su
Hablando de su vida escribe: “Vivía yo
conducta y le dijo: 216
—¿Tú eres Francisco Rojas?
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
en el campo lejos de la política, cuando se
creyeron útiles mis servicios e inmediata-
dad de mi esposo, como porque éste no está
mente lo abandoné para dedicarme al bien
para tal arreglo por su estado de agonía.
del Estado de Chiapas, empresa que desde
Villanueva fue con la respuesta y volvió.
el Plan de Ayutla alenté, si no con saber y
—Dice don Julián que si dentro de vein-
experiencia, sí con fe que allana las mon-
ticuatro horas no se le entrega el dinero,
tañas Nada en verdad quise ser: mi única
vendrá él mismo con soldados y macheteará
ambición era el restablecimiento del siste-
a don Ángel en su casa.
ma federal; pero mi destino me llevó a las
No había tal deuda; era una exigencia
regiones del poder, rehusándolo cual si desde
de Grajales que satisfizo la familia con mil
entonces hubiera visto que en él, por recom-
apuros a causa de su pobreza. El Boletín
pensa de mis afanes, tendría que saborear el
Oficial, órgano del gobierno del Estado, lo
pan de la emigración perseguido de aquellos
decía así el 10 de Septiembre de 1875. Y
a quienes formé separándoles de periferia
decía más: que después de la muerte de D.
del círculo insignificante en que giraban y
Ángel, Grajales exigió otra fuerte suma a
a quienes colmé de beneficios lamentar la
la madre de la víctima la señora Carmen
falta de un buen hijo asesinado en su tierna
Castillejo. El Boletín comentaba el salvaje
edad y exponer lo que adquirí en fuerza de
hecho de la siguiente manera: “Aquel ilus-
trabajos y economías a la rapacidad de los
trado ciudadano había prestado relevantes
que medran en nuestras revueltas políticas”.
servicios a la causa de la libertad y del pro-
A principios de 1875, la enfermedad que
greso, y merecía consideraciones de parte
padecía se le fue agravando. Pronunciado el
de todos sus conciudadanos, muy particu
8 de Agosto D. Julián Grajales contra el go-
larmente de Grajales a quien colocó en
bierno del Sr. Pantaleón Domínguez, ordenó
una alta posición en el tiempo de su go-
al pirotécnico Manuel Ramos, de Oaxaca, que
bierno, sacándolo del polvo en que nació;
situase el tambor chillón y desapacible de su
pero recibió de éste en pago, la traición, el
fábrica de pólvora a la cabecera del ilustre
tormento y la muerte”.
agonizante, pared de por medio, haciéndo-
Más que los achaques que podían re-
lo funcionar día y noche para que apurase
sistir sus fuerzas, pues contaba 54 años de
todo el dolor. No satisfecho, por su orden se
edad, había nacido el 1º de Marzo de 1816,
presentó en casa del moribundo el ya cono-
los tormentos dieron fin con su hermosa
cido Faustino Villanueva, el del desafío, con
vida. Momentos antes de las siete de la no-
este recado para la Sra. de Corzo.
che del 12 de Agosto dijo a su hijo Aparicio,
—Dice don Julián que diga usted a don Ángel que le mande inmediatamente los quinientos pesos que le debe. —Diga usted a don Julián que no es posible arreglar ese negocio que ignoro, tanto por estar escasa de recursos por la enferme-
el inseparable en su destierro: —He aquí, hijo, el producto de mis afanes al servir al pueblo: mis enfermedades, mi muerte; pero eso y mucho más se debe al país donde uno nace. Ángel Pola
Juan JosÈ Baz 1820-1887
Las
revoluciones, los grandes sacu-
guida carrera hecha con verdadero brillo, e
dimientos sociales en general que presentan
inclinado desde muy joven a la política y
siempre al descubierto las múltiples fases de
sobre todo al combate y a la lucha, desde
la transformación de una sociedad en plena
antes de concluir sus estudios se inició en
evolución y desarrollo, tienen, como es na-
la vida pública, alistándose a los dieciocho
tural, sus hombres, de los cuales uno o varios
años como cabo del batallón “Defensores de
caracterizan cada una de esas fases, según la
la Patria”, cuando los franceses bombardea-
aptitud personal que tienen más pronun-
ron el Castillo de San Juan de Ulúa, bajo el
ciada; en nuestra revolución de Reforma,
mando del príncipe de Joinville, en donde
en esa gran lucha social de que puede jus-
recibió Baz su bautismo como ciudadano
tamente enorgullecerse México, el hombre
patriota y valeroso.
grandes
que más caracterizó la actividad casi febril
El mismo año que obtuvo el título de
del gladiador infatigable de la idea hecha ley
abogado, o sea en 1841, tomó las armas
o institución, fue el distinguido jalisciense
contra Santa-Anna, ya en pro de las ideas
Juan José Baz, cuyos apuntes biográficos va-
democráticas y de los principios más avan-
mos a dar en seguida.
zados, y como entonces la estabilidad de
Nació Baz en la capital del Estado de Ja-
los gobiernos era imposible y los distintos
lisco el 24 de Junio de 1820, siendo hijo de D.
ensayos preliminares de la gran lucha entre
Diego Baz, español, y de la Sra. Concepción
los dos partidos, no duraban mucho, en los
Palafox, originaria del referido Estado. Des-
dos anos siguientes 1842 y 1843, formó Baz
pués de concluida su instrucción primaria
parte de la redacción del Diario del Gobierno,
y cuando contaba sólo once años de edad,
francamente comprometido ya en la vida
entró al Seminario Conciliar de México, en
pública. Ese último año de 1843 y rindien-
el cual plantel recibió el título de abogado
do tributo a sus aficiones y conocimientos
en 1841, coronamiento de una muy distin-
literarios, fundó en unión de varios amigos,
˜ 219 ˜
entre otros D. Eulalio M. Ortega y el inmor-
relata en las siguientes líneas, la obra intitu-
tal Gorostiza, el Ateneo Mexicano.
lada Memorias Inéditas: “Al estar hablando,
Inicióse en 1844 por D. José Joaquín de
dice, Juárez y Farías de las dificultades que
Herrera, el movimiento federalista contra
presentaba la promulgación de la Ley de 11
Santa-Anna, y entonces Baz se alistó para
de Enero, en el balcón del baluarte Sur del
batirse contra los centralistas, con el carác-
Palacio Nacional, pasó Baz por la esquina
ter de sargento de Guardia Nacional. La pri-
del mercado. Juárez, que lo vio, se lo indicó
mera prisión se la debió al General Paredes,
a Farias como un hombre capaz de afrontar
a quien combatió muy rudamente en 1846,
la situación política de la Capital. El Vice-
especialmente por el sueño insensato de ese
presidente, que ya lo había conocido aunque
ambicioso vulgar, de traer a México una mo-
muy joven en anteriores revueltas, y sabía
narquía extranjera, y dio la casualidad que
que había sido perseguido por Paredes a cau-
esa penosa prisión que duró hasta la caída
sa de sus ideas liberales, lo nombró inmedia-
del citado Paredes, la sufrió Baz teniendo
tamente Gobernador del Distrito Federal”.
por elección popular ese año, el cargo de Regidor del Ayuntamiento de México.
220
Baz cumplió como bueno correspondiendo a la confianza que en él depositó el
Cuando apenas contaba nuestro bio-
Sr. Juárez, y publicó las leyes expedidas por el
grafiado 26 años, promovió y concurrió a
Congreso; pero a poco tiempo volvió el Pre-
muchas reuniones o meetings populares, en
sidente Santa-Anna y deshizo lo que había
los cuales propuso la nacionalización de los
iniciado Farías; entonces Baz protestó públi-
bienes eclesiásticos y la exclaustración de
camente y se retiró del Gobierno, desairando
los frailes y las monjas, promoviendo tal
con toda franqueza al futuro dictador.
escándalo con sus discursos, que el historia-
Salió Baz de la Capital, y como es de su-
dor D. Carlos María Bustamante, consigna
ponerse, fueron inmediatamente utilizados
el suceso en la obra titulada El Nuevo Bernal
sus servicios por otro campeón de la demo-
Díaz del Castillo.
cracia y modelo de funcionarios, el Sr. Fran-
En Enero de 1847 expidió el gran patri-
cisco Modesto de Olaguíbel, Gobernador
cio Valentín Gómez Farías, su célebre ley
entonces del extenso y rico Estado de Méxi-
de enajenación de bienes eclesiásticos para
co, quien nombró a Baz Jefe Político de Tax-
sostener la guerra contra la invasión nor-
co, en el cual empleo duró poco tiempo, por
teamericana, y no encontrando en aque-
haber pasado luego a desempeñar la Secre-
llos momentos de angustia quien quisiera
taría del General D. Juan Álvarez. La Repú-
encargarse de la difícil tarea de publicar y
blica pasó entonces por uno de los periodos
ejecutar el decreto respectivo, el Benemérito
más críticos de su existencia como nación
de América Benito Juárez indicó al venera-
independiente, pues sostuvo una lucha des-
ble anciano Farías, a Juan José Baz como el
igual con los Estados Unidos, cuyo final fue
hombre a propósito para tan difícil y arries-
la pérdida para nosotros de una inmensa
gada comisión, pasando el hecho, según lo
extensión de territorio. Como es sabido,
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Santa-Anna se puso al frente del ejército,
el triunfo del Plan de Ayutla; el gobierno
y entonces, en Agosto de 1847, llamó a su
emanado de este Plan, lo nombró primero,
lado al antiguo enemigo, para que formara
Consejero de Estado por Colima, en seguida
parte del Estado Mayor del Presidente, car-
Juez de Distrito de la Capital y por último,
go que aceptó Baz por servir a su patria y
en Noviembre de 1855, fue nombrado se-
en el que tuvo por compañeros a Comon-
gunda vez Gobernador del Distrito, en cuyo
fort, Haro y Tamariz, Vicente García Torres
puesto duró hasta 1857.
y otros jóvenes. En su nuevo carácter Baz
Esta época es para Baz una de las que
asistió comunicando importantes órdenes a
pusieron más de manifiesto su entusiasmo
las acciones de Churubusco, Molino del Rey
por las ideas democráticas y su actividad
y Chapultepec, confiándosele el mando del
incansable para afirmar y robustecer al Go-
puesto militar de la Acordada, el 13 de Sep-
bierno emanado de una revolución progre-
tiembre del referido año 1847.
sista; además, como Gobernador persiguió
Cuando el Gobierno Mexicano se trasla-
sin descanso a los bandoleros que infesta-
dó a consecuencia de los sucesos de la guerra
ban la Capital; reorganizó la policía, fundó
a la ciudad de Querétaro, Baz lo siguió, des-
el plantel que hasta hoy se conoce con el
empeñando el cargo de Asesor de Artillería e
nombre de Asilo del Tecpan, y abrió a esti-
Ingenieros y después de celebrada la paz, fue
lo del Conde de Revillagigedo, la calle de la
electo Diputado por el Estado de Veracruz,
Independencia a través del convento de San
ocupando en seguida los puestos de Regidor
Francisco, en una noche; pero se distinguió,
del Ayuntamiento y adjunto al Tribunal de
sobre todo, por haber sofocado y descubier-
Circuito.
to en menos de un año más de cuarenta
Era Asesor en 1854 de la Comandancia General de México, cuando fue destituido
conspiraciones clericales y militares contra el Gobierno constituido.
por desafecto a la persona de S. A. S.; casi
Con ese y otros motivos, dio pruebas de
a la vez que era destituido en Acapulco D.
su innegable valor demostrado en más de una
Ignacio Comonfort, hubo en el odio de San-
ocasión verdaderamente difícil. Se empezó
ta-Anna contra Baz varios motivos que dan
a incendiar un día el departamento donde
idea de la rectitud de carácter de éste; uno
estaba el parque que había depositado en el
de ellos fue haber fallado un negocio en con-
baluarte Norte del Palacio, y ya las llamas
tra de los parientes de la esposa del dictador,
habían comenzado a quemar las tapas de las
el otro haber brindado en un banquete con-
cajas; en el edificio había asimismo más de
tra los Ministros, y el tercero haber sido de
dos millones de cápsules, y ante peligro tan
los muy pocos que votaron contra la perma-
inminente, la confusión penetró hasta en
nencia de Santa-Anna en el poder, después
los militares más atrevidos y valientes que
del famoso plebiscito.
estaban allí; llega Juan José Baz y penetran-
Después de la destitución vino el des-
do al baluarte por una ventana, con riesgo
tierro, y Baz permaneció en Europa hasta
de volar hecho pedazos, se puso él mismo a juan josé baz
223
aplicar y dirigir las bombas, logrando, no sin
res codo con codo, y así se los llevó hasta
trabajo, sofocar el fuego; unos minutos más
ponerlos a buen recaudo. Al día siguiente
y el parque se hubiera incendiado comuni-
salieron aquéllos a barrer la calle de Santa
cándose la quemazón al lugar donde esta-
Clara, hecho que fue entonces duramente
ban los cápsules, lo que habría significado
comentado por muchos.
una verdadera conflagración. Otra vez sorprendió una conspiración
José Baz siendo Gobernador del Distrito,
en la calle del puente de Alvarado de esta
y que puede calificarse como servicio emi-
Capital, y la sorpresa se verificó así: sabien-
nente fue organizar rápidamente algunos
do que varios clericales, entre los que se en-
miles de hombres de Guardia Nacional del
contraban personas de verdadero arrojo, se
Distrito, con los que ya pudo Comonfort
reunían en una casa de la mencionada calle,
salir a batir a los pronunciados de Puebla
una noche se decide a sorprenderlos infra
que se presentaban poderosos y amenaza-
ganti, y acompañado sólo de cuatro personas,
dores proclamando el principio de “Religión
entre los que se contaban los Sres. García
y Fueros”.
Brito e Iniestra, penetra resueltamente al lu-
También durante esta época de la go-
gar de la conspiración, allí únicamente con
bernación del Distrito por el Sr. Baz ocurrió
García Brito, pues los demás acompañantes
otro incidente al que el partido conservador
se habían quedado repartidos entre el za-
dio entonces muchas creces, llegando un
guán y la calle; al penetrar en la sala donde
conocido escritor de ese partido a llamar a
se encontraban los conspiradores, había reu-
nuestro biografiado por ese incidente: Mar
nidas treinta y tres personas, muchas de ellas,
qués del Jueves Santo. El caso en sustancia,
como dijimos, de innegable valor. Baz ante
pasó de la manera siguiente. El Jueves Santo
aquella desproporción de dos contra treinta
de 1857 el cabildo de la Catedral de Méxi-
y tres, no se arredró, sino que aprovechán-
co se negó a recibir al Gobernador que pre-
dose de la sorpresa y dirigiéndose con voz
sidiendo el Ayuntamiento de la Capital, se
entera y clara a García Brito, le dijo:
disponía como era costumbre a asistir a los
—Haga usted entrar a la fuerza armada.
oficios divinos; el pretexto para este desai-
Pero como no había tal fuerza armada,
re a la autoridad fue que la presencia de D.
ni con mucho, añadió en voz baja:
224
Otro de los servicios que prestó Juan
Juan José Baz en la basílica sería un verda-
—Ordene usted que se dé la señal de
dero motivo de escándalo para los católicos;
alarma para que se reúnan algunos serenos.
Baz entonces se retiró con el Ayuntamiento,
Salió García Brito a ejecutar violenta-
dando cuenta al gobierno inmediatamente
mente la orden, y a poco entraron seis se-
del desaire recibido, y a consecuencia de esto
renos que fueron los únicos que pudieron
ese Gobierno redujo a prisión en su propio
reunirse de prisa; mas como no era posible
palacio al arzobispo, ordenando a la vez que
que tan poca gente custodiara a treinta y
los canónigos sufriesen un arresto en la sala
tres hombres, amarró Baz a los conspirado-
del Ayuntamiento.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
En la comunicación oficial del Sr. Baz y
ché a Veracruz a indagar en qué estado se
como una revelación de la energía de su ca-
encontraba la opinión. Hablé con todas las
rácter, se encuentran conceptos como los
personas influentes y de secreto a quienes
contenidos en uno de los párrafos de aqué-
conocía y noté que todas encontraban im-
lla, párrafo que en seguida copiamos: “La
practicable y desperfecta la Constitución;
conducta del clero en esta vez, dice Baz, es
que todas querían su reforma, que todas
sobremanera insultante y despreciativa a las
opinaban por que se prorrogase la dictadura;
autoridades y creo perdería el tiempo en in-
pero una dictadura ilustrada, enérgica, pro-
culcar a V. E. la necesidad de un castigo tan
gresista, para la que no juzgaban a propósi-
pronto, tan público y tan grande como ha
to al Sr. Comonfort, y finalmente que todas
sido la ofensa. Llamo la atención de V. E. so-
detestaban al partido reaccionario o conser-
bre los términos de las comunicaciones del Sr.
vador y se hallaban decididos a las reformas
Arzobispo, en las que desacatando a la auto-
que demandaba imperiosamente la época”.
ridad se atreve a decir que sería un escándalo
Sin embargo, habiendo visto Baz que el
para los fieles mi concurrencia al templo. Si la
movimiento político que inició el Jefe del
conducta del clero se dejara sin castigo, sería
Estado no era en sentido liberal radical, y
necesario perder la esperanza de ser obedeci-
habiendo sabido igualmente que la brigada
do y respetado en lo de adelante”.
Zuloaga iba a pronunciarse, se presentó a la
La conducta moderada del Sr. Comon-
Cámara en la sesión del día 16 de Diciem-
fort no agradó a Baz, y por eso salió del go-
bre y anunció desde la tribuna que aquella
bierno del Distrito formando un núcleo de
sesión era la última del Congreso y que al
liberales exaltados, cuyo órgano en la prensa
día siguiente estallaría un pronunciamien-
se llamó El Guillermo Tell. Tampoco estaba
to, iniciado por los Sres. Payno y Zuloaga;
nuestro biografiado por que empezara luego
como es de suponerse la sesión de ese día fue
a regir el orden constitucional, sino que de-
turbulenta, y en medio de una agitación fe-
seaba la prolongación de la dictadura en el
bril se disolvió para siempre el ler. Congreso
sentido liberal y progresista y esta opinión
Constitucional.
hizo que tomara parte muy activa en los
Debido a los trabajos del Sr, Baz, Vera-
sucesos que precedieron al famoso golpe de
cruz que estaba por la prolongación de la
Estado de Comonfort. Tal participación la
dictadura se despronunció al saber que los
relata el mismo Baz y hace el resumen de las
reaccionarios se habían adueñado del poder
ideas en las siguientes frases. “Con la espe-
después del Golpe de Estado. El despronun-
ranza, pues, de conocer el plan (del golpe de
ciamiento de Veracruz preocupó honda-
Estado) y aprovechar los acontecimientos
mente al Sr. Comonfort y fue tal el enejo
para el partido puro; con la persuasión de
que sintió contra Baz, que hasta quiso fu-
que la Constitución y Comonfort desapa-
silar a éste; empero nuestro biografiado se
recerían; con el convencimiento de que el
puso en salvo y logró refugiarse en un bu-
partido se apoderaría de la situación, mar-
que americano, mientras el gobernador del juan josé baz
225
226
referido Estado, Jorge de la Serna, se hacía
con el carácter de asesor del Ejército cons-
cargo de los dos hijos del prófugo, Gustavo
titucional, cargo que le confirió el general
y Maximiliano, que habían acompañado a
D. Santos Degollado, habiendo estado allí
su padre hasta el puerto.
a punto de caer prisionero, del cual peligro
Durante la Guerra de Reforma y por
sólo escapó debido a la ligereza y bondad de
motivo de enfermedad después de haber
su caballo, y estuvo en la acción sostenido
asistido a la célebre batalla de Salamanca
únicamente por su entusiasmo, pues cayó
que ganó el jefe conservador Osollos, tuvo
enfermo en cama en esos días, y el de la bata-
que venir a curarse a la Capital, y enton-
lla tenia un cáustico puesto. Volvió después
ces Zuloaga, que lo había invitado en bal-
de la hecatombe, a Morelia, y de allí salió
de a formar parte de su llamado gobierno,
el mismo año 1859 con importantes comu-
lo puso preso e incomunicado en el cuartel
nicaciones de los Grales. José M. Arteaga
de Zapadores, adonde le escribía muy a me-
y Epitacio Huerta, por la vía de Acapulco,
nudo la señora su esposa, valiéndose de un
donde se embarcó para atravesar Panamá,
medio muy ingenioso y que dio resultado de
como en efecto lo hizo, y llegar a Veracruz,
maravilla: sobre papel de seda y con un es-
sitio entonces del Gobierno constitucional.
tilo o punzón escribía la señora con agua de
En ese puerto asistió al bombardeo de
sal en el papel atravesado; después, y en la
Miramón y después de la retirada de este
forma corriente, escribía cosas indiferentes
jefe conservador, Juárez le confirió de nue-
con tinta; el Sr. Baz, con el pretexto de su
vo el cargo de asesor del Ejército; abandonó
enfermedad, tenía siempre a su disposición
a poco Veracruz y vino por fin al Valle de
tintura de yodo; aplicada ésta sobre el pa-
México a unirse a la brigada del distingui-
pel, aparecía lo escrito con el agua de sal, y
do guerrillero Aureliano Rivera, en Tlalpan,
de esta manera estaba al corriente de todo
con el cual jefe permaneció hasta la ocupa-
lo más importante que le escribía su esposa.
ción de la Capital por el ejército victorioso
Por fin, después de más de dos meses de pri-
de los constitucionalistas.
sión, pudo el Sr. Baz escaparse del cuartel,
En la época de la Guerra de Reforma
huyendo por una atarjea, y de la Capital se
ayudó mucho a D. Juan José Baz su esposa
fue desde luego a Morelia, en donde fundó
la Sra. Luciana Arrázola, de quien ya hici-
en unión del distinguido liberal Gabino Or-
mos mención, infatigable como su marido
tiz, un periódico al que llamaron La Bandera
y como él llena de fe y entusiasmo por las
Roja; en esa época publicó igualmente una
ideas liberales; la casa de la señora era cons-
comedia política y dos traducciones, la pri-
tantemente cateada por la policía conserva-
mera de un autor francés sobre nacionali-
dora, y no sin razón, porque aquella estaba
zación de los bienes del clero y la segunda
en continuas relaciones con su esposo y con
sobre la Mónita secreta de los jesuitas.
muchos otros liberales distinguidos a quie-
Asistió Baz en 1859 a la triste y memo-
nes enviaba útiles noticias, y ayudaba con
rable jornada del 11 de Abril en Tacubaya
todo empeño desde la Capital. Concluida la
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
guerra, cuando se reunieron algunas distin-
un joven progresista dotado de mucho va-
guidas damas, entre otras la esposa del Sr.
lor y que pereció gloriosamente en el sitio
Juárez, para arbitrar recursos a los hospita-
de Querétaro, D. Florentino Mercado, fue
les de sangre en la primera época de la guerra
concertado un duelo entre ambos; llegado al
de la intervención, la Sra. Arrázola fue de las
sitio tocó en suerte tirar primero a Mercado,
más entusiastas y de las que más ayudaron
quien en efecto lo hizo así; el tiro de éste fue
en esa patriótica obra al lado de la referida
perdido y entonces le tocó tirar a Baz, el cual
Sra. Juárez. Esa misma infatigable actividad
conmovido probablemente por la juventud
desplegó en la época del llamado imperio,
y el valor de su adversario y por el hecho
habiendo sido ayudada entonces muy efi-
de ser ambos liberales, en vez de apuntar
cazmente por otra distinguida señora, Da
a Mercado, apuntó a una lagartija que iba
Paz Montes de Oca, de espíritu levantado,
encaramándose por un árbol, e hizo un tiro
varonil y patriótico, y en esa constante lu-
tan certero, que el animal cayó muerto por
cha por las ideas progresistas, la Sra. Baz se
la bala del viejo demócrata.
vio alguna vez hasta en la prisión, sin que
Habiendo caído Puebla en poder de los
esto quebrantara ni un instante su entusias-
franceses, el Gobierno nacional se retiró de
mo y sus trabajos en pro de la democracia.
la Capital y entonces Baz marchó a Morelia,
Séanos pues permitido, siquiera en estas po-
después al Estado de Guerrero y por último
cas líneas, tributar un homenaje de respeto
a Nueva York, viviendo como emigrado has-
y gratitud a la distinguida dama liberal que
ta fines de 1866 en que tomó a su cargo traer
como su compañera la Sra. Montes de Oca,
a México un gran convoy de armas, el cual
honraron con sus hechos y con su carácter
no llegó a su destino por haber naufragado
al partido progresista mexicano, el cual les
la expedición en las costas de Florida. Allí
es deudor de muchos y valiosos servicios…
debió Baz su salvación personal a un ver-
Habiendo triunfado el orden constitu-
dadero favor de la fortuna, por lo que pudo
cional en 1861, Juárez como se sabe trasla-
entrar a la República yendo a presentarse a
dó el Gobierno de Veracruz a México y en-
Juárez a San Luis Potosí.
tonces lo primero que hizo Baz, fue pedir al
En los principios del sitio de Querétaro
Congreso que se le formara causa y el gran
estuvo allí y después pasó a Puebla a reu-
Jurado Nacional lo absolvió por unanimidad
nirse con el general Porfirio Díaz; asistió al
de votos del cargo de haber tenido partici-
asalto de esa ciudad el 2 de Abril de 1867,
pación en el Golpe de Estado, ocupando en
y en él corrió un gran riesgo, pues habien-
seguida y por tercera vez el cargo de Gober-
do penetrado él y el general en jefe de los
nador del Distrito.
primeros a una fortificación, se les vinieron
Cuéntase otra anécdota que revela los sentimientos y el valor de Baz y que co-
encima los escombros, faltando poco para que quedaran sepultados en ellos.
rresponde a la época a que hemos llegado:
Al principio del llamado imperio y por
habiendo tenido un disgusto personal con
motivo de cuidados de familia, pasó un poco juan josé baz
227
228
de tiempo a la Capital y apenas llegado, fue
Más tarde y habiendo sido constante-
mandado llamar por el mariscal Bazaine; díce-
mente senador o diputado, influyó mucho
se que después de la conferencia y de haber co-
como miembro de la Comisión dictamina-
nocido el francés el temple de alma del hom-
dora para elevar al rango de constitucionales
bre que tenía delante, se dirigió a éste y le dijo:
las Leyes de Reforma. Sus discursos de esa
—Si el imperio tuviera en su seno doce
época fueron editados por separado y repro-
hombres como usted, adquiriría prestigio y
ducidos por un periódico de Buenos-Aires
se consolidaba en México.
(República Argentina) llamado La Tribuna.
Cuéntase también que iba una vez Baz
Ya próximo a caer el gobierno del Sr.
por la calle de la Profesa cuando venía Al-
Lerdo, este gran repúblico lo nombró Mi-
monte rodeado de aduladores. Con anterio-
nistro de Gobernación en el año 1876. A
ridad y a consecuencia de haber sido este co-
consecuencia del triunfo de la revolución de
rifeo imperialista sorprendido por Baz con
Tuxtepec, Baz emigró una vez más y per-
los famosos conspiradores que se reunían en
maneció hasta el año 1879 en París e Italia.
la calle de Puente de Alvarado, Almonte ha-
Volvió a su patria y ocupó varias veces una
bía prometido públicamente que mandaría
curul en la Cámara de Diputados, habiendo
fusilar al entusiasta y patriota liberal; Baz,
fallecido la noche del 22 de Octubre de 1887.
que sabía esto, se encaró a Almonte espe-
Era Baz como tribuno, si no elegante y
rando que éste, cumpliendo siquiera en par-
clásico, sí muy vehemente, enérgico y apa-
te su promesa, lo aprehendería por lo pronto
sionado; a veces encarábase con las galerías
valiéndose de su posición; empero Almonte
cuando la época terrible y hermosa de nues-
disimulando volteó para otro lado la cara y
tras luchas parlamentarias en los primeros
prosiguió su camino manifestándose algo
Congresos constitucionales después del
contrariado por el encuentro.
triunfo de la República, y señalaba con la
Después del Asalto de Puebla asistió
voz y con la acción a muchos concurrentes a
nuestro biografiado al sitio de México y al
esas galerías que lo interrumpían o ceceaban
ocupar el General Díaz la Capital el 21 de
sus discursos, entablando así una especie de
Junio de 1867, lo nombró jefe político encar-
lucha personal con los espectadores.
gándole además el abastecimiento y orden
Cuando murió, hubo muchos comen-
administrativo de la ciudad. En Agosto del
tarios en el público sobre su enmienda
mismo año, Juárez, que ya había llegado a la
última como creyente, y se daban a este
Capital, lo nombró por cuarta vez Goberna-
propósito los más opuestos y divergentes
dor del Distrito y en este puesto duró hasta
pareceres. Quién decía que se había recon-
1869 habiendo abierto más calles, como las
ciliado con la Iglesia o sea con el clero, y
del Cinco de Mayo, las de las Capillas de
que había confesado y comulgado antes
San Andrés y el Rosario y la 2ª de la Inde-
de exhalar el último suspiro, y quién afir-
pendencia, varias de ellas a través de anti-
maba enteramente lo contrario; la verdad
guas iglesias y conventos.
es, sin embargo, que murió como había
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
vivido, firme en sus ideas democráticas y
presente, llena de vida, de entusiasmo y de
en sus antiguos principios, y habiendo ido
fe. Los hombres, en gran parte producto
precisamente a Tlalpan para evitar que una
de las circunstancias, se acrisolan y se agi-
señorita pupila suya tomara el hábito reli-
gantan según la dificultad e importancia de
gioso, seducida y quizás sin darse cuenta
las situaciones, y a Baz le tocaron épocas
exacta del paso que pretendía dar.
muy difíciles; en ellas templó su carácter, y
Sus funerales fueron suntuosos y solemnes, pues al siguiente día de su muerte, casi todas las asociaciones liberales y la prensa, se unieron en sus demostraciones de condolencia al viejo demócrata, habiendo tomado
por ellas prestó servicios a la causa liberal, que no podrán olvidarse mientras haya en México devotos y partidarios del verdadero progreso de nuestra patria. E. M. de los Ríos
también parte muy importante en ellas el elemento oficial. Baz representa uno de los últimos restos de aquella pléyade de apóstoles del cre-
Nota: Los anteriores datos han sido tomados del Diccionario de Geografía e Historia por D. Antonio García y Cubas, de la obra del Sr. Gustavo Baz intitulada Vida de Juárez, del manifiesto publicado en Morelia por
do reformista que hoy por desgracia ha casi
el mismo Juan José Baz, de la semblanza parlamentaria
totalmente desaparecido; perteneció a una
publicada por el periódico El Federalista el 20 de Mayo de
generación que hasta hoy no ha sido sus tituida, y alcanzó una época mejor que la
1873, y de algunas referencias que han tenido la bondad de darnos dos de los apreciables miembros de la familia del biografiado.
Juan Antonio de la Fuente 1814-1866
I No
en la historia política de México, ni
riodística faltaba algún campeón, aparecía
habrá tampoco en las edades venideras, épo-
Ramírez hiriendo a diestra y siniestra, ora
ca alguna que pueda parangonarse con aque-
con la sátira punzante, ora con el argumen-
llos años gloriosos que abrazan desde la revo-
to irrefutable; si el Parlamento exigía que un
lución de Ayutla hasta la caída del Imperio.
hombre condensase las aspiraciones de la
hay
Los hombres de entonces, generación
Nación, hacía vibrar Arriaga su palabra y la
titánica, representan el progreso del país.
luz se hacía más clara, si se nos permite esta
Ellos lucharon, permanecieron de pie en me-
hipérbole, e iluminaba todas las concien-
dio de las adversidades, sin que fuera parte
cias; si la rectitud pedía un representante,
a abatirlos la defección o la injerencia de las
Juárez respondía al llamamiento. En suma,
potencias extranjeras y al fin triunfaron, al-
bajo todos los conceptos, desde cualquier
canzando por recompensa justa y merecida
punto de vista que se quiera considerar a la
vivir eternamente en el corazón de la Patria.
Reforma, fue ésta el manantial más fecundo
De esa generación, cúpoles a unos la
en hombres patriotas.
suerte de asistir a la victoria, de ver su pro-
Es también fenómeno curioso la parti-
pio apoteosis, en tanto que otros, como el
cipación de la clase indígena en la misma
ilustre coahuilense que hoy abrillanta estas
Reforma. Ramírez, su filósofo, fue indio;
páginas, murieron antes de ver coronados
Juárez, su corifeo, fue indio, e indio fue su
con el éxito sus afanes patrióticos.
diplomático, el Lic. D. Juan Antonio de la
Fenómeno curioso es, en verdad, aquella
Fuente.
presencia de gigantes en los momentos más
Demos algunos detalles de su vida.
aciagos. Si era preciso defender las libertades en el campo de batalla, surgía D. Juan Álva-
II
rez, que fiel a sus tradiciones de insurgente,
El 3 de Junio de 1814, cuando resonaba por
guerreaba sin descanso; si en la arena pe-
toda Nueva España el grito de insurrec-
˜ 231 ˜
ción, nació en la ciudad de Saltillo el
III
que años más tarde había de ser una de
La época en que Fuente comienza a aparecer
nuestras glorias patrias. Al decir de su bió-
como hombre de importancia, es en la del
grafo D. Esteban L. Portillo, perdió a sus
Congreso Constituyente. Entra a él el 11
padres desde tierna edad; y hubiera desa-
de Abril de 1856 como representante de la
parecido en la miríada de seres que mue-
parte de Coahuila que se había resistido a la
ren faltos de apoyo, a no haber sido por
incorporación de Nuevo León, y demás está
la protección que le impartiera D. José M.
decir que su conducta, aun cuando sea la
Valle y D. José M. Siller; que fueron quie-
del liberal moderado, se compadecía perfec-
nes lo hicieron terminar su instrucción
tamente con la situación. Ya explicaremos
primaria. Concluida ésta pasó al Semina-
después esta aparente paradoja.
rio de Guadalajara el año de 1821, donde
Derribado el General D. Mariano Aris-
se hizo distinguir como alumno inteligen-
ta por uno de esos motines tan frecuentes
te. En la misma ciudad estudió tres años
en nuestra historia contemporánea, subió
Medicina; pero sin que sepamos debido a
al poder D. Juan B. Ceballos, que no fue, ni
qué circunstancias, desertó de los estudios
pudo ser jamás, la representación genuina
médicos. Acaso su carácter o su inteligen-
del partido progresista. Atendiendo a las
cia misma no se hallaron de acuerdo con
circunstancias del momento, eligió el nuevo
ese género de especulaciones. Sea de ello
gobernante el ministerio siguiente: General
lo que fuere, el caso es que abrazó con ar-
Santiago Blanco (guerra); D. Francisco Itur-
dor la carrera de jurisperito, terminándo-
be (hacienda); D. Joaquín Ladrón de Gue-
la brillantemente en 1837; año en el cual
vara (justicia), y Lic. D. Juan Antonio de la
alcanzó el título de abogado; que una vez
Fuente (relaciones). Preciso es convenir que
conseguido, lo hizo abandonar la ciudad,
en aquella época no era nuestro biografiado
para radicarse en Saltillo, donde ejerció su
a propósito para hacerse cargo de una Secre-
profesión con notoria honradez y con pro-
taría tan importante; y sin embargo, él la
bidad, jamás puesta en duda. De allí pasó
aceptó, comenzando así desde sus primeros
a México en 1840, por haber sido electo
años a tener experiencia en tan difícil ramo
Diputado al Congreso de la Unión.
política; pero como le faltaba experiencia, la
Desde este momento hasta el de su
suplía con su patriotismo, tanto que Rive-
muerte, podrá vérsele ocupando los prime-
ra Cambas afirma que “siempre resistió el
ros puestos en las administraciones libera-
que se concediera al Presidente facultades
les; desde este momento, decimos, podrá
extraordinarias”. Esto no obstante, Ceballos
vérsele desplegar siempre una actividad
llegó a alcanzarlas, y por una de las muchas
prodigiosa y ponerse frente al Gobierno
inconsecuencias en que esa época abunda,
mismo, siempre que éste se apartaba del
el primero que abusó de las facultades con-
sendero de la ley.
cedidas fue el propio Presidente. Dado el
Pero no adelantemos los sucesos. 232
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Golpe de Estado de 1853, el Lic. Fuente, que
jamás estuvo de acuerdo con las exacciones,
si los actos han atacado a la moral, o im-
aunque éstas tuvieran un cierto uso legal, se
portan un gran detrimento para el país”.
separó del Ministerio, prefiriendo volver a la vida privada.
No enumeraremos, por falta de espacio, todos los asuntos de que se ocupó el
Aquí desaparece del campo de la políti-
Sr. Fuente en aquella memorable Asamblea.
ca el Sr. Fuente para presentarse de nuevo el
Así, nos detendremos únicamente en el
año de 1856 como Diputado por Coahuila,
asunto relativo a la agregación de Coahuila
según ya se ha dicho.
a Nuevo León, en lo relativo a la prórroga de
Examinemos su conducta en el Congreso Constituyente.
la dictadura y en lo referente a la libertad de cultos. Diversas fueron las veces en que el Con-
IV
greso Constituyente discutió el proyecto
La primera vez que apareció en la liza par-
de Vidaurri, y en ellas siempre dejó oír su
lamentaria, el 21 de Abril de 1856, defen-
voz en contra el Sr. Fuente. En la sesión del
diendo el dictamen que presentaran los
10 de Mayo de 1856, se dio cuenta con una
Diputados Mariscal, Anaya y Barrera acer-
exposición de Vidaurri, en la cual explicaba
ca de la Ley Juárez. En esa sesión “explicó
por qué había dispuesto que se incorpora-
perfectamente, las tendencias de la revolu-
ra Coahuila al Estado de Nuevo León. El
ción de Ayutla, que no quiere una dictadu-
Sr. García Granados pidió entonces que se
ra ilimitada ni en sus atribuciones, ni en
entendiera del asunto una comisión espe-
su duración, y que al establecer su revisión,
cial; pero ya antes que él, el Sr. Fuente ha-
devolvió el poder al pueblo y estableció la
bía hecho una proposición semejante; en
conveniente división de los poderes públi-
ella consultaba la ratificación del acto del
cos. Fijó distinciones sobre el modo de ejer-
Gobierno, en cuya virtud quedó anulado el
cer la facultad revisora: en cuanto a los ac-
decreto del Gobernador de Nuevo León, por
tos de Santa-Anna, como actos arbitrarios
el cual quedó anexada Coahuila a aquel Es-
de un usurpador, como actos dañosos al
tado. El íntegro Diputado, al fundar su pro-
país, el Congreso debía ver hasta dónde po-
posición, declaró “que no iba a constituirse
día nulificarlos, destruirlos y salvar al país
en acusador, sino a cumplir sus deberes de
de sus funestas consecuencias; en cuanto
representante, conforme a las inspiraciones
a los actos de las administraciones Álvarez
de su conciencia. Atento a esta conducta,
y Comonfort, como creadas por la Nación,
demostró que Vidaurri se había excedido en
como legítimas y reparadoras, el Congreso
sus facultades de Gobernador” al atacar la
debía ver hasta dónde podía conservar. La
existencia de otro Estado, y al resolver por sí
revisión, pues, en ciertas cuestiones y con
sólo una cuestión que aun en tiempos cons-
respecto al Gobierno que nació del Plan de
titucionales estaba sujeta a multitud de re-
Ayutla, no tiene que pararse en minuciosi-
quisitos, que dictan la prudencia y la necesi-
dades, sino que el examen debe reducirse a
dad de conservar la paz pública. “Pero como juan antonio de la fuente
235
Vidaurri había querido darle a su atropello
que el dictamen es obra suya. El estilo, las
un cierto carácter de legalidad, enviando ac-
ideas, la entereza que campea en ese escrito,
tas en que constaba la voluntad del pueblo,
revelan al Sr. Fuente.
el Sr. Fuente hizo ver que si había actas, ha-
“En la empresa de reparación y desagra-
bía también contra-actas”. “Sabido es, dijo,
vio nacional, decía en el exordio, encomen-
cómo se forman esos documentos; el hecho
dada por el pueblo mexicano al Congreso
más escandaloso, la usurpación más infame,
Constituyente, no era posible que esta asam
el acto más contrario a la voluntad nacional,
blea dejase de considerar los títulos invoca-
la prórroga de la dictadura de Santa-Anna,
dos por D. Antonio López de Santa-Anna
se fundó en la apariencia, en actas popula-
para fundar el gobierno absoluto con los
res y en el sufragio universal”. La energía del
despojos de la República y de la libertad.
Sr. Fuente estaba a la altura de la situación.
Este hombre hizo promulgar en 16 de Di-
“¿Hay algún punto de semejanza, se pre-
ciembre de 1853 un decreto por el cual se
guntaba, entre Santa-Anna y Vidaurri? Sí
declaraba investido, mientras le pluguiese, de
lo hay, se respondió y consiste en el terror,
un poder sin límites, que dijo le daba la Na-
porque el terror se emplea en Coahuila, des-
ción, con facultad de transmitirlo en vida y
de que Saltillo fue tomado por asalto por
en muerte a la persona que él gustase elegir.
las tropas de Vidaurri”. Se detuvo en referir
Esa dominación fue todo nuestro derecho
este suceso, cuenta Zarco en su crónica de
público, hasta que la revolución victoriosa
esa sesión, y añadió que los ciudadanos más
restituyó a los mexicanos sus libertades
respetables fueron reducidos a prisión, veja-
perdidas”.
dos, maltratados y despojados hasta de sus
Más adelante, reflexionando cuanto
vestidos en el rigor del invierno, y que no
pudo haber hecho Santa-Anna en bien del
bastándole todo esto muchos hubieron de
país, lo increpaba en estos términos: “Cam-
sufrir de Vidaurri, reprensiones y amenazas
peón tránsfuga de todos los bandos, autor
indignas de un republicano.
de nuestros descarríos e hipócrita vengador
En la sesión del 30 de Mayo estuvo más
de ellos, provocando otros mayores; incons-
enérgico todavía. Estudió la cuestión de dis-
tante en los medios, pero firme en el propó-
tintas maneras, y como en la vez anterior,
sito de domeñarlo todo, Santa-Anna creyó
demostró que en las actas enviadas no había
terminado a su favor el bárbaro juego de los
espontaneidad ninguna, y que por lo mis-
trastornos del país, y que en 1853 había so-
mo, no eran dignas de tenerse en cuenta.
nado para la libertad la hora suprema que él
El dictamen, al fin, fue declarado sin lugar a votar, y el negocio volvió a la comisión.
236
había procurado acelerar con los esfuerzos de toda su vida”.
Más notable es aún el informe que leyó
Imposible citar todo el discurso. De ha-
en la sesión del 26 de Junio. No obstante que
cerlo así, le daríamos a esta biografía una
formaban la comisión él y los Sres. Gómez
extensión mayor de la debida; mas ya que
y Díaz Barriga, nos atreveríamos a asegurar
el espacio nos falta, nos permitiremos reco-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
mendar la lectura de ese dictamen, tan lleno
Poco tiempo duró en ella. Disgustado por la
de erudición, de talento y de energía.
manera con que se había arreglado la cues-
Veamos ahora su discurso sobre libertad de cultos.
tión inglesa, renunció la cartera que se le había encomendado, sustituyéndolo inte-
No fue el Sr. Fuente en ese entonces libe-
rinamente Lerdo de Tejada que era el Mi-
ral exaltado. Junto a Arriaga, Ramírez, Zar-
nistro de Hacienda. Al año siguiente, 1857,
co y Mata, el ilustre Diputado por Coahuila
Comonfort lo llamó de nuevo al Gabinete,
se opacaba. Pertenecía él al bando modera-
poniéndolo al frente de la Secretaría de Ha-
do, y así, deteníalo a la hora de las reformas
cienda. De esta Secretaría pasó nuevamente
el terrible cuanto inútil no es tiempo. Así, no
a la de Relaciones que sirvió hasta fines de
creía que fuese en 1856 la época propicia
ese mismo año en que por el Golpe de Esta-
para establecer la libertad de conciencia;
do, la República cayó una vez más.
veía alzarse la revolución, y aun abrigaba te-
Dos fueron sus actos culminantes du-
mores por nuestra Independencia. Peligraba,
rante ese periodo. El primero, la defensa de la
a su entender, con tan amplia reforma.
suspensión de garantías, y la del dictamen de
Fuerza es confesarlo: su discurso del
las comisiones sobre la concesión de faculta-
31 de Julio es una expresión sincera, repre-
des extraordinarias: exigencias nacidas por la
senta a una conciencia honrada; pero no
conducta amenazadora de los reaccionarios.
corresponde a los ideales que urgía entonces realizar.
Fue el segundo, la dignidad y energía con que contestó al Ministro Plenipotenciario
Años más tarde, él mismo se desenga-
inglés Mr. Lettson la nota en que éste pro-
ñó; comprendió cuáles eran los anhelos del
testaba en contra de la elección de Magistra-
pueblo mexicano, se verificó una evolución
dos de la Suprema Corte, por no haber sido
en sus creencias y se afilió en el partido pro-
abogados, según decía, algunos de aquellos
gresista. Así se explica que quien se había
en quienes había recaído la elección. Nues-
opuesto a la libertad de cultos, fuera más
tro diplomático rechazó con su entereza ha-
tarde uno de los sostenedores y promulga-
bitual el que Mr. Lettson se ingiriese en los
dores de las Leyes de Reforma: él expidió la
asuntos políticos de México, y el Congreso,
ley sobre exclaustración de monjas. Empero
a cuyo conocimiento llegó la conducta del
de esto nos ocuparemos en su oportunidad.
Ministro inglés, se mostró altamente satisfecho. D. Francisco Zarco, redactor de El Si-
V
glo XIX decía en aquella época, a propósito de
Hemos visto en breve bosquejo la personali-
esta actitud de nuestro Ministro: “Mucho
dad del Sr. Fuente como diputado. Tócanos
celebramos la energía del Sr. Fuente, al que
ahora presentarlo como ministro.
vemos no está dispuesto a seguir esa senda
La primera Secretaría de Estado que se
de debilidades y condescendencias que sólo
le encargara fue la de Relaciones, por re-
sirven para exagerar las pretensiones y las
nuncia que de ella hizo D. Luis de la Rosa.
exigencias de las legaciones extranjeras”. juan antonio de la fuente
237
Aparece nuevamente en Veracruz for-
bre exclaustración de monjas. “Ese decreto,
mando parte del Gabinete del Sr. Juárez en
decía Zarco en El Siglo XIX, reclamado por la
1859. Siempre digno, siempre patriota, re-
opinión pública y promulgado por un Go-
clamaba al encargado de la legación británi-
bierno que conoce toda su fuerza, se deriva
ca el que buques que navegaban con bande-
de esa opinión; es un audaz cartel de desafío
ra inglesa exportasen capitales tenidos por
lanzado al rostro del invasor, que viene pro-
contrabandos según la ley. Como ya se dijo
metiendo la restauración de los abusos, del
a propósito del Sr. Llave, el Lic. Fuente se
despotismo y del régimen teocrático, contra
negó a firmar el tratado McLane-Ocampo.
los que la Nación viene luchando hace me-
Años después, en 1861, volvió al Ministerio
dio siglo. Desarrollar así la reforma en los
en sustitución de D. Manuel Ruiz, que se
momentos en que las falanges imperiales
encargó del Gobierno de Oaxaca.
unidas a los bandoleros reaccionarios avan-
Cuando por el triunfo alcanzado en
zan sobre Puebla, es mostrar confianza en la
Calpulalpan, el Sr. Juárez entró a la Capital,
victoria y despreciar la pretensión de inter-
Fuente le siguió en calidad de Ministro de
venir en nuestras instituciones, en nuestra
Justicia, cargo del cual renunció bien pronto
forma de gobierno. La minoría opresiva se
por no estar de acuerdo con que el Gobierno
siente fuerte todavía para llevar a cabo su
continuara ejerciendo facultades judiciales,
programa, para emancipar a la sociedad de
puesto que la situación anómala en que
todo yugo y para luchar contra enemigos
éste se encontraba ya había desaparecido;
interiores y exteriores. Ésta es la significa-
porque según él, los obispos no debían ser
ción política de la última ley autorizada
juzgados por los tribunales y desterrados
con la firma del hombre de Estado que es
arbitrariamente; y finalmente porque era
autor de la libertad de cultos, que sostuve
necesario renovar a los Magistrados de la
dignamente en París los derechos de la Re-
Suprema Corte de Justicia. El Sr. Juárez, que
pública, haciendo llegar la verdad a los oídos
no estaba de acuerdo con las ideas del Lic.
de Napoleón y de Thouvenel tan poco acos-
Fuente, admitió la renuncia, como admitió
tumbrados a escucharla y que últimamente
más tarde la de los ministros Llave y Gonzá-
ha opuesto tanta firmeza y tanta energía a
lez Ortega.
las exageradas pretensiones de la diplomacia
Aquí se abre otra era: la del diplomáti-
extranjera empeñada en poner un peto pere-
co cuyas tendencias van encaminadas a que
grino a todas nuestras leyes para ejercer una
el decoro nacional no sufra en un ápice y a
verdadera intervención”.
que el nombre de México sea tenido en el
238
lugar que le corresponde por sus luchas en
VI
bien del progreso en la América Latina, por
A fines de Abril, salió de México rumbo a
sus anhelos y por las reformas conquistadas.
Francia, con el carácter de Ministro Extraor-
Pero antes de abordar esta faz, última de tan
dinario de la República cerca del Imperio
noble vida, justo es recordar su decreto so-
francés, el Lic. D. Juan Antonio de la Fuente.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Llegado a París tropezó con algunas dificul-
“Los papeles de Londres, por el contra-
tades por no haber presentado las cartas de
rio, afirman como V. E. verá, que el gabinete
retiro de Almonte, hizo cuantos esfuerzos
español tiene un vivo deseo de verse apoya-
pudo para destruir las maquinaciones bo-
do por los gobiernos de Francia y de Ingla-
napartistas y al fin volvió al país, sin haber
terra, para obtener un triunfo demasiado
conseguido el objeto que se propusiera; pero
fácil. ¿La proverbial arrogancia y necedad
satisfecho por haber cumplido su misión
del actual gabinete español ha sido parte
tan dignamente como lo exigían su probi-
para que los otros dos gobiernos le excluyan
dad, su reputación y su patria.
de sus arreglos antimexicanos? Muy bien
“El Sr. D. Antonio de la Fuente, minis-
puede ser, porque esos sueños de D. Juan de
tro de México en París, había dado la voz de
Borbón o de otro príncipe de la misma casta
alarma con oportunidad, pero sin precisión,
no es posible que obtengan el honor de la
porque ignoraba a su vez la intensidad del
discusión”.
amago que se intentaba contra México.
Parécenos que sin necesidad de inter-
“En su despacho a nuestro gobierno, de
pretar el párrafo referente a M. Thouvenel
19 de Septiembre de 1861, hay sin embargo
aquel en que dice: “Ha sido lo mismo en la
una noticia que debió alarmar a los hombres
conferencia que tuve con M. Thouvenel a
de Estado mexicanos.
principios de Julio y en la última verificada
“En esa nota participaba el Sr. de la
a principios de Septiembre. Aquel ministro
Fuente que Thouvenel, el Ministro de
me habló tan sólo del acuerdo que reinaba
Napoleón III, le había dicho en la última
entre su gobierno y el de la Gran Bretaña
conferencia, que el gobierno francés esta-
para tomar medidas fuertes que nos obli-
ba en perfecto acuerdo con el de la Gran
gan a aceptar sus demandas”; parécenos,
Bretaña para tomar medidas fuertes que
decimos, que no había necesidad de llegar
obligasen a México a aceptar las deman-
a este incidente para comprender de lo que
das de ambas”.
se trataba más cuanto que Lefévre dice en
En efecto, en la nota a que se refiere el autor del Apéndice a Elevación
una nota: “En un despacho, fecha 17 del
y caída del
mismo mes, el Sr. D. Andrés Osegura, se-
Maximiliano, se dice: “La actitud
cretario de la legación en París, enviado a
que a la llegada del último paquete inglés to-
Londres por el Sr. Fuente, le escribió que,
maron las cortes de París y de Londres, con
un mes antes, el Sr. Murphy, ministro que
relación a México, y las publicaciones que
fue de Maximiliano en Viena, había veni-
en ambas capitales se hicieron, despertaron
do a Inglaterra para asentar la candidatura
al Sr. Calderón Collantes y le hicieron pen-
de un Borbón cualquiera al trono restau-
sar en algo ruidoso para escapar de la acusa-
rado de México y había salido derrotado
ción de haberse dejado adelantar por Francia
después de quince días de espera en el ‘Fo-
y por Inglaterra”.
reign office’ y dos conferencias con Lord
emperador
Líneas después añade:
Russell”. juan antonio de la fuente
239
En Octubre siguiente nuestro Ministro
ca, porque luirá tanto necesitaríamos un
dirigía al Sr. Zamacona frases tan insignifi-
libro en que se estudiase al hombre y sus
cantes como las siguientes:
actos, nos vemos obligados a suprimir mu-
“El primero de estos caballeros (M.
chos documentos que si son interesantes,
Dayton, Ministro de los Estados Unidos)
tratándose de un particular, aumentan de
me dijo el mismo día que yo iba a partir para
valor al referirse, a México. De aquí, pues,
Inglaterra, que si bien España no cesaba de
que nos limitemos a consignar que si el Sr.
protestar que no era su ánimo intervenir
Fuente, predecesor, en materia de diploma-
en el gobierno interior de México, su gobierno
cia, de D. Manuel Doblado, no consiguió
sin embargo se proponía organizar en Méxi-
los triunfos que éste, fue debido, más que
co un partido que pidiese un príncipe de
todo, a que el primero trató con las cortes
la familia reinante en España, el cual no se-
y el segundo con los delegados. Más aun
ría D. Juan, como se creía generalmente,
cuando así baya sido, preciso es mencionar
sino D. Sebastián, el tío de la Reina”.
un gran rango de energía suya; porque en
Más adelante, refiriéndose a la conver-
verdad se necesita poseer alma tan bien
sación habida con Mr. Adams, ministro de
templada como la de nuestro diplomático,
los Estados Unidos en Madrid, dice: “El mi-
para dirigir una nota como la que él misino
nistro de los Estados Unidos en Madrid me
envió a M. Thouvenel, ministro de Rela-
ha escrito que el Plan de España era que sus
ciones en Francia. No podemos copiar aquí
amigos de México le pidiesen que enviase
esa nota íntegra; sin embargo, para que se
allí un príncipe de la familia real para que
formen una idea nuestros lectores del valor
gobernase la nación, y que España entonces
de aquel grande hombre, copiamos aquí el
condescendería y haría marchar un cuerpo
fragmento del calce:
de tropas para apoyar al nuevo rey”.
240
“México no es tan débil como España
Pero donde se revela más el patriotismo
bajo el dominio de Napoleón I. México po-
del Sr. Fuente es en la conversación habida con
drá ser conquistado, pero no sometido; y
Lord Russell. No fue ella decisiva para nuestra
aún no sería conquistado sin haber dado
paz porque ya había en Europa la idea precon-
antes pruebas del valor y virtudes que se
cebida de entrar en son de guerra. Nuestro di-
le niegan. Después de haber sacudido la
plomático hizo cuanto pudo por evitar la coa-
dominación monárquica de España, domi-
lición tripartita. Sus esfuerzos se quedaron sin
nación secular y profundamente arraigada,
realización, pero ello no importa; al cabo del
México que ni aun quiso por rey a su liber-
tiempo han hablado los documentos y esos
tador, México que acaba de salir victorioso
son la prueba más irrefragable del talento del
de una revolución contra los restos de una
célebre coahuilense y de la doblez y falsía de
oligarquía que pesaba sobre su democra-
las cortes inglesa, francesa y española.
cia, no aceptaría nunca, a ningún precio,
En la imposibilidad de referir uno a
un monarca extranjero. Esa monarquía,
uno los trabajos del Sr. Fuente en esa épo-
muy difícil de crear, será aún más difícil de
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
mantener. Semejante empresa, ruinosa y
De corta duración fue a piel estado de
terrible para nosotros, lo sería más todavía
cosas. Los desastres se sucedieron los unos
para sus promovedores. México es débil,
a los otros y el gobierno tuvo que salir de la
sin duda alguna, junto a las potencias que
Capital, rumbo a San Luis Potosí.
invaden su suelo; pero posee la conciencia
“El Presidente de la República, dice Frías
de que sus derechos han sido vulnerados, y
y Soto, salió inmediatamente después cara
posee también el patriotismo que multipli-
el Interior, designando la ciudad de San Luis
ca sus esfuerzos y la alta convicción de que
para que fuera la Capital de la República.
al sostener con honor esa lucha peligrosa,
“Su ministro lo acompañaba.
le sería dado preservar al hermoso conti-
“Sus tropas y los empleados salieron
nente de Cristóbal Colón, del cataclismo que le amenaza”. Grecia no hubiera exigido más para declarar patriota a un ciudadano. En 1862, como ya dijimos, volvió el Sr. Fuente a su patria. A poco el Gral. Doblado,
después. “Pero desde aquel punto, aquella retirada tomó el aspecto de una derrota. “Archivos, material de guerra, caudales, ballones, todo se perdió en aquel desorden terrible.
que desempeñaba la cartera de relaciones, se
“Violencias, fusilamientos, todo fue in-
separó de ella por causas que aún no están
útil para contener la desmoralización. Has-
del todo esclarecidas. Vacante esa Secreta-
ta más tarde comenzó a organizarse de nue-
ría fue ofrecida al Sr. Fuente, que no pudo
vo el ejército en Querétaro, y se restableció
admitirla por hallarse enfermo. Al fin se en-
algo más la confianza pública.
cargó de ella y de la de gobernación el 25 de Agosto de 1862. Hablando de este nuevo ministerio
“El gobierno general llegó a Querétaro, y sin detenerse allí más que un día continuó su camino.
dice Rivera Cambas; “El Sr. de la Fuente
“Juárez y los suyos iban tranquilos.
tenía famosos antecedentes como persona
“Fuente, ese digno hombre de Estado
ilustrada, íntegra y proba y había sostenido
cuya pérdida lamenta la República, al llegar
su amor a México en la última carta dirigi-
a su alojamiento en Querétaro, pidió un aje-
da a M. Thouvenel; mucho podía esperarse
drez, juego al cual era muy apasionado.
del liberal consecuente y del autor de la ley de
“Esos hombres sabían que era un deber
tolerancia de cultos que se hacía cargo de la
morir en su puesto y estaban tranquilos por
situación”.
tano en su conciencia”.
El ministerio, cuyo jefe era el Sr. Fuen-
Después de la toma de Saltillo por Aguirre,
te, publicó un programa patriótico y liberal,
el general Escobedo marchó rumbo a Parras,
lleno de las más halagadoras esperanzas y
entre otros motivos, para conferenciar con
satisfizo los ánimos, tanto, que en la prensa,
los Sres. Lic. Fuente y Gral. Viesca, sobre
en los clubes, y aun por los particulares, se
el modo de organizar la guerra. Fuente en
dieron señaladas muestras de adhesión.
esa época, era jefe político de Parras, cargo Juan
antonio de la fuente
241
humilde junto a los de Ministro y Repre-
Coahuila agradecida, dispuso el 14 de
sentante; pero que prueban cuánto acataba
Julio de 1865 la erección de la Villa de Fuen-
aquel grande hombre el sistema Republica-
te, y el Congreso, a raíz del triunfo de las
no. Hoy, quien haya sido Diputado, Secre-
armas republicanas, el año 1868, para perpe-
tario de Estado y Ministro Plenipotenciario,
tuar el nombre de tan esclarecido mexicano,
de seguro no admitiría la Jefatura política de
decretó que su ciudad natal se llamase Parras
un cantón; pero es que los tiempos han
de la Fuente.
cambiado. Ya no somos la generación mag-
José P. Rivera
na que asombrara un día al mundo. Hemos caído abrumados por el peso de nuestra grandeza faltos de fuerza para sostenerla.
Hemos consultado para escribir la presente biografía: México a través de los siglos, tomo v, por D. José María Vigil; Historia de Jalapa, etc., por M. Rivera Cambas; Catecismo
Pero lleguemos al final de la biografía:
Histórico, Geográfico y Estadístico del Estado de Coahuila, por
día de luto, de dolor fue para la República
larión Frías y Soto; Secretaría privada de Maximiliano por
Esteban L. Portillo; México. Francia y Maximiliano, por Hi-
el 9 de Junio de 1866. En él murió el íntegro, el
Lefêvre; Reseña histórica de la formación y operaciones del Ejér
justo, el inmaculado ciudadano Lic. D. Juan
Gaulot, y algunos periódicos de la época, El Siglo XIX entre
Antonio de la Fuente.
cito del Norte, por Juan de Dios Arias, Rêve d’Empire de Paul otros.
Leandro Valle 1833-1861
En
primer año de la segunda década del
Leandro fue quien más llevó en la sangre
siglo, cuando Hidalgo desplegaba el estan-
estos bellos ardores de patriotismo y liber-
darte de la independencia de México en el
tad. Venido al mundo en México y en la calle
pueblo de Dolores, el Coronel Rómulo del
de San Agustín núm. 2, el 27 de Febrero de
Valle vivía ya muy comprometido en la tra-
1833, su padre le inculcó las ideas que tejen
ma urdida para difundir la idea de nuestra
el indisoluble lazo entre el ciudadano y la
emancipación de España y el derrocamiento
tierra en que se nace. Recibió su instrucción
del gobierno virreinal que no le parecía en
primaria en una escuela de Jonacatepec
manera alguna digno: quería con el alma un
(E. de Morolos) que dirigía D. Francisco Sal-
régimen político propio y defendía su credo
daña, un santo profesor que cuidaba mucho
por todo Querétaro a la cabeza de un grupo
de tener irreprochable conducta para no apa-
de patriotas. Prestó servicios que debe de gra-
recer modesto con hipocresía. Muy joven, a
bar la Historia, desde 1811 hasta el triunfo
los once años cumplidos, entraba al Colegio
de la Reforma en que anduvo con el arma al
Militar, carrera por la que sentía, más que
brazo junto con D. Juan Álvarez: ¡cuarenta y
curiosidad de niño, decidida vocación.
el
cinco años de lucha por la autonomía nacio-
Era precisamente el año 1844, cuando
nal y la República y en aquellos tormentosos
Santa-Anna declaró su odio de muerte al Con-
días que se jugaban vidas y haciendas por los
greso, porque le había negado facultades para
principios, el todo por el todo!
imponer nuevas contribuciones y entraba de
Da Ignacia Martínez, esposa de D. Rómulo,
paso a la Presidencia el íntegro José Joaquín
con ser católica devotísima, jamás discutió
de Herrera. Los ánimos estaban en eferves-
ni en el seno del hogar los pensamientos li-
cencia y la dictadura hacía sentir su peso de
berales del valiente soldado y que andando
plomo sobre todo el país. Empezó estudiando
los sucesos de la revolución heredarían sus
con gran provecho lo táctica de infantería y
hijos.
obtuvo el premio en el examen de fin de año. ˜ 243 ˜
Al siguiente era sargento segundo, con-
pales ciudades, Valle se puso a las órdenes
forme al reglamento del Colegio y la apro-
del general D. Juan Álvarez, templado más
bación del consejo de profesores. Aprendió
su denuedo por el peligro en que pasaba la
concienzudamente la táctica de caballería,
patria; y trascurrido algún tiempo a las de
Matemáticas elementales y las otras mate-
Antonio Banuet. Cuando éste, su querido
rias anexas del curso. Ahí también obtuvo el
jefe, fue herido por el invasor extranjero, le
primer premio.
llevó solícitamente a su hogar y lo puso con
Íntima amistad lo unía a Osollos y a
filial cariño en brazos de sus ancianos pa-
Miramón, el implacable enemigo de los li-
dres, en tanto él seguía batiendo al enemigo
berales. Cuentan que en el Colegio los dos
en el Puente Colorado.
últimos solían saludarse así: —Mi General —hablaba Miramón con
luctuosa época lo impelían en fuerza de la
la mano derecha llevada al kepí y cuadrán-
índole de su carrera a entrar y salir con fre-
dose marcialmente.
cuencia del Colegio.
—Ordene Su Alteza —decía Valle.
244
Las revueltas tan obstinadas por aquella
En 1850, a la vez que estudiaba Física y
Y la broma juvenil tuvo que ser realidad
Mecánica, consagraba sus ocios a la literatu-
hasta cierto punto: Leandro llegó a ser gene-
ra sin dejar por esto de ser uno de los alum-
ral y Miramón fue Presidente de la Repúbli-
nos más aprovechados: obtuvo como en los
ca cuando ambos eran muy jóvenes.
anteriores exámenes, el primer premio. Tan
El 20 de Enero de 1847 ascendió a sub-
grandes esperanzas el Gobierno cifró en él,
teniente por especial empeño de D. Valentín
que tuvo el propósito de enviarlo a París
Gómez Farías. Éste fue el paso que resolvió
para que sellara su tan brillante carrera con
el porvenir de Valle.
mayores conocimientos teóricos de la cien-
Desde entonces demostró de continuo
cia de la guerra y más extensa práctica. La
el valor y la serenidad tan peculiares en los
pobreza de sus padres causó en parte el fra-
trances más difíciles de su vida militar. El 27
caso de aquel viaje que fue para él un sueño
de Febrero, ese día que los 3,300 mentados
dorado.
polkos se pronunciaron al grito de ¡muera
Dado su afecto por la poesía y su fama
Gómez Furias! y ¡mueran los puros! Valle
de inteligente, que resonaba entre sus con-
defendía el punto de Santa Clarita y por
discípulos y profesores, el 15 de Septiembre
sostener a D. Valentín, se batió cuerpo a
de 1851 en la celebración de la Independen-
cuerpo con los rebeldes, teniendo presente
cia, recitó en el Teatro Nacional una com-
que el Gobierno establecido cuidaba con sus
posición que le valió estrepitosos aplausos,
cinco sentidos de hacer frente a los Estados
por el ardor con que fue declamada y por
Unidos. Agobiado México por los odios de
algunos atrevidos pensamientos que conte-
política y de creencia y por la irrupción
nía, porque la verdad era que la naturaleza
de los bárbaros del Norte casi enseñoreados del
le habría dado todo, pero no el don de pulsar
país por estar a punto de ocupar las princi-
la lira. Por ejemplo, habla de los guerreros:
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Leandro Valle
Con denuedo marcharon a la guerra,
enemigas por una causa justa y patriótica.
La paz de sus hogares despreciaron,
Jamás movió una influencia de las muchas
Sus cenizas cubrió sangrienta tierra,
que tenía para ascender: los grados venían a
Pero al sepulcro con honor bajaron.
sorprenderle y no iba a buscarlos en las an-
¡Oh recuerdos de gloria! ¡Cómo late
tesalas de los omnipotentes en política.
Mi ardiente corazón! ¡cómo se agita!
Un general, antes furibundo reacciona-
Al recordar los triunfos, combate,
rio y hoy republicano, le aconsejaba hablan-
El pecho militar siempre palpita.
do de grados:
Hidalgo, Allende, valeroso Aldama, ¡Cómo os envidio vuestra eterna gloria! Trocara mi existir por vuestra fama, Por dejar una página en la historia.
—Leandro, aproveche usted sus buenas amistades de arriba. —Los medios para ascender los tenemos en nuestras manos —respondía. Esto da la clave del porqué los conser-
El mérito es intrínseco y está en que
vadores eran después imperialistas y ahora
todo lo expresa sinceramente, y más, en que
casi todos estos fieles y abnegados se han he-
realizó la promesa al pie de la letra: siempre
cho del partido liberal de arriba.
patriota, valiente y sin abrigar un solo pensamiento impuro.
En Puebla apresaron a D. Rómulo por haber aparecido en público como un liberal
Siendo teniente de Ingenieros, el 29 de
exaltado y amigo exigente de la rectitud en
Marzo de 1853 lo nombraron Ayudante del
los actos gubernativos. Leandro al llegar a
Batallón de Zapadores; entonces este cuer-
la ciudad y tener conocimiento del suceso,
po del Ejército era de lo más escogido entre
pidió indignado su baja al Gobernador y co-
la milicia, porque los que le formaban no
mandante militar del Estado.
tenían tacha en comportamiento, valor y
—No me es posible servir a un Go-
disciplina. Nunca antes ni después batallón
bierno que no respeta al autor de mis días
alguno de la República, no olvidando el de
—manifestaba dando por fundamento de
Supremos Poderes que intentó ser su reme-
su solicitud.
do, tuvo más instruida y decente oficialidad.
El general D. Juan Álvarez, satisfecho de
El dictador Santa-Anna, a quien caía en
los grandes servicios de D. Rómulo durante
gracia el joven militar por su apostura, su sa-
la revolución del Plan de Ayutla, quiso que
ber en la ingeniería, su conducta y su valentía,
Leandro fuese agregado a la Legación de
lo ascendió el 1° de Junio del mismo año a Ca-
México en los Estados Unidos; pero D. Ignacio
pitán 2º de la cuarta compañía de Zapadores.
Comonfort, por causas muy ajenas a su vo-
Apoyado por sus méritos, cada día más
luntad, no pudo llevar a efecto el buen deseo
grandes, subía a pasos de gigante el esca-
de su respetable antecesor; en cambio a poco
lafón, sin dar los saltos que ahora se acos-
tiempo lo envió a París para compensarle al-
tumbra, y con el previo bautizo de sangre
gún tanto la eficaz ayuda que como ingenie-
en el campo de batalla recibido de las balas
ro prestó en el sitio de Puebla el año 56. leandro valle
247
Tan enemigo era de los títulos de noble-
Cuenta el Sr. J. Martínez que la víspera
za, que en circunstancias serias se burlaba
de la batalla, en la que más que perdieron
de ellos. Asistió a un gran baile en las Tulle-
se dispersaron sus tropas, aconteció una es-
rías con el Ministro de México D. Francisco
cena curiosa. Valle tuvo un disgusto con el
Modesto de Olaguíbel y se hizo anunciar
español Bravo y éste, inquieto por el juicio
de los heraldos como Conde del Nopalito.
que aquél se había formado de su persona,
El joven militar quedó satisfecho del tan deseado viaje, visitando algunas de las principa-
—¿Usted ha dicho que desconfía de mí?
les ciudades de Europa; pues la falta de recursos
—Sí, señor, lo he dicho —respondió Valle.
le cerró las puertas del colegio y no hizo estudio
—Podría pedir a usted una satisfacción;
alguno como fue su propósito. A fines de 1857
pero esto sería indigno entre dos jefes libe-
pisaba de nuevo el suelo patrio y obtenía del
rales; mañana al frente del enemigo el que
mismo Comonfort el grado de capitán 1º de la
menos avance merecerá la duda.
primera compañía del batallón de Zapadores. En la defección de Comonfort hizo es-
—Corriente. —Convenido.
fuerzos por rebelar a Zapadores en Santo
—Déme usted la mano.
Domingo y aun por ello tuvo un serio dis-
Y la promesa quedó pactada.
gusto con el jefe de la reacción, al menos así
La prueba fue decisiva, más que en Sala-
aparecía, el general José de la Parra. Perdida la capital de la República, el 24 de Enero de 1858 de la noche a la mañana salieron en diligencia su padre y él rumbo a Salamanca, donde se hallaba Doblado.
manca, en la carga de Calderón: Bravo hizo prodigios de valor. Leandro reunió a sus amigos y dijo a su rival: —Señor coronel, le pido a usted perdón; yo no había sabido juzgar a usted.
La víspera de su partida para tomar par-
A Bravo se le añudó la voz en la gargan-
te en la Guerra de Reforma comió y tuvo
ta y no pudo más que llorar. Este fue el ori-
una larga entrevista con el general Miguel
gen de la inquebrantable amistad de los dos
Miramón en el restaurant de La Estrella, en
jóvenes militares.
la calle del Refugio frente al portal de Agusti-
En premio de su bizarría al resistir las
nos, y trataron de sobornarse el uno al otro:
fuerzas de la legalidad al mando de Dobla-
Miramón ofrecía todo un porvenir a Valle,
do, a los tacubayistas de Osollos, y de igual
y éste, otro no menos lisonjero que aquél;
comportamiento que observó al querer Lan-
pero ninguno cedió: cada quien tomó senda
da en Santa-Anna Acatlán aprehender a D.
opuesta, sin perder su amistad fraternal.
Benito Juárez y su Gabinete, fue ascendido
Miramón ya le debía la vida: se la había salvado en Puebla.
248
le dijo:
a teniente coronel de ingenieros. Cuando Juárez y su Gobierno, pasado
En Salamanca, a principios de Marzo,
el inminente peligro que corrieron en Gua-
Iniestra y Leandro del Valle formaban parte
dalajara, partieron rumbo a Colima para
del Estado Mayor de aquel general.
embarcarse en Manzanillo, dar vuelta por
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
el Istmo de Panamá y salir a Veracruz, Valle
perjudicarla en lo más mínimo, Leandro del
estuvo a las órdenes de Santos Degollado;
Valle la hacía reflexionar:
precisamente entonces su padre, D. Rómu-
—Señora, se va a caer su casa.
lo, ya con el grado de general, era el coman-
—No le hace; no importa.
dante militar de Colima por nombramiento
—Pierde usted todo.
que hizo el popular Degollado.
—Pero gana, el partido puro.
Durante los cortos días de estancia,
La mina voló parte del bastión y cuarteó
mientras se rehacían y proveían de arma-
la casa de la patriota, pero no sin fruto. Una
mento y municiones las tropas liberales para
tarde, aprovechando la lista de Sr. Refugio
volver a emprender la campaña en el centro
I. González, el coronel Bravo y Valle con los
de Jalisco, Leandro se dedicaba con ahínco
Mosqueteros, entraron los primeros por la
que parecía rayar en delirio al ejercicio de
brecha y comenzaron en silencio, con au-
los soldados que estaban bajo su inmediato
dacia verdaderamente temeraria, a hacerse
mando. Su ideal era que reinase entre todos
de las posiciones del enemigo. Bravo, com-
ellos la instrucción y la subordinación y pu-
pitiendo con arrojo con Valle, subió a la azo-
diesen arrostrar en cualquier tiempo el peli-
tea del Palacio de Gobierno, quitó del asta la
gro. Les predicaba siempre: “Ante el enemigo
bandera de la reacción que flotaba e izó su
nunca contéis el número”.
blusa roja que llevaba puesta.
La acción de Cuevitas le dio nombradía
Entonces Valle habló así a sus soldados:
entre los que por envidia pretendían rivali-
“Esta plaza inexpugnable para esos ejér-
zar con él. Su valentía y arrojo llegó a ser
citos asalariados que sirven de ciego instru-
proverbial.
mento al gobierno que los paga, ha caído
En el sitio que las fuerzas liberales pu-
ante vosotros, soldados de discernimiento
sieron a Guadalajara en el mes de Octubre,
y de convicción, para quienes la pérdida de
él fue quien dio el primer paso para alcanzar
la vida importa poco con tal que triunfe la
la victoria. A iniciativa del general Refugio
causa a que habéis consagrado vuestros es-
I. González y con asentimiento tácito de D.
fuerzos, y que no aspiráis a otra recompen-
Benito Gómez Farías, practicaron una mina
sa que al placer de haber hecho la felicidad
de pólvora en el bastión de la calle de la
de la patria y a un recuerdo honorífico a la
Merced y se introdujeron por las casas de
posteridad. Hay entre vosotros algunos más
la manzana hasta el lugar elegido; estaban
admirables todavía, que sin esperar que la
vacilantes porque creían arruinar las fincas
historia registre sus nombres, se inmolan sin
contiguas y principalmente en la que iba a
embargo gustosos en el altar de esa divini-
hacerse la mina, que pertenecía a la Sra. Or-
dad misteriosa que ha hecho de los sacrifi-
nelas de Díaz, quien profesaba hasta el fa-
cios humanos la condición indispensable de los
natismo los principios liberales y tenía por
mejoramientos sociales. ¡Mártires anóni-
santos de su devoción a Juárez, Degollado y
mos, que fecundáis con vuestra sangre el
Ocampo. Durante las perplejidades, para no
árbol de la libertad, para que otros recojan leandro valle
249
los frutos, sin pedir ni salario ni gloria es-
brado cuartel-maestre. Estaba en el sitio de
pecial para vosotros, mi corazón se llena de
Guadalajara. Días antes, el 29 de Septiem-
ternura y de veneración al contemplar tanto
bre, en junta de generales había reprobado
patriotismo y tanta abnegación! ¡Vosotros
la conducta de D. Santos Degollado, quien
sois los verdaderamente grandes y los verda-
envió a González Ortega copia de la carta de
deramente heroicos!”.
Mathew y las proposiciones de pacificación
Por esta acción D. Santos Degollado as-
que le hizo. Fue uno de los que firmaron la
cendió a Valle, sin perder su empleo de te-
respuesta vehemente a la comunicación del
niente coronel de ingenieros, a coronel efec-
general en jefe del ejército federal.
tivo de infantería.
250
Conociendo Zaragoza su pericia militar,
Desde 1858 hasta el desconocimiento de
le ordenó, el 26 de Octubre, el desarrollo de
D. Santos Degollado, Leandro estuvo com-
un plan de ataque sobre la plaza. Llevado a
partiendo con él los pocos triunfos y las mu-
la práctica, el 29 en uno de tantos comba-
chas derrotas, acompañándole a Michoacán
tes parte del enemigo hizo el simulacro de
y siguiendo abnegado y perseverante la mis-
suspender el fuego graneado y pasarse; pero
ma suerte que él, a quien debía su carrera y
apenas estuvo a quemarropa de los soldados
respetaba como a su padre.
de Valle rompió de nuevo el fuego y éste
Teniendo en cuenta los servicios que
pudo salvarse arrojándose a un foso. Se en-
prestó en el valle de México, se le dio el gra-
contraba en el punto de más peligro con Za-
do de general de brigada.
ragoza en los instantes que las fuerzas de la
En la Coronilla derrotó a Vélez y le quitó
legalidad se apoderaban a bayoneta calada
los pertrechos de guerra, y con la desventaja de
del resto de Santo Domingo. Al pedir parla-
que Leandro del Valle iba a la cabeza del resto
mento el general Severo del Castillo, fueron
de la tropa mal organizada y sin instrucción.
los representantes de Zaragoza, Doblado y
Al ser herido el general Uraga en el ataque
Leandro Valle quienes en la entrevista re-
de Guadalajara, a mediados de 1860, la presen-
chazaron indignados los puntos de política
cia de ánimo y el respeto que imponía Valle,
del país que les tocaron. Las bases acorda-
hicieron que los soldados recuperasen la moral
das, y que conservaron intacta la dignidad
ante el gran peligro que los amenazaba.
del ejército, fueron firmadas por Zaragoza,
Él fue el que tuvo el mando de una de las
Doblado y Valle. No habiéndolas cumplido
brigadas que defendían el puente de Tolo-
el enemigo, Valle dirigió desde Zapotlane-
lotlán, cuando las fuerzas reaccionarias em-
jo, donde estaba con la división de Jalisco
prendieron la retirada, después de un fuego
y algún botín de guerra, un comunicado a
nutrido de cañón que rompieron sobre las
Doblado en el que se leía: “Supuesto que
liberales.
Castillo ha roto los convenios, deba ser bati-
El 20 de Octubre de 1860 el coronel Toro
do dentro de la plaza u obligado por la fuer-
lo reemplazaba en el mando de la primera
za a salir de ella, a menos que no se rinda
brigada de la división de Jalisco y era nom-
a discreción con la fuerza que lo obedece”.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Castillo huyó de Guadalajara rumbo a Tepic
asesinos, desde Zuloaga y Márquez hasta
y Zaragoza dispuso que Valle lo persiguiese.
Cobos. El 7 de Junio de 1861 pronunciaba
Éste logró dispersar buen número de los sol-
estas textuales palabras en plena Cámara:
dados de su tropa.
“Hemos votado la suspensión de garantías
En marcha el ejército para la capital de
los liberales rojos a quienes no puede atri-
la República, iba con el general en jefe y le
buirse odio a la libertad y a la Constitución
acompañaba a Guanajuato, Celaya, San
que hemos defendido con las armas en la
Juan del Río, la Soledad y Arroyozarco. Aquí
mano”.
reunidos los ejércitos del Norte, Centro y
El día 1º había dicho ya: “En nuestros
Oriente aceptaron la batalla en las lomas
masas hay poco espíritu público y pocas
de San Miguel de Calpulalpan que Mira-
ideas”.
món y Márquez les presentaron el 22 de Di-
Y el día que México supo del asesina-
ciembre. El general Jesús González Ortega
to de Ocampo tuvo que ser un héroe para
a la cabeza de las divisiones de Zacatecas y
apaciguar al pueblo amotinado a las puertas
unido a Valle cogieron a paso veloz la reta-
de la prisión que pretendía matar a Díaz y
guardia al enemigo, que se batía ya con Za-
Casanova.
ragoza, Lamadrid, Antillón, Toro y Blanco,
Le llegó la noticia del fin trágico de D.
y obtuvieron el triunfo definitivo que hizo
Santos Degollado cuando proponía en el
volver los Poderes a la Capital. Antes de en-
Congreso la supresión de los tratamientos
trar el ejército a ésta, su amigo de infancia
oficiales; y dijo al general Nicolás Medina,
y compañero de colegio Miramón le escribía
después de una durísima exclamación:
la siguiente carta: “Querido Leandro: —No sería difícil que Concha necesitase de algu-
—Estas charreteras me las he puesto a cañonazos.
na persona de influjo del partido triunfan-
Y quiso ser el de la revancha.
te, y prefiero dirigirme a ti que a alguno de
Al despedirse en Tacubaya de la Sra. Ig-
sus parientes, a fin de que hagas por ella en
nacia Martínez, su madre, como creyente y
nombre de nuestra antigua amistad, lo que
presintiendo algo funesto, le colgó al cuello
en igual caso haría yo por tu familia. Dis-
un relicario. —No, no quiero; dirán que uno
fruta de felicidades, y manda a tu amigo.
creo y otro predico. —Mira Leandro, hazlo
—Miguel Miramón. Diciembre 24 de 1860.
por mí.
—Sr. Gral. D. Leandro del Valle”. Repuesto el gobierno de la legalidad, tuvo el mando de las armas en el Distrito y
Le dio el adiós a su prometida, la Srita. Luisa Jáuregui, y ordenó a su asistente: —Ensíllame a San Pedro.
en seguida ocupó su asiento en el Congreso,
El tal San Pedro era un brioso caballo
como diputado por Jalisco. Las más de las
que lo llevó al Monte de las Cruces. Allí le
sesiones tomaba parte en los debates. Fue
tendieron una celada Márquez y Gálvez, y
de los de la iniciativa, a la muerte de Ocam-
lo cogieron prisionero, después de un fuego
po, para que se pusieran fuera de la ley a sus
sostenido de las once de la mañana a las tres leandro valle
251
de la tarde y en que luchó hasta con la bayo-
Negrete se apeó, le dio el abrazo levan-
neta, haciendo un cuadro luego que debili-
tándolo del suelo, quiso decirle algo: pero la
taron el flanco izquierdo de los batallones 2º
voz se le anudó en la garganta y huyó del
de Zacatecas y de Moctezuma, en seguida
lugar preñado de lágrimas los ojos.
un triángulo y por último un zig-zag. Rendido Valle por la turba que lo befó
Negrete: al ser preso Valle, befó a éste, lo
durante la media hora de vida que le queda-
injurió, y dirigiéndose al mártir le dijo,
ba, Márquez manifestó a Zuloaga.
dada ya la sentencia de muerte por Már-
—Supongo que a éste sí lo fusilaremos.
quez: —¿Se acuerda usted de Trejo? Pues
—A éste sí, porque lo hemos cogido con
aquí viene usted a pagar con su vida la de
las armas en la mano. He aquí la orden:
aquel héroe. La ira de Negrete tiene la siguiente expli-
“Ejército Nacional.—General en Jefe.
cación, según los informes que apuntamos:
—Leonardo Márquez, General en jefe de este
en 1861, cuando el Ejército reformista entró
Ejército, ordeno que el Capitán de ingenie-
victorioso a México, Leandro Valle, siendo
ros que pertenece a mi Estado Mayor se en-
cuartel-maestro en compañía del general
cargará de pasar por las armas al traidor a la
Refugio I. González, aprendió detrás de la
patria D. Leandro Valle, el cual será fusilado
puerta de una casa del callejón de López al
por las espaldas, para lo cual se le dejará me-
general Anastasio Trejo y lo mandó fusilar
dia hora para que se disponga y después de
en la Ciudadela, buscando a la vez como
haberle fusilado que se le ponga en un para-
una aguja a Negrete, que profesaba entraña-
je público para escarmiento de los traidores,
ble cariño a Trejo para darle igual fin.
para lo cual pedirá en el escuadrón de Explo-
Luego el capitán le hizo saber a Valle:
radores Valle doce hombres al Comandante
—Va usted a ser fusilado. —¿Quién da la
de escuadrón D. Francisco Aldama.
orden? —preguntó Valle. —El general Már-
Por lo tanto mando que se le comunique esta orden a dicho Capitán. Dios y orden, Cuartel General de Salazar, Junio 23 de 1861. —L. Márquez. —Al Capitón de Estado Mayor…”
quez.— entonces no hay remedio. Era imposible que cediese Márquez, puesto que en Tacubaya había dicho: —Estos jóvenes de talento son los que necesitamos hacer desaparecer.
La soldadesca farisaica riendo, gritando y
La promesa iba a ser cumplida por milé-
silbando formaba corro al ilustre prisionero
sima vez. Valle se descolgó el relicario que su
de guerra que permanecía de pie y sin som-
madre le había dado y lo entregó al jefe de la
brero, más altivo y sereno que nunca, cerca
escolta que iba a fusilarlo.
del tronco de un árbol. En esto llegó a caballo
—Le suplico —le dijo— que entregue
el general Miguel Negrete. —Hermano, ¿qué,
usted a la Sra. Ignacia Martínez esta leonti-
no me das un abrazo de despedida —le dijo
na y este relicario que no es muy milagroso.
Valle.—Sí, hermano, sí; ¿por qué no? 252
Otra versión respecto de la actitud de
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Y escribió esta carta:
“En el Monte de las Cruces, Junio 23 de
Aquilea, Collin al1 Bajo éste, un perrito que
1861 —Papá y madre queridos; hermanos
le acompañó siempre en campaña, rascaba
todos. Voy a morir, porque esta es la suerte
la tierra y aullaba con la mirada fija en los
de la guerra y no se hace conmigo más que
restos de su buen amo. El perrito fue a dar
lo que yo hubiera hecho en igual caso; por
a manos de la familia del Sr. Berriozábal; a
manera que nada de odios, pues no es sino
los cinco días desapareció, y mandado bus-
en justa revancha. He cumplido siempre con
car lo hallaron en el Monte de las Cruces,
mi deber; hermanos chicos, cumplan vdes.,
debajo del árbol en que suspendieron a Co-
y que nuestro nombre sea honrado como el
llin: aullaba, rascaba la tierra y miraba las-
que yo he sabido conservar hasta ahora.
timosamente arriba. Llevado de nuevo a la
Padre y madre. A… esa carta, a mí, un
familia, huyó a los pocos días; pero esta vez
eterno recuerdo. También de ti me acuerdo,
fue hallado ya muerto bajo el mismo árbol
Agus, tú has sido mi madre también ...
en que estaba pendiente el cadáver de su
A mis hermanos y amigos adiós”.
amo. El día 28 supo la Sra. Ignacia Martí-
Y ordenó Márquez cuando los soldados
nez, que vivía en Tacubaya, que el cadáver
estaban ya preparados para disparar: —¡Por
de su hijo llegaría a la estación de Mulitas,
las espaldas! —Yo no soy traidor; seguí
y salió a su encuentro. “Yo estaba loca de
siempre una bandera. (Un ayudante dijo a
dolor —cuenta. —Lo vi venir en hombros
Márquez): — Señor general, dice que es usted traidor. — ¡Por las espaldas! repitió Márquez inflexible. Y sonó una descarga cerrada. La orden de Márquez se cumplió: el cadáver de Valle estuvo pendiente de un árbol en las Maromas. A los pies tenía este letrero: “Jefe del Comité de salud pública”. Una acción de Márquez: Luis Álvarez, ayudante de Valle, se salvó, porque a su padre, D. Melchor Álvarez, debía toda su educación al Tigre de Tacubaya. El Sr. D. Felipe Berriozábal, general en
Dice el general Miguel Negrete en sus Memorias,
1
inéditas aún: “De Cuautitlán nos dirigimos por Huisquilucan para el Monte de las Cruces, porque de México había salido una columna a atacarnos y otra de Toluca al mando del Sr. General D. Felipe Berriozábal; esta segunda columna fue la que se nos presentó primero y después apareció la de México; ésta fue batida y completamente derrotada, haciendo prisionero al Sr. General D. Leandro Valle, quien fue fusilado a las cinco de la tarde, habiendo salvado ya un extranjero, Aquiles Collin, ayudante suyo, de que lo hubieran fusilado también”. Casi al terminar la guerra separatista, el General Negrete fue a San Antonio, Texas, y le picó la curiosidad las atenciones de que era objeto por parte de todo el personal del hotel en que se había hospedado. Su nombre estaba inscrito a secas en el pizarrón y nadie parecía conocerle. La víspera de su regreso a México compró dos
jefe de la primera División y comandante
caballos al dueño del establecimiento y quiso saldar sus
militar y Gobernador del Estado de Méxi-
nada. —¿Cómo nada? —Pues sí señor, nada. —Pero si
co, dispuso en Toluca que el general Tomás O’Horán y una escolta fueran a buscar el cadáver para conducirlo a México. Pendiente de un árbol del camino estaba, y cerca, en la misma postura, el de su ayudante
cuentas. El administrador le manifestó: —No debe usted aquí me he hospedado y he subsistido y he comprado los dos caballos. —Nada debe usted, mi General. —dijo el propietario descorriendo el velo del enigma y abrazando muy conmovido a Negrete. —¿Por qué no he de deber nada? —Porque a usted le debo mi vida. Yo soy Aquiles Collin, a quien usted salvó en el Monte de las Cruces cuando Leandro Valle fue fusilado.
leandro valle
253
de unos indios y escoltado por unos de a
D. Vicente Riva Palacio, orador por el Con-
caballo. Subí a un coche y lo seguí. En Cha-
greso, dijo estas palabras al borde de la fosa:
pultepec cedieron a mis ruegos los Sres. Lic.
“En el cadalso de Leandro Valle está el
Joaquín Alcalde y el Huero Medina para que
apogeo de su fama y la primera sombra de
me dejaran verlo, diciéndome: —Pero sólo
la eternidad ha sido para nuestro hermano la
lo va usted a ver, nada más a ver. —Des-
alborada de su gloria”.2
taparon la caja ¡ah! estaba hasta en paños menores”.
Ángel Pola Los datos de esta biografía han sido ministrados a
2
Velados los restos en el salón del muni-
su autor por la Sra. Ignacia Martínez, madre de Leandro
cipio y hecho oficialmente el entierro al si-
Valle, y los generales Felipe Berriozábal. Refugio I. Gon-
guiente día, en el panteón de San Fernando,
el Lic. D. Macedonio Gómez.
zález, Nicolás Medina, Félix Zuloaga, Miguel Negrete y
Miguel C· stulo de Alatriste 1820-1862
La Guerra de Reforma, considerada como
sador, apóstol y soldado al misino tiempo,
lucha de principios, de tal modo es grandio-
fue el verdadero campeón de la idea; el cons-
sa, que descuella sobre todas las contiendas
ciente propugnador de los principios que se
libradas en México por los dos partidos que
sustentaban con las armas en la mano. El
vinieron batallando por adueñarse de la si-
general Miguel Cástulo de Alatriste perte-
tuación política del país.
neció a estos últimos: hombre de ciencia,
Porque entonces quedaron deslindados
difundió la luz de su saber en la cátedra
los campos en que uno y otro adversario se
y desde las páginas del libro, poniendo en
aprestaron al combate, presentándose am-
práctica el medio más seguro de redimir al
bos con caracteres tan bien definidos y dia-
pueblo; demócrata sincero, luchó en el foro,
metralmente opuestos, como jamás, en esa
en la tribuna, en los comicios, por los dere-
épica lucha, para la que inscribió el partido
chos de éste; y soldado, expuso la vida y al
liberal con signos de fuego en sus pendones
fin la sacrificó en aras de la Independencia y
de guerra, la abolición de todos los privi-
de la Libertad.
legios, la desvinculación de la propiedad
Nacido en humilde, aunque no ínfima
amortizada, la libertad de conciencia y el
esfera, supo elevarse en la escala social me-
franco reconocimiento de los derechos del
ced a su claro talento y a su espíritu progre-
hombre. Estos principios de altísima tras-
sista. Mas todo lo sacrificó: posición, bienestar
cendencia política y social, no pertenecen al
y aun la vida, en defensa de la noble causa que
dominio del vulgo de los combatientes. Por
abrazara. Merece, pues, un lugar en la galería
eso el soldado sin cultura intelectual aun-
de Liberales Ilustres cuya memoria consagran
que avezado al combate, no fue en aquella
estas biografías, y a honra altísima tenemos el
contienda sino un autómata de la disciplina
dedicarle la presente.
y de la táctica militares, o tal vez sólo una
Nacido en la ciudad de Puebla, en Mar-
máquina de guerra; mientras que el ser pen-
zo de 1820, alumbraron sus primeros pasos
˜ 255 ˜
los albores de la Independencia Nacional, y
diecisiete años; mas no pudiendo vencer
sus prístinas ideas de niño pudieron confun-
más su pasión por el estudio, ingresó al
dirse con las de Patria y Libertad.
Colegio del Estado, denominado entonces
Fueron sus padres D. Joaquín Alatriste
Carolino, matriculándose en la cátedra de
y Da. Francisca Castro, naturales de aquella
primer curso de latín el año 1837. Desde lue-
ciudad; honrados miembros de la clase me-
go se distinguió por su aplicación y su cla-
dia, que no carecían de ilustración y que fue-
rísimo talento, y el siguiente año aventajó
ron bastante despreocupados para desarro-
a sus compañeros en la cátedra de Sintaxis,
llar la inteligencia del pequeño Miguel con
sin embargo de que se matriculó estando
tacto exquisito y nutriendo su corazón
muy avanzado el curso, habiendo estudia-
con sanos principios de moral. Después de
do la Prosodia solo y sin más auxilio que el
cursar la instrucción primaria, el niño fue
de algunas consultas que le daba el maes-
dedicado por su padre al aprendizaje del propio
tro de Sintaxis Don José Anastasio Rego. Al
oficio, que era el de sastre, con lo cual con-
sustentar examen sobresalió entre los más
trarió la irresistible inclinación de Miguel,
distinguidos de la cátedra; por lo que, en
que deseaba seguir una carrera literaria; sin
premio, se le adjudicó una beca de gracia y
embargo, se sometió a la autoridad paterna,
de honor, según lo certificó el expresado ca-
y en breve tiempo adelantó de tal modo en
tedrático. En los llamados cursos de filosofía
el oficio, que podía desempeñar a su padre
obtuvo siempre el primer lugar supra locum.
cumplidamente en el taller, cuando apenas
Hizo en tres años los estudios de Jurispru-
tocaba a la edad de doce años.
dencia, siéndole otorgada la dispensa de dos
A propósito se refiere esta anécdota.
de los cinco que formaban el tiempo legal,
Ausente una vez el señor D. Joaquín, pre-
por hallarse más que apto para recibirse de
sentóse en el taller un caballero de la buena
abogado.
sociedad de Puebla solicitando al maestro. El
Una vez recibido, en 1843, obtuvo una
joven Alatriste manifestó hallarse al frente
cátedra de derecho en el Colegio de San Juan
de la sastrería por ausencia de su padre, y
de Letrán de México, sin que por esto dejara
preguntó al caballero ¿qué se le ofrecía?
de cultivar otras ramas de la ciencia, como
—Necesito una levita, respondió éste: —Será
lo demuestra el haber escrito un tratadito
usted servido, le dijo el niño. Y se puso a
de cronología “dedicado a la juventud de
tomarle medida, viéndose obligado a subir
su cara patria”, que fui impreso en 1844; y
sobre un banco para alcanzar. El día prefija-
el haber regenteado por algún tiempo una
do por él entregó la pieza, con positiva ad-
cátedra de Matemáticas, que a promoción
miración del dueño, quien elogió la formali-
suya se estableció en el Colegio del Estado
dad del niño no menos que la irreprochable
de Puebla, poco después de aquella fecha.
corrección de la obra.
256
Tampoco fueron extrañas para él las Be-
Continuó Alatriste auxiliando a su pa-
llas Letras. El año de 1846 fundó en México
dre en el trabajo del taller, hasta la edad de
una Academia de Literatura, que se reunía
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
en la casa del joven Ramón Sierra, discípulo
a Córdoba, de donde regresó a poco tiem-
suyo, y de la cual fueron socios, entre otros,
po por falta de constancias para probar el
D. Eligió Villamar y el después notable lite-
supuesto delito, pero después se le acusó de
rato D. Francisco Granados Maldonado. En
nuevo y fue enviado a Medellín del Estado
el seno de la Academia leyó Alatriste varias
de Veracruz, en donde estuvo a punto de
composiciones suyas, mereciendo unánimes
morir envenenado por un español a quien
aplausos, particularmente por un poema in-
azuzaban los santanistas, declarados enemi-
titulado “Abel”. El mismo año de 1846, casó
gos de Alatriste.
con Doña Josefa Conrada Cuesta, ilustra-
En los primeros meses del año 1857 fue
da y fuerte matrona, que más tarde supo
electo popularmente Gobernador de Pue-
compartir con su esposo las penalidades del
bla, permaneciendo en aquella ciudad hasta
destierro y de la guerra. Numerosa familia
Diciembre del mismo año, en que por la in-
hubieron de este matrimonio, siendo de no-
fidencia de Comonfort surgieron conspira-
tarse que por una genialidad, quiso Alatriste
ciones y graves trastornos en el Estado, que
que sus hijos varones llevaran los nombres
lo obligaron a abandonar la Capital, diri-
de los arcángeles, viendo completo el núme-
giéndose a los pueblos de la Sierra del Norte,
ro de siete requerido al efecto.
que, adictos en su mayoría a la causa de la
En Octubre del repetido año de 1846
libertad, permanecían fieles y dispuestos a la
fue nombrado capitán de la 5a compañía del
guerra. El general Miguel Negrete, con una
batallón de Guardia Nacional “Hidalgo”, a
sección de infantería y artillería lo perseguía
cuya cabeza tomó parte en la defensa del
muy de cerca; mas no se atrevió a pisar en
Valle de México, en contra del invasor nor-
terrenos de la Sierra. Alatriste llegó a Za-
teaericano, hasta el último combate librado
catlán el 1º de Enero de 1858, hallando un
allí. El Gobierno general le expidió un diplo-
batallón de Guardia Nacional que organizó
ma honorífico por estas acciones en que se
debidamente, y el 6 del propio mes salió al
halló. Perdida la Capital, se retiró a Puebla.
encuentro de Negrete, con el expresado ba-
En 14 de Octubre de 1848, se le nombró pri-
tallón y un piquete de la fuerza que sacó de
mer fiscal interino del Tribunal de Justicia
Puebla al abandonar aquella capital, contan-
del Estado; y desempeñó sucesivamente di-
do con que se le incorporaría una pequeña
versos cargos judiciales y del municipio, así
partida de voluntarios que traía del Estado
como de la Guardia Nacional.
de Tlaxcala el Lic. Manuel Saldaña.
Dos veces fue desterrado de su ciudad
Negrete había concentrado su fuerza
natal, durante la última administración de
en Tlaxco, y al avistarse el jefe constitucio-
Santa-Anna. Hacia fines de 1853, la suspi-
nalista, se contrapronunció, incorporándose
cacia del comandante general de Puebla,
a éste, que no confiando en la buena fe del
descubrió en él un terrible adversario de la
primero, pues comenzaba esa serie de velei-
tiranía militar reinante, y a pretexto de que
dades que en aquella época le dieron triste
conspiraba contra el orden, fue consignado
celebridad, procuró separarse pronto de él, miguel cástulo de alatriste
259
marchando al Estado de Veracruz con su
parte del Estado que lo reconocía, así como
pequeña sección. A poco tiempo de haber
los elementos militares de la Sierra; pero se
llegado a Orizaba, se encontró sin recursos
le esperaba una nueva decepción, pues algu-
para sostener aquélla, porque intrigas que
nos jefes influyentes en ésta no se le mos-
no es del caso referir, le privaron de auxilios
traron deferentes, a causa de haber surgido
pecuniarios de parte del Gobierno general.
la tendencia a procurar cierta autonomía a
Agotó los medios posibles de proporcionar-
esta parte del Estado.
se recursos, y cuando careció por completo
Afortunadamente para Alatriste y la
de ellos para ministrar haber o sus soldados,
causa que sostenía, el cura de Iztacmaxtitlán,
él mismo se abstuvo de tomar alimento en
D. José Ma. Cabrera, antiguo y resuelto libe-
la casa donde se alojaba su digna consorte,
ral, le ofreció un asilo y un centro de operacio-
comiendo del miserable rancho que podía
nes a la vez, en aquel pueblo situado en un
proporcionar a su tropa. Transcurridos al-
punto estratégico y formidable, que jamás
gunos días de esta voluntaria abstinencia,
osaron pisar las fuerzas reaccionarias, y cu-
redobló sus ruegos aquella sufrida matrona,
yas abruptas y gigantescas sierras avanzan
que compartía con él las penalidades de la
hacia la Mesa Central. Desde ahí emprendió
guerra en unión de sus tiernos hijos, a fin
diversas expediciones, obteniendo la victo-
de que se alimentara, y entonces Alatriste la
ria en distintos combates, como en el asal-
dijo llorando. —¿Cómo quieres que coma si
to y toma de Huamantla y de otros puntos
mis soldados llevan tres días de no comer?
considerados inexpugnables baluartes de la
Aquella situación se hizo insostenible,
260
reacción.
y por fin. Alatriste regresó con parte de su
En sus momentos de descanso entregá-
fuerza al Estado de Puebla, dejando el res-
base a departir con el expresado párroco, en
to al servicio del de Veracruz. Se situó en
conversaciones literarias llenas de esprit, o
Teziutlán, y comenzó a expedicionar, to-
en científicas discusiones acerca de las ma-
mando la plaza de Tuxpan y derrotando una
temáticas y de antigüedades mexicanas, en las
fuerza reaccionaria en el punto denomina-
que el presbítero Cabrera fue muy versado.
do Filipinas, en el Estado de Veracruz. Vol-
En 1860 se trasladó al Estado de Tlax-
viendo al de Puebla, ocupó la plaza de Za-
cala, y cuando por disposición del Gobier-
capoaxtla, tras rudísimos combates con los
no constitucional se organizó el Ejército de
indios de aquel distrito, gente muy belicosa
Oriente, se incorporó a él con su brigada,
y aguerrida, que con un fanatismo exaltado
tomando parte en sus operaciones hasta
hasta el delirio defendió desesperadamente
la ocupación de México en 1º de Enero de
sus inexpugnables posiciones.
1861.
Destruido este único foco de la reacción
En seguida se dirigió a Puebla, donde el
que existía en la Sierra de Puebla, volvió Ala-
jefe reaccionario Chacón, sin embargo de
triste a situarse en Teziutlán, con el objeto
haberse sometido al gobierno triunfante,
de organizar la administración pública en la
se opuso a la entrada de Alatriste, quien
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
no tomó posesión de la capital de su Es-
Reunida la Legislatura del Estado marchó
tado, sino hasta que le apoyó una fuerte
al principio en armonía con el Ejecutivo; mas
división del ejército vencedor, viéndose en
a poco surgió en el seno de aquella Asamblea
ello una muestra de lo implacable que es
una fracción oposicionista, cuyo núcleo eran
el partido retrógrado con los hombres que,
los diputados de la Sierra. En la sesión del 15
como Alatriste, lo combaten más con las
de Abril del referido año 1861, varios dipu-
armas de la razón que con las del guerre-
tados formularon diversos cargos al Gober-
ro, enseñando al pueblo sus derechos, y a
nador, atacándole rudamente; él, demos-
pensar libre de preocupaciones y de trabas
trando suma prudencia, que se tradujo por
dogmáticas.
debilidad, y un profundo respeto a la Repre-
El 13 de Febrero del año citado lo ascen-
sentación del Estado, se sinceró de aquellos
dió el Gobierno de la Federación a General
cargos, calmando así de pronto la oposición.
graduado, y después le expidió el siguiente
En Agosto del propio año salió en unión
diploma: “El C. Benito Juárez, Presidente in-
de los generales Tapia y Carbajal a perseguir,
terino constitucional de los Estados Unidos
rumbo a Chalchicomula, una fuerte parti-
Mexicanos, de acuerdo con todo su Gabine-
da de reaccionarios que había penetrado a
te, —En el nombre de la Nación Mexicana,
territorio del Estado, y la cual, eludiendo la
y como una prueba eterna de reconocimien-
persecución, por medio de un rápido giro,
to al C. Miguel Cástulo de Alatriste, que en
se dirigió a la Capital atacando sin éxito la
la clase de Gobernador del Estado de Puebla
pequeña guarnición que la defendía: la fuer-
combatió los años de 58, 59 y 60 la facción
za perseguidora, viniendo sobre los pasos de
que se apoderara de la Capital de la Repúbli-
los reaccionarios, les dio alcance en Texme-
ca, he dispuesto se le extienda este Diploma
lucan. derrotándola completamente y cau-
que acreditará para siempre el acendrado
sándole bajas de importancia, entre ellas la
patriotismo y abnegación del ciudadano
del jefe español D. Juan Cobos. No obstante
que tuvo la gloria de salvar a su patria de la
el completo fracaso de los reaccionarios, el
tutela en que por cuarenta años la tuvieran
Gobernador fue acusado en la Legislatura
las clases que se han creído privilegiadas en
de imprevisión al separarse de la Capital,
la República.—La Secretaría del Ministerio
dejándola débilmente guarnecida. Alatriste,
de la Guerra tomará razón de este Diploma,
con una abnegación y un civismo de que se
‘que además del mérito que acredite al que
han dado tan raros ejemplos en el país, hizo
lo obtuviere, le servirá para que en cualquier
renuncia de su alto puesto, sacrificando su
caso sea atendido en lo que solicite con pre-
personalidad en aras del respeto que tributa-
ferencia a los ciudadanos que no se hallan
ba al primer poder del Estado, y de la armo-
en las mismas circunstancias.—Dado en el
nía entre éste y el Ejecutivo. Retirado a la
Palacio Nacional de México, en el mes de
vida privada, estableció de nuevo su bufete,
Marzo del año de 1861, primero de la Refor-
en el que tan buen nombre le habían con-
ma —Benito Juárez.— Jesús Ortega”.
quistado su talento y su probidad. miguel cástulo de alatriste
261
Poco tiempo estuvo alejado de la vida
Rechazó una tras otra vanas cargas cada
pública, pues en Enero de 1862, al amagar la
vez más terribles, pues por momentos au-
guerra de intervención, fue nombrado segun-
mentaba el número de los asaltantes, que
do del Comandante militar de Puebla, gene-
acudían de todos los puntos de la circunvala-
ral González Mendoza, a quien ayudó eficaz-
ción, y durante seis horas de incesante lucha,
mente en el gobierno y en la organización e
no cedió un palmo del terreno defendido.
instrucción militar de las fuerzas del Estado,
Mas no podía prolongarse demasiado
dando muestras siempre de una inteligencia
tiempo ese combate de ocho contra cien, sin
superior, así como la había dado de su modes-
embargo de que el enemigo comenzaba a ce-
tia al aceptar un puesto secundario, después
jar en sus cargas, dominado por el prestigio
de haber ocupado el primero en el Estado.
del heroísmo. Los fuegos disminuían sensi-
En Marzo del propio año se le designó
blemente en la línea de los liberales a quie-
para mandar una pequeña sección de tro-
nes se agotaban las municiones. Lo notó el
pas, destinada a marchar a Izúcar de Mata-
enemigo, cobrando alientos para intentar
moros, con el objeto de cerrar el paso a una
un supremo esfuerzo, y atacó la posición
fuerte partida de infidentes, encabezada
por todos sus flancos en el momento en que
por Márquez y otros jefes, que del rumbo
Alatriste, disparado el último cartucho por
de Cuernavaca avanzaba hacia el Estado de
sus soldados, los reconcentraba para formar
Puebla, por Chiautla, y en cuya persecución
cuadro y resistir a la bayoneta.
venía Carbajal.
262
En este movimiento simultáneo de
Alatriste recibió orden de avanzar hasta
ambos combatientes, cortó el enemigo un
Chiautla, y se desprendió de Matamoros,
pelotón, de soldados del 1º de Puebla, gente
dejando una corta guarnición; derrotó una
colecticia y sin principios, que se pasó a las
partida que amagaba la plaza de Xonacate,
filas de aquél, dándole noticia de la falta de
y regresó violentamente a Matamoros, a
municiones a que hemos hecho referencia.
donde se dirigía el grueso del enemigo, libre
En el momento fue envuelta, dispersada y,
ya de la persecución de Carbajal, quien sin
en suma, hecha trizas la pequeña fuerza de
previo aviso de Alatriste había retrocedido.
Alatriste; mas éste no dejó de luchar, sino
Éste al avistarse a Matamoros, halló al
hasta que herido en el brazo izquierdo, fue
enemigo, fuerte de más de cuatro mil hom-
derribado del caballo y hecho prisionero.
bres, circunvalando la plaza, en las primeras
Las últimas órdenes que dictó revelan el
horas del día 10 de Abril; intentó forzar el
temple de su alma: —“Compañeros, dijo a
sitio, mas estrellándose ante la fuerza del nú-
los jefes de batallón, a formar cuadro; des-
mero inmensamente superior al de su peque-
pués de quemado el último cartucho, resis-
ña columna, se posesionó de la eminencia del
tiremos a la bayoneta, y… nos sujetaremos
Calvario, siendo atacado en el acto por grue-
a la suerte”.
sos pelotones de caballería enemiga, que se-
Conducido a Matamoros, pidió como
guros del triunfo cargaron impetuosamente.
único favor que se le permitiera redactar el
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
parte oficial de su último combate, como lo
Su cuerpo quedó ahí abandonado, hasta
hizo, recomendando el valor de sus solda-
que algunas personas humanitarias lo depo-
dos, que, en número de quinientos, lucha-
sitaron en una caja de madera corriente, in-
ron contra cuatro mil; mas sin decir una
humándolo en el interior de la capilla, donde
palabra de su propio heroísmo.
permaneció hasta Noviembre del expresado
En el curso de la noche se le oyó repetir
año de 1862 en que por gestiones del ya men-
las palabras de un filósofo latino: Dulce pro
cionado presbítero Cabrera, fue trasladado a
patria mori. Mientras cenaba, lo visitaron Li-
Puebla, donde fueron tributados a aquellos
ceaga, Benavides y otro jefe. Uno de ellos le
venerables despojos los honores civiles y mi-
interpeló. —¿Cómo ha venido usted a ex-
litares, debidos al que en vida prestó servicios
ponerse con tan poca fuerza, y cómo es que
tan eminentes a la patria y a la libertad.
habiendo llegado cerca de Atlixco, regresó usted a Matamoros? —Porque mi deber lo
***
exigía, contestó Alatriste. Y añadió sonrien-
Alatriste, educado en un medio favorable
do tristemente: —¿qué iba yo a hacer a Pue-
para el armónico desarrollo de sus faculta-
bla con mis soldaditos, dejando abandona-
des, fue un hombre física e intelectualmente
dos a los que se defendían aquí? —No hay
vigoroso, moral y estéticamente predispues-
redentor que no sea crucificado, observó fi-
to al bien y amante de lo bello en el arte y en
losóficamente Benavides. —Es verdad, repu-
la literatura. No tuvo, sin embargo, educa-
so Alatriste; Sócrates, Jesús y tantos otros.
ción completa en lo relativo a la formación
Durante la noche se le propuso que se
de su carácter. De inquebrantable energía
retractara públicamente de sus principios,
siempre que se trató de principios políticos,
para salvar su vida, o que la rescatara por una
fue débil con sus adversarios cuando creyó
fuerte cantidad de dinero. Rechazó lo prime-
sacrificar su sola personalidad; pero ellos le
ro con indignación, y contestó a lo segundo
castigaron cruelmente por esta deficiencia
que la suma propuesta era muy superior a su
de su educación.
posibilidad. Al amanecer del día 11 de Abril,
Mas en cambio supo sobreponerse a las
aniversario, por rara coincidencia, de los ase-
preocupaciones de su época. Odió y comba-
sinatos de Tacubaya, fue conducido Alatris-
tió la tiranía bajo todas sus formas: la del sa-
te al lugar del suplicio, próximo a una capi-
ble, la del clero, y la más ominosa de todas,
lla abandonada. Marchó con paso natural
la del oscurantismo. Al sucumbir gloriosa-
y seguro, y cuando se le quiso vendar no lo
mente en la lucha, pudo repetir las propias
permitió. Llegado el momento fatal exclamó
palabrita vertidas por él en un discurso pa-
con voz firme y sonora. “Muero pidiendo por
triótico: ¡Ciudadanos, la muerte no es un mal si
el bien de mi patria y el de mi familia”. Y luego,
se muere con gloria; morir es un deber si se muere
dirigiéndose a los soldados que formaban el
por la patria!
pelotón, les ordenó enérgicamente: —“¡Dis paren con valor, que muero por mi patria!”
Zacatlán, Febrero de 1891 Ángel W. Cabrera
Miguel Lerdo de Tejada
Muchas
parece que hay ciertos hom-
zas, llegó el doloroso instante del parto que
bres que han estado reservados para deter-
dio a luz la nacionalidad mexicana, que ni
minados acontecimientos, o al contrario,
es española ni indígena. Los once años de lu-
que hay ciertos acontecimientos que se han
chas conocidas de independencia no fueron
desarrollado por la sola influencia de de-
sino los esfuerzos de un nuevo ser social que
terminados hombres. La coincidencia, sin
pedía vida propia y que procuraba la liber-
embargo, no tiene nada de misteriosa ni de
tad impulsado por la indómita necesidad de
sobrenatural, y ni hay una secreta voluntad
vivir.
veces
que espere una época social para infundirla
Después se han sucedido esos trágicos
a ciertos seres, un espíritu ad hoc, ni tam-
acontecimientos que no han sido otra cosa
poco hay una inteligencia eminentemente
que la manifestación enérgica de nuestra
previsora, que aprovechándose de la visita
individualidad, revelada contra sus mismas
terrenal de hombres superiores, decrete algo
imperfecciones. Desde la Independencia a la
así como “ahora es tiempo” y arregle de tal
fecha, hemos venido formando el carácter
modo las cosas, que sucedan inevitablemen-
nacional. Grandes han sido nuestras fatigas
te. No; la coincidencia es una consecuencia
y verdaderamente heroicos e impetuosos los
de la progresión natural de la historia; el
primeros impulsos, porque nosotros somos
tiempo, he aquí el gran factor. Pero no por
de esa cuerda y no tenemos temperamen-
inconsciente y ciego el tiempo es arbitrario.
to para hacer las cosas con esa lentitud que
Ni es capaz de haber hecho una Reforma
honra mucho a otras razas, pero que les es
bajo el virreinato del Conde de Gálvez, por
tan característico, tan íntimo, como íntimo
ejemplo, ni de hacer que sea posible un Her-
y característico es en la familia nacional el
nán Cortés en pleno siglo xix.
pigmento moreno de nuestra piel.
Después de una época de formación his-
Pero nuestra educación no está acabada
tórica en el seno, podríamos decir, de dos ra-
aún, ni lo estará mientras haya frailes que
˜ 265 ˜
266
pongan a contribución la ignorancia del
épocas son ejemplos, no sería por cierto la
creyente; mientras el clero aristocrático do-
presenté (1891) ejemplo extraordinario de
mine y subyugue al clero bajo; mientras las
sublimes virtudes.
garantías constitucionales no pasen de ser
Dos grandes conquistas realizó la Coro-
platónicas promesas de una ley derogada
na española en la época a que nos vamos a
en plena vigencia; mientras los ejercicios de
referir: la de los reinos poseídos por los mo-
la soberanía popular residan en una volun-
ros bajo Isabel la Católica y la de gran parte
tad despótica y sólo sea la democracia una
de las Américas bajo Carlos V. ¡Para algo ha
disposición latente de nuestra voluntad; en
servido el fanatismo religioso y la barbarie
suma, mientras la ambición de la casta ofi-
militar! Éstos fueron los principales mate-
cial y sacerdotal tenga para cortar mucho
riales trasplantados por los conquistadores
todavía de este paño, que se llama ignoran-
al Nuevo Mundo para levantar el edificio
cia y apatía del pueblo.
de las modernas nacionalidades. Sobre los
Creemos que nunca se insistirá lo su-
súbditos los reyes; sobre los reyes los sacer-
ficiente para señalara los hombres que nos
dotes: tal era la jerarquía establecida por
han causado tantos males, así como para
la época en el orden de los poderes. Y para
recompensar a los que nos han hecho al-
que se comprenda hasta donde llegaba la
gún bien, y ya que tal es nuestra creencia,
autoridad religiosa, vamos a consignar un
hagamos todo lo posible por reproducir en
pasaje de Prescott sobre la historia de Espa-
el mundo artificial de la palabra la pasaje-
ña, indicando antes que el pasaje a que nos
ra acción de la vida de un buen ciudadano,
referimos, alude a los esfuerzos del clero es-
siquiera para poner a forzado tributo la
pañol, que gestionaba de SS. MM. católicos
atención de nuestros lectores, y para vul-
la expulsión de los judíos peninsulares “Los
garizar el recuerdo de un hombre de quien
judíos, dice el autor, habían tenido conoci-
así como de muchos patriotas sólo nos
miento de lo que pasaba, y acudieron a su
pueda el póstumo consuelo de saber que
poderosa política ordinaria para granjearse
también en México los ha habido dignos
la protección de los reyes. Comisionaron
de admiración.
a uno de los suyos para hacer un donativo
Hacer recuerdos de Cincinatos cuando
de 30,000 ducados con destino a los gastos de
Tiberio reina; traer a la memoria pública
la guerra de los moros. Pero esta negocia-
la vida de un buen ciudadano cuando la
ción fue desconcertada por el Inquisidor
moral pura cae en desgracia sustituida por
general Torquemada, el cual entrando en el
una moral semítica; embalsamar con una
salón del Palacio, donde los reyes daban au-
ráfaga histórica el aire deletéreo en que fer-
diencia al comisionado judío, y sacando un
mentan pasiones míseras y almas en putre-
crucifijo debajo de los hábitos, lo presentó
facción, es la faz heroica y el gran objeto
exclamando: —“Judas Iscariote vendió a su
de la biografía; porque no siempre es con-
maestro por treinta dineros de plata y VV.
veniente vivir con la actualidad, pues si las
AA. lo van a vender por treinta mil; ¡aquí
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
está! ¡tomadlo y vendedlo! Y dicho esto,
prender la dominación de la inteligencia
aquel frenético sacerdote arrojó el crucifijo
social, con todas las ventajas de una táctica
sobre la mesa y salió de la estancia.
habilísima y sutil, así como cierto encarni-
Poco deben haber cambiado las cosas
zamiento instintivo contra las dificultades,
con la sucesión de Carlos V, el rey delirante
que resuelva y allana con estratagemas de
que en Yuste murió a consecuencia de una
buena o de mala ley. La Hacienda eclesiás-
extravagancia de su locura religiosa, y poco
tica no reconoce principios económicos
también, cuando todavía después de él ve-
sino por una sola faz: por aquella que fa-
mos en el trono a la majestad fanática de
vorece sus intereses, aunque cuando éstos
aquel Felipe II, que con placer infernal aproxi
prosperen sobre la ruina de los intereses de
maba el combustible a la hoguera en que se
los demás.
abrasaba el cuerpo de algún hereje.
El diezmo desempeñó un gran papel.
Tenía el clero autoridad política, porque
La multitud de contribuciones impuestas
ejerciendo un ministerio que tanto crédito
no sólo sobre lo que producía, sino también
gozaba entonces, organizado el confesiona-
sobre cada uno de los ejercicios y facultades
rio para el espionaje, disponiendo de otros
del pensamiento; las sucesiones hereditarias
medios, en fin, de gran fuerza disciplinaria
arrancadas en la solemnidad de la agonía
y de policía, se hacía necesario su consejo
crucifijo en mano, esto es, puñal en mano,
que tenía prestigio oracular para muchas de
por la desesperación podría decirse de una
las más arduas cuestiones públicas. Tenía
sed mental de riquezas; la inmoderada pa-
significación económica, porque el sistema
sión de aproximarse a la posesión de la hu-
rentístico de la institución ha sido el más
manidad, por el interés y poder del dinero,
hábil para convertir al hombre en el más ge-
todo esto fue más que suficiente para fun-
neroso y complaciente tributario. Tenía una
dar la más absoluta autocracia sobre el lúgu-
grande importancia como cuerpo de letras y
bre imperio de la ignorancia y la indigencia
ciencias porque, en efecto, entre los frailes
de los hombres. ¡Sólo en una consideración
se conservaba el gusto tradicional por el es-
extraviaron su previsión y sensatez estos
tudio y la meditación, así como lo podemos
tiranos del alma, y fue en la de haber creí-
demostrar con esa multitud de legajos, ma-
do alguna vez que su dominación debía ser
motretos y obras escritas, aunque parezca
eterna…!
incomprensible, con la más santa intención y la mayor mala fe del mundo.
Con estos antecedentes, fácil es de comprender, cuál sería la organización de la so-
La Iglesia ha sido siempre una institu-
ciedad colonial. Poco nos ocuparemos del
ción eminentemente práctica y previsora.
sistema puramente administrativo de la
Trabaja en el presente para el porvenir. Su
Nueva España, pues para estudiar la organi-
tendencia absorbente y avasalladora le ha
zación del clero, falta tiempo y lugar.
dado la suficiente capacidad para urdir la
Algún tiempo después de fundada la co-
más sagaz de las organizaciones y para em-
lonia, nos encontramos con cierto número miguel lerdo de tejada
269
270
de órdenes monásticas que fueron aumen-
do ese trabajo, porque hay una manera de
tando a medida que prosperaba la naciente
hacerlas todas, con sólo interrogar en esta
sociedad. Estas órdenes se repartieron el terri-
forma: —¿De quién es este Nuevo Mundo?
torio conquistado, estableciendo verdaderas
—Todo del clero.
jurisdicciones en el terreno intelectual de
Cuando se oyó el primer vagido de la
los habitantes, que entraban a la influencia
libertad, el clero pretendió sofocarlo, derra-
eclesiástica desde su nacimiento y no salían
mando la sangre de nuestros libertadores.
de ella ni aun después de la muerte. La pri-
Poco importaba a la Iglesia que la corona
mera educación se recibió en las sacristías.
española perdiera su dominación en la colo-
Allí la mano del fraile dio consistencia y
nia. Lo que le preocupaba principalmente era
conformación al espíritu de los primeros hi-
no perderla ella. Por esta razón la vemos adic-
jos del país, y luego, en el molde defectuoso
ta a la causa real mientras no disminuyen las
de estos principios se fueron vaciando los
probabilidades contra el éxito; pero cuando
otros espíritus, hasta que en consideración
los acontecimientos prometen seguro triunfo
al número de individualidades y uniformi-
a la causa americana, entonces, almidonando
dad de ideas, llegaron a constituir un verda-
su primer puesto, embozada en la capa de la
dero carácter nacional.
traición, se acerca a nuestro campo y sorpren-
Estamos en 1810. Han pasado trescien-
de la magnanimidad de un grande hombre...
tos años. ¿Qué lee ese niño en la escuela?
y queda consumado el perjurio. ¡Lástima que
¿qué aprende ese joven en el Seminario?
la independencia de México, ese lance atre-
—El primero lee la doctrina, el segundo
vido de la libertad, haya terminado con un
traduce el Breviario, el Concilio de Trento,
paso ridículo de maroma! La espada que pasó
el Catecismo de Pío V; aprende latín y teo-
de las manos de Hidalgo a las de Morelos, y
logía, teología y latín. —¿Quién pone esos
de éste a las de Guerrero, no necesitaba pasar
libros en las manos de la juventud? —El cle-
a las manos impuras que el retroceso ofrecía.
ro. —¿De qué familia es ese párvulo, y aquel
Para consumar su obra inevitable sólo espera-
infante y aquel adulto y el de más allá? —
ba recibir la última unción del patriotismo:
(A media voz): Del padre fulano… De Fray
la de un poco más de sangre heroica. Pero no
mengano.... Del canónigo zutano, etc., etc.
fue así, y ¡qué mal sienta la espada del ángel
—¿De quién es esa Iglesia, y aquélla, y mil
en las manos de Caín!
iglesias más? —¿De quién es ese edificio,
Estamos en 1821. Los verdaderos héroes,
esa hacienda, esa fábrica? Y para todas estas
los mártires de nuestra independencia, casi
preguntas, para todas las que se ofrezcan, y
quedaban relegados al olvido y como oscu-
por variadas que sean las formas en que se
recidos ante la figura del héroe oportunista, he-
presenten, siempre la respuesta será la mis-
cho grande a fuerza de repiques y escándalo
ma: —“Del clero”. Sí, del clero. Ociosamen-
frailesco.
te hemos formulado el largo interrogatorio
La libertad por la cual murió Hidalgo, la
que precede. Podíamos habernos ahorra-
libertad de Allende, la de Morelos y Guerre-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
ro, no se cumplió sino en parte. Desde lue-
Dios como una parte contratante de aquella
go nos emancipamos del gobierno español,
especie de aparcería legal.
pero nada más, porque quedamos todavía
Era en vano preguntarle al pueblo si la
bajo el gobierno clerical. De esta manera el
casa que habitaba le pertenecía. Nada de
fraile malogró, hizo inútil, la mitad de la
eso. El pueblo era un inmenso inquilino del
sangre derramada por nuestros libertado-
clero, porque éste poseía la mayor parte de
res. De este modo, en fin, preparaba como
las propiedades urbanas. Se trabajaba para
una segunda edición de la terrible obra de
la prosperidad y engrandecimiento de la
independencia encomendada al empuje
iglesia.
de una generación que entonces empezaba a germinar.
Pero cuando en un país se esteriliza el capital la necesidad muere, y muerta ésta
Dejemos andar el tiempo. Decir tiempo
el progreso es imposible; porque la vida de
es decir trabajo incesante, es decir labor infa-
un pueblo está en razón directa del trabajo
tigable para el clero. Es como la madrépora
de que es capaz, y porque si es cierto que el
que trabaja en el fondo del mar. Cada día
capital es el músculo del progreso, la nece-
corresponde a algún progreso secreto y cuan-
sidad es su nervio. Un pueblo inmóvil, por
do el navegante se da cuenta de su obra, es
extenso que sea, gasta y consume poco. Un
porque ha encallado la nave en el funesto
Hércules por su musa, es un infante por su
arrecife, que aparece sobre las olas como un
nutrición; un árbol secular por sus propor-
oscuro triunfador de las profundidades.
ciones, es una enredadera por la savia que
Así apareció el clero en 1821; así, hizo
corre en sus tejidos.
encallar la revolución salvadora de 1810; así,
El clero, monitor intelectual de los pue-
sobre nuestra historia se ha levantado, en
blos que fanatiza, necesita siempre inspirar
fin, roca maldita sin faro y sin hoguera, don-
desprecio a las riquezas, odio al lujo, rencor
de encontraron, y encontrarán el naufragio
por las comodidades y fomentar preocupa-
las libertades patrias dirigidas por inexper-
ciones adversas a todo lo que es novedad.
tos luchadores.
Las sociedades formadas así están des-
Estamos en 1856. ¿Qué era el país en-
tinadas a un desarrollo imperfecto; a no pa-
tonces? Era una colonia teocrática. Por cada
sar de un estado infantil, ya que la infancia
habitante un fraile, por cada fraile una igle-
está caracterizada por la sujeción en que
sia; por cada iglesia un rebaño y por cada
vive, por la imprevisión, por la oscuridad de
rebaño cien trasquiladores.
su numen y por el abandono de todos los
Teníamos algunos agricultores en los
recursos que la madurez emplea para su be-
campos; pero como las tierras son de Dios,
neficio. Así la sociedad colonial llegó a su
había necesidad de pagar el tributo fuerte,
mayor edad en una época que para las so-
establecido por la costumbre religiosa. Y así
ciedades actuales significa estar en la niñez.
se pagaba, ya que los ministros de la reli-
Agotada la fuerza a que se debe el des-
gión no tenían inconveniente en hacer de su
envolvimiento de un organismo ya sea inmiguel lerdo de tejada
271
272
dividual o social, se puede asegurar que el
Pero no fue esta la libertad que movió
pueblo o el individuo principian a envejecer.
corazones, como aquellos que palpitaron
Todo lo que el clero podía alcanzar era reunir
para ella y dejaron de latir en sus aras. No,
los medios de sostener las últimas fuerzas
la que alcanzamos en 1821 no fue otra cosa
vitales ahorrando el uso de ellas, dando así a
que una independencia oficial. La vieja España
la sociedad una existencia artificial y lenta,
no había hecho otra cosa que interrumpir
como la que se llega a producir en ciertos
sus funciones administrativas en esta Espa-
estados patológicos que se hacen crónicos y
ña nueva, hecha a imagen y semejanza de
dilatan la vida del enfermo.
su progenitora.
Todo lo que vive está condenado a una
Al acabar el imperio de la dominación
pena ineludible; la pena de muerte. Las ideas
española en América quedaban los países
de una época están vinculadas a una multi-
emancipados bajo la tutela de su principal
tud de intereses sociales en que arrojan ancla
hechura: la Iglesia. Independizarnos de ésta;
las instituciones empujadas por la corriente
tal es la síntesis de todas nuestras luchas, de
de los acontecimientos, contra los que se
todos nuestros esfuerzos, y en fin, de todas
oponen esos intereses por motivos de propia
nuestras convulsiones políticas. El clericalis
conservación. Esas metamorfosis de los pue-
mo, he allí el enemigo; esta es una frase feliz,
blos tienen una vanguardia de audaces para
porque corresponde a los sentimientos de
los cuales siempre es oportuno el momento
muchos seres que han llegado a comprender
histórico, así como también una retaguardia
el verdadero origen del malestar público. Así
de timoratos para quienes nunca es tiempo.
pueden parodiar los aludidos las palabras del
En nuestro país hemos visto bien caracteri-
tribuno francés y decir entre nosotros La Re
zados estos extremos. Las ideas políticas han
forma, he allí el enemigo, y pueden tener la más
sido en México como la fuerza magnética de
perfecta razón que nosotros no pretendere-
un imán respecto a las moléculas del hierro.
mos negar, porque en efecto, siempre habrá
En la polarización política, los elementos de
rivalidad entre el ayer y el mañana. Pero diga
partido se han agrupado al derredor de las
la historia si al porvenir es a quien toca de-
causas a que obedecen, y esos elementos han
poner las armas; diga si el progreso puede
sido siempre tanto más numerosos cuanto
sin desdoro dejarse matar por la mano con-
más distantes se encuentran del medio y más
servadora del pasado, diga si puede resignar-
se aproximan a los extremos.
se a esa esterilidad impuesta; si es posible,
“Todavía no podemos ser libres”, dice la
en fin, si tiene derecho a desperdiciar una vi-
gente afiliada al retroceso; y “yo, responde
rilidad que trae fines que cumplir, polem de
la voz del progreso, aseguro que ya debe-
las generaciones intelectuales y renuevo
mos ser independientes”. Y de la encarniza-
de las sociedades gastadas; diga esto, y al con
da oposición de estas dos creencias resulta
testar negativamente porque es una verdad
nuestra lucha de emancipación y el glorioso
ineludible, se habrá declarado la sanción de
nacimiento de la libertad en 1810.
la causa más grande y más santa: la causa
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
de la civilización. Por eso subyuga nuestra
extraordinario corresponde a un prolongado
admiración esa marcha imponente del pro-
descanso social, como compensación de los
greso y por eso hemos venido siguiendo
esfuerzos que la patria gastó desde los pri-
desde muy lejos, la genealogía de un pensa-
meros instantes.
miento trágico y terrible: el pensamiento de
¡Oh naciones latinoamericanas! ¡Oh
la Reforma. Pero ¿qué quería decir Reforma,
pequeñas hermanas de esta patria joven
qué fines prometía, qué consecuencias debía
como vosotras! Acordaos cuando os encon-
producir?
tréis batallando en el porvenir como noso-
Para contestar a los puntos de esa pre-
tros en 1856, acordaos que aquí tuvisteis
gunta diremos que Reforma significaba hacer
vuestros primeros héroes, porque vuestros
un México accesible al progreso; modernizar
son los que supieron aquí sacrificarse por
(perdón por el neologismo) esta sociedad
una causa que no es exclusiva de este país
construida con todos los vicios de las an-
sino de todos aquellos que han nacido en
tiguas formas. Para tamaña empresa había
tierra americana, trayendo en sus venas y
necesidad de conmover el edificio social has-
en su espíritu esas tendencias hereditarias de
ta sus más hondos cimientos; no podíamos
raza, de que nos queremos desprender aun-
aprovecharnos de ninguno de los materiales
que para conseguirlo destrocemos el seno
que entonces se ofrecían, porque significaría
en que se arraigan. Acordaos de que si en
esa conservación la subsistencia de funestos
el camino que estáis llamados a cruzar en-
elementos que tarde o temprano habría ne-
contráis menos asperezas que combatir, es
cesidad de demoler.
porque aquí han abierto la brecha héroes ge-
La institución religiosa en México había
nerosos, impulsados al holocausto más que
logrado por medio de una asimilación lenta
por la esperanza de una glorificación póstu-
pero constante, absorber al Estado, cuyas fun-
ma por la instintiva necesidad del sacrificio.
ciones no eran entonces sino algo así como un
La simple enunciación de que la Iglesia y
ramo de la administración eclesiástica.
el Estado eran independientes entre sí, era lo
El principio de Estado, en el orden social,
mismo que no decir nada. El principio traía
había pasado ya por todos los periodos de
como consecuencia directa y necesaria, esa
formación, y necesitaba salir ya de la tutela
sucesión de disposiciones prácticas consig-
teocrática bajo la cual parece haber quedado
nadas en las Leyes de Reforma, contra las
después de los acontecimientos de 1821.
cuales vimos levantarse la reacción más
Desentrañar al Estado de la Iglesia, era
enérgica.
una empresa que medía la virilidad de aque-
Separar a la Iglesia del Estado, era quitar
lla generación vigorosa, que casi ha desapa-
a la primera los atributos que del segundo se
recido ya en la tumba a que ha bajado entre
había atribuido. Despojarla de esos atribu-
las maldiciones de los ángeles caídos…
tos era lo mismo que levantar frente a fren-
Todavía no hemos llegado a comprender
te una institución libre con la cantidad de
todo lo que significa esa época cuyo empuje
poder social capaz de resistirle, y como para miguel lerdo de tejada
273
274
un mismo gobierno no pueden coexistir dos
fatigables que no vacilaban en trasplantarse
fuerzas, dos voluntades distintas, el conflic-
al Nuevo Mundo en busca de conciencias
to fue necesario: la subordinación de alguna
dóciles, para colonizar con ellas podríamos
de esas instituciones estaba indicada. Ser o
decir ese campo de institución, que tiene a
no ser, ésta fue la cuestión de la Reforma.
Roma por único centro y Capital. Cuando
Digno es de llamar la atención sobre las
una tierra es de especulación, no puede ser
razones sociales que presiden de una mane-
patria de nadie; así como no puede llamarse
ra silenciosa en estos acontecimientos, que
compatriotas a los esclavos que están bajo
por sus formas hasta hoy ofrecen la especia-
la servidumbre de un señor. Por tal razón,
lidad de ser una revolución nuestra.
México, será la patria de los mexicanos, mas
Ningún país de Europa ha tenido necesi-
no del fraile, que siempre ha manifestado
dad de hacer lo que nosotros hemos hecho.
desprecio por nuestra nacionalidad y parece
Por mucho tiempo la crítica gritó la injus-
vivir entre nosotros bajo el estandarte pa-
tificación de aquella guerra. Disimulemos
pal. Por eso es exacto decir que el verdadero
el error; Europa todavía no nos puede com-
autor de la transformación reformista, fue
prender. Puede ver exageración en el ejercicio
el mismo clero. Cuando ese clero dominan-
de una soberanía febril, y juzgar innecesario
te formó con los hijos del país un clero colo-
lo que llaman extremos de un poder ávido de
nial, entonces se hizo también, conservan-
funcionar. Puede creer que el poder en nues-
do una jerarquía aristocrática: el clero alto
tras manos, produjo entonces el impaciente
y el clero plebeyo, éstos para los trabajos de
anhelo del niño que en los primeros días de
la religión, aquellos para los placeres de la
la posesión de un fusil, por ejemplo, satisface
dominación, éstos para el sacrificio de la mi-
su entusiasmo descargándolo sobre las pren-
sión profesional, aquéllos para aprovecharse
das domésticas y destrozando los útiles de
de esos sacrificios y cubrir con manto de ab-
la habitación. Nosotros podemos contestar
negados un fondo de viciosos; los primeros
que si Francia, Inglaterra, etc., no han hecho
para cultivar, a manera de peones del sacer-
cosa igual, es porque ha faltado la necesidad.
docio, la viña clerical, y los segundos para
El clero francés, ante todo es francés y cuan-
atesorar a manera de dueños de la tierra los
do la alternativa lo reduce al extremo, ama
beneficios positivos del trabajo ajeno.
primero a Francia y luego a Roma. Entre
Sacerdote y mexicano son dos ideas que
nosotros por el contrario: cuando el fraile
no pueden conciliarse: que se mantienen en
vino al Anáhuac, vino ya con una patria en
oposición por los fines mismos de la insti-
el corazón. Así es que no trajo otra misión
tución. La prosperidad del clericalismo en
que la de conquistar también. Fray H., por
México tiene una condición irremediable:
ejemplo, era un Cortés de crucifijo.
la ignorancia y esclavitud de nuestra tierra.
Trajo una patria, la de sus fines; patria
Cuando el sacerdote no ha querido dejar de
común a todos los religiosos, y de la cual
ser mexicano, ha resultado un Hidalgo, un
sólo ellos eran ciudadanos, ciudadanos in-
Morelos un Matamoros, etc.; pero entonces
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
el clero lo ha maldecido desde el púlpito, lo
el clero, ocupaba las inmensas riquezas, de
ha procesado, lo ha degradado, y en fin, lo ha
que más tarde se le privaría, por la acción
inmolado.
de una ley posterior. La Ley de 25 de Junio,
Dejar de ser sacerdote para ser mexi-
ordenó la enajenación de todos los bienes
cano, es para la iglesia como dejar de ser
raíces, que no estuvieran dedicados inme-
apóstol para convertirse en Iscariote, ya que
diata y directamente al servicio de la insti-
este nombre quiere decir “traidor”. Pero la
tución. El clero no podía poseer bienes raí-
historia no habla así: ella nos demuestra
ces, pero todavía así, le quedaba el derecho
por el contrario que los que han preferido
sobre las cantidades efectivas que resultaran
ser mexicanos antes que sacerdotes, han
de la enajenación; es decir se le permitía aún
dejado de ser Iscariotes para convertirse en
la capacidad de ser opulento y poderoso.
apóstoles de su patria. Si México, pues, tuvo
Como una transición de las ideas en el curso
una Reforma, es porque ha sufrido una do-
de su perfección, la de Ley de 1856, tiene su
minación sui generis. Jamás pueblo alguno
razón de ser. Pero considerada bajo el punto
ha tenido una tiranía como esa ni ha con-
de vista político, revela en sus disposiciones,
tado grandezas de la original heroicidad de
algo así como un paso vacilante, como una
las nuestras. Entre esas grandezas está la del
obra en que se ha querido contemporizar
hombre que hoy evocamos en esta biogra-
con un enemigo temible.
fía, no de los actos de su vida social, sino de
La Ley de 25 de Junio de 1856, es la que
la vida de aquel grandioso pensamiento que
más puede atribuirse a D. Miguel Lerdo de
concibió la revolución social de 1856, cuyas
Tejada. Es obra suya por excelencia. Fue el
tendencias son como el retrato patriótico de
primer barretazo que la revolución dio al
un gran talento nacional.
viejo edificio social. La gloria que resulta
No bastaba declarar la independencia de
de todos los beneficios económicos de la
las funciones del clero y de la nación, para
desamortización, le pertenecen, y aun más
que el Estado y la Iglesia resultaran realmen-
cuando vemos esos bellísimos jardines de
te independientes entre sí. El vínculo debía
la Capital, formados a fuerza de costosas
cortarse por donde más oprimía: es decir, por
transformaciones, cuando vemos que so-
aquel punto que se refería a la cuestión eco-
bre los sitios en que antes se levantaban
nómica. Para esto era necesario desamortizar
los muros sombríos de un convento, pasa
primero, los cuantiosos caudales que el clero
hoy triunfante la espléndida avenida, for-
había acumulado desde la Conquista, y este
mada por una sucesión de edificios en que
fin es el que se propuso D. Miguel Lerdo de
se han prodigado todas las coqueterías de
Tejada en su Ley de 25 de Junio de 1856.
una arquitectura agradable y pintoresca, no
No era un golpe decisivo, pero de este
podemos menos que preguntarnos a quien
modo se aflojaba digamos así, la resistencia
se deben tan profundos cambios, y cuando
de una propiedad secular; se relajaba el vi-
comprendemos que todo es obra de la inicia-
gor de aquella mano sólida y fuerte con que
tiva y el interés individual, que sustituyó al miguel lerdo de tejada
275
interés impersonal de las antiguas corpora-
firma del Señor Lerdo de Tejada. Pero tene-
ciones, cuando observamos todos los mila-
mos que ser imparciales; en la elaboración
gros realizados por la competencia, que sur-
de esa última ley, el Señor Lerdo, figura es
gió sobre las ruinas del antiguo monopolio,
cierto, pero estuvo muy distante de signifi-
estéril y monótono, evocamos el genio del
car tanto como en la anterior. Todavía más;
hombre a quien nadie recuerda para agra-
parece que no tuvo completa fe en la efica-
decer este inmenso progreso del arte en que
cia de una disposición que le pareció tal vez
tanto influyó su genio transformador.
una imprudencia del poder, y quien sabe si
Por todas partes ha dejado Lerdo la eterna huella de su inteligencia y su acción.
276
hasta una inconsecuencia de sus facultades. El carácter progresista del hombre que
Un viejo obrero nos decía en cierta ocasión.
nos ocupa, le impulsó sin embargo a coo-
—“Mire usted que las casas están ahora
perar racionalmente en la implantación de
por las nubes. Allá por los años de 55 a 56,
aquel orden de cosas, cuya necesidad calcu-
ocupábamos una vivienda que nos ganaba
laba pero no sentía; la ley tenía acceso en
cinco pesos al mes. Hoy, he preguntado por
sus ideas, pero estaba fuera de la conformi-
el precio de arrendamiento de la misma casa
dad de sus sentimientos. Ahora bien, ¿era
y ¿cuánto piensa usted que me han pedido?
justo y legal, expropiar los bienes del clero?
—¿Cuánto? —Veinticinco pesos señor mío,
El establecimiento de las corporaciones re-
veinticinco”. Y de sentendiéndonos de los
ligiosas en la Colonia, reconoce por origen
comentarios en que se desató nuestro inter-
la voluntad del soberano, cuyo consenti-
locutor, con transportes de escándalo y ad-
miento tácito o expreso era consecuencia
miración, vimos surgir como secreto mara-
de lo que en términos monárquicos lleva el
villoso del fenómeno económico aquella ley
nombre de regalía. Las asociaciones religio-
famosa que arrancó a la Iglesia, una propie-
sas construidas sobre una filosofía absoluta-
dad, en sus manos estancada e infecunda.
mente distinta a la que dominaba en los ce-
Con la Ley de 56 la Reforma había dado
rebros de Reforma, no podían desprenderse
su primer paso. Mucho faltaba para con-
de los principios sociales que precedieron a
cluir la obra: el clero tenía aún una gran
su formación. Con estos antecedentes ante
dosis de fuerza social para estorbar los fines
una generación rezagada, inmovilizada so-
progresistas; contaba aún con una interven-
bre las doctrinas y teorías de su origen, y
ción directa en ciertas funciones públicas y
otra, que había subido paso por paso, y se
poseía recursos pecuniarios con que mover
encontraba siempre en el último peldaño de
fuerzas en contra de la autoridad, y enervar
su tiempo, era fácil de prever el conflicto. La
su acción. La necesidad estaba pues señala-
atmósfera del pasado era insuficiente para
da; fuerza era suprimir las corporaciones re-
que pudieran prosperar ideas tan vigorosas
ligiosas y nacionalizar los bienes que el clero
como las que pretendía sembrar la mano
administraba. Así lo hizo la Ley de 12 y 13
de la revolución, y a su vez la atmósfera del
de Julio de 1859, en que aparece también la
progreso ofendía con su abundancia de gér-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
menes, la delicada constitución de las anti-
la masa social, y amontonado en poder del
guas costumbres. La cuestión era pues, de
clero, por el sudor de las generaciones colo-
vida o muerte. En la naturaleza las nuevas
niales y de cuarenta años de exacciones en
generaciones zoológicas se levantan sobre
la sociedad independiente? Era indudable: la
los despojos de aquellas a que se suceden;
nacionalización fue una necesidad orgánica,
en las sociedades, las ideas necesitan devorar
porque así como hay en el orden natural
ideas, y de la lucha que de tiempo en tiempo
leyes que hacen volver al polvo, el polvo de
empeñan aquéllas, resultan los héroes, y las
los organismos muertos, en el orden político
grandes instituciones de los pueblos.
también hay leyes que devuelven a los pue-
De esa lucha nació la Independencia y
blos las fuerzas públicas que las manos muertas
luego la República en México. Bien podía
esterilizan. Tales son los antecedentes socio-
el clero no estar conforme con ellas; el cle-
lógicos de la Ley de 1859, que no hizo con los
ro no es el pueblo, y aun hemos visto que
bienes amortizados por el clero, sino cumplir
puede significar todo lo contrario: pero la
algo así como este momento social: “del pueblo
democracia era ya un hecho, la emancipa-
eres y al pueblo tienes que volver”.
ción de 1810 había traído por consecuen-
Pero si todavía no fueran poderosas es-
cia necesaria la República, y la República
tas razones, no faltarían para justificar al
no fue otra cosa que la proclamación de un
gobierno que decreta la ley de expropiación,
nuevo soberano: el Pueblo. El soberano de-
la ley incontrovertible de la conservación
mocráticamente representado, disolvió en
del pueblo para cuya ruina se esgrimía esta
1859 lo que había formado en trescientos
arma terrible: la riqueza clerical. Todos te-
y más años el soberano representado en
nemos derecho de destinar a nuestros ene-
la persona de Su Católica Majestad. Nada
migos; y bien lo sabe la historia, no fue con
más lógico; las cosas desaparecen por la
acciones miserables como el brazo liberal
misma ley que les ha dado existencia. Si
desarmó al conservador, sino leal y heroica-
el soberano es quien tiene potestad de dar
mente, recibiendo en el corazón heridas tan
leyes, nadie puede negarle la potestad de
hondas como los asesinatos de Ocampo, Va-
derogarlas si así conviene a sus intereses.
lle, Degollado y Comonfort, en tanto que el
La disolución de las corporaciones trae con-
clericalismo expiaba el descanso de la Patria,
sigo la de la personalidad jurídica, a la cual
que asaltó por la espalda, con la traición in-
se atribuían ciertos derechos. En tal virtud el
concebible de una intervención extranjera
dominio de los bienes vacantes, ¿á quién de-
que tuvo un buen epílogo: El Cerro de las
bía pertenecer si no al pueblo, que es la gran
Campanas.
personificación jurídica de quien se origina
¿Hemos dicho todo lo que significa en-
el derecho que existe, y en quien se confun-
tre nosotros la Reforma? Nada de eso; ni lo
de el derecho que no tiene personalidad?
hemos dicho, ni nos es posible en estas con-
Además, ¿de dónde procedía aquel in-
diciones. Hemos indicado ligeramente que
menso capital? ¿no fue acaso extraído de
la concepción heroica que resulta de todas miguel lerdo de tejada
277
las necesidades sociales de aquellas épocas,
tra Constitución para convertirlo en su egi-
de todos los fines que se propuso, de todos
da cuando la arbitrariedad ha querido hacer
las hazañas realizadas, de todas los ideales
en alguna ocasión con ella, lo que ella auto-
que la impulsaron, corresponde a un acon-
rizaba tantas veces en otras épocas contra
tecimiento que tuvo lugar, no por la índole
los pueblos. En este adelanto, desempeña
arbitraria de los hombres que figuraron en la
un gran papel la conveniencia: Hidalgo murió
epopeya, sino en razón de una gran necesi-
excomulgado en 1811… ¿pero subsiste aca-
dad, moral, intelectual y física. Después de
so la excomunión? Indudablemente que no;
la Reforma, México es un pueblo que había
en ochenta años el pueblo ha despertado a
llegado a la pubertad.
la gratitud, ama ya a su libertador, y buen
Rotos los lazos que detenían al progreso,
cuidado tendrá el fanatismo de identificar-
ha tenido fuerza para todo: esta es la mejor
se con los que le maldijeron ayer. Ahora…
prueba: también la Iglesia adelanta. Al prin-
también la bandera religiosa felicita en su
cipio, tenía un sermón subversivo para cada
día, desde lo más enhiesto del asta, al viejo
ley liberal, una maldición para cada triunfo,
excomulgado. Así sucederá con los héroes
una excomunión para cada patriota y un pa-
de la Reforma, aunque parezca incompren-
tíbulo para cada héroe derrotado. Pero al fin
sible. Dentro de cien años pasará el extran-
ha mitigado la hostilidad de sus rencores y ha
jero frente a la gran Basílica preguntando:
establecido para no perderlo todo, una tarifa:
¿Por qué está el pabellón a media asta? Y
la contenta. En ella constan los precios que ha
entonces se le dirá: —Hoy es el centenario
puesto la Iglesia a su conformidad. ¡Ola! ¡con
de la muerte de D. Miguel Lerdo de Teja-
que también eso se vende? ¿cómo se entien-
da. Algunos años más, y entre los repiques
de ser constitucionalista, y obtener el perdón
a vuelo de todas las campanas, la multitud
religioso mediante una cantidad de dinero?
que llena las avenidas, la actividad y anima-
Es muy curioso pensar, que D. Miguel
ción de una hermosa festividad que la Igle-
Lerdo de Tejada, no obstante y ser uno de
sia y el Estado habilitan de extraordinaria,
los más encarnizados enemigos del clero,
veremos pasar no al harapiento papelero de
podría hoy alcanzar lo que le está perpe-
nuestros días, sino a un vendedor de periódi-
tuamente vedado al infeliz escribiente de
cos más digno de una prensa ilustrada, que
un ministerio cuyo delito consiste en haber
grita para excitar la atención del transeúnte:
jurado una Constitución que tal vez ni co-
“La Canonización de Don Benito Juárez, a
noce. Pero es un paso hacia la Constitución,
centavooo…”
un paso torcido es cierto como todos los que
278
se dan cuando se marcha, oponiendo la im-
***
potente voluntad, a la fuerza incontrastable
Tantas maravillas, que el presente nos em-
que la arrastra.
pieza a señalar, y más tarde confirmará el
Aún hay más; muchas veces la hemos
porvenir; tantas novedades como se ofrecen
visto extender el destrozado manto de nues-
hoy, abriendo horizontes completamente
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
extraños y nuevos, de dónde han resultado,
un detalle que a más de no ignorarse ya, nos
si no de esa Reforma, de ese levantamien-
parece poco necesario para conocerle bien.
to social que desde el fondo de un piélago
Hemos biografiado un pensamiento.
tempestuoso de sombras, ha suspendido el
¿Donde nació? pues no ha sido en ninguna
continente intelectual de un pueblo para
aldea, villa población ni capital.
presentarlo al sol…?
Si la civilización tiene una ciudad ideal,
Es un inconveniente para las biografías
Lerdo es uno de sus más distinguidos ciu-
lacónicas, que la vida de los hombres ten-
dadanos. Allí nació, allí vivió, y allí vive
ga hechos tan complejos y trascendentales
aún, porque esa es la tierra natal de los
como el que nos ha ocupado hoy. La síntesis
inmortales.
no nos satisface: y es tanta nuestra debilidad, que apenas si podemos recorrer más, después de habernos agotado con la ascensión fatigosa, hacia estas cumbres gloriosas, desde cuyas alturas se ven tan pequeños esos rasgos menudos de la biografía vulgar. Ni hay necesidad de decir más. Decir en dónde nació D. Miguel Lerdo de Tejada es
Gabriel González Mier El Sr. Lerdo fue dos veces secretario del Despacho de Hacienda y Crédito Público. La primera en Ayutla bajo la Presidencia de Comonfort, y la segunda en 59 y 60, formando parte del gabinete de D. Benito Juárez. Falleció en Tacubaya a las 2 p.m. del 22 de Marzo de 1861, siendo 3er. Magistrado de la Suprema Corte y uno de los candidatos más próximos a la presidencia de la República. Sus restos yacen en San Fernando.– (N. del A.).
D. JosÈ MarÌa Ch· vez 1812-1864
Hace
y nueve años, en el rancho
el torrente de los sucesos, D. José Francisco
del Alamito, perdido al Sur del Estado de
Chávez se dirigió a Aguascalientes en 1818.
Aguascalientes, D. José Francisco Chávez y
Aguascalientes, pueblo entonces peque-
Da. Victoriana. Alonso, tuvieron un día de
ño y codiciado, era uno de los lugares más
júbilo: el 26 de Febrero de 1812 nació su hijo
tranquilos en medio de la lucha; la guerra
José María. La familia, consagrada entonces
por otra parte languidecía: Hidalgo, More-
a la agricultura, era ilustrada; por lo mismo,
los y Mina habían muerto, y Guerrero y sus
luego que el niño fue creciendo, tuvo rudi-
inmortales compañeros se encontraban de-
mentos de cultura, e hicieron que en su cere-
masiado distantes en el Sur, aunque comba-
bro infantil se alternaran los serenos paisa-
tiendo siempre; nada hubo pues de extraño
jes del campo y de las faenas rurales, con los
en que el niño, recién llegado del rancho del
serios pensamientos de los libros. Los paseos
Alamito, pudiera acabar su instrucción ele-
en el carro decrépito del que tiran enormes
mental en una escuela de primeras letras de
bueyes; la perspectiva monótona del campo,
la ciudad. No habiendo ningún colegio su-
bajo el cielo lleno de luz, y el trato diario con
perior y teniendo una vaga afición por las ar-
burdos pero honrados rancheros, contribu-
tes manuales, no hubo tampoco nada de ex-
yeron acaso para dar a aquel niño esa tran-
traño en que, acompañado por su hermano
quilidad, esa eterna fantasía y ese espíritu
Ignacio, fuera a una carpintería y aprendiera
democrático que lo acompañaron hasta la
el arte que aprendió en sus tiernos años, el
muerte. Mientras la revolución gloriosa de
mártir Jesús. Pero pronto no hubo ya qué
1810, cubría al país de sangrientos despojos,
enseñarle del oficio, puesto que corregía los
sintióse removido el suelo por todas partes,
trazos de su maestro, y en una vieja cochera
la agricultura era abandonada y los habitan-
al extremo de la ciudad, cerca de la iglesia
tes de los campos corrían a la guerra o se re-
del Encino, estableció, con algunos de sus
fugiaban en las ciudades. Empujado así por
hermanos y con su padre, un taller, donde se
setenta
˜ 281 ˜
282
hacían carros y se labraban verdaderas obras
ron pronto un centro fabril, convirtiendo el
artísticas de tornería. El niño convertido
partido de Aguascalientes en uno de los pri-
en joven, veía sin embargo todo esto como
meros del Estado. Ahora bien, así como las
pasajero, mientras los martillos hacían tem-
celdillas de un organismo, desarrollándose,
blar las tablas donde los clavos se hundían;
se dividen; y así como constituye una nue-
mientras él mismo manejaba, desnudos los
va celdilla cada una de las partes separadas;
brazos, la sierra de brilladores dientes; en
así también, en la organización política, de-
tanto que sus pies amarilleaban con el serrín
sarrollo es sección, porque, para que haya li-
de la madera, él soñaba, soñaba siempre.
bertad y progreso, se necesita la fragmenta-
La Independencia había sido hecha ya,
ción territorial y la administrativa. Por esto
Aguascalientes era un partido del Estado de
nacieron y se vigorizaron en Aguascalientes
Zacatecas, y en él, el Jefe Político Guzmán,
las ideas de apartarse de Zacatecas, y D. José
auxiliado por el padre de nuestro biografia-
María Chávez las defendió en el círculo de
do, de sus escuelas y empezaba a difundir
sus amigos. Se afirmaba que Aguascalientes
las ideas liberales. Con qué placer D. José
es por excelencia un país agricultor, mien-
María Chávez oía hablar de todo esto, y,
tras que Zacatecas es minero y que no podía
continuando en sus ensueños, se imagina-
el gobierno de este último satisfacer debi-
ba fundar una inmensa fábrica donde los
damente las necesidades disímbolas de su
trabajadores se convertirían bajo su voz en
territorio. Las rencillas estallaron; el movi-
hombres ilustrados y sin vicios. La juventud
miento hizo entonces su evolución y fue así
le trajo también otras ideas; una hermosa
como gracias a Santa-Anna y después de va-
niña de ojos oscuros, cabello sedoso, blanca
rios incidentes, aquel Partido se convirtió en
tez y rojos labios, aparecía muchas veces en
Departamento el 30 de Diciembre de 1836.
medio de sus ensueño. Ella le pagó con amor
Los resultados de esta transformación
su afecto, y una mañana, la hermosa donce-
fueron al principio desfavorables. Disgusta-
lla, que se llamaba Rosario Mendoza, unióse
dos algunos capitalistas desviaron de Aguas-
en matrimonio a D. José María Chávez ante
calientes sus caudales; disminuyó la activi-
el altar lleno de luz de una iglesia.
dad fabril y comercial de la ciudad cerrándose
Esto pasaba en 1830. Muchos ricos za-
fábricas y casas de comercio, y la situación
catecanos venían a veranear, buscando en
se hizo difícil, agravada por el trastorno que
los jardines y en las huertas de Aguascalien-
afligía a toda la República y por las luchas
tes el dulce clima que no encontraban en su
entre liberales y conservadores. Las leyes de
fría capital minera; empujados otros por el
Gómez Farías que preludiaban las de Refor-
terror que producían en el Norte los indios
ma, despertaron, a pesar de su duración efí-
salvajes, llegaron también, fundaron fábri-
mera, muchas ideas progresistas y también
cas y de la ciudad que al principio no fue
luchas tremendas en el país entero. Pero la
sino un centro agrícola del plano inclinado y
autonomía relativa de Aguascalientes vigo-
fértil que por el Sur rodea a Zacatecas, hicie-
rizó la iniciativa individual tan fecunda en
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
progresos y fue así como por la ley socioló-
bueno, despertando en su imaginación los
gica de que los gobiernos locales reproducen
recuerdos infantiles.
en pequeño las condiciones del gobierno
Su fama de honradez, de laboriosidad y
central, se precisó mejor la tendencia pro-
de inteligencia se extendía, y debido a ella
gresista de unos y la conservadora de los
fue llamado para organizar la hacienda de
otros, como se había precisado en la capital
Trancoso. Su renombre también hizo que se
de la nación.
le pidiera en 1846 el que levantara en la Ha-
Entre los liberales del Departamento
cienda de la Laguna una fábrica de hilados
empezaron a descollar D. Julián y D. José
y tejidos, y la fábrica La Zacatecana surgió
María Chávez, así como D. Jesús Pérez Or-
así bajo su dirección. Pero en 1847 volvió de
tigoza, amigo de ambos; y como el centra-
nuevo el patriota obrero a Aguascalientes
lismo se hacía cada vez más poderoso en la
con su familia. Cuando los Estados Unidos
República después de las bases orgánicas
mandaron a México sus ejércitos, un peque-
de 36, y como aún existía en los políticos de
ño grupo de mexicanos se aprestó al com-
aquella época, el sueño de cambiar la situa-
bate figurando en él un cuerpo de aguasca-
ción de un solo golpe como por la varilla
lentenses, organizado algunos años antes,
de un mago, destruyendo a la tiranía, los
que se batió en Monterrey y en la Angos-
liberales de Aguascalientes enarbolaron un
tura. Vino al valle de México peleando en
momento la bandera de la revolución, ca-
Padierna y fue destrozado por las balas ex-
yeron de noche sobre el cuartel, lo tomaron
tranjeras. Pero en la hora del combate como
audazmente y proclamaron al siguiente día
después de la lucha, fue en Aguascalientes la
la nueva era. El triunfo era utópico: pron-
voz de la patria herida y demandando justi-
to se aprehendió a los jefes del movimiento
cia, D. José María Chávez, que acompañado
y en cuerda y afrentosamente se les condujo
por algunos escritores, cooperó mucho para
en 1839 a México, encerrándolos durante
reanimar la llama entonces espirante del
un año en la antigua cárcel de la Acordada.
patriotismo.
De este modo inició D. José María Chávez
Los efectos tristísimos de aquella lucha
su carrera en el partido liberal. No empezó
se hicieron sentir en Aguascalientes, más que
oyendo himnos, sino insultos. Pero si los
en otros lugares de la nación. Porque Aguas-
ambiciosos cambian sus ideas cuando ven
calientes había luchado por evitar la paz de
que la tormenta de la opinión entolda su
48; porque había sido vencido, porque se le
cielo, los convencidos las defienden hasta la
redujo de nuevo a la condición de partido de
muerte. Así el patriota derrotado continuó
Zacatecas. Los liberales y entre ellos D. José
por su primer sendero; volvió a ser el arte-
María Chávez reclamaron abiertamente con-
sano pundonoroso e inteligente y el liberal
tra aquella sujeción. Mil divisiones surgieron
nunca exagerado, de firmes ideas. En su
entre las familias como surgen siempre en
modesto hogar nuevos seres aparecían: eran
los días de crisis, y para colmo de desgracias,
niños que cada vez lo hacían, si cabe, más
sobre la República destrozada y en plena d . josé maría chávez
285
286
anarquía, sobre los campos quemados y tala-
Entre tanto la dictadura de Santa-Anna
dos por las guerras, sobre las ciudades medio
torturaba a la Nación. Fortuna fue que en
muertas, se dejó caer en esa época este fúne-
Ayutla hombres audaces e inteligentes lla-
bre y colosal espectro: el Cólera. Entonces, en
maran a todos los buenos mexicanos para
medio de las dificultades, de los sobresaltos
derrotar al déspota y organizar por fin a la
y de las amarguras de la situación, D. José
nación tratando a la ya vieja anarquía. Al
María Chávez volvió los ojos otra vez a sus
grito de libertad y de orden, repetido en
ideales: la fábrica, que tanto había soñado
Acapulco, contestaron en Aguascalientes los
en la vieja cochera en los remotos días de su
vigorosos artículos de El Artesano, que defen-
juventud, se bosquejó bajo su dirección en la
dían la democracia, reproducidos constante-
calle del Obrador por su iniciativa, para traer
mente por la prensa de la nación, y fue uno
la olvidada laboriosidad y el progreso desfa-
de los redactores D. José María Chávez, el
llecido. Se estableció una exposición artística
liberal de 1839, el verbo de la guerra de 47,
e industrial, que, según los pensamientos del
el protector de los obreros, el que podía lla-
patriota, sería semejante a los juegos agonís-
marse uno de los padres del Estado. El Arte
ticos de la Grecia, y serviría para convocar
sano era publicado por él; en sus columnas
todas las inteligencias al torneo del adelanto.
se popularizaban las ideas de libertad y a la
Esa exposición se celebra aún cada año en la
vez se llamaba a los ciudadanos por el ca-
feria de San Marcos y puede tener el orgullo
mino del honor y del trabajo, en tanto que,
de llamarse la primera y la más constante de
infatigable, D. José María Chávez lograba,
las exposiciones de México. Suele a veces en
por otra parte, la fundación de una Caja de
un campo yermo y estéril, que circundan a
Ahorros, que fue sin duda una de las pri-
trechos los pantanos, brotar un árbol robus-
meras que nacieron en la República, y que
to: brotaron así la fábrica de “El Esfuerzo” y
dio origen a algunos de los fuertes capitales
“La Exposición” sobre el terreno aún agitado
existentes hoy en el Estado.
de nuestras discordias intestinas y se vigori-
Era de notarse en el héroe una activi-
zaron en tanto que el cólera hacía horribles
dad prodigiosa: trabajaba como cualquiera
estragos.
de sus obreros en “El Esfuerzo”; iba al Club de
La idea de independer a Aguascalientes
liberales y levantaba en él los ánimos con
de Zacatecas no moría sin embargo: los dis-
su persuasiva palabra; atesoraba sin cesar
gustos entre el departamento transformado
nuevos conocimientos en su espíritu, leyen-
en partido y su antigua metrópoli estallaban
do más y más libros; escribía e imprimía él
a cada momento y D. José María Chávez y
mismo sus artículos, y en una palabra, des-
otros escritores pedían sin cesar el cambio
de el hogar hasta la prensa, por todas partes
de tal estado de cosas. Hecha insostenible
iba pensando, amando y obrando. Reunióse
la situación, el Gobierno dio en 1852 el de-
el pueblo del Estado para formar un poder
creto que definitivamente erigió en Estado a
legislativo y D. José María Chávez fue elec-
Aguascalientes.
to diputado. La legislatura tomó sobre sí la
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
tarea de dar una constitución a Aguascalien-
sus puestos para dar paso a los conservado-
tes, y la obra se consumó en medio del en-
res y cuántas veces los ejércitos triunfantes
tusiasmo. Si es verdad que en ella se notan
o derrotados, vestidos de andrajos, cruzaron
defectos, también es cierto que no puede
las ciudades con el terror en los semblantes
considerarse como uno de ellos, el hecho de
o la llama del triunfo en las pupilas!
que reproduzca los lineamientos generales
En medio de estos azares de la guerra,
de las constituciones de los otros Estados y
fue elegido Gobernador interino de Aguas-
en pequeño los de la de toda la Federación,
calientes D. José María Chávez. El único
pues tal es el carácter de las instituciones
medio de calmar la terrible lucha de los par-
políticas locales de cualquiera naturaleza
tidos, consistía en usar de la prudencia, y el
que sean, y así lo pide también el artículo
Gobernador fue entonces prudente, por más
109 de la Carta Federal de 1857.
que así su situación se volviera más difícil.
La mencionada legislatura fue notable
Los pequeños periódicos que se vendían en
aún por otro motivo. Cuando Comonfort
la ciudad, lo acusaban cruelmente, y aunque
retrocedió de pronto dando el golpe de es-
nunca los liberales hicieron otra cosa que lla-
tado, entonces, a moción de Jalisco, la le-
marlo débil, los conservadores derramaban
gislatura de Aguascalientes rechazó el Plan
sobro él su hiel siempre renaciente. La his-
de Tacubaya, se colocó audazmente como
toria, no obstante, puede reconocer que los
guardiana de las instituciones liberales y
disturbios durante la época de su gobierno,
arrojó el guante a los reaccionarios. Aquel
fueron sin duda menos acerbos que durante
golpe de estado y el Plan de Tacubaya fue-
la de cualquiera otro jefe en el mismo perio-
ron como se sabe, el punto de partida de la
do; pero como la calumnia a pesar de esto,
terrible Guerra de Tres Años. Los conserva-
lo perseguía, él renunció el mando entregán-
dores, haciendo un supremo esfuerzo para
dolo a Gómez Portugal, y marchó a sostener
aniquilar la Constitución de 57 y las Leyes
sus ideas liberales desde el tranquilo reduc-
de Reforma, agitaron hasta en sus entrañas
to de la vida privada. Gómez Portugal cayó
a la nación mexicana; los liberales en núme-
sin embargo muy pronto viéndose obligado
ro menor y con menores elementos, pero
a abandonar el Estado ante el general Woll.
con una audacia y una constancia inque-
¡Días funestos! La ciudad, presa del pánico
brantables, lucharon contra los enemigos de
y juguete de los partidos, ora caía en las ma-
sus ideas, los vencieron aquí, fueron derro-
nos de conservadores frenéticos, ora en las
tados allá, se levantaron luego, se hundieron
de liberales exaltadísimos.
en seguida, surgiendo después llenos de es-
Un hombre violento y audaz, fanático
peranza Por todo el país se presenciaron en-
como pocos y valiente, de apellido Patrón
tonces las escenas de sangre y de gloria que
hacía años que representaba en Aguasca-
acompañan al desquiciamiento de una era
lientes a los más exaltados retrógrados; sa-
política y al nacimiento de otra. ¡Cuántas
bía bien que mientras D. José María Chá-
veces los gobernantes liberales rodaron de
vez tuviera una prensa a su disposición, la d . josé maría chávez
287
288
propaganda liberal se haría aun en medio
cias a ella las ideas liberales pudieron más
de la opresión más ruda; esperó con impa-
tarde seguirse difundiendo.
ciencia que los conservadores se apoderaran
La época terrible de la Guerra de Tres
de la ciudad y cuando esto pasó, viendo que
Años pasó sin embargo. Llegó el instante en
Chávez se encontraba ausente de la ciudad,
que los liberales triunfaron y su edificio po-
se dispuso a robarle su imprenta para remi-
lítico se irguió de nuevo en 1860. Una tran-
tirla a México. No era ya la Sra. Mendoza
quilidad relativa se extendió por todo el país,
la compañera del héroe, porque ella había
aunque interrumpida por repentinos sobre-
muerto desde 1849; era la Sra. Doña Nés-
saltos. El terrible Patrón había sido fusilado
tora Pedrosa, su segunda consorte, dotada
bajo el gobierno de Ávila en la pasada guerra,
de firmes virtudes. Adorando a su marido,
y todo parecía indicar el renacimiento. Así,
no podía sufrir que le arrancaran con su
por todas estas causas, la fábrica denomina-
imprenta la mejor arma de sus ideas, y ya
da “El Esfuerzo” y establecida tiempo atrás
que él no estaba allí en esos momentos para
por el célebre D. José María, progresaba,
impedirlo, ella debía intentar evitarlo. Con
aunque las dificultades políticas reaparecie-
sagacidad inmensa logró ocultar, antes que
ron y aunque el Gobernador Ávila, reelec-
llegaran los soldados de Patrón, algunas ca-
to, se desprestigiara rápidamente entre las
jas de tipos; esperó a que llegara la noche, y
tempestades de la opinión. Las discordias
mientras que grandes nubes cubrían el cielo
del Estado se agravaron sin embargo de tal
y en tanto que la borrasca se desataba, ella,
manera, que el gobierno tuvo que nombrar
con el corazón queriéndole saltar del pecho,
a D. Ponciano Arriaga como gobernador in-
ayudada por alguno, llevó las cajas a una
terino, y esto fue la causa de que, hechas las
azotea de su casa y desde allí estuvo baján-
elecciones constitucionales, resultara electo
dolas a una huerta vecina para enterrarlas
gobernador propietario el popular D. José
al pie de los árboles; pero al trasportar uno
María Chávez el 2 de Octubre de 1863.
de los cajones, éste se abrió y cayeron los ti-
Inglaterra, España y Francia habían en-
pos. ¿Qué hacer, cuando al día siguiente los
sayado ya su intervención en los asuntos
soldados iban a registrarlo todo, siendo im-
de México. Los franceses en pleno siglo xix,
posible encender luz para recoger las letras
es decir, en el siglo de la independencia lati-
que denunciarían la sustracción? La heroí-
noamericana, intentaban consumar la con-
na, alumbrada por los relámpagos, empapa-
quista del país violando vergonzosamente
da por la lluvia, anduvo allí toda la noche
los tratados de la Soledad; habían sufrido
recogiendo los tipos caídos y arrojándolos a
ya también la derrota del 5 de Mayo, pero
la huerta, y aunque al día siguiente Patrón
rehaciéndose nos invadían por fin. Estaban,
hizo que sus soldados transportaran a gran-
sin embargo, aún muy lejos de Aguascalien-
des carros las prensas delante de la conster-
tes, y el Gobernador obligado a permane-
nada familia de Chávez, la esposa del héroe
cer en su Estado, no podía hacer otra cosa
había salvado ya parte de la Imprenta, y gra-
que procurar la organización de tropas que
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
salieran a campaña. Entre tanto, un peli-
Y bien, entre tantos horrores y cuando
gro más apremiante se hacía sentir. En las
como una negra nube se veía a lo lejos a la
montañas próximas a la ciudad, una banda
intervención fatídica, D. José María Chávez
de forajidos había hecho mucho antes su
procuraba animoso conservar los débiles
madriguera y como las fuerzas de la pobla-
elementos de vida en su Estado. La fábrica
ción habían ido a luchar con los invasores,
“El Esfuerzo” continuó funcionando a pesar
Aguascalientes, que es por otra parte una
de los repetidos ataques de los bandidos;
plaza abierta, quedó a merced de los bandi-
continuaron en la enorme casa de la calle
dos. Las depredaciones se volvieron en ella
del Obrador trabajando en el segundo patio
incesantes y el pánico se apoderó de todas
los tejedores al lado de los carpinteros y de los
las familias. Vigías en lo alto de las torres
herreros y éstos junto a los tapiceros, herre-
espiaban la llegada del salteador, de Juan
ros, pintores y plomeros, y no lejos de la ta-
Chávez, del cruel facineroso. Se tocaban las
labartería, de la carrocería y la ebanistería;
campanas para indicar que había llegado el
continuó siendo así ese segundo patio, sobre
momento del sálvese quien pueda; se cerra-
el que se abrían tantas puertas de talleres
ban todas las puertas; las gentes se escon-
como una gran colmena donde zumbaran
dían y escondían apresuradas sus tesoros;
sin cesar laboriosas abejas; continuaron en
las autoridades disparaban tiros en las calles
ese mismo tercer patio bajo un tejado las
desiertas contra el cercano enemigo, y en se-
mulas girando para hacer mover las poleas
guida, lanzando alaridos, montando en rá-
que, como negras serpientes, hacían rodar
pidos corceles, ceñidos los cuellos con rojas
en los talleres ruedas y ejes, y continuaron
mascadas, cubiertas las cabezas con anchos
por último en la misma casa funcionando
sombreros, disparando balazos, manejando
las prensas y dando alas sin descanso al
sables desnudos y agudas lanzas, llegaban
pensamiento humano. En el primer patio
como una avenida desbordada, como una
de la casa, patio enorme, multitud de puer-
tempestad, los hombres de Juan Chávez;
tas llevaban a las habitaciones de la nume-
hombres a pie los seguían armados de cuchi-
rosa familia de D. José María: allí estaban
llos o de hachas; grandes cicatrices les mar-
los siete hijos que aún vivían de su primera
caban la cara, y feroces al grito salvaje de:
esposa; allí también los seis supervivientes
¡Viva el hacha y su santo filo! hacían astillas
del segundo matrimonio y allí, además, her-
las puertas, entraban a saco en las casas, se
manos y recogidos por el Gobernador. En el
embriagaban, ataban sobre sus monturas a
segundo piso, aquel donde se encontraba la
las desmayadas mujeres, y sin respetar más
imprenta y bajo ella en el Despacho, en el
que los edificios del clero, desaparecían en
que dos lados de pared estaban cubiertos
seguida como habían venido, entre la polva-
de libros, detrás de un enverjado de madera
reda de sus caballos y los lamentos de la po-
se veía, por fin, ante un escritorio, al alma
blación espantada, alumbrados por el reflejo
de aquella fábrica múltiple; al que llevaba
de algún incendio.
sin confundir los hilos de aquella trama d . josé maría chávez
289
290
enorme, al jefe de familia tan grande y tan
Entre las tempestades de los sucesos
engrosada por los que se agrupaban en su
él conservaba así su existencia inalterable,
torno; al artesano modelo, al padre y orga-
como conserva el águila su nido en el peñas-
nizador del Estado, al liberal lleno de honra-
co batido por las tormentas. A pesar de las
dez, al Gobernador de Aguascalientes, a D.
campañas políticas que absorbían casi su es-
José María Chávez.
píritu y a pesar de las luchas periodísticas y
Inútil era que los combates contra los
de las labores de “El Esfuerzo”, él sonriendo,
franceses se sucedieran a lo lejos como se
ya coa los cabellos blancos, sentábase to-
suceden los rayos en la nube tempestuosa,
dos los domingos en la tarde con sus hijos
y que se aproximaran a Aguascalientes: D.
a la puerta de su casa en sillas colocadas
José María Chávez, a pesar de la escasez de
sobre la banqueta, o bien, si llegaba la no-
recursos, verificaba notables mejoras mate-
che, cuando el clamor colosal de la fábrica se
riales; hacía que se construyera el puente del
extinguía, pintaba en la sala para sus hijos,
Chicalote que ha sido tan útil; transformó
sobre las rodillas, en pequeños pedazos de
una parte del Convento de San Diego en co-
papel, muñecos que ellos admirados en tor-
legio de instrucción superior y hasta empe-
no sayo miraban nacer bajo el diestro lápiz.
zó la construcción de un teatro. Conservaba
Llegó el año 1863. Los franceses toma-
su vida metódica y admirable. Cuando a las
ron a Puebla; el gobierno nacional desocupó
cinco de la mañana sonaba la campana en
la ciudad de México, y destacamentos inva-
“El Esfuerzo” y cuando todos en la fábrica se
sores avanzaron por el interior de la Repú-
ponían en pie, entonces, este hombre inmor-
blica. Entonces el Gobernador, reuniendo a
tal, vestido con su blanca blusa salpicada de
algunos patriotas, y conociendo que no po-
motitas rosadas, iba a los talleres a confun-
día defenderse en Aguascalientes, fue a gus-
dirse con los trabajadores entre cuyos tra-
tar la vida del campamento por la libertad y
jes azules podía ser distinguido, trabajando
por la patria. Mandó en tres coches su fami-
con sus propias manos; los dejaba a las ocho
lia a Zacatecas, y su esposa colgó a su cuello
para desayunarse y para asistir en el palacio
una medalla abrazándolo conmovida. Por el
del gobierno al despacho de los más graves
N.O. de Aguascalientes, hoy aquí, mañana
negocios; volvía de sus labores gubernativas,
allí, anduvo recorriendo los campos; pasó al
y, nuevo Cincinato, tomaba el pesado mar-
Estado de Zacatecas, se puso en relaciones
tillo en la ahumada fragua y animaba con
con su Gobernador el general Ortega; atacó
su ejemplo a los obreros. Cuando presidía la
la hacienda de Mal Paso; sostuvo el comba-
grande mesa en que niños y viejos se con-
te por cinco horas, y después de convenios
gregaban, alimentados por él, bien podía to-
finales, la ocupó. No fue culpa suya el que
mársele por basileus griego, rey y patriarca, y
algunos soldados cometieran crueldades y
bien podía decirse como lo ha dicho uno de
mancharan la pureza de su causa. La no-
sus biógrafos, que era toda una tribu la que
ticia de esta ocupación voló a la distancia,
le debía la existencia.
y los enemigos se aprestaron a perseguirlo.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Marchó a Jerez a pesar de la oposición de
le llevara a Mal Paso. Casi al ir a morir el céle-
algunos de sus tenientes, y fue sorprendido
bre Gobernador, conjuró en su última carta a
allí por los enemigos casi sin disparar un
sus hijos para que no abrigaran ideas de ven-
cartucho. El desenlace vino con la rapidez
ganza y los exhortó aún al trabajo.
del rayo. D. Benito Calera, Arteaga, Medina,
En carta escrita con pulso firme y sere-
Valadés, Espinosa, veinticinco soldados y
na resolución condensa su carácter y dice lo
sargentos, fueron villanamente asesinados,
siguiente:
y D. José María Chávez, herido por dos lan-
“Instituto de niños en Zacatecas, a 4 de
zadas —la medalla que le había colgado su
Abril de 1864. —Querida esposa, ¿qué po-
esposa lo libró de la tercera— fue conducido
dré decirte en estos últimos momentos para
a Zacatecas donde un consejo de guerra lo
consolarte? Que la mano poderosa del Om-
condenó a ser pasado por las armas. No le
nipotente que rige los destinos del mundo,
fue permitida a su espesa verlo. Sólo se con-
dispone de mi vida como suya, y que pago
cedió esta gracia a sus hijos más pequeños.
con ella las graves faltas que he cometido
Estaba él acostado en un lecho: en una silla
en el cumplimiento de mis deberes. Pero esa
pequeña al borde de su cabecera se sentó su
inmensa Providencia jamás abandona a los
hija Emiliana, de 9 años: a los pies, en otra
desvalidos y velará por ustedes; acógete a
silla, su hijo Agustín, más pequeño, y sobre
ella, espera en su misericordia y confía.
el lecho dos niñitos aún de menor edad. Ca-
Yo muero por haber intentado defender
bellos blancos circundaban el rostro risueño
la Independencia de mi patria; no creo haber
del héroe y patillas igualmente blancas aca-
cometido una falta, mas si así fuere, Dios
baban de formar el marco de su semblante.
me perdonará, a El me acojo.
En medio de los niños estaba reanimado. Les ordenó que no se entristecieran, les rogó
***
que fueran buenos, y cuando llegó la hora de
Les recomiendo den a mi nombre las gracias
la despedida, él, sin aparentar conmoción,
a todas las personas que se empeñaron en
fue besándolos cariñosamente por última
salvarme. Amada esposa, tú has sido siem-
vez. Sus guardianes lo veían asombrados, y
pre el bálsamo y el consuelo en todos mis
pudiera decirse que era entonces semejante
trabajos; sé ahora más que nunca la mujer
a un árbol robusto que siente llegar el hacha
fuerte de la Escritura y el amparo y guía de
del leñador y que tiene, sin embargo, los pies
todos mis hijos.
regados de flores.
Recibe mi corazón tomando para ti una
Una multitud de zacatecanos y de aguas-
parte y repartiendo lo demás entre mi madre
calentenses se acercaron repetidas veces al
y todos mis hijos que sabes amo con toda
Gral. L’Herillier y le rogaron que librara al hé-
mi alma. —Adiós. —José María Chávez.
roe de la muerte; pero el jefe francés se man-
A la madrugada del día 5.
tuvo inflexible y para que el patriota expiara
Yo conjuro a todos mis hijos, no pro-
delitos que no había cometido, ordenó que se
curen tomar venganza de mi muerte, sino d . josé maría chávez
291
antes les mando y suplico que solamente se
trabajo. Y tiene sobre todos los anteriores
dediquen al trabajo para el sostenimiento de
títulos el de ser un mártir de la segunda
la gran familia que les dejo”.
independencia.
Así su testamento se reduce a manifes-
En su vida resaltaron dos hermosas virtu-
tar el arrepentimiento de sus faltas si acaso
des: el amor y el trabajo. El amor y el traba-
tuvo algunas, y a ofrecer a sus descendientes
jo, como afirma el gran escritor ruso Tolstoi,
su ternura, su amor por el trabajo, pidiéndo-
son las piedras fundamentales de la virtud.
les el perdón para sus enemigos.
Cuando él murió, aquella gran fábrica de “El
El 5 de Abril de 1864 fue fusilado. Como
Esfuerzo”, que animaba su grande espíritu, se
por un sarcasmo llegó a Mal Paso el indul-
deshizo, como se deshace en polvo el cuerpo
to, demasiado tarde. Pero la memoria de D.
brillante de una mariposa si la vida se le es-
José M. se había hecho imperecedera. Este
capa. Cuando él murió, su familia toda, sos-
hombre incomparable, artesano, patriarca,
tenida por él, quedó reducida casi a la miseria
liberal desde su nacimiento, era casi sabio;
y se dispersó. La patria empero y los hombres
difundió sin cesar las ideas progresistas,
honrados han hecho inmortal su memoria, y
consagró sus esfuerzos a la creación del Es-
mientras haya respeto a la virtud será recorda-
tado de Aguascalientes y a su conservación;
do. Aguascalientes, el Estado que él hizo nacer,
fue constituyente en el mismo, Gobernador
ha decretado, pues, con justicia, la erección de
en las horas más críticas, y en todos los ins-
su estatua.
tantes propagandista de las ideas más nobles, defendiendo a la patria en 1847, el Plan de Ayutla, la Constitución, la Reforma y el
México, Marzo de 1891. Ezequiel A. Chávez
Ignacio RamÌrez 1818-1879
El
1836 varias personas ilustradas entre
va y osada y de tal manera cumplió su co-
las que se contaban los hermanos José María
metido que los viejos de la Academia a pesar
y Juan Lacunza, fundaron una Academia de
del escándalo mayúsculo que había dado el
Bellas Letras que celebraba sus sesiones en el
atrevido orador, al concluir este de hablar se
antiguo Colegio de San Juan de Letrán de
pusieron en pie y lo felicitaron, habiendo
México, la cual Academia pronto alcanzó
añadido uno de los Lacunza: —Voltaire no
fama, tanto por la novedad de su carácter como
hubiera hablado mejor sobre este asunto—.
por el impulso que dio a los estudios literarios
Ese oscuro colegial envuelto en una capa de
vistos hasta entonces con verdadero desdén.
sopista y que de tal manera anunciaba su
año
Presentóse un día a esa academia un joven cuyo traje revelaba pobreza y sus mane-
entrada en el mundo intelectual se llamaba Ignacio Ramírez.
ras encogimiento de verdadero colegial, con
El discurso causó el consiguiente es-
el carácter de candidato. Según el reglamen-
cándalo, al grado de que un biógrafo del Sr.
to de la sociedad debía presentarse una tesis
Ramírez se expresa así: “El vulgo, es decir,
de introducción y el joven neófito conforme
la mayoría de la nación, sobre todo el cle-
a esta exigencia ocupó la tribuna y empezó a
ro y las clases acomodadas, en su fanática
leer el tema de su discurso. Los socios todos,
gazmoñería, con temor veían cruzar a aquel
hombres llenos de lauros y de fama, se le-
joven sombrío y meditabundo, tan pobre-
vantaron con asombro fijando sus miradas
mente vestido. Como las mujeres de Ravena
con avidez en el joven orador cuando éste
al ver pasar al Dante por las calles, decían
leyó el tema de su discurso, el cual era el au-
nuestros ignorantes timoratos: Ese hombre
dacísimo siguiente: “No hay Dios; los seres
viene del infierno”. Cuando este Ramírez saltó
de la naturaleza se sostienen por sí mismos”.
a la palestra política, la situación de México
Empezó el candidato a desenvolver en
no podía ser peor. Dice el Sr. Altamirano refi-
su disertación una teoría enteramente nue-
riéndose a los gobiernos que se sucedían casi
˜ 293 ˜
294
mes por mes en nuestra trabajada patria:
dio brillo a un club llamado “Club popular”
“Estos gobiernos nacidos del motín militar,
en donde expuso ideas y principios que más
eran ratificados por las juntas de notables, es
tarde habían de convertirse en leyes.
decir, por reuniones de clérigos y de ricachos
Debe suponerse que el D. Simplicio pu-
que nada tenían que ver con el elemento na-
blicado en tiempo de un gobierno moderado
cional; vivían aunque tiránicos, siempre mi-
acabó por la persecución de sus redactores y
nados por las sublevaciones y el descrédito
en efecto, el 23 de Abril de 184b se publicó el
y rodaban unos tras de otros, cubiertos de
último número en blanco y mientras su edi-
vergüenza, de sangre y de cieno. En cuanto
tor el distinguido liberal Vicente García Torres
a los antiguos Estados de la Federación, con-
salía desterrado, los redactores eran encarce-
vertidos en Departamentos, impotentes,
lados, contándose entre ellos a Ramírez, a
sin caudillo, sin aliento al ver la instabilidad
Guillermo Prieto y a D. Manuel Payno. Vino
de aquellas cosas, se encerraban en un silen-
a poco el restablecimiento de la Constitución
cio egoísta o se adherían servilmente a esos
de 1824 a consecuencia de la instalación del
gobiernos que se sucedían en la metrópoli
Gobierno encabezado por el general Mariano
como vistas disolventes y que solían a veces
Salas, y entonces fue nombrado Gobernador
no durar ni el tiempo necesario para recibir
del Estado de México el distinguido liberal
la adhesión”. Ramírez tenía entonces vein-
Francisco Modesto de Olaguíbel. Éste nom-
ticinco años; pero contaba para la obra de
bró desde luego a Ramírez secretario de Guerra
predicación de propaganda que se había pro-
y de Hacienda, formando además el Consejo
puesto con su inmenso talento, con su sóli-
de Gobierno con jóvenes liberales entre los
da instrucción y sobre todo con su voluntad
que estaba el muy ameritado anciano José
inquebrantable. Comenzó por consiguiente
M. Iglesias. Ese Consejo en el cual tanto in-
a propagar sus ideas por medio de la prensa
fluyó nuestro biografiado expidió leyes muy
y en unión de otros jóvenes publicó un pe-
notables, tales como la de la abolición de las
riódico que después llegó a hacerse célebre:
alcabalas, la que prohibía el juego, la de liber-
el D. Simplicio. Éste apareció el año 1845 y
tad de los municipios y la de la formación de
en el primer número salió un artículo intitula
una Guardia Nacional; pero contribuyó sobre
do “A los viejos”, que fue, según dice el men-
todo a la reorganización del Instituto litera-
cionado Sr. Altamirano, el reto más audaz a
rio cuya dirección se confió al Sr. Felipe Sán-
todo el pasado y la condenación más termi-
chez Solís.
nante a todas las preocupaciones políticas
Pasaba entonces la República por una
por las que tanto había sufrido el pueblo;
época de prueba, como que se trataba nada
inútil nos parece añadir que ese artículo era
menos de la luctuosa guerra con los norte
de Ramírez, quien desde entonces adoptó el
americanos. Ocupada por éstos la Capital se
pseudónimo después tan popular de “Nigro-
dirigieron en seguida a Toluca, viéndose por
mante”. La actividad de Ramírez no se redu-
lo mismo el Sr. Olaguíbel obligado a emi-
jo a la prensa sino que en 1846 perteneció y
grar; a la vez Ramírez era nombrado por el
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Gobierno general, jefe político superior del
entonces la Virgen de Ocotlán fue para dejar
territorio de Tlaxcala, pasando luego a des-
burlados a sus adoradores salvando al ateo”.
empeñar su nuevo encargo.
Mientras tanto el gobierno de Santa-Anna
Ramírez en el territorio se dedicó de
había abandonado el país antes de conclui-
preferencia a organizar la defensa nacional;
da la guerra, entrando a ejercer el poder el
pero encontró resistencias y con motivo
Lic. D. Manuel de la Peña y Pena, y a pocos
de las tradiciones de raza, le aconteció una
días fue nombrado Presidente por el Congre-
aventura que pudo convertirse en tragedia.
so reunido en Querétaro el general D. Pedro
Los tlaxcaltecas, en efecto, sólo pensaban
Ma. Anaya, quien a su vez renunció, hasta
en esos días en sacar con toda pompa su
que por fin tomó posesión de la Presidencia
procesión anual de la Virgen de Ocotlán,
constitucional el general Herrera.
muy venerada en aquella comarca. Indig-
Ramírez mientras tanto vivía en Toluca
nado Ramírez de tanta indiferencia ante el
al lado de su familia ejerciendo su profesión,
peligro de perder la patria en la desastrosa
y a poco fue nombrado profesor en el Ins-
guerra que todavía se sostenía contra los Es-
tituto de primero y tercer años de derecho,
tados Unidos, prohibió que se verificase la
una de las cuales clases desempeñó gratui-
procesión, enteramente inoportuna en esos
tamente; fundó además una clase de Bella
momentos. La población entera se amoti-
literatura que daba también gratuitamente
nó entonces pidiendo enfurecida que se le
los domingos. A propósito de esta clase y de
permitiese sacar la procesión y amenazando
la enseñanza que en ella daba Ramírez, dice
al Sr. Ramírez con asesinarlo si persistía en
el Sr. Altamirano: “Era en toda la amplitud
la negativa. Viendo nuestro biografiado que
de la palabra una enseñanza enciclopédica
no tenía fuerza pública que oponer al furor
y los que la recibimos aprendimos más en
de los fanáticos y no deseando dar el con-
ella que lo que pudimos aprender en el curso
sentimiento, prefirió salir ocultamente de la
entero de los demás estudios. Allí se formó
población como en efecto lo hizo, pero no
nuestro carácter, allí aceptamos nuestro cre-
tan pronto que no lo supiesen muchos de
do político al que hemos sido fieles sin ex-
los amotinados.
cepción de una sola individualidad”.
Entonces éstos se lanzaron en perse-
Poco duró sin embargo esta propaganda
cución del Sr. Ramírez, a quien salvó úni-
y esta enseñanza, porque el partido modera-
camente la circunstancia de que habiendo
do se apoderó bien pronto del Gobierno del
pasado el río que está a orillas de Tlaxcala
Estado de México, y ni a este partido podían
cuando los perseguidores llegaron a él, se
convenir las ideas que propagaba Ramírez
vieron detenidos por una impetuosísima
ni a Ramírez el programa que pugnaba con
corriente que hacía imposible el paso en
sus ideas de Reforma.
aquellos momentos. Esta circunstancia ha
Ramírez entonces proscrito fundó un
hecho exclamar al conocido biógrafo y discí-
periódico de oposición llamado Themis y
pulo del Sr. Ramírez: —“El milagro que hizo
Deucalión, continuando en él su propaganda ignacio ramírez
297
298
en favor de una reforma radical en el modo
la dirección que debían seguir forzosamen-
de ser político y social de México y atacando
te, notase que se iban desviando de la ruta,
al clero, al antiguo ejército y a nuestra lla-
y entonces amartillando una pistola, obligó
mada aristocracia. Ese periódico le valió una
al espantado guía a que los condujera direc-
denuncia por supuesto delito de imprenta,
tamente al término de su jornada.
y a consecuencia de ella fue llevado ante el
Al comenzar la dictadura de Santa-Anna,
jurado, que tenía la consigna de condenar-
volvió nuestro biografiado a México, y en-
lo. Ramírez se presentó con el carácter de
tonces desempeñó una clase de literatura en
arrestado y produjo una defensa tan brillan-
un colegio particular fundado por el Lic. Sán-
te, que el numeroso público que concurrió
chez Solís, antiguo director del Instituto de
al juicio prorrumpió en aplausos, los jueces
Toluca y grande amigo de Ramírez. Esa clase
populares declararon inculpable al reo y en
de literatura que era a la vez y como siempre
consecuencia lo pusieron en libertad, un fa-
una tribuna donde se propagaban las ideas de
nático compró una gruesa de cohetes para
Reforma, inspiró recelos al dictador hasta el
quemarlos cuando se condenara al acusado,
grado de que el sabio pasó de la cátedra a la
y al ver el mal éxito de la tentativa de las au-
horrible mazmorra de una prisión.
toridades, vendió contra toda su voluntad
Según parece, en esta vez y durante los
la gruesa de cohetes a un amigo de Ramírez,
primeros días de su encarcelamiento, suce-
quien los quemó incontinente mientras era
dió una ocurrencia digna de mencionarse.
llevado en triunfo el reformista.
Un hermano de nuestro biografiado, el Sr.
El año 1852, Vega, Gobernador del Es-
Gral. Juan Ramírez, ya fallecido, acababa
tado de Sinaloa, nombró a nuestro biografia-
de salir del Colegio Militar donde había he-
do secretario del Gobierno, pero todavía allí
cho una lúcida carrera; aunque educado en
poco tiempo pudo durar en su puesto, por-
los principios liberales y de ideas liberales él
que a consecuencia de los nuevos disturbios
mismo, el nuevo militar al ingresar al Ejérci-
fue llamado otra vez Santa-Anna al mando
to tuvo que sujetarse como todos a la Orde-
Supremo de la República. Ramírez pasó por
nanza. Por este motivo sucedió que el jefe de
entonces a la Baja California, donde según
la guardia de la prisión del “Nigromante” fue
dice uno de sus biógrafos, hizo el admirable
un día su propio hermano.
descubrimiento de la existencia de zonas
Ese día también le dio al joven militar
perlíferas. Durante la travesía por tierra y al
un ataque y entonces Ignacio Ramírez,
salir de Sinaloa, iba Ramírez con un compa-
acongojado como debe suponerse por la
ñero del mismo apellido, y al dejar un ran-
enfermedad de su hermano menor, ofreció
cho, el dueño, que era conservador, dio or-
volver a la prisión bajo su palabra siempre
den al guía de que los extraviara del camino
que le permitieran llevar en un coche a su
dejándolos perdidos en aquellas espantosas
casa al enfermo. Dado el permiso salieron
soledades; pero la casualidad hizo que Juan
los dos Ramírez solos, cuidando el preso a su
Ramírez, que llevaba una brújula y que sabía
guardián y llegaron a la casa paterna, don-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
de entregó “el Nigromante” al accidentado,
del ciudadano, ya organicemos el ejercicio
dejándolo en poder de la familia mientras él
de los poderes públicos, nos obliga a cami-
volvía a encerrarse en su bartolina como lo
nar de inspiración en inspiración, hasta con-
había prometido.
vertir una ley orgánica en un verdadero dog-
Esa prisión sin embargo fue demasiado
ma. Muy lisonjero me sería anunciar como
larga y penosa para Ramírez, pues le pusie-
profeta la buena nueva a los pueblos que
ron grillos que le causaron dolorosas heri-
nos han confiado sus destinos, o bien hacer
das y duró en ella once meses. Después de
el papel de agorero que el día 4 de Julio des-
la fuga del Dictador a consecuencia de la
empeñaron algunos señores de la Comisión
revolución de Ayutla, fue al fin puesto en
con admirable destreza; pero en el siglo de
libertad Ramírez junto con sus dos compa-
los desengaños nuestra humilde misión es
ñeros de infortunio Manuel Alas y Francisco
descubrir la verdad y aplicar a nuestros ma-
Zendejas, dirigiéndose “el Nigromante”
les los más mundanos remedios… Señores,
al Estado de Sinaloa. En su viaje encontró al
yo por mi parte lo declaro: yo no he venido
Gral. Comonfort, quien al punto lo hizo su
a este lugar preparado por éxtasis ni por re-
secretario particular, cumpliendo Ramírez
velaciones; la única misión que desempeño,
como bueno su cometido; pero notando a
no como místico, sino como profano, está
poco que las reformas radicales no eran del
en mi credencial; vosotros la habéis visto;
carácter del caudillo de Ayutla, se separó
ella no ha sido escrita como las tablas de la
de él agrupándose en el partido radical en
ley sobre las cumbres del Sinaí, entre relám-
el que se contaba a Juárez, Ocampo, Prieto
pagos y truenos. Es muy respetable el encar-
y otros. Desde esta fecha, como dice muy
go de formar una Constitución, para que yo
bien el Sr. Altamirano, la vida de Ramírez
lo comience mintiendo”.
“está iluminada por la celebridad”. Apare-
Cuando se expidió la Constitución y a
ce en efecto como atleta en las ludias de la
consecuencia de ella se convocó al pueblo
palabra, en las memorables discusiones del
a la elección de los poderes federales, Ra-
Congreso Constituyente durante los años
mírez fundó un periódico llamado El Clamor
1856 y 1857 y muchos de sus discursos de
Progresista, sosteniendo la candidatura del
esa época son soberbios e inimitables bajo
Sr. D. Miguel Lerdo de Tejada para Presiden-
todos conceptos. En el que pronunció en la
te de la República, y cuando Comonfort dio
sesión del día 7 de Julio de 1856 al discutirse
el golpe de Estado comprendiendo en Ra-
la Constitución en lo general, y que es uno
mírez un enemigo del que desde antes tenía
de los mejores suyos en esa época, dice entre
sospechas mandó otra vez aprehenderlo y
otras cosas refiriéndose a la fórmula que em-
encerrarlo con centinelas de vista en el mis-
pieza…” “En el nombre de Dios” “lo siguien-
mo cuartel en que estuvo preso asimismo el
te: “La comisión por medio de estas palabras
Sr. Juárez. La manera con que se evadió de
nos eleva hasta el sacerdocio, y colocándo-
esa prisión es por demás ingenioso y merece
nos en el santuario, ya fijemos los derechos
por lo tanto referirse. ignacio ramírez
299
Fueron un día a visitarlo sus hermanos políticos Juan y Manuel Mateos, el actual
se les escapase como el Sr. Ramírez.
General Escudero, oficial mayor del Minis-
Inmediatamente que salió de la prisión
terio de la Guerra, y el Sr. Rafael Gonzá-
“el Nigromante” se dirigió al Interior, adon
lez, primo del preso, acompañado de otros
de también se dirigió el Sr. Juárez, después de
miembros de la familia. El Sr. González, fin-
haber sido puesto en libertad por Comon-
giéndose enfermo, iba muy amarrado de la
fort; pero al atravesar el camino de Queréta-
cara, y lleno de algodones en los carrillos; la vi-
ro fue hecho otra vez preso por fuerzas que
sita se hizo ese día, cercano el crepúsculo de
mandaba el ya famoso D. Tomás Mejía, y
la tarde. Penetraron todos los visitantes al
en esta vez escapó de la muerte a cambio
calabozo del preso y poco tiempo después,
del maltrato y la humillación que le hicie-
siendo ya de noche, se vio salir al señor amarra-
ron pasar, pues lo condujeron a Querétaro
do de la cara: en seguida y en grupos, fue-
montado en un burro y lo pasearon en tal
ron saliendo las demás personas: y la última
situación por las calles de la ciudad; en se-
que salió, la cual si mal no recordamos, fue
guida fue mandado a México y encerrado de
el general Escudero, dijo desde la puerta del
nuevo en la prisión de Tlaltelolco en la que
cuarto del preso —hasta mañana, Ignacio.
permaneció reducido a la más atroz mise-
A la hora de entrar la cena no fue poca
ria hasta Diciembre de 1858. Allí estuvo en
la sorpresa del carcelero al ver que el cuar-
compañía de su suegro D. Remigio Mateos,
to estaba vacío. El Sr. Ramírez en efecto se
del Coronel Balbontín, del general Junquito
había salido el primero amarrado de la cara
y de otros liberales, en tal estado de miseria,
tal y como entró el Sr. González, y cuando
que se vieron precisados a fabricar jaulas de
éste salió, como vieron que era un visitante
pájaros para proporcionarse algunos misera-
y había varios con Ramírez, no les llamó la
bles recursos, y Ramírez entonces vendió a
atención el hecho. Al día siguiente fue una
vil precio gran parte de los libros de su biblio-
criada de la casa de Ramírez a dejar el de-
teca para atender al sustento de su esposa y
sayuno, fingiendo no saber nada de la fuga.
de sus hijos. A consecuencia del pronuncia-
El oficial de guardia la recibió de muy mala
miento de Echegaray y Robles Pezuela, que
manera, diciendo que por su amo habían
se llamó el Pastel de Navidad, por haber sido
arrestado al oficial de guardia del día ante-
proclamado en ese día, salieron los presos
rior y que se fuera luego. Entonces la criada
políticos de Tlaltelolco, teniendo Ramírez
dijo con todo descaro:
con tal motivo una ocurrencia que revela el
—¿Señor, me podré llevar el colchón del amo?
300
la vigilancia con el Sr. Juárez, temiendo no
temple de su carácter aun en las situaciones más difíciles. Fue, en efecto, Robles Pezuela
La ida de la doméstica al cuartel reco-
en persona a poner en libertad a los presos,
nocía, en efecto, el deseo de la esposa del Sr.
y este general tenía un defecto en el órgano
Ramírez de recuperar el colchón, el cual le
bocal que le impedía pronunciar bien; con el
fue devuelto. Inútil es decir que extremaron
objeto probable de hacerles más agradable la
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
sorpresa, en vez de indicarles que estaban en
reformó el plan de estudios, siendo el pri-
libertad, les dirigió esta pregunta. —¿Quie-
mero que destruyó la rutina del programa
nes quielen salil?
colonial; suprimió la Universidad y el co-
—Tolitos —Respondió Ramírez imitando la manera de hablar del general.
legio de Abogados; luego fue a Puebla, la ciudad levítica, y después de haber exclaus-
Una vez libre Ramírez pasó a Veracruz y
trado también allí a los monjes, y de haber
después a Tamaulipas, aprobando y estimu-
dado el palacio episcopal al gobierno del Es-
lando la expedición de las Leyes de Reforma,
tado, acordó que la Iglesia de la Compañía
que en efecto fueron expedidas en 1859,
se convirtiese en biblioteca y en sus torres
completando así el programa de la gran re-
se fundaran observatorios astronómico
volución. Vencidos los conservadores a con-
y metereológico; y en México ordenó la
secuencia de la batalla de Calpulalpan, el
formación de la gran Biblioteca Nacional,
gobierno constitucional ocupó la Capital y
con la reunión de los libros de los antiguos
al renovar el Sr. Juárez su ministerio nombró
conventos y la adquisición de nuevos: dotó
a Ramírez ministro de Justicia, Instrucción
ampliamente los gabinetes de la Escuela de
pública y Fomento, siendo sus compañeros
Minas; hizo formar con los cuadros de pin-
Zarco, Prieto y González Ortega. “Ésta fue
tores mexicanos una rica galería que hoy
una época brillante para Ramírez, dice el Sr.
se ve en la Escuela de Bellas Artes, y en su
Altamirano. Por fin, después de haber pasa-
calidad de ministro de Fomento, renovó el
do del club, del periódico y de la cátedra al
contrato para la construcción del Ferro
banco del legislador, llegaba hoy al Conse-
carril de Veracruz”.
jo del Poder Ejecutivo; y ¡cómo! aclamado
Cuando bajó Ramírez del Ministerio, es-
por el pueblo, pedido unánimemente por el
taba tan pobre como de costumbre, pues en
pueblo, impuesto por el pueblo al Presidente
su honrado hogar la miseria era una antigua
para ejecutar las Leyes de Reforma”.
conocida; por fortuna para él la compañera
“La época de su ministerio, continúa
de su vida, su tierna y amante esposa la Sra.
diciendo su biógrafo, fue corta pero fe-
Soledad Mateos, se había identificado de tal
cunda, semejante a esas tempestades que
manera con el modo de ser y de pensar de
derriban en su soplo los árboles caducos;
Ramírez, que siempre encontraba expedien-
pero que difunden con él nuevos gérmenes
tes con el objeto de ayudar al esposo en las
en las montañas y en las llanuras. Tocába-
estrecheces de la casa. Casi constantemen-
le exclaustrar a los frailes y a las monjas,
te la señora, empeñando o pidiendo fiado,
y los exclaustró, destruyendo de una vez
atendía al sustento de la familia mientras
aquel imperio monacal, que tenía más de
Ramírez ganaba algún dinero, y en vez de
tres siglos. Después llevó su actividad a
quejas o reproches, el esposo se encontraba
todas partes. Reformó la ley de hipotecas
al llegar a su hogar con la sonrisa cariñosa
y juzgados; hizo prácticas las leyes sobre
y las tiernas caricias de su compañera. Este
independencia del Estado y de la Iglesia,
cuadro por lo demás lo vemos semejante en ignacio ramírez
301
casi todos los hogares de los prohombres y apóstoles de la Reforma.
302
El discurso referido le valió al orador una comida en el Tívoli, que dio D. Vicente Gar-
En el tiempo en que nuestro biografia-
cía Torres, a la que asistieron muchos libe-
do volvió a la vida privada, dedicóse como
rales y que fue una ovación constante para
de costumbre a sus tareas de la prensa y de
Ramírez.
la tribuna. Entonces pronunció su soberbio
Amenazaba ya a México la interven-
discurso del 16 de Septiembre de 1861, califi-
ción extranjera cuando “el Nigromante”, en
cado por D. Ignacio Altamirano y por noso-
unión de D. José M. Iglesias, de Altamira-
tros con razón, como el más grandioso que
no, de Prieto, de Santacilia, de Schiafino y
haya resonado en México y aun en la Amé-
de Chavero, fundó y publicó un periódico
rica toda, bastando por sí solo para dar repu-
pequeño intitulado La Chinaca, el cual tenía
tación universal a cualquier hombre. Siendo
por objeto levantar el espíritu público para
innumerables sus bellezas, sólo nos permi-
defender la autonomía de México. Ramírez
tiremos transcribir aquí un pequeño trozo
fue nombrado a poco tiempo diputado al ter-
de él en que haca la paráfrasis del fíat lux del
cer Congreso Constitucional que se reunió
génesis, paráfrasis de una frase considerada
en Abril de 1863, a la sazón que el ejército
literariamente como sublime, y a la que sin
invasor ponía cerco a la ciudad de Puebla y
embargo le da todavía más ser y más belle-
entonces el antiguo constituyente volvió a
za si cabe, a pesar de que imposible parece
hacer oír su voz como tribuno proponiendo,
añadir esa belleza a frases como la citada.
entre otras cosas, que para tener elementos
Dice así el trozo a que nos referimos: “Dijo
para afrontar el peligro de la patria, se ex-
Dios: —sea la luz —y la luz apareció bro-
claustrase a las monjas que aún ocupaban
tando por todos los poros del Universo, no
numerosos conventos de la ciudad; conven-
extendiéndose en apacibles ráfagas, como
tos ofrecidos como recurso al gobierno en
las que engalanan la aurora; ni con los varia-
aquellos críticos momentos, sirviendo a la
dos matices que se complace en ver el polo
vez tal medida para completar la obra de
sobre el manto de la noche, ni ondeando en
la Reforma; el Congreso aprobó esta propo-
el espléndido velo con que Iris encubre al sol
sición, la sancionó el Ejecutivo y recibió su
su faz ruborosa; sino fulminante, tremenda,
realización inmediatamente.
como un volcán sin límites, según lo atesti-
Después de ocupada Puebla por el ejérci-
guan los astros que arden todavía, los plane-
to invasor, el gobierno tuvo que abandonar
tas convertidos en escorias, los fragmentos
la capital de la República, y entonces Ra-
de mundos que pueblan el espacio, la vía
mírez, lo mismo que muchos otros patrio-
láctea cubierta con las cenizas de la catás-
tas, se vio obligado a emigrar. Era esa vez
trofe, los cimientos de lava corriendo por
tal la pobreza de nuestro biografiado, que no
la inmensidad, y la ennegrecida tumba del
habiendo podido proporcionarse un caballo
caos, y la carbonizada cuna de todo cuanto
al abandonar México, salió de aquí a pie y
existe”.
apoyado sólo en un bastón; en el camino de
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Tacubaya fue sin embargo alcanzado por un
amarilla: alzósele sin embargo el destierro
amigo, quien le ofreció una cabalgadura y ya
antes que pereciera Maximiliano y entonces
así pudo continuar su marcha hasta Toluca.
volvió a la Capital en la que vivió retirado y
De este lugar se dirigió a Sinaloa estimu-
vigilado por la policía hasta el triunfo de la
lando allí el patriotismo de los hijos de aquel
República en 1867.
benemérito Estado y dio a conocer enton-
A poco filióse “el Nigromante” en la
ces a un héroe, a Rosales, lo mismo que a
oposición ni gobierno del Sr. Juárez y a pe-
otros jefes de importancia como Corona, en
sar de esta circunstancia salió electo popu-
las correspondencias que por entonces pu-
larmente Magistrado de la Suprema Corte
blicó, correspondencias varias de ellas dirigi-
de Justicia de la Nación, entrando a desem-
das a D. Guillermo Prieto, en una de cuyas
peñar su alto encargo, pues aquella época
cartas habla de la famosa defensa de Maza
cualesquiera que hayan sido las faltas de
tlán y del ataque a la Cordeliere llevada a cabo
la referida administración, era todavía una
por el Gral. Sánchez Ochoa. Después pasó a
época en que se respetaban las instituciones
Sonora, y allí redactó un periódico llamado
y cabía la lucha de los partidos y había lugar
La Insurrección, promoviendo y estimulan-
para todas las opiniones. Doce años perma-
do en él, el patriotismo de los sonorenses
neció el Sr. Ramírez como magistrado de la
ya amagados por el invasor, y entonces fue
Suprema Corte, tomando parte en los deba-
también cuando sostuvo su memorable po-
tes de ese en otro tiempo respetable cuerpo,
lémica con el gran tribuno español Emilio
con eminencias tales como los Sres. Lerdo,
Castelar, al fin de la cual polémica, recibió
Cardoso, Iglesias y otros.
un retrato del contrincante con la siguiente
Refiere el Sr. Altamirano que un día dis-
dedicatoria: “A D. Ignacio Ramírez, recuer-
cutiendo Ramírez con el Sr. Vallarta sobre
do de una polémica en que la elocuencia y
un negocio de los más difíciles, pronunció
el talento estuvieron siempre de su parte, el
nuestro biografiado un discurso tan razo-
vencido, Emilio Castelar”.
nado, tan convincente, que el referido Sr.
Después de expedida la nefanda ley de 3
Vallarla dijo a Altamirano admirado: “Es
de Octubre de 1865 por el llamado gobierno
lástima que este hombre no quiera escribir
imperial, Ramírez volvió a Sinaloa para con-
sobre Derecho Constitucional: sería el Kent
sagrarse a la defensa de los que en ella que-
de México”. En la época de la revolución de
dasen comprendidos, y allí produjo alegatos
Tuxtepec y ya próxima a triunfar esa revo-
verdaderamente notables, y tuvo la gran
lución, Ramírez fue preso en compañía de
satisfacción de apartar del patíbulo muchas
Alas y Simón Guzmán; pero permaneció
cabezas de patriotas. Poco antes de la caí-
poco tiempo, pues abandonada la Capital
da de Maximiliano volvió a México; pero
por el Gobierno del Sr. Lerdo, salió de allí
apenas lo supieron las autoridades imperia-
para ir a ocupar un puesto en el primer mi-
listas, fue conducido a San Juan de Ulúa y
nisterio formado por el General Díaz. Es
después a Yucatán, donde lo atacó la fiebre
una coincidencia digna de mencionarse que ignacio ramírez
303
304
casi siempre salía el Sr. Ramírez de una pri-
que perteneció Ramírez, a asistir y dar so-
sión para ocupar un alto puesto público, y
lemnidad a los funerales de éste. El cadáver
después descender de él con la conciencia
fue embalsamado y expuesto en la Cámara
tan limpia como cuando había subido. En el
de Diputados, haciendo guardia de honor los
ministerio de justicia dictó importantísimas
estudiantes y los masones. A la ceremonia
medidas, siendo una de ellas la abolición del
fúnebre que se verificó en la Cámara de Dipu-
internado en las escuelas nacionales, y la
tados asistieron el Presidente acompañado
creación de pensiones para alumnos pobres;
de su gabinete, los magistrados del primer
pero a poco se separó de esa secretaría yendo
tribunal del país y otros muchos funciona-
a ocupar otra vez su puesto a la Suprema
rios públicos, y después de esa ceremonia fue
Corte de Justicia.
conducido el cadáver al cementerio del Tepe-
Durante toda esta época hasta antes de
yac, donde se pronunciaron, así como en la
su exaltación al Ministerio de Justicia en la
Cámara varios discursos. De este suceso dice
administración de Díaz, sirvió la cátedra de
con justicia el Sr. Altamirano: “La manifesta-
Litara tura en la Escuela N. Preparatoria,
ción hecha con motivo de la muerte de Ra-
llamando allí la atención de profesores y
mírez, fue eminentemente popular y en ella
alumnos por lo asombroso de su erudición
se distinguió con especialidad la juventud
y el ingenio y agudeza con que manejaba
estudiosa”.
la sátira y el sarcasmo. A los exámenes de
Los conocimientos científicos de Ra-
literatura y sólo con el objeto de escuchar a
mírez eran profundos y abarcaban mu-
Ramírez asistía numerosa concurrencia, es-
chas ciencias. En las naturales se cuenta el
pecialmente de alumnos preparatorianos de
siguiente episodio que manifiesta su saber.
todos los demás cursos, siendo tales exáme-
Fue comisionado Ramírez en unión de los
nes para los referidos alumnos un verdadero
distinguidos naturalistas D. Gumersindo
acontecimiento.
Mendoza y D. Alfonso Herrera por el ilus-
Ya el año 1874 había muerto la tierna y
tre sabio D. Leopoldo Río de la Loza, para
constante compañera de su vida, la abnegada
presentar en la sociedad de Geografía y Esta-
esposa Soledad Mateos, y desde esa época se
dística un dictamen sobre nuestros bosques;
notó en Ramírez una transformación radical.
Ramírez escribió el dictamen y lo llevó a fir-
Sobrevivió sin embargo cinco años a la seño-
mar a sus compañeros de comisión, mas D.
ra, hasta que un día de Junio de 1879 se sintió
Alfonso Berrera rehusó firmarlo.
enfermo, y de una manera tranquila exhaló
—¿Por qué? le preguntó Ramírez; ¿aca-
el último aliento el día 15 del referido mes. La
so no está usted conforme con el dictamen?
noticia de su muerte produjo honda sensa-
—“Todo lo contrario, contestó Herrera; pero
ción en la sociedad entera y reconociendo en
tengo un escrúpulo. Mendoza y yo somos
el ilustre difunto a un corifeo de la Reforma,
más conocidos por nuestros estudios en esta
se apresuraron los poderes federales así como
ciencia que usted, y al ver el dictamen fir-
todas las sociedades científicas y literarias a
mado por los tres va a creerse que ha sido
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
escrito por Mendoza o por mí y yo no deseo
Tenía conocimientos también en Quí-
que se me atribuya un mérito que no me
mica, en Geología y en Paleontología, en Fi-
pertenece. Deseo que todos sepan que usted
lología, en Fisiología, en Economía política,
es el autor de tan soberbio estudio, como es
etc., y pintaba acuarelas, no siendo extraño
de justicia”. El dictamen se presentó al fin
tampoco a la Fotografía y Carpintería; pero
con dos firmas, la de Ramírez y la de Men-
Ramírez fue sobre todo apóstol e incansable
doza, que tuvo que firmar por ser discípulo
propagandista de los principios de la Refor-
de aquél, como una muestra de respeto al
ma y el filósofo más avanzado en ideas de
“Nigromante”. Este episodio dice el Sr. Al-
toda aquella pléyade ilustre de los grandes
tamirano que le fue referido por el mismo
oradores del Constituyente.
Sr. Herrera.
Ramírez nació en San Miguel de Allen-
En Física y Meteorología también reve-
de, del Estado de Guanajunto, el 22 de Ju-
ló sus grandes conocimientos presidiendo la
lio de 1818, siendo sus padres Don Lino
Sociedad de Geografía y Estadística. Dice el
Ramírez y Doña Sinforosa Calzada. El pri-
mencionado biógrafo que se presentaba por
mero fue un patriota muy ameritado y li-
primera vez a la referida Sociedad el ingenie-
beral valeroso afiliado desde un principio
ro Don Santiago Méndez y conforme al re-
en el partido federalista; a la caída de Bus-
glamento debía éste pronunciar un discurso
tamante fue nombrado vicegobernador de
sobre un tema científico. El Sr. Méndez llevó
Querétaro, secundando en su obra al ilustre
uno muy notable, sobre todo por la nove-
patriota Gómez Farías, por lo que Ramírez
dad del asunto, pues trataba de Meteorolo-
fue educado desde su más tierna infancia en
gía marítima con observaciones hechas en el
las ideas patrióticas y liberales más puras, y
Golfo de México. Ramírez acostumbraba re-
la Sra. Calzada fue el modelo de las madres
plicar siempre a los discursos de recepción y
y de las esposas, teniendo además lleno su
en esa vez, con admiración de todos los pre-
espíritu de ideas y de sentimientos nobles y
sentes y especialmente de Méndez, contes-
levantados; si mucho debió por consiguien-
tó ampliando la materia y agregando nue-
te la justa fama de nuestro biografiado a su
vas observaciones. Méndez había escogido a
iniciativa personal y a sus grandes aptitudes
propósito ese asunto, pues según manifestó
intelectuales, debió también y no poco a la
contenía su trabajo novedades que suponía
educación que de sus padres recibiera; por
completamente desconocidas, fundadas en
eso él, modesto como todo sabio, y amoroso
estudios hechos por marinos ingleses y pu-
como excelente hijo, dice al hablar del autor
blicados en aquellos días. El Sr. Martínez de
de sus días, lo siguiente: “En los primeros
la Torre, que estaba presente, dijo también
diez años de la Constitución de 1824 apa-
que él había aconsejado a Méndez llevase
recieron en los Estados Legislaturas y gober-
un asunto enteramente nuevo para tener
nadores progresistas; la instrucción pública,
el gusto de escuchar a Ramírez y ponerlo a
el arreglo de la Iglesia, la proclamación de los
prueba.
primeros principios económicos y todas las ignacio ramírez
305
reformas que después se han conquistado, se iniciaban en la Capital de la República, y encontraban diestros y celosos defensores en patricios como los gobernadores de Jalisco,
Debido a la amabilidad de los Sres. Ramírez con cuya amistad nos honramos, y a los datos que se han servido ministrarnos, podemos hacer desde luego una rectificación respecto al episodio que relatamos al principio de esta biografía, sucedido con su hermano menor el general Juan Ramírez, en una de las varias prisiones que
Zacatecas, Estado de México y Querétaro,
tuvo nuestro biografiado. Allí asentamos que este suceso
atreviéndome a rendir este homenaje a mi
se verificó sufriendo al gran demócrata el largo y peno-
padre, ya que con mis obras he quedado
exacto, pues no fue tan suave el dictador para permitir
muy atrás de sus esperanzas”. Estas últimas palabras honran tanto al padre como al insigne autor de ellas, y son su mejor panegírico. Enrique M. de los Ríos
so cautiverio que le hizo pasar Santa-Anna, lo que no es salir ni por un momento al preso sin custodia y bajo su palabra de honor. Así es que el hecho acaeció en el tiempo de la primera de las prisiones que por desavenencias políticas con Comonfort soportó Ramírez en el antiguo convento de San Agustín. Conste.— (N. del A.)
Jes˙s Gonz· lez Ortega
1824-1881
Nació
caudillo reformista cuya biografía
María Sánchez Román, y desarmaron una
vamos a trazar lo más brevemente que nos
fuerza permanente que de Durango acudía
sea posible, en la Hacienda de San Mateo,
presurosa en auxilio de los sublevados de Ja-
Partido del Fresnillo, Estado de Zacatecas,
lisco. Así se inició en la vida pública quien
el año de 1824, siendo sus padres el Sr. D.
había de llegar a mandar en jefe las denoda-
Laureano González y la Sra. Doña Francisca
das huestes liberales.
el
Ortega.
Santa-Anna estableció cínicamente su
De su niñez y juventud se sabe poco y
odiosa dictadura sobre los fatigados miem-
sólo nos es dado decir que no pudo terminar
bros de la patria exánime, y una de sus
en Guadalajara la carrera literaria que había
primeras víctimas iba a ser naturalmen-
elegido, porque importantes negocios par-
te González Ortega, que sólo merced a su
ticulares lo llevaron a Teul, donde permane-
popularidad y a sus excelentes relaciones
ció consagrado a ellos algunos años.
amistosas se vio libre de la tiránica orden
También podemos consignar que era
de persecución contra él fulminada. Triun-
algo inclinado al cultivo de las musas y que
fó el Plan de Ayutla, y el Sr. D. Victoriano
tanto antes de figurar en la escena política,
Zamora, Gobernador de Zacatecas, le nom-
como ya haciendo principal papel en ella,
bró prefecto de Tlaltenango, siendo a poco
publicó en diversos periódicos defensas apa-
electo diputado al Congreso Constituyente,
sionadas y categóricas de sus opiniones.
honroso cargo que no llegó a desempeñar.
Cuando el pronunciamiento de Guada-
En 1857 fue designado en las ánforas
lajara en Julio de 1852, solicitando el regreso
populares para ocupar una curul en la Le-
de Santa-Anua al país, mientras Arista vaci-
gislatura que debía constituir el Estado de
laba en la Capital y los Estados comenzaban
Zacatecas conforme al nuevo orden de co-
a secundar el movimiento revolucionario, se
sas, teniendo oportunidad con tal motivo,
unió González Ortega con el coronel D. José
de protestar, en unión de sus compañeros
˜ 307 ˜
los Lics. José María Castro y Francisco Parra,
gobierno de Zuloaga, y descolló en suma,
contra el golpe de Estado que acababa de
desde luego, como hombre de administra-
abrir para la República una sangrienta era
ción, enérgico, probo, inteligente y patriota.
de calamidades y trastornos. Comonfort fue lanzado por sus propios
de los vencedores en las Barrancas, ataca a
cómplices, y éstos, contando a discreción
Zacatecas, vuelta a ocupar por González
con las bien repletas arcas del clero, organi-
Ortega: éste, que sólo contaba con 200 de
zaron un ejército que al mando del general
fuerza medianamente disciplinada, en tres
Osollo avanzó rápidamente hacia el Interior
días improvisa un ejército de 10,000, arma-
y derrotó en Salamanca al general Parrodi,
do con cuchillos y piedras, y en 48 horas de
jefe de la coalición antirreaccionaria.
reñido combate, hace huir derrotado, en el
Este desastre y la derrota de Vidaurri en Ahualulco, ocasionaron tal desmoralización
308
D. Joaquín Miramón con 2,000 hombres
silencio de la noche, hacia Aguascalientes, al jefe tacubayista.
y alarma en el bando liberal, que el Goberna-
Largo y difuso sería referir uno a uno los
dor a la sazón de Zacatecas, Lic. Parra, dejó
diversos hechos de armas que con varia for-
acéfalo el gobierno, recayendo éste por mi-
tuna sostuvo el caudillo zacatecano contra
nisterio de la ley en el Sr. González Ortega,
las tropas reaccionarias: ora victorioso, ora
quien reconoció en el acto al Gral. D. Santos
derrotado, condujo con gloria su legión de
Degollado como centro de toda operación
patriotas desde Zacatecas hasta Durango, y
militar y como único representante legítimo
desde Durango hasta Aguascalientes.
del gobierno republicano. Al aproximarse el
Una vez, en un encuentro de poca en-
ejército vencedor en Ahualulco, con fuer-
tidad, cayó en sus manos D. Manuel Igna-
zas muy superiores y un inmenso tren de
cio López, amigo suyo de la infancia que
artillería, evacuó la ciudad con el propósito
militaba bajo las banderas enemigas. López
deliberado de poner en salvo los elementos
fue condenado a muerte por un tribunal
de guerra que había logrado acumular en el
competente, conforme a la ley, y después
breve tiempo de su interinato. Pagó los com-
de interponer muchas influencias ante el
promisos que soportaba el erario; organizó
jefe liberal para salvarse, solicitó de él una
nuevas fuerzas para repeler las gavillas reac-
entrevista, en la que intentó los más sobre-
cionarias; decretó que los que reconociesen
humanos esfuerzos. —Pues bien —le dijo
capitales piadosos redimieran el 2 por cien-
para terminar González Ortega —no soy
to en favor de las rentas públicas; sujetó al
yo quien te condena, ni yo puedo tampoco
juicio ejecutivo por jurado a los ladrones;
salvarte. Si no tienes el valor suficiente para
suprimió las oficinas inútiles; suspendió
morir, después de haber sostenido la causa
los empleados ineptos; prohibió que los je-
de los malos mexicanos, yo pondré por ti mi
fes militares exigiesen dinero y caballos sin
pecho a las balas. López abrazó enternecido
orden superior; impuso penas severísimas
a su amigo y se despidió de él. Media hora
a cuantos auxiliasen o sirviesen al llamado
después se oyó una descarga.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Los fusilamientos de Tacubaya el 11 de Abril vinieron a probar en otro sentido la
esta manera cayó en sus propias redes el cabildo durangueño.
energía y el temple de alma de González Or-
A D. León Guzmán que le proponía un
tega, pues al tener noticia de aquella horri-
proyecto de circunstancias, una combina-
ble hecatombe, manda aprehender al clero
ción política más o menos conveniente,
de Irapuato, le hace vestir la blusa caracte-
pero anticonstitucional, le respondió:
rística del chinaco y le incorpora en su ejér-
—Comprendo, señor, los patrióticos móvi-
cito. —Es preciso —exclama— que ese clero
les de lo que se me propone; pero romper
que predica y santifica el derramamiento
en estos momentos la bandera de nuestra
de sangre, sepa personalmente lo que es la
legitimidad, es un verdadero suicidio políti-
guerra civil.
co. ¡Que no haya escisiones en el seno del
Y marcharon, fusil al hombro, los clérigos
partido liberal y el triunfo es nuestro!
de Irapuato. Promulga en seguida las Leyes de
Derrotado en Salinas, pierde de nuevo a
Reforma en Zacatecas, declarando propiedad
Zacatecas, y es nombrado general de briga-
del Estado los bienes del clero, exclaustrando
da, pero no acepta: no tiene ni quiere gra-
a los frailes y estableciendo el matrimonio ci-
do militar ninguno. El 24 de Abril de 1860
vil. Y no sólo esto, sino que amenaza con la
ganó el Gral. Uraga la memorable batalla de
pena de muerte a los eclesiásticos que exijan
Loma Alta, quedando prisionero en su poder
la retractación del Código de 57 y a los que
un ejército entero, con su jefe D. Rómulo
de palabra o por escrito, propaguen máximas
Díaz de la Vega; mas a poco tiempo el mis-
o doctrinas contrarias a la forma de gobierno
mo Uraga cae en Guadalajara en manos de
establecida, o a la obediencia de las leyes y
Miramón y propone un canje González Or-
autoridades legítimas.
tega al jefe reaccionario, que no aceptó éste
Expide semejantes disposiciones, no con
“considerando que sería atizar verdadera-
el apoyo moral de una victoria, sino tras los
mente la guerra civil, volver a poner en jue-
aciagos acontecimientos de Tacubaya y ante
go ciertos elementos que deben alimentarla
la notoria desgracia que persiguió al ilustre
y que se ha conseguido quitar al enemigo”.
Gral. Degollado. ¡Hombre indomable y viril,
Al saber esto González Ortega lo puso en
responde a los golpes de la adversidad con
conocimiento de Díaz de la Vega, dándole
actos de audacia y firmeza de principios!
su libertad sin condiciones, lo mismo que
En Durango, el cabildo eclesiástico le ofrece
a los demás prisioneros, y quinientos pesos
$2,000 para los gastos de la guerra, pero al
para todos. Aunque obró así bajo su respon-
día siguiente se evaporaron los señores ca-
sabilidad el jefe constitucionalista, fue apro-
nónigos y no hubo con quién entenderse
bada su conducta, como merecía, por Dego-
para exigir el cumplimiento de la promesa.
llado. Rasgos de esta naturaleza no figuran
Entonces González Ortega manda abrir la
en la historia del partido conservador, que
catedral, extraer cuanta plata y oro contie-
siempre hizo alarde de un extraordinario y
ne, y dispone su inmediata acuñación. De
sangriento lujo de crueldad e intransigencia. jesús gonzález ortega
311
312
Miramón tomó posiciones frente a Sayula:
Coronel D. Miguel Auza. Comienza a poco
Ramírez y Cajén, con una brillante división
el combate. Las infanterías constitucio-
de fuerzas victoriosas y un gran tren de ar-
nalistas sufren el fuego de la artillería sin
tillería de grueso calibre, marchan a unírse-
contestarle: la caballería da un largo rodeo:
le. González Ortega les sale al encuentro:
González Ortega es blanco de las punterías
coloca sus infanterías entre los Estados de
enemigas y las balas de cañón pasan cerca
Aguascalientes y San Luis, y a la cabeza de 600
de su cabeza o abren surcos a los pies de
caballos se presenta al enemigo, dando prin-
su caballo. Dos horas y media ha durado
cipio un horroroso combate, sostenido por
el combate reñidísimo: el jefe republicano
espacio de 40 leguas hasta que la caballería
se pone al frente de la caballería y atacan-
liberal quedó destrozada, sin que por eso el
do por la retaguardia al enemigo, según su
enemigo hubiese obtenido ninguna ventaja.
plan audaz, a la vez que las infanterías se
Se sitúa éste en la Hacienda de Peñuelas y
arrojan a la bayoneta sobre la artillería, de-
González Ortega, con sus tropas colecticias,
cide el éxito de la batalla. Levanta el campo
mal disciplinadas, inferiores en número, y
y entierra con los honores de generales de
con una sola pieza de artillería (que se inu
División en Aguascalientes, a los jefes y ofi-
tilizó al comenzar la batalla), pernocta en
ciales muertos del enemigo, entre los que
Aguascalientes.
se cuenta D. Florentino Muñoz, que des-
El día 15 de Julio de 1860 al primer albor
pués de la batalla de Salinas hizo colocar el
del día, tres hombres, montados en magní-
cadáver desnudo del infortunado Sánchez
ficos caballos, llegan galopando a las orillas
Román en una mula y pasearle como obje-
de Peñuelas. Uno de ellos reconoce con su
to de irrisión y vilipendio.
anteojo el campo que tiene delante y vol-
Según el parte oficial quedaron en poder
viéndose hacia los que le acompañan, dí-
del paladín victorioso más de 1,000 prisione-
celes: —¿Quién de ustedes conoce el terre-
ros, gran tren de carros con parque, más de
no? —Yo —responde uno de ellos. —Pues
200 acémilas; todo el armamento del ejérci-
—replica el primer interlocutor —tendido el
to vencido, las banderas y diez piezas de ar-
enemigo en batalla frente a la posición que
tillería. Murieron en la acción los capitanes
ocupamos en esto momento ¿por cuál de
republicanos D. Miguel Palacios, D. Rafael
sus flancos podría dársele una carga de caba-
Arriola y D. Cosme Villagrán. Repitiéronse
llería? —Por ninguno: los vallados y barran-
las proposiciones de canje a Miramón, que las
cos lo imposibilitarían. —No importa; nos
rechazó de nuevo, por lo que los prisione-
queda la retaguardia; y aunque ha elegido
ros de Peñuelas fueron puestos en libertad
ventajosamente su campo, le daré la batalla.
con los recursos más indispensables a su
Mis órdenes son las siguientes…
viaje. Después del brillantísimo triunfo re-
Y retornan los tres jinetes por donde
ferido, se ofrecieron a las órdenes del heroi-
habían venido. Eran D. Jesús González
co caudillo los Grales. Carbajal y Doblado.
Ortega, el Gral. D. Francisco Alatorre y el
Interrogándole el segundo sobre su plan de
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
campaña: —Pelear donde y como quiera el
posición, difícil sólo era causada, fuera de la
enemigo —contestó González Ortega.
impopularidad de su partido, por las derro-
Tal es la divisa y programa de toda su carrera militar.
tas de otros jefes; Miramón, con todo su prestigio de audacia, valor y conocimientos
Ocupa a Lagos y da organización pro-
militares, con buena artillería y mejores sol-
visional al ejército: una de las divisiones
dados, iba a luchar cuerpo a cuerpo, con el
queda al mando del Gral. Alatorre; la otra al
vencedor en Durango, Aguascalientes, Za-
del Gral. Lamadrid y la caballería al del Gral.
catecas y Peñuelas, con el que habían procla-
Carbajal. Don Ignacio Zaragoza es Cuartel
mado los suyos valiente entre los valientes,
Maestre del ejército. Doblado y Berriozábal
aunque jamás había pisado una escuela de
permanecen en el mando de sus respectivas
táctica ni un colegio militar. Y esa lucha ho-
fuerzas. González Ortega, simple particu-
mérica iban a presenciarla, no sólo algunos
lar, queda mandando en jefe. Así el ejército
miles de hombres, sino los Estados, la na-
del pueblo, defensor y sostén de las institu-
ción entera… Era un reto de vida o muerte…
ciones democráticas, está a las superiores
El combate debía ser, pues, solemne y
órdenes de un patriota ciudadano, brotado
terrible”.
al calor de los acontecimientos, de la masa
González Ortega reconoce el campo la
misma del pueblo cuyos sagrados intereses
tarde del mismo día 9, toma posiciones y
sostiene en la contienda.
permite que el enemigo observe sus movi-
Se aproxima la catástrofe final, pero an-
mientos. Llega la noche y rápidamente hace
tes se verificará todavía otro episodio trági-
que el Gral. Zaragoza cambie la posición de
co. Don Miguel Miramón establece su cam-
la artillería y las caballerías, y las tenga dis-
po en Silao; el ejército liberal avanza hacia
puestas a entrar en acción en la madrugada.
él y el 9 de Agosto se avistan ambas huestes.
El enemigo no ve las bocas de los cañones a
Por la primera vez, como Gustavo Adolfo y
30 metros que distan únicamente de él, por
Wallenstein en Lützen, iban a encontrarse
impedírselo un profuso maizal de que ha sa-
los dos guerreros más notables de los dos
cado grandísima ventaja el jefe republicano.
partidos beligerantes, si bien, a diferencia
González Ortega, atravesando una llanura
del héroe sueco que murió sin presenciar su
pantanosa, mueve a la vez las infanterías, y
victoria sobre el general austriaco, González
en suma, todo el ejército liberal, protegido
Ortega, más feliz, estaba destinado a pre-
por las sombras de la noche, cambia sus po-
senciar la suya sobre el intrépido campeón
siciones del día anterior colocándose a poca
del retroceso.
distancia, frente de la línea del enemigo, sin
“Miramón —dice un biógrafo anóni-
que éste lo sintiera. El táctico de escuela, el
mo —que sólo ante lo imposible retrocedía,
militar de ciencia y experiencia, ha sido derro-
como en Veracruz, y sólo después de inten-
tado, desde la víspera de la batalla, por su
tarlo se había retirado; Miramón, que perso-
humilde adversario, soldado del pueblo, sin
nalmente jamás había sido derrotado y cuya
pretensiones ni conocimientos técnicos. jesús gonzález ortega
313
Al amanecer el 10 se rompen los fuegos por ambas partes. Ordena González Ortega
314
miento de jefe supremo del ejército y su despacho de general de brigada.
que se formen dos fuertes columnas, una al
Restablecido de sus males después de la
mando de Alatorre y de Zaragoza la otra: or-
toma de Guadalajara, se pone al frente de
dena también desplegar las banderas de los
las fuerzas, cuya avanzada había sufrido un
cuerpos, y descubriéndose en medio de la
considerable descalabro en Toluca. La hora
metralla, vitorea a la Libertad y a la Consti-
del completo triunfo había, sin embargo,
tución de 57. Después de tres horas de san-
sonado ya y pronto los laureles de Silao
grienta lucha, Miramón, el invicto, el estra-
iban a refrescarse en nueva y decisiva bata-
tégico, el triunfador, quedó completamente
lla campal. La mañana del 22 de Diciembre
derrotado, dejando en poder del vencedor,
se encontraron ambos ejércitos en las lomas
su inmenso tren de artillería, sus armas, sus
de San Miguel de Calpulálpam, fuerte el
municiones, las banderas de sus cuerpos y
reaccionario de 8,000 hombres y 30 cañones,
centenares de prisioneros, incluso en éstos
y de 11,000 el liberal y 44 piezas de artille-
algunos generales y multitud de jefes y subal
ría. La línea de las dos huestes era extensí-
ternos, que fueron puestos en libertad, no
sima: González Ortega ocupa el centro de
obstante hallarse entre ellos muchos que
la suya y Zaragoza el ala izquierda, frente a
habían ya gozado de igual gracia después de
él las mejores tropas del enemigo. Miramón
las acciones de Loma Alta y Peñuelas; rasgo
principió el combate, atacando con un brío
de humanidad y nobleza, dice el Sr. Vigil,
furibundo a sus contrarios, mientras que su
que honra en gran manera al jefe vencedor.
hermano D. Mariano con mil caballos tra-
La derrota de Miramón en Silao trajo
taba de envolver a Zaragoza; pero a la vez
como consecuencia la ocupación de Guana-
que gran parte de estos dragones se pasaron
juato y todo el Bajío por el ejército consti-
alas filas liberales, manda González Ortega
tucionalista. González Ortega pensó dirigirse
formar una fuerte columna de infantería a
inmediatamente sobre la Capital de la Repú-
las órdenes de Alatorre, hace que los artille-
blica, a cuyo efecto envió una circular a los
ros arrastren a brazo las piezas, previene al
representantes extranjeros, manifestándoles
Gral. Mena que en el acto que se mueva la
que lo ponía en su conocimiento a fin de evi-
columna proteja su flanco con las caballe-
tar reclamaciones por los perjuicios que pu-
rías y ataca furiosamente el ala izquierda
dieran sufrir sus respectivos nacionales.
de Miramón. Las caballerías de Mena lejos de
Cambióse empero de parecer y el ejérci-
obedecer a su jefe, huyen a un cerro inme-
to retrocedió rumbo a Guadalajara, ciudad
diato, lo cual observado por González Orte-
que sitió formalmente, tras algunas esca-
ga, vuela en su seguimiento, alcanza a cosa
ramuzas de menor o mayor trascendencia,
de 200 caballos y logra con voz estentórea
verificadas en el trayecto. Zaragoza tomó el
hacerlos contramarchar, mientras que Zara-
mando en jefe de las tropas, por enfermedad
goza con su proverbial valor se sostiene por
de González Ortega, que recibió el nombra-
milagro en su dificilísima situación. Deshecha
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
el ala izquierda del enemigo, González Or-
Ocampo, Mata, La Llave y Berriozábal, y a
tega ataca rápidamente el centro, le hace
todos los vitoreó, principalmente al prime-
pedazos y cae como torrente sobre la reta-
ro, a quien hizo salir de las filas de entusias-
guardia, al mismo tiempo que los Grales.
tas ciudadanos, abrazándole con efusión y
Zaragoza. Alamberri, Lamadrid y Régulus
asegurándole que él era el más merecedor de
cargan con ímpetu sobre el frente del ejérci-
aquella ovación por su constancia, su fe y
to reaccionario, cuyos últimos restos fueron
sus eminentes servicios. La iluminación de
completamente aniquilados.
la ciudad fue por la noche espléndida y el
Miramón con unos cuantos jefes se
regocijo unánime y espontáneo.
volvió a la Capital, trayendo la noticia de
Al formar Juárez su gabinete, nombró
la derrota, en que había perdido toda su ar-
ministro de Guerra a González Ortega, que
tillería, trenes, municiones y soldados. In-
renunció luego por creer que la opinión pú-
descriptible fue el pánico y desconcierto que
blica sería hostil al ministerio y negarse el
se apoderó de los conservadores en la me-
Presidente a modificarlo. Juárez aceptó de
trópoli al saber el tremendo desastre sufrido
plano la renuncia y se negó a recibir a una
por su ídolo, lugarteniente y cuasi régulo.
comisión de un club político que iba a so-
El 25 entró el ejército constitucionalista en
licitar de él que no la aceptase. El Sr. Vigil
México. González Ortega expidió un ma-
elogia debidamente, tanto la digna firmeza
nifiesto ofreciendo toda clase de garantías a
de Juárez, cuanto la abnegación patriótica de
los habitantes del Distrito, y por disposición
González Ortega, que supo contenerse no
también suya, a fin de que se pudieran ver
obstante la profunda herida que había reci-
en su conjunto las tropas que acababan de
bido en su amor propio.
coronar con la victoria la revolución refor-
Ocampo, Degollado y Leandro Valle
mista, el 1º de Enero de 1861 verificaron una
sucumben uno tras otro a la sanguinaria y
entrada triunfal más de 28,000 hombres de
feroz venganza de los cabecillas conserva-
las tres armas. Después de la descubierta iba
dores. González Ortega es nombrado por el
González Ortega con el Estado Mayor del
Congreso Presidente interino de la Suprema
Ejército, rodeado de diversos clubes con es-
Corte de Justicia, pero antes de otorgar la
tandartes rojos. El Ayuntamiento que había
protesta, acude con 3,000 hombres en per-
salido a recibirle, le encontró en la calle del
secución de Márquez y Zuloaga, a quienes
Puente de San Francisco, a su vista se bajó
alcanza en Jalatlaco, con 2,500, y los derrota
del caballo el general y contestó un discurso
completamente, tomándoles todo su tren
que en nombre de la corporación le dirigió D.
de guerra, parque y armamento. Se celebró
Francisco Ma. del Castillo, poniendo en sus
este triunfo con salvas de artillería, músicas
manos el estandarte de la ciudad, como un
y festejos de todas las clases sociales. Prestó
honorífico testimonio de respeto y gratitud.
ante la comisión permanente la protesta de
En el trayecto fue encontrado entre la mu-
ley y algún tiempo después renunció el car-
chedumbre el caudillo a los Sres. Degollado
go de jefe del ejército de operaciones, sin nejesús gonzález ortega
315
316
garse por eso a prestar sus valiosos servicios
y publicó una proclama que remitió junta
en la injusta guerra a que nos provocaba
con una atenta carta, al jefe mexicano, su-
Francia, cuyas tropas, rompiendo los trata-
poniéndole capaz de una traición: Gonzá-
dos de la Soledad, avanzaron sobre Puebla,
lez Ortega le contestó con gran dignidad,
donde el 5 de Mayo de 1862 obtuvo sobre
significándole, no sólo su cariño personal
ellas el Gral. Zaragoza la inmortal victoria
al Presidente Juárez, sino su completa adhe-
que probó ante el mundo el valor y el patrio-
sión a las instituciones democráticas, por
tismo de los hijos de México.
las cuales empuñaba las armas, y su decidi-
Después de este suceso, el ejército francés
do propósito de sostener limpio el honor de
se replegó a Orizaba, y conforme al plan de
su patria. Avanzó Forey con 36,000 soldados
Zaragoza, jefe del Ejército de Oriente, Gon-
sobre Puebla, donde se había fortificado el
zález Ortega con su División debía ocupar el
jefe mexicano con 20,000. El 16 de Marzo
cerro del Borrego a las once y media del día 13
de 1863 comenzó el sitio, que duró 62 días de
de Junio; pero no habiéndolo hecho hasta en
portentosa lucha. El ejército francés sólo
la noche se difirió el ataque para el 14. Gon-
ocupaba ruinas después de inauditos esfuer-
zález Ortega ocupó pues la cumbre de la in-
zos y enormes pérdidas. El perímetro de los
expugnable eminencia, mas una india reveló
sitiados al cabo de tan largo asedio perma-
el movimiento a Lorencez, y Diétric con dos
neció casi el mismo, pues los invasores sólo
compañías sorprendió la posición mexicana
habían logrado apoderarse de San Javier y
entrando en desorden la brigada, que perdió
algunas manzanas circunvecinas, reducido
400 hombres y se retiró sin más perjuicio a
todo a un montón de escombros. Viendo
Santa María. No hubo, pues, el completo
Forey aquella resistencia que no esperaba, se
desbandamiento, como se ha propalado, de
propuso agravar de mil maneras la situación
las tropas de González Ortega, que consta-
de los sitiados para obligarlos a rendirse,
ban de siete batallones de infantería, sino la
negándose a la petición de los vicecónsules
simple pérdida, aunque notoriamente adver-
de los Estados Unidos y de Prusia, para que
sa para la hábil combinación de Zaragoza, de
permitiera salir de la ciudad a las mujeres,
un inmejorable punto estratégico. El vence-
niños y familias indefensas. “El Gral. francés
dor del 5 de Mayo atacó siempre con arrojo a
cree, decía con tal motivo González Ortega,
Orizaba, penetrando con sus columnas hasta
que por el terror de las familias obligará a
el convento de San José, pero tuvo que reti-
la guarniciona rendirse; mas si esto cree se
rarse por falta del concurso que le era indis-
equivoca, pues los soldados que mando, y
pensable de la brigada sorprendida, y a poco
yo muy particularmente, estamos resueltos
tiempo falleció de fiebre, siendo reemplazado
a defender manzana por manzana y edificio
en el mando del Ejército de Oriente por el
por edificio, aunque todo quede convertido
Gral. González Ortega.
en ruinas”.
El 22 de Diciembre del mismo año lle-
El 13 de Abril rompieron el sitio las
gó Forey a Veracruz con numerosas fuerzas
caballerías mandadas por O’Horán y Riva
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Palacio, con ánimo de introducir víveres y
armamento y piezas de artillería, disolver el
municiones que faltaban, quedando redu-
ejército y entregarse el cuerpo de jefes y ofi-
cida así a 12,000 hombres la guarnición.
ciales sin condición alguna. ¡Ejemplo único
Las municiones y los víveres continuaron
en la historia!
agotándose sin que de fuera lograse recibir
Se entregaron a discreción los generales
ningún auxilio el heroico ejército circunva-
González Ortega, Paz, Berriozábal, Alatorre,
lado. Todos los días había combates dignos
La llave. Huerta, García, Calombres, Mejía,
de la epopeya. El 25 intentó Forey tomar la
Mora, Antillón, Hinojosa, Patoni, Gayosso,
plaza por asalto, pero fue derrotado después
Osorio, Pinzón, Porfirio Díaz, Lamadrid,
de siete horas de encarnizada lucha, dejando
Rioseco, Escobedo, Prieto, Caamaño, Sán-
prisioneros 8 jefes y 160 soldados y multi-
chez, Cosío, Auza, Loera y González de
tud de cadáveres y heridos.
Mendoza; 303 oficiales superiores y 1,179
Varios jefes mexicanos habían indica-
subalternos. El clero poblano saludó con
do ya a González Ortega la conveniencia
un solemne Te deum la entrada del ejército
de abandonar la ciudad con el fin de sal-
invasor; pero el pueblo, y aun los mismos
var el ejército de Oriente; pero él con gran
franceses, insultaron a los traidores, hasta
energía manifestó de un modo terminante
el punto de ser azotados públicamente con
su resolución de perecer si fuese necesario,
baquetas de fusil, unos oficiales de Márquez
disputando palmo a palmo el terreno a un
por unos cazadores de África.
enemigo que contaba con poderosos ele-
Forey que trató al principio con grandes
mentos de guerra. Añadió que no admitiría
consideraciones a sus ilustres prisioneros, les
ni propondría capitulación ninguna y que
dijo en un rapto de sentimiento justiciero:
su deber y el del ejército era sucumbir den-
“que la rendición de la plaza había sido una
tro de la plaza para dejar ileso el honor de la
cosa nueva y extraordinaria, que no se regis-
patria. —No me han mandado abandonarla
traba en los anales de la guerra europea, por-
—dijo para terminar: —mi consigna ha sido
que no había sido una rendición previas las ga-
defenderla. —Yo soy el primero que sigo a
rantías que se solicitan en esta clase de actos,
usted por ese honroso camino, —exclamó
ni tampoco una capitulación, y por lo mismo
electrizado el valiente Gral. La Llave. —Mis
no hallaba un nombre propio que darle”.
órdenes deben cumplirse, repuso el Gral. en
Nosotros sí lo hallamos: heroicidad pa-
Jefe, —porque soy el único responsable de la
triótica. La defensa, en efecto, sostenida por
defensa de la ciudad.
tanto tiempo en una ciudad mal fortificada,
Después de la derrota de Comonfort en
con un ejército improvisado, a las órdenes
San Lorenzo, el 8 de Mayo, la situación se
de un guerrero cívico, contra un ejército tres
hizo verdaderamente insostenible por falta
veces más numeroso en los últimos días del
casi absoluta de municiones de boca y guerra,
asedio y dotado de todas las ventajas mili-
y tras nuevos y prodigiosos actos de patrio-
tares, es sin duda uno de los más hermosos
tismo y valor, se determinó romper todo el
y memorables hechos de nuestra historia; jesús gonzález ortega
317
318
hecho, que como dice muy bien el Sr. Pérez
y recursos; fue él, quien arrojó de palacio de
Verdía, “no supieron imitar los mismos fran-
Zacatecas a la junta de los llamados notables
ceses en su guerra con Prusia, en la cual se
y escudado en un derecho constitucional se
rindieron Strasburgo y Metz, las plazas más
abocó a la primera magistratura del Estado;
fuertes de Europa, a los 38 días la primera y
fue él, quien se apresuró a decretar las Leyes
62 la segunda, a pesar de que los sitiados te-
de Reforma en medio de los mayores des-
nían abundantes elementos e igualaban en
calabros y penurias del partido liberal; fue
número a los sitiadores”. Conducido Gon-
él, quien se puso de acuerdo con todos los
zález Ortega a Orizaba, de tránsito para
gobernadores de los Estados, creando un po-
la deportación a Francia, logró fugarse en
der moral formidable y unificando la acción
aquella ciudad, y dio al Supremo Gobier-
simultánea de todas las entidades federati-
no, desde Zacatecas, el 16 de Septiembre de
vas; fue él, quien venció en los campos de
1863, el parte oficial de la defensa de Puebla.
batalla a D. Miguel Miramón y D. Leonardo
Aquí termina propiamente la vida he-
Márquez, D. Félix Zuloaga y D. Silverio Ra-
roica del caudillo reformista, cuyos insignes
mírez; fue él, quien entró triunfante en la
méritos le colocan bajo el solio de los predi-
capital de la República y se sometió luego al
lectos de la patria. Sus pretensiones poste-
papel que quiso dársele en la escena política;
riores a la Presidencia de la República, sus
fue él, en suma, quien realizó en Puebla la
vehementes manifiestos sobre el particular,
más heroica acción en su género de nuestro
su derrota en Majoma, y sus últimos y tris-
gloriosos anales.
tes días hasta el de su muerte en Saltillo, a
Se refiere que la causa eficiente de la
20 de Febrero de 1881, sucesos son que no
gran popularidad y las victorias de González
le añaden ni quitan gloria, ni ayudan a per-
Ortega, radicaba en su ingénita elocuencia
filar la semblanza militar y política que de
para conmover las masas populares: habla-
su alta personalidad hemos intentado bos-
ba, y las chusmas le seguían fanatizadas; la
quejar en estas líneas. Traído su cadáver con
tropa sucumbía al hambre y al cansancio,
todos los honores correspondientes, desde la
su voz vibrante y profética la enardecía y
capital del Estado de Coahuila hasta la de
entusiasmaba hasta el delirio, y aquellos
la República, fue en todo el itinerario obje-
soldados macilentos y andrajosos, morían
to de sinceros homenajes de gratitud y se
gozosos al pie del lábaro constitucional. Sus
le tributaron suntuosísimos funerales en
audacísimos planes militares eran hijos de
el soberbio patio de la Escuela Nacional de
su carencia de sabiduría técnica: como Aní-
Ingenieros, inhumándosele en la rotonda de
bal buscaba, no en el arsenal del arte codi-
los hombres ilustres del panteón de Dolores.
ficado de la guerra, sino en el arsenal de su
Resumamos la vida del varón zacateca-
fecunda inspiración el recurso estratégico, el
no: fue él, quien viendo acéfalo el gobierno
movimiento adecuado, la posición conve-
de su Estado, se encargó por primera vez del
niente, según las circunstancias del comba-
poder ejecutivo, sin temer a la falta de armas
te y las cualidades del terreno. Esta táctica
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
especial suya, desconcertó la táctica aca-
González Ortega exigía el cumplimiento de
démica de los generales de colegio, y pudo
un precepto constitucional, los más caros y
verificarse el raro fenómeno, aunque lógico
vitales intereses de la República y de la mis-
dentro de las leyes de la evolución social, de
ma Constitución, exigían la permanencia
que el ejército del pueblo mandado por un
de Juárez en el poder. Los hechos posteriores
civil, derrotase al ejército de las clases privi-
demostraron esta gran verdad reconocida
legiadas mandado por un capitán de título.
hoy por todo el mundo, y en virtud de la
¡El militar lego venció y anonadó en toda
cual la previsión y la firmeza de Juárez ad-
forma al experto y perito militar!
miran más mientras más se retira de noso-
González Ortega era además un patriota sincero, un hombre leal y franco, un ciu-
tros aquella época de lucha por la libertad y la patria.
dadano idólatra de las instituciones libres
La grandeza de González Ortega no se
y respetuoso hasta el escrúpulo de las leyes y
amengua por un error de buena fe, que re-
las autoridades legítimas. De estas condi-
paró suficientemente con su abnegación, su
ciones de su carácter, nacieron sus pocos
retraimiento voluntario de la cosa pública,
errores como político: creyó que la ley está y
su constante negativa a prestar su nombre
debe estar siempre sobre toda consideración
para amparo de maquinaciones e intrigas
y toda conveniencia; y a la ley de regulari-
contra las autoridades constituidas, y la
dad legal interior que él tremolaba, opusó-
obscuridad y el silencio de sus postreros ins-
sele la ley de vida o muerte para la nación
tante. Honremos su memoria como la de
ante el peligro exterior de la guerra extran-
un héroe; la de un patriota; la de un gran
jera. No se viola la Constitución cuando se
ciudadano.
salva a la patria, y en los momentos en que
Francisco Gómez Flores
Florencio MarÌa del Castillo 1828-1863
I México
excomulgado por la Inquisición y la auto-
ha contado invictos cam-
ridad eclesiástica; Pablo Villavicencio, más
peones de la democracia y libertad en las
conocido por el “Payo del Rosario”, que por
nobles lides de la prensa y de la tribuna;
sus escritos, se atrajo el destierro, y por sus
apóstoles que han sabido sostener y luchar
ideas liberales murió asesinado en Toluca
por sus ideas, con el ardor y la constancia de
por un corifeo de la reacción; Juan Bautista
los mártires. En el periódico, en la tribuna y
Morales, el “Gallo Pitagórico”, magistrado in-
en la poesía, han descollado como otros en
tegérrimo, escritor satírico de primer orden,
los elevados puestos de la política o de los
víctima del dictador Santa-Anna, y al que
campos de batalla, y ora con su pluma han
intentó el partido clerical arrancar a la hora
discutido las cuestiones más trascendenta-
de su muerte la retractación de su credo li-
les, ora con su elocuencia han convencido
beral; ahí están también Quintana Roo, el
de la justicia de sus principios, ora en fin,
orador elocuentísimo, y Juan Valle, que aun
con sus inspirados cantos, han comunicado
ciego no era respetado sino escarnecido en
al pueblo el entusiasmo y valor cuando éste
las calles de Guanajuato por sus cobardes
los ha necesitado. Muchos son los escritores
enemigos, y Juan Díaz Covarrubias y Ma-
que han consagrado su talento en este sen-
nuel Mateos, sacrificados en Tacubaya del
tido, y no pocos los que en recompensa de
modo más infame, e Ignacio Ramírez y tan-
sus afanes y sacrificios han cosechado úni-
tos otros, que son lustre y timbre de las le-
camente la persecución, el ostracismo y la
tras mexicanas, y honra y orgullo del parti-
muerte.
do liberal y reformista. Todos ellos, grandes,
también
Ahí están, por ejemplo, Fernández de
ilustres y abnegados, sacrificaron su talen-
Lizardi, el patriarca de la democracia y de la
to y aun su vida para defender los grandes
reforma en México, encarcelado y persegui-
principios de la independencia y de la Refor-
do por el gobierno español, y encausado y
ma, ora señalando los abusos del poder, ora
˜ 321 ˜
inculcando aquellos por medio de su pluma
completo, como adversario y como amigo,
siempre enérgica y vibrante, por medio de
que murió mártir de sus ideas; pero que vive
su palabra siempre elocuente y avasalladora.
y vivirá para siempre en la historiado nues-
Lo que sufrieron, lo que lucharon por
tra patria y en el recuerdo de aquellos que le
ver implantadas en México las reformas so-
admiraron.
ciales, es difícil de enumerar en estas líneas,
322
pero fácil de comprender si atendemos a la
II
época en que figuraron, a los escasos elemen-
Florencio María del Castillo nació en la elu-
tos de que disponían y a los hombres que
did de México, el 27 de Noviembre de 1828,
combatieron. Firmes en sus ideas, constan-
y fue hijo del Lic. D. Demetrio del Castillo,
tes en la lucha, incansables en el trabajo, sin
natural de Costa Rica, y de Doña Francisca
envanecerse por el triunfo e imperturbables
Velasco. Su padre había venido a establecer-
en la derrota, pasaron por todos los marti-
se en nuestra República, con un hermano
rios; sufrieron la miseria que los devoraba al
llamado D. Florencio, que fue canónigo y
lado de sus seres más queridos, la censura
después obispo electo y gobernador de la mi-
que impedía la publicación de sus escritos,
tra de Oaxaca. D. Demetrio, ocupó en esta
la mordaza que ahogaba sus pensamientos
ciudad puestos distinguidos, entre otros el
y sus palabras en la tribuna, y las cárceles
de magistrado, y en seguida se trasladó a
que eran en muchas ocasiones las antesalas
México donde fue diputado y senador. El
del patíbulo.
padre de nuestro biografiado procuró dar a
Su talento, su ilustración, sus escritos,
su hijo una educación esmerada, y al efecto,
que en una era de paz les hubieran conquis-
una vez concluida su instrucción primaria
tado el aplauso de sus contemporáneos y los
lo hizo estudiar filosofía en el Colegio de
laureles de la posteridad, no les eran reco-
San Ildefonso.
nocidos en medio de las diarias y acaloradas
Desde entonces mostró Florencio su
polémicas que tenían que sostener, pues sus
decidida afición por la literatura, pues ase-
contrarios no veían en ellos al genio que
guran sus biógrafos que ocupaba sus ratos
deslumbra, sino al sectario que derrota y
de ocio en leer obras demasiado serias para
a quien hay que combatir con la diatriba,
su edad y en escribir pequeñas novelas que
con el insulto y hasta con la calumnia, sin
copiaba en libritos, cosidos y encuadernados
concederle absolutamente nada, ni la razón
por él mismo. Pronto, sin embargo, comen-
cuando convence, ni la inteligencia cuando
zaron los sufrimientos para el precoz nove-
subyuga. Entre estos batalladores de las le-
lista. El año de 1840 murió su padre, y quién
tras, entre estos defensores desinteresados
sabe cuál hubiera sido la suerte de Florencio,
de la independencia e integridad de nuestra
si no hubiera tenido el apoyo de su hermano
nación, colocamos a Florencio María del
mayor, el distinguido jurisconsulto y emi-
Castillo, escritor incansable, joven de inte-
nente publicista D. José María del Castillo
ligencia superior, hijo inmaculado y hombre
Velasco, que no hace muchos años dejó de
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
existir dejando un vacío en el foro nacional.
nuevas, para cuyo planteamiento luchaban
Bajo el amparo de este director fraternal tan
los demócratas, entre los cuales se contaba
desinteresado como inteligente, comenzó
Castillo.
Florencio sus estudios de medicina. Pero
“Entonces el periodismo era un campo
pronto los abandonó. Su irresistible incli-
de batalla en que los adalides enarbolaban la
nación por las letras, su carácter poético y
bandera que debía de ser defendida después
soñador y sus decepciones de colegial, pues
por la espada de los guerreros; la polémica
parece que sus condiscípulos no lo compren-
no era más que el prólogo del combate, y el
dieron y aun se burlaban de él, fueron los
protagonista sellaba muy pronto sus ideas
principales motivos para que abandonase la
derramando su sangre frente a los cañones
ciencia de Galeno.
enemigos y en los cadalsos, o perdiendo la
Comenzó, pues, Florencio, su vida de literato y de periodista. Sus preciosas no-
libertad en las oscuras prisiones en que el odio procuraba sepultar al talento”.
velas, sentimentales y filosóficas, comen-
Florencio María del Castillo tuvo que
zaron a llamar la atención del público y
ser uno de tantos combatientes en esa lu-
de los más reputados escritores. Sucesiva-
cha de las ideas y de las reformas. No es fácil
mente dio a luz sus novelitas intituladas,
decir lo que sufriría su carácter tan melan-
Amor y desgracia. La corona de azucenas, Has
cólico y tan dulce, en medio de aquel mar
ta el cielo, Dolores ocultos. La Hermana de los
revuelto de pasiones enardecidas. La miseria
ángeles, Expiación y Botón de Rosa, fuera de
lo atormentó como consecuencia inmedia-
muchos artículos descriptivos, literarios e
ta de las persecuciones y de las cárceles que
históricos, que publicaba en calendarios, en
tuvo que sufrir. Llegó a sostener polémicas
periódicos de bella literatura, y en la obra
tan reñidas, que una vez tuvo que aceptar
México y sus alrededores. Desde 1856 escribía
un duelo con D. Félix María Escalante, due-
también de política. Sus artículos en este
lo “tanto más sensible —como dice el Sr.
sentido, siempre enérgicos y liberales, les
Altamirano— cuanto que se ponía frente a
atrajeron reñidas polémicas, persecuciones
frente de otro escritor distinguido y por mil
y encarcelamientos. Fue principalmente
razones apreciable”.
perseguido después del golpe de Estado en
A la vez que sostenía estas luchas perio-
Diciembre de 1857, cuando se enseñoreó el
dísticas, era nombrado regidor en 1857, pre-
retroceso; “sufrió una dura prisión en un
sidente del Ayuntamiento en 1861 y diputado
cuartel —dice el Sr. Ortiz —y se le confinó
por el Distrito Federal, como suplente en
al Molino Blanco.
este mismo año de 1861, y como propietario
“Era entonces el tiempo de la lucha
en el siguiente de 1862.
—agrega el Sr. Altamirano— tiempo tem-
Por último, se acercó el fin trágico de
pestuoso y terrible en que el furor de los
este noble luchador; pero no lo refiramos
partidos se disputaba el poder y con él la
nosotros: cedamos la palabra al más elo-
dominación de las antiguas ideas o de las
cuente de sus biógrafos: florencio maría del castillo
325
“Vino la guerra de intervención: Floren-
más que esto, tómelo usted” —y le alargó
cio salió de México con su hermano el Sr.
una pequeña moneda de plata, que Floren-
Lic. Castillo Velasco para prestar sus servi-
cio recibió ahogándose de emoción.
cios a la santa causa de la patria; pero a los
“Después partió para Ulúa: a poco enfer-
poco meses faltaron los recursos a los dos
mo allí del vómito. Los civilizados franceses
hermanos y Florencio quiso venir a México
no le permitieron ir al hospital de Veracruz
para vende una casa, su única riqueza, que
sino en los momentos de la agonía. Al em-
había comenzado a edificar, privándose li-
barcarse en el bote que le llevaba a la plaza,
teralmente hasta de los alimentos, con mil
se despidió de Fernando Sort, su compañero
afanes, con sacrificios tan dolorosos como
de prisión, le hizo sus últimos encargos, y
ignorados. La venta era difícil, los días pasa-
luego, entregándole algunos retratos de fa-
ban, la pobreza iba en aumento; debía para
milia, le dio la monedita del niño, que había
completarse la obra venir la prisión y luego
conservado como una reliquia, encargándo-
el destierro.
le mucho que la entregara en México a su
“El día 2 de Agosto de 1863, una partida
familia”. Ahí, en el hospital de Veracruz,
de zuavos dirigida por un esbirro mexicano,
víctima del vómito, murió Florencio María
vino a sacar a Florencio de su casa, a arre-
del Castillo el 27 de Octubre de 1863. Murió
batarle a su joven esposa, ídolo de aquella
aislado, solo, sin tener a su lado una persona
alma de niño, y a sus pequeños hijos que
querida, lejos de su esposa, de sus herma-
eran su delicia. Se le encerró en un calabo-
nos, de sus amigos… Sus restos, envueltos
zo, se le puso incomunicado y se hizo uso
en una sábana, fueron arrojados al cemente-
con él de todo ese refinamiento de barbarie
rio… Después se han buscado inútilmente:
que empleaban los invasores con nuestros
como las cenizas de muchos grandes hom-
patriotas prisioneros.
bres, se han perdido.
“A los pocos días se le notificó que de-
326
bía salir de México para ser confinado en el
III
castillo de Ulúa, y se permitió a su familia
D. Luis G. Ortiz, compañero de redacción
despedirse de él. ¡Ay! ¡Aquella despedida de-
en el Monitor Republicano de Florencio Ma-
bía de ser eterna! Se nos ha referido con este
ría del Castillo, nos hace el retrato de éste
motivo un episodio tiernísimo, y que aun-
en el bellísimo prólogo que puso a las obras
que pertenece a la intimidad de familia, que-
de su amigo en 1872. Dice que era “de alta
remos hacerlo conocer a nuestros lectores.
estatura, delgado y muy pálido; el cabello
La anciana madre y los hermanos de Floren-
largo y enteramente lacio; tan pronto se le
cio le llevaron a la prisión algunos escasos
veía arrugar la frente, como se oía salir una
recursos pecuniarios y ropa. El más pequeño
franca risa de sus labios un poco gruesos y
de los hijos del Sr. Lic. Castillo Velasco, que
sombreados por un escasísimo bigote, o di-
tenía cuatro años entonces, abrazó llorando
rigir alguna mirada vaga por debajo de sus
a Florencio, y le dijo: —“Tío, yo no tengo
anteojos. Vestía siempre de negro, llevando
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
constantemente abotonada la clásica casa-
Nos falta espacio para describir aquel
ca, fiel compañera de sus fatalidades, según él
carácter en todos sus recónditos secretos.
mismo decía, y no sabremos decir si había
Quien quiera conocerlo, lea las biografías
más desorden en su traje descuidado que en
que de él escribieron Altamirano y Ortiz, y
aquella cabellera reñida a muerte, como las
de las que hemos tomado nosotros todos los
ideas de su dueño, contra todas las tiranías
datos aquí consignados.
y contra todas las pomadas y cosméticos”.
Imposible es también que juzguemos
Florencio, ya lo hemos dicho, fue de un
aquí al escritor y al novelista; ni la índole de
carácter benévolo y amable. Con sus amigos
este libro nos lo permite, ni haríamos otra
gustaba de chancearse, y era un gran tomador
cosa que repetir lo que ya han dicho otros
de café. A la vez que llenaba cuartillas tras de
eminentes literatos.
cuartillas de original para El Monitor; sorbía
Colocamos a Florencio María del Casti-
grandes tragos del oscuro líquido, que en una
llo en esta galería de ilustres mexicanos, por
gran cafetera nunca le faltaba en su mesa de
haberse hecho acreedor a ello, como liberal,
escribir. Sus amigos le llamaban el “Genio”,
como escritor político y como mártir de la
y en más de una ocasión, que no tuvo para
Intervención francesa.
satisfacer su placer favorito, les dijo:
Él fue uno de los representantes de la
—“Si queréis que algún día la Gloria
bohemia literaria de la Reforma y de la In-
cuente que dabais café al Genio, enviad y
tervención, de esa bohemia que tantos ser-
que se lo traigan”.
vicios prestó con sus talentos prodigiosos a
Todo lo que ganaba lo llevaba a su ma-
la causa de la libertad y de la Patria, y de la
dre, por quien tenía verdadero culto, y mu-
que fue el centro y el maestro el gran Igna-
chas veces se le vio privarse de libros, de dul-
cio Ramírez.
ces o de café, sus tres cosas predilectas, con tal de que aquélla tuviese algún dinero.
Luis González Obregón
Gregorio MÈndez 1836-1887
Tres años antes del de su muerte, al caer la
Y era porque a quien así reconvenía
tarde, acostumbraba vagar por el Zócalo y el
había faltado en el día a la oficina en que
jardín de Catedral, flacucho, cabizbajo, car-
estaba empleado o a la asistencia de sus
gado de hombros, haciéndole arrugas el traje
clases; porque ese hombre, en medio de
por todo el cuerpo y apoyado en un bastón
sus crueles dolencias, se informaba día
andaba trabajosamente, porque un reúma
con día de la conducta de los menores
se le había declarado en rebeldía, paralizán-
que vivían a su lado y que le tenían por
dole las articulaciones de las rodillas; así es
tutor de orden de sus padres, unos hacen-
que para poder andar daba zancadas hacien-
dados y comerciantes tabasqueños que
do grandes esfuerzos. Luego que el sudor le
profesaban mucho respeto y confianza a
bañaba la frente, volvía jadeante a su hogar,
D. Gregorio. Por esos días El Socialista, La
ya entrada la noche casa número 4 de la ca-
Época, El Hijo del Trabajo, El Monitor Repu
lle del Ex-Seminario, y cenaba para tomar la
blicano, El Diario del Hogar y La Patria le
cama. En el trayecto muchas cabezas se le
postulaban para gobernador del Estado de
descubrían y contestaba con mucha fami-
Tabasco. “—Es en vano; yo no he de ser.
liaridad, pronunciando un nombre propio
—¿Por qué, D. Gregorio, si hasta en San
y tuteando al sujeto. En la casa una turba
Juan Bautista lo postulan? —le replicaba
de jóvenes de Tabasco le hacían a su llegada
uno de tantos. —Porque las elecciones ya
agasajos de padre y entonces el enfermo per-
no las hace el pueblo. —Supóngase usted
día su gravedad por la satisfacción de tanto
que no, pero aun los del mismo Gobierno
cariño y chanceaba y reía con todos ellos,
del Estado quieren a usted; además, usted
que le formaban Corro. A veces su frente
ha sido gobernador y lo conocen. —Pre-
serena se nublaba, contraía los labios, fijaba
cisamente por eso no lo seré. Yo goberné
los ojos y prorrumpía en regaños paternales
en tiempo de Juárez, cuando se goberna-
contra algún joven.
ba con la ley”. ˜ 329 ˜
330
Pasaban meses y le llovían cartas de los
espíritu. Poco a poco dejó de salir a la calle,
Estados, en las que, personas caracterizadas,
leía nada más, haciendo vida de benedicti-
le manifestaban la conveniencia de que fue-
no; más tarde cayó en cama, pero continuó
ra electo, protestando prestarle toda clase de
leyendo; luego ya no pudo ni leer. A los ami-
apoyo. Vinieron las elecciones; todo el mun-
gos que lo iban a ver les hablaba por mono-
do lo señalaba como el futuro gobernante,
sílabos. Laceraba la tristeza de su mirada fija
porque en el Estado no había figura más
y más cuando se le caían los párpados y se le
simpática y grande que la suya, y resultó
entreabría la boca, como que se preparaba a
nombrado ¡qué contraste! —porque eleccio-
callar para siempre.
nes verdaderas no hubo en Tabasco más que
El 27 de Marzo de 1887 tenía afilada la
para él —el Dr. Simón Sarlat, muy conocido
nariz, lenta la respiración e inmóvil la mira-
por sus merecimientos como imperialista.
da. El 28 se le fueron apagando los ojos, se
Desde entonces vi decaer el espíritu del
le pusieron pulverulentas las fosas nasales y
querido patriota: como que perdía la jovia-
se perdió toda esperanza. La hora última va-
lidad y la esperanza en la salud, como que
cilaba en llegar y el dolor venía embargando
rehusaba ser comunicativo, como que lo
los ánimos de los que rodeaban al enfermo.
aburría la vida. Y se refugió abiertamente
Por fin dejó de boquear y se hizo respetuoso
en el estudio: leía a todas horas y no había
silencio entre los circunstantes. —Ya está,
obra moderna buena que no cayera en sus
dijo alguien apartando la vista del lecho y
manos y la devorase. Los horizontes de su
llevándose el pañuelo a los ojos.
incredulidad se ensancharon; antes no ha-
De repente atravesó la sala, sin ver para
bía en ellos Dios, alma y otra vida; ahora no
el aposento en que estaba el cadáver, un mi-
había ni aun república, liberalismo, leyes, ni
litar de todo uniforme y a su llegada a una
virtud alguna; sin embargo seguía siendo re-
pieza interior tendió los brazos a un joven
publicano, liberal y virtuoso. Era un hombre
y así lloraron los dos, como prometiéndose
del siglo xviii que vivía en el xix. Su devocio-
resignación y el ser más hermanos por la
nario era esa biblioteca que Diderot y d’Hol-
muerte del que les había dado la vida. Un
bach escribían clandestinamente y bajo seu-
valiente periodista, víctima de las persecu-
dónimo en París y se imprimía en La Haya
ciones del Gobierno de Tabasco en San Juan
para introducirla de contrabando a Francia,
Bautista y desterrado en México, el Sr. Félix
donde, al ser leída, estallaban las concien-
Trillers Gil, decía hablando del fallecimien-
cias timoratas y empedernidas, saliendo
to del Coronel Gregorio Méndez: “Él no fue
fuera de quicio el mismo Voltaire. Con ta-
militar por vivir del presupuesto; no se arro-
les lecturas parecía pretender familiarizarse
jó al campo de batalla por alimentar luchas
con la derrota en la batalla que libraba con
intestinas; se hizo soldado por algo más
la muerte; la hora decisiva se hacía esperar;
noble, por algo más grande: por defender a
su enfermedad iba de mal en peor: primero
su patria contra el invasor extranjero, por
tenía enfermo el cuerpo, después también el
salvar su independencia. Ha muerto pobre,
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
casi en la miseria, casi olvidado el que tantos
valo, tomó el camino de Jalpa y el mismo
servicios prestó a sus conciudadanos, que
día se apoderó de cuarenta fusiles que había
tantos sacrificios hizo por su país, que tanto
en depósito en la villa. A la vez, el patriota
se esforzó por dejar a sus hijos un nombre
Andrés Sánchez Magallanes se pronunciaba
honrado, nombre de un héroe que la poste-
en Cárdenas. Organizado el movimiento re-
ridad pronunciará con respeto”.
volucionario, fue nombrado Gobernador del
Y era la verdad. Radicado en Comacal-
Estado el Coronel Pedro Méndez y jefe de
co, a los dieciséis años de edad, ya huérfano,
la brigada el Comandante Francisco Vidaña;
llegó a hacer un capital de 30,000 pesos, gra-
pero como el primero estaba como preso en
cias a su actividad y honradez en las tran-
San Juan Bautista y el último herido, ocupó
sacciones mercantiles. En 1859 abrió una
D. Gregorio el lugar de éste, sin caer acuerdo
escuela nocturna bajo la dirección del pro-
alguno respecto del Poder Ejecutivo.
fesor Joaquín Ara y sostenida con su propio
El 13, las fuerzas de Méndez se unieron
peculio, así como otra de música el año de
a las de Sánchez Magallanes, reconociendo
1860, a cargo del Sr. Ezequiel Gómez.
espontáneamente a D. Gregorio como jefe
Vivía embebido en sus negocios, hacién-
superior. Arévalo, para difundir terror, puso
dose querer del pueblo, cuando el general
a precio las cabezas de los dos jefes: mil pe-
Eduardo G. Arévalo se posesionó de San
sos por cada una.
Juan Bautista, enarbolando la bandera de la
Tal era el patriotismo que los animaba
Intervención. D. Victoriano Dueñas, Gober-
a todos, que muchas veces, para subvenir a
nador del Estado, no opuso resistencia y al
las necesidades de la tropa, abrían suscrip-
primer empuje, el 30 de Junio de 1863 fue
ciones los oficiales y otras veces la misma
vencido. El primer paso que dio Arévalo fue el
tropa empleaba su prest en la compra de
desterrar a los ciudadanos de prestigio, entre
municiones. Un campesino, Gregorio Sán-
éstos a Gregorio Méndez, del que bien sabía
chez, dio cien pesos a Méndez y le presentó
que era furibundo republicano y liberal. A fin
a un hijo suyo para saldado raso. Cerca Aré-
de no caer en manos del jefe de las fuerzas
valo de Comalcalco, los republicanos, muy
intervencionistas, quien le concedió siete
contados aún, se retiraron a Cárdenas. Y
días para el arreglo de sus negocios y aban-
mientras avanzaba hacia Cunduacán, deci-
donar al Estado, Méndez aprovechó este
didos a probar suerte, le formaron embosca-
corto tiempo en organizar el movimiento
da en el punto denominado El Jahuactal, a
revolucionario del 8 de Octubre en Coma-
la salida de la población y rumbo a San Juan
calco y en buena inteligencia con el Co-
Bautista. Arévalo llevaba infantería, caba-
mandante de escuadrón Regino Hernández
llería y artillería bien provistas, en tanto
y el Sr. Mamerto González. Mientras Co-
que Méndez iba mal armado; sin embargo,
macalco daba el grito de rebelión, asaltando
empeñado el combate a quemarropa y pa-
el cuartel de los intervencionistas, Méndez
sada una y media hora, el Capitán Antonio
protestando ir a presentarse el General Aré-
Reyes Hernández, agotado el parque de la gregorio méndez
333
334
1ª compañía de Cárdenas, se arrojó sobre el
ambiciones personales; que no venía frente
del enemigo, saliendo del bosque, y rompió
a las bocas de fuego enemigas a escogerse un
un fuego graneado que le dio la victoria a
tirano, sino a defender la autonomía nacio-
Méndez. Al principio, apenas rotos los fue-
nal, y que el solo medio de entender, era ren-
gos, el sargento Jacinto López, a la cabeza
dir la plaza si o condición alguna”.
de su guerrilla y machete en mano, se había
Los intervencionistas, en número de
lanzado sobre la artillería hasta taparle la
700, abandonaron a San Juan Bautista el 27
boca a un cañón, cuyo último disparo puso
de Febrero, después de reñidos encuentros.
fin a la preciosa vida del valiente, pero no
Refugiados algunos en Frontera y hostiliza-
sin caer el cañón en poder de las fuerzas
dos por 60 hombres, al mando del Coman-
republicanas.
dante Regina Hernández, se hicieron a la
El Coronel Lino Merino se había pro-
mar el 1º de Abril. Pero aún había restos del
nunciado en el Partido de la Sierra y el Ca-
enemigo en el Estado: Juan Ortega y el fraile
pitán J. Inés Cruz en el Departamento de
Chanona estaban con 200 hombres apode-
Pichucalco; el levantamiento contra la In-
rados de Jonuta. Los comandantes Miguel
tervención ardía en el Estado y el de Chia-
Utrilla y Federico Álvarez, por orden de
pas, donde habían derrotado al traidor Juan
Méndez, los batieron y derrotaron el día 19.
Ortega. Estas victorias obligaron a Méndez
Así quedó el Estado vuelto al orden consti-
a ir dirigiendo sus fuerzas para San Juan
tucional y regido por D. Felipe J. Serra.
Bautista, centro de operaciones de Aréva-
“Mi misión estaba cumplida —dice el
lo; y le fue formando un círculo de plomo
Sr. Gregorio Méndez en su Reseña Oficial.
y fuego, primero cubriendo las principales
—y entonces creí oportuno retirarme a la
salidas de la ciudad, luego declarada en sitio
villa de Comalcalco al seno de mi familia,
y sosteniendo repetidos y desesperados em-
dejando al Gobierno francas y expeditas to-
pujes durante largos días.
das las vías para la organización del Estado
Cuando Arévalo perdió la esperanza de
y aseguramiento de sus medios de defensa.
romper el sitio, desembarcó el General Ma-
Vana y ridícula sería la pretensión de creer-
nuel Díaz de la Vega y tocó parlamento el
me autor de los sucesos que se desencadena-
20 de Enero de 1864, presentándose a Mén-
ron en Tabasco en la defensa de la indepen-
dez una comisión compuesta de los Sres.
dencia nacional. Ellos fueron obra exclusiva
José Julián Dueñas, Juan Sánchez Roca,
del concurso de los esfuerzos de los hijos de
Juan Ruiz y el Coronel José M. Adalid, y le
Tabasco. Nadie fue allí egoísta. Mientras
manifestaron que debía ponerse trance a la
que los guardias nacionales combatían casi
guerra y someterse el Estado al Imperio. A
sin armas, sin municiones y sin prest, los
esto contestó: “que el pueblo tabasqueño al
propietarios contribuían con sus productos
empuñar las armas lo hacía para defender
agrícolas para subvenir a las necesidades na-
los sagrados derechos de la patria; que le ins-
turales del soldado y con sus escasos recur-
piraban grandes principios de justicia y no
sos pecuniarios para proveer a la adquisición
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
de elementos de guerra. El pueblo de Tabas-
Traconis y por disposición de Salazar Ilarre-
co luchó en masa y suyo fue el triunfo”.
gui, y otras tantas recuperada la villa de
Dos decretos del cuartel general de la
Jonuta por los republicanos, el 17 de Abril
línea de Oriente, el uno que declaraba en
de 1866 fue el mismo Méndez en persona,
estado de sitio a Tabasco y el otro que de-
siendo Gobernador del Estado, a la cabe-
signaba Gobernador y Comandante militar
za de la sección de Oriente y la tomó des-
del Estado a Méndez, le arrancaron del ho-
pués de reñido combate. Como el Imperio
gar el 3 de Octubre de 1864 para recibir el
ganaba terreno en Campeche, Méndez
mando al siguiente día. Lo primero que hizo
proporcionó a D. Pablo García, encargado
apremiado por las difíciles circunstancias,
constitucionalmente del Poder Ejecutivo
fue fortificar a San Juan Bautista y sus in-
del vecino Estado, a su arribo a San Juan
mediaciones, establecer tres líneas militares
Bautista, buen número de fuerzas bien
y organizar el mayor número de guardias
municionadas para desalojar al enemigo
nacionales, para resistir por los puntos más
y ocupar su puesto. El prestigio de Gar-
accesibles. De manera que Tabasco estaba
cía favoreció una insurrección en Yucatán
inexpugnable en días que se vivía a merced
y vino el triunfo de los republicanos en
de los franco-traidores en Oaxaca, Campe-
Campeche y Mérida.
che Mérida y el Carmen.
El vapor Conservador protegido por la
Para tener oportunos y seguros auxilios,
cañonera Pique y ejerciendo la piratería en
pactaron Veracruz, Chiapas y Tabasco una
Frontera, bajo pretexto de hacer veces de
coalición, siendo jefe el general Alejandro
aduana marítima, acosado por 100 hombres
García; pues meses antes, el 5 de Marzo de
al mando del capitán Pablo Romero, ganó
1865, se habían acercado a San Juan Bautis-
mar adentro el 20 de Noviembre.
ta dos cañoneras franceses.
Hecha la paz en todo Tabasco, Méndez
Era religioso el respeto que Méndez te-
renunció al Gobierno del Estado el 6 de Ju-
nía al pueblo y una muestra de ello es que
nio de 1867 y lo entregó a D. Felipe J. Sierra.
al recibir los decretos del 8 de Noviembre de
Dice en su Reseña Oficial: “Con la conciencia
1865, expedidos por el Supremo Gobierno
de haber llenado una santa obra, me retiré al
en Paso del Norte, y por los que se prorroga
seno de mi familia. Mi mayor recompensa la
a el periodo presidencial, para promulgarlos
cifraba en ver a mi patria libre de la usurpa-
en el listado, convocó un plebiscito en todas
ción extranjera… Tabasco no luchó inspira
las poblaciones, porque supo que González
de por ningún deseo de engrandecimiento
Ortega había protestado. Se acordó recono-
egoísta, su estandarte fue el de la nación y a
cer por único poder legítimo de la República
él solo pertenece la gloria de haberse levan-
el que ejercía D. Benito Juárez y elevarle un
tado sobre su pequeñez, llevando la guerra a
voto de suprema confianza.
la poderosa Península de Yucatán”. Con este
Unas veces ocupada por los imperialistas, en jefe el Teniente Coronel Daniel
motivo manifestaba: —“No sé si me porté bien o mal: mis actos lo dirán”. gregorio méndez
335
A fines de aquel año vino a México y en-
rer siempre por sus actos y en su conducta
tregó solemnemente a Juárez las banderas
gubernativa no tuvo más mentor que la ley.
francesas quitadas en Tabasco, y el Presiden-
Sus padres, D. Quirino Méndez y la Sra.
te de la República le extendió el despacho de
Petra Magaña, no desearon desde el naci-
Coronel efectivo del Ejército Nacional y lo
miento del gran liberal en la villa de Jalpa,
premió con la cruz de 1a clase. Solicitó en-
el 27 de Marzo de 1836, masque hacer de él
tonces su retiro para ir a vivir vida privada
un comerciante o un agricultor laborioso y
en Comalcalco.
honrado, pero patriota.
Jefe de reemplazos en Tabasco el año
Entró rico a ocupar el Ejecutivo del Esta-
1871, se incorporó más tarde a la brigada del
do de Tabasco y otros puestos que le confió la
General Luis P. Figueroa, que operaba en Ve-
nación y salió sumamente pobre: a su muerte
racruz, y fue Comandante militar de Tuxte-
no había ni para sepultarlo; por eso duerme
pec, donde derrotó a los pronunciados. Una
en humilde fosa en el panteón de Dolores el
vez en Papaloapan, el coronel Exiga se pro-
que humildemente y con una rectitud incom-
nunció con unas compañías del 4° Batallón
parable, siendo Gobernador y Comandante
y Méndez penetró solo al cuartel y volvió
militar de Tabasco, dijera al general en jefe de
todo al orden con su presencia, desarmando
la línea de Oriente, después del triunfo que
él mismo en persona a Exiga.
con tanta gloria alcanzó en Jonuta el 17 de
Del 15 de Noviembre de 1873 al 1º de
Abril de 1866: “Al conceder la vida y libertad a
Enero de 74, mandó las infanterías en la pa-
la tropa y oficiales enemigos, creo haber obra-
cificación del Estado de México. Al siguiente
do de acuerdo con la generosidad y clemencia
año, el 8 de Abril, tuvo a su cargo la Coman-
del pueblo que represento; mas si en ello hu-
dancia militar de Acapulco. El 25 de Agosto
biese alguna responsabilidad por mi parte, es-
de 1876 era Jefe Político y Comandante mi-
toy pronto a someterme a sus disposiciones y
litar de Orizaba. Allí fundó el Asilo de men-
a contestar los cargos que puedan hacérseme”.
digos, a su llegada de Ajalpan, ya como jefe
¡Ah, si fuera posible despertar a los
del primer batallón de infantería.
muertos, Méndez no preferiría la vida al ver
Volvió a ser jefe de reemplazos, prime-
gobernando a Tabasco al Dr. Simón Sarlat
ro en Yucatán el año 78 y luego en Tabas-
y a Yucatán al Coronel Daniel Traconis, los
co. Después vino a radicarse a México. Por
dos que defendieron al Imperio en los mis-
todas partes dejó recuerdos imperecederos
mos Estados que ahora gobiernan, cuando
de sus virtudes; jamás hubo alguien que le
él defendía la República!
negase su rectitud y honradez; se hizo que-
Ángel Pola
Pedro OgazÛn 1824-1890
Desarrollábase
sangriento drama de
nasen a salvarla de la ruina. Por el contrario,
nuestra redención moral, cuando la severa
pensamos que así como los organismo todos
personalidad de D. Pedro Ogazón principió
de la naturaleza nacen en el medio de vida
a destacarse del fondo de los sucesos. El país
que les es propio, así también las personalida-
entero era un inmenso campo de batalla. Ja-
des destinadas a dejar huella en los anales del
más en nuestra épica historia se había verifi-
mundo, brotan espontáneamente de la masa
ca lo tan rudo choque de principios e intere-
del pueblo, en el instante mismo en que su
ses, ni la conmoción de todo el cuerpo social
acción se deja sentir. Esta virtud genésica y
había sido nunca tan terrible. De la tremen-
plasmante del pueblo es la clave ignota de las
vde nuestro modo de ser político o habría-
evoluciones sociales y del andar constante de
mos de retrogradar al estado abyecto y omi-
la humana familia hacia el perfeccionamien-
noso de los tiempos coloniales. No existía
to. Las naciones en que se extingue la savia
más disyuntiva. Esto estaba en la concien-
colectiva, en que se apagan los ideales y las
cia de unos y otros de los combatientes, que
esperanzas, en que se borran o desvanecen
naturalmente dieron margen así a una guerra
las rutas de lo porvenir, perecen irremisible-
definitiva, sin cuartel, de feroz intransigen-
mente en el eterno y formidable combate
cia por el lado de las doctrinas reaccionarias
de que surge el mejoramiento de las espe-
y de memorable patriotismo por el lado de
cies, como presea de victoria y galardón de
las ideas progresistas.
triunfo para los seres más vigorosos. México
el
No creemos nosotros como algunos es-
dista mucho aún de semejante postración y
cépticos o descontentos, que si algún nuevo
enervamiento, y su perenne batallar en este
y análogo conflicto emergiere de las condi-
siglo, desde el año 10 hasta la fecha, por la
ciones íntimas de nuestra historia, sería ya
conquista perdurable de un sistema político
la nación impotente para producir el temple
inspirado en los oráculos de la libertad, bien
heroico de hombres privilegiados que tor-
deja entrever la vivaz y fecunda energía de la
˜ 337 ˜
338
nación. No hay temor, pues, de que las ideas
civil con la virtuosa dama doña Rosa Esco-
se pierdan y sucumban por falta de varones
var, efectuado en la capital de la República
fuertes que las sostengan en las horas de la
el año de 1872. Estudió la carrera de las leyes
adversidad y el infortunio. Creemos más to-
en el Seminario de dicha ciudad y obtuvo el
davía: que si la república llega a ver desgarra-
título de abogado, adolescente todavía, en
do otra vez su seno por nuevas convulsiones
la Escuela Católica de Jurisprudencia. Era su
y trastornos, será, no para retroceder una lí-
familia de las más distinguidas de la socie-
nea en la vía gloriosa que recorre, sino para
dad en cuyo seno vino a la vida, por lo que
consolidar y afianzar los bienes inapreciables,
su educación dio comienzo en el hogar do-
que ya posee, de vitalidad democrática y cre-
méstico bajo los mejores auspicios. Apenas
ciente e indefinido progreso.
salido de las aulas y frescos aún los laureles
Muchos buenos mexicanos coadyuva-
universitarios, los asuntos públicos solicitan
ron con sus patrióticos esfuerzos, con su
el concurso de su ilustrada inteligencia y su
desprendimiento, su inteligencia o su valor,
voluntad de hierro. Desde muy joven consa-
a la gigantesca obra de regeneración, cuyos
gró su existencia a la patria, ídolo de su co-
frutos opimos forman el patrimonio que a
razón, hasta su muerte; y desde muy joven
nosotros corresponde acrecentar; pero en
también, reveló la rara amalgama, de valor
esa gran legión de patricios insignes, de ve-
y humildad, modestia y talento, que consti-
nerables mártires, de intrépidos guerreros
tuía el fondo de su carácter. Soportó siempre
y ciudadanos heroicos, descuellan como
sin el menor desaliento, sin proferir nunca
astros de primera magnitud algunas figu-
una sola queja, las penalidades de la campa-
ras luminosas, en cuyo derredor giran y se
ña, los reveses de la fortuna, las desgracias
mueven pléyades brillantísimas de soldados
todas en que se miró envuelto: únicamente
cívicos. Los hombres de letras informaron
se le veía lamentarse por los sufrimientos de
la revolución reformista, como los hom-
la nación. Su humildad era tal que nunca
bres de estola dieron vida al movimiento de
alzó la voz para mandar a un roldado o un
independencia; en uno y en otro caso, las
sirviente, y se rehusó toda su vida a tener
ideas germinaron en la clase pensadora de
ayudantes y asistentes, fuera de los casos
la sociedad, que más de cerca presenciaba la
precisos de servicio militar. Hemos oído a
mísera condición del pueblo, reducido a una
este respecto de personas verídicas el rela-
servidumbre intolerable e inicua.
to de multitud de incidentes privados, que
Al grupo de letrados que abandonaron la
comprueban la belleza moral de su espíritu.
toga por la espada en defensa de los princi-
El año de 1846 le vemos aparecer en la
pios liberales, pertenece el notable jaliscien-
es cena política como soldado voluntario, as-
se cuya hermosa vida intentamos bosquejar.
cendiendo rápidamente a comandante de ba-
Vio la primera luz el Sr. D. Pedro Ogazón
tallón en virtud de su buen comportamiento
en la ciudad de Guadalajara el año de 1824,
y la inflexibilidad de su conducta pública.
según se infiere del acta de su matrimonio
Tomó parte ese mismo año en la defensa
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
que sostuvo Guadalajara, de Julio a Octubre,
San Joaquín. Mandando en jefe, tomó a Co-
seriamente amenazada por numerosas tro-
lima el 10 de Abril de 59 y prestó luego sus
pas reaccionarías. Figura en el movimiento
servicios en la batalla de la Albarrada, en el
contra Paredes, en el batallón Terán, al man-
encuentro en los callejones de Zapotlán, en
do del Coronel Luna; en Noviembre de 52,
la batalla de la Coronilla, en la famosa perse-
en la toma de Zapotlán, y el 29 de Enero de
cución a Woll, en la recuperación de Colima
65 en el ataque y la retirada de Guadalajara,
y en el ataque y retirada de Guadalajara el 24
mandando en je fe el ejército republicano el
de Mayo de 60, a las órdenes de Uraga. Otra
Gral. Degollado, y el santanista don José Ma.
vez mandando en jefe, sostuvo la defensa de
Ortega la hueste conservadora. Asistió el 21
Sayula y Zapotlán en Julio del año referido.
de Julio del mismo año a la toma de Zapotlán
Concurrió al sitio y toma de Guadalajara, del
por el Gral. Comonfort, a la toma y ocu-
27 de Septiembre al 31 de Octubre y a la
pación de Colima, el 4 de Agosto, y a la de
derrota de Márquez, el 1º de Noviembre, en el
Guadalajara en seguida, por el propio ilustre
Puente de Calderón, todo bajo la jefatura del
caudillo de la revolución de Ayutla. Cuando
Gral. Zaragoza. Dos veces entró en campaña
la defensa de Guadalajara el 19 de Mayo
contra las hordas de Lozada en Tepic; una del
de 50 a consecuencia del pronunciamiento de
15 de Noviembre al 30 de Diciembre de 61, y
Landa, suceso en que la elocuencia de Gui-
la otra de Enero a Mayo de 62. También tomó
llermo Prieto salvó a Juárez y su ministerio,
parte en la campaña de Tepic, contra fuerzas
Ogazón tomó parte muy activa en las opera-
reaccionarias, en Enero y Febrero de 61. El 1º
ciones militares, lo mismo que algunos días
de Noviembre concurrió a la defensa de Gua-
después, en la defensa de Santa Ana Ocotlán
dalajara, en Marzo de 64 a la de Mazatlán
por las tropas de Parrodi, destrozadas poco
contra el buque de guerra francés La Corde
antes en Salamanca.
lliéra, estando en Enero de 67 a la defensa de
Sigamos a grandes rasgos su brillante
Zacatecas, cuando estuvo Juárez a punto
hoja de servicios. Asistió al sitio de Guadala-
de caer en manos de Miramón y finalmente,
jara por el Gral. Degollado, del 3 al 21 de Ju-
al sitio y toma de Querétaro, con que termi-
nio, hasta que se retiraron las fuerzas libera-
nó la prolongada guerra de la reforma y la in-
les por la aproximación de Miramón; el 2 de
tervención. Tal es en conjunto y sin prolijos
Julio, a la batalla de Atenquique, cuya victo-
detalles, la brillante hoja de servicios del Gral.
ria se disputaron ambos bandos beligerantes;
Ogazón durante esa contienda inmortal que
el 21 de Septiembre, a la derrota de Casanova
dio por resultado el triunfo definitivo de los
en Cuevitas; del 27 de Septiembre al 29 de
principios republicanos en nuestra patria.
Octubre, a la toma de Guadalajara con mo-
Para completar la vida militar de Oga-
tivo de la defección de Blancarte; el 14 de Di-
zón, añadiremos que a su concurso se debió
ciembre a la defensa del puente de Tolotlán
en 76 la victoria de Tecoac. El grado de Gral.
contra las huestes de don Leonardo Márquez
de Brigada del Ejército permanente, lo reci-
y el 26 de Diciembre a la funesta jornada de
bió en 1859, y el de General de división en pedro ogazón
339
1876. Antes de mencionar los últimos ele-
gobierno de Washington para pasar a nues-
vados puestos públicos que ocupó el Gral.
tro territorio.
Ogazón, debemos consignar que después
Ogazón fue diputado varias veces a la
del triunfo de la revolución de Ayutla, fue
legislatura de Jalisco, y diputado también
nombrado Gobernador de Jalisco y autoriza-
al Congreso de la Unión. Abandonó bufete,
do para levantar fuerzas y mandarlas como
negocios, comodidades, para empuñar la es-
jefe, cargo de que fue nuevamente investido,
pada en pro de la santa causa de la libertad,
por elección popular, después del triunfo de
y ya hemos visto de qué manera desempe-
las armas liberales en Calpulalpan, teniendo
ñó la misión que se impuso. Franco, since-
por secretario al eminente jurisconsulto D.
ro, valiente, todas sus aptitudes, todos sus
Ignacio Luis Vallaría. Durante el periodo de
recursos, todas sus fuerzas, las consagró de
su administración desarrolló extraordinaria-
por vida al servicio de la patria, que en mere-
mente los elementos del rico Estado de Ja-
cida recompensa a su serenidad, a su fe, a su
lisco, hizo respetar las leyes, promovió mu-
abnegación y a sus hazañas, le ha inscrito ya
chas mejoras de interés general, en cuanto
en el índice de sus hijos predilectos.
le permitían las aflictivas circunstancias en
Retirado en los últimos años de su exis-
que ejerció la magistratura, y con intacha-
tencia de la vida pública, falleció en Orizaba,
ble honradez y nunca desmentida rectitud de
después de penosísima enfermedad, el 21 de
miras, realizó cuanto bien pudo en favor de la
Febrero de 1890, siendo conducido su cadá-
entidad federativa que le había confiado sus
ver a la Capital en tren especial con todos
destinos. Su fama de hombre probo y pa-
los honores de ordenanza. A sus funerales,
triota ha pasado, desde entonces como cosa
por extremo suntuosos asistió el Presidente
proverbial entre amigos y enemigos.
de la República, que se despidió para siem-
Nombrado más tarde magistrado de la
pre en la rotonda del Panteón de Dolores,
Suprema Corte de Justicia, los miembros de
de su viejo amigo el incansable adalid de la
este alto cuerpo le respetaron siempre por
democracia. El 1º de Marzo del mismo año
sus avanzadas opiniones, su sabiduría y su
expidió un decreto la legislatura de Jalisco
prudencia, captándose el honroso título de
ordenando nueve días de luto por su falle-
modelo de funcionarios judiciales. A raíz
cimiento a todos los funcionarios y emplea-
del triunfo de la revolución de Tuxtepec, fue
dos del Estado y declarándole benemérito de
nombrado Ministro de Guerra, Secretaría de
la propia entidad federativa.
Estado que sirvió con su acostumbrada rec-
Tal fue D. Pedro Ogazón en su odisea
titud, corrigiendo muchos abusos y corrupte-
triunfal por el mundo. Cumplimos con
las. Tocóle en este último empleo de su vida
nuestro deber, tributando en estas líneas a
dar una prueba más de virilidad, ordenando
la memoria del ilustre patricio, el homenaje
a las tropas mexicanas de la frontera repe-
de nuestro respeto y nuestra admiración.
ler la fuerza con la fuerza, cuando el Gral. norteamericano Ord fue autorizado por el
Francisco Gómez Flores
Manuel Alas
1813-1889
Don Ramón Alas y doña Dolores Sardane-
Mangas, profesor del colegio de la Purísima
ta y Pompa, huyendo del insurgente “Él Pa-
Concepción de Guanajuato, le enseñó latín,
chón”, que perseguía en Guanajuato a los
el Antiguo Testamento y las Epístolas de S.
españoles, se refugiaron por último en la
Jerónimo; el presbítero J. M. García León
mina del Marqués de Rayas, de la que era
hacía constar el 13 de Junio de 1829 que so-
administrador Alas, y ahí, en el subterráneo,
bresalía en Metafísica y Ética; el secretario
la señora tuvo un alumbramiento el 13 de
de la Nacional y Pontificia Universidad de
Abril de 1813, cuando peligraba más la vida
México, D. J. M. Rivera, certificaba el 31
de los patrones por la tenaz persecución que
de Octubre de 1833 que había cursado tres
les hacía aquel implacable defensor de la
años de Cánones.
Independencia.
Iba, pues, camino real del sacerdocio,
El niño pasó su lactancia pasando mu-
codeándose aquí y allá con tonsurados y
chos días muy angustiosos sobre sus padres,
devotos, hasta entrar al Seminario; y resul-
quienes, a pesar de todo, procuraron darle
tó un ángel caído, implacable enemigo del
buena educación en la ciudad de Guanajua-
clero, bajo la custodia paternal de su tío el
to, principió la carreta de abogado, la con-
Gral. Ignacio Alas, Ministro de Estado, que
tinuó en Guadalajara y vino a México para
tutoreaba a Melchor Ocampo, medio her-
obtener el título.
mano de Manuel. Y los dos pequeñitos fue-
A juzgar por sus maestros; Manuel, que así se llamaba el niño, debía haber sido un
ron condiscípulos y amigos del general Félix Zuloaga.
santo, o al menos, un santurrón de esos que
En el Estado de México comenzó a so-
oyen misa antes del alba, comulgan los jue-
nar su nombre como recto y enérgico, y el
ves y andan con la mirada por los suelos y el
6 de Diciembre de 1844, siendo diputado al
Lavalle en las manos, que muestran la timi-
Congreso, él y el famoso José Llaca, que fa-
dez más que el semblante. El Sr. Marcelino
lleció en días en que su popularidad llegaba
˜ 341 ˜
342
al zenit, acusaron al Presidente don Antonio
ra sus pies tuvieron libertad. A su salida del
López de Santa-Anna, por el imperdonable
presidio, tan hinchados tenía los muslos,
delito de haber atacado el sistema consti-
que no le entraban los pantalones. Cierto
tucional que establecían las bases de orga-
día que un círculo de amigos hablaban de
nización, disolviendo la asamblea departa-
que el Poder ensoberbecía, que hinchaba, al
mental de Querétaro, aprehendiendo a sus
afirmar D. Manuel Saavedra, actual Magis-
individuos y suspendiendo al gobernador.
trado de la Suprema Corte de Justicia: —La
Alas amplió la acusación sobre la coopera-
tiranía hincha. Alas ratificó rotundamente:
ción de Santa-Anna en la expedición y cum-
—Eso sí es cierto; me consta por experiencia
plimiento del decreto de 29 de Noviembre
propia. —Pues que, ¿tú has sido tirano? —
de 1844, dado por el Presidente interino y
No, no he sido tirano; pero sí he sido vícti-
sus cuatro Ministros, suspendiendo las se-
ma de la tiranía.
siones del Congreso y sobre la sublevación
D. Francisco Modesto de Olaguíbel,
del mismo Santa-Anna contra el Gobierno
Gobernador del Estado de México, para
restablecido en la República.
obrar con más libertad en 1848 contra los
Esa vez, como el Presidente D. Valentín
americanos, trasladó los Poderes de Toluca
Canalizo no permitió que los diputados ce-
a Sultepec, y Alas lo siguió con el archivo;
lebraran sus sesiones en el edificio del Con-
pero apenas llegaron, los aprehendió Este-
greso en Palacio, se reunieron en el convento
ban Vicente León, que, llamándose defensor
de San Francisco, custodiadas afuera por el
de la paz, traicionó la causa de la defensa
pueblo, armado de piedras y palos para resis-
nacional, y los puso en capilla, hasta que D.
tir toda agresión de la autoridad. Ahí, más
José M. Saavedra y D. Hesiquio Goroztieta
de una vez Alas hizo oír su voz contra la
intervinieron con el Sr. D. Luis Ortiz, oficial
tiranía de su Alteza Serenísima.
de León, para que impidiese el fusilamien-
A los comienzos de 1854, de orden su-
to. Éste únicamente pudo salir airoso suble-
prema fue aprehendido en Sultepec y des-
vándose contra el mismo León. Alas, Juan
terrado a Tulancingo. A los tres meses le
Saavedra, Plutarco González y los Guzmán,
levantaron el destierro y le permitieron ir
fueron la cabeza en el Estado de México,
por su familia a Sultepec para vivir en Tolu-
muy extenso en aquella época, del Plan de
ca. A poco fue preso nuevamente por el jefe
Ayutla y de la Reforma. Por esto pusieron
de policía, un español de apellido Sánchez
el precio de 2,000 pesos a la cabeza de Alas,
Luque, quien, entrando Alas en el Palacio de
y no dieron con ella, a despecho del interés
Gobierno de Toluca, le gritó: —¡Entre, ban-
desplegado por el cura de Temascaltepec, D.
dido! —dándole tan fuerte puntapié, que lo
Juan Rodríguez, y D. Juan Alza, tránsfuga
hizo caer de bruces, fracturándole una pier-
del partido liberal, que murió siendo cura de
na. Así lo trajeron a la prisión de Santiago
Metepec. A la idea unía la acción: por eso
Tlaltelolco, donde le ciñeron pesados grillos.
lo vemos el 2 de Agosto de 1858, hecho ya
Seis meses no le vio la cara al sol; ni siquie-
coronel, ir al mando de 2,000 hombres de
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Temascaltepec para tomar la plaza de la Villa
O’Horon, Guillermo González Fuentes y
del Valle. Los jefes que defendían la Reforma
Simón Guzmán, pedían luces a los buenos
tenían su punto de cita en la hacienda de los
ciudadanos para proceder con acierto en el
Arcos. Ya sabía el jefe que fuera derrotado
gobierno. Y decían: “Con la paz vendrá para
que allí debía recurrir para rehacer su tropa y
el Estado el orden y la prosperidad; con el
emprender nueva campaña contra los con-
respeto y sujeción a la ley, tendremos justi-
servadores. Como los reveses eran más que
cia y libertad”.
los triunfos, alguien dijo a D. Manuel Alas:
En Junio de 1862 quería Juárez divi-
—Ustedes siempre andan corriendo. —Y re-
dir el Estado de México en tres separados
plicó: “Pero perseguidos o persiguiendo, en
e independientes entre sí, para su mejor y
más tierra sembraremos la semilla de la de-
más pronta administración; pero Alas y los
mocracia y cosecharemos más abundantes
otros diputados a la Legislatura hicieron re-
frutos”. Tal era el entusiasmo en el Estado
sistencia por creer ilegal el procedimiento,
de México por la Reforma y las simpatías
hasta que comprendieron el fin patriótico
que tenían los jefes principales, que en To-
del proyecto. En carta de puño y letrado
luca y en 1859 dos respetables damas, las se-
Juárez, el 10 de Junio, le confesaba: “Que-
ñoras María Alarcón de Mateos y Luz Presa
rer que un poder extraordinario, creado por
de Gómez Gallardo, debido a él, una noche
la necesidad y por la voluntad nacional,
asaltaron en el callejón de Navarrete a un
obre con estricta sujeción a la ley, es querer
oficial de D. Benito Haro, le quitaron las co-
un imposible, es querer que haya huracán
municaciones que llevaba, y le obligaron a
sin estragos, es, como vulgarmente se dice,
pronunciarse por la causa liberal.
que se toque el tambor sin hacer ruido. Pa-
Terminada la Guerra de Tres Años, él y
sará la tormenta y entonces todo entrará
Alberto García redactaron los Códigos del
en el orden normal y habrá lugar de ahorcar
Estado de México. Fue promulgada la cons-
al gobernante por los males que hizo; pero
titución particular el 17 de Octubre de 186l.
mientras dure el peligro y mientras la res-
Ese año siendo gobernador procuró difundir
ponsabilidad sea del que manda, dejémosle
la instrucción pública, y acabar con los tras-
que obre para que cuando suba al patíbulo
tornadores del orden en el Estado, dando
a expiar sus faltas, tenga siquiera el con-
siempre pruebas de moralidad. Tanta espe-
suelo de que obró con libertad cuando se lo
ranza daba su administración y la juzgaban
obligó a afrontar el peligro”.
tan patriótica que la ocupación de Jalatlaco
Como presidente de la Legislatura, en
por el General Jesús González Ortega, en la
días que los retrógrados intentaban hacer
que derrotó a Márquez, Zuloaga y Negrete,
creer a Europa que México quería una mo-
fue motivo de regocijo para Toluca.
narquía, lanzó, y tras él todo el Congreso,
El 27 de Marzo de 1863, declarada en es-
una protesta enérgica contra su estableci-
tado de sitio la entidad federativa de México
miento. “¿Y será posible —se leía en la hoja
y al frente de la situación política él, Tomás
suelta— convertir en un trono las tablas manuel alas
343
enrojecidas de sangre que formaron el ca-
gustoso porque la Sociedad Juárez trabaja
dalso de Iturbide, cuando él mismo no pudo
por difundir en Toluca los principios libera-
sostener su espada convertida en cetro?”
les y oponerse a los avances del clericalismo
Durante el gobierno de Juárez desempe-
a quien es preciso quebrantar, pues cada día
ñó altos puestos; pero en el de D. Sebastián
se muestra más insolente, olvidándose de su
Lerdo de Tejada pasó días muy amargos,
pasado de derrotas”.
hasta ser detenido en Palacio con “el Nigro-
Hablando del Gobierno actual y de sus
mante” y Simón Guzmán por un pedimen-
hombres, exclamaba con profunda amargu-
to, el 27 de Octubre de 1876, en que decía
ra: “¡Ah, los liberales son terribles en la des-
haberse violado el sufragio libre en la elec-
gracia: nada olvidan, nada perdonan; pero
ción de Magistrados y Fiscales. Terminaba
cuando suben al Poder, luego se embriagan
su pedimento con estas palabras: “Para con-
y ya no se acuerdan de nacía!”.
jurar la revolución no hay más que un pararrayos: la Constitución”.
Su buen humor no le abandonaba. Entre golpe y golpe de tos envió este recado
Al triunfo del Plan de Tuxtepec, el cual
al Director del Monitor Republicano: “Diga
apoyó, fue Magistrado; pero a poco prefirió
usted a Vicente García Torres que ya tomé
la vida privada en Toluca. Una enfisema lo
pasaje para el otro rumbo, que voy en cami-
clavó meses enteros en un sillón y un asma
no y aun puedo recibir sus encargos para la
pertinaz le iba agotando la vida, hasta con-
gente de bonete y demás que ande por los
sumírsela el 17 de Julio de 1889. Algunos
infiernos o a donde vaya.
días antes mostró la fortaleza de sus ideas;
Ángel Pola
al ir los Sres. Aurelio J. Venegas, Silviano García y Bernardo Andonaegui a entregarle su nombramiento de miembro honorario de la sociedad “Benito Juárez”, les dijo: “Acepto
*Los datos de la presente biografía fueron ministrados al autor por la señora Adela Alas, don Aurelio J. Venegas y Lics. Prisciliano María Díaz González y Manuel Saavedra.
Manuel GutiÈrrez Zamora 1813-1861
I Cuenta Hornero que cuando a Ulises,
la reacción que, librando su última batalla,
el más querido de Zeus, lo cercaron los
lo acorralaba sin dejarle la más mínima
troyanos y lo acosaron por todas partes
esperanza.
como canes hambrientos que rodean a
Entonces, en los momentos en que la
su presa, Ayax, semejante a un dios, alto
derrota tremolaba su bandera por todos los
como una torre y armado con su enor-
ámbitos del país y los más fuertes, salvo
me escudo, voló al socorro del de Ithaca
Zaragoza, desconfiaban, Gutiérrez Zamora
y dispersó a los enemigos, que hacien-
—alto como una torre según dijo Hornero
do alarde de fiereza amenazaban des-
de Ayax— pone su cuerpo y su valor y su
pedazarlo no obstante su valentía. Sin
espada al servicio de la República que era
aquel oportuno auxilio el prudente hubiera
Juárez, y la República se salva. Nuevo Ayax,
muerto, y la venganza de los griegos, la
aseguraba el triunfo.
toma de Troya, habríase prolongado sino es que héchose imposible.
¿Cómo las del bravo heleno posaron sus hazañas a la posteridad? No; el nombre de Gutiérrez Zamora apenas resuena en un
II
rincón de nuestra patria; para popularizarlo,
Cuando por la defección de Comonfort, aún
para hacer que todas las mentes se caldeen
no conminada con toda virilidad, zozobró la
y todos los corazones se inspiren, figura en
causa republicana y México se vio expuesto
esta galería, catálogo grandioso de nuestros
a perder en solo un día el progreso que había
héroes y de nuestros mártires.
nacido a esfuerzos de Zarco, de Ramírez y
Nadie puede evocar el recuerdo de las
de Arriaga; Juárez, el más amado del pueblo,
Leyes de Reforma sin evocar también el re-
opuso su valor y su firmeza a los embates
cuerdo de aquel de quien puede decirse, sin
de la suerte; pero ¡y! ese valor y esa firmeza
temor de parecer apasionado, que fue su
hubieran sucumbido ante los esfuerzos de
más firme apoyo.
˜ 345 ˜
Veracruz es algo más que el Sinaí de la
vecino de la población donde viera la luz pri-
Reforma y Gutiérrez Zamora algo más que
mera, comprendió que sus aspiraciones no
el Moisés de una tribu: las tablas de la ley
podían quedar satisfechas trabajando tan
eran dictadas por Dios y necesitaron de re-
sólo por su propio bienestar, y que tenía la
lámpagos y de truenos para imponerse; las
ineludible obligación de contribuir con sus
Leyes de Reforma fueron exigidas por un
esfuerzos al bien de la cosa pública. Así le
pueblo y sobrevivieron sin apelar al terror.
vemos funcionar en el H. Ayuntamiento
Dimanaban de la conciencia.
desde la edad de veinticinco años, unas ve-
Por otra parte, Moisés civilizaba a los
ces con el carácter de regidor y otras con el de
errantes judíos, en tanto que Gutiérrez Za-
alcalde primero; le encontramos sargento
mora, intérprete de las ideas de Ocampo y
de la guardia civil desde el año de 1844 y de
Lerdo, exigía que se transformasen en
teniente de la Guardia Nacional poco des-
principios los anhelos, ya no de aquellos dos
pués, para ser electo con el cargo de Mayor
grandes hombres, sino los de todos los
de este mismo cuerpo a fines de 1846”.
veracruzanos.
Tal es a grandes rasgos la historia de
Pero tiempo es ya de historiar.
los primeros años del Sr. Gutiérrez Zamora; pero no obstante la brevedad con que la
III
hemos expuesto, puede advertirse que ya
Nació el ilustre veracruzano cuya vida bos-
desde entonces era apreciado y querido por
quejamos, en Veracruz, el 24 de Agosto de
el pueblo, aprecio y cariño que no disminu-
1813, siendo sus padres D. José Zeferino Gu-
yeron jamás, antes aumentaron a cada día:
tiérrez Zamora, de origen español, y Doña
ni pudo ser de otro modo ya que su nombre
Juana Gutiérrez de la Concha, natural de
figuró siempre junto a los hechos más cul-
León (Guanajuato).
minantes de la época: el bombardeo de los
Hizo sus primeros estudios en la ciudad
norteamericanos, la expedición de las Leyes
de Jalapa, pasando después, con el objeto de
de Reforma y el segundo sitio de Miramón.
concluirlos, a los Estados Unidos del Norte,
En estas tres fases de su vida nos detendre-
donde permaneció ocho años. En 1833 re-
mos especialmente.
gresó a la patria, sentando plaza de cadete;
346
algún tiempo después abandonó la carrera
IV
militar para dedicarse al comercio en unión
Sería necesario que empapáramos nuestra
de su hermano mayor D. José, empezando
pluma en hiel: sólo así podríamos recordar
por simple dependiente y concluyendo por
la afrentosa guerra que nos hicieron los nor-
ser el jefe de la negociación mercantil.
teamericanos; sólo así encontraríamos los
“Pero como buen mexicano, dice el sabio
reproches que merece la conducta de San-
rector del Colegio de Estudios preparatorios
ta-Anna y la falta de fe con que la mayor
de Veracruz, D. Esteban Morales, en un dis-
parte de los Estados recibieron al invasor
curso pronunciado el año de 1880, y amante
yankee; mas no lo haremos: la debilidad de
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
éstos y la compra de aquél, quedan fuera del
Guardia Nacional, ora en el Ayuntamien-
dominio del escritor patriota. Pero quede al
to, ora en demostraciones muy particula-
puerto de Veracruz y a los veracruzanos la
res, le había demostrado su afecto y él a su
gloria de haber resistido con inaudito valor;
vez quiso corresponder con gratitud. Don
de haber hecho de una plaza abierta a todos
Manuel, como cariñosamente le decían sus
los fuegos, en pésimas condiciones de defen-
contemporáneos, era todo corazón.
sa, el baluarte en que se estrellara la omnipo-
Quizá finalmente, advirtió que era Ve-
tencia norteamericana: porque no es la capi-
racruz la ciudad de la República en que más
tulación de 1847 de las que deshonran. Si el
ardientemente se le tributaba culto a la in-
Gobierno hubiese cumplido con su deber, si
dependencia, y soñó con el porvenir y con
a Veracruz hubiere mandado como todos lo
la inmortalidad, haciéndose digno represen-
pedían, hombres de ciencia y hombres de ar-
tante de ese pueblo. ¿Qué mucho enton-
mas; si hubiese enviado caudales y tropas, si
ces, repetiremos, que haya rivalizado con
el Gobierno por medio del Ministro de Guerra
Luelmo y con Holzinger. Viven aún algu-
no hubiese contestado francamente que no
nos, muy contados viejos, que asistieron a
mandaba ni un peso ni un sollado”, la ren-
aquellos días de duelo inenarrable; pero aún
dición no habría tenido efecto. ¡Bastante hi-
recuerdan ellos a Gutiérrez Zamora, aún se
cieron aquellos valientes con defender hasta
les llenan los ojos le lágrimas al recordar a
el último extremo su ciudad natal!
aquel hombre de mirada penetrante que do-
Y entre esos valientes, uno de los primeros es D. Manuel Gutiérrez Zamora. Era
minaba a sus subalternos y los hacía morir con gloria en aras de la nacionalidad?
entonces un joven de treinta y cuatro años,
“Comandante de la Guardia Nacional,
en su espíritu se movían las ideas de libertad
dice el Sr. Morales Suárez en unos apuntes
y de combate; por otra parte, la época mis-
que bondadosamente remitió a nuestro edi-
ma lo predisponía a la lucha. ¿Qué mucho
tor, comenzó a hacerse notar por su extraor-
que hubiera sido uno de los más encarniza-
dinario valor y sangre fría ante el peligro.
dos defensores de la plaza sitiada? Pero en
“El 24 de Marzo de 1847, al frente de la
él a más de esas nociones se agitaban otras
columna compuesta de las compañías de
de más trascendencia: por su educación, por
Granaderos y Cazadores que defendían la
su estancia en el extranjero, por su ilustra-
ciudad, estuvo en observación del enemigo
ción, peleaba por el territorio ya no única-
desde el Cementerio, lugar próximo al campa-
mente por un instinto de conservación, por
mento americano, hasta que se retiraron las
la fuerza que obliga a la fiera a defender su
tropas que parecía iban a dar el asalto. En
guarida: sin duda en él predominó la idea
un opúsculo titulado un tributo a la verdad
abstracta de la patria; vio lo que era en los
escrito por D. Antonio de María Campos,
Estados Unidos el amor al terruño y por eso
se lee, “que el Mayor Zamora fue el primero
fue constante, tenaz en la lucha; sin duda
en dar el ejemplo a los jefes de los cuerpos,
también, recordó que el pueblo, ora en la
arrollándose a la cintura la bandera de su manuel gutiérrez zamora
349
batallón, para que no cavara como trofeo de guerra, en poder del enemigo”.
Regresó a Veracruz, poco antes de la caída y fuga de S. A. S. y ya en Agosto de 1855,
Pero no es este su único acto de valor y
cuando el general Llave ocupó militarmente
de dignidad. Cuando por los estragos del sitio
la ciudad en virtud del triunfo del Plan de
la capitulación se hizo necesaria, la Guardia
Ayutla, fue nombrado coronel del Batallón
Nacional, que al mando de él constituía una
de Guardia Nacional, mando que conservó
parte de la reserva, declaró que no se rendía.
hasta su fallecimiento.
No rendirse ante aquel cuerpo formidable que desde el 22 basta el 26 de Marzo disparó
VI
más de 7,000 proyectiles sobre el puerto, que
Hemos llegado al punto más importante
mantuvo una lluvia de hierro sobre la pobla-
de su vida, a la expedición de las Leyes de
ción, que arrasó gran parte de los edificios
Reforma, al momento en que aparece Ayax
y redujo a los habitantes a la miseria, es un
salvando a Ulises. Corre en Veracruz una
acto cuyo valor somos los primeros en pro-
tradición de la que no nos hacemos solida-
clamar. Ayax desafiaba a los dioses.
rios, y que por lo mismo no insertamos en el cuerpo de la biografía sino que la trascri-
V
bimos en una nota.2
Al establecimiento de la paz, dicen los
Verdad o mentira la tradición y sin dis-
apuntes citados,1 en virtud de la Conven-
cutir si fue preciso o no recurrir a medios
ción de Guadalupe Hidalgo, figuró ya como teniente coronel del mismo batallón de Veracruz, retirándose a la vida privada, cuando llegó el Gral. Santa-Anna. Fue una de sus
El Sr. Juárez se negaba a expedir esas leyes salva-
2
doras no obstante que O. Melchor Ocampo y D. Miguel Lerdo le demostraban la conveniencia, la necesidad de la expedición, puesto que el pueblo veracruzano, amplia y
primeras víctimas. En efecto, a poco de
francamente liberal, descreído, y mejor dicho despreocu-
ocupar Santa-Anna la presidencia de la Re-
al arzobispo, al nuncio y a los obispos que saltan desterra-
pado hasta ver con indiferencia que se hubiese apedreado
pública, Gutiérrez Zamora fue desterrado
dos, deseaba ver tornados en verdades lo que eran ideales.
del país trasladándose por tal causa a París.
pero según ella, hubo necesidad de apelar a medios violen-
¿Por qué se negaba el Sr. Juárez? La tradición no lo dice;
—“Lo que más tristeza me daba, era que
tos para conseguir la firma del Presidente. Una noche en-
parado en la puerta del hotel, entre tantí-
con el Sr. Juárez y le dijo poco más o menos: —“D. Benito,
tró intempestivamente el Sr. Gutiérrez Zamora a hablar
sima gente como pasaba, no veía una cara
no es posible transigir con vd. o da las Leyes de Reforma
amiga, ni siquiera quien me dijese como en
la costa es nuestra… con que piénselo bien”. Dichas las
Veracruz, adiós, Manuel, o adiós, Don Manuel”. Nosotros entendemos que este profundo dolor nostálgico basta para pintar a un hombre.
o lo amarro y lo pongo fuera de la ciudad… vd. sabe que palabras anteriores y con la misma violencia, el Sr. Gutiérrez Zamora se retiró. El Presidente llamó a sus Ministros, les contó la escena audaz del Gobernador y les pidió que emitieran su opinión. El Sr. Ocampo fue el primero que habló —“Sí; ya estamos cansados de tu terquedad; hemos procurado convencerte de lo precisas que son en Veracruz esas leyes y no quieres ceder … Lo que te ha dicho Gutiérrez
Estos apuntes fueron hechos por el Sr. Sebastián I.
Zamora es la verdad… y tu comprenderás que es capas de
Campos de Orizaba y remitidos al editor por el Sr. Mora-
hacerlo… Tú lo sabes…” Y el consejo se disolvió. Al día
les y Suárez, como antes se dice.
siguiente estaban firmadas las Leyes de Reforma.
1
350
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
tan violentos para la expedición de las Leyes
con la clase del pueblo, en Veracruz, pudo
de Reforma, ello es que el pueblo recibió con
ver lo que eran unos y otros. Nada de ex-
grandes muestras de aprobación aquellos
traño tiene, entonces, que penetrándose
principios que independizaban por comple-
de las necesidades de su pueblo que por lo
to la Iglesia del Estado. El sábado 15 de Julio
grandioso de sus aspiraciones representaba
de 1857 fue un día de fiesta para los veracru-
a la República, impusiera su voluntad; ni la
zanos; por bando nacional y con el Sr. Gu-
flaqueza del Sr. Juárez, caso de ser cierta, ca-
tiérrez Zamora a la cabeza, se hizo saber a
recería de explicación; puesto que bien pudo
los habitantes todos que la nacionalización
creer que aún no era tiempo para atreverse
de los bienes del clero era un hecho, que los
a tanto.
sacerdotes debían quedar secularizados, y
No pretendemos nosotros empequeñe-
extinguidas las cofradías, archicofradías,
cer al grande hombre: Juárez no necesita
hermandades y en general todas las congre-
para su gloria de la expedición de las Leyes
gaciones y corporaciones de esta naturaleza,
de Reforma; quien como él fue la represen-
etc., etc.
tación de la ley, después de la defección de
Pero la importancia de Gutiérrez Zamo-
Payno y Comonfort; quien como él viose
ra en este hecho puede ser directa o indirecta:
expuesto en Guadalajara, quien como él fue
será lo primero, si la tradición antes citada es
tenaz durante la guerra del llamado Impe-
cierta; será lo segundo si por una casualidad,
rio; finalmente, quien come él fue inflexible
que realmente no lo es tanto, se expidieron
a la hora del castigo, puede, sin desdoro,
en Veracruz las Leyes de Reforma. Decimos
darle a Gutiérrez Zamora la parte que le corres-
que no lo es tanto, porque pocas ciudades se
ponde en aquel año memorable de 1859.
habrían mostrado más decididas en punto
Empero, no queremos tampoco sorprender
a liberalismo que el puerto; en efecto, su si-
a nadie con nuevas ideas. Lo que haya de
tuación, que lo pone en contacto con hom-
cierto en la nota que antes dimos, o lo que
bres de toda Europa; su clima, generador de
haya de inexacto, lo aclararán los años y la
entusiasmos y de enardecimientos; su his-
crítica histórica.
toria, tan llena de grandes acciones y aun el
La vida del Sr. Gutiérrez Zamora está
carácter de sus habitantes, franco, abierto y
ligada íntimamente con la historia de Vera-
leal, hacían de Veracruz el sitio más propicio
cruz. No hay suceso de importancia desde
para la defensa de las ideas.
1847 hasta 1861 en que él no tomara parte:
No sabemos a ciencia cierta si el Sr.
de aquí que hayamos escogido solamente
Juárez fue allí empujado por el destino, o si
las situaciones culminantes de su existencia
hubo en ello previsión; lo que sí sabemos es
para recordarlas al público D. Manuel Gu-
que el interés del Sr. Gutiérrez Zamora, no
tiérrez Zamora merece un libro especial, y
fue un interés mezquino: merced a su edu-
tiempo vendrá en que algún veracruzano,
cación en los Estados Unidos, pudo ver allí
verdadero patriota y verdadero historiador
lo que era un ciudadano; merced a su roce
emprenda ese trabajo de tan vital importanmanuel gutiérrez zamora
351
cia. Nosotros no podemos intentarlo, que
un momento. El 8 de Febrero a las nueve de
ni tenemos para ello el aliento debido ni la
la mañana, anunció en México una salva
índole de este libro se presta a estudios de
de veintiún cañonazos, que Miramón partía
tal naturaleza.
para asaltar a Veracruz. El triunfo es seguro,
Grandiosa es la biografía del Sr. Gutiérrez
decían los reaccionarios batiendo palmas.
Zamora: en sus hechos hay tal marca de pa-
El día 15 del mismo mes llegó a Jalapa y el
triotismo, tales huellas de valor y de cons-
24 salió para Veracruz con más de 5,000 sol-
tancia, que más de una vez lo hemos creído
dados. En el tránsito expidió una proclama
acreedor al título de Benemérito de la Patria.
exitando a los soldados a que no desmayaran en
Sólo una ocasión pareció perjuro, pero en
la empresa más gloriosa de la época.
esa ocasión bien sabido es que influyó Pay-
“El gobierno de Veracruz, dice el Sr. Ri-
no; y si por un momento pudo dudarse de
vera Cambas, mandó quemar los pastos del
su lealtad, él mismo reconoció su yerro y re-
camino y que se usara de las minas y las
compensó con hechos de alto heroísmo un
emboscadas sin dejar de reforzar la segunda
instante de obcecación o de debilidad: que-
línea de la fortificación; por esos días ofreció
remos referirnos a la conducta que siguió
sus servicios a los de Veracruz el cura D. Fé-
después del Golpe de Estado.
lix Mejía, y mandaban las líneas de la plaza
Empero, si como ya dijimos, por obceca-
los jefes Osorio, Urrízar y Espejo. Miramón
do o débil secundó la defección de Comon-
recorrió los alrededores de la plaza el 2 de
fort, tan pronto como advirtió el crimen de
Marzo y fijó su residencia en Medellín, en
que se hacía cómplice, volvió sobre sus pa-
cuyo día aún no se acababan de establecer
sos, y como en otro tiempo, puso su espada
las baterías. Al varado se puso a disposición
y su valor al servicio de la República.
de Miramón, quien lo abrió para el comer-
Es una prueba de ello su actitud en el primer
cio de altura; el grueso de la división esta-
sitio de Veracruz —el del año de 1859— aquel
ba acampado en el Pando, cerca de Tejería,
sitio ridículo en que el genio de la guerra de los
y permanecieron esperando la llegada de los
reaccionarios, volvió a México sin disparar un
buques que conducía Marín”.3
solo tiro por más que llevase consigo 5,000 sol-
A pesar del descalabro que sufrió la es-
dados, 28 piezas de artillería, 8,000 proyectiles
cuadrilla, las fuerzas de Miramón prosiguie-
huecos, 3,000 balas macizas y compañeros de
ron sus trabajos, sin que se les hostilizara.
armas como D. Severo del Castillo, D. Manuel
Apenas si las molestó un tanto la guerrilla
Robles y D. Santiago Cuevas.
que mandaba D. Jacinto Robleda. La plaza
Es también prueba de ello, su actitud en
sitiada rompió sus fuegos sobre los sitiado-
el segundo sitio —el del año de 1860— sitio
res el 5 de Marzo a las doce del día, dirigien-
en el cual, después de un furioso bombar-
do los tiros hacia el médano de el perro, muy
deo, se vio obligado a retirarse el mismo ge-
especialmente con un cañón rayado que
nio de la guerra por no poder tomar a Veracruz. En este segundo sitio nos detendremos 352
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
De los sucesos relativos a la escuadrilla Marín ha-
3
blamos ya en la biografía del ilustre D. Ignacio de la Llave.
le regaló a D. Miguel Lerdo, el fabricante
VIII
Jarvis; los sitiadores a su vez enviaban in-
Fáltanos, para concluir, examinar la últi-
numerables bombas a las trincheras de los
ma faz de la vida del Sr. Gutiérrez Zamora
sitiados, llegando a ser tan fuerte el fuego la
y recordar sus cualidades peculiares. Los
noche del 18, que según la expresión de un
asuntos de la guerra no le impidieron ocu-
testigo ocular se veían iluminadas la pobla-
parse de otros meramente locales: él fue el
ción y el campamento.
primero que tuvo la idea de cerrar la rada
Ni unos ni otros cejaban: a los fuegos
de Veracruz para transformarla en puerto;
de los sitiadores respondían los sitiados
aún existen los planos que levantó el in-
con fuegos no menos certeros. Cuéntase
geniero suizo Steicklen y en los cuales se
que en un momento de entusiasmo, gri-
pretendía artillar con dos formidables bate-
tó Miramón a algunos subordinados que
rías los malecones que se formasen; él, uni-
estaban cerca de él, y que ya parecían
do a Cardeña, a Vila, a Cruzado, a Esteva,
desalentarse: “—No hay que aflojar, mu-
impulsó y casi llevó a cabo la erección del
chachos, mañana comeremos en Veracruz
Hospicio que hoy lleva su nombre; él hizo
pescado fresco”. Pero esa mañana no lle-
concluir y hermosear la torre de la Parro-
gó. Las tropas reaccionarias con su grande
quia, y a él finalmente se le debe la cons-
hombre a la cabeza levantaron el carneo
trucción del Ferrocarril de Medellín.
el 21 de Marzo y volvieron a México des-
Ya estaba enfermo el 27 de Enero de 1861,
pués de haber disparado sobre la ciudad
fecha en que llegaron a Veracruz los obispos
500 bombas y 5,000 balas.
que salían desterrados del país. Haciendo un
Ahora bien, durante el sitio y bom-
esfuerzo, que mucho agravó su enfermedad,
bardeo de la ciudad, el Sr. Gutiérrez Za-
abandonó el lecho para ir en auxilio de ellos
mora como Gobernador y como Jefe
y para apaciguar la cólera del pueblo vera-
militar —acompañado por los generales
cruzano exacerbada al ver a los coautores de
Partearroyo y Mora que son dos de las
la guerra civil. Poco después de estos acon-
figuras gloriosas de esos días— estuvo a
tecimientos murió, víctima de una penosa
la altura de su reputación, compartiendo
enfermedad: el 21 de Marzo de 1861 bajó al
unas veces el peligro con sus valientes
sepulcro el Sr. Gutiérrez Zamora sepultándo-
soldados, y atendiendo otras a sus obli-
sele el 22 al pie del altar de la Capilla del Ce-
gaciones y deberes administrativos. A él
menterio general. El entierro fue solemne y la
se le debió la traslación del Sr. Juárez y de
población se vistió de luto espontáneamente;
su Gabinete a la fortaleza de Ulúa para
el Sr. González Páez hizo su elogio fúnebre y
que estuviesen a cubierto de todo peligro,
algún tiempo después la Legislatura lo decla-
y fue él también quien gestionó lo condu-
ró Benemérito del Estado.
cente concluida la campaña, para que se
“Toda esperanza —dicen los apuntes
premiase a cuantos se habían distinguido
que ya antes hemos citado— toda seguri-
en la heroica defensa.
dad de triunfo personificaba en él: el puemanuel gutiérrez zamora
353
blo ideaba los regocijos públicos y tenía sus
había querido engañar. Sus soldados le adora-
funciones particulares, creyendo percibir en
ban tanto como le temían; que si era afable
la fisonomía de su héroe el buen éxito de la
con ellos, era también rígido y severo en pun-
contienda y cada corazón liberal creía su
to al servicio militar y a la disciplina. Usa-
causa invencible, tan sólo porque Zamora
ba en el dedo índice de la mano derecha una
empuñaba el lábaro que cobijara a su par-
gruesa sortija con una preciosa ágata, en la
tido; pero aun hubo más: la liberal admi-
cual tenía esculpido su monograma y arriba
nistración del Sr. Juárez, esto es, el gobierno
de éste esculpidas las palabras Callo, Aguanto,
legítimo de la República, se colocó bajo su
Estallo, que bastan a sintetizar su carácter.
poderosa egida y dio entrada en sus consejos
Durante la campaña de 1858 a 1859,
al hijo de la ciudad heroica, ciudad que fue
estuvo a punto de ser víctima de asesinos
durante tres años el refugio de la legalidad y
traídos de la Isla de Cuba por hombres que
el baluarte de las ideas de progreso y libertad
se decían sus amigos. En esta misma época,
en su lucha contra el pasado.
los jefes del partido reaccionario, compren-
He aquí en breves frases el mejor elogio del Sr. Gutiérrez Zamora.
diendo que él era el principal obstáculo para que las operaciones sobre la plaza diesen buenos resultados, le enviaron un comisio-
IX
nado y éste en nombre de aquéllos le pro-
Era él de elevada estatura y de aspecto se-
puso que pidiera una licencia para separarse
rio, imponente y majestuoso: si vestía uni-
del gobierno del Estado por tres o cuatro
forme, era un arrogante militar; si el traje
meses; que de aceptar tenía a su disposición
usual, un apuesto y elegante caballero. Do-
la cantidad que señalara en el Banco de Eu-
tado de perspicacia y penetración, le era po-
ropa que mejor quisiese. Zamora contestó:
sible conocer y juzgar en breve tiempo a los
—“Yo doy el doble si no se me vuelven a ha-
hombres. No se equivocó ni en sus amigos
cer semejantes proposiciones. Tales son a
ni en los que escogió para que lo ayudasen
grandes rasgos la vida y el carácter de aquel
ya en las tareas del gobierno, ya en las obras
grande hombre, de aquel inmortal Gutiérrez
de defensa, ya en los momentos de lucha.
Zamora que no tiene aún una estatua que
Era su carácter irascible; más aun cuando sabía dominarse, era terrible si se convencía de que se había procedido con doblez o se le
perpetúe en las generaciones del porvenir sus altos y gloriosos hechos. José P. Rivera
JosÈ MarÌa Patoni
1828-1868
¿Quién
dicho al autor de estas lí-
mandante de la Guardia Nacional del Partido,
neas, hace más de 20 años que andando el
por el gobierno de Durango, a cargo entonces
tiempo había de escribir la biografía del Pa-
de D. José Patricio de la Bárcena.
hubiera
dre de sus inolvidables condiscípulos Carlos
Después que se dio el golpe de Estado
y Juan Patoni? Los recuerdos de aquellos
por Comonfort, Patoni estuvo en tratos con
días inquietos de la infancia se agolpan en
varios jefes liberales, y en 1858 se reunió
mi mente; la escuela, el aprendizaje infantil,
a Coronado con 100 hombres, armados y
las travesuras de la niñez, todo ese enjam-
equipados a sus expensas. Concurrió a poco
bre de pequeñeces de la primera edad, que
al sitio y toma de Durango con el carácter
más tarde, al trasluz de la memoria adulta,
de teniente coronel, y habiendo sido heri-
forman el único encanto de las horas tristes
do de suma gravedad y conducídose en la
del hombre, vienen como una ráfaga vivifi-
acción de una manera brillante, recibió el
cante a halagar mi corazón… Juan, como su
nombramiento de coronel efectivo, que le
padre, murió trágicamente; Carlos según sé,
fue expedido por D. Santos Degollado. Él
vive aún y es un hombre útil a la sociedad.
gobierno liberal quedó establecido en Du-
El Gral. D. José María Patoni, hijo segun-
rango, y Patoni, luego que se alivió, después
do de D. Juan Bautista Patoni, natural del Ti-
da seis meses de enfermedad, regresó a Gua-
rol, y de Da Mercedes Sánchez, nació el año de
naceví, a sus negocios particulares. El año
1828, en Guanaceví, perteneciente al partido
de 1869 tornó el partido conservador a le-
de Santiago Papasquiaro, Estado de Durango.
vantarse en armas en el Estado, y entonces
Estuvo radicado en el lugar de su nacimiento
aparecieron, militando bajo la bandera del
hasta el año de 1858 en faenas mineras, pu-
retroceso, los llamados “tulises” (apodo que
diendo decirse que él fue quien creó y desarro-
les vino del pueblo zacatecano de su proce-
lló la minería en dicho lugar; y en virtud de sus
dencia San Andrés del Teúl), al mando del
reconocidas ideas liberales, fue nombrado co-
célebre español D. Domingo Cajén. Volvió
˜ 355 ˜
356
Patoni a armar su guerrilla, a sus propias ex-
Londres destinada a la educación de sus hi-
pensas otra vez, y se dedicó a perseguir a los
jos en Europa, cuando tuvieran la edad com-
“tulises”. Poco después fue llamado en auxi-
petente. En noviembre del mismo año mar-
lio de Durango por el gobernador Lic. Juan
chó sobre la capital de Durango, y en San
José Zaldívar, quien convencido de su falta
Ignacio, rancho situado a inmediaciones de
de aptitudes para regir el Estado en circuns-
la ciudad, batió al llamado general Máximo
tancias tan difíciles y azarosas, renunció al
González, que fungía como gobernador del
cargo, que recayó en Patoni, por acuerdo de
Estado. El éxito fue feliz para las tropas libe-
la mayoría de la Legislatura. Su primer cui-
rales, y derrotado completamente el enemi-
dado en el poder fue, como era de esperar-
go, Patoni ocupó la ciudad, dedicándose des-
se, organizar y disciplinar su ejército, para
de luego a perseguir las chausmas armadas
combatir las bandas reaccionarias que a las
que aún quedaban dispersas en el Estado.
órdenes de Cajén habían conseguido apode-
Desde la toma de Durango, quedó Pato-
rarse de casi todo el Estado, merced a impor-
ni investido del doble carácter de goberna-
tantes auxilios del gobierno de Miramón.
dor y comandante militar, ocupándose a la
En febrero de 1860 salió Patoni a atacar
vez en asegurar la tranquilidad del Estado y
a Cajén: se batieron en Santa Bárbara, cerca
la reorganización de los diversos ramos del
de Nazas, y habiendo sufrido Patoni un re-
servicio administrativo. El Presidente D. Be-
vés, debido a que se reventó uno de sus dos
nito Juárez le expidió por este tiempo el gra-
cañones, matando al jefe de la artillería y a
do de general. A principios de 1861, restable-
varios artilleros, y poniendo gran confusión
cido el orden público, y ya bajo el imperio
y desorden en las filas, tuvo que retirarse y
de la ley, verificáronse elecciones locales en
dejar por entonces la capital de Durango
Durango y resultó electo por unanimidad
en manos de sus enemigos, mientras reu-
de votos, Patoni, gobernador del Estado, en
nía gente y armas para volver al combate.
cuyo puesto recibió la noticia de la ruptura
En julio de 1860, con tropa de infantería se
de los tratados de la Soledad, apresurándose
unió al general D. Pedro Hinojosa y entre los
a formar una brigada, uno de cuyos bata-
dos batieron y derrotaron a Cajén en la ha-
llones, enviado por él al teatro de los suce-
cienda de la Flor; pero al día siguiente llegó
sos militares, si bien no llegó a tiempo para
el general conservador Silverio Ramírez con
concurrir a la gloriosa batalla del 5 de Mayo,
una flamante división y derrotó a las fuerzas
pudo comportarse bizarramente al mando
liberales.
del coronel Alcocer, en el desgraciado he-
Patoni pasó con Vidaurri a Monterrey
cho de armas del Borrego, muriendo en el
en solicitud de elementos para continuar la
combate el citado jefe del cuerpo y varios
campaña de Durango, y tuvo que ir hasta
oficiales.
Ciudad Victoria a recibir un material de guerra
En junio de 1862, Patoni dejó con licen-
que pagó de su peculio, por valor de 12 mil
cia el gobierno y poniéndose al frente del
pesos, cantidad que tenía en el Banco de
resto de la brigada, salió con dirección a la
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
capital de la República, donde recibió la ban-
las reservas necesarias para obtener un triun-
da de general efectivo, o incorporándosele
fo de importancia práctica. El Gral. Patoni,
el contingente de Chihuahua, fue destina-
como se ha dicho, no fue partidario del sitio,
do a formar parte del Ejército de Oriente,
y siempre pensó que antes de llegar al últi-
que tan heroicamente sostuvo el famoso
mo extremo se intentara romperle; pero, sin
sitio de Puebla. Patoni ocupó durante él con
embargo, fue de los primeros en aplaudir las
sus fuerzas el fuerte de Ingenieros, punto el
capitulaciones que mediaron en la brillante y
más avanzado hacia la llanura, de las forti-
memorable rendición de la plaza.
ficaciones que defendían la ciudad. El fuer-
Hecho prisionero Patoni junto con los
te de Ingenieros no fue atacado a principio,
demás jefes y oficiales, y destinado como
como Patoni creyó al solicitar y obtener del
todos los demás a ser embarcado para Eu-
general en jefe el honor de uno de los lugares
ropa, logró fugarse en Orizaba, y tuvo que
de mayor peligro, y como lo hacía esperar
emprender el camino a pie hasta cerca de
lo avanzado de la posición; pero desde el
la Capital. Cuando llegó a México, Juárez
10 de mayo se vio atacado y bombardeado
salía rumbo a San Luis, donde le alcanzó
hasta el 16, en que se verificó la rendición
en unión de los Grales. González Ortega
de la plaza: durante esos seis días la lucha
y Lallave, recibiendo órdenes de regresar a
fue continua y encarnizada, cumpliendo sa-
Durango, para organizar nuevos elementos
tisfactoriamente con su deber Patoni y los
a fin de continuar la resistencia. Ayudado
suyos.
eficazmente de los Grales. Sánchez Ochoa
En el consejo de guerra celebrado el 15,
y Poucel, así como de otros jefes de recono-
Patoni opinó que sin esperar el auxilio del
cido mérito, levantó una brigada que fue
Ejército del Centro, se hiciera un esfuerzo
conducida por él mismo a Monterrey, con
para romper el sitio; y nunca estuvo por la
el objetó de apoyar al Presidente de la Repú-
conveniencia de encerrarse en Puebla, sino
blica en los graves conflictos y dificultades a
porque se combatiese en campo abierto para
que dio origen la rebelde actitud de Vidaurri,
que se hiciera sentir menos la superioridad
cuyos planes fracasaron. Patoni regresó a
de la disciplina y de los elementos de guerra
Durango, y a poco, por orden de Juárez, fue
del ejército francés. El 13 de mayo hizo una
a Chihuahua a restablecer la tranquilidad,
salida la brigada durangueña a las órdenes de
perturbada por síntomas alarmantes.
Patoni y avanzó tanto sobre las posiciones
El ejército francés había ocupado ya
enemigas, que la bandera del 1º de Durango
la ciudad de Zacatecas, y se temía que sin
fue izada en la trinchera del ejército invasor.
pérdida de tiempo siguiera sobre Durango,
Esta intrépida salida no dio empero el resul-
como en efecto sucedió, a la sazón que Pato-
tado apetecido, porque la plaza fue vigorosa-
ni llegaba a marchas forzadas a San Juan del
mente atacada por diversos puntos al mismo
Río, donde se le unió el Gral. Sánchez Ochoa
tiempo, lo cual ocasionó que en el ejército
con las pocas fuerzas que habían quedado
mexicano no se hubiera podido disponer de
en Durango a sus órdenes. Los franceses que josé maría patoni
357
358
perseguían a Sánchez Ochoa, pretendieron
contra el gobierno republicano y que con sus
atacar a Patoni, pero reunidos ya ambos je-
cómplices se ocupaba en la distribución de
fes republicanos, esperaron en Palmitos al
un rico botín, a la par que en allegar prosé-
enemigo, que desistió de su intento y se reti-
litos a la causa imperialista. Los subalternos
ró hacia Durango. Patoni quiso perseguirlos,
de Patoni, entre ellos D. Juan Mirafuentes,
pero se lo impidieron órdenes superiores que
le exigieron el castigo de Vega, y se vio pre-
recibió para mandar gran parte de su briga-
cisado a juzgarle militarmente y a ejecutar
da a la Laguna del Tlahualilo, amagada por
la sentencia de muerte. Volviendo por orden
el Gral. imperialista Quiroga.
superior a Durango, emprendió la campaña
Establecido el Presidente en el Parral,
contra los invasores en los partidos de Indé,
ordenó que la brigada de Patoni se uniera a
el Oro y Santiago Papasquiaro, no sin que
las fuerzas que mandaban González Ortega
su vida corriera constante peligro, pues los
y otros jefes, formándose así una división
franceses y sus auxiliares eran ya numerosos
cuya jefatura aunque se ofreció al Gral. Pa-
y disponían de considerables recursos.
toni, que la rehusó en favor de su antiguo
Con motivo de la acción del Fuerte coe-
superior González Ortega, vino a quedar en
tánea de la batalla de San Pedro, se pregunta-
manos de éste. Se dirigió la nueva división a
ba D. Ignacio Ramírez en una de sus Cartas
Zacatecas, y en San Miguel del Mezquital se
a Fidel, en principios de 1865: “¿Cómo ocu-
decidió el Gral. González Ortega, por invi-
pan los primeros puestos militares, hombres
tación de Patoni a marchar sobre Durango,
de valor y servicios dudosos, mientras que
ciudad que estaba menos guarnecida; pero a
los héroes como Rosales y Patoni, viven casi
corta distancia de San Miguel, en el punto
ignorados, y acaban por ser víctimas de la
de la Estanzuela, inesperadamente se encon-
injusticia?”
traron con la columna francesa que había
Por este tiempo terminaba el periodo
salido de Durango en auxilio de Zacatecas
presidencial del Sr. Juárez, y no pudiendo
y se verificó el desgraciado suceso conocido
tener efecto la renovación de poderes por el
en la historia con el nombre de “batalla de
estado de guerra en que se encontraba el país,
Majoma”.
opinaron algunos que conforme al Código
Después de este desastre, el Gral. Patoni
de 57, correspondía la primera magistratura
volvió al Estado de Chihuahua: allí fue co-
al Presidente de la Suprema Corte de Jus-
misionado para pasar a Sinaloa a restablecer
ticia, D. Jesús González Ortega, hasta que
el orden y reponer a García Morales en el
pudieran verificarse nuevas elecciones. El
gobierno de aquel Estado. En virtud de esta
Gral. Patoni fue de los que opinaron de este
comisión, Patoni se dirigió a Álamos acom-
modo, pero la opinión contraria prevaleció
pañado únicamente de sus ayudantes. De
y el ilustre Juárez continuó ejerciendo el su-
Álamos se dirigió al Fuerte y organizó una
premo Poder Ejecutivo de la nación.
pequeña columna con la que derrotó a D.
Muchas y ventajosas proposiciones se
Francisco de la Vega, que se había rebelado
hicieron al Gral. Patoni para que abrazara la
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
causa imperialista, pero él, firme en sus con-
Patoni era de costumbres sencillas y sobrio
vicciones democráticas y en sus sentimien-
en demasía, lo cual, unido a un físico robusto
tos patrióticos, las rechazó todas indignado
y a una fuerza muscular nada común, le per-
y siguió al destierro primero y a la prisión
mitía soportar en la campaña todo género de
después, en 1867, a su amigo el Gral. Gon-
fatigas: su valor jamás fue desmentido y su
zález Ortega, siendo puesto en libertad en
energía y fuerza de voluntad jamás le abando-
1868 y dirigiéndose a Durango con el fin de
naron, marchaba siempre en línea recta a su
recoger el resto de sus propiedades, confisca-
objeto, por el camino que su conciencia le dic-
das por el intruso gobierno de la Interven-
taba como el del deber y la justicia. El Estado de
ción. Bien sabido es cómo la noche misma
Durango le debió la paz y la seguridad, con el
de su llegada a Durango (la noche del 17 al
restablecimiento del orden y el aniquilamien-
18 de Agosto de 1868), un piquete de solda-
to de los tulises; y la causa de la reforma y la
dos de las fuerzas del Gral. Benigno Canto,
de la segunda independencia, los importantes
le sacó violentamente de su alojamiento, y
servicios referidos, que prestó con verdadero
conducido a un suburbio de la ciudad, fue
desinterés y constancia, haciéndose acreedor
pasado por las armas sin formalidad alguna
a la gratitud de sus conciudadanos y al elogio
legal. Canto, juzgado y sentenciado des-
póstumo de la historia.
pués, murió en la prisión.
Francisco Gómez Flores
LeÛn Guzm· n 1821-1884
I Época
y gloriosa fue aquella de
do mezquino que no se les podía pagar por
la Reforma y de la guerra de la Interven-
las escaseces y penurias porque entonces
ción, por sus hombres grandes, eminen-
atravesaba el erario.
memorable
tes, patriotas, inquebrantables en su ca-
Los representantes del pueblo, los dipu-
rácter y firmes en sus principios. De esos
tados de aquella época, llegaban a la capital
hombres abnegados que profesaban por
haciendo miles de sacrificios, y al tomar po-
convicción las ideas; capaces de ir hasta
sesión de sus curules protestaban verdadera-
el sacrificio siempre que así lo exigiesen
mente cumplir con su misión, defender los
los deberes del ciudadano o la causa de la
derechos e intereses de sus representados, y
Patria, y que preferían el desprecio de los
no asistir a las Cámaras a votar, sino a dis-
que no supieron comprenderlos, la perse-
cutir para poder aprobar, y no aprobaban
cución de los que trataron de tiranizarlos,
sólo por complacer a los gobernantes, sino
y la miseria en sus hogares, antes que do-
para dejar satisfecho al pueblo. Los Magis-
blegarse al capricho o a la voluntad de los
trados, los encargados de la Justicia, cum-
poderosos.
plían su deber obedeciendo únicamente a su
A esos hombres nacidos para bregar
conciencia, sin que fueran capaces de torcer
lo mismo con las adversidades del des-
sus fallos, ni las altas recomendaciones, ni
tino que con los abusos de los déspotas;
las amenazas de los que más podían, ni nada
que vivieron para defender la razón y la
que no tuviese por única base y por único
justicia de parte de quien estuviese, se les
y sólido fundamento, la ley; la ley dura, in-
ofrecían los empleos y no iban en busca
flexible y hasta implacable para los culpa-
de ellos como ahora. Servían a su causa y
bles; pero digna, equitativa y justa para los
a su partido con la abnegación del mártir
inocentes.
sin interés alguno, sin la esperanza de la
En aquella época de eterna recordación
recompensa, sin la retribución de un suel-
y entre aquellos hombres ilustres y distin-
˜ 361 ˜
guidos, figuró en lugar prominente el escla-
y por una información que se levantó hace
recido mexicano, Don León Guzmán, cuya
poco ante el Juzgado de Letras de aquel Dis-
vida es objeto de estas líneas.
trito, fue el de Leonardo que se le cambió por el de León por su familia, la cual lo hizo así
II Entonces, el hoy Estado de México alcanza-
Siendo muy niño, Guzmán perdió al au-
ba mayores proporciones territoriales, y se
tor de sus días; pero la falta de él la suplió su
acababa de conquistar, después de 11 años
señora madre, mujer virtuosa, inteligente y
de porfiada y heroica lucha, una de las ideas
honrada, que no obstante su pobreza, pues
más grandes y nobles, la Independencia de
se mantenía de los productos de una peque-
la Nación, que habían tenido la fortuna
ña tienda de abarrotes, logró no sólo dar a
de consumar muchos de los que antes la
Don León una educación esmerada, sino a sus
habían combatido, pues inclusive el jefe del
otros: tres hijos, D. Mariano, D. Nemesio
ejército trigarante, los más fueron tránsfu-
Santos y D. Simón, que fueron también
gas vergonzosos del partido realista, al que
abogados, todo a costa de un trabajo asi-
abandonaron ya cuando nuestra emancipa-
duo y de grandes sacrificios, y sin descuidar
ción se imponía por sí misma, y ya cuando
tampoco al resto de su familia, compuesta
más que combatir se necesitaba recoger los
de D. José María, D. Guadalupe, Doña Mag-
laureles que conquistaron en los combates,
dalena, Doña María de Jesús, y Doña Isabel
los legítimos defensores de la causa, los que
Guzmán, hermanos de Don León.
no tuvieron la satisfacción de verla triun-
Recibió éste su instrucción primaria en
fante; pero que sí la supieron iniciar cuando
la Escuela Municipal de la Villa de Tenango,
nadie se atrevía a ello, y pudieron sostenerla
bajo la dirección de los profesores D. Fran-
cuando todas las dificultades se oponían a
cisco Ortiz Cortés, desde 1831 a 1832, y de
su realización.
D. Joaquín Graneros desde 1833 a 1835. En
Entonces, repetimos, y en el pueblo de
la misma Tenango del Valle estudió gramá-
Tenango del Valle, nació el 5 de Noviembre
tica latina durante los años de 1836 y 1837
de 1821, Don León Guzmán, hijo del segundo
con D. Pedro Salas, y después se trasladó a
matrimonio que con Doña Francisca Montes
Puebla en donde hizo sus estudios prepara-
de Oca había contraído Don José Guzmán.
torios, obteniendo las mejores y más brillan-
El verdadero nombre de nuestro biografiado,
tes calificaciones, al grado de que bastaron
según consta por su partida de bautismo,1
sus certificados para ser admitido en el
“Un sello negro que dice: Juzgado Eclesiástico de
Montes de Oca: fueron sus padrinos Don Francisco Ro-
Tenango del Valle.—En la iglesia Parroquial de Tenango
dríguez y su esposa Doña Isabel Días de León españoles
del Valle, en ocho días del mes de Noviembre de mil ocho-
de esta cabecera, a quienes les intimé su obligación y pa-
cientos veintiún años. Yo, el Br. Don Pedro Guadarrama.
rentesco espiritual. Y lo firmé.—Dr. Francisco de Paula
V. P. Bauticé solemnemente a un niño de tres días de naci-
Alonso y Ruiz de Conejares.—Una rúbrica”.—Debo ésta
do, a quien le puse por nombre Leonardo, Francisco, Anto-
fe de bautismo al Sr. Lic. D. Priciliano Díaz González, así
nio, hijo legítimo de Don José Guzmán y Doña Francisca
como otros muchos datos.—L G. O”.
1
362
por gusto o por abreviar el primer nombre.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Colegio de San Ildefonso de México, en cuyo
sesión de la alta Magistratura en medio de
plantel cursó y concluyó todas las materias
la paz más completa, cosa rara en aquellos
correspondientes a la carrera de abogado.
días de continuas revoluciones, y había pro-
Fueron sus condiscípulos en el Colegio de
curado encarrilar a la Nación por la vía del
San Ildefonso, los hombres más notables de su
orden y de la moralidad. Su administración
época, y ahí tuvo oportunidad de revelar tan-
se distinguió por la honradez que reinó en
to su talento como sus avanzadísimas ideas.
ella, por las reformas que hizo en el ejército
Vicisitudes de fortuna lo hicieron trasladarse
reduciéndolo en número, pero mejorándolo
a su Estado natal, en donde hizo su práctica
en equipo y disciplina, por el arreglo en la
hasta recibir el título en el Instituto Literario
hacienda pública y por las economías que se
de Toluca, en el que era catedrático a la sazón
introdujeron en todos los ramos.
D. Mariano Arizcorreta, quien no sólo fue su maestro sino su decidido protector.
Pero el país parecía no poder caminar sin que a cada paso se trastornara el orden pú-
A la vez que hacía su práctica de abo-
blico, y ya por los nuevos pronunciamien-
gado, desempeñó en Toluca el cargo de re-
tos que entonces iniciaron Blancarte y otros
dactor de Actas de la Honorable Legislatura,
revoltosos, ya por la ruda oposición que los
con el sueldo mensual de 40 pesos, y se dio
conservadores le hacían en las Cámaras,
a conocer por sus discursos patrióticos pro-
Arista, sin la suficiente energía para reprimir
nunciados el 4 de Octubre de 1847, aniver-
severamente a los trastornadores eternos de
sario de la Constitución de 1824, y el 16 de
la paz pública, y sin atreverse a suprimir al
Septiembre de 1848, en conmemoración de la
Congreso, envió a éste su renuncia que le
Independencia Nacional. En estos discursos,
fue admitida el 5 de Enero de 1853.
rebosando entusiasmo por la patria y hen-
Ocupó entonces la silla presidencial D.
chido de ideas liberales, se anunció el demó-
Juan Bautista Ceballos, presidente de la Supre-
crata inmaculado, que más tarde las había
ma Corte de Justicia, y desde luego resolvió dar
de sostener ya en la tribuna parlamentaria,
un golpe de Estado, y al efecto mandó disolver
ya en los estrados de la Corte. En ellos, y
el Congreso. La sesión en que esto se verificó
principalmente en el último, expresó su jui-
fue acalorada, y en ella dio a conocer su carác-
cio acerca del partido conservador, enérgico
ter enérgico y valiente Don León Guzmán. “La
y severo, pero justo y acertado.
Sesión en la Cámara —dice el Sr. Prieto— se suspendió para continuarse en la noche”.
III
Aquella tregua se aprovechó por los
Pronto se le presentó a Don León Guzmán
bandos disidentes en hacer aprestos, en cer-
un teatro más amplio para probar su energía
ciorarse el gobierno de las fuerzas con que
y aquilatar sus méritos. Fue electo por su Es-
contaba… Llegó la noche: la sesión conti-
tado natal diputado al Congreso de la Unión
nuo turbulenta; por todas partes se nota-
durante el inolvidable gobierno del General
ban aprestos hostiles; la puerta de palacio
Don Mariano Arista. Éste había tomado po-
estaba cerrada, y las guardias reforzadas y con león guzmán
363
fusil en mano. En los corredores superiores
la Cámara, en vez de secundar aquella mani-
se veían grupos de gentes en cuyos centros se
festación, en vez de colocarse a la altura de un
percibían las lumbres de los puros y cigarros.
Mirabeau, vergüenza da decirlo, dejó el asien-
En el corredor cubierto que rodea el sa-
to presidencial y se salió del salón…
lón de la Cámara, se agitaban senadores,
“D. León Guzmán —agrega el Sr. Prie-
magistrados, militares de alta categoría,
to— que antes había sido presidente, con
espías de la presidencia, mozos y parientes
una entereza extraordinaria, con un valor
de los diputados, y curiosos, pero de cierto
realmente admirable, ocupó la silla presi-
viso y nombradía. El salón hermosísimo de
dencial, y trató de restablecer el orden de-
la Cámara estaba débilmente iluminado
safiando él frente a frente el peligro. Es León
por bujías dispersas trecho a trecho sobre la
delgado como un cerillo, modesto como una
barandilla que sirve de tribuna frente a los
dama, y de una voz suavecita y amanerada
asientos de los diputados; pero la parte su-
con que aliña los discursos más sentidos y
perior muy lóbrega. En la mesa presidencial,
lógicos que se pueden escuchar.
bajo el dosel y al rededor del Cristo, había
Excesivamente bilioso y exaltado, re-
mayor cantidad de luz que iluminaba el
suelto en los peligros hasta la temeridad,
semblante del diputado D. Ezequiel Mon-
con bien merecida reputación de honrado y
tes, que fungía de presidente. La agitación
consecuente, León Guzmán era muy digno
de los diputados era indescriptible”…
caudillo en aquella crisis desesperada”.2 Des-
De repente “se oyó en el corredor el soni-
graciadamente aquel Congreso quedó extin-
do sordo y compasado de la tropa que inva-
guido, y desde entonces comenzó de nuevo
día la Cámara, y después la voz de descansen,
una serie de trastornos que dieron por re-
y el golpe uniforme de los fútiles en el suelo.
sultado la elevación al poder de D. Antonio
El General Noriega iba con aquella fuerza.
López de Santa-Anna, el cual se sostuvo
Al sentir su presencia, diputados, curiosos
bajo la más brutal de las dictaduras, hasta
de fuera de la Cámara y todo el mundo, se
ser derrotado por la revolución de Ayutla.
arrebató de un vértigo de ira que no es fácil describir”. El desorden continúaba, muchos
IV
desertaron de las filas, y ni la voz de D. Fran-
No volvió a ocupar D. León puesto alguno,
cisco Villanueva que conjuraba a los diputa-
desde entonces, hasta ser electo diputado al
dos a que no abandonasen sus asientos, fue
Congreso Constituyente. Sus trabajos en él,
suficiente para calmar aquella agitación.
sus discurso, su energía en las discusiones,
Pronto se escuchó un murmullo inmenso,
han sido consignados en la historia de ese
y en medio de él se presentó el que iba a disol-
Congreso, escrita por el distinguido liberal
ver al Congreso, el General D. Tomás Marín.
D. Francisco Zarco. Un día, Arizcorreta pro-
Reinó entonces la mayor confusión; gritos,
puso que se pusiera en vigor la Constitución
protestas, exclamaciones en todos sentidos se dejaron oír por todas partes, y el presidente de 364
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Viajes de orden suprema, por Fidel—México, 1857,
2
págs. xv a xvii de la Introducción.
de 1824, con el objeto de favorecer las ideas
primero en prestar el juramento de nuestra
del partido reaccionario, y ese día, como
Carta fundamental de 57; fue también el que
siempre, D. León Guzmán protestó y se
pronunció los discursos en contestación al
opuso a que se aprobara semejante proyec-
Presidente de la República, tanto en la pro-
to, a pesar de que el proponente había sido
testa que hizo éste ante la Cámara, como en
su maestro y protector, porque en esa época,
la clausura de las sesiones de la misma.
como ha dicho muy bien un biógrafo, los in-
En fin, muchos e importantes servicios
tereses de la Patria estaban sobre todo, aun
prestó al citado Congreso, ya redactando al-
sobre los sentimientos de la gratitud.
gunos de los artículos de nuestro gran Códi-
En todos sus discursos D. León Guz-
go, ya contribuyendo a la reforma de otros
mán, se hizo notable por su gran elocuencia
con su ilustrada opinión; ora ordenando los
que no arrebataba, pero que sí convencía.
mil apuntes que habían quedado en la mesa,
“León Guzmán —dice Frías y Soto— era
después de reñidos y acalorados debates; ora
espléndido en la tribuna: su voz no tenía
con su elocuencia razonadora y profunda.
esos timbres metálicos con que se sacude a una multitud: su acento no tenía esa varie-
V
dad de tonos bajos y profundos que hacen
Nuevos y luctuosos días llegaron para la
retemblar un parlamento; su palabra no te-
Patria: la debilidad de Comonfort que dio
nía esas imágenes brillantes que electrizan
el golpe de Estado, el arresto del vicepresi-
un debate; pero su oratoria lenta y pausada
dente de la República D. Benito Juárez, y su
al principio, poco a poco iba levantándose
libertad en la que después da asumir con de-
hasta la pasión más intensa y arrebatado-
cisión inquebrantable el poder supremo, se
ra. El carácter distintivo de su elocuencia
retiró a Guadalajara y una vez ahí organizó
era la ira, que refrenada en el exordio por
su ministerio y su gobierno.
un esfuerzo de dominio, se desbordaba
En ese ministerio figuró D. León Guz-
ante todo lo que lo parecía que vulneraba
mán, y fue uno de los que estuvieron pre-
un principio, o violaba un derecho. Porque
sentes en el pronunciamiento de Landa,
lo que más cautivaba en aquel orador era
cuando la voz elocuentísima del ilustre D.
la profunda convicción de sus creencias, la
Guillermo Prieto salvo a Juárez y a sus Se-
sinceridad de sus opiniones y la fe intensa
cretarios de Estado. Acompañó después al
de sus juicios. Su honradez intachable era
Presidente y a su gobierno: estuvo a su lado
la coraza con que tan fuerte se presentaba
en Veracruz, y ahí tuvo la misión de confe-
en la lucha”.
renciar con los generales republicanos, con
En el Congreso Constituyente D. León fue varias veces secretario, vicepresidente y
el objeto de organizar las fuerzas que debían combatir al ejército conservador.
presidente, y con el carácter segundo, por
Lució el día del triunfo de la República,
imposibilidad de D. Valentín Gómez Farías
y entonces Juárez, a quien había acompaña-
que se hallaba muy enfermo, Guzmán fue el
do siempre en las horas de prueba, lo nombró león guzmán
365
Ministro de Relaciones en 17 de Mayo de
quien entregó el gobierno de Guanajuato el
1861; desempeñó en esa Secretaría hasta Ju-
día 17, al general D. Florencio Antillón.
lio del mismo año, y en ella se distinguió a VI
pesar de haberla ocupado por tan corto tiempo. En seguida se retiró a la vida privada.
Ni los poquísimos datos que poseemos, ni
Consagróse a cultivar una pequeña finca de
la imparcialidad con que habría que juzgar
campo que poseía en Nuevo León, donde
de ciertos asuntos políticos, nos permiten
pasó tranquilo hasta la época nefasta de la in-
concluir con extensión la presente biografía
tervención y del imperio. Después, ya próxi-
de D. León Guzmán. Solamente debemos
ma la caída de este último, estuvo al lado de
añadir que vino de diputado al 4º Congreso
Escobedo, Naranjo y Treviño, prestando im-
Constitucional; que su distinguió muchísi-
portantes servicios a la causa de la República.
mo como enviado en la cuestión de límites
El 1º de Febrero de 1867, tomó posesión
con los Estados Unidos, y como Procurador
del cargo de Gobernador interino del Esta-
de la Nación, por sus admirables pedimen-
do de Guanajuato, en el que fue recibido de
tos que aun citan nuestros más eminentes
un modo solemne y entusiasta por parte del
jurisconsultos; que fue Presidente del Tribu-
pueblo. Desde ese día estuvo enviando auxi-
nal de Justicia en Puebla; que se le reprobó
lios importantes y continuos a los sitiadores
su credencial cuando fue elegido por última
de Querétaro, hasta que sucumbió esta pla-
vez representante del pueblo, y que anciano
za, último baluarte de la invasión extranjera
y desengañado de las inconsecuencias de los
y del partido retrógrado.
hombres de la política, murió en el rancho
Restablecido el Gobierno legítimo en la capital de la República, D. Benito Juárez, el
de San Isidro, de su propiedad y situado en Nuevo León, el 2 de Mayo de 1884.3
14 de Agosto, expidió la ley conocida por la
D. León Guzmán, no sólo fue demócrata
Convocatoria, que tenía por objeto la elección
intachable, orador elocuente, abogado distin-
de los Supremos Poderes Federales; pero que
guido, magistrado integérrimo: fue también
implicaba graves reformas a la Constitución,
soñador, discípulo de las Musas, y su poesía
por lo cual fue censurada y mal recibida por
las Oraciones de la noche es sentida e inspirada.
muchos liberales. Con este motivo, D. León
Vivió como viven los grandes hombres,
Guzmán dirigió el 3 de Septiembre de 1867,
consagrado al servicio de su patria; murió
una solemne y enérgica protesta al Gobierno
pobre y olvidado; pero su memoria será
General, manifestándole que no sería obede-
eterna mientras existan las ideas liberales, la
cida en el Estado la citada ley, en ninguno de
integridad y la justicia. Luis González Obregón
los puntos que afectaban trascendentales reformas a la Constitución de 1857. A consecuencia de esto, D. Benito Juárez, en oficio 11 de Septiembre del mismo año, destituyó a D. León Guzmán,
No es cierto que haya fallecido el día 3, como se
3
dijo en el Diario del Hogar correspondiente al 18 de Mayo de 1884.
Manuel Cepeda Peraza 1828-1869
La
serie de personalidades conspicuas
tanto tiempo había corrompido el cuerpo
que hemos ido presentando en esta galería
político. La lucha fue general y el triunfo
de liberales prominentes, bien patentiza la
definitivo.
larga
propagación, casi instantánea, al calor del
A la más extrema región oriental de la
patriotismo, en todos los ámbitos del país,
República corresponde la gloria del batalla-
después de la gloriosa revolución de Ayutla, de
dor memorable cuya ejemplar existencia es
los principios republicanos. Las aspiraciones
ahora objeto de nuestra pluma. Nació Don
de libertad y progreso latían en la conciencia
Manuel Cepeda Peraza en Mérida de Yuca-
nacional desde luengo tiempo atrás, desde la
tán, siendo sus padres Don Andrés Cepeda
época misma del establecimiento del gobierno
y Doña Narcisa Peraza, el día 19 de enero de
colonial; pero sojuzgadas y oprimidas duran-
1828, y deslizóse su primera edad entre los
te tantos años, sólo esperaban el momento
mimos del hogar y las faenas de la escuela,
histórico preciso para promover una explo-
sin ofrecer otra particularidad que la nin-
sión volcánica en el mundo de las ideas. Así
guna vocación del infante a las carreras li-
se explica la rapidez increíble con que cundió
terarias. Por el contrario, su vocación militar
la chispa reformadora, y cómo de un extre-
se reveló desde muy temprano, pues se dice
mo al otro de la nación, la lid era mantenida
que niño aún, entrometióse en revueltas ar-
por campeones que surgían de todas las cla-
madas y tumultos, recibiendo por ello severas
ses sociales, principalmente de las ilustradas,
amonestaciones paternales, que no amorti-
improvisándose hábiles guerreros y diestros
guaban sin embargo, en lo más mínimo, su
estadistas. Hacia los cuatro rumbos cardina-
natural instinto a la guerra. El año de 1844
les mirábanse arder las inmensas llamaradas
vio por fin realizadas sus esperanzas bélicas
del incendio, como para que el elemento pu-
con el nombramiento que se le extendió de
rificador no dejase en sitio alguno la menor
subteniente de la Guardia Nacional, tenien-
partícula del infeccioso virus moral que por
do ocasión a poco de ganar en la campana
˜ 367 ˜
368
de los indios rebeldes, las sucesivas divisas
sirven de guía), la bandera de la insurrección
jerárquicas hasta la de Coronel, que obtuvo
contra la odiosa dictadura de Santa-Anna
en 1851 a la edad de 23 años. Ya coronel,
en Yucatán, iba a continuar la campaña en
fue nombrado jefe militar de la importante
los Estados del Norte, en más vasto cam-
plaza de Tihosuco, trasladándose luego a
po”. En la famosa batalla del Saltillo, li-
la villa de Motúl donde era jefe político su
brada los días 23 y 24 de julio de 1855 por
señor padre: allí contrajo matrimonio con la
Vidaurri contra Güitián y Cruz, que fueron
señorita Pascuala Argüelles, lo que no im-
derrotados, fungió de Mayor General del
pidió que en el acto volviera a la campa-
Ejército Restaurador, haciéndose acreedor
ña como jefe de uno de los batallones que
por su bizarro comportamiento al más
guarnecían la plaza de Valladolid, lugar en
amplio elogio de su jefe y de sus compañe-
que el 16 de septiembre de 1852, de acuerdo
ros. Triunfante la revolución de Ayutla,
con el comité central de Mérida, proclamó
Comonfort le ratificó el despacho de Co-
en unión del Coronel D. Sebastián Molas el
ronel de infantería permanente que le fue
sistema federal y la Constitución de 1824
expedido por Vidaurri, y le confirió diversas
para la República y la de 1850 para el
comisiones militares en Yucatán, donde ba-
Estado.
tió sin cesar en todas partes a los disidentes
Ocho días batieron las fuerzas de Ce-
del nuevo orden de cosas y sostuvo desde el
peda la ciudad de Mérida con tal arrojo que
18 de Septiembre hasta fines de Octubre el bri-
el Gral. D. Rómulo Díaz de la Vega, jefe de la
llante sitio de Campeche, plaza que hubiera
guarnición conservadora, llegó a verse una vez
caído en su poder si el gobierno no hubiera
por segundos en poder de sus enemigos; pero
entrado en pláticas y avenimientos con las
por la falta de auxilios que se le ofrecían y
tropas sitiadas.
no le llegaron, y habiéndolos sí recibido de
Terminada la campaña de Campeche,
los suyos el cabecilla reaccionario, miró Cepeda
tomó parte en defensa del gobierno local
frustrados sus planes y se retiró atacado de
en varios encuentros de armas, y después
cólera a una finca de campo, que le sirvió
de trasladado a Veracruz, recibió allí orden de
de escondite y refugio, hasta que restablecido
prestar sus servicios al mando de un bata-
de su enfermedad, principió para él una era de
llón, en la brigada del Gral. D. Ignacio Me-
penalidades y persecuciones. Logró empero
jía, con la cual hizo toda la Guerra de Tres
burlar a sus esbirros y salir de la península
Años en el camino de Veracruz a México,
yucateca. El año de 1854 conoció en Nueva
volviendo en seguida al Estado de Yucatán
Orleans al benemérito Juárez y al siguiente
a sostener con su espada al gobierno local
cruzó el Bravo por Bronswille y pasó a Ma-
de los constantes agresores de los enemigos de
tamoros a las órdenes de Don Santiago Vi-
la libertad. Hablando de estos sucesos, dice
daurri. “El que había tremolado, primero en
el Sr. Manzanilla que Cepeda peleó como
la República (dice Don Yanuario Manzanilla
un héroe en Motul, en Xkolac, en Techoh,
en unos apuntamientos biográficos que nos
en Mérida, y sostuvo al gobierno hasta que
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Manuel Cepeda Peraza
abandonó la situación, poniéndose luego de
O’Horán. Obtuvo el paladín republicano
acuerdo con el gobierno de Campeche para
su primera victoria en el pueblo de Hecel-
continuar la guerra contra los revoluciona-
chakán, donde con 400 hombres derrotó a
rios de Yucatán.
tropas más numerosas y mejor armadas y
Organizó una columna de 400 hom-
equipadas que las suyas, quitando al ene-
bres y con 300 que recogió en los pueblos
migo un gran tren de artillería y haciéndo-
del tránsito, se aproximó hasta siete leguas
le gran cantidad de prisioneros. El triunfo
de Mérida, siendo batido en Chocholá por
de Hecelchakán facilitó la toma de Cam-
3,000 hombres de los contrarios, que sólo
peche por el benemérito D. Pablo García.
consiguieron desalojarle de aquel pueblo in-
Púsose en marcha Cepeda incontinenti para
dígena por virtud de la defección de uno de
Mérida y ocupó en sus suburbios la ermita
sus subalternos. Entonces se dirigió a Cam-
de Santa Isabel, donde sólo permaneció dos
peche, plaza que se vio precisada a rendirse,
días, contramarchando a Umán y de allí a
ante la incontrastable superioridad del ene-
Mukuyché, hacienda en que se trabó re-
migo, y fue desterrado Cepeda Peraza del
ñidísimo combate y fue desbaratada una
suelo mexicano: a su regreso del ostracismo
fuerza imperialista. Sin embargo, como el
permaneció durante algún tiempo retirado
sitio de la finca se prolongase, dejó Cepeda
de la vida publica, en la cual iba pronto a
las operaciones militares encomendadas al
recoger sus últimos y más gloriosos laureles.
coronel D. Leandro Domínguez, y salió si-
Quien se levantó primero en Yucatán
gilosamente por entre las filas de los sitiado-
contra el Imperio fue el coronel D. Bue-
res, con 300 hombres, cayendo de improviso
naventura Martínez que derrotó en la
sobre la hacienda de Canchakan, en la que
hacienda de Yaxkukul al coronel imperia-
batió y puso en dispersión las fuerzas que la
lista D. Carlos Moreno. Entre tanto, los
guarnecían.
buenos liberales conspiraban en Mérida, y
Dirigióse en seguida a Mérida, y por
que cuenta que Cepeda Peraza, ya próxi-
sorpresa penetró la noche del 15 de mar-
ma a estallar la cólera patriótica, dijo a
zo de 1867, hasta la cárcel pública, para sa-
dos respetables personas con quienes desde
car y llevarse a los presos políticos que allí
un balcón presenciaba una vez el desfile de
tenía encerrados el absolutismo imperial.
las fuerzas imperialistas que solemnizaban
Tomó también parque, armas y correaje,
alguna fecha religiosa, al mando del Comi-
y se situó de nuevo en la plaza de Santa
sario D. José Salazar Ilarregui: —“Seño-
Isabel, dando origen a diarias escaramuzas
res, esta es la última función del último
que sería prolijo referir. Hubo necesidad de
abono ”. Y se cumplió la profecía.
que el valiente coronel D. Matías J. Cáma-
Justo es consignar que los principales
ra fuese a batir con 300 hombres el pueblo
colaboradores de Cepeda fueron D. Eligió
de Tecoh, donde se había atrincherado una
Ancona, D. Gabriel Aznar, D. Olegario Mo-
columna reaccionaria, y como no tomase la
lina, D. José Antonio Cisneros y D. Agustín
plaza por asalto, como se lo había ordenado manuel cepeda peraza
371
Cepeda, se dice que le mandó decir con un
tivas horadaciones al través de las manza-
ayudante, que no lo había enviado a sitiar
nas, y muy en breve una pieza de artillería
a Tecoh, sino a asaltarlo, y que si carecía
de montaña, a las órdenes de D. Miguel
de empuje para hacerlo, iría él (Cepeda) per-
Doporto, llegó a colocarse a dos cuadras
sonalmente a enseñarle a tomar plazas por
al Oriente de la plazuela de Santa Lucía y
asalto. Cámara, que era en realidad teme-
desalojó con sus fuegos al enemigo que ocu-
rario, en recibiendo semejante misiva, arre-
paba las azoteas contiguas a la iglesia de
metió tan furiosamente contra las fortifica-
dicha plaza. Los combates eran diarios y
ciones, que se hizo dueño en un solo asalto
sangrientos, y la línea enemiga vomitaba
de la formidable posición enemiga.
de día y de noche metralla y bala rasa so-
Con la capitulación a poco de la plaza
372
bre los sitiadores.
de Izamal, ya no quedaban en poder de los
Con el avance de las fortificaciones coin-
imperialistas, fuera de la Capital del Esta-
cidió el nombramiento de jefes de las lí-
do, más poblaciones que la ciudad de Te-
neas avanzadas, recayendo el de la calle de
kax y la villa de Peto, que por sus exiguas
la Mejorada en D. Miguel Espada Guerra,
guarniciones y su proximidad a la región
el de la manzana inmediata al Comisariato,
peninsular ocupada por los bárbaros, no po-
en D. Ramón Chambo y el de la manza-
dían ni debían distraer la atención del jefe
na contigua al templo de Santa Lucía, en
republicano, cuyos bien meditados planes
D. José Antonio Muñoz. Fungía de Mayor
comenzaban a dar por resultado que sólo
General de la División el coronel D. Leoca-
Mérida obedecía las órdenes del Comisa-
dio Espinosa. En la línea encomendada a
rio imperial. Así es que toda su solicitud se
Chambo, al practicarse una horadación, los
contrajo a un solo punto y la madrugada
soldados se encontraron una caja que con-
del 12 de abril acamparon sus fuerzas
tenía onzas de oro, y en la línea de Muñoz
en los arrabales meridanos de la Mejora-
se hallaron en el pozo de una casa varios en-
da y San Cristóbal, dando comienzo desde
vases con numerario de plata.
luego las operaciones del sitio. La campana
Sin perjuicio de las atenciones del sitio,
mayor de la Catedral tocó a rebato, el ve-
el general Cepeda mandó organizar y mu-
cindario experimentó el calofrío precursor
nicionar una sección de 300 hombres, que
de los grandes cataclismos, y la ciudadela de
puso a las órdenes de su hermano D. Apoli-
San Benito saludó a los patriotas con un
nar, quien con ella se apoderó a viva fuerza
disparo de artillería que llegó en la facha-
del puerto de Sisal, quedando en su poder
da del templo frente al cual se encontraban
muchos prisioneros, tres piezas de artillería
los jefes y oficiales republicanos, rociándolos
y el rancho preparado para la guarnición,
sin avería de pedazos de metralla. El coronel
que tomó su victoriosa tropa. Regresó ésta
Cámara fue el encargado de formar los atrin-
a Mérida y ocupó el suburbio de Santiago,
cheramientos, y en el acto principiaron a
avanzando con tal rapidez hacia el centro de
levantarse, lo mismo que a practicarse ac-
la ciudad, que muy pronto estuvo cerca del
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
templo de Jesús María. La artillería de Sisal
tropas vinieron a quedar a dos cuadras del
fue llevada a Mérida.
Comisariato y de la Plaza de Armas.
El audaz imperialista D. Marcelino
Continuaron así las cosas hasta el 13
Villafaña ocupó con 400 de los suyos la
de mayo en que se supo que D. Francisco
plaza de Santa Ana, a fin de observar las
Cantón y otros jefes imperialistas se habían
operaciones y movimientos de los nues-
presentado con 600 hombres frente de Iza-
tros, proteger la entrada de víveres en la
mal que sólo contaba con 90, y una pieza de
plaza que ya escaseaban, y ver si podía dar
artillería. El General en Jefe resolvió marchar
algún golpe de mano por la retaguardia o
en persona con 200 al auxilio de la plaza
por algún flanco al cuartel general de la
amagada, y cerca de ella trabó reñidísimo y
Mejorada. Cepeda resolvió batir en el acto
sangriento combate, logrando penetrar has-
al atrevido Villafaña, y el 4 de mayo formó
ta reunirse con los de adentro. Allí fue donde
tres columnas de infantería de a 100 hom-
habiéndosele acabado el parque, hizo proyec-
bres cada una, y otra de caballería, lanzán-
tiles con las flautas del órgano del templo,
dolas sobre el atrio, las alturas, la plaza y
que eran de plomo. Cepeda regresó a Mérida
las torres en que se había atrincherado la
y la guarnición de Izamal resistió tres días
fuerza conservadora. Él personalmente di-
más el sitio, hasta que agotado el parque,
rigió la función de armas, y se cuenta que
evacuó la plaza saliéndose por el camino de
respondió a alguien que le aconsejó pre-
Hoctún, pasó por Tixkokob y se incorporó
cauciones, porque Villafaña se batía como
sin novedad con el grueso del ejército.
un león: —“Los que se baten como leones
Entre tanto, Cepeda Pereza había acce-
están ciegos y se les derrota con táctica y
dido a las instancias de un español llamado
habilidad”.
Arévalo, antiguo imperialista de Tabasco, que
El enemigo se vio precisado a replegar-
le ofreció sus servicios y se comprometió o
se con enormes pérdidas, dejando parque,
asaltar el Comisariato que se consideraba
armas y prisioneros en manos de los ven-
inexpugnable. Cepeda aceptó, no obstan-
cedores, cuyo triunfo se festejó en el cam-
te los antecedentes del solicitante, porque
po republicano con músicas y cohetes. No
tenía confianza en la fidelidad de sus solda-
pudo celebrarse mejor el aniversario del 5
dos, y el asalto se verificó aunque sin éxito,
de Mayo, a cuyo gloriosa conmemoración
muriendo mucha gente de ambas partes y
dedicó también un número especial La Razón
el mismo Arévalo, cuyas verdaderas inten-
del Pueblo, periódico que servía de órgano al
ciones al cambiar de bandera quedaron así
comité republicano de Mérida. La derrota
paro siempre en el misterio.
de Villafaña fue uno de los más brillantes
La fuerza enemiga que ocupó a Izamal
episodios del sitio, tanto por las heroicas
después de la desocupación por los liberales,
peripecias durante él ocurridas, cuanto por
también la evacuó al día siguiente, y diri-
sus consecuencias materiales para el éxi-
giéndose a Mérida, logró penetrar en la pla-
to de los planes de Cepeda Peraza, cuyas
za, no sin ser batida en cada calle, en cada manuel cepeda peraza
373
374
esquina, en cada cusa, hasta la ciudadela de
den del fusilamiento y acordó que Santa-Ar-
San Benito, de donde luego volvió a salir D.
ma fuese conducido a Campeche.
Francisco Cantón con una fuerza de refres-
Los diarios desastres habían agotado en
co a batir el campamento de San Cristóbal.
tales términos el ánimo a los sitiados, que
Se presentó con tal arrojo que los republica-
ya no daban señales de vida. Moralmente la
nos cedieron al número y al ímpetu; pero la
plaza estaba tomada, y sabiendo el jefe re-
presencia de Cepeda Peraza en el lugar de
publicano que las familias de dentro de la
más riesgo cambió el aspecto de las cosas, de-
línea enemiga perecían de hambre, se dirigió
cidiéndose por él la victoria, con lo cual y con
al Comisario Imperial, para que permitiera
el auxilio de 150 hombres que D. Pablo García
salir a las mujeres, ancianos y niños; pero
mandó de Campeche, donde entró a viva
se negó a ello, por lo que, cuando después
fuerza el 4 de Junio, se tuvo ya por seguro el
una comisión enviada por el Gral. Felipe Na-
triunfo definitivo de las armas republicanas.
varrete propuso la salida de las familias que
Por estos días ancló en las aguas de Sisal
habitaban entre las dos líneas de las fuerzas
el vapor mercante americano “Virginia”, con-
beligerantes, al Gral. Cepeda, éste se negó
duciendo a bordo al Gral. D. Antonio López
a tratar con Navarrete sobre ningún punto
de Santa-Anna, quien envió una carta al
relativo a la guerra.
Gral. Cepeda Peraza, creyendo equivocada-
Entonces el comisario envió a los Sres.
mente que el caudillo liberal era su antiguo
D. Daniel Traconis y D. Donaciano García
amigo el Gral. D. Martín Francisco Peraza.
Rejón, a fin de celebrar los convenios de un
La contestación de Cepeda fue mandarle ex-
arreglo para terminar la guerra, y habiendo
traer de a bordo y reducirle a prisión, lo que
renombrado por su parte el Gral. Cepeda a
tuvo que ejecutarse no sólo con audacia, sino
los Sres. D. Miguel Castellanos y D. Yanua-
con astucia, para burlar la resistencia del
rio Manzanilla, para que se entendieran con
capitán del buque, sin inferir agravio a la
ellos, se levantó una acta de capitulación, el
bandera de los Estados-Unidos. Aunque el
15 de junio de 1867, por la que los sitiados
primer intento de Cepeda Peraza fue fusilar
se comprometían a entregar la plaza y las
a su prisionero, se le objetó que el hecho da-
armas, y los sitiadores a conceder garantías a
ría lugar a reclamaciones internacionales de
los defensores de la ciudad, menos a los que
los Estados-Unidos, que sería reprochable el
hubiesen faltado a compromisos contraídos
que de orden de Cepeda Peraza fuese ejecuta-
en capitulación anterior de la misma campa-
do Santa-Anna cuando por equivocación se
ña. El comisario y los jefes y oficiales capi-
había dirigido a él, y que se podría atribuir
tulados, obtuvieron sus pasaportes para los
la ejecución a venganza personal, supues-
puntos del extranjero que designaron.
to que Cepeda en 53 había hecho armas
La mañana del día 16 hizo su entrada
contra la dictadura del que la suerte había
triunfal la división republicana, acompa-
venido a poner en sus manos. Suspendió por
ñada de músicas, cohetes, repiques y un
estas consideraciones el general en jefe la or-
numerosísimo concurso de gente. Cepeda
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
expidió dos proclamas, una a sus solda-
Fue de un carácter severo, sobre todo en
dos y otra a los yucatecos, explicándoles
asuntos de disciplina militar; mas esta seve-
su conducta militar y exhortándolos a la
ridad que le llevaba a aplicar con frecuencia
cordialidad y la harmonía. Procedió luego
la pena de muerte, obedecía sin duda a cálculos
a la organización de su gobierno. Nombró
y propósitos trascendentes bien meditados,
consejeros a los Sres. D. Agustín O’Horán,
pues se refiere que tenía grandísima afición
D. José Antonio Cisneros y D. Pedro Ilde-
a divertirse pillando pájaros en trampas que
fonso Pérez; organizó la administración, a
disponía al efecto, por lo que alguno le dijo
pesar de la escasez de recursos y de la opo-
que era extraño en un hombre de guerra como
sición de los ricos; secularizó la enseñanza
él aquel entretenimiento pacífico. —“Me en-
con el establecimiento del Instituto Lite-
tretengo así, respondió, porque en la guerra
rario y las Escuelas Españolas de Mérida,
hay prisioneros y muertos, y en esta campaña
llevó a la práctica la exclaustración de las
volátil sólo hay prisioneros”.
monjas; atendió a todos los ramón del ser-
Era alto de cuerpo, blanco, algo doblado,
vicio público, y se condujo, en suma, con
de continente marcial, y tan reservado de ca-
ejemplar honradez y estricta sumisión a
rácter, que su semblante jamás revelaba las emocio-
la ley.
nes de su espíritu. Valiente hasta la exageración,
Las fatigas de la campaña y las rudas
se cuenta que una vez que estaba dándose un
tareas de la reconstrucción administrativa
baño de pies, fue una patrulla a aprehenderle,
acabaron de arruinar su poco robusta cons-
y sin precipitarse, con imperturbable calma,
titución física, y el 3 de Marzo de 1869 fa-
con una sangre fría pasmosa, terminó tranqui-
lleció de una antigua enfermedad del pecho,
lamente su baño y se descolgó por una tapia a
siendo su muerte sinceramente deplorada
la casa contigua, cuando los soldados estaban
por todos los amantes de la libertad y el
por el zaguán de la suya. El Estado de Yucatán
progreso. El mes siguiente se le declaró be-
ha honrado la memoria del héroe, colocando su
nemérito del Estado, ordenando el decreto a
estatua en el Paseo de la Reforma, junto con la
la vez que su nombre fuese inscrito con
del insigne Quintana Roo, como junto home-
letras de oro en el salón de sesiones de la
naje de gratitud y veneración.
Legislatura del Estado.
F rancisco Gómez Flores
JosÈ MarÌa Arteaga
1827-1865
Llena toda la época del Imperio con su re-
cho los puntos de honra, y doña Apolonia
cuerdo, y el de su fin trágico aún hincha
Magallanes, toda una señora entregada al
de odio y de venganza el corazón de los
trabajo y al cuidado de sus hijos. Don Ma-
mexicanos.
nuel se retiró a la ciudad de Aguascalientes y
Sus biógrafos no han hecho más que
abrió una tienda de comercio al por menor,
encabezar editoriales con su ilustre nombre,
para poder pasar la vida. Hasta 1836, José
considerando muy a la ligera la Intervención
María, que era el primogénito, no tuvo otro
y el Imperio, sin referir absolutamente nada
mundo que la tienda y la escuela del señor
de su nacimiento, su niñez, su educación
Ignacio Islas, “hombre sabio y honrado que
y su entrada en el ejército. Los bien infor-
le infundió buenas máximas y buena educa-
mados escriben que fue general, gobernador
ción”. Entonces el gobierno dispuso que D.
y que murió pasado por las armas, dándo-
Manuel partiese a San Luis Potosí a prestar
le Aguascalientes por pueblo natal, y nada
sus servicios como militar. Al año falleció y
más. Uno hay, para colmo es el que le da por
la familia tuvo que regresar.
tener autoridad de biógrafo, que ha desem-
Desamparada y pobre cifró sus esperan-
polvado gacetillas y en trefilets, y todo esto
zas en José María, ya de edad de diez años,
así remendado lo intitula biografía del gene-
que quiso aprender el oficio de sastre en el
ral José María Arteaga, en un libraco cuyo
taller de D. Pedro Magallanes, hermano de su
enorme volumen está en relación directa de
madre. Más tarde pasó a ser dependiente de
la inexactitud y la carencia de datos.
la tienda de comercio del Sr. José Rangel. El
El general José María Arteaga no nació
año de 1848, al pronunciarse en Aguascalien-
en Aguascalientes, como aseguran los histo-
tes contra los tratados de Guadalupe el gene-
riadores, sino en México el 7 de Agosto de
ral Mariano Paredes, el Lic. Manuel Doblado
1827. Sus padres fueron D. Manuel Arteaga,
y el presbítero Celedonio Domeco de Jarau-
un militar humilde al que le picaban mu-
ta, Arteaga brincó el mostrador y formó en
˜ 377 ˜
las filas de la Guardia Nacional, de ayudan-
volver al orden a los sublevados. Y Arteaga
te abanderado. Su madre se opuso, intentó
asiste a las jornadas de Ajuchitlán, Coyuca,
volverle a la tienda, movió influencias para
Alto de la Tijera y al sitio de Ñusco.
que desistiera; todo fue infructuoso: no pudo
Verdaderamente profesaba las mismas
variar la determinación da su hijo. Las tropas
ideas liberales avanzadas que los que procla-
marcharon a Guanajuato, tomaron la plaza y
maban el Plan de Ayutla; pero sus deberes
al cabo de mes y tres días fueron derrotadas
militares, para él que era tan escrupuloso en
por las del gobierno que mandaban los gene-
su cumplimiento, lo retenían al lado de San-
rales Anastasio Bustamante y Manuel María
ta-Anna, sin que por esto dejara de pensar
Lombardini. Los vencidos habían dado prue-
en la ocasión propicia para tomar el lugar
bas de valor y hasta de arrojo. Arteaga dejó la
que le correspondía en el partido republica-
bandera depositada en una iglesia y regresó
no. A los santa-annistas, después de treinta
disperso al hogar, donde lloraba desesperada
y siete días de sitio en Nusco, los rindió la
la autora de sus días.
desnudez, el hambre y la incuria del Gobier-
Deseando una vida tranquila, abre su ta-
no, entregándose a las tropas del general
ller de sastre y se pone a trabajar como hom-
Juan Álvarez, previo unánime asentimiento
bre formal a quien le inquieta el porvenir.
de la determinación en consejo de guerra,
Corridos pocos meses se une en matrimonio
para obedecer al gobierno que emanose del
con la Sra. Jesús Ortiz, y el hijo que tienen,
plan proclamado.
que hacía la felicidad de los esposos, fallece al
D. Ignacio Comonfort agobió de aten-
levantar la bandera santa-annista en Guada-
ciones a Arteaga y le profesó cariño de hijo
lajara, en 1852, el general José López Uraga.
corriendo el tiempo y los sucesos, porque
Arteaga cierra el taller, echa a un lado la aguja,
era intachable su comportamiento militar.
el dedal y las tijeras, y sin decir nada a su fami-
Arteaga anduvo con el coronel José G. Co-
lia vuelve a tomar las armas y se hace soldado
sío, teniente coronel Luciano Valdespino y
del llamado ejército regenerador. Se porta tan
los comandantes Prisciliano Flores y Juan
bien y tal es su temeridad en una de tantas
José de Aranda, todos defendiendo el Plan
batallas, defendiendo un fortín, que, luego de
de Ayutla. En la expedición que a Michoa-
suspendidos los fuegos, Uraga le dice: —Us-
cán hizo Comonfort, casi llevó de mentor al
ted es más digno de mi espada que yo”.
humilde Arteaga, en quien depositaba plena
Y la puso en sus manos, como un regalo por su valor. El sastre era capitán y ha-
378
confianza, porque le constaba su fidelidad y valentía.
bía pasado por los grados de subteniente y
Luego que fue teniente coronel en Mayo
teniente. Se proclama el Plan de Ayutla en
de 1855, se hizo cargo de la Mayoría General de
el Estado de Guerrero, y Arteaga, hecho co-
la División de Operaciones, librando reñidas
mandante el 14 de Marzo de 1854, forma
batallas en Jalisco y distinguiéndose en el
parte de la brigada del general Félix Zuloa-
asalto y toma de Zapotlán. En marcha para
ga a quien manda al sur el Gobierno para
Colima las fuerzan de Comonfort, ascendió
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
a coronel del 3er. Ligero y regresó a Guada-
terreno de las armas, sino también dictando
lajara avanzando hacia México con el gene-
muchas medidas sabias y prudentes en bien
ral Juan Álvarez. Al sublevarse Puebla el año
del Estado: fundó varias escuelas públicas,
de 1856, unido al Presidente de la República
arregló los archivos y estableció una biblio-
hizo la campaña y levantó más su renombre
teca; todo lo cual fue totalmente destruido
de valiente en la jornada de Ocotlán y en los
el memorable día 2 de Noviembre de 1857
asaltos a la ciudad de Los Ángeles. Amigo de
en que las hordas semisalvajes de la Sierra,
Ocampo, Lerdo de Tejada y Degollado, se
acaudilladas por D. Tomás Mejía, asaltaron
carteaba con ellos para saber la situación que
esta ciudad bizarramente defendida por el
guardaba el resto del país, porque escribía
mismo Sr. Arteaga y el general D. Longinos
que la vida de la República era su vida.
Rivera, quedando ambos heridos con la ma-
Su buen humor de muchacho de escue-
yor parte de sus compañeros de armar”.
la no se le amenguaba con los sufrimientos,
Fue tan firme en sus principios que era
ni en la derrota, ni en los peligros; pero ar-
capaz por ellos de sacrificar cualquier amis-
día de cólera cuando decaía su fe en el triunfo
tad y hasta su familia. Quería a D. Ignacio
de las ideas liberales. Derrocado Santa-An-
Comonfort como a su padre y para con él
na partió para Aguascalientes a visitar a la
tenía tales motivos de agradecimiento, que
autora de sus días, y le manifestó: —“Aquí
casi nada podía negarle sin cometer una in-
me tienes, ya ven; te dije que confiaras, que
gratitud; pues bien: acaeció el golpe de Es-
triunfaríamos y que te estrecharía en mis
tado, y Arteaga, el predilecto del Presidente
brazos”. —“¡Sí, hijo mío, sí! Dios ha querido
de la República, se indignó contra su autor;
que nos veamos; pero sólo Él sabe con cuan-
y aún se burlaba del mentado golpe, en car-
tas lágrimas se lo he pedido. Mira: mejor te
ta particular a Comonfort, así: “¡Muy bien,
quiero ver de sastre, que no de soldado”.
muy bien! ¿Conque usted se ha pronun-
De vuelta de Puebla, habiendo capitu-
ciado contra sí mismo? Ya me parece verlo
lado la ciudad, lucía la banda de general de
revestido con su manto de Nuestra Señora
brigada. Y pasó a Comandante Militar
de Guadalupe”. Y a su buena madre se anti-
de Querétaro, en 1857, siendo el primer
cipaba a manifestarle, para que no lo tacha-
Gobernador constitucional del Estado. Mil
se de ingrato: “Todo se lo debo a D. Nacho,
dificultades le salieron al encuentro para
hasta el dulce nombre de hijo; pero no re-
cubrir los egresos. Cierta ocasión, apremia-
trocederé: soy liberal y defiendo la Constitu-
do por la escasez de recursos, empeñó sus
ción”. Entonces formó parte del ejército de
armas a fin de poder pagar a los empleados
la Coalición, organizado por los gobernado-
que carecían de lo más indispensable. D.
res de Guanajuato, Michoacán, Zacatecas,
Luis M. Rivera habla de su gobierno en es-
Jalisco y Veracruz. El 9 de Marzo de 1858
tos términos. “Durante su permanencia en
triunfaron Miramón y Osollos en Salaman-
la Comandancia y en el Gobierno se distin-
ca, y Arteaga vagó por Acapulco, a pesar
guió multitud de ocasiones, no sólo en el
de los ofertas repetidas de altos, empleos y josé maría arteaga
381
382
de fuertes sumas de dinero que le hizo Mi-
los. Con la puerta de una cabaña le impro-
ramón. Incorporado a las tropas juaristas si-
visaron una camilla y lo trajeron a México,
guió defendiendo la Constitución en Jalisco,
escoltado por los oficiales Gregorio Ruiz,
Michoacán y Querétaro, siendo siempre el
Miguel Medina, Julián Fonseca y Román
primero en las batallas.
Pérez. En la cañada de Ixtapa, León Ugal-
Decidido el triunfo del partido liberal en
de, José Rojo, Juan Valencia y los generales
Calpulalpan, tomó nuevamente las riendas
Ignacio Zaragoza y Miguel Negrete vieron
del gobierno de Querétaro. Se adelantó ante
al ilustre enfermo. El acto fue conmovedor.
el enemigo extranjero a la cabeza de solda-
—“No me llores, no me llores; al cabo no me
dos que lo seguían por el patriotismo que
he de morir” —dijo Arteaga a Negrete que al
ardía en sus pechos. A la vez quería vengar
verlo herido lloraba como un niño.
los asesinatos de Ocampo, Degollado y Va-
Arteaga llegó a México el 9 de Mayo y
lle. Y marchó a Veracruz. Al general Ignacio
Juárez con sus Ministros lo visitaron diaria-
Zaragoza había ofrecido un simulacro a ori-
mente estando a su cabecera el célebre doc-
llas de Orizaba, antes de partir para Acult-
tor Rafael Lucio. Restablecido volvió a Que-
zingo. Satisfecho del resultado, comenzó su
rétaro el 10 de Octubre de 1862 a ocupar el
derrotero en defensa de la patria contra las
puesto de gobernador, en el que como siem-
fuerzas intervencionistas. Era un hermoso
pre observó la más absoluta independencia,
día de Abril de 1862, entre once y doce de
defendiendo a Santos Degollado cuando en
la mañana, cuando el enemigo se presentó
época anterior estiba en el banquillo del acu-
al pie del cerro, frente a las fuerzas republi-
sado y lo veían con malos ojos algunos del
canas que estaban en las primeras cumbres.
Poder; y no solamente hizo su defensa, sino
Como pretendiera avanzar, le salió al en-
que aun llegó a postularle pata Presidente de
cuentro Arteaga, a la cabeza de sus solda-
la República.
dos. En medio del tiroteo, el enemigo simu-
Apenas estuvo en el Estado, ascendió
ló una retirada y los cazadores de Vincennes
a general de división y lo declararon bene-
se dispensaron, ganando la cuesta.
mérito de la patria. Organizó fuerzas para
Visto esto por las fuerzas mexicanas, el
resistir a los franceses que hermanados con
fuego continuó y con más ímpetu por los ca-
los conservadores se dirigían a Puebla. Des-
zadores que consiguieron herir a Arteaga en
ocupado México por el gobierno de Juárez, a
la pierna izquierda abajo de la choquezuela,
cansa de la capitulación de Puebla, Arteaga
horadando la bala el peroné y la tibia. Fue
y los otros jefes republicanos protegieron la
conducido en el caballo del capellán Miguel
retirada y procurando defender a todo trance
de los Dolores Tebles, que este mismo tiraba
el terreno que iban invadiendo los extranje-
del ronzal, a las primeras cumbres de Acult-
ros y los traidores, y ministrar a Juárez los
zingo, donde se hallaba un piquete de
recursos indispensables para el sostén y el
tropa. Allí le lavó la herida el doctor Serdio,
funcionamiento regular de su administra-
vendándola con una bufanda y dos pañue-
ción, aunque fuera ambulante.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
El 3 de Enero de 1864, habiendo Artea-
Anteriormente, cuando fue herido en
ga llegado a ser gobernador de Jalisco, hacía
Acultzingo y estaba postrado en cama en la
una retirada al sur del Estado, y unas veces
casa número 16 de la 1ª calle, de la Merced,
avanzaba y otras retrocedía hacia Michoa-
Juárez de visita le ofreció dieciséis mil pesos.
cán y México, como general de división y
—“No, señor; —contestó —no recibo nada:
en jefe del ejército del Centro por nombra-
mi tropa sí los necesita; yo puedo vivir como
miento de Don Benito hecho desde Paso del
quiera”. En Michoacán, de jefe de las tropas
Norte. No obstante su alta posición lleva-
republicanas, no se apartó de la misma línea
ba una vida de pobre. Su honradez fue tal
de conducta. A mediados de 1865, huyen-
siendo gobernador de Querétaro que salió
do del 4º de caballería de Wenceslao Santa
como había entrado, atenido a su sueldo de
Cruz que los perseguía, los suyos le dieron
general, pagado con irregularidad. Una vez
por muerto al caer con todo y caballo en un
se lo presentó el director de las escuelas ma-
barranco. Afortunadamente a medio decli-
nifestando que carecían de útiles y libros y
ve la banda de general se le enredó en una
que aquello no podía seguir así. El pagador
orqueta y ahí permaneció toda la noche. Su
Román Pérez, que tenía en caja doscientos
tropa siguió hacia Tacámbaro; pero su ayu-
veinte pesos, dio los doscientos por orden de
dante Jacinto Hernández regresó al siguien-
Arteaga al director y los veinte sobrantes al
te día, halló vivo a su general, lo condujo a la
carreo que esperaba. Luego Arteaga, sacando
Hacienda de Chopis y se agregó a la fuerza.
un reloj de oro, dijo a su ayudante Jacinto
Una desavenencia lo tenía alejado de Sa-
Hernández: —“Dile a Jiménez que me pres-
lazar; pero hicieron las paces en la casa de Don
te cincuenta pesos por este reloj”.
Antonio Gutiérrez, en Tacámbaro. Y empeza-
Jiménez era un empeñero muy cono-
ron la organización de la tropa con que debían
cido de Arteaga por la frecuencia con que
hacer frente a Méndez. Arteaga era el general
acudía a él y la cantidad que ahora le pedía
en jefe y Carlos Salazar el cuartel maestre.
iba a servir para los gastos indispensables
El calendario señalaba el 20 de Septiembre. El
de su casa. Otra vez D. Cenobio Díaz indu-
4 de Octubre pasaron revista a las tropas re-
jo a la Sra. Dolores Medina, que gozaba de
publicanas en las llanuras de las Magdalenas,
influencia cerca de Arteaga, a que le pidiese
al Oriente de Uruapan. El 9 se aproximaba
un poder para denunciar y adjudicarse la
Méndez a atacar la ciudad con 1,500 hom-
Casa de ejercicios, un edificio de la ciudad
bres. Los republicanos la desocuparon a la una
de Querétaro. Y contestó Arteaga: —“Qué,
de la tarde y tomaron camino para Tancítaro.
¿dar poder yo? qué, ¿el pueblo me ha pues-
Arteaga iba con parte de la tropa; las otras ha-
to de gobernador para robar? Prefiero que
bían partido a distintos rumbos con sus jefes
mi familia muera en la miseria y no que
respectivos. Los mil cuatrocientos soldados
digan algún día, al verla con lujo: sí, está
de Arteaga llegaron bien.
rica, porque su padre robó cuando fue gobernador del Estado”.
El 12, apenas tomaban rancho, se tuvo noticia de que llegaba el enemigo, y emprenjosé maría arteaga
383
384
dieron la retirada a Santa Ana Amatlán, lle-
Arteaga, demudado, dijo a Rangel:
gando el 13. Sin embargo de que Méndez
—“Ahí vienen los tuyos”. —“Ya usted ve;
le pisaba los talones, ahí descansaron muy
tiempo tuvimos”. —“Lo que siento es que
confiados, porque cubría la cuesta con un
este Capulín me fusile” —“Pues no, señor;
piquete Pedro Tapia, único camino por don-
no lo fusilará”. La verdad es que Amado
de tenía que pasar el enemigo para llegar a
Rangel quería pasarse a los liberales; pero
Amatlán, y Julián Solano exploraba la reta-
éstos prefirieron el conservar toda su digni-
guardia. Eran las once y media de la maña-
dad de vencidos. Rangel fue a encontrar a
na; la tropa de Arteaga descansaba y tenía
los suyos. — “¡Alto!” gritó a las tropas que
en pabellón sus armas; de repente oyóse en
avanzaban a escape. —“¿Qué hay, Ran-
la plaza el grito de ¡viva el Imperio! y unos
gel?” —preguntó Méndez. —”Que ya no
tiros. El teniente Amado Rangel, con cin-
corran: hemos tenido completo triunfo: Ar-
cuenta hombres, entrando por la cañada,
teaga está prisionero”. —“¡Cómo, hombre!”
había sorprendido a la fuerza republicana.
—“Sí, señor”. —“¿Arteaga, el general Artea-
—“¿Qué pasa?” —preguntó Arteaga
ga?” —“Sí, señor” —“Pero, ¿lo has visto?”
al capitán Agapito Cruzado. —“El enemi-
—“Sí, señor”. —“¿Lo conoces?” —“Sí, se-
go, mi general”. —“¡Oh, traición infame!
ñor” —“Rangel, es usted capitán!” exclamó
¡Solano, Pedro Tapia y sus exploradores!..”.
Méndez saliendo de su asombro.
—“Que Dios salve a usted, mi general”. En
Méndez al redactar el parte oficial de la
efecto, Solano y Tapia habían sido compra-
victoria, prometió a Rangel, ante Don Ga-
dos desde Uruapan en $3,000 por dos jefes
briel Chicoy y el Sr. Juan Berna, que no fusi-
imperialistas. Uno de los primeros que co-
laría a ninguno de los prisioneros. El diálogo
gieron preso fue a Arteaga; dos soldados lo
no deja de ser interesante: —”Señor, vengo a
conducían; Rangel le salió al encuentro, se
pedirle un favor” —”¿Qué quieres, Rangel?”
apeó, clavó su lanza en tierra y sombrero en
—“Nada, señor; que no fusile usted a ningu-
mano le dijo: —“Mi general”.
no de los prisioneros” —“Lo que debes hacer
—“Rangelito, hijo, mira cómo me traen;
es no meterte a defender a esos caballeros; lo
qué figura: sin sombrero, en camisa”. Ran-
que debías haber hecho era fusilarlos en el mo-
gel dio órdenes para que trajeran lo que le
mento que los cogiste pasioneros, no que todo
faltaba al ilustre prisionero. Y le manifestó:
se lo dejan a uno”. —“Cómo había de hacer
—“Señor, yo mando; no se aflija usted, por-
eso si los cogí descuidados. Rangel dio la vuel-
que ante mí a nadie se mata; al contrario, us-
ta, y cuando iba como a diez pasos, Méndez lo
ted dispone de todos mis elementos y de los
llamó: — “Rangel” —“Mande usted, señor”.
suyos. El grueso de mis fuerzas viene muy le-
—“Vaya usted sin cuidado: nada se les hará”.
jos”. —“No, hijo; déjanos correr suerte; cum-
Al llegar a Uruapan, Méndez recibió car-
ple con tu deber, que la honra no vuelve”. A
tas de D’Osmond, Bazaine y Maximiliano
las dos de la tarde entraba el resto de la tropa
en que le ordenaban que fusilara a todos los
de Méndez al grito de ¡viva el Imperio!
prisioneros. Juan Berna se oponía, haciéndole
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
palpar la monstruosidad a Méndez y el espa-
ral, sino como ciudadano”. A los pocos días
ñol Wenceslao Santa Cruz lo tentaba a que
la Sra. Magallanes recibía un reloj, un real y
cumpliera fielmente las órdenes superiores;
otra carta del mártir, en la que le decía: “Es el
después de mucho cavilar, Méndez sujetó a
único patrimonio que le dejo, defendiendo a
la Corte Marcial a cinco de los principales:
mi patria”. El Supremo Gobierno Federal qui-
Arteaga, Salazar, Villagómez, Díaz Paracho y
so honrar la memoria de Arteaga, trayendo
Juan González. Arteaga, la víspera de la eje-
sus restos a esta capital, para que reposaran
cución, envió a su madre la siguiente carta
en el Panteón de San Fernando; pero no son
que auténtica se publica por primera vez:
los verdaderos; esos reposan todavía en Urua-
“Uruapan, 20 de Octubre de 1865. —Seño-
pan; así lo asegura el único que les dio sepul-
ra Doña Apolonia Magallanes de Arteaga.
tura, Ángel Frías, hijo natural del mártir.
—Mi adorada madre: —El 13 de Septiembre
Ningún fundamento parece tener esta
he sido hecho prisionero por las tropas impe-
afirmación tan rotunda, pues después del
riales y mañana seré decapitado; ruego a us-
fusilamiento de Arteaga, Salazar, Villagó-
ted, mamá, me perdone el largo tiempo que
mez y González (los indígenas de Paracho
contra su voluntad he seguido la carrera de
se llevaron a Díaz envuelto en una bande-
las armas. Por más que he procurado auxiliar
ra), los Sres. Ramón Farías, Tomás Torres
a usted no he tenido recursos con que hacer-
y Rafael Rodríguez, como presidente del
lo, si no fue lo que en Abril le mandé; pero
Ayuntamiento, recogieron los cadáveres
queda Dios que no dejará perecer a vd. y a
para velarlos en la capilla del Santo Sepul-
mi hermana la “Yanquita” Trinidad. Porque
cro y darles sepultura en uno de los ángulos
no fuera a morirse de dolor no le había par-
del cementerio del barrio de San Juan Evan-
ticipado la muerte de mi hermano Luis, que
gelista. Al acordar el Supremo Gobierno 1a
acaeció en Tuxpan, en los primeros días de
traslación de los restos de Arteaga y Salazar
Enero del año pasado. Mamá, no dejo otra
al Panteón de San Fernando, dos personas
cosa que mi nombre sin mancha; respeto a
de las que les dieron sepultura presencia-
que nada de lo ajeno me he tomado, y tengo
ron la exhumación, acompañadas de los
fe en que Dios me perdonará mis pecados y
Doctores Manuel Reyes, Braulio Moreno
me recibirá en su gloria. Muero como cristia-
y Teodoro Wenceslao Herrera. Aún tenían
no y me despido de vd., de Dolores y de toda
intactas las ropas y ellas hacían palpables
la familia, como su más obediente hijo —Q.
la identidad.
B. S P. —José María Arteaga”.
Ángel Pola
El general Wenceslao Santa Cruz mandó el cuadro de la ejecución, el día 21, a la espalda del Parián. Al ser formados para la descarga los cinco patriotas, todos demostraron entereza. Arteaga dijo: “Muero defendiendo la integridad de mi patria, no como gene-
Los datos de esta biografía han sido ministrados a su autor por la Sra. Trinidad A. de Gutiérrez, hermana de Arteaga, y los Sres. José María Pérez Milicua, Manuel García de León, Rafael Cano, Francisco de P. Troncoso, Amado Rangel, Jacinto Hernández y Juan Ruiz de Esparza, todos militares, a excepción del último, que figuraron en aquella época, unos liberales y otros imperialistas.
Ignacia Riechy
1816(?)-1866
En
este
siglo de las grandes trasformaciones
políticas, intelectuales y morales, no ha sido
de su sexo sino aun en los hombres avezados a las contrariedades de la vida.
raro ver en todo su vigor al romanticismo
Soñadora hasta un grado exagerado, díce-
del que sin embargo pasó ya el reinado ni por
se que en su juventud gozaba con los idea-
lo mismo sustituirse casi completamente a la
lismos del amor platónico hasta el grado de
vida metafísica y de utopías, la vida positiva
hacer de ellos una necesidad de su carácter
y la concepción correspondiente de ella; por
romántico, y daba a la vez una importancia
eso ya hoy son raros los tipos de señoritas soña-
inmensa a las más pequeñas manifestaciones
doras hasta la exageración que permanecen
de cariño y amistad, que tomaba ella como
fíeles a sus ideales hasta la vejez, y en todo
signos indudables de una liga de afectos inva-
caso hasta la muerte, y todavía no hace cua-
riable y eterna.
renta años constituían una gran parte de la
Estos rasgos de su modo de ser moral y
buena sociedad de las grandes ciudades de
afectivo que ya en su edad madura volvieron
la República.
a aparecer con toda energía, le valieron algunos
De esta especie y de las más exaltadas de
chascarrillos por parte de varias amigas y co-
la clase fue sin duda la Srita. Ignacia Rie-
nocidas suyas habiendo sido no pocas ocasio-
chy, hija de padres acomodados, siendo él
nes el blanco de más o menos inocentes burlas
español radicado en Guadalajara, población
que la excitaban haciéndola concebir locas y
donde vio la luz nuestra heroína en la se-
nunca realizadas ilusiones.
gunda década de este siglo. Desde su más
Como contraste sin embargo a esta faz
tierna edad demostró la Srita. Riechy a la
de su carácter, presentó siempre según dijimos,
vez que un carácter ultra romántico, un
un gran fondo de pudor y honradez unido
gran fondo de pudor y honradez que nunca
a una viril energía que la acompañaba en to-
la abandonaron y una decisión y energía de
dos los actos de su vida. Cuéntase en efecto
carácter poco comunes, no ya en personas
que con motivo de vivir con una hermana
˜ 387 ˜
suya, casada con un rico hacendado, la Srita.
mucho mejor se dedicara llegada la ocasión a
Ignacia iba y venía sola de una a otra finca
prestar los preciosos auxilios de la mujer, ya
de campo, revisaba los trabajos, cuidaba a
curando a los enfermos y heridos, ya traba-
los peones y hacía en una palabra los oficios
jando de otra manera, pero siempre dentro
que pudiera hacer un administrador o un
de las exigencias de su condición femenina.
mayordomo.
388
Mientras tanto los sucesos habían to-
Cuando empezó la Guerra de Tres Años,
mado un desarrollo de siniestro agüero para
nuestra biografiada afilióse desde luego y con
México, pues decidida la invasión a título de
gran entusiasmo en el partido liberal, y si bien
intervención amistosa por el tratado de Lon-
por entonces no tomó el participio tan direc-
dres, las escuadras francesa, inglesa y españo-
to que se le vio tomar después en los sucesos
la se dirigían hacia nuestras playas, y a fines
de la guerra, fue durante ese largo y azaroso
de 1861 desembarcaban y ocupaban militar-
periodo el corresponsal y agente de los puros
mente las fuerzas españolas a Veracruz.
en la ciudad de Guadalajara, arriesgando en
Muy conocida es por lo demás esta parte
esta empresa no pocas veces su libertad, y ex-
de nuestra Historia para que nos detenga-
poniéndose a las persecuciones del partido
mos demasiado en referirla; sábese en efecto
del clero que la vigilaba constantemente, co-
que después de operado el desembarque de
nociendo como conocía sus ideas políticas y
las fuerzas de las tres potencias aliadas, el
la viril decisión de su carácter.
Gral. Prim, Conde de Reus y Marqués de los
Triunfó al fin la reforma y la Srita. Rie-
Castillejos, como jefe de la expedición, entró
chy cultivó la amistad de casi todos los libe-
en negociaciones con el gobierno republicano
rales distinguidos de Guadalajara y aun de
a cuyo frente se encontraba el benemérito Sr.
todo el Estado de Jalisco, volviendo a verse
Juárez. Éste nombró como su plenipotencia-
entonces en ella a la mujer romántica e
rio al Sr. Manuel Doblado, ministro entonces
idealista que en la exaltación de sus ideas
de Relaciones Exteriores, y después de algu-
había de ser capaz como lo fue más tarde de
nas conferencias en el desde entonces histórico
llegar hasta el sacrificio por ellas. En efecto,
pueblo de la Soledad, quedaban ultimados los
asomaron en el cielo de nuestra patria los
célebres tratados que llevan en la Historia el
primeros nubarrones que anunciaban para
nombre del mencionado pueblo.
más tarde la furiosa tempestad de la inva-
A consecuencia de esos tratados se decidió
sión extranjera, y desde entonces empezó
que se retiraran las fuerzas aliadas, como en
a acariciar la Srita. Riechy la idea de salir a
efecto lo verificaron las españolas e inglesas,
batirse ella personalmente con el enemigo;
quedando solo el contingente francés por de-
según nos refiere una de las persones a quien
cisión del ebrio Saligny, quien no dudó en
debemos la mayor parte de los datos de este
echar una imborrable mancha sobre el gobier-
artículo, el Sr. Refugio González, él fue uno
no del patizambo Bonaparte; de acuerdo con
de los primeros que procuró disuadirle de su
esto, permaneciendo en el país y tomando
empeño haciéndole ver que, dado su sexo, era
una actitud ofensiva a pesar de los referidos
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
tratados y de los compromisos adquiridos
pio se retiraran al ver a la pobre actriz, y fra-
por ellos; manifestando con cinismo inau-
casó por consiguiente el proyecto de la junta
dito que nada valían las firmas puestas en los
de señoras.
convenios y que Napoleón III estaba dispuesto a seguir adelante en su empresa.
Entonces fue cuando la Srita. Riechy volvió con mayor decisión a su antigua idea de
El proceso de estos acontecimientos se-
salir a la campana a batirse con el invasor,
guíase con ansia en toda la República y en
de la cual idea aun quisieron disuadirla sus
el Estado de Jalisco aprestábanse los patrio-
numerosos amigos; en esta vez sin embargo, su
tas a la lucha. Ya desde un principio la Sri-
resolución estaba ya tomada y como era irre-
ta. Riechy se había dirigido personalmente
vocable, cesaron de aconsejarle en tal sentido.
al Gobernador del Estado pidiéndole permiso
Ya decidida se dirigió a la casa de su amigo el
para formar un batallón de mujeres que salie-
General Refugio González con el objeto de que
ra a combatir con el invasor, y el Gobernador
le hicieran un traje de hombre y con ocasión
tuvo muchos trabajos para disuadir por el
de tomarle medida pudo verse una de las faces
pronto a nuestra biografiada de su idea. En
del carácter de la Srita. Riechy; fue en efecto
una larga conversación con ella, la instó a que
tal su mortificación y su rubor, que aun ya se
organizara mejor juntas de caridad y asocia-
estaba arrepintiendo de su empeño y decía des-
ciones de señoras para el socorro de los heri-
pués, que más le había mortificado y apenado
dos y para el arbitramiento de toda clase de
esa toma de medidas, que encontrarse frente
recursos para la campaña, y por fin de esa
al enemigo oyendo silbar las balas a su lado.
conferencia, quedó convencida la Srita. Rie-
Por fin se arregló el traje de hombre regalo
chy y salió de allí resuelta a organizar esas
del Gral. González, y el famoso coronel Rojas le
juntas y ser el alma de ella.
regaló unas botas así como un señor de Guada-
Empezó desde luego sus trabajos con buen
lajara D. Ignacio de la Torre le regaló la pistola;
éxito; pero un incidente al parecer insignifi-
con estos arreos viriles y decidida a salir a la
cante vino a dar al traste con el propósito
campaña, partió de Guadalajara, incorporán-
de la Srita. Riechy: reunida mucha parte de
dose a las fuerzas que debían unirse con el
la mejor sociedad de Guadalajara, hubo sin
Ejército de Oriente para esperar el ataque del
embargo entre las señoras y señoritas que asis-
invasor.
tieron a la junta, una pobre cómica que con la
Llegada a donde estaba el pequeño ejército
mejor buena fe y animada de los más nobles
mandado por el invicto General Zaragoza, que-
sentimientos iba a prestar su contingente en
dó incorporada la heroína en el Estado Mayor
esa obra de ternura y santo patriotismo; las
del General D. José María Arteaga, con el carác-
preocupaciones sociales imposibles de evitar
ter de ayudante; asistió ya con tal carácter al
en una sociedad dominada, como la mexicana
encuentro de las Cumbres, donde fue herido
en general, por el clero, y adquiridas por educación
aquel valiente jefe republicano, y se portó allí
y por herencia, hicieron que buena parte de las
con extraordinario valor; pero al fin fue hecha
señoras y señoritas que concurrieron al princi-
prisionera y conducida a Orizaba, donde los franignacia riechy
389
390
ceses le hicieron sufrir toda clase de molestias
tonces fieles servidores, y pretendiendo envol-
y vejaciones. No se sabe si puesta en libertad o
ver en ella al ejército entero. Buena parte de
más bien escapada de su prisión, pudo al fin salir
él pudo sin embargo salvarse debido al patrio-
de ella después de largo tiempo de cautiverio
tismo del general Arteaga, y siguió luchando en
y sufrimientos; pero el hecho es que volvió a
el sur de Jalisco y en territorio de Michoacán.
Guadalajara después de pasado más de un
Nuestra heroína siempre infatigable, si-
año de haber salido de esta ciudad, enferma,
guió al ejército del general Arteaga, sucediendo
consumida y hecha casi un esqueleto; entonces
muchas veces que primero se batía como un
contó a sus amistades que en la prisión la ha-
león a labora del combate, y se ponía a curar
bían envenenado.
a los heridos como una hermana de la caridad,
Empero tantas penalidades, no disminu-
después de concluida la batalla. El jefe conser-
yeron en un ápice su santo entusiasmo por
vador Ramón Méndez que después fue fusila-
servir a su patria, y después de haberse cura-
do en Querétaro, empezó mientras tanto a
do en toda forma y de haber recuperado casi
hacerse célebre por su activa persecución a los
totalmente su perdida salud, decidió volver a
contingentes liberales y por la crueldad con que
salir a la campaña.
se manejaba casi siempre. Coinciden casi en-
Ya entonces el invasor se había posesionado
tonces la famosa ley del 3 de Octubre de 1865
de la Capital y las fuerzas patriotas se habían
expedida por Maximiliano y la derrota y pri-
diseminado; no quedaba realmente otro con-
sión de Arteaga, Salazar y algunos otros caudi-
tingente serio de fuerzas al Gobierno que la di-
llos de la causa nacional, y todos sabemos cuál
visión del Centro al mando del General Uraga,
fue el epílogo de aquella prisión y de aquella
que operaba en esos momentos por el sur de
derrota: los prisioneros, conforme a la famosa
Jalisco, y allí se dirigió llena de bríos nuestra
ley ya dicha y de acuerdo con las inclinaciones
heroína. Encontróse en los múltiples en-
de Méndez, fueron fusilados en Uruapan y esa
cuentros que tuvieron entonces las diversas
hecatombe encontró más tarde su eco en el
fracciones de esa división con las tropas ene-
Cerro de las Campanas.
migas, y aun una vez pagó con creces el regalo
Perseguidas, diseminadas, casi reducidas a la
de las botas que le había hecho Rojas, salván-
impotencia las fuerzas liberales que debieron
dole la vida en una sublevación que tuvieron
su conservación a y su persistencia a la heroi-
sus hombres y que contuvo la Srita. Riechy
ca constancia del General Nicolás Régules, an-
debido a su energía y al valor y decisión con
daban divididas en pequeñas fracciones por
que apaciguó a aquellas masas insubordinadas.
distintos puntos del territorio, y algunos de
Los acontecimientos mientras tanto se
estos grupos errantes fueron a dar a San
habían precipitado con espantosa rapidez ha-
Juan Zitácuaro. En uno de aquellos grupos
ciendo perder toda esperanza hasta a los más
iba nuestra heroína, siempre enérgica y ani-
animosos defensores de la autonomía de México.
mosa aunque gravemente herida en bus más
El general Uraga había en efecto defeccionado
íntimos afectos de amor patrio, después del
arrastrando en su traición a muchos, hasta en-
sangriento episodio de Uruapan.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Estaba sin embargo dispuesta siempre a
personas a averiguar qué había sucedido; el es-
derramar hasta la última gota de su sangre
pectáculo que se presentó entonces a los ojos de
por el país que la vio nacer, cuando otra cir-
los curiosos fue horrible: la Srita. Riechy yacía
cunstancia al parecer insignificante, pero que
muerta en el mielo en medio de un lago de
en los caracteres delicados y sensibles y en los
sangre, habiéndose privado de la existencia mo-
temperamentos nerviosos puede adquirir por
mentos antes por suelo de un pistoletazo…
cualquier motivo grande importancia, acabó
Así concluyó esta heroica mujer. Su
con una existencia que se había consagrado por
sensibilidad exquisita y los golpes morales
completo a la patria adquiriendo indisputables
que había sufrido, la tenían indudablemente
derechos a la inmortalidad.
predispuesta a concluir con su vida; mas el
Hallábase como decíamos nuestra he-
acendrado amor que le tenía a su patria la
roína en San Juan Zitácuaro, y en la posada
sostenía siempre, después de haber hecho
donde ella estaba, se encontraban varios otros
inmensos sacrificios por ella: pero sus quebran-
dispersos del ejército liberal. Entre éstos había
tados afectos se vieron de repente heridos
uno llamado Gómez Humarán, que estaba pla-
de muerte por las burlas de su compañero de
ticando en la fonda de la posada con otros
infortunios y entonces no pudiendo sufrir
amigos a la vez que la Srita. Riechy se ha-
más, se privó de la existencia que habían res-
llaba allí comiendo; al verla Gómez Humarán
petado hasta entonces las balas de los ene-
empezó a decir en alta voz chascarrillos a pro-
migos. La Srita. Riechy cuando murió era
pósito del sexo de la heroína, burlándose de
mujer de una edad relativamente avanzada,
la conducta de ésta y haciendo notar que
pues contaba aproximadamente cincuenta
era más propio que se hubiese quedado en su
años; pero hubiera podido vivir muchas más,
casa haciendo hilas, o cosiendo o empleando
pues su complexión aunque nerviosa era
su tiempo en las demás faenas del hogar, y
muy robusta. Al morir para la vida material,
tanto dijo aunque siempre en tono de fisga,
nació empero para la gloria y hoy su nombre
que la Srita. Kiechy, profundamente herida
se ve respetado y bendecido por todos los bue-
por aquellas palabras de un compañero y correli-
nos hijos de México.
gionario, en el colmo de la exaltación tiró los
Nosotros en estas cuantas líneas le con-
platos al suelo, y sin decir una palabra sa-
sagramos un merecido recuerdo exclamando
lió de la fonda.
desde lo íntimo du nuestro corazón: “Gloria
No había pasado mucho tiempo cuando se oyó un tiro y a su ruido acudieron varias
a la heroína” E. M. de los Ríos.
Carlos Salazar
1829-1865
Harapienta, demacrada y muerta de hambre
Doña Tecla Preciado cuenta que nació
la hermana que le sobrevivía, vagaba calle
el valiente republicano en Matamoros, Ta-
arriba y calle abajo por la Merced, sin que
maulipas. por el año de 1829, pues que de la
alguien le diera de caridad ni un rincón cual-
misma edad era ella. El muchacho parecía el
quiera para dormir. A la infeliz, puestas en
mismísimo demonio por sus peligrosas tra-
fuga sus esperanzas por la mala suerte que
vesuras —“Cree usted, me decía la señora,
iba tras ella, la había impulsado un último
que de milagro vivía, porque una vez en el
recurso a que su marido mendigase un em-
puerto le tiró de la cola al caballo del capitán
pleo de puerta en puerta de los que consi-
y le dio una coz en la frente, que se la abrió.
deraba sus parientes. Un día, después de
Toda la vida le duró la cicatriz”.
llamar mucho a otras, le abrieron la de Don
De ocho años vino a México y lo pu-
Luis Salazar, sobrino del General; pero no
sieron en una escuela particular y católica,
volvió por segunda vez, a pesar de salir a su
porque sus padres, y más Don Benito que
encuentro la esperanza. La muerte, quizás
su madre la Sra. Merced Ruiz de Castañe-
al ver a los esposos extenuados de hambre
da, eran antes que todo católicos y devotos.
y frío, quiso que descansaran y se apresuró
Primero que nada, Carlos debía de aprender
a abrirles de par en par sus lóbregas puertas.
el Ripalda, para que pudiese lograr la gracia
Del frondoso árbol genealógico, que la fata-
de rodillas en el confesionario; a renglón se-
lidad ha ido podando con saña implacable,
guido vendrían como muy secundarias un
no quedan sino ramas lejanas, casi injertos,
poco de Gramática, las cuatro reglas de la
sin la savia del tronco. Hasta un renuevo, su
Aritmética y las otras materias que por en-
hija Carlota, no vive ya. Ni recuerdos hay
cima constituían la instrucción primaria en
del capitán Benito Salazar, un íntegro em-
aquella época.
pleado de la Aduana de Matamoros, padre de Carlos.
Realizando su sueño dorado, porque desde pequeño fue de su agrado la milicia,
˜ 393 ˜
394
entró al Colegio Militar. Miramón y Lean-
Sabían sus parientes, quienes le llamaban el
dro Valle estudiaron con él y fueron condis-
“Chino”, y nunca por su nombre, que vivía
cípulos y buenos amigos. La identidad de
con ellos en la casa número 4 de la calle de
ideas políticas y religiosas de Miramón y él,
San Ramón, que no había viernes ni día pri-
dejaban pronosticar que juntos andarían la
mero de mes sin ver a la Virgen de la Sole-
misma senda al entrar a la vida pública. El
dad y oír misa para sola ella. En medio de su
pronóstico tenía fundamento: Carlos, ya
religiosidad resultaba una inclinación en él:
de edad en que los años dan ideas propias
odio al despotismo, emanara de donde ema-
y fijas, qué capaz que un domingo dejara de
nase. Tal vez esto fue causa de que yendo en
oír misa, y qué capaz que tuviera cubierta la
fila cerrada al Sur para combatir el Plan de
cabeza ni tropezar en la calle con un sacer-
Ayutla y siendo derrotado, hizo suyas con
dote: era herejía y bastante pecado para ir al
entusiasmo, como segundo ayudante del
infierno.
primer batallón activo de Querétaro, todas
El año de 1847, días antes de la batalla
las ideas imbíbitas en el plan y tuvo mayo-
de Churubusco, y de cadete en el Colegio
res bríos para sostenerlas sin ser presa del
Militar, pidió permiso y lo obtuvo para lu-
desaliento, no obstante las dificultades que
char contra los Norteamericanos bajo las
parecían insuperables a sus sostenedores.
órdenes de Don Leonardo Márquez, el céle-
Victoriosa el Plan de Ayutla, por el que pe-
bre general conservador y más tarde famoso
leó desde la toma de Nusco hasta la llegada
imperialista. Con tal arrojo peleó, porque
de Comonfort y Álvarez a Cuernavaca, era
arrojo más que valor era y fue siempre el
por sus méritos militares Comandante del
suyo, originado por su mucho patriotismo,
Cuerpo de Tehuantepec.
que fue herido de una pierna. Lo levantaron
Parte de la Guerra de Tres Años tuvo
del campo de batalla al día siguiente de li-
en México la comisión del partido republi-
brada. Esto le valió una medalla y el ascenso
cano, unido a los Sres. Anastasio Zerecero,
a subteniente.
Julián Herrera, Coronel Jesús Ocampo y
Durante el belicoso y despótico gobier-
Doña Luciana Baz, de proveer de recursos a
no de Santa-Anna, el honrado de Herrera y
las tropas liberales que atacaban los princi-
Arista y el efímero de Don Juan Bautista Ce-
pios reaccionarios La desempeñó con éxito a
ballos y Lombardini, no demostró con sus
pesar de los peligros de que estaba rodeado.
actos de militar, si bien tenía un grado in-
Un día lo sorprendió el mismo Miramón en
ferior, ni la menor señal de su republicanis-
persona en junta secreta con otros liberales
mo y liberalismo que andando los sucesos lo
en una casa por una de las calles del Reloj.
hicieron simpático y le allegaron numerosos
—“¿Conque conspiras? Ahora no me lo ne-
partidarios, haciéndole figurar de jefe de una
garás” —le dijo Miramón encarándosele.—
gran fracción de Michoacán. Por este tiem-
“Estamos en plática pacífica de amigos”.
po pasaba por beato rematado que arrastra-
—“¿Conque en plática, eh? y todos ustedes
ba espada por deber de la carrera abrazada.
liberales y a puertas cerradas. Estás preso
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
por ahora”. Y mientras Miramón te interio-
Jesús Díaz de León guarnecía la Capital de
rizaba de la casa, Salazar subió en un coche
la República. Después el Moctezuma pasó
que aguardaba a la puerta; y andando calles
a ser uno solo unido al Batallón Rifleros de
largo tiempo sin rumbo, el cochero quiso al
San Luis. Con él, desempeñando el grado
fin saber a dónde conducía al que se había
de Teniente Coronel, el 20 de Diciembre de
subido precipitadamente y se encontró con
1861 concurrió a la batalla que tuvo lugar
que ya nadie iba adentro. Salazar, corriendo
entre Pachuca y el Mineral del Monte. Allí
el vehículo, se había apeado, no pudiendo el
se hizo acreedor a la condecoración especial
sabueso de Lagarde dar con él, y fue a incor-
que decretó el Supremo Gobierno. Al poco
porarse en Tlalpan al coronel Ramón Regue-
tiempo marchaba con el mismo cuerpo y
ra (padre). La ciudadana Doña Luciana Baz
los de Zapadores y Reforma, que formaban
quedó con las otras personas desempeñando
la descubierta del Ejército, a la Soledad, Estado
la comisión aquélla. La inquietaba el para-
de Veracruz, para resistir a las fuerzas de los
dero de Salazar: si tendría mal fin; los retró-
tres potencias extranjeras que empezaban a
grados eran capaces de todo, aun de cazarlo
invadir el territorio nacional.
en poblado. Admiraba su valor y su persona.
Verificados los tratados de la Soledad,
Solía decir a la Sra. Tecla Preciado, al volver
partió con el Batallón Rifleros de San Luis
las espaldas Salazar: —“¡Tecla, qué cuerpo
al Monte de las Cruces para combatir a
el de Carlos!” Para ella no existía otro mejor
Buitrón y a los otros reaccionarios que aca-
formado en el mundo: todo bien hecho, en
baban de asesinar a Ocampo, Degollado y
admirables proporciones; era gordo, pero no
Leandro Valle. Al fin de esta campaña que
obeso, ni eran flojas las carnes; bien parado;
terminó con buen éxito, se dirigió a Puebla y
limpia de arrugas la frente; rizado el cabello;
allí peleó heroicamente contra los franceses
la barba le cubría toda la mandíbula infe-
el 5 de Mayo de 1862, y mereció y obtuvo
rior; un bigotito negro que tiraba a bozo; las
por tan brillante hecho de armas el ascenso
cejas de alita de golondrina; la mirada medio
de Coronel y Jefe del cuerpo mencionado.
bizca y por sobre todo su marcialidad; ¡qué
Después tomó participio directo en la de-
porte a la cabeza de sus soldados! Radiaba
fensa de Puebla, que tenían sitiada los sol-
su alegría y no le importaban las circuns-
dados de Napoleón III. Por desgracia cayó
tancias para manifestarla. Mas cuando se
en poder de los invasores, pero logró fugarse
le despertaba el enojo, desconocía al mundo
de la cárcel y se incorporó pasados algunos
entero, olvidaba el tuteamiento de sus ínti-
días al Gobierno legítimo que permanecía
mos y al hablarles les decía con otra voz: se-
en México.
ñor, señora. Tenía el rostro encendido y era
Cuando Juárez, como Presidente de la
capaz de sacarle astillas a una mesa de un
República, fue a San Luis Potosí, lo acom-
puñetazo. Hecho del Poder el partido liberal,
pañó, siendo Jefe militar de la zona que
tenía el grado de Teniente Coronel del Bata-
comprendía Río Verde, Valle de Valles, San
llón Moctezuma, que al mando del Coronel
Ciro y otros puntos de la Sierra que había carlos salazar
395
396
precisión de tener en extremo vigilados.
trincheras cayó herido Palomo, y Arteaga
Aprovechó todos los elementos que pudo
que hacía de corneta, al ver el inminente pe-
encontrar, reorganizó su cuerpo, lo instru-
ligro que corrían, tocó retirada, quitándole
yó, lo equipó y le dio el ejemplo de acatar
de los labios y de la mano la corneta una
la Ordenanza. A varios jefes comisionó para
astilla que sacó de un árbol una bala; en-
que emprendieran formal campaña contra
tonces volvió en medio del fuego graneado
las guerrillas de traidores que merodeaban
a recoger a Palomo, lo montó en su caballo y
por pequeñas poblaciones y haciendas co-
lo puso a salvo. En estos trances la amistad
metiendo robos y asesinatos. Más tarde, por
más que el deber le obligaban. Así en los Re-
acuerdo del Supremo Gobierno, pasó con el
yes, cuando fortuitamente, sin saberlo él del
Batallón Rifleros de San Luis y a las órde-
pronto, el General Porfirio Balderrain mató
nes del General José López Uraga, al Estado
al Mayor Guerrero de su Estado Mayor, loco
de Michoacán. En Morelia, defendida por el
de ira e indignación se traslado al lugar del
General Leonardo Márquez, al dar el asalto
suceso, y agarrando de la cintura al homici-
el 18 de Diciembre de 1862, la fortuna le fue
da, le azotó contra la pared y quiso matar-
adversa, pero no perdió el valor, ni con una
lo a taconazos. Tal manera de ser no quiere
herida que le atravesó el pecho, ni ante los
decir que Salazar fuese de mala índole; muy
peligros de muerte sin cuento que le rodea-
por el contrario, buenos sentimientos le ani-
ron durante la batalla, al grado de matar las
maban y lo mostró siempre con palabras y
balas enemigas uno tras otro dos caballos
hechos. ¡Qué soldado de la Reforma y la In-
que montaba. Al retirar sus tropas, lo hizo
tervención y el Imperio no recuerda el haber
él en camilla hasta Santa Clara del Cobre,
visto llorar a Pueblita en las peroraciones de
donde sin embargo de sus graves lesiones no
Salazar! No de su gran cabeza, sino de su
cesó de seguir reorganizando las fuerzas que
corazón le salía lo que hablaba.
debieran continuar combatiendo al ejército
Después de la honrosa retirada de More-
invasor. Rasgos semejantes de valor tuvo en
lia, sin darle las espaldas al enemigo, y sano
otros días. El año de 1859, estando el Ge-
ya de su herida, se dirigió a Uruapan y luego
neral Aureliano Rivera en Tlalpan, quince o
a Santa Clara, cuya plaza tomó a viva fuerza a
veinte de sus oficiales, a la cabeza Salazar,
los traidores.
como comandante de batallón, hicieron for-
En la Villa de los Reyes, Michoacán, re-
mal promesa de llegar a las garitas de Cha-
chazó a los franceses y los traidores que le
pultepec, donde estaba el enemigo y hacerle
asaltaron y los puso en precipitada fuga.
a quemarropa fuego con pistola. Llegaron a
En los primeros días de Abril de 1865
Tacubaya, y en la cantina de la Sra. Mariqui-
fueron reducidas a prisión, por orden del
ta Becerril, un tal Palomo y un tal Reguera,
General Ramón Méndez, las familias de Sa-
oficiales ambos, que se guardaban profundo
lazar (era ya general), Arteaga, Pueblita y el
encono, hicieron en alta voz alarde de teme-
Coronel Jesús Ocampo. Estuvieron incomu-
ridad tomando la vanguardia. Cerca de las
nicadas bajo la custodia de franceses, hasta
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
que unos comerciantes, dolidos del martirio
ca. Fue aquella una fiesta oficial que reanimó
a que las habían sujetado durante dos me-
los espíritus que hacían vivir la República
ses y un día, se constituyeron sus fiadores,
por Michoacán. De allí salieron las fuerzas
logrando por este medio se les dejase por
en vías de organización. Los traidores y los
cárcel la ciudad de Morelia. El único objeto
republicanos tenían prisioneros, y los pri-
de tal conducta inquisitoria era el hacer que
meros gestionaban con empeño sus canjes;
los jefes de las dichas familias se sometie-
pero no había podido efectuarse por las ven-
ran sin peros al llamado Imperio; mas nada
tajas que querían. Los jefes de uno y otro
pudo lograr Méndez, porque en aumento el
partido se carteaban, partiendo la soilicitud
desinterés y la abnegación de aquellos me-
de los traidores y jefes extranjeros. El Ge-
ritísimos ciudadanos, trabajaron con inque-
neral Noix menudeaba su correspondencia
brantables esfuerzos en difundir el amor a la
con Salazar; exigía más de un soldado suyo
patria entre las tropas mexicanas que sabían
por un mexicano, y Salazar le contestaba
todo el mal que les venía con un gobierno
que en ninguna parte y en ningún tiempo
que no fuera propio ni de forma representa-
podía ser más un extranjero que un mexi-
tiva popular.
cano. “Acepto el canje —dicen que escribía
Arteaga y Salazar aparecían en discordia
al General Noix— pero cabeza por cabeza,
ante los republicanos que los acompañaban,
porque no puede ser un extranjero más que
haciendo la campaña contra el Imperio en
cualquier mexicano”.
Michoacán; pero el origen era al distinto
El General en Jefe José María Arteaga
punto de vista bajo el cual apreciaban los su-
pasó revista a las tropas en las llanuras de
cesos políticos de las zonas que dominaban.
la Magdalena el 4 de Octubre. Llegaban a
Pronto se borró esa discordia, sin dejar
tres mil quinientos hombres, sin contar los
huella de su paso por esos dos grandes co-
destacamentos de Zitácuaro, Huetamo y
razones henchidos de patriotismo. El 16 de
Tacámbaro. Había tres divisiones.
Septiembre de 1865 vibraban acordes como
A la una de la tarde del 9, Arteaga, con las
si dieran vida a un mismo cuerpo, sintiendo
brigadas Díaz, Villagómez y Villada, siendo
y pensando idénticamente. Esa fecha la ce-
el Cuartel Maestre Salazar, partió a Tacám-
lebraron en Tacámbaro de Codallos, especie
baro, porque hubo noticias de que Méndez
de arsenal de la República en aquella triste
llegaba con mil quinientos hombres. Ya el
época. El Coronel Justo Mendoza, secre-
General Vicente Riva Palacio había salido
tario del Cuartel General del Ejército Repu-
hacia Morelia con mil hombres, y otras dos
blicano del Centro, pronunció un soberbio
secciones por otros rumbos. En el camino el
discurso y lo escucharon el General en Jefe
Coronel Trinidad Villagómez tiroteaba a la
Arteaga, el Cuartel Maestre Salazar, el Esta-
vanguardia del enemigo. La retaguardia la
do Mayor, los jefes y oficiales y un resto va-
cubría el Teniente Coronel Julián Solano con
gabundo y simpático de fieles empleados de
cien hombres. El mal camino y la tormenta,
diversos ramos de la administración públi-
la noche del 10, no fueron obstáculo para carlos salazar
397
que llegasen a Tacámbaro. Iban a tomar el
gel desistió de en idea y fue personalmente,
rancho, el 12, cuando corrió la voz de que se
porque así lo exigían los sitiados para sus-
acercaba el enemigo y levantaron violenta-
pender el fuego. —“¿Quién es el General
mente el campo y prosiguieron su marcha;
Salazar?” —preguntó Rangel al grupo de
pero para Santa Ana Amatlán, donde llega-
valientes que hacían resistencia. Y el más
ron el 13. Arteaga ordenó descanso, confia-
simpático de entre ellos dio un paso al fren-
do en que Solano con treinta exploradores
te y contestó: —“Yo; servidor de usted”.
estaba en observación de Méndez frente a
Rangel puso su tropa a las órdenes de Sala-
Tancítaro y que Pedro Tapia con otros trein-
zar, pero éste dijo: —“Nada, nada, Rangel;
ta vigilaba sobre la cólica de la entrada del
a cumplir con su deber”. El Capitán Juan
pueblo la cuesta que tiene como siete leguas
González hizo un guiño a Salazar para que
de camino y por la cual debía necesariamen-
aceptase. —“Déjalo cumplir con su deber”.
te pasar el enemigo. Durante la travesía,
—dijo Salazar al sacerdote patriota.
Arteaga había estado recibiendo partes de
A Rangel exigió Salazar antes de ren-
Solano en que noticiaba que Méndez no se
dirse, la seguridad de su vida y de la de sus
movía de Tacámbaro. En esta seguridad, la
otros compañeros, pidiendo atenciones para
infantería puso en pabellón sus armas y los
su compadre el Coronel Jesús Ocampo, he-
treinta hombres de caballería desensillaron
rido grave mente de dos hilas durante la re-
y fueron a dar agua al río a la caballada.
friega. Rangel se lo prometió bajo palabra de
Ese mismo día en la mañana, de camino
398
honor, que fue quebrantada el día 21.
Méndez para Santa Ana Amatlán, vio las
A la Salida de Amatlán, los exploradores
huellas de la tropa republicana y exclamó:
de Tapia y Solano marchaban con los solda-
“Adelante, muchachos; el que agarre a Ar-
dos imperialistas de Orozco. Vencedores y
teaga y Salazar tiene una talega de pesos”.
vencidos llegaron a Uruapan el 20. Allí re-
Amado Rangel con cien hombres y en-
cibió Méndez la ley del 3 de Octubre y para
trando por la cañada sorprendió, a las once
aplicarla a los prisioneros principales mandó
del día, a la tropa republicana. Los únicos
constituir la Corte Marcial, la cual con
que hicieron resistencia fueron algunos sol-
festinación sentenció a muerte al General
dados y jefes del Cuartel Maestre. El resto
de División José María Arteaga, al General de
de la fuerza, con los otros jefes y Arteaga,
Brigada Carlos Salazar, al Teniente Coronel
se encontraban presos en un portalito de
Trinidad Villagómez, al Coronel Jesús Díaz
la plaza y desarmados y bien custodiados.
y al Capitán Juan González. El jefe traidor
Mientras, Salazar y su Estado Mayor se ba-
Pineda y un escribiente se presentaron a le-
tían, sitiados en su alojamiento. Platicando
vantar el acta de identificación de las perso-
Rangel con Arteaga, llegó un soldado de los
nas y a notificarles que serían pasados por
imperialistas y dijo al primero: —“Señor, no
las armas a la mañana del siguiente día. Los
se quiere rendir el General Salazar”. —“Pues
cinco liberales oyeron impávidos su senten-
que le prendan fuego a la casa”. Luego Ran-
cia sin objetar nada.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Al salir de la prisión la mañana del 21, a
para que influyera en que no fuesen fusila-
las cinco, para ser fusilados, Arteaga flaqueó;
dos los prisioneros. Contestó: “Hay que ma-
entonces Salazar dándole el brazo le dijo:
tar a los bandidos, para que sirva de ejemplo
—“Apóyese”. En el cuadro Salazar se desa-
de moralidad”.
brochó la camisa, enseñó a los ejecutantes
Méndez enseñó a los prisioneros el de-
de la sentencia dónde quedaba el corazón,
creto de 3 de Octubre y dijo al General Pérez
porque siendo desleales les temblaría el pul-
Milicua: “Debían haber sido fusilados todos,
so y le harían padecer. “Me despido de todos
pero sólo he atacado el tronco y apartado
mis amigos y les ruego que no se manchen
las ramas: con eso es suficiente”. Además, le
con el crimen de traición. Voy a enseñar
enseñó una carta de Maximiliano en la que
cómo muere un leal republicano asesinado
aprobaba su conducta y lo ascendía a gene-
por traidores”. Y quedaron sin vida los cinco
ral de brigada. Terminaba ordenando a Mén-
valientes.
dez que propusiera a Riva Palacio el canje de
La toma de Amatlán fue una compra he-
los prisioneros belgas que lo habían sido en
cha desde Uruapan, cuando dos jefes se incor-
Tacámbaro el 11 de Abril. “Si no acepta Riva
poraron a los liberales y andaban en secreteos
Palacio, fusile a todos”. Eran treinta y cinco.1 Ángel Pola.
con Solano y Tapia. Éste recibió tres mil pesos. El castigo no se hizo esperar: los dos que tramaron la venta fallecieron a los pocos días;
Los datos de esta biografía han sido ministrados
1
al autor por la Sra. Tecla Preciado, Generales José Marte
uno de ellos de fiebre a los dos de la sorpresa
Pérez Milicua y Francisco del Paso y Troncoso, Coroneles
en Amatlán.
Manuel García de León, Jesús Ocampo, José Vicente Vi-
Aunque fuera de tiempo, al saberse en México la toma de la plaza, una comisión de personas honorables se acercó a Carlota
llada, Amado Rangel y Jacinto Hernández, Rafael Cano y José Felipe Cortés. Debido al apresuramiento en la formación de esta biografía, se puso en la imprenta 1829 a la fecha del nacimiento de Carlos Salazar, debiendo ser 1832. Conste.
Alejandro GarcÌa 1818-1872
El hombre de que ahora nos vamos a ocupar,
y vecinos que esta ciudad, nieto por la madre,
ofrece a la historia un aspecto interesante.
del capitán Don Alejandro Marcín y Dª María
No abundan mucho los de su tipo. Más
Ángela Escalera, y por el padre, de D. Manuel
que un hombre se trata de una cualidad,
José García y Doña Salvadora Ramírez, etc.
pero una hermosa cualidad personal.
Yo, el Pbro. Don J. María Montero, con licen-
En nuestro empeño por formar una ga-
cia inscripcio del propio párroco, hice este bau-
lería biográfica, hemos labrado ya algunas es-
tismo, advertí a los padrinos el parentesco es-
culturas, pero el trabajo no está cumplido:
piritual y las obligaciones que contrajeron con
aún quedan algunos pedestales que piden
el ahijado y sus padres, impúsele los nombres
sus estatuas. La historia nos ofrece su oro y
de Alejandro Pedro Gerónimo: dile por aboga-
la crítica su molde. Vaciemos ahora la de un
do a San Román mártir, etc., etc., etc”.
buen militar.
Los primeros años de esta vida pertene-
Alejandro García, es costeño: nació en la
cen principalmente a los trabajos lentos de
ciudad de Campeche y fue bautizado en la
su educación doméstica y escolar. Poco
parroquia principal. He aquí el curioso docu-
diremos sobre este punto. Sería muy im-
mento en que se expresa este acto religioso:
portante examinar las circunstancias ín-
“Nicanor Salazar, cura interino, etc.
timas que sirvieron para determinar aquel
Certifico: que en el libro 25 de bautismos
carácter; pero ante la dificultad de acertar
de esta parroquia principal y al folio 100, se
seguramente con ellas, nos abstenemos de
registra con el número 1241, una partida cuyo
semejante estudio. En cuanto a la educación
tenor literal es como sigue: Jueves, 30 de Junio
científica, nada nos ofrece de extraordinario;
de 1818, recibió solemnemente el santo bau-
no era nuestro hombre para esta clase de pro-
tismo un niño blanco, que nació el día 27 de
gresos. El desarrollo que vamos a presenciar no
dicho, hijo legítimo de D. Gerónimo García y
es el de un hombre de ciencias, a no ser que ha-
de Doña María del Rosario Marcín, naturales
blemos de cierta ciencia infusa, la de la hon-
˜ 401 ˜
radez y el patriotismo, cuyo aprendizaje no
Los “Liberales Ilustres” son por sí mismos
se buce en ninguna escuela, sino que resulta
suficientes datos para clasificar la naturaleza
espontáneamente del corazón y de la eleva-
social a que pertenecen, así como los frutos de
ción del carácter.
un árbol indican el terreno material y la clase
Muy joven todavía abandonó el puerto y se trasladó a la Capital de la República.
Podemos descubrir en el curso de nues-
Llegó a ésta atraído por su vocación domi-
tra historia, movimientos de un orden que no
nante: la carrera militar. La época se ofrecía
parecen pero que en realidad son incoheren-
entonces propicia y adecuada para este géne-
tes: algo de ciencia, algo de artes, algo de in-
ro de aspiraciones, la vida pública era un pro-
dustria, pero no, esto no es lo propio sino lo
ceso de conflictos, de evoluciones violentas y
extraño. El movimiento lógico, el que corres-
de estremecimientos sociales. En la suprema
ponde a la edad del pueblo, debe ser político,
inestabilidad de los elementos nacionales, en
porque las sociedades, así como los indivi-
aquella sucesión rápida de acciones y reaccio-
duos, antes que otra cosa tienen necesidad de
nes políticas, bastaba un poco de iniciativa
poseer una organización. No nos podríamos
personal para conquistar a saltos, desde las
explicar sucesos que no fueran de esta última
más humildes hasta las más elevadas insignias
clase, si no tuviéramos sobre nuestra civiliza-
de la graduación militar. Había un desencade-
ción, la influencia de civilizaciones superiores,
namiento tempestuoso de los elementos polí-
que como la europea, tiene prolongaciones de
ticos que derribaba de improviso y levantaba
su cultura y entra como uno de tantos fac-
de improviso también. No había presilla se-
tores en la complexidad de los sucesos loca-
gura en los hombros de los audaces, o caía
les. Para la lucha por nuestra organización,
arrebatada por la tempestad, o se sustituía
nos despertó el grito de Septiembre: había
por una presilla de mayor significación.
un vínculo de fierro entre la colonia y la
Hay en nuestra historia largas carreras
Metrópoli y hubo necesidad de quebrantar-
militares, hechas en un minuto de temeridad
lo; había un obstáculo en el fanatismo y la
revolucionaría.
preponderancia religiosa y hubo necesidad de
Los acontecimientos sociales registrados hasta hoy en los anales de la existencia nacio-
402
de vegetación que los produjo.
allanarlo. Así lo ha querido la ley de nuestro desarrollo: cuestión de vida.
nal, presentan como es natural, determina-
Muchos de los hombres que figuraron
do carácter que llamaremos carácter histó-
como elementos activos de esta evolución,
rico, y que no es otra cosa que la relación
pasarían tal vez inadvertidos del verdade-
necesaria de la época en que tuvieron lugar.
ro papel que han desempeñado en la vida
Los personajes que sobresalen en el orden
social. Hay en los seres que constituyen una
vulgar de los seres, los que merecen el nombre
sociedad algo de ese instinto biológico que
de grandes, no lo han sido nunca sino como
infunde a la celdilla en el cuerpo humano y
una consecuencia más o menos accesible al
al hombre en el cuerpo social la necesidad de
juicio, de los tiempos en que aparecen.
perfeccionar el organismo a que pertenecen.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Por eso hemos dicho antes que el movi-
que son constantes y subrayan, digamos, en
miento dominante, la revelación esencial y
toda su extensión la existencia de aquel que
característica de la acción social es necesa-
las ostentaba. Hablo de la lealtad y la perse-
riamente político, todo el interés de nues-
verancia de este soldado.
tra historia está allí. Los acontecimientos
Quien como García principia su carrera
sociales frutos son que resultan de la hu-
por un grado insignificante en el ejército y as-
manidad, como las flores de las plantas. En
ciende lentamente, con la gravedad de todo
el efecto flor, hay una concurrencia de multi-
lo que se labra a fuerza de méritos; quien
tud de causas: el ambiente, la temperatura,
como él sirve en el Cuerpo nacional de arti-
el meteoro, la tierra, el agua, etc., etc. Algo
llería desde 30 de Marzo de 1836 hasta 28
más complicados se presentan los fenóme-
de Junio de 1863; quien sirve como él cerca de
nos de la sociedad, un hecho cualquiera es la
treinta y seis años mortales de luchas, peli-
expresión sintética de multitud de factores
gros y tormentos, sin descanso alguno, sin
asociados, muchos de ellos sin apariencia in-
una licencia, como dice la hoja brillantísima
dividual y dispuestos misteriosamente para
de sus servicios, indudablemente posee una
producir un fenómeno. Guando la concurren-
voluntad formidable.
cia de elementos es suficiente, cuando ha teni-
En aquellas épocas de constantes revuel-
do lugar de una manera proporcional, cuan-
tas en que las atracciones poderosas de los
do se ha cumplido la ley, entonces resulta el
éxitos revolucionarios, resolvían bruscas direc-
suceso armonioso, el fenómeno perfecto que
ciones en el ánimo de las mayorías; en aque-
nos impresiona; pero cuando hay insuficien-
llos tiempos en que bastaba la perspectiva
cia en los elementos, cuando la combinación
feliz de la causa en vía de triunfo, para
no es completa, resulta la discordancia y la
desmoralizar la fidelidad de los militares sin
tendencia divergente, tiene que abortar por
convicción, Alejandro García resultaba siem-
la premadurez de su origen.
pre como una excepción noble, en medio de
Este es el criterio con que el historiador nacional debe nacer el examen de los hombres
las defecciones, en medio de las traiciones del ejército.
que figuran en la historia patria. Es el tono que
Basta reproducir aquí la parte relativa
deben hacer cada vez más enérgico y termi-
de un certificado extendido por el Gene-
nante los que se ocupen de la filosofía histó-
ral de Brigada Don Domingo Echegaray, en
rica. Orientar al ciudadano, fijar el cauce en
1847. Se trata de una acción de guerra en Ta-
que debe correr todo aquello que se dedica al
basco contra el invasor norteamericano; dice:
bien general, es lo mismo que acercarse a la
..”.rechazó al enemigo en un punto
fórmula patriotismo sólido consciente y útil.
llamado la Seiva cercado San Juan Bautista,
Hay en la vida del hombre que tene-
haciéndolo retirar en precipitada fuga. Tam-
mos bajo nuestras observaciones muchas cua-
bién se halló en la acción de Tamutlé de
lidades importantes; pero no todas ofrecen
las Barrancas, etc., etc., y que por la su-
la misma intensidad. Dos hay entre ellas
perioridad del número se le dejó dueño del alejandro garcía
403
404
campo, después de haber resistido lo posible
cortos hasta para los que aparentan dedicar-
hasta dejar bien puesto el honor de las armas
se a su servicio.
nacionales… hizo una expedición a Jonu-
Y luego, cuando han logrado el objeto
ta con el objeto de hostilizar al enemigo por
de sus desvelos, cuando el flujo de la po-
aquel rumbo; mas no habiéndolo logrado re-
pularidad los remonta hasta las alturas del
gresó a la Capital, donde permaneció hasta el
poder, se revela en ellos toda la miseria de
16 de Noviembre que una asonada militar des-
sus almas frágiles, toda la flaqueza del cora-
conoció mi autoridad, lo expulsó conmigo por
zón vulgar; el abnegado se ha convertido en
no haber querido tomar parte en la rebelión”.
ambicioso de intereses personales, el genero
La simple relación de este episodio nos
so se descubre y deja ver su doble fondo de
ahorra el trabajo de ensalzar detenidamente
rufián, el noble se hace evidente en acciones
el carácter de este hombre, pues, lo referi-
sanguinarias, en actos impuros de una con-
do por el General Echegaray respecto de un
ducta dirigida por los resentimientos infa-
hecho particular, pueden referir todos los su-
mes de la pasión. Arrebatan a los ciudada-
periores de todos los cuerpos en que sirvió
nos como camino despoblado los derechos
y en todos los lances desgraciados en que él
y las garantías que acaban de consignarse
tomó parte.
en los documentos de nuestra libertad, de
García es la encarnación del militar.
esta libertad ganada y perdida en tantas
Pero en la historia de México la palabra mili
ocasiones trágicas cuyos recuerdos tienen
tar tiene una significación que corresponde en
dejos de dolor inmenso, y visiones de mar-
el espíritu a la concepción sintética de algo así
tirios heroicos…
como de gente púnica o soldadesca romana
Hanse atemorizado las nobles tentacio-
de los tiempos de Galva, Othón, Vitelio, etc.
nes del patriotismo sujetando a forzada abs-
Los pueblos nunca se levantan sin razón,
tinencia las aspiraciones a la libertad. Hace
y el nuestro se agitó sin descanso desde 1810
amargado tanto este sagrado amor natural,
hasta 1876, no como creían nuestros detrac-
que para no abjurar de él ha sido necesario
tores del viejo mundo, por simple turbu-
ofrecerse a la terrible vocación de vivir para
lencia de un natural incorregible, sino por
su servicio. Y a fuerza de gravar la activi-
efecto de la necesidad que tiene todo pueblo
dad política de los ciudadanos, haciendo ex-
de luchar por su independencia.
piar con las más duras consecuencias el más
Con muy pocas excepciones los caudillos
ligero empleo de ella; a fuerza de exaltar con
en este país, han tenido dos maneras de ser
honores y recompensas la indigna quietud
muy distintas entre sí. Aventureros que bus-
de los sumisos, se ha llegado a paralizar poco
can en los azares de la guerra el botín de los
a poco la vida política sustituida por el es-
puestos más encumbrados, que disponen de
tancamiento de una larga indolencia: perni-
una gran voluntad para mostrarse desintere-
ciosa humedad del carácter social donde se
sados, generosos y nobles, mientras tienen
forman todas las vegetaciones asquerosas del
necesidad de los favores populares, jamás
servilismo y abyección de los pueblos.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Y os diremos de una vez que el instru-
está en el juicio indestructible y rígido que
mento, la horrible máquina con que los tira-
señala su derrotero en el campo de las inves-
nos de siempre han conseguido triunfos tan
tigaciones arrollando consideraciones y sen-
funestes sobre las libertades del pueblo, ha
timientos, echando puentes de hierro sobre
sido: el ejército.
las debilidades de la simpatía tan dispuestas
Y Alejandro García fue miembro de ese ejército, fue si se quiere un tornillo de la
a presentar las cosas con todas las aberraciones de su interés.
máquina de tiranía y opresión. Bajo el Go-
Decimos esto en explicación de algo que
bierno de Bustamante fue subteniente de la
pudiera tacharse de inconveniente en nues-
7ª Compañía de la 4ª Brigada de artillería.
tras apreciaciones. Presentamos a nuestro
Bajo el Gobierno de Santa-Anna, capitán de
personaje, tal como lo vemos en la historia;
Ejército y Teniente Coronel de infantería
no gustamos de forjar esa clase de figuro-
y artillería, Así ha contribuido a sostener
nes inverosímiles de la novela caprichosa y
administraciones odiosas al país y gobiernos
del drama arbitrario, en que se personifican
liberticidas.
las alegorías abstractas de las virtudes y los
Todavía más: no era Alejandro García de
vicios. Examinamos a un hombre y no una
aquellos con quienes se pudiera contar para
creación novelesca; por eso tenemos que pre-
introducir nuevas instituciones públicas ni
sentar esa alternativa de errores y laudables
para sustituir las ya establecidas. Como mi-
acciones de faces oscuras y brillantes, de ex-
litar dispuso muchas veces de considerables
travíos y rectificaciones de la conducta, que
elementos. Con ellos hubiese podido ofrecer
en conjunto constituyen el adjetivo humano
importante ayuda a los movimientos polí-
que califica la cualidad de los caracteres
ticos que se organizaban contra los gobier-
sociales.
nos establecidos. Pero en sus manos aquellas
Alejandro García fue soldado; pero tuvo
fuerzas, no sólo no se resignarían a guardar
el gran defecto de haber sido el tipo emi-
una actitud de intencionada inacción sino
nente del soldado intachable.
que estarían destinadas a la irremediable fa-
En esta actitud se le encuentra con toda
talidad del cumplimiento del deber, aunque
la corrección, se le ve desde la altura de las
fuera con daño de la prosperidad y desarrollo
brillantes cualidades de un carácter perseve-
de los gérmenes más fecundos de una revolu-
rante y leal.
ción progresista y redentora.
Los magníficos soldados no son para las
La imparcialidad de la crítica que juz-
épocas sociales de formación; el soldado que
ga a los hombres de la historia, marcha en
sirve, bajo protesta de sostener una situa-
sus estudios sobre rieles de diamante para
ción pública determinada, declara que hace
descubrir la verdad. No puede torcer su cami-
abstracción de las necesidades biológicas
no: la imparcialidad no se ajusta a todas esas
impuestas por el desarrollo natural de los
preocupaciones de la pasión violenta siempre
pueblos que atraviesan por un periodo de
con la forma real. Cree que la inmortalidad
organización. El ejército es una institución alejandro garcía
405
conservadora, y ésta era la unidad funda-
abaten las situaciones poli ticas, que bien pu-
mental del carácter de García, que lo man-
dieron lanzar sobre él su mirada última, se-
tuvo siempre de parte de todos los gobiernos
guras de encontrarle con la actitud pom-
sucesivamente establecidos en el país, aun-
peyana del soldado antes muerto, que infiel
que de uno a otro sea fácil descubrir radicales
al terrible puesto, en que tan pocos héroes el
diferencias de programas, tendencias y doc-
honor ofrece.
trinas políticas.
406
Quien así cumple preciso es que ten-
Pero la historia nos dice precisamente
ga definido concepto de algún deber; el del
que en las vicisitudes públicas, el ejército si
saldado al menos. Se nos podrá preguntar si
era consecuente con los despotismos podero-
debe proceder la absolución para aquel que
sos y triunfantes, era desleal y adverso en los
prefiere ser un excelente militar en condicio-
momentos supremos y difíciles de la caída: y
nes tales de anomalía social, que para ser un
Alejandro García estuvo siempre muy dis-
militar excelente hay necesidad de ser un mal
tante de estas tristes flaquezas: firme en la
ciudadano. Se nos hará el cargo de aplau-
bonanza y firme en la desgracia. La historia
dir la subordinación por el solo hecho de ser
nos dice que si estas volubilidades del ejér-
ciega, y erigir en precepto de moral cívica la
cito tienen también su parte de influencia
perseverancia cuando es para sostén del bra-
en el restablecimiento de la libertad, a cuyo
zo que subyuga y tiraniza. Se nos hará esta
servicio se ha puesto siquiera en las postri-
pregunta: ¿por qué no se retiró a tiempo
merías de los gobiernos tiránicos, cierto es
de aquel ejército que solamente servía para
también que no ha ofrecido nunca garan-
asegurar la impunidad del dictador? ¿por
tías a la estabilidad de esas instituciones,
qué tanta constancia aun para esa causa
siempre amagadas por ese mismo ejército
odiosa, contra la cual se levantaban los más
sin convicciones y propenso a la hostilidad
vehementes sufragios de la libertad y la re-
ante la primera perspectiva de una reac-
dención? —Quién sabe... fuerte, muy fuerte
ción cualquiera, con tal que tuviera el éxito
es la objeción histórica: procuraremos, sin
por condición; y Alejandro García, era una
embargo, advertir: que aquella sumisión al
garantía, una magnífica garantía de lealtad
deber militar aunque ciega, no fue, sin em-
y de firmeza.
bargo, arbitraria. La idea de este deber, si fue
Podía la vigilancia del gobierno dis-
la misma por lo que siempre tuvo de irrevo-
traerse cuanto quisiera, seguro siempre de
cable para ser cumplida, nada tiene de co-
encontrar a este hombre en el lugar mismo
mún entre dos épocas de la historia por la
del que desde mucho antes habían desertado
diferencia de principios que le tocó sostener.
ya los perjuros Y aquí es donde nos per-
Aquel deber fue cada vez más ilustrado y más
mitimos llamar la atención de todos para
consciente. Fue marchando a pasos lentos
que nos digan si no es grandeza, si no es ab-
hacia la perfección, sin que ningún hecho de-
negación la de este hombre en pie siempre,
muestre retroceso en este camino. Muchos
inalterable y resignado a las catástrofes que
en su lugar, después de servir a un gobierno
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
como el de Álvarez, se hubiesen ajustado con
guntar, hasta dónde hay personalidad en
igual conciencia, e insensibles a la discordan-
los actos de un servicio que significa tan
cia moral de lo incompatible, al ya proscrito
escasa autoridad como la suya que bajo
Santa-Anna, a quien de nuevo se entregaran
el despotismo corresponde a jerarquía tan
si contra el bien de la patria, en algo hubie-
baja en la escala militar; todavía es de justi-
sen llegado a valer los planes desatentados de
cia preguntar hasta dónde queda compensada
aquel ridículo y malogrado Coriolano.
esta cooperación, que es la de un átomo en
Pero Alejandro García, y en esto consiste
la fuerza que sustentaba al César; la exigua
la noble propiedad de su carácter, se aparta
porción con que él contribuyera al principio
y mucho del corte vulgar de aquellos com-
a obstruir el triunfo de la regeneración, con
pañeros, de aquellas gentes de estado, con-
los servicios por él prestados a la santa cau-
temporáneos suyos que hicieron del oficio
sa, con la suma de energía por su fidelidad
de las armas unos, y del oficio de la política
ahorrada a la vigilancia de los gobiernos li-
otros, un modus lucrativo de llegar a personal
berales necesitados de confianza para hacer
prosperidad en las riquezas para hacerse de
al bien público provechosas aplicaciones de
mucho poder o a personal prosperidad en el
su fuerza y su entusiasmo.
poder, para hacerse de muchas riquezas.
Todavía es justo investigar hasta dónde
Aquí no hay ley; no hay más que la pre-
la buena fe de este soldado, la naturaleza
ponderancia del “yo” que es como la inscrip-
misma de tan firme perseverancia, es parte
ción indeleble de las conciencias estrechas, en
a purificar, todavía más, a convertir aque-
cuyo hogar cualquiera que sea el fuego que
llo que parece inconsecuencia en prueba
se encienda, nunca, noble deber en él quema
inesperada de la severidad y corrección de
parte siquiera de su precioso combustible.
su conducta. Todavía es necesario saber
En García no encontramos esta inesta-
hasta dónde fue en él tardía la obra de la
bilidad. Le vemos bajo la influencia de cam-
inteligencia para naturalizar con sus ideas,
bios progresivos, como fenómenos ordenados
las tempestuosas formas de la naciente de-
de un espíritu sujeto al necesario proceso de
mocracia, y hasta dónde en fin, es necesario
su formación, pero no la discordante evolu-
a ciertas complexiones el concurso de los
ción del saltimbanqui político, ni el merce-
tiempos y los hechos para completar la
nario soldado, ligeros como pluma para de-
impresión simpática, el fenómeno de la in-
jarse llevar a impulso del viento dominante
teligencia y el sentimiento combinados en
de la situación. ¡Su convicción nunca volvió
tanto como es indispensable al correligionaria
atrás; había personalidad en sus actos. Él aca-
para sacrificarse por sus credos. De una u otra
bó por donde es necesario al varón prudente,
manera, si el hecho de preferir un deber, el de
al paso que otros muchos acaban por donde
soldado, a otro deber, el del ciudadano; si el
no es permitido sino a la juventud cuitada.
hecho de haber consagrado toda su actividad
Pero si todavía no fuera suficiente
al servicio militar en detrimento de la parte de
cuanto acabamos de ver, aún resta pre-
acción o cuando menos de protesta pasiva que alejandro garcía
407
408
como mexicano debía oponer al despotismo que
compatibilidad moral. Pero no era estacionario;
pesaba sobre la patria, constituyen una respon-
poco a poco es verdad, pero de una manera sóli-
sabilidad, sea, pero la responsabilidad siempre
da, fue adelantando en la misma progresión de
quedará reducida por gran número de circuns-
nuestros acontecimientos públicos, contra las
tancias atenuantes. Será un delito de culpa si
cuales influyó sin duda, pero no tanto como
se quiere, que la historia puede perdonar, si se
después por ellas.
atiende a que no hoy dolo, que no hay mala fe,
Y decimos que fue un verdadero liberal,
sino la fuerza mayor de las tiranías en que la
porque mientras le vemos aceptar con la relati-
responsabilidad alcanza a cada sumiso que se
va facilidad de que es capaz un espíritu cons-
doblega a la opresión.
tante como el suyo, el triunfo de las insti-
Tal vez nos hemos detenido más de lo ne-
tuciones regeneradoras implantadas sobre los
cesario en este punto que nosotros considera-
antiguos gobiernos autocríticos y dictatoriales
mos sin embargo, de importancia capital. Nos
bajo cuyos auspicios inició su carrera militar;
hemos quitado de la conciencia el horrible pe
mientras que parece haberse persuadido ante
so de esta cuestión, que por ardua y delicada
la elocuencia de los éxitos y las popularidades
para nuestro hombre hubiese querido nuestro
de la democracia; mientras que sus servicios
afecto evitar, si no fuera cargo mayor para el
en otras causas no pasan nunca de la vulgaridad
espíritu dejar por malicia de cumplir nuestro
propia a las acciones en que se cumple sólo por
misión. Hemos servido así, con más honra al
obligación, por esa obligación que no se alien-
biografiado que desde este momento empieza
ta con la efusión lírica del espíritu que se ena-
a manifestarse con toda claridad.
mora del deber; mientras sucede todo esto, ve-
Alejandro García es un liberal, pero perte-
mos después cómo se muestra intransigente y
nece a cierto género que no tendríamos dificul-
hostil a la idea de la restauración fraguada por
tad en llamar liberal conservador, como antes
los antiguos santanistas, por los viejos con-
hemos dicho ya. Pero es necesario no confun-
servadores que adoptaran para este atentado
dirlo con el conservador que en nuestros hechos
público al archiduque Maximiliano que con
públicos, fue ayer, es hoy, y será siempre la
ser de sangre dinástica no la hiciera valer tanto
abominable contradicción del progreso y la li-
en sus costumbres de gobierno como el plebe-
bertad del hombre. Fue conservador Alejandro
yo dictador que Ayutla arrojó al destierro;
García, como lo sería hoy Juárez si viviera, hacia
vemos cómo resiste a las seductoras proposi-
las instituciones que salvó de las intrigas polí-
ciones hechas por un personaje caracterizado
ticas y tempestades del retroceso. Fue conser-
de la nueva situación, en circunstancias tales
vador, pero en tanto que significa falta de ese
que ésta era un hecho, mientras el gobierno
inquieto temperamento del innovador. Res-
liberal no era más que una utopía; cuando los
petuoso siempre, y siempre reverente hacia las
enemigos de la Constitución ya contaban con
instituciones sociales, no sintió nunca en sus
una perspectiva de indestructible seguridad
ideas el impaciente achaque de la iniciativa
al paso que la libertad, cuando más favorable
temeraria de la cual estuvo muy lejos por in-
sólo vivía de aventuradas conjeturas de remo-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
ta victoria; vemos con cuánto fervor se consa-
la tierra mexicana a los enemigos de nuestra
gra para siempre a la defensa de los principios
independencia.
constitucionales, y con qué entusiasmo acepta
Tenemos a la vista el precioso libro que
el grave conflicto en que se luchaba con el co-
guarda como un tesoro la digna esposa del
razón y con el cerebro; en que había por cada
general García: allí se mencionan, las campa-
soldado una dualidad guerrera; el hombre de
ñas y acciones de guerra en que se encontró.
sentimientos contra los enemigos de la patria
Según este documento, se halló en el
y el hombre de ideas contra los enemigos del
ataque y toma de Tizimín, Estado de Yu-
progreso.
catán, en 13 de Diciembre de 1839 a las órde-
En tales condiciones nada tiene de extra-
nes del General Tomás Requena, que lo re-
ño que Alejandro García, se caracterizara por
comendó en el parte respectivo por su buen
lo extraordinario de sus cualidades. Allí está
comportamiento en dicha acción.
Papaloapam y otros puntos de la Costa de Vera-
Se encontró en el fuerte de San Carlos
cruz, que pueden atestiguar esta verdad: don-
en Campeche, en que se batió varias veces
de estuvo García, allí hubo trabajo, vigilancia,
contra los sublevados que atacaron la plaza
fuego encendido, inextinguible para la liber-
en 1840. En Agosto de este mismo año, marchó
tad y el patriotismo.
a Veracruz y de allí pasó para auxiliar las tro-
Algún tiempo después del triunfo de la
pas de Tabasco, que sostuvieron al Supremo
República, reuníanse en un banquete los jefes
Gobierno, en donde desempeñó comisiones de
que más populares hizo la intervención.
bastante cargo. Concurrió a la acción del lla-
Los brindis animados por el recuerdo de las
mado llano de Aragón.
hazañas fuertes, y los sangrientos episodios de
En 1840, mientras el país entero se le-
los héroes, aludían a gloriosos campeones que
vantaba en armas contra el americano que
tanto se distinguieron combatiendo la inva-
se desbordaba desde el Norte sobre nuestro
sión. Después de calurosas alocuciones, toca a
territorio, Yucatán, rompe no sólo con el víncu-
su vez hacer uso de la palabra, al más notable
lo federal, sino hasta con el sagrado compro-
de los capitanes en la época a que nos referi-
miso de la defensa nacional. Entonces fue
mos y vive hoy casi en la oscuridad: decla-
cuando hubo necesidad de dividir las fuer-
ró con emoción que era de toda justicia rendir
zas públicas, destacando para esa península
un homenaje a un valiente general de quien
once mil hombres a las órdenes del General
hasta ese momento no se había hecho men-
Don Vicente Miñón. García ocupó un cerro
ción; un general que no tenía semejante entre
que se encuentra al Suroeste de Campeche,
sus compañeros, por ser el único que no había
conocido con el nombre de la Eminencia. Allí
pisado nunca tierra ocupada por el inva-
resistió por espacio de cuarenta y cinco días
sor: ese general era D. Alejandro García. Y
los fuegos de la plaza, hasta que el hambre,
así fue en verdad; desde que la invasión llegó a
la fiebre amarilla y las balas enemigas, diez-
nuestras playas, García principió a comba-
maron de tal manera las tropas, que hubo
tir sin dar paz a la mano, hasta ver fuera de
necesidad de abandonar la posición, embaralejandro garcía
409
cando las que quedaban aún en lamentable
y del mando en jefe de la segunda Brigada
minoría.
de la División Llave, en cuyo punto sofocó
Así terminó esta expedición desgraciada
una rebelión que tuvo lugar la noche del 10
en que se derramó por mano fratricida, la
al 11 de Agosto de 1862 y continuó desem-
sangre de multitud de mexicanos, sangre sa-
peñando la misma comisión hasta el 16 de
grada y santa, porque no pertenecía a nues-
Noviembre del mismo año que se encargó
tros disturbios, sino a la salvación pública.
de la mayoría general de su arma en el ejérci-
Marchó a las órdenes del Sr. General
to de Oriente, cuya misión desempeñó has-
Matías Peña y Barragán, habiéndose ba-
ta el año de 1863. Miembro del Ejército de
tido en la hacienda de Monclova contra las
Oriente sostuvo el sitio de Puebla en Marzo,
fuerzas enemigas. Asistió a las acciones de
Abril y Mayo de 1863, habiendo concurrido
Puebla dadas en 1845. En el Estado de Ta-
en dicho sitio a diferentes acciones de guerra
basco luchó heroicamente contra las fuerzas
que tuvieron lugar en él. Su comportamien-
americanas a las cuales batió los días 25 y 26
to fue irreprochable y tanto que fue enton-
de Octubre del mismo año; ya hemos visto
ces cuando ganó su ascenso a General de
que sostuvo algunas acciones contra dichas
Brigada efectivo, quedando prisionero en
fuerzas que atacaron el pueblo de Tamul-
aquella plaza el 17 de Mayo del referido año,
té de las Barrancas, acercándose en varias
y cuando era conducido a Francia, evitó el
ocasiones a hostilizarlas a S. Juan Bautista
destierro con la evasión ejecutada en la ciu-
cuando ocupaban este punto. Concurrió a
dad de Orizaba, de donde se dirigió a la Cos-
la toma del cuartel de la misma plaza con-
ta de Sotavento del Estado de Veracruz, en
tra las fuerzas que acaudillaba el famoso y
donde recibió el nombramiento de General
valiente sublevado Manuel Bruno, hombre
en Jefe de las fuerzas que la cubrían y poste-
de espíritu que fue ejecutado en San Juan
riormente el de Gobernador de Veracruz. En
Bautista, y cuya muerte recibió con valor.
dicha Costa, continuó haciendo la guerra al
Sería larga la relación de las demás acciones a que concurrió, y para no cansar a
410
invasor, concurriendo a diferentes funciones de armas que allí tuvieron lugar.
nuestros lectores con la enumeración ári-
Alejandro García se encontraba en Tla-
da de ataques y campañas que para ofre-
cotalpam, cuando esta población fue ocu-
cer amenidad tendríamos que referir a la
pada por las fuerzas invasoras secundadas
multitud de sucesos que no tienen aquí su
por algunos buques franceses de guerra que
verdadero lugar, trataremos de pasarlas en
sitiaron el puerto. Aquí es justo mencionar
silencio para ocuparnos de aquellas en que
la digna entereza con que supo mostrarse la
descuella por las hazañas en que ofreció ex-
Sra. Cenobia Oropeza, esposa del general,
cepcionales testimonios de su patriotismo y
contra cuya actitud no puede hacérsele
fuerte voluntad.
cargo alguno, pues antes que con debilida-
En 10 de Marzo de 1861 se encargó de la
des ordinarias en la vulgaridad de su sexo,
Comandancia militar del castillo de Perote
ayudó con demostraciones de un ánimo
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
excepcional ante el peligro, a sostener la
Y entonces fue cuando, agotados los
magnífica firmeza de su glorioso compañe-
recursos pacíficos, pretendieron obligarla a
ro, desentendido del hogar para la salvación
escribir al general, cuyas hostilidades había
de su patria.
necesidad de conjurar de algún modo. Pero
El jefe de la escuadrilla intentó primero
la señora de García no se amedrentó ante
interesar al General García por la causa de
las consecuencias con que se le amenazaba
la intervención, a cuyo efecto creyó opor-
y declaró que desde luego podían disponer
tuno preparar una conferencia entre él y la
de ella.
generala, como llamaban a la señora esposa de aquél.
Inmediatamente fue conducida a bordo de uno de los vapores de guerra, donde se la
La entrevista tuvo lugar en la casa de
detuvo bajo la más estrecha vigilancia. Un
esta última; allí empezó el francés por em-
mensajero fue al campo liberal con la mi-
plear la dulce violencia de la persuasión,
sión de llevar noticias del funesto suceso y
prometiendo honores y recompensas para
además con la de denunciar los riesgos a que
ganar el perjurio de nuestro general; pero la
estaba expuesta la cautiva, si la obstinación
señora de García cortó con brusca impacien-
del capitán republicano hacía imposible el
cia el ofensivo preliminar, declarando llena
rescate de la víctima. García oyó con sere-
de hermosísima indignación que quien tal
nidad la triste nueva, así como también el
proponía, debía concebir muy triste idea de
duro sacrificio que el enemigo proponía para
todos los mexicanos, a quienes juzgaba, tal
la salvación de su esposa…
vez, por los que en Europa traicionaban a la patria, ofrecida como botín a la ambición de
Al día siguiente ordenó el ataque y quedaron rotas las hostilidades.
los monarcas extranjeros; pero que tuviera
Desde aquel día el invasor tuvo que lu-
entendido que otros mexicanos había para
char fin descanso y vigilar constantemente
quienes la muerte era preferible antes que
al infatigable campeón que tuvo el mérito,
consentir en el cautiverio de México.
como se ha dicho en el brindis a que antes
—Pero, señora, agregó el extranjero,
hemos aludido, de haber pisado siempre
nuestra misión es de orden y de paz. Noso-
tierra libre desde el principio hasta el fin de
tros no pretendemos atentar contra la liber-
las campañas abiertas por él.
tad de este país sino hacerle el beneficio de establecer un gobierno.
No todos tienen en su vida militar un capítulo de gloria tan envidiable como el
—Oh, si es por eso —replicó ella, mu-
que acabamos de referir. Para una hazaña
chas gracias. Decid a vuestro Emperador
extraordinaria de la energía, como ésta, es
que renunciamos a sus desinteresados servi-
necesario suponer en quien dé muestras
cios, que para lo que él nos ofrece, nos basta
de ella, el sentimiento, la vocación subli-
y sobra con el indio Juárez, sin el cual no
me del patriotismo y de la libertad, sin el
habrá para México ni orden, ni paz, ni go-
cual no hay acciones grandes ni rasgos
bierno, ni nada.
admirables. alejandro garcía
411
Cuando la ciudad de Oaxaca fue ocu-
El General buscaba un refugio en su
pada por el ejército francés, convocó a los
pueblo natal, deseoso de dar la primera y úl-
Estados de Tabasco y Chiapas, para que
tima tregua también, a una existencia fati-
unidos, eligieran un jefe que representase
gada con los procelosos acontecimientos de
al Gobierno en aquellos lugares. El nombra-
que nos hemos ocupado ya.
miento recayó en él, y dando cuenta al Su-
Pero qué difícil es que hombres de sus
premo Gobierno, fue aprobada su conducta
merecimientos puedan vivir para la tranqui-
y nombrado en el acto General en Jefe del
lidad. Poco tiempo después de permanecer
Ejército de Oriente y de los Estados que lo
en aquel punto, las diferencias locales die-
componían, Oaxaca, Tabasco, Chiapas, Pue-
ron lugar a dos partidos principales, de los
bla y Tlaxcala.
que uno lo señaló como su candidato para el
En Noviembre de 1866 fue nombrado Go bernador y Comandante militar del Estado de
Las consecuencias fueron fatales para él:
Oaxaca, hasta Marzo de 1867 en que se le dio
la desapoderada ambición de dos aficiona-
orden de marchar a la Costa, donde continuó
dos a la cosa pública, de dos noveles inicia-
la campaña hasta ocupar la plaza de Veracruz
dos con furor en el aprendizaje de la política
con las fuerzas de su mando en Junio del mis-
lucrativa, dos personalidades que mucho de-
mo año, renunciando en seguida el Gobierno
bían a aquel contra quien se volverían después,
y Comandancia militar de su cargo.
levantáronse para perjudicar la candidatura del
Un año después, es decir, en Abril de 1868
General, no en el terreno de las luchas lícitas,
fue nombrado jefe de la primera División del
sino en el de los recursos reprobados por las le-
Ejército y Comandante militar del Distrito
yes de la hostilidad política, lastimando hon-
Federal. En este puesto se encontraba cuando
damente el corazón de García, que con estoico
el pronunciamiento de la Ciudadela, a cuyo
desinterés se limitaba sólo a presenciar desde
ataque asistió, así como a la persecución de
su retiro el movimiento de la opinión.
los sublevados en Puebla acaudillados por el
Fue entonces cuando haciendo licencioso
General Negrete, a quienes logró batir y res-
empleo de la libertad de imprenta, se permitie-
tablecer el orden legal en ese Estado.
ron aquellos enemigos zaherirlo con alusiones
Muerto D. Benito Juárez, el General
preñadas de letal sarcasmo, y en dicterios en que
García resolvió abandonar la Capital, y con
se revelaba desalmada resolución de ofender a un
pretexto de recobrar su quebrantada salud
hombre que, para ser respetado, bastaba un poco
se trasladó a Campeche con expresivas se-
de nobleza en el espíritu y algo de esa ternura que
ñales de no volver a la metrópoli, al menos
deja en el corazón el recuerdo de los servicios y
en mucho tiempo.
pruebas de un patriotismo y de una honradez
Los campechanos tenían en alta estima-
412
Gobierno del Estado.
sostenidas hasta el último instante de su vida.
ción a su ilustre compatriota cuyos méritos
Pero no; los enemigos de que ahora nos
se hicieron más populares que nunca con el
ocupamos, no tenían por dónde ser accesibles a
sólo influjo de su presencia.
esas emociones; se trataba de su propio interés,
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
de ese afán por el “yo”, que ciega toda fuente de
je encargado en aquel entonces de la cartera de
generosos sentimientos. Si de aquella conducta
guerra. Preparábase un cambio de gabinete y
se quisiera deducir alguna conclusión, no sería
los rumores acerca de quién sería el agraviado,
otra por cierto sino la de un desequilibrio del
favorecían al General García, lo que dio motivo
carácter de aquellos hombres en quienes pre-
al Ministro para suponerle empeñado en una
ponderaba de manera tan imperiosa la perso-
rivalidad clandestina para alcanzar el triunfo.
nal ambición… Hemos hablado del político, digamos ahora alguna cosa del particular. Alejandro García antes que todo, fue siempre muy campechano. Hay en las costas, algo que produce una
Las manifestaciones se hicieron más frías cada vez por parte del personaje, a quien no dejaba de chocar lo que él juzgaba indigno contraste de una fingida cordialidad y franqueza bajo la cual pugnaba un enemigo audaz para vencer en aquel conflicto de la ambición.
impresión original, y que consiste en el espec-
Llega el momento al fin en que García se
táculo de costumbres emancipadas del domi-
informa de lo que hasta entonces ignoraba;
nio de la vida íntima del hogar, hechos calle-
con presteza sin igual marcha al encuentro de
jeros por multitud de razones especiales de
su amigo y bajo cualquier pretexto lo conduce
localidad que en tanto difieren a las que influ-
a la presencia del Primer Magistrado, ante el
yen para las ciudades interiores, donde las cos-
cual hace franca alusión a los rumores que en
tumbres se forman dentro del marco estrecho
el mundo oficial corrían, así como a la poca fe
de una educación que hace espíritus hipócritas
que les merecía, no sólo porque se juzgaba in-
y obligados.
suficiente para tan elevado puesto, sino porque
En los puertos de nuestros litorales, la ca-
estaba convencido de que sus servicios serían
lle, es decir, el sol, el aire, el acontecimiento
más eficaces en el lugar en que se encontraba
público, penetra en todas las habitaciones. Así,
que en el Ministerio que todos le anunciaban.
francas y abiertas eran también las maneras de
El rumor era cierto, pero la generosidad de
nuestro hombre. Era un alma expuesta para to-
este hombre hizo imposible lo que ya estaba a
dos. No había en aquel rostro ni un solo gesto,
punto de resolverse, y el Ministro permaneció
ni un solo rasgo de esos que son como los bas-
en su puesto.
tidores de la fisonomía, que sirven para fingir
Nada agregaremos acerca de su desprendi-
escenas exteriores conforme a la conveniencia
miento. La facilidad con que socorría a los ne-
del falso espíritu que las mueve.
cesitados era proverbial. Era una verdadera ma-
No; el corazón le llegaba a los ojos y a los
nía filantrópica de este magnífico dispensador
labios directamente, como un rayo de sol. Todo
de favores. El que esto escribe recuerda haber
era claridad; traslucíase la intención en el mo-
oído de una multitud de prohijados por él con
vimiento de sus facciones, como la máquina de
el parentesco espiritual del bautismo, entusias-
ciertos relojes al través de su carátula de cristal.
tas relaciones de aquella prodigalidad sublime,
Un ejemplo será suficiente para demostrar
realizada sobre los propios y no opulentos bie-
su lealtad. Llevaba amistad con cierto persona-
nes, sobre el fruto de su trabajo arduo, para alejandro garcía
413
remedio de miserias vergonzantes y alivio de
Alejandro García contestó con una llaneza
menesterosos de quienes nada podía esperar al
admirable, que para dar satisfacción a tan
piadoso benefactor.
honrosa demanda, faltábale aún poseer el
Y sobre todo esto, aquella honradez, aquellos principios inmutables de su probidad. Des-
Otros se apresuraron entonces a remitir
pués de una época de desorden en que tantas
los datos solicitados por aquella Sociedad…
veces reunió en sus manos omnímodo poder
Hermoso rasgo anecdótico para la historia
que a muchos ha servido para lograr sospecho-
de ese varón ilustre.
sa abundancia, fácil de presentar después como
Alejandro García sufrió mucho en su
fruto de lícita procedencia; después de haber
vida de militar, pero no tanto como en los
manejado tantos caudales públicos, Alejandro
postreros días de su existencia.
García llegó a esta Capital, con mucha gloria
Él mismo preparó las contrariedades
en su persona y poca plata en el bolsillo. Fue
últimas que tanto habían de lastimarle el
necesario aceptar un anticipo con prolongado
corazón. Crió cuervos políticos que le des-
y oneroso gravamen en su sueldo de general,
garraron el pecho. Tuvo el grave defecto de
oportunamente ofrecido por Juárez, para los
ser irreflexivo para hacer el bien, y de equi-
primeros gastos de instalación en la ciudad.
vocare mucho respecto a los sentimientos
No hay en Campeche una sola persona a
de aquellos a quienes sacó de la nada. La
quien hubiese molestado con importunos
exuberancia de consideraciones de que fue
préstamos, ni comerciantes quejosos, como
objeto entre los hombres de la situación,
los hay contra cierta celebridad local que dejó
fue para sus agraciados fuente de inagotable
en los libros de los establecimientos mercan-
prosperidad.
tiles, nombre tan mal sentado, como el que
Y sólo así podemos explicarnos que in-
siempre fue para abrir hondas partidas en la
dividuos que nada significan, tengan ma-
contabilidad donde figuran para perpetua
nera de alcanzar elevados puestos en las
memoria entre las cuentas cerradas con este
jerarquías políticas. Sucede que los hom-
epitafio del crédito “A pérdidas y ganancias”.
bres de positiva importancia, gozan de un
No era menos que sus otras cualidades,
ascendiente, que no aplican a su personal
la modestia de que siempre dio inequívocas
provecho o que es mayor que el necesario
señales. Vivía con la magnífica inconciencia
para estos fines. Entonces hay como un des-
de sus méritos. Creía que no contaba con
bordamiento de la influencia individual, de
ninguno. He aquí una prueba.
que se valen los más próximos, que no son
No recordamos bien si fue una asociación de Bélgica o de Francia, la que en 1872
414
requisito esencial: “la celebridad…”.
siempre los que más le merecen, ni los menos escrupulosos.
se dirigió a él, exhortándolo en tienta co-
Bajo estos auspicios, logró ascender en
municación, a proporcionar datos acerca de
la escala militar, funesta personalidad que
su vida para hacerles figurar en un diccio-
tanto y tan gravemente ha pesado sobre los
nario biográfico de celebridades modernas.
destinos del hoy agobiado Campeche. Sin
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
genio marcial, sin antecedentes, sin voca-
peche hasta dónde era preciosa la vida de
ción, sin servicios, nuestro hombre llegó a ge-
aquel patriota excepcional? Sí, pero después
neral por gracia y obra de la agencia de García
que ha visto su autonomía abatida y sus
y debilidades de D. Benito, que sin embargo
tendencias contrariadas, que de él han he-
al ser condescendente tuvo en un arranque
cho la última de las entidades de la Repúbli-
profético la exacta videncia del porvenir.
ca: después de haberse visto despojado de su
—Allí está, le dijo a García, presentán-
dignidad política, que humilla y pervierte la
dole un despacho de general; tú lo has que-
preciosa altivez de su genio original; después
rido, pero te has de arrepentir.
de haber desesperado por el advenimiento de
Y así fue en efecto; aquel hombre que la
felices días, que marchitan la fe y el entu-
ironía local designó siempre con el nombre
siasmo de sus mejores esperanzas; después
de general de salón, abrió sus primeras cam
de haber presenciado la completa decaden-
pañas contra su antiguo bienhechor, cuando
cia del sentimiento patrio, y la difusión del
dictó el egoísmo su auto de incompatibili-
culto personal, que consume en festividades
dad con los fueros de la gratitud. Y aquel ve-
y espléndidas recepciones la vida, la sangre
terano, fuerte y animoso para tantas luchas;
extraída a la miseria de los pueblos.
el soldado que tuvo aliento para resistir los
Gabriel González Mier
embates de extranjeras huestes, no tuvo ni aliento, ni ánimo ni fuerzas para defenderse el pecho de los ataques de la ingratitud. Y ¿cuándo habrá para el Estado un hombre como él? ¿Ha comprendido Cam-
Alejandro García falleció en 1872, en una modesta posesión que teñía en los alrededores de Campeche. Sus restos se encuentran en Campeche. Más que nadie merece una estatua en el Paseo de la Reforma, pero es difícil que se realice este pensamiento por tratarse de un muerto ilustre sin influencias.
Justo Mendoza 1830-1879
En
rebocería de D. Benigno Gómez, de
dirección del Dr. José Guadalupe Romero, y
Irapuato, trabajaba de oficial por el año 30,
ante sus sinodales sostuvo la supresión de
un señor Saturnino Mendoza, industrial
los fueros eclesiástico y militar proclamada
humildísimo, casado con la Sra. Sabina
por Juárez.
la
Acosta, de más humilde condición. De ese
Era secretario de la Junta Directiva de
matrimonio y en aquel pueblo del Estado de
estudios del Estado, catedrático de derecho
Guanajuato nació D. Justo Mendoza el 6 de
natural en el Colegio de San Nicolás y re-
Agosto.
dactor del periódico oficial de Michoacán,
Hasta 1843 recibió instrucción primaria
El Pueblo, con el Lic. Macedonio Gómez, al
en el Convento de los franciscanos, porque
triunfar el Plan de Ayutla. Y resultó electo
sus padres profesaban la religión católica,
diputado constituyente del Estado en 1857.
como en aquellos tiempos se profesaba sólo
Ese Congreso lo organizó conforme a la ley
para sí, sino también para los hijos, ponién-
fundamental. En Marzo de ese año fue uno
dolos desde el nacimiento bajo la férula de la
de los muy pocos regidores de Morelia que
Iglesia. Al siguiente año pasó a Morelia, con
autorizó el bando de la Constitución. Los
el fin de hacer carrera literaria en el Colegio
otros rehusaron por los castigos con que la
Seminario, estudiando latín, filosofía y teo-
Iglesia los amenazaba, negándoles hasta
logía con beca de merced del establecimien-
la absolución en el tribunal de la penitencia
to. Empezó su carrera de derecho en el Cole-
El obispo Clemente de Jesús Munguía, desde
gio de San Nicolás el año de 1853, haciendo
México, lanzó una hoja suelta en la que ha-
su práctica del 1857 al 1858. Fue tan apro-
cía saber que quien jurara la Constitución,
vechado, que clausurado el Colegio de San
quedaba de hecho fuera del catolicismo. El
Nicolás, por arbitrariedad de Santa-Anna en
día de su promulgación, uno de los de Mar-
1855, sustentó el acto público de Derecho
zo del mismo año de 1857, cerró sus puertas
canónico en el Colegio Seminario, bajo la
el comercio, renunciaban los empleados sus
˜ 417 ˜
418
puestos, entraron en inquietud indecible las
arbitrarias a que propenden, los hombres del
familias y como a leprosos miraban a los que
poder, ella misma contiene con el anatema
permanecían firmes del lado del Gobierno.
terrible fulminado contra el traidor, el salu-
Día de luto fue aquél, y los que le siguiente
dable remedio de su inmoralidad.
durante largo tiempo. Cuadro desgarrador
“Si la ineptitud o la mala fe de un fun-
presentaba la ciudad: madres, esposas, hijas
cionario le hacen desmerecer la confianza
y hermanas, se arrodillaban bañadas en lá-
pública, allí está la ley que lo lanza del po-
grimas ante los suyos, para que renunciasen
der. Si todas las aspiraciones racionalmente
sus cargos públicos y recurrieran pronto a la
fundadas quieren un lugar en la escena po-
retractación. Don Justo pasó por sobre todo,
lítica, allí está la ley dándoles la mano para
sin vacilar sus principios políticos ante el te-
impulsarlas y protegerlas. Si el progreso y la
mor y la esperanza.
civilización en su impetuosa corriente, en-
Fue de los que formaron la comisión
cuentran diques que les obstruyan el paso,
del proyecto de Constitución del Estado,
allí está la ley que les allana el camino y las
la cual fue promulgada el 1º de Febrero de
hace accesibles a las inteligencias”.
1858, siendo gobernador de Michoacán D.
El golpe de Estado dio motivo al go-
Santos Degollado. El notable manifiesto
bierno de Michoacán a que aprobase, por
a los pueblos del Estado que va a guisa de
invitación del general Anastasio Parrodi, la
prólogo en la Constitución, es otra suya.
coalición que formaban Zacatecas, Guana-
En él dice cosas bellísimas como éstas: “No
juato, Aguascalientes, Jalisco, Querétaro y
hay necesidad de pedir reformas, ni de corregir
San Luis Potosí. Mandó todas sus fuerzas,
abusos con las armas en la mano; el régimen
menos la muy contada que hacía el servicio
constitucional, fecundo en medios para re-
de policía. Luego que Juárez llegó a la ciu-
mediar las necesidades y fiel custodio de las
dad de Guanajuato, formó su Gabinete y D.
garantías individuales, es el único que pa-
Santos Degollado fue llamado para desem-
cíficamente puede hacer lo que hasta aquí
peñar la cartera de Gobernación, ocupando
se ha invocado y se invoca todavía con la
su lugar en el Poder Ejecutivo, el Dr. Miguel
fuerza brutal.
Silva. La derrota de Salamanca puso al Es-
“El respeto a la ley es la tabla de salva-
tado en condiciones tales, que no contaba
ción en el deshecho naufragio de las liberta-
con elementos de guerra. Sabida en Morelia
des públicas y el orden legal sólo es el térmi-
la noticia del desastre, el gobernador Silva
no de las revoluciones.
convocó al Congreso. Y manifestó en plena
“Las cartas fundamentales para el verda-
sesión: “No continúo un momento más en
dero demócrata, son el símbolo de la volun-
el gobierno porque no tengo elementos de
tad soberana del pueblo y la garantía de sus
guerra, ni la energía suficiente para dominar
derechos, la barrera levantada entre el yo del
la situación, ni me resuelvo a hacer el papel
déspota y el nosotros de la mayoría. Enfrena-
de gobernador trashumante”. —“Renun-
das por la ley constitucional las exigencias
cie usted” —le dijeron los diputados, entre
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
ellos con más energía Mendoza. —“No;
sio Alvírez, que fue benemérito del Estado,
no conviene a mi dignidad”. —“Pida usted
por los servicios que le prestó con sus lu-
licencia” —“Tampoco”. El Congreso hizo
minosos escritos y por su folleto que atacó
que el Estado resumiera su soberanía y lo
victoriosamente la carta pastoral del obispo
declaró en estado de sitio, representando el
Munguía, que condenaba a los que juraran
poder público la autoridad militar y des-
la Constitución.
apareciendo los poderes constitucionales.
Restablecido el orden constitucional, le
El jefe fue el General Epitacio Huerta y su
eligieron diputado suplente de Ocampo al
secretario el Lic. Macedonio Gómez. Enton-
Congreso de la Unión y ocupó su asiento.
ces nombraron a D. Justo, en comisión para
Por unos días tuvo el puesto de Promotor
que fuera a Monterrey, desafiando todos los
Fiscal del Juzgado de Distrito de Michoacán
peligros del largo camino, a conferenciar con
y hasta 1863, el de Juez de letras de Zitácua-
el general Santiago Vidaurri, gobernador de
ro. A las fuerzas que peleaban contra el in-
Nuevo León, y lograr que ambos Estados
vasor en Michoacán anduvo incorporado de
obrasen de acuerdo en sus operaciones mili-
1863 a 1867, ya con el General Berriozábal,
tares y se prestaran recíproca ayuda. Como
ya con el General Arteaga, ya con el General
la Administración tomaba un camino de
Regules. Llevando esta vida ambulante y de
inmoralidad, Mendoza y Gómez fundaron
pobrezas, pronunció un precioso discurso
el valiente periódico oposicionista La Cons
en Tacámbaro, el 16 de Septiembre de 1856.
titución, con los Sres. Jesús María de Herrera,
Decía: “Ahora en este día, en que nuestro
Jacobo Ramírez, Anselmo Argueta, Vicente
gozo debía ser todo para la patria, nos acor-
Domínguez (éstos hoy mochos rematados),
damos del hogar abandonado donde la ter-
Manuel Alvírez, Pascual Ortiz y el poeta
nura de una mujer o las lágrimas de un niño
Gabino Ortiz. El gobierno militar los desti-
extrañan la presencia del padre y del esposo,
tuyó y desterró Mendoza a Colima, con el
que les vestía de gala para bendecir la me-
Coronel Manuel Moncal. En aquel Estado
moria de sus libertadores, entonces, con-
supo el Ejecutivo apreciar sus méritos y le
ciudadanos, en un día como éste, legiones
nombró Ministro Fiscal del Tribunal de Jus-
extranjeras no cruzaban el territorio nacio-
ticia. Y pronunció el discurso oficial del 16 de
nal sembrando el espanto y la destrucción,
Septiembre, tan notable como el del 27 del
ni había infames mexicanos que aliados con
mismo mes en 1856 en Morelia, en que dijo
ellos encarneciesen la memoria de Hidalgo y
que el plan de las tres garantías no significó
de Morelos.
más que el predominio del clero, la unión
“La Iglesia abre las puertas de sus tem-
con el partido español y cierta contempori-
plos, bendice la matanza de nuestros her-
zación con algunos verdaderos insurgentes.
manos, y la Iglesia es el vivac del ejército
En 1860, regresó del destierro y contrajo ma-
francés”.
trimonio con la Sra. Jesús Alvírez, hija del
¡República de México, suelo querido
sabio jurisconsulto Don José Manuel Teolo-
donde descansan los restos de tus padres, justo mendoza
419
olvida tanta injuria, perdona tanto ultraje!
No sólo lo decía, sino que era uno de sus
¡Como madre cariñosa, acuérdate hoy que
apóstoles más fervientes. ¡Cuántas pruebas
están sola y en el gran día de tu dolor, que aún
había dado!
tienes leales hijos que vivirán contigo, que
Resultó electo gobernador constitu-
morirán contigo y que ceñirán juntos la co-
cional del Estado en 1867 y diputado por
rona del martirio! ¡Acuérdate, patria mía,
el Distrito de Zamora al Congreso de la
que aún no está consumada la sentencia fa-
Unión. Vino a México a renunciar el cargo de
tal de tu muerte; consuélale en el gran día
diputado y regresó a tomar posesión. Estuvo
de tu cumpleaños; que aquí lejos de nues-
al frente del gobierno desde el 1º de Enero
tros hogares, envueltos en los horrores de la
de 1868 hasta Agosto de 1871, que renun-
guerra, nuestra desgracia es dulce por ti; por
ció por venir al Congreso donde luchaban
ti es dulce nuestra esperanza, y que juntos
lerdistas, juaristas y porfiristas. Estableció la
todos los buenos hijos que me escuchan,
primera línea telegráfica en Michoacán, en-
bendecirán en un día que no está lejos, el
tre Morelia y Celaya. Por la veneración que
triunfo de tus armas! “No hay ojos con qué
tenía a las Leyes de Reforma dejó de haber
llorar las desgracias de la patria”.
toque de rogaciones, de agonía y dobles.
De secretario de Arteaga recibió la in-
De vuelta del Vaticano a Morelia, su
olvidable sorpresa de Santa Ana Amatlán.
condiscípulo, el Arzobispo Arciga, le im-
Almorzaban en la casa de D. Hermenegildo
puso a su entrada una multa de cien pesos,
Solís,1 cuando el Teniente Amado Rangel sor-
porque lucía capa magna.
prendió la plaza al grito de ¡viva el Imperio!
Mientras permaneció en el Congreso
Mendoza trepó al tapanco y permaneció allí
de la Unión, de 1871 a 1873, fue redactor de
dos días. El General Ramón Méndez precisa-
la Revista Universal. Reelecto al periodo si-
mente dormía en la pieza que correspondía
guiente formó parte de la comisión que, con
al lugar en que estaba oculto D. Justo. Los
D. Juan José Baz y D. Emeterio Robles Gil,
dependientes de la tienda de la casa, le arroja-
dictaminó que fueran elevadas al rango de
ban pan, y nada más, y le pinchaban cuando,
leyes constitucionales las de Reforma. Allí
rendido por la incomodidad de la posición
pronunció discursos que le valieron el ser
que guardaba, dormía y le daba por roncar.
considerado como uno de los mejores ora-
Andando con el General Régules en
dores de la Cámara. Pasó al Senado y habló
1886, fungía de gobernador y con tal ca-
el último al cerrar ese periodo el triunfo del
rácter entró a Morelia en Febrero de 1867.
Plan de Tuxtepec. El día que D. Sebastián
Reorganizó la hacienda pública y puso gran
Lerdo de Tejada abandono a México, iba a
empeño en difundir la instrucción. En su
ocupar el puesto de Director general de
discurso cívico del 16 de Septiembre de ese
Correos para el que acababa de ser nombra-
año, dijo: “el patriotismo es una religión”.
do. Ese Noviembre en camino para Morelia
La casa se conserva hasta hoy, tal como estaba en el
1
momento de la sorpresa. 420
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
lo aprehendieron los iglesistas a su paso por Maravatío. Tres días duró preso.
Dedicado al ejercicio de su profesión de
otra obra más imperecedera y por la que es
abogado, redactó El Renacimiento, haciendo
inmortal: su participio en la constituciona-
furibunda oposición al gobierno del Estado.
lización de las Leyes de Reforma.
Así vivía cuando lo llevó la muerte en Abril
De los aplaudidos oradores de aquella
de 1879. El clero de Morelia puso en juego
época de lucha, con su siempre elocuente
sus artimañas para conseguir que se confe-
palabra se imponía y hacía hasta simpática
sara, pero él permaneció firme en su credo
su fealdad: alto, robusto, picado de viruelas.
de libre pensador y en sus principios de re-
Un recuerdo, sencillo como su vida,
formista. ¡Y murió tan pobre que sus ami-
existe en Morelia, y por el amor de sus vie-
gos le costearon el entierro!
jos amigos: un monumento de mármol del
Dos son sus obras: Morelia y sus alrededo res y La única exposición en Morelia bajo la ad ministración de D. Bruno Martínez; pero dejó
panteón de S. Juan. Su nombre a secas indica que allí reposa. Ángel Pola.
Gregorio D· vila 1810-1868
Por
año de 1810 mal andaba la mina Pa-
jurisconsulto. La terminó antes de cumplir
marejo, cerca de Ameca, Estado de Jalisco,
la mayor edad y por eso la Legislatura, por
porque tus productos, antes cuantiosos,
medio de un decreto, lo habilitó a fin de que
ahora no saldaban siquiera los muchos gas-
pudiese ejercer la profesión.
el
tos para beneficiarla; así es que el español D.
No tardó mucho en ser Secretario del
Timoteo Dávila, dueño de ella, tuvo que sa-
ayuntamiento y Juez de letras. Cuando el
lir de Guadalajara y partir para allá, lleván-
general Gordiano Guzmán, este ranchero
dose a su familia. En Ameca, el 12 de Marzo,
que siempre cuidó más de su patria que de
tuvo un hijo la Sra. Ignacia Ramos, al que
su vida y de su hacienda, cargó con la cau-
en la pila bautismal le llamaron Gregorio. Su
sa de la federación, D. Gregorio le siguió
padre era D. Timoteo, que había contraído
como secretario, estando en la batalla del
matrimonio con esta buena mexicana.
Gallinero, que la ganaron los centralistas.
Como iba siendo muy preciso el no qui-
Vivía en Guadalajara y entraba a figurar en
tar la vista de la mina, Gregorio fue crecien-
la vida pública se imperaban en el Gobierno
do en Ameca, hasta llegar a la edad en que
los partidarios de la federación; pero si los
entró a la escuela de primeras letras. Allí
centralistas dominaban se iba a Chichiqui-
aprendió todo lo que se enseñaba y tuvo
la, hacienda de D. Antonio Gutiérrez, liberal
que regresar con sus padres, como a los diez
antiguo y de gran corazón que refugiaba a
años, a Guadalajara. Y le hicieron repasar
los revoluciónanos del partido progresista.
las materias que formaban la instrucción
Siendo gobernador D. Joaquín Angulo,
primaria, para poder ingresar al Seminario
hubo en la casa de D. Gregorio, que era el
Conciliar, donde cursó los e estudios prepa-
vicegobernador, una junta para organizar
ratorios y los profesionales de abogado, re-
las elecciones de gobernador y que Je dieron
cibiendo su título, después de haber hecho
el carácter de revolucionara las autoridades.
brillante carrera que le dio nombradía como
Presidía la junta D. Gregorio y estaban Jesús
˜ 423 ˜
Camarena, Pantaleón Pacheco, Francisco
Era entonces gobernador y comandante mi-
Garibay, Pedro Torres, Rosario Villalpando y
litar de Jalisco D. José María Ortega, quien
Lino y Ramón Suro; estos tres hombres de
más que por su nombre y apellido era cono-
acción, a cuya cabeza figuraba Julián Villal-
cido por “El Rechulón”. Él recibió el mandato
vaso, se encontraban en lo mejor, cuando el
de Santa-Anna para la aprehensión y envío
Jefe Político Guadalupe Montenegro los sor-
seguro de Dávila. Bien pudo fugarse en la
prendió, disolviendo la junta y conduciendo
travesía; el jefe de la escolta, un tal José Ma-
entre filas a la Jefatura a todos, menos a D.
ría Castillo, hizo todo lo posible por facilitar
Gregorio que gozaba de fuero; pero quiso no
la fuga: no vigilaba al preso, lo dejaba atrás
tener el privilegio y acompañó a los presos,
o adelante completamente solo, jornada
que fueron golpeados por la escolta. D. Gre-
enteras lo tenía de distancia, y D. Gregorio,
gorio tomó la palabra y con su elocuencia
sin desviarse del camino recto, para donde
logró que recobraran su libertad.
lo conducían. A su llegada a Veracruz hubo
Una revolución fue improvisada a
más consideraciones y de parte del goberna-
las dos de la tarde del 26 de Julio de 1852,
dor y comandante militar del Estado el ge-
porque no quería bien el pueblo a D. Jesús
neral Antonio Corona. Ni a Ulúa quiso que
López Portilla, gobernador del Estado. Hicie-
fuera el reo; le preparó en el mismo punto
ron cabeza José María Blancarte y Julián Vi-
magnífica habitación, ropa interior y exte-
llalvaso; los dos, para apoderarse del cuartel,
rior en la recámara, sobre el buró cuatrocien-
mataron a dos centinelas, Blancarte de una
tos pesos en oro, servidumbre a sus órdenes;
bofetada. D. Gregorio subió al Poder y duró
iba a vivir como en su casa. Que a poco el
hasta Septiembre en que triunfó la con-
clima le quebrantó la salud, pues Corona,
tra-revolución hecha por Sánchez Navarro.
sin que pidiera nada D. Gregorio, escribió a
A Santa-Anna no le agradaba el prestigio de
Santa-Anna y obtuvo que cambiase de re-
Dávila, porque sus ideas democráticas eran
sidencia, y se fue el prisionero a Huatusco.
obstáculo para que se entonizara, como era
Para pasar la vida ejerció su profesión y llegó
su ambición más acariciada; y por esto en
a tener una numerosa clientela, y tanta que
1854 desterró a D. Gregorio a Nombre de
el día que La Llave, se enseñoreó del Estado,
Dios, Durango, regresando a Guadalajara
quedó libre, el pueblo le salió a dejar, agra-
por influencias del Cónsul de España Fran-
deciéndole sus bondades. Un comerciante
cisco Martínez Negrete y de D. Pablo Mar-
y hacendado español, D. Alberto Pesado, lo
tínez del Río, después de haber trascurrido
tuvo en su casa durante su permanencia,
cerca de ocho meses.
negándose a recibir pago alguno del proscri-
Pasado algún tiempo, Santa-Anna ordenó que fuese nuevamente aprehendido y lle-
424
to, que salía con una comisión de La Llave para Comonfort.
vado a Ulúa para mayor garantía. Al llegar
Al encargarse Parrodi del gobierno y de
a su casa fue sorprendido por una escolta y
la comandancia militar de Jalisco, Dávila
al otro día le hicieron partir para el Castillo.
desempeñó el cargo de secretario de gobier-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
no y de primer, consejero de Estado. Y entró
cuente en los momentos en que Maximilia-
de gobernador al ir Parrodi a batir a Osollos
no se hacía dueño de México estableciendo
en la Magdalena. Ocupando este puesto,
un gobierno a su manera. De la misma fir-
Blancarte con fuerzas llegaba de la Paz, Baja
meza de ideas que Fernando Calderón. Luis
California, a las puertas de Guadalajara. D.
de la Rosa, Antonio de la Fuente y Valentín
Gregorio rio lo dejó entrar, antes bien lo-
Gómez Farías, fue de los primeros, como
graron él y el valiente Calderón, entonces
ellos lo fueron, en sostener la federación,
comandante militar, que capitulase en Za-
que Santa-Anna echaba abajo con su mane-
popam y entregase las armas. Apresaron a
jo político, desprestigiándola cada día más
Blancarte y fue traído a México, tomando
con sus arbitrariedades. D. Gregorio la sos-
después parte en el Plan de Tacúbaya.
tuvo a todo trance no solamente en Jalisco,
Al pronunciamiento de Landa, ocurrido
sino en Colima al ser desterrado por el dicta-
estando Juárez en Guadalajara, fungía aún
dor, porque su permanencia en Jalisco ofre-
de secretario de gobierno. Como quedase
cía peligro. De allá volvió, cuando había pro-
fuera de peligro, fue de los primeros libera-
clamado los principios federativos, hecho
les que trataron de salvar al Presidente de la
propaganda de ellos, formado un granero de
República y a su Gabinete, que ya estaban
personas prestigiosas que los defendieran.
en manos de la muerte.
Mucho antes, en los comienzos ruidosos de
Fue también secretario de gobierno en la
su carrera pública cuando era Jefe político
corta administración del general José María
del primer Cantón del Estado, ya defendía
Arteaga, a quien acompañó al Sur con objeto
esas ideas avanzadas que parecían pugnar
de acabar con los enemigos de la República.
con el espíritu de la época. Como jefe del
Las vacilaciones de Uraga hicieron que se
partido de la federación le veían el año de
separase de Arteaga para vivir en Chichiqui-
1847, en entonces diputado a la Legislatura
la, retirado de la política, porque a Guadala-
del Estado. La enérgica actitud del general
jara no regresaba mientras estuviera Jalisco
Santos Degollado, gobernador de Jalisco,
bajo el partido retrógrado. Apenas el Imperio
respecto de Barrón y Forbes que imperaban
se hizo del Poder, pesó sobre D. Gregorio tal
en Tepic y se enriquecían con el contraban-
decepción, que no se satisfizo con retirarse a
do, fue debido en parte a D. Gregorio que,
la vida privada, sino que cerró las puertas de
como secretario de gobierno, la creyó justa
su casa, como si alguien hubiese muerto, y
y beneficiosa, porque no merecían más que
no salía a la calle. Desde su retiro ayudaba al
la expulsión del Territorio, por ser sostene-
triunfo de la República, ya con sus consejos
dores clandestinos del desorden a causa de la
a los jefes que la defendían en los con fines
competencia que les hacía la casa Castañón.
del Estado, ya con sus intereses que ponía a
El prestigio de Dávila queda comproba-
disposición de los revolucionarios aislados,
do por su influencia para reunir tropas en
que vagaban impulsando los ánimos de los
Jalisco al invadir a México las intervencio-
mexicanos patriotas, ya con su palabra elo-
nistas. Nunca su indignación llegó a ser tan gregorio dávila
425
426
grande como en la ocupación de Guadala-
diéndole resignación, conformidad, valor. El
jara por Bazaine. Retiróse al Sur al lado del
14 de Enero de 1868 hizo testamento, arre-
general José María Arteaga, como secretario
gló sus negocios y momentos antes puso
suyo, para proseguir la defensa de la patria
su renuncia de Magistrado de Circuito. Ese
que iba cayendo en manos del extranjero en
mismo día despachó algunos asuntos y fir-
connivencia de hijos bastardos de México.
mó ante su secretario.
Llegó a organizar la Guardia Nacional, for-
Su testamentó se abría así: “En el nom-
mada de ciudadanos a quienes les rebosaba
bre de Dios Todopoderoso, Gregorio Dávila,
de patriotismo el corazón y que voluntaria-
hijo legítimo de Timoteo Dávila e Ignacia
mente tomaban las armas porque lo creían
Ramos, procedo a ordenar mi testamento
su deber. Él tuvo el grado de coronel y así
en la forma siguiente: 1º declaro ser cató-
le reconocía el ejército, pues que también
lico, apostólico y romano, como lo fueron
había estado en algunos batallones con su
mis padres, con la única diferencia de no re-
piquete de tropa.
conocer ni haber reconocido los abusos del
Su trato le hacía simpático; su aspecto
clero mexicano; 2º en cuanto a mis princi-
infundía respeto; sus hechos le agrandaban
pios políticos los he basado y practicado en
como político.
consonancia con los intereses del pueblo. Y
Juárez, amigo de D. Gregorio y conoce-
encargo a mis hijos que, sin faltar a los de-
dor de su valor, hizo 1867 que fuese Magis-
beres de hombres honrados, profesen esos
trado de Circuito, puesto que desempeñó
mismos principios que sanciona y apoya la
con el talento y la eficacia peculiares en él.
escuela democrática”.
Si bien su seriedad no se le alejaba del
Ese día a las dos y media de la tarde,
semblante, el trato hacía resaltar su amabili-
pocas horas después de haber hecho su
dad, que de sangre parecía tenerla. Rara vez
testamento falleció, y el Gobierno del Es-
la risa asomaba a sus labios y aún con más
tado hizo por su cuenta los funerales. Las
rareza la provocaba en plática.
sociedades obreras, los clubes políticos, los
Alto, fornido, cara rasurada y seria en-
empleados civiles y militares, y mucha gen-
cuadrada en barba de herradura corta y rala,
te del pueblo, le acompañaron a su última
cejas más perpendiculares que arqueadas,
morada en el panteón de San Miguel de Be-
ojos de mirada fija, boca grande de labios
lem. El Lic. Ignacio L. Vallarta, D. José María
delgados y caído el borde medio del inferior,
Vigil y D. Néstor Vargas, pronunciaron ora-
profundos los cigométicos, el cabello ensor-
ciones fúnebres, encareciendo las cualidades
tijado y sin el cansancio de la vida agitada y
que adornaban la vida pública y privada del
de la edad en los hombros.
finado.
La vida agitada que había llevado le tra-
El gobierno expidió este decreto: “Ar-
jeron enfermedades que con la edad desper-
tículo 1º. Se declara Benemérito del Estado
taron con mas fuerza. Presintió su muerte y
al ciudadano Gregorio Dávila; Articulo 2°.
la anunció serenamente a su familia, infun-
Los empleados civiles y militares vestirán de
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
luto por el término dé nueve días en testi-
de las del pueblo en medio del cual había na-
monio del profundo dolor que ha causado al
cido, se había creado y vivía.
Estado la muerte de este ilustre ciudadano”.
Dominaba en la opinión pública por su
En verdad el Sr. Dávila bien merecía estos
caudal de conocimientos, por sus antece-
honores: era un gran jurisconsulto, un ciudadano útil, un liberal que con entera cordura procedía al obrar como jefe del partido en Jalisco. El origen de sus simpatías fue el reposo, el acceso y la rectitud, que no le abandonaron nunca. Sus ideas políticas hacían la síntesis
dentes y su fácil y clara palabra. En la historia de Jalisco, y de la época más borrascosa, ocupa lugar distinguido. Ángel Pola Los datos da esta biografía fueron ministrados a su autor por la Srita. Emilia Beltrán y Puga, el general don Refugio I. González y el Sr. Manuel Dávila.
Soledad SolÛrzano de RÈgules 1844-1884
Vio
primera luz en Tlalpan (D. F.) el día
lidad; pues el Sr. Régules, habiendo tomado
28 de Mayo de 1844. Sus padres fueron el
activa participación en los acontecimientos
Sr. Manuel Solórzano y la Sra. Irenea Ayala,
de esa época, se veía frecuentemente obliga-
ambos originarios de Morelia (E. de Michoa-
do a separarse de su hogar para ir a luchar
cán). Durante su niñez se hizo notable por
contra la Reacción.
la
su docilidad y la precocidad de su inteligen-
Muchas y muy elocuentes pruebas dio
cia, pudiéndose fácilmente deducir del con-
en el transcurso de la guerra llamada de Tres
junto de sus acciones sus grandes virtudes
Años, de la entereza de su espíritu y de su
cívicas y privadas.
noble abnegación por la santa causa de la li-
Cosa notable, a pesar de encontrarse ro-
bertad que con tanto patriotismo defendió
deada en esta época de su existencia de per-
el Sr. Régules, mereciendo referirse que en
sonas religiosas hasta el fanatismo, jamás
todo el lapso de esa guerra no llegó a pisar
se le vio en sus actos religiosos llegar a tan
los dinteles de su hogar el citado jefe, no
lamentable extremo.
porque le faltara manera de hacerlo, sino por-
De carácter jovial, sencilla y natural-
que exageradamente digno, en lugar de ir a
mente modesta en su trato, fue la niña es-
buscar refugio y elementos de guerra en la
timada de cuantas personas la conocieron,
ciudad de Morelia como lo hacían otros jefes
el encanto de su hogar y orgullo muy legí-
después de cada derrota, él prefería aprove-
timo de su familia. A la temprana edad de
char los que arrebataba al enemigo, lo cual
quince años contrajo matrimonio con el Sr.
lo comprueba el párrafo de una carta que
Nicolás de Régules a la sazón Teniente Co-
tenemos a la vista y que le dirigió nuestra
ronel de Caballería y Comandante Militar
heroína a su esposo el 8 de Marzo de 1860:
de Morelia.
A pesar de que ya han transcurrido veinte meses
La consecuencia inmediata de su cam-
sin verte y que siento que la energía de mi alma
bio de estado fue la pérdida de su tranqui-
me abandona, alabo tu determinación de no volver
˜ 429 ˜
430
a ésta sino cuando quites a los Reaccionarios los
En el transcurro de la Guerra de Tres
elementos que llevaste de aquí. Dios te prestara
Años su vida fue un continuado martirio,
su ayuda, por que la causa que defiendes es san
pues lo reñido de esa lucha, en la que casi
ta, pues su triunfo redundará en beneficio de la
diariamente había encuentros de mayor
humanidad.
o menor importancia, hacía que frecuen-
Otros rasgos no menos bellos podríamos
temente recibiera noticia de la muerte de
citar; pero con el objeto de no alargar mucho
su esposo para ser desmentida o ratificada
estos apuntes referiremos aquellos hechos
después. Ocurrió en más de una ocasión,
que tuvieron lugar al principio de la Guerra
que las personas de su amistad, entre las que
de Reforma.
figuraban las principales autoridades y por
A mediados del mes de Abril de 1859
consiguiente quienes debían estar mejor
se supo en Morelia que el Gral. Márquez
informadas, fueran a darle el pésame por la
marchaba sobre la citada plaza y que sin
seguridad que tenían de tan triste suceso.
duda alguna cometería con las indefensas
Un día se presentó el asistente del ya
familias de los liberales que ahí estaban ra-
Coronel Régules, todo lloroso, conduciendo
dicadas, otro atentado como los asesinatos
de la brida los caballos de silla de su jefe, ma-
que acababa de efectuar en Tacubaya, toda
nifestando a la afligida esposa, que el señor
vez que el Sr. Gral. Huerta no podía defen-
Coronel había salido entre los dispersos del
der la plaza por la falta absoluta de elemen-
malogrado asalto a la plaza de Acámbaro;
tos. Lo alarmante de la situación hizo que
que quién sabe qué suerte habría corrido
las familias que pudieron salir de Morelia
y que venía a entregarle su equipaje y ca-
lo efectuaran, verificándolo así la Señora de
ballos. Más tarde se presentaron en su casa
Régules, rumbo a las Balsas (Guerrero) por
algunos Jefes y Oficiales de los que habían
donde tendría que pasar su esposo de regre-
concurrido al asalto para manifestarle su
so de las costas del Pacífico, adonde había
sentimiento por la casi indudable muerte de
ido a recoger un armamento que el gobierno
su esposo. Testigos de esta escena afirman
liberal mandaba a sus fuerzas de Michoacán
que nuestra heroína sin inmutarse, aunque
por conducto de contratistas de los Estados
densamente pálida preguntó: —“¡Murió
Unidos.
cumpliendo con su deber?” —“Sí, señora le
En la Hacienda del Tejamanil tuvo la
contestaron, por salvar a sus soldados”. Al
suerte de encontrarlo. Al verla el señor Ge-
día siguiente llegó a Morelia el Sr. Coronel
neral no pudo contenerse, reprochándole el
Régules con un puñado de valientes que
haberse expuesto hasta a perder la existen-
logró escapar a la furia de sus enemigos y
cia poniéndose en camino casi en vísperas
después de cumplir sus deberes militares se
de dar a luz, a lo que ella contestó: “Prefiero
presentó en su casa encontrando la sala con-
mil veces morir antes que encontrarme cer-
vertida en capilla ardiente, y a su joven es-
ca de tus enemigos escuchando malas apre-
posa, que ni aun viéndolo, creía que estuvie-
ciaciones de tu persona”
se sano y salvo. Cosa notable: aquella mujer
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
que no lanzó una queja al saber, el infausto
Por desgracia los invasores ganaban terre-
acontecimiento, no tuvo fuerza para resistir
no, y los mexicanos luchaban con el aliento
tanta ventura y calló desmayada en los bra-
del patriotismo. Como consecuencia de esa
zos del noble soldado de la República.
lucha desigual y de las frecuentes derrotas
Después de la brillante toma de Cuautla,
sufridas, las filas de los republicanos se debili-
regresó a Morelia el Sr. General Régules ha-
taban de una manera alarmante, llegando al
biendo obtenido del Sr. Juárez permiso para retirarse a la vida privada, toda vez que sus deberes de buen español, le impedían batirse contra sus hermanos. Pocos días habían transcurrido cuando recibió dos extraordinarios, uno mandado por el Señor Presidente y el otro por el Señor General Zaragoza; ambos le manifestaban que habían pido sa-
extremo de quedar reducidos a un puñado de jefes en su mayoría enfermos o heridos. Fue ya entonces imposible conservar la plaza de Tacámbaro, y sabiendo nuestra matrona que los imperialistas marchaban sobre ella, condujo a sus enfermos a las casas de varios vecinos; lo violento del asalto, hizo que
tisfactoriamente arregladas las dificultades
no pudiera abandonar la población, toman-
pendientes con España, y que marchara a in-
do el partido de ocultarse con sus pequeños
corporarse al ejército que operaba en Oriente
hijos en un espeso platanar. Los alimentos
a las órdenes del mismo General Zaragoza.
empezaron a escasear y tuvo la necesitad de
Después del desastre de Puebla, regresó a
abandonar su escondite, teniendo la fortuna
Morelia el Señor General Régules, saliendo
de no ser descubierta y la no menos grande de
a poco tiempo rumbo a Tacámbaro con el
saber que entre los asaltantes se encontraban
objeto de recibirse de la Comandancia Militar
algunos buenos patriotas que, víctimas de la
y organizar fuerzas en aquel punto.
traición del Coronel Elizondo, habían caído
Nuestra heroína no quiso permanecer
en poder del invasor.
en la capital del Estado, ni tampoco radicarse en
Una idea muy en armonía con sus sen-
México, lugares en donde a no dudar hubiera
timientos le vino a mover su patriotismo y
disfrutado de algunas garantías, prefiriendo efectuarlo en los puntos no ocupados por el invasor y mucho menos por los traidores. Así fue que en Septiembre de 1863 abandonó a Morelia y se dirigió a Codallos. En ese pueblo estableció un hospital para los patriotas heridos o enfermos, el cual fue atendido científicamente y sin estipendio alguno por el Dr.
la puso en práctica inmediatamente. Valióse de una persona de toda su confianza para hacer llegar a manos del C. Casiano Chávez, Oficial del Escuadrón Fijo de Michoacán, un papel en el cual le suplicaba tuviera con ella una entrevista: verificóse ésta y en ella le juró el valiente soldado que en la primera
Palacios y personalmente por ella, en todo lo
oportunidad se iría en unión de sus compa-
relativo a la alimentación y demás cuidados,
ñeros a reunirse con las fuerzas republicanas.
adquiriendo una aptitud notable en las cu-
En efecto, poco tiempo después, recibió
raciones, vendajes, etc., etc., como cualquier
nuestra heroína una carita del Oficial antes
practicante en medicina.
citado, en la que le decía, poco más o menos: soledad solórzano de régules
433
“El Escuadrón fijo de Michoacán, abando-
sexo ni a la triste situación eh que se en-
nará las filas de los traidores el día 14 de Mayo
contraba, procedieron a aprenderla1 sien-
próximo (1864) a las dos de la mañana tenga
do conducida a medio vestir entre las filas
Vd. la bondad de comunicárselo a mi General
de aquella soldadesca y llevada al cuartel de
para que ocurra a proteger nuestra evasión de
la Iglesia. Poco tiempo después se presentó
Ario, por el camino de las Escabillas”.
el jefe de la columna asaltante y mostrán-
Después de estos acontecimientos pue-
dole varios utensilios de guerra que habían
de decirse que ya no volvió a pisar una po-
sido recogidos de la casa en que fue apre-
blación; pues casi todas fueron ocupadas
hendida, le preguntó qué significaba el que
por los imperialistas; internóse a la tierra ca-
se hubieran encontrado esos objetos en su
liente, en la cual sus sufrimientos crecieron
habitación; que si eran para los ladrones,
hasta lo increíble; allí las frondosas copas de
los bandidos que con el título de republicanos
los árboles les servían de lecho protector, los
infestaban el país, para los cobardes que no
alimentos escaseaban tanto que en más de
osaban ponerse frente a ellos. A lo que con
una ocasión se vio precisada a no tomar ni
extrema entereza contestó nuestra heroí-
dar a sus pequeños hijos, sino las frutas sil-
na: “En efecto todos esos pertrechos de guerra
vestres; sus vestidos llegaron a convertirse
están destinados a los valientes defenso-
en verdaderos andrajos, el calzado tuvo que
res de la autonomía de mi patria, pues que
remplazarlo con guaraches y cuando falta-
los bandidos, los ladrones y cobardes son
ban pieles con que improvisarlos los fabri-
ustedes y lo prueban de una manera elo-
caba de madera.
cuente con el atentado de que soy víctima
Como consecuencia de todo lo referido,
en estos momentos”.
su salud y la de sus hijos se resintió a tal gra-
Los más groseros insultos fueron la contes-
do, que fue a acercarse a una población. La
tación que obtuvo de aquel indigno Jefe, llegan-
elegida fue Tacámbaro, que en aquellos días
do al extremo de arrebatarle de sus brazos a una
estaba en poder de los republicanos, aunque
niña de tres meses a quien daba el seno.
desgraciadamente se hallaba resintiendo los
Serían las seis de la tarde cuando de nue-
efectos de una epidemia de viruela. A los
vo se presentó el Jefe belga, manifestándole
pocos días se declaró en sus hijos la terrible
que acababa de recibir dos extraordinarios
enfermedad, a la sazón que una columna
los cuales le manifestaban que el General
de belgas y traidores se dirigía sobre la pla-
Régules marchaba sobre la plaza de Tacám-
za. No era posible pensar en abandonarla y
baro, la cual estaba decidido a defender a
tuvo que resignarse a las consecuencias de
toda costa, aunque según los pormenores
permanecer en ella.
que le daban era probable que fuera venci-
Tan luego como los imperialistas tuvieron conocimiento de que se encontraba en la población la esposa del Caudillo del Ejército del Centro, sin miramiento a su 434
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Quien denunció y aprehendió a la Señora Solórza-
1
no fue un médico que acompañaba a la columna belga y que fue muerto después de la toma de Tacámbaro por un guerrillero. —Nota de un testigo presencial.
do; que al comunicárselo, lo hacía con el fin
chusmas que manda el cobarde de su espo-
de que le escribiera a su esposo, obligándole
so, ya han tomado posesión del cerro, escrí-
a desistir de tal empresa, pues de lo contra-
bale que desista de su propósito. A lo que
rio, la primera sangre que se derramaría, se-
ella contestó:
ría la suya y la de sus hijos. —Jamás haré lo que usted me pide, le contestó, pues conozco de sobra los senti-
—Sea usted soldado de honor y procure defenderse de esas chusmas, como usted las llama.
mientos de mi marido; si yo tuviera la de-
Aquel enojoso diálogo fue interrumpido
bilidad de acceder a los deseos de usted, me
por un relámpago que brilló en la cima del
juzgaría indigna de su nombre.
cerro, y se escuchó una detonación; una bala
El Jefe belga no pudo ocultar su dis-
pasó zumbando sobre la trinchera y en ella se
gusto, insistió en su pretensión recurrien-
estrelló una granada que al hacer explosión
do primero a los buenos tratamientos y en
llenó de tierra a nuestros interlocutores.
seguida a las amenazas más cobardes; mas
Horrible gritería se escuchó; el pánico
desesperando por último, ante la inque-
más atroz se apoderó de aquellos hombres;
brantable energía de aquella valerosa mujer,
nadie hacía caso de sus Jefes, y una mayo-
cometió la infamia de maltratar a sus hijos
ría, creyendo encontrar mejor refugio en
casi moribundos en su presencia; haciéndola
la parroquia corría hacia ella en el mayor
conducir al reducto de la iglesia.
desorden.
Sería la media noche cuando de nuevo
Trescientos hombres a lo más quedaron
se presentó en la trinchera el Jefe antes ci-
en la trinchera, los suficientes, sin embargo,
tado y le dijo: “Antes de mucho, su marido
para contener la columna de ataque que se
ocupará el cerro que tiene usted enfrente y
precipitaba sobre ella.
es seguro que romperá el fuego sobre la pla-
Serían las cinco de la mañana; apenas si
za en general y sobre esta trinchera particu-
se distinguían los objetos, y menos todavía
larmente, puesto que es el primer obstáculo
a causa del humo producido por las descar-
que tendrá que vencer; aún es tiempo, escrí-
gas de los defensores del punto; la columna
bale usted pues de lo contrario será la única
de ataque no se determinó, sino cuando sus
responsable de lo que suceda”.
ballonetas punzaban las carnes de aquellos
—Señor comandante, le contestó, ya sabe
desdichados; al frente de ella se encontraba
usted mi resolución, ésta es irrevocable. Le rue-
el General Régules… hubo un momento de
go no torture más mi espíritu con sus cobardes
vacilación y los asaltantes sin duda alguna
pretensiones que más parecen venir de un mi-
hubieran penetrado en la plaza, si en esos
serable que de un jefe del ejército belga.
momentos no hubieran sido reforzados los
—Le doy a usted tres horas para que lo reflexione. Como a las cuatro y media de la mañana se volvió a presentar y la dijo: —Las
belgas por tropas de refresco. En esta primera tentativa los republicanos fueron rechazados, con pérdidas de gran consideración. soledad solórzano de régules
435
Después de tres horas de reñidísimo
Este estado guardaban los aconteci-
combate, durante las cuales los sufrimien-
mientos, cuando llegó Molina manifestan-
tos de la Señora de Régules fueron inna-
do que nuestra matrona se encontraba sin
rrables se inició por segunda vez el asalto;
novedad en la casa del Señor Cornejo.
en esta ocasión la suerte les fue propicia a
Pasados los naturales transportes de ale-
los republicanos y la trinchera calló en su
gría que tuvieron lugar al encontrarse sanos
poder.
y salvos los héroes de esta escena, la mayo-
El primero que penetró fue el General Régules, los infantes que lo siguieron ma-
lles de todo lo ocurrido.
terialmente se multiplicaban para defen-
Nuestra heroína no tuvo inconvenien-
derse del encarnizamiento de los belgas; en
te en referirlos; los ánimos de todos, que ya
la horrible confusión natural en estos ca-
se habían calmado se iban enardeciendo a
sos, nuestra heroína estuvo a punto de ser
medida que se cercioraban del infame com-
muerta por los soldados republicanos, sus
portamiento que habían tenido con aquella
ballonetas ya iban a desgarrar sus carnes
sublime mujer a quien la mayoría de los Je-
cuando fue reconocida; un vecino patriota
fes republicanos daban el tierno nombre de
apellidado Molina tuvo esta suerte y él fue
Mamá Chole.
quien tomándola en brazos la sacó de aque-
De punto subió su ira cuando relató la
lla horrible situación y la condujo a una casa
manera como fue sacada de su casa por el
próxima.
médico francés y las vejaciones que sufrió
Las nueve de la mañana serían cuando
de aquella soldadesca, al ser llevada a la trin-
los imperialistas se rindieron a discreción;
chera. Ya nadie pensó sino en hacer pagar
en seguida reconcentraron en la plaza a los
con la vida de aquellos miserables, los terri-
subsistentes que como era de suponer, no
bles ultrajes inferidos a una dama por todos
esperaban cuartel, toda vez que ellos no lo
títulos acreedora a las mayores considera-
daban y menos todavía por las circunstan-
ciones, y quizá hubieran sacrificado a todos
cias especiales en que se habían colocado
los prisioneros a pesar de las terminantes ór-
por la villanía de su Jefe.
denes contrarias del General en Jefe, si nues-
El General Régules conservaba la sangre fría que todos le reconocieron en lances de
436
ría de los Jefes insistió en conocer los deta-
tra matrona no hubiera calmado los ánimos con sus tiernas súplicas.
esta especie, pero ésta empezaba a abando-
En este estado las cosas fue descubierto
narlo y llegó a ser presa de la desesperación
el médico francés que desde el principio del
viendo que era inútil toda pesquisa para
ataque se había ocultado. El Coronel Jesús
encontrar a su familia. Al interrogar al Jefe
Gómez fue quien tuvo la desgracia de identi-
belga que estaba mortalmente herido, tan
ficarlo, y sin poderse contener sacó su revól-
sólo señalaba los escombros que antes fue-
ver y le dio un tiro en la frente. En seguida se
ran grueso muro. Todo hacía suponer una
presentó preso mandando que le comunica-
horrible desgracia.
ran a su jefe lo que acababa de hacer.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
El general Régules, al tener conocimien-
jeres de Esparta. En cambio de sus sacrificios
to de lo acontecido, mandó que se procedie-
alcanzó la suerte de sobrevivir algunos años
ra al sumario respectivo, y sin consideración
al triunfo de la República. Al lado de su es-
alguna se aplicara al delincuente todo el ri-
poso, rodeada de sus hijos y llorada por to-
gor de la ley.
dos los que tuvimos la dicha de tratarla y
Largo sería enumerar todos y cada uno
estimar sus altas virtudes, la Señora Soledad
de los detalles de la vida casi nómada que
Solórzano de Régules murió en el barrio
llevó más tarde la Señora de Regúles cuya
de San Cosme de la Ciudad de México el 5 de
fe en el triunfo de su patria, su entereza y
Febrero del año de 1864.
patriotismo la hacen comparable a las mu-
Joaquín Trejo
Ignacio Zaragoza 1829-1862
Si
sol de 5 de Mayo no se ha puesto
taba esa instrucción, cuando era buena, a
es por él, por su ejemplar patriotismo y por
saber leer y escribir, lo cual se aprendía a du-
la gloria que circunda su nombre, gloria que
ras penas a causa del método siempre malo
más crece a medida que más son los años.
y del maestro siempre ignorante. Eso sí, esa
aquel
Murió a tiempo, como Mirabean supo
instrucción iba muy cargada de enseñanza
hasta morirse, a poco de entrar a la inmor-
y práctica católica. La familia pasó a vivir
talidad, cuando aún no se apagaban en sus
a Monterrey y allí prosiguió recibiendo esa
oídos las ondulaciones del clamor, sin que
primera enseñanza. En el Seminario recibió
apareciera una nube en su carrera constela-
la secundaria; pero retrocedió ante la profe-
da de puros triunfos.
sional. No había más que la de la abogacía y
Revelaban su semblante la serenidad,
la eclesiástica, y no optó por ninguna.
terso como un lago que jamás turba ni una
Su padre se encontraba en Zacatecas,
brisa. Hacían culminante su carácter la mo-
desempeñando un empleo oficial, y fue a su
destia, la subordinación, la amabilidad y el
lado. De regreso a Monterrey y ya D. Miguel
valor, sobre todo el valor que lindaba con la
separado de la milicia. El joven entró a una
frialdad de la muerte.
tienda de comercio con esperanza de hacer
Nació en la bahía del Espíritu Santo,
fortuna y hallar el bienestar. Las circunstan-
Texas, cuando aquel gran girón de territo-
cias porque atravesaba el país motivaron el
rio nos pertenecía, el 24 de Marzo de 1829.
levantamiento de guardias nacionales en los
Traía en la sangre el espíritu militar. Su pa-
Estados Unidos. El dependiente de comer-
dre el capitán Miguel G. Zaragoza por aquel
cio Ignacio Zaragoza fue de los primeros en
entonces, servía al gobierno de México. Fue
inscribirse en Nuevo León. Aparte de que su
su madre la Sra. María de Jesús Seguín.
deseo era servir a la patria, sentía irresisti-
Ignacio aprendió las primeras letras en
ble inclinación por la milicia. Dicen que sus
el H. Matamoros, Tamaulipas. Casi se limi-
compañeros de alta, llevados de la simpatía,
˜ 439 ˜
440
le nombraron sargento primero. Nada de
las de su familia. Y el 30 de Mayo de 1854
teoría en la ciencia militar llevaba consigo
tomó camino para Monterrey al mando de
al tomar las armas. La práctica fue su men-
113 hombres y unos cuantos oficiales que
tor, dando saltos en su ascenso. De sargento
quisieron seguirle.
primero pasó a capitán, de capitán a coronel
Pronunciaban ya su nombre con agra-
y de coronel a general. Su entrada en for-
do los habitantes de Nuevo León. De modo
ma al ejército fue el año 1853, de capitán de
que su entrada al Estado fue triunfal. Le era
una de las compañías de la milicia activa
propicia la atmósfera: todos paleaban por el
de Nuevo León. ¡Nueve años de activa vida
derrocamiento de Santa-Anna. Para ello ha-
militar para llegar a ser general! Pero, sus
bía preparativos: voluntarias con las armas
servicios, es preciso no echar en el olvido,
ni hombro y dispuestos a todo, provisión de
fueron prestados a la patria.
municiones, recursos obtenidos a entera vo-
Con el grado de capitán emprendió su
luntad. Partieron, pues, a Matamoros para
primera campaña en Tamaulipas, bajo el
atacar al general Adrián Woll. Una noticia
gobierno de Santa-Anna a quien odiaba
los obligó a retroceder. Tropas santannistas
de muerte la familia de Zaragoza, tenien-
no tardarían en hacerse de la plaza de Mon-
do raíz ese odio en el liberal y republicano
terrey. Con ellas tuvieron un encuentro en
pecho de su madre. Pero le subyagaba la
Saltillo el 23 de Julio de 1855, venciéndolas.
ordenanza y tenía que cumplir a su despe-
Ese hecho de armas puso las insignias de co-
cho con sus deberes de militar, hasta que le
ronel a Zaragoza.
viniese la oportunidad de tomar puesto en
Al ser expedido el estatuto que llama-
el partido político que creía satisfacer sus
ban de Lafragua, Coahuila y Nuevo León
convicciones; así fue que por algún tiempo,
lo acogieron con tal descontento que fue-
el cual felizmente no pasó de meses, tuvo
ron esos Estados los que más resistencia
que ir contra la manera de sentir y pensar de
opusieron, a fin de que fuera letra muerta.
sus padres y hermanos. Hasta llegó a decirle
Comonfort usó de la mayor tirantez; de los
doña María de Jesús Seguín, luego que acae-
cuatro puntos cardinales surgieron soldados
ció el pronunciamiento de Monterrey con-
para someterlos. Fuerzas de Tamaulipas de-
tra Santa-Anna, que si no dejaba de servir a
rrotaron a las muy pocas de N. León a corta
ese gobierno, tendría que luchar contra sus
distancia de Monterrey. Si no entraron a la
mismos hermanos. Zaragoza se encontraba
ciudad fue porque Zaragoza, que a la sazón
de destacamento en Ciudad Victoria. Le ha-
se encontraba allí, aprovechando un día de
bía llevado expresamente el recado uno de
jornada que les faltaba para ocuparla con-
aquellos hermanos. Procedió con dignidad
vocó al pueblo a parapetarse en la Ciudade-
incomparable; sin ambajes manifestó a su
la, que era las paredes lisas de una iglesia en
Coronel que había resuelto abandonarle,
fabricación. Tres días de sitio resistieron a
que iba a defender la buena causa, que no
pesar de la amenaza de rendición del jefe de
podía ir contra sus propias convicciones y
las fuerzas de Tamaulipas, que les señalaban
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
término perentorio. Zaragoza contestó a
del Venado, según orden del jefe. Al recibirla,
esa amenaza: “Desde luego puede usted co-
le contestó: “Cumpliré la orden y a las vein-
menzar sus operaciones militares”. Llegó el
ticuatro horas, según usted me lo previene,
resto de fuerzas de Nuevo León que estaba
serán pasados por las armas los oficiales que
en Camargo y los sitiadores sufrieron com-
me consigna”. A la vez le decía a Zuazua
pleta derrota.
en carta particular de fecha 21 de Abril de
Cuando los mismos que aceptaron el
1858: “De conformidad con la orden de us-
golpe de Estado de Comonfort, se le suble-
ted de ayer, han sido puestos en capilla los
varon el 11 de Enero de 1858, Zaragoza con
cuatro oficiales prisioneros que vinieron de
un puñado de valientes defendió el punto
ese punto; pero francamente le diré que me
de San Pedro y San Pablo. Lo sostuvo hasta
ha puesto usted en el fuerte compromiso de
que fue inútil toda resistencia. A todo tran-
ser el primer jefe de la frontera que haga eje-
ce quería defender el orden constitucional,
cuciones a sangre fría con la circunstancia
ya que Comonfort había vuelto tarde sobre
desfavorable para mí, de que yo no concurrí
sus pasos, pero aislado éste y en fuga, Zara-
a la gloriosa función de armas que usted
goza regresó a México para tomar camino
tan bizarramente ha sostenido. Considere
hacia su Estado. A su ida le aconteció un
usted mi situación… Ellos —los oficiales
percance casi a las puertas de Querétaro:
prisioneros—, están recibiendo los auxilios
unos ladrones asaltaron la diligencia en
espirituales: han muerto ya, créalo usted…
que iba. El sacó su revólver e hirió a uno de
Han sufrido más que la misma muerte, y yo
ellos y su sirviente tomó igual actitud, lo
me intereso en cuanto pueda valer, porque
que hizo que los ladrones pusieran pies en
se perdonen. Estos mismos sentimientos he
polvorosa. A ninguno de los compañeros
notado en muchos de mis compañeros”.
de viaje le pasó por las mientes que aquel valiente fuera Zaragoza.
Y finalizaba con esta posdata sublime, de puño y letra de Zaragoza: “Seamos fuer-
El 27 de Abril y 30 de Julio de 1858, en la
tes y terribles en el combate; pero después,
toma de las plazas de Zacatecas y San Luis
que admiren nuestra humanidad los enemi-
ocupadas por fuerzas que obedecían al go-
gos que no nos conocen”. Los cuatro prisio-
bierno que emanaba del Plan de Tacubaya,
neros se salvaron.
Zaragoza fue de los jefes a quienes se debió
En la derrota de Ahualulco de los cons-
la victoria. Mandaba un cuerpo de infante-
titucionales que mandaba Don Santiago Vi-
ría de Nuevo León. Por esta época tuvo un
daurri, si la artillería quedó a salvo, fue debi-
rasgo que da medida de su magnanimidad.
do a la retirada honrosa de Zaragoza.
El general Zuazua, al derrotar en Carretas
Le valió la banda de general, que le dio
a Miramón, hizo prisioneros a los oficiales
Don Santos Degollado, el haber derrotado él
Miguel Álvarez, Mariano Aparicio, Lorenzo
y el general Iniestra a Liceaga al perseguirle
Picazo y Manuel Marín, a los cuales debía
teniendo este tropa superior en número, en
pasar por las armas Zaragoza en la ciudad
el camino de Silao a Guanajuato, el 28 de ignacio zaragoza
443
Febrero de 1859. Iba Zaragoza a la cabeza de
hacia Querétaro, mas al llegar a Salamanca,
un regimiento de rifleros de Monterrey.
recibió Zaragoza orden del jefe del ejérci-
El general en jefe de las tropas consti-
to de operaciones del Norte para marchar
tucionalista al enviar el parte de la victoria
a San Luis Potosí, a donde siempre no lle-
obtenida en Calamanda contra las reaccio-
gó porque se hizo cargo, previa ausencia de
narias, atribuía el éxito en mucho a Zarago-
aquel, del mando de las fuerzas del Estado
za y al cuerpo del ejército a su mando.
de Guanajuato, por ruego de una comisión
Triunfantes aquellas fuerzas se situaron
444
especial que le solicitaba.
en las cercanías de México, sin la precau-
Zuazua parecía querer humillarle, subal-
ción de impedir la entrada de los restos del
ternándole: así lo hizo con un coronel García,
enemigo esparcidos por algunos Estados. La
jefe de una división de Tamaulipas, a quien
intentona de tomar la plaza, ya atacando a
nombró segundo en jefe, categoría que tenía
San Cosme, ya a otro punto, se frustró, pero
Zaragoza. No por tal preferencia se sintió
con dignidad.
herido: quedó subalternado.
El 11 de Abril de 1859, Zaragoza tendía
Cuando Vidaurii exigía castigar al coro-
sus soldados de Chapultepec a Casa Mata,
nel Quiroga, por su rebelión contra las fuer-
los cuales quedaron débiles por los piquetes
zas del Norte, Zaragoza tuvo la comisión
que pedían de Tacubaya. Así fue que llega-
de Degollado para aplacar a aquel jefe que
do el ataque, de orden del general en jefe,
había dirigido notas muy duras a D. Santos;
no hicieron frente a la resistencia y se dis-
pero como en Monterrey le sorprendiera el
persaron. Zaragoza explicaba a don Manuel
decreto del 5 de Septiembre de 1859, estuvo
Z. Gómez el fracaso, haciendo la siguiente
estrechado y a punto de regresar, hasta que
comparación: “¿Ha visto usted el terror que
le llegó nueva investidura: que destituyera
se apodera de un perrito faldero y la manera
a Vidaurri del mando político y militar de
con que éste huye, cuando después de ha-
Nuevo León y Coahuila y que le sujetara a
ber impacientado con sus ladridos a un bull
juicio. En un comunicado Vidaurri le decía:
dog, éste vuelve la cara y le hace cualquier
“Protesto ante el Estado que ya esté confor-
amago? Pues de la misma manera corrieron
me con dicho paso o no seré en lo de adelan-
mis soldados, tan luego como el enemigo,
te completamente extraño respecto de sus
apercibido de nuestros inútiles fuegos, vol-
asuntos”.
vió sobre nuestra posición una batería y nos
Su constante anhelo era organizar fuer-
hizo una descarga. Nuestra pieza quedó des-
zas del interior para combatir a la reacción,
montada y todos, porque yo ni aun intenté
por esto al abandonar a Nuevo León, des-
contener a los soldados, tuvimos que retro-
pués de haber guardado el orden público a
ceder algo más que de prisa”. Sin embargo,
la destitución de Vidaurri, arribó a Veracruz
Zaragoza llevó tras él algunos soldados y se
con el solo objeto de conferenciar con don
incorporó en Irapuato con el general Gonzá-
Benito Juárez para ver si aprobaba la línea
lez Ortega. De acuerdo resolvieron avanzar
de conducta que iba a seguir para efectuar
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
con alguna probabilidad de éxito la campa-
junta de jefes de alta graduación, convocada
ña del interior. El 28 de Febrero de 1860 se
con ese fin.
dirigía a Zacatecas, donde González Ortega,
El 31 de Octubre se acercaba a Guadala-
que conocía su saber y sus virtudes cívicas,
jara la tropa reaccionaria de Jalisco y México,
le dio la comandancia militar de la plaza y el
y el jefe pedía a Zaragoza por medio de un
encargo de organizar la tropa.
enviado especial que le incluyera en los tra-
El 24 de Mayo, en el ataque de Guada-
tados que acababan de celebrar en aquella
lajara, era mayor general de la división que
plaza. La contestación fue: “Muy sensible
mandaba López Uraga. Después, teniendo
me es el derramamiento de sangre mexicana,
como su jefe al general Pedro Ogazón, go-
pero el honor nacional no me permite en-
bernador de Jalisco, mandaba la división del
trar en tratados con jefes, oficiales y tropa
centro en el sur del Estado, conteniendo los
que se dejan mandar por el famoso asesino
avances de Miramón, sin presentarle batalla
de Tacubaya”. Márquez sufrió una derrota
formal, porque así lo quería Ogazón. Los po-
completa a su retirada.
cos recursos y la poca tropa con que contaba
Y creyó oportuno y llegado el momento
en Jalisco para seguir haciendo la campaña,
de marchar para México a fin de ocuparlo, y
lo indujeron a salir de Santa Ana Acatlán el
ordenó la salida de la tropa.
31 de Julio, para incorporarse en Lagos con
El día 10 de Diciembre, sentado a la
González Ortega y combinar un plan defi-
mesa Zaragoza con otros jefes, recibió el
nitivo de ataque. Durante el trayecto pasó a
parte de la derrota en Toluca de una fracción
la vista del enemigo, apoderado de Guadala-
de las fuerzas constitucionalistas. Su plan de
jara y otros puntos del tránsito, desafiando
avance a la capital tomó más cuerpo y él
todo género de peligros.
tuvo más fe y más decisión. Su tropa llegó a
La primera batalla que presentaron al
Arroyozarco y dio aviso a González Ortega,
enemigo fue en Silao. Estaba a la cabeza
restablecido ya de la enfermedad que le ha-
de éste Miramón en persona. Prepararon
bía hecho guardar cama, en estos términos:
en las orillas de la ciudad el ataque, que
“Que me espero que Miramón, alentado
sería al amanecer del 10 de Agosto. Las
con el triunfo obtenido en Toluca, saldrá a
fuerzas constitucionalistas fueron batidas
batirme y que yo no esquivaré el combate,
y resistieron en tanto llegaba con refuerzo
que ya sabe que casi no cuento con más
el general Felipe Berriozábal. Previendo ser
parque que el que tienen los soldados en
derrotadas si permanecían con los brazos
las cartucheras y la artillería en las cajuelas,
cruzados soportando el fuego, bandera en
pero que yo no retrocederé, y antes bien iré
mano y a la vanguardia, Zaragoza y Gon-
a su encuentro, con cuyo objeto salgo hoy
zález Ortega atacaron a la bayoneta, obte-
mismo para Arroyozarco. Que de todas
niendo la victoria.
maneras, le suplico que violente su mar-
Enfermo el general en jefe en el sitio de
cha, más principalmente si considera que
Guadalajara, le dio ese importante puesto la
yo hago mal, pues en este caso, es necesaignacio zaragoza
445
rio que se apresure para tomar el mando, y
Rotos los tratados de la Soledad, las fuer-
entonces él determinará y yo obedeceré lo
zan de las tres naciones aliadas volvieron a
que ordene”. Entonces tuvo lugar la famosa
su punto de partida, según un artículo de di-
batalla de Calpulalpan. González Ortega,
chos tratados, no pudiendo México ni ellas
que mandaba en jefe a las fuerzas constitu-
romper las hostilidades Todo el país creía
cionalistas, dio a Zaragoza el ala izquierda,
a pie juntillas que las fuerzas mexicanas
por la que cargó el enemigo con ímpetu y
no podrían oponer resistencia a las extran-
con pretensiones de éxito. La victoria abrió
jeras en su marcha de Orizaba a la capital
las puertas de México a los partidarios de la
de la República. A pesar de todo, Zaragoza
Constitución de 57 y de la verdadera repú-
abrigaba esperanzas, no solamente de retar-
blica. Zaragoza ocupó primeramente la pla-
dar su avance, sino de tener el triunfo. En
za para evitar desórdenes.
Acaltzingo intentó marcarles el alto, pero
De Puebla, donde tenía a su mando una
su retaguardia corría peligro por las fuerzas
división, le llamó el presidente de la Repúbli-
reaccionarias que la amenazaban. Las repu-
ca para desempeñar el ministerio de Guerra
blicanas retrocedían paso a paso, como si no
que acababa de renunciar González Ortega.
las amenazase peligro alguno. El día 28 de
Ocupando tan encumbrado puesto, se veri-
Abril, en que hicieron honrosa resistencia,
ficó bajo su dirección la sorpresa y derrota
Zaragoza escribía al Sr. Manuel Z. Gómez:
en Pachuca de los reaccionarios acaudillados por Mejía, Márquez y Zuloaga.
446
“Quedo impuesto por su grata fecha 26 del corriente, de las noticias que usted me
Descendió del Ministerio para man-
comunica. Una de ellas es el regreso de la
dar una división del ejército de Oriente, y
brigada de San Luis, que si mucho sorprende
por haber dado una comisión el gobierno a
a usted, más me sorprende a mí, que con la
López Uraga, llegó Zaragoza a ser el general
tenacidad de un limosnero indigente, desde
en jefe. Pero toda esa fuerza de su mando
el 8 de Marzo estoy predicando al gobierno
disminuía día con día, ya por cuerpos que se
la mala fe de los franceses, la necesidad de
ponían en receso, ya por otros que salían le-
que nos preparemos con tiempo y el urgente
jos a terminar con los girones de la reacción
envío de fuerzas respetables; pero quizá por
que vagaban merodeando por una que otra
imposibilidad no se me ha atendido y hoy
ciudad de algún Estado. Le venían temores
me encuentro a la vista del enemigo extran-
de que los franceses obraran al fin y al cabo de
jero con un puñado de valientes dignos
mala fe en los tratados de la Soledad; sería
de mejor suerte, todos desnudos, muertos de
inevitable tarde o temprano la guerra y llegó
hambre y que no será remoto sucumban,
a indicar al gobierno que debía atender de
aunque fía mucho en su bravura y entusias-
preferencia al ejército. Y en tanto pensaba
mo su afectísimo amigo —I. Zaragoza.—
y le inquietaba todo esto, su esposa agoni-
Aumento. —Estoy recorriendo mi campa-
zaba en México, desahuciada de la ciencia
mento: ya está el enemigo al frente”. Para
médica.
evitar responsabilidad, informo al supremo
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
gobierno del plan que tenía formado, del iti-
serva. Sin dar a entender mis temores, llamé
nerario que debía seguir, de los puntos estra-
a algunos de mis compañeros para observar-
tégicos, del estado de la tropa y de los prepa-
los y creí notar en ellos mis mismas dudas.
rativos que disponía, todo sujetándolo a su
Entonces sin vacilar, pero tampoco sin que
aprobación. Léase en el informe, fechado en
conocieron que desistía del ataque, ordené
Amozoc el 2 de Mayo: “Dejo expuestas las
que se diera rancho a la tropa y se descansa-
razones de la conducta que he observado y
ra un rato. Después dispuse su marcha para
de la que me propongo seguir, explicando los
diversos puntos, ya con el firme propósito
fines a que mis operaciones conducen, pero
de no batir al enemigo, ni en aquel lugar, ni
también estoy resuelto a batirme campal-
en otro alguno de su tránsito, supuesto que
mente o como el gobierno me lo ordene con
no me prometía poderme colocar en una po-
los enemigos que tengo cerca, sobre lo que
sición ventajosa”.
espero se sirva determinar el C. Presidente
El 20 de Agosto se presentó en México
lo que juzgue digno de su resolución, seguro
para arreglar asuntos del servicio. Apenas
de que encontrará en este cuerpo de ejército
lo supo el pueblo, le hizo ovaciones en su
un jefe con subordinados, que obedecerán
casa y a su paso en la calle. Sus amigos le
sin réplica las supremas disposiciones con
dieron banquetes. En uno de ellos, al que
honor y lealtad, hasta sucumbir con gloria”.
concurrió lo más selecto de la sociedad, des-
El gobierno aprobó su plan, diciéndole Zara-
pués de brindar el presidente de la República
goza el día 3: “Si el gobierno haciendo un es-
por él y por el ejército, levantó su copa y
fuerzo supremo me mandara violentamente
dijo: “Todos los que lo componen son mis
mañana dos mil infante?, yo le aseguraría,
hijos, mis hermanos, y yo solo le ruego al
hasta con mi vida, que la división francesa
Supremo Magistrado que haga por que se
sería derrotada precisamente el día 6. Y ob-
les proporcione cuanto contribuya a satis-
tuvo la victoria un día antes: el inolvidable
facer sus más precisas necesidades, ya que
5 de Mayo de 1862, sin el auxilio de esos dos
las escaseces generales no permiten atender-
mil infantes, que llegaron la noche del 6, y
los en todo, como estoy seguro que lo desea
sin el de las brigadas de Carbajal y O’Horan
el mismo digno Magistrado, y ellos se lo
que atendían a las fuerzas reaccionarias. Tan
merecen”.
increíble pareció el triunfo de Zaragoza, en
El 22 salió para Puebla y fue a visitar el
México, que no se celebró con ninguna de-
cuartel general y a las fuerzas de las cumbres
mostración pública. Las tropas extranjeras
de Acultzingo. En este viaje cogió un tifo,
fueron perseguidas hasta Acatzingo, el 13,
del que para sanarle fue inútil la ciencia de la
en que Zaragoza tuvo por muy convenien-
medicina. México se puso en alarma al tener
te no atacarlas. Decía él: “porque temía un
noticia de la enfermedad del inmaculado
mal resultado y temblaba por la muerte de
patriota. En la mañana del 8 de Septiembre
la República, en este caso, por no haber ni
recibía el gobierno este mensaje: “Son las
en Puebla, ni en la capital un ejército de re-
diez y diez minutos: acaba de morir el geneignacio zaragoza
447
ral Zaragoza”. La nación estuvo de duelo, el
Y don José María Iglesias, en el discurso
gobierno le decretó honores, mandó por su
que pronunció en el sepulcro: “Seguid mexi-
cadáver a Puebla, pensionó a su única hija, a
canos, siquiera sea de lejos, sus huellas lumi-
su madre y a sus hermanas, y expuso los res-
nosas, para salir de la terrible crisis en que
tos en el salón del Palacio Municipal, hasta
nos encontramos, con la frente limpia, con
el día 13 en que fueron sepultados solemne-
la conciencia tranquila. Tomad por modelo
mente en el panteón de San Fernando, con
al joven que a los 33 años ha sabido dejar
asistencia del presidente de la República, y
una memoria imperecedera, y por más que
sus ministros e inmenso acompañamiento
el tirano de la Francia aglomere sobre noso-
del pueblo. Don Juan Antonio de la Fuente,
tros sus aguerridos batallones, no será dudo-
Ministro de Relaciones Exteriores y Gober-
so el éxito de la contienda”.
nación, decía en la circular a los gobernado-
Ángel Pola
res: “Debo recomendar a usted que haciendo oír su voz, procure que la justa aflicción de los ciudadanos por esta pérdida funesta no degenere en abatimiento de ánimo”.
*Los datos de esta biografía están tomados de los escritos sobre Zaragoza de los Sres. Francisco Zarco, José María Iglesias, Guillermo Prieto y principalmente de don Manuel Z. Gómez, que fue uno de sus íntimos.
Lic. Sebasti· n Lerdo de Tejada 1823-1889
Figuraos un cuadro de guerra, pero de guerra
das partes, siempre matando o hiriendo al
desordenada, guerra insensata, guerra que
que se interpone a su paso, al que oculta a
más bien merezca el nombre de tumulto;
sus miradas el punto codiciado, y tendréis
imaginaos como figuras prominentes de ese
a la vista la historia gráfica de nuestro país
cuadro varios hombres a caballo, con pena-
desde la independencia hasta la revolución
cho en el sombrero, acicates en las botas y
de Ayutla.
codicia en la mirada; figuraos a esos hom-
La historia militar interior de México,
bres acometiéndose mutuamente, pugnan-
durante ese periodo de tiempo, es la histo-
do por destruirse, por caminar más pronto
ria de muchas ambiciones personales cuyo
unos que los otros; con la mirada iracunda
punto objetivo es la conquista del mando
dulcificándose a intervalos y haciéndose
presidencial.
como suplicante al dirigirse a un sitio de
A partir de la revolución de Ayutla, la
descanso que apenas se vislumbra en el ho-
lucha guerrera continúa; pero entonces, al
rizonte, a un oasis delicioso, único en medio
menos, los intereses de los hombres se su-
de aquel suelo tostado por la llama de la pól-
bordinan a la defensa de los principios o de
vora y esterilizado por el humo de los com-
las ideas cuyo antagonismo mantiene la
bates, a una tierra de promisión que, como
guerra, y entre esas ideas y esos principios
los espejismos que engañan la esperanza del
hay muchos de indiscutible elevación.
viajero en el desierto, huye como un relám-
Mas en ambos periodos se ve que el ár-
pago cada vez que el extenuado batallador
bitro supremo, el poder que decide todas las
cree que va a pisar aquel suelo siempre ver-
querellas es el que dimana de la fortuna mi-
de, a tocar aquellos árboles siempre frondo-
litar. No sin razón se ha dicho que México
sos, a respirar aquellos aires siempre puros;
es la tierra de la espada.
figuraos, en fin, a todos aquellos campeones
Y en un país tan afecto al estruendo y
delirantes, sembrando la desolación por to-
a los resplandores de las batallas, la figura
˜ 449 ˜
de un letrado, cubierto con su correcto tra-
su lecho de piedra el sueño de su inmorta-
je de gabinete, con las manos limpias pero
lidad.
inermes cruzadas por detrás, y subiendo con paso tranquilo pero seguro los escaños res-
ilustre colaborador.
baladizos del poder hasta llegar a la cima, es
Don Sebastián Lerdo de Tejada nació en
una figura exótica en el cuadro du nuestras
la ciudad de Jalapa, del Estado de Veracruz,
revoluciones y azonadas.
el día 25 de Abril de 1823.
Pero México, felizmente, ha contado
Pasó los primeros años de su existencia
entre sus grandes hombres algunos de esta
en aquel amenísimo lugar, y allí comenzó a
talla. La nación entera ha visto, no sin cierta
reunir los elementos de 1a vastísima ilus-
sorpresa, elevarse solemnemente a algunos
tración que más tarde había de distinguir-
héroes pacíficos, cuyo blasón no consistía
le tanto en el foro. Fue trasladado después
en la espada que se lleva al lado, sino en los
al Seminario de Puebla, donde cursó lati-
sentimientos y en las ideas que se encierran
nidad, filosofía y teología, y en seguida al
en el corazón y en el cerebro.
colegio de San Ildefonso, de México, don-
De este temple han sido dos de los titanes de la libertad y de la democracia mexicanas: el Lic. D. Benito Juárez y el Lic. D. Sebastián Lerdo de Tejada.
de estudió jurisprudencia, recibiéndose de abogado en 1851. Durante su vida estudiantil se mostró como joven serio, estudioso, dedicado; fue,
Ambos personifican una de las épocas
aun en sus primeros años juveniles, poco
más desastrosas y terribles de la historia de
afecto a los entretenimientos ruidosos y a
México, y ambos se completaron mutua-
las expansiones atolondradas.
mente para realizar la grande obra que el destino les encomendara.
450
Tratemos sólo de trazar el retrato de su
Su seriedad, su exterior correcto y las manifestaciones de su lúcida inteligencia
Juárez, con su voluntad inflexible como
anunciaban desde entonces el gran porvenir
el hierro, y Lerdo, con su talento centellean-
a que estaba llamado aquel adolescente páli-
te como la luz, eran los dos hombres cuya
do y de carácter tan poco comunicativo.
unión era necesaria para calvar la naciona-
Estudiando su vida, se ve que desde su
lidad mexicana del naufragio que la amena-
juventud ocupó el primer lugar entre cuan-
zaba en la tormenta que se llamó la Guerra
tos lo rodeaban. Puede decirse que fue el
de Intervención.
Napoleón de la política mexicana. Desde
¡Luz y energía! Ésas eran las únicas fuerzas
que fue estudiante, predominó en las au-
que podían, no conjurar sino vencer la tem-
las por su dedicación y su talento; cuando
pestad. Y Juárez y Lento unidos encerraban
rector, por su tino; cuando abogado, por su
esas fuerzas. Eran la entereza apoyada en la
vasta ilustración; cuando representante del
razón, el patriotismo sostenido por el derecho.
pueblo, por su palabra poderosa; cuando
No es nuestro ánimo enaltecer los méri-
ministro, por su acierto; cuando presidente,
tos de Juárez. Y así, dejémoslo dormir sobre
por su prestigio; cuando desterrado por su
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
estoica resignación. Y su amor a la justicia,
tuvo en su hermano D. Sebastián un aboga-
los destellos de su inteligencia, las manifes-
do consultor tan hábil, que sus decisiones
taciones de su patriotismo, los rasgos de su
merecieron ser calificadas de invulnerables
serena energía, adornaron siempre su carrera
y dignas de un jurisconsulto de los buenos
en las variadas etapas de su existencia.
tiempos de Roma.
Sigamos con su biografía.
Expedida la ley reformista de adminis-
Un año después de haberse recibido de
tración de Justicia que se llamó Ley Juárez
abogado, es decir, en 1852, fue nombrado rec-
y que suprimía los fueros militar y ecle-
tor del mismo colegio de San Ildefonso don-
siástico, el Sr. Lerdo de Tejada fue nom-
de había hecho sus estudios profesionales.
brado miembro de la Corte Suprema de
Allí, aunque en pequeño, comenzó a
Justicia. Éste fue el primer cargo político
desplegar algunas de las cualidades que más
que desempeñó, y no duró en su ejercicio
tarde se consolidaron en su carácter. Mos-
sino año y medio, pues electo magistra-
tróse escrupuloso pero recto, enérgico pero
do en Diciembre de 1855 se separó de ese
justiciero en el desempeño de sus atribucio-
puesto el día 1º de Junio de 1857, fecha en
nes. También pudo emplear allí, aunque en
que el Presidente de la República, D. Ig-
mínima escala, los dotes administrativas de
nacio Comonfort, lo nombró Ministro de
que estaba dotado. Como en aquella épo-
Relaciones Exteriores.
ca los planteles de educación gozaban de
Hasta aquí, los estudios y el talento del
cierta independencia respecto al gobierno,
Sr. Lerdo si no habían quedado improducti-
y subsistían de sus propios recursos, que
vos al menos no habían tenido una aplica-
consistían en el producto de las colegiaturas
ción públicamente ostensible. En su nuevo
y de los réditos de los capitales dedicados a
puesto sí tendría que obrar por su cuenta y
su sostenimiento, resultaba que la buena
bajo su propia responsabilidad.
marcha de los intereses de aquellos estable-
El día 4 de Junio tomó posesión de la
cimientos dependía en gran parte del acier-
Secretaría de Relaciones, y sin ningún afán
to de sus directores, y Lerdo, aquel rector de
de exhibirse, su desdén por la notoriedad
veintinueve años, mostró ese acierto en el
procurada le habían mantenido hasta esa
grado más satisfactorio.
fecha tan ignorado del público, respecto a
Al mismo tiempo que cumplía con las
sus ideas y aptitudes, que al tenerse noticia
obligaciones de su cargo, ampliaba incesan-
de su promoción al Ministerio, que coinci-
temente su instrucción, y ésta llegó a ser
día con la de D. Antonio García, encargado
tan extensa y tan notoria, que habiéndose
de la Secretaría de Justicia, los políticos se
elevado al gobierno 184 consultas con mo-
preguntaron qué significación tenía aquel
tivo de la ley de 25 de Junio de 1856, que
cambio de ministros, y el periódico El Siglo
desamortizaba los bienes de corporaciones,
escribió: “No lo sabemos, por la sencilla ra-
y que había formulado D. Miguel Lerdo de
zón de que no conocemos las opiniones po-
Tejada a la sazón Ministro de Hacienda, éste
líticas de los Sres. Lerdo y García”. lic . sebastián lerdo de tejada
453
El advenimiento del Sr. Lerdo al Minis-
uno de los caracteres de su prodigioso talen-
terio coincidió también con las primeras
to, le mostró cuán arriesgado era penetrar
efervescencias producidas en el partido reac-
en el terreno al que sus enemigos lo habían
cionario, por la Constitución federal, que se
sabido orillar.
sancionó y se juró ese mismo año. La actitud manifiestamente hostil del
bien, confirmóse en sus fatales ideas conci-
bando reaccionario ante la nueva Constitu-
liatorias, y esta obstinación obligó al Sr. Ler-
ción, y la actividad con que aprestó podero-
do a renunciar el Ministerio de Relaciones,
sos elementos para ponerse frente a frente
del cual, efectivamente, se separó el 15 de
con el gobierno que la había promulgado,
Septiembre del mismo año de 1857.
sembraron la vacilación en el ánimo del Pre-
El ejemplo del Sr. Lerdo fue seguido por
sidente Comonfort el cual, queriendo seguir
todo el Ministerio, y esta retirada, este ais-
una política conciliatoria y satisfacer las as-
lamiento en que el Presidente iba quedando
piraciones de los dos partidos antagonistas,
y que se asemejaba a las ráfagas precursoras
no consiguió sino disgustar a uno y otro con
de la tempestad, no bastaron a hacerle se-
su conducta.
parar con paso firme de la extraviada senda
A propósito de esta política incierta, el Sr. Lerdo le había dicho alguna vez al Presidente:
454
Comonfort no quiso escucharle; antes
que seguía, y que le llevaba al abismo en el que se iba a sumergir su alta fortuna.
—En política, como en todos los nego-
La proclamación del Plan de Tacubaya
cios de la vida, los términos medios son por
por el general Zuloaga, el 17 de Diciembre,
lo general los peores; hay que decidirse por
desconociendo la Constitución, vino a colo-
cualquiera de los extremos. Y no hay que va-
car a Comonfort en una alternativa inevita-
cilar en las circunstancias presentes por cuál
ble: o se ponía francamente del lado de la
extremo conviene optar, pues salta a la vista
reacción, o volvía sobre sus pasos poniéndo-
que inclinarse resueltamente al partido con-
se al frente del partido liberal en la lucha
trario sería tan indecoroso como impolítico”.
que se iniciaba.
Comonfort, sin embargo, no estimó esta
Diríase que el destino había decretado
indicación en todo lo que valía; al contrario,
la pérdida del indeciso Presidente, pues éste
cegado por sus tendencias contemporizado-
tomó el partido que el Sr. Lerdo había cali-
ras, llegó a creer que la Constitución que se
ficado de indecoroso e impolítico, es decir,
acababa de promulgar era el único obstáculo
se puso resueltamente del lado de los ene-
que se oponía a la conciliación de los parti-
migos de la libertad, adhiriéndose al Plan de
dos, y que gobernando sin la Constitución
Tacubaya el 17 de Diciembre. Las previsio-
los negocios públicos tomarían una marcha
nes de su ex-ministro de Relaciones no tar-
más favorable. Así lo insinuó varias veces a
daron en verse realizadas, pues encendida la
sus ministros, y entre ellos, el Sr. Lerdo fue
guerra en gran parte del territorio nacional
el primero que, sondeando el porvenir con
a causa de estos acontecimientos, Comon-
esa previsión casi infalible que constituía
fort, vacilante siempre a pesar de haberse
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
adherido oficialmente al Plan de Tacubaya,
Reinstalado el gobierno constitucional
fue desconocido y arrojado del poder por los
en la capital de la República el 11 de Ene-
reaccionarios; y el antiguo campeón de la
ro de 1861, encabezado por el Presidente
libertad, maldecido por los que fueron sus
Juárez, Comenzó luego el Sr. Lerdo a tomar
correligionarios y despreciado por sus ene-
parle otra vez en los asuntos públicos, pues
migos, atravesó casi prófugo el país y salió
su nombre figuró ya en la lista de diputados
de él, dejándolo entregado a las sangrientas
electos para formar el Congreso federal que
turbulencias que le había acarreado con su
inauguró sus funciones el 9 de Mayo del
irresolución.
mismo año y las terminó el 25 de Septiem-
Con la retirada de Comonfort y la pro-
bre de 1862.
moción del general D. Félix Zuloaga a la
Esta época de la vida del Sr. Lerdo fue el
Presidencia, comenzó el dominio azaroso
crepúsculo matutino del grande y resplan-
del partido de la reacción, que dio lugar a la
deciente día de su carrera política, que había
sangrienta Guerra de Tres Años.
de tener tan silencioso y triste ocaso en una
Con la consumación de los sucesos que
playa extranjera.
provocaron aquella lucha, vino un largo
Su pasado, hasta entonces, puede con-
eclipse de la personalidad política del Sr. Ler-
siderarse como un magnífico pedestal sobre
do. Volvió a su asilo de trabajo y estudio, al
el cual iba a erguirse, a partir de su aparición
Colegio de San Ildefonso, del cual continuó
en el Congreso, su popular y clásica figura.
siendo rector al mismo tiempo que ejercía
Las sesiones de ese Congreso de 1861 a
su profesión de abogado. La independencia
1862 fueron memorables por lo agitadas y
relativa de que gozaban en aquella época los
borrascosas. El partido de la reacción, fre-
establecimientos de educación respecto del
nético, rabioso, con la rabia de la soberbia
gobierno y de la cual hemos hecho ya men-
vencida y humillada, desahogaba su furor
ción, permitía al ex-ministro de Relaciones
y se vengaba de sus reveses derramando la
vivir sin roce ninguno con el grupo reaccio-
más noble sangre liberal que al azar ponía
nario conquistador del poder, y permanecer
al alcance de sus manos. El execrable ase-
en una oscuridad política que se avenía per-
sinato cometido en la persona del ilustre
fectamente con los gustos y hábitos de estu-
Melchor Ocampo, la muerte de Degollado y
dio del antiguo alumno del mismo plantel.
los fusilamientos de Valle, de su ayudante el
El fin de la guerra, cuyos lejanos ecos ha-
coronel Aquiles Collin y otros compañeros
bían venido a afligir de tiempo en tiempo al
suyos, así como el salvajismo, la ferocidad
olvidado patriota, le sorprendió acumulan-
que las gavillas reaccionarias mostraban en
do y ordenando en el vasto recipiente de su
la guerra de acechanzas que le hacía a los
memoria y de su inteligencia los extensos
liberales, levantaron un inmenso clamor
conocimientos de que tanto había menester
de indignación en todo el país; clamor que,
en bien de la nación, en la época sombría de
naturalmente, tuvo estruendoso eco en el
la invasión extranjera, que se aproximaba ya.
Congreso. lic . sebastián lerdo de tejada
455
Pero en el seno de la Representación na-
El orador avanzó con aplomo y calma,
cional reinaba la misma confusión que en el
sin que le desconcertase el vocerío que llena-
país. Los representantes del pueblo todos,
ba el recinto, subió a la tribuna, cogiéndose
convenían en que el estado de la nación era
con la mano derecha la parte superior del
gravísimo; que atravesaba por una crisis terri-
pantalón, como para colocarlo en su sitio, y
blé que podía conducirla a su ruina, y que era
una vez instalado, se dispuso a hablar.
preciso hacer algo por salvarla. ¿Pero qué ha-
El auditorio prestó atención.
cer? He ahí el origen de la anarquía legislativa
¿Qué poder tenía ese hombre, que con
y de las discusiones borrascosas que casi de-
sólo su presencia había logrado calmar de
generaban en disputas. Unos diputados acon-
repente aquel agitado concurso?
sejaban obrar con prudencia; otros más exal-
¡Ah! ese hombre tenía el poder, la facul-
tados, proponían medios extremos; quién
tad fascinadora que posee el valor reposado
gritaba que era necesario esperar; quién otro
cuando se muestra en medio del peligro, la
tenía la audacia, en aquel recinto hirviente
serenidad majestuosa cuando se ostenta en
de cólera, de lanzar una palabra de perdón
medio de la confusión.
proponiendo una amnistía en favor de los
El extraño diputado habló…
contrarios. Pero a estas insinuaciones de vergon-
¿De qué habló? Pues del tema entonces
zosa clemencia, inspirada por los terroríficos
en discusión: es decir, de la libertad; de la
excesos de la reacción, voces vibranteando ira
libertad en sus complejas relaciones con
se levantaban pidiendo un tremendo castigo
la República, que encarnaba ese principio,
para los enemigos de la República, para los
y con los enemigos de esta institución, que
verdugos de la libertad.
pugnaban por destruir aquella noble idea.
En medio de aquel caos parlamentario, saturado de pasión, viose una vez dirigirse
tranquila, luminosa, sonora, casi musical.
a la tribuna a un diputado de pequeña esta-
Y hablaba, no como habla el resenti-
tura, de robustas espaldas, moderadamente
miento, no como habla el furor, no como
grueso, y cuyo negro traje era correcto sin
habla la sed de venganza, no como habla
llegar a la afectación; mostraba un rostro
el delirio de la embriaguez que produce
blanco y redondo, un puco pálido y afeitado
la sangre amiga derramada, sino como
con esmero; el pelo que cubría esa cabeza
habla la razón, como habla el derecho,
tan llena de expresión, era de un color cas-
como habla la ciencia, como habla la ley, como
taño encendido y estaba muy bien peinado;
habla la autoridad justiciera.
una boca de delgados labios, una nariz pro-
—¿Quién es ese hombre? se decían los
porcionada al rostro y unos ojos ligeramen-
diputados unos a otros con semblante sor-
te saltones, pero de mirada inteligente y
prendido.
profunda, completaban aquella figura, casi inadvertida hasta entonces en el tempestuoso templo de la ley. 456
La elocuencia del impertérrito orador era
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Unos se encogían de hombros dando a entender que nada sabían de él. Otros contestaban:
—Sólo sé que se llama el Lic. D. Sebastián Lerdo de Tejada.
venciones se refería, fue más bien el primer relámpago de la tormenta que poco después
—¿Pero de dónde viene? ¿Cuáles son
había de envolver en su furor a todo el país.
sus antecedentes? preguntaban los curiosos.
En Septiembre del mismo año ocurrió
Y los mejor informados respondían:
otro incidente que puso de relieve el apego
—Viene de un seminario, del cual ha
del Sr. Lerdo al orden legal. Siendo él Presi-
sido rector. Creo que esa es toda su historia.
dente de la Cámara, cincuenta y un dipu-
Nada brillante parecía a los representan-
tados elevaron una representación al Lic. D.
tes del pueblo el pasado de este orador; pero
Benito Juárez, Presidente constitucional de
como el talento no necesita blasones para
la República, pidiéndole que se separara de
dominar, desde que el Sr. Lerdo mostró con
su puesto y lo cediera al Gral. Jesús González
su palabra que lo tenía, fue una fuerza viva
Ortega, candidato de los signatarios, alegan-
en el Congreso.
do como razón para hacer aquel pedimento
Durante ese agitado periodo de Mayo de
tan en pugna con los procedimientos mar-
1861 a Septiembre de 1862, en el cual fue Pre-
cados por la ley, el malestar de los asuntos
sidente de la Cámara tres veces, ocurrieron
públicos, debido, decían ellos, al desacierto
en ella algunos sucesos dignos de mención.
del Jefe del Ejecutivo federal. Cincuenta y
El 17 de Julio de 1861 expidió el Con-
cuatro diputados nulificaron, con una repre-
greso un decreto cuyo primer artículo decía:
sentación en sentido contrario, las preten-
“Desde la fecha de esta ley, el Gobierno
siones de los cincuenta y uno primeros. Un
de la Unión percibirá todo el producto líqui-
escasísimo número de representantes per-
do de las rentas federales, deduciéndose tan
manecieron neutrales, y entre ellos figuró
sólo los gastos de administración de las ofi-
el Sr. Lerdo, a pesar de que era considerado
cinas recaudadoras, y quedando suspensos
como oposicionista al gobierno.
por el término de dos años todos los pagos,
Mucho más grave y trascendental fue lo
incluso el de las asignaciones destinadas
ocurrido en la memorable sesión del 22 de
para la deuda contraída en Londres y para
Noviembre, la que originó la caída del Mi-
las convenciones extranjeras”.
nisterio Zamacona.
El gobierno creyó que con este decreto
La suspensión de pagos de la deuda ex-
iba a salvar la situación, y el público, aunque
tranjera, decretada por la ley de 17 de Julio,
menos optimista, concibió algunas esperan-
fue el pretexto para que los gobiernos de
zas sobre los buenos efectos que podría pro-
Inglaterra, España y Francia formaran una
ducir; tanto, que El Siglo dijo, que aunque la
alianza con el objeto de intervenir en los
ley de 17 de Julio no era la salvación del país,
asuntos interiores de México.
preparaba el camino para emprenderla.
La situación de la República no podía
Pero el cielo de México estaba cargado
ser más calamitosa. Escasa de recursos, divi-
de fluidos tempestuosos, y la nueva ley, por
dida por la guerra civil y debilitado el poder
lo que a la suspensión de pagos de las con-
público por la disensión entre sus mismos lic . sebastián lerdo de tejada
457
458
miembros, una formidable amenaza en el
Así es que en la convención propuesta
exterior venía a ser como la sentencia de
se autorizaba la espoliación, la humillación
muerte de la nacionalidad mexicana.
y la tutela más vergonzosa para la patria.
En trance tan aflictivo, el gobierno cre-
Con su elocuencia habitual mostró el Sr.
yó posible apartar a Inglaterra de la alian-
Lerdo cuánto oprobio caería sobre la nación
za tripartita, lo cual disminuiría la violencia
mexicana si ésta se sometía a las exigen-
del golpe que se le quería asestar al país.
cias altaneras del representante de la Gran
Con este fin se entablaron negociaciones
Bretaña. Se opuso, pues, a ellas, con toda la
entre el Lic. D. Manuel M. de Zamacona
fuerza de su palabra, de su erudición y de
y Mr. Charles Wyke, Ministro plenipoten-
su patriotismo; y tuvo la gloria de unifor-
ciario de la Gran Bretaña, negociaciones
mar la opinión de la Cámara en el sentido
que dieron por resultado el arreglo de una
de la suya propia, pues el Congreso repro-
convención sobre la deuda inglesa, que
bó, después de reñido debate en que el Sr.
firmaron ambos ministros el día 21 de
Lerdo desplegó todo el poder de su talento,
Noviembre.
el tratado Wyke-Zamacona, a pesar de que
La noche del 22 sometióse a la aproba-
el Gobierno contaba para su aprobación con
ción del Congreso, y el Sr. Lerdo, que presidia
una mayoría de cerca de los dos tercios de
la comisión de Relaciones, emitió un dicta-
los diputados presentes.
men tan luminoso, tan enérgico y tan bien
Esta convención, desechada, era el signo
inspirado en el patriotismo que la Cámara
decisivo de hostilidad a la alianza tripartita;
empezó a ver claro en el fondo de la cuestión.
era la aceptación del reto lanzado a la Repú-
Los primeros artículos estipulaban, a
blica por las potencias que se consideraron
título de pago de la deuda y del dinero ro-
ofendidas con la promulgación de la ley de
bado a la legación inglesa y a particulares de
17 de Julio.
la misma nacionalidad, así como el de los
El Sr. Lerdo lo sabía bien; pero igualmen-
réditos correspondientes a esas cantidades,
te sabía que era preferible la guerra con todos
gravámenes enormes para la nación, que
sus horrores, a la tutela con todos sus perjui-
acabarían de arruinarla en el caso de cum-
cios, a la humillación con todos sus oprobios.
plirse aquellas cláusulas.
Al decidir el resultado de aquella sesión, que
La cuarta de ellas decía:
a su vez decidía el porvenir del país, contraía
“Que se autorice por el gobierno los
el Sr. Lerdo con él una tremenda responsabi-
agentes consulares ingleses en los puertos,
lidad, cuyas consecuencias había de arrostrar
para examinar los libros y dar noticia de las
más tarde con la más digna entereza.
entradas de las diferentes aduanas maríti-
Aquel periodo de sesiones en que el
mas, recibiendo directamente esos agentes,
ex-rector de San Ildefonso había cimentado
de los importadores, las asignaciones para
su reputación política de una manera tan
los tenedores de bonos, de la manera que
sólida y brillante, terminó sin más sucesos
después convendremos”.
de la importancia de los referidos.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
En Diciembre del repetido año de 1861,
En aquella reunión intima, semejante a
el gobierno de la República tuvo a bien apro-
la despedida de una familia proscrita de su
vechar las dotes políticas y diplomáticas ya
hogar, todos los diputados, que se habían
incontestables del Sr. Lerdo, encargándole el
ido levantando de su asiento para rodear la
arreglo de dos tratados con Mr. Corwin, Mi-
mesa presidencial ocupada por el Sr. Lerdo,
nistro de los Estados Unidos, uno de amis-
se adhirieron al dictamen de éste, de conti-
tad, navegación y comercio y otro de extradi-
nuar la lucha, que por desgraciada que fue-
ción, que poco después fueron ratificados por
se para la República, no podía menos de ser
la Cámara y promulgados por el Ejecutivo.
también gloriosa, y digna, sobre todo, de un
En el Congreso siguiente, que comenzó a funcionar el 20 de Octubre de 1862, figuró también el Sr. Lerdo como diputado.
pueblo viril. Al día siguiente el Presidente Juárez, sus ministros y algunos personajes más, salie-
Lo más notable de se periodo legislativo
ron de la Capital para el interior del país;
fue la última sesión de él, la celebrada el 31
el Sr. Lerdo los acompañaba en calidad de
de Mayo de 1863.
miembro de la Diputación permanente.
Tal vez ninguna más solemne, más tris-
El primer punto en que el errante go-
te, ni más imponente registra en sus páginas
bierno se estableció fue la ciudad de San Luis
nuestra historia.
Potosí, a donde llegó el 9 de Junio, después
Iba el cuerpo legislativo a resolver en esa última y lúgubre sesión, si México nación
de recibir en el tránsito numerosas pruebas de adhesión.
débil y consumida por la guerra civil, debía
En aquella ciudad fue nombrado el Sr.
o no luchar hasta vencer o morir con la po-
Lerdo Ministro de Justicia el 2 de Septiembre
tencia militar más famosa y prestigiada de
de 1863, cargo que aceptó desde luego, sa-
la época.
biendo que los negocios dependientes de esa
Y eran los acontecimientos los que so-
cartera eran entonces escasos y de relativo
metían al criterio del Congreso esa cuestión.
fácil manejo, a causa del estado de desorden
De las tres naciones aliadas contra México
en que se encontraba el país. No sucedió lo
con pretexto de la ley de 17 de Julio de 1861,
mismo nueve días después, cuando el Presi-
dos se habían retirado antes de combatir, Es-
dente Juárez, apreciador del patriotismo se-
paña e Inglaterra; pero Francia había lanza-
reno pero inquebrantable del Sr. Lerdo, de su
do sus tropas con resolución y éstas acaba-
talento profundo pero reservado, y de su va-
ban de apoderarse de Puebla y se disponían
lor reposado pero firme, lo nombró Ministro
a avanzar hacia la Capital.
de Relaciones. El Sr. Lerdo, que sabía cuánta
A las altas horas de la noche y en el re-
responsabilidad se encerraba en ese cargo y
cogimiento de una sesión secreta presidida
cuánta dificultad implicaba su desempeño,
por el Sr. Lerdo, se discutió la conducta que
se resistió a aceptar el nombramiento que
había que seguir ante los sombríos aconteci-
le ofrecía, indicándole al Sr. Juárez que se fi-
mientos que se desarrollaban en el país.
jase en persona más a propósito que él. El lic . sebastián lerdo de tejada
459
Presidente insistió, y entonces el Sr. Lerdo se
esos sucesos, que constituyen una parte de las
constituyó en su colaborador en la empresa
más interesantes y más ricas en enseñanzas
más grande que puede acometer un pueblo
de nuestra historia, pasaremos aunque sea
cuando los acontecimientos lo impelen a
rápidamente sobre ellos, procurando hacer
ello: la defensa de su territorio a través de
apreciar la parte decisiva que en ellos tomó
todos los infortunios y de todos los azares
el Sr. Lerdo.
que se presenten.
460
El 28 de Diciembre del mismo año de
Así, pues, el Sr. Lic. D. Sebastián Lerdo
1863, el gobierno, amenazado por las fuer-
de Tejada, que en tiempo de Comonfort
zas invasoras, que se internaban ya en el
había renunciado un Ministerio de dudoso
país, se trasladó a Matehuala y de este pun-
peligro, pero que se avenía mal con sus con-
to, donde continuaba en peligro, se dirigió a
vicciones resueltamente liberales, no vaciló
Saltillo, a donde llegó el 9 de Enero de 1864.
en aceptar el mismo puesto cuando éste
En esa ciudad tuvo conocimiento de la con-
estaba erizado de riesgos incontables, pero
ducta inconveniente del Gral. D. Santiago
que provenían de la situación dificilísima
Vidaurri, gobernador de Coahuila y Nuevo
en que la nación se encontraba, y que exigía
León, que denunciaba su connivencia con
de los buenos hijos de la patria el concurso
los invasores, o por lo menos su simpatía
más desinteresado y valeroso.
por ellos. El primer signo de traición de Vi-
A partir de la promoción del Sr. Lerdo a
daurri hacia el gobierno republicano fue la
la Secretaría de Relaciones, comienza esa se-
tácita aprobación que dio al asesinato del
rie de sufrimientos, de peligros y de contra-
gobernador de San Luis, D. Francisco de P.
riedades con tanta entereza recibidos y con
Villanueva, cometido por el jefe de uno de
tanta dignidad arrostrados; contrariedades,
los cantones sometidos a Vidaurri, cuando
peligros y sufrimientos que secundados por
Villanueva comenzaba a expedicionar fuera
un número prodigioso de trabajos de gabi-
de la capital del Estado, para combatir a los
nete, de los que el Sr. Lerdo era el principal
invasores. Ante esta conducta, que después
inspirador y el Sr. Juárez el inflexible ejecutor,
se hizo más sospechosa aún, el gobierno re-
habían de sacar triunfante la nacionalidad
solvió trasladarse a Monterrey, para enten-
mexicana en medio de los escollos contra los
derse directamente con el gobernador; pero
cuales parecía indudable que se iba a estrellar.
antes tuvo que resolver allí mismo en Salti-
El cuadro restringido de una semblan-
llo una dificultad surgida de repente entre
za es insuficiente para hacer caber en él la
los mismos sostenedores de la República, y
enumeración de esos titánicos esfuerzos de
que exponía más su ya bastante amenazada
inteligencia, con los cuales se procuraba, no
existencia.
sin éxito parcial, contrarrestar la falta de ele-
En principios de 1864, un grupo de li-
mentos, de que carecía casi en su totalidad
berales de cierta notoriedad, creyendo que
el errante gobierno republicano. En la impo-
un cambio en el personal del Ejecutivo de la
sibilidad de detenernos en la narración de
Unión podía influir de un modo favorable
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
en el desenlace de los sucesos que afligían al
Trasladado de nuevo el gobierno a Sal-
país, trató de sustituir al Presidente Juárez
tillo en vista de estos acontecimientos, el
en su puesto con el Presidente de la Suprema
Ministro Lerdo expidió una circular el 26 del
Corte, a cuyo efecto el Gral. Doblado envió
mismo mes, dando a conocer el traidor com-
a aquél una comisión, para que en su propio
portamiento del gobernador de los Estados
nombre y en el del Gral. González Ortega,
de Coahuila y Nuevo León y tocando con
que era quien debía sustituir al Jefe del Eje-
tanto tino la fibra patriótica de los pueblos
cutivo federal, le expusiese los propósitos de
sujetos a su dominio, que gran número de
ambos.
ellos lo desconocieron desde luego, lo que
El Presidente, de acuerdo con el Sr. Ler-
unido a las providencias políticas y milita-
do, que fue desde entonces su principal ins-
res tomadas por el gobierno, dio por resul-
pirador, manifestó a la comisión su volun-
tado la rápida caída del rebelde y al parecer
tad firme de no salir jamás del terreno de la
poderoso gobernador, el cual tuvo que huir,
ley y de la conveniencia nacional, en el cual
refugiándose en los Estados Unidos.
lucharía hasta morir si era necesario, defen-
Los sucesos desastrosos que sucesiva-
diendo la independencia, las instituciones y
mente iban sobreviniendo a las fuerzas re-
la dignidad de la patria.
publicanas en sus encuentros con las inter-
Ante la manifiesta resolución de Juárez,
vencionistas y sus aliadas, especialmente la
los pretendientes no insistieron, y el go-
derrota que sufrió la división del Gral. Gon-
bierno pudo dedicar su atención a los mane-
zález Ortega en el cerro Majoma, el 21 de
jos de Vidaurri.
Septiembre de 1864, obligaron al gobierno
La conducta de este gobernador se hacía
del Sr. Juárez s establecerse en Chihuahua,
más y más sospechosa cada día, y no dejó
después de muchas jornadas fatigosas, ha-
ya duda sobre sus móviles cuando traslada-
biendo hecho su entrada en la capital del
do el gobierno a Monterrey para tener una
Estado el 12 de Octubre.
explicación con el mismo Vidaurri, éste no
El avance de las tropas imperialistas en-
salió de su fortaleza, donde estaba rodeado
viadas en su persecución para hacerle salir
de tropas y cañones, durante los días que
del país, le obligó a trasladarte a Paso del
el Presidente Juárez y su acompañamiento
Norte el 5 de Agosto de 1865.
permanecieron en la ciudad. Si el gobierno
Entre todas las peripecias que hacían en
hubiese conservado un resto de duda acerca
extremo azarosa la conservación del gobier-
de la traición de Vidaurri, se la habría desva-
no constitucional, un incidente vino de re-
necido por completo una nota altanera de
pente a aumentar las dificultades habituales
éste, expedida el 14 de Febrero, y en la que
y a poner en zozobra a los buenos patriotas
avisaba al Sr. Juárez que si no salía luego de
que luchaban en el campo de batalla por el
Monterrey la división que le acompañaba al
triunfo de la República. En fines de Octu-
mando del Gral. Doblado, la batiría al día
bre, el Gral. González Ortega, valiéndose
siguiente.
de intermediarios, quiso asumir la Primera lic . sebastián lerdo de tejada
461
Magistratura de la nación, en su calidad de
voluntad, Lerdo la inteligencia y todos el
Presidente de la Suprema Corte alegando
patriotismo comenzaba, pues, a producir
que el periodo constitucional del Sr. Juárez
sus valiosos frutos.
terminaba el 30 de Noviembre de 1865.
El 17 de Junio, como consecuencia de
Lerdo de Tejada, el compañero de Juárez,
estos acontecimientos, el gobierno republi-
ideó entonces con su habitual prontitud, el
cano volvió a fijar su asiento en la ciudad de
medio de conjurar el peligro que entrañaba
Chihuahua, trasladándose, en conclusión, a
aquella disidencia, a cuyo fin sometió a la
San Luis Potosí, donde se propuso esperar el
aprobación del Presidente un decreto que
fin de la tragedia cuyo desenlace se empeza-
se expidió el 8 de Noviembre, y en virtud
ba ya a entrever.
del cual se prorrogaba el periodo constitu-
Concentrados en Querétaro a principios
cional del Jefe del Ejecutivo federal hasta
de 1867 los apoyos principales ya excesiva-
cuando terminara la guerra, aplazando para
mente mermados, del teatral aunque no por
entonces las elecciones. Los fundamentos
eso menos sangriento imperio de Maximi-
de ese decreto estaban tan razonable y pa-
liano, el gobierno constitucional, desde San
trióticamente expresados, que merecieron la
Luis, estuvo pendiente de todos los inciden-
unánime aprobación y el apoyo de cuantas
tes de aquel sitio memorable y en constante
personas se interesaban por el triunfo de la
relación con las valientes tropas republica-
nacionalidad y de las instituciones mexica-
nas que habían puesto cerco a la ciudad.
nas, personificadas en el hombre de hierro
El 15 de Mayo de 1867 fue tomada la
que parecía designado por el destino para
plaza por el ejército sitiador, y el archiduque
tan alta misión.
Maximiliano y sus principales jefes queda-
Entretanto, Chihuahua había sido ocupada por el enemigo; pero habiéndose retira-
462
ron prisioneros, a disposición del gobierno de la República.
do éste el 29 de Octubre, volvió el gobierno
En unas cuantas líneas hemos referido
legítimo a establecerse en ella el 20 de No-
esta azarosa peregrinación del grupo patrió-
viembre siguiente. Su permanencia fue, sin
tico que representaba el gobierno legítimo;
embargo, corta, pues habiéndose vuelto a
y no podía ser de otro modo, cuando sería
mover las tropas francesas sobre esa ciudad,
necesario un gran libro para referir en to-
Juárez y sus Ministros salieron de ella, diri-
dos sus detalles las penalidades y peligros
giéndose nuevamente a Paso del Norte el día
sufridos por esos dignísimos mexicanos y
9 de Diciembre.
sobre todo para dar a conocer la enormidad
En principios de 1866 comenzó a cam-
de la labor intelectual realizada por ellos en
biar la suerte a los partidos beligerantes. El
el trascurso de su errante ejercicio. Las no-
imperio perdía terreno por todas partes y las
tas diplomáticas, las comunicaciones, las
fuerzas republicanas extendían su acción.
circulares, etc., expedidas por el gobierno
La constancia de aquel puñado de héroes
a moción principalmente del Ministro de
pacífica de los que Juárez representaba la
Relaciones, asombran por su número, y por
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
la claridad, acierto y energía con que están
un pliego a Mr. Campbell representante de
redactadas. En todos esos documentos, el
los Estados Unidos en México, diciéndole:
patriotismo, la erudición y el tacto político
“Comunicaréis al Presidente Juárez, pronta-
y diplomático se aúnan para conseguir el fin
mente y por los medios que tengáis a vues-
grandioso a que tendía aquel grupo de pa-
tra disposición, el deseo de este gobierno de
triotas. Sólo recorriendo la colección de esos
que en el caso de que sean cogidos prisio-
trabajos se pueden apreciar las extraordina-
neros el príncipe y sus defensores, reciban
rias facultades de quien los ejecutó, y solo
el tratamiento humano acordado por las
también en vista de tan brillante testimonio
naciones civilizadas a los prisioneros de
se llega a convenir en que, como ha dicho un
guerra”. Al tenor de estas instrucciones, y
escritor, el Lic. D. Sebastián Lerdo de Teja-
en un tono casi tan autoritario como el de
da fue el primer político de su tiempo y un
ellas, Mr. Campbell envió al gobierno repu-
hombre excepcional a quien la naturaleza
blicano una nota que se creyó sería inmedia-
concedió un sol por cerebro.
tamente atendida. Pero el Sr. Lerdo, —dice
Los esfuerzos de ese hombre esclarecido
M. Masseras, en su obra Un essai d’empire
no fueron infructuosos, pues el gobierno
an Mexique— contestó en un tono de fría y
constitucional de México consiguió del go-
altiva ironía, dando a entender que habiendo
bierno de los Estados Unidos el apoyo mo-
reconquistado México, su autonomía sin el auxilio
ral de esa gran nación, manifestado de un
de nadie, no estaba dispuesto a recibir órdenes ni
modo ostensible en su negativa terminante
consejos de extraños a propósito de las decisiones
a reconocer el imperio de Maximiliano, a
que tuviese a bien tomar.
pesar de las gestiones de éste y de las más apremiantes aún de Napoleón III. Y no sólo tendían los trabajos del Minis-
El gobierno de Estados Unidos no insistió, y el fin pavoroso de Maximiliano comenzó a delinearse en todos los espíritus.
tro Lerdo a defender las instituciones y la in-
Juzgados los prisioneros conforme a las
tegridad de la República sino también a con-
leyes del país, fueron sentenciados a muerte
servar incólume su dignidad; y esto se vio en
el príncipe Fernando Maximiliano de Habs-
particular cuando el presentimiento del fin
burgo y dos de sus generales: D. Miguel Mi-
trágico que la suerte reservaba a Maximilia-
ramón y D. Tomás Mejía.
no, hizo estremecer a las naciones europeas
Numerosos fueron los esfuerzos que
que habían considerado a México como un
se hicieron y grandes las influencias que se
pueblo incapaz de defenderse a sí mismo.
interpusieron para obtener la gracia de los
Luego que en Europa corrió la noticia de que
condenados; pero la nación había sufrido
Maximiliano estaba sitiado en Querétaro y
demasiado y estaba aún chorreando sangre
en peligro de caer prisionero, la corte aus-
a causa de aquellos siniestros visionarios,
triaca buscó la mediación del gabinete de
para que la República tuviera piedad de
Washington para garantizar la vida del prín-
quienes no la habían tenido hacia los más
cipe. Con este fin el Ministro Seward envió
nobles defensores de la patria lic . sebastián lerdo de tejada
463
Lerdo fue el primero que con su tranqui-
carácter de enviado particular de ella. Ler-
la energía característica externó tal opinión
do le expresó entonces la determinación del
de que el gobierno debía ser inexorable, por-
gobierno de entregarle el cadáver, pero solo
que era necesario, como un escarmiento a la
en el caso de que a su solicitud precediera un
Europa, que el castigo fuera terrible, como
acto oficial del gobierno, o una autorización
terribles habían sido los ultrajes inferidos a
en regla de la familia de Maximiliano.
la majestad de la nación.
464
En virtud de esta respuesta, la corte
Denegado, pues, el indulto a los prisio-
de Viena envió al Ministro de Relaciones de
neros, fueron éstos fusilados en el Cerro de
México, por conducto del vicealmirante,
las Campanas el 19 de Junio de 1867.
una nota firmada por el Canciller del Im-
El mismo día de la ejecución, el Ministro
perio de Austria en nombre del Emperador
de Austria pidió al gobierno que se le entre-
formulando oficialmente la solicitud que
gara el cadáver de Maximiliano para condu-
hecha con carácter confidencial había sido
cirlo a Europa. El Ministro Lerdo se negó a
desechada. Entonces fueron entregados al
cumplimentar dicha petición, lo mismo que
vice-almirante Tegethoff los restos del ar-
la que en igual sentido le dirigieron el Dr.
chiduque y el día 12 de Noviembre salieron
Basch, comisionado por el mismo archidu-
de la capital rumbo a Veracruz, rodeados de
que para embalsamar su cadáver y enviarlo
cierta pompa costeada por el Gobierno. El
a su familia, y el representante de Prusia.
día 28 del mismo mes fueron embarcados
Habiendo llegado a entrever los intere-
en el Novara, en el mismo buque que el 20
sados que la negativa del Sr. Lerdo no sería
de Mayo de 1864 había desembarcado en el
irrevocable y que habría probabilidades de
mismo puerto al archiduque Maximiliano y
éxito si la corte de Viena hacía directamente
a la archiduquesa Carlota, llenos de las más
una solicitud, se conformaron a esa presun-
espléndidas esperanzas, que en el transcurso
ción y se sujetaron a hacer lo que ella acon-
de tres años tormentosos se convirtieron en
sejaba como conveniente.
fúnebres decepciones.
Así, pues, el 26 de Julio llegaba a las
Con la salida del país de aquellos tris-
aguas de Veracruz el vicealmirante austría-
tes despojos terminó la trágica epopeya de
co Tegethoff y solicitaba del gobierno mexi-
la lucha sostenida contra el imperio, y en la
cano la autorización para dirigirse a la capi-
cual el Sr. Lerdo de Tejada desempeñó tan
tal. Una vez en ella, manifestó al Ministro
importante papel, como que fue él quien
Lerdo que traía la comisión de recabar del
contribuyó a mantener inflexible la energía
gobierno el permiso para conducir a Europa
de Juárez para que éste negase la gracia del
el cadáver del archiduque Maximiliano. Pre-
indulto al infortunado príncipe.
guntóle Lerdo en una conferencia, a título
¿Obró bien u obró mal desplegando
de qué desempeñaba tal encargo. El viceal-
aquella fuerza terrible de voluntad que hizo
mirante le contestó que a título de amigo
perecer tan trágicamente a Maximiliano?
de la familia reinante de Austria y con el
Los autores imparciales que con más seve-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
ridad han juzgado la conducta del gobierno
sólo de ese modo creían dejar aseguradas sus
republicano en sus procedimientos contra
garantías. Lerdo, siguiendo su política acos-
los defensores del imperio, no han hecho un
tumbrada de rechazar toda clase de tutelas
reproche al Ministro de Relaciones de Juárez
e indicaciones que quisieran imponerse al
por su comportamiento respecto a los pri-
país, se negó a sancionar aquel convenio,
sioneros de Querétaro. La realización de las
diciendo a los ministros que lo proponían,
previsiones de Lerdo justifican ese silencio.
que los extranjeras gozarían de las mismas
Si Lerdo sancionó con su voto y con su in-
garantías que los mexicanos, sin que para
fluencia decisiva la sentencia impuesta por
eso fuese preciso ponerlos bajo la protección
la ley a los culpables, fue porque creyó nece-
de la bandera americana.
saria su muerte, no sólo porque la justicia ja-
Prosiguiendo sus tareas como Ministro
más debe doblegarse ante la jerarquía del de-
de Relaciones, suspendió los efectos de los
lincuente, ni sólo porque aquella ejecución
tratados sostenidos con las potencias ex-
garantizaba la paz de la República, que de
tranjeras que habían tomado parte en la
otro modo habría quedado expuesta a nue-
intervención o que habían faltado a la neu-
vas tentativas de parte de quien se creía el
tralidad con la República durante la guerra.
elegido del pueblo mexicano para gobernar-
Cumpliendo con lo ofrecido al expedirse
lo; sino también porque la lúgubre memoria
el decreto de 8 Noviembre de 1865, en cuya
de ese patíbulo sería un fantasma ante el
virtud se prorrogó el periodo presidencial
cual retrocederían las ambiciones extranje-
de Juárez hasta que se obtuviera el triunfo
ras que pudieran escoger a México otra vez
de la República, el Sr. Lerdo, que al mismo
como la tierra prometida de sus esperanzas.
tiempo que desempeñaba el Ministerio de
La sumisión para siempre de los restos vivos
Relaciones estaba encargado del de Gober-
del imperio, la respetabilidad adquirida por
nación, expidió una convocatoria en 14 de
México ante el mundo, después de las ejecu-
Agosto de 1867, para elecciones de diputados,
ciones en el Cerro de las Campanas, son la
presidente de la República, magistrados y
justificación más grandiosa de aquella con-
presidente de la Suprema Corte de Justicia.
ducta tan apoyada por Lerdo, que llenó de
En dicha circular se proponían algunas re-
estupor a toda Europa…
formas a la Constitución y se demostraba lo
Casi un mes después de la ejecución de
conveniente que sería que el poder legislativo
Maximiliano; es decir, el 15 de Julio del mis-
fuere ejercido por dos cámaras. Estas inicia-
mo año de 1867, hizo su entrada solemne en
tivas levantaron una grita formidable en la
la capital el gobierno republicano.
prensa contra el Ministro que las firmaba,
Derrocado el imperio, los ministros ex-
atribuyéndole como único móvil al idear
tranjeros que lo habían reconocido pidieron
esas reformas su tendencia a las facultades
sus pasaportes: pero trataron de poner a
omnímodas. Varios hombres de vasta ilus-
los súbditos de sus respectivos países bajo
tración y de reconocida integridad política
el amparo de la legación americana, porque
juzgaron sin embargo útiles y fundadas en lic . sebastián lerdo de tejada
465
la razón las reformas propuestas. La adop-
Se ve por la breve idea que de su carre-
ción posterior de la mayor parte de ellas
ra hemos dado, con cuánta naturalidad sus
después de prolija discusión, prueba que ese
propios méritos le encumbraron sucesiva-
juicio era acertado.
mente a los más altos puestos del Estado,
Verificadas las elecciones, el Sr. Lerdo fue
sin sobresaltos, sin zozobra y sin que para
designado por el sufragio popular para Presi-
ello hubiera tenido que apelar a la intriga o
dente de la Suprema Corte de Justicia. No
a la azonada, medios empleados por los po-
entró luego a ejercer su nuevo cargo, pues
líticos medianos y por ambiciosos vulgares.
todavía continuó algún tiempo en el Minis-
Lerdo no debió su elevación más que a
terio con licencia.
466
sus propios merecimientos, a su erudición
En Diciembre de 1869 estalló en San
profunda como abogado y como político,
Luis Potosí una revolución encabezada por
a su poderosa elocuencia como orador, a su
el Gral. Aguirre. El Sr. Lerdo pidió al Con-
honradez como hombre público, a su ener-
greso facultades extraordinarias para ahogar
gía y abnegación como patriota y a su tacto
esa revolución. Esta petición escandalizó a
como ministro, todo lo cual, mostrado en
la Cámara y provocó discusiones acaloradas;
las circunstancias más azarosas y terribles,
pero al fin el Congreso concedió al gobierno
lo reveló como el hombre más a propósito
las facultades extraordinarias que solicitaba.
para ser el Jefe del Estado.
En el siguiente periodo, el Sr. Lerdo se pre-
Hasta en las exterioridades que acompa-
sentó a la Cámara dándole cuenta, como lo
ñan al ejercicio del poder pudo Lerdo, luego
había prometido, de que la revolución había
que tormó asiento en la silla presidencial
sido sofocada y de que para conseguirlo no
ver en cuánto se estimaba su valía y cuanto
se había apelado a préstamos forzosos, ni
respeto inspiraba su persona. Irreprochable-
a gravámenes para los pueblos, ni se había
mente correcto en su vestido y en sus mor-
coartado la libertad de imprenta, ni se ha-
tales, no mostraba ni aun indicios de esa
bía impuesto sacrificios de ningún otro género
solemnidad teatral y casi bufa que caracte-
a los ciudadanos. Ante tan feliz resultado, los
riza a los grandes improvisados. Mandaba
mismos adversarios del Sr. Lerdo no pudieron
con naturalidad, y sin embargo, sus órdenes
menos de confesar su grande habilidad.
eran obedecidas con la misma solicitud con
El 17 de Enero de 1871 se separó del
que obedecen las de un príncipe sus servido-
Ministerio y tomó posesión de su cargo de
res. Grandes y chicos se inclinaban incons-
Presidente de la Suprema Corte de Justicia.
cientemente ante él, y no porque el Presi-
El 18 de Julio de 1872 murió el ilustre
dente Lerdo se valiese del alto poder de que
patricio D. Benito Juárez, y el Sr. Lerdo se
estaba investido para convertirse en déspota
hizo carga de la Presidencia de la República
de quienes lo rodeaban. Al contrario, éstos
por ministerio de la ley. En 1º de Diciembre
reconocían su afabilidad, pero sufrían la in-
del mismo año fue declarado, previa elec-
fluencia de la grandeza moral de aquel hom-
ción, Presidente Constitucional.
bre, y se sentían fascinados por su genio.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
La prueba de que jamás usó de su poder para satisfacer mezquinas pasiones contra
humana, y la fuerza grosera del añón inconsciente lo precipitó desde esa altura.
quienes le hubiesen ofendido o desagrada-
Acerca de este cataclismo político sólo
do, es que nunca tuvo enemigos persona-
nos aventuramos a decir que los errores que
les. Como lo mostraba la segundad con que
haya cometido Lerdo y que prepararon su
salía a la calle, por la tarde al terminar sus
caída, pueden resumirse en uno solo: haber
tareas en Palacio, o por la noche, para dar
querido gobernar a México conforme a las
un corto paseo, acompañado únicamente
inspiraciones políticas de fácil aplicación en
de algún amigo, o solo seguido a distancia
un país que se encuentra en circunstancias
por su coche, para que pudiese montar en él
normales, siendo así que la nación mexicana
luego que la fatiga lo obligara a ello. En esos
no era en su tiempo más que un campamen-
solitarios paseos, que lo ponían a merced
to ocupado por saldados turbulentos, holga-
de cualquiera que hubiese querido cumplir
zanea y ambiciosos disfrazados de paisanos
contra él alguna venganza o satisfacer algún
pacíficos.
asentimiento, no sufrió nunca la más leve
Esas tropas indisciplinadas aprovecha-
agresión, ni a su oído llegó un insulto, ni
ron el primer pretexto que se les presentó
una palabra mal sonante a él dirigida. Antes
para alzarse contra la autoridad constituida
bien, el respeto más profundo le acompa-
y suplantarla.
ñaba por donde quiera que se le reconocía.
Mas detengámonos. Esos acontecimien-
Hasta en los postreros días de su vida pública
tos son de ayer, y no podemos juzgarlos aún
se mostró ese respeto unánime del público
con la filosófica frialdad que debe caracteri-
hacia su persona, pues todavía la noche del
zar las apreciaciones de la historia.
20 de Noviembre de 1876, la Noche Triste
Diremos sólo para acíbar de dar una idea
de la Historia del Sr. Lerdo, porque fue la
de la gran figura que hemos tratado de deli-
última de su gobierno y la primera de su
near, cuáles fueron los actos culminantes de
proscripción, anduvo en el jardín del Zóca-
su gobierno.
lo, hasta muy avanzada la noche, sin más
Bajo él se terminó la campaña de Na-
defensa y sin más compañía que la de su
yarit, que se había prolongado por mucho
viejo y fiel amigo el Gral. D. Miguel Auza,
tiempo y que tuvo por epílogo la aprehen-
no obstante que en la ciudad se respiraba ya
sión y muerte de Lozada; la expedición de
el humo de los cañones tuxtepecanos y que
la ley de amnistía para cuantos se habían
los desertores del antiguo gobierno trataban
levantado contra el gobierno en tiempo de
de hacer méritos para ganarle el favor de los
Juárez, el establecimiento del Senado, la
conquistadores del poder.
supresión de las Hermanas de la Caridad,
¡Triste caída fue la de ese hombre extraordinario de tan caprichoso destino! La potencia sublime de un prodigioso talento le llevó al pináculo de la grandeza
y uno de los más trascendentales para el afianzamiento de la libertad democrática en México: la elevación de las Leyes de Reforma al rango de leyes constitucionales. lic . sebastián lerdo de tejada
467
El fin del gobierno de Lerdo es bien sa-
vista de aquel sarcófago sagrado, en el que se
bido; la última racha del maligno viento re-
encerraban los restos de un héroe que sin lle-
volucionario que por tanto tiempo sopló en
var oropeles sobre su pecho había asombra-
nuestra patria, precipitó al grande hombre
do al mundo, mezcló sus tiernos gemidos
desde la cumbre de su grandeza y lo lanzó a
a la voz imponente del cañón, del mismo
morir en una playa extranjera. Allá mismo
cañón que había tronado para expulsarle y
durante la lenta agonía a que lo condenaba
que ahora daba la señal de duelo paro reci-
la ausencia de cuanto había amado con el
birle dignamente.
más abnegado cariño, no dejó de honrar a
¡Nunca acaso se ha estremecido la patria
su patria con los destellos radiantes de su ta-
bajo la influencia de un sentimiento dolorido
lento y de su saber. Apagada la luz de aque-
tan unánime como el que mostró al recibir
lla excelsa inteligencia, cerrados para siem-
en su seno aquellos fúnebres despojos!
pre aquellos ojos que tanto habían visto y tanto habían adivinado, los despojos mortales del ilustre desterrado fueron devueltos a la patria, y ésta, anhelante y conmovida a la
¡Triste pero valioso tributa a la memoria del hombre a quien tanto le debía! Enrique M. de los Ríos Antonio Albarrán
Dr. Gabino Barreda 1824-1881
Ninguna empresa digna de mejor pluma que
valor, porque aún no han producido todo su
la nuestra, como burilar esa titánica figura
inmenso resultado.
del saber y del talento que se llamó Gabino –––––
Barreda. Ante la gigantesca sombra de ese ge-
El Sr. Dr. D. Gabino Barreda, nació en la Ciu-
nio, el espíritu vacila y se sublima por que
dad de Puebla el día 19 de Febrero de 1824.
se contempla miserable y pequeña, como
De su juventud se sabe que hizo en México
exigua potencia para alcanzar a bosquejar
los estudios de Derecho, que terminó con
siquiera la inmensa talla del apóstol… ¡Y
notable aprovechamiento, consagrándose
sin embargo, lo intentamos!… Lo intenta-
después a seguir los cursos de la facultad
mos, sí, porque es un deber imprescindible
de Medicina, recibiendo el título de Doctor
de nuestra alma, rendir el tributo de nuestra
en esa facultad, dedicándose desde luego al
admiración profunda a la memoria del ilus-
ejercicio de su noble profesión. Tenía muy poco tiempo de haberse
tre sacerdote de la ciencia. No trataremos de hacer un estudio pro-
recibido, cuando invadieron al país los
fundo y concienzudo de la influencia directa
americanos en el año de 1847, y el Dr. Barre-
y eficaz que tuvieron los esfuerzos del Dr.
da empuñó las armas como voluntario
Barreda en la propagación y afianzamiento
combatiendo en defensa de su patria
de los principios liberales, pues semejante
como valiente soldado, hasta que estalló
estudio no es propio del carácter de esta
la revolución conocida en la historia pa-
obra; pero procuraremos señalar somera-
tria con el nombre de pronunciamiento de
mente cuales sean los inestimables benefi-
los Polcos, y no queriendo tomar parte en
cios que las ideas liberales deban a la cons-
las discusiones intestinas, siguió al ejérci-
tancia y al saber de ese apóstol, beneficios
to, pero prestándole su contingente solo
que aún no pueden estimarme en todo su
como médico.
˜ 469 ˜
Durante la guerra con los americanos,
adoptó desde luego los principios de una fi-
fue hecho prisionero por éstos en la “Casa
losofía que bajo tan malos auspicios había
Colorada”, cerca de Chapultepec, y había
impresionado su ánimo.
sido fusilado como todos los que allí encon-
Pero si bien le pareció al principio ina-
tró el enemigo con las armas en la mano,
ceptable un sistema que llegaba a tan ex-
si no hubiera sido no hubiera sido por su
traviadas conclusiones religiosas, le llamó
profesión de médico que le sirvió de salva-
profundamente la atención la gran morali-
guardia.
dad que en ese sistema reinaba, y compa-
Retirado definitivamente del servicio
rando esa moralidad con la de las doctrinas
del ejército, a fines del mismo año de 1847,
metafísicas comprendió el valor inmenso
se dirigió a París con el objeto de perfeccio-
de doctrinas tan eminentemente científicas
nar sus estudios en la medicina y permane-
que correspondían mejor a la espontánea
ció en esa capital hasta el año de 1851.
emancipación intelectual que iba experi-
Un nuevo horizonte se abrió en esta época para el genio del Dr. Barreda, horizon-
Con el fervor y la constancia del genio,
te amplísimo que había de impulsar al pode-
se propuso profundizar las bases de la nueva
roso genio del eminente pensador a un cam-
filosofía y al efecto, de regreso a México se
po fecundo en magníficos frutos científicos
entregó a la profunda y laboriosa medita-
y que bahía de abrirle también las puertas
ción de las obras de Augusto Comte.
de la inmortalidad.
470
mentando.
Ese concienzudo estudio, para el cual
Era precisamente esta época aquella
tenía por otra parte una magnífica prepa-
en que uno de los más ilustres filósofos del
ración, merced a su vastísima instrucción
presente siglo, Augusto Comte, daba en el
científica, lo llevó a cabo durante el tiempo
Palais Royal las sesiones dominicales en que
que le dejaban libre ya el ejercicio de su pro-
exponía y desarrollaba la parte religiosa de
fesión, ya las Cátedras de Historia Natural
su sistema filosófico.
primero y de Botánica después, que desem-
Por supuesto que para quien como Barre-
peñaba en la Escuela de Medicina todavía
da, iba con la inteligencia nutrida con las
en el año de 1857, y en la que tuvo como
enseñanzas de una educación enteramente
aprovechado discípulo entre otros al distin-
metafísica, los secretos nuevos, extraños
guido cirujano Doctor Rafael Lavista.
y atrevidos del ilustre Comte, no eran por
Con la meditación de las obras del gran
cierto los más propios y adecuadas para
filósofo francés, la emancipación mental del
servir de primera iniciación, al positivismo,
Dr. Barreda se hizo más rápida y completa,
sino al contrario, las consecuencias religio-
y bien pronto se convirtió en el más adicto
sas que el filósofo francés deducía de la par-
partidario y celoso propagador de las doctri-
te científica de su sistema le parecieron el
nas de Augusto Comte, doctrinas casi ente-
producto de una imaginación enteramente
ramente desconocidas por esos tiempos en
extraviada. Por esta razón el Dr. Barreda, no
México.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Casi de una manera insensible se pro-
como verdades indiscutibles y como utilísi-
pagaba la nueva escuela científica en lo que
mos medios para investigar la verdad, tarea
tiene por decirlo así, de fundamental, esto
de propaganda que apoyaba con algunos ar-
es, en su incomparable método y en sus
tículos publicados por la prensa periódica y
principios esenciales siendo más intensa
en cuyos artículos usaba de igual prudencia
esta propagación entre los alumnos de las
y precauciones respecto de los asuntos reli-
clases de Historia Natural y Botánica, quie-
giosos y políticos.
nes aspiraban el aire puro de la moderna
De esta manera, lentamente pero con se-
ciencia en las lecciones orales a la que daba
guridad, fue como una multitud de personas
lugar naturalmente la explicación de estas
llegaron a profesar los principios y el método
ciencias del eminente profesor.
del positivismo, inconscientemente.
Hasta esos tiempos no se conocían en
Por otra parte las prendas personales de
México, sino dos maneras de resolver los
Barreda le conquistaban el aprecio, respeto
grandes problemas científicos y filosóficos:
y consideraciones, no sólo de sus discípulos,
la escolástica que no tiene otra tendencia
sino de cuantos lo trataban más o menos.
como dice muy bien un gran pensador, que
Este aprecio general y la muy extensa
convertir a la filosofía en sierva humilde de
reputación de que gozaba tanto como médi-
la teología, y la manera crítica de un racio-
co como pensador, contribuyeron sin duda
nalismo infecundo, que no tenía otra ten-
poderosamente para que al restablecimien-
dencia que llevar sus negaciones más o me-
to de la República en 1867, se fijaran en él
nos lejos.
las miradas del gran Juárez y su Ministro
Se comprende, pues, perfectamente, que
de Instrucción Pública el señor Martínez de
en estas circunstancias la propagación del
Castro, para reorganizar por completo ese
espíritu positivo, tan profundamente con-
ramo importantísimo de la administración.
trario al espíritu teológico y a las sutilezas
Quizá gran parte tuvo en esto el mag-
metafísicas, tenía que ser una propagación,
nífico discurso cívico que pronunció el Dr.
más que difícil, casi imposible. Sin embargo
Barreda el 16 de Septiembre de ese mismo
la prudencia y el admirable tacto de Barreda,
año de 1869, oración elocuentísima y pro-
supieron vencer esas dificultades, y trans-
fundamente sabia cuyo exordio basta para
mitió sus ideas con tanta mayor facilidad,
demostrar todo lo que ya en esa época había
cuanto que procuraba siempre evitar todo
ascendido en su poderoso vuelo el genio del
género de alusiones a las creencias religiosas
inmortal filósofo.
de sus alumnos, exponiendo sus principios, con ocasión de aquellos asuntos científicos
Ese exordio que no podemos prescindir de trasladar aquí, dice como sigue:
que se prestaban a su mejor aplicación y
“En presencia de la crisis revolucionaria
mejor podían demostrar su utilidad y exac-
que sacude al país entero desde la memora-
titud. De esta suerte gravaba en el espíritu
ble proclamación del 16 de Septiembre de
de sus alumnos sus magníficas enseñanzas
1810; a la vista de la inmensa conflagración dr . gabino barreda
473
474
producida por una chispa, al parecer insigni-
con su perspicaz y natural empirismo es la
ficante, lanzada por un anciano sexagenario
de hacer ver que durante todo el tiempo en
en el oscuro pueblo de Dolores; al considerar
que parecía que navegábamos sin brújula
que después de haberse conseguido el que
y sin norte, el partido progresista a través
parecía fin único de ese fuego de renovación
de mil escollos y de inmensas y obstinadas
que cundió por todas partes, quiero decir la
resistencias, ha caminado siempre en buen
separación de México de la Metrópoli espa-
rumbo, hasta lograr, después de la más do-
ñola, el incendio ha consumido todavía dos
lorosa y la más fecunda de nuestras luchas,
generaciones enteras, y aún humea después
al grandioso resultado que hoy palpamos,
de 57 años, un deber sagrado y apremiante
admirados y sorprendidos casi de nuestra
surge para todos aquellos que no vean en
propia obra; es, en fin, la de sacar conforme
la historia un conjunto de hechos incohe-
al consejo de Comte “las grandes lecciones
rentes y estrambóticos, propios sólo para
sociales que deben ofrecer a todos, esas do-
ocupar a los novelistas y a los curiosos; una
lorosas colisiones que la anarquía que reina
necesidad se hace sentir por todas partes
actualmente en los espíritus y en las ideas,
para todas aquellos que no quieren, que no
provoca por todas partes, y que no puede ce-
pueden dejar la historia entregada al capri-
sar hasta que una doctrina verdaderamente
cho de influencias providenciales, ni al azar
universal, reúna todas las inteligencias en
de fortuitos accidentes, sino que trabajan
una síntesis común.
por ver en ella una ciencia, más difícil sin
“El orador a quien se ha impuesto el
duda, pero sujeta, como las demás a las le-
honroso deber de dirigiros la palabra en esta
yes que la dominan, y que hacen posible la
solemne ocasión siente, como el que más,
previsión de los hechos por venir, y la expli-
el vehemente deseo de examinar con ese es-
cación de los que ya han pasado. Este de-
píritu y bajo ese aspecto, el terrible periodo
ber y esta necesidad, es la de hallar el hilo
que acabamos de recorrer, y que políticos
que pueda servirnos de guía y permitirnos
mezquinos o de mala fe, pretenden arrojar-
recorrer, sin peligro de extraviarnos este
nos al rostro como un cieno infamante, para
intrincado dédalo de luchas y de resisten-
mancillar así nuestro espíritu y nuestro co-
cias, de avances y de retrogradaciones, que
razón, nuestra inteligencia y nuestra mora-
se han sucedido sin tregua en este terrible
lidad, presentándolo maliciosamente como
pero fecundo periodo de nuestra vida nacio-
una triste excepción en la evolución progre-
nal; es la de presentar esa serie de hechos al
siva de la humanidad, pero que, examinado
parecer extraños y excepcionales, como un
a la luz de la razón y de la filosofía, vendrá a
conjunto compacto y homogéneo, como al
presentarse como un inmenso drama, cuyo
desarrollo necesario y fatal de un programa
desenlace será la sublime apoteosis de los
latente, si puedo expresarme así, que nadie
gigantes de 1810 y de la continuada falan-
bullía formulado con precisión, pero que el
ge de héroes que se han sucedido desde Hi-
buen sentido popular había sabido adivinar
dalgo y Morelos, hasta Guerrero e Iturbide;
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
desde Zaragoza y Ocampo hasta Salazar y
Era muy natural que una ley que de una
Arteaga, y desde éstos hasta los vencedores
manera trascendental transformaba los an-
de la hiena de Tacubaya y el aventurero de
tiguos métodos de enseñanza, encontrara
Miramar”.
desde luego algunos enemigos y contradic-
“En la rápida mirada retrospectiva que
tores terribles que se opusieran a que se lle-
el deseo de cumplir con ese sagrado deber
vase a la práctica. Pero vino el finísimo tacto
nos obliga a echar sobre los acontecimien-
de Barreda a concluir con las dificultades.
tos del pasado, habría que tocar no sólo
Hizo algunas concesiones a la preocupación
aquellos que directamente atañen a los su-
y a la rutina en las escuelas especiales para
cesos políticos, sino también aunque muy
cada profesión, pero en el que debía servir de
someramente, otros hechos que a primera
escuela matriz, en la Escuela Nacional Pre-
vista pudieran parecer extraños a este sitio
paratoria, por la que forzosamente debían
y a esta festividad. Pero en el dominio de la
pasar todos los que aspirasen a conquistar
inteligencia y en el campo de la verdadera
un título profesional, la reforma fue com-
filosofía nada es heterogéneo y todo es soli-
pleta y radical.
dario. Y tan imposible es hoy que la política
Conforme al plan de estudios de esa
marche sin apoyarse en la ciencia, como que
Escuela, para toda clase de carreras debían
la ciencia deje de comprender en su dominio
estudiarse todas las ciencias de la serie fun-
a la política”.
damental, desde las Matemáticas hasta
El anterior exordio puede dar una idea
la Historia Natural, por un orden riguro-
aunque débil, del inmenso fondo de erudi-
samente jerárquico, y según confesión de
ción científica de que dio patente muestra
escritores europeos, de una manera más
el eminente Barreda en la oración cívica que
profunda que en los mismos Liceos de Eu-
pronunció en Guanajuato, y que, según di-
ropa. Por otra parte, se notaron desde luego
jimos antes, contribuyó bastante, en nues-
en el plan de estudios dos cosas dignas de
tro concepto, para que se fijaran en él las
consideración, siendo la primera el espíritu
miradas del Gobierno republicano como en
positivo que dominaba en la enseñanza que
la persona más apta para reorganizar la ins-
prescribía y la atrevida innovación de ense-
trucción pública.
ñar la lógica como ciencia dogmática, colo-
En efecto, a la poderosa influencia del
cándola como el coronamiento o la última
Dr. Barreda se debe la promulgación de la fa-
en el o desde las materias que eran objeto
mosa ley de instrucción pública que organi-
de estudio.
zó los estudios preparatorios y profesionales
Esta última innovación era tanto más
conforme a un orden enteramente lógico y
notable cuanto que en los antiguos siste-
según la jerarquía que consagra Comte en
mas de enseñanza se acostumbraba más al
su clasificación de las ciencias, de acuerdo
alumno a argumentar con estudiados giros
con el principio fundamental de complica-
de lenguaje y sin preparación científica de
ción creciente y generalidad decreciente.
ninguna clase, lo que producía el ergotismo dr . gabino barreda
475
pedantesco, más que raciocinar lógicamen-
ramente negativas de los filósofos del Siglo
te, apoyado en una regular instrucción y en
xviii,
una continua práctica de las verdades cien-
que hubiera llegado a las playas de nuestra
tíficas.
patria, como contrabando intelectual im-
Además de esto la innovación a que nos venimos refiriendo tenía su fundamento
portado de la culta Europa, a pesar de las excomuniones fulminadas por el clero.
enteramente filosófico. El gran reformador
El resultado de las lecciones elocuentes
comprendió que no se debía enseñar sola-
del Maestro, correspondió y aun sobrepujo
mente la lógica deductiva y puramente for-
a las esperanzas que él mismo se formara
mal, sino que debía formar también parte
al emprender su obra. Una multitud de sus
del programa y con más particularidad, la
discípulos abandonaba la lectura de Voltai-
lógica inductiva, es decir la verdadera lógica
re, Russeau y demás enciclopedistas para
científica y del descubrimiento. Compren-
consagrarse al estudio concienzudo de las
dió también por lo mismo, que el estudio de
obras de Comte, Mill, Bain y Spencer, reem-
la lógica inductiva, no sería sino enteramen-
plazando las antiguas negaciones por las
te infructuoso, si no se hacía con el carácter
ideas de Amor, Orden y Progreso, que incul-
de dogmático y como coronamiento de los
cara en sus corazones el inmortal apóstol de
estudios que la inteligencia estaba ya habi-
la buena nueva.
tuada a hacer de una manera inconsciente
Al mismo tiempo que la cátedra de ló-
en las ciencias que anteriormente había re-
gica en la Escuela Nacional Preparatoria,
corrido. Se conseguía por otra parte, iniciar
desempeñaba el Dr. Barreda la cátedra de
así a los alumnos en los rudimentos de la
Patología general en la Escuela Nacional
ciencia social, cuyas ventajas y alcances po-
de Medicina. En esta última cátedra propagó
drían presentirse ya al hacer con dedicación
Barreda el mismo espíritu positivo y las mis-
el curso de lógica.
mas doctrinas; pero la lucha tuvo que ser
Dada la importancia inmensa de esta
más asidua y más ardiente, al mismo tiem-
cátedra, que a la vez era la cima y la base
po que menos fructífera, pues el eminente
de todo el sistema que se desarrollaba en el
pensador tenía que combatir con la falta de
plan de estudios de la Escuela Nacional Pre-
preparación de los alumnos que venían a su
paratoria, era muy natural que el mismo Dr.
cátedra de Patología nutridos con ideas y
Barreda se encargara de desempeñarla.
doctrinas enteramente distintas a las que el
Durante más de diez años, esa cátedra
476
que era la más avanzado en filosofía
Maestro profesaba.
fue la creadora fecunda de verdades que el
Por ese tiempo se puso en vigor una ley
reformador sembraba en las inteligencias de
orgánica que prohibía que un mismo ciuda-
sus alumnos, haciendo familiares a la juven-
dano desempeñara dos empleos distintos de
tud inteligente los principios atrevidos de
la Federación y esta disposición obligó al Dr.
la moderna ciencia y desentrañando de su
Barreda a separarse de la cátedra de Patología
espíritu las doctrinas desconsoladoras y pu-
general, precisamente en los momentos en
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
que iban a cursar esa cátedra alumnos que
las enseñanzas imponentemente arrollado-
habían hecho sus estudios en la Escuela Na-
ras del Maestro. Quizá confiado el partido
cional Preparatoria, y que por lo mismo se
del oscurantismo en que esta nueva refor-
encontraban ya suficientemente preparados
ma escolar se derrumbaría por sí sola, como
para hacer con éxito el estudio importante
había acontecido con las que basadas en las
de esa ciencia fundamental de la carrera de
doctrinas metafísicas, se habían intentado
Medicina. Cuantas gestiones se hicieron
antes, esperaba sin duda que todas las mi-
de una maneta espontánea por los alumnos
radas se volvieran a él y se buscara apoyo en
ante el Ministerio de Justicia e Instrucción
sus doctrinas para reorganizar en ese senti-
Pública para impedir esa fatal separación del
do las escuelas públicas.
eminente profesor, fracasaron ante la inelu-
Pero aunque tarde, como decimos, se
dible inflexibilidad del cumplimiento de la
apercibió el clero al fin de lo mucho que ha-
ley. Cuán nociva fue para la instrucción
bía destruido sus débiles cimientos la mo-
esa ley que muy poco tiempo después hasta
derna enseñanza, y entonces con sus ciegos
la fecha (1893) debía ser muchas veces que-
partidarios inició las hostilidades, limitán-
brantada y burlada en aras del favoritismo
dolas de pronto a lanzar calumniosas acu-
mas torpe, que no había de tener empacho
saciones contra esa enseñanza y la Escuela
en conceder hasta tres o más prebendas pú-
en que se impartía, increpando inmoralidad
blicas no a ilustres pensadores y eminentes
a la primera y supuestos desórdenes a la se-
filósofos como Barreda sino a individualida-
gunda; acusaciones que se desvanecieron
des oscuras y sin mérito.
fácilmente por medio de averiguaciones im-
Por efecto de la prudencia suma y exce-
parciales que hizo el Ministerio respectivo.
sivo cuidado que puso Barreda, en el desarro-
Debemos aquí recordar un suceso que
llo de su magnífico plan de estudios, que ve-
hace patentes, por una parte la unión de
nía a transformar radicalmente y a reformar
la juventud estudiosa en aquellos tiempos,
el movimiento intelectual del país, el clero
y por otra parte el profundo respeto que le
ese poder sombrío y nefando, no se aperci-
profesaba al Maestro Barreda. En Abril del
bió sino demasiado tarde de la inmensa y
año de 1875, tres alumnos de la Escuela
terrible brecha que en sus potentes fortale-
Nacional de Medicina, fueron expulsados
zas te había abierto, y de que se le había al
por el Director de esa Escuela, Dr. Francis-
fin arrebatado de las garras a esa semilla del
co Ortega, según parece de una manera
porvenir, a esa juventud a la que por tanto
violenta y casi arbitraria. Sus compañeros
tiempo había infiltrado sus nocivas y atrasa-
de esa Escuela, después de haber hecho en
das enseñanzas, rigiendo así al país desde los
masa gestiones inútiles cerca del Dr. Ortega
curatos, las sacristías, el confesionario, por
para que volviera sobre sus pasos, acordaron
medio de la instrucción pública.
unánimemente protestar contra semejante
Tarde, muy tarde se había dado cuenta
abuso, y para ese fin se declararon en huel-
el poder clerical de los temibles adelantos de
ga, invitando a los alumnos de las demás dr . gabino barreda
477
478
Escuelas Nacionales, a que los secundaran
año de 1868, es decir cuando apenas acababa
en ese movimiento de insurrección, al día
de nacer la Escuela Nacional Preparatoria, el
siguiente de haberse declarado en huelga
Lic. Ignacio Mariscal, entonces Ministro de
los alumnos de la Escuela de Medicina lo hi-
Instrucción Pública, a instigaciones de va-
cieron los de la Escuela de Jurisprudencia, y
rios miembros de la Cámara de Diputados,
un día después los imitaban los alumnos de
pidió autorización para reformar la Ley de
la escuela N. Preparatoria, que se hallaban
Instrucción Pública, promulgada por el Sr.
precisamente en la portería de esa Escuela
Lic. Martínez de Castro. Como se compren-
recogiendo firmas para el acta de adhesión a
de el único y exclusivo fin que se proponía
la huelga, cuando se presentó entre ellos el
Mariscal, no era otro que destruir lo que se
Dr. Barreda, preguntándoles qué era lo que
había adelantado y hacer un retroceso a los
hacían allí. Al aparecer el Director, cesaron
antiguos erróneos sistemas educativos.
de súbito las exclamaciones de los alumnos
El Dr. Barreda era en aquella época Presi-
y uno de ellos, el más atrevido, le explicó el
dente de la Comisión de Instrucción Pública
objeto que allí los tenía. El Dr. Barreda los
en la Cámara de Diputados, posición oficial
escuchó con atención y después de darles al-
de que supo aprovecharse en beneficio del
gunos consejos acerca de cómo sería más correc-
nuevo triunfo del método positivista. Al
ta su conducta, terminó con frases como
efecto retardó cuanto más pudo el curso de
éstas o semejantes: “No necesitan ustedes
esa autorización que pedía Mariscal, y em-
hacer escándalo para abandonar su Escuela;
prendió con éste una serie de conferencias,
retírense de ella los que así lo deseen. Si la
que como resultado final produjeron un
causa que sostienen es justa, yo les ofrezco
cambio en las ideas del Ministro. Obtenida
solemnemente mi apoyo cerca del Ministe-
esta conquista se concedió por el Congreso
rio a fin de que sus compañeros expulsados
la autorización pedida, cuyo producto fue
vuelvan a su Escuela”. Un ¡hurra! atronador
una nueva ley, que no hizo más que sancio-
contestó a estas palabras de Barreda por par-
nar en definitiva lo que ya estaba consigna-
te de los alumnos, quienes abandonaron la
do en la anterior.
Escuela Preparatoria en el mayor orden, lan-
Pero el culero y su partido no desma-
zando vivas al Maestro. Nadie ignora que
yaban, ni han desmayado un solo instante
merced a la prudencia y tacto de Barreda se
en atacar por cuantos medios han podido
debió principalmente el que los alumnos ex-
la obra del inmortal reformador. Todos los
pulsados volvieran a la Escuela de Medicina
afanes de los sectarios del oscurantismo,
a sus cátedras, y con ellos los alumnos de
convergían a minar las bases de la Escuela
todas las Escuelas Nacionales que se habían
Nacional Preparatoria, foco inagotable de
declarado en huelga.
donde brotaba la inmensa luz que deslum-
Antes de este acontecimiento, que no
braba las inteligencias juveniles que día a día
hemos podido prescindir de mencionar aun-
se apartaban más y más de los antros del re-
que fuera de un modo suscinto, y a fines del
troceso. Mas esos afanes inauditos eran per-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
fectamente estériles, porque la experiencia
de la Preparatoria, se le reprobaría sin duda,
había demostrado ya la banalidad de todos
tan solo porque era de ideas religiosas orto-
los ataques, la completa falsedad de las ca-
doxas. El señor Tagle, asistió al examen del
lumniosas increpaciones que se hacían a la
joven sin decir qué objeto lo llevaba, y cuan-
Escuela, y lo imaginario de los peligros que
do ese examen terminó con la reprobación
para la juventud señalaba el partido retró-
por unanimidad del alumno, el Dr. Barreda
grado en las enseñanzas que en esa Escuela
inquirió la opinión del Ministro, quien le
se impartían.
contestó: “Creo tan estrictamente justa la
Cuando el Ministerio de Justicia e Ins-
conducta de los profesores que forman el
trucción Pública se halló a cargo del Sr. Lic.
jurado, que habría yo destituido al que hu-
Protasio P. Tagle, en 1877, un gran número
biera aprobado a ese joven”.
de personas trató de inclinarlo en sentido
Muy natural era que después de pruebas
desfavorable a la Escuela Nacional Prepa-
tan patentes, el Ministro Tagle se hiciera el
ratoria. Para no obrar con ligereza, sino al
más decidido partidario de la Escuela Nacio-
contrario con reflexión y madurez, hizo un
nal Preparatoria y pusiera en juego todo su
examen minucioso de la Escuela y de su
valor e influencia para protegerla contra los
plan de estudios en el que notó desde luego
frecuentes ataques que recibía de las Cáma-
que la obra que servía de texto en la cáte-
ras legisladoras, que la minaban con perso-
dra de lógica, que era el “Sistema de Lógica”
nalísimas dispensas de materias y revalida-
por John Stuart Mill, adolecía del defecto de
ciones de estudios hechos en los seminarios
no ser muy adecuado para texto de esa cá-
clericales.
tedra, porque en primer lugar era una obra
Sería tarea muy cansada mencionar to-
de controversia y en segundo lugar no era
das las gestiones y todas las luchas que el
muy didáctico. Discutido el asunto con el
Dr. Barreda tuvo que sostener para rechazar
Dr. Barreda, estuvo de acuerdo en cambiar
todas las calumnias y todos los ataques que
ese texto por la obra sobre la materia de Ale-
sufrió la Escuela Nacional Preparatoria,
jandro Bain.
que aunque subsistente hasta hoy (1893),
El mismo señor Ministro visitó con fre-
no se encuentra a la altura en que la dejara
cuencia la Escuela, y especialmente en la
el pensador eminente, pues entre otras co-
época de exámenes, porque tenía noticias
sas, su plan de estudios ha sido mutilado,
de que se desplegaba demasiado rigor con
cosa que las generaciones venideras tendrán
los alumnos. Una de esas visitas fue pro-
que reprochar siempre a la actual adminis-
vocada por el siguiente suceso, que honra
tración del General Díaz, que es la que más
tanto a la disciplina que conservó Barreda
empeño ha tomado en destruir por su base
en la Escuela Nacional Preparatoria, como a
la obra del inmortal reformador.
la justa imparcialidad del Sr. Lic. Tagle. Una
Pero de todas maneras, lo que es aún
persona de las relaciones de este último, lle-
el magno desideratum para muchas de las
gó a decirle que a su hijo, que era alumno
grandes nociones de la culta Europa; es un dr . gabino barreda
479
480
hecho ya para nuestra patria: la enseñanza
cual se tocan varios puntos relativos a la instrucción
laica, exclusivamente científica, sin mezcla
pública. En esta carta notabilísima, el Dr. Ba-
alguna de carácter confesional o religioso,
rreda trató de fundar el plan de estudios y el
se halla por ventura perfectamente cimen-
método de enseñanza vigentes en la Escuela
tada en México, que en un próximo porve-
Preparatoria, para decidir al Sr. Riva Palacio a
nir recogerá los frutos de este impondera-
implantarlos en el Estado de México de que
ble progreso.
era Gobernador en el año de 1870 en que Ba-
Y este progreso, ese inmenso adelanto en
rreda le dirigió esta carta. “De la educación
la senda de la civilización, se debe al espíritu
moral”, artículo publicado en El Siglo XIX el
reformador, a la constancia inquebrantable,
3 de Mayo de 1863. “Informe presentado a la
al talento del inmortal genio de Barreda.
Junta Directiva de estudios sobre, el Catecismo
La fundación de la “Sociedad Metodófi-
de Moral de D. Nicolás Pizarra, y Carta al editor
la, Gabino Barreda”, que por desgracia vivió
del Semanario Ilustrado sobre el mismo asun-
poco tiempo, fue sin duda alguna otra de las
to. “Discurso en honor del Barón de Hum-
fundaciones benéficas del gran filósofo, que
boldt”. “Discurso en honor del pintor Juan
agrupó bajo su presidencia a sus discípulos
Cordero”. “Algunas ideas sobre instrucción
más inteligentes y estudiosos, con el fin de
primaria” dictamen presentado a la comisión
aplicar el inflexible criterio de la lógica a las
nombrada en una junta de amigos, reunidos
cuestiones de cualquier naturaleza, que en el
con el objeto de promover lo que pudiera ser
seno de esa sociedad se discutieran. Los estre-
útil para difundir la ilustración en México; dic-
chos límites de que disponemos no nos per-
tamen que fue aprobado por dicha comisión,
miten analizar los útiles trabajos que en la
compuesta por D. Ignacio Ramírez D. Rafael
“Sociedad Metodófila” se discutieron durante
Martínez de la Torre, D. Guillermo Prieto y
su breve existencia, pero bástenos decir que
D. Roberto Esteva, tanto en lo general, como
hay algunos verdaderamente notables, entre
en lo relativo a la parte resolutiva con que ter-
ellos el leído por el mismo Dr. Barreda sobre
mina. “Carta dirigida a la Revista Universal” y
“Apreciación de los progresos de la Astrono-
en las que contesta Barreda a las impugnacio-
mía Física, o mejor de la Física Astronómica
nes que D. Miguel Rendón Peniche hizo al
desde el punto de vista positivo” y otro de
opúsculo anterior “Rectificaciones históricas”
D. Eduardo Prado sobre “Determinación
artículo publicado en El Federalista, correspon-
de los conocimientos que son del dominio de
diente al 14 de Enero de 1876, seguido de otro
la intuición y los que son del dominio de la
que se publicó en el mismo periódico el 17 de
inferencia”.
Febrero del propio año con el título: “Mahoma
El profundo sabio escribió durante su vida
y Robespierre”. En ambos artículos, sostuvo el
una multitud de artículos y opúsculos de los
Dr. Barreda una brillante polémica con el Lic.
que los más notables son los siguientes: La ho
Justo Sierra, sobre el verdadero papel histórico
meopatía, o juicio crítico sobre este nuevo sistema;
del tribuno francés. “En los funerales del Dr.
Carta dirigida al C. Mariano Riva Palacio, en la
Miguel Jiménez” discurso que se publicó en El
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Federalista en 21 de Mayo de 1876. Por último,
ropa, la Brayera antihelmíntica o Cuso, cuyas
otro discurso pronunciado en la distribución
propiedades vermicidas demostró experi-
de recompensas escolares de la Escuela Nacio-
mentalmente.
nal Preparatoria el 8 de Septiembre de 1877. Como dijimos antes, entre todos los escritos del Dr. Barreda, aparece en primer lugar la
En igual época publicó sus Apuntes sobre los tumores mamarios o adenoides notabilísimos, según la opinión de reputados médicos.
“Carta al Sr. D. Mariano Riva Palacio”, que es
Demuestra sus profundos conocimien-
una síntesis de las ideas del profundo sabio y en
tos en el arte que profesaba, en los múltiples
la que se observa la trascendencia de sus prin-
trabajos que publica en el periódico órgano
cipios fundamentales y la previsión, prudencia,
de la Academia, de la que es electo Vicepre-
estudio y energía que hacen ver en su autor al
sidente en el año de 1871.
hombre eminentemente práctico en una mate-
A fines del año de 1878, el Gobierno se
ria tan espinosa como es la instrucción pública.
fijó en el Dr. Barreda para encomendarle
Sus artículos sobre moral son también
una elevada cuanto honrosa misión, y par-
notables, pues nada es más puro y más le-
tió en ese mismo año rumbo a Europa, con
vantado que la moral que predicó y profesó
el carácter de Ministro Plenipotenciario de
el insigne pensador, fundada en la divisa de
México en Berlín.
Augusto Comte: el Amor como principio, el Or den como base y el Progreso como fin.
Dos años desempeñó ese puesto y ya un poco fatigado, por la vida excepcionalmente
Debemos además consagrar unas cuan-
laboriosa que había llevado, y que tan fruc-
tas líneas a los méritos del gran sabio como
tífera había sido para la juventud y el porve-
miembro de la Academia de Medicina.
nir de su patria, regresó a ésta a fines del año
El día 30 de Noviembre de 1851 al reorga-
de 1880, con la salud bastante quebrantada
nizarse la Academia de Medicina de México,
y el ánimo suficientemente abatido por al-
en la casa de otro sabio, el Dr. Leopoldo Río
gunas profundas decepciones, recibidas de
de la Loza, veinticuatro médicos, de los vein-
muchos a quienes siempre impartió su ge-
tisiete reunidos, dan su voto al Dr. Barreda
neroso apoyo.
para el puesto importante de Secretario de
Pocos meses había de figurar ya en el
esa Corporación, puesto en el cual desplegó
catálogo de los vivos aquel sabio profun-
sus inmensas dotes y vastos conocimientos,
do, aquel pensador insigne, aquel filósofo
en esa época, en que aún se discutían en
eminente que tanta honra había dado a su
México asuntos de importancia suma, como
patria, adquiriendo una envidiable fama eu-
el empleo del cloroformo como anestésico,
ropea, con el brillo radioso de su inteligencia
cuyas propiedades patentiza Barreda, pro-
superior y con su asidua constancia, para
nosticando los eminentes servicios que más
difundir y propagar en los espíritus las luces
tarde prestaría a la humanidad doliente.
de la moderna ciencia positiva.
En el mismo año hace conocer por pri-
En efecto, el día 10 de Marzo del año de
mera vez en México, importándola de Eu-
1881, murió en la ciudad de Tacubaya el egredr . gabino barreda
481
gio Dr. Gabino Barreda, dejando un enorme
libertad el más firme y robusto apoyo: el de
vacío en la ciencia, en la filosofía, en la ins-
la instrucción y el de la ciencia.
trucción, y en el noble arte de la medicina.
El derrumbamiento de los conventos y del poder teocrático, no era completo. No
–––––
habían bastado para hacerlo definitivo ni la
Sólo nos resta para concluir, analizar siquiera
sangre de los héroes derramada en los cam-
sea brevemente, la siguiente cuestión: ¿Los
pos de batalla, ni el trueno asolador de los
hechos del indigne Dr. Gabino Barreda, re-
cañones; para el triunfo completo de las
claman para él un puesto prominente en el
ideas liberales se necesitaba la fecunda pro-
catálogo de los liberales ilustres mexicanos?
paganda del genio inmortal que se llamó
Sí, a no dudarlo. Quienes, como el grande
Barreda, que con la luz indeficiente de sus
hombre de que nos ocupamos, han consagrado
teorías, vino, a destruir para siempre las ti-
su existencia entera a luchar por la Reforma,
nieblas del oscurantismo que cubrían la no-
por el adelanto, por el progreso y engrande-
ble inteligencia de la juventud.
cimiento de su patria, destruyendo con afán
El horizonte inmenso y risueño que
constante y con perseverancia inquebrantable
supo descubrir ante las generaciones futu-
las espesas sombras de teorías vetustas, para
ras que constituían el glorioso porvenir de
sembrar en los espíritus los salvadores y fecun-
la patria, desenterrando los errores de la
dos principios de una moral pura y noble y de
atrasada ciencia y sembrando las verdades
una filosofía enteramente de acuerdo con la
indiscutibles de la nueva filosofía, dan sin
ciencia; quienes como Barreda han compren-
disputa sólido derecho al eminente genio
dido la misión sublime del apóstol y la han
para ocupar un puesto elevadísimo entre los
cumplido con abnegación infinita; tienen de-
hombres, ilustres que lucharon por el pro-
recho, sí, a figurar en primera línea, entre los
greso y engrandecimiento de esa patria.
que posesionados del amor a la humanidad, se
A la misma altura que Ignacio Ramírez,
dedican exclusivamente a disminuir sus erro-
tiene, como él, indiscutibles méritos para
res, a predicarle verdades, a calmar sus horri-
que las generaciones venideras los proclamen
bles penas y procurar su mayor felicidad.
Maestros, apóstoles de la juventud, sacerdotes
Al mismo tiempo que en nuestra patria
de la ciencia y paladines egregios de la libertad.
se efectuaba ese gran movimiento político,
Desde esa época de los Barreda y los Ra-
que sobre los escombros de la teocracia, y
mírez, no ha habido, por desgracia para la pa-
la tiranía, plantaba los cimientos del gran-
tria, ni grandes hechos ni grandes hombres.
dioso edificio de la democracia, que había de
¡Ojalá y que el porvenir en sus misterio-
abrir para la Nación una nueva era de pros-
sas incubaciones, prepare genios que puedan
peridad, Barreda coadyuvaba a esa titánica y
colocarse dignamente al lado de esas gigan-
gloriosa empresa, propagando las máximas
tes figuras, cuya pérdida hoy deploramos!
redentoras de su magnífica enseñanza, que habían de prestar a la causa bendita de la
Marzo de 1893.
Ricardo López y Parra
Francisco Zarco 1829-1869
I Nacimiento, infancia, primeros años
La cátedra y la tribuna son, pues, fuer-
juveniles, vida burocrática.
zas efectivas, pero no siempre eficaces; y
Se ha dicho que el periódico es una cátedra o
tienen como cualidad peculiar el ejercer su
una tribuna; pero no es ni lo uno ni lo otro.
influencia en una esfera de acción muy li-
La cátedra siembra verdades en un cor-
mitada.
to número de inteligencias, y sus inciertos
No sucede lo mismo con el periódico;
frutos sólo pueden recogerse en un lejano
esa hoja leve, que puede cambiarse en for-
porvenir; la cátedra es, por lo mismo, el ge-
midable, tiene un auditorio indeterminado;
nerador de una fuerza futura, más que una
se dirige lo mismo al grande que al pequeño,
verdadera fuerza del presente.
al rico que al pobre, al joven que al viejo, al
La tribuna ejerce su acción sobre un número de individuos casi tan restringido
sabio que al ignorante; en una palabra, a la multitud.
como la cátedra, y lleva en su propia na-
He ahí por qué el periódico es algo más
turaleza una causa de debilidad que hace
que la cátedra y la tribuna. No tiene el ca-
más limitado el poder que en la tribuna se
rácter augusto de la primera, ni el brillante
reconoce. No se dirige por lo general a áni-
aparato de la segunda; pero presta mayores
mos libres, a los cuales el reconocimiento
y más inmediatos servicios a la sociedad que
de una verdad pueda desviar de una ruta
ambas, porque mejor que ellas puede con-
previamente adoptada. Casi siempre se di-
mover el espíritu público y encaminarlo a
rige a espíritus preocupados que tienen to-
una tendencia provechosa.
mada de antemano una tenaz resolución,
Además, en la cátedra y en la tribuna
y que podrán convencerse algunas veces,
no hablan más que aquellos poquísimos que
pero casi nunca persuadirse, aunque la tri-
hasta ellas han podido llegar; en el periódi-
buna fulmine sobre ellos todos los rayos de
co, por el contrario, lo mismo puede hacer-
la elocuencia.
se oír el anciano cargado de ciencia que el ˜ 483 ˜
joven lleno de ilusiones, siempre que uno u
tado de Durango; pero un tumulto de esos
otro tengan alguna idea que exponer o algu-
que tan frecuentes eran entonces, le obligó
na verdad que proclamar.
a salir precipitadamente de la ciudad de su
Esta universalidad de la prensa, así en
residencia, acompañado de su esposa, la Sra.
quienes llevan la voz en el periódico como
María Mateos, y de toda la familia, con di-
en quienes escuchan esa misma voz, hace
rección a México. Francisco no tenía más
de ella una potencia tan incontestable, que
que unos cuantos meses de edad, y metido
desde su aparición en las sociedades han
dentro de un cajón hizo su entrada en la Ca-
tratado de avasallarla los poderosos, porque
pital, en que tantas persecuciones y tantos
han visto en ella un temible medio de correc-
contratiempos había de sufrir.
ción a sus abusos. Por eso el periodismo ejercido con concien-
no por eso el jefe de ella se apartó de la vida
cia ha ido siempre acompañado de la per-
fatigosa y accidentada del soldado; y esta
secución, pues nunca ha dejado de haber
circunstancia hizo que cuando el niño Fran-
tiranos de las nobles ideas ni verdugos de los
cisco comenzó a sentir sus primeras impre-
que han sido sus apóstoles.
siones, su corazón recibiera en toda su ple-
Los héroes del periodismo —porque
nitud la influencia del cariño maternal, que
también los ha tenido— no sólo han ejer-
tonto había de contribuir a la formación
cido una honrada tarea, no sólo han llena-
definitiva de su carácter.
do un alto deber, no sólo han cumplido una
El coronel Joaquín Zarco era un liberal
noble misión, no sólo han ejercido un sa-
intransigente, siempre enérgico, un poco
cerdocio; han hecho más que todo eso: han
brusco, casi despótico. Francisco, al parecer,
sufrido un martirio.
recibió por herencia fisiológica el temple de
De allí proviene la grandeza del esclare-
su padre para sostener firmemente sus con-
cido liberal cuya figura tratamos de esbozar
vicciones a través de cuantos infortunios pu-
aquí.
dieran acarrearle, pero no heredó su brusque-
Don Francisco Zarco sufrió tantas amar-
dad soldadesca. Si aquel niño hubiera crecido
guras por defender heroica y perseverante-
y se hubiese empezado a formar hombre bajo
mente las ideas liberales, tan oprimidas en
la tutela directa de su padre, quizá habría ad-
su tiempo, que la historia debe considerarlo,
quirido la misma efervescencia de ideas de él
más que como un sacerdote, como un már-
y su misma rudeza de carácter. Pero la vida
tir de la libertad.
activa del coronel establecía entre él y su
Algunos rasgos de su vida bastarán para convencernos de ello. Nació Francisco Zarco el día 4 de Diciembre de 1829 en Durango. Su padre, el
484
Establecida la familia Zarco en México,
familia un alejamiento involuntario, y esto hacía que los niños concentraran sus afectos en su madre, amoldando así poco a poco sus propensiones al carácter maternal.
antiguo insurgente D. Joaquín Zarco, era en
De ahí provino sin duda ese doble matiz
aquel tiempo Secretario de Gobierno del Es-
del carácter de Francisco Zarco: fue enérgico,
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
firme y valeroso, como su padre; pero al
meros pasos, vacilantes aún como era de
mismo tiempo, afable, modesto y afectuoso
esperarse, en la vida literaria y pública, a las
como su madre.
cuales había de consagrarse por entero. Te-
Bajo la dirección de un profesor de cier-
nía entonces como doce años.
ta notoriedad, apellidado Rico, comenzó su
Algún tiempo después, nuevas peripe-
educación primaria. Desde un principio se
cias en la vida del coronel Zarco, hicieron
distinguió por sus felices disposiciones para
que su familia volviera a México.
el estudio. Mostraba perspicaz inteligencia y
Francisco había terminado la educación
una memoria admirable. Esta facultad le per-
primara, y entró como alumno a la Escuela
mitió aprovechar la rara oportunidad que se
de Minas, en donde estudió dos años, ob-
le presentó en otro de los colegios en que
teniendo el aprovechamiento que en cual-
continuó educándose, de estudiar los idio-
quier clase de estudios le aseguraban su de-
mas francés, italiano e inglés, que un profe-
dicación y su inteligencia.
sor extranjero enseñaba a la sazón con muy
Pero habían llegado para la familia tiem-
buen éxito. La adquisición gradual de estos
pos difíciles. El coronel Zarco, ya viejo y
idiomas le fue poniendo en aptitud de am-
achacoso, había solicitado v obtenido su re-
pliar sus lecturas, que fueron casi las únicas
tiro, y en la casa comenzaban a sentirse las
distracciones que pudo procurarse en su vida.
privaciones.
Tendría unos diez años, cuando su pa-
Francisco apreció exactamente la si-
dre fue nombrado Secretario de Gobierno
tuación, y obedeciendo a esos impulsos de
del Estado de México, siendo Gobernador el
generosidad y de amor a su familia que la
Sr. Francisco Olaguíbel. Allá se trasladó su
más ruda adversidad no lograría amortiguar
familia.
en lo venidero, renunció a los estudios, y se
Un día que el Gobernador pasaba junto
decidió a trabajar en aquello que le fuese po-
a un grupo de muchachos, le llamó la aten-
sible, para aliviar con el producto de su tra-
ción que uno de ellos comentase algo que
bajo la pobreza en que se encontraban sus
había referido a sus compañeros, con un
padres y sus hermanos.
tino y una sensatez excepcionales en una
¿Qué elementos morales e intelectuales
inteligencia infantil; volvió la vista, y en el
llevaba a la vida laboriosa que se proponía
muchacho que hablaba reconoció a Francis-
abrazar? ¿Qué fuentes productivas de su in-
co, uno de los hijos de su Secretario, refirióle
dividualidad iba a poner en explotación para
a éste su observación, y le propuso se enco-
realizar su laudable propósito? Helas aquí:
mendara al niño precoz la formación de un
una inteligencia penetrante y segura, amor
discurso patriótico para que lo pronunciara
apasionado al estudio, y constancia en el
en las festividades de 16 de Septiembre que
trabajo, que más tarde había de convertirse
ya se acercaban.
en tenacidad. Como instrucción adquirida
Francisco cumplió bastante bien su co-
poseía bastante bien los idiomas francés,
metido, y con aquel discurso dio sus pri-
inglés e italiano, y el conocimiento de ellos, francisco zarco
487
488
unido a su afición a las lecturas escogidas,
al alcance de su padre, cuyas relaciones so-
le había hecho conocer las otras clásicas es-
ciales iban siendo cada día más reducidas,
critas en esas lenguas, desarrollando en él
desde que se le había acordado su retiro.
el buen gusto literario y despertando en
Como resultado de esta determinación,
aquel espíritu aún indeciso los instintos
Zarco era por el año de 1846 meritorio de una
de escritor. Fuera de los dos años que había
oficina del gobierno. Su carrera burocrática
cursado en la Escuela de Minas, Zarco no
empezó, sin embargo, bajo halagadores aus-
podía envanecerse de haber hecho estudios
picios, pues a poco tiempo de estar haciendo
académicos de ninguna clase; pero ese corto
méritos, es decir trabajando sin retribución,
periodo de trabajo intelectual disciplinado
fue nombrado traductor de planta, asignán-
no podía menos de traer provecho a una
dosele un sueldo modesto, pero que bastaba
inteligencia tan dócil como lo era la suya.
a satisfacer sus aspiraciones del momento.
Quizá esos estudios severos, que tienen por
Las nuevas funciones le pusieron en más
principio, medio y fin, la exactitud matemá-
frecuente trato con el Ministro de Relacio-
tica, desarrollaron en él esa propensión a la
nes del cual dependía, y que lo era a la sazón
verdad, ese tino en la manera de buscarla y
D. Luis de la Rosa. Pronto advirtió este fun-
esa solidez de raciocinio que constituirían
cionario las excelentes facultades del nuevo
más tarde el fondo de su personalidad perio-
traductor y comenzó a distinguirle con su
dística y tribunicia.
estimación.
Algún valor intrínseco tenían, pues,
Al año siguiente, 1847, el gobierno de la
1as facultades intelectuales y las cualidades
República se trasladó a Querétaro, urgido
morales que el joven Zarco trataba de po-
por los terribles acontecimientos sobreveni-
ner en actividad para auxiliar a su familia
dos en la guerra que el país sostenía contra
y preparar su propio porvenir. ¿Pero cómo
los Estados Unidos.
conseguirlo? Zarco no veía delante de sí un
Esta situación anormal de la República
camino recto, en cuyo final vislumbraba la
hacía que el Ministerio de Relaciones fuese
realización de sus deseos. Pero, como todos
uno de los que más incesantemente tenían
los hombres de un valor real, confiaba en
que funcionar. Con la traslación a Queré-
que el tiempo, las circunstancias y su propia
taro, con la escasez de dinero, con la irre-
observación le marcarían la ruta que más
gularidad y a veces falta absoluta de pagos,
rectamente le podía conducir a la consecu-
el gobierno estaba sufriendo incontables
ción de su doble objeto.
deficiencias en el servicio de sus oficinas.
Animado de estas esperanzas se resignó
Muchos empleados le habían abandonado.
a aceptar, como principio de la carrera aún
Y no obstante esos contratiempos, había
desconocida a que la suerte había de desti-
necesidad imprescindible de hacer frente a
narle, una plaza de meritorio en el Ministe-
la situación.
rio de Relaciones, plaza que era lo único que
Entre los pocos subalternos que conti-
entonces estaba a su alcance, o mejor dicho,
nuaban ayudando a los altos funcionarios a
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
sobrellevar el peso del gobierno, agobiador en
mente sucede en la época de la vida en que
aquel tiempo de guerra contra los invasores
el entendimiento y el raciocinio empieza a
norteamericanos, se distinguía por su cons-
adquirir solidez.
tancia y por su actividad Francisco Zarco.
Esa facultad le permitió en Querétaro
Pertenecía al excelso número de aquellos
hacer la crónica fiel de las sesiones de una
hombres de corazón que comprenden que
junta de gobernadores que se convocó en
en tiempos tempestuosos para la patria, se
esa ciudad, y que tenía por objeto acordar
la debe servir no por retribución sino por
los medios de arbitrar recursos para conti-
patriotismo.
nuar la guerra.
Fiel a esta máxima, quizá más sentida
Aquellos trabajos le sirvieron como de
que pensada, Zarco multiplicaba sus esfuer-
aprendizaje para emprender más tarde otros
zos y era un auxiliar importantísimo del
análogos a propósito del Congreso Constitu-
gobierno, particularmente del Ministro de
yente de 1856 y 1857, cuya historia impar-
quien dependía.
cial y bastante completa escribió, sirviéndose
El Sr. De la Rosa, que había llegado a
de notas tomadas al vuelo en las sesiones, y
apreciar en todo su valor la aptitud, perse-
que después, gracias a su extraordinaria me-
verancia y patriotismo de Zarco, lo nombró
moria, amplificaba hasta formar una reseña
Oficial Mayor de su Ministerio, haciéndole
exacta de lo que en la Cámara acontecía.
salvar así, gracias a su mérito, todos los ascensos intermediarios. Zarco tenía entonces 18 años no cumplidos. En su nuero cargo, pudo dar más ampli-
Terminada la guerra contra los norteamericanos, el gobierno general fue de nuevo establecido en México por el presidente Herrera, a donde le siguieron sus funcionarios y empleados.
tud al desarrollo de sus facultades. El estado
Durante la administración de Herrera,
anormal en que el país se encontraba, y que
Zarco, aunque en perpetua actividad intelec-
refluía sobre el gobierno, había borrado tem-
tual, llevó una vida oscura, tranquila, extraña
poralmente los límites que separan las fun-
al bullicio del periodista batallador, a la cual,
ciones de las diversas secretarías de Estado,; y
sin embargo, le destinaban fatalmente sus
esta circunstancia obligaba al joven Oficial
instintos, su temperamento y sus opiniones.
Mayor de la de Relaciones a iniciar, consultar o expedir disposiciones en varios de los
II
ramos administrativos, para combatir el
sus producciones como periodista
embrollo en que se encontraba el despacho
satírico y literario
de los asuntos públicos a causa de la guerra.
Elevado el general Arista a la presidencia;
La memoria, esa facultad que en tan
Zarco pensó en adoptar una actitud defini-
maravilloso grado mostró Zarco desde sus
tiva, producto natural de su manera de pen-
primeros años, se había hecho en él más
sar y de los acontecimientos que en torno
firme en vez de debilitarse, como común-
suyo veía verificarse. francisco zarco
489
El general Arista se mostró desde sus
exaltado. Varios liberales colaboraban en
primeros actos liberal moderado; no por-
él, pero era Zarco quien daba al periódico el
que sus opiniones fuesen indecisas o poco
tono general, era él quien lo salpicaba de
sinceras, no, por el contrario, Arista amaba
chistes, de ocurrencias y de humoradas
con entusiasmo el liberalismo, pero sabía
que lo llenaban de atractivo. Las Cosqui
que en derredor del gobierno se levantaban
llas era una especie de linterna mágica
aún poderosos elementos reaccionarios a
en la cual aparecían unos tras otros o
quienes era peligroso exasperar. No se le
unos junto a otros, todos los personajes
ocultaba que era indispensable dar el gol-
prominentes de la época, con su fisono-
pe de gracia al partido clerical, vestigio po-
mía peculiar, sus gestos, sus actitudes
tente del autocratismo español; pero com-
habituales, sus ridiculeces y defectos. Y
prendía que el liberalismo no tenía aún la
esos croquis, esos perfiles y esos rasgos
fuerza indispensable para dar muerte a su
estaban escritos con tanto tino y gracia
rival en el caso de empeñarse la lucha, y de
y con tan fina mordacidad, que el perió-
allí provenía esa templanza de su adminis-
dico se hizo Juego popular y su principal
tración, que los liberales exaltados no po-
reductor adquirió pronto esa reputación
dían menos de ver con malos ojos, y que
brillante que se adhiere a los escritores
tampoco podía llenar las aspiraciones del
políticos satíricos.
partido reaccionario.
490
Los atrevidos ataques de Las Cosquillas
Este antagonismo entre las opiniones
al gobierno, contribuyeron no poco a au-
de Arista y la conducta que se creía precisa-
mentar el desprestigio de la administración
do a seguir, lo colocó en una posición falsa,
Arista; y la parte que en su caída haya teni-
que llenó de descontento a los exaltados, los
do aquel periódico, debe de haber pesado so-
cuales pronto se declararon contra él.
bre Zarco como un remordimiento, cuando
Zarco, partidario ferviente de la libertad
los desaciertos y crímenes gubernativos pos-
y enemigo de toda dependencia que pudiera
teriores le hicieron apreciar en todo su valor
deprimir sus ideas, no tardó en decidirse en-
la rectitud del virtuoso gobernante a quien
tre el gobierno y la oposición. Se apartó del
con tanta rudeza había atacado.
primero y se afilió en la segunda, dispuesto a
Zarco había visto ya, gracias a su méri-
desplegar en la defensa y propaganda de sus
to, abrírsele las puertas de la redacción del
ideas toda la fuerza moral que sentía agitar-
Siglo XIX, en el cual escribió durante algún
se dentro de sí.
tiempo en calidad de colaborador.
En cumplimiento de su propósito, lan-
Más interesantes fueron por entonces
zó a la publicidad Las Cosquillas, periódico
sus trabajos en La Ilustración Mexicana, pe-
satírico, que había de ser el pedestal sobre el
riódico literario que también puso sus pá-
cual se levantaría su popularidad venidera.
ginas a la disposición del escritor de moda.
Las Cosquillas adoptó un programa en
En la Ilustración, cuyo quinto tomo lo
todo conforme con las ideas del partido
escribió Zarco en su totalidad, publicó con
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
el pseudónimo de “Fortún” multitud de her-
III
mosos artículos literarios, críticos, de histo-
zarco periodista político, conspirador y
ria y de costumbres. Al mismo tiempo que colaboraba en el
representante del pueblo
—sus recriminaciones y trabajos en el
Siglo XIX, ideó el publicar por entregas una
congreso constituyente.
obrita a la que dio el título de Presente Amistoso,
Cuando sólo tenía veinte años, esto es, en
y que tenía por objeto distraer al bello sexo,
1849, Zarco ingresó a la Redacción del Siglo
fortaleciendo a la vez su sentido moral y des-
XIX, en calidad de jefe de ella.
pertando su afición a las lecturas literarias.
Sus trabajos con ese carácter iban a ser
En esa obra, de la cual se hizo después
más serios, su tarea más importante, y su
una edición en volumen, escribió bonitos
personalidad, con este motivo, empezaba a
artículos narrativos, descriptivos y morales,
destacarse con toda su grandeza.
que tuvieron muy buena acogida.
Su aspecto físico nada tenía de particu-
En los escritos de Zarco hasta entonces
lar; era un joven de mediana estatura, delga-
publicados, aparecían ya, aunque un tanto
do, de complexión nerviosa, la que daba a su
indecisas, no bien delineadas aún, las cua-
fisonomía una gran expresión. Sus espesos
lidades que después habían de caracterizar
y finos cabellos negros, su alta y despejada
al publicista ya formado y al tribuno. Buen
frente, su larga nariz, sobre la que descansa-
sentido coma fondo esencial y exactitud
ban constantemente los anteojos incoloros,
en el raciocinio, auxiliados por una varia-
su bigote castaño terminado en puntas diri-
da instrucción en las ciencias políticas y en
gidas hacia abajo, su mirada vivaz, realzado
el arte literario: tales eran los caracteres de
todo esto con una sonrisa burlona, eran los
sus diversas producciones. El estilo que en
rasgos prominentes de aquella fisonomía
ellas campeaba era fácil, ligero, pintoresco
aguda hasta en su forma, que tan bien co-
algunas veces y con frecuencia incisivo y
nocida iba a ser desde entones, así de amigos
mordaz.
como de enemigos, así de los amantes apa-
Hasta esa época, Zarco, aunque había sufrido algunos sobresaltos a causa del eno-
sionados de la libertad como de los eternos verdugos de ella.
jo oficial cuando Las Cosquillas había esta-
La nación se encontraba entonces divi-
do en boga, ignoraba aún lo que era verda-
dida en dos bandos: el liberal, entusiasta y
dera persecución. Habiendo saboreado de
altivo por ser joven, y el reaccionario, fuer-
la vida periodística sólo su parte agradable,
te y altanero por haber echado raíces pro-
lo eran totalmente desconocidas las otras
fundas entre la masa ignorante del pueblo,
fases de ella. Pero se acercaban los tiem-
numerosísima en aquel tiempo. Ambos par-
pos en que el joven escritor literal había de
tidos se encontraban en lucha abierta, y el
comenzar a probar toda la amargura de la
país todo no era más que un vasto campo de
vida pública.
batalla donde uno y otro trataban de exterminarse mutuamente. francisco zarco
491
Justo es, sin embargo, hacer constar que
Cuando sus trabajos tomaron una direc-
si del lado de alguno de los dos bandos había
ción manifiesta en ese sentido, comenzaron
mayores peligros y más temibles amenazas
bien los espionajes de la policía, las visitas
para quienes se les afiliaban con decisión,
intempestivas de los esbirros a la Redacción,
era seguramente del lado del bando liberal.
las multas crecidas y arbitrarias.
El Sr. Ignacio M. Altamirano lo explicaba en muy pocas y elocuentes palabras.
constante zozobra, que había de hacerse
“Levantabase entonces —decía— dos
habitual bajo el gobierno reaccionario, tuvo
colosos que cerraban el camino al adelan-
la satisfacción de que sus trabajos en favor
to del pueblo: la tiranía política y el fana-
del progreso del pueblo fuesen estimados
tismo religioso. El primero amenazaba con
en lo que valían, siendo una prueba de ello,
los cadalsos, el segundo con los anatemas,
el hecho de que la fuerza de la opinión pú-
que aún conservaban su prestigio y hacían
blica lo señalase para ocupar un lugar en el
proscribir al libre-pensador de todos los
Congreso de la Unión, siendo nombrado en
círculos de la vida social. Se sabe lo que son
consecuencia diputado suplente por uno de
en todas partes las dictaduras militares y los
los distritos del Estado de Yucatán, el año
sacerdotes formando alianza para dominar
de 1851.
a los pueblos. “Ahogan en sangre al atrevido que levanta una voz para arrebatarles sus víctimas.
En 1852 la situación de los liberales empezaba a estar seriamente comprometida con el levantamiento provocado en Guada-
“Se necesita entonces para hacerles fren-
lajara por la reacción, llegando a mayor gra-
te una alma inspirada, un corazón templado
do de tirantez en 1853, con el advenimiento
para sobreponerse a los peligros del comba-
de Santa-Anna.
te, la abnegación grande de sacrificar el bien-
Fue entonces cuando las amenazas, las
estar personal a la felicidad común, y la más
persecuciones, los encarcelamientos, los
grande todavía de no recoger más fruto que
destierros, empezaron a caer como lluvia
la ingratitud pública y el odio de los mismos
maldita sobre cuantos profesaban ideas li-
por cuyo interés se ha derramado la sangre o
berales, y particularmente sobre quienes
se ha consumido el corazón”.
mostraban ardor en su propaganda.
Zarco, no obstante que tenía un presen-
La vida incierta de los periódicos en esa
timiento de los sinsabores que le reservaba
época de imbécil tiranía, obligó a Zarco a de-
el porvenir, tuvo esa heroica abnegación;
jar la vida del escritor metódico y sedenta-
hízose enemigo jurado del despotismo polí-
rio, que sólo es posible en tiempos normales,
tico, militar, teológico y bajo todas sus for-
y a tomar la vida nómada del conspirador,
mas, mostrándose defensor incansable de la
del folletista acosado, del fugitivo, del hom-
libertad y de los derechos del pueblo, cuyos
bre peligroso señalado por el dedo del tirano.
sufrimientos y miserias no podía contem-
Su actividad se desbordaba aún en las
plar sin conmoverse. 492
Pero antes de llegar a esa situación de
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
logias masónicas, de las que era miembro
prominente, y donde emprendió trabajos
—Pero qué ¿hay acaso días de prosperi-
importantes en sentido liberal, que fueron
dad para el escritor liberal? No, señores, no
los precursores de la Constitución de 1857.
hay más que amarguras y sufrimientos, no hay
Vino la revolución de Ayutla, y Zarco
más que injusticias y desengaños… El hom-
se adhirió a ella con toda la fogosidad de la
bre que consagra su vida entera, su inteli-
honradez, de la dignidad y del mérito injus-
gencia toda a ser el eco o el intérprete de un
tamente perseguidos por el despotismo.
partido, a dirigir la opinión; el que pudiera
Triunfa la revolución, y Zarco es envia-
extraviarla en un momento de despecho; ese
do al Congreso Constituyente de 1856 por
hombre, señores, que se convierte en el ver-
sus conciudadanos, representando un distri-
bo de un pueblo entero, no encuentra en su
to electoral de Durango, su Estado natal.
camino más que calumnias e injusticias…
Al fin, después de un periodo azaroso a
Yo mismo, señores, que siempre he defendi-
través de una atmósfera mortífera, impreg-
do los principios liberales, que he procurado
nada de vapores de sangre, Zarco tenía un
el desarrollo de la revolución de Ayutla, que
momento de respiro en el templo de la ley.
he marchado sin retroceder por el camino de
Pero ni aún allí había de ser completa
la reforma, que he comprometido mi porve-
la tranquilidad de que gozara. Su perfecta
nir y mi tranquilidad apoyando al gobierno
honradez política y la independencia abso-
actual como representante de la revolución,
luta de ideas que era su consecuencia, ha-
yo mismo, señores, me encuentro con que
cían que sus propios compañeros le tacha-
porque soy franco, porque no disimulo ja-
ran de turbulento y aun de ambicioso.
más la verdad, soy considerado como hostil
Estos injustos cargos, que traían a su
al gobierno. Los ministros y el mismo presi-
memoria pasadas persecuciones más injus-
dente de la República me consideran como a
tas aún, se hacían levantarse en la tribuna y
enemigo ambicioso, a mí que no anhelo más
exclamar airado:
que el bien público… ¡Oh! Tanta miseria no
—Señores: no fiamos en nuestra actual prosperidad para atacar a las clases privile-
irrita.... inspira sólo.... compasión. Éstos son nuestros días de prosperidad!
giadas y defender los intereses del pueblo…
Al mismo tiempo que había sido desig-
Sabemos muy bien lo que nos espera cuan-
nado para formar parte del Congreso Cons-
do triunfen nuestros adversarios. Combati-
tituyente, tomaba de nuevo posesión de su
mos contra una facción cruel y sanguinaria;
puesto de redactor en jefe del Siglo XIX.
hemos atacado al clero, que es un enemigo
En las primeras sesiones de aquel Con-
rencoroso e implacable en sus venganzas:
greso memorable estaba del lado de aquellos
¡obtendremos el cadalso o el grillete! Pero
que querían el restablecimiento de la Cons-
a todo estamos resignados, porque somos
titución de 1824; pero en los que siguieron
hombres de conciencia.
se puso resueltamente del lado de la Reforma.
Los aplausos ahogaban aquella voz varonil y sincera, y Zarco proseguía.
Zarco contribuyó eficazmente a la grande obra de la Constitución de 1857. francisco zarco
493
Su palabra fue un instrumento poderoso para el triunfo y perfeccionamiento del
de Historia del Congreso extraordinario Consti tuyente de 1856 y 1857.
nuevo Código. Entonces, como en todo el resto de su carrera tribunicia, su oratoria se distinguía
propaganda liberal desde su escondite, bajo
por el buen sentido que le servía de base y por
el gobierno reaccionario.—lo busca en
la claridad y precisión con que exponía sus
vano la policía durante dos años.—es al fin
razonamientos, revestidos de un lenguaje
aprehendido.
que se distinguía por su facilidad y fluidez
Proclamada la Constitución del 57, fue heri-
y por sus enérgicas e incisivas entonaciones
da, acabando de nacer, por los que debieran
cuando era necesario. Su voz, aunque partía
haber sido sus más ardientes sostenedores.
de un cuerpo casi raquítico, era clara y vibrante; su gesto expresivo y nervioso.
El golpe de Estado de Comonfort vino a dar más aliento a la reacción, bastante so-
Las cualidades señaladas hacían que la
berbia todavía, y a poner a prueba el valor y
elocuencia de Zarco pocas veces arrebatara
la constancia de los liberales intransigentes.
los ánimos, pero sí que los persuadiera casi
Arrojado Comonfort del poder por
siempre. A alcanzar este resultado contri-
aquellos mismos a quienes había hecho con-
buía poderosamente el buen tino en la elec-
cesiones, Juárez, por ministerio de la ley, en
ción de los argumentos y de las citas históri-
calidad de Presidente de la Suprema Corte
cas con que a veces los reforzaba.
de Justicia, sustituyó al Presidente prófugo
No inició Zarco en el Congreso Cons-
y salió rumbo al interior, organizando su
tituyente ninguna idea primordial a propó-
gobierno en Guanajuato, en tanto que la
sito de la Constitución que se proyectaba
facción clerical en México elevaba al poder
formar, pero en cambio apoyaba y defendía
a Zuloaga, con cuya dominación se renova-
con más ahínco y con mejor éxito que sus
ron las persecuciones, la tiranía y las ven-
propios autores, aquellas que su rápida in-
ganzas que el partido reaccionario triunfan-
teligencia le hacía apreciar como dignas de
te ha ejercido siempre sobre el liberal.
ser acogidas.
494
IV
Zarco volvió, pues, a la vida intranqui-
Al mismo tiempo que figuraba como
la de conspirador, de prófugo y de enemigo
miembro activo en el Congreso Constitu-
oculto a la saña del poder, que lo perseguía
yente, se convertía en su cronista inteligen-
con encarnizamiento.
te e imparcial. Los apuntes sueltos que en
En tanto que el gobierno constitucional
la Cámara tomaba, le servían después para
formado por Juárez y un reducido grupo de
reconstruir las sesiones, gracias a su extraor-
liberales emprendía su peregrinación, Zu-
dinaria memoria, y cuyo conjunto, bastan-
loaga y los suyos buscaban en la capital víc-
te acabado y sobre todo hecho a conciencia,
timas en qué saciar sus rencores.
publicó en 1857, después de terminados los
No era Zarco uno de los menos perse-
trabajos de aquella asamblea, con el título
guidos; al contrario, una turba de esbirros
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
husmeaban por todos los rincones de la ciu-
un anatema vengador descargado sobre las
dad tratando de encontrarlo. Pero él, bien
cabezas aturdidas de los asesinos políticos;
oculto, no se arredraba ante la idea de las
es, en fin, una vibrante maldición arrojada
venganzas terribles que sobre él recaerían si
al rostro de los verdugos de la inocencia,
llegaban a descubrirlo, y lanzaba desde su
en nombre de la justicia, en nombre de la
escondite ataques formidables a la reacción,
civilización, en nombre de la humanidad.
en una hoja suelta que tenía por nombre el
Este folleto, que denunciaba una de las más
Boletín Clandestino, y que, una vez impreso, se
grandes infamias de la reacción, y del cual se
tiraba cautelosamente por las calles, plazas,
hicieron ediciones en todo el país, granjeán-
paseos, balcones y puertas, durante la noche,
dole incontables simpatías a la causa liberal,
para que lo recogiesen y leyesen aquellos que
abrevió el triunfo de la legalidad.
lo encontraran. Al mismo tiempo enviaba
Pero antes de que el autor del folleto-le-
correspondencias políticas al extranjero, en
gión, como le llamó D. Guillermo Prieto,
las cuales hacía con incansable constancia la
viera aparecer esa aurora risueña, tenía aún
defensa de los principios por los cuales tanto
que pasar por muchos días sombríos y por
había luchado y tanto había sufrido.
muchas noches febriles.
Luego que el gobierno de Juárez se esta-
Era imposible que un enemigo tan temi-
bleció en Veracruz, Zarco se pasó en relación
ble como Zarco no exasperara atrozmente
con él y se transformó en su agento. Mante-
al poder reaccionario. Así fue que éste puso
nía con dicho gobierno una correspondencia
sobre sus huellas a un ejército de esbirros
activa, al mismo tiempo que fuera del país
pira que descubriesen su escondite y lo apre-
enviaba escritos rebosantes de hiel, por las
hendiesen sin miramiento alguno.
infamias de que tenía noticia, por aquellas
El incansable escritor liberal había es-
que se preparaban y por las que con él mis-
tado escondido primero en casa del Dr. Ga-
mo se ansiaba cometer. En su obra activísi-
ronne; pero habiéndose sabido a tiempo que
ma de propaganda, que no le dejaba un mo-
la policía estaba frente a la casa y que iba a
mento de tranquilidad ni de reposo, tenía
entrar de un momento a otro, pudo Zarco
numerosos colaboradores, de los cuales eran
escapar por las azoteas y casas contiguas,
los más prominentes D. Miguel Lerdo y D.
y refugiarse en la del comerciante Sr. Julio
Ramón Guzmán.
Uhink, donde permaneció algún tiempo.
Entre los escritos que mejor reflejan la
Nuevas y más tenaces investigaciones
indignación inmensa que le causaba a los
de la policía hicieron que el periodista per-
excesos odiosos de la reacción, es uno de
seguido cambiase una noche de escondite,
los más vehementes, el más vehemente oca-
pasándose a la causa de D. Crescencio García,
so de los que lanzó desde su escondite, el
industrial curtidor, que vivía en la calle de
opúsculo titulado: Los Asesinatos de Tacubaya.
Curtidores.
Ese folleto es un rugido tremendo de có-
Más de una vez estuvo a punto de ser
lera; es una recriminación anonadante; es
aprehendido en las calles, pues sus negocios, francisco zarco
495
la necesidad de desentumecer sus miembros
Entonces, como hoy, los jefes de policía
fatigados con una larguísima inacción, y a
eran bien conocidos del pueblo, y la presen-
veces también las exigencias de la propagan-
cia de uno de ellos, si no una novedad, era
da obligaban a Zarco a salir de su refugio por
al menos un incidente que los ponía sobre
la noche.
aviso; de modo que al presentarse uno de
Cierta ocasión, urgido por una exigen-
esos empleados, corría entre los grupos la
cia de ese género, cometió la imprudencia
voz, como dándose unos a otros una alerta.
de salir de día. Había atravesado ya sin con-
Muy descuidado estaba Zarco contem-
tratiempo varias calles, cuando de repente
plando a los pierrots, dóminos y demás figuras
en una de ellas oye por detrás de él, a cierta
carnavalescas que llegaban al Teatro, cuan-
distancia, pisadas de caballo. Siéntese so-
do oye que junto a él dice un hombre del
brecogido de un instintivo temor, vuelve
pueblo:
ligeramente la cara, ve al jinete y dice para
—Ahí viene Lagarde.
sí: —Ahora sí, estoy perdido. —Acababa de
—De veras —dice otro.
reconocer a Lagarde, el Jefe de la policía. Un
—Y tiene trazas de venir buscando a al-
último intento de salvación le hace apresurar el paso; Lagarde, que ha visto por su par-
Zarco vuelve los ojos hacia el punto a
te a Zarco y que le reconoce personalmente,
que se dirigen las miradas de los que hablan;
espolea a su caballo, para alcanzarle. Zarco
ve, efectivamente, al Jefe de la policía, y adi-
no abriga ya duda alguna de que sólo unos
vina en su apresuramiento, en la expresión
cuantos instantes le quedan de libertad;
de su rostro y en la dirección que tres, que
pero el azar le hace ver en uno de los balco-
le ha visto y que es a él a quien viene a apre-
nes de una casa inmediata el escudo británi-
hender. ¿Qué hacer en trance tan apurado?,
co, la esperanza renace en su corazón, y con
Zarco aprecia en un instante la situación, y
paso rápido se acoge a aquel edificio como a
saca de ella el único partido posible: se mez-
un asilo inviolable. Era la Legación Inglesa;
cla a los enmascarados, se desliza entre ellos
y en efecto, por entonces, le salvó de caer en
y penetra en el Teatro, escabulléndosele casi
manos del gobierno.
de las manos a Lagarde. Una vez dentro, con
En no menor peligro de ser aprehendido se encontró un martes de Carnaval.
la rapidez de la desesperación y con una destreza en que se encerraba su última esperan-
Pasaba frente al Teatro Nacional, en el mo-
za, se procura un dominó, se cubre con él y se
mento en que la gente se agolpaba en la calle
pierde entre los alegres concurrentes. Lagar-
para ver entrar a las máscaras que llegaban al
de entra a su vez y dirige su investigadora
baile. En parte por curiosidad y en parte por-
mirada a todos lados; pero su perspicacia se
que no podía pasar prontamente a causa de la
estrelló ante los ardides de su presunta vícti-
multitud, se detuvo algún tiempo a ver entrar
ma; no logró encontrarla.
a los concurrentes disfrazados, como estaban haciéndolo los demás transeúntes. 496
guno —añade un tercero.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Mas no siempre había de tener la fortuna de escapar a las garras de la policía. El día
13 de Mayo de 1860, después de más de dos
se encontraba en poder de la pulida, dio or-
años de ocultación, se encontraba al medio
den de que fuese encerrado en compañía de
día comiendo en su último refugio, la casa del
los demás presos políticos, alegando que no
Sr. Crescencio García, acompañado de la fa-
era conveniente establecer entre ellos distin-
milia, cuando repentinamente saltan hechos
ciones de ninguna especie.
pedazos los cristales de un tragaluz que había
El reo de lesa-tiranía fue entonces con-
en la azotea, arriba de la mesa, asoman varios
ducido a la Acordada y puesto bajo el do-
cañones de pistolas que se inclinan en direc-
minio de un capataz feroz, un vigilante de
ción a los que estaban comiendo, y una voz
repulsivo rostro y de sentimientos no me-
áspera grita imperiosamente:
nos repulsivos que su fisonomía. Apellidába-
—¡Nadie se mueva, o hacemos fuego!
le Avilez, y para atormentar a los presos de
Al mismo tiempo una turba de esbirros
cuya vigilancia estaba encargado, mostraba
invadía sus habitaciones para llegar hasta donde estaba Zarco.
una solicitud y un talento particulares. Zarco estuvo en rigurosa incomunica-
La sorpresa había sido tan bien prepa-
ción durante varias semanas; incomunicación
rada, gracias a los datos precisos que un vil
que, gracias a tu ingenio y a las protectoras
delator había suministrado a la policía, que
simpatías que le rodeaban aún en la cárcel
todo intento por escapar una vez más de
misma, burlaba con frecuencia para hablar
ella hubiera sido infructuoso.
por escrito con su familia y con sus amigos
El defensor constante de la libertad y
políticos. No por eso las penalidades inhe-
de los derechos del pueblo fue, pues, sacado
rentes a su situación eran menos crueles;
de la casa del Sr. García, en medio de una
hambre, falta de aire, falta de luz, falta de
tropa de esbirros que no quitaban las manos
espacio en qué moverse, calor excesivo du-
de la empuñadura de sus armas, como si el
rante el día, frío insoportable por la noche,
pacífico campeón de la democracia a quien
carencia absoluta de un auxilio, de un ali-
conducían, fuese uno de los más célebres fa-
vio humanitario en las enfermedades que
cinerosos de la época.
no tardó en contraer en medio de aquellas aniquiladoras condiciones: tales eran los
V vida de cárcel.—sufrimientos.—es derrotada la reacción.—se amenaza a los presos políticos
padecimientos que más constantemente le agobiaban. Concluido el prolongado término de in-
con fusilarlos.—recobra zarco su libertad
comunicación, no por eso Zarco y los demás
Zarco estuvo desde luego detenido en la casa
reos políticos dejaron de sufrir inicuas veja-
de Lagarde, quien conociendo personalmen-
ciones. El alcaide Avilez tenía siempre en
te al periodista, quiso guardarle esa conside-
actividad su imaginación, inventando todos
ración. Pero no fue por mucho tiempo, pues
los días una nueva manera de hacerles a los
luego que Miramón recibió la noticia de que
presos más dura su prisión. Ya daba orden de
el escritor liberal por tanto tiempo buscado
que todos, inclusive los reos políticos, o mefrancisco zarco
497
jor dicho, los reos políticos de preferencia, se
aquel infatigable atormentador suyo, ha-
dedicasen al desempeño de faenas viles, a las
bía descuidado totalmente sus repulsivas
cuales ellos tenían que someterse so pena de
funciones, cosa que nunca le sucedía. Esto
sufrir más atroces arbitrariedades; ya prohi-
hacía sospechar que los graves aconteci-
bía que los enfermos fuesen visitados por el
mientos de que se hablaba le traían honda-
médico, alegando que aquellos que se que-
mente preocupado. ¿Pero quién era por fin
jaban eran unos mañosos que estaban más
el vencedor?
buenos y sanos que él; ya en fin establecía
En este estado de ansiosa incertidumbre
un servicio nocturno de clarines, a fin de
se encontraban todos, cuando se presentó
que cierto número de ellos, por turnos su-
Avilez. Su fisonomía, habitualmente dura,
cesivos, estuviesen chillando toda la noche
aparecía entonces sombría. Ya entonces se
sus instrumentos frente a los calabozos de
susurraba que la reacción era la que había
los desgraciados reos políticos, a fin de que
sufrido una completa derrota, y el aspecto
éstos no pudiesen dormir, lo que no impedía
siniestro del alcaide parecía confirmarlo.
que a la mañana siguiente se les levantase
Iba Avilez seguido de algunos soldados, a
muy temprano a hacer lo que el alcaide te-
los cuales dijo, señalando a los reos políticos:
nía a bien ordenarles. Este género de vida acabó por transfor-
ñana van a ser pasados por las armas.
mar a Zarco, el que, pasados algunos meses,
Los designados se estremecieron de es-
no tenía ya ni la misma salud que antes, ni
panto, pero no dijeron ni una palabra; sa-
la misma fisonomía, ni el mismo aspecto
bían que sería inútil.
exterior.
La orden se cumplió; los presos políticos
Sin embargo, sufría resignado todas las
fueron puestos en capilla, y pasaron aquella
crueldades que con él se cometían, esperan-
horrible noche en la situación de ánimo pro-
do que llegaría el día de la justicia. Pero por
pia de quien sabe que al día siguiente dejará
grande que fuese su deseo de ver despuntar
de existir.
esa alborada, su esperanza no se dejaba engañar, y ese día le parecía muy lejano aún.
Cuando amaneció, los encapillados escucharon insólitos ruidos dentro de la cár-
Una mañana circularon en la prisión ex-
cel; oíanse pasos en todas direcciones, rui-
traños rumores. Se hablaba de una batalla
do de llaves que giraban en las cerraduras,
decisiva, del triunfo final de un partido, de la
voces desconocidas en la prisión pero cuyo
completa dispersión del otro. ¿Mas quién era
acento franco les recordaba a algunos de los
el vencedor? Esa noticia era la que no había
presos ausentes amigos.
podido franquear los muros de la prisión. Después se supo que la batalla se había librado en las lomas de Calpulalpan. Los rumores habían de ser fundados, en concepto de los presos, pues el alcaide, 498
—Pongan a esos en capilla, porque ma-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
—¿Qué significará esto? se dijo Zarco. Estos rumores no son los que se escuchan en la cárcel en un día de ejecución. Esperemos. Y un destello de esperanza penetró en su corazón.
Al fin se oye el ruido de pasos presurosos en dirección al calabozo que le servía
—Señor… yo… si le he dado a vd. ese trato… ya vd. comprende…
de capilla, la llave gira ruidosamente en la
—Sí, le dice Zarco, adivino cuanto quie-
cerradura, ábrense las puertas y con ellas
re vd. decirme y cuanto quisiera ocultarme.
ábrense también dos brazos amigos que es-
—Señor, cuando esté vd. en el gobierno,
trechan efusivamente al desdichado preso, diciendo: —Pobre Pancho, han acabado tus sufrimientos.
si se acuerda vd. de mí… —Procuraré olvidarle, concluyó Zarco. No tiene vd. derecho a esperar más de mi generosidad.
Zarco, aturdido por un momento, se
En efecto, dejarlo en el goce de su em-
repone al punto, reconoce a su salvador y
pleo como lo dejó, cuando hubiera podido
corresponde cordialmente a la muestra de
vengar a su antojo las crueldades de que
cariño que éste acaba de darle. Era Don Be-
Avilez le había hecho víctima, era ya bas-
nito Gómez Farías, el que fue no ha mucho
tante generosidad de parte de Zarco.
Ministro de Hacienda del Gral. Díaz. —¿Viene vd. a sacarme de la cárcel, amigo mío? preguntó Zarco.
El día en que tan inesperadamente recobró su libertad era el 25 de Diciembre de 1860.
—Sí, contestó Gómez Farías, y lo que
Al fin, después de un largo periodo tem-
me duele es no haber podido hacerlo antes,
pestuoso y lleno de vicisitudes, el gran li-
pero era imposible.
beral iba a ver planteadas las ideas a cuya
—¿Y hoy?
ardorosa defensa había dedicado todos los
—Es distinto.
instantes de su vida.
—¿Hemos triunfado? VI
—Brillantemente. Y espero que esta vez sí sea para siempre. El reinado de la reacción ha concluido.
es nombrado ministro de relaciones.—deja pronto el ministerio.—cualidades distintivas
El estado en que el Sr. Gómez Farías
de zarco como periodista, como tribuno,
encontró a Zarco le impresionó profunda-
como hombre público y como particular.
mente. Estaba casi paralítico; sus cabellos y
Restablecido el gobierno constitucional en
barba se encontraban crecidos y enmaraña-
México, el Presidente Juárez, que mejor que
dos; su palidez era mortal; estaba enflaque-
nadie había podido apreciar la inteligencia,
cido hasta el extremo, no tenía zapatos, y su
la actividad y la firmeza de principios de
ropa estaba hecha jirones.
Zarco, le nombró Ministro de Relaciones y
Apoyado en el brazo del Sr. Gómez Fa-
Jefe del Gabinete.
rías iba ya a salir de la cárcel, cuando se le
El esclarecido liberal entraba en un nue-
presenta Avilez, con el sombrero en una
vo periodo de calma relativa en su existen-
mano, la cabeza inclinada y balbuceando
cia; pero sus pasados sufrimientos habían
una súplica de perdón:
dejado en su alma una herida incurable, que francisco zarco
499
500
llenaría de amargura todo el resto de sus
to, y de su pluma siempre presta y rápida
días.
al correr en el papel, se desprendían trozos
Ha sido Zarco el Ministro de Relaciones
vehementes, frases incisivas, conceptos im-
más joven que ha tenido México, pues con-
petuosos, entre los cuales el sarcasmo surgía
taba treinta y un años de edad cuando tomó
a cada momento, para irse a clavar como un
posesión de la cartera.
dardo sutil en el pecho de su adversario.
Entre los actos notables de su ministe-
Pero aunque impetuoso en sus réplicas
rio, debe contarse la expedición de las leyes
nunca descendió en sus ataques hasta la dia-
de Beneficencia y de imprenta. Pero duró
triba. Él era adorador ferviente de la libertad
poco tiempo en el desempeño de aquel
y de la justicia, y cuando en su derredor veía
alto cargo. Creyendo que serviría mejor al
a la injusticia alzarse triunfante y altanera,
país en el periódico que en el ministerio, a
hacíale una guerra terrible, y en ella des-
los tres meses se separó de él y volvió a la
plegaba todas sus fuerzas, todo su talento,
Redacción del Siglo XIX, al cual veía con tal
toda su voluntad, todo su ardor. Mas ese
solicitud y le profesaba tanto apego, que pa-
mismo respeto a la justicia le bacía no fran-
recía considerarlo como un ser animado en
quear nunca, ni aun en sus polémicas más
el cual hubiese depositado una gran parte de
apasionadas, la línea que separa la discusión
su cariño.
de la disputa; y respetaba siempre la perso-
¡La pluma del periodista! No otra arma
nalidad de sus antagonistas, del modo que
manejó nunca Zarco contra los enemigos
exigía que se respetase la suya. Considerado
de la libertad y del progreso, que fueron sus
bajo este aspecto, Zarco poseyó un tacto
propios enemigos. Pero también pocos hom-
excepcional.
bres han esgrimido con tanta destreza como
No menor fue su idoneidad para la lu-
él esa arma, inservible en las manos vulgares
cha periodística por sus dotes intelectuales.
y formidable en manos hábiles.
A su agudo talento, a su facilidad extraordi-
Como periodista, Zarco descolló en to-
naria para escribir, unía una tenacidad casi
dos los géneros. El expositor de doctrinas, el
suicida para el trabajo; tanto que esa tena-
censor político, el vigilante social, el pole-
cidad, debilitando rápidamente su organis-
mista y hasta el simple noticiero, se revela-
mo, debía precipitarle prematuramente en
ron en él con excepcional atingencia.
la tumba. Su afición obstinada al estudio y
En todos los escritos de Zarco se nota
a la lectura, perfeccionó sus brillantes cuali-
un fondo de buen sentido, que constituía
dades y le proporcionó material para la lu-
gran parte de la fuerza de aquéllos. En los
cha, pues gracias a ese afán insaciable de leer
doctrinarios mostrábase sereno, tranquila-
reunió una instrucción variada, y en algunas
mente razonador y circunspecto en su esti-
materias, profunda; era casi una autoridad
lo. Pero cuando se le provocaba, cuando se le
en derecho público y constitucional, y la po-
ponía en el caso de replicar, sublevábase en
sesión de varios idiomas extranjeros le abrió
su espíritu la exaltación de su temperamen-
desde los primeros tiempos de su carrera de
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
escritor los extensos y hermosos horizontes
sublimes que han sabido inmolarse en aras
de la literatura clásica europea.
de la patria?
La flexibilidad de su talento quitó a Zar-
Trazado ya un bosquejo de la persona-
co el privilegio de ser una especialidad en
lidad moral del héroe pacífico, refiramos de
algún género.
una plumada el fin de esa vida de abnega-
Como periodista, hemos tratado ya de
ción y de sacrificios.
dar una idea de su valor. Como orador, era el mismo hábil periodista lanzando verbal-
VII
mente sus ideas. Pero además de periodista
su dolorosa peregrinación, su destierro,
ilustrado y de orador elocuente, fue literato,
su decadencia física, su regreso
crítico y hombre público; y bajo cualquiera
a la patria y su muerte.
de esas formas que se le examine, se le en-
En la época de la Intervención francesa, Zar-
cuentra siempre grande.
co, enfermo, pobre y acompañado de su es-
No es uno de los menores timbres de su
posa y de su pequeño hijo, tuvo que salir de
grandeza el haber muerto pobre por ser es-
la capital, empujado por los acontecimientos.
trictamente honrado. Muchos hombres se
El periodo de calma que sucedió al
enriquecieron con la nacionalización de los
triunfo del partido liberal sobre la reacción
bienes del clero; mas no así Zarco. Y sin em-
—y durante el cual Zarco había contraído
bargo, si hubiera querido, lo habría hecho,
matrimonio con una virtuosa señorita— no
pues cuando esos bienes se nacionalizaron,
había de ser, pues, sino transitorio.
él era nada menos que ministro.
Acompañó en su marcha a Juárez y lle-
Otro mérito tuvo. Aquel hombre que
gó con él a San Luis Potosí, donde fue elegi-
fue tan grande como periodista, tan grande
do Presidente de la Diputación permanente,
como orador, tan grande como liberal y tan
en su calidad de diputado al Congreso de la
grande como hombre público, tenía un co-
Unión. En la misma ciudad fundó un perió-
razón sensible a todos los sentimientos deli-
dico propagandista, La Independencia Mexi
cados. Fue un hijo amante, un esposo ejem-
cana. Ocuparse en este trabajo era una abne-
plar, un tierno padre y un amigo sincero.
gación suprema, pues Zarco se encontraba
La bondad de su corazón se desbordaba
enfermo, sin recursos, con su esposa enfer-
aún en los actos de su vida pública, pues fue
ma igualmente y en un grado extraordinario
siempre apasionado de las nobles causas, y
de debilidad y delicadeza. La situación del
abrigaba profunda simpatía por los desgra-
infortunado liberal no podía ser más angus-
ciados, por los débiles y por los oprimidos, a
tiosa. Le era muy triste no tener —como el
los cuales procuraba proteger.
Hijo del Hombre— ni una piedra sobre qué
¿No todos esos méritos, realzados por
reclinar su cabeza, ni un pedazo de pan
la afabilidad y la modestia, hacen de Fran-
que llevar a la boca; pero le era infinitamente
cisco Zureo una figura histórica, digna de
más desgarrador ver a su esposa casi mori-
ser conocida por cuantos aman a esas almas
bunda, y no poder mitigar sus sufrimientos; francisco zarco
501
ver a sus hijos agobiados de debilidad, y no
su organismo quebrantado ya por una vida
poder suministrarles un poco de alimento.
azarosa, empezó a debilitarse profunda-
Del gobierno no había que esperar nada,
mente. De manera que cuando el triunfo
pues se encontraba en una situación no me-
de la República sobre el Imperio le permitió
nos precaria que la que a él le afligía.
volver a la patria, la enfermedad que había
La generosidad de algunos amigos le facilitó los medios de trasladarse a Saltillo,
mortales avances.
donde, obedeciendo en medio de todas sus
De vuelta de su destierro, fue electo dipu-
angustias a sus impulsos de patriota, fundó
tado al Congreso de la Unión por el Distri-
el periódico La Acción.
to Federal, y se encargó nuevamente de la
Mas era ya imposible continuar la lu-
Redacción del Siglo XIX.
cha. El aislamiento, la enfermedad, el ham-
Concluido el Congreso de 1867, fue
bre y la miseria más abrumadora agobiaban
electo otra vez diputado al Congreso de
a aquella familia errante. Tantos y tan pun-
1869. Haciendo un gran esfuerzo de volun-
zantes dolores determinaron al liberal fugi-
tad para sobreponerse a sus padecimientos
tivo a salir del país, a refugiarse en el extran-
físicos, Zarco procuraba cumplir con los de-
jero y a no volver a la patria sino cuando
beres que le imponía su posición, aunque su
viniesen mejores tiempos.
cuerpo se doblegaba ya bajo el peso de una
Su peregrinación a pie, sin recursos, sin
muerte prematura.
alimentos, casi sin vestidos, y recibiendo
El día último de Agosto de 1869 se sepa-
sólo de tiempo en tiempo algún auxilio de
ró temporalmente de la Redacción del Siglo,
las almas caritativas que se conmovían al
para atender a su salud cada día más que-
ver a aquella familia desgraciada, constituye
brantada. Pero la suerte había decretado que
una de las páginas más desconsoladoras de
no volviese a su querida oficina.
la vida de Zarco.
502
de conducirle al sepulcro había hecho en él
Cada hora que vivía era un paso que el
Al fin, después de incontables penalida-
grande escritor daba hacia la tumba. Pero a
des llegó a los Estados Unidos y se estableció
pesar de su gravedad creciente, dictaba aún
en Nueva York, donde al poco tiempo fundó
los últimos editoriales del Siglo.
el Club Mexicano. Escribía constantemente
Sucesivamente fueron más frecuentes
en los principales periódicos hispanoameri-
los ataques de sofocación, más sensible la
canos en defensa de la libertad de México, y
frialdad de la piel y más absoluta la falta de
con el mismo objeto enviaba corresponden-
digestión, síntomas principales de su enfer-
cias a los periódicos de la América del Sur, y
medad. Tres días antes de morir salió toda-
artículos y correspondencias a varios perió-
vía a los corredores de su casa a tomar aire
dicos de México.
y sol.
En su destierro, ganaba como traduc-
El 21 de Diciembre de 1869 se recogió
tor un pan escaso para su familia. Herido,
por la noche sin presentar el menor síntoma
además por una interna nostalgia, pronto
de agonía. A la madrugada siguiente, con la
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
inteligencia lúcida aún, pidió un cigarro, lo fumó, rechazó sin vacilar la proposición que una parienta le hizo de que se confesara, y se quedó un rato en silencio. Después pidió
A sus funerales concurrieron más de mil personan de todas las clases de la sociedad. ¡Así acabó aquella breve pero tormentosa existencia!
un vaso de agua, la tomó y se acostó de nue-
¡Así se extinguió aquel meteoro huma-
vo, para no levantarse ya. Espiró con el ma-
no, que brilló, consumiéndose, para disipar
yor sosiego a las seis y media de la mañana.
las tenebrosidades que en su época envol-
Dejó una esposa y tres hijos de corta edad. El Congreso de la Unión, el mismo día de la muerte del ilustre escritor, aprobó un proyecto de ley en el que se declaraba que Zarco había merecido bien de la patria, y en el que se proponía que su nombre se inscribiera en el Salón de sesiones del Congreso, que se concediera a la viuda e hijos del finado una donación de $30,000, producto de bienes nacionalizados, y que los hijos del esclarecido liberal fuesen educados a expensas del Estado, en los colegios nacionales.1 En tiempos muy posteriores, para honrar la memoria del hombre ilustre de quien tratamos, el Ayun1
vían a su patria! México, Abril de 1893.
Antonio Albarrán
tamiento de México acordó dar al nombre de Zarco a una serie de nueve calles de esta capital. En fecha muy reciente, —21 de Marzo de 1893— el Ayuntamiento de Chihuahua aprobó una proposición del Síndico del mismo, en virtud de la cual se conocerá en lo sucesivo con el nombre de Avenida Zarco, la calle de aquella ciudad que antes había llevado el de Las Quintas. Algún tiempo antes de que el Municipio de Chihuahua tomase esta determinación, los de Guadalajara y Durango habían tomado la misma respecto a calles de su respectiva localidad, en las cuales quisieron perpetuar el nombre del liberal y esclarecido escritor. Estos honores póstumos a un patriota que hasta hace muy poco tiempo había permanecido olvidado aún en su ciudad natal, prueban que los servicios eminentes que prestó a la causa de la libertad, empiezan a ser apreciados en todos su valor.
Ignacio Pesqueira 1818-1886
I Los
ofrecen en el transcurso de su
han combinado entre sí, obedeciendo a sus
formación fenómenos análogos a los que ha
afinidades naturales, para formar nuevos
ofrecido en su enfriamiento y cristalización,
cuerpos. Todo lo cual ha traído al fin consi-
por decirlo así, el mundo geológico.
go el reposo de la materia, que reina en casi
pueblos
La Tierra en general y después de la Tierra varias regiones de ella en particular
toda la superficie de nuestro planeta en la actualidad.
han tenido, según la ciencia, una época de
Pues bien, estos prólogos de violenta y
hirviente desequilibrio. El conjunto de ma-
desordenada actividad que han precedido a
terias diversas que revoloteaban en el caos
la existencia normal de la materia, tienen
geológico que precedió al reposo cósmico
sus análogos en la formación de los organis-
de la Tierra, se encontraba solicitado por
mos sociales y políticos, en la historia de los
fuerzas muy variadas, obrando en absoluto
pueblos nacientes.
desconcierto, unas en un sentido y otras en
México independiente presentó por
otro, pero cuyo resultado tenía que ser in-
espacio de más de medio siglo caracteres
defectiblemente la tendencia a la prolonga-
reales de desequilibrio general, cuya reac-
ción del desorden en unas, y la propensión
ción había de ser la tranquilidad relativa
al reposo final en las otras.
de que hoy disfruta. No puede decirse que
Este estado de efervescencia no ha sido,
esta tranquilidad excluya todo riesgo de
en resumen, más que un periodo de lucha,
un nuevo trastorno, pues no porque un
una época de desequilibrio, durante el cual
volcán parece extinguido, se puede asegu-
los elementos numerosos que bullían for-
rar que nunca volverá a hacer erupción;
mando una mezcla indefinible, se han trans-
pero sí puede considerarse su inercia de
formado al calor de aquel huracán de fuego,
hoy como el reposo absoluto, si se la com-
se han mezclado los unos a los otros a favor
para con el perpetuo desorden que carac-
de la fluidez resultante de la ebullición, o se
terizó su pasado.
˜ 505 ˜
Y lo que con México sucedió en grande
de los yaquis, los mayos y otras tribus in-
escala no ha mucho tiempo, sucedió casi a la
dómitas y guerreras, terror de las poblacio-
vez, aunque en pequeño, en varias regiones
nes expuestas a su pillaje, al mismo tiempo
del país.
que tenía que sufrir las insurrecciones de
Una de ellas lo fue el lejano Estado de
los apaches, no menos sanguinarios que
Sonora. Separado del centro de la República
aquéllos en sus salvajes correrías. La lucha
por varios centenares de leguas, y dueño de
entre el liberalismo y la reacción, y más tar-
sí mismo a causa de la independencia forzo-
de la guerra contra el invasor francés y sus
sa en que lo dejaba el gobierno federal, bas-
aliados vinieron a hacer más intrincado el
tante ocupado de sus mismos asuntos en la
tumulto batallador a que se reduce la histo-
época de la Guerra de Tres Años y de Inter-
ria de Sonora, durante el periodo transcurri-
vención a la cual particularmente se refiere
do de 1858 a 1867, al que particularmente
este escrito; separado del centro y dueño de
se refiere nuestra relación.
sí mismo, repetimos, el Estado de Sonora es-
El carácter de esa época histórica, tu-
tuvo durante muchos años entregado a sus
multuosa y guerrera en grado sumo, pero en
propias inspiraciones, sostenido por sus pro-
la cual la gran guerra fue casi desconocida
pios elementos e impulsado por sus propias
porque no se hacía otra que la de guerrillas,
fuerzas.
emboscadas, escaramuzas y sorpresas, hace
En el torbellino de revoluciones que le
casi imposible la tarea de quien se proponga
agitaron en esa larga época, se distinguieron
dar de ella una idea clara, exacta y completa.
muchos caudillos de los diversos bandos en
¿Cómo, en efecto, hacer la historia de
que el Estado se hallaba dividido. Pero de
una serie de incontables encuentros, com-
esos jefes, naturalmente atraen más la aten-
bates aislados, tiroteos y escaramuzas que
ción general los que fueron no sólo valien-
no tienen entre sí sino una lejana relación?
tes, sino también patriotas, esforzados, y
Por otra parte, hacer una enumeración cro-
defensores incansables de la libertad.
nológica de todos esos hechos de armas casi
Entre ellos ocupa un lugar muy impor-
inconexos, tiene el inconveniente de no
tante —el primero sin duda en Sonora, en la
despertar una idea sino confusa y vaga en
época de la Reforma y de la Intervención—
la mente del lector, y no es esto de seguro lo
el liberal distinguido y héroe popular objeto
que él desea.
de esta biografía.
506
Escogeremos, pues, entre los hechos de
El general Ignacio Pesqueira brilló en
la vida del general Pesqueira los más promi-
una época en que la guerra era el estado
nentes nada más, y los que pueden dar una
normal de Sonora. Además de la lucha em-
idea de los servicios que prestó a la causa li-
peñada entre el partido dueño del gobierno
beral, durante la Reforma y la Intervención,
local y el que aspiraba al poder, que se pro-
época a que esta obra se contrae.
longó por mucho tiempo, el Estado era víc-
La figura histórica de Pesqueira es una de
tima de las insurrecciones y depredaciones
las más interesantes de nuestro país, por los
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
servicios que prestó a su Estado natal, por la
ideas liberales que después había de abrazar
influencia decisiva que durante largo tiem-
con entusiasmo, se reveló en él a través de
po tuvo en los asuntos públicos y por el im-
la simpatía que mostró en favor del movi-
portante papel que desempeñó en la guerra
miento democrático iniciado en Andalucía a
por la libertad. Su personalidad es digna de
la muerte de Fernando VII. Pasó en seguida a
examen detenido, pues se le puede estudiar
París a continuar su educación, y regresó a la
como protector del Estado contra las devas-
patria, después de haber estado ausente de
taciones de los bárbaros, papel que desem-
ella algunos años.
peñó al principio de su carrera, y que echó
De vuelta en su Estado natal, y sintien-
las bases de la gran popularidad que había
do desarrollarse en su pecho muchos gér-
de alcanzar después; se le puede estudiar como
menes de entusiasmo, de noble ambición y
conquistador del poder en Sonora, como jefe
de amor a la gloria, que le hacían soñar con
dictatorial del gobierno, como hombre de
hazañas heroicas, se alistó a las órdenes de
guerra y como caudillo perseverante en nues-
Urrea, jefe del partido liberal y progresista
tras guerras en favor de la libertad.
de Sonora, en su lucha contra la facción del
Desgraciadamente el objeto de esta
centralismo.
obra y las dimensiones a que tenemos que
Triunfante ésta en todo el país, el joven
reducir nuestros apuntes nos vedan entrar
Pesqueira volvió a Arizpe, donde se dedicó a
en pormenores del género indicado; y por lo
ensanchar su residencia campestre trabajan-
mismo sólo consideraremos a Pesqueira bajo
do, aun personalmente, en el desmonte del
el último de los puntos de vista enumera-
terreno. Pero hostilizado por los bárbaros,
dos: esto es, como caudillo liberal de los más
y deseando además proteger a sus vecinos
patriotas.
contra las irrupciones de aquéllos, se liga
Una rápida reseña biográfica nos ayudará a conseguir nuestro objeto.
con Rafael Buelna, hombre experimentado en la guerra de sorpresas de aquellas tribus, y unidos ambos a otros muchos valientes
II
que se ponen a sus órdenes, llevan a cabo
El niño que con el tiempo llegaría a ser el
una brillante campaña contra los salvajes,
general Ignacio Pesqueira nació en Arizpe,
los que se ven obligados a huir, después de
antigua capital del Estado de Sonora, el año
sufrir muchas bajas, a sus madrigueras. Una
de 1818.
de las acciones más notables de esa guerra,
Vástago de una familia acomodada y
y que comenzó a hacer popular el nombre
de buena posición social, cuando estuvo en
de Pesqueira, fue la que se verificó el 7 de
edad de recibir educación superior fue envia-
Enero de 1851 en Pozo Hediondo, distrito
do a Madrid para que se dedicase al estudio,
de Moctezuma; acción en la que menos de
sometiéndolo a la tutela de algunos parien-
doscientos hombres lucharon desesperada-
tes suyos que residían en Sevilla. Durante
mente contra setecientos apaches, los que,
su permanencia en España, el germen de las
algunas horas después de empeñada la reignacio pesqueira
509
friega, recibieron todavía un refuerzo con-
Estado le reconoció al punto y le proporcio-
siderable. Pesqueira, que mandaba en jefe
nó elementos para combatir la revolución.
la guerrilla, fue herido en este encarnizado
Pesqueira aceptó la tarea de defender al po-
combate, aunque no de gravedad. Este he-
der legítimo contra las pretensiones de los
cho de armas tuvo gran resonancia en la co-
gandaristas, y emprendió contra ellos una
marca, y abrió al entusiasta joven arizpeño
vigorosa campaña, en la que al fin queda-
el camino de la vida pública.
ron vencidos. Parece que el entusiasmo, el
No dejó, pues, desde entonces de desem-
ardimiento, la intrepidez que animaban
peñar funciones oficiales, ya como diputado
a Pesqueira, como fruto espontáneo de su
al Congreso local, ya como Prefecto de algún
exuberante naturaleza y de su privilegiada
distrito, ya, en fin, como Coronel inspector
organización, se comunicaban a cuantos
de Guardia Nacional.
militaban bajo sus órdenes, y les hacían in-
En 1856,1 al mismo tiempo que estaba
vencibles. Desde aquella época data la con-
investido de este último cargo, era Presiden-
fianza ilimitada que los sonorenses llegaron
te del Consejo de Gobierno. El jefe del poder
a tener en el valor, el talento militar y la
Ejecutivo lo era D. José de Aguilar. Existía
fortuna de su caudillo más popular, y data
a la sazón en el Estado un partido podero-
también de entonces ese cariño acendrado,
so que luchaba tenazmente por alcanzar el
ese fanatismo que sus soldados le profesa-
poder. Al frente de él figuraba, aunque sin
ron toda su vida.
tomar parte activa en la contienda, el ge-
Sofocada por completo la revolución
neral D. Manuel María Gándara, a quien
a principios de 1857, Pesqueira ofreció a
sus tenaces partidarios trataban de elevar
Aguilar, que ya había obtenido su libertad,
al gobierno, para lo cual provocaban pro-
el gobierno de que le habían despojado los
nunciamiento tras pronunciamiento contra
revolucionarios; pero Aguilar no aceptó el
el poder constituido. En el citado año de
ofrecimiento, convencido de que las fre-
1856 promovieron uno de cierta gravedad,
cuentes turbulencias de la época requerían
pues se apoderaron de Ures, que era enton-
al frente del gobierno un hombre de ener-
ces la capital del Estado, pusieron preso al
gía, de valor y de acción como Pesqueira.
Gobernador, y sometieron a su dominación
Éste continuó, pues, investido del poder
Hermosillo, Altar y otros puntos de menos
Ejecutivo.
importancia.
A la vez que atendía a las necesidades
Acéfalo el gobierno por la prisión del
de la guerra política, cuando la revolución
jefe de él, D. Ignacio Pesqueira asumió el po-
gandarista había tomado peligrosas propor-
der, por ministerio de la ley, en su calidad
ciones, hacía la guerra a los yaquis y mayos,
de Presidente del Consejo de Gobierno. El
que al mismo tiempo se habían rebelado, y rechazaba una expedición filibustera, com-
Cuando tres años antes estalló la revolución de
1
Ayutla, Pesqueira se adhirió resueltamente a ella en Sonora. 510
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
puesta de 300 americanos procedentes de la Alta California, y que se habían internado
en Sonora a las órdenes de su jefe Enrique
Corella. El primero derrotó a los yaquis el
Crabb. Esta acumulación de peligros para el
18 de Marzo en Cócorit, el segundo hizo
gobierno, lejos de quebrantar la entereza del
grandes esfuerzos, por su parte, para con-
jefe de él, le enardecía más y más; de modo
seguir el mismo resultado, pero no lo logró.
que a la postre revolucionarios, yaquis, ma-
Continuaron los combates sangrientos, sin
yos y filibusteros quedaron vencidos.
ninguna ventaja real para el gobierno, hasta
Hácense en el mismo año de 1857 las
que Pesqueira, con más fuerzas, fue a com-
elecciones para gobernador del Estado, y
batir a los rebeldes. Éstos fueron derrotados,
Pesqueira, que gobernaba éste por ministe-
y en Mayo se les concedió el indulto que so-
rio de la ley, es elevado por el voto públi-
licitaban con lo que, por entonces, acabaron
co al rango de gobernador constitucional.
los disturbios. Poco antes habían sido bati-
El Congreso hizo esta declaración el 28 de
dos los apaches, que igualmente se habían
Agosto de 1857.
insurreccionado.
Por esos días se pronunciaron los indios
Casi al mismo tiempo se verificaban en
de Onavas y Tónichi, en número de 150,
la capital de la República los importantes
proclamando gobernador a D. Manuel María
acontecimientos que iban a dar origen a la
Gándara, ex-comandante general del Es-
terrible Guerra de Tres Años, en la cual debía
tado, a la vez que se alzaba el grueso del
desempeñar Pesqueira un importante papel.
partido gandarista. Las fuerzas del gobierno
Veamos cual fue éste.
fueron derrotadas por los pronunciados en la Pitahaya; y esta victoria de los rebeldes
III
dio aliento a la revolución, la que llegó hasta
La proclamación del Plan de Tacubaya y so-
amenazar la capital del Estado. Entonces el
bre todo el golpe de Estado de Comonfort,
gobernador Pesqueira se puso al frente de las
desconociendo la Constitución federal de
tropas para batir a los pronunciados, y el 8
1857, conmovieron toda la República has-
de Enero de 1858 sufrieron éstos una derrota
ta en sus regiones más apartadas. La mayor
en el Majadero, donde Pesqueira peleó per-
parte de los gobernadores de los Estados
sonalmente con mucha intrepidez. El 24 de
protestaron resueltamente contra aquella
Febrero volvió a derrotarlos en el Saucito; en
traición del gobierno federal, y se adhirieron
esa acción murió el jefe más valeroso, más
a la legalidad, representada por el gobierno
enérgico y más activo de los revoltosos, D.
provisorio de D. Benito Juárez. Pesqueira
Jesús Gándara, hermano del pretendiente, lo
fue del número de los adictos a él; y no lo
cual contribuyó al desaliento y derrota com-
fue sólo con protestas amistosas y prome-
pleta de la revolución. Dedicóse entonces el
sas halagüeñas, sino que desde los primeros
gobierno a someter a los yaquis y mayos,
momentos se preparó a luchar en favor de
que se habían sublevado y estaban en cam-
la Constitución de 1857. En uso de las fa-
paña. Marcharon contra ellos los tenientes
cultades extraordinarias que, atendiendo a
coroneles Jesús García Morales y Rafael A.
las circunstancias, le concedió el Congreso ignacio pesqueira
511
al cerrar su periodo de sesiones, reunió cuan-
a inmediaciones de Mocorito, a las fuerzas
tos elementos de guerra le fue posible y se
reaccionarias que le salieron al encuentro y
apresuró a organizar la Guardia Nacional en
que mandaba el general D. Manuel Arteaga.
asamblea. El 1º de Enero de 1858 se pronunció en
512
El 1º de Noviembre García Morales entró triunfante a Culiacán.
Mazatlán, proclamando el Plan de Tacu-
En tanto que sucedía esto en Sinaloa,
baya, el general D. José M. Yáñez, jefe de
Pesqueira enviaba de Sonora un nuevo auxi-
las armas de los Estados de Occidente. El
lio de 100 hombres y 2 piezas de artillería
pronunciamiento cundió, y pronto Sinaloa
para reforzar las fuerzas liberales, y se dis-
estuvo en su totalidad en poder de los reac-
ponía a marchar en persona a la campaña.
cionarios. En Sonora la reacción no había
Esta determinación del Gobernador de
logrado sembrar su fermento, y el Estado se
Sonora causó mala impresión en algunos
encontraba aún en pleno orden constitucio-
puntos del Estado, pues se temía que la au-
nal. No se conformó Pesqueira con procurar
sencia de aquél alentara a los revoltosos o
conservarlo en esa situación, sino que, im-
a los retrógrados y se encendiera de nuevo
pulsado por sus convicciones y entusiasmo,
la discordia. Pero Pesqueira no desistió de su
quiso servir activamente a la causa liberal; y
propósito, y se trasladó a Álamos, para de
con ese fin proporcionó auxilios a D. Plácido
allí partir rumbo a Sinaloa.
Vega para que empuñara en Sinaloa la ban-
El 18 de Diciembre salió de Álamos en
dera constitucional. Contando con el apoyo
dirección al teatro de la guerra, que lo era a
de Pesqueira y con el de algunos particula-
la sazón Mazatlán, asediado por las fuerzas
res que voluntariamente se lo ofrecieron,
liberales.
Vega se pronunció en la Villa del Fuerte, el
El 4 de Enero de 1859 llegó frente a Ma-
17 de Agosto, sosteniendo la Constitución.
zatlán con cerca de 500 hombres y algunos
Ofreció el mando de la fuerza constitucio-
cañones. Allí fue reconocido como jefe de
nalista a Pesqueira, y se puso a sus órdenes.
las fuerzas constitucionalistas y nombra-
No aceptó el Gobernador de Sonora el ofre-
do Gobernador provisional de Sinaloa. De
cimiento que se le hacía, porque los asun-
manera que llegó a reunir en su persona el
tos del Estado absorbían en actividad en
mando político y militar de Sonora y Sina-
aquellos momentos: pero siguió auxiliando
loa simultáneamente. El número de hom-
al promotor del movimiento liberal en Sina-
bres de que disponía para la campaña era
loa, a cuyo efecto le envió 400 hombres y
de 2,000, reforzados con 20 cañones. Mil de
4 obuses, a las órdenes de García Morales.
estos combatientes y toda la artillería eran
Luego que este jefe se incorporó a las fuer-
de Sonora.
zas de Vega, fue nombrado comandante de
Para asegurar el éxito del asalto que me-
la brigada de operaciones, la que emprendió
ditaba, sobre Mazatlán, se retiró a Cosalá
inmediatamente la marcha, internándose
para acrecentar y disponer sus elementos.
en Sinaloa y derrotando el 27 de Octubre,
Allí estableció su cuartel general, y desde allí
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
también dictó varias medidas administrati-
ral cuente a Pesqueira en el número de sus
vas referentes a los dos Estados de que era
miembros ilustres.
Gobernador y Comandante general.
Tratemos de dar una idea de los sucesos
El 15 de Marzo el jefe constitucionalis-
ocurridos después de los que acabamos de
ta Coronado derrotó a una fuerte columna
referir y antes de la guerra contra la Inter-
reaccionaria que de Mazatlán había salido
vención en Sinaloa.
para atacar a los liberales. Este descalabro debilitó a la reacción, y
IV
comprendiendo Pesqueira que aquel era el
Mejor dicho, no intentemos tal cosa, pues es
momento oportuno para tomar a Mazatlán,
imposible cumplir un propósito semejante.
se trasladó rápidamente al puerto, dispuso
Cada uno de los grandes episodios de la
el ataque, y el 3 de Abril de 1859 dio el asal-
vida de Pesqueira es digno de que se refiera
to. El combate fue tenaz y sangriento, pero
con todos sus detalles y peripecias, pues sólo
al fin la plaza cayó en poder de las fuerzas
de ese modo la figura del protagonista se
liberales.
destacaría con todo su relieve físico y moral.
Este magnífico triunfo acabó de un gol-
Pero esa relación no puede caber aquí, pues
pe con la reacción en Sinaloa, no obstante
el torbellino de combates que constituyen la
que al principio se había mostrado soberbia
historia de Pesqueira es un asunto demasia-
y amenazadora.
do vasto pura el cuadro restringido en que
Después de esta gloriosa aunque breve
tenemos que encerrar su figura.
campaña, Pesqueira habría podido empren-
Salvemos, pues, un periodo de cerca de
der y llevar a cabo otra en el Estado de Jalis-
tres años, y lleguemos a los hechos culmi-
co, pues contaba con unos tres mil hombres
nantes de la guerra contra el invasor francés.
de buenas tropas, regular artillería y bastan-
Desde principios de 1862 el país todo
tes elementos de guerra; y entonces le ha-
comenzó a prepararse para la lucha que se
bría tocado desempeñar un grandioso papel
anunciaba. El Presidente Juárez excitaba el
en la Guerra de la Reforma como vencedor
patriotismo de los Estados e instaba a sus
de la reacción en tres grandes Estados de la
gobernadores a que aprontaran con empeño
República. Pero los graves disturbios que
el contingente de hombres que a cada uno
entonces se habían promovido en Sonora,
se le exigía. Tocábale a Sonora, dar 1,000
y que reclamaban su presencia, le impedían
combatientes, y para reclutarlos en el acto,
acometer aquella empresa.
Pesqueira lanzó una entusiasta proclama
Sin embargo, el mérito de haber sos-
llamando a sus compatriotas a la guerra.
tenido con el más feliz éxito la causa de la
Como resultado de sus excitativas, en
Reforma en Sinaloa y Sonora —pues supo
Junio se embarcaron en Guaymas, para di-
reprimir un movimiento que en este últi-
rigirse al teatro de los acontecimientos, 850
mo Estado se suscitó después en favor de
hombres al mando del coronel García Mora-
la reacción— basta para que el partido libe-
les, los que llegando a Mazatlán se incorpoignacio pesqueira
513
raron al contingente de Sinaloa, formando
que le quedaron, Pesqueira trató de levantar
parte de los 2,000 hombres con que el go-
la moral de sus soldados y el espíritu público.
bernador de este último Estado, D. Plácido
Pero la suerte, que tantas veces le había sido
Vega, marchó en Febrero de 1863 a tomar
propicia, comenzaba entonces a maltratarle.
parte activa en la lucha.
Sus enemigos enarbolaron el estandarte del
Entretanto, en Sonora, a iniciativa del go-
Imperio, creyendo que así podrían derribar al
bernador, se abrían suscripciones y se recluta-
gobernante que siempre los había vencido. Al
ban voluntarios para hacer frente al enemigo.
mismo tiempo se levantan los yaquis y los
El gobierno de Maximiliano, sabedor de
mayos, y las fuerzas republicanas empiezan
la influencia decisiva de que gozaba Pesquei-
a sufrir descalabro tras descalabro. Pesqueira
ra en los Estados de Occidente, quiso atraér-
trata aún de luchar contra tantos infortu-
selo, por medio de ofrecimientos; pero aquél
nios, pero el espíritu público se encuentra
rechazó la proposición.
abatido, los defensores de la patria desalenta-
A fines de 1864, Juárez confirmó a Pesqueira en el grado de general de brigada.
514
dos hasta el extremo; él mismo cae enfermo; e imposibilitado de continuar por entonces
En Marzo de 1865 llegaron a Guaymas
la campiña, se retira al extranjero, permanece
cuatro buques franceses con fuerzas al man-
postrado los últimos meses de 1865 en Arizo-
do del general Castagny.
na, y ve allí morir a su esposa, la Sra. Ramona
Pesqueira, que no contaba más que con
Morales, cuando no se mitigaba aún el dolor
débiles tropas de Guardia Nacional, sale del
que le causara la reciente pérdida de un hijo.
puerto y acampa en un terreno llamado La
Devorado por la angustia que le causaban así
Pasión, dispuesto a emprender una guerra de
sus propias desgracias como las desgracias de
guerrillas, que era la única que podía ofre-
la patria, tuvo que permanecer en su destierro
cer algunas ventajas. Deseoso de acercarse
hasta que el estado de su salud le permitió
a Hermosillo para proveerse de recursos, la
volver a Sonora.
mañana del 22 de Abril de 1865 emprendió
Durante su ausencia el general García
la retirada; pero en los momentos de hacer-
Morales, gobernador y comandante provi-
lo penetró en el campo una columna de ca-
sional del Estado, había proseguido la guerra,
ballería que mandaba D. Francisco Arvizu,
aunque con poca ventaja. Pero el general
seguida de algunos pelotones de cazadores de
sinaloense Ángel Martínez, enviado por el
África y de línea. La presencia inesperada
jefe del Ejército de Occidente, se había apo-
de estas tropas produjo el pánico en las de
derado de Álamos, que estaba bajo el domi-
Pesqueira, las que sólo después de muchos
nio de D. José María T. Almada, quien tenía
esfuerzos de sus jefes pudieron ordenarse y
2,000 hombres para defenderlo; Martínez
proseguir la retirada en un estado lamentable
no contaba más que con 200, pero a pesar
de desmoralización, aumentada con las nu-
de eso desalojó al enemigo.
merosas deserciones que durante ella se con-
Por esos días se propaga el rumor de que
taron. Llegando a Hermosillo con las tropas
Pesqueira estaba en la frontera y se dirigía al
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
centro del Estado, y esta noticia reanimó a
reconcentrado en Guaymas, viendo a sus
los defensores de la República. Pronto reúne
aliados en peligro, combinaron con ellos un
Pesqueira, aunque venía extremadamente
ataque contra los republicanos. Éstos tras-
débil, fuerzas considerables para comenzar
lucieron el plan, y evacuaron Hermosillo. A
de nuevo sus operaciones. Después de varios
pesar de esta ventaja aparente, el jefe de la
encuentros con las tropas imperialistas, Pes-
guarnición francesa vio que la situación era
queira y Ángel Martínez se unen y se diri-
crítica. No se cabe si esta convicción sería
gen a Hermosillo. Antes de llegar a esa ciu-
o no la causa de su resolución desesperada;
dad, sale a su encuentro el general Lamberg,
mas lo cierto es que se suicidó dicho jefe; y
jefe de las fuerzas imperialistas de Sonora,
la fuerza que mandaba volvió luego al puer-
que se encontraba en Ures, y con un cuerpo
to, de donde pronto salió sin autorización,
escogido presenta batalla a los generales re-
según se dijo. Lamberg, que como hemos di-
publicanos entre el Ranchito y San Juanico.
cho era el Comandante general imperialista
Esa acción se verificó el 4 de Mayo de 1866,
de Sonora, volvió a Ures con el grueso de sus
y fue reñidísima, pues en ella jugaba la do-
tropas, para observar mejor los movimien-
minación imperial en Sonora el todo por el
tos de los republicanos, quienes no tardaron
todo, por haber empeñado en esa batalla sus
en apoderarse de las villas de Horcasitas y
mejores elementos. El resultado de la refriega
Rayón.
fue dudoso, pues no se pudo apreciar quiénes
Los imperialistas estaban desalentados,
fueron los vencedores y quiénes los vencidos.
pues la bandera republicana ondeaba ya al-
Lamberg volvió a Hermosillo, y los republi-
tiva y amenazadora frente a ellos; al mismo
canos tomaron el camino de San Marcial.
tiempo sentían desmoronarse bajo sus pies
Mientras Martínez y García Morales reunían
el fantasmagórico edificio imperial.
sus fuerzas para entrar de nuevo en acción,
El presentimiento de ruina de los impe-
Pesqueira se dirigía a Álamos en busca de re-
rialistas era un aviso fúnebre que les daba el
cursos para continuar la campaña.
destino.
Entretanto, los imperialistas derrotaron
El 4 de Septiembre de 1886, los traido-
al coronel Alcántara, cerca de la hacienda
res, mandados por Lamberg, sufrieron una
del Chino; y alcanzaban en otros lugares
derrota completa y decisiva en el ejido de
parciales triunfos; mas no obtenían venta-
Guadalupe, por las fuerzas republicanas que
jas positivas, debido a que las guerrillas re-
mandaba en jefe Pesqueira. Lamberg murió
publicanas los hostilizaban sin cesar e iban
en la jornada, y los jefes que quisieron reem-
a tirotearlos hasta en las calles de Ures y
plazarle para animar a las tropas, se vieron
Hermosillo.
obligados a huir en lo más recio de la batalla.
Provisto Pesqueira de nuevos elementos
Los restos de la fuerza imperialista se disper-
de guerra, regresó para reanudar las opera-
saron o se retiraron en desorden a Ures, la
ciones con Martínez. Tomaron la plaza de
que pocos días después fue tomada por los
Hermosillo. Pero los franceses, que se habían
defensores de la República. ignacio pesqueira
515
Perdida Ures, que era el núcleo de la dominación imperial, muerto Lamberg, que
a pesar de los obstinados esfuerzos de sus enemigos para derribarlo.
era el alma de ella, y puestas en dispersión
Dotado de una flexibilidad extraordi-
sus fuerzas, que eran la salvaguardia de la
naria de carácter, lo mismo se mostraba un
facción imperialista, sucesivamente fueron
cumplido y elegante caballero en los salo-
dispersándose ante el empuje victorioso
nes, que un camarada franco y expansivo en
de los defensores de la patria las partidas de
los campamentos, lo cual le atrajo la simpa-
traidores que quedaban en pie, con lo que
tía general del pueblo sonorense.
acabó en Sonora ese sainete pavoroso que se llamó el segundo Imperio mexicano.
Como gobernante absoluto, como dictador incontrastable que le hicieron las circunstancias, sin duda cometió faltas dignas
V
de censura. Mas no es en una obra de la ín-
Hemos referido a grandes rasgos el papel que
dole de esta donde pueden tener cabida las
el general. Pesqueira representó en la Guerra
apreciaciones referentes al hombre político.
de Reforma y en la de Intervención. Los
Demos, pues, por terminada nuestra tarea.
acontecimientos estuvieron lejos de acaecer
El distinguido liberal que nos ocupa, y
con la sencillez con que los hemos referido;
cuya vida pública había sido un incesante
pero hemos suprimido en nuestra relación
batallar, murió tranquilamente en su ha-
infinidad de hechos secundarios y casi todos
cienda de Banacuchi, el 4 de Enero de 1886.
los disturbios locales, que fueron incesantes
Han pasado 18 años desde la caída de
y cuya historia es una maraña casi inextri-
Pesqueira y 9 desde su muerte, y todavía en
cable, porque de otro modo habría sido im-
varios puntos de Sonora, las exclamaciones
posible nuestro cometido.
de entusiasmo o de provocación suelen ir
Para concluir, añadamos que el general Ignacio Pesqueira, hombre de elevada es-
seguidas del grito tradicional: ¡Y viva Pes queira!
tatura y elevados sentimientos, de mirada
Un hombre que de tal modo llega a
viva y viva inteligencia, de grande ambición
arraigar su recuerdo en el corazón de un
pero de gran valor al mismo tiempo, es sin
pueblo, seguramente ha tenido algún valor.
duda el soldado más popular que ha teni-
México, Mayo de 1893. Antonio Albarrán
do Sonora. Y fue esa popularidad la que le ayudó a sostenerse veinte años en el poder,
Ignacio M. Altamirano 1834-1893
I Es
difícil, como ha dicho un distin-
Altamirano es una prueba del mérito
guido escritor francés, encerrar en breves lí-
y aptitudes que posee esa raza. Nace en
neas la vida de un hombre tan ilustre, de un
un humilde pueblo —Tixtla, hoy ciudad
ciudadano tan eminente, de un escritor tan
Guerrero— el 12 de Diciembre de 1834.1 Sus
esclarecido, como lo fue D. Ignacio M. Al-
padres, Francisco Altamirano y Gertrudis
tarea
tamirano; digno y elocuente representante de esa raza indígena que puede presentar al mundo entero, héroes como Cuauhtémoc, reformistas como Juárez y pensadores como Ramírez.
Para fijar esta fecha, distinta a la que han dado to-
1
dos sus biógrafos, 13 de noviembre, hemos tenido a la vista, la partida de bautismo que copiamos en seguida: “Al margen una estampilla de a cincuenta centavos, cancelada con un sello de tinta verde que dice: ‘Juzgado Eclesiástico y Vicaría foránea de Guerrero’.—Anselmo de
En nuestros anales históricos y literarios,
J. González y Cienfuegos, Cura encargado de la Parroquia
Altamirano es la genuina representación de
en uno de los libros de bautismo marcado con el núm.
esa raza noble y valiente, que sucumbió con todo un pasado gloriosísimo ante el poder de la Conquista, que vivió envilecida y tutoreada durante el periodo colonial, que ansiosa pero indisciplinada derramó su san-
de San Martín Tixtla.—Certifico en debida forma que 22 a fojas 24 se encuentra una partida que a la letra es como sigue: —‘En esta Iglesia parroquial Cabecera de partido de esta Ciudad de San Martín Tixtla, a trece de Diciembre de mil ochocientos treinta y cuatro años. Yo, D. Antonio Reyes, Cura propio de esa feligresía, bauticé solemnemente, puse óleo y crisma a Ignacio Homobono Serapio de un día de nacido, hijo legítimo de Francisco
gre en la guerra de independencia, y que renació
Altamirano, y de Gertrudis Bacilio, fueron sus padrinos
en la Reforma representada por el indio de
López, todos de esa Ciudad, les advertí la obligación de
Manuel Dimas Rodríguez y su mujer Juana Nicolasa
Guelatao y por el filósofo de Letrán, para
enseñar la doctrina cristiana a su ahijado y el parentesco
demostrar con vivos ejemplos que educada
sus padres en segundo. Y lo firmé.—A. Reyes, una rúbri-
espiritual que contrajeron con él en primer grado y con
y ennoblecida, puede alzar orgullosa la fren-
ca.’—Concuerda fiel y legalmente con la original a que
te, cuando la bañan los brillantes rayos de la
los fines que convengan doy el presente en este Juzga-
civilización.
me refiero que obra en este archivo de mi cargo. Y para do Eclesiástico de San Martin Tixtla, a veinticuatro de Agosto de mil ochocientos ochenta y nueve.—Firmado, Anselmo de J. González y Cienfuegos, una rúbrica”.
˜ 517 ˜
Bacilio, indígenas de pura sangre, obscuros
Ramírez y promulgada por D. Simón Guz-
y pobres, llevaban postizo el apellido legado
mán, llamó a los jóvenes indios más apli-
por un español que bautizó a uno de sus
cados de los Municipios, previo examen, a
ascendientes.
recibir la instrucción en el Instituto Litera-
Altamirano basta la edad de catorce
518
rio de Toluca.
años fue el tipo de los hijos de nuestros in-
Altamirano, sobresalió entre sus con-
dígenas, que no tienen más patrimonio que
discípulos en la prueba, por su instrucción
una milpa y unos asnos, una choza y una
y talento, y después de dar el adiós a sus
poca de voluntad para el trabajo. Altamira-
padres, se trasladó a Toluca el año de 1849.
no vivió así, humilde, casi salvaje, sin saber
En el Instituto cursó español, latín, francés
el idioma español, sin más ocupaciones que
y filosofía, obteniendo las primeras califica-
apedrear a los pájaros en los bosques y em-
ciones y los primeros premios. Fue además
prender descomunales combates infantiles,
agraciado con el empleo de bibliotecario
con los muchachos vagabundos de los barrios
del establecimiento, y ahí fue donde nu-
de su pueblo.
trió su espíritu de saber y erudición. Todos
Por fin entró a una escuela. La división
aquellos libros, que encerraba la biblioteca,
de razas no había sido aún relegada al olvi-
fueron leídos y estudiados con avidez por
do. Subsistía como una fatal herencia de la
Altamirano, en sus ratos de solaz y en las
dominación española. De un lado estaban
noches enteras que robaba al sueño. En el
los de razón, los hijos de españoles, para los
Instituto conoció a Ramírez, su Maestro
cuales eran los privilegios de la enseñanza;
venerable, que un día le llamó a la clase de
del otro se encontraban los indios, los des-
literatura, sorprendido de que en su afán
heredados, los que sólo aprendían o leer y
de escucharle, Altamirano se sentaba hu-
retenían de memoria el catecismo de Ripal-
milde en la puerta que daba entrada a la
da. Entre éstos estuvo Altamirano.
cátedra. En el mismo Instituto, hábilmente
Pero la fortuna y la aplicación de ese in-
dirigido entonces por el Lic. D. Felipe Sán-
dio se tornó bien pronto. Su padre fue nom-
chez Solís, Altamirano escribió sus prime-
brado Alcalde, y el maestro del pueblo, que-
ras producciones en prosa, sus primeros
riendo sin duda complacerlo, le felicitó con
versos, y unos artículos satíricos que publi-
entusiasmo, por la acertada elección. El buen
có en el periódico Los Papachos, que aún
Alcalde, sin ofuscarse por las adulaciones, sin
son recordados con gusto por los que tuvie-
ensordecerse por los pífanos y chirimías que
ron oportunidad de leerlos.
entonces fueron a tocar a su casa, no se ol-
Sea por sus ideas liberales ya manifies-
vidó de su hijo, lo recomendó al maestro, y
tas y conocidas de todos, sea que su genio
éste le protestó que al día siguiente Ignacio
altivo e independiente disgustara a los mode
figuraría entre los seres de razón.
rados que en el Instituto habían sustituido
Fue el primer paso. Pronto una benéfi-
a Ramírez y a otros profesores de principios
ca ley del Estado de México, iniciada por
avanzados, lo cierto es que Altamirano tuvo
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
que abandonar aquel plantel, donde el estudio había amamantado a su espíritu.
¡Con qué encanto oímos estas confidencias de boca del protagonista, lo mismo
Pobre, desvalido, sin amparo, refugióse
que otras en que nos narraba con estilo
en un Colegio particular, que tenía en Tolu-
pintoresco y familiar, los tiernos años de su
ca en esa época D. Miguel Domínguez, don-
niñez, cuando encendido por el calor esti-
de en cambio de la clase de francés que daba
raba el cordel de la fragua de su pueblo, o
a los alumnos, le proporcionaban alimentos
majaba el candente hierro a los golpes del
y un techo hospitalario.
martillo en el yunque! ¡Con qué colorido
Empero, el carácter de Altamirano bus-
tan inimitable nos comunicó sus primeras
có nuevos horizontes. Dejó la escuela hu-
aptitudes artísticas, cuando en el humil-
milde del benéfico Domínguez, y se lanzó
de taller de un pintor de Tixtla, molía de
a una vida peregrina y de aventuras, llena
rodillas en una piedra los colores de aquel
de peripecias y vicisitudes, en que hoy en-
ignorado Apeles!
señaba en un pueblo las primeras letras, y
Con gusto trasladaríamos aquí en for-
mañana con su mente juvenil y soñadora
ma pálida e incorrecta, todas esas íntimas
se embebía en los dulces ensueños del pri-
comunicaciones del Maestro con el discípu-
mer amor, en el que fue desgraciado como
lo; pero aunque nuestra mente está preñada
sucede casi siempre, pues este dulce senti-
de recuerdos, y nuestra pluma nerviosa se
miento agita el corazón del hombre, como
impacienta por escribirlas, ni el tiempo que
una ráfaga primaveral que embriaga con
disponemos ni el limitado espacio de las
su perfume y su frescura, pero que pasa
páginas consagradas a su memoria en este
ligera y fugitiva.
libro, nos proporcionan la grata tarea de
Entonces fue cuando Altamirano pensó
referirlas.
en ser dramaturgo; entonces fue cuando en
Es el liberal sin tacha, es el orador elo-
un teatro de provincia y con una compañía
cuentísimo, es el valiente soldado de la Re-
muy humilde, puso a la escena su drama
pública, el que tiene que destacarse en esta
histórico, Morelos en Cuautla, que como re-
obra; no es el hombre privado, modelo en
mordimiento literario, guardaba en su bi-
su hogar, amigo sincero, y maestro entre
blioteca; pero que fue un pecado manuscri-
los maestros, el que reclama ahora nuestra
to que no absolverán las Bellas letras. ¡Caso
atención: y si nos divagamos, y si la pluma
curioso y singular! Cuando se representó
no obedece a la cabeza, es que el sentimien-
esa pieza la única y primera vez, el público
to latente, vivo y apasionado, estremece
entusiasmado y seducido, pidió a gritos el
aún a nuestra alma agitada por el dolor de
nombre del autor, y éste confuso y avergon-
una muerte, que cubre de luto liras y perió-
zado, salió de la concha del apuntador, para
dicos, libros y tribunas, a la República y a
recibir los lauros de aquella ovación sincera
la Patria; pero más aún al discípulo, que sin
y espontánea. Altamirano era el consueta de
brújula y sin piloto, no tiene ante su vista
la pobre compañía.
un faro en lontananza. ignacio m . altamirano
521
522
II
redacción de periódico, en club reformista
Mas volvamos a nuestra narración sencilla
o en centro literario, que se aumentaba na-
y fría. Altamirano vino a México, para ins-
turalmente con la asistencia de numerosos
cribirse en el Colegio de Letrán y continuar
estudiantes y partidaria ardentísimos de la
sus cursos de filosofía, comenzados en el
revolución”. Se dirigía con ellos en muchas
Instituto de Toluca. El círculo de sus conoci-
ocasiones “á las galerías del Congreso para
mientos se ensanchó, y los triunfos escola-
asistir a las sesiones en que se discutía la
res admiraron a condiscípulos y profesores.
Constitución y para aplaudir los elocuentes
Pronto, sin embargo, la revolución de
discursos de Ocampo, de Ramírez, de Zar-
Ayutla contra la tiranía del general San-
co y de Arriaga, y para tomar nota de los
ta-Anna estremeció a la República, y todos
esfuerzos que hacían el ministro Lafragua
los corazones palpitaron, entusiastas por
y la pandilla de falsos liberales contra las
la libertad y ansiosos de nuevas y regene-
libertades humanas y políticas”. En medio
radoras ideas; más de un joven desvistió
de estas tareas, desempeñaba la clase de la-
el manteo de colegial, para revestirse con el
tín, y fue en ese tiempo cuando conoció a
uniforme del soldado de la nueva causa. Al-
Marcos Arroniz, asesinado después cerca de
tamirano fue uno de ellos. Dejó a Letrán, y
Puebla, a Florencio María del Castillo, que
en pos de sus bosques vírgenes fue al Sur,
redactaba El Monitor Republicano y que fue
combatió enérgico y con todo el vigor de su
más tarde víctima de la Intervención, a José
juventud por el Plan de Ayutla, sirvió según
Rivera y Río; a Manuel Mateos y Juan Díaz
tenemos entendido como secretario del ve-
Covarrubias, mártires de su deber, y a otros
nerable anciano insurgente e inmaculado
muchos que aún viven. Fue aquel cuarto de
liberal, D. Juan Álvarez; y de regreso a México
Altamirano el centro de las letras y el foco
volvió a entrar al colegio de Letrán para con-
de la política juvenil, “y el bello tiempo de
cluir sus estudios de Derecho en 1859.
los sueños de Libertad y de Poesía, de los
El mismo Altamirano en uno de sus pró-
propósitos generosos y de los juramentos re-
logos, nos ha dejado una brillante página
volucionarios que pronto iban a cumplirse,
autobiográfica de esa época. En 1857, refiere,
porque la guerra estaba allí para reclamar el
que dividía su atención “entre las contra-
cumplimiento de los votos…”
dicciones del Digesto que no producía sino
En efecto, pasó el año de 57, y en sus
un diluvio de sutilezas en la Cátedra, y las
postrímeros días estalló la guerra civil, que
disputas irritantes de la política, que traían
prolongada hasta Enero de 1858, proporcio-
agitados a liberales y conservadores y provo-
nó el triunfo a los conservadores. El grupo
caban la más sangrienta de nuestras guerras
de aquellos jóvenes que presidía Altamirano
civiles”. Escribía también sus primeros ar-
se dispersó; pero aún tuvo tiempo éste antes
tículos de combate en los diarios políticos,
de abandonar el Colegio, para escribir indig-
y su cuarto de colegial, se transformaba a
nado Los Bandidos de la Cruz. Alejandrinos
veces por la concurrencia de sus amigos “en
que fueron “muy malos —dice él mismo—
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
pero que en alas de la pasión de partido,
nuevos recursos en nuestro Derecho y en la
volaron por toda la República”, y aún tuvo
fuerza popular y libraremos desesperados el
tiempo para improvisar junto con Manuel
combate definitivo. El partido conservador
Mateos, en una tarde y en los bordes de la
no debe olvidar que un día, presintiendo las
fuente de Letrán, unos tremendos dísticos
resistencias de nuestros enemigos y tal vez
en contra del Gobierno reaccionario.
los azares de esta lucha, el famoso consti-
La Guerra de Reforma se presentó terri-
tuyente Ignacio Ramírez lanzó esta frase
ble y transformando todo bajo su poderoso
desde los escaños de la Asamblea Nacional.
empuje. Los bandos divididos luchaban sin
“Tened entendido, dijo, que la Constitución
tregua, y el choque de principios, y la lucha
no es todavía nuestra última palabra”.
tenaz entre un pasado vetusto y tradicional
“El pueblo inspiró esa frase amenazado-
que no cedía a un presente nuevo y demole-
ra y el pueblo la mantiene como su recurso
dor, conmovió a todas las clases, que prestas
supremo”.
a la brega se lanzaron a luchar sin límites
“La Reforma triunfará de sus enemigos”.
ni trabas. Los Estados no permanecieron
Quien así se iniciaba en la tribuna, tuvo
indiferentes, y Altamirano una vez más fue
el gusto de ver cumplido su vaticinio, pues
al Sur, a Guerrero, como adalid formidable,
la Reforma triunfó como él lo esperaba; y el
para combatir al clero por medio de su plu-
11 de Enero de 1861, hacía su entrada a la
ma en El Eco de la Reforma, periódico que él
ciudad de México D. Benito Juárez, después
fundó, y con su espada de soldado de Ayutla,
de una revolución sangrienta y tremenda;
en los campos de batalla; encontrándose en
pero grande y fecunda en resultados para lo
diversas acciones coronadas por el éxito.
porvenir.
Por esta época, fue cuando pronunció su primer discurso cívico —que poseemos au-
III
tógrafo— el 16 de Septiembre de 1859 y en
Era tiempo de que estos servicios prestados
la hoy ciudad Guerrero. El exordio de este
con el mayor desinterés, obtuviesen un pre-
discurso decía: “En medio de la tormenta
mio justo y merecido. Altamirano fue electo
revolucionaria que nos agita, entre las tinie-
diputado al Congreso de la Unión en 1861. En-
blas de esta noche sangrienta que estamos
tonces su importante personalidad histórica
cruzando, y en los momentos mismos en
tomó grandes proporciones, por su elocuente
que creemos: que el cielo es de bronce; al
y avasalladora palabra, que hizo estremecer a
clamor de la Patria, aún nos sonríe dulce y
los enemigos, conmovió a toda la sociedad de
bello, como una alba del trópico, consolador
México, y aún a la Nación entera.
como un faro de esperanza, el glorioso re-
Se discutía en la Cámara el célebre dicta-
cuerdo de nuestra Independencia”. Y el epí-
men sobre la ley de amnistía. En una sesión
logo cerraba así al discurso: “Y aun cuando la
celebrada en el mes de Julio, Altamirano
desgracia hiciera que por hoy, la victoria no
solicitó hablar en contra. El aspecto del sa-
premiase nuestros esfuerzos, aun tenemos
lón era imponente. Las galerías se hallaban ignacio m . altamirano
523
henchidas de curiosos, ávidos de presenciar
por su constancia y talento, subir a las ros
la discusión y de oír al joven diputado, que
tras y pronunciar como Cicerón la más terri-
con los formidables dardos de su elocuencia,
ble Catilinaria.
atacaría aquella ley humanitaria, pero inopor-
“Yo bien sé —decía— que disgusto a
tuna e inconveniente en esos instantes en
ciertas gentes, expresándome así con esta
que la sangre caliente aún de las víctimas y
energía franca y ardorosa; yo sé que no son
defensores de la Reforma, clamaba por un
éstos los sentimientos de esos políticos de
severo castigo. Reinaba un silencio profun-
biombo que se estuvieron impasibles duran-
do, que sólo interrumpió la voz del Presidente,
te la lucha, sin apiadarse de la aflicción de la
al decir:
patria y complaciéndose en los horrores que
—El C. Diputado Altamirano tiene la palabra en contra.
“Pero yo no quiero transacciones; yo soy
El aludido ocupó la tribuna. Recto como
hijo de las montañas del Sur, y desciendo de
su conciencia, impuso con una mirada al
aquellos hombres de hierro que han prefe-
auditorio. Se agitó con la diestra el rebelde
rido siempre comer raíces y vivir entre las
cabello de su cabeza fiera y altiva, y con voz
fieras a inclinar su frente ante los tiranos y a
clara, limpia y sonora, pronunció el trata-
dar un abrazo a los traidores.
miento sacramental, que se dirige siempre en estos actos al Congreso: ¡Señor! Altamirano tenía a la sazón veintisiete
“Sí; yo pertenezco a esa falange de partidarios que pueden llamarse: los ‘Bayardos del liberalismo’, sin miedo y sin tacha.
años. Joven por la edad; pero enflaquecido
“Desde que salí de las costas para venir
por el estudio y por las fatigas de la revo-
a este puesto, me he resignado estoicamen-
lución; con el cutis requemado por el sol
te a perder la cabeza, y mientras yo no la
ardentísimo del Sur; y con las facciones
tenga muy segura sobre mis hombros, no
endurecidas del que no había gozado hasta
he de otorgar un solo perdón a los verdugos
entonces de tranquilidad, apareció ante re-
de mis hermanos. Yo no he venido a hacer
presentantes y espectadores, amenazador y
compromisos con ningún reaccionario, ni
temible. Habló; entusiasmó con su elocuen-
a enervarme con la molicie de la capital, y
cia, y con su peroración vehemente y apa-
entiendo que mientras todos los diputados
sionada, concluyó por estremecer de espan-
que se sientan en estos bancos no se decidan
to al auditorio, cuando en un arranque de
a jugar la vida en defensa de la majestad na-
valentía, solicitaba el castigo de dos enemi-
cional, nada bueno hemos de hacer.
gos, “cuyos cráneos debían estar ya blancos en la picota”.
524
pasaron fuera de la capital.
“Pero yo creo que el Congreso sabrá mostrar a la Nación que se halla a la altu-
Los diputados desde sus asientos y el
ra de sus deseos, y que comprende su mi-
público desde las galerías, unísonos admira-
sión santa. Yo creo que el legislativo dirá
ban al orador atrevido, al indio audaz, que
con frecuencia al ejecutivo, en presencia
nacido en pobrísima cuna, había logrado
de cada malvado, lo que Mario a Cinna en
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
presencia de cada enemigo: “Es preciso que
de metáforas exóticas, tiene vivas salidas y
muera”.2
va derecho al objeto del pensamiento, sin
El éxito de este discurso que íntegro re-
arrastrarse a través de periodos pastosos y
produciríamos, si no fuera por su extensión,
de circunlocuciones convenidas. La fuerza de
fue espléndido y soberbio. El dictamen a
su palabra, consiste, sobre todo, en una ar-
pesar de haber sido defendido por muchos
gumentación cerrada, encadenada sin arte
notables y elocuentes oradores, por una
aparente; pero rigurosamente apoyada en
gran mayoría de diputados quedó reproba-
citas históricas oportunas y bien escogidas.
do. Altamirano fue aplaudido con positivo
El secreto de su éxito está casi entero en el
frenesí, y estrechado con efusión por sus
movimiento rápido, algunas veces brusco
compañeros. Se le bajó en peso por las es-
de sus razonamientos mezclados de sarcas-
caleras de Palacio, donde estaba entonces la
mos o vivas emociones políticas, de inter-
Cámara, y se le condujo vitoreándole hasta
pelaciones a quema ropa, de interrogaciones
su habitación.
triunfantes y de sombríos arranques de cóle-
No se hablaba de otra cosa en los corri-
ra. Hemos oído muchas veces en la tribuna
llos políticos, en las reuniones literarias y
mexicana, discursos agradables, fantasistas
en las tertulias de los salones, más que de
divertidos, floridos retóricos; pero nunca un
aquel discurso, que profusamente impreso
orador tan nervioso y arrebatador, como el
en multitud de ediciones y reproducido con
Sr. Altamirano, que era, todavía hace algu-
elogios calurosos por toda la prensa, era leí-
nos días, un desconocido”.
do y comentado.
Semejantes o parecidos elogios hicieron
“Toda la ciudad —decía L’Estaffete— re-
otros diarios. La Ilustración Francesa, repro-
suena todavía con el discurso pronunciado
dujo acompañado del retrato del orador el
en la tribuna de la Cámara, por el Sr. Alta-
juicio preinserto, lo mismo que El Correo
mirano. Se está poco acostumbrado en la
de Ultramar, y otras varias publicaciones
sociedad mexicana, a una vehemencia se-
extranjeras.
mejante de lenguaje y a esa inflexibilidad de
Aquel discurso conquistó la fama de Al-
principios; y no es por eso de sorprenderse,
tamirano, su nombre fue popular desde en-
que los rayos del diputado de Guerrero, ha-
tonces, y los reaccionarios, por boca de uno
yan agitado profundamente las regiones or-
de sus órganos impresos le decían el “Marat de
dinariamente tan serenas y tan plácidas de
los puros”, no sabemos si de buena fe o con
la política. Es todo un acontecimiento y en
refinada malicia, aunque nos inclinamos a
este orador debe haber un hombre de acción
lo segundo; pero nunca, ni por una figura
y una esperanza para la República.
retórica podríamos aceptar ese símil, porque
“Su manera de decir es concisa y de
Altamirano en aquellas circunstancias pidió,
una firmeza notable. Su estilo desnudo
es cierto, con demasiada vehemencia el cas-
2
tigo de los culpables; mas en su pecho latía
pp. 37 y 38.
un corazón nobilísimo y jamás descendió a
Ignacio M. Altamirano.—Discursos.—París 1892.
ignacio m . altamirano
525
los desórdenes de que fuera autor, el que se
Blanca, contra el coronel Ortiz de la Peña,
decía Amigo del Pueblo en tipos de molde, y
que fue completamente derrotado, y que
que no pasó de ser un ente repugnante que
dejó en poder de Altamirano un convoy de
tuvo merecido castigo en el puñal salvador
guerra y trescientos prisioneros.
de Carlota Corday.
“Tres días después, batió al coronel imperialista Carranza, quedando muerto en la IV
526
acción el jefe Villagrán, en los Hornos.
Pero los triunfos parlamentarios no fue-
“En Enero de 1867, en unión de Leyva,
ron motivo para que Altamirano dejase de
ganó de nuevo una acción contra el mismo
prestar con su espada importantes servicios
Ortiz de la Peña, que dejó en su poder la arti-
durante las guerras de la Intervención y el
llería, armamento, y toda su tropa prisione-
Imperio. El tribuno y el literato han hecho
ra. Esta acción hizo evacuar todas la plazas
olvidar repetidas veces al modesto soldado
del Sur a los imperialistas que.se refugiaron
de la República; pero en este sentido como
en Cuernavaca.
en muchos, merece un lugar prominente,
“Todavía en unión de Leyva puso sitio a
por su valor temerario y por su decoro mili-
esta última ciudad, muy cercana a México,
tar, reconocido por ilustres jefes de nuestro
por lo cual Maximiliano tuvo que enviar en
ejército, que tuvieron ocasión de conocerle
su auxilio una columna de 1,500 hombres,
y aún ser testigos presenciales en más de
al mando del general O’Horan y del famoso
una acción gloriosa.
coronel Lamadrid.
“Sin más libro de consulta que las pági-
“Leyva se retiró con las tropas de su-
nas verídicas donde constan los hechos mi-
mando; pero Altamirano esperó al enemigo,
litares, acaecidos desde 63 hasta 67, —dice
libró un terrible combate con su caballería,
el Sr. D. Juan de Dios Peza— vamos a narrar
derrotó completamente esta columna man-
los que principalmente distinguieron a
dada por Lamadrid, un jefe muy querido de
Altamirano.
Maximiliano, que murió en esta acción.
“Después del sitio de Puebla de 1863;
“Pocos días después, y ocupada por las
cuando los franceses se apoderaron de
tropas republicanas la plaza de Cuernava-
México, y el gobierno republicano se vio
ca, Altamirano fue el primero que ocupó el
obligado a dejar su capital para dirigir la
Valle de México a la cabeza de 500 jinetes,
guerra desde el interior, Altamirano tomó
tomando posesión de la plaza de Tlalpan; a
las armas, y en su calidad de coronel del
cuatro leguas de la capital del Imperio.
ejército, luchó sin descanso contra la in-
“De allí marchó a Querétaro en Mar-
tervención y el imperio, siendo uno de los
zo de 1867, cuando ocupaba ya esta plaza
pocos que pueden llamarse ‘los inmaculados
Maximiliano con su ejército; y bajo las ór-
defensores de la Independencia de México’.
denes del general republicano Vicente Riva
“En 1866, a la cabeza de una brigada de
Palacio, tomó parte en varios combates que
caballería del Sur, ganó la acción de Tierra
tuvieron lugar en este sitio ya célebre en la
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
historia. En todos esos combates obtuvo
poetas nacionales, y que con aprecio se con-
honoríficas recomendaciones del general Es-
serva en bibliotecas públicas y particulares.
cobado, jefe del ejército sitiador, y principal-
En él insertó, muchos artículos biográficos y
mente, por la terrible acción del Cimatario,
literario, y bellísimas Crónicas teatrales y de
el 28 de Abril de 1867, en que compartió la
sociedad. Fue también redactor, entre otros,
gloria del coronel Doria, pues con una co-
de los siguientes diarios políticos. El Siglo
lumna de caballería rechazaron otra impe-
XIX, El Monitor Republicano, y La Libertad.
rialista, compuesta de ‘Husares’, ‘Regimien-
Colaboró en las publicaciones literarias, El
to de la Emperatriz’, y ‘Policía a caballo’.
Domingo. El Artista, El Semanario Ilustrado,
“El día 1º. de Mayo, y bajo las órdenes del bravo general Suriano Jiménez, tomó
El Federalista, El Liceo Mexicano y en otras de los Estados y del Extranjero.
parte en el heroico combate de Callejas, el
El espíritu de asociación, como dice el
más brillante del sitio de Querétaro, y fue
Sr. Peza en su biografía, le debió mucho. Fue
recomendado en la orden general del ejérci-
fundador de la Sociedad Libres Pensadores;
to, como un héroe”.
restableció varias veces al Liceo Hidalgo, que
Así, pues, Altamirano, empuñó el acero
presidió en muchas ocasiones; fue secretario
desde el Plan de Ayuda, hasta que se disipó
y Vicepresidente de la Sociedad Mexicana
el humo de los fúnebres disparos en el Cerro
de Geografía y Estadística, la cual le es deu-
de las Campañas.
dora de una rica y escogida biblioteca, que
Restablecida la República, el Presidente
coleccionó Altamirano con su buen gusto
D. Benito Juárez firmó de su puño y letra los
y discreción; fundó la Sociedad Gorosti-
despachos militares de Altamirano y ordenó
za de autores dramáticos y fue presidente
se le pagasen íntegros sus haberes. Con es-
de la de Escritores Públicos y de la Sociedad
tas sumas fundó entonces El Correo de México
Netzahualcóyotl, En sus últimos días de
en colaboración de D. Ignacio Ramírez
permanencia en México, desde 1885 hasta
y D. Guillermo Prieto. No era el primer pe-
1889, como Presidente Honorario del Liceo
riódico que establecía. En Guerrero como ya
Mexicano, enseñó y alentó a la mayoría de
dijimos publicó El Eco de la Reforma, y otro
los jóvenes que constituyen actualmente la
que no habíamos mencionado, La Voz del
nueva generación en las letras patrias. Mu-
Pueblo. Después de El Correo de México, que
chas corporaciones científicas y literarias de
estuvo brillantemente redactado, fundó El
nuestra República, de Norte y Sud América,
Federalista con Manuel Payno; en 1875 La
de Alemania, Francia, Hungría, Italia, Rusia,
Tribuna; y después La República, de la que
etc., le contaron en su seno, y con el carác-
dejó de ser director en 1881. Fundó además
ter de Viceprsidente asistió al Congreso de
un interesante semanario de bellas letras,
Americanistas últimamente celebrado en
El Renacimiento (1869) en compañía de D.
París y al de Ciencias Geográficas en Berna.
Gonzalo A. Esteva; semanario en el que co-
Desempeñó los cargos públicos que va-
laboraron los más distinguidos escritores y
mos a citar. Fiscal de la Suprema Corte de ignacio m . altamirano
527
Justicia, Procurador General de la Nación,
A pesar de que hemos procurado ser
por ausencia de D. León Guzmán; Presiden-
breves, nos hemos extendido más de lo que
te de la citada Corte, cuando el Sr. D. Igna-
pensábamos en esta obra. Es preciso, pues,
cio Vallarta, pasó a desempeñar la Cartera de
que demos término a la presente biogra-
Relaciones; Oficial mayor de la Secretaría
fía, que sólo en resumen puede contener la
de Fomento, durante el Ministerio de Riva
vida de un hombre ilustre por sus servicios a
Palacio, y diputado al 10º Congreso de la
la Patria y a las Letras.
Unión, donde pronunció su último discurso de apertura el 16 de Septiembre de 1881.
En 1889 Altamirano recibió el nombramiento de Cónsul General de España con
Como Profesor, el Gobierno le distinguió
residencia en Barcelona. La noche del día 5
en diversas épocas con las clases de Derecho
de Agosto, el Liceo Mexicano le consagró una
Administrativo, en la Escuela Nacional de
velada de despedida. El acto estuvo solemne
Comercio: de Historia General y de México
y conmovedor: aquel adiós iba a ser eterno.
y de Historia de la Filosofía, en la Escuela
Después de los elogios que le hicieron poetas
Preparatoria y en la Escuela de Jurispruden-
y escritores, tomó él la palabra. La emoción
cia; de Lectura Superior e Historia Universal
del cariño ahogó su elocuencia. “Aquí tienen
y Patria en la Escuela Normal; cátedras que
al orador —nos decía— tan ensalzado por
desempeñaba al partir para Europa.
ustedes que no puede hablar. Mi gratitud
La Escuela Normal le debe su organiza-
no tendrá límites. Estaré, lejos de los ojos, pero
ción y Reglamento; comisión que desempe-
cerca del corazón de mis amigos y de mis
ñó con tanta inteligencia y celo, que fue el
discípulos”.
origen de la enfermedad que le llevó al se-
528
pulcro, pues días y noches enteros tuvimos
V
oportunidad de verle consagrado al estudio,
Después de algunos meses de residir en Barce-
sin que tomara alimentos y descanso duran-
lona, Altamirano, a causa de sus enfermeda-
te muchas horas.
des y previa licencia del Gobierno de México,
La simple y sencilla enumeración que
permutó con Manuel Payno el cargo de Cón-
hemos hecho, demostrará la continua labor
sul en España por el de Francia, y se estableció
de Altamirano. Retraído de la política en los
en París.
últimos anos de su existencia, constituía
Parecerá impropio que nos detengamos
su ocupación constante la enseñanza. Leer
algunos instantes en esta parte de su bio-
y enseñar y conversar sin descanso: tales
grafía; pero lo creemos necesario para hacer
fueron sus últimos afanes; los libros y la ju-
manifiesto el patriotismo de aquel hombre
ventud: sus fieles amigos y sus hijos predi-
ilustre y sabio.
lectos. Y como un santuario de los afectos,
Es cosa natural la nostalgia en todos los
como un retiro en los desengaños, su hogar
que de veras aman a su país; mas en Alta-
santificado por el culto de su esposa y de su
mirano se acentuó muchísimo. Aquí, sobre
familia adoptiva.
la misma mesa en que escribimos, tenemos
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
la colección de las cartas, en las que nos re-
mes de Agosto de ese año de 1892; si no de
fería sus impresiones de viaje, sus visitas a
una manera definitiva, sí con una licencia
Bibliotecas, Museos, Academias, Talleres de
de varios meses. Deseo ya ver a mis hijos,
Escultura y de Pintura, etc., en todas ellas
a mis netezuelos, a mis amigos, a mis dis-
el recuerdo de la Patria está vivo y latente.
cípulos, y, sobre todo, respirar el aire de mi
En los aniversarios del glorioso grito de in-
Patria, contemplar su cielo azul, y calentar-
dependencia, celebrados en París, tomó él
me bajo su sol radioso y ardiente, el dios
siempre la palabra, para enaltecer a nuestros
de mis padres, lejos del cual siento hielo en
libertadores y a nuestros héroes. Nunca se
las venas y tristeza en el espíritu. Europa es
borró de su mente la tierra que se enorgu-
bella, París es maravilloso; pero México es
llece con su nombre y con sus obras. Visitó
mi Patria, y vd., lo sabe bien: a la madre se
en 1891 a la clásica Italia, estuvo en Roma, en
le prefiere no porque sea bella, ni rica, sino
Nápoles, en Niza y en otras ciudades. Los
porque es madre”.
campos y sitios pintorescos, traían a su me-
La nostalgia y su grave enfermedad con-
moria a México, que un solo instante no ol-
traída en el estudio, le obligaron a pasar al-
vidaba. En la hermosa Niza compuso una
gunos meses en San Remo. Ahí se agravó y
de sus últimas poesías, y ahí como en todas
le sorprendió la muerte. Quería a toda costa
partes recordó a su país. Oigamos una de sus
volver a México “aunque fuera a morir”, nos
lindas estrofas:
escribe un amigo. No desmayó, nunca su espíritu en cuanto a lo que había constituido
En esta tierra encantada
su credo político y liberal. Permaneció firme
recuerda a la Patria amada
y constante en sus ideas, hasta exhalar el úl-
todo, los verdes bajíos,
timo aliento el 13 de Febrero de 1893, a las
y los pinares sombríos,
cuatro de la tarde. Solicitó que sus funerales
y la pradera esmaltada.
fueran puramente civiles y que se sometiera su cuerpo a la cremación. Hasta en esto, el
De vuelta a París, cuando fue invitado
culto por sus antepasados le acompañó: los
para una Conferencia en el Ateneo de Ma-
valientes aztecas acostumbraban entre sus
drid, se disculpó de no poder hacerla porque
ritos fúnebres, convertir los despojos huma-
su anhelo constante era venir a México, lo
nos en cenizas.
más pronto posible. En carta dirigida al ilus-
Cuando el cable estremecido anunció
trado D. Justo Zaragoza, con fecha 26 de
al través del Océano, tan infausta noticia,
Mayo de 1891, pedía también excusas por
México se conmovió. Amigos y discípulos
no poder asistir al Congreso de Americanis-
se agruparen y el Liceo Mexicano invitó a una
tas, que se había de verificar en el célebre e
Velada Fúnebre consagrada a su memoria, e
histórico convento de la Rábida; y agregaba:
igualmente la Sociedad de Geografía y Esta-
“Yo tengo el pesar de no concurrir a
dística. A solicitud de la primera Sociedad,
el, pues he resuelto regresar a México en el
la Legislatura de Guerrero, le declaró Beneignacio m . altamirano
529
mérito de su Estado natal decretó que en el
La urna cineraria estaba colocada sobre
aniversario de su muerte se izara a media
una gran mesa cubierta por el pabellón na-
asta el pabellón y que su estatua en bron-
cional, en el centro del salón, y rodeada de
ce se enviaría al Paseo de la Reforma. Todos
pebeteros encendidos.
los periódicos de la Capital, de los Estados
Aunque la ceremonia no tenía carácter
y aun del Extranjero, publicaron artícu-
religioso, el recogimiento que allí reinaba
los necrológicos, biografías, reminiscencias,
era profundo.
anécdotas, retratos y algunos enlutaron sus
A las dos y media, el maestro de ceremo-
columnas. Y es que como decía Tácito refi-
nias pidió permiso al Ministro para ordenar
riéndose a Agrícola “su muerte, llenó de luto
la marcha.
a sus compatriotas, entristeció a sus amigos,
Bajaron la urna y la colocaron en el carro
y no fue indiferente ni para 1os extranjeros
mortuorio, los Sres. Francisco Pasalagua,
ni para los desconocidos”.
Vicecónsul de México, y Gustavo Baz, pri-
El Supremo Gobierno de nuestra República, resolvió que se le hicieran funerales
Colocáronse en el carro fúnebre nume-
en París mientras sus cenizas son traídas a
rosas coronas, entre las cuales se contaban
la Patria. He aquí como refiere Le Nouvenau
las ofrecidas por la liga franco-americana
Monde esta ceremonia:
para la enseñanza, por la Legación Mexica-
“El sábado 25 de Febrero último se efectuaron las exequias oficiales del Sr. Ignacio M. Altamirano, cuyos gastos se hicieron a expensas de nuestro gobierno”.
530
mer Secretario de la Legación.
na, por el Sr. Pasalagua, por la colonia mexicana en París, etc., etc. El Sr. Ramón Fernández, como representante del gobierno de México, presidió
Estas exequias fueron puramente civiles.
el duelo, en compañía de los Sres. Guillén
A eso de las dos de la tarde gran nú-
Altamirano y Casasús.
mero de coches estacionaban en la calle de
Entre los concurrentes, se hallaban los
Galileo, en donde se encuentra la Legación
señores Macé, sanador, Camilo Flamarión,
Mexicana, cuya sala principal había sido
miembro del Instituto de Argandona; Mi-
transformada en cámara ardiente.
nistro de Bolivia; Fernando Cruz, Ministro
El Sr. Ramón Fernández, Ministro
de Guatemala; Bruno Chávez, secretario de
Plenipotenciario de México, recibía a los
la Legación de Brasil, en representación del
concurrentes; acompañábanle los señores
Ministro; Conde T. de Camondo, cónsul
Gustavo Baz y Olarte, secretarios, Fran-
general de Turquía, Ángel M. Méndez, cón-
cisco de Pasalagua, Vicecónsul encargado
sul general de la República Argentina; Do-
del Consulado general; Aurelio Guillén
mingo Vega, cónsul general de la República
Altamirano, canciller del Consulado y Ca-
de Chile; Elías Maduro, cónsul general de
sasús, Diputado del Congreso Mexicano;
Nicaragua; Joaquín Caso, cónsul general
estos dos últimos pertenecen a la familia
de Bolivia; Enrique J. Ayulo, cónsul gene-
del finado.
ral del Perú; Alberto Greham, cónsul general
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
de Siam; E. Pector, cónsul general de El Sal-
como último homenaje al ilustre muerto.
vador; Carlos de Mosenthel, cónsul ge-
Después, llevándose todos el recuerdo de esa
neral de la República de Orange; Domingo
ceremonia conmovedora por su grandiosa
Vega, primer secretario de la Legación del
sencillez, se alejaron bajo las frías gotas que
Perú; Ramón Ulloa, general colombiano, y
el cielo de invierno dejaba caer como lágri-
Max L. Gettini, agregado a la Legación de
mas sobre el tristísimo paisaje de las cruces
Colombia.
cristianas.
Además, estaban los Sres. Antonio de
Si el lugar en donde deben hallarse las
Mier, José Cuevas, el coronel Dosamantes,
cenizas de Altamirano no fuera, antes que
Manuel Iturbe, Carlos Álvarez Rul, Dr. Be-
cualquier otro, su Patria, expresaríamos el
tancés, Lic. Castellanos, A. Meulemans, ba-
sentimiento de que sean arrebatadas de la
rón Gostkowski, E. Goupil, Paul Rousseau,
tierra de Francia, en la cual descansarían al
Albert Hans, Dr. Ángel Rodríguez, Dr. Ri-
lado de las de Musset, de Hugo y de Lamar-
cardo Cicero, Emiliano Icaza, Ernesto Ma-
tine. Pero como la Patria debe de conservar
dero, Julio Constantín, Ramón Fernández,
sus imprescriptibles derechos, dejaremos,
hijo, Juan Cordero, E. Charles, Luis Jacoby,
dándole nuestro último adiós, partir al ilus-
Cristóbal González, J. Ollivier, S. Laborde,
tre muerto hacia México, en donde le aguar-
E. Bodau Duverger, Antonio Cházaro, Arís-
dan los funerales nacionales”.
tide Martel, Francisco de P. Mendoza, Raoul VI
de Reyrols, J. Domingo, Mestres Amabile, J. Evrard, Fernández Varela, etc.
La índole de la presente obra no nos permi-
A las cuatro y media de la tarde llegó el
te expresar por extenso, como quisiéramos,
cortejo al Cementerio, y se detuvo al lado
nuestra opinión acerca del literato y nuestro
de la tumba del coronel mexicano Urriza,
juicio sobre cada una de las producciones
designada para recibir provisionalmente las
debidas a su inspirada y correcta pluma.
cenizas del finado. Los Sres. Ramón Fernández, Gustavo
Altamirano fue un gran conversador y un gran polígrafo.
Baz y Raoul de Reyrols, literato francés,
Como conversador sobresalió entre sus
pronunciaron oraciones fúnebres, el último,
contemporáneos, nadie le igualó en este
a nombre de la prensa francesa.
sentido, sin que por esto pensemos siquie-
Luego, entre el profundo y respetuoso
ra deprimir a otros; pues su conversación
recogimiento provocado por los discursos
sin igual, pintoresca y encantadora, apa-
que evocaban la gran sombra del finado, los
sionada a veces, sincera siempre, y llena
señores Pasalagua y Flammarión transporta-
de erudición y ciencia, no cansaba nunca;
ron la urna del carro a la tumba, seguidos
atraía, persuadía, transportaba a los luga-
de todos los asistentes, que al desfilar ante
res descritos, retrataba a las personas pro-
los restos de nuestro compatriota, arroja-
tagonistas de las escenas, y jamás el que
ban una flor o una rama de cualquier planta,
pendiente de sus labios le escuchaba, senignacio m . altamirano
531
532
tía ese hastío que produce la palabra mo-
turaleza de nuestro país, y supo vaciar sus
nótona, descolorida, seca, de muchos que
soberbias inspiraciones en los moldes de los
hablan sabiamente, pero que no cautivan.
grandes y antiguos clásicos; como novelista
Altamirano por el contrario, tenía ese don
nadie ha descrito costumbres, tipos y paisa-
admirable, esa elocuencia sorprendente,
jes, con el talento y sabor local que Altami-
que enseña, que deleita y que subyuga. Es-
rano; como crítico se supo colocar en sitio
cucharle constituía un placer continuado.
envidiable por su erudición y juicio; como
El hombre se transformaba y fascinaba al
historiador descorrió los velos que oculta-
que le oía. Ni sus enemigos en ideas reli-
ban la verdad, velada por cronistas a escri-
giosas, ni en principios políticos le negaron
tores, apasionados o sin criterio, y puso los
ese mérito, característico en Altamirano,
fundamentos de una nueva escuela en México;
que fue el origen de que muchos de sus an-
como escritor de costumbres pocos le han
tagonistas le estrecharan entre los brazos.
igualado en amenidad y gusto, y como ora-
Por esto se distinguió en la Cátedra y por
dor en Sociedades y en Liceos literarios, no
esto también fue el Maestro de los maestros.
hizo o1vidar sus triunfos en la tribuna po-
Lo repetimos, sin temor de ofender y herir
pular y en el Congreso.
susceptibilidades: antes de conocer a Alta-
Puede ser que el cariño nos ciegue, que
mirano y después, no hemos vuelto a es-
la admiración que como culto profesamos
cuchar un conversador que le iguale, ni un
al Maestro nos ofusque; pero ahí están los
profesor que enseñara deleitando. No sólo
libros, los periódicos, las corporaciones, que
era el hombre cariñoso, el hombre amable;
en vida y después de muerte le han consa-
el que se conquistaba voluntades y el que
grado páginas elocuentes, artículos extensos
en un día se hacía llamar Maestro: era el sa-
y distinguidísimos honores, para hacer su
bio y elocuente conversador, el que había
elogio de mil maneras.
realizado el consejo de los normalistas: estu
Y no sólo en México, sino en el extranje-
diar para enseñar. Muchos le sobrepujarían
ro, y no sólo por autores adocenados sino por
en erudición vastísima, en talento prodi-
críticos eminentes, y no sólo por sociedades
gioso; pero entre sus coetáneos en México,
juveniles sino por corporaciones ilustres.
ninguno ha poseído el secreto maravilloso
Y ahí están también sus obras, sus poe-
de comunicar los conocimientos adquiri-
sías intituladas modestamente Rimas; sus
dos, del modo y con el éxito que Altami-
novelas Julia, Clemencia, La Navidad en las
rano. Negarle, pues, este justo título, este
Montañas y El Zarco, todavía inédita; sus
dictado con que le distinguían admiradores
juicios como el de la Medea y el del Baltazar,
y discípulos, es obrar de mala fe, guiarse
sus Prólogos inimitables; sus biografías de
por espíritu de ruin pasión, o no haberle
Hidalgo, el Filósofo de la Independencia, y
conocido y escuchado.
de Ramírez, el Libertador de la reforma; sus
Decíamos que fue un gran polígrafo. Es
Revistas Literarias, sus Paisajes y Leyendas, sus
cierto. Como poeta robó los tintes a la na-
innumerables artículos sobre diversos asun-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
tos y sus Discursos publicados últimamente
verdadero organizador de la fundación de la
en París. Y en fin, sus estudios aún no colec-
Escuela Normal, y en la memoria de la ju-
cionados y dispersos; y sus conversaciones
ventud, porque a ella consagró siempre su
perdidas para siempre, pero que vivirán en
saber y sus esfuerzos.
el recuerdo, transmitidas por la tradición,
En cuanto a sus discípulos nunca le ol-
reproducidas por el afecto en los libros que
vidaremos, nunca nuestra gratitud será bas-
escriban sus discípulos o sus amigos.
tante, para agradecer sus lecciones de maes-
Su nombre lucirá en la historia patria
tro, su cariño sincero y paternal de amigo,
por haber sido el defensor de sus derechos
y su ejemplo como literato que ciñó a sus
en la tribuna y en los campos de batalla; en
sienes los lauros inmortales, y como hombre
nuestros anales literarios porque fue el au-
que supo adquirir la mayor de las fortunas,
tor del renacimiento de las letras, posterior
el tesoro de la pobreza: la honradez.
a la caída del Segundo Imperio; en los planteles de educación, como profesor y como
México, Mayo de 1893. Luis González Obregón
Lic. JosÈ MarÌa Iglesias 1823-1891
I d. josé maría iglesias como hombre privado.
familia. Nada había en él que mereciese un
Los hombres que llegan a distinguirse entre
fundado reproche, ya se fijase la atención
sus contemporáneos por la notoriedad de
en su modo de vestir, decente y cuidadoso,
su valor, tienen por lo general una cualidad
aunque sin afectación; ya en sus palabras,
moral predominante, en torno de la cual gi-
siempre mesuradas; ya en sus acciones, siem-
ran y se agrupan los variados matices de su
pre dignas.
carácter, por complicado que parezca. De un
Semejante a aquel austero romano que
solo trazo se puede delinear si no el perfil
hubiera querido tener su casa de transparen-
de un personaje, sí el rasgo fisonómico más
te cristal para que todo el mundo pudiese
saliente de él. Así también en una palabra
juzgar sus actos, el Sr. Iglesias habría podido
se puede sintetizar el carácter de un hombre
mostrar a la inquisición pública sus acciones
célebre. La cualidad predominante de César
todas, convencido de que se las encontraría
fue la ambición; la de Jesucristo, el amor a
irreprochables, como hijas que eran de hon-
la humanidad; la de Newton, el amor a la
rados sentimientos.
ciencia; la de Temístocles, el patriotismo; la de Díaz de Vivar, el valor.
Dotado por la naturaleza de un cerebro bien constituido y de un organismo bien
Aplicando esta observación al notable
equilibrado, traía en su propio ser, desde
hombre público de quien nos vamos a ocu-
sus primeros años, el germen de la rectitud
par, podemos decir que el fondo del carácter
moral e intelectual que le había de distin-
del Sr. Lic. D. José María Iglesias era una correc-
guir en la edad madura; germen que la afi-
ción en ningún caso desmentida.
ción al estudio, innata en el joven Iglesias
El Sr. Iglesias se mostraba correcto en
y fue después había de transformarle en él
todo: en su exterior, en sus palabras y en sus
en una verdadera pasión, desarrolló pron-
acciones. Correcto en la vida pública, correc-
tamente, ayudándole a producir valiosos
to en la vida social, correcto en la vida de
frutos.
˜ 535 ˜
Desde los albores de su juventud mostró
pedía, y entonces se convenció su familia de
de un modo palpable la excelencia de sus fa-
que el chico había aprendido por sí sólo a
cultades y su gusto por el estudio.
traducir ese idioma, con la ayuda de los li-
Tendría once o doce años de edad, cuando una noche, reunidas algunas personas de
La lucidez de inteligencia que el joven
su familia en una de las piezas de la casa,
mostró desde sus primeros años, siguió na-
llamóles la atención ver a José embebecido,
turalmente su marcha progresiva, e hizo de
al parecer, en la lectura de un libro que tenía
él uno de los hombres más ilustrados de la
en la mano y que pertenecía a Ramón, her-
época, como lo prueba el acierto con que
mano mayor de José y estudiante entonces
desempeñó los diversos cargos públicos de
en la Escuela de Minas.
que estuvo investido la mayor parte de su
—¿Qué es lo que haces, Pepe? le preguntó alguna de las personas presentes.
vida. Las cualidades más conspicuas de su
—Ya lo ven ustedes, contestó el joven; leo.
personalidad intelectual eran: una inteli-
La interrogante se acercó a la mesa en
gencia fácil y precisa, un juicio clarísimo y
que José parecía leer, a la claridad de una lámpara; y riéndose estrepitosamente añadió: —Pero ¿cómo has de estar leyendo, si ese libro está escrito en francés? —¿Y qué? Replicó José con mucha
gran facilidad de concepción en las ideas. Estas facultades, obrando siempre de acuerdo entre sí en las ocupaciones habituales del Sr. Iglesias, le daban una excepcional aptitud para los trabajos de gabinete.
tranquilidad. ¿Acaso los libros escritos en
He aquí un incidente que lo prueba.
francés no son susceptibles de leerse?
Poco antes del golpe de Estado de Co-
—Ya lo creo que sí, cuando se conoce ese
monfort, el Lic. Joaquín Cardoso, que es-
idioma; mas no cuando no se tiene ni aun
taba unido a aquel funcionario por una
noticia de su existencia, como te sucede a ti.
amistad bastante íntima, fue invitado por
—Es que a mí no me sucede eso.
él para que se hiciera cargo del Ministerio
—Entonces, ¿sabes el francés?
de Justicia y ramos anexos; pero Cardoso re-
—Lo suficiente para leerlo; sí, señora.
husó terminantemente aceptar aquella dis-
—Mas ¿cómo puede ser eso, si el idioma
tinción cuantas veces se lo propuso el Presi-
francés no se encuentra entre los estudios
dente. Éste no insistió, pero quedó indeciso
reglamentarios de tu colegio?
en la elección de persona a propósito para
—Pero sí se encuentra entre los estudios no reglamentados que a veces hago yo.
536
bros de su hermano.
encomendarle aquel puesto. En esos días, tanto el Lic. Cardoso como
—A ver, veamos, veamos eso.
el Lic. Iglesias eran censores de imprenta, y
Las personas presentes se acercaron a la
la comunidad de funciones había puesto a
mesa, y le pidieron a José que leyera algunas
ambos en contacto y les había hecho cono-
páginas del libro que tenía en la mano. José
cerse y estimarse mutuamente. El Lic. Car-
hizo con el mayor desembarazo lo que se le
doso, hombre de ciencia y de experiencia,
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
apreció luego el valor de su colega, y pronto
encadenaban de un modo tan natural y pre-
tuvo confianza en su inteligencia y en su
ciso en su mente, que el trasladarlas al pa-
instrucción.
pel no le costaba esfuerzo alguno; y por eso
Una vez tuvieron que extender los dos
sus escritos, aun los de más importancia, no
un dictamen acerca de una obra inédita
presentaban corrección ninguna en muchas
sometida a su censura. Cada uno la leyó y
páginas seguidas.
comunicó al otro su parecer acerca de ella.
Las cualidades afectivas del Sr. Iglesias
Acordados los puntos del dictamen relativo,
eran no menos preeminentes que sus facul-
el Sr. Iglesias tomó papel y pluma y se puso
tades intelectuales.
a redactarlo. En breve tiempo estuvo escrito el documento.
Su bondad no tenía límites, su generosidad era extremada. Una de las varias veces que el Sr. Igle-
—He concluido, dijo el Lic. Iglesias al
sias renunció por su voluntad alguno de
terminar, presentando a su compañero los
los buenos empleos que sucesivamente
pliegos escritos.
desempeñó, y cuando por lo mismo se en-
—Veamos esa minuta, contestó Cardoso.
contraba en circunstancias nada bonanci-
Y se puso a leer el dictamen.
bles en cuanto a recursos pecuniarios, se le
—Pero esto no es una minuta, dijo poco
presentó un individuo de los muchos que
antes de concluir la lectura.
no sólo aprovechaban sino aun explotaban
—¿Por qué? preguntó Iglesias sorprendido.
sus sentimientos caritativos y su bondad
Porque aquí no hay ni un tachón.
para los desdichados. Aquel individuo, des-
¡Ah! Yo creí que me lo decía vd. en otro
pués de contarle una historia dolorosa de
sentido.
sus vicisitudes y de las de su familia, acabó
—Ni hay frase alguna que corregir,
por suplicarle que le favoreciera aceptando
agregó Cardoso concluyendo la lectura;
la responsabilidad de un pagaré que llevaba
ni palabra que cambiar, ni punto ni coma
escrito, y cuyo importe, que le sacaría de su
que quitar o que poner. Es sorprende....
aflictiva situación, le sería entregado luego
Pero tanto mejor, así no habrá necesidad
al pretendiente, si el pagaré iba garantizado
de copiar lo escrito. Así es que hemos dado
con la firma de una persona tan honorable
fin a nuestra tarea.
como el Sr. Iglesias. Éste creería o no creería
Pocos días después, Cardoso hacía la
la historia, pero lo que sí le constaba era que
presentación del Lic. Iglesias al Presidente
el solicitante tenía fama de deberle dinero a
Comonfort, y le decía a éste:
todo el mundo, y de no pagarle nunca a na-
—He encontrado a nuestro hombre. Aquí tiene vd. a su Ministro de Justicia.
die. Sin embargo, tomó la pluma, firmó el documento y se lo entregó al pretendiente,
Lo que en aquella ocasión sorprendió
quien se deshizo en demostraciones de gra-
al Lic. Cardoso, era regla general en el Sr.
titud hacia su bienhechor, y en protestas de
Iglesias. Las ideas nacían, se ordenaban y se
cumplimiento de su compromiso. lic . josé maría iglesias
539
Llegado el plazo de vencimiento del
tidad, porque al constituirme en fiador del
pagaré, el portador de él se presentó en la
solicitante, le proporcioné un empleo en el
casa del Sr. Iglesias, le entregó a éste el do-
cual ganaba dos pesos diarios, y con él creí
cumento, y le exigió políticamente el pago
que salvaría su compromiso o parte de él.
de la cantidad que amparaba y de la que el
La corrección, la rectitud que hemos
mismo Sr. Iglesias se había constituido en
señalado como la cualidad absorbente del
responsable.
carácter del Lic. Iglesias, no se desmintió ni
Sin mostrar el menor signo de sorpresa
aun en circunstancias en que el común de
ni de desagrado, el fiador se dirigió a su escri-
los hombres prescinden de consideraciones
torio, y agotando casi la cantidad de dinero
de delicadeza por asegurar en su favor esos
que por entonces constituía todo tu patri-
intereses personales ligados con los negocios
monio, satisfizo el valor del pagaré.
públicos y que se designan con la denomina-
La esposa del Lic. Iglesias se encontraba allí en aquellos momentos, e informada
Para ciertos hombres, la política (palabra
del origen de lo que acababa de presenciar, le
a la que ellos dan la extensión y significación
dijo a su marido:
que más les conviene); para ciertos hombres
—Pero, Pepe, ¿cómo vas respondiendo por
la política, repetimos, disculpa cuantas in-
el hombre conocido como el más informal de
consecuencias les es necesario cometerles
México y a quien nadie le daría una fianza ni
a sus amigos personales, por íntimos que
aun por la cantidad más insignificante?
sean, si pueden, a ese precio, asegurar su
—Justamente porque se trataba de ese
propio bienestar.
hombre no he vacilado en dar mi firma, le
No pertenecía el Sr. Iglesias a ese número.
contestó el Sr. Iglesias con completa calma.
Buen testimonio de ello dio su conducta
—¡Cómo! Creo que has dicho un dis-
en 1871. A mediados de ese año debía ve-
parate. El Sr. Iglesias, sin reparar en la sorpresa de su esposa, añadió:
540
ción de asuntos políticos.
rificarse en el país la elección de Presidente de la República. D. Benito Juárez y D. Sebastián Lerdo de Tejada eran los candidatos
—Sí, ese hombre merece más compa-
que tenían más probabilidades de triunfar.
sión que otros pobres. Si yo no le hubiera fa-
El Lic. José M. Iglesias era Ministro de Jus-
vorecido, ¿quién querías tú que lo hubiera
ticia del gobierno de Juárez, Presidente de la
hecho?… Y esos desgraciados no por estar
República entonces; pero le unía con Lerdo
llenos de defectos dejan de tener angustio-
una amistad no menos grande que la que le
sas necesidades.
ligaba con el Jefe del Gobierno. Esta circuns-
Aquella explicación no salía de la cabeza
tancia hacía embarazosa su situación, por-
sino del corazón, y era por lo mismo incon-
que no podría decidirse en favor de uno, en
testable.
la próxima elección, sin causar al otro pro-
—Sin embargo, añadió el licenciado, no
fundo desagrado. Guardar neutralidad com-
creí que tendría yo que pagar toda la can-
pleta era imposible en el puesto que el Lic.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Iglesias ocupaba. ¿Qué hacer, pues? Mu-
se desbordaban de su corazón cuando en el
chos otros, en su caso, no habrían vacilado
seno del hogar se encontraba rodeado de los
acerca del partido que les convendría adop-
seres que le eran más queridos.
tar, habrían procurado traslucir, a favor de
Este amor de la familia endulzó los úl-
su posición, quien era el candidato que iba
timos años de su vida, que de otro modo
a triunfar, habrían votado por él, aunque el
habrían sido entristecidos por esa especie de
amigo desairado se enfadase; y de ese modo
ostracismo que voluntariamente se impuso,
hubieran asegurado su posición en el próxi-
consecuente con las ideas y convicciones
mo periodo gubernativo, sin que nadie, pro-
que antes había sostenido, a través de los
bablemente, tachase demasiado su proceder.
azares con que tuvo que luchar.
Mas no siguió ese camino el Sr. Iglesias. Re-
Esta honradez personal y política lleva-
suelto a permanecer fiel y consecuente a la
da basta el estoicismo, y de la que se han vis-
amistad de los dos funcionarios que tenían
to en nuestro país pocos ejemplos, era una
igual derecho a su preferencia, renunció su
consecuencia de la limpidez, digámoslo así,
cargo, para guardar en la vida privada una
de su espíritu; porque, en efecto, el Sr. Igle-
neutralidad absoluta. Con aquel acto des-
sias tenía algo de nítido en su personalidad
truyó voluntariamente su posición oficial,
inmaterial, pues eran lúcidas sus concepcio-
que nunca había estado tan bien cimentada
nes, claras sus ideas, brillante su criterio y
como entonces.
limpios sus sentimientos.
Este rasgo de alta delicadeza pasó quizá inadvertido, en cuanto a su móvil, para los
Veamos de qué modo puso estas valiosas cualidades al servicio de su país.
dos funcionarios que habían sido la causa de él; pero en cambio el Ministro dimiten-
II
te quedó satisfecho, porque entonces, como
biografía del hombre público.
en otras muchas circunstancias semejantes,
El niño José María Iglesias nació en México
no hizo más que seguir los impulsos de su
el día 5 de Enero de 1823. Sus padres fueron
conciencia, del mismo modo que en sus ac-
D. Juan N. Iglesias y la Sra. Mariana Inzáurra-
tos filantrópicos no hacía más que seguir los
ga. D. Juan era coronel ad honorem y Notario
impulsos de su generosidad.
público adscrito a la Aduana y al Juzgado de
Fácil es concebir que un hombre que se
Hacienda de la ciudad de México. Por haber-
mostraba tan consecuente con los grandes
se mostrado partidario decidido de la inde-
y tan bondadoso con los pequeños, fuese
pendencia, estuvo preso algún tiempo bajo
en su casa un jefe de familia ejemplar. Así
el gobierno virreinal. Murió cuando su hijo
era en efecto. Las buenas cualidades de un
José no tenía más que doce años de edad, y
hombre ante los extraños se subliman cuan-
su esposa no le sobrevivió más que cinco
do ese hombre se encuentra en medio de su
años. Cuando los hijos de D. Juan N. Igle-
familia; y si el Sr. Iglesias era tan compasivo
sias quedaron huérfanos, su tío materno D.
con los indiferentes, su ternura y su bondad
Manuel Inzáurraga se hizo cargo de ellos y lic . josé maría iglesias
541
542
les procuró una educación tan cuidadosa
su carrera como hombre público. Desde los
como si fuesen sus propios hijos. José termi-
albores de su juventud se afilió en el partido
nó su educación primaria en 1835. En ese
liberal. Pero sus ideas, en partes instintivas,
mismo año ingresó en el Colegio de San
pronto se habían afirmado con la lectura
Gregorio, para emprender sus estudios se-
abundante, recreación a que en todo tiempo
cundarios y los profesionales de abogado. El
dedicó los momentos que sus ocupaciones
rector de ese establecimiento, Lic. D. Juan
le dejaban libres. En 1846 y 1847 defendió
Rodríguez Puebla, hombre público muy
por la prensa los derechos de México en la
ilustrado, comenzó a los pocos meses a dis-
injusta guerra provocada por los Estados
tinguir al joven Iglesias con su estimación, a
Unidor del Norte, y opinó en contra del tra-
causa de su empeño en el estudio y de su
tado de Guadalupe Hidalgo, porque creía
inteligencia, lo cual fue en lo sucesivo un es-
que a la larga el triunfo sería nuestro, como
tímulo poderoso que encarriló definitiva-
sucedió más tarde, en tiempo de la Inter-
mente al estudioso joven en la senda del
vención. A fines de 1847 se trasladó a Que-
adelanto. Estuvo en San Gregorio hasta el
rétaro, en donde el Gobierno se había esta-
año de 1842, habiendo cursado en aquel es-
blecido, y allí fue nombrado por el Presidente
tablecimiento Latín, Lógica, Matemáticas,
D. Pedro M. Anaya Ministro del Supremo
Física, Metafísica, Ética, Derecho natural,
Tribunal de la Guerra, siendo alemas, duran-
de gentes, canónico, romano y patrio. En
te algún tiempo, Secretario particular de ese
1841 y 1842 estudió, además, Inglés en la
funcionario. Pocos meses después renunció
Escuela de Minas. Su aprovechamiento fue
el primero de los cargos dichos, y en seguida
tan notorio, que siempre ocupó el primer lu-
hizo lo mismo con el de Auditor del Ejército
gar entre sus compañeros, sostuvo el acto
de Oriente, que a continuación de aquél se
público del fin de cada año, y alcanzó en sus
le había conferido. Esas renuncias las hizo
clases el primer premio. En 1842 entró como
para tener más expedita su libertad de
pasante jurista en el bufete de D. Mariano
acción en lo sucesivo. Por entonces se escri-
Esteva, que era uno de los primeros aboga-
bió la obra Apuntes para la historia de la Gue
dos de México. Un año llevaba de pasante
rra entre México y los Estados Unidos, que me-
cuando, gracias a la protección del antiguo
reció grandes elogios en el país y en el
rector del Colegio de San Gregorio, Lic. Ro-
extranjero, y de la cual el Lic. José M. Igle-
dríguez Puebla, fue nombrado catedrático
sias fue uno de los autores. Estando aún en
de primer año de Curso de Artes, y, sucesi-
Querétaro. D. Ignacio Cumplido le propuso
vamente, de Física y de cuarto año de Dere-
que se encargara de la redacción en jefe del
cho. A la vez había sido nombrado, en 1844,
Siglo XIX, que era entonces el periódico más
profesor de Francés e Inglés en el Colegio de
acreditado del país. Iglesias aceptó, y dirigió
San Ildefonso. En 1845 se recibió de aboga-
el Siglo por espacio de tres años. Sus nota-
do, y el año siguiente fue electo regidor de la
bles conocimientos en materia de Hacienda,
ciudad de México, cargo que dio principio a
en la que por gusto había hecho estudios
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
bastante detenidos, le valieron en 1849 el
Ministro de Justicia, Negocios eclesiásticos,
nombramiento de Jefe de la Sección de Cré-
e Instrucción pública. Difícil era ese cargo
ditos Activos, en la Junta de Crédito Público,
en atención a la efervescencia apenas conte-
cargo que aceptó y comenzó luego a desem-
nida que reinaba en el clero desde que se ex-
peñar. En 1852 fue electo diputado suplente
pidió su ley de desamortización; pero el
al Congreso de la Unión. En 1853, vuelto
nuevo Ministro siguió en la vía de progreso
Santa-Anna al poder y resentido de algunas
abierta por los jefes del partido liberal; así es
de las apreciaciones, severas pero justas, que
que por conducto de la Secretaría de su car-
respecto a su conducta en 1846 y 1847 se
go expidió el Gobierno General, entre otras
hacían en la obra Apuntes para la historia de
disposiciones conducentes, la ley de 11 de
la guerra entre México y los Estados Unidos, ex-
Abril de 1857 sobre obvenciones parroquia-
pidió un decreto en el que se trataba a los
les, que te nía por objeto libertar a los pobres
autores de esa obra en los más ofensivos tér-
del pago de los de derechos parroquiales que
minos y se les destituía de sus empleos. Igle-
antes se les cobraban por sus nacimientos,
sias se separó, pues, del que se le había con-
matrimonios y entierros. Trabajos no me-
ferido en la Junta de Crédito Público, y se
nos liberales inició el Ministro en los ramos
dedicó al ejercicio de su profesión. Derroca-
de Justicia e Instrucción Pública. A fines de
do Santa-Anna en 1855 y declarado Presi-
Mayo de 1857, el Sr. Iglesias pasó a encargar-
dente interino de la República el Gral. D.
se de la Secretaría de Hacienda por acuerdo
Juan Álvarez, este funcionario nombró Mi-
superior, y en ese nuevo departamento des-
nistro de Hacienda a D. Guillermo Prieto,
plegó luego, para mejorar el ramo, la activi-
quien a su vez llamó al Lic. Iglesias al puesto
dad habitual en él y que tan bien había em-
de Jefe de la Sección segunda de dicho Mi-
pleado en el desempeño de otras funciones.
nisterio. Después de D. Guillermo Prieto
El 16 de Septiembre de 1857 debían cesar las
estuvieron al frente de la Secretaría de Hacien-
facultades omnímodas concedidas al Presi-
da D. Manuel Payno, ya bajo el gobierno de
dente Comonfort para establecer el orden
Comonfort, y D. Miguel Lerdo de Tejada;
gubernativo, y el Gabinete resolvió presen-
ambos conservaron a Iglesias en su empleo
tar colectivamente su renuncia, para que el
y le dieron pruebas de la mayor confianza,
Jefe del Estado quedase en libertad de for-
siendo una de ellas la disposición dada por el
marlo como lo creyese conveniente: la re-
Ministro Lerdo, después de expedida la ley
nuncia fue admitida. A los dos meses de se-
de 25 de Junio de 1856 sobre la amortiza-
pararan del Ministerio, el Lic. Iglesias entró
ción de bienes eclesiásticos, para que todo lo
a funcionar en la Suprema Corte de Justicia
concerniente a la aplicación de la misma ley
como Magistrado electo popularmente. Ese
se despachara por la Sección de que estaba
alto cuerpo desapareció en unión de los
encargado el Sr. Iglesias, aunque no fuese a
otros poderes constitucionales cuando el
ella a la que correspondía su despacho. En
golpe de Estado de Comonfort llevó al poder
Enero de 1857, Comonfort le nombró
al partido de la reacción, y no se restableció lic . josé maría iglesias
543
544
sino hasta después de consumado el triunfo
pingües emolumentos. No aceptó esa comi-
de la Reforma. El dominio de la reacción re-
sión, y el Ministro le nombró Administra-
dujo otra vez a D. José María Iglesias a la
dor de la Aduana de México. El 20 de Enero
vida privada y a una situación difícil en
de 1861 se efectuó un cambio en el Gabine-
punto a recursos, pues si bajo el gobierno de
te, en virtud del cual entró en la Secretaría
Santa-Anna se había dedicado, cuando fue
de Hacienda D. Guillermo Prieto, quien al
destituido de su empleo oficial, a ejercer su
siguiente día nombró al Lic. Iglesias Oficial
profesión de abogado, porque al fin el go-
Mayor de esa Secretaría. Disgustado aquél,
bierno del dictador era el único que existía
algún tiempo después, a causa de los ata-
en el país y éste le toleraba, no sucedía lo
ques que se le dirigían por espíritu de parti-
mismo bajo el dominio de la reacción: en-
do, renunció el Ministerio, habiéndole ad-
tonces había dos gobiernos: uno en la capi-
mitido antes a D. José M. Iglesias la renuncia
tal y otro errante; y el Sr. Iglesias, como libe-
que se apresuró a hacer de su empleo, cuan-
ral sincero y amigo del orden legal, reconocía
do supo la próxima separación de su amigo
como legítimo al gobierno errante represen-
el Ministro. Volvió entonces el Sr. Iglesias a
tado por el Sr. Juárez. Litigar como abogado
encargarse de la Administración de la Adua-
en los tribunales habría sido reconocer indi-
na de México, empleo del que no debía sepa-
rectamente la legitimidad reaccionaria; y
rarse sino hasta Mayo de 1863. A fines de
como aún tal reconocimiento repugnaba a
1861 comenzó a desarrollarse en la Repúbli-
sus convicciones, prescindió del ejercicio de
ca el grave conflicto de la Intervención ex-
su profesión y se dedicó al periodismo libe-
tranjera. Con ese motivo el Ministro de Re-
ral anónimo, el solo posible, aunque muy
laciones, Lic. Manuel Doblado, le recomendó
peligroso, bajo la tiranía reaccionaria, y úni-
al Lic. Iglesias que escribiera una Revista
ca manera que al alcance del Sr. Iglesias esta-
histórica mensual, dedicada al examen de
ba, de ayudarle a su partido. El 25 de Di-
las graves cuestiones enlazadas con aquel
ciembre de 1860 entró triunfante en la
atentado. Puesta en práctica la recomenda-
capital de la República el Ejército liberal; y el
ción, comenzó el Sr. Iglesias su tarea en
Gral. González Ortega, que lo mandaba en
Abril de 62 en México, continuándola suce-
jefe, inmediatamente nombró al Lic. Iglesias
sivamente, a causa de los azares de la guerra,
Administrador General de Rentas, con cuyo
en San Luis Potosí, en Saltillo, Monterrey,
carácter procedió a la reorganización de las
Chihuahua y Paso del Norte. La última Re-
oficinas de Hacienda. Pocos días después lle-
vista apareció en Octubre de 1866, y todas
gó el Ministro del ramo, D. Melchor Ocam-
ellas son un acopio de sucesos y apreciacio-
po, quien le ofreció el empleo de Jefe de la
nes tanto más valiosas cuanto que en ellas
Oficina de Desamortización, que iba a esta-
campea una veracidad y una exactitud in-
blecerse para el despacho de los negocios re-
disputables, unidas a un criterio esclarecido.
lativos a la redención de los bienes del clero,
Los reveses que las armas nacionales iban
y a la cual tocaban, por disposición de la ley,
sufriendo cada día obligaron al Gobierno a
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
retirarse hacia el interior del país para conti-
de llegó en Agosto de 1865. En 1866 la situa-
nuar la lucha. Su salida de la capital se veri-
ción de la República comenzó a aclararse, y
ficó el 31 de Mayo de 1863. El Sr. Iglesias
en Julio de 1867 el Gobierno republicano
juzgó un deber suyo acompañarle, y así lo
quedó restablecido en la capital de la Repú-
hizo, aunque él no llevara carácter oficial al-
blica. Triunfante la causa nacional, el Sr.
guno, puesto que el empleo de Administra-
Iglesias quiso retirarse del Ministerio, satis-
dor de la Aduana de México que antes des-
fecho de haberle servido a la Patria en la épo-
empeñaba era enteramente local. Para cumplir
ca más azarosa de su historia. Mas no consi-
con su propósito tuvo que prescindir de
guió que se le admitiera su renuncia; y en tal
consideraciones de familia y de intereses
virtud, continuó aún en el Gabinete, pero
personales, aun cuando tanto aquella como
encargado sólo de la Secretaría de Hacienda.
éstos tenían para él suma importancia, la
Era ésta, al terminar la lucha entre la Repú-
que el Sr. Iglesias posponía a la importancia
blica y el partido intervencionista, uno de
mayor aún de los asuntos nacionales. El Go-
los departamentos de Estado que demanda-
bierno republicano permaneció en San Luis
ban más laboriosidad y atingencia para su
Potosí de Junio a Diciembre de 1863. El Mi-
despacho, pues era preciso comenzar por
nistro de Hacienda D. José Higinio Núñez
reorganizarlo tan radicalmente, que en cier-
nombró allí al Lic. José M. Iglesias Visitador
to modo había necesidad de crear el ramo en
de la Administración de Rentas de la capital
muchas de sus partes integrantes. El Minis-
del Estado, dependiente entonces del poder
tro Iglesias procuró desde luego llevar a la
federal por habérsele declarado en estado de
práctica todo aquello que tendiera a la bue-
sitio. Poco después, el Presidente le nombró
na distribución de los fondos públicos y a la
Ministro de Justicia, Fomento e Instrucción
nivelación de los ingresos con los egresos.
Pública. A fines de 1863 salió el Gobierno
Comenzó por disminuir el efectivo del Ejér-
con rumbo a Nuevo León y Coahuila. A me-
cito, que constaba de 80,000 soldados, y lo
diados de 1864, por separación del Sr. Núñez,
redujo a 18,000. Esta operación requería un
fue nombrado el Sr. Iglesias Ministro de Ha-
tacto especial, para no producir desconten-
cienda, sin que por esto se le eximiera del
to entre los muchos hombres que era preciso
Ministerio que ya desempeñaba. En conse-
licenciar y que habían servido bien al país.
cuencia, siguió despachando los asuntos re-
D. José M. Iglesias la ejecutó de un modo
lativos a la Secretaría de Justicia y ramos
satisfactorio. Dictáronse, además, por la Se-
anexos y a la de Hacienda hasta Julio de
cretaría de Hacienda muchas disposiciones
1867, no recibiendo por ese doble trabajo
para la reorganización del ramo, y entre
más que un solo sueldo. El Gobierno perma-
otros vicios inveterados que se trató de ex-
neció en Monterrey hasta Agosto del citado
tirpar, deben mencionarse dos muy perjudi-
año de 1864, en que tuvo que continuar su
ciales y que privaban al Erario de ingresos
retirada hacia el N. O., refugiándose en Chi-
considerables que de derecho le correspondían.
huahua y después en Paso del Norte, a don-
Eran esos vicios: 1º la costumbre establecida lic . josé maría iglesias
545
de procurarse el Gobierno recursos pecunia-
fue el resultado de este plan, pues mediante
rios en tiempo perentorio y que habían de
él fue posible cubrir los gastos de la Admi-
ser reintegrados con usura y de un modo
nistración pública durante el ministerio de
convencional en un plazo estipulado; 2º la
Iglesias, cosa que no se había podido conse-
costumbre no combatida hasta entonces de
guir antes, en un largo periodo de tiempo. El
que los jefes militares de la Federación en los
excesivo trabajo a que el Ministro de Ha-
Estados o las autoridades locales dispusie-
cienda tuvo que entregarse para normalizar
sen, por medio de órdenes emanadas de ellos
el ramo, alteró su salud notablemente y le
mismos, de una gran parte de los fondos fe-
obligó a renunciar su puesto. Separóse, pues,
derales recaudados en la localidad de su resi-
de él a fines de 1867. En Febrero de 1868 en-
dencia. Para evitar los males inherentes a la
tró en el Congreso, del que era diputado
primera de estas dos perniciosas costum-
propietario desde el año anterior, y poco
bres, el Gobierno no tuvo que hacer otra cosa que tomar la firme resolución de no pedir anticipo alguno a costa de los recursos que debían recaudarse en el porvenir. Para corregir el segundo vicio, dictó disposiciones muy terminantes, imponiendo penas muy severas a los empleados federales de Hacienda en los Estados, en el caso de suministrar a los jefes militares o a las autoridades locales cantidad alguna de los fondos de que eran depositarios, sin orden expresa del Gobierno federal. Estas medidas obedecían al plan financiero adoptado por el Gobierno, a moción del Ministro del ramo, y que se reducía a cuatro puntos principales: 1º establecer en los gastos de la Administración
546
después fue electo Magistrado de la Suprema Corte de Justicia. Facultándole la Constitución para optar entre uno y otro cargo, ambos de elección popular, se decidió por el de diputado. En Noviembre de 1868 volvió al Ministerio, encargándose entonces de la Secretaría de Hacienda. Pocos meses después so separó de ésta y tomó posesión de la cíe Justicia e Instrucción Pública, más de acuerdo con sus inclinaciones y sus estudios. Tocóle en Septiembre de 1870 refrendar el decreto relativo a la promulgación del Código Civil, formado por una comisión de notables jurisconsultos y que venía a satisfacer una necesidad que se hacía sentir desde mu-
todas las economías compatibles con el
cho tiempo atrás. A principios de 1871 co-
buen servicio público; 2º no reducir, por ac-
menzaron a prepararse por la prensa los tra-
tos propios del Gobierno, los ingresos que
bajos para la elección de Presidente de la
debiera tener el Erario, así ordinarios como
República, que debía verificarse en Junio y
extraordinarios; 3° oponerse a que esos mis-
Julio del mismo año. Tres candidatos apa
mos ingresos sufrieran desfalcos por actos
recieron en la liza: D. Benito Juárez, D. Se-
de autoridades locales o de jefes militares; 4º
bastián Lerdo de Tejada y D. Porfirio Díaz.
proceder y hacer que se procediera con pure-
Como con los dos primeros unía al Lic. Igle-
za en la recaudación y distribución de los
sias una amistad igualmente íntima, no po-
fondos, públicos. Altamente satisfactorio
día declararse en favor de ninguno de ellos
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
en la próxima lucha electoral sin que el otro
ción que del sufragio público iban a hacer
se resintiera probablemente, porque el Sr.
los agentes oficiales para reelegir al Presiden-
Iglesias tendría que ser su opositor natural.
te Lerdo, D. José M. Iglesias, en su calidad de
Con objeto de evitarse este conflicto renun-
Vicepresidente de la República como Presi-
ció su puesto en el Gabinete, para guardar
dente de la Suprema Corte de Justicia, se
en la vida privada una neutralidad comple-
dispuso a protestar contra la falsa reelección
ta. Admitida con alguna dificultad su re-
presidencial, que él consideraba como un
nuncia, se separó del Gobierno de Juárez
golpe de Estado. Sabiendo que podía contar
definitivamente, después de haber sido su
con el Estado de Guanajuato, se trasladó a
colaborador en varias Secretarías de Estado
su territorio antes de que se expidiese el de-
durante siete años casi no interrumpidos.
creto reeleccionista, y, oculto en Salamanca,
Separado del Ministerio, volvió a su antiguo
expidió la protesta concebida, declarando
empleo de Administrador de Rentas del Distrito Federal, del que no volvió a separarse sino hasta Mayo de 1873, en que fue electo Presidente de la Suprema Corte de Justicia. El Lic. Iglesias desplegó mucha energía y mostró inquebrantable rectitud en el desempeño de sus nuevas y delicadas funciones; pero esa energía y esa rectitud disgustaron al personal del Poder Ejecutivo, el que hostilizó tanto a la Corte tratando de eludir, por medio de la chicana, las resoluciones de aquélla, que el Lic. Iglesias renunció el cargo en el que se hacía sufrir desconcepto a su persona. Pero dicha renuncia no le fue admitida, y el Sr. Iglesias no insistió, porque con su separación del Gobierno por medio de un
atentatoria la declaración del Congreso, e ilegal, por consiguiente, la continuación del Lic. Lerdo de Tejada al frente del Poder Ejecutivo de la nación. Asumiendo el Sr. Iglesias en su persona el carácter de Presidente interino de la República, por ministerio de la ley, hizo conocer luego el programa que se proponía seguir si su gobierno llegaba a cimentarse. El partido que se formó en torno del Lic. Iglesias se llamó de “La legalidad”, y luchó por algún tiempo, pero fue vencido por el partido revolucionario que acaudillaba el Gral. Porfirio Díaz, y una vez desmoralizado y disuelto el primero, D. José M. Iglesias, imposibilitado de continuar la lucha,
rompimiento habría dado pábulo a la revo-
tuvo que dejar el campo a la revolución
lución armada que se iniciaba en esos días
triunfante y salir del país, refugiándose en
en el país, y a la que sólo le faltaba una ban-
los Estados Unidos, donde permaneció algu-
dera para tomar cuerpo. D. José M. Iglesias
nos meses, y señalando con esa retirada que
tenía motivos para evitar que un acto suyo
las circunstancias le imponían su separación
sirviera de pretexto para que se propagara la
definitiva de la vida pública.
revuelta, y por lo mismo continuó en su
Hagamos, ahora, algunas consideracio-
puesto. Se llegó en esta situación el año de
nes sacadas de los hechos, para mejor apre-
1876; y siendo visible. por decirlo así, a los
ciar la personalidad moral del hombre polí-
altos funcionarios del gobierno la suplanta-
tico cuya hemos bosquejado. lic . josé maría iglesias
547
III
como ellos, que así llevaron su honradez has-
d. josé m. iglesias como funcionario liberal
ta la escrupulosidad más extremada, habrían
y como hombre político
parecido un anacronismo viviente a los polí-
La lectura concienzuda de obras serias era
ticos de épocas posteriores, que por medio de
una tarea a la que el Sr. Lic. Iglesias dedicaba
negocios lícitos hasta cierto punto o manifies-
diariamente el tiempo que le dejaban dispo-
tamente ilícitos, han parecido tener por punto
nible sus ocupaciones oficiales.
objetivo de su conducta el enriquecerse.
Para dar una idea de su afición al estu-
Al entrar el Sr. Iglesias a desempeñar
dio, baste decir que a los 50 años de edad
cualquier empleo llevaba ya el propósito de
emprendió el aprendizaje del idioma ale-
renunciarlo inmediatamente si motivos
mán, y llegó a traducirlo bastante bien. Esta afición nunca amortiguada, unida a su inteligencia y talento naturales, cuidadosamente cultivados, le daba una atingencia particular para el desempeño de cuantos negocios públicos se pusieron en sus manos; y su idoneidad fue tan evidente y reconocida, que todos los gobiernos liberales utilizaron, por su propia voluntad y sin recibir insinuaciones directas ni indirectas de parte del Sr. Iglesias, los servicios que de él tuvieron a bien demandar. Su honradez como funcionario no fue menos incontestable que su aptitud. En 1861, cuando D. Guillermo Prieto fue Ministro de Hacienda y él Oficial Mayor del
548
de delicadeza le aconsejaban hacerlo. No tomaba a los empleos el apego que muestran los espíritus vulgares a los puestos u honores públicos, especialmente cuando no los merecen. No es extraño, por lo mismo, que conservara siempre una perfecta independencia en el ejercicio de sus funciones. Y no sólo mostraba este raro desprendimiento con los empleos de poca importancia, sino también con los altos cargos que desempeñó muy a menudo, como lo prueba el hecho de que renunciara como renunció ocho ocasiones el puesto de ministro, algunas veces con verdadera insistencia. Siendo, pues, una regla fija para él el no
mismo Ministerio, los asuntos más impor-
solicitar jamás empleos ni cargos públicos
tantes que uno y otro tuvieron que despa-
de ninguna especie, imponíase, como con-
char en cumplimiento de sus obligaciones,
secuencia lógica de su conducta, el deber in-
fueron los relativos a los bienes nacionali-
quebrantable de no obrar dentro de la esfera
zados del clero. Ambos funcionarios se ha-
de las funciones que le competían sino obe-
brían enriquecido entonces si hubieran sido
deciendo a las inspiraciones de su conciencia
menos probos, como lo hicieron no pocos
En todos los puestos en que el Sr. Igle-
hombres valiéndose de su posición o de su
sias prestó al país el contingente de su inte-
influencia; pero Prieto e Iglesias prefirieron
ligencia y de sus aptitudes, fue visible para
hacer lo contrario, y tuvieron la satisfacción
sus contemporáneos la integridad que le sir-
de bajar de sus puestos con la conciencia
vió de norma. Pero esa integridad, secunda-
limpia, después de haber pasado por sus
da por una excepcional energía, manifestóse
manos muchos millones de pesos. Hombres
más patentemente cuando el sufragio públi-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
co le invistió de la Presidencia de la Suprema Corte de Justicia, en 1873.
Muchos hombres han derramado su sangre por sostenerla causa liberal como doc-
En ese alto puesto trató de sostener
trina; pocos han consagrado sus esfuerzos a
a todo trance la respetabilidad del cuerpo
conseguir que esa doctrina no se adultere en
que presidía y su independencia respecto
la aplicación práctica de ella. Se ha luchado
del Ejecutivo federal. Para llegar a este fin,
en el campo liberal con valor, con heroísmo
procuró hacer efectivas, por medio de los
cuando se trataba de hacer triunfar ese cre-
juicios de amparo, las garantías individua-
do político; pero una vez alcanzada la vic-
les otorgadas por la Constitución. A fuerza
toria, casi nadie se ha vuelto a ocupar de
de enérgica constancia, y mediante la ayu-
conservar ilesos los principies conquistados,
da de magistrados dignos, logró realizar en
y éstos han degenerado lastimosamente en
parte sus propósitos. Uno de los actos que
su aplicación al gobierno del país. Esta tris-
pusieron de manifiesto la entereza y recti-
te defección era la que D. José M. Iglesias
tud con que procedía la Suprema Corte de
se proponía conjurar; y nadie dejará de re-
Justicia en este tiempo, fue el amparo con-
conocer que semejante tarea era no menos
cedido por aquel tribunal a varios propieta-
noble y elevada que la que se impusieron
rios del Estado de Morelos, contra actos del
aquellos que marcharon a defender las ideas
Gobernador Leyva, que había sido reelecto a
liberales en el campo de batalla. Porque ¿qué
pesar de prohibirlo expresamente la Cons-
vale el triunfo de un elevado principio po-
titución local. Llamóse a ese trascendental
lítico en el terreno de la lucha material, si
incidente “El Asunto de Morelos”, y ocupó
en vez de hacerlo fecundo en beneficio de la
la atención pública de un modo extraordi-
nación en que se ha verificado la contienda
nario. Las resoluciones de la Corte en éste
se le aniquila lentamente a fuerza de adul-
y otros casos encontraron viva oposición
teraciones? Tal proceder hace estériles las
de parte del Ejecutivo federal; y ya que no
luchas más nobles y más humanitarias. La
era posible desvirtuar la fuerza obligatoria
conducta del Sr. Iglesias al frente de la Su-
de aquéllas, se las eludía por medio de la
prema Corte de Justicia tendía a prevenir
chicana y la sutileza, dando ocasión a una
este mal gravísimo, este malogro de nues-
verdadera lucha entre el primer tribunal de
tras gloriosas luchas contra la dictadura y
la nación y el Poder Ejecutivo federal, para
la reacción. Bajo este aspecto considerado,
sostener aquél su dignidad y no desvirtuar
D. José M. Iglesias tiene como liberal una
su misión.
fisonomía propia, que desgraciadamente no
De manera que D. José M. Iglesias, que era quien sostenía a la Corte en aquella acti-
es muy común en los tiempos de paz que siguen a las guerras de principios.
tud, prestó al partido genuinamente liberal
La actitud del liberal de quien hablamos,
un servicio que pocos hombres han podido
en los asuntos interiores de la Suprema Cor-
o querido prestarle: el de mantener inaltera-
te de Justicia, fue como el preludio de la que
ble la pureza de los principios.
se creyó obligado a tomar poco después en lic . josé maría iglesias
549
favor de la legalidad, escarnecida en su con-
diaba algún motivo de delicadeza, que para
cepto, por el Presidente Lerdo de Tejada que
cualquiera otro hombre habría sido de poca
había simulado una reelección en su favor.
consideración, no se avienen de ningún
Ya hemos dicho que el partido que se
modo con esos tintes de ambicioso vulgar
formó en torno de Iglesias fue vencido por
con que le han querido presentar sus enemi-
el de la revolución de Tuxtepec.
gos. La historia decidirá en última instancia
En cuanto a las apreciaciones que de
sobre esta cuestión trascendental.
la conducta de dicho funcionario se hicie-
A pesar de los ataques de sus adversa-
ron en esa ocasión, fueron contradictorias.
rios políticos, la rectitud, honradez y méri-
Una parte de la opinión aprobó la actitud
to de D. José M. Iglesias se imponían de tal
del Presidente de la Suprema Corte, y otra
modo a sus propios enemigos, que en 1877,
la censuró con violencia. A este propósito,
cuando aquél volvió de los Estados Unidos,
el mismo D. José M. Iglesias dejó dicho: que
donde se había refugiado después del fraca-
si el Congreso de la Unión hubiere estado en
so de la campaña en favor de la legalidad, los
su derecho para declarar reelecta al Presiden-
hombres de la situación, de quienes Iglesias
te Lerdo, y si los actos de éste para realizar
había sido enemigo natural, no sólo no le
su reelección hubiesen dejado intactos sus
molestaron de ningún modo, sino que aún
antiguos títulos de legitimidad, indudable-
le ofrecieron, pasado algún tiempo, empleos
mente habría sido él, el Sr. Iglesias, un sim-
de importancia y muy honoríficos algunos,
ple revolucionario que venía a reanudar la
que él rehusó siempre por decoro, a pesar
nefanda serie de nuestros pronunciamien-
de las instancias que se le hicieron para que
tos; pero habiendo sido palpable, por el con-
aceptase alguno de ellos. Retirado obstina-
trario, que Congreso y Presidente se habían
damente a la vida privada, y a la redacción
confabulado para dar un golpe de muerte
de algunos estudios históricos, para no te-
a las instituciones, el procurar conservar-
ner enteramente ociosa su pluma. Rodeado
las incólumes oponiéndose al atentado, era
así de los seres que constituían el objeto de
mostrarse no un revoltoso vulgar sino el
su ternura y entregado a sus ocupaciones
defensor de la vulnerada Constitución. “Y
favoritas, esperó tranquilamente su muerte,
tal fue mi único propósito —agrega el Sr.
que acaeció el día 17 de Diciembre de 1891,
Iglesias;— tal el móvil único de mi conduc-
causando verdadero pesar a los liberales de
ta”. No nos toca a nosotros afirmar ni negar
buena fe y a los muchos apreciadores de las
en este asunto, cuyo origen perdióse en el
virtudes cívicas que adornaron al distingui-
fondo del fuero interno de su protagonista.
do hombre público.
Diremos solo, que los antecedentes del Sr. Iglesias, su estoicismo para separarse de los puestos públicos más elevados cuando me-
México, Junio de 1893. Antonio Albarrán
Pedro J. MÈndez 1836-1866
Portentosa
de la gran naturaleza
les, que se apartan suavemente y dan a la
americana: los Andes. Enorme cordillera de
República la forma dominante de un ángulo
montañas, fértiles altiplanicies, profundos
quebrado, cuyos lados están constituidos
barrancales y nevados picos, dilátanse al
por uno y otro litoral.
expresión
través del Nuevo Mundo eslabonando pue-
Numerosas derivaciones arrancan de
blos, comarcas y naciones, como el inmenso
ambos ramalea que llevan por esta circuns-
tronco secular del Continente, cuyas últi-
tancia el nombre común de Sierra Madre.
mas vértebras de granito van a perderse en-
La historia no las bautiza todavía, pero no
tre las ondas solitarias del Océano austral.
encontrará nada más adecuado para desig-
La cordillera discurriendo desde su re-
narlas. En su criterio, así como en el criterio
moto origen, en serie no interrumpida de
geográfico, esas montañas sublimes, esas
innumerables accidentes, se estrecha más y
alturas inmortales, merecerán y con razón
más, hasta formar un itsmo que une a la del
el nombre de Sierra Madre… porque lo son,
Sur la América Central, de la que arranca a
de ilustres varones, mártires de la libertad,
su vez hacia el Noroeste y penetra a México
héroes y redentores de la Patria.
por Chiapas y Tehuantepec, donde se ensancha ya en plena región septentrional.
Ella ha influido también en la geografía política de nuestro país, caracterizando mu-
La Sierra presenta en este lugar todo el as-
chas de sus porciones territoriales.
pecto de una topografía trágica. Allí se ve el
La cadena que se abre con dirección al
conflicto, la precipitación hervorosa de las ma-
Este, hunde en aguas del Golfo su flanco
sas geológicas algo que da una idea de la evo-
oriental; forma así la faja de tierra que cons-
lución de los grandes caudales frente al escollo
tituye el rico Estado de Veracruz y se interna
que prepara la bifurcación de sus torrentes.
por Tamaulipas rumbo al Noroeste, desatán-
Este núcleo intrincadísimo marca con toda claridad el vértice de dos sendos rama-
dose en un fleco de serranías dispersas, que se proyectan en una misma dirección.
˜ 551 ˜
Aquí, al pie de la Sierra que atraviesa
predestinado para los fines de su educación,
aquella parte de la República, y como a cin-
a sufrir la vida del pupilaje bajo extraño te-
cuenta leguas de la costa, levántase el rústico
cho, movían el ánimo paternal a mayor ter-
poblado de una finca de campo, hoy (1893),
nura y consideración, que él sabía conver-
propiedad de un procer político, opulento
tir en prerrogativa propicia a su insaciable
por lo mismo, ya que de esta condición es la
y natural actividad. Rendido por la fatiga,
fortuna inseparable atributo, desde que sólo
habíase dejado caer en una silla, deslizan-
por rara especie y fenómeno excepcional en
do insensiblemente el tronco hasta perder
nuestro país se llega a dar el caso de ver jun-
la vertical; caídas las manos, todo en posi-
tos la pobreza y el poder.
ción de un cuerpo que el cansancio afloja y
Corren los años de 1845. Los trabajos
se acomoda hasta donde es compatible con
del campo han terminado ya. Cae la noche
el bienestar, la proporción mezquina de un
desvaneciendo los trémulos fulgores del oca-
mal asiento.
so y es el modesto caserío de la aldea grupo
—Las once, Pedrito ¿por qué no te
inmóvil de sombras sumergidas en la cre-
acuestas hijo mío? dice la madre, interrum-
ciente oscuridad. Una sombra más grande y
piendo la conversación.
más regular que las otras, indica el punto en
—Porque… porque no tengo sueño con-
que se encuentra la casa principal. En la pie-
testa el niño, incorporándose para bostezar
za que sirve de sala a esta habitación rural
mejor.
acostumbran, en íntima, tertulia, reunirse
La excusa era inaceptable a todas luces.
por la noche el propietario a la sazón, su es-
Pedro no decía la causa que le obligaba a per-
posa y cuatro niños; Pedro, Gabriel, Vicenta
manecer allí. Pero Vicenta a quien nada le
y Agapita.
iba en ser discreta, antes bien parecía com-
Excepción de las costumbres patriarca-
placerse en los efectos de la divulgación,
las del campo, aquella vez se ha prolongado
rompe vivamente el silencio diciendo: No lo
la velada, evocando asuntos e impresiones
creas mamá; tiene sueño, pero no va a acos-
que son como el resumen familiar con que
tarse porque tiene miedo.
suele cerrar el día la intimidad conyugal. Los niños prestan a la conversación de
otro día que ustedes no estaban aquí para
sus mayores esa atención heroica y tenaz
acompañarlo, mejor se quedó en el patio en
que muchos toman como signo de precoci-
vez de ir a su cama a dormir.
dad, pero que sólo es obra del interés que
—¡A ver mamá, quién acompaña al
en ellos despierta la forma enigmática de un
miedoso, porque si no hay quien lo acompa-
discurso que no pueden penetrar. La curiosi-
ñe no se va a acostar!
dad y la inconstancia nunca pierden su imperio en el espíritu de la niñez.
552
—Ya viste, observa Gabriel, cómo el
Y con esa tenacidad insoportable y cruel en que se goza el espíritu infantil mortifi-
No así Pedro, el mayor, hacia quien la
cando a los demás, aquella triple alianza dio
primogenitura y la circunstancia de estar
a nuestro Pedro buena carga de bromas e iro-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
nías, capaces de dar mal fin con la bondad
1844 a 1845. Volvió a C. Victoria en cuyo
de un santo.
punto concluyó su instrucción elemental,
—Vamos hijito, vamos a dormir, dijo la
siendo allí pupilo de D. Néstor Acuña. De
madre compadecida al fin, llevando al niño,
Victoria, pasó a Linares, en el vecino Estado
contra quien fueron disparando sus herma-
Nuevo León, cursando en un colegio par-
nos esta sarcástica expresión:
ticular de que era director el presbítero D.
—¡Miedoso!
Rafael Margain, las asignaturas siguientes:
—¡Miedoso!
Matemáticas, Idiomas, Filosofía e Historia
—¡Miedoso!
General, que fue materia de su especial predilección. –––––
Un acontecimiento lamentable, interrum-
Y bien, este miedoso a quien nadie hacía dor-
pe el curso de estos sucesos, y Méndez deja
mir en una pieza a oscuras; que prefería re-
el colegio obligado a ponerse al frente de su
nunciar al sueño a falta de una persona que
casa y de sus bienes, en mala hora abando-
le hiciese compañía; este miedoso que retro-
nados por la muerte de su padre.
cedía ante las sombras, y temblaba siendo
El buen orden con que desempeñaba sus
ya hombre en las tinieblas; que nunca se
nuevas ocupaciones, le permitían dedicar
atrevió a penetrar en una alcoba sin gente
buena parte de su tiempo, no sólo a ciertas
falto de ánimo para arrostrar la inofensiva
distracciones campestres, sino también a la
soledad de la noche; este miedoso en fin, es
lectura, ávido siembre de cultivar su inteli-
Pedro José Méndez, un valiente, un héroe,
gencia.
un indomable, un triunfador…
Compréndese sin embargo que esta parte de su educación no tuvo el desarrollo su-
***
ficiente, y que la irregularidad con que des-
Pedro José Méndez, nació el día 22 de No-
pués la cultivó, no pudo proporcionarle sino
viembre de 1836 en la Hacienda de San
ideas elementales e incompletas del orden
Agustín, jurisdicción de Hidalgo, Estado de
moral y material de la naturaleza.
Tamaulipas. Hijo de Don Pedro José Mén-
La vida de Méndez se desarrolla rápi-
dez y Doña Agapita Ortiz, hacendados y
damente. Precipitado por la fatalidad de los
naturales también de Tamaulipas. En 11 de
acontecimientos, tuvo que ser: jefe de casa
Diciembre del mismo año, recibió las aguas
a la edad en que otros pasan por las aulas,
del bautismo en la parroquia de la Villa de
beligerante y caudillo antes de ser adulto,
Hidalgo. Cumplidos los seis primeros año
y mártir vencedor a los veintinueve años.
de su edad, fue llevado a una escuela de C.
Su historia es un encadenamiento de cir-
Victoria, pero sus estudios principian de un
cunstancias precoces. Ya hemos visto, has-
modo formal bajo la dirección del profesor
ta dónde cultivó su educación intelectual.
Bilvarosky (polaco), que Don Pedro hizo
El aprendizaje de la vida práctica empieza
llevar a la misma hacienda por los años de
con la administración de sus bienes. Actipedro j . méndez
555
vo, concienzudo y hacendoso; tales fueron
vida, no le abre surcos para que germine. No
los rasgos dominantes de su carácter. Como
hay allí nada capaz de alterar la inquebran-
hombre de negocios, las circunstancias le
table sucesión de las costumbres. La vida se
fueron más propicias a la perfección. Pero
desarrolla en fórmulas normales y constan-
donde parece haber logrado un éxito com-
tes. El individuo crece y se forma el carácter.
pleto, es sin duda en la educación que lla-
El conjunto de cualidades que se organizan
maremos corporal. El caballo, la caza y la
bajo esta influencia, están representadas en
pesca; tres distracciones favoritas. Trabajo y
ese tipo excelente que se denomina ranchero,
ejercicio; la inevitable pureza del campo y la
protagonista obligado de los pasajes esca-
montaña, donde el hombre conserva ínte-
brosos y trágicos de la historia nacional.
gro el tesoro de sus energías, libre de todos
556
esos estímulos insanos de la vida civil, que
***
imponen a la sociedad un tributo de aten-
He aquí los elementos constitutivos de la
ciones y actividades defraudadas a la pros-
personalidad, objeto de esta obra. Los he-
peridad y a la salud.
mos presentado como una garantía de inve-
La inexorable disciplina de las costum-
rosimilitud del personaje. Esta biografía es
bres donde todo es armonía. Amanece, y la
la descripción de un fulgor. Hasta aquí no
naturaleza es una inmensa vibración; un
hemos hecho más que reunir los materiales
fluido, alma del día, penetra en todos los se-
del episodio. La vida histórica de Méndez no
res y su inefable obra es la resurrección del
es otra cosa. Es un pasaje intenso; su muer-
mundo muerto en el reposo.
te, una explosión gloriosa…
Luz y calor, inagotable renovador del
La evolución biográfica presenta un nue-
movimiento. La fuerza irradia, lleva su con-
vo aspecto. Un acontecimiento memorable,
tingente a la conservación individual y lo
inaugura la serie de sucesos, generadores de
que de ella excede, engendra la necesidad,
la figura política y militar de Méndez.
la aptitud a la reproducción; el trabajo es
Comonfort perjuró, dando el golpe de
una de sus formas. La diligencia humana es
Estado. El conflicto fue general, y las dos
un reflejo de sol. La reparación es imperio-
tendencias que se habían disputado la direc-
sa. Comer siempre a la misma hora, es un
ción de la marcha social, quedaron profun-
fenómeno constante. Luego viene la tarde,
damente divididas en otros tantos grupos,
la postración, la noche. Fuera del hogar, no
bajo la denominación de constitucionalis-
hay aspiración más vehemente; la hora del
tas y conservadores. Méndez, abrazó con
reposo está decretada por la sombra, la sole-
entusiasmo el partido de la rehabilitación
dad y la fatiga. Se cumple con esta necesi-
constitucional; fue su profesión de fe polí-
dad invariablemente. El hombre es esclavo
tica. Un patricio eminente convocaba a la
de una conducta ejemplar. Si tiene propen-
juventud de Tamaulipas para luchar contra
siones viciosas, allí se hacen inofensivas. El
la reacción. Méndez, abandonó el hogar, y
mal es una semilla, pero la sencillez de la
afiliado a las órdenes de Don Juan José de la
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Garza, marchó sobre Tampico, donde inició su carrera militar.
En 26 de Febrero de 1864, contrajo matrimonio en C. Victoria con María de Jesús
La noticia de esta hazaña alarmó a la
Moncayo, sobrina suya en tercer grado. A
madre de Méndez, quien le hizo volver a
los tres días de casado, partió a la Villa de
la vida tranquila de los negocios y del campo.
Hidalgo, con el objeto de entregar las es-
No debe ser extraño al objeto de apar-
crituras de un rancho que vendió. Supo en
tarlo del teatro de los sucesos politicos, el
este lugar por conducto del Coronel D. Ju-
viaje que emprendió en 1860 a los Estados
lián Cerda, que en la casa de este último
Unidos, donde permaneció, por espacio de
te había hospedado un correo que el Co-
un año, visitando las principales ciudades
mandante de la plaza de Victoria, General
del país. A su regreso, tocó en La Habana, y
Guadalupe García, mandaba expresamente
en 1861, se encontraba otra vez al lado de su
al Gobernador de Nuevo León, General Vi-
familia, y al frente de sus negocios.
daurri. Por una intuición feliz, sospechan
Poco tiempo después, estalló un movi-
que en aquel mensaje era posible descubrir
miento local, conocido con el nombre de Rojos
algún propósito comprometedor para la
y Crinolinos. Méndez fue de los segundos. Pero
causa liberal, y al efecto resolvieron apode-
en esta época invaden los franceses el territo-
rarse de los documentos dirigidos a Mon-
rio nacional. Los hijos de Tamaulipas, pres-
terrey. Méndez aprisiona al Correo, intimán-
cinden entonces de sus diferencias; y unidos
dole a que entregan las comunicaciones
bajo un mismo pensamiento se disponen a la
de que era portador. Una vez en posesión
defensa de la patria. A fines de 1862 desembar-
de ellas, impusiéronse de que en efecto,
can los invasores en Tampico; Méndez corre a
por una combinación criminal, trataban
ponerse bajo las órdenes de Garza y Macedo-
Vidaurri y García de unirse a los traidores
nio Capistrán, con fuerzas reclutadas por él en
entregando at Imperio las plazas encomen-
el pueblo de Hidalgo. Marchan sobre el puer-
dadas a su fidelidad. Sin pérdida de tiempo
to, arrojando al francés después de tres ata-
emprenden viaje para C. Victoria, a cuya
ques vigorosos. En el último, Méndez quitó
población llegan al oscurecer del Domingo
al enemigo, un vapor, El Blanco, bien cargado
6 de Marzo de 1864. Combinan un golpe
de provisiones y elementos de guerra. Después
audaz, de acuerdo con algunos amigos de
de esta acción el vencedor vuelve a su casa en
la mayor confianza. Cerda acompañado
1863, con un despacho de Teniente Coronel,
de cuatro hombres se dirige a la casa de
y.... dos gallos ingleses de que le hicieron gra-
García para apoderarse de él y Méndez al
cia, en vista del profundo interés que mostró
cuartel para asaltar la guardia. La refriega
por dichos animales, descubiertos entre los
fue corta, y la rendición inmediata. García
que traía el buque de que el se apoderó.1
no fue sorprendido en su habitación, pero alarmarlo por las descargas, salió del gari-
Méndez tenia gran afición por los animales. Al verlos,
1
dijo con verdadero interés: “Con tal de que me cedan estos gallos, me considero justamente retribuido en esta acción”.
to en que se hallaba, y emprendió la fuga abandonando la ciudad. pedro j . méndez
557
Después de prestar este servicio a la li-
a Matamoros, a cuyo puerto se acogía sin
bertad, depone Méndez la parte que le corres-
resistencia, no obstante disponer de una
pondía en el mando militar de la plaza, para
fuerza que Méndez juzgó suficiente para
encargarse de un pequeño giro comercial es-
hostilizar con éxito al invasor.
tablecido por ese tiempo en la misma pobla-
Todo estaba perdido. La República se re-
ción; pero Juárez, a cuyo conocimiento llegó
fugiaba en lo inaccesible. Antes de abando-
la fama de esta acción audaz, le estrecha a
nar la Cuesta, recibió de Cortina un correo
recibir el mando de las fuerzas de Tamauli-
en que le fijaba como punto de reunión el
pas y Linares. El pueblo aplaude este nom-
pueblo de San Fernando. Méndez se dirigió
bramiento, y las tropas lo aclaman como
a sus soldados: “Compañeros —les dijo—
jefe. A la cabeza de ellas, e incorporado a las
no sigo al General Cortina, porque no tengo
que llevaban Juárez y Negrete, marchó sobre
confianza en su lealtad. Él francés lo ha in-
Monterrey, cuya plaza fue batida y tomada
vadido todo y al parecer, no hay esperanza
al fin. En premio de estos nuevos servicios,
para nuestra causa. Yo me retiro a la Sierra
el Gobierno le expidió su despacho de Coro-
a trabajar, a reunir elementos para seguir la
nel. Autorizado para retirarse, hizo entrega
guerra, porque no he perdido la fe. Habien-
de las tropas en C. Victoria al Comandan-
do unión entre nosotros, hemos de triunfar.
te de esta plaza, Don Julián Cerda, el 18 de
El que tenga voluntad de acompañarme,
Abril de 1864, volviendo él a encargarse de
que dé un paso al frente”.
aquellos intereses tantas veces abandonados, como lo hemos visto ya.
558
A esta invitación, aquellos hombres, dieron un paso al mismo tiempo, protestando
La tranquilidad fue corta; en los prime-
acompañarle hasta la muerte. Este cuerpo
ros días del mes de Julio, vuelve a cundir
llevó desde entonces el nombre de “Cuerpo
el temor y el sobresalto. El General Mejía,
de fieles”.
con fuerzas imperialistas, marchaba sobre
Bajó a Hidalgo, y de allí pasó al “Enchila-
Victoria por el camino de San Luis. Mén-
do”. rancho en que se encontraba su familia.
dez lo sabe y alístase como otras veces, co-
Madre y esposa se refugiaron a indicaciones
municando su resolución al General Corti-
suyas en una hacienda de Don Jacobo Mar-
na, jefe a la sazón de todas las fuerzas del
tínez, pariente de una de las autoridades
Estado. Tócale en esta campaña, obstruir
puestas en C. Victoria por el caudillo impe-
la marcha del invasor por el rumbo de Ma-
rialista. Méndez se remontó a la montaña.
tehuala, en una posición llamada “Cuesta
Pocos días después, de vuelta el Sr. Mar-
de la Ventana”, y él y cuarenta valientes de
tínez de un viaje a Victoria, tuvo una entre-
Hidalgo, fueron suficientes, para detener
vista con Doña Agapita.
al enemigo. Pero con gran sorpresa supo
—Señora —le dijo: —la causa liberal
que éste había penetrado a Victoria por el
está perdida; el Imperio es dueño ya de todo
camino de Tula, coincidiendo este movi-
el territorio. Oponerse a él es una insensa-
miento con la retirada de Cortina, rumbo
tez. El General Mejía, me ha comisionado
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
para que por conducto de usted haga llegar,
—Son ustedes unos cobardes, sin patrio-
este pliego a manos de su hijo. Es un indul-
tismo, que en lugar de ayudarnos, sólo sirven
to; si depone las armas, será considerado,
para desanimar nuestros esfuerzos. Si nadie
asegurándole toda clase de garantías para él,
quiere acompañarme, quedaré sólo, para ba-
para su familia y para sus intereses. Usted
tir al enemigo —fue la respuesta de Méndez.
como madre, debe aconsejarla que prescinda
Du-Pin recibió por el mismo conducto la
de su empresa temeraria. —Señor —contestó Doña Agapita— yo como madre no le escribiré ni una sola letra.
contestación de Méndez, pero al desgarrar la cubierta sólo encontró el indulto hecho pedazos.
Mi hijo es hombre, sabe lo que hace y lo que
—Yo sé como ha de rendirse: —pro-
debe hacer, es libre y puede obrar como me-
rrumpió con ira el coronel francés— dando
jor le parezca, sin necesidad de que nadie le
órdenes de caer sobre los ranchos de Mén-
aconseje.2
dez, poniendo a precio su cabeza así como la
Limitóse a mandar el indulto con un sir-
captura de la madre y esposa del jefe liberal.
viente de toda su confianza y a comunicar
Guando los franceses llegaron a Santa
a su hijo que desde aquel día, para evitarse
María no encontraron más que a un capo-
la mortificación de no haber accedido a los
ral, que después logró escapar, y un sirviente
consejos de los dueños de la casa, volvía a
a quien Du-Pin amenazó con la muerte para
uno de sus ranchos, lo que verificó al mis-
que descubriese el rumbo que había tómalo
mo tiempo que Méndez, enterado de las
la familia y el sitio en que Méndez se encon-
promesas de Mejía, devolvía el indulto con
traba. “Señor —contestó este valiente— yo
esta lacónica contestación: “No necesito de
nada sé y a nada puedo contestar” —Du-Pin
indultos”. Mejía salió por esta época para
ordenó que le diesen tormento, pero con un
Monterey, dejando en Victoria al Coronel
valor tan grande como superior a las terri-
Du-Pin, jefe de la fuerza francesa. Las auto-
bles pruebas del suplicio, “señor —volvió
ridades de Hidalgo recibieron otro indulto
a decir —mátenme de una vez porque yo
con orden de hacerlo llegar a su destino por
nada sé y a nada puedo contestar”.
conducto de la esposa de Méndez, a quien
—Poco conseguiremos con matar a este
Doña Agapita había mandado a un punto
infeliz, observó oportunamente uno de los
llamado “El Desengaño”, con otras familias
oficiales. El sirviente fue puesto en libertad.
allí refugiadas, con el objeto de evitarse com-
Momentos después pasó frente a las tropas
promisos contrarios a sus ideas liberales.
arreando sus bueyes, con admirable sereni-
Un amigo íntimo de Méndez se encargó de la difícil comisión. —¿Qué me traes aquí? —Un indulto de Du-Pin.
dad. Entonces se dirigió a él uno de los jefes, el que bahía intercedido en su favor, mostrándole un puñado de onzas de oro: —Estas y otras más te prometo regalar, si me dices, a mí solamente, donde están tus
Palabras textuales.
2
amos. pedro j . méndez
559
—Señor —contestó, siempre con la misma firmeza, —cuando salieron del rancho yo trabajaba en mi labor; no sé dónde están ni qué rumbo tomaron al partir.
560
ta de las bayonetas, como juraban hacerlo, si caíamos en su poder!” Entretanto Méndez, genio de la tenacidad, estaba en todas partes para hostilizar al
Este episodio heroico, este pasaje exce-
invasor. Sin gente, sin parque ni elementos,
lente de nobleza y de fidelidad, perdido en-
hacía una guerra de sorpresas. Movido por
tre las sombras, como otros muchos, en los
el odio y la desesperación, su estrategia era
anales de la redención patria, debe ocupar
el conjunto de todas las supremas providen-
su puesto en la admiración pública, con la
cias de la destrucción. Atacaba muchas veces
humilde grandeza del protagonista de la ha-
como un duende. El enemigo, no obstante
zaña, cuyo nombre me toca recoger de lo ig-
la superioridad numérica, desconfiaba hasta
norado. Este nombre es: Valentín Gallardo.
de la caída de una hoja, temerosa de ver salir
Las cruelísimas dificultades y acerbas
a Méndez de algún sitio imposible, ya que
privaciones que sufrieron, tanto la madre
para estos hombres, Méndez era suscepti-
como la esposa de Méndez en esta época,
ble de improvisarse como un rayo seco y en
parecen inverosímiles. Aquel éxodo sin es-
cualquier momento ser fatal. Cuántas veces
peranzas, aquella peregrinación trabajosí-
parecía que la naturaleza tomaba parte en la
sima de nómadas; aquellas marchas forza-
contienda. Marchando por el flanco de una
das; el sobresalto constante de la vida; la
montaña, se desprendía un peñasco, amena-
reproducción de aquellas penas legendarias
zando sepultar al extranjero. Allí, estaba la
de la Santa familia huyendo a Egipto por
misteriosa mano del guerrillero de Hidalgo,
el desierto; la desconfianza en el refugio,
disparando rocas, a falta de otro proyectil.
en que los animales más nocivos parecían
Otras veces, era una lluvia de tiros salidos de
más dignos de la paz y de la vida que los
un matorral. De repente cruza entre las filas
hombres; el duro hospedaje de la Sierra;
una bala, certera por lo común. El terreno se
aquel vivac a campo raso en los montes,
desgaja bajo sus plantas, brota el fuego de las
en las cuevas y hasta en las horadaciones
grietas y estalla una explosión mortal. Des-
de las minas; amaneciendo en un punto y
pués el rumor de un tropel; después… nada.
durmiendo en otro, entregados al rigor de
Se destacaba una columna ligera, redo-
un invierno cruel, con hambre, con sed, ca-
blando las jornadas en el silencio y oscuridad
lados por la lluvia y por el frío, sin poder
de la noche; todo con sigilo de fiera caza-
hacer lumbre, temerosos de que el humo
dora para caer sobre la presa. ¡Ahora sí!; la
denunciara el escondite. “¡Cuántas veces,
choza está a la vista; el fuego brilla dentro.
dice, la esposa de Méndez, cuántas veces,
Pero en el momento del golpe Méndez resul-
a media noche, me asaltaba el temor de
taba como por encanto en otro lugar Todo
verme devorada con mi hija por las fieras
este aparato se reducía a armar trampas en
atraídas con su llanto, o descubiertas por
una topera. Ese hombre tenía la prodigiosa
los terribles enemigos, y clavadas en la pun-
astucia de anticiparse a los designios de sus
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
perseguidores. Cuantas sorpresas se inten-
decían los de Linares, probaremos nuestro
taron contra él y su familia fueron inútiles,
patriotismo volviendo como buenos mexi-
y en vano se adivinaba su presencia porque
canos a la defensa de nuestra patria, abju-
así lo anunciaba algún estrago. Los cadáveres
rando de la causa que sólo hemos abrazado
caían destrozados por la mina; ¿en dónde es-
por un imperioso compromiso. A usted le
taba el enemigo....? Algunas veces se dejaba
toca aprovechar nuestro arrepentimiento,
descubrir como una cabalgata fugitiva, como
conciliando bajo los auspicios de su nombre
una visión inabordable, de seres que dejaban
los buenos servicios que hoy ofrecemos para
al pasar el eco resonante de su estrépito.
el triunfo de la libertad”. Con estas protes-
Du-Pin no hacía una guerra sino un ex-
tas recibió Méndez un expresivo obsequio
terminio. Niños, mujeres y viejos, todo era
de cerca de cinco mil cápsules. Entre los que
lo mismo, a todos los igualaba en el rasero
se ofrecían para este advenimiento, contá-
de su ferocidad. En un camino llamado del
banse numerosas personas que en garantía
Pretil encontró a un anciano: lloraba el in-
de sus promesas invocaban la amistad que
feliz; el venerable llanto corría por su rostro
habían llevado siempre con el guerrillero li-
de sesenta años; se dio la orden atroz y se
beral. Al efecto debía éste aproximarse a las
consumó un asesinato sacrílego.
inmediaciones de aquella población; simu-
Para el exterminador la montaña era una
lar allí una escaramuza, y esperar el momen-
guarida y Méndez la bestia bravía. Lo había
to decisivo. Méndez aceptó, más bien con la
sentenciado a la inhumana condición de
esperanza de explotar lo posible de aquella
lobo, y le perseguía como a tal. Tenía perros
aventura, sin confiar bastante en la lealtad
amaestrados para acosarle. Bajo la influencia
de quienes se la proponían.
de esta pena, Méndez llegó a ser lo que ellos
Rodeóse de precauciones y cuidados,
querían: una fiera, y se emprendió una lucha
entre los cuales no deben haber sido inex-
de ferocidades. Por una parte la ferocidad del
plicables por cierto los que para sí juzgó
que invade por codicia y mata por cálculo y
oportuno tomar, fingiendo una indisposi-
despoja por iniquidad. Por otra la ferocidad del
ción que le impedía aceptar los espléndidos
patriotismo, la santa demencia del derecho,
manjares y ricos vinos del banquete, con
la desesperación de la justicia hollada.
que los de Linares se empeñaban celebrar
Fue necesario prescindir por este cami-
“el venturoso objeto de aquella reunión”.
no de la esperanza de capturar a Méndez.
Fijóse a las orillas del río, en un paraje cer-
¡Cómo arrancarlo del baluarte inexpugnable
cano a la ciudad. Convínose que a una señal
de la Sierra...! En el mes de Enero de 1865 se
determinada, se movería con toda su fuer-
le presentó un comisionado, proponiéndole
za en dirección a la plaza, apoyando este
en nombre de las autoridades de Linares una
movimiento la guarnición. En el momento
conferencia, a fin de concertar los medios de
designado Méndez avanzó con gran recelo,
pasarse a él, para reorganizar los trabajos
aunque con aparente resolución. Fue brus-
de la guerra contra el Imperio. “De esta manera,
camente detenido. Si los hechos no se adepedro j . méndez
561
lantan, Méndez hubiese tenido el tiempo
como en el drama de Santa María, una víc-
necesario de penetrar a la ciudad. El desen-
tima de la libertad, que ilustra con un nue-
lace probable de esta imprudencia pudiera
vo pasaje el libro sangriento del heroísmo
haber sido el exterminio del “Cuerpo de
popular.
fieles”. Por otra parte cercado, encañonado, sin más perspectiva que la catástrofe.
562
Como en iguales circunstancias, dispuso Méndez que la familia abandonase el ran-
Méndez era capaz de forzar el triunfo en
cho, y recomendó a los sirvientes de la finca
la desesperación, con una de esas hazañas
que se ocultaran en los bosques. No fue po-
prodigiosas de la temeridad proverbial del
sible tomar con Doña Agapita otra provi-
esforzado guerrillero. Bajo la impresión de
dencia que la de permanecer en la hacienda,
estas reflexiones el enemigo tal vez precipi-
al cuidado de una criada, pues su enferme-
tó los hechos y malogró sus consecuencias.
dad así lo requería, de preferencia a un viaje
Antes de llegar Méndez a las últimas forti-
cuyas dificultades hubiesen tenido conse-
ficaciones estalló sobre él copiosísima des-
cuencias desastrosas. “No tengas cuidado,
carga, por ventanas, balcones y azoteas. El
quedo con la seguridad de que no me sucede
golpe se anticipó con desacierto digno de la
nada le decía a su hijo, que no se resigna-
infame proeza. El clarín cayó junto a Mén-
ba a dejarla en aquel lugar, amenazado por
dez atravesado por más de un proyectil. Él
todo género de peligros. Algo tranquilos por
mismo, herido en una pierna, apenas tuvo
la confianza con que Doña Agapita parecía
tiempo de ponerse a la defensa, peleando en
quedar, y exhortado por ella para ocultarse
retirada, y en el supremo trance de incen-
con la gente, fue conducido en una camilla,
diar algunas casas para proteger su marcha.
pues no le era posible montar a caballo, a
Desorientado el enemigo, Méndez pudo
un bosquecillo inmediato que se levantaba
ganar precipitadamente un rancho, en que
detrás de una labor”.
mandó hacer camillas para los heridos. Con-
En las primeras horas de la noche, lle-
cluida esta operación, partió para Villagrán,
gó a la hacienda un piquete de doscientos
donde se hicieron las primeras curaciones, y
imperialistas; rodearon silenciosamente la
el triste convoy se retiró a un punto llamado
casa de Méndez; tocaron a la puerta, y un
Peñuelas, al pie de la Sierra, convertido más
momento después, la habitación estaba lle-
bien en hospital que en campamento.
na de soldados. Doña Agapita desconcertó
Los imperialistas de Victoria, en com-
al oficial, contestando a sus preguntas con
binación con sus pérfidos colegas de Lina-
aplomo y habilidad. Fingió ignorarlo todo,
res, alistaron bajo las órdenes de Gayón y
y hasta encontró en su situación un exce-
Larrumbide, una fuerza que salió en pos
lente recurso para deslizar una protesta su-
de los fugitivos. Los hechos se reproducen
til contra el atropello. “Señor, —dijo— me
aquí como en la persecución de Méndez y
parece que para registrar esta casa le basta
los suyos por los franceses de Du-Pin. Para
a usted con uno o dos hombres; estoy muy
que nada falte al cuadro, aquí hay también
enferma y me hace mucho mal tanto rui-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
do”. El oficial, llamado Velázquez, movido
ció en Hidalgo, y era hijastro del Coronel
por esta observación, o tal vez por reveren-
Cerda. Indomable y bravo como un león, no
cia a la ancianidad y el sufrimiento, orde-
le pagó a la muerte su mísero tributo de terror,
nó que la tropa desalojara la habitación. Él
ni rindió al infortunio ese homenaje con que
solo continuó cateándolo, hasta el momen-
la debilidad procura granjearse sus indulgen-
to en que oyó de fuera varios tiros que le
cias. No hubo humillación capaz de doblegar-
obligaron a salir.
le. Superior a la pena, la aspereza brutal del
De un grupo informe de bultos que
enemigo solo fue parte a enardecer su brío.
se agitaban un tropel, partía un rumor de
Despojáronle de sus armas a fin de reducirlo,
brega confusa, choques sordos, y el acento
pero él no se dejó abrumar por la fuerza, ni
duro y enérgico de una voz que blasfema-
dejó de batallar un solo instante contra ella.
ba y maldecía sin descanso. El oficial se
Luchó con lo que le dejaron: la palabra. Hizo
aproximó violentamente. Diez o doce sol-
de la insolencia arma para afrentar y despre-
dados, todos en actitud amenazante, rodea-
ciar. Toda la saliva, toda la inmundicia del
ban a un hombre a quien hacían avanzar a
idioma, fueron arrojados por aquellos labios
culatazos...
trémulos de ira, a la faz de sus verdugos.
Era uno de los exploradores de Méndez.
—¿Es usted de los de Méndez? —le
Rendidos por el cansancio de tantas jorna-
preguntaron en los momentos de su apre-
das y noches sin reposo, el sueño les había
hensión.
sorprendido en una choza; allí mismo fueron descubiertos por la tropa y levantados
—¡Sí soy! —contestó con bizarría— y no traidores como ustedes.
a fuerza de golpes y exclamaciones feroces.
—¿Sabe usted dónde está?
Aventado Perales, así se llamaba el otro ex-
— ¡Sí, lo sé! pero no quiero decir nada.
plorador, por un choque brutal, se incorporó
—Si no confiesa lo vamos a matar.
violentamente, saltó un cercado, empren-
—¡Mátenme, cobardes, y matarán a un
diendo la fuga entre los árboles y una lluvia
hombre!
de balas de que por fortuna pudo escapar.
El jefe imperialista, mandó traerle a su
Enfurecida la tropa soldadesca, maltrató
presencia.—Va usted a revelarme —le dijo—
cruelmente al otro explotador y después de
en dónde está Méndez y su familia.
inútiles pesquisas, el piquete imperialista
—¿Yo…; cree usted que soy —le con-
desocupó la hacienda llevando al prisionero
testó el prisionero—un traidor, un mal
a la “Loma”, lugar en que se hallaba la fuerza
mexicano, que entregue a su jefe y venda a
de Gayón.
su patria como usted? Sé la suerte que me
Al día siguiente fue pasado por las armas el explorador, en presencia de otros cautivos compañeros de infortunio. Ahora, es necesario decir quién fue la víctima. Se llamaba Ambrosio Méndez, na-
espera, pero tendré la gloria de morir por mi patria. —¡¡Que lo fusilen!! —¿Cree usted que tengo miedo a la muerte? Eso, solo se queda para los traidores y vendidos. pedro j . méndez
563
Y fue al patíbulo, indignado y terrible. Su voz fulminaba. Una descarga mortal, sofocó en sus labios la última injuria…
564
biase inmediatamente de lugar el campamento si llegaba a desertarse. Pocos días después el español desapare-
En presencia de aquel cuerpo destroza-
ce. Gómez echa de ver la falta de este sujeto
do por el fuego, el asombro del enemigo —el
pero sin la índole activa y previsora de su
más expresivo de todo?— pronunció en al-
jefe, permanece en el mismo sitio, y cuando
gunas frases de involuntaria admiración el
parecía presentirlo menos, fue sorprendido
fúnebre elogio de aquel heroísmo ungido por
por las fuerzas de Gayón, dispersando a la
la sangre, y como Pirro contemplando el fie-
gente y apoderándose del equipaje, muni-
ro rostro de los soldados romanos muertos
ciones, caballos, etc., de los liberales. Con
en el campo de batalla, con voz inspirada y
los imperialistas venía el desertor. Méndez
conmovida, exclamó un oficial: —“Lástima
tenía razón: era un Iscariote.
de hombre, si de su temple son todos los
Este golpe que como hecho de armas,
demás, Méndez no caerá nunca en nuestro
apenas tiene significación, importaba sin
poder”. Este hombre era casi un niño; sólo
embargo un triunfo de los más trascen-
tenía diez y ocho años…
dentales para la estabilidad del Imperio.
Durante la expedición de Linares, ha-
Habíase realizado el laborioso propósito de
bíase agregada a Méndez un voluntario lla-
desarmar al tenaz enemigo de la sierra. Infa-
mado Abelardo Crespo, que parecía sim-
tigables husmeadores, los sabuesos imperia-
patizar ardientemente con la causa de la
listas se deshacían en pesquisas minuciosas
libertad. Este individuo le acompañó en su
e implacables para descubrir al fugitivo, y
fuga por las sierras, y participaba con apa-
el despecho de sus vanos esfuerzos se des-
rente abnegación de todas las penalidades
ahogaba en represalias contra las propieda-
de la campaña. No obstante las protestas
des de Méndez, arrasadas por el incendio y
que de continuo hacía, encareciendo su
el saqueo. De uno u otro modo triunfaba
lealtad y amor por el triunfo de la Repú-
la invasión. El exterminio cerraba el paso a
blica, Méndez, con esa penetración tan
toda esperanza: la gente dispersa, los recur-
común a los hombres del campo, alcanzó
sos exhaustos, sólo quedaba un jefe perdido
a descubrir el fondo pérfido y falaz del gra-
entre los montes. Él mismo dejó de ser luego
tuito advenedizo (era español), y cuando
un obstáculo, pues coronando el éxito más
para atender a su salud gravemente que-
completo, corrió un día con general conster-
brantada, llamó a su segundo el Coronel
nación la noticia de que el jefe republicano
Ascensión Gómez, puso bajo sus órdenes
había muerto a consecuencia de la herida
el “Cuerpo de fieles”, comunicándole estas
que recibió en Linares. Los hechos confir-
preciosas recomendaciones: que se interna-
maron inmediatamente el rumor. La voz
ra con la gente a las montañas, que llevara
de la libertad enmudeció en las montañas,
consigo al español, que lo tuviera siempre
volvió a reinar la calma, la familia, errante
bajo la más estricta vigilancia y que cam-
bajó a levantar un albergue sobre las ceni-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
zas de uno de los ranchos consumidos pero
todo lo que estorba sobre la superficie de los
el fuego, y el Imperio juzgó terminadas las
hechos. Pero allí están debajo; elaborando la
cruentas vicisitudes del triunfo y de la paci-
reacción. Echa tierra sobre las ideas, es minar
ficación...
el terreno que se pisa. Méndez bien muerto en la creencia social, era un germen oculto ***
en el subsuelo transformador de la lucha.
Ábrese aquí un paréntesis histórico. Des-
Aniquilado por la persecución, postrado
de que se disipó el último elemento hostil
por la herida, descendió sobre él la sombra
y activo de la guerra, la conquista entró en
abrumadora, refugiándose en un punto ig-
pacífica posesión de su dominio. Se hizo la
norado de la costa para curarse. Pero una vez
paz bajo la forma violenta y temible de la
repuesto, vuelve a la vida, fuerte, como un
Ley Marcial; una paz densa como el acero
espectro envuelto en sombras ungidas, rea-
de las bayonetas y el plomo de las balas que
nimando en el recinto de una ciudad el fue-
la habían impuesto. Así trascurrió la mayor
go sacro de una lucha que dos meses antes,
parte del mes de Febrero y casi todo el mes
al parecer, había extinguido en las montañas
de Marzo; pero a principios de Abril estalla
la persecución. El advenimiento del caudillo
nuevamente el conflicto con un suceso in-
produjo en las conciencias la emoción im-
esperado y repentino. La ciudad de Victoria
ponente de un presagio manifiesto. La sola
resulta sitiada, confinada dentro de un es-
influencia de su nombre despertó un entu-
trecho cerco de guerra. Había en este acon-
siasmo indescriptible. Podía decirse que el
tecimiento algo de leyenda. ¡Méndez estaba
enemigo estaba dentro de la plaza. El pueblo
allí! vivo y fuerte para el combate, como
se contagió del entusiasmo de arrojar a los
una sombra vengadora desprendida del
usurpadores y acudía a ofrecer sus servicios
misterio y de la tumba en que la concien-
al sitiador. Los jóvenes desaparecían del ho-
cia pública lo creía dormido para siempre.
gar y resultaban solicitando un puesto en-
El héroe estaba en pie, fielmente abrazado
tre las filas. Un día se presentó un ciudadano
al estandarte de la libertad, más que nunca
que solicitaba una entrevista con el Coro-
fascinadora y prestigiada por el apoteosis de
nel. Lleváronle a la presencia de Méndez, a
la resurrección.
quien él dijo: “Vengo a ofrecerme a las órde-
Bajo el terreno moral en que la iniqui-
nes de vd”.
dad se levanta, desaparecen temporalmente
—¿Para qué?
les gérmenes redentores. Tienen las tiranías
—Para entrar con vd. a Victoria.
un rasero de sangre: el patíbulo. Para alla-
—¡Vd…!
narse el paso es necesario desbastar todo
— Sí, señor.
lo que asoma sobre el nivel de la sumisión.
Pero no fue posible resolver de confor-
Si un hombre se levanta, se le mata; si una
midad, porque el voluntario no tenía los ta
idea brilla, se le apaga. Se abren sepulcros en
maños necesarios para cargar un fusil; era un
la tierra y en el medio social, para soterrar
muñeco, un niño. pedro j . méndez
565
El sitio se prolongó por espacio de dieci-
cias para aplacar las terribles consecuencias
nueve días. La incomunicación fue en todo
de una venganza. Méndez los vio abruma-
este tiempo rigurosa. Empezaron a escasear
dos bajo el peso de esta situación y les dijo:
dentro los víveres para la tropa. Los tiroteos
—“No crean vdes. que los he mandado traer
parciales de las columnas avanzadas tenían
para vengar la vil traición de que fui vícti-
a los imperialistas en continua zozobra, así
ma. No soy un asesino: esa traición llegará
como las ejecuciones de los que caían en
a conocimiento de una autoridad superior
manos de los sitiadores. Tocóse al fin a par-
a la mía. Lo que yo quiero es que vdes. me
lamento. Méndez prometió al jefe de la pla-
proporcionen dinero, porque mi gente está
za, Coronel Balderas, toda clase de garantías
desnuda y necesita vestuario”. —No hubo
si desocupaba la ciudad dejando los pertre-
más remedio que reunir la suma pedida.3
chos de guerra, amenazándole con un asalto
Después de estos sucesos, Méndez em-
cuya responsabilidad dejaba al mismo Bal-
prende una expedición por el centro y sur
deras. Capituló éste prudentemente en las
del Estado. Su marcha fue triunfal. Fue ocu-
condiciones impuestas. Con excepción de la
pando las plazas más importantes. La toma
música del cuerpo, retiráronse las tropas a
de Tula es uno de los hechos más notables de
las órdenes de Arnano rumbo a Tula. Mén-
esta campaña. He aquí los términos en que
dez ocupó la plaza en medio de las aclama-
se dio cuenta al Ministro de Guerra, acerca
ciones populares. Balderas se desprendió de
de este suceso: “Me presenté a las 9 de la ma-
una preciosa daga que consigo llevaba y se la
ñana al frente de esta plaza que guarnecían
obsequió al vencedor en premio de la gene-
712 mochos a las órdenes de los titulados
rosidad con que había tratado a los vencidos.
Coroneles Llera Prieto y Balderas: el enemigo
Desde aquella fecha, 23 de Abril de 1865,
dejó una corta guarnición y salió a batirme
empezó a declinar rápidamente la fortuna
en campo raso, y después de un rudo com-
del Imperio. A la toma de C. Victoria, siguió
bate de dos horas, volvió a la plaza comple-
la ocupación inmediata de Linares que se en-
tamente derrotado, dejando en el campo 40
contraba sin guarnición. Méndez mandó a
muertos y 45 prisioneros. A las cuatro de la
esta ciudad un comisionado, con órdenes de
tarde emprendí el asalto sobre la plaza, y para
arbitrar entre los capitalistas un préstamo
las seis, ya estaba en nuestro poder, toman-
forzoso. Negáronse de pronto a satisfacer
do en este segundo ataque todo el parque y
la cantidad impuesta: fueron aprehendidos
equipajes del enemigo; dejaron en el campo
y llevados a Victoria. Esta medida infundió
infinidad de muerto, entre ellos un Coman-
en ellos un temor indescriptible, pues eran
dante, un Capitán, un Teniente y dos Alfére-
presuntamente los mismos personajes que
ces traidores, y un Capitán y dos subalternos
habían atraído a Méndez sobre Linares, con
franceses. El enemigo fue perseguido más
promesas y alhagos, que fueron tan desas-
de cuatro leguas hasta que se dispersó com-
trosos para él y para su gente. Los cautivos pusieron en juego todo género de influen566
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Los préstamos fueron debidamente pagados por el
3
Gobierno General, durante la administración de Juárez.
pletamente. Quedan en mi poder una pieza
Rayó la aurora del día 23 de Enero de
de artillería, un depósito de armas, parque y
1866. ¿Qué hay de nuevo en la frente de
lanzas”. —Después de este triunfo Méndez
los campeones después de una victoria?
recibió del Gobierno Constitucional su Des-
Hay transfiguración. ¿Qué hay en la mira-
pacho de General de Brigada. En Diciembre
da de un libertador coronado por el éxito?
alcanzó las victorias del Chamal y el Cantón.
Preguntádselo a la admiración que aclama.
En Enero de 1806, marchó para Tantoyuqui-
Preguntádselo a los bravos “Fieles de Hidal-
ta. Los franceses y sus aliados se habían for-
go”, ávidos de contemplar a su querido jefe
tificado en este lugar, y a la llegada de Mén-
como si nunca le hubiesen tenido a su vista
dez estaban custodiando y almacenando un
modestamente confundido entre las filas. Y
gran convoy. El ataque principió caídas ya las
cuando la admiración preparaba sus lauros,
sombras de la noche. A los primeros movi-
súpose también que esta victoria, la más
mientos, el francés se defiende con desespe-
gloriosa de cuantas se habían alcanzado en
ración. Sin duda alguna que la temeridad del
Tamaulipas, era una victoria huérfana, una
jefe liberal, significaba un reto que llegaba a
corona sin cabeza. ¡Méndez había muerto!
lo vivo del amor propio militar de aquellos
Su cadáver recogido entre las sombras
hombres. Para agresión, la de Méndez rayaba
por un dragón llamado Pedro Mata, perma-
en lo intolerable. El despecho excitó la defensa
neció oculto toda la noche por orden de los
y el encuentro fue rudo. Una bala pasó rozan-
jefes para no desmoralizar a la gente ni rea-
do la frente de Méndez, hiriéndole, aunque
nimar al invasor.
no de gravedad; los compañeros le exhor-
La agonía del héroe fue el testamento de
tan a ocupar un lugar menos expuesto y la
su firmeza: “Me han muerto; no desmayen,
refriega continuó. Las evoluciones rápidas del
allí está el camino”, exclamó señalando al
asalto se iban cumpliendo. Un rumor de esos
enemigo.
que arranca el entusiasmo feral, cuando se vislumbra el triunfo a la luz de una ventaja
***
heroicamente alcanzada sobre el enemigo,
Algunas palabras para concluir. Tres formas
enardeció a Méndez, y olvidándose de la heri-
dominan en el desarrollo de esta persona-
da, corre a ponerse al frente de sus tropas. Lle-
lidad; tres formas armoniosas de una evo-
gaban ya a las últimas fortificaciones: Méndez
lución simétrica. Cada grupo de hechos se
es el primero en saltar sobre ellas, pero en estos
presenta en haz característico y ajustado a
momentos una bala le hirió en el pecho, derri-
condiciones que varían sensiblemente con
bándole del caballo, machete en mano.
los periodos del proceso. El primero, que
La situación llegó a ser insostenible para
llamaremos de preparación, ocupa la mayor
franceses y traidores. Fue necesario vacilar; a
parte de la vida de Méndez: su educación,
la vacilación siguió el desorden, y al desorden
sus primeras campañas en Tampico, etc; el
la fuga y la derrota. Campo y convoy que-
segundo, es el de guerrillero en las monta-
daron en poder de los republicanos.
ñas, perseguido, aislado, derrotado, herido; pedro j . méndez
567
568
y por último, la época triunfal sembrada de
la desolación y el naufragio, él queda solo,
lauros y victorias. Todo está comprendido
completamente solo, entre los montes.
aquí, sin omitir ningún matiz de los nu-
Allí estaba a salvo con su causa, pero ¡a
merosos que forman la transición gradual
costa de cuántos sacrificios! Méndez fue un
entre la oscuridad y la luz. Y sin embargo,
mártir de todas las privaciones y torturas de
es una cadena forjada a prisa en el espacio
aquella hospitalidad miserable y áspera. Pue-
de cinco años. Méndez vivió para su patria
blo, cuartel y hogar, todo, en el corazón de la
solamente; llegó a ser una figura de esas que
montaña, corazón bien duro ¡al fin de piedra!
personifican la responsabilidad formidable
Se comprende que haya resistido a tanta
de una causa, cuando se hace imposible de
pena porque Méndez se formó como los sol-
llevar sobre los hombros. Es de los patriotas
dados de Esparta, para la lucha y la fatiga,
selectos de quienes llegan a decir los pueblos
en los más rudos ejercicios de la fuerza. Con
“es la única esperanza”. Palmo a palmo fue
la agilidad y el vigor que da el manejo cons-
perdiendo todo lo que se extiende alrededor
tante del caballo; con la destreza y astucia
de un caudillo, como el dominio moral de la
de un consumado cazador y la paciencia
fe en el triunfo. La marea intervencionista le
tenaz de un aficionado a la pesca, preparó
fue apremiando grado a grado. Allí estaba el
inconscientemente las cualidades indispen-
empabezado Imperio que le ofrecía deslum-
sables para la prueba.
brante acceso a la salvación y la fortuna;
Méndez era de un temperamento apa-
pero antes que tripular en corso contra la
sionado. Es inútil decir que el exaltado amor
independencia de su patria, prefirió la roca
por la libertad de su patria, correspondía a
solitaria, siempre sobre el nivel de la domi-
un odio reconcentrado hacia los enemigos
nación, escalando la ardua cuesta hasta lle-
de ella. Amaba, ya lo hemos dicho, hasta el
gar a la cumbre, gloriosamente destrozado
sacrificio y aborrecía en proporción. No fue
por las asperezas del camino. La fiel alegoría
magnánimo, pero tampoco era posible. Fue
está representada en estos hechos: primero,
víctima de los más bárbaros rigores. No me-
le hicieron imposible la comunicación con
reció ni las consideraciones más elementales
los demás patriotas dispuestos a la defensa
de humanidad. ¿Qué menos puede invocar
del territorio nacional, y él quedó en pie en
un hombre que las del derecho natural? Pues
el estrecho horizonte de sus propias provi-
bien, a Méndez no le alcanzaban ni ésas. Le
dencias. Después le interceptaron los cami-
habían hecho sufrir en todo lo que tenía de
nos del ataque, convirtiéndole de agresor en
más sensible: su hija, su madre, su esposa,
agredido, y él se resignó, sin dejar nunca al
su hacienda y hasta su cuerpo. Pusieron a
enemigo más campo que el imposible de
precio sus cabezas, en condición igual a las
disputar. Luego le arrojaron de las tierras po-
de aquellos animales feroces que en ciertos
bladas y él se acogió a la sierra agreste. Le es-
parajes de la costa, pasea el cazador de ran-
trechan, le reducen, le aíslan en fin, y cuan-
cho en rancho pura exigir del propietario el
do no hay en torno suyo más que el abismo,
premio consagrado a su exterminio. En par-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
te su indignación se componía también de
día siguiente ya es el vencedor de aquellos
un sentimiento definido por esa inconfor-
que se la habían causado. En la convalecen-
midad amarga contra la tiranía de lo peque-
cia moral y material de un agravio, apenas
ño que hace inconsolable el infortunio de
hay tiempo de ser bueno. Con alma y voz
ser vencido. Méndez calculaba, medía la in-
de ángel, su esposa intercedió por los venci-
justicia, comparando a la magnitud de todo
dos. “Ten piedad de tus paisanos —le decía
lo perdido, el vil merecimiento de los con-
en una carta, después de la toma de Victo-
quistadores de su patria. “Estoy cierto —le
ria. —Considéralos porque no todos están
decía en una carta al Coronel Ascención Gó-
dotados de tu fuerza de voluntad para ha-
mez— que vamos a dar el golpe de gracia
cer frente al enemigo. Unos por ignorancia,
a los soldados sin honor ni carácter que a
otros por miedo, más bien que de castigo
fuerza de faltar a las leyes de la caballero-
de compasión son dignos, y sobre todo, no
sidad y de la guerra, han podido penetrar
olvides que son tus hermanos”. A esta invo-
hasta nuestros hogares”. Y este concepto
cación al sentimiento, modelo de elocuen-
deplorable que por ser de Méndez pudiera
cia epistolar, Méndez cedió hasta donde le
atribuirse a la pasión y al despecho, era un
fue posible en aquel conflicto de emociones
motivo justificado de repugnancia como lo
que luchaban en su alma. “Vive segura —le
ha venido a confirmar la verdad histórica,
contestó el héroe— de que me acordaré de
hoy que la Francia misma. repuesta por la
ti, siempre que tenga que aplicar un casti-
libertad en su grandeza genial, descubre en
go a un traidor, pero considera que a no ser
la abyección del Imperio el oprobioso origen
porque hay miserables que han desconocido a
de la “Débacle” de 1871. La injusticia enhies-
sus hermanos, nunca el francés hubiera ho-
ta y sin cuartel, el extranjero hollando dere-
llado el suelo de México, así es que ningún
chos santos de nacionalidad. Apenas si hay
remordimiento me queda al hacer con ellos
quien no sepa de una corporación sombría,
un ejemplar”. Y sin embargo, era el mismo
la famosa “Acordada” compuesta de rufia-
que dirigiéndose a los vencidos de Tula, les
nes oficialmente organizados, para caer de
decía en una arenga. “Volved, amigos míos,
improviso y en las altas horas de la noche,
al seno de la patria, yo os recibiré por ella con
sobre pueblos y ranchos, asesinando libera-
los brazos abiertos”. A veces, después de un
les inermes. En estas condiciones Méndez
periodo de exaltación terrible, pasaba por
era implacable; enemigo cogido, enemigo
una brusca transición de sentimientos a la
muerto. “Bien hecho —solía decir— que se
bondad más delicada, para recomendar a su
ahorque a los bandidos; sangre y nada más
esposa que cuidara de su pequeña hija, agre-
que sangre debemos derramar”.
gando con tierna y original solicitud: “Dá-
En los triunfos de Méndez hay algo de
mele muchos besos y ríete con ella por mí”.
ferocidad, porque apenas hay transición
Nada nos revela hasta aquí la índole se-
en los sucesos. Méndez abandona el lecho en
dentaria de aquel carácter en la íntima faz
que le tuvo postrado una herida mortal, y al
de su devoción hacia la vida doméstica. Pues pedro j . méndez
569
bien, Méndez la hubiese preferido siempre
este reconocimiento de una manera desfa-
Toda la campaña se la llevó en fervientes
vorable a su reputación.
votos de volver a la serena sombra del hogar.
En campaña, no era un jefe solamente,
Aquel desorden constante de la guerra cho-
sino un verdadero amigo de sus subordina-
caba con la naturaleza metódica de su espíri-
dos. Vestía como ellos, y evitaba toda dife-
tu silenciosamente devorado por el recuerdo
rencia en los alimentos. Recomendó a su fa-
nostálgico de la quietud perdida. Y “¡nunca
milia que no le mandase provisiones, porque
se le cumplió!” nos dice su esposa, dejando
no alcanzaban para sus compañeros. Estaba
a nuestra consideración, los martirios de que
en el corazón de todos ellos, hasta la muerte.
fuera víctima recién casado, joven todavía, y
La táctica de Méndez era el arrojo. En to-
sin gozar en paz un solo instante las suspira-
das las acciones de que fue vencedor, hay más
das glorias de la familia y del amor.
personalidad que arte. Grado a grado le iba
He aquí un rasgo de carácter: Después
enardeciendo la calentura de la lucha. Cuan-
de la redición de Victoria recibió una maña-
do reflexionaba en la gratuita fortuna que le
na en nombre de un hacendado de las Vi-
permitía vivir después de tantos peligros, de-
llas del Norte, un excelente caballo de raza
cía con admiración: “Es que yo, tengo siete
cruzada, para él escogido especialmente. El
vidas como los gatos”. El último periodo de su
obsequio no podía ser más alhagador, pues
existencia es un delirio. El héroe asciende por
como ya le hemos dicho, gustaba mucho
una escala victoriosa arrebatado por olímpico
de los animales y de los buenos caballos en
vértigo, fuera de sí, ebrio de confianza en el
particular. Hizo del que había recibido ca-
destino, de triunfo en triunfo, hasta pisar
lurosos elogios, mostrándose agradecido y
el peldaño culminante en que la gloria fulmi-
satisfecho. Pero con el obsequio venía una
na su último rayo sobre la frente del adalid.4
recomendación expresiva, en favor de los
México. 1894. Gabriel González Mier.
presos de Linares. Con gran sorpresa de todos, ordenó la inmediata devolución de la preciosa bestia, escribiendo a la persona de quien procedía, estas palabras: “El caballo es magnífico, pero no puedo aceptarlo. Nadie puede obligarme con regalos para desviar la acción de la justicia”. Otra vez, presenciando el registro de equipajes y demás bultos que los franceses abandonaran en el campo después de la derrota de Tula, reconoció muchas da las alhajas y prendan de su familia, perdidas en el incendio de sus ranchos. Méndez guardó el secreto, temeroso de que pudiera interpretarse
Debemos hacer constar aquí en honor de la respetable viuda del ilustre General Méndez, Señora María de Jesús Moncayo, hoy residente en San Luis Potosí, al hecho plausible de ser ella quien con eficacia suma nos proporciono cuanto documento fue necesario y tuvo a su disposición, para formar la presente biografía. La veneración que la señora Moncayo conserva por su esposo, es digna del mayor elogio y se revela en cuanto dice acerca de él. Sus recuerdos personales, sus impresiones, transcritos en la correspondencia que nos ha dirigido con motivo de este trabajo biográfico, han inspirado al autor para perfilar con más acierto la personalidad del ilustre tamaulipeco. Por iniciativa de la Señora Moncayo, y de su particular peculio, se puso una elegante lápida de mármol sobre el sepulcro del General Méndez, con la siguiente inscripción: “Gral. Pedro José Méndez —Benemérito de Tamaulipas. —Murió por su patria en Tantoyuquita, el 23 de Enero de 1866, a los 29 años de edad. —Su esposa le consagra este recuerdo”. —Nota del Editor. 4
Agustina RamÌrez
Tiene
República un Estado tan glorioso
los derechos de padre, Sinaloa tiene los de
como desconocido: Sinaloa. Durante la
maestro. Corona salió General de la cátedra
Intervención francesa, él fue el guerrero
sinaloense. Zacatecas mandó a aquella es-
incasable de Occidente. Envió al Centro,
cuela de intrepidez y patriotismo, a un hijo
para la lucha nacional su contingente de
obscuro, mitad soldado y mitad poeta, y Si-
sangre, y, a pesar de aquella contribución
naloa le devolvió a la República al Bayardo
de fuerzas guerreras, quedó vigoroso y al-
mexicano, caballero sin miedo y sin tacha,
tivo, y sostuvo triunfalmente el duelo a
ejemplo de valor y dechado de nobleza. Ro-
muerte a que le provocaron con igual furia
sales aprendió en Sinaloa a luchar por la pa-
los invictos soldados franceses y los salva-
tria en combates épicos; su musa bélica fue
jes asesinos lozadeños. Sus fronteras inde-
la inspiradora del extraño y profundo grito
fensas fueron rebasadas; pero la capital del
de victoria, que, como un himno, arrancó
Estado se conservó inmaculada. Inútil fue
el triunfo de San Pedro al clarín nacional
el denuedo francés: clavó sus armas en el
tesoro de acentos de ataque, pero que casi
suelo que acababa de hollar, y, vencido, se
no había aprendido, por ingratitudes de la
rindió prisionero, haciendo así su entrada
suerte, a tocar la diana de la epopeya. Pero
en la ciudad que ya creía su sierva. Sinaloa
el orgullo legítimo de Sinaloa no son los
es un Estado sin fortuna en la Confedera-
dos caudillos de su ignorada lucha homéri-
ción; sus hazañas, por venir de muy lejos,
ca. Casi todos los Estados podrían entrar en
no resuenan en el Centro; para sus glorias
una competencia de héroes; mas habría que
no hay una nota en el bronce clamoroso de
preguntarle a la Historia universal si en su
la fama. Y sin embargo, él fue el que man-
galería heroica, desde el génesis hasta hoy,
dó a Querétaro al General a quien Maxi-
ha encontrado parangón Agustina Ramírez
miliano había de entregar su espada. Jalisco
de Rodríguez. La biografía de esa mujer
podrá reclamar esa gloria; pero si él tiene
sublime, es ella misma; sencillez y gloria,
la
˜ 571 ˜
modestia y luz, pobreza y esplendor. Bro-
Una vez por quien sabe qué móvil no
tó la Ramírez de lo más hondo de la socie-
sentido hasta entonces por aquellos hijos
dad, como la perla del fondo de los mares.
obedientes, uno de ellos desertó, tal vez ig-
La guerra la extrajo y la ofreció al mundo
norando lo que su acción significaba. Y en-
como un consuelo para la humanidad ente-
tonces la Ramírez sintió, con el agudo dolor
ra, y como un desengaño para el desprecio
de madre, el dolor inmenso y la infinita ver-
y la duda que insultan a los infortunados
güenza de su patriotismo engañado. El ejér-
porque de las alturas sociales los ven ha-
cito no podía distraerse en buscar y recoger
cinados, confundidos y deformes. Su bio-
desertores, y la Ramírez, llena el alma de
grafía es una lista luminosa de trece fechas
amargura, abandonó el campamento para
fúnebres: la primera, 3 de Abril de 1859, hu-
ir en pos del hijo prófugo. Lo aprehendió, y
biera sido escrita sobre la losa sepulcral de
dando claras muestras de que no desmaya-
Severiano Rodríguez, si el marido de la he-
ba su entereza, le condujo ante el general en
roína hubiera obtenido una lápida en cam-
jefe. A su presencia le habló al desertor y le
bio de la vida que le ofreció a la patria, y
dijo con imperturbable sinceridad, sin arro-
que le entregó cuando las fuerzas liberales,
gancia, no como quien está orgullosa de su
comandadas por Pesqueira, Plácido Vega y
obra sino como quien teme no poderla cum-
Coronado, atacaron y tornaron el puerto
plir hasta el fin porque la conoce dificultosa
de Mazatlán. Cada una de las otras fechas
y grande:
corresponde a un hijo de la Ramírez. El ejemplo del padre fue respetado y seguido
matar a tu madre.
por los trece hijos. El último, Eusebio Ro-
Luego volviéndose al general en jefe,
driguez, no pudo morir como sus herma-
le miró con los ojos atrasados en llanto y le
nos. Acaso la gloria, fatigada de probar a la
dijo:
madre, hiriéndola en el corazón erró el tiro de gracia. Los nombres de aquellos patrio-
572
—Hijo, espero que no volverás a querer
—Aquí lo tiene usted; no se volverá a desertar porque yo me moriría.
tas que cayeron en la fosa común, cavada
Y el hijo lavó la mancha, muriendo
por los franceses, fueron: Librado, Francis-
como su padre y sus hermanos en el campo
co, José María, Manuel, Victorio, Antonio,
de batalla. No tornó a volver la espalda; de
Apolonio, Juan, José, Juan Bautista, Jesús
frente recibió la herida con la cual pagó su
y Francisco (segundo). La madre les seguía
desobediencia.
arrostrando con ellos las penalidades de la
Extraño ejemplo el de aquella madre que
guerra; digiérase que desconfiaba de sus
iba siempre tras de un ejército desnudo y
mismos hijos, y que obligada por su patrio-
hambriento, y fugitivo hasta después de sus
tismo sin igual, seguía a los republicanos
increíbles triunfos, para espectar el combate
para no permitir que a la hora de la muerte
e ir luego, dolorosa sin veneración, ni culto,
retrocedieran o vacilaran los soldados que
ni respeto, a buscar por el purpurado campo
le había ofrendado a la buena causa.
el cadáver de alguno de sus hijos, para llorar
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
un momento sobre él, y presentarlo a sus her-
pliendo con su tremenda misión de sacrifi-
manos vivos para que aprendieran a morir.
cadora y sepulturera de sus propios hijos.
La concepción de la patria tenía en el
¿Cómo no estalló su razón, si las madres la
cerebro de la Ramírez vívidas fulguraciones
tienen tan frágil para el golpe que les asesta
aurorales; su luz era tan intensa y tan níti-
la muerte de un hijo? ¿Por qué milagro sin
da, que no permitía las nublaciones tempes-
precedente ni reproducción, halló su alma
tuosas que el amor materno levantaba de su
claridad y vigor en la pérdida que agobia y
corazón, para obscurecer y destruir aquella
enloquece a todas las madres?
idea terrible y singular de patriotismo, martirio y filicidio.
Ella era amorosa con la sencillez del amor mismo; la instrucción no le prestaba
Su patriotismo grandiosamente salva-
aliño ninguno; la escuela, sí le merecía im-
je, era a la vez humilde y tímido: tímido
portancia, no le debía visita; era la represen-
cuando se encontraba frente a la bárbara
tante de la inopia, del andrajo. La huella de
resolución de aquella alma sublime llena de
su pie descalzo se confundía con la del sol-
aspiraciones inefables y de divinos éxtasis.
dado raso; no gozaba privilegios ni distin-
El patriotismo, cruento pero hermoso de-
ciones, ni siquiera por ser mujer. Ella quería
ber que todo lo encuentra pequeño para su
inmolarse y nadie le negaba ese derecho de
defensa y salvación, quedó absorto, quizá
los héroes; pero entonces nadie tenía tiem-
aterrorizado de ser el móvil de aquel sacrificio
po de compadecerla ni de admirar su in-
que sobrepasó todo lo que por él había conce-
molación. Los que veían a aquella extraña
bido el soberbio pensamiento humano.
mujer, llorando siempre sobre algún muer-
Jamás se vio recompensada ni tuvo la
to, terminada la brega sangrienta, acaso la
esperanza del elogio o del laurel; no la alen-
tomaban por una insana, y la compadecían
taba ni siquiera la conquista del agradeci-
o la befaban. Los que veían su tenacidad
miento público, pues carecía de la fe cuya
en seguir a un ejército perseguido como a
falta es la infranqueable sima que aleja de
una gavilla de salteadores, soportando el
nuestra fraternidad a los subyugados por la
hambre y la mortal fatiga, sin manifestar
desdicha y la miseria.
nunca desesperación ni cansancio, tal vez
Tuvo en un mismo instante dos deberes
la creían la loca del ejército y esperaban por
que cumplir. Los midió, y sin vacilar, trans-
momentos verla en desordenados ejercicios
figurada ya por su idea, resuelta, bella con la
de baile popular, prorrumpiendo en voces
imponente belleza trágica, se impuso el de-
de cerebro trastornado, lo esperaban para
ber más grande. La patria no quería madres
reír, porque es grato en campaña cualquier
sin hijos; el surco de la guerra estaba abierto
motivo pura la carcajada y la cuchufleta.
y pedía carne de hombres, como único ali-
Pero ella era adusta. Tenía la seriedad de
mento eficaz para la libertad hambrienta.
los desheredados; su gesto no ero sonrisa,
Serena, majestuosa, con la confianza del
su porte no era risible, su resolución era
que se acerca a Dios, fue la Ramírez cum-
formidable. ¡Soldadera que conquistaba, agustina ramírez
573
574
martirio a martirio, la gloria! Aún hay en
sin que aquella labor excepcional, que ella
Mazatlán quien la recuerda y se lastima de
por primera vez le enseñaba a la historia
su memoria, lastimándose al propio tiem-
y al mundo, la hiciera estremecerse con el
po de no haber comprendido el tesoro que
temblor de la impotencia o del miedo. Te-
ocultaba el corazón de aquella pobre mujer
nia confianza en sí propia y trabajaba para
empleada en las más bajas labores domés-
la gloria, con serenidad y firmeza extraña-
ticas. ¿Quién hubiera predicho en ella a la
mente majestuosas. Aceptado su deber de
mujer única? No la sorprendió la llamada
patriota, no tuvo un instante de mujer. La
lúgubre pero estrepitosa, de la República; el
cobardía huyó de ella con el rubor de una
temblor de entusiasmo y muerte que como
vergüenza nueva. No llevó el desmayo a su
rayo y nube recorrió los ámbitos de la na-
alma la seguridad de que nadie comprendía
ción insultada y sorprendida, la hizo a ella
su heroísmo; ella misma lo encontraba mis-
erguirse con altivez de diosa que responde
terioso y no lo comprendía; inútilmente,
al agravio de un miserable. Se arrancó el de-
besando la cruz de cobre de su inseparable
lantal y salió de la cocina para ir a la guerra,
camándula, clamaba al cielo demandando
a presenciar cómo defendían sus hijos a la
explicación de su excelso afán.
patria. ¡Cuánta ansiedad la suya cuando
Concluida la guerra, alcanzó una gracia
la primera descarga anunciaba la llegada de la
que fue la sola recompensa que logró en la
muerte! ¡Qué horrendo martirio presenciar
tierra: solicitó y obtuvo como favor, que Eu-
el cruento choque de los guerreros enemi-
sebio, único sobreviviente de sus trece hijos,
gos! ¡Qué espantoso tormento, recorrer
fuera dado de baja del ejército que ya no le
medio loca el campo, triunfadores o ven-
necesitaba, para que la atendiera a ella que
cidos los patriotas, buscando en el montón
estaba achacosa, enferma y destruida.
y en la charca, a un hijo muerto! ¡Cómo se
Hay un decreto expedido por la Legis-
apagaba en su garganta el furioso grito del
latura de Sinaloa en Octubre de 1868, que
dolor, al reconocer el cadáver del hijo sacri-
concede a la heroína la pensión de treinta
ficado! —“¡Gracias a ti Dios mío, porque
pesos mensuales…
me los quitas por la patria!”— diría la már-
Después fue objeto de igual desprecio en
tir apretándose el corazón y alzando los
el Congreso Federal. Se pidió una pensión de
ojos al cielo en señal de dolorosa gratitud.
$30, y de no haber sido por el diputado Riva
La muerta fue su constante y siniestra
Palacio, se habría inferido a la gran mujer esa
enamorada; jamás le arredró el dolor del te-
inexplicable burla nacional. El decreto fue
mido encuentro y de la última despedida,
expedido por $150.
sobre el lugar conmovido por el estruendo
Sin embargo, la Ramírez volvió a sus
del combate. Así fue despidiéndose de doce
abandonados quehaceres culinarios, para
de sus hijos; así fue sepultándolos ella mis-
atender a su subsistencia, porque las pensio-
ma con piadosa solicitud de madre satis-
nes quedaron en el papel o en desconocidas
fecha. Cumplió su tarea de duelo y gloria,
manos. Le faltaba ingratitud, y también la
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
conquista con su abnegación inaudita. Mu-
También esta mujer murió en la más es-
rió olvidada de todos, menos de la miseria,
pantosa indigencia, sola, casi desnuda, tira-
del hambre, del harapo, en una casucha mi-
da en la tierra floja de un tugurio.
serable de un pobre barrio de Mazatlán, des-
Esta mendiga decía, buscándome con
pués de soportar con resignación de ángel,
las manos, ya que no podía hallarme con
trece años de indiferencia pública, que de-
los ojos: “Daba miedo la Agustina. Era seria,
ben contarse como de ignominia universal.
pero buena; algo orgullosa, era orgullosita;
Y todavía, como si la encarnizada des-
y cuando se enojaba, era capaz de pelearse
gracia la persiguiera al través de la tumba y
como un hombre; sus hijos que eran muy
de la muerte, a poco tiempo paseaba por
valientes, le tenían gran respeto y temor”.:
las calles de Mazatlán una mendiga casi cie-
Una vez le pregunté:
ga anciana andrajosa que iba pidiendo un
—¿Es cierto que su hermana nació en
mendrugo de puerta en puerta, en nombre
Jalisco?
de la Agustina cuyo retrato vivo llevaba en
—No; me respondió con fugaz viveza
el rostro como un sello de desgracia y gloria.
senil, fuimos varias hermanas, y todas naci-
Aquella pordiosera cuya invocación extraña
mos en Sinaloa.
movía a compasión o a risa, era Guadalupe
Me citó el Distrito, uno de los del Norte,
Ramírez, hermana de la heroína. De boca de
y el nombre de las otras hermanas, muer-
ella supe los infinitos martirios y la infini-
tas antes que la heroína; y continuó en su
ta grandeza de la mujer excelsa. Los refería
oración de alabanzas, como trastornada por
llorando, con su cansada voz acostumbrada
el ejercicio de su extraña adoración por la
a la súplica, y besando un borrado retrato
Agustina.
fotográfico de su gloriosa hermana, que siempre llevaba en el seno como un amuleto milagroso.
México 1894. José Ferrel
General RamÛn Corona 1837-1889
I Siempre que con la memoria se vuelve la vis-
ca que invadía como un torrente maldito
ta hacia el Tepic de hace cuarenta años, la
las poblaciones indefensas, que lo eran
imaginación ve removerse claramente en-
casi todas.
tre los sombríos desfiladeros de la Sierra de
Mas se verá también, en medio de aque-
Nayarit, una turba siniestra de malhecho-
llas escenas de sangre, en medio de tantos
res; un enjambre de indios de dientes blan-
crímenes cometidos por la impunidad que
cos como los del chacal y de una miraba
da la fuerza bruta, surgir una figura juvenil
torva como la de la hiena, que se agitan en
pero firme, valerosa y resuelta, que con una
las peñas, se rebullen, se pierdan entre las
osadía que le gana todos los corazones se
escabrosidades del terreno, vuelven a apa-
pone frente al Tigre de Alica, el cual lanza
recer por otro lado y avanzan entre espesos
rugidos de rabia al ver que alguien desafía su
cordones hacia Tepic, sembrando el terror,
poder, y retrocede al fin a refugiarse en sus
la ruina y la muerte a su paso, acaudilla-
guaridas, intimidado por la entereza de su
dos por un salvaje de instintos no menos
joven enemigo, en torno del cual un puñado
sanguinarios que los de ellos, por el feroz
de hombres de valor se ha agrupado a de-
Lozada, a quien el justo odio del pueblo
fender, aun a costa de su vida, lo que tienen
tepiqueño dio el significativo sobrenombre
de más caro: la santidad de sus hogares y el
de “Tigre de Alica”.
honor de sus familias.
Si la memoria continúa evocando lo
Ese joven, que lleva su valor hasta la au-
pasado, a través del tiempo trascurrido,
dacia, es Ramón Corona. Casi nadie le co
verá también a los pueblos de aquel in-
noce, casi nadie sabe de dónde viene; pero
fortunado cantón, perteneciente enton-
nadie ignora a dónde va: va hacia la libertad,
ces a Jalisco, ponerse en movimiento,
hacia el progreso, hacia la inviolabilidad hu-
prepararse para la defensa y sucumbir las
mana, nuestro que es a Lozada a quien viene
más veces ante la muchedumbre selváti-
a combatir, y Lozada representa la opresión,
˜ 577 ˜
el salvajismo, la ignorancia, el asesinato y el
Corona tenía jurisdicción, y su concurso en
robo. En la historia de Tepic durante la Guerra
el memorable sitio que consolidó la inde-
de Reforma y la de Intervención, dos cau-
pendencia nacional, constituyen la hoja de
dillos forman las figuras principales en los
servicios más digna de un patriota que a la
episodios de la lucha. Uno de ellos es Lozada,
edad de veintinueve años ha podido obtener
que personifica primero al bandidaje, luego
la banda de General de División.
a la reacción política v por último al invasor
Narrar la vida completa del General Co-
extranjero. El otro es Corona, que represen-
rona en esta obra, es imposible; pues sólo el
ta sucesivamente la guerra al bandidaje, la
principio de aquélla es tan fecundo en acon-
guerra a la reacción y la guerra al invasor.
tecimiento y se liga tan íntimamente a las
Los servicios que Corona prestó a la Patria
vicisitudes y a las hazañas del Ejército de
en esa triple lucha, fueron importantísimos
Occidente, del que Corona fue el jefe y el ini-
e hicieron de él un héroe. Verdad es que su
ciador, que la historia de ese Ejército es la his-
valor, su constancia y sus sacrificios fueron
toria de Corona en aquella época de su vida.
indecibles, y de ello es elocuente testimonio
Y si para referir los infortunios y las glorias
su rápida y gloriosa carrera militar. ¿Qué era
del Ejército de Occidente se necesitaría un
Corona al principio de la Guerra de Refor-
grueso volumen, mayor sería aún el que se
ma? Un oficial subalterno al frente de menos
necesitara para dar a conocer la vida de Co-
de veinte hombres; un caudillo sin grado,
rona, cuyos hechos militares se extienden
sin prestigio y sin fortuna, aunque rico en
más acá del tiempo en que aquellas valientes
valor, en nobles sentimientos y en bellas es-
tropas fueron licenciadas o refundidas.
peranzas. ¿Qué era al fin de la guerra contra
Sin embargo, tracemos aunque sea a
el Imperio de Maximiliano? Un caudillo po-
grandes rasgos la biografía del héroe, y pro-
pular a quien los Estados del Occidente que-
curemos delinear un perfil lo más parecido
rían con idolatría; un ilustre jefe, del ejército
posible, de su brillante personalidad.
mexicano con el grado de General de Divi-
578
sión, y uno de los más valientes republica-
II
nos que sitiaron al Archiduque en Queré-
En el rancho de Puruagua, perteneciente al
taro, teniendo en el ejército sitiador el cargo
4º Cantón del Estado de Jalisco, fue donde
de segundo en jefe. Pero para llegar a esa al-
nació el 18 de Octubre de 1837, el niño que
tura, ¡cuánta abnegación tuvo que mostrar!
con el tiempo llegaría a ser el Caudillo de Oc-
¡cuántos peligros que correr! ¡Cuántas pri-
cidente, en nuestras luchas por la libertad.
vaciones, cuántos padecimientos y cuánto
Su padre, el Sr. Esteban Corona, tenía to-
heroísmo, por amor a la patria, embellecie-
das las cualidades inherentes a una vigorosa
ron su correrá! Nueve años de una campaña
naturaleza que no ha encontrado obstáculos
sin tregua contra un enemigo poderoso, va-
para su perfecto desarrollo. Era alto, fuerte,
liente e implacable; el aniquilamiento del
ágil; su destreza en el manejo de las armas
Imperio en los Estados de Occidente en que
y su habilidad como jinete eran proverbiales.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
La madre del niño, la Sra. Dolores Ma-
a los ocho años de edad, en Guadalajara, de
drigal de Corona, era por el contrario, una
donde tuvo que llevárselo a Tuscueca otra
señora de fina complexión en lo físico; de
vez el año siguiente, que fue el de 1846, a
clara inteligencia y exquisita sensibilidad en
causa de los trastornos de la guerra.
lo moral.
Algún tiempo después, no desmayando
Con semejantes progenitores, el niño
la Sra. Madrigal en su anhelo de proporcio-
Ramón tenía que venir al mundo perfecta-
nar a su hijo una educación satisfactoria, lo
mente dotado por la naturaleza. Y así su-
llevó, de acuerdo con su esposo D. Esteban
cedió efectivamente; desde que empezó a
Corona, a Teocuitlatán, donde residían al-
crecer se notó que el futuro soldado de la
gunas personas de la familia. El objeto de la
Reforma y de la República, había heredado
Sra. Madrigal al llevar allí a su hijo, era el de
de su padre y de su madre las cualidades que
dedicarlo especialmente al aprendizaje del
más les recomendaban. Tenía del primero la
trabajo comercial.
resistencia física y la entereza moral; y de
La noche en que por última vez estuvie-
la segunda la delicadeza de percepción y la
ron juntos, la madre, como si tuviera una
delicadeza de sentimientos.
vaga intuición del porvenir, llamó junto a sí
Los primeros años de su vida los pasó el
a su hijo, y le dijo con ese acento amoroso y
niño Ramón en aquel rancho en que había
dulcemente persuasivo que graba como con
venido al mundo, y que se haya situado a
un buril en la memoria de un niño de índole
inmediaciones del gran lago de Chapala. Los
bondadosa las palabras maternales.
primeros objetos de la naturaleza que hirie-
—Hijo mío, somos pobres, y probable-
ron su impresionable imaginación, fueron
mente tendrás que abrirte por tí mismo un
las montañas y las olas, que tantas veces ha-
lugar en el mundo. Para conseguirlo, piensa
bía de flanquear al frente de sus tropas para
en que no puedes hacerlo sino por medio de
defender la libertad o la independencia de la
tu trabajo, y que el trabajo es insuficiente si
Nación, y las olas que había de cruzar un día
no le acompaña la virtud. Sé, pues, bueno y
para ir a honrar a su patria en el extranjero.
trabajador. Cuando seas hombre, acuérdate
Las fatigas de los viajes, que tan familiares habían de llegar o serle en la vida de campaña, comenzaron en él desde la infancia. Siendo niño aún, fue trasladado al pueblo de Tuscueca, donde comenzó su educa-
de estas palabras que te digo hoy que eres niño, y piensa mucho en ellas. Al día siguiente se despidió de su hijo abrazándole y besándole tiernamente, y partió para Tuscueca.
ción; pero ésta no podía pasar allí de elemen-
Los consejos de su madre fueron para
tal, y como la previsora y virtuosa madre del
el niño Ramón una eterna despedida y una
niño Ramón ansiaba para su hijo la mayor
herencia, pues tres días después de haber lle-
suma posible de saber, compatible con la es-
gado la Sra. Madrigal a Tuscueca, falleció.
casez de recursos en que se encontraba la fa-
Llamado de nuevo Ramón a este último
milia, consiguió que Ramón se estableciese,
punto por su padre, se trasladó a él; pero general ramón corona
581
no permaneció allí mucho tiempo, pues la
Administrador. Eran socios capitalistas de la
necesidad de que prosiguiera su educación,
negociación, el mismo Sr. Gómez Cuervo y
hizo que se le llevara a Sayula, donde tam-
el español D. Juan Antonio de Aguirre.
poco fue posible que continuara, a causa de la escasez de recursos.
582
En aquellas pacíficas labores, cumplidas en las ignoradas asperezas de una serranía,
El errante niño tornó de nuevo a Tus-
sorprendió al joven Corona el golpe de Esta-
cueca; mas no habían acabado aún sus pere-
do de Comonfort y el principio de la guerra
grinaciones, y a principios de 1851 Ramón y
de Reforma, que fue su consecuencia.
su padre tomaron juntos el camino de Tepic,
Corona era en aquel tiempo un joven
para ver si en esta ciudad les era menos ad-
de veinte años, valeroso y fuerte como su
versa la suerte. Pero ésta no se había cansa-
padre, sensato y bondadoso como su madre,
do de atormentar a la familia, y el viaje fue
y firme, como ambos, ante los caprichos de
infructuoso: no encontraron ni trabajo ni
la adversidad.
protección. D. Esteban Corona resolvió en-
Su viva imaginación estaba llena de re-
tonces dirigirse a San Francisco California
cuerdos guerreros de épocas no lejanas, y
en busca de fortuna, y así lo hizo, dejando
alimentado de este modo había despertado
al joven Ramón encargado con un tío suyo
en su espíritu un amor ardiente a la libertad
en Tepic.
y a la gloría.
En esa ciudad, Ramón continuó en la
Iniciada la guerra en favor de la Consti-
escuela, pero fue por poco tiempo. Gracias a
tución de 57, y extendida pronto por todo
la mediación de su tío, entró sucesivamente
el país, produjo una efervescencia formida-
como dependiente en varias casas comer-
ble, cuyos ecos llegaron hasta la Sierra de
ciales, hasta que por fin pareció establecerse
Motage.
de un modo definitivo con D. Jesús Gómez
Corona no vaciló en abrazar con todo el
Cuervo, que tenía una negociación de vino
ardor de su vigorosa juventud la causa de la
mezcal, en la cual dio trabajo al joven Co-
revolución. Unióse a D. José M. Villanueva,
rona, asignándole un sueldo de doce pesos,
y ambos concertaron una sublevación en
que le fue ascendiendo hasta veinte, confor-
Acaponeta, población situada a seis leguas
me iba apreciando las buenas cualidades que
de Motage y junto a la cual pasa un río.
a su nuevo dependiente distinguían. Coro-
Acaponeta, como todo Tepic, estaba
na desde un principio se mostró agradecido,
entonces bajo la salvaje dominación del ca-
inteligente, trabajador y empeñoso en el
becilla Manuel Lozada, quien de bandido y
cumplimiento de sus deberes.
jefe de bandidos que era, se había converti-
Pronto el Sr. Gómez Cuervo le tomó ca-
do en general del gobierno reaccionario y en
riño, y deseando protegerle para ponerlo en
su más prominente y odioso representante
camino de conquistarse un buen porvenir,
en aquellas regiones.
le puso al frente de una negociación de mi-
La sublevación convenida entre Co-
nas en el mineral de Motage, en calidad de
rona y Villanueva se llevó a cabo el 18 de
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Noviembre de 1858, justamente en el mo-
derrotados. Los dispersos se reunieron y se
mento en que se esparcía por el Occidente
reorganizaron como fue posible en el Rosa-
la noticia de la toma de Guadalajara por D.
rio, de donde se dirigieron a Mazatlán, sitia-
Santos Degollado. Este triunfo había venido
do en esos días por D. Pablo Lagarma, que
a dar ánimo a los liberales y hacía esperar
con una parte de la guarnición del puerto se
buen éxito para la sublevación en favor de
había declarado en favor del orden consti-
la Constitución de 57. Sin embargo, el pro-
tucional. Como las operaciones del sitio se
nunciamiento se inició con unos cuantos
prolongaban bastante y no se utilizaba el
hombres, que por todo armamento contaba
concurso de la compañía “Libres de Mota-
con siete fusiles oxidados y algunos cuchi-
ge” ésta emprendió de nuevo la marcha ha-
llos; pero los jefes pronunciados y sus po-
cia Acaponeta. Constaba entonces sólo de
cos hombres obraron con tal astucia y de tal
50 hombres, pues no había podido reponer-
modo lograron acreditar el rumor de que iba
se de la derrota de la Concepción. El mando
a haber un pronunciamiento general con-
en jefe lo tenía Villanueva, a quien se había
tra el gobierno reaccionario del que Lozada
concedido esta preeminencia en atención a
era el agente, que la pequeña guarnición
su edad; su segundo lo era Corona, con el
que había en Acaponeta huyó amedrenta-
grado de teniente.
da, dejando la plaza a discreción de los pro-
Al pasar por Matatán y Maloya, la com-
nunciados liberales. Instalados éstos en ella,
pañía se aumentó con algunos voluntarios
Corona se dirigió al día siguiente a Motage
y tuvo un efectivo de 80 infantes y 20 ca-
de donde regresó con algunos refuerzos. La
ballos. La pequeña sección de caballería se
pequeña tropa llegó entonces a contar con
puso a las órdenes de D. Trinidad Corona,
70 hombres, de los cuales diez y siete esta-
tío del joven Ramón. Al acercarse a Acapo-
ban armados con fusiles; el mismo día que
neta, el teniente Corona, que había queda-
se pronunciaron en Acaponeta Villanueva y
do al frente de la compañía, por enfermedad
Corona, se declaró también en favor de la
de Villanueva, supo que el obispo Espinosa,
Constitución, en Tuxpam, el comandante
instigador de la guerra al liberalismo como
Domingo Barrón, que fue a incorporarse
tantos otros prelados, se encontraba en aque-
con sus soldados a la fuerza de Villanueva,
lla población, debido a que, después de los
tomando la tropa resultante el nombre de
triunfos que en Jalisco habían alcanzado las
“Compañía Libres de Motage”.
fuerzas constitucionalistas, no se considera-
La aproximación de una fuerza consi-
ba seguro en Guadalajara.
derable enviada por Lozada para reducir a
Corona formó un plan de asalto para
los rebeldes, hizo que éstos, conociendo la
apoderarse de Acaponeta y, por consiguien-
desproporción entre sus tropas y los enemi-
te, del obispo. El plan era defectuoso, pues
gos, abandonaran Acaponeta, retirándose
Corona, aunque dotado de muy buen senti-
a la Concepción, en la frontera de Sinaloa,
do y de una inteligencia natural muy clara,
donde poco después fueron completamente
no había podido adquirir aún casi ningunos general ramón corona
583
conocimientos militares. Mas a pesar de la
por las fuerzas de Lozada, pereciendo aquel
deficiencia del plan, Corona dirigió con tan-
jefe en el combate.
to ardimiento a sus soldados, que después
Estos desastres que a fines de 1858 ame-
de un combate encarnizado con la guar-
nazaban acabar con la revolución contra
nición reaccionaria, los liberales quedaron
el Gobierno reaccionario, no quebrantaron
dueños de la población. El obispo, gracias a
el ánimo de Corona. Resuelto a correr la
la indiscreción inconsciente de un soldado
suerte que el destino le deparara, comuni-
de Corona, había tenido aviso del proyecto
có a Gómez Cuervo su propósito de seguir
que contra él se había formado, y pudo es-
luchando ardorosamente por la libertad, ex-
capar e tiempo.
presando a la vez a su bondadoso protector,
Acabando de obtener este triunfo, Corona recibió de parte de D. Jesús Gómez Cuer-
584
cuan reconocido le quedaba por los nuevos favores que estaba dispuesto a dispensarle.
vo, una carta en la que ese su antiguo pro-
A poco de haber tomado a Acaponeta,
tector, que había llegado a sentir por él un
Corona dispuso salir de ella, porque supo
cariño verdaderamente paternal, le llamaba
que el general reaccionario Pérez Gómez se
de nuevo a su lado, diciéndole que había ob-
acercaba a aquella población, de paso para
tenido de la autoridad política de Tepic, un
Mazatlán, con 500 infantes y 600 caballos.
indulto para él y ofreciéndose a allanar to-
Adelantóse Corona con su fuerza y llegó al
das las dificultades que pudieran presentarse
puerto, sitiado a la sazón por el caudillo li-
para que Corona volviera tranquilamente a
beral Ignacio Pesqueira.
la vida pacífica, en la que el mismo Gómez
Tanto Corona como Villanueva, que
Cuervo le ayudaría eficazmente a labrarse
estaba ya restablecido de su enfermedad,
un dichoso porvenir.
se pusieron a las órdenes de Pesqueira, y
El ofrecimiento tenía mucho de hala-
habiendo sido admitidos sus servicios, to-
güeño. La revolución se hallaba casi vencida
maron parte en las operaciones de aquel
por todas partes, a causa de los descalabros
importante sitio, que dio el golpe final a la
que habían sufrido últimamente sus sos-
reacción en Occidente. La plaza cayó en po-
tenedores. Vidaurri había sido derrotado
der de los liberales el día 3 de Abril de 1859.
en Ahualulco de Pinos, con lo que se per-
Una vez obtenido aquel triunfo decisi-
dió San Luis Potosí para el partido consti-
vo en Sinaloa, Villanueva y Corona solicita-
tucionalista, Degollado había perdido ya
ron del Gral. Pesqueira la autorización para
a Guadalajara; Miramón había ocupado a
volver a Jalisco. El jefe sonorense no sólo
Colima y derrotado después a los liberales
concedió a la Compañía “Libras de Motage”
en San Joaquín; y como si la hora funesta
lo que pedía, sino que aumentó su efectivo
para los defensores de libertad hubiera so-
cuanto pudo y mejoró su equipo. Villanue-
nado, una expedición que Degollado mandó
va y Corona fueron ascendidos, en recom-
para Tepic, a las órdenes del Coronel Jesús
pensa de sus servicios, el primero a Teniente
Sánchez Román, fue deshecha en Ocotillo
Coronel y el segundo a Comandante. Con
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
esta graduación salieron de Mazatlán al
amor a la gloria y a la libertad habían dado a
frente de sus tropas, que entonces se com-
su alma, todas las cualidades viriles propias
ponían de 150 infantes y 25 caballos. Esta
de un buen soldado.
pequeña fuerza fue aumentándose con vo-
Mostraba una resistencia extraordinaria
luntarios, conforme se iba internando en
a las fatigas. No parecía tener hambre sino
Jalisco. Al llegar a Huajicori, contaba ya con
cuando había que comer; no sentía el sueño
650 infantes y 100 caballos. En ese punto
sino cuando se podía dormir; no reparaba en la
tuvieron noticia los jefes, de que en Acapo-
sed sino cuando la casualidad les deparaba al-
neta se encontraba en aquellos momentos
gún manantial; y ya se comprende que en una
Eduwigis Ramírez, jefe lozadeño, con un
campaña tan activa y desigual como la que
destacamento de 200 infantes y 100 caba-
proseguían las fuerzas liberales contra la reac-
llos. Villanueva y Corona decidieron atacar
ción, el hambre, la sed y el cansancio tenían
la plaza, y la tomaron, merced a sus rápidas
que ser compañeros inseparables del soldado.
maniobras. Este hecho de armas se verificó
Las privaciones no impedían, sin em-
el 13 de Mayo. Mas como Lozada, irritado
bargo, a Corona, perfeccionar su espíritu de
con aquel revés, enviase inmediatamente
día en día y cultivar las aptitudes de que la
una fuerza mucho mayor que la primera
naturaleza le había dotado.
para recobrar a plaza, los liberales tuvieron
Inútil es decir que el valor no entraba
que abandonarla, y se dirigieron a Escuina-
en esta clase de perfeccionamiento, porque
pa, no queriendo sacrificar estérilmente las
desde el día en que Corona mandó a un solo
pocas tropas que tenían a sus órdenes.
hombre como soldado, no temió jamás el peligro y ni un momento titubeó en arries-
III
gar la vida cuantas veces fue necesario. Así
Detengámonos un instante en nuestra narra-
es que desde el primer día también, Corona
ción, para dar una idea de lo que era la per-
se hizo querer y respetar de sus soldados.
sonalidad de Corona en aquella época, Ese
Los soldados estiman en sus jefes dos cua-
conocimiento de su valor individual, hará
lidades sobre todas las demás: el valor y la
aparecer como muy natural y merecido el
justicia. Corona era justo y valeroso, y era
rápido prestigio que adquirió después de los
natural que se hiciese amar de sus soldados
acontecimientos que acabamos de bosque-
y de sus subalternos.
jar, y que lo convirtió más tarde en la figura
Éstos al verlo impasible en medio del fue-
más prominente en la lucha que el Occiden-
go, se decían unos a otros al acabar la acción:
te de la República, como todas las demás
—Este hombre tiene en la pelea una
regiones del país, sostuvo contra el Imperio
cara de palo. Ni cambia de color, ni se con-
usurpador.
mueve.
Corona no tenía entonces más que 22
—No tiene, decían otros, ni nervios, ni
años no cumplidos, pero poseía, gracias a su
músculos, ni nada de lo que tenemos noso-
privilegiada organización y al temple que el
tros. Es una estatua ecuestre cuyo caballo general ramón corona
585
está vivo, puesto que, a diferencia de su jinete, el animal tiene miedo y tiembla. Al verlo ostentar en el combate aquella
aprender la carga del fusil, que no sabía ejecutar, le dijo al soldado:
fría indiferencia, hubiérase podido creer que
—Ahora, vamos a ver si sabes cargar tan
carecía de sensibilidad y de sentimientos
bien como hacer los movimientos que te he
delicados. Nada más erróneo, sin embargo.
mandado. Carga tu fusil marcando los tiem-
Su trato franco y amigable cuando se reunía
pos, ¿sabes tú en cuántos tiempos se carga?
con sus compañeros después de la refriega,
—Sí, mi comandante, en once.
y su benévolo afecto a los soldados, hacían
—Bueno. Empieza pues.
patente la bondad de su corazón.
El soldado se puso en la posición de “fir-
Después de cumplir con las obligaciones de su grado, su afán incesante, su obsesión,
mes”, y comenzó en seguida a decir: uno... dos.... tres... cuatro...
puede decirse, era el deseo de ampliar sus
Y al mismo tiempo iba inclinando el
conocimientos. Todos los días procuraba
arma, levantando el gatillo, sacando el cáp-
aprender alguna cosa, ya fuera con la ayuda
sul, colocándolo sobre la chimenea del fusil,
de un superior, de un igual o de un inferior.
etc.
En este último caso, su buen sentido le hacia
Cuando hubo concluido le dijo Corona.
comprender que no debía mostrar su igno-
—Está bien, pero te precipitas un poco
rancia al soldado, en determinados puntos,
al concluir. Repite la carga con más calma y
si no quería ver disminuido su ascendiente
regularidad.
sobre él. Pero su pronta imaginación le suge-
El soldado hizo lo que le mandaba su
ría los medios de obtener indirectamente de
comandante, y éste, que tenía las dos cua-
un inferior la enseñanza que deseaba.
lidades necesarias para aprender lo que se
Un día (esto sucedió al principio de su
propusiera, que eran atención y memoria, al
carrera, se acercó a un soldado que acababa
concluir el soldado su ejercicio, sabía lo que
de ser relevado de su puesto de centinela que
deseaba saber.
se hallaba en un lugar alejado del centro del campamento). —Oye, le dijo deteniéndole, ¿conoces el manejo del fusil?
Al otro día, para repetir prácticamente lo que había aprendido la víspera, se acercó a un recluta que estaba limpiando su fusil, y le dijo:
—Sí, mi comandante, dijo el soldado.
—¿Sabes manejar tu arma?
—Vamos a ver… ¡Firmes!
—Un poco, mi comandante, contestó el
El soldado descansó la culata del arma
586
Mas como lo que Corona deseaba era
recluta.
sobre el suelo y se puso inmóvil y erguido
—¿Sabes cargarla al mando?
como una pilastra.
—No, mi comandante.
Corona le mandó sucesivamente terciar
—Bueno, pues te voy a enseñar yo. Trae
el arma, presentarla, ponerla sobre el hom-
tu fusil. La carga se hace en once tiempos,
bro, cubrirla, etc.
que son éstos: uno… dos… tres…
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Y empezó a cargar el arma con tanto desembarazo, como si esa fuese su ocupación habitúal.
práctico, algo que tal vez podría él utilizar en alguna ocasión. Se comprende que este incansable an-
Cuando era a un oficial a quien se dirigía
helo de aprender, tenía que ir enriqueciendo
para desvanecer su ignorancia o sus dudas
con rapidez la mente de Corona, dándole
sobre algún punto, procedía de otro modo.
poco a poca aptitud necesaria para desem-
Se acercaba a él y le decía, dándole una pal-
peñar el papel que el destino le había señala-
madita en el hombro:
do en nuestra historia.
—Oiga vd., compañero, ¿sabe vd. lo que significa esta palabra?
Esas tendencias de Corona, esa inclinación que mostraba al estudio, no preocupa-
—Sí, mi coronel.
ban, sin embargo, su espíritu más que en las
—Pues yo no.
escasas horas de relativa tranquilidad que
—¿Pero cómo no lo ha de saber vd., mi
los acontecimientos de la guerra le dejaban
coronel?
disponibles. Apenas lanzaba el clarín sus
—No, compañero, no lo sé. Mas esto
penetrantes notas, desaparecía instantánea-
no es vergonzoso; lo vergonzoso sería que
mente su afición a la lectura, montaba a ca-
no lo aprendiera nunca. Vamos, compañero,
ballo y no pensaba ya más que en combatir.
explíqueme lo que esa palabra significa.
Tampoco le impedía su deseo de apren-
Y como Corona era generalmente esti-
der, ser un compañero jovial y amable con
mado, el oficial a quien le hacía alguna con-
los demás oficiales de graduación análoga a
sulta, de muy buena voluntad se convertía
la suya. Alternaba, pues, con ellos, conver-
por algunos momentos en el instructor de
saba y era en todos casos un buen amigo o
su jefe.
un compañero servicial.
Las dudas que a Corona le ocurrían acer-
En una cosa sí se abstenía de obrar
ca del significado de las palabras, se deriva-
como los demás: en los excesos de mesa o
ban del deseo que tenía de no leer nada sin
de bebida a que suelen entregarse los oficia-
entenderlo a la perfección.
les en campaña cuando la oportunidad se
Sus lecturas, a las cuales dedicaba par-
les presenta. Todo lo que fuese glotonería
te del tiempo que el servicio le dejaba libre
o intemperancia le causaba a Corona una
algunas veces, eran de preferencia las de li-
especie de horror; y no sólo mostró esta an-
bros didácticos o históricos sobre el arte de
tipatía cuando fue simple oficial, sino que
la guerra.
la conservó, como es de suponerse, cuando
Cuando llegaba con su fuerza a alguna población, en el acto se relacionaba con las
sus servicios le hicieron alcanzar el más alto grado en la jerarquía militar.
autoridades, y a fuerza de conversar con
—Pero, coronel, le dijo un día un com-
éstas, sin objeto alguno al parecer, sobre
pañero de armas, vd. no bebe vino, no fuma,
los asuntos que estaban acostumbradas a
no toma rapé, no echa de menos la comi-
manejar, aprendía de ellas algo nuevo, algo
da, no se cansa nunca, no tiene sueño sino general ramón corona
587
cuando hay una buena ocasión de dormir…
En el momento en que cada uno de los
Decididamente, coronel, no es vd. un hom-
presentes escribía su voto en una cédula,
bre como los demás.
se levantó de su asiento el capitán Bibiano
Corona contestó:
Dávalos y dijo en alta voz:
—He tenido la fortuna de nacer y crecer
—Señores, ¿para qué proceder entre sol-
sano y fuerte, como si hubiese sido formado
dados con tanta reserva? Cada uno de noso-
expresamente para la guerra. En cuanto al
tros es libre de designar francamente a quien
género de vida que llevo, tal vez sea un poco
quiera. En cuanto a mí, doy con mucho gus-
raro entre nosotros, pero creo que es el que
to mi voto en favor del comandante Corona.
me pone en mejores condiciones pera cum-
Oyóse entre los oficiales un rumor de
plir con mis deberes de soldado.
aprobación, que presagiaba el nombramien-
Y en efecto, como siempre tenía la cabe-
to de Corona; pero éste, en un arranque de
za despejada y el espíritu libre, podía estar
esa sinceridad que era una de sus cualidades
sobre aviso a todas horas y constantemente
características, se levantó a su vez y dijo:
alerta.
—Señores, si la designación que mi ami-
Se comprende que un hombre dotado de
go el capitán Dávalos acaba de hacer en mi
un carácter como el que venimos esbozan-
favor muy bondadosa pero muy indebida-
do, estaba llamado por la fuerza de los acon-
mente, es secundada por ustedes, pido ser
tecimientos a prestar importantes servicios
dado de baja en el acto, pues no quiero ha-
a su país.
cerme cómplice de una injusticia. Es a nues-
Prosigamos nuestra narración.
tro teniente coronel el Sr. Villanueva a quien todos debiéramos designar, y por mi parte
IV En Escuinapa, a donde según hemos dicho, se dirigieron Villanueva y Corona después
Al verse señalado tan directamente Villanueva se acercó S Corona y le dijo:
de abandonar a Acaponeta, ambos jefes se
—Amigo mío, mi edad y mi familia son
encontraron con el coronel Bonifacio Peña,
un obstáculo para que yo continúe en el ser-
que acababa de ser nombrado Jefe político
vicio. He trabajado por que lo nombren a
y Comandante militar de Tepic por el Go-
vd., ¿le parece que he hecho mal?
bierno Constitucional. Traía consigo 200
—Pero, mi jefe, replicó Corona sorpren-
hombres y algunas piezas de montaña, que
dido, ¿es cosa resuelta la separación de vd.
unidos a las fuerzas de Villanueva y Corona
del servicio?
tomaron el nombre de “Sección de Tepic”,
—Sí, y solo esperaba yo una ocasión
siendo el jefe natural de ellas el coronel Peña,
favorable para hacerlo, y me parece que esa
a instancias del cual se procedió a nombrar
ocasión es la presente.
por elección al que debía ser su segundo. Reunióse con este objeto una junta de jefes y oficiales, y se procedió a la elección. 588
he cumplido ya con ese deber.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
En vista de esta explicación, Corona no insistió en su negativa, y fue nombrado segundo en jefe de la Sección de Tepic.
Desde aquella ocasión fue ya visible la naciente popularidad del joven caudillo.
Mediante su concurso, Lozada, que se había enseñoreado de Tepic, fue desaloja-
Una vez hecho el nombramiento de
do de él varias veces, aunque sus crecidas
segundo, la tropa liberal se puso en mar-
hordas y los auxilios que recibía de los jefes
cha sobre Tepic, ocupado por las chusmas
reaccionarios, lo ponían en aptitud de reco-
de Lozada. Trabóse entre éstas y aquellas;
brarlo con más o menos dificultad.
disputándose la posesión de la ciudad, un
Mas esa guerra constante que le hacía
combate feroz y sangriento que duró cin-
Corona, contribuía, en cierto modo, a re-
co horas, al cabo de las cuales los lozadeños
primir los ímpetus del bandido de Nayarit,
abandonaron sus posiciones, que quedaron
para el cual el robo, el asesinato y el pillaje,
en poder de las fuerzas constitucionalistas.
lo mismo podían considerarse como conse-
Estas compraron cara la victoria, pues su-
cuencias de la guerra, que como medios de
frieron muchas pérdidas, teniendo, además,
ejercer el gobierno de que estaba encargado
que lamentar la muerte del coronel en jefe
por la reacción.
Peña, a quien cuatro balas le atravesaron el pecho durante la acción. La pérdida de este jefe, puso a Corona al frente de la Sección de Tepic.
Tanta resonancia tuvieron los triunfos y servicios militares de Corona, aún fuera de Tepic, que el Gral. Ogazón, Gobernador y Comandante Militar de Jalisco, le envió
A partir del 11 de Junio de 1859, fecha en
como recompensa y como estímulo el des-
que se verificaron estos acontecimientos, Co-
pacho de coronel de Guardia Nacional, el 15
rona comunicó a la Sección que había que-
de Octubre del mismo año de 1859. Mas no
dado bajo su mando, su actividad juvenil y
le mandaba auxilio ninguno para sus tropas,
su ardimiento patriótico. La Sección de Tepic
porque carecía de recursos para hacerlo.
vino a convertirse en la pesadilla de Lozada, y su jefe llegó a parecerle su ángel malo.
Corona tuvo, pues, el gran mérito de haber mantenido vivo el fuego sagrado de la
Obrando unas veces por su propia cuen-
revolución liberal en Tepic, en medio de las
ta y otras en combinación con algún jefe su-
privaciones y de las penalidades más amar-
perior de las fuerzas liberales, Corona y sus
gas, cuando no solo se veía casi abandonado
tropas se encontraron en todas las victorias
en aquel remoto territorio, sino cuando ni
alcanzadas sobre el fiero jefe de la reacción en
siquiera se vislumbraba el triunfo de la cau-
Tepic, sufriendo otras veces grandes descala-
sa en el porvenir.
bros. Pero el alma de Corona estaba demasia-
El año siguiente (1860) fue más propi-
do bien templada para que se quebrantara
cio a las armas constitucionalistas y la ba-
ante los reveces más rudos. Apenas acababa
talla de Calpulálpan abrió las puertas de la
de obtener el enemigo algunas ventajas sobre
capital al gobierno legítimo. Mas la lucha,
él, cuando ya estaba rehaciendo de nuevo sus
aunque bastante amortiguada, continuó en
tropas; y una vez reorganizadas, las llevaba
varios puntos del país, entre los cuales se en-
al combate con tanta intrepidez como antes.
contraba Tepic. general ramón corona
589
En Noviembre de 1801, Ogazón dispuso
lozadeños emboscados allí con el exclusivo
acrecentar las fuerzas de Corona y organizar
objeto de asesinarlo. A pesar de la confusión
con su ayuda una campaña decisiva contra
consiguiente a la sorpresa, logra escapar con
Lozada. Emprendióse, en efecto; pero algu-
vida Corona, no sin que perezcan quince
nos días después de comenzada, Ogazón
saldados de su escolta. Apenas acababan de
recibió órdenes terminantes del Gobierno,
salir del desfiladero en que los habían sor-
que le obligaban a partir perentoriamente
prendido, cuando uno de los soldados dijo
de Tepic, retirando sus fuerzas. Era que los
con espanto:
preliminares de la guerra de Intervención
—¡Está herido el coronel!
empezaban a desarrollarse en el Oriente de
Todos volvieron la vista hacia Corona, y
la República. Alarmados los tepiqueños porque se les iba a dejar expuestos a las depredaciones y
590
le vieron el rostro cubierto de sangre. —No es nada, dijo el jefe limpiándose la sangre. Tengo un rascuño, y nada más.
venganzas del irritado Tigre de Alica, como
Una bala lozadeña le había atravesado el
llamaban a Lozada, lograron por la media-
sombrero, hiriéndole superficialmente la ca-
ción de los principales comerciantes de la
beza. Con una línea más de inclinación que
plaza, cerca de Ogazón y del jefe reaccio-
hubiese tenido el arma que lanzó aquel pro-
nario, que éstos entraran en convenios para
yectil, Corona habría quedado muerto allí.
proporcionar la paz a aquella región entre-
Al día siguiente, supo que Lozada había
gada por tanto tiempo a las agitaciones de
roto los tratados de Pochotitán el 1° de Junio
la guerra.
y se había echado sobre Tepic, sorprendien-
Los tratados, en los cuales sólo pudo
do a la guarnición. Al punto comprendió
convenir el general Ogazón a causa de las
que su marcha hacia el Oriente iba a quedar
difíciles circunstancias porque atravesaba el
frustrada con aquel suceso. Volvió con ra-
país, se firmaron el 1º de Febrero de 1862, en
pidez hacia Tepic, recogió los dispersos que
Pochotitán.
halló a su paso, reorganizó su sección y se
Una vez obtenida de ese inesperado
dispuso a emprender nuevamente aquella
modo la sumisión de Lozada, Corana pi-
guerra implacable que tan ardientes deseos
dió marchar al Oriente de la República con
de venganza había despertado en el corazón
1,000 hombres del contingente que Jalisco
de Lozada.
iba a enviar, para la guerra que se preparaba.
En Julio, el gobernador de Sinaloa, D.
Ogazón contestó a su demanda en sentido
Plácido Vega, se comprometió a suministrar
favorable,
recursos a la Sección de Tepic, a cambio de
A fines de Mayo se hallaba viajando Co-
algunos servicios que ésta prestaría al Esta-
rona fuera de Tepic, terminando sus prepa-
do. El 19 de Octubre, Corona atacó a Tepic.
rativos para partir al Oriente con sus tropas,
Sus fuerzas constaban ya de 2,000 hombres,
cuando al pasar un día por el cañón del Ce-
y habían tomado el nombre de Brigada. Fue-
boruco, caen sobre él repentinamente 200
ron rechazadas, y este contratiempo sirvió
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
de pretexto a Vega para faltar a lo pactado.
rona y Sánchez Román con sus respectivas
Pero habiendo llegado a Guadalajara, en No-
brigadas. Después de ponerse de acuerdo los
viembre, el General Manuel Doblado, que
tres jefes acerca de los medios de proseguir
iba en calidad de Gobernador de Jalisco y
la guerra, Corona partió al frente de las bri-
con un alto cargo militar en Occidente, ese
gadas Unidas de Sinaloa y Jalisco, rumbo a
jefe dio orden el gobierno de Sinaloa para
la frontera de Durango, de donde era posi-
que siguiera proporcionando recursos a la
ble que fueran tropas francesas a invadir el
tropa de Tepic, y confirió a Corona el grado
Estado. Situóse Corona sobre la sierra, en
de General de brigada.
un lugar que se llama el Espinazo del Diablo, y el 1º de Enero de 1865 sostuvo allí un
V
combate encarnizado contra la vanguardia
A pesar de las órdenes de Doblado, la situa-
de la 1ª división del ejército franco-mexica-
ción de la Brigada de Tepic continuaba sien-
no, siendo al fin desalojado de su posición a
do tan precaria como antes. El general Jesús
causa de la superioridad numérica del ene-
García Morales, que había reemplazado en
migo, mas no sin causarle grandes pérdidas.
el gobierno de Sinaloa a Vega, se negaba a
Habiéndose internado de nuevo en Sinaloa,
auxiliar a las fuerzas de Corona.
derrotó el 10 de Enero en Veranos, en unión
Esta circunstancia y la impopularidad
de los generales Rulí y Correa, a una Sección
que rodeaba a García Morales, decidieron a
compuesta de 100 cazadores de Vincennes,
Corona a tomar participio en un pronuncia-
50 traidores y 50 arrieros armados, que ha-
miento promovido por el coronel Antonio
bía dejado allí el general Castagny, jefe de la
Rosales y el Coronel Joaquín Sánchez Ro-
división antes nombrada. Al llegar a Con-
mán, con el objeto de derribar al gobernador
cordia, Corona envió a Chihuahua a D. Juan
de Sinaloa, lo que pronto consiguieron. En
B. Sepúlveda, a fin de que recabase del Pre-
su lugar fue nombrado el coronel Rosales,
sidente de la República, que se encontraba
quien comenzó a ejercer su cargo en Octu-
allí, la legalización de sus actos, pues desde
bre de 1864.
el pronunciamiento contra el gobernador
El 12 de Noviembre fondeó en Mazat-
García Morales, en el que Corona había to-
lán la escuadra invasora del Pacífico, y su co-
mado parte activa, sus actos no reconocían
mandante Kergrist anunció al comandante
un origen legal. El Sr. Sepúlveda era el en-
de la plaza que desde el día siguiente queda-
cargado del ramo de hacienda en los Distri-
rían rotas las hostilidades. De acuerdo con
tos de Mazatlán, Concordia, Rosario y San
Corona, Rosales salió de la plaza con sus
Ignacio.
tropas, y después de sufrir algunas pérdi-
Los meses de Marzo y Abril fueron ad-
das en un encuentro con Lozada, que había
versos para los soldados republicanos; pues
entrado ya en convenios con los invasores
sufrieron en varios puntos del Estado derro-
para obrar en combinación con ellos, llegó al
tas tras derrotas, al misino tiempo que los
pueblo de Quelite, donde se le unieron Co-
recursos para la defensa se hacían cada día general ramón corona
591
592
más escasos, pues muchas poblaciones ha-
los patriotas, los distritos de Rosario y Con-
bían sido devastadas, los campos permane-
cordia habían caído en poder de los impe-
cían improductivos, los ganados se habían
rialistas. Bajó hacia el Sur sin dilación y ex-
agotado y el hambre se hacía sentir por to-
tendió sus tropas en una circunferencia que
das partes.
encerraba a Mazatlán del modo siguiente:
A la vista de estas regiones desoladas,
en Villa Unión, punto situado al Oriente del
Corona decidió avanzar hacia el Norte, y a
puerto, se colocó una fuerza de caballería a
principios de Mayo llegó a Culiacán. Allí se
las órdenes del comandante Leonardo Puli-
encontró con que Rosales había tropezado
do; en Siqueiros, otro cuerpo de tropas, con
con graves dificultades en el gobierno y con
el teniente coronel Eulogio Parra a su cabe-
que estaba resuelto a delegar su poder en
za; en la ranchería de Palmasola, una sección
Corona, si éste no accedía a algunas exigen-
al mando del comandante Donato Guerra:
cias que a Corona parecieron infundadas.
en las Moras, la brigada da Jalisco, que man-
Como el gobernador insistiese en su propó-
daba el general José M. Gutiérrez; en Con-
sito, Corona recibió su dimisión; pero inme-
cordia, la brigada del general Rubí, gober-
diatamente propuso en una junta de guerra
nador del Estado, y en Urias, una guerrilla
fuese nombrado gobernador provisional de
mandada por su jefe D. Juan Miramontes.
Sinaloa el general Domingo Rubí. Su pro-
Los puntos escogidos se extendían en torno
posición fue aceptada, como era natural.
de Mazatlán, a una distancia de él de cuatro
Después de consumado este cambio de go-
a ocho leguas. El cuartel general se estableció
bernante, Corona dispuso que se quedase
en Villa Unión. Varios meses conservaron
una guarnición en Culiacán, y él partió con
las tropas aquellas posiciones teniendo que
el resto de las Brigadas Unidas de Sinaloa y
sostener frecuentes pero poco importante
Jalisco hacia Tamazula, Estado de Durango,
combates con el enemigo. A mediados de
para atacar a los invasores por aquella par-
Marzo de 1866 el general Corona supo que
te. En el curso de la marcha recibió algunos
Lozada, al frente de 2,000 hombres, habían
pliegos del Gobierno Federal. El Presidente
salido de Tepic, pasando por Acaponeta, a
de la República aprobaba todos los actos
fin de venir a atacar a las tropas republica-
cumplidos por Corona hasta entonces, y le
nas en combinación con las invasoras de
enviaba el despacho de general efectivo de
Mazatlán. Al mismo tiempo habían de salir
brigada, grado que algún tiempo antes le ha-
del puerto mil hombres pata incorporarse
bía concedido el general Manuel Doblado.
a las tropas procedentes de Tepic. Corona
El gobierno aprobaba también la marcha de
comprendió la necesidad de impedir que los
Corona hacia Durango; pero pocos días des-
aliados unieran sus esfuerzos, y con este ob-
pués le envió la orden de contramarchar y
jeto fue en el acto al encuentro de los fran-
de volver a Sinaloa con el fin de continuar la
ceses, que avanzaban rumbo a Villa Unión,
campaña; Al llegar a ese Estado, vio Corona
donde ambas tropas se avistaron. Rompie-
que lejos de haber mejorado la situación de
ron el fuego, y durante los días 19, 20 y 21
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
de Marzo, republicanos y franceses sostu-
y organizasen en lo sucesivo para la defensa
vieron tenaces combates, que les causaron
de los Estados de Sinaloa, Jalisco y Colima;
considerables pérdidas de hombres. De Villa
confiriéndole, además, plenos poderes para
Unión, los franceses tuvieron que retroceder
la remoción y nombramiento de goberna-
con grandes desventajas a Mazatlán. Loza-
dor y comandante militar de cada uno de
da siguió avanzando hacia el interior de Si-
esos Estados, que quedarían subordinados a
naloa, y el 1º de Abril llegó a Concordia. Co-
su autoridad; facultándole, por último, para
tona dispuso atacarlo el mismo día, para lo
disponer de las rentas federales en el vasto
cual distribuyó sus tropas en tres columnas,
territorio de su jurisdicción, y para procu-
que asaltaron la ciudad con mucho denue-
rarse los recursos necesarios para la campa-
do; pero no obstante eso, fueron rechazadas
ña, por medio de los impuestos que creyese
con lamentables pérdidas, pues entre los
conveniente decretar. Con tan amplísimas
muertos se contó al general José M. Gutiérrez,
facultades, Corona aumentó considerable-
al coronel Onofre Campaña y a varios ofi-
mente sus fuerzas, lo mismo que sus recur-
ciales. Las fuerzas derrotadas se retiraron en
sos, y pudo no sólo acercarse más a Mazat-
desorden durante la noche. Después de esta
lán y seguir hostilizando al enemigo, sino
derrota la situación de los republicanos vino
también enviar algunas tropas a Sonora y
a ser en extremo crítica, y habría llegado a
a Santiago Ixcuintla, para dispersar las fuer-
convertirse en desesperada, si el jefe tepique-
zas de Lozana, que se estaban reuniendo en
ño y los franceses se hubiesen confabulado
este último punto. Los auxilios enviados a
para batir a los patriotas; pero felizmente
aquel Estado ayudaron a decidir la campa-
para la causa nacional, sobrevino algún des-
ña, que terminó con la toma de Guaymas
acuerdo entre los extranjeros y Lozada, con
por los republicanos el 15 de Septiembre.
motivo de la primacía en el mando de las
En Sinaloa los franceses se encentraban re-
fuerzas que iban a obrar en combinación,
ducidos al puerto de Mazatlán y al puesto
y estas desavenencias resolvieron a Lozada
avanzado de Palos Prietos, a corta distancia
a contramarchar a Tepic, dando así tiempo
de aquél. Conociendo Corona la ventajosa
a los republicanos para rehacerse y volver a
posición de los soldados republicanos y el
ocupar sus anteriores posiciones en derredor
embarazo en qué el enemigo se encontraba
de Mazatlán, sosteniendo con los france-
a causa de su situación excepcional, pues
ses frecuentes combates por conservarlas.
había sabido que las tropas francesas iban
El 26 de Mayo el Gobierno Federal expidió
a ser retiradas de México por órdenes de
al general Corona un despacho en el que le
Napoleón III, resolvió emprender una serie
confería el mando del Ejército de Occidente,
de combates más formales que los que has-
dándose esta denominación a las tropas que
ta entonces se habían empeñado. Dispuso,
había tenido hasta entonces bajo sus órde-
pues, atacar el fortín de Palos Prietos el 12 de
nes con el nombre de Brigadas Unidas de
Septiembre a la madrugada, y el día 13 fue
Sinaloa y Jalisco, y a cuantas se reclutasen
ocupado por sus soldados. El terreno domigeneral ramón corona
593
nado por las fuerzas imperialistas se estre-
se apodera de Colima, y va a tomar parte
chaba cada vez más; pero Corona no creyó
en el sitio de Querétaro, en calidad de gene-
oportuno aún intentar un asalto a la plaza.
ral 2° en Jefe del Ejército sitiador; se dirige,
En consecuencia, se limitó a enviar sobre Ja-
por último, hacia la capital de la República,
lisco una brigada que sirviese da vanguardia
asediada a la sazón por el general Díaz, y
el ejército de Occidente, el cual no tardaría
ayuda a este jefe a obtener la rendición de
en avanzar en esa dirección, hacia el centro
la ciudad.
de la República, para concurrir a la destruc-
Restablecido el orden constitucional, el
ción decisiva de las fuerzas imperialistas. El
general Corona regresa a Occidente, en cali-
4 de Noviembre las tropas republicanas se
dad de Jefe de la 4ª División del Ejército. En
acercaron más a Mazatlán, y quedaron es-
1873 vence en los campos de la Mojonera
calonadas de Venadillo a Palos Prieto. En la
a Lozada, que al frente de 6,000 hombres,
madrugada del día 13 lograron desalojar ir
pero pudiendo disponer de 18,000 si sus
al enemigo de la primera línea fortificada,
primeras operaciones alcanzan un resulta-
la que fue luego ocupada por los patriotas.
do favorable, intenta tomar a Guadalajara
Por fin en la mañana del mismo día 13 los
y restablecer en el país el antiguo predomi-
franceses abandonaron el puerto y se em-
nio de la raza indígena. En Mayo del año
barcaron precipitadamente, valiéndose de
siguiente parte para España como Ministro
la astucia para lograr que se suspendieran
Plenipotenciario de México en aquella corte.
las hostilidades, mientras ellos verificaban
Permanece en Europa doce años, vuelve al
su retirada. La ciudad fue inmediatamente
cabo de ellos a la patria, es electo goberna-
ocupada por las fuerzas republicanas, en
dor de Jalisco a principios de 1887, y el 10 de
medio de las ovaciones más estrepitosa de
Noviembre de 1889 cae herido mortalmente
la población sometida dos años al duro régi-
bajo el puñal de un asesino, en una de las
men imperial.
calles de la ciudad que diez y seis años antes
Pocos días después de esta fecha memorable para los sinaloenses, Corona recibió del Presidente de la República el despacho
das terribles de la fiera de Alica.1 Los detalles de este deplorado acontecimiento
1
de general de División, firmado el 2 de No-
viven aún en la memoria de los contemporáneos, y no
viembre, como recompensa al valor y perse-
se han olvidado tampoco los rumores que acerca de él
verancia con que había defendido a la patria
instrumento de alguna agrupación política o social más
circularon, y en los que se consideraba el asesino como
en una de sus épocas mas tormentosas. Ex-
como ninguna prensa plena, entonces ni hoy, he venido a
tinguida hasta la última chispa del incendio
carecido de él, debemos dejar al tiempo la dilucidación de
intervencionista en Sinaloa, Corona salió el 20 de Diciembre de Mazatlán, para concurrir al fin de la campaña en el interior de la República. Pasa por Tepic, desafiando la ira y el despecho de Lozada, entra en Guadalajara, 594
defendiera tan heroicamente contra las hor-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
establecer que tales rumores hayan tenido fundamento o las dudas que sobre el asesinato del Gral. Corona pudiera haber, y limitarnos a la reminiscencia del hecho en su manifestación visible, prescindiendo de su móvil oculto, si lo tuvo. Recordaremos, pues, en pocas palabras el suceso. El domingo 10 de Noviembre de 1889, caminaba el Gral. Corona, acompañado de su esposa, su pequeño hijo Carlos y una antigua haya de éste, en dirección al Teatro
En esta rápida reseña hemos pasado por
VI
alto muchos, muchísimos acontecimientos
El General Ramón Corona era un hombre de
capitales o incidentales, que aunque servi-
alta estatura y de complexión muy vigorosa.
rían para dar una idea más completa de las
Su rostro, de un tinte moreno claro y rosado,
operaciones del Ejército de Occidente y de
ofrecía una singular y simpática expresión,
los servicios prestados por su ilustre jefe a la
mezcla de afabilidad y energía, de dulzura
nación, no pueden tener cabida en el estre-
y de firmeza. Animaba siempre a sus oscu-
cho espacio reservado a estas semblanzas.
ros ojos una mirada tranquila y leal. Tenía
Conformémonos, pues, con lo dicho.
amplia la frente, la nariz aguileña y la boca noblemente modelada. Sus cabellos eran ne-
Principal de Guadalajara, para asistir a la representación
gros, y un corto bigote del mismo color daba
dramática de esa tarde, a que había sido invitado, cuando
a su semblante el aire marcial que tanta con-
al llegar a la esquina de la calle de Degollado, próxima al
fianza inspiraba a sus soldados.
coliseo, un desconocido se arrojó a él, puñal en mano, y le infirió tres profundas heridas, sin que las fuerzas de
No tenía Corona esos modales brusca-
la Sra. Corona por impedir la consumación del crimen
mente familiares, que tan comunes eran en
tuviesen el resultado que se proponía. Trasladado el casi espirante general a su casa, fue asistido con extremada
la clase militar de los pasados tiempos. Mos-
solicitud por los médicos más acreditados de Guadalaja-
trábase decente y cortés con todo el mundo,
ra; mas todo en vano; su salvación era imposible, y a las 7 y 55 minutos del día siguiente, dejaba de existir, tras una
y sus subordinados recibían de él un trato
tranquila pero dolorosa agonía, el antiguo jefe del heroico
franco y amistoso.
Ejército de Occidente, que tanto hizo por la causa de la República. En cuanto al asesino, una vez cumplido su propósito, echó a correr por la misma calle de Degollado, y cuando se encontró a más de veinte pasos del sitio en que acababa de herir al general, se dio a sí mismo cuatro puñaladas, que le privaron casi instantáneamente de la vida. Así lo dijo la prensa de Guadalajara. Hecha la debi-
Pero la moderación que mostraba en sus relaciones normales con sus inferiores, se trocaba en severidad intransigente cuando alguno de aquellos incurría en faltas u omisiones dignas de castigo. Y eran tanto más
da investigación acerca del asesino y suicida, se supo que
respetadas sus órdenes, cuanto que Corona
se había llamado Primitivo Ron, que había sido primero
rio tenía ninguno de aquellos vicios, ningu-
preceptor de una escuela, enseguida gendarme y que tenía veintidós años de edad al cometer el crimen. Por el
na de aquellas debilidades que en determi-
examen de los papeles que se hallaron en el bolsillo, se
nadas circunstancias nivelan al general con
supo que el suicidio era desde tiempo atrás una monomanía en él. Entre esos papeles se halló una especie de
el último de sus soldados, y minan si no el
declaración de principios, con el título de Manifestación
principio de autoridad, sí la base del presti-
—Mi decisión suicida. Ese documento es una incoherente profesión de fe, mitad deísta, mitad panteísta, en la que su autor trata de explicar y justificar su resolución de dar muerte al Gral. Corona, y de suicidarse en seguida. Tal
gio jerárquico. No bebía jamás licores embriagantes;
explicación, sin embargo, ni siquiera se vislumbra, como
era el hombre más sobrio de todo su ejército
era de creer desde luego, en la extravagante disertación
y su resistencia para soportar las fatigas y
en que el asesino hace alarde de sus superficiales y mal asimilados conocimientos. Como testimonios de gratitud al Gral. Corona, se ha llevado en Guadalajara un monumento a su memoria y se ha dado su nombre a un mercado de la misma ciudad.
privaciones de la campaña, era sorprendente. Dormía poco con un sueño ligero; estudiaba mucho y vigilaba siempre. Sus hábitos de templanza le hacían apto para este general ramón corona
595
género de vida, que otros no habrían podido soportar mucho tiempo.
se Corona con perfecta serenidad, en medio
Su bondad ingénita y el espíritu de jus-
de las descargas de fusilería que partían del
ticia que era uno de los rasgos más salientes
puesto lozadeño, los soldados entusiasma-
de su carácter, le hacían conceder al jefe y al
dos vitorearon a su caudillo predilecto, y pe
soldado lo que a cada uno le correspondía,
precipitaron con denuedo sobre el enemigo,
sin preferencias originadas por debilidades o
logrando desalojarlo en breve tiempo.
complacencias ilegítimas.
596
Y como ese acto de justicia lo ejecuta-
Ese desprecio al peligro lo mostró Coro-
Durante la larga campaña de Tepic que
na en todo tiempo, aun después de que hubo
precedió a los tratados de Pochotitán, su-
conquistado con su valor y patriotismo una
cedió que en uno de los asaltos que Lozada
posición militar y social bien cimentada.
dio a la plaza de Tepic, su gente se apoderó
Cuando la acción de la Mojonera con-
de una parte de la ciudad y se parapetó en
tra las fuerzas invasores de Lozada, Corona,
ella. Para desalojarlo, se formó una columna
en su calidad de general en jefe de las tropas
cuya vanguardia se puso al mando del ca-
defensoras de Guadalajara no estaba estricta-
pitán Cleofas Salmón. Este oficial, viendo
mente obligado a permanecer en medio del
que los soldados vacilaban al ir a atacar a
fuego; y sin embargo, se le vio en todos los
pecho descubierto a un enemigo puesto casi
sitios peligrosos en que su presencia podía ser
a cubierto del fuego, sacó la espada, y con
de alguna utilidad. Llevaba en aquella memo-
ademanes amenazadores y áspero lenguaje
rable jornada el traje que usaba comúnmente
empezó a excitarlos a que avanzaran con
en campaña: pantalón y chaleco blanco, bo-
más resolución. Corona que pasaba por allí
tas fuertes negras, jaquet azul con botones
a caballo en aquellos instantes, vio el mal
dorados, sombrerito fieltro oscuro y capote
efecto de las amenazas e injurias que Sal-
militar. Por todas armas, así en su persona
món dirigía a a la tropa, por lo cual avanzó
como en los arneses de su corcel, llevaba un
hasta las primeras filas de la columna, y dijo
fuete en la mano. Manteníase firme e impa-
en alta voz al jefe de la vanguardia:
sible sobre su caballo blanco el “Cisne”, mien-
—Capitán, los veteranos del batallón
tras el pobre animal, con las orejas levantadas,
“Degollado” no necesitan de esa clase de es-
las narices abiertas y el ojo alerta y vivo, no
tímulos para lanzarse a la pelea. Y como en
podía contener el temblor nervioso incesante
estos casos vale más el ejemplo que la pala-
que le causaban las nutridas descargas de los
bra, vd., en su calidad de jefe de esa sección,
fusiles y el tronar de los cañones.
póngase al frente de ella, y ni uno solo de
La entrada triunfal de las fuerzas de Co-
los soldados que la forman dejará de entrar
rona en Guadalajara, produjo un júbilo deli-
valientemente en el combate. Yo respondo
rante en la ciudad, y llevó la tranquilidad y
de ello; todos son conocidos viejos para mí;
la dicha a la familia del héroe, pues Corona-
como qué en ese ameritado cuerpo empecé
se había casado en Octubre de 1867 con una
mi carrera.
apreciable dama americana.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
¡Cuan lejos estaba de pensar aque-
Todo en la historia de Corona fue grande:
lla alegre población, que diez y seis años
su infancia desvalida y angustiosa, su huérfana
más tarde sentiría en interés de su sal-
adolescencia, su juventud heroica, su gloriosa
vador una conmoción no menos general
virilidad y hasta su agonía dulce y resignada.
que entonces, pero muy distinta, puesto que
Cuatro años hace que el ilustre liberal
en 1873 la producía un regocijo inmen-
duerme en su sepulcro. Pero sus brillantes
so, mientras que en 1889 la causaría un
hechos deben haber dejado en los Estados
silencioso dolor por la larga é imponente
de Occidente un recuerdo imperecedero, si
agonía del héroe!
es verdad que los pueblos saben agradecer
Triste fin el de una existencia tan bien empleada en servicio de la libertad y en honra de la patria.
los beneficios que reciben. México, 1894. Antonio Albarrán.
General Antonio Rosales
Es el Zaragoza de Occidente, aunque puede
rindiéndola amorosamente la existencia, y
haber una discrepancia en el parangón: que
precaviéndose, de esta suerte, de mudanzas
el triunfo de San Pedro fue completo; el jefe
y desvíos. Su memoria está durmiendo el
francés Gazielle, capitán de fragata, quedó
sosegado sueño de una muerte tranquila y
prisionero en poder del jefe republicano. Ro-
dulce: la silenciosa y modesta historia de Si-
sales, como el triunfador en la ciudad de los
naloa. En su sepulcro espera la hora del reco-
Ángeles, murió sin ver la virtuosa definitiva
nocimiento, para erguirse majestuosamente
y gloriosa, en la que con tanta fe creían y
y presentar la frente al laurel de los héroes.
por la que con tan singular valor pelearon.
Juchipila, en el Estado de Zacatecas, fue
La vida de Rosales fue rápida como la ilumi-
su cuna. Nació de Don Apolonio Rosales y
nación vivaz del relámpago sobre un cielo
Dora Vicenta Flores, a las diez de la noche
entristecido y enlutado por la brava tem-
del día once del año de 1822. Vino al mun-
pestad. La vida de los héroes es corta. La
do a tiempo de presenciar la liberación de la
gloria mata pronto. El que la resiste mucho
patria, y, acaso esta bella coincidencia fue
tiempo, la empaña. Ella es veleidosa y tor-
en su espíritu rica simiente de pasión por su
nadiza con lo que vive. Su pasión constante
pueblo.
y firme es la muerte. Por eso son terribles
Su familia, de distinguida posición so-
sus amores y sus caricias; pronto se cansa
cial, le educaba en el Seminario de Guada-
del amante vivo, y si no puede, por su amor,
lajara, plantel entonces de reputación. En
arrojarlo cadáver a la historia, se venga
él le sorprendió el clamor de sorpresa y có-
manchándolo con infidelidades crueles, que
lera arrancado por el reto de guerra con que
acarrean sobre él el desprestigio, primero, y
los Estados Unidos del Norte llamaban a
luego la mofa sangrienta, audaz y descarada
México, seguros de vencer a la nación párvula
ladrona de méritos y valimientos. Rosales se
y enferma. Rosales abandonó las aulas, y el
plegó pronto a la tremenda ley de su amada,
ejército de la defensa tuvo un soldado raso,
˜ 599 ˜
600
niño aún, que probó su valor en Texas y
pasajeras; e un instante y por cualquier fútil
que con él conquistó rápidos y merecidos
motivo hacían pavorosa explosión que lle-
ascensos, al grado de que, con las insignias
gaba al paroxismo; pero, aquí se ve el carác-
de teniente, se contó entre los intrépidos
ter indomable de aquel paladín y su adqui-
sostenedores de Monterrey en la sangrien-
rida propensión a la bondad, en un instante
ta disputa de aquella plaza con el poderoso
también sofrenaba con vigorosa voluntad el
e irresistible ejército violador. Asistió a las
arrebato ardiente de su cólera, propicia en
batallas de Palo Alto y la Resaca, y se retiró
todas ocasiones a inflamarse. Jamás fue la
a la vida privada cuando fueron firmados
caballerosidad arrollada por la ingénita ten-
los tratados de Guadalupe Hidalgo. Des-
dencia agresiva. En absoluta oposición a las
de temprano se encontró cara a cara con
violencias que formaron el fondo de su ca-
la adversidad, y en esa pugna formidable,
rácter, fueron sus acciones trascendentales.
temeroso crisol de las almas inclinadas a
Perdonó a sus vencidos y prisioneros con
lo grande, templó y purificó el la suya para
una magnanimidad de que dio el primero
llevarla fuerte y sana a los desastres y a
y único ejemplo en la guerra francesa con
las victorias. Los unos no pusieron miedo
Sinaloa. Con no menores constancias de ge-
en su corazón, y las otras no trastornaron
nerosidad dejó el mando del Estado, cuando
su juicio. Ni golpes ni lisonjas de la suerte
sus obras despertaron la envidia en vez de
le movieron a cautela y precaución, para
encontrar la emulación. Frutos son éstos del
allanar el camino de su prosperidad, des-
temprano y dilatado aprendizaje de la ad-
truyendo obstáculos y maquinaciones. Sa-
versidad, siempre que el alma discípula sea
caba fortaleza del embate de la fortuna, y
grande en su esencia, para no dejar puerta
su patriotismo acendrado y puro hacía que
ni resquicio a las mezquinas pasiones que
la lisonja pérdida se resolviera en borrón y
brotan de un latente deseo de venganza en-
mengua para el artero incensador.
gendrada por el despecho, que, si a tiempo
Para el revés tenía conformidad digní-
no so sujeta, al fin alcanza a infernar a las
sima, como resultante de su credo inque-
almas que más se dirigían al bien. Provecho-
brantable, y para el éxito poseía la profunda
sa para Rosales fue la inmerecida desgracia
serenidad de los ánimos superiores. Nada
de nuestros ejércitos bisoños en la contien-
perturbaba su razón siempre victoriosa.
da con el coloso del septentrión, porque de
El infortunio, su gran maestro, le había
aquel desastre que con magnitud de cata-
infundido una como compasión por la des-
clismo conmovió a la República, obtuvo la
gracia y una imperturbable calma para el
severa enseñanza de la guerra, y aprendió
éxito; su generosidad, no ponderada hasta
la derrota gloriosa que después le sirvió para
hoy como la justicia clama; nació de su fre-
alcanzar el triunfo espléndido.
cuente trato con el infortunio, del cual no
En la prensa fue liberal rojo. Fundó en
aprendió al desquite sino a la bondad y al no-
Guadalajara, el año de 1851, un periódico
ble perdón. Sus iras eran violentísimas, pero
llamado El Canterito, y con él hizo tan ruda
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
General Antonio Rosales
oposición a los moderados, que le valió mu-
Sinaloa con la pretensión nunca lograda de
chas persecuciones que al cabo terminaron
someter a aquel pueblo libérrimo al partido
con la prisión de Rosales en un cuartel.
de la reacción, repugnado en todo tiempo
Los comienzos de su vida política en Si-
por los sinaloenses.
naloa, datan de 1856 en que fue secretario de
A pocos días y como consecuencia de
gobierno, puesto público que tornó a desem-
su valor y pericia que ya descollaban nota-
peñar en las postrimerías del año de 1859.
blemente, se le confió el mando en jefe de
Por disposición del entonces goberna-
la escuadrilla del Estado, para que con ella
dor D. Plácido Vega, tomó el mando del 2°
se apoderara del puerto de San Blas. Afor-
batallón Ligero de Sinaloa y con esa fuerza
tunadamente en su peligrosa empresa, salió
que no llegaba a 300 hombres, se opuso te-
airoso de ella.
merariamente en la Villa de Escuinapa, en
Al saber que el coronel D. Manuel Már-
Febrero de 60, a más de 2,000 aguerridos sol-
quez, por orden del gobierno federal, que ha-
dados del temible Tigre de Alica que había
bía declarado a Sinaloa en estado de sitio,
hecho irrupción en el Estado. El número no
había hecho entrega del gobierno a D. Jesús
fue parte a que vacilara el batallón de Sina-
García Morales, salió de Culiacán, de cuyo
loa. Rompiendo el cerco enemigo, con una
distrito era prefecto con mando militar so-
provocación a la muerte rayana en delirio;
bra Cósala y Mocorito, con 120 hombres,
pasando a través del incendio en que los
obedeciendo al intento de pronunciarse en
acosaba el bandidaje, Rosales, a la cabeza de
Cósala, pero apenas había caminado dos le-
su tropa, salió de la población, burlando al
guas, cuando su reducida fuerza se negó a
exterminio que ya le creía su presa.
seguir, exigiendo que se le confesara el mo-
Tres meses después asistió a la batalla
tivo de aquello que parecía huida secreta de
de Ixcuintla librada contra el jefe del ultra
la ciudad. Rosales no creyó prudente decir
montañismo, Calatayud, que quiso detener
el verdadero fin de la expedición y contes-
al general D. Plácido Vega que con el con-
tó con alguna evasiva que no satisfizo a la
tingente de Sinaloa, cruzaba el cantón de
tropa, la cual le desconoció y emprendió el
Tepic, en marcha al interior de la República,
regreso a Culiacán, no sin haber antes pre-
para tomar parte en la campaña del centro.
tendido matar a Rosales que salvó la vida
Calatayud fue derrotado y muerto.
huyendo tres días por los montes donde le
En Julio fue desterrado del Estado, por
ocurrieron aventuras no despreciables para
su complicación en el pronunciamiento de
novelas de estro romántico. En Septiembre
Meza.
de 1864 se puso de acuerdo con el general
Antes de que terminara el año, en Oc-
Corona y con el coronel Sánchez Román,
tubre, concurrió con alto mando a la batalla
para derribar la administración de García
del Espinal en la que fue vencido Domingo
Morales que ya no mantenía a la brigada de
Cajéu, entrometido extranjero que siendo
Tepic de que era jefe Corona y que, por falta
gobernador de Durango había invadido a
de recursos estaba a punto de disolverse. Por general antonio rosales
603
este plan revolucionario, Rosales fue reco-
to la escuadra francesa del Pacífico y en el
nocido como jefe de las armas en Sinaloa.
acto, el comandante Kergrist notificó a la
Los pronunciados hicieron capitular el 5 de
comandancia militar que desde el siguiente
Octubre a la guarnición del Rosario, y en
día quedaría establecido el bloqueo y que la
aquella ciudad firmaron al siguiente día el
plaza debía aguardar el rompimiento de las
acta del pronunciamiento.
hostilidades por parte de la escuadra. Rosa-
El día 15 en la madrugada, las brigadas
les contestó de una manera tan seca como
de Sinaloa y Jalisco, fuertes con mil hom-
digna, advirtiendo que consideraría roto el
bres, asaltaron la plaza de Mazatlán residen-
armisticio si alguna embarcación francesa se
cia del gobierno, defendida por quinientos
ponía bajo los fuegos de la plaza sin bande-
soldador. Rosales con 300 soldados, atacó
ra de parlamento. Conferenció con Corona
por el Infiernillo y flanqueó las fortificacio-
sobre la conveniencia de defender la plaza y
nes, mientras Corona las flanqueaba por
se resolvió la salida de las fuerzas en vista de
la derecha, determinando estos dos asaltos
la imposibilidad de rechazar un ataque de la
impetuosos, la rendición de la ciudad con la
escuadra, que ya obraba en connivencia con
cual cayó prisionero el gobernador. Conse-
un ejército de 4,000 hombres de Lozada, que
cuencia del triunfo del pronunciamiento fue
se acercaba por la parte de tierra con la rapi-
que Rosales obtuviera el 19 de aquel mes de
dez demandada en semejantes circunstan-
Octubre, el nombramiento de gobernador
cias. Nombró vicegobernador a D. Fortino
provisional. Con tal carácter expidió una
León y prefecto del Distrito a D. Pablo Retes
proclama patriótica, excitando al combate
con el doloroso encargo de hacer entrega de
contra los franceses invasores. “El patrio-
la plaza a los franceses, que se apoderaron
tismo no se desarrolla a latigazos —dijo en
de ella el día 13, después de bombardearla
su proclama— sino que se provoca dando
impunemente y hasta que una comisión
ejemplos de probidad y de abnegación en los
de cónsules, en compañía del Sr. Retes, se
puestos públicos, y de arrojo y valentía en
presentó amparada por la bandera de parla-
los campos de batalla”.
mento, en la fragata D’Assas a hacer la en-
El coronel D. José Rentería desconoció
604
trega de la ciudad indefensa.
el gobierno provisional; pero fue sorprendi-
A las dos de la mañana de aquel día,
do en Mirasoles, a cinco leguas de Culiacán,
Rosa les abandonaba la plaza con los 400
y derrotado, herido y hecho prisionero por
hombres de su guarnición. A la misma hora,
el coronel D. Francisco de la Vega. Hoy el
Lozada que se encontraba ya en la Loma
señor Rentería que entonces pretendió res-
Atravesada a poco más de dos millas del
taurar al gobierno legítimo, es un admira-
puerto, hacía señales a la escuadra, certifi-
dor del héroe, y un hombre respetado por su
cando su criminal puntualidad.
saber y por la honrada e intachable firmeza
Eludió Rosales el encuentro con los ban-
de sus principios y convicciones liberales.
didos traidoras, y haciendo rumbo al Norte,
El 12 de Noviembre echó anclas en el puer-
caminó cuatro leguas y se detuvo en la Puer-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
ta del Hobal, para dar reposo a los patriotas.
¡Diciembre! El mes de la batalla increí-
Lozada, al saberse burlado, mandó sus caba-
ble, de la victoria novelesca; el mes de la
llerías en persecución de los republicanos a
gloria, del patriotismo, del entusiasmo y de
los cuales sorprendió en el punto precitado,
la aureola; en tus auras frías hay notas del
entregados con la mayor confianza al des-
Himno Nacional y vibraciones de alaridos
canso. El pánico se produjo en el campo re-
bélicos; el Humaya canta la estrofa de la
publicano y la derrota casi se declaró en los
guerra, y la ondina, arrebatada de alegría,
primeros instantes del asalto; pero Rosales
lleva al coro de la naturaleza triunfal y júbi-
dio, en tan apurado trance, nueva y brillan-
losa, las voces de su espuma musical.
te prueba de la temeridad que ya nadie le
G. Mani, almirante comandante en
disputaba. Rehechas las filas de los sorpren-
jefe de la armada francesa del Pacífico, y G.
didos, el combate se trabó, furioso y horri-
Munier, comandante superior del puerto de
ble, cuerpo a cuerpo; de un lado el coraje de
Mazatlán, consideraron por decreto del día
los sorprendidos y del otro la rabia de los
10, que la pacificación del norte del Estado
que vieron a la victoria sonriente salir a reci-
dependía de la ocupación de Culiacán, y, en
birlos. No duró más de media de hora la ba-
tal virtud, dispusieron una expedición de
talla, ni más tiempo le permitiera la furia de
tropas y elementos escogidos para que rea-
los combatientes; y al término de ese lapso
lizara la corta campaña que se proponían.
las caballerías traidoras, se precipitaron en
El 19 en la tarde, el gobernador y coman-
fuga desornada ganando el camino de Ma-
dante militar, Rosales, tuvo aviso cierto de
zatlán y abandonando en el campo heridos
que en Altata había fondeado el vapor de
y pertrechos.
guerra Lucifer conduciendo a su bordo 500
En la tarde prosiguió Rosales su marcha,
hombres entre zuavos, argelinos y traido-
y dos días después, el 15, se reunió en el Que-
res, con los que Gazielle, capitán de fragata
lite con las fuerzas de Corona y las de Sán-
y comandante de dicho vapor, se disponía
chez Román. Celebróse una junta de guerra,
a la conquista de Culiacán. Alejandro San-
que terminó con la resolución de rechazar
tacruz, capitán del puerto de Altata, olvi-
a los franceses y a sus aliados, batiéndolos,
dándose de su condición de mexicano, se
acosándolos, destruyéndolos por medio de
prestó a servir de guía a los expedicionarios.
guerrillas, y, ya consecuente con este acuer-
Jorge Carmona, comandante de batallón y
do, Rosales salió para Culiacán al frente de
el español José Domingo Cortés, ambos im-
la Brigada de Sinaloa. A mi paso por San
perialista de representación en la empresa,
Ignacio, el 18, expidió una proclama, alen-
dirigieron cartas a Rosales, procurando con
tando al pueblo a la guerra, y en Diciembre
alevosa maña moverle a que reconociera el
llegó a Culiacán donde firmó, el 16, el de-
imperio traicionando como uno de ellos a
creto declarando puerto de altura a Al tata,
su patria; pero Rosales contestó repeliendo
por hallarse el de Mazatlán, en poder de los
aquella que consideró una grave injuria a
franceses.
sus antecedentes de liberal, de republicano general antonio rosales
605
606
y de patriota, No tuvo la expedición fran-
recibir a los invasores dignamente. Pasó la
co-traidora motivo de tardanza, y avanzó
noche en San Pedro que ya se estremecía al
resueltamente con la seguridad del que no
anuncio de la lucha, presintiendo la gloría,
espera ni cree hallar obstáculo que le demo-
y a la madrugada prosiguió la marcha para
re, ni enemigo digno de oponérsele de faz
abreviar aquella terrible colisión. El choque
y con las armas, por nobles y usuales reco-
estuvo a punto de ser en Navolato. En las
nocidas y aceptadas. Pero Rosales ya sentía
cercanías de este pueblo encontró Rosales
en su cerebro la voz profética del éxito, y se
a sus avanzadas que desde Bachimeto iban
apresuró a obedecer a un mandato íntimo
tiroteando en retirada a las de los interven-
que en tonos muy altos le mandaba conver-
cionista, que en aquellos momentos veri-
tirse en héroe. Su actividad y su resolución
ficaban su entrada en el pueblo, resuelto o
no tuvieron tropiezo que las contuviera.
no preocuparse de los enemigos que se le
Contaba con la Brigada de Sinaloa forma-
opusieran.
da de los batallones “Mixto, 2° de Sinaloa”
Las fuerzas republicanas llegaban ar-
e “Hidalgo” y del escuadrón “Guías de Jalis-
dientes con su reprimida ansia de comba-
co”. Con prontitud prodigiosa se cubrieron
te. Acaso les exasperó la indiferencia inso-
en un día sus numerosas bajas, reclutando
lente de los extranjeros, y los acometieron
defensores entre los muchachos del pueblo
con bravura de veteranos, para cambiar en
que aceptaban con espontáneo arranque de
cólera aquel irritante desdén. Roto el fue-
satisfacción el deber a cuyo cumplimiento
go, se esperó que se empeñara el combate;
se les llamaba. Ignoraban los conocimientos
pero los franco-traidores se guarecieron tras
elementales del soldado: marchar, manejar
los bosques y los cercos que amurallan a la
el fusil; pero no atendían a su disculpable
población, y no aceptaron el reto, a pesar
ignorancia, sino a su inmenso amor al país,
de que por espacio de seis horas lo estuvie-
y de ese amor, el más hermoso, se dejaron
ron sosteniendo audazmente las guerrillas
guiar, poniendo su vida y su suerte en ma-
republicanas, mientras que el grueso de la
nos del valeroso jefe que los congregaba,
“Brigada de Sinaloa”, desplegada en batalla
prometiéndoles, con su solo nombre, honor
a cuatrocientos metros al frente, aguardaba
y prez.
orgullosamente impasible a fogosa embes-
Alcanzó la brigada a contar 400 hom-
tida de los legendarios y terribles zuavos y
bres, en su mayor parte bisoños, reclutas,
argelinos. Perdida la esperanza de combate
muchos sin uniforme siquiera. Violenta-
por aquel día, Rosales retrocedió hasta San
mente se hizo salir a casi todo el escuadrón
Pedro, dejando que la caballería le indicara al
“Lanceros de Jalisco”, al mando de su co-
enemigo el rumbo que debía de seguir para
mandante Francisco Tolentino, a que obser-
encontrarlo al día siguiente.
vara al enemigo y le hiciera el primer saludo
San Pedro, monumento de la historia
de guerra. El día 20, Rosales, con el resto de
de Sinaloa, es un pueblo sin otra impor-
la fuerza abandonó la ciudad y se dispuso a
tancia que la histórica. Su humilde caserío
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
está desparramado en una plácida llanura,
Diciembre. Desde temprano habían tomado
a cuatro leguas de Culiacán, hacia el Occi-
posiciones las tropas de la patria, y espera-
dente; sus habitantes son indígenas, casi en
ban impacientes pero correctos, el anuncio
su totalidad. El pasajero cruzaba antes de
de enemigo al frente. Callaban las cornetas;
Diciembre de 1864 por aquella llanura, que
todos los ojos se volvían dilatándose hacia
presentaba como cicatrices las divisiones de
las lejanías del ocaso. Atrás se levantaba el
propiedades marcadas con los primitivos
sol, como presentando un lienzo de luz so-
cercos de zarzas, sin fijarse en él; antes bien
bre el cual se destacaban las posiciones del
con el deseo de pasar pronto. Tal aspecto de
ejército nacional. Había una ansiedad pro-
soledad y tristeza tiene el pueblecillo con
funda, que se revelaba en las miradas que es-
sus chozas, morada de la inopia y de la fa-
cudriñaban el camino solitario de Navoloto.
tiga sin recompensa. Por el camino del Po-
De repente, a las siete de la mañana, se oye-
niente se debía da presentar el enemigo y en
ron disparos de fusil, y a poco se percibieron
ese camino se situó Rosales teniendo muy
por los oídos alerta rumores de marchas.
terca las últimas casuchas del pueblo. El co-
Hubo un temblor entre los patriotas, que
razón del pequeño ejército lo formaron cua-
fue la despedida general del miedo. El ejér-
tro cañones que servía el teniente Evaristo
cito se cimbreó con movimiento de onda, y
González, con su correspondiente dotación
las manos apretaron con cariño las armas.
de artilleros novicios, sostenidos por alguna
mientras las pupilas pretendían descubrir a
infantería. A la derecha formaba el batallón
los franceses. No tardaron en aparecer los
“Hidalgo” a las órdenes del coronel Ascen-
“Guías de Jalisco”, dando la espalda y retro-
sión Correa, y a la izquierda el “Mixto” con
cediendo pausadamente, fogueándose con
dos cañoncitos, mandado por el comandan-
la vanguardia enemiga a la corta distancia
te de batallón Jorge García Granados, hom-
de un tiro de pistola. En el instante sona-
bre de un valor que tocaba los límites de la
ron las voces de los clarines de órdenes, y
locura, y cuyo nombre es en Sinaloa, cifra y
dijerase que a su conjuro patriótico se ende-
prenda de la intrepidez ciega. La caballería
rezaron aquellos soldados nuevos, ante los
ocupó la reserva.
antiguos triunfadores en las tremendas lides
Se desesperezaba la naturaleza joven
europeas.
como con sacudimientos de terror al presen-
Los expedicionarios presentaron batalla
ciar los inusitados aprestos, y quizá parecía-
formando su centro con argelinos y traido-
le que aun no despertaba, y que, un sueño
res, su derecha con franceses, y la izquier-
extraño le fingía aquellos aparatos de muer-
da con traidores. Dos obuses de montaña
te que la estremecían, ora con su estrépito
quedaron bajo la dirección de los franceses
y su repicar de aceros, ora con su calma y
que ocupaban la derecha. Ocuparon los in-
su silencio más espantosos aún que el más
vasores un espacio que se extendía desde el
medroso ruido. Comenzaba el día, un día
camino hasta un vallado que servía como
gris perla, triste con las últimas ráfagas de
de extremo a su derecha. Apenas tomadas general antonio rosales
607
tus posiciones, el fuego se hizo general; re-
provocado su fiereza selvática. Retrocedían
tumbó la artillería, barriendo la llanura con
a la carrera los invasores, cuando Granados
su formidable deyección de hierro; en los in-
fue herido en el vientre por un tiro de pis-
tervalos se oía el fuego de la fusilería, nutri-
tola que le disparó, faltando a las leyes del
do, rápido; en medio de aquel estruendo, se
honor militar, un oficial francés que acaba-
contemplaban los contendientes, y se me-
ba de entregarse prisionero. El éxito estuvo
dían como gladiadores al salir a la arena sa-
a punto de malograrse; pero Rosales, que
ludados por los aplausos de los concurrentes
atentamente seguía las peripecias del com-
que, de tal modo, manifiestan la seguridad
bate, mandó, a ese tiempo, que la caballería
de que triunfará el gladiador acostumbrado
apoyara al “Mixto”, y con esto se decidió en
al circo donde no hay Hércules que le haya
favor de los patriotas el incidente. Los fran-
resistido.
ceses regresaron derrotados a sus posiciones.
Media hora de cañoneo acabó de encender la sangre de los combatientes. Los
608
El Mayor del “Mixto”, José Palacio, tomó el mando del batallón.
franceses fueron los primeros en embestir;
Se redobló el fuego, vivo, certero, mor-
y se arrojaron con ímpetu, al parecer irresis-
tífero. Resistíanlo y contestábanlo los ex-
tible, sobre el batallón “Mixto” que forma-
pedicionarios, firmes, seguros, serenos, re-
ba la izquierda mexicana, con el propósito
puestos al punto de la sorpresa que les había
de apoderarse de los dos cañoncitos que les
producido una bravura que consideraban
estaban causando daño. Por un momento,
como un fenómeno en las filas contrarias.
por un segundo, se suspendió el fuego del
El entusiasmo crecía en el campo mexica-
lado mexicano; querían nuestros soldados
no. En la artillería del centro, un sargento
ver cómo atacaban los franceses, cómo eran
segundo, Pedro Pérez, hacia vanidoso alarde
aquellas imponderables acometidas de los
de su desprecio a la muerte, y riendo y vi-
zuavos, dioses de la bayoneta, que jamás
vando a sus jefes y a la patria, cumplía con
encontraban enemigo fuerte. Chocaron
su terrible deber.
contra el “Mixto”, y —¡oh extrañeza y jú-
Y un muchacho de once años de edad,
bilo!— el “Mixto” no retrocedió. Opuso sus
un niño resplandeciente en aquel cuadro
bayonetas y las cruzó con las invencibles,
de fogonazos, Francisco Ramírez, tocaba a
y éstas sintieron, al primer asalto, que su
fuego sin descanso, como si les reprochara
gloría daba un paso atrás. Granados, el es-
a los artilleros, activos e infatigables, su tar-
pléndido en la lucha, tuvo un acceso de su
danza en desolar por completo la llanura.
locura trágica, y mandó cargar. ¿Qué sintió
No cedían los franceses; y entonces Rosales
el “Mixto” al oír aquel mandato y al ver la
vio llegado el momento de acometerlos. Las
transformación de su jefe, radiante de valor?
cornetas trasmitieron la orden, y en todo el
Cargó; se dejó arrastrar por el frenesí de su
campo liberal resonó un grito inmenso de
comandante; acometió con impulso de fie-
entusiasmo que respondía al mandato. La
ra bravía acosada y arrolló a los que habían
brigada entera avanzó como disparada por
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
un poder misterioso. El “Mixto” sigue dis-
po libre. Media legua, antes más que menos
tinguiéndose. El capitán Lúcas Mora hace
se caminó en casi tres horas. Se habían hecho
prodigios de valor. Fernando Ramírez, otro
prodigios: un jefe, Martín Ibarra, lazó un obús
capitán, cae muerto de un balazo, cuando
francés que hacía fuego, y, amarrando vio-
al frente de la fuerza que mandada, quería
lentamente la reata en la cabeza de la silla,
ser el primero en llegar a las posiciones ene-
clavó espuelas al bridón, y sacó de batería
migas, venciendo en aquella hermosísima
el obús.
competencia de nuevo. El mayor de órdenes
Fue mucha duración para tan desespera-
Francisco Miranda se olvida de la vida, para
da lucha. Ya iban los enemigos divididos en
pensar sólo en la patria agredida por los ve-
secciones por el empuje de los republicanos.
teranos que tiene de frente. Al lado de Sán-
Comprendieron, al cabo, que no los podían
chez Román, segundo en jefe, va el teniente
contener, que la resistencia era imposible, la
coronel Cleofas Salmón. Ambos aguerridos,
catástrofe inevitable, los aliados traidores se
probados en cien peligrosos lances, ahora
desbandaban en huida de lebreles; el general
excitan con sus voces y con su ejemplo a los
Cortés y el comandante Carmona habían
entusiasmados soldados que les siguen arro-
desaparecido desde los comienzos del san-
jando al suelo las armas que no saben mane-
griento disputar el paso a Culiacán; el honor
jar, para ir e herir a los expedicionarios con
francés se había defendido con su histórica
los puños o con los guijarros que van levan-
arrogancia, y ya no quedaba que salvar sino
tando en el camino. Rosales es ya el héroe.
la vida de los fatigados imperialistas que,
Ha sentido posarse en su frente la corona de
por gracia de la fortuna, no habían perecido
laurel y el irisado y fulgurante rayo de luz
en la contienda. Con la velocidad del pánico
de la gloria; ya se siente poseído por lo idola-
que se difunde en las multitudes a la presen-
trado de su numen de patriota, y se engran-
cia de un suceso inesperado, se tuvo en las
dece, se abrillanta, esplende, para recibir su
conmovidas y desorganizadas filas francesas
gloriosa consagración de héroe triunfante.
una idea salvadora: la rendición. Continuar
Su presencia es una arenga que ciega y
luchando era seguir corriendo y alfombran-
arrebata; su grito es como una espada lla-
do el camino de uniformes imperialista,
meante que amenaza las espaldas de sus sol-
para que pasara él victorioso ejército de Ro-
dados; su ejemplo no puede tener igual, pero
sales aclamando a la República, y aclamado
tiene imitaciones frenéticas. Es el que man-
por las dianas que tocaban sus cornetas. De
da, y va al frente como obedeciendo. Tras
pronto los fugitivos clavan sus fusiles arma-
él va delirante, dijérase que persiguiéndole,
dos de bayonetas en las arenas del poético
la “Brigada de Sinaloa”. No, no pudieron los
Humaya, y, cruzando los brazos sobre el
zuavos y los argelinos resistir la avalancha.
pecho, piden a gritos la muerte para no ser
Corrieron dando frente, mientras de sus
testigos vivientes de aquel desastre que se
memorias muertas resucitaba el recuerdo de
les figura una horrorosa pesadilla, un deli-
cómo se corría volviendo la faz hacia el cam-
rio inexplicable que le enrojece la cara con la general antonio rosales
609
explosión de la cólera y el rubor. Un oficial
ta de los republicanos; pero ni desertor ni
francés, gime, solloza, llora como un niño,
disperso se presentó, pues no los tuvo en
acordándose de las glorias de Francia y vien-
San Pedro el ejército de la patria; y esta es
do la derrota presente. Un sargento mexi-
una circunstancia rara que da mayor lustre
cano se le ha acercado a pedirle la espada, y
y esplendidez al triunfo de la “Brigada de
él, entre lágrimas y voces de indignación, se
Sinaloa”.
niega a entregarla. —Es usted mi prisionero —exclama Ro-
liacán conduciendo a sus prisioneros. La
sales que mira la escena. —Entregué usted
ciudad absorta, maravillada, estática, con-
su espada.
templaba aquel portento, sin creerlo; veía el
Y el oficial la rindió en manos del sar-
desfile triunfal, y sonreía con desconfianza,
gento, y luego que la hubo rendido, se cu-
figurándose que la burlaban con un engaño
brió el rostro con la mano, para desfogar en
torpe. Los oficiales franceses estaban aloja-
lágrimas su coraje.
dos con grandes consideraciones en la Casa
Gazielle, capitán de fragata, jefe de la
de Moneda, y circulaban libremente. Sólo
expedición, se adelanta a encontrar al jefe
entraron con las tropas de Rosales los sol-
republicano, y tendiéndole por el puño su
dados rasos que se dieron prisioneros. ¿No
espada, se ofrece prisionero.
era aquello una ferocidad en la mofa de los
—Guárdela usted, comandante, le dice Rosales, es usted muy digno de llevarla.
franceses victoriosos? Tal fue la suprema generosidad con que Rosales trató a sus ven-
Y Gazielle, conmovido al encontrarse
cidos; tal es el rasgo de belleza moral que
con un vencedor tan magnánimo, la vuelve
enorgullece la historia de Sinaloa; tal es el
al cinto.
templo de la virtud del caudillo republicano.
Bel Kassem ben Mohamed, subteniente
Gazielle no vaciló en escribirle una car-
de argelinos, no contiene la expresión de su
ta a Rosales manifestándole agradecimien-
gratitud al ver así tratado a su jefe vencido
to sincero por su conducta magnánima. El
y prisionero, y avanza en actitud humilde, a
gobierno nacional la aprobó, olvidando con
besar la mano del generoso vencedor.
gran esfuerzo el derecho de represalias, que
—En mi país no se acostumbra besar la mano a los hombres, dice Rosales deteniendo al argelino.
610
El 23 entró la brigada victoriosa en Cu-
tan bien cumplían y practicaban los intervencionistas. Cayeron en poder de Rosales 85 prisio-
A las once de la mañana cesaron en Cu-
neros franceses, entre ellos el jefe de la expe-
liacán de oír los fuegos, y la mayor ansiedad
dición y siete oficiales; más de cien traidores,
se apoderó de los habitantes que habían es-
dos piezas rayadas de artillería, el parque, las
tado escuchando con atención palpitante
armas, las condecoraciones, una banderola y
los ecos de la pelea. Esperaban un desertor,
los equipajes, entre los que se encontraron
un disperso del ejército mexicano que les
las proclamas impresas en Mazatlán, que en
llevara la noticia primera de la segura derro-
favor del imperio se iban a repartir profusa-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
mente en Culiacán. La seguridad del triunfo
valía, para logro de sus fines contrarios al
era tan completo en el ánimo de los fran-
patriotismo, la envidia que Rosales había
ceses, que hasta habían previsto el camino
despertado con su conducta de soldado y
por donde escaparía Rosales, y nombrado
de gobernante. Torpes anduvieron los pro-
al general que lo debía perseguir, el español
nunciados; no proclamaron ninguna idea,
Cortés.
ningún pretexto; fútil y necia fue la razón
El triunfo de Rosales fue de inmensa
en que apoyaron su infidelidad al gobierno
trascendencia en el Estado, cuyo centro se
legítimo. Afortunadamente los rebeldes, por
vio libre de los invasores que ya no osaron
la mediación eficaz de algunos amigos leales
nueva expedición. Rosales obtuvo en pre-
de Rosales, depusieron a los pocos días su
mio el despacho de general.
actitud hostil y tornaron a reconocer el go-
En diversos puntos del Estado continuó
bierno legal. Pero Rosales, de un carácter in-
sin tregua la lucha contra la intervención.
dómito y severo, exigió del general en jefe de
Rosales estableció al norte una línea militar
las Brigadas unidas de Sinaloa y Jalisco, que
para proteger los distritos de Mocorito. Si-
castigara al coronel Correa, para ejemplo y
naloa y Fuerte, y ordenó que de Cósala fuera
moralidad del ejército, pues no debía tener
a Culiacán un cuerpo de tropa, para mejor
más enemigos que los imperialistas. Tuvo,
atender a la defensa.
sobre el particular, una seria y grave entre-
En Marzo de 65 quedó el gobierno de
vista con el general en jefe de las fuerzas
Rosales reconocido y legitimado por el de la
republicanas; pero éste se negó a castigar a
Unión, para lo cual tuvo que entregarlo al
Correa, por lo cual Rosales que no sabía que-
general graduado, coronel de ingenieros,
darse con el más leve ultraje ni a su persona
Don Gaspar Sánchez Ochoa, nombrado
ni a su autoridad, depuso el mando militar y
para recibirlo por el Presidente de la Repú-
político del Estado, y desde luego se preparó
blica, y del cual volvió a recibirlo cinco días
A ir a servirle a la patria, al lado del Presiden-
después, legalizando así el gobierno emana-
te de la República, entonces en Chihuahua.
do del pronunciamiento que derribó a Gar-
Ya en camino se detuvo en la villa de Moco-
cía Morales.
rito y de allí comisionó al general Joaquín
He aquí que ha llegado la hora de la
Sánchez Román para que, adelantándose,
envidia. Correa, comandante del batallón
fuera a explicarle al Presidente los sucesos
“Hidalgo” cediendo a secretas insinuaciones
ocurridos en el Estado y la conducta que ha-
de personajes prominentes, se pronunció en
bía observado, al sentirse falto de apoyo y
compañía del jefe de la caballería Francisco
provocado a lanzarse a una guerra civil.
Tolentino, que, como Correa, perteneció a
Otra vez se revela su carácter tempes-
las fuerzas del General Corona. Sorprendi-
tuoso, que en ocasiones rompía los frenos de
da la guarnición como el público, Rosales
la prudencia y movía a cometer acciones no
fue obligado a ocultarse dejando la plaza
comprendidas entre las que le aconsejaba su
en poder de las infidentes, medio de que se
clara inteligencia y su honradez sin tacha. Se general antonio rosales
611
612
pronunció contra el gobierno establecido por
De los 500 hombres de que se componía
Corona e invitó al gobernador Rubí a unír-
su fuerza llegaron a Alamos casi la mitad. En
sele, ofreciéndole que le confirmaría el nom-
aquella ciudad se le reunió el batallón “Ala-
bramiento dé gobernador, pues él sólo quería
mos” que al regreso de Navojoa, en el Mayo,
el mando militar para continuar la campaña
a donde fue Rosales a imponer respeto a los
contra los franceses. Rubí se negó a acceder a la
indios alzados, se desbandó completamen-
propuesta, y entretanto las fuerzas del gobier-
te, llevándose en la desbandada a todos sus
no se movieron a atacar a Rosales, que organi-
oficiales. Semejante conducta del batallón
zaba las cuyas y se mantenía en actitud bélica
alameño tuvo desastrosas consecuencias
en la villa de Sinaloa. Sus primeras tropas fue-
en la tropa que permaneció fiel al ilustre
ron destrozadas por el general Domingo Rubí,
general, que habiendo regresado al Estado
antes de entrar en Mocorito, y eran ya inmi-
de Sinaloa a proporcionarse recursos, se vio
nentes encuentros sangrientos entre ambos
abandonado por varios jefes y oficiales que
bandos, cuando Rosales recibió, por conducto
se separaron de su lado como desertores. En-
especial y violento, una comunicación de su
tonces decidió volver a Alamos con los 280
amigo Don Francisco Ferrel, prefecto de Ála-
hombres a que había quédalo reducida su
mos, Sonora, y exsecretario Se gobierno del
fuerza. La ciudad sonorense estaba ocupada
Estado de Sinaloa durante la administración
por las numerosas tropas imperialistas que
del general García Morales, invitándole a que
mandaba Don José María Ahumada; pero al
fuera a sostener la campaña que muy pronto
saber la aproximación de Rosales la abando-
debía iniciarse, por haber desembarcado una
naron, y entró en ella el general republica-
fuerza francesa en Guaymas y haberse alzado
no la tarde del 23 de Septiembre de 1865.
los indios del Yaqui y del Mayo.
¡Al siguiente día debía morir! En la mañana
Rosales aceptó sin vacilar aquella in-
los imperialistas se presentaron en son de
vitación honrosa, y envió comisionados a
guerra y asaltaron la ciudad, confiados en su
Rubí para hacérselo saber y manifestarle
número.
que desistía de sus propósitos en contra del
Rosales, apercibido desde luego al com-
gobierno impuesto por Corona, si le daban
bate, puso una sección de infantería al
las seguridades de que no serían perjudica-
mando del doctor Molina, secretario de la
dos los pueblos que abiertamente se habían
Prefectura; se reservó el mando del resto de
declarado en su favor. Las obtuvo sin dificul-
la infantería, y ordenó que sus 70 caballos,
tades, y ya con la certeza de que su salida del
al mando de su jefe Don Guadalupe Gómez
Estado no acarrearía daño a sus partidarios,
Llanos, fuera a desalojar de una colina al
abandonó la villa de Sinaloa el 2 de Agos-
enemigo. Dadas estas disposiciones, Rosales
to para ir a abrir la campaña de Sonora, de
acompañó al doctor Molina que se dirigía a
donde, por su defensa brillante, se le llama-
su puesto, y al volver para ir a ponerse al
ba para que sostuviera el pendón nacional
frente de en columna que por opuesto ca-
amagado por una tempestad de muerte.
mino marchaba, un español de nombre Mo-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
ratín, oculto en la casa de Moneda, intentó
tuvieran un rasgo de generosidad; pero los
asesinarlo. Le disparó alevosamente un tiro
imperialistas excitados en su ferocidad, y
de rifle que hirió al vencedor de San Pedro,
en su odio a los blancos, hicieron algunas
pero que no le detuvo ni le impidió llegar
descargas cerradas, acribillando al héroe que
hasta su fuerza, a pesar de la violenta y co-
en vano disparó los cinco tiros de su pistola.
piosa hemorragia. La lucha fue brevísima,
Un indio le acometió de una manera feroz,
pero terrible y de resultados dolorosos para
horriblemente salvaje y brutal, y, dígase de
la patria. La caballería de Gómez Llanos
una vez porque esto lo siente el corazón
eludió el combate, y huyó sin provocar al
como una herida, lo remató a golpes.
enemigo. El joven doctor Molina murió va-
Del lado de Rosales pelearon el general
lientemente defendiendo sólo una pieza de
Sánchez Román, el coronel Miranda y Cas-
artillería ganada en la batalla de San Pedro.
tro y Don Francisco Ferrel.
Y ya, frenéticos por su triunfo los imperia-
Sinaloa, al saber el fin trágico del gene-
listas, se arrojaban sobre la retaguardia del
ral que había defendido y dado un capítulo
jefe republicano cuya fuerza acosada, copa-
de luz para la historia nacional, le declaró
da por el número, perdida la moral, viendo
benemérito del Estado, por decreto de 10 de
herido y desangrándose a su general, y sin
Octubre de 1865; le mandó hacer honores
esperanzas de auxilio en aquellos mementos
de general de División en las exequias que
de desastre, se desbandaban entregándose a
dispuso, y le guardó luto por nueve días.
la fuga, desoyendo las voces de su jefe que
Pasado el luto ha comenzado la fiesta apo-
aún en aquel los supremos trances pugnaba
teósica. La historia no tiene luto para los
por contener y dominar el pánico, aunque
héroes. La gloria no tiene lágrimas ni luto.
ya la muerte no se podía esquivar. Bajó de su caballo y, andando a duras penas por el do-
***
lor y la debilidad que le producía su herida,
Rosales fue periodista de combate, y poeta
erró trabajosamente por varias callejuelas,
de numen byroniano; en sus escritos, mu-
hasta que ya cediendo al desmayo, se detu-
chos de polémica, resalta el sarcasmo; pa-
vo frente a la casa del padre del jefe imperia-
rece que por ellos pasa algo como el reflejo
lista que lo destruía, y mandó a un soldado
de una sonrisa irónica, desdeñosa, amarga.
llamado Patricio que tocara el zaguán, por
Liberal sincero y vehemente, cuando no lu-
si en aquella casa hubiera un patriota que
chaba con la espada contendía con la plu-
lo albergara. Pero en aquel instante, una co-
ma; y como de su credo era fiel devoto, des-
lumna de indios traidores desembocaba en
preció las añejas preocupaciones de la época
la calle, y Rosales que ya cedía al vértigo,
y discutió con el clero, poniéndose así frente
por la abundante pérdida de sangre, se ir-
a frente del horror que entonces inspiraba a
guió, tal vez esperando, él que tan magná-
las mayorías sociales la aceptación de unas
nimo había sido siempre con sus vencidos,
doctrinas malditas por la ignorancia y el fa-
que aquellos indios traidores y sanguinarios
natismo, como provenientes, según decían general antonio rosales
613
los alarmados religiosos, de un funesto ex-
su superior para que castigara a palos a un
travío moral.
soldado, que en los recientes combates ha-
Publicó algunas de sus poesías en la Au
bía dado altas pruebas de intrepidez.
rora Poética de Jalisco, el año de 1851. Hay
Rosales contestó secamente:
en ellas un desbordamiento de imágenes,
—|Yo no doy esos palos!
de amarguras, de fatalismo; la fe atraviesa
Llevado ante el coronel Don Francisco
vacilante, como espirando en aquel páramo de siniestras dudas y de dolorosos interrogaciones.
Güitian, díjole éste, montado en cólera: —¿Por qué no obedece usted las órdenes de su superior?
En un momento de desesperación infinita, producida por la duda tenaz que en-
—Mi coronel, porque yo sirvo a mi patria como soldado, y no como verdugo.
sombrece al pensamiento cuando se lanza
Cuando Güitian supo los antecedentes
a querer violar los arcanos inviolables, se
de Rosales, y qué raras cualidades le distin-
yergue como al sentir una herida alevosa, y
guían, mandó levantarle el castigo y le ofre-
exclama con robustos versos:
ció su amistad y su protección.
“¿Quién me dio por escarnio el pen-
Un capitán del propio cuerpo de Corace-
samiento? ¿Quién dio por sarcasmo la
ros, el valeroso Ignacio Martínez Valenzue-
esperanza?”
la, tuvo fuerte desavenencia por cuestión de preferencias mujeriles con Rosales, que era su ***
inferior jerárquico. Martínez Valenzuela, evi-
En la no escrita historia popular de Sinaloa
tando cualquier sospecha de cobardía, pres-
han quedado hondamente grabados mu-
cinde de sus galones y acepta el duelo a que le
chos actos típicos del fogoso y explosivo
reta su inferior, exclamando con desdén:
carácter de Rosales; pero aquí sólo deben entrar los que no maltraten el recuerdo de otros hombres también ilustres.
ñeco sin antecedentes! Colocados los adversarios frente a frente
Perseguido duramente por un artículo
con las espadas en la mano, oyen la voz que
periodístico en el que el novel escritor ex-
les manda acometerse y Rosales se precipita
ponía sus ideas políticas con sobrado calor y
impetuosamente sobre su adversario; lo hace
falta de prudencia, y temiendo caer en poder
retroceder, tropezarse, y rodar por el suelo; y,
de sus perseguidores, tomó una resolución
aunque la violencia de la acometida; obligó
extraña y terrible: se dio de alta como solda-
a creer que el impetuoso duelista no podrá
do raso en el 2º Regimiento de Veracruz que
contenerse y herirá al caído, Rosales levanta
mandaba el coronel Don Pedro Quintero.
su espada, limpia de sangre, y prueba así que
Era ya sargento del 1º de Coraceros de
614
— ¡Lo que siento es batirme con un mu-
sus cóleras son violentas pero no ciegas.
la Guardia, y ya se había batido contra los
Martínez Valenzuela, levantándose tien-
americanos en la sangrienta batalla de la
de la mano, en actitud amistosa a Rosales,
Angostura, cuando un día recibió orden de
y le dice:
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
—Es usted un caballero. Desde hoy quiero ser su amigo. Y así pactaron estrecha y firme amistad los dos valientes. Un día, la marinería de un buque de guerra
para que exigiera satisfacción al comandante inglés. Embarcáronse con Rosales en el vaporcito Colón, una verdadera cáscara de nuez, Jorge Granados y dos oficiales más.
inglés anclado en el puerto de Mazatlán,
—Vengo, dijo Rosales presentándose
desembarcó en la ciudad y se embriagó en
ante el desdeñoso comandante en su cáma-
una cantina cuyo dueño, al ser pagado con
ra, a llevarme la goleta Reforma.
insultos y amenazas de golpes, mandó apa-
Sonrió el inglés, y dijo con sorna:
lear a los tramposos. El comandante inglés,
—¡Bueno!....
colérico y asombrado, exigió que se le diera
—¿No me la entrega usted?
una satisfacción; y como no la recibiera en
—¡No!
respuesta a su exigencia, apresó a la goleta
Entonces Rosales, volviéndose con pron-
mexicana “Reforma”, anclada también en el
to ademán de cólera a Granados que lo espe-
puerto, y se hizo con ella a la mar.
raba en la puertas de la cámara, gritó sacan-
Produjese la natural indignación en la
do la pistola:
ciudad; indignación doblemente profunda
—¡Aquí moriremos todos! ¡Vete a volar
porque se comprendía la imposibilidad de
la Santa Bárbara, mientras yo vuelo a éste!
castigar a los ingleses raptores, y por la mag-
Y agregó creyendo que Granados titubeaba:
nitud de la ofensa misma. Y cuando todos
—O déjame volar yo la Santa Bárbara y
se entregaban a vanos alardes de ira, hubo un hombre que dijo: —¡Yo rescatare la goleta! Su acento tenía la serenidad de una resolución inquebrantable.
quédate tú aquí. El inglés se levantó de su asiento, y tendiendo una mano a Rosales, le dijo: —Son ustedes unos valientes. Pueden llevarse la goleta.
—¡Eso es un sueño! —exclamó asom-
Al siguiente día, cuando el vigía del puerto
brado el general Corona. —¿En que va us-
anunció el regreso del Colón, la muchedumbre
ted, si no tenemos marina?
curiosa corría hacia la playa, o a las alturas, para
—En el Colón.
saber el resultado de la expedición; y cuando
—¡Es un suicidio!...
aquellas multitudes ansiosas y patriotas, vie-
—Repito que iré. ¡No hay tiempo que
ron que el Colón remolcaba trabajosamente a
perder, mi general! Cedió Corona y él mismo escribió rápidamente el nombramiento de Rosales, (que Rosales era aquel hombre intrépido)
la goleta dirigiéndose al puerto, lanzaron un grito inmenso de su orgullo supremo. México, 1894 José Ferrel
Don Luis de la Rosa1
Deplorable
mucho es que, precisamente
completaremos los breves apuntamientos
cuando se trata de los hombres más pro-
que hoy damos a luz, prefiriendo esto a omi-
minentes en nuestra historia, se tropiece
tir el nombre de D. Luis de la Rosa en esta
con mayores dificultades para escribir su
galería biográfica.
y
biografía. Zarco mismo, que compartió con
Nació el Sr. De la Rosa en Pinos (Estado
D. Luis de la Rosa las tareas del periodismo
de Zacatecas). Por su precoz capacidad, por su
y que militó a su lado en las luchas políti-
afición a la literatura, por su carácter profunda-
cas, no pudo reunir los datos que deseaba
mente observador y meditativo y por su amor
para referir los hechos todos de varón tan
sincero a la libertad, distinguióse desde su ju-
distinguido, cuando ocurrió la muerte de
ventud, haciendo una brillante carrera literaria.
éste. Aplazó para mejores días aquel traba-
El periodismo fue el que ofreció a D. Luis
jo, y sorprendióle también la muerte sin ha-
de la Rosa vasto campo para dar a conocer
ber llegado a desempeñarlo. En vano hemos
su talento, su instrucción y sus arraigadas
intentado nosotros llenar los vacíos que se
ideas democráticas. La Estrella Polar y El Fan
notan en la necrología escrita por Zarco; las
tasma fueron las primeras publicaciones por
personas a quienes hemos acudido nos han
él redactadas y que le valieron disgustos y
hecho promesas de obsequiar nuestros de-
dificultades sin cuento en Guadalajara, don-
seos, y nada más. Si algún día las cumplen,
de por aquella época residía. En seguida le vemos colaborando efi-
Tomamos esta biografía de la galería de “Mexicanos
1
Distinguidos” por el Sr. D. Francisco Sosa, que ha estado
cazmente a la reconstrucción de su Estado
publicando El Combate, semanario liberal. A ello nos obli-
natal cerca del ilustre gobernador D. Fran-
ga la dificultad que el editor de la presente obra tuvo para
cisco García (1828 a 1834) y representando
adquirir directamente datos sobre la vida de Don Luis de la Rosa; dificultad que tuvo el mismo Zarco a raíz de la
al mismo Estado no sólo en la legislatura,
muerte del biografiado y con la cual tropezó también el
sino también en la coalición que tenía por
autor de éstas que nosotros reproducimos según se expresa en el principio de ella.
objeto salvar las instituciones republicanas.
˜ 617 ˜
“En los periodos en que la libertad su-
al gobierno de que formaba parte el Sr. De
cumbía, dice el Sr. Zarco, en que el país que-
la Rosa. Éste, consecuente con sus princi-
daba bajo el yugo teocrático militar, o el Sr.
pios, se negó a prestar sus servicios al nuevo
De la Rosa era tenazmente perseguido o se
gobierno, que deseaba atraerle, y cuando se
refugiaba en la vida privada, sin doblegarse
expidió la famosa convocatoria de Alamán
jamás a los opresores de su patria, sin tran-
para formar un Congreso en que estuviesen
sigir nunca en la defensa de sus principios.
representadas ciertas clases y no el pueblo,
Fue de los últimos defensores de la Federa-
fue electo miembro propietario, pero él re-
ción y para nada figuró en tiempo del Cen-
husó manifestando “que otros títulos que
tralismo”.
no consistían en la propiedad, le habían
En 1841 vino a México, trayendo por sólo fin combatir ardorosamente la dicta-
618
dado antes derecho a representar a sus compatriotas”.
dura de Santa-Anna. Duró ésta tres años, y
Restablecida la Federación en 1846, Don
durante ese tiempo, D. Luis de la Rosa, en
Luis de la Rosa tomó interés vivísimo en re-
unión de Otero y de Morales, redactó el Si
vivir el espíritu público, en afirmar la unidad
glo XIX con infatigable constancia, sin de-
nacional, con su pluma como escritor y con
jar por esto de cultivar las bellas letras en el
su elocuente palabra en el Parlamento. Pa-
Ateneo y tomando parte en la redacción del
triota esclarecido, para quien la suerte de la
Museo Mexicano, uno de los primeros perió-
República era lo primero, no vaciló en dar
dicos en su género que han visto la luz en
al olvido las persecuciones sufridas y acep-
esta capital.
tó la cartera de Justicia que le encomendó
Expedidas las Bases Orgánicas (12 de
Santa-Anna, el mismo que tan rudamente
Junio de 1843) fue el diputado zacatecano,
le había hostilizado. Entonces fue cuando
uno de los hombres de mayor influencia en
expidió, como dice Zarco, aquella famosa
el partido liberal y fue él quien organizó la
circular a los obispos, que siempre será para
oposición enérgica y decorosa que acabó por
él un título de gloria, que sirvió de texto a la
derrocar a Santa-Anna, en el memorable 6
Reforma y que en aquellos días fue un obs-
de Diciembre de 1844; y como era uno de los
táculo para que siguiera en el Ministerio.
jefes del partido que se llamó decembrista, no
La invasión americana tuvo lugar. De la
omitió esfuerzo para hacer fecunda en bie-
Rosa, previsivo como ninguno, fue partida-
nes aquella revolución, ya como diputado,
rio de que se hiciese una paz honrosa, sin
ya como ministro de Hacienda. Al hacerse
poner a prueba el poder nacional. No pocas
la clasificación de las rentas, el Sr. De la Rosa
inculpaciones le atrajo aquella conducta;
se consagró especialmente a librar a los De-
pero los hechos vinieron a justificarle, y
partamentos del pupilaje del Centro que los
una nueva página de gloria vino a llenarse
reducía a completa nulidad.
en el libro de sus honrosos hechos. No re-
La revolución iniciada por Paredes en
cordemos los desastres de nuestras armas en
Guadalajara y secundada en México, derrocó
1847. Cada vez que abrimos la historia de
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
esos días de duelo para la patria, la sangre
ses, su existencia, antes que doblegarse a las
se agolpa a nuestro cerebro y nos es imposi-
pretensiones inicuas del invasor; pero no se
ble referir tantos sacrificios y errores tantos.
trataba de oír únicamente los dictados del
Hollado el suelo mexicano por el invasor,
ardiente amor a la patria, sino también de
acéfalo el país, dos hombres de talla extraor-
no hacer sino lo que la voluntad nacional
dinaria, Peña y Peña, cuya vida narramos ya,
indicase, lo que estuviera en la posibilidad de
y D. Luis de la Rosa, encontráronse en Tolu-
las cosas. Al efecto, convocó una junta
ca (Septiembre de 1817) y como inspirados
de Gobernadores, y aunque la mayoría de
por el cielo, resolvieron afrontar aquella si-
éstos se entregó a declamaciones en contra
tuación para salvar a la patria.
de la paz, sólo D. Melchor Ocampo, Gober-
“Sin soldados, sin recursos, sin más ar-
nador de Michoacán, ofreció de una manera
bitrio que la fuerza moral y el deseo de sal-
solemne el dinero y los soldados del pueblo
var la independencia —dice uno de nuestros
heroico que le había confiado la dirección
más ilustres publicistas— estos dos hom-
de sus destinos, y es fácil comprender que
bres constituyeron un gobierno nacional,
por rico y poderoso que fuese Michoacán,
encargándose el primero del poder y siendo
no podía con sus solos elementos sostener
el segundo Ministro universal, o por una
la guerra. Entonces el Gobierno se decidió
ciega ambición, sino porque en tan críticos
por la paz.
momentos y en los días angustiosos que
Para conocer bien lo que fue el tratado
siguieron después, todos desconfiaban del
de Guadalupe Hidalgo, es indispensable es-
éxito, y no había quien quisiera aceptar una
tudiar no leer, las páginas severas de la obra
cartera. Aquel Gobierno, sin embargo, nacía
que con el título de Recuerdos de la invasión
de la Constitución, se derivaba del orden le-
norteamericana, dio a la estampa nuestro
gal, y fue reconocido en todo el país, y aco-
compatriota, el distinguido historiador aca-
gido como la única esperanza de salvación”.
démico D. José María Roa Bárcena, a quien
México no debe olvidar jamás los servi-
tocó la suerte de compulsar documentos
cios eminentes que su preclaro hijo, D. Luis
hasta hoy inéditos, y esclarecer la verdad
de la Rosa, le prestó en la época a que venimos
con un criterio recto, con una imparcialidad
contrayéndonos, y hoy que la verdad histó-
no común entre los historiadores contem-
rica ha derramado la luz sobre ese periodo
poráneos. A esta obra remitimos al lector,
fecundado en desgracias para la Nación, no
como lo hemos hecho varias veces al tratar
tiene razón de ser la divergencia de opinio-
de otros mexicanos eminentes que secun-
nes que hubo entonces al juzgar el tratado
daron con afán las nobles miras de D. Luis
de paz de Guadalupe Hidalgo. D. Luis de la
de la Rosa en aquellos momentos. Concre-
Rosa, el Ministro universal en aquellos acia-
tándonos a este último, debemos decir y
gos días, como mexicano a quien animaba
proclamar muy alto, que defendió palmo a
el más puro, el más noble patriotismo, ha-
palmo el territorio, que contrarió con toda
bría querido sucumbir, sacrificar sus intere-
la energía de su carácter las desmedidas predon luis de la rosa
619
tensiones de los Estados Unidos, y con tino
su pluma, intérprete fiel de su patriotismo,
y previsión que nunca le agradecerá Méxi-
conjuraba las más terribles tempestades,
co debidamente, estipuló el artículo XI en
como la imprudente asonada de San Luis
defensa de la frontera y como valladar a las
Potosí. Tenía también, aunque lentamente,
hostilidades de los bárbaros.
que ir reconstruyendo la administración pú-
Si D. Luis de la Rosa, de una manera
blica en todos sus ramos, sobre todo en el
inesperada, hubiese sido llevado por las cir-
de Hacienda, en el que salvó al país de los
cunstancias, sin otros antecedentes, al pues-
más onerosos contratos celebrados por San-
to altísimo que le tocó regentear en la épo-
ta-Anna; y por último, viviendo en medio
ca más difícil de nuestra moderna historia,
de los más duros conflictos, y careciendo a
bastaría para inmortalizarle, para grabar su
veces hasta de lo más necesario para pagar
nombre en el corazón de los buenos mexica-
un correo que viniera a México, entregó intac
nos, su conducta como Ministro universal
ta la indemnización americana al gobierno del
de Peña y Peña. Pocos merecen como él bien
general Herrera.
de la patria.
620
Restablecido el gobierno nacional en la
Y no termina aquí la relación de sus mé-
capital de la República en los primeros días
ritos. Al gobierno de que él era alma, inspi-
del mes de Junio de 1848, el nuevo Presiden-
ración y verbo, como alguien ha dicho ya,
te D. José Joaquín de Herrera nombró a D.
tocó recoger las ruinas que dejan tras de sí
Luis de la Rosa Ministro plenipotenciario y
los gobiernos como el de Santa-Anna, con
enviado extraordinario de la República en
sus peculados, su torpeza y su ineptitud.
Washington, acaso instigado por los que, ce-
“Santa-Anna —continúa el autor a
losos de la inmensa popularidad que como
quien aludimos— había ofrecido satisfac-
Ministro universal había conquistado, bus-
ción a la Francia, porque un ministro francés
caban una manera honrosa de separarle del
había ultrajado a la autoridad mexicana; y el
gabinete. Él, siempre dispuesto a servir a su
Sr. D. Luis de la Rosa restableció las relacio-
patria, aceptó y marchó a su destino. Una
nes diplomáticas, sin la mayor humillación
vez en Washington, el diplomático mexi-
para México. Santa-Anna había celebrado
cano contrarió las miras usurpadoras del
ya la Convención española, creando un fon-
gobierno americano, exigió el puntual cum-
do para reclamaciones futuras, y el Sr. De la
plimiento del tratado de Guadalupe Hidal-
Rosa fue el primero en oponerse a este opro-
go, se expuso a la extradición de esclavos y
bio. Desechó reclamaciones infundadas De
defendió con la dignidad y la energía que le
otras potencias, hizo valer en el extranjero
caracterizaban, los derechos de la República
los justos derechos de su patria, y dirigió
en la cuestión de Tehuantepec y en la de la
en fin, las relaciones exteriores con el ma-
Mesilla, que comenzaba ya a surgir.
yor brillo y acierto. Al propio tiempo tenía
Hallábase en los Estados Unidos cuando
que luchar con mano fuerte para reprimir
tuvo logar en México (1851) la lucha elec-
la anarquía; y a veces, sin más armas que
toral para la presidencia de la República, y
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
fue el candidato de una fracción considera-
las fatigas de la vida pública, D. Luis de la
ble del partido liberal. El triunfo lo obtuvo
Rosa tomó parte en cuantas medidas pro-
Arista.
gresistas se dictaron, llevó a buen término la
Vuelto Santa-Anna al poder en 1853,
cuestión de España, y sostuvo en su lecho de
D. Luis de la Rosa fue de nuevo víctima del
muerte, puede decirse, nuestros derechos en
vengativo rencor de aquel general. Casi mo-
las diferencias con la Gan Bretaña.
ribundo fue arrancado de su lecho por los
Cuando se le llevó a su lecho la última
esbirros de Santa-Anna, y conducido a la
nota dirigida a la legación inglesa, creyóla
ex-Acordada, y después llevado a su pueblo,
algo humillante, se negó a subscribirla y re-
con su familia, sin que en tan rudas pruebas
dactó otra en términos más dignos y decoro-
lanzara una queja, ni cometiera la menor
sos. Éste fue el último y no menos meritorio
debilidad ante la tiranía.
de sus trabajos, pues algunos días más tarde,
Hallábase en Puebla en 1855, y el voto
el 3 de Septiembre de 1856, dejó de existir.
público lo elevó a la primera magistratura
La relación de los grandes hechos de D.
del Estado. Reconoció y apoyó a1 gobierno
Luis de la Rosa, como hombre de Estado,
del general Carrera y después, cuando el ge-
como patriota y como diplomático, aun
neral Vega subió al poder, declaróse abierta-
trazada así a grandes rasgos, es en extremo
mente por el Plan de Ayutla.
interesante. Del literato, del orador, mucho
Tornó a México D. Luis de la Rosa, y
podríamos decir: En los mejores periódicos
consultado por D. Juan Álvarez, influyó no
literarios de su época figuran sus bellísimos,
poco en la elevación de Comonfort (Diciem-
sus inimitables artículos descriptivos, en
bre de 1855). Comonfort a los dos días de
lenguaje poético escritos. En las tribunas
haber subido al poder nombró su Ministerio
cívica y parlamentaria resonó su voz elo-
(12 de Diciembre) poniendo como jefe de él
cuente, y oraciones suyas podríamos citar,
al Sr. De la Rosa, que se hallaba desempe-
que merecen tomarse como modelos de la
ñando la dirección de la Escuela de Minería.
elegancia en el decir, de corrección y del más
Redactó el programa de la nueva adminis-
puro y levantado amor a la patria; oraciones
tración, y combatiendo contra todo género
en las que se ha pagado a los héroes de la
de obstáculos en aquella época tremenda de
libertad mexicana el tributo más hermoso
encarnizada lucha, reveló una vez más sus
y más digno.
grandes dotes de hombre de Estado.
D. Luis de la Rosa, digámoslo para ter-
Pero aquella existencia consagrada toda
minar, es una de las eminentes personalida-
al servicio de la patria, iba a extinguirse bien
des de cuyos hechos puede y debe de estar
pronto. Enfermo, debilitado por los años y
orgullosa la patria.
Nicol· s Romero 1827-1865
I Nació Nicolás Romero el 6 de Diciembre de
fusos y los deseos que despertaban, vagos
1827 en Nopala, pequeña población perte-
e indecisos. Sin embargo, el germen existía
neciente en ese tiempo al extenso Estado de
puesto que daba señales aunque incoheren-
México, y que hoy forma parte del Estado
te, de vida; el tiempo acabaría por desarro-
de Hidalgo, que se creó después.
llarlo, porque el suelo y el ambiente de la
Sus padres eran muy pobres, y quizá
época eran los más a propósito para ello.
por eso no tomaron empeño en que su hijo
La guerra estaba entonces en la atmósfera;
adquiriera por lo menos una instrucción ele-
se respiraba en la calle, en él templo, en el
mental. De suerte que el futuro guerrillero
hogar, en el taller, en todas partes. Se acer-
jamás supo escribir ni leer. Cuando fue gran-
caba a gran prisa la tormenta de la Guerra
decito comenzaron a ocuparlo en las faenas
de Reforma, y un viento siniestro soplaba
del campo, y en ellas trabajó algunos años.
por todos lados.
Aprendió después el oficio de tejedor; dejó su
Romero sentía operarse en su interior
tierra natal en busca de mejor suerte, vino al
una paulatina transformación: sufría la in-
centro del país y entró como operario en la
fluencia de la electricidad del momento. Na-
fábrica de mantas de Molino Blanco. Estuvo
die entonces, podía permanecer indiferente:
también en épocas diversas en las fábricas
tenía que ser liberal o reaccionario. Romero,
de Río-Hondo, la Colmena y otras.
obedeciendo a ese atinado instinto que fue
En esas pacíficas labores pasó su pri-
siempre su guía, se declaró liberal; pero has-
mera juventud. Había llegado a los treinta
ta esos momentos no había tomado las ar-
años, y no se habían despertado en su espí-
mas para entrar en la pelea, aunque el fragor
ritu los más leves instintos bélicos. Cierto
preliminar de ella llegaba ya a sus oídos.
es que en el fondo del alma creía percibir
Un acontecimiento repentino lo decidió
una voz misteriosa que le llamaba a la gue-
a hacerlo; acontecimiento que, como vere-
rra; pero los acentos de esa voz eran con-
mos al final de esta biografía, había de pesar
˜ 623 ˜
624
sobre Romero todo el resto de su vida como
pero al volver la vista en todas direcciones
una amenaza fatal, y acabaría al fin por em-
para buscar un escondrijo, ve a cierta dis-
pujarlo a la tumba.
tancia a un individuo, con apariencias de
A principios de 1858, se hallaba Rome-
criado, que conduce a paso lento y tranquilo
ro, un día de fiesta, en compañía de varios
don caballos; quita la rienda de uno de ellos
amigos y conocidos suyos en Molino Viejo,
de la mano del criado, salta a la silla y huye a
no lejos de Tlalnepantla. En el curso de la
escape. El mozo, turbado por la sorpresa, ni
conversación y de las bromas que unos a
siquiera ha pensado en oponer resistencia.
otros se dirigían para pasar alegremente el
He ahí, pues, a Romero corriendo al azar
tiempo, hubo alguno que ofendió a alguien
por campos y caminos, sin más objeto que
de los presentes. Turbada así la buena armo-
el de no ser aprehendido. Pronto aquel ca-
nía que hasta esos momentos había reinado,
ballo de paseo se cansa con la marcha des-
fueron exaltándose más y más los ánimos;
acostumbrada y violenta que se le impone.
complicóse el desacuerdo, y al fin se formali-
Romero se apea, deja el caballo abandonado,
zó una riña entre Nicolás Romero y otro in-
sin preocuparse por las consecuencias, por-
dividuo, panadero de oficio. Comenzó, pues,
que se cree ya hombre perdido, y se interna
entre ellos un combate singular de esos que
por campos, montes y barrancas.
tan frecuentes son en todo el país, y el resul-
Algunos días después entra de noche en
tado de él fue que Romero causase una he-
Atizapán, pesaroso, hambriento y con un
rida a su contrario. Los circunstantes, al ver
pie dislocado. El rumor del suceso en el que
correr la sangre de uno de los adversarios, se
él ha representado el principal papel, ha lle-
desbandaron en un momento, temerosos de
gado hasta allí. Los amigos del fugitivo to-
verse envueltos en la averiguación judicial
man mayores informes sobre el caso, y llega
que no dejaría de originar aquel suceso.
a su conocimiento que no sólo buscan a Ro-
Romero, que más que ninguno tenía
mero por la riña que tuvo con el panadero,
por qué abrigar un temor semejante, echó
sino que también tratan de procesarlo a ins-
también a correr, para alejarse del sitio en
tancias del comerciante D. Manuel Echávarri,
que la riña se había verificado. Creía haberse
quien lo acusa de asalto y robo, pues él es
puesto ya a salvo de la persecución, porque
el dueño del caballo en que Nicolás Romero
había recorrido en poco tiempo una distan-
huyó cuando le daban alcance.
cia considerable, cuando notó que en la di-
Al recibir Romero esas noticias deja caer
rección en que él había venido huyendo se
la cabeza desalentado, y pasa varios días sin
aproximaban a todo correr dos hombres a
saber qué hacer.
caballo, en quienes Romero creyó reconocer
Entretanto que él fluctúa en su indeci-
a los agenten de la autoridad. Alarmado el
sión, se acrecienta progresivamente el es-
fugitivo, intenta acelerar su carrera; pero
truendo de la Guerra de Reforma. El país
le es imposible, porque ya está casi rendido
todo vibra con ella, el ambiente todo está
de cansancio. Procura entonces esconderse,
saturado de odios y de simpatías que cho-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
can entre sí, que convierten a la nación en
de Tres Años tenía el grado de comandante
un vasto campo de batalla y que arrastran
de batallón, y había combatido unas veces
hacia uno u otro lado a todos aquellos que
como subalterno y otras acaudillando algu-
están en aptitud de tomar las armas. Rome-
na sección organizada por él.
ro, al aspirar los fluidos de guerra que llegan
Aquel formidable incendio de la Re-
hasta su escondite, siente avivarse dentro
forma fue una fragua en que se templaron
de él aquellos instintos batalladores que va-
muchos caracteres. Uno de ellos fue Nico-
gamente se le habían revelado alguna vez.
lás Romero. Había hecho toda esa guerra
Toma su resolución en el acto, y en vez de
en calidad de oficial cumplido, pero oscuro,
ir a establecerse a lejanas tierras como había
desconocido del todo fuera del círculo de
pensado en un principio, sale una noche de
sus compañeros y de sus superiores; pero en
Atizapán en busca de una fuerza liberal a
cambio, había aprendido la guerra en nume-
que incorporarse, y se presenta en Ajusco al
rosos combates, se había familiarizado con
jefe de guerrilla Aureliano Rivera, quien lo
el fuego, y había adquirido esa grandeza de
recibe en sus filas y poco después lo asciende
corazón que sólo da el hábito del peligro
a alférez.
siempre renovado y la presencia constante
Tal fue el principio de la carrera militar
de la muerte.
de Nicolás Romero. Su jefe vio en él desde
Así es que después de la acción de Cal-
los primeros días, un soldado valiente, so-
pulalpan, cuando Romero volvió a la vida
brio, cumplido, si bien taciturno y como
privada, no era el mismo que tres años antes
reservado. ¿Era aquella seriedad muda, aun-
había salido de ella. La guerra lo había tem-
que afable, efecto de un recuerdo pertinaz
plado y hechóle crecer moralmente. Tenía
del acontecimiento que deploraba en secre-
ya la talla necesaria para convertirse en el
to? ¿O por una de esas intuiciones inexpli-
terror del enemigo extranjero en las abrup-
cables que suelen presagiar a un hombre su
tas montañas de Michoacán.
porvenir, presentía que el episodio de la riña
Pero no era tiempo aún, y el futuro fa-
y el caballo, indeleble en su memoria, influi-
vorito de la fama se dedicó, para ganarle la
ría trascendentalmente en su existencia?
vida, a un ejercicio humildísimo: a matar
Difícil sería discernir esto; mas lo cierto es que entonces y después se distinguió
cerdos en el pueblo de Atizapán, próximo a Tlalnepantla.
por su carácter extraño, pues mostrábase impetuoso y ardiente en el combato, y por
II
lo común frío, indiferente y como melan-
El fin de la Guerra de Reforma no había sido
cólico en la vida ordinaria. Su poco o nada
más que una tregua. La Intervención fran-
expansiva índole no perjudicó en nada a su
cesa, amenazadora y terrible, vino pronto a
carrera. Se atrajo la estimación de sus jefes,
conmover de nuevo el país.
y alcanzó por su comportamiento varios as-
Nicolás Romero volvió a tomar las ar-
censos, de suerte que al terminar la Guerra
mas. Pero al principio sus tiros fueron solo nicolás romero
625
dirigidos contra los vestigios armados de la
Unos cuantos fusiles dirigen su boca ha-
reacción, que no se daba por vencida, y bro-
cia donde está Granados; pero viendo que
taba por todos lados como una yerba malig-
por hallarse lejos es difícil que le toque algu-
na y de funesta exuberancia.
no de los tiros, disparan unos pocos y vuel-
Negrete por la Villa del Carbón, Buitrón por el Monte de las Cruces, y por varios rumbos de la comarca Cajiga, Gálvez y otros jefes reaccionarios, tenían en continua
más cerca. —¡Al jefe he dicho! —exclama Romero con voz airada.
alarma a los pueblos. Éstos pidieron al go-
Y como aquella voz resonase vibrante
bierno federal tropas que les protegiesen, o
de autoridad y de valor en medio de una
cuando menos armas y un jefe experto para
lluvia de balas, todos los soldados obede-
defenderse por sí mismos. El gobierno llamó
cen instantáneamente; olvidan a las filas de
a Nicolás Romero, cuya reputación había
fusiles que cerca les apuntan, y dirigen los
llegado hasta él, y le dio orden de levan-
cañones de sus armas hacia el sitio en que
tar un escuadrón y de expedicionar por los
Granados está dirigiendo el asalto, oculto a
rumbos de Tlalnepantla, Cuautitlán, Jilote-
intervalos por el humo de la pólvora. Aquel
pec y Zumpango. Romero reunió a la mayor
fuego casi en salva sobre el jefe reaccionario
brevedad treinta hombres como núcleo de
produce el efecto deseado: una de las balas le
sus tropas y entró de lleno en acción. Estaba
hiere mortalmente, sus soldados le ven caer
una tarde en un mesón de Cuautitlán con sus
del caballo, corre entre ellos la noticia de que
treinta soldados, cuando llegó al pueblo el
su jefe ha muerto y se desconciertan.
reaccionario Patricio Granados al frente de
¡Ahora sobre ellos, muchachos! —grita
150 hombres; se acercó a toda prisa al mesón
alegremente Romero. —Vamos a desbaratar-
en que se hallaba el jefe liberal, y empezó el
los como si fuese una manada de borregos.
tiroteo. Romero a la cabeza de su pequeña
Y se lanza intrépidamente en el fuego, se-
tropa dispuso y emprendió luego el ataque
guido de sus pocos soldados. Éstos alentados
para rechazar a su enemigo. Treinta hom-
por el desorden que se nota en el enemigo,
bres acabados de reclutar eran muy poca
acometen con vigor y la derrota de los reac-
cosa para 150 más o menos aguerridos. Mas
cionarios se consuma en breve tiempo. Rome
no por eso vacila Romero. Ya desde enton-
ro, pasado el peligro y el enardecimiento del
ces se despertaba en su carácter aquel valor
combate, vuelve a su calma habitual.
fulminante y arrollador a la hora del peligro,
Nos hemos detenido un momento en
que arrasaba todo delante de sí como la lava
describir este episodio, porque en él se ven
de un volcán.
asomar las brillantes cualidades, que más
No mide, pues, la magnitud del peligro y lo desafía con atrevida resolución. —Al jefe, muchachos —dice a sus soldados —tírenle al jefe. 626
ven a apuntar hacia a los soldados que están
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
tarde harán de Romero el arquetipo del guerrillero mexicano: esto es, su fecundidad de estratagema, su feliz previsión, su energía incontrastable y su fogosa intrepidez.
Esta delineación en bosquejo de su personalidad militar, nos permitirá prescindir de los detalles, al hablar de los combates de Romero, en el curso de esta biografía.
perseverancia, la abnegación y el sufrimiento en defensa de la patria. Limitémonos, pues, a decir, volviendo a la biografía de Nicolás Romero, que el tiem-
Enumerar minuciosamente los encuen-
po que empleó, conforme a las órdenes que
tros, sorpresas, escaramuzas y demás inci-
había recibido, en hostilizar y perseguir a
dentes de sus expediciones en la comarca
los reaccionarios en la región antes indica-
que se le había señalado, nos llevaría de-
da, fue pera él de incansable actividad y de
masiado lejos, sin provecho alguno. La bio-
continua pelea. Entretanto, la guerra de In-
grafía de un guerrillero no se pueda trazar
tervención se había formalizado, y el Orien-
punto por punto, porque se compone de
te de la República, convertido en campo de
una serie infinita de combates parciales,
operaciones, absorbía todos los elementos
que aunque valen ante el patriotismo y el
militares del país.
engrandecimiento de la nación, tanto como
Allá se dirigió Romero y confundióse
esas batallas campales en cuya descripción
en las peleas de los patriotas, que formaban
se emplean numerosas páginas, no tienen el
con sus pechos una muralla que oponer a la
mismo valor en la narración. Un guerrille-
irrupción francesa, cuyo rumor amenazador
ro oscuro puede haber mostrado en un en-
llegaba ya hasta la capital de la República.
cuentro inesperado en medio de un bosque,
Asistió a varias acciones de guerra, y fue
quizá más valor y más heroísmo, que un ge-
uno de los esforzados defensores de Puebla,
neral en una batalla formal, dirigida desde
que el 5 de Mayo de 1862 rechazaron victo-
una eminencia, apenas bañada por el fuego
riosamente a la división de Laurencez.
enemigo; mas a pesar de eso, la Historia re-
Tomada al fin esta plaza el año siguiente,
cogerá minuciosamente todos los pormeno-
Romero se internó en los rumbos que le eran
res de la batalla, y dejará en un completo
conocidos, y resolvió continuar haciendo
olvido el encuentro en el bosque y el he-
la guerra con cierta independencia y dando
roísmo en el desplegado. Débase esto a que
expansión a las dotes de guerrillero que sen-
una batalla formal tiene grande influencia
tía agitarse dentro de él. Un soldado más, es
en los acontecimientos de una nación, y un
decir, un fusil más en las filas regularizadas
encuentro aislado no influye en ellos, sino
del ejército, era un refuerzo de mínima im-
de un modo apenas perceptible.
portancia; una guerrilla suficientemente nu-
Por eso no intentaremos trazar una mi-
merosa para hostilizar al enemigo, bastante
nuciosa hoja de servicios de Romero; sus
fuerte para resistir a sus embates, y al mismo
combates no fueron de esos que la Histo-
tiempo móvil y ligera, para hacer de la rapi-
ria recoge como sucesos inolvidables en los
dez de sus movimientos su principal ventaja
anales de la guerra, pero valen ante el agra-
en el ataque y en la defensa, sí podría tener
decimiento nacional tanto como aquéllos, si
una influencia sensible en la contienda que
no es que más, pues representan el valor, la
se empeñaba más y más cada día. nicolás romero
627
Convencido de esto, Romero se dirigió al
Lejos de entregarse a vituperables exce-
Estado de México, campo de sus anteriores
sos, procuraba, hasta donde alcanzaba su
expediciones, y reunió en Tula un puñado de
esfera de acción, que otros guerrilleros cum-
valientes, diez o doce, con los que dio princi-
plieran estrictamente con sus deberes de sol-
pio a las proezas que, reproducidas más tarde
dados. Varios altercados y aun encuentros a
en un teatro más vasto, y frente a un ene-
mano armada que turo con el sanguinario
migo más terrible, habían de hacer de él un
Catarino Fragoso, dan de ello irrecusable
personaje legendario en México, y una noble
testimonio, uno de esos encuentros se ve-
víctima sacrificada en aras de la patria.
rificó en terrenos de Tepozotlán, pertene-
No se limitó a debilitar al enemigo en
ciente al Distrito de Cuautitlán, Estado de
las regiones recorridas por su guerrilla, pres-
México. Romero y Fragoso sostuvieron allí
tigiada pronto por el valor y la victoria;
una lucha personal, en la que el último re-
no se conformó con batir a las partidas de
sultó vencido; y dio motivo este incidente a
franceses y traidores que se avistaban con
que varios soldados de la guerrilla de Frago-
él; procuró también, dentro de su esfera de
so desertaran, para ponerse a las órdenes de
acción, mantener incólume el decoro de la
Romero. Todavía hay en la comarca muchas
lucha por la patria, persiguiendo a los fora-
personas que refieren este episodio.
jidos que querían encubrir con la bandera nacional sus correrías de facinerosos.
No siempre favoreció a Romero la fortuna en sus encuentros con Fragoso.
Este rasgo de su carácter es tanto más
En otra desavenencia que tuvieron un
digno de notarse, cuanto que algunos espíri-
día en Ixmiquilpan, logró este último des-
tus prevenidos hasta hoy contra Romero por
armar a su antagonista y apoderarse de su
los rumores denigrantes que sobre su perso-
guerrilla, cuyos hombres fueron incorpora-
na hizo circular el Imperio para justificar su
dos a la suya propia.
muerte, lo juzgan aún un personaje mixto, una mezcla de patriota y de bandolero.
Pero no era Romero de carácter a propósito para quedarse tranquilo después de
Tal acriminación ha sido desmentida
aquel percance. Dirigióse sin pérdida de
por los esclarecimientos que sobre su vida
tiempo a San Pedro Tlahuililpan, reunió una
han hecho el tiempo y las declaraciones
docena de rancheros fuertes, bravos y bien
espontáneas de quienes militaron con él o
armados, y volvió en son de guerra a Ixmi-
cerca de él. Prueba también la rectitud de su conducta como patriota, un episodio au-
cios a la patria con actos vituperables a que a veces se
téntico, aunque poco conocido, que ocurrió
o nos indiquen qué persona podrá aducir algún testimo-
entre él y el sanguinario Catarino Fragoso, en terrenos de Tepotzotlán, perteneciente al distrito de Cuautitlán, Estado de México.
1
entregó, les hemos pedido que precisen alguno de ellos nio admisible, que corrobore su opinión contra el célebre guerrillero, y todas nos han contestado que solo de oídos saben que no siempre se portó bien. Esta carencia de un cargo concreto nos confirma en nuestra opinión de que los rumores propalados por el Imperio para dar visos de
A algunas de las pocas personas que todavía hoy
1
creen que Nicolás Romero manchó sus brillantes servi628
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
ejecución justiciera al sacrificio de aquel patriota, son el origen de esas especies cada día más desvanecidas.
quilpan a las pocas horas de haber salido del
los instrumentos inertes de sus caprichos y
pueblo. Atacó a Fragoso con la impetuosidad
de sus proyectos. En tanto que llegaba el día
que le era característica, y recobró su guerri-
en que recibiera la ruin recompensa de sus
lla, reforzándola además con algunos de los
actos generosos con los prisioneros france-
soldados de aquél. Después de este inciden-
ses, Romero seguía haciéndoles incansable
te, fuese in temando Romero en el Estado de
pero leal y franca guerra, combatiendo mu-
Hidalgo. Unido al coronel Baltasar Téllez,
chas veces contra fuerzas muy superiores a
sufrió al poco tiempo una terrible derrota en
la suya.
la loma de Apulco. Rehizo sus fuerzas con
Otra ocasión tropezó con un convoy
la rapidez y tenacidad que le eran propias,
francés, a inmediaciones de Calpulalpan; lo
y unos cuantos días después tuvo ocasión
atacó con su vigor habitual y dispersó a la
de tomar desquite de aquel desastre. Supo
escolta. Del convoy apresado, sólo tomó el
que no lejos del sitio en que éste le había
vencedor las armas, el parque y unas piezas
acontecido, iba a pasar un carruaje en el que
de paño rojo, con las cuales se hicieron blu-
viajaban algunos jefes del ejército francés,
sas sus soldados, a los que desde entonces se
protegidos por una buena escolta. Romero
dio la denominación, que se hizo popular, de
y los suyos atacaron a la fuerza francesa y la
Colorados de Romero.
derrotaron a pesar de que era más numerosa
Los descalabros que por los rumbos de
que ellos, y no obstante que se defendió con
Hidalgo y México sufrían las fuerzas fran-
mucho valor.
cesas con la presencia del guerrillero republi-
Los jefes franceses quedaron prisione-
cano, provocaron contra él una persecución
ros, y los soldados fueron desarmados y
sin tregua y con tropas muy superiores en
puestos en libertad.
número y recursos a las suyas. Como no po-
Este rasgo de generosidad de Romero,
día sostener el choque de ellas en tan des-
que se repetía muy a menudo en sus victo-
iguales condiciones, se dirigió al S. O. con
rias, había de ser pagado más tarde de un
sus valientes compañeros, y se perdió en las
modo bien extraño, por quienes con él re-
ásperas montañas de Michoacán, para res-
sultaban favorecidos nada menos que con la
pirar el aire montañés, tan propicio siempre
vida. Dos de esos prisioneros agraciados con
a los campeones de la libertad, y volver a la
el perdón, habían de ir a declarar un día a la
carga con renovado brío. Iba a comenzar el
Corte Marcial, que Nicolás Romero era un
periodo incandescente de su carrera.
bandido. ¡Cuántas vilezas y cuántas mezquin-
III
dades empequeñecieron en aquella guerra
Nicolás Romero era en esa época un hombre
el noble carácter francés! Verdad es que los
de treinta y seis años, de estatura mediana,
soldados del ejército expedicionario no eran
de complexión dura y vigorosa, pero de pro-
ya los hijos libres de Francia, sino los siervos
porciones no desmesuradas; usaba el pelo
sin voluntad del último de los Napoleones,
muy corto, tenía los ojos pardos, facciones nicolás romero
629
630
comunes y bigote negro y escaso; su tez era
contracción muscular, excepto a la hora de
de un pálido moreno, en la que las viruelas
la acción, a la hora en que todo el organis-
habían dejado a trechos ligeras huellas. Usa-
mo, excitado y vibrante, parecía convertirse
ba por lo común pantalón, chaleco y cha-
en una pila eléctrica que fortalecía con sus
queta de una misma tela y de igual color,
efluvios a los defensores de la República que
gris o negro; su sombrero llevaba una cinta
militaban bajo sus órdenes. Antes de que su
angosta de plata en el borde y un cordón
personalidad adquiriese tan marcado relieve,
plateado alrededor de la copa. Sus modales
Romero era afecto a los bailes populares del
eran comedidos, su andar reposado, habla-
país y mostraba en ellos grande habilidad;
ba poco y sin precipitación. Ni en su porte
pero cuando el recrudecimiento de la guerra
ni en su fisonomía presentaba nada de ex-
llevó su atención a más serios cuidados, fue
traordinario, nada de excepcional, nada, en
poco a poco renunciando a su diversión fa-
suma, que denunciase en él al indomable e
vorita, hasta abandonarla por completo.
intrépido combatiente cuyo nombre pasaba
En su vida personal era siempre senci-
de boca en boca, así entre amigos, como en-
llo y morigerado. Una vez en Michoacán,
tre enemigos.
volvió a su febril actividad. Entre los en-
Sólo un observador atento habría podi-
cuentros que tuvo desde luego con los im-
do sorprender en el semblante de Romero
perialistas, debe mencionarse de preferencia
un vislumbre de su reconcentrado carácter,
un combate sostenido por la guerrilla de
una chispa de ese fuego que encendía su
Romero, unida a una fuerza de Toluca y a
sangre a la hora del combate. Su impasible
la Guardia Nacional de Zitácuaro a las órde-
rostro sólo mostraba una cosa viviente: los
nes del Prefecto político D. Crescencio Mo-
ojos; sólo una cosa movible: los labios.
rales, contra una columna imperialista que
Estas dos partes de su fisonomía eran
acaudillada por Márquez y Elizondo había
las únicas en que podía traslucirse el estado
venido a Michoacán a perseguir a Romero.
de ánimo de aquel hombre. Cuando ningún
Las tropas de este último y de sus aliados
sentimiento anormal turbaba su espíritu,
no llegaban a 1,000 hombres, mientras que
sus miradas eran serenas y su boca perma-
las de Elizondo y Márquez contaban 3,000.
necía inmóvil y con su expresión habitual
El choque, sin embargo, se llevó a cabo con
de indiferencia; pero si algo llegaba a provo-
tanto ímpetu y valor por parte de los repu-
car su cólera, el ojo se turbaba al instante,
blicanos, que los imperialistas fueron deshe-
se inflamaba la mirada, y los labios, en su
chos, y uno de los jefes, Elizondo, murió en
temblor casi imperceptible, revelaban una
la pelea, en tanto que el otro, Márquez, huía
agitación interior pronta a estallar. La ira, el
solo, no sin riesgo de ser cogido prisionero,
entusiasmo, la indignación, todo le asoma-
pues le fue muerto el caballo en la derrota.
ba al rostro por los ojos y los labios única-
La reputación brillante de Romero había
mente; el resto de sus facciones parecía de
llegado al centro del campo enemigo, puesto
bronce; jamás se notaba en ellas la menor
que se enviaban ya miles de hombres bajo
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
las órdenes de un general feroz a perseguir al
renombre. Tulillo, San Felipe del Obraje, Atla-
jefe republicano, que sólo tenía a sumando
comulco, Zitácuaro, sitiado y tomado por
un puñado de hombres de supremo valor.
Riva Palacio en Julio de 1864, Almoloya de
Puesto bajo la dependencia jerárquica
Juárez, Hacienda de Ayala, Venta del Aire,
del general Riva Palacio, recibió orden de
Cerro del Salitre, Guanoro, Piedra Mala, Las
hostilizar al enemigo en la comarca limí-
Panochas, San Antonio del Llano, La Ga-
trofe entre los listados de Michoacán y de
rita y otros puntos fueron testigos de sus
México. Allí empezó el periodo vertiginoso
triunfos. Tan incansable era en la lucha, que
de la carrera militar de Romero; sus hechos de
hubo vez en que en un solo día sostuviese
armas no fueron ya la manifestación de la
tres acciones de guerra contra un enemigo
intrepidez, sino la connaturalización íntima
superior en fuerzas, como sucedió el 26 de
con el peligro; él y sus Colorados no hicieron
Noviembre de 1864, fecha en que sostuvo
ya alarde de valor, sino de loca temeridad;
tres combates vigorosos contra el imperia-
aquella guerrilla no se movía, sino revolo-
lista Lamadrid: el primero en el llano de Las
teaba en torno del enemigo; no ejecutaba
Panochas a las siete de la mañana; el segun-
ya maniobras, sino que se agitaba en remo-
do, a las doce del día, en la Hacienda de San
linos; no era esa tropa uno o varios cente-
Antonio; y el tercero a las cuatro de la tarde,
nares de soldados, según la ocasión, sino
en Zitácuaro, quedando al fin derrotados los
un escuadrón de espectros empujados por
imperialistas.
una fuerza incontrastable y llevando delan-
Aquella vida febril, no podía durar mu-
te de sí la muerte y la destrucción. Parecía
cho tiempo; aquella personalidad despedía
que algún soplo sobrenatural mantenía en
sobrada luz para que no se hiciesen esfuer-
perpetua y mortífera actividad a aquellos
zas supremos por apagarla. La hora del sacri-
combatientes, rápidos, audaces y terribles.
ficio iba a sonar.
Aquel vigor, aquella persistencia inflexible,
A principios de Febrero de 1865 esta-
aquel golpe de vista certero, aquel valor su-
ba Romero en Zitácuaro, tomando respiro
blimado, aquella rapidez y precisión de mo-
un momento, después de sus expediciones
vimientos, aquellas cualidades superiores,
antes enumeradas, cuando recibió orden de
en fin, que han hecho de Nicolás Romero
marchar, con todas las tropas de que pudiese
el tipo perfecto y legendario del guerrillero
disponer, hacia Tacámbaro, cuartel general
mexicano, se manifestaron de un modo tan
de las fuerzas republicanas que operaban por
visible para amigos y enemigos, a partir de
aquellos rumbos. Pero casi al mismo tiempo
aquella época, que sus adversarios le dieron
que la orden, le fue comunicada la noticia
el nombre, nombre glorioso en boca de sol-
de que una columna francesa se acercaba a
dados franceses, de “León de las Montañas”.
Zitácuaro, en busca de él. A Romero se le
Una serie de combates felices en la vasta co-
hallaba siempre que se le buscaba; de suer-
marca recorrida por Romero, vino a poner
te que salió de la ciudad, y a inmediaciones
el sello al prestigio deslumbrador de aquel
de ella se encontró con los franceses, con nicolás romero
631
quienes se batió un día entero. A la mañana
tardaría menos de dos horas en andar esa
siguiente salió en buen orden con rumbo a
legua.
Tacámbaro, por el camino de Laureles. Ca-
Confiado en esto, Romero situó sus cen-
minó cuatro días sin que le ocurriese nove-
tinelas en los sitios que le parecieron más a
dad alguna; casi no había hallado a su paso
propósito, y dio la señal del más confiado
alma viviente, pues el terreno que seguía
descanso dentro de Papazindán. Al punto
es en extremo áspero, inhospitalario por lo
los soldados echaron pie a tierra, desensilla-
despoblado, y abrasador. Sin embargo, ha-
ron y desembridaron sus caballos y empeza-
bían avanzado sus tropas treinta leguas en
ron a saborear aquel reposo tan dignamente
cuatro días, lo que es bastante avanzar so-
ganado; unos se sentaron a la sombra de los
bre aquel suelo erizado y bajo aquel clima
árboles, otros se recostaron sobre la yerba y
de fuego; de manera que se había emplea-
no pocos, rendidos de fatiga, se dispusieron
do bien el tiempo. Romero entonces resol-
a entregarse sin inquietud alguna al sueño.
vió dar un día de descanso a sus soldados,
Romero se apeó también, dejó su caba-
y eligió para ello la ranchería de Papazindán
llo y sus armas al cuidado de su asistente y
a que acababan de llegar. Aquella pequeña
entró en una de las casitas de la orilla de la
población es como un oasis en el desierto,
ranchería, donde lo habían invitado a que
como un jardín en medio de un páramo; tie-
pasase a descansar.
ne casas pintorescamente situadas, corrien-
¡Qué ocasión más propicia para que un
tes de un agua siempre transparente, árbo-
enemigo afortunado cayese sobre aquellos
les, flores, plantas y animales. ¡Qué lugar de
hombres, rendidos por la fatiga y las priva-
descanso para hombres que más a menudo
ciones, y los cuales a caballo, con sus armas,
bebían agua cenagosa que agua cristalina,
formados y conducidos por su jefe consti-
que con más frecuencia respiraban el humo
tuían un escuadrón formidable! Y la desgra-
de los combates que el aire perfumado de los
cia condujo al enemigo en aquella ocasión.
campos, y que más se alimentaban de totopo que de carne de aves de corral!
632
¿Cómo fue que las tropas francesas e imperialistas que seguían el camino recorrido
Al pasar por Tuzantla, Romero había
por Romero y los suyos pudieron caer sobre
tenido aviso de que Depotier no renuncia-
Papazindán, sin que los centinelas hubiesen
ba a la persecución y que le seguía a cierta
dado la voz de alarma? ¿Entraron por otra
distancia. El peligro pareció a Romero muy
vereda? Es esto lo más probable. El hecho
remoto; el terreno estaba conformado de
fue que a las diez de la mañana cuando más
tal modo, que un centinela situado a orillas
descuidados estaban todos, cuando nadie
de la población podía descubrir una legua
pensaba en una sorpresa porque la creían im-
de terreno sobre el camino que los republi-
posible, una turba de zuavos y de traidores,
canos acababan de recorrer; y ese camino
mandados los primeros por Depotier y los se-
era tan quebrado y difícil, que el enemigo,
gundos por Lamadrid, cayó sobre los republi-
en el caso de que se aventurara a llegar, no
canos desmontados, desarmados, dispersos
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
y durmiendo muchos de ellos. La matanza
Los zuavos no buscaban ya enemigos,
que con ellos se hizo fue feroz; aquello fue
querían sólo hallar un lugar a propósito para
un encarnizamiento de tigre, ¡la venganza a
acampar y preparar su almuerzo. Halláronlo
mansalva de continuas derrotas sufridas en
a cierta distancia del árbol en que Romero se
combates frente a frente! La destrucción de
había refugiado. Desde allí podía, sin ser visto,
la guerrilla fue casi completa y momentánea.
ver lo que pasaba en torno de él. Su situación
Los pocos que pudieron apercibirse a medias
era en extremo azarosa, y no podía me nos de
para la defensa, fueron tasajeados por los sa-
llenar su pensamiento de tristes reflexiones.
bles enemigos o acribillados a balazos.
Absorto estaba, pues, en ellas, cuando un rui-
Cuando las descargas de fusilería y el
do de voces joviales y de carcajadas le llamó la
estrépito de la matanza advirtieron a Ro-
atención hacia el lado donde estaban los zua-
mero de que algo grave pasaba en su cam-
vos. Uno de ellos perseguía a un gallo, y a cada
po, salió de la casa donde estaba e intentó
momento parecía que iba a ponerle encima
marchar precipitadamente hacia el sitio de
la mano; pero el gallo entonces emprendía de
la refriega; pero muy luego se convenció
nuevo la carrera, y el francés burlado en sus
de que lo que él creía una sorpresa de poca
esperanzas, volvía a correr tras él con el cuerpo
trascendencia, era un completo desastre.
inclinado y los brazos abiertos, lo cual motiva-
Los cadáveres de sus compañeros se veían
ba la hilaridad del grupo.
tirados acá y allá; los pocos que sobrevivían
Romero veía con zozobra que el gallo
estaban ya prisioneros y bien asegurados
tomaba la dirección del árbol en que él es-
por el enemigo. Franceses y traidores rebo-
taba; pronto la zozobra trocóse en presen-
saban de júbilo, y buscaban algunas vícti-
timiento de desgracia: el gallo había volado
mas no descubiertas en quienes saciar su
a una de las ramas del árbol; y por fin, el
ferocidad.
presentimiento se cambió en certidumbre:
Romero comprendió que todo estaba perdido, a lo menos por entonces; y como el
el tambor francés que perseguía al gallo, acababa de descubrir al guerrillero.
enemigo se extendía con aire de triunfador
El francés, olvidando al gallo en presencia
por toda la población y él estaba solo y sin
del hombre, se puso a llamar con apremio y
armas en una casita a orillas de la ranchería
a grandes voces a sus compañeros; éstos vi-
intentó huir; pero el día anterior se le ha-
nieron precipitadamente, rodearon el árbol y
bía renovado la dislocación que sufriera en
Nicolás Romero quedó convertido en prisio-
un pie años antes, y le fue imposible tomar
nero de guerra, sobre el cual caería implacable
la fuga. Como, por otra parte, algún tiem-
la justicia del Imperio, dócilmente interpreta-
po después un grupo de zuavos se dirigía al
da por las inicuas Cortes Marciales.
acaso hacia el sitio donde él estaba, se metió cautelosamente por entre unas matas y
IV
consiguió, no sin gran dificultad, subirse a
El 16 de Febrero de 1865 llegaba a México
un árbol y ocultarse entre su follaje.
en compañía de diez de sus soldados, únicos nicolás romero
633
supervivientes de la catástrofe en que había
compañeros allí presentes la pena de muerte.
perecido la guerrilla.
Los procesados mostraban en la desgracia un
Todos fueron entregados a la Corle Marcial para su juicio.
nombre de valientes y sufridos.
Como la misión de ese siniestro tribunal
El sordo murmullo de cólera que en el
era condenar a muerte a todos los acusados
público allí reunido produjeron las conclu-
que se sometían a su jurisdicción, sospe-
siones del fiscal, sólo era comparable con el
chóse en el acto cuál era la suerte que se le
que había producido la declaración del úni-
esperaba a Romero, y se hicieron sin demo-
co mexicano que se mostró sañudamente
ra esfuerzos indecibles por salvarlo. Pronto
hostil a Nicolás Romero en su proceso; ese
llenó la ciudad un ambiente de simpatía en
mexicano lo era D. Manuel Echávarri, dueño
favor del jefe republicano; simpatía que en
de aquel caballo en que Romero había huido
vano trató de contrarrestar el Imperio con
de sus perseguidores cuando su mala estrella
rumores calumniosos en contra de aquél.
le había hecho herir en riña a un panadero.
Pero no por eso mejoraba la perspectiva de la suerte reservada al prisionero.
634
estoicismo sereno, que en nada desmentía su
El trascurso de siete años, la nacionalidad y carácter repulsivo del tribunal que Echáva-
El 17 de Marzo la gente se agitaba en la
rri tenía delante, los servicios prestados a la
calle de San Juan de Letrán y entraba en masa
patria por Romero, su conducta intachable
en el edificio en que el tribunal de muerte dic-
como soldado, la popularidad de sus haza-
taba sus inalterables veredictos. La sala tenía
ñas, la efervescencia que en su favor reinaba
un aspecto sombrío en consonancia con su
en la ciudad, los ruegos de muchas personas,
objeto. Los jueces, inmóviles pero implaca-
nada de esto bastó para que aquel inexorable
bles como el destino, ni siquiera se dignaban
testigo tuviera un instante de generosidad
escuchar. ¿Para qué? Ya sabían que su deber
y no declarase contra Romero. En más que
era condenar a muerte indefectiblemente. En
todos esos estímulos, que debían inclinarse
cuanto al fiscal Lafontaine, formulaba su re-
a mostrarse magnánimo, estimaba sin duda
quisitoria en la tribuna con acento monóto-
la pérdida de su caballo. La nube suspendida
no, sin subir ni bajar la voz, sin el ardimiento
sobre la cabeza de Romero, en forma de abo-
de la convicción, puesto que no existía; su
rrecimiento de un hombre, por un leve mal
misión era ya una práctica, un oficio, una
causado a éste fatalmente, lanzaba al fin su
entonación rutinaria y sal módica de los mis-
rayo aniquilador.
mos cargos, hechos en frases aprendidas de
El testimonio de Echávarri fue el único
memoria y sin cambiar de palabras. Para el
que decidió de la suerte del guerillero, pues
fiscal, Romero era un brigand, un bandolero,
el de dos franceses que, a cambio de la vida
un malhechor; y había necesidad de ser muy
que éste les había perdonado una vez, fueron
severo con él, porque para eso habían venido
a declarar en su contra, no tenía valor ningu-
ellos, los franceses, para acabar con le brigan
no: esos testigos no eran más que comparsas
dage. En definitiva pedía para Romero y sus
en aquella lúgubre representación.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
La Corte Marcial pronunció en definitiva su acostumbrada sentencia de muerte
Es bien sabido que el Imperio, temeroso de una sublevación
contra Nicolás Romero y tres de sus com-
del pueblo de la capital impulsado por sus ardientes simpa-
pañeros y amigos: el comandante Higinio
ramificó sus fuerzas militares y multiplicó su espionaje para
tías a Romero, mandó adelantar la hora del fusilamiento;
Álvarez, el alférez Encarnación Rojas y el
evitar cualquiera tentativa a este respecto. Romero llegó al
sargento Roque Pérez.
valor estoico y sereno que admiró a sus mismos verdugos;
lugar que había de abrirle las puertas de la tumba, con un
Al siguiente día, a las seis y media de la
sus compañeros mostraban una resignación igualmente no-
mañana, Nicolás Romero y sus tres oficiales
con un capote militar que le había servido en sus últimas
eran pasados por las armas en la célebre plazuela de Mixcalco.
ble y valerosa. Romero iba fumando un puro, y se abrigaba campañas; uno de sus dos oficiales, el comandante Higinio Álvarez, iba envuelto en una tilma que ostentaba los tres colores nacionales y el águila complementaria en el centro.
La muerte de aquellos soldados de la pa-
En ninguno de los cuatro se notó, ni aun en sus últimos instantes, el menor indicio de flaqueza. Después de fusilado
tria había sido tan digna como su vida.
el coronel Romero, y tras el tiro de gracia que le disparó un
La valerosa abnegación y la serenidad
sargento francés, el cuerpo de la víctima fue colocado en
perfecta de las víctimas delante de la muer-
un ataúd, para que se le trasladase al cementerio. Quizá la
te, habrían despertado intensos remordi-
que la vida se escapase súbitamente de aquel cuerpo, pues al
enérgica naturaleza del valeroso guerrillero había impedido
mientos en el ánimo de los verdugos, si
ser conducido al Panteón, una convulsión postrera del que
éstos no hubiesen estado connaturalizados
Romero y sus tres amigos fueron sepultados en un campo
se creía inerte cadáver rompió una de las tablas del ataúd. contiguo al Panteón de Santa Paula. Pocos días después, la
con la injusticia, la crueldad y el crimen.
esposa del primero pudo conocer aún, por la tierra remo-
El sacrificio estaba consumado.
vida, la posición de las cuatro fosas, dispuestas en hilera, y
Y he ahí cómo un pobre ciudadano, un
cuyas huellas han desvanecido hoy el tiempo y el olvido. La
oscuro tejedor, un humilde hijo del pueblo,
su muerte no había causado trastorno alguno, gracias a las
ennoblecido por la lucha y engrandecido por el holocausto, ha llegado a ser uno de los hijos inmortales de la Libertad y de la República.
2
México, Enero de 1896. Antonio Albarrán
satisfacción del Imperio por verse libre de Romero, y porque precauciones tomadas por las autoridades imperialistas, fue notoria. El Comisario central, al dar cuenta del fusilamiento de Romero a la Prefectura Política del Departamento del Valle, le notificaba que no se había alterado el orden en lo más mínimo, detalle que en ningún caso, y sólo tratándose de Romero, se había creído necesario hacer conocer. Tales fueron los últimos momentos del sufrido soldado de la República, que en menos de un mes había sido hecho prisionero en Papazindán, conducido por el traidor Paulino Lamadrid, en una mula aparejada, primero a Toluca y después a México,
Los detalles de su doloroso sacrificio han llegado
2
hasta nosotros por tradición y por escritos auténticos.
juzgado a toda prisa por la Corte Marcial, condenado sin conciencia y fusilado con precipitación.
General Juan Zuazua 1820-1860
Allá
frontera norte de nuestra patria,
aquel benemérito Estado, olvidado en nues-
allá en aquellas regiones donde no cunde aún
tras sombrías discordias civiles, y que hoy
el desaliento de los grandes centros, y donde
resurge ante la memoria de la Nación que,
el patriotismo es el ideal que levanta una raza
reposada en la solidez de sus instituciones,
vigorosa, como la muralla inviolable de la au-
puede tranquila hacer ya el apoteosis de los
tonomía nacional, en sus ciudades esparcidas
que por ella combatieron como buenos, y en
por el desierto, cruzado sólo por las hordas de
sus horas de angustia supieron salvarla del
salvajes, se destacan personalidades eminen-
desastre.
en la
tes, que se realzan en la historia patria entre
Juan Zuazua, electo por su Estado para
los héroes de la independencia y la libertad.
representarlo en el Panteón de los inmorta-
—Nuevo León es rico en esas grandes figuras
les de México, es la noble figura de guerrero
que, encarnando una época y una evolución
que vamos a dibujar.
sociológica, han cooperado a ésta con su inteligencia, con su valor y con su abnegación.
***
Y no contamos los mártires anónimos que en
Entre los tristes legados que nos dejó el
aquella tierra, siempre convulsa, antes por la
gobierno virreinal al desaparecer con la
guerra con el indio, después por el continuo
consumación de la independencia de Méxi-
batallar por la democracia y la Reforma, han
co, se cuentan las tribus de bárbaros que,
quedado tendidos en los campos asolados
adueñadas de los desiertos del Norte por la
por la guerra, sin haber legado siquiera su
apatía o por la impotencia del conquistador
nombre a la gratitud de la patria por cuyas
en sus continuas y sangrientas invasiones
libertades y por cuya independencia dieron
destruían pueblos enteros de Nuevo León,
heroicamente su vida.
robando, asesinando familias enteras, y de-
Solo vamos a hacer un rápido y ligero esbozo de uno de los hijos más ilustres de
jando en sus correrías una huella de sangre y fuego.
˜ 637 ˜
Los Seminoles, los Lipanes y los Coman-
éste, feroz, indomable, cruzaba rápido como
ches caían como una tromba de muerte,
el viento, desafiando las balas, y lanzando
destruyendo fincas rústicas, quemando los
segura e inflexible la mortífera flecha.
sembrados, matando, saqueando las pobla-
Y pronto conoció aquella táctica nue-
ciones, y dejando por donde quiera cadáve-
va, y supo seguir una casi invisible huella
res con el cráneo desnudo, escalpelado con
para conocer el número y la marcha de los
el grosero cuchillo del indio.
enemigos y los ardides de éste y cómo éste
Pero el indio tenía frente a frente una
supo resistir el hambre, la sed, las fatigas y
raza audaz que en aquella lucha de muerte
marchas prolongadas y violentas de muchas
se resolvió a combatir sin tregua para sal-
leguas, sin un momento de descanso.
var su hogar, su patrimonio, su familia y su existencia misma.
Su admirable serenidad en el peligro, su perspicacia para sorprender al enemigo, su
En esa lucha de ardides, de asaltos,
valor indomable, y su inquebrantable ener-
de sorpresas y emboscadas se educó Juan
gía, lo hicieron ser electo jefe de los pueblos
Zuazua, el joven colegial de Monterrey que,
fronterizos que se armaron para rechazar a
no adaptándose a la vida sedentaria del es-
los bárbaros: y éstos tuvieron que alejarse al
tudiante, deseoso de libertad e independen-
fin con sus hordas destrozadas por Zuazua
cia, dejó las aulas y tornó a su pueblo natal,
y sus voluntarios.
a la Villa de Lampazos, a consagrarse al co***
mercio y a la agricultura.
638
Allí, aislado, después de las fatigas y la-
Veintiséis años tenía nuestro héroe, cuan-
bores del campo, consagróse al estudio, pero
do la frontera se estremeció de indignación,
no bajo la forma escolástica que lo llenaba
invadida por el yankee, los fronterizos, tan
de hastío, sino al de la historia y ciencias
levantados como valientes, se pusieron en
militares, hacia las que sentía una irresisti-
pie, y armados se lanzaron contra el invasor.
ble atracción. Pero sin cesar soltaba el libro y
Zuazua, y Carlos su hermano, abandonaron
arrojaba el arado, para empuñar el rifle: era
a Lampazos y sus intereses, y marcharon a
que allá, a lo lejos, se veía la polvareda que
Monterrey a presentarse al Gral. Don Ma-
levantaba la horda de comanches, y pronto
riano Arista, para servir a sus órdenes; con el
se escuchaba su terrible alarido de guerra.
grado de alfereces ambos fueron incorpora-
El joven Zuazua que, nació el 6 de Ene-
dos a la división, pero ascendió Juan Zuazua
ro de 1820, no contaba aún veinte años, allí
en unos cuantos días a capitán, por su valor
tuvo su escuela práctica, después de la teó-
y pericia, batiéndose heroicamente en las
rica del arte de la guerra que había aprendi-
gloriosas derrotas que sufrimos en Palo Alto
do en la lectura de sus libros. Allí aprendió
y la Resaca, derrotas que motivaron la desti-
esa lucha personal, cuerpo a cuerpo en la
tución de Arista.
que el indio, ya a pie, ya saltando sobre el
Zuazua acompañó a este desgraciado
indómito caballo, tendido por el vientre de
general hasta San Luis, tornando a Mon-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
terrey, donde tomó una gran parte de la de-
La República, pobre, agotada, sin re-
fensa de la plaza, entregada por impericia a
cursos y sin ejército, sucumbió cuando el
los americanos, en los momentos en que el
partido moderado firmó los tratados de
General en Jefe de éstos, Taylor, se aprestaba
Guadalupe. Perdió la Nación una inmensa y
a levantar el sitio. “Faltó, dice un noble bió-
riquísima parte de su territorio, pero el clero
grafo de Zuazua, serenidad al General Am-
había salvado sus millones.
pudia, defensor de Monterrey, no obstante
Aquellos tratados de paz arrancaban el
que su fuerza había resistido enérgicamente
fusil, no de manos de un ejército que San-
al invasor”.
ta-Anna abandonó en su fuga, sino de las
Pero Zuazua no perdió los alientos, y
manos del pueblo, que iba a continuar la
después de la pérdida de Monterrey con sus
lucha. Y Juan Zuazua sintió la rabia de un
recursos levantó una guerrilla y marchó a
noble despecho al ver ajada la honra de la
Tamaulipas, donde día a día atacaba a los
Nación y mermado su suelo por una intriga
americanos, cortaba sus comunicaciones, y
política y una conspiración de sacristía.
tomaba sus convoyes. Y cuando se reorga-
Se retiró entonces a su desierto, a con-
nizó nuestro ejército con las tropas venidas
tinuar defendiendo su propiedad y la de sus
del interior, se unió a él, batiéndose brillan-
hermanos los nuevoleoneses, de la invasión
temente en la Angostura.
de los bárbaros. En estos combates diarios
Todo fue inútil: había un ejército valien-
acabó de templarse el alma gigante del
te abnegado, resuelto a morir combatiendo
guerrero, amargada por el desastre nacional.
por la patria, pero ese ejército no tenía jefes capaces. En vano, también, el partido repu-
***
blicano rojo, como lo llamaban entonces,
Largo es el paréntesis que tenemos que tra-
predicaba la santa cruzada contra la inva-
zar aquí, porque en ese periodo intermedio
sión y acopiaba recursos e improvisaba las
de la historia de México nos divagaríamos
guardias nacionales que tan gloriosamente
si quisiéramos contar la sorda lucha enta-
sucumbieron en el Valle. Ese partido había
blada bajo las administraciones de Herrera
decidido la guerra eterna, y para sostenerla
y Arista entre el partido liberal, tendiendo
quiso empeñar en ella los inmensos bienes
siempre a la reforma y al progreso, y esa ex-
que acaparaba el clero hacía siglos, y que
crescencia morbosa del clero que, unas veces
sólo empleaba en fomentar la guerra civil.
en su polimorfismo se llama conservador y
El clero de México se lanzó entonces a
otras imperialista. No podemos dar mayor
un camino que le era muy conocido desde la
extensión a esta biografía, y llegamos por
independencia de Hidalgo: el camino de la
tanto a uno de los periodos más negros y
traición, y negó su ayuda a la patria, y armó
repugnantes de las dictaduras que han asal-
un motín en la capital, y cerró sus arcas y
tado el poder.
con su infidencia abrió las puertas da México al ejército norteamericano.
La revolución de Jalisco, inspirada en la necesidad de hacer una Constitución más general juan zuazua
639
avanzada que la de 24, se faldeó en los con-
radicales en la Iglesia mexicana, sobre todo,
venios de Arroyozarco, donde la habilidad
en las comunidades religiosas, cuya desorga-
de Don Manuel Baranda se burló de la eter-
nización alarmaba a la sociedad.
na ambición de Uraga. De ese escamoteo brotó la infausta dictadura de Santa-Anna.
contra la Dictadura, y el Plan de Ayutla, pro-
Se nos estrecha el tiempo y no podemos
clamado en las entonces heroicas montañas
hacer una breve recordación siquiera de lo
de Guerrero, incendió al país. Las tropas del
que fue aquel gobierno militar, tan severa y
Dictador retrocedieron hechas pedazos del Sur,
justamente fustigado por la historia. El mis-
y por todas partes ciudadanos obscuros,
mo clero, factor principal de la intriga que
pero que habían de alcanzar más tarde un
trajo al poder al general desertor en 1848
alto renombre, se alzaban en armas contra
frente al enemigo extranjero, el clero cóm-
el despotismo conservador.
plice de aquella orgía administrativa, el clero,
La Frontera, ese eterno baluarte de la li-
que había enviado sus eminencias al Palacio
bertad y de la independencia, se aprestó al
Nacional a rendir pleito homenaje a su Alte-
combate en nombre de la democracia, y los
za, apenas fue éste arrojado de allí por la in-
hijos de Nuevo León, tan heroicos en la lu-
dignación nacional, lo desconoció y lo negó,
cha contra el invasor norteamericano, fue-
siguiendo sin duda la tradición del primer
ron los más prontos en pronunciarse contra
Jefe de la Iglesia, renegando del maestro.
la Dictadura.
El viejo Dictador, fuerte con sus noven-
Don Santiago Vidaurri, que hacía cator-
ta mil soldados, creyendo tener a sus pies
ce años desempeñaba la Secretaría de Go-
aherrojada a la Nación, rompió todas las
bierno de Nuevo León, gobernado entonces
leyes para substituirlas con su caprichosa
por el General Gerónimo Cardona, y que
voluntad; convirtió al país en un cuartel
por su alto carácter pudo seguir desde sus
regido por la vara del cabo de encuadra, y
primeras manifestaciones la evolución polí-
cimentó como único programa administra-
tica que se iniciaba en la Nación, se resolvió
tivo y el espionaje llevado hasta el hogar y
a tomar parte en ella, quizá porque enton-
acurrucado en el fondo del confesionario,
ces eran sinceras y hasta exageradas sus con-
para contentar la medrosa susceptibilidad
vicciones democráticas.
del Dictador.
640
Pero la Nación se había puesto en pie
Burlando al no muy inteligente Gober-
En aquella orgía gubernativa se vendió
nador, se había constituido en jefe de la cons-
al fin por un puñado de oro la Mesilla para
piración contra Santa-Anna, y en la noche
sostener un ejército tan numeroso y para sa-
del 11 de Mayo de 1855, salió de Monterrey
ciar la nube de favoritos que devoraban los
con cuantos con él se resolvieron a lanzarse
fondos públicos. El clero tomó su sitio en la
a la revolución: entre aquellos patricios iban
saturnal, destacándose tan escandalosmente
los estudiantes de Jurisprudencia.
su inmoralidad y corrupción, que el viejo
Vidaurri activamente perseguido por
déspota se creyó obligado a iniciar reformas
Cardona, llegó a Lampazos, y allí se pronun-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
ció contra la Dictadura, Zuazua, el héroe
Zuazua, con el grado ya de coronel, dispuso
desconocido de la guerra americana, tomó
y emprendió el ataque el 22 de Julio de 1855,
en el acto parte en aquel movimiento como
tomando a las veinticuatro horas la plaza, y
segundo jefe de él, y obrando con rapidez y
derrotando completamente a los dos gene-
energía, marchó sobre Villaldama, aprehen-
rales más acreditados de Santa-Anna.
dió al Subprefecto y se apoderó de cuanto elemento militar tuvo a su alcance.
Por más que se nos estrecha el espacio, queremos recordar que en el ataque de Sal-
Apenas tuvo Juan Zuazua algunas fuer-
tillo, entre las fuerzas de los tres Departa-
zan a sus órdenes, marchó violentamente
mentos hoy Estados, que tan rudamente
sobre Monterrey: el 22 de Mayo atacó la
combatieron, se distinguieron oficiales en-
ciudad, y el 23 la ocupó, despues de un rudo
tonces subalternos cuyos nombres habían
combate. El general Cardona, refugiado en
de resonar más tarde con brillo y gloria en
la casa del Vicecónsul español, por interven-
los anales patrios: Aramberri, Escobedo el
ción de éste fue indultado por Vidaurri.
vencedor de Querétaro, Pedro Martínez
El Estado de Nuevo León se adhirió al
el terror de las contraguerrillas francesas, al
movimiento, a la vez que en Ciudad Victo-
valientísimo Sepúlveda, y Zaragoza héroe
ria secundaba la revolución liberal el enton-
del 5 de Mayo.
ces capitán Ignacio Zaragoza, con los Jefes y
Tornó Vidaurri a Monterrey a desempe-
oficiales nuevoleoneses que militaban en el
ñar el gobierno, en tanto que Zuazua mar-
Cuerpo en que aquel fungía de Mayor.
chó sobre el interior; hizo que secundaran la
En tanto que Juan Zuazua dirigía las
revolución el Cedral, Matehuala y Catorce,
operaciones militares, Vidaurri, con su cla-
dirigiéndose a San Luis, donde estaban con
ro talento y su larga práctica administrati-
sus fuerzas los generales Antonio Haro y
va, organizo el Gobierno de Nuevo León y
Anastasio Parrodi.
Coahuila, refundido en aquél; levantó las
Pero había llegado antes frente a aquella
guardias cívicas, tan fogueadas en la guerra
plaza Juan José de la Garza, quien celebró
contra los bárbaros. Con estos elementos,
con Haro un convenio, por el cual ambos
los dos jefes, el civil y el militar, marcharon
jefes se comprometían a realizar la unión de
sobre Camargo y Matamoros; ocuparon la
todos los caudillos de la revolución, para que
primera de estas poblaciones y continuaron
acordasen los medios de restablecer la paz, y
hasta Mier, donde se les unieron las fuerzas
organizacen un gobierno provisional.
de Tamaulipas al mando del General Juan
Este pacto, que falseaba el Plan de
José de la Garza que fue declarado segundo
Ayutla, no fue aprobado por Zuazua ni por
Jefe del Ejército del Norte.
Vidaurri. Al punto salió Parrodi de San Luis
Éste retrocedió hasta Monterrey para
con cinco mil hombres de las tres armas
atacar a Saltillo, ocupado por los genera-
sobre Zuazua. Entonces alcanzó el héroe
les santanistas Francisco Güitián y Valen-
nuevo-leonés uno de los triunfos más es-
tín Cruz, con más de 1,200 hombres. Juan
pléndidos que se registra en nuestra historia general juan zuazua
641
militar. Juan Zuazua tenía sólo ochocientos
de cincuenta mil soldados que ocupaban
soldados de caballería; sin embargo, con tan
muchos departamentos. Nos restringimos,
reducida fuerza y doscientos hombres del
por tanto, a consignar que el partido liberal
comandante Zayas, que se le unió, sustra-
se impuso sobre tanta miseria, y fuerte con
yéndose del mando de Garza, tomó posesio-
la opinión y con el pueblo y las clases ilus-
nes en Morterillos.
tradas que odiaban y despreciaban la Dic-
El 12 de Agosto llegó con su división
tadura y a sus cómplices: y sólo quedaron
Parrodi, y tres veces atacó con energía y tena-
en pie el Plan de Ayutla y el poder público
cidad la posición de Zuazua, siendo rechaza-
que emanó de la revolución, inaugurándose
do con tales pérdidas, que durante la noche
en Cuernavaca el 4 de Octubre de 1855, y
se replegó a la Villa de Moctezuma. Zuazua
teniendo por jefe al General Álvarez, electo
hasta allí lo persiguió, lo obligó a encerrarse
Presidente.
en el pueblo, dejó a Escobedo tiroteándolo
Pero ya se delineaba perfectamente en el
con 200 rifleros, y con su rapidez habitual
partido liberal la división entre dos partidos
se lanzó sobre San Luis, atacó la ciudad al
más, el puro y radical que aspiraba a la in-
siguiente día, y haciendo capitular la guar-
mediata aplicación de los principios demo-
nición que allí había, ocupó la plaza el 27
cráticos en toda su verdad y la reforma tan
de Septiembre. Aquel triunfo increíble, ob-
amplia como la pedía la iniciada evolu-
tenido sobre fuerzas disciplinadas, levantó
ción social: y el partido moderado que,
muy alto el prestigio del héroe, quien tornó
ya por respeto a las tradiciones religiosas, ya
a Monterrey, donde fue recibido con indeci-
por miedo a la omnipotencia del clero, creía
ble entusiasmo. Era que Zuazua encarnaba
que no era tiempo aún de hacer la reforma,
el valor de los “blusas rojos” que fueron des-
por no ser todavía el Estado más fuerte que
de allí el terror de los reaccionarios.
la Iglesia. El partido radical, poco numeroso en-
***
tonces, desconfiaba de Comonfort, sucesor
La revolución habla derrocado ya al Dicta-
de Álvarez en la Presidencia, y se puso en
dor, y el 13 de Agosto de 1855 la capital se
contacto con Vidaurri, quien por su actitud
pronunció por el Plan de Ayutla, proclama-
enérgica, por los brillantes triunfos obteni-
do por masas numerosas del pueblo que de-
dos por sus fuerzas, y por la exaltación con
safiaron a la guarnición, cuando Santa-Anna
que expresaba sus ideas tan avanzadas, se
se alejaba ya, abandonando como siempre a
había hecho notable.
sus partidarios y a sus soldados.
642
Vidaurri, además, desde el principio
Imposible nos sería hacer siquiera una
de la lucha intentó independizarse de los
reseña de las últimas intrigas del clero y de
pro-hombres de Ayutla, e instalados los po-
los conservadores, del viejo ejército y de los
deres emanados de la revolución, usurpó las
ambiciosos del nuevo para escamotear el
atribuciones de la Federación y aun pretendía
triunfo a la revolución, contando con más
imponer un programa de gobierno en el país.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Pero la causa determinante del rom-
la Comisión ratificaba el acto del Gobierno
pimiento entre el gobierno de México y
por el que anulaba el decreto de Vidaurri;
Vidaurri fue el empeño de éste en anexar
pero quería que se consultase la voluntad de
Coahuila a Nuevo León, según lo decretó el
los pueblos de Coahuila, lo que daría por re-
19 de Febrero de 1856. Esto motivó en el cen-
sultado que subsistiese lo hecho por el jefe
tro alarmas y sobresalto, acusando al jefe de
fronterizo, vista su omnipotente influencia
una ambición desmedida, que importaba un
en toda la frontera. Por último, pedía la Co-
peligro para la paz pública.
misión que se nombrasen comisionados que
Es que Vidautri se sentía fuerte con sus
presidiesen las juntas populares.
valientísimos fronterizos, mandados por
Este dictamen provocó una tempestad
Zuazua, y entre los que había Jefes como
en el Parlamento, al combatirle con ru-
Zayas y Zaragoza. Y al verse combatido por
deza D. Juan Antonio de la Fuente, tanto
los moderados y calumniado por los conser-
por los principios anunciados por la Comi-
vadores que lo acusaban de tener ligas con
sión, como por la actitud de Vidaurri, cuyas
los norteamericanos para separarse de Méxi-
atentados denunció al Congreso. Ramírez
co y formar la República de Sierra Madre,
entonces defendió el dictamen con el pun-
se alzaba su carácter levantisco, justamente
zante sarcasmo de su oratoria, burlándose
engreído con sus victorias contra los santa-
de la doctrina de Hobbes que invocaba el
nistas y el triunfo tan completo que tuvo
Ministerio, atacando con valor al Gobierno
contra los filibusteros en Río Escondido. El
moderado, y diciendo, al defender a Vidaurri,
Presidente Comonfort desaprobó la anexión
que si se desarmaba a éste, el Congreso que-
de los dos Estados.
daría desarmado.
Este incidente, llevado al seno del Con-
Aquel notable discurso fue una reve-
greso, hizo que la Comisión de Constitución
lación de la verdadera situación política, y
devolviera al Gobierno los documentos rela-
más aún, una profesía para lo porvenir, au-
tivos a la insurrección de Vidaurrí, para que
gurando el golpe de Estado y el triunfo ulte-
aquel obrara conforme a sus facultades. El
rior de la Reforma.
Presidente dio entonces su decreto de 15 de
A pesar de haberse prolongado hasta el
Abril de 56, declarando insubsistente el
día siguiente el debate, el dictamen fue re-
de Vidaurri. Éste, a su vez, se dirigió al Con-
probado, arrastrada sin duda la mayoría por
grego, donde creía encontrar algún apoyo
el brillante discurso del Ministro D. Ezequiel
contra Comonfort. La Comisión a cuyo es-
Montes, que hizo una perfecta defensa del
tudio se encomendó tan grave asunto, presentó
Gobierno.
en efecto, un dictamen favorable a Vidaurri,
Vidaurri, más altivo entonces, sintién-
sosteniendo que con la revolución los pue-
dose casi jefe de un partido audaz, condenó
blos volvían a su estado natural y que, en tal
abiertamente el Estatuto orgánico promul-
virtud, roto el pacto federativo, Coahuila y
gado por Lafragua, se negó a reconocer al
Nuevo León podían anexarse. Verdad es que
nombrado gobernador de Coahuila, propugeneral juan zuazua
643
so a éste y a otros gobernadores una coali-
ciudad y las tropas que estaban en Cuenca-
ción armada contra el gobierno general, en-
mé, fueron atacadas, muriendo en el com-
viando con tal fin agentes por todas partes.
bate D. Jesús López Portillo.
El Presidente Comonfort, resuelto a so-
Pero el segundo pronunciamiento de
focar aquella nueva insurrección, insistió
Puebla, capitaneado por Orihuela, borró las
en que Vidaurri entregase el gobierno de
divisiones del partido liberal en el seno del
Coahuila a D. Santiago Rodríguez; aquél,
Congreso. Éste armó al Presidente interino
entonces, publicó una proclama el 12 de
con facultades extraordinarias y nombró
Julio de 1856 contra el gobierno general y
una Comisión de su seno, compuesta de los
el Estatuto, declarando que los dos Estados
Diputados Ocampo, Arteaga y Gómez, para
anexos reasumían su soberanía.
que arreglaran las diferencias suscitadas en
Destituido entonces por el Sr. Comonfort, que nombró gobernador de Nuevo León
la Frontera; pero sus gestiones no dieron resultado alguno.
a D. José de Jesús Dávila y Prieto, Vidiurri se
Entonces el Sr. Comonfort movió fuer-
negó a entregar el mando, y forjó en su Es-
zas para batir a Vidaurri, ordenando a Garza
tado una elección o plebiscito, en el cual fue
que marchase sobre Monterrey, a la vez que
electo gobernador el 15 de Agosto, tornando
el general Rosas Landa salía de San Luis Po-
posesión del puesto con solemnidad, mien-
tosí, para Saltillo. Esta agresión fue la voz de
tras se enarbolaba en palacio una bandera
alarma en la Frontera, y todos acudieron en
roja, donde estaba inscrito su nombre, y el
defensa de su territorio.
pueblo lo aclamaba con entusiasmo.
Zuazua, que mandaba en Jefe a los fron-
Hasta osó ordenar a los Diputados al
terizos, situó en Villagrán una brigada a las
Congreso Constituyente por Nuevo León y
órdenes de los coroneles Zayas y Zaragoza,
Coahuila que abandonasen sus curules; más
y él, junto con Vidaurri, se dirigió con sus
tarde les permitió quedarse en sus puestos.
tropas a Mier; las del gobierno general se retiraron de aquel lugar para Camargo, donde
*** Agotada la cuestión en la esfera gubernati-
644
los derrotó Zuazua. Zaragoza en Santa Engracia desbarató también otra partida.
va, y no habiendo encontrado solución allí,
Pero al avanzar las tropas federales
tenía que concluirse con las armas. Vidaurri
Zuazua hizo movimientos concéntricos, y
llamó a los fronterizos, retraídos en sus ho-
ordenó a Zaragoza que se retirase a la vista
gares después del triunfo de Ayutla, e hizo
del enemigo, lo que efectuó éste batiéndose
volver al servicio a Zuazua, retirado a la vida
día a día con él hasta Monterrey; y también
privada, encomendándole el mando de las
desprendió a Zayas sobre Camargo para de-
fuerzas levantadas para rechazar la próxima
tener al general Guadalupe García. De este
invasión. Y los fronterizos tomaron la ini-
último punto Zuazua debía reforzar a Zara-
ciativa, ocupando a Saltillo e invadiendo a
goza, yendo a defender la capital del Estado
Durango; pero pronto abandonaron aquella
amenazada por Garza.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Este último general, molestado en todo
Por muchos días se prolongaron los ata-
su tránsito por Quiroga, llegó a Monterrey
ques cada vez más reñidos, hasta que el 3
después de derrotar a Escobedo, que con una
de Noviembre llegó Zuazua, cargó impe-
pequeña fuerza estaba de avanzada, y quien
tuosamente con sus rifleros y derrotó com-
se pudo abrigar en la plaza. Garza intimó
pletamente a las tropas federales, haciendo
rendición a Zaragoza que con 400 hombres
muchos prisioneros y entre ellos jefes de alta
se había hecho fuerte en la Ciudadela, refor-
graduación y oficiales. Garza, con los restos,
zado por gente del pueblo y estudiantes que
se retiró a Saltillo.
voluntariamente se le presentaron.
Vidaurri propuso entonces a Rosas Lan-
A la imperiosa y amenazante intima-
da entrar en arreglos; pero no pudiendo con-
ción de Garza, Zaragoza contestó con heroi-
venirse en las bases, el general del Gobierno
co laconismo: —“Desde luego puede usted
avanzó sobre Monterrey; mas Zuazua le sa-
comenzar sus operaciones militares”.
lió al encuentro, avistándose en la Cuesta de
En la relación de estos hechos seguimos
los Muertos con la división de Rosas Landa,
casi literalmente al muy entendido biógrafo
fuerte en 5,600 hombres, por habérseles in-
del general Zuazua, al escritor nuevoleonés
corporado la brigada de Echegaray y las tro-
Sr. Dávila, porque su relato está estricta-
pas de Zacatecas.
mente calcado con la verdad de los hechos,
Al irse a dar la batalla, que hubiera sido
y a la vez servirá este trabajo de rectifica-
sangrientísima, y cuyo éxito era dudoso,
ción a los errores en que inconscientemente
tanto los jefes fronterizos como los federa-
incurrió el Sr. Vigil, en su laboriosa historia
les sintieron honda y justa repugnancia por
de la Reforma, que se ve en México a través de
aquella guerra incalificable, en la que no se
los siglos.
disputaban principios y luchaban patricios
El Sr. Vigil trabajó su admirable obra, porque no pudo hacer más, con los docu-
meritísimos que antes unidos habían luchado por la libertad.
mentos oficiales de la época y éstos no son
Inspirados en sentimientos verdadera-
exactos, porque en ellos se esconde la
mente patrióticos, los jefes de las fuerzas be-
derrota de las tropas del gobierno, hacien-
ligerantes resolvieron terminar la contienda
do aparecer vencidos a los fronterizos. Los
con un arreglo, que en efecto se consumó,
resultados, como vamos a ver, demuestran
por medio del convenio que llevó el nombre
lo contrario.
de la “Cuesta de los Muertos” con el cual
Continuemos nuestro trabajo.
terminó la guerra civil de la frontera.
El general Garza, cuyas fuerzas eran
El General Rosas Landa dio parte en-
muy superiores a las de Zaragoza, rompió
tonces al gobierno da Comonfort de aquel
en el acto sus fuegos sobre la Ciudadela,
convenio, que modestamente llamó el jefe
intentando varios asaltos inútilmente: to-
federal la sumisión de Vidaurri y de los fron-
dos fueron rechazados por los soldados de
terizos. Pero para estimarse lo que valía tal
Zaragoza, corriendo la sangre a torrentes.
sumisión no hay más que recorrer las bases general juan zuazua
645
estipuladas en la Cuesta de los Muertos. En
to de insensatez rompió sus títulos de Presi-
ese convenio, como en otros que en su larga
dente constitucional de la República, dando
carrera militar firmó aquel general, todas las
un audaz golpe de Estado, y, al verse aban-
ventajas eran, no para el supuesto vencedor,
donado de sus cómplices, entregó la capital
sino para el vencido; hasta la gloria.
a la reacción, por todas partes vencida.
Verdad es que los fronterizos, según el
Inútil es referir aquellos episodios que
convenio, reconocían al Supremo Gobierno,
nadie ignora, y que tuvieron lugar desde
y que las fuerzas de Vidaurri se retiraban
el 17 de Diciembre de 1857, día en que se
a sus hogares; pero subsistía la anexión de
pronunció Zuloaga en Tacubaya, hasta la
Coahuila a Nuevo León, hasta que se efec-
entrada de éste a la Presidencia y la instala-
tuara un plebiscito para deslindar las dos
ción del gobierno legítimo del Sr. Juárez en
soberanías; el Gobierno General se obligaba
Veracruz.
a pagar mensualmente un subsidio a la fron-
Entonces la reacción imperó por todo
tera, y quedaba encargado del gobierno de
el suelo mexicano y también se levantaban
aquellos Estados un consejero de Vidaurri,
en todas partes fuerzas constitucionalistas
mientras se hacían elecciones locales. Por úl-
que, sin armas casi y sin elementos de guerra,
timo, y para mayor gloria del general Rosas
siempre eran derrotadas, pero que siempre
Landa, éste no podía avanzar con sus fuer-
se rehacían para tornar a la lucha.
zas hasta Monterrey, porque de la manera más cortés Vidaurri lo obligó a retroceder.
Contaba la reacción con jefes notables por su valor y su pericia, en tanto que los
Vidaurri volvió como un conquistador
caudillos de la libertad, novicios en el arte
a la capital del Estado, siendo recibido en
de la guerra salidos del taller y del bufete,
ella con una ovación tan espléndida como
tuvieron que tomar todo del enemigo: lec-
espontánea por las autoridades, el pueblo,
ciones de táctica y elementos de guerra, de
el comercio, y por el clero mismo; todos lo
que carecían. En sus derrotas, aprendieron a
aclamaban, y con razón, como el salvador
triunfar los héroes de la Reforma.
del honor y los fueros de la frontera.
Pero de los jefes de la reacción clerical, era el de más renombre y prestigio, por su
***
valor y su audacia, Miguel Miramón, que
La estrechez de nuestras columnas nos es-
por donde quiera que llevaba sus huestes
torba hacer una recordación de la cruenta
alcanzaba victorias. Por eso la confianza
y odiosa guerra civil que en aquella época
que este general tenía en su genio y en su
sostuvo el clero en toda la República, y en la
insolente fortuna, le hacía despreciar a los
que los reaccionarios extremaron su cruel-
contrarios.
dad asesinando, robando y plagiando.
646
Preocupábale sólo el ejército del Norte,
Con pena ponemos, pues, un paréntesis
que hasta entonces había triunfado, y que
en la historia de aquellos días pata llegar al
rápidamente se había reorganizado para
infausto en que Comonfort, en un momen-
combatir la reacción.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
En Febrero de 1858 Vidaurri movió el
Miramón, que había recogido cuanta tro-
ejército desde Nuevo León y Coahuila so-
pa encontró a su paso, se presentó con cuatro
bre San Luis, a las órdenes de Zuazua, mar-
mil hombres de las tres armas, y después de
chando a la vanguardia Escobedo, el ven-
reconocer el punto tan estratégico ocupado
cedor después de Querétaro, quien derrotó
por Zuazua, lanzó sus columnas con el arrojo
completamente en la hacienda de Solís al jefe
y decisión que le eran habituales.
reaccionario Valentín Cruz, que lo atacó con triple número de fuerzas.
Pero tenía enfrente un enemigo digno que, aunque en dos terceras partes era inferior
Los clericales de San Luis, aterrados por
en número, se batió con heroísmo, y rechazó
la aproximación de los fronterizos, llamaron
al enemigo tantas veces cuantas emprendió
a Miramón en su auxilio, quien se despren-
desalojar a los fronterizos de sus posiciones.
dió violentamente de Guadalajara, llegó a
Siete horas duró el combate, el cual ter-
Zacatecas y salió de allí con tres mil hom-
minó por la retirada de los miserables restos
bres y doce piezas. Zuazua situó entonces
de la división de Miramón, consistentes en
su cuartel general en el Venado, en observa-
400 caballos, 200 infantes y la artillería. El
ción del rumbo que tomara Miramón, para
jefe reaccionario, en su huida, no pudo re-
salir a su encuentro, y quien el 14 de Abril
coger ni sus heridos y dejó a éstos tirados
acampó en Salinas, el 15 llegó al Espíritu
en el campo, que quedó regado de muertos,
Santo y el 17 continuó su marcha, pronto
parque, equipajes y armas, que arrojaban los
a entrar en combate, pues sabía que tenía
soldados al dispersarse.
muy próximo al ejército del Norte.
Miramón se abrigó violentamente en
Al saber Zuazua, por Aramberri, dice
San Luis, en tanto que Zuazua, sin preocu-
uno de sus mejores biógrafos, que Mira-
parse del vencido, marchó a atacar a Zacate-
món tomaba el camino de San Luis dejó al
cas. El patricio nuevoleonés había desflora-
ilustre caudillo nuevoleonés coronel Igna-
do con su espada la reputación de invencible
cio Zaragoza, en observación de la plaza de
que gozaba el jefe predilecto del clero.
San Luis con las infanterías y la artillería, para evitar una salida de los reaccionarios,
***
y a las cinco de la tarde del día 16 de Abril
Miramón no podía quebrantar el sistema in-
marchó Zuazua violentamente a la Villa de
variable de los conservadores de ocultar sus
la Hedionda; dio allí un poco de descanso a
derrotas simulando victorias y dio un parte
sus fuerzas, y a las 8 de la noche, al frente
pomposo a Zuloaga, comunicándole la com-
de mil cien rifleros de caballería, se despren-
pleta derrota de Zuazua en Carretas, y la
dió al encuentro de Miramón; a marchas
completa destrucción del ejército del Norte.
forzadas y recorriendo 25 leguas, el día 17
Grande fue, pues, la sorpresa de la ca-
tomó posiciones en Puerto de Carretas, por
pital cuando, diez días después, llegó allí
donde forzosamente tenían que pasar los
la noticia de haber ocupado Zuazua a viva
reaccionarios.
fuerza a Zacatecas. general juan zuazua
647
En efecto, el 27 de Abril, a las diez de
por los constitucionalistas, a las órdenes de
la mañana comenzó el general fronterizo su
Degollado. El 29 de Junio de 1858 intimó
ataque a la ciudad, concentrándolo, sobre
rendición el general Zuazua a Sánchez; y no
todo, en las posiciones fuertísimas del Cerro
sometiéndose éste, al siguiente día a las 9 de
de la Bufa, que dominaba la ciudad entera.
la mañana comenzó el ataque; a las cuatro
La guarnición, a las órdenes de Mañe-
de la tarde se tomó la plaza quedando pri-
ro, era numerosa y disciplinada y recibió a
sionero el general Lama, diez y seis jefes y
los asaltantes con un fuego vivísimo. Y éste
oficiales y la tropa que no se dispersó.
continuó durante todo el día, hasta que al
Allí conquistó el ejército del Norte un re-
anochecer, deseando Zuazua violentar el
nombre que no perdió jamás; uno muy alto
éxito, cargó sobre la Bufa al coronel Pedro
su heroico caudillo el general Juan Zuazua.
Hinojosa, con el batallón de la Unión que
648
mandaba. A las ocho de la noche se tomó la
***
posición quedando prisionero el General en
En la mitad del ano de 59 estaba en todo
jefe; y tras una victoria completa, Zuazua
su auge el partido reaccionario, y la fortuna
ocupó la plaza, haciendo prisioneros sesenta
le sonreía prodigándole triunfos, especial-
jefes y oficiales y cuatrocientos hombres de
mente a Miramón, que arrollaba por don-
tropa, pues el resto se había dispersado.
de pisaran a los constitucionalistas; solo la
Zuazua, que comprendía bien las nece-
Frontera imponía al jefe tacubayista y para
sidades de la guerra y la exigencia pública de
atacar a los blusas que sembraban el terror
extinguir a los eternos trastornadores del or-
por donde aparecían, reunió todos sus ele-
den, desterró de Zacatecas al Obispo Verea,
mentos, las fogueadas y disciplinadas divi-
expulsado antes de Monterrey; y, aplicando
siones de Márquez y de Mejía, y partiendo
la ley de conspiradores a Mañero y a cuatro
con aquel poderoso ejército, marchó sobre
más de los principales jefes, los mandó pasar
San Luis que ocupó el 12 de Septiembre, por
por las armas. Aterrado Zuloaga por aquella
haberlo evacuado Vidaurri.
derrota, y temiendo que sufriera San Luis
Este engreído con los triunfos antes al-
una suerte igual, mandó a que reforzara esta
canzados, y sin comprender que los debía a
plaza a Osollo, jefe más reputado que Mira-
Zuazua y a los valientísimos jefes que mi-
món, con 500 caballos de auxilio. Pero todo
litaban, a sus órdenes, tal vez celoso de la
fue inútil, el general Osollo murió de tifo,
gloría de que éstos se habían cubierto, tomó
y doce días después, San Luis fue tomado
el mando en jefe del ejército del Norte, y
por Zuazua. Rápidas y audaces fueron las
postergando torpemente a Zuazua y a sus
operaciones del ejército del Norte. El general
compañeros, nombró su segundo en jefe a
Francisco Sánchez mandaba en jefe en San
un extranjero, a Eduardo Enrique Jordán.
Luis desde que Miramón, después de dejar la
Y así desorganizadas aquellas tropas, care-
plaza en buen estado de defensa, había par-
ciendo éstas de sus jefes con quienes siem-
tido para Guadalajara amenazada también
pre habían vencido, se situó Vidaurri en
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Ahualulco, donde el 29 del mismo mes fue
amistad incondicional, y quien ejercía sobre
completamente derrotado por Miramón, lo-
el héroe fronterizo una sugestión absoluta.
grando apenas escaparse con algunos hom-
Preparábase el general Zuazua a retirarse
bres hasta Monterrey.
para Nuevo León cuando los beneméritos
Zuazua, sereno ante el desastre, logró
jefes que militaban a sus órdenes, resuelta-
salvar los restos del ejército, y llegar con
mente se opusieron a aquella marcha que
ellos a Zacatecas, donde reorganizó sus fuer-
importaría la pérdida tal vez de la causa
zan reforzándolas con varios cuerpos de este
constitucionalista. Zaragoza, Aramberri,
Estado, con las de Aguascalientes y las guar-
Escobedo y todos los jefes y oficiales de la
dias nacionales de San Luis.
frontera, resolvieron acatar las disposiciones
El Sr. Juárez, que había seguido con in-
del Gobierno de Veracruz.
terés los diferentes aspectos de la campaña
El general Zuazua pidió entonces a De-
en el interior del país y en el Norte, creyó
gollado una licencia, que éste le concedió, y
que era tiempo de dar unidad y dirección a
se retiró a la vida privada.
tanta fuerza que operaba sin plan fijo y sin concierto. Y en tal virtud nombró general
***
en jefe del ejército constitucionalista al Sr.
Vidaurri sintió entonces el vértigo del des-
Degollado, cuyo patriotismo llegaba a lo he-
pecho, y osó dirigirse a Degollado pidiendo
roico, pero cuya fortuna era infausta.
a éste que le entregara a Quiroga para casti-
Con una fuerte división llegó Degolla-
garlo; el general en jefe se negó a semejante
do, a ponerse al frente de todas las tropas;
atentado. Vidaurri entonces levantó con su
pero Vidaurri, que en su altivez a nadie
decreto de 5 de Septiembre de 1859 el estan-
quería someterse, desconoció al enviado del
darte de la rebelión llamando a las fuerzas
gobierno constitucional, y ordenó a Zuazua
de Nuevo León y Coahuila; pero, arrastra-
que desobedeciera la orden y se retirase a
do por la versatilidad de su carácter, modi-
Nuevo León.
ficó después su decreto reconociendo al Sr.
Este imprudente paso de Vidaurri clasificable como un delito contra la Nación,
Juárez, desconociendo al Sr. Degollado, y poniendo a éste fuera de la ley.
por significar una escisión entre las tropas
No sabemos si por la inspiración del Sr.
de aquélla, originó una profunda división
Degollado, o por el deseo de los jefes fron-
en el ejército del Norte. Los gobernadores de
terizos de acabar con la perniciosa influen-
Zacatecas y Aguascalientes sustrajeron sus
cia de Vidaurri, el hecho fue que el general
fuerzas del mando de Zuazua, Quiroga se
Zaragoza y el coronel Escobedo, solos, sin
retiró con las suyas y el general García con
fuerza alguna, marcharon a Monterrey don-
las de Tamaulipas reconoció como general
de hicieron el 25 de Septiembre un pronun-
en jefe a Degollado. Creó esta situación el
ciamiento contra Vidaurri, a quien aprehen-
empeño de Zuazua en cumplimentar las
dieron en el mismo palacio. Después se le
órdenes de Vidaurri, a quien profesaba una
expidió un pasaporte para que saliera de la general juan zuazua
649
ciudad, encargándose del gobierno el general
atacarlo; en la noche del 30 al 31 de Julio
Aramberri por nombramiento del Sr. Dego-
de 1860 pernoctaron estos jefes en el rancho
llado, aprobado por Juárez.
de San Gregorio, acompañados de algunos
Pero “al carácter de Vidaurri cuadraba
ayudantes y una escolta. Llegaba a la vez a
vencer dificultades”, como él mismo decía en
un monte inmediato una pequeña partida
una carta que alguna vez escribió al que tra-
de congresistas, capitaneada por el coronel
za estas líneas Reunido en Lampazos con
Eugenio García, que había salido de Galea-
Zuazua, a quien arrastró en tan mal cami-
na con rumbo a Pesquería, y marchaba con
no, ambos recorrieron los pueblos del Norte,
desconfianza para no encontrarse con el
y con la corta fuerza que organizaron, elu-
enemigo.
diendo a la que salió a combatirlos, llegaron
Los congresistas hicieron alto, y temien-
casualmente a las orillas de Monterrey, en
do bajar al rancho, enviaron sólo a un mozo
cuya plaza mandaba Zaragoza.
que comprara pastura para los caballos tor-
Entre hombres de la misma comunión
nó; poco después éste dando parte de que
política, hermanos de armas, que juntos ha-
se encontraba allí Vidaurri y Zuazua, casi
bían vencido a la reacción, fácil fue tener un
solos; resolvieron entonces los congresistas
arreglo que evitara otra colisión sangrien-
dar un altazo a éstos, y permanecieron quie-
ta y se convino que renunciase Aramberri
tos las primeras horas de la noche.
el gobierno, substituyéndolo el Presidente
Después de media noche, y a la luz de
del Tribunal, y convocándose a elecciones
una luna espléndida, García con los suyos
de gobernador del Estado. Irregular fue esa
se dirigió con cautela al rancho y asaltó éste
decisión de la mayoría, puesto que el Pre-
penetrando al patio. Allí, en un corredor,
sidente Constitucional había aprobado el
dormían los dos jefes, quienes despertaron
nombramiento de Aramberri; pero urgía a
a los primeros tiros.
los heroicos fronterizos terminar aquella
Al ponerse en pie Zuazua cayó herido de
cuestión local, para prestar mejor sus ser-
una bala, muriendo en el acto. Los congre-
vicios contra la reacción tacubayista. Nom-
sistas se retiraron tiroteándose con la fuerza
brado gobernador el Sr. Vidaurri, poco duró
que los perseguía.
la calma política, pues habiendo pedido este funcionario facultades extraordinarias al
***
Congreso, éste se las negó y los diputados,
Así murió el héroe nuevoleonés, cuya noble
sostenidos por Aramberri; Escobedo, Mar-
figura se destaca en nuestra historia, entre
tínez, Treviño, García y otras, se retiraron
los egregios patricios que tantos servicios
a Galeana, organizando allí un gobierno
prestaron a la libertad y a la Reforma.
provisional.
650
Juan Zuazua, el que tantas veces salvó
La lucha iba a empeñarse, y Aramberri
los pueblos del Norte de las asoladoras ex-
desprendió fuerzas para Saltillo, cuando
cursiones de los salvajes; el que con tanto
Zuazua y Vidaurri salieron con tropas para
brillo se batió contra el invasor yankee; el
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
que con sus rifleros a caballo implantó una
con Vidaurri, a quien profesaba, no sólo una
táctica con la cual las huestes republicanas
amistad incondicional, sino una firme adhe-
barrieron al disciplinado ejército reacciona-
sión, por creerlo el representante único de
rio; el valiente caudillo que, el primero, ven-
los principios radicales del liberalismo.
ció al primero de los generales del clero; al
El tiempo borró para siempre hasta el
que éste nombraba “el invicto Miramón”; el
recuerdo de las disensiones locales que en-
inmortal Zuazua, en fin, llegó a ser la en-
tonces se suscitaron en la Frontera, y que
carnación de un partido y la esperanza de
desaparecieron al unirse los beneméritos
una causa que significaba la salvación de la
caudillos nuevoleoneses contra los enemi-
República.
gos de la República. Y hoy no es sólo el be-
¡Cuánto sería el valor de un jefe, según
nemérito Estado de Nuevo León el que ciñe
dice uno de sus biógrafos, a cuyas órdenes
con aureolas de gloría el nombre del general
militaron Zaragoza, Escobedo, Treviño,
Juan Zuazua; es la patria que lo coloca entre
Martínez, Hinojosa, Blanco, Garza Ayala,
sus inmortales.1
Guerra, Zayas, muchos de los cuales tienen
Hilarión Frías y Soto
ya nombres históricos! Cuantos conocieron a aquel soldado no olvidan su marcial apostura, su mirada penetrante, su frente pen-
Tomamos esta biografía del Siglo XIX correspon-
1
sadora y lo correcto y viril de sus maneras.
diente al día 15 de Septiembre de 1895, fecha en que
Sereno en el peligro y arrojado en el comba-
fueron inauguradas en el Paseo de la Reforma de la ciu-
te, era irresistible su empuje en el ataque, y
de Nuevo León al general Zuazua y al Doctor Servando
a eso debía sus triunfos. En las inmensas soledades del desierto
dad de México, las estatuas levantadas allí por el Estado Teresa de Mier. Aquel diario de México dedicó una edición de esa fecha a las biografías de estos dos hombres ilustres con motivo de la consagración de sus estatuas, y
aprendió, amar la libertad, y adquirió la in-
de la cual tomamos la de Zuazua ya porque está escrita
quebrantable firmeza de opiniones que fue
biográficos del presente libro, ya porque la fuente de los
el principal distintivo de su carácter. Llegaba al fanatismo su amor por el
bajo un criterio idéntico al que ha aspirado los trabajos datos que sirvieron al Sr. Frías y Soto, sería la misma a que nosotros habríamos recurrido para escribirla sin más alteración de ellos que la forma para presentarlos, litera-
ideal democrático, y esa exaltación política
riamente hablando, sin mejorarla indudablemente, pues
fue lo que lo que tal vez tan sólidamente
cimos.—Nota del Editor.
reconocemos la competencia del autor de la que reprodu-
Vicente GarcÌa Torres
Por
conjunto peculiar de condiciones,
Y por eso tal vez, las narraciones de
entre las cuales la posición geográfica apare-
la historia patria tempestuosas y febriles,
ce como elemento principal, es el pequeño
encienden en la imaginación juvenil vehe-
lugar de la República donde vi la luz de los
mentísimos deseos de conocer ese mundo
primeros años, en lo social un puerto contra
de hazañas y de luchas, y México, la ciu-
las borrascas revolucionarias, como en lo físi-
dad revolucionaria, tiene el atractivo de lo
co un abrigo contra las tempestades del mar.
monumental, en que toma cuerpo la magia
La vida aquí ha trascurrido sin acciden-
histórica y se presentan vivas y palpables las
un
tes trágicos, sin explosiones sangrientas, y
odiseas contemporáneas.
la historia doméstica —paréntesis sereno
Encerrada en los estrechos horizontes
en el turbión de nuestros sucesos— está ca-
de aquella pacífica porción de nuestro terri-
racterizada por la tranquila evolución del
torio, sentí como otros muchos jóvenes el
trabajo.
aguijón de esa curiosidad insaciable.
Allí los grandes sucesos locales se espe-
Quería yo satisfacer la necesidad de ver
ran siempre del mar, pero el mar es teatro
bajo todas las formas, las imponentes pro-
donde el comercio desempeña con el mismo
ducciones de las colectividades poderosas.
argumento de velas que llegan y velas que se
Quería saber cómo era un héroe, pero uno
van, el rutinario y siempre pintoresco tráfi-
de esos héroes aclamados por la admiración
co de altura y cabotaje.
nacional; quería ver campeones vivos, cau-
Sustraído por su aislamiento a las in-
dillos animados, grandes hombres, poetas,
fluencias que han agitado al país, nunca
escritores, en fin, todo lo que había llegado
ha sufrido esas terribles convulsiones de la
hasta mí, en alas de la celebridad, y este an-
pasión política; es un pueblo que no tiene
helo era en una pasión, cuando para com-
anales heroicos, ni sabe nada de conflictos
prender estudios profesionales llegué a la
sociales.
capital de la República. ˜ 653 ˜
Varios años después, todos los días a las
haya sido muy esmerada la instrucción del
once de la mañana, veía yo salir de la casa
niño, limitándose a recibir las nociones ele-
de Correos, calle de la Moneda, a un anciano de
mentales y hasta cierto punto incoherentes
gran estatura, el paso ya corto y vacilante
de la que se impartía bajo el exiguo patroci-
por la edad, la cabeza constantemente agi-
nio de la pobreza municipal.
tada por características convulsión senil, el
Pocos, muy pocos son los datos que la
bastón siempre en alto y llenas de periódicos
escuela suministra a la preparación del fu-
las manos y bolsas de su largo paletó negro.
turo luchador. Aquí todo es personalidad,
No tuve necesidad de que me dijeran su
infatigable acción de la ayuda propia.
nombre. La primera vez que lo vi salir del
Guardo viva todavía la impresión de un
Correo, tuve una intuición, que después
hecho que siempre me condujo a involunta-
resultó corresponder exactamente con lo
rias y hondas reflexiones.
cierto. Con la seguridad de haber atinado,
Pude presenciar en los últimos años de
interrogué a la persona que me acompaña-
aquella vida, el espectáculo de esa lucha que
ba y ésta con una sonrisa de familiar orgullo
con la naturaleza sostienen los hombres de
me contestó:
gran carácter resistiéndose a la decadencia,
—¡Ese! ¡ese!… es Don Vicente. No me
resueltos a no deponer de su energía sino la
había equivocado: era Don Vicente García
parte fatalmente indisputable a los acha-
Torres, era el Monitor Republicano.
ques de la edad. Así el tiempo fue limitando gradualmente el vasto campo que su acti-
*** El origen de Vicente García Torres es como
654
vidad había llegado a ocupar en El Monitor Republicano.
el de casi todas las grandes figuras de nues-
Cuando yo le conocí se mantenía ya
tra democracia, oscuro y humilde. Hijo del
en el último reducto. Hacía mucho tiempo
pueblo, surgió a la luz, del misterioso y fe-
que la pluma había caído para siempre de
cundo laboratorio común. Todavía formaba
sus manos. Así quedó inutilizado para esta
parte nuestra nación, de los dominios de
parte de la lucha, sin abandonarla como di-
España, cuando nació Vicente García Torres
rector y administrador del periódico. Así se
en Pachuca, capital del que hoy es Estado de
mantuvo hasta sufrir de los años nueva ex-
Hidalgo, hacia el año de 1811.
propiación de fuerzas y disposiciones indis-
Sus padres fueron Don Marcos García y
pensables al trabajo, y cuando había llegado
Doña Ventura Bosturia, originarios del mis-
el momento de confiar a otras manos sus
mo lugar y probablemente agricultores o co-
tareas, aquel hombre que tenía tantos títu-
merciantes. Es de presumirse que habiendo
los para el descanso, que había acumulado
nacido de familia pobre, así como en una
tantos elementos para dar a sus miembros
época en que la enseñanza estaba muy lejos
fatigados la tregua última que la vejez re-
de tener la significación e importancia a que
clama, imperiosamente, él, que representa-
se ha elevado hoy en la conciencia social, no
ra aun cruzado de brazos, la patente de un
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
nombre lleno de gloria, la razón social de un
bamiento completo, precioso rato de recons-
prestigio histórico, la dirección honoraria de
trucción, para quien siempre tuvo como yo
una hoja favorita del pueblo, él, desempe-
el deseo de ahondar entre las sombras de un
ñó hasta el último instante, cierta parte de
origen soterrado por el tiempo y el olvido, y
trabajo que había llegado a ser de ilusoria
recoger en una biografía los restos dispersos
utilidad. Todos los días emprendía aquella
de una excelente personalidad.
marcha laboriosa, discurriendo penosamen-
Los grandes centros ejercen sobre las
te entre la multitud que inunda las calles de
pequeñas poblaciones una influencia ab-
San Francisco y Plateros, rumbo a la oficina
sorbente poderosa. La metrópoli se forma
de Correos para recoger el cambio de periódi-
de un contingente humano, arrancado por
cos. Y luego cargado de legajos, empezaba el
esa misteriosa afinidad que se impone como
viaje de pasos contados, la peregrinación fa-
una gravitación social hasta en los puntos
tigosa del regreso hasta la calle de Letrán…
más remotos del territorio nacional. La ca-
Allá en la redacción se le esperaba siempre
pital, llena de seducciones irradia su fasci-
con filosofía; indagábase tranquilamente si
nación, penetra en las ciudades, pueblos y
había llegado la correspondencia, resignados a
aldeas engendrando aspiraciones febriles,
todo evento había que dejar siempre las no-
diezmando su juventud, que un día arras-
ticias del exterior para última hora.
trada por una fuerza incontrastable se lanza
Al fin resonaban en la tortuosa escalera
al camino, abandonando hogares y tierra en
los pasos de Don Vicente, bien conocidos ya
pos de la vorágine, de la gran ciudad, teatro
por el trabajo y lentitud de la ascensión.
de la lucha y campo en que se labra la gloria,
Muchas veces le vi entrar apretando en-
la grandeza, la posteridad.
tre sus brazos los papeles, con un ademán
Entonces empiezan las guerras sordas,
de impaciente energía, porfiando con aque-
las espantosas batallas libradas entre las
llos músculos que se doblaban, con aquellas
sombras de la vida, porfiando, braceando,
articulaciones relajadas, con toda aquella
con las formidables olas ¡Oh piélago social,
máquina que crujía de cansancio senil que
insondable y negro! ¡qué borrascas tan
vacilaba resistiéndose al movimiento y pa-
horribles escondes en tu seno! Surgir… flo-
recía incorporarse obedeciendo solo a una
tar, tal es el privilegio de los elegidos. Pero
voluntad enhiesta aun entre las ruinas de
cuántos naufragios desconocidos; cuántos
la edad.
esfuerzos destrozados yacen en tu fondo
Al contemplar esta voluntad de fierro,
tenebroso…!
bregando todavía; aquella materia solicitada
García Torres, fue uno de esos jóvenes
ya por la inercia de la vida, pensé muchas
solicitados por la aspiración salvadora del
veces que allí, la actividad y la resolución
porvenir. Él, como otros muchos, cuyos
deben haber tenido enérgicas y hasta pre-
nombres nos son familiares, dejó el hogar
coces manifestaciones. Fue ese elemento
aceptando el problema, y resolviéndolo
descubierto poco tiempo antes del derrum-
gloriosamente. vicente garcía torres
655
Así vino a la capital, recordando a esos
con la fuerza del triunfo que se había alcan-
hombres célebres de quienes la anécdota nos
zado contra el viejo trono español. Repues-
dice, cómo una hermosa mañana dejan la
to el naciente partido que bien podemos
escondida aldea, sin relaciones, sin recursos,
llamar ya liberal, vindica en 1824 el poder
rumbo a Londres, a París, o a cualquier gran
público, y fundó sobre los destrozos de la
mundo, y son después los poetas laureados,
primera monarquía nacional la primera
los grandes escritores, los genios de la guerra,
República.
de la banca, los tempestuosos tribunos o los plutócratas formidables.
656
Quince años de luchas habían engendrado ya un tercer elemento: el militarismo,
Así, García Torres fue atraído por la fuer-
que fue como lo veremos después la funes-
za de selección de los grandes centros. Activo
ta levadura de todos los despotismos, de
y fuerte, buscó en el trabajo material la ma-
todas las ambiciones y de todas las desgra-
nera de proveer a su subsistencia, el trabajo
cias públicas. La República había aparecido
que como veremos después fue la base de sus
para morir, porque entonces el primer día de
relaciones, de una gran parte de su fortuna y
triunfo de cualquier gobierno era también el
por último de su notable personalidad.
primero de su decadencia. La tendencia anti-
Era el año de 1822. La idea monárquica
democrática revestía varias formas; partido
en México contra la cual se expresó en 1812
borbónico, realista español, clero, iturbidis-
la primera tendencia liberal en el Congreso
ta transformado por el desastre en modera-
de Chilpancingo, había reconquistado casi
do, en partido de transición, y militarismo.
por completo, el terreno perdido. Al consu-
El partido liberal se presentaba aunque dé-
marse la Independencia, ya el país se encon-
bilmente todavía en una nueva forma: el
traba de nuevo en plena reacción monárqui-
reformista o radical. Guerrero fue derroca-
ca. El Tratado de Córdoba expresión de las
do por un movimiento puramente militar
ideas realistas, es una prueba manifiesta de
que abrió paso a Bustamante, cuya jefatura
esta reacción. Desde entonces, las oscilacio-
representa el primer escalón por donde las
nes de estas dos ideas, Monarquía y Repú-
ideas de 1824 empiezan a derrumbarse has-
blica, se hacen más sensibles. Es el vicio ori-
ta el abismo de un absolutismo espantoso.
ginal que el nuevo pueblo tenía que purgar.
En 1832, estallan nuevos trastornos y apa-
La parte hereditaria, el elemento tradicional
rece en la escena política, como Presidente
por un lado y por otro el genio local, la na-
de la República Don Antonio López de San-
ciente personalidad de un pueblo nuevo, de
ta-Anna y como vicepresidente Don Valen-
pueblo libre que quiere ser por sí mismo.
tín Gómez Farías. Los habitantes de Jalisco,
Iturbide, aunque consumador de la In-
piden por conducto de su gobernador, que
dependencia, representa en México al here-
se establezca el centralismo. Las Cámaras se
dero del poder colonial. Él fue quien desna-
declaran contra el vicepresidente descono-
turalizó la idea madre de la emancipación,
ciendo su autoridad, dando la primera el
hasta reconstruir un trono con el prestigio y
ejemplo de centralización legislativa y
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
atribuyéndose facultades extraconstitucionales
llante carrera como soldado raso en las filas
a fin de hacer reformas discrecionales en la
del trabajo, ganando presillas, conquistando
carta de 1824. El 2 de Octubre, se expidieron
grados en plena lucha por sí y por el progre-
en fin las “Bases orgánicas” y con ellas quedó
so de su nación. Encántame considerar en
sepultada la Constitución de 1824.
esta fuerza de voluntad tan bien organizada
Entonces se precipitan confusamente los
para el éxito, aquella perseverancia hermo-
sucesos. Todas las fuerzas entran en acción;
sa, que yo reservo para una galería de cua-
todo conspira, todo se agita con sordo encar-
dritos morales, en donde encuentre la niñez
nizamiento. Las ideas luchan cuerpo a cuer-
que viene, el tierno encanto anecdótico que
po. El Congreso borraba con ira las reformas
en mi infancia me ofrecía la historia de
iniciadas por Gómez Farías durante su efíme-
Franklin, aquel filósofo moralista, padre
ra omnipotencia mientras que el partido li-
de la patria y gran ciudadano que había sido
beral exaltaba a Bustamante, y volvía a tener
en su juventud humilde obrero.
influencia. La nube separatista oscurecía el
Como él fue García Torres, un impre-
horizonte por el norte; la invasión francesa
sor. Es su primera faz de hombre trabajador.
aparecía en Veracruz. La voluntad nacional
Después el obrero se hace empresario, edito-
se descompone en una serie de aspiraciones
rialista, y desde este momento, representa
delirantes. Un frenesí de insubordinación y
un papel activo como propagandista de la
rebeldía se apodera de todos los espíritus. Es
civilización en nuestro país.
la crisis, el caos social, en cuyo seno se ela-
La revolución centralizadora del poder
boraban la discordia intestina, la humillación
público que venía preparando desde 1833 la
con Francia, la catástrofe ignominiosa y vil
dictadura militar de Santa-Anna, fue tam-
de la derrota y la desmembración en 1847.
bién un periodo de evolución para las ideas
Pero más triste, más humillante y más ig-
democráticas. Aquella espantosa inestabili-
nominioso mil veces más que todo esto, la
dad de los gobiernos y de sus instituciones,
abyecta dictadura de Santa-Anna, el despo-
correspondía a la expansión de nuevos gér-
tismo inmundo de aquel mutilado infame,
menes sociales.
cínico y traidor. Tal era el estado político de la
Vislumbrábase en el fondo de esta anar-
época en que llegó a la Capital García Torres.
quía la génesis laboriosa de nuevos elemen-
Ya hemos dicho que el pedestal de toda su
tos liberales. Era la etapa en que los nom-
personalidad es el trabajo. Llegó a tener en él
bres de los que después fueron campeones
su más elevado ascenso; la admiración públi-
ilustres empezaban a surgir como puntos
ca le otorga el más alto galardón a su firmeza,
luminosos en el fondo de la nebulosa polí-
como se colma de medallas y cruces el pecho
tica, que resolvió en estrellas la revolución
del soldado que llega a general en servicio de
de Ayutla, los triunfos de la Reforma y las
su patria.
hazañas de la segunda República.
Admirable resultado de la tenacidad...
Un señor Comonfort, desempeñaba en
Aquel triunfador había principiado su bri-
Acapulco las funciones de Administrador vicente garcía torres
657
658
de la Aduana. Entre los nuevos diputados a
apareció el 21 de Diciembre de 1844 una
la legislatura de Oaxaca, había un Licencia-
hoja periódica que su fundador García Torres
do Juárez, cuyo nombre empezaba a reso-
bautizó con el nombre de El Monitor. Consti-
nar. En Acámbaro había un joven Nemesio
tucional porque tenía por objeto restablecer
Santos Degollado protegido de un Don Luis
la Constitución de 1824.
Gutiérrez Correa, que había empezado por
Desgraciadamente es impasible consig-
trabajar como simple amanuense, y estaba
nar aquí el nombre de todos los patricios
a punto de llegar a ser contador de la Hace-
fundadores ilustres de esta publicación.
duría del pueblo. Un Sr. Ocampo que había
Apenas se recuerdan los de José María del
tenido la extravagante idea de estudiar dere-
Castillo Velazco, Pablo María Torrescano,
cho en la Nacional y Pontificia Universidad,
Ramón Alcaraz, Luis de la Rosa, Orozco y
aceptando lo que tiene de noble y honrada
Berra, Guillermo Prieto y Ponciano Arriaga.
esta profesión: la simple ciencia de la justi-
El Monitor emprendió una lucha encar-
cia, y desechando públicamente lo que tiene
nizada contra la usurpación; pronto se hizo
aquí de pirático y sucio el título para vivir
de las simpatías más vehementes del pueblo
de su ejercicio. Párvulos que estudiaban pri-
así como del odio más reconcentrado del po-
meras letras en una escuela de Jalapa eran
der. Su voz fue escuchada, como un evan-
Sebastián Lerdo y La Llave; otro en Tenango
gelio nacional, contribuyendo al triunfo de
del Valle era León Guzmán; otro en Fresnillo
la revolución acaudillada por Salas, para el
era González Ortega, Iglesias y Zarco hacían
restablecimiento del orden constitucional.
en la capital estudios profesionales. El cele-
La tendencia a contener el desarrollo de
brado Altamirano de algunos años después,
los principios liberales, que ha sido siempre
era un chico salvaje hijo de unos indios in-
la doctrina de todo gobierno autoritario, se
felices de Tixtla. Zamora era dependiente
presenta en esta época como un fenómeno
de una tienda en Veracruz. No falta entre
de atavismo político. Es la tradición realista
nuestros grandes hombres, alguno que fue-
despechada por los sucesos que vinieron a
se arriero, soldado o labriego cuando García
frustrar el proyectado injerto entre la inde-
Torres pasaba por las cajas de una imprenta,
pendencia y un vástago del viejo trono; la
muy lejos de sospechar el papel que en la
tradición realista burlada por la ambición de
obra común le reservaba el porvenir.
Iturbide, usurpador de un cetro destinado
Y años después, el movimiento libertici-
por el Tratado de Córdoba para una testa
da iniciado en cien revueltas contra el siste-
ungida con el óleo dinástico; la tradición
ma constitucional, inspiró en la generación
realista decepcionada por los fracasos que
patriótica que se levantaba, la común resis-
la monarquía local había sufrido otras ve-
tencia contra el peligro inminente. Cada ap-
ces, esa tradición, empezaba a manifestarse
titud personal se convirtió en instrumento de
como una desmembración de la idea antide-
combate, y como una expresión enérgica
mocrática, esbozándose en la forma de una
de esfuerzo nacional contra el centralismo,
monarquía fuerte, poderosa y respetable, en
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
una palabra, de una monarquía extranjera
Don Valentín Gómez Farías. Santa-Anna
para el país.
fue llamado al poder en 1847 y volvió a la
Para combatir este pensamiento funes-
capital de donde había salido para encargar-
to, iniciado en 1840 por Gutiérrez Estrada,
se de dirigir las operaciones militares contra
y apoyada a la sazón por el general Paredes,
la invasión. Por esta época, el ejército ame-
apareció en el Monitor Constitucional el 14 de
ricano había llegado a las puertas de la ca-
Febrero de 1846, la siguiente modificación.
pital. Dividida la Nación en mil facciones,
“Como no hay ya Constitución que de-
traicionada por el clero, sorprendida por el
fender y siendo hoy la gran cuestión de la
desbordamiento de todas las calamidades
prensa, República o Monquía, nosotros que
públicas, los soldados del Norte, atravesa-
hemos profesado, profesamos y profesare-
ron nuestro territorio sin resistencia formal,
mos siempre los principios que establece la
sin grandes dificultades que superar.
primera hemos creído conveniente cambiar
Al iniciarse la guerra, Don Vicente no
en parte el título de nuestro periódico y lla-
estaba en la capital. Aquél Monitor que había
marle en lo de adelante Monitor Republicano
tomado expresamente el título de Republica-
en vez de Monitor Constitucional que es el tí-
no para obstruir el pensamiento monárquico
tulo que ha llevado hasta aquí”.
anunciado ya entre los proyectos políticos,
El Monitor Republicano —dice un escritor—
había sido para su joven director de conse-
fue el compañero más inquebrantable del libera-
cuencias desastrosas. Todavía en embrión, y
lismo radical e intransigente: en sus columnas
ya la idea de Paredes tenía represalias terribles
se atrincheraron los más brillantes escritores
para sus enemigos. Don Vicente fue desterra-
de la democracia, allí hicieron también sus pri-
do a los desiertos del Norte, en una pequeña
meras armas los jóvenes que después prestaron
población constantemente merodeada por
tan eminentes servicios a la libertad.
los salvajes de Arizona.
Por esta época los acontecimientos del
Allí supo que el enemigo extranjero se
Norte habíanse agravado considerablemen-
había desbordado. Impetuoso y desesperado,
te. Taylor avanzaba hacia la capital, y el go-
la fatal noticia produjo en él, un acceso de
bierno carecía de recursos para hacer frente
indignación contra el aborrecido invasor. En-
a la invasión. El elemento liberal que domi-
tonces, arrostrándolo todo quebrantó el con-
naba en el Congreso, inició la idea de hipo-
finamiento a que estaba sujeto, llegando a la
tecar los bienes del clero hasta la cantidad de
capital después de largo y penosísimo viaje.
quince millones de pesos. El Monitor apoyó
Presentóse un día al general Santa-Anna.
esta idea recomendándola como una de esas
—¿Usted aquí, le preguntó éste…?
medidas supremas que el país se veía obliga-
—Sí, le contestó el desterrado.
do a tomar para la salvación de la indepen-
—¿Quién le ha llamado a usted?
dencia nacional. La reacción que esta medi-
—Mi deber. Levánteme usted el des-
da produjo en el partido clerical, resolvió la
tierro para defender a mi patria y después…
segunda caída del partido liberal acaudillado
¡vuélvame usted a desterrar! vicente garcía torres
659
Santa-Anna, admiró este rasgo de auda-
Después de estos amargos reveses con-
cia y de generosidad, aceptó sus servicios,
secuencia de tantos años de conmociones
destinándole desde luego para formar parte
intestinas, hubo un momento ¡sólo un mo-
de su Estado Mayor. El noble vecindario de
mento! en que parecía la paz ser la aspira-
la capital se agitaba en el sagrado entusias-
ción de todos y el broche que identificaría a
mo de la lucha. La desesperación tuvo epi-
los partidos en un interés común. Era presi-
sodios brillantísimos. La dignidad de México
dente a la sazón Don José Joaquín Herrera.
se refugiaba en este pueblo desarmado: gru-
García Torres veía en este hombre, la suspi-
pos de plebe acaudillados por hombres de
rada personificación de la alianza.
letras, se levantaban en las vías públi-
Herrera y su Ministro Arista empren-
cas, y marchaban a la muerte. Poetas, ora-
dieron la reforma del ejército, e iniciaron un
dores, periodistas… he aquí los generales del momento. García Torres tomó entonces parte más directa en la campaña. Él mismo levantó un cuerpo empleando cerca de veinte mil pesos en su equipo y armamento. Diole el nombre de Batallón Independencia y con el grado de teniente coronel, se puso a la cabeza de estos patriotas y salió al encuentro del invasor. En Padierna, en Churubusco, en el Molino del Rey peleó el Batallón Independencia. La invasión arrolladora tenía la fuerza de una fatalidad, y García Torres fue rechazado en todos los encuentros, y oprimido por el desastre tuvo que retirarse a la capital. El enemigo avanzaba en pos de él. Cuando
660
periodo de economía en los gastos públicos. Estos proyectos fueron secundados en El Monitor Republicano, con el ardor y la fe que siempre ha manifestado en la defensa de las buenas ideas. Desgraciadamente Paredes, el funesto agente de la idea monárquica, se levantó en armas contra el gobierno de Herrera que dejó el poder en manos de Arista, como el legítimo continuador de las benéficas reformas iniciadas bajo la presidencia de aquél. No es necesario decir, que en esta ocasión el patriotismo de García Torres, contribuyó primero al éxito electoral del nuevo presidente, poniéndose después del lado de una administración tan honrada, tan pura, tan
García Torres le vio penetrar a nuestras calles,
bien intencionada como la del general Arista.
sin más elementos para la lucha que su esfuer-
Esta situación débil, por la debilidad del
zo puramente personal, a éste acudió tam-
personaje que la representaba se desvaneció
bién para diezmar a ese ejército que desde
poco después ante un nuevo movimiento
la garita de Belém avanzaba apuñaleado y
revolucionario. El ejército despechado fue
apedreado por la multitud. Él fue también
el autor de esos trastornos. “De la noche a
de los que hostilizaron al enemigo hasta el
la mañana —dice Don Guillermo Prieto—
último instante. Frenético de ira, provocaba
aparecieron unos papeles en las esquinas
insultando en las calles a la oficialidad ame-
anunciando que el Sr. Arista no era presidente
ricana con la que tuvo cien lances personales
y que el mando estaba en las manos de Don
de los que salió con honra.
Juan B. Ceballos”.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
El Monitor había llegado a caracterizarse
enérgica pero no autocrática. Predispues-
enérgicamente como el órgano del gran par-
tos los ánimos, un suceso vino a exaltarlo
tido liberal. Allí tomaban cuerpo las ideas
extraordinariamente. El partido clerical se
más exaltadas, más audaces del momento.
pronunció contra la Constitución y pre-
Allí combatieron Payno, Ramírez, Morales
sentó un proyecto para que se reformase
Puente y otros partidos egregios, por el pro-
por medio de representantes elegidos ad
greso de la República.
hoc. He aquí como refiere Guillermo Prieto
“Y todos estos escritores —dice un pa-
aquella sesión tempestuosa. “El Moni-
negirista— todos esos pensadores se agrupa-
tor hervía en liberales derrengados minis-
ban en torno de García Torres, quien lleno
tros recién exclaustrados antagenistas de
de inextinguible entusiasmo los alentaba en
monseñor Clementi y purería turbulenta
los desastres políticos, les inspiraba su fe y
que se lanzó a las barbas del Sr. Ceballos y
a su lado no solo era un poderoso centro de
daba tajos y reveses contra clérigos, con-
unión sino un elemento de resistencia con-
servadores y curas y sacristanes. Todo era
tra la tiranía y un conspirador constante por
desorden, la sesión se prolongaba vehe-
el triunfo de la buena causa”.
mentísima, las palabras de los opositores
En consecuencia el Monitor debía ser un
se transmitían de boca en boca, los aprestos
periódico antisantannista por excelencia y
militares comenzaron a hacerse visibles, la
la vuelta del huésped de Turbaco preparada
junta de jefes del ejército y de Guardia
ya por todos los elementos conservadores y
Nacional reunida con el Sr. Ceballos, no
monarquistas del país, anunciaba un porve-
dejó duda de que se trataba de una revolu-
nir poco halagador para el órgano de la li-
ción arriesgada, y las voces que corrían
bertad.
acerca de la reunión de los ministros des-
Santa-Anna jugaba con el candor de
cubrió el intento del golpe de Estado, re-
aquella sociedad que se dejaba mover por
conciliando con la opinión a los que no
un sentimiento de reconciliación y de con-
querían participar de tan tremenda res-
cordia hacia el proscrito pérfido, en cuyas
ponsabilidad. La sesión de la Cámara se
manos sentaba tan bien la suerte de la Re-
suspendió para continuarla en la noche.
pública, como precioso tesoro en manos de
Llegó la noche, la sesión continuó turbu-
un sableador.
lenta; por todas partes se notaban apres-
El golpe de Estado de Ceballos, se
tos hostiles, la puerta de Palacio cerrada y
anunció con la petición de facultades ex-
las guardias reforzadas y con fusil en mano.
traordinarias denegadas pocos días antes
La agitación de los diputados era indes-
al Sr. Arista —como dice Prieto— con
criptible. Las puertas interiores se cerraron, y
tan visible espíritu de Partido. Esta com-
se oyó a lo lejos que la deserción continuaba.
placencia del gabinete, difundió la indig-
A poco que esto se verificó, se oyó en el
nación y la alarma entre los liberales que
corredor el sonido sordo y compasado de
esperaban del Sr. Ceballos una política
la tropa que invadía la Cámara, y después la vicente garcía torres
661
voz de “descansen”, y el golpe uniforme de
de Cervantes Ozta y algunos en la im-
los fusiles en el suelo.
prenta de García Torres.
Al sentir su presencia, diputados, curio-
Las puertas de San Francisco estaban
sos de fuera de la Cámara, y todo el mundo
cerradas, no fue posible que allí tuviera asilo
se arrebató en un vértigo de ira. Varios dipu
la representación expulsa, y se refugió en la
tados se pusieron en pie en sus asientos
casa de García Torres, Convento del Espíri-
pidiendo la palabra y prorrumpiendo en las
tu Santo. En el dilatado y angosto salón de
protestas más enérgicas.
aquella casa se organizó la reunión, prepa-
Sobresalía la voz de Villanueva conju-
rándose la acusación a Ceballos por traición
rando a los diputados que se hallaban en
y tratándose de elegir Presidente de la
pie, en grupos o en alarma, a que no deja-
República.
sen sus asientos. El Sr. Montes, que presidía
Cuando más ardiente y fervorizada
la Cámara, pugnaba por reducir al orden al
estaba aquella reunión, sacó su faz pálida
Congreso, cuando tocó la puerta, como di-
como la de un cadáver por la puerta del sa-
ría el Sr. Ocampo, el casero que venía por
lón, Don Juan Lagarde, Jefe de la Policía, y
las llaves. Era en persona D. Tomás Marín.
visiblemente turbado, intimó la orden de
A su vista, los gritos contra la tiranía, las
que la reunión se disolviese. El Sr. Lagarde se
explosiones de furor, no tuvieron límites.
acercó a García Torres y le dijo:
El Sr. Montes, en medio de la confusión,
—Dice el señor Presidente que extraña
dejó su asiento, y aquella acefalía aumen-
que siendo vd. su amigo, tenga vd. esta
tó extraordinariamente el desorden. Don
reunión.
León Guzmán, con una entereza extraor-
—Diga vd. que estos señores también
dinaria, con un valor realmente admirable,
son mis amigos, y que yo no cierro las puer-
ocupó la silla presidencial, y trató de resta-
tas a la Representación Nacional.
blecer el orden, desafiando frente a frente el peligro.
vocaciones, de despecho; los diputados se ci-
Villanueva, golpeando la baranda, gritaba:
taron pera la casa del Sr. Olaguíbel, y por fin
—¡A reunimos a San Francisco!
se disolvió la reunión.
Cervantes Ozta invitaba para que en su
Al día siguiente se reunieron las Cáma-
casa fuese la reunión. García Torres, ese im-
ras en la casa del Diputado Francisco Ocam-
presor de corazón que así pone a un albur
po. Nombró para Presidente de la República
sus intereses en estas crisis, como su propia
a D. Juan Múgica y Osorio. El Gobierno di-
vida cuando se trata de la capa de la Liber-
solvió por fin la Representación, reduciendo
tad, abriendo sus brazos, torciéndose, ges-
a prisión a muchos de sus miembros, y la
ticulando, exagerado, gritaba:
República quedó como otras veces, a discre-
—¡A mi casa!
662
Se repitió otra escena de injurias, de pro-
ción del militarismo.
El grueso de los diputados se dirigió a
Heridos en lo más vivo los iliberales,
San Francisco; otros se instalaron en la casa
compactos con el común peligro, amagados
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
por la facción conservadora, que aunque va-
La dictadura entra de lleno en ese siste-
cilante al llamamiento de Santa-Anna, se
ma de persecuciones y atropellos. Un Con-
movía con toda la actividad que le comunica-
sejo formado por Bonilla, Blanco, Tornel
ban Haro, Suárez Navarro y otros que eran
y Alamán, mozos de estribo del dictador,
como los anillos que unían a conservadores y
difundían para complacerla, la muerte y el
santanistas, formaron juntas, se apoderaron
terror. Jamás se legisló tanto para oprimir al
del Monitor Republicano y aun quisieron
hombre. Se dieron leyes insidiosas y suspi-
atraerse a Santa-Anna mismo por medio de
caces que de hecho castigaban con prisión
Lerdo y Basade, previo un programa lleno
una mirada, con destierro una palabra, y de
de patriotismo formado por Don Isidoro Olve-
muerte una sospecha…
ra, entusiasta federalista, y aunque sombrío y taciturno partidario consecuente y leal.
Ramírez, Prieto y Payno redactores de Don Simplicio, fueron arrojados a una cárcel
La revolución que venía desde Jalisco
por trastornadores del orden público; y Vi-
trastrabillando, ebria de inconsecuencia, se
cente García Torres, mártir del periodismo
inclinaba del lado santanista. El Universal
liberal, sufrió todas las vejaciones, todas las
se pronunció sin embozo contra las institu-
arbitrariedades de aquel despotismo inicuo
ciones; y El Siglo enemigo del General Arista,
y feroz. Era aquella dictadura un vasto ban-
conservaba su equilibrio; y El Monitor, re-
didaje organizado en poder público.
dactado por Arriaga, Prieto y Florencio del
Bien podía algún poderoso de la situa-
Castillo, acogía los escritos de Valente Baz
ción codiciar los bienes de un propietario,
contra Monseñor Clementi, y convirtió la
o deshacerte del enemigo que le estorbaba,
redacción en un foco de rebelión federalista.
seguro de tener manera de confiscar, des
“Ardía la piecesita de la redacción; allí se
terrar, secuestrar, matar, y entonces el robo,
espaciaba la bilis de Viadas, cuya cólera se pa-
el plagio y el asesinato tomaban el nombre
rece al delirio, y que con el excelente corazón
de sentencias García Torres poseía en hipote
de un niño, tiene pasiones vehementísimas
ca un edificio, que fue convento del Espíritu
Allí los cuadros de costumbres, que en medio
Santo. Allí se encontraban las oficinas del
de sus iras, forma Valente Baz con alusiones
Monitor, mejoradas con una dotación de ma-
a la crónica escandalosa, sorbiendo tabuco y
teriales modernos de impresión. García Torres,
gesticulando con animación extraordinaria.
que impulsó el arte tipográfico en México
Allí los alentaba Sabás Iturbide, licenciado
hasta donde lo permitían las condiciones so-
guerrillero, silencioso y de pasiones hondísi-
ciales de la época, acababa de importar una
mas, con su bolsa para sus amigos, su cora-
magnífica prensa belga, de doble tiro, prime-
zón para la libertad, su brazo para la lid en su
ra de su clase en el país.
defensa, su alma para todo lo grande.
Uno de los primeros cuidados que tuvo el
Allí venían los escritos del inmaculado
dictador, fue suprimir toda manifestación de
Melchor Ocampo; allí, en fin, asistía la flor
libertad y especialmente la libertad de impren-
y nata del purismo”.
ta. Él Monitor estorbaba al gobierno, porque vicente garcía torres
663
en este diario “se decía la verdad, y siempre la
mano. “Señor —le dijo— aquí tiene vd. esto,
verdad, sin que pudieran las amenazas impo-
que he sacado de los papeles de un desafecto.
nerle o un vergonzoso silencio o una cobarde
El dictador leyó: 1º Cesan en el ejercicio
retractación”. El dictador meditó su muerte, y
del Poder Público D. Antonio López de San-
una noche la policía, en comisión de salteado-
ta-Anna y los demás funcionarios que como
res de imprenta, destrozó cajas, tipos, mesas,
él hayan desmerecido la confianza de los
dispersó obreros, inutilizó la prensa, arrojando
pueblos”.
sus destrozos a un patio de la antigua cárcel municipal, hoy prisión de Santiago.
estrujando el papel. Es necesario —añadió—
Al mismo tiempo otra comisión de poli
que nadie lea esta proclama. Luego dio orden
cía, la de plagiarios, sorprendía la habitación
para que la correspondencia fuese revisada
de director del periódico, difundiendo el
antes de su entrega, tomando enérgicas me-
terror y la consternación en la familia. Allí a la puerta de la casa le esperaban otros hombres negros, que le montaron en mal rocín. Partió, escoltado por bandidos, dejando aquel hogar donde la esposa sollozaba, y un niño loco de espanto llamaba entre las sombras a su padre. Todo fue confiscado, pasando el edificio en poder de los Padres Paulinos. Días de zozobra y angustia, fueron los empleados por la familia en averiguar qué había sido de Don Vicente. Al fin… llegó a saberse que estaba a muchas leguas de distancia, en Ramos Arizpe, población de uno de los Departamentos fronterizos, bien recomendado por la fatídica “Sección de operaciones”, vigilado por las autoridades locales, y confinado hasta segundo orden.
664
—¡Bandidos! —exclamó lleno de furor—
didas a fin de evitar la introducción y circulación de aquel documento. Confiando en que el peligro quedaba de este modo conjurado, inverecundo y cínico el dictador, hizo publicar que la revolución del Sur era un trastorno de bandidos, que no obedecía a ningún Plan político. Y bien, al día siguiente apareció la ciudad inundada de proclamas revolucionarias. Fue aquel mentís como una mano que surgía de la sombra para azotar el rostro del impostor. Allí estaba el
plan
proclamado por la revo-
lución… El efecto fue mágico en la capital y luego en todo el país… ¿Pero adónde estaba la mano audaz que así turbaba la vigilancia del Poder?…
Estalló por fin el levantamiento del
En las altas horas de la noche, soterra-
Sur. Hubiese querido el gobierno prohibir
dos como nihilistas en el fondo de una cue-
el conocimiento de este suceso por “orden
va, frente a una caja de imprenta, alumbra-
superior”, pero los rumores salvando pre-
da por un candil que saturaba de carbono
cauciones y reservas, penetraban a la ciudad
el confinado ambiente, trabajaban hasta el
y corrían de boca en boca, con gran des-
amanecer dos personas, de las cuales una de
pecho del receloso dictador.
ellas contaba entonces muy pocos años
Una mañana se le presentó Lagarde, el
de edad. Un día el joven recibió de D. Fran-
Inspector de Policía, con un impreso en la
cisco de P. Zendejas, recién llegado del Sur,
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
un original del Plan de Ayutla, que a su vez
que amenazó a la República con la subleva-
lo había recibido del General Álvarez, para
ción de Puebla, D. Vicente padre, alistó un
su reimpresión en esta capital. El joven
cuerpo de Guardia Nacional con e! nombre
aceptó con entusiasmo tan difícil comisión;
de “Defensores de la Libertad”, mientras el
se hundió en el subterráneo con aquella pro-
hijo marchaba a la ciudad rebelde formando
clama impregnada todavía de ese olor a li-
parte del Estado Mayor del Presidente
bertad suriana, emanación de mar y de
Comonfort.
montañas; y después de algunos días de te-
El día 22 de Agosto publicó un artículo
nacísimos esfuerzos, la obra quedó conclui-
sensacional en que bajo el título de “El or-
da. De allí salían cargados de ejemplares los
den constitucional y el bien público”, seña-
misteriosos trabajadores, deslizando por de-
laba la impotencia a que quedaría reducido
bajo de las puertas y ventanas, por las clara-
el gobierno con el advenimiento del orden
boyas de Palacio y otros edificios públicos, y
constitucional, pidiendo que el próximo
hasta por los garitones de los cuarteles, pro-
Congreso tuviese el carácter de reformante
clamas en profusión, que divulgaban las
de la Constitución, y que el Gobierno si-
cláusulas incendiarias de la santa causa.
guiese usando de facultades extraordinarias.
El hombre era José Vidal Hernández, ad-
Este artículo produjo el mayor escán-
ministrador de la imprenta, muerto después
dalo en ¡a capital y en los Estados. Quiso
por la libertad, y el joven se llamaba Vicente
atribuirse en este modo de sentir algo de
García Torres (hijo). actual Director del Mo-
ese perjurio, de esa deserción con que la ne-
nitor Republicano (1895).1
cia gritería liberal execró el nombre de Comonfort eclipsando la más hermosa de las
***
figuras de Ayutla, el corazón mejor organi-
Triunfó la Revolución de Ayutla. El depor-
zado para la lucha por la patria, el varón en
tado de Ramos Arizpe volvió a la capital, y
cuyas manos puso la historia las llaves de
apareció nuevamente el Monitor Republicano.
un nuevo horizonte social por él abierto al
Adoptó entonces la tarea de disponer la opi-
porvenir, sobre la ruina estrepitosa del más
nión en favor de las ideas recién proclama-
terrible despotismo; el alma grande de aque-
das, y de las reformas audaces que se venían
lla libertad que nació de su ternura, de su
presintiendo para el porvenir.
exquisita indignación contra la ignominia
Una vez más, los acontecimientos le
de ser insensible al yugo.
obligaron a dejar la pluma para tomar las ar-
¡Tú el bueno, el grande, el inmaculado;
mas del soldado. Para combatir la reacción,
tú que adoptaste la regeneración más fecunda, sorteando innúmeros escollos para sal-
Otro obrero, entonces casi niño, colaboraba con
1
José Vidal Hernández en esas labores ocultas. Era el Sr. Ramón Leyva. que aún vive. Alguna vez fue encarcelado juntamente con Hernández, sufriendo los rigores de la tiranía dominante en aquellos luctuosos días de prueba para todos los liberales.
varla del abismo; tú, que hiciste más hombre al hombre de tu pueblo; tú en la audacia único; en el esfuerzo, pródigo; en la bondad, inmenso, y en el desinterés político, supevicente garcía torres
665
rior mil veces a cuantos gobernantes ha
usurpador o el liberticida. Puede la justicie-
tenido la República… duerme y espera!
ra historia catear todos los rincones de esta
¡La juventud que viene, ansiosa de luz de
vida pública, explorarla sin disimulo ni re-
justicia, disipará esa atmósfera de odios y
serva, como suele proceder con gobernantes
de pasiones y que ha forjado la execración
de mejor fortuna, que llevan en el bagaje de
con que te abruma, y artífice fiel de la ver-
sus glorias, muchas libertades usurpadas al
dad que se levanta restaurará tu gloria con
pueblo cuando estuvieron en el Poder.
las dispersas ramas que para ceñir su frente, arrebató la intriga a tu laurel caído!
666
No fue por el aspecto de la alianza con los conservadores, por donde El Monitor con-
Las inquietudes de un periódico como El
sideraba necesaria la reforma a la Carta de
Monitor Republicano, indican con toda niti-
57. La impaciencia del partido clerical, que-
dez que la inconformidad hacia la Constitu-
riendo explotar las disensiones del partido
ción, no era un criterio eminentemente
demócrata lo precipitó a la unión, y por lo
reaccionario, sino que cabía dentro del par-
mismo al éxito. Cualesquiera que hayan
tido netamente radical.
sido las diferencias suscitadas en el seno
“No puede afrontarse la crisis, gober-
de la familia liberal, tenían que desapare-
nando con la Constitución” —decían algu-
cer, como desaparecieron tan luego como
nos pensadores de la época— y esta verdad
el bando conservador adoptó una divisa
fue confirmada después, por sus más deci-
anticonstitucional, para una lucha que en
didos partidarios. No fue Juárez por cierto
realidad quería el aniquilamiento de las ten-
quien gobernó con ella en condiciones pa-
dencias progresistas del país. Naturalmente
recidas. Para el efecto de conservar el Poder,
los liberales obedeciendo a un principio co-
Comonfort tenía muy cerca el expediente:
mún de propia conservación, agrupáronse
gobernar como se pueda o como se quiera,
bajo un solo interés: imponerse a la reac-
acatando la Ley Fundamental en la región
ción, y luego, identificados por los mismos
de las fórmulas, que vino a ser la estática
reveses, orgullosos de los mismos triunfos,
convencional de rúan tos le han sucedido en
enlazados con los mismos blasones, acaba-
el Poder.
ron por fundirse en un solo color; porque
El golpe de Estado es un atentado que
cuando la hostilidad de los grupos sociales
políticamente no se puede ni se debe san-
llega al extremo de la guerra, las ideas se trans
cionar. Pero no siempre el mejor político es
forman en pasiones, las tendencias se pro-
el más patriota ni el más grande de los hom-
yectan hasta las exageraciones del princi
bres públicos. Hay algo excepcional en aquel
pio, y la lucha se empeña de ideal a ideal.
lamentable extravío: ya lo veis desconocien-
Tal fue la obra de la Guerra de Tres
do la Constitución, anulando los trabajos
Años. Si la Constitución provocaba en el
de un poder público, inutilizando el ejerci-
terreno de la práctica objeciones más o me-
cio de esta parte de la soberanía nacional,
nos fundadas acerca de su aplicación, bien
y sin embargo ni así aparece el autócrata, el
podía en el terreno de la lucha, ser un ideal,
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
y como ideal, fue la simbología sublime que
dos Unidos, donde se encontraba a la sazón
arrebataba a las masas convocándolas a mo-
el Sr. D. Miguel Lerdo, con quien volvió a
rir por la libertad. El Monitor se abrazó a ella,
la República, incorporándose al Gobierno
enarbolándola, como el signo del poder del
Constitucional en Veracruz y tomando par-
pueblo, y se convirtió en el “campamento
te en la defensa de la plaza amenazada por
donde se concentraron los republicanos a
Miramón.
luchar contra el Ejecutivo infidente y la
Allí permaneció hasta el triunfo definiti-
reacción que había ocupado una gran parte
vo de las armas republicanas, volviendo con
de la Capital”. Y allí teníamos, dice un viejo
el gobierno a esta Capital, el 10 de Enero de
liberal, periódico en que combatir y allí se
1861. Restablecida la República apareció
organizaba la resistencia con la poca fuerza
de nuevo El Monitor Republicano. Fue enton-
armada que había permanecido fiel a la
ces la voz prestigiosa que pidió y sostuvo
Constitución. Allí estableció Frías su Cuar-
después las medidas empleadas por el go-
tel General y de allí y con graves peligros
bierno para la consolidación definitiva de la
podíamos comunicarnos con Juárez, con
legislación reformista, y castigo de los prin-
Lerdo, con Zarco, Prieto, y los que dirigieron
cipales instigadores de la revolución.
la revolución constitucionalista. Ésta su-
Así transcurrieron los efímeros días de
cumbió y a consecuencia del triunfo del par-
tranquilidad que sucedieron a los sucesos
tido conservador, la prensa constitucionalis-
tempestuosos de la Guerra de Tres Años. La
ta sufrió un golpe de muerte. Llenáronse las
desesperación de los vencidos, germinaba en
cárceles de escritores liberales y D. Vicente
el fondo oprobioso de sus derrotas. La inso-
arrojado a un calabozo inmundo de Santia-
portable afrenta de haber caído, produjo en
go, pasó muchas horas sin luz, muchos días
el silencio, la repugnante metamorfosis del
sin pan, muchas noches sin sueño, hasta
odio de partido en traición a la patria, y la
que un pronunciamiento de tantos, vino a
tenaz libertad nacida en Acapulco, salvada
franquearle las puertas de la prisión.
en Puebla y triunfadora en Calpulalpan, vol-
Contados fueron los días que en libertad pasó el enérgico director de El Monitor
vió a peligrar, difamada, calumniada por el clericalismo en las Cortes extranjeras.
Republicano. Un nuevo movimiento llamó
El Monitor emprendió contra la inter-
al poder a Miramón, quien empezó por des-
vención y el imperio formidable campaña.
terrar a los más distinguidos escritores del
Al fin, volvía a surgir aquella idea monár-
bando enemigo. Esta vez fue deportado con
quica proclamada por Paredes, contra la
Gallo y Don Ignacio Cumplido, al presidio
cual El Monitor había tomado el nombre de
de Perote, donde estuvieron a punto de ser
Republicano. Pero esta vez apareció el pensa-
fusilados por el bandido español José María
miento fatal aliado a una nación extranjera.
Cobos.
García Torres, consecuente con el origen de
Después de algunos meses de prisión,
un periódico esencialmente antimonárqui-
escapó de la fortaleza, pasando a los Esta-
co como el suyo, tenía que sostener hasta vicente garcía torres
667
el último trance la bandera republicana, y
Emperador; dijo que D. José María Ramírez,
cuando en la Capital ya no quedaban ni ves-
Suárez Pizarro, Lacunza y otros liberales,
tigios de Gobierno nacional, todavía el Mo-
habían entrado por fin al gobierno, y acabó
nitor levantaba desesperado su voz, último
por invitar a D. Vicente a publicar de nuevo
eco de la República.
el Monitor.
Escribían entonces en el Monitor, Florencio Mª. del Castillo, Ignacio Altamirano, Luis G. Ortiz y otros liberales ilustres. Y como toda tiranía, la de los invasores no
mañana aparecerá de nuevo mi periódico. —Pero, entendámonos.... ¿qué nombre le va vd. a dar al Monitor?
podía respetar la libertad de imprenta. El
—Pues el que tiene: Monitor Republicano.
día 2 de Agosto una partida de zuavos apre-
—¡¡Republicano!!… Hombre eso no
hendió a Castillo y pocos días después fue
puede ser en pleno imperio, suprima vd.
conducido a San Juan de Ulúa. Este mártir de la imprenta en México, sufrió como un héroe todos los rigores de la prisión, el destierro, el abandono, la enfermedad y por fin la muerte. La misma suerte le estaba reservada a D. Vicente García Torrea, contra quien se dieron severísimas órdenes. Pudo por fortuna escapar por mucho tiempo oculto, saliendo de su escondite cuando el Imperio había impuesto su dominación en casi todo el país. Sin duda alguna aquel Director sin periódico, aparecía como una protesta muda pero elocuente de la República fugitiva. Maximiliano veía a estos hombres como remordimientos vivos de su poder. Donde encontraba a un García Torres, implacable, irreductible por el favor político, surgía la visión aterradora de la libertad atropellada y del derecho sangrientamente usurpado.
668
—Está bien —prorrumpió García Torres—
esta palabra... y… —Señor Barón, el Monitor es republicano y no puede dejar de serlo jamás. *** Consolidado el poder legítimo, el Sr. García Torres tornó a su sitio sosteniendo en el Monitor su vieja fe, sus inquebrantables creencias democrática, si no con el calor de los días pretéritos de odios y venganzas, sí con la respetable tenacidad de un convencido. Durante la administración de Juárez, el Monitor aparece combatiendo contra el Plan de la Noria. Fue partidario de Lerdo, contribuyendo a su elección, aunque no tanto como después a su caída. —Yo no estaba en México —dice el actual Director del periódico— cuando se inició el Plan de Tuxtepec. Creo que al ponerse
Un día se presentó el Barón de Kodolich
el Monitor de parte de aquella revolución,
a la extinguida redacción del Monitor Re-
rompió irreflexivamente la tradición cons-
publicano. solicitando una entrevista con su
titucionalista, favoreciendo al poder militar
antiguo director.
que vino a sustituir al poder civil.
Acudió García Torres. El Barón disertó
Cansado por la edad. D. Vicente resig-
largo y tendido sobre las ideas liberales del
nó la dirección del periódico en manos de
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
su hijo. después del triunfo de Tuxtepec.
dido descomunal batalla, al mismo tiempo
Ya hemos visto cómo sirvió hasta el último
que llegaba un comisario con órdenes de
instante en el periódico de que fue insigne
aprehenderlos y embargar la imprenta. Don
fundador. “Y así llegó —dice el Sr. Frías y
Vicente llega en esos momentos y ciego de
Soto— a las postrimerías de su vida, sin que
furor, en presencia de este desastre, arro-
los ochenta años que habían pasado sobre
jó bastón y sombrero; puso en orden a los
aquella noble frente rebajaran sus convic-
redactores mediante unos cuantos puñeta-
ciones ni acobardaran su conciencia”.
zos dados en firme; puso en dispersión a los
García Torres fue eficazmente ayudado
agentes de la policía, y a fuerza de golpes
por una esposa enérgica e inteligente, que
arroja de la redacción al comisario con todo
supo identificarse en ideas con él. La seño-
y expedientes. Así arregló las cosas Don Vi-
ra Mariana Deriaz, era de Bélgica, país en
cente, en algunos minutos.
que germinan las tendencias liberales. Ella
La hazaña más reciente, fue la que en
fue mártir también, y del inmenso dolor en
el lenguaje particular de la redacción del
que se resuelve la conquista del progreso
Monitor es conocida con este nombre: la de
en nuestro país, corresponde a la señora
los militares.
Deriaz una gran parte de sacrificio y de consternación.
Un día se presentaron a la redacción dos jóvenes y robustos oficiales del Colegio Militar, preguntando por el autor de un artícu-
*** García Torres tenía un valor extravagante, desordenado, original.
lo que se había publicado la víspera. Tan luego como apareció éste, cayeron sobre él los jóvenes militares armándose un
El memorable Jueves Santo en que D.
estrépito descomunal. Bajó D. Vicente las es
Juan José Baz avanzó a caballo hasta el atrio
caleras violentamente, y no bien fue reco-
de la Catedral, destacándose sobre la turba
nocido por los militares, le acometieron con
fanática como la visión ecuestre del sacrile-
igual furor.
gio, D. Vicente, otro impío, fue sorprendido
Entonces D. Vicente la emprendió a gol-
en la calle de Letrán por la multitud de la
pes de ciego; fue aquello una de dar y reci-
que al grito de “mueran los herejes” salió
bir, que temblaba el local. Abrumado por el
un brazo armado de puñal que un instante
número Don Vicente tomó de la imprenta
sintió sobre su pecho. Don Vicente esgrimió
cuanto encontró a la mano. Volaron galeras,
entonces un bastón de ballena que llevaba
cajas, tipos, pedazos de formación que se
en la mano. Aquellos movimientos frenéti-
empastelaban en la cabeza de los agresores,
cos impusieron a la multitud, que se disper-
hasta ponerlos fuera de combate y obligar-
só asustada dejando el campo al vencedor.
los a emprender la fuga.
Otra vez llegaba a la redacción en los
Conserva D: Vicente García Torres (hijo)
momentos en que los redactores, por dife-
una bala que extrajeron a su padre de la región
rencias de ideas políticas habían empren-
cervical. Fue él, quien me refirió este lance. vicente garcía torres
669
El año de 1845, entre otros muchos pro-
amigo cuando seguía la senda del deber; lo
nunciamientos, estalló uno en Palacio a las
ataqué implacable cuando se apartó de ella.
órdenes de Don Joaquín Rangel, proclaman-
Me persiguió con crueldad, me amenazó
do un sistema híbrido con este lema: “Fede-
con la muerte, mas este hombre quiere mo-
ración y Santa-Anna”. El Comandante de la
rir en esta tierra defendida con sus brazos y
Plaza D. Matías Piña y Barragán, se dirigió al
regada con su sangre. Está ciego, devorado
cuartel acompañado de D. Vicente García
por la nostalgia. Merecería un castigo por
Torres, para contener el desorden. El capitán
sus faltas y sin embargo yo vengo a implo-
Othón, uno de los compiladores, sacó su re-
rar un perdón por esas culpas, porque lo
vólver y apuntó sobre Barragán, lo cual visto
absuelve un amor inmenso: el amor a su
por D. Vicente, corrió a interponerse entre
patria.
ambos para evitar aquel villano asesinato.
“Lerdo se conmovió. Pocos días después
Othón hizo fuego, y D. Vicente cayó por tierra
accedía a que Santa-Anna volviera a México”.
mortalmente herido. Sofocada la subleva-
El rasgo más notable de este carácter, es
ción, el capitán fue condenado a muerte y
la tenacidad. Tuvo con todos los gobiernos
fusilado.
esa altivez que podríamos llamar “vergüen-
Entre los fragmentos dedicados a García
za política”. No solicitó empleo de ninguna
Torres en un número especial del Siglo XIX
clase, ni desempeñó más puesto que el de
encontramos el siguiente rasgo de su vida,
Regidor en esta Capital, durante la adminis-
que lo presenta como él era, generoso y noble.
tración de Juárez. Allí descubrió bajezas que
“Santa-Anna olvidó a su fiel compañero
lo impacientaban, e incorrecciones que él no
(García Torres), al patriota inmaculado. Lo
podía tolerar. Su dignidad y su desinterés le
persiguió con tenacidad. La adulación y el
valieron un voto de censura. Esta figura, es
título de Alteza Serenísima lo embriagaron
la alegoría de la intransigencia. Maximiliano
hasta rodar desde el solio de la dictadura.
lo sabía muy bien, como lo demuestra el si-
Los favoritos huyeron; nadie alzó su voz
guiente pasaje:
para llamar al proscrito, el que se moría nostálgico en tierra ajena. “Un día celebrábase un banquete siendo Presidente de la República D. Sebastián Ler-
670
Paseaba el Emperador por las calles de la ciudad, acompañado de un séquito numeroso de viejos conservadores, mal improvisador cortesanos de Su Majestad.
do de Tejada y en medio de los brindis entu-
Maximiliano, disertaba sobre el porve-
siastas se puso en pie un anciano venerable
nir de la monarquía, forjándose las más li-
por sus virtudes cívicas: era García Torres.
sonjeras esperanzas, cuando llamó su aten-
“—Señores —dijo. —No olvidéis que en
ción un hombre que venía en dirección al
el extranjero reside un patriota distinguido,
lugar en que se encontraban. Todos los ojos
un soldado valiente, un mexicano digno de
se volvieron hacia él. Fijóse aquel hombre
censuras por sus graves errores, pero digno
de improviso en el grupo que lo veía atenta-
de elogio por sus grandes hechos. Fui su
mente; contrajo el rostro en un movimiento
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
nervioso de súbito disgusto, y dirigiendo sobre todos una mirada irreverente continuó su marcha. —Señor —observó alguno— ahí va uno de ellos… —-¿Quién es?
—¡Porque según me han dicho, es de los que nunca se dejarán conocer en Palacio! García Torres, escribió mucho tiempo con el seudónimo de Tancredo. Como escritor era incorrecto, indisciplinado, impetuoso… en una palabra, era un mal escritor.
—García Torres. —¡Ah! —exclamó D. Fernando— el
***
Monitor Republicano… Este es uno —agregó
D. Vicente se enfermó en los últimos días de
con expresiva lentitud— de los que deben
Diciembre de 1893, y falleció el 1º de Ene-
conocerse en la calle.
ro de 1894. Su cadáver fue depositado en el
—Por qué, señor.
panteón del Tepeyac. Gabriel González Mieb
General Nicol· s de RÈgules
1826-1895
Nació
este
ameritado general y eminente
patriota, en Quintanilla Sopeña, provincia
nal, hasta que subió otra vez al poder el General Santa-Anna.
de Burgos, España, el 21 de Agosto de 1826,
Cuando estalló la revolución de Ayutla
siendo sus padres Don Leonardo de Régules
contra la tiranía de este gobernante, Régu-
y Doña María Rita Cano. Hizo sus prime-
les marchó a Michoacán a incorporarse a las
ros estudios militares en Segobia y en Alcalá
fuerzas del General Epitacio Huerta, a cuyas
de Henares. Combatió después contra los
órdenes se batió mucho y bien, distinguién-
carlistas, obteniendo, merced a sus servi-
dose siempre. En la célebre Guerra de los Tres
cios, los ascensos hasta llegar al empleo de
Años fue uno de los jefes más prominentes
capitán, y formó asimismo parte del Estado
del contingente que prestó para ella el Es-
Mayor del General español Espartero.
tado de Michoacán, al grado de que en la
Habiendo tenido Régules que emigrar
batalla de Silao, una de las más brillantes de
de España por sus ideas liberales, pasó a
aquella época, tuvo una intervención decisi-
La Habana después a los Estados Unidos y
va en el triunfo, y por su comportamiento
en seguida a México a donde llegó el año
le otorgó el General González Ortega el em-
de 1846.
pleo de General de Brigada efectivo.
Muy poco tiempo después de su arribo a
Hombre de ideas liberales, firmes e in-
nuestra patria estalló la guerra con los nor-
quebrantables, siguió sirviendo al Gobierno
teamericanos, y entonces Régules se pre
Constitucional hasta que se presentaron en
sentó a prestar sus servicios militares, con-
las aguas de Veracruz los ejércitos de las tres
firmándosele su antiguo empleo de capitán.
naciones aliadas contra México: Inglaterra,
Durante esa memorable campaña se halló
Francia y España. Entonces, no permitien-
en las batallas de la Angostura, Padierna,
do su lealtad pelear contra su patria y sus
Molino del Rey y Chapultepec, y concluida
hermanos, pidió y obtuvo su retiro del Sr.
aquella siguió sirviendo en el ejército nacio-
Juárez, quien estimando debidamente acto
˜ 673 ˜
tan meritorio, le concedió aquel inmedia-
ofrecía encumbrados puestos en la llamada
tamente apreciando en su justo valor los
Corta de Maximiliano. La tentativa surtió
motivos del proceder de tan eminente re-
su efecto respecto de Uraga, y la defección
publicano; pero luego que por los célebres
del referido General republicano descon-
tratados de la Soledad, se retiraron España e
certó por un momento a los patriotas que
Inglaterra de la Intervención y dejaron sola
tenía a sus órdenes; sin embargo, la fe in-
a Francia a que llevara más tarde su mereci-
quebrantable y la firmeza de principios del
do, volvió espontáneamente Régules al ser-
mártir General Arteaga, pudo al fin definir
vicio con verdadero ahínco, y la decisión de
situación tan comprometida, y sin lograr la
derramar su sangre en defensa de su patria
disolución buscada por el comandante en
adoptiva.
jefe del ejército invasor, siguió el ejército del
Y aquí llega la época culminante de los
Centro algo mermado, pero siempre entu-
grandes, desinteresados y heroicos servicios
siasta y digno, al mando del citado General
del Sr. Régules; ni un día dejó de pelear en el
Arteaga.
Estado de Michoacán, y durante el transcur-
Acababa de expedirse el famoso decre-
so de algunos años pocas veces victorioso en
to de 3 de Octubre de 1865, cuando en el
muchas derrotado, ni un momento desma-
punto llamado Santa Ana Amatlán fue
yó en su empeño, y se crecía con los descala-
derrotado este General, y hecho prisionero
bros, siguiendo así el inolvidable ejemplo del
él y los patriotas Salazar, Díaz Paracho y
patriota General Degollado.
Villa Gómez, quienes después fueron fusila-
El ejército del Centro estuvo en verdad
dos, siendo las primeras víctimas del célebre
sujeto a crudas pruebas durante esa tremen-
decreto citado. Después de tan triste acon-
da época. Sosteniendo el sagrado fuego de
tecimiento, quedó al frente del combatido
la Independencia en el corazón mismo de la
ejército del Centro el Sr. General Nicolás de
patria, formando la vanguardia, por decir-
Régules, quien continuó con extraordinaria
lo así, muy cerca del enemigo invasor y los
energía la campaña, hasta que incorporado
imperialistas, presentando por otra parte el
al ejército de Occidente que mandaba el Ge-
único cuerpo respetable de tropas organiza-
neral Ramón Corona y después del asalto y
das, a él de preferencia se dirigieron desde
toma de Zamora, concurrió al célebre sitio
un principio las miradas del gobierno usur-
de Querétaro, teniendo sus fuerzas en los
pador, ya para batirlo y deshacerlo, ya para
ejércitos ya reunidos, la categoría de Divi-
comprar a los principales jefes y así desor
sión de Michoacán.
ganizarlo por completo.
674
Después del triunfo de la República y de
El Mariscal Bazaine con ese objeto ha-
haber licenciado el Sr. Juárez la mayor par-
bía escrito oportunamente una larga y muy
te de los soldados voluntarios que habían
estudiada carta al General José López Ura-
combatido por la independencia de México,
ga en jefe del ejército ya citado del Centro,
se reorganizó el ejército formándose cinco
en la cual alagaba la vanidad de éste, y le
divisiones: la del Norte, al mando del Sr. Ge-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
neral Escobedo con su cuartel general en San
sin volver a gozar de esos días de bienestar y
Luis Potosí; la de Occidente, al mando del
de felicidad que tuvo al lado de la tierna
Sr. General Corona con su cuartel general en
compañera de su vida, después que conclu-
Guadalajara; la de Oriente, al mando del Sr.
yó los azahares de una penosísima campa-
General Porfirio Díaz con su cuartel general
ña, descansando a su lado de tantas fatigas,
en Tehuacán; la del Sur, al mando del Bene-
y de tantos sufrimientos.
mérito General Juan Álvarez, y la del Centro
Su época de soldado y de patriota está
con su cuartel general en México, al mando
llena de hechos extraordinarios, uno de
del Sr. General Nicolás de Régules.
ellos, sobre todo, que no tiene superior en
Ocupó todavía nuestro biografiado algunos puestos militares de importancia,
los anales de los rasgos heroicos en toda la historia.
tales como la vicepresidencia de la Suprema
Era el 11 de Abril de 1865. La plaza de Ta-
Corte de Justicia Militar, durante la Pre-
cámbaro se hallaba en poder de fuerzas bel-
sidencia del General Manuel González, y
gas e imperialistas bien armadas, equipadas
después vivió retirado hasta su muerte, sin
y municionadas; se presentó Régules frente
haber tenido nunca ni una defección ni un
a la dicha plaza con soldados harapientos
pronunciamiento. Como hombre privado era un modelo de moralidad, de ternura y de acendrado afecto para su heroica mujer y para sus hijos; quería tanto a esa memorable tierra de Michoacán, teatro de sus penalidades y de sus triunfos, que sí se le deseaba ver contento y entusiasmado no bahía más que recordarle los sones provinciales, siendo seguro que se soltaba cantándolos, con especialidad la popular canción del Capire, una de cuyas estrofas dice: Ya el capire se secó teniendo el agua en el pie así si seca mi amor cuando con otro te ve.
y mal armados, pero llenos de entusiasmo, y quizá recordando el triste aniversario de la hecatombe de Tacubaya en 1859, sin contar el número ni tener en cuenta la calidad de los enemigos, se decide a dar el asalto, cuando según la versión del poeta Juan de Dios Peza, se presenta un hombre que venía de la plaza a todo escape, advirtiendo a Régules que en una trinchera situada a la entrada de la ciudad y que se veía desde donde estaba el jefe republicano, habían colocado los belgas a la heroína su esposa con todos los hijos del General, para que si éste se atrevía a atacar, las primeras víctimas fuesen los pedazos de su corazón. Duda Régules un momento, y después con voz resuelta y tranquila, grita a sus soldados:
Muerta su esposa se impresionó tan pro
—¡Fuego! ¡Primero es la Patria!
fundamente que desde entonces podía pronos
Lánzase en seguida como un león cobre
ticarse que no le sobreviviría muchos años,
el enemigo y conquista después de encarni-
y si bien todavía vivió algunos más, fue ya
zada pelea la población y la inmortalidad. general nicolás de régules
677
Según otra versión del mismo épico hecho que, como dijimos, no tiene superior y
habré muerto.
quizá ni igual en la historia, al ir a atacar
Le concede Arteaga el mando de las tro-
Régules la trinchera ya mencionada y a una
pas y entonces Régules dictó sus disposicio-
distancia relativamente corta de ella, aper-
nes lanzando a las diez de la mañana sus
cibe el héroe republicano sobre el parapeto
columnas de ataque contra la plaza.
a su esposa e hijos, alguno de ellos en la lac-
Una de esas columnas quedó encargada
tancia; vacila un momento, cuando escucha
de tomar la Parroquia en la cual estaban for-
la armoniosa y tranquila voz de la señora
tificados los reaccionarios, la citada columna
Solórzano de Régules quien le grita desde
iba al mando del Teniente Coronel Monte-
el lugar del peligro con un acento sobrehu-
negro a quien Régules dio la orden siguiente:
mano, con el acento que sólo puede dar un inconmensurable amor a la patria y una abnegación femenina sobrenatural: —¡Nicolás, no vaciles!… Tira!! —¡Fuego! dice entonces con voz ronca el jefe republicano, y se lanza furioso al asalto seguido de los suyos… Por fortuna, salieron aquella gran mujer y sus tiernos niños, ilesos de tamaña prueba, que sirvió para que un hecho sin precedente quedara grabado de una manera perdurable en la Historia, en honra de México y para justo orgullo de la humanidad. Muchas otras anécdotas de valor se refieren del General Régules, pero para no hacer largo este artículo biográfico, sólo referiremos algunos de los más notables hechos del gran patriota.
—Avance usted y no dispare la pieza de artillería que lleva, sino hasta que esté muy cerca de la puerta, y una vez que haya disparado nos metemos con la bala a la iglesia. Las órdenes del General Régules fueron puntualmente cumplidas y él a su vez cumplió su palabra: ¡se habían metido con la bala!… Poco después estaba tomada la plaza de Uruapan y se había hecho prisionera a la guarnición. En el ataque a la plaza de Zamora el 4 de Febrero de 1867, recorría Régules la línea con objeto de reconocer las fortificaciones enemigas, y al pasar con su Estado Mayor frente a una trinchera situada hacia el camino de Morelia, dispararon de aquella una pieza de artillería a muy corta distancia de donde es-
El 19 de Junio de 1865 después de un
taba nuestro biografiado con sus ayudantes.
rudo y tenaz ataque a la plaza de Uruapan,
Entre éstos se hallaba un coronel, quien al
pensaba retirarse ya el General en jefe Ar-
ver venir la bala se inclinó procurando cu-
teaga en la imposibilidad de tomar la po-
brirse con su caballo; entonces Régules se
blación, cuando Régules le suplicó que le
vuelve a él y con toda tranquilidad, aunque
concediera el mando en jefe de las fuerzas
con cierto acento de reproche, le dice:
para intentar el tan difícil proyecto. Arteaga entonces, algo molesto, le dice: —¿Y con qué me responde usted si no toma a Uruapan? 678
—Con nada, contestó Régules, porque
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
—Coronel, si se le cayó el pañuelo aquí traigo otro. Vamos por último a referir otra hazaña del jefe republicano que aconteció en la
misma población de Uruapan, teatro del
honda tristeza bajar al sepulcro a uno de sus
rasgo que ya describimos más arriba.
hijos, una de aquellas criaturas que habían
Corrían los tiempos de la revolución de
nacido al fragor de los combates, y que lo
Ayutla; Régules que era entonces un subal-
traían sin cesar a la memoria sus pasados y
terno todavía estaba sirviendo en Michoa-
gloriosos años. Al morir se abrieron para él
cán a las órdenes del General Epitacio Huer-
las puertas de la inmortalidad y los honores
ta cuando este jefe decidió apoderarse de la
oficiales que se le decretaron no fueron sino
plaza después de un ataque que duró una
una débil deuda de gratitud por sus grandes
noche y parte de un día, Huerta se retiró
e indisputables servicios.
viendo la imposibilidad de lograr su objeto,
El día 9 de Enero de 1895 desapareció de
pues la población había sido tenaz y afor-
entre los vivos, a los sesenta y nueve años
tunadamente defendida por el comandante
de edad, aquel gran patriota. Luego que la
santaannista Ochoa y dejó a Régules con el
Secretaría de Guerra supo la muerte del ame
encargo de cubrir la retaguardia del grueso
ritado general, dispuso que una compañía
de las tropas al mando de quince hombres.
del 16º Batallón diera guardia de honor al
Los soldados de la guarnición de Urua-
cadáver; se formó asimismo una División
pan estaban fortificados en la casa de altos
que le rindiera los últimos honores, y los res-
del Sr. Don Luis Coria, y en los momen-
tos fueron acompañados a su última morada,
tos en que Régules se encargaba de la orden
al panteón del Tepeyac, por numerosa y se-
de Huerta, abrieron aquéllos las puertas de
lecta concurrencia.
la referida casa creyendo pasado ya el peligro.
Hubo en ella comisiones en representación del Congreso Federal, de la Suprema
Entonces Régules llevado de súbita ins-
Corte de Justicia Militar, del Gobierno de
piración y sin vacilar un momento se lan-
Michoacán y de todos los cuerpos que esta-
zó a la puerta abierta, penetró a la casa con
ban de guarnición en México.
sus jinetes, subió ¡a caballo! las escaleras y
En el panteón hicieron uso de la pala-
comenzó a batir en los corredores y dentro
bra los Sres. Licenciado José Portillo, Coro-
de las piezas a los enemigos. Envió a la vez
nel Arcadio R. Zepeda, Manuel Gutiérrez
un violento aviso al General Huerta y éste
Zamora y Emeterio de la Garza (jr), quien
entonces retrocedió a toda prisa y tomó al
entre otros conceptos llenos de verdad y de
fin la codiciada plaza; en este ataque quedó
justicia para el héroe, dijo las siguientes con-
muerto el jefe Ochoa a quien disparó a que-
movedoras frases:
ma ropa un mudo que militaba en las filas de los pronunciados.
“Que sepa España y con ella el mundo entero que si luchamos contra el español
Tal fue, a grandes rasgos, la noble figura
cuando quiso doblegar una cerviz tan altiva
que nos hemos propuesto bosquejar y cuya
y sana que no sabe aún inclinarse, en cam-
muerte sintió la República entera. Pocos
bio tenemos un recuerdo cariñoso en la fi
días antes de morir Régules había visto con
gura de Prim; y que el pueblo mexicano los general nicolás de régules
679
reconoce como a sus hijos, los proclama
amaba como si hubiera sido concebido en
como a sus héroes y el pabellón nacional los
sus entrañas, y a la que él consagró su amor,
cubre hasta en su tumba, cuando se llaman
su vida y su sangre como si fuere su propia
Régules”.
patria. El General Régules tenía el valor de
“Tu valor y tu patriotismo nos admiran, porque lo narraría orgullosa en páginas de
y las heroicidades de Guzmán el Bueno”....
oro la historia de Grecia, porque recuerda al
“Siempre estuvo del lado del derecho y
espartano, cuando sereno, sin dudas ni va-
del honor, su espada la esgrimió siempre en
cilaciones, con el corazón nacido para el he-
defensa de la justicia, y su vida fue consa-
roísmo, sacrificaba a la familia por la patria”.
grada a la verdad de los principios liberales
“
Tu honradez nos admira porque en la
que defendió sin vacilar hasta su muerte”.
adversidad, en el choque de los intereses
En Régules como en muchos hombres
contrarios, en la infatigable lucha por la
superiores contribuyó enormemente a su
existencia; entre las debilidades del mundo,
gloria y a sus hechos la bienhechora som-
las clases cobardes desfallecen; tú cruzaste
bra de una gran mujer: de su tierna esposa
como el plumaje del poeta, sin mancharte.
la Señora Soledad Solórzano. No se sabe en
Tu virtud nos admira, porque ofreciste tu
efecto quién fue más grande en el memo-
vida en el altar de la Patria, sin interés, sin
rable episodio de Tacámbaro, si él atacando
pretensión, —tu grandeza no te embria-
o su mujer aguardando impasible la muerte
gó— y concluida la lucha volviste al hogar
como un holocausto inmenso a su patria y
sin ambiciones, tu historia nos admira, por-
al honor de su esposo; y si no temiéramos
que en España como en México, en todas
equivocarnos afirmaríamos que si heroico y
partes, si encontrabas la causa justa, la cau-
sublime estuvo Régules más grande todavía,
sa santa, eras su partidario, su defensor; tu
sí, más grande, estuvo allí la heroína sacrifi-
alma era de la humanidad, estaba enamora-
cando sus hijos y sacrificándose ella con un
da de la idea”.
estoicismo digno de los más preciados hé-
La prensa toda, aun la conservadora,
680
Bayardo, el Caballero sin miedo y sin tacha,
roes de la humanidad entera.
no pudo menos que reconocer los excepcio-
Con razón quería Régules a México; con
nales méritos del ilustre muerto, y dedicó
razón amaba tanto esa tierra feraz y volup-
sentidos artículos a su memoria. Algunos de
tuosa de Michoacán de Ocampo! Cuando se
esos artículos contuvieron, es cierto, inexac-
tiene a su lado una india (que así llamaba ca-
titudes, como el de un periódico moderado
riñosamente Régules a su esposa) de la talla
que asentó había servido Régules en España
de la Sra. Solórzano se es capaz de todo lo
al lado de los carlistas, cosa que no es exacta;
bueno y se ama intensamente todo lo noble,
pero todos a porfía se esmeraron en tributar
todo lo generoso, todo lo grande.
elogios a su intachable conducta y un dia-
Por lo demás si el recuerdo de ciertos he-
rio gobiernista decía de él lo siguiente: “La
chos debe quedar perenne para ejemplo de
Nación ha perdido un hijo adoptivo a quien
las generaciones subsecuentes, nosotros no
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
vacilaríamos en proponer que Tacámbaro
estar orgulloso de sus dos hijos: el natural
cambie su nombre por el de Ciudad Soledad
y el adoptivo. Ambos son dignos de la pa-
Solórzano, y que Uruapan se llame en lo de
tria de Hidalgo, de Morelos y de Guerrero,
adelante: Uruapan de Régules.
de la República de Juárez, de Zaragoza y de
Débil e insignificante tributo sería éste de admiración al patriotismo y de veneración por la virtud, pues que México debe
Ocampo, ambos son dignos en fin de una República de la libre América. E. M. de los Ríos
Blas JosÈ GutiÈrrez Flores Alatorre l 1821-1885
La
vez que asistimos a la Escuela
—En efecto, le contestamos con interés.
Nacional de Jurisprudencia nos llevó más
—Pues ese caballero es el Lic. Castillo
primera
que otro objeto, el de conocer personalmen-
Velasco, nuestro Director.
te los hombres que nos iban a dirigir en las
—¡Ah! ¡vaya! El digno Director de esta
tareas escolares, entre las cuales se contaban
Escuela, observé con satisfacción; un liberal
algunas celebridades que habíamos visto fi-
ilustre, un buen abogado.
gurar en libros y periódicos. Permanecimos
—Hermano, agregó otro, de Florencio
con este fin en uno de los vastos corredores
del Castillo, el escritor republicano que los
del plantel varios amigos, recién llegados a
franceses mandaron a San Juan de Ulúa.
la Capital y matriculados en ese estableci-
Vimos llegar después un anciano correc-
miento para una carrera que emprendimos
tamente vestido, cuerpo regular, barba y ca-
juntos y dos de nosotros solamente pudi-
bello que habían encanecido con una blan-
mos terminar, luchando con la mayor
cura resplandeciente y limpia, ojos azules y
dificultad.
porte de hombre distinguido…
El primero que pasó a nuestro lado —lo
—Y este señor ¿quién es?
recuerdo muy bien— fue un señor grueso, moreno, de aspecto bondadoso, larga levita
—Don Juan José de la Garza, profesor de Derecho Natural. ¿Quieren saludarlo?
negra y sombrero alto.
—¡Oh, si! con mucho gusto.
Alzó la vista; nos dirigió una mirada
Nuestro amigo se acercó a él diciéndole:
afectuosa y luego se descubrió cortésmente.
—Maestro, voy a presentarle a estos jó-
Un estudiante de quinto año a quien
venes que vienen a estudiar derecho, y de-
nos habían presentado, dijo adivinando
sean conocer a usted.
nuestro deseo:
Nos anunciamos como discípulos suyos
—¿Ustedes querrán saber quién es el caballero que acaba de pasar?
para ese año; nos dijo algunas palabras de jefe que se prepara a llevarnos a campaña, y
˜ 683 ˜
desde luego nos recomendó “sus lecciones”
do, grueso bejuco de oro macizo, pasado el
cuyas copias debíamos sacar en la Secretaría
cuello, sombrero ancho con ribetes de galón
de la Escuela.
un tanto derribado hacia la oreja izquierda,
Envuelto en un palto gris, corto y de
y en las manos respetable y lustrosa estaca
buen gusto, adelantó en esos momentos
de Apizaco, que ostentaba grabado al fuego,
otro profesor; usaba lentes, su aspecto re-
un gorro de la libertad y otros recados pa-
velaba rectitud y firmeza; no muy pródigo
trióticos tan expresivos como aquél.
en reverencias, sin distraer en el tránsito
Pasó sin advertir nuestra presencia; le se-
su marcha un tanto acelerada, llegó direc-
guimos atentamente hasta que desapareció,
tamente a la cátedra, como hombre que no
torciendo por la galería de la derecha.
tenía tiempo que perder. —Don Protasio Tagle, nos dijeron; el
—¿Qué busca este amigo? —preguntó alguno con marcada curiosidad.
enérgico y honrado Ministro de Justicia, de
—Es profesor…
la primera administración de Tuxtepec. Ha-
—¡Profesor! ¿y de qué?
bía pasado del Gabinete a la Escuela como
—De Procedimientos Penales en mate-
profesor de Derecho Romano. Cuando apartamos la vista de este personaje, que tan vivamente había llamado
ria federal. —¿Pues quién es? —Don Blas.
nuestra atención, vimos en el fondo del angosto y oscuro vestíbulo de la entrada,
***
recortando el cuadro de luz que penetraba
La personalidad característica y original de
desde la calle por la puerta principal del edi-
que nos vamos a ocupar, tiene una filiación
ficio, una sombra de típico individuo.
igual a la de todas las costumbres del Méxi-
—Fíjense, fíjense ustedes en este sujeto,
co revolucionario, profundamente afectado
nos dijo el estudiante. —¡Esto es magnífico!
por los acontecimientos que se desarrollan
¡Delicioso! exclamaba regocijado, preparán-
desde el Plan de Ayutla hasta el triunfo de
donos para saborear una sorpresa de espiri-
la República.
tual originalidad.
684
El México colonial, tiene una fisonomía
Avanzaba lentamente el hombre del ves-
indefinida, vaga, nebulosa. La metamorfosis
tíbulo. Por fin, desembocó en el corredor a
de su emancipación es el primer hecho que
cura luz se descubrió a nuestros ojos en toda
contribuye poderosamente a imprimirle ras-
la plenitud de sus extravagantes pormenores.
gos de nacionalidad.
Era una personalidad pintoresca. Gordo,
El periodo histórico abierto a la transfor-
serio, la redonda cabeza rapada a estilo de
mación social por los hombres del Sur, hace
cuartel; recios zapatos cuadrados de bajo y
del país un pueblo nuevo, creándole intereses
amplio tacón, pantalones anchos de boca
de gran magnitud, abriéndole horizontes pro-
ajustada al tobillo, chaleco verde y chaqueta
pios y grabando por todas partes los hondos
con pasamanería, corbatín negro algo torci-
relieves de un genio eminentemente local.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
México, sorprendido por la intrigante
del pueblo: la pasión roja que se impone a
ambición de un hombre que llegó al poder,
la pasión tenebrosa de la fe religiosa; choque
aclamado por los pueblos y que en vez de
de fanatismos atroces que preceden al adve-
labrar la felicidad de éstos, los precipita a la
nimiento tranquilo de un orden progresista.
miseria intestina, al desastre y a la ignomi-
Los móviles que han producido entre
nia, acumulando en sus manos los poderes
nosotros las conmociones más fecundas del
públicos, convertidos después en abyecta
pasado, aparecen siempre bajo dos formas
dictadura, México, humillado por una domi
bien distintas. Por una parte, organizados
nación que estallaba en iras sangrientas con
en convicción racional y elevadas a concien-
tra sus hijos, es un ejemplo de dolor nacional,
cia de ley sociológica; y por otra, en forma
dolor inmenso que engendró necesidades de
de pasión, de desbordamiento, de odio y de
libertad, e hizo sentir toda la desesperación
fanatismo. Estas dos formas corresponden
del obstáculo. Fue en el seno de esta época
a la gran diferencia de nivel intelectual y
aciaga donde se formaron las fecundas pasio
moral entre el grupo ilustrado y la masa del
nes políticas, que arraigadas en el corazón del
pueblo. El grupo directivo, que entre noso-
pueblo, le dieron el tono, el color y la expre-
tros se ha anticipado en la concepción de las
sión de su nuevo semblante moral.
reformas y en el sentimiento imperioso de
Allí adquirió este rasgo de amor y de
esta necesidad, ha comprendido cuán difícil
odio: amor por la libertad, por la democra-
es identificar contra un mismo obstáculo,
cia, por todo lo que significara autoridad del
la acción de todos los factores humanos. La
pueblo; odio la tiranía, a la dictadura, a todo
convicción que las ideas engendran es inac-
poder exhortado con pompas monárquicas.
cesible a la conciencia de las mayorías, y por
Odio y amor pintoresco, lleno de aberracio-
lo mismo no puede ser nunca móvil de su
nes propias de un estado social envuelto en
conducta. Para darles movimiento ha sido
sombras. Aquella democracia y aquella tira-
necesario descomponer la idea misma, su-
nía, corresponden a un contraste radical y
ministrársela en la forma personal que mue-
extravagante.
ve sus pasiones, y arreglársela a la capacidad
Allí adquirió también ese rencor contra
de su numen.
el fraile, hábilmente fomentado por los direc-
Entonces se abre la campaña hiperbólica
tores de la revolución moral entre las masas
contra todos los vicios, infamias y flaquezas
populares, para aflojar así el prestigio de la
atribuidas al enemigo que se quiere extermi-
Iglesia sobre las conciencias. Rencor absurdo
nar; desborda el odio su literatura de saetas
porque se convierte en intolerancia hacia el
y cláusulas demoledoras, y empréndese el
sacerdote, falta de respeto al hombre de sota-
trabajo de difamación y de calumnia para
na y tiranía sobre los tiranos vencidos.
desconceptuar al dominador.
De aquí ese republicanismo que no es
Cuando se levantaba la bandera de la
más que la otra idolatría de la cuestión so-
insurrección contra los españoles, contra
cial; dos pasiones en que se divide la masa
aquellos hombres a quienes se calificaba de blas josé gutiérrez flores alatorre
687
ladrones, de crueles, de usurpadores y déspotas,
mero un símbolo de localismo nacional, des
fácil es comprender que la Independencia
pués un título de orgullo y un manantial
germinaba en los cerebros como una grata
por último, en que las costumbres se han
esperanza de despojo y como un bello por-
alimentado por espacio de muchos años. Y
venir de preponderancia inmediata y de ven-
bien, tomad estos rasgos característicos, reu
ganza contra el gachupín. No era esta cierta-
nid todos los elementos radicales del país:
mente la verdadera noción de aquel sublime
intrepidez personal, altivez, localismo, re-
pensamiento; pero si no hubiese afectado en
pugnancia al extranjero, odio a los mochos;
esta forma impura la sensibilidad popular, la
agregad a todo esto un gorro frigio, un águila
revolución no hubiera tenido órganos para
mexicana, un sombrero charro, un pantalón
la lucha, ni alientos para llegar al éxito.
galoneado y una bandera tricolor, y tendréis
Más compleja que la idea de Indepen-
un tipo y este tipo será precisamente Don
dencia, la de Reforma. Allá abajo, no era la
Blas José Gutiérrez Flores Alatorre, Licenciado
idea económica de la desamortización recla-
y General.
mada para la industria, la agricultura y las artes, el contingente de enormes capitales
***
muertos; no era el ensanche del horizonte
Un día, después de haber dado su clase de
moral e intelectual; no era la disipación de
Procedimientos, se me ocurrió preguntarle:
las preocupaciones que ofuscan a los pue-
—¿Dígame, maestro, y de dónde es usted?
blos; no era, en fin, el concepto de la eman-
—De San Luis Potosí, me contestó.
cipación de la conciencia humana, sino el
He averiguado después de su muerte
antagonismo al fraile, la hostilidad al mons-
que esto no era cierto. Don Blas nació en
truo manchado con todos los crímenes de la
Querétaro el día 3 de Febrero de 1821, pocos
Inquisición, tintas las manos en sangre de
meses antes de la consumación de la Inde-
torturados y las inmundas almas cubiertas
pendencia.
con el cielo de las inmoralidades del con-
¿Por qué decía pues, que su tierra natal
vente, las garras afiladas de abominable co-
era San Luis Potosí? Yo sé muy bien que era
dicia arrancando al agonizante sus bienes
incapaz de mentir. Él no decía más que la
terrenales, verdugo lúgubre y sombrío en
verdad, y sólo la verdad. Hubiera sido capaz
que la imaginación popular puso todo el fa-
de haberse reprochado públicamente su fal-
natismo de su horror.
ta de veracidad si en alguna hubiese incurri-
Con estos elementos se ha formado el
688
do a sabiendas.
carácter popular. Sus pasiones tienen ya una
No hay que dudarlo, pues; había olvi-
historia gloriosa; ellas han corrido al campo
dado que era de Querétaro, aunque hubiese
de batalla a ungir sus derrotas con heroísmo
tenido a mucha honra nacer en un lugar que
espartano, a ilustrar sus triunfos con des-
fue patíbulo de Maximiliano, Miramón y
lumbrantes hazañas; ellas han contribuido
Mejía, tres hombres abominables y odiados
a la redención del pueblo; ellas han sido pri-
dos para él.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
***
***
Los padres de Don Blas fueron, Don Secun-
La originalidad de este personaje surge
dino Gutiérrez y Doña Isabel Victoriana
de todos sus actos, de todos sus gustos, de
Flores Alatorre. No obstante esto, todo el
todas sus cosas y hasta de circunstancias
mundo estudiantil por espíritu de guasa lo
independientes de él. Sus tiempos, las cos-
conocía con un apellido más.
tumbres de su época, los viejos usos, vistos
Ya hemos dicho que nuestro biografia-
con el espíritu crítico y mordaz de nuestros
do odiaba cordialmente todo aquello que
días, hacen de Don Blas un tipo ameno, un
estuviera en olor de clericalismo. Para él no
individuo encantador.
había personalidad más execrable que el Ar-
Tengo sobre mi mesa, un montón de
zobispo Don Pelagio Antonio de Labastida
cuadernos, curiosos documentos en que él
y Dávalos.
mismo ha ido consignando a su modo los
En el índice de una de sus obras puede encontrarse esta curiosa indicación “labastida.
Véase traidor”. Don Blas, anunciaba todos los años sus
libros en la tabla de avisos que existe a la entrada de la Escuela de Jurisprudencia. Allí fijó un anuncio que decía: “El código de la reforma.
Colección de leyes, etc.,
etc. Se vende en la casa núm… de la calle X, domicilio del autor, Licenciado Blas José Gutiérrez Flores Alatorre”. Un discípulo suyo tuvo la ocurrencia un día de sacar un lápiz y agregar esta palabra: y Dávalos, último apellido de Don Pelagio. Cuando Don Blas advirtió este consorcio de su nombre y el del Arzobispo, descar-
acontecimientos más importante de su vida. Reina un orden minucioso en estos apuntes, y en ellos pueden encontrarse las más características genialidades del autor. Representan enérgicamente al hombre tal como fue, y tienen la virtud de producir en las personas que lo conocieron y trataron la poderosa visión mental en que se ve y se oye hablar a Don Blas, siempre grave, siempre inflexible, siempre hombre. Estos documentos se retoman a los buenos tiempos del papel sellado. En ellos puede verse toda clase de certificaciones alusivas a la “carrera literaria” de Don Blas, desde que “aprendió a leer y escribir la letra de Torcuato Torto de la Riva —como reza el venerable certificado— la
gó un puñetazo sobre la tabla y arrancó el
Doctrina Cristiana, la Ortología, la Caligra-
anuncio, protestando que no quería nada de
fía, la Historia de la Religión por el Abate
común con un “miserable” como aquél.
Fleury y en fin el Catecismo del Arte de trin-
Desde entonces se le conoció en la Escuela con el nombre de Blas José Gutiérrez Flores Alatorre y Dávalos.
char… hasta su incorporación al Colegio de Abogados de México. No hay necesidad de decir que entre los estudios de Don Blas figuran en primera escala, embargando una buena parte de su aplicación, las Humanidades y Latinidad, blas josé gutiérrez flores alatorre
689
mereciendo del Sr. Dr. Dn. José María del
Y así como en política, representa Don
Valle. Maestro interino de aposentos en el nacio-
Blas, el tipo racional de todos los fanatismos
nal y más antiguo Colegio de San Ildefonso de
revolucionarios, como abogado presenta el
México, una honrosísima nota de irreprocha-
más acabado perfil de los antiguos legistas.
ble conducta escolar, que el agraciado guar-
Mucha latinidad al gusto de los viejos roma-
daba cosido, foliado con números romanos,
nistas, correctos en cuestión de formalis-
etc., en el voluminoso expediente de sus
mos, implacables agentes del texto de la
méritos personales.
ley, envanecidos inadvertidamente con su
Con no menor veneración, corre agrega-
condición de graduados, muy afectos a la
do a dicho expediente su título de Bachiller;
jerga técnica de la profesión, y en fin muy
un pergamino, escrito en latín, donde consta
poseídos de la alta misión que por sus cono-
que in Secretari Academici, aliorumque testium presentia personaliter constitutio Scholasticus D. Bacalaureatus Blassius Gutierrez et Flores Alatorre, postquam examinatus, aprobatus fuit, etc. Allí se encuentran también unos cuadernitos impresos, a estilo tipográfico de novena en cuya portada pueden verse leyendas en que aparece “Don Blassius”, sustentando, bajo el patrocinio del Obispo de Tenagra y con el favor divino, actos de toda filosofía. Allí también hay un certificado extendido de puño y letra de Don Sebastián Lerdo de Tejada, cuando Don Sebastián era un oscuro prosecretario de San Ildefonso, donde entre otras constancias figura lo de que “fecha en 1851 la votación de lugares, obtuvo para el segundo la mayoría de votos en ambos derechos”.
690
cimientos se atribuyen. Era Don Blas el más perfecto ejemplo de aquellos Señorea Licenciados, un tanto Usía» por razón de su carácter docente. Era cosa convenida que sus alegatos, sus escritos, sus solicitudes en el ejercicio del patronazgo, tenían todo el resabio de la jurisprudencia de la época del caldo. Todavía... —qué digo— nunca dejó de emplear en el lenguaje profesional, aquella terminología formal y reverente de los estrados. Todos estos rasgos de una personalidad curiosa, aparecen en los Apuntes recogidos por nuestro hombre por espacio de cuarenta años con una constancia inconcebible. Aquí se ve al sujeto en quien la concepción del deber se imponía de una ma-
Domina en estos datos de la vida de
nera implacable y atroz. ¡Qué juez más
D. Blas su rectitud ingénita, convertida en
terrible para los que él designaba con el
rasgo de honradez excéntrica. Fue desde los
nombre de “pillos” y de “bribones”! Con
primeros días de su vida de estudiante un
él no había fórmulas sociales para disimu-
muchacho “aplicado”, “estudioso”, “cumpli
lar la profunda repugnancia que le inspira-
do”, “formal”, etc., y no son por cierto estos
ban los indignos.
calificativos de aquellos que puedan atri-
Nada: los que en su concepto hubiesen
buirse a simpatía o favoritismo, sino a la fiel
incurrido en nota infamante, no debían es-
expresión de un carácter metódico hasta
perar de él más que el desprecio irrevocable
la extravagancia
y la execración eterna.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Tenía un ‘libro rojo” ¡espantoso trabajo
En cambio, llegaba hasta su máximum
difamatorio! donde pueden verse consigna-
de ternura con los que le hacían justicia por
dos hasta el detalle, todas las “picardías” y
su flaco. —Así es como desde el año de 1853,
“fragilidades” de un gran número de hom-
conserva un ovillejo infame con que le des…
bres públicos, entre los cuales muchos de
agració en su admirador, legítimo poetastro
ellos aparecen hoy como inmaculados…
silvestre, cuando estuvo el maestro remon-
Este libro es un desbordamiento de la
tado por esos mundos con una comisión
conciencia de Don Blas. Es el monólogo de
profesional. He aquí el ovillejo, que Don
una rectitud inflexible, porque este hombre
Blas guardaba entre esos papeles.
hablaba a solas con sus memorias.
¿Quién procura aquí la paz?
Hay aquí notas —como suyas— de una
—Blas. ¿Quién pasa mohína y dolores?
claridad supina. Con fecha 6 de Octubre de
—Flores. ¿Y quién desea que el mal des-
1864, encontramos estas palabras: Núm. 1
tierros?
“Uraga José López, al traicionar a la Patria, se
—Gutiérrez.
roba $25,000 en bonos”. —Núm. 14-carrera
Luego la tranquilidad y gozo encierres
militar. —Llamamiento para el Tribunal Su-
pues en prueba de finísimos amores. Pascuas
perior de Justicia de Veracruz. —Expediente
doy felices en odas mayores al Lic. Blas Flo-
usado por Pavón, Don Demetrio, para sacar
res Gutiérrez.
de la infame prisión en que tenía el cobarde Joaquín Martínez a Blas José Gutiérrez”
***
Núm. 19-Marzo 5 de 65. —Carta de C. S. al
Las actividades sociales por su naturaleza
General (aquí un nombre)… contestando
eminentemente tranquilas como las cien-
sus cargos y recriminando al mismo tiempo
cias, la industria y hasta el mismo sacer-
a los Generales… cuyas derrotas e inmorali-
docio, han tenido que subordinarse a la re-
dad bosqueja”. Núm. 13-Octubre 6.-Con-
volución, que ha sido la primera de nuestras
testaciones entre el traidor Juan Ortiz Mo-
necesidades orgánicas.
nasterio y el preso Blas José Gutiérrez, sobre provisión de un caballo”.
La guerra lo ha absorbido todo. Hemos visto al campesino abandonar el arado, al es-
Tuvo este hombre el especial empeño de
tudiante desertar del colegio, corriendo a la
coleccionar —digamos así— los datos de su
defensa de la patria o de los principios, y al
buena conducta pública y privada. Constan
fraile arremangarse la sotana para sostener
en más de cuarenta documentos, expedidos
sus fueros en el campo de la lucha. El claus-
“en la más constante forma de ley” que fue
tro, el colegio, la ciudad en fin, forzados por
un “hombre de bien”. —La palabra honradez,
la revolución, desangrando su cultura, ce-
aparece constantemente entre sus papeles.
diendo su contingente civil a la guerra.
Y la tenía a carta cabal; sólo que esta hon-
La guerra transforma por su parte estos
radez afectaba en él la forma intolerante de
elementos, creando extrañas combinacio-
un aborrecimiento hacia los “pícaros”.
nes entre las clases de la sociedad. Así blas josé gutiérrez flores alatorre
691
vemos en la carrera literaria de D. Blas que
brero alto, caído como se usa con el ancho,
se incrusta la carrera militar: el gregoriano se
y no faltaba entre los estudiantes, quienes
convierte un día en recluta; el recluta vuel
asegurasen haber visto al maestro una daga
ve a la cátedra, de allí sale el hombre toga-
enredada entre los pliegues de la banda, lo
do para volver más tarde con los galones de
que era muy lógico y muy posible en él.
General. Este hibridismo de conciencias in-
El maestro de Procedimientos Penales
coherentes, esta asociación entre el senti-
dejó en la Escuela imperecederos recuerdos.
miento del derecho propio del hombre de
La chuela estudiantil hizo de él su protago-
letras, y el temperamento absolutista y ar
nista favorito. El estudiante se ríe en general
bitrario del hombre de mochila, dan a este
de todos sus profesores; tiene de cada uno
abogado-general, un corte que el buen hu-
de ellos alguna historieta, pasto de su genial
mor llegó a caricaturar.
vocación a la guasa, pero siempre hay algu-
Sé muy bien que a estar vivo el maestro
no que se presta más a su buen humor. Don
y comprender que tomaba yo por lo festi-
Blas era entonces el héroe de las crónicas
vo la solemne gravedad con que procedía en
más festivas de la Escuela.
todos y cada uno de sus actos —que diría
Un día, vi en uno de los corredores del
él— no me haría esperar por mucho tiempo
establecimiento un numeroso grupo de es-
la merecida contestación. Ya vería yo en las
tudiantes, que de tiempo en tiempo lanza-
columnas de algún periódico largo artículo
ban ruidosas carcajadas. Me acerqué. Allí,
tratándome entre otras cosas de ? mengua-
en mitad del auditorio, un joven chaparro,
acusándome, ley
espiritual y gracioso, refería el siguiente epi-
en mano, ante las autoridades para castigar-
sodio patriótico, y rigurosamente cierto de
me como Abogado después de haberlo hecho
Don Blas:
do de rufián
y
fementido,
como General.
692
—Ayer, domingo en la tarde, se efectua-
Felizmente nada me impedirá como
ba en el teatro Mercel Morales, el beneficio
cuando le veía yo caer materialmente a las
de Don Juan de Mata Madero de Santa
once en punto de todos los días a la cátedra
Cruz, primer actor de los teatros de la Re-
de Procedimientos Criminales, nada me im-
pública. que cuando no tiene ocupación en
pedirá repito, regocijarme en la contempla-
las tablas vive de pintar frescos de pulque-
ción de esta magnífica extravagancia. Hoy
ría. Anunciaban los carteles que se pondría
tiene para mí un atractivo más formal me la
en escena un drama en seis actos y cosa de
explico, y veo en ella la consecuencia de un
veinte cuadros (fuera de un prólogo alegóri-
carácter con los elementos que contribuye-
co y un apoteosis), titulado: “El 5 de Mayo”.
ron a su formación.
Allá fue D. Blas, que siempre ha sido protec-
Aquel dualismo de la personalidad, des-
tor de los artistas y de los dramas del país.
componíase en el físico en formas no menos
La acción pasa en el cerro de Loreto de Pue-
originales. A veces se presentaba a clase de
bla, y aparece entre otras cosas que un sol-
saco que más bien tiraba a chaqueta y som-
dado francés mata a un soldado mexicano.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Se arma la borrasca entonces; el público grita “no”, “no”, “no”, protestando escanda-
tampoco que en los otros actos siguiera apareciendo vivo el personaje difunto
losamente, mientras que por el aire volaban los chilapeños, que el francés se encargaba de
***
devolver al respetable público por el mismo
Presentaba D. Blas en la cátedra, otra faz
conducto. Aparece D. Juan de Mata Madero
singular de su carácter. Para los muchachos
de Santa Cruz, que hacía de “general Negre-
era cosa abominable la puntualidad militar
te”, imponiendo las manos abiertas sobre el
del maestro. Jamás faltaba a cátedra, ni dis-
tumulto. Al fin se hace oír, y dice:
traía un solo momento de la hora señalada.
“Mexicanos, el conflicto que desgraciadamente ha surgido entre nuestro patriotismo y el argumento de esta obra, es de difícil resolución. Ciertamente que el autor ofrece a vuestros ojos el doloroso espectáculo de la muerte de un mexicano, pero este cobarde asesinato no tarda, mexicanos, en ser vengado con la batalla que vamos a dar en el tercer acto…” —¡No! ¡no! ¡no! Decía el público. —Pues entonces, señores, propongo que resuelva esta cuestión un ilustre concurrente a este teatro: el Sr. General Don Blas José Gutiérrez Flores Alatorre, héroe de la Patria. —¡Sí! ¡sí! ¡sí! Entonces se levantó Don Blas y dijo: “Sr. Director, aquí venimos a gozar, no a sufrir. El hecho de que un francés mate en
Lo primero que hacía al llegar era consular el reloj del establecimiento que no siempre marchaba con exactitud. Un día llegó a la Escuela un cuarto de hora antes, según el reloj de la portería. —Haga Ud. constar en su libro —dijo al conserje— que he venido a las once en punto. Ese reloj anda atrasado un cuarto. Al día siguiente fue igual observación porque el reloj había adelantado otro cuarto. Al tercer día ya no se pudo contener. Fue a ver al Director y le dijo: —Es necesario que mandes poner en la portería un reloj que señale bien las horas. —Pero si el de aquí marcha con el sol. —Pues hace días que marcha con la luna. —¿Por qué? —Porque siempre está en un cuarto
nuestra presencia a un mexicano, deprime
menguante o en un cuarto creciente de la
nuestro orgullo nacional y establece un pre-
verdadera hora.
cedente inmoral y antipatriótico. El teatro
Pero así como era de rigor entrar a cáte-
debe servir para cultivar en el pueblo el sen-
dra en el preciso momento en que sonaba la
timiento del patriotismo. Esa consecuencia,
hora, con igual precisión levantaba la clase
ordeno que se levante el mexicano y mate al
al cumplirse el término de ordenanza.
francés. —¡Bravo! ¡Bravo! ¡Viva el General Gutiérrez! ¡Viva México!
*** Explicaba una vez cierto pasaje de su Có-
Y no hubo más remedio: el mexicano
digo de la Reforma, en que se exponían las
mató al francés. Sólo que como el autor no
razones políticas sociales y económicas de la
pudo prever este incidente, no pudo evitar
expropiación. blas josé gutiérrez flores alatorre
693
—Nosotros no despojamos a nadie;
das para formar el jurado de la materia en
—decía él —los bienes que arrancamos a la
que Don Blas era profesor, figuraba un co-
mano muerta, eran el fruto de los diezmos
nocido abogado a quien el primero odiaba
y primicias arrebatados al pueblo en tres
a muerte.
siglos y medio de extorsiones. El fraile apo-
No era esta oportunidad de las que nues-
derado del infierno y de la gloria tenía a dis-
tro hombre quisiera desperdiciar. Aquel abo-
creción las conciencias, convirtiéndolas dó-
gado, propuso al sustentante algunas cues-
cilmente en su provecho. ¡Bien sabían esos
tiones que no pudo resolver de conformidad
miserables intimidar al moribundo, para obli
con el profesor. No bien había acabado este
garlo a ceder todos sus bienes a la Iglesia de-
su turno, cuando ya Don Blas había tomado
jando a su familia en la miseria y en la or-
a su cargo la cuestión propuesta, dirigiendo
fandad! ¿Quiénes son pues los ladrones…?
miradas de expresiva hostilidad hacia el pro-
—¡Los liberales! —gritó alguno del grupo de alumnos que se encontraba a su izquierda. Volvió la cabeza el maestro, ojeando entre los estudiantes, como expedicionario sorprendido en emboscada… “¿Quiénes son los ladrones?” —preguntó otra vez, amenazando con la mirada al grupo estudiantil. Silencio sepulcral. Ninguno contestaba. Entonces, se incorporó el maestro con solemnidad, y afirmando en la mesa su puño gordo y velludo dijo con mal disimulada tranquilidad: —¡El que sea hombre que salga y que me vea frente a frente! Por supuesto que nadie salió. Don Blas
fesor que acababa de examinar. —Razón ha tenido vd., le dijo al alumno, en no poder contestará la embrollada cuestión (aquí una mirada por todo lo bajo) que le han propuesto. Bien sabe vd., porque su maestro se lo ha dicho, que la ley aplicable en este caso es la de Agosto de 59 y no la que algunos suponen (aquí otra mirada sobre el hombro) vigente en la actualidad… El examen fue una serie de alusiones, a la ignorancia de algunos abogados, a la torpeza de ciertos profesores, etc., etc. Cuéntase que en el escrutinio que siguió a este examen, encontró Don Blas al descubrir
volvió a sentarse y la clase continuó sin
el ánfora, que de las tres bolas depositadas, dos
novedad.
eran de un color fatal. El muchacho quedaba reprobado irremediablemente. Don Blas sacó ***
La hipérbole anecdótica con que la Escuela
el ánfora sobre el tapete, exclamó:
inmortalizó a Don Blas, se revela en ciertos
—Señores, aquí se ha equivocado alguno
hechos, sin duda alguna, alterados por la
y esto no puede ser. Es necesario repetir la
exageración.
votación.
Por distracción o por cualquier otro motivo, sucedió que entre las personas designa694
un puñal, lo clavó en la mesa y luego volcando
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Se repitió en efecto. ¡Pero entonces salieron las tres bolas blancas!
*** La sinceridad de que Don Blas se envanecía,
la Suprema Corte de Justicia Militar, citó una ley cuya fecha no pudo recordar.
era una franqueza brusca, agresiva, inexo-
La cosa urgía, y recordando que Don
rable como la fatalidad. La simulación, el
Blas era como un calendario prodigioso de
fingimiento, las buenas formas, eran para
las leyes, mandó un recado para que se sir-
él cosas incomprensibles. En el Blas moral
viera decirle cuál era la fecha que necesita-
no había sitios ocultos, ni salidas secretas,
ba. —Advierta Vd. a Castillo Velasco —dijo
ni sótanos para la ropa sucia de la conducta
Don Blas al enviado— que la consulta vale
ajena. Era como una pieza rústica bien
cinco pesos adelantados, y que yo no me he
barrida, limitada por cuatro paredes y ex-
quemado las pestañas para regalar a nadie
puesta por todos lados a la vista del primero
mi trabajo.
que quisiera ver. No era allí donde impunemente pudiera penetrar el cieno del mundo.
***
Y como díscolo vecino que ni quiere cerrar
Hubo en la Escuela un profesor llamada
la puerta, ni se resigna a ser complaciente, se
Don Luis Velázquez, hombre de encasa in-
impuso la tarea de tirar a la calle toda la ba-
teligencia, pero que a pesar de ello llegó en
sura de la conducta humana, que penetraba
cierta época a ocupar el puesto de Director.
allí flotando en el ambiente social. Don Blas
Para sostener una parte de la viguería ya
no barría nunca para adentro, no era posible
ruinosa de los corredores del tercer piso de
tampoco. No había espacio para tanto. El
la Escuela, mandó levantar un andamiaje
Blas interior definido, simple, severo como
sobre el corredor del segundo piso que ame-
un garitón no admitía complacencias ni
nazaba desplomarse también.
trastiendas, ni forma alguna de esas toleran-
Verlo Don Blas y estallar en ira fue todo
cias que la cortesía convierte en muladar de
uno, y cuando el pobre Director se acercó a
la flaqueza humana. ¡Afuera! ¡afuera! todo
él preguntándole:
a la calle, a la publicidad, al viento. ¡Oh! y
—¿Qué te parece, Blas, de este trabajo?
ya lo sabían los infames; mucho cuidado con
—Ya te he dicho, Luis —prorrumpió ira-
ponerse al alcance de su mano. Don Blas
cundo— que nunca dejarás de ser como yo
sabía esperar; cuando veía venir alguno de
era de antes, un pe…nitente y nada mas.
los que tuviese por señalados, le salía al paso y le arrojaba encima toda la inmundicia de
***
su vida… “¡Vaya! que cada uno vea lo que
Era Magistrado del Tribunal Superior de
hace con sus porquerías…”. tal era su moral
Justicia, cuando se cometieron aquellos
siempre inflexible.
terribles asesinatos de Tacubaya. No hay necesidad de decir que allí es***
taba él, apercibido como la cólera de Dios
Escribiendo Castillo Velasco, Director de
para aniquilar a los culpables. Siempre que
la Escuela de Jurisprudencia, un alegato en
se trataba de procesar bandidos, Don Blas se blas josé gutiérrez flores alatorre
695
acordaba de aquella época en que le dieran la
lemne, sacramental, y algo de tribunal de la
misión de exterminarlos en Acayucan. En-
Edad Media, en el concepto de una misión
tonces le asaltaban los malos recuerdos que
implacable. Fue vivo ejemplar del buen juez
para él tenía, aquella villa de horrorosa me-
cuya especie va degenerando como tipo so-
moria, y por asociación le subía a la cabeza
cial. Va siendo ya un anacronismo encontrar
un oleaje de aborrecimiento contra los
jueces de esta naturaleza, porque de estas
malhechores.
tres circunstancias indispensables para des-
La causa de los asaltantes de Hübe,
empeñar satisfactoriamente ese ministerio:
debía pasar al Tribunal Superior, donde la
independencia, buena fe y experiencia, las
presencia de Don Blas estorbaba el curso de
dos primera, cuando menos, son imposibles
ciertas influencias que se empezaban a agi-
entre los jueces de la nueva generación.
tar en favor de alguno de los responsables.
¿Será esta afirmación involuntario error
Ramón Fernández, Gobernador del Dis-
de pesimista a quien el tiempo ya ido siem-
trito a la sazón, comisionó a una persona
pre se le figura mejor? —No; en este punto,
para que se acercase a Don Blas con la em-
la excelencia del pasado es una verdad que
bajada de expresarle “su interés en que se ex-
un simple raciocinio se encargará de demos-
cusara del conocimiento de aquel asunto”.
trar. En efecto, D. Blas fue uno de aquellos
Don Blas que comprendía bien la signi-
hombres en quienes los principios revolucio-
ficación moral de esa propuesta; Don Blas
narios levantaron sobre los escombros del
que veía en ella pretensiones de superiori-
dogma religioso las convicciones seductoras
dad, tanto más irritantes cuanto que para él
de los dogmas constitucionales. Y es una ley
venían de obscura e inmeritoria fuente; Don
psicológica, que allí donde cae y se derrum-
Blas que se sentía injustamente equiparado
ba un ídolo del sentimiento, antes de que
a un rufián capaz de omitir su personalidad,
lo sustituya una creación intelectual, surgi-
se retorció como una chirrionera en su si-
rá necesariamente otro ídolo como el caído,
tial de Magistrado, y devolvió la embajada
por una especie de horror al vacío moral.
contestando al Gobernador con palabras de
Para los hombres de la generación de Don
carretero y recados de pulquería.
Blas, la Constitución de 1857 fue signo y cruz,
Don Blas conoció de aquel proceso y dio
evangelio y verbo. Creer en la ley, amar la
su voto condenatorio contra los culpables.
ley con la obsesión de un fanatismo, es sin
En cuanto al Gobernador, no volvió a inten-
duda una religión para observarla, y D. Blas
tar siquiera, recomendarle sus negocios al
creía en la Constitución y comulgaba en ella
explosivo Magistrado.
de preferencia a todas las cosas. Por otra parte, era él uno de los miembros de aquel
696
***
patriarcado de caudillos, que la guerra y las
Don Blas togado, es la personificación de
victorias constituyeron en potencia militar
una justicia que tiene algo de magistratura
con acción frente al Gobierno civil que sur-
egipcia en el rigor de un formularismo so-
gió con la República triunfante del invasor y
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
del Imperio. De aquí sus privilegios, su fuer-
la justicia. La independencia pues, no tiene
za y por lo mismo su independencia. Por lo
base y sólo puede conservarse como un caso
demás, ya lo hemos dicho, fue D. Blas uno
aislado personal heroico, porque termina
de esos curiosos ejemplares de hombres-ti-
con la eliminación, y la eliminación es o la
pos en que se cristaliza la idiosincrasia po-
miseria o cuando menos la muerte política.
pular de una época. De acción como militar;
D. Blas, fanático por temperamento,
de convicciones como político, y de arro-
creyente de la ley, excepcional para todas las
gancia como vencedor, podía ser, y era D.
formas del deber y excesivamente sensible
Blas, una verdadera entidad. Con todas es-
al concepto de su libertad moral, tenía que
tas condiciones y profesando como hombre
ser, y en efecto era una de esas organizacio-
de leyes una especie de celo por el principio
nes admirables para la magistratura.
de la división fundamental de los Poderes,
Por donde quiera que representó la justi-
fácil es comprender que por su parte, por su
cia, mostróse incorruptible devoto de la ley,
tiempo al menos, puede decirse que fue una
y a una altura siempre invariable de la digni-
verdad palpable, un hecho real y positivo, lo
dad de su cargo. Él sí cumplía con aquello de
que hoy (1896) parece inaudito, inverosímil,
que la ley fuese inexorable y ciega como el
imposible: el Poder Judicial independiente
destino. Caiga donde cayera el fallo de aquel
del Poder Ejecutivo.
juez, lo mismo daba contra el grande que
La época engendró la creencia, la lucha
contra el chico.
de la independencia; dos elementos que el
Fue juez de primera instancia en el Can-
tiempo y que la paz destruyen. Hoy se nace
tón de Misantla. Reinaba el mayor desor-
en un medio propicio al aislamiento y a la
den en este ramo de tiempo atrás puesto
subordinación; cerrado el campo a la perso-
en manos apáticas y funcionarios venales,
nalidad política, única entre nosotros capaz
que dejaron un rezago numeroso de causas
de asegurar la independencia personal. Para
pendientes y de negocios a mal hacer. La
la nueva generación, no tiene aquella demo-
inseguridad pública era su estado normal,
cracia virtudes efectivas. Se ve sin libertades
y los intereses sociales peligraban ante la
y piensa que es un esfuerzo artificial y exóti-
falta de una buena acción judicial. Llega D.
co en nuestro medio. La letra muerta de una
Blas, y desde luego se propone acabar con
gran Ley que dice mucho y nada cumple, ha
el bandidaje, para cuyo efecto se constituye
disipado las viejas y heroicas credulidades
en despacho permanente. A las cinco de la
difundiendo el pánico y la postración moral
mañana se abrían las puertas del juzgado y
en las conciencias. Hoy se profesa la escép-
se cerraban hasta horas muy avanzadas de
tica fe de que el país no tiene leyes, ni está
la noche.
en condiciones formales de gobernarse con
Aquello fue una monomanía judicial.
ellas. Sin fe, sin personalidad, el elemento
Si llegaba a cometerse un delito en un lu-
civil es un agente a discreción, cuando no
gar distante de la cabecera, era seguro que
un instrumento del despotismo militar en
D. Blas iría en busca del bandido, así fuese el blas josé gutiérrez flores alatorre
697
viaje en burro en pelo y sin bozal. Decretos,
Este florón de su carrera profesional, di-
fallos, exhortos, oficios, tal era la ocupación
ríamos que fue para él como la flor de lis de
única del severo y terrible Magistrado.
su patriotismo en la justicia, orgullo inde-
Concluida su misión, fue removido para
ficiente de haberse identificado con la gran
otro tribunal. El día de su viaje, exclamó en
alma de la Nación, declarando como ella
el momento de despedirse de sus subalter-
que: “En la República todos nacen libres y
nos: —¡Ea, muchachos! no podrán negar
que los esclavos que pisen el territorio na-
que les llovió a torrentes la justicia. ¡Vaya
cional, recobran su libertad y tienen derecho
por los años de seca que después de mí vol-
a la protección de las leyes”.
verán a caer sobre este pueblo infeliz! ***
698
***
En un cuaderno de los muchos en que cons-
Siendo Juez de Distrito en Veracruz, tocó-
tan todos los hechos de su carrera judicial,
le fallar sobre un caso único en los anales de
encontramos de su puño y letra, esta rela-
nuestra jurisprudencia. El contraste resultaba
ción de las ruidosas causas instruidas.
original, porque tratándose de un hombre que
“…las no menos célebres que, como
había derramado con fe de redentor tragicó-
Juez de Distrito de México formé en 1861 y
mica tantas gotas de su sangre como letras
1862, contra los Generales y Ministros de los
tiene la Constitución, era de vérsele como
llamados gobiernos de Zuluaga y Miramón;
juez interpretando a su manera el sentimen-
la notable que, como Juez del ramo crimi-
talismo constitucional, herido en alguna de
nal de México, seguí contra el comandante
sus sagradas garantías. Y sucedió que una
Juan Velasco en 1857, por haber arriado el
barca española llamada Laura, fue denunciada
pabellón británico; la sentencia que, como
como ¡traficante de esclavos! D. Blas creyó que
Presidente del Tribunal de Circuito de Sono-
la providencia de aquel suceso venía a colocar-
ra, Sinaloa y Baja California en 1850, pro-
lo en un proscenio culminante, y que la his-
nuncié contra el poderoso D. Antonio de la
toria toda fijaría con avidez sus miradas sobre
Vega, en el puerto de Mazatlán, haciéndole
él, comprometida en su conducta. ¡Ah! pero él
pagar cuantiosas sumas al fisco, no obstante
sabría representar dignamente el honor na-
su grande influencia; la cuestión que en de-
cional tantas veces expresado en las revolucio-
fensa de la dignidad judicial sostuve contra
nes contra las formas de la opresión humana.
D. Pomposo Verdugo, pariente del mismo
Y con la indignación del que no concibe que
Vega y Gobernador de Sinaloa, ante la Su-
alguno fuera osado a comprar y vender hom-
prema Corte de Justicia de la Nación”, etc.
bres, después de haberlo prohibido el Código
Pero donde aparece más notable el carác-
de 57, cayó sobre la barca denunciada; averi-
ter de D. Blas, es en la causa archirruidosa
guó, procesó, y por último, aplicó todo el rigor
sobre esclavitud y maltratamiento de indios,
de la ley sobre el Capitán y tres tripulantes de
que empezó a instruir, desempeñando el Juz-
la embarcación negrera.
gado de primera instancia de Acayucan.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Nuestro caballero de la Constitución,
tarias disposiciones, y siendo esto imposible
cabalgando en su natural andante, quiso
al presente porque el Juez está absolutamen-
erigirse allí en dispensador de los derechos
te aislado y sin más armas que las ineficaces
prometidos y encarnar el bien mesiánico en
de la ley en esta villa, de horrorosa fama jus-
toda la plenitud del esforzado ejemplo.
tamente adquirida por sus desaciertos que
¡Ah! pero un Sancho de Paz de aque-
datan desde los tiempos coloniales y acaban
lla villa, opuso artero cuantos pretextos y
de ser sofocados en parte, siendo preciso para
moratorias pudo, simulando acatar a la
ello, que los mismos soldados del revoltoso
Justicia, para favorecer mejor al delincuen-
Juan Cirilo Sagrero, lo asesinasen a traición
te. D. Blas le parte al bulto, pretendiendo
en una ranchería, y que los hombres de la
procesar al de Paz y cómplices de barbarie,
bandería ofendida se pusieran a las órdenes
aconteciendo en este punto que no tuviera
del indefenso Jefe político, y matasen a José
el oportuno auxilio para la empresa. En-
Gregorio, Regino Cruz, José y Merced Sagre-
tonces… ardió Troya. El Juez dictó un raro
ro (hijo de Cirilo) que incendiaron las ranche-
acuerdo, reacción descomunal contra el
rías de Quiamalopam y Chichem, residencia
obstáculo. Tembló el Juzgado. ¡Oh Temis
de los mismos y cómplices; que hirieron a dos
desvalida! ¿de qué te serviría la balanza si
niñas de tierna edad, hijas de Cirilo, y de que
faltaba la espada que se impone a los mal-
no perdonaron sino a Agapito, por la razón
vados? Preciso era capitular y así lo hizo,
de ser menor de edad, sin embargo de lo cual,
repartiendo porrazos con aquel chisme
existe en la calidad de sirviente del capitán
inútil que le habían dejado, al suscribir en
de la fuerza que dio muerte a los expresados.
los autos una serie de blasfemias, que él lla-
Considerando el repetido C. Juez, que en
mó providencia, mitad fallo, mitad procla-
esta villa sólo ha imperado e impera la fuer-
ma; mezcla de cosas de él y de la ley; con-
za bruta, quizá porque siempre han quedado
fusión de bilis y de enjuiciamiento, que
impunes los crímenes, por inmorales amnis-
como todo lo suyo, tiene la extravagancia
tías acordadas por el Gobierno del 1851, por
llamativa de un espíritu pintoresco.
el General Alejandro García en 1865 y por el
La famosa providencia es un cuadrito
General Díaz en 1866. Considerando que
político social en que aparece con brutal in-
el Poder Judicial no tiene aquí prestigio, habi-
genuidad descriptiva, el vivo espectáculo de
tuado el pueblo a despreciarlo por haber visto
nuestro salvajismo popular.
que fue sacado el Juez en asno, al son de con-
—“Considerando —dice el expedien-
chas de tortuga y de los gritos y befas de las
te— que por lo odioso de tales delitos espe-
mujeres en 1846; porque presenció, en 1851,
cialmente en una República que sanciona el
que el Jefe político, tuvo preso en la cárcel pú-
principio de la libertad del hombre en el tra-
blica al Juez letrado Lic. López, no sacándolo
bajo, la abolición de toda servidumbre, y de la
de la prisión sino entre filas para arrojarlo de
prisión por deudas civiles, debe procederse de
la villa; porque ya en 1859 se dio el espec
oficio contra los infractores de esas humani-
táculo de que tres reos prófugos, conmovieran blas josé gutiérrez flores alatorre
699
este pueblo, asaltando en pleno día al Juez
***
Hernández y Hernández, demandándole dos
Es aquí donde Don Blas registra una de las
de ellos que entregara las llaves de la cárcel,
hazañas más notables de lo que él llama su
viéndose precisado a ordenar el mismo Juez
“Carrera profesional”.
la muerte de los malhechores y a abandonar
Aun en nuestros días y en aquellos
ocultamente esta cabecera en unión del Jefe
tiempos especialmente, se mandaban jueces
político, para escapar de la muerte segura que
íntegros a ciertos pueblos de la República,
le preparaban los deudos y afectos a dichos
como en el siglo xvi conquistadores a tierras
criminales; porque el Juez Montes de Oca,
inexploradas: en son de guerra. Se necesita-
fue dos veces cazado como fiera, escapando
ba ser bravo para tomar a su cargo un juzga-
solo porque por casualidad había cedido su
do como el de Acayucan, pero Don Blas, que
asiento a D. Gervasio Perea, que recibió el tiro
se preciaba de tener muchos calzones, con
destinado al Juez, quedando muerto en el
su carácter de general-abogado, se tenía por
acto; y porque en 1867 los habitantes de este
candidato natural de todas las situaciones
lugar han visto a José Cirilo Sagrero, azotar
en que fuese necesario desempeñar el doble
a toda luz y en momentos en que el pueblo
papel de juez y de valiente.
salía de la iglesia, al Juez sustituto de primera
La suerte estaba echada y Acayucan vio
instancia en la Plaza de armas, a vista y pa-
entrar al hombre de la ley, al juez de pelo
ciencia del Jefe político: atendiendo a que el
en pecho, caballero en un asno de alquiler, y
Gobierno no ha mandado la fuerza extraña,
con cara de tan pocos amigos, como cristia-
ni armado la Guardia Nacional, que ofreció
no en tierra de musulmanes.
al presente Juez, para hacer eficaces sus medi-
La única puerta que encontró abierta
das; considerando que por esta y otras cosas
en ese pueblo, fue la del juzgado de primera
graves expuestas al Tribunal Superior, el sus-
instancia; pero él no necesitaba de otra cosa.
crito Juez que nunca consentirá en servir de
Había que imponerse por un acto de ener-
ludibrio, ha renunciado este juzgado que no
gía; todo consistía en dar el primer golpe. D.
pretendió; que autorizado de antemano por
Blas fue allí el azote de los caciques, el terror
la Superioridad, para entregar el juzgado en el
de los pequeños señores de pueblo, la pesa-
evento de causas graves, a la persona a quien
dilla de los tahúres y de los peces grandes del
llamara la ley y siendo ésta el mismo Juez de
lugar, acostumbrados a obrar sin gobierno
paz de esta villa quien por estar complicado
de ninguna especie. D. Blas escapó a todas
en este juicio no ha de proseguirlo con la im-
las intrigas, y triunfó de todos los lazos que
parcialidad y buena fe necesarias; por todo
le tendieron para conseguir su destitución
lo expuesto el repetido Juez letrado mandó:
por el desprestigio. La dura lex en ese juzga-
se cierren las presentes diligencias para dar
do llegó a ser una tormenta; aquella rigidez
cuenta con ellas personalmente a quien
de monolito en la justicia, pesaba sobre mu-
corresponda. Doy fe.—Blas J. Gutiérrez”.
chos intereses como una calamidad, porque la estructura social de muchos pueblos de
700
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
nuestra República, es por desgracia una tra-
de la fe y la absoluta devoción a la causa
ma abominable de suciedades interiores, en
de la libertad. Es simplemente un buen sol-
donde un hombre honrado, es un elemento
dado, con banda de general. Nunca dirigió
odioso y verdaderamente desorganizador.
batallas. Tenaz, valiente, desalmado, su va-
Por fin estalló la mina; la muchedumbre
lor tocaba a los límites de la imprudencia
se agolpó un día a las puertas del Juzgado,
temeraria. Allá por los años de 62 formaliza-
lanzando gritos sediciosos. ¡Aquí de las pre-
das ya las hostilidades con los franceses, le-
tinas de D. Blas! Había llegado el momento
vantó un cuerpo que él bautizó con el nom-
de dar el golpe seguro; cerró las puertas del
bre de “Guerrilla Gutiérrez” y elevó una
Juzgado y abrió proceso a los cabecillas que
representación al Gobierno solicitando que
alimentaban el desorden desde sus casas, fin-
se le designase el puesto más peligroso en el
giendo hipócritamente que no participaban
primer encuentro. Don Blas hubiera querido
del escándalo. Pero Don Blas cerró los ojos
una especie de Termopilas para cerrar el paso
partiéndoles de oficio, y mientras rugía por
al invasor, y desde allí asombrar al mundo
fuera la turba multa desenfrenada, el Juez
con inauditas y heroicas atrocidades. No fue
por dentro tomaba decoraciones, practicaba
un desfiladero el que D. Blas ocupaba preci-
diligencias y dictaba autos con dos pistolas
samente cuando se presentó a su vista el
sobre la mesa del Juzgado.
ejército enemigo, sino un llano. Inflamó a
De cuando en cuando se levantaba entre
los suyos con una arenga de encrucijada y al
la gritería de los amotinados una voz indo-
grito de ¡ahora es cuando! arremetieron los
lente que decía:
buenos a la cabeza de su capitán no menos
—Don Blas, Don Blas, lo que has hecho en otras partes aquí lo pagarás.
bueno. Los franceses atacaron rudamente para arrollar el obstáculo; ruedan nuestros
El Juez contestaba con alguna insolencia.
hombres, abrumados por la primera descar-
Cinco días duró aquel sitio judicial; al fin
ga; un escuadrón de caballería remata la ma-
llegaron fuerzas de la capital del Estado dis-
niobra pasando sobre ellos. Don Blas da mil
persando a los sediciosos. Cuando el jefe de
tumbos en el suelo aturdido por los golpes,
la escolta vino a ponerse a las órdenes del
y, empolvado, maltrecho, adolorido por una
Juez, se abrieron nuevamente las puertas
patada de caballo que recibió en la espalda,
del Juzgado, y entonces fue aquello de “palo,
se levantó furioso tan pronto como pudo,
sal del sacó”, que así salió Don Blas para
sobre un montón de muertos y de heridos,
convictos y sospechados, a quienes declaró
vomitando a voz en cuello espantosas pala-
formalmente presos y remitió a la cárcel en
brotas contra Francia y contra el escuadrón
prevención de un ejemplar castigo. El golpe
que a todo escape se alejaba de aquel sitio.
estaba dado. Don Blas no llego a ser nunca una per-
***
sonalidad notable como militar. Sus ascen-
Los americanos habían avanzado temera-
sos representan la escala de la constancia,
riamente sobre nuestro territorio, ocupando blas josé gutiérrez flores alatorre
701
las ciudades más importantes de la Repú-
realizando créditos, y el 31 de Mayo se lanzó
blica. El peligro se hizo inminente… era
a la guerra saliendo de México por la garita
el momento en que las huestes invasoras se
de Belem. De pronto salió con la vanguar-
dirigían a la Capital. Todo estaba perdido;
dia del Ejército del Centro rumbo a Toluca,
sueltas bandas de patriotas iban a estrellarse
donde rindió las primeras veinte de las mil y
con furor contra la invasión, inmolándose
una leguas patrióticas recorridas en cuatro
al efímero éxito de contener un momento
años de infatigables marchas. En calidad de patriota suelto, se agregó
la inmensa ola. En una de esas refriegas memorables,
en Morelia al General Arteaga a cuyas ór-
durante los rápidos momentos de una tre-
denes, fue a Jalisco hasta que disgustado
gua, los combatientes se aproximaron hasta
con él (lo que acontecía con frecuencia)
ponerse al habla. Brillaban en los ojos mi-
pone los pies en nuevos pasos, resultando
radas iracundas y se cruzaban de campo a campo gestos de odio. De pronto, un hombre gordo, sudoroso, fiero, avanza armado de un machete, arrollándose la manga del brazo derecho. Alza la mano en expresiva señal, da algunas palabras que dirige a un oficial americano: —What is the matter? —preguntó éste. —He ask —le dijo el intérprete —four men for a personal battle. Ni más ni menos; aquel sujeto retaba al enemigo para un combate personal a machetazo limpio. Este guapo era Don Blas y pedía para él solo ¡¡cuatro hombres!! *** Por los últimos días de Mayo de 1863, se anunciaba la retirada de Juárez al interior, llevando consigo el Gobierno y como el Go-
702
algún tiempo después en San Luis Potosí. Pero también salió de esta ciudad un día, llegando con más o menos contratiempos a Durango, con la escolta que llevaba a este punto la artillería pesada de San Luis. Aquí se va perdiendo el rastro de este inaudito itinerario. Se habló por este tiempo de un solemne compromiso contraído por Don Blas con la República, empeñándose en algo que tenía no sé qué de expedición legendaria a través del tiempo y del espacio; una especie de voto musulmán por la salud de la Patria. El caso es que, una mañana de Diciembre salió de Durango una corta caravana, y tomando cuesta arriba por el monte, venció el “Espinazo del diablo” y traspuso la agria cima, con manifiestos y asombrosos indicios de atravesar la Sierra Madre… Al principio corrieron acerca de él versiones sensacionales.
bierno la independencia nacional. Don Blas
Alguna vez llegó a contarse que por lo
se preparó al éxodo, aceptando de cuajo la
más cerrado de la montaña, ora sobre las
resolución de la partida. Por su parte las co-
más altas cumbres ora en los más hondos
sas no se harían a medias; quemó las naves
barrancales, andaba un hombre apercibien-
de su arraigo, rompió con toda liga seden-
do a los pueblos a una lucha feroz contra los
taria vendiendo muebles, pagando deudas y
invasores.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
De la circunstancia de que este hombre
portante como inaccesible, tan útil para la
era gordo, y de que usaba sombrero de peta-
libertad como difícil de llegar hasta él, en
te a grandes alas, una pistola de La Foucher,
una palabra, Guerrero.
mas, unas chivarras siempre a cuestas, no
Necesitábase un varón terrible como la
faltó imaginación calenturienta que viese a
temeridad de aquella empresa; un hombre
nuestro biografiado en ese extraño misione-
de incorruptibles resoluciones y formidable
ro. Y así, puesto en el terreno de las conjetu-
contumacia, más duro que el hambre, más
ras, hubo de suponerse que ya muertas de fa-
áspero que el aislamiento, más inclemente
tiga, las bestias en el viaje, viose D. Blas en la
para sí mismo que todos los rigores de la
necesidad de emprender a pie la marcha entre riscos y breñales llevando al hombro las chivarras, para evitarse estorbos en las piernas. Después no volvió a decirse ni a saberse nada del patriota fabuloso. Cayó sobre él la más espesa sombra, absorbido, tragado por la Sierra terrible y misteriosa, como Galindo, el temerario obrero que un día entró, para no salir jamás, al antro pavoroso de una gruta de la India, muy cerca de las ruinas de Elora. Y pasó el resto del año de 64, y todo el 65, y todo el 66, y empezaba a correr el 67, cuando a mediados de Febrero, haraposo,
vida salvaje; capaz de cruzar sierras, de salvar torrentes, de vivir entre fieras y desafiar la muerte; un servidor de tanta ley que en diciendo llegó, debía tenerse seguridad de que llegaba sin remedio; tan discreto que ni quemado a fuego lento delatase una sola prescripción de su embajada, y una fe liberal tan firme que fuese como una torre secular, donde el temor, la tentación y las incomodidades, se estrellasen impotentes como a los pies de un dique las olas del mar. Tiende el Gobierno una mirada buscando a un hombre. Llega D. Blas a San Luis en ese instante; se
desnudo en parte, enjuto y pálido como un
entera del asunto, preséntase al Gobierno y
proto-mártir, desconocido de todos resultó
dice: ¡Yo soy ese hombre!
por Zacatecas solicitando una entrevista con Don Benito Juárez.
***
Venía de luengas tierras. Fue recibido
Atravesó la cordillera, superior a Moisés en
por el Presidente de la República, en cuyas
el prodigio de cruzar el Mar Rojo, porque a
manos depositó ceremoniosamente un ma-
Don Blas no se le abrieron las montañas
nuscrito; ¡era el periplo de sus famosas pe-
a su paso. Y como un bote desgaritado en alta
regrinaciones!
mar, así Don Blas perdido en esas soledades,
¿Qué había sucedido con D. Blas?
desaparecía cien veces diariamente entre los
Establecido el Gobierno en San Luis, el
pliegues sombríos del camino, apareciendo
primer paso que se dio para la defensa na-
otras tantas sobre los picos de aquel oleaje
cional, fue ponerse en comunicación con los
interminable e inmóvil.
Estados.
Llegó por fin a Mazatlán, y sin tregua
Enviáronse agitadores a varios puntos
de un solo día, se embarcó en una goleta
de la República; pero faltaba uno, tan im-
nacional, El Colima, donde habían tomado blas josé gutiérrez flores alatorre
703
pasaje algunos diputados como Altamirano,
ella sí la única dama del pasaje, atrajo na-
Chavero, Sepúlveda, Ángel Hermosillo y el
turalmente la mirada de todos los varones
General Anacleto Herrera y Cairo, que lleva-
interesados en amenizar el viaje con el amor
ban armamento y órdenes para Uraga; y en
de una chica interesante. Teresa se dejaba
fin, también iba allí una muchacha guapa y
disputar encarnizadamente, sin inclinar la
alegre llamada Teresa.
voluntad en favor de ninguno de sus admi-
Ya sea que Don Blas ensimismado en la
radores. Y una mañana, apareció al rayar el
contemplación de su deber, o ya que la mon-
día una embarcación sobre la línea del ho-
taña con sus paisajes de cosas grandes y de
rizonte. El capitán observa atentamente al
cuadros inmensos dibujados sobre lienzos
través de un anteojo de mar, pintándose lue-
enormes de cielo abierto, le hubiese inclinado
go en su rostro la más viva sorpresa.
al género sublime, afectándole sensiblemente por lo grandioso, el hecho es que en este ambiente de ideas levantadas y austeras, llegó a sentir el alma como en un estado de gracia que en homenaje a su memoria llamaremos patriótica, para quitarle a esta palabra todo aquello que pudiese oler a religión. Pero en el fondo era lo mismo, y a semejanza de lo que para Dios fueron aquellos ermitaños que pintan las leyendas en el fondo de las cuevas, purificado el corazón a fuerza de privaciones, así también aquel ayuno prolongado de vida civilizada, aquel sa crificio de la sociabilidad, tan penoso ya en los últimos días de la jornada, hacían de nues tro hombre una especie de santo chinaco o con más exactitud, de San Jerónimo de la República.
todos con ansiedad. —Señores, —dijo sombríamente, — estamos perdidos. Lo que tenemos a la vista es una fragata de guerra que nos da caza: La Cordeliere. Este nombre produjo hasta en los ánimos fuertes una conmoción indescriptible. ¡Qué haría la frágil goleta nacional ante esa fragata de guerra armada con veintidós cañones por banda, y más de trescientos hombres de tripulación! —¿Qué hacemos? —se preguntaban todos sin que ninguno propusiese nada práctico. Entretanto, aquel velamen de un gris vago en la distancia, tomaba poco a poco tonos cada vez más firmes y aparecía, rayando
El héroe llegó a la vertiente opuesta, bajó
los lienzos extendidos por el viento, el cor-
al primer poblado de importancia, impresio-
daje enredado a la negra arboladura, sobre la
nable, asombradizo como un hombre primi-
cual ondulaba trágica la grímpola de guerra.
tivo, y Teresa, primera sensación mundana
De repente, una nube blanca envuelve la
después de tantos días de éxtasis y demás
fragata y rompe en el espacio una detonación
sublimidades patrióticas, le pareció a bordo
espantosa. El pailebot hizo alto. Pero estalló
del Colima, deslumbrantemente hermosa.
poco después otro cañonazo más cerca.
Teresa pues, fue cortejada por el héroe; mas como no era a bordo el único galán y 704
—¿Qué pasa, Capitán? —preguntan
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
—¡Abajo! —gritó el capitán levantando la mano en dirección al palo de mesana.
Don Blas aturdido levantó los ojos y vio
sobre él las rudas manos, sujetándolo con
nuestra bandera. Allá arriba flameaba la glo-
vigor: estaba preso. En seguida fue trasbor-
riosa… ¡ella bajada así, a cañonazos! Un
dado a la fragata, donde se encontraban ya
pensamiento de heroísmo furioso, les sacu-
sus compañeros.
dió el cerebro; súbita crisis de ternura loca
El Comandante y oficiales, que veían
colmó su pecho de patriota, sintiendo que
entre los apresados a un hombre vestido de
en su sangre enardecida por la humillación,
pieles y todo cubierto de pelos, —pues Don
la idea “México”, se agitaba bajo la forma de
Blas no se había quitado las chivarras, —lo
esta inmensa vibración: ¡Madre! Entonces
contemplaban asombrados como si tuvie-
creyó Don Blas llegado el momento solemne. Viósele pasar tambaleando como un ebrio y pedir a grandes voces un tizón… ¡para volar la Santa Bárbara de la goleta! —No sea usted bárbaro; deténgase, ¿no advierte usted que hay una mujer a bordo? —le dijo el Capitán. —Que no sea yo, —respondió Teresa, —obstáculo para dejar bien puesto el nombre de México. En circunstancias como éstas, o todos somos hombres o todos somos mujeres. —¡Todos somos hombres! —prorrumpió D. Blas, pidiendo hachas para el abordaje. Fácil era comprender que este heroísmo, condenado a terminar allí en un desastre saguntino si se quiere, nada tenía de práctico
ran en su presencia al jefe de una tribu salvaje. El Comandante se dirigió por fin a los cautivos. —Dos caminos, —les dijo, —tienen ustedes para salvar la situación en que se encuentran. Pueden ustedes escoger: la Martinica o Lozada. El hombre de los pelos dio un paso al frente y exclamó: —¡Que nos fusilen a todos! *** Dióse a los cautivos el Colima por cárcel mientras se decidía de su suerte; y cuando se vieron ya libres de sus opresores, convinieron, en homenaje al patriotismo de Tere-
ni útil para la libertad, y aunque Don Blas
sa, tratarla con el mayor respeto, retirando
tuviese por cosa indispensable saltar por los
cada cual las respectivas pretensiones con
aires hecho trizas, y en tal forma entregar
que la habían asediado.
cuerpo y el barco a la catástrofe, antes que a
Tres días llevaban ya de viajar a remol-
los franceses una hilacha de la enseña trico-
que de la Cordeliere, cuando un nuevo
lor, la mayoría se inclinó por la prudencia y
contratiempo vino a agravar la triste condi-
esperó sometida a las circunstancias, la so-
ción de nuestros personajes. Una tempestad
lución del incidente.
desecha agitó violentamente el mar, hacien-
Don Blas mareado de santa rabia al ver
do más negra la situación que una lluvia to-
que la fragata se aproximaba con increíble
rrencial y la obscuridad de una noche pavo-
rapidez descargó sobre ella su pistola vito-
rosa. Al principio contribuyeron todos y
reando a la República, hasta que un gol-
con ardor a la faena, pero cansados de ella,
pe inesperado le hizo caer sobre cubierta.
descompuestos por el movimiento de la nave,
Cuatro marineros negros habían ya puesto
cayeron mareados, casi insensibles para la blas josé gutiérrez flores alatorre
705
muerte. Al aclarar del día siguiente, observa-
es usted para verse conmigo esta noche en el
ron con grata sorpresa que la Cordeliere ha-
camposanto”. Y luego añadió estas palabras
bía desaparecido. Esa noche memorable, un
formidables: “A las doce en punto suba us-
golpe de mar reventó la guindaleza que
ted por la tapia del Norte, yo por la del Sur,
aprisionaba al Colima, el cual corriendo el
pistola en mano, y el que primero pegue”.
tiempo recaló a un pequeño puerto de Jalisco llamado Chametla.
duelo estrambótico, y cuando creyó que se
Aquí desembarcaron los náufragos dán-
acercaba la hora del encuentro, se dirigió al
dose por muy felices de haber salido a me-
camposanto que se encontraba a unos dos
dias con la catástrofe. Don Blas quedó solo y
kilómetros del pueblo. Era noche de luna,
con sus chivarras en el mundo. ¡Ah! Pero
pero grandes matas de nubes, arrastradas
ni siquiera estaban secas; sobre ellas había
por el viento, turbaban con frecuencia la se-
caído a cántaros el agua de esa noche, cuan-
rena claridad del astro. Herrera y Cairo se
do se echó a dormir el patriota tendido sobre
aproximó a su tapia, asomó la cabeza con
la haz del barco, como un ebrio en el periodo
cautela, recorriendo la vista a lo largo de la
comatoso del mareo. Desde aquel punto
barda del Sur. Allí todo estaba desierto y si-
desamparado de la costa, se dirigieron al
lencioso. Aquella inmovilidad, aquel silen-
interior de Jalisco. Don Blas había observa-
cio envuelto en un misterio del cual podía
do que Herrera y Cairo, no obstante las pro-
surgir la muerte disparada por un enemigo
testas de abstención hechas a bordo del
invisible, acabó por dar a este lance un to-
Colima trataba a Teresa con sospechosa
que rápido de gravedad y de terror.
solicitud.
706
Herrera y Cairo aceptó resignado aquel
Herrera y Cairo se resuelve al fin por es-
Por fin, la noche misma en que rindie-
calar la tapia; pero no bien había montado
ron la primera jornada, en un pueblo situa-
una pierna, cuando sonó un balazo que le
do entre Chametla y Autlán de la Grana, se
obligó a bajar rápidamente al otro lado, y
eclipsó de pronto Herrera y Cairo con Te-
tomar allí de parapeto una losa sepulcral.
resa, apareciendo al día siguiente la pareja,
Un segundo tiro le indicó la dirección del
cuando empezaba a obscurecer.
enemigo; por allí creyó descubrir una cabe-
Don Blas declara a sus compañeros que
za que se asomaba detrás de unas piedras
el pacto celebrado a bordo del Colima había
amontonadas sobre una tumba e hizo fuego
sido miserablemente violado, y que esta
a su vez. Hubo una tregua en que los com-
violación importaba un desdoro para la dig-
batientes no dieron señales de vida. Entre-
nidad de todos, que en consecuencia debía
tanto, Don Blas se deslizaba como un fan-
castigarse aquel acto de alevosía y deslealtad
tasma para tomar posición más ventajosa.
y que él se encargaría de aplicar el castigo.
De pronto, pasa silbando una bala que va
Al efecto, se dirigió a Herrera y Cairo:
estrellarse contra el muro. Don Blas salta
“Ya veremos, —le dijo, —si como ha sido
como un tigre, echa el cuerpo a tierra para
bueno para llevarse a una mujer vedada, lo
cubrirse detrás de un nicho, y dispara por
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
entre los brazos de una cruz de piedra sobre
sus ojos y depositado considerable parte de
el cuerpo de su contrario.
sus sagrados intereses?
—¡Salga usted, —gritó Herrera y Cairo, —saque usted el cuerpo! —Aquí está, —dijo Don Blas parándose sobre el nicho, como una estatua del
Abatió la conciencia ante la enormidad de su culpa, volviendo mentalmente al seno del deber, humillado y sumiso como hijo pródigo a la casa paterna.
Comendador. Cruzaron así sus fuegos hasta
Entonces se apoderó de él un deseo viví-
que, descargadas por completo las pistolas,
simo de volver a la fatiga, a la marcha forza-
dieron por concluido el lance. Herrera y Cai-
da, de reanudar en fin su derrotero de judío
ro resultó herido de una pierna. Al ver Don
errante; dio cuenta a sus compañeros de
Blas la sangre, dijo:
esta determinación, y a la mañana siguiente
—Compañero, no es gran cosa; pero yo no necesito más que esa gota de sangre para lavar mi honra. Estoy satisfecho. Y tomándose del brazo volvieron al pueblo tan amigos como antes. Al día siguiente del lance referido, estalló en la cabeza de Don Blas una tempestad
desapareció de entre ellos. Llegó al Manzanillo; de allí pasó a Colima y en seguida por la Coahuayana y playas del mismo Colima, Michoacán y Guerrero, entró a Acapulco. De aquí se dirigió sin pérdida de tiempo, a la hacienda de la Providencia.
de amargas reflexiones. Creyó que su con-
—Vengo de Durango, —dijo en presencia
ducta había degenerado lastimosamente,
de los generales Don Juan y Don Diego Álva-
desde el fatal instante en que por inadverti-
rez. En seguida expuso la importante comi-
da debilidad cedió a Teresa el puesto que en
sión que estaba encargado de cumplir. Habló
sus pensamientos había consagrado exclusi-
de la Patria en peligro, de sus jornadas, y de
vamente al servicio de la República.
cómo había logrado llegar a su destino.
A veces creía percibir una voz terrible
Los republicanos Álvarez, después de
que como la de los sacerdotes egipcios acu-
oír asombrados aquella narración de viaje-
sando a Radamés, le decía: “Blas, Blas, eres
ro fabuloso, —Señor Gutiérrez —dijeron,
un traidor a la patria”.
—todo ha sido inútil; aquí no hay fuerzas
Vio en sus últimos pasos, ese zarzal de fragilidades pequeñas, en que los hombres
que organizar, ni letrados para constituir un Tribunal.
vulgares pierden su tiempo y sus esfuerzos.
—Entonces, señores, con permiso de us-
Sintió vergüenza de haberse creído alguna
tedes vuelvo inmediatamente a dar parte a
vez incorruptible y fuerte. Había castiga-
mi Gobierno.
do a Herrera y Cairo por haber faltado a la palabra empeñada entre algunos hombres, pero… ¿quién lo castigaba a él, que había profanado la fe de un supremo compromiso en que la patria misma, había puesto en él
—¿Pero a dónde se dirige usted con tal objeto? Don Blas contestó con esta frase sacramental: —Donde se halle. blas josé gutiérrez flores alatorre
707
*** El periodo comprendido entre el momento
de la conducta atentatoria de usted, y pro-
en que salió de la hacienda de la Providen-
testo en forma contra la sospechosa libertad
cia, y aquel en que aparece en Ciudad Guz-
que se ha otorgado a un traidor a la patria en
mán, cuartel del Ejército del Centro, no es
guerra extranjera.
menos hazañoso ni menos digno de nues-
Por el mes de Abril, el ex-Coronel de Ri-
tro patriota infatigable. Y como si estuviera
fleros se había internado a la Sierra de Zima-
condenado a fatiga perpetua, quiso su mala
pan, donde sostenía la bandera de la Repú-
estrella, que al llegar a Tacámbaro, donde es-
blica Joaquín Martínez, jefe de los serranos
peraba conceder una tregua a sus miembros
del Véchi, a quien hizo memorable el odio
destrozados, apareciesen los franceses ame-
sobrehumano de Don Blas. Contra él escribió
nazando a la división de Michoacán. Al ins-
unas memorias terribles; un repertorio feroz
tante corrió a incorporarse a ella en calidad
de todas las injurias que un hombre puede
de Coronel de Rifleros, “pero al fin, —como
arrojar sobre otro. Allí le dice “vil asistente”,
dice en sus memorias, —el 20 de Diciembre
“desertor”, “ladrón de armas y de caballos”,
de 1864 y 20 de Febrero de 1865, las armas de
“renegado”, “mal hombre”, “cobarde”, “mise-
Michoacán, se cubrieron de gloria, derro-
rable”, “infame”, “asesino” y hasta “pillo”.
tando completamente a los más afamados traidores en Santa Clara de Portugal, y a los
Martínez fue el azote de Don Blas, pero Don Blas era el ojo de Caín para Martínez.
mismos y a los suavos en la Villa de los Re-
Aquella rigidez de carácter, aquella no-
yes, en donde entre otros, cayeron prisione-
ción imperturbable del deber, aquella solidez
ros el Comandante en Jefe de los primeros
en el amor por la República, inquietaban a
y al francés que ejercía el mando superior”.
Martínez que fingía encuentros, inventaba
En los partes de ambos hechos de armas,
triunfos, creaba gobiernos, cometía atroci-
se hizo especial mención de Don Blas. Se ba-
dades y andaba siempre en tratos sospechosos
tió ferozmente como un oso.
con Rosas Concha, Ugalde y otros agentes
El Coronel de Rifleros tenía entendido
de la intervención. Un comisionado espe-
que se haría cumplida justicia con el jefe
cial fue a ofrecer a Don Blas pasaporte del
traidor apresado en Santa Clara; todo lo in-
Imperio; pero éste que vio siempre con des-
dicaba así. Él mismo dice haberlo visto en
precio y con horror hasta el beneficio si pro-
capilla para ser pasado por las armas al día
cedía de los invasores de su patria, rechazó
siguiente. Pero ¡cuál sería su sorpresa cuando
el pasaporte, acompañando a su negativa
en lugar de marchar al patíbulo, vio salir al
este viril mensaje:
cabecilla imperialista en absoluta libertad! Ese mismo día se presentó al General en Jefe. —Vengo, —le dijo —a pedir mi baja. —¿Nos abandona usted? 708
—Sí, señor; no quiero hacerme solidario
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
—Diga usted a Martínez, “que yo no me creo comprendido en su traición ni estoy dispuesto a adherirme a ella”. Contestación tan temeraria como ésta, no era de aquellas que impunemente po-
dían dirigirse a un hombre como Martínez.
—Señor —contestó uno de aquellos
Ciego de ira resolvió apoderarse de Don
hombres, mientras sacaba de su sombrero
Blas y remitirlo a México, donde los repu-
un pliego envuelto en un pañuelo —ayer
blicanos presos eran tratados con rigor de
fue sorprendida y derrotada la Guardia
deportados rusos.
imperial, por unos cuantos valientes de la
Don Blas se puso a salvo, vagando de
Guardia Nacional de Huejutla, haciéndose
rancho en rancho por la Sierra, pero ni allí
de armamento, piezas de montaña y otros
le perdonó la saña de su implacable enemi-
útiles de guerra.
go. Hubo un momento crítico. Martínez proyectó un allanamiento de pueblos en un
—¿De manera, —preguntó Don Blas— que ya estoy libre?
radio de varias leguas, a fin de caer sobre el
—Sí, señor, y además su suerte ha cam-
fugitivo. El pobre techo, la humilde cama y
biado por completo. Martínez se ha pasado
la ración escasa pero al fin caliente y segura,
a las fuerzas republicanas, por muerte de
migajas que el infortunio llegó a convertir en
su jefe el valiente Capitán Reyes; vea us-
patrimonio valiosísimo y hasta cierto punto
ted este papel que han hecho llegar a mis
consuelo de su existencia mísera… todo esto
manos, para que pase en seguida a las de su
en fin debería sacrificarse bruscamente para
merced.
tocar el fondo de una catástrofe inmensa.
Don Blas tomó el papel examinándo-
Don Blas tomó el camino de un cerro por
lo atentamente; era una cubierta de oficio,
veredas casi impracticables, internándose
grande, común, sobre la cual se leía: “Al S.
después por donde el boscaje era más tupi-
Gobernador interino del Distrito, Lic. y Co-
do, o por donde lo abrupto y agrio de la roca
ronel Blas José Gutiérrez. —Donde se halle
pudiera decir con su elocuencia de peligros:
—Tengo el honor —decía el oficio— de co-
“aquí no llegan ni las fieras”. Al principio vi-
municarle el .nombramiento, que de acuer-
vió en los árboles, hasta que encontró una
do con los pueblos y fuerzas de mi mando,
cueva, muy dichoso de cambiar aquella vida
he tenido a bien hacer en la persona de us-
de pájaro por una vida de coyote. Y agotado
ted, para desempeñar el cargo de Goberna-
su miserable bastimento de leproso, aventu-
dor interino del Distrito. —Martínez”.
raba una salida, con sigilo de ladrón, es decir,
Y aquel hombre que arrastraba una
de lo que era en realidad, para caer sobre las
vida miserable; hambriento, desnudo y
milpas, donde hacía provisión de elotes y ca-
olvidado; que veía dilatarse un horizonte
ñas que iba a devorar al interior de su gruta.
en toda la amplitud deslumbrante del con-
Una noche después de uno de aquellos me-
traste, fue siempre el mismo Blas, rudo, ás-
rodeos, de adonde solía volver calado por la
pero e inaccesible. “No reconozco en usted
lluvia, dos hombres llegaron al lugar en que
—contestó a Martínez, —autoridad algu-
nuestro fugitivo se ocultaba.
na para nombrar Gobernadores, ni puedo
—¿Qué hay de nuevo, muchachos? —dijo Don Blas familiarmente.
aceptar un cargo que adolece del vicio de ilegalidad”. blas josé gutiérrez flores alatorre
709
Y se quedó en el carro, a dormir sobre
incomunicación, y le dijo: “Vengo a cumplir
las piedras, a tomar agua en los charcos y a
ante usted una comisión importante; si us-
comer… lo que se pescaba en las milpas.
ted quiere recobrar su libertad y salvarse de
Después de esta prueba, era indispensa-
los malos tratamientos que se le esperan,
ble perder toda esperanza. Llegó a hacerse
prometa usted desistirse del viaje que tiene
estorbosa para el duro Martínez, aquella
proyectado; no comunicar nada que pueda
integridad, indiferente a todos los reactivos.
perjudicar al Sr. Coronel ante el Gobierno
Don Blas era su sombra, el misterioso hués-
general, y resignarse, por último, a vivir con-
ped de todos sus actos, no menos implaca-
finado en un pueblo de la Sierra”.
ble que él, ni menos feroz, porque Martínez se sentía moralmente penetrado por el ojo de Don Blas; aquel terrible ojo que le llegaba hasta el fondo de todos los actos. Quiso Martínez aventurar un último esfuerzo de conciliación, y ofreció garantías a Don Blas. Dejó el patriota su cueva y su Tabor acorazado con el acero de su intransigencia, por si en la inesperada satisfacción de verse libre, le asaltase la pérfida fragilidad de ser sensible a los halagos. Preparábase, allá por el mes de Septiembre de 1866, cara marchar en busca del Supremo Gobierno. ¡No lo haría, por supuesto,
710
Contestación del cautivo: —“Diga usted a ese menguado, que protesto contra mi injusta prisión; que no espere arrancarme la protesta que se me exige, y que comprendo bien, que el hombre que había mandado azotar al comerciante liberal Juan Arteaga, bien podía no sólo apalearme sino asesinarme, lo que yo preferiría a cualquiera degradación”. Como consecuencia de esta respuesta feroz, Martínez llegó al colmo de la desesperación y del enojo. El 13 de Septiembre, formada su tropa en la plaza pública, sacaron al patriota del cuartel para sufrir el banco de
sin cumplir su último deber cerca de Martí-
palos que le ofrecieron el día anterior. Iba a
nez! Dirigióle un oficio con más artículos que
cumplirse el atentado, cuando la oportuna
un Código, enumerándole todas sus respon-
mediación de varias personas, hicieron com-
sabilidades, reprochándole todos sus aten
prender al “renegado verdugo, la enorme res-
tados y señalándole todas las leyes penales
ponsabilidad en que incurría”.
que podían invocarse contra él… esto “con
Don Blas fue confundido con la tropa
el laudable fin de que abriese los ojos sobre
en calidad de soldado. Desde ese momento
los errores que estaba cometiendo y los
se igualó en usos, vestido y alimentos, a sus
corrigiera”.
nuevos compañeros, y tal fue su vida por
El “ingrato” Martínez, —dice Don Blas—
espacio de algunos meses. De esta suerte
destacó una guerrilla con orden de remitirlo
mantenía en la población una curiosidad
a Zacualtipán, y de que le dieran un balazo
escandalosa. Los liberales comentaban alar-
el menor movimiento.
mados el hecho, formándose con tal motivo
Allá en el fondo de un sucio cuartel
una atmósfera, que llegó a ser tan incómo-
echaron al patriota. Un ayudante de Mar-
da para Martínez, como propicia para Don
tínez fue a verle después de treinta horas de
Blas.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Un día le llevaron una cama y alimentos de muy buena calidad.
los tres pulques: el de apio, verde; el natural, blanco; y el de tuna, rojo; cuyos colores
—Esto no es para mí, —dijo Don Blas
son precisamente los del pabellón nacional.
—un soldado como yo, no tiene más cama
Naturalmente el pulque, el patriotismo y
que el suelo, ni más comida que el rancho.
las narraciones heroicas del ilustre huésped,
Y como siempre, esa noche el soldado
llegaban a enardecer los ánimos, y luego por
Blas Gutiérrez echó su cuerpo a tierra, y dur-
motivos de la menor cuantía se armaban
mió como cualquier recluta.
allí fenomenales tocatingas, que terminaban con un sumario “¡pasen!” del gendarme de
*** Don Blas entendía la igualdad de la manera más tiránica. Hubiese querido borrar de un golpe las diferencias sociales no sólo ante la ley, sino ante la sociedad. Un Presidente de la República no debería desdeñarse, según sus teorías, de confundirse con la multitud en la encrucijada, en el figón y en la plazuela, y hubiese tenido por un rasgo de sencillez republicana, ver un 16 de Septiembre a Don Benito Juárez, por ejemplo, con sombrero de petate, huaraches y jorongo, lanzando entre las chusmas vivas a Hidalgo y a la Independencia. Y como por otra parte creyese que semejante conducta solo podía merecer vituperio de los encopetados y aristócratas, el hombre que con él profesaba una especie de orgullo agresivo en ser repu-
la esquina. Cierta vez, envuelto Don Blas en uno de esos tremendos agramantes, acudió presurosa la policía aprehendiendo a los revoltosos, entre los cuales un hombre presentaba en pleno ojo, la huella trágica de un puñetazo aplicado en firme. —¿Quién le ha pegado a usted? —preguntó el gendarme. —Ese señor, —respondió el contuso señalando a Don Blas. —Bueno; pues también nos acompaña. Ya marchaba la remisión rumbo a la comisaría, cuando alguno dijo al gendarme que la persona a quien conducía era un General, un Sr. Licenciado y quién sabe qué personaje de la Suprema Corte de Justicia Militar.
blicano, debía personificar el ejemplo de la
El gendarme atemorizado, trató de ex-
conducta igualitaria, allí donde fuese más
culparse con Don Blas dejándolo en libertad;
radical y más excesiva; donde la humildad
pero éste, indignado de que le propusiesen
democrática hiciese más odioso el orgullo de
aquella impunidad que no era más que un
las clases, por lo que nunca tuvo a mal antes
privilegio, un fuero nada republicano, se en-
bien como digno de su bandera, dejarse ver
caró severamente con el guardián y le dijo:
algunos domingos en El Antiguo Gato, la más famosa de las pulquerías de su cuartel. Verlo y ser aclamado por los parroquianos, era un recibimiento de ordenanza. Disponíase al punto la libación patriótica de
—Pues ahora me lleva usted en cuerda y… rinde usted su parte de consignación. —Pero… señor. —Yo no soy aquí señor, —prorrumpió Don Blas, —sino un reo. blas josé gutiérrez flores alatorre
711
—Pues hágame usted favor de pasar…
de numeroso concurso de discípulos, saca
—La autoridad no suplica, manda; y us-
de su harapienta capa un gallo desplumado,
ted es un miserable que no cumple con el
diciéndole sarcásticamente al divino: —Allí
reglamento de 25 de Agosto de 1851.
está tu hombre… ¡un animal sin plumas que
El gendarme amostazado esta vez, exclamó con energía:
anda en dos pies! Con esta desvergüenza extravagante,
—Pues bien; ¡¡pase usted por delante!!
con este impudor de filósofo loco, ávido de
Entonces Don Blas se echó a andar,
zaherir públicamente el absurdo, Don Blas
confundido entre sus compañeros de blusa
se arrojó un día a la calle, a la plaza, a la vía
y sombrero chilapeño y por en medio del
pública, llevando consigo una lanza desco-
charco como lo manda textualmente cierto
munal y estorbosa. ¿A qué venía esto? El Go-
bando de policía que en esos momentos él
bierno del Distrito acababa de expedir una de
mismo se aplicaba con todo rigor.
tantas reglamentaciones sobre armas prohibidas. Aquí de artículos y más artículos, dis-
712
***
tingos y más distingos sobre las dimensiones
A veces tenía cinismos como los del filósofo
del arma, sobre la clase de servicio propio de
del tonel. A Diógenes recuerda en mucho de
las hojas blancas, en fin, un laborioso trabajo
los rasgos de su carácter casi desvergonza-
de clasificaciones, reglas y excepciones.
do. La compostura que resulta del respeto a
Y Don Blas, que lo había encontrado abo
los demás, o del temor de que nos juzguen
minable, atentatorio y torpe, vio en la lanza
desfavorablemente, fue siempre como una
la crítica gráfica y categórica de la ley, la excep
tela de araña para su ingenuidad agreste y
ción enhiesta y burlesca de sus deficiencias,
un tanto inconveniente. Y no es que hiciera
y así vio la ciudad un día que un hombre
alarde de no ser impresionable a las mortifi-
robusto atravesaba calles y más calles, lanza
caciones del buen parecer, no: Don Blas no
en mano, cuya pica brillaba siniestramente
las sentía, y esto era todo. Un hombre en
al sol, infundiendo espanto a los muchachos
frente de él, no le producía el menor des-
y asombro en los transeúntes.
equilibrio y si en lugar de un hombre eran
Don Blas hubiese querido que un gendar-
diez o ciento, Don Blas siempre estaba en el
me le hubiera dicho por imprudencia siquie-
desierto. Esta insensibilidad, este exotismo
ra, que guardase su arma para decir enton-
de la individualidad a través del medio, cada
ces: “esta no es arma prohibida, porque no es
vez más raro en nuestros tiempos, recuer-
corta; porque aunque es blanca no se oculta
dan en Don Blas a esos filósofos antiguos
fácilmente; por esto, por aquello y lo demás
inmortalizados por ridiculeces populares
allá”. Pero nadie tuvo la ocurrencia de creer lo
y sublimes, y particularmente a Diógenes
comprendido dentro de las excepciones de la
cuando para evidenciar la definición del
ley. En vano se detenía en las esquinas, don-
hombre dada por Platón, aparece un día en
de el gendarme guardaba el orden; en vano
el jardín de la Academia y allí en presencia
enfilaba la formidable arma, abriéndose paso
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
con aquella punta de que instintivamente se
Bien se ve que por las páginas de sus li-
apartaba la multitud… ¡nada! Ni un gendar-
bros no ha pasado más contingente que el de
me, ni una detención arbitraria, ni un atrope-
su personalidad. La exposición de las leyes
llo, y el gran meneo que se había prometido
está llena de intempestivas intercalaciones.
aplicar a los autores del disparate, quedó en
Los comentarios históricos y las alusiones
germen por falta de un atentado que lo incu-
personales abundan allí, y casi no hay una
base. Después de esto, Don Blas colgó su lan-
sola foja donde no aparezca algún nombre
za y la ley cayó en desuso.
propio, como sujeto de reproches y dicterios severísimos. Todo esto recargado de versa-
***
les, títulos, asteriscos, manecillas y cuanto
El Lic. Don Blas Gutiérrez, es autor de varias
tiene, en fin, de llamativo y escandaloso el
obras importantes de derecho: El Código de
arsenal de la tipografía moderna.
la Reforma, Los Fueros vigentes y los Apuntes.
Por supuesto que la bilis agresiva del au-
Estas obras representan un enorme
tor es la que con más profusión se sirve de
trabajo de recopilación de nuestras leyes.
aquellos signos. Por ejemplo, refiriéndose a
Aun en nuestros días, los trabajos del Sr.
una de las más notables leyes de la aciaga
Gutiérrez, son para el abogado de inestima-
época de Tres Años, tiene ocasión de nom-
ble utilidad. Es un corpus juris desordenado
brar a cierto General conservador. Entra
en que no hay plan ni método de ninguna clase. Un profesor de derecho aludiendo al trastorno que reina en aquellas obras, me decía del Código de la Reforma: es un carretón de basura. En efecto, Don Blas Gutiérrez, con su paciencia de infatigable investigador, vació en sus libros toda la bibliografía de nuestra legislación. Allí está el México Legislativa en confusión castiza de leyes, decretos, órdenes, circulares, reglamentos y bandos de policía, cuyo índice, no menos exótico, conservaba el autor en la memoria, que era como el catálogo de ese archivo. Pero como quiera que no es el método el único mérito de esta clase de trabajos del maestro Gutiérrez, por más que adolezcan de numerosas deficiencias, son un laborioso esfuerzo de concentración, y una obra documental de nuestra legislación.
Don Blas en una sombría enumeración de sus crímenes, pinta con odiosísimos colores su traición a la patria, y luego como conclusión de ese periodo espeluznante, escribe lo siguiente: ? y aún vive. En la página 163 de sus Leyes de Reforma, tomo II, encontramos: “33. La disposición de 16 de Febrero de 1854, previno al Ministerio de Fomento nombrase agentes que en Europa promovieran la colonización. Don Antonio López de Santa-Anna, a consecuencia de este decreto nombró agente general de colonización, al célebre español D. Rafael Rafael, a quien por sus órdenes se entregaron muy cerca de cincuenta mil pesos para remisión de los señalados colonos. Pero el industrioso caballero o caballero de industria español, glorioso timbre del bando conservador de México, creyó más conveniente aprovechar en su personal provecho blas josé gutiérrez flores alatorre
713
esa suma. Ni es el único extranjero ingrato
Murió como un buen soldado, al pie de sus
que ha hecho tal aprovechamiento, ni el úni-
ideas y siempre fiel a sus grandes pasiones
co conservador que después del avaro San-
políticas.
ta-Anna, ha defraudado al tesoro nacional.
—Señor, —le decían en sus últimos ins-
Sobran casos de esa clase, aunque es preciso
tantes —es necesario que usted se retracte
confesar a la vez con franqueza que tampo-
de todo lo que ha dicho contra la Iglesia.
co han escaseado en grande escala en varios
—¡Jamás! —contestó— para retractar-
de los hombres que se han disfrazado con la
me tendría yo que decir que el Arzobispo
careta de liberales, bien moderados o progresis-
Labastida es un hombre honrado, y para mí,
tas…¡¡¡Así anda el desgraciado país!!!”
no ha sido más que un miserable. Entonces le invocaron el nombre de Je-
*** Da uno u otro modo, la Escuela Nacional
sucristo, su caridad, su amor a los hombres, sus padecimientos…
de Jurisprudencia debe al Lic. Blas José Gu-
—¡Bah! ¡Bah! ¡Bah! —dijo vacuente-
tiérrez un servicio cuya importancia, apenas
mente —que ya no me hablen de ese hom-
empezamos a comprender en toda su exten-
bre!!!
sión. Antes que él ejerciera el profesorado en
Y espiró.
aquel plantel, andaban muy abandonados
Gabriel González Mier.
los estudios del Derecho administrativo. Fue, pues, Don Blas quien empezó a iniciar el gusto por esta clase de estudios hasta un
Nota
del
Editor.—Creemos de nuestro deber
consignar aquí las dos siguientes aclaraciones, relativas a esta biografía. La primera, que le hemos dado una ex-
punto que en nuestros días puede conside-
tensión mayor que las demás tienen, en virtud de que
rarse como de la más alta significación. No
siendo todos de gran valor y necesarios, digamos, para
para escribirla contó su autor con abundantes datos,
es éste el lugar más propio para hacer un
perfilar este personaje único en su especie como tipo no-
examen de esta innovación y hasta qué gra-
historia patria. Suprimir alguno de los episodios de los
do ha influido en el progreso de las ideas jurídicas del país. Diremos para concluir, que en este terreno el Lic. Gutiérrez es único en el profesorado de la Escuela y que al fulgor
table, que difícilmente volverá a presentarse en nuestra consignados aquí, habría sido tanto como dejar trunca la fisonomía característica del señor Gutiérrez. La segunda aclaración se refiere a la bondadosa deferencia del señor Licenciado Francisco de A. Serralde, que nos permitió tomar en su biblioteca los datos principales de esta biografía, sirviéndonos para ratificar la veracidad
de aquel servicio, se perfila marcadamente
de muchos de los episodios o anécdotas recogidos de viva
su benéfica fisonomía de maestro.
voz entre los compañeros de Don Blas o entre los discípu-
*** El Lic. Don Blas José Gutiérrez Flores Alatorre falleció el 16 de Noviembre de 1885.
los de éste que aun viven.—Daniel Cabrera.
Lic. Juan JosÈ de la Garza 1826-1893
Corría el año de 1854. La revolución iniciada
Sufrió mucho Ciudad Victoria en aquel
en Ayutla el 19 de Marzo del citado año iba
sitio, pues las órdenes que llevaba el jefe go-
tomando cuerpo y había ya cundido al Es-
biernista sitiador eran terribles, nada menos
tado de Michoacán. La ley de conspiradores
que de entrar en la población a sangre y fue-
expedida por Santa-Anna, había empezado
go. Palmo a palmo la defendieron los patrio-
a tener su aplicación, y toda la buena socie-
tas que mandaba Garza, y palmo a palmo
dad de Morelia se había en vano interesado
fueron entrando en ella los sitiadores, para
por la suerte del honrado ciudadano José M.
lo cual emplearon el incendio y la destruc-
Ramos, inhumanamente sacrificado por la
ción de los edificios; calles enteras queda-
Dictadura.
ron reducidas a escombros y desaparecieron
El 13 de Julio de ese año en Ciudad Vic-
muchas fortunas. Después de tomada la
toria, capital del Departamento de Tamauli-
ciudad, D. Juan J. de la Garza con los restos
pas, se pronunciaba por el Plan de Ayutla el
de su gente se fue al Norte de Tamaulipas y
Lic. Don Juan José de la Garza. El gobierno
allí mantuvo el fuego de la revolución, con-
de Santa-Anna envió inmediatamente fuer-
tribuyendo más tarde personalmente a su
zas numerosas contra él, las cuales pusieron
triunfo en aquella parte de la República.
sitio a la ciudad y ésta tuvo que ser abando-
Con motivo del sitio referido corrió por
nada a los pocos días por los pronunciados,
entonces una especie que revela bien a las
después de haberse defendido valerosamen-
claras los sentimientos de que estaban ani-
te contra triple número de hombres.
mados los hombres del gobierno dictatorial.
Quedó, sin embargo, desde entonces
Ponderaban un día los ministros ante su
encendida la chispa de la revolución en Ta-
jefe el General Santa-Anna, el crimen de la
maulipas y en actitud de comunicarse a los
ciudad rebelde que tan fácilmente se había
Departamentos limítrofes, como sucedió
sometido a las torpes exigencias de un gru-
poco después con Nuevo León.
po de facciosos; en tono hiperbólico añadían ˜ 715 ˜
716
que se hacía necesario destruirla y sembrarla
de corazón, motivo por el cual hombres tan
de sal para escarmiento de otras poblaciones
prominentes como Aramberri, Escobedo,
que pudieran hallarte en el mismo caso, y
Zaragoza, Zuazua y otros, fueron mucho
entonces excitado Santa-Anna con tal con-
tiempo tenientes de Vidaurri y no deserta-
versación, dijo en uno de esos arrebatos que
ron de su campo (con excepción de Zuazua
tan frecuentes eran en él:
que siguió al lado del jefe fronterizo) sino
—He de levantar una horca en medio de
hasta que tiró éste la careta, desconociendo
la plaza de Ciudad Victoria y he de situar
y burlando la autoridad del honrado Gene-
cañones en todas sus boca-calles para que
ral Don Santos Degollado, jefe del ejército
vean los rebeldes la suerte que les aguarda.
federal.
Nadie se atrevió a contradecir, y quizá
En uno de los muchos incidentes de esa
hubiera llevado a cabo el Dictador sus bár-
pequeña guerra doméstica entre los tres Es-
baros propósitos totalmente, si no hubiera
tados fronterizos, figuró Don Juan José de la
estado allí en la conferencia un ciudadano
Garza en primera línea.
que sin pertenecer al Gobierno solía levan-
Después de la derrota del célebre guerri
tar su voz en favor de la civilización y de
llero Zayas, por el Coronel Arregullén en Vi-
la humanidad. Éste era el General Ignacio
llagrán (esto pasaba en 1856) organizó aquel
Basaure.
su tropa dando el mando de la infantería al
Triunfó empero la revolución de Ayutla,
entonces Coronel Ignacio Zaragoza, y el de
y aunque ya con la salida de Santa-Anna de
la caballería al entonces Teniente Coronel
México, parecía que todo había concluido,
Mariano Escobedo, quedando Zayas como
no dejaban, sin embargo, de presentarse difi-
jefe de la División.
cultades tales como la actitud de Don Anto-
Estaba ésta en un punto llamado Santa
nio Haro y Tamariz, peligro que se conjuró
Engracia cuando supo Zayas que marchaba
con los “Convenios de Lagos”, y el Gobierno
a Monterrey Don Juan José de la Garza con
provisional del General Carrera en México,
el objeto de apoderarse de esta ciudad, a la
quien a su vez cedió, contribuyendo así a
cabeza de dos mil hombres de Tamaulipas
que el 11 de Septiembre de 1855 reconociera
apoyado por tres mil más que de San Luis
la guarnición de la Capital el Plan de Ayutla
habían salido al mando del General Rosas
sin modificación ninguna.
Landa. Zayas entonces se retiró a Camargo
La figura de Don Juan José de la Garza
y quedó Escobedo con trescientos caballos y
fue ya conocida y estimada en Tamaulipas,
con la orden de Vidaurri de detener a todo
sirviendo mucho para oponerse a los planes
trance a Garza mientras el primero llegaba
absorbentes de Don Santiago Vidaurri en
con auxilios de Monterrey. Escobedo que se
la frontera, si bien al principio esos planes
manejó en esa vez como siempre con ver-
estaban muy encubiertos con una máscara
dadero valor y corrección irreprochable se
de democracia y radicalismo que simpatiza-
hizo fuerte en un punto llamado “Loma
ba a todos los jóvenes y a todos los liberales
larga” donde fue atacado con ardor por Don
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Juan José de la Garza. La acción duró cinco
pués del glorioso sitio de Puebla caían pri-
horas, y entonces Escobedo, que de trescien-
sioneros los restos del heroico ejército de
tos hombres los vio reducidos a sesenta, se
Oriente. El Gobierno de la República pen-
retiró; no sin haber salvado dos piezas de ar-
só un momento en resistir en la ciudad de
tillería con las cuales llegó en buen orden a
México, plan que rechazó al fin, decidien-
Monterrey. Siguió Garza para esta ciudad, a
do salir como lo hizo de la Capital el 31 de
la que atacó durante dos días y no pudo al
Mayo de 1863.
fin tomar porque llegó Vidaurri con los auxi
En ese tiempo fue cuando quedó nom-
lios prometidos; dentro estaban los Sres.
brado D. Juan J. de la Garza General en Jefe,
Zaragoza y Escobedo.
época terrible por cierto porque la desmora-
Don Juan José de la Garza se retiró en-
lización en el ejército cundió con la rapidez
tonces hasta un punto llamado Puerta de los
del rayo dando lugar a tristes escenas que
Muertos, donde se celebraron unos conve-
sin duda no presagiaban entonces el defini-
nios para restablecer la paz, la cual al fin se
tivo y brillante triunfo de la República sobre
estableció, quedando a consecuencia de ella
sus encarnizados y poderosísimos enemi-
disueltas las fuerzas de Nuevo León.
gos. Situación tan anómala hizo igualmente
Siguió siendo por consiguiente Don
que se sucedieran unos a otros los generales
Juan José de la Garza una figura distin-
en jefe, hasta que fraccionados los partidos,
guida en la frontera y filiado siempre en
empezaron a luchar como y donde pudie-
el partido liberal, razón por la que llegó,
ron, sujetándose a las necesidades del país
aunque por poco tiempo, a la categoría de
invadido.
General en jefe del ejército republicano. He
Tras de cuatro años de pelea constan-
aquí cómo sucedió esto. La nación había
te triunfó al fin la República, y el llamado
hecho esfuerzos sobre humanos para hacer
Imperio concluyó en tragedia. El cerro de
frente al ejército invasor francés; debido a
las Campanas en Querétaro presentó ante
la actividad del Gobierno y a la influencia
el mundo civilizado atónito tres cadáveres,
moral del brillante triunfo sobre aquél el 5
uno de los cuales fue el de un príncipe hijo,
de Mayo de 1862, habíase logrado formar
hermano y pariente de testas coronadas,
dos ejércitos; uno, el de Oriente, fuerte
descendiente directo del César Carlos V, y
de 22,000 hombres al mando del General
un indio zapoteca representante de la ley
González Ortega que se fortificó en Puebla,
y del derecho, reconquistó para México la
y otro, el del Norte, al mando del General
independencia y la honra. Durante este pe-
Ignacio Comonfort, fuerte de 8 a 10,000
riodo de lucha ya no figuró el Sr. Don Juan J.
hombres que vino, ya sitiado el primero
de la Garza en primera línea, si bien seguía
a auxiliar a éste y a abastecerlo de víveres
siendo fiel a sus ideas políticas y al credo
y municiones. Después de la memorable
democrático que profesaba. Triunfante la
batalla de San Lorenzo quedó destruido el
República ocupó el Lic. De la Garza varios
ejército del Norte casi totalmente, y des-
puestos importantes en la administración lic . juan josé de la garza
717
pública, y ya antes había sido Magistrado
la inquina intelectual de muchos de sus
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
alumnos como al principio, debido a que
y Gobernador del Estado de Tamaulipas,
en la Escuela Nacional Preparatoria se había
puesto que ocupó tres ocasiones renuncian-
cambiado igualmente el texto de Lógica con
do las tres y la última en 1870.
el cambio de profesor que pertenecía a la es-
Posteriormente retirado por completo a la vida privada, sirvió en la Escuela de Juris-
Falleció nuestro biografiado en esta Ca-
prudencia de la capital la clase de principios
pital el 16 de Octubre de 1893; y a pesar de
filosóficos del Derecho y la de Elocuencia
su antigüedad y de haber sido como dijimos,
Forense, puesto que desempeñó hasta su
General en jefe del ejército por algún tiem-
muerte. En esa clase (al menos en nuestra
po, solo alcanzó el empleo de General de bri-
opinión) no estuvo a la altura de las ideas
gada, habiendo sido enterrado oficialmente
modernas, resintiéndose sus lecciones, tanto de la época en que había estudiado el profesor, como de su edad y del criterio filosófico que lo caracterizaba. Metafísico desde las aulas, era opositor decidido de la doctrina positiva, así como del método filosófico del mismo nombre; enemigo declarado de la teoría utilitarista del célebre jurisconsulto inglés Jeremías Bentham, lo fue al grado de que logró sustituir la obra de texto de este célebre autor, por la atrasada y nebulosa de Ahrens. Las clases al principio dieron origen a discusiones que surgían entre él y los alumnos, que salían de la Escuela Nacional Preparatoria imbuidos en las ideas filosóficas que
718
cuela metafísica.
con los honores debidos a su rango militar en el ejército mexicano. El órgano oficial del Gobierno al anunciar la muerte del veterano de Ayutla, le prodigó algunos elogios, diciendo de él, entre otras cosas, lo siguiente: “El nombre de este distinguido patriota, está ligado a las gloriosas páginas de Ayutla y la Reforma, en cuyas épocas sostuvo en Tamaulipas y en diversos puntos de la República, la noble causa popular que simboliza hoy la Constitución de 1857. Como soldado fue proverbial la serenidad con que desafiaba el peligro; como político siempre perteneció al partido liberal; como gober-
enseñaba con tanto lustre el inolvidable Dr.
nante y Magistrado de la Suprema Corte de
Gabino Barreda, y en vanas de varias discu-
Justicia, su honradez e integridad han sido
siones, estudiantes de buen talento y reco-
intachables”.
nocido ingenio, recurrieron alguna vez a la
“¡Descanse en paz el valiente defensor
chuela, no al profesor, sino a las ideas metafí-
de la capital de Tamaulipas, cuando la
sicas que sustentaba.
metralla de la dictadura quiso ahogar en
En esa época dio también clases orales
sangre las libres aspiraciones de Ayutla! Al
que fueron coleccionadas con el título de
fin muere cubierto por aquella bandera, rea-
“Lecciones sobre Derecho Natural”, y ya en
lizándose así una de las más fervientes aspi-
los últimos años de su profesorado no tuvo
raciones de su vida”.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
***
en plena guerra de Intervención, el General
Don Juan José de la Garza había nacido en
González Ortega que era el Vicepresidente
Cruillas, Estado de Tamaulipas, el 6 de
de la República, estaba procesado y por lo
Mayo de 1826, y fue hijo del Sr. D. Juan B.
mismo era inepto legalmente para susti-
de la Garza y de la Sra. Doña María Eusebia
tuir al grande hombre; Don Juan José de la
Galván. A principios del año de 1852 se
Garza era el primer Magistrado de la Supre-
recibió de abogado en el Colegio de San
ma Corte de Justicia de la Nación, y en ese
Ildefonso de esta capital, e inmediatamente
puesto y a ejemplo del citado General Gon-
después volvió a su Estado natal con el obje-
zález Ortega, pudo intentar ser Presidente
to de servirlo en todo lo que pudiese. A los
interino de la República. A pesar de esto, ni
veintiséis años, en ese mismo de 1852, fue
nunca intentó nada en tal sentido, ni dejó
por primera vez Gobernador de Tamaulipas,
de ser un leal y sumiso servidor de la patria
puesto que desempeñó igualmente en 1856
y por consiguiente del gobierno, que velaba
y después del triunfo de la República en
por la conservación de aquélla.
1867. Que no fue un hombre ambicioso, lo revela este característico hecho. Cuando el Sr. Juárez cumplió su periodo constitucional
¡Brillante ejemplo de sencillez republicana, digna de un país democrático y de un pueblo de ciudadanos! E. M. de los Ríos
Los M· rtires de Tacubaya
11 de Abril de 1859
I La
de los constitucionalistas fue
la República, se decidieron a acabar con el
en verdad difícil durante casi todo el perio-
enemigo yendo a atacar la residencia de los
do de la época de Tres Años. Después del
representantes de la ley, y entonces Mira-
triunfo del Plan de Tacubaya y de la derro-
món con lo mejor del ejército reaccionario,
ta en Salamanca del General Parrodi, dada
marchó a Veracruz y empezó el bombardeo
por el jefe reaccionario D. Luis G. Osollo,
de la plaza.
situación
el gobierno de la legalidad representado por
El General en Jefe del Ejército federal, el
el insigne D. Benito Juárez, había tenido
inolvidable D. Santos Degollado, preocupa-
que hacer una larga y muy penosa pere-
do con la suerte que podía correr Veracruz,
grinación sin encontrar asiento seguro a
se decidió a atacar la capital de la República,
su gobierno. De México había pasado por
o para tomar ésta y cambiar completamen-
Querétaro y Guanajuato para Guadalajara;
te de faz la situación del ejército y del go-
de Guadalajara había tenido que retirarse
bierno constitucionalistas, o cuando menos
hasta Colima y Manzanillo; en este puerto
para obligar a Miramón a que levantara el
se habían embarcado, teniendo que llegar
sitio de Veracruz, como en efecto lo hizo
hasta la República de Colombia para atra-
este jefe.
vesar el itsmo de Panamá y después, tocan-
En la capital el miedo llegó hasta hacer-
do en San Thomas y La Habana, había en-
se pánico. Zuluaga no sabía qué hacer y cre-
contrado al fin refugio en la Heroica ciudad
yó por un momento que toda la fuerza de
de Veracruz.
su gobierno había concluido; pero Márquez
Viendo los jefes de la reacción la nece-
llegó a tiempo para salvar la situación de
sidad de acabar con aquel hombre y su go-
los conservadores, y reuniendo a las suyas
bierno, representación de la legalidad y de
cuantas fuerzas pudo tomar en México, sa-
los principios democráticos, engreídos por
lió con Mejía y otros jefes por la garita de la
otra parte con sus éxitos en el interior de
Tlaxpana y calzada de la Verónica, a atacar
˜ 721 ˜
al General Degollado que estaba en Tacuba-
Debemos advertir que Miramón llegó
ya y algunas de cuyas tropas llegaron hasta
a México a matacaballo, sin haber podido,
las goteras de la ciudad de México.
a pesar de sus baladronadas, tomar a Vera-
La derrota fue completa, aunque la re-
cruz. Y aquí empieza la hecatombe.
tirada del ejercito liberal se hizo con cierto orden. Sin embargo, la población de Tacu-
II
baya fue invadida en un momento por las
Del conciliábulo ya dicho parten órdenes de
hordas reaccionarias, quienes ocuparon a
muerte y exterminio, que oyen palideciendo
la vez el Palacio arzobispal y entraron lan-
algunos jefes a quienes se transmiten; otros
ceando y matando sin distinción, hasta a
sin embargo escuchan con verdadero gusto
los mismos heridos.
aquellos mandatos malditos, y salen entu-
Varios de éstos que no pudieron seguir en la retirada al ejército, se quedaron curan-
matanza.
do en hospitales improvisados, y en ellos
Antes de que anocheciera los soldados
quedó asimismo el jefe del cuerpo médico
reaccionarios caen sobre los heridos penetran-
militar del ejército constitucionalista y los
do hasta los lechos que les había preparado
compañeros suyos, quienes creyeron un de-
la caridad, y cuando llegó la noche comenzó
ber de humanidad no desamparar a los que
a cumplirse la carnicería en los jefes y en los
yacían en el lecho del dolor.
estudiantes. En el jardín del Arzobispado
Un día antes de la acción se había sabido en México que los médicos que ve-
sucumbió la primera víctima. Esta fue el General D. Marcial Lazcano.
nían con las fuerzas liberales eran muy
Antiguo militar muy exigente en la disci-
pocos, insuficientes, en una palabra, para
plina y subordinación del soldado, y lleno de
las necesidades de un numeroso ejército
un valor severo y tranquilo a la vez que de un
en campaña; esta circunstancia unida a
gran entusiasmo por las ideas que profesaba y
simpatías irresistibles por las ideas cons-
defendía, al ser conducido al suplicio fue insul-
titucionalistas, hizo que varios estudian-
tado por individuos que habían sido subalter-
tes concibieran y llevaran a cabo el noble
nos suyos y a quienes alguna vez había corre-
proyecto de ir a ayudar gratuitamente a
gido por faltas en el servicio. Cuando recibió
los facultativos que traía Degollado, deci-
esos insultos, contestó con toda entereza:
didos en todo caso a curar y operar a los heridos de ambos ejércitos.
722
siasmados a encargarse de la ejecución de la
—¡Es bajo y cobarde el insultar a un muerto!
Cuando concluyó la batalla parece que
Se resistía a ser fusilado por detrás con
no debía haberse atendido a otra cosa que a
el estigma de traidor; pero insistiendo sus
curar a los heridos; pero no fue así, porque
verdugos exclamó:
Miramón, el prófugo de Veracruz, Márquez,
—No soy traidor; siento la muerte solo
Mejía y Orihuela, reunidos en conciliábulo
por mis deudos; cúmplase por lo demás mi
en San Diego, decidieron otra cosa.
destino… Y cayó atravesado por las balas.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
A poco eran fusilados los coroneles José
estimado de sus compañeros y profesores.
M. Arteaga y Genaro Villagrán que era escri-
Había en este joven la circunstancia especial
bano. El primero había sufrido muchas y
de que era primo hermano de D. Severo del
largas prisiones por sus ideas liberales, y se
Castillo titulado Ministro de la Guerra de Mira
había distinguido en la guerra que sostuvo
món, y pariente del célebre Obispo de Mi-
México contra los norteamericanos en 1846
choacán del mismo apellido. Nada bastó sin
y 1847. El segundo vivía de su profesión y
embargo para salvarle la vida ni para arreba-
después ingresó a la Guardia Nacional sien-
tarlo de las terribles garras de sus asesinos.
do siempre fiel a su bandera.
El Sr. Rivero ejercía las funciones de jefe
Con ellos fueron fusilados el capitán Don
del cuerpo médico del ejército liberal. Lleva-
José López y el teniente Don Ignacio Sierra, mu-
do de su filantropía y de sus sentimientos
riendo todos con verdadero valor y diciendo a
humanitarios, no quiso salir con el ejército
sus verdugos que no temblaran al hacer fuego.
desatendiendo así y dejando expuestos a pe-
¡Fueron ejecutados por la espalda!
recer a los heridos. Tal celo de abnegación, de verdadera caridad, fue premiado con
III Mientras tanto, los médicos y practicantes
arrancarle la existencia y pagó este héroe con su vida a su admirable altruismo.
que oían los tiros de estas bárbaras ejecucio-
Ya hemos visto lo que pasó con el Sr.
nes y que conocieron lo que pasaba, siguie-
Sánchez. Advertido del peligro que corría, lo
ron sin embargo cuidando a los enfermos,
afrontó sereno y resignado, sin vacilación
practicando amputaciones y haciendo ven-
ninguna, sin temor a sus crueles verdugos,
dajes. A uno de ellos, Don Manuel Sánchez,
incapaces de apreciar ni de estimar los servi-
le dijeron que huyera; pero este hombre fi-
cios de hombres tan grandes cuanto peque-
lántropo señalando al enfermo a quien en
ños fueron los asesinos.
esos momentos iba a operar, dijo: —¡No puedo abandonarlo; sería inhumano!
El Sr. Duval jamás se había filiado en ninguno de los bandos políticos de México; ejercía simplemente su profesión de médico
Llega en esto la soldadesca hasta las
cirujano y siempre que podía ejercía igual-
camas de los heridos. Arranca de las cabe-
mente la caridad, haciendo de la medicina
ceras de los pacientes a los médicos y a los
un verdadero apostolado, cualidad que asi-
estudiantes, y un momento después caen
mismo poseyó en alto grado el Sr. D. Alberto
acribillados a balazos D. Ildefonso Portugal,
Abar. ¡Y estos hombres fueron tan infame y
D. Gabriel Rivero, D. Manuel Sánchez, D, Juan
cruelmente ejecutados! ¡Cuán pequeños de
Duval, (súbdito inglés) y D. Alberto Abar.
alma resultan sus verdugos!
Era el primero un joven perteneciente a una de las familias más distinguidas de Mo-
IV
relia; muy dedicado y estudiosa, había sobresa
Llegamos ya a los demás estudiantes, uno
lido en las aulas y por lo mismo fue siempre
de los cuales ha sido y es una aventajada los mártires de tacubaya
723
figura literaria en las letras patrias. Éstos
daba la ejecución, distribuyó sus vestidos y
fueron: D. Juan Díaz Covarrubias y D. José
el dinero que tenía en los bolsillos entre los
María Sánchez. El primero tenía cuando fue
soldados; abrazó a su compañero Sánchez y
sacrificado, diez y nueve años de edad, y ya
resignado y tranquilo, se arrodilló a recibir
se había distinguido como estudiante, poe-
la muerte. El oficial dio con acento ahogado
ta y novelista; pertenecía a una familia de
la voz de fuego y los soldados no obedecie-
Jalapa, siendo hijo del célebre poeta vera-
ron; la repitió dos o tres veces y al fin solo
cruzano Díaz, y hermano de los hombres de
dos balas atravesaron el cuerpo del joven;
ciencia Francisco y José Díaz Covarrubias.
solo dos hombres dispararon sus armas. Los
Fue también periodista, y en su honor, hace
soldados lloraban, Díaz Covarrubias ago-
varios años, se estableció en esta capital una
nizante fue arrojado sobre un montón de
sociedad literaria que llevaba su nombre.
cadáveres; algunas horas después aún respi-
Era el aspecto de Juan Díaz Covarru-
raba. ¡Entonces lo acabaron de matar des-
bias verdaderamente simpático, viéndose en
trozándole el cráneo con las culatas de los
su frente las huellas de la meditación y del
fusiles!”
estudio. Cuando fue ejecutado estaba para
El estudiante Sánchez murió con estoi-
concluir sus cursos profesionales que había
ca serenidad. Al ser abrazado por Díaz Co-
hecho como dijimos, con todo lucimiento,
varrubias, exclamó:
sin dejar por eso de dedicarse en su ratos de
—¡Adiós, hermano mío! La suerte nos
ocio al cultivo de las bellas letras, dando a
hizo amigos y compañeros en vida, y nos
luz producciones que revelaban su natural
hace compañeros inseparables en el trance
sensible, soñador y ávido de gloria.
terrible de la eternidad… ¡Adiós, hermano!…
Para que se pueda apreciar hasta dónde fueron crueles con él sus verdugos, trascri-
V
bimos aquí el párrafo siguiente tomado de
Otro poeta, otro soñador, otro hombre de
un notable escrito sobre los Mártires, que
corazón cayó también ese día de luctuoso
en gran parte nos ha servido para este ar-
recuerdo, atravesado por las balas de sus
tículo biográfico.1 Dice así: “Todas sus ilu-
verdugos; nos referimos al joven abogado
siones juveniles, todas sus esperanzas se
Manuel Mateos.
extinguieron cuando le anunciaron que lo
Era éste un hombre instruido, valeroso e
llevaban a la muerte. Ese joven, ese niño,
inteligente, en plena juventud, pues apenas
pidió que le permitieran despedirse de su
contaba veinticuatro años y hacía uno que
hermano; los verdugos le dijeron que no ha-
había concluido sus estudios de derecho y
bía tiempo. Pidió un confesor; los verdugos
recibido el título correspondiente. Tres años
le dijeron que no había tiempo. Entonces
antes se había alistado como voluntario
el poeta regaló su reloj al oficial que man-
para hacer la campaña de Puebla, y estuvo
Del distinguido liberal y escritor D. Francisco Zarco. 1
724
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
en la batalla de Ocotlán donde se portó brillantemente.
Cuéntase de él, que en el fragor de la ba-
VI
talla citada descubrió junto a sí a unos ofi-
No bastaba a los carniceros sedientos de
ciales reaccionarios que estaban perdidos; se
sangre, la ya derramada de tanta víctima.
acerca Mateos a ellos, les estrecha la mano,
Necesitaban más y buscarlas no solo en Ta-
les proporciona el uniforme de los rifleros
cubaya sino fuera de allí. A haber podido
liberales, cede a uno de ellos el caballo que
hacer de todos los liberales de la República
montaba y así logró salvar a todos, trayén-
un solo hombre, gustosos se hubieran con-
dolos hasta México y ocultándolos mientras
vertido los reaccionarios en vampiros para
podían obtener el indulto; uno de esos ofi-
chupar a aquél hasta la última gota de su
ciales era ayudante del corifeo entonces de
sangre. Por eso fueron hasta Mixcoac y allí
la reacción, D. Antonio de Haro y Tamariz.
encontraron otra víctima. El Sr. Lic. D. Agus-
Por las ideas liberales de Mateos y su de-
tín Jáuregui vivía con su familia en el pue-
cisión por la causa constitucionalista, había
blo ya dicho, completamente retirado de la
sufrida una larguísima prisión, de la cual
política y si bien simpatizaba con las ideas
había salido pocos días antes del de su
liberales, no tenía relaciones activas ningu-
suplicio, yendo luego a incorporarse al
nas con los prohombres constitucionalistas,
ejército federal.
pues se había dedicado completamente a las
Cayó prisionero después de la batalla
atenciones de su familia. A pesar de esto, le
e inútil nos parece agregar que tarde se les
llegó a Miramón una denuncia infame, y
hacía a sus asesinos, para conducirlo al ca-
ésta bastó para que cayera sobre la cabeza
dalso. Llegó a él Mateos impávido y estoico;
del Sr. Jáuregui, una sentencia de muerte.
pregunta entonces quiénes han muerto an-
El Lic. Jáuregui tuvo noticia de que lo
tes que él. Cuando quieren fusilarlo como
habían denunciado; pero como estimaba
traidor, se irrita, forcejea para colocarse de
con razón que no había motivos justifica-
frente y se dirige por último a sus verdugos.
dos ningunos para que lo persiguiesen los
—Perdono a ustedes, —les dice —porque
reaccionarios, no temió al principio por su
no saben lo que hacen al asesinar a quienes
seguridad. Su familia, sin embargo, llena de
luchan por darles libertad. Hago fervientes
desconfianza natural, le instó para que hu-
votos porque mi sangre no sea vengada; ¡no
yera. Cuando el Lic. Jáuregui se decidió a ha-
me aterra la muerte pues he cumplido con
cerlo, ya era tarde. Penetran unos soldados a
mis deberes de mexicano, y por lo mismo
su habitación, se apoderan de él, lo amarran
acepto gustoso el sacrificio de mi vida!…
y así es conducido hasta Tacubaya.
Iba a continuar su arenga; pero el oficial
Con el Lic. Jáuregui no se tuvo ni si-
que mandaba el cuadro tiene miedo de que
quiera la pobre apariencia de justificación
siga hablando y ordena imperiosamente ha-
de preguntarle su nombre, sino que sin
cer fuego antes de tiempo. Mateos cae espi-
saber nadie por qué se le fusilaba, cuál era
rante lanzando este supremo grito:
su delito, ni cómo se llamaba, se le llevó al
—¡Viva la libertad!
matadero; se le colocó como a los demás en los mártires de tacubaya
725
porción de traidor y a los pocos momentos
VIII
cayó atravesado por las balas. Una de las hi-
¡Y aún no era bastante la sangre derramada!
jas del mártir, la Srita. Natalia, escribió muy
En confusa mezcla, prisioneros, curiosos, la-
extensamente y caldeando indignación los
bradores, artesanos, militares, en pelotón o
detalles horrorosos de la muerte del autor de
solos, en medio de gritos de angustia, de
sus días. Por esas líneas puede verse hasta
ayes de dolor, pidiendo un sacerdote o bien
donde llegaron los verdugos.
vitoreando a la libertad, cayeron bajo las balas de los infames secuaces de Miramón y
VII
Márquez, hasta cincuenta y tres individuos,
Los lectores de este artículo creerán que ya
entre ellos algunos extranjeros como los
era bastante el número de asesinatos para
Sres. Kisser y Dervis. Así murieron, entre mu
saciar la sed de sangre de los conservadores,
chas víctimas ignoradas y de las cuales no se
y sin embargo aún nos falta decir algo de
ha podido averiguar el nombre, los Sres. si-
muchas otras víctimas.
guientes: D. Domingo y D. José María López,
Dos jovencitos, casi dos niños, uno de
D. Fermín Tellechea, D. Pedro Lozano Vargas, D.
diecisiete años y otro de quince, llegaron a
Mariano Chávez, D. Andrés Becerril, D. Grego-
Tacubaya de paso, en los momentos de la
rio Esquivel y D. Teófilo Ramírez.
hecatombe. Salieron imprudentemente a
Una víctima, una sola de ese día, pudo
la calle llevados de una curiosidad natural
escapar, debido a un inconcebible rasgo de
en su edad, y creyéndolos puros los llevaron
audacia; ésta fue el coronel liberal Bello. Ya
inmediatamente al matadero. La escena de
arrodillado y teniendo apuntados los caño-
la ejecución fue verdaderamente desgarra-
nes de los fusiles, tuvo una inspiración súbi-
dora. Los niños gritaban, protestaban de su
ta y feliz. En momentos tan angustiosos en
inocencia, suplicaban y daban desoladoras
efecto, alzó las manos haciendo señas a sus
voces llamando en su auxilio a su ausente
verdugos, y exclamó con voz entera:
e infortunada madre. Nada bastó a apla-
—No tiren todavía, que tengo que ha-
car la brutalidad de los asesinos, y cayeron
cer una importante revelación al General
esas inocentes criaturas, entre desgarrado-
en Jefe.
res gritos de desesperación, matados como bestias feroces. Eran esos niños hijos de un americano de apellido Smith y de una señora mexicana.
quizá de que esa revelación importaría un nuevo triunfo al partido reaccionario, suspendieron la ejecución un momento. Bello
Mientras esto acontecía caía muerto a
entonces sin pérdida de tiempo, se mete
lanzadas cerca del lugar de la ejecución de
entre los soldados; derriba a dos de ellos de
los jóvenes Smith, un niñito de diez años, ¡por
dos soberbios bofetones; salta una tapia, se
el tremendo delito de llevar una blusa roja!
arroja a una barranca con riesgo de matar-
¡Con razón hasta la pluma se resiste trazar tanta infamia!… 726
Los verdugos, cosa rara, y en la creencia
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
se o lastimarse cuando menos, y desaparece entre una lluvia de balas, que le dirigieron
furiosos sus burlados asesinos. ¡Así fue como
el gran hecho de su fuga precipitada de Vera-
escapó la única víctima en tan aciago día!
cruz; el Municipio conservador encabezado por un D. Mariano Icaza, pidió y obtuvo la
IX
banda de General de División para D. Leo-
Los cincuenta y tres cadáveres de los asesi-
nardo Márquez; e igualmente le pidió para
nados quedaron insepultos y amontonados
un General Corona; la Catedral ostentaba
unos sobre otros, enteramente desnudos
en sus torres colgaduras rojas (color de san-
además, pues la soldadesca reaccionaria los
gre) y unos cuantos fanáticos presentaron a
había despojado de cuanto tenían. Cuando
Márquez una banda también de color rojo.
las madres, las esposas, los hijos o los her-
No faltó por supuesto el indispensa-
manos de los muertos acudieron al lugar del
ble Te Deum. Por último, y como digno co-
acontecimiento y reclamaron a sus deudos
ronamiento de tantas sangrientas farsas,
para darles sepultura, hasta ese último y
la entrada triunfal del ejército, con el que
tristísimo consuelo les fue negado.
venían unas pobres mujeres en calidad de
Dos días después, el 13, los cadáveres
prisioneras, a quienes apedreó el populacho,
fueron colocados en unos carretones donde
y varios heridos, también prisioneros, que
iban colgando las cabezas y dando un horro
mezclaban sus ayes de dolor al ruido de las
roso espectáculo, hasta que fueron arroja-
dianas, de los cohetes y de las campanas de
dos a cierta distancia de la población, cerca
las iglesias.
del que hoy es San Pedro de los Pinos, en
Pero el colmo de lo grotesco estuvo en
una barranca, donde quedaron por mucho
el siguiente episodio. En la Plaza de Armas,
tiempo insepultos. Al ser conducidos así,
hoy de la Constitución, se colgaron en una
ocurrió todavía un incidente que revela la
gran estaca, una casaca militar y una banda
crueldad de aquellos infames. En el camino
azul, las cuales prendas, decían, que habían
se cayó uno de los cadáveres del carretón, y
pertenecido al inmaculado D. Santos Dego-
al romperse el cráneo sobre las piedras, abrió
llado. Inútil es decir que esas prendas apócri-
la boca. Un oficial creyéndolo vivo aún, le
fas fueron el udibrio de los fanáticos.
disparó su pistola. Mientras tanto en Méxi-
En la noche la Diputación y la Catedral
co tenía verificativo otro espectáculo repug-
estuvieron iluminadas, así como algunas
nante por su bajeza. Si bien la mayoría in-
casan, muy pocas, pertenecientes a reaccio-
mensa de los habitantes de la ciudad estaban
narios o a familias en las que el terror tenía
consternados, y en muchos apenas podía
apariencias de entusiasmo. ¡De manera tan
contenerse la indignación, el clero y el lla-
digna se celebró crimen tan horrendo!
mado Ayuntamiento, organizaron regocijos
Como reverso de la medalla, podemos
oficiales que resultaron la más ridícula paro-
decir en descargo de la ciudad y de la inmen-
dia de entusiasmo que se haya podido con-
sa mayoría de sus habitantes, que varias se-
cebir. Desde luego recibió Miramón las más
ñoras arrojaron de sus casas a los militares
aduladoras felicitaciones de sus secuaces por
que se ponían a referir las proezas de Miralos mártires de tacubaya
727
món y Márquez. Otras muchas, sin poder
Prueba de ello es la espontaneidad de la
contenerse, llamaron en alta voz asesinos e
última conmemoración que hizo este año
hipócritas a los jefes que conducían a los he-
(1896) el “Grupo Reformista y Constitucio-
ridos, y quisieron curar a esos desventura-
nal” de México, y los valientes discursos de
dos. Entre los estudiantes reino por mucho
los oradores, entre los que descolló el del res-
tiempo una grande y mal contenida indig-
petable anciano Guillermo Prieto.
nación. El mismo General Severo del Cas-
Y es que hay fechas inolvidables, y hechos
tillo, presentó su dimisión de la Secretaría
cuyo recuerdo jamás se borran. Nombres tam-
de Guerra que, como dijimos desempeñaba,
bién hay que pasan a la historia con indeleble
y de su empleo de General, reprobando los
estigma y lobreguez que espanta; porque no
asesinatos. Se recordará que este General era
bastan a proyectarles siquiera débil claridad,
pariente del joven Portugal que fue de los
algunos rayos de luz, ni los radiosos y brillan-
primeros ejecutados.
tes hechos de muchas de las víctimas que con
Tal es a grandes rasgos un ligero e imperfecto bosquejo de esta hecatombe. La memoria de ella no ha podido borrarse aún, y la indignación del partido liberal mexicano no se ha amortiguado todavía.
el martirio pasan también, pero de manera radicalmente distinta, a la inmortalidad. ¡Honor eterno a tan desventurados y nobles liberales! (Maldición para los asesinos! E. M. de los Ríos
Lic. Ignacio Luis Vallarta 1830-1893
Sobre las cenizas todavía calientes del sabio,
ponzoñadas zaetas; ¡volver al amargo deber
la admiración se levanta convocándonos al
de donde se acaba de salir sangrando…! Entonces tiene Vallarta el severo perfil del
póstumo apoteosis. ¡Es justo! Para Vallarta la Gloria ha teni-
magistrado espartano, la sublime obedien-
do reservas amargas, este campeón cayó sin
cia al deber como Licurgo. Acepta la Presi-
haber sentido sus halagos.
dencia de la Suprema Corte; emprende la
Los grandes servicios que prestó a la nación fueron de aquellos que no pueden estimarse sino después de mucho tiempo, o después de mucho análisis, dos condiciones ingratas para el verdadero mérito. Maltratado por las luchas públicas; acribillado de dolorosas heridas, pero no inválido para el bien de su patria, Vallarta había prescindido ya de la brega política aspirando tal vez a dejar en reposo, a no agitar ya más el vaso de su vida, en que se removían aún los revueltos cienos de la maledicencia y la difamación. Pero otra vez resuena la
grande obra, y apenas consumada renuncia al puesto, condenándose inflexiblemente al aniquilamiento político, para sancionar la re forma con el oleo de la abnegación y del olvido. Desde este momento Vallarta fue un litigante confinado a su despacho de jurisconsulto. Allí daba consultas profesionales, que por igual recibían el particular y el gobierno. Como abogado, Vallarta fue el autor de nuestra Ley de extranjería, en cuya exposición de motivos reveló conocimientos dignos de su esclarecida reputación de constitucionalista eminente, así como un concepto liberal de los derechos del extranjero en México.
terrible voz del salus populi que lo reclama al sacrificio.
“Hace muchos años, —decía en una carta, —que no trabajo para mi familia”.
Volver a la fatiga, al dolor, a la tempes-
Quien sepa lo que significaba para Va-
tad deshecha donde el dicterio azota, desga-
llarta la familia, podrá estimar en toda su
rra la injuria y el odio arroja su lluvia de em-
magnitud el corazón de este gran ciudadano,
˜ 729 ˜
que sacrificó al culto de su patria la excep-
virtudes de la democracia combatida por to-
cional adoración que sintió por su esposa
das las tempestades de la reacción. Jalisco,
y por sus hijos. Era Vallarta de los que con
heroica tierra mexicana en que se manifes-
ser tan circunspecto, tenía complacencias y
taron en sus tendencias más apasionadas las
debilidades de amor para sus hijos, que lo
ideas revolucionarias de la reforma social,
obligaban a cantar pastorelas con ellos y a
fue cuna de muchos hombres que se distin-
pedir posada las noches de Navidad.
guieron por su intrepidez, por su amor a la
La faz por donde dejó la más viva impresión de luz esta gloria mexicana, fue la de su sabiduría en la ciencia del Derecho. Deplorando su muerte, acaecida el 31 de Diciembre de 1893, entre otras cosas decía un periódico extranjero: “vallarta y john marshall.— Jurisconsulto grande e ilustre, no estaba en fama confinada a su país natal, sino que era conocido en el exterior como una autoridad internacional de primer orden. En muchos aspectos se asemejaba al ilustre jurisconsulto americano John Marshall, y hay un paralelo curioso entre las vidas de los dos grandes abogados, mexicano y americano. Cada uno de ellos sirvió a su patria en la guerra; cada uno ocupó un asiento en el Congreso de su Nación, desempeñó puestos en el Gabinete y fue Presidente de la Suprema Corte de la Federación. Y cada uno de ellos contribuyó a la interpretación de la Constitución de su país. El Sr.
libertad, por su ciencia, y en fin, por otras cualidades dignas de admiración. En Guadalajara, la capital de este Estado, nació el 25 de Agosto de 1830, el ciudadano ilustre de quien nos ocupamos. Fueron sus padres D. Ignacio Vallarta y Doña Isabel Ogazón. La personalidad de Vallarta, como la de Zarco, Lerdo, León Guzmán y otras, se forma en un medio más refinado por la civilización de la época. Caracteres labrados desde los primeros años del individuo, por el cincel de la enseñanza. La cultura del país ha tenido siempre en Guadalajara uno de sus centros más importantes. Hay en esa ciudad cierto orgullo local, cierta personalidad, que debe atribuirse al concepto en que la tienen sus hijos, de haber sido foro de progreso para la nación. Hay aquí genialidad y un temperamento artístico que se revela en to-
Vallarta poseía como Marshall, el don de la
das sus costumbres. Allí pueden encontrarse
exposición legal constructiva. Era por natu-
columnas, pórticos, frisos y cúpulas; allí se
raleza un genio en leyes, y ha extendido en el
reproducen el triángulo ático y el acanto dó-
extranjero la fama de su patria”.
rico; allí se ven cornisas, fustes, arquitraves, imponentes reminiscencias del Partenón;
730
***
profusión del gusto decorativo en el interior
Juárez ha dicho que Jalisco es un Estado
de los templos; originales de vírgenes, debi-
consagrado por las luchas de la libertad.
dos al pincel de renombrados artistas; y algo
Representa en nuestros grandes conflictos,
de amenidad pompeyana en la topografía de
el campo en que se han puesto a prueba las
los edificios particulares.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
El Sr. Vallarta, como lo veremos después,
revolucionarios, él, frío, calculador, insensi-
aparece en nuestras luchas con fisonomía
ble a las pasiones de la tribuna, sin una fibra
particular, en que se descubre la acción de
de pasión política, vio surgir aquella Cons-
este medio que lo presenta siempre como un
titución como una gran estrofa del lirismo
elemento intelectual de la revolución.
popular, a la que él no podía llevar su con-
Los primeros pasos que este hombre no-
tingente de ideal. Vallarta tenía un cerebro
table dio en el camino de su brillante educa-
más sólido que los de la mayor parte de sus
ción, fueron debidos al Seminario. Aquí reci-
colegas, en todo admirables y abnegados
bió las primeras nociones, pasando, después
pero desprovistos del sentido práctico in-
de terminar sus estudios preparatorios, al Instituto del Estado. En 1855 Vallarta había concluido la carrera de abogado. Las aptitudes de Vallarta encontraron en los grandes sucesos que se desarrollaban a la sazón, amplio campo en que florecer. Era la época en que el talento tenía aplicación inmediata en la vida pública, contribuyendo en la resolución de los grandes problemas de la regeneración política del país. Desde luego fue uno de los designados por el voto popular para representar por el Estado de Jalisco las ideas de la revolución de Ayutla, en el Congreso Constituyente.
dispensable para no dejarse arrastrar por los más altos ideales del momento. Esta solidez en el juicio, este sentido práctico, es el que caracteriza a Vallarta como jurisconsulto, como legislador y como gobernante. Para demostrar este aserto, basta imponerse de las discusiones en que tomó parte durante las sesiones del Congreso Constituyente. Al discutirse el artículo 3º del proyecto que decía: “No hay, ni se reconocen en la República, títulos de nobleza, ni prerrogativas, ni honores hereditarios. Solo el pueblo tiene facultad de acordar recompensas a los que hayan
Parecía que Vallarta, conocido ya por sus
prestado servicios eminentes”. Vallarta vio que
facultades tribunicias y aventajadísimo co-
en estas últimas palabras perdía en precisión
nocedor de las leyes, joven todavía y verda-
el concepto, tanto como ganaba en sonori-
dero liberal, desempeñase un gran papel en
dad la forma en que estaba concebido.
los tempestuosos debates que precedieron
Pidió entonces que se suprimiera esta
al nacimiento de la Constitución. Y sin em-
frase, incorporando a la ley el otorgamiento
bargo no es así. Aquella profusión de temas
de recompensas públicas, entre las faculta-
ardientes y argumentos deslumbradores que
des concedidas al Congreso de la Unión.
electrizaban a la representación nacional;
Con este motivo mostró Vallarta un
aquellas sublimes ideas de libertad que hi-
gran poder analítico, al examinar en un no-
cieron tantas reputaciones en la tribuna y
table discurso, lo que debía entenderse por
tantos héroes en los campos de batalla, no
la palabra “pueblo”. Quiso determinar su
producían en su espíritu el enardecimiento
significación, despojándola de esa vaguedad
que llevaba a los demás hasta el frenesí.
que ha servido para todos los absurdos. Para
Llevado por los acontecimientos al seno
este efecto fue siempre tendencia suya sus-
de una corporación saturada de gérmenes
tituir estas abstracciones de la democracia, lic . ignacio luis vallarta
733
734
que prestigiadas por sus triunfos sobre las
Son notabilísimas sus ideas sobre juicio
tiranías, acaban por ser instrumentos de la
por jurados. Sus brillantes razonamientos
opresión demagógica. Cuando se puso a
para combatir la fracción IV del artículo
discusión la parte del proyecto relativo a la
24 del proyecto de Constitución, en que se
libertad del trabajo, Vallarta impugnó el
establecía esta forma de juicios obligatoria
artículo en que se decía que las leyes no po-
para toda la República, alcanzaron un éxito
dían autorizar las promesas que tuvieran
completo, modificando el curso de las opi-
por objeto el sacrificio de la libertad del
niones que en un principio se mostraban
hombre por causa de delito, observando con
adversas a él. Demostró que la Constitu-
justicia que toda prisión importaba necesa-
ción pedía una práctica imposible, y fue tal
riamente la pérdida temporal de la libertad.
la convicción difundida en los ánimos, que
Atacó también el artículo que se refería al
sus ideas fueron aprobadas por una mayoría
pacto de proscripción, diciendo que el cam-
numerosa.
bio de residencia no puede ser considerado
Al discutirse la abolición de la pena de
como destierro, y declarando que no alcan-
muerte y fijarse el establecimiento del siste-
zaba a comprender cuáles podían ser esos
ma penitenciario como término para aque-
contratos o convenios de proscripción.
lla prohibición, propuso que se impusiera
Hay un punto de la discusión en que
el plazo de cinco años para llegar a realizar
Vallarta aparece alegando la verdad en toda
dicho sistema. La proposición, aunque apro-
su cruel desnudez: nos referimos a la esclavi-
bada por unanimidad, no se ha cumplido ni
tud real de nuestros trabajadores del campo.
en los treinta y ocho años que han trans-
Mientras que nuestros legisladores confían
currido, exceptuando los Estados de Jalis-
en la eficacia de un mandamiento legal, y
co, Puebla, San Luis Potosí, Nuevo León y
proclaman la redención humana en las subli-
Guanajuato, que tienen ya establecidas sus
mes cláusulas de la libertad escrita, Vallarta,
Penitenciarías.
verdadero legislador mexicano, conocedor de
Por último, entre otras proposiciones
nuestros vicios sociales, con una conciencia
presentadas por Vallarta, encontramos la
perfecta de la inutilidad de la ley para remo-
supresión de las Comandancias Militares y
ver costumbres inveteradas, pidió que en la
la extinción de las alcabalas.
Constitución solo se consagrase el principio
Disuelto el Congreso Constituyente,
de la libertad del trabajo, combatiendo las
Vallarta se inició en otro orden de servicios
disposiciones secundarias por inútiles y no-
públicos. Aquí es donde se revela como or-
toriamente ineficaces, y recomendando que
ganizador y como hombre de gobierno. Sus
los puntos concernientes a monedas de es-
trabajos fueron de la mayor importancia, y
pecial circulación en las fincas, a abusos de
su abnegación tanto más noble, cuanto que
los dueños, etc., fuesen objeto de leyes regla-
el mérito de sus esfuerzos de jurisconsulto y
mentarias, susceptibles de responder a las cir-
de hombre de Estado, se perdían con el brillo
cunstancias propias de cada localidad.
de las glorias militares, en el teatro mismo
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
de los más sangrientos y fecundos combates
la Guerra al General Degollado, quien puso
librados allí durante la Guerra de Reforma.
a disposición del gobierno establecido por
Después del golpe de Estado de Comon-
Ogazón en Ciudad Guzmán, las fuerzas
fort, el Gobernador de Jalisco, General Don
mandadas por Cruz Aedo y el Coronel Me-
Anastasio Parrodi, protestó contra la dic-
dellín. Con estas fuerzas y las que Juárez
tadura militar, y ofreció en el Estado de su
facilitó a Degollado, Guadalajara volvió a
mando un asilo a los supremos poderes de
ser ocupada por las armas liberales. La lucha
la Unión.
por la República tenía, digamos así, dos ca-
El día 20 de Diciembre de 1857, Jalis-
pitales, dos centros de acción poderosos, dos
co reasumió su soberanía sometiéndose al
gabinetes que trabajaban constantemente
nuevo gobierno personificado en Don Beni-
por la salvación de las instituciones demo-
to Juárez, Presidente de la Suprema Corte.
cráticas; estas dos capitales eran, Veracruz
Parrodi propuso una alianza para defender
en Oriente, y Guadalajara en Occidente. En
la ley fundamental de la República ya ex-
Veracruz: Juárez, Ramírez, Lerdo, Ruiz y
pedida; alianza que fue secundada por los Estados de Aguascalientes, Colima, Guanajuato, Guerrero, Michoacán, Querétaro y Zacatecas, enviando sus representantes a Guadalajara, donde ratificaron el nombramiento de Parrodi, como General en Jefe del Ejército Federal. El 14 de Febrero de 1858, se constituyó en Guadalajara el Gobierno General. Agrupáronse al rededor de Juárez muchos jóvenes que después conquistaron un nombre glorioso. Contreras Medellín y los Herrera y Cairo fueron de estos jóvenes; Vallarta fue miembro de la “Falanje de Estudios”, como Miguel Cruz Aedo, Pérez Verdía, Andrés A. Terán, Emeterio Robles Gil y otros. Allí encontró la República, al parque grandes peligros, entusiastas correligionarios. La reacción intentó desde luego ocupar a Guadalajara, dirigiendo sobre ella a Miramón y a Osollo, que pusieron sitio a
otros; en Jalisco: Degollado, Ogazón y D. Ignacio Luis Vallarta. En aquellas circunstancias angustiosas y delicadas para la causa de la libertad, más que a la intrepidez de nuestros soldados debíanse los triunfos a la hábil y laboriosa dirección de las operaciones de la guerra, y al discernimiento de algunos pensadores consagrados al problema de la situación. El consejo del Gobernador de Jalisco fue decisivo muchas veces en circunstancias supremas, y Vallarta, como es sabido, fue uno de los colaboradores de este esclarecido liberal. En 1º de Octubre de 1858, hízose cargo de la Secretaría de Gobierno, abriendo la importante serie de disposiciones acertadas, con la creación de fondos para el sostenimiento, equipo y reforma del ejército. Esta medida se recomendaba por su oportunidad; la disciplina se había relajado a través de tantas deficiencias en la organización y privaciones sufridas en las vicisitudes de la campaña. Para
la ciudad. El gobierno de Juárez abandonó la
el efecto expidió una ley concisa y eficaz, en
plaza nombrando en Colima Ministro de
que se mandaba pagar anticipado un año de lic . ignacio luis vallarta
735
réditos, a todos aquellos que reconocieran
Jalisco, devastado por los ejércitos, car-
capitales píos o de corporaciones religiosas,
comido per las guerrillas, llegó a un estado
así como a los arrendatarios de fincas rústi-
excepcional de miseria pública. Pronto el
cas pertenecientes a dichas corporaciones,
ligero matiz que entre nosotros ha distin-
sin perjuicio de hacer efectivo para los mis-
guido la exacción de guerra del verdadero
mos fines, los arrendamientos atrasados. Los
atentado contra las vidas y las haciendas,
arrendatarios de fincas urbanas deberían pa-
tomó el aspecto de un pillaje con bandera
gar mensualmente, exceptuando de las pres-
roja o verde.
cripciones de la ley, las rentas destinadas a hospicios, colegios y capellanías laicales.
736
Jalisco tuvo entonces un bandidaje de sombría celebridad. Los nombres de feroci-
Proponiéndose la recaudación de fon-
dades más temibles que se recuerda desde
dos para tan perentorio objeto como el de
la independencia a nuestros días, son los de
la guerra, la ley estableció la forma en que
Antonio Rojas y Manuel Lozada.
debían percibirse los recursos con procedi-
Cada barranca o desfiladero, cada pa-
mientos tan atinados, que no daba lugar a
raje, cada camino público, era un girón de
morosidades de ninguna especie, cerrando la
territorio sustraído al dominio del orden,
puerta al fraude mediante la declaración de
por otros tantos reyezuelos de cuadrilla, que
nulidad de todo pago que no se sujetara a las
pasearon por los campos su bandera de robo
condiciones requeridas por la ley.
y de asesinato. Luego, el pillaje invadió las
No fue para Vallarta un obstáculo para
poblaciones y hormigueaba en las ciudades,
atender los intereses del orden y seguridad
amagándolas en sus más caros e íntimos
públicos la crítica situación del momen-
intereses.
to con el que tuvo la imperiosa necesidad
Vallarta, el alma civil del gobierno local,
de combatir. —Jalisco fue desde el princi-
abrió su campaña de disposiciones, de ban-
pio hasta el fin de las guerras de Reforma
dos de policía, de leyes penales contra el de-
e Intervención, el teatro en que sin tregua
lito: tomó bajo su patrocinio el orden social
ni descanso se levantaban, unas tras otras,
y levantó sus diques de gobernante y legis-
innumerables masas de combatientes que
lador contra el oleaje de criminalidad que se
rodaban por los campos y sierras del Esta-
desbordaba en el Estado.
do, chocaban entre sí con furor, haciéndo-
Un acontecimiento vino a interrumpir
se pedazos, disgregándose al golpe de las
esta tarea. El Gobierno de la República, res-
derrotas, para volver a tomar cuerpo bajo el
tituido a su residencia a consecuencia de la
prestigio o el poder de los caudillos. Aquí es
ocupación de Guadalajara por Degollado,
donde recibió el primer hospedaje el Gobier-
Ogazón, y otros jefes, tuvo que cambiar
no de la República arrojado de su residencia
los bagajes administrativos en bagajes de
por la reacción, y aquí es donde Márquez y
campaña. Con efecto, el 14 de Diciembre de
Miramón abrieron encarnizadas campañas
1858, Vallarta y Ogazón se encontraban con
contra el ejército constitucional.
el ejército republicano a una legua de Pon-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
citlán, en un rancho llamado San Miguel,
pactado con el infortunio todo género de
que dio su nombre a una acción de guerra
pruebas y reveses. Vallarta decía a sus ami-
entre Miramón y Degollado.
gos al alejarse derrotado de la ciudad de
Allí fue donde Vallarta recogió también
Guadalajara “ya volveremos a ella”.
en el campo del desastre su parte de dolor,
Así desapareció, entre las sombras de la
su haz de espinas, con que la desgracia tejió
memorable noche de veinticuatro de Mayo,
tantas coronas para la frente de aquel gene-
aquel cuerpo de ejército, destrozado, dejan-
ral sin fortuna, de aquel caudillo sin laureles
do a su paso miembros sangrientos, como
que lleva el nombre ilustre y conmovedor de
en Sayula el cadáver de Contreras Medellín,
Santos Degollado.
alejándose rumbo al Sur de Jalisco, donde se
Desde la fecha de este acontecimiento principió para el gobierno local una época de
puso bajo las gloriosas banderas del general Zaragoza.
prueba y abnegación. Como los hombres
Miramón, que había llegado a Gua-
que seguían a Juárez, pudo sentir Vallarta
dalajara tres días después de levantado el
todo el peso de esta misión (Gobierno), cuando
asedio, salió a los pocos días, 8 de Junio de
ha perdido el encanto del poder, el resplan-
1860, acompañado de Mejía y D. Severo del
dor de la posición, las compensaciones del
Castillo, con una fuerza de 6,000 hombres,
éxito y queda solo el descarnado esqueleto
anunciando la victoria y casi llevando por
del deber, el deber que es la marcha forzada,
anticipado el convencimiento de dispersar
la fatiga del trabajo, el pan áspero y escaso,
las fuerzas constitucionalistas. Pero Zarago-
los horizontes sombríos, las tardes tristes de
za estaba allí, prudente, activo y previsor, en
los derrotados…
la cuesta de Ciudad Guzmán, bien fortifica-
Así peregrinó el gobierno de Jalisco has-
do, hasta el punto de contener a Miramón,
ta el mes de Abril de 1859 en que se abrió
quien sintiéndose frente a frente a un ver-
por la fuerza de las armas las puertas de
dadero militar, resolvió retirarse, lo que hizo
Colima cuya ocupación prestó importantes
en dirección a la capital del Estado.
recursos para organizar movimientos más
A principios de Agosto se movió el ge-
serios, sobre la capital del Estado de Jalisco.
neral Zaragoza en dirección a Guadalajara,
En 24 de Mayo de 1860, figura Vallarta,
pero a una legua de la ciudad tomó el cami-
con el general Pedro Ogazón, entre los que
no de Oriente efectuando en Silao su reu-
asistieron al cerco de guerra que el general
nión con González Ortega, y mientras que
Uraga puso a Guadalajara. El ataque no
Ogazón hostilizaba a Castillo, obstruyendo
tuvo éxito, y las fuerzas constitucionalis-
todo auxilio a Miramón, las tropas consti-
tas se vieron obligadas a retirarse, dejando
tucionalistas alcanzaban una completa vic-
a su jefe horriblemente mutilado entre los
toria sobre la reacción.
enemigos.
Ogazón estableció su gobierno en Gua-
Este desastre no afectó ni desconcertó
dalajara, expidiendo desde luego las leyes
el ánimo de las tropas liberales, que habían
que de mandaban las circunstancias. En lic . ignacio luis vallarta
737
738
ellas se descubre el talento claro y práctico
Así sucedió en efecto. Vallarta tuvo que
del Lic. Vallarta. Estas leyes, fueron las si-
emigrar del Estado para salvarse de las per-
guientes:
secuciones del Imperio en tierra extranje-
Prórroga de los plazos de todas las obli-
ra, todo el tiempo que duró el gobierno de
gaciones por un tiempo igual al que había
Maximiliano. Poco tiempo después de la
durado el sitio de la ciudad. Exención para
restauración de la República, fue nombrado
igual periodo, del pago de rentas, en favor de
por Juárez para encargarse de la Cartera de
los arrendatarios de bienes religiosos. Auto-
Gobernación. Vallarta desempeñó este en-
rización de la moneda acuñada por Castillo,
cargo desde el mes de Marzo hasta el de Sep-
que no había declarado falsa en los momen-
tiembre del año siguiente, en que presentó
tos del sitio. Denegación de las facultades de
su renuncia. Sus actos en el Ministerio se
que gozaban los jefes del ejército para impo-
distinguieron por su acierto y espíritu prác-
ner préstamos. Reconocimiento de algunas
tico, que contribuyeron al restablecimiento
deudas contraídas para las necesidades de la
de las instituciones republicanas profunda-
guerra. Refundición del Seminario conciliar
mente trastornadas por las reformas monár-
y la Universidad en el Instituto de Ciencias
quicas.
y Letras. Establecimiento del orden consti-
Del Gabinete, Vallarta pasó a la Cámara
tucional en todo el Estado, y extirpación de
en virtud de la elección popular que lo había
los elementos revolucionarios que amenaza-
agraciado como representante del Estado de
ban al gobierno de Tepic.
Jalisco. Por este tiempo se suscitaron en el
Cuando la batalla de Calpulalpan abrió
seno del gobierno de Jalisco, divisiones anár-
por fin la puerta de la Capital de la Repú-
quicas que comprometieron seriamente su
blica al gobierno de Juárez, Guadalajara dis-
tranquilidad. El gobierno Ejecutivo repre-
frutaba ya de tranquilidad completa, y sus
sentado por Gómez Cuervo, había llegado
habitantes se entregaban al trabajo, protegi-
a hacerse odioso a la sociedad. Un hecho
dos por las sabias disposiciones de su gobier-
había colmado la paciencia de los pueblos,
no reconstituido pronto y hábilmente por
exaltando los ánimos contra el poder. Dos o
Vallarta.
tres desgraciados a quienes se les imputaba
En las elecciones verificadas en Jalisco el
el delito de plagio, fueron víctimas de una
año de 1861, fue nombrado primer insacula-
intriga en que campeaban todos los refina-
do del gobierno, y la Legislatura lo designó
mientos de la infamia. Para arrancarles el
para sustituir a Ogazón durante una licen-
secreto de su crimen fueron amagados con
cia que se le concedió.
la pena capital, con todo el aparato de este
Natural era que, habiendo desempeña-
castigo pavoroso. Una vez encapillados re-
do Vallarta tan activo papel en el triunfo y
cibieron dos sacerdotes que los exhortaron
organización de las prácticas republicanas,
a depositar en el secreto de la confesión lo
fuese uno de los designados por el odio con-
que no habían conseguido los interrogantes
servador para el castigo y la expiación.
extrajudiciales a que se les había compelido.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Al día siguiente, cuando se les interrogó
preocuparse gran cosa de aquella manifes-
nuevamente para que confesaran su delito,
tación escandalosa, continuó hasta concluir
oyeron con sorpresa la exacta exposición de
su obra.
los hechos como los habían referido. Dos
Los amotinados se agolpaban ante la
hombres aparecieron como inesperados tes-
puerta de la habitación, que oficiosas órde-
tigos de su propia confesión. Los miserables
nes habían hecho cerrar sólidamente. Cuan-
reconocieron sorprendidos en aquellos hom-
do la multitud gritaba más amenazante,
bres, a los sacerdotes de la víspera. Eran dos
presentándose a su imaginación detrás de
agentes de la policía, que llevaban todavía
aquellas paredes el espectáculo de una fami-
en la cabeza la corona con que se dispusie-
lia sobrecogida por el pánico y de un hombre
ron a la vil simulación, sorprendiendo la
desencajado, pálido, tal vez dispuesto a la
buena fe de aquellos dos desgraciados que
ocultación o a la fuga, abrióse de improviso
sin más formalidades fueron fusilados. La escisión del gobierno agrupó al Ejecutivo por una parte bajo la dirección de Gómez Cuervo, y por otra a la Legislatura que nombró un Gobernador interino. Como resultado de estas divisiones, el poder Legislativo acudió al Centro solicitando el apoyo de la fuerza federal. Juárez apoyó a la Legislatura. Cuervo abandonó el gobierno y Vallarta fue designado como candidato por la Legislatura, y confirmada esta elección por el gobierno Federal. Este nombramiento fue pésimamente acogido por la masa popular, que veía en Vallarta el instrumento de que el juarismo se servía, para contrariar las ideas revoluciona-
súbita y francamente la puerta del zaguán. Vallarta apareció como siempre, solo, sin aires de temeridad militar ni alarde de cómico que representa su papel de intrepidez, con toda la tranquila naturalidad del valor civil equilibrado sobre las excelentes cualidades de consumado hombre público. La multitud suspensa, esperando quién sabe qué ingente conflicto, vio con la más profunda sorpresa, salir a aquel hombre como todos los días, con la cabeza convulsiva de pensador ensimismado, la mirada vaga, imponente de sencillez y entereza. La turba estorbando el tránsito le cerraba el paso sobre las banquetas. —Con permiso, señores, —dijo Vallarta. A su voz la gente le hizo campo; atrave-
rias diseminadas ya en el país por el rebelde
só entre la multitud asombrada, sin que se
de la Noria entonces, ya el pronunciado de
hubiese oído contra él un solo grito.
Tuxtepec algunos años después.
Cuando llegaba a Palacio, un grupo de
Un día se amotinó la muchedumbre a
ayudantes acudía a su encuentro para ofre-
las puertas de su habitación lanzando sedi-
cerse a sus órdenes de parte del General Co-
ciosos “mueras” y otras exclamaciones alu-
rona, jefe a la sazón, de las tropas federales
sivas a su personalidad. Vallarta infatigable
en el Estado.
y laborioso, se ocupaba de uno de tantos proyectos de organización hacendaria. Sin
—Gracias, —les dijo Vallarta —no hay para qué dar a ustedes molestia alguna. lic . ignacio luis vallarta
739
***
Lastimado Vallarta por las represalias
Otra vez se le esperaba a la puerta del Pala-
sangrientas de la lucha política que lo pre-
cio, adonde debía asistir a leer su informe
sentaba, —según dice él mismo en una car-
ante la Legislatura. Tratábase de darle una
ta dirigida a D. Porfirio Díaz —“como tipo
cencerrada después del acto oficial. La acti-
de ambición rastrera, ansiaba desmentir con
tud de sus enemigos no podía ser más hostil;
sus hechos aquella calificación”. A este efec-
algunos pensaban llegar a ciertas vías de he-
to suplicó empeñosamente al Sr. Tagle, por
cho irreverentes para la autoridad. Vallarta
quien supo que se pensaba en él para la Pre-
lo supo, evitó todo alarde de precaución y de
sidencia de la Corte, que lo excluyera de la
fuerza pública. Un murmullo desfavorable
lucha electoral, proponiendo en lugar suyo
se levantó a su llegada; todo presagiaba un
a Benítez o a Ogazón. No obstante las razo-
desenlace escandaloso; pero Vallarta tomó
nes expuestas para apoyar esta abstención,
la palabra, desarmó a sus enemigos, y toda la
manifestáronle que había sido irrevocable-
mala voluntad de aquel auditorio se resolvió
mente designada su candidatura, impuesta
en aplausos frenéticos y aclamaciones estre-
por exigencias poderosas de pública utilidad.
pitosas.
Vallarta creyó entonces que debía ceder, sacrificando por unos días más sus deseos y ***
sus intereses; pero impuso la siguiente con-
Como Gobernador Vallarta fue activo, fe-
dición que reproducimos en los mismos tér-
cundo y de iniciativa. Fue un verdadero
minos con que la expresó en la carta a que
constructor político del orden y de la paz
nos hemos referido.
local. En 1875, año en que cumplía su periodo
sentaremos como reforma constitucional, la
constitucional, fue nombrado para desem-
de que las faltas del Presidente de la Repú-
peñar el cargo de Senador. Desempeñó la
blica no las supla el de la Corte, sino uno de
Cartera de Relaciones en la primera admi-
los tres insaculados que nombre el Congreso
nistración de Don Porfirio Díaz.
en cada caso, y cuyos insaculados se han de
El último cargo que desempeñó fue el de Presidente de la Suprema Corte.
740
“Luego que el Congreso se instale pre-
elegir popularmente como el Presidente”. “Como una vez asegurado el futuro Pre-
Si no hubiéramos recogido en esta bio-
sidente de que nada tiene que temer de la
grafía brillantes hojas de su carrera política,
Corte, las principales razones por las que me
tan notable como orador, como especialista
exigen que acepte la candidatura desapare-
en el conocimiento de nuestras leyes pasi-
cen del todo, convenimos que tan pronto
vas, como legislador y como gobernante,
como el Congreso vote aquella reforma, yo
sería suficiente para su gloria y para la de
quedo en libertad de renunciar a la Presiden-
su patria, la última campaña de ciencia y de
cia de la Corte. Iniciando yo la reforma, no
pacificación, emprendida por él en la Presi-
sólo pruebo que no ambiciono los grandes
dencia de la Suprema Corte.
poderes, sino que hago al país el servicio
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
muy positivo de extinguir uno de los gér-
sus facultades dentro de un criterio más
menes de trastornos públicos que la Consti-
consecuente al objeto de su institución; le
tución contiene”.
limitó el verdadero alcance de su dominio
Y como lo prometió, cumplió formal-
jurídico para “dar dentro de la ley fuerza al
mente sus promesas este caudillo de la ley.
gobierno y derecho al ciudadano” y para sal-
Desde que ocupó la alta magistratura de la
var la soberanía de los Estados, la separación
Corte en 1878, se consagró al trabajo. Juez,
de los Poderes y las libertades públicas, de
legislador y maestro, Vallarta, al mismo
aquella siniestra absorción de la jurispru-
tiempo que sentaba una jurisprudencia re-
dencia federal.
generadora, consignaba en votos memora-
Y sin embargo, esta grande obra llevada
bles la doctrina constitucional, sobre datos
a cabo bajo la influencia de una necesidad
expresos de una legislación verdaderamente
imperiosa e irresistible, fue, no en la con-
nacional.
ciencia de Vallarta, sino en la evolución de
Su programa de jurisconsulto abraza la
los sucesos políticos, así como en el egoísmo
resolución de los siguientes problemas de
calculador y deliberado que se ha impues-
Derecho Federal: deslinde y determinación
to desde que se consumó la reforma has-
de sus atribuciones del Centro y los Estados;
ta hoy (1896), una conquista propicia a la
reorganización del verdadero magisterio de la
concentración de las soberanías, poderes y
Suprema Corte, reduciendo el carácter de
libertades públicas, libradas del gobierno de
sus atribuciones a un fin eminentemente ju-
los ambiciosos de toga, pero no del gobierno
dicial; y por último, perfección de este ins-
de los ambiciosos de galón, indudablemen-
trumento de la justicia nacional: el amparo,
te que Vallarta cumplió como sabio y como
cuyo uso inmoderado puede convertirse
patriota. No podía arredrarse ante la consi-
en taladro de los demás poderes públicos y en
deración mezquina de que las instituciones
centro de un absolutismo jurídico. A estas
que él pretendió salvar, estaban condenadas
concepciones corresponden los cuatro vo-
a inmediato aniquilamiento. ¿Qué hizo Va-
lúmenes de un libro titulado: Cuestiones
llarta de ese poder desvinculado de la Corte
Constitucionales, (colección de principios
con la supresión de la Vicepresidencia? No
aplicados a la resolución de los negocios
fue un prurito de letrado su pensamiento
más notables que se presentaron a la Corte
de deslindar soberanías, ni de independizar
desde Mayo de 1878 hasta Noviembre de 1882)
técnicamente la acción de los poderes, sino
y el que con el título de El Juicio de Amparo, y
que se proponía una separación positiva por
el Habeas Corpus imprimió en 1871. Contiene
repugnancia a la usurpación, por convenci-
una comparación luminosa de esos dos de-
miento de las ventajas que ofrece la división
rechos y un homenaje a la superioridad del
del trabajo político.
maestro.
Y procurando la descentralización de po
Vallarta desvinculó de la Suprema Corte
deres, vino su obra, por efecto fatal de las
la Vicepresidencia de la República; encauzó
circunstancias, a dejar todo aquel poder lic . ignacio luis vallarta
741
disputado a la Corte, a disposición de otros
tintos; debemos congratularnos al vernos
intereses, en los que se ha reproducido el fu-
agrupados en torno de una tumba a la que
nesto vicio que en aquel Tribunal se propuso
nos ha atraído, no el interés calculador del
extirpar.
logrero político, no los reclamos hipócritas a las convenciones sociales, ni siquiera los ***
sagrados deberes de la gratitud, sino un sen-
El trabajo social que representa Vallarta en
timiento más elevado, un impulso más no-
la Presidencia de la Suprema Corte de la Na-
ble. Hemos sido atraídos aquí por la religión
ción, es inmenso.
de la ciencia, por la religión de la justicia.
Vibrante e inspirado uno de sus panegi-
Porque el hombre a cuya memoria veneran-
ristas, el Sr. Lic. Jacinto Pallares, nos describe
da consagramos esta triste solemnidad, fue
esta magnífica personalidad. He aquí una
en México el más alto representante de la
oración que es un canto:
ciencia jurídica y la más noble encarnación
“Podrá algún día el soplo de las revolu-
742
de una magistratura santa e incorruptible.
ciones del espíritu humano, demoler los al-
Permitidme, pues, señores, que aban
tares levantados por la mano del sacerdote y
done a labios más elocuentes y a criterios
apagar las lámparas del santuario donde han
más iluminadas, el panegírico del estadista
orado y seguirán orando millares de creyen-
que dos veces rigió los destinos de la Repú-
tes; pero mientras la humanidad exista, el
blica, como Secretario de Relaciones y de
sepulcro de un grande hombre será siempre
Gobernación; del político cuyos prematu-
altar imperecedero, donde la ciencia encon-
ros talentos le hicieron recorrer muy joven
trará problemas pavorosos, la filosofía espe-
aún la escala de puestos distinguidos en su
ranzas mesiánicas y la historia un foco de
Estado natal, desde Secretario de Gobierno
luz y una página de enseñanzas inmortales”.
hasta Gobernador Constitucional; del ciu-
El culto de los grandes hombres, es la
dadano y del repúblico abnegado que aban-
religión de lo verdadero y de lo bueno; y así
donó la tranquila y lucrativa labor del foro y
como el apoteosis del vacío y del crimen
del estudio, librando su vida y su porvenir
triunfantes, denuncia la degradación moral
en los campos de batalla, en defensa de sus
de un pueblo, así también, el culto desinte-
desinteresadas convicciones; del diputado al
resado que se tributa a la memoria del hom-
Congreso Constituyente, que en su primera
bre virtuoso, es la revelación más solemne
aparición en la asamblea más augusta que
de una conciencia nacional esclarecida por
ha tenido el país, trazó con previsora sabi-
purísimos ideales.
duría la esfera honrosa y digna de nuestras
Nosotros, que hemos sido testigos de
relaciones internacionales, sorprendiendo a
la insolente deificación, con que en un día
los legisladores de 1857 con un caudal de
no lejano, se honrara la memoria de hom-
profundas reflexiones y de elevadísimos
bres que fueron la encarnación de las más
conceptos; del profundo legislador que en-
bajas pasiones y de los más abyectos ins-
contró en los secretos de una erudición in
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
sólita en nuestro foro, las fórmulas sencillas
ni en los heroísmos del valor, sino en el pro-
del derecho internacional privado; permitid-
fundo sentimiento de nuestra dignidad, de
me también que abandone al calor de los
nuestra misión, de nuestro sacerdocio en la
debates políticos, la reivindicación del im-
familia, en la sociedad y en la historia. Hay
provisado caudillo sobre cuyas proezas mili-
hombres en cuyo corazón existe un caudal
tares se ha cernido la calumnia con su garfio
de sentimientos purísimos y de afecciones
de víboras. Yo solo intento delinear ante el
inagotables, y que tienen abierta su alma a
cariño de nuestros recuerdos, al hombre en
todo propósito levantado, a toda idea gene-
su elevación moral, al sabio en sus atrevidas
rosa, a todo sacrificio sublime. En ellos el pa-
conquistas, al Magistrado en sus santas
triotismo no es un cálculo mercenario, ni el
austeridades.
valor un alarde o una crueldad, ni la ciencia
Uno de los primeros oradores de la tri-
una vana hinchazón, ni los puestos públicos
buna inglesa, que es también un filósofo
un oficio que explotar; sino que todas las si-
profundo, ha dicho que el genio y el talento
tuaciones de su vida, todas las actividades
no bastan para avasallar la conciencia hu-
de su espíritu, las subordina con irresistible
mana; pues si el prestigio de esas dotes al-
espontaneidad a los intereses de la justi-
canza a provocar la admiración del espíritu,
cia y al bien de sus semejantes. Y Vallarta
no se imponen al sentimiento como altos
pertenecía a ese pequeño grupo de seres
ejemplos que imitar y enérgicos estímulos
escogidos.
de mejoramiento y perfección moral. En las
En los altísimos puestos que ocupó; allí
grandes conmociones sociales es impercep-
donde el tráfico indecoroso de los intereses
tible la línea que separa al héroe del bandido;
públicos ha enriquecido a tantos advenedi-
y muchas veces al patriota que derrama su
zos; allí donde la fiebre de la ambición ha
sangre y se transforma en caudillo, ha veni-
corrompido tantas conciencias; allí donde
do al combate escapándose de las infamias
por lo menos, el vértigo del orgullo ha per-
del presidio. En la esfera de las actividades
vertido tantos caracteres; allí se conservó
científicas y artísticas, la historia registra
Vallarta con manos limpias, con austeras
el nombre del inmortal Bacon mancillado
costumbres, con la modestia y sencillez de
con las bajezas de la concusión y del pecu-
un simple ciudadano; y cuando al descender
lado; el genio de Quevedo brotando del cie-
de las solemnidades del poder público vol-
no de costumbres disolutas, y las atrevidas
vía a la vida de las afecciones domésticas,
creaciones de Benvenutto Cellini y Miguel
y entraba al santuario del hogar, no tenía
Ángel Caravagio, surgiendo maravillosas de
que hacer esfuerzo alguno para cambiar
manos manchadas con vil asesinato.
las corrientes de su energía moral y apagar
El triunfo más alto de la naturaleza hu-
ambiciones bastardas que nunca abrigó su
mana, la representación más noble de nues-
corazón. El mismo impulso, el mismo sen-
tra especie, la plenitud divina de nuestro ser
timiento generoso que se exhalaba como pa
no radica, no, en los arranques del talento
triotismo sincero en el gobernante, como lic . ignacio luis vallarta
743
744
valor militar en el caudillo, como actividad
de los enemigos políticos, a esa trabilla de
científica en el magistrado; ese mismo sen-
canes rabiosos, como les llamaba Altamira-
timiento se trocaba sin violencia ni lucha
no, a las burlas y a la caricatura de periodis-
en desinteresado patrocinio del débil y del
tas insulsos pero populares, entregar a este
oprimido, en ocultos servicios de consejo y
farisaísmo organizado para el asesinato mo-
auxilio derramados en el seno de la amistad
ral, nuestra honra, nuestro decoro, nuestra
y en caudal inagotable de afecciones domés-
misión, nuestro ser íntimo; sin otro móvil
ticas santificadas por una austeridad de cos-
que el cariño a la justicia, sin otro interés
tumbres sin ejemplo. Y es, señores, porque
que el irresistible sentimiento de la verdad;
como os decía hace un momento, el hombre
sin la esperanza de los aplausos ni las co-
perfecto en el orden moral, lleva en el fondo
ronas que ciñen la frente de los héroes, sin
íntimo de su conciencia el germen de todas
otra recompensa que la aprobación Aislada
las virtudes; para él no es una casualidad el
y fría de algún erudito, sacrificarse así en ese
patriotismo, ni un accidente la integridad,
calvario de las venganzas y de los oprobios
ni un cálculo el heroísmo; todos los grandes
populares, es ciertamente la manifestación
hechos que bastardean y empanan el interés
más augusta de una rectitud de carácter y
y el egoísmo en caracteres sin mérito mo-
de una conciencia elevadísima, rayana del
ral intrínseco, se acrisolan en el hombre de
heroísmo.
sentimientos puros, porque en ese hombre
Y bien, Vallarta consumó ese sacrificio, y
todos sus actos son la eclosión espontánea
lo consumó en el silencio de los aplausos, en
y natural de una organización privilegiada,
el vacío desolador de todas las gratitudes; y
de un equilibrio divino entre sus deseos, sus
es hoy quizá la primera vez que resuena una
sentimientos y sus convicciones. Un día, se-
palabra de reconocimiento para el atrevido
ñores, tuvo que presentarse en una lid más
adalid de la paz pública, para el ignorado
peligrosa y más reñida que las que se libran
sacerdote de la ley, que hace tres lustros ce-
en los campos de batalla. Para arriesgar la
rró el primero en este país de revueltas como
vida material bastan los impulsos de la va-
la llave de oro de la ciencia, el templo de
nidad, los estímulos del orgullo o las exigen-
Jano que cerrar no pudieron las sangrientas
cias de una dignidad bien o mal entendida; y
hecatombes de la defensa nacional.
por centenares se cuentan los hombres que
La tradicional anarquía de nuestro ca-
por vocación juegan su vida en los comba-
rácter levantisco, vencida ya en los campos
tes o que por frívolos motivos la entregan
de batalla y sin bandera legítima que enar-
al azar de un duelo. Pero entregar la perso-
bolar después de consumada la regeneración
nalidad moral, esto es, la reputación, el por-
política de nuestras instituciones, buscó
venir, la esencia del yo, todo lo que es, todo
abrigo y amparo en el santuario mismo
lo que constituye nuestra individualidad
de las leyes y por una funesta fatalidad de
moral y social, entregarla al ludibrio de los
nuestra historia, encontró protección en el
ignorantes, al encono de los partidos, a la ira
más respetable, más poderoso y más auto-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
rizado de nuestros tribunales. La Suprema
a reunir el sufragio de calurosos políticos, de
Corte de Justicia llamada a ejercer las fun-
reputados jurisconsultos, de eminentes esta-
ciones sagradas de pacífica distribuidora del
distas prestigiados con las glorias de grandes
derecho entre los hombres, se vio envuelta
méritos; y al amparo de voces tan autoriza-
en el torbellino de las pasiones políticas,
das llegó a ser un canon de nuestro derecho
abandonó la severidad augusta del Pretorio,
constitucional, que la Suprema Corte desde
y se lanzó con el frenesí del partidario a las
el Sancta Sanctorum de su inviolabilidad po-
luchas del club, obligando a la ley a conver-
día soberanamente, como los pontífices de
tirse en agente de intrigas y rivalidades de
la Edad Media, dar y quitar legitimidad a los
facciones. ¡El sereno dosel de la Justicia cu-
poderes públicos, erigirse en comercio infa-
brió entonces con su púrpura veneranda un
lible y en el único representante del voto de
grupo de conspiradores togados, lanzando
los pueblos.
el rayo aterrador que amenazaba la sobera-
Bajo el imperio de estos dogmas y en uno
nía de los Estados, que despedía siniestros
de los más críticos momentos de nuestra
reflejos en torno de la silla presidencial y que
historia, entró Vallarta a desempeñar las fun
estaba próximo a estallar en el seno mismo
ciones de primer Magistrado de la Justicia
de la Asamblea legislativa! El recurso de
Nacional, y desde luego se encuentra frente
amparo se convirtió en poder absoluto para
a frente de ese fanatismo jurídico y político
destruir la legitimidad de todos los poderes
a la vez, el cual por una perversión de ideas
nacionales constituidos, para dar y quitar la
común a todos los fanatismos, invocaba en
soberanía de los Estados, para deponer Le-
su defensa las tradiciones y prácticas libérri-
gislaturas y para levantarse frente a frente
mas del pueblo más liberal del mundo; las
del Poder Ejecutivo de la Unión, disputarle
doctrinas y ejecutorias de eminencias como
su origen, negarle su existencia y anatema-
Jefferson y Hamilton; la misión novilísima y
tizar sus títulos. Esta inmensa revolución
augusta que en todos los pueblos libres tiene
social envuelta en expedientes jurídicos y
el poder judicial, y las frases ampulosas que
frases latinas; esa santificación sacrílega de
se escaparon a nuestros constituyentes en el
la revuelta que desconocía el significado
calor de su elocuencia tribunicia.
de la historia y nos colocaba en la situación de
Entonces comenzó para Vallarta una
haber luchado medio siglo por conquistar la
cruzada en la que tenía que luchar a la vez
democracia y la separación de poderes, para
con las armas de la ciencia y con la triple
venir después a abdicar los triunfos de la
armadura de un valor civil indomable. En su
ciencia y los triunfes de mil combates en un
elevada previsión comprendió que la revolu-
grupo de individuos irresponsables, creando
ción, vencida en el campo de batalla, no lo
un absolutismo y una tiranía jurídicos en
estaría en el juego de las instituciones mien-
nombre de un código redactado en odio a
tras todas las ambiciones bastardas, todos
todos los absolutismos; esa monstruosidad
los odios de partido, todos los descontentos
constitucional y social, llegó, sin embargo,
del orden pudiesen comprar en el tribunal lic . ignacio luis vallarta
745
más caracterizado del país, un salvo conduc-
espíritu superior a todas las bajezas del mo-
to para todas las revueltas legales.
mento, hizo triunfar el derecho del orden
En su profunda rectitud sintió que sus
sobre el derecho de las revueltas; sacrificó
funciones, en ese momento de la historia, le
la boga de efímeros aplausos a los intereses
imponían el deber indeclinable de sacrificar
permanentes de la ley; aceptó el insulto, la
popularidad, reputación, porvenir, aspira-
burla y la calumnia; y una vez consumado
ciones legítimas a la santa causa de la paz
el sacrificio y conquista del dogma de la
nacional.
paz constitucional, abdicó su poder y des-
Y el combate se trabó a muerte; y
746
cendió a la vida privada:
el sabio jurisconsulto tuvo que desgarrar el
Así pudo desaparecer por la abnegación
oropel de una erudición ficticia; tuvo que
de esa grande alma, la imprevisora amenaza
destruir forzadas analogías con doctrinas y
del orden consignada por nuestros constitu-
prácticas de la nación vecina; tuvo que pro-
yentes en el código político; así fue posible
fundizar los textos pervertidos por esclare-
despojar al Presidente de la Corte de la Vi-
cidos representantes de nuestro foro; tuvo
cepresidencia de la República, y matar ese
que desenmascarar la hipócrita sabiduría de
peligro de anarquía legal confirmado por
facciosos abogados bajo cuya egida se ocul-
dolorosas experiencias. ¡¡Señores!! La historia
taba la hidra inmortal de las revueltas; y en
narrativa cuenta en épicas estrofas los gran-
esa soberbia lucha en que el sabio agotaba
des combates y las grandes victorias: el vul-
sus energías intelectuales, el hombre honra-
go atribuye al éxito de una campaña o a las
do, el magistrado íntegro, el ciudadano in-
hecatombes de un caudillo el cambio de las
tachable, tuvo que agotar sus abnegaciones.
instituciones o la conquista de la paz; pero
Alrededor de ese defensor desconocido de la
la historia filosófica, rasgando el velo de los
paz nacional, se levantó la grita de los ren-
secretos misterios de ese drama social, en-
cores y la calumnia derramó sus venenos.
cuentra en su trama oculta otros caudillos
Los sabios encariñados en sus sofismas le
y otros héroes cuyo relieve plástico sólo se
llamaron servil; los amigos del desorden des-
revela a los grandes pensadores. Vallarta es el
armados por la buena nueva del derecho pa-
caudillo de la paz pública, porque luchó has-
cífico, le llamaron traidor de las tradiciones
ta conquistar el dogma del derecho consti-
y libertades constitucionales; los ignorantes
tucional pacífico, hasta destruir el canon de
preocupados solo de su egoísmo prodigaron
las revueltas y de las conspiraciones legales,
el insulto y mancillaron con negra calumnia
dejando encarnado con su sabiduría y con
la historia de su vida; y el bajo periodismo
su ejemplo en nuestro modo de ser político,
dejó caer el ridículo de sarcasmos grose-
el principio salvador de la armonía entre el
ros y denigrantes caricaturas, sobre la repu
orden y la ley.
tación inmaculada de aquel obrero pacífico de
Las víctimas y las hecatombes pueden
la justicia y de la paz pública. Pero Vallarta
haber matado la revolución, pero Vallarta
se conservó firme, y con la serenidad de un
con sus ejecutorias hizo algo más; mató el
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
principio revolucionario; por eso he dicho
contrabando de doctrinas espurias de más
que es el sacerdote de la ley que cerró el tem-
allá del Bravo. Pero aparece Vallarta en el
plo de Jano sin sangre y víctimas.
escenario de la ciencia, y con originalidad
Pero cuánta superioridad de espíritu y de
propia y el atrevimiento de una conciencia
sabiduría; cuánta labor intelectual necesitó
científica, aborda los más arduos problemas
ese Pontífice del derecho, para avasallar los
de nuestro derecho constitucional. No en-
criterios rebeldes, para imponer la unidad,
contraréis ciertamente en el inspirado es-
el catolicismo del derecho constitucional, al
critor la limpia sobriedad de un estilo clá-
anárquico desenfreno de las opiniones.
sico, no era literato. Tampoco encontraréis
¿Qué era nuestra ciencia de derecho po-
el criterio soberano que abarca en su divina
lítico antes del advenimiento de Vallarta al
unidad y sencillez, toda la legislación de un
foro y a la magistratura? Algunas traduc
pueblo y la juzga desde la trípode augusta de
ciones incorrectas de Story y de Kent mal
la filosofía; no era filósofo. Pero es el primer
comprendidas y peor interpretadas; algunos
jurisconsulto de México que abandonando
fragmentos declamatorios y líricos a mane-
discusiones pueriles de palabras y compo-
ra de artículos de periódicos coleccionados
nendas silogísticas de leguleyos, interroga a
bajo el pomposo nombre de Derecho Consti-
la historia, consulta los archivos de nuestras
tucional; algunos catecismos rudimentarios
tradiciones; abarca las naturales relaciones
para las escuelas primarias; y en más eleva-
de nuestros dogmas constitucionales; per
da esfera, folletos y opúsculos en que alter-
sigue con inflexible lógica los absurdos de
naban el jacobinismo impertinente de los
doctrinas consignadas por la rutina; hace el
líricos de la ciencia, con el pedantismo pre-
cotejo serio y profundo de nuestras institu-
suntuoso de los que a título de conocedores
ciones con las instituciones de la patria de
del idioma inglés se declaraban intérpre
Washington, y abre surcos luminosos en el
tes del derecho constitucional americano y
estudio de nuestro derecho constitucional.
el arcaico anacronismo de espíritus incapa-
Él fue el primero que trazó con criterio se
ces de abandonar las tradiciones y principios
guro los límites precisos entre la soberanía
de D. Alfonso el Sabio. Era curioso contem-
de los Estados y la soberanía de la Unión. Él
plar de qué manera la literatura constitucio-
fue el primero que con el acento apasionado
nal vaciaba en el molde de frases góticas y
de un apóstol de las libertades públicas, ex-
fragmentos del Digesto, los dogmas refor-
plicó el evangelio de las garantías individua-
madores y semirrevolucionarios de nuestro
les. Él fue quien trazó las fórmulas pacíficas
Código político.
en que debía armonizarse el soberano y au-
Aquello no era ciencia; aquello era anar-
gusto poder de la alta Corte de Justicia con
quía jurídica; aquello era pedante servilismo
los fueros e inmunidades de la soberanía de
y vasallaje de líricos traductores, de textos
los Estados y él fue el único que profundi-
mal comprendidos y confusamente arranca-
zando el sentimiento histórico, filosófico y
dos de libros americanos; aquello era un
constitucional del recurro de amparo, dejó lic . ignacio luis vallarta
747
en el libro inmortal del Habeas Corpus,
los sellos misteriosos de góticas institucio-
la apología más patriótica, más sentida y
nes, ha revelado también la ley histórica del
más gloriosa para el derecho y las ciencias
progreso, y ha explicado el génesis descono-
nacionales que haya salido jamás de cerebro
cido de los derechos del hombre.
mexicano. Esta obra es un tesoro de litera-
La gratitud nacional recordará algún día
tura jurídica nacional inagotable e impere-
la modesta frase con que el profundo pensa-
cedero. La ciencia extranjera admirará algún
dor cerraba aquella obra maestra de ciencia,
día al sabio mexicano que supo seguir en su
de sentimiento y de justicia: “Que venga la
éxodo secular el arca perseguida de las liber-
discusión, decía, sobre estas importantes
tades humanas, acompañándola un himno
cuestiones y con ella la luz que descubra to-
de la ciencia; desde su tímida aparición en
dos mis errores; y sobre las ruinas de mi obra
la aurora del rudo derecho quiditario bajo el
se levante el edificio de nuestra jurispruden-
humilde símbolo del interdicto de homine
cia a cuya sombra México sea grande y feliz,
libero; peregrinando después en Inglaterra,
la única pretensión que al escribirla he teni-
cubierta con la egida aristocrática del bill
do, quedará completamente satisfecha”.
of rights, refugiándose más tarde bajo el ab-
Esto sentía… éstos eran los últimos vo-
solutismo de las monarquías universales en
tos del modesto escritor, cuando acababa de
el rincón de una provincia española al abri-
legar a la ciencia un tesoro y al derecho y a
go del proceso foral de los privilegios de Ara-
la justicia humana un decálogo.
gón; penetrando en los modernos tiempos
¡No! esa obra nunca será convertida en
al nuevo continente con los perseguidos pu-
ruinas ¡hijo ilustre de Jalisco!, esa obra nun-
ritanos en el Habeas Corpus y transfigurán-
ca morirá; la ciencia y la gratitud nacionales
dose por último en México, como si esta
tejerán con las frases de ese libro la corona
fuera la tierra de promisión de ese mesiánico
de tu inmortalidad! Y la justicia y el derecho
símbolo del derecho, en el tabernáculo de las
encarnándose perdurablemente en la auste-
garantías individuales, en el sancta sanctorum
ra santidad de las ejecutorias, harán de tu
de las libertades humanas, llamado recurso de
sepulcro en nuestra patria un faro luminoso
amparo.
y un libro de enseñanzas inmortales para el
La historia recogerá algún día en sus pá-
juez en las terribles tentaciones de su santo
ginas eternas las patrióticas estrofas del libro
ministerio, y para el sabio en sus secretos y
de Vallarta, que al revelar al mundo civiliza-
amargos desalientos.
do el verbo del derecho llegando en México a la plenitud de su glorificación, rompiendo
Gabriel González Mier
Juan C. Doria 1839-1871
El 27
Enero de 1839 nació en Villagrán,
Angostura, y en que el primero de los jefes
Estado de Tamaulipas, uno de los liberales
citados se internaba en la República para se-
que más se distinguieron en nuestra guerra
guir combatiendo a los franceses.
de
contra la Intervención francesa, el Lic. y Co-
Desde luego nombró Escobedo a Doria
ronel Juan C. Doria. En el mismo pueblo de
Secretario de Guerra, y en este puesto con-
su nacimiento recibió nuestro biografiado su
tinuó aun en el tiempo en que ya mandaba
primera educación; de ahí pasó a la ciudad de
el célebre regimiento de Cazadores de Ga-
Monterrey en donde hizo sus estudios de ba-
leana, que se distinguió tanto en el sitio de
chillerato; en 1854 pasó a esta Capital al Co-
Querétaro.
legio de San Juan de Letrán, donde empezó
En la época en que el General en Jefe
a cursar derecho, y en 1857 tuvo que volver a
del Ejército del Norte ocupó a Monterrey y
Tamaulipas y de allí a Monterrey, donde al
se encargó del Gobierno, Doria sirvió otra
fin recibió el título de abogado en 1862.
vez la Secretaría de Estado, y debido a sus
Al año siguiente, es decir, en 1863, los
aptitudes, cada vez que el general Escobedo
graves sucesos de la República hicieron que
tenía que separarse de los negocios civiles
Doria empezase a tomar parte activa en
por las necesidades de la guerra, encomen-
la política militante, y desde luego pasó a
daba a Doria el Gobierno y Comandancia
desempeñar la Secretaría del Gobierno del
Militar de Nuevo León. Un hecho notable
Estado de Nuevo León. En 1865 era ya Jefe
de la carrera militar del valiente fronterizo
Político y Comandante Militar del Distrito
es, que habiéndose improvisado soldado, su
de Linares, y entonces, deseando servir a su
patriotismo suplió lo que le faltaba de cono-
patria con las armas en la mano, se presentó
cimientos y experiencia, y en poco tiempo
al Sr. General Escobedo, llevándole una pe-
puso el regimiento que mandaba bajo un
queña fuerza de caballería en los momentos
pie que pocos coroneles veteranos lograron
en que el General Negrete se retiraba de la
igualar siquiera.
˜ 749 ˜
750
Como dijimos al principio, el sitio de
había apoderado de toda ella. En esta vez,
Querétaro fue el teatro de las hazañas del
como en muchas otras, la estratagema de
Lic. Juan C. Doria y el famoso hecho de ar-
que se valieron los imperiales fue presentar
mas del 27 de Abril, el rasgo más caracte-
los fusiles por la culata, cuya demostración
rístico del valor y de las dotes militares de
siempre había sido el signo inofensivo de los
nuestro biografiado. He aquí cómo sucedió
que abandonaban sus banderas para seguir
ese culminante episodio del sitio ya referido:
las contrarias, y con tal ardid, más de una
Después de la escaramuza relativamen-
vez se apoderaron de un punto sirviéndose
te poco importante del 24 de Abril, algunos
de un engaño que empleaban de preferencia
desertores de los sitiados le habían estado
con los soldados inexpertos. El desastre en
anunciando que en la plaza tomaban gran-
la línea de la Alameda fue por algún tiempo
des disposiciones para intentar una salida
completo. El general Corona dio entonces
por la garita de México comprendida en las
órdenes rigurosas para que la retirada de la
líneas que mandaba el general Ramón Coro-
caballería fuese lenta y de tal manera que se
na, segundo en jefe del ejército sitiador. Este
conservase en lo posible la moral de las tro-
jefe republicano dictó desde luego todas las
pas, y en seguida se dirigió al cuartel general
disposiciones que creyó convenientes con el
y dio parte de lo ocurrido a Escobedo.
objeto de resistir el ataque. Amanecía el día
El general en jefe desprendió en el acto
27 de Abril cuando efectivamente el enemi-
de su sección al coronel Juan C. Doria con
go atacaba la mencionada garita y encontró
su famoso cuerpo de Cazadores de Galeana
en ella una vigorosísima resistencia; pero
y a un batallón de San Luis que puso a las
no se limitó a atacar por ese lado, pues que
órdenes de Corona en calidad de refuerzo
otro encuentro más rudo se empeñaba por
mientras disponía el envío de nuevas co-
la línea del Sur que hacía fuerte a la de la
lumnas que batiesen al enemigo. Los sitia-
Alameda.
dos, dueños de los paralelos en una vasta
En tal trance, el general Corona envió al
extensión de terreno, se apoderaron de más
coronel Ignacio M. Altamirano a que diese
de 20 piezas de artillería con sus atalajes y
al general Vicente Jiménez la orden de sos-
de una gran cantidad de municiones de boca
tenerse a todo trance en la garita mientras él
y guerra que quedaron abandonadas en el
recorría los otros puntos para asegurarse de
campamento; hecho esto, traspasaron las
la defensa que se hiciera en ellos. Al empren-
posiciones amenazando los flancos y la reta-
der el citado general el reconocimiento di-
guardia de las líneas inmediatas y cargaron
cho, se encontró con no poca sorpresa suya,
sobre la caballería de Aureliano Rivera que
con que las caballerías del general Aureliano
seguía batiéndose en retirada. En momen-
Rivera se batían en retirada sin haber podi-
tos tan angustiosos, tan supremos, aparece
do evitar el empuje de los sitiados quienes
el cuerpo de Cazadores de Galeana con Do-
habían sorprendido a la fuerza que cubría la
ria a la cabeza y en un momento despliega
extensa línea del frente de la Alameda y se
en batalla, restablece el combate y toma la
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
ofensiva con una intrepidez que rayaba en
biografiado como el de uno de los dos úni-
temeridad.
cos coroneles a quienes se confió el mando
El enemigo fuerte por su número, por su
importante para el ataque general sobre la
disciplina y por la calidad de sus jefes, como
plaza; hizo igualmente papel importante
que iba a la cabeza de los sitiados nada me-
en la expedición del general Guadarrama de
nos que el general Miramón, organiza a su
Querétaro a México contra el general im-
vez su batalla; pero los audaces Cazadores
perialista Márquez, expedición que decidió
de Galeana que iban armados con rifles de 8
el triunfo de San Lorenzo y el sitio de esta
y de 16 tiros, no atendieron a la superioridad
Capital por el general Porfirio Díaz. Por ser
numérica ni a las demás cualidades de sus
el parte del citado general Guadarrama de
enemigos, y con ¡240 hombres! empezaron
gran importancia militar e histórico, lo re-
a batir a ¡2,000 soldados de las tres armas!
producimos aquí íntegramente:
A pesar de ser muy desigual el combate,
“República Mexicana. —Ejército de
los sitiados tuvieron al fin que replegarse y
Operaciones. —Cuerpo de Ejército de Caba-
concentrarse ante aquel puñado de valien-
llería. —General en Jefe. —En cumplimiento
tes y aun llegó a verse arrollado por éstos
de la orden que usted tuvo a bien librarme
durante un largo trecho. En esto aparecie-
con fecha 29 del próximo pasado Marzo,
ron nuevas tropas del ejército del Norte
para que con la 2ª Brigada de la 1ª División
mandadas por los generales Rocha y Naran-
del Norte, la sección del Cuartel General, la
jo, y entonces la primitiva derrota se con-
1ª División y la Brigada del C. general Anto-
virtió definitivamente en brillante victoria.
nio Carbajal, que se hallaba rumbo a Cade-
El batallón de Supremos Poderes y otros del
reita, del Cuerpo de Ejército de caballería de
ejército del Norte así como las caballerías
mi mando, emprendiera mi marcha esa mis-
de Parras y de San Luis, también del propio
ma noche por el camino nacional que con-
ejército, igualaron su paso al del valiente
duce a la Capital de la República, con objeto
Juan C. Doria y contribuyeron a tan notable
de atacar a las fuerzas que de aquella ciudad
hecho de armas. El enemigo que ya contaba
venían con el traidor Leonardo Márquez en
como trofeos del vencimiento los cañones y
auxilio de la plaza de Querétaro; así lo veri-
trenes que habían conducido hasta la plaza
fiqué, haciendo jornada el día 30 a San Juan
en son de triunfo, corría al fin derrotado per-
del Río; el 31 hice alto en el mismo punto,
diendo en hombres, en moral y en prestigio,
organizando cinco columnas de carga de la
lo que al principio habían ganado en artille-
manera siguiente: la primera lo componía
ría y víveres.
la 2ª Brigada de la División del Ejército del
Como dijimos en un principio, en todo
Norte y la Brigada de Guanajuato Franco-Ber
el sitio de Querétaro se distinguió siempre el
múdez al mando del C. coronel Pedro Mar-
coronel Juan C. Doria, y nada menos en
tínez; la segunda la formaba la sección del
la orden secreta dada por el cuartel general
Cuartel General y la 4ª Brigada de Jalisco al
el 23 de Marzo, figura el nombre de nuestro
mando del C. coronel Juan C. Doria; la tercera juan c . doria
751
compuesta de la Brigada de Colima, de Mi-
la fuerza del coronel Fragoso a la hacienda
choacán y dos secciones de Guanajuato a las
de Jala, la caba1lería del coronel Salazar a
órdenes del C. coronel Julio García; la cuarta
San Bartolo, la del general Carbajal a San
compuesta de las fuerzas de Aguascalientes,
Nicolás, y yo con las demás fuerzas llegué
Zacatecas y Durango al mando del C. coro-
s Otumba; aquí recibí parte de que el ene-
nel Jesús Sánchez Román, y la quinta for-
migo había tomado el rumbo de Veracruz,
mada por la Brigada del C. General Antonio
abandonando sus trenes por la persecución
Carbajal que era la de observación”.
que le hacía el C. General en Jefe del Cuerpo
“El 1º del corriente continué mi marcha
del Ejército de Oriente: en esta inteligencia,
pernoctando en Polotitlán: para esta fecha
ordené al coronel Lalanne siguiera su mar-
había salido ya el traidor Márquez de la Capital con seis mil hombres de las tres armas, tres baterías de distintos calibres y sesenta carros con parque y otros efectos; y aunque tomó el camino de Puebla por los Llanos de Apam, se me aseguraba retrocedía muy pronto en auxilio de Querétaro. Comuniqué al C. General en jefe del Ejército de Oriente mi movimiento y las órdenes que había recibido de ese Cuartel General, relativas a que si el enemigo marchaba para Puebla forzara mis marchas y me colocara a su retaguardia. El día 2 llegué a San Francisco Soyamiquilpam, el 3 a Tepeji del Río, en donde permanecía desde el día anterior el C. coronel Jesús
752
cha en auxilio de nuestras fuerzas con las de su mando y las del coronel Fragoso, y yo con mis columnas regresaría a situarme entre México y Querétaro, llegando el día 7 a San Juan Teotihuacán: el día 8 y en este punto, recibí varios correos del general Carbajal, en que me comunicaba haber vuelto el enemigo a situarse en la hacienda de Guadalupe, el coronel Lalanne que se hallaba en la de San Lorenzo, marchó a su encuentro con objeto de entretenerle unas cuantas horas; y ganar tiempo para que las fuerzas que lo perseguían pudieran darle alcance, y aunque fue rechazado (Lalanne) perdiendo parte de sus fuerzas, se consiguió el fin. Estos partes los recibí a las dos de la tarda, e inmediatamen-
Lalanne con 2,000 hombres de infantería y
te avancé sobre el camino de Otumba; el
caballería pertenecientes a la División del C.
día 9 ya en marcha para la hacienda de San
General Riva Palacio, di orden al citado coro-
Lorenzo, en cuya parte estaba acampado el
nel para que marchara a Zumpango a donde
enemigo, recibí orden del C. general Díaz de
llegué con mis fuerzas el día 4, avanzando
avanzar y situarme al Occidente de dicha
la caballería de Lalanne a San Juan Teoti-
hacienda para atacar a otro día; así lo hice,
huacán y la del coronel Fragoso a Otumba,
y a las siete de la noche ocupé el punto que
mientras el traidor Márquez se hallaba en
se me había indicado, avanzando a Santa
la hacienda de Guadalupe, después de va-
Bárbara la fuerza del coronel Lalanne. Una
rios movimientos de avance y retroceso; el
parte de la 2ª columna cubría la línea avan-
día 5 permanecí en Zumpango en observa-
zada del centro de nuestro campo, y sería
ción del enemigo, porque era de temerse que
la una de la mañana del día 10, cuando una
marchara para Pachuca; el día 6 hice avanzar
partida de cuarenta lanceros de caballería
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
que exploraba nuestro campo, fue batida y
despavoridos, habiéndose dispersado los res-
cortada del grueso de sus fuerzas, quedando
tos en todas direcciones, según el parte que
en nuestro poder un prisionero y dos caba-
recibí del C. general García que con fuerza
llos. A las cuatro de la mañana tuvimos el
de Colima y Michoacán, batió al enemigo
honor de que el C. general en jefe del Cuer-
desde las lomas de San Cristóbal hasta este
po del Ejército de Oriente visitara nuestro
punto. Todo lo quitado al enemigo por las
campamento, y se esperaba la luz para hacer
fuerzas de mi mando le fue entregado al C.
un reconocimiento a nuestro frente, cuando
general en Jefe del Ejército de Oriente”.
se recibió parte del C. general de día, que el
“A las siete de la noche del mismo día
enemigo hacía movimiento: luego se pusie-
10 llegué a la hacienda de Chapingo, para
ron en actitud las columnas de mi mando y
dar refresco a la troja y caballada, sirviendo
al haber luz se desprendieron escalonadas.
una jornada de 27 leguas sin comer ni beber.
No cabía duda, una parte del enemigo mar-
El 11 permanecí en este punto y el 12 me
chaba a nuestro encuentro, y después de un
incorporé al Cuerpo del Ejército de Oriente,
combate de poca importancia, quedaron en
sobre la Capital de la República, habiendo
nuestro poder ciento cincuenta y tres prisio-
llegado al frente de la Villa de Guadalupe a
neros, cuatro piezas de artillería y cincuenta
las seis de la tarde”.
y siete carros con las municiones y efectos
“La 2ª columna al mando del C. coronel
que cuentan en la relación número 1. El ene-
Juan C. Doria quedó formada en batalla apo-
migo hacía su fuga por el camino de Calpu-
yando la infantería del Ejército de Oriente.
lalpan, se alcanzó su retaguardia a la salida
La 5ª cubría 1os puntos avanzados y con el
del pueblo de San Felipe, y de las fuerzas de
resto fue a tomar cuarteles a la hacienda de
mi mando lo batían la vanguardia de la 1ª y
la Escalera. El día 1º recibí orden del C. ge-
5ª columnas hasta el puente de San Cristó-
neral Díaz para cubrir la línea, y en la noche
bal, donde fue obligado por los rifleros del
recibí la de usted (el general Escobedo) para
Norte a abandonar un carro y toda su arti-
marchar a este campo, por convenir así al
llería gruesa, y de allí siguió un alcance vigo-
servicio nacional, lo que verifiqué, habiendo
roso y una tenaz y bien sostenida resisten-
llegado antier a las dos de la tarde”.
cia por parte del enemigo; paro que siempre cedía al empuje de nuestras columnas”.
“La relación marcada con el número 2 indica los muertos que hemos tenido”.
“La derrota del enemigo fue, pues,
“Es de mi deber manifestar a usted que
completa; no fijaré el número de muertos
tanto el C. general cuanto el Maestro Fran-
y prisioneros porque el campo de batalla
cisco A. Aguirre, cuanto el C. Mayor General
fue muy extenso, y muchos los muertos y
de la 2ª División, C. coronel Ignacio Ocadiz y
prisioneros que íbamos dejando en nuestro
todos los demás ciudadanos comandantes de
tránsito, hasta el pueblo de la Magdalena,
la columna, jefes de Brigada, oficiales y tropa,
a inmediaciones de México, a donde sólo
se han portado dignamente en el importante
llegaron unos cuantos grupos de caballería,
hecho de armas del día 10 y en las marchas juan c . doria
753
que hemos tenido que hacer a distancia de 80
tuvo Doria una severidad que rayaba en as-
leguas de este campamento, absteniéndome
pereza, pues era intolerante hasta para las
de hacer recomendaciones especiales porque
pequeñas faltas. Su apostura siempre seria
todos, sin excepción, han sabido cumplir con
parecía que rechazaba la confianza y sin
su deber y son dignos de llevar el nombre de
embargo, fuera del servicio y con sus ami-
soldados de la República”.
gos era hombre jovial a pesar de su carácter
“Antes de concluir, C. general, séame per-
austero. Dicen que en el hecho de armas del
mitido manifestar el justo reconocimiento
27 de Abril cuando formó en batalla ante el
que hacia usted tiene el Cuerpo de Ejército de
enemigo triunfante, dijo.
caballería, pues a usted debe la gloria que ha
—Vamos a ver a qué les saben a los trai-
conquistado en la derrota completa del trai-
dores estas nuevas píldoras de patente que
dor Márquez, y por ella y a su nombre felici-
no hay en sus Droguerías. Se refería a las ba-
to a usted, suplicándole lo haga de la misma
las de los rifles de su regimiento de ocho y
manera con el C. Presidente de la República
dieciséis tiros.
al darle cuenta con el resultado de la expedición que usted tuvo a bien confiarme”…
Murió el Licenciado Juan C. Doria joven aún, en la fuerza de su edad y cuando toda-
Al triunfo de la República el Supremo
vía se esperaba mucho de sus dotes como
Gobierno quiso justamente distinguir a
militar y como gobernante. Su cuerpo repo-
Doria y lo nombró Oficial Mayor del Mi-
sa el sueño eterno en un nicho del panteón
nisterio de Guerra y Marina en ejercicio de
de San Fernando marcado con el número
decretos. Después ocupó el puesto de pri-
132, donde tantos hombres ilustres están se-
mer Gobernador del Estado de Hidalgo de
pultados. Fue un buen patriota y un hombre
erección reciente, donde igualmente se dis-
honrado y de dotes superiores.
tinguió por su honradez, severidad y buenas dotes administrativas. En el servicio militar
E. M. de los Ríos
Manuel Fernando Soto 1825-1896
Hay en la historia de México personalidades,
interno en el Seminario Conciliar, en donde
que, con un patriotismo y un desinterés no
estudió con bastante aprovechamiento los
desmentidos han consagrado su vida entera
cursos de Latín, Filosofía y Derecho, al lado
al servicio de la Libertad y del Progreso. Tal
de jóvenes como Romero Rubio, Gómez
es la del ciudadano Manuel Femando Soto,
Pérez, Garza, Peña y Ramírez, Buenrostro,
de quien nos proponemos tratar en estos
Saavedra. Martínez de la Concha y otros,
apuntes. Nació en la ciudad de Tulancingo,
que han figurado en la Administración pú-
Estado de Hidalgo, el 5 de Junio de 1825;
blica del país; pero habiéndola sobrevenido
siendo sus padres el honrado comerciante
un fuerte reumatismo, a consecuencia del
Señor Don José Antonio Soto y la virtuosa
cual permaneció en cama algún tiempo, in-
Señora Doña Guadalupe Pastrana, y el día
terrumpió su carrera; y como cuando se res-
6 del propio mes y año fue bautizado en la
tableció su salud, había ya síntomas de revo-
Parroquia de dicha ciudad por el célebre
lución por los malos gobiernos de entonces,
Presbítero Don Nicolás García de San Vi-
se propuso tomar parte en la cosa pública,
cente. Sus padrinos fueron el Señor Don
a fin de desarrollar y poner en práctica sus
Tomás Mancera y su esposa la Señora Doña
ideas. Por ese tiempo contrajo amistad con
Isabel García de San Vicente, vecinos de
los progresistas ciudadanos Melchor Ocam-
Huauchinango.
po e Isidoro Olvera, confinados en Tulancin-
Ya en edad competente, el niño Soto
go por orden del General Santa-Anna, que
ingresó a la escuela dirigida por el pedago-
era Presidente de la República, y con ellos
go Señor Don Marciano Lezama, y en ella
discutía, aunque privadamente, las refor-
adquirió mediante su aplicación, los conoci-
mas que debían implantarse en la Nación,
mientos propios de la instrucción primaria.
tales como la exclaustración de los frailes y
Concluida ésta marchó, para la capital de
de las monjas, desamortización de bienes de
la República, inscribiéndose como alumno
corporaciones, nacionalización de los bienes
˜ 755 ˜
756
eclesiásticos, matrimonio civil, tolerancia
bien estos servicios, y la multitud de actas
de cultos, etc.
de las municipalidades que lo pidieron para
En el año de 1869 apareció una hoja im-
Gobernador provisional a los Poderes Ejecu-
presa en México, publicada por los progre-
tivo y Legislativo de la Federación, de las
sistas del Estado de Hidalgo, que tenemos
que fueron algunas publicadas en los perió-
a la vista, y cuyo contenido no podemos
dicos, están ahí para comprobarlo. —Algu-
menos que reproducir, porque menciona los
nos hijos del Estado de Hidalgo publicaron
hechos más culminantes de la vida pública
esta candidatura en el número 498 del Siglo
de tan eminente patriota. Dice así:
XIX del año próximo pagado, expresándose
“Candidato del partido progresista del
en estos términos: —El Ciudadano Manuel
Estado de Hidalgo, para Gobernador Cons-
Fernando Soto. —Ninguno de los individuos
titucional del mismo, Ciudadano Manuel
que hemos visto figurar hasta hoy como
Fernando Soto. —La sangrienta lucha entre
candidato para Gobernador del Estado de
el pasado y el porvenir, que ha durado en el
Hidalgo, nos parece más a propósito que
país por más de medio siglo, ha impedido
este ciudadano, diputado actualmente al
el desarrollo de las costumbres constitucio-
Congreso de la Unión. Le hemos visto du-
nales y democráticas, y por esto al hacerse
rante algún tiempo, sostener con las armas
próximamente las elecciones para Goberna-
la revolución progresista a la cabeza de cuer-
dor y diputados a la Legislatura del Estado
pos de Guardia Nacional, organizados por el
de Hidalgo, no podemos exigir a nuestro
mismo como Prefecto del Distrito de Tulan-
candidato un programa de su administra-
cingo; como diputado constituyente en
ción, como debía ser y como se practica en
1856, le hemos escuchado defendiendo la li-
todas las naciones civilizadas. —Así, pues, a
bertad de enseñanza; como Gobernador del
falta de un programa formulado, conoce-
Estado de México y Gobernador también
mos los honrosos antecedentes del ciudada-
del 2º Distrito, le hemos visto, asimismo,
no Manuel F. Soto; tenemos su historia po-
desarrollando sus principios verdaderamen-
lítica enlazada con la historia de nuestro
te democráticos, en beneficio de los pueblos
naciente Estado; tenemos sus escritos, en
que han estado a su cargo. Para decirlo de
los que vemos analizados los errores admi-
una vez, podemos asegurar que es un leal
nistrativos y económicos que deben corre-
patriota y hombre de bien a toda prueba, y
girse, y los grandes proyectos de mejoras
que por el conocimiento que tiene de las lo-
que deben realizarse, para derramar en su
calidades que deben formar el Estado de Hi-
territorio la riqueza y el bienestar; y tene-
dalgo, de sus elementos, de sus necesidades
mos, también, sus grandes servicios presta-
y el de las personas, podrá gobernarlo con
dos siempre en favor de la Libertad, de la
acierto. —Varios opúsculos que han salido
Constitución y de la Reforma, con la mo-
de su pluma, entre otros la ‘Libertad de en-
destia y con la abnegación de un verdadero
señanza’, ‘La transacción y el Porvenir’ y
demócrata, —El pueblo del Estado conoce
‘Los moderados y el Estado de México’, ha-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
blan muy alto en favor de sus principios
midos: Que siendo Gobernador del 2º
progresistas. Y como estos asertos son cono-
Distrito organizó sus rentas, al grado que
cidos de los pueblos que deben formar el
mensualmente producían $43,000 sin in-
nuevo Estado de Hidalgo, no dudamos que
cluir las federales, cuando antes de ponerse
secundarán nuestro deseo, pidiendo para
al frente del Gobierno producían apenas
Gobernador del mismo al Ciudadano Ma-
$10,000, como puede verse en los Cortes de
nuel Fernando Soto. Ahora que el partido
Caja que se publicaban en aquella época en
progresista propone de nuevo a este mismo
el periódico El Estado de Hidalgo, y sus ideas
Ciudadano para Gobernador del Estado de
sobre reformas de impuestos, son bien co-
Hidalgo, debemos añadir: Que fue el autor
nocidas por la representación que redactó el
de la división del Estado de México, demos-
año próximo pasado, dirigida a la Legislatu-
trando la conveniencia de la erección del de
ra por los hacendados y comerciantes del
Hidalgo, desde 1856: Que también fue el au-
ramo de pulques, pidiendo la modificación
tor del sistema de caminos nacionales para
de la ley de Hacienda del Estada de México:
el 2º Distrito, hoy Estado de Hidalgo, con
Que en la misma época de la invasión levan-
cuyo sistema todas las cabeceras de Distrito
tó, armó y equipó 5,300 hombres en el espa-
quedan comunicadas con un puerto del
cio de ocho meses que permaneció en el Go-
Golfo, como puede verse en el discurso que
bierno, los que marcharon a la campaña
pronunció en el Congreso de la Unión, sobre
contra el enemigo extranjero: Que con una
la división del Estado de México: Que sien-
energía que no ha tenido ejemplo, persiguió
do Gobernador provisional de dicho Estado en
tenazmente el vandalismo que asolaba a las
1861, dictó una medida e inició otra que fa-
poblaciones del 2º Distrito, pues sólo en la
cilitaron la división del mismo: tal fue la que
ciudad de Pachuca, en los dos primeros me-
se ve en la convocatoria para la Legislatura
ses de su Gobierno, fueron juzgados, sen-
Constituyente, en virtud de la cual no tu-
tenciados y ejecutados veinticinco ladrones,
vieron ya los electores que ir hasta Toluca a
entre ellos algunos de los que llamaban pla-
servir de instrumento a las intrigas electora-
teados, y merced a esa energía se restableció
les de unos cuantos, sino que estableció que
la tranquilidad pública: Que colocó al frente
los colegios electorales se reunieran en sus
de la Administración pública de los Distri-
respectivos Distritos para nombrar Gober-
tos a ciudadanos honrados y patriotas, que
nador y diputados; y la otra fue al abrirse las
no desmintieron su lealtad sirviendo a los
sesiones de la Legislatura Constituyente del
invasores: Que la honradez del ciudadano
Estado de México, donde inició la división
Soto está comprobada por las notables cir-
de los ocho grandes Distritos administrati-
cunstancias de que habiendo hecho en Pa-
vos que el mismo Estado tenía entonces, en
chuca algunos contratos para la exportación
los veintisiete que estableció la Constitu-
de platas al extranjero, que importaron
ción. Estas medidas han desarrollado los in-
1’022,000, a fines del año de 1860 como jefe
tereses locales que antes se hallaban depri-
militar con facultades extraordinarias, no manuel fernando soto
757
758
quiso pagarse ni sus sueldos atrasadas, cu-
siempre la verdad. Cuando ha estado en el
yos alcances importan más de 6,000 pesos
Poder ha sido accesible en todos los que se le
que le debe el Estado, y que siendo Goberna-
han acercado, sin la menor ostentación; por
dor del Estado de México cuando se hacían
lo que se ha dicho siempre por sus amigos
las adjudicaciones, no quiso entrar en nin-
que gobierna en familia. Esta cualidad es
gún negocio de esta especie, porque decía a
una de las causas que ha contribuido a au-
todas las personas que se los iban a propo-
mentar las simpatías de que goza en Pacha-
ner: que no quería que se juzgase que había
ca, en donde ha residido más tiempo duran-
defendido la Reforma por interés personal;
te su gobierno: Que su laboriosidad como
y que los sufrimientos que había tenido en
funcionario público tiene pocos ejemplos,
la campaña de la Sierra perderían todo su
pues siendo Gobernador en Toluca, en
mérito si se aprovechaba de los beneficios de
1861, despachó en pocos días 1,700 expe-
la desamortización: Que por su carácter
dientes rezagados por la prisión del general
leal, franco y generoso, y por la benevolen-
Berriozábal, su antecesor, como puede verse
cia con que trata a todas las personas que se
en los periódicos de aquella época; y el
acercan a él, se ha hecho digno de la mayor
hecho de haber organizado las rentas del
estimación, aun de sus enemigos políticos,
2º Distrito en menos de dos meses y haber
porque no tiene enemigos personales. Nadie
levantado 5,300 hombres en los ocho que
podrá olvidar que cuando Cobos, después de
permaneció en el Gobierno, a pesar de
haber sido derrotado por él en Zacatlán, se
que tenia que luchar con las gavillas de Chigna
llevó para vengarse a su anciano padre, ro-
huapan, son una prueba evidente, no sólo
bándole una parte del ganado de su finca; el
de que es un hombre de profundos conoci-
ciudadano Manuel Fernando Soto perdonó
mientos financieros y administrativos; sino
a todos los vecinos de Tulancingo que ha-
de que está dotado de grande actividad y
bían tomado parte en la sublevación de Co-
práctica en los negocios”.
bos, e hizo volver del destierro de fuera de la
“Que el ciudadano Manuel Fernando
República a los que habían salido de ella,
Soto no sólo tiene miras elevadas en los gran-
interponiendo su influencia personal con el
des proyectos que ha presentado al país, sino
ciudadano Ministro de la Guerra; ni podrá
una fuerza de voluntad y constancia para
olvidarse tampoco, que se negó a entregar la
procurar su realización, muy dignas de imi-
plaza de Zacatlán, cuando Cobos, le escribió
tarse. Así lo hemos visto trabajar por más de
amenazándole con fusilar a su padre si no se
doce años en la división del Estado y en la
la entregaban. Estos hechos honran no sólo
apertura de los caminos de Tampico y Tux-
a la persona, sino al país a que pertenece
pan, que mandó delinear y comenzar en 62
porque son dignos de la historia de un hé-
y 63, no obstante que la invasión se aproxi-
roe: Que el ciudadano Soto discute familiar-
maba; y al fin, por sus trabajos y por los de
mente con sus amigos y con sus enemigos
los demás ciudadanos diputados de Hidalgo,
políticos con la mayor calma; diciéndoles
y por la ilustrada elevación del Congreso de la
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Unión, se llevaron a cabo; que lo hemos visto
titud del ciudadano Manuel Fernando Soto,
desde hace un año trabajando por la reforma
que el partido progresista le presenta como
de los impuestos en el Estado, y demostrando
candidato para Gobernador del Estado”.
que las alcabalas son el cáncer de la riqueza pública, y que van a arruinarse los capitales,
“El progreso en todo y para todo, hasta la perfección de la humanidad”.
y principalmente los que se hallan empleados
Nosotros agregaremos: que la Eman-
en el ramo de pulques, si no se reforma la ley
cipación, periódico oficial del Gobierno del
de Hacienda del Estado de México, vigente
Estado Libre y Soberano de México, que se
en el de Hidalgo, y la del Distrito Federal.
publicaba en Toluca, en su número 1, tomo
Y que como militar, se le vio con una cons-
1º, correspondiente al 28 de Enero de 1861,
tancia heroica, sostener en la Sierra Alta, por
decía:
tres años, una campaña llena de sufrimien-
“El ciudadano Manuel Fernando Soto.
tos, hasta venir a ocupar el elevado puesto de
—El día 21 del corriente tomó posesión del
Gobernador del Estado de México, en don-
Gobierno del Estado con una modestia ver-
de restableció los Poderes Constitucionales;
daderamente republicana. Las autoridades y
como Oficial Mayor que fue del Ministerio
jefes superiores de las oficinas y de la Guar-
de Hacienda y Presidente de la junta de cré-
nición, lo felicitaron por su arribo al Poder,
ditos contra el Supremo Gobierno e hizo ac-
y su Excelencia contestó en términos análo-
cesible a todos, y no se separaba de la oficina
gos, ofreciendo contribuir a la tranquilidad
hasta no haber dado giro a los negocios que
del Estado y al bienestar de sus habitantes,
entraban en el día; como Presidente de la jun-
de cuantos modos le fuese posible”.
ta superior de Hacienda, se le vio trabajando
Que en el mismo año de 1861 expidió
en un proyecto presentado a la misma para
varios decretos de interés general, entre
amortizar la deuda nacional, según consta de
otros el de 18 de Febrero, ordenando que to-
las actas de dicha junta que se publicaron en
das las personas que en tiempo del gobier-
los periódicos de esa época; como diputado al
no llamado de la reacción hubieran servido
Congreso Constituyente y al 3º y 4º consti-
empleos en el Estado, eran responsables de
tucionales se le ha visto siempre colocado en
los archivos, útiles y enseres de las oficinas
las filas más avanzadas del partido progresis-
respectivas que estuvieron a su cargo, de-
ta, trabajando por la Libertad, por la reforma
clarándoles ladrones públicos si dentro de
y por los intereses de la división del Estado
quince días no entregaban en las oficinas
de México; y como Magistrado suplente de
respectivas todo lo que se hubiesen extraí-
la Suprema Corte de Justicia estuvo en San
do de ellas; y el de 24 de Marzo sobre que
Luis Potosí hasta fines del año 63, que el Eje-
quedaban derogadas las leyes y decretos
cutivo mandó disolverla por la aproximación
que concedían tratamientos al Gobernador
del enemigo”.
y demás funcionarios del Estado, así como
“El pueblo del Estado podrá juzgar por
el de Señor que se había usado hasta ahí en
estos antecedentes tan honrosos, de la ap-
las comunicaciones oficiales, los que se susmanuel fernando soto
759
tituirían con el título de ciudadano: que las
Finalmente, que desde el año 1869 fue
comunicaciones oficiales se redactarían en
diputado, varias veces, al Congreso de la Unión,
impersonal, y no se usarían al fin de ellas,
miembro de la Sociedad Agrícola Mexicana
protestas de ninguna clase, y que al dirigirse
y de la Comisión para arreglar los límites
las comunicaciones se pondría: 1º Al ciuda-
entre el Estado de Hidalgo y el de México,
dano. 2º El nombre y apellido de la persona,
Inspector federal del ferrocarril del Estado
y 3º El empleo que desempeñare; pero en el
de Hidalgo, Senador suplente y socio hono-
caso de que se ignore el nombre del funcio-
rario del Grupo Reformista y Constitucional
nario a quien se dirija, se unirá el título de
de Tulancingo. Falleció en la capital de la Re-
ciudadano al del empleo que tuviere, y que
pública el 17 de Agosto del presente año
se prohíbe a todas las autoridades del Esta-
(1896), a consecuencia de una enfermedad
do el que permitan que se les bese la mano,
del corazón que padeció seis meses.
como abusivamente se acostumbra en algu-
El ciudadano Manuel Fernando Soto
nos lugares; cuyos decretos fueron ratifica-
fue honrado, instruido, laborioso, filántro-
dos por los de 10 de Julio y 19 de Agosto
po, buen amigo; gobernante íntegro y libe-
de dicho año de 1861, por el Congreso del
ral desinteresado, que trabajó siempre por
mismo Estado de México. Que la propia Le-
la ilustración del pueblo y por el engrande-
gislatura por el decreto de 25 de Junio de ese
cimiento de su Patria. Ésta, o al menos el
año, habilitó al ciudadano Manuel Fernando
Estado de Hidalgo, debe mandar se le erija
Soto para que pudiera ejercer la Abogacía en
una estatua para honrar su memoria, como
todos los Tribunales del Estado, sirviéndole
premio a sus virtudes, y para ejemplo de la
de título tal decreto. Y que en 8 de Julio si-
generación presente y de las venideras.
guiente decretó fuera consejero del Gobier-
Tulancingo, 16 de Septiembre de 1896.
no del Estado el referido ciudadano Soto, en unión de los CC. Ignacio Peña y Barragán y Manuel Alas.
Jesús Barranco
Varios liberales de Occidente Por J. Ferrel
General Jesús García Morales Sonorense
batallador,
1858 al general reaccionario D. Manuel Ar-
dedicado constante
teaga, en la Noria, cerca de Culiacán, y libró
mente a la realización de sus ideales repu-
la primera batalla que se daba en Sinaloa
blicanos; de honradez inconmovible, de
por la Constitución. Los constitucionalistas
convicciones inquebrantables, de energías
fueron acometidos con furia por los reaccio-
indómitas; sus errores como gobernante,
narios, García Morales fue herido de un ba-
sí los tuvo, que por fuerza hubo de haber-
lazo; pero, primero contenido el impetuoso
los tenido, merecen el olvido, en gracia a la
ataque de los reaccionarios, y luego recha-
rectitud que siempre fue su inspiradora, y
zado, no tardaron en declararse en fuga de
a la buena fe que siempre dirigió sus actos,
la manera más desordenada, siguiendo el
si algunos extraviados, todos nacidos de un
ejemplo de su jefe el general Arteaga que
generoso anhelo por servir a la patria.
huyó despavorido.
Con motivo de los asesinatos cometi-
Asediado después Arteaga que había
dos por los yaquis en Marzo de 1858, García
vuelto a su refugio de Mazatlán, García Mo-
Morales, entonces teniente coronel, salió a
rales, aún no curado de su herida, tomó el
expedicionar contra ellos, y los derrotó en
mando de las fuerzas que atacaban a la ciu-
Cócorit.
dad; y duró con él desde el 21 de diciembre
Pronunciado D. Plácido Vega en el Fuer-
hasta los primeros días de Enero en que lo
te, Sinaloa, en favor de la Constitución
entregó al general Pesqueira que había llega-
de 1857, solicitó el auxilio del gobernador de
do con refuerzos.
Sonora, quien envió a García Morales con
Después de algunas peripecias, después
400 hombres y cuatro obuses en apoyo de
del triunfo de los Mimbres alcanzado por
los constitucionalistas sinaloenses. Nom-
los liberales, éstos volvieron sobre Maza
brado García Morales jefe de la Brigada
tlán, plaza artillada con 60 cañones; y el día
de operaciones, encontró el 27 de Octubre de
3 de Abril de 1859 la asaltaron. El coronel
˜ 761 ˜
García Morales se puso a la cabeza de la
Convocó a elecciones para el segundo
columna que atacó el fortín Iturbide, el más
congreso constituyente, organizó las cátedras
poderoso de los que defendían la plaza.
del Ateneo Hidalgo, y dio principio a la obra de
Más de dos horas duró la lucha, encarnizada
la introducción del agua del río de Siqueros a
y sangrienta; y al cabo, los sostenedores de
Mazatlán, obra que, al cabo de dilatados
la Constitución entraron victoriosos en la
años, ha pocos se realizó.
ciudad, mientras los generales reacciona-
El Estado estuvo disfrutando de perfecta
rios Arteaga e Inguanzo escapaban bajo el
calma y tranquilidad, esperando el momen-
amparo de la bandera inglesa.
to de la lucha con los invasores que se espar-
De nuevo es nombrado García Morales para emprender la eterna campaña del Yaqui.
762
cían y triunfaban por toda la República, al parecer, de un modo fatal e incontrastable.
Con 500 hombres y cinco piezas de artillería
La mañana del 26 de Marzo de 1864, la
la inicia otra vez; y tras repetidas victorias,
corbeta de guerra francesa Cordellier destacó
obliga a los indios a someterse al Gobierno.
dos lanchas cañoneras para impedir las
Alzado el comandante D. Hilario Gabi-
obras de fortificación que se construían en
londo contra el gobierno de Pesqueira, gran
la orilla de la playa. El ataque no dio el resul-
número de indios sigue a los revolucionarios
tado que se prometían los franceses; y enton
que lograron llegar hasta las goteras de Her-
ces la corbeta misma entró en fuego. El día
mosillo; pero fueron derrotados cerca del
31 a las dos de la tarde comenzó a disparar
pueblo de Seris por García Morales que con-
toda su artillería (12 cañones de 80 y uno
tinuaba la guerra contra los yaquis, subleva-
de 120) sobre la ciudad altiva y temeraria.
dos perpetuamente, a pesar de los tratados
Un humilde cañoncito de a 8, situado en la
que celebraban con el Gobierno y que viola-
playa abierta, y servido por dos pelotones de
ban y rompían sin ningún escrúpulo.
artilleros, respondía con orgullosa y conmo-
En Junio de 62 se embarcó en Guaymas
vedora temeridad los fuegos de la corbeta,
con destino a Mazatlán, llevando el contin-
en medio del trágico nublado del humo de la
gente marcial de Sonora para la guerra con-
pólvora, y de la arena levantada en violentas
tra los franceses. El gobernador de Sinaloa,
explosiones por las granadas que caían y es-
que marchó, a la cabeza de las tropas de Oc-
tallaban en torno de los patriotas. La pobla-
cidente, dejó en el poder a García Morales,
ción entera, electrizada por aquella increíble
que quedó el 11 de Enero invertido con el
resistencia, había ascendido a las alturas
doble mando de gobernador y comandan-
para presenciar la lucha; y cuéntase que era
te militar. Declarado Sinaloa en estado de
tal el entusiasmo y el ardor de aquel pueblo
sitio, hizo, por decreto del Gobierno de la
intrépido, que, apenas caía una granada en
Unión, entrega del poder al coronel D. Ma-
la playa, bajaba de las faldas del cerro de la
nuel Márquez de León, el 11 de Marzo; pero
Ñevería una turba de hombres y mucha-
lo volvió a recibir, por orden del mismo Go-
chos, y se arrojaban sobre el proyectil para
bierno federal, el 4 de Mayo.
apagarle la mecha. Guando una bala del ca-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
ñoncito hacía volar por los aires, en astillas,
Sinaloa, se pronunció contra García Mora-
la madera de la corbeta, un aplauso inmen-
les, habiendo prosperado esta revolución,
so, vibrante como un grito salvaje de guerra,
y habiendo el gobernador mantenídose en
resonaba en los cerros. El gobernador García
una actitud que ha ganado el elogio de sus
Morales, acompañado de su secretario de
mismos adversarios, éstos, en número de
gobierno, D. Francisco Ferrel, recorrió a ca
mil, se dirigieron sobre Mazatlán, residencia
billo toda la ciudad, y en los momentos en
del gobierno legítimo; y el 15 de Octubre de
que el cañoneo era más vivo estuvo alentan-
1864, asaltaron la ciudad que, tras una re-
do a los artilleros a pocos pasos de la pieza
sistencia de media hora, flanqueadas las for-
que servían.
tificaciones, fue tomada por los rebeldes. El
A las siete de la noche, después de cin-
general Corona, uno de los jefes, al dirigirse
co horas de cañoneo, la corbeta suspendió
al muelle con un piquete de soldados, sor-
su ataque y apagó sus fuegos ocultándose
prendió en la playa a García Morales, que, a
en las sombras de la noche que la envolvían
caballo, y en compañía de su secretario
tristemente como consolándola de la derro-
Ferrel, se dirigía a embarcarse. Hecho pri-
ta. Al siguiente día pudo verse que se había
sionero fue tratado con grandes considera
puesto fuera del alcance del cañón mexica-
ciones; y a poco, puesto en libertad.
no para reparar sus graves averías, al abrigo
Ni en las actas del Plan del Rosario se
de las Islas de los Venados. La Cordelliere no
maculó su reputación; prueba, la más clara,
volvió a intentar otro ataque.
de que estaba sobre toda sospecha; y que, la
La ciudad, sorprendida por aquella re-
caída de aquel hombre, fue originada sola-
velación de su patriotismo, palpitó con las
mente por la turbulenta política de aquellos
inefables emociones del asombro y del éx-
tiempos de guerra e impaciencia.
tasis. En sus calles, durante toda la noche, el
Vuelto a Sonora, fue nombrado en el
júbilo popular se desbordaba en las genero-
mes de Noviembre, por el Presidente Juárez,
sas manifestaciones de su gratitud y de su
para sustituir a Pesqueira, en su doble cargo
satisfacción; y los nombres del gobernador
de gobernador y Comandante militar, pues-
y de los héroes de aquella jornada, rompían
tos que no entró a ejercer porque Pesquei-
los espacios en ondas sonoras, en el centro
ra no hizo uso de la licencia que se le había
de un coro de fe. —vidas alabanzas.
concedido.
El almirante Turner que a bordo de la
En el Distrito de Altar había organizado
fragata inglesa Caribidis había entrado en el
algunas fuerzas con las que presentó batalla
puerto a presenciar el combate, les dio un
a los imperialistas por los cuales fue derro
banquete a los patriotas a quienes recibió
tado en la acción del “Carnero”. De nuevo
con los mayores honores militares.
organiza algunas fuerzas, y de nuevo es
Parte de la Brigada de Tepic, que, acaso,
derrotado; pero incansable en su tarea, levan-
dice un historiador liberal, por sus desmanes
ta nuevas fuerzas y hace con éxito la campa-
había perdido la protección del Gobierno de
ña, en el interior del Estado. El 6 de Abril de varios liberales de occidente
763
1866 atacó la plaza de la Magdalena; y a las
El 28 de Noviembre, instalado el tercer
dos horas de porfía el jefe imperialista que la
Congreso Constituyente, declaró a García
defendía se rindió.
Morales sustituto del gobernador Pesqueira.
Frustrado el ataque a Hermosillo, por la
El mismo mes, el Presidente de la República
derrota de Alcántara, García Morales que se
nombró Comandante militar a García Mo-
había incorporado a las fuerzas de Pesqueira,
rales, quien desde Guaymas dirigió una nue-
se retiró con una escolta rumbo al Altar y
va, tenaz y sangrienta campaña contra los
Magdalena, con el fin de organizar nuevas
indios sublevados.
fuerzas. Organizólas, pero se las derrotaron
Establecidas por el gobierno general las
los imperialistas en el pueblo de Pitiquito, el
colonias militares para la guerra contra los
mes de Julio. El jefe republicano, confiado
apaches, García Morales recibió el mando de
siempre en su causa, se retiró a Magdalena;
las de Sonora.
y continuó con su no desmentido ardor, en
El general Vicente Mariscal, enviado por
la tarea de organizar tropas para combatir
el gobierno del centro, comisionado para
el imperio. Con setenta hombres que había
arreglar los asuntos de Sonora, algo embro-
legrado reunir, llegó a tiempo de que se inti-
llados con motivo del disgusto público por
maba rendición a la ciudad de Ures por las
la prolongada permanencia en el poder del
tropas republicanas del general Ángel Mar-
general Pesqueira, declaró a Sonora en es
tínez; y concurrió al asalto y toma de ella el
tado de sitio, y asumió los mandos político
5 de Septiembre de 1869, día en que conclu-
y militar. Cuando Mariscal pidió licencia al
yó sangrientamente el imperio en Sonora.
Ministerio de la Guerra para volver a Méxi-
García Morales fue encargado de perseguir
co, se le concedió, disponiéndose que entre-
en Moctezuma al resto de los imperialistas;
gara el gobierno y la Comandancia militar
y cumplió eficazmente con la comisión apo-
a García Morales; pero cuando llegó esta
derándose de Moctezuma, y pacificando los
respuesta, ya la Legislatura local había de-
pueblos de Soyopa, Onavas, Tónichi, San
clarado electo popularmente gobernador de
Antonio de las Huertas y algunos otros.
Sonora al general Mariscal; y, por esta cau-
Yaquis y mayos continuaban hostiles al
sa, sólo entregó la Comandancia militar a
gobierno. García Morales abrió contra ellos
García Morales, que, más tarde, electo Sa-
una nueva campaña, hasta que los obligó a
nador, murió con esta alta investidura de la
solicitar el indulto que les fue concedido en
República.
Diciembre. Recomenzadas las depredaciones de
vicios de su infatigable soldado, del patriota
los apaches el año de 1867, García Morales
de radiante honradez y de limpia concien-
fue nombrado inspector de las compañías
cia; de inflexible rectitud y de nítida histo-
presidiales, pequeños cuerpos de fronteri-
ria, erigiéndole una estatua de bronce en el
zos acostumbrados a la guerra contra los
Paseo de la Reforma.
bárbaros. 764
El pueblo sonorense ha pagado los ser-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
General Plácido Vega
mientras tomaba el rumbo Norte, fuerte co-
Los victoriosos ejércitos conservadores, man
lumna reaccionaria a las órdenes del general
tenían con sus repetidos triunfos, en la pru-
Arteaga, salida del puerto de Mazatlán.
dencia a los liberales; pero la muerte de
Como a diez leguas de Culiacán, en la
Osollo dio nuevos alientos a los constitucio-
Noria, encontráronse las fuerzas enemigas,
nalistas sinaloenses. Vega y otros liberales
el día 27; y trabóse reñido combate que
demandaron el apoyo del general Pesqueira,
fue el primero librado en el Estado entre los
gobernador de Sonora, para levantarse en
liberales defensores de la Constitución, y
armas en pro de la causa defendida por Juárez.
los reaccionarios. Vega mandó la caballería. Los
Pesqueira contestó que estaba pronto a pres-
constitucionalistas fueron atacados impe-
társelos; y dio órdenes al coronel Jesús Gar-
tuosamente; y parecía, al principio de la ac-
cía Morales. Puesto don Plácido Vega a la
ción que iban a ser derrotados y deshechos;
cabeza de los liberales del Distrito del Fuer-
pero su firmeza en la resistencia les dio la
te, el día 10 de Agosto de 1858 se pronunció
victoria. Aprovecháronse de un instante de
en la Villa del Fuerte acompañado solamen-
vacilación de los enemigos; y atacándoles
te de algunos jóvenes entusiastas y de esca-
entonces con brío, los desordenan y los po-
so número de hombres del pueblo. Condenó
nen en fuga.
severamente en su proclama el Plan de Ta-
La plaza de Mazatlán, que había sido
cubaya y proclamó el restablecimiento de la
fortificada por los conservadores, fue sitiada
Constitución y el reconocimiento de Juárez
el 2 de Diciembre por Lagaima quien entre-
como Presidente Constitucional.
gó el mando el día 21 al coronel García Mo-
Él se nombró jefe de los pronunciados
rales. En Enero de 1859 llegó el gobernador
que tomaron la denominación de Fuerzas po-
de Sonora, general Pesqueira con un refuer-
pulares de Sinaloa.
zo de 500 hombres, y fue proclamado jefe el
Casi simultáneamente se verificaba en
día 6. Se le hicieron proposiciones al general
Culiacán otro pronunciamiento en favor de
sitiado para que evitara el derramamiento
la Constitución; y sabedores los pronuncia-
de sangre; pero Arteaga se negó a escuchár-
dos culiacanenses del movimiento revolu-
selas; y continuaron los ataques a la plaza.
cionario del Fuerte, enviaron al Lic. Buelna,
El día 19 de Febrero levantaron el sitio
para proponer la fusión de ambas faenas, lo
los constitucionalistas, al anuncio de la rá-
cual no se realizó.
pida aproximación de una brigada que Mi-
En Octubre salió de Álamos, Sonora, el coronel García Morales, al mando de 400
ramón enviaba, a las órdenes del general Luis Pérez Gómez, en auxilio de Mazatlán.
hombres, con obuses, a incorporarse a las
Pesqueira estableció su cuartel general
fuerzas da Vega. Unidas que fueron, toma-
en Cosalá para esperar auxilios del liberal Es-
ron el nombre de Brigada de Operaciones y
teban Coronado que venía de Durango. Los
quedaron al mando de García Morales. Dis-
conservadores, realentados con la retirada de
púsose la marcha hacia el Sur del Estado,
los constitucionalistas, y sabedores del auxivarios liberales de occidente
765
lio que habían de recibir de Durango, salieron
do, y exigida también al cónsul británico a
de Mazatlán a batirlos. El 15 de Marzo, no
quien le tocó desembolsar trece mil y pico
impedida ya la llegada de Coronado, se dio la
de pesos, después de haber sido reducido a
batalla de los Mimbres en la que los conser-
prisión para que diera la suma que se le pe-
vadores fueron completamente derrotados.
día, la fragata inglesa Amethyst, fue a Maza
El coronel don Plácido Vega atacó a los con-
tlán, bloqueando desde luego el puerto por
servadores por la retaguardia, con sus tropas
si el gobierno de Sinaloa no aceptaba hu-
dispuestas en guerrilla. Los derrotados aban-
millantes proposiciones para el arreglo del
donaron en su loca fuga, cañones y trenes.
incidente. El gobierno de Vega se mantuvo
Triunfantes los liberales se dirigieron
en actitud altiva, aunque el capitán inglés
de nuevo sobre Mazatlán, plaza defendida
llegó a señalar media hora de plazo para el
por 60 piezas de artillería y 1,500 hombres,
pago de los trece mil pesos, amagando con
asaltáronla el día 3 de Abril a las cuatro de la
bombardear la ciudad.
mañana; y a las seis y cuarto habían triunfa-
Durante el gobierno de Vega se riñó la
do los constitucionalistas; y los generales In-
famosa batalla de Escuinapa en la que tan-
guanzo y Arteaga, defensores de la plaza, se
to renombre alcanzó el Ligero de Sinaloa al
acogían a la protección de la bandera inglesa.
mando de Rosales.
Vega compartió el mando de los asaltantes, con Pesqueira y Coronado. Al volver el general Pesqueira a Sonora,
Amethyst, llega a Mazatlán con nuevas exigencias.
dejó en posesión del gobierno del Estado, el
Esta vez pide ciento treinta mil pesos. Y
4 de Junio, al coronel Vega, acatando el acta
de nuevo el gobierno de Sinaloa se muestra
levantada y firmada por los constituciona-
enérgico y digno; y la Amethyist parte para
listas sitiadores de Mazatlán, el 6 de Enero
San Blas, mientras Vega continúa en su ta-
de 1859. El nuevo gobernador llamó a ejer-
rea de organizar la guerra contra los conser-
cer sus funciones a los diputados que inte-
vadores de Jalisco a quienes debía atacar en
graban el Congreso Constituyente; y se dis-
combinación de Ogazón y del gobernador de
puso desde luego a emprender la campaña
aquel Estado. Contreras Medellín. Al efecto
en Jalisco. De acuerdo con Coronado mandó
dispone que el coronel Márquez de León
al coronel Bonifacio Peña que con 300 hom-
marche con sus tropas; y Vega, activo como
bres penetrara en el 7° cantón, y atacara a
siempre, al frente de 2,500 hombres sale del
Lozada. Peña fue sorprendido y muerto, y
Estado en Abril; y tras él los disturbios sur-
el mando recayó en el comandante don Ra-
gen, precipitados y repetidos. Don Plácido
món Corona.
Vega vuelve a encargarse del gobierno en
En Septiembre nombró Secretario de Gobierno al Coronel don Antonio Rosales.
766
De nuevo el impertinente capitán de la
Agosto 20; y con su vuelta cesan los desórdenes; pero apenas apaciguados los ánimos,
A causa de una contribución forzosa
tiénese noticia de una invasión preparada
impuesta en Tepic por el general Corona-
y dirigida por el intruso Domingo Cajén,
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
titulado general, y gobernador de Durango,
pero habiéndose el obispo negado a entrar
que a la cabeza de mil hombres pretendía
en arreglos que imponía la Reforma, el go-
someter a Sinaloa al repugnado régimen
bierno del Estado lo desterró al extranjero,
reaccionario. Al mismo tiempo las hordas
arrostrando así violentamente los arrojos
del bandido Lozada y los indios de Sonora
del fanatismo no impuesto aún a semejan-
amenazaban, las unas por Acaponeta, y los
tes tremendos golpes. Todas las influencias,
otros por Sonora, al gobierno liberal de Si-
todas las súplicas de las más distinguidas se-
naloa; en tan crítico trance, Vega declaró a
ñoras, se estrellaron ante la inquebrantable
Mazatlán en estado de sitio, y se suspendió
firmeza del gobernador.
la elección de gobernador constitucional.
El 26 de Enero de 1861, el Congreso
Cosalá fue tomado por los reacciona-
del Estado, declaró Gobernador Constitu-
rios el 11 de Octubre de 1860; el 19 ya había
cional a don Plácido Vega; y el primero de
como mil liberales en campaña contra los
Abril se decretó la Constitución política del
invasores del Estado; y el 26 la vanguardia
Estado. Al tener Vega noticia de la muerte
liberal, a las órdenes a del coronel Domingo
de los patriotas Degollado, Leandro Valle,
Rubí batió a la vanguardia reaccionaria en
y Ocampo, expidió un decreto lanzando
el Espinal. La madrugada del siguiente día
del Estado a todos los jefes y oficiales que
se empeñó en el propio lugar un combate
habían servido a la reacción, considerándo-
decisivo entre ambos bandos, y los liberales
los indignos de vivir en el Estado; y el 6 de
del gobernador Vega que dirigió la acción,
Agosto se expedía otro decreto declarando
obtuvieron completo triunfo.
beneméritos de Sinaloa a los tres grandes
Una corbeta francesa apresó en San
hombres precitados.
Blas al buque de guerra mexicano Reforma,
En Sinaloa encontró el patriotismo fá-
armado y sostenido por el gobierno de Si-
cil desarrollo cuando se supo la invasión
naloa; y declaró que no lo devolvería hasta
europea, que, al fin, habían de sostener
que el vicecónsul francés en Tepic recibiera
solamente los franceses; y el 5 de Febrero
indemnización por los daños que le había
de 1863 se embarcaban en Mazatlán dos
causado el coronel Rojas. Sinaloa mandó la
mil hombres bien armados, para ir a tomar
Escuadrilla Nacional del Estado de Sinaloa a
parte en la campaña contra los extranje-
que rescatara la goleta; y cuando Rosales se
ros. Este contingente de Sinaloa, al mando
hizo cargo del mando de dicha escuadrilla,
del general Vega fue perseguido en el mar
rescató el buque.
por la escuadra francesa; y se salvó a duras
Quiso don Plácido Vega que en el Esta-
penas. Desembarcó en Zihuatanejo, Mi-
do fueran las Leyes de Reforma altamen-
choacán, tuvo que hacer una penosísima
te respetadas y cumplidas; y dio entonces
marcha para llegar a la ciudad de México
elocuente prueba de su liberalismo sincero
el 31 de Marzo, en medio de la admiración
y puro. Propúsole al Obispo Loza un arre-
que produjo y de los calurosos elogios que
glo, por medio de un comisionado especial;
se le rindieron. Una parte del contingente varios liberales de occidente
767
de Sinaloa derrotó completamente al reac-
Jorge García Granados
cionario Buitrón. Destinado al ejército del
Jamás el valor ha tenido una encarnación
centro que operaba cerca de Puebla, ya ase-
más espléndida. En Granados, el valor tras-
diada por los franceses, Vega fue nombrado
ponía, a las veces, los lindes de lo humano,
jefe de la tercera división.
para lanzarse, loco y libre, por los espacios
El 8 de Mayo, el ejército del centro fue
de la fábula. Su biografía es un magnífico
derrotado por los franceses. La tercera divi-
despilfarro de intrepidez. Semeja, cuando se
sión fue en aquel descalabro la que limitó
despliegan en la memoria sus hazañas, un
el desastre, presentando una segunda línea
loco escapado de la celda acojinada; va hacia
de batalla; y conteniendo a los vitoriosos
el peligro con furiosa carrera de desesperado,
franceses en tanto que los mexicanos se re-
cual si le llevara en sus alas un enfermizo
hacían y se retiraban en orden. La brigada
afán de encontrar pronto el escollo o la sima
de Sinaloa continuó después la campaña a
en que estrellarse o en que hundirse, para
las órdenes de don Porfirio Díaz; y siempre
descansar de la abrasante fiebre del valor
fue ejemplo de intrepidez moralidad y
que le produce estos formidables delirios de
abnegación.
heroísmo.
Vega renunció el 26 de Mayo al mando
Está impaciente, febril, con violentas
de la Brigada de Sinaloa y el de la tercera
convulsiones nacidas de su impaciencia y
división; y recibió del Gobierno General la
en anhelo por el combate, aguardando, casi
comisión de ir a comprar armamento a San
colérico, la nota bélica del clarín que manda
Francisco, California, para lo cual se le en-
acometer. Despacioso y blando va el hura-
tregó fuerte suma de pesos.
cán en su marcha, comparado con este otro
Aquí termina la historia de este liberal
de demencia y con esta otra demencia por
valeroso; aquí termina, por lo menos, la
el combate. No ve si le siguen sus soldados,
historia que debe acoger ente libro, hecho
porque se olvida de ellos; él solo quiere pe-
para guardar los trabajos del liberalismo;
lear, y se adelanta a la carrera como un león
y no para la condenación de las faltas pos-
que se precipita sobre su presa, con las fau-
teriores cometidas por liberales que, antes
ces dilatadas a la aproximación del triunfo
en incurrir en yerro, fueron altivos y bi-
y del placer.
zarros trabajadores en la hermosa obra de la libertad. Don Plácido Vega nació en la Villa del Fuerte, Sinaloa, como el año de 1830; y mu-
Hay en este hombre extraño, una como herencia preponderante de fiera indomable, que se manifiesta en su transfiguración al presentir la lucha.
rió en Acapulco el 4 de Enero de 1878. Este
La presiente por el ejercicio de una fa-
hombre que dispuso de muy grandes can-
cultad atávica, provenida de quién sabe qué
tidades de dinero, fue enterrado de caridad
prehistóricos y maravillosos gladiadores.
por una buena señora.
Para ser buen jefe le faltan calma y serenidad. Sus soldados van al triunfo; pero si
768
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
escapan a la muerte; y no mueren por señalada merced a la fortuna.
Jamás sale ileso de las batallas, porque en una mano lleva el arma que mata; y en
En él vibra la pasión como el torrente
la otra, la vida que regala. Dijérase que con
musical de un clarín guerrero. Después de la
su sangre va pagando la que derrama; y que,
batalla se muestra como un sonámbulo que
al encontrarse con que le sobra vida, piensa
va a despertar. Mira a su alrededor, con ex-
que ha escatimado el pago; y renegando de
traviados ojos; y cuando le dicen: “tú eres el
ese triste sobrante, se promete arrojarlo de sí,
héroe”, sonríe tristemente porque se siente
para escapar de la vergüenza y del sonrojo.
despertar.
Al través del esplendor de sus hazañas,
Tiene un duelo a muerte con la muerte
puede percibirse su sangre coagulándose,
misma; y no la encuentra; y entonces cree,
cual si el núcleo luminoso de cada hazaña
furioso y despechado, que la muerte le teme
fuera una herida recién abierta.
y le huye, ligera y cobarde.
La guerra es una nostalgia que lo deses-
En los instantes de la batalla, perdidos
pera y lo enloquece; cuando no guerrea, ni
para él en la inacción y la expectativa, re-
tiene enemigos, languidece como un estan-
niega de los jefes; y volviendo la faz hacia
darte cuando no hay viento ni mano que lo
sus soldados les pregunta con la mirada lla-
agite y lo tremole.
meante de su ojo único: ¿atacaré aunque no me lo manden esos pusilánimes?
En la gloriosa batalla de San Pedro, él mandaba el heroico batallón “Mixto” que
Para él acometer es vivir. No comprende
fue el primero en rechazar a los franceses
la resistencia estoica; el triunfo lo ha de dar
que se habían precipitado, en impetuosa
la acometida; esperar es temer; la provoca-
embestida, contra el campo republicano, iba
ción es una confianza en la victoria.
Granados, arrebatado por su locura, hacien-
Su temeridad es inconsciente porque no
do retroceder a los invasores, cuando un ofi-
tiene conciencia del miedo; es intrépido por
cial francés se rezaga y se rinde; y prisionero
un innato aborrecimiento de la vida; pero él
va al lado de Granados; pero tal vez el dolor
ignora lo que son miedo y temeridad porque
enloquece también al francés, y olvidándose
carece de punto comparativo. Decide que
de la lealtad, descarga un pistoletazo a que-
ha desertado un soldado, y creerá que le de-
marropa sobre el que le acaba de perdonar la
cís con metáfora, que ha desertado hacia la
vida; y casi lo mata.
eternidad. Tiene una rudeza primitiva. En él
Terminada la batalla, Rosales supo la fe-
todo es primitivo e inmaculado. Se imagina
lonía, y quiso castigarla. Frente a la camilla
que el combate es el objeto y fin del hombre;
del Granados se hizo desfilar a todos los pri-
y su moral primitiva se siente satisfecha en
sioneros.
medio de jadeo de la brega. Cuando está en inacción cree que falta a su deber; se sonroja y se avergüenza; y allá en el sagrado de su pecho se pide perdón a sí mismo.
—¿Quién es el herido felón? —preguntó luego Rosales. Ninguno de esos —respondió traba josamente el herido cerrando los ojos para varios liberales de occidente
769
no ver al desleal que esperaba su castigo;
bargo, su parte viva continúa batiendo
y que, por aquella generosa entereza de
la muralla con choques de oleaje. Los solda-
su víctima, alcanzó también el perdón del
dos vibrantes de rabia, clavan sus bayone-
caudillo victorioso.
tas en la empalizada, buscando los intersti-
Su carácter turbulento le conduce a la
cios para herir a los abrigados enemigos. A
rebelión. Intenta sublevar el batallón “Mix-
Granados le matan su caballo; y entonces,
to” cuyo mando había dejado; y queda pri-
cuenta la leyenda, que perdida en un foso
sionero en el mismo cuartel, en Culiacán.
la maleta en que llevaba su corresponden-
Un consejo de guerra le condena a muerte; y
cia de enamorado, se olvida de la batalla, y
gracias a poderosas intercesiones, se suspen-
baja en pos de sus perdidas cartas, las busca
de la ejecución. Se le remite a la residencia
afanoso, entre los montones de muertos y
del gobierno; y en el camino se fuga y vuelve
heridos, encendiendo fósforos; no los en-
a presentare al mismo prefecto que lo había
cuentra al fin, y de nuevo sube a combatir
remitido. Corona lo ampara y le confiere el
con reavivado ardor. Al siguiente día, de par-
mando de un batallón a cuyo frente prestó
te del capitán Delataste, le fue entregada la
Granados señalados servicios a la patria.
maleta con las cartas y retratos, acompaña-
En el asalto de Villa Unión, Granados
da de una esquelita del capitán, en la que le
entabla singular combate con M. Luis Fe-
decía lacónica y elocuentemente: creo que
derico Raynond, capitán de la compañía
eso buscaba usted anoche con tanto empe-
de Granaderos del 62 de línea, y personaje
ño, en los fosos, a la hora del asalto.
distinguido. Se descargan las pistolas; y Gra-
Tuvo el fin trágico a que le preparaban
nados recibe en el pecho la bala francesa; y
y disponían su fogosidad, y su pasión por la
el francés recibe en la cabeza, mortal herida
lucha. Murió en pleno acceso de su demen-
que apenas le permite intentar curársela en
cia guerrera. Soñó sorprender las formida-
Mazatlán.
bles posiciones del General Rocha; y se lan-
Granados es ascendido a coronel por sus servicios en la campaña.
zó a forzar, por sorpresa, el paso del puente de Tololotlán, el 15 de Febrero de 1870. Gra-
En la sangrienta batalla de Palos Prietos,
nados y casi todos los que lo acompañaban,
la madrugada del 12 de Septiembre de 1862,
fueron muertos por el torrente de proyec-
Granados manda el batallón “Pánuco”; y con
tiles con que las baterías y la fusilería, de-
él hace prodigios. Se le ha ordenado lanzarse
vastaban y barrían aquel nuevo paso de las
contra el fortín; y se estrella furiosamente con
Termópilas.
tra los muros. La artillería no ha obrado; las
770
columnas asaltantes no habían sido provis-
Juan Miramontes
tas de escalas ni de teas; el general en jefe
Posee el secreto de la oportunidad; sorpren-
quiere asombrar con un milagro…
de al enemigo, y cuando el enemigo se vuel-
El “Pánuco” se derrumba hacia los fosos
ve furioso para repeler la audaz agresión,
diezmado por el plomo enemigo; y sin em-
Miramontes y los suyos han desaparecido.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Así cansa a los franceses encerrados en Ma-
perialistas volvían a la ciudad maldiciendo a
zatlán, así los hostiga, los desvela, los fatiga.
aquel enemigo que desaparecía, y que, ape-
Siempre esquiva al encuentro y siempre
nas la columna francesa daba media vuel-
vence; esta es una paradoja de la guerrilla.
ta para regresar al abrigo de sus trincheras,
Parece que es vencer sin combatir; y, sin em-
resurgía por cien puntos diversos haciendo
bargo, el guerrillero debe de ser de bronce
fuego mortífero.
para no desmayar, audaz para no fracasar,
Miramontes organizó una escuadrilla
rápido en la concepción y vivísimo en la
de canoas, y con ella hostilizó a la guarni-
obra: el guerrillero es un resumen del solda-
ción, sin que nunca pudieran darle caza las
do, un compendio deslumbrante del general
lanchas armadas en guerra con que lo perse-
y del recluta; manda y obra. Carece de tiem-
guían los marinos franceses.
po para desarrollar y explicar su plan; casi
A tal grado llegó la audacia de Miramon-
no lo tiene; pero con la acción va explicán-
tes, que un día desembarcó con su guerrilla
doselos a sus soldados: cuando no lo com-
en la garita del Astillero; sorprende un des-
prenden, el desastre es inmediato; por eso
tacamento puesto allí para vigilar los movi-
ha de poseer la elocuencia de la ejecución.
mientos de los liberales.
Miramontes era un rayo para herir;
Los sorprendidos huyen hacia el centro
hería con culebras de centella; era imposi-
de la ciudad, y Miramontes los persigue ha-
ble prever en dónde dejaría la huella de su
ciéndoles muertos y heridos.
paso invisible. Con su “Guerrilla de Urías”
Así llegan los liberales hasta una tienda,
mantuvo en constante alarma a la poderosa
a dos cuadras de la plaza de armas, punto
guarnición francesa de Mazatlán. Casi no
central de la ciudad; allí se detienen. Mira-
había noche en que no simulara ataques so-
montes se hace servir un vaso de vino, brin-
bre la plaza, haciendo que la guarnición se
da por la patria y la República; y cuando la
pusiera sobre las armas y que los buques de
conmovida guarnición francesa, dominando
la escuadra maniobraran para defender las
apenas el pavor que le produjo aquel ataque
posiciones de tierra y rompieran los fuegos
que creyó mortal sorpresa, se dio cuenta de
sobre fantásticos ejércitos de patriotas.
lo que había sucedido, la “Guerrilla de Urías”
Tenía su cuartel general a dos leguas de
había desaparecido.
Mazatlán; pero casi siempre la “Guerrilla”
A menudo entraban en la ciudad los
estaba frente a las trincheras de la ciudad
guerrilleros, disfrazados de carboneros, y to-
provocando insolente o burlescamente a la
maban cuantos informes necesitaban; y
guarnición. A veces se hacía tan insoporta-
fre cuentemente eran obsequiados por los
ble para los franceses la audacia irónica de
liberales de la plaza.
los republicanos, que salían en compacta
En Febrero de 1866, Miramontes recha-
columna a perseguirlos y castigarlos; pero
za y derrota en la Loma Atravesada a una
los patriotas, después de oponer débil resis-
columna de trescientos franceses y traidores
tencia, se diseminaban, y entonces los im-
que intentó salir de la ciudad. varios liberales de occidente
771
A mediados del mes de Marzo, otra co-
Con el mando de Coronel, concurrió
lumna de cuatrocientos franceses y seiscien-
al asalto y toma de la plaza de Tepic por
tos traidores intenta salir a expedicionar
las tomas sinaloenses que dirigía el Gene-
contra los liberales, y Miramontes los bate
ral Coronado. Márquez, con su columna,
denodadamente.
atacó la garita de San Blas, centro de las
Muy pocos días después, durante aque-
posiciones enemigas, bajo las inmediatas
lla última serie de encarnizados combates
órdenes del jefe de la plaza, General José
librados en las cercanías de Mazatlán, en-
María Moreno.
tre republicanos e imperialistas, el día 21 de
Mandado por el Gobernador de Sina-
Marzo el Comandante Juan Mirafuentes
loa, don Plácido Vega, a Tepic, para atacar
fue muerto de un balazo en la batalla de Vi-
a los conservadores en combinación con el
lla-Unión. El día anterior en la mañana se
General Ogazón, Márquez encontró en las
había estado batiendo con su guerrilla, y ha-
Lomas de Ixcuintla al General Calatayud el
bía estorbado las operaciones del enemigo.
9 de Marzo de 1860, pretendiendo detener
Murió joven. Su audacia de guerrillero
la marcha de la Brigada de Sinaloa.
afortunado, los novelescos lances a que le
La batalla comenzó la noche del 9, y en
llevaron sus empresas guerreras contra los
la mañana del 10, Márquez cargó personal-
franceses atrincherados en Mazatlán, le han
mente a la cabeza de sus soldados, determi-
conquistado distinción y renombre en los
nando el completo triunfo de las armas libe-
fastos de la historia de Sinaloa, y no fuera
rales. Calatayud quedó muerto en el campo.
justo, en verdad, dejarle sin un recuerdo de
Fue segundo en jefe de la Brigada que sa-
agradecimiento en este libro de los liberales.
lió al encuentro de las tropas reaccionarias del General Domingo Cajén, español, Go-
772
General Manuel Márquez de León
bernador de Durango, que habían invadido
Era oriundo de la Baja California. Hombre
a Sinaloa para someterlo a las doctrinas de
de un valor reposado que era la desespe-
los conservadores.
ración de los que le veían en medio de los
A su valor y a su pericia débese princi-
combates: siempre sereno, siempre glacial,
palmente la victoria alcanzada contra los
el peligro no conmovía su estoicismo. Su in-
invasores reaccionarios, en la sangrienta ba-
teligencia era clara, su instrucción extensa.
talla del Espinal.
Contendió también en el periodismo, y en
Declarado vice Gobernador de Sina-
ambas guerras, la de la sangre y la de la inte-
loa el de Noviembre de 1861, se encargó
ligencia, demostró en todas ocasiones ser un
del Gobierno por ausencia del Gobernador
liberal firme y honrado.
Vega. Durante su gobernación, dio grandes
El año de 1847 (Noviembre) atacó y
muestras de su honradez y su patriotismo,
derrotó en un punto del Estado de Sina-
que resplandecen en los decretos por él subs-
loa, en Urías, a una partida de invasores
criptos a la anunciación de la guerra con los
norteamericanos.
ejércitos europeos.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Márquez entregó el poder a García Morales, y ya con el empleo de General de Brigada, marchó a ponerse bajo las ordenes del General Ogazón, en el Estado de Jalisco.
bierno durante las administraciones de los Generales Vega y García Morales. En Marzo volvió Pesqueira con 1,000 hombres y seis piezas de artillería a em-
En la sangrienta batalla de Palos Prietos,
prender la campaña contra los revolucio-
mandó la columna que atacó de frente las
narios de Sinaloa. El 16 llegó a Culiacán
fortificaciones francesas, y que llenó con sus
y se posesionó de una parte de la ciudad.
cadáveres los fosos aquella noche terrible.
Al siguiente día, en la madrugada, llegó
En Octubre de 1866, con una fuerza de
Márquez y se posesionó de otra parte de la
mil hombres, protegió el paso a la Brigada
población. Entonces comenzó una serie de
de Vanguardia del Ejército de Occidente, que
encarnizados combates diarios. Cañoneá-
venía a tomar parte en la guerra del centro,
banse los contendientes, y aventurábanse
y que, ya en territorio jalisciense, ganó la
en luchas parciales en las calles o en las
famosa batalla de la Coronilla.
orillas de la ciudad, hasta que la llegada
En la campaña del centro prestó impor-
del General Rocha a Mazatlán, en Mayo,
tantes servicios: asistió al sitio de Querétaro
con tropas del Gobierno, hizo que Már-
hasta la rendición de dicha plaza.
quez temiendo un doble ataque, abando-
Pronunciado más tarde en favor del plan deslumbrador de la Noria, por el Sufragio Li-
nara sus posiciones, no sin haber cañoneado antes las del enemigo.
bre, se puso al frente de los revolucionarios
Rebelado contra el Gobierno de Don
de Sinaloa. Ocupó la Villa de Sinaloa, aban-
Porfirio Díaz, de quien fue gran amigo, y de
donada por Salazar Bustamante, y el 21 de
quien, acaso, no obtuvo la recompensa que
Enero de 1872, fue atacado por el General
por sus servicios esperaba, tuvo que abando-
Pesqueira, Gobernador de Sonora. El comba-
nar el país huyendo de la muerte.
te fue reñido; las fuerzas de Pesqueira logra-
Vivió algún tiempo en San Francisco,
ron penetrar hasta la Plaza de Armas, a pe-
California, donde pasó grandes privaciones.
sar del fuego vivo y tenaz de los defensores;
Al fin se le concedió que volviera a la Re-
pero fue tan obstinada la resistencia que, al
pública; y vino a morir a la Capital, pobre
fin, Pesqueira fue completamente derrotado.
y olvidado, él que había sentido la ardiente
En esta batalla murió el liberal don Fran-
caricia de la popularidad y la satisfacción
cisco Ferrel, que había sido Secretario de Go-
intensa de la honradez.
Ponciano Arriaga 1811-1865
I Desde
insurgentes que rebelaron la pa-
te de aquellos que peleaban con el denuedo
tria, hasta los batalladores de 1855 que pe-
que da la desesperación por sufrimientos
learon por darle forma, hay diversos perio-
irremediables, y la fe en una causa que será
dos que estudiar.
la prosperidad del porvenir.
los
Los súbditos de 1810 se alzaron para
Pero si, afanosos de inquirir cuáles son
crear la nacionalidad; los soldados que acau-
los factores todos que integran un hecho,
dilló Iturbide —el doblemente traidor— se
nos acercamos a ese grandioso alzamien-
fundieron con los inmaculados de Guerrero,
to de Ayutla, advertiremos que no es el
para darle vida; los soñadores de 1824 bus-
descontento político el único factor de la
caron, a pesar de sus aberraciones, la manera
revuelta.
da hacerla prosperar; y los legisladores de
Una agitación sorda y amenazadora se
Ayutla, haz tan apretado como pequeño y
difundía a través de las distintas capas so-
tan inteligente como audaz, trabajaron sin
ciales. Las primeras, esto es, las ilustradas,
descanso para cimentarla.
pugnaban por quitar de sobre sus hombros,
Parece, a primera vista, que en la revo-
la tiranía; las secundas, esto es, las menos
lución de que fueron corifeos Villarreal y
ilustradas, muy particularmente las que vi-
Álvarez y Comonfort, no hay más elemen-
vían alejadas de las capitales, anhelaban por
to de lucha que el producido por un hondo
acabar con las extorsiones de que eran
descontento político.
víctimas.
En efecto, cuando se recuerdan las ve-
Esa extorsión venía de luengos años.
jaciones de Santa-Anna, se aprecia el pro-
La obediencia al despótico gobierno
fundo malestar de las clases pensadoras y se
virreinal fue una consecuencia forzosa de la
comprende por qué se lanzaron a la revuelta
tiranía que había pesado sobre los mexica, y
y por qué triunfaron. En aquella lucha en-
del hábito de obedecer ciegamente, que vivía
carnizada, la victoria tenía que estar de par-
en el organismo de los tercios conquistadores
˜ 775 ˜
y de los españoles todos. En la Colonia la su-
zando su poder en el confesionario; domina-
misión fue completa. Donde no hay hombres
ban las conciencias y obligaba a los hombres
que piensan, no hay hombres que deseen ser
a que depositaran en el altar lo más precia-
libres. En Nueva España nadie pensaba, por
do de sus siembras y de sus crías, y la mejor
lo tanto, nadie quería ser libre. Junto a unos
parte de la ganancia que le produjera el exi-
cuantos criollos que concebían la verdad en-
guo residuo que dejaba el acaparamiento de
vuelta en las catástrofes y los crímenes y sus
los frailes.
absurdos de la Revolución Francesa, estaba la
No había espectáculo más triste que el
mayoría analfabética que ni aun recordaba
de nuestras campiñas y el de nuestros labo-
con la tradición oral, las heroicidades de sus
ríos. Sobre la propiedad gravitaba una ame-
antepasados, ya fueran éstos Motecuhzoma
naza constante: si escapaba a las depreda-
Ilhuicamina o Cuauhtemótzin, el Cid Cam-
ciones de los pronunciados, caía en la sirte que
peador o don Pelayo.
abriera la avidez del clero.
Y como no en balde pesa sobre un pue-
Así, el día en que una revolución ofreció
blo una servidumbre de siglos, el mayor
librar al pueblo de tanta calamidad, el pue-
número de mexicanos, libres de nombre,
blo voló al combate, deseoso de ganar para
continuó sojuzgado por el elemento militar
sus bienes, a costa de la sangre y aun de la
que con el tiempo y por la fuerza misma de
vida, la mayor suma de garantías y de
los antecedentes, se apoderó del gobierno;
seguridades.
y por el elemento clerical, que desde 1519,
Es indudable que los humildes volunta-
procuró adueñarse, y se adueñó, de todas las
rios de 1855, los que trajeron triunfante a D.
conciencias.
Juan Álvarez, no pelearon única y exclusiva-
El soldado y el fraile eran señores omní-
mente por el progreso político, porque fuese
modos. El primero, fuese en tiempo de paz,
perdurable la república democrática, repre-
fuese en tiempo de rebeldías intestinas, po-
sentativa y federal. No, guerrearon movidos
día cometer cuantas exacciones le viniesen
por un sentimiento egoísta.
en gana, seguro de que abusos y arbitra-
Los altruistas, los que se afanaron por el
riedades, atropellos y crímenes quedarían
progreso de la patria, fueron los pensadores
impunes: el saqueo bajo todas sus formas,
que, a raíz de la victoria, subieron al poder.
era una nadería para la turba en que desde
Ellos, hijos del pueblo en su mayor parte, si
el jefe, lleno de entorchados, hasta la ha-
no en su totalidad, habían visto de cerca los
rapienta soldadera, no había ninguno que
sufrimientos y comprendido la necesidad
no procurase dar rienda suelta a sus malas
del remedio. Partícipes de los dolores, venían
pasiones.
a alentar a los trabajadores, y a poner en pie
El segundo, ya en el pulpito, amenazando a los siervos con terribles penas para
776
las conciencias que por muchos años estuvieron de rodillas.
la vida de ultratumba sino se prestaban de
Tal era, siquiera en breve sinopsis, el es-
buen grado a todas las exigencias; ya afian-
tado del país. Veamos ahora la obra de rege-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
neración, personificada en uno de los más
derancia de los menos: pueblo, el primero;
conspicuos constituyentes: en Ponciano
clase privilegiada los segundos. Síntesis de
Arriaga.
persistencia de privilegios, de abusos en el poder, de corrupción en la justicia, de desbaII
Fue el 18 de Febrero de 1856.
rajuste en la sociedad. El arribo del luchador fue un triunfo;
El presidente de la Cámara —Presidente,
recayeron en él, único diputado que seme-
puede decirse por unanimidad, pues que de
jante gloria alcanzó, las representaciones de
79 diputados alcanzó 76 votos— concluyó
distritos de Guerrero, Jalisco, México, Mi-
el discurso de apertura, saludado y felicitado
choacán, Puebla, San Luis Potosí, Zacatecas,
por los representantes del pueblo, compañe-
y Distrito Federal; signo inequívoco, de que
ros suyos; y saludado y felicitado por el pue-
a Arriaga se le conocía en más de la mitad de
blo que, hacinado en las tribunas, asistía al
la República.
despertar cívico de una nación. ¿Quién era esa primera personalidad del Congreso Constituyente? ¿Cuáles sus méritos para atraerse todas las voluntades?
Pero tener entonces tal popularidad, cuando menos ser conocido en tan diversas y apartadas regiones, como un corifeo, o como un hombre apto para serlo, de las ideas democráticas, significaba haber lu-
¿Qué había dicho?
chado con el fusil y con la palabra, y con la
Llamábase Ponciano Arriaga, su vida
pluma por la cimentación del orden de cosas
pura, sin mancha, había estado siempre al
que entrevieron los que fueron leales enemi-
servicio de la República.
gos de Iturbide y fervientes soñadores de la
Hombre de Acción en las horas de lucha,
Federación.
reposado y estudioso cuando se trataba de
Ya lo comprobará la biografía en detalle.
resolver problemas sociales, orador elocuen-
¿Qué había dicho?
te por la convicción de los principios, razo-
Es fuerza recordar el fragmento más im-
nador profundo: todo lo reunía este consti-
portante del discurso del Primer Magistrado:
tuyente singular, acaso menos erudito que
“…Ensayados todos los sistemas de go-
Ramírez, quizá menos audaz que Mata, tal
bierno, habéis podido conocer sus ventajas y
vez menos tribuno que Zarco; pero sí alta-
sus vicios, y podeis con más acierto que los
mente sincero y honrado —con la sinceridad
legisladores que os han precedido, combinar
y honradez que entonces se necesitaba— y
una constitución, que adaptada exactamen-
capaz, muy capaz de expresar con palabras
te a la nación mexicana, levante sobre los
y con acciones las tendencias y los anhe-
principios democráticos, un edificio en que
los de los que postergaran Santa-Anna y los
perdurablemente reinen la libertad y el or-
suyos; esto es, los que por tradición o por
den. Yo espero de vuestro patriotismo, que
vicios educativos querían perpetuar el viejo
os consagrareis sin descanso a este santo
sistema del ahogo de los más y de la prepon-
trabajo, el más esencial de vuestra misión, ponciano arriaga
779
y el que puede conducirnos al término de
se llamaron discusiones o campañas, y esa
nuestras desgracias…
forma definitiva Constitución de 1857.
“...Representantes del pueblo: el juramento que habéis prestado os impone muy
780
Pues todo ello lo decía el discurso de Arriaga:
sagrados deberés, cumplidlos con fidelidad
“Excelentísimo señor:
y hareis dignos de la gratitud pública. Re-
“El interés de la solemnidad presente, no
presentantes del pueblo: la patria espera de
es tan sólo del pueblo de México, pertenece
vosotros su felicidad”.
a la causa de la civilización; es el interés
México, como se decía en el discurso,
sagrado de la humanidad. Las tradiciones de
había ensayado todas las formas gubernati-
los pueblos libres son idénticas; las ideas
vas. En efecto ante sus ojos pasaron la mo-
de todos los hombres generosos son her-
narquía, la regencia, el imperio, la república
manas… ¿Quién podrá echar en olvido la
federal, la república central, y la dictadura.
horrible esclavitud con que se quiso afrentar
De esas formas, la que más cuadrara con el
la patria de Hidalgo y de Morolos? ¿Quién
anhelo de ser libre, anhelo consiguiente a
podrá negar que la revolución de Ayutla es
una pertinaz servidumbre —la reacción es
un episodio de la gran revolución del mundo
contraria e igual a la acción— la república
liberal cristiano?…
federal, alzada unas veces por un fragmen-
“La augusta asamblea en la que se ven
to de la minoría directiva, abajada otras al
tantas víctimas del bárbaro despotismo que
impulso del fragmento antagónico apoyado
intentó matar la luz de la verdad, destruir la
por la mayoría ignorante dejaba entrever,
moral y derogar la ley inviolable del pro-
siempre, que a su amparo fructificarían los
greso; esta asamblea de mexicanos liberales
derechos y las libertades. Que esos derechos
y justos, reconoce los eminentes servicios que
y esas libertades no fructificaron, como en-
habéis prestado —el C. Presidente de la Re-
tonces se esperó y como aún continuamos
pública— al bien de la libertad y de los prin-
esperándolo, no es culpa del principio, sino
cipios democráticos, ha podido apercibirse
de los que, llamados a aplicarlo, antes aten-
de las dificultades con que habéis combatido
dieron al medro propio que al medro de la
y puede medir las que os quedan todavía por
justicia, solución que lleva envuelta la pros-
vencer. Pero ve al gobierno rodeado de to-
peridad de los países.
dos los prestigios de la opinión pública; ob-
Pero la tendencia republicana y federal,
serva que las preocupaciones y los odiosos
el afán de que hubiese una igualdad, siquiera
privilegios que en otro tiempo pusieron en
ante la ley; el afán de concurrir, siquiera ins-
conflicto los intereses de la Reforma, ceden
tintivo, a afirmar, para que después se perpe-
hoy el campo al razonado escrutinio, al sano
tuaran las garantías individuales y con éstas
criterio de los pueblos, compara los días pa-
las del conjunto; reventaron con el triunfo
sados con los presentes, y siente y conoce
de Ayutla y diéronse a buscar delineamien-
que después de tantas vicisitudes, tocamos
tos y forma definitiva. Esos delineamientos
por fin en la vía de la regeneración del país.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
La sociedad está conmovida, inquieta, no ha
no salía de la juventud. Enorgullecíanse sus
podido todavía entrar en sus quicios, pero
maestros, y no faltaba quien prodijese que
¿qué paralelo puede formarse entre el esta-
aquel joven figuraría alguna vez en la histo-
do presente y la última época de prostitu-
ria de su patria. Sus maestros, decía, el padre
ción y oprobio, la más vergonzosa de todas
felipense D. Antonio Vázquez, que le enseñó
las épocas que se registran en la historia de
latín y que fue el primer catedrático de aquel
México? Si seguimos, ciudadano presiden-
idioma, en San Luis; el cura D. José María
te, con voluntad firme y recta, las huellas
Guillen con quien cursó Filosofía, y los Lics.
que ha marcado la gloriosa revolución de
don Gástalo San Román y don Luis Guarnan,
Ayutla, si consultamos con sana intención
que lo instruyeron en la ciencia del Derecho,
y limpia conciencia las manifestaciones de
enaltecían a diario al aplicado e inteligente
ese espíritu que surge de la conciencia nacio-
discípulo, y al fin el 14 de Enero de 1881, pre-
nal, la moralidad y la unión nos harán fuer-
vios los exámenes sustentados ante el Tribu-
tes, y entonces ¿qué podrá contra la sobera-
nal Pleno, obtuvo el título de abogado.
nía del pueblo, qué contra la nación entera,
Pero no bastaba a su anhelo de servir
un puñado de hombres, ciegos de ambición
a la patria la adquisición de un titulo pro-
personal, engañados por ilegítimas esperan-
fesional, y se alistó en la caballería de Vo-
zas, seducidos por el falso brillo de intereses
luntarios el 3 de Agosto de 1833. En 11 de
pequeños y bastardos?…
Septiembre de ese mismo año, era Capitán
“Ardua sobremanera es la tarea enco-
de la 4a compañía de fusileros del Batallón de
mendada al Congreso Constituyente; graví-
la Unión de Milicias Cívicas del Estado, y en
sima la responsabilidad de los llamados por
Diciembre Teniente Coronel, con la honro-
la nación a constituirla…”
sísima comunicación del calce:
Y el aplauso estalló, y la admiración se
“Un sello que dice Batallón de la Unión.
difundió en toda la sala. Los Diputados
—Me acompaña la mayor satisfacción de
corrieron a abrazar al orador, y en las gale-
remitir a ud. el adjunto Supor. Despacho
rías hubo gritos de ¡Viva Arriaga! ¡Viva el
de Tente. Coronl. del Batallón de mi mando
Congreso Constituyente! ¡Mueran los reac-
cuyo empleo le ha conferido el Gobierno del
cionarios!
Estado, a virtud de los últimos recomendables servicios que tan dignamente a prestaIII
Nació Arriaga en la ciudad de San Luis Po-
do a la
patria
y a las instituciones federales
que nos rigen…
tosí el 19 de Noviembre de 1811, siendo sus
…
padres D. Bonifacio Arriaga y Da. María Do-
…
lores Tranquilina de Leija.
Dios y Lib.d—S. Luis P.i—D.e 28 de 883.
Desde su juventud manifestó inequívoca
Ni combatió únicamente como soldado. En
tendencia a ilustrarse, y mereció a su estudiar
ese mismo año de 1833, tuvo a su cargo el
constante llegar a ser abogado cuando aún
periódico oficial titulado El Yunque de la Liponciano arriaga
781
bertad, que después abandonó por discusio-
lo que interesa al país, y su conocida acti-
nes con el Gobernador del Estado, D. Vicen-
vidad y talento, lo hacen muy a propósito
te Romero.
para el desempeño de este honroso encargo
Empero si abandonó la redacción del
que por mi conducto suplica a U.S. el mis-
periódico oficial, no desertó del campo po-
mo E.S. Presidente se sirva aceptar; en el
lítico. En Abril de 1835 era Secretario de la
concepto de que no admitirá excusa algu-
Prefectura del Departamento de la Capital;
na.—Tengo el honor, etc., etc.—Al Senador
en Mayo de 1841, Vocal de la Junta Protec-
D. Ponciano Arriaga”.
tora del Colegio Guadalupano-Josefino; en
En 11 de Noviembre de 1855, Ministro
Diciembre del mismo, Auditor de la Co-
de Gobernación: he aquí el oficio firmado
mandancia General de Coahuila y Texas;
por D. Benito Juárez, Secretario de Justicia:
en 1847-1848, Diputado a la Legislatura;
“Satisfecho el Exmo. Sr. Presidente inte-
en 1849, Diputado al Congreso General,
rino de la República de la ilustración y amor
Miembro de la Junta que tenía a su cargo
a los principios liberales que adornan a V. E.,
la formación del plan de defensa de los Es-
se ha servido nombrarlo su Secretario de
tados fronterizos, y Vocal sustituto de la
Despacho en el Ministerio de Gobernación.
Junta Consultora creada para promover
“Lo que de orden de S. E. tengo el honor
la navegación del río Panuco, “por lo útiles
de comunicarle, etc., etc”.
que eran sus conocimientos”, según reza la
Y, finalmente, en 1856-1857, Diputado
comunicación respectiva; en 1850, Senador;
al Congreso Constituyente, Presidente de
en 1852 (11 de Diciembre), Ministro de Jus-
la Comisión de Constitución y autor de la
ticia: he aquí la comunicación firmada por
mayor parte, ya que no de la totalidad, de
D. Guillermo Prieto:
nuestro grandioso Pacto fundamental. Esta
“Difíciles y comprometidas son las
es la época más culminante en su vida, ex-
circunstancias en que hoy se encuentra la
tinguida el 12 de Julio de 1865, y la que pro-
República combatida por la guerra civil, y
curará estudiar con detenimiento.
pendiente la resolución de una cuestión ex-
782
terior de la más alta importancia; pero esta
IV
misma situación exige el sacrificio y la coo-
Como acaba de verse, la vida de Arriaga
peración de todos los que como U.S. se in-
hubo de estar consagrada eternamente al
teresan sincera y lealmente en el remedio de
trabajo: ni le arredraban las labores excesi-
estos males.
vas o difíciles, ni le arredraban las distancias;
“En esta virtud, el E.S. Presidente ha te-
pero, así, ocupándose en labores disímbolas,
nido a bien nombrar a U. S. para el desem-
le fue fácil conocer los diversos mecanismos
peño del Ministerio de Justicia, y espera que
de la administración y sus diversos vicios;
sin excusa alguna, se presente en el acto a
y residiendo en comarcas, distintas por más
prestar el juramento de estilo. El patriotis-
de un concepto, le fue posible percibir dife-
mo, la decisión que manifiesta vd. por todo
rencias ocultas para los que especulan des-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
de su gabinete, y apreciar necesidades para
las fuentes de la equidad y de la justicia,
otros inasequibles.
conculcar todas las leyes y los principios, sa-
Llegó, pues, al Congreso, armado de
tisfacer pasiones vergonzosas, y autorizar el
todas armas y por ende con grandes proba-
absolutismo de los vicios que por desgracia
bilidades de acertar en el difícil y laborio-
habían adquirido en nuestro país un poder
so encargo con que lo honraron al par que
y un prestigio que pronosticaban la ruina de
abrumaron, sus compañeros de tareas. La
la patria, colocándonos de vilipendio ante el
instrucción, la vasta instrucción de que dio
mundo civilizado; después de que el pueblo
amplias muestras en el periodo constitu-
mexicano, cuya fuerza vital parecía agotada
yente, la entereza de carácter para sostener
en medio de los combates de la discordia ci-
sus opiniones y aun para conminar a los que
vil, alzó su voz unánime para reivindicar sus
intentaban destruir la gran obra que preten-
derechos y demostrar a sus gratuitos tíranos
dían realizar los triunfadores de Ayutla, la
que no aceptaba ni merecía la servidumbre:
sinceridad en los actos, se completaron de
la primera necesidad, la más imperiosa exi-
una manera admirable, providencial a creer
gencia demandaba que los representantes del
que la Divinidad interviene en los actos hu-
pueblo, interpretando fielmente las palabras
manos, con la observación directa del esta-
de la revolución, se apresurasen a formular
do del país.
los votos nacionales y a fijar en los artículos
Nada comprueba mejor este estado de
de una acta constitutiva, no se lamente los
conciencia que la parte expositiva del dicta-
generales principios del orden político, sino
men de la Comisión de Constitución, dic
también las aplicaciones prácticas y adecua-
tamen que fue obra exclusiva de Arriaga.
das a nuestra situación particular, así como
Los primeros párrafos de esa notabilísima pieza política, única en nuestra Litera-
las importantes reformas que había sancionado y justificado la experiencia.
tura, fundan el derecho que tenían los legis-
“Pero, si participando la Comisión de los
ladores para remover por completo el orden
deseos y votos del pueblo, tenía firme y De-
de cosas, y ponen como en alto relieve las
cidida voluntad de cumplir cuanto antes los
graves dificultades porque atravesó la Comi-
altos deberes que se le confiaban, no por eso
sión. La meticulosidad de los moderados, el
fueron menos insuperables las dificultades
afán de statu quo de los sostenedores del no es
que tuvo que resolver, desde el momento
tiempo, tan duramente atacados por Zarco,
mismo de entrar en la discusión del dicta-
engrandece más y más, a medida que trans-
men que hasta hoy puede someter a la deli-
curran los años, la audacia de los revolucio-
beración del Soberano Congreso, y todavía
narios.
con la justa desconfianza de que no satisfa-
“Después de los días funestos de una
ga enteramente las necesidades de la época.
dictadura esencialmente perversa —decía
“Son tan raras las anomalías que presen-
Arriaga en la memorable sesión del 16 de
ta la historia de nuestro desgraciado país,
Julio de 1856— que tuvo por sistema cegar
unas veces haciendo grandes y gloriosos ponciano arriaga
783
784
esfuerzos para conquistar sus libertades y
que interesa la vida y el progreso del país?
vencer todas las resistencias, otras cayendo
Cualquiera de los caminos que la comisión
en un letargo mortal que alejaba toda espe-
adoptase para la solución de estos difíciles
ranza: tan rudos y audaces han sido los ata-
problemas, era de tal modo trascendental en
ques emprendidos con el objeto de prescribir
la suerte de la República, podía tener tantas
las ideas del bien y hasta el sentimiento de
y tan fecundas consecuencias en su bien y
la libertad, tan dilatada la serie de los abu-
malestar futuro, que bien merecía un estudio
sos y de las arbitrariedades, y tan frecuentes
serio y detenido, una larga y concentrada
las alternativas de la anarquía al despotis-
meditación, un voto de racional y estricta
mo, y de éste a la licencia y al desorden más
conciencia.
profundo, que si lo había sido un crimen el
“Debemos confesar que, aun empleados
desprecio y aun la indiferencia por las sa-
todos los esfuerzos de nuestra corta opaci-
gradas obligaciones que impone siempre la
dad, aun después de repetidas y prolonga-
voluntad del pueblo, bien hubieran querido
das discusiones, nunca llegamos a quedar
los que suscriben, aun cuando no fuera por
plenamente satisfechos del plan adoptado
otra causa que por la íntima persuasión de
para formular los principios constituciona-
su incapacidad, renunciar a la honrosa cuan-
les, y mucho menos cuando una fracción
to grave tarea que se le encomendaba.
respetable de la Comisión se nos separó
“¿Debía la Comisión proponer al país
desde el principio de nuestros trabajos, y no
un código fundamental enteramente nue-
ha tenido a bien asistir sino a muy pocas de
vo, condenando al olvido todas las tradi-
nuestras laboriosas y dilatadas conferencias.
ciones de nuestro derecho constitucional,
Mas por una parte, la ansiedad pública ma-
ensayando teorías y formas absolutamente
nifestada de mil modos en las peticiones de
desconocidas y aplicando principios que no
los pueblos, en la prensa periódica y aun en
estuviesen perfectamente relacionados con
el seno mismo del Congreso; y por otra el
nuestras necesidades y costumbres? ¿De-
estado de incertidumbre y zozobra en que
bía preponer una constitución puramente
se encuentra la República, temiendo a todas
política, sin considerar en el fondo los ma-
horas que malogrados los grandes sacrificios
les profundos de nuestro estado social, sin
que ha costado la libertad, otra vez el desor-
acometer ninguna de las radicales reformas
den o el despotismo, puedan hacer ilusorias
que la triste situación del pueblo mexicano
las más grandiosas esperanzas, nos han obli-
reclama como necesarias y aun urgentes?
gado a la premura, poniéndonos en el caso
Debía, en fin, limitarse a formar un com-
de renunciar a toda espera y presentar el
pendio de bases genéricas, en que, circuns-
dictamen, con la justa y fundada esperanza
critas las facultades de los poderes generales,
de que la honorable Asamblea, donde brillan
quedase libre, extensa y expedita la esfera
capacidades y talentos, llene los vacíos que
de las autoridades locales en lo concernien-
hayan quedado en el proyecto, enmiende
te a la legislación civil y penal, y en todo lo
los errores de que debe estar plagado y per-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
feccione una obra que nosotros quisiéramos
pliera el compromiso que tenía contraído
que fuese la más acabada y cumplida.
con los que lo exaltaron al poder, y lo que
“Debemos dar cuenta al soberano Con-
es más: con la Nación. Aparentemente, en
greso de las razones que hemos tenido para
poco tiempo se había redactado el proyec-
adoptar el proyecto, según y como lo ofre-
to de Constitución, que no es un lapso de
cemos a su sabia deliberación. Debemos
menos de cinco meses, tiempo bastante a
exponerle, con sinceridad y con franqueza,
producir un código que consigne ansiados
cuántas y de qué tamaño han sido las du-
derechos y afiance ofrecidas garantías; pero
das que nos han agobiado y hasta qué punto
nada más aparentemente, porque cada uno
nos ha hecho estremecer la responsabilidad
de los tres signatarios sabía por sus lecturas
tremenda que pesaba sobre nuestros débiles
y por la experiencia propia cuántos males
hombros. Debemos, en fin, ser tan explíci-
había que curar y cuál era el remedio: no te-
tos como lo exige la naturaleza de nuestra
nían, pues, sino que fundir sus conocimien-
comisión, y no tanto para sostener opinio-
to y vaciar luego en cláusulas, sujetas sólo a
nes exclusivas ni para satisfacer las exigen-
discusión en cuanto a sencillez de forma y
cias de la vanidad y el amor propio, pasiones
claridad de espíritu para evitar futuras in-
pequeñas y miserables que deben guardar
terpretaciones torcidas, un pensamiento co-
silencio cuando se trata de los más grandes
mún. Ni había de resultar de esas laboriosas
intereses del país; sino para decir la verdad
y dilatadas conferencias otro Pacto que no
y toda la verdad, para iniciar con lealtad y
tuviera como base la Federación: penetrados
buena fe una discusión tan ingenua como
de lo que con innegable lucidez vieron los
deba ser solemne, tan clara y terminante
Constituyentes de 1824, decidieron seguir
cuanto cumple a los representantes de un
alumbrando con la misma luz: “Solamente
pueblo libre”.
la tiranía calculada de los mandarines es-
Sí, es verdad: por duros trances había
pañoles, decían, podía hacer gobernar tan
pasado la patria; pero esas amarguras íban-
inmenso territorio por unas mismas leyes,
se a trocar en alegrías radiosas sólo con que
a pesar de la diferencia enorme de climas,
esplendieran, como lo soñaba esa puñado de
de temperamentos y de su consiguiente in-
audaces honrados, la libertad y el derecho, y
fluencia. ¿Qué relaciones de conveniencia y
habríanse trocado si en todos vibrara el mis-
de uniformidad puede haber en el tostado
mo ímpetu y a todos animara la misma fe
suelo de Veracruz y las heladas montañas
que a Ponciano Arriaga y a Mariano Yáñez
de Nuevo México? ¿Cómo pueden regir a
y a León Guzmán —¿pues no cayó sofoca-
los habitantes de la California y la Sonora,
do por una aplastante mayoría el salvador
las mismas instituciones que a los de Yuca-
artículo que proponía la libertad de cultos?
tán y Tamaulipas? He aquí las ventajas del
¿no Arriaga dejó escapar en una sesión me-
sistema de federación: darse cada pueblo a
morable un grito que lo mismo podía ser
sí mismo leyes análogas a sus costumbres,
de ira que de dolor —y si Comonfort cum-
localidad y demás circunstancias; dedicarse ponciano arriaga
785
786
sin trabas a la creación y mejoría de todas
más triste para los retrógrados que para los
los ramos de prosperidad; dar a su industria
liberales, la sesión tuvo todos los tonos de
todo el impulso de que sea susceptible, sin
un tumulto; aplaudieron o befaron las gale-
las dificultades que oponía el sistema colo-
rías, el presidente olvidó su misión, y aun el
nial u otro cualquiera gobierno que hallán-
propio Comonfort, como preludio del golpe
dose a enormes distancias, perdiera de vista
de Estado que daría más tarde, suspendió
los intereses de los gobernados; proveer a
la publicación de El Siglo XIX; ¡que atrevi-
sus necesidades en proporción a sus adelan-
miento inaudito! había insertado en sus co-
tas; poner a la cabeza de su administración
lumnas la crónica de la jornada. Pues en esa
sujetos que amantes del país tengan al mis-
sesión, Arriaga indignado ante los manejos
mo tiempo los conocimientos suficientes
de los que no reparaban en medio alguno
para desempeñarla con acierto; crear los
siempre que se consiguiera retardar el para
tribunales necesarios para el pronto cas-
ellos temido progreso, subió a la tribuna, y
tigo de los delincuentes y la protección de
sacando de su alma los acentos más duros
la propiedad y seguridad de los habitantes;
los arrojó como rayos a la cabeza de los tras-
terminar sus asuntos domésticos sin salir
tornadores del bien. Escuchad la crónica de
de los límites de su Estado; en una palabra,
aquel diario y decid después si no era el ora-
entrar en el pleno goce de los derechos de
dor un hombre de incontrastable virilidad:
hombres libres”. Finalmente, puesto que se
“El proyecto de restablecer la Carta de
trataba de convencer a los moderados y aun
1824 ha sido desechado más de una vez y
a muchos que bajo de uno que ellos creían
no podía volverse a presentar por las razones
ese disfraz no pasaban de mochos vulgares,
que en las sesiones secretas han explicado el
era preciso llevar al debate la más pura sin-
Sr. Villalobos y otros diputados. Esto es tan
ceridad y la más pura rectitud. Ya se ha vis-
conforme con el sistema representativo, que
to con qué singular franqueza confesaba el
la Carta de 1824 contiene la misma dis-
orador cuanto habían pensado y cuanto ha-
posición. Sobre esto no sostiene que dicha
bían dudado; paro es obvio que tras del pen-
Carta esté vigente, pero apela a la concien-
sar y del dudar vino el convencimiento de
cia y al honor de los autores del proyecto y
que si lo hecho no era enteramente bueno,
de los que han obtenido la segunda lectura,
sí era lo que más se acercaba a lo bueno, y
para preguntarles si no es cierto que esa idea
con el convencimiento la decisión de soste-
fue desechada cuando menos dos veces y
ner el principio y la energía para defenderlo.
acaso tres.
Así fue. Un día, el 4 de Septiembre de 1856
“Si se pudiera juzgar de las ideas, del
quiso el enemigo, alentado sin duda por su
tipo de ellas y de sus consecuencias, por las
victoria efímera del 5 de Agosto, con insistir
personas que las sostienen, podría decir que
en la restauración completa de la Carta de
entre ellas hay algunos hombres cansados
1824, derribar el edificio que a tanta costa
de servir al país, podría decir que hay otros
iban levantando los progresistas. En ese día,
dominados por el temor y la indolencia; po-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
dría decir que entre ellos están los que faltan
apenas concurrieron; hubo uno que asistió a
constantemente a su deber, y sólo aparecen
una sola discusión; uno solo asistió una sola
en días aciagos para contribuir a los fune-
vez, y el Ministerio si concurrió más de cin-
rales de la República; podría decir que en-
co ocasiones, éstas no pasan de siete. Pero
tre ellos están los que vinieron al Congreso
si todos estos señores que representaban al
después de hacerse esperar cinco meses, y
partido moderado, tenían tanta fe en la
podría decir también que entre ellos están
Carta de 1824 ¿por qué no la defendieron
alguno o algunos de los que han dada golpes
desde entonces? ¿Hay o no conciencia?
de Estado (Visible sensación).
¿Hay o no convicciones? Si las hay ¿por
“De nada de esto se sorprende, porque en México, como en todos los países del mundo, hay un partido firme, decidido, que toma la vanguardia, que se adelanta a la lucha de las ideas, que toma la primera fila en la tribuna y en los campos de batalla, mientras hay otro partido que se queda a retaguardia para aprovecharse de los triunfos del primero, para robarle sus conquistas, y luego echarle en cara su valor que bautiza de exaltación y de imprudencia. “Cuando se instaló el Congreso dominaba el primer partido, y cuando el orador fue electo presidente y dirigió la elección de la Comisión de Constitución, pudo formarla toda del partido avanzado, con sólo dar una lista a sus amigos; pero queriendo la unión liberal y la fraternidad entre los republicanos, llamó al segundo partido y los
qué son tan tardías? Si no las hay ¿que fe se puede tener en estas ideas? “La Comisión, además, llamó a todos los diputados, les pidió por escrito sus ideas y aceptó muchos pensamientos moderados. “A los que a tiempo no defendieron sus ideas, les faltó energía, les faltó virtud cívica, y a los que votaron en favor del proyecto de la Comisión y hoy, inconsecuentes, votan en contra, les falta carácter, que es lo primero que deben tener los hombres públicos. Sin carácter no hay decisión, no hay más que vacilaciones e incertidumbre que, sobre ser indecorosas, traen siempre funestas consecuencias. “Preciso es insistir en que se nota cierta fluctuación en una parte del Congreso. A moción del Sr. Ruiz acaba de acordar que los 47 artículos tomados de la Constitución de 1824 fuesen discutidos de uno en uno, y esto cuando ya pululaba la idea de restablecer la
nombramientos recayeron en personas de
antigua Carta federal. Parece, pues, que el
notoria ilustración y de muy buenas pren-
Congreso decidió ocuparse del proyecto de
das, independiente todo esto del celo con
la Comisión y hoy ya lo quiere abandonar.
que ven el servicio público; y no conforme
El Sr. Ruiz no tuvo más mira que la de evitar
con esto, todavía obtuvo el acuerdo que llamó
toda discusión atropellada, y sus razones
al seno de la comisión al Ministerio, ¿y qué
fueron tan concluyentes que convencieron al
sucedió? Ya se ha dicho muchas veces, y
mismo orador. Recuerda que el Sr. Arizcorreta,
es preciso repetirlo: la entidad moderada y la
cuando fue desechado su proyecto, suscri-
entidad Ministerio vieron con indiferencia
bió la proposición sobre los 47 artículos y lo
la Constitución del país. Algunos señores
hizo con el mayor entusiasmo. ponciano arriaga
787
“Y sin embargo, después de las razones
cuando se suspenden todos los pagos, in-
del Sr. Ruiz, se propone ahora una discusión
clusos las convenciones diplomáticas, y el
más vaga, un verdadero caos al tratarse en
gobierno, al apoyar esta idea, se pone una
conjunto y en globo de todos los artículos
venda en los ojos, se declara impotente con
que no toca la reforma propuesta por el Sr.
toda su dictadura para mejorar la Hacien-
Arizcorreta. Ésta es una verdadera inconse-
da, y viene a pedir que se le aten las manos.
cuencia. Si se comete, el resultado será fu-
Aparece la idea cuando nuestras relaciones
nestísimo. De otro modo será preciso discutir
extranjeras se encuentran en una espantosa
artículo por artículo de la Carta de 1824 y
complicación, gracias también a pequeñeces
entonces desaparece el argumento de que se
del Ministerio.
quiere ganar tiempo.
788
“En el extranjero se exageraba siempre
“Algunos diputados liberales no tienen
la nulidad de nuestro país, la falta de hom-
fe en la reforma porque se ha perdido el
bres, la carencia de virtudes cívicas, y así se
tiempo. ¿Y tienen fe en lo que van a hacer?
apoyaba la idea de la intervención. Todo
¿Tendrá prestigio la Constitución, será un
este clamoreo cesó cuando triunfó el Plan
vínculo de unión que acabe con nuestras
de Ayutla, y cobre todo, cuando aparecieron
discordias? Pensadlo bien, señores diputados,
las reformas que proclamaba el proyecto de
pensadlo bien.
Constitución. La prensa extranjera cambió
“Cuando el Sr. Arizcorreta presentó su
de tono, concibió esperanzas de nuestro
proyecto, se notó que dejaba subsistente
porvenir, y nos aplaudió porque nos dio en
el estado actual de los bienes del clero, y
la senda del progreso. Pues bien, volviendo
prometió presentar una reforma que toda-
atrás, perderemos cuanto habíamos ganado
vía no parece. Apela a su honor y a su con-
en el concepto del mundo, y hoy, para con-
ciencia, porque sin esta reforma se trata
servar algún prestigio, se necesita hacer un
de echar abajo la ley de desamortización,
grande y heroico esfuerzo al no abandonar
precisamente en los momentos más crí-
la senda comenzada.
ticos, y así suplica al Sr. Arizcorreta que
“El partido progresista tiene derecho
retire su proyecto hasta que formule la re-
para preguntar al partido del gobierno
forma prometida.
¿cuáles son sus reformas? La Ley Juárez, la
“Cada vez que se detiene a pensar en
Ley Lerdo, la libertad del tabaco, la interven
las circunstancias en que aparece la idea
ción del clero en Puebla. No es menester de-
fatídica de restablecer la Carta de 1824, se
cir que los Sres. Juárez y Lerdo no pertene-
persuade más de que será de funestas tras-
cen al partido moderado y que ni el decreto
cendencias. Aparece cuando en la frontera
de intervención, ni el de desestanco, fueron
comienza la guerra civil, gracias a las peque-
obra del mismo partido moderado.
ñeces del Ministerio. Aparece cuando Jalis-
“Ahora que el gobierno se separa de la
co gime bajo el despotismo militar, gracias
vanguardia progresista, ahora que la lanza
a las pequeñeces del Ministerio. Aparece
tan ignominiosamente como se lanzó a los
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
secretarios del Congreso, ¿qué será del país,
a su deber, porque ellos perderán a la Repú-
qué será de la reforma?
blica! (Prolongados aplausos.)
“Cuando hubo que combatir a la reac-
“En cuanto a nosotros los que vamos a
ción de Puebla, el gobierno halagó al parti-
sucumbir en esta lucha, después de haber
do progresista y el gobierno triunfó con ese
defendido la libertad y la reforma, no nos
partido.
queda más que decir como las víctimas de
“No se habla de ingratitud; pero reflexió-
los sacrificios romanos: César, los que van a
nese que sin unión liberal, el partido repu-
morir te saludan. Sí, pueblo mexicano, los de-
blicano será impotente y se dará el triunfo a
fensores de la libertad, los que queremos el
los conservadores.
progreso, vamos a sucumbir, vamos a morir
“¿Queréis que la unión nos salve? Dadnos una idea generadora, fecunda en grandes resultados, y no nos traigáis una idea muerta, porque los progresistas nunca hemos de dar al país un cadáver por Constitución…, (¡Bien! ¡Bien!). “Hemos proclamado la unión, añade el orador, y podemos jurar ante Dios y el país que no hay en nuestras filas ambiciosos, ni aspirantes, ni miras ulteriores; y si alguno entre nosotros pospone el interés de la patria a sus intereses personales, deseamos que nos abandone, porque queremos conservarnos sin mancha (¡Bien! ¡Bien!). Pero vamos a lanzar una palabra terrible, y en estos momentos solemnes, cuando la misión del representante del pueblo tiene algo del sacerdocio, es preciso recordar que el Evan-
políticamente y te saludamos” (Prolongados aplausos). Tal era el hombre a quien con entera justicia se le puede discernir el cargo de jefe de la hueste conquistadora. Él, como los demás que acaudillaba, no tenía más anhelo que el establecimiento y cimentación de la democracia. Por esto mismo se equivocaron en ocasiones; pero ese error, hijo legítimo del mismo avanzado credo que profesaban, nunca fruto de la ignorancia o de la mala fe, antes los enaltece que los deprime. Para Arriaga, lo hemos visto, el representante del pueblo no tenía más que esta misión: cumplir con su deber que era darle forma y vida a las tendencias de adelante; y a esa misión había de posponerse todo. Él da el ejemplo cuando con tanta fibra patriótica se enfrenta al gobierno y, cual si previese su
gelio quiere que los que llevan ofrendas a
odioso atentado, lo empuja a la picota para
los altares, se purifiquen de toda mancha y
que todos lo contemplen y sepan de ante-
ofrezcan la limpieza de su corazón. En es-
mano que no será él quien sostendrá los
tos momentos solemnes, cuando se trata
ofrecimientos de la revolución.
de llevar una ofrenda al altar de la patria,
Ahora bien, esa tremenda catilinaria era
yo digo con todos los míos: ¡Malditos todos
consecuencia directa de aquella contesta-
los diputados que no voten conforme a su
ción de Febrero al Presidente de la República,
conciencia! (Aplausos.) ¡Malditos una y mil
Quien sostenía que la revuelta de Ayutla era
veces los indignos representantes que falten
un episodio del mundo liberal, quien desde ponciano arriaga
789
entonces fulminaba a los ambiciosos, quien,
derecho, a juicio de los electores, ¿pero estos
finalmente, apuntaba ya la responsabilidad
electores tendrán juicio propio al emitir sus
contraída, no podía permanecer sereno ante
sufragios? No, y es de tenerse presente que
las timideces o ante las defecciones; una
los indios y los rancheros serán los que eli-
fuerza insuperable había de levantarlo,
jan, es decir, gentes extrañas al Derecho, que
una rectitud jamás desmentida había de
no sabrán calificar quiénes tienen ciencia y
darle a su voz el acento y a su brazo el ade-
quiénes carecen de ella. Si sería ridículo que
mán de la indignación.
un jurado eligiese a los que han de curar a los
Empero, visto ya el hombre enérgico, veamos más de cerca al constituyente.
demás, porque así no habría médicos sino charlatanes; es igualmente impropio que al tratarse de los magistrados que han de deci-
V
dir de la vida, del honor y de la propiedad de
Nada pinta mejor a Arriaga, constituyente;
los ciudadanos, se deje la elección al juicio
esto es, al hombre llevado del inmedible
de los electores. Prescinda del desconcepto
afán de darle a sus compatriotas todos los
que el artículo puede causar a los abogados,
derechos que le habían negado la Dictadura
y sólo recomienda que no se deje la califi-
o la República Central, y aquí no sólo apare-
cación al juicio de hombres que no pueden
cerá el retrato moral de quien un día mani-
formarlo”.
festara sin pena y sin rubor que llegó tarde a
Fuerza es convenir en que si los argu-
una sesión porque no tenía reloj, sino tam-
mentos del Sr. Reyes fueron tales como los
bién el de los constituyentes exaltados por-
presentó la Historia
que todos querían saciar una misma sed y
tuyente, no se distinguieron por su robustez
todos iban a una misma fuente; nada pinta
ni por su oportunidad. Esto no obstante, era
mejor a Arriaga, constituyente, repito, que
el Sr. Reyes quien tenía razón.
Congreso Consti-
su opinión en punto a los pocos o ningunos
Oíd a Arriaga:
requisitos que sé necesitaban para ser Ma-
“El Sr. Arriaga, refiere la misma crónica,
gistrado de la Suprema Corte.
790
del
presiente que sus palabras escandalizarán
Oíd cómo se producía en la sesión del 23
en boca de un abogado, porque es aboga
de Octubre de 1856; pero antes bueno será
do, o más bien, lo fue, para hablar con más
escuchar al Sr. Reyes.
exactitud. ¿Por qué para tratar de los asun-
“El Sr. Reyes —dice la crónica de Zar-
tos políticos de más gravedad, de aquellos
co— juzga muy difícil exponer todas las ra-
que afectan a la nación entera en los con-
zones que existen en contra de esta idea de
gresos y el gobierno no se fijan requisitos?
la comisión, y así se limita a iniciar el debate
Y ¿por qué para fallar en asuntos de mucha
porque desea que se ilustre la materia. Se
menor entidad, pues sólo afectan intereses
quiere que los Ministros de la Suprema Cor-
particulares, han de establecerse tantas cir-
te de Justicia, los Magistrados del primer
cunstancias y taxativas? Pero se teme que
tribunal de la Nación, tengan ciencia en el
los indios intervengan en las elecciones, y
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
se olvida que ellos han intervenido en nom-
la ciencia de otros, será preciso recurrir al
brar a los diputados actuales. Esto no tiene
respetable colegio de abogados, o limitar el
más explicación que el egoísmo que quiere
sufragio a los cuatro o cinco mil abogados
hacer valer los títulos y los mamotretos.
que hay en la República.
“Pero se habla de los profesores de De-
“Pero la justicia es el primer sentimiento
recho y ¿qué es Derecho? ¿qué es la ciencia
del hombre y el magistrado de conciencia no
del Derecho? Lo justo, lo recto, lo derecho,
puede equivocarse como el médico, que con
no hay otra definición, la Jurisprudencia no
toda su buena fe yerre al curar una enfer-
es una cosa diferente de la justicia común:
medad. Las formalidades, los títulos, no dan
para distinguir lo justo de lo injusto, basta
virtud ni honradez, y por sí solos no pueden
el sentimiento de la conciencia.
inspirar confianza.
“Son incomprensibles las razones de los
“¡Gente extraña! ¡Gente extraña! ¿Qué
abogados para creer que sólo ellos son capa-
quieren decir estas palabras del Sr. Reyes re-
ces de ser magistrados. ¿En qué se fundan?
firiéndose a los electores? ¿Pretende que los
En la ciencia que consiste en pasar por las
colegios electorales se conviertan en grupos
aulas, aunque no se aprenda, ni se estudie;
facultativos? Si ha de haber elecciones, sean
en los exámenes, que son a menudo de com-
cuales fueren los requisitos, no se logrará
padres; y en la práctica, que consiste en ha-
que los electores sean peritos en el Derecho.
ber perdido o ganado algunos pleitos. Todo
“Se desconfía de la conciencia privada;
esto no da aptitud, ni honradez, que es lo
pero se olvida que forma la conciencia pú-
que buscarse debe para los puestos públicos.
blica, que la conciencia es igual en todos los
“El orador ha encontrado más justicia, más
hombres, y que el sentimiento no está suje-
rectitud, más honradez, más acierto en los jueces legos, que en los profesores de Derecho.
to a errores”. Y con Arriaga pensaban Zarco, el Nigro-
“Aun tratándose de médicos, el enfermo
mante y el inmortal don Melchor Ocampo.
y las familias escogen, no ateniéndose sólo
Es más, con ellos pensaba la mayoría de la
al título, sino a la fama, a los buenos antece-
Cámara, puesto que la fracción primera de
dentes, y cuantas veces se recurre a una po-
ese artículo 95: —“Para ser electo individuo
bre vieja y ésta cura una enfermedad crónica
de la Suprema Corte de Justicia se necesita:
mejor que los más célebres doctores. ¡Acaso
estar instruido en la ciencia del Derecho a
el señor preopinante deba su salud a alguna
juicio de los lectores, ser mayor de treinta y
de estas viejas!
cinco años y ciudadano mexicano por naci-
“Cuanto se pueda alegar en favor de las clases facultativas, no pasa de mera presunción, de mera probabilidad, en cuanto a su aptitud.
miento, en ejercicio de sus derechos” —fue aprobada por 47 votos contra 37. Esta creencia de Arriaga, este mismo pensamiento en que comulgaban él y
“Si se quiere que los electores sean ju-
Ocampo y Ramírez y Zarco, ¿era una mera
risconsultos, o al menos capaces de calificar
exaltación de liberales avanzados? ¿una ponciano arriaga
791
simple jacobinada como ahora se dice? No;
Por eso opinaba Ramírez en esa mis-
si en la redacción de esa primera parte del
ma sesión: que la Corte fuera un jurado y
artículo 95, si en el sostener el pensamiento
agregaba que “siguiéndola en todas sus con-
que esa parte entraña, hubo error, este error
secuencias —la idea de la Comisión— es
tenía una causa muy justificada.
preciso determinar que falle conforme a la
Evidentemente, cuando Arriaga sostie-
conciencia y no conforme al derecho co-
ne que para distinguir lo justo de lo injusto,
mún, a la ley escrita, que es en lo que con-
basta el sentimiento de la conciencia, o que la
siste toda la diferencia entre los tribunales
justicia es el primer sentimiento del hombre, se
profesionales y los jurados”.
equivoca; pero esta equivocación lo es sólo
Los recuerdos históricos no eran parte
a la luz de nuestros conocimientos moder-
menor en la idea de la Comisión. Los miem-
nos: en el año de 1856 esos principios eran
bros de ésta, y aun el país entero, digo la por-
en México tan científicos y tan incontrover-
ción apta, habían visto cuán corrompida es-
tibles como lo puede ser hoy aquel de Bain:
taba la Administración de Justicia, y cuánto
para que el espíritu reciba una sensación es
urgía atajar el mal. Lo mismo en las causas
preciso que haya un cambio.
criminales que en las altas y trascendentes
Empero no son esas abstracciones racio-
cuestiones de Jurisprudencia, los Magis-
nalistas, la base de las creencias de aquellos
trados hubieron de mostrarse sumisos a la
legisladores, como ahora buenamente se
influencia del Dictador, prontos al cohecho
asegura.
del Gobierno o de los particulares, capaces
La convicción tuvo otro origen. Mejor
de cometer, por ignorancia o por medro pro-
dicho, otros orígenes: el establecimiento del
pio, las mayores injusticias e ilegalidades.
juicio por jurados, los recuerdos históricos y
Era indispensable, desde el punto de vista
acaso el deseo de poner frente al Ejecutivo
de aquella época y de aquellos hombres,
una potencia política.
arrancar el mal de raíz, y para conseguirlo,
La lógica obligaba a la Comisión de
nada mejor que renovar por completo el ori-
Constitución, a dejar los conocimientos en
gen del Tribunal. Que el pueblo trajera a los
Derecho para la elección de Magistrados a
honrados, fuesen jurisperitos o no; que el
juicio de los electores. Desde el punto en
pueblo se fijara en los espíritus rectos, y en-
que en las causas criminales se había de in-
tonces, aparte de que él sería el primer res-
tervenir, no de acuerdo con el Código Penal,
ponsable de las aberraciones o iniquidades
sino conforme al sentimiento que una colec-
que los mandatarios cometiesen, quedarían
tividad tuviese respecto del presente hecho
exterminados para siempre los sobornos, y,
criminoso, era fatal que por un sentimiento
cuando menos, disminuidos los errores.
semejante se fallaran las graves cuestiones de la Suprema Corte. Allá bastaba el sentimiento de la moralidad, aquí bastaba el sentimiento de la honradez. 792
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
No otra cosa se infiere rectamente de estas palabras de Zarco: “Desde que somos independientes, la Administración de Justicia ha sido el mo-
nopolio de los sabios con título, de los
“El pueblo, pues, está ya cansado de es-
hombres instruidos, de los letrados, y ¿qué
tos escándalos, y la Comisión ha hecho muy
ha sido de la Administración de Justicia? Un
bien en proponer un ensayo que puede dar
caos, un embrollo, de que el mismo señor
mejores resultados. Para la magistratura,
Reyes, como hombre de bien, no puede
antes que ciencia, se requieren virtud y pro-
estar satisfecho. La Suprema Corte, ina-
bidad. En caso de comparecer ante un tribu-
movible en medio de nuestros cambios, ha
nal, las garantías del acusado está en la hon-
estado muy lejos de corresponder a las es-
radez de los jueces y no en su erudición”.
peranzas que aun se tienen en la sabiduría
Por último, los constituyentes habían
oficial. Ha habido honrosas excepciones.
presenciado con qué facilidad se adueñaba
¿Quién no respeta por ejemplo, la memo-
de los otros dos poderes un Ejecutivo, con
ria del integérrimo señor Morales? ¿Quién
qué complacencia se plegaban todos, y qui-
no ha de respetar la probidad sin tacha
zá discurrieron que el remedio para ese aten-
del señor Castañeda? Pero éstas han sido
tado a la democracia, estaba en crear una
excepciones. Si la Corte ha tenido a veces
Corte donde hombres íntegros, como decía
una inflexible severidad con el infeliz que
Zarco, dotados de una absoluta moralidad y
en la calle se roba un pañuelo, nunca ha
de una absoluta rectitud, lo mismo fallaran
sido sino indulgente con los agiotistas y
con justicia en la revisión de un proceso que,
los grandes ladrones públicos. Allí ha perdi-
llegado el momento, le marcaran un hasta
do la Nación los litigios que le ha suscitado
aquí al Ejecutivo que no cumpliera consti-
el agio, y las reclamaciones extranjeras más
tucionalmente con su misión.
inicuas, más infundadas que los Congresos,
En suma: tras del proyecto de ley se es-
los Gobiernos y la conciencia pública, han
condía la intención de que el pueblo, y sólo
calificado de injustas, han encontrado fa-
el pueblo, fuese el gobernante. Si era magis-
llos de la Corte que los apoyan para gravar
trado ocasional en los jurados criminales,
en millones al Erario Nacional. ¿Quién no
bien podía ser magistrado temporal en las
recuerda los negocios de Dubois de Luchet,
salas de la Corte. A él le correspondía man-
de Hargous y otros? Si la Corte conocía en
tener incólume la Administración de Jus-
juicios políticos, la impunidad era segura
ticia, y si las circunstancias lo exigían, a él
para los grandes criminales. ¿Qué pena se
también obligar al Ejecutivo a que se apar-
impuso a los asesinos de Guerrero? ¿Qué
tara de sendas perniciosas.
Ministro ha sido condenado por sus robos, por sus atentados, por sus crímenes?
¿Soñaron? Quizás. ¿Les debemos hacer cargos? No. La sinceridad que pusieron en
“No hay de esto un solo ejemplo en
su obra, la honradez y rectitud de sus con-
nuestra historia, aunque es larga la lista de
ciencias, la entereza con que arrostraron be-
gobernantes que han faltado a sus deberes y
fas y escarnios, y hasta la hermosura de sus
han desgarrado las constituciones…
sueños, nos obligan a absolver. Injusto fuera
…
acusar a quienes, para beneficio de una paponciano arriaga
793
tria, pretendieron establecer una perpetua y
hacerse extensiva al Presidente y a los Mi-
esplendorosa Democracia.
nistros. De ningún modo parece justo que el primero quede impune por actos en que
VI
tiene parte. Para evitar debilidades y con-
Arriaga constituyente, lleva al Congreso
descendencias, conviene someter a juicio al
una gran ambición: la de servir a su patria;
mismo jefe del Estado, y así cuando se sepa
y un gran odio a la tiranía.
que toda falta importa responsabilidad, los
Logró lo primero desde su puesto de Pre-
gabinetes serán más compactos, habrá más
sidente de la Comisión de Constitución,
unión entre los miembros del Gobierno y se
redactando artículos, apoyándolos con su
seguirá una política mucho más franca. En-
palabra y su prestigio y su elocuencia,
cuentra muy difícil establecer un linde entre
sembrando doctrinas que más tarde fruc-
el Presidente y los Ministros para averiguar
tificaron.
la responsabilidad de cada uno en los actos
Demostró lo segundo en diversas oca-
794
del Gobierno.
siones. Basta recordar dos: cuando se trató
“Se ha dicho que será indecoroso ver a
del juicio político; cuando se trató de las
los funcionarios sujetos a continuas acu-
comandancias generales: y digo que bastan
saciones; pero mucho más indecoroso es
esas dos, porque ellas resumen de maravilla
que se les difame en corrillos y en tertulias,
todas las convicciones liberales de Arriaga,
donde son víctimas de la calumnia, sin te-
todos sus anhelos patrióticos, todas sus doc-
ner expedito el derecho de defensa, ni poder
trinas políticas.
recurrir a los tribunales en justificación de
Debatíase el artículo 105. —“Están su-
su honor. Alude a algunos libelos y pasqui-
jetos al juicio político por cualquier falta o
nes que se han dirigido al Presidente de la
abuso cometido en el ejercicio de su encar-
República, prodigando cobardes insultos al
go, los Secretarios del Despacho, los indivi-
Gobierno.
duos de la Suprema Corte de Justicia, los
“Aunque en las monarquías se declara
Jueces de Circuito y Distrito y los demás
que el rey es inviolable, no lo es en realidad,
funcionarios públicos de la Federación, cuyo
pues la opinión juzga hasta de los actos de
nombramiento sea popular. El Presidente
su vida privada; pero en las repúblicas, ni
de la República está sujeto al mismo juicio
como ficción es admisible la inviolabilidad
por los propios delitos y por otros graves del
del Jefe del Estado.
orden común”. —Cerqueda oponía algunas
“La Comisión ha cuidado de estable-
restricciones, y el mismo Ocampo creía que
cer bastantes garantías en el juicio polí-
se iba más allá de lo conveniente.
tico, creando dos jurados, exigiendo para
No opinaba lo mismo el ilustre potosino:
los fallos dos tercios de votos, y forman-
“Cree que en las repúblicas —dice Zar-
do el de acusación de personas electas por
co— ningún funcionario debe ser inmune,
todos los Estados, y que probablemente
y que por lo tanto la responsabilidad debe
representarán todas las opiniones. No se
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
quiere que el juicio político sea un arma de
El orador traza un cuadro d’aprés nature,
partido, y no puede esto decirte porque se
aplicable a más de una época, de esos minis-
teman disturbios y discordias, pues otro
tros que se adhieren a la cartera con el amor
tanto se dirá de todo género de institucio-
de la yedra al olivo, y que no la abandonan
nes, cuando de todas puede apoderarse el
por grande, por patente que sea en su contra
espíritu de partido.
el fallo de la opinión, y pierden y extravían
“Precisamente porque siempre hay que-
a los presidentes, y les ocultan la verdadera
jas y acusaciones contra los gobernantes;
situación, y son ministros casi por capricho
precisamente porque esto produce inquie-
hasta que estalla una revolución.
tudes y zozobras que al fin se resuelven por
“Se promete que los que no tengan lim-
rebeliones y pronunciamientos, es por lo
pia la conciencia, se retirarán al iniciarse
que se necesita abrir una guía legal que evite
el juicio político, sin esperar el resultado.
gravísimos conflictos”.
Cuando las acusaciones sean infundadas,
García Granados, Moreno y Ruiz, reba-
ellas no producirán el desprestigio de las
ten, y Arriaga, firme en su opinión, persiste
autoridades, que ganarán, por el contrario,
en que deben estar sujetos a juicio los fun-
ante la opinión, cuando confundan a sus
cionarios que emanen de la elección popular.
detractores.
“El Sr. Arriaga, es Zarco quien habla
“Si el artículo se declara sin lugar a vo-
—se había abstenido de dar una definición
tar, la comisión no sabrá qué hacer, porque
académica del juicio político— respuesta a
no tiene conciencia para proponer el siste-
Ruiz que decía no hallar bien definido ese
ma antiguo que le parece de todo punto
mismo juicio político —por no ofender la
ineficaz”.
ilustración del Congreso”. Da lectura a algunos trozos de Tocqueville y después asienta que cualquier crimen,
No se llegó a un acuerdo, no obstante que la Comisión modificó el artículo en estos términos.
delito o falta grave que cometa un funciona-
“Están sujetos a juicio político por cual-
rio en su cargo oficial, está sometido al jui-
quier falta o abuso grave cometido en el
cio político.
ejercicio de su encargo: el Presidente de la
“Si como cree el Sr. Ruiz, la impunidad
República, los Secretarios de Despacho; los
de los funcionarios públicos no consistió
individuos de la Suprema Corte de Justicia,
antes en la ineficacia de los medios consti-
los jueces de Circuito y de Distrito, y los de-
tucionales, sino en la falta de valor civil y de
más funcionarios públicos de la Federación,
espíritu público, no hay que temer que haya
cuyo nombramiento sea popular”.
abundancia de acusaciones.
El artículo fue declarado sin lugar a vo-
“Entra luego en extensas consideracio-
tar: el principio quedó pendiente de conquis-
nes sobre las ventajas del juicio político,
ta, y la comisión se vio precisada a reponer
siendo la principal, la fácil remoción de los
el juicio político que condensaba en un solo
ministros impopulares.
artículo, con la responsabilidad de los altos ponciano arriaga
795
funcionarios, distribuida en ocho artículos
La ley, en efecto, suprimirá las que hoy
que originaron no menos recias discusiones.
se llaman las comandancias generales; pero es-
Véase ahora su actitud cuando se trató
tablecerá o podrá establecer otras que con
de las comandancias generales. Una parte de la Comisión de Constitución proponía el siguiente artículo:
zá peores vicios que las actuales. Lo que en mi concepto han querido los
“En tiempo de paz, ninguna autoridad
señores de que se trata, es la abolición de esas
militar puede ejercer más funciones que las
comandancias fijas, perpetuas, inamovibles;
que tengan exacta conexión con la discipli-
(y una precisamente en cada Estado como
na militar. La ley arreglará el orden econó-
empleo obligatorio, constituido e inheren-
mica del ejército, teniendo por base la supre-
te a la demarcación política) comandancias
sión de las comandancias generales”.
que no han sido ni son más que rivales de las
Sala de comisiones. México, Enero 21 de
autoridades de los Estados, que toman parte
1857.—Guzmán.—Cortés y Esparza.—Cas-
muy directa en los asuntos civiles, políticos
tillo Velasco”.
y administrativos; que deliberan y mandan,
El Sr. Arriaga presentó el siguiente voto particular sobre el mismo asunto:
796
diferente nombre tengan los mismos o qui-
no ya en asuntos de justicia, sino también de hacienda, de paz y de seguridad pública;
“Señor: El que suscribe se ha visto en
y que ejerciendo de hecho otras facultades y
la necesidad de formular el presente voto
atribuciones que de derecho no pertenecen
particular en cuanto a la segunda parte del
sino a las autoridades políticas o civiles, ya
artículo que la Comisión de Constitución
sean de los Estados o del gobierno federal;
somete ahora al respetable juicio del sobe-
han dado margen a todas las querellas y co-
rano Congreso.
lisiones, a todas las disputas y discordias que
En mi humilde opinión, lo que propone
tantas veces han perturbado, no solamente
la mayoría de la Comisión, no puede satis-
la buena armonía que debe reinar entre todos
facer las nobles y patrióticas miras de los
los funcionarios públicos, sino también el ré-
señores diputados que propusieron la extin-
gimen legal y hasta la paz pública, haciendo
ción de las comandancias generales.
que las leyes guarden silencio al estrépito de
Disponer solamente que “una ley arregle
las armas. Y cuán fácil, y cuán peligrosa sea
el orden económico del ejército, teniendo por
la tentación de abusar del poder militar, aun
base la extinción de las comandancias gene-
cuando esté moralizado, aun cuando esté
ralas”, me parece que es aplazar una cuestión
movido por su verdadero espíritu de honor,
de tanta importancia, diciendo, como se ha di-
de subordinación y de obediencia, no hay
cho, al tratarse de las más especiales y radica-
necesidad de comprobarlo con todas las des-
les reformas: “que no es tiempo…” Me parece
dichas de nuestro país, cuando las naciones
que es dictar una prevención ambigua, pura-
más adelantadas en la civilización lo han juz-
mente de nombre, y que fácilmente se podrá
gado casi incompatible con los elementos de
hacer ilusoria en todas sus consecuencias.
la pacífica y verdadera libertad.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
El que suscribe ha creído siempre, como
la voluntad de todos, manifestada por los ór-
cree ahora, que el poder militar debe ser en-
ganos legales”. “La fuerza, como el derecho,
teramente pasivo, y así propuso desde hace
reside esencialmente en el pueblo”. “Toda
muchos meses en el seno de la comisión un
fuerza individual o parcial es culpable cuan-
artículo que fue desechado por la mayoría
do no es el instrumento de la voluntad gene-
en los siguientes términos. “El poder militar
ral, cuando no compone una parte integran-
en todo caso estará sometido a la autoridad
te de la fuerza social”. Cuidar de la paz y de
civil”. Cree también que ese poder no debe
la seguridad pública, alimentar la justicia y
obrar, saliendo de su esfera, sino cuando la
la hacienda, reprimir los crímenes y delitos;
autoridad legítima invoque el auxilio de
en fin, gobernar la sociedad, son atribuciones
su fuerza; y que por lo mismo, sería inútil
de la autoridad que obra a nombre de la ley;
dictar un precepto constitucional sin más
la ley es la expresión de la voluntad popular
objeto que variar los nombres, dejando las
y los funcionarios populares nada tienen que
cosas en el mismo estado peligroso que han
hacer, por sí y ante sí, si no son requeridos,
tenido y tienen sobre esta materia.
mandados o autorizados por las potestades
Si han causado tantos males a la Repúbli-
civiles, en todos los negocios que no tengan
ca esas comandancias generales que se tuvie-
íntima y correcta conexión con la disciplina
ron inherentes y necesarias a los Estados en
de obediencia que es su primitiva ley.
términos de que en ningún Estado ha dejado
¿Y puede darse cosa más absurda en un
de existir una de ellas con todas sus coman-
sistema de gobierno pacífico y legal, que esa
dancias secundarias y accesorias, fue por que
reunión contradictoria del poder civil y militar
desgraciadamente reinó la preocupación de
en una misma persona, erección monstruosa
que el poder era la autoridad, de que la fuerza
de la política mezquina del autor de todos
era la ley, de que los hechos constituían el de-
nuestros males, del inolvidable dictador que
recho. No se comprende cómo podría conser-
quiso militarizar no solamente los gobiernos
varse la paz sin la intervención de las armas,
de los Estados, sino los prefectos, los alcaldes
independientes de la autoridad; cómo se po-
y hasta los alcaides? ¿Puede haber cosa más
dría cuidar de la seguridad personal y pública
repugnante a la buena administración, que tal
sin el amparo de los ejércitos permanentes;
incoherente mezcla de dos poderes heterogé-
ni cómo se perseguirían los malhechores y se
neos, que no se excluyen, que se repugnan, se
guardarían las cárceles sin esas guardias y
chocan y contradicen? El gobierno pacífico y
esas escoltas perpetuamente residentes en las
legal es uno; el gobierno guerrero y el mando
poblaciones o recorriendo los caminos, todas
económico de la fuerza, es otro. El primero
obrando por sus propias inspiraciones, des-
obra invocando la ley. El segundo debe obrar
viándose de su objeto, desconociendo que la
sugerido por la autoridad.
autoridad estaba en otra parte.
Y por otra parte, es imposible, de todo
“La fuerza solamente se puede llamar
punto imposible, que la autoridad política
derecho, cuando sirve para hacer prevalecer
se moralice y recobre sus legítimos derechos, ponciano arriaga
797
si ha de estar teniendo frecuentes ocasiones
yoría de la comisión en que no sea punto
de entrar en comercio de condescendencias,
constitucional. De buena voluntad prescin-
debilidades y funestas consideraciones con el
diría el que suscribe de muchos otros de los
poder militar; y será también imposible, que
que no se han aprobado como tales, con tal
el ejército se moralice si ha de residir en las
de que se acordase éste que ha tenido tanta
poblaciones, viviendo en el ocio, distrayén-
trascendencia en los males de que ha sido
dose de sus ejercicios, de sus academias, de
víctima la República.
los deberes de su profesión. Mucho tiene que
De acuerdo, pues, con la mayoría de la
aprender y que saber el buen soldado: mucho
comisión en la primera parte del artículo
tiene que acostumbrarse a la vida del campa-
que establece que las autoridades militares
mento, de la privación y de la fatiga, si quiere
no pueden ejercer otras atribuciones que las
ser útil a la nación que le paga: mucho tiene
estrictamente relativas a la disciplina, pro-
que consumir en la instrucción, limpieza y
pongo como segunda parte del artículo lo
cuidado de armas, evoluciones y ejercicios,
siguiente:
estudio de las leyes de la guerra, y otros infi-
“Solamente habré comandancias mi-
nitos detalles de su economía y peculiar go-
litares fijas y permanentes en los castillos,
bierno, para que pueda desperdiciar sus días
fortalezas y almacenes que dependan inme-
en esa vida que hasta hoy han tenido nues-
diatamente del gobierno de la Unión, o en
tros veteranos. En esta parte es digna de todo
los campamentos, cuarteles o depósitos que
elogio, y principalmente de imitación, la ri-
fuera de las poblaciones estableciese para la
gurosa observancia en que se halla el ejército
estación de las tropas permanentes”.
permanente de la nación vecina. Nunca vive
México, 22 de Enero de 1857.— Arriaga.
en contacto directo con los pueblos: jamás se ven esas rivalidades, esos celos de militar
VIII
a paisano que son tan frecuentes entre no-
¿No es acreedor a perpetuo recuerdo un
sotros. El soldado vive en campos, cuarteles,
hombre así dotado de grandes virtudes cí-
colonias o recintos militares, separado de la
vicas y patrióticas y que con tanto acierto y
gente civil, y vive con su familia, y se ocupa
energía las pone en práctica?
todo el día en los pormenores de su profesión,
Su nombre, su gran nombre, perdurará
se instruye en su oficio y no toma parte en lo
entre nosotros, y cuando de entusiasmos vigo-
que no le toca, sino es cuando se le manda.
rosos se hable; cuando se recuerde aquella in-
Difícil será que nuestro ejército llegue a este
mortal lucha, todavía no bien apreciada en sus
punto. Comprendo las gravísimas dificulta-
colosales proporciones; cuando con el pensa-
des con que tendremos que luchar; pero me
miento convertido a las tempestuosas sesiones
parece que siendo esta reforma de tanta im-
se prueba en toda su magnitud la virilidad de
portancia, intentarla es bastante.
los luchadores, la memoria del insigne potosino
Y conocida notoriamente esta importancia, no me es posible convenir con la ma-
vendrá a nosotros e impondrá la admiración. José P. Rivera
Pablo GarcÌa
El
escritor Gabriel González
nante y secreta bajeza, los escalones para
Mier ha sintetizado lo que pudiera decirse
los más elevados puestos: García no es de
respecto de la infancia de Don Pablo García,
aquellos hombres que se decretan su propia
en estas frases: “El Señor Licenciado Pablo
gloria, que castigan el olvido involuntario o
García, hijo de Campeche, de humildísima
la omisión querida de rendir un homenaje
representación, casi cero social por los an-
por el que se siente repugnancia, ni es su
tecedentes de familia, desconocido, oscuro
gloria de esas sangrientas glorias formadas
como su rostro, último por su casta y por su
con la muerte y el asesinato de las que tanto
clase, es en aquel Estado, el primero por
abundan en los anales de nuestra Historia
su patriotismo, el primero por su amor a la
política y militar. La siguiente síntesis bio-
democracia, y el primero, en fin, por su ex-
gráfica hará comprender cómo fue grande y
traordinario talento”.
cómo fue bueno el ciudadano Pablo García.
distinguido
Pablo García pertenece a la estirpe esco-
Siendo muy joven, en Febrero de 1843,
gida de grandes hombres cuyas vidas de una
fue nombrado sargento en una compañía de
unidad lógica y admirable, se desarrollan
estudiantes que se organizó en Campeche,
natural y enérgicamente, como los aconte-
para la defensa de esta Plaza por el General
cimientos sociales que de un modo fatal e
Ampudia; la Compañía de colegiales tomó
ineludible presiden. Nada tiene de similar
parte en una acción muy viva y sangrienta
la existencia de hombres como García con la
en la que fueron derrotados los invasores, y
de aquellos políticos de circunstancias, sin
terminada la guerra volvió García a las aulas
principios, dispuestos a servir a todos los go-
del Colegio clerical de San Miguel de Estrada,
biernos, a vivir de todos los presupuestos y
hoy Instituto Campechano, en donde se dis-
cuyo fortuna es próspera a fuerza de ser os-
tinguió por su saber y su talento, recibiendo
cura e insignificante; hombres que hacen de
más tarde en Mérida el título de Licenciado
su propia nulidad su fuerza y de una repug-
en Leyes, de la Universidad de Yucatán.
˜ 799 ˜
800
En 1857 comenzó a figurar en el mayor
morigeración de tus costumbres; no olvides
movimiento que ha conmovido a la Repúbli
tus nobles sentimientos de dignidad y de li-
ca, redactando, en la ciudad de Campeche,
bertad, únicos timbres que conservas…
un periódico El Espíritu Público, destina-
Ya en la Legislatura, cumplió con su deber
do a preparar la revolución, a la propaganda
protestando contra los abusos cometidos
de las ideas liberales que entonces eran las
en el escrutinio de la elección del Goberna-
ideas revolucionarias. Y en aquel mismo año
dor Pantaleón Barrera, y se retiró por la falta
fue designado por el pueblo Campechano
de libertad y de honradez de aquel cuerpo,
para que los representase en la Legislatura
volviendo a Campeche, en donde estalló al
del Estado de Yucatán, y dirigió al pueblo la
fin el movimiento revolucionario de Agos-
siguiente proclama que reproducimos con el
to de 57. García fue el jefe civil y militar de
doble propósito de que se conozca un do
dicho movimiento, y después de una lucha
cumento que revela cómo han sido en otra
sangrienta que duró varios meses, ya en
época prácticas, en nuestra República, las
1858 se celebró con Yucatán un tratado
ideas democráticas y de que se tenga idea
de división territorial y se erigió el Estado de
del temperamento político del ilustre liberal
Campeche, consumándose la separación
que lo suscribe: “Me habéis sacado del seno
política necesaria entre dos Estados de raza,
de la multitud en que vivía confundido, y
carácter, tendencias e ideas tan distintas.
enalteciéndome, me habéis hecho el órgano
García fue electo Gobernador del nuevo Es-
de vuestras exigencias y de vuestra ilustra-
tado de Campeche.
ción. —¿Qué os ha movido a ser tan indul-
En aquella época estalló la Guerra de Tres
gentes, tan liberales para conmigo? ¿Qué
Años o de Reforma; el Estado de Campeche
virtudes, qué méritos, qué servicios habéis
se mantuvo fiel a la causa liberal, y García
querido recompensarme tan generosamen-
pudo secundar los trabajos de Juárez, pres-
te, honrándome con tan universal e inapre-
tando auxilios al Gobierno Nacional, residen-
ciable sufragio?… ¡Conciudadanos, nada
te en Veracruz, con armamento de guerra,
valgo! Jamás he sido un hombre público.
reprimiendo los movimientos reaccionarios
Nunca he pertenecido a ninguna bandera.
en Yucatán, e implantando en el Estado que
Hoy me ligáis del modo más expresivo a
Gobernaba las Leyes de Reforma.
vuestra suerte… Mi escasa inteligencia, la
Después de resistir durante año y medio
sangre toda de mis venas, es cuanto puedo
el bloqueo que la escuadra francesa hiciese
ofrecer en sacrificio por vuestro bienestar.
del Puerto de Campeche, tuvo García que
—Sin fortuna, sin aspiraciones, sin más es-
capitular y fue expulsado por el invasor en
peranzas que las del pueblo a que pertenez-
unión de los patriotas que formaban el Go-
co, no hay para mí ningún otro objeto de
bierno republicano de aquel Estado.
predilección; y no daré un solo paso que no
Un año después volvió García del des-
sea por vuestro progreso y felicidad. ¡Pueblo
tierro, y para subsistir, trabajaba manual-
leal, bravo y sufrido! No abandones jamás la
mente, no ejerciendo la profesión de abogado,
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
para no verse obligado a reconocer las auto-
verdad única que debe guiar a todos los pue-
ridades del Imperio.
blos de la tierra. La Opinión es la Reina del
Estalló en Campeche movimiento po-
mundo.
lítico en favor de los principios liberales y
“Ahora hemos tocado con nuestras pro-
fue encarcelado, habiendo obtenido poco
pias manos la omnipotencia de la opinión.
después la libertad con la orden terminante
Ella ha sido el único elemento con que he-
de ausentarse de Campeche; en el Estado de
mos reñido a la lucha, la única fuerza que
Tabasco organizó García una fuerza militar
nos ha dado la victoria, arrollando mil fuer-
que puso al mando del coronel Pedro Zeferi-
zas contrarias y aplastando a nuestros orgu-
no Brito y una escuadrilla; con esta pequeña
llosos enemigos.
fuerza que se denominó “Fuerzas expedi-
“¡Cosa en verdad maravillosa!”
cionarias sobre los Estados de Campeche y
…
Yucatán”, volvió a Campeche y allí sufrió la
“¿A quién imputaremos tanta gloria?
escuadrilla liberal una derrota, y las fuerzas
“No pertenece a nadie.
de tierra fueron vencidas en Kalquiní. Todos
“Todo lo habéis hecho vosotros, solda-
los esfuerzos del partido liberal hubieran
dos del pueblo y marinos esforzados que os
sido aniquilados a no ser por el triunfo del
retiráis contentos a vuestros hogares des-
General Zepeda en Hecelchakán, y desde
pués de una campaña tan penosa.
entonces hasta el triunfo definitivo de los
“La gloria es toda para vuestros herma-
liberales, García luchó tenaz, hábil y valien-
nos que han sucumbido en la lucha o han
temente. En recompensa de sus servicios,
sido mutilados. Éstos son los monumentos
volvió a ser electo Gobernador del Estado de
preciosos, que debemos honrar para hon-
Campeche, tomando posesión de este cargo
rarnos a nosotros mismos; son la parte de
el 16 de Diciembre de 1867.
nuestra sangre, derramada por nuestra re-
La República triunfaba al fin, pero en
dención. Y el Estado, a quien toca ser depo-
Campeche se iniciaba la guerra de castas,
sitario de la gloria y llenar con orgullo una
invadiendo los indios de Chan Santa Cruz
pequeña página de la historia de México, no
el territorio del Estado; acude García perso-
debe jamás olvidar a tan dignos hijos.
nalmente a la pacificación, no sin haber an-
“Entre tanto, hoy, como depositario
tes licenciado a las tropas que combatieron
del poder soberano, me toca daros el adiós
contra el Imperio, y a quienes dirigió una
de despedida al dejar las armas, que habéis
proclama de despedida, de la que tomamos
mantenida con tanta honra, para volver a la
los siguientes párrafos:
vida pacífica.
“Hemos terminado la campaña restableciendo el orden constitucional y haciendo triunfar la opinión pública. “Hemos demostrado una vez más prácticamente y con los hechos materiales, la
“Adiós os digo con toda la efusión de mi alma. “Os doy las gracias en nombre de la Nación y del Estado en particular, por vuestros brillantes servicios. pablo garcía
801
“Os saludo como a hijos dignos de
de lucha, en los años de destierro y en las
México independiente y libre, y os reco-
épocas de mando y de triunfo, del Sr. Tomás
miendo que no olvidéis nunca la lección pre-
Aznar Barbachano con las sentidas y elo-
sente, mostrándoos siempre fieles y denoda-
cuentes páginas que siguen:
dos defensores de la opinión nacional”.
802
“Un hecho se registra en esta época
Durante su administración la gran ta-
memorable que lo coloca entre los grandes
rea que emprendió fue la de la organización
bienhechores de la humanidad: haber conclui-
política y económica del Estado, al mismo
do con la trata de indígenas de Yucatán.
tiempo que el planteamiento de los princi-
“Apenas empezada la reconquista de la
pios liberales y las ideas democráticas que
Península, que en sus dos terceras partes o
eran en su alma elevada y noble una pro-
más había caído en Mayo de 1848 en poder
funda convicción, no mentidos y falsos pre-
de los indios sublevados; en las acciones dia-
textos para medrar a la sombra de gobiernos
rias y sangrientas, libradas entre los defen-
que se dicen liberales.
sores de la civilización y los de la barbarie,
Abolió los cacicazgos de indígenas, creó
caían prisioneros muchos de éstos. Su número
el régimen municipal, instituyó el servicio
llegó a ser considerable, y el Gobierno, sin
de policía, organizó la Administración de
recursos y sin gente, ni podía mantenerlos,
Justicia, suprimió monopolios onerosísi-
ni guardarlos. Ocurrió entonces el deportarlos
mos, implantó la Guardia Nacional, útil
como remedio al mal. No faltaron especu
institución convertida después en medio de
ladores que ofreciesen determinada can
tortura; las Leyes de Reforma fueron sabia
tidad, módica al principio, por cada hombre,
y prudentemente cumplidas; la instrucción
contratado por determinado tiempo y bajo
pública recibió tan gran impulso, que se han
ciertas condiciones para ir a trabajar a la
necesitado muchos años de torpe e infame
isla de Cuba, no como colonos sino como
administración para paralizarlo; costum-
braceros. Hombres ilustrados y pensadores
bres e impuestos antieconómicos fueron
y el Gobierno mismo, no creyeron que esto
por él destruidos y las mejoras materiales
era inhumano, ni injusto, ni ilegal. Era difí-
que se realizaron en su gobierno, han servi-
cil en aquellas circunstancias, en medio de
do después hasta para envanecer a sus infeli-
aquel cataclismo, en que los campos y las
ces sucesores que han tratado de escatimar-
poblaciones estaban regados de lágrimas, de
le aun la exigua gloria que de esto resulta;
sangre, de cenizas, de ruinas y desolación,
pero el título más hermoso para su límpida
impedir que el odio de la raza civilizada
y brillante reputación, fue la supresión de la
permitiese ver en los autores de tanto infor-
trata de indígenas en Yucatán.
tunio a conciudadanos, a compatriotas, a
Cedemos la palabra a su ilustre biógrafo
mexicanos dignos del amparo de las leyes.
y colaborador, a su amigo de la infancia y
Se juzgó preciso aplicar al salvaje la ley del
constante compañero, que figuró siempre
talión. Perdonarle la vida, destinarlo a tra-
a su lado en los momentos de combate y
bajo rudo en país extranjero, de donde no
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
pudiese huir para volver al campo de sus
sino que todos eran pacíficos, agricultores
horribles hazañas, era un acto de humani-
con familia, o huérfanos, o domésticos, co-
dad, altamente generoso.
gidos por la fuerza en sus milpas o en sus ca-
“Pasados doce años (1848 a 1860), este
sas, o engañados miserablemente con falsas
acto, esta negación continuada, había deter-
y seductoras promesas. Y no era lo peor el
minar en tráfico repugnante y punible. Ven-
tráfico visible sino el oculto, de contraban-
dían en 1855 y los años sucesivos, indígenas
do, en que ya no eran indios los plagiados y
de Yucatán, en grupos numerosos, en los
embarcados sino mestizos y hasta blancos,
ingenios de Cuba, trabajando al lado del es-
no sorprendidos en los campos y las aldeas,
clavo africano y del bracero chino. En 1860,
sino en las ciudades mismas.
bajo el Gobierno de D. Agustín Acereto, ya
“Desde aquel día memorable concluyó
no eran prisioneros de guerra (porque no los
esta trata infame, más vergonzosa que la de
había) los deportados, sino habitantes pa-
los esclavos negros, y Yucatán y la humani-
cíficos plagiados en sus hogares. Y este co-
dad debieron a García este nuevo servicio”.
mercio, amparado por un contrato público,
Era un gran liberal, un liberal práctico;
celebrado entre el Gobernador y traficantes
ni mezquinos intereses y odios personales,
avaros y sin conciencia, no se efectuaba a
más intensos mientras más pequeño es el
escondidas, a deshora y en playas inhabita-
medio en que se desarrollan y más funestos
das, sino a la luz del medio día, en presencia
cuanto más pequeña es el alma de quien les
de autoridades y empleados y por el puer-
abriga, le hicieron quebrantar sus princi-
to de Sisal. Una de tantas veces, hallándose
pios; la libertad de pensamiento, la libertad
a la sazón en guerra con Acereto el Estado
de asociación, la independencia del poder
de Campeche, había dos canoas, armadas de
judicial, fueron entonces un hecho en el Es-
guardacostas por su Gobierno, cruzando
tado de Campeche; no hubo imprentas se-
frente a aquel puerto. Estas canoas sorpren-
cuestredas, ni cajistas ni operarios inocentes
dieron infraganti y apresaron, en la mañana
perseguidos, ni atropellos a los desafectos a
del día 30 de Octubre, un cargamento de
su administración por motivos más o me-
30 infelices indios, parte embarcados ya en
nos fútiles, ni jueces de consigna, no, no fue
el vapor español Unión y el resto yendo a
practicado ninguno de esos torpes manejos
bordo. La fortaleza del puerto no se atrevió a
de los que puede fundadamente hacerse car-
hacer fuego sobre las embarcaciones campe-
go a otras administraciones.
chanas mientras sus comandantes extraían
Cuando García abrazó la política tenía
del Unión los que estaban ya embarcados y
por su talento, por su amor al trabajo y por
se apoderaban de los otros. De la informa-
su reputación, científica un cómodo y seguro
ción practicada ante el Juez de Distrito de
porvenir, y abandonó la existencia tranquila
Campeche, Lic. José María Oliver, resultó
y la fortuna que le brindaba su profesión, por
que entre los 30 yucatecos salvados, no ha-
la vida azarosa y preñada de vicisitudes que
bía uno solo que fuese de los indios rebeldes,
durante trece años consagró a la Patria. pablo garcía
803
Intrigas, calumnias, ruines procedimien
“Después de más de diez años de experi-
tos rastreros recursos que siempre despre-
mentar los odios y enemistad de D. Joaquín
ció, lograron al fin separarlo del puesto don-
Baranda, repentinamente me envió unos
de tan abnegada y tan sabiamente servía a
comisionados para proponerme el olvido
la República y a la libertad.
de todo lo pasado, una reconciliación amis-
Era una conspiración en que los traido-
tosa y que escribiese a mis partidarios que
res a la Patria y los falsos liberales se daban la
habíamos convenido en que todos los cam-
mano, aportando unos sus odios y su deseo
pechanos no tendrían en adelante más que
de venganza y los otros su ambición y su
un pensamiento: el bien y engrandecimien-
envidia. ¡Y triunfaron! García fue procesado,
to del Estado, dándose un gobierno justo y
destituido del Gobierno y desterrado del Es-
paternal que no atendiese más que a los mé-
tado de Campeche.
ritos y servicios de cada uno y a su aptitud
Los hechos que comprende la biografía
para desempeñar los empleos públicos, sin
de Pablo García, después de haberse retirado
consideración a circunstancias de familia, ni
del Gobierno de Campeche, son una larga
mucho menos a haber pertenecido a ésta o a
serie de atentados y traiciones de las que él
aquella bandería política. Como base de este
fue víctima y que mueven a lástima hacia
pacto, se estipuló que ni él ni yo aceptaría-
los miserables que los ejecutaron y manda-
mos el Gobierno del Estado, sino que de co-
ron ejecutar.
mún acuerdo nos fijaríamos en el ciudadano
Varias veces, sin motivo ni pretexto, fue plagiado, azotado, preso y puesto en capilla para ser fusilado.
804
más apto para desempeñarlo. “Aceptadas por mi estas proposiciones, que no podía rechazar porque siempre ha
García permaneció alejado de la políti-
sido, es y será mi única aspiración natural el
ca hasta que con el triunfo de los revolucio-
bienestar y prosperidad de mi Estado natal,
narios de Tuxtepec, fue de nuevo llamado
no he vuelto ha tener comunicación algu-
por el pueblo campechano para regir sus
na con quien solicitó reanudar conmigo sus
destinos, pero inútilmente, pues los revo-
buenas relaciones, y tanto vd. como todos
lucionarios triunfantes impidieron la elec-
mis amigos saben perfectamente que, lejos
ción por un escamoteo político que sería
de cumplir con lo pactado, se apoderó del
irrisorio, si no hubiese tenido tan crueles
Gobierno, que hasta hoy retiene, y que todo
trascendencias para el Estado de Campe-
lo convierte en utilidad y engrandecimiento
che y aun para toda la República; pues lo
de su familia, dejando a un lado el bien pú-
mismo que entonces sucedió en aquella
blico, y tratando a sus amigos del modo más
entidad federativa, ha estado sucediendo
injusto e insoportable”.
en toda la Nación; pero tuvo aun otro des-
La labor periodística de García fue tam-
engaño en política y probablemente fue el
bién ardua y fructífera: en 1844 redactó Los
último; dice García en un documento epis-
primeros ensayos, en 1848 El Hijo de la Pa-
tolar que se copia a la letra:
tria, en 1849 La, Ley, El Chisgarabís en 52 y
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
después El Pensamiento, El Libre Examen, La
nidad. ¿Y qué mejor medio que la pluma y
Igualdad, El Repúblico y La Reforma.
la prensa para comunicar a sus conciudada-
Y puede observarse en toda esta gran
nos, a los hombres todas las convicciones en
obra de propaganda y de lucha intelectual,
que rebosaba su cerebro, y los sentimientos
la firmeza de sus principios, lo avanzado de
generosos, que brotaban de su corazón?
sus ideas, la profundidad de su talento. To-
Para terminar transcribimos aquí algu-
das las obras de García se distinguían por su
nos rasgos biográficos, tomados del Estudio
seriedad, su laconismo, su forma viril, exen-
publicado por el Sr. Aznar Barbachano y que
ta de figuras retóricas y de los brillos pasa-
darán una idea del carácter de Don Pablo
jeros y fascinadores de los de el Duque de
García:
Estrada. Su estilo, sin estudiadas y forzadas
“Un sacerdote ilustrado y respetable se
transposiciones, sin palabras rebuscadas, era
presentó un día al Gobernador García, ma-
natural, claro, convincente. No había en sus
nifestándole que trataba de establecer un
escritos circunloquios, iban derecho al obje-
colegio católico, con el nombre de Semina-
to, y la verdad, por áspera que fuese, resal-
rio de Jesús en el edificio anexo a la Iglesia de
taba incontrastable, apoyada en una expo-
San Francisquito de intramuros de la ciudad
sición precisa, en argumentos adecuados y
de Campeche, y que si no tendría obstácu-
en una lógica severa. Forjadas en un cerebro
los ni habría inconveniente alguno pera ello.
poderoso, brotaban de su pluma sus pensa-
García le contestó que al contrario, él estaba
mientos sin interrupción, aunque pausada-
para hacer cumplir la Constitución y las le-
mente, y jamás borraba lo que había escrito.
yes, que autorizaba la libertad de enseñan-
Sus ideas fueron siempre radicales, esto es,
za, y que con el mismo gusto vería estable-
contrarias a los acontecimientos de la rutina
cer un seminario que una sinagoga en que
o a los miedos de una situación crítica.
se enseñase la Biblia, o una mezquita en
Ya desterrado en Yucatán, sus estu-
que se ensenase el Corán; porque esto pro-
dios constantes, filosóficos y sociológicos,
baría que en el Estado gozaban todos de li-
transformaron su espíritu. Su innato amor
bertad verdadera.
al trabajo (que a veces lo llevaba a estudios
“Su sangre fría era inmutable. En las
físicos, químicos, de historia natural y hasta
horas angustiosas de la mañana del 20 de
ocupaciones manuales y mecánicas), al de-
Enero de 1867, cuando sin poderlo remediar,
ber, a la igualdad, a la perfección progresiva,
la escuadrilla imperial se apoderaba de las
y su aversión a los abusos, a los privilegios,
cuatro embarcaciones de la republicana por
le afirmaron en sus principios liberales y re-
estar varadas; allí, a muy cierta distancia
formistas. Se sentía animado de los impul-
del lugar del suceso, sentado en la segunda
sos del apóstol, y así como lo sacrificó todo
plaza o plazuela del barrio de San Francisco,
por conquistar la autonomía de su país, su
donde estaba el cuartel general de las fuer-
alma entera la sacrificó a difundir las doctri-
zas sitiadoras de la plaza de Campeche, les
nas que él creía regeneradoras de la huma-
decía tranquilamente García a los que le pablo garcía
805
rodeaban: Ven ustedes todo eso, pues todas los
que sintetizaba su carácter estoico y que re-
embarcaciones imperiales caerán pronto en nues-
velaba en él algo de fatalismo: Lo que ha de
tro poder. Y se cumplió su pronóstico.
suceder tiene gran fuerza. Y esta era la razón
En fin, he aquí entre ciento, otro ras-
profunda que daba siempre en los mayores
go del carácter de Pablo García. Cuando se
conflictos cuando se quería forzarle la mano
puso al frente de la revolución, se consagró
antes de que a su juicio llegara el momento
al servicio público sin descanso. Instaló su
oportuno de obrar. Y esa sentencia se hizo
habitación y el Gobierno en una casa de dos
célebre, popular, se identificó con su autor,
pisos, mucho más alta que la muralla de la
cuyo nombre se citaba siempre al usar de
plaza, situada cerca de la Maestranza de
ella”.
Artillería, mirando uno de sus lados al ba-
En la vida del ilustre ciudadano Pablo
rrio de San Francisco, cuartel general de las
García, una vida dedicada a la libertad, a la
fuerzas invasoras. Un día una bala de cañón
Patria y a la ciencia; es tanto más límpida y
enemiga chocó contra la pared de ese lado,
tanto más hermosa, cuanto que el áspid de
casi en el punto correspondiente al gancho
la envidia la lavó con su baba y la injusticia
en que estaba atada la hamaca de García, y
la exaltó con el martirio. Es un bello ejemplo
cubrió de escombros y caliza el cuarto. To-
que presentara la juventud y a los hombres;
dos quisieron quitar la hamaca de allí y pa-
a la juventud, para que los imite, a los hom-
sarla a otra pieza más resguardada. García,
bres, para que lo honren y lo bendigan.
riéndose, se opuso, y a las reflexiones que le hacían sus amigos, contestó con esta frase,
México, Julio 1º de 1898. Joaquín Clausel
General Juan N. MÈndez
I Hace apenas cinco años que el telégrafo nos
primeros para acometer y llevar a cabo tan
anunciaba la sensible muerte del distingui-
colosal empresa, cuyo triunfo constituye en
do republicano y liberal insigne que con-
el día la felicidad y el orgullo de los pueblos
sagró su vida al servicio de la Patria, y que
modernos.
descendió a la tumba cuando desempeñaba
Tetela, esa simpática población de la
el honorífico cargo de Presidente de la Supre-
Sierra Norte del Estado de Puebla, fue el
ma Corte de Justicia Militar.
hogar donde vio la luz primera; y si se ha
Abierta apenas la fosa que cubre los res-
de juzgar por las circunstancias del mo-
tos del hombre que figuró ventajosamente
mento y por el medio de acción en que se
en las filas del partido popular, vamos a emi-
desarrolla la primera época de la vida, el Sr.
tir nuestro pobre juicio, o más bien, a decir
Méndez recibió de la naturaleza, como se-
algo acerca de esa personalidad cuya desa-
ñalado patrimonio, el amor santo y acen-
parición eterna ha causado honda sensación
drado por la libertad, por esa libertad que
en el país.
se siente y se aspira en las montañas, en esa región predilecta donde no se conoce el II
despotismo; donde la vida se desliza serena
El Sr. Méndez nació en una época que po-
en medio de los goces que proporciona una
dremos llamar de transición: durante ella se
perspectiva seductora, y bajo la influencia
han debatido y resuelto cuestiones de altí-
bienhechora de un cielo purísimo que des-
sima trascendencia para la vida de México,
pierta y desarrolla los sentimientos más
como Nación libre, soberana e independien-
bellos del corazón…
te; y en muchos de esos episodios que reve-
La revolución de Ayutla, ese levanta-
lan el esfuerzo gigantesco de un pueblo para
miento de la dignidad popular contra la
lanzarse resueltamente en la vía del Progre-
odiosa dictadura de Santa-Anna, lo atrajo
so, el ciudadano aludido se encontró de los
a la vida pública: habiendo secundado en
˜ 807 ˜
Tetela el mes de Diciembre de 1854 dicho
Las vacilaciones de Comonfort, su fal-
Plan, fue nombrado Comandante de Guar-
ta de fe en el progreso y su ignorancia res-
dia Nacional.
pecto del adelantamiento de los mexicanos,
Triunfante el movimiento que acaudi-
causaron esa guerra que llenó de luto a la
llara al héroe del Sur, el insigne general Don
Nación, pero que al fin le trajo como digna
Juan Álvarez, la reacción, que cual la hidra
recompensa. El triunfo espléndido obtenido
de la fábula levantaba por todas partes su
sobre las turbas reaccionarias, acaudilladas
monstruosa cabeza, mandada esta vez por
por el clero y el antiguo ejército.
Don Antonio Haro y Tamariz, atacó y tomó
México recibió como un legado precioso,
la ciudad de Puebla en Enero de 1856; y allí,
esa victoria que puso de manifiesto la pujan-
a las órdenes del patriota coronel C. Ramón
za y espíritu de las nuevas ideas y la impo-
Márquez, fue uno de los que defendieron di-
tencia y desprestigio del vetusto partido
cha plaza.
conservador.
Después, a la cabeza de los patriotas te-
Desde el principio de esa guerra, el Sr.
telanos, en Octubre del mismo año acudió
Méndez se unió resuelto y entusiasta a los
a la ciudad de Zacatlán en auxilio de esta
defensores de la Constitución.
población, que se hallaba sitiada por el ban-
Nombrado Coronel de Guardia Nacional
dido Cobos: rechazada esa agresión, volvió
por el Gobernador del Estado, Lic. Don
a su país natal, siempre dispuesto a comba-
Miguel Cástulo de Alatriste, acompañó a
tir a los enemigos del Gobierno liberal que
este distinguido funcionario desde el mo-
imperaba en la Nación, y permaneció así
mento, puede decirse, en que fue secundado
hasta que, verificadas las elecciones para la
en Puebla, por la Brigada Echegaray, el mo-
renovación de poderes en el Estado, Tetela
vimiento revolucionario iniciado en México
lo nombró su representante, con cuyo ca-
por Zuloaga el 17 de Diciembre de 1857, y
rácter marchó a ocupar su asiento en la H.
conocido en nuestra historia con el nombre
Legislatura, hasta el mes de Diciembre de
de “Plan de Tacubaya”.
57, en que el débil Comonfort dio el golpe de Estado.
Salió de Puebla violentamente la noche del mismo día 17, en compañía del Gobernador legítimo y de varios diputados a la Le-
III
gislatura llegando a Zacatlán el 19: el 21 se
La Guerra de Reforma debe considerarse como
dieron facultades extraordinarias al Gober-
uno de los acontecimientos más importantes
nador constitucional, en los ramos de Ha-
de nuestra historia contemporánea.
cienda y Guerra, y se comenzó a organizar
Iniciada desde hacía tiempo por hábiles
808
la lucha contra la reacción.
políticos y profundos pensadores, como el inol
El 27 del mismo mes salió el Sr. Méndez
vidable Gómez Farías, Zavala y el Dr. Mora,
para el pueblo de Ahuacatlán acompañan-
fue consumada, como es sabido, por el partido
do al Gobernador Alatriste, porque Negre-
liberal, acaudillado por el inmortal Juárez.
te, Jefe reaccionario y al mando de una bri-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
gada, había salido en persecución de aquel
había de sacrificar su vida en la Hacienda de
gobernante.
Caltengo, jurisdicción de Tepeji del Río.
Dicho Jefe se encaminó hacia Huauchi-
La Ciudad heroica recibió con señaladas
nango, sin haber atacado al Sr. Alatriste, y
muestras de aprecio, el 4 de Mayo de 1858,
de regreso a la Capital del Estado, verificó en
al ilustre ciudadano, al fiel depositario de la
Santa Ana Chiautempan, el 5 de Enero de
legalidad, al Magistrado integérrimo que re-
1858, un movimiento que tuvo por objeto
presentaba en esos momentos el poder y la
desconocer a las autoridades tacubayistas.
soberanía nacional.
Alatriste, de regreso de Ahuacatlán,
El Sr. Méndez se hallaba en Veracruz: la
salió al encuentro de Negrete: acompañá-
fuerza de que era jefe ya no existía: el clima
banlo los Guardias Nacionales de Zacatlán
mortífero de la Costa, las deserciones y la
y Tetela; éstos al mando del Sr. Méndez; y
miseria habían concluido con ella; sin em-
en Tlaxco, población del Estado de Tlaxca-
bargo, el entusiasmo y la entereza del cam-
la, se reunieron ambos jefes el 6 de Enero,
peón tetelano no decaían, antes bien, esas
y ya de acuerdo, a lo menos por entonces,
relevantes dotes de su civismo se aumenta-
emprendieron su marcha hacia el centro de
ban y robustecían en presencia de aquella
la República, ocupando sucesivamente y
situación, que para espíritus menos animo-
sin resistencia, las ciudades de Huamantla,
sos, habría parecido como insostenible.
Tlaxcala, Chalchicomula y Orizaba.
Juárez, el gran Juárez, habló con el Co-
Atacada esta plaza por Echegaray, fue
ronel Méndez el lenguaje simpático del pa-
tomada el 17 de Abril siguiente: las fuerzas
triotismo, y como digna consecuencia de
del Sr. Alatriste, entre las que se hallaban las
esas entrevistas, el segundo volvió a su Esta-
de Tétela, estaban en Tehuacán, y al saber
do natal: se le dieron algunas armas y otros
la pérdida de Orizaba, se encaminaron hacia
elementos de guerra, y con ellos se embarcó
Veracruz, tomando por la Sierra de Zongo-
en Veracruz y arribó a la Barra de Tecolutla:
lica, con el objeto de poner a cubierto de un
allí supo que los jefes reaccionarios Chacón
golpe de mano a nuestro primer puerto, que
y Fuertes se hallaban en Teziutlán al frente
muy pronto iba a ser la residencia de los Po-
de una bien equipada brigada, y entonces
deres Federales de la Nación.
concibió el atrevido proyecto de atacarlos, situándose para el efecto con alguna fuerza
IV Después de una marcha llena de peligros,
que pudo reunir de los Estados de Puebla y Veracruz, en el punto llamado Mecapalco.
el Sr. Juárez, Presidente Constitucional de
Los cabecillas reaccionarios, orgullosos
la República, entró en Veracruz acompaña-
por temperamento, y apoyados en la fuerza
do de las distinguidas personas que forma-
bruta que creían irresistible, juzgaron fácil el
ban su Ministerio, entre las que descollaba
ataque y la derrota del paladín liberal: mar-
Ocampo, el austero filósofo de la Reforma,
charon en su busca, y los días 22 y 23 de Ju-
el ciudadano incorruptible que más tarde
nio de 58 fueron testigos del combate y del general juan n . méndez
809
triunfo espléndido que las armas constitu-
a la aproximación de fuerzas considerables
cionalistas, mandadas por el Coronel Mén-
enemigas, al mando del general Echegaray.
dez, adquirieron en el punto llamado Filipi-
Zacapoaxtla, el baluarte formidable
nas, limítrofe entre los Estados de Puebla y
de la reacción, cayó en poder de las tropas
Veracruz, y que desde entonces figura entre
constitucionalistas mandadas por el enton-
nuestros fastos militares, ilustrado por un
ces Coronel Méndez: este triunfo que se rea-
hecho de armas que la fama se encargó de
lizó el 15 de Febrero de 1859, fue de mucha
inmortalizar.
trascendencia para la cansa popular, tanto
Armamento en considerable número,
por los cuantiosos elementos de todas clases
cuatro cañones, caballos y hasta el equipaje
que obtuvieron los asaltantes, cuanto porque
de los corifeos enemigos, cayeron en poder
con él quedó realizada la unificación de la
del Jefe constitucionalista, quien, robusteci-
línea militar liberal en toda la Sierra Norte
do ya en su esfera de acción militar, por tan
del Estado de Puebla.
oportuno cuanto importante auxilio, voló
El Gobernador Alatriste, al dar cuenta al
hacia su querido Tetela, cuya plaza ocupó
Gobierno legítimo, de esta importante he-
desde luego, en medio de las aclamaciones
cho de armas, se expresa así en uno de los
del más puro regocijo.
párrafos de Parte Oficial:
El Gobernador Alatriste lo nombró Pre-
…“El día 15 del presente (Febrero de
fecto del Departamento de Zacatlán, el 27
1850) ha caído Zacapoaxtla, tomado a san-
de Agosto de 1858; marchó desde luego al
gre y fuego, en poder de mis fuerzas de in-
desempeño de su cargo, y con tal carácter,
fantería, mandadas por el Sr. Coronel Don
estando amenazada dicha población por
Juan N. Méndez: igual suerte ha corrido
tropas reaccionarias, batió con sus fuerzas al
Tlatlauqui”.
jefe Saravia, en el punto de Ayotla, el 16 de
810
Septiembre siguiente, obteniendo una com-
***
pleta victoria que trajo como consecuencia
Después de esta victoria, el Sr. Méndez
precisa la ocupación del pueblo de Chigna-
marchó a Veracruz al arreglo de asuntos
huapan, principal guarida de forajidos del
concernientes al ramo de Guerra, y ento-
rumbo, partidarios decididos de la Religión
nes, mandando a los restos de las fuerzas de
y los Fueros.
Puebla que habían quedado de guarnición
A las órdenes del General Alatriste, con-
allí, tuvo la honra de asistir a la defensa de
currió a la derrota del cabecilla Amador, en
aquella Plaza, en el primer sitio que le puso
el pueblo de San Pablo Apetatitla, el 16 de
Miramón, quien se decía Presidente de la
Noviembre del mismo año: en seguida, las
República.
mismas fuerzas triunfantes ocuparon la ciu-
Su estancia en el Puerto fue fecunda en
dad de Huamantla, después de una defensa
resultados, pues aprovechando la confianza
obstinada, y por lo tanto sangrienta, reti-
que su valor y patriotismo habían inspirado
rándose para el pueblo de Ixtacamaxtitlán
al Supremo Gobierno, solicitó y obtuvo de
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
éste 1,100 fusiles, cuarenta cajas de parque,
de permaneció hasta el triunfo de Calpulal-
plomo y otros elementos del ramo, todo lo
pan, el 22 de Diciembre del año expresado,
cual hizo conducir para la línea que le estaba
que, como es sabido, abrió las puertas de la
encomendada.
Capital al ilustre Juárez, que volvía sereno
Vuelto a la Prefectura de Zacatlán, a in-
e impasible, trayendo incólume el depósito
mediaciones de esta ciudad, el 13 de Julio de
sagrado de la ley, que le confiara la voluntad
1859, rechazó en el punto llamado Tlatem-
de los pueblos.
pa, el ataque de las chusmas reaccionarias V
mandadas por el cabecilla Oronoz, con lo que logó recuperar dicha Plaza.
Vuelto al país el orden constitucional al em-
A mediados de Septiembre, y con el de-
pezar el año 1861, el Sr. Méndez ocupó su
signio de proteger un movimiento proyec-
curul de representante del pueblo en el Con-
tado por el patriota Coronel C. Manuel Fer-
greso local, prestando a éste luego el valioso
nando Soto, sobre la ciudad de Tulancingo,
concurso de su probidad e inteligencia.
de acuerdo con los jefes Cravioto, de Huau-
El 18 de Septiembre fue nombrado Se-
chinango, avanzó con sus fuerzas hasta un
cretario de Gobernación y Milicia, puesto en
punto llamado Rocaferro, limítrofe entre los
que permaneció hasta el 4 de Enero de 1862,
Estados de Puebla y el entonces llamado de
en que, declarado el Estado de Puebla en es-
México.
tado de sitio por el Ejecutivo de la Unión,
Durante todo un día se estuvo luchan-
fue nombrado Gobernador y Comandante
do; y una vez conseguido el objeto, los com-
Militar el General Don José María González
batientes se retiraron a sus respectivas
de Mendoza.
demarcaciones.
La Intervención extranjera era ya un
El mes de Noviembre abandonó a Zaca
hecho: la República se aprestaba a la guerra,
tlán, porque habiendo sido nombrado Jefe de
y sus órganos más caracterizados en la po-
la línea Norte del Estado, le fue necesario es-
lítica hacían un patriótico llamamiento a
tablecer su cuartel general en Zacapoaxtla.
todos los buenos mexicanos, para acudir
Llamado a Veracruz por el Supremo Gobierno, en Marzo de 1860, tuvo la gloria de
a la defensa del honor, la libertad y la independencia de México.
contribuir a la defensa de aquel Puerto, al si-
Desde el 29 de Noviembre, el Gobierno
tiarlo por segunda vez el citado Miramón; y
constitucional expidió una amplia amnistía
para ello, ofreció sus servicios al General en
por todos los delitos políticos que se habían
Jefe de las fuerzas de dicho Estado, Don Ra-
cometido desde el 17 de Diciembre de 1857
món Iglesias, quien los aceptó por medio de
hasta la fecha de la expedición de dicha ley;
una nota altamente honorífica y satisfacto-
muchos mexicanos extraviados se acogie-
ria, y concluido dicho asedio por la retirada
ron a ella.
vergonzosa del corifeo reaccionario, tornó el
Por lo demás, en la República todo era
Sr. Méndez a sus queridas montañas, don-
actividad y movimiento: la voz del gran general juan n . méndez
811
Juárez encontró en el país una acogida
dante Militar: dicho funcionario, con una ac-
inmensa: el Sr. Méndez se afilió de los pri-
tividad y empeño altamente recomendables,
meros con el Batallón de Tetela, entre los
trató de organizar cuantos elementos había a
defensores de la Patria, y formó parte desde
la mano, para batir al Imperio y sus secuaces,
luego de la Brigada Negrete, y más tarde de
utilizando para ello y desde luego los servi-
la 2ª División del Ejército de Oriente, ésta,
cios del Sr. Méndez, nombrado ya General de
mandada por el General Arteaga, el esclare-
brigada, a quien se dirigió por medio de una
cido mártir de Uruapan.
carta tan patética y expresiva, que no hemos
Después de varias marchas, el Ejército republicano al mando del invicto Zaragoza,
nos de sus párrafos que dicen así:
se reconcentró en Puebla y libró el glorioso
“He llegado a estos lugares con el ca-
combate del 5 de Mayo de 1862, en el cual
rácter público que tuvo a bien confiarme el
nuestro biografiado recibió una herida que
Supremo Gobierno Constitucional de la Re-
lo puso a las puertas del sepulcro.
pública, y del que, no dudo, debe vd. estar
Retirado del ejército en virtud de lo an-
impuesto.
terior, ofreció de nuevo sus servicios al Ge-
“Con este carácter, con el de correli-
neral en Jefe del Ejército, C. Jesús González
gionario de vd., con el de amigo y con el
Ortega, quien tuvo a bien aceptarlos con en-
de ciudadano, que ha visto en vd. un firme
carecimiento, nombrándolo Jefe de la Forta-
defensor de la libertad e independencia de
leza de Loreto; mas habiéndose reagravado
la Patria, tengo la honra de ofrecerme a sus
su herida, por las fatigas del servicio, volvió
órdenes.
a su hogar en busca del reposo necesario
“Esto no es una simple ceremonia o cor-
para el restablecimiento de su salud, perma-
tesía; es, sí, la demostración sincera de quien
neciendo de este modo hasta la ocupación
estima los méritos y virtudes de sus conciu-
de la Plaza de Zaragoza por el Ejército inva-
dadanos, de sus correligionarios y amigos.
sor, el 17 de Mayo de 1863.
“Como individuo particular, me basta-
No habiendo caído prisionero, marchó
ría la estimación de la sociedad; pero como
furtivamente a la Sierra; pero sea por mo-
gobernante, necesito del afecto, pero sobre
tivo de su enfermedad, o más bien, por la
todo la cooperación de todos los hombres,
ninguna confianza que le inspiraban las au-
de todos los ciudadanos, y muy especial-
toridades que dirigían la cosa pública, y las
mente de la muy útil e ilustrada de personas
cuales para nada se preocupaban de la de-
tan distinguidas y patriotas como vd.
fensa nacional, el Sr. Méndez vivió retirado,
“De consiguiente, no sólo excito el inte-
en una completa abstracción, y deplorando
rés de vd. por la cosa pública, para esperar su
íntimamente las desgracias de la República.
importante cooperación, sino aun sus senti-
Hacia fines del año 1864, apareció en el
812
podido resistir a la tentación de copiar algu-
mientos generosos.
Estado el C. Fernando M. Ortega, nombrado
“La época que atravesamos es de sacri-
por el General Díaz Gobernador y Coman-
ficios y de prueba, que son en mayor escala
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
para el hombre público. Bien, éstos serán
inmediatamente, merced a las acertadas y
menores, si vd., comprendiendo la misma
enérgicas medidas dictadas por el Sr. Mén-
situación que anuncio, ayuda al Gobernan-
dez, para obligarlo a huir.
te que lleva el estandarte de la nacionalidad,
La lucha siguió terrible, asoladora; mas
de la Constitución de la libertad y de la Re-
no por eso decaía ni un ápice el valor de los
forma…
patriotas; en esa virtud, la autoridad militar
…
austriaca que prendía el General Conde de
El Sr. Méndez, siempre leal y patriota,
Thun, propuso un armisticio el 3 de mayo
deseaba coadyuvar a la defensa de la Na-
de 65, armisticio que fue admitido con el
ción, y para esto, aceptó el cargo de Jefe de
loable fin de ganar tiempo, a efecto de pro-
las fuerzas de Tetela y Xochiapulco.
porcionar elementos de guerra para conti-
Desde luego estableció una pequeña
nuar la campaña, siendo el resultado de esa
maestranza en la primera de dichas pobla-
suspensión de armas, la expedición del do-
ciones, donde empezaron a ser construidos
cumento que como timbre de orgullo para
los cápsules de trapo; ordenó el arreglo del
la causa republicana, insertamos en seguida.
armamento, reorganizó sus tropas y dictó
Helo aquí:
las providencias que creyó oportunas, a fin
“Reunidos los que suscriben, para deli-
de utilizar cuantos elementos de guerra hu-
berar acerca de la terminación del armisticio
biera, atentos los escasos recursos de que se
estipulado el día 3 de Mayo último, en la
podía disponer.
conferencia solicitada por el Señor Visitador
A su vez el enemigo, que estaba alerta
Imperial Don Francisco Villanueva, resuel-
y al tanto de ese movimiento y actividad
ven, y el Gobierno aprueba las siguientes
inusitados, lanzó sus columnas sobre las
proposiciones:
fuerzas republicanas que se organizaban de manera tan alarmante.
1ª En los que suscriben nunca se ha debilitado el sentimiento de la Independencia,
Los combates empezaron con ardor in-
ni su profunda adhesión a la Carta de 57,
sólito; y como Tetela, Xochiapulco y Zaca
que libremente se dio a la Nación, y al Go-
tlán, eran los pueblos de la Sierra que más
bierno Supremo que de ella emanó, sin em-
se distinguían por su odio a la causa de la
bargo de los rudos golpes que sufrió la línea
traición y el retroceso, fueron acometidos
militar de esta Sierra y del desaparecimiento
bruscamente, sufriendo tropelías y vejacio-
de otras situaciones republicanas.
nes increíbles.
2ª Si la carencia de algún elemento de
Tetela sufrió un ataque el 19 de Febre-
guerra indujo al armisticio, entre tanto con-
ro de 1865: en él murió en el barrio de Ta-
venía penetrar al imperio para examinar el
muanco, combatiendo heroicamente, el
efecto que producía en sus límites, no por
Coronel Don Gabino Ortega; y el enemigo,
eso se aventuró en las bases del documen-
que tomó la Plaza, defendida apenas por
to respectivo ni siquiera la promesa de un
cincuenta infantes, tuvo que abandonarla
arreglo, y menos se propaló cosa alguna que general juan n . méndez
813
pudiera empañar la lealtad caballerosa y re-
hasta la mitad del día, y previendo los Je-
publicana de los que suscriben, a pesar de
fes republicanos que podían ser derrotados
ofrecimientos seductores para los que no
si la continuaban, determinaron la retirada
tienen el sentimiento de su propia dignidad
hacia el punto denominado “Cumbre de
ni convicciones profundas.
Moracco”, al Oriente de la población; mas
3ª El examen hecho del estado de la In
como el trayecto que había que recorrer era
tervención y del Imperio, confirman las
muy escabroso y de más de una legua de ex-
ideas y pensamientos preexistentes. La
tensión, mucho fue lo que se sufrió por los
astucia y el amaño de los directores de las
continuados y certeros fuegos del enemigo.
armas extranjeras no ha sido parte para ex-
Además, el Sr. Méndez iba a la vanguar-
tender algnua raíz en la conciencia pública.
dia, y al llegar a la cumbre expresada, fue
La opinión juiciosa tiene por deleznable el
recibido por una terrible descarga de fusile-
fundamento de la intervención y por inde-
ría, pues parte de las fuerzas invasoras ha-
clinable el sentimiento de la Independencia
bía ocupado aquella posición estratégica y
nacional.
dominante: su caballo, mortalmente herido,
Por esto, los que suscriban resuelven:
cayó con él, que milagrosamente pudo sal-
1º No es debido ni posible arreglo o
varse a pie, cruzando por las filas contrarias,
combinación alguna con la Intervención y
y ocultándose en un bosquecillo inmediato.
el Imperio.
814
De pronto, sus compañeros de armas lo
2º Manifiéstese a quien corresponda.
creyeron muerto, y por tanto, la pena que
3º Suscríbanse seis ejemplares de esta acta.
experimentaron no conoció límites; pero
Xochitlán, 6 de Junio de 1865. —El Ge-
cuando pasados algunos momentos, lo vie-
neral Gobernador Comandante Militar del
ron aparecer sereno como siempre, y sólo
Estado de Puebla, Fernando M. Ortega.
con una ligera contusión en una pierna, la
—Una rúbrica. —El General Jefe de la línea
pena se convirtió en júbilo y entusiasmo:
de Tetela y Xochiapulco, Juan N. Méndez.
un grito unánime, atronador, de “Viva
—Una rúbrica. —El General Jefe de la Briga-
México”, fue la salutación dirigida al Jefe
da de Xochiapulco, Juan Francisco Lucas.
que en aquellas circunstancias había llegado
—El General Jefe de las fuerzas da Zacatlán
a ser el alma de los patriotas que se batían
Juan Ramírez. —Una rúbrica. —General
con tanto denuedo en aquellas risueñas y
Ramón Márquez Galindo. — Una rúbrica.
legendarias campiñas.
—El Coronel segundo Jefe de la Brigada de
Regresaron a la población en medio de
Xochiapulco, Juan C. Bonilla. —Una rúbrica”.
la ira que les produjo el encontrarla saquea-
Terminado el armisticio sin haber lle-
da y quemados sus principales edificios:
gado a un avenimiento, cosa imposible, la
por la noche hubo una Junta de guerra, y
madrugada del 16 de Julio, fuertes columnas
como resultado de ella se resolvió evacuar
de austriacos y traidores volvieron a la carga
definitivamente la plaza; en virtud de la im-
sobre la plaza de Tetela: la lucha se prolongó
potencia que había para sostenerla: se acor-
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
dó también que las fuerzas que quisieran
colco, y las huestes republicanas se vieron
hacerlo y los Generales Andrade Párraga y
salvadas de un gran peligro por la dispersión
Ramón Márquez Galindo, marcharan rum-
de las chusmas del fanático cabecilla.
bo a la Costa de Barlovento, quedando los valientes xochiapulquenses y los leales hijos
VI
del barrio de Cuachichí, con sus indómitos
Esto pasaba a fines de Agosto, y a principios
Jefes, llamando la atención de los imperialis-
de Septiembre, las operaciones militares se
tas y traidores del rumbo.
trasladaron al Estado de Veracruz:
En tal virtud, el 17 del mismo o sea
Los imperialistas, adueñados casi de
al día siguiente, se emprendió la marcha,
todo el rumbo, organizaron una expedición
desfilando por el barrio de Táchico, y por
hacia la importante Plaza de Papantla, que
los pueblos de Totutla, Zapotitlán, Huey
podía considerarse como la llave de la Costa
tlalpan y Osintla, donde se encentraban los
de Barlovento; y para el efecto, una colum-
patriotas zacatecos a las órdenes del Gober-
na de más de dos mil hombres de austriacos
nador Ortega, el enemigo, al mando de
y traidores salió de Zacapoaxtla, y se dirigió
un individuo de Chignahuapan, llamado
por el paraje llamado “Poza Larga”, buscan-
Miguel Morales, les hizo una persecución
do el vado del río del Espinal, para ocupar el
tenaz hasta cerca del pueblo de Coyutla,
pueblo de este nombre y lanzarse en seguida
en que la columna se incorporó a las fuer-
sobre la población codiciada.
zas de Papantla y Tuxpan, que mandaba el General Don Vicente Lara.
El Jefe Lara tuvo noticia de este movimiento, y opuso, para impedirlo, la tropa
Llegados allí, se acordó, incontinenti,
de su mando, situándola en el “Paso de los
un movimiento retrógrado, con el objeto de
Naranjos” que desde entonces iba a adquirir
acometer y batir la plaza de Zacapoaxtla;
remembranza y justa celebridad.
movimiento que no tuvo feliz realización
Las fuerzas de Puebla, a las órdenes del
por la vigilancia activa que para contrariarlo
Gral. Méndez, se le incorporaron en el acto,
desplegaron los Jefes austriacos respectivos:
y desde ese momento el caudaloso río fue
fracasada la combinación, fue preciso regre-
la línea divisoria de dos adversarios que, li-
sar violentamente a Papantla; mas para ello
brando diarios y sangrientos combates, di-
había que llegar de los primeros al pueblo de
fundían el espanto y la desolación por aque-
Zozocolco el Nuevo, pues las fuerzas impe-
llas comarcas.
rialistas en número considerable, avanzaban
Además, la estación de aguas que se pre-
en esa dirección con el objeto de impedirlo
sentó de una manera alarmante por lo co-
y derrotar a sus adversarios: el riesgo fue in-
pioso de ellas, trajo una serie de calamidades
minente; sin embargo, se obtuvo lo que se
cuyos efectos desastrosos la pluma se resiste
deseaba, y Morales, el energúmeno Morales,
a describir.
pagó con la vida su obcecación, muriendo
El campo republicano quedó como si-
en el combate dado en el expresado Zozo-
tiado por el crecimiento espantoso del río; y general juan n . méndez
815
sus soldados se vieron privados de los recur-
habían sucumbido por la enfermedad o por
sos que les proporcionaban para poder vivir
las balas enemigas, habían inmolado en aras
los pueblos comarcanos, como Tenampulco,
de la Patria, lo más caro que tenían, que era
el Chacal, y otros tan humanitarios como
la existencia; y que ellos, los que habían so-
patriotas: las enfermedades horribles pro-
brevivido, estaban decididos a continuar la
pias de la Costa se enseñorearon de aquel
lucha, pues jamás reconocerían como legal
campo de devastación, en el cual la muerte
la Intervención extranjera ni el Gobierno
paseaba su terrible guadaña, anunciando la
del llamado Imperio, que había sido su
próxima extinción de tantos valientes, que
expresión”.
no estando aclimatados en aquellos lugares
¡Conceptos sublimes que venían a de-
mortíferos, sufrían con estoica resignación
rramar una gota de celeste néctar en aquel
tantos y tan crueles infortunios.
siniestro cáliz de horrores!
Careciendo de hospitales, de médicos,
Afortunadamente, las fuerzas enemigas
de medicinas, y de todos los medios que
se hallaban desmoralizadas, por la heroica
la higiene recomienda para precaverse de
resistencia que encontraron, y en iguales
las enfermedades de Tierra Caliente, los
circunstancias respecto de insalubridad; y
moradores de aquel páramo convertido en
aunque disponían de médicos, medicinas,
Cementerio, se vieron solos, abandonados,
y sobre todo, de dinero suficiente, determi-
devorados por la fiebre y las alimañas, e in-
naron levantar el campo hacia mediados
capaces hasta de poder sostener un fusil:
de Octubre, después de un asedio de más
hubo algunos que murieron de hambre.
de treinta días, dirigiéndose a Zacapoaxtla,
En trance tan angustioso, vino a dar el último toque a este cuadro de horrores, la no
que sufrieron.
ticia que se tuvo en el campamento, de la
Los republicanos entraron en el pueblo
expedición de la tan tristemente célebre Ley
del Espinal, convertido por lo pronto en un
del 3 de Octubre; el Sr. Méndez hizo saber a
Hospital, no quedando de los defensores
sus valientes subordinados el contenido de
de los “Naranjos”, ni uno siquiera que no
tan bárbara disposición, manifestándoles
se hallara acometido de las terribles enfer-
que en vista de ella, los dejaba en absoluta
medades que reinan en aquellas abrasadas
libertad para que cada quien hiciera lo que
latitudes.
mejor conviniera a sus intereses.
816
donde procuraron reponerse de las pérdidas
El Gral. Lara pagó su tributo a la natura-
La respuesta fue unánime, expresiva, ter
leza, víctima de las calenturas intermitentes.
minante, y tan digna y tan patriótica, cual
¡La Patria perdió un buen servidor, y Papantla
correspondía a tan bravos y leales servidores
un buen hijo!
de la República; dijeron que “nada habían
El Gobernador Ortega, el Gral. Márquez
hecho en pro de los intereses de México, que
Galindo, su hermano D. Vicente y algunos
no fuera el cumplimiento de un sacratísimo
otros Jefes marcharon a la Tierra Caliente
deber; que aquellos de sus compatriotas que
de Teziutlán en busca de recursos y con la
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
mira principal de reanimar el espíritu públi-
de la mañana del día 11 de Enero del año si
co, haciendo la más activa propaganda; el
guiente, por cuatrocientos austriacos y seis-
Gral. Méndez se quedó, aunque enfermo,
cientos traidores: los asaltantes fueron derro
en el campamento, pues no parece sino que
tados de una manera completa, pues que se
a tan digno Jefe se le había encomendado la
les quitaron seis piezas de artillería, más de
dolorosísima misión de dar sepultura a sus
treinta cajas de parques y se les hicieron
leales y queridos compañeros.
cerca de trescientos prisioneros. Engolfados los vencedores en el triunfo,
VII
persiguieron desordenadamente a los restos
El Sr. Méndez, restablecido de sus males,
fugitivos, en una extensión de más de una
fue llamado a Papantla, a fines de Noviem-
legua, teniendo la desgracia de ser sorpren-
bre por el Gral. D. Ignacio R. Alatorre, que
didos por un escuadrón de húngaros que lle-
mandaba en Jefe la Costa de Barlovento, y
gaba de refresco y batidos completamente.
quien, habiendo sido derrotado en Tlapac
No pudiendo reorganizarse y agotados
ya el 22 del citado Noviembre, convocaba a
los elementos de resistencia, hubo necesidad
los Jefes de la demarcación, para acordar, en
de entenderse con el enemigo, y en tal vir-
virtud de las circunstancias, la defensa que
tud, se ajustó y firmó la siguiente Capitula-
habría que hacer contra los imperialistas.
ción, que a la letra dice:
Uno de los resultados de esas conferen-
“Bases estipuladas entre los señores co-
cias, fue nombrar al Sr. Méndez Jefe de la
mandante de las tropas imperiales, mayor
primera columna expedicionaria, y con ese
Sehoonosky, y el gobernador de la línea de
carácter estableció su cuartel general en el
Puebla Don Fernando María Ortega, para el
punto denominado “El Rincón”: sabedor de
arreglo de la cuestión militar.
que una fuerza de austriacos y traidores pro-
1ª Serán disueltas las tropas del general
cedente de Zacapoaxtla, intentaba forzar el
gobernador, y entregados sus armas en los
célebre punto de los “Naranjos” se decidió
mismos términos que lo harán las fuerzas
a impedirlo, mas ya era tarde, porque el
de la línea de Barlovento.
enemigo se le había anticipado, ocupándo-
2ª Los generales, jefes y oficiales de la
lo. Se retiró, pues, al pueblo del Espinal, y
línea de Puebla, que no tengan voluntad
habiendo sido atacado en la mañana del 29
de adherirse al imperio, quedan en absolu-
de Noviembre del repetido año de 65, tuvo
ta libertad para dirigirse con las seguridades
la gloria de que el combate se resolviera en
necesarias y sin que puedan ser molestados
favor de la causa republicana.
en manera alguna, al punto que les conven-
En seguida, y después de varios mo-
ga. Si algunos de ellos no pueden marchar
vimientos estratégicos por el Estado de
pronto, tendrán el plazo de un mes para
Puebla, se estableció definitivamente en la
efectuarlo, contando desde el día en que sea
Congregación o barrio de la “Agua Dulce”,
ocupada la plaza de Papantla por las tropas
donde fue embestida su fuerza a las ocho
imperiales. Los señores generales, jefes y ofigeneral juan n . méndez
817
ciales conservarán y portarán sus armas, y
su dignidad o le hiciese apostatar de sus sen-
a cada uno de ellos se les dará luego que lo
timientos republicanos; sin embargo, hubo
pidan el pasaporte que les dé en su marcha
en el campo liberal distintas opiniones acer-
la seguridad expresada. Se formará una lis-
ca del particular: la capitulación, para unos
ta de los que no reconozcan al imperio para
fue prematura y antipatriótica, pues que,
que según ella, expida el Sr. Sehoonosky los
según ellos, había todavía elementos para
respectivos pasaportes.
seguir combatiendo; para otros era lo único
3ª Los heridos y enfermos de la línea
hacedero y conveniente en las circunstan-
de Puebla que se hallan en el hospital de
cias críticas que rodeaban a los capitulados.
Papantla, serán considerados y tratados en
No es posible describir las escenas des-
los mismos términos que los de la línea de
garradoras que presidieron a la entrega de
Barlovento.
las armas: los soldados lloraban al despo-
4ª Será pagada al Sr. general D. Juan N.
seerse de esos útiles de guerra con los cuales
Méndez, por el imperio, la cantidad de dos
habían sabido imponerse al invasor y sus
mil quinientos pesos para cubrir los créditos
menguados auxiliares, poniendo muy alto y
que de gastos de guerra contrajo en Tetela
en sitio honrosísimo el buen nombre de los
de Ocampo. El pago se concertará con el
leales hijos de México…
emisario imperial.
Como prueba de lo anterior, citaré un
5ª Bajo principios análogos se arreglará
episodio que se relaciona íntimamente con
con el general D. Juan Francisco Lucas la
lo que precede; y que refiere un veraz y fi-
cuestión militar de Xochiapulco. La política
delísimo testigo,1 quien se expresa así:
se arreglará entre el mismo y el Sr. comisario
Al ir el suscrito a la Comandancia Mi-
imperial. Para una y otra cosa se trasladará a
litar de Papantla llevando a los soldados de
Xochiapulco el general gobernador o el jefe
Tetela y uno que otro de Zacatlán y Xochi
que designe.
tlán y para entregar las armas, según lo esti-
6ª Serán ratificadas y observadas estas
pulado en a capitulación, la mayor parte de
bases, en iguales términos a las estipuladas
ellos estaban desnudos, enfermos y llenos
en las de Barlovento.
de miseria: el Jefe austriaco que recibió el ar-
7ª Se harán cuatro ejemplares de estas
mamento pidió a lista de sus compañeros, y
bases, que se distribuirán entre las partes
por ella fue llamando uno a uno para darles
contratantes.
una onza de oro, dizque para los gastos que
Papantla, Enero quince de mil ochocien-
erogaran en el camino para llegar a su tierra.
tos sesenta y seis. —Fernando Ma. Ortega.
Ningún soldado, cabo o sargento, quiso
—Rúbrica. —Sehoonosky mayor. —Rúbrica”.
recibir aquel regalo. Todos manifestaron te-
Como se ve, la anterior Capitulación no
ner lo suficiente para llegar a su casa, y que
podía ser más honrosa. A ninguno de los ciudadanos comprendidos en ella se exigió nada que menoscabe 818
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
El Coronel Lauro Lima, patriota distinguido cuyas
1
preciosas Memorias, inéditas aún, me han servido bastante para escribir esta narración.
por lo mismo daban las gracias: sí recibie-
debe contarse en la primera fila y así lo exige
ron con mucho gusto los cuatro o seis reales
la verdad histórica, al anciano general Mén-
que a cada uno les tocó del reparto que el
dez: él, desde el principio de la guerra de In-
señor General Alatorre mandó hacer, de los
tervención, con distintos caracteres, todos
escasos fondos que existían en la Adminis-
importantes, y en la época a que nos esta-
tración de Rentas de aquel Cantón.
mos refiriendo, con el de Jefe de la línea, era
Sin embargo, fue preciso someterse a la dura ley de la necesidad.
a la vez el alma y el centro de aquellos activos movimientos que, encaminados a des-
Los Generales Méndez y Márquez Ga-
truir la usurpación, fueron dirigidos hacia
lindo solicitaron sus pasaportes para el ex-
un buen término por la energía indomable
tranjero, y los demás Jefes y resto de tropa
y la fe irresistible del ameritado campeón de
se dispersaron por distintas direcciones, lle-
la libertad.
vando todos el propósito firme de reanudar cuanto antes a lucha contra la Intervención
***
francesa y el Gobierno del llamado Imperio.
Ayudado eficazmente por sus esforzados compañeros Márquez Galindo, Juan C.
VIII
Bonilla y Juan Francisco Lucas, dio el grito
El Sr. Méndez volvió a Tetela a continuar
de libertad en Tetela, pronunciándose con-
sus trabajos en pro de la autonomía nacio-
tra el Imperio, el mes de Agosto de 1866, a la
nal, sin embargo de la vigilancia estricta que
vez que lo hacía el Gral. Don Macario Gon-
se ejercía sobre él, por las autoridades impe-
zález en Huauchinango, y era secundado el
rialistas, a las que quedó sujeto, no obstante
movimiento insurreccional en Chignahua-
la capitulación celebrada.
pan, Aquixtla, Ixtacamaxtitlán, Zacapoaxtla,
Por lo que hace al Estado de Puebla, la reacción republicana no se hizo esperar.
Zacatlán y otras poblaciones importantes. Teziutián fue ocupado el 21 de Agosto
Refiriéndose a esta época, dijimos en un
después de una tentativa infructuosa veri-
humilde escrito dedicado a la memoria del
ficada el 15 del mismo mes, en la cual salió
ilustre Gral. Bonilla.
herido el General Lucas.
“Los trabajos de reorganización en la
El de igual clase, Rodríguez Bocardo pues-
esfera administrativa y en la militar comen-
to al servicio de la buena causa batió en el pue-
zaron con una actividad prodigiosa a media-
blo del Carmen una fuerza austriaca derrotán-
dos del año de 1866, y uniendo a ellos las
dola completamente el 27 de Septiembre.
combinaciones de una hábil política, el cam-
San Juan de los Llanos fue ocupado por
po de acción de los republicanos de Puebla
el general Méndez el 27 del mismo, y por to-
empezó a ensancharse multiplicando sus
das partes se notaba el ardoroso movimien-
medios de ataque.
to de avance en contra del Podar espúreo
“En esta serie de trabajos que harán
emanado de la Intervención extranjera, al
eternamente memorables aquellos tiempos,
grado que pudo auxiliarse al Gral. Alatorre general juan n . méndez
819
para la toma de Jalapa, el 11 de Noviembre
todos pertenecían a la Brigada del Gral. Joa-
con una Brigada al mando del Gral. Bonilla.
quín Martínez.
Todo presagiaba el próximo triunfo;
Allí esperaron, y ya cerca del medio día,
cuando el Gral. Díaz llegó a Huamantla a
esas columnas descendiendo por la vertien-
principios de Marzo de 67, quedó admira-
te de dicho Cerro, se lanzaron al asalto,
do a la vez que complacido del número de
con una intrepidez y un aplomo que daban
fuerzas que halló organizadas y dispues-
una idea de su valor y disciplina: las tropas
tas a entrar en combate, merced a la ini-
imperialistas las esperaban emboscadas en
ciativa, valor y constancia del distinguido
anchos fosos, y al tenerlas a tiro de pistola,
hijo de Tetela.
una terrible descarga de fusilería que les hi-
Organizado el ejército de oriente, fue nombrado el Sr. Méndez General en Jefe de
El enemigo salió entonces de su escondite
la 2ª. División de infantería y con ese carác-
y auxiliado por su numerosa y excelente caba-
ter marchó a Puebla, al asedio que le puso
llería, persiguió tenazmente a los asaltantes,
el héroe del 2 de Abril; mas habiendo sido
que se vieron obligados a retroceder, dejando
designado por el jefe de dicho ejército para
cubierto el campo de muertos y heridos.
mandar las tropas que marcharon al interior
Las pérdidas fueron numerosas y har-
del país a auxiliar al General Escobedo, se
to sensible “el valiente Coronel Florentino
separó de sus compañeros el 11 del referido
Mercado”, aquel joven tan ardiente, tan sin
Marzo y se halló al frente de Querétaro el 23
cero y tan simpático, pagó con su vida su
del mismo: la llegada de esas tropas proce-
amor a la libertad, cayendo cubierto de heri
dentes de Toluca, Puebla, Hidalgo y Guerre-
das y con la cabeza hecha pedazos sobre las
ro perfeccionó el sitio de la ciudad que iba a
trincheras de los contrarios: igual suerte
ser la tumba del Imperio.
corrieron otros muchos jefes y oficiales cu-
La noche de dicho día 23 hubo una jun-
820
cieron, las contuvo y paralizó su impulso.
yos nombres nos son desconocidos.
ta de guerra en la Hacienda de Miranda, a
La Brigada de Puebla, mandada por el
la que concurrieron los Generales Escoba-
Gral. R. Márquez Galindo, seguía con avi-
do, Corona, Rocha, Riva Palacio, Jiménez
dez, formada en cuadro, el movimiento de
y Méndez y en ella se resolvió el plan de
las tropas que sostenían el combate; y ya en
ataque de la “Casa Blanca”, la mañana del
los momentos de lanzarle a la pelea, se pre-
siguiente día.
sentó el General Corona Jefe de la línea, y
En efecto, al amanecer del 24 las fuerzas
mandó suspender el movimiento en razón
que mandaba el Gral. Méndez desfilaron por
de que, no habiendo sido el ataque general,
el Cerro del Cimatario, frente al punto que
el enemigo había concentrado sus fuerzas
se trataba de ocupar: iban a la vanguardia
en el punto disputado, y era, por lo tanto,
los batallones de Huichapan y Jacala y el
peligroso insistir en la pelea: ésta terminó
que se formó en el Valle de México, y que
como a las tres de la tarde retirándose cada
mandaba el Coronel Florentino Mercado:
quien a sus posiciones.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
De ahí en adelante, los combates siguieron diariamente y sin interrupción: la fuerza
ciones, fue depuesto del mando por el señor Juárez al finalizar el mes de Septiembre.
del General Méndez fue trasladada al
Al separarse del Gobierno, expidió el si-
Cerro de San Gregorio, la noche del 24; y el
guiente manifiesto que sintetiza y explica
día 1º. de Abril, mandando el citado punto,
de manera gráfica la situación, y que dice a
ayudó eficazmente con sus acertadas y opor
la letra:
tunas medidas a rechazar el ataque formidable que dio Miramón en el barrio de San
JUAN N. MÉNDEZ: a los habitantes
Sebastián, a las tropas de Guanajuato, man-
del Estado de Puebla:
dadas por el General Antillón.
Conciudadanos:
El 24 de Abril, el General Méndez aban-
La ley fundamental de nuestra patria
donó el sitio de Querétaro, llamado por el
es la Constitución de 1857. Ella es lábaro
vencedor de la Carbonera, para hacerte car-
a cuya sombra los buenos hijos de México
go del Gobierno y Comandancia Militar de
se agruparon para repeler al invasor, contra
Puebla, a cuya ciudad llegó el 27, haciéndose
el cual obtuvieron una espléndida victoria,
cargo en el acto, de su nuevo empleo.
que confirmando nuestra independencia firmó también nuestros derechos de hombres
IX Su presencia en la Ciudad de Zaragoza en
libres y de ciudadanos fuertes con el apoyo de la ley.
las circunstancias delicadas que estamos de-
La Convocatoria expedida por el Ejecu-
tallando, fue de mucha importancia para el
tivo de la Nación, viola los artículos cons-
pronto y feliz término de la guerra.
titucionales, y el Gobierno del Estado al
El Gral. Díaz tuvo un ejemplar colabora-
recibirla, fijó la mirada en la Constitución
dor y un auxiliar inapreciable en el señor Mén-
y la encontró sobre todos los poderes y abri-
dez, quien con esa actividad que le era carac-
gando todos los derechos. La esperanza de
terística y que sabía desplegar en momentos
que ninguno de estos derechos fuera concul-
dados, le remitió a la Capital, que se hallaba
cado, fundada en los honrosos antecedentes
asediada, víveres, dinero, parque y otros ele-
de justificación y lealtad que enaltecían al
mentos de guerra, siendo Puebla en aquellos
Presidente, hicieron al Gobierno dirigirse a
instantes el gran centro productor, y por lo
él bajo el velo confidencial con el respeto y
tanto, el núcleo de los grandes recursos.
la súplica, con el interés del amigo leal, tras-
Ocupado México a mediados de Junio, el señor Méndez siguió administrando con
mitiéndole la profunda emoción que en el pueblo produjo ese documento.
acierto, y sobre todo con acrisolada honra-
Llamó después este Gobierno a algunos
dez, la entidad federativa mencionada, has-
ciudadanos que por su amor al orden, por
ta que, expedida la convocatoria de 14 de
su respeto a la ley, por su ilustración, pa-
Agosto por el Ejecutivo Federal, y no estan-
triotismo y desinterés pudiesen aconsejarle,
do conforme con algunas de sus prescrip-
ora ratificando la opinión del Gobierno, ora general juan n . méndez
821
confirmándola si era conforme a la Consti-
niones del Gobierno en General y del pueblo,
tución. En esto se encontraron de acuerdo
salvase los derechos de éste, y el decoro de
con el Gobierno; y esto mismo acreditó es-
aquél. Borró de la Convocatoria cuanto ello
pontáneamente el Ayuntamiento de la Ca-
contenía de contrario a la Constitución, y la
pital del Estado.
publicó en seguida como lo habéis visto.
El Gobierno entonces envió una comi-
El Gobierno General no encontró esto
sión cerca del Ejecutivo de la federación, a
de su agrado, y ordenó que el Estado fuese
los ciudadanos Joaquín Ruiz, Juan Múgica y
regido por otra persona que cumpliese aquí
Osorio, Francisco Díaz y Francisco Fernán-
sin objeción sus mandatos.
dez, para que bajo su respetable influencia,
Descendiendo pues, del puesto que ocu-
viese el Presidente la expresión legítima de
pé en los días luctuosos de la patria, cuando
la voluntad y justificación con que el pueblo
todo era sacrificio y abnegación; en ellos me
rechaza la Convocatoria, puesto que este
habéis visto fiel a la ley fundamental, y por
alto funcionario había ofrecido modificarla
acatarla y por cumplir llevo enteramente
si tal era la voluntad de los pueblos.
tranquila mi conciencia.
Una tras otra vinieron después las actas
Aquí tenéis a vuestro conciudadano
de todos los distritos de los Estados, unifor-
ante el juicio público de la Nación, ante vo-
mes y corroborando la opinión del Gobierno
sotros que sois el vivo testimonio de que, ni
que, transmitiéndolas al Presidente, esperó
la coacción ni la intriga han servido al Go-
confiado en que atendiéndolas modificaría
bierno para mover la opinión. Él ha sido solo
su ley de Convocatoria.
el vehículo que ha transmitido ante el Go-
Los plazos perentorios de ésta para que el
bierno General la exposición genuina de la
pueblo señalase a sus representantes corrían,
voluntad del pueblo. Ésta será como hasta
y el Gobierno nada resolvía. El Estado de
aquí la norma de mis actos, en cualquiera
Puebla que ofreció a la patria sus riquezas y
situación en que la Providencia me coloque.
la sangre de sus hijos, no podía quedar sin
Zaragoza, Septiembre 24 de 1867.
ejercer el más augusto de sus derechos; y en-
Juan N. Méndez
tretanto, las comunicaciones de la comisión
822
que no pudo conseguir su noble objeto, aca-
Puebla sintió mucho la desaparición del go-
baron de destruir toda esperanza.
bernante probo, liberal y patriota, que tan-
Entonces el Gobierno del Estado se en-
tos bienes le había hecho en el corto tiempo
contró en la disyuntiva o de olvidar la Cons-
que había estado al frente de sus destinos,
titución o dejar al pueblo sin que tomase
y que, al separarse de tan encumbrado
parte en las elecciones. Podía también aban-
puesto, dejó en caja más de cuarenta mil pe-
donar el puesto en esta grave crisis, y ésta fue
sos, y repletos de víveres los almacenes de la
su primera inspiración, mas no creyó que de-
Proveeduría.
bía hacerlo sin intentar antes un medio que,
Se retiró a la vida privada hasta que la pro-
conciliando en lo posible las divergentes opi-
clamación del Plan llamado de la Noria lo trajo
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
otra vez a la escena política: terminado ese mo-
que habían tenido que hacer, atravesando
vimiento por la sensible muerte del Benemérito
por lugares mortíferos.
de América, el Sr. Méndez tornó de nuevo a su hogar, a vivir retirado de la cosa pública.
En Zacatlán encontró una excelente acogida; y de allí marchó para el pueblo de
La revolución de Tuxtepec, agitando la
Tlaxco, donde encontró llenas de brío y en-
República y halagando el sentimiento na-
tusiasmo a las tropas que mandaban los je-
cional, por el simpático lema que traía es-
fes serrano Márquez Galindo, Bonilla, Cra-
crito en su bandera, hizo que los valientes
vioto, Luis León y otros.
montañeses, a cuya cabeza se hallaba nues-
A los cuantos días tuvo verificativo, el
tro biografiado, se colocaran desde luego al
16 de Noviembre, la batalla de Tecoac, que
derredor del estandarte revolucionario.
dio término a la guerra y al gobierno ler-
Aun cuando el nuevo Plan fue procla-
dista: en ese triunfo hizo un gran papel el
mado en Marzo de 76, en el pueblo que lleva
mencionado general González, decidiendo
su nombre, ya desde principios de Enero an-
la victoria al frente de trapas montañesas y
terior, el General D. Ramón Márquez Galin-
por medio de una carga brusca y hábilmente
do se había pronunciado en Zacatlán contra
combinada, siendo, puede decirse, el Desaix
el Gobierno del Sr. Lerdo.
de este nuevo Marengo.
La Sierra toda del Estado se puso en ar-
Por su parte, el Gral. Méndez, con fuer-
mas, asumiendo una actitud imponente que
zas de Tetela y Xochiapulco, en su mayor
desbarató las más hábiles combinaciones de
parte, y al lado del jefe de la revolución,
los jefes militares gobiernistas; viniendo a
ayudó eficazmente para el buen éxito de esa
ser en Taxcantla, lugar donde estableció el
batalla, que abrió las puertas de la Capital
General Méndez su cuartel general, el cen-
al Ejército regenerador, y que estableció bajo
tro de las operaciones y el directorio de la
las bases sólidas de la Paz y el crédito, el ac-
revolución en esa Zona tan importante.
tual orden de cosas.
La guerra presentó distintas faces, ad-
Ocupado México, el Gral. Díaz, al fren-
versas unas y favorable otras a la causa
te de numerosas fuerzas, marchó al Interior
Porfirista: el General D. Manuel González,
de la República a hacer campaña a los restos
uno de sus principales caudillos, emprendió
del lerdismo, dejando encargado el Supremo
una marcha atrevida desde el puerto de Ma-
Poder Ejecutivo de la Nación al Gral. Mén-
tamoros; cuya guarnición se pronunció en
dez, declarado 2º. en Jefe del Ejército rege-
Abril por el citado Plan, hasta la ciudad de
nerador, y quien conservó el mando hasta el
Zacatlán, en la que entró al principiar No-
mes de Febrero de 77, que lo entregó a quien
viembre, a la cabeza de 150 hombres de in-
se lo había conferido.
fantería, mandados por el Teniente Coronel
Elegido Senador por Puebla, en Julio de
Toro, enfermos casi en su totalidad, desnu-
aquel año, permaneció en ese puesto hasta
dos, hambrientos, y en un estado deplorable
que en Septiembre de 1880, el propio Estado
por la penosa y larga caminata (400 leguas)
lo llamó para que rigiera sus destinos. general juan n . méndez
823
824
IX
y terminó también bajo sus auspicios, el de
Hemos visto al patriota serrano consagrar
Telleca en el mismo trayecto; el edificio del
su vida, derramar su sangre y sacrificar sus
Rastro, de tanta importancia para el abasto
bienes de fortuna, a la conquista de esos
de reses, fue inaugurado durante esta época;
bellos principios que aseguró el triunfo de
y finalmente, dotó a esta ciudad de un am-
la Reforma: lo hemos visto abandonar su
plio Campo Mortuorio, que reúne las condi-
familia y los goces del hogar, para empuñar
ciones de seguridad e higiene apetecidas, y
con denuedo la enseña de la Libertad y la
que da una alta idea de la ilustración y cul-
Independencia; ahora lo vamos a ver ejercer
tura de esta hermosa población.
su autoridad, su energía y su capacidad,
Y si no fuera suficiente lo anterior para
en la importante cuanto difícil esfera de
acreditar su fama de liberal, de honrado,
gobernante.
de inteligente y de progresista, ahí está la
Puebla recibió con señaladas muestras
Instrucción pública, ese ramo importantí-
de distinción al ciudadano que acababa de
simo considerado como la base indispen-
ocupar por segunda vez el alto y honorí-
sable para la felicidad de los pueblos; ramo
fico puesto de Gobernador; y a fe que los
que llegó a un grado tal de adelantamiento
resultados justificaron plenamente esa
y perfección, como nunca se había visto y
predilección.
difícilmente volverá a verse en el Estado
El Sr. Méndez se dedicó con esa asidui-
de Puebla, reputado en la época a que nos
dad y empeño que tanto lo distinguieron, a
estamos refiriendo, como el primero de la
la reorganización de los distintos ramos que
República en esa parte importantísima de
constituyen la administración pública: cui-
la administración pública.
dó de que las Leyes de Reforma tuvieran su
Su gobierno se recomendaba por un se-
más fiel observancia; veló por el orden y la
llo de liberalismo puro, que formaba la satis-
moralidad; hizo efectivas las garantías que
facción de los adoradores de la Carta Magna
otorga a los ciudadanos la Constitución de
de 57, y nunca, ni la torpe maledicencia, ni
57, y consagró una muy especial atención a
la calumnia odiosa, se atrevieron a poner en
la recaudación y buen manejo de los cauda-
duda ni su sinceridad y honradez, ni su fir-
les del Estado.
meza de principios.
Las mejoras materiales recibieron un re-
Dotado de una fuerza de voluntad ad-
gular impulso: señalaremos entre otras las
mirable para sobrellevar con filosofía los
siguientes:
duros golpes de la fortuna; lleno de digni-
La Penitenciaría, objeto de sus desvelos,
dad para desechar la lisonja y los halagos
casi quedó concluida durante su gobierno,
que le hiciera el Imperio cuando éste se ha-
lo mismo que la Biblioteca Lafragua; el ele-
llaba en su mayor auge; y poseyendo, por
gante y magnífico “Puente Unión”, de tanta
último, una fe viva en el reinado definitivo
importancia para el establecimiento de la
de la libertad y la democracia, todas estas
vía férrea de Izúcar Matamoros; se empezó
cualidades brillantes hacían del Sr. Méndez
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
un republicano modelo, a quien se veía con
te vino a poner término a aquella gloriosa
veneración y respeto, como el representante
existencia.
genuino del amor a la Patria, al Progreso y a X
la humanidad… Hay que tener presente, y esto da la
En su trato familiar era el Sr. Méndez aten-
medida de la probidad del Sr. Méndez, que
to, obsequioso y hasta galante, manifestan-
entró a la vida pública impelido por sus be-
do el refinamiento de cultura y trato exqui-
llos ideales y nobles aspiraciones, y no por
sito del hombre de sociedad.
la satisfacción de un medio rastrero o de un
En el campamento era un espartano: ni
vil interés, pues que poseía abundantes bie-
el hambre, ni el frío, ni la sed, ni ninguna
nes de fortuna perdidos en las distintas re-
otra privación alteraban ni su carácter be-
voluciones en que tomó participación: que
névolo ni su espíritu sereno, que le hacía
ocupó puestos de suma importancia como
aceptar con el estoicismo de un romano las
los de Gobernador, Jefe de un campo de ejér-
duras pruebas de la adversidad....
cito, y hasta el de Presidente de la República,
Cuando a consecuencia de los horrores
y sin embargo, descendió de ellos tan pobre
de la guerra en que casi siempre se vio en-
y modesto como había subido, sin dejar en
vuelto, tuvo que ocultarse, lo hizo una vez
esos sitios cuyo brillo deslumbra y cuya at
en una caverna, cubierta de vegetación exu-
mósfera embriaga, ni siquiera un átomo de
berante y situada en el barrio de Cuautem-
su honra, que supo conservar siempre pura e
pan, a unas cuantas leguas de Tetela.
inmaculada, y que habiendo podido rehacer
Allí permaneció en un aislamiento com-
su fortuna con los bienes de manos muertas,
pleto, por espacio de más de seis meses, sin
no lo hizo así, imitando con ello la ejemplar
más lecho que el duro suelo, ni más com-
conducta de Juárez, Ocampo, Lerdo, Ra-
pañía que la de las aves del cielo y la de un
mírez y demás ilustres reformadores, que
pastorcito, niño de diez a doce años de edad,
constituyen la honra y prez del partido libe-
que le llevaba todos los días una escasa y
ral de México.
más que frugal colación.
Tuvo a su lado en las distintas Secre-
Para concluir el estudio que estamos
tarías de Gobierno y en otras oficinas im-
haciendo, vamos a referir algunos episodios
portantes, personas respetables que lo se-
de la vida del Sr. Méndez, que vendrán a ser
cundaron hábil y concienzudamente en sus
como el digno epílogo de esta humilde
labores administrativas, concluyendo su pe-
narración.
riodo gubernamental en los términos de la ley, en Enero de 1885.
Se trataba por algunos diputados a la H. Legislatura, de aumentarse el sueldo, y
El 6 del próximo mes y año fue nombra-
para el efecto dirigieron la correspondiente
do por el Ejecutivo de la Unión, Presidente
iniciativa al Gobernador, a quien se halaga-
de la Suprema Corte de Justicia Militar, en
ba con un muy regular acrecentamiento del
cuyo puesto permaneció hasta que la muer-
suyo. general juan n . méndez
825
El Sr. Méndez no aceptó desde luego el proyecto, y por medio del Secretario de
el depreciado y odioso metal, para estar así al nivel de todos los empleados.
Gobernación y Milicia que lo era el distin-
A su separación del Gobierno, y por mo-
guido y patriota liberal Coronel José de la
tivo de los pronunciamientos de D. Cristó-
Luz Palafox, manifestó que daba las gracias
bal Palacios, en Tepexi, y de Abraham Ra-
por la distinción de que era objeto; pero que
mírez, en Chiautla, no pudo dejar cubiertos
se creía suficientemente remunerado con el
en su totalidad los sueldos de sus emplea-
sueldo que disfrutaba, y que para el Jefe del
dos; pero al poco tiempo súpose con asom-
Ejecutivo decretó desde el 12 de Agosto de
bro que al Sr. Méndez se le adeudaba más
1828, el Congreso del Estado: excusado nos
tiempo de servicios que a los demás servido-
parece el decir que por entonces fracasó tan
res del Estado, y que, a semejanza de éstos,
inconveniente pretensión.
gestionó el pago después de algún tiempo,
El día de días, como se dice hoy, acostumbran los aduladores del poder y que ejer-
no obstante la necesidad que tenía de esos fondos.
cen algún mando ya sea político, militar o
De lo que antecede podríamos citar mu-
civil, extorsionar pecuniariamente y sin pie-
cho más; pero para nuestro intento creemos
dad a sus infelices subalternos, dizque para
suficiente con lo expuesto, y damos por ello
dar la cuelga al superior: el Sr. Méndez pro-
término al asunto.
hibió terminantemente esas expoliaciones que en su lenguaje enérgico, pero honrado,
XI
calificó de abusos, y aun hizo devolver algu-
A grandes rasgos hemos podido reseñar la
nos objetos que se le remitieron con el fin
vida de un ciudadano que adoró la libertad,
expresado, contentándose con aceptar tarje-
que manejó con honradez los caudales pú-
tas, ramos de flores que le ofrecían los niños
blicos, que derramó su sangre por la autono-
de las escuelas y otros obsequios inocentes,
mía de la Patria, que impulsó la Instrucción
pero que para él eran de inapreciable valor
popular, que no transigió con el vicio y que
por ser emanados del cariño y expresión ge-
llegó a ser el ídolo del partido liberal.
nuina de su sinceridad.
826
Durante su vida azarosa y llena de pe-
Aun se recuerda con horror la cuestión
ripecias, México experimentó crisis tremen-
del níquel, cuestión que como es público y
das de las que salió airoso merced al valor,
notorio, causó tantos disgustos a las autori-
entereza y patriotismo de sus buenos hijos,
dades; y que pudo ser motivo hasta de una
entre los que descolló el Sr. Méndez.
revolución; pues bien, el empleado encar-
Pequeños nosotros para describir al co-
gado de llevar al señor Méndez su sueldo,
loso, disculpe nuestra audacia el entusiasmo
quizá por respeto u otro motivo, lo hacía en
y admiración que siempre nos ha merecido
pesos fuertes y no en la moneda objeto de
esa augusta personalidad, a quien conoci-
tanto disturbio; y aquel íntegro ciudadano
mos desde niños y a la que ya de hombres
devolvía la plata y hacía que se le pagase con
tuvimos la honra de tratar.
liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención
Inspirada en su conducta y guiada por
Conmovidos ante esas demostraciones
su ejemplo, la generación que se levanta le
tan tientas y elocuentes, nos asociamos a
tributa el homenaje de su admiración, y de
ellas de todo corazón, y como testimonio
año en año el día del aniversario de su
de afecto y simpatía, unimos nuestra débil
fallecimiento, se agrupa en derredor de
voz al concierto de alabanzas que entona la
su tumba y unida al partido liberal, la riega
Nación en memoria de quien tanto se dis-
con sus lágrimas y con las florea delicadas de
tinguió en la defensa del honor, la libertad y
la gratitud.
la Independencia de la República. Miguel Galindo y Galindo
Õndice
JustificaciÛn................................. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . v La ConstituciÛn de los juristas JosÈ Luis Soberanes Fern·ndez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. ix
Estudio introductorio Manuel Gonz·lez Oropeza.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . xxiii
PrÛlogo en el origen Daniel Cabrera....................... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
IntroducciÛn Enrique M. de los RÌos......... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . 7
biogr a fia dos
ValentÌn GÛmez FarÌas. 1781-1858.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25 D. Juan ¡lvarez. 1790-1867. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39 Ignacio Comonfort. 1812-1863. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53 D. Santos Degollado. 1810-1861.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63 Benito Ju·rez. 1806-1872.... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81 Melchor Ocampo. 1814-1861. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107 Margarita Maza de Ju·rez. 1826-1871.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131
D. Manuel Doblado. 1818-1865. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 145 JosÈ MarÌa Lafragua. 1813-1875.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163 Ignacio de la Llave. 1818-1863. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 171 Ezequiel Montes. 1820-1883. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 189 ¡ngel Albino Corzo. 1816- 1875. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 203 Juan JosÈ Baz. 1820-1887. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 219 Juan Antonio de la Fuente. 1814-1866. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 231 Leandro Valle. 1833-1861.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 243 Miguel C·stulo de Alatriste. 1820-1862. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 255 Miguel Lerdo de Tejada. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 265 D. JosÈ MarÌa Ch·vez. 1812-1864.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 281 Ignacio RamÌrez. 1818-1879. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 293 Jes˙s Gonz·lez Ortega. 1824-1881.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 307 Florencio MarÌa del Castillo. 1828-1863. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 321 Gregorio MÈndez. 1836-1887. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 329 Pedro OgazÛn. 1824-1890. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 337 Manuel Alas. 1813-1889.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 341 Manuel GutiÈrrez Zamora. 1813-1861. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 345 JosÈ MarÌa Patoni. 1828-1868. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 355 LeÛn Guzm·n. 1821-1884. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 361 Manuel Cepeda Peraza. 1828-1869. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 367 JosÈ MarÌa Arteaga. 1827-1865.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 377 Ignacia Riechy. 1816(?)-1866. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 387 Carlos Salazar. 1829-1865. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 393 Alejandro GarcÌa. 1818-1872. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 401 Justo Mendoza. 1830-1879. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 417 Gregorio D·vila . 1810-1868. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 423 Soledad SolÛrzano de RÈgules. 1844-1884. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 429 Ignacio Zaragoza. 1829-1862.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 439 Lic. Sebasti·n Lerdo de Tejada. 1823-1889. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 449 Dr. Gabino Barreda. 1824-1881.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 469 Francisco Zarco. 1829-1869.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 483 Ignacio Pesqueira. 1818-1886. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 505 Ignacio M. Altamirano. 1834-1893. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 517 Lic. JosÈ MarÌa Iglesias. 1823-1891. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 535 Pedro J. MÈndez. 1836-1866. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 551
Agustina RamÌrez. . ................... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 571 General RamÛn Corona. 1837-1889. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 577 General Antonio Rosales...... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 599 Don Luis de la Rosa............... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 617 Nicol·s Romero. 1827-1865. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 623 General Juan Zuazua. 1820-1860. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 637 Vicente GarcÌa Torres............ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 653 General Nicol·s de RÈgules. 1826-1895.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 673 Blas JosÈ GutiÈrrez Flores Alatorre. 1821-1885. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 683 Lic. Juan JosÈ de la Garza. 1826-1893. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 715 Los M·rtires de Tacubaya. 11 de Abril de 1859. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 721 Lic. Ignacio Luis Vallarta. 1830-1893. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 729 Juan C. Doria. 1839-1871.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 749 Manuel Fernando Soto. 1825-1896 .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 755 Varios liberales de Occidente por J. Ferrel. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 761 General Jesús García Morales.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 761 General Plácido Vega.......... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 765 Jorge García Granados....... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 768 Juan Miramontes............... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 770 General Manuel Márquez de León.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 772 Ponciano Arriaga. 1811-1865. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 775 Pablo GarcÌa.............................. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 799 General Juan N. MÈndez...... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 807
Liberales
ilustres mexicanos
DE LA REFORMA Y LA INTERVENCIÓN se terminó en la Ciudad de México durante el mes de julio del año 2015. La edición impresa sobre papel cultural book de 52 gramos, estuvo al cuidado de la oficina litotipográfica de la casa editora.
LIBERALES ILUSTRES
biografía
Liberales ilustres mexicanos de la Reforma y la Intervención, publicada primeramente por la imprenta del Hijo de Ahuizote en 1890, no sólo nos trae a la memoria a una impresionante generación de políticos liberales, sino a su obra: La Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos, del 5 de febrero de 1857. La vigencia de dicha Constitución implicó desmerecidos claroscuros, quizá porque fuese un texto demasiado ambicioso, quizá porque las condiciones del convulsionado México de la época no le permitieron un
Liberales
ilustres
mexicanos DE LA REFORMA Y LA INTERVENCIÓN
ambiente sereno para que desplegase su institucionalidad; sin embargo, tal Carta Magna no deja de ser un objeto de asombro, incluso en el momento actual en el que nos cuestionamos las instituciones y analizamos posibles alternativas para su mejora. José Luis Soberanes Fernández
Miguel Ángel Porrúa librero-editor
librero-editor • México