ilustres - Acceso al sistema - Cámara de Diputados

Papantla; amante de la Paleontología, formó un museo en su retiro, picando la curiosidad los restos de un mastodonte, extraídos de una barranca de Pateo, ...
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LIBERALES ILUSTRES

biografía

Liberales ilustres mexicanos de la Reforma y la Intervención, publicada primeramente por la imprenta del Hijo de Ahuizote en 1890, no sólo nos trae a la memoria a una impresionante generación de políticos liberales, sino a su obra: La Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos, del 5 de febrero de 1857. La vigencia de dicha Constitución implicó desmerecidos claroscuros, quizá porque fuese un texto demasiado ambicioso, quizá porque las condiciones del convulsionado México de la época no le permitieron un

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mexicanos DE LA REFORMA Y LA INTERVENCIÓN

ambiente sereno para que desplegase su institucionalidad; sin embargo, tal Carta Magna no deja de ser un objeto de asombro, incluso en el momento actual en el que nos cuestionamos las instituciones y analizamos posibles alternativas para su mejora. José Luis Soberanes Fernández

Miguel Ángel Porrúa librero-editor

librero-editor • México

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Consejo Editorial grupo parlamentario del partido revolucionario institucional

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Enrique Doger Guerrero, Titular Presidente

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centro de estudios sociales y de opinión pública centro de estudios para el adelanto de las mujeres y la equidad de género centro de estudios de las finanzas públicas centro de estudios para el desarrollo rural sustentable y la soberanía alimentaria centro de estudios de derecho e investigaciones parlamentarias centro de documentación, información y análisis

Édgar Piedragil Galván Secretario Técnico del Consejo Editorial

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ilustres mexicanos DE LA REFORMA Y LA INTERVENCIÓN

Galería biográfica anecdótica de los personajes del partido liberal ya muertos, que contribuyeron al triunfo de las instituciones democráticas, proclamadas y sostenidas en México, desde el Plan de Ayutla hasta la caída del Imperio de Maximiliano en 1867

Escrita por los señores

ENRIQUE M. DE LOS RÍOS | FRANCISCO GÓMEZ FLORES LUIS GONZÁLEZ OBREGÓN | ÁNGEL POLA | AURELIO GARAY y algunos otros escritores nacionales

EDICIÓN PRÍNCIPE PROPIEDAD DE DANIEL CABRERA MÉX ICO

Imprenta del “HIJO DEL AHUIZOTE”, Avenida Oriente 5, núm. 304 (Cerca de Santo Domingo núm. 9)

1890

N U E VA E D I C I Ó N , M É X I C O 2 0 1 5

Coeditores de la presente edición: Consejo Editorial. H. Cámara de Diputados LXII Legislatura Miguel ángel Porrúa, librero-editor Edición príncipe: propiedad de Daniel Cabrera Imprenta del Hijo del Ahuizote, México, 1890 Edición facsimilar México, Grupo Editorial Miguel Ángel Porrúa, 2006 Edición actualizada tipográficamente México, Grupo Editorial Miguel Ángel Porrúa, 2015 © 2006-2015 Por características tipográficas, de edición y terminado Miguel Ángel Porrúa, librero-editor Derechos reservados conforme a la ley ISBN 978-607-401-958-2 Queda prohibida la reproducción parcial o total, directa o indirecta del contenido de la presente obra, sin contar previamen­te con la au­to­ri­za­ción expresa y por escrito del editor, en términos de lo así expresado en la Ley Federal del Derecho de Autor, y en su caso, de los tratados internacio­nales aplicables.

IMPRESO EN MÉXICO

PRINTED IN MEXICO

www.maporrua.com.mx

Amargura 4, San Ángel, Álvaro Obregón, 01000 México, D.F.

Don Daniel Cabrera, editor del Hijo del Ahuizote, tuvo el mérito de encargar, en 1890, algunos textos biográficos investigados y redactados por quienes entonces eran jóvenes promesas de las letras mexicanas y representaban un cambio generacional en el ámbito de la política liberal. Difundir las vidas de mexicanos de la talla de Valentín Gómez Farías, Ignacio Ramírez El Nigromante y Leandro Valle, o bien, la de ilustres personajes tan conocidos como el presidente Juárez, emanadas de la pluma de escritores noveles, garantizaba que los biografiados no fueran descritos exclusivamente con flores o diatribas de quienes hubieran sido sus compañeros u oponentes de militancia. Una nueva edición de esta galería biográfica, realizada con alta calidad editorial, añade, a la belleza y dignidad que aportan algunos adornos del diseño de época, la recuperación y retoque de los grabados que nos permiten conocer a los personajes retratados. El Consejo Editorial de la H. Cámara de Diputados, LXII Legislatura, acordó la publicación de esta obra, realizada con una actualización de la norma ortotipográfica para facilitar la lectura y consulta de esta invaluable fuente de primera mano y de relevante importancia en el trance de la Intervención y la Reforma liberal de nuestro siglo xix.

Los editores

Edición del Hijo del Ahuizote, México, 1890

Textos introductorios que acompañan la edición facsimilar de la obra México, Miguel Ángel Porrúa, 2006

La ConstituciÛn de los juristas JosÈ Luis Soberanes Fern· ndez

Primera ediciÛn facsimilar, MÈxico, Miguel¥¡ ngel Porr˙a, 2006

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iberales ilustres mexicanos de la Reforma y la Intervención, publicada primeramente por la imprenta del Hijo de Ahuizote en 1890, no sólo nos

trae a la memoria a una impresionante generación de políticos liberales, sino a su obra: la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos, del 5 de febrero de 1857. Como podrá disfrutarlo el amable lector, Manuel González Oropeza nos obsequia con un espléndido estudio en torno a esta singularísima generación de abogados, filósofos, médicos y literatos que conformaron la cima del liberalismo mexicano decimonónico. En estas modestas líneas, nos enfocaremos en su más importante legado: esa Constitución, cuya vigencia implicó desmerecidos claroscuros, quizá porque fuese un texto demasiado ambicioso, quizá porque las condiciones del convulsionado México de la época no le permitieron un ambiente sereno para que desplegase su institucionalidad; sin embargo, tal Carta Magna, no deja de ser un objeto de asombro, incluso para el momento actual, en el que nos cuestionamos las instituciones y analizamos posibles alternativas para su mejora. Debemos partir de una premisa, la Constitución de 1857 fue una obra de juristas. En segundo lugar, debe enfatizarse que se trató de un grupo de juristas liberales, acordes con su época, es decir, enraizados en el liberalismo decimonónico. El Congreso que se conformó como Poder Constituyente el 14 de febrero de 1857, se integró por 155 diputados propietarios (igual número de suplentes), entre los que la gran mayoría eran hombres de letras, escritores y juristas. En un inicio, la intención del Convocante era sesionar en ˜ ix ˜

Dolores Hidalgo, pero mediante un decreto, el presidente Ignacio Comonfort cambió la sede a la Ciudad de México, donde el 18 de febrero iniciaron las tareas, que de manera general, habían sido esbozadas en el artículo 5º del Plan de Ayutla reformado en Acapulco el 11 de marzo de 1854: “A los quince días de haber entrado a ejercer funciones el Presidente Interino, convocará un Congreso extraordinario, conforme a las bases de la ley que fue expedida con igual objeto en diez de diciembre de 1841, el cual se ocupará exclusivamente de constituir a la Nación bajo la forma de República representativa popular […]”.1 No sólo es un artículo muy general, sino también prudente. Pensar una forma de gobierno no era cosa fácil, menos tras los experimentos de 1824, 1836, 1843 y la última dictadura de Santa Anna. En la mente de los integrantes del Constituyente, esa dictadura era el Antiguo Régimen, derrocado por una revolución liberal, con todo lo que eso conlleva. Lo anterior hace explicable que fuesen los liberales puros los que lograsen las posiciones de mayor envergadura en la asamblea. Felipe Tena Ramírez narra: Los moderados prevalecían numéricamente en la asamblea, pero los puros ganaron en el primer momento las posiciones dominantes. Tres de ellos fueron electos por aclamación en la sesión preparatoria para integrar la directiva; como presidente, Arriaga y de secretarios Olvera y Zarco; a Arriaga hubo de ratificársele por abrumadora mayoría su designación de presidente del Congreso y en el cargo habría de sucederle otro puro, D. Melchor Ocampo.2

Para Emilio Rabasa, la conformación del Constituyente no era tan alentadora en realidad: El Congreso Constituyente inauguró sus labores el 18 de febrero de 1856, día fijado por la convocatoria, reuniéndose apenas los representantes necesarios para el quórum. No obstante ser aquella asamblea producto de una revolución y el cumplimiento de su principal compromiso, parecía que en el conjunto de Plan de Ayutla reformado en Acapulco, 11 de marzo de 1854, citado por Felipe Tena Ramírez, Leyes fundamentales de México (1808-1997), México, Porrúa, 1997, p. 497. 2  Felipe Tena Ramírez, op. cit., p. 595. 1 

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los elegidos la tibieza y la desconfianza habían tomado el lugar que las circunstancias prometían al entusiasmo y a la audacia.3

No podemos compartir del todo esta percepción, sobre todo a la luz de los resultados. El contenido institucional del texto final así lo exhibe, basta tener presente —por ahora—, que el señero juicio de amparo, encontraría, de una vez por todas, su más sólida expresión como medio de control de la constitucionalidad. Lo cual no podía ser resultado ni de la desconfianza ni de la tibieza. Lo que no se puede soslayar es el celo liberal casi omnipresente en los integrantes de la principal comisión. Ya lo hemos apuntado: en la remembranza a Santa Anna y su dictadura, prevalecía la interpretación de que aquél había sido el Antiguo Régimen y que sus fantasmas no merecían misericordia alguna. Así lo explica Manuel Herrera y Lasso: En nuestros patres conscripto de 56, dóciles al ejemplo norteamericano cuyas excelencias supieron apreciar, no se apagaba aún la santa indignación de los días de Ayutla. Y si, por una parte, se sentían empujados a trabajar serenamente sobre el modelo de Filadelfia, haciendo del gobierno un equilibrio de fuerzas, por otra, resentían aún la influencia perturbadora de la reciente lucha; la voz de sus oradores despertaba los ecos del combate; y enardecidos con el recuerdo de los ultrajes a la libertad y el ruido de sus propias palabras, creían librar, todavía contra Santa Anna, las últimas batallas, en el seno mismo del Congreso. Así fueron votadas las disposiciones que rompieron fundamentalmente el equilibrio constitucional: la cámara única, la supresión del veto presidencial, la acción congresional ininterrumpida, el juicio político sin garantías de justicia […] en una palabra, la omnipotencia del Legislativo.4

¿Se puede ser tan severo con los constituyentes de 1856-1857?, ¿su diseño institucional es tan criticable? Como bien lo advertía Norberto Bobbio, se debe ser cauto con los juicios de valor cuando de formas de gobierno se trata.5

Emilio Rabasa, La Constitución y la dictadura, México, Porrúa, 1990, p. 33. Manuel Herrera y Lasso, Estudios constitucionales, México, Jus, 1964, p. 69. 5  Vid. Norberto Bobbio, La teoría de las formas de gobierno en la historia del pensamiento político (Año académico 1975-1976), México, Fondo de Cultura Económica, 2000, pp. 9-13. 3  4 

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Es cierto que en su momento, la nueva Constitución no tuvo la acogida esperada. Anselmo de la Portilla nos retrata su difícil parto: Nadie tuvo fe en la Constitución de 1857, ni los diputados que la formaron, ni el gobierno que la promulgó, ni el pueblo que la esperaba como el talismán que había de poner término a sus desdichas. En el discurso preliminar, obra del diputado Zarco, decía el Congreso a la nación estas palabras: La obra de la Constitución debe, naturalmente, lo conoce el Congreso, resentirse de las azarosas circunstancias en que ha sido formada, y puede también contener errores que se hayan escapado a la perspicacia de la asamblea… Por esto ha dejado expedito el camino a la reforma del código político, sin más precaución que la seguridad de que los cambios sean reclamados y aceptados por el pueblo… Si queréis libertades más amplias que las que os otorga el código fundamental, podéis obtenerlas por medios legales y pacíficos. Si creéis por el contrario, que el poder de la autoridad necesita de más extensión y robustez, pacíficamente también podéis llegar a este resultado. El Presidente decía en su discurso al acabar de prestar el juramento: Y aunque es verdad que jamás las obras de los hombres pueden salir de sus manos sin defectos, al pueblo, y sólo al pueblo soberano… de cuya voluntad dependen la estabilidad y vigor de sus leyes constitutivas, toca la calificación inapelable de la que él mismo os pidió: Él tendrá presente que la discusión de sus grandes intereses, la voluntad y el celo de los señores representantes no han estado acompañados de circunstancias propicias al noble fin que los reunió.6

En realidad, Comonfort cumplió con el mandato del Constituyente, y en todo caso, depositaría su confianza en el buen juicio del Congreso por instalarse: […] se ve que Comonfort, al promulgar la Constitución de 57, obró conforme a su conciencia, aceptando el sacrificio que su posición le imponía. Confiaba en su fuerza y en su fortuna para salir bien de la tempestad que le amenazaba; Anselmo de la Portilla, México en 1856 y 1857. Gobierno del general Comonfort, México, Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana y Gobierno del Estado de Puebla, 1987, pp. 186-187. 6 

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confiaba en el buen sentido de la nación; y para salvarla y salvarse, se proponía apelar de las imprudencias del Congreso Constituyente a la prudencia y al buen juicio del primer Congreso constitucional.7

En su clásico La Constitución de 1857 y sus críticos, Daniel Cosío Villegas retrata con agudeza el accidentado devenir del código fundamental: La Constitución de 1857, quizás como ninguna otra, pasó por altos y bajos marcadísimos en su prestigio popular y en la fe que en ella pusieron los gobernantes a quienes tocó usarla como timón de la nave nacional. Nació sin que nadie creyera en ella: el liberal moderado, porque el jacobinismo la había manchado; el liberal puro, por su fondo medroso. Detestada y combatida pugnazmente por la Iglesia católica y el partido conservador, recién nacida la empuñó Ignacio Comonfort, quien estaba seguro de que con ella se hundiría cualquier gobierno y el país entero. La marea de su prestigio nace precisamente de esa orfandad, cuando, negada por todos y acribillada en el campo de batalla, los jacobinos la toman de bandera para hacerla una Constitución jacobina; y se levanta más y más hasta llegar a la cúspide con la guerra de Intervención.8

Como se ve, fue más el contexto que el texto, lo que llevó a esta Constitución a dar tropiezos. En su contenido de derecho eclesiástico, fue más que polémica, esto ya ha sido objeto de muchas críticas, y aquí no será el lugar para abundar al respecto. Sólo puede admitirse que con cierta perspectiva histórica, el principio histórico de separación Iglesia-Estado, hoy formulado por el artículo 130 de la Constitución vigente, es más que saludable. Lo que quizá merezca atención, sea la defensa al Poder Ejecutivo que se emprendió una vez reinstalado el gobierno nacional tras la terminación de la efímera aventura de Maximiliano de Habsburgo. En efecto, el 14 de agosto de 1867, Benito Juárez, en su calidad de Presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, propuso, entre otras cosas:

Anselmo de la Portilla, op. cit., p. 190. Daniel Cosío Villegas, La Constitución de 1857 y sus críticos, prólogo de Andrés Lira, México, Fondo de Cultura Económica, 1998, p. 39. 7  8 

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[…] Que el poder legislativo de la Federación se deposite en dos cámaras, fijándose y distribuyéndose entre ellas las atribuciones del poder legislativo. Segundo. Que el Presidente de la República tenga facultad de poner veto suspensivo a las primeras resoluciones del poder legislativo, para que no se puedan reproducir, sino por dos tercios de votos de la cámara o cámaras en que se deposite el poder legislativo. Tercero. Que las relaciones entre los poderes legislativo y ejecutivo, o los informes que el segundo tenga que dar al primero, no sean verbales, sino por escrito; fijándose si serán directamente del Presidente de la República, o de los secretarios del despacho […].9

En suma, se trataba de fortalecer al Ejecutivo. Para Rabasa, la inclinación del fiel de la balanza en favor del Poder Legislativo unicameral fue el principal defecto de la Constitución de 1857. No obstante, reconoce cuál era el espíritu del Constituyente: “En 57 se creía que el objeto de la Constitución era establecer la democracia, como una condición de dignidad y casi de orgullo; la democracia residía en el sufragio universal y en la supremacía del Congreso”.10 Melchor Ocampo fue el visionario a favor de un régimen presidencialista. Cosío Villegas contextualiza con gran claridad su pensamiento: Ni Sebastián Lerdo de Tejada en su tiempo, ni Rabasa en el suyo, aluden a una circunstancia que hubiera pesado mucho para fundar la urgencia de restaurar ese equilibrio. Melchor Ocampo la vio, y la expresó además con precisión y elegancia cuando dijo que el “poder ejecutivo es la acción, es el movimiento”. El dicho de Ocampo resultaba más acertado todavía cuando México, tras la victoria sobre el Imperio, necesitaba reconstruir toda su vida, en especial la económica, pues de contrario la victoria se convertiría en derrota. Era claro que a la hora de la reconstrucción de un país que cargaba sobre sus espaldas un atraso de siglos, se requería una iniciativa alerta y una acción expedita. Para épocas de tal naturaleza, el centro nervioso debió ser el órgano de la ejecución y no el de deliberación.11 Ministerio de Relaciones. Convocatoria para la elección de los Supremos Poderes. Benito Juárez, presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, 14 de agosto de 1867, en Felipe Tena Ramírez, op. cit., p. 685. 10  Emilio Rabasa, op. cit., p. 173. 11 Daniel Cosío Villegas, op. cit., p. 125. 9 

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Lo cual no es más que una muestra que la forma de gobierno obedece a las circunstancias históricas, o en palabras del varón de Montesquieu: al espíritu de la ley: La ley, en general, es la razón humana en cuanto gobierna a todos los pueblos de la tierra; las leyes políticas y civiles de cada nación no deben ser más que los casos particulares a los que se aplica la razón humana. Por ello, dichas leyes deben ser adecuadas al pueblo para el que fueron dictadas, de tal manera que sólo por una gran casualidad las de una nación pueden convenir a otra.12

Si en el momento presente se cuestiona la vigencia del sistema presidencialista, se debe a que el contexto histórico es otro al de la República que reclamaba su restauración en la segunda mitad del siglo xix. A esa vocación respondieron Benito Juárez y la gloriosa generación de la que formó parte. Y esa lección, la de saber interpretar los contextos, es el gran legado para el jurista actual. El juicio de amparo, inspirado en los precedentes de Manuel Crescencio García Rejón, y de manera más próxima, de Mariano Otero, es una institución incuestionable, y desde entonces, es baluarte de la defensa constitucional mexicana. En ese espíritu, el Constituyente de 1857 legó a la historia un artículo que sin escrúpulos podemos calificarlo como perenne: El pueblo mexicano reconoce que los derechos del hombre son la base y el objeto de las instituciones sociales. En consecuencia declara, que todas las leyes y todas las autoridades del país, deben respetar y sostener las garantías que otorga la presente Constitución.13

Este es sólo el punto de partida del Título I de la Sección primera de la Constitución que aquí nos ocupa. Esta sección se intitulaba “De los derechos del hombre”. Hubo mucha literatura jurídica alrededor de la misma, destacando la obra Tratado de los derechos del hombre, estudio del derecho constitucional patrio en lo relativo a los derechos del hombre, del extraordinario jurista oriundo de Texcoco, don José María Lozano (1823-1893). Catedrático, destacaMontesquieu, Del espíritu de las leyes, Madrid, Tecnos, 1985, Libro 1, 3. Citado por Felipe Tena Ramírez, op. cit., p. 607.

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dísimo abogado postulante y ministro del más alto tribunal mexicano. El artículo primero de la Constitución de 1857 fue de especial interés para él, llevando a cabo una lúcida interpretación. En principio, explica la naturaleza de los derechos del hombre como base y objeto de las instituciones sociales: Notemos que nuestro artículo constitucional no dice que el pueblo mexicano declara o establece, sino que reconoce. Anterior, pues, a la Constitución e independiente de ella, es el hecho que se limita simplemente a reconocer como tal. Los derechos del hombre son la base de las instituciones sociales y son al mismo tiempo su objeto. Una institución en que se desconozca como base los derechos de la humanidad, es decir, del hombre, será viciosa. Igualmente lo será si no tiene por objeto hacer efectivos y seguros esos derechos. Las instituciones sociales no pueden tener por objeto el bien y engrandecimiento de una clase, de una raza, de una familia o de un hombre. Si alguna vez se dirigen a procurar el bien social, el bien general o público, es siempre sobre la base de los derechos del hombre; atender esos derechos, hacerlos respetables y seguros, hacer que el hombre en su uso legítimo se desarrolle y perfeccione, es procurar el bien público y la grandeza y prosperidad de la nación; porque el bien de todos resulta del bien de cada uno, así como la fuerza y riqueza de la sociedad, es el resultado de la acumulación de las fuerzas y riquezas individuales.14

Posteriormente, Lozano precisa algo que sigue siendo plenamente vigente para la doctrina constitucional contemporánea: la distinción entre los derechos del hombre (que hoy podríamos denominarlos como derechos humanos o bien, derechos fundamentales) y las garantías individuales, concebidas por este autor como deberes del Estado de salvaguardar los derechos de los gobernados: Para hacer práctico el principio que establece nuestro artículo 1° en su primera parte, agrega a continuación: “En consecuencia —el pueblo mexicano— declara, que todas las leyes y todas las autoridades del país deben respetar y sostener las garantías que otorga la presente constitución”.

José María Lozano, Tratado de los derechos del hombre, estudio del derecho constitucional patrio en lo relativo a los derechos del hombre, México, Dublán, 1876, parágrafo 109. 14 

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En efecto: si los derechos del hombre son la base y objeto de las instituciones sociales, es evidente que el poder público, que es la primera de aquellas instituciones, tiene el doble deber de respetar y sostener las garantías otorgadas por la Constitución para hacer efectivos y seguros aquellos derechos. Ni la autoridad administrativa, ni la autoridad judicial, pueden violar esas garantías; antes bien deben respetarlas, y cuando un hombre es atacado en ellas, están obligadas a protegerlo, a sostenerlo en su goce, a desarmar la mano que las ataca. El poder legislativo, que representa en su parte más elevada y prominente a la soberanía nacional, es igualmente impotente para herir u hollar esas garantías; está también obligado a respetarlas y sostenerlas, y la ley que las desconozca o vulnere sin dejar de considerarse como la expresión de la voluntad soberana del pueblo, no alcanza al sagrado de sus garantías. Mientras la ley se conserve simplemente escrita, no hay que cuidarse de sus ataques; pero si se ejecuta o aplica, en cada caso de ejecución o aplicación, poniéndose en conflicto con el derecho individual, sucumbe ante éste, porque: “Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que emanen de ella y todos los tratados hechos o que se hicieren por el Presidente de la República, con aprobación del Congreso, serán la ley suprema de toda la Unión. Los jueces de cada Estado se arreglarán a dicha Constitución, leyes y tratados, a pesar de las disposiciones en contrario que pueda haber en las constituciones o leyes de los Estados” (artículo 126). Este precepto está en armonía y en cierto modo complementa el que contiene el artículo 1º. Si las leyes y las autoridades del país deben respetar y sostener las garantías que otorga la Constitución, es consecuente que los jueces de los Estados tengan el deber de hacer prevalecer las garantías constitucionales, y en general los preceptos de la Constitución, cuando están en conflicto con las constitucionales o leyes de los Estados. Y si no obstante este deber, sobre cuya naturaleza y extensión no puede caber duda, los jueces de los Estados permiten y consuman la violación que importa la ley del Estado en los casos de conflicto entre ésta y las garantías individuales, la justicia de la Unión está pronta á reparar la violación haciendo prevalecer el derecho individual sobre la autoridad de la ley, y amparando y protegiendo al quejoso.15

José María Lozano, op. cit., parágrafo 111.

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El análisis de Lozano fue extenso, amén de trabajar acorde a las reglas metodológicas del derecho comparado, y cabe decir, con sorprendente adelanto a su tiempo, ya que como bien aclara Luis Sánchez Agesta: El Derecho comparado ha dejado de ser un puro método (esto es, una vía para construir modelos, analizar perfiles esenciales de un régimen o destacar en un contraste las singularidades de una organización constitucional) para tener una nueva misión propia. Esta misión estriba en informarnos de las analogías y variedades de la organización política de los diversos pueblos y del perfil del proceso histórico en que están comprendidos […].16

Tal conciencia histórica, además de su propio tránsito por el foro, le hicieron comprender y valorar que las garantías formuladas por el Constituyente de 1857 tuvieron, a su vez, características propias. Los artículos 14 y 16 del código político, han sido redactados con una técnica admirable, además de integrar en su texto y espíritu la esencia del constitucionalismo moderno. En este sentido, vale recordar la precisión hecha por Karl Loewenstein al afirmar que una Constitución es el “[…] dispositivo fundamental para el control del proceso del poder”.17 Esto permite valorar que en el artículo 16 se hubiera previsto que en todo acto de molestia de cualquier autoridad se debiese fundar y motivar la causa legal del procedimiento respectivo: Artículo 16. Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles y posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento […].18

El artículo 14 era otro ejemplo de acertadas redacciones de garantías individuales de seguridad jurídica. En su texto consagraron las garantías de irretroactividad de las normas, la de audiencia y la de exacta aplicación de la

Luis Sánchez Agesta, Curso de Derecho Constitucional Comparado, Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 1988, p. 22. 17 Karl Loewenstein, Teoría de la Constitución, Barcelona, Ariel, 1982, p. 149. 18 Citado por Felipe Tena Ramírez, op. cit., pp. 608-609. 16

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ley en materia penal. Nos detendremos en la tercera. Lozano así nos introduce al tema: “La 3a. garantía individual que consagra nuestro artículo es, que nadie pueda ser juzgado ni sentenciado sino por leyes exactamente aplicadas al hecho. Esta preciosa garantía importa un principio elemental en la jurisprudencia criminal; pero tratándose de materia civil sería frecuentemente imposible”.19 Y es de gran interés conocer la doctrina de Lozano, pues hasta la fecha esta garantía y su consecuencia (el amparo judicial), han sido causa de intensos debates que ya hemos profundizado en otro lugar:20 En materia penal no pueden los jueces aumentar ni disminuir las penas traspasando el máximun o el mínimun de ellas, ni agravarlas ni atenuarlas sustituyéndolas con otras, o añadiéndoles alguna circunstancia, ni imponer por simple analogía, y aun por mayoría de razón, pena alguna que no esté decretada en una ley exactamente aplicable al delito. Estos principios que son fundamentales en esta parte de la jurisprudencia, están universalmente reconocidos y aceptados por todas las legislaciones y consignados expresamente por nuestro código Penal en sus artículos 181 y 182. Todos ellos se concretan en la fórmula constitucional: nadie puede ser juzgado ni sentenciado sino por leyes exactamente aplicadas al hecho. Si en algún caso especial parece absurdo aplicar al delincuente toda la severidad de la pena prescrita, el juez podrá en virtud de las circunstancias atenuantes que concurran, disminuir esa severidad hasta donde la ley le permite, pero no le es lícito traspasar el mínimun fijado por la ley, como tampoco traspasar su máximun, aunque le parezca que el acusado, por la atrocidad del hecho merece una pena mayor; le está prohibido de la misma manera interpretar la ley ampliando o restringiendo su natural sentido; si el hecho imputado al delincuente no está expresamente calificado por la ley como un delito, o si aun estándolo, la ley olvidó designar la pena correspondiente, el juez no puede aplicar alguna por simple analogía ni aun por José María Lozano, op. cit., parágrafo 210. El artículo 14 de la Constitución de 1857 dice a la letra: “No se podrá expedir ninguna ley retroactiva. Nadie puede ser juzgado ni sentenciado; sino por leyes dadas con anterioridad al hecho y exactamente aplicadas a él, por el tribunal que previamente haya establecido la ley”. Citado por Tena Ramírez, op. cit., p. 608. 20  Vid. José Luis Soberanes Fernández y Faustino Martínez Martínez, Apuntes para la historia del juicio de amparo, México, Porrúa, 2002, pp. 309-335. 19 

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mayoría de razón, sino que debe absolver al acusado, por más que el hecho de que aparece responsable sea un verdadero crimen en el orden moral, en la conciencia del común de los hombres y en la generalidad de las legislaciones de los pueblos cultos. En el caso que suponemos, el legislador, inspirándose en la experiencia del pasado, se apresurará á llenar el vacío que se advierte; pero sus prescripciones solo tendrán efecto para lo futuro y no podrán alcanzar a los hechos pasados con anterioridad.21

En definitiva, nos encontramos ante un Congreso Constituyente que no sólo adoptó las ideas del francés Alexis de Tocqueville o del constitucionalismo de los Estados Unidos de América, sino que también incorporó el pensamiento del célebre Cesare Beccaria quien proféticamente apuntó en 1764: En todo delito debe hacerse por el juez un silogismo perfecto. Pondráse como mayor la ley general, por menor la acción conforme o no con la ley, de que se inferirá por consecuencia la libertad o la pena. Cuando el juez por fuerza o voluntad quiere hacer más de un silogismo, se abre la puerta a la incertidumbre.22

Estos son sólo dos ejemplos de la riqueza del apartado dogmático de la Constitución de 1857. Se puede sostener, sin duda alguna, que en los 29 artículos que integran tal sección, el Constituyente siempre tuvo presente el ideario que aportara el malogrado Constituyente de Apatzingán: “La felicidad del pueblo y de cada uno de los ciudadanos consiste en el goce de la igualdad, seguridad, propiedad y libertad. La íntegra conservación de estos derechos es el objeto de la institución de los gobiernos y el único fin de las asociaciones políticas” .23 En efecto, el artículo 27 protegerá la propiedad privada; el artículo 20 formulará garantías procesales en materia penal y el 28 prohibirá los monopolios. Esto por citar tres garantías de un corte típicamente liberal. El liberalismo jurídico se ha

José María Lozano, op. cit., parágrafo 211. Cesare Beccaria, De los delitos y de las penas, Madrid, Alianza Editorial, 2004, p. 36. 23  Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana, sancionado en Apatzingán a 22 de octubre de 1814, artículo 24. Citado por Felipe Tena Ramírez, op. cit., p. 34. 21  22 

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plasmado en las garantías de legalidad y seguridad procesales, y el económico, en la defensa de la propiedad individual y la libre competencia de mercado. In fine, nuestros espíritus se pueden nutrir con las ideas de aquella irrepetible generación de liberales. La Constitución de 1857, una constitución de juristas, siempre deberá considerarse como una referencia de aprendizaje en aras de un texto fundamental real, como así lo proponía Carl Schmitt. Es nuestro deseo que el lector pueda escuchar las voces de una extraordinaria generación, la de 1857, como la descrita en esta obra, y en consecuencia, acoja sus ricos legados. jlsf

Estudio introductorio Manuel Gonz· lez Oropeza

Primera ediciÛn facsimilar, MÈxico, Miguel¥¡ ngel Porr˙a, 2006

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a publicación de esta obra sobre la vida de los personajes más distinguidos del liberalismo mexicano de la mitad del siglo

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(1855-1867) fue

una empresa editorial de invaluable significación. En tan sólo 12 años que comprende el periodo de especialización de su contenido, es sorprendente descubrir la pléyade de hombres afectos al ideal liberal que hicieron tanto en tan poco tiempo, tal y como lo sentenciara uno de los autores de esta obra: “No hay en la Historia Política de México, ni habrá tampoco en las edades venideras, época alguna que pueda parangonarse con aquellos años gloriosos que abrazan desde la Revolución de Ayutla hasta la caída del Imperio”.1 Los hechos estaban todavía recientes para 1890 cuando se publicó esta obra2 pero la memoria se desvanecía rápidamente por la ignorancia de los descendientes de tales personajes que no recordaban ni guardaban noticia siquiera de los logros y caracteres de sus ilustres antepasados, y más aún, cuando el dictador en turno, Porfirio Díaz, no propiciaba el culto a héroes que pudieran ensombrecer el brillo de su propia trayectoria, a menos que resaltaran la obra unipersonal de quien más tarde sería denominado como caudillo.

Infra, p. 120. Aunque esta edición tiene referencia a hechos sucedidos posteriormente, como la elaboración de artículos en 1891, uno de ellos relativo a la biografía de José María Chávez por ejemplo, e incluso más tardíos, como la biografía de Ignacio L. Vallarta, quien falleció en 1893, así como el artículo de Jesús Barranco sobre la biografía de Manuel Fernando Soto que la escribió el 16 de septiembre de 1896. Infra, p. 400. 1 2

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Este libro fue producto de varios jóvenes coautores,3 quienes ya tenían iniciada una buena carrera periodística, gozaban de reconocida fama como literatos e historiadores gracias a su participación en las obras más acreditadas de la época: México a través de los siglos (José María Vigil, Vicente Riva Palacio y Enrique de Olavarría y Ferrari), Gobernantes de México (Manuel Rivera Cambas), Galería de oradores de México en el siglo xix (Emilio del Castillo Negrete), Biografías de mexicanos distinguidos (Francisco Sosa), así como el Diccionario de Geografía e Historia (Antonio García Cubas) entre otras; pero sobre todo, fue la obra personal de cada coautor la que contribuyó a que estas biografías tuvieran un mérito mayor al de las obras antes citadas, pues no sólo consultaron documentos inéditos, sino que llevaron a cabo múltiples entrevistas personales a los actores, de aquellos que todavía estaban vivos, a sus familiares y a las personas que los trataron, allegándose de libros y folletos de bibliotecas privadas, como la de Francisco de A. Serralde.4 La Introducción de esta magna obra comienza con los esbozos biográficos de liberales y federalistas, como la del jalisciense Valentín Gómez Farías, a quien se le encomia como un Patriarca del liberalismo, gracias a su culminante actitud de haber presidido el Congreso Extraordinario Constituyente de 1856 y haber sido el primero en jurar la Constitución resultante de 1857; pero tampoco olvida a grandes figuras políticas de estadistas provenientes de otras entidades federativas, como Francisco García Salinas de Zacatecas. Para el México liberal, la Iglesia católica fue un formidable obstáculo en la construcción de sus instituciones fundamentales, por lo que estas biografías muestran el penoso avance de instituciones para lograr la separación entre el Estado y la Iglesia. Tal como había sido la esclavitud para Estados Unidos, que llegó a dividir a ese país, el Clero se opuso sistemáticamente a las constituciones que rigieron en México; desde la ConstiAunque fueron apoyados por otros diligentes asistentes como José P. Rivera quien ya había publicado en periódicos como El Artista Observador, editado por José Mariano Mota. Otros auxiliares lo fueron Ángel W. Cabrera, Gabriel González Mier, Miguel Galindo y Galindo, Joaquín Clausell, J. Ferrel, Jesús Barranco, Joaquín Trejo, Antonio Albarrán, Ricardo López y Parra, y el mismísimo Ezequiel A. Chávez. 4 Quien publicó la completa biografía de Blas José Gutiérrez Flores Alatorre, elaborada por Gabriel González Mier. Infra, p. 373. 3

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tución de Cádiz de 1812, en la cual habían concurrido un buen número de diputados “americanos” en su formación,5 y que habían logrado en esa ocasión la supresión de la Inquisición, la Iglesia presentó gran oposición en contra de las constituciones. La Reforma se constituye como un movimiento de separación entre la Iglesia católica y el Estado, pero no como un movimiento contra la religión por sí misma, sino contra el establecimiento eclesiástico y sus abusos. Valentín Gómez Farías, arrodillado delante de los Evangelios, fue el primero en jurar la Constitución de 1857, aunque también fue uno de los principales promotores de la desamortización de los bienes de la Iglesia. Similares actos se repetirían con Benito Juárez, José María Iglesias y Sebastián Lerdo de Tejada años más tarde. De igual manera se debe al liberalismo la consagración de la igualdad entre todos los estratos sociales mexicanos desde sus inicios como nación. Es por ello que todos los liberales, sin distinción de origen étnico ni educación, conviven en esta magna obra. Allí conviven el pulcro y refinado Sebastián Lerdo de Tejada, con el modesto y desaliñado Ignacio Manuel Altamirano; sus diferencias son tan sólo rasgos de sus respectivas personalidades, pero los ideales liberales los hermanan. Los liberales tuvieron principios éticos que rebasaban cualquier formalidad del culto religioso. En ocasiones, esos principios los llevaron incluso a la ilegalidad, cuando ésta no estaba legitimada por la justicia y la razón. Por ello, Juan Álvarez luchó 11 años sin cuartel como insurgente contra la legalidad colonial y Benito Juárez luchó incesantemente contra la legalidad de la monarquía afrancesada. De esta manera, para entender el liberalismo, habrá que entender a los ejércitos rebeldes, como el Ejército Restaurador de la Libertad, que combatió por la Revolución de Ayutla, las Leyes de Reforma y los héroes liberales que se presentan en esta epopeya mexicana. Los principios liberales se muestran a cabalidad cuando las revoluciones por ellos dirigidas no persiguieron ocupar Manuel González Oropeza, Presencia de Cádiz en 1824. El constitucionalismo mexicano, pp. 13-36, en Constitución Política de la Monarquía Española: Cádiz 1812, edición facsimilar, presentación de José Alejandro Luna Ramos, México, tepjf, 2012. 5

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la silla presidencial, sino derrotar al dictador, como cuando Álvarez demostró con su actitud de transmitir la Presidencia a Comonfort, para evitar el señalamiento de que pretendía erigirse en un nuevo López de Santa Anna rebelándose para apoderarse del poder. A partir del desencuentro entre la Iglesia y el Estado, las constituciones que el país ya independiente seguiría promulgando, serían objeto de desacato, excomuniones y abiertas oposiciones, por lo que el Estado de Derecho en México nace con la condena espiritual de los jerarcas eclesiásticos y ello sería la bandera de combate de las dos facciones perennes en nuestro país: la liberal y la conservadora. Enrique M. de los Ríos, principal autor de la obra, fue un liberal preocupado de la condición social del país y de divulgar la gran obra liberal del siglo xix

que estaba terminando cuando publicó el libro en cuestión. A través de El

Hijo del Ahuizote, De los Ríos expuso con ojo crítico la extrema miseria como causal de la criminalidad en México, identificando también a la embriaguez, vagancia, juego y el gusto por espectáculos sangrientos, como los toros, entre las causas de la violencia urbana.6 En 1889 De los Ríos había publicado una interesante obra de compilación sobre la toma de Querétaro con la colaboración del mismo general Mariano Escobedo.7 Pero su vida fue una combinación de academia y actividad política y, después de haber editado esta obra, lo vemos activamente involucrado en los inicios partidistas de México en el siglo xx,8 o luchando contra la dictadura de Victoriano Huerta,9 así como una vehemente participación en el reparto agrario de los regímenes revolucionarios. Robert Buffington, Criminal and Citizen in Modern Mexico, University of Nebraska Press. 2000, p. 33. Al identificar a los toros como un espectáculo sangriento, también se hacía eco de una opinión de liberales, como Benito Juárez, quien prohibió las corridas de toros en nuestro país. Venustiano Carranza lo haría también posteriormente. 7 Maximiliano y la toma de Querétaro: Recopilación de los artículos que con motivo de este histórico asunto, ha publicado últimamente tanto la prensa liberal como la conservadora, conteniendo además, el Infor­ me del Sr. General Escobedo sobre la toma de la Plaza de Querétaro en 1867, México, Imprenta de las Escalerillas, 1889. 8 Rafael Colome T., Apuntes sobre la Convención celebrada en México por el Partido Constitucionalista Progresista en Agosto de 1911, Imprenta Escuela Correccional del Estado, 1911, p. 4. Dicha Convención inició sus trabajos el 28 de agosto de 1911 y lo llegó a presidir en la época de Venustiano Carranza. Cfr. Historia de la Revolucion mexicana, El Colegio de México, p. 504. 9 Ramón Prida, De la dictadura a la anarquía!, Imprenta de El Paso del Norte, 1914. 6

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Luis González Obregón también posee la característica de ser un distinguido académico de la lengua, periodista e historiador, por lo que su pluma nos regocija en esta obra. Fue discípulo en la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística de Ignacio Manuel Altamirano, donde impartía con magistral elocuencia clases sobre historia de México. Su gusto literario e histórico se inclinaron, después de haber contribuido en esta obra, por narrar detalles de la vida cotidiana10 más que biografías de grandes personajes, por lo que su participación en estas páginas constituyen un ejemplo muy especial de sus pocos escritos dentro del género biográfico. Otro de los coautores fue Ángel Pola, a quien se le distingue su estilo literario de escribir las biografías encomendadas, que con elegancia narra los sucesos vitales de los liberales ilustres. Pola descuella por haberse dedicado de manera profesional al periodismo y haber cultivado el género del “Reportaje”, cuando investiga y entrevista a los actores del tráfico de niños secuestrados en Yucatán.11 Poco antes de publicar esta obra que presentamos, había publicado en 1885 un estudio sobre “Los escándalos de la esclavitud en México” en el periódico El Socialista, que constituye un valiente y concienzudo reportaje sobre la condición del trabajador agrícola en la sociedad porfirista, la cual constituyó el caldo de cultivo de la futura Revolución mexicana. Cultivó el género biográfico con Juárez,12 Melchor Ocampo,13 Maximiliano14 y otros personajes clave para entender las instituciones de gobierno del siglo xix. De Aurelio Garay y Francisco Gómez Flores se tienen pocas noticias, excepto que Federico Gamboa se refiere al primero como de un trato “delicado y México viejo (1900), La vida en México en 1810 (1911) y Las calles de México (1922) son un ejemplo de ello; aunque su obra biográfica es extensa a la vez que consagrada, José Joaquín Fernández de Lizardi, Bernal Díaz del Castillo, José Fernando Ramírez, Justo Sierra, Melchor de Talamantes y Cuauhtémoc fueron objeto de su atención en publicaciones diversas que se extienden de 1888 a 1936. 11 Laura Edith Bonilla, “Ángel Pola: Intérprete de su tiempo”, Revista Mexicana de Comunicación, www.mexicanadecomunicacion.com.mx 12 Discursos y manifiestos de Benito Juárez, Editor Ángel Pola, 1905, 421 pp. 13 Melchor Ocampo. Obras completas, prólogo de Félix Romero, notas de Ángel Pola, Editor F. Vázquez, 1900-1901. 14 José Manuel Hidalgo y Esnaurrizar, Proyectos de monarquía en México, prólogo de Ángel Pola, Editor F. Vázquez, 1904, 383 pp. Vid. Libro secreto de Maximiliano, reimpreso por Ángel Pola, 1900. 10

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susceptible”15 y que el segundo polemizó con Francisco Pimentel sobre la historia literaria,16 además de ser un activo personaje en la política educativa del país y de su estado Sinaloa.17 El libro que se presenta, lejos de ser una compilación de biografías, resulta mucho más interesante pues se trata de una verdadera historia de instituciones políticas de México, explicadas desde la perspectiva de sus actores. De esta manera, el libro se refiere a la Revolución de Ayutla (1855) como punto de partida, biografiando a su militar más destacado, Juan Álvarez, pero se concentra en los hombres que construyeron las nuevas instituciones y la Constitución de 1857, que fueron el verdadero motivo de este periodo conocido como la Reforma. De esta manera, si bien analiza la obra de grandes militares que consumaron la Segunda Independencia del país, el libro es fuente inagotable de información sobre las leyes e instituciones que se forjaron con la participación de grandes personajes del liberalismo a mediados del siglo xix. Estas instituciones son las que dan sustento al país y a la historia de México, pues el siglo xix

fue un siglo caracterizado por la construcción de instituciones jurídicas.

En medio de tanta anarquía, pronunciamiento e invasión, el México decimonónico no sucumbió como país, a pesar de los esfuerzos de las grandes potencias de entonces, gracias al fundamento institucional que los hombres de la Reforma cimentaron. Quizás el paradigma de los hombres de la Reforma es cuando las leyes confluyen en la vida de los liberales aquí biografiados. Además de Ayutla, Calpulalpan o el sitio de Querétaro, está la Constitución de 1857 que resume a la generación liberal y las leyes, como la Ley Juárez de 1855 referida posteriormente, junto con la Ley de Desamortización de Bienes de Manos Muertas del 26 de junio de 1856 que confluye con su autor, Miguel Lerdo de Tejada. Federico Gamboa, Impresiones y recuerdos, México, Editor E. Gómez de la Puente, México, 1922, p. 47. 16 Francisco Pimentel, Obras completas, Tipografía Económica, 1903, pp. 490-492. 17 Ernesto Meneses Morales, Tendencias educativas oficiales en Mexico 1821-1911: La problemáti­ ca de la educación mexicana, 1998, pp. 320, 441, 473 y 474. Gómez Flores de profesión abogado, fue diputado a la Legislatura del Estado de Sinaloa en 1873 donde ya fungía como presidente de la Junta Directiva de Estudios del Liceo Rosales, antecedente de la Universidad Autónoma de Sinaloa. 15

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Como bien lo hace notar la Introducción del libro, México tuvo en sus primeros 34 años de existencia política todos los regímenes de gobierno posibles, además de haber soportado tres guerras extranjeras y una de secesión. Sufriendo además los embates de una dictadura sin precedentes como la de Antonio de Padua Maria Severino López de Santa Anna y Pérez de Lebrón, quien se había arrogado todos los poderes constitucionales, tomándose la capacidad de anular leyes federales y estatales por igual.18 La generación liberal sufrió inconmensurables persecuciones y humillaciones, muchos de ellos sufrieron el exilio y en él tuvieron que padecer por su diaria subsistencia, como Benito Juárez quien desempeñó los trabajos más modestos en Nueva Orleáns para poder sobrevivir, o Francisco Zarco, quien sufrió incontables reclusiones por ejercer su libertad de expresión bajo las órdenes del jefe de policía de la ciudad de México, Lagarde. La Reforma fue legal y paulatina, alcanzó categoría constitucional en el transcurso de casi 17 años (1857-1874), con todo el sacrificio y la oposición de una sociedad dividida y ultrajada por ambiciosos y temerosos al cambio; por ello, la libertad de culto fue la última libertad conquistada al reducto de la Iglesia católica que sistemáticamente se opuso a la consagración de ese derecho fundamental. Cuando fue planteada por primera vez en el célebre artículo 15 del Proyecto de Constitución de 1857,19 incluso hubo liberales, como Juan Antonio de la Fuente, que la opusieron por considerar que no era prudente instaurarla en ese momento. Esta gradualidad ha sido una característica de la realidad política de México; aun en la actualidad, la Constitución sigue construyéndose, ya que Manuel González Oropeza, Pasado y futuro de la anulación de leyes según el Acta de Reformas 1847-1857, p. 245-290, en La Ciencia del Derecho Procesal Constitucional. Estudios en homenaje a Héctor Fix-Zamudio en sus cincuenta años como investigador del derecho. Coordinadores: Eduardo Ferrer Mac-Gregor y Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Tomo viii. Procesos Constitucionales Orgánicos, México, unam/ Instituto de Investigaciones Jurídicas, Instituto Mexicano de Derecho Procesal Constitucional, Marcial Pons, 2008. (Serie Doctrina Jurídica, núm. 444). Reeditado Pasado y futuro de la anulación de leyes según el Acta de Reformas (1847-1857), en México: un siglo de historia constitucional (1808-1917). Estudios y Perspectivas. Cecilia Noriega y Alicia Salmerón (coords.), Suprema Corte de Justicia de la Nación e Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, Comisión del Poder Judicial de la Federación para el Bicentenario del inicio de la Independencia y Centenario del inicio de la Revolución Mexicana, 2009, pp. 203-245; también publicado en Revista Lex. Difusión y Análisis, núm. 136, año xi, octubre de 2006, México, Editora Laguna, pp. 10-36. 19 Emilio O. Rabasa, Historia de las constituciones mexicanas, 2a. ed., unam, 1997, p. 70. 18

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no acaba de plasmar sus objetivos en el articulado constitucional. Por eso el cambio constitucional es una historia sin fin, que merece conocer cómo y por quiénes comenzó a hacerse. El libro que tiene en sus manos es esa llave para sus ulteriores pesquisas. Por ejemplo, la Ley de Administración de Justicia que expidió Benito Juárez como secretario de Justicia el 23 de noviembre de 1855, tan sólo dice en su artículo 42 lo siguiente: Se suprimen los tribunales especiales, con excepción de los eclesiásticos y militares. Los tribunales eclesiásticos cesarán de conocer en los negocios civiles y continuarán conociendo de los delitos comunes de los individuos de su fuero, mientras se expide una ley que arregle ese punto. Los tribunales militares cesarán de conocer también de los negocios civiles, y conocerán puramente de los delitos militares o mixtos de los individuos sujetos al fuero de guerra. Las disposiciones que componen este artículo son generales para toda la República, y los Estados no podrán variarlas o modificarlas.

De este complejo artículo, se desprende su intención de ser una ley constitucional, ya que fue una disposición originariamente federal, la cual tendría, en principio sólo validez en dicho ámbito, sin poder prescribir nada hacia los estados, pues en 1855 no había siquiera una disposición en la Constitución que estableciera que las leyes federales serían ley suprema, en el caso de estar de acuerdo con la misma. El artículo 13 de la Constitución de 1857 y en la actual, resolverían ese problema. Sin embargo, la intencionalidad de la ley fue suprimir los fueros o tribunales especiales, especie que no se logró más que de manera parcial.20 Los tribunales mercantiles o consulados y muchos otros tribunales especiales fueron suprimidos, aunque los principales, que fueron los eclesiásticos y los militares, los exceptuaba expresamente el texto legal y sobrevivieron. La opinión pública ha considerado que esa era la verdadera intención y ha llegado a la falsa conclusión que la Ley Juárez suprimió de hecho todos los fueros, pero no fue así. Tal como los demás liberales apoyaron a lo largo de su vida. Justo Mendoza es un ejemplo de esta tendencia. Infra, p. 212. 20

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Los tribunales eclesiásticos serían asimilados a la jurisdicción civil durante la Reforma, pero el fuero militar sobrevive por delitos “mixtos”, como decía la Ley Juárez, a pesar de la obvia intención de desaparecerlo, incluso ratificada en el Congreso Constituyente de 1916-1917. Lo anterior demuestra la gradualidad de las decisiones que el liberalismo mexicano ha tenido que enfrentar crónicamente durante la historia política de México. El ideal liberal fue conseguido cuando se logró la desamortización de los bienes del Clero católico, gracias a la ley avanzada por Miguel Lerdo de Tejada; pero su mala aplicación llegó a despojar a las comunidades indígenas y pueblos de sus territorios ancestrales, por asimilarlos a corporaciones carentes de capacidad para contar con patrimonio propio. Lo anterior es un ejemplo de nuestra tradicional falta de atención en la adecuada aplicación de las normas. Nos preocupa mucho el hacerlas, pero descuidamos su correcta aplicación. La obra que comentamos fue publicada en la cima del poder porfirista, sin embargo, los editores son antagónicos al que pronto se transformaría en dictador, por ello incluyen en sus páginas no a los héroes oficiales del porfiriato, sino incluso a sus detractores, en un símbolo de imparcialidad que es digna de admiración. En las páginas de esta obra se encontrarán no sólo críticas hacia el Plan de la Noria,21 sino opiniones laudatorias de próceres como Mariano Escobedo, quien se habían enfrentado al militar Presidente en turno. Esta actitud de los editores cubre a la obra de una imparcialidad muy valiosa y pone al presidente Díaz en una difícil confrontación con los verdaderos liberales que se reseñan en sus páginas. Sin embargo, tampoco cae en los maniqueísmos y describe con sus méritos y sus errores a personajes como Ignacio Comonfort o Santos Degollado.22 Enrique M. de los Ríos y Gabriel González Mier aseveran sin ambages en este libro lo siguiente: “El partido porfirista, derrotado en la asamblea y los comicios, se lanzó a la rebelión, pretendiendo establecer el dominio de las libertades públicas”, p. 53. 22 En el caso del primero, su desconocimiento a la Constitución de 1857, que después quiso volver a reconocer, pero la acción de Félix Zuloaga no se lo permitió. Pagó después con su vida este titubeo. En el caso de Degollado, su mencionado error no fue tal, ya que fue totalmente exculpado más tarde, al tratar de celebrar un armisticio con el ministro inglés Matthew en 1860 y por el affaire Barrón-Forbes del Cantón de Tepic, donde Santos Degollado prohibió, como debía, la presencia de estos mercenarios extranjeros en territorio nacional. 21

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Lo anterior sucede porque el objetivo de la obra es mostrar a la nueva generación de finales de siglo (xix) los ejemplos dignos de imitación. Es a través de la educación que las instituciones liberales lograron sobrevivir y lograrán sin duda su continuidad;23 por ello destacan las biografías de Ignacio Ramírez, Ignacio Manuel Altamirano y Gabino Barreda, entre otros liberales. La obra fue escrita por una generación joven que representó el puente entre la antigua generación de la cual escribieron sus biografías, y la nueva, que sería actora en la nueva Revolución que protagonizaría México. Su arma intelectual fue la vida y el ejemplo de los liberales descritos en esta obra; su objetivo fue destituir al dictador Díaz que había olvidado de manera más que negligente este inconmensurable legado. El liberalismo ya consolidado que llevaron a cabo los personajes biografiados en este libro tuvo sus orígenes en la formación de leyes promovidas por la generación de Valentín Gómez Farías, José María Luis Mora e incluso José Joaquín Fernández de Lizardi durante la lucha insurgente y los primeros años de vida independiente. Éstas fueron un digno ejemplo del carácter instrumental que las leyes toman para el cambio social y político y no sólo como obstáculo sino como promotoras de dicha transformación. A la formación de abogados que en su mayoría tuvieron los liberales, se les agregó la carrera parlamentaria que les permitió llevar a cabo sus programas y planes políticos, nutriéndolos de una extraordinaria elocuencia y oratoria, sin olvidar una fascinante vocación por el periodismo. Lo que caracteriza a la mayoría de los liberales biografiados en esta obra es que todos tuvieron algún escaño en los congresos mexicanos, por lo que podría decirse con certitud que el liberalismo se formó en las curules de los parlamentos mexicanos, y que tuvieron una vocación legislativa más que administrativa o gubernamental. Por ello, muchos personajes de esta generación fueron autodidactas, como Zarco, o tuvieron el deseo de pulir su lenguaje y conocimiento. Quizás sea poco conocido el hecho de que Ocampo comenzó a escribir un Suplemento

Esa educación consolidó los valores constitucionales a la misma generación que los propagó. En la biografía de Melchor Ocampo se encuentra el episodio en que Ocampo, como infante, reclama al maestro de escuela elemental su comportamiento por maltratar a los niños, contrario a la Constitución de 1824, pp. 54-55. 23

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al Diccionario de la Lengua Castellana por las voces que usan en la República de México, obra pionera en el camino que siguieron distinguidos mexicanistas como Francisco Javier Santamaría, a través de su Diccionario General de Ame­ ricanismos (1942) y su Diccionario de Mejicanismos (1959); pues no debemos olvidar que el uso adecuado del lenguaje es un buen instrumento para elaborar mejores leyes. Otros, sin embargo, son verdaderos intelectuales, que además de estudiar derecho, forjaron magníficas bibliotecas, compendios del saber de la época, como la de José María Lafragua, a quien se debe la memoria política e histórica de México, custodiada hoy en día por nuestra insigne Biblioteca Nacional. No sólo hombres de armas, como Álvarez con 57 años en su haber militar, o de leyes como Juárez, formaron esta brillante generación, hubo también brillantes educadores como Gabino Barreda, quienes difundieron el ideal liberal creando instituciones educativas, como la Escuela Nacional Preparatoria, base de la Universidad Nacional y en donde comenzaron a forjar a los futuros ciudadanos mexicanos. Por supuesto que algunos de estos personajes liberales ocuparon la Presidencia de la República, como Valentín Gómez Farías, Ignacio Comonfort y Benito Juárez; otros más ocuparon la gubernatura de algunos estados, como Melchor Ocampo, Santos Degollado e Ignacio de la Llave, pero la característica que los une a todos ellos es su papel protagónico en las legislaturas del Congreso de la Unión. Aunado a ello, resalta también el hecho que además de su brillante papel como parlamentarios, los liberales más ilustres se desempeñaron como gobernadores en los estados de origen o en los que por las circunstancias de la época les tocó servir. Lo cual significa que el liberalismo no sólo fue una política federal, sino más bien federalista; es decir, las entidades federativas fueron el motor de las políticas nacionales. Prisciliano Sánchez, Francisco García Salinas, Manuel Doblado y los ya citados Ocampo y De la Llave son algunos casos de esta situación. Muchos de ellos tuvieron una administración fugaz para emprender las reformas liberales que planearon. Gómez Farías tendría sólo 10 meses para estudio introductorio

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comenzar las reformas estructurales del liberalismo mexicano. En ocasiones, el control constitucional sería utilizado por los enemigos del progreso, a pesar de que paradójicamente, las constituciones no habían sido apoyadas por ellos. Las primeras medidas de la Reforma emprendidas por Gómez Farías serían anuladas por Santa Anna por ser contrarias, en su opinión, a la entonces Constitución vigente de 1824. Esta obra no crea míticos héroes sino que describe la circunstancia de sus vidas con sus pasiones y carencias, resultando una obra biográfica integral. Incluye pasajes de sus vidas familiares y de amigos, por ello cuenta con biografías como la de Margarita Maza de Juárez y reconoce el papel de las esposas, cuando en la biografía de Ignacio Ramírez se anota: “En vez de quejas o reproches, el esposo se encontraba al llegar a su hogar con la sonrisa cariñosa y las tiernas caricias de su compañera. Este cuadro por lo demás lo vemos semejante en casi todos los hogares de los prohombres y apóstoles de la Reforma”.24 Pero no se crea que las damas se conformaron con desempeñarse como esposas, las hubo que para combatir al invasor francés, llegaron incluso a vestirse como hombres para hacerse pasar como soldados. Así se cuenta la historia de Ignacia Riechy quien se incorporó al Estado Mayor de José María Arteaga. La fatalidad le llegó por el escarnio que le produjeron sus propios compañeros de armas, dando cuenta de ello Enrique M. de los Ríos. Otras más fungieron como antecesoras de las “Adelitas”, pues sufrieron junto con sus cónyuges las penurias de la batalla, como se narra en la vida de Soledad Solórzano, esposa de Nicolás Régules. En la obra se verán reseñas sobre los grandes liberales por todos conocidos, pero de la misma manera se descubrirán los hombres más modestos cuyo heroísmo es comparable con la grandeza de los reconocidos, pero que todos ellos configuraron esta generación epopéyica. Junto a una figura de la talla de Benito Juárez está Alejandro García, de quien se dice que merece una estatua en Paseo de la Reforma, pero que quizás no la tenga por carecer de “influencias”.25 Sin embargo, la estatua de este ilustre campechano se hizo con esta edición. Infra, p. 154. Infra, p. 211.

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La generación liberal fue renovándose conforme pasaron los años de la Constitución de 1857. Después de los gloriosos militares, como Ignacio Zaragoza o Mariano Escobedo, continuaron los parlamentarios y abogados que consolidaron las instituciones constitucionales, como Ezequiel Montes e Ignacio L. Vallarta, por citar algunos ejemplos. Entre las virtudes de estos personajes descollaban no sólo la portentosa capacidad de memorizar aforismos latinos y piezas de obras clásicas, sino la de argumentar con magistral habilidad ante los problemas y circunstancias novedosas que se les presentaban, bien en el foro, en la tribuna o en la Suprema Corte. Fueron estos prohombres quienes gracias a sus características pudieron complementar las originarias instituciones liberales con nuevas mejoras. Montes en 1869 intuye la necesidad de crear un procedimiento ante la Suprema Corte para dirimir conflictos de competencia legislativa, como el ocurrido en ese año con motivo del amparo interpuesto por Veracruz contra la excepcional Ley de Salteadores de Caminos y Plagiaros, lo cual es un antecedente de la controversia constitucional, posteriormente recogida por la Constitución de Morelos en su reforma de 1878, a través de los artículos 110 y siguientes. Montes interpretó su papel de liberal no como un miembro partidista que sigue ciegamente las disposiciones de su jefe político, que lo era el presidente Juárez. En 1868 se opuso al otorgamiento de facultades extraordinarias solicitadas por el Presidente, recordando que esas facultades habían permitido al dictador Santa Anna ejercer el poder más absoluto sobre el país, por lo que sugirió cautela y exigió una oportunidad para el régimen constitucional.26 Los liberales eran, como lo hemos indicado, personas que se guiaban por convicciones y no por disciplinas de partido o jerarquías. Aunque es evidente que seguían los lineamientos de la filosofía común, cuando alguna disposición molestaba sus principios, aunque se dieran en el contexto del Partido Liberal, preferían arrostrar las consecuencias de su desacato antes que sacrificar sus principios. Un ejemplo claro de esta posición la ofrece la vida de Ignacio Ramírez, quien con un grupo de diputados en 1861 trató de persuadir a Juárez de que renunciara al cargo interino de Presidente por el bien del país. Otro José Antonio Aguilar Rivera, El manto liberal: los poderes de emergencia en México, 1821-1876, 2001, pp. 257-270. 26

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ejemplo lo constituye el caso de León Guzmán, quien fuera vicepresidente del Congreso Constituyente de 1856, y que tuviera tan fijas convicciones respecto a temas como la inoperancia de la pena de muerte, que a pesar de estar permitida por la Constitución de 1857, lo obligó a renunciar a puestos judiciales; así como también renunció a la gubernatura y comandancia militar del estado de Guanajuato cuando Juárez ordenó la publicación y ejecución de la Ley de Convocatoria del 25 de agosto de 1867, precisamente con el restablecimiento de la República, que implicaba una reforma sustancial de la Constitución pero a través de una especie de referéndum, en lugar de seguir el procedimiento marcado en la propia Constitución que es el mismo que actualmente prescribe la Constitución vigente. El respeto a la legalidad era su conducta. Dichas reformas, como es sabido, consistían en reinstalar la Segunda Cámara en el Congreso de la Unión, que había sido suprimida por la Constitución originaria de 1857, así como el establecimiento del veto suspensivo por parte del Presidente hacia los proyectos aprobados por el Congreso, entre otras. El escrúpulo de León Guzmán quizás estuvo a favor de las medidas reformistas, por lo menos en lo que respecta al restablecimiento del Senado, pues en 1870 escribió una obra clásica a favor del Senado: El sistema de las dos cámaras. Sin embargo, dicho escrúpulo no podía tolerar una reforma emprendida mediante un procedimiento no prescrito por la misma Constitución, que era la convocatoria a elecciones federales de 1867, pues ese sistema había sido utilizado precisamente por los enemigos de la Constitución federal de 1824, cuando con motivo de las elecciones de 1835 fueron los primeros en utilizarlo al pedirle al electorado que invistiera a los representantes electos con poderes constituyentes con el fin de cambiar la Constitución de federal por una de corte centralista, como sucedió finalmente con la expedición de las Siete Leyes de 1836. Ser liberal durante el siglo xix no era tarea fácil. Su destino no sólo era combatir a los reaccionarios, sino también abrirse paso entre los propios compañeros de ideología.27 Una vez que llegaban a desempeñar la función pública Por ejemplo, habrá que considerar debates en el Congreso Constituyente de 1856 como el ocurrido el 10 de mayo de ese año, cuando el gobernador de Nuevo León, Santiago Vidaurri y el diputado Juan Antonio de la Fuente difieren acremente sobre la unión o separación de Coahuila con Nuevo León. Infra, p. 122. En él, De la Fuente argumenta la ilegalidad del decreto del entonces gober27

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que les permitiría llevar a cabo sus principios, el reconocimiento o la paz no eran consecuencias de su gobierno. Tal como el suegro de Ángel Albino Corzo lo dijo: “Tengo sabido por experiencia propia que el hombre de bien en los destinos (públicos), más es lo que pierde que lo que gana”.28 Pero en ocasiones el sostenimiento de los principios liberales traía esa situación como consecuencia. Siguiendo con el ejemplo de Ángel Albino Corzo, preferían decir con él: “Muy distante estaba yo de hacer el cambio de mis deberes por la conquista de una amistad”. Lo mismo sucedió con José María Arteaga, según se nos refiere en esta obra, pues a pesar de ser hombre de gran confianza de Ignacio Comonfort, cuando éste dio el golpe de Estado desconociendo a la Constitución de 1857, Arteaga se apartó de él manifestándole abiertamente su desacuerdo. Por eso el libro que se reedita tiene sentido, para que lejos de las loas ceremoniales, el lector descubra el verdadero mérito detrás de cada personaje. No obstante estos desaires, los políticos liberales enfrentaron con valor cualquier reto a su autoridad. No requerían ocupar puestos encumbrados para enfrentar a las contrariedades, sino que desde la posición más modesta, cada uno desempeñaba sus facultades constitucionales y legales en el ámbito de su propia autoridad, sin esperar el mandato de autoridad superior. Juan José Baz lo corrobora en su carácter de gobernador del Distrito Federal, cuando procede con energía contra el Arzobispo Primado de México por haber rechazado oficiar el Jueves Santo de 1857 ante la presencia del Ayuntamiento de la ciudad de México, como sanción eclesiástica por haber mandado ejecutar la Constitución liberal de 1857. Los liberales fueron justos pero no necesariamente compasivos, de la misma manera en que Ignacio Altamirano pide desde el Congreso la ejecución de los sublevados en Tacubaya, de “jamás otorgar el perdón a los verdugos de sus hermanos”,29 como de Juárez al ejecutar a Maximiliano, Miramón y Mejía. En otro ámbito, los liberales enfrentaron serias confrontaciones con las potencias extranjeras, esto porque siempre opusieron la soberanía nacional nador Vidaurri de anexarse a Coahuila. Siendo la división territorial un asunto de plena constitucionalidad, objeto de leyes de esa categoría, el decreto de un gobernador estatal no podría ser válido. 28 Infra, p. 109. 29 Infra, p. 267. estudio introductorio

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antes que aceptar condiciones que la afectaran, como los conservadores. Un ejemplo de la labor liberal en las relaciones exteriores se observa con la actuación de Juan Antonio de la Fuente como ministro de México ante el gobierno de Napoleón III, quien desde 1861 percibe la intención invasora y alerta al gobierno mexicano, el cual estuvo en ese preciso momento enfrentando la Guerra de Tres Años. De la misma manera, De la Fuente presagia igualmente a Francia: México no es tan débil como España bajo el dominio de Napoleón I, México podrá ser conquistado, pero no sometido; y aun no sería conquistado sin haber dado antes pruebas del valor y virtudes que se le niegan. Después de haber sacudido la dominación monárquica de España, dominación secular y profundamente arraigada, México que ni aún quiso por rey a su libertador, México que acaba de salir victorioso de una revolución contra los restos de una oligarquía que pesa­ba sobre su democracia, no aceptaría nunca, a ningún precio, un monarca extran­jero. Esa monarquía, muy difícil de crear, será aún más difícil de mantener.30

Ya Zarco desde 1850 había advertido que las potencias extranjeras tenían afanes interventores, por lo que habría que ser muy cauto en la formalización de tratados internacionales. El liberalismo descrito en la obra tampoco olvida su dimensión internacional y pormenoriza las actividades de personajes en la formación de tratados internacionales, como el de McLane-Ocampo, de la Soledad (Doblado), entre otros, ya que éstos eran indispensables en la solución de los problemas nacionales. La literatura, el periodismo y la formación de las leyes se entremezclan en la vida de muchos liberales. El paradigma de ellos lo fue Francisco Zarco, pero hubo muchos que como él canalizaron sus esfuerzos por diseminar las instituciones a través de la palabra escrita, bien escrita, de la prensa cotidiana. La libertad de prensa que había sido el desvelo de los constituyentes mexicanos tiene que ser defendida con denuedo en la época más ominosa de nuestra historia, la dictadura de Santa Anna. Zarco la defiende como ninguna y a raíz de ello sufre Infra, p. 125. Nota de De la Fuente dirigida a Thouvenel, ministro de Relaciones Exteriores de Francia. 30

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enfermedades que le segaron su vida a los 40 años. Valdez y Lagarde son los esbirros contra los cuales se delineó el artículo 16 de la Constitución de 1857, que corresponde con el mismo numeral de la actual Constitución. El primero fue el carcelero que sometió a Zarco a las más terribles penurias que mermaron su salud y el segundo a la persecución sin fin ni límites, ellos además de acabar con la vida del estadista liberal produjeron el precepto más importante de la Constitución, el debido proceso legal que debe contener a la arbitrariedad: “Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles y posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento” (fragmento del artículo 16 constitucional). Nunca la Constitución de un país estuvo tan cerca del sentir de la sociedad. Los trabajos del Constituyente de 1856, producto de la Revolución de Ayutla, tenían que ser reportados acuciosamente para que el pueblo mexicano sintiera y participara en la formulación de la ley fundamental. Nadie mejor que Zarco para hacerlo pues ya había demostrado a los 18 años, durante la invasión de Estados Unidos a nuestro país, como novel oficial mayor de la Secretaría de Relaciones Exteriores, que había retenido con fidelidad la crónica de los sucesos de una junta de gobernadores celebrada en 1848 en la ciudad de Querétaro, capital provisional, sobre el arbitrio de recursos para la manutención de la guerra contra el invasor. Lo hizo de nuevo en 1857, con la crónica de las sesiones del Congreso Extraordinario Constituyente y gracias a él contamos con la memoria histórica de sus debates. La prensa que reportó el desarrollo de este Congreso fue decisiva en la fijación de la residencia del Constituyente, pues ya desde esa época se proponía que no sólo la capital del país, sino la sede de Congreso Constituyente estuviera fuera de la ciudad de México. Sin embargo, la importancia de reportar los trabajos y de publicarlos a través de una prensa profesional retuvieron al Congreso a los confines del Distrito Federal.31 La Constitución fue la guía de esta generación y su lección nos demuestra el correcto entendimiento de la supremacía de las leyes sobre los hombres. Los liberales fueron simiente del periodismo. Tan sólo Zarco y Altamirano fundaron y editaron decenas de publicaciones periódicas: Las Cosquillas, La Ilustración Mexicana, El Correo de México, El Eco de la Reforma, El Federalista, La Tribuna, La República, El Renacimiento y muchos más. Infra, pp. 248 y 268. 31

estudio introductorio

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Como José María Iglesias acuñó tan correctamente en 1876: “Sobre la Constitución nada, nadie sobre la Constitución”.32 México no era el país más progresista o avanzado, sin embargo todos estos liberales preferían a su patria que a cualquier otra, como dijo Altamirano al final de su vida: “A la madre se le prefiere, no porque sea bella, ni rica, sino porque es madre”.33 Las batallas y las obras literarias son el preámbulo a la gran obra de estos hombres: la Constitución de 1857; sobre ella se ha escrito más que sobre cualquier otra Constitución mexicana. La vigente Constitución de 1917 es una reedición corregida y aumentada de la de 1857, es su base y fundamento, como lo dijera Paulino Machorro Narváez, constituyente que participó en la Carta Magna de Querétaro. No pudo el Imperio de Maximiliano eliminarla y después, su restablecimiento probó la bondad y grandeza de sus instituciones. Este es uno de sus grandes méritos: a partir de 1857, la generación liberal nos legó el concepto de supremacía constitucional, como base del Estado de Derecho, y si bien no pretendió vigencia perenne, instituyó en nuestro país que cualquier reforma sustancial a la estructura del Estado fuera a través de una reforma o adición al mismo texto constitucional y no a través de revoluciones, o cambios de constituciones. Entre los diputados constituyentes que comenzaron a reunirse el 14 de febrero de 1856 en la ciudad de México, no hubo ningún clérigo. Se nombraron un total de 13 comisiones, encabezadas por la de Constitución que fue presidida por Ponciano Arriaga y hubo 13 presidentes del Congreso que se designaron periódicamente por la Asamblea, entre ellos estuvieron Ponciano Arriaga, Melchor Ocampo, Santos Degollado, León Guzmán y Valentín Gómez Farías. Esta generación representa el crisol de las instituciones constitucionales de México y el libro que se reedita es un valioso aporte a la bibliografía contemporánea de nuestro país, la cual tiene raíces profundas en el México decimonónico, en el siglo del derecho. mgo

José María Iglesias, Manifiesto del presidente de la Corte de Justicia a la nación, edición facsimilar, prólogo de Manuel González Oropeza, México, tepjf, 2015, pp. 23 y 37. 33 Infra, p. 270. 32

PrÛlogo en el origen Daniel Cabrera

Imprenta del Hijo del Ahuizote, 1890

S

i escritas

y casi aseguradas están ya en las leyes de la República Mexicana las

conquistas de la Democracia disputadas en los campos de batalla, en la tribuna

parlamentaria y en la prensa, a los tiranos del trono y del altar durante el periodo turbulento de la Reforma y la Intervención, es tiempo de que la Historia, justiciera e imparcial premiando como castigando, forme las coronas de laurel que merecen las virtudes y los sacrificios de los campeones de la libertad, héroes ilustres del progresista y vigoroso partido liberal de México, y consigne los errores y las infidencias de los que a costa de la salud y del bien de la patria hicieron sangrienta oposición a esas conquis­ tas; y sin pretensiones de hacer una obra digna de tan elevado fin, queremos que este libro sea una de aquellas coronas, sincera y entusiasta, brotada de la pluma de jóvenes admiradores de nuestros eminentes reformistas y sostenedores de la República. Hemos dicho jóvenes, porque el mayor de los que escriben esta obra no tiene 35 años, siendo deliberado propósito del Editor fijarse en ellos, ya porque su trabajo será prueba elocuente de que existe viva y profunda la veneración hacia nuestros héroes en la juventud liberal, ya porque educados en la más avanzada escuela de filosofía, de política y de literatura con que hoy cuente el país, se reflejarán sus principios en las páginas de este libro y sus juicios estarán desprovistos de la parcialidad y la vehemen­ cia que pudieran tener los escritos de los viejos literatos liberales que viven aún e inter­ vinieron en las luchas del periodo que abraza esta obra. Hemos procurado que el pre­ sente libro se inspire en un criterio sereno y justo, sin tilde de pasión, dejando que el esplendor de las hazañas realizadas por los personajes biografiados surja del relato sencillo de los hechos y no de la frase exaltada del partidario. ˜ 3 ˜

Pensábamos hacer un libro pequeño y lo más barato posible, para popularizar y extender en el país el conocimiento de muchos liberales casi desconocidos y de algunos sucesos ignorados en varios Estados de la República, a la vez que uniformar el con­ cepto del pueblo respecto de los hombres de la Reforma y de la Intervención. Sabemos cuánto han contribuido en la República las grandes distancias y la falta de comunica­ ción entre las poblaciones para que los personajes y los acontecimientos de Chiapas y de Yucatán, por ejemplo, sean desconocidos en Tamaulipas y en Chihuahua, y vice­ versa. Pero al poner en práctica la publicación de esta obra, encontramos tales dificul­ tades, que era imposible realizarla en las condiciones económicas proyectadas y fue preciso adoptar un plan más amplio para allegar los recursos que la hicieran reali­ zable. Y aun con este nuevo plan hubo editores experimentados que nos auguraran mal éxito, citándonos empresas editoriales con elementos superiores a los nuestros, bastante pequeños, que han fracasado en México; siendo únicamente algunas casas extranjeras las que han publicado obras de cierta importancia, debido en mucho a los recursos oficiales que se les han prodigado. Con estos antecedentes había que prescin­ dir de la empresa o que aventurar el éxito de ella a la protección del público. Optamos por lo último; y no nos equivocamos. En menos de dos meses de previo anuncio, hemos visto con satisfacción que se ha recibido favorablemente la obra en todo el país, alejando de nosotros los temores que llegamos a tener al iniciarla, y confirmándonos en la creen­ cia de que el partido liberal existe animoso en toda la República y aplaude y secunda todo cuanto va encaminado a engrandecerlo. En días tal vez no lejanos para México, parecerán inoportunas las considera­ ciones anteriores de mera economía editorial; pero mientras figuren como grandes obstáculos para el editor mexicano los altos precios del papel, los sistemas usados aquí para las ilustraciones, también caras, y principalmente, un círculo de lectores relativamente pequeño, preciso es decir todo esto para disculpar los defectos inevitables en la parte material de nuestros libros, así como lo elevado del precio a que se venden, comparado con el de las obras extranjeras que recibimos. Y hay algo más que consignar aquí como excusa de las deficiencias u omisiones de que puede adolecer este libro. Es una obra de biografía anecdótica, doblemente difí­ cil para su formación; porque difícil, y en muchos casos imposible, es coleccionar los datos necesarios. 4

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Desgraciadamente nuestros personajes y nuestra prensa periódica se han ocu­ pado muy poco en escribir la relación de muchos acontecimientos y el conocimiento de éstos sólo puede hallarse entre las familias o entre los amigos de los prohombres que tomaron parte en ellos y que viven todavía. Pero sucede que no se conoce ni a las fami­ lias ni a los amigos deseados, y si se encuentran a unas o a otros, no tienen los datos que se solicitan. Muchas familias ignoran aun los rasgos más vulgarizados de la vida pública del hombre ilustre que fue su jefe. Se nos ha presentado en el curso del trabajo emprendido para esta obra el caso de que la hija de un héroe muy popular, además de ignorar completamente los hechos de su padre, no poseyese ni un pequeño papel autó­ grafo de aquél. Habiendo ocurrido casos como éste, nuestros lectores verán que merecen su indulgencia las omisiones que pretendemos disculpar. Sin embargo, debemos decir en honor de muchas familias de los personajes que biografiamos y de varios liberales a quienes hemos acudido en busca de informes, que todos nos han proporcionado algu­ nos datos y luces importantes, con amabilidad y deferencia dignas de encomio. El que esto escribe consigna aquí un voto de su gratitud para los redactores de este libro, cuya labor han realizado con éxito plausible superando a las esperanzas del editor. Ellos han secundado eficazmente nuestros propósitos, trayendo todo el caudal del talento, instrucción y patriotismo de que han dado pruebas en su carrera literaria, y deseamos que la aceptación del público sea satisfactoria para compensa­ ción de tantos afanes. Terminamos este prólogo manifestando que si nuestra obra no está a la altura del elevado asunto a que la consagramos, quedará como ofrenda modesta en el altar de la patria, llevada por un grupo de liberales convencidos de la grandeza de las conquis­ tas de libertad y de progreso realizadas en México por su partido; y por imperfecta que sea, siempre se hallará en las biografías de los hombres que en ella figuran, rasgos heroicos y gloriosos, muy dignos de ser conocidos por todos los mexicanos. dc

IntroducciÛn en el origen Enrique M. de los RÌos

Imprenta del Hijo del Ahuizote, 1890

T

area en

extremo difícil y laboriosa es en verdad presentar un cuadro de

conjunto, de la evolución que han ido sufriendo a través de los tiem-

pos los principios de la Reforma, los cuales en la épica lucha sostenida por el partido liberal desde 1855 a 1867, adquirieron ya su completo desarrollo, constituyendo un cuerpo de leyes completamente definidas, las que en la actualidad, muchas de ellas cuando menos, han penetrado en el sentimiento público, adueñándose completamente de él. Débese, en efecto, buscar los orígenes de ese choque tremendo de ideas y de principios que concluyó con el terrible epílogo del Cerro de las Campanas, en la Conquista misma, acontecimiento trascendental, que vino a hacer perecer una nacionalidad, a la vez que hacía surgir otra, en gran parte constituida por la mezcla de las dos razas, la conquistadora y la conquistada. Los grandes hechos de que han sido testigos muchos mexicanos que aún viven, no son aislados, ni significan como en Europa se creyó en una época, un estado social decadente y próximo a la disolución, sino el resultado necesario de una lucha, que iniciada hace más de trescientos años, no había, sin embargo, llegado a dividir completamente a los combatientes separándolos del todo en dos bandos, entre los cuales ya no sería posible transacción ninguna, sino hasta que hubo llegado la época en que los principios proclamados por uno de aquéllos, fueron enteramente contrarios e inconciliables con los que proclamaba el otro, en virtud de las transformaciones sucesivas por que fueron pasando paulatinamente las ideas y los principios de la Reforma. El antagonis˜ 7 ˜

mo, sin embargo, entre el poder civil y el poder eclesiástico, era muy antiguo en México cuando la aparición del Plan de Ayutla, y las primeras manifestaciones de ese antagonismo se hicieron sentir en la entonces Nueva España, a raíz de la destrucción de los gobiernos y nacionalidades indígenas. Ya Cortés, apenas sometido la nacionalidad azteca, indicaba al Rey, para evitar corruptelas y abusos en los negocios eclesiásticos, que éste se encargase de proveer a la subsistencia del clero, tanto secular como regular, haciéndolo así depender del poder civil. Esta indicación no llegó, sin embargo, a tener el carácter de realidad a pesar de que los monarcas de España, en los dominios de América, tenían en virtud de su derecho de patronato, jurisdicción inmediata sobre todas las iglesias de este Continente, hasta tal extremo, que eran llamados padres espirituales de los indios; y no llegó a tener efecto la indicación de Cortés, porque en cambio, el clero gozaba una suma tal de inmunidades que constituía un verdadero y terrible poder capaz de poder luchar ventajosamente, como en efecto lo hizo muchas veces, con el poder de los virreyes. De este estado de cosas resultó que muy pronto hubiera choques violentos entre los dos rivales, celosos ambos de la integridad de su independencia respectiva. “Estos choques dice un conocido escritor,1 aparecieron desde el principio, no sólo entre las autoridades coloniales y los ministros de la religión, no sólo entre éstos y los nuevos poseedores del territorio, sino entre las comunidades de regulares y los obispos cuyas opiniones echaban a menudo por opuestos senderos, según la divergencia de intereses que representaban. Los frailes, por razón de su instituto, clamaban constantemente contra los abusos de que los españoles hacían víctimas a los vencidos naturales, si bien se nota diversidad de pareceres en materia tan grave, como de ello nos ha dejado elocuente prueba la profunda diferencia de miras entre Las Casas y Motolinía. Los colonos y conquistadores, ensoberbecidos con su riqueza y con las ventajas físicas y morales de que se sentían dotados, no llevaban en paciencia las agrias reprimendas que se les dirigían desde el púlpito y no escaseaban ocasiones de escándalo en que estallase el encono que abrigaban contra sus censores: mientras que éstos, fuertes por su organización y disciplina, José M. Vigil. Introducción al tomo pp. iv y v. 1 

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v

de la obra intitulada México a través de los siglos,

contando con el apoyo de la multitud que veía en ellos defensores entusiastas, ensanchaban cada día su esfera de acción, llegando casi a despreciar a las autoridades eclesiásticas legítimamente constituidas, y sin cuidarse mucho de los abusos que por su parte cometían con los pobres indios”. El anhelo del clero regular especialmente, para cimentar su poder, dio tan buenos frutos, que a fines del siglo

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las órdenes monásticas habían

adquirido inmensas proporciones en toda Nueva España. A obtener el mismo resultado contribuyó también la condescendencia de los misioneros para con los indios, por lo que respecta a ceremonias religiosas en las que los frailes consentían que se mezclaran prácticas idolátricas, como las llamadas mitotes, de las cuales prácticas han quedado huellas que todavía hoy no desaparecen del todo; así es que con tales elementos materiales y morales, cada día se hacían más poderosas y temibles las referidas órdenes para los mismos superiores jerárquicos, como sucedió en una célebre disputa sobre pago de diezmos por parte de los indígenas, que falló Felipe II a favor de los frailes, sustrayéndolos completamente de la jurisdicción del Ordinario. La anarquía, pues, iba cundiendo rápidamente entre los diversos elementos que componían las colonias y se iba marcando cada día más una verdadera pugna entre la Iglesia y el Estado. En esta pugna todas las ventajas estaban del lado de la primera, pues que tenía en su favor grandes elementos de fuerza y de poder. “Dispensadora la Iglesia de la enseñanza, dice el mismo historiador,2 depositaria del cuerpo de doctrinas que constituían las creencias y normaban las costumbres; centinela vigilante de la conducta así pública como privada de los individuos y las familias, contando para ello con el formidable auxilio de la Inquisición; en contacto inmediato y directo con el pueblo por la intervención indispensable en los más importantes actos de la vida; protectora natural de los indios a quienes defendía de la ruda opresión que sobre ellos ejercían sus desapiadados dominadores; su influencia era omnipotente puesto que tocaba y se ingería en todos los resortes del cuerpo social, sometiendo con su inflexible férula a los mismos soberanos cuyo poder absoluto pudo desenvolverse sin trabas,

La misma obra, p. ix.

2 

introducción

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mientras caminaba de acuerdo con tan robusta organización, pero que tendría que reconocer su debilidad en el momento que se turbase el equilibrio, fundado en condiciones de suyo pasajeras que mantenían aquella situación, en que se ocultaba el principio de una disolución inevitable”. En el siglo xvii el elemento eclesiástico, que sin interrupción fue adquiriendo creces en la Colonia, acumuló enormes riquezas, a la vez que aumentó considerablemente el número de sus individuos. Sólo en once años que duró de Arzobispo D. Juan Pérez de la Serna, se gastaron en la fundación de iglesias, conventos y edificios píos bajo la dirección del clero…, 2,227,000 ducados, llegando a tal grado la marea siempre creciente de órdenes monásticas y Casas de Dios, que en 1644 el Ayuntamiento de México suplicó a Felipe IV le concediese que no se fundasen conventos de monjas ni religiosos. Por supuesto que éste, que pudiéramos llamar intento de reforma, no produjo ningún resultado satisfactorio, aun a pesar de la legislación de Indias, que sometía al clero regular a una inspección inmediata por parte de la autoridad civil, y de la necesidad reconocida de procurar que no se multiplicasen y extendiesen mucho las órdenes monacales. Curioso es lo que el Obispo de Puebla D. Juan de Palafox y Mendoza escribía al Papa Inocencio X en Diciembre de 1647 a propósito de las riquezas de los jesuitas, y por eso nos vamos a permitir transcribir aquí el primer párrafo de la referida carta: “Hallé, dice, y está hoy, padre beatísimo, casi toda la opulencia, caudal y riquezas de estas provincias de la América Septentrional, en poder de los religiosos de la Compañía, como los que son señores de las mayores haciendas, pues sólo dos colegios poseen hoy treinta mil cabezas de ganado mayor, y entre todas las religiones ni catedrales, contienen apenas tres ingenios de azúcar, y sólo la compañía posee seis de las mayores, y suele valer un ingenio, padre beatísimo, medio millón y más de pesos, y algunos se acercan a un millón. Hay hacienda de éstas que reditúa al año cien mil pesos y de este género de haciendas tiene seis sólo esta compañía que consta sólo de diez colegios”. Menos de dos años después, en 1649, el mismo Obispo escribía al Papa lo siguiente, refiriéndose siempre a los jesuitas: “Es tan terrible el poder de estos religiosos en la iglesia universal, tan grandes sus riquezas y los honores que les dan tan absolutos que si no se les reforma, se juzgan superiores a todas las dignidades eclesiásticas, leyes, concilios y 10

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constituciones apostólicas; de suerte que les es fuerza a los Obispos (a lo menos en éstas tan remotas provincias) o morir en la defensa de sus derechos y dignidad y perecer por la misma causa, o condescender a lo que ellos quieren, o a lo menos aguardar largo tiempo el éxito dudoso de una tan santísima y justísima causa, exponiéndose entre tanto a grandes riesgos e incomodidades y a ser oprimidos y confundidos con sus falsas acusaciones”. Ya a principios del siglo xvii se habían presentado proyectos de reforma con el objeto de detener la ola siempre creciente de poder y de riquezas de las diversas órdenes monásticas y especialmente de los jesuitas, pero el paso verdaderamente atrevido por el que se asestó terrible golpe a la famosa compañía, estaba reservado al rey Carlos III, monarca progresista y de una energía poco común. El paso a que nos referimos fue el lanzamiento de los jesuitas de todos los dominios de la Corona de España, verificado en la Metrópoli el 31 de Marzo de 1767. La actitud del Monarca español hizo que el Papa Clemente XIII apelara a los piadosos sentimientos de su querido hijo rogándole que revocase el decreto de expulsión. Empero Carlos III se mantuvo firme en su actitud, y en la Nueva España el lanzamiento se verificó en la madrugada del 23 de Junio del citado año 1767, siendo de notar el hecho de que el suceso se verificó sin producir perturbación ninguna, a diferencia del siglo anterior en que con motivo del destierro del Arzobispo Pérez de la Serna, se causó un serio alboroto que puso en verdadero cuidado a las autoridades. Como este acontecimiento fue muy inferior en importancia a la expulsión de los jesuitas, por la comparación de uno y otro puede comprenderse la evolución por que iban pasando los que hoy se llaman principios de la Reforma. Nótase durante el reinado de Carlos III una tendencia bien marcada a debilitar el fuero eclesiástico, evitando que invadiera las facultades de los tribunales civiles en los negocios profanos; esta tendencia se marca asimismo en el reinado de Carlos IV, si bien es cierto que no siendo todavía las reformas radicales, estando el clero acostumbrado a respetar de antiguo al soberano y al gobierno que él representaba, y procurando por último conciliar, como en efecto se conciliaban, las pequeñas reformas establecidas, con el respeto debido a los sacerdotes y en principio aun a sus mismos fueros; tales actos, introducción

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por el pronto cuando menos, no causaron trastornos, ni alborotaron por consiguiente la paz pública. Ya en 1804, sin embargo, aunque sin poner en duda la facultad del soberano para obrar en el sentido en que lo hacía, aparecieron en México unas respetuosas exposiciones con motivo de las enajenaciones de los bienes de obras pías y la consolidación de sus capitales. Habíase llegado, por lo demás, a una época en la que se verificaron acontecimientos que produjeron más tarde un cambio completo en la manera de pensar y obrar de las sociedades civilizadas. La grandiosa y terrible revolución francesa llevó a todos los confines de la Europa, conducidos por las águilas victoriosas de la República, los principios filosóficos encarnados en la misma revolución, muchos de los cuales eran exagerados y hasta metafísicos, pero todos fuertemente impregnados de un decidido espíritu liberal. Dos clases se sintieron hondamente conmovidas con los nuevos principios, porque veían en ellos claramente un formidable enemigo que tendía a acabar de una vez con todos los fueros y exenciones de las castas privilegiadas: estas dos clases fueron el clero y la nobleza. El sacudimiento fue tan terrible que llegó hasta España, y cosa curiosa, el gran matón, el liberticida Napoleón I, llevaba a la retaguardia de sus ejércitos, al principio victoriosos, las ideas revolucionarias que encontraron en la península fértil y abundante campo donde sembrarse para después florecer. Así es que, mientras las Cortes de Cádiz, en representación del poder nacional y monárquico de España, formaban el núcleo que organizó y dirigió los esfuerzos de los heroicos españoles en defensa de la autonomía de su patria, esas mismas cortes, enemigas acérrimas del usurpador y su constante pesadilla, decretaban en medio al fragor espantoso de la guerra, la Constitución de 1812 que aunque moderada para nuestra época, en la que fue expe­ dida significó un verdadero escándalo, sobre todo para la clase sacerdotal. Las ideas de la revolución habían, por consiguiente, triunfado, a pesar de que apenas nacidas, eran ya llevadas en la punta del sable de un tirano. Estas ideas repercutieron en América, que ya había sido teatro de otro suceso grandemente importante en la historia de la evolución de los pueblos, y fue la independencia de las trece antiguas colonias inglesas, que se consti­ 12

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tuyeron en nación independiente bajo el nombre, que aún conservan, de Estados Unidos de América. Abrióse a la vez una nueva era en la historia de México al iniciarse la independencia en el pueblo de Dolores por el inmortal caudillo Miguel Hidalgo y Costilla, y por un movimiento unánime y espontáneo de la clase alta sacerdotal, o sea el alto clero, llovieron sobre el grande hombre los anatemas, las censuras y las más terribles excomuniones. Casi a la vez, las Cortes de Cádiz, como dijimos hace un momento, daban una constitución a la monarquía española, suprimían la Inquisición y procuraban, asimismo, ensanchar el círculo de las libertades públicas. El alto clero, sin embargo de que no había sido todavía seriamente atacado, pues la agitada época por que se pasaba impedía hacer efectivas las mejores leyes, y que no veía todavía claro mientras la épica guerra que trabajaba a la península impidiera que el nuevo rey constitucional español se sentase en su trono; como instintivamente veía a la vez en la obra de Hidalgo un ataque a las inmunidades de que gozaba, y un cambio quizá radical en su manera de ser, política y social, lanzaba todos los rayos de su desatentada cólera sobre el ilustre anciano, quemándolo en efigie, ya que no pudo hacer por entonces otra cosa. Surge en esta época, entre los precursores de nuestra reforma, la gran figura de José Joaquín Fernández de Lizardi, nacido en esta Capital en el año 1771. En 1812 fundó El Pensador Mexicano, que dio a su autor el nombre con que hasta hoy se le conoce, y por un artículo en que combatió la orden del virrey Venegas que desaforaba a los eclesiásticos revolucionarios, fue puesto inmediatamente en prisión. Ya en el mismo año abogaba en favor de la enseñanza gratuita, y después de siete meses de cárcel, publicó varios escritos, todos ellos notables como producciones de tan preclaro talento. Sus trabajos llegaron a adquirir pronto una gran popularidad, pues como dice un autor: “sin detenerse por escrúpulos gramaticales, usaba el lenguaje del vulgo, difundiendo en todas las clases de la sociedad ideas de reforma, en que hasta entonces sólo se había fijado un reducido número de personas”; y como a la vez que dotado de una gran energía para el trabajo, tenía un valor civil a toda prueba, provocó verdaderas tempestades, sobre todo, en el partido servil, que escogió para contestar a los rudos ataques del Pensador al virulento dominico Fray Mariano Soto, introducción

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quien se echó a cuestas la ruda tarea de luchar con el gran campeón de las ideas liberales. Escribe poco después su famosa y popular novela El Periquillo, y he aquí parte del juicio que de ella y de su autor hace el conocido literato Ignacio M. Altamirano: “El Pensador dice, vivía en una época de fanatismo y de suspicacia en que cualquier arranque atrevido, cualquier idea de libertad, cualquier pensamiento de innovación, costaba caro. Era el tiempo todavía de los virreyes y de la Inquisición, y sin embargo su novela es una sátira terrible contra aquella sociedad atrasada e ignorante, contra aquel fanatismo, contra aquella esclavitud, contra aquella degradación del pueblo, contra aquella educación viciosa y enfermiza, contra aquellos vicios que hubieran consumido la savia de esta nación joven, si no hubiese venido a vigorizarla el sacudimiento de la revolución”. Acompañó en esta época al cura Hidalgo el distinguido patriota y sacerdote también, Francisco Severo Maldonado, que publicó en Guadalajara un periódico revolucionario cuando estuvo en esa ciudad el héroe. Después de consumada la Independencia publicó asimismo y sucesivamente El Pacto de Anáhuac y El Fanal del Imperio Mexicano, haciéndose notables varios artículos dados a luz en el primero de los referidos periódicos, por las ideas avan­ zadas que proclamaba, sobre todo, en lo referente al difícil y todavía hoy irresoluble problema del pauperismo, ideas que después se han visto calzadas con las respetables firmas de varios escritores eminentes de Europa. Aparece igualmente en este periodo como enérgico y decidido campeón de los principios democráticos el Payo del Rosario (D. Pablo Villavicencio), escritor liberal y patriota distinguido, sobre el que hay muy pocos datos, ignorándose hasta el lugar de su nacimiento, y en esa misma época, otro grande hombre que sirvió a la patria especialmente con su pluma, D. Andrés Quintana Roo, yucateco, publicaba El Ilustrador Americano, periódico de ideas muy avanzadas que se hacía circular burlando la vigilancia de las autoridades españolas. Quintana Roo, en unión del Dr. Cos y de otros patriotas distinguidos a cuya cabeza figura el gran Morelos, fue de los primeros que proclamaron la independencia absoluta de México, y como era natural, en aquella época de 14

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

lucha y lucha terrible, sufrió tremendas persecuciones que lo pusieron en el extremo de verse próximo a ser decapitado. Mientras tanto, y al restaurarse el trono español, después de la desocupación de España por el ejército francés provocó el tristemente célebre Fernando VII una verdadera reacción absolutista que alegró grandemente, como era natural, a las clases privilegiadas. Empero la opinión había sufrido cambios profundos, y a poco se vio estrechado a ceder a sus enemigos jurando la Constitución de 1812, cuyo restablecimiento en México se verificó oficialmente el 29 de Agosto de 1820. El elemento sacerdotal, que vio entonces sus antiguos fueros bastante menguados, obligado, además, como lo estaba, a respetar el derecho de patronato de antiguo concedido al rey, pensó seguramente, y con razón, que el único medio de salvar sus fueros del naufragio, era separarse en lo absoluto de la antigua metrópoli dirigiendo por sí mismo la revolución para volverla toda en su favor, como en efecto lo hizo. De esta manera, a la vez que se libraba de la maldecida Constitución de 1812, lograba asimismo y de un golpe, libertarse también, como en efecto sucedió, de ese derecho de patronato que le incomodaba Se hizo, pues, ya con toda facilidad la Independencia de México, y el 27 de Septiembre de 1821 entraba D. Agustín de Iturbide a la antigua Capital de la Nueva España y a la cabeza del Ejército de las Tres Garantías. Bueno es hacer notar de paso, que la primera de estas garantías estaba simbolizada en la palabra Religión, bastante vaga para que dentro de ella cupieran todas las antiguas y nuevas pretensiones del clero, que quería a todo trance evitar los efectos de los principios proclamados por las Cortes de Cádiz. A raíz de la consumación de la independencia brilla en todo su esplendor la romancesca figura del Dr. Fernando Teresa de Mier, luchador infatigable, cruelmente perseguido durante cerca de treinta años en América y en Europa, por todas las tiranías y por todos los tiranos. A consecuencia de un sermón predicado en México el 12 de Diciembre de 1794, con motivo de la festividad guadalupana, se le formó proceso y se le desterró a España por diez años, comenzando desde entonces su gloriosa carrera de persecuciones, sufrimientos y cárceles, la mayor parte de aquéllas a causa de la libertad de que era ferviente adorador. Republicano de corazón y de los primeros que pensaron introducción

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en México en esa forma de gobierno para nuestro país, y a la vez muy profundo pensador fue un enemigo terrible del efímero imperio de Iturbide, a quien no quiso dar nunca el título de Majestad y para quien pidió la pena de muerte en el Congreso, cuando el jefe del Ejército de las Tres Garantías fue juzgado por esa corporación. Después de fracasado el ensayo de imperio en México, el ya citado patricio Andrés Quintana Roo emprendió la publicación del periódico El Fe­ deralista Mexicano en el que aunque con mucha mesura se proponían ideas y principios muy liberales, habiendo logrado su autor, dice un biógrafo, ser respetado por todos los partidos. Por este mismo tiempo, es decir, apenas consumada la Independencia, aparece en la liza del periodismo sosteniendo con verdadero ardor los principios democráticos, el sabio y profundo escritor D. José M. Luis Mora. Hecho verdaderamente notable es, que habiéndose este gran pensador ordenado de sacerdote en 1829, atacó con verdadera energía y gran acopio de incontrovertibles argumentos, intereses inveterados de la poderosa clase a que pertenecía. A él se debieron la Constitución del Estado de México, la Ley de Hacienda del mismo Estado, la de los Ayuntamientos y casi todos los decretos que entonces se promulgaron en aquella entidad federativa. Poco después, se ocupó en escribir su Catecismo Político de la Federación Mexicana y sus Discursos sobre la naturaleza y aplicación de las rentas y bienes eclesiásticos y algunos años más tarde publicó sus Obras sueltas colección de brillantísimos artículos en los que campean la más sana doctrina unida a la más inflexible lógica y una especie de videncia o don profético que sólo poseen las grandes inteligencias. En esas Obras sueltas, hay artículos como los dedicados a la libertad de Imprenta y el intitulado Funestos efectos de la empleomanía, por todo extremo notables y hasta podemos llamar soberbios, que hoy mismo honrarían a cualquier escritor de fama, nacional o extranjero. La síntesis de las ideas del Dr. Mora se encuentra en la advertencia preliminar de sus obras sueltas, de la cual copiamos un notable párrafo ya citado por el Sr. Sosa, uno de los biógrafos del eminente escritor. Dice así: “Para evitar disputas de palabras indefinidas, debo advertir desde luego, que por marcha política de progreso entiendo aquella que tiende a efectuar de una manera más 16

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

o menos rápida la ocupación de los bienes del clero, la abolición de los privilegios de esta clase y de la milicia, la difusión de la educación pública en las clases populares, absolutamente independiente del clero, la supresión de las órdenes monacales, la absoluta libertad de las opiniones, la igualdad de los extranjeros con los naturales en los derechos civiles y el establecimiento del jurado en las causas criminales. Por marcha de retroceso, entiendo aquella en que se pretende abolir lo poquísimo que se ha hecho en los ramos que constituyen la precedente. El statu quo, no tiene sino muy pocos partidarios, y con razón, pues cuando las causas están a medias, como en la actualidad están en México, es absolutamente imposible queden fijas en el estado que tienen”. En el año 1824 es electo diputado al primer Congreso Constituyente otro grande hombre, otro verdadero precursor de la Reforma, el Sr, D. Valentín Gómez Farías, jalisciense distinguido, y de quien se ocupará el primero de nuestros artículos biográficos. Desde el mismo año en que Gómez Farías fue electo diputado, dice el Sr. Sosa, fue también el más esforzado, el más ardiente y el más sincero defensor de las ideas liberales, así como su más incansable propagandista. Ya en 1833 su nombre era conocido en toda la República, al grado de que el voto popular lo llevó a la vicepresidencia de ésta, llegando a desempeñar, a consecuencia de los sucesos, la primera magistratura del país por cerca de un año. Los principios inquebrantables de este hombre no se desmintieron un solo momento, hasta su muerte, acaecida en el año 1858, habiendo tenido la gran satisfacción de jurar y firmar con carácter de Presidente del Congreso, la Constitución de 1857, que actualmente rige en nuestro país. En varios de los Estados recién constituidos entonces empezaron a cundir también con increíble rapidez las ideas liberales y de reforma, y uno de los primeros que, debido en gran parte a su gobernador constitucional, entró de lleno en esa vía, fue el extenso y poderoso Estado de Jalisco, gracias a los esfuerzos del ciudadano Prisciliano Sánchez. Cuando este notable gobernante fue electo diputado al primer Congreso Constitucional, tuvo ocasión de mostrar su energía y firmeza de principios, oponiéndose a la coronación de Iturbide. En 1822, en un opúsculo que publicó, presentó el proyecto de una Ley de Hacienda, la cual entrañaba reformas tan capitales que no pudieron introducción

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hacerse efectivas sino muchos años después y hasta que se promulgó la Carta fundamental de 1857. Firmó la Constitución de 1824 y en 1825 fue electo primer Gobernador Constitucional del Estado de Jalisco; ya en ese puesto dedicóse con verdadero ardor a organizar los ramos de la administración y especialmente el de la instrucción pública e hizo efectivas en el Estado disposiciones que más adelante debían verse consignadas en las memorables Leyes de Reforma. Por poco tiempo, no obstante, pudo seguir prestando su valioso contingente al Estado que lo vio nacer, pues a fines de 1826 este virtuoso y honrado gobernante bajó al sepulcro, habiendo hecho, sin embargo, en el corto espacio que tuvo a su cargo la administración de Jalisco, lo que muchos otros no hacen en largos periodos de tiempo, durante los cuales son poseedores del poder. Zacatecas también contó con un preclaro ciudadano, el Sr. Francisco García, nacido en el referido Estado a fines de 1786. Figuró en el primer Congreso General por Zacatecas, lo fue en seguida del Constituyente y después fue electo Senador. Durante este tiempo se dio a conocer por sus altos dotes, sobre todo en el ramo de Hacienda, y a él se debió el sistema rentístico de la República, adoptado por el Congreso Constituyente. Durante solo un mes se encargó en la administración del General Guadalupe Victoria, de la Secretaría de Hacienda cuyo puesto obtuvo debido a un análisis que hizo de la Memoria presentada por su antecesor, análisis que el sabio Dr. Mora calificó de obra pasmosa de lógica, economía y estadística. Comprendiendo, sin embargo, que en el alto puesto en que se encontraba colocado, no podría llevar a cabo todas las reformas e innovaciones que creía necesarias, se separó luego de la Secretaría de Estado confiada a sus cuidados, y casi a la vez era electo Gobernador de su Estado natal. En ese elevado puesto se manejó con tal inteligencia, laboriosidad y honradez, que según opinión general no tiene quizá rival el Sr. García en la historia de los gobernantes mexicanos, y uno de sus biógrafos, al hablar de sus méritos, exclama: “¡Con razón se entristece el ánimo al establecer un paralelo entre el ilustre Gobernador de Zacatecas y los tiranuelos vulgares que han asaltado el poder tantas veces en nuestros desdichados pueblos!”. 18

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Varios otros gobernantes, en el periodo comprendido entre 1824 y 1856, merecen también por sus luces y por los principios que sustentaron, ser colocados entre los precursores de la reforma radical que se llevó a cabo en 1859; pero los estrechos límites en que necesariamente debe encerrarse este artículo, no nos permiten ir hablando de todos ellos y por eso nos conformamos con citar entre otros muchos, nombres tan ilustres como los de Plutarco González y Francisco Modesto de Olaguíbel, por ejemplo, dignos gobernantes ambos del Estado de México y decididos campeones del credo democrático. Pero es tiempo ya de que demos una ligera idea de conjunto de la situación de la República durante el mencionado periodo transcurrido desde la instalación del Congreso que decretó la Constitución de 1824, hasta la proclamación del Plan de Ayutla. Hemos indicado que el clero, huyendo de los efectos de la Constitución de 1812, se apoderó de la idea de independencia, confeccionó el Plan de Iguala y vio en la nueva actitud que había asumido, un medio de conjurar la tempestad que se cernía sobre la cabeza de todos los miembros de la casta. Fue de tal manera eficaz ese medio, que como también indicamos logró aquella hasta desligarse de toda clase de dependencias respecto del poder civil, declarando como lo hizo, que la nueva nación no había heredado el derecho de patronato de los monarcas españoles, necesitándose por lo mismo un arreglo expreso con el Pontífice para resolver cuestión tan importante, y de esta manera la clase sacerdotal ganó a todas luces con la Independencia. Para conseguir el derecho de patronato diéronse constantemente pasos infructuosos y mientras, la nueva nación pasaba por todos los regímenes posibles en el corto periodo de treinta y cuatro años, teniendo a la vez que sostener tres guerras extranjeras sin contar con la desgraciada de Texas. En una de esas guerras, la norteamericana, pudo verse hasta qué punto el clero cuidaba de sus riquezas, sobre todas las cosas, hasta el grado de importarle un ardite la misma independencia e integridad de la patria; pero en cambio la experiencia adquirida por el partido liberal en medio de aquel mare magnum en que las revueltas se sucedían unas a otras con pasmosa continuidad, así como la propagación de las ideas nuevas que día a día se iban fijando y concretando más y más, haciendo comprender a este partido la incompatibilidad cada vez más absoluta de los intereses introducción

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que sostenía, con los del partido contrario, precipitó los acontecimientos y la causa determinante de ellos fue sin duda alguna la ominosa dictadura del General Antonio López de Santa-Anna. El conflicto se hizo entonces inevitable y puede decirse que toda la nación anhelaba un cambio completo y absoluto en el modo de ser político y social de México. Ese cambio, sin embargo, no lo hizo por lo pronto completo ni la revolución de Ayutla que sólo pudo prometer a la Nación la corrección de los abusos de la anterior dictadura y constituir al país conforme a los principios que proclamara una ley fundamental, ni aun la misma Constitución de 1857 creada en medio al espantoso choque de pasiones encontradas y a la agitación social consiguiente, y dejando quizá por esto pendientes puntos de tanta importancia como la libertad de cultos, después de una discusión memorable que honra a la tribuna mexicana y a los grandes oradores que tomaron parte en ese notabilísimo debate. La Constitución, es cierto, proclamó las más de las libertades de una manera franca y terminante: allí están consignadas la igualdad ante la ley y la libertad del individuo, la de enseñanza, la de asociación, la del trabajo, la de petición, la de la tribuna, la de la prensa (hoy incompleta sobre todo por el procedimiento), la de portación de armas, la de locomoción, y consignadas mil preciosas garantías como la de la supresión de toda clase de privilegios, la de la no retroactividad de las leyes, la que fija que la aplicación de las penas propiamente tales es exclusiva de la autoridad judicial, declarando además cuáles son los únicos medios coercitivos que a título de corrección disciplinaria, puede aplicar la autoridad política o administrativa, y otras muchas tan trascendentales como las anteriores. Todo esto constituye es cierto parte y muy importante de la reforma radical que se concluyó en 1859 y en 1860; pero faltaba como dijimos, la principal libertad, aquella que no se atrevieron a tocar los constituyentes, y que la famosa guerra llamada en nuestros anales patrios de los Tres Años, había de traer consigo: la libertad de conciencia con todas las que le están inmediata y directamente relacionadas. En Veracruz, entre truenos y rayos, cual nuevo Sinaí, el gobierno constitucional encabezado por el Sr. Juárez y formado por hombres como Ocampo y Miguel Lerdo de Tejada, declaró al fin la independencia de la Iglesia y el Estado, el matrimonio civil, la desamortización de los bienes del clero, la supre20

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

sión de las órdenes monásticas y del noviciado en las de religiosas, la libertad de cultos, la supresión del juramento para los actos oficiales, la prohibición del traje talar en los sacerdotes usado en público, la reglamentación del uso de las campanas en funciones religiosas y otras muchas medidas secundarias que venían a completar las anteriores. Ya desde antes de la expedición de la Carta fundamental de 1857, la Ley sobre Administración de Justicia, hecha célebre bajo el nombre de Ley Juárez, había restringido mucho los fueros militar y eclesiástico que quedaron al fin completamente suprimidos por la Constitución, la cual declaró que el fuero de guerra subsistía sólo para los delitos que tuvieran exacta conexión con la disciplina militar, y por último, el gobierno del Sr. Sebastián Lerdo de Tejada tuvo la gloria de elevar al rango de constitucionales, todas las principales Leyes de Reforma, declarando además en esas adiciones y su ley reglamentaria, que nadie podía contratar la pérdida o el irrevocable sacrificio de la libertad humana, ya fuera a título de educación, trabajo o voto religioso, ni autorizar convenios por los que se pacte la proscripción o el destierro, quedando por esto suprimidos de una vez todos los conventos aun los de monjas que habían conservado en parte las Leyes del 59. Después del triunfo del gobierno legítimo a consecuencia de la batalla de Calpulalpan, el partido clerical hizo el último esfuerzo sin resultado y fue solicitar la intervención europea y con especialidad la francesa. Tal intervención, lejos de ayudar a las miras de los clericales, acabó de desengañarlos por completo, y al contemplar el epílogo de su obra en el Cerro de las Campanas pudieron exclamar con el Dante: Lasciati ogni speranza, en lo que se refiere especialmente a la reconquista de los antiguos fueros y preeminencias de la clase sacerdotal. Como toda la época que media entre el Plan de Ayutla y el triunfo de las armas republicanas, triunfo que produjo la prisión y muerte del archiduque Maximiliano y sus tenientes, es una época brillante y llena de gloriosos episodios, natural es que en ella surgieran como surgieron hombres eminentes dignos de la gratitud de la patria y de la inmortalidad, cuyos rasgos biográficos si bien ligeros, nos proponemos dar a luz en este libro. ¡Lástima en que nuestras plumas no sean dignas de los héroes! Empero, supla la buena voluntad a nuestra insuficiencia y sírvanos de escusa el noble introducción

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móvil que nos guía y que no es otro que mostrar a la presente generación mexicana, ejemplos dignos de imitación que fortalezcan y aumenten los sentimientos patrióticos, los primeros que deben existir en el corazón de todo buen ciudadano, los primeros que deben inspirarlo en los tiempos luctuosos de las desgracias de la patria, como también en las épocas de prosperidad, que deseamos sean continuas y sin interrupción para nuestro muy amado México. [Septiembre de 1890] emr

ValentÌn GÛmez FarÌas

1781-1858

Damos

a esta serie de biografías

por su base la supremacía eclesiástica en los

de liberales ilustres, con la del patriarca de

asuntos civiles. Él es uno de los iniciadores

la democracia en México; con la del primer

de nuestra Reforma y si bien antes que él

sostenedor inmortal de los principios her-

escribió el Dr. Mora acerca de ella, y aun

mosísimos que ahora constituyen nuestro

puede decirse que también Fernández de Li-

modo de ser político; con la de uno de los

zardi, asentando los principios que vinieron

más beneméritos ciudadanos y más gran-

a promulgarse en 1859 por D. Miguel Lerdo

des patriotas que ilustran las páginas de

de Tejada, consta que Gómez Farías indujo

nuestra historia; con la del venerable D.

al Dr. Mora a expresar su parecer contra las

Valentín Gómez Farías, en suma, cuya lar-

grandes ventajas adquiridas por el alto cle-

ga y preciosa existencia estuvo consagrada,

ro sobre los legítimos derechos de la nación,

íntegra, a la obra de la redención moral del

considerándolos como un monumento de

pueblo mexicano, como corolario de la in-

oprobio y degradación para la República.

comienzo

dependencia ya lograda tras once años de

Precursor y vidente de la Reforma, Gó-

portentosa lucha. Gómez Farías fue no sólo

mez Farías amolda su conducta a un pro-

un antecesor de la Reforma, un profeta, un

grama inflexible, del que no se separa un

iluminado de la libertad, sino el primero que

ápice, cual si tuviese la plena convicción del

con una osadía de inteligencia y un valor

triunfo ulterior de sus ideas y la concien-

cívico verdaderamente asombroso y digno

cia íntima de que su nombre llegaría a ser

de eterna remembranza, retó al poder cuasi

el primero en el índice perdurable de los re-

omnímodo entonces del clero y puso a raya

formadores mexicanos. La exaltación de sus

sus temerarias pretensiones, ejecutando las

conceptos y su dignísima intransigencia en

atrevidas leyes del Congreso de 1833, que

cuestiones fundamentales de organización

pueden considerarse las primeras que en

política, le aquistaron el apodo de Gómez

México tendieron abiertamente a destruir

Furias; pero este alias, mote o sobreapellido

˜ 25 ˜

26

que le pusieron los sayones del clero y de

cor de las clases acomodadas; el único que se

la opresión, los iturbidistas rezagados y los

erguía en defensa de los intereses verdade-

santannistas a la orden del día, es hoy para la

ros de la República, de la igualdad humana,

santa memoria del mancillado patricio, un

de la ilustración, del progreso; el único que

título más a nuestra gratitud y admiración.

tenía valor para hablar de libertad y demo-

Apenas puede concebirse hoy el conjunto de

cracia a un pueblo dominado por todas las

obstáculos y resistencias que tuvo que ven-

tiranías, inclusive la de la conciencia; el úni-

cer el partido progresista, guiado por Gómez

co, finalmente, cuyas miradas alcanzaban

Farías, para operar la inmensa transforma-

a leer el libro del porvenir y que presentía

ción que ha tenido lugar en nuestra socie-

el advenimiento de los buenos principios y

dad de la independencia acá, modificando

la futura grandeza de su patria. Por eso le

profundamente las ideas, las leyes y las cos-

damos el primer lugar en esta obra destina-

tumbres. Los focos de luz eléctrica que ilu-

da a vulgarizar la historia de la Reforma en

minan nuestras vías públicas, distan menos

México, por medio de las biografías de los

como mejora materias del mísero alumbra-

varones ilustres que coadyuvaron a su labo-

do de aceite de principios del siglo, que la ac-

riosa realización y a su brillante y definitivo

tual organización de la República de la que

triunfo.

tenía hace sesenta y tantos años, cuando

D. Valentín Gómez Farías nació en Gua-

principió a figurar Gómez Farías. Viose obli-

dalajara el 14 de Febrero de 1781, siendo sus

gado a combatir contra poderosísimos ene-

padres el Sr. D. Lugardo de la Vera, natural

migo, contra instituciones que se reputaban

de la misma ciudad, y la Sra. Da Josefa Fa-

inviolables, contra los intereses seculares de

rías, oriunda del Saltillo. Poco o nada sabe-

las clases privilegiadas, contra el fanatismo

mos de su niñez y adolescencia, sino que su

y la ignorancia, contra vicios inveterados,

carrera literaria fue brillantísima, que adop-

contra un cúmulo, en fin, de absurdos y de

tó la profesión de médico, que sustentó un

crímenes, apoyado en la tradición histórica

lúcido examen asombrando a sus sinodales,

de la Colonia y en el credo filosófico de los

que para poder estudiar francés tuvo que

discípulos de Loyola. Figurémonos ahora

hacerlo secretamente y que su nombre que-

a Gómez Farías en medio de aquella socie-

dó inscrito desde entonces en los registros

dad oscurantista y atrasada, en medio de

de la Inquisición. Mostró desde muy joven

aquel caos de falsos principios, de apócrifa

los más vehementes deseos de cultivar sus

cultura, de intereses bastardos, y compren-

facultades intelectuales en todos aquellos

deremos bien el encono y la ira de los sena-

estudios y ejercicios que pudieran ponerle

dores que pidieron en 1835 se desconociera

en aptitud de consagrarse al servicio de su

su autoridad, por haberse hecho por sus obras

patria en los asuntos públicos. Recibido de

objeto individual del odio público. Tenía que ser

médico, obtuvo primero algunas cátedras

el objeto individual, porque era el único que

en la Universidad y después pasó a la ciudad

osaba desafiar la cólera de la Iglesia y el ren-

de Aguascalientes, donde fue electo dipu-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

tado a las Cortes españolas. Consumábase

en contraste con él la adhesión de los ricos,

por aquellos días la independencia de Méxi-

los aristócratas y los militares, para cuyo fin

co, y quien estaba resuelto a consagrar su

se rehusó a tomar posesión desde luego de la

vida a la patria, no podía permanecer extra-

presidencia.

ño a sucesos de que dependía la autonomía

El 1o de Abril de 1833 prestó Gómez Fa-

de ella; así es que levantó a sus expensas un

rías el juramento de ley ante el Congreso

batallón y sacrificó sus bienes particulares

y pronunció un breve y sencillo discurso,

para sostenerlo. Diputado luego al primer

ofreciendo remediar los males originados en

congreso nacional, firmó en unión de otros

prolongadas revueltas políticas e introducir

cuarenta y seis representantes la proposi-

criterio y orden en todos loe ramos de la ad-

ción para que Iturbide fuera electo empera-

ministración, que hasta entonces caminaba

dor, solución política que algunos creyeron

en medio de la mayor confusión y desqui-

entonces, aunque equivocadamente, capaz

ciamiento. Serían, respetados los derechos

de consolidar el orden y la tranquilidad; pero

del hombre y del ciudadano al amparo del

tan luego como Iturbide principió a querer

nuevo gobierno; se distribuiría con equidad

sostenerse por medio del terror, lo comba-

la justicia; no había excepciones en el pago

tió Gómez Farías pidiendo la disolución del

de los impuestos; los militares jamás serían

Congreso y protestando contra la arbitraria

empleados en ocupaciones infames; el ase-

prisión de algunos de sus miembros, orde-

sinato no sería premiado; el artesano no

nada por el autócrata. Influyó después ac-

sufriría las vejaciones de una execrable y ri-

tivamente en la elección de D. Guadalupe

dícula aristocracia, etc., etc. Estas promesas

Victoria para presidente de la República y en

halagadoras proferidas por el presidente de

la de D. Manuel Gómez Pedraza, quien por

la Cámara de Diputados, D. Juan Rodríguez

tal motivo le confirió la cartera de Hacienda

Puebla, en contestación a Gómez Farías,

y le ayudó a ser electo a su vez para el cargo

resumían en parte el programa que éste se

de vicepresidente.

proponía desarrollar, por medio de un siste-

Fue él quien movió en el Estado de Zaca-

ma gradual de reformas siempre progresivas

tecas, del cual era vicegobernador, todos los

y cuya marcha no pudiera perturbarse, una

resortes para decidir el destronamiento de

vez emprendida.

Bustamante, y como contaba con el apoyo

El interinato de Gómez Farías fue de

del partido yorkino o liberal, Santa-Anna,

corta duración, pero fecundo en aconteci-

envidioso y buscando oportunidad de nuli-

mientos que hacen época en los anales de

ficarle, le aceptó como vicepresidente para

las ideas reformistas. Dice D. Carlos María

el periodo en que él ejercería la suprema ma-

de Bustamante con su acostumbrada im-

gistratura. Proponíase Santa-Anna, además,

pertinencia, que entendiéndose por el clero

conocidos como eran los antecedentes de

la persecución que se preparaba a la Iglesia,

Gómez Farías por su intachable conducta de

se notó un fervor extraordinario en aquella

jefe de los exaltados por el progreso, ganarse

Semana Santa, pues coincidió ciertamente valentín gómez farías

29

30

la gran solemnidad del catolicismo con la

apacentarlas; se les reprochaba su avaricia,

torna de posesión de Gómez Farías, como

la desmesurada autoridad de que gozaban y

para que se viesen bien la cara quienes iban

la infamia de lanzar anatemas sobre los pue-

a luchar por contrarios intereses. El sába-

blos que no creían en la ilimitada autoridad

do de gloria apareció un impreso lleno de

del Papa; se dieron instrucciones al enviado

injurias contra el vicepresidente, que por

mexicano en Roma para que solicitara la re-

supuesto acentuó desde luego la conducta

ducción de los días festivos; recibió enorme

que se proponía seguir respecto de las cla-

publicidad el remitido de una monja que pe-

ses privilegiadas: sostuvo con audacia el

día permiso para abandonar el claustro; se

principio de que el poder civil es superior al

dispuso que todos los rescriptos pontificios

militar, procuró a todo trance aniquilar la

para ser válidos debían traer el visto bueno

influencia del clero, impulsó la educación

del ministro de México en Roma; en Vera-

pública, se esforzó por conservar la inte-

cruz y otros Estados se expidieron decretos

gridad nacional en la luctuosa cuestión de

disponiendo la ocupación de los bienes de

Texas y trabajó noblemente contra la pena

comunidades religiosas y suprimiendo los

de muerte por delitos políticos. Pocas veces

conventos; se volvió a tratar de que saliesen

se ha visto en México actividad semejante:

del país los españoles, con excepciones en

no celebró una sola sesión el Congreso en

favor de los que tuvieran hijos mexicanos

que no se hicieran una o más proposiciones

o hubieran prestado servicios a la nación, y

de trascendental importancia; se decretó

se llevaron a efecto otras muchas medidas

que no se concedieran grados, empleos, ni

por el estilo, enderezadas a destruir el poder

ninguna clase de distinción a los que pelea-

del clero y afianzar el predominio del ele-

ran en disensiones domésticas: se juzgó a

mento civil en los negocios públicos. Diez

los ministros de D. Anastasio Bustamante;

meses solamente dispuso Gómez Farías del

se celebraron suntuosas honras fúnebres al

gobierno para lograr tantos cambios en las

General D. Vicente Guerrero, depositándose

costumbres y las ideas de una sociedad habi-

sus cenizas en una urna de plata y siendo con-

tuada a la gazmoñería, al sable, la cogulla y

ducidas de Cuilapa a Oaxaca en una carro-

la vara del cacique: se vio rodeado de revolu-

za enlutada: se nulificó el nombramiento

cionarios y descontentos, sin dinero, objeto

de canónigos de la iglesia de Yucatán y del

de todo linaje de vilipendios, con la sorda

obispo de aquella diócesis, negándosele el

hostilidad del ejército y la franca inquina de

pase a las bulas que de Roma había recibido;

los frailes y los ricos; pero no sintió debili-

comenzaron a ser vigilados los sacerdotes

tarse un solo instante su energía indomable,

aun en su conducta particular; fueron ata-

antes bien con el peligro y las dificultades se

cados los cánones llamándoles falsedades y

enardeció la virilidad de su carácter y cobró

máximas absurdas de siglos cíe ignorancia;

nuevos ánimos para proseguir su obra de

los sacerdotes eran calificados de extranje-

regeneración. Conmovida tan hondamente

ros, de lobos que devoraban las ovejas sin

la República por reformas de tal magnitud,

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

no se hizo esperar la borrasca y Santa-Anna

y el colegio de Santos; ocupados los bienes

creyó necesaria su presencia en el poder, que

de algunas fundaciones religiosas; desterra-

tomó de Gómez Farías el 16 de Mayo, para

do el Obispo de Puebla y llevadas a término

devolvérselo, convencido de que nada podía

otras disposiciones análogas. Gómez Farías

arreglar, el 5 de Junio del mismo año. El gol-

quiso seguir como norma el separar lon in-

pe asestado a los privilegios, no sólo disgus-

tereses de la Iglesia de los del Gobierno, que

tó al partido conservador, sino a muchos li-

suponía capaz de sostenerse sin el auxilio de

berales, que aunque estimaban las reformas

aquélla; quiso también que el gobierno a su

útiles y necesarias creían que no era todavía

vez no interviniese en lo referente a la con-

tiempo de emprenderlas, por lo que fue cre-

ciencia y al dogma, y que la educación de la

ciendo la exaltación general hasta que esta-

juventud estuviera a cargo de las autorida-

lló en Morelia un pronunciamiento acaudi-

des civiles. Dictó algunas otras disposiciones

llado por el coronel Escalada, cundiendo en

administrativas, todas conducentes al me-

el acto la revolución por diversas comarcas

jor servicio público, y concluida la campaña

de la República: pronunciadas también la

del interior sobre los principales jefes de la

guarnición y la policía de la Capital, ataca-

revolución que sostenía los fueros, entregó

ron el 7 de Junio por el cuartel que ocupaban

en Octubre el mando a Santa-Anna, dejando

hacia el Sur, la residencia, de Gómez Farías,

incompleto el desarrollo de sus patrióticos,

que se defendió con 60 cívicos mandados

sabios y bien meditados planes.

por el Gral. D. Juan Pablo Anaya. El vice-

En Diciembre del mismo año, con pre-

presidente se puso a la cabeza de su puñado

texto de sus enfermedades, se retiró San-

de valientes y concluyó el combate con la

ta-Anna a su hacienda de Manga de Clavo,

toma del cuartel y la prisión de muchos su-

dejando de nuevo el poder en manos de

blevados. Tomó entonces Gómez Farías las

Gómez Farías; pero estaba ya para éste

más enérgicas medidas para reprimir la se-

tan amenazador el horizonte político, que

dición, levantando tropas, arbitrándose re-

aceptó como ministro de Relaciones a D.

cursos y declarando la Capital en estado de

Francisco Lombardo. Vino luego el Plan de

sitio, hasta que el 18 de Junio volvió a encar-

Ecatzingo en que se trataba de coronar a un

garse Santa-Anna del Gobierno. Entre otras

descendiente de Moctezuma, expeler a los

reformas realizadas por Gómez Farías en su

extranjeros y suscitar una horrorosa guerra

nuevo brevísimo periodo, citaremos algu-

de castas; Santa-Anna, instigado por los

nas: quedó retirada la obligación civil para

enemigos de Gómez Farías, que le brinda-

el pago de diezmos y la coacción en los vo-

ban con el mando absoluto, apartó a Gómez

tos monásticos; fueron suspendidos los

Farías del puesto y lo tomó él cuando ya en

efectos de las ventas y otras transacciones

muchos lugares aparecían actas contra las

hechas con bienes eclesiásticos sin consen-

Leyes de Reforma y proclamas reaccionarias.

timiento del Gobierno; secularizadas las mi-

Gómez Farías se dejó arrebatar el mando por

siones; suprimida la Universidad de México

Santa-Anna, en vez de anonadarlo como lo valentín gómez farías

31

32

hubiera podido hacer, para que no se le cre-

do personaje, clérigo, llamado el Dr. Guerra,

yera ambicioso y se le achacara que obraba

le ofreció medio millón de pesos para que

anticonstitucionalmente, error que aunque

pudiera mantener a su familia durante el os-

quiso remediar en 1840, retardó el plantea-

tracismo, poro él rehusó la oferta y vendió

miento de las reformas por él iniciadas.

su biblioteca al Gobierno de Zacatecas y la

Gómez Farías fue destituido de la vice-

bajilla de plata que le quedaba de lo mucho

presidencia, siendo reemplazado por el Gral.

que había ganado en el ejercicio de su pro-

Barragán y salió expatriado para Nueva Or-

fesión. Una vez en los Estados Unidos, los

leans, con cuyo motivo el periódico de D.

separatistas de Texas le hicieron propuestas

Carlos Bustamante estampó el 9 de Sep-

para que apoyase la escisión, y no sólo las

tiembre las siguientes injurias que forman

rechazó indignado, sino que se opuso siem-

el mejor panegírico del caudillo demócrata:

pre a la desmembración del territorio nacio-

“Ayer ha salido, por fin, de esta capital el

nal. Estaba en Nueva Orleans Gómez Farías,

execrable Farías, abrumado con las impre-

cuando llegó allí como prisionero hecho en

caciones más justas de toda una ciudad, la

San Jacinto con otros muchos, el Gral. San-

primera del nuevo mundo de Colon, sobre

ta-Anna, para quien tenía más bien motivos

la que pesaron inmediatamente sus terri-

de resentimiento que de gratitud, y sin em-

bles desafueros… Gómez Farías atrajo cual

bargo, le acogió bajo su techo y compartió

ominoso cometa… el cólera y la miseria,

con él y los demás deportados, sin distinción

la inmoralidad y la tiranía; el espionaje y la

de jerarquías ni personas, sus escasos recur-

traición; la ignominia y el sacrilegio; la exal-

sos, logrando, además, salvar de la esclavi-

tación de los delincuentes y la depresión de

tud a la clase de tropa mexicana aprehendida

los honrados; el triunfo de la canalla soez y el

también en San Jacinto. Regresó a la Repú-

abatimiento de la porción escogida; el terror

blica en 1838, siendo recibido en Veracruz

y el luto de las familias; las proscripciones,

por sus partidarios con grandes muestras de

el llanto, la muerte bajo mil y más formas

regocijo y entusiasmo, y entró en la Capital

horrorosas... Fernando VII se avergonzó de

la tarde del 19 de Febrero, acompañándole

ver que en sus antiguas colonias se produjo

multitud de gente, en coche, a caballo y a

y fue elevado un monstruo que le excediera

pie, desde la garita de San Lázaro hasta la

en escándalos y terrorismo, y descendió al

casa donde se alojó; pero a consecuencia de

sepulcro satisfecho de que ya no era necesa-

sus esfuerzos en favor del sistema federal,

ria su presencia sobre la faz de la tierra para

fue arrestado en Santo Domingo, reducido a

afligir a la humanidad...”. Cuando se supo

prisión y encausado, junto con D. Francisco

en México la llegada a Nueva Orleans del

Modesto de Olaguíbel, D. José María Alpu-

prohombre federalista, el júbilo de los cen-

che y otras personas de la misma comunión

tralistas llegó a su colmo y respiraron como

política. El pueblo amotinado le sacó de la

si se les hubiera quitado de encima el mayor

prisión obligando a Bustamante a nombrar

peso imaginable. Un compadre del desterra-

un ministerio liberal que sólo duró tres días.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Más tarde el 15 de Julio de 1840, el Gral. D.

te y vicepresidente de la República, resul-

José Urrea y Gómez Farías acaudillaron un

tó electo Santa-Anna para el primer cargo

movimiento federalista, apoderándose del

y para el segundo Gómez Farías, quien al

palacio nacional y arrestando al Presidente

prestar el juramento el 24 de Diciembre de

cuya vida estuvo en peligro. Si Gómez Fa-

1844, expresó en su alocución inaugural, su

rías hubiera sido cruel y sanguinario como

patriótica resolución de proseguir la campa-

le pintaban sus enemigos, habría fusilado

ña hasta libertar el territorio nacional de la

sin duda a Bustamante; mas su clemencia

presencia de los invasores norteamericanos.

hizo fracasar la tentativa revolucionaria, y

En bien aciagas circunstancias volvía al

habiendo capitulado los sublevados, se di-

poder el infatigable repúblico jalisciense: la

rigió a Nueva York y luego a Yucatán, co-

nación en bancarrota, el ejército extranjero

marca que había proclamado la federación;

estrechando su círculo por el norte y el orien-

permaneció allí dos años oponiéndose a los

te: las clases aristocráticas como siempre re-

proyectos separatistas de los peninsulares,

hacias a secundar los proyectos beneficiosos

que trataban de segregarse de la República.

a la patria: la más desconsoladora disensión

Dirigióse en seguida a Nueva Orleans, don-

entre los principales generales mexicanos, y

de a la caída de Santa-Anna en 1845, recibió

dificultades, rencores, odios, miseria, opro-

a varios comisionados que le invitaron a re-

bio y obstáculos por todas partes: he aquí la

gresar a México, siendo nombrado senador

lúgubre decoración del escenario en que iba

por el presidente Herrera, aunque sus opi-

a figurar de nueva cuenta el inmaculado pa-

niones respecto de la guerra con los Esta-

ladín de la democracia. Las masas populares

dos Unidos no estaban de acuerdo con las

recibieron con regocijo su nombramiento y

de este general, pues él pensaba que debía

le vitorearon y aclamaron como a un ídolo,

continuarse a todo trance la resistencia. Se

presentándosele también espontáneamente

abstuvo de toda participación en los asun-

a ofrecerle sus servicios algunos cuerpos de

tos públicos durante el vergonzoso periodo

Guardia Nacional.

en que gobernó Paredes; fue encausado por

La primera medida del gobierno de Gó-

su adhesión al Plan de Jalisco que llamaba

mez Farías consistió en un decreto del Con-

a Santa-Anna como único capaz de salvar

greso, autorizando al ejecutivo para propor-

la situación del país; le acompañó en su en-

cionarse hasta quince millones de pesos, con

trada en la capital llevando a su derecha la

que atender a los gastos de la guerra, pu-

Constitución de 1824; ocupó el ministerio

diendo hipotecar y vender en subasta públi-

de Hacienda durante la breve y transitoria

ca bienes de manos muertas. La grita de los

administración de Salas; amagó a las clases

clericales fue destempladísima con motivo

ricas con el objeto de obligarlas a contribuir

de esta ley salvadora de los intereses nacio-

para los gastos de la guerra si no lo hacían

nales, y hubo necesidad de que los eclesiás-

voluntariamente; y hecha en el Congreso

ticos fueran vigilados para que no trataran

por diputaciones la elección para presiden-

cuestiones políticas en el púlpito. Irritado el valentín gómez farías

33

34

clero por las medidas que desde el principio

pecuniarias del gobierno, hicieron por fin

de su administración dictara Gómez Farías,

estallar un pronunciamiento encabezado

y principalmente por la ley de manos muer-

por el Gral. D. Matías de la Peña Barragán,

tas, apeló a sus acostumbrados anatemas y

a los gritos de “mueran los puros” “muera

excomuniones. Cerráronse la catedral y al-

D. Valentín Gómez Farías”, el 26 de Febre-

gunos otros templos, la cátedra de San Pe-

ro de 1847. Fue nombrado jefe de las tropas

dro resonó con invectivas y dicterios contra

del Gobierno el Gral. D. Valentín Canalizo,

el partido dominante y hubo algunos moti-

que expidió una enérgica proclama, censu-

nes de carácter religioso, severamente repri-

rando acremente el ningún patriotismo y

midos por la autoridad. Nada inusitado eje-

la traición de los sublevados. En Mazatlán

cutaba, sin embargo, el gobierno de Gómez

hubo otro movimiento sedicioso, y Oaxaca,

Farías, pues desde el Enero de Castilla hasta

Yucatán, Puebla, Zacatecas y diversos Esta-

la legislación entonces vigente en España y

dos, ora envueltos en disensiones interiores,

también en México, estaba reconocida la

ora poco dispuestos a ayudar al Gobierno,

autoridad del soberano sobre los bienes ecle-

se sustraían en realidad al cumplimiento de

siásticos. Otro incidente ocurrido por esos

sus más sagrados deberes; y como ningún

días vino a poner más de manifiesto el poco

capitalista quería hacer negocios con los bie-

patriotismo de las clases altas de la sociedad

nes del clero, eran cada vez mayores los

de aquella época: el alzamiento de un cuer-

apuros y se autorizó a Gómez Farías para

po formado de médicos, abogados, almace-

procurarse de cualquier modo 5 millones de

nistas y otros sujetos de buena posición so-

pesos. Por su parte los invasores se aprove-

cial, con el pretexto de que era injusto hacer

chaban de la desmoralización del país y no

salir a campaña a personas acomodadas, que

perdían tiempo; el Gral. Valencia se hallaba

en la capital dejarían sus familias expuestas

disgustado con el Gobierno; los hombres se

a contratiempos y escaseces, La disculpa

escondían temiendo que se les obligase a to-

era antipatriótica y fútil ante el gravísimo

mar parte en la cosa pública; muchos pro-

peligro que amenazaba a la República: no

pietarios para asegurar sus bienes deseaban

existía alta fuerza de línea, muchos batallo-

el triunfo de los invasores; Durango pedía la

nes estaban formados de gente colecticia y

revocación de la ley de manos muertas; Za-

muerta de hambre, y la defensa nacional y

catecas solicitaba que se llevase a efecto; y

la justicia de la causa de México, autoriza-

entre tanto, el Congreso se ocupaba en dis-

ban la movilización de los cuerpos de cívi-

cutir si sería conveniente declarar a Celaya

cos. ¡Da vergüenza la conducta del clero y la

capital de la República.

aristocracia enfrente de tanta calamidad y

Suspendidas las hostilidades intestinas

tanto infortunio! El egoísmo de los clérigos

en la Capital, a consecuencia de un armis-

y los ricos, los manejos de los moderados, y la

ticio propuesto por Gómez Farías, al saber

impasibilidad con que el Congreso general,

que los norteamericanos bombardeaban a

en completa anarquía, vio las dificultades

Veracruz, no aceptaron la tregua los polkos,

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

que contestaron con recriminaciones al Vi-

volver al seno de la madre naturaleza, tuvo

cepresidente, y sólo se logró la suspensión,

la satisfacción de ver por fin triunfantes sus

merced a la influencia de varios sujetos de

ideas y de firmar primero que nadie el código

respetabilidad. El 21 de Febrero terminó la

imperecedero de 57. Apenas triunfó el Plan

revolución y se encargó Santa-Anna de la

de Ayutla, concurrió a Cuernavaca a formar

presidencia, retirándose del Gobierno el

parte de la Junta de representantes reunida

eminentísimo jalisciense, como se le llama

en esa ciudad el 4 de Agosto de 1855, sien-

varias veces en el México a través de los siglos.

do electo presidente de dicha junta, como

Se inculpa a Gómez Farías su falta de pa-

lo fue después del congreso nacional consti-

triotismo porque no cedió ante el clamor

tuyente, en el solemne acto del juramento

público originado por la ley de manos muer-

de la Carta Magna de la República. He aquí

tas, pero lejos de tener algún fundamento la

lo que dice el Sr. Zarco a este respecto: “El

inculpación, es necesario aplaudir la digni-

Sr. D. Valentín Gómez Farías, presidente del

dad y valentía con que arrostró las dificilísi-

Congreso, conducido por varios diputados

mas circunstancias que le tocaron en suerte,

y arrodillado delante del Evangelio, juró en

agotado el erario, relajados los resortes de la

seguida. Hubo un momento de emoción

autoridad, con un puñado de hombres del

profunda al ver al venerable anciano, al pa-

pueblo, luchando contra las más poderosas

triarca de la libertad de México, prestando el

e influyentes clases de la sociedad y sin el

apoyo moral de su nombre y de su gloria al

auxilio siquiera del Congreso ni el apoyo

nuevo código político.

moral de nadie. En ninguna otra época de su

Poco más de un año después, el 5 de Ju-

vida se muestra Gómez Farías más grande

lio de 1858, murió en la Capital de la Re-

y admirable que durante los borrascosos y

pública el egregio ciudadano, asistido por su

aciagos días de su segunda administración,

hija doña Ignacia Gómez Farías de Huink;

y no por haber fracasado de nuevo en sus

y el clero, que no había podido arrancar al

proyectos reformistas desmayó en la prose-

moribundo una retractación, le negó des-

cusión de su obra: pasó a ocupar su sitio en

pués del fallecimiento unos palmos de

el Congreso, y al retirarse éste a Querétaro

tierra para dormir el sueño eterno. Enton-

se presentó en el santuario de las leyes y se

ces su citada hija dispuso que se sepultase

opuso con denuedo a transigir en la inicua

el cadáver en la huerta de su modesta casa

guerra que nos hacían los norteamericanos.

de Mixcoac, donde en un sencillo sarcófago

Ni las tempestades políticas, ni los desen-

reposa el ilustre y abnegado patriota, junto

gaños, ni la edad habían logrado abatirle:

a su dignísima consorte, a la que amó toda

él, como Ocampo más tarde, pudo también

la vida con entrañable cariño. Concurrieron

decir: me quiebro, pero no me doblo. Fue pos-

a su entierro muchas personas de diversas

tulado en 1850 para Presidente de la Repú-

opiniones políticas, gran número de extran-

blica y también candidato para regidor del

jeros, entre ellos el ministro de los Estados

Ayuntamiento de la Capital; mas antes de

Unidos, varios cónsules y multitud de artevalentín gómez farías

35

36

sanos, disputándose los alumnos del colegio

como médico sirvió lealmente a la sociedad,

de Minería el honor de cargar el féretro.

como político sacrificaba sus deseos mejor

Tal fue a grandes rasgos la acrisolada

que barrenar las leyes, y como patriota es-

y ejemplar existencia del hombre que por

tuvo antes por la muerte que por el desho-

unánime acuerdo ha merecido el dictado de

nor. El más cumplido elogio de este hombre

Patriarca de la Reforma en México. La his-

singular y benemérito, lo hace el Dr. Mora

toria imparcial y la posteridad justiciera le

en cuatro palabras: “Nada hubo de personal

reconocen sus relevantes virtudes cívicas, su

en ese generoso esfuerzo, nada que no pue-

gran talento, su indomable energía, las raras

da ponerse a la vista del público, o de que

cualidades morales de su carácter y su adhe-

Gómez Farías deba avergonzarse: investido

sión incondicional y absoluta a los principios

del peligroso poder dictatorial y en la tor-

democráticos de que fue el más ardoroso y

menta más deshecha, él salió con las manos

esforzado campeón, durante cuarenta años

vacías de dinero y limpias de la sangre de

de perpetua lucha con los adversarios de la

sus conciudadanos”. Análogos y parecidos

libertad. Enemigo del rigor y de la pena de

elogios le hacen los Sres. Vigil y Olavarría en

muerte, nunca apeló a medidas extremas

la monumental obra de México a través de los

y violentas para realizar sus propósitos, ni

siglos, el Sr. Rivera Carabas en sus Gobernan­

aun en las más peligrosas circunstancias,

tes de México, D. Emilio del Castillo Negrete

que afrontó siempre con notable valor per-

en la Galería de oradores de México en el siglo

sonal, inconmovible fe en su causa y recta y

xix,

nunca desmentida perseverancia. Austero

de mexicanos distinguidos (libros consultados

y rígido, jamás los honores ni la ambición

para escribir esta mal pergeñada reseña); y

de mando y de riquezas, lograron torcer la

en general cuantos han tenido que ocuparse

línea inflexible de su conducta pública y pri-

en la consideración de nuestras luchas por la

vada, sin que diese tampoco señales de dis-

democracia, forzados se han visto a tributar

gusto al pasar de un puesto elevado a otros

a Gómez Farías el mayor homenaje de res-

de menor jerarquía. Con excepción de la

peto y admiración a que pueda ser acreedor

Administración General de Correos, que

un hombre que consagra su vida a la Patria

por empeño del Sr. general D. Juan Álvarez

y a la Libertad.

el Sr. D. Francisco Sosa en sus Biografías

se vio obligado a aceptar, y que renunció

Como si no bastasen las grandes cuali-

luego que el caudillo del Sur se retiró del

dades morales de Gómez Farías y sus inmen-

poder, nunca quiso desempeñar encargos

sos servicios a la noble causa del pueblo

que no fuesen de elección popular; y dota-

para conquistarle envidiable renombre, to-

do de una probidad proverbial, le indigna-

davía tiene otros méritos que por sí solos

ban el agio, el peculado, el despilfarro y las

rodean su augusta frente con la aureola de

ilícitas aspiraciones de fausto y esplendor.

la inmortalidad. En medio de los tormen-

Hombre de moralidad a toda prueba como

tosos sucesos que forman la historia de sus

particular, siempre mostró su desinterés;

dos periodos de suprema magistratura, no

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

se olvidó, a la vez que atendía a las graves

ideas filosóficas y políticas, es lícito decir

cuestiones políticas, de impulsar vigorosa-

que también logró presenciar el juicio de

mente el importantísimo ramo de la ins-

la posteridad sobre sus acciones. He aquí

trucción pública; pudiéndose citar, entre sus

cómo se expresa el Sr. Rivera Cambas al

mayores blasones en este sentido, el hecho

resumir, en la obra antes citada, la vida del

de haber excluido al clero de la enseñanza y

egregio campeón republicano: “Logrados

el de haber fundado la Escuela de Medicina

sus deseos de ver planteadas las reformas

de esta Capital, que tanto ha contribuido a

que habían sido sus más bellas esperanzas,

levantar el nombre de México en las nacio-

ya no le quedaba más que esperar tranqui-

nes extranjeras.

lo el descanso eterno, satisfecho de haber

Cuando en 1833, según queda ya narrado,

dejado al partido progresista el símbolo de

le condujo el sufragio popular a la vicepre-

sus ideas y la fuente de donde brotaba la

sidencia de la República y el curso de los

legalidad”. El Sr. Sosa concluye con estas

acontecimientos le obligó a empuñar las

palabras la biografía del preclaro estadista:

riendas del gobierno, el cólera y la guerra ci-

“Él era austero como Sócrates; no tuvo

vil asolaban la nación: su magnanimidad y

nunca ambición personal, y para hacer

filantropía le hicieron dictar con febril acti-

triunfar sus ideas jamás apeló a derramar

vidad multitud de medidas sanitarias, com-

la sangre de sus hermanos. Su nombre, ro-

batiendo al mismo tiempo los estragos de la

deado de la doble aureola de la honradez y

terrible epidemia y los indignos pronuncia-

del patriotismo más puro, será un título

mientos de los conservadores.

de gloria para México”. El popular poeta

La virilidad y energía de su carácter re-

y gran partidario de la libertad D. Guiller-

saltan de todos y cada uno de sus actos pú-

mo Prieto, consagra la siguiente nota en

blicos, y el valor personal de que también

su historia de México al acto del juramen-

estaba dotado por la naturaleza, quedó

to de la Constitución por nuestro héroe:

plenamente demostrado cuando con una

“El Sr. Farías se presentó en la Cámara casi

parte de la Guardia Nacional, el batallón de

moribundo y llevado en peso por sus dos

Granaderos que mandaba el Gral. Rangel

hijos, Benito y Fermín. La Cámara se puso

y gente recogida de leva, resistió, hasta so-

en pie, y animado y erguido el patriarca de

focarlo, el motín de las personas decentes

la libertad, prestó el juramento en medio

y acomodadas que en número de 3,300 se

del frenesí del entusiasmo”. Como se ve,

pronunciaron en la Profesa, San Hipólito

patentes quedan la conformidad y acuer-

y San Fernando, entablándose en las ca-

do de todos los pareceres acerca de la per-

lles durante un mes escandalosos comba-

sonalidad de Gómez Farías, cuya grandeza

tes. A los “mueras” de los polkos respon-

aumentará con el transcurso del tiempo,

dió siempre con su acrisolada conducta y

a medida que se vayan estudiando mejor

la rectitud de su conciencia inmaculada,

sus hechos en relación con la época y la

y así como alcanzó ver el triunfo de sus

sociedad en que figuró, y que las pasiones valentín gómez farías

37

y rencores de partido desaparezcan por

sólo nos resta hacer sinceros votos por que

completo, para dar franco espacio al vere-

tenga imitadores fervorosos, que consigan

dicto de la justicia y la verdad.

el definitivo afianzamiento de los principios

Al honrar la memoria de tan esclarecido ciudadano, colocándole en el primer término entre los reformadores nacionales,

democráticos y de las costumbres republicanas en México. Francisco Gómez Flores

D. Juan ¡ lvarez 1790-1867

I En

prominente

lugar debe colocarse, entre

las distinguidas personalidades históricas

de lo que era, dando con este motivo ocasión a sátiras tan soeces como injustas.

que figuran en este libro, al insigne patricio

Su honradez fue grande, pues siempre

D. Juan Álvarez, que consagró su vida en-

trató de persuadir “que el ser hombre de bien

tera, primero en luchar durante once años

cuesta poco y vale mucho”, y cuando una vez

por la independencia de su país, y después

se le propuso que proclamara un plan con-

en sostener todo el resto de su existencia las

trario a sus convicciones, en cambio de una

instituciones más avanzadas y liberales.

cantidad considerable, se indignó tanto, que

El hombre fue completo; inmaculado el

no hallando frases bastante enérgicas para re-

patriota; firme y constante el liberal; sin ta-

chazar tan infame proposición, se contentó

cha el republicano.

con decir secamente: —¡No me vendo!

D. Juan Álvarez poseyó señaladísimas

Su amor a la patria llegó hasta el fa-

virtudes. Profesó cariño entrañable a la fiel

natismo, y la defendió siempre, ya como

compañera de sus dichas e infortunios, y

insurgente desde el año de 1810, ya como

empeñóse en dar esmerada educación a sus

hombre libre en contra de las invasiones

hijos. Amigo leal y desinteresado, hizo de la

extranjeras.

amistad un culto, y le hirió mucho la ingratitud de los pocos que lo engañaron.

Respetó tanto a los héroes que cuando oía pronunciar el nombre de Morelos se po-

Poseyó además talento natural, aunque

nía en pie y se descubría, y cada año, en el

poca instrucción, y conocimiento profundo

aniversario del inicuo asesinato de Guerrero,

de los hombres, fruto de su larga experiencia

derramaba candentes lágrimas.

y de su mucha desconfianza.

Su sencillez republicana fue grande: lo

Extremadamente modesto, llegó a con-

demuestra la anécdota siguiente, no única

fesar sus propios defectos, y rayó en tanto

en los anales, de la historia, pero sí tarda en

su humildad que se hacía aparecer más rudo

repetirse al través de los tiempos.

˜ 39 ˜

Cierta ocasión, sentado en el dintel de la

chuela, el día 27 de Enero de 1790. Fui hijo

puerta de su hacienda de la “Providencia”, vio

de D. Antonio Álvarez, español, natural de

venir por el camino de México y a todo es-

la ciudad Santiago de Compostela, capital

cape montado en un caballo, a un oficial del

de su provincia en el reino de Galicia, y de

ejército que traía varios pliegos en la mano.

Da Rafaela Hurtado, que nació en el puerto

Llegó el oficial; apeóse violentamente, y

de Acapulco.

al ver la humilde actitud y el traje sencillo

Vino a México a recibir su instrucción

de aquel hombre, le arrojó las riendas del ca-

primaria, y después de permanecer tres años

ballo y le dijo con brusquedad:

en una escuela de D. Ignacio Avilés, regresó

—¡Paséalo!

a su tierra natal, en donde vivió con su padre

D. Juan se levantó, tomó las bridas, y

hasta Febrero de 1807, año en que éste mu-

comenzó a pasear al animal.

rió, legando a su hijo una herencia de cerca

Entretanto, el portador de los pliegos

de treinta mil pesos, consistentes en dinero,

había entrado a la casa de la hacienda, y al

alhajas, posesiones en el campo y una finca.

preguntar por D. Juan Álvarez, una pobre

Huérfano a los diecisiete años, cayó bajo

mujer le había dicho:

la tutela del subdelegado de Acapulco, uno

—Ahí está, el que cuida el caballo de Ud.

de esos señorones de provincia, muy comu-

El oficial, confuso, comprendiendo la

nes en esa época, y que según se dice, era

abrumadora situación en que se hallaba, sa-

además de carácter agrio, avaro, soberbio y

lió y al acercarse a D. Juan Álvarez, comenzó

orgulloso.

a ensayar una disculpa en estos términos:

Aquel señorón trató al joven muy mal,

—Mi General…

al grado de convertir al hijo de D. Antonio

Álvarez lo interrumpió y le dijo sonrien-

Álvarez, en vaquero de ganado y en cuidador

do y tocándole el hombro: —¡No tengas cuidado, muchacho; aquí todos somos iguales!

de sementeras. Pero Álvarez, que desde niño fue amante de la libertad, sacudió el yugo de su tirano tan pronto como se le presentó

Creemos inútil insistir: este rasgo pinta

una oportunidad favorable.

al verdadero demócrata, cuya vida que va-

Era el año de 1810. El grito de Dolores

mos a narrar, acentuará su carácter, apenas

había sido lanzado en el Sur por el gran Mo-

bosquejado en los líneas anteriores.

relos, quien por ese tiempo se encontraba en el pueblo de San Miguel Coyuca, de la

40

II

Costa Grande. Álvarez se le presentó mon-

D. Juan Álvarez nació en el antiguo pueblo

tado y equipado, con el objeto de prestarle

de Santa María de la Concepción Atoyac,

sus servicios. Morelos lo acogió muy bien, y

que hoy lleva su nombre; pueblo pertene-

sentó plaza de soldado el 17 de Noviembre

ciente a la subdelegación de Tecpan (actual

de 1810, quedando además incorporado a la

distrito de Galeana) de la entonces provin-

escolta del General en jefe. En este día na-

cia de México en el barrio llamado de la Ta-

ció Álvarez para la patria; desde esta fecha

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

comenzó a vivir como héroe; ya que poco

su columna rechazase otra que pretendía

antes había sido esclavo de su déspota tutor.

entrar a la población. Álvarez, sereno y con

Pronto Morelos puso a prueba las apti-

sin igual arrojo, no sólo rechazó al enemigo,

tudes del recluta, confiándole una difícil co-

sino que lo destruyó por completo; pero a

misión, para la que era necesario atravesar

costa de nueve heridas que lo hicieron caer

más de cien leguas, distancia de Coyuca a

en tierra. En la mañana del 17 tuvo lugar un

Zacatula; comisión que desempeñó Álvarez

episodio que honra a Álvarez.

en cinco días, a entera satisfacción de su

Galeana, a pesar de su nunca desmen-

ilustre general, quien lo premió con el grado

tido valor, acarició por un instante la idea

de sargento.

de rendirse, al ver sus fuerzas debilitadas y

Concurrió en seguida a la acción del Aguacatillo (10 de Diciembre de 1810), y

cansadas. Lo supo Álvarez, y lleno de entusiasmo y en tono conmovedor le dijo:

después al ataque de Tres Palos (4 de Enero de

—Señor brigadier, sacrifique Ud. toda

1811), punto que cayó en poder de Morelos

la guarnición si es posible, pero no se rinda.

tras un reñidísimo combate, que produjo a

Tengo la creencia de que pronto nos auxilia

los insurgentes un rico botín. Fue tan bue-

a nuestro general Morelos, que nunca es-

no el comportamiento de Álvarez en esta

quiva ni los combates ni los peligros.

acción, que mereció ser ascendido a capitán del regimiento de caballería de Guadalupe.

“Así fue: —dice el Sr. Pérez Hernández— dos horas después, Morelos se presentó a

Vino a poco el ataque de la fortaleza de

retaguardia y flanco derecho del enemigo

Acapulco el 9 de Febrero de 1811. Álvarez, a

y después de una acción de once horas, de

la cabeza de su compañía, avanzó intrépido

un nutrido fuego y de repetidas cargas a

por el puente levadizo del castillo, de donde

la bayoneta, alcanzó el Sr. Morelos la más

se le dispararon fuertes descargas, lo misino

completa victoria, destruyendo las fuerzas

que de los buques, y no retrocedió ni un pal-

realistas de Fuente, que huyó hasta Chilapa

mo sino hasta caer herido en las dos piernas,

y de allí a Tlapa.

y allí seguro hubiera perecido a no ser por-

“Pasada la acción, Morelos se informó

que lo levantara en hombros el heroico Eu-

repetidas veces del estado que guardaba

genio Salas, compañero de D. Juan desde la

Álvarez, y cuando adquirió la confianza de

infancia, hijo de uno de los sirvientes de su

que su protegido salvaría de sus peligrosas

padre, y que había nacido en el mismo día

heridas, premió sus brillantes servicios as-

que nuestro biografiado. Aquellas primeras

cendiéndole a Teniente Coronel”.

heridas le valieron el ascenso a comandante del citado regimiento de Guadalupe.

Restablecido de nuevo D. Juan Álvarez prosiguió sosteniendo la noble causa, y no

Cuando ya restablecido de sus heridas

contento con haber derramado su sangre,

se encontraba en Tixtla, sitiada por Juan

el 29 de Agosto de 1812, cedió al ejército la

Antonio de la Fuente, jefe realista de Chila-

suma de mil pesos, importante auxilio en

pa, el 16 de Mayo le ordenó Galeana que con

aquellas circunstancias difíciles para los ind . juan álvarez

43

dependientes, y que le mereció nota especial en su ya notable hoja de servicios.

“Cuando se dio en Iguala el segundo grito de Independencia, dice un biógrafo, contaba

Al año siguiente, Morelos, antes de regre-

con 300 hombres armados con 122 fusiles,

sar a Oaxaca, le ordenó que fortificase el Vela­

con los que contribuyó al sitio de la plaza de

dero, lo que logró ejecutar de un modo tan sa-

Acapulco, habiendo, antes de rendirse ésta,

tisfactorio, que hizo de aquel cerro un punto

marchado de orden del Gral. Montesdeoca

casi inespugnable. Ahí se sostuvo hasta Abril

a batir a las fuerzas de Costa Chica, de las

de 1814, año en que pasó a Pie de la Cuesta

que triunfó completamente, dando cuatro

en cuyo lugar tuvo la desgracia de ser batido

acciones pequeñas, y una bastante regular

y derrotado por Armijo, el día 15 del mismo

en el punto llamado el Perulero”.

mes. De entonces datan las penalidades y los

“El 5 de Octubre de 1821, fue comisio-

trabajos que tuvo que sufrir y pasar en pro de

nado por el mismo Sr. Montesdeoca para

la independencia de la patria. Errante y vaga-

celebrar la capitulación de la plaza de Aca-

bundo, sin recursos, pues había perdido toda

pulco, y tuvo la satisfacción de concluirla

su fortuna, vivió en medio de los campos y

de la manera más honrosa para las armas

de los bosques, tenazmente perseguido por

independientes, y de recibir la plaza el 15

los realistas, de quienes llegó a hacerse temi-

del mismo Octubre, guarneciéndola hasta

ble bajo el nombre del “Gallego”.

Agosto de 1822”.

Por esta época, D. Juan Álvarez había

Aquí termina la vida de D. Juan Álva-

contraído matrimonio con Doña Fausti-

rez como insurgente y defensor de la patria,

na Benítez, y ya le había nacido su hijo D.

durante once años de guerra sin cuartel.

Diego. Con este motivo sus sufrimientos se

En este largo periodo de continuada lucha,

acrecentaron, al ver padecer a su esposa y a

el eminente patriota, no tuvo un instante

su tierno niño; pero la señora Benítez fue

de tregua, ni más consuelo que las palabras

una mujer singular; una dama virtuosísima,

derramadas como un bálsamo sobre su co-

que en vez de abatirse con aquella vida aza-

razón, por su nobilísima esposa. Demostró

rosa, alentaba a su marido y lo fortificaba

en la multitud de combates que sostuvo,

con su ejemplo, en medio de sus crueles pa-

serenidad y valor admirables, alma grande

decimientos y de la saña con que lo perse-

y abnegada, puro y sincero patriotismo, y

guía el enemigo.

tuvo la gloria de haber luchado junto al gran

Álvarez, desde el 30 de Noviembre de

Morelos, el genio de la guerra, y junto al in-

1812 había sido nombrado Coronel, y por el

mortal Galeana, el soldado sin miedo y sin

tiempo a que nos referimos. Comandante en

tacha de la insurrección.

el río de Zacatula, donde combatió dos ve-

44

ces con las fuerzas españolas. En Agosto de

III

1819 había penetrado en Tecpam, y después

Cansado sin duda de aquella heroica lucha,

de derrotar al enemigo en Acapulco, sostuvo

una vez que se consumó la Independencia

una serie de doce reñidísimos combates.

del país, Álvarez trató de retirarse a su ho-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

gar, y habiéndolo solicitado así del Gobierno,

vitación en el colombo, pues con su carácter

le fue negada la solicitud, y se le encargó la

desconfiado y perspicaz, comprendió que

comandancia militar del puerto y fortaleza

aquel era un ardid que le tendía para asesi-

de Acapulco.

narlo la administración de Bustamante.

Entretanto, Iturbide, que había recogido

Poco antes, el 5 de Julio de 1830, fue

todos los laureles conquistados por otros, se

nombrado General de Brigada, y cuando así

había hecho proclamar Emperador por me-

se le comunicó, dijo que no aceptaba, ale-

dio de la fuerza de las armas.

gando que “el que cumple con su deber, no

Álvarez lo supo, y enemigo como lo fue,

necesita de otra recompensa que la estima-

siempre de las monarquías y de los ambicio-

ción de la sociedad”, y fueron precisas reite-

sos, se unió desde luego con Guerrero y con

radas súplicas para que admitiese.

Bravo, que se habían declarado en contra del imperio.

Imposible nos sería, sin dar proporciones que no deba tener este capítulo, seguir paso a

—No puedo, le decía a un amigo, estar

paso al General Álvarez en todas y cada una

conforme con que en mi patria haya un trono,

de las revoluciones que agitaron a México

cuando he derramado mi sangre por derro-

desde esa fecha hasta 1854. Nos contentare-

car el que existía.

mos con enumerarlas y con decir, que com-

Caído el imperio, y cuando fue sancionada la Constitución de 1824, en diversas

batió a todas aquellas en que se trataba de minar las instituciones republicanas.

proclamas y documentos, declaró “que se fi-

Tomó, pues, parte en la de 1831 para

liaba para siempre en el partido republicano

derrocar a D. Anastasio Bustamante; en la

puro, promesa a la que jamás faltó durante

de 1833 para combatir el Plan de Religión y

su vida”.

Fueros, proclamado por Escalada en Morelia,

Desde entonces demostró sus principios

saliendo victorioso en Chilapa y Chilpancingo,

liberales y democráticos, ya sosteniendo

a pesar de los estragos que hacía el cólera en

la legalidad de la presidencia de Guerrero,

sus tropas; en la de 1836 en que se opuso al

ya oponiéndose en 1828 a la expulsión de

centralismo, retirándose a la vida privada

los españoles, pues consideró esta medida

para no tomar parte en él; en las de 1842 y

como bárbara e impolítica. Para lo primero

1843, en que sofocó con el prestigio de que

se pronunció el 6 de Abril de 1830, en con-

gozaba y con su persuasión, la guerra de cas-

tra del Plan de Jalapa y sostuvo las acciones

tas que había surgido en Chilapa y Tierra Ca-

de Venta Vieja, Acapulco, el Manglar, Dos

liente; en la de 1844 en la que contribuyó a la

Arroyos, Texca, en que sucumbió el ejérci-

caída de Santa-Anna, y la de 1845, en que el

to de Armijo y murió éste, Chilpancingo y

Gobierno liberal lo nombró para que pacifica-

otras de menos importancia.

se a los indios mixtecas de Tlapa y Oaxaca.

Cuando la infame e inicua traición de

Tanto en 1838, contra los franceses,

Picaluga, trató de persuadir de miles de ma-

como de 1846 a 1847, contra los america-

neras a Guerrero, para que no aceptase la in-

nos, ofreció y prestó sus servicios. d . juan álvarez

45

Sólo agregaremos, también, que el 24 de

kinos y guerrerista en 1828, pedracista en

Noviembre de 1841 fue nombrado General

1832, liberal y constitucionalista en 1833,

de División, y que en 1849, con motivo de

enemigo de la Constitución en 1835, cen-

haberse erigido una fracción del Estado

tralista en 1843, dictatorial en 1844, otra

de México, en otro con el nombre de “Guerre-

vez constitucionalista en 1846”, y al tomar

ro”, fue llamado a ser Gobernador provi-

de nuevo posesión de la Presidencia, en Abril

sional, y que reunido el Congreso local del

de 1853, implantó la dictadura más odiosa y

mismo en 1850, lo eligió Gobernador Cons-

repugnante.

titucional, declarándolo a la vez Benemérito

Durante esta última administración de

del Estado en grado heroico, pues a su ener-

Santa-Anna, la prensa sufrió las persecu-

gía y constancia se le debió la erección de esa

ciones más inicuas; El Monitor Republicano,

entidad federativa.

El Instructor del Pueblo y El Teléfono tuvieron que suspenderse, dejando solo el campo a IV

los periódicos asalariados y retrógrados, con

Llegamos a una época de la vida de D. Juan

excepción de El Siglo XIX que tuvo que sos-

Álvarez, en la que demostró una vez más su

tener una situación dificilísima.

carácter verdaderamente liberal, republica-

Los destierros se decretaron por cente-

no y demócrata, iniciando y sosteniendo la

nares; recayendo mucho sobre personas tan

más justa y trascendental revolución, des-

eminentes como D. Melchor Ocampo, D.

pués de la de independencia.

Joaquín Ruiz, D. Guillermo Prieto, D. Luis

D. Antonio López de Santa-Anna había

de la Rosa, y otros muchos, siendo una de

vuelto al poder; pero si antes, junto con al-

las primeras víctimas el digno General D.

gunos importantes servicios, causó grandes

Mariano Arista.

males a la patria, ahora establecería el gobierno más despótico: la dictadura.

46

Sobre el pobre pueblo pesó la leva; sobre los comerciantes y los propietarios las más

Con sobrada razón había dicho Álvarez:

onerosas contribuciones; se pagaba por las

—Nada se aventaja con la vuelta de

canales, por las ventanas, por las puertas,

ese hombre; lo más seguro es que el país

por los coches, por los perros de cualquiera

empeore.

especie y tamaño que fuesen t y únicamente

Estas palabras fueron una profecía.

se exceptuaron los de los mendigos, por la

Santa-Anna, el Proteo de nuestras revo-

imposibilidad de que éstos pagasen.

luciones, había sido, dice el Sr. Altamirano,

El hogar estaba continuamente amena-

“realista oficioso y amigo de la dominación

zado y profanado por esbirros y delatores,

española en los últimos años de ella, inde-

y bastaba la menor sospecha de disgusto, la

pendiente e iturbidista apresurado en 1821,

conversación más inocente, para condenarle

imperialista entusiasta en 1822, republicano,

a uno a prisión o a destierro.

el primero que proclamó la República en

Todo se militarizaba; la escoria de la so-

1822, federalista en 1823, amigo de los yor-

ciedad trocábase en espía o en polizonte; la

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

adulación entonaba el himno de la bajeza,

ese aviso, el efecto inmediato que produjo

y el clero y el partido reaccionario, se rego-

en el anciano general fue el de aumentar su

cijaban al ver aparecer de nuevo las borlas y

notoria suspicacia, induciéndole a disimular

cordones universitarios y al exhumar la aris-

a su vez, para conocer así las verdaderas in-

tocrática Orden de Guadalupe; a la que por

tenciones del gobierno de México. No bastó

no haber querido pertenecer Ceballos y D.

a hacerle variar de propósito el fallecimien-

Marcelino Castañeda, con la mayor arbitra-

to de Alamán, noticia recibida en Tixtla con

riedad se les depuso de sus empleos.

extraordinario regocijo, no precisamente

No caben en los estrechos límites de

por la muerte de un hombre, sino por el

esta biografía, todos los horrores cometidos

bien que de ella vendría al país, de cuyo seno

bajo la dictadura, injusta de por sí, sin un fin

acababa de desaparecer el que aún quedaba

noble y generoso que la pudiese disculpar,

de los individuos que, por el contrato más

y en la que la vil adulación hizo que San-

inicuo que registra nuestra historia, habían

ta-Anna se decretase el ridículo dictado de

sacrificado al esclarecido caudillo D. Vicente

Alteza Serenísima.

Guerrero”.1

Mientras esto sucedía, D. Juan Álvarez

Álvarez, pues, observó una política con-

guardaba una actitud digna, tal vez diplo-

veniente, entre tanto se presentaba la opor-

mática; pero jamás estuvo por aquel orden

tunidad de desconocer aquel gobierno, pues

de cosas como quieren sus enemigos.

aunque felicitó al dictador por lo de Jalisco,

“D. Juan Álvarez, dice un juicioso histo-

y admitió el nombramiento de Comenda-

riador, tuvo en su oportuno tiempo en sus

dor de la Orden de Guadalupe, fue .por no

manos un traslado de la carta de 23 de Mar-

romper prematuramente; y además, como

zo dirigida por Alamán a Santa-Anna, en la

ha dicho muy bien un escritor, “ninguno

que aquél, por sí y a nombre de su partido,

de esos obsequios y finezas tenían valor al-

se declaró enemigo no tan sólo de la Federa-

guno, pues ni aquéllos se podían agradecer

ción sino de todo lo que fuera sistema repre-

porque eran forzados, ni éstas estimarse

sentativo: supo también que en una junta

porque eran fingidas”.

de ministros con el Presidente, habiendo

A mediados de 1853, había estallado un

consultado éste qué se haría con el Sur, Ala-

pronunciamiento en la Costa Chica, que

mán había respondido, “inspirarle confianza

Álvarez sofocó con sus propias fuerzas, al

dándole cuanto pueda halagar a sus hom-

mando de su hijo D. Diego y de D. Tomás

bres excepto armas y elementos de guerra”,

Moreno, a quien una vez sofocado la suble-

y añadió, “á Álvarez le llegará su vez como le

vación entregó el gobierno del Departamen-

llegó a Guerrero”. Concediendo que la per-

to de Guerrero, retirándose él a descansar a

sona que de esto informó a D. Juan Álvarez,

su hacienda de la “Providencia”. Entonces

exagerase y aun fingiese lo dicho que pudo

fue cuando comenzó el ilustre suriano a me-

o no haber dicho el ministro, por el hecho de ir de la capital y de persona caracterizada

Olavarría y Ferrari, México a través de los siglos, tomo

1

iv,

p. 820. d . juan álvarez

47

ditar y organizar sus planes, reuniendo las

el documento fue remitido a D. Florencio

compañías de las costas y armando las que

Villarreal, quien lo proclamó en Ayutla el

no lo estaban. Entonces también el dicta-

Miércoles 1o de Marzo de 1854”.2

dor, con pretexto de que se temía que una

No nos toca a nosotros hacer la historia

expedición organizada en California por

pormenorizada del Plan de Ayutla, tal vez

Raousset de Boulbon, invadiría el puerto de

otros biógrafos lo harán en este libro, y si

Acapulco, envió fuerzas al Sur, y poco des-

nos hemos extendido en esta parte, ha sido

pués ordenó que se presentara en México D.

para demostrar, que el verdadero iniciador

Florencio Villarreal, aunque fuese en camilla,

de aquella revolución política, social y reli-

pues a este jefe ya se le temía mucho.

giosa, fue D. Juan Álvarez, noblemente se-

Por fin, D. Juan Álvarez, el 24 de Febrero

cundado por sus colaboradores.

de 1854, descubrió a los habitantes del Sur

Álvarez fue nombrado General en Jefe

los móviles del centralismo, dirigiéndoles

del Ejército Restaurador de la Libertad. Mu-

una proclama, en la que entre otras cosas les

chos e importantes servicios prestó en esta

decía, que el verdadero objeto del gobierno

época, ya prestigiando la revolución con su

dictatorial, al enviar sus fuerzas hacia el Sur,

nombre, ya defendiéndola con las armas en

“era uncirlos al yugo de la tiranía”.

la mano.

A la sazón, D. Tomás Moreno, Villarreal

Repetimos que no toca a nosotros ha-

y Comonfort, admirados “del arrojo patrió-

blar detalladamente de aquellos sucesos;

tico de D. Juan Álvarez”, como dice el Sr.

pero sí creemos necesario llamar la atención,

Olavarría, acabaron por reconocerle como

acerca de que la revolución proclamada en el

jefe de la revolución. Comonfort, pasó el

Plan de Ayutla fue eminentemente popular.

27 de Febrero a conferenciar con Álvarez en

“El elemento civil, dice un notable escri-

Texca, y fácilmente se pusieron de acuerdo

tor, se hizo soldado y los nuevos caudillos

ambos. Se resolvió tener una junta en la

que apoyaron la revolución fueron hombres

hacienda de la “Providencia”, junta que se

del pueblo consagrados antes a faenas muy

verificó en efecto, y a la que asistieron Ál-

diversas de la profesión de las armas. El cam-

varez, Comonfort, D. Trinidad Gómez, D.

pesino D. Epitacio Huerta y el paisano D.

Diego Álvarez, D. Eligio Romero y D. Rafael

Santos Degollado secundaron la revolución

Benavides. Ahí fue donde se discutió y re-

en Michoacán; el abogado D. Ignacio de la

dactó el plan regenerador, que había de sal-

Llave se pronunció en el Estado de Veracruz;

var a la República de la tiranía de Santa-Anna,

el abogado D. Juan José de la Garza en Ta-

y en el cual se convino que apareciera que se

maulipas; el empleado D. Santiago Vidaurri

invitaban para secundarlo, a D. Juan Álvarez

en Nuevo León; el hacendado D. Ignacio

y a D. Nicolás Bravo.

Pesqueira en Sonora; el mismo D. Ignacio Co-

“Arreglado el plan, redactados los consi-

monfort, que fue uno de los corifeos de la

derandos, y hasta puesto en limpio, faltando solamente las firmas que debían cubrirle, 48

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Olovarría y Ferrari, op. cit., p. 832.

2

revolución y después sustituto de Álvarez

La elección de D. Juan Álvarez fue aplau-

en la Presidencia de la República, no había

dida por los verdaderos liberales, y mal recibi-

sido más que Coronel de cívicos y empleado

da por parte de los conservadores, quienes aca-

de hacienda. D. Plutarco González, que se

baron de desaprobarla, cuando supieron que el

pronunció en el Estado de México, no había

Presidente había nombrado Ministros, de Re-

sido más que oficial de seguridad pública.

laciones a D. Melchor Ocampo, de Justicia a

Sólo Tomás Moreno, Florencio Villarreal,

D. Benito Juárez, de Hacienda a D. Guillermo

Vicente Jiménez y Cesáreo Ramos, habían

Prieto y de Guerra a D. Ignacio Comonfort,

servido en tropas regulares.

pues vieron representado en aquel gobierno el

Fue pues la justicia de la causa, apoyada

elemento esencialmente puro y democrático.

por el pueblo, la que hizo triunfar el Plan

Sin embargo, ente ministerio fue una de

de Ayutla. Santa-Anna, después de inútiles

las principales causas que contribuyeron a

campañas y de una especie de plebiscito que

no mantener mucho tiempo la nueva admi-

no produjo efecto, tuvo que abandonar el

nistración. Formado por personas de ideas

poder. Siguieron los efímeros gobiernos de

antagónicas, como Ocampo y Comonfort,

Carrera y Díaz de la Vega, y por último la

que, estando de acuerdo en los fines, no lo

victoria completa de la revolución.

estaban en los medios de llevar a cabo la Re-

Álvarez, al frente del Ejército Restaurador

forma, pronto presentaron sus renuncias.

de la Libertad, entró a Cuernavaca el 1º de

Con otros inconvenientes tropezó tam-

Octubre de 1855, en donde dirigió un mani-

bién Álvarez, que nos llevarían demasiado

fiesto a la Nación, y nombró al siguiente día

lejos si los examinásemos aquí. Trasladado

la Junta de representantes de los Estados que

con el gobierno a la Capital en el mes de

habían de elegir al Presidente interino de la

Noviembre, por las dificultades que se pre-

República. El día 4 esa Junta eligió a D. Juan

sentaban en Cuernavaca, la situación se fue

Álvarez, por mayoría de trece votos, contra

complicando más y más, ora con los diver-

siete que recayeron en favor de Ocampo, Co-

sos cambios en el gabinete, ora con los pro-

monfort y Vidaurri. Cuando se le comunicó

nunciamientos de Guanajuato y Tolimán.

este resultado, Álvarez se encontraba con D.

Poco después de haber recibido la noticia del

José María Pérez Hernández a quien dijo:

pronunciamiento de Doblado, Álvarez le de-

—Cuanto siento este suceso, porque se

cía a Pérez Hernández:

juzgará, que como otros, me revelé contra

—“Estas son cosas de Comonfort a

Santa-Anna para que me hicieran Presidente;

quien ya le estorbo: será preciso marcharnos

pero poco estaré en el poder; hay un ambicioso

a nuestras montañas para vivir tranquilo y

a quien hacerle lugar, y es preciso darle gusto.3

evitar que se derrame más sangre; pero Comonfort será medido con la vara que mide —“no se engañó el hombre, agrega el escri-

Esta escena pasó en casa del Sr. Pérez Palacios. Así lo refiere el autor del Diccionario Geográfico, Histórico y Bio­ gráfico, etc. escrito por Pérez Hernández, p. 352. 3

tor citado poco ha; el tiempo, que todo lo descubre, puso de manifiesto la verdad de su d . juan álvarez

49

opinión y la conducta del Sr. Doblado, mo-

calumniosas, que no merecen ni el honor de

mentos antes del famoso golpe de Estado,

refutarse, como tampoco lo merece la infa-

para con su correligionario”.4

me conseja que en 1856 se propaló, de que

Si son ciertas esas palabras no cabe duda

había patrocinado los asesinatos de San Vi-

que ese fue uno de los motivos que impulsa-

cente y Chiconquaque, cometidos por ban-

ron a D. Juan Álvarez, para dejar la presiden-

didos contra indefensos españoles.

cia. Lo que sí es verdad, es que por quebrantos

Así pues, todos aquellos dicterios lan-

de salud o por lo difícil de aquella situación

zados contra el caudillo del Sur, hasta el

en que se encontraba el ilustre suriano, dejó

grado de llamarle la “Pantera”, no fueron

la presidencia y la entregó a Comonfort la

más que repugnantes desahogos de sus co-

tardo del día 11 de Diciembre de 1855.

bardes enemigos.

Lo que también fue otra verdad, es que

Durante los años de 1856 y 1857, Ál-

Álvarez se mostró profundamente indig-

varez combatió por la administración libe-

nado contra D. Manuel Doblado, a quien

ral de Comonfort, en las acciones de Tierra

dirigió el día 20 una carta enérgicamente

Blanca, Huitzuco, Cuautepec, Tixtla y

escrita, en la que entre otras cosas le decía:

Chilapa. En 7 de Diciembre del primero de

“Pobre entré en la presidencia y pobre salgo

los años mencionados, expidió un notable

de ella; pero con la satisfacción de que no

manifiesto, que prueba que o no existieron

pesa sobre mí la censura pública, porque, de-

desavenencias entre él y Comonfort, o que

dicado desde mi más tierna edad al trabajo

él los sacrificó en bien de su patria y de los

personal, sé manejar el arado para sostener

principios liberales, pues ahí las desmiente

a mi familia sin necesidad de los puestos pú-

con su firma. En 1858, 1859 y 1860, aunque

blicos donde otros se enriquecen con ultraje

no salió personalmente, ordenó las expe-

de la orfandad y de la miseria”.5

diciones de Taxco y Cutzamala, y durante

Bellísimas palabras que demuestran

la guerra de intervención, dice uno de sus

la abnegación y patriotismo con que el in-

biógrafos, “influyó poderosamente con sus

signe demócrata abandonó la presidencia,

consejos a mantener viva la lucha, habiendo

después de haber implantado, entre otras

tenido la satisfacción de obtener tal confian-

reformas muy avanzadas, la de la abolición

za del ciudadano Presidente de la República

de los fueros, ley que firmó su distinguido

Benito Juárez, que éste escribía a los gene-

Ministro D. Benito Juárez.

rales en Jefe de los Ejércitos de Oriente y el

Durante la presidencia de Álvarez, la

Centro, que si por la distancia no podían

prensa reaccionaria intentó manchar su

obtener pronta resolución del Supremo Go-

limpia reputación, arrastrándose hasta in-

bierno, se guiasen en todo por los consejos

ventar anécdotas tan inverosímiles como

del general D. Juan Álvarez”. Fueron éstos los últimos servicios pres-

Op. cit., p., 353.

4

Véase íntegra esta carta en el tomo

5

iv

de México a

través de los siglos, nota a la p. 95. 50

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

tados a su patria por el insigne demócrata que había iniciado su brillante carrera mi-

litar el 27 de Noviembre de 1810, como

Sobre su sepulcro, que existe en el ce-

simple soldado de Morelos, para terminarla

menterio particular de la hacienda de la “Pro-

como General en Jefe de la 5a División del

videncia”, se encuentra la siguiente inscrip-

Sur, el 21 de Agosto de 1867, en que falleció,

ción, que resume su vida y la gratitud de su

dejando ya libre a su país del último ataque

familia:

intentado contra su independencia: Álvarez

“Aquí yacen los restos del C. Juan Álva-

fue declarado ciudadano de los Estados de

rez, General de División, Benemérito de la

Tamaulipas y de México; condecorado por

Patria y decano de la Independencia Mexi-

este último con una medalla. El Congreso

cana; campeón de la democracia e iniciador

General, por decreto de 27 de Septiembre

de la Reforma, siendo Presidente de la Re-

de 1861, lo declaró Benemérito de la Patria.

pública en 1855. —En la vida privada fue

Llevan su nombre varias poblaciones del

excelente esposo, tierno padre y leal amigo.

Estado de Guerrero, que además celebró en

—Nació el 27 de Enero de 1790 en el barrio

el presente año (1890) el centenario de su

de la Tachuela de la Ciudad de Atoyac, y

nacimiento, y pronto enviará su estatua

falleció en su hacienda de la Providencia el

para que se coloque en nuestro Paseo de la

21 de Agosto de 1867. —Su esposa e hijos,

Reforma. Fue Vicepresidente honorario del

oprimidos de dolor, consagran a su memoria

Instituto de África en Francia y miembro de

esta humilde lápida”.

diversas Sociedades Científicas.

Luis González Obregón

Ignacio Comonfort 1812-1863

Necesario

es colocar junto a las dos

habiendo sido hijo del teniente coronel D.

grandes figuras de D. Valentín Gómez Farías

Mariano Comonfort y de la señora doña

y de D. Juan Álvarez, la del General Ignacio

María Guadalupe de los Ríos. A los catorce

Comonfort, por ser éste uno de los princi-

años empezó sus estudios serios en el Co-

pales caudillos de la revolución de Ayutla y

legio Carolino de la mencionada ciudad de

quien prestó en esta época importantísimos

Puebla; pero habiendo muerto su padre an-

servicios a la causa de la libertad, habiendo

tes de que terminara carrera literaria alguna,

tenido más tarde una muerte gloriosa en de-

no pudo continuar en las aulas, sino que se

fensa de su patria después de haber tomado

vio obligado a valerse del trabajo personal

las armas contra la intervención francesa en

para el sostenimiento de su familia.

nos

expiación de sus errores políticos.

En la revolución acaudillada por el gene-

Habiéndonos propuesto en estas bio-

ral Santa-Anna contra el gobierno de Bus-

grafías, no faltar voluntariamente a la ver-

tamante en 1832, tomó Comonfort parte,

dad histórica, diremos con franqueza lo que

siendo este paso la iniciación de su vida pú-

encontremos de tachable en la conducta

blica. En esta revolución alcanzó el grado

pública de un biografiado, sin dejar por eso

de capitán de caballería debido a su valor y

de reconocer los méritos que haya podido

brillante comportamiento en varias accio-

prestar a la causa de la libertad y la Reforma;

nes de guerra, y terminado el movimiento

por consiguiente, las faltas políticas que a

revolucionario, fue nombrado comandante

nuestro humilde parecer cometió D. Ignacio

militar del distrito de Izúcar de Matamoros,

Comonfort, serán expresadas en el curso de

cargo que desempeñó hasta el año 1831. En

este artículo, al lado de los méritos del deno-

esta fecha un nuevo pronunciamiento que

dado caudillo de la revolución del 54.

tuvo éxito favorable y derrocó al gobierno

D. Ignacio Comonfort nació en la ciu-

por el cual Comonfort había luchado, obligó

dad de Puebla el día 12 de Marzo de 1912,

a éste a retirarse a la vida privada, en la que

˜ 53 ˜

54

permaneció cerca de cuatro años, al fin de

toridades del Sur. Estaban éstas (las princi-

los cuales volvió al servicio público con el

pales al menos), representadas por el bene-

empleo de prefecto y comandante militar de

mérito general D. Juan Álvarez, gobernador

Tlapa, distrito del Estado de Guerrero, en el

y comandante general del departamento;

que llevó a cabo varias mejoras.

el patriota general Tomás Moreno segundo

En 1842 fue electo diputado al Congreso

cabo de la comandancia del mismo departa-

de la Unión y regresó a su antiguo distrito

mento, y el coronel D. Florencio Villarreal,

después de la disolución de ese cuerpo por

jefe político y comandante principal de la

el general Santa-Anna; volvió a ser electo

Costa Chica.

diputado en 1846 y duró muy poco tiempo

Estas autoridades, empero, no se deja-

igualmente en ese cargo, porque el general

ron coger en el lazo que el gobierno dicta-

Paredes disolvió la Cámara.

torial les tendía, y con tal motivo el citado

Viene la desgraciada guerra de México

general Moreno, cumplido y pundonoroso

contra la invasión norteamericana y en ella

y que estaba condecorado con la medalla de

se condujo Comonfort como un buen hijo de

treinta contra cuatrocientos, al comprender que

México. Fue entonces otra vez miembro del

se trataba de aprehenderle, salió de Chilpan-

Congreso reunido en Querétaro y después de

cingo con dirección a la costa en la madru-

la desocupación del territorio por el ejército

gada del 24 de Febrero de 1854.

invasor, vino a esta Capital al Senado, cargo

Cuando entraron las tropas del Gobier-

que desempeñó hasta el año 1851. El siguien-

no al Sur, D. Ignacio Comonfort acababa de

te fue por cuarta vez electo diputado.

ser destituido. “Ilustre, de puros anteceden-

Aparece el año 1853 de administrador

tes y de reputación inmaculada, dice un bió-

de la aduana de Acapulco, puesto en el que

grafo, era también distinguido por su esme-

permaneció algún tiempo, cuando fue des-

rada educación, por sus nobles sentimientos

tituido arbitrariamente por el general San-

y por su amor a la libertad. Aunque separado

ta-Anna, que ya se había dado a conocer

hacía tiempo de las contiendas políticas ha-

por sus medidas atentatorias y despóticas,

bía visto con profundo dolor la opresión de

y por su gobierno liberticida tristemente cé-

su patria, y ora manifestase abiertamente su

lebre en los fastos de nuestra historia patria.

odio a la tiranía, ora se recelase de él por sus

Ya el dictador, con pretexto de los rumores

antecedentes, el gobierno dictatorial, que no

que entonces se esparcieron sobre que una

perdía ocasión de ajar a sus enemigos, resol-

expedición de piratas organizada en Califor-

vió destituirle dejando correr la voz de que

nia por el conde Raousset, se aproximaba a

la causa de aquella medida, era el delito de

las costas de la República con el objeto de

mala versación”. Con tal motivo se dirigió

atacar el puerto de Acapulco; había resuel-

Comonfort oficialmente al Gobierno, y he

to mandar al departamento de Guerrero un

aquí parte de la comunicación que en res-

cuerpo de tropas, siendo el verdadero fin de

puesta al quejoso, mondó la Secretaría de

tal medida imponer la ley a las temidas au-

Hacienda con fecha 3 de Marzo del mismo

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

año 1854, firmada por el ministro Parres, en

tente como él mismo decía. Es de suponerse

la que se lee textualmente lo que sigue: “Di

desde luego que las calificaciones que de la

cuenta a S. A. S. el General Presidente con el

revolución se hicieron en la prensa gobier-

oficio que en 23 del próximo pasado me di-

nista y en los documentos oficiales, fueron

rige Ud., pidiendo se le diga si su separación

terribles y despreciativas para esa misma re-

del empleo de administrador de la aduana

volución, pues que se la hizo aparecer como

marítima de ese puerto (Acapulco) fue mo-

un levantamiento tumultuario sin plan po-

tivada porque el Supremo Gobierno tuviera

lítico ninguno, y aborto inicuo de una de-

alguna noticia, o existieran en este ministe-

magogia desenfrenada.

rio algunos antecedentes sobre mal manejo

Sin embargo, esa revolución subsistía

de Ud. en el citado empleo, y en contesta-

siempre y el nombre de Comonfort no contri-

ción me manda S. A. decirle que ningún

buyó poco a darle respetabilidad y simpatías.

anuncio se tuvo acerca de que Ud. se mal-

Entonces se decide el dictador a llevar a

versara en el destino que obtenía: que se le

cabo por sí mismo la pacificación, y con tal

separó de él por traidor, cuyo crimen está ya

objeto salió de México el 16 de Marzo de

manifiesto y suficientemente comprobada

1854 al frente de una división de más de cin-

la justicia con que obró: y que en el patíbulo,

co mil hombres de todas armas. Después de

espere Ud. la satisfacción que solicita…”

haber atravesado este ejército los distritos

Como el descontento era general en el

de Cuernavaca, Tasco e Iguala, y de haber

país debido a los grandes abusos del dic-

permanecido algunos días en Chilpancin-

tador, y como por otra parte en el Sur, las

go pasados en regocijos y fiestas, empren-

principales personalidades del departamen-

dió Santa-Anna su marcha en dirección a

to eran, o perseguidas francamente o vigi-

Acapulco, habiendo sido hostilizado varias

ladas cuando menos, éstas se decidieron al

veces en el camino, por fuerzas enemigas.

fin a obrar, y con tal propósito tuvieron una

Comonfort, entretanto, se había encerrado

conferencia en Texca el general Álvarez y D.

en el Castillo de San Diego casi indefendi-

Ignacio Comonfort y después de ella partió

ble por el estado lamentable en que se ha-

éste para la hacienda de la “Providencia”, en

llaba, y se aprestó a la defensa de ese lugar

donde se vio con el citado general Moreno,

con una fuerza total de menos de quinien-

y con los Sres. Lic. Trinidad Gómez, Eligio

tos hombres. Confiado en una fácil victoria,

Romero y Diego Álvarez, hijo del antiguo

dispuso Sarita-Anna un ataque general al

insurgente. El resultado de todos estos pa-

Castillo, que en efecto se llevó a cabo el día

sos, fue la proclamación del Plan de Ayutla

20 de Abril de ese mismo año. Después de

el día 1o de Marzo de 1854 y su reforma en

cuatro horas de reñido combate la columna

Acapulco verificada el día 11 del mismo mes

de ataque estaba destrozada, y el dictador,

y año. Aunque el gobierno de Santa-Anna

en consecuencia, determinó retirarse. Sin

aparentó despreciar la revolución del Sur,

embargo, en la tarde de ese mismo día 20,

estaba muy lejos de considerarla tan impo-

envió Santa-Anna, como parlamentario, al ignacio comonfort

55

general Manuel Céspedes, para intimar la

entonces feroces allí las persecuciones de la

rendición del Castillo y hacer a la vez a Co-

dictadura; pero la sangre derramada en vez

monfort indicaciones de transacción. La res-

de apagar la chispa, provocó el incendio; y a

puesta que dio éste al comisionado, aunque

Guzmán siguieron Rangel, Huerta, Pueblita

urbana, fue terminante:

y otros jefes. En el mes de Julio también se

—Señor General, le dijo, yo no puedo

pronunciaba en Ciudad Victoria, capital del

recibir ningún oficio ni oír proposición al-

departamento de Tamaulipas, por el Plan de

guna de transacción sin previo permiso del

Ayutla, D. Juan José de la Garza.

Sr. Álvarez que es nuestro general en jefe:

Mientras tanto, los recursos de los cau-

le daré parte de todo y veremos. Entre tan-

dillos del Sur y del mismo Comonfort, cada

to, quedan por mi parte abiertas las hostili-

día escaseaban más hasta el grado de estar

dades, y puede usted decir al señor general

casi agotados. Entonces concibió el defensor

Santa-Anna que ataque cuando guste la for-

de San Diego el proyecto de hacer un viaje

taleza; en el concepto de que nosotros la

a los Estados Unidos, con el objeto de ver

hemos de defender a todo trance.

si verificaba un empréstito que salvara a la

No se verificó, sin embargo, el ataque

revolución. Dirigióse primero a San Francis-

ofrecido: el 25 de Abril, Santa-Anna levan-

co California, sin haber obtenido allí buen

tó su campo, y el 26 abandonó el dictador

éxito, y después se trasladó de San Francisco

completamente sus posiciones con gran-

a Nueva York, en donde al principio no fue

de contento de los defensores del castillo

más afortunado que en San Francisco; pero a

que no podían creer lo que veían sus ojos.

fuerza de constancia y de afanes logró al fin

La defensa de Acapulco será siempre un tí-

con D. Gregorio de Ajuria la cantidad nece-

tulo de gloría para el general Comonfort,

saria para llevar a cabo la empresa de derro-

pues que estando en una ciudad abierta y

car al gobierno dictatorial; y cuando Ajuria

encerrado en un castillo desmantelado y

presentó el dinero a Comonfort, éste le dijo:

viejo, casi sin víveres ni municiones y con

—Antes de aceptar lo que Ud. me ofrece,

un verdadero puñado de valientes, esperó a

quiero saber amigo mío si en este préstamo

pie firme e hizo retroceder a cerca de 6,000

va toda su fortuna; porque si bien tengo yo

hombres, dando con esto un golpe de muer-

esperanzas de salvar a mi país con este auxi-

te a la dictadura, y asegurando a la revolu-

lio, tiemblo al pensar que puede Ud. quedar

ción un triunfo espléndido. Ésta continuaba

arruinado.

haciendo prosélitos y en poco tiempo, casi todo el departamento de Guerrero se levan-

56

—Me queda todavía, respondió Ajuria, lo necesario para vivir trabajando.

tó en armas. A la vez que en el Sur, tomaba

—Entonces lo acepto, dijo Comonfort,

la revolución poderoso incremento en Mi-

y lo agradezco como estoy seguro que lo ha

choacán, en donde desde el mes de Enero

de agradecer mi patria.

había reunido algunas fuerzas el antiguo

Con estos recursos transformados en

patriota D. Gordiano Guzmán: empezaron

víveres, municiones y pertrechos de guerra,

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

llegó el caudillo a Acapulco el 7 de Diciem-

mento, de las manchas que sobre ella habían

bre de 1854. Llegaron tan a tiempo los re-

arrojado el gobierno y sus aduladores. Tam-

cursos que D. Ignacio Comonfort trajo del

bién hizo otra gran adquisición la causa de

Norte, que sin ellos hubiera fracasado la

la libertad en la persona del coronel italiano

revolución muy probablemente, pues ha-

D. Luis Ghilardi. Este militar había venido a

biendo comprendido Santa-Anna que los

México acompañado de una brillante repu-

hombres del Sur se encontraban en un es-

tación adquirida en Bélgica, en España y en

tado de verdadera penuria, había puesto en

Cerdeña, su país natal, donde había peleado

movimiento gran parte de sus fuerzas, man-

por la libertad italiana en las filas del famo-

dando a Zuluaga que avanzara por la Costa

so Rey Carlos Alberto. Después de haber

Grande desde Ajuchitlán, y Barberena por la

el gobierno dictatorial ofrecido a este jefe

Costa Chica desde Ometepec hasta el Co-

un grado en el ejército, lo persiguió encar-

quillo y el Peregrino; estos movimientos es-

nizadamente y entonces Ghilardi peleó en

taban coordinados con los que debía hacer el

México por la libertad, como lo había hecho

general Castillo.

en Europa. Este gran patricio a quien la re-

Por fortuna, en el año de 1855 a me-

forma en nuestra patria le debe eterno reco-

dida que se extremaban los desmanes del

nocimiento, fue uno de los más incansables

dictador, crecía de una manera pasmosa el

adalides en la Guerra de Tres Años y después

incendio revolucionario. Ya en Enero de este

en la época de la intervención francesa, ha-

año la Brigada Zuloaga se había pasado con

biéndose distinguido por su valor, constan-

armas y bagajes a los revolucionarios y el

cia y patriotismo en ambas campañas.

jefe de esa brigada se entregó a éstos con

Ya en el mes de Abril de 1855, apenas

el carácter de prisionero de guerra; casi a la

le quedaban al gobierno en Michoacán, dos

vez era perdido Huetamo para los del Go-

poblaciones de importancia, Pátzcuaro y

bierno, y en Febrero los revolucionarios del

Morelia. A principios de Mayo se embarcó

Sur, se encontraban dispuestos para atacar

Comonfort en Acapulco para ir a ponerse al

a Chilpancingo con el general Álvarez a la

frente de los sublevados de Michoacán, que

cabeza. A la vez, en el Sur de México apa-

pidieron un caudillo al General Álvarez; y

recía el esforzado adalid Plutarco González,

entonces fue cuando Zuloaga que había de

quien se manejó con tal actividad y valor,

hacer más tarde un papel tristemente céle-

que extendió sin cesar el área de sus opera-

bre en los destinos de México, se adhirió con

ciones hasta poner en grande aprieto aun a

franqueza a los revolucionarios. Este mismo

la misma Toluca.

mes se pronunció en Lampazos D. Santiago

Los pronunciados de Michoacán tuvie-

Vidaurri, quien tomó la plaza de Monterrey

ron también un hombre nuevo en abono

el 23 de Mayo, y poco tiempo después hizo

de su causa; éste fue el ilustrado patriota

lo mismo D. Ignacio de la Llave en Orizaba,

D. Santos Degollado, quien purificó con su

prendiendo el fuego de la revolución en el

solo nombre a la revolución en ese departa-

importante departamento de Veracruz. ignacio comonfort

57

El 25 de Junio, viendo Santa-Anna lo

mí, ni de los riesgos personales que pudiera

irremediable de la situación, convocó el

yo correr. Llegado el caso, estaré allí donde

Consejo de Estado, sometiendo a su resolu-

mi presencia se necesite, y aunque sea el

ción las siguientes cuestiones: “¿Ha llegado

lugar de mayor peligro, aprieto los dientes y

el tiempo oportuno de expedir un estatuto o

me dejo arrastrar, Así es que por mí no hay

ley constitutiva de la República? ¿cuál es la

cuidado.

autoridad, corporación o asamblea que deba

En cambio, cuando se trataba de un in-

expedir dicho estatuto?” La resolución del

dulto solicitado al Presidente en uso de sus

Consejo no fue del agrado de Santa-Anna;

facultades, como conmutación de la pena

y llegó a tanto su enojo, que poco faltó para

de muerte, Comonfort, que aborrecía esta

que suprimiera el referido cuerpo. Mientras

pena con todas sus fuerzas, y que sabía por

tanto, Comonfort que había permanecido

otra parte cuáles eran las ideas dominantes

en Michoacán, pasa al departamento de

en su ministerio, decía a sus secretarios:

Jalisco, toma el 22 de Julio a viva fuerza la

Ahí os dejo, señores, para que con toda

plaza de Zapotlán, respetando la vida de to-

libertad discutáis si debe concederse o no a

dos los jefes y oficiales de la guarnición que

este desgraciado, el indulto que solicita. Re-

defendían esta plaza, y de allí se dirige a

solved con entera libertad, seguros de que lo

Colima, que le abrió sus puertas el 29 del

que vosotros decidáis eso se hará.

mismo Julio, mediante un convenio por el

Y el indulto se concedía casi siempre.

cual los jefes y oficiales de esta guarnición

Por fin Santa-Anna, que se consideró

tuvieron la garantía de la vida.

58

impotente para sofocar la revolución, se

Estas dos cualidades salientes del carác-

decidió a salir de la Capital y en efecto lo

ter de Comonfort, o sea un valor personal

hizo el 9 de Agosto a las tres de la mañana,

innegable, y su magnanimidad, jamás se

tomando el camino de Veracruz. Ese mismo

desmintieron y sobre ellas existen las si-

día se publicó un decreto referente al pliego

guientes anécdotas que nos ha referido un

cerrado que había dejado el dictador, y en el

respetable jurisconsulto ministro de Co-

cual designaba las personas que lo habían de

monfort, cuando éste fue presidente susti-

reemplazar en el Poder, siendo éstas el Pre-

tuto de la República: siempre que se discutía

sidente del Supremo Tribunal de Justicia y

en consejo de ministros, qué debía hacerse

los generales D. Mariano Salas y D. Martín

para salvar a México de la dificilísima situa-

Carrera; y como suplentes, los generales D.

ción en que se hallaba, debido a los manejos

Rómulo Díaz de la Vega y D. Ignacio Mora

del clero y a los trastornos que provocaba la

y Villamil.

reacción amenazadora y poderosa, Comon-

La fuga del general Santa-Anna fue el

fort decía imperturbable y constantemente

triunfo de la revolución; pero como ésta no

a sus secretarios:

estaba todavía en la Capital, distaba mucho

—Señores, para tratar esta cuestión y

de haber quedado consolidada. En efecto,

resolverla, no os ocupéis en lo absoluto de

el trece de Agosto, la guarnición de México

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

levantó un acta de adhesión al Plan de

nacio Comonfort. Éste, sin embargo, fue al

Ayutla nombrando general en jefe a D.

principio nombrado ministro de la guerra

Rómulo Díaz de la Vega; éste nombró in-

en el gobierno del antiguo insurgente y por

mediatamente dos representantes por cada

fin el 12 de Diciembre de ese año se publicó

departamento, para hacer la elección de Pre-

el decreto por el cual fue nombrado Presidente

sidente; y los representantes eligieron para

de la República en sustitución del general

tal cargo al general D. Martín Carrera.

Álvarez.

A la vez que esto pasaba en la Capi-

Llegamos a una época de la vida públi-

tal, D. Antonio Haro proclamó otro Plan

ca de Comonfort, en que es preciso juzgar a

en San Luis, erigiéndose en primer jefe del

éste con severidad, puesto que aunque com-

movimiento político regenerador de la Re-

batido por los dos partidos extremos en que

pública, y en Guanajuato se pronunciaba D.

ya se había dividido el país, y en situación

Manuel Doblado, pareciendo inclinarse al

muy difícil por consiguiente, debió sin em-

Plan de San Luis. Por fortuna en una confe-

bargo decidirse por alguno de esos partidos y

rencia que tuvieron el mes de Septiembre en

no tratar de conciliarlos como lo hizo; con-

Lagos, Doblado, Haro y Comonfort, los dos

ciliación imposible puesto que la diferencia

primeros se obligaron a reconocer el Plan de

de miras de ambos, cada día iba siendo más

Ayutla sin ninguna modificación, quedando

grande, las pasiones por lo mismo más vivas

desecha por consiguiente la tempestad por

y la división completa, y por consiguiente

ese lado. El general Álvarez mientras tanto,

inevitable. El clero y el ejército empezaron a

nombró en Iguala el 24 de Septiembre los

moverse por todos lados y aunque al princi-

representantes de los departamentos que

pio el gobierno logró sofocar algunos tumul-

debían elegir al Presidente provisional, con-

tos, al fin con pretexto de la Ley Juárez sobre

forme al Plan de Ayutla, disponiendo que se

administración de justicia, se levantaron en

reunieran en Cuernavaca el 4 de Octubre,

Zacapoaxtla algunos jefes y oficiales, con

para cumplir su encargo; y ese día se reunie-

buen número de soldados, inspirados espe-

ron en efecto, eligiendo Presidente al citado

cialmente por el cura de aquella población.

general Álvarez. Comonfort llegó a Cuer-

El Plan de Zacapoaxtla se redujo a descono-

navaca el 5 de Octubre, y desde entonces

cer al gobierno de Comonfort y a proclamar

empezaron a circular los rumores que más

las bases orgánicas de 1843, y este movimien-

adelante tomaron cuerpo, sobre la ambi-

to era atizado desde la misma Capital por D.

ción de éste para ocupar la presidencia de la

Antonio Haro, a la vez que en Sierra-Gorda

República; los cuales rumores encontraron

andaba levantado en armas contra el gobier-

cierta justificación en el nuevo pronuncia-

no el general José López Uraga.

miento que llevó a cabo en Guanajuato D.

Esta revolución de Zacapoaxtla tomó

Manuel Doblado poco tiempo después, des-

tal incremento, que los pronunciados pu-

conociendo el Gobierno de Álvarez, y pro-

dieron apoderarse de Puebla desafiando des-

clamando Presidente de la República a D. Ig-

de allí al Gobierno con un ejército de más ignacio comonfort

59

de 4,000 hombres perfectamente armados,

pasarían a residir a los lugares que el Go-

municionados y disciplinados. Comonfort

bierno designase, mientras éste determina-

se decidió a ir en persona a someter a los re-

ba la manera como habían de quedar en el

beldes, y con tal objeto salió de la Capital

ejército.

el 29 de Febrero de 1856 al frente de 12,000

Esta manera se definió por decreto de

hombres con 40 piezas de artillería, que des-

25 de Marzo, en el cual quedó determina-

pués fueron aumentados a 16,000 soldados

do que los generales, jefes y oficiales de la

con 48 bocas de fuego de diferentes calibres,

revolución, quedarían en el ejército con el

y el día 8 de Marzo de ese mismo año tuvo

carácter de soldados rasos. A propósito de la

lugar la famosa acción de Ocotlán o San Isi-

revolución de Zacapoaxtla, uno de los bió-

dro a consecuencia de la cual los pronuncia-

grafos de Comonfort cuenta: que estando

dos, con D. Antonio Haro a su cabeza, se

un día el general en la presidencia, se le pre-

replegaron a Puebla, dispuestos a defenderse

sentó un hombre muy misterioso deseando

allí hasta el último trance.

hablarle en secreto. Recíbelo Comonfort al

Una vez encerrados en esta ciudad los

punto, y este hombre le indica que desea

revoltosos, Comonfort no vaciló un punto

entrar a otra pieza más retirada; llegan a

en ir tras ellos para atacarlos en sus posicio-

otro departamento, y allí todavía propone

nes y se decidió, como lo hizo, a poner sitio

el desconocido retirarse a otro más solitario

a Puebla. Este duró hasta el día 21 del mis-

si es posible; llegados por fin a éste, le dice

mo mes, en cuya noche, D. Manuel Díaz de

Comonfort al hombre misterioso:

La Vega, se presentó con una comunicación

—Por fin, quién sois y qué deseáis.

de Haro, para Comonfort, que éste no qui-

—Soy, dice aquel hombre descubriéndose,

so recibir. Como la resolución del Presiden-

el cura de Zacapoaxtla. Comonfort, sin in-

te era irrevocable recayó el mando de las

mutarse, le invita segunda vez a que diga el

fuerzas sitiadas en el general Oronoz, quien

objeto de su visita. El cura de Zacapoaxtla le

desde luego pretendió entrar en relaciones

indica que su presencia allí tiene por objeto

con Comonfort. Con este objeto tuvieron

salvar la vida del Presidente, que se encon-

una conferencia por parte del Presidente, el

traba amenazada; le da los detalles de esa

Gobernador de Guanajuato, D. Manuel Do-

intentona; le suplica no lo descubra, y por

blade, y los generales D. Vicente Rosas y D.

último, le dice:

Ramón Iglesias, y por parte de Oronoz, el Lic. D. Pascual Almazán y los generales D.

60

—Estoy en vuestras manos y sólo confiado en vuestra caballerosidad.

Ignacio Ormaechea y D. Miguel Andrade.

Comonfort no sólo le promete que no le

Después de varias pláticas, Comonfort im-

sucederá nada, sino que él personalmente lo

puso como condiciones para la capitulación:

acompaña; salen juntos de Palacio y juntos

que las tropas de Puebla se someterían a la

caminan igualmente por varias calles de la

obediencia del Gobierno; y que los genera-

ciudad, hasta que el Presidente deja en lugar

les, jefes y oficiales que existían en la plaza,

seguro al terrible cura.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Aunque entonces se creyó por muchos

de América, D. Benito Juárez, para presi-

que la paz sería ya un hecho en la República

dente constitucional de la Suprema Corte

después del triunfo sobre los pronunciados

de Justicia, que tenía anexo el cargo de vice-

de Zacapoaxtla, no sucedió así, sino que la

presidente de la misma República.

exaltación de los ánimos continuó con ma-

Con la promulgación de la Carta Magna,

yor intensidad en los campos de batalla, en

no mejoró por el pronto en nada la situa-

la prensa y en las memorables y acaloradas

ción violenta por que atravesaba México,

discusiones del Congreso constituyente.

pues los pronunciamientos se sucedían a

Comonfort, mientras tanto, con su sistema

los pronunciamientos, y los temores de un

constante de moderación, producto natural

conflicto internacional hacían sufrir con

de su carácter extremadamente benévolo,

increíble paciencia las imprudentes exigen-

creía poder dominar la dificilísima situación

cias de algunos representantes extranjeros.

por que atravesaba todo el país y el Gobierno,

A tal extremo llegaron los acontecimientos,

conteniendo los arranques del partido exal-

que el Ejecutivo llegó a pedir por primera

tado y caminando por el sendero de la refor-

vez la suspensión de las garantías que otor-

mas con mucha prudencia y parsimonia.

ga la Constitución; y al fin, el primer Congreso

Con tal sistema, y dadas las circunstan-

Constitucional concedió esa suspensión por

cia de esa época, Comonfort, desagradó a

sólo la confianza que inspiraba Juárez en el

los dos partidos sin contentar a ninguno, es-

gabinete de Comonfort.

timando que todavía era posible calmar los

Ya cuando éste volvió a jurar la Cons-

ánimos, cuando la única solución posible a

titución como presidente constitucional, su

las diferencias entre el partido conservador

repugnancia por la Carta Magna y los temo-

y el liberal tenía que ser, como sucedió des-

res de un golpe de estado fueron un hecho.

pués, una lucha encarnizada y decisiva.

En efecto, el 17 del mismo mes y año, se

El Congreso Constituyente, mientras

decidió a desconocer la carta fundamental,

tanto en medio de acaloradísimos debates

habiendo sido apoyado para dar este paso

que pueden honrar a cualquier parlamento

entre otras personas, por D. Manuel Payno

europeo daba al fin la deseada Constitución,

y el general Zuloaga, que entró a la capital el

que se promulgó, oficial y solemnemente, el

mismo 17 al frente de su brigada, después de

día 5 de Febrero de 1857.

haber proclamado el plan llamado de Tacu-

Comonfort, juró de mala gana esta

baya. Comonfort, aceptó públicamente este

Constitución, aunque al principio, sin em-

plan, el 19 de Diciembre; el 25 del mismo

bargo, no dio ningún paso sino para evitar

mes instaló el llamado Consejo de Estado, y

su observancia, y conforme a esta ley funda-

pocos días después, a consecuencia del des-

mental, se hicieron en ese año las elecciones

pronunciamiento de Veracruz, se encontró

de los poderes federales, resultando electos:

el presidente perplejo y sin saber qué par-

D. Ignacio Comonfort para presidente cons-

tido tomar. Al fin, después de muchas vaci-

titucional de la República, y el Benemérito

laciones, y a consecuencia de que Zuloaga ignacio comonfort

61

desconoció la autoridad de Comonfort, éste

expedicionarias que salieran de México.

se decidió a volver a la legalidad; pero ya era

Después de haber permanecido algunos días

tarde. Aunque luchó el presidente con su

al frente del ejército de operaciones, pasaba

proverbial valor en las calles de México por

Comonfort de San Miguel de Allende a Ce-

algunos días, tuvo que abandonar la ciudad

laya con una escolta de 100 hombres, cuan-

el 21 de Enero de 58, dejándola entregada a

do cayó cerca de Chamacuero en una em-

la reacción, y el 7 de Febrero abandonó defi-

boscada de 200 reaccionarios. El defensor de

nitivamente la República.

Acapulco se batió con el valor de que había

Se le vuelve a ver en ella cuando las cir-

dado pruebas; pero sucumbió en medio del

cunstancias de México eran tan difíciles,

combate y su cadáver fue sepultado en el ce-

que tuvo que hacer frente a la guerra extran-

menterio de San Miguel de Allende. Este su­

jera declarada y llevada a cabo tan inicua-

ceso se verificó el 11 de Noviembre de 1863.

mente por Napoleón el aventurero; ofreció

“El gobierno general, dice D. J. M. Vigil,

entonces Comonfort su brazo y su espada a

honró la memoria del ilustre difunto man-

la causa de la autonomía de su patria, y el

dando vestir luto por 9 días a las autorida-

gobierno del Sr. Juárez aceptó los ofreci-

des civiles y militares de toda la República y

mientos del caudillo de Ayutla, nombrando

al ejército nacional: y el 20 de Noviembre se

a éste general en jefe del ejército del Norte, a

le hicieron en San Luis los correspondientes

cuya cabeza vino a batirse con el invasor,

honores fúnebres, asistiendo a la solemni-

aunque con éxito desgraciado, el 8 de Mayo

dad una numerosa concurrencia oficial y de

de 1863 en las lomas de San Lorenzo cerca

particulares y pronunciando una elocuente

de Puebla. Después de la salida del gobierno

oración fúnebre el popular orador D. Gui-

constitucional para el interior de la Repúbli-

llermo Prieto”.

ca a consecuencia de la ocupación de Puebla

Tal fue Ignacio Comonfort: tuvo erro-

por el ejército francés, se estableció el dicho

res, pero tuvo virtudes y prestó grandes

gobierno constitucional en San Luis y allí

servicios a su patria. Ésta, reconocida, tiene

fue nombrado Comonfort por el Sr. Juárez,

que colocarlo, si no entre sus hijos inmacu-

Ministro de la guerra y general en jefe del

lados, sí entre sus buenos y amantes hijos.

ejército destinada a obrar sobre las fuerzas

E. M. de los Ríos

D. Santos Degollado 1810-1861

I A fines del siglo xviii desembarcó en el puerto

pobreza. Andaba por las calles de Guana-

de Veracruz un español que venia a la Nueva

juato, socorrido por sus amigos, cuando lo

España en busca de mejor suerte que la que

sorprendió la muerte en la miseria.

le deparaba la madre patria. Era probo, trabajador y de buena inteligencia.

El cura de Tacámbaro, D. Mariano Garrido, del Orden de San Agustín, antiguo

Entonces Guanajuato tenía fama de ser

capellán de un batallón y hermano del co-

una de las provincias en que se hacía fortu-

nocido fray Mucio, de Morelia, protegió a

na en un cerrar y abrir de ojos.

la señora Ana María Garrido de Degollado.

¡La minería! ¿quién era pobre dedicán-

Ahí estaba con Nemesio y Rafael.

dose al beneficio de metales? Y el extranjero

Rafael, flemático, silencioso y retraído.

partió hacia ese rumbo, con mucha esperan-

Nemesio, nervioso, irascible, raquítico

za y el firme propósito de que la voluntad

y enclenque. Gracias a la bella forma de su

no lo abandonaría para trabajar.

letra, el cura lo tenía metido lo más del día

A la vuelta de algunos años era ya

en la vicaría, levantando actas de matri-

propietario de la Hacienda de Robles, en

monio y escribiendo fes de bautismo. D.

la cañada de Marfil. La constancia y hom-

Mariano les daba un trato muy duro a los

bría de bien aumentaron su capital. Pasó

dos niños. Exigente para con ellos, cual-

a ser rico y todo el mundo lo llamaba D.

quiera acción era pretexto para descargar

Jesús Santos Degollado. Tuvo una com-

su ira. Casi a fuerza hizo que se casara Ne-

pañera, la Sra. María Ana, que parecía

mesio con la joven Ignacia Castañeda Es-

hacerlo feliz. Dos niños llegaron pronto a

pinosa.1 No contaban veinte años de edad.

alegrar el hogar: Nemesio, el mayorcito, y Rafael.

He aquí el acta de matrimonio de D. Santos Dego-

1

llado, sacada del archivo del curato de Quiroga, Michoa-

Más tarde, el rico español veía caer sus

cán: “En catorce de Octubre de mil ochocientos veinte y

negocios, antes prósperos, y descendía a la

Cura de este, cazé y velé según el orden de Nuestra San-

ocho, Yo, el Presbítero Don Mariano Garrido, Teniente de

˜ 63 ˜

Solía decir a su hijo Mariano: —Cuando me casé tenía yo dieciocho años. La pareja vivió al lado del sacerdote, quien, a pesar del cambio de estado de Nemesio, no modificaba su tratamiento insufrible.

El notario vio de pies a cabeza al joven y luego paseó su mirada por el pliego, lleno de bonita, preciosa y clara letra. —¿Esta es la letra de usted? —Sí, señor, es mi letra —respondió humildemente Nemesio. —Puede usted venir desde hoy mismo.

Un día, aburrido el joven de que no

Y el fugitivo, muy pobre, sin más

era posible hacer llevadera aquella vida, se

ropa que la que llevaba en el cuerpo, cu-

echó al hombro su capita de barragán y con

briéndose en la noche para dormir con la

una peseta en el bolsillo se fugó del hogar,

capita de barragán, comidas las mangas

dejando en Tacámbaro a su madre, a su

de la levita por el mucho apego a la mesa de

hermano y a su esposa. Y tomó el camino

la vicaría de Tacámbaro, y raídos los pan-

de Morelia.

talones por el roce en la marcha, empe-

Al otro día al obscurecer llegó a la ciudad

zó a trabajar de escribiente en la notaría

sin conocer a nadie, ni tener razón de nada.

las mañanas, con el sueldo de cincuenta

En una fonda, frente a la cárcel, pidió medio

centavos diarios. Al poco tiempo, el Dr.

real de cena; en seguida dijo a la dueña del

José María Medina, juez hacedor de diez-

establecimiento:

mos y visitador del diezmatorio, que ha-

—Señora, ¿me puede usted hacer favor de darme un lugar para dormir? Acabo de

cía préstamos de dinero bajo hipoteca, se presentó en la notaría.

llegar, no conozco a nadie, no sé nada: es

—¿Qué es de mi escritura, Baldovinos?

primera vez que vengo aquí.

—Aquí está ya, curita.

La extrema bondad se le salía a la cara.

El doctor, apenas la vio, dijo al notario:

La señora se lo concedió sin vacilar.

—¿Quién ha escrito esto?

Al otro día, destinó una pequeñísima

—Ahora lo verá usted, curita.

parte del resto de su capital para comprar

El señor Baldovinos condujo al cura más

papel. Escribió, lo mejor que pudo, un plie-

al interior del despacho y al estar frente al

go y se presentó en la notaría de D. Manuel

escritorio de Nemesio, le indicó:

Baldovinos, situada en el portal de San José. —Señor, esta es mi letra, ¿puede usted darme trabajo?

—Aquí lo tiene usted. —Cédame a este joven, Baldovinos. Convencido el notario de que el doctor le impartiría protección decidida, dejó que

ta Madre Iglesia, a Don Nemeció Santos Degollado, con Doña Ignacia Castañeda Espinosa, de éste. Fueron sus padrinos, Don Rafael Degollado y. Doña Rita Castañeda: Testigos, Don Antonio Torres y Don Paulino Mejía, y lo firmé.—Mariano Garrido una rúbrica.—Al margen, Don Nemecio Santos Degollado con Doña Ignacia Castañeda Espinosa, de éste”. 64

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

cargara con él para su casa. Tendría treinta pesos al mes, habitación y alimentos. La nueva casa estaba cerca del Seminario. Fue su trabajo el ser escribiente y profesor del niño Nicolás Medina, con el

cuidado especial de perfeccionarlo en la for-

nista de la catedral, un tal Elízaga, que se

ma de su letra. Siempre le llamó “Nicolasi-

encontraba cesante y pobre.

to”, “mi querido muchachito”, porque era bueno, cariñoso y honrado como él. El sacerdote, satisfecho de la vida del jo-

Nemesio y Pedro Vergara ejecutaron a maravilla en la guitarra unas variaciones difíciles de Vivián.

ven, a los dos años le dio un empleo de escri-

Una vez, para que se vea de bulto su ca-

biente de la sección de glosa en la Haceduría

rácter, fue con Nicolás Medina, su íntimo e

de las rentas decimales, con la retribución

inolvidable amigo, a las fiestas de Tarímbaro.

anual de cuatrocientos pesos. Allí se hizo idolatrar de los canónigos. Entraba a las ocho de la mañana a la oficina y salía a las doce y media, y en vez de

Había corrida de toros. Salió uno bravísimo, feroz, temible, que echó al suelo en un dos por tres al hombre que lo montaba.

irse a paseo, se dedicaba al estudio: aprendía

—A mí no me tira —dijo Nemesio.

latín, griego, hebreo, francés, matemáticas,

Y dicho y hecho: bajó al redondel así

física, teología, y se enseñoreaba de todo por

como estaba: elegante camisa bien aplan-

su aptitud universal.

chada, traje de color negro y sombrero alto.

El general Medina, que es un retrato fiel

Montó a la fiera, teniéndose firme con

de las virtudes de Nemesio, me decía a pro-

la presión que ejercía con los miembros

pósito de su genio:

inferiores.

—A mí me hizo creer en la ciencia infusa.

El público parecía haberse vuelto loco al

Era contador de la Haceduría D. Luis

mirar al caballero bien montado y al animal

Gutiérrez Correa, furibundo liberal a quien

hecho una furia, corcoveando, bramando,

el clero quería por su intachable manejo y

ya libre del lazo, sin poder echar al suelo al

tener en la punta de los dedos los números.2

jinete que se sostenía sin pretal: aplaudía y

Distinguía al escribiente y procuraba

gritaba desaforadamente.

que subiera escalón por escalón, para cederle

El joven alcanzó una ovación inusitada.

su distinguido puesto.

Era tal la fuerza de Nemesio, que

Nemesio llegó a ser contador y mandó traer a su esposa. Por las tardes, que le

domaba un caballo con la presión de los muslos.

quedaban libres, proseguía dedicándose con

Morelia tenía noticias de su talento y

ahínco a todo: hacía gimnasia para desarro-

erudición. Una vez lo invitaron del Semina-

llar el cuerpo; estableció un taller de carpin-

rio para que fuese a replicar en los exámenes

tería en su casa y fabricaba bateas y gavetas;

de fin de año. El Gobierno del Estado no tar-

aprendió a tocar la flauta y la guitarra.

dó en convencerse de la sabiduría del joven.

En el Colegio de San Nicolás dio un gran concierto, para ministrar recursos al orgaDon Luis Gutiérrez Correa falleció en esta Capital,

2

siendo empleado de la Administración de Correos.

A él se debe la organización del Colegio de San Nicolás. Los Sres. Luis Gutiérrez Correa, como jefe del partido liberal, Juan González Urueña, d . santos degollado

67

Juan Bautista y Gregorio Ceballos y Melchor

María Arcaute, su primitivo y verdadero

Ocampo, celebraban juntas secretas para dis-

apellido, que era de Roma.

cutir los medios mejores de derrocar al gobierno retrógrado. A ellas asistía Nemesio. El general Ugarte lo redujo a prisión por andarse mezclando en la cosa pública. Un día, indignado el gobierno santanista, lo encarceló en el cuartel, en compañía de

El padre Garrido trajo a México a la Sra. Arcaute, para que se curara de una peligrosa enfermedad. En junta de médicos fue desahuciada, y falleció después de haber recibido los auxilios espirituales de propias manos de tres obispos.

un bandido muy valiente: Eustaquio Arias, quien adoraba a Nemesio.

II

Hubo vez que estando preso el bandido,

Un día amaneció Morelia entera pregun-

engrillado, a la vista de una guardia, hizo que

tándose por D. Nemesio Santos Degollado,

se pronunciara el Cuerpo Activo de Morelia:

por su querido gobernante en 1848 y 1857

echó abajo las rejas de la prisión, salió a la ca-

que apenas tuvo tiempo para hacer bien

lle todavía con los grilletes puestos, que se los

y que había sido diputado a la asamblea de-

desclavaron los mismos soldados en el ins-

partamental en 45, consejero de gobierno

tante que el general Ugarte intentaba reducir

en 46 y diputado por elección unánime, al

al orden a la tropa sublevada.

Congreso general, en 55.

Dio por muerto a Ugarte y con la preci-

Unos decían que había sido desterrado

pitación pasó sobre él, tomando el camino

por Santa-Anna a la Villa del Armadillo, San

de Cuitzeo de la Laguna, para ir a defender

Luis Potosí. Otros, que se encontraba en México

las ideas liberales en Puruándiro.

en la casa de D. Valentín Gómez Farías, 2a

Nemesio, en el torbellino de adversida-

calle del Indio Triste, número 7, esquina a la

des, no había olvidado el lugarcito aquel para

de Montealegre. Otros, que se había lanzado

dormir que, a su llegada de Tacámbaro, le ha-

a la revolución, a defender el Plan de Ayutla.

bía dado de tan buena voluntad en su fonda

Pero levantó cabeza y se le vio de cuerpo

la Sra. Josefa Saavedra, o como la llamaba

entero en Tunguitiro, hacienda de D. Epita-

todo el mundo, doña Pepa la Moreliana, a

cio Huerta, en Michoacán, lugar de cita de

quien regaló seis mil pesos, años más tarde.3

los liberales, donde se encontraban los coro-

Estrechado por las persecuciones de los

neles Ghilardi, Pueblita y Huerta, el coman-

santanistas, que no le daban punto de re-

dante de batallón Régules y el comandante

poso, se alejó de la ciudad y de su familia, y

de escuadrón Refugio I. González.

estuvo distante de la que le dio el ser, de la

De día estaban con el arma al brazo, or-

Sra. Ana María Garrido, o mejor dicho, Ana

denando tomas de plazas ocupadas por los santanistas y haciendo más posible el triun-

Al morir, no hace mucho, dejó de heredera a su

3

hermana Rita, residente en Celaya, que pasó de pobre a rica según dice ella, por don Santitos, “que Dios lo haya hecho un Santo”. 68

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

fo del Plan de Ayutla. De noche, teniendo en mucha cuenta la mala fe de las fuerzas de Pátzcuaro, se iban

a dormir al cerro de Cirate, inaccesible por

—Señor, nos atacan con ímpetu.

lo escarpado y perdedizo por lo nemoroso.

—Sostenga usted el fuego. ¡Cómo va a

Haciendo expediciones de aquí para allá

ser que nos vayamos así, sin decirle adiós!

tomaron a Uruapan; por asalto a Puruándiro;

—Ya lo tenemos encima.

los santanistas de la Piedad se rindieron.

—Voy a despedirme. No vaya a decir

De vuelta encontraron que Tinguiti-

que soy ingrato.

ro era presa del fuego. El enemigo estaba al

Cuando estuvo de regreso, el general

frente en expectativa. Los soldados de los dos

Huerta había perdido el brazo que hoy le

bandos, bien formados, sin avanzar un punto,

falta.

se avistaron; pero no se hicieron nada.

Defendió el Plan de Ayutla con una con-

Una noche pasaron bajo las ruinas.

vicción apostólica, y llegó a ser gobernador

La plaza de Puruándiro fue tomada por

de Jalisco en 1855.

cincuenta hombres, a la cabeza del coman-

Era su sueño dorado hacer la felicidad de

dante Calderón, sin que lo supieran los jefes

su país y prácticas las leyes y la justicia, tales

del sitio. Vieron venirse abajo una trinche-

como debían ser en una forma de gobierno

ra y pretendieron ganar tiempo para dar el

representativo popular. Decretó la abolición

asalto; pero un soldado del general Juan Ne-

de las alcabalas.

pomuceno Rocha, dijo:

Hizo efectiva la libertad de concien-

—Señor, si ya están adentro.

cia. Un grupo de jóvenes, entre ellos Cruz

—¿Quiénes?

Aedo, Gómez, González, Contreras Me-

—Pues nuestras tropas, jefe.

dellín y los estudiantes Ireneo Paz y José

En Penjamillo se recibió carta de que se

María Vigil, predicaban en la plaza de Es-

habían pronunciado en Zamora los señores

cobedo las ideas liberales. La Revolución era

Trejo y Miguel Negrete, acabados de ascen-

el órgano del partido puro. No les importa-

der a tenientes, y que pedían pronto auxilio.

ba el gritar a la luz del día: ¡Muera el Papa!

Degollado ordenó que el comandante

¡Muera el clero! Un 16 de Septiembre tan-

Refugio I. González fuera con cuatrocientos

to fue lo que se dijo en la tribuna, presi-

caballos. Allí se encontró con que ya eran

diendo la celebración de la fiesta nacional el

coroneles los tenientes de ayer.

Sr. Degollado, que el obispo Espinosa puso

Vagando, pero con muy buenas inten-

el grito en el cielo. Lanzó una pastoral furi-

ciones, D. Santos Degollado vino a parar en

bunda el reverendo y La Revolución la burló.

Cocula. El enemigo le dio una sorpresa. Du-

Hubo cambio de manifiestos entre los dos,

rante el tiroteo se acuerda de que no se había

Espinosa y Degollado, en que el uno pedía

despedido de la familia que le dio hospedaje;

coacción del pensar y el otro la negaba dig-

entonces le dijo al general Huerta:

namente en nombre de la ley. Por esto le

—Procure usted detener al enemigo, mientras regreso, Voy a despedirme de la familia y a darle las gracias.

llamaban purete al Sr. Degollado. Su administración no tuvo más defecto que ser demasiado liberal, hasta para los d . santos degollado

69

conservadores. Se llegó a decir, a consecuen-

el Sr. Degollado. Un billetero de la Lotería de

cia de todo esto, que D. Santos favorecía el

San Carlos se acercó en la calle a los Sres. Be-

partido contrario y lo inclinaba a la desobe-

nito y Fermín Gómez Farías, rogándoles con

diencia del gobierno federal. Por esos días, en

insistencia que le compraran un número.

Diciembre, se pronunció un grupito de des-

—Mira, ese no sirve. Tráenos un trece

contentos en Tepic. Reducidos al orden, fue-

mil cualquiera —dijo D. Benito al billetero.

ron desterrados Eustaquio Barrón, cónsul de

Echó a correr y trajo un trece mil. Cos-

Inglaterra, y Guillermo Forbes, cónsul de los

tó el entero diez pesos, que pagó D. Benito.

Estados Unidos. Protestaron de la enérgica

Luego que llegaron a la casa, una casita de

medida, fundada en el contrabando que ha-

la calle de Victoria del Sr. Cumplido, donde

cían; pero ningún efecto surtió la protesta,

habitaban, Fermín tomó la pluma y escribió

porque el consejo aprobó, conforme al dere-

en el billete: “Billete de Benito Gómez Fa-

cho de gentes y leyes del país, la resolución

rías, Fermín Gómez Farías, Nemesio Santos

oficial.

Degollado y Joaquín Degollado”.

El 10 de Febrero de 1866 expidió un de-

El billete fue colocado y olvidado tras un

creto, según el cual no reconocería autori-

espejo de la sala. Un día, a la hora de comer,

dad originada de movimientos reaccionarios

se presenta el billetero muy alegre.

y ofrecía el territorio para trasladar los supremos poderes; invitaba a los Estados para

lotería!

una coalición bajo bases de “unión, libertad,

—¿Qué lotería? —preguntó Fermín.

integridad del territorio nacional, inviola-

—Pues, ¿qué lotería ha de ser? ¡La de

bilidad del principio democrático popular,

San Carlos!

independencia entre sí para el gobierno in-

—¡Ah, sí, a este señor le compramos

terior y cambio recíproco de auxilios y recur-

el billete que guardamos detrás del espejo!

sos”. A pesar de tanto bien que hacía, dejó el

—exclamó D. Benito.

puesto y vino a México para ocupar su lugar

El premio fue de sesenta mil pesos, que

en el Congreso Constituyente. Había como

se repartieron fraternalmente entre los cua-

cuarenta jóvenes diputados que querían ha-

tro, pagando hasta entonces cada uno a

cer entrar las más avanzadas ideas liberales

D. Benito los dos pesos cincuenta centavos

en la Constitución. Con ellos votó siempre

que les correspondía.

Degollado.

70

—¡Vengo a decirles que se sacaron la

Cuando el golpe de Estado, D. Santos

Llegó vez en que de un voto pendía la

Degollado no amaneció en su casa del calle-

existencia de la Constitución de 57. Muchos

jón de la Olla. Partió a Michoacán para hacer

deseaban la del año 24 con algunas reformas.

que el poder ejecutivo del Estado reconocie-

Después de tres días de sesión permanente

ra al gobierno constitucional. Luego se dirigió

vencieron los puros y sin gozar un solo cen-

al Sur de Jalisco, en Marzo de 1858, después

tavo de dietas. Sin embargo, en ese mismo

de haber estado en un hilo la vida de Juárez,

año de 57 llegó a tener algunos miles de pesos

y la de los personajes que lo acompañaban,

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

en Guadalajara, por el pronunciamiento del 13, del mismo mes, acaudillado por Antonio Landa, quien recibió cinco mil pesos. La última disposición de Juárez, cerca

Entonces, dirigiéndose a quien debía dirigirse: —Su excelentísima, vengo a darle una queja.

de Colima antes de embarcarse, fue que D.

—Diga usted, señora.

Santos Degollado sería Ministro de Guerra

—Los jefes Rodríguez, Ávila, Saviñón,

y que tenía el mando del Ejército y faculta-

Rosas Landa, Miravete, Salgado y Joaquín

des omnímodas en los Estados del Norte y

Moreno, han ido a molestar a mis niñas, que

Occidente.

no son gente de mal vivir, y me rompieron

La tropa se componía de setenta y cin-

un espejo y un pabellón. Yo no puedo perder

co infantes y veinticinco dragones. Se pu-

eso, excelentísimo señor. Mis muchachas

dieron conseguir mil quinientos fusiles, y

entienden con buenas palabras, pero no así

volvió D. Santos Degollado a Guadalajara;

como ellos qui...

pero en Junio, ya que había sitiado la ciu-

A D. Santos se le subió la sangre al rostro.

dad, supo que Miramón se acercaba con tres

—¿Cuánto importa lo que le rompieron

mil hombres y catorce piezas de artillería, y

a usted, señora?

cambió de propósito, regresando a sus posi-

—Nueve pesos, su excelentísima.

ciones del Sur. En Atenquique, el 2 de Julio,

D. Santos se dirigió a su recámara y de

pudo verse que las fuerzas constitucionalis-

una bolsita de manta sacó la suma.

tas de su mando estaban con alientos para

—Aquí tiene usted, señora; pero no

obtener victoria, pues sostuvieron con el

haga usted escándalo. Perdónelos usted:

enemigo un combate del que pudieron salir

son jóvenes. No lo volverán a hacer, se lo

completamente triunfantes.

prometo. Yo los reprimiré. Yaya usted sin

Ese mismo mes se encontraba nuevamente D. Santos Degollado en Colima, pertrechándose con esa fe y constancia que lo caracterizaban para volver a la carga. Allí pareció descansar la tropa.

cuidado. No lo volverán a hacer. Perdónelos usted, se lo suplico. La meguera recibió la cantidad y se fue muy satisfecha. —¿Qué dice usted, Nicolasito? Esta es

De los jóvenes jefes uno solo perdió la

cosa de los mochos que me quieren desacre-

alegría de la juventud. Cierta mañana se

ditar. De otro lo podía creer, ¿pero de More-

presentó a la casa de D. Santos Degollado

no que es casado?

una meguera. En una mesa escribía el gene-

Pero no todo fue contratiempos: el día 21

ral Nicolás Medina y cerca de otra estaba en

de Septiembre hizo que en Cuevitas pusieran

pie D. Santos Degollado.

pies en polvorosa las tropas de Casanova.

—Su excelentísima —habló la mujer al Sr. Medina. —No soy yo —le dijo, haciéndole una indicación con el pulgar derecho encorvado.

El 28 de Octubre capituló Guadalajara, mediante un tratado digno para los liberales. Se les garantizaba la vida a los jefes del enemigo. d . santos degollado

71

Degollado y D. Benito Gómez Farías,

El culpable, que respetaba y quería al Sr.

considerando la exaltación del pueblo, qui-

Degollado, se puso a salvo; sin embargo, así

sieron que el general José María Blancarte

y todo solía preguntar por su buen jefe.

permaneciera en el palacio de gobierno. —Quédese usted ahí, en esa pieza —dijo D. Santos Degollado a Blancarte, ofreciéndole amablemente una que seguía a la otra en que platicaban. —Corre usted mucho riesgo —le manifestó Gómez Farías. —Señores, mejor me lo llevo para mi casa —hizo observar el Sr. Antonio Álvarez del Castillo.

una vez en retaguardia, al general Nicolás Medina. —No se le acerque, porque lo manda fusilar. —¡Si he matado la víbora que le había de picar! —No le enseñe la cara, porque lo ha puesto fuera de la ley. —¡Ah, qué D. Santitos! ¿Conque es-

Y Blancarte se acogió a Castillo.

toy fuera de la ley? ¡Si yo nunca he estado

El coronel Antonio Rojas se presentó

adentro!

una mañana en la casa en que se hallaba

En San Joaquín, el 26 de Diciembre de

Blancarte; hizo que sus soldados dispara-

1858, después de hora y media de combate,

ran sus armas sobre él, y no satisfecho con

Miramón derrotó a Degollado.

haberlo matado, hubo uno que le machacó

No se arredró ante la mala suerte; pro-

la cabeza a culatazos. El hecho llegó a oídos

siguió resignado en la defensa de las ideas

de D. Santos Degollado. Primero no quiso

constitucionalistas, sufriendo derrotas y ob-

creerlo; pero después que supo la realidad,

teniendo una que otra victoria.

le abandonó la calma, esa calma suya que hacía que no tuviese arrugas en la frente.

El 10 y el 11 de Abril de 1859 fue derrotado por Márquez en Tacubaya. Allí olvidó en

Quiso poner su renuncia de Ministro

el campo una casaca y una banda que fue-

de Guerra y Marina y general en jefe del

ron puestos a la vista de la plebe en la Plaza

ejército federal. Los amigos le rodearon

de la Constitución, de esta Capital, para que

para convencerlo de la inconveniencia del

las cubrieran de lodo.

paso.

72

—¿Qué tal va el amo? —le preguntó

D. Santos Degollado fue a parar en Mi-

—No puedo permanecer en mi puesto,

choacán, para reorganizar fuerzas y seguir

por que los tratados son inviolables y la vida

batiéndose por la causa constitucional.

del hombre es sagrada. No puedo dejar sin

Ante jefes y soldados, aparecía inmaculado;

castigo este crimen. ¿Qué dirán de nosotros

a pesar de esto, Vidaurri tuvo la ocurrencia

cuando se sepa? Infame, villano…

de ponerlo fuera de la ley, el 19 de Septiem-

Hubo gran junta en la que discutieron

bre, por una pugna entre Zuazúa y los go-

mucho Vallarta y Ogazón, para que D. San-

bernadores de Aguascalientes y Zacatecas,

tos cambiara de parecer. Medio se calmó

que limitaba las ambiciones del gobernador

luego que Rojas fue puesto fuera de la ley.

de Nuevo León.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Nada le hacía dar un paso atrás, nada le

No quería ni que los jefes en las ciuda-

desalentaba, nada hizo desviar en un ápice

des ocupadas fueran al teatro, para que no

su constancia. Derrotadas las tropas en la

dieran qué hablar. Cuando llegaba su tropa

Estancia de las Vacas, el 13 de Noviembre de

a algún pueblo, prefería hospedarse en la

59, volvía a la carga más constante en San

casa consistorial que en una de familia, para

Luis, en seguida en Lagos, después en el

evitar molestias. Muchas ocasiones sucedía

Bajío.

que tras de larga jornada en que el cansancio

El 12 de Noviembre, víspera de la batalla

y el hambre estaban por matar a la tropa,

en Estancia de las Vacas, tuvo una conferen-

al Estado Mayor y a él, se negaba caballero-

cia con Miramón bajo un mezquite, entre la

samente a aceptar las ofertas que familias

Calera y la hacienda del Rayo.

enteras le hacían, al llegar a un punto.

No pudieron llegar a ningún acuerdo. Al despedirse, Miramón dijo a Degollado: —Mañana lo derroto a usted, como tres y dos son cinco. A lo que respondió D. Santos:

—Excelentísimo señor, pase usted a la mesa con su Estado Mayor. —Gracias, mil gracias. No se molesten ustedes, señoras. Si ya comimos. El general Ghilardi, que a las espaldas

—Mi deber no es vencer, sino combatir

del jefe escuchaba la oferta y el rehusa-

por principios que al fin tienen que triunfar,

miento, débil de cansancio, hambre y sed,

porque son los de una revolución grandiosa

como en realidad se encontraban todos,

que en el orden moral está verificándolo en

perdía la paciencia y su cachaza de italiano,

todo el país.

y respondía:

Y era la verdad: D. Santos Degollado no tuvo otra mira en la revolución. Siempre pobre, estaban primero sus soldados que él. Cuando había, los jefes sin distinción recibían un peso por cabeza; pero D. Santos Degollado rara vez recibía sueldo. Lo poco que tenía lo iba gastando con una economía proverbial. Una botella de vino en la mesa, a la hora de comer, lo inquietaba hasta la nimiedad. Le decía al proveedor: —No ponga usted vino en la mesa. Dirán que si para esto queremos los préstamos. Bas-

—Sí, señoras, moléstense ustedes: tenemos mucha hambre. Y luego volviéndose a sus compañeros, decía: —Este Don Santos no come, no bebe, no pasea, no nada. —La necesidad de sus fuerzas lo obligó a dar su consentimiento para ocupar la conducta de Laguna Seca, de 1.100,000 pesos y aún quiso que toda la responsabilidad recayera sobre él, en Septiembre de 1860. Con este motivo decía en su manifiesto a la nación:

ta una comida sencilla sin estos lujos. Es preci-

“Había reservado para mí y para los

so cuidar de los recursos del soldado y no verse

míos, hasta la severidad mezquina, un nom-

obligado a gravar con más contribuciones a los

bre puro que legar a mi familia; pero un día

pueblos, que son los que pagan todo esto.

la necesidad en nombre de mi causa llamó d . santos degollado

73

a mis puertas para pedirme ese nombre y

A su llegada a Toluca, el 2 de Diciembre,

entregarlo a la maledicencia, y yo consentí

se les “recibió con hospitalidad y grandes

en entregarme como reo y sufrir ese suplicio

honores por el general Berriozábal”, que era

peor que el martirio, porque en el martirio

Gobernador y General en jefe de la división

consuela la mano generosa de la gloria”.

del Estado de México.

Solamente se le lanzó el anatema de to-

Amaneció nublado el día 9; a corta dis-

dos los jefes, de Zaragoza, Huerta, Doblado,

tancia no podía distinguirse bien. Una avan-

Valle, Ogazón y Aramberri, el 29 de Sep-

zada de las fuerzas del general Berriozábal

tiembre, al querer celebrar un proyecto de

fue sorprendida por los exploradores de Ne-

pacificación del país con el ministro inglés

grete, cuyas blusas eran de igual color que

Mathew.4

las de aquélla.

Juárez lo destituyó del mando del Ejército.

Estaban hospedados D. Santos Degolla-

Todo su pecado fue ese conato de pro-

do y el Sr. Gómez Farías en la casa del Go-

yecto, cuya alma era el evitar más derra-

bernador. Allí el enemigo los sorprendió a

mamiento de sangre, en bien de la patria

los tres.5

y no en el suyo, como lo saben quienes le

El general Berriozábal supo por la coci-

sobreviven y entre los que hay muchos que

nera que Negrete andaba en las calles. Mon-

lo vieron humilde y pobre como la pobreza

tó violentamente a caballo para organizar la

y la humildad.

resistencia y estar a la cabeza de su tropa.

Más de una vez el general Miguel Blanco le llegó a decir:

Hubo fuego graneado, pero ya fue tarde: casi a todos los cogieron de improviso.

—¡Cómo, señor! ¿Usted mismo arreglando su ropa?

D. Santos, tuvo que ceder a los ruegos de una familia para pretender su salvación

Y no era don Santos Degollado a secas: era Ministro de Guerra y Marina y general en jefe del Ejército federal.

por las azoteas de la manzana. Herido en la cabeza, el general Berriozábal fue hecho prisionero. Tuvieron la misma suerte Degollado y Gómez Farías.

III Destituido D. Santos Degollado del mando del Ejército, el 4 de Noviembre de 1860 salió de Quiroga para Toluca. En Querétaro, el día 25, se le unió Don Benito Gómez Farías, su íntimo amigo.

En la cárcel se les formó cuadro para fusilarlos. No esperaban más que los disparos, 5

Don Melchor Ocampo dice en carta fechada en

Veracruz el 17 de Diciembre de 1800 y dirigida al mismo Sr. Corzo, antes citado: “Hemos tenido últimamente la desgracia, el día 9, de que el Sr. Beriozábal se haya dejado sorprender en Toluca. Esto nos ha hecho perder más de mil hombres y lo que es

Don Benito Juárez decía en una carta fechada en

peor, ha hecho caer en manos de Miramón al Sr. Dego-

Veracruz el 28 de Noviembre de 1860 y dirigida al Sr. Án-

llado, a Farías (Benito) y otras personas importantes que

gel Albino Corzo, entonces gobernador de Chiapas:

yo creo servirán de obstáculo, como rehenes, para termi-

4

74

“Como usted, sentí el paso en falso del Sr. Degolla-

nar netamente la cuestión. Supongo y deseo que tal golpe

do, pues nunca podré olvidar sus buenos servicios ante-

vuelva más cautos a nuestros demás jefes que ya están

riores”.

bastante cerca de México”.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

cuando logró salvarlos el general José Joaquín de Ayestarán. Miramón mandó llamar a Berriozábal al palacio de Gobierno. —Han caído en mis manos —le dijo Miramón. —Ya lo veo —respondió Berriozábal.

Márquez ordenó, al atravesar un bosque, que la escolta disparara sobre los prisioneros, si las guerrillas de Aureliano Rivera hacían fuego entre la montaña. Hubo instante en que de Ayestarán se cambiara palabras duras con Márquez. Sonaron disparos de las guerrillas de Au-

—Los voy a fusilar.

reliano Rivera, y no les llegó la muerte a los

—¿Para eso me llamaba usted? Está bien.

prisioneros que ya la esperaban por detrás.

Miramón varió de tono y ordenó que lo curaran la herida al general Berriozábal. Temprano el 10, los prisioneros en un

En la Capital fueron alojados en el Palacio Nacional. Se les atendió, se les consideró; pero ignoraban lo que acontecía.

coche salieron entre filas, bien escoltados,

El 24, a las siete de la noche, Miramón,

de Toluca para México. Miramón se encon-

de bota federica, puesto el sombrero y con un

traba en el balcón de Palacio en el momento

fuete en la mano, se presentó en la habitación

que pasaban los prisioneros.

de Berriozábal, Degollado y Gómez Farías. Les

Por la ventanilla del coche asomó una cara desconocida. —¿Quién es ése? —preguntó Miramón desde el balcón. —Excelentísimo señor, es Don Juan Govante —dijo un oficial. —Qué eche pie a tierra y que camine así —ordenó Miramón. Govantes había sido reaccionario neto.

manifestó que abandonaba la Capital, encargándolos del orden, para lo cual les dejaba un piquete de soldados a discreción. Libres los tres prisioneros, habiendo rehusado tener el mando en la ciudad D. Santón Degollado por estar procesado, el general Berriozábal dio toda clase de garantías a los habitantes. El 1o de Enero de 1861 entró el Ejército fe-

A la hora de dormir en Lerma, el general

deral al mando del general González Ortega.

Antonio de Ayestarán los vigiló durante la

Nunca México ha visto mayor entusias-

noche en la pieza que les servía de cárcel.

mo del pueblo como esa vez.

Más tarde, cuando de Ayestarán no los

La ciudad estaba engalanada; por las

dejó un instante solos en la travesía, supie-

calles donde pasaba el Ejército llovían esen-

ron la causa del excesivo cuidado: Mira-

cias y flores; no había espectador que no lo

món, recelando mucho de Márquez, había

vitorease.

puesto bajo la responsabilidad de Ayesta-

González Ortega, que traía el estandarte

rán la vida de Berriozábal, Degollado y Gó-

de la ciudad (frente al Hotel Iturbide), hizo

mez Farías.

que se le incorporasen, para participar de la

Una hora llegó, en un punto del camino,

gloria del triunfo, Berriozábal y Degollado,

en que la vida de los tres fue severamente

quienes se hallaban detrás de una vidriera

amenazada, la muerte puesta a la vista.

viendo el desfile. d . santos degollado

75

Ahí el general González Ortega mani-

“Bien o mal, yo he servido a la causa na-

festó públicamente, estrechando entre sus

cional, y he probado, hasta en mis desacier-

brazos a D. Santos Degollado y vitoreándolo,

tos, mi buena intención y anhelo por ser útil

que a él le pertenecía la ovación, porque era

a mi país.

el primero por su constancia y su fe. Juárez, Ocampo y Amparán, visitaron a

sea, al fin es un hecho que fui uno de los

D. Santos Degollado el día 13, en su casa,

caudillos del pueblo, y cuanto mal se diga o

número 2 de San Juan de Letrán.

se publique de mí, debe afectar a los demás

El gran jurado no pronunciaba aún en la acusación el “ha lugar a proceso”. Seguía siendo Magistrado de la Suprema Corte de Justicia.

caudillos y deshonrar al gran partido liberal en presencia de los reaccionarios. “No busco ni la gratitud ni el aprecio público por mis servicios, porque ya sabía

Más antes había mostrado un rasgo de

antes de ponerme al frente del Ejército cons-

desprendimiento de su personalidad, sacrifi-

titucional, que en todos los países y en to-

cándola por el amor de la patria.

dos los tiempos los servicios a la patria no

Dos veces se sujetó a juicio, del Congreso y de la Corte, por la cuestión Barrón-Forbes, que costó dos millones de pesos de indemnización. Ahora que se le formaba otra causa, le

han encontrado más que almas envidiosas y corazones desgraciados. “Si antes me cogiere la muerte, tengo hijos y amigos que sabrán volver por mi honra”. Su honra le preocupaba.

asistía también la justicia; pero “los hom-

Lo primero que preguntó al general Ra-

bres de la fortuna, del poder y de la fuerza

món Iglesias, al irle a tomar la declaración el

estaban contra él”.

27 de Febrero, fue:

El Artesano Libre, de Morelia, y El Par­ tido Puro, de esta Capital, lo insultaban y

—Dígame usted los nombres de mis acusadores: ¿quiénes son?

vilipendiaban estando sub judicie: le decían

El general José María Arteaga le escribía

calumniador, loco, cuasi general, vergon-

de Querétaro el 28 de Marzo, participándole

zante, tinterillo y que había incurrido en

que había salido electo presidente en aquella

escandalosa defección y colgado para lu-

ciudad y en San Juan del Río.

dibrio del viento la siempre virgen cuanto victoriosa espada. Y él replicaba en Abril de 1861: “Siempre se me ha visto bajo los fuegos

76

“Por despreciable y poco digno que yo

Le ofrecían la cartera de Guerra y Marina el 8 de Abril. En esto llegó a sus oídos la noticia del asesinato de Ocampo.

del fusil en las acciones de guerra, retirarme

Gómez Farías se presentó a la casa nú-

el último de los campos de batalla y cuidar

mero 2 de San Juan de Letrán, que habitaba

la retaguardia en todas las retiradas, para

Don Santos Degollado, y le refirió el hecho.

reunir y reorganizar las fuerzas que estaban

—Iremos a vengarlo —dijo D. Santos.

a mis órdenes.

—No podemos —respondió Gómez Farías.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

—Pediremos licencia, y si no, nos marcharemos. D. Santos Degollado se apoyó del brazo

—Ese no es mi negocio. El gobierno me dice que viene y debo estar aquí —respondió D. Santos.

de Gómez Farías y se dirigió a la Cámara,

Sacó su reloj y dijo a Berriozábal:

a solicitar el permiso de ir a la guerra para

—Usted debe de volverse.

vengar a Ocampo.

—Da usted dado en este monte tan pe-

Al presentarse en el salón, todos los dipu-

ligroso.

tados se pusieron de pie; y luego que dijo

—Tomaré mis precauciones.

el fin que allí lo llevaba, fue objeto de una

—Entonces quedo a las órdenes de usted.

ovación unánime.

Y avanzaron: Berriozábal iría por todo

Partió a Toluca para cumplir su solemne promesa.

el camino real hasta encontrarse con el convoy y el general Degollado por entre la mon-

Había dicho en la Cámara:

taña; pero antes, para emprender la marcha

“Mi deseo se limita a marchar a la guerra,

unísona, ganaría las cumbres del frente de

no para sacar de sus hogares y asesinar a

la Pila y en señal de su llegada tocaría diana.

los enemigos indefensos, sino para batirme

El general Berriozábal en menos de un

cuerpo a cuerpo con los asesinos”. A la puerta de la casa del general Berrio-

cuarto de hora de espera oyó un tiroteo y en seguida la diana prometida.

zábal, Gobernador y jefe de la división del

Y siguió la marcha.

Estado de México, cuando los caballos pia-

En Cuajimalpa el teniente Perfecto Soto

faban de impaciencia por la tardanza de los

se le presentó a noticiarle la derrota del ba-

jinetes que no acababan de despedirse aden-

tallón de rifleros de San Luis.

tro, sus muchos amigos quisieron disuadir a D. Santos Degollado del propósito que tenía tomado: vigilar el convoy que debía salir de Tacubaya a su paso por el Monte de las Cruces, el día 16 de Junio de 1861. El general Berriozábal le acompañó en el camino. Hicieron alto en Las Cabezas. Llegaba la diligencia de México y venía el ayudante Francisco Taboada. —¿Qué sucede con el convoy? —le preguntó D. Santos Degollado. —Está en Tacubaya —contestó Taboada. —Retirémonos a Lerma —dijo Berriozábal al Sr. Degollado.

El jefe se resistió a creerlo; sin embargo retrocedió para reconocer el campo. Algunos disparos le hacían de entre la montaña a las faldas de las cumbres. Vio pendientes de los árboles muchos cadáveres de soldados. Ya no le cabía duda: D. Santos había sido derrotado. En Huisquilucan supo que Degollado había muerto. Allá arribado las cumbres, después de haberse batido valientemente sus soldados, el enemigo hizo multitud de prisioneros, y luego obligó a los mismos cornetas y tambores del batallón de San Luis que tocasen diana. d . santos degollado

77

D. Santos, pistola en mano, descendía la pendiente al paso de su caballo. Se rompió la brida; se apeó a anudarla y fue hecho prisionero. Conducido entre filas, un soldado indígena que se apellidaba Neri le disparó un tiro por detrás en el cerebelo. Fue enterrado por orden de Gálvez en Huisquilucan.

Los restos estuvieron expuestos en el Palacio Municipal. La comitiva del entierro, en la que iba el presidente de la República, recorrió el Portal de Mercaderes, Plateros y San Francisco. En el centro de la Alameda, bajo una rotonda, se pronunciaron discursos. El cadáver quedaría depositado en el Panteón de San Fernando, según la invita-

Una oración fúnebre le pronunció el Sr. Francisco Schafino que andaba plagiado por Buitrón.

ción del Gobierno del Distrito, que se hizo representar por el Sr. Pascual Miranda. El 2 de Noviembre de 1889, el Sr. Francisco

Corriendo el tiempo, el general Berrio-

Alatorre, empleado actualmente en la garita

zábal derrotó a una tropa reaccionaria en

de la Tlaxpana y antiguo soldado del general

Toluca, y entre los muertos se encontró al

Santos Degollado, visitó el Panteón Inglés

indígena Neri.

Una arboleda alta y frondosa, la tierra

Llevaba aún en el dedo una prenda de su

negra y húmeda de fertilidad; la gente iba y

ilustre víctima: un anillo que lucía un jaspe

venía por las amplias y frescas calles; en los

y un gorro de la libertad con este letrero abajo:

sepulcros, cargados de adornos, ardían cirios

“Todo por ti”.

y los deudos parecían retraerse y estar en vela; el recogimiento del dolor reinaba. VI

El general Francisco Alcalde, de paso por

contraste; entre el rico embellecimiento arti-

Huisquilucan el 5 de Julio de 1862, exhumó

ficial había un sepulcro humilde, lo señalaba

los restos de don Santos Degollado.

el césped y un valladito de arquillos de bejuco

Yacía cerca de la puerta de la iglesia.

y un ciprés con sus ramas secas y su sombra

Un soldado del general Aureliano Rivera,

le lloraba. Al encuentro salía un frontón en

que había presenciado el entierro hecho por

el que se leía éste como recuerdo de la patria:

Gálvez, indicó el sitio. El cadáver estaba bien conservado:

El General Santos Degollado. —15 de Junio de 1861.

en camiseta, calzoncillos, una herida en

El soldado se descubrió y echó a volar su

el cerebelo, otra en el cuello y otra en el

memoria: Morelia, Guanajuato, Jalisco, Co-

pecho.

lima, Toluca, el Monte de las Cruces.

Se leía en el interior de la tapa del ataúd: Aquí yacen las restos del desgraciado C. Santos Degollado. — Un amigo suyo. —Schafino. El 21 se le hicieron suntuosas honras fúnebres en esta Capital. 78

De súbito, el soldado se detiene ante un

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Y luego olvidó todo y se puso a orar por su buen jefe. Ahí reposaba su general, el Colmenero como lo llamaban, el valiente que no hizo mal a nadie, que tuvo más patriotismo que

ninguno, que fue siempre justo y honrado y cariñoso.

—¡Pobre hombre! No lo comprendió su siglo, no lo conoció su país.6

Lo veía con la eterna dulzura en el rostro

Ángel Pola

alentar a sus soldados en las batallas, infundirles la esperanza, hacer que amasen a la patria sacrificándose y ofreciéndole la vida. —¿Por qué aquí? ¡Ah, eres humilde hasta en la muerte! —dijo el soldado.

Esta biografía es el resultado de una serie de entre-

6

vistas con los generales Nicolás Medina, Felipe Berriozábal, Mariano Escobedo, Miguel Blanco, Refugio I. González y los Sres. Benito Gómez Farías,* Mariano Degollado, hijo del héroe, y Julián de los Reyes, todas personas muy respetables que trataron en la intimidad a don Santos

Un año ha transcurrido.

Degollado. Ahí están para que digan al que llegase a du-

El tiempo ha hecho más humilde el se-

verdad. He procurado repetir lo más fielmente posible lo

pulcro de don Santos Degollado. Bien le decía el Archiduque Maximiliano al general Nicolás Medina, en 1864:

dar de la exactitud de algún diálogo, o anécdota, si digo a que me han platicado. *El 24 de Diciembre de 1861, D. Benito Gómez Farías abrigó en su casa, calle de San Bernardo núm. 11, a la esposa y dos niños de Miramón, para resguardarlos de la ira popular.

Benito Ju· rez 1806-1872

Rodeado por elevadas cimas, circundado por

por el documento que insertamos a conti-

un bosque de árboles frutales, y adornado

nuación y que se encuentra en el libro de

con un lago formado por las filtraciones de

bautismos de la Parroquia a que se refiere el

la sierra, lago al que llaman sus habitantes la

mismo escrito. Éste, dice así:

Laguna encantada, por la eterna limpidez de

En la Iglesia parroquial de Santo Tomás

sus aguas, encuéntrase el pintoresco pueblo

de Ixtlán, a veinte y dos del mes de Marzo del

de San Pablo Guelatao, perteneciente al Dis-

año de 1806, yo D. Ambrosio Puche, vecino de

trito de Ixtlán, en el Estado de Oaxaca. En

este Distrito, bauticé solemnemente a Benito

ese humilde pueblecillo existe un pequeño

Pablo, hijo legítimo y de legítimo matrimonio,

solar y en él, una pobre cabaña compuesta

de Marcelino Juárez y de Brígida García, in­

de dos cuartitos, el más grande de ellos, pro-

dios del pueblo de San Pablo Guelatao, perte­

visto de un portalito que cubre la entrada

neciente a esta cabecera. Sus abuelos paternos

de la puerta, rodeado todo el terreno por

son Pedro Juárez y Justa López, los maternos Pablo

algunos arbustos, no más grandes que la

García y María García, Fue madrina Apolo­

cerca que limita el solar; y hacia la derecha

nia García, india, casada con Francisco Gar­

de la habitación más grande y ya fuera de

cía, advirtiéndole sus obligaciones y parentesco

los límites de esa humilde propiedad, un ár-

espiritual.

bol, que da más poesía si cabe al conjunto

Y para constancia firmo con el Sr. Cura.

de aquella casita y aquel terreno, rústicos y

(Firmado): Mariano Cortabarría.— Ambrosio

pobres, pero adornados soberbiamente con

Puche.

todas las espléndidas galas de una naturaleza exuberante.

La familia de Juárez tenía las pequeñas comodidades comunes a los habitantes de

En ese pueblo y en esa casita, nació Be-

aquellas comarcas; es decir, una chocita, terre-

nito Juárez el 21 de Marzo de 1806 y fue

no donde labrar y algunos animales domés-

bautizado al día siguiente, según consta

ticos; pero todo esto distaba mucho de

˜ 81 ˜

poderse llamar siquiera una mediana rique-

huérfano, el trato algo duro que recibía en

za y dadas la época, las circunstancias y la

su propia casa y su deseo de ser más de lo

raza a que perteneció Juárez, los padres de

que hasta entonces fue.

éste no podían ofrecerle otro porvenir que

Sin apoyo y sin recursos ningunos, se

el de una vida monótona, dedicada a las fae-

dirigió a la ciudad de sus ensueños con el

nas agrícolas.

objeto de buscar un humilde empleo con

El humilde indígena fue huérfano cuan-

alguna familia que pudiese recibirlo. Al lle-

do apenas contaba tres años de edad, que-

gar a Oaxaca se refugió primero en la casa

dando por lo mismo, primero al cuidado de

donde servía una hermana suya, y se en-

su abuela Justa López, y de su tío Bernardi-

contró poco después con el amparo de un

no después. La humilde posición del pobre

hombre caritativo que le dio instrucción y

niño, el aislamiento en que estaba el pueblo

sembró sobre todo en el corazón del niño,

en que nació y la dificultad grande que aún

sentimientos de honradez y probidad: este

subsiste hoy en la República, para instruir

filántropo fue el Sr. D. Antonio Salanueva,

a los hijos de los habitantes de los campos,

encuadernador de libros y miembro de la

impidieron que Juárez recibiera ninguna en-

Tercera Orden de San Francisco.

señanza, creciendo en este estado hasta los

El protector de Juárez enseñó a éste lo

doce años, edad en la cual todavía no sabía

que entonces constituía la instrucción pri-

leer ni escribir, ignorando hasta la lengua

maria, reducida en aquella época a la lectura,

castellana.

la escritura, las cuatro reglas de la aritmética

Había desde entonces en los indios de

y el Catecismo del Padre Ripalda, aprendido

la raza Zapoteca a que Juárez pertenecía,

de memoria; y esta enseñanza la impartió

especialmente en los de la sierra N. E. de

Salanueva a Juárez con una solicitud verda-

Oaxaca, la costumbre de llevar a los retoños

deramente paternal y un desinterés digno

a que sirviesen como domésticos en la ciu-

de todo elogio.

dad que hoy es capital de Estado, sin exigir

Y no paró allí la solicitud del humilde

más retribución que el vestido, los alimen-

religioso, sino que también procuró a Juárez

tos y la instrucción primaria; exigencia esta

su instrucción secundaria. La intención de

última que honra a esa raza de indíge-

Salanueva era dedicar a su protegido al esta-

nas y que ha dado muy buenos resultados,

do eclesiástico, por ser éste entonces el más

puesto que con ella se ha propagado rápida-

productivo, el más estimado y el que seguían

mente la instrucción en los pequeños pue-

preferentemente los pocos indígenas que lo-

blos aislados en las montañas.

graban salir de su primitivo estado; había

Varias

82

circunstancias

contribuyeron

además la circunstancia de ser Salanueva

a que Juárez se decidiera a abandonar su

muy religioso y apegado a las costumbres de

pueblo y su choza en 1818, cuando tenía

sus mayores, y tener como tenía una gran

12 años; siendo entre éstas de las más im-

vocación por la carrera que había abrazado;

portantes, el desamparo en que vivía como

así es que con el propósito ya dicho, hizo

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

ingresar a Juárez como alumno externo del

imperio proclamado por un sargento y cuya

Seminario de Oaxaca.

existencia fugaz y transitoria había de ser

La instrucción que se daba en estos es-

menor de dos años; proclámase después la

tablecimientos era por demás deficiente y

República federal, tiene México como país

escasa y reducida a ensenar bien o mal, el

independiente la primera Constitución y

latín, los cánones, la teología y un totum re­

verificase asimismo el total abandono del

volutum extraño, incomprensible, que con el

poder español sobre el territorio mexicano,

objeto de que tuviera algún nombre, se le

a consecuencia de la entrega del castillo y

dio el inadecuado o impropio de filosofía.

fuerte de San Juan de Ulúa, hecha a nues-

La instrucción científica en los referidos

tras autoridades.

establecimientos y en esa época, se reducía

Con el establecimiento de la República

a principios de matemáticas y física explica-

federal se produjeron, dice un escritor, “las

dos a medias. La instrucción religiosa estaba

primeras discusiones sobre las personas y

muy por encima de la científica y se daba la

las cosas, los primeros ensayos que provoca-

preferencia sobre todos los estudios llama-

ron forzosamente una reacción en los cere-

dos profundos al de la teología; y todo esto

bros juveniles, los cuales veían, no sin gran

sin contar con los trabajos del clero para im-

asombro, que aquellas ideas condenadas no

pedir que se propagasen obras e ideas nue-

hacía mucho, que aquellos principios que se

vas, y de la previa censura que ahogaba toda

les había enseñado como heréticos y perni-

clase de manifestaciones intelectuales cuan-

ciosos, eran las bases del nuevo edificio so-

do no eran solamente ortodoxas.

cial, y que los hombres que habían iniciado

En cambio, en poblaciones como Oaxaca,

la independencia y habían sido excomulga-

eran los seminarios, no las principales sino

dos, perseguidos y ejecutados como bando-

las únicas casas de educación que entonces

leros, eran declarados héroes y beneméritos

existían; en ellas muchas de las armas para

de la patria en grado heroico, y sepultados

la lucha por la vida, como el trato social, las

con pompa en las catedrales”.

buenas maneras, el conocimiento y práctica

El protector de Juárez no desistió, sin

del mundo, eran completamente desconoci-

embargo, de su propósito, e hizo que tan-

das y todo este aprendizaje venía a hacerse

to su pupilo, como D. Isidro Sánchez y D.

después, cuando el antiguo alumno era ya

Francisco Perea, a quienes protegía igual-

hombre formado.

mente y que fueron curas más tarde de la

Juárez ingresó al seminario de Oaxaca

diócesis de Oaxaca, se dedicaran al estudio

en 1821 y terminó brillantemente su curso

de la teología; pero las circunstancias deci-

de filosofía en 1827. Durante este periodo

dieron otra cosa y el porvenir de Juárez fue

se habían sucedido en nuestra patria acon-

muy distinto del que el padre Salanueva

tecimientos de inmensa trascendencia: pri-

soñó para su protegido.

mero, se había verificado la consumación de

En efecto, la Legislatura del nuevo Es-

la autonomía de México; a poco surgía un

tado creó por una ley expedida en Agosto benito juárez

85

de 1826, el Instituto de Ciencias y Artes, en la

chos esfuerzos y dificultades. Había conclui-

Capital de Oaxaca. Muchos alumnos del

do, sin embargo, la tarea más fácil para todo

Seminario ingresaron al nuevo Instituto

hombre, teniendo Juárez ante sí el problema,

y Juárez fue uno de ellos, lo que equivalió

las más veces difícil, del sostenimiento y pro-

a que quedara afiliado en el partido liberal

greso del individuo en la vida práctica; había

exaltado, pues las pasiones y rivalidades ha-

fabricado el campesino en Guelatao sus ar-

bían crecido hasta el grado de convertir los

mas, y a fe que éstas eran de buen temple y de

dos colegios superiores en centros de los par-

buen acero; pero le faltaba la lucha, verdadera

tidos políticos contendientes.

lucha por la existencia, y en ella iba a entrar el

Mientras el antiguo seminarista seguía

nuevo abogado, con el corazón lleno de fe y su

con toda regularidad los cursos del Instituto

carácter fríamente inflexible, probado como

en el cual llegó a ser profesor de Física ex-

lo había sido en la escuela de los sufrimientos

perimental, se verificaban en México las

y de la pobreza que, cuando existe una noble

elecciones generales de 1828, las más reñi-

ambición, es la mejor de las escuelas.

das quizás que ha tenido la República y en

El noviciado de las carreras, que desde

las que la lucha de los partidos dominantes

entonces era tan penoso como hoy, para la

se extendía hasta la juventud, distando mu-

mayor parte de los que por él tienen que pa-

cho de ser la de la capital de Oaxaca una

sar, no fue para Juárez más sonriente ni ha-

excepción.

lagador que para los más de los jóvenes que

En esas elecciones recibió el futuro be-

se lanzan al mundo llenos de esperanzas,

nemérito de América su bautismo político,

pero sin recursos pecuniarios; así es que no

y después de ellas volvía al seno del Instituto;

teniendo al principio negocios lucrativos, ni

pero ya entonces su carácter, sus relaciones

estudios bastante serios referentes a su pro-

y la época misma, lo impulsaron definiti-

fesión, que lo preocuparan, se dedicó con

vamente al terreno de la política, en el que

más afán, guiado también por su inclina-

entró de lleno con aquella su firmeza de

ción natural, a la política, cuyas contiendas

principios que hoy es proverbial en el Gran

conmovían en esa época toda la República.

Mexicano.

86

El primer puesto público que desempe-

En el año de 1832 obtuvo Juárez el títu-

ñó Juárez con tal motivo, fue el de regidor

lo de bachiller en derecho, y el 13 de Enero

del Ayuntamiento de Oaxaca en 1831. Al

de 1839, poco antes de cumplir los 28 años de

año siguiente, formó parte de la Legislatu-

su edad, recibió el título de abogado de los

ra del Estado, en cuyo puesto se mantuvo

tribunales de la República.

hasta 1834.

He aquí convertido a fuerza de constan-

En este tiempo tiene lugar una sucesión

cia, de energía y de sacrificios, a un oscuro indí-

de acontecimientos ante los cuales el espíri-

gena, a un humilde huérfano, en miembro útil

tu pensador de Juárez, principia a acentuar

y distinguido de la sociedad, con una posición

su carácter de hombre predestinado a las

honorífica y un título, ganados a costa de mu-

grandes obras.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Guerrero había sido engañado por aque-

la política, regando en el campo del porvenir

llos a quienes confiara con su proverbial sin-

ese semillero de futuras transformaciones

ceridad el cargo público que las circunstan-

que sustituyeron con una nueva fisonomía

cias habían colocado en sus manos.

la decadente faz de la antigua sociedad.

Bustamante se sirve de las fuerzas acan-

Las reacciones no se hicieron esperar;

tonadas en Jalapa, justificando la revuelta a

primero el pronunciamiento levantado en

que dio lugar con un lema que por desgracia

Morelia al grito de religión y fueros; después,

han empleado todos los que han levantado

el desconocimiento que hizo el Congreso

el grito de rebelión; lema que ofrece grandes

contra el Vicepresidente, la anulación de sus

atractivos a la generosidad popular, que no

reformas y de la Constitución de 1824 y el

escatima nunca sus esfuerzos cuando se tra-

establecimiento de la República Central.

ta de la felicidad pública: el restablecimiento de la Constitución y las leyes.

En estos vaivenes de la situación, Juárez fue llevado a la cárcel pública por primera

Tras este movimiento vino el que esta-

vez. Se le creyó complicado en una conspira-

lló en 1842; Pedraza aparecía al frente de

ción liberal y por espacio de muchos meses

esta revolución, que dio motivo al sufragio,

se vio privado de su libertad.

llevada a efecto poco después y por la cual

México atravesaba entonces por una

fue electo Presidente D. Antonio López de

época de inestabilidad pública. Los pro-

Santa-Anna y Vicepresidente D. Valentín

nunciamientos estaban a la orden del día.

Gómez Farías.

La oscilación de los elementos nacionales,

El grande hombre a quien la historia ha

indicaba que aún estaban muy distantes de

dado el nombre de Patriarca del partido li-

adquirir firme consistencia las institucio-

beral en México, caracterizó su vida pública

nes nacionales y que tendríamos que sufrir

con modificaciones sociales, que revelaban la

todos los trastornos y calamidades de una

superioridad de aquel talento extraordinario.

formación social. La República Central se

Con sus reformas, principiaron a germinar

sustituía con la República Federal y vicever-

las reacciones que después habían de formar

sa, y cada vez que ésta se levantaba sobre

a los ilustres sucesores de aquel gran patriota.

las ruinas de la primera, descollaban grandes

La resistencia se preparaba de una ma-

personalidades. Así vemos a Juárez desempe-

nera formidable: la expulsión de los frailes

ñar desde 1842 hasta 1845 el cargo de juez

y del prohombre de los clericales, Busta-

civil y de hacienda, ser llamado por el ge-

mante; la supresión de colegios religiosos; la

neral León, para desempeñar la Secretaría

reforma del plan de estudios y otras obras

de Gobierno en 44, y separarse a poco para

en fin, no podían pasar sin conmociones, en

ser nombrado fiscal del Tribunal Superior de

circunstancias en que se llevaban a efecto

Justicia.

contra un partido todavía fuerte y poderoso.

Por estas épocas principiaba a germinar

Pero el Sr. Gómez Farías era una verda-

una idea funesta, la de la intervención ex-

dera autoridad social y por eso formó escue-

tranjera, iniciada por D. Manuel Gutiérrez benito juárez

87

Estrada y después apoyada por impoten-

Pisistrato en la antigüedad, poseen el arte

tes traidores, que no se sonrojaron de sus

de fascinar a las multitudes, pero sin tener

menguadas concepciones; aquellos que más

como aquél el fondo patriótico que hizo de

tarde suscitaron el más espantoso conflicto

él un grande hombre; tenían que desenmas-

entre nuestra libertad y la ambición infame

carar a esos farsantes de la escena política,

de un monarca europeo.

siempre sedientos de ruidosos triunfos, pero

Una revolución derrocó a Paredes a fines de 46. Oaxaca entregó el poder por medio de

ni al holocausto silencioso.

una junta legislativa a un triunvirato com-

El americano se desbordaba desde

puesto de Fernández del Campo, Arteaga y

nuestras fronteras del Norte y fue necesa-

Juárez. El primero carecía de carácter polí-

rio procurarse los recursos necesarios para

tico, el segundo de prudencia, y Juárez fue

emprender una campaña contra el invasor.

entonces el único en quien se concentraban

El clero, en lugar de ofrecer, como debía, el

las esperanzas de partido.

dinero que rebosaba en sus arcas, dio paso

Desde este momento Juárez se hizo jefe.

al ejército americano que entró en la ciu-

El movimiento acaudillado por el gene-

dad de Puebla, maniatada por las intrigas

ral D. Mariano Salas restableció la Constitu-

de un obispo llamado Pablo Vázquez, que

ción de 1824, convocándose a elecciones de

no pidió al general enemigo más garantías

un Congreso para reformar la misma Cons-

que la de respetar las personas y bienes de los

titución.

eclesiásticos.

El Estado de Oaxaca nombró a Juárez,

Y todo esto por salvar quince millones

que en unión de otros oaxaqueños liberales

de pesos, que el Vicepresidente Farías exigía,

pasaron a la Capital de la República para

no para otros fines que los de la defensa de

tomar parte en las deliberaciones de aquel

la Patria.

Cuerpo legislativo constituyente.

88

nunca decididos al sacrificio desinteresado

Y como si no fuera suficiente angustia y

El primer acto de la Cámara fue llamar a

desvalimiento todavía, se aprovecharon de

Santa-Anna y Farías, a la Presidencia y Vice-

las circunstancias para levantarse en contra

presidencia, engañada como estaba todavía

de los defensores del país, distrayendo sus

con el primero, en quien se reunían ciertas

débiles fuerzas con las revueltas y asonadas

cualidades aparentes de grandeza y mérito,

que favorecían al ejército invasor.

que en realidad no correspondían sino a una

Oaxaca fue teatro de algunos de esos

ambición poco generosa de figurar y de lo-

movimientos que fueron declarados sub-

grar popularidad.

versivos por la Cámara Federal. Juárez salió

Los hombres como Juárez tenían que

de la Capital con dirección a su Estado, en

luchar con estas simpatías inspiradas por el

donde el desprestigio de la administración

error y la ignorancia; tenían que desvanecer

del Sr. Arteaga preparó la elección de nuevo

ese brillo de las personalidades seductoras,

gobernador, que recayó en Juárez, por acto

pero falsas; de esos personajes que, como

de la Legislatura. El nuevo periodo princi-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

piaría en Noviembre de 47 para terminar en

vantando fuerzas, ya estableciendo maes-

Agosto de 52.

tranzas, ya haciendo fabricar cañones y

En el lapso histórico en que el nuevo

pertrechos de guerra; el caso es que el grito

Gobernador asumió en sus manos los des-

de lucha no se dejó de oír ni un momento en

tinos del Estado, surgieron multitud de difi-

el Estado cuyos destinos regía aquel hom-

cultades que no consiguieron más que pro-

bre, hasta que se firmó la paz con el enemi-

bar la ley del gran carácter de ese hombre

go en 2 de Febrero de 1848, en la ciudad de

que la adversidad preparaba para mayores

Guadalupe Hidalgo.

conflictos.

Siguió luego una época de postración

Santa-Anna, dominado por el profundo

pública. Los gobernadores como Juárez

egoísmo con que le hemos caracterizado,

comprendieron que era indispensable em-

desertó del puesto en que el patriotismo

prender una obra de reparación social, y

sostiene a los grandes hombres en los mo-

a ella se dedicaron, no sin tener aquel que

mentos de la lucha. Él, el primer ciudadano,

vencer algunas dificultades, suscitadas por

se mostró más insignificante que el último

malos rumores, que dieron origen a serias

ciudadano; ¡qué decimos! entonces no tu-

complicaciones entre la autoridad civil y la

vimos últimos, todos fueron primeros en la

militar y que felizmente acabó por un arre-

defensa de su patria; todos fueron héroes y

glo amistoso entre Juárez, Gobernador del

las vías públicas se tiñeron con torrentes de

Estado, y Castellanos, Jefe de las armas.

sangre popular.

Juárez terminó su periodo llevando a

El gobierno de Oaxaca se opuso a que

cabo con una diligencia superior a todo elo-

el expresidente llegase a la Capital de aquel

gio, la organización del Estado. Acabóse de

Estado y sus cercanías, y después de una pe-

establecer en él, el contrato, se amortizó la

queña estancia en Teotitlán, marchó para el

deuda pública, se pagó el contingente fede-

extranjero, de donde, por un nuevo error del

ral, y la República entera lo aclamó un Esta-

partido liberal, fue llamado a ocupar la pri-

do modelo.

mera magistratura de la Nación.

Entre tanto, el puesto culminante de la

La invasión americana cruzaba sombría

Presidencia de la República había sustenta-

y aterradora los Estados de Veracruz, Puebla y

do las efímeras personalidades de los que

Valle de México.

fueron exaltados por los motines y por las

Hubo dolorosísimas infidencias; mien-

necesidades de la situación. Cuando Juárez,

tras que Oaxaca, Veracruz, Tamaulipas y

obediente al principio de no reelección, pro-

Tabasco se distinguían por su heroicidad

clamado en la Constitución del Estado, se

y sublime patriotismo, Yucatán, por ejem-

retiró a la vida pacífica del abogado y del

plo, nos abandonaba en la hora suprema y

educador de la juventud en los colegios, los

se declaraba independiente.

acontecimientos habían preparado la vuelta

Juárez, cuya constancia rayaba en mi-

de Santa-Anna, y el tránsfuga de todos los

lagrosa, no descansó un momento, ya le-

partidos, el vencido de Texas, Cerro Gordo benito juárez

89

y el Valle de México; el general inepto que

De hombres como Blanco, militar servil,

después de traicionar a sus conciudadanos

ministro abyecto, más digno de manejar las

había comprometido la honra nacional, vol-

riendas de un coche que las riendas de un

vía a recibir los destinos de un país a quien

Estado, y de hombres como Haro y Tama-

había servido tan mal, de manos de un par-

riz, ambiciosos y sin abnegación.

tido todavía alucinado por la vanagloria de un caudillo sin honor.

fausto de aquel imperio de sainete, lleno de

Volvió Santa-Anna, y su primer pensa-

lances cómicos y de situaciones en carica-

miento fue el de humillar a los pocos hom-

tura. Dos grandes dificultades se oponían

bres que como Juárez, no habían inclinado

a aquel lujo y a aquella profanación: la fal-

la cerviz ante su esplendor: a los pocos hom-

ta de recursos y la protesta de los hombres

bres que como D. Joaquín Ruiz, protestaban

honrados y circunspectos. Lo primero que-

llenos de indignación contra los abyectos

dó remediado con el reconocimiento de

que se arrastraban ante los fulgores de ese

la Comisión de bonos por la casa Lizardi, la

astro sin luz propia, de ese ídolo político,

venta de la Mesilla a los Estados Unidos,

que una revolución ilustrada había de arro-

los contratos con agiotistas, el aumento de

jar al pie de su pedestal, para que la posteri-

impuestos y la creación de contribuciones,

dad le recogiera esa inmerecida admiración

como la de puertas y ventanas. Para evitar la

de que tal vez se creyó acreedor, y para re-

segunda dificultad, declararse Alteza Serenísi­

legarlo al desprecio histórico, que es el pan-

ma, arrancar de su hogar al hombre pacífico

teón en donde reposan los recuerdos de los

para convertirlo en soldado, destituir de sus

muertos políticos.

cargos a los que se mostraron desafectos;

En 20 de Abril de 1853, entró Santa-An-

aumentar el espionaje, fusilar a los descon-

na a México en medio de los aplausos de sus

tentos y fulminar órdenes de proscripción,

partidarios y prestó un juramento ante la

plagiando oficialmente a los condenados

Suprema Corte de Justicia, que no cumplió

que sin motivo alguno se veían de la noche

en ninguna de sus partes. Juró defender la

a la mañana lejos de su familia y en extraño

integridad del territorio nacional, y vendió

suelo.

gran parte de nuestro suelo; juró promover la prosperidad de la Nación, y labró su rui-

90

Entonces principió a desplegarse el

Ocampo fue una de esas víctimas. Juárez fue otra.

na y desprestigio; juró sujetarse a las bases

Juárez, que desde el cumplimiento del

adoptadas por un plan liberal y se arrojó a

cargo que desempeñó como Gobernador

los brazos del clericalismo.

del Estado, se había retirado a la vida

Compuso su gabinete de hombres como

privada, encontrábase a la llegada de San-

Alamán, el envidioso de las glorias de nues-

ta-Anna en Etla, arreglando algún negocio

tros héroes de la independencia, el difama-

de su profesión. Allí fue encarcelado violen-

dor de nuestras grandezas y el jefe del ga-

tamente y llevado a Puebla, en donde el hijo

binete que compró la cabeza de Guerrero.

del dictador se apoderó de su persona y lo

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

condujo hasta Veracruz. Sufrió un encierro

bre las cuales descansaba eran firmes, sóli-

en los calabozos de Ulúa, y a los cuatro días

das y capaces de resistir todas las tormentas

se le trasbordó a un paquete inglés que zar-

del porvenir.

pó a La Habana, en donde Juárez permaneció algún tiempo.

La revolución de Ayutla, iniciada en el pueblo de ese nombre por el coronel Floren-

De La Habana pasó a Nueva Orleans,

cio Villarreal, había levantado la bandera de

en cuyo puerto se proporcionaba el sustento

la regeneración para restaurar el arruinado

con su trabajo personal, viviendo con mise-

edificio de la soberanía nacional.

ria en el barrio más pobre de aquella ciudad,

El 1o de Marzo de 1854 se proclamó el

pero siempre resignado y fuerte ante el

plan en el que se desconocía la autoridad del

infortunio.

dictador, se convocaba a un Congreso Cons-

El estudio del inglés y de la Constitución

tituyente y se invitaba para secundar dicho

americana, era la única distracción que podía

plan a los Exmos. generales Bravo, Álvarez

proporcionarse en sus horas de destierro.

y Moreno.

Así permaneció dos años dos meses,

Santa-Anna marchó en contra de los

hasta que los nuevos acontecimientos de su

pronunciados; pero el Estado en que se le-

patria le proporcionaron manera de devolver-

vantó ese grito de libertad era inexpugnable

se a su suelo natal. La revolución de Ayutla

y allí sufrió crueles humillaciones, que el

principiaba a vislumbrarse en el horizonte

servilismo del partido santanista se encargó

político de nuestra nación.

de disimular en la Capital con ovaciones y

Ya los primeros fulgores brotaban del

arcos triunfales.

Sur, prometiendo una tempestad cargada de

Entonces fue cuando el tirano mandó

rayos. Ya era necesario; la atmósfera social

decretar un plebiscito para que todos los

estaba viciada con los miasmas de una si-

habitantes de la República manifestasen su

tuación prostituida y descompuesta.

opinión sobre quién debía ocupar la Presi-

La sociedad, formada de seres en cu-

dencia de la Nación, castigando hasta con

yas almas habíanse esterilizado ya todos

la muerte a los que declarasen contra sus

los gérmenes de las grandes ideas, llegó a la

intenciones.

postración de la decrepitud pública, y era

Pero todo fue inútil: la revolución pren-

indispensable que los elementos juveniles

día eficazmente en un terreno dispuesto ya

del país vinieran a sustituirla, demoliendo

a las reformas que aquella proclamaba; y

las ruinas de la vieja sociedad para levantar,

ante la impotencia de oponerse al torrente

sobre nuevos cimientos, el monumento del

que se desbordaba, escapó Santa-Anna co-

porvenir nacional, el gran edificio a cuyos

bardemente el 9 de Agosto, dejando com-

pies veríamos después estrellarse los impo-

prometidos a sus más fieles servidores.

tentes esfuerzos de la reacción, sin alcanzar

El general Rómulo Díaz de la Vega pro-

sus fines; antes por el contrario, sirviendo

clamó un plan apoyando el de Ayutla y que

para demostrar al mundo que las bases so-

fue sostenido por la guarnición de México; benito juárez

91

es decir, por los mismos que momentos

apartar de él; y tan pronto, que Ocampo ha-

antes sostenían principios abiertamente

bló en un folleto de sus días de ministerio y

opuestos a aquellos a los que por el nuevo

Juárez también se hubiese excusado de to-

plan se sujetaban.

mar participio en aquella política ambigua

La Revolución, en tinto, prosperaba día

si su patriotismo no lo hubiese reclamado

a día; el general Álvarez convocó una junta

para responder al llamamiento que se le ha-

que lo nombró Presidente provisional, sa-

cía en esos instantes en que debido al presti-

tisfaciendo así las exigencias de la fracción

gio de su nombre, pudo salvarse Oaxaca de

liberal reformista que no perdió nunca de

la profunda anarquía en que se hallaba.

vista las reformas iniciadas por Farías, y en-

Entre tanto, las reacciones tomaban

tre cuyos ardientes partidarios se contaba

cuerpo en sublevaciones, protestas, motines

Juárez, que fue nombrado Secretario de Jus-

y gritería de la gente religiosa. El espíritu

ticia por el nuevo Ejecutivo.

pusilánime del Presidente abultaba el peli-

El desterrado de Nueva Orleans había

gro que le amenazaba, y aquel soldado tan

vuelto a la patria a los primeros anuncios de

valiente en los conflictos materiales de dos

la revolución de Ayutla.

ejércitos que chocan, temblaba como débil

Una de las primeras obras de Juárez en

hoja ante los anatemas, ante los estigmas,

su encargo, fue la expedición de la Ley de 55,

intolerancias y terribles resentimientos que

suprimiendo los tribunales especiales, los

el retroceso levanta en el campo moral de

fueros y privilegios del clero y del Ejército,

sus represalias, para amedrentar a los que

y como era de esperarse, suscitó una oposi-

sin la energía necesaria quieren aparecer per-

ción tenaz en el partido conservador.

sonificando las ideas del progreso.

Los ánimos principiaban a exacervarse,

Comonfort era muy débil para sostener

la discordia empezó a introducirse entre los

el peso de la situación, y agobiado bajo su

mismos liberales, y en tales circunstancias

gran pesadumbre, tenía que rendirse ante la

fue cuando el general Álvarez, celoso siem-

adversidad; pero la adversidad era la infiden-

pre del bien de su patria, renunció el poder,

cia, el perjurio, la traición.

que dejó en manos del general Comonfort. Pero Comonfort no era el hombre ade-

al nacerse cargo del Gobierno de Oaxaca

cuado a las dificultades de aquellos momen-

emprendió nuevas tareas. Organizó la ad-

tos: era débil, y se necesitaba un hombre

ministración de Justicia y fue el primer go-

fuerte; se mostraba vacilante, y se necesi-

bernante que dio en la República una forma

taba un hombre enérgico; era condescen-

codificada a la legislación.

diente, y se necesitaba un alma rigorosa e inflexible.

92

Juárez no descansaba un solo instante;

Los acontecimientos se vienen exaltando en esta época; el Congreso nombra la

Los hombres que rodeaban a Comon-

Comisión que debe redactar la nueva Cons-

fort en el gabinete discrepaban radicalmente

titución; la perspectiva de esta ley, que se

en su carácter; muy pronto se tuvieron que

preparaba altamente liberal, la abolición de

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

los fueros y prerrogativas, y la ley de desamortización de las fincas de corporaciones

En las esquinas aparecía una proclama de Zuloaga encabezando un plan político.

civiles y eclesiásticas de 25 de Junio de 56,

La traición se había consumado. Co-

produjo la desesperación del partido cleri-

monfort se había suicidado políticamente

cal, que no perdonaba medio de prostituir

y la Constitución quedaba postrada, hasta

al hombre en quien se vinculaba el éxito de

que la mano enérgica de Juárez la viniese

las reformas.

a restaurar sobre sus antiguos cimientos.

La Constitución se expidió al fin, y

Fue necesario empezar, desde donde Ayutla

Juárez, que seguía las fases de la política ge-

había principiado, y esta gigantesca tarea

neral, excitó a la Legislatura del Estado para

estaba destinada para nuestro patricio su-

que a ejemplo del Congreso nacional, expi-

blime, ante cuya energía tomaría consis-

diera su Constitución local.

tencia y unidad la frustrada soberanía del

Comonfort se veía arrastrado por los

pueblo.

acontecimientos, contra los cuales venía

Comonfort abandonó la situación y

oponiendo la inercia de su escepticismo po-

Juárez se retiró a Guadalajara, en donde a

lítico y la inseguridad de una conducta des-

consecuencia de los acontecimientos de Sa-

leal. Salió electo Presidente al mismo tiempo

lamanca, adversos a la causa constitucional,

que Juárez era llamado de nuevo al puesto

se suscitó un motín entre la guarnición.

de Gobernador en su Estado y al de Presi-

Allí Juárez mostró toda la entereza de su

dente de la Suprema Corte de Justicia de la

carácter firme y sólido; en el trance supremo

Nación.

del peligro, se mostraba resignado y confor-

Eran los primeros funcionarios emanados de la Constitución.

me con su martirio. Los asesinos habían tendido sus armas

Ya en pleno orden constitucional, hubo

apuntando al pecho del Presidente y sus mi-

necesidad de que el Gobierno solicitara la

nistros, y sólo debido al valor del Coman-

supresión de las garantías que aquélla otor-

dante Álvarez, la generosidad de Cruz Aedo

gaba; medida que el Congreso aprobó, des-

y la elocuencia de Prieto, lograron salvar una

pués de un maduro examen y sólo por la

vida sublime, aquella en que como en án-

confianza que Juárez inspiraba en el Gabinete.

fora sagrada, se guardaban todas nuestras

Pero ya entonces principiaba a murmu-

esperanzas públicas.

rarse un golpe de Estado. El diputado Baz,

Landa pretendió arrancar a Juárez una

en medio de una conmoción profunda y de

orden para que las fuerzas constitucionales

los aplausos del público, repetía que a la ma-

suspendieran el fuego, amenazándole con la

ñana siguiente sería disuelta la Representa-

muerte: una negativa absoluta fue lo único

ción Nacional.

que obtuvo en respuesta. Con hombres de

Y en efecto, el día indicado por Baz, Zu-

esa naturaleza no podía nunca malograrse

loaga ocupaba la Capital y Juárez y el presi-

el triunfo de las grandes ideas que entonces

dente del Congreso eran reducidos a prisión.

disputaba el partido liberal. benito juárez

93

Juárez, después de permanecer algunos días en Guadalajara, salió con rumbo a Co-

tal, apoyado por el círculo moderado.

lima, siendo perseguido en su camino por el

Se convocó una Junta que nombró Pre-

coronel Landa, encarnizado contra los sos-

sidente a Miramón, joven de una audacia

tenedores de la causa liberal.

sin límites, pero ignorante y sin conviccio-

En Santa Ana Amatlán fueron alcanza-

nes públicas.

das las pequeñas fuerzas que acompañaban

Entonces fue cuando pensó atacar a

al Gabinete y el valiente coronel Iniestra

Veracruz, y el 17 de Marzo se encontraban

opuso una resistencia gloriosa a sus enemi-

en Tejería las fuerzas reaccionarias.

gos, superiores en número y elementos.

Veracruz estaba dispuesto a la lucha; to-

El Sr. Juárez, que comprendió cuan

davía más, la deseaba ardientemente; pero

crítica era la situación, aconsejaba a sus

contra toda esperanza, el enemigo se reti-

ministros salirse de aquel local con todas

raba con el objeto de auxiliar a la Capital

las precauciones posibles para no ser vis-

amenazada por las fuerzas republicanas que

tos del enemigo; en cuanto a él, es decir,

mandaba el general Degollado.

Juárez, quedaría a seguir la suerte de aque-

La causa constitucional sufrió aquí una

lla fuerza; pero esta heroica resolución no

derrota completa; pero los nombres de Már-

fue admitida por los ministros, que se

quez y Miramón se mancillaron para siem-

negaron enérgicamente a abandonar un

pre con los asesinatos de Tacubaya, donde

puesto en que el honor y el patriotismo

corrió la sangre de víctimas inocentes que

los colocaba.

claman todavía contra la execrable me-

La Comitiva prosiguió su marcha hacia

moria de los verdugos, condenados ya en

Colima, en donde fue nombrado Ministro

la historia, reprobados por todo lo que sea

de la Guerra D. Santos Degollado, quien

conciencia y honradez; muertos en todos

quedó investido de facultades omnímodas

los corazones generosos, y sólo aplaudidos

en los Estados de Occidente y Norte.

y exaltados por el clero, que nunca ha reco-

El 14 de Abril se embarcó Juárez con sus ministros Ocampo, Prieto, Ruiz y Guzmán,

94

Robles Pezuela secundaba el plan en la Capi-

nocido más ley que la venganza cruel y la infame represalia.

con destino a Panamá. Atravesó el istmo,

Juárez no perdía tiempo; dispúsose a

tomando en Colón el vapor Granada que

cumplir la promesa solemne de la revolu-

arribó a La Habana; de este puerto pasaron

ción y en 7 de Julio de 1859 se publicó un

a Nueva Orleans y de allí a Veracruz, donde

manifiesto, documento preciosísimo en que

se estableció el Gobierno el 5 de Mayo de

se externaba aquel Gobierno con una leal-

1858, bajo la protección del Gobierno de D.

tad que parecía haberse adquirido en razón

Manuel Gutiérrez Zamora.

del lugar en que se hallaba entonces; un ma-

En pocos días la República estaba con-

nifiesto que respiraba franqueza costeña; un

vertida en un campo de batalla. Echegaray

manifiesto, en fin, en que se revelaba el espí-

se pronunció contra el llamado Presidente y

ritu veracruzano.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Allí se anunció la supresión de las corporaciones religiosas, la extinción de las co-

de grandes hombres que sacrificaban su yo individual en aras del yo nacional.

fradías, hermandades, etc.; la clausura de los

Y decimos que debía fracasar aquella in-

noviciados, la nacionalización de los bienes

tervención amistosa, porque tenía por base

religiosos y otras reformas extraordinarias

el sacrificio de una porción de los derechos

y trascendentales; los trabajos de Hércules, en

de cada una de las partes contendientes.

fin, del gran partido literal.

La proposición podía haber producido

El clero comprendió toda la trascenden-

resultados propicios a la paz entre los con-

cia del golpe; se le despojaba de todos los

servadores que no tienen un principio se-

elementos materiales y morales que hasta

guro y firme en sus determinaciones; mas

entonces habían constituido su fuerza y se

no así entre liberales, que no entienden de

horrorizaba ante la perspectiva de desvali-

transacciones, si por ellas se infringen las

miento e impotencia a que iba a quedar re-

leyes constitucionales, que son el poderoso

ducido. La lucha, pues, iba a ser en virtud de

secreto de su prestigio.

su propia conservación y el duelo a que el

Por ese tiempo, el Gobierno general

gobierno liberal retaba al clericalismo, tenía

destituyó del mando que se le había enco-

que ser a muerte.

mendado al general Degollado, sustituyén-

Miramón, el brazo armado de los ene-

dolo con el general González Ortega, que

migos de la Constitución, recibió todos los

después alcanzó un triunfo en Calpulalpan;

elementos reunidos por el fervor de un par-

triunfo que abrió las puertas al gobierno re-

tido sediento de la ruina de su temible rival.

sidente en Veracruz.

Y mientras que por el mar se preparaba

El 10 de Enero de 1861 llegaron a la Ca-

en Veracruz un ataque al legítimo gobierno,

pital Juárez y su ministerio, y entonces fue

el titulado Presidente, a la cabeza de un nu-

cuando se creyó consolidada la paz pública.

meroso ejército, se disponía a la temeraria

Publicóse un manifiesto en que se fe-

empresa.

licitaba al heroico pueblo a cuya coope-

Veracruz se dispuso al combate, y antes

ración se debían los grandes triunfos de

de principiar las hostilidades, el capitán de la

la Guerra de Tres Años, expulsóse a los

Marina inglesa, Aldhen, se ofreció a Juárez y

ministros extranjeros que habían toma-

a Miramón para procurar un avenimiento

do parte en los esfuerzos del clericalismo

entre ambos partidos.

contra el gobierno legítimo; libráronse ór-

La mediación propuesta tenía que cho-

denes de deportación contra los Obispos

car con la inflexibilidad de una conducta

que más perjuicios habían originado a la

impuesta por parte del Gobierno federal,

causa de la libertad; se nombró nuevo Mi-

no por el interés personal de un caudillo,

nisterio; se convocó a la Nación para nue-

sino por la razón constitucional que presi-

vas elecciones, y Juárez fue el elegido del

día como ley suprema e ineludible, la voli-

pueblo para desempeñar el primer puesto

ción nacional representada en aquel grupo

de nuestras instituciones. benito juárez

95

El segundo Congreso constitucional se había formado de la juventud útil e inteli-

se decía primer Magistrado de la Nación.

gente de nuestros Estados, y entonces fue

Por todas partes se conspiraba contra la

cuando tuvo ese Cuerpo todas las manifes-

estabilidad y existencia de la joven Repúbli-

taciones viriles de una vida llena de altivez

ca Constitucional.

y grandeza.

Allá, en las regiones ultramarinas, un

Fue entonces cuando se levantó la voz

emperador disponía de nuestra nacionali-

de Hernández y Hernández, aquel simpá-

dad con el mismo empeño que si se tratara

tico orador que hablaba con todo el fuego

de una regalía o cualquier otro objeto de su

y juvenil ardor de su alma de costeño; fue

patrimonio particular.

entonces cuando Altamirano pedía la cabe-

Varios hombres nacidos en México an-

za de Payno, con la vehemencia de su espí-

daban de corte en corte ofreciendo a los

ritu caldeado por las brisas tropicales; fue

monarcas del Viejo Continente este terri-

entonces cuando el clero-verdugo asaltó en

torio que todavía tenía un pueblo soberano

el retiro solitario de Pomoca a un hombre

y patriota, principios superiores de derecho

lleno de grandeza y de virtudes, al ilustre

público, que fueron sostenidos en cien com-

Ocampo, aquel sublime mártir inmolado

bates, y hombres como Juárez, Ocampo,

por los judíos del clericalismo; fue entonces

Ramírez y otros, ante quienes se empeque-

cuando Degollado pidió vengar a Ocampo y

ñecen en la Historia las menudas figuras que

fue sacrificado; fue entonces cuando Valle se

desgarraron el corazón de nuestra heroica

lanzó al peligro para vindicar a Degollado y

patria.

también fue asesinado. Y no fue esto lo único que teníamos que lamentar: los ministros extranjeros que

96

gavillas se encontraba D. Félix Zuloaga, que

En 8 de Octubre se firmó en Londres la sentencia de muerte del Gobierno Mexicano, con el nombre de Convención de Londres.

disimulaban mal su simpatía por el bando

Y he aquí cómo después de una paz que

caído, atribuyéndose facultades que nin-

tanta sangre había costado y tan poco tiem-

gún derecho racional reconoce ni sanciona,

po duró, se presentaba una tempestad más

acusaban al Gobierno de impotente para

en el horizonte de nuestros destinos.

sofocar el vandalismo que entonces se ma-

El 10 de Diciembre de 1861 fondeaba en

nifestaba por todas partes, sostenido por los

Antón Lizardi la escuadra española, cuyo

que antes se titularon y todavía se titulaban

mariscal amenazó con altanería a las au-

autoridades y funcionarios de la Nación; es

toridades de Veracruz, que abandonaron el

decir, las dignidades caídas de la facción

puerto, según las instrucciones del Gobier-

conservadora.

no general.

A los alrededores de la Capital merodea-

Pocos días después, reuniéronse a aque-

ban cuadrillas de salteadores, que despojaban

lla las escuadras francesa e inglesa; los repre-

a todos los que caían en su poder y saquea-

sentantes de las tres naciones, unidos, diri-

ban a las poblaciones indígenas. Entre esas

gieron al Gobierno mexicano un ultimatum y

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

exigieron el pago de las deudas extranjeras,

consecuencias fueron trascendentales para

ofreciendo una ayuda generosa para interve-

los responsables del crimen.

nir en nuestras cuestiones.

El Gobierno nacional, entretanto, tuna-

Pero todos estos ofrecimientos no eran

ba las medidas más eficaces para la seguridad

más que el antifaz con que se cubría la más

general, y ésas fueron tanto más enérgicas

inicua intención de arruinar nuestra Sobe-

cuanto más peligrosas eran las dificultades

ranía en nombre de no sabemos qué princi-

erguidas contra nuestra nacionalidad.

pios de derecho internacional.

Una de las primeras disposiciones ema-

La perfidia venía a desempeñar en nues-

nadas del Gobierno, fue la destitución de

tro suelo una hazaña digna de quienes con-

Uraga, nombrando en su lugar a D. Ignacio

cibieron aquella empresa; pero ni así pudie-

Zaragoza.

ron alcanzar el triunfo que esperaban de la

Este nombramiento era una manifes-

gratuita ignorancia e incapacidad que supo-

tación evidente de la Administración, que

nían en nuestros hombres.

tenía por lema no retroceder nunca en el ca-

Doblado se encargó de probar a la vieja

mino marcado por la dignidad de la Nación.

Europa, que México sabría aprovecharse de

Convocóse luego al pueblo a la defensa na-

la torpeza de los autores de la famosa Con-

cional; fueron declarados traidores los que

vención de Londres, poniendo a los repre-

ofrecieran su apoyo a los invasores y uno

sentantes de las naciones intervencionistas

de los primeros en quienes se llevó a cabo

en el mayor desconcierto.

un castigo ejemplar, fue D. Manuel Robles

El golpe no podía haberse dado con ma-

Pezuela, fusilado en el lugar mismo en que

yor habilidad; la obra de los hombres del

Zaragoza lo sorprendió, y después de cercio-

Viejo Mundo, tanto tiempo meditada y

rarse de que aquel jefe de guerrilla marchaba

estudiada; el lazo preparado con alardes de

hacia el campamento de los franceses para

destreza diplomática, quedó inutilizado en

ofrecer su brazo a los enemigos de la patria.

algunos artículos redactados al calor de la

Las hostilidades habían principiado por

situación y del momento, por el genio de

una felonía del ejército francés, negándose

Doblado, en el tratado de la Soledad.

a retirar sus fuerzas, como se había pactado

Un diputado de la Cámara francesa

solemnemente en el Convenio de la Soledad,

decía desde la tribuna y aludiendo a aquel

de los puntos avanzados que la generosidad

hombre: “A ver, que se me haga la biografía de

y humanidad republicana habían dejado

ese mexicano que ha sabido engañar a todos los

ocupar, con el objeto de que el clima mor-

diplomáticos europeos”.

tífero de las costas no diezmara las filas del

Y así fue en efecto: Inglaterra y España

enemigo.

se retiraron, salvando así el decoro nacional

En Córdoba hubo un pronunciamiento

de los países que representaban; en cuanto

ridículo e indigno, que aclamaba a Almon-

a Francia, ésa tuvo que pasar sobre su dig-

te; a Almonte que no mostró como prenda

nidad, para sostener una situación cuyas

de su carácter sino la triple resignación de benito juárez

97

llevar su llamada autoridad entre los bagajes del ejército francés.

contraba diezmado; sin embargo, una sec-

Zaragoza, al mando de unos cuatro mil

ción atacó pocos días después a las chusmas

hombres entre los cuales había muchos re-

de Márquez en Barranca Seca, donde a no

clutados en la víspera del combate, se replegó

recibir oportuno auxilio de las tropas ex-

desde las cumbres de Acultzingo a la ciudad de

tranjeras, hubiesen quedado completamen-

Puebla a donde llegó el 3 de Mayo. Y dos días

te destruidas. Zaragoza sitió a los franceses

después, el día 5, el pequeño ejército de Orien-

en Orizaba, y si González Ortega no sufre el

te demostraba en el campo de la lucha que el

desastre del Borrego, los franceses hubieran

derecho tiene la incontrastable fuerza; que

retrocedido hasta la Costa donde tal vez se

vencen difícilmente los que no traen para la

hubieran visto obligados a abandonar em-

lucha más que la orden arbitraria de un tirano.

presa y territorio.

Zaragoza, el sublime caudillo de aquel

Zaragoza falleció poco después de sus

triunfo carísimo, tomó ante la conciencia

triunfos y su memoria fue honrada con la

del pueblo las proporciones de un héroe, y a

gratitud nacional que lo declaró benemérito

su nombre inundábanse de orgullo los cora-

en grado heroico. Después de su muerte, el

zones patriotas.

Gobierno encargó el mando de las tropas al

La República había alcanzado un triun-

general González Ortega, coincidiendo este

fo en el campo de batalla, y Zaragoza fue el

nombramiento con la destitución del gene-

héroe de ese triunfo; pero faltaba completar

ral Laurencez, a quien sustituyó el general

la obra; Juárez, este hombre contra quien se

Forey, un soldado grosero, torpe e insolente.

han agotado las más duras formas del dicte-

Olvidando las instrucciones que había re-

rio y del ultraje, ordenó que se devolvieran a

cibido de su Señor, principió disgustando

sus dueños las medallas recogidas en el cam-

a sus aliados, arrastrándose por otra parte

po de batalla y desprendidas las del pecho de

con indignas proposiciones encaminadas a

los prisioneros. Todavía hizo más: dispuso

tentar la lealtad y patriotismo de nuestros

que fuesen devueltos al campo francés los

grandes hombres, como si hubiera sido po-

prisioneros, en primer lugar, y los enfermos

sible lograr esta hazaña de perfidia. Pero ese

después, a medida que terminaba su cura-

señor se engañaba; ¡los generales a quienes

ción; y como careciesen de recursos, se los

quería prostituir, no eran los cortesanos de

proporcionó generosamente de los fondos

Napoleón!

de nuestro Ejército.

98

El ejército triunfador de Puebla se en-

Forey, al llegar a la República, disolvió

Juárez fue el héroe de esta jornada, de

el llamado ministerio de Almonte, y en esto

esta hazaña humanitaria, y la corona per-

no hizo más que suprimir la parte ridícula

durable que ciñe su sienes, entra en el nú-

de aquel gobierno de sainete. La interven-

mero de las preseas morales que honran y

ción quedaba desenmascarada; la obra ha-

honrarán al gran partido que cuenta entre

bía perdido su parte cómica, y se presentaba

sus hombres a aquel gran ciudadano.

en su aspecto trágico. El sitio de Puebla fue

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

para nuestra historia, una página brillante

titucional abandonó la Capital después de

y una humillación para el ejército expedi-

cerrar las sesiones del Congreso.

cionario. El sitio duró cuarenta y seis días,

Juárez salió con la mayor parte de los

y en este tiempo no consiguieron los inva-

empleados y con algunos cuerpos de ejérci-

sores sino presenciar heroísmos de paciencia

to con dirección a San Luis. Y este hombre

y de constancia entre nuestros nacionales;

volvía a emprender aquellas peregrinaciones

que por su parte aprendieron a conocer que

peligrosas y llenas de incomodidades; y este

en aquel brillante cuerpo de extranjeros, no

hombre volvía a desafiar la adversidad, él,

había temible sino el primer instante: que

que no ignoraba el sufrimiento y el dolor

vencido éste, el enemigo era cobarde; sí, co-

inmenso que impone a los que no se doble-

barde, cuando el mexicano se muestra más

gan; y este hombre no vacilaba, ni se per-

digno, es decir, más orgulloso en la derrota

mitía lanzar la más ligera queja, ni el más

y en el infortunio. Nuestros soldados mar-

justificado reproche contra el destino.

chaban altivos al patíbulo que levantaba la

¡Ah, no! su vida estaba iluminada por

mano criminal del invasor que nos venía a

los rayos de la gloria; mientras que los de-

robar nuestra libertad; al paso que muchas

más corazones desfallecían, corazones oscu-

veces tuvieron que levantarse generosamen-

ros, el suyo recibió aun en los momentos de

te las armas tendidas ya sobre los prisione-

más hondo desaliento, los fulgores del por-

ros franceses.

venir, de ese porvenir que siempre le inspiró,

Si González Ortega tuvo una página

manifestándosele entre las brumas de una

oscura en el Cerro del Borrego, en cambio

situación tempestuosa y de los horrores de

tuvo una hoja brillantísima en Puebla. No

una lucha desigual.

dejó avanzar al francés, y cuando la defensa

México caía en poder del Ejército fran-

se hizo imposible, cuando se agotaron los

cés: El 1” de Junio hubo una Junta a la que

elementos de guerra, entonces, entregó no a

asistieron los principales Jefes del partido

Metz y Strasburgo, con fuerzas iguales a las

clerical, que ofreció la ciudad al Emperador

de los sitiadores; con víveres y pertrechos,

Napoleón. Forey nombró una junta de no­

no; sino a Puebla agotada por dos meses de

tables que votaron un decreto en virtud del

combate; a un Ejército que había quebrado

cual se enajenaba la Soberanía Nacional

sus armas; a una oficialidad que desafia-

en beneficio de las miras caprichosas de un

ba con desdén, y con los brazos cruzados,

magnate europeo, que negoció nuestra inde-

al enemigo que tomaría posesión de hom-

pendencia con alguna cabeza sin corona,

bres y edificios; pero no de la dignidad ni

que vendría a nuestra patria; a esta patria,

de la honra nacional, salvada entonces por

sí, que cuatro años después devolvería la co-

el ejemplo más grande de nobleza y abne-

rona sin cabeza.

gación republicana. Esta sublime desgracia

Contratóse un empréstito onerosísimo,

coincidió con la derrota de Comonfort; y

que a falta de nuestro patriotismo, hubiese

sólo entonces fue cuando el Gobierno cons-

desbaratado aquel imperio exótico, que no benito juárez

99

tenía más probabilidades de existencia que

abrazado a su esperanza, esa esperanza que

el que le atribuyera la torpe ilusión de un

era la del pueblo. Así pasó a San Luis Po-

monarca lírico destinado a no salir nunca de

tosí en donde nombró jefe del Gabinete a

la época teológica de su vida.

D. Sebastián Lerdo de Tejada y ministro de

En vano se acudió al terror, en vano se

Guerra al general Comonfort; de San Luis

sacrificó la vida de tantos patriotas, asesina-

se dirigió a Saltillo, obligado por la aproxi-

dos ignominiosamente conforme a la Ley de

mación del sanguinario Mejía, que se dirigió

3 de Octubre; en vano se recurrió a la super-

sobre aquella plaza asesinando en el camino

chería indigna de los gobiernos honrados

al ministro Comonfort.

y circunspectos, de suponer en fuga a Juárez y desistido ya de su altísimo deber; todo esto

1864, donde supo la derrota de Negrete.

fue inútil; la lucha se preparaba encarniza-

Vidaurri había fraguado ya su traición;

da y tremenda; los franceses nos hacían una

Juárez lo destituye del Gobierno de Nuevo

guerra de fieras; para nosotros no había le-

León y Coahuila, que se levantan para sos-

yes humanitarias y los conquistadores nos

tener al Gobierno constitucional, viéndose el

consideraban como a bárbaros indignos de

jefe Vidaurri obligado a huir de la República.

los miramientos de la civilización.

El presidente y su gabinete permane-

Los invasores sin embargo no poseían

cieron por algún tiempo en Monterrey, en

más que el camino de Veracruz a México;

donde Quiroga los atacó al mismo tiempo

cumplíanse textualmente las palabras del

que tres columnas de franco mexicanos se di-

Conde de Reus, que dijo al reembarcarse

rigieron sobre la ciudad.

para su patria. “Los franceses no tendrán más que el terreno que pise”.

El señor Juárez y sus ministros se vieron obligados a abandonar la plaza, sin que

Bazaine se encargó luego del Ejército y

el peligro inminente en que se encontraban

se activaron las operaciones, rindiendo en

lograse alterar en lo más mínimo la imper-

primer lugar a Oaxaca defendida por Díaz.

turbable serenidad de Juárez, de ese hom-

Trabábanse combates en los alrededores de

bre grandioso que supo mantenerse con la

Jalapa: una división francesa llegaba hasta

misma circunspección presidencial de una

Guadalajara y Márquez defendía a Morelia

recepción diplomática. Juárez verificó su

del ejército que mandaba Uraga.

salida montado en una mula, cuyo paso no

Largo sería enumerar las acciones de

aligeró en nada, ni porque en las bocacalles

guerra empeñadas por todos los rumbos

de la ciudad amenazaba el enemigo arro-

de nuestro suelo, y basta sólo decir que en

jando una lluvia de balas ni por las exhor-

todas partes se levantaban caudillos ameri-

taciones vehementes de los ministros que le

tados, demandando la libertad patria y su-

rodeaban.

cumbiendo a los horrores de la guerra.

100

Juárez llegó a Saltillo el 9 de Enero de

Cuando Juárez se encontró en el campo

Juárez, en tanto, marchaba en incan-

y fuera de todo peligro, fue objeto de la ad-

sable peregrinación hacia el Norte, siempre

miración de los hombres que le acompaña-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

ban; y coa mucha razón: en Juárez habían

Los franceses fueron arrojados de Chi-

muchos hombres; una vez más se había ma-

huahua y el Gobierno se apresuró a recon-

nifestado bajo su faz heroica ante el peligro.

quistar su perdido puesto, tomando pose-

Luchando con mil dificultades llegaron

sión de él, el 13 de Noviembre; pero a los

a Santa Catarina. De aquí se dirigieron a

diecinueve días tuvo que abandonarlo de

través del desierto y en medio de las tribus

nuevo, volviendo a establecerse en el Paso el

bárbaras a Chihuahua, donde llegaron el 12

9 de Diciembre.

de Octubre de 1864.

Oh, entonces pareció llegada la última

Juárez se encuentra la población dividi-

hora de la existencia nacional; todo presa-

da por rencores políticos; marcha entonces

giaba destrucción y ruina para la causa de

al sitio en que fusilaron a Hidalgo en 1811,

nuestra independencia; la nave de la Repú-

y esta visita del primer Magistrado de la Na-

blica se veía destrozada, sola y deshecha en

ción unió a los habitantes en un solo inte-

medio de las tempestades de la situación.

rés: el de la defensa de la patria.

¡Qué horrible naufragio se esperaba para

En tanto, el general González Ortega,

nuestras instituciones! Cuando habían su-

que se había escapado con el general Llave,

cumbido tantos seres, cuando se había per-

después de la toma de Puebla, fue derrotado

dido ya en un mar de sangre la playa salva-

en Mojoma el 21 de Septiembre de 1864.

dora, entonces era de ver cómo se cifraban

Juárez nombró por esa época ministro

todas las esperanzas en aquel sublime pi-

de la guerra al general Negrete, que se diri-

loto, aferrado todavía, con monstruosa te-

gió con la fuerza existente en Chihuahua,

nacidad, al puesto en que le había colocado

a Nuevo León, donde el general Viezca ha-

su deber, ultrajado por la tormenta, pero in-

bía obtenido importantes triunfos sobre el

domable y terrible en medio de las tinieblas

enemigo; pero a poco contramarchó a Chi-

hechas en torno suyo, por la adversidad pú-

huahua inutilizando los triunfos obtenidos

blica que había apagado todos los fulgores y

y perdiendo gran parte de sus tropas en sus

todas las esperanzas populares.

caminatas por el desierto.

Entonces es de ver cómo el mundo em-

Los imperialistas ganaron las posesio-

pezó a sentirse embargado de invencible

nes abandonadas y amenazaron a Chi-

admiración hacia la extraordinaria grandeza

huahua. Entonces el gobierno se trasladó a

de aquel presidente sin gobierno, de aquel

Paso del Norte, último reducto de la causa

confinado majestuoso, agigantado a través

constitucional.

de las dificultades más poderosas que hayan

Pero Juárez, en lugar de desesperar ante

acosado a héroe humano.

tan difícil situación, expidió una circular

Bien pudieron las bayonetas extranjeras

energética expresando su firme resolución

expulsar de nuestros Estados a los hombres

de no abandonar nunca el territorio nacio-

que defendían nuestra libertad; bien pudie-

nal, y proféticas esperanzas de triunfos y

ron alejar las instituciones públicas, conquis-

victorias sobre el ejercitó invasor.

tadas en gloriosas luchas; bien pudieron, en benito juárez

101

fin, oprimir los sentimientos de patriotismo

los artículos 78, 179, 80 y 82 de la Consti-

en cada hijo del suelo mexicano; nada im-

tución, no se refieren a los casos en que es

portaba esta deportación, podríamos decir,

imposible hacer la elección; tercero: el pre-

de todos los elementos de nuestra naciona-

sidente de la Corte sólo podía desempeñar

lidad, allá en el norte, en el único punto que

interinamente y en la falta absoluta y temporal

sobresalía sobre la catástrofe de la invasión,

del electo por los pueblos, la Presidencia en

surgía un hombre cuyo seno ofrecía refugio

que por decreto de 11 de Diciembre de 1861

a todas las instituciones desterradas, a to-

se había facultado al Presidente para decretar

das las aspiraciones deprimidas, a todos los

cuantas medidas juzgase convenientes, sin más

amores patrios malogrados y en fin a todo

restricciones que la de salvar la independencia e

lo que la irrupción proscribía. Por eso Juárez

integridad del territorio nacional.

aparecía gigantesco y maravilloso: era el

Además de estas razones, había la de

hombre-nación, el hombre-patria, y los

que González había permanecido en el ex-

hombres en quienes se verifican estas trans-

tranjero sin permiso ni comisión del gobier-

figuraciones, dejan de ser ciudadanos de una

no, lo que envuelve un abandono del cargo.

patria: se hacen ciudadanos de la libertad;

El gobierno contaba con la aprobación

gran patria universal que tiene dispersas

del partido republicano, que no hubiera de-

provincias entre los héroes y los patriotas de

seado nunca ver el poder en otras manos

todos los pueblos.

que en las fuertes del Presidente Juárez y sus

¡Por eso la América ha declarado que merece bien de aquel ilustre patricio!

El año de 1866 principió a mostrarse

Entretanto, se acercaba el término del

propicio a la causa de la Justicia. Los Estados

periodo constitucional de la presidencia del

Unidos, concluida ya la guerra separatista,

Sr. Juárez, y González Ortega debía susti-

tomaron una actitud enérgica para oponer-

tuirle en su calidad de Presidente de la Su-

se a la ambición del monarca extranjero, que

prema Corte de Justicia.

era arrogante con los débiles y débil ante los

Pero la disposición de nuestra Carta

102

ministros.

fuertes.

Federal que así lo establece, no podía tener

Napoleón prometió retirar sus fuerzas

aplicación en las circunstancias por que

de México, lo que sorprendió a Maximiliano,

atravesaba el país, por varias razones; pri-

que nunca sospechó una solución como la que

mero: González Ortega había desempeñado

se esperaba del imperio fundado por la infa-

el gobierno del Estado de Zacatecas, por lo

mia y la traición.

cual había perdido el carácter de Presidente

Vanos fueron todos los esfuerzos em-

de la Suprema Corte, pues nadie puede según

pleados para afianzar la triste monarquía

la misma Constitución ejercer dos cargos

cuyo porvenir debía ser tan desastroso. El

que eran incompatibles, como lo eran el de

archiduque quiso abdicar y aun se había

jefe constitucional de un Estado y el de jefe

puesto en marcha para ganar tierra extran-

del Poder Judicial de la República; segundo:

jera; pero una ilusión en medio del fervor de

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

partido, lo obligó a desistir por su mal de la resolución que antes había tomado.

El levantamiento fue entonces general; por todas partes se armaban los ciudadanos

Entonces se preparaban aquellos planes

pira destruir el poder imperial y Juárez hacía

desesperados de ataque al partido republi-

circular excitativas entre todos los pueblos

cano; entonces fue cuando se adoptaron las

obedientes a la voz de su caudillo.

resoluciones enérgicas de exterminio y de-

El orden constitucional se fue apoderan-

solación contra nuestros heroicos hermanos

do sucesivamente de los lugares abandona-

y la misión de tan tristes hazañas debería

dos por las fuerzas francesas.

encomendarse a varios hombres funestos

Maximiliano se había refugiado en

para México, Miramón, Márquez, Méndez

Querétaro con los despojos de su pasado es-

y Mejía.

plendor, y entonces fue cuando las fuerzas

En Enero salió Miramón con 2,000

republicanas al mando del general Escobedo

hombres reclutados a la fuerza, y con una

cercaron aquella ciudad, mientras que una

audacia digna de observarse llegó hasta Za-

multitud de distinguidos jefes reconquista-

catecas, en donde sorprendió al gobierno

ban los otros puntos de la República en que

constitucional. Juárez y sus ministros se sal-

se conservaban los restos de la dominación

varon entonces de ser fusilados, conforme a

imperial.

las órdenes que el jefe imperialista llevaba de Maximiliano.

La situación en Querétaro era desesperada; la resistencia debía ser inútil y el suce-

Entretanto, Escobedo marchaba al en-

so de la toma de esa ciudad tuvo lugar al fin,

cuentro de Miramón, a quien alcanzó en

recibiendo Escobedo de manos del llamado

San Jacinto, presentándole acción de guerra

emperador de México, la bandera que había

y consiguiendo una de las más hermosas

sostenido la rebelión bajo su forma de go-

victorias contra la reacción: la que preparó

bierno imperial.

el triunfo definitivo de la República.

Este acontecimiento tuvo lugar el 15 de

Guanajuato se encontraba en manos de

Mayo de 1867. Seis días después, el general

constitucionalistas; Guadalajara se había

Escobedo ordenó que Maximiliano, Mira-

reconquistado por el valiente general Co-

món y Mejía fuesen juzgados conforme a la

rona; Aureliano Rivera había derrotado a

Ley de 25 de Enero de 1862.

la división imperial al mando de D. Severo

Nombróse fiscal al coronel Manuel As-

del Castillo. Colima era ya de la República

píroz, Asesor a D. Joaquín Escoto y Escriba-

y Díaz había comenzado su campaña de

no al soldado Jacinto Meléndez.

Oriente. Las tropas francesas abandonaron definitivamente las plazas mexicanas y el

Concluida la instrucción, la causa se vio en consejo de guerra y los procesados fueron condenados a muerte.

imperio quedaba reducido a cuatro ciuda-

Juárez, inflexible ante su deber, no cedió

des solamente: México, Puebla, Veracruz y

a los numerosos esfuerzos que entonces se

Querétaro.

hicieron para salvar a los prisioneros; ni las benito juárez

103

súplicas, ni las amenazas, ni el halago a su

zamiento del sistema republicano y destru-

amor propio, ni las cartas de grandes hom-

yendo todo aquello que había establecido el

bres célebres en la política y en las letras:

gobierno de la intervención.

todo encontró un valladar impenetrable en

El 26 de Agosto arribó a Veracruz el va-

la firmeza de Juárez, que al llevar a efecto la

por de guerra austriaco “Elizabeth” trayendo

ejecución de la pena capital sobre los proce-

a bordo al almirante Tegetohff, que venía a

sados de Querétaro, no hacía más que cerrar

reclamar el cadáver de Maximiliano. El Go-

para siempre y de una manera segura a la

bierno contestó dignamente a la petición y

codicia de un infeliz aventurero, las puertas

el cadáver del archiduque no fue entregado

de nuestra autonomía que abrió con llave

sino cuando la familia lo pidió por medio del

falsa y mano pérfida la traición y miseria de

ministro austriaco de Negocios Extranjeros.

un partido. Maximiliano, Miramón y Mejía fueron

turbar la paz pública fletando el vapor “Vir-

ejecutados en el Cerro de las Campanas el

ginia”. En Sisal fue aprehendido y conduci-

19 de Junio de 1867. El 21 del mismo mes se

do a San Juan de Ulúa. Se le formó causa

rindió la Capital, y a la toma de México su-

de guerra y fue condenado a ocho años de

cedió la de Veracruz y Campeche, acabando

destierro.

así aquella guerra sangrienta en medio de la

En el periodo porque vamos atrave-

cual Juárez mantuvo el honor, la soberanía

sando, habíase formado ya la oposición que

y la independencia de la patria.

debía combatir el Gobierno de Juárez y la

Juárez y sus ministros no tardaron en

división se organizaba libremente a la som-

llegar a México, y después de dos días de re-

bra de las garantías siempre respetadas por

sidencia en Chapultepec, entraron a la Ca-

el Poder.

pital el 15 de Julio. Juárez publicó una proclama felicitando al pueblo, a quien daba cuenta del poder pú-

Suscitáronse conflictos más o menos importantes en algunos Estados, que fueron pacificados enérgica y rápidamente.

blico confiado en sus manos, anunciando su

Negrete no dejaba de conspirar contra

resolución de entregar ese precioso tesoro a

el gobierno y a todas estas contrariedades

la Nación, para que por su voluntad sobera-

vino a agregarse la muerto de Doña Marga-

na lo depositase en aquel a quien el sufragio

rita Maza de Juárez, la compañera noble y

público indicase para tan alto honor.

heroica del héroe de nuestra segunda inde-

Juárez fue reelecto por mayoría absoluta

104

Por este tiempo Santa-Anna pretendió

pendencia.

de votos y renunció ante el 4o Congreso las

Después de esta desgracia, se vinie-

facultades extraordinarias de que estaba in-

ron acentuando las manifestaciones de la

vestido conforme a la ley.

oposición.

El Gobierno dio principio a las obras de

Entonces fue cuando los partidarios de

reconstrucción política y social, tomando

Lerdo de Téjala y Díaz se disputaron entre

medidas de gran significación para el afian-

sí y contra el Primer Magistrado, el triunfo

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

de sus candidaturas. La victoria, sin embar-

Pero aquel Plan de la Noria fue derrota-

go, no parecía sonreír a ninguna de aquellas

do más que por la fuerza de las armas, por la

divisiones políticas.

opinión pública que se resistía a concederle

En medio de estos hechos se alteró de nuevo la paz. Tampico se pronunció contra

el prestigio de una revolución grande y salvadora, como decían sus partidarios.

los poderes federales. El general Rocha, des-

El Gobierno, sin embargo, no desma-

pués de un sitio prolongado asaltó la plaza

yaba ante las revueltas armadas a cada mo-

y Tampico quedó reducido al orden tras san-

mento contra su autoridad. Ya se habían

griento combate.

tomado las más enérgicas medidas, cuando

En el mes de Junio, Juárez volvió a lograr el triunfo en las elecciones populares y

la muerte vino a sorprender al Presidente Juárez.

con motivo de este acontecimiento, estalló

En la madrugada del 18 de Julio de 1872

el día 1o de Octubre un pronunciamiento en

Juárez se sintió indispuesto. Durante el día

la Ciudadela, encabezado por los generales

sufrió un dolor agudo en una pierna y es

Negrete, Chavarría, Toledo y otros jefes

fama que para distraer sus dolencias se en-

porfiristas.

tretuvo en conversar con su familia y con-

Los jefes A la torre, Rocha y García sofocaron esta sublevación después de diez horas de resistencia.

templar el retrato de su difunta esposa. En la noche del mismo día el mal había adelantado de una manera alarmante; el do-

El 1o de Diciembre tomó posesión de la

lor subió al corazón y a las once y minutos,

Presidencia Juárez, según lo prevenido en

sin alterarse ninguno de los rasgos de su fiso-

la Constitución.

nomía, exhaló el último suspiro rodeado de

El partido porfirista, derrotado en la

sus hijos y algunos de sus íntimos amigos.

asamblea y los comicios, se lanzó a la re-

Así terminaron los días de este hombre

belión, pretendiendo establecer el dominio

extraordinario; los partidos armados sus-

de las libertades públicas. El día 8 de No-

pendieron sus hostilidades, sin poder disimu-

viembre, Díaz expidió su Plan de la Noria,

lar la sensación profunda de que estaban

desconociendo a las legítimas autoridades

embargados.

y proponiendo una junta de notables que

El cadáver fue expuesto a la expecta-

constituyesen el país, quedando el jefe de

ción pública; ávida muchedumbre invadía

las armas como Jefe Supremo de la Nación.

el salón en que fue colocado, y el duelo

A estos movimientos siguió el pronun-

público dio entonces a conocer mejor que

ciamiento de Mazatlán el 17 de Noviembre,

nunca la popularidad inmensa de aquel hé-

la ocupación de Saltillo por el general Mar-

roe inolvidable.

tínez y la oposición de partidos armados en toda la República.

Enrique M. de los Ríos Gabriel González Mier

Melchor Ocampo 1814-1861

I A

de Marzo de todos los años del

En la revolución de Independencia

principio del siglo, venía de la hacienda de

tuvo relaciones demasiado estrechas de lo

Pateo a la metrópoli virreinal la señorona

cariñosas con D. Ignacio Alas, que vagaba

Francisca Tapia. Una caterva de payos y

por las montañas y cuevas de Michoacán es-

majas que andaban a la ventura las calles

capando de la tropa realista que lo perseguía

todo el santo día apenas pisaban la ciudad,

por sedicioso. De vez en cuando se le perdía

fijándose en todo, abriendo tamaña boca

de vista: abandonaba su vida de hurón en-

por cualquier cosa, arrimándose en desor-

tre la espesura de Cóporo y descendía ca-

den a la puerta de las tiendas para ver y

minando largo a Pateo para estar al seguro

hablando fuerte de pura sorpresa, indicaba

abrigo de la propietaria.

fines

a la gente del gran mundo que la opulenta

La señora, en una de tantas idas y venidas,

ranchera de la provincia de Michoacán ha-

luego de pasada la Semana Santa en 1816, se

bía llegado a pasar la Semana Santa. Todo

llevó consigo a un niño, nacido el 6 de Enero

lo que traía era grande: gran avío, gran ser-

de 1814, cuyo cuerpecito parecía consumirlo

vidumbre, gran lujo y por sobre todo esto

despiadadamente el clima húmedo de Méxi-

saltaba su gran caridad sin límites ni excu-

co. Se lo llevaba para tenerlo muy cerca, para

sas. Así, ranchera de la doctrina de Marava-

resguardarlo de las tempranas amenazas de

tío, tenía seductora conversación que salpi-

la muerte con el amor maternal que le pro-

caba de citas históricas y literarias. Había

fesaba. El niño creció en Pateo bajo la perse-

leído de cuerito a cuerito a Calderón y ante

verante y tierna vigilancia de la señora Tapia,

su inteligencia era preciso ir a tientas para

que se desvivía por él, tal era lo entrañable de

no tropezar con su causticidad. La buena

su afecto. En la hacienda se refugiaban ciegos,

señora, que siempre causaba ruido a su lle-

paralíticos, ancianos y huérfanos, y se creían

gada, venía allá por Marzo y se iba después

bien amparados de la miseria con el pan de

de Corpus.

cada día que les daba la propietaria. ˜ 107 ˜

Cuando el niño supo hablar y fue grandecito, se lo mandó al sacristán mayor de

dugo y le dijo con tono enérgico:

la parroquia de Maravatío, el señor José Ig-

—Usted no tiene derecho de servirse de

nacio Imitola, que a juicio de los vecinos

mí como de un criado… además, la Cons-

alumbraba con su ciencia y era un santo

titución de 1824 prohíbe severamente a los

de carne y hueso por sus virtudes. A

maestros que maltraten a los niños. Paso

un paso de Pateo, a la vista de la que hacía

a quejarme con mi tutor y pagará usted

veces de madre, el niño no extrañó la au-

una multa de veinticinco pesos por haberme

sencia. El sacristán puso manos a la obra

pegado.

desempeñando tan a maravilla su tarea de

El maestro, sorprendido de la inesperada

instrucción y por tan fácil camino, que al

actitud del niño, lo dejó por la paz. La es-

aprendiente le entraba luego todo al enten-

cuela, que gritaba en coro la lección, pasó

dimiento. Cierto día el maestro se presentó

de súbito al silencio, clavó sus ojos, abiertos de

a doña Francisca Tapia llevándole al peque-

admiración, en el desalmadito que sufría la

ño educando.

azotaina y quiso saber su nombre: era el niño

—Señora, aquí tiene usted a su niño;

Melchor Ocampo. Al poco tiempo partió a

no le puedo enseñar más: todo lo que

Morelia, recomendado al cura Meléndez, que

sé, lo sabe ya.

llegó a ser ciego de puro viejo, sin perder su

—Padre, disponga usted de él.

ciencia moral que enseñaba en el Semina-

—Pues a mi lado no puede aprender

rio Conciliar. Ocampo entró de interno al

más. Tiene mucha inteligencia, mucho ta-

plantel y cursó a la usanza de aquella época:

lento, todo lo abarca, todo lo aprende.

mínimos, mayores, Lógica, Metafísica, Ética,

—En sus manos lo pongo. Usted sabe lo que hace. D. José Ignacio Imitola tuvo a bien que viniese a México el niño, para que perfeccionara su educación primaria. Vino a dar en

108

cuando fuera de sí de ira se le encaró al ver-

Matemáticas, Física y algo de derecho. Total: seis años durante los cuales el latín se llevó la mejor parte. Hasta dicen que cuentan que llegó a ser bachiller en Filosofía.

la casa del Lic. Ignacio Alas, Balbañera 7,

Vino por segunda vez a México para con-

y estuvo sujeto a la férula de un maestro

tinuar sus estudios de abogacía en la Nacio-

de escuela a la antigua que tenía su esta-

nal y Pontificia Universidad. Allí estuvieron

blecimiento en la calle de la Aduana Vieja.

atados codo con codo Manuel Alas y él. En

Entonces estaban en todo su reinado des-

vacaciones se iban los dos juntitos a visitar

pótico la palmeta, las orejas de burro y el

al cura Uranga en Morelia, al tío José María

chicote, que detrás de la puerta, pendiente

Alas, un padrecito de Tlalpujahua, y a doña

del cerrojo, no aguardaba largo tiempo su

Francisca Tapia en Pateo.

turno para vestir de cardenal a los alumnos.

Hizo su pasantía en el bufete del Lic.

Llegó día en que el señor maestro azo-

Espinosa Vidarte, Ministro de Justicia en la

tó al niño. No había terminado el castigo,

Administración de Bustamante. Sustentó

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

brillantemente su noche triste el año 1831;

amigo se presenta y tapa intempestivamen-

pero rehusó adquirir el título de la carrera del

te la boca de la alargadera, y la retorta esta-

foro, porque su carácter magnífico pugnaba

lla en mil fragmentos. El químico, al sentir

con la pícara manera de ejercer la profesión.

la cara quemada y bañada de las sustancias

Justamente ese mismo año falleció doña

hirvientes, cierra con fuerza los ojos y se le

Francisca Tapia, la bienhechora, su madre de

quedan adheridos, punto menos que solda-

veras por el amor que le profesaba y el cuida-

dos, los párpados. Se le creyó irremediable-

do que tenía porque se cimentara su educa-

mente ciego. Por fortuna para la República,

ción. Él fue el único heredero de los cuantio-

un sabio médico, a quien no abandonaron la

sos bienes de fortuna. A los 17 años de edad,

paciencia y la esperanza, tuvo tal empeño

casi hecho un hombre, quedaba bajo la tutela,

de volverle la vista que salió airoso del deseo.

por ser el albacea, del Lic. Ignacio Alas, un per-

Hay explicación justificativa de su ida a

fecto liberal, honrado y severo, que infundía

Europa que quiere cubrir más el misterio a

respeto con su mirada y su palabra. Ocam-

medida que aleja la fecha del viaje, el año de

po dio rienda suelta a su indomable pasión

1840, y cae el polvo del olvido sobre la memo-

por el estudio. No quería vivir más que para

ria del grande hombre. La narraban sotto voce

la Física, la Química y la Historia Natural.

los íntimos del severo albacea al hablar de la

Llevada su inteligencia por otras esferas del

inesperada desaparición del menor. Primero,

saber, hizo muy suya la sal ática de Sterne,

después de algunos días de ausencia, llegó a

las ideas políticas de Quinet, la filosofía de

la casa paterna el joven Manuel Alas, que iba

Voltaire y las intransigencias de Proudhon.

siempre con Ocampo como la sombra con

Su favorita fue la Botánica entre las cien-

el cuerpo. Refirió muy formal a D. Ignacio

cias a que se consagraba. Descubrió y clasificó

que unos enmascarados habían plagiado a

nuevas plantas. Tenía ese visu que distingue

su hermano.

al naturalista de vocación y ese prodigioso po-

Al viejo le cayó encima el peso de la res-

der de retentividad de los miles de nombres

ponsabilidad y de su deber de tutor, y se puso

latinos endemoniados y rebeldes al recuerdo.

a indagar hasta el aburrimiento el paradero

Llegó a estudiar con igual empeño la

de Ocampo. Supo todo el misterio en Octu-

Química. Cierta vez en el laboratorio donde

bre de ese año que recibió carta de París del

adoraba la ciencia de Lavoisier ardía una bujía

secuestrado. Allá estaba bueno y sano, con-

abrigada por un hornillo arriba del cual una

tento y muy pobre. Unos “hombres negros”

retorta de cuello de garza, conteniendo quién

lo habían sorprendido, le clavaron puñales en

sabe qué mezcla, no se perdía de su vista, in-

el lado izquierdo del pecho, le causaron cua-

quieta y ansiosa como en espera del descu-

tro heridas, y aprovechando la pérdida de su

brimiento de un nuevo cuerpo, investigado

conocimiento por el desangre se lo echaron a

por los diferentes grados de volatilización de

cuestas y se lo llevaron por veredas. Cuando

los líquidos en mixtura. En esa absorbente

le volvió el alma al cuerpo se hallaba en Ve-

indecisión entre el hallazgo y el fracaso, un

racruz. Su libertad la recobró en el Havre; melchor ocampo

111

pero sin medio en el bolsillo, porque lo ha-

para quien espera mucho de su talento, de su

bían robado durante la navegación.

moralidad y de sus deseos de trabajar.

Si Ocampo fue plagiado, ¿por qué Ma-

Escribe de seguida a don Ignacio y le dice

nuel Alas lo había acompañado a Veracruz?

en el encabezamiento de las cartas: “Mi muy

¿cómo pudo proporcionarle algunos fondos

amado señor de todo mi respeto”. Piensa en

su amigo que casualmente se encontraba en

todo y rara vez en su pobreza. Las misivas vie-

el puerto?

nen pictóricas de enseñanzas. Habla razona-

Es bonito el cuento de hacer una vícti-

blemente de la vida de París: describe el servicio

ma por equivocación y luego pretender ocul-

de ómnibus y lo cautiva; va a Bicetre y lo pre-

tar el crimen, permitiéndole una compañía

senta de relieve; visita al padre Mora y lo juz-

de alguien de su familia en el tránsito, y el

ga “parcial como un reformista” y “un apóstol

hablar en poblado con un amigo, que goza

demasiado ardiente para creerlo desinteresado

de entera libertad, para que le proporciona-

en sus doctrinas”; habla del invento del electro

ra recursos.

tipo y del corte de los “nervios por debajo del

Es inexplicable que no diga absolutamente

cutis para curar toda parálisis o toda deformi-

nada del secuestro a su tutor, habiendo sido

dad que dependa solamente de la contracción

la única causa determinante de su arribo a Pa-

de los nervios, extendiendo y alargando los

rís, sino pasados más de cinco meses después

miembros como un rollo de cera de Campe-

de escribirle mucho sobre sus impresiones.

che”; refiere la consagración de un Arzobispo

La otra versión que podemos llamar de casa

que lo divierte mucho; da estrecha cuenta del

del albacea, es que a Ocampo, entregado al estu-

librito El País y el Gobierno del abate Lamennais,

dio con mucha perseverancia, le aguijoneaba su

acabado de publicar, que irrisoriamente deno-

sueño dorado, el cual era partir a Europa, y tro-

mina parufleto en recuerdo de Gómez Pedraza,

pezando con la inquebrantable severidad del

y pone al autor en parangón con el P. Alpuche

tutor, que no le permitiría el largo paseo por

por su insolencia y grosería, pero dándole más

sus cortos anos, su inexperiencia y lo lejos del

talento.

lugar y lo peligroso del camino, el joven fraguó

Le viene un acceso de patriotismo al saber

el ingenioso plan, inventando la causa de las

que “van a troquelar una medalla que conserve

circunstancias favorables de la situación, para

la memoria del triunfo de Ulúa”. Y prorrumpe,

satisfacer su buen propósito: viajar, conocer,

fecha 8 de No vimbre de 1840: “¡Sin vergüen-

ilustrarse.

za! Haber hecho, una descarga de muchas balas

El caso fue que don Ignacio tuvo seria la

y pocas horas contra unas paredes viejas que

cara con él durante algún tiempo. Eso de ha-

tenían apenas un puño de valientes debiera

berse largado así no más, sin decir por aquí, no

ruborizarlos antes que darles gana de eterni-

era para menos, y en aquella dichosa edad.

zar en un monumento. Pero la posteridad es

En pleno París la miseria lo castigó, sujetándole a prueba días enteros sin pan, sin casa y quizás sin esperanza, que es lo peor 112

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

siempre justa: su juicio nos vengará”. No pierde las sesiones de la Academia de Ciencias.

Está poseído de ansia inmensa de escribir. Llena el pliego de la carta que envía y

gún inconveniente, según creo, y dará la ventaja de verlo todo bien de cerca…”.

prosigue con letra menudita por los márge-

Pinta a Roma, y cuenta que su policía es

nes, revelando sus sorpresas. A cada instante

inferior a la pésima policía del México de aquel

repara en la escasez de papel y advierte: “sin

tiempo y que en los Estados Pontificios hay

entrar en pormenores, porque ya el papel se

más ladrones que en Río Frío y las Cruces. Le

acaba”, “sería lástima dejar todo este papel

llama la atención la miseria que agobia a la ca-

blanco”. Le da tal tentación porque no se le

pital del orbe católico. “La muchedumbre de

quede nada en el tintero, que le llega a decir

mendigos es asombrosa: piden limosna el Papa,

al severo de don Ignacio: “Dispense usted el

los cardenales, los obispos, los clérigos, los frai-

tono de libertad que he adquirido en este lar-

les, los magistrados, los empleados, los ciudada-

go post scriptum”.

nos, los rancheros. Y el número de mendigos

No sacia su ambición de ver, de andar, de

descarados (pues los otros se disfrazan con su

referirlo todo. Sacrifica el sueño y tortura su

mendicidad) es tal, que en la Escala Santa, igle-

estómago. El 10 de Enero de 1841 le dice de

sia donde se venera ¿lo creerá usted? la escalera

Roma a su muy amado señor: “Llegué aquí el

de la casa de Pilatos, hay fijado un bando que

día mismo de Noche Buena; ni aun me acosté por

prohíbe, bajo la pena de destierro de Roma

asistir a una misa en San Luis de los Franceses,

y pérdida de lo colectado, pedir en diez va-

que comenzó a las diez de la noche, y otra en

ras a la redonda del templo, y lo que es más

Santa María la Mayor, comenzada a las dos de

chistoso, previene a los fieles que dar alli no

la mañana y concluida a las seis”. Y renglones

es bueno”.

más abajo: “La víspera y el día de mi santo he

Al contemplar las tierras que producen

estado en la Capilla Sixtina”. En otra carta,

los vinos del Jura y de Borgoña, le renace su

ya de vuelta a París, el 30 de Marzo del mismo

antiguo proyecto de hacer una buena planta-

año, se lee, después de haber dicho que ha ter-

ción de viña en Pateo y resuelve en París

minado su viaje por toda la Italia y gran parte

a un tal Guard, inteligente jardinero, a que

del Sur de Francia y de Ginebra: “Es verdad que

venga a México. Luego manifiesta a don

a veces mi estómago ha pagado el gasto, por no

Ignacio: “Yo no diré que he hecho grandes

decir que casi siempre, pues ha sido preciso ayu­

adelantos en mi arte; pero sí, que he procu-

nar para ver todo esto; pero le aseguro que por

rado fijarme todo lo que en él he visto y me-

lo que he visto vale bien la pena de comer por

ditar detenidamente las aplicaciones posibles

algunas días sólo pan y manzanas… convendrá

de ello. El sistema de agricultura es aquí tan

en que, una vez en Italia y con mis ideas, más

diferente, que no puede plantearse entre no-

fácil era consentir en un suicidio que en resistir

sotros ninguno de sus ramos, tal como se ven

la tentación de ver”…

establecidos aquí... cuente vd. con que si vivi-

Hizo a pie el viaje por Italia y Suiza. Lo

mos diez años, vd. verá a Pateo con un valor

hace maliciar al escribir a su tutor: “En el cen-

cuádruplo y con un aspecto enteramente eu-

tro de Italia viajar a pie no debe presentar nin-

ropeo, en cuanto a la perfección y multiplimelchor ocampo

113

114

cidad de los cultivos. Estoy impaciente por

en México y no son castellanas. Tengo ya

ensayarme”.

trabajadas la A y la B, no toda; estudiadas

Trabaja incesantemente para subsis-

las etimologías y las de muchas palabras

tir. Un mes el librero Lasserre le paga vein-

mexicanas y casi asegurada la publicación

ticuatro pesos. En la casa de Rosa y Salvá

por el Sr. Salvá, que habiendo prometido en

no halla de qué manera pasar la vida. Hay

la ultima edición que hizo del Diccionario de la

días en que está “más que a dieta”. Su es-

Academia Española publicar en la inmediata

trechez llega a tanto, que a punto estuvo

un suplemento por las voces de América, no

de ser sirviente de un ruso que iba a Italia

tiene quién le dé las de México, y me pagará

o de un español que proyectaba establecer-

mi trabajo”. Se intitularía: Suplemento al Dic­

se en Harlan; pero no perdió su libertad por

cionario de la Lengua Castellana por las voces que

treinta francos mensuales y la comida que le

se usan en la República de México. Y manifes-

ofreció el primero y por el carácter altanero

taba: “como le doy día y noche, no acabará

del otro. Le advertía a don Ignacio: “Con-

el invierno sin que lo vea cumplido”. “Si al

vencido de que una independencia honrada

fin no puedo publicar lo que yo llamo Borrado­

es el goce más satisfactorio de la vida, pensé

res de mi viaje, allá se los mando a vd., porque

en no buscar más protector que mi trabajo ni

como los veo con ojos de padre, he dado en

más recomendación que una conducta sin ta-

creer que contienen algunos datos curiosos”.

cha”. Y esto a pesar de que su “necesidad era

“Son las tres de la tarde (11 de Noviembre de

grande, pues hasta su camisa la publicaba”.

1840); estoy junto a mi ventana y sin embar-

Con todo, no quería venir a México, para

go escribo a la luz de la vela”.

cuidar de sus intereses: “consentiría mejor

No pierde el tiempo: cursa la cátedra de

en perderlo todo y mantenerme de chifonero

Agricultura práctica en el Jardín de Plantas;

que volver”. Tenía que triunfar aun de sí

asiste a la de Trigonometría, Agrimensura

mismo: “este abandono, esta pereza española

y “formación de mapas”; le da su nombra-

que hasta ahora comienzo a vencer”. Se dedi-

miento de Agregado a la Legación al Sr. Garro;

ca a escribir una obra: Viaje de un mexicano

va, como a un espectáculo, a las iglesias de

a París, la cual llama en la intimidad Borra­

los diversos cultos y, al ver lo raro del ritual,

dores del viaje de un mexicano a París, dedi-

hace supremos esfuerzos para no estallar de

cada a don Ignacio, que será anónima para

risa; traba amistad con el sabio Brogniart,

no atraerse la atención. La pone en manos

director del Museo de Historia Natural, a

de Lasserre, quien, después de muchas vuel-

quien regala “algunas frioleras”, recibiendo

tas infructuosas, le sale con que tiene tantas

en cambio semillas de plantas raras, y pre-

ocupaciones que no podrá imprimirla sino

senta a la Academia de Ciencias una teoría

pasado el invierno de 1840.

ingeniosa sobre construcción de puentes

El 22 de Octubre le noticia a su tutor:

que por la forma de la arquería pueden resis-

“Ocúpome ahora de la definición de más de

tir todo golpe de agua por continuo, abun-

mil voces que he reunido de las que usamos

dante y fuerte que sea.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Un día corre la voz por el valle de Marava-

co medio que mi acalorada razón encontró,

tío de que don Melchor Ocampo había regre-

fue venirme. Esta idea, que me ocurrió en

sado de Europa. Aparecía su hermosa figura,

los últimos días de Enero, me fijó, porque

en medio del misterio de la partida y la ausen-

me presentaba, al par que las ventajas de

cia de dos años, radiante de virtud, como que

remediar mi posición, los medios de satis-

su fortuna estuvo por desaparecer a causa de su

facer este deseo tanto tiempo ha forma-

pródiga caridad para con todo el mundo.

do, y que no debía realizar, si consultaba

¿Había sido plagiado? No: se había ido

la prudencia ordinaria de la vida. No fue,

por su propia voluntad, después de haber

pues, el solo deseo de aprender, como vd.

meditado el viaje. La prueba no puede ser

supone benignamente, lo que me movió…

más concluyente. Es una carta, verdadera

Una vez lejos de mi patria —me decía yo—

confesión de arrepentimiento para obtener

puedo pasarme en el rango a que mis des-

el perdón de don Ignacio, a quien llamaba

aciertos me obligan a tomar aquí, adquirir

con ternura “mi padre, mi guía, mi protec-

el hábito del trabajo que nunca he tenido

tor y mi amigo”, prometiéndole: “Si vd. se

arraigado, y que la falsa prosperidad de los

muere, muera seguro de que seré cuando

últimos años me ha hecho perder, y dar lu-

más no pueda, el fiel criado de sus hijos”.

gar a que las economías de la hacienda en

La carta, fechada en París el 24 de Oc-

un tiempo largo, sean capaces de balancear

tubre de 1840, dice “y lo primero de que me

mis despilfarros. Conseguido esto, volveré

ocurre hablar es de mi vergüenza y mi arre-

a mi país, le seré útil con lo que haya apren-

pentimiento, no de haberme venido, sino

dido: la solidez que mis principios adquiri-

del modo con que lo hice. La resolución de

rán en la infalible escuela de la desgracia,

venir, por disparatada que sea o parezca, no

me hará guardar una conducta honrada

me vino sino después de largas reflexiones;

que me concilie mis acreedores, me forme

pero la pena que he causado a vd. por mi

buenos amigos y haga olvidar mis antiguas

torpeza en efectuarla así, es lo que me aver-

faltas; presentado de nuevo en mi antiguo

güenza y mortifica.

teatro como un hombre que ha sufrido,

“Aunque la natural sagacidad de vd., avivada por su cariño hacia mí, no le hubie-

nadie interpretará mal la mudanza que me propongo en mi carácter”.

ra hecho conocer tan acertada y oportuna-

“…Una melancolía profunda, un aire

mente la calidad de los sucesos, yo no insisti­

abatido y una continua distracción, alar-

ría en hacer verosímil mi mal forjado cuento, sin

maron a mis conocidos, y aun hubo pocos

que me falten por tanto datos de pequeños

que no llegaran a preguntarme la causa. No

incidentes con que pudiera apoyar su verosi-

dormía, no comía, me enfadaba la sociedad,

militud, pretender su posibilidad y asegurar

y la convicción de que había faltado a mu-

su realización”.

chos deberes como heredero, como deudor

Luego habla del mal estado de sus inte-

y como corresponsal, me perseguía, como

reses, de sus apuros y prosigue: “…y el úni-

al asesino la sombra de su víctima. No hay, melchor ocampo

115

señor, peor tormento que el desprecio fun-

resistir la violenta tentación que se apoderó

dado de sí mismo”.

de mí para ver a vd. otra vez y tomar en mi

“…Hacer un testamento, era otro artículo que yo juzgaba indispensable por si la Providencia disponía de mis días...”..

cuánto debe durar… “Llegado a Veracruz, me dirigí en efec-

“Restábame procurarme los medios de

to al Sr. Trigueros, como única persona que

verificar el viaje, y aunque no tenía tlaco, la

podía procurarme mi pase, y le conté no sé

bolsa de Balbuena, la de Esteves y mis ve-

qué para explicar por qué no lo traía de la

cinos antiguos los Retanas, que me abona-

Capital. Tuve que comprar camisas, zapa-

ron de un pico atrasado, me proporcionaron

tos y algunos otros artículos para la trave-

cerca de trescientos, único capital con que

sía, lo que, gracias a los subidísimos precios

me aventuré. Pero esto apenas bastaba para

del puerto, disminuyó bastante mis fondos;

llegar, dirá vd.; así era y así lo sabía yo; mas

armé una riña en la posada, por el excesivo

mi resolución de venirme no era para darme

precio que me cobraban, a pesar de que, pre-

una buena vida, sino para hacer una especie

viéndolo, había tomado en el entresuelo una

de penitencia provechosa; y creí que cuan-

cama en el cuarto de los cocheros: y pagué cien-

do hay una verdadera voluntad de trabajar,

to ochenta pesos por mi pasaje en la primera

no puede morirse de hambre quien la tiene,

cámara, pues no habiendo pasajeros para la

y que llegando a París hallaría luego en qué

segunda, no quisieron por mí solo establecer

ocuparme”.

el servicio y fórmulas de ella. Como mi cu­

“…así, le diré solamente que en la ago-

ración no podía ser tan violenta, todavía en

nía de aquellos momentos (hacer saber su

el buque hice una de las mías. Perdimos en la

partida a Blas Villanueva, encargado de Pa-

segunda tempestad un marinero que el mar

teo y a don Ignacio), pues con justicia pue-

arrebató de la proa, y no pudo salvarse y en-

do llamar así todo mi viaje, especialmente

tonces promoví una subscripción para su fa-

hasta Veracruz, no encontré otro medio que

milia (era hijo único de una viuda con hijas

la ridícula carta...

chicas), abriéndola con ocho pesos y tuve el

“La conveniencia de persuadir de que mi venida era forzada es demasiado sensible. “Yo no preveía toda la pena que mi venida había de causar a vd..”..

116

interior una despedida que no puedo saber

gusto de que le produjera instantáneamente más de ciento, y en mí la convicción de que la beneficencia no consiste en dar, sino en saber dar. Pero por grande que ha sido la fal-

“Cuando salí de Querétaro, mis medi-

ta que me han hecho esos cuarenta francos,

das estaban tan bien tomadas, que vd. no

nunca me he arrepentido de haberlos gasta-

hubiera sabido mi desaparecimiento sino al

do y sí me arrepiento y mucho, de diecisiete

mismo tiempo que mi embarque, por las

pesos que en último resultado vine a perder

cartas que me proponía escribir, explicando,

en varios juegos de cartas a que contra mis

si no cómo, a lo menos en dónde estaba yo.

ideas ayudé en la travesía. En toda ella tuve

Pero cuando me vi en esa ciudad, ya no pude

la fortuna no sólo de no desmentir el carác-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

ter de humildad y sencillez que tomé desde

una que otra novación de ella que parecían

el principio para que no se extrañara mi po-

ser para llenar las fórmulas del momento.

breza, sino también atraerme a pesar de ella

Ocampo, a la cabeza de un grupo liberal, que-

el cariño de toda la tripulación y pasajeros;

ría que se expidiera una carta fundamental

no habiendo tenido con ninguno discusión

enteramente distinta, a la altura de las ideas

ni desavenencia que no faltaron por tanto

modernas, en armonía con la verdadera for-

entre los otros, de manera que llegué a ser

ma de gobierno representativo popular.

término medio de todas las diferencias”.

Predicaba la libertad de cultos y la ense-

El 19 de Junio había visitado Bicetre y

ñanza laica, tales como más tarde, andando

dominado por las impresiones, le escribía a

el tiempo y madurando las ideas, se formu-

su tutor el día 20 del mismo mes, de 1840:

laron en la Constitución de 57.

“…he venido encantado de los adelantos eu-

Al caer Santa-Anna en 1844, ocupa

ropeos, envidioso de verlos en mi patria y

la presidencia el señor Pedraza, distingui-

muy contento al mirar tan aliviada nuestra

do y honorable ciudadano, y ruega a don

pobre especie”.

Melchor Ocampo que se fuera a encargar

A poco de la vuelta del querido y sabio

del Gobierno de Michoacán, en el cual

hacendado de Europa, llegó a Pateo una

Estado tenía prestigio y partidarios. Se

remesa de libros. Ahí en su retiro, especie

negó por una sencilla razón que daba con

de refugio de los necesitados, pasaba para

la mayor ingenuidad, imposible de com-

distraer su grande espíritu del trabajo inte-

prenderla hoy:

lectual al del agricultor y su genio del bien comenzó a derramar sus bondades infinitas.

—No puedo aceptar, porque no conozco el mecanismo de la Administración. En efecto, el futuro sabio político no

II

entendía más que de ciencias físicas y na-

Su primer paso a la vida pública es el ha-

turales y de agricultura. Pedraza insistió,

ber ido a Veracruz para presentarsele de vo-

indicándole la necesidad de su presencia en

luntario el año 1838, cuando la guerra de los

el Estado; entonces Ocampo aceptó, viendo

pasteles al avistarse la escuadra francesa ante

antes con sus propios ojos cómo despachaba

Ulúa; pero tiene noticias de los tratados de

el Presidente de la República los acuerdos en

paz y regresa a Pateo, donde había dejado en

junta de Ministros y enterarse perfectamen-

completo abandono sus intereses por la de-

te bien del mecanismo y funcionamiento de

fensa de la patria.

las oficinas del Gobierno.

En 1842 sale electo representante al Con-

En seguida manifestó al señor Pedraza:

greso General que convocó el Gobierno de

—Ahora ya conozco el oficio.

Santa-Anna en respeto de la 4a base de Ta-

Y partió a Michoacán para encargarse

cubaya. Su fin era muy elevado: el organizar

del Poder Ejecutivo del Estado.

políticamente la República. Algunos diputados

Arregló la hacienda pública, hizo econo-

no admitían la Constitución de 24, otros ni

mías, pagó con puntualidad a los empleamelchor ocampo

117

dos, abrió caminos, planteó escuelas, mejo-

vida, y aquel que delinca de nuevo, pronto

ró la Guardia Nacional.

volverá; pero al menos ya tendremos las cár-

Honda impresión le causaron las cárce-

celes limpias, con camas; y obligaremos al

les. Al visitar la de Morelia hubo presos que

Ayuntamiento a que invierta parte de sus

se le arrodillaron, implorando libertad y per-

rentas en mantener a estos infelices”.

dón, pues hacía treinta años que llevaban de

Entonces planteó la penitenciaría de

existencia tras de las rejas y no se les había

Morelia, cuyos planos y cimientos existen

revisado su causa y a muchos ni aun toma-

aún. El cementerio de la ciudad se encontra-

do declaración del crimen que cometieran y

ba en estado tal de abandono que los perros

por el cual estaban allí.

llegaron a devorar los cadáveres. Ocampo

Ocampo manifestó a las personas que lo acompañaban en la visita: —Si alguno de estos seres infelices hubiese matado a su madre, el más espantoso

para que reformara la obra, pero habiéndose hecho del sordo, compuso de su propio peculio las paredes y sepulcros en ruina.

de todos los crímenes, estaba compurgada

En la guerra de los americanos el año

su falta con treinta años de cárcel, de des-

de 1847, estando de gobernador, organizó

nudez, de aislamiento y de miseria. ¿Cómo

tropas bien disciplinadas y pagadas para la

reparar la terrible injusticia que el Estado ha

defensa de la autonomía de la patria.

cometido con tantos de estos infelices? Pongamos término a tantos horrores.

Marchó a Querétaro, donde estaba establecido el Gobierno general, que había con-

Y señaló un día para darles la libertad.

vocado a junta de gobernadores. Al firmarse

Todos habían sufrido hambre, sed, frío

los tratados de paz entre los Estados Unidos

y sus cuerpos habían servido de pasto de las

y México, pidió que se hiciera constar en el

alimañas. El sustento que les daba el Ayunta-

acta que protestaba contra tales tratados.

miento, no era suficiente y se socorrían mu-

“Puesto que nos llaman salvajes —manifes-

tuamente de lo que les llevaban sus familias.

tó— tengamos al menos las virtudes de és-

Haciendo reflexiones sobre los presidios,

118

recordó a la mitra de Michoacán su deber

tos que mueren defendiendo su suelo”.

tales como se encontraban, decía el señor

El 29 de Marzo de 48 dejó de ser gober-

Ocampo: “La gente mala no mejora su con-

nador y vino a México para ocupar su asien-

dición en la cárcel, porque viviendo en el

to en el Senado. El 1o de Marzo de 1850 lo

ocio y en mala compañía, exasperada por

nombró Ministro de Hacienda don José Joa-

el injusto trato que se le da, tiene necesa-

quín Herrera. Arreglaba la deuda interior de

riamente que empeorarse; pues que a seme-

la nación, cuando abandonó el importante

janza de las manzanas pútridas, al contacto

cargo. Y se fue a Pateo, con el fin de descan-

de unos y otros, tiene que venir la fermen-

sar de las fatigas políticas.

tación de las pasiones y la putrefacción moral.

Entonces entabló desde Pomoca una rui-

Aquel que no quiera delinquir, se corregirá

dosa polémica con Un cura de Michoacán, de

evitándose los horrores de esta miserable

Morelia, sobre una representación de refor-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

ma de aranceles y obvenciones parroquiales,

Don Melchor Ocampo sostenía, fuera

que dirigió al Congreso del Estado el 8 de

de la necesidad de reformar los aranceles y

Marzo de 1851.

las obvenciones parroquiales, la separación

El origen de la representación pinta de bulto el carácter de Ocampo. Una infeliz mujer

de la Iglesia y el Estado, la libertad de cultos, la desamortización de los bienes del clero.

fue a ver al cura Dueñas de Maravatío para que

Juzgábase la representación absurda,

enterrase de balde a su difunto esposo, por

anticatólica, anticonstitucional, antipolíti-

que era muy pobre. El sacerdote le contestó:

ca y digna del anatema de la Iglesia, a cuyo

—Pues si no tienes con qué enterrarlo,

autor y a todos los que la apoyasen se les

sálalo y cómetelo, porque yo no les he de dar

castigaría con la pena de perder todo bien

de comer caridades a los vicarios, al sacris-

espiritual y de ser excluidos del seno de la

tán ni al campanero.

sociedad católica, pues en ella se predicaban

La viuda supo que había llegado Ocampo a la ciudad y se le presentó con las lá-

doctrinas heréticas y depresivas del poder episcopal.

grimas en los ojos, refiriéndole lo que había

Ocampo declaraba: “Es preciso acreditar

pasado. El cura recibió un atento recado del

que no defiendo mis intereses, porque nin-

querido hacendado para que le hiciera un

guno tengo personal en que los .abusos se

entierro de segunda clase al desgraciado que

corrijan, y las clases pobres no sean sacrifi-

contaba tres días de insepulto. Dueñas, al

cadas, sino los intereses importantes de la

tener los ocho pesos bien seguros, los cuales

sociedad, el decoro del gobierno civil, sujeto

eran el pago de las honras fúnebre», le hizo

mientras lo necesitó a una tutela benéfica,

al cadáver todas las ceremonias de la Iglesia:

pero capaz ya de declararse en mayoría de

gran doble, vigilia, cruz alta y sacerdote de-

edad”. Y discutía cual un hombre de bien

trás de los restos hasta el camposanto.

y un amigo sincero de la ver dad, diciendo:

Otra vez el mismo Dueñas no quiso de-

“Por público y notorio tengo ciertos repar-

volver al Sr. Mateo Echaiz el valor en plata

tos indebidos que se hicieron ciertos cabil-

contante de los derechos del casamiento de

dos eclesiásticos; ciertas bibliotecas y fincas

uno de los mozos de Apeo, que no pudo ve-

rústicas y urbanas de monasterios que se

rificarse por el arrepentimiento de los novios

han vendido sin necesidad y sin licencia;

en el instante de darse las manos.

ciertas leyes que por esta misma notoriedad

Dada a la luz pública la representación,

y publicidad se han dado para impedir que

originó una brillante polémica, en la que es-

este abuso continúe; ciertos empleados del

tán ya proclamadas las ideas madres de la

arzobispado, lanzados de su juzgado de tes-

Reforma y la Constitución de 57.

tamentos por ciertas obras que no eran pías;

El folleto produjo sensación en el clero y no se hizo esperar la contestación, una tras otra, furibundas, llenas de injurias, de amenazas de muerte repentinas.

ciertas alhajas que faltan en ciertas iglesias, tomadas por ciertos curas…” Los Ayuntamientos, Prefectos y subprefectos acogieron la representación. melchor ocampo

119

Un cura de Michoacán, hecho un energú-

Muchos oreen que Ocampo desde esa

meno, le dijo a Ocampo mentiroso, calum-

fecha firmó su sentencia de muerte, la cual

niador, incendiario, socialista.

fue meditada por el clero que temió la plu-

“Ruego a vd. —le indicaba Ocampo en 21 de Mayo de 51— que pruebe mis false-

El 14 de Junio de 52 tomó nuevamente

dades, pues de lo contrario, en defensa de

posesión del Gobierno de Michoacán. Reor-

mi reputación, me presentaré contra vd. en

ganizó por segunda vez el Estado; mejoró

juicio, demandándolo por injurias”.

el Colegio de San Nicolás de Hidalgo, antes

En la primera réplica, el clero decía por

de Jesuitas, mandando traer a Europa, cos-

boca del anónimo: “Se quiere fomentar un

teado de sus bolsillos, instrumentos y apa-

incendio que nos absorba y un cambio horrible

ratos de Física, Química y Astronomía, que

que nos sepulte en el abismo; pues adelan-

importaron más de tres mil pesos; fundó el

te: bien saben los reformadores que el medio

Hospicio y puso los medios para difundir la

favorito para atacar a la Iglesia es empobrecer

instrucción pública en el pueblo.

al clero…”.

Desmedido era su cariño por la juven-

Esto prueba lo preocupado que se en-

tud estudiosa, a la cual tendía paternalmen-

contraba con la iniciativa que tuvo sobre sí

te la mano, repugnándole todo castigo duro

toda la atención pública.

impuesto a ella por faltas escolares.

Su contrincante pregonaba que Ocampo

Una vez —refiere don Jesús Echaiz— se

tenía nombrad la literaria, conocía la natu-

le presentó en su hacienda un estudiante en

raleza de las plantas y de los animales, había

el más grande estado de miseria. Ocampo le

estudiado algunas lenguas y debía hablarlas,

dio ropa, le proporcionó caballo y sirviente

que poseía esqueletos y se aprovechaba de

para que le condujera a Morelia y puso en

su situación angustiada de enfermo para ob-

sus manos algún dinero y cartas de reco-

tener el triunfo en la polémica.

mendación dirigidas a personas de aquella

Y don Melchor se le ofrecía así… dígne-

120

ma del célebre político.

ciudad para que viesen por él.

se vd. ocuparme en algo que lo alivie, y verá

Estando de gobernador esta última

que no soy, en ningún sentido, de los que se

vez, a los estudiantes Jesús Salas, Crescen-

aprovechan de las angustiosas situaciones

do Morales y Vicente Moreno se les penó

de sus hermanos. Las personas que me co-

a encierro en el Colegio de San Nicolás,

nocen bien, pudieran dar testimonio de ello

del que eran internos, porque una noche

y no temo desafiar a quien lo contrario sepa,

se escaparon sin licencia para ir a una fun-

para que denunciándome me confunda ante

ción teatral dedicada a Ocampo. Al tener

el público”.

noticias del castigo por don Juan de la

Hay en una de las contestaciones de Un

Puerta, profesor de francés, le mandó con

cura de Michoacán cierta predicción que llegó

él un recado al señor Degollado, Regente

a cumplirse al pie de la letra; más adelante

del plantel, para que pusiera en libertad a

veremos de qué manera.

los tres jóvenes.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

—Dígale vd. al señor Ocampo que no

Desde allá se carteaba con Juárez, Arria-

puedo servirle, porque esos jóvenes han co-

ga, Mata, Ceballos, Álvarez, Degollado, Co-

metido una falta que debo de castigar.

monfort y Arrioja, para derrocar la tiranía

Volvió el señor de la Puerta con otra

clérico-militar.

súplica de Ocampo para don Santos De-

Lejos de la patria vive en aprietos y se

gollado, en la que se le pedía que siquiera

entrega a la alfarería, para subsistir humil-

les igualase la pena, pues Moreno siendo el

demente.

más chico sufriría un mes de reclusión, Salas

Es la primavera de 1854; seis meses co-

quince días y Morales ocho a pesar de que

rren de proscripción; Juárez y Ocampo habi-

era el mayor.

tan bajo un mismo techo en Nueva Orleans;

—Siento mucho, diga usted al señor Ocampo, no poder modificar mis órdenes. Entonces regresó el señor de la Puerta y dijo al Regente.

éste se dispone a salir para Europa con la mayor de sus hijas y espera únicamente el arribo del vapor de Veracruz; Arriaga, Montenegro, Mata, Arrioja, todos los desterrados, se ha-

—Ordena a usted el señor Ocampo

llan reunidos en la casa aquella, como es su

como gobernador del Estado que ponga us-

costumbre a la llegada de la correspondencia,

ted en libertad a los jóvenes.

para comunicarse las noticias recibidas. Por

—Diga usted al señor Ocampo que no

fin ancla el deseado vapor del puerto mexica-

tiene jurisdicción alguna en este Colegio;

no y al leer Ocampo su correspondencia, sin

que aquí yo mando como Regente que soy.

inmutarse, exclama: —señores, ya no hago

Volvió el señor de la Puerta con este úl-

viaje a Europa: mis bienes han sido confisca-

timo recurso: —Dice el señor Ocampo que él es el Re-

dos por Santa-Anna y ya no tendré recursos con qué sufragar los gastos.

gente nato del Colegio y que como tal va a

Mata, que proyecta hacer un viaje a la

ejecutar un acto de su voluntad dando liber-

frontera de Texas, ofrece a Ocampo los fon-

tad a los muchachos.

dos que tiene, cosa de mil pesos, para que

Degollado, al ver salvados sus deberes de Regente, cedió.

haciendo la expedición los emplee en artículos de fácil consumo con lo que podrá

Instalada la Administración de San-

obtener utilidad y ayudarse en sus gastos.

ta-Anna y la de Ugarte en Michoacán,

Manuel Treviño, comerciante mexicano

Ocampo fue aprehendido en la madrugada

establecido en Brownsville, promete ser el

del 3 al 4 de Junio de 52 por una escolta de

consignatario de las mercancías y realizarlas

sesenta soldados que lo condujo a Tulan-

en su almacén sin cobrar comisión.

cingo, durando allí seis meses confinado.

Ocampo acepta la propuesta y se va para

En Noviembre se le encerró en el castillo

Brownsville. A la vista tendrá Matamoros,

de San Juan de Ulúa; pasó desterrado a la

será fácil contraer relaciones con prominen-

isla de Cuba, en seguida a Nueva Orleans y

tes personas de la Frontera y observar el cur-

Brownsville.

so de los acontecimientos políticos. melchor ocampo

121

En Abril de 65, cuando se presenta el

pues Vidaurri en un comunicado a De la

momento de obrar, delibera con el general

Garza, de fecha 17 y remitido de Villa Al-

José María de J. Carbajal sobre la situación

dama, participaba que se había pronunciado

de México y pesa los elementos que podrían

a la cabeza de la milicia nacional de Nue-

ponerse en acción contra Santa-Anna en los

vo León contra la ominosa tiranía de San-

linderos de Tamaulipas.

ta-Anna; que el 19 emprendería su marcha

—No puedo iniciar un movimiento,

sobre Monterrey donde lo esperaban con los

porque carezco del elemento indispensable

brazos abiertos y que las personas que se en-

para ejecutarlo: dinero —dice Carbajal.

contrasen del otro lado del Bravo, sin pérdi-

Ocampo se dirige a la tienda de Treviño, y le pregunta: —¿Cuánto es lo que tengo en poder de usted? El buen comerciante, muy patriota, examina a la ligera sus libros, y responde:

todas las fuerzas disponibles a aquella ciudad y acordasen las medidas para favorecer la causa pública. He aquí el plan: “Art. 1o- El pueblo mexicano, en uso de

—Quedan ochocientos pesos.

su legítima soberanía, desconoce al llamado

—Pues deme usted setecientos.

gobierno del General D. Antonio López

Y Ocampo le manifiesta a Carbajal po-

de Santa-Anna, las leyes que han emanado de

niendo la suma en su poder: —He aquí cuanto puedo dar a usted para que se lance a la revolución. No me re-

122

da de tiempo y uniformes en ideas, enviaran

su bastardo poder y todos los actos de su administración que no han tenido más de­ recho que la fuerza.

servo más que cien pesos con los que podré

“Art. 2o- Como es una necesidad impe-

vivir dos meses. Después cada uno verá qué

riosa, prominente, superior a todos los de-

hace.

bates políticos, sacudir el afrentoso yugo

El 22 de Mayo de 55, en Brownsville,

de la dominación dictatorial, el pueblo de

Ocampo, Juan José de la Garza, Ponciano

Nuevo León y todos los que tomen parte

Arriaga, Manuel Gómez y José María Mata

en tan patriótica empresa, se abstienen de

se constituyeron “en Junta revolucionaria

formular desde luego un programa político

encargada de los trabajos relativos a la par-

que depende más bien de la observación y

te política de la revolución, de arbitrar re-

de la experiencia de los sucesos revoluciona-

cursos, organizar fuerzas y en fin, de todo

rios y que se engendrarían sin duda en ellos

aquello que fuese conducente al triunfo de

mismos, limitándose por ahora a combatir

la causa de la libertad”, habiendo sido nom-

vigorosamente hasta destruir la tiranía. La

brado por aclamación presidente el señor

junta revolucionaria que está ya constituida

Ocampo y secretario don José María Mata.

y a la que se unirán personas que merezcan

Al siguiente día, el 23, Arriaga, por co-

la confianza pública por sus antecedentes de

misión que ya tenía, presentó el proyecto

probidad, ilustración y patriotismo, se en-

del plan que convendría remitir a Monterrey,

cargará de proponer a la Nación oportuna-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

mente el programa político que juzgue ade-

rara guardar la mejor armonía con el clero

cuado a satisfacer las necesidades del país.

y respetar los intereses de esa clase que la

“Art. 3o- Esto no impide que indepen-

sociedad tiene aceptados como legítimos;

dientemente del orden político general de

pero que si por desgracia tratase de abusar

la República, los pueblos que se pronuncien,

de los objetos de su institución y de ejercer

adopten desde luego y pongan en práctica,

una influencia ilegítima en la cosa pública

todas las medidas sociales y de convenien-

que sugiriera, se dictasen las medidas que

cia pública que demanden sus necesidades

fueran suficientes a impedir semejantes

locales.

abusos”, vio la luz pública el órgano de la

“Art 4º- La revolución protesta sostener

Junta con el nombre de El Noticioso del Bravo,

a todo trance la independencia nacional,

redactado por Ocampo; se auxilió al oficial

oponerse a toda enajenación del territorio

de infantería y de ingenieros en Suecia y Di-

mexicano y no aceptar auxilio de fuerzas

namarca, el señor Juan Julio Mörner, para

extranjeras. La contravención a este artículo

que fuera a presentarse a Vidaurri; don Juan

se considerará como delito de alta traición.

J. de la Garza, en compañía de los ciudada-

“Art 5º- Se declara vigente el arancel llamado de Ceballos”. El plan le fue enviado por duplicado a Vidaurri el 23.

nos Calderón, Zepeda Peraza, Fagoaga y 150 hombres, se encaminaron a Tamaulipas con el fin de sostener la causa de la democracia; el 5 de Junio se le enviaron 250 pesos a

La Junta dispuso que marchase con un

Juárez para que se pudiera mover de Nueva

piquete de fuerzas José María J. Carbajal

Orleans hacia Acapulco y reunirse con don

para Nuevo León en auxilio de Vidaurri;

Juan Álvarez; el señor Miguel M. Arrioja

una comisión procuraba adquirir recursos

llegó de aquel puerto a ofrecer sus servicios

pecuniarios para auxiliar a los jefes y tropa

en favor de la causa proclamada, y el 21 del

y comprar armamento; se puso al tanto al

mismo mes se acordó que la Junta se consi-

general Álvarez del estado de la revolución

deraba disuelta, siendo su última sesión la

en la frontera y de los trabajos de la Junta;

de ese día.

fue enviado a Monterrey el señor Manuel

A fines de 55, ya victoriosa la bandera

Gómez para que trabajase en favor del bien

de Ayutla y desplegada por casi toda la Re-

público y del bien de los principios demo-

pública, volvía a la madre patria, habiéndole

cráticos, habiéndole hecho muy especial

proporcionado los recursos su amigo don

recomendación D. Melchor Ocampo, con

Sabás Iturbide. El 4 de Octubre llegó a Cuer-

unánime asenso de la Junta de “que se diese

navaca en donde residía de paso el Gobierno

a los prisioneros un trato humano y decoro-

que derivaba del Plan de Ayutla.

so y que se cangeasen siempre que hubiese

Ocampo, que según confesión propia,

oportunidad de hacerlo, procurando entre-

tenía el defecto de la prontitud en las reso-

tanto alejarlos de los lugares en que su pre-

luciones, de obstinarse en las que tomaba,

sencia pudiera ser peligrosa; que se procu-

de ser enemigo de toda intriga, de rechazar melchor ocampo

123

el sistema de equilibrio en el gabinete por-

sabido entre otras cosas que la presente revo-

que deseaba mayor acción en él, de querer la

lución sigue el camino de las transacciones”.

intervención directa del empleado público

La víspera Comonfort ya en pie, le había

en la esfera de su empleo, de conservar una

dicho, a causa de la oposición que se le hacía

independencia absoluta, de llamarse deci-

para que no estuviese en México, permane-

didamente puro, de considerar la amenaza

ciendo los Poderes en Cuernavaca:

la peor de las persuasiones; Ocampo que poseía estas cualidades dio su voto como

camino de las transacciones.

representante al general Juan Álvarez para

—Ahora sí nos entendemos; encuen-

Presidente de la República; y se lo dio —decía

tro en lo que acaba usted de asegurar una

él— “no por su mérito, aunque se lo reco-

razón más para que me separe yo, yo que

nozco grande e innegable; porque considero

puedo considerarme aquí como intruso. Ha-

la suprema magistratura una comisión de

bía creído que se trataba de una revolución

difícil desempeño y no una recompensa

radical, a la Quinet: yo no soy propio para

de buenos servicios, sino porque creí que era

transacciones —interrumpió Ocampo le-

el único ante cuyo nombre callasen las am-

vantándose de su asiento.

biciones vulgares que se creían con derecho a ella”. Álvarez indicó a Ocampo que lo ayudase, como ministro interino, a formar su gabinete.

—Esas doctrinas son las que han perdido la Europa. —Pues yo no soy propio para transacciones. La renuncia de Ocampo fue sujetada a

El día 5, citado por el Presidente a las

discusión en su presencia antes de ponerla

diez de la mañana, para exponerle los can-

en manos del Presidente, entre Juárez, Prie-

didatos del Ministerio, hizo dos horas de

to y Comonfort, quien manifestó a Ocam-

antesala y no le pudo hablar.

po que con lo de transacciones “quiso decir

A su llegada a la ciudad, Comonfort de-

ciertas consideraciones a las personas”.

batió largamente con Ocampo sobre la en-

—Después de estos comentarios, supli-

trada al gabinete de Juárez y Prieto, la repul-

co a usted que no use de la palabra transac­

sa de Lafragua de Gobernación, la necesidad

ciones.

de que se hiciera cargo de la guerra el mismo

—¿Quiere usted que ponga que la revo-

Comonfort y el desempeño del ministerio

lución sigue el camino de ciertas considera-

de Relaciones y Gobernación a la vez por

ciones a las personas?

Ocampo. Comonfort iba más adelante: “¡pretendía que en el consejo hubiera dos eclesiásticos como garantía del clero!”.

124

—Pues no, señor; la revolución sigue el

—No, tampoco. —¿Pues el camino, en términos generales, que sigue la revolución? —No, no.

A los quince días presentó su renuncia

—Le parece a usted bien, entonces, que

Ocampo, la cual quería comenzar así: “He

funde mi renuncia en que repentinamente

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

be perdido la chareta, y en que sin sentirlo

una Noche Buena desaparece como por es-

me he vuelto mentecato, puesto que callan-

cotillón del corro de sus invitados y amigos,

do mis verdaderas razones para hacerla, no

y se le descubre de romano en el foro del

encontraré ninguna plausible.

improvisado teatro, desempeñando uno de

Ocampo se retiró a Pomoca diciendo: “esta época no es la mía”; allí se dedicó al estudio y a la meditación con ese amor que sólo cabía en su espíritu. Disciplinado bajo una vida filosófica a la Rousseau, amante de la Astronomía, hizo una observación magistral del cometa de 43; amante de la Lin-

los papeles de la pieza, y cultiva la poesía, aunque las musas le son ingratas: Yo también adórelas Y a su culto vóteme muy rendido, Hasta que al un déjelas Con su desdén reñido.

güística, publicó un estudio eruditísimo de

Se indigna cuando le reprocha Un cura

idiomas indígenas mexicanos comparados;

de Michoacán, que dicen era el obispo Mun-

amante de la Botánica, escribió un Ensayo

guía, que no se toma el trabajo de estudiar

de Carpología, clasificó una nueva especie de

seriamente.

encina, quercus melífera, y dio una idea del

“Eso sí que no, señor Cura. Diga vd. que

edizaro girador “cuyas dos hojuelas naturales

nada he aprendido y lo confieso; pero que no

se mueven a toda hora del día y de la noche”;

he estudiado… eso sí que no. He pasado sobre

amante de la Jurisprudencia, procura hacer

los libros una buena parte de mi vida”.

ver en una obra extensa que deber y derecho

Y cuando le advierte que debe escribir

son la misma, la mismísima cosa, sin más

con meditación, explica su proceder así: “No

diferencia que la de la faz por donde se vea;

medito para escribir, es cierto; pero en cam-

que verdad, bondad, justicia, moral, virtud,

bio procuro no escribir sino sobre lo que ten-

belleza, son una misma, mismísima cosa,

go meditado. Una vez que sobre esto tomo

vista bajo diversos aspectos y que la necesi­

la pluma, la dejo ir: reconozco los inconve-

dad de las relaciones es el origen del derecho

nientes de este desorden; pero me siento in-

y del deber; amante de la Agricultura, hizo

capaz de remediarlo. Volver a leer, rehacer el

un Tratado completo sobre el cacao y otro sobre

borrador, son para mí cosas insufribles”.

la vainilla, después de haberla observado en

Celebra su natalicio vaciando sus bolsi-

Papantla; amante de la Paleontología, formó

llos en las manos bien tendidas de los pobres.

un museo en su retiro, picando la curiosidad

“Cuatro veces —decía el 15 de Agosto de

los restos de un mastodonte, extraídos de

51— perdoné la deuda a todos mis peones

una barranca de Pateo, cuyas proporciones

(todavía puedo mostrar los libros y estoy se-

eran tan gigantescas que una de las costillas

guro de que ni aquéllos ni mis vecinos dirán

medía siete varas; amante de la literatura,

que los he, no digo ya tiranizado, pero ni

redacta El Jabón y el Zurriago, colabora en

aun tratado ásperamente). Puedo jactarme

otros periódicos, traduce en verso la trage-

de haber dulcificado mucho sus costumbres,

dia Mitrídates de Racine, en su hacienda, y

vuéltolos más hábiles para varios trabajos y melchor ocampo

125

ser hoy mismo bien querido aun de los que

cargada de presentar el proyecto de Consti-

dejé en Pateo y Buena Vista”.

tución. Son su alma los artículos 3, 5, 7, 15,

Con todo y sus virtudes pasaba por

23 y 27. De Pomoca escribía el 3 de Enero de

muy hereje y hasta por ateo. Una vez doña

1856 al señor José María Mata: “Mucho ce-

Josefa Tapia de Calderón le instaba para que

lebro la buena maña con que vd. consiguió

no abandonase pronto a México.

al fin que prevalecieran sus ideas sobre jui-

—Quédate otros pocos días, ¿qué vas a hacer a Pomoca? —No, me voy; porque, como dijo el otro: Comerás con el sudor de tu rostro. —¡Jesús, María y José… y este otro fue Dios!

Salas me dice que probablemente pronto se terminará la Constitución. Ojalá y que así sea; pero no iré a firmarla”. Llamado por Juárez en Enero de 58, el día 21 llegó a Guanajuato, en donde estaban

Otra señora, doña Guadalupe Navarro,

los Poderes, encargándose del ministerio de

que de puro católica la creían una santa he-

Gobernación e interinamente de los de Re-

cha en vida, en el convento del Carmen, de

laciones, Guerra y Hacienda.

Toluca, sin que nadie pudiera saber si comía,

El 13 de Marzo, cuando el pronuncia-

y qué, y cómo y cuándo, porque siempre es-

miento de Landa en Guadalajara, iba a ser

taba hincada rezando y haciendo peniten-

pasado por las armas con Juárez y los otros

cia; esta especie de Santa Teresa aconsejaba

Ministros por el teniente coronel Filomeno

a don Manuel Alas:

Bravo; pero Prieto, al oír la voz de “prepa-

—Mira, Manuelito, no te juntes con ese

ren armas” y mirar tender los fusiles hacia el

Ocampo: es hombre malo, perdido, el mis-

cuarto en que se hallaban, se puso en medio

mísimo Diablo; te vas a condenar; yo sé lo

de la puerta y abriendo los brazos dijo estas

que te digo.

textuales y únicas palabras:

En 1856, don Manuel Alas llevó a Ocampo, de paso en Toluca, a la señora Navarro, sin revelarle nada. Pasado largo rato de conversación, Ocampo se despidió.

—“Aquí estamos: somos inocentes. Los valientes no se manchan con un crimen”. El gobierno tomó el camino de Colima y se embarcaron en Manzanillo el Presiden-

—Oyes, Manuelito, qué simpático es

te y sus Ministros, para voltear el istmo de

este amigo tuyo, qué amable, qué cariñoso,

Panamá y venir a dar a Veracruz. Instalada

qué bueno; debes estimarlo mucho, ¿ver-

la Administración de Juárez en el puerto,

dad?

Ocampo desempeñó la cartera de Guerra y

—¡Ah! sí, muchísimo.

Marina y en seguida la de Hacienda. Aquí

—Si parece un santo: qué humilde,

expidió las célebres circulares Ocampo que en

qué… Oyes, y ¿cómo se llama?

parte modificaban y aclaraban la Ley del 13

—Melchor Ocampo.

de Julio de 1859, por la cual el gobierno civil

Miembro del Congreso Constituyente,

ocupó los bienes cuyos productos y en parte

fue nombrado secretario de la comisión en126

cio político. ¡Me alegro, me alegro! También

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

la administración eran del clero.

De las Leyes de Reforma son suyas la

52 había pronunciado en muy altavoz ante

separación del gobierno civil de toda inter-

el pueblo de Morelia que lo escuchaba como

vención eclesiástica, la supresión de monas-

un oráculo: “¿Qué va a ser de ti, pobre México,

terios y el establecimiento del estado civil de

cuando están desquiciados los elementos

las personas. “Una vez resuelta la formación

de tu poder e independencia, y cuando en

y promulgación de las leyes de la reforma

el vértigo de las pasiones tus mejores hijos

—léese en su exposición hecha el 22 de Oc-

van a desgarrar tus entrañas? ¿Cuando en

tubre de 1859 al Presidente de la República—

nombre los unos de la libertad y los otros del

reunimos y leímos la mayor parte de todos

orden (como si ambas ideas no fueran com-

los materiales, que así el Exmo. Sr. Ministro

patibles) van a agotar tus fuerzas para entre-

de Justicia, como V. E. mismo y yo, tenía-

garte postrada a los pies de tu ambicioso y

mos escritos desde el mes de Junio de 1858.

prepotente vecino?… ¡si la sangre vertida y las

Como entonces creíamos que la revolución podría tener un pronto término, y como V. E. estaba resuelto a que antes de la entrada en México del Gobierno Constitucional habían de publicarse simultáneamente todas las disposi­ ciones que el nuevo programa exigía, habíamos procurado preparar todos estos trabajos”. Refería don Luis Couto al señor Valeriano Lara, en el camino de Zinapécuaro a Morelia, que una vez algunas personas ajenas a la política le preguntaron a Ocampo que por qué no era millonario, puesto que las Leyes de Reforma hacían ricos a los pobres de la noche a la manaría, y que contestó: —“Nosotros creímos que era indispensable la desamortización de los bienes del clero; pero no

destruidas riquezas sólo han de ser un medio para que nuestra raza pierda su nombre y la Anglo-Americana se enseñoree de nuestro territorio, haciéndonos perder nuestro culto, nuestra libertad, nuestra lengua, nuestra historia; destrúyenos, destrúyenos, Señor, antes de que nos volvamos más indignos de ti! ¡O patria mía! ¡Si ha de ser infecundo el trabajo de tus fundadores, si han de volverse estériles la resolución que tantos tenemos de morir antes que infamarnos a la preferencia que, como el historiador romano, damos a una peligrosa libertad sobre una esclavitud abyecta, haz que las cimas de tus extinguidos volcanes estallen en general conflagración, que el Atlántida y el Pacífico se unan por encima de nuestras cordilleras, que nues-

creímos justo tomarnos un palmo de tierra”.

tro continente se hunda como la célebre

Sólo circunstancias muy especiales por

Atlántida y que ni escollos dejen sobre el

el país justamente apreciadas ya, pudieron

Océano que hagan recordar nuestra infamia

impulsarlo a celebrar con McLane el tratado

y tu deshonra! La flecha mortífera del salvaje

por el cual se concedía a los Estados Unidos

y el lápiz calculador del yankee nos amenazan

atravesar nuestro territorio para dar garan-

por todas partes”.

tías a sus nacionales que residían en México;

En 1861, al entrar triunfante la Reforma

pero para hacer resaltar sus opiniones, véan-

y la Constitución de 57 a México, le dijo a

se estas palabras que el 16 de Septiembre de

Juárez: melchor ocampo

127

—Cambie usted de Ministerio, porque la causa no lo necesita ya y el público pide otros hombres.

En aquellos días lo subyugaba una misantropía aniquiladora que había hecho

Y dimitió, yéndose por última vez a su Pomoca; aunque no por la causa que lo hizo abandonar el gobierno de Michoacán:

prorrumpir a su corazón tan bueno: “Con uno o dos que amen, los demás que aguanten”.

las transacciones entre don Juan Bautista

Todos le instaban a que saliese de Pomoca,

Ceballos y los pronunciados, lo cual originó

porque corría inminente peligro. Y los sere-

esta frase célebre que sintetiza su carácter:

naba: “No habiendo hecho mal a nadie, no

“Me quiebro, pero no me doblo”.

hallo motivo para tomar precauciones de

III Tiene que cumplirse una predicción: la amenaza de muerte hecha a Ocampo, que Un cura de Michoacán no tuvo escrúpulos de conciencia en difundirla el año 1851, cuando ardía la polémica sobre reforma de aranceles y obvenciones parroquiales. El autor de la ruidosa iniciativa le decía entonces: “Si nuestra discusión durara siquiera diez años..”. Y renglones más abajo: “sólo siento que vd. haya levantado el estandarte de esa farsa que se me hace, hasta el punto de haber infundido varios temores por mi vida a las personas que por mí se interesan”. Dos veces estuvo a punto de ser asesinado: en Junio de 53 y Enero de 57. —Escribía

seguridad personal”. El 1º de Junio, a medio día, se presentó en Pomoca Lindoro Cagiga a la cabeza de cien hombres. —Dése vd. preso —dijo Cagiga a Ocampo. —Pase vd. a tomar la sopa y luego lo acompañaré a donde vd. quiera. Y comenzó su calvario: fue conducido a Maravatío y luego a Guacalco y Tepeji del Río, befado por sus iscariotes. Escuchemos de boca del general Félix María Zuloaga la triste agonía del mártir: Descansando una mañana calurosa en Guacalco, vimos por el camino levantarse una espesa polvareda detrás de un jinete; nos pusimos en guardia; creíamos que fuera

desde Pomoca el 4 de este mismo mes y año,

el enemigo: era el gachupín Lindoro Cagiga

a don José María Mata: “Un aviso de Elizon-

que traía preso a Ocampo, habiéndolo apre-

do sobre que volvían para aprehenderme me

hendido en su hacienda de Pomoca.

hizo salir de aquí el miércoles; llegué ayer

—Es preciso fusilar a Ocampo; es muy

tarde de vuelta. Yo también pienso como

liberal; es el autor del tratado McLane —me

vd. que mi permanencia en estas inmedia-

manifestó Márquez.

ciones me expone más fácilmente a la persecu­ ción eclesiástica”. Los señores Antonio y Patricio Balbuena, amigos suyos que residían en Maravatío, suplicaron a Ocampo que con su hija mayor fue se a pasar el Corpus de 1861. 128

—Josefa irá; la llevo, pero yo regreso.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

—No; porque no se le ha cogido con las armas en la mano. Enhorabuena que sea juzgado en consejo presidido por vd. y que se le sentencie —le dije. Llamé al general de caballería Antonio Taboada y le ordené que quedaba bajo su

vigilancia el señor Ocampo, que le guarda-

de Ocampo y otra del señor Nicanor Carri-

ra toda clase de consideraciones y que me

llo, que había hecho muchísimos favores a

respondería de su vida.

Márquez, en la cual le pedía no fuese a fusi-

Nos dirigimos a Tepeji del Río, que es

lar a don Melchor. Márquez contestó que ya

una larga calle con casas a los lados y un

no era tiempo, porque yo lo había mandado

puente a la entrada. Esparcimos las fuerzas

pasar por las armas, lo cual es una falsedad

por la población. A los pocos instantes, por

expresada en dicha contestación, supuesto

unos soldados fue sorprendida una diligen-

que Márquez había querido hacer pasar por

cia en la que iba León Ugalde.

equivocación la muerte de Ocampo, y esto

—A éste sí lo fusilamos —me dijo Márquez.

era lo que debió haber contestado a Carrillo

—Sí; a éste sí, porque es un bandido.

y no que había sido fusilado de mi orden.

Llame usted al cura para que lo confíese.

Créalo usted, hubiera yo mandado fusilar, si

Márquez se separó de la casa en que es-

hubiera estado a mi alcance hacerlo, a Már-

tábamos, casa del comerciante Piedad Trejo,

quez, a Taboada y a Andrade; pero las cir-

y ordenó al coronel Antonio Andrade, jefe

cunstancias en que nos encontrábamos, me

de su estado mayor, que dijera a Taboada

obligaron a desistir de la idea.

que por orden mía fusilara al prisionero. Leía yo todavía sentado a la mesa la corres-

—¿Y habló usted con Ocampo? —pregunté al general Zuloaga.

pondencia de Juárez que se le había recogido

—Sí, muchas veces. Tenía un valor ad-

a Ugalde, cuando llegó Andrade y avisó a

mirable; le decía yo que no tuviera cuidado,

Márquez que estaba cumplida la orden: que

y me manifestaba que sólo desconfiaba de

el preso estaba fusilado.

Márquez. Tenía yo vivo interés en conservar

—Pero, ¿qué preso? —preguntó con hipocresía Márquez. —Pues… el señor Ocampo —respondió Andrade. Me levanté indignado; mandé llamar a

la vida de Ocampo, porque estaban presos en México Zaldívar, Elguero y Cuevas. Pensaba yo hacer un canje con Juárez: enviárselo y que él pusiera en libertad a mis amigos presos. —¿Murió con firmeza Ocampo?

Taboada y ordené que Andrade y él fueran

—Según supe, por los informes que re-

inmediatamente encausados, lo cual no se

cibí, con mucho valor, sin preocuparse; y es-

verificó por el señor Márquez y esto me con-

cribió su testamento con pulso firme en pa-

firmó en la idea de que la llamada equivoca-

pel colocado sobre sus rodillas. ¡Ah! nunca

ción era de acuerdo con él. No hubo tal equi-

podré olvidar ese día que fue uno de los mu-

vocación: Márquez había combinado con

chos tristes y penosos de mi vida. Dicen que

ellos la manera de matar a Ocampo y apare-

aquí, al saberse la noticia del fusilamiento,

cer él como inocente. Acabado de cometerse

los clubes políticos recorrían las calles pi-

el fusilamiento, llegó de México Antonio

diendo la cabeza de los prisioneros.

Colomo con una carta de mi esposa en la

Otra versión, que es el reverso de la an-

que me suplicaba encarecidamente la vida

terior: el español Ibarguren entregó a Ocammelchor ocampo

129

po a Zuloaga y éste a su vez al jefe Aldama,

Memorias, inéditas aún: “Un día recibí una

quien recibió al siguiente día orden del mis-

orden del señor general Márquez, para que

mo general Zuloaga para que lo fusilara.

marchara a unirme con él a Cuautitlán,

—Tengo orden de fusilarlo a usted en este momento —dijo Aldama a Ocampo.

donde se encontraba con una fuerza respetable que traía de la Sierra. A las diez de la

—Eso ya lo sé.

mañana me incorporé con mi fuerza a las

—¿Quiere usted que le traiga un padre?

del señor general Márquez y con bastan-

—Estoy bien con Dios. No quiero que

te disgusto supe que había fusilado al señor

se molesten conmigo, ni yo con ellos. En tal

don Melchor Ocampo y que éste había hecho

caso hágame usted favor de conseguirme

su testamento, al que le faltaba una firma

papel y tinta para hacer mi testamento.

de un testigo, prestándome yo volunta-

Luego que acabó de escribir, a la una de

riamente para legalizar dicho documento

la tarde del día 3, fue sacado entre filas del

con mi firma, no obstante ver que todos se

calabozo y conducido fuera de Tepeji.

rehusaban a firmar. Esta ejecución se había

Después de haber andado largo trecho, preguntó Ocampo al coronel Aldama: —¿Falta mucho para llegar? —Sí. —Creo que es inútil caminar tanto; y para el objeto este punto es bueno. Y la escolta se formó en cuadro.

hecho por orden del general don Félix Zuloaga, que aparecía allí con el título de Presidente”. “Ocampo —dice Zuloaga— era un buen hijo, un cariñoso padre, un sincero amigo, un verdadero patriota y liberal, y un hereje de corazón, y no como otros, por interés”.

—Señor Aldama, al que me pegue bien

¡Qué mejor juicio sobre el glorioso már-

le da usted estos diez pesos y al que me pe-

tir de Tepeji que éste del general Félix Zuloaga,

gue mejor, este plaid.

quien fue su condiscípulo y su implacable

—Hínquese usted.

enemigo!1

—¿Para qué? Estoy bien al nivel de los

Ángel Pola

fusiles. Cuenta don Francisco Corral, actor y testigo ocular de todo el martirio de Ocampo, que Márquez se opuso al asesinato. —Nada avanza la causa que defende-

Los datos de esta biografía los ha obtenido textual-

1

mos con fusilar al señor Ocampo y sí per-

mente el autor de las personas siguientes: señora Ma-

demos mucho —objetó Márquez a Zuloaga.

María Mata, Manuel Alas, Vicente Moreno, Valeriano

—Yo mando y no obedezco otras órdenes que las del general Santa-Anna —replicó Zuloaga. El general Miguel Negrete, cuya voz es muy autorizada en este caso, dice en sus

nuela Calderón de Tapia, señores Patricio Balbuena, José Lara, Ignacio Ojeda Verduzco, Agapito Ojeda, Francisco Corral, José M. Velasco, y los generales Epitacio Huerta, Félix Zuloaga y Miguel Negrete. Débese también gran parte de los documentos, que hoy por primera vez se publican, a la muy apreciable y distinguida dama señora Josefina Mata y Ocampo de Carrera.

Margarita Maza de Ju· rez 1826-1871

Vivía en la segunda década de este siglo y en

la casa de Oaxaca con la familia de D. An-

la calle de Segovia, en Oaxaca, un honrado

tonio, en calidad de sirviente de confianza

agricultor de origen genovés llamado Anto-

o ama de llaves. Esta sirviente no era otra

nio Maza, en posición bastante desahogada,

que Josefa Juárez, hermana del Benemérito

pues que poseía tres solares para el cultivo de

de América.

granas, llamados generalmente nopaleras, y

Cuando este grande hombre fue a la ciu-

estaba muy bien aceptado, tanto por la po-

dad, adonde llegó el 27 de Diciembre del año

blación europea de la ciudad, como por los

1818, la primera casa en donde se refugió y

indios de la Sierra con quienes tenía siem-

estuvo unos quince o veinte días fue la de D.

pre muy buenas relaciones, especialmente

Antonio Maza al lado de su hermana Josefa,

los de los pueblos de San Pablo Guelatao

y de allí pasó con su benefactor el sacerdote

y San Pedro Nesicho. Tenía este honrado

Antonio Salanueva.

agricultor un hermano llamado Francisco

El feliz y honrado matrimonio Maza

que le ayudaba en sus quehaceres agrícolas

tuvo una numerosa familia, algunos de cu-

y de comercio, y estaba además casado con

yos miembros aún viven, y la primera niña

la virtuosa Sra. Petra Parada, verdadera mu-

habida en aquél, nació en la referida ciudad

jer del hogar y muy religiosa, lo mismo que

de Oaxaca el 29 de Marzo de 1826 y fue

su marido, hecho por lo demás universal en

solemnemente bautizada, llevando desde

aquella época, en el virreinato de la Nueva

entonces por nombre el dulce y poético de

España.

Margarita.

Como las propiedades de campo de D.

Margarita se educó y creció en los más

Antonio Maza eran de cierta importancia,

rígidos y severos principios de moral alen-

tenía un mayordomo que se las cuidaba y

tados y sostenidos por cualidades naturales,

atendía, llamado Tiburcio Maldonado, y la

distinguiéndose desde muy niña, tanto por

esposa de éste estaba a la vez colocada en

el horror con que veía una injusticia, como

˜ 131 ˜

132

por la invencible repugnancia que le causa-

que no vaya a cometer un sacrilegio, porque

ba decir u oír una mentira. Estando todavía

ese pecado estoy segura que no se lo confesó

en la primera infancia reveló la honradez y

al padrecito. No le ha dicho toda la verdad;

rectitud de su carácter en un hecho de niños

tú sabes lo que haces.

al parecer sencillo, pero que da la medida de

La vida de la familia Maza era suma-

sus sentimientos. Acostumbraba su herma-

mente recogida y por consiguiente no abun-

no mayor José, jugar con un muchachito

daban en aquel hogar las diversiones ni iban

llamado Juan Sigüenza, empleado en la casa

los niños a ellas. Los domingos salían todos

del Sr. Maza, y cada vez que la señora se des-

a misa, paseaban un rato y volvían a la casa,

cuidaba iba inmediatamente el niño al re-

y la semana se repartía entre el aprendizaje

postero y se robaba toda la fruta y dulce que

de la enseñanza tal cual existía en aquella

podía, teniendo especial predilección por los

época, y los quehaceres domésticos en que

plátanos, y convidando siempre de su hur-

se ocupaban la señora y las mujercitas. En

to al compañero de travesuras. Margarita

esta vida tan apaciblemente monótona y

observaba estos robos diarios a la despensa

tranquila se deslizaron los primeros años de

de su mamá, pero guardaba el secreto por

Margarita y así llegó a la juventud.

no buscar un disgusto a su hermano José.

Las relaciones entre el Sr. Juárez y la

Llegó sin embargo la época de la confesión

que después fue su esposa no tuvieron nada

de precepto, y como la señora de Maza no

de particular, aunque existen anécdotas en

transigía con ninguna falta de observancia

contrario, que son inexactas. Intervino algo

a los mandatos de la Iglesia, hizo que fue-

en ellas la antigua sirviente ya considerada

ran inmediatamente a confesarse sus hijos,

como de la familia, Josefa Juárez, y después

e in capite los mayores, José y Margarita, con

de consultado el parecer del confesor de

un sacerdote que era su padre de confesión,

Margarita Fray Juan López, franciscano, y

llamado Domingo Morales. Al varón le tocó

del señor Joaquín Serrano amigo de la fami-

primero cumplir el precepto anual; pero hizo

lia, así como dado naturalmente el consenti-

la declaración de sus grandes pecados tan alto,

miento de los Sres. Maza, el matrimonio se

que todos los oyó Margarita, la cual estaba

verificó el día 31 de Julio de 1843, teniendo

cerca aguardando su turno. Concluyó José,

entonces Margarita diecisiete años.

siguió la hermanita, y así que se reunieron

En su nuevo estado, la esposa no hizo

con la señora Maza para volverse al hogar, le

sino desplegar más las virtudes privadas

dijo inmediatamente Margarita:

que desde niña la adornaban; identificó de

—Mamá, Pepe no se ha confesado bien

tal manera su existencia toda con la del Sr.

porque ha ocultado un pecado; yo he oído

Juárez, que desde el momento en que se

toda su confesión y no le ha dicho al padre

casó fue la constante compañera, la tierna

que todos los días te roba el dulce y los plá-

amiga, la mujer fuerte y la acertada conse-

tanos. Nada te había querido decir para que

jera de su marido. En las vicisitudes de que

no le pegaras, pero ahora te lo aviso, para

estuvo llena la vida del grande hombre, ella

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Margarita Maza de Juárez

siempre sufrió sonriendo su parte no pe-

pequeña villa cercana a la Capital de Oaxaca,

queña de calvario, y más adelante veremos

cuando le sorprendió allí el odio de San-

qué clase de pruebas le deparaba para más

ta-Anna y salió entonces para el destierro en

tarde la adversa fortuna. Educada en buena

el que duró más de dos años, pasando esca-

escuela y alentada con el ejemplo recibido

seces y trabajos verdaderamente inauditos.

desde niña, la pobreza rayana de la miseria

En esta contingencia no le faltó la tier-

nunca la acobardó ni la hizo perder ni un

na y constante vigilancia y solicitud de su

momento la imperturbable serenidad de su

amante compañera, pues sabiendo Marga-

espíritu, y la honradez innata de su carácter

rita que lo iban a poner preso, mandó a uno

se ajustaba perfectamente a las ideas severas

de sus hermanos para que le dijera a Juárez

de Juárez y a la conducta intachable de que

que no volviera a Oaxaca, que escapara a sus

dio éste tantos ejemplos en su larga y azaro-

perseguidores y que ella quedaría con el car-

sa vida. Un rasgo referido a nosotros por un

go de la familia. A pesar de esto, el gran re-

miembro de la familia, da idea perfecta de

público volvió a la ciudad ya prisionero, fal-

lo que valían los dos esposos y de la riqueza

tando poco para que lo mataran en la garita

de sus virtudes privadas: llegó un día el her-

del Marquesado, donde un desconocido le

mano mayor de Margarita, José, a la casa de

tendió el fusil a la cara, fusil que por fortuna

Juárez, un poco después de la hora en que

fue desviado perdiéndose el tiro, y de allí sa-

acostumbraban comer; le indicaron los es-

lió para su destino, habiendo sido separado

posos que comiera, aunque ellos ya habían

brutal y violentamente de su familia.

concluido, y José, que tenía apetito, les dijo:

Entonces fue cuando empezó a poner-

—No se molesten por mí, porque ya

se a prueba la nunca desmentida virtud de

saben que en comiendo coles fritas quedo

Margarita. Quedó ésta tan pobre, que para

conforme.

atender al sustento diario de sus ya nume-

Juárez y su esposa se miraron mortifi-

rosos hijos tejía fallitas, las cuales entregaba

cados; ese día en efecto no se había podido

al hoy general Martín González con el ob-

poner vitualla, ni por consiguiente coles en

jeto de que esto las vendiera. Con el exiguo

el puchero, y no lo habían podido hacer por

producto de esa venta, cubría lo más urgen-

pobreza.

te o sean los alimentos, y sus niñas se ves-

¡Juárez era entonces gobernador de Oaxaca!

tían debido a la filantropía de un amigo de Juárez, el Sr. D. Miguel Castro, quien para

Acatando este gran patricio el princi-

no hacer sentir el favor le decía a Margarita:

pio de la no-reelección vigente en el Estado,

—Mándeme a sus chiquitas porque mis

dejó el difícil y honroso puesto que ocupó

hijas las extrañan y quieren siempre estar

con beneplácito general, volvió a la vida pri-

jugando con ellas.

vada, pobre, aunque extrañado y bendecido

Después de esa visita llegaban las niñas

por sus gobernados, y se dedicó al ejercicio

de Juárez con vestiditos nuevos, y para ex-

de su profesión. Ejerciéndola estaba en Etla,

cusar el regalo, pretextaba el Sr. Castro o su margarita maza de juárez

135

136

esposa llamada Jacinta, que no les quedaban

criado llamado Juan Lazcano a una hacienda de

bien los vestidos a sus niñas y que les habían

don Miguel Castro llamada Cinco Señores; apenas

mandado hacer otros.

llegada a esa finca, le advirtieron que su perse-

Como si la miseria, como si la ausencia

guidor le seguía las huellas y que se encontraba

de un esposo amado, como si los sufrimien-

en camino para la hacienda referida, y entonces

tos intensísimos al considerar la situación

a pie y con los más pequeños de sus hijos carga-

de Juárez en tierra extraña y sin auxilio nin-

dos en brazos de los indios salió violentamente

guno, no fuesen bastantes para acrisolar la

para un pueblo distante, cerca de cuatro leguas

santa resignación de Margarita, un nuevo

de Cinco Señores llamado Santa Anita.

y terrible golpe vino a acibarar más su atri-

En ese pueblo al que llegaron en la noche

bulada existencia. Entre la numerosa fami-

y en una mala posada, acostó Margarita a los

lia de los esposos Juárez había una niña de

niños en los rebozos y ayates de los indios, no

nombre Amada y la sexta de las hijas habi-

pudiendo ella conciliar el sueño; por fin, poco

das en el matrimonio. Esta niña no cumplía

después de las dos de la mañana y guiada por un

los tres años cuando el ilustre perseguido

presentimiento, dispuso continuar su marcha

marchó a su destierro, y era tanto el cariño

como en efecto lo verificó despertando violen-

de la pequeñita por su padre, que murió de

tamente a sus hijos. A las cinco de la mañana

tristeza, y balbuceando el nombre del autor

cuando apenas hacía dos horas de la salida de la

de sus días exhaló el último suspiro.

Sn. Juárez, llegaba Cobos a Santa Anita.

Primero la miseria, después y junto

Aunque el perseguidor no logró su objeto,

con ella la muerte de una hija casi en la cuna,

continuaron sin embargo los rudos sufrimien-

ocasionada por la ausencia, por la falta de las

tos de Margarita. Para ella y para su hija mayor

tiernas caricias de su desventurado padre; des-

Manuela se consiguieron acémilas, pero los de-

pués las persecuciones: en seguida y siempre

más niños continuaron en brazos de los indios,

una pobreza próxima a la indigencia; tal fue la

sufriendo en algunos puntos del tránsito esca-

vida de Margarita en aquella época temblé. En

seces y hambre como pasó en Llalinas, donde

efecto, no contenta la tiranía con perseguir al

no pudieron comer otra cosa que tamales fríos

esposo, quiso y consiguió cebarse en la familia

y en el curso de la peregrinación poco antes de

y en la santa mujer que llevaba el nombre de

llegar a un punto llamado los Naranjos tuvieron

su marido, puro y sin mancha, con legítimo y

que pasar el río de Chietla, que es sumamente

justificado orgullo.

ancho y de impetuosísima corriente; ésta venía

Supo la Sra. Juárez que iba en su persecu-

muy aumentada a consecuencia de las fuertes

ción el tristemente famoso reaccionario Cobos,

y abundantes lluvias, y la prudencia en otras

y entonces empezó una verdadera peregrinación

circunstancias hubiera aconsejado retroceder y

digna de una heroína, pero heroína del hogar y

buscar el paso por otro lugar menos peligroso: la

verdadero ángel de guarda para los suyos.

señora de Juárez, sin embargo, decidida a obte-

Margarita salió con todos sus hijos de Oa-

ner seguro asilo contra Cobos más por sus hijos

xaca y se dirigió acompañada sólo de un fiel

que por ella, se decidió a pasar el río con toda la

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

familia en una especie de hamaca de mimbres,

Mientras tanto Juárez había llegado, pri-

tan separados éstos entre sí, que dejaban espacio

mero a Veracruz, donde había cólera y vómito

suficiente para que por él desapareciera debajo

y después a La Habana, que se encontraba en el

del agua una criatura, y con un verdadero y terri-

mismo pésimo estado de sanidad; ahí esperó a

ble vaivén de aquella frágil y deleznable embar-

su hermano político José, quien le llevó una can-

cación y durando en la travesía cerca de media

tidad de cerca de setenta pesos para que pudie-

hora, lograron al fin los fugitivos llegar sanos y

ra seguir su viaje a Nueva Orleans. Lo hicieron

salvos a la orilla opuesta, habiendo estado todos

ya juntos en un buquecito y en tercera clase, y

más de una vez en inminente peligro de ser arre-

fueron a parar primero a una casa de huéspedes

batados por el torrente.

en la calle de Santa Ana en aquel puerto, y des-

Llegaron después a un pueblo llamado Cua-

pués se trasladaron a una bohardilla de la calle de

simulco y en conclusión a la hacienda de Sta.

Tolosa a otra casa de huéspedes perteneciente a

Gertrudis, propiedad asimismo de don Miguel

una señora llamada Dumbart. Algunos días co-

Castro, donde terminó tan difícil y peligrosa

mieron de favor en la fonda de unos italianos lla-

peregrinación.

mados Daneri y Podestá y mientras el Sr. Juárez

En esa hacienda permaneció la señora Juárez

se puso a fabricar puros para venderlos. A duras

con sus hijos algunos meses, y cuando desapare-

penas se podían hacer en un día tres o cuatro

ció el peligro de Cobos y sus inicuas persecucio-

cientos de esos puros que se expendían a vein-

nes, volvieron a Oaxaca. En aquella Capital, la si-

ticinco o treinta centavos el ciento; así es que el

tuación de la familia siguió siendo de tal manera

producto del trabajo manual del Benemérito

dificultosa y aflictiva que el conocido Gral. Igna-

de América, nunca llegaba a un peso, libre

cio Mejía propuso a Margarita que se fuera con

de los gastos de manufactura. Sin embargo,

todos sus hijos a Etla donde les pondría un ten-

su amor por la libertad lo sostenía, y era tal

dajón. La virtuosa madre aceptó, y en efecto en

el entusiasmo que le causaba cuanto iba de

Etla estuvo por algún tiempo despachando pan y

acuerdo con sus principios e ideales políti-

cigarros y cuanto artículo puede venderse en un

cos, que habiendo en esa época en Nueva

tendajo cuyo capital no llega a setenta pesos.

Orleans muchos emigrados cubanos que se

Les había mandado el General Mejía a un

reunían para concertar la manera de llevar a

muchacho llamado Lino para que sirviera de

cabo la independencia de su patria, él asistía

dependiente y ayudara a Margarita en el trabajo

con gusto a las reuniones, a las que iba en

de mostrador; pero poco tiempo pudo estar Lino

compañía del que después fue su hijo polí-

acompañando a la familia porque un día em-

tico, Pedro Santacilia, a quien conoció en la

pezó de repente a ejecutar actos estrambóticos

botica de la rue Bourbon, perteneciente aun

y raros, y por fin se le declaró la locura. Volvió

Sr. Cristóbal Spíndola; los animaba a no des-

entonces a quedar Margarita enteramente sola

mayar en la sagrada tarea que se habían im-

con su numerosa familia en el tendajón de Etla,

puesto, y su ya inmenso prestigio reanimó

sosteniéndose apenas con los exiguos productos

más de una vez las esperanzas de aquellos

de aquel pequeño comercio.

jóvenes que pretendían la noble e imposible margarita maza de juárez

137

138

empresa hasta hoy, de hacer a Cuba libre y

gran escolta compuesta de un oficial llama-

soberana.

do Valentín Palacios y cuatro soldados, y esa

Habiendo caído al fin la dictadura de

marcha al través de la Sierra, tampoco estu-

Santa-Anna, concluyeron por entonces los

vo exenta de peripecias, pues antes de lle-

trabajos de los esposos Juárez; pero ese pe-

gar a Chietla, habiéndoseles venido encima

riodo de tranquilidad no debía durar mucho

la noche y pasando en esos momentos por

tiempo. Viene en efecto el golpe de Estado

verdaderos desbarrancaderos, tuvieron que

del General. Comonfort, y Juárez, después

detener su marcha al pie del abismo mien-

de haber permanecido por algunos días

tras que iban los mozos por teas al pueblo,

preso, se encarga del gobierno saliendo in-

quedando entre tanto en la más completa

mediatamente de la Capital; pasa por Que-

obscuridad y sin poder moverse por temor

rétaro, establece algunos días su residencia

de desaparecer en el profundo barranco que

oficial en Guanajuato, después pasa a Gua-

tan cerca de sí tenían.

dalajara y allí faltó poco para que perdiera la

En la misma sierra de Cuasimulco su-

vida con motivo de la traición de Landa; de

cedió otro percance que por poco cuesta la

Guadalajara y a consecuencia de la batalla

vida a la infortunada Margarita. Caminaban

de Salamanca ganada por Osollos se tras-

con mucho cuidado por aquellos vericuetos,

ladó a Colima, y de Colima al Manzanillo,

verdaderos caminos de pájaro, cuando de re-

donde se embarcó para atravesar el istmo de

pente se le resbalaron los pies a la acémila

Panamá como en efecto lo hizo, volviendo

que montaba la Sra. Juárez y la cabalgadura

por La Habana a Veracruz.

rodó al fondo del abismo. Un grito de horror

Allí estableció por último definitiva-

salió de todos los pechos creyendo cuantos

mente el gobierno, y aquel heroico puerto

iban allí que Margarita también se había

debía ser el teatro de sus primeras y no las

hecho pedazos contra las rocas y el pasmo

menos inmarcesibles glorias, como jefe del

subió de punto al ver a la señora pendiente

Estado. Empero su agitada vida llena de pe-

al borde del precipicio y que sólo debió su

ripecias y sólida base de su inmortalidad era

salvación a su crinolina, de la que quedó col-

un motivo constante de sufrimiento para su

gada meciéndose en la rama de un árbol. To-

tierna compañera Margarita, a la vez que un

dos los que allí iban se apresuraron al pun-

crisol para las grandes virtudes de la esposa,

to a socorrerla, habiendo sido salvada al fin

virtudes que debían conquistarle un mereci-

como por milagro de tan espantosa muerte.

do puesto al lado del compañero de su vida.

Llegó por último la Sra. Juárez a Vera-

Margarita estaba con la familia en Oaxaca

cruz con su familia y a consecuencia de lo

cuando Juárez fijó el asiento del gobierno

malsano del clima, varias veces estuvieron

en Veracruz. Una vez instalado definitiva-

fuera del puerto. Todavía recuerda una de

mente en esa ciudad, aquélla decidió salir

los hijas del benemérito, Soledad, la épo-

a unirse con su esposo, como en efecto lo

ca en que estuvieron en Huatusco con D.

hizo, acompañada de todos sus hijos y una

Melchor Ocampo y en la cual este grande

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

hombre le enseñó las primeras letras y la lle-

Tuvo que salir al fin el Sr. Juárez de la Ca-

vaba lo mismo que a sus demás hermanas a

pital de la República para seguir sosteniendo

pasear por los alrededores de la población.

la bandera de la patria y de los principios re-

Con verdadero orgullo cuenta la hija de

publicanos atacados unas y otros por el ejér-

Juárez este hecho que revela el cariño ver-

cito invasor y entonces Margarita y toda su

daderamente fraternal que ligaba a los dos

familia, al cuidado de su hijo político Pedro

prohombres de la Reforma, y por ese motivo

Santacilia, salieron para el extranjero. Al

lo consignamos nosotros.

llegar a Matamoros fueron muy bien reci-

Después del triunfo de Calpulalpan, re-

bidos por muchas personas respetables del

gresó el gobierno general a la Capital de la

puerto y ahí hubieran permanecido algún

República a principios del año de 1861, y en-

tiempo sin otro presentimiento, esta vez del

tonces volvieron a tener un corto periodo de

Sr. Santacilia, que libró a toda la familia de

relativa tranquilidad los esposos Juárez. En

un peligro cierto e inmediato. No habien-

esa época igualmente reveló Margarita una

do en efecto querido permanecer más tiempo

vez más la belleza de sus sentimientos entre

en Matamoros, salieron violentamente de

los que figuraba en primera línea el amor a la

Bagdad hacia Punta Isabel con el objeto

patria, porque habiéndose declarado la guerra

de embarcarse para Nueva Orleans, como

con el invasor extranjero, la Sra. Juárez en-

en efecto lo hicieron más tarde en el vapor

cabezó de las primeras una junta de señoras

Clington, cuando al pasar frente a la desem-

cuyo objeto era arbitrar recursos para los

bocadura del río Bravo vieron en el mar a lo

Hospitales de Sangre, y ella lo mismo que

lejos, los palos de varios buques que después

todas sus hijas se pusieron a la labor hacien-

supieron conducían fuerzas francesas, quie-

do hilas, formando vendas y trabajando, en

nes en efecto ocuparon luego a Matamoros

una palabra, de cuantas maneras podían

así como el conocido jefe conservador To-

en el alivio de los patriotas soldados que

más Mejía.

derramaban su sangre en defensa de la independencia de México.

En los Estados Unidos fue muy bien tratada la señora Juárez por las autoridades

Cuando la solemne y conmovedora re-

federales de aquella república, al grado de

partición de medallas en Puebla a los valien-

que el ministro Seward dio una comida ofi-

tes soldados del 5 de Mayo, la Sra. Juárez

cial en honor de la ilustre proscrita a la que

en compañía de la esposa del ministro de

invitó y asistió todo el cuerpo diplomático

la Guerra general Blanco, puso el distinti-

europeo acreditado ante el gobierno de la

vo de honor en los pechos de los valientes

Casa Blanca. Entre los ministros que con-

defensores de la Patria, estimulando así con

currieron se encontraba el español García

su presencia y con su participación en aquel

Tassara encargado de hacer directamente los

hermoso acto, el entusiasmo del ejército y

honores en la mesa a la señora Juárez y que

su decisión para morir en defensa del suelo

servía de intérprete entre ésta y Seward. En

que los vio nacer.

el salón en que se dio el banquete estaban margarita maza de juárez

139

dos grandes retratos, uno de Juárez y otro

en el Herald noticias de México, referentes a

de Santa-Anna y una de las ocasiones que

la guerra que sostenía el partido liberal con-

el ministro de Estado norteamericano se

tra el llamado imperio. Al ver llegar a Marga-

dirigió a Margarita por conducto de García

rita y a su hija Manuela, a quienes aunque no

Tassara dijo estas palabras:

conocía por sus nombres, sabía eran mexica-

—Tenga usted la bondad de manifestar ala señora Juárez que mi mayor deseo es que

a la Sra. Juárez y en un mal español le dice:

pronto nos veamos en la Capital de la Re-

—Ustedes son mexicanas, ustedes de-

pública como fundadamente lo espero; que

ben tener el honor de conocer al gran patri-

ahí al tener la satisfacción de ir a saludar al

cio, al presidente Juárez, ¿no es verdad?

patriota Sr. Juárez, mi mayor gusto sería ver

—Sí lo conocemos, respondió con sen-

unidos a mis dos amigos (señalando a San-

cillez Margarita guardando modestamente

ta-Anna) y ya olvidadas las rencillas de par-

el incógnito. El admirador del reformista no

tido que hasta hoy los han separado.

supo por lo mismo que estaba hablando con

—Suplico a usted manifieste al Sr.

la esposa de éste.

Seward, dijo la señora Juárez, que tendre-

El trayecto de Veracruz a México fue

mos una gran satisfacción tanto mi espo-

una ovación a la familia hecha por todos los

so como yo en verlo por México, pero que

pueblos del tránsito, de manera que cuando

no espere encontrar allí reunidos al general

el Sr. Juárez puso un telegrama preguntando

Santa-Anna y a Juárez. Si uno de los dos

en su impaciencia cuándo llegarían su espo-

está en la Capital, el otro tendrá que estar

sa y sus hijos a la Capital, la respuesta fue

muy lejos; porque tratándose de principios

que cuando pudieran, porque en todas partes

políticos un océano los separa.

les instaban a permanecer siquiera un día,

La solicitud del gobierno americano no se desmintió un solo momento y cuando

140

nas, en un arranque de entusiasmo se dirijo

especialmente cuando se trataba de pequeños pueblos de indígenas.

después del triunfo de la República vino la

Reunida al fin con su esposo Margarita,

familia Juárez a reunirse definitivamente

fue en la prosperidad lo que había sido en la

con el grande hombre, el Ejecutivo de los

desgracia: siempre modesta, siempre buena,

Estados Unidos puso a disposición de Mar-

siempre amante de su marido y tierna y ab-

garita y sus hijos el va por de guerra Wilder­

negada para sus hijos. En los Estados Uni-

ness en el que hicieron la travesía de Nueva

dos y durante la última separación forzosa

Orleans a Veracruz.

de su esposo, sufrió el postrero y rudísimo

En Nueva York y en una de las veces que

golpe de los muchos que le asestaron las cir-

Margarita fue al mercado, pues allí se acos-

cunstancias aciagas de su vida, pues perdió

tumbra que vayan las señoras a la compra y

con diferencia de menos de un año a sus dos

el despacho de los comestibles está muy bien

hijos varones José y Antonio, este último

arreglado y servido por express, un vendedor

el menor de todos y en quien como vulgar-

de pescados estaba leyendo con gran empeño

mente se dice se veían sus padres.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Cuidaba siempre con grande empeño

quedó un día mirando a su esposo con ín-

de inculcar a sus hijos ideas de verdadera

tima ternura y profunda tristeza y con voz

modestia y nunca olvidaba después de cual-

apagada exclamó:

quier reunión en la que a causa del puesto del Sr. Juárez, siempre eran muy distinguidos, decirles estas o semejantes palabras:

—Pobre viejo, no me sobrevivirás mucho tiempo. El Sr. Juárez estaba hondamente con-

—Hijos: estas distinciones concluirán

movido y al ver a su esposa tan triste y tan

cuando por desgracia se muera su padre.

enferma, volvió la cabeza para secarse las

No se enorgullezcan por ellas y recuerden

lágrimas que ya no le fue posible contener…

siempre que la mujer vale sobre todo por sus

Si la mujer siempre tiene sin ninguna

virtudes y que la vanidad es uno de los más

duda influencia decisiva en los actos del

feos defectos en una señorita. Acuérdense

hombre, más clara y directa es esta influen-

de las épocas en que hemos sufrido escase-

cia en buen o mal sentido, cuando esa mujer

ces y consideren que las adulaciones de hoy

es excepcionalmente mala o excepcional-

pueden trocarse en indiferencia y hasta en

mente buena. Una esposa como lo fue la

desprecios, si la suerte cambia.

señora Juárez significa indudablemente un

El Sr. Juárez a su vez con su ejemplo y

elemento auxiliar poderosísimo en los actos

con sus palabras ayudaba eficazmente a su

de un hombre extraordinario y por eso no

esposa en esta noble obra de educación mo-

era posible hablar del esposo sin hablar asi-

ral. Siempre que iba a un banquete, a una

mismo de la fiel compañera de su vida, de su

reunión o a cualquiera festividad, decía in-

verdadero y más eficaz apoyo moral en me-

variablemente en su casa estas palabras:

dio a los terribles embates de una tempes-

—Voy a una comida que dan al Gobierno; o bien: voy a una reunión a que ha sido invi­

tuosa existencia llena de tantas penalidades como gloria.

tado el Gobierno; voy a presidir una festividad

Por eso seguramente el hombre del hogar

para la que ha sido solicitada la presencia del

en Juárez no fue inferior al hombre público

Gobierno; indicando con esto que él el pri-

y como supo hacerse digno del inmenso ca-

mero, estimaba estas distinciones en lo que

riño de su esposa, la influencia de ésta fue

significaban y valían.

todavía mayor, coadyuvando en no pequeña

Poco debía durar a Margarita la satis-

parte a sostener y estimular el gran carácter

facción de verse con su esposo y gozando

del humilde indio de Guelatao. Juárez, en

de los honores a que era acreedora por sus

efecto, que tenía la fama de fríamente se-

personales cualidades, pues el día 2 de Enero

vero y hombre sin corazón, no pudo resistir

de 1871, cuando aún no cumplía cuarenta

dos años el dolor de la muerte de Margarita

y cinco años, bajó al sepulcro en medio de

y murió precisamente del corazón.

las lágrimas y del profundo dolor de toda su

En el seno de la familia era tierno y cari-

familia; ya próxima su muerte, algunos días

ñoso hasta el extremo; a probaba y aun es-

antes de que exhalara el último suspiro, se

timulaba la conducta caritativa de su esposa margarita maza de juárez

141

142

cuando ésta salía de la casa como lo hizo más

—Vuelva usted, señor diputado, a la Cá-

de una vez a llevar consuelo y auxilios a una

mara, le responde Juárez, y permanezca en

desventurada familia que habitaba quizás una

su puesto aunque le sorprenda la muerte.

lóbrega y reducida pocilga de la casa de vecin-

Cumpla usted con su deber de representan-

dad de un barrio, y las lágrimas asomaban a los

te del pueblo, que yo aquí sabré, no lo dude

ojos de aquel hombre en apariencia de bronce,

usted, cumplir con el mío de Presidente.

al ver en el teatro la representación de escenas

El diputado se retiró confuso y lleno de

patéticas o al presenciar en su hogar escenas

turbación ante la severa actitud de Juárez…

íntimas de ternura y felicidad que hacen llorar

Fue profética la exclamación de Marga-

de satisfacción, como se llora de pesar en las

rita ya moribunda y Juárez tuvo también el

grandes contrariedades de la vida.

presentimiento de su próxima muerte. Die-

En cambio su vida pública está toda lle-

cinueve días antes de bajar al sepulcro el 29

na de rasgos que revelan su energía inque-

de Junio de 1872, estaban reunidos todos sus

brantable, sobre todo al tratarse del cumpli-

hijos con motivo de ser el día del santo de D.

miento de un deber. Muchas personas que

Pedro Santacilia. Entre los invitados se en-

aún viven recuerdan entre otros el hecho

contraba el viejo y popular bardo Guillermo

siguiente, que ocurrió, a raíz del triunfo del

Prieto, antiguo ministro y amigo del grande

Gobierno constitucional a consecuencia de

hombre y el compañero en su peregrinación

la batalla de Calpulalpan.

por los Estados de Occidente, como lo fue-

Atacaron Márquez y otros corifeos

ron entonces Ocampo y don Manuel Ruiz.

conservadores la garita de San Cosme de la

Cuando mayor animación reinaba en la

Capital, de una manera inesperada y repi-

mesa, Juárez tomó la palabra e inmediata-

tiendo el hecho ocurrido algún tiempo antes

mente reinó un silencio profundo: se dirigió

llevado a cabo por el general liberal Blanco;

desde luego a Prieto y le dijo:

en esos momentos estaba el Congreso en

—Guillermo, poco tiempo me queda de

sesión y algunos diputados, al tener la no-

vida; toma tu copa y prométeme delante

ticia del brusco ataque de Márquez, salieron

de todos mis hijos que cada año en este día,

despavoridos del templo de las leyes con

cuando todos los seres más queridos de mi

el objeto indudable de salvarse del peligro;

corazón estén reunidos, vendrás como hoy a

uno de éstos llegó hasta la Presidencia, don-

recordarles quiénes fueron sus padres, a ha-

de el Sr. Juárez tranquilamente tomaba sus

blarles de Margarita y de mí y del inmenso

disposiciones para rechazar la brusca agre-

cariño que les hemos tenido, a excitarlos a

sión del hombre de Tacubaya; el diputado

que no nos olviden, a que tengan siempre

completamente tembloroso se dirige en esos

presentes los consejos de la santa mujer que

momentos a Juárez diciéndole:

ya no existe: hoy te lo pido por que es segu-

—Señor, Márquez ha penetrado a la

ramente el último año que vivo, y si accedes

ciudad; el gobierno corre inminente peligro:

a mi ruego quedo tranquilo, porque sé que

¿que es lo que hacemos?

cumplirás tu promesa.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

El sentido poeta lo prometió, y en efecto

Mas derramando el bien, resplandecía

hasta este año (1890) ha cumplido fielmen-

En momentos de prueba y amargura.

te el encargo recibido.

Al herirla implacable desventura,

Los cuerpos de los dos esposos reposan

La familia, en su seno, guarecía

juntos en la mansión de los que ya no existen

Como ave amante que polluelos cría

y bajo el elegante y artístico sarcófago que

Del halcón desafiando la bravura.

hasta hoy está en el antiguo panteón de San

En medio del poder, de lauros llena.

Fernando. El mismo popular bardo, que cada

Su pobreza sublime recordaba,

año asiste, aun cuando sea un momento, a

De vil jactancia y vanidad ajena,

beber una copa con la familia Juárez, en re-

Y del regio palacio desertaba

cuerdo de los seres queridos para ésta, que ya

Para aliviar solícita la pena

no son, compuso en honor de la gran matrona

Del que en miseria y soledad lloraba.

el siguiente bellísimo soneto que pinta admirablemente y en pocas palabras el valor

Notas. Los datos de la anterior biografía los debe-

moral de las virtudes de Margarita, siendo

mos en su mayor parte a la amabilidad de varios miem-

por lo mismo su mejor y más cumplido elogio:

bros respetables de la familia Juárez. En la anterior entrega y al hablar del matrimonio de los esposos Juárez, se hizo mención de un señor Joaquín

Bello su rostro, inmensa su ternura, A la hora del placer desparecía;

Serrano. Debe ser Juan José Serrano.

E. M. de los Ríos

D. Manuel Doblado 1818-1865

I No muy lejana la época de nuestra completa

Ayuntamiento de León, del que dependía

emancipación, pero en el periodo histórico

San Pedro, para que se le concediese al joven

en que la lucha por la independencia parecía

una beca de gracia en el Colegio de la Purísi-

haberse extinguido, nació en el pueblo de

ma de Guanajuato.

San Pedro Piedra-Gorda del Estado de Gua-

Pasó entonces a esa ciudad, pues la beca

najuato, el día 12 de Junio de 1818, D. Ma-

solicitada le fue concedida, y allí hizo sus

nuel Doblado, hijo de Doña Vicenta Partida

estudios de un modo brillante, obteniendo

y de D. Julián Doblado.

siempre las supremas calificaciones en pri-

Su viveza y su talento revelados a muy

mero y segundo años de latín, filosofía, física,

corta edad constituyeron el encanto de toda

geografía, historia, francés, español, y en los

la familia —entre la que se contaba un tío

cuatro años de derecho, recibiéndose en

suyo, D. José María Doblado— y su inteli-

1843 de abogado.

gencia precoz fue la admiración de su pueblo natal.

Esta época de la vida de D. Manuel Doblado fue singular y merece que nos deten-

El niño, aunque nacido de humildes y

gamos algo en ella.

pobres padres, era celebrado por sus oportu-

Como ya dijimos, sus padres fueron hu-

nas reflexiones, y aquéllos, previendo el gran

mildes, pobres, y en consecuencia nunca

porvenir que tendría, le inculcaron los más

pudieron remitir a su hijo recursos de nin-

sanos principios de moral, “imprimiendo a

guna especie.

su carácter una energía y un valor dignos de todo elogio”.

Limitado únicamente a la beca, D. Manuel carecía aun de lo más necesario. Su

Recibió la educación primaria en el pue-

pieza de estudiante se hallaba desmantela-

blo de su nacimiento, y una vez concluida,

da: en un rincón una cama de madera, en el

su tío D. José María, que reconoció sus re-

centro una mesa de palo blanco, y un equi­

levantes aptitudes para el estudio, instó al

pal del país, formaban todo el menaje.

˜ 145 ˜

Pero D. Manuel, dotado de palabra fácil y encantadora, era un admirable conversa-

La costumbre de llamar perdularios a los

dor y sus condiscípulos gustaban de oírlo

colegiales, no la abandonó nunca el bue-

hablar.

no de Aguililla; aun después de recibidos

Primero lo rodeaban en los corredores, se agrupaban en torno de él para que les conta-

los alumnos, los seguía designando de ese modo.

ra cuentos que él urdía; después, en las horas

El año de 1844, Doblado ya había recibi-

de recreo y en las veladas del colegio, lo se-

do su título; mas por falta de recursos conti-

guían a su cuarto, llevaba cada uno su silla

nuaba viviendo en el Colegio, y desempeña-

y sentándose a su alrededor lo escuchaban

ba la clase de latín en sustitución del célebre

atónitos y admirados.

Padre Mangas que se encontraba enfermo.

Cuando terminaba alguna de aquellas

Un domingo del mismo año, se iba a ce-

narraciones llenas de ingenio, hechas con

lebrar la repartición de premios del Colegio.

palabra sencilla y pintoresca, los oyentes

El orador nombrado, Ladrón de Guevara, se

aplaudían y pagaban al sorprendente con-

excusó alegando enfermedad, y entonces

versador cada quien con un cigarro. D. Ma-

Aguililla tuvo un pensamiento, una idea que

nuel no fumaba, reunía aquellos cigarros, y

se apresuró a realizar. Entreabrió la puerta

cuando había juntado muchos, los vendía

de su cuarto, como cuando pedía el chocola-

para satisfacer sus más indispensables

te, y gritó con fuerza:

necesidades. La fama del conversador no se ocultó al

—¡Francisco! ¡Llame usted al perdulario de Doblado!

P. Fuentes, a quien los colegiales por su figu-

Pocos instantes después, D. Manuel se

ra, su aspecto y su carácter, le habían puesto

hallaba con el rector, quien le dijo que había

el sobrenombre de Aguililla; así es que a Do-

resuelto nombrarlo orador para esa noche,

blado siempre lo distinguió y lo quiso entra-

pues Ladrón de Guevara se hallaba enfermo.

ñablemente.

—¿Acepta usted, perdulario?

El P. Fuentes era a la sazón rector del

—Acepto, señor, y lo agradezco: es la

Colegio. Trataba a los estudiantes más que

primera puerta que se me abre para darme

como superior, como amigo; pero a todos

a conocer.

los llamaba perdularios.

146

—¡Francisco! ¡Mi chocolate!

Y era la verdad. La distribución de pre-

Aguililla tomaba chocolate a todas ho-

mios fue solemne. Asistió el Gobernador, las

ras, y sin embargo, no padecía flatos. Al úni-

autoridades más caracterizadas y las prin-

co que importunaba era a su mozo Francisco.

cipales familias de la ciudad. Doblado, en

A las siete de la mañana, a las tres, a las cin-

su discurso, verdaderamente improvisado,

co de la tarde y a las ocho de la noche, abría

se reveló ante el público y por primera vez,

la puerta de la Dirección, asomaba su sim-

como elocuente orador. Obtuvo un triunfo

pático rostro, brillaban sus ojillos y de sus

completo, y sin duda a eso debió que le enco-

labios se escuchaban estas palabras:

mendaran después las clases de geografía,

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

derecho público, derecho de gentes y econo-

D. Lorenzo Arellano se negó a prestárselos y

mía política, en el citado Colegio.

no quiso secundar el movimiento. Empero, Paredes y Jarauta ocuparon la ciudad el 15

II

de Junio de 1848, y una junta de esta po-

Ya como profesor, ya como abogado, con-

blación, considerando que el Gobierno no

tinuó distinguiéndose en la cátedra y en el

podía estar acéfalo, nombró gobernador in-

foro, llamando cada día más la atención por

terino a D. Manuel Doblado.

su talento y por su saber.

Enemigo como lo fue de aquella paz que

Logró formarse así un partido, que lo

él juzgaba ignominiosa, sin detenerse en los

eligió Gobernador del Estado cuando conta-

medios para lograr su fin, Doblado tuvo la

ba solamente 28 años, por cuyo motivo no

debilidad de apoyar a Paredes y a Jarauta.

pudo entrar a desempeñar tan elevado pues-

El Gobierno general envió entonces a

to, pues no tenía la edad que marcaba la ley.

Bustamante y a Miñón para reducir al or-

En tiempo de la guerra de invasión nor-

den a los sublevados, lo que se logró el 19

teamericana, fue electo diputado al Congre-

de Julio, en que se tomó Guanajuato. El día

so General, reunido en la ciudad de Queréta-

anterior Jarauta fue fusilado y Paredes huyó

ro, y ahí, en unión de D. José María Cuevas,

a la Capital.

D. Ponciano Arriaga, D. Guillermo Prieto, D.

Doblado logró ocultarse algunos días

Hilario Elguero y otros, se opuso enérgica-

en el convento de San Francisco, hasta que

mente a que se aprobaran los tratados de

su amigo el Padre D. José María Espinosa

paz. Entonces fue cuando se apreciaron sus

le proporcionó la fuga, descolgándolo por

dotes de orador elocuentísimo, y sus dis-

el coro de la iglesia. Disfrazado pasó delan-

cursos pronunciados en esa época son re-

te del Palacio de Gobierno, saludó a varios

cordados aún por los que lo escucharon con

amigos que quedaron sorprendidos de su

positivo encanto, pues en ellos demostró

valor y audacia, y en la misma noche llegó

Doblado su admirable dominio de la tribuna

al Calabazo, rancho cercano a San Pedro

y su puro y acendrado patriotismo. Fue en

Piedra-Gorda, en donde permaneció oculto

consecuencia de los que votaron en contra

hasta la caída de aquella administración.

de dichos tratados, firmados en Guadalupe

Desde esa época, Doblado permaneció

el 2 de Febrero de 1848, y él y D. Manuel

retirado de la cosa pública, consagrado úni-

Siliceo se separaron del Congreso tan luego

camente a sus negocios particulares y no

como se aprobaron.

volvió a presentarse en la política sino hasta

Poco después, Paredes y el Padre Jarauta

la proclamación del Plan de Ayutla.

se pronunciaron en contra de los tratados

A la vez que aparecía esta nueva revo-

y desconocieron al Gobierno. Mas no con-

lución verdaderamente regeneradora, D.

tando ni con prestigio, ni con recursos, se

Antonio Haro y Tamariz se pronunciaba

dirigieron a Guanajuato para proporcionar-

en San Luis Potosí, basándose en un plan en

se estos últimos: pero el digno Gobernador

que elogiando al Ejército y al clero no tenía d . manuel doblado

149

más fin que el de atraerse partidarios. Por su

ción que debía regir al país, consignando en

parte, Doblado, sin secundar éste ni el de

sus bases la libertad más amplia, el partido

Ayutla, proclamó otro plan, y a mediados

conservador comenzó a sublevarse contra el

del mes de Agosto de 1854, a la cabeza de la

orden establecido, y aunque el Gobierno no

brigada Márquez, atacó la ciudad de Gua-

cesaba de combatir, contando como se sabe,

najuato, y habiendo logrado con prodigiosa

con grandes recursos, no dejaba a la nación

actividad ocupar el centro de la población,

que se constituyese por más esfuerzos que

ésta, en una junta popular, lo eligió gober-

hacía. Dada pues la Constitución en 1857,

nador interino del Estado.

por lo que lleva este nombre, comenzó de

Haro y Tamariz, Doblado y Comonfort,

nuevo entre el partido liberal que sostenía la

convinieron reunirse, poco después, en la

causa del pueblo y el conservador que sólo

ciudad de Lagos, para ponerse de acuerdo.

deseaba sostener sus intereses y sus prerro-

En efecto, el 16 de Septiembre de 1855, ce-

gativas, una lucha sangrienta y terrible en la

lebraron una junta que dio por resultado

que D. Manuel Doblado tomó un participio

el que los primeros secundaron el Plan de

muy activo”.

Ayutla y firmaron entonces los Tratados de Lagos.

1857 se proclamó la Carta Fundamental en

Elevado a la Presidencia don Juan Álva-

Guanajuato, y con este motivo muchos em-

rez, Doblado se pronunció contra él el 6 de

pleados se negaron a jurar la Constitución;

Diciembre de 1865; pero su pronunciamien-

pero Doblado, investido de la ley y con una

to no se llevó a cabo, pues como su principal

energía digna de elogio, los destituyó de los

objeto consistía en llamar a la suprema ma-

cargos que desempeñaban. Además, en las

gistratura a D. Ignacio Comonfort, habien-

festividades de la proclamación, la autori-

do tomado éste posesión de ella a los pocos

dad eclesiástica se opuso a que se repicara

días, Doblado desistió de su plan.

en las iglesias, y Doblado, sin vacilar en su

“Restablecido el orden y electo Presidente D. Ignacio Comonfort —dice un biógrafo—

150

Así fue en verdad. El 24 de Marzo de

firmeza, mandó abrir las puertas de las torres y echar a vuelo las campanas.

y gobernador de Guanajuato D. Manuel

No terminó en esto la lucha con el clero.

Doblado, comenzó para el Estado, al pare-

El obispo Munguía había protestado el 4 de

cer, una época de bienestar y prosperidad,

Mayo contra la Ley de 11 de Abril anterior,

pues desde luego se organizó la administra-

sobre obvenciones parroquiales, y el 8 había

ción de rentas y la de justicia, y el comercio,

dirigido una circular a los curas marcándoles

la agricultura y la industria, especialmente la

la conducta que debían observar.

minera, empezaron a salir de la postración

La autoridad civil por su parte expidió

en que estaban y hubieran adelantado mu-

una disposición que entre otras cosas pre-

cho si el orden y la tranquilidad hubieran

venía: “que los agentes de policía quiten

continuado; pero cuando apenas comen-

inmediatamente la susodicha circular del

zaba el Congreso a ocuparse de la constitu-

Sr. Munguía de los cuadrantes de las parro-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

quias o de cualquier otros lugares en que se

muchos prisioneros y de todo lo que lleva-

hubiese fijado, amonestando oficialmente a

ba, menos del dinero. Pocos días después

sus curas o encargados de las iglesias, que

de estos acontecimientos, Doblado pasó a

no vuelvan a fijarla, apercibidos de que por

México el 24 de Noviembre, dando lugar su

cada vez que contravinieren, se les castigara

llegada a diversos cuanto opuestos rumores,

con una multa desde diez pesos, cuidando

pues Comonfort se hallaba próximo a dar el

V. S. de que la policía visite diariamente las

golpe de Estado.

iglesias, para cerciorarse que no se falta a

Los sucesos acontecieron como sigue.

esta prevención…” III

Dio lugar esto a fuertes disturbios entre ambas autoridades. Los párrocos fijaban

Para llevar a cabo el atentado contra la

la circular del Obispo y la policía la quitaba

Constitución, desde antes se habían cele-

poniendo en su lugar la disposición del go-

brado juntas en la Capital.

bierno. Hubo necesidad de imponer fuertes

En una de ellas, Comonfort, dirigiéndo-

multas; pero la autoridad civil no cedió nun-

se a Payno, a Zuloaga y a D. Juan José Baz,

ca sus derechos.

les había dicho, refiriéndose a los elementos

Iguales o parecidos conflictos surgieron

y personas cuyo apoyo habían de obtener:

con la implantación del Registro Civil; mas

—“Veamos: en primer lugar, es menes-

el gobernador fue inflexible en el cumpli-

ter contar con Veracruz: éste es el punto

miento de la ley.

más importante de la República, no sólo por

Ya podrá observarse por lo referido,

sus recursos, sino porque es una plaza forti-

que Doblado no contemporizó con el clero,

ficada y cuenta con gente activa. No nos ha-

como quieren algunos.

gamos ilusiones: en Veracruz la mayor parte

Hasta ahí Doblado había desempeñado

de las gentes son liberales. En segundo lugar

el cargo de gobernador con el carácter de in-

el interior: Doblado tiene una importancia que

terino; pero el 14 de Julio de 1857 se le eligió

ustedes no se pueden figurar: además de que es

constitucionalmente y el 31 del mismo mes

un hombre activo y atento y atrevido, y cuenta

instaló el Congreso del Estado tomando al

con un pie de fuerza muy bien organizado, tiene

mismo tiempo posesión de su puesto.

la llave del interior, y por donde vaya Doblado

En Noviembre de ese año, salió de la

por ahí irán Zacatecas, Aguascalientes y quizá

ciudad para Querétaro en donde Mejía se

Jalisco. En tercer lugar, el Distrito: la Guar-

había rebelado. A la sola aproximación de

dia Nacional está en manos de los puros, y

las fuerzas, Mejía abandonó Querétaro;

no es muy fácil que todos convengan en un

pero Doblado logró alcanzarlo en la Mesa

cambio. Tenemos además que contar con

del Sombrerete, en donde lo batió quitándo-

Parrodi: pero a juzgar por el sentido de sus

le seis piezas de artillería. Atacado de nue-

cartas, será fácil que todo lo allanemos. Con

vo el día 18 en el Cerro de la Laja, Doblado

que veamos cómo se pueden vencer estas

lo derrotó por completo, apoderándose de

dificultades”. d . manuel doblado

151

Baz dijo que se encargaría de Veracruz

había dado, y recuerdo que trazó con tanta

y el Distrito, y entonces Comonfort agregó

exactitud un cuadro tan vivo y tan comple-

que para hablarle a Doblado enviaría a Gua-

to de todo lo que podía suceder, y que en

najuato a D. Manuel Siliceo. Poco después

efecto, está pasando, que parece que detrás

Payno habló con Siliceo, quien le manifestó

de un espejo estaba mirando el porvenir…”.

que no era necesario emprender el viaje, que

En la última conferencia celebrada el 27

Doblado acababa de derrotar a Mejía y se

de Noviembre, se había resuelto que tan-

hallaba en Querétaro; que lo mejor era lla-

to Comonfort como su ministerio renun-

marlo por telégrafo.

ciasen; pero al día siguiente “á las siete de la

Así se hizo. Doblado, como dijimos an-

mañana —continúa Payno— el Sr. Comon-

tes, llegó el 24 de Noviembre. Tuvo varias

fort me manifestó que Doblado había esta-

conferencias con Payno y Siliceo en casa de

do a verlo y a decirle que por ningún motivo

éste y con Payno, Zuloaga, Comonfort y el

renunciase ni se desprendiese un minuto de

mismo Siliceo, en Palacio.

la Presidencia, porque según había podido

Con la penetración y talento que lo ca-

observar, los ánimos estaban de tal manera

racterizaron siempre, no estuvo un instante

irritados y mal dispuestos, que seguramente

por el golpe que se preparaba. Oigamos lo

habría mil horrores en la Capital, de que él

que dijo a Siliceo y a Payno, el día 26 de No-

sería responsable: que el camino que había

viembre, en la conferencia que celebraron en

que tomar, era dirigir inmediatamente unas

la calle de la Alcaicería.

iniciativas al Congreso, pidiéndole de una

“El Sr. Doblado —dice Payno— nos ma-

manera decisiva la reforma de la Constitu-

nifestó una repugnancia completa a cam-

ción y la facultad para modificar algunas

biar de política; nos confesó que en efecto la

de las leyes existentes. Si estas iniciativas

situación era comprometida y que se había

eran despachadas, como lo creía, favora-

llegado hasta donde se podía llegar; pero que

blemente, el objeto se había conseguido;

a él, que tanta energía y aun dureza había ma­

y si eran desechadas, entonces era sobrado

nifestado para reprimir los movimientos reaccio­

plausible el motivo para disolver el Congre-

narios en el Estado de Guanajuato, se le hacía

so; que él marcharía al Interior, prepararía

muy violento cambiar repentinamente de

todos los elementos necesarios, citaría para

política; que veía que en efecto era preciso

una hacienda intermedia entre Guanajuato

tomar algún pardito; pero que como él no

y Guadalajara al Sr. Parrodi y hablaría con

podía de ninguna manera ponerse al frente

él, y que entonces sería el tiempo de hacer el

del movimiento de Guanajuato, renuncia-

cambio”.

ría el puesto y se retiraría a San Pedro Piedra-Gorda”…

152

Comonfort pareció inclinarse a la opinión de Doblado y hasta redactó los puntos

Sobre la conferencia en Palacio, dice el

de las iniciativas que deberían proponerse:

mismo escritor: “…El Sr. Doblado reprodu-

era aquel el único medio legal para salir ai-

jo las mismas razones que a nosotros nos

roso de la situación. Pero Comonfort había

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

llegado a contraer compromisos ineludibles:

haberlo sido de la Suprema Corte de Justi-

en aquellos instantes le faltó tal vez energía

cia, resuelve trasladarse a Guanajuato; llega

para retroceder, y de buena fe, pero ciego,

aquí el 17 de Enero de 1858 y el día 18 del

concluyó por entregarse del todo en manos

mismo instala su gobierno: declara provisio-

de los tacubayistas. Esto sucedía a mediados de

nalmente Capital de la República a la ciu-

Diciembre de 1857.

dad y nombra ministros de Gobernación a

Doblado había vuelto a Guanajuato. El gobernador interino del Estado, Lic. D. José

D. Santos Degollado y de Relaciones a D. Guillermo Prieto.

de la Luz Rosas, publicó un decreto de la Le-

Guanajuato, entonces, como ha dicho

gislatura, el 21 de Diciembre, en el que el Es-

elocuentemente D. José María Iglesias, vi-

tado reasumía su soberanía, desconocía a las

vifica sus antiguas glorias. De las antiguas

autoridades emanadas del Plan de Tacubaya

la principal había sido servir de cuna a la in-

de 17 de Diciembre, protestaba reconocer a

dependencia mexicana. La nueva consistía

los Supremos Poderes de la Unión luego que

en haber inaugurado la heroica lucha de la

se restableciera el orden constitucional y fa-

restauración del orden constitucional.

cultaba a D. Manuel Doblado ampliamente

La fortuita parecía abrigar hasta allí a

para que dictase todas las medidas condu-

los paladines de la ley, a los defensores de la

centes a contrarrestar la revolución.

libertad y de la reforma; pero el 10 de Marzo

Con fecha 23 el Congreso, y con la del

de 1858, Parrodi y Doblado fueron derrota-

25 Doblado, dieron un manifiesto, y el úl-

dos en Salamanca por Osollo y Miramón, y

timo expidió un nuevo decreto, en el que

Doblado tuvo que capitular en Romita.

se excitaba a los demás Estados a formar

Juárez y su ministerio abandonaron a

una coalición, con el fin de restablecer el

Guanajuato para continuar manteniendo

orden constitucional; se nombraba al gene-

en otros puntos el gobierno legítimo y legal.

ral Parrodi jefe de las fuerzas de los Estados

Doblado continuó sosteniendo la noble

coaligados y se ofrecía a los diputados del

causa: el 1º de Noviembre de 1859, en unión

Congreso General la ciudad de Guanajuato

de D. Santos Degollado, venció a los reac-

como punto de reunión para que continua-

cionarios en la loma de las Ánimas, sufrió es

sen desempeñando sus funciones.

cierto un descalabro en la Estancia de las Va-

La liga en breves días se efectuó: las

cas; pero el 10 de Agosto de 1860, obtuvo el

tropas de las entidades federativas, con sus

triunfo más completo, al lado de González

gobernadores a la cabeza, y teniendo como

Ortega, en las inmediaciones de Silao, sobre

general en jefe a Parrodi, se reunieron en

las fuerzas del general D. Miguel Miramón.

Guanajuato y en sus alrededores.

Restableció en seguida en Guanajuato el

Puesto en libertad D. Benito Juárez en

orden constitucional; marchó a la campaña

la Capital, donde había estado preso a cau-

de Guadalajara; aconsejó a Degollado que se

sa del Plan de Tacubaya, e investido del

apoderase de una conducta de Laguna Seca

carácter de Presidente de la República, por

para hacerse de recursos: fue nombrado en d . manuel doblado

153

12 de Agosto de 1861, general en jefe del

segundo para pasar con sus tropas, a media-

ejército del interior, y finalmente en Diciem-

dos de Febrero, a Jalapa y a Orizaba, alegan-

bre del mismo año pasó a hacerse cargo de la

do lo mortífero del clima en que se hallaban.

Secretaría de Relaciones.

A esta solicitud el 6 de Febrero, cuerdamente contestó Doblado “que ignorando el Go-

IV

bierno la misión que habían traído a México

Muy difícil en verdad era la situación que

los comisionados de las potencias aliadas,

entonces guardaba México. La guerra civil

puesto que hasta entonces habían hecho

por una parte, y por otra la intervención

promesas amistosas, pero indefinidas, cuyo

extranjera que estaba a punto de realizarse,

objeto real nadie revelaba, no podía permitir

habían contribuido a crear un estado de co-

el avance de las fuerzas invasoras, a no ser

sas peligrosísimo para la República y ésta se

que se establecieran con claridad y precisión

veía amenazada de perder su autonomía y

bases generales que hicieran conocer las in-

su independencia.

tenciones de los aliados; y con el propósito

Empero, y por fortuna para nuestra pa-

de señalar esas bases invitaba a los plenipo-

tria, la justicia y el derecho que la asistían

tenciarios a que enviaran una comisión a

estaban sostenidos por la inquebrantable

Córdoba”.

energía de D. Benito Juárez, hábilmente se-

El negocio, como podrá observarse, en-

cundada por la diplomacia y talento de D.

traba en la vía diplomática, en la cual iba

Manuel Doblado.

a demostrar nuestro ilustre Ministro de Re-

El 31 de Octubre de 1861 fue firmada en Londres la convención celebrada entre Fran-

talento.

cia, España e Inglaterra para intervenir en

El día 9 de Febrero los comisarios ex-

nuestros asuntos, y a consecuencia de ella,

tranjeros contestaron que se veían en la

el 6 de Enero de 1862, las banderas de las tres

imprescindible necesidad de marchar a me-

naciones aliadas enarboladas en el Castillo

diados de mes hacia el interior; pero que

de Ulúa, anunciaban la llegada de los comi-

juzgaban de su deber invitar el Secretario de

sionados extranjeros, quienes desde luego

Relaciones a una entrevista con al general

manifestaron que no venían en son de con-

Prim, representante de España. El 13 se reci-

quista, ni guiados por la ambición, sino en

bió en Veracruz la contestación de Doblado,

busca, de garantías para sus nacionales y

aceptando la entrevista y fijando el 19 para

en espera de satisfacciones a las ofensas que

que tuviese lugar.

decían se les habían hecho y para contribuir a la paz y organización del país.

154

laciones su gran perspicacia y su clarísimo

El sitio elegido fue la aldea de la Soledad, “situada —dice un historiador— en medio

Pronto se entablaron conferencias y se

de una llanura sin cultivo, cubierta de ve-

cambiaron comunicaciones entre los que

getación raquítica, en la que se levantan

intervenían y nuestro Gobierno; y poco des-

algunos arbustos; la atraviesa un pequeño

pués solicitaban los primeros permiso del

río que va como encajonado en las rocas, y

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

un hermoso puente une las dos orillas para

renciantes, y en unas cuantas horas tam-

formar el camino que conduce a la Capital;

bién habían acordado los célebres tratados

hacen vistosa aquella aldea sus casitas blan-

de la Soledad, que desde ese día recogería la

cas, su campanario y sus jardincitos siempre

historia entre sus páginas para perpetuar la

esmaltados por la verdura y las florea”.

nobleza del enviado español, la habilidad di-

Ahí, pues, iban a conferenciar dos gran-

plomática de Doblado, la lealtad de España

des hombres, el general Prim y el ministro

e Inglaterra, y la perfidia de la Francia na-

Doblado, el más caballeroso de los enviados

poleónica.

y el más hábil de nuestros políticos.

Estos tratados, obra imperecedera de

Llegó el día 19. El conde de Reus había

Doblado, deben constar en su biografía. He

venido hasta la Tejería en el ferrocarril de

aquí la forma en que fueron firmados por los

Veracruz.

representantes respectivos:

D. Manuel Doblado, en compañía del

“1º Supuesto que el Gobierno constitu-

general Zaragoza y escoltado por cincuenta

cional que actualmente rige en la República

lanceros, avanzó en una diligencia arrastra-

Mexicana, ha manifestado a los comisarios

da por ocho mulas, una legua más allá de

de las potencias aliadas, que no necesita del

la Soledad, hasta encontrar al general Prim,

auxilio que tan benévolamente han ofrecido

a quien ofreció el carruaje para volver a ese

al pueblo mexicano, pues tiene por sí mis-

punto. El conde de Reus aceptó, y al mismo

mo los elementos de fuerza y de opinión

tiempo la escolta mexicana le saludaba con

para conservarse contra cualquier revuelta

los honores debidos, a los que la española

intestina, los aliados entran desde luego en

correspondió. Trasladados a la Soledad, lle-

el terreno de los tratados, para formalizar

garon a las diez de la mañana. “Los genera-

todas las reclamaciones que tienen que ha-

les se apearon frente a una casa de aspecto

cer en nombre de sus respectivas naciones.

vulgar, cerca de la iglesia, y habiéndose sepa-

2º Al efecto y protestando como protes-

rado el general Zaragoza, tuvieron los Sres.

tan los representantes de las potencias aliadas,

Prim y Doblado una conferencia que fue in-

que nada intentan contra la independencia

terrumpida por el almuerzo. Después se di-

soberana e integridad del territorio de la Repú-

rigieron a pie hacia el puente, mientras una

blica, se abrirán las negociaciones en Orizaba,

banda de música de caballería tocaba varias

a cuya ciudad concurrirán los tres comisarios

piezas, y volvieron a conferenciar de nuevo

y dos de los señores ministros del Gobierno de

encerrados en un cuarto, hasta las tres y me-

la República, salvo el caso en que, de común

dia, a cuya hora el general Prim regresó en

acuerdo, se convenga en nombrar represen-

la misma diligencia para la Tejería, donde lo

tantes delegados por ambas partes.

esperaba el vicealmirante francés que tenía dispuesta ya una suntuosa comida”. En unas cuantas horas, pues, se habían puesto de acuerdo los distinguidos confe-

3º Durante las negociaciones las fuerzas de las potencias aliadas ocuparán las tres poblaciones de Córdoba, Orizaba y Tehuacán con sus radios naturales. d . manuel doblado

155

4º Para que ni remotamente pueda creerse

tados anteriores, D. Manuel Doblado habló

que los aliados han firmado estos prelimina-

alto, muy alto en favor del gobierno de la

res para procurarse el paso de las posesiones

nación y de sus instituciones, de sus sacri-

fortificadas que guarece el Ejército mexicano,

ficios, de su abnegación y de sus recursos;

se estipula que en el evento desgraciado que

y dominando por completo la situación, los

se rompiesen las negociaciones, las fuerzas de

representantes de las naciones aliadas en

los aliados desocuparán las poblaciones ante-

vista de las razones expuestas, no tuvieron

dichas y volverán a colocarse en la línea que

más que firmar dichos preliminares cum-

está adelante de dichas fortificaciones en el

pliendo así con su misión.

rumbo de Veracruz, designándose el de Paso

“El país, pues, había salvado su inde-

Ancho en el camino de Córdoba y Paso de

pendencia, su integridad, su honor y sus

Ovejas en el de Jalapa.

instituciones, mientras que al partido con-

5º Si llegase el caso desgraciado de rom-

servador perdiendo este apoyo, no le quedó

perse las negociaciones y retirarse las tropas

ningún recurso, cuyo hecho se apresuró a

aliadas de la línea indicada en el artículo

comunicar oficialmente a todos los Esta-

precedente, los hospitales que tuviesen los

dos el Gobierno del Sr. Juárez, el cual, en

aliados quedarán bajo la salvaguardia de la

muchos de ellos, fue celebrado con grandes

nación mexicana.

muestras de regocijo”.

6º El día en que las tropas aliadas em-

Además con aquellos preliminares,

prendan su marcha para ocupar los puntos

“aparecieron con claridad plena —como

señalados en el artículo tercero, se enarbo-

dice el Sr. Vigil— la justicia de México, los

lará el pabellón mexicano en la ciudad de

intereses de mala ley que impulsaban a sus

Veracruz y en Castillo de San Juan de Ulúa.

enemigos y la conducta incalificable de los

La Soledad, diez y nueve de Febrero de

pocos mexicanos que echaron sobre sí la

mil ochocientos sesenta y dos.—El Conde

inmensa responsabilidad de aliarse con el

de Reus, —Manuel Doblado, Approved, C.

invasor, posponiendo los intereses sagrados

Lennox Wyke.—Approved, Hugh Dunlop.—

de la patria a sus odios políticos y a sus mez-

Aprouvé les preliminares ci-dessus, A de Sa­

quinas ambiciones”.

ligny.— Aprouvé les preliminaires ci-dessus,

Un autor francés, en fin, nada sospe-

E. Jurien. —Apruebo estos preliminares en

choso, elogia los preliminares con la siguien-

virtud de las facultades de que me hallo in-

te exclamación, tan justa como verdadera

vestido.—México, Febrero veintitrés de mil

en su fondo: —“¡Cuánto mejor hubiera sido

ochocientos sesenta y dos.—Benito Juárez,

para todos, y principalmente para Francia,

Presidente de la República.—Como encarga-

que esta convención hubiese sido aceptada

do de la Secretaría de Relaciones Exteriores

por las tres potencias aliadas! Ella corres-

y de Gobernación, Jesús Terán”.

pondía al estado de ánimo de los mexicanos

“Después de estas conferencias —dice el Sr. D. José Rocha— y antes de firmar los tra156

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

y preparaba una solución pacífica y amistosa a las dificultades pendientes”.

Desgraciadamente no fue así, y para mengua de la noble nación francesa, sus re-

su patriotismo y sus profundos conocimientos en la diplomacia.

presentantes traicionaron del modo más

Prosiguió así al lado de D. Benito Juárez,

indigno su palabra empeñada y prefirieron

hasta mediados de 1862. Parece que la con-

colocarse al lado de los malos mexicanos a

ducta de Doblado, su valer como político,

seguir la leal conducta de España e Inglaterra.

habían despertado celos en alguna de las

Empero, la gloria de D. Manuel Doblado

personas que rodeaban al Presidente. En vis-

permanecerá siempre limpia y refulgente,

ta de esto, Doblado presentó su renuncia del

pues si los preliminares no se cumplieron,

Ministerio de Relaciones varias veces; pero

él de mostró con ellos que México procedía

el Sr. Juárez que conocía y apreciaba su mé-

con lealtad, que de su parte se hallaba el de-

rito, una, y dos ocasiones no se la quiso ad-

recho y la justicia, que no era un gobierno

mitir, hasta la tercera que presentó el 13 de

desorganizado el que contaba en su seno

Agosto, la que aceptó el Presidente, obligado

hombres de su talla, capaces de resolver con

por la inquebrantable resolución de dejar la

admirable habilidad diplomática las más di-

Secretaría que había manifestado Doblado.

fíciles cuestiones internacionales.

Juárez le encargó entonces hacer la cam-

Doblado, por último, colocó a los inter-

paña contra Mejía, que se hallaba como

vencionistas en el punto legal, les proporcio-

siempre en la Sierra y después a fines de 1862,

nó salir avantes del impolítico paso que ha-

habiendo solicitado el auxilio de sus fuerzas

bían dado, los medios para cubrir su honor:

D. Pedro Ogazón, Doblado se dirigió inme-

dos naciones se aprovecharon; Francia no

diatamente hacia Guadalajara, a donde lle-

quiso retroceder: ¡suya fue la culpa!

gó el 15 de Noviembre. El Gobierno general aprobó su movimiento y lo nombró goberna-

V

dor y comandante del Estado de Jalisco.

D. Manuel Doblado continuó observando

La situación de esta entidad federativa

en su Ministerio una actitud digna y enér-

era dificilísima. Doblado mantuvo ahí una

gica hasta la ruptura de los tratados, ya pi-

política conciliadora, que no le dio resulta-

diendo el reembarque del traidor Almonte,

do, y a principios de Enero de 1863 se vio en

ya desvaneciendo uno a uno los pretextos

la penosa necesidad de abandonar aquel go-

manifestados por los intervencionistas,

bierno para encargarse del de Guanajuato.

para no cumplir con lo que habían ofrecido

Allí, investido de amplias facultades por

en los preliminares de la Soledad, ya final-

el Congreso del Estado, desplegó una gran ac-

mente rechazando los cargos que se hacían

tividad para combatir a la intervención fran-

al Gobierno por el cruel tratamiento de que

cesa, ora despertando el espíritu público con

se decían eran víctimas los nacionales de los

entusiastas y patrióticas proclamas, ora orga-

países confederados.

nizando fuerzas para combatir al enemigo.

Todas sus comunicaciones dirigidas a los

A mediados de 1863, por el mes de Julio,

aliados en esos días, demuestran su talento,

expidió un notable manifiesto, defendiénd . manuel doblado

157

dose del injusto cuanto calumnioso cargo

Washigton a ese lugar, y el día 22, que se veri-

de que trataba de pasarse a la Regencia.

ficaron, estuvo presente en ellos, acompañan

A fines de Diciembre del mismo año fue

de el cadáver hasta el cementerio de la calle

perseguido tenazmente por Baizaine, quien

segunda, después de los oficios celebrados en

a pesar de repetidos y poderosos esfuerzos

la Iglesia de San Francisco (calle 16ª).

no logró nunca alcanzarlo. En principios de 1864 marchó con las

de Guanajuato dispuso que fueran trasla-

fuerzas del Estado para Saltillo, donde se en-

dados los restos de Doblado, desde Nueva

contraba el gobierno del Sr. Juárez, y escoltó

York hasta la capital del mismo Estado, a

a este hasta Monterrey.

donde llegaron el 14 de Septiembre.

Conocidas son las hostilidades de Vi-

“Los licenciados Barron y Alcalde —dice

daurri hacia Juárez en aquella época, y aun-

un historiador— fueron comisionados para

que éste trató de atraérselo no pudo conse-

recibirlos dignamente en la Capital de la Re-

guirlo, ni con la intervención de Doblado

pública; así como ya lo habían sido en Vera-

que ten hábil era para estos arreglos.

cruz, y lo fueron luego en Querétaro, Celaya

Finalmente, Doblado marchó de Mon-

158

El año de 1869, el Gobierno del Estado

y de más poblaciones del tránsito.

terrey para Matehuala con el objeto de com-

“Su llegada a esta ciudad (Guanajuato)

batir a Mejía, y en la acción que en este pun-

fue un verdadero acontecimiento que pro-

to se empeñó, estando para obtener el más

dujo la más honda sensación, conmoviendo

completo triunfo, fue derrotado por el jefe

los ánimos de todos sus habitantes. Con

Aymard, que violentamente había venido

la oportunidad debida se adornó la alame-

de San Luis Potosí.

da del Cantador con gran magnificencia, si

Éste fue el último acto público de la vida

bien aquellas galas eran fúnebres como lo re-

de D. Manuel Doblado. Enfermo, abatido y

quería el objeto de la triste solemnidad que

considerándose impotente, por la falta de

iba a verificarse…

salud, para proseguir prestando sus servicios

“Jamás Guanajuato había presenta-

a la Patria, retiróse de la política, y en unión

do concurrencia tan numerosa y brillante

de Juárez marchó a la frontera del Norte, y

como la que esta vez dejó verse en el paseo

ahí, después de despedirse para siempre del

del Cantador: el Gobernador del Estado,

Presidente de la República pasó a Nueva

los diputados al Congreso del mismo, el

York en donde la nostalgia y una grave do-

Tribunal Supremo de Justicia, el Ayunta-

lencia en una pierna, lo llevaron al sepulcro

miento de la Capital, el Jefe Político del De-

el 19 de Junio de 1865.

partamento, las tropas del Estado al mando

Doblado murió en la casa número 39 calle

de sus jefes respectivos, sin excepción, sin

15ª, al Este de la ciudad de Nueva York. Sus

distinción de clases ni condiciones, de opi-

funerales fueron espléndidos, debido al em-

niones políticas ni de nacionalidades, todos

peño que tuvo para que así se celebrasen el Sr.

elegantemente vestidos de luto, formaban

D. Matías Romero, quien se trasladó desde

un espectáculo difícil de describir”.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Mientras se concluía el mausoleo que

siempre rechazó enérgicamente las proposi-

debía contener aquellos venerables restos,

ciones que se le hicieron, y esto no lo deci-

fueron depositados en el Colegio del Estado,

mos nosotros, ni sus panegiristas; lo dice él

y una vez concluido aquel trasladados con

mismo en la siguiente carta, expresión de su

gran pompa al centro del panteón munici-

carácter, de sus opiniones acerca de la inter-

pal el día 22 de Septiembre de 1870.

vención, de su firmeza en los principios que sostuvo, y en donde se halla su predicción

VI Hemos procurado referir la vida de D. Ma-

acerca del fin que había de tener la intervención francesa.

nuel Doblado con juicio sereno e imparcial

Copiamos íntegra esta carta porque la

y apoyando nuestra narración en los datos y

juzgamos de gran interés y porque ella por

opiniones que nos proporcionan las Efeméri­

sí sola defiende a Doblado del infame cargo

des Guanajuatenses de D. Luis Marmolejo, la

que le hacen sus enemigos o los que no lo

Memoria de la Revolución de Diciembre de 1857,

conocieron, dice así:

escrita por D. Manuel Payno; la Historia so­ bre la Intervención de Rivera Cambas; el tomo v

de México a través de los Siglos, escrito por

“Saltillo, 17 de Marzo de 1864. Sr. D. Juan Pardo.

D. José María Vigil, y la biografía que be-

Querétaro.

névolamente nos proporcionó el inteligente

Muy apreciable amigo: Como la persona

cuanto ilustrado ingeniero, D. José Rocha.

que debió ir a hablar con vd. no pudo ve-

Pero injustos seríamos si antes de ter-

rificarlo, según dije a vd. en dos anteriores

minar no defendiéramos a nuestro ilustre

que no ha recibido: como esta será probable-

biografiado de un cargo, más bien dicho, de

mente la última que yo dirija a vd., y como

una calumnia propalada por sus enemigos

el tono verdaderamente amistoso de su car-

personales y por los despechados interven-

ta que contesto, me compromete a hablar

cionistas.

a vd. con la intimidad y sinceridad de un

Se dijo y se aseguró por aquel tiempo, y aun hoy algunas personas afirman lo mismo,

buen amigo, voy a manifestarle en cuatro palabras mi resolución definitiva.

que D. Manuel Doblado estuvo a punto de

Yo no abandono la bandera que he abra-

traicionar la causa de la República pasándo-

zado y sostendré hasta el fin lo que dije en

se con el enemigo extranjero.

mi manifiesto de Julio del año anterior.

Semejante acusación no fue más que un

Primero, porque la intervención france-

arma de partido. Es cierto que la Regencia

sa por sí sola carece de poder suficiente para

y algunos intervencionistas, conociendo y

establecer y sostener un orden cualquiera de

apreciando su talento y sus relevantes apti-

cosas en este país.

tudes como político, hicieron poderosos es-

Segundo, porque al traer al Archiduque,

fuerzos para atraérselo; pero Doblado nunca

vienen incurriendo en los mismos errores

acarició siquiera el deseo de complacerlos;

que a nosotros nos han impedido constid . manuel doblado

159

tuirnos; puesto que protege las exageracio-

se trata de un punto de honor y vd. mismo

nes del partido ultraconservador y proscribe

no me aconsejaría nada que pudiera lasti-

a los republicanos que forman las siete octa-

marlo.

vas partes de los habitantes del país. Tercero, porque sin el consentimiento

ciones están a la orden del día; pero esto es

expreso de las potencias que firmaron la

precisamente lo que me afirma en mi reso-

convención de Londres ningún gobierno

lución para no confundir mi nombre con el

tendrá estabilidad.

de tanto mexicano indigno que nos han des-

Cuarto, porque el día que concluya la

honrado más que nuestras derrotas.

guerra de los Estados Unidos, vendrá aba-

En cuanto a mi persona, hace tiempo

jo todo lo que los franceses hayan edificado

que no me pertenece, porque el hombre

por falta de solidez en su cimiento.

político en tiempo de guerra está expuesto

Quinto, porque la pacificación del país

a todos los azares y el día de una desgracia

no es ni será completa mientras seamos sa-

es el cumplimiento de un deber. He dejado

télites de la Francia, cuya posición es dema-

mis negocios arreglados como para hacer

siado movediza y versátil.

testamento, y tranquilo con la vuelta de mi

Sexto, porque la adhesión a la interven-

familia al seno de sus parientes y amigos, es-

ción sería para mí el suicidio político, y la

pero resignado la suerte que me toque con la

adquisición de la fea nota de traidor que no

calma que inspira el convencimiento.

quiero dejar a mi familia.

Hay una Providencia Suprema que mar-

El general Bazaine prefirió darme caza

ca los destinos de los hombres y de las na-

según escribió al Emperador desde Lagos

ciones, cuya justicia es intachable. Tengo

con fecha 27 de Diciembre del año próximo

fe en que ella no abandonará a México más

pasado a tener una conferencia conmigo, y

desgraciado que culpable, y que mi suerte

vd. convendrá en que este antecedente-no

como la de tantos otros hijos de este país no

es una recomendación para que yo vea fa-

será estéril para su regeneración.

vorablemente a esos señores. Ellos quieren

A pesar de mi determinación, vd. debe

vasallos, no ciudadanos; y los que hemos

tener presente que en cualquiera situación

nacido después del año de diez no podemos

que me encuentre, cuenta vd. en lo particu-

hacer ese papel que no lo hemos visto más

lar con un amigo que desea acreditarle que

que representado en los teatros.

lo es de corazón y que se repite de vd. con

Créame vd., Sr. D. Juan: estoy muy agradecido por el interés que vd. bondadosamente ha tomado por mi suerte; quisiera complacer a vd. a costa de cualquier sacrifi-

160

Nuestra situación es mala, las defec-

gusto su afmo. servidor.— Q. B. S. M.—Ma­ nuel Doblado”. Después de la carta anterior sólo nos queda que decir algunas palabras.

cio, para darle un testimonio irrefragable del

Doblado fue de esos hombres que tie-

cariño y simpatías personales que le profeso

nen sectarios o enemigos, amigos o rivales.

desde que tuve la honra de conocerle; pero

Como profundo conocedor de sus seme-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

jantes, como habilísimo político, nunca se

en lo particular demostró ser bondadoso y

preocupó de las lisonjas ni de las alabanzas;

clemente. El gran defecto de Doblado fue su

pero cuando algún escritor lo censuró con

deseo de figurar en la política: pero no con

acritud, con injusticia, ordenó se le castigara

objeto de lucrar, sino por la gloria que pudie-

con severidad. En cambio a los que le indica-

se obtener por sus patrióticos servicios. Para

ban sus faltas con razones y sin insultos, los

satisfacer este deseo, que para; él constituía

colmaba de atenciones demostrándoles de

una necesidad, empleó en varias ocasiones

mil maneras su profundo agradecimiento.

cierta astucia, cierta reserva, lo diremos en

Doblado protegió mucho la literatura

dos palabras, mucha diplomacia, que a veces

y las ciencias. Estableció bajo sus auspicios

mal interpretada por sus enemigos, le atrajo

varias sociedades, subvencionó varios perió-

graves censuras.

dicos científicos y concedió una pensión al inspirado poeta guanajuatense Juan Valle. De un carácter independiente, nunca dejó dominarse de nadie, nunca consintió

Con sus amigos fue sumamente leal y franco, y poseía el don de atraerse la simpatía de todos, hasta rayar su culto en veneración.

transigir en ideas de las que no estaba con-

Por lo que se refiere a su físico, era es-

vencido, y por eso, cuando algunas perso-

belto y musculoso, de frente ancha, nariz

nas quisieron oponerse a su política, siendo

aguileña, ojos azules, inquietos, vivos y pe-

Ministro de Relaciones, prefirió abandonar

netrantes; y la imperceptible sonrisa que se

el puesto, dejar el cargo que tan brillante-

dibujaba en su boca, tenía algo de gravedad,

mente había desempañado, a rendirse ante

mucho de ironía.

el antojo de los que sobre él intentaban sobreponerse.

Doblado, en fin, fue un hombre notabilísimo, como orador, como político, como

Se le atribuyen algunos actos de cruel-

diplomático. Incansable en el trabajo y en

dad, como el de haber pasado por las armas

la lucha; consagrado siempre al estudio o a

a varios; pero a parte de que la mayoría de

su país, si alguna vez erró como gobernante,

las víctimas fueron bandidos que infestaban

siempre obtuvo un dominio absoluto sobre

el Estado de Guanajuato, y de que estas eje-

sí mismo.

cuciones tan lamentables eran necesarias en aquella época de continuas agitaciones, él

Luis González Obregón

JosÈ MarÌa Lafragua

1813-1875

En

el

clausurado panteón de San Fernando

de la Capital de la República, y casi frente a

tales, que les faltaron muchas veces los alimentos.

las puertas de entrada, se encuentra un ele-

La afición del desventurado huérfano

gante y artístico monumento en mármol,

se hizo superior a la miseria, y a pesar de

hecho expresamente en Italia, y en el cual se

ésta, consiguió al fin, después de concluida

lee esta conocida inscripción:

su instrucción primaria, entrar al Colegio

“Llegaba ya al altar, feliz esposa: Allí la hirió la muerte, aquí reposa”.

Carolino de Puebla y obtener allí mismo en Agosto del año 1825 una beca de honor. Per-

Este dístico sintetiza una de las fases

sonas que lo conocieron y trataron con inti-

más interesantes del carácter de un buen

midad nos han asegurado que en ese colegio

liberal, el Sr. José María Lafragua, cuyos

apartaba gran parte de su comida diaria, con

apuntes biográficos damos en seguida.

el objeto de que se le entregara a su pobre

Nació el notable estadista en la ciudad de Puebla el 2 de Abril de 1813 y fueron

madre, quien seguía sufriendo los horrores de una situación casi desesperada.

sus padres los Sres. D. José M. Lafragua y

Seguramente que esa triste situación

Da. Mariana Ibarra. Recién nacido apenas,

de sus primeros años formó en el niño José

perdió a su padre, un honrado español que

María su carácter en mucha parte, y acre-

había tenido buena posición y que se dis-

centó su amor hacia la autora de sus días

tinguió por sus sentimientos filantrópicos,

hasta el grado de hacer de él un culto. Re-

y la viuda se vio a poco envuelta en la ma-

cordaba en efecto sus primeros años y las

yor miseria, debido a malos manejos de la

tristezas y melancolías de la pobre viuda,

persona encargada del cuidado y los bienes

y las lágrimas asomaban a sus ojos cuando

de la familia. Naturalmente los primeros

venían a su memoria los detalles de aquella

años del niño José María fueron demasia-

penosísima época durante la cual sucumbió

do tristes, y las escaseces de la pobre viuda

la Sra. Ibarra. Entre otros rasgos que revelan

˜ 163 ˜

la intensidad de su cariño filial, y que se nos

las doce de la noche, siempre en recuerdo de

han referido garantizándonos su autentici-

su prometida, y en la cabecera de su lecho el

dad, aparece el siguiente. Durante toda su

notable abogado tenía constantemente una

vida hasta que bajó al sepulcro, jamás puso

copia del sarcófago, hecho en Europa, y toda

un peluquero su mano en la cabeza ni en la

ella del pelo de la que debió haber sido su es-

barba del Sr. Lafragua; él mismo se cortaba

posa, cuadro que no se quitó de aquel lugar

el pelo y se rasuraba, y la primera operación

hasta que bajó al sepulcro el Sr. Lafragua;

la siguió haciendo toda su vida en recuerdo

por último, al morir dejó encargados varios

de la madre amante, quien en las épocas de

legados de quinientos pesos cada uno para

desgracia cortaba ella misma el pelo al pe-

todas las jóvenes que se llamaran Dolores,

queño José María. Compuso, y repetía asi-

fueran pobres y huérfanas y tuvieran bue-

mismo, cada vez que hablaba sobre el cariño

na conducta. Esos legados según la última

materno y las obligaciones de un buen hijo

voluntad del ilustre difunto debían darse de

para la que le dio el ser, la siguiente quintilla

preferencia y en dinero efectivo, como en

que revela perfectamente cuál era su mane-

efecto se verificó.

ra de pensar en este punto: Bien pueda un amigo leal Suplir la falta de un padre; Al cariño fraternal Suple el lazo conyugal; Mas nada suple a una madre.

164

Ya hemos bosquejado al hombre privado, leal, caballeroso, inquebrantable en sus afectos y delicado hasta la exageración en ellos; veamos ahora al hombre público. Habiéndose de dicado a los estudios del foro después de una brillante carrera, recibió el título de abogado en 1835 y ya desde antes había sido

La intensidad y la lealtad de sus afec-

nombrado catedrático de derecho civil y

tos fue uno de los rasgos más pronunciados

Secretario de la Academia de derecho teóri-

del carácter del Sr. Lafragua. Así como hizo

co-práctico de Puebla. Obtenido el título

un culto del cariño hacia la autora de sus

profesional se dedicó el Sr. Lafragua con ver-

días, hizo también un culto del amor que

dadero entusiasmo a la literatura y a la

profesó hasta su muerte a la que debía ha-

política, redactando desde entonces varios

ber sido su esposa. Próximo a unirse con la

periódicos.

Srita. Escalante, murió ésta del cólera, y por

En 1831 vino a México y en 1842 fue

eso puso en el monumento que le dedicó,

nombrado diputado al Congreso Consti-

el dístico que hemos transcrito al principio

tuyente; desde esa época se afilió por con-

de estos apuntes; desde que quedó viudo del

vicción en el partido liberal moderado, y al

corazón, no volvió ni a pensar en un nue-

año siguiente, 1843, fue reducido a prisión

vo matrimonio, durmió constantemente en

en compañía de varios hombres públicos

la almohada en que apoyaba su cabeza la

distinguidos, como Otero y Riva Palacio D.

Srita. Escalante al exhalar su último suspi-

Mariano, habiendo permanecido incomuni-

ro, nunca se acostó el Sr. Lafragua antes de

cado durante cuarenta y tres días.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

A la vez que penetraba resueltamente el

el programa de esa administración contra-

Sr. Lafragua en el campo de la política, tomó

rio a sus ideas, y en general a las de todo

como dijimos un poco más arriba, un par-

el partido liberal. Cuando la tristemente

ticipio muy directo en el movimiento lite-

memorable guerra con los Estados Unidos

rario de México. Existía por entonces en la

obligó al Gobierno mexicano a trasladarse a

Capital una asociación llamada El Ateneo, a

Querétaro, D. José María, que había ingre-

la cual llevó Lafragua el contingente de sus

sado al Senado siguió a ese gobierno pres-

luces y del empeño y asiduidad que siempre

tándole entonces importantes servicios y

lo distinguieron, y ese Ateneo fue un foco

no regresó a la Capital sino hasta que se fir-

de propaganda literaria, precisamente en los

mó el tratado de Guadalupe; restablecida la

momentos de la evolución artística hacia el

paz, continuó de senador hasta 1853 en que

romanticismo, que se fue acentuando cada

Ceballos disolvió el Congreso preparando la

día más entre nuestros literatos.

dictadura de Santa-Anna, y dos años antes

No hacía muchos meses que D. José

en 1851 fue nombrado Ministro de México

María había salido de su primera prisión,

en París y Roma, puesto que al fin no llegó a

cuando a consecuencia de un discurso pa-

desempeñar.

triótico pronunciado el 27 de Septiembre

Después de la revolución de Ayutla for-

y que el Gobierno estimó como sedicioso

mó parte de la Junta reunida en Cuernavaca

fue segunda vez arrestado y conducido a la

que nombró Presidente al General Juan Ál-

Acordada. Esta segunda prisión duró poco,

varez; pero a poco, encontrándose en diver-

pues fue puesto en libertad al día siguiente,

gencia con sus compañeros, quiso separarse

y Santa-Anna, para satisfacerlo, le ofreció

y entonces se le ofreció el gobierno de Pue-

una embajada que el ilustre abogado rehusó

bla que no aceptó y la legación de España a

con toda dignidad.

fines de 1855. Tampoco llegó por entonces

Era diputado al Congreso y secretario

a separarse de México y cuando el General

de la Cámara cuando el Gral. Paredes derribó

Comonfort fue nombrado Presidente susti-

al Gobierno de Santa-Anna en 1845; poco

tuto, al formar su primer ministerio llamó

tiempo duró la administración nacida de

a Lafragua a la Secretaría de Gobernación.

esta asonada, habiendo caído en Agosto del si-

En esta agitadísima época en que se

guiente año, a consecuencia del movimien-

ventilaban con calor los negocios públicos

to de la Ciudadela, acaudillado por el Gral.

en todas partes y en que el Congreso Cons-

Salas, y en el cual movimiento tomó parte

tituyente elaboraba nuestra Carta Magna

muy activa el Sr. Lafragua; naturalmente

entre truenos y rayos, el Gobierno de Co-

al triunfo de la revolución, fue éste hecho

monfort contó con tres grandes oradores

consejero, diputado y por fin Ministro de

que en el seno del parlamento sostuvieron

Relaciones.

la política moderada del Gobierno contra los

En 1847 lo llamó Santa-Anna al Gabi-

terribles ataques del partido radical encabe-

nete, pero Lafragua no quiso aceptar por ser

zado por Arriaga, Zarco, Ramírez y otros josé maría lafragua

165

liberales prominentes; estos tres oradores

que se diesen satisfacciones amplísimas a los

fueron: Luis de la Rosa, ministro de Relacio-

agravios inferidos a la antigua metrópoli.

nes; Ezequiel Montes, ministro de Justicia,

Lafragua entonces, después de consultar a

y nuestro biografiado José M. Lafragua.

varias personas distinguidas sobre si sería

Poco antes de que se promulgara la

conveniente su presencia en Madrid, deci-

Constitución federal, salió éste para España

dió al fin trasladarse a esa ciudad como en

encargado del dificilísimo puesto de Minis-

efecto lo hizo, llegando a la Capital española,

tro plenipotenciario cerca de aquella nación,

el 12 de Mayo del referido año 1857.

y los servicios que entonces prestó a México

Al día siguiente tuvo su primera con-

son de los más importantes que en su larga

ferencia con el marqués de Pidal, ministro

carrera pública otorgara a su patria el hábil

del Estado, y después tuvieron lugar otras

jurisconsulto.

en los días 17 y 21 del propio mes, al fin de

En efecto, la misión encomendada a

las cuales las conclusiones de Pidal fueron

Lafragua era en extremo espinosa. Habíase

las siguientes: 1ª Castigo de los culpables.

extendido en España la creencia de que el

2ª Indemnización no sólo por los excesos

gobierno liberal era enemigo sistemático de

de San Vicente sino también por otras re-

los españoles y se llegó hasta suponer que los

clamaciones españolas, y 3ª Cumplimiento

famosos crímenes cometidos el año de 1856

del tratado con España, de 1853. En tales

en las haciendas de San Vicente y Chicon-

conclusiones se admitía que los atentados

cuac del actual Estado de Morelos, eran con-

contra los subditos españoles en México no

secuencia de una vasta conspiración a cuya

eran delitos del orden común sino solamen-

cabeza se encontraba el General Álvarez; así

te políticos, y como no era posible aceptar

es que al pasar por la Habana y tener como

tal apreciación, Lafragua comprendió que

tuvo el Sr. Lafragua, una entrevista con el

era imposible todo avenimiento. A pesar

capitán general Concha, éste dijo textual-

de esto tuvieron los ministros mexicano y

mente al ministro mexicano:

español varias otras conferencias; pero ni el

—Ustedes tienen dos padrastros: por el Norte los Estados Unidos y por el Sur, el general Álvarez.

166

segundo cejó en sus pretensiones ni el primero quiso admitirlas. Cerrada así la puerta a todo arreglo no

Lafragua pudo comprender desde ese

le quedó al Sr. Lafragua otro camino que

momento los obstáculos con que más tar-

retirarse de Madrid como en efecto lo ve-

de había de luchar y por lo mismo una vez

rificó el 1º de Agosto, presentando ante el

en París a donde fue directamente, trató de

gobierno español un extenso memorándum

averiguar por conducto de D. José Hidalgo,

acompañado de importantes documentos, y

Secretario de la Legación de México en Ma-

obra en conjunto que honra el patriotismo

drid y residente en esa Capital, si el gobierno

y la corrección con que procedió el enviado

de la reina Isabel lo recibiría; la contestación

de México. En la imposibilidad de insertar

fue que se le oiría como negociador siempre

en una biografía como la presente todo el

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

trabajo, nos limitamos a transcribir las con-

indebidamente introducidos en el fondo de

clusiones. Dicen así:

la convención”.

“El Representante de la República cree haber demostrado:

Si el éxito de la misión del Sr. Lafragua no fue el que deseaba en esos momentos el Go­

“1º Que el gobierno de México no ha te-

bierno mexicano, dada la dificilísima situa-

nido parte alguna en los crímenes cometidos”.

ción en que se encontraba, pudo en cambio

“2º Que no pudo impedirlos”.

quedar el país satisfecho de la digna actitud

“3º Que no los ha tolerado”.

de su Representante, quien ni un momento

“4º Que está resuelto a castigarlos con

olvidó lo que se debía al decoro y al buen

todo el rigor de las leyes”.

nombre de nuestro país. Hace precisamente

“5º Que la dilación de los procesos de-

contraste su conducta con la que observó

pende, ya de circunstancias particulares de

el gobierno conservador de Miramón sobre el

cada uno de ellos, ya de la agitación en que

mismo asunto cuando celebró poco más de

se encuentra el país, ya de las peculiares con-

un año después, el indigno tratado conoci­

diciones de los pueblos en que aquéllos se

do con el nombre de Mon-Almonte al que

instruyen”.

siguió la tristemente célebre nota del minis-

“6º Que no hay plan alguno contra los

tro Muñoz Ledo, nota y tratado que pro­

españoles y que si algunos de éstos han

dujera otra nota del Sr. Lafragua dirigida de

sido ofendidos por algunos mexicanos, ni

París al gobierno del Sr. Juárez el 31 de Enero

el gobierno de México ha ofendido al de Es-

de 1860. Este documento también honra

paña, ni la nación mexicana tiene odio a la

a su autor y es igualmente extenso, por lo

española”.

que sólo copiaremos un párrafo de él que

“7º Que los disgustos provienen en mu-

se refiere al inicuo artículo 2º del referido

cha parte de la imprudente conducta de

tratado, artículo por el cual el llamado go-

algunos españoles, sin que de esto se haga

bierno mexicano o sea el conservador, acep-

cargo al gobierno ni al pueblo español”.

taba que aunque estaba convencido de que no

“8º Que el gobierno de México está

había responsabilidad por parte de nuestras

pronto a indemnizar los perjuicios, si acla-

autoridades en los crímenes de San Vicen­

rados los hechos, se prueba conforme a las

te y Chiconcuac, para cortar de una vez las

leyes, que se halla en alguno de los casos en

diferencias entre las dos naciones, consentía

que, según el derecho de gentes, los superio-

en indemnizar a los súbditos españoles de los da­

res son responsables de la conducta de sus

ños y perjuicios ocasionados, todo con el fin de

súbditos”.

que España y la República caminaran siem-

“9º Que ni ha faltado ni quiere faltar a la fe de los tratados”.

pre unidas y afianzadas en los lazos de una amistad duradera. (!!!) El párrafo a que an-

“10º Que está dispuesto a cumplir el de

tes nos hemos referido dice así: “Para juzgar

1853, reclamando sí de la justicia de S. M. la

con acierto de la funesta gravedad de este

reina de España, la revisión de los créditos

artículo (el 2º del tratado Mon-Almonte) es josé maría lafragua

167

indispensable recordar lo que pasó durante

convenio; y es la solemne declaración de que

mi negociación en Madrid y tener a la vista

el Gobierno legítimo cumplió lealmente sus

la nota del Sr. Muñoz Ledo. En todas mis

obligaciones. “La administración que prece-

conferencias con el Sr Marqués de Pidal y en

dió a la actual, dice el Sr. Muñoz Ledo, em-

mis notas y proposiciones oficiales, sostuve

pleó cuanta diligencia y celo reclamaban la

el principio de que la indemnización debía

justicia y la humanidad para castigar estos

ser la consecuencia de la responsabilidad

crímenes atroces”. Esta verdad que estuvo

nacional y que ésta no podía ser conocida

siempre grabada en la conciencia pública

ni calificada sino después de terminados los

y que ha dictado hoy las palabras del Sr.

procesos. En 7 de Julio de 1857, cediendo a

Muñoz Ledo, fue entonces la satisfacción

las indicaciones tan benévolas como respeta­

interior y es hoy la reparación pública del

bles de los Sres. representantes de Francia é

gobierno de 1857, tan vilipendiado y aun

Inglaterra convine en modificar la redacción

escarnecido, y que la Providencia quiso que

de las proposiciones de 20 de Junio diciendo:

fuese justificado por la administración

que habría indemnización si se probaba debi­

que representa al partido que convirtió los

damente que nos hablamos en algunos de

rencores y los intereses personales en ele-

los casos en que según el derecho de gentes, los

mentos revolucionarios, y que se apoyó en

superiores son responsables de la conducta

la calumnia para aspirar al poder supremo.

de sus súbditos. El mismo día el honorable

“Nadie puede leer en el porvenir; pero

lord Howden propuso: “México indemniza-

en todo caso el Gobierno constitucional

rá conforme al derecho de gentes”. El gobier-

quedará libre de responsabilidad, yo habré

no español nada aceptó, insistiendo en la

cumplido con mi deber y nunca sentiré so-

indemnización en términos absolutos”.

bre mi conciencia el tratado de 26 de Sep-

Continua el Sr. Lafragua analizando de-

168

tiembre de 1859”.

tenidamente la nota de Muñoz Ledo, y en

El Sr. Lafragua permaneció en París hasta

resumen añade al fin lo siguiente, que revela

el año de 1861 y llegó a México en Noviem-

la digna actitud del Gobierno del Sr. Juárez

bre de ese mismo año. Durante la interven-

y la de nuestro biografiado.

ción y el imperio, permaneció alejado de los

“Por lo expuesto verá V. E. que el trata-

negocios públicos rehusando varias veces

do no salva los derechos ni los intereses de

los puestos que se le ofrecieron, y en Junio

la República; que ésta no sólo paga hoy sin

de 1867, según dice uno de sus biógrafos fue

justicia, sino que de hecho establece un an-

comisionado por Márquez para tratar con el

tecedente que en lo futuro producirá males

general Díaz sobre la entrega de la ciudad de

incalculables, y que al cabo de cinco años de

México a este último, comisión que al fin no

luchar porque el tratado de 1853 se cumpla

llegó a desempeñar.

según su tenor literal, habrá que entablar

Después del restablecimiento de la Re-

una nueva negociación de muy dudoso re-

pública, Lafragua fue nombrado magistrado

sultado. Un solo bien deberá el país al nuevo

interino de la Suprema Corte y miembro de

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

la Comisión para redactar el Código Civil; el

de Herreros hoy Lafragua, donde nació este

año siguiente fue electo quinto magistrado

buen liberal, en la cual lapida con letras de

propietario de la misma Suprema Corte de

oro se lee lo siguiente: “En esta casa nació

Justicia; casi a la vez Director de la Biblio-

el 2 de Abril de 1813 el hábil jurisconsulto, el

teca Nacional y por último, poco después

insigne diplomático, el virtuoso ciudadano

miembro de la Comisión que debía formar

José Ma. Lafragua.—El Ayuntamiento de

el Código Penal. Este segundo cuerpo de le-

1878 dedica, éste al ilustre hijo de Puebla”.

yes es, sin embargo, obra casi exclusiva del

Los funerales del antiguo alumno del

distinguido abogado Antonio Martínez de

Carolino fueron suntuosas, concurriendo

Castro; pero en la formación del Código Ci-

a ellos todos los Secretarios del Estado, el

vil sí tomó participio.

cuerpo diplomático y multitud de aboga-

Poco antes de morir el Benemérito de

dos, empleados, militares, etc. La oración

América nombró al Sr. Lafragua ministro

fúnebre pronunciada en el Tepeyac, panteón

de Relaciones, y al entrar al poder el Sr.

donde reposa el cuerpo de Lafragua fue en-

Lerdo por ministerio de la ley no aceptó la

comendada al conocido literato José M. Vi-

renuncia que naturalmente presentó nues-

gil, antiguo amigo del difunto, y de ella to-

tro biografiado, como miembro del anterior

mamos las siguientes e interesantes frases:

gabinete. Continuó el ministerio de Rela-

“¿Cómo olvidar sus últimos trabajos en que

ciones, a pesar de haber vuelto a ser nom-

con tanto tino y con tanta maestría defen-

brado magistrado de la Suprema Corte de

diera los legítimos intereses de la República?

Justicia, con licencia de ésta, y en ese puesto

¿Cómo pasar en silencio la admirable nota

le sorprendió la muerte el 15 de Noviembre

en que contestaran las injustas reclamacio-

de 1875.

nes del gobierno inglés en la cuestión de Bé-

El Sr. Lafragua perteneció a multitud de

lice y que le mereciera los más entusiastas

sociedades científicas, literarias, políticas y

elogios de la prensa extranjera? ¿Cómo no

de beneficencia y poseía una de las biblio-

mencionar la ciencia y el tacto exquisito

tecas particulares más ricas y escogidas que

con que defendió la dignidad del gobierno

existían entonces en México; muchos de los

mexicano al tratarse de sus facultades para

libros de esa biblioteca y un legado además

arrojar del territorio nacional al extranjero

de veinte mil pesos sirvieron para formar la

pernicioso aun cuando se encuentre inves-

que existe en la capital de Puebla en la calle

tido con el carácter de jesuita? ¿Cómo no

de San Roque y que se intitula “Biblioteca

hacer recuerdo, en fin, de su última nota en

Pública Lafragua”.

la cuestión de límites en Guatemala, en que

La ciudad natal del distinguido abogado,

sin herir ninguna susceptibilidad, guardan-

para honrar la memoria de uno de sus más

do a nuestros hermanos de la república veci-

notables hijos, ha colocado por conducto

na todas las consideraciones que justamen-

de la Corporación Municipal, una lápida en

te se merecen, pone sin embargo el derecho

mármol negro en la casa núm. 8 de la calle

de México bajo una ley tan clara que no es josé maría lafragua

169

posible resistir a la fuerza incontrastable de

de gabinete que emprendiera Lafragua en

su dialéctica?”

beneficio de su patria, y por eso los he-

Estas palabras del actual director de la Biblioteca Nacional apuntan cuando menos los últimos y patrióticos trabajos

mos transcrito. Enrique M. de los Ríos

Ignacio de la Llave 1818-1863

I Antes

estudiar a un héroe, antes de pre-

recuerda la época en que floreció el ilustre

sentarlo a los ojos de los contemporáneos o

veracruzano; porque es ya verdad adquiri-

de la posteridad, es preciso primero indagar

da, que no son los hombres los que produ-

cuál fue el medio ambiente en que el héroe

cen las épocas, sino aquéllos el resultado

se halló, para después deducir de ese medio

de éstas.

de

las causas impulsivas.

Cuando a una nación la agobia la ti-

La historia, tal como la entienden los

ranía; cuando sobre un pueblo cualquiera

pensadores modernos, no es la narración

(pesan todas las extorsiones imaginables;

descarnada y fiel de los hechos que acae-

cuando los hombres, olvidando todo lo

cieron, ni la constituye tampoco el apun-

que han adquirido en materia de libertad

tamiento rigurosamente cronológico de las

y de derecho, descienden hasta el grado de

fechas en que esos mismos sucesos tuvie-

desconocerse a sí propios y de olvidar las

ron lugar. Hoy es otra la misión del histo-

enseñanzas del pasado; cuando, en suma,

riador. Debe éste tener en cuenta los he-

se hace precisa una revolución para recon-

chos, sí; pero debe también subordinarlos,

quistar todo lo que se ha perdido, una re-

debe buscar en el segundo la consecuencia

volución que no perdone a nadie, entonces

natural del primero; debe remontarse a la

brota el hombre que sintetiza los dolores y

fuente principal, para que ella le explique,

todas las aspiraciones.

por modo natural y sencillo, cómo fue que,

¿Fue Llave expresión de una época? En

forzosamente, los acontecimientos, y con

otros términos: ¿fue él la resultante de fuer-

ellos los hombres, debieron inclinarse en

zas que obraban? Su espíritu, su carácter,

tal o cual sentido.

¿correspondieron a los años en que le tocó

Estas breves reflexiones, necesarias como antecedentes, pues que se trata de

en suerte figurar? Ya procuraremos responder a tan difícil cuestionario.

Llave, se hacen más necesarias aún si se ˜ 171 ˜

II

Desde la Capital hasta los Estados más

Cuando por el Plan de Jalisco, urgente a se

lejanos, la Nación entera y sus hombres

recuerda la mala interpretación que se le dio

daban el más triste ejemplo de abyección.

al sistema federativo, volvió al país D. An-

Apenas si uno que otro patriota se atrevía a

tonio López de Santa-Anna, hallábase la Re-

murmurar en voz baja; que los esbirros del

pública en situación propicia para que fuese

poder estaban alerta siempre para acallar

un hecho el adelanto.

cualquier palabra.

Un hombre que, verdadero patriota,

Las persecuciones a la prensa, los destierros,

hubiese sido dictador a la manera de la an-

as venganzas políticas, estaban a la orden

tigua Roma; esto es, que llegado al poder

del día, sin que aún se procurara darles la

en virtud de circunstancias necesarísimas,

menor justificación. Bastaba el capricho de

hubiese hecho uso de él con una gran suma

Su Alteza o de un prefecto político, para que

de discreción y sólo lo hubiese ejercido por

se cometiesen todo género de atropellos.

determinado tiempo; un dictador así, que

En tal estado las cosas y cuando pare-

hubiese encaminado todos sus esfuerzos al

cían haberse hundido para siempre las no-

bien de sus conciudadanos y al engrandeci-

ciones de patriotismo y dignidad, surgió la

miento de su patria; un hombre, en suma,

revolución de Ayutla, que venía amparada

en quien no hubiesen predominado las mez-

con el virtuoso nombre de D. Juan Álva-

quinas ideas de ambición, sino los grandes

rez y que anunciaba una era nueva para la

principios republicanos, habría hecho de

República. En torno de su bandera se con-

México una nación modelo, le habría evita-

gregaron todos los hombres de valor, todas

do las guerras intestinas que acaecieron des-

las grandezas, los patriotismos todos, y des-

pués y, sobre todo, no la hubiera detenido

pués de muchos días de lucha y de sangre, la

en su marcha hacia el progreso.

Libertad, al fin, paseó su enseña triunfante.

Pocos hombres han encontrado al país,

Hombre de esa época, compañero de

como el solitario de Turbaco, tan dispuesto

aquellos inolvidables reformistas, fue el Lic.

a allanarle las dificultades con que pudiera

D. Ignacio de la Llave, el patricio que die-

tropezar; y, sin embargo, ninguno como él,

ra con su nombre y con sus hechos honor y

abusó del mando omnímodo que se le con-

días de gloria al Estado que lo vio nacer.

fiara: renegó de sus promesas, pisoteó de la manera más desleal sus juramentos e hizo del país una irrisión viviente.

172

III En Veracruz, sin duda por sus especiales

La adulación, el desprecio a la ley, el nin-

condiciones de riqueza, se hizo sentir con

gún respeto a la hacienda pública; el aban-

mayor fuerza la administración santa-an-

dono de la enseñanza y aun la simonía y el

nista; y sin duda también por sus tradi-

crimen, es lo que el historiador encontrará

cionales convicciones independientes fue

como fruto de esos años, faltos todavía de

más oprobiosa la tiranía. Orizaba, Jalapa y

un Tácito que los flagele sin piedad.

Veracruz, fueron las ciudades donde el des-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

potismo rayó en lo inconcebible, bien que

citaciones tuvieron lugar después de termi-

las tres poblaciones citadas recibieron a ti-

nada la columna de honor; por la noche fue

tulo de castigo las extorsiones. En Veracruz

iluminado el arco de la Plaza con 1,200 luces

se dispuso que fuero día de fiesta la llegada

y el palacio y los edificios públicos, así como

de Santa-Anna; que se cerraran las casas de

muchas casas particulares, y se quemaron

comercio y los talleres y que se erigiese un

fuegos artificiales; el día siguiente, sábado,

arco de triunfo. “A la una de la tarde, dice

tuvo lugar una reunión en la que el Presi-

el Sr. Rivera Cambas, se avistó en Veracruz el

dente quiso oír la opinión de las personas

paquete ingles, y poco rato después, por las

notables sobre los asuntos públicos, y las di-

señales que se tenían convenidas, se supo

versiones y las músicas lo siguieron todo el

que S. E. se hallaba a bordo; a las tres desem-

tiempo que allí estuvo”.

barcó con su familia y al momento acompañado por las autoridades que habían salido

Así recibieron los santa-annistas en el puerto a su grande hombre.

a recibirle, se dirigió a la parroquia donde se

En Jalapa, a su vez, no fueron menos

cantó el Te Deum de costumbre, habiendo

pródigas las demostraciones de afecto y

sido regia la recepción.

admiración. “Al tenerse allí noticia, de que

“El cañón de la fortaleza de Ulúa, con-

había desembarcado, se hizo un repique a

testado por el de la Plaza, anunció que lle-

vuelo, general en todas las iglesias, la salva

gaba el general Santa-Anna ya Presidente

de artillería de ordenanza y una comisión

de la República, y la sensación que aquellos

del Ayuntamiento pasó al Encero, a felicitar

dos tiros produjera sólo puede explicarse

al ilustre emigrado de Turbaco a nombre de

por el movimiento de la población, que en

la ciudad, llevando a su cabeza al jefe po-

el instante acudió a ver la llegada y el reci-

lítico. El comercio cerró sus establecimien-

bimiento del hombre en quien estaban fijas

tos, luego que se oyó el anuncio del cañón,

las miradas de toda la nación. En el muelle

y contribuyó a la solemnización del modo

le presentó el gobernador Emparán las llaves

que pudo, disponiendo que fueran adorna-

de la ciudad, y la tropa formó valla desde

dos los frentes de las casas en el día e ilumi-

aquel punto a la parroquia.

nados por la noche; el gobierno del Estado

“El Presidente marchaba por el centro

costeó los gastos erogados por el Ayunta-

acompañado de su esposa y seguido de un

miento. Santa-Anna salió de su hacienda del

gran cortejo entre vivas y aclamaciones que

Encero, el 11 de Abril.

se perdían con el ruido de la música, con el

“A su paso por Jalapa, fue recibido con

estampido del cañón y el resonar de las cam-

demostraciones de aprecio y alegría, se pu-

panas que festejaban la aparición del general.

sieron por los indígenas, arcos en el espacio

Acabado el Te Deum, pasó a Palacio, y des-

comprendido entre ambas garitas, siendo

de los balcones vio desfilar los cuerpos de la

adornadas también éstas por una comisión

guarnición; a las cinco de la tarde se entró

nombrada para ello, y otra acompañó al

a los aposentos de su alojamiento. Las feli-

Presidente desde Los Asientos hasta La ignacio de la llave

175

Lagunilla, cerca de Cedeño, donde concluye

de D. Arzamendi, etc., etc., etc.); todos és-

la jurisdicción de la municipalidad de Jalapa,

tos, decimos, se reunieron en junta de nota­

gastándose en dicha recepción $110”.

bles para secundar el acta de Guadalajara.

Esto, sin contar con las muestras de ad-

Hasta aquí las muestras de servilismo.

hesión de los particulares, de los santa-an-

Veamos ahora las despóticas, siquiera sea

nistas; muestras que llegaron a ser tales y

muy brevemente: en Jalapa se desterraba a

en tan gran número, que un jalapeño para

Don Juan Soto; se organizaba por medio de

fustigarlas dijo:

una leva odiosa el reclutamiento del ejército

“Este montón que veis de santa-annistas Que con tanta ansia esperan a Santa-Anna, Han de volverse todos monarquistas Si un rey les sacia la ambición mañana. ¿Sabéis qué eran ayer? ¡Federalistas! Y más serán si al oro le da gana; Y los que adoran hoy a Don Antonio Adorarán mañana a Don Demonio”.

176

y se declaraban, con perjuicio de la clase pobre, días festivos los domingos; en Orizaba se mataba el comercio con el estancamiento de tabaco, y en Veracruz, con pretextos baladíes, eran extraídos de sus hogares los ciudadanos probos y honrados como Don José Luelmo que murió en el destierro no obstante sus heroicos servicios durante la campaña contra los americanos; como D.

No pasó mucho tiempo para que se

Pablo Campos, Don Ramón Vicente Vila,

realizaran las predicciones del desconoci-

Don Francisco Beiro, Don Timoteo Otero y

do vate, pero sí lo que se decía en la octava

otros muchos más que por el momento es-

antes transcrita, se realizó años más tarde,

capan a la memoria, sin contar a los muchos

hubo algo que no fue predicho y que vamos

soldados y sargentos de la Guardia Nacional

a referir nosotros siquiera sea brevemente.

o de las tropas federales que por una simple

En Orizaba se celebró inusitadamente la

sospecha de desafección eran confinados a

creación del dictador, en Jalapa hubo regoci-

Tamaulipas, a Campeche o a Yucatán.

jos públicos el 13 de Junio por ser ese su día

Hacíase necesario, pues, en tales mo-

onomástico, y en Veracruz los ricos (Joaquín

mentos un hombre que absorbiese en su

de Muñoz, Sebastián A. Bárcena, José Igna-

alma las aspiraciones de los oprimidos, que

cio Esteva, Ángel Lascurain, José G. Mon-

vengase los ultrajes cometidos al fuero hu-

zabal, Pedro de Lamiere, Rafael de Arrillaga,

mano y al fuero ciudadano, que volviese

Juan Cruzado, Cayetano Becerra, Francisco

por el honor perdido; en una palabra, que

V. Cos, Adolfo Hegewisch, Pedro del Paso

demostrara a los ojos de la República en-

y Troncoso, M. González de Castilla, etc.,

tera, que en Veracruz no se había extingui-

etc.), el clero (fray José Cao-Romero, fray

do aún el aliento de los hombres de 32 y de

Cristóbal Noriega, fray Ángel Castillo, etc.)

47. Mas para representar la revolución era

y los empleados y los pobres que aspiraban a

preciso que el caudillo, que la iniciara tuvie-

ocupar un puesto en la nobleza naciente (José

se a la vez la energía del que se alza contra

F. Oropeza, Joaquín Rodal, Lucio Trejo, Juan

un tirano y la sinceridad de un patriota; era

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

preciso que fuese al mismo tiempo guerrero

Nacido en Orizaba el 26 de Agosto de

a la hora del combate y legislador en los ins-

1818, no bien se halló con fuerzas para en-

tantes de paz; que así se compenetrase con

tregarse a una educación profesional —ya se

las necesidades del campo de batalla, como

sabe cuántas dificultades tenía en ese enton-

con los sagrados deberes de los gobernantes.

ces quien se dedicaba a estudios de interés y

Un talento que abarcase el porvenir que

trascendencia— entró al Colegio Nacional

sorprendiera en él, a la manera de un viden-

de Orizaba, de allí pasó a México y termi-

te, todo el progreso futuro que se empeña-

nó su carrera de abogado en 1841. Nada nos

ba en aherrojar el partido reaccionario; un

dicen los biógrafos así de sus años escolares

hombre que hiciese de su protesta el grito

como de los primeros en que ejerciera su

del pueblo, era lo que el Estado de Veracruz

abogacía. Para la historia comienza a figurar

necesitaba para sacudir el yugo del Presiden-

el año de 1844 en que por primera vez tomó

te y su camarilla.

las armas en contra de Santa-Anna. Acaso

Ahora bien: ¿quién era el que se en-

ya preveía lo que sería después el vencedor

contraba en mejor aptitud para responder

de Barradas. Por no sabemos qué circuns-

a tantos anhelos? Éralo el que, nacido en

tancias especiales fue a dar a un cuerpo de

épocas de combate, había sentido aereada

voluntarios llamado Defensores de las leyes, y

su cuna por la pólvora y la metralla, el que

allí, cuando era aún teniente, alzó su voz

había crecido en medio de las guerras in-

y sedujo a sus compañeros para pronunciarse

testinas, el que de joven había sentido en

en contra de Santa-Anna.

la soledad de sus estudios la necesidad de

Sigue a este hecho un largo lapso —once

una reforma, el que a fuerza de comparar

años— y el 15 de Julio de 1855 se le ve tomar

legislaciones había visto dónde estaban

de nuevo las armas en contra del Gobierno

los defectos de la mexicana y dónde las

y proclamar en Orizaba el Plan de Ayutla.

excelsitudes de las extranjeras; y ese hom-

Sólo aun espíritu altamente liberal —li-

bre, capaz de apreciar la abyección de sus

beralismo por cierto, conseguido en virtud de

contemporáneos y fuerte para despreciar

los propios esfuerzos y casi casi por intuición—

el presente por soñar con el mañana, fue el

pudo haber ocurrido proclamar un plan de la

Lic. D. Ignacio de la Llave.

naturaleza del de Ayutla en las circunstan-

A grandes rasgos hemos presentado la época en que vivió; tócanos ahora dar las cortos rasgos biográficos que nos ha sido posible reunir.

cias dificilísimas en que se encontraba México con el ominoso yugo de la dictadura. En virtud del incremento inmenso que había tomado la revolución, S. A. se apresuró a abandonar la Capital y el 9 de Agosto

VI

salió de México con el pretexto ostensible

Corta es la biografía de la Llave. Su vida

de combatir a los revolucionarios de Vera-

puede resumirse en dos partes: el estudio y

cruz, pero con el fin ya premeditado de par-

la patria.

tir de la República. ignacio de la llave

177

En tanto, el Lic. Llave se situaba en las

renunció su puesto entrando a ocuparlo, ad-

alturas del Chiquihuite, después de haber

mitida la renuncia, el de igual graduación D.

penetrado a Coscomatepec y Huatusco,

José María Mendoza.

“cerrando así, como dice un historiador contemporáneo, el camino de Orizaba”.

a semejante cambio, y según la mente del

En unión del Lic. Llave lucharon por la

Plan de Ayutla, quedó encargado del man-

libertad un jarocho, Altagracia Domínguez,

do el Sr. Llave; mando que se acentuó por

que pospuso por patriotismo sus intereses a

la fuga, que no otro nombre merece la sa-

la causa nacional, el coronel Colombres que

lida para Nueva Orleans, del coronel Pérez

más tarde se hizo notar en la lucha contra

Gómez, y la de Corona en el vapor español

los franceses, y muy especialmente en el 5

Ulloa, y la de los principales santa-annistas

de Mayo de 1862, D. Fermín Núñez, que lo

y carreristas, que, abrigando una última es-

acompañó hasta su entrada en Veracruz, lo

peranza, aún permanecían en el puerto.

mismo que los anteriores, y D. Juan Serdi.

178

Después de los trastornos consiguientes

Libre pues el campo, los patriotas de Ve-

El dictador, obligado al fin por la fuer-

racruz llamaron a Llave para que apresura-

za de los acontecimientos, abandonó el país

se el fin de los sucesos y éste, aceptando la

definitivamente, y ya, en virtud de la acefa-

nueva faz que se presentaba, salió con sus

lia reinante, D. Carlos Oronoz citó en Jalapa

tropas rumbo a Veracruz.

a una junta y en ella leyó un plan, que tenia

La causa de los libres había triunfado. El

por objeto principal declarar gobernador in-

pueblo veracruzano recibió a Llave como a

terino a D. José María Pasquel. De efímeros

un libertador y le rindió los homenajes que

resultados fue la reunión anterior porque en

creyó dignos de él. Dijérase que volvía por

Orizaba otra junta semejante llamó al po-

el honor perdido cuando a Santa-Anna se le

der a D. Ignacio de la Llave. Orizaba pidió

hizo creer que la ardiente recepción con que

a Jalapa que se le uniese, ésta dio un baile

se le saludaba provenía del pueblo.

donde se refundieron unos y otros partida-

“La entrada De la Llave en Veracruz,

rios; el Sr. Pasquel no admitió la postulación,

cuenta el nunca bien sentido D. Miguel Ler-

y Córdoba, por medio de su Ayuntamiento,

do, fue una verdadera fiesta cívica; y en el

proclamó Gobernador al primero que tuvo

entusiasmo con que naturalmente el pueblo

en el Estado la audacia de ponerse enfrente

acoge las ideas de libertad, después de una

de Santa-Anna, haciendo de paso algunas

larga época de opresión, se le hizo allí un

inculpaciones a los jalapeños por haber que-

recibimiento propio de un libertador. A las

rido empequeñecer el brillo De la Llave.

cuatro de la tarde llegó el tren que lo condu-

En tal estado las cosas, el puerto reco-

cía por el ferrocarril a la estación principal,

noció la legitimidad del Gobierno del Gral.

donde lo esperaba ya una comisión del Ayun-

Carrera; pero aumentando la dificultad de la

tamiento, compuesta del alcalde primero, un

situación, D. Antonio Corona, general que

síndico y un regidor, una inmensa reunión

se había puesto al frente del Departamento,

del pueblo y tres bandas de músicas milita-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

res, que comenzaron a tocar al aproximarse

neplácito. En ella, justo es consignarlo, no

al tren, entre los estrepitosos vivas y aclama-

tomó parte el elemento popular.

ciones del mismo pueblo. En seguida le leyó el alcalde primero una patriótica alocución,

V

firmada por una comisión del pueblo, y des-

Un nuevo periodo de 23 de Agosto de 1855,

pués de recibir allí De la Llave las primeras

fecha en la cual fue proclamado gobernador

felicitaciones de las personas que se le acer-

del Estado de Veracruz el ya general de Bri-

caban, montó en una carretela dispuesta al

gada, a 17 de Enero de 1861 en que renunció

efecto, donde lo esperaban tres niños,1 dos de

el cargo de Secretario del Despacho de Go-

ellos con unas banderas en que se leían las pa-

bernación, un nuevo periodo, decimos, se

labras “viva el libertador de la llave”, y otro

abre a los ojos del historiador. Durante este

con una corona; entrando luego en la ciudad,

periodo el Sr. Llave, consecuente con sus

precedido por una banda de música y acom-

ideas y con el partido a que se había afiliado

pañado por la multitud de gente que había

implantó las reformas y aplicó castigos, que

salido a recibirlo. Al emprender su marcha

a su juicio eran necesarias.

la comitiva, desunció el pueblo los caballos

Así, no bien entró al gobierno de su Es-

de la carretela para tirarla por sí mismo, y de

tado, pone en vigor el arancel reformado

esa manera fue paseado De la Llave por las

por el Presidente Ceballos en Enero de 1853;

principales calles en medio de los repiques de

publica un manifiesto desconociendo al Go-

campanas, cohetes y aclamaciones que por

bierno del General D. Martín Carrera; dis-

todas partes se le prodigaban, siendo al fin

pone que sean embargadas las propiedades

conducido al palacio, donde lo esperaban el

de Santa-Anna; organiza la Guardia Nacional

comandante general Mendoza y el resto del

disuelta por el general Corona en Mayo de

Ayuntamiento y tomando allí inmediata-

1853; aprisiona a los militares culpables; se

mente posesión del gobierno del Estado”.

dirige al Cónsul mexicano en La Habana

Pero esta recepción tumultuosa, desorde-

para impedir que sean vendidos los vapores

nada si se quiere, era la fiesta del sentimien-

que llevó Santa-Anna; establece una junta

to popular desbordado; nacía a impulsos de

consultiva de los negocios y hace cesar las

hondos afectos y de legítimas esperanzas;

alcabalas que pagaban algunos efectos. Su

era más bien un homenaje. La otra, la que

programa era un credo democrático y libe-

se festejó a Santa-Anna, fue el resultado del

ral: “Se reorganizará la Guardia Nacional sin

deseo de medrar, del afán de hacerse simpá-

que el servicio sea gravoso para los ciudada-

tico al nuevo gobernante; fue la adulación

nos; se protegerá la educación, se derogarán

disfrazada con sonrisas y con frases de be-

las contribuciones que perjudiquen a las clases pobres o a la agricultura y el comercio;

Hay aquí un error porque las que se hallaban en

se atenderá al bien general del Estado y al

la carretela eran niñas; hija una de ellas de un pintor de

particular de cada una de las poblaciones

10

apellido Morales, y viuda más tarde del exaltado Joaquín Villalobos. (N. del A.)

que lo componen”. ignacio de la llave

179

Imposible dudarlo. Llave era de los hombres de Ayutla.

excitó a los demás gobernadores a que for-

—Acepto el gobierno con el objeto de

maran un catálogo de las exacciones, atro-

que no cundan la desunión y el mal ejem-

pellos y crímenes consumados durante la

plo, manifestó ante sus conciudadanos que

administración santa-annista; expidió una

veían en él la salvación de Veracruz.

ley para que se renovaran los Ayuntamien-

—Mi casa está abierta a toda hora para escuchar todas las quejas... Y como notase que no había concluido todo su pensamiento, agregó:

tos; derogó la Ley de 9 de Enero de 1854, aquella ley ridícula que estableció la capitación y el impuesto sobre puertas y ventanas; previno que se aprehendiera a los

—Y no sólo las quejas, también los consejos.

desertores; reglamentó la administración

Anécdotas sencillas que demuestran su

de Justicia y el número de tropas que debía

temple y su modestia. El pueblo no se había

tener el Estado; abrió las escuelas que fue-

equivocado. Podía sentirse tranquilo.

ron clausuradas el año de 1853, restableció

Empero la revolución no había cesado,

la Junta Directiva de Instrucción Pública;

y en tal virtud el Gral. Carrera se dirigió a

instaló el Consejo de Gobierno, y finalmen-

todos los jefes que habían secundado el pro-

te, abolió la ley de imprenta dada por D,

nunciamiento de D. Florencio Villarreal para

Teodosio Lares.

que se reunieran en una convención que se

La pacificación pareció un hecho. A me-

celebraría en el pueblo de Dolores Hidalgo

dida que pasaban los días se iban cumplien-

el 16 de Septiembre y a la cual también ha-

do las promesas del Plan de Ayutla, prome-

bían de concurrir los comisionados por el

sas de las cuales una fue la que más alborozó

Gobierno. Ningún jefe atendió a la petición

a los mexicanos: la convocación del Congre-

del Presidente. Sólo Llave, como si intentase

so Constituyente. México entraba a no du-

dar una prueba de su ninguna ambición y

darlo en el sendero del progreso.

deseo de paz, aceptó la proposición, expli-

Conforme al espíritu de la revolución, la

cando de paso por qué había desconocido

Junta Constituyente de Veracruz formó el

al Gral. Carrera y que aceptaba esa proposi-

Estatuto Orgánico que fue sancionado por

ción como si viniera de un ciudadano cual-

el Gobernador el 10 de Octubre de 1855; y

quiera, no de una autoridad constituida.

este funcionario a su vez expidió la convo-

Establecido el Gobierno de D. Juan Álvarez en Chilpancingo, sofocadas las re-

180

El Sr. Llave, por medio de una circular,

catoria para las elecciones que habían de verificarse el 14 del próximo Diciembre.

voluciones parciales por el avenimiento

Satisfecho Llave por haber cumplido

verificado entre Álvarez, Comonfort, Haro

con lo que él estimaba su deber, renunció

y Tamariz y Doblado, el país entró en una

en Octubre al Gobierno de Veracruz. Ciu-

calma relativa, y pudieron irse haciendo

dadano probo y honrado, después de haber

efectivos algunos de los artículos del Plan de

llenado hasta donde pudo su misión, volvía

Ayutla.

gustoso a la oscuridad de que saliera.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Quedaron fallidas sus esperanzas. El

entrara. El gobernador Llave nombró para

Gral. Álvarez no aceptó la renuncia de su es-

que ejercieran el cargo de interventores de

clarecido colaborador y sí le dio una licencia

los bienes eclesiásticos al recaudador princi-

temporal.

pal de las contribuciones directas y al admi-

El grande se retiró al descanso; mas no

nistrador principal de las indirectas; ordenó

fue éste de larga duración, que pronto vino

que todos los empleados y funcionarios pú-

a sacarlo de él la revolución de Zacapoaxtla.

blicos prestaran los auxilios que los agentes

El 25 de Diciembre llegó a Tlatlauqui

les pidieran, y señaló penas para los que fue-

con su brigada y si no penetró a Zacapoaxtla,

sen remisos en el cumplimiento de sus de-

fue debido al audaz golpe de mano del en-

beres o para aquellos que poseyendo bienes

tonces teniente coronel Miguel Miramón,

eclesiásticos o fincas que reconocieran un

que sorprendió a Benavides, lo amarró y se

capital de la Iglesia, no se presentaran a dar

pronunció con el 11º Batallón De La Llave,

razón exacta de dichos bienes o capitales; y

al saber la defección, tuvo que retirarse pre-

dispuso asimismo que fuese juzgado como

cipitadamente a Perote.

conspirador todo aquel que no acatare la ley

La revolución se extendió una vez más.

o que se opusiere a su cumplimiento, casti-

Los Orales. Haro, Güitián y Castillo circula-

gándolo con dos años o más de prisión, si se

ron un nuevo plan e invitaron al gobernador

trataba tan sólo de desacato más o menos

de la fortaleza de Perote, D. José Arago, para

grave y con pena de muerte si había alterado

que se uniese a ellos. El citado jefe contestó

el orden público.

con entereza que no admitía otro gobierno

El 8 de Abril de 1856, dejó el Gobierno

que el que la Nación se había dado, mere-

del Estado en manos de D. Manuel Gutiérrez

ciendo por esa conducta que a nombre del

Zamora por haber obtenido licencia, y pasó

mismo Gobierno, lo felicitase el Sr. Llave,

a México donde permaneció hasta princi-

quien vuelto ya a encargarse del Estado

pios de Julio, fecha en que volvió a ocupar

como primera autoridad se mostró como

su puesto.

antes, incansable. Por él se fortificaron los

Velando por los intereses del Estado,

puntos militares de la Hoya y del Chiqui-

atento a los cuidados de su elevado pues-

huite, y a sus acertadas medidas, por una

to, sin enajenarse la voluntad de los que

parte, y por otra a la imprudencia con que se

le habían encargado que rigiera sus des-

pronunciaron el cabecilla Salcedo y algunos

tinos, antes bien captándose la simpatía

subalternos, se debió que el motín de Ulúa

de sus conciudadanos, lo sorprendió el 28

no alcanzase mayores proporciones.

de Enero de 1857 el nombramiento de Mi-

Concluida por entonces la revuelta

nistro de Gobernación. Asegúrase que el

con el desastre de Ocotlán, la administra-

entusiasmo manifestado por Comonfort

ción tornó a normalizarse. En el puerto se

en el decreto que ordenaba se jurase la

restablecieron los derechos municipales de

Constitución, perteneció exclusivamente

aguada y el de dos reales por cada bulto que

al egregio orizabeño. ignacio de la llave

181

No es difícil que tal haya pasado; desgraciadamente no estaba D. Ignacio Comon-

182

del peligro, empuñó las armas y fue allí donde ese peligro lo reclamaba.

fort a la altura de las necesidades políticas y

Cuando por la debilidad de Comonfort,

sociales del país en ese periodo. Ni es difícil

el partido reaccionario hizo vibrar su grito

tampoco que el pueblo haya comprendido

de guerra con el Plan de Tacubaya, Llave

la actitud de Llave en ese decreto, puesto

expidió un manifiesto en contra de los con-

que en ese tiempo aparece en unión de Ler-

servadores; y Orizaba, Córdoba, Huatusco

do, de Degollado, de Juárez, de Ocampo, de

y Coscomatepec que también protestaron,

Vidaurri y de Comonfort, como candidato a

nombráronlo jefe de las fuerzas del Esta-

la Presidencia. ¡Cuántos males, cuánta san-

do de Veracruz y a su acento se levantaron

gre se hubiera evitado a la República si Ler-

3,000 soldados, prestos a combatir contra

do, Ocampo, Juárez o Llave entran a la Pre-

los sicarios de la clerecía.

sidencia en lugar de Comonfort, que ellos

Noble ejemplo de constancia y de tesón

sí tenían bien templada su alma y ansiaban

fue el suyo durante la memorable Guerra de

para su patria todas las reformas!…

Tres Años. Nada pudo quebrantar sus bríos.

Después lo postularon para Gobernador

La insalubridad de los climas en que se veía

de Veracruz; pero aun cuando el recuerdo de

obligado a operar, las dificultades para el

sus acciones como gobernante no hubie-

paso de sus tropas, las defecciones, aun de

se desaparecido aún, opacaba un tanto su

sus compañeros de armas como D. Miguel

gloria D. José María Mata que volvía triun-

Negrete, las derrotas mismas, no pudieron

fante de las luchas parlamentarias del Con-

doblegar jamás su espíritu esforzado. De

greso Constituyente y D. Manuel Gutiérrez

Orizaba a Córdoba, de Córdoba a Jalapa,

Zamora, el hombre cuyos servicios, no ya a

de Jalapa a Coscomatepec y de Coscomate-

Veracruz sino a la nación entera, todavía no

pec a Huatusco, en todas partes se le veía

se aquilatan.

defendiendo los principios constitucionales.

Siempre consecuente con las ideas que

Compañero más tarde en Veracruz del

había planteado o desarrollado, salió al fin

inmortal Juárez como ministro de Goberna-

del Ministerio el 5 de Junio de 1857, en

ción, aceptó el tratado McLane.

unión de D. Juan Antonio de la Fuente. Se

¡Cuánto hubiéramos preferido que en

trataba de un proyecto sobre el estanco del

esa vez Llave hubiera cuando menos imita-

tabaco o de un gravamen sobre este pro-

do la conducta del ilustre D. Juan Antonio

ducto, y él que tantas reformas hacendarias

de la Fuente, que ni apoyó ni firmó el referi-

había establecido mientras estuvo en la su-

do convenio!

prema magistratura de Veracruz, no podía

Por lo demás, el Sr. Llave desplegó su

admitir aquella gabela. Prefirió abandonar

actividad de costumbre. El 24 de Febrero de

los honores y perderse en el aislamiento.

1860 expidió una proclama anunciando que

Sin embargo, al igual de la vez anterior,

se armaba contra México, en La Habana,

tan pronto como sonó para la patria la hora

la escuadrilla de Marín y declarándola fili-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

bustera, la noche del 6 de Mayo se halló en

rón y varios los Sres. Pasquel, José M. Mata,

el abordaje de la misma escuadrilla, donde

Corona, Jorge de la Serna y Oropeza.

salió herido incidentalmente; después de la

Ejerciendo su alto encargo lo encontró

batalla de Silao excitó a los gobernadores

el comandante de marina, jefe de los expedi-

para que armaran a las guardias nacionales

cionarios españoles, D. Joaquín Rubalcaba.

y para que se aprovecharan del desaliento VI

que causara en los reaccionarios la derrota de Miramón y en los constitucionalistas

¿Fue Llave expresión de una época?

el triunfo de Zaragoza y González Ortega;

Sí; él con méritos que no puede adu-

decretó asimismo “que todo aquel que re-

cir nadie en el Estado de Veracruz, se hizo,

conociera en sus propiedades capitales de

como ha podido verse, la expresión genui-

manos muertas pagara anticipadamente los

na del pueblo; por el pueblo luchó, luchó

réditos de un año, y que todos los particu-

porque fueran las garantías y los derechos

lares entregaran las armas y municiones que

una verdad conquistada, derramó su sangre,

tuvieran en su poder”; y finalmente, salió de

prescindió de su yo y lanzándose al futuro

Veracruz en unión del coronel Miranda para

abrió para Veracruz una época distinta. Fue

sujetar al orden al guerrillero Carbajal.

como si dijéramos el precursor del que años

Vuelto a Veracruz ocupó el Ministerio

más tarde haría del pueblo de Veracruz el

de Guerra, por renuncia del Gral. Ampudia,

antemural de todos los derechos; el que pre-

saliendo poco después con algunas fuerzas

paró el advenimiento de D. Manuel Gutié-

que reforzaron las que del mismo general

rrez Zamora, a quien hemos de ver firme en

habían de batir a Mejía.

la lucha, firme en sus ideales y firme, de pie,

No lo volvemos a encontrar sino hasta después del triunfo de Calpulalpan, en la

conseguir los lauros de las nuevas conquistas.

Capital, publicando en unión de Ocampo

¿Fue él la resultante de fuerzas que

las Leyes de Reforma. Permaneció con el

obraban? ¿Su espíritu y su carácter corres-

carácter de interino en el Gabinete, y al fin

pondieron a los años en que figuró?

renunció terminantemente por no estar de

La respuesta se impone desde un prin-

acuerdo con la marcha administrativa del

cipio. La Llave es el hombre que sintetiza

Gobierno y con la conducta que éste seguía

todas las aspiraciones del ayer y todas las

con los reaccionarios.

tendencias del presente.

Volvió a su Estado y en él estaba cuando

Hemos bosquejado el cuadro de la tira-

acaeció la muerte de D. Manuel Gutiérrez

nía para que se pudiesen apreciar los deseos;

Zamora; la Legislatura entonces convocó a

hemos querido pintar las reformas que llevó

elecciones y verificadas éstas, quedó electo

a cabo para hacer patente las consonancias

gobernador el Gral. y Lic. Don Ignacio de la

del espíritu con las acciones.

Llave por una mayoría de 43,015 votos con-

Como dijimos al principio, no hay nin-

tra 1,841 que obtuvo Don Manuel Díaz Mi-

guna que no sea consecutiva a la anterior. ignacio de la llave

183

184

Llave guerrero, Llave pacificador, Llave re-

momentos; esto es, que el hálito de libertad

formista, son las tres etapas que puede con-

que soplaba en todo el Estado, o en todo el

templar el pensador, y en ellas podrá verse

Departamento como se decía entonces, fue

cómo el espíritu, por una graduación per-

el que hinchó su pecho.

fectamente sincrónica, va recorriendo los

Basta tener presente en la imaginación

diversos peldaños de una escala determina-

el cuadro sombrío de la administración san-

da. Es que por más que diga al filósofo inglés

ta-annista para comprender cómo un hombre

Carlyle que “toda la historia de la humani-

que por su educación, por su temperamento

dad es solamente la historia de los grandes

especial o por su instrucción se posesiona-

hombres que, al venir a nuestro planeta son

se del desequilibrio reinante, había de repe-

los mensajeros que nos envía un infinito in-

ler por los medios de que pudiese disponer,

descifrable” predomina siempre la influencia

cuanto pesaba sobre las conciencias. Esos

del medio, como afirma la escuela de Taine.

medios no eran ni podían ser otros que los de

Para comprender el valor de un hombre

las armas y el combate y a ellos acudió Llave,

no ha de remontarse el que haga su historia,

no porque él fuese guerrero, que tal vez para

hasta la divinidad, porque entonces las de-

tanto no lo dotó la naturaleza, sino porque

bilidades, cuando no los crímenes, quedan

en aquellos momentos no se concebían las

fuera de nuestra jurisdicción; el historiador

reformas implantadas por medios pacíficos.

debe atemperarse al periodo en que un hé-

A esto agréguese la fermentación de los áni-

roe figura y meditar, conforme a ese periodo,

mos; el deseo de satisfacer venganzas perso-

qué causas, qué motivos fueron los que pro-

nales, y se apreciará la causa del movimiento

dujeron una serie de acontecimientos.

revolucionario, movimiento que tendría por

Desprovisto así un hombre de toda he-

jefe al que debido a una sensibilidad exqui-

rencia, de toda sugestión divina, queda al

sita fuera más a propósito para apreciar las

alcance de cualquier juez humano; y éste

vejaciones, y al que por su talento y corazón

en virtud de procedimientos netamente

fuera más capaz de conducir al triunfo. Por

raciónales puede absolverlo o condenarlo.

otra parte, Llave había residido en la Capital

Llave como hombre tuvo sus debilidades,

y ese hecho en apariencia insignificante, es

no lo negamos; pero como representante de

sin embargo una fuente preciosa.

una causa, marchó al fin que se proponía,

Las aulas de México han sido en todo

sin detenerse ante los estorbos que hacina-

tiempo el foco de los engrandecimientos. Las

ban a su paso los retrógrados. Pudo flaquear,

caldea siempre el entusiasmo juvenil, en

mas por encima de sus flaquezas, se alza el

los corrillos se comenta y se discute, se está

principio liberal, proclamado por él, y por

más cerca del poder y por lo tanto se apre-

él conquistado en Veracruz. Su vida políti-

cian los errores. Gérmenes son estos de ideas

ca demuestra con entera satisfacción que el

que aparecen en los años subsecuentes y

ideal que persiguiera desde el año 1844 fue el

que hacen un héroe de un ciudadano y un

mismo que lo acompañó hasta sus últimos

patricio de un hombre.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

He aquí pues sucintamente explicado

El Sr. Llave permaneció en Veracruz has-

cómo y por qué puede ser Llave la condensa-

ta las cinco de la tarde. A esa hora, después

ción de sentimientos de un pueblo y cómo

de haberse despedido del Ayuntamiento,

él basta a representar aquellos años.

salió de la ciudad rumbo a Jalapa, donde ex-

Veamos ahora el último periodo de su

pidió, a poco de haber llegado, una procla-

vida; no menos digno de estudiarse que los

ma con objeto de excitar a los veracruzanos

anteriores. Llave ha sido hasta ahora el re-

a que defendieran la patria y procuró que

publicano sincero, el demócrata que sufre

cuanto antes quedasen concluidas las forti-

al ver las garantías holladas y los derechos

ficaciones del camino de Jalapa a Veracruz.

perdidos. De 1860 a 1863 es el mexicano que lucha por la defensa de la patria.

Al año siguiente, Enero de 1862, dio un decreto declarando en estado de sitio el Estado entero y declarando también indignos

VII

del nombre de ciudadanos y privados de los

La vida De la Llave toca a su fin; no obs-

derechos correspondientes a los que acep-

tante, los últimos años del patriota son tan

taran empleos, cargos y comisiones de los

dignos de narrarse como los anteriores.

invasores, los que directa o indirectamente

El 14 de Diciembre de 1861 respondía

los auxiliaran; y a todos aquellos que mane-

la intimación arrogante de Rubalcaba y en

jaran fondos públicos los hizo responsables

aquella respuesta, como hace notar Lefévre,

in solidum en sus bienes propios, si no devol-

“contentábase con repudiar las erróneas ale-

vían dichos fondos.

gaciones de que el gobierno español, fián-

El decreto a que acabamos de aludir fue

dose del testimonio de sus cómplices, hacía

promulgado por no sabemos qué circuns-

otros tantos crímenes de la República, dán-

tancias hasta el 18 de Enero, habiendo ce-

dole por prueba la constante protección que

sado Llave en sus funciones el 17. Disueltos

aún abrigaba a los españoles en presencia de

los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judi-

la excitación causada por la noticia del ata-

cial, quedó siempre al frente de la situación

que proyectado por España contra México;

política del Estado, con el carácter de Co-

y sin debilidad ni fanfarronada, concluía de-

mandante General; Uraga, que fue quien lo

clarándole que para conformarse con la or-

invistió con tales facultades, lo nombró al

den del Supremo Gobierno, iba a abandonar

mismo tiempo jefe de la primera división de

la ciudad, en la cual sólo dejaría el Ayunta-

Oriente.

miento y la fuerza de policía necesaria para la protección de los habitantes pacíficos”.

2

Ya con ese cargo, determinó que el uso de las campanas quedara sujeto a los reglamentos de policía; que se vendiera, para

Rubalcaba decía entre otras cosas que el Gobier-

20

no de España, creyendo que México se negaba a satisfacer sus reclamaciones, había resuelto ocupar a Veracruz

atender a los gastos que se ofrecían, el antiguo convento de San Francisco, de Jalapa;

como prenda perentoria hasta tener seguridad de que sus quejas serían atendidas; declaró que España obraba de

potencias tenía propósito de intervenir en las cuestiones

acuerdo con Francia e Inglaterra y que ninguna de las tres

interiores de la República”.—Rivera Cambas.

ignacio de la llave

185

186

y que los reos sentenciados a obras públicas

te dio a Llave el mando de la 5ª División,

presentasen una fianza para poder concurrir

formada por los batallones Fijo, de Tux-

a las obras que se les señalase, entendiéndo-

pan, Rifleros del Estado de Veracruz y 1ª. de

se que concluida la faena podían trabajar

Tlaxcala.

donde mejor les acomodase, pues el Estado,

Enumerar detalle por detalle la conduc-

por carencia de dinero, no podía seguirlos

ta de nuestro biografiado, nos llevaría muy

manteniendo en la prisión. En este decreto

lejos. La naturaleza misma de este libro nos

se exceptuó a los sentenciados por hurto o

impide ser tan prolijos como quisiéramos;

por homicidio.

sin embargo, no dejaremos de hacer cons-

En Mayo ocupó el puesto de Coman-

tar que en la orden general extraordinaria

dante General D. José Juan Landero, y el Sr.

del Cuerpo de Ejército de Oriente, fechada

Llave se reunió al ejército de que formaba

el 27 de Mayo, se lee lo que a continuación

parte. Una de sus primeras disposiciones

copiamos: “El C. General en Jefe, bastante

militares fue situarse en el Chiquiuite, con

satisfecho del comportamiento de las tropas

lo cual evitó el paso del general Douay, que

que componen el Ejército de Oriente, se ha

pretendía subir hasta Orizaba.

servido disponer que se haga mención ho-

Los invasores lo atacaron después por

norífica de los cuerpos e individuos que en la

el lado de Córdoba; atravesaron el Atoyac,

jornada de ayer han llenado sus deberes en

cuyo puente fue quemado por orden de

el servicio de la Patria y honor del Ejército.

Llave, y aunque el empuje fue recibido por

Dicho general en jefe, en uso de sus faculta-

nuestras tropas con valor y serenidad, fue

des, se ha servido disponer que conste en la

necesario abandonar el punto y marchar

historia del Ejército que los batallones 20 y

con dirección a Huatusco.

22 de Guanajuato… se comportaron bizarra­

Después de este hecho de armas, des-

mente… pero esencialmente las brigadas

graciado para nuestras fuerzas, el Sr. Llave

de Veracruz, que sostuvieron el fuego en el

fue llamado a la Capital para que ocupase

fuerte, en posición de difícil combate, con-

su puesto de Magistrado de la Suprema Cor-

tra una batería de 2ª paralela de 24 piezas y

te, puesto que según entendemos no llegó a

otras dos de 1ª idem, una de obuses y otra

ocupar. Dice el Sr. Rivera Cambas que ade-

de cañones: ni se resfrió su valor, ni detuvo

más tuvo que abandonar el mando de sus

su maniobra, obrando entera y eficazmente

tropas para responder en México a algunas

sobre la cabeza de los trabajos del enemigo,

acusaciones. Nos limitamos a consignar la

acreditando así sus individuos ser dignos de

especie.

servir esa arma…”

Meses más tarde se incorporó definitiva-

Ni dejaremos tampoco de mencionar la

mente al Ejército de González Ortega y se

valentía con que se portó el 6 de Abril en

halló en el descalabro del cerro del Borrego,

el rudo ataque que dio el enemigo al punto

donde salió herido. Repuestas las tropas de

llamado de los Chiqueros y cuya defensa esta-

aquel desastre, el jefe del Ejército de Orien-

ba encomendada al Gral. Llave. He aquí sus

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

propias palabras acerca de la defensa: “Ejér-

en momento muy oportuno con quince es-

cito de Oriente—5ª División.—General en

cogidos tiradores que situé en las esquinas de

Jefe.—C. General:—Ayer como a las cinco

la calle cerrada de San Agustín…”

de la tarde emprendió el enemigo un fuerte

El ejército al fin se rindió despedazan-

ataque sobre las manzanas que defienden el

do sus armas y abandonándose al enemigo.

batallón de Tuxpan número 36, compren-

El general Llave, como todos los defensores

dido entre la calle de Miradores e Iglesias;

de Puebla, cayó prisionero y con sus com-

después de haber abierto una enorme brecha

pañeros de armas fue conducido a Orizaba,

con su artillería, lanzó una columna, la cual

de donde se fugó en unión de los generales

fue heroicamente rechazada y puesta en

González Ortega, Patoni, García y Pinzón,

vergonzosa fuga, habiendo sido tiroteado

ayudados por la bondad de algunas señoras

por las fuerzas de las manzanas inmediatas,

y señoritas de esa población que les facilita-

cuyo auxilio fue muy oportuno. El enemi-

ron trajes para disfrazarse.

go dejó en nuestro poder un oficial, treinta

El Sr. Llave burló la vigilancia, saliendo

y cinco prisioneros, algunos muertos, dos

del brazo de dos señoritas; tenemos enten-

heridos y varios lemas, los cuales he man-

dido que éstas fueron dos sobrinas de D.

dado repartir entre los bravos soldados que

Manuel Gutiérrez Zamora.

los quitaron; los prisioneros los he remitido

En unión de los dos primeros se dirigió

a ese cuartel general… Los grandes traba-

a Jalapa, y de esta ciudad a Pachuca, donde

jos que he efectuado durante toda la noche

fueron recibidos afectuosamente por el pue-

para cerrar la brecha que abrió el enemigo y

blo y por D. Manuel Fernando Soto.

prevenirme para otro ataque, me prohíben

De allí él y el Sr. González Ortega sa-

dar un parte más detallado; pero si usted lo

lieron para San Luis Potosí; pero asaltados

considera necesario lo haré cuando las cir-

en Rincón de Romos por la tropa que los

cunstancias lo permitan.—Libertad y Refor-

escoltaba, quedó herido. El Gral. González

ma, Zaragoza, Abril 7 de I863.—Ignacio de la

Ortega pudo escaparse y llegar a San Luis,

Llave.—C. General en Jefe del Ejército de

punto del cual salió para Zacatecas.

Oriente”. Respecto del ataque dado por los

El móvil que guiará a la escolta para co-

franceses el 26 de Abril, dice a propósito de

meter tan cobarde felonía, no fue otro, se-

Llave, el jefe de la primera división General

gún el mismo Llave explicó en una carta es-

D. Felipe Berriozábal, en el parte respecti-

crita en su lecho de muerte, que el de robarle

vo”:… El comportamiento de los ciudadanos

las pocas onzas de oro que llevaba. Condu-

generales, jefes y oficiales de la parte de la lí-

cido al Jaral por los pocos soldados que le

nea que están a mis órdenes, que han podido

permanecieron fieles, exhaló allí su último

concurrir a este importante hecho de armas,

suspiro el 23 de Junio de 1863, sepultándo-

ha sido cual corresponde a militares pundo

sele en la ciudad de San Luis Potosí.

norosos que defienden el honor y la indepe-

Un periódico de entonces, El Indepen­

dencia de su patria. El C. Gral. Llave me auxilió

diente, dijo a manera de oración fúnebre: ignacio de la llave

187

“La página más gloriosa del C. Ignacio de

nombre de ese edificio el del gran veracruza-

la Llave, está inmediata a su tumba escrita

no, y el Estado mismo, no sabiendo cómo

con caracteres de oro entre los sucesos más

recompensar los eminentes servicios de

hermosos del sitio de la desventurada Za-

aquel luchador incansable, para perpetuar

ragoza. Allí combatió como un valiente, se

su nombre en tanto que haya República,

distinguió entre los más esforzados luchan-

dispuso que en lo sucesivo se denominara

do heroicamente por su patria en las brechas

Veracruz-Llave y en Junio de 1870 lo declaró

que bahía abierto el enemigo y que se le con-

benemérito del Estado.

fiaron a él para su defensa. Nuestro pobre Estado debe tener en su seno reliquias tan

Así premiaron los veracruzanos la energía y constancia de su compatriota.

queridas para regarlas con lágrimas y flores,

Hoy el nombre de Llave, como el de

porque esas reliquias son las de un ciuda-

Gutiérrez Zamora, expresa, desde las ribe-

dano que era su esperanza y su más fuerte

ras del Panuco hasta las de Coatzacoalcos,

columna”.

desde las playas del Golfo hasta las abruptas

La ciudad de Jalapa dispuso que se hicieran honras fúnebres, que se llevara luto por

pendientes de la Huasteca, las ideas de Patria y Libertad.

tres días y que se cubrieran con crespones

José P. Rivera

las galerías del Palacio Nacional. Algún tiempo después —cuando estuvo al frente del Gobierno del Estado D. Francis-

Hemos consultado para escribir esta biografía los Apuntes Históricos de la Heroica Ciudad de Veracruz, de D. Miguel Lerdo de Tejada; la Historia antigua y moderna de

co Hernández y Hernández— fue su cuer-

Jalapa y de las Revoluciones del Estado de Veracruz, de D.

po trasladado a su ciudad natal; Orizaba en

Secretaría privada de Maximiliano, de M. Lefebre; Historia

memoria del fundador de su teatro anexó al

Manuel Rivera Cambas; Documentos oficiales recogidos en la de Orizaba, de Arroniz, algunos periódicos de la época y a diversos testigos oculares.

Ezequiel Montes 1820-1883

A

vida

del hombre a quien consagramos

ahora nuestra atención, es indudablemente

que exige como pasto la humillación y servidumbre de la humanidad.

de aquellas que deben ocupar siempre las

Pero a medida que los pueblos se per-

primeras páginas de la historia de los pue-

feccionan y acrisolan, van perdiendo su

blos, si acostumbráramos rendir mas ho-

entusiasmo por esos héroes de circo y de-

menajes a los héroes de la inteligencia que

sertando insensiblemente de las viejas ideas

a los héroes de la espada, y la crítica historia

para adoptar otras nuevas que se imponen

hubiese roto absolutamente con las anti-

por obra de la cultura a que van llegando.

guas clasificaciones de los sucesos sociales,

Entonces ocupa más lugar en nuestra admi-

ofreciendo desde luego, privilegiado lugar a

ración el ciego Hornero que los tremendos

aquellos acontecimientos en que el cerebro

triunfadores de Illión, no obstante las gigan-

y no la fuerza es el campeón.

tescas proporciones con que aparecen tras

En las recitaciones que la tradición viene

ese maravilloso cristal que lleva el nombre

transmitiendo de boca en boca y al través de

inmortal de Iliada y cuya graduación es tan

las generaciones de las sociedades sencillas,

alta para los méritos de los héroes del gran

hay siempre algún personaje que la distan-

poema.

cia histórica adorna con todos los atractivos

Para mí no hay batalla más grande que

de la leyenda. Ya es un valiente cazador a

aquella que en la antigüedad conócese con

quien se presenta vestido con las pieles de

el nombre de batalla sin lágrimas, porque

las fieras que sucumbieron a su intrepidez:

según las crónicas, no hubo desgracia que

ya un conquistador que unce al áureo carro

lamentar; pero como éste es un hecho ex-

de guerra los reyes en desgracia ofrecidos a

traordinario, tenemos razón al lamentar las

la expectación de los pueblos como botín

glorías que son ya tantas en que los vence-

de sus triunfos, y humillados para saciar la

dores necesitan para escribirlas, la sangre de

vanidad de los vencedores, vanidad bárbara

aquellos a quienes vencen.

˜ 189 ˜

Junto a esta prole que todo lo hace a

Felizmente no siempre será el rasgo hip-

fuerza de exterminio podemos descubrir

sográfico de la que pudiéramos llamar for-

en los pueblos cultos la admirable legión de

ma nacional, la acción de guerra, la represa-

los pensadores que todo lo hace a fuerza de

lia brutal de nuestras contiendas civiles, ni

ideas. No llevan cruces, ni condecoraciones

las proezas de nuestro cacicazgo ambicioso,

deslumbrantes en el pecho, y en lugar de la

que estafa la confianza pública con máscara

espada destructora llevan por arma la pala-

de redentor.

bra del tribuno, la paleta o el cincel del artis-

El duro perfil que con tales rasgos resul-

ta, la alocución oral del profesor, o la pluma

ta, puede cambiarse por sustitución de las lí-

en fin del publicista de cuya acerada punta

neas le que so forma, y en vez de la torva faz

se escapan las fuerzas del pensamiento que

de un pueblo guerrero, podemos presentar

van saturando el ambiente social hasta pro-

la suave fisonomía moral, que se compone

ducir tempestades, así como resulta el rayo

de los cuadros que han dejado nuestros pin-

en la atmósfera cargada de fluido eléctrico.

tores, de las creaciones de nuestros poetas,

El pueblo que no tuviera más título de

de las obras de nuestros escultores, de los

orillo que el que se fundara en las hazañas de

trabajos de nuestros jurisconsultos, de los

la “fuerza” no habría logrado romper todavía

discursos de nuestros oradores y en fin de

con la filiación vulgar de los pueblos que pu-

las producciones de todos aquellos que han

diéramos llamar por esa razón pueblos físicas.

llevado consigo algún rayo de gloria con-

En este punto se tocan o se aproximan el conquistador romano con el guerrero

Este es el lugar en que se encuentra D.

etíope, y Sesostris el egipcio con Ahuizotl

Ezequiel Montes, cuya vida es de aquellas que

el azteca.

deben pintarse, más bien que con minuciosi-

Pero no es este el parentesco que honra

dad de líneas y de puntos, con golpes clásicos

a las naciones, sino aquel que se establece

de luz, y como para verse de lejos, porque su-

en las reñidas contiendas del pensamiento

cede con algunas vidas lo que con ciertos cua-

aquel; que por la nobleza de la tarea en que

dros, que cuanto más distantes, se ven mejor.

cooperan al progreso pudiéramos llamar de

No es la primera vez que la biografía ha

pueblos morales.

190

quistado con el pensamiento.

pretendido dejar todo lo que para provecho

Si por algunas faces de nuestra historia

y honra de su patria, hiciera en sesenta y tres

México tiene mucho de la Arabia, felizmen-

años el hombre de que nos vamos a ocupar.

te mucho tiene también de Grecia; porque

Montes tenía como prominente cuali-

en la revuelta sangre que han mezclado en

dad, impresionar siempre con aquel entu-

nuestras venas los progenitores de esta raza,

siasmo y fe que tanto le caracterizaban.

llevamos algo de la vitalidad helénica que

Muchas veces se ha dicho que Montes

nos hace adivinar un encadenamiento cu-

nació en cierto lugar que para el caso a que

yos ocultos eslabones se pierden en los mis-

nos vamos a referir, basta decir que lleva el

terios etnológicos.

nombre de Baños de Taxhidó.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Este error tiene su origen en la índole

Es de observarse que aquellos que por con-

apasionada de Montes a quien perteneció

tratiempos u otros motivos de esa naturaleza

por algún tiempo ese lugar cuyas fuentes,

no logran principiar sus estudios, sino entra-

a juzgar por su propietario, poseían mara-

dos ya en edad y después de haber triunfado

villosas virtudes medicinales. Y tal era la

de todas las complicaciones que prepara la for-

confianza que tuviera en la extraordinaria

tuna, abrazan después con verdadera pasión la

eficacia de aquellas aguas prodigiosas, que

ardua tarea y cosechan luego mejores frutos.

según lo que él mismo refería, sólo por ha-

Tal sucedió con nuestro estudiante, que

berlas tomado reconquistó alguna vez como

en 17 de Junio de aquel año entró en el Co-

por encanto, lo mucho que le hiciera perder

legio de San Ildefonso, donde alcanzó un

de salud una penosa enfermedad.

renombre envidiable tanto por las aptitudes

Cuando un amigo o persona de su es-

que poseía como por la enérgica dedicación

timación se encontraba quebrantado en su

con que se sobreponía a todas las pruebas y

salud, podía esperar de D. Ezequiel la entu-

durezas del aprendizaje.

siasta descripción de los Baños de Taxhidó, el

Desde estos primeros esfuerzos, D.

caluroso elogio de sus raudales, las saluda-

Ezequiel Montes reveló la manera como des-

bles cualidades de aquellas aguas, y por últi-

pués había de conquistar, grado a grado, la

mo la formal excitativa de llevarse al enfer-

prosperidad creciente de su carrera pública.

mo para que se aprovechara de tan preciosa oportunidad. De este modo, muchos llegaron a figurarse que el famoso lugar era el del naci-

Tenía, lo que es necesario para los grandes éxitos, una buena inteligencia, una audacia llena de fe, y sobre todo esto una constancia inquebrantable.

miento del Sr. Montes, que en realidad nació

Como estudiante, el joven Montes de-

en una población del Estado de Querétaro, y

mostró tales méritos; esquivaba el descanso

cuyo nombre es el de Cadereyta, el día 26 de

y dominaba toda tendencia hacia la inercia.

Noviembre de 1820.

Así fue como ejercitó su espíritu en el

Los padres de este varón ilustre fueron

trabajo, y esta gimnástica intelectual hizo

D. Vicente Montes y Doña María Ledesma.

en él un pensamiento ágil, podríamos decir

No fueron muy fáciles y holgadas las

así; ágil para el estudio, para la percepción

condiciones en que Montes pasó los prime-

de las cosas, robusto para soportar sin fatiga

ros años de su vida.

el peso de las prolongadas vigilias y de las

Grandes dificultades se ofrecieron a la

veladas laboriosas.

sazón impidiendo que el niño Ezequiel pu-

Yo siempre he creído que el estudio del

diera recibir los principios ordinarios de la

latín es algo que tienta la perseverancia

educación infantil embargando parte de su

del carácter, algo que pone a prueba la pa-

juventud, que se inició, sin gran provecho,

ciencia del escotar, y con mayor razón para

hasta que pudo pasar a la Capital de la Re-

las naturalezas nerviosas y para los tem-

pública, lo que tuvo lugar el año 1838.

peramentos exaltados. ezequiel montes

191

Y D. Ezequiel, a pesar de todo, supo

greso queretano, cuando tuvo que pasar a la

echarse a cuestas esta multitud de incon-

Cámara Federal, que fue después el campo

venientes, y en incansable consulta con

en que florecieron las dotes extraordinarias

Ovidio, Marcial, Cicerón y Virgilio, llegó a

de que estaba dotado.

pasar por todos los zarzales de este monó-

Este último nombramiento tuvo lugar

tono aprendizaje, hasta merecer, y con jus-

en Octubre de 1851, y aun el joven dipu-

ticia, el título de autoridad en el idioma, por

tado carecía del título profesional, que con-

cuya afición después se hizo característico,

quistó después previos los exámenes de la

un tanto pedantesco, perdóneseme el adje-

Academia de Jurisprudencia, del Colegio de

tivo, y hasta susceptible para las cuestiones

Abogados y de la Suprema Corte de Justicia,

en que se disputara su competencia en este

conforme a las formalidades corrientes en

conocimiento.

aquella época, que remonta al año 1852.

D. Ezequiel entró con valor a los estu-

Cada uno de los adelantos del Sr. Mon-

dios teológicos, y cursó con lucimiento filo-

tes, venía acompañado de alguna conse-

sofía y jurisprudencia.

cuencia provechosa para él. El solo hecho de

Como consecuencia de sus afanes, ob-

su recepción, le valió del Supremo Gobierno

tuvo en 1848, previa oposición, práctica que

una nueva distinción: haber sido nombrado

entonces abría ampliamente las puertas a la

a propuesta en terna de la Junta de Catedrá-

juventud estudiosa, y no tanto a la ignorancia

ticos del entonces Colegio de San Ildefonso,

e ineptitud que el favoritismo prohíja y favo-

profesor de Derecho Romano, después de

rece; obtuvo, previa oposición, repetimos, y a

haber sustentado las oposiciones públicas

propuesta de los catedráticos, el nombramien-

de ley. En tal estado permaneció hasta No-

to en propiedad de Catedrático de Gramática

viembre de 1854.

Latina. Al año siguiente entró en la Academia teórico-práctica de Jurisprudencia. Poco después de estos acontecimientos, pasó a desempeñar el cargo de Diputado a la Legislatura de su Estado, a donde fue llamado por elección popular.

192

Los acontecimientos del Plan de Ayutla encontraron a Don Ezequiel Montes completamente formado como hombre, como abogado y como político. Para las ideas del Señor Montes, había indudablemente cierta afinidad entre su carác-

Aún no se había acabado de formar el

ter y el del grandioso movimiento que tuvo

hombre de ciencia y ya principiaba a signi-

origen en el pueblo antes citado, y cuyo mo-

ficaren la vida pública de su país, siendo de

vimiento venía con su cortejo de grandes co-

notar la tardanza con que D. Ezequiel Mon-

sas, eminentes publicistas políticos notables,

tes principió su carrera científica y la rapi-

héroes patricios, en fin, toda la gran familia

dez con que se inició y prosperó en la vida

de grandezas nacidas del seno fecundísimo de

política, en donde llegó a ser una eminencia.

esa madre común: la revolución.

No habían transcurrido muchos años

Había, hemos dicho, marcada simpatía

desde aquel en que se le designó para el Con-

entre ese espíritu y las grandes ideas que ca-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

racterizaban aquella tempestad social; sin

excepciones, es un síntoma, pásenme aquí

embargo, tal como se dibujó en el horizon-

esta manera de decir, de esos caracteres,

te político, tenía para Don Ezequiel cierta

amantes de la antigüedad y por lo mismo

exaltación que se apartaba de la índole mo-

intolerantes para todo lo que trascienda a

derada, no de su temperamento sino de su

reforma y novedad.

modo de ser político.

El mérito del Señor Montes consiste

Por esta razón le vemos pasar por el car-

tal vez, más que en los triunfos parlamen-

go de Oficial Mayor de la Secretaría de Rela-

tarios, jurídicos, etc., en los que debe haber

ciones Exteriores, a que le llamó Álvarez en

realizado, campeando contra sus mismas

1855, de una manera efímera y como enco-

imperfecciones, contra las tendencias de un

gido, por esa falta de naturalidad que tanto

genio deformado por razones de educación,

se deja ver en aquellos que se encuentran en

y en fin contra los defectos de los primeros

un puesto elevado, como sorprendidos por

impulsos torcidos por el hábito original de

las circunstancias.

principios viciosos.

Poco tiempo desempeñó ese puesto;

Esto nos explica su simpatía por Co-

porque aún no habían transcurrido ni dos

monfort, o mejor dicho, el mutuo acuerdo

meses cuando le encontramos despachando

entre uno y otro. Nos explica también el

en un Juzgado Civil en México, con el título

nombramiento que este último hizo en fa-

de Juez propietario que le expidió el Minis-

vor del Señor Montes para desempeñar una

tro de Justicia Don Benito Juárez.

de las secretarías, y de éstas, la de Justicia

Los antecedentes y aficiones de una

e Instrucción Pública y Negocios eclesiásti-

existencia constituyen los materiales, o me-

cos, y nos explica en fin, la vehemencia y

jor dicho, son los rasgos morales con que se

apasionamiento con que Don Ezequiel de-

alcanza a trazar la fisonomía del carácter de

fendía ante el Congreso todos los actos del

un individuo.

Gobierno, haciendo verdaderas proezas de

Nacido en medio de una sociedad leví-

oratoria, en situaciones difíciles como lo era

tica como Cadereyta, en donde todo tiene

indudablemente aquélla porque atravesaba

el sello religioso y el tradicional apego a las

la administración del general Comonfort.

costumbres impuestas por la acción secular

En este puesto encontramos a nuestro

de un clero dominante, D. Ezequiel, asimiló

biografiado hasta el 7 de Enero de 1867, esto

ese ambiente social, que a su pesar tal vez,

es, un mes antes de quedar formada definiti-

le constituyó un espíritu que no era de los

vamente nuestra Carta fundamental.

que más se acercaban al ideal de aquella revolución.

Son obra suya algunas leyes, como la de 6 de Diciembre de 1857, la de 5 de Enero, 4

Montes ya entrado en edad, principió

de Mayo y 10 de Agosto de 1857 que rigió

sus estudios y en ellos observamos su

aun en ciertos Estados y cuyas leyes cons-

adhesión y gusto decidido por ciertas asig-

tituyen preciosos documentos para que por

naturas: latín, teología, etc., que con pocas

la índole de sus disposiciones se venga en ezequiel montes

193

completo conocimiento del carácter políti-

go que de enviado extraordinario cerca de

co del hombre que es objeto de estos ligeros

la Santa Sede, le confirió el Presidente Don

apuntes.

Ignacio Comonfort.

Poco tiempo después de haber dejado de

Pero los acontecimientos del país ofre-

desempeñar la cartera de Justicia, se encargó

cían la inseguridad de una situación ines-

de la de Relaciones, en la cual duró tres o

table, en que las fuerzas sociales entonces

cuatro de los primeros meses del año 1857.

equilibradas solicitaban al país en uno y otro

Por aquella fecha tuvieron lugar los

sentido, produciendo aquellas terribles osci-

funestos asesinatos de Chiconcuac y San

laciones que elevaron al poder a los hombres

Vicente. A Montes le tocó responder a las

de Ayutla y sobre éstos a los de reacción por

exigencias arbitrarias del gobierno español,

la debilidad de Comonfort.

que pretendía del nuestro la humillante sa-

Fue entonces cuando Montes, que ya

tisfacción que imponía una voluntad abier-

se encontraba en Roma, recibió órdenes de

tamente prevenida contra la causa del parti-

entregar los archivos de la legación a Don

do salvador de la nación.

Agustín Andrés Franco. Montes contestó

Se ha hecho ya vulgar entre nosotros el

dignamente: “No puedo obedecer más que

comprometido lance diplomático en que se

al gobierno interino de Don Benito Juárez”.

encontró uno de nuestros representantes

En 1858, con motivo de la caída del go-

especiales en Madrid, en donde estaba ya

bierno de Comonfort, el señor Montes envió

visto que de nada servirían ni los pruden-

su renuncia de Ministro Plenipotenciario al

tes procedimientos, ni las proposiciones en

Gobierno que a la sazón presidia Juárez; pero

que, por lo que tocaba a México, sometía su

éste no la admitió sino en Abril, después de

responsabilidad al arbitraje internacional;

haber recibido tres renuncias de aquél.

al resultado de un juicio; en fin, a cualquier

En su ausencia, se verificaron las eleccio-

otro medio racional, que pudiera satisfacer

nes de los poderes federales, y la Ley de 21 de

a la justicia.

Noviembre de 1857 declaró al Señor Mon-

Pero todo esto fue inútil; cuando la obse­ cación se encarniza, tiene una razón violen-

194

tes sexto Magistrado de la Suprema Corte de Justicia.

ta que no discute ni raciocina, pero que atro­

No habiendo tomado posesión de ese

pella siempre y alcanza infames triunfos de

cargo por varias razones, entre ellas su au-

hecho sobre la razón pacífica.

sencia y la de haber estado ocupada la Capi-

Montes dictó las medidas más eficaces

tal por las fuerzas emanadas de la rebelión

para averiguar quiénes eran les responsables

que estalló en Enero de 1858, fue electo

de aquellos crímenes, los que una vez descu-

diputado en Marzo de 1861 por el Distrito de

biertos y procesados fueron sentenciados por

Zumpango, decimoséptimo electoral del Es-

las autoridades establecidas en esta Capital.

tado de México.

Don Ezequiel dejó a poco el ministerio

Si Montes hubiera sido como los hom-

que desempeñaba, para cumplir con el car-

bres de cierta época que no queremos ni si-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

quiera mencionar, se hubiese aprovechado

bro de la Cámara Federal, y es fama que en

de todas las ventajas que le proporcionaran

la primera junta que tuvo el 4” Congreso

los dos importantes cargos de cuya posesión

constitucional, fue nombrado presidente

gozaba, sin que para tal conducta fuese un

del mismo por aclamación.

grave obstáculo la disposición constitucio-

Por aquella fecha se verificaron las elec-

nal que prohíbe desempeñar dos cargos de

ciones de Poderes Federales y entre los que

elección popular. Pero Montes era de otros

resultaron designados para desempeñar el

tiempos y se decidió por ser diputado.

cargo de Ministros de la Suprema Corte de

Aun cuando Montes no tuviera más que este solo rasgo, sería lo suficiente para honra suya y de la época en que hechos como estos acontecieron, así como para ejemplo de los gobiernos, que se figuran alcanzar títulos de legalidad con sólo llenar las apariencias de una moralidad falsificada, hollando una constitución viviente en todo lo que sea favorable al poder, pero sin el equilibrio de las garantías individuales que deroga la fuerza del despotismo. A mediados de 1861, recibió Montes del Gobierno la comisión de formar, de acuerdo con un plenipotenciario residente en México, un tratado de amistad, comercio y na-

Justicia nacional, volvemos a encontrar a Don Ezequiel Montes, a quien declaró cuarto Magistrado propietario de aquel tribunal, la Ley de 7 de Enero de 1868. Por el mes de Agosto del año siguiente, esto es, en 1869, fue agraciado con el nombramiento que en su favor hizo el Distrito de Dolores Hidalgo, decimoquinto electoral del Estado de Guanajuato, que lo eligió su representante en la Asamblea nacional, desempeñando idéntica función en Octubre de 1871, por el Distrito de Huichapan del Estado de Hidalgo. Montes fue uno de tantos que abrigaron las más lisonjeras esperanzas y de los que más confiados se mostraron ante las

vegación, entre la República Mexicana y el

grandes promesas de regeneración con que

Reino de Bélgica, de cuyo Gobierno procedía

medró en la conciencia pública el último

aquel funcionario. La obra quedó concluida

plan que echó por tierra el gobierno legal de

después de un mes de trabajos, es decir, en

Don Sebastián Lerdo de Tejada.

20 de Julio, y previas las formalidades de ra-

El señor Montes fue también de los pri-

tificación que son de ley, repromulgó en esta

meros que llamó a su lado uno de los gobier-

Capital en 12 de Marzo de 1862.

nos emanados de aquella revuelta.

Después de estos acontecimientos el

Esto sucedía en los primeros años de la

señor Montes se retiró de México y pasó a

nueva época. Desempeñó la Secretaría de

Mazatlán, en donde permaneció lejos de los

Justicia e Instrucción Pública, y ya sea por

lugares ocupados por el invasor francés.

cualquier otro motivo fácil de comprender

Cuando el orden constitucional se res-

en aquellas circunstancias, o por enferme-

tableció en la República, el hombre de que

dad como pretende alguno de los que se han

nos venimos ocupando fue elegido por el

ocupado de él, lo cierto es que abandonó el

Distrito de Tolimán, Querétaro, para miem-

puesto ya mencionado en 1881. ezequiel montes

195

La personalidad pues del hombre de

Comonfort, Lafragua, Montes y otros,

quien nos hemos ocupado, puede conside-

son unos respecto de los otros como una es-

rarse bajo aspectos diversos.

pecie de anagramas políticos; el fondo era el

Como político, como orador y como hombre de ciencias.

Son hombres éstos que podríamos lla-

No será un tipo acabado bajo ninguno

mar de transición, algo así como crepúscu-

de estos puntos de vista, pero tampoco es

los políticos en cuyos espíritus queda algo

Montes una vulgaridad de esas que tanto

de la oscuridad de un pasado que llega a su

abundan en nuestra historia, y que por des-

ocaso y algo también de los fulgores de un

gracia tercian necesariamente en los anales

porvenir que empieza a amanecer.

de esta Nación. No fue un liberal como Don Ignacio Ramírez por ejemplo, su ilustre compatriota, porque es muy difícil serlo así, cuando el individuo nace en el año de 1820, cuando se respira la atmósfera social hecha por una institución que, como la del clero, ha dejado en México profundas raíces, y que ha tomado posesión lenta y calculada sobre el imperio moral de la sociedad. Porque es muy difícil serlo, cuando se dejan pasar dieciocho años de abandono, y falta de cultura intelectual, cuando se deja cristalizar así el carácter y se adquiere la forma típica tan difícil después de modificar. Se nos dirá que El Nigromante se encontraba en las mismas condiciones, pero es propio observar que aun cuando fuera cierto que la

El carácter de Montes era fruto legítimo de su tiempo. Por eso le vemos siempre ocupando aquellos puestos en que por condiciones especiales la administración tenía todavía algo de común con el pasado, del cual se acababa de emancipar. No era posible cortar bruscamente las relaciones de dos instituciones que tanto de común habían formado entre sí, y donde el gobierno liberal tenía que aproximarse necesariamente al partido clerical, allí se encontraba Montes en carácter; era una cópula de la situación. Entonces comprendía su misión. Pero cuando se le colocó en otras condiciones, entonces sufrió graves errores. Fue Ministro de Instrucción Pública en la Administración de D. Manuel González, y en lugar de afirmar en los establecimientos de educación los

identidad sea exacta, Ramírez era un genio,

modernos sistemas, antes implantados por

y quien dice genio dice todavía, privilegiado.

algún hombre de ciencia y grandes méritos,

Nosotros nos apoderamos de las premi-

D. Ezequiel, como hombre de personalidad,

sas sociales y deducimos esta conclusión:

dio al plan de estudios preparatorios el tono

Don Ezequiel Montes tal como existió, fue

de su espíritu metafísico, con grave perjuicio de

una consecuencia.

la generación que entonces acudía a recibir

No venía organizado para ser un mo-

allí las impresiones primeras de su educación.

delo de liberal moderno, pero siempre qui-

Este es el fondo del hombre a que nos

so serlo. 196

mismo, sólo había diferencias en la forma.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

venimos refiriendo: por eso en casi todo lo

que hemos referido a lo largo de estas consi-

es también quien no rinde las convicciones

deraciones, o mejor dicho, en casi todos los

políticas que son los pertrechos morales que

actos y manifestaciones de su vida, se revela

las causas triunfantes arrebatan a la contra-

el carácter más o menos determinante del

ria causa en cada uno de los traidores y dé-

espíritu de que procedieron.

biles que desertan, menguando la defensa de

Montes era un hombre de corazón, y

su antiguo puesto.

sabía hacerle honor cumplido a sus convic-

Y Montes fue en tiempo del Imperio un

ciones políticas. En un país como éste, en

verdadero héroe. Firme en su dignidad, inu­

donde hemos presenciado tantos ejemplos

tiles fueron los alhagos de una corte que

de volubilidad; aquí donde vemos pasar

siquiera en apariencia deslumbraba. Inútiles

a nuestro lado multitud de seres que a ser

las tentaciones y honores que ablandan las

invariables en su carácter, tiempo hace que

resistencias débiles. Mientras que sobra-

debieran pertenecer a la historia; aquí don-

ban los que perdían la nial disimulada pa-

de es fácil señalar individualidades que han

ciencia de ver llegado el instante en que se

dado la cara a todos, los astros levantados

les ofreciera el honor de hacérselos perder,

sobre el horizonte de los sucesos públicos;

aceptando las invitaciones con que las ma-

donde contamos en fin, un buen número de

jestades celebraban las espléndidas y alegres

personajes que se ven siempre sobre todo lo

exequias de la autonomía nacional; mien-

que triunfa, por un fenómeno inexplicable

tras que tantos aspiraban la alta distinción

de estática política, pero que resulta induda-

de ostentar los fuertes colores del esmalte

blemente de la observancia escrupulosa de

con que las órdenes hacían resaltar las cruces

las leyes de la conveniencia; aquí donde tal

propias de aquellas caballerías; mientras que

sucede, Montes puede ser, y es en efecto,

esto acontecía por una parte, vemos a Mon-

un verdadero modelo, un tipo de firmeza, y

tes por otra, como un centinela romano de

bajo este punto de vista, digno de respeto e

su lealtad inquebrantable, encastillado en su

imitación.

firmeza, sitiada día a día por una multitud

Montes no era hombre de armas, y por

inextinguible de tentaciones alhagadoras,

tal razón no se lanzó al campo de la pelea

que se alternaban de cuando en cuando con

en donde encontramos a tantos luchadores

los peligros que el despecho fraguaba como

entre los que muchos inmortales hay por

consecuencia de tan severa negativa.

gracia de una causa que supieron sostener

Con lo que el Imperio gastaba en ban-

con admirable tesón. Pero desde el retiro de

quetes, había para sostener cómodamente

un gabinete, desde el hogar en que se en-

algún servicio público de importancia. ¡Así

cierra el hombre capaz de figurar, se pueden

eran de suntuosos y frecuentes! Y hacían

sostener también heroicas luchas; porque

bien, era un medio diplomático que traía en

si es valiente aquel que disputa al enemigo

su programa la monarquía.

el fuerte y los pertrechos de guerra que se

Si la libertad perdió muchos hijos he-

encuentran confiados a su guarda, valiente

roicos en los campos de batalla, muchos ezequiel montes

197

aunque no heroicos perdió también en las

natural el esmero de que era objeto; una voz

mesas de convite. Por esa razón, Montes ni

rica en inflexiones, y por último, aquel con-

siquiera se dignaba contestar a las pomposas

junto imponente de patriarca, que con tan-

invitaciones que recibía de los soberanos; no

ta razón impresionó al ignorado observador

quería rendirse a digestión.

a quien se debe la exacta denominación con

Harto el Imperio de tantos desdenes, resolvió atropellarlo. En Septiembre de 1863,

A todo esto agregaremos un tempera-

sufrió la violación de su domicilio, una ri-

mento verdaderamente meridional, una

gurosa prisión y un destierro a Francia, que

época tempestuosa y otras circunstancias

concluyó con la caída del Imperio.

propicias, y comprenderemos hasta qué

Sólo después de este acontecimiento

punto era lógico que Montes se distinguie-

volvió Montes a esta patria a la que regre-

ra en los combates parlamentarios. Siempre

sáis por la misma razón que le había obliga-

oportuno y dispuesto a la discusión, poseía

do a abandonarla; es decir, por amor a ella.

ventajas evidentes sobre muchos de los ora-

Montes tiene gran fama de orador. Al-

dores contemporáneos, entre quienes los

gún biógrafo, por cierto no muy parcial, y

hubo muy notables, temibles al primer em-

que tiene especiales razones para tributarle

puje, pero que por su escasa práctica en la

todos los elogios con que el reconocimien-

improvisación, por las dificultades con que

to se satisface, ha dicho que Montes era en

salvaban la situación de una réplica en que

la tribuna como Cicerón, como Gladstone,

falta lugar para la preparación, fueron lla-

como Disraeli, etc. Si es justo reconocer los

mados graciosamente por Guillermo Prieto:

fueros de la gratitud, también es justo se-

fusiles de un tiro.

ñalar dónde hay una exageración del senti-

Pero esa vehemencia que fuera uno de

miento. Pero conste que era un orador, y ya

los elementos más preciosos del arte en que

sea que el orador nazca o se haga, cierto es

tanto se distinguió nuestro hombre, llegaba

que Montes había nacido con cualidades de

en ocasiones hasta la exaltación estéril.

tal, así como que había perfeccionado su vocación en el estudio de los mejores autores.

198

que después se le ha conocido, El Profeta.

Miembro de la Cámara, durante la presidencia del Sr. Lerdo, se desataba en apasio-

Como admirador de todo lo clásico, y

nados desahogos, contra las incorrecciones

particularmente de Cicerón, gustaba de la

de su administración. Entonces los diputados

oratoria, caracterizado por las formas palpi-

gozaban de libertad parlamentaría; porque a

tantes y tempestuosas de la catilinaria.

pesar de todas las faltas de aquel Gobierno,

Tenía lo que podríamos llamar la estéti-

conservó siempre el decoro que no le permi-

ca escultural del orador. Un cuerpo hercúleo

tiera pisotear los derechos públicos, sensible

y bien proporcionado; una cabeza hermosa,

a la noble repugnancia de convertirse en

un rostro en que dominaban las facciones

enemigo del pensamiento.

enérgicas de su fisonomía severa y varonil-

Montes, indignado por lo que encon-

una barba poblada y profusa, en que parecía

traba de criticable y merecedor de reproche,

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

levantó una vez la poderosa palabra, en-

discusión era seguro que el señor Montos

rostrando a la administración sus manejos

tenía un latinajo alusivo.

ilegales, pero con tanto ardor, que se dejaba

Su memoria era asombrosa y esta notable

traslucir la exaltación que neutraliza en el

cualidad influyó poderosamente en los éxitos

ánimo el efecto de la convicción. Cuando

logrados como orador. Bastábale un ligero ejer-

comunicaron al Presidente aquel suceso,

cicio de atención, para apoderarse de cláusu-

Lerdo contestó como convenía a un méri-

las, frases y oraciones latinas que después re-

to: “Siempre he creído que al Sr. Montes no se

producía con cierto aire de justa vanidad.

le debe hacer caso”. Habrá despecho en estas palabras, pero también hay grandeza.

Siendo Magistrado de la Suprema Corte de Justicia, D. Ezequiel aprovechaba las

No sería posible recordar aquí las mu-

oportunidades que a cada paso presentaba

chas oraciones que tanto éxito le hicieron

la jurisprudencia, para derrochar, digámos-

alcanzar en la tribuna, ni hacer un detenido

le así, aquella erudición monstruosa que a

estudio de las principales piezas que guardan

veces le valía alguna broma de cierto colega

los anales del debate, asociadas al recuerdo

festivo que anunciaba graciosamente cada

de los acontecimientos más importantes de

vez que se planteaba una cuestión jurídica,

nuestro país en aquellas épocas en que las

anunciaba, decimos, la terrible oportunidad

criaturas del derecho público desgarraban

y exuberancia clásica del compañero Mon-

para nacer el seno de la patria que se agitaba

tes, a quien si guardaba silencio, lo cual era

en las dolorosas convulsiones de aquel parto

muy raro, le provocaba al efecto, excitando

difícil de la libertad.

el buen humor de los severos magistrados.

Don Ezequiel fue un buen abogado.

Si la memoria era un don natural en la

Bastante apegado a las fuentes clásicas del

persona de que nos ocupamos, no hay duda

derecho, sacrificó gran parte de su actividad

que la fomentó después con ejercicios asom-

intelectual al estudio del Digesto, Novelas,

brosos de esa facultad.

Pandectas, etc., que le dieron fama de eminente latinista y abogado distinguido.

Prueba de esto que venimos asegurando, es el siguiente episodio que todavía conser-

En su carrera profesional, se pueden

va el recuerdo de aquellos que le conocieron.

contar algunos negocios célebres patrocina-

Desde algunos días atrás, alguien había

dos por él y ganados a costa de grandes es-

observado en el Palacio de Justicia, que el Sr.

fuerzos Montes adquirió una buena fortuna

Montes entretenía los momentos que por lo

ejerciendo la profesión.

general preceden a aquel en que se reúnen

Era tal su afición para todo aquello que

los miembros de un tribunal colegiado, en

se relacionara con el latín, que era proverbial

pasear a usanza de colegial, por los corre-

la facilidad con que llegó a confiar a la me-

dores del piso en que se encontraba la Sala,

moria pasajes numerosísimos de los autores

embargado por la atenta lectura de un libro.

que constituían su biblioteca favorita. Para

Picada la curiosidad del observador, se acerca

todas las cuestiones en que se ofrecía una

un día a él y le dice. ezequiel montes

199

—Compañero, hace tiempo que me vie-

Montes hizo un buen capital, pero sólo

ne interesando ese librito que tantas veces y

a fuerza de trabajo y economías. Ocupó dis-

con tanto empeño consulta vd.; ¿quiere vd.

tinguidos puestos, y siempre los debió a su

decirme qué obra es y qué hace vd. con ella?

mérito, y no a la adulación rastrera ni a la

D. Ezequiel pasó entonces a manos del primero, una edición diminuta, tipo diamante, agregando estas palabras: —Es la Iliada; la estoy aprendiendo de memoria. Algún personaje, digno de toda fe y crédito, nos ha asegurado que entre las hazañas

Con tales principios se comprenderá hasta qué punto puede haber influido la enfermedad de que habla un biógrafo, para separarse de un gobierno que fue modelo de… limpieza y no por otra cosa sino porque todo lo dejó bien limpio.

de aquella memoria, se recuerda también

Y es tanto más hermosa la honradez

la de haber conservado grandes fragmentos

de Montes, cuanto que su generosidad fue

de Marcial, su poeta favorito, de quien pa-

grande y singular.

rece haber hecho una magnífica versión al castellano, que dedicó a D. Ignacio Ramírez.

Cuéntase de él este rasgo que le hace mucho honor.

Permítansenos algunos rasgos más para

Una persona que figura en la política

concluir este bosquejo, ya que para retrato

actual, (1891) se encontraba en la más crí-

falta tanta luz, y queda todavía tanta som-

tica situación a pesar de los esfuerzos que

bra que disipar.

había hecho por salir de las dificultades en

Lo que pretendemos agregar, es un justo

que se hallaba a la sazón. Tenía este hombre

homenaje al hombre de acrisolada honra-

una buena ilustración y una capacidad que

dez, que con tanta limpieza se mantuvo en

después se han utilizado en ciertos servicios

todas las ocasiones que a su reputación se

públicos.

ofrecieran para salir ileso.

Tal era la pobreza de aquella persona, que

Ser honrado es un título de grandeza que

se vio en alguna ocasión en la necesidad de

contrasta de un modo notable, con cierta

alimentarse con la escasa ración que adquiría

moralidad judía de especuladores sin pudor,

mediante una pequeña cantidad de dinero.

que prosperan a fuerza de sucias combina-

Sin fuerzas para vencer esa mortifica-

ciones disimuladas con esta denominación

ción, fácil de comprender en una persona

lícita de contratos; con tanto personaje que

de educación que se resiste a ocurrir a los

ha hecho cera y pabilo de los dineros públi-

más humildes figones, en que la lista es ba-

cos para engordar antes su patrimonio, y

rata, prefería encerrarse en su habitación

comprar lenguas menguadas que estropean-

para cumplir sin testigos importunos con la

do la verdad, prostituyen toda sinceridad

imperiosa necesidad del hambre que apenas

pública haciendo de lo que es mísera rapiña,

tenía con que satisfacerse.

ejemplo incomparable de honradez administrativa. 200

recomendación que ampara las nulidades.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Y una vez, sentado junto a una humilde mesa, devorando por decir así, el triste

alimento del día, y la amargura de no poder confiar en un cambio de fortuna, le sorpren-

—Señor, yo no puedo aceptar una cantidad que me será imposible devolver.

dió la inesperada presencia de un personaje a

—Pierda usted cuidado, repuso D. Es-

quien en esos momentos consideraba como

equiel; si le falta a usted modo de vivir, yo

a un molesto espectador de su desgracia.

me encargo desde ahora de su porvenir.

—¡Ah! ¿es usted, D. Ezequiel?… Dijo nuestro hombre, un tanto confuso y desconcertado. —Sí, yo soy, señor V... pero no hay por qué apenarse con mi visita; hágame la señalada distinción de aceptar esta suma. Y diciendo esto, depositó el señor Montos, pues no era otro, dos billetes de a cien pesos en la mano del menesteroso.

Poco después V. desempeñaba un puesto en la Administración. Tal es el hombre que bajó al sepulcro el día 5 de Enero de 1883. Gabriel González Mier

¡ ngel Albino Corzo 1816-1875

I El

despertaba rasgando la niebla que

sacaban sus brazos descarnados y se incli-

envolvía a San Cristóbal Las Casas. Un pol-

naban como enfermos en las copas de los

villo ceniciento que a muy corto distancia

saúcos, de las malvas y las maravillas que

hacía distinguir los objetos, se cernía en

crecían en la calle por la dilatada ausencia

los rayos. Por en medio de la plazuela pro-

de los habitantes. El frontispicio desperta-

yectaba su sombra la iglesia de la Caridad

ba en la memoria algo de asolador que se

y llegaba a la calle y las casas del frente. El

había hospedado ahí: las aristas dentadas,

frío, apenas salvada la escalinata de la puer-

los chapiteles desmoronados, las puertas

ta mayor, hería haciendo tiritar. El césped

hechas una criba, los frisos, las ménsulas y

estaba cargado de rocío y mojada la tierra de

las frondas mutilados por los proyectiles.

las diagonales trazadas por el tránsito entre

En el atrio había girones de papel mordidos

una encrucijada y la opuesta. Del suelo se

por el soldado durante el sitio, con la huella

desprendía vaho y las canales goteaban el

del fogonazo del fusil y oliendo a pólvora.

hielo que se derretía en los tejados ya viejos

Una culebrina clavada yacía en tierra y al

y musgosos. Los feligreses comenzaban a sa-

lado las cureñas y el atacador ya calvo por

lir de misa. Mi hermano Herminio me con-

el uso. El templo abierto y abandonado exhibía

ducía de la mano. Luego que nos acogimos

su desnudez: cuarteadas las bóvedas, solos

al sol contemplamos la parroquia de Santo

los altares, corridas las cortinas de los ni-

Domingo, cerca de la Caridad. La iglesia

chos, profanados los santos, secas las pilas

aparecía infundiendo majestad; el atrio ro-

de agua bendita, hecho trizas el órgano del

deado de trincheras picadas de claraboyas;

coro, vacías las poltronas de los Dominicos

un baluarte ostentaba su esqueleto de pino

y allá en el fondo del recinto imponía respe-

en la esquina del Cerrillo; sobre la pared del

to el retablo por el olor a laurel que soplaba

convento hacia Mexicanos y el Molino los

de la sacristía, donde los atriles tenían polvo

durazneros, los membrillos y las higueras

ya los misales, los sobrepellices, los bonetes

sol

˜ 203 ˜

y las casullas los bahía picado la polilla. Y

merezco ese cruel castigo. Ten piedad de mí,

cuando uno daba las espaldas a todos aque-

Niño bonito. Sálvalos, si no quieres que yo

llos despojos sagrados, las pisadas y la voz

muera. Cúbrelos con tu manto a los ojos del

se repercutían y una atmósfera de tristeza

enemigo, para que salgan con vida. ¿Lo ha-

oprimía el alma haciendo callar y pensar.

rás, Niño milagroso?”

Otra mañana, apenas estuve en pie, con

El ruido cesó, repicaron a vuelo las cam-

los brazos cruzados y uncido de humildad y

panas de las iglesias y la gente comenzó a

amor di los buenos días a mi madre. Lloraba,

pasar en tropel por la calle. Mi madre de

se enjugó las lágrimas, me besó en la frente

tanta angustia, perdió el sentido, y yo di un

y sorprendido me refugié en su regazo. Vi

grito de espanto y quise hablarle; pero me

las puertas cerradas y una nube de tristeza

ahogó el llanto. Llamaron fuertemente a la

en los semblantes de dos jóvenes que eran

puerta, y un hombre, con cierto aire mar-

como mis hermanas. De súbito me encontré

cial y de triunfo, de bigotes que le cubrían

sólo, sentí miedo y eché a correr hacia el ro-

la cara, entró conduciendo de la mano a dos

sal y las hortensias que ornaban un arco del

niños y acercándose a mi madre que volvía

corredor, y grité:

en sí, le dijo:

—¡Herminio! ¡Efrén!

—Aquí tienes a tus hijos.

—No están, mi chiquitito —me respon-

—¿Mis hijos? ¡Ah!… sí, son ellos. ¡Dios

dió mi madre. —Sí están.

204

mío, qué grande eres! Y sollozó de alegría ante el salvador,

Entonces me cogió en sus brazos y si-

palpándoles el cuerpo a los dos pequeñitos,

guió llorando. Afuera y lejos se oía un ruido

para cerciorarse de que no estaban heridos,

indefinible como de que se rasgaba el cielo y

y quiso comérselos a besos.

se iba haciendo ensordecedor y parecía ex-

Otra vez, una mañana también, un

tenderse. A intervalos lo interrumpía algo

puñado de jóvenes esperaban en el atrio de

así como un retumbo, como un rugido, lue-

Santo Domingo que se abriera la puerta del

go dos, tres y más a la vez, y en seguida una

convento, una puerta abierta recientemen-

confusión de estruendos que causaban pa-

te arriba de la cual se leía: Instituto Científico

vor. Mi madre se precipitó al oratorio y nos

y Literario del Estado. Todo estaba transfor-

hincamos ante una repisa donde un Niño

mado: el fortín había desaparecido, las cla-

Dios, rubio y hermoso, con túnica de raso

raboyas de la pared estaban tapiadas, los

celeste, parecía escucharnos. Mi madre so-

árboles ya no sacaban sus brazos a la calle,

llozante y loca de dolor imploraba en alta

el edificio había sido renovado, la iglesia es-

voz el auxilio divino. “Tú, Niño, salvarás

taba cerrada. Las llaves sonaron en manos

de las balas a mis hijos: en tus manos los

del bedel, las puertas se abrieron de par en

pongo. De ti penden sus vidas y que vuel-

par y todos quisieron ser los primeros en en-

va yo a mirarlos buenos como me los diste.

trar; entonces en el pasillo sentí el mismo

Tú sabes lo que haces. He sido buena y no

intenso frío que aquella primera mañana

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

pero me encontraba alegre y veía otro mun-

18 de Octubre, al presentar batalla en Gua-

do en mi derredor. Contemplaba la banca de

dalupe, los expuso a las balas enemigas. El

los pasantes de mínimos, en frente la de los

teniente coronel Julián Grajales, al mando

de mayores, la escalera ancha y tendida del

de 700 hombres, lo batió y lo venció. Este

piso alto, en su antiguo lugar aún y ya sin

soldado, disparando pocos tiros, ganó la

telarañas las pinturas de escenas religiosas,

cumbre y fue el salvador de los dos niños.

las celdas convertidas en cátedras y los es-

¿Y aquella última mañana? Se hacía la

tudiantes de las clases superiores paseándo-

luz en las conciencias donde había reinado

se por los corredores del segundo piso y a

la noche; pero el sol iba en su ocaso: D. Án-

una voz estudiando de memoria la lección,

gel Albino Corzo no figuraba ya en la políti-

como si oficiaran los Dominicos en el coro

ca del Estado.

abandonado de la iglesia. De aquellos días a los actuales ha transcurrido largo tiempo.

II Sus padres D. Francisco Corzo y la Sra.

Ahora, lejos de aquel lugar, cuando me

Doña María del Carmen Castillejo, eran

acongoja el olvido y la ausencia, me he in­

unos ancianos de costumbres puritanas, mi-

terrogado: ¿Qué representaba el cuadro

tad agricultores y mitad comerciantes. Án-

asolador de aquella primera mañana? Los

gel Albino, hecha su instrucción en Chiapas,

padres de Santo Domingo y San Francisco,

pasó de interno a la Universidad Nacional

a la cabeza el obispo Carlos María Colina,

de San Cristóbal, la cual tenía por abogado

habían huido a Guatemala por el cumpli-

y patrón a San Agustín, la dirigía el claustro

miento de las Leyes de Reforma en Chiapas,

pleno y desempeñaban las cátedras, las ór-

bajo el gobierno de D. Ángel Albino Corzo.

denes de Santo Domingo y San Francisco. A

En Enero de 1864 se fortificaron Fray Víc-

los siete años de estudios, después de haber

tor Chanona y Juan Ortega en la iglesia de

caminado bien por la vía ancha de los pre-

Santo Domingo para sostener el Imperio

paratorios que en su término se ramificaban

y resistir a las fuerzas liberales; después de

en las carreras del sacerdocio, la abogacía y

once días de sitio, los defensores de Maxi-

la medicina, estuvo por elegir la que iba con

miliano lo rompieron de la noche a la ma-

sus ideas; pero sus padres y profesores que-

ñana abandonando todo. ¿Dónde habían

rían la del sacerdocio. Un día, el estudiante

ido aquellos dos niños? En 1866 el teniente

se presenta a D. Francisco y le dice:

coronel Miguel Utrilla se pronunció con 200

—De ninguna manera recibo las órde-

hombres contra D. Pantaleón Domínguez,

nes eclesiásticas, porque no tengo vocación

exigió a Dona Francisca Moreno 300 pesos,

para ellas; quiero la abogacía.

y no pudiendo satisfacerlos, le tomó a dos

—Elige: o te pones los hábitos o te lan-

de sus hijos, el mayorcito de siete años de

zas a comerciar por Tabasco —gritó más

edad, y después de hacerlos andar muchas

que dijo su padre, para quien ser sacerdote

leguas por caminos pedregosos y cerros, el

era lo mismo que hacerse santo. ángel albino corzo

207

208

Luego de unas cuantas idas y venidas

hizo prefecto de Tuxtla y tomó camino para

vendiendo efectos de Chiapas en San Juan

San Cristóbal, dejando la renuncia absoluta

Bautista, y comprando allí de los de más

atrás. Con éste motivo decía Ángel Albino

consumo en Chiapas, el joven llegó enfermo

ya hecho un político: “Los hijos heredan lo

a la casa paterna, pero sin variar de parecer,

bueno y lo malo de los padres. En mí he vis-

resuelto a todo, menos a tomar los hábitos;

to la razón que tenía mi finado padre para

entonces D. Francisco lo desterró a una de

no servir. Es probable que si hubiera servido

sus fincas. Andando esta vida, contrajo ma-

en la prefectura y en otros puestos, se le hu-

trimonio con Doña Zaragoza Ruiz en 1840.

biera correspondido con la misma infamia e

Transcurridos los dos años de ley que eximía

ingratitud que a mí”. Y era la verdad: su vida

a los recién casados de cargos consejiles, Án-

fue de pura lucha contra los reaccionarios y

gel Albino fue nombrado alcalde 1º de Chia-

mil ambiciosos a quienes había hecho gen-

pas. Una vez que puso los pies en el terreno

tes. Por eso le decía su suegro D. Domingo

escabroso de la cosa pública, subió de prisa

Ruiz, un liberal furibundo y reverenciado

por sus muchas prendas personales los esca-

por el pueblo: “Tengo sabido por experiencia

lones todos que van a dar al Poder Ejecutivo.

propia que el hombre de bien en los desti-

De Alcalde pasó a depositario de bienes pro-

nos más es lo que pierde que lo que gana”.

pios, presidente municipal, jefe político, te-

Aceptó la Tesorería general a ruego de sus

sorero general del Estado, diputado, capitán

profesores de la Universidad. ¿Qué hizo?

de la Guardia Nacional, comandante mili-

Lo refiere él con la mayor ingenuidad:...

tar y gobernador. Nunca la rectitud tuvo en

“en el desempeño del destino trabajé lo que

lo privado y en público representante más

era posible. Mis cuentas se publicaban por

íntegro: si vivía vida pública, estaba por

la prensa todos los meses: pueden verse. Si

todo género de mejoras materiales, por el

no se encuentra algo que elogiar, sí orden y

acatamiento de las leyes, por el respeto a la

exactitud, legalidad y algo que imitar”.

autoridad y por encima de todo esto por el

Diputado a la legislatura desde 1849 a

patriotismo en consorcio con el progreso; si

1850, fue velador de los intereses del pueblo

vivía vida privada, sus deberes de ciudadano

que le había elegido: por su iniciativa Chia-

iban a la vanguardia de sus actos como ami-

pas se hizo Departamento en 1849; consi-

go, esposo e hijo; pero en pago no recibió

guió del Gobierno el reintegro de cerca de

más que decepciones.

tres mil pesos gastados en la revolución de

Su padre tenía horror a los destinos

1848, siendo él uno de los principales acree-

con que le honraban. Salió electo alcalde en

dores, para dedicarlos en mejoras materiales

Chiapas y malvendió sus fincas y se trasladó

de primera necesidad; la Guardia Nacional

a Tuxtla para no desempeñar el cargo; a los

fue exceptuada del pago de contribución y

tres años de residencia en Tuxtla, se le nom-

procuró que hubiese el mayor número po-

bró regidor y tornó a malbaratar sus fincas y

sible de escuelas. Un D. Salvador Piñeiro

regresó a Chiapas huyendo del puesto; se le

propuso en una de esas legislaturas que se

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

destinara a sueldos de diputados el pago de

gos”. El 8 de Marzo de 1853, de nuevo dejó

un peso por cabeza de ganado vacuno que

su digno puesto y con la misma tropa hizo

se vendiese en tajos para el consumo y del

correr en Tuxtla a Carlos Zebadúa. El Gene-

caballar y mular que se extrajera del Estado;

ral Meléndez retrocedió con sus 400 hom-

Corzo refutó la iniciativa y fue desechada,

bres bien armados al acercarse a Chiapas por

porque, dice él, “los diputados no tratába-

la actitud de Corzo, que como jefe político

mos de nuestro propio interés”. Se echó de

reunió en pocos días otros tantos soldados

enemigo implacable a José María Chacón,

para hacer frente al defensor de Santa-An-

un tradicional cacique de Soconusco más

na en el Estado. Pronunciado Juchitán por

patriota en Guatemala que en México, cuya

el Plan de Ayutla, los jefes del movimiento

descendencia ha tomado el apellido de Esco-

entraron en relaciones con D. Ángel para

bar, porque no le aprobó el expediente de sus

que les prestase ayuda contra Tehuantepec,

cuentas que el Gobierno pasó a la Legisla-

fiel al Gobierno; y les situó en su hacienda

tura. “Muy distante estaba yo —escribe D.

San José, armas y municiones costeados

Ángel— de hacer el cambio de mis deberes

por los Sres. Domingo Ruiz, Juan Pola y él,

por la conquista de alguna amistad”. Sien-

mientras que con ayuda de D. Matías Cas-

do diputado hubo uno que otro pronun-

tellanos el Estado se hacia eco del plan. El

ciamiento contra el Gobierno establecido

1º de Septiembre de 1865, Chiapa declaró

del Sr. Femando N. Maldonado; abandonó

solemnemente adherirse a él, acaudillada

su asiento del Congreso y a la cabeza de la

por Corzo, que era el primer jefe del movi-

Guardia Nacional de Chiapas, que había

miento regenerador del Estado. La revolu-

organizado en 1846 como Presidente de la

ción prendió fuego en Tuxtla, Pichucalco,

municipalidad, derrotó en el Pot a Cristó-

Tapachula, y al generalizarse se pusieron

bal Figueroa y José Gabriel Esquinca. “En la

en precipitada fuga los agentes de su Alte-

función de armas que tuvimos en esta vez

za Serenísima, los Sres. Clemente Francisco

en el cerro Pot —escribe— recibí una con-

Robles y Juan Pablo Franco: entonces D. Ni-

tusión en la rodilla derecha que no quise dar

colás Fernando Maldonado, de San Cristó-

a conocer ese día, sin embargo de su grave-

bal, pasó a Chiapas y entregó el Gobierno

dad, para no afligir más a mi familia. Padecí

a Corzo el 20 de Octubre. D. Ignacio Co-

dos meses, y todos quedaron en la creencia

monfort le escribía desde México el 12 de

que había sido golpe dado por un caballo,

Diciembre, encargado provisionalmente de

porque así lo hice entender con aquel fin y

la Presidencia de la República: “Estoy pro-

con el de no pasarla como valiente, porque

fundamente convencido de que sin la coo-

ésta es la nota que se les da a los heridos en

peración de todos los buenos mexicanos, me

campaña, aunque se porten como cobardes.

será imposible proceder con éxito y acierto

Yo me conduje en esa vez como en otras,

en los grandes negocios públicos de qne de-

impulsado únicamente del deber, temiendo

pende el porvenir del país, y confío en que

más que al enemigo, la crítica de mis ami-

vd. me prestará la suya, pues habiéndome ángel albino corzo

209

210

dado pruebas de estimación, debo esperar

Diciembre al Ministro de Fomento, Colo-

que no me las negará ahora, que más que

nización, Industria y Comercio, para que

nunca necesita de ellas su afimo., servidor

elevara a puertos de altura los de Ventosa

y amigo”. Y Lafragua, Ministro de Gober-

y Coatzacoalcos. Al siguiente ano 1856, es-

nación, le hablaba el 15 de Diciembre de re-

tableció una Escuela Normal de indígenas,

mitirle el programa del nuevo Gobierno, de

la primera en la República; envió jóvenes

no retroceder en nada del Plan de Ayutla,

del Estado a la Escuela de Artes y Oficios

de no hacerse ilusorias las promesas de la

de México; hizo reconocer el río Quechula,

revolución, de la ley de imprenta y de garan-

por si se podía hacer navegable; levantó el

tías individuales, del estatuto orgánico y de

mapa del Estado, se opuso abiertamente a

que le informase de cuantas medidas creye-

la anexión de dieciséis pueblos de Chiapas a

ra conducentes a la mejora del Estado para

Tabasco, a pedimento del Gobierno de este

ayudarle. Apenas tomó posesión, instaló el

Estado, que no daba más razón para pre-

Consejo de Gobierno el 20 de Noviembre,

tenderlo, que la irregularidad de sus límites;

estableció los tribunales de justicia y orga-

sostuvo la revocación de nombramientos

nizó la Hacienda Pública. En la Tesorería no

hechos de Juez de Distrito y Promotor Fis-

había encontrado fondos para subvenir a la

cal en Juan Pablo Franco y Clemente Fran-

más pequeña necesidad del Estado, ni aun

cisco Robles, enemigos a muerte del Plan de

recado de escribir en el Palacio. Daba miedo

Ayutla; redujo a 147 hombres la fuerza del

la miseria: se había pagado de tiempo atrás

Estado, expidió un decreto para establecer el

hasta por la luz. A pesar de que el presu-

estudio y explotación de la minería, exigien-

puesto de egresos no podía llenarse, y de la

do un joven a cada Departamento y mandó

moralizadora opinión de D. Martín Queza-

150 soldados a Puebla (en jefe D. Fernando

da, Secretario de Gobierno de la Adminis-

Castañón), para atacar a los reaccionarios, si

tración caída, que pregonaba era el dinero

bien regresaron de la frontera por la derrota

el regulador de todas las cosas, Corzo abolió

de éstos. Gobernando Juárez en Oaxaca, le

algunos impuestos, redujo la planta de em-

escribía el 6 de Marzo de 1856: “Muy hon-

pleados, puso en receso la tropa, hizo que las

roso es para vd. y para el Estado que dig-

vías de responsabilidad en el Poder Judicial,

namente gobierna, esta patriótica medida,

fuesen tan expeditas y seguras, que pudiera

pues es, por cierto, la primera vez que Chia-

la miseria misma atravesarlas sin tropiezo

pas hace marchar sus hijos a larga distancia

para alcanzar justicia; ministró fondos a la

para defender la causa de la libertad. Siento

Universidad por decreto de 7 de Diciembre:

mucho que en Soconusco se te llame a vd.

barrió con el uso oficial de que los maestros

la atención por los conatos de sedición del

de escuela de los pueblos cobrasen las con-

Prefecto Chacón; pero me consuela el buen

tribuciones e hiciesen las elecciones en ellos,

sentido de esos pueblos”. En efecto, aquel

y apoyó cerca del Presidente la solicitud de

Chacón de las cuentas se había levantado

las autoridades de Tehuantcpec, hecha en

en armas proclamando en territorio al Soco-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

nusco, del que sería autoridad suprema un

armas en la mano, aunque se derramara la

tal Cristóbal Salas. A la causa venía unido

sangre chiapaneca, al Gobierno de D. Ángel

Juan Ortega, quien la dignificaba con el he-

Albino Corzo por ser el proclamado en el

cho de haberse fugado a Guatemala en 1855,

Estado. Se instaló el Congreso Constituyen-

llevándose libros de cuentas, documentos y

te el 22 de Agosto de 1857, que decretó la

fondos, siendo administrador de rentas de

Constitución del Estado. Casi la Adminis-

Comitán. D. Ángel marchó a Soconusco;

tración se sostenía por patriotismo, pues los

los facciosos abandonaron el campo, y su

reaccionarios volvían a alzar cabeza y apare-

presencia en Tapachula pacificó el Departa-

cían imponentes dentro y fuera de Chiapas.

mento. A Ortega no le quedó experiencia y

Retirado Corzo del Poder por enfermedad,

reincidió invadiendo el Estado una que otra

lo sustituía D. Matías Castellanos, a quien

vez; pero con tan mala suerte, que siempre

juzgaba Juárez como “hombre de profundas

tuvo un pie en Guatemala y el otro en Chia-

convicciones”, y decretaba el 26 de Abril de

pas, no obstante que Carrera le daba bríos.

1858 que D. Ángel en su grado de Coronel

Es probable que Comonfort estuviese al

era Comandante en Jefe de las fuerzas que

tanto de esto, porque en carta de 9 de Enero

del Estado operarían sobre los rebeldes de

de 1856, en una postdata de su puño y le-

Tabasco, porque era persona conocida y

tra, le decía a Corzo: “Personas respetables

de acreditada moralidad, desinterés y acierto.

y bien relacionadas en ese Estado, me han

El Sr. Simón Sarlat, Comandante Militar y

asegurado que puede estallar en él un movi-

Gobernador de Tabasco, sostenía el Plan de

miento, que aunque de carácter local, puede

Tacubaya y encarcelaba, vejaba y perseguía

tener una ramificación política que ha pare-

a los que no eran partidarios de sus ideas.

cido conveniente advertirlo a vd. para que

Avistado en Santa Anita Corzo, el 4 de Oc-

esté con suma vigilancia, porque los reac-

tubre de 1853 retó a Sarlat para que saliese

cionarios no perdonan medio para trastor-

fuera de San Juan Bautista y decidiesen la

nar el orden”. La ramificación consistía en

cuestión en batalla.

la connivencia con Ortega de José Leonar-

D. Simón tuvo una salida de pie de ban-

do Pineda, Juan José Bermúdez, Clemente

co contestando que si reconocían la Cons-

Francisco Robles, Manuel María Esponda,

titución los pueblos de Tabasco era por el

José Trejo y Zepeda y Julián Grajales, para

terror de las armas con que Corzo había in-

proclamar en oportunidades la reacción en

vadido el Estado. A los dos días de fuego nu-

Chiapas. Y Lafragua le escribía el 26 de Ene-

trido sobre la plaza sitiada y víspera del asal-

ro de 1856: “Descanse vd. plenamente en la

to, Sarlat provocó a D. Ángel a celebrar una

firmeza del Gobierno y ayúdenos a salir de

capitulación, en virtud de la cual las fuerzas

la situación; que si salimos bien de ella, todo

de Chiapas ocuparon San Juan Bautista,

lo demás será muy realizable”. Los liberales

ya rendido el enemigo y sumiso a entregar

de Pichucalco el 4 de Octubre de 1856 hi-

las armas. Por nombramiento del Supremo

cieron protesta solemne de sostener con las

Gobierno, Corzo era ya Comandante de la ángel albino corzo

211

212

brigada constitucional de Chiapas, Tabasco

25 de Agosto de 1859: “Ya habrá V. visto los

y Yucatán. Y fue cortos días Gobernador de

decretos de reforma que expedí en el mes de

Tabasco, porque a juicio de Juárez no mere-

Julio último. Es necesario que ponga V. en

cía el Sr. Dueñas la confianza completa de

juego toda su energía y actividad para hacer

los liberales De vuelta a Chiapas y encar-

que esas disposiciones se ejecuten en todos

gado nuevamente del Gobierno, resuelto a

sus puntos. Si ese obispo expide edictos o

cumplir las Leyes de Reforma, recibió una

pastorales subversivos excitando a la desobe-

comunicación de Ocampo el 29 de Septiem-

diencia a la ley y las autoridades, sáquelo

bre de 1859 en la que le decía: “Impuesto el

V. inmediatamente desterrado fuera de la

E. S. Presidente del oficio de V. E., fecha 31

República por Tabasco, dando cuenta de

del próximo pasado Agosto, en que indica

haberlo hecho así y de los motivos en que

sus temores de que el clero de ese Estado

funde su providencia”. El 13 de Octubre in-

provoque una sedición con motivo de las

sistía: “Al Obispo debe V. mandarlo prender

Leyes de Reforma expedidas por el Supremo

y remitirlo para este puerto, por la vía de Ta-

Gobierno, y manifiesta su resolución de ha-

basco, lo mismo que a los demás cabecillas

cerlas cumplir a todo trance; S. E aprueba

y frailes revoltosos, pues no es bueno man-

y elogia la conducta de V. E., y espera que

darlos a Centro América”. Colina no se hizo

continúe con la misma energía”. D. Ángel

esperar y huyó a Guatemala, desde donde

había comenzado a dar el ejemplo siendo el

gobernaba la Iglesia. Ocupada Oaxaca por

primer matrimonio civil celebrado en el Es-

la reacción, Juárez le escribía desde Veracruz

tado el de su hija Zaragoza. El obispo Carlos

el 24 de Noviembre: “Le suplico fije su aten-

María Colina estaba rabioso: dirigió una co-

ción en el Istmo auxiliando de todas mane-

municación al Gobierno en que calificaba de

ras al jefe”.

impíos e irreligiosos los decretos nacionales

Por estos días ministraba datos impor-

del 12 y 13 de Julio; protestaba contra ellos

tantísimos sobre los aborígenes de Chiapas

y se oponía a su ejecución promoviendo su

al abate Brasseur de Bourboug, enviado en

desconocimiento. El fanatismo parecía epi-

misión científica por el Ministro de Instruc-

demia incurable: se negaba los Sacramentos

ción Pública de Francia, bajo el gobierno de

a los que habían jurado la Constitución de

su Majestad Imperial, para estudiar los idio-

57, a los moribundos se les exigía el retrac-

mas e historia de México y Centro América.

tarse en público, para sepultar el cadáver de

Corzo indicó a Ocampo el 22 de Noviembre

un liberal, un fraile lo azotaba, a los enfer-

de 1860, estando los Poderes en Veracruz, la

mos se les exigía la devolución de las fincas

necesidad de hacer algunas reclamaciones

desamortizadas, a los empleados no se les

a Guatemala y las tirantes relaciones que

permitía la entrada en las iglesias, se leían

debía México tener con ella, puesto que el

pastorales subversivas en el púlpito y los sa-

presidente Carrera atizaba la revolución en

cerdotes tomaban las armas. Sabido todo

Chiapas contra las Leyes de Reforma y la

de Juárez, le aconsejaba desde Veracruz el

Constitución de 1857. Y él contesta: “Estoy

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

igualmente de acuerdo con V. sobre la políti-

Era para reírse esto que se pretendía con

ca que debe seguirse con aquel la República

un ciudadano de quien Jesús González Or-

y las reclamaciones que deben procurarse

tega decía: “No he tenido la honra de cono-

para nosotros al enviado”. Antes ya tenía

cerlo y tratarlo personalmente; he apreciado

Ocampo otra noticia mejor por carta de

en ella su constancia, sus virtudes cívicas y

Corzo, fecha 6 de Enero de 1860. “Aquí ya no

el tino con que ha sabido mantener en Chia-

hay frailes desde que por virtud de la ley de

pas el imperio de la ley en medio de esa con-

exclaustración emigraron a Guatemala una

vulsión general que por tres años ha sufrido

parte de ellos, y expulsé a los que resistieron

nuestra República desde la defección de Co-

salir; no hay obispo también desde que di

monfort”. El 13 de Noviembre de 1861 es-

pasaporte, al Sr. Colina que nos hacía la guerra

cribía al general Ignacio Zaragoza, Ministro

de todos modos”. Al Ministro de Hacien-

de Guerra: “He visto con el más profundo

da pidió la apertura del puerto de Tonalá y

pesar la noticia que usted se sirve comuni-

Juárez le prometió el 30 de Mayo de 1860

carme, de estarse aprestando la España para

apoyar su petición que creía .era de interés

una guerra con México y que a esta fecha

para Chiapas. Ortega volvió a las andadas

estén sus escuadras acaso en marcha para

y fue derrotado como en 1859. A su pro-

invadirnos. Yo me prometo que no todos los

puesta el Gobierno compró el vapor Consti­

reaccionarios que hoy empuñan las armas

tución para que recorriese el litoral del Golfo

sean tan ingratos que olvidando los santos

en auxilio de los Estados en que la reacción

deberes que tienen de verse como hermanos

reaparecía. Carta tras carta Juárez le decía:

ahora que se trata de una guerra extran-

“Es necesario que usted no pierda de vista

jera, dejen de sacrificarse por la patria. Yo

Tehuantepec, que es la llave del Estado de

seré uno de los soldados que compongan la

Chiapas”. Y se alentaba D. Benito de noti-

expedición que de aquí marche en auxilio

ciaba que Buchanan reconocía al gobierno

de nuestros compatriotas que por los puer-

Constitucional y que había manifestado

tos o por el interior se batan. En la guerra

al Congreso Americano ser conveniente a

que tuvimos con los americanos importó el

la seguridad de los Estados Unidos el envío

triunfo definitivo de éstos la victoria en uno

de tropas a México para sostenerlo y consi-

que otro combate: bastó, por vergüenza,

derarlo, que se trabajaba, porque Inglaterra

que los Americanos hubieran hecho flamear

hiciese otro tanto. Con todo, ni aun así los

el pabellón de las estrellas en el Palacio de

reaccionarios cejaban en sus ideas negras:

Moctezuma, para que nos hubiéramos dado

un jefe de éstos en Chiapas, Julián Grajales,

por rendidos. Amigo mío, ruboriza recordar

tuvo la audacia de dirigir a don Ángel una

esto; ¡ah, yo no quisiera escribirlo!”.

carta en la que le pedía, creyéndolo arredrar, la

Llegaba con los poderes a San Cristóbal

celebración con toda pompa religiosa de la fies-

el 10 de Febrero de 1861 y le manifestaba a

ta del Calvario y que la anunciase La Bande­

D. Benito que su objeto era llevar adelante

ra Constitucional, periódico oficial del Estado.

las Leyes de Reforma y principalmente la de ángel albino corzo

213

214

nacionalización de bienes eclesiásticos, que

desde el 20 de Octubre de 1855; pero con

casi no tenían cumplimiento en tal ciudad

muchas interrupciones, siempre para mayor

a virtud de la ninguna energía del jefe su-

provecho del Estado. Duró en él 6 años, 3

perior de hacienda. Enfermo y sin esperan-

meses y 11 días.

za de recobrar su salud, envió su renuncia a

“Comprendiendo mis buenas intencio-

la Legislatura. Dice en ella: “El infractor ha

nes, dice, el voto del pueblo me elevó a la

dado a la patria lo que es de ella: su salud,

primera magistratura del Estado, y no pue-

sus intereses y familia. No cree haberle pa-

do ocultar que me causó gran satisfacción;

gado la deuda que le debe; pero imposibilita-

satisfacción que no conocen aquellos que

do para hacerlo debe esperarse por lo menos

han sido elevados a los puestos públicos por

el restablecimiento de su salud, para servirle

una orden superior y no por la voluntad de

en el orden social en que lo colocan sus mis-

sus conciudadanos. En este puesto tuve que

mas enfermedades, sus fuerzas gastadas y

emprender la gran lucha de la Reforma, y en

sus obligaciones naturales”. La Legislatura

ella no me detuvieron ni las preocupaciones

resolvió el 22 de Septiembre de 1862: “No se

tan profundamente arraigadas en aquella

admite la renuncia que el C. Gobernador D.

época, ni la influencia de un clero poderoso.

Ángel Albino Corzo presentó al Congreso

El clero era un obstáculo y fue indispensa-

solicitando su separación del Gobierno del

ble desterrar a algunas de sus notabilidades.

Estado.—Comuníquesele excitando su pa-

Y cuando en medio de la consumación de

triotismo para que continúe prestando sus

esa obra llegó hasta aquellos confines de la

servicios”. Ya el 3 de Mayo se le había hecho

patria el rudo sonido del golpe de Estado de

igual excitativa.

Comonfort, no encontró eco ninguno en

El 20 de Octubre le escribía de Puebla el

mi gobierno, que siguió sosteniendo la ban-

general Jesús González Ortega: “Siga usted

dera de la democracia durante la fratricida

trabajando, amigo mío, como hasta hoy, y

Guerra de Tres Años. Entonces no me sujeté

esté usted satisfecho de que ha cumplido

solamente a la defensa del Estado, sino que

y llenado su deber. En el Ejército de Oriente

organicé expediciones para auxiliar al de Ta-

tiene usted millares de personas que lo ad-

basco.

miran”. Verdaderamente D. Ángel estaba

“No es desde cuando se proclamó el

separado del Gobierno desde el 17 de Junio

Plan de Ayutla cuando comencé a servir a

de 1861 y lo sustituía el Sr. Juan Climaco

mi país; es desde que se trató de la anterior

Corzo, a pesar de que el Congreso declaraba

caída de Santa-Anna. Desde entonces el co-

el 30 de Octubre de 1862 que por voluntad

ronel D. Juan Aguayo residente en Tuxtla

del pueblo era reelecto para el periodo de 1º

demandó mi cooperación para hacer frente

de Diciembre de 1862 a igual día y mes de

al Gobernador y general D. Ignacio Barbere-

Diciembre de 1866. En un documento inédi-

na, que se mostraba hostil a ese movimien-

to consta que dejó de ser gobernador el 31

to, y que concluyó con su primera evasión

de Enero de 1862; había ocupado el puesto

al extranjero.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

“Yo he padecido, pero con la resignación

doctrinas evangélicas, la superstición y el

que alienta una conciencia tranquila, porque

fanatismo”. Refería Pacheco que en su trán-

creo haber cumplido con mi deber”.

sito de Veracruz a México los indios habían salido preguntándole por su Reina Y D. Án-

III

gel dice: “...sólo se acuerdan de la Reina de

Retirado del Gobierno, tomó las armas

España cuando hay que hacer una alusión

cuando el 7 de Mayo de 1863 Juan Ortega

al despotismo, a la esclavitud, a la crueldad

sorprendió a San Cristóbal incendiando el

ejercida en la conquista y a la dominación

cuartel. La reacción había tomado cuerpo en

de trescientos años; cuando hay que recor-

el Estado y le daban la mano Julián Grajales

dar las crecidas exacciones al pueblo de tri-

en Chiapas y Clemente Francisco Robles y

butos, bulas de la santa cruzada, de vivos,

Ramón Franco en aquella ciudad. Su patrio-

difuntos, composición y lacticinios, de la

tismo parecía tomar más energía en la vida

media pierna, de annatas seculares y medias

privada.

annatas eclesiásticas de subsidios, de diez-

El 26 de Agosto de 1862, Juárez le acusa-

mos, primicias y obvenciones parroquiales,

ba recibo de 1,500 pesos que le había enviado

y no nos olvidamos también de S. M. cuan-

a cuenta del contingente de 8,000, señalado

do suelen llegar a nuestras puertas algunos

a Chiapas. El 6 de Septiembre se lo acusaba

que llevan la señal del fierro candente con

de 1087 pesos y 43 centavos. Hubo rico que

que se les marcaba en las espaldas al vender-

antes de dar 100 pesos para igual fin, los in-

los como bestias, reducidos como estaban a

trodujera en una caja de sal con el propósito

la más cruel esclavitud”.

de que cayese del cielo una maldición sobre los liberales.

Estuvo su vida en un hilo, el 24 de Agosto de 1863, cuando Julián Grajales al grito

Al discurso de D. Joaquín Francisco Pa-

de ¡viva la religión! se apoderó del cuartel de

checo, pronunciado en el Senado español,

Chiapa. Faustino Villanueva lo insultó pú-

contestó el 6 de Febrero. Escribía: “…si hay

blicamente en su casa el 5 de Agosto de

desgracia y maldición de Dios, ésta consis-

1864. Su valentía provenía de ser reo de dos

te en haber venido españoles a conquistar

asesinatos. A D. Ángel le llamaban estafa-

a México, porque esta conquista se efectuó

dor, sanguinario y asesino.

por forajidos españoles … porque aventure-

Habiendo muerto el general José María

ros de aquella nación, cometiendo crímenes

Melo de Nueva Granada en servicio del Es-

inauditos, se hacían lugar en nuestro suelo

tado, recogió a un hijo de éste y lo adoptó

para medrar a costa de la vida y sacrificios

como suyo. Cuáles serían sus ideas, que se

de los criollos: porque mantuvo por tres-

leía en el acta de pronunciamiento de San

cientos años su dominación sobre nosotros,

Cristóbal por el Plan de Zuloaga: “Conside-

o porque nos trajo la religión con frailes

rando que el Sr. Corzo como Gobernador no

que convertidos en exactores de impuestos

sólo ha cumplido y hecho cumplir sin per-

eclesiásticos y reales, difundieron antes que

donar medio la execrable Constitución, sino ángel albino corzo

215

que se ha excedido él y sus pocos satélites

—Yo saldaré todas tus cuentas y podrás

para darle un carácter casi sobrehumano,

hacer capital. Trabaja loza para mi tienda y

creyéndola como la obra más acabada y per-

te retribuiré bien tu trabajo.

fecta que ha salido de las manos del hom-

Ahora Ruiz vive feliz en Chiapa y re-

bre… Y decía él: “No quiero para mí más

cuerda este rasgo que lo hizo volver al buen

triunfo, más gloria que dejar un recuerdo

camino. Un zapatero honradísimo no podía

de haber hecho conocer en mi tiempo que

subvenir a sus necesidades con los produc-

Chiapas se basta a sí mismo. Sostuve la Re-

tos de su trabajo muy asiduo. D. Ángel lo

forma, no como súbdito que obedece, sino

hizo venir a su casa. Cuando estuvo presen-

como amante de ella”.

te le preguntó:

Una nueva revolución ardía en el Estado dirigida por D. Miguel Utrilla contra el Sr.

—Sí, señor.

Pantaleón Domínguez, los dos que habían

—Veo que eres muy infeliz, que trabajas

cooperado en la grande obra de Corzo. Su

mucho y obtienes poco, tan poco, que no te

hijo Donato había sido asesinado y él an-

alcanza para el sustento de tu familia. Aquí

daba huyendo por los montes perseguido

tienes mi tienda: escoge en mercancías cien

tenazmente. Derrotado Utrilla el 18 de Oc-

pesos y toma estos otros cien, ve a comer-

tubre de 1866, Don Ángel tuvo que huir a

ciar, podrás subvenir a tus necesidades y las

Guatemala. En San José se embarcó para

de tus hijos: con tu honradez y buenos

Puerto Ángel y habló con el general Porfirio

cálculos, harás fortuna.

Díaz En Chiapas se le habían secuestrado

D. Ángel gustaba mucho del trabajo.

sus intereses y lanzado su familia a la ca-

“He tenido ambición al trabajo como hijo

lle; entonces desde Acatlán éste ordenó que

de un padre trabajador y de quien no heredé

se los devolviesen. Quiso vivir en Tabasco

ningún vicio”.

y partió a San Juan Bautista dejando a su

Hay pensamientos suyos de mucha ver-

familia en Huimanguillo, y habló con el

dad. “Donde hay libertad no puede haber uni-

Gobernador D. Gregorio Méndez, de quien

formidad de pensamiento ni de afecciones. El

recibió atenciones.

gobernante de hoy todo lo puede, puede hasta

Regresaba a Chiapas en Enero de 1873

hacerme callar para siempre”. “Es propio de las

y el pueblo salía a recibirlo. Esa vez dijo:

democracias que los ciudadanos presten sus

“Quiero ver fusionados los partidos en

servicios a la patria no por esperar recompen-

Chiapas”. Y luego tomó el arado, porque no

sas, pues así sirven solamente los súbditos de

quería más política. “Por ahora la política

los reyes, sino por cumplir con el deber sagrado

está enmaletada” —decía. Había hecho tanto

de ayudar a la felicidad del país en que nacie-

bien. Supo que un señor Higinio Ruiz vivía

ron y colocar un grano de arena en el magní-

en la miseria cargado de deudas por el vicio

fico edificio de su prosperidad y su grandeza”.

del juego; lo mandó llamar, le reconvino su

Hablando de su vida escribe: “Vivía yo

conducta y le dijo: 216

—¿Tú eres Francisco Rojas?

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

en el campo lejos de la política, cuando se

creyeron útiles mis servicios e inmediata-

dad de mi esposo, como porque éste no está

mente lo abandoné para dedicarme al bien

para tal arreglo por su estado de agonía.

del Estado de Chiapas, empresa que desde

Villanueva fue con la respuesta y volvió.

el Plan de Ayutla alenté, si no con saber y

—Dice don Julián que si dentro de vein-

experiencia, sí con fe que allana las mon-

ticuatro horas no se le entrega el dinero,

tañas Nada en verdad quise ser: mi única

vendrá él mismo con soldados y macheteará

ambición era el restablecimiento del siste-

a don Ángel en su casa.

ma federal; pero mi destino me llevó a las

No había tal deuda; era una exigencia

regiones del poder, rehusándolo cual si desde

de Grajales que satisfizo la familia con mil

entonces hubiera visto que en él, por recom-

apuros a causa de su pobreza. El Boletín

pensa de mis afanes, tendría que saborear el

Oficial, órgano del gobierno del Estado, lo

pan de la emigración perseguido de aquellos

decía así el 10 de Septiembre de 1875. Y

a quienes formé separándoles de periferia

decía más: que después de la muerte de D.

del círculo insignificante en que giraban y

Ángel, Grajales exigió otra fuerte suma a

a quienes colmé de beneficios lamentar la

la madre de la víctima la señora Carmen

falta de un buen hijo asesinado en su tierna

Castillejo. El Boletín comentaba el salvaje

edad y exponer lo que adquirí en fuerza de

hecho de la siguiente manera: “Aquel ilus-

trabajos y economías a la rapacidad de los

trado ciudadano había prestado relevantes

que medran en nuestras revueltas políticas”.

servicios a la causa de la libertad y del pro-

A principios de 1875, la enfermedad que

greso, y merecía consideraciones de parte

padecía se le fue agravando. Pronunciado el

de todos sus conciudadanos, muy particu­

8 de Agosto D. Julián Grajales contra el go-

larmente de Grajales a quien colocó en

bierno del Sr. Pantaleón Domínguez, ordenó

una alta posición en el tiempo de su go-

al pirotécnico Manuel Ramos, de Oaxaca, que

bierno, sacándolo del polvo en que nació;

situase el tambor chillón y desapacible de su

pero recibió de éste en pago, la traición, el

fábrica de pólvora a la cabecera del ilustre

tormento y la muerte”.

agonizante, pared de por medio, haciéndo-

Más que los achaques que podían re-

lo funcionar día y noche para que apurase

sistir sus fuerzas, pues contaba 54 años de

todo el dolor. No satisfecho, por su orden se

edad, había nacido el 1º de Marzo de 1816,

presentó en casa del moribundo el ya cono-

los tormentos dieron fin con su hermosa

cido Faustino Villanueva, el del desafío, con

vida. Momentos antes de las siete de la no-

este recado para la Sra. de Corzo.

che del 12 de Agosto dijo a su hijo Aparicio,

—Dice don Julián que diga usted a don Ángel que le mande inmediatamente los quinientos pesos que le debe. —Diga usted a don Julián que no es posible arreglar ese negocio que ignoro, tanto por estar escasa de recursos por la enferme-

el inseparable en su destierro: —He aquí, hijo, el producto de mis afanes al servir al pueblo: mis enfermedades, mi muerte; pero eso y mucho más se debe al país donde uno nace. Ángel Pola

Juan JosÈ Baz 1820-1887

Las

revoluciones, los grandes sacu-

guida carrera hecha con verdadero brillo, e

dimientos sociales en general que presentan

inclinado desde muy joven a la política y

siempre al descubierto las múltiples fases de

sobre todo al combate y a la lucha, desde

la transformación de una sociedad en plena

antes de concluir sus estudios se inició en

evolución y desarrollo, tienen, como es na-

la vida pública, alistándose a los dieciocho

tural, sus hombres, de los cuales uno o varios

años como cabo del batallón “Defensores de

caracterizan cada una de esas fases, según la

la Patria”, cuando los franceses bombardea-

aptitud personal que tienen más pronun-

ron el Castillo de San Juan de Ulúa, bajo el

ciada; en nuestra revolución de Reforma,

mando del príncipe de Joinville, en donde

en esa gran lucha social de que puede jus-

recibió Baz su bautismo como ciudadano

tamente enorgullecerse México, el hombre

patriota y valeroso.

grandes

que más caracterizó la actividad casi febril

El mismo año que obtuvo el título de

del gladiador infatigable de la idea hecha ley

abogado, o sea en 1841, tomó las armas

o institución, fue el distinguido jalisciense

contra Santa-Anna, ya en pro de las ideas

Juan José Baz, cuyos apuntes biográficos va-

democráticas y de los principios más avan-

mos a dar en seguida.

zados, y como entonces la estabilidad de

Nació Baz en la capital del Estado de Ja-

los gobiernos era imposible y los distintos

lisco el 24 de Junio de 1820, siendo hijo de D.

ensayos preliminares de la gran lucha entre

Diego Baz, español, y de la Sra. Concepción

los dos partidos, no duraban mucho, en los

Palafox, originaria del referido Estado. Des-

dos anos siguientes 1842 y 1843, formó Baz

pués de concluida su instrucción primaria

parte de la redacción del Diario del Gobierno,

y cuando contaba sólo once años de edad,

francamente comprometido ya en la vida

entró al Seminario Conciliar de México, en

pública. Ese último año de 1843 y rindien-

el cual plantel recibió el título de abogado

do tributo a sus aficiones y conocimientos

en 1841, coronamiento de una muy distin-

literarios, fundó en unión de varios amigos,

˜ 219 ˜

entre otros D. Eulalio M. Ortega y el inmor-

relata en las siguientes líneas, la obra intitu-

tal Gorostiza, el Ateneo Mexicano.

lada Memorias Inéditas: “Al estar hablando,

Inicióse en 1844 por D. José Joaquín de

dice, Juárez y Farías de las dificultades que

Herrera, el movimiento federalista contra

presentaba la promulgación de la Ley de 11

Santa-Anna, y entonces Baz se alistó para

de Enero, en el balcón del baluarte Sur del

batirse contra los centralistas, con el carác-

Palacio Nacional, pasó Baz por la esquina

ter de sargento de Guardia Nacional. La pri-

del mercado. Juárez, que lo vio, se lo indicó

mera prisión se la debió al General Paredes,

a Farias como un hombre capaz de afrontar

a quien combatió muy rudamente en 1846,

la situación política de la Capital. El Vice-

especialmente por el sueño insensato de ese

presidente, que ya lo había conocido aunque

ambicioso vulgar, de traer a México una mo-

muy joven en anteriores revueltas, y sabía

narquía extranjera, y dio la casualidad que

que había sido perseguido por Paredes a cau-

esa penosa prisión que duró hasta la caída

sa de sus ideas liberales, lo nombró inmedia-

del citado Paredes, la sufrió Baz teniendo

tamente Gobernador del Distrito Federal”.

por elección popular ese año, el cargo de Regidor del Ayuntamiento de México.

220

Baz cumplió como bueno correspondiendo a la confianza que en él depositó el

Cuando apenas contaba nuestro bio-

Sr. Juárez, y publicó las leyes expedidas por el

grafiado 26 años, promovió y concurrió a

Congreso; pero a poco tiempo volvió el Pre-

muchas reuniones o meetings populares, en

sidente Santa-Anna y deshizo lo que había

los cuales propuso la nacionalización de los

iniciado Farías; entonces Baz protestó públi-

bienes eclesiásticos y la exclaustración de

camente y se retiró del Gobierno, desairando

los frailes y las monjas, promoviendo tal

con toda franqueza al futuro dictador.

escándalo con sus discursos, que el historia-

Salió Baz de la Capital, y como es de su-

dor D. Carlos María Bustamante, consigna

ponerse, fueron inmediatamente utilizados

el suceso en la obra titulada El Nuevo Bernal

sus servicios por otro campeón de la demo-

Díaz del Castillo.

cracia y modelo de funcionarios, el Sr. Fran-

En Enero de 1847 expidió el gran patri-

cisco Modesto de Olaguíbel, Gobernador

cio Valentín Gómez Farías, su célebre ley

entonces del extenso y rico Estado de Méxi-

de enajenación de bienes eclesiásticos para

co, quien nombró a Baz Jefe Político de Tax-

sostener la guerra contra la invasión nor-

co, en el cual empleo duró poco tiempo, por

teamericana, y no encontrando en aque-

haber pasado luego a desempeñar la Secre-

llos momentos de angustia quien quisiera

taría del General D. Juan Álvarez. La Repú-

encargarse de la difícil tarea de publicar y

blica pasó entonces por uno de los periodos

ejecutar el decreto respectivo, el Benemérito

más críticos de su existencia como nación

de América Benito Juárez indicó al venera-

independiente, pues sostuvo una lucha des-

ble anciano Farías, a Juan José Baz como el

igual con los Estados Unidos, cuyo final fue

hombre a propósito para tan difícil y arries-

la pérdida para nosotros de una inmensa

gada comisión, pasando el hecho, según lo

extensión de territorio. Como es sabido,

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Santa-Anna se puso al frente del ejército,

el triunfo del Plan de Ayutla; el gobierno

y entonces, en Agosto de 1847, llamó a su

emanado de este Plan, lo nombró primero,

lado al antiguo enemigo, para que formara

Consejero de Estado por Colima, en seguida

parte del Estado Mayor del Presidente, car-

Juez de Distrito de la Capital y por último,

go que aceptó Baz por servir a su patria y

en Noviembre de 1855, fue nombrado se-

en el que tuvo por compañeros a Comon-

gunda vez Gobernador del Distrito, en cuyo

fort, Haro y Tamariz, Vicente García Torres

puesto duró hasta 1857.

y otros jóvenes. En su nuevo carácter Baz

Esta época es para Baz una de las que

asistió comunicando importantes órdenes a

pusieron más de manifiesto su entusiasmo

las acciones de Churubusco, Molino del Rey

por las ideas democráticas y su actividad

y Chapultepec, confiándosele el mando del

incansable para afirmar y robustecer al Go-

puesto militar de la Acordada, el 13 de Sep-

bierno emanado de una revolución progre-

tiembre del referido año 1847.

sista; además, como Gobernador persiguió

Cuando el Gobierno Mexicano se trasla-

sin descanso a los bandoleros que infesta-

dó a consecuencia de los sucesos de la guerra

ban la Capital; reorganizó la policía, fundó

a la ciudad de Querétaro, Baz lo siguió, des-

el plantel que hasta hoy se conoce con el

empeñando el cargo de Asesor de Artillería e

nombre de Asilo del Tecpan, y abrió a esti-

Ingenieros y después de celebrada la paz, fue

lo del Conde de Revillagigedo, la calle de la

electo Diputado por el Estado de Veracruz,

Independencia a través del convento de San

ocupando en seguida los puestos de Regidor

Francisco, en una noche; pero se distinguió,

del Ayuntamiento y adjunto al Tribunal de

sobre todo, por haber sofocado y descubier-

Circuito.

to en menos de un año más de cuarenta

Era Asesor en 1854 de la Comandancia General de México, cuando fue destituido

conspiraciones clericales y militares contra el Gobierno constituido.

por desafecto a la persona de S. A. S.; casi

Con ese y otros motivos, dio pruebas de

a la vez que era destituido en Acapulco D.

su innegable valor demostrado en más de una

Ignacio Comonfort, hubo en el odio de San-

ocasión verdaderamente difícil. Se empezó

ta-Anna contra Baz varios motivos que dan

a incendiar un día el departamento donde

idea de la rectitud de carácter de éste; uno

estaba el parque que había depositado en el

de ellos fue haber fallado un negocio en con-

baluarte Norte del Palacio, y ya las llamas

tra de los parientes de la esposa del dictador,

habían comenzado a quemar las tapas de las

el otro haber brindado en un banquete con-

cajas; en el edificio había asimismo más de

tra los Ministros, y el tercero haber sido de

dos millones de cápsules, y ante peligro tan

los muy pocos que votaron contra la perma-

inminente, la confusión penetró hasta en

nencia de Santa-Anna en el poder, después

los militares más atrevidos y valientes que

del famoso plebiscito.

estaban allí; llega Juan José Baz y penetran-

Después de la destitución vino el des-

do al baluarte por una ventana, con riesgo

tierro, y Baz permaneció en Europa hasta

de volar hecho pedazos, se puso él mismo a juan josé baz

223

aplicar y dirigir las bombas, logrando, no sin

res codo con codo, y así se los llevó hasta

trabajo, sofocar el fuego; unos minutos más

ponerlos a buen recaudo. Al día siguiente

y el parque se hubiera incendiado comuni-

salieron aquéllos a barrer la calle de Santa

cándose la quemazón al lugar donde esta-

Clara, hecho que fue entonces duramente

ban los cápsules, lo que habría significado

comentado por muchos.

una verdadera conflagración. Otra vez sorprendió una conspiración

José Baz siendo Gobernador del Distrito,

en la calle del puente de Alvarado de esta

y que puede calificarse como servicio emi-

Capital, y la sorpresa se verificó así: sabien-

nente fue organizar rápidamente algunos

do que varios clericales, entre los que se en-

miles de hombres de Guardia Nacional del

contraban personas de verdadero arrojo, se

Distrito, con los que ya pudo Comonfort

reunían en una casa de la mencionada calle,

salir a batir a los pronunciados de Puebla

una noche se decide a sorprenderlos infra­

que se presentaban poderosos y amenaza-

ganti, y acompañado sólo de cuatro personas,

dores proclamando el principio de “Religión

entre los que se contaban los Sres. García

y Fueros”.

Brito e Iniestra, penetra resueltamente al lu-

También durante esta época de la go-

gar de la conspiración, allí únicamente con

bernación del Distrito por el Sr. Baz ocurrió

García Brito, pues los demás acompañantes

otro incidente al que el partido conservador

se habían quedado repartidos entre el za-

dio entonces muchas creces, llegando un

guán y la calle; al penetrar en la sala donde

conocido escritor de ese partido a llamar a

se encontraban los conspiradores, había reu-

nuestro biografiado por ese incidente: Mar­

nidas treinta y tres personas, muchas de ellas,

qués del Jueves Santo. El caso en sustancia,

como dijimos, de innegable valor. Baz ante

pasó de la manera siguiente. El Jueves Santo

aquella desproporción de dos contra treinta

de 1857 el cabildo de la Catedral de Méxi-

y tres, no se arredró, sino que aprovechán-

co se negó a recibir al Gobernador que pre-

dose de la sorpresa y dirigiéndose con voz

sidiendo el Ayuntamiento de la Capital, se

entera y clara a García Brito, le dijo:

disponía como era costumbre a asistir a los

—Haga usted entrar a la fuerza armada.

oficios divinos; el pretexto para este desai-

Pero como no había tal fuerza armada,

re a la autoridad fue que la presencia de D.

ni con mucho, añadió en voz baja:

224

Otro de los servicios que prestó Juan

Juan José Baz en la basílica sería un verda-

—Ordene usted que se dé la señal de

dero motivo de escándalo para los católicos;

alarma para que se reúnan algunos serenos.

Baz entonces se retiró con el Ayuntamiento,

Salió García Brito a ejecutar violenta-

dando cuenta al gobierno inmediatamente

mente la orden, y a poco entraron seis se-

del desaire recibido, y a consecuencia de esto

renos que fueron los únicos que pudieron

ese Gobierno redujo a prisión en su propio

reunirse de prisa; mas como no era posible

palacio al arzobispo, ordenando a la vez que

que tan poca gente custodiara a treinta y

los canónigos sufriesen un arresto en la sala

tres hombres, amarró Baz a los conspirado-

del Ayuntamiento.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

En la comunicación oficial del Sr. Baz y

ché a Veracruz a indagar en qué estado se

como una revelación de la energía de su ca-

encontraba la opinión. Hablé con todas las

rácter, se encuentran conceptos como los

personas influentes y de secreto a quienes

contenidos en uno de los párrafos de aqué-

conocía y noté que todas encontraban im-

lla, párrafo que en seguida copiamos: “La

practicable y desperfecta la Constitución;

conducta del clero en esta vez, dice Baz, es

que todas querían su reforma, que todas

sobremanera insultante y despreciativa a las

opinaban por que se prorrogase la dictadura;

autoridades y creo perdería el tiempo en in-

pero una dictadura ilustrada, enérgica, pro-

culcar a V. E. la necesidad de un castigo tan

gresista, para la que no juzgaban a propósi-

pronto, tan público y tan grande como ha

to al Sr. Comonfort, y finalmente que todas

sido la ofensa. Llamo la atención de V. E. so-

detestaban al partido reaccionario o conser-

bre los términos de las comunicaciones del Sr.

vador y se hallaban decididos a las reformas

Arzobispo, en las que desacatando a la auto-

que demandaba imperiosamente la época”.

ridad se atreve a decir que sería un escándalo

Sin embargo, habiendo visto Baz que el

para los fieles mi concurrencia al templo. Si la

movimiento político que inició el Jefe del

conducta del clero se dejara sin castigo, sería

Estado no era en sentido liberal radical, y

necesario perder la esperanza de ser obedeci-

habiendo sabido igualmente que la brigada

do y respetado en lo de adelante”.

Zuloaga iba a pronunciarse, se presentó a la

La conducta moderada del Sr. Comon-

Cámara en la sesión del día 16 de Diciem-

fort no agradó a Baz, y por eso salió del go-

bre y anunció desde la tribuna que aquella

bierno del Distrito formando un núcleo de

sesión era la última del Congreso y que al

liberales exaltados, cuyo órgano en la prensa

día siguiente estallaría un pronunciamien-

se llamó El Guillermo Tell. Tampoco estaba

to, iniciado por los Sres. Payno y Zuloaga;

nuestro biografiado por que empezara luego

como es de suponerse la sesión de ese día fue

a regir el orden constitucional, sino que de-

turbulenta, y en medio de una agitación fe-

seaba la prolongación de la dictadura en el

bril se disolvió para siempre el ler. Congreso

sentido liberal y progresista y esta opinión

Constitucional.

hizo que tomara parte muy activa en los

Debido a los trabajos del Sr, Baz, Vera-

sucesos que precedieron al famoso golpe de

cruz que estaba por la prolongación de la

Estado de Comonfort. Tal participación la

dictadura se despronunció al saber que los

relata el mismo Baz y hace el resumen de las

reaccionarios se habían adueñado del poder

ideas en las siguientes frases. “Con la espe-

después del Golpe de Estado. El despronun-

ranza, pues, de conocer el plan (del golpe de

ciamiento de Veracruz preocupó honda-

Estado) y aprovechar los acontecimientos

mente al Sr. Comonfort y fue tal el enejo

para el partido puro; con la persuasión de

que sintió contra Baz, que hasta quiso fu-

que la Constitución y Comonfort desapa-

silar a éste; empero nuestro biografiado se

recerían; con el convencimiento de que el

puso en salvo y logró refugiarse en un bu-

partido se apoderaría de la situación, mar-

que americano, mientras el gobernador del juan josé baz

225

226

referido Estado, Jorge de la Serna, se hacía

con el carácter de asesor del Ejército cons-

cargo de los dos hijos del prófugo, Gustavo

titucional, cargo que le confirió el general

y Maximiliano, que habían acompañado a

D. Santos Degollado, habiendo estado allí

su padre hasta el puerto.

a punto de caer prisionero, del cual peligro

Durante la Guerra de Reforma y por

sólo escapó debido a la ligereza y bondad de

motivo de enfermedad después de haber

su caballo, y estuvo en la acción sostenido

asistido a la célebre batalla de Salamanca

únicamente por su entusiasmo, pues cayó

que ganó el jefe conservador Osollos, tuvo

enfermo en cama en esos días, y el de la bata-

que venir a curarse a la Capital, y enton-

lla tenia un cáustico puesto. Volvió después

ces Zuloaga, que lo había invitado en bal-

de la hecatombe, a Morelia, y de allí salió

de a formar parte de su llamado gobierno,

el mismo año 1859 con importantes comu-

lo puso preso e incomunicado en el cuartel

nicaciones de los Grales. José M. Arteaga

de Zapadores, adonde le escribía muy a me-

y Epitacio Huerta, por la vía de Acapulco,

nudo la señora su esposa, valiéndose de un

donde se embarcó para atravesar Panamá,

medio muy ingenioso y que dio resultado de

como en efecto lo hizo, y llegar a Veracruz,

maravilla: sobre papel de seda y con un es-

sitio entonces del Gobierno constitucional.

tilo o punzón escribía la señora con agua de

En ese puerto asistió al bombardeo de

sal en el papel atravesado; después, y en la

Miramón y después de la retirada de este

forma corriente, escribía cosas indiferentes

jefe conservador, Juárez le confirió de nue-

con tinta; el Sr. Baz, con el pretexto de su

vo el cargo de asesor del Ejército; abandonó

enfermedad, tenía siempre a su disposición

a poco Veracruz y vino por fin al Valle de

tintura de yodo; aplicada ésta sobre el pa-

México a unirse a la brigada del distingui-

pel, aparecía lo escrito con el agua de sal, y

do guerrillero Aureliano Rivera, en Tlalpan,

de esta manera estaba al corriente de todo

con el cual jefe permaneció hasta la ocupa-

lo más importante que le escribía su esposa.

ción de la Capital por el ejército victorioso

Por fin, después de más de dos meses de pri-

de los constitucionalistas.

sión, pudo el Sr. Baz escaparse del cuartel,

En la época de la Guerra de Reforma

huyendo por una atarjea, y de la Capital se

ayudó mucho a D. Juan José Baz su esposa

fue desde luego a Morelia, en donde fundó

la Sra. Luciana Arrázola, de quien ya hici-

en unión del distinguido liberal Gabino Or-

mos mención, infatigable como su marido

tiz, un periódico al que llamaron La Bandera

y como él llena de fe y entusiasmo por las

Roja; en esa época publicó igualmente una

ideas liberales; la casa de la señora era cons-

comedia política y dos traducciones, la pri-

tantemente cateada por la policía conserva-

mera de un autor francés sobre nacionali-

dora, y no sin razón, porque aquella estaba

zación de los bienes del clero y la segunda

en continuas relaciones con su esposo y con

sobre la Mónita secreta de los jesuitas.

muchos otros liberales distinguidos a quie-

Asistió Baz en 1859 a la triste y memo-

nes enviaba útiles noticias, y ayudaba con

rable jornada del 11 de Abril en Tacubaya

todo empeño desde la Capital. Concluida la

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

guerra, cuando se reunieron algunas distin-

un joven progresista dotado de mucho va-

guidas damas, entre otras la esposa del Sr.

lor y que pereció gloriosamente en el sitio

Juárez, para arbitrar recursos a los hospita-

de Querétaro, D. Florentino Mercado, fue

les de sangre en la primera época de la guerra

concertado un duelo entre ambos; llegado al

de la intervención, la Sra. Arrázola fue de las

sitio tocó en suerte tirar primero a Mercado,

más entusiastas y de las que más ayudaron

quien en efecto lo hizo así; el tiro de éste fue

en esa patriótica obra al lado de la referida

perdido y entonces le tocó tirar a Baz, el cual

Sra. Juárez. Esa misma infatigable actividad

conmovido probablemente por la juventud

desplegó en la época del llamado imperio,

y el valor de su adversario y por el hecho

habiendo sido ayudada entonces muy efi-

de ser ambos liberales, en vez de apuntar

cazmente por otra distinguida señora, Da

a Mercado, apuntó a una lagartija que iba

Paz Montes de Oca, de espíritu levantado,

encaramándose por un árbol, e hizo un tiro

varonil y patriótico, y en esa constante lu-

tan certero, que el animal cayó muerto por

cha por las ideas progresistas, la Sra. Baz se

la bala del viejo demócrata.

vio alguna vez hasta en la prisión, sin que

Habiendo caído Puebla en poder de los

esto quebrantara ni un instante su entusias-

franceses, el Gobierno nacional se retiró de

mo y sus trabajos en pro de la democracia.

la Capital y entonces Baz marchó a Morelia,

Séanos pues permitido, siquiera en estas po-

después al Estado de Guerrero y por último

cas líneas, tributar un homenaje de respeto

a Nueva York, viviendo como emigrado has-

y gratitud a la distinguida dama liberal que

ta fines de 1866 en que tomó a su cargo traer

como su compañera la Sra. Montes de Oca,

a México un gran convoy de armas, el cual

honraron con sus hechos y con su carácter

no llegó a su destino por haber naufragado

al partido progresista mexicano, el cual les

la expedición en las costas de Florida. Allí

es deudor de muchos y valiosos servicios…

debió Baz su salvación personal a un ver-

Habiendo triunfado el orden constitu-

dadero favor de la fortuna, por lo que pudo

cional en 1861, Juárez como se sabe trasla-

entrar a la República yendo a presentarse a

dó el Gobierno de Veracruz a México y en-

Juárez a San Luis Potosí.

tonces lo primero que hizo Baz, fue pedir al

En los principios del sitio de Querétaro

Congreso que se le formara causa y el gran

estuvo allí y después pasó a Puebla a reu-

Jurado Nacional lo absolvió por unanimidad

nirse con el general Porfirio Díaz; asistió al

de votos del cargo de haber tenido partici-

asalto de esa ciudad el 2 de Abril de 1867,

pación en el Golpe de Estado, ocupando en

y en él corrió un gran riesgo, pues habien-

seguida y por tercera vez el cargo de Gober-

do penetrado él y el general en jefe de los

nador del Distrito.

primeros a una fortificación, se les vinieron

Cuéntase otra anécdota que revela los sentimientos y el valor de Baz y que co-

encima los escombros, faltando poco para que quedaran sepultados en ellos.

rresponde a la época a que hemos llegado:

Al principio del llamado imperio y por

habiendo tenido un disgusto personal con

motivo de cuidados de familia, pasó un poco juan josé baz

227

228

de tiempo a la Capital y apenas llegado, fue

Más tarde y habiendo sido constante-

mandado llamar por el mariscal Bazaine; díce-

mente senador o diputado, influyó mucho

se que después de la conferencia y de haber co-

como miembro de la Comisión dictamina-

nocido el francés el temple de alma del hom-

dora para elevar al rango de constitucionales

bre que tenía delante, se dirigió a éste y le dijo:

las Leyes de Reforma. Sus discursos de esa

—Si el imperio tuviera en su seno doce

época fueron editados por separado y repro-

hombres como usted, adquiriría prestigio y

ducidos por un periódico de Buenos-Aires

se consolidaba en México.

(República Argentina) llamado La Tribuna.

Cuéntase también que iba una vez Baz

Ya próximo a caer el gobierno del Sr.

por la calle de la Profesa cuando venía Al-

Lerdo, este gran repúblico lo nombró Mi-

monte rodeado de aduladores. Con anterio-

nistro de Gobernación en el año 1876. A

ridad y a consecuencia de haber sido este co-

consecuencia del triunfo de la revolución de

rifeo imperialista sorprendido por Baz con

Tuxtepec, Baz emigró una vez más y per-

los famosos conspiradores que se reunían en

maneció hasta el año 1879 en París e Italia.

la calle de Puente de Alvarado, Almonte ha-

Volvió a su patria y ocupó varias veces una

bía prometido públicamente que mandaría

curul en la Cámara de Diputados, habiendo

fusilar al entusiasta y patriota liberal; Baz,

fallecido la noche del 22 de Octubre de 1887.

que sabía esto, se encaró a Almonte espe-

Era Baz como tribuno, si no elegante y

rando que éste, cumpliendo siquiera en par-

clásico, sí muy vehemente, enérgico y apa-

te su promesa, lo aprehendería por lo pronto

sionado; a veces encarábase con las galerías

valiéndose de su posición; empero Almonte

cuando la época terrible y hermosa de nues-

disimulando volteó para otro lado la cara y

tras luchas parlamentarias en los primeros

prosiguió su camino manifestándose algo

Congresos constitucionales después del

contrariado por el encuentro.

triunfo de la República, y señalaba con la

Después del Asalto de Puebla asistió

voz y con la acción a muchos concurrentes a

nuestro biografiado al sitio de México y al

esas galerías que lo interrumpían o ceceaban

ocupar el General Díaz la Capital el 21 de

sus discursos, entablando así una especie de

Junio de 1867, lo nombró jefe político encar-

lucha personal con los espectadores.

gándole además el abastecimiento y orden

Cuando murió, hubo muchos comen-

administrativo de la ciudad. En Agosto del

tarios en el público sobre su enmienda

mismo año, Juárez, que ya había llegado a la

última como creyente, y se daban a este

Capital, lo nombró por cuarta vez Goberna-

propósito los más opuestos y divergentes

dor del Distrito y en este puesto duró hasta

pareceres. Quién decía que se había recon-

1869 habiendo abierto más calles, como las

ciliado con la Iglesia o sea con el clero, y

del Cinco de Mayo, las de las Capillas de

que había confesado y comulgado antes

San Andrés y el Rosario y la 2ª de la Inde-

de exhalar el último suspiro, y quién afir-

pendencia, varias de ellas a través de anti-

maba enteramente lo contrario; la verdad

guas iglesias y conventos.

es, sin embargo, que murió como había

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

vivido, firme en sus ideas democráticas y

presente, llena de vida, de entusiasmo y de

en sus antiguos principios, y habiendo ido

fe. Los hombres, en gran parte producto

precisamente a Tlalpan para evitar que una

de las circunstancias, se acrisolan y se agi-

señorita pupila suya tomara el hábito reli-

gantan según la dificultad e importancia de

gioso, seducida y quizás sin darse cuenta

las situaciones, y a Baz le tocaron épocas

exacta del paso que pretendía dar.

muy difíciles; en ellas templó su carácter, y

Sus funerales fueron suntuosos y solemnes, pues al siguiente día de su muerte, casi todas las asociaciones liberales y la prensa, se unieron en sus demostraciones de condolencia al viejo demócrata, habiendo tomado

por ellas prestó servicios a la causa liberal, que no podrán olvidarse mientras haya en México devotos y partidarios del verdadero progreso de nuestra patria. E. M. de los Ríos

también parte muy importante en ellas el elemento oficial. Baz representa uno de los últimos restos de aquella pléyade de apóstoles del cre-

Nota: Los anteriores datos han sido tomados del Diccionario de Geografía e Historia por D. Antonio García y Cubas, de la obra del Sr. Gustavo Baz intitulada Vida de Juárez, del manifiesto publicado en Morelia por

do reformista que hoy por desgracia ha casi

el mismo Juan José Baz, de la semblanza parlamentaria

totalmente desaparecido; perteneció a una

publicada por el periódico El Federalista el 20 de Mayo de

generación que hasta hoy no ha sido sus­ tituida, y alcanzó una época mejor que la

1873, y de algunas referencias que han tenido la bondad de darnos dos de los apreciables miembros de la familia del biografiado.

Juan Antonio de la Fuente 1814-1866

I No

en la historia política de México, ni

riodística faltaba algún campeón, aparecía

habrá tampoco en las edades venideras, épo-

Ramírez hiriendo a diestra y siniestra, ora

ca alguna que pueda parangonarse con aque-

con la sátira punzante, ora con el argumen-

llos años gloriosos que abrazan desde la revo-

to irrefutable; si el Parlamento exigía que un

lución de Ayutla hasta la caída del Imperio.

hombre condensase las aspiraciones de la

hay

Los hombres de entonces, generación

Nación, hacía vibrar Arriaga su palabra y la

titánica, representan el progreso del país.

luz se hacía más clara, si se nos permite esta

Ellos lucharon, permanecieron de pie en me-

hipérbole, e iluminaba todas las concien-

dio de las adversidades, sin que fuera parte

cias; si la rectitud pedía un representante,

a abatirlos la defección o la injerencia de las

Juárez respondía al llamamiento. En suma,

potencias extranjeras y al fin triunfaron, al-

bajo todos los conceptos, desde cualquier

canzando por recompensa justa y merecida

punto de vista que se quiera considerar a la

vivir eternamente en el corazón de la Patria.

Reforma, fue ésta el manantial más fecundo

De esa generación, cúpoles a unos la

en hombres patriotas.

suerte de asistir a la victoria, de ver su pro-

Es también fenómeno curioso la parti-

pio apoteosis, en tanto que otros, como el

cipación de la clase indígena en la misma

ilustre coahuilense que hoy abrillanta estas

Reforma. Ramírez, su filósofo, fue indio;

páginas, murieron antes de ver coronados

Juárez, su corifeo, fue indio, e indio fue su

con el éxito sus afanes patrióticos.

diplomático, el Lic. D. Juan Antonio de la

Fenómeno curioso es, en verdad, aquella

Fuente.

presencia de gigantes en los momentos más

Demos algunos detalles de su vida.

aciagos. Si era preciso defender las libertades en el campo de batalla, surgía D. Juan Álva-

II

rez, que fiel a sus tradiciones de insurgente,

El 3 de Junio de 1814, cuando resonaba por

guerreaba sin descanso; si en la arena pe-

toda Nueva España el grito de insurrec-

˜ 231 ˜

ción, nació en la ciudad de Saltillo el

III

que años más tarde había de ser una de

La época en que Fuente comienza a aparecer

nuestras glorias patrias. Al decir de su bió-

como hombre de importancia, es en la del

grafo D. Esteban L. Portillo, perdió a sus

Congreso Constituyente. Entra a él el 11

padres desde tierna edad; y hubiera desa-

de Abril de 1856 como representante de la

parecido en la miríada de seres que mue-

parte de Coahuila que se había resistido a la

ren faltos de apoyo, a no haber sido por

incorporación de Nuevo León, y demás está

la protección que le impartiera D. José M.

decir que su conducta, aun cuando sea la

Valle y D. José M. Siller; que fueron quie-

del liberal moderado, se compadecía perfec-

nes lo hicieron terminar su instrucción

tamente con la situación. Ya explicaremos

primaria. Concluida ésta pasó al Semina-

después esta aparente paradoja.

rio de Guadalajara el año de 1821, donde

Derribado el General D. Mariano Aris-

se hizo distinguir como alumno inteligen-

ta por uno de esos motines tan frecuentes

te. En la misma ciudad estudió tres años

en nuestra historia contemporánea, subió

Medicina; pero sin que sepamos debido a

al poder D. Juan B. Ceballos, que no fue, ni

qué circunstancias, desertó de los estudios

pudo ser jamás, la representación genuina

médicos. Acaso su carácter o su inteligen-

del partido progresista. Atendiendo a las

cia misma no se hallaron de acuerdo con

circunstancias del momento, eligió el nuevo

ese género de especulaciones. Sea de ello

gobernante el ministerio siguiente: General

lo que fuere, el caso es que abrazó con ar-

Santiago Blanco (guerra); D. Francisco Itur-

dor la carrera de jurisperito, terminándo-

be (hacienda); D. Joaquín Ladrón de Gue-

la brillantemente en 1837; año en el cual

vara (justicia), y Lic. D. Juan Antonio de la

alcanzó el título de abogado; que una vez

Fuente (relaciones). Preciso es convenir que

conseguido, lo hizo abandonar la ciudad,

en aquella época no era nuestro biografiado

para radicarse en Saltillo, donde ejerció su

a propósito para hacerse cargo de una Secre-

profesión con notoria honradez y con pro-

taría tan importante; y sin embargo, él la

bidad, jamás puesta en duda. De allí pasó

aceptó, comenzando así desde sus primeros

a México en 1840, por haber sido electo

años a tener experiencia en tan difícil ramo

Diputado al Congreso de la Unión.

política; pero como le faltaba experiencia, la

Desde este momento hasta el de su

suplía con su patriotismo, tanto que Rive-

muerte, podrá vérsele ocupando los prime-

ra Cambas afirma que “siempre resistió el

ros puestos en las administraciones libera-

que se concediera al Presidente facultades

les; desde este momento, decimos, podrá

extraordinarias”. Esto no obstante, Ceballos

vérsele desplegar siempre una actividad

llegó a alcanzarlas, y por una de las muchas

prodigiosa y ponerse frente al Gobierno

inconsecuencias en que esa época abunda,

mismo, siempre que éste se apartaba del

el primero que abusó de las facultades con-

sendero de la ley.

cedidas fue el propio Presidente. Dado el

Pero no adelantemos los sucesos. 232

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Golpe de Estado de 1853, el Lic. Fuente, que

jamás estuvo de acuerdo con las exacciones,

si los actos han atacado a la moral, o im-

aunque éstas tuvieran un cierto uso legal, se

portan un gran detrimento para el país”.

separó del Ministerio, prefiriendo volver a la vida privada.

No enumeraremos, por falta de espacio, todos los asuntos de que se ocupó el

Aquí desaparece del campo de la políti-

Sr. Fuente en aquella memorable Asamblea.

ca el Sr. Fuente para presentarse de nuevo el

Así, nos detendremos únicamente en el

año de 1856 como Diputado por Coahuila,

asunto relativo a la agregación de Coahuila

según ya se ha dicho.

a Nuevo León, en lo relativo a la prórroga de

Examinemos su conducta en el Congreso Constituyente.

la dictadura y en lo referente a la libertad de cultos. Diversas fueron las veces en que el Con-

IV

greso Constituyente discutió el proyecto

La primera vez que apareció en la liza par-

de Vidaurri, y en ellas siempre dejó oír su

lamentaria, el 21 de Abril de 1856, defen-

voz en contra el Sr. Fuente. En la sesión del

diendo el dictamen que presentaran los

10 de Mayo de 1856, se dio cuenta con una

Diputados Mariscal, Anaya y Barrera acer-

exposición de Vidaurri, en la cual explicaba

ca de la Ley Juárez. En esa sesión “explicó

por qué había dispuesto que se incorpora-

perfectamente, las tendencias de la revolu-

ra Coahuila al Estado de Nuevo León. El

ción de Ayutla, que no quiere una dictadu-

Sr. García Granados pidió entonces que se

ra ilimitada ni en sus atribuciones, ni en

entendiera del asunto una comisión espe-

su duración, y que al establecer su revisión,

cial; pero ya antes que él, el Sr. Fuente ha-

devolvió el poder al pueblo y estableció la

bía hecho una proposición semejante; en

conveniente división de los poderes públi-

ella consultaba la ratificación del acto del

cos. Fijó distinciones sobre el modo de ejer-

Gobierno, en cuya virtud quedó anulado el

cer la facultad revisora: en cuanto a los ac-

decreto del Gobernador de Nuevo León, por

tos de Santa-Anna, como actos arbitrarios

el cual quedó anexada Coahuila a aquel Es-

de un usurpador, como actos dañosos al

tado. El íntegro Diputado, al fundar su pro-

país, el Congreso debía ver hasta dónde po-

posición, declaró “que no iba a constituirse

día nulificarlos, destruirlos y salvar al país

en acusador, sino a cumplir sus deberes de

de sus funestas consecuencias; en cuanto

representante, conforme a las inspiraciones

a los actos de las administraciones Álvarez

de su conciencia. Atento a esta conducta,

y Comonfort, como creadas por la Nación,

demostró que Vidaurri se había excedido en

como legítimas y reparadoras, el Congreso

sus facultades de Gobernador” al atacar la

debía ver hasta dónde podía conservar. La

existencia de otro Estado, y al resolver por sí

revisión, pues, en ciertas cuestiones y con

sólo una cuestión que aun en tiempos cons-

respecto al Gobierno que nació del Plan de

titucionales estaba sujeta a multitud de re-

Ayutla, no tiene que pararse en minuciosi-

quisitos, que dictan la prudencia y la necesi-

dades, sino que el examen debe reducirse a

dad de conservar la paz pública. “Pero como juan antonio de la fuente

235

Vidaurri había querido darle a su atropello

que el dictamen es obra suya. El estilo, las

un cierto carácter de legalidad, enviando ac-

ideas, la entereza que campea en ese escrito,

tas en que constaba la voluntad del pueblo,

revelan al Sr. Fuente.

el Sr. Fuente hizo ver que si había actas, ha-

“En la empresa de reparación y desagra-

bía también contra-actas”. “Sabido es, dijo,

vio nacional, decía en el exordio, encomen-

cómo se forman esos documentos; el hecho

dada por el pueblo mexicano al Congreso

más escandaloso, la usurpación más infame,

Constituyente, no era posible que esta asam­

el acto más contrario a la voluntad nacional,

blea dejase de considerar los títulos invoca-

la prórroga de la dictadura de Santa-Anna,

dos por D. Antonio López de Santa-Anna

se fundó en la apariencia, en actas popula-

para fundar el gobierno absoluto con los

res y en el sufragio universal”. La energía del

despojos de la República y de la libertad.

Sr. Fuente estaba a la altura de la situación.

Este hombre hizo promulgar en 16 de Di-

“¿Hay algún punto de semejanza, se pre-

ciembre de 1853 un decreto por el cual se

guntaba, entre Santa-Anna y Vidaurri? Sí

declaraba investido, mientras le pluguiese, de

lo hay, se respondió y consiste en el terror,

un poder sin límites, que dijo le daba la Na-

porque el terror se emplea en Coahuila, des-

ción, con facultad de transmitirlo en vida y

de que Saltillo fue tomado por asalto por

en muerte a la persona que él gustase elegir.

las tropas de Vidaurri”. Se detuvo en referir

Esa dominación fue todo nuestro derecho

este suceso, cuenta Zarco en su crónica de

público, hasta que la revolución victoriosa

esa sesión, y añadió que los ciudadanos más

restituyó a los mexicanos sus libertades

respetables fueron reducidos a prisión, veja-

perdidas”.

dos, maltratados y despojados hasta de sus

Más adelante, reflexionando cuanto

vestidos en el rigor del invierno, y que no

pudo haber hecho Santa-Anna en bien del

bastándole todo esto muchos hubieron de

país, lo increpaba en estos términos: “Cam-

sufrir de Vidaurri, reprensiones y amenazas

peón tránsfuga de todos los bandos, autor

indignas de un republicano.

de nuestros descarríos e hipócrita vengador

En la sesión del 30 de Mayo estuvo más

de ellos, provocando otros mayores; incons-

enérgico todavía. Estudió la cuestión de dis-

tante en los medios, pero firme en el propó-

tintas maneras, y como en la vez anterior,

sito de domeñarlo todo, Santa-Anna creyó

demostró que en las actas enviadas no había

terminado a su favor el bárbaro juego de los

espontaneidad ninguna, y que por lo mis-

trastornos del país, y que en 1853 había so-

mo, no eran dignas de tenerse en cuenta.

nado para la libertad la hora suprema que él

El dictamen, al fin, fue declarado sin lugar a votar, y el negocio volvió a la comisión.

236

había procurado acelerar con los esfuerzos de toda su vida”.

Más notable es aún el informe que leyó

Imposible citar todo el discurso. De ha-

en la sesión del 26 de Junio. No obstante que

cerlo así, le daríamos a esta biografía una

formaban la comisión él y los Sres. Gómez

extensión mayor de la debida; mas ya que

y Díaz Barriga, nos atreveríamos a asegurar

el espacio nos falta, nos permitiremos reco-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

mendar la lectura de ese dictamen, tan lleno

Poco tiempo duró en ella. Disgustado por la

de erudición, de talento y de energía.

manera con que se había arreglado la cues-

Veamos ahora su discurso sobre libertad de cultos.

tión inglesa, renunció la cartera que se le había encomendado, sustituyéndolo inte-

No fue el Sr. Fuente en ese entonces libe-

rinamente Lerdo de Tejada que era el Mi-

ral exaltado. Junto a Arriaga, Ramírez, Zar-

nistro de Hacienda. Al año siguiente, 1857,

co y Mata, el ilustre Diputado por Coahuila

Comonfort lo llamó de nuevo al Gabinete,

se opacaba. Pertenecía él al bando modera-

poniéndolo al frente de la Secretaría de Ha-

do, y así, deteníalo a la hora de las reformas

cienda. De esta Secretaría pasó nuevamente

el terrible cuanto inútil no es tiempo. Así, no

a la de Relaciones que sirvió hasta fines de

creía que fuese en 1856 la época propicia

ese mismo año en que por el Golpe de Esta-

para establecer la libertad de conciencia;

do, la República cayó una vez más.

veía alzarse la revolución, y aun abrigaba te-

Dos fueron sus actos culminantes du-

mores por nuestra Independencia. Peligraba,

rante ese periodo. El primero, la defensa de la

a su entender, con tan amplia reforma.

suspensión de garantías, y la del dictamen de

Fuerza es confesarlo: su discurso del

las comisiones sobre la concesión de faculta-

31 de Julio es una expresión sincera, repre-

des extraordinarias: exigencias nacidas por la

senta a una conciencia honrada; pero no

conducta amenazadora de los reaccionarios.

corresponde a los ideales que urgía entonces realizar.

Fue el segundo, la dignidad y energía con que contestó al Ministro Plenipotenciario

Años más tarde, él mismo se desenga-

inglés Mr. Lettson la nota en que éste pro-

ñó; comprendió cuáles eran los anhelos del

testaba en contra de la elección de Magistra-

pueblo mexicano, se verificó una evolución

dos de la Suprema Corte, por no haber sido

en sus creencias y se afilió en el partido pro-

abogados, según decía, algunos de aquellos

gresista. Así se explica que quien se había

en quienes había recaído la elección. Nues-

opuesto a la libertad de cultos, fuera más

tro diplomático rechazó con su entereza ha-

tarde uno de los sostenedores y promulga-

bitual el que Mr. Lettson se ingiriese en los

dores de las Leyes de Reforma: él expidió la

asuntos políticos de México, y el Congreso,

ley sobre exclaustración de monjas. Empero

a cuyo conocimiento llegó la conducta del

de esto nos ocuparemos en su oportunidad.

Ministro inglés, se mostró altamente satisfecho. D. Francisco Zarco, redactor de El Si-

V

glo XIX decía en aquella época, a propósito de

Hemos visto en breve bosquejo la personali-

esta actitud de nuestro Ministro: “Mucho

dad del Sr. Fuente como diputado. Tócanos

celebramos la energía del Sr. Fuente, al que

ahora presentarlo como ministro.

vemos no está dispuesto a seguir esa senda

La primera Secretaría de Estado que se

de debilidades y condescendencias que sólo

le encargara fue la de Relaciones, por re-

sirven para exagerar las pretensiones y las

nuncia que de ella hizo D. Luis de la Rosa.

exigencias de las legaciones extranjeras”. juan antonio de la fuente

237

Aparece nuevamente en Veracruz for-

bre exclaustración de monjas. “Ese decreto,

mando parte del Gabinete del Sr. Juárez en

decía Zarco en El Siglo XIX, reclamado por la

1859. Siempre digno, siempre patriota, re-

opinión pública y promulgado por un Go-

clamaba al encargado de la legación británi-

bierno que conoce toda su fuerza, se deriva

ca el que buques que navegaban con bande-

de esa opinión; es un audaz cartel de desafío

ra inglesa exportasen capitales tenidos por

lanzado al rostro del invasor, que viene pro-

contrabandos según la ley. Como ya se dijo

metiendo la restauración de los abusos, del

a propósito del Sr. Llave, el Lic. Fuente se

despotismo y del régimen teocrático, contra

negó a firmar el tratado McLane-Ocampo.

los que la Nación viene luchando hace me-

Años después, en 1861, volvió al Ministerio

dio siglo. Desarrollar así la reforma en los

en sustitución de D. Manuel Ruiz, que se

momentos en que las falanges imperiales

encargó del Gobierno de Oaxaca.

unidas a los bandoleros reaccionarios avan-

Cuando por el triunfo alcanzado en

zan sobre Puebla, es mostrar confianza en la

Calpulalpan, el Sr. Juárez entró a la Capital,

victoria y despreciar la pretensión de inter-

Fuente le siguió en calidad de Ministro de

venir en nuestras instituciones, en nuestra

Justicia, cargo del cual renunció bien pronto

forma de gobierno. La minoría opresiva se

por no estar de acuerdo con que el Gobierno

siente fuerte todavía para llevar a cabo su

continuara ejerciendo facultades judiciales,

programa, para emancipar a la sociedad de

puesto que la situación anómala en que

todo yugo y para luchar contra enemigos

éste se encontraba ya había desaparecido;

interiores y exteriores. Ésta es la significa-

porque según él, los obispos no debían ser

ción política de la última ley autorizada

juzgados por los tribunales y desterrados

con la firma del hombre de Estado que es

arbitrariamente; y finalmente porque era

autor de la libertad de cultos, que sostuve

necesario renovar a los Magistrados de la

dignamente en París los derechos de la Re-

Suprema Corte de Justicia. El Sr. Juárez, que

pública, haciendo llegar la verdad a los oídos

no estaba de acuerdo con las ideas del Lic.

de Napoleón y de Thouvenel tan poco acos-

Fuente, admitió la renuncia, como admitió

tumbrados a escucharla y que últimamente

más tarde la de los ministros Llave y Gonzá-

ha opuesto tanta firmeza y tanta energía a

lez Ortega.

las exageradas pretensiones de la diplomacia

Aquí se abre otra era: la del diplomáti-

extranjera empeñada en poner un peto pere-

co cuyas tendencias van encaminadas a que

grino a todas nuestras leyes para ejercer una

el decoro nacional no sufra en un ápice y a

verdadera intervención”.

que el nombre de México sea tenido en el

238

lugar que le corresponde por sus luchas en

VI

bien del progreso en la América Latina, por

A fines de Abril, salió de México rumbo a

sus anhelos y por las reformas conquistadas.

Francia, con el carácter de Ministro Extraor-

Pero antes de abordar esta faz, última de tan

dinario de la República cerca del Imperio

noble vida, justo es recordar su decreto so-

francés, el Lic. D. Juan Antonio de la Fuente.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Llegado a París tropezó con algunas dificul-

“Los papeles de Londres, por el contra-

tades por no haber presentado las cartas de

rio, afirman como V. E. verá, que el gabinete

retiro de Almonte, hizo cuantos esfuerzos

español tiene un vivo deseo de verse apoya-

pudo para destruir las maquinaciones bo-

do por los gobiernos de Francia y de Ingla-

napartistas y al fin volvió al país, sin haber

terra, para obtener un triunfo demasiado

conseguido el objeto que se propusiera; pero

fácil. ¿La proverbial arrogancia y necedad

satisfecho por haber cumplido su misión

del actual gabinete español ha sido parte

tan dignamente como lo exigían su probi-

para que los otros dos gobiernos le excluyan

dad, su reputación y su patria.

de sus arreglos antimexicanos? Muy bien

“El Sr. D. Antonio de la Fuente, minis-

puede ser, porque esos sueños de D. Juan de

tro de México en París, había dado la voz de

Borbón o de otro príncipe de la misma casta

alarma con oportunidad, pero sin precisión,

no es posible que obtengan el honor de la

porque ignoraba a su vez la intensidad del

discusión”.

amago que se intentaba contra México.

Parécenos que sin necesidad de inter-

“En su despacho a nuestro gobierno, de

pretar el párrafo referente a M. Thouvenel

19 de Septiembre de 1861, hay sin embargo

aquel en que dice: “Ha sido lo mismo en la

una noticia que debió alarmar a los hombres

conferencia que tuve con M. Thouvenel a

de Estado mexicanos.

principios de Julio y en la última verificada

“En esa nota participaba el Sr. de la

a principios de Septiembre. Aquel ministro

Fuente que Thouvenel, el Ministro de

me habló tan sólo del acuerdo que reinaba

Napoleón III, le había dicho en la última

entre su gobierno y el de la Gran Bretaña

conferencia, que el gobierno francés esta-

para tomar medidas fuertes que nos obli-

ba en perfecto acuerdo con el de la Gran

gan a aceptar sus demandas”; parécenos,

Bretaña para tomar medidas fuertes que

decimos, que no había necesidad de llegar

obligasen a México a aceptar las deman-

a este incidente para comprender de lo que

das de ambas”.

se trataba más cuanto que Lefévre dice en

En efecto, en la nota a que se refiere el autor del Apéndice a Elevación

una nota: “En un despacho, fecha 17 del

y caída del

mismo mes, el Sr. D. Andrés Osegura, se-

Maximiliano, se dice: “La actitud

cretario de la legación en París, enviado a

que a la llegada del último paquete inglés to-

Londres por el Sr. Fuente, le escribió que,

maron las cortes de París y de Londres, con

un mes antes, el Sr. Murphy, ministro que

relación a México, y las publicaciones que

fue de Maximiliano en Viena, había veni-

en ambas capitales se hicieron, despertaron

do a Inglaterra para asentar la candidatura

al Sr. Calderón Collantes y le hicieron pen-

de un Borbón cualquiera al trono restau-

sar en algo ruidoso para escapar de la acusa-

rado de México y había salido derrotado

ción de haberse dejado adelantar por Francia

después de quince días de espera en el ‘Fo-

y por Inglaterra”.

reign office’ y dos conferencias con Lord

emperador

Líneas después añade:

Russell”. juan antonio de la fuente

239

En Octubre siguiente nuestro Ministro

ca, porque luirá tanto necesitaríamos un

dirigía al Sr. Zamacona frases tan insignifi-

libro en que se estudiase al hombre y sus

cantes como las siguientes:

actos, nos vemos obligados a suprimir mu-

“El primero de estos caballeros (M.

chos documentos que si son interesantes,

Dayton, Ministro de los Estados Unidos)

tratándose de un particular, aumentan de

me dijo el mismo día que yo iba a partir para

valor al referirse, a México. De aquí, pues,

Inglaterra, que si bien España no cesaba de

que nos limitemos a consignar que si el Sr.

protestar que no era su ánimo intervenir

Fuente, predecesor, en materia de diploma-

en el gobierno interior de México, su gobierno

cia, de D. Manuel Doblado, no consiguió

sin embargo se proponía organizar en Méxi-

los triunfos que éste, fue debido, más que

co un partido que pidiese un príncipe de

todo, a que el primero trató con las cortes

la familia reinante en España, el cual no se-

y el segundo con los delegados. Más aun

ría D. Juan, como se creía generalmente,

cuando así baya sido, preciso es mencionar

sino D. Sebastián, el tío de la Reina”.

un gran rango de energía suya; porque en

Más adelante, refiriéndose a la conver-

verdad se necesita poseer alma tan bien

sación habida con Mr. Adams, ministro de

templada como la de nuestro diplomático,

los Estados Unidos en Madrid, dice: “El mi-

para dirigir una nota como la que él misino

nistro de los Estados Unidos en Madrid me

envió a M. Thouvenel, ministro de Rela-

ha escrito que el Plan de España era que sus

ciones en Francia. No podemos copiar aquí

amigos de México le pidiesen que enviase

esa nota íntegra; sin embargo, para que se

allí un príncipe de la familia real para que

formen una idea nuestros lectores del valor

gobernase la nación, y que España entonces

de aquel grande hombre, copiamos aquí el

condescendería y haría marchar un cuerpo

fragmento del calce:

de tropas para apoyar al nuevo rey”.

240

“México no es tan débil como España

Pero donde se revela más el patriotismo

bajo el dominio de Napoleón I. México po-

del Sr. Fuente es en la conversación habida con

drá ser conquistado, pero no sometido; y

Lord Russell. No fue ella decisiva para nuestra

aún no sería conquistado sin haber dado

paz porque ya había en Europa la idea precon-

antes pruebas del valor y virtudes que se

cebida de entrar en son de guerra. Nuestro di-

le niegan. Después de haber sacudido la

plomático hizo cuanto pudo por evitar la coa-

dominación monárquica de España, domi-

lición tripartita. Sus esfuerzos se quedaron sin

nación secular y profundamente arraigada,

realización, pero ello no importa; al cabo del

México que ni aun quiso por rey a su liber-

tiempo han hablado los documentos y esos

tador, México que acaba de salir victorioso

son la prueba más irrefragable del talento del

de una revolución contra los restos de una

célebre coahuilense y de la doblez y falsía de

oligarquía que pesaba sobre su democra-

las cortes inglesa, francesa y española.

cia, no aceptaría nunca, a ningún precio,

En la imposibilidad de referir uno a

un monarca extranjero. Esa monarquía,

uno los trabajos del Sr. Fuente en esa épo-

muy difícil de crear, será aún más difícil de

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

mantener. Semejante empresa, ruinosa y

De corta duración fue a piel estado de

terrible para nosotros, lo sería más todavía

cosas. Los desastres se sucedieron los unos

para sus promovedores. México es débil,

a los otros y el gobierno tuvo que salir de la

sin duda alguna, junto a las potencias que

Capital, rumbo a San Luis Potosí.

invaden su suelo; pero posee la conciencia

“El Presidente de la República, dice Frías

de que sus derechos han sido vulnerados, y

y Soto, salió inmediatamente después cara

posee también el patriotismo que multipli-

el Interior, designando la ciudad de San Luis

ca sus esfuerzos y la alta convicción de que

para que fuera la Capital de la República.

al sostener con honor esa lucha peligrosa,

“Su ministro lo acompañaba.

le sería dado preservar al hermoso conti-

“Sus tropas y los empleados salieron

nente de Cristóbal Colón, del cataclismo que le amenaza”. Grecia no hubiera exigido más para declarar patriota a un ciudadano. En 1862, como ya dijimos, volvió el Sr. Fuente a su patria. A poco el Gral. Doblado,

después. “Pero desde aquel punto, aquella retirada tomó el aspecto de una derrota. “Archivos, material de guerra, caudales, ballones, todo se perdió en aquel desorden terrible.

que desempeñaba la cartera de relaciones, se

“Violencias, fusilamientos, todo fue in-

separó de ella por causas que aún no están

útil para contener la desmoralización. Has-

del todo esclarecidas. Vacante esa Secreta-

ta más tarde comenzó a organizarse de nue-

ría fue ofrecida al Sr. Fuente, que no pudo

vo el ejército en Querétaro, y se restableció

admitirla por hallarse enfermo. Al fin se en-

algo más la confianza pública.

cargó de ella y de la de gobernación el 25 de Agosto de 1862. Hablando de este nuevo ministerio

“El gobierno general llegó a Querétaro, y sin detenerse allí más que un día continuó su camino.

dice Rivera Cambas; “El Sr. de la Fuente

“Juárez y los suyos iban tranquilos.

tenía famosos antecedentes como persona

“Fuente, ese digno hombre de Estado

ilustrada, íntegra y proba y había sostenido

cuya pérdida lamenta la República, al llegar

su amor a México en la última carta dirigi-

a su alojamiento en Querétaro, pidió un aje-

da a M. Thouvenel; mucho podía esperarse

drez, juego al cual era muy apasionado.

del liberal consecuente y del autor de la ley de

“Esos hombres sabían que era un deber

tolerancia de cultos que se hacía cargo de la

morir en su puesto y estaban tranquilos por

situación”.

tano en su conciencia”.

El ministerio, cuyo jefe era el Sr. Fuen-

Después de la toma de Saltillo por Aguirre,

te, publicó un programa patriótico y liberal,

el general Escobedo marchó rumbo a Parras,

lleno de las más halagadoras esperanzas y

entre otros motivos, para conferenciar con

satisfizo los ánimos, tanto, que en la prensa,

los Sres. Lic. Fuente y Gral. Viesca, sobre

en los clubes, y aun por los particulares, se

el modo de organizar la guerra. Fuente en

dieron señaladas muestras de adhesión.

esa época, era jefe político de Parras, cargo Juan

antonio de la fuente

241

humilde junto a los de Ministro y Repre-

Coahuila agradecida, dispuso el 14 de

sentante; pero que prueban cuánto acataba

Julio de 1865 la erección de la Villa de Fuen-

aquel grande hombre el sistema Republica-

te, y el Congreso, a raíz del triunfo de las

no. Hoy, quien haya sido Diputado, Secre-

armas republicanas, el año 1868, para perpe-

tario de Estado y Ministro Plenipotenciario,

tuar el nombre de tan esclarecido mexicano,

de seguro no admitiría la Jefatura política de

decretó que su ciudad natal se llamase Parras

un cantón; pero es que los tiempos han

de la Fuente.

cambiado. Ya no somos la generación mag-

José P. Rivera

na que asombrara un día al mundo. Hemos caído abrumados por el peso de nuestra grandeza faltos de fuerza para sostenerla.

Hemos consultado para escribir la presente biografía: México a través de los siglos, tomo v, por D. José María Vigil; Historia de Jalapa, etc., por M. Rivera Cambas; Catecismo

Pero lleguemos al final de la biografía:

Histórico, Geográfico y Estadístico del Estado de Coahuila, por

día de luto, de dolor fue para la República

larión Frías y Soto; Secretaría privada de Maximiliano por

Esteban L. Portillo; México. Francia y Maximiliano, por Hi-

el 9 de Junio de 1866. En él murió el íntegro, el

Lefêvre; Reseña histórica de la formación y operaciones del Ejér­

justo, el inmaculado ciudadano Lic. D. Juan

Gaulot, y algunos periódicos de la época, El Siglo XIX entre

Antonio de la Fuente.

cito del Norte, por Juan de Dios Arias, Rêve d’Empire de Paul otros.

Leandro Valle 1833-1861

En

primer año de la segunda década del

Leandro fue quien más llevó en la sangre

siglo, cuando Hidalgo desplegaba el estan-

estos bellos ardores de patriotismo y liber-

darte de la independencia de México en el

tad. Venido al mundo en México y en la calle

pueblo de Dolores, el Coronel Rómulo del

de San Agustín núm. 2, el 27 de Febrero de

Valle vivía ya muy comprometido en la tra-

1833, su padre le inculcó las ideas que tejen

ma urdida para difundir la idea de nuestra

el indisoluble lazo entre el ciudadano y la

emancipación de España y el derrocamiento

tierra en que se nace. Recibió su instrucción

del gobierno virreinal que no le parecía en

primaria en una escuela de Jonacatepec

manera alguna digno: quería con el alma un

(E. de Morolos) que dirigía D. Francisco Sal-

régimen político propio y defendía su credo

daña, un santo profesor que cuidaba mucho

por todo Querétaro a la cabeza de un grupo

de tener irreprochable conducta para no apa-

de patriotas. Prestó servicios que debe de gra-

recer modesto con hipocresía. Muy joven, a

bar la Historia, desde 1811 hasta el triunfo

los once años cumplidos, entraba al Colegio

de la Reforma en que anduvo con el arma al

Militar, carrera por la que sentía, más que

brazo junto con D. Juan Álvarez: ¡cuarenta y

curiosidad de niño, decidida vocación.

el

cinco años de lucha por la autonomía nacio-

Era precisamente el año 1844, cuando

nal y la República y en aquellos tormentosos

Santa-Anna declaró su odio de muerte al Con-

días que se jugaban vidas y haciendas por los

greso, porque le había negado facultades para

principios, el todo por el todo!

imponer nuevas contribuciones y entraba de

Da Ignacia Martínez, esposa de D. Rómulo,

paso a la Presidencia el íntegro José Joaquín

con ser católica devotísima, jamás discutió

de Herrera. Los ánimos estaban en eferves-

ni en el seno del hogar los pensamientos li-

cencia y la dictadura hacía sentir su peso de

berales del valiente soldado y que andando

plomo sobre todo el país. Empezó estudiando

los sucesos de la revolución heredarían sus

con gran provecho lo táctica de infantería y

hijos.

obtuvo el premio en el examen de fin de año. ˜ 243 ˜

Al siguiente era sargento segundo, con-

pales ciudades, Valle se puso a las órdenes

forme al reglamento del Colegio y la apro-

del general D. Juan Álvarez, templado más

bación del consejo de profesores. Aprendió

su denuedo por el peligro en que pasaba la

concienzudamente la táctica de caballería,

patria; y trascurrido algún tiempo a las de

Matemáticas elementales y las otras mate-

Antonio Banuet. Cuando éste, su querido

rias anexas del curso. Ahí también obtuvo el

jefe, fue herido por el invasor extranjero, le

primer premio.

llevó solícitamente a su hogar y lo puso con

Íntima amistad lo unía a Osollos y a

filial cariño en brazos de sus ancianos pa-

Miramón, el implacable enemigo de los li-

dres, en tanto él seguía batiendo al enemigo

berales. Cuentan que en el Colegio los dos

en el Puente Colorado.

últimos solían saludarse así: —Mi General —hablaba Miramón con

luctuosa época lo impelían en fuerza de la

la mano derecha llevada al kepí y cuadrán-

índole de su carrera a entrar y salir con fre-

dose marcialmente.

cuencia del Colegio.

—Ordene Su Alteza —decía Valle.

244

Las revueltas tan obstinadas por aquella

En 1850, a la vez que estudiaba Física y

Y la broma juvenil tuvo que ser realidad

Mecánica, consagraba sus ocios a la literatu-

hasta cierto punto: Leandro llegó a ser gene-

ra sin dejar por esto de ser uno de los alum-

ral y Miramón fue Presidente de la Repúbli-

nos más aprovechados: obtuvo como en los

ca cuando ambos eran muy jóvenes.

anteriores exámenes, el primer premio. Tan

El 20 de Enero de 1847 ascendió a sub-

grandes esperanzas el Gobierno cifró en él,

teniente por especial empeño de D. Valentín

que tuvo el propósito de enviarlo a París

Gómez Farías. Éste fue el paso que resolvió

para que sellara su tan brillante carrera con

el porvenir de Valle.

mayores conocimientos teóricos de la cien-

Desde entonces demostró de continuo

cia de la guerra y más extensa práctica. La

el valor y la serenidad tan peculiares en los

pobreza de sus padres causó en parte el fra-

trances más difíciles de su vida militar. El 27

caso de aquel viaje que fue para él un sueño

de Febrero, ese día que los 3,300 mentados

dorado.

polkos se pronunciaron al grito de ¡muera

Dado su afecto por la poesía y su fama

Gómez Furias! y ¡mueran los puros! Valle

de inteligente, que resonaba entre sus con-

defendía el punto de Santa Clarita y por

discípulos y profesores, el 15 de Septiembre

sostener a D. Valentín, se batió cuerpo a

de 1851 en la celebración de la Independen-

cuerpo con los rebeldes, teniendo presente

cia, recitó en el Teatro Nacional una com-

que el Gobierno establecido cuidaba con sus

posición que le valió estrepitosos aplausos,

cinco sentidos de hacer frente a los Estados

por el ardor con que fue declamada y por

Unidos. Agobiado México por los odios de

algunos atrevidos pensamientos que conte-

política y de creencia y por la irrupción

nía, porque la verdad era que la naturaleza

de los bárbaros del Norte casi enseñoreados del

le habría dado todo, pero no el don de pulsar

país por estar a punto de ocupar las princi-

la lira. Por ejemplo, habla de los guerreros:

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Leandro Valle

Con denuedo marcharon a la guerra,

enemigas por una causa justa y patriótica.

La paz de sus hogares despreciaron,

Jamás movió una influencia de las muchas

Sus cenizas cubrió sangrienta tierra,

que tenía para ascender: los grados venían a

Pero al sepulcro con honor bajaron.

sorprenderle y no iba a buscarlos en las an-

¡Oh recuerdos de gloria! ¡Cómo late

tesalas de los omnipotentes en política.

Mi ardiente corazón! ¡cómo se agita!

Un general, antes furibundo reacciona-

Al recordar los triunfos, combate,

rio y hoy republicano, le aconsejaba hablan-

El pecho militar siempre palpita.

do de grados:

Hidalgo, Allende, valeroso Aldama, ¡Cómo os envidio vuestra eterna gloria! Trocara mi existir por vuestra fama, Por dejar una página en la historia.

—Leandro, aproveche usted sus buenas amistades de arriba. —Los medios para ascender los tenemos en nuestras manos —respondía. Esto da la clave del porqué los conser-

El mérito es intrínseco y está en que

vadores eran después imperialistas y ahora

todo lo expresa sinceramente, y más, en que

casi todos estos fieles y abnegados se han he-

realizó la promesa al pie de la letra: siempre

cho del partido liberal de arriba.

patriota, valiente y sin abrigar un solo pensamiento impuro.

En Puebla apresaron a D. Rómulo por haber aparecido en público como un liberal

Siendo teniente de Ingenieros, el 29 de

exaltado y amigo exigente de la rectitud en

Marzo de 1853 lo nombraron Ayudante del

los actos gubernativos. Leandro al llegar a

Batallón de Zapadores; entonces este cuer-

la ciudad y tener conocimiento del suceso,

po del Ejército era de lo más escogido entre

pidió indignado su baja al Gobernador y co-

la milicia, porque los que le formaban no

mandante militar del Estado.

tenían tacha en comportamiento, valor y

—No me es posible servir a un Go-

disciplina. Nunca antes ni después batallón

bierno que no respeta al autor de mis días

alguno de la República, no olvidando el de

—manifestaba dando por fundamento de

Supremos Poderes que intentó ser su reme-

su solicitud.

do, tuvo más instruida y decente oficialidad.

El general D. Juan Álvarez, satisfecho de

El dictador Santa-Anna, a quien caía en

los grandes servicios de D. Rómulo durante

gracia el joven militar por su apostura, su sa-

la revolución del Plan de Ayutla, quiso que

ber en la ingeniería, su conducta y su valentía,

Leandro fuese agregado a la Legación de

lo ascendió el 1° de Junio del mismo año a Ca-

México en los Estados Unidos; pero D. Ignacio

pitán 2º de la cuarta compañía de Zapadores.

Comonfort, por causas muy ajenas a su vo-

Apoyado por sus méritos, cada día más

luntad, no pudo llevar a efecto el buen deseo

grandes, subía a pasos de gigante el esca-

de su respetable antecesor; en cambio a poco

lafón, sin dar los saltos que ahora se acos-

tiempo lo envió a París para compensarle al-

tumbra, y con el previo bautizo de sangre

gún tanto la eficaz ayuda que como ingenie-

en el campo de batalla recibido de las balas

ro prestó en el sitio de Puebla el año 56. leandro valle

247

Tan enemigo era de los títulos de noble-

Cuenta el Sr. J. Martínez que la víspera

za, que en circunstancias serias se burlaba

de la batalla, en la que más que perdieron

de ellos. Asistió a un gran baile en las Tulle-

se dispersaron sus tropas, aconteció una es-

rías con el Ministro de México D. Francisco

cena curiosa. Valle tuvo un disgusto con el

Modesto de Olaguíbel y se hizo anunciar

español Bravo y éste, inquieto por el juicio

de los heraldos como Conde del Nopalito.

que aquél se había formado de su persona,

El joven militar quedó satisfecho del tan deseado viaje, visitando algunas de las principa-

—¿Usted ha dicho que desconfía de mí?

les ciudades de Europa; pues la falta de recursos

—Sí, señor, lo he dicho —respondió Valle.

le cerró las puertas del colegio y no hizo estudio

—Podría pedir a usted una satisfacción;

alguno como fue su propósito. A fines de 1857

pero esto sería indigno entre dos jefes libe-

pisaba de nuevo el suelo patrio y obtenía del

rales; mañana al frente del enemigo el que

mismo Comonfort el grado de capitán 1º de la

menos avance merecerá la duda.

primera compañía del batallón de Zapadores. En la defección de Comonfort hizo es-

—Corriente. —Convenido.

fuerzos por rebelar a Zapadores en Santo

—Déme usted la mano.

Domingo y aun por ello tuvo un serio dis-

Y la promesa quedó pactada.

gusto con el jefe de la reacción, al menos así

La prueba fue decisiva, más que en Sala-

aparecía, el general José de la Parra. Perdida la capital de la República, el 24 de Enero de 1858 de la noche a la mañana salieron en diligencia su padre y él rumbo a Salamanca, donde se hallaba Doblado.

manca, en la carga de Calderón: Bravo hizo prodigios de valor. Leandro reunió a sus amigos y dijo a su rival: —Señor coronel, le pido a usted perdón; yo no había sabido juzgar a usted.

La víspera de su partida para tomar par-

A Bravo se le añudó la voz en la gargan-

te en la Guerra de Reforma comió y tuvo

ta y no pudo más que llorar. Este fue el ori-

una larga entrevista con el general Miguel

gen de la inquebrantable amistad de los dos

Miramón en el restaurant de La Estrella, en

jóvenes militares.

la calle del Refugio frente al portal de Agusti-

En premio de su bizarría al resistir las

nos, y trataron de sobornarse el uno al otro:

fuerzas de la legalidad al mando de Dobla-

Miramón ofrecía todo un porvenir a Valle,

do, a los tacubayistas de Osollos, y de igual

y éste, otro no menos lisonjero que aquél;

comportamiento que observó al querer Lan-

pero ninguno cedió: cada quien tomó senda

da en Santa-Anna Acatlán aprehender a D.

opuesta, sin perder su amistad fraternal.

Benito Juárez y su Gabinete, fue ascendido

Miramón ya le debía la vida: se la había salvado en Puebla.

248

le dijo:

a teniente coronel de ingenieros. Cuando Juárez y su Gobierno, pasado

En Salamanca, a principios de Marzo,

el inminente peligro que corrieron en Gua-

Iniestra y Leandro del Valle formaban parte

dalajara, partieron rumbo a Colima para

del Estado Mayor de aquel general.

embarcarse en Manzanillo, dar vuelta por

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

el Istmo de Panamá y salir a Veracruz, Valle

perjudicarla en lo más mínimo, Leandro del

estuvo a las órdenes de Santos Degollado;

Valle la hacía reflexionar:

precisamente entonces su padre, D. Rómu-

—Señora, se va a caer su casa.

lo, ya con el grado de general, era el coman-

—No le hace; no importa.

dante militar de Colima por nombramiento

—Pierde usted todo.

que hizo el popular Degollado.

—Pero gana, el partido puro.

Durante los cortos días de estancia,

La mina voló parte del bastión y cuarteó

mientras se rehacían y proveían de arma-

la casa de la patriota, pero no sin fruto. Una

mento y municiones las tropas liberales para

tarde, aprovechando la lista de Sr. Refugio

volver a emprender la campaña en el centro

I. González, el coronel Bravo y Valle con los

de Jalisco, Leandro se dedicaba con ahínco

Mosqueteros, entraron los primeros por la

que parecía rayar en delirio al ejercicio de

brecha y comenzaron en silencio, con au-

los soldados que estaban bajo su inmediato

dacia verdaderamente temeraria, a hacerse

mando. Su ideal era que reinase entre todos

de las posiciones del enemigo. Bravo, com-

ellos la instrucción y la subordinación y pu-

pitiendo con arrojo con Valle, subió a la azo-

diesen arrostrar en cualquier tiempo el peli-

tea del Palacio de Gobierno, quitó del asta la

gro. Les predicaba siempre: “Ante el enemigo

bandera de la reacción que flotaba e izó su

nunca contéis el número”.

blusa roja que llevaba puesta.

La acción de Cuevitas le dio nombradía

Entonces Valle habló así a sus soldados:

entre los que por envidia pretendían rivali-

“Esta plaza inexpugnable para esos ejér-

zar con él. Su valentía y arrojo llegó a ser

citos asalariados que sirven de ciego instru-

proverbial.

mento al gobierno que los paga, ha caído

En el sitio que las fuerzas liberales pu-

ante vosotros, soldados de discernimiento

sieron a Guadalajara en el mes de Octubre,

y de convicción, para quienes la pérdida de

él fue quien dio el primer paso para alcanzar

la vida importa poco con tal que triunfe la

la victoria. A iniciativa del general Refugio

causa a que habéis consagrado vuestros es-

I. González y con asentimiento tácito de D.

fuerzos, y que no aspiráis a otra recompen-

Benito Gómez Farías, practicaron una mina

sa que al placer de haber hecho la felicidad

de pólvora en el bastión de la calle de la

de la patria y a un recuerdo honorífico a la

Merced y se introdujeron por las casas de

posteridad. Hay entre vosotros algunos más

la manzana hasta el lugar elegido; estaban

admirables todavía, que sin esperar que la

vacilantes porque creían arruinar las fincas

historia registre sus nombres, se inmolan sin

contiguas y principalmente en la que iba a

embargo gustosos en el altar de esa divini-

hacerse la mina, que pertenecía a la Sra. Or-

dad misteriosa que ha hecho de los sacrifi-

nelas de Díaz, quien profesaba hasta el fa-

cios humanos la condición indispensable de los

natismo los principios liberales y tenía por

mejoramientos sociales. ¡Mártires anóni-

santos de su devoción a Juárez, Degollado y

mos, que fecundáis con vuestra sangre el

Ocampo. Durante las perplejidades, para no

árbol de la libertad, para que otros recojan leandro valle

249

los frutos, sin pedir ni salario ni gloria es-

brado cuartel-maestre. Estaba en el sitio de

pecial para vosotros, mi corazón se llena de

Guadalajara. Días antes, el 29 de Septiem-

ternura y de veneración al contemplar tanto

bre, en junta de generales había reprobado

patriotismo y tanta abnegación! ¡Vosotros

la conducta de D. Santos Degollado, quien

sois los verdaderamente grandes y los verda-

envió a González Ortega copia de la carta de

deramente heroicos!”.

Mathew y las proposiciones de pacificación

Por esta acción D. Santos Degollado as-

que le hizo. Fue uno de los que firmaron la

cendió a Valle, sin perder su empleo de te-

respuesta vehemente a la comunicación del

niente coronel de ingenieros, a coronel efec-

general en jefe del ejército federal.

tivo de infantería.

250

Conociendo Zaragoza su pericia militar,

Desde 1858 hasta el desconocimiento de

le ordenó, el 26 de Octubre, el desarrollo de

D. Santos Degollado, Leandro estuvo com-

un plan de ataque sobre la plaza. Llevado a

partiendo con él los pocos triunfos y las mu-

la práctica, el 29 en uno de tantos comba-

chas derrotas, acompañándole a Michoacán

tes parte del enemigo hizo el simulacro de

y siguiendo abnegado y perseverante la mis-

suspender el fuego graneado y pasarse; pero

ma suerte que él, a quien debía su carrera y

apenas estuvo a quemarropa de los soldados

respetaba como a su padre.

de Valle rompió de nuevo el fuego y éste

Teniendo en cuenta los servicios que

pudo salvarse arrojándose a un foso. Se en-

prestó en el valle de México, se le dio el gra-

contraba en el punto de más peligro con Za-

do de general de brigada.

ragoza en los instantes que las fuerzas de la

En la Coronilla derrotó a Vélez y le quitó

legalidad se apoderaban a bayoneta calada

los pertrechos de guerra, y con la desventaja de

del resto de Santo Domingo. Al pedir parla-

que Leandro del Valle iba a la cabeza del resto

mento el general Severo del Castillo, fueron

de la tropa mal organizada y sin instrucción.

los representantes de Zaragoza, Doblado y

Al ser herido el general Uraga en el ataque

Leandro Valle quienes en la entrevista re-

de Guadalajara, a mediados de 1860, la presen-

chazaron indignados los puntos de política

cia de ánimo y el respeto que imponía Valle,

del país que les tocaron. Las bases acorda-

hicieron que los soldados recuperasen la moral

das, y que conservaron intacta la dignidad

ante el gran peligro que los amenazaba.

del ejército, fueron firmadas por Zaragoza,

Él fue el que tuvo el mando de una de las

Doblado y Valle. No habiéndolas cumplido

brigadas que defendían el puente de Tolo-

el enemigo, Valle dirigió desde Zapotlane-

lotlán, cuando las fuerzas reaccionarias em-

jo, donde estaba con la división de Jalisco

prendieron la retirada, después de un fuego

y algún botín de guerra, un comunicado a

nutrido de cañón que rompieron sobre las

Doblado en el que se leía: “Supuesto que

liberales.

Castillo ha roto los convenios, deba ser bati-

El 20 de Octubre de 1860 el coronel Toro

do dentro de la plaza u obligado por la fuer-

lo reemplazaba en el mando de la primera

za a salir de ella, a menos que no se rinda

brigada de la división de Jalisco y era nom-

a discreción con la fuerza que lo obedece”.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Castillo huyó de Guadalajara rumbo a Tepic

asesinos, desde Zuloaga y Márquez hasta

y Zaragoza dispuso que Valle lo persiguiese.

Cobos. El 7 de Junio de 1861 pronunciaba

Éste logró dispersar buen número de los sol-

estas textuales palabras en plena Cámara:

dados de su tropa.

“Hemos votado la suspensión de garantías

En marcha el ejército para la capital de

los liberales rojos a quienes no puede atri-

la República, iba con el general en jefe y le

buirse odio a la libertad y a la Constitución

acompañaba a Guanajuato, Celaya, San

que hemos defendido con las armas en la

Juan del Río, la Soledad y Arroyozarco. Aquí

mano”.

reunidos los ejércitos del Norte, Centro y

El día 1º había dicho ya: “En nuestros

Oriente aceptaron la batalla en las lomas

masas hay poco espíritu público y pocas

de San Miguel de Calpulalpan que Mira-

ideas”.

món y Márquez les presentaron el 22 de Di-

Y el día que México supo del asesina-

ciembre. El general Jesús González Ortega

to de Ocampo tuvo que ser un héroe para

a la cabeza de las divisiones de Zacatecas y

apaciguar al pueblo amotinado a las puertas

unido a Valle cogieron a paso veloz la reta-

de la prisión que pretendía matar a Díaz y

guardia al enemigo, que se batía ya con Za-

Casanova.

ragoza, Lamadrid, Antillón, Toro y Blanco,

Le llegó la noticia del fin trágico de D.

y obtuvieron el triunfo definitivo que hizo

Santos Degollado cuando proponía en el

volver los Poderes a la Capital. Antes de en-

Congreso la supresión de los tratamientos

trar el ejército a ésta, su amigo de infancia

oficiales; y dijo al general Nicolás Medina,

y compañero de colegio Miramón le escribía

después de una durísima exclamación:

la siguiente carta: “Querido Leandro: —No sería difícil que Concha necesitase de algu-

—Estas charreteras me las he puesto a cañonazos.

na persona de influjo del partido triunfan-

Y quiso ser el de la revancha.

te, y prefiero dirigirme a ti que a alguno de

Al despedirse en Tacubaya de la Sra. Ig-

sus parientes, a fin de que hagas por ella en

nacia Martínez, su madre, como creyente y

nombre de nuestra antigua amistad, lo que

presintiendo algo funesto, le colgó al cuello

en igual caso haría yo por tu familia. Dis-

un relicario. —No, no quiero; dirán que uno

fruta de felicidades, y manda a tu amigo.

creo y otro predico. —Mira Leandro, hazlo

—Miguel Miramón. Diciembre 24 de 1860.

por mí.

—Sr. Gral. D. Leandro del Valle”. Repuesto el gobierno de la legalidad, tuvo el mando de las armas en el Distrito y

Le dio el adiós a su prometida, la Srita. Luisa Jáuregui, y ordenó a su asistente: —Ensíllame a San Pedro.

en seguida ocupó su asiento en el Congreso,

El tal San Pedro era un brioso caballo

como diputado por Jalisco. Las más de las

que lo llevó al Monte de las Cruces. Allí le

sesiones tomaba parte en los debates. Fue

tendieron una celada Márquez y Gálvez, y

de los de la iniciativa, a la muerte de Ocam-

lo cogieron prisionero, después de un fuego

po, para que se pusieran fuera de la ley a sus

sostenido de las once de la mañana a las tres leandro valle

251

de la tarde y en que luchó hasta con la bayo-

Negrete se apeó, le dio el abrazo levan-

neta, haciendo un cuadro luego que debili-

tándolo del suelo, quiso decirle algo: pero la

taron el flanco izquierdo de los batallones 2º

voz se le anudó en la garganta y huyó del

de Zacatecas y de Moctezuma, en seguida

lugar preñado de lágrimas los ojos.

un triángulo y por último un zig-zag. Rendido Valle por la turba que lo befó

Negrete: al ser preso Valle, befó a éste, lo

durante la media hora de vida que le queda-

injurió, y dirigiéndose al mártir le dijo,

ba, Márquez manifestó a Zuloaga.

dada ya la sentencia de muerte por Már-

—Supongo que a éste sí lo fusilaremos.

quez: —¿Se acuerda usted de Trejo? Pues

—A éste sí, porque lo hemos cogido con

aquí viene usted a pagar con su vida la de

las armas en la mano. He aquí la orden:

aquel héroe. La ira de Negrete tiene la siguiente expli-

“Ejército Nacional.—General en Jefe.

cación, según los informes que apuntamos:

—Leonardo Márquez, General en jefe de este

en 1861, cuando el Ejército reformista entró

Ejército, ordeno que el Capitán de ingenie-

victorioso a México, Leandro Valle, siendo

ros que pertenece a mi Estado Mayor se en-

cuartel-maestro en compañía del general

cargará de pasar por las armas al traidor a la

Refugio I. González, aprendió detrás de la

patria D. Leandro Valle, el cual será fusilado

puerta de una casa del callejón de López al

por las espaldas, para lo cual se le dejará me-

general Anastasio Trejo y lo mandó fusilar

dia hora para que se disponga y después de

en la Ciudadela, buscando a la vez como

haberle fusilado que se le ponga en un para-

una aguja a Negrete, que profesaba entraña-

je público para escarmiento de los traidores,

ble cariño a Trejo para darle igual fin.

para lo cual pedirá en el escuadrón de Explo-

Luego el capitán le hizo saber a Valle:

radores Valle doce hombres al Comandante

—Va usted a ser fusilado. —¿Quién da la

de escuadrón D. Francisco Aldama.

orden? —preguntó Valle. —El general Már-

Por lo tanto mando que se le comunique esta orden a dicho Capitán. Dios y orden, Cuartel General de Salazar, Junio 23 de 1861. —L. Márquez. —Al Capitón de Estado Mayor…”

quez.— entonces no hay remedio. Era imposible que cediese Márquez, puesto que en Tacubaya había dicho: —Estos jóvenes de talento son los que necesitamos hacer desaparecer.

La soldadesca farisaica riendo, gritando y

La promesa iba a ser cumplida por milé-

silbando formaba corro al ilustre prisionero

sima vez. Valle se descolgó el relicario que su

de guerra que permanecía de pie y sin som-

madre le había dado y lo entregó al jefe de la

brero, más altivo y sereno que nunca, cerca

escolta que iba a fusilarlo.

del tronco de un árbol. En esto llegó a caballo

—Le suplico —le dijo— que entregue

el general Miguel Negrete. —Hermano, ¿qué,

usted a la Sra. Ignacia Martínez esta leonti-

no me das un abrazo de despedida —le dijo

na y este relicario que no es muy milagroso.

Valle.—Sí, hermano, sí; ¿por qué no? 252

Otra versión respecto de la actitud de

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Y escribió esta carta:

“En el Monte de las Cruces, Junio 23 de

Aquilea, Collin al1 Bajo éste, un perrito que

1861 —Papá y madre queridos; hermanos

le acompañó siempre en campaña, rascaba

todos. Voy a morir, porque esta es la suerte

la tierra y aullaba con la mirada fija en los

de la guerra y no se hace conmigo más que

restos de su buen amo. El perrito fue a dar

lo que yo hubiera hecho en igual caso; por

a manos de la familia del Sr. Berriozábal; a

manera que nada de odios, pues no es sino

los cinco días desapareció, y mandado bus-

en justa revancha. He cumplido siempre con

car lo hallaron en el Monte de las Cruces,

mi deber; hermanos chicos, cumplan vdes.,

debajo del árbol en que suspendieron a Co-

y que nuestro nombre sea honrado como el

llin: aullaba, rascaba la tierra y miraba las-

que yo he sabido conservar hasta ahora.

timosamente arriba. Llevado de nuevo a la

Padre y madre. A… esa carta, a mí, un

familia, huyó a los pocos días; pero esta vez

eterno recuerdo. También de ti me acuerdo,

fue hallado ya muerto bajo el mismo árbol

Agus, tú has sido mi madre también ...

en que estaba pendiente el cadáver de su

A mis hermanos y amigos adiós”.

amo. El día 28 supo la Sra. Ignacia Martí-

Y ordenó Márquez cuando los soldados

nez, que vivía en Tacubaya, que el cadáver

estaban ya preparados para disparar: —¡Por

de su hijo llegaría a la estación de Mulitas,

las espaldas! —Yo no soy traidor; seguí

y salió a su encuentro. “Yo estaba loca de

siempre una bandera. (Un ayudante dijo a

dolor —cuenta. —Lo vi venir en hombros

Márquez): — Señor general, dice que es usted traidor. — ¡Por las espaldas! repitió Márquez inflexible. Y sonó una descarga cerrada. La orden de Márquez se cumplió: el cadáver de Valle estuvo pendiente de un árbol en las Maromas. A los pies tenía este letrero: “Jefe del Comité de salud pública”. Una acción de Márquez: Luis Álvarez, ayudante de Valle, se salvó, porque a su padre, D. Melchor Álvarez, debía toda su educación al Tigre de Tacubaya. El Sr. D. Felipe Berriozábal, general en

Dice el general Miguel Negrete en sus Memorias,

1

inéditas aún: “De Cuautitlán nos dirigimos por Huisquilucan para el Monte de las Cruces, porque de México había salido una columna a atacarnos y otra de Toluca al mando del Sr. General D. Felipe Berriozábal; esta segunda columna fue la que se nos presentó primero y después apareció la de México; ésta fue batida y completamente derrotada, haciendo prisionero al Sr. General D. Leandro Valle, quien fue fusilado a las cinco de la tarde, habiendo salvado ya un extranjero, Aquiles Collin, ayudante suyo, de que lo hubieran fusilado también”. Casi al terminar la guerra separatista, el General Negrete fue a San Antonio, Texas, y le picó la curiosidad las atenciones de que era objeto por parte de todo el personal del hotel en que se había hospedado. Su nombre estaba inscrito a secas en el pizarrón y nadie parecía conocerle. La víspera de su regreso a México compró dos

jefe de la primera División y comandante

caballos al dueño del establecimiento y quiso saldar sus

militar y Gobernador del Estado de Méxi-

nada. —¿Cómo nada? —Pues sí señor, nada. —Pero si

co, dispuso en Toluca que el general Tomás O’Horán y una escolta fueran a buscar el cadáver para conducirlo a México. Pendiente de un árbol del camino estaba, y cerca, en la misma postura, el de su ayudante

cuentas. El administrador le manifestó: —No debe usted aquí me he hospedado y he subsistido y he comprado los dos caballos. —Nada debe usted, mi General. —dijo el propietario descorriendo el velo del enigma y abrazando muy conmovido a Negrete. —¿Por qué no he de deber nada? —Porque a usted le debo mi vida. Yo soy Aquiles Collin, a quien usted salvó en el Monte de las Cruces cuando Leandro Valle fue fusilado.

leandro valle

253

de unos indios y escoltado por unos de a

D. Vicente Riva Palacio, orador por el Con-

caballo. Subí a un coche y lo seguí. En Cha-

greso, dijo estas palabras al borde de la fosa:

pultepec cedieron a mis ruegos los Sres. Lic.

“En el cadalso de Leandro Valle está el

Joaquín Alcalde y el Huero Medina para que

apogeo de su fama y la primera sombra de

me dejaran verlo, diciéndome: —Pero sólo

la eternidad ha sido para nuestro hermano la

lo va usted a ver, nada más a ver. —Des-

alborada de su gloria”.2

taparon la caja ¡ah! estaba hasta en paños menores”.

Ángel Pola Los datos de esta biografía han sido ministrados a

2

Velados los restos en el salón del muni-

su autor por la Sra. Ignacia Martínez, madre de Leandro

cipio y hecho oficialmente el entierro al si-

Valle, y los generales Felipe Berriozábal. Refugio I. Gon-

guiente día, en el panteón de San Fernando,

el Lic. D. Macedonio Gómez.

zález, Nicolás Medina, Félix Zuloaga, Miguel Negrete y

Miguel C· stulo de Alatriste 1820-1862

La Guerra de Reforma, considerada como

sador, apóstol y soldado al misino tiempo,

lucha de principios, de tal modo es grandio-

fue el verdadero campeón de la idea; el cons-

sa, que descuella sobre todas las contiendas

ciente propugnador de los principios que se

libradas en México por los dos partidos que

sustentaban con las armas en la mano. El

vinieron batallando por adueñarse de la si-

general Miguel Cástulo de Alatriste perte-

tuación política del país.

neció a estos últimos: hombre de ciencia,

Porque entonces quedaron deslindados

difundió la luz de su saber en la cátedra

los campos en que uno y otro adversario se

y desde las páginas del libro, poniendo en

aprestaron al combate, presentándose am-

práctica el medio más seguro de redimir al

bos con caracteres tan bien definidos y dia-

pueblo; demócrata sincero, luchó en el foro,

metralmente opuestos, como jamás, en esa

en la tribuna, en los comicios, por los dere-

épica lucha, para la que inscribió el partido

chos de éste; y soldado, expuso la vida y al

liberal con signos de fuego en sus pendones

fin la sacrificó en aras de la Independencia y

de guerra, la abolición de todos los privi-

de la Libertad.

legios, la desvinculación de la propiedad

Nacido en humilde, aunque no ínfima

amortizada, la libertad de conciencia y el

esfera, supo elevarse en la escala social me-

franco reconocimiento de los derechos del

ced a su claro talento y a su espíritu progre-

hombre. Estos principios de altísima tras-

sista. Mas todo lo sacrificó: posición, bienestar

cendencia política y social, no pertenecen al

y aun la vida, en defensa de la noble causa que

dominio del vulgo de los combatientes. Por

abrazara. Merece, pues, un lugar en la galería

eso el soldado sin cultura intelectual aun-

de Liberales Ilustres cuya memoria consagran

que avezado al combate, no fue en aquella

estas biografías, y a honra altísima tenemos el

contienda sino un autómata de la disciplina

dedicarle la presente.

y de la táctica militares, o tal vez sólo una

Nacido en la ciudad de Puebla, en Mar-

máquina de guerra; mientras que el ser pen-

zo de 1820, alumbraron sus primeros pasos

˜ 255 ˜

los albores de la Independencia Nacional, y

diecisiete años; mas no pudiendo vencer

sus prístinas ideas de niño pudieron confun-

más su pasión por el estudio, ingresó al

dirse con las de Patria y Libertad.

Colegio del Estado, denominado entonces

Fueron sus padres D. Joaquín Alatriste

Carolino, matriculándose en la cátedra de

y Da. Francisca Castro, naturales de aquella

primer curso de latín el año 1837. Desde lue-

ciudad; honrados miembros de la clase me-

go se distinguió por su aplicación y su cla-

dia, que no carecían de ilustración y que fue-

rísimo talento, y el siguiente año aventajó

ron bastante despreocupados para desarro-

a sus compañeros en la cátedra de Sintaxis,

llar la inteligencia del pequeño Miguel con

sin embargo de que se matriculó estando

tacto exquisito y nutriendo su corazón

muy avanzado el curso, habiendo estudia-

con sanos principios de moral. Después de

do la Prosodia solo y sin más auxilio que el

cursar la instrucción primaria, el niño fue

de algunas consultas que le daba el maes-

dedicado por su padre al aprendizaje del propio

tro de Sintaxis Don José Anastasio Rego. Al

oficio, que era el de sastre, con lo cual con-

sustentar examen sobresalió entre los más

trarió la irresistible inclinación de Miguel,

distinguidos de la cátedra; por lo que, en

que deseaba seguir una carrera literaria; sin

premio, se le adjudicó una beca de gracia y

embargo, se sometió a la autoridad paterna,

de honor, según lo certificó el expresado ca-

y en breve tiempo adelantó de tal modo en

tedrático. En los llamados cursos de filosofía

el oficio, que podía desempeñar a su padre

obtuvo siempre el primer lugar supra locum.

cumplidamente en el taller, cuando apenas

Hizo en tres años los estudios de Jurispru-

tocaba a la edad de doce años.

dencia, siéndole otorgada la dispensa de dos

A propósito se refiere esta anécdota.

de los cinco que formaban el tiempo legal,

Ausente una vez el señor D. Joaquín, pre-

por hallarse más que apto para recibirse de

sentóse en el taller un caballero de la buena

abogado.

sociedad de Puebla solicitando al maestro. El

Una vez recibido, en 1843, obtuvo una

joven Alatriste manifestó hallarse al frente

cátedra de derecho en el Colegio de San Juan

de la sastrería por ausencia de su padre, y

de Letrán de México, sin que por esto dejara

preguntó al caballero ¿qué se le ofrecía?

de cultivar otras ramas de la ciencia, como

—Necesito una levita, respondió éste: —Será

lo demuestra el haber escrito un tratadito

usted servido, le dijo el niño. Y se puso a

de cronología “dedicado a la juventud de

tomarle medida, viéndose obligado a subir

su cara patria”, que fui impreso en 1844; y

sobre un banco para alcanzar. El día prefija-

el haber regenteado por algún tiempo una

do por él entregó la pieza, con positiva ad-

cátedra de Matemáticas, que a promoción

miración del dueño, quien elogió la formali-

suya se estableció en el Colegio del Estado

dad del niño no menos que la irreprochable

de Puebla, poco después de aquella fecha.

corrección de la obra.

256

Tampoco fueron extrañas para él las Be-

Continuó Alatriste auxiliando a su pa-

llas Letras. El año de 1846 fundó en México

dre en el trabajo del taller, hasta la edad de

una Academia de Literatura, que se reunía

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

en la casa del joven Ramón Sierra, discípulo

a Córdoba, de donde regresó a poco tiem-

suyo, y de la cual fueron socios, entre otros,

po por falta de constancias para probar el

D. Eligió Villamar y el después notable lite-

supuesto delito, pero después se le acusó de

rato D. Francisco Granados Maldonado. En

nuevo y fue enviado a Medellín del Estado

el seno de la Academia leyó Alatriste varias

de Veracruz, en donde estuvo a punto de

composiciones suyas, mereciendo unánimes

morir envenenado por un español a quien

aplausos, particularmente por un poema in-

azuzaban los santanistas, declarados enemi-

titulado “Abel”. El mismo año de 1846, casó

gos de Alatriste.

con Doña Josefa Conrada Cuesta, ilustra-

En los primeros meses del año 1857 fue

da y fuerte matrona, que más tarde supo

electo popularmente Gobernador de Pue-

compartir con su esposo las penalidades del

bla, permaneciendo en aquella ciudad hasta

destierro y de la guerra. Numerosa familia

Diciembre del mismo año, en que por la in-

hubieron de este matrimonio, siendo de no-

fidencia de Comonfort surgieron conspira-

tarse que por una genialidad, quiso Alatriste

ciones y graves trastornos en el Estado, que

que sus hijos varones llevaran los nombres

lo obligaron a abandonar la Capital, diri-

de los arcángeles, viendo completo el núme-

giéndose a los pueblos de la Sierra del Norte,

ro de siete requerido al efecto.

que, adictos en su mayoría a la causa de la

En Octubre del repetido año de 1846

libertad, permanecían fieles y dispuestos a la

fue nombrado capitán de la 5a compañía del

guerra. El general Miguel Negrete, con una

batallón de Guardia Nacional “Hidalgo”, a

sección de infantería y artillería lo perseguía

cuya cabeza tomó parte en la defensa del

muy de cerca; mas no se atrevió a pisar en

Valle de México, en contra del invasor nor-

terrenos de la Sierra. Alatriste llegó a Za-

teaericano, hasta el último combate librado

catlán el 1º de Enero de 1858, hallando un

allí. El Gobierno general le expidió un diplo-

batallón de Guardia Nacional que organizó

ma honorífico por estas acciones en que se

debidamente, y el 6 del propio mes salió al

halló. Perdida la Capital, se retiró a Puebla.

encuentro de Negrete, con el expresado ba-

En 14 de Octubre de 1848, se le nombró pri-

tallón y un piquete de la fuerza que sacó de

mer fiscal interino del Tribunal de Justicia

Puebla al abandonar aquella capital, contan-

del Estado; y desempeñó sucesivamente di-

do con que se le incorporaría una pequeña

versos cargos judiciales y del municipio, así

partida de voluntarios que traía del Estado

como de la Guardia Nacional.

de Tlaxcala el Lic. Manuel Saldaña.

Dos veces fue desterrado de su ciudad

Negrete había concentrado su fuerza

natal, durante la última administración de

en Tlaxco, y al avistarse el jefe constitucio-

Santa-Anna. Hacia fines de 1853, la suspi-

nalista, se contrapronunció, incorporándose

cacia del comandante general de Puebla,

a éste, que no confiando en la buena fe del

descubrió en él un terrible adversario de la

primero, pues comenzaba esa serie de velei-

tiranía militar reinante, y a pretexto de que

dades que en aquella época le dieron triste

conspiraba contra el orden, fue consignado

celebridad, procuró separarse pronto de él, miguel cástulo de alatriste

259

marchando al Estado de Veracruz con su

parte del Estado que lo reconocía, así como

pequeña sección. A poco tiempo de haber

los elementos militares de la Sierra; pero se

llegado a Orizaba, se encontró sin recursos

le esperaba una nueva decepción, pues algu-

para sostener aquélla, porque intrigas que

nos jefes influyentes en ésta no se le mos-

no es del caso referir, le privaron de auxilios

traron deferentes, a causa de haber surgido

pecuniarios de parte del Gobierno general.

la tendencia a procurar cierta autonomía a

Agotó los medios posibles de proporcionar-

esta parte del Estado.

se recursos, y cuando careció por completo

Afortunadamente para Alatriste y la

de ellos para ministrar haber o sus soldados,

causa que sostenía, el cura de Iztacmaxtitlán,

él mismo se abstuvo de tomar alimento en

D. José Ma. Cabrera, antiguo y resuelto libe-

la casa donde se alojaba su digna consorte,

ral, le ofreció un asilo y un centro de operacio-

comiendo del miserable rancho que podía

nes a la vez, en aquel pueblo situado en un

proporcionar a su tropa. Transcurridos al-

punto estratégico y formidable, que jamás

gunos días de esta voluntaria abstinencia,

osaron pisar las fuerzas reaccionarias, y cu-

redobló sus ruegos aquella sufrida matrona,

yas abruptas y gigantescas sierras avanzan

que compartía con él las penalidades de la

hacia la Mesa Central. Desde ahí emprendió

guerra en unión de sus tiernos hijos, a fin

diversas expediciones, obteniendo la victo-

de que se alimentara, y entonces Alatriste la

ria en distintos combates, como en el asal-

dijo llorando. —¿Cómo quieres que coma si

to y toma de Huamantla y de otros puntos

mis soldados llevan tres días de no comer?

considerados inexpugnables baluartes de la

Aquella situación se hizo insostenible,

260

reacción.

y por fin. Alatriste regresó con parte de su

En sus momentos de descanso entregá-

fuerza al Estado de Puebla, dejando el res-

base a departir con el expresado párroco, en

to al servicio del de Veracruz. Se situó en

conversaciones literarias llenas de esprit, o

Teziutlán, y comenzó a expedicionar, to-

en científicas discusiones acerca de las ma-

mando la plaza de Tuxpan y derrotando una

temáticas y de antigüedades mexicanas, en las

fuerza reaccionaria en el punto denomina-

que el presbítero Cabrera fue muy versado.

do Filipinas, en el Estado de Veracruz. Vol-

En 1860 se trasladó al Estado de Tlax-

viendo al de Puebla, ocupó la plaza de Za-

cala, y cuando por disposición del Gobier-

capoaxtla, tras rudísimos combates con los

no constitucional se organizó el Ejército de

indios de aquel distrito, gente muy belicosa

Oriente, se incorporó a él con su brigada,

y aguerrida, que con un fanatismo exaltado

tomando parte en sus operaciones hasta

hasta el delirio defendió desesperadamente

la ocupación de México en 1º de Enero de

sus inexpugnables posiciones.

1861.

Destruido este único foco de la reacción

En seguida se dirigió a Puebla, donde el

que existía en la Sierra de Puebla, volvió Ala-

jefe reaccionario Chacón, sin embargo de

triste a situarse en Teziutlán, con el objeto

haberse sometido al gobierno triunfante,

de organizar la administración pública en la

se opuso a la entrada de Alatriste, quien

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

no tomó posesión de la capital de su Es-

Reunida la Legislatura del Estado marchó

tado, sino hasta que le apoyó una fuerte

al principio en armonía con el Ejecutivo; mas

división del ejército vencedor, viéndose en

a poco surgió en el seno de aquella Asamblea

ello una muestra de lo implacable que es

una fracción oposicionista, cuyo núcleo eran

el partido retrógrado con los hombres que,

los diputados de la Sierra. En la sesión del 15

como Alatriste, lo combaten más con las

de Abril del referido año 1861, varios dipu-

armas de la razón que con las del guerre-

tados formularon diversos cargos al Gober-

ro, enseñando al pueblo sus derechos, y a

nador, atacándole rudamente; él, demos-

pensar libre de preocupaciones y de trabas

trando suma prudencia, que se tradujo por

dogmáticas.

debilidad, y un profundo respeto a la Repre-

El 13 de Febrero del año citado lo ascen-

sentación del Estado, se sinceró de aquellos

dió el Gobierno de la Federación a General

cargos, calmando así de pronto la oposición.

graduado, y después le expidió el siguiente

En Agosto del propio año salió en unión

diploma: “El C. Benito Juárez, Presidente in-

de los generales Tapia y Carbajal a perseguir,

terino constitucional de los Estados Unidos

rumbo a Chalchicomula, una fuerte parti-

Mexicanos, de acuerdo con todo su Gabine-

da de reaccionarios que había penetrado a

te, —En el nombre de la Nación Mexicana,

territorio del Estado, y la cual, eludiendo la

y como una prueba eterna de reconocimien-

persecución, por medio de un rápido giro,

to al C. Miguel Cástulo de Alatriste, que en

se dirigió a la Capital atacando sin éxito la

la clase de Gobernador del Estado de Puebla

pequeña guarnición que la defendía: la fuer-

combatió los años de 58, 59 y 60 la facción

za perseguidora, viniendo sobre los pasos de

que se apoderara de la Capital de la Repúbli-

los reaccionarios, les dio alcance en Texme-

ca, he dispuesto se le extienda este Diploma

lucan. derrotándola completamente y cau-

que acreditará para siempre el acendrado

sándole bajas de importancia, entre ellas la

patriotismo y abnegación del ciudadano

del jefe español D. Juan Cobos. No obstante

que tuvo la gloria de salvar a su patria de la

el completo fracaso de los reaccionarios, el

tutela en que por cuarenta años la tuvieran

Gobernador fue acusado en la Legislatura

las clases que se han creído privilegiadas en

de imprevisión al separarse de la Capital,

la República.—La Secretaría del Ministerio

dejándola débilmente guarnecida. Alatriste,

de la Guerra tomará razón de este Diploma,

con una abnegación y un civismo de que se

‘que además del mérito que acredite al que

han dado tan raros ejemplos en el país, hizo

lo obtuviere, le servirá para que en cualquier

renuncia de su alto puesto, sacrificando su

caso sea atendido en lo que solicite con pre-

personalidad en aras del respeto que tributa-

ferencia a los ciudadanos que no se hallan

ba al primer poder del Estado, y de la armo-

en las mismas circunstancias.—Dado en el

nía entre éste y el Ejecutivo. Retirado a la

Palacio Nacional de México, en el mes de

vida privada, estableció de nuevo su bufete,

Marzo del año de 1861, primero de la Refor-

en el que tan buen nombre le habían con-

ma —Benito Juárez.— Jesús Ortega”.

quistado su talento y su probidad. miguel cástulo de alatriste

261

Poco tiempo estuvo alejado de la vida

Rechazó una tras otra vanas cargas cada

pública, pues en Enero de 1862, al amagar la

vez más terribles, pues por momentos au-

guerra de intervención, fue nombrado segun-

mentaba el número de los asaltantes, que

do del Comandante militar de Puebla, gene-

acudían de todos los puntos de la circunvala-

ral González Mendoza, a quien ayudó eficaz-

ción, y durante seis horas de incesante lucha,

mente en el gobierno y en la organización e

no cedió un palmo del terreno defendido.

instrucción militar de las fuerzas del Estado,

Mas no podía prolongarse demasiado

dando muestras siempre de una inteligencia

tiempo ese combate de ocho contra cien, sin

superior, así como la había dado de su modes-

embargo de que el enemigo comenzaba a ce-

tia al aceptar un puesto secundario, después

jar en sus cargas, dominado por el prestigio

de haber ocupado el primero en el Estado.

del heroísmo. Los fuegos disminuían sensi-

En Marzo del propio año se le designó

blemente en la línea de los liberales a quie-

para mandar una pequeña sección de tro-

nes se agotaban las municiones. Lo notó el

pas, destinada a marchar a Izúcar de Mata-

enemigo, cobrando alientos para intentar

moros, con el objeto de cerrar el paso a una

un supremo esfuerzo, y atacó la posición

fuerte partida de infidentes, encabezada

por todos sus flancos en el momento en que

por Márquez y otros jefes, que del rumbo

Alatriste, disparado el último cartucho por

de Cuernavaca avanzaba hacia el Estado de

sus soldados, los reconcentraba para formar

Puebla, por Chiautla, y en cuya persecución

cuadro y resistir a la bayoneta.

venía Carbajal.

262

En este movimiento simultáneo de

Alatriste recibió orden de avanzar hasta

ambos combatientes, cortó el enemigo un

Chiautla, y se desprendió de Matamoros,

pelotón, de soldados del 1º de Puebla, gente

dejando una corta guarnición; derrotó una

colecticia y sin principios, que se pasó a las

partida que amagaba la plaza de Xonacate,

filas de aquél, dándole noticia de la falta de

y regresó violentamente a Matamoros, a

municiones a que hemos hecho referencia.

donde se dirigía el grueso del enemigo, libre

En el momento fue envuelta, dispersada y,

ya de la persecución de Carbajal, quien sin

en suma, hecha trizas la pequeña fuerza de

previo aviso de Alatriste había retrocedido.

Alatriste; mas éste no dejó de luchar, sino

Éste al avistarse a Matamoros, halló al

hasta que herido en el brazo izquierdo, fue

enemigo, fuerte de más de cuatro mil hom-

derribado del caballo y hecho prisionero.

bres, circunvalando la plaza, en las primeras

Las últimas órdenes que dictó revelan el

horas del día 10 de Abril; intentó forzar el

temple de su alma: —“Compañeros, dijo a

sitio, mas estrellándose ante la fuerza del nú-

los jefes de batallón, a formar cuadro; des-

mero inmensamente superior al de su peque-

pués de quemado el último cartucho, resis-

ña columna, se posesionó de la eminencia del

tiremos a la bayoneta, y… nos sujetaremos

Calvario, siendo atacado en el acto por grue-

a la suerte”.

sos pelotones de caballería enemiga, que se-

Conducido a Matamoros, pidió como

guros del triunfo cargaron impetuosamente.

único favor que se le permitiera redactar el

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

parte oficial de su último combate, como lo

Su cuerpo quedó ahí abandonado, hasta

hizo, recomendando el valor de sus solda-

que algunas personas humanitarias lo depo-

dos, que, en número de quinientos, lucha-

sitaron en una caja de madera corriente, in-

ron contra cuatro mil; mas sin decir una

humándolo en el interior de la capilla, donde

palabra de su propio heroísmo.

permaneció hasta Noviembre del expresado

En el curso de la noche se le oyó repetir

año de 1862 en que por gestiones del ya men-

las palabras de un filósofo latino: Dulce pro

cionado presbítero Cabrera, fue trasladado a

patria mori. Mientras cenaba, lo visitaron Li-

Puebla, donde fueron tributados a aquellos

ceaga, Benavides y otro jefe. Uno de ellos le

venerables despojos los honores civiles y mi-

interpeló. —¿Cómo ha venido usted a ex-

litares, debidos al que en vida prestó servicios

ponerse con tan poca fuerza, y cómo es que

tan eminentes a la patria y a la libertad.

habiendo llegado cerca de Atlixco, regresó usted a Matamoros? —Porque mi deber lo

***

exigía, contestó Alatriste. Y añadió sonrien-

Alatriste, educado en un medio favorable

do tristemente: —¿qué iba yo a hacer a Pue-

para el armónico desarrollo de sus faculta-

bla con mis soldaditos, dejando abandona-

des, fue un hombre física e intelectualmente

dos a los que se defendían aquí? —No hay

vigoroso, moral y estéticamente predispues-

redentor que no sea crucificado, observó fi-

to al bien y amante de lo bello en el arte y en

losóficamente Benavides. —Es verdad, repu-

la literatura. No tuvo, sin embargo, educa-

so Alatriste; Sócrates, Jesús y tantos otros.

ción completa en lo relativo a la formación

Durante la noche se le propuso que se

de su carácter. De inquebrantable energía

retractara públicamente de sus principios,

siempre que se trató de principios políticos,

para salvar su vida, o que la rescatara por una

fue débil con sus adversarios cuando creyó

fuerte cantidad de dinero. Rechazó lo prime-

sacrificar su sola personalidad; pero ellos le

ro con indignación, y contestó a lo segundo

castigaron cruelmente por esta deficiencia

que la suma propuesta era muy superior a su

de su educación.

posibilidad. Al amanecer del día 11 de Abril,

Mas en cambio supo sobreponerse a las

aniversario, por rara coincidencia, de los ase-

preocupaciones de su época. Odió y comba-

sinatos de Tacubaya, fue conducido Alatris-

tió la tiranía bajo todas sus formas: la del sa-

te al lugar del suplicio, próximo a una capi-

ble, la del clero, y la más ominosa de todas,

lla abandonada. Marchó con paso natural

la del oscurantismo. Al sucumbir gloriosa-

y seguro, y cuando se le quiso vendar no lo

mente en la lucha, pudo repetir las propias

permitió. Llegado el momento fatal exclamó

palabrita vertidas por él en un discurso pa-

con voz firme y sonora. “Muero pidiendo por

triótico: ¡Ciudadanos, la muerte no es un mal si

el bien de mi patria y el de mi familia”. Y luego,

se muere con gloria; morir es un deber si se muere

dirigiéndose a los soldados que formaban el

por la patria!

pelotón, les ordenó enérgicamente: —“¡Dis­ paren con valor, que muero por mi patria!”

Zacatlán, Febrero de 1891 Ángel W. Cabrera

Miguel Lerdo de Tejada

Muchas

parece que hay ciertos hom-

zas, llegó el doloroso instante del parto que

bres que han estado reservados para deter-

dio a luz la nacionalidad mexicana, que ni

minados acontecimientos, o al contrario,

es española ni indígena. Los once años de lu-

que hay ciertos acontecimientos que se han

chas conocidas de independencia no fueron

desarrollado por la sola influencia de de-

sino los esfuerzos de un nuevo ser social que

terminados hombres. La coincidencia, sin

pedía vida propia y que procuraba la liber-

embargo, no tiene nada de misteriosa ni de

tad impulsado por la indómita necesidad de

sobrenatural, y ni hay una secreta voluntad

vivir.

veces

que espere una época social para infundirla

Después se han sucedido esos trágicos

a ciertos seres, un espíritu ad hoc, ni tam-

acontecimientos que no han sido otra cosa

poco hay una inteligencia eminentemente

que la manifestación enérgica de nuestra

previsora, que aprovechándose de la visita

individualidad, revelada contra sus mismas

terrenal de hombres superiores, decrete algo

imperfecciones. Desde la Independencia a la

así como “ahora es tiempo” y arregle de tal

fecha, hemos venido formando el carácter

modo las cosas, que sucedan inevitablemen-

nacional. Grandes han sido nuestras fatigas

te. No; la coincidencia es una consecuencia

y verdaderamente heroicos e impetuosos los

de la progresión natural de la historia; el

primeros impulsos, porque nosotros somos

tiempo, he aquí el gran factor. Pero no por

de esa cuerda y no tenemos temperamen-

inconsciente y ciego el tiempo es arbitrario.

to para hacer las cosas con esa lentitud que

Ni es capaz de haber hecho una Reforma

honra mucho a otras razas, pero que les es

bajo el virreinato del Conde de Gálvez, por

tan característico, tan íntimo, como íntimo

ejemplo, ni de hacer que sea posible un Her-

y característico es en la familia nacional el

nán Cortés en pleno siglo xix.

pigmento moreno de nuestra piel.

Después de una época de formación his-

Pero nuestra educación no está acabada

tórica en el seno, podríamos decir, de dos ra-

aún, ni lo estará mientras haya frailes que

˜ 265 ˜

266

pongan a contribución la ignorancia del

épocas son ejemplos, no sería por cierto la

creyente; mientras el clero aristocrático do-

presenté (1891) ejemplo extraordinario de

mine y subyugue al clero bajo; mientras las

sublimes virtudes.

garantías constitucionales no pasen de ser

Dos grandes conquistas realizó la Coro-

platónicas promesas de una ley derogada

na española en la época a que nos vamos a

en plena vigencia; mientras los ejercicios de

referir: la de los reinos poseídos por los mo-

la soberanía popular residan en una volun-

ros bajo Isabel la Católica y la de gran parte

tad despótica y sólo sea la democracia una

de las Américas bajo Carlos V. ¡Para algo ha

disposición latente de nuestra voluntad; en

servido el fanatismo religioso y la barbarie

suma, mientras la ambición de la casta ofi-

militar! Éstos fueron los principales mate-

cial y sacerdotal tenga para cortar mucho

riales trasplantados por los conquistadores

todavía de este paño, que se llama ignoran-

al Nuevo Mundo para levantar el edificio

cia y apatía del pueblo.

de las modernas nacionalidades. Sobre los

Creemos que nunca se insistirá lo su-

súbditos los reyes; sobre los reyes los sacer-

ficiente para señalara los hombres que nos

dotes: tal era la jerarquía establecida por

han causado tantos males, así como para

la época en el orden de los poderes. Y para

recompensar a los que nos han hecho al-

que se comprenda hasta donde llegaba la

gún bien, y ya que tal es nuestra creencia,

autoridad religiosa, vamos a consignar un

hagamos todo lo posible por reproducir en

pasaje de Prescott sobre la historia de Espa-

el mundo artificial de la palabra la pasaje-

ña, indicando antes que el pasaje a que nos

ra acción de la vida de un buen ciudadano,

referimos, alude a los esfuerzos del clero es-

siquiera para poner a forzado tributo la

pañol, que gestionaba de SS. MM. católicos

atención de nuestros lectores, y para vul-

la expulsión de los judíos peninsulares “Los

garizar el recuerdo de un hombre de quien

judíos, dice el autor, habían tenido conoci-

así como de muchos patriotas sólo nos

miento de lo que pasaba, y acudieron a su

pueda el póstumo consuelo de saber que

poderosa política ordinaria para granjearse

también en México los ha habido dignos

la protección de los reyes. Comisionaron

de admiración.

a uno de los suyos para hacer un donativo

Hacer recuerdos de Cincinatos cuando

de 30,000 ducados con destino a los gastos de

Tiberio reina; traer a la memoria pública

la guerra de los moros. Pero esta negocia-

la vida de un buen ciudadano cuando la

ción fue desconcertada por el Inquisidor

moral pura cae en desgracia sustituida por

general Torquemada, el cual entrando en el

una moral semítica; embalsamar con una

salón del Palacio, donde los reyes daban au-

ráfaga histórica el aire deletéreo en que fer-

diencia al comisionado judío, y sacando un

mentan pasiones míseras y almas en putre-

crucifijo debajo de los hábitos, lo presentó

facción, es la faz heroica y el gran objeto

exclamando: —“Judas Iscariote vendió a su

de la biografía; porque no siempre es con-

maestro por treinta dineros de plata y VV.

veniente vivir con la actualidad, pues si las

AA. lo van a vender por treinta mil; ¡aquí

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

está! ¡tomadlo y vendedlo! Y dicho esto,

prender la dominación de la inteligencia

aquel frenético sacerdote arrojó el crucifijo

social, con todas las ventajas de una táctica

sobre la mesa y salió de la estancia.

habilísima y sutil, así como cierto encarni-

Poco deben haber cambiado las cosas

zamiento instintivo contra las dificultades,

con la sucesión de Carlos V, el rey delirante

que resuelva y allana con estratagemas de

que en Yuste murió a consecuencia de una

buena o de mala ley. La Hacienda eclesiás-

extravagancia de su locura religiosa, y poco

tica no reconoce principios económicos

también, cuando todavía después de él ve-

sino por una sola faz: por aquella que fa-

mos en el trono a la majestad fanática de

vorece sus intereses, aunque cuando éstos

aquel Felipe II, que con placer infernal aproxi­

prosperen sobre la ruina de los intereses de

maba el combustible a la hoguera en que se

los demás.

abrasaba el cuerpo de algún hereje.

El diezmo desempeñó un gran papel.

Tenía el clero autoridad política, porque

La multitud de contribuciones impuestas

ejerciendo un ministerio que tanto crédito

no sólo sobre lo que producía, sino también

gozaba entonces, organizado el confesiona-

sobre cada uno de los ejercicios y facultades

rio para el espionaje, disponiendo de otros

del pensamiento; las sucesiones hereditarias

medios, en fin, de gran fuerza disciplinaria

arrancadas en la solemnidad de la agonía

y de policía, se hacía necesario su consejo

crucifijo en mano, esto es, puñal en mano,

que tenía prestigio oracular para muchas de

por la desesperación podría decirse de una

las más arduas cuestiones públicas. Tenía

sed mental de riquezas; la inmoderada pa-

significación económica, porque el sistema

sión de aproximarse a la posesión de la hu-

rentístico de la institución ha sido el más

manidad, por el interés y poder del dinero,

hábil para convertir al hombre en el más ge-

todo esto fue más que suficiente para fun-

neroso y complaciente tributario. Tenía una

dar la más absoluta autocracia sobre el lúgu-

grande importancia como cuerpo de letras y

bre imperio de la ignorancia y la indigencia

ciencias porque, en efecto, entre los frailes

de los hombres. ¡Sólo en una consideración

se conservaba el gusto tradicional por el es-

extraviaron su previsión y sensatez estos

tudio y la meditación, así como lo podemos

tiranos del alma, y fue en la de haber creí-

demostrar con esa multitud de legajos, ma-

do alguna vez que su dominación debía ser

motretos y obras escritas, aunque parezca

eterna…!

incomprensible, con la más santa intención y la mayor mala fe del mundo.

Con estos antecedentes, fácil es de comprender, cuál sería la organización de la so-

La Iglesia ha sido siempre una institu-

ciedad colonial. Poco nos ocuparemos del

ción eminentemente práctica y previsora.

sistema puramente administrativo de la

Trabaja en el presente para el porvenir. Su

Nueva España, pues para estudiar la organi-

tendencia absorbente y avasalladora le ha

zación del clero, falta tiempo y lugar.

dado la suficiente capacidad para urdir la

Algún tiempo después de fundada la co-

más sagaz de las organizaciones y para em-

lonia, nos encontramos con cierto número miguel lerdo de tejada

269

270

de órdenes monásticas que fueron aumen-

do ese trabajo, porque hay una manera de

tando a medida que prosperaba la naciente

hacerlas todas, con sólo interrogar en esta

sociedad. Estas órdenes se repartieron el terri-

forma: —¿De quién es este Nuevo Mundo?

torio conquistado, estableciendo verdaderas

—Todo del clero.

jurisdicciones en el terreno intelectual de

Cuando se oyó el primer vagido de la

los habitantes, que entraban a la influencia

libertad, el clero pretendió sofocarlo, derra-

eclesiástica desde su nacimiento y no salían

mando la sangre de nuestros libertadores.

de ella ni aun después de la muerte. La pri-

Poco importaba a la Iglesia que la corona

mera educación se recibió en las sacristías.

española perdiera su dominación en la colo-

Allí la mano del fraile dio consistencia y

nia. Lo que le preocupaba principalmente era

conformación al espíritu de los primeros hi-

no perderla ella. Por esta razón la vemos adic-

jos del país, y luego, en el molde defectuoso

ta a la causa real mientras no disminuyen las

de estos principios se fueron vaciando los

probabilidades contra el éxito; pero cuando

otros espíritus, hasta que en consideración

los acontecimientos prometen seguro triunfo

al número de individualidades y uniformi-

a la causa americana, entonces, almidonando

dad de ideas, llegaron a constituir un verda-

su primer puesto, embozada en la capa de la

dero carácter nacional.

traición, se acerca a nuestro campo y sorpren-

Estamos en 1810. Han pasado trescien-

de la magnanimidad de un grande hombre...

tos años. ¿Qué lee ese niño en la escuela?

y queda consumado el perjurio. ¡Lástima que

¿qué aprende ese joven en el Seminario?

la independencia de México, ese lance atre-

—El primero lee la doctrina, el segundo

vido de la libertad, haya terminado con un

traduce el Breviario, el Concilio de Trento,

paso ridículo de maroma! La espada que pasó

el Catecismo de Pío V; aprende latín y teo-

de las manos de Hidalgo a las de Morelos, y

logía, teología y latín. —¿Quién pone esos

de éste a las de Guerrero, no necesitaba pasar

libros en las manos de la juventud? —El cle-

a las manos impuras que el retroceso ofrecía.

ro. —¿De qué familia es ese párvulo, y aquel

Para consumar su obra inevitable sólo espera-

infante y aquel adulto y el de más allá? —

ba recibir la última unción del patriotismo:

(A media voz): Del padre fulano… De Fray

la de un poco más de sangre heroica. Pero no

mengano.... Del canónigo zutano, etc., etc.

fue así, y ¡qué mal sienta la espada del ángel

—¿De quién es esa Iglesia, y aquélla, y mil

en las manos de Caín!

iglesias más? —¿De quién es ese edificio,

Estamos en 1821. Los verdaderos héroes,

esa hacienda, esa fábrica? Y para todas estas

los mártires de nuestra independencia, casi

preguntas, para todas las que se ofrezcan, y

quedaban relegados al olvido y como oscu-

por variadas que sean las formas en que se

recidos ante la figura del héroe oportunista, he-

presenten, siempre la respuesta será la mis-

cho grande a fuerza de repiques y escándalo

ma: —“Del clero”. Sí, del clero. Ociosamen-

frailesco.

te hemos formulado el largo interrogatorio

La libertad por la cual murió Hidalgo, la

que precede. Podíamos habernos ahorra-

libertad de Allende, la de Morelos y Guerre-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

ro, no se cumplió sino en parte. Desde lue-

Dios como una parte contratante de aquella

go nos emancipamos del gobierno español,

especie de aparcería legal.

pero nada más, porque quedamos todavía

Era en vano preguntarle al pueblo si la

bajo el gobierno clerical. De esta manera el

casa que habitaba le pertenecía. Nada de

fraile malogró, hizo inútil, la mitad de la

eso. El pueblo era un inmenso inquilino del

sangre derramada por nuestros libertado-

clero, porque éste poseía la mayor parte de

res. De este modo, en fin, preparaba como

las propiedades urbanas. Se trabajaba para

una segunda edición de la terrible obra de

la prosperidad y engrandecimiento de la

independencia encomendada al empuje

iglesia.

de una generación que entonces empezaba a germinar.

Pero cuando en un país se esteriliza el capital la necesidad muere, y muerta ésta

Dejemos andar el tiempo. Decir tiempo

el progreso es imposible; porque la vida de

es decir trabajo incesante, es decir labor infa-

un pueblo está en razón directa del trabajo

tigable para el clero. Es como la madrépora

de que es capaz, y porque si es cierto que el

que trabaja en el fondo del mar. Cada día

capital es el músculo del progreso, la nece-

corresponde a algún progreso secreto y cuan-

sidad es su nervio. Un pueblo inmóvil, por

do el navegante se da cuenta de su obra, es

extenso que sea, gasta y consume poco. Un

porque ha encallado la nave en el funesto

Hércules por su musa, es un infante por su

arrecife, que aparece sobre las olas como un

nutrición; un árbol secular por sus propor-

oscuro triunfador de las profundidades.

ciones, es una enredadera por la savia que

Así apareció el clero en 1821; así, hizo

corre en sus tejidos.

encallar la revolución salvadora de 1810; así,

El clero, monitor intelectual de los pue-

sobre nuestra historia se ha levantado, en

blos que fanatiza, necesita siempre inspirar

fin, roca maldita sin faro y sin hoguera, don-

desprecio a las riquezas, odio al lujo, rencor

de encontraron, y encontrarán el naufragio

por las comodidades y fomentar preocupa-

las libertades patrias dirigidas por inexper-

ciones adversas a todo lo que es novedad.

tos luchadores.

Las sociedades formadas así están des-

Estamos en 1856. ¿Qué era el país en-

tinadas a un desarrollo imperfecto; a no pa-

tonces? Era una colonia teocrática. Por cada

sar de un estado infantil, ya que la infancia

habitante un fraile, por cada fraile una igle-

está caracterizada por la sujeción en que

sia; por cada iglesia un rebaño y por cada

vive, por la imprevisión, por la oscuridad de

rebaño cien trasquiladores.

su numen y por el abandono de todos los

Teníamos algunos agricultores en los

recursos que la madurez emplea para su be-

campos; pero como las tierras son de Dios,

neficio. Así la sociedad colonial llegó a su

había necesidad de pagar el tributo fuerte,

mayor edad en una época que para las so-

establecido por la costumbre religiosa. Y así

ciedades actuales significa estar en la niñez.

se pagaba, ya que los ministros de la reli-

Agotada la fuerza a que se debe el des-

gión no tenían inconveniente en hacer de su

envolvimiento de un organismo ya sea inmiguel lerdo de tejada

271

272

dividual o social, se puede asegurar que el

Pero no fue esta la libertad que movió

pueblo o el individuo principian a envejecer.

corazones, como aquellos que palpitaron

Todo lo que el clero podía alcanzar era reunir

para ella y dejaron de latir en sus aras. No,

los medios de sostener las últimas fuerzas

la que alcanzamos en 1821 no fue otra cosa

vitales ahorrando el uso de ellas, dando así a

que una independencia oficial. La vieja España

la sociedad una existencia artificial y lenta,

no había hecho otra cosa que interrumpir

como la que se llega a producir en ciertos

sus funciones administrativas en esta Espa-

estados patológicos que se hacen crónicos y

ña nueva, hecha a imagen y semejanza de

dilatan la vida del enfermo.

su progenitora.

Todo lo que vive está condenado a una

Al acabar el imperio de la dominación

pena ineludible; la pena de muerte. Las ideas

española en América quedaban los países

de una época están vinculadas a una multi-

emancipados bajo la tutela de su principal

tud de intereses sociales en que arrojan ancla

hechura: la Iglesia. Independizarnos de ésta;

las instituciones empujadas por la corriente

tal es la síntesis de todas nuestras luchas, de

de los acontecimientos, contra los que se

todos nuestros esfuerzos, y en fin, de todas

oponen esos intereses por motivos de propia

nuestras convulsiones políticas. El clericalis­

conservación. Esas metamorfosis de los pue-

mo, he allí el enemigo; esta es una frase feliz,

blos tienen una vanguardia de audaces para

porque corresponde a los sentimientos de

los cuales siempre es oportuno el momento

muchos seres que han llegado a comprender

histórico, así como también una retaguardia

el verdadero origen del malestar público. Así

de timoratos para quienes nunca es tiempo.

pueden parodiar los aludidos las palabras del

En nuestro país hemos visto bien caracteri-

tribuno francés y decir entre nosotros La Re­

zados estos extremos. Las ideas políticas han

forma, he allí el enemigo, y pueden tener la más

sido en México como la fuerza magnética de

perfecta razón que nosotros no pretendere-

un imán respecto a las moléculas del hierro.

mos negar, porque en efecto, siempre habrá

En la polarización política, los elementos de

rivalidad entre el ayer y el mañana. Pero diga

partido se han agrupado al derredor de las

la historia si al porvenir es a quien toca de-

causas a que obedecen, y esos elementos han

poner las armas; diga si el progreso puede

sido siempre tanto más numerosos cuanto

sin desdoro dejarse matar por la mano con-

más distantes se encuentran del medio y más

servadora del pasado, diga si puede resignar-

se aproximan a los extremos.

se a esa esterilidad impuesta; si es posible,

“Todavía no podemos ser libres”, dice la

en fin, si tiene derecho a desperdiciar una vi-

gente afiliada al retroceso; y “yo, responde

rilidad que trae fines que cumplir, polem de

la voz del progreso, aseguro que ya debe-

las generaciones intelectuales y renuevo

mos ser independientes”. Y de la encarniza-

de las sociedades gastadas; diga esto, y al con­

da oposición de estas dos creencias resulta

testar negativamente porque es una verdad

nuestra lucha de emancipación y el glorioso

ineludible, se habrá declarado la sanción de

nacimiento de la libertad en 1810.

la causa más grande y más santa: la causa

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

de la civilización. Por eso subyuga nuestra

extraordinario corresponde a un prolongado

admiración esa marcha imponente del pro-

descanso social, como compensación de los

greso y por eso hemos venido siguiendo

esfuerzos que la patria gastó desde los pri-

desde muy lejos, la genealogía de un pensa-

meros instantes.

miento trágico y terrible: el pensamiento de

¡Oh naciones latinoamericanas! ¡Oh

la Reforma. Pero ¿qué quería decir Reforma,

pequeñas hermanas de esta patria joven

qué fines prometía, qué consecuencias debía

como vosotras! Acordaos cuando os encon-

producir?

tréis batallando en el porvenir como noso-

Para contestar a los puntos de esa pre-

tros en 1856, acordaos que aquí tuvisteis

gunta diremos que Reforma significaba hacer

vuestros primeros héroes, porque vuestros

un México accesible al progreso; modernizar

son los que supieron aquí sacrificarse por

(perdón por el neologismo) esta sociedad

una causa que no es exclusiva de este país

construida con todos los vicios de las an-

sino de todos aquellos que han nacido en

tiguas formas. Para tamaña empresa había

tierra americana, trayendo en sus venas y

necesidad de conmover el edificio social has-

en su espíritu esas tendencias hereditarias de

ta sus más hondos cimientos; no podíamos

raza, de que nos queremos desprender aun-

aprovecharnos de ninguno de los materiales

que para conseguirlo destrocemos el seno

que entonces se ofrecían, porque significaría

en que se arraigan. Acordaos de que si en

esa conservación la subsistencia de funestos

el camino que estáis llamados a cruzar en-

elementos que tarde o temprano habría ne-

contráis menos asperezas que combatir, es

cesidad de demoler.

porque aquí han abierto la brecha héroes ge-

La institución religiosa en México había

nerosos, impulsados al holocausto más que

logrado por medio de una asimilación lenta

por la esperanza de una glorificación póstu-

pero constante, absorber al Estado, cuyas fun-

ma por la instintiva necesidad del sacrificio.

ciones no eran entonces sino algo así como un

La simple enunciación de que la Iglesia y

ramo de la administración eclesiástica.

el Estado eran independientes entre sí, era lo

El principio de Estado, en el orden social,

mismo que no decir nada. El principio traía

había pasado ya por todos los periodos de

como consecuencia directa y necesaria, esa

formación, y necesitaba salir ya de la tutela

sucesión de disposiciones prácticas consig-

teocrática bajo la cual parece haber quedado

nadas en las Leyes de Reforma, contra las

después de los acontecimientos de 1821.

cuales vimos levantarse la reacción más

Desentrañar al Estado de la Iglesia, era

enérgica.

una empresa que medía la virilidad de aque-

Separar a la Iglesia del Estado, era quitar

lla generación vigorosa, que casi ha desapa-

a la primera los atributos que del segundo se

recido ya en la tumba a que ha bajado entre

había atribuido. Despojarla de esos atribu-

las maldiciones de los ángeles caídos…

tos era lo mismo que levantar frente a fren-

Todavía no hemos llegado a comprender

te una institución libre con la cantidad de

todo lo que significa esa época cuyo empuje

poder social capaz de resistirle, y como para miguel lerdo de tejada

273

274

un mismo gobierno no pueden coexistir dos

fatigables que no vacilaban en trasplantarse

fuerzas, dos voluntades distintas, el conflic-

al Nuevo Mundo en busca de conciencias

to fue necesario: la subordinación de alguna

dóciles, para colonizar con ellas podríamos

de esas instituciones estaba indicada. Ser o

decir ese campo de institución, que tiene a

no ser, ésta fue la cuestión de la Reforma.

Roma por único centro y Capital. Cuando

Digno es de llamar la atención sobre las

una tierra es de especulación, no puede ser

razones sociales que presiden de una mane-

patria de nadie; así como no puede llamarse

ra silenciosa en estos acontecimientos, que

compatriotas a los esclavos que están bajo

por sus formas hasta hoy ofrecen la especia-

la servidumbre de un señor. Por tal razón,

lidad de ser una revolución nuestra.

México, será la patria de los mexicanos, mas

Ningún país de Europa ha tenido necesi-

no del fraile, que siempre ha manifestado

dad de hacer lo que nosotros hemos hecho.

desprecio por nuestra nacionalidad y parece

Por mucho tiempo la crítica gritó la injus-

vivir entre nosotros bajo el estandarte pa-

tificación de aquella guerra. Disimulemos

pal. Por eso es exacto decir que el verdadero

el error; Europa todavía no nos puede com-

autor de la transformación reformista, fue

prender. Puede ver exageración en el ejercicio

el mismo clero. Cuando ese clero dominan-

de una soberanía febril, y juzgar innecesario

te formó con los hijos del país un clero colo-

lo que llaman extremos de un poder ávido de

nial, entonces se hizo también, conservan-

funcionar. Puede creer que el poder en nues-

do una jerarquía aristocrática: el clero alto

tras manos, produjo entonces el impaciente

y el clero plebeyo, éstos para los trabajos de

anhelo del niño que en los primeros días de

la religión, aquellos para los placeres de la

la posesión de un fusil, por ejemplo, satisface

dominación, éstos para el sacrificio de la mi-

su entusiasmo descargándolo sobre las pren-

sión profesional, aquéllos para aprovecharse

das domésticas y destrozando los útiles de

de esos sacrificios y cubrir con manto de ab-

la habitación. Nosotros podemos contestar

negados un fondo de viciosos; los primeros

que si Francia, Inglaterra, etc., no han hecho

para cultivar, a manera de peones del sacer-

cosa igual, es porque ha faltado la necesidad.

docio, la viña clerical, y los segundos para

El clero francés, ante todo es francés y cuan-

atesorar a manera de dueños de la tierra los

do la alternativa lo reduce al extremo, ama

beneficios positivos del trabajo ajeno.

primero a Francia y luego a Roma. Entre

Sacerdote y mexicano son dos ideas que

nosotros por el contrario: cuando el fraile

no pueden conciliarse: que se mantienen en

vino al Anáhuac, vino ya con una patria en

oposición por los fines mismos de la insti-

el corazón. Así es que no trajo otra misión

tución. La prosperidad del clericalismo en

que la de conquistar también. Fray H., por

México tiene una condición irremediable:

ejemplo, era un Cortés de crucifijo.

la ignorancia y esclavitud de nuestra tierra.

Trajo una patria, la de sus fines; patria

Cuando el sacerdote no ha querido dejar de

común a todos los religiosos, y de la cual

ser mexicano, ha resultado un Hidalgo, un

sólo ellos eran ciudadanos, ciudadanos in-

Morelos un Matamoros, etc.; pero entonces

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

el clero lo ha maldecido desde el púlpito, lo

el clero, ocupaba las inmensas riquezas, de

ha procesado, lo ha degradado, y en fin, lo ha

que más tarde se le privaría, por la acción

inmolado.

de una ley posterior. La Ley de 25 de Junio,

Dejar de ser sacerdote para ser mexi-

ordenó la enajenación de todos los bienes

cano, es para la iglesia como dejar de ser

raíces, que no estuvieran dedicados inme-

apóstol para convertirse en Iscariote, ya que

diata y directamente al servicio de la insti-

este nombre quiere decir “traidor”. Pero la

tución. El clero no podía poseer bienes raí-

historia no habla así: ella nos demuestra

ces, pero todavía así, le quedaba el derecho

por el contrario que los que han preferido

sobre las cantidades efectivas que resultaran

ser mexicanos antes que sacerdotes, han

de la enajenación; es decir se le permitía aún

dejado de ser Iscariotes para convertirse en

la capacidad de ser opulento y poderoso.

apóstoles de su patria. Si México, pues, tuvo

Como una transición de las ideas en el curso

una Reforma, es porque ha sufrido una do-

de su perfección, la de Ley de 1856, tiene su

minación sui generis. Jamás pueblo alguno

razón de ser. Pero considerada bajo el punto

ha tenido una tiranía como esa ni ha con-

de vista político, revela en sus disposiciones,

tado grandezas de la original heroicidad de

algo así como un paso vacilante, como una

las nuestras. Entre esas grandezas está la del

obra en que se ha querido contemporizar

hombre que hoy evocamos en esta biogra-

con un enemigo temible.

fía, no de los actos de su vida social, sino de

La Ley de 25 de Junio de 1856, es la que

la vida de aquel grandioso pensamiento que

más puede atribuirse a D. Miguel Lerdo de

concibió la revolución social de 1856, cuyas

Tejada. Es obra suya por excelencia. Fue el

tendencias son como el retrato patriótico de

primer barretazo que la revolución dio al

un gran talento nacional.

viejo edificio social. La gloria que resulta

No bastaba declarar la independencia de

de todos los beneficios económicos de la

las funciones del clero y de la nación, para

desamortización, le pertenecen, y aun más

que el Estado y la Iglesia resultaran realmen-

cuando vemos esos bellísimos jardines de

te independientes entre sí. El vínculo debía

la Capital, formados a fuerza de costosas

cortarse por donde más oprimía: es decir, por

transformaciones, cuando vemos que so-

aquel punto que se refería a la cuestión eco-

bre los sitios en que antes se levantaban

nómica. Para esto era necesario desamortizar

los muros sombríos de un convento, pasa

primero, los cuantiosos caudales que el clero

hoy triunfante la espléndida avenida, for-

había acumulado desde la Conquista, y este

mada por una sucesión de edificios en que

fin es el que se propuso D. Miguel Lerdo de

se han prodigado todas las coqueterías de

Tejada en su Ley de 25 de Junio de 1856.

una arquitectura agradable y pintoresca, no

No era un golpe decisivo, pero de este

podemos menos que preguntarnos a quien

modo se aflojaba digamos así, la resistencia

se deben tan profundos cambios, y cuando

de una propiedad secular; se relajaba el vi-

comprendemos que todo es obra de la inicia-

gor de aquella mano sólida y fuerte con que

tiva y el interés individual, que sustituyó al miguel lerdo de tejada

275

interés impersonal de las antiguas corpora-

firma del Señor Lerdo de Tejada. Pero tene-

ciones, cuando observamos todos los mila-

mos que ser imparciales; en la elaboración

gros realizados por la competencia, que sur-

de esa última ley, el Señor Lerdo, figura es

gió sobre las ruinas del antiguo monopolio,

cierto, pero estuvo muy distante de signifi-

estéril y monótono, evocamos el genio del

car tanto como en la anterior. Todavía más;

hombre a quien nadie recuerda para agra-

parece que no tuvo completa fe en la efica-

decer este inmenso progreso del arte en que

cia de una disposición que le pareció tal vez

tanto influyó su genio transformador.

una imprudencia del poder, y quien sabe si

Por todas partes ha dejado Lerdo la eterna huella de su inteligencia y su acción.

276

hasta una inconsecuencia de sus facultades. El carácter progresista del hombre que

Un viejo obrero nos decía en cierta ocasión.

nos ocupa, le impulsó sin embargo a coo-

—“Mire usted que las casas están ahora

perar racionalmente en la implantación de

por las nubes. Allá por los años de 55 a 56,

aquel orden de cosas, cuya necesidad calcu-

ocupábamos una vivienda que nos ganaba

laba pero no sentía; la ley tenía acceso en

cinco pesos al mes. Hoy, he preguntado por

sus ideas, pero estaba fuera de la conformi-

el precio de arrendamiento de la misma casa

dad de sus sentimientos. Ahora bien, ¿era

y ¿cuánto piensa usted que me han pedido?

justo y legal, expropiar los bienes del clero?

—¿Cuánto? —Veinticinco pesos señor mío,

El establecimiento de las corporaciones re-

veinticinco”. Y de sentendiéndonos de los

ligiosas en la Colonia, reconoce por origen

comentarios en que se desató nuestro inter-

la voluntad del soberano, cuyo consenti-

locutor, con transportes de escándalo y ad-

miento tácito o expreso era consecuencia

miración, vimos surgir como secreto mara-

de lo que en términos monárquicos lleva el

villoso del fenómeno económico aquella ley

nombre de regalía. Las asociaciones religio-

famosa que arrancó a la Iglesia, una propie-

sas construidas sobre una filosofía absoluta-

dad, en sus manos estancada e infecunda.

mente distinta a la que dominaba en los ce-

Con la Ley de 56 la Reforma había dado

rebros de Reforma, no podían desprenderse

su primer paso. Mucho faltaba para con-

de los principios sociales que precedieron a

cluir la obra: el clero tenía aún una gran

su formación. Con estos antecedentes ante

dosis de fuerza social para estorbar los fines

una generación rezagada, inmovilizada so-

progresistas; contaba aún con una interven-

bre las doctrinas y teorías de su origen, y

ción directa en ciertas funciones públicas y

otra, que había subido paso por paso, y se

poseía recursos pecuniarios con que mover

encontraba siempre en el último peldaño de

fuerzas en contra de la autoridad, y enervar

su tiempo, era fácil de prever el conflicto. La

su acción. La necesidad estaba pues señala-

atmósfera del pasado era insuficiente para

da; fuerza era suprimir las corporaciones re-

que pudieran prosperar ideas tan vigorosas

ligiosas y nacionalizar los bienes que el clero

como las que pretendía sembrar la mano

administraba. Así lo hizo la Ley de 12 y 13

de la revolución, y a su vez la atmósfera del

de Julio de 1859, en que aparece también la

progreso ofendía con su abundancia de gér-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

menes, la delicada constitución de las anti-

la masa social, y amontonado en poder del

guas costumbres. La cuestión era pues, de

clero, por el sudor de las generaciones colo-

vida o muerte. En la naturaleza las nuevas

niales y de cuarenta años de exacciones en

generaciones zoológicas se levantan sobre

la sociedad independiente? Era indudable: la

los despojos de aquellas a que se suceden;

nacionalización fue una necesidad orgánica,

en las sociedades, las ideas necesitan devorar

porque así como hay en el orden natural

ideas, y de la lucha que de tiempo en tiempo

leyes que hacen volver al polvo, el polvo de

empeñan aquéllas, resultan los héroes, y las

los organismos muertos, en el orden político

grandes instituciones de los pueblos.

también hay leyes que devuelven a los pue-

De esa lucha nació la Independencia y

blos las fuerzas públicas que las manos muertas

luego la República en México. Bien podía

esterilizan. Tales son los antecedentes socio-

el clero no estar conforme con ellas; el cle-

lógicos de la Ley de 1859, que no hizo con los

ro no es el pueblo, y aun hemos visto que

bienes amortizados por el clero, sino cumplir

puede significar todo lo contrario: pero la

algo así como este momento social: “del pueblo

democracia era ya un hecho, la emancipa-

eres y al pueblo tienes que volver”.

ción de 1810 había traído por consecuen-

Pero si todavía no fueran poderosas es-

cia necesaria la República, y la República

tas razones, no faltarían para justificar al

no fue otra cosa que la proclamación de un

gobierno que decreta la ley de expropiación,

nuevo soberano: el Pueblo. El soberano de-

la ley incontrovertible de la conservación

mocráticamente representado, disolvió en

del pueblo para cuya ruina se esgrimía esta

1859 lo que había formado en trescientos

arma terrible: la riqueza clerical. Todos te-

y más años el soberano representado en

nemos derecho de destinar a nuestros ene-

la persona de Su Católica Majestad. Nada

migos; y bien lo sabe la historia, no fue con

más lógico; las cosas desaparecen por la

acciones miserables como el brazo liberal

misma ley que les ha dado existencia. Si

desarmó al conservador, sino leal y heroica-

el soberano es quien tiene potestad de dar

mente, recibiendo en el corazón heridas tan

leyes, nadie puede negarle la potestad de

hondas como los asesinatos de Ocampo, Va-

derogarlas si así conviene a sus intereses.

lle, Degollado y Comonfort, en tanto que el

La disolución de las corporaciones trae con-

clericalismo expiaba el descanso de la Patria,

sigo la de la personalidad jurídica, a la cual

que asaltó por la espalda, con la traición in-

se atribuían ciertos derechos. En tal virtud el

concebible de una intervención extranjera

dominio de los bienes vacantes, ¿á quién de-

que tuvo un buen epílogo: El Cerro de las

bía pertenecer si no al pueblo, que es la gran

Campanas.

personificación jurídica de quien se origina

¿Hemos dicho todo lo que significa en-

el derecho que existe, y en quien se confun-

tre nosotros la Reforma? Nada de eso; ni lo

de el derecho que no tiene personalidad?

hemos dicho, ni nos es posible en estas con-

Además, ¿de dónde procedía aquel in-

diciones. Hemos indicado ligeramente que

menso capital? ¿no fue acaso extraído de

la concepción heroica que resulta de todas miguel lerdo de tejada

277

las necesidades sociales de aquellas épocas,

tra Constitución para convertirlo en su egi-

de todos los fines que se propuso, de todos

da cuando la arbitrariedad ha querido hacer

las hazañas realizadas, de todas los ideales

en alguna ocasión con ella, lo que ella auto-

que la impulsaron, corresponde a un acon-

rizaba tantas veces en otras épocas contra

tecimiento que tuvo lugar, no por la índole

los pueblos. En este adelanto, desempeña

arbitraria de los hombres que figuraron en la

un gran papel la conveniencia: Hidalgo murió

epopeya, sino en razón de una gran necesi-

excomulgado en 1811… ¿pero subsiste aca-

dad, moral, intelectual y física. Después de

so la excomunión? Indudablemente que no;

la Reforma, México es un pueblo que había

en ochenta años el pueblo ha despertado a

llegado a la pubertad.

la gratitud, ama ya a su libertador, y buen

Rotos los lazos que detenían al progreso,

cuidado tendrá el fanatismo de identificar-

ha tenido fuerza para todo: esta es la mejor

se con los que le maldijeron ayer. Ahora…

prueba: también la Iglesia adelanta. Al prin-

también la bandera religiosa felicita en su

cipio, tenía un sermón subversivo para cada

día, desde lo más enhiesto del asta, al viejo

ley liberal, una maldición para cada triunfo,

excomulgado. Así sucederá con los héroes

una excomunión para cada patriota y un pa-

de la Reforma, aunque parezca incompren-

tíbulo para cada héroe derrotado. Pero al fin

sible. Dentro de cien años pasará el extran-

ha mitigado la hostilidad de sus rencores y ha

jero frente a la gran Basílica preguntando:

establecido para no perderlo todo, una tarifa:

¿Por qué está el pabellón a media asta? Y

la contenta. En ella constan los precios que ha

entonces se le dirá: —Hoy es el centenario

puesto la Iglesia a su conformidad. ¡Ola! ¡con

de la muerte de D. Miguel Lerdo de Teja-

que también eso se vende? ¿cómo se entien-

da. Algunos años más, y entre los repiques

de ser constitucionalista, y obtener el perdón

a vuelo de todas las campanas, la multitud

religioso mediante una cantidad de dinero?

que llena las avenidas, la actividad y anima-

Es muy curioso pensar, que D. Miguel

ción de una hermosa festividad que la Igle-

Lerdo de Tejada, no obstante y ser uno de

sia y el Estado habilitan de extraordinaria,

los más encarnizados enemigos del clero,

veremos pasar no al harapiento papelero de

podría hoy alcanzar lo que le está perpe-

nuestros días, sino a un vendedor de periódi-

tuamente vedado al infeliz escribiente de

cos más digno de una prensa ilustrada, que

un ministerio cuyo delito consiste en haber

grita para excitar la atención del transeúnte:

jurado una Constitución que tal vez ni co-

“La Canonización de Don Benito Juárez, a

noce. Pero es un paso hacia la Constitución,

centavooo…”

un paso torcido es cierto como todos los que

278

se dan cuando se marcha, oponiendo la im-

***

potente voluntad, a la fuerza incontrastable

Tantas maravillas, que el presente nos em-

que la arrastra.

pieza a señalar, y más tarde confirmará el

Aún hay más; muchas veces la hemos

porvenir; tantas novedades como se ofrecen

visto extender el destrozado manto de nues-

hoy, abriendo horizontes completamente

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

extraños y nuevos, de dónde han resultado,

un detalle que a más de no ignorarse ya, nos

si no de esa Reforma, de ese levantamien-

parece poco necesario para conocerle bien.

to social que desde el fondo de un piélago

Hemos biografiado un pensamiento.

tempestuoso de sombras, ha suspendido el

¿Donde nació? pues no ha sido en ninguna

continente intelectual de un pueblo para

aldea, villa población ni capital.

presentarlo al sol…?

Si la civilización tiene una ciudad ideal,

Es un inconveniente para las biografías

Lerdo es uno de sus más distinguidos ciu-

lacónicas, que la vida de los hombres ten-

dadanos. Allí nació, allí vivió, y allí vive

ga hechos tan complejos y trascendentales

aún, porque esa es la tierra natal de los

como el que nos ha ocupado hoy. La síntesis

inmortales.

no nos satisface: y es tanta nuestra debilidad, que apenas si podemos recorrer más, después de habernos agotado con la ascensión fatigosa, hacia estas cumbres gloriosas, desde cuyas alturas se ven tan pequeños esos rasgos menudos de la biografía vulgar. Ni hay necesidad de decir más. Decir en dónde nació D. Miguel Lerdo de Tejada es

Gabriel González Mier El Sr. Lerdo fue dos veces secretario del Despacho de Hacienda y Crédito Público. La primera en Ayutla bajo la Presidencia de Comonfort, y la segunda en 59 y 60, formando parte del gabinete de D. Benito Juárez. Falleció en Tacubaya a las 2 p.m. del 22 de Marzo de 1861, siendo 3er. Magistrado de la Suprema Corte y uno de los candidatos más próximos a la presidencia de la República. Sus restos yacen en San Fernando.– (N. del A.).

D. JosÈ MarÌa Ch· vez 1812-1864

Hace

y nueve años, en el rancho

el torrente de los sucesos, D. José Francisco

del Alamito, perdido al Sur del Estado de

Chávez se dirigió a Aguascalientes en 1818.

Aguascalientes, D. José Francisco Chávez y

Aguascalientes, pueblo entonces peque-

Da. Victoriana. Alonso, tuvieron un día de

ño y codiciado, era uno de los lugares más

júbilo: el 26 de Febrero de 1812 nació su hijo

tranquilos en medio de la lucha; la guerra

José María. La familia, consagrada entonces

por otra parte languidecía: Hidalgo, More-

a la agricultura, era ilustrada; por lo mismo,

los y Mina habían muerto, y Guerrero y sus

luego que el niño fue creciendo, tuvo rudi-

inmortales compañeros se encontraban de-

mentos de cultura, e hicieron que en su cere-

masiado distantes en el Sur, aunque comba-

bro infantil se alternaran los serenos paisa-

tiendo siempre; nada hubo pues de extraño

jes del campo y de las faenas rurales, con los

en que el niño, recién llegado del rancho del

serios pensamientos de los libros. Los paseos

Alamito, pudiera acabar su instrucción ele-

en el carro decrépito del que tiran enormes

mental en una escuela de primeras letras de

bueyes; la perspectiva monótona del campo,

la ciudad. No habiendo ningún colegio su-

bajo el cielo lleno de luz, y el trato diario con

perior y teniendo una vaga afición por las ar-

burdos pero honrados rancheros, contribu-

tes manuales, no hubo tampoco nada de ex-

yeron acaso para dar a aquel niño esa tran-

traño en que, acompañado por su hermano

quilidad, esa eterna fantasía y ese espíritu

Ignacio, fuera a una carpintería y aprendiera

democrático que lo acompañaron hasta la

el arte que aprendió en sus tiernos años, el

muerte. Mientras la revolución gloriosa de

mártir Jesús. Pero pronto no hubo ya qué

1810, cubría al país de sangrientos despojos,

enseñarle del oficio, puesto que corregía los

sintióse removido el suelo por todas partes,

trazos de su maestro, y en una vieja cochera

la agricultura era abandonada y los habitan-

al extremo de la ciudad, cerca de la iglesia

tes de los campos corrían a la guerra o se re-

del Encino, estableció, con algunos de sus

fugiaban en las ciudades. Empujado así por

hermanos y con su padre, un taller, donde se

setenta

˜ 281 ˜

282

hacían carros y se labraban verdaderas obras

ron pronto un centro fabril, convirtiendo el

artísticas de tornería. El niño convertido

partido de Aguascalientes en uno de los pri-

en joven, veía sin embargo todo esto como

meros del Estado. Ahora bien, así como las

pasajero, mientras los martillos hacían tem-

celdillas de un organismo, desarrollándose,

blar las tablas donde los clavos se hundían;

se dividen; y así como constituye una nue-

mientras él mismo manejaba, desnudos los

va celdilla cada una de las partes separadas;

brazos, la sierra de brilladores dientes; en

así también, en la organización política, de-

tanto que sus pies amarilleaban con el serrín

sarrollo es sección, porque, para que haya li-

de la madera, él soñaba, soñaba siempre.

bertad y progreso, se necesita la fragmenta-

La Independencia había sido hecha ya,

ción territorial y la administrativa. Por esto

Aguascalientes era un partido del Estado de

nacieron y se vigorizaron en Aguascalientes

Zacatecas, y en él, el Jefe Político Guzmán,

las ideas de apartarse de Zacatecas, y D. José

auxiliado por el padre de nuestro biografia-

María Chávez las defendió en el círculo de

do, de sus escuelas y empezaba a difundir

sus amigos. Se afirmaba que Aguascalientes

las ideas liberales. Con qué placer D. José

es por excelencia un país agricultor, mien-

María Chávez oía hablar de todo esto, y,

tras que Zacatecas es minero y que no podía

continuando en sus ensueños, se imagina-

el gobierno de este último satisfacer debi-

ba fundar una inmensa fábrica donde los

damente las necesidades disímbolas de su

trabajadores se convertirían bajo su voz en

territorio. Las rencillas estallaron; el movi-

hombres ilustrados y sin vicios. La juventud

miento hizo entonces su evolución y fue así

le trajo también otras ideas; una hermosa

como gracias a Santa-Anna y después de va-

niña de ojos oscuros, cabello sedoso, blanca

rios incidentes, aquel Partido se convirtió en

tez y rojos labios, aparecía muchas veces en

Departamento el 30 de Diciembre de 1836.

medio de sus ensueño. Ella le pagó con amor

Los resultados de esta transformación

su afecto, y una mañana, la hermosa donce-

fueron al principio desfavorables. Disgusta-

lla, que se llamaba Rosario Mendoza, unióse

dos algunos capitalistas desviaron de Aguas-

en matrimonio a D. José María Chávez ante

calientes sus caudales; disminuyó la activi-

el altar lleno de luz de una iglesia.

dad fabril y comercial de la ciudad cerrándose

Esto pasaba en 1830. Muchos ricos za-

fábricas y casas de comercio, y la situación

catecanos venían a veranear, buscando en

se hizo difícil, agravada por el trastorno que

los jardines y en las huertas de Aguascalien-

afligía a toda la República y por las luchas

tes el dulce clima que no encontraban en su

entre liberales y conservadores. Las leyes de

fría capital minera; empujados otros por el

Gómez Farías que preludiaban las de Refor-

terror que producían en el Norte los indios

ma, despertaron, a pesar de su duración efí-

salvajes, llegaron también, fundaron fábri-

mera, muchas ideas progresistas y también

cas y de la ciudad que al principio no fue

luchas tremendas en el país entero. Pero la

sino un centro agrícola del plano inclinado y

autonomía relativa de Aguascalientes vigo-

fértil que por el Sur rodea a Zacatecas, hicie-

rizó la iniciativa individual tan fecunda en

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

progresos y fue así como por la ley socioló-

bueno, despertando en su imaginación los

gica de que los gobiernos locales reproducen

recuerdos infantiles.

en pequeño las condiciones del gobierno

Su fama de honradez, de laboriosidad y

central, se precisó mejor la tendencia pro-

de inteligencia se extendía, y debido a ella

gresista de unos y la conservadora de los

fue llamado para organizar la hacienda de

otros, como se había precisado en la capital

Trancoso. Su renombre también hizo que se

de la nación.

le pidiera en 1846 el que levantara en la Ha-

Entre los liberales del Departamento

cienda de la Laguna una fábrica de hilados

empezaron a descollar D. Julián y D. José

y tejidos, y la fábrica La Zacatecana surgió

María Chávez, así como D. Jesús Pérez Or-

así bajo su dirección. Pero en 1847 volvió de

tigoza, amigo de ambos; y como el centra-

nuevo el patriota obrero a Aguascalientes

lismo se hacía cada vez más poderoso en la

con su familia. Cuando los Estados Unidos

República después de las bases orgánicas

mandaron a México sus ejércitos, un peque-

de 36, y como aún existía en los políticos de

ño grupo de mexicanos se aprestó al com-

aquella época, el sueño de cambiar la situa-

bate figurando en él un cuerpo de aguasca-

ción de un solo golpe como por la varilla

lentenses, organizado algunos años antes,

de un mago, destruyendo a la tiranía, los

que se batió en Monterrey y en la Angos-

liberales de Aguascalientes enarbolaron un

tura. Vino al valle de México peleando en

momento la bandera de la revolución, ca-

Padierna y fue destrozado por las balas ex-

yeron de noche sobre el cuartel, lo tomaron

tranjeras. Pero en la hora del combate como

audazmente y proclamaron al siguiente día

después de la lucha, fue en Aguascalientes la

la nueva era. El triunfo era utópico: pron-

voz de la patria herida y demandando justi-

to se aprehendió a los jefes del movimiento

cia, D. José María Chávez, que acompañado

y en cuerda y afrentosamente se les condujo

por algunos escritores, cooperó mucho para

en 1839 a México, encerrándolos durante

reanimar la llama entonces espirante del

un año en la antigua cárcel de la Acordada.

patriotismo.

De este modo inició D. José María Chávez

Los efectos tristísimos de aquella lucha

su carrera en el partido liberal. No empezó

se hicieron sentir en Aguascalientes, más que

oyendo himnos, sino insultos. Pero si los

en otros lugares de la nación. Porque Aguas-

ambiciosos cambian sus ideas cuando ven

calientes había luchado por evitar la paz de

que la tormenta de la opinión entolda su

48; porque había sido vencido, porque se le

cielo, los convencidos las defienden hasta la

redujo de nuevo a la condición de partido de

muerte. Así el patriota derrotado continuó

Zacatecas. Los liberales y entre ellos D. José

por su primer sendero; volvió a ser el arte-

María Chávez reclamaron abiertamente con-

sano pundonoroso e inteligente y el liberal

tra aquella sujeción. Mil divisiones surgieron

nunca exagerado, de firmes ideas. En su

entre las familias como surgen siempre en

modesto hogar nuevos seres aparecían: eran

los días de crisis, y para colmo de desgracias,

niños que cada vez lo hacían, si cabe, más

sobre la República destrozada y en plena d . josé maría chávez

285

286

anarquía, sobre los campos quemados y tala-

Entre tanto la dictadura de Santa-Anna

dos por las guerras, sobre las ciudades medio

torturaba a la Nación. Fortuna fue que en

muertas, se dejó caer en esa época este fúne-

Ayutla hombres audaces e inteligentes lla-

bre y colosal espectro: el Cólera. Entonces, en

maran a todos los buenos mexicanos para

medio de las dificultades, de los sobresaltos

derrotar al déspota y organizar por fin a la

y de las amarguras de la situación, D. José

nación tratando a la ya vieja anarquía. Al

María Chávez volvió los ojos otra vez a sus

grito de libertad y de orden, repetido en

ideales: la fábrica, que tanto había soñado

Acapulco, contestaron en Aguascalientes los

en la vieja cochera en los remotos días de su

vigorosos artículos de El Artesano, que defen-

juventud, se bosquejó bajo su dirección en la

dían la democracia, reproducidos constante-

calle del Obrador por su iniciativa, para traer

mente por la prensa de la nación, y fue uno

la olvidada laboriosidad y el progreso desfa-

de los redactores D. José María Chávez, el

llecido. Se estableció una exposición artística

liberal de 1839, el verbo de la guerra de 47,

e industrial, que, según los pensamientos del

el protector de los obreros, el que podía lla-

patriota, sería semejante a los juegos agonís-

marse uno de los padres del Estado. El Arte­

ticos de la Grecia, y serviría para convocar

sano era publicado por él; en sus columnas

todas las inteligencias al torneo del adelanto.

se popularizaban las ideas de libertad y a la

Esa exposición se celebra aún cada año en la

vez se llamaba a los ciudadanos por el ca-

feria de San Marcos y puede tener el orgullo

mino del honor y del trabajo, en tanto que,

de llamarse la primera y la más constante de

infatigable, D. José María Chávez lograba,

las exposiciones de México. Suele a veces en

por otra parte, la fundación de una Caja de

un campo yermo y estéril, que circundan a

Ahorros, que fue sin duda una de las pri-

trechos los pantanos, brotar un árbol robus-

meras que nacieron en la República, y que

to: brotaron así la fábrica de “El Esfuerzo” y

dio origen a algunos de los fuertes capitales

“La Exposición” sobre el terreno aún agitado

existentes hoy en el Estado.

de nuestras discordias intestinas y se vigori-

Era de notarse en el héroe una activi-

zaron en tanto que el cólera hacía horribles

dad prodigiosa: trabajaba como cualquiera

estragos.

de sus obreros en “El Esfuerzo”; iba al Club de

La idea de independer a Aguascalientes

liberales y levantaba en él los ánimos con

de Zacatecas no moría sin embargo: los dis-

su persuasiva palabra; atesoraba sin cesar

gustos entre el departamento transformado

nuevos conocimientos en su espíritu, leyen-

en partido y su antigua metrópoli estallaban

do más y más libros; escribía e imprimía él

a cada momento y D. José María Chávez y

mismo sus artículos, y en una palabra, des-

otros escritores pedían sin cesar el cambio

de el hogar hasta la prensa, por todas partes

de tal estado de cosas. Hecha insostenible

iba pensando, amando y obrando. Reunióse

la situación, el Gobierno dio en 1852 el de-

el pueblo del Estado para formar un poder

creto que definitivamente erigió en Estado a

legislativo y D. José María Chávez fue elec-

Aguascalientes.

to diputado. La legislatura tomó sobre sí la

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

tarea de dar una constitución a Aguascalien-

sus puestos para dar paso a los conservado-

tes, y la obra se consumó en medio del en-

res y cuántas veces los ejércitos triunfantes

tusiasmo. Si es verdad que en ella se notan

o derrotados, vestidos de andrajos, cruzaron

defectos, también es cierto que no puede

las ciudades con el terror en los semblantes

considerarse como uno de ellos, el hecho de

o la llama del triunfo en las pupilas!

que reproduzca los lineamientos generales

En medio de estos azares de la guerra,

de las constituciones de los otros Estados y

fue elegido Gobernador interino de Aguas-

en pequeño los de la de toda la Federación,

calientes D. José María Chávez. El único

pues tal es el carácter de las instituciones

medio de calmar la terrible lucha de los par-

políticas locales de cualquiera naturaleza

tidos, consistía en usar de la prudencia, y el

que sean, y así lo pide también el artículo

Gobernador fue entonces prudente, por más

109 de la Carta Federal de 1857.

que así su situación se volviera más difícil.

La mencionada legislatura fue notable

Los pequeños periódicos que se vendían en

aún por otro motivo. Cuando Comonfort

la ciudad, lo acusaban cruelmente, y aunque

retrocedió de pronto dando el golpe de es-

nunca los liberales hicieron otra cosa que lla-

tado, entonces, a moción de Jalisco, la le-

marlo débil, los conservadores derramaban

gislatura de Aguascalientes rechazó el Plan

sobro él su hiel siempre renaciente. La his-

de Tacubaya, se colocó audazmente como

toria, no obstante, puede reconocer que los

guardiana de las instituciones liberales y

disturbios durante la época de su gobierno,

arrojó el guante a los reaccionarios. Aquel

fueron sin duda menos acerbos que durante

golpe de estado y el Plan de Tacubaya fue-

la de cualquiera otro jefe en el mismo perio-

ron como se sabe, el punto de partida de la

do; pero como la calumnia a pesar de esto,

terrible Guerra de Tres Años. Los conserva-

lo perseguía, él renunció el mando entregán-

dores, haciendo un supremo esfuerzo para

dolo a Gómez Portugal, y marchó a sostener

aniquilar la Constitución de 57 y las Leyes

sus ideas liberales desde el tranquilo reduc-

de Reforma, agitaron hasta en sus entrañas

to de la vida privada. Gómez Portugal cayó

a la nación mexicana; los liberales en núme-

sin embargo muy pronto viéndose obligado

ro menor y con menores elementos, pero

a abandonar el Estado ante el general Woll.

con una audacia y una constancia inque-

¡Días funestos! La ciudad, presa del pánico

brantables, lucharon contra los enemigos de

y juguete de los partidos, ora caía en las ma-

sus ideas, los vencieron aquí, fueron derro-

nos de conservadores frenéticos, ora en las

tados allá, se levantaron luego, se hundieron

de liberales exaltadísimos.

en seguida, surgiendo después llenos de es-

Un hombre violento y audaz, fanático

peranza Por todo el país se presenciaron en-

como pocos y valiente, de apellido Patrón

tonces las escenas de sangre y de gloria que

hacía años que representaba en Aguasca-

acompañan al desquiciamiento de una era

lientes a los más exaltados retrógrados; sa-

política y al nacimiento de otra. ¡Cuántas

bía bien que mientras D. José María Chá-

veces los gobernantes liberales rodaron de

vez tuviera una prensa a su disposición, la d . josé maría chávez

287

288

propaganda liberal se haría aun en medio

cias a ella las ideas liberales pudieron más

de la opresión más ruda; esperó con impa-

tarde seguirse difundiendo.

ciencia que los conservadores se apoderaran

La época terrible de la Guerra de Tres

de la ciudad y cuando esto pasó, viendo que

Años pasó sin embargo. Llegó el instante en

Chávez se encontraba ausente de la ciudad,

que los liberales triunfaron y su edificio po-

se dispuso a robarle su imprenta para remi-

lítico se irguió de nuevo en 1860. Una tran-

tirla a México. No era ya la Sra. Mendoza

quilidad relativa se extendió por todo el país,

la compañera del héroe, porque ella había

aunque interrumpida por repentinos sobre-

muerto desde 1849; era la Sra. Doña Nés-

saltos. El terrible Patrón había sido fusilado

tora Pedrosa, su segunda consorte, dotada

bajo el gobierno de Ávila en la pasada guerra,

de firmes virtudes. Adorando a su marido,

y todo parecía indicar el renacimiento. Así,

no podía sufrir que le arrancaran con su

por todas estas causas, la fábrica denomina-

imprenta la mejor arma de sus ideas, y ya

da “El Esfuerzo” y establecida tiempo atrás

que él no estaba allí en esos momentos para

por el célebre D. José María, progresaba,

impedirlo, ella debía intentar evitarlo. Con

aunque las dificultades políticas reaparecie-

sagacidad inmensa logró ocultar, antes que

ron y aunque el Gobernador Ávila, reelec-

llegaran los soldados de Patrón, algunas ca-

to, se desprestigiara rápidamente entre las

jas de tipos; esperó a que llegara la noche, y

tempestades de la opinión. Las discordias

mientras que grandes nubes cubrían el cielo

del Estado se agravaron sin embargo de tal

y en tanto que la borrasca se desataba, ella,

manera, que el gobierno tuvo que nombrar

con el corazón queriéndole saltar del pecho,

a D. Ponciano Arriaga como gobernador in-

ayudada por alguno, llevó las cajas a una

terino, y esto fue la causa de que, hechas las

azotea de su casa y desde allí estuvo baján-

elecciones constitucionales, resultara electo

dolas a una huerta vecina para enterrarlas

gobernador propietario el popular D. José

al pie de los árboles; pero al trasportar uno

María Chávez el 2 de Octubre de 1863.

de los cajones, éste se abrió y cayeron los ti-

Inglaterra, España y Francia habían en-

pos. ¿Qué hacer, cuando al día siguiente los

sayado ya su intervención en los asuntos

soldados iban a registrarlo todo, siendo im-

de México. Los franceses en pleno siglo xix,

posible encender luz para recoger las letras

es decir, en el siglo de la independencia lati-

que denunciarían la sustracción? La heroí-

noamericana, intentaban consumar la con-

na, alumbrada por los relámpagos, empapa-

quista del país violando vergonzosamente

da por la lluvia, anduvo allí toda la noche

los tratados de la Soledad; habían sufrido

recogiendo los tipos caídos y arrojándolos a

ya también la derrota del 5 de Mayo, pero

la huerta, y aunque al día siguiente Patrón

rehaciéndose nos invadían por fin. Estaban,

hizo que sus soldados transportaran a gran-

sin embargo, aún muy lejos de Aguascalien-

des carros las prensas delante de la conster-

tes, y el Gobernador obligado a permane-

nada familia de Chávez, la esposa del héroe

cer en su Estado, no podía hacer otra cosa

había salvado ya parte de la Imprenta, y gra-

que procurar la organización de tropas que

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

salieran a campaña. Entre tanto, un peli-

Y bien, entre tantos horrores y cuando

gro más apremiante se hacía sentir. En las

como una negra nube se veía a lo lejos a la

montañas próximas a la ciudad, una banda

intervención fatídica, D. José María Chávez

de forajidos había hecho mucho antes su

procuraba animoso conservar los débiles

madriguera y como las fuerzas de la pobla-

elementos de vida en su Estado. La fábrica

ción habían ido a luchar con los invasores,

“El Esfuerzo” continuó funcionando a pesar

Aguascalientes, que es por otra parte una

de los repetidos ataques de los bandidos;

plaza abierta, quedó a merced de los bandi-

continuaron en la enorme casa de la calle

dos. Las depredaciones se volvieron en ella

del Obrador trabajando en el segundo patio

incesantes y el pánico se apoderó de todas

los tejedores al lado de los carpinteros y de los

las familias. Vigías en lo alto de las torres

herreros y éstos junto a los tapiceros, herre-

espiaban la llegada del salteador, de Juan

ros, pintores y plomeros, y no lejos de la ta-

Chávez, del cruel facineroso. Se tocaban las

labartería, de la carrocería y la ebanistería;

campanas para indicar que había llegado el

continuó siendo así ese segundo patio, sobre

momento del sálvese quien pueda; se cerra-

el que se abrían tantas puertas de talleres

ban todas las puertas; las gentes se escon-

como una gran colmena donde zumbaran

dían y escondían apresuradas sus tesoros;

sin cesar laboriosas abejas; continuaron en

las autoridades disparaban tiros en las calles

ese mismo tercer patio bajo un tejado las

desiertas contra el cercano enemigo, y en se-

mulas girando para hacer mover las poleas

guida, lanzando alaridos, montando en rá-

que, como negras serpientes, hacían rodar

pidos corceles, ceñidos los cuellos con rojas

en los talleres ruedas y ejes, y continuaron

mascadas, cubiertas las cabezas con anchos

por último en la misma casa funcionando

sombreros, disparando balazos, manejando

las prensas y dando alas sin descanso al

sables desnudos y agudas lanzas, llegaban

pensamiento humano. En el primer patio

como una avenida desbordada, como una

de la casa, patio enorme, multitud de puer-

tempestad, los hombres de Juan Chávez;

tas llevaban a las habitaciones de la nume-

hombres a pie los seguían armados de cuchi-

rosa familia de D. José María: allí estaban

llos o de hachas; grandes cicatrices les mar-

los siete hijos que aún vivían de su primera

caban la cara, y feroces al grito salvaje de:

esposa; allí también los seis supervivientes

¡Viva el hacha y su santo filo! hacían astillas

del segundo matrimonio y allí, además, her-

las puertas, entraban a saco en las casas, se

manos y recogidos por el Gobernador. En el

embriagaban, ataban sobre sus monturas a

segundo piso, aquel donde se encontraba la

las desmayadas mujeres, y sin respetar más

imprenta y bajo ella en el Despacho, en el

que los edificios del clero, desaparecían en

que dos lados de pared estaban cubiertos

seguida como habían venido, entre la polva-

de libros, detrás de un enverjado de madera

reda de sus caballos y los lamentos de la po-

se veía, por fin, ante un escritorio, al alma

blación espantada, alumbrados por el reflejo

de aquella fábrica múltiple; al que llevaba

de algún incendio.

sin confundir los hilos de aquella trama d . josé maría chávez

289

290

enorme, al jefe de familia tan grande y tan

Entre las tempestades de los sucesos

engrosada por los que se agrupaban en su

él conservaba así su existencia inalterable,

torno; al artesano modelo, al padre y orga-

como conserva el águila su nido en el peñas-

nizador del Estado, al liberal lleno de honra-

co batido por las tormentas. A pesar de las

dez, al Gobernador de Aguascalientes, a D.

campañas políticas que absorbían casi su es-

José María Chávez.

píritu y a pesar de las luchas periodísticas y

Inútil era que los combates contra los

de las labores de “El Esfuerzo”, él sonriendo,

franceses se sucedieran a lo lejos como se

ya coa los cabellos blancos, sentábase to-

suceden los rayos en la nube tempestuosa,

dos los domingos en la tarde con sus hijos

y que se aproximaran a Aguascalientes: D.

a la puerta de su casa en sillas colocadas

José María Chávez, a pesar de la escasez de

sobre la banqueta, o bien, si llegaba la no-

recursos, verificaba notables mejoras mate-

che, cuando el clamor colosal de la fábrica se

riales; hacía que se construyera el puente del

extinguía, pintaba en la sala para sus hijos,

Chicalote que ha sido tan útil; transformó

sobre las rodillas, en pequeños pedazos de

una parte del Convento de San Diego en co-

papel, muñecos que ellos admirados en tor-

legio de instrucción superior y hasta empe-

no sayo miraban nacer bajo el diestro lápiz.

zó la construcción de un teatro. Conservaba

Llegó el año 1863. Los franceses toma-

su vida metódica y admirable. Cuando a las

ron a Puebla; el gobierno nacional desocupó

cinco de la mañana sonaba la campana en

la ciudad de México, y destacamentos inva-

“El Esfuerzo” y cuando todos en la fábrica se

sores avanzaron por el interior de la Repú-

ponían en pie, entonces, este hombre inmor-

blica. Entonces el Gobernador, reuniendo a

tal, vestido con su blanca blusa salpicada de

algunos patriotas, y conociendo que no po-

motitas rosadas, iba a los talleres a confun-

día defenderse en Aguascalientes, fue a gus-

dirse con los trabajadores entre cuyos tra-

tar la vida del campamento por la libertad y

jes azules podía ser distinguido, trabajando

por la patria. Mandó en tres coches su fami-

con sus propias manos; los dejaba a las ocho

lia a Zacatecas, y su esposa colgó a su cuello

para desayunarse y para asistir en el palacio

una medalla abrazándolo conmovida. Por el

del gobierno al despacho de los más graves

N.O. de Aguascalientes, hoy aquí, mañana

negocios; volvía de sus labores gubernativas,

allí, anduvo recorriendo los campos; pasó al

y, nuevo Cincinato, tomaba el pesado mar-

Estado de Zacatecas, se puso en relaciones

tillo en la ahumada fragua y animaba con

con su Gobernador el general Ortega; atacó

su ejemplo a los obreros. Cuando presidía la

la hacienda de Mal Paso; sostuvo el comba-

grande mesa en que niños y viejos se con-

te por cinco horas, y después de convenios

gregaban, alimentados por él, bien podía to-

finales, la ocupó. No fue culpa suya el que

mársele por basileus griego, rey y patriarca, y

algunos soldados cometieran crueldades y

bien podía decirse como lo ha dicho uno de

mancharan la pureza de su causa. La no-

sus biógrafos, que era toda una tribu la que

ticia de esta ocupación voló a la distancia,

le debía la existencia.

y los enemigos se aprestaron a perseguirlo.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Marchó a Jerez a pesar de la oposición de

le llevara a Mal Paso. Casi al ir a morir el céle-

algunos de sus tenientes, y fue sorprendido

bre Gobernador, conjuró en su última carta a

allí por los enemigos casi sin disparar un

sus hijos para que no abrigaran ideas de ven-

cartucho. El desenlace vino con la rapidez

ganza y los exhortó aún al trabajo.

del rayo. D. Benito Calera, Arteaga, Medina,

En carta escrita con pulso firme y sere-

Valadés, Espinosa, veinticinco soldados y

na resolución condensa su carácter y dice lo

sargentos, fueron villanamente asesinados,

siguiente:

y D. José María Chávez, herido por dos lan-

“Instituto de niños en Zacatecas, a 4 de

zadas —la medalla que le había colgado su

Abril de 1864. —Querida esposa, ¿qué po-

esposa lo libró de la tercera— fue conducido

dré decirte en estos últimos momentos para

a Zacatecas donde un consejo de guerra lo

consolarte? Que la mano poderosa del Om-

condenó a ser pasado por las armas. No le

nipotente que rige los destinos del mundo,

fue permitida a su espesa verlo. Sólo se con-

dispone de mi vida como suya, y que pago

cedió esta gracia a sus hijos más pequeños.

con ella las graves faltas que he cometido

Estaba él acostado en un lecho: en una silla

en el cumplimiento de mis deberes. Pero esa

pequeña al borde de su cabecera se sentó su

inmensa Providencia jamás abandona a los

hija Emiliana, de 9 años: a los pies, en otra

desvalidos y velará por ustedes; acógete a

silla, su hijo Agustín, más pequeño, y sobre

ella, espera en su misericordia y confía.

el lecho dos niñitos aún de menor edad. Ca-

Yo muero por haber intentado defender

bellos blancos circundaban el rostro risueño

la Independencia de mi patria; no creo haber

del héroe y patillas igualmente blancas aca-

cometido una falta, mas si así fuere, Dios

baban de formar el marco de su semblante.

me perdonará, a El me acojo.

En medio de los niños estaba reanimado. Les ordenó que no se entristecieran, les rogó

***

que fueran buenos, y cuando llegó la hora de

Les recomiendo den a mi nombre las gracias

la despedida, él, sin aparentar conmoción,

a todas las personas que se empeñaron en

fue besándolos cariñosamente por última

salvarme. Amada esposa, tú has sido siem-

vez. Sus guardianes lo veían asombrados, y

pre el bálsamo y el consuelo en todos mis

pudiera decirse que era entonces semejante

trabajos; sé ahora más que nunca la mujer

a un árbol robusto que siente llegar el hacha

fuerte de la Escritura y el amparo y guía de

del leñador y que tiene, sin embargo, los pies

todos mis hijos.

regados de flores.

Recibe mi corazón tomando para ti una

Una multitud de zacatecanos y de aguas-

parte y repartiendo lo demás entre mi madre

calentenses se acercaron repetidas veces al

y todos mis hijos que sabes amo con toda

Gral. L’Herillier y le rogaron que librara al hé-

mi alma. —Adiós. —José María Chávez.

roe de la muerte; pero el jefe francés se man-

A la madrugada del día 5.

tuvo inflexible y para que el patriota expiara

Yo conjuro a todos mis hijos, no pro-

delitos que no había cometido, ordenó que se

curen tomar venganza de mi muerte, sino d . josé maría chávez

291

antes les mando y suplico que solamente se

trabajo. Y tiene sobre todos los anteriores

dediquen al trabajo para el sostenimiento de

títulos el de ser un mártir de la segunda

la gran familia que les dejo”.

independencia.

Así su testamento se reduce a manifes-

En su vida resaltaron dos hermosas virtu-

tar el arrepentimiento de sus faltas si acaso

des: el amor y el trabajo. El amor y el traba-

tuvo algunas, y a ofrecer a sus descendientes

jo, como afirma el gran escritor ruso Tolstoi,

su ternura, su amor por el trabajo, pidiéndo-

son las piedras fundamentales de la virtud.

les el perdón para sus enemigos.

Cuando él murió, aquella gran fábrica de “El

El 5 de Abril de 1864 fue fusilado. Como

Esfuerzo”, que animaba su grande espíritu, se

por un sarcasmo llegó a Mal Paso el indul-

deshizo, como se deshace en polvo el cuerpo

to, demasiado tarde. Pero la memoria de D.

brillante de una mariposa si la vida se le es-

José M. se había hecho imperecedera. Este

capa. Cuando él murió, su familia toda, sos-

hombre incomparable, artesano, patriarca,

tenida por él, quedó reducida casi a la miseria

liberal desde su nacimiento, era casi sabio;

y se dispersó. La patria empero y los hombres

difundió sin cesar las ideas progresistas,

honrados han hecho inmortal su memoria, y

consagró sus esfuerzos a la creación del Es-

mientras haya respeto a la virtud será recorda-

tado de Aguascalientes y a su conservación;

do. Aguascalientes, el Estado que él hizo nacer,

fue constituyente en el mismo, Gobernador

ha decretado, pues, con justicia, la erección de

en las horas más críticas, y en todos los ins-

su estatua.

tantes propagandista de las ideas más nobles, defendiendo a la patria en 1847, el Plan de Ayutla, la Constitución, la Reforma y el

México, Marzo de 1891. Ezequiel A. Chávez

Ignacio RamÌrez 1818-1879

El

1836 varias personas ilustradas entre

va y osada y de tal manera cumplió su co-

las que se contaban los hermanos José María

metido que los viejos de la Academia a pesar

y Juan Lacunza, fundaron una Academia de

del escándalo mayúsculo que había dado el

Bellas Letras que celebraba sus sesiones en el

atrevido orador, al concluir este de hablar se

antiguo Colegio de San Juan de Letrán de

pusieron en pie y lo felicitaron, habiendo

México, la cual Academia pronto alcanzó

añadido uno de los Lacunza: —Voltaire no

fama, tanto por la novedad de su carácter como

hubiera hablado mejor sobre este asunto—.

por el impulso que dio a los estudios literarios

Ese oscuro colegial envuelto en una capa de

vistos hasta entonces con verdadero desdén.

sopista y que de tal manera anunciaba su

año

Presentóse un día a esa academia un joven cuyo traje revelaba pobreza y sus mane-

entrada en el mundo intelectual se llamaba Ignacio Ramírez.

ras encogimiento de verdadero colegial, con

El discurso causó el consiguiente es-

el carácter de candidato. Según el reglamen-

cándalo, al grado de que un biógrafo del Sr.

to de la sociedad debía presentarse una tesis

Ramírez se expresa así: “El vulgo, es decir,

de introducción y el joven neófito conforme

la mayoría de la nación, sobre todo el cle-

a esta exigencia ocupó la tribuna y empezó a

ro y las clases acomodadas, en su fanática

leer el tema de su discurso. Los socios todos,

gazmoñería, con temor veían cruzar a aquel

hombres llenos de lauros y de fama, se le-

joven sombrío y meditabundo, tan pobre-

vantaron con asombro fijando sus miradas

mente vestido. Como las mujeres de Ravena

con avidez en el joven orador cuando éste

al ver pasar al Dante por las calles, decían

leyó el tema de su discurso, el cual era el au-

nuestros ignorantes timoratos: Ese hombre

dacísimo siguiente: “No hay Dios; los seres

viene del infierno”. Cuando este Ramírez saltó

de la naturaleza se sostienen por sí mismos”.

a la palestra política, la situación de México

Empezó el candidato a desenvolver en

no podía ser peor. Dice el Sr. Altamirano refi-

su disertación una teoría enteramente nue-

riéndose a los gobiernos que se sucedían casi

˜ 293 ˜

294

mes por mes en nuestra trabajada patria:

dio brillo a un club llamado “Club popular”

“Estos gobiernos nacidos del motín militar,

en donde expuso ideas y principios que más

eran ratificados por las juntas de notables, es

tarde habían de convertirse en leyes.

decir, por reuniones de clérigos y de ricachos

Debe suponerse que el D. Simplicio pu-

que nada tenían que ver con el elemento na-

blicado en tiempo de un gobierno moderado

cional; vivían aunque tiránicos, siempre mi-

acabó por la persecución de sus redactores y

nados por las sublevaciones y el descrédito

en efecto, el 23 de Abril de 184b se publicó el

y rodaban unos tras de otros, cubiertos de

último número en blanco y mientras su edi-

vergüenza, de sangre y de cieno. En cuanto

tor el distinguido liberal Vicente García Torres

a los antiguos Estados de la Federación, con-

salía desterrado, los redactores eran encarce-

vertidos en Departamentos, impotentes,

lados, contándose entre ellos a Ramírez, a

sin caudillo, sin aliento al ver la instabilidad

Guillermo Prieto y a D. Manuel Payno. Vino

de aquellas cosas, se encerraban en un silen-

a poco el restablecimiento de la Constitución

cio egoísta o se adherían servilmente a esos

de 1824 a consecuencia de la instalación del

gobiernos que se sucedían en la metrópoli

Gobierno encabezado por el general Mariano

como vistas disolventes y que solían a veces

Salas, y entonces fue nombrado Gobernador

no durar ni el tiempo necesario para recibir

del Estado de México el distinguido liberal

la adhesión”. Ramírez tenía entonces vein-

Francisco Modesto de Olaguíbel. Éste nom-

ticinco años; pero contaba para la obra de

bró desde luego a Ramírez secretario de Guerra

predicación de propaganda que se había pro-

y de Hacienda, formando además el Consejo

puesto con su inmenso talento, con su sóli-

de Gobierno con jóvenes liberales entre los

da instrucción y sobre todo con su voluntad

que estaba el muy ameritado anciano José

inquebrantable. Comenzó por consiguiente

M. Iglesias. Ese Consejo en el cual tanto in-

a propagar sus ideas por medio de la prensa

fluyó nuestro biografiado expidió leyes muy

y en unión de otros jóvenes publicó un pe-

notables, tales como la de la abolición de las

riódico que después llegó a hacerse célebre:

alcabalas, la que prohibía el juego, la de liber-

el D. Simplicio. Éste apareció el año 1845 y

tad de los municipios y la de la formación de

en el primer número salió un artículo intitula­

una Guardia Nacional; pero contribuyó sobre

do “A los viejos”, que fue, según dice el men-

todo a la reorganización del Instituto litera-

cionado Sr. Altamirano, el reto más audaz a

rio cuya dirección se confió al Sr. Felipe Sán-

todo el pasado y la condenación más termi-

chez Solís.

nante a todas las preocupaciones políticas

Pasaba entonces la República por una

por las que tanto había sufrido el pueblo;

época de prueba, como que se trataba nada

inútil nos parece añadir que ese artículo era

menos de la luctuosa guerra con los norte­

de Ramírez, quien desde entonces adoptó el

americanos. Ocupada por éstos la Capital se

pseudónimo después tan popular de “Nigro-

dirigieron en seguida a Toluca, viéndose por

mante”. La actividad de Ramírez no se redu-

lo mismo el Sr. Olaguíbel obligado a emi-

jo a la prensa sino que en 1846 perteneció y

grar; a la vez Ramírez era nombrado por el

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Gobierno general, jefe político superior del

entonces la Virgen de Ocotlán fue para dejar

territorio de Tlaxcala, pasando luego a des-

burlados a sus adoradores salvando al ateo”.

empeñar su nuevo encargo.

Mientras tanto el gobierno de Santa-Anna

Ramírez en el territorio se dedicó de

había abandonado el país antes de conclui-

preferencia a organizar la defensa nacional;

da la guerra, entrando a ejercer el poder el

pero encontró resistencias y con motivo

Lic. D. Manuel de la Peña y Pena, y a pocos

de las tradiciones de raza, le aconteció una

días fue nombrado Presidente por el Congre-

aventura que pudo convertirse en tragedia.

so reunido en Querétaro el general D. Pedro

Los tlaxcaltecas, en efecto, sólo pensaban

Ma. Anaya, quien a su vez renunció, hasta

en esos días en sacar con toda pompa su

que por fin tomó posesión de la Presidencia

procesión anual de la Virgen de Ocotlán,

constitucional el general Herrera.

muy venerada en aquella comarca. Indig-

Ramírez mientras tanto vivía en Toluca

nado Ramírez de tanta indiferencia ante el

al lado de su familia ejerciendo su profesión,

peligro de perder la patria en la desastrosa

y a poco fue nombrado profesor en el Ins-

guerra que todavía se sostenía contra los Es-

tituto de primero y tercer años de derecho,

tados Unidos, prohibió que se verificase la

una de las cuales clases desempeñó gratui-

procesión, enteramente inoportuna en esos

tamente; fundó además una clase de Bella

momentos. La población entera se amoti-

literatura que daba también gratuitamente

nó entonces pidiendo enfurecida que se le

los domingos. A propósito de esta clase y de

permitiese sacar la procesión y amenazando

la enseñanza que en ella daba Ramírez, dice

al Sr. Ramírez con asesinarlo si persistía en

el Sr. Altamirano: “Era en toda la amplitud

la negativa. Viendo nuestro biografiado que

de la palabra una enseñanza enciclopédica

no tenía fuerza pública que oponer al furor

y los que la recibimos aprendimos más en

de los fanáticos y no deseando dar el con-

ella que lo que pudimos aprender en el curso

sentimiento, prefirió salir ocultamente de la

entero de los demás estudios. Allí se formó

población como en efecto lo hizo, pero no

nuestro carácter, allí aceptamos nuestro cre-

tan pronto que no lo supiesen muchos de

do político al que hemos sido fieles sin ex-

los amotinados.

cepción de una sola individualidad”.

Entonces éstos se lanzaron en perse-

Poco duró sin embargo esta propaganda

cución del Sr. Ramírez, a quien salvó úni-

y esta enseñanza, porque el partido modera-

camente la circunstancia de que habiendo

do se apoderó bien pronto del Gobierno del

pasado el río que está a orillas de Tlaxcala

Estado de México, y ni a este partido podían

cuando los perseguidores llegaron a él, se

convenir las ideas que propagaba Ramírez

vieron detenidos por una impetuosísima

ni a Ramírez el programa que pugnaba con

corriente que hacía imposible el paso en

sus ideas de Reforma.

aquellos momentos. Esta circunstancia ha

Ramírez entonces proscrito fundó un

hecho exclamar al conocido biógrafo y discí-

periódico de oposición llamado Themis y

pulo del Sr. Ramírez: —“El milagro que hizo

Deucalión, continuando en él su propaganda ignacio ramírez

297

298

en favor de una reforma radical en el modo

la dirección que debían seguir forzosamen-

de ser político y social de México y atacando

te, notase que se iban desviando de la ruta,

al clero, al antiguo ejército y a nuestra lla-

y entonces amartillando una pistola, obligó

mada aristocracia. Ese periódico le valió una

al espantado guía a que los condujera direc-

denuncia por supuesto delito de imprenta,

tamente al término de su jornada.

y a consecuencia de ella fue llevado ante el

Al comenzar la dictadura de Santa-Anna,

jurado, que tenía la consigna de condenar-

volvió nuestro biografiado a México, y en-

lo. Ramírez se presentó con el carácter de

tonces desempeñó una clase de literatura en

arrestado y produjo una defensa tan brillan-

un colegio particular fundado por el Lic. Sán-

te, que el numeroso público que concurrió

chez Solís, antiguo director del Instituto de

al juicio prorrumpió en aplausos, los jueces

Toluca y grande amigo de Ramírez. Esa clase

populares declararon inculpable al reo y en

de literatura que era a la vez y como siempre

consecuencia lo pusieron en libertad, un fa-

una tribuna donde se propagaban las ideas de

nático compró una gruesa de cohetes para

Reforma, inspiró recelos al dictador hasta el

quemarlos cuando se condenara al acusado,

grado de que el sabio pasó de la cátedra a la

y al ver el mal éxito de la tentativa de las au-

horrible mazmorra de una prisión.

toridades, vendió contra toda su voluntad

Según parece, en esta vez y durante los

la gruesa de cohetes a un amigo de Ramírez,

primeros días de su encarcelamiento, suce-

quien los quemó incontinente mientras era

dió una ocurrencia digna de mencionarse.

llevado en triunfo el reformista.

Un hermano de nuestro biografiado, el Sr.

El año 1852, Vega, Gobernador del Es-

Gral. Juan Ramírez, ya fallecido, acababa

tado de Sinaloa, nombró a nuestro biografia-

de salir del Colegio Militar donde había he-

do secretario del Gobierno, pero todavía allí

cho una lúcida carrera; aunque educado en

poco tiempo pudo durar en su puesto, por-

los principios liberales y de ideas liberales él

que a consecuencia de los nuevos disturbios

mismo, el nuevo militar al ingresar al Ejérci-

fue llamado otra vez Santa-Anna al mando

to tuvo que sujetarse como todos a la Orde-

Supremo de la República. Ramírez pasó por

nanza. Por este motivo sucedió que el jefe de

entonces a la Baja California, donde según

la guardia de la prisión del “Nigromante” fue

dice uno de sus biógrafos, hizo el admirable

un día su propio hermano.

descubrimiento de la existencia de zonas

Ese día también le dio al joven militar

perlíferas. Durante la travesía por tierra y al

un ataque y entonces Ignacio Ramírez,

salir de Sinaloa, iba Ramírez con un compa-

acongojado como debe suponerse por la

ñero del mismo apellido, y al dejar un ran-

enfermedad de su hermano menor, ofreció

cho, el dueño, que era conservador, dio or-

volver a la prisión bajo su palabra siempre

den al guía de que los extraviara del camino

que le permitieran llevar en un coche a su

dejándolos perdidos en aquellas espantosas

casa al enfermo. Dado el permiso salieron

soledades; pero la casualidad hizo que Juan

los dos Ramírez solos, cuidando el preso a su

Ramírez, que llevaba una brújula y que sabía

guardián y llegaron a la casa paterna, don-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

de entregó “el Nigromante” al accidentado,

del ciudadano, ya organicemos el ejercicio

dejándolo en poder de la familia mientras él

de los poderes públicos, nos obliga a cami-

volvía a encerrarse en su bartolina como lo

nar de inspiración en inspiración, hasta con-

había prometido.

vertir una ley orgánica en un verdadero dog-

Esa prisión sin embargo fue demasiado

ma. Muy lisonjero me sería anunciar como

larga y penosa para Ramírez, pues le pusie-

profeta la buena nueva a los pueblos que

ron grillos que le causaron dolorosas heri-

nos han confiado sus destinos, o bien hacer

das y duró en ella once meses. Después de

el papel de agorero que el día 4 de Julio des-

la fuga del Dictador a consecuencia de la

empeñaron algunos señores de la Comisión

revolución de Ayutla, fue al fin puesto en

con admirable destreza; pero en el siglo de

libertad Ramírez junto con sus dos compa-

los desengaños nuestra humilde misión es

ñeros de infortunio Manuel Alas y Francisco

descubrir la verdad y aplicar a nuestros ma-

Zendejas, dirigiéndose “el Nigromante”

les los más mundanos remedios… Señores,

al Estado de Sinaloa. En su viaje encontró al

yo por mi parte lo declaro: yo no he venido

Gral. Comonfort, quien al punto lo hizo su

a este lugar preparado por éxtasis ni por re-

secretario particular, cumpliendo Ramírez

velaciones; la única misión que desempeño,

como bueno su cometido; pero notando a

no como místico, sino como profano, está

poco que las reformas radicales no eran del

en mi credencial; vosotros la habéis visto;

carácter del caudillo de Ayutla, se separó

ella no ha sido escrita como las tablas de la

de él agrupándose en el partido radical en

ley sobre las cumbres del Sinaí, entre relám-

el que se contaba a Juárez, Ocampo, Prieto

pagos y truenos. Es muy respetable el encar-

y otros. Desde esta fecha, como dice muy

go de formar una Constitución, para que yo

bien el Sr. Altamirano, la vida de Ramírez

lo comience mintiendo”.

“está iluminada por la celebridad”. Apare-

Cuando se expidió la Constitución y a

ce en efecto como atleta en las ludias de la

consecuencia de ella se convocó al pueblo

palabra, en las memorables discusiones del

a la elección de los poderes federales, Ra-

Congreso Constituyente durante los años

mírez fundó un periódico llamado El Clamor

1856 y 1857 y muchos de sus discursos de

Progresista, sosteniendo la candidatura del

esa época son soberbios e inimitables bajo

Sr. D. Miguel Lerdo de Tejada para Presiden-

todos conceptos. En el que pronunció en la

te de la República, y cuando Comonfort dio

sesión del día 7 de Julio de 1856 al discutirse

el golpe de Estado comprendiendo en Ra-

la Constitución en lo general, y que es uno

mírez un enemigo del que desde antes tenía

de los mejores suyos en esa época, dice entre

sospechas mandó otra vez aprehenderlo y

otras cosas refiriéndose a la fórmula que em-

encerrarlo con centinelas de vista en el mis-

pieza…” “En el nombre de Dios” “lo siguien-

mo cuartel en que estuvo preso asimismo el

te: “La comisión por medio de estas palabras

Sr. Juárez. La manera con que se evadió de

nos eleva hasta el sacerdocio, y colocándo-

esa prisión es por demás ingenioso y merece

nos en el santuario, ya fijemos los derechos

por lo tanto referirse. ignacio ramírez

299

Fueron un día a visitarlo sus hermanos políticos Juan y Manuel Mateos, el actual

se les escapase como el Sr. Ramírez.

General Escudero, oficial mayor del Minis-

Inmediatamente que salió de la prisión

terio de la Guerra, y el Sr. Rafael Gonzá-

“el Nigromante” se dirigió al Interior, adon

lez, primo del preso, acompañado de otros

de también se dirigió el Sr. Juárez, después de

miembros de la familia. El Sr. González, fin-

haber sido puesto en libertad por Comon-

giéndose enfermo, iba muy amarrado de la

fort; pero al atravesar el camino de Queréta-

cara, y lleno de algodones en los carrillos; la vi-

ro fue hecho otra vez preso por fuerzas que

sita se hizo ese día, cercano el crepúsculo de

mandaba el ya famoso D. Tomás Mejía, y

la tarde. Penetraron todos los visitantes al

en esta vez escapó de la muerte a cambio

calabozo del preso y poco tiempo después,

del maltrato y la humillación que le hicie-

siendo ya de noche, se vio salir al señor amarra-

ron pasar, pues lo condujeron a Querétaro

do de la cara: en seguida y en grupos, fue-

montado en un burro y lo pasearon en tal

ron saliendo las demás personas: y la última

situación por las calles de la ciudad; en se-

que salió, la cual si mal no recordamos, fue

guida fue mandado a México y encerrado de

el general Escudero, dijo desde la puerta del

nuevo en la prisión de Tlaltelolco en la que

cuarto del preso —hasta mañana, Ignacio.

permaneció reducido a la más atroz mise-

A la hora de entrar la cena no fue poca

ria hasta Diciembre de 1858. Allí estuvo en

la sorpresa del carcelero al ver que el cuar-

compañía de su suegro D. Remigio Mateos,

to estaba vacío. El Sr. Ramírez en efecto se

del Coronel Balbontín, del general Junquito

había salido el primero amarrado de la cara

y de otros liberales, en tal estado de miseria,

tal y como entró el Sr. González, y cuando

que se vieron precisados a fabricar jaulas de

éste salió, como vieron que era un visitante

pájaros para proporcionarse algunos misera-

y había varios con Ramírez, no les llamó la

bles recursos, y Ramírez entonces vendió a

atención el hecho. Al día siguiente fue una

vil precio gran parte de los libros de su biblio-

criada de la casa de Ramírez a dejar el de-

teca para atender al sustento de su esposa y

sayuno, fingiendo no saber nada de la fuga.

de sus hijos. A consecuencia del pronuncia-

El oficial de guardia la recibió de muy mala

miento de Echegaray y Robles Pezuela, que

manera, diciendo que por su amo habían

se llamó el Pastel de Navidad, por haber sido

arrestado al oficial de guardia del día ante-

proclamado en ese día, salieron los presos

rior y que se fuera luego. Entonces la criada

políticos de Tlaltelolco, teniendo Ramírez

dijo con todo descaro:

con tal motivo una ocurrencia que revela el

—¿Señor, me podré llevar el colchón del amo?

300

la vigilancia con el Sr. Juárez, temiendo no

temple de su carácter aun en las situaciones más difíciles. Fue, en efecto, Robles Pezuela

La ida de la doméstica al cuartel reco-

en persona a poner en libertad a los presos,

nocía, en efecto, el deseo de la esposa del Sr.

y este general tenía un defecto en el órgano

Ramírez de recuperar el colchón, el cual le

bocal que le impedía pronunciar bien; con el

fue devuelto. Inútil es decir que extremaron

objeto probable de hacerles más agradable la

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

sorpresa, en vez de indicarles que estaban en

reformó el plan de estudios, siendo el pri-

libertad, les dirigió esta pregunta. —¿Quie-

mero que destruyó la rutina del programa

nes quielen salil?

colonial; suprimió la Universidad y el co-

—Tolitos —Respondió Ramírez imitando la manera de hablar del general.

legio de Abogados; luego fue a Puebla, la ciudad levítica, y después de haber exclaus-

Una vez libre Ramírez pasó a Veracruz y

trado también allí a los monjes, y de haber

después a Tamaulipas, aprobando y estimu-

dado el palacio episcopal al gobierno del Es-

lando la expedición de las Leyes de Reforma,

tado, acordó que la Iglesia de la Compañía

que en efecto fueron expedidas en 1859,

se convirtiese en biblioteca y en sus torres

completando así el programa de la gran re-

se fundaran observatorios astronómico

volución. Vencidos los conservadores a con-

y metereológico; y en México ordenó la

secuencia de la batalla de Calpulalpan, el

formación de la gran Biblioteca Nacional,

gobierno constitucional ocupó la Capital y

con la reunión de los libros de los antiguos

al renovar el Sr. Juárez su ministerio nombró

conventos y la adquisición de nuevos: dotó

a Ramírez ministro de Justicia, Instrucción

ampliamente los gabinetes de la Escuela de

pública y Fomento, siendo sus compañeros

Minas; hizo formar con los cuadros de pin-

Zarco, Prieto y González Ortega. “Ésta fue

tores mexicanos una rica galería que hoy

una época brillante para Ramírez, dice el Sr.

se ve en la Escuela de Bellas Artes, y en su

Altamirano. Por fin, después de haber pasa-

calidad de ministro de Fomento, renovó el

do del club, del periódico y de la cátedra al

contrato para la construcción del Ferro­

banco del legislador, llegaba hoy al Conse-

carril de Veracruz”.

jo del Poder Ejecutivo; y ¡cómo! aclamado

Cuando bajó Ramírez del Ministerio, es-

por el pueblo, pedido unánimemente por el

taba tan pobre como de costumbre, pues en

pueblo, impuesto por el pueblo al Presidente

su honrado hogar la miseria era una antigua

para ejecutar las Leyes de Reforma”.

conocida; por fortuna para él la compañera

“La época de su ministerio, continúa

de su vida, su tierna y amante esposa la Sra.

diciendo su biógrafo, fue corta pero fe-

Soledad Mateos, se había identificado de tal

cunda, semejante a esas tempestades que

manera con el modo de ser y de pensar de

derriban en su soplo los árboles caducos;

Ramírez, que siempre encontraba expedien-

pero que difunden con él nuevos gérmenes

tes con el objeto de ayudar al esposo en las

en las montañas y en las llanuras. Tocába-

estrecheces de la casa. Casi constantemen-

le exclaustrar a los frailes y a las monjas,

te la señora, empeñando o pidiendo fiado,

y los exclaustró, destruyendo de una vez

atendía al sustento de la familia mientras

aquel imperio monacal, que tenía más de

Ramírez ganaba algún dinero, y en vez de

tres siglos. Después llevó su actividad a

quejas o reproches, el esposo se encontraba

todas partes. Reformó la ley de hipotecas

al llegar a su hogar con la sonrisa cariñosa

y juzgados; hizo prácticas las leyes sobre

y las tiernas caricias de su compañera. Este

independencia del Estado y de la Iglesia,

cuadro por lo demás lo vemos semejante en ignacio ramírez

301

casi todos los hogares de los prohombres y apóstoles de la Reforma.

302

El discurso referido le valió al orador una comida en el Tívoli, que dio D. Vicente Gar-

En el tiempo en que nuestro biografia-

cía Torres, a la que asistieron muchos libe-

do volvió a la vida privada, dedicóse como

rales y que fue una ovación constante para

de costumbre a sus tareas de la prensa y de

Ramírez.

la tribuna. Entonces pronunció su soberbio

Amenazaba ya a México la interven-

discurso del 16 de Septiembre de 1861, califi-

ción extranjera cuando “el Nigromante”, en

cado por D. Ignacio Altamirano y por noso-

unión de D. José M. Iglesias, de Altamira-

tros con razón, como el más grandioso que

no, de Prieto, de Santacilia, de Schiafino y

haya resonado en México y aun en la Amé-

de Chavero, fundó y publicó un periódico

rica toda, bastando por sí solo para dar repu-

pequeño intitulado La Chinaca, el cual tenía

tación universal a cualquier hombre. Siendo

por objeto levantar el espíritu público para

innumerables sus bellezas, sólo nos permi-

defender la autonomía de México. Ramírez

tiremos transcribir aquí un pequeño trozo

fue nombrado a poco tiempo diputado al ter-

de él en que haca la paráfrasis del fíat lux del

cer Congreso Constitucional que se reunió

génesis, paráfrasis de una frase considerada

en Abril de 1863, a la sazón que el ejército

literariamente como sublime, y a la que sin

invasor ponía cerco a la ciudad de Puebla y

embargo le da todavía más ser y más belle-

entonces el antiguo constituyente volvió a

za si cabe, a pesar de que imposible parece

hacer oír su voz como tribuno proponiendo,

añadir esa belleza a frases como la citada.

entre otras cosas, que para tener elementos

Dice así el trozo a que nos referimos: “Dijo

para afrontar el peligro de la patria, se ex-

Dios: —sea la luz —y la luz apareció bro-

claustrase a las monjas que aún ocupaban

tando por todos los poros del Universo, no

numerosos conventos de la ciudad; conven-

extendiéndose en apacibles ráfagas, como

tos ofrecidos como recurso al gobierno en

las que engalanan la aurora; ni con los varia-

aquellos críticos momentos, sirviendo a la

dos matices que se complace en ver el polo

vez tal medida para completar la obra de

sobre el manto de la noche, ni ondeando en

la Reforma; el Congreso aprobó esta propo-

el espléndido velo con que Iris encubre al sol

sición, la sancionó el Ejecutivo y recibió su

su faz ruborosa; sino fulminante, tremenda,

realización inmediatamente.

como un volcán sin límites, según lo atesti-

Después de ocupada Puebla por el ejérci-

guan los astros que arden todavía, los plane-

to invasor, el gobierno tuvo que abandonar

tas convertidos en escorias, los fragmentos

la capital de la República, y entonces Ra-

de mundos que pueblan el espacio, la vía

mírez, lo mismo que muchos otros patrio-

láctea cubierta con las cenizas de la catás-

tas, se vio obligado a emigrar. Era esa vez

trofe, los cimientos de lava corriendo por

tal la pobreza de nuestro biografiado, que no

la inmensidad, y la ennegrecida tumba del

habiendo podido proporcionarse un caballo

caos, y la carbonizada cuna de todo cuanto

al abandonar México, salió de aquí a pie y

existe”.

apoyado sólo en un bastón; en el camino de

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Tacubaya fue sin embargo alcanzado por un

amarilla: alzósele sin embargo el destierro

amigo, quien le ofreció una cabalgadura y ya

antes que pereciera Maximiliano y entonces

así pudo continuar su marcha hasta Toluca.

volvió a la Capital en la que vivió retirado y

De este lugar se dirigió a Sinaloa estimu-

vigilado por la policía hasta el triunfo de la

lando allí el patriotismo de los hijos de aquel

República en 1867.

benemérito Estado y dio a conocer enton-

A poco filióse “el Nigromante” en la

ces a un héroe, a Rosales, lo mismo que a

oposición ni gobierno del Sr. Juárez y a pe-

otros jefes de importancia como Corona, en

sar de esta circunstancia salió electo popu-

las correspondencias que por entonces pu-

larmente Magistrado de la Suprema Corte

blicó, correspondencias varias de ellas dirigi-

de Justicia de la Nación, entrando a desem-

das a D. Guillermo Prieto, en una de cuyas

peñar su alto encargo, pues aquella época

cartas habla de la famosa defensa de Maza­

cualesquiera que hayan sido las faltas de

tlán y del ataque a la Cordeliere llevada a cabo

la referida administración, era todavía una

por el Gral. Sánchez Ochoa. Después pasó a

época en que se respetaban las instituciones

Sonora, y allí redactó un periódico llamado

y cabía la lucha de los partidos y había lugar

La Insurrección, promoviendo y estimulan-

para todas las opiniones. Doce años perma-

do en él, el patriotismo de los sonorenses

neció el Sr. Ramírez como magistrado de la

ya amagados por el invasor, y entonces fue

Suprema Corte, tomando parte en los deba-

también cuando sostuvo su memorable po-

tes de ese en otro tiempo respetable cuerpo,

lémica con el gran tribuno español Emilio

con eminencias tales como los Sres. Lerdo,

Castelar, al fin de la cual polémica, recibió

Cardoso, Iglesias y otros.

un retrato del contrincante con la siguiente

Refiere el Sr. Altamirano que un día dis-

dedicatoria: “A D. Ignacio Ramírez, recuer-

cutiendo Ramírez con el Sr. Vallarta sobre

do de una polémica en que la elocuencia y

un negocio de los más difíciles, pronunció

el talento estuvieron siempre de su parte, el

nuestro biografiado un discurso tan razo-

vencido, Emilio Castelar”.

nado, tan convincente, que el referido Sr.

Después de expedida la nefanda ley de 3

Vallarla dijo a Altamirano admirado: “Es

de Octubre de 1865 por el llamado gobierno

lástima que este hombre no quiera escribir

imperial, Ramírez volvió a Sinaloa para con-

sobre Derecho Constitucional: sería el Kent

sagrarse a la defensa de los que en ella que-

de México”. En la época de la revolución de

dasen comprendidos, y allí produjo alegatos

Tuxtepec y ya próxima a triunfar esa revo-

verdaderamente notables, y tuvo la gran

lución, Ramírez fue preso en compañía de

satisfacción de apartar del patíbulo muchas

Alas y Simón Guzmán; pero permaneció

cabezas de patriotas. Poco antes de la caí-

poco tiempo, pues abandonada la Capital

da de Maximiliano volvió a México; pero

por el Gobierno del Sr. Lerdo, salió de allí

apenas lo supieron las autoridades imperia-

para ir a ocupar un puesto en el primer mi-

listas, fue conducido a San Juan de Ulúa y

nisterio formado por el General Díaz. Es

después a Yucatán, donde lo atacó la fiebre

una coincidencia digna de mencionarse que ignacio ramírez

303

304

casi siempre salía el Sr. Ramírez de una pri-

que perteneció Ramírez, a asistir y dar so-

sión para ocupar un alto puesto público, y

lemnidad a los funerales de éste. El cadáver

después descender de él con la conciencia

fue embalsamado y expuesto en la Cámara

tan limpia como cuando había subido. En el

de Diputados, haciendo guardia de honor los

ministerio de justicia dictó importantísimas

estudiantes y los masones. A la ceremonia

medidas, siendo una de ellas la abolición del

fúnebre que se verificó en la Cámara de Dipu-

internado en las escuelas nacionales, y la

tados asistieron el Presidente acompañado

creación de pensiones para alumnos pobres;

de su gabinete, los magistrados del primer

pero a poco se separó de esa secretaría yendo

tribunal del país y otros muchos funciona-

a ocupar otra vez su puesto a la Suprema

rios públicos, y después de esa ceremonia fue

Corte de Justicia.

conducido el cadáver al cementerio del Tepe-

Durante toda esta época hasta antes de

yac, donde se pronunciaron, así como en la

su exaltación al Ministerio de Justicia en la

Cámara varios discursos. De este suceso dice

administración de Díaz, sirvió la cátedra de

con justicia el Sr. Altamirano: “La manifesta-

Litara tura en la Escuela N. Preparatoria,

ción hecha con motivo de la muerte de Ra-

llamando allí la atención de profesores y

mírez, fue eminentemente popular y en ella

alumnos por lo asombroso de su erudición

se distinguió con especialidad la juventud

y el ingenio y agudeza con que manejaba

estudiosa”.

la sátira y el sarcasmo. A los exámenes de

Los conocimientos científicos de Ra-

literatura y sólo con el objeto de escuchar a

mírez eran profundos y abarcaban mu-

Ramírez asistía numerosa concurrencia, es-

chas ciencias. En las naturales se cuenta el

pecialmente de alumnos preparatorianos de

siguiente episodio que manifiesta su saber.

todos los demás cursos, siendo tales exáme-

Fue comisionado Ramírez en unión de los

nes para los referidos alumnos un verdadero

distinguidos naturalistas D. Gumersindo

acontecimiento.

Mendoza y D. Alfonso Herrera por el ilus-

Ya el año 1874 había muerto la tierna y

tre sabio D. Leopoldo Río de la Loza, para

constante compañera de su vida, la abnegada

presentar en la sociedad de Geografía y Esta-

esposa Soledad Mateos, y desde esa época se

dística un dictamen sobre nuestros bosques;

notó en Ramírez una transformación radical.

Ramírez escribió el dictamen y lo llevó a fir-

Sobrevivió sin embargo cinco años a la seño-

mar a sus compañeros de comisión, mas D.

ra, hasta que un día de Junio de 1879 se sintió

Alfonso Berrera rehusó firmarlo.

enfermo, y de una manera tranquila exhaló

—¿Por qué? le preguntó Ramírez; ¿aca-

el último aliento el día 15 del referido mes. La

so no está usted conforme con el dictamen?

noticia de su muerte produjo honda sensa-

—“Todo lo contrario, contestó Herrera; pero

ción en la sociedad entera y reconociendo en

tengo un escrúpulo. Mendoza y yo somos

el ilustre difunto a un corifeo de la Reforma,

más conocidos por nuestros estudios en esta

se apresuraron los poderes federales así como

ciencia que usted, y al ver el dictamen fir-

todas las sociedades científicas y literarias a

mado por los tres va a creerse que ha sido

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

escrito por Mendoza o por mí y yo no deseo

Tenía conocimientos también en Quí-

que se me atribuya un mérito que no me

mica, en Geología y en Paleontología, en Fi-

pertenece. Deseo que todos sepan que usted

lología, en Fisiología, en Economía política,

es el autor de tan soberbio estudio, como es

etc., y pintaba acuarelas, no siendo extraño

de justicia”. El dictamen se presentó al fin

tampoco a la Fotografía y Carpintería; pero

con dos firmas, la de Ramírez y la de Men-

Ramírez fue sobre todo apóstol e incansable

doza, que tuvo que firmar por ser discípulo

propagandista de los principios de la Refor-

de aquél, como una muestra de respeto al

ma y el filósofo más avanzado en ideas de

“Nigromante”. Este episodio dice el Sr. Al-

toda aquella pléyade ilustre de los grandes

tamirano que le fue referido por el mismo

oradores del Constituyente.

Sr. Herrera.

Ramírez nació en San Miguel de Allen-

En Física y Meteorología también reve-

de, del Estado de Guanajunto, el 22 de Ju-

ló sus grandes conocimientos presidiendo la

lio de 1818, siendo sus padres Don Lino

Sociedad de Geografía y Estadística. Dice el

Ramírez y Doña Sinforosa Calzada. El pri-

mencionado biógrafo que se presentaba por

mero fue un patriota muy ameritado y li-

primera vez a la referida Sociedad el ingenie-

beral valeroso afiliado desde un principio

ro Don Santiago Méndez y conforme al re-

en el partido federalista; a la caída de Bus-

glamento debía éste pronunciar un discurso

tamante fue nombrado vicegobernador de

sobre un tema científico. El Sr. Méndez llevó

Querétaro, secundando en su obra al ilustre

uno muy notable, sobre todo por la nove-

patriota Gómez Farías, por lo que Ramírez

dad del asunto, pues trataba de Meteorolo-

fue educado desde su más tierna infancia en

gía marítima con observaciones hechas en el

las ideas patrióticas y liberales más puras, y

Golfo de México. Ramírez acostumbraba re-

la Sra. Calzada fue el modelo de las madres

plicar siempre a los discursos de recepción y

y de las esposas, teniendo además lleno su

en esa vez, con admiración de todos los pre-

espíritu de ideas y de sentimientos nobles y

sentes y especialmente de Méndez, contes-

levantados; si mucho debió por consiguien-

tó ampliando la materia y agregando nue-

te la justa fama de nuestro biografiado a su

vas observaciones. Méndez había escogido a

iniciativa personal y a sus grandes aptitudes

propósito ese asunto, pues según manifestó

intelectuales, debió también y no poco a la

contenía su trabajo novedades que suponía

educación que de sus padres recibiera; por

completamente desconocidas, fundadas en

eso él, modesto como todo sabio, y amoroso

estudios hechos por marinos ingleses y pu-

como excelente hijo, dice al hablar del autor

blicados en aquellos días. El Sr. Martínez de

de sus días, lo siguiente: “En los primeros

la Torre, que estaba presente, dijo también

diez años de la Constitución de 1824 apa-

que él había aconsejado a Méndez llevase

recieron en los Estados Legislaturas y gober-

un asunto enteramente nuevo para tener

nadores progresistas; la instrucción pública,

el gusto de escuchar a Ramírez y ponerlo a

el arreglo de la Iglesia, la proclamación de los

prueba.

primeros principios económicos y todas las ignacio ramírez

305

reformas que después se han conquistado, se iniciaban en la Capital de la República, y encontraban diestros y celosos defensores en patricios como los gobernadores de Jalisco,

Debido a la amabilidad de los Sres. Ramírez con cuya amistad nos honramos, y a los datos que se han servido ministrarnos, podemos hacer desde luego una rectificación respecto al episodio que relatamos al principio de esta biografía, sucedido con su hermano menor el general Juan Ramírez, en una de las varias prisiones que

Zacatecas, Estado de México y Querétaro,

tuvo nuestro biografiado. Allí asentamos que este suceso

atreviéndome a rendir este homenaje a mi

se verificó sufriendo al gran demócrata el largo y peno-

padre, ya que con mis obras he quedado

exacto, pues no fue tan suave el dictador para permitir

muy atrás de sus esperanzas”. Estas últimas palabras honran tanto al padre como al insigne autor de ellas, y son su mejor panegírico. Enrique M. de los Ríos

so cautiverio que le hizo pasar Santa-Anna, lo que no es salir ni por un momento al preso sin custodia y bajo su palabra de honor. Así es que el hecho acaeció en el tiempo de la primera de las prisiones que por desavenencias políticas con Comonfort soportó Ramírez en el antiguo convento de San Agustín. Conste.— (N. del A.)

Jes˙s Gonz· lez Ortega

1824-1881

Nació

caudillo reformista cuya biografía

María Sánchez Román, y desarmaron una

vamos a trazar lo más brevemente que nos

fuerza permanente que de Durango acudía

sea posible, en la Hacienda de San Mateo,

presurosa en auxilio de los sublevados de Ja-

Partido del Fresnillo, Estado de Zacatecas,

lisco. Así se inició en la vida pública quien

el año de 1824, siendo sus padres el Sr. D.

había de llegar a mandar en jefe las denoda-

Laureano González y la Sra. Doña Francisca

das huestes liberales.

el

Ortega.

Santa-Anna estableció cínicamente su

De su niñez y juventud se sabe poco y

odiosa dictadura sobre los fatigados miem-

sólo nos es dado decir que no pudo terminar

bros de la patria exánime, y una de sus

en Guadalajara la carrera literaria que había

primeras víctimas iba a ser naturalmen-

elegido, porque importantes negocios par-

te González Ortega, que sólo merced a su

ticulares lo llevaron a Teul, donde permane-

popularidad y a sus excelentes relaciones

ció consagrado a ellos algunos años.

amistosas se vio libre de la tiránica orden

También podemos consignar que era

de persecución contra él fulminada. Triun-

algo inclinado al cultivo de las musas y que

fó el Plan de Ayutla, y el Sr. D. Victoriano

tanto antes de figurar en la escena política,

Zamora, Gobernador de Zacatecas, le nom-

como ya haciendo principal papel en ella,

bró prefecto de Tlaltenango, siendo a poco

publicó en diversos periódicos defensas apa-

electo diputado al Congreso Constituyente,

sionadas y categóricas de sus opiniones.

honroso cargo que no llegó a desempeñar.

Cuando el pronunciamiento de Guada-

En 1857 fue designado en las ánforas

lajara en Julio de 1852, solicitando el regreso

populares para ocupar una curul en la Le-

de Santa-Anua al país, mientras Arista vaci-

gislatura que debía constituir el Estado de

laba en la Capital y los Estados comenzaban

Zacatecas conforme al nuevo orden de co-

a secundar el movimiento revolucionario, se

sas, teniendo oportunidad con tal motivo,

unió González Ortega con el coronel D. José

de protestar, en unión de sus compañeros

˜ 307 ˜

los Lics. José María Castro y Francisco Parra,

gobierno de Zuloaga, y descolló en suma,

contra el golpe de Estado que acababa de

desde luego, como hombre de administra-

abrir para la República una sangrienta era

ción, enérgico, probo, inteligente y patriota.

de calamidades y trastornos. Comonfort fue lanzado por sus propios

de los vencedores en las Barrancas, ataca a

cómplices, y éstos, contando a discreción

Zacatecas, vuelta a ocupar por González

con las bien repletas arcas del clero, organi-

Ortega: éste, que sólo contaba con 200 de

zaron un ejército que al mando del general

fuerza medianamente disciplinada, en tres

Osollo avanzó rápidamente hacia el Interior

días improvisa un ejército de 10,000, arma-

y derrotó en Salamanca al general Parrodi,

do con cuchillos y piedras, y en 48 horas de

jefe de la coalición antirreaccionaria.

reñido combate, hace huir derrotado, en el

Este desastre y la derrota de Vidaurri en Ahualulco, ocasionaron tal desmoralización

308

D. Joaquín Miramón con 2,000 hombres

silencio de la noche, hacia Aguascalientes, al jefe tacubayista.

y alarma en el bando liberal, que el Goberna-

Largo y difuso sería referir uno a uno los

dor a la sazón de Zacatecas, Lic. Parra, dejó

diversos hechos de armas que con varia for-

acéfalo el gobierno, recayendo éste por mi-

tuna sostuvo el caudillo zacatecano contra

nisterio de la ley en el Sr. González Ortega,

las tropas reaccionarias: ora victorioso, ora

quien reconoció en el acto al Gral. D. Santos

derrotado, condujo con gloria su legión de

Degollado como centro de toda operación

patriotas desde Zacatecas hasta Durango, y

militar y como único representante legítimo

desde Durango hasta Aguascalientes.

del gobierno republicano. Al aproximarse el

Una vez, en un encuentro de poca en-

ejército vencedor en Ahualulco, con fuer-

tidad, cayó en sus manos D. Manuel Igna-

zas muy superiores y un inmenso tren de

cio López, amigo suyo de la infancia que

artillería, evacuó la ciudad con el propósito

militaba bajo las banderas enemigas. López

deliberado de poner en salvo los elementos

fue condenado a muerte por un tribunal

de guerra que había logrado acumular en el

competente, conforme a la ley, y después

breve tiempo de su interinato. Pagó los com-

de interponer muchas influencias ante el

promisos que soportaba el erario; organizó

jefe liberal para salvarse, solicitó de él una

nuevas fuerzas para repeler las gavillas reac-

entrevista, en la que intentó los más sobre-

cionarias; decretó que los que reconociesen

humanos esfuerzos. —Pues bien —le dijo

capitales piadosos redimieran el 2 por cien-

para terminar González Ortega —no soy

to en favor de las rentas públicas; sujetó al

yo quien te condena, ni yo puedo tampoco

juicio ejecutivo por jurado a los ladrones;

salvarte. Si no tienes el valor suficiente para

suprimió las oficinas inútiles; suspendió

morir, después de haber sostenido la causa

los empleados ineptos; prohibió que los je-

de los malos mexicanos, yo pondré por ti mi

fes militares exigiesen dinero y caballos sin

pecho a las balas. López abrazó enternecido

orden superior; impuso penas severísimas

a su amigo y se despidió de él. Media hora

a cuantos auxiliasen o sirviesen al llamado

después se oyó una descarga.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Los fusilamientos de Tacubaya el 11 de Abril vinieron a probar en otro sentido la

esta manera cayó en sus propias redes el cabildo durangueño.

energía y el temple de alma de González Or-

A D. León Guzmán que le proponía un

tega, pues al tener noticia de aquella horri-

proyecto de circunstancias, una combina-

ble hecatombe, manda aprehender al clero

ción política más o menos conveniente,

de Irapuato, le hace vestir la blusa caracte-

pero anticonstitucional, le respondió:

rística del chinaco y le incorpora en su ejér-

—Comprendo, señor, los patrióticos móvi-

cito. —Es preciso —exclama— que ese clero

les de lo que se me propone; pero romper

que predica y santifica el derramamiento

en estos momentos la bandera de nuestra

de sangre, sepa personalmente lo que es la

legitimidad, es un verdadero suicidio políti-

guerra civil.

co. ¡Que no haya escisiones en el seno del

Y marcharon, fusil al hombro, los clérigos

partido liberal y el triunfo es nuestro!

de Irapuato. Promulga en seguida las Leyes de

Derrotado en Salinas, pierde de nuevo a

Reforma en Zacatecas, declarando propiedad

Zacatecas, y es nombrado general de briga-

del Estado los bienes del clero, exclaustrando

da, pero no acepta: no tiene ni quiere gra-

a los frailes y estableciendo el matrimonio ci-

do militar ninguno. El 24 de Abril de 1860

vil. Y no sólo esto, sino que amenaza con la

ganó el Gral. Uraga la memorable batalla de

pena de muerte a los eclesiásticos que exijan

Loma Alta, quedando prisionero en su poder

la retractación del Código de 57 y a los que

un ejército entero, con su jefe D. Rómulo

de palabra o por escrito, propaguen máximas

Díaz de la Vega; mas a poco tiempo el mis-

o doctrinas contrarias a la forma de gobierno

mo Uraga cae en Guadalajara en manos de

establecida, o a la obediencia de las leyes y

Miramón y propone un canje González Or-

autoridades legítimas.

tega al jefe reaccionario, que no aceptó éste

Expide semejantes disposiciones, no con

“considerando que sería atizar verdadera-

el apoyo moral de una victoria, sino tras los

mente la guerra civil, volver a poner en jue-

aciagos acontecimientos de Tacubaya y ante

go ciertos elementos que deben alimentarla

la notoria desgracia que persiguió al ilustre

y que se ha conseguido quitar al enemigo”.

Gral. Degollado. ¡Hombre indomable y viril,

Al saber esto González Ortega lo puso en

responde a los golpes de la adversidad con

conocimiento de Díaz de la Vega, dándole

actos de audacia y firmeza de principios!

su libertad sin condiciones, lo mismo que

En Durango, el cabildo eclesiástico le ofrece

a los demás prisioneros, y quinientos pesos

$2,000 para los gastos de la guerra, pero al

para todos. Aunque obró así bajo su respon-

día siguiente se evaporaron los señores ca-

sabilidad el jefe constitucionalista, fue apro-

nónigos y no hubo con quién entenderse

bada su conducta, como merecía, por Dego-

para exigir el cumplimiento de la promesa.

llado. Rasgos de esta naturaleza no figuran

Entonces González Ortega manda abrir la

en la historia del partido conservador, que

catedral, extraer cuanta plata y oro contie-

siempre hizo alarde de un extraordinario y

ne, y dispone su inmediata acuñación. De

sangriento lujo de crueldad e intransigencia. jesús gonzález ortega

311

312

Miramón tomó posiciones frente a Sayula:

Coronel D. Miguel Auza. Comienza a poco

Ramírez y Cajén, con una brillante división

el combate. Las infanterías constitucio-

de fuerzas victoriosas y un gran tren de ar-

nalistas sufren el fuego de la artillería sin

tillería de grueso calibre, marchan a unírse-

contestarle: la caballería da un largo rodeo:

le. González Ortega les sale al encuentro:

González Ortega es blanco de las punterías

coloca sus infanterías entre los Estados de

enemigas y las balas de cañón pasan cerca

Aguascalientes y San Luis, y a la cabeza de 600

de su cabeza o abren surcos a los pies de

caballos se presenta al enemigo, dando prin-

su caballo. Dos horas y media ha durado

cipio un horroroso combate, sostenido por

el combate reñidísimo: el jefe republicano

espacio de 40 leguas hasta que la caballería

se pone al frente de la caballería y atacan-

liberal quedó destrozada, sin que por eso el

do por la retaguardia al enemigo, según su

enemigo hubiese obtenido ninguna ventaja.

plan audaz, a la vez que las infanterías se

Se sitúa éste en la Hacienda de Peñuelas y

arrojan a la bayoneta sobre la artillería, de-

González Ortega, con sus tropas colecticias,

cide el éxito de la batalla. Levanta el campo

mal disciplinadas, inferiores en número, y

y entierra con los honores de generales de

con una sola pieza de artillería (que se inu­

División en Aguascalientes, a los jefes y ofi-

tilizó al comenzar la batalla), pernocta en

ciales muertos del enemigo, entre los que

Aguascalientes.

se cuenta D. Florentino Muñoz, que des-

El día 15 de Julio de 1860 al primer albor

pués de la batalla de Salinas hizo colocar el

del día, tres hombres, montados en magní-

cadáver desnudo del infortunado Sánchez

ficos caballos, llegan galopando a las orillas

Román en una mula y pasearle como obje-

de Peñuelas. Uno de ellos reconoce con su

to de irrisión y vilipendio.

anteojo el campo que tiene delante y vol-

Según el parte oficial quedaron en poder

viéndose hacia los que le acompañan, dí-

del paladín victorioso más de 1,000 prisione-

celes: —¿Quién de ustedes conoce el terre-

ros, gran tren de carros con parque, más de

no? —Yo —responde uno de ellos. —Pues

200 acémilas; todo el armamento del ejérci-

—replica el primer interlocutor —tendido el

to vencido, las banderas y diez piezas de ar-

enemigo en batalla frente a la posición que

tillería. Murieron en la acción los capitanes

ocupamos en esto momento ¿por cuál de

republicanos D. Miguel Palacios, D. Rafael

sus flancos podría dársele una carga de caba-

Arriola y D. Cosme Villagrán. Repitiéronse

llería? —Por ninguno: los vallados y barran-

las proposiciones de canje a Miramón, que las

cos lo imposibilitarían. —No importa; nos

rechazó de nuevo, por lo que los prisione-

queda la retaguardia; y aunque ha elegido

ros de Peñuelas fueron puestos en libertad

ventajosamente su campo, le daré la batalla.

con los recursos más indispensables a su

Mis órdenes son las siguientes…

viaje. Después del brillantísimo triunfo re-

Y retornan los tres jinetes por donde

ferido, se ofrecieron a las órdenes del heroi-

habían venido. Eran D. Jesús González

co caudillo los Grales. Carbajal y Doblado.

Ortega, el Gral. D. Francisco Alatorre y el

Interrogándole el segundo sobre su plan de

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

campaña: —Pelear donde y como quiera el

posición, difícil sólo era causada, fuera de la

enemigo —contestó González Ortega.

impopularidad de su partido, por las derro-

Tal es la divisa y programa de toda su carrera militar.

tas de otros jefes; Miramón, con todo su prestigio de audacia, valor y conocimientos

Ocupa a Lagos y da organización pro-

militares, con buena artillería y mejores sol-

visional al ejército: una de las divisiones

dados, iba a luchar cuerpo a cuerpo, con el

queda al mando del Gral. Alatorre; la otra al

vencedor en Durango, Aguascalientes, Za-

del Gral. Lamadrid y la caballería al del Gral.

catecas y Peñuelas, con el que habían procla-

Carbajal. Don Ignacio Zaragoza es Cuartel

mado los suyos valiente entre los valientes,

Maestre del ejército. Doblado y Berriozábal

aunque jamás había pisado una escuela de

permanecen en el mando de sus respectivas

táctica ni un colegio militar. Y esa lucha ho-

fuerzas. González Ortega, simple particu-

mérica iban a presenciarla, no sólo algunos

lar, queda mandando en jefe. Así el ejército

miles de hombres, sino los Estados, la na-

del pueblo, defensor y sostén de las institu-

ción entera… Era un reto de vida o muerte…

ciones democráticas, está a las superiores

El combate debía ser, pues, solemne y

órdenes de un patriota ciudadano, brotado

terrible”.

al calor de los acontecimientos, de la masa

González Ortega reconoce el campo la

misma del pueblo cuyos sagrados intereses

tarde del mismo día 9, toma posiciones y

sostiene en la contienda.

permite que el enemigo observe sus movi-

Se aproxima la catástrofe final, pero an-

mientos. Llega la noche y rápidamente hace

tes se verificará todavía otro episodio trági-

que el Gral. Zaragoza cambie la posición de

co. Don Miguel Miramón establece su cam-

la artillería y las caballerías, y las tenga dis-

po en Silao; el ejército liberal avanza hacia

puestas a entrar en acción en la madrugada.

él y el 9 de Agosto se avistan ambas huestes.

El enemigo no ve las bocas de los cañones a

Por la primera vez, como Gustavo Adolfo y

30 metros que distan únicamente de él, por

Wallenstein en Lützen, iban a encontrarse

impedírselo un profuso maizal de que ha sa-

los dos guerreros más notables de los dos

cado grandísima ventaja el jefe republicano.

partidos beligerantes, si bien, a diferencia

González Ortega, atravesando una llanura

del héroe sueco que murió sin presenciar su

pantanosa, mueve a la vez las infanterías, y

victoria sobre el general austriaco, González

en suma, todo el ejército liberal, protegido

Ortega, más feliz, estaba destinado a pre-

por las sombras de la noche, cambia sus po-

senciar la suya sobre el intrépido campeón

siciones del día anterior colocándose a poca

del retroceso.

distancia, frente de la línea del enemigo, sin

“Miramón —dice un biógrafo anóni-

que éste lo sintiera. El táctico de escuela, el

mo —que sólo ante lo imposible retrocedía,

militar de ciencia y experiencia, ha sido derro-

como en Veracruz, y sólo después de inten-

tado, desde la víspera de la batalla, por su

tarlo se había retirado; Miramón, que perso-

humilde adversario, soldado del pueblo, sin

nalmente jamás había sido derrotado y cuya

pretensiones ni conocimientos técnicos. jesús gonzález ortega

313

Al amanecer el 10 se rompen los fuegos por ambas partes. Ordena González Ortega

314

miento de jefe supremo del ejército y su despacho de general de brigada.

que se formen dos fuertes columnas, una al

Restablecido de sus males después de la

mando de Alatorre y de Zaragoza la otra: or-

toma de Guadalajara, se pone al frente de

dena también desplegar las banderas de los

las fuerzas, cuya avanzada había sufrido un

cuerpos, y descubriéndose en medio de la

considerable descalabro en Toluca. La hora

metralla, vitorea a la Libertad y a la Consti-

del completo triunfo había, sin embargo,

tución de 57. Después de tres horas de san-

sonado ya y pronto los laureles de Silao

grienta lucha, Miramón, el invicto, el estra-

iban a refrescarse en nueva y decisiva bata-

tégico, el triunfador, quedó completamente

lla campal. La mañana del 22 de Diciembre

derrotado, dejando en poder del vencedor,

se encontraron ambos ejércitos en las lomas

su inmenso tren de artillería, sus armas, sus

de San Miguel de Calpulálpam, fuerte el

municiones, las banderas de sus cuerpos y

reaccionario de 8,000 hombres y 30 cañones,

centenares de prisioneros, incluso en éstos

y de 11,000 el liberal y 44 piezas de artille-

algunos generales y multitud de jefes y su­bal­

ría. La línea de las dos huestes era extensí-

ternos, que fueron puestos en libertad, no

sima: González Ortega ocupa el centro de

obstante hallarse entre ellos muchos que

la suya y Zaragoza el ala izquierda, frente a

habían ya gozado de igual gracia después de

él las mejores tropas del enemigo. Miramón

las acciones de Loma Alta y Peñuelas; rasgo

principió el combate, atacando con un brío

de humanidad y nobleza, dice el Sr. Vigil,

furibundo a sus contrarios, mientras que su

que honra en gran manera al jefe vencedor.

hermano D. Mariano con mil caballos tra-

La derrota de Miramón en Silao trajo

taba de envolver a Zaragoza; pero a la vez

como consecuencia la ocupación de Guana-

que gran parte de estos dragones se pasaron

juato y todo el Bajío por el ejército consti-

alas filas liberales, manda González Ortega

tucionalista. González Ortega pensó dirigirse

formar una fuerte columna de infantería a

inmediatamente sobre la Capital de la Repú-

las órdenes de Alatorre, hace que los artille-

blica, a cuyo efecto envió una circular a los

ros arrastren a brazo las piezas, previene al

representantes extranjeros, manifestándoles

Gral. Mena que en el acto que se mueva la

que lo ponía en su conocimiento a fin de evi-

columna proteja su flanco con las caballe-

tar reclamaciones por los perjuicios que pu-

rías y ataca furiosamente el ala izquierda

dieran sufrir sus respectivos nacionales.

de Miramón. Las caballerías de Mena lejos de

Cambióse empero de parecer y el ejérci-

obedecer a su jefe, huyen a un cerro inme-

to retrocedió rumbo a Guadalajara, ciudad

diato, lo cual observado por González Orte-

que sitió formalmente, tras algunas esca-

ga, vuela en su seguimiento, alcanza a cosa

ramuzas de menor o mayor trascendencia,

de 200 caballos y logra con voz estentórea

verificadas en el trayecto. Zaragoza tomó el

hacerlos contramarchar, mientras que Zara-

mando en jefe de las tropas, por enfermedad

goza con su proverbial valor se sostiene por

de González Ortega, que recibió el nombra-

milagro en su dificilísima situación. Deshecha

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

el ala izquierda del enemigo, González Or-

Ocampo, Mata, La Llave y Berriozábal, y a

tega ataca rápidamente el centro, le hace

todos los vitoreó, principalmente al prime-

pedazos y cae como torrente sobre la reta-

ro, a quien hizo salir de las filas de entusias-

guardia, al mismo tiempo que los Grales.

tas ciudadanos, abrazándole con efusión y

Zaragoza. Alamberri, Lamadrid y Régulus

asegurándole que él era el más merecedor de

cargan con ímpetu sobre el frente del ejérci-

aquella ovación por su constancia, su fe y

to reaccionario, cuyos últimos restos fueron

sus eminentes servicios. La iluminación de

completamente aniquilados.

la ciudad fue por la noche espléndida y el

Miramón con unos cuantos jefes se

regocijo unánime y espontáneo.

volvió a la Capital, trayendo la noticia de

Al formar Juárez su gabinete, nombró

la derrota, en que había perdido toda su ar-

ministro de Guerra a González Ortega, que

tillería, trenes, municiones y soldados. In-

renunció luego por creer que la opinión pú-

descriptible fue el pánico y desconcierto que

blica sería hostil al ministerio y negarse el

se apoderó de los conservadores en la me-

Presidente a modificarlo. Juárez aceptó de

trópoli al saber el tremendo desastre sufrido

plano la renuncia y se negó a recibir a una

por su ídolo, lugarteniente y cuasi régulo.

comisión de un club político que iba a so-

El 25 entró el ejército constitucionalista en

licitar de él que no la aceptase. El Sr. Vigil

México. González Ortega expidió un ma-

elogia debidamente, tanto la digna firmeza

nifiesto ofreciendo toda clase de garantías a

de Juárez, cuanto la abnegación patriótica de

los habitantes del Distrito, y por disposición

González Ortega, que supo contenerse no

también suya, a fin de que se pudieran ver

obstante la profunda herida que había reci-

en su conjunto las tropas que acababan de

bido en su amor propio.

coronar con la victoria la revolución refor-

Ocampo, Degollado y Leandro Valle

mista, el 1º de Enero de 1861 verificaron una

sucumben uno tras otro a la sanguinaria y

entrada triunfal más de 28,000 hombres de

feroz venganza de los cabecillas conserva-

las tres armas. Después de la descubierta iba

dores. González Ortega es nombrado por el

González Ortega con el Estado Mayor del

Congreso Presidente interino de la Suprema

Ejército, rodeado de diversos clubes con es-

Corte de Justicia, pero antes de otorgar la

tandartes rojos. El Ayuntamiento que había

protesta, acude con 3,000 hombres en per-

salido a recibirle, le encontró en la calle del

secución de Márquez y Zuloaga, a quienes

Puente de San Francisco, a su vista se bajó

alcanza en Jalatlaco, con 2,500, y los derrota

del caballo el general y contestó un discurso

completamente, tomándoles todo su tren

que en nombre de la corporación le dirigió D.

de guerra, parque y armamento. Se celebró

Francisco Ma. del Castillo, poniendo en sus

este triunfo con salvas de artillería, músicas

manos el estandarte de la ciudad, como un

y festejos de todas las clases sociales. Prestó

honorífico testimonio de respeto y gratitud.

ante la comisión permanente la protesta de

En el trayecto fue encontrado entre la mu-

ley y algún tiempo después renunció el car-

chedumbre el caudillo a los Sres. Degollado

go de jefe del ejército de operaciones, sin nejesús gonzález ortega

315

316

garse por eso a prestar sus valiosos servicios

y publicó una proclama que remitió junta

en la injusta guerra a que nos provocaba

con una atenta carta, al jefe mexicano, su-

Francia, cuyas tropas, rompiendo los trata-

poniéndole capaz de una traición: Gonzá-

dos de la Soledad, avanzaron sobre Puebla,

lez Ortega le contestó con gran dignidad,

donde el 5 de Mayo de 1862 obtuvo sobre

significándole, no sólo su cariño personal

ellas el Gral. Zaragoza la inmortal victoria

al Presidente Juárez, sino su completa adhe-

que probó ante el mundo el valor y el patrio-

sión a las instituciones democráticas, por

tismo de los hijos de México.

las cuales empuñaba las armas, y su decidi-

Después de este suceso, el ejército francés

do propósito de sostener limpio el honor de

se replegó a Orizaba, y conforme al plan de

su patria. Avanzó Forey con 36,000 soldados

Zaragoza, jefe del Ejército de Oriente, Gon-

sobre Puebla, donde se había fortificado el

zález Ortega con su División debía ocupar el

jefe mexicano con 20,000. El 16 de Marzo

cerro del Borrego a las once y media del día 13

de 1863 comenzó el sitio, que duró 62 días de

de Junio; pero no habiéndolo hecho hasta en

portentosa lucha. El ejército francés sólo

la noche se difirió el ataque para el 14. Gon-

ocupaba ruinas después de inauditos esfuer-

zález Ortega ocupó pues la cumbre de la in-

zos y enormes pérdidas. El perímetro de los

expugnable eminencia, mas una india reveló

sitiados al cabo de tan largo asedio perma-

el movimiento a Lorencez, y Diétric con dos

neció casi el mismo, pues los invasores sólo

compañías sorprendió la posición mexicana

habían logrado apoderarse de San Javier y

entrando en desorden la brigada, que perdió

algunas manzanas circunvecinas, reducido

400 hombres y se retiró sin más perjuicio a

todo a un montón de escombros. Viendo

Santa María. No hubo, pues, el completo

Forey aquella resistencia que no esperaba, se

desbandamiento, como se ha propalado, de

propuso agravar de mil maneras la situación

las tropas de González Ortega, que consta-

de los sitiados para obligarlos a rendirse,

ban de siete batallones de infantería, sino la

negándose a la petición de los vicecónsules

simple pérdida, aunque notoriamente adver-

de los Estados Unidos y de Prusia, para que

sa para la hábil combinación de Zaragoza, de

permitiera salir de la ciudad a las mujeres,

un inmejorable punto estratégico. El vence-

niños y familias indefensas. “El Gral. francés

dor del 5 de Mayo atacó siempre con arrojo a

cree, decía con tal motivo González Ortega,

Orizaba, penetrando con sus columnas hasta

que por el terror de las familias obligará a

el convento de San José, pero tuvo que reti-

la guarniciona rendirse; mas si esto cree se

rarse por falta del concurso que le era indis-

equivoca, pues los soldados que mando, y

pensable de la brigada sorprendida, y a poco

yo muy particularmente, estamos resueltos

tiempo falleció de fiebre, siendo reemplazado

a defender manzana por manzana y edificio

en el mando del Ejército de Oriente por el

por edificio, aunque todo quede convertido

Gral. González Ortega.

en ruinas”.

El 22 de Diciembre del mismo año lle-

El 13 de Abril rompieron el sitio las

gó Forey a Veracruz con numerosas fuerzas

caballerías mandadas por O’Horán y Riva

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Palacio, con ánimo de introducir víveres y

armamento y piezas de artillería, disolver el

municiones que faltaban, quedando redu-

ejército y entregarse el cuerpo de jefes y ofi-

cida así a 12,000 hombres la guarnición.

ciales sin condición alguna. ¡Ejemplo único

Las municiones y los víveres continuaron

en la historia!

agotándose sin que de fuera lograse recibir

Se entregaron a discreción los generales

ningún auxilio el heroico ejército circunva-

González Ortega, Paz, Berriozábal, Alatorre,

lado. Todos los días había combates dignos

La llave. Huerta, García, Calombres, Mejía,

de la epopeya. El 25 intentó Forey tomar la

Mora, Antillón, Hinojosa, Patoni, Gayosso,

plaza por asalto, pero fue derrotado después

Osorio, Pinzón, Porfirio Díaz, Lamadrid,

de siete horas de encarnizada lucha, dejando

Rioseco, Escobedo, Prieto, Caamaño, Sán-

prisioneros 8 jefes y 160 soldados y multi-

chez, Cosío, Auza, Loera y González de

tud de cadáveres y heridos.

Mendoza; 303 oficiales superiores y 1,179

Varios jefes mexicanos habían indica-

subalternos. El clero poblano saludó con

do ya a González Ortega la conveniencia

un solemne Te deum la entrada del ejército

de abandonar la ciudad con el fin de sal-

invasor; pero el pueblo, y aun los mismos

var el ejército de Oriente; pero él con gran

franceses, insultaron a los traidores, hasta

energía manifestó de un modo terminante

el punto de ser azotados públicamente con

su resolución de perecer si fuese necesario,

baquetas de fusil, unos oficiales de Márquez

disputando palmo a palmo el terreno a un

por unos cazadores de África.

enemigo que contaba con poderosos ele-

Forey que trató al principio con grandes

mentos de guerra. Añadió que no admitiría

consideraciones a sus ilustres prisioneros, les

ni propondría capitulación ninguna y que

dijo en un rapto de sentimiento justiciero:

su deber y el del ejército era sucumbir den-

“que la rendición de la plaza había sido una

tro de la plaza para dejar ileso el honor de la

cosa nueva y extraordinaria, que no se regis-

patria. —No me han mandado abandonarla

traba en los anales de la guerra europea, por-

—dijo para terminar: —mi consigna ha sido

que no había sido una rendición previas las ga-

defenderla. —Yo soy el primero que sigo a

rantías que se solicitan en esta clase de actos,

usted por ese honroso camino, —exclamó

ni tampoco una capitulación, y por lo mismo

electrizado el valiente Gral. La Llave. —Mis

no hallaba un nombre propio que darle”.

órdenes deben cumplirse, repuso el Gral. en

Nosotros sí lo hallamos: heroicidad pa-

Jefe, —porque soy el único responsable de la

triótica. La defensa, en efecto, sostenida por

defensa de la ciudad.

tanto tiempo en una ciudad mal fortificada,

Después de la derrota de Comonfort en

con un ejército improvisado, a las órdenes

San Lorenzo, el 8 de Mayo, la situación se

de un guerrero cívico, contra un ejército tres

hizo verdaderamente insostenible por falta

veces más numeroso en los últimos días del

casi absoluta de municiones de boca y guerra,

asedio y dotado de todas las ventajas mili-

y tras nuevos y prodigiosos actos de patrio-

tares, es sin duda uno de los más hermosos

tismo y valor, se determinó romper todo el

y memorables hechos de nuestra historia; jesús gonzález ortega

317

318

hecho, que como dice muy bien el Sr. Pérez

y recursos; fue él, quien arrojó de palacio de

Verdía, “no supieron imitar los mismos fran-

Zacatecas a la junta de los llamados notables

ceses en su guerra con Prusia, en la cual se

y escudado en un derecho constitucional se

rindieron Strasburgo y Metz, las plazas más

abocó a la primera magistratura del Estado;

fuertes de Europa, a los 38 días la primera y

fue él, quien se apresuró a decretar las Leyes

62 la segunda, a pesar de que los sitiados te-

de Reforma en medio de los mayores des-

nían abundantes elementos e igualaban en

calabros y penurias del partido liberal; fue

número a los sitiadores”. Conducido Gon-

él, quien se puso de acuerdo con todos los

zález Ortega a Orizaba, de tránsito para

gobernadores de los Estados, creando un po-

la deportación a Francia, logró fugarse en

der moral formidable y unificando la acción

aquella ciudad, y dio al Supremo Gobier-

simultánea de todas las entidades federati-

no, desde Zacatecas, el 16 de Septiembre de

vas; fue él, quien venció en los campos de

1863, el parte oficial de la defensa de Puebla.

batalla a D. Miguel Miramón y D. Leonardo

Aquí termina propiamente la vida he-

Márquez, D. Félix Zuloaga y D. Silverio Ra-

roica del caudillo reformista, cuyos insignes

mírez; fue él, quien entró triunfante en la

méritos le colocan bajo el solio de los predi-

capital de la República y se sometió luego al

lectos de la patria. Sus pretensiones poste-

papel que quiso dársele en la escena política;

riores a la Presidencia de la República, sus

fue él, en suma, quien realizó en Puebla la

vehementes manifiestos sobre el particular,

más heroica acción en su género de nuestro

su derrota en Majoma, y sus últimos y tris-

gloriosos anales.

tes días hasta el de su muerte en Saltillo, a

Se refiere que la causa eficiente de la

20 de Febrero de 1881, sucesos son que no

gran popularidad y las victorias de González

le añaden ni quitan gloria, ni ayudan a per-

Ortega, radicaba en su ingénita elocuencia

filar la semblanza militar y política que de

para conmover las masas populares: habla-

su alta personalidad hemos intentado bos-

ba, y las chusmas le seguían fanatizadas; la

quejar en estas líneas. Traído su cadáver con

tropa sucumbía al hambre y al cansancio,

todos los honores correspondientes, desde la

su voz vibrante y profética la enardecía y

capital del Estado de Coahuila hasta la de

entusiasmaba hasta el delirio, y aquellos

la República, fue en todo el itinerario obje-

soldados macilentos y andrajosos, morían

to de sinceros homenajes de gratitud y se

gozosos al pie del lábaro constitucional. Sus

le tributaron suntuosísimos funerales en

audacísimos planes militares eran hijos de

el soberbio patio de la Escuela Nacional de

su carencia de sabiduría técnica: como Aní-

Ingenieros, inhumándosele en la rotonda de

bal buscaba, no en el arsenal del arte codi-

los hombres ilustres del panteón de Dolores.

ficado de la guerra, sino en el arsenal de su

Resumamos la vida del varón zacateca-

fecunda inspiración el recurso estratégico, el

no: fue él, quien viendo acéfalo el gobierno

movimiento adecuado, la posición conve-

de su Estado, se encargó por primera vez del

niente, según las circunstancias del comba-

poder ejecutivo, sin temer a la falta de armas

te y las cualidades del terreno. Esta táctica

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

especial suya, desconcertó la táctica aca-

González Ortega exigía el cumplimiento de

démica de los generales de colegio, y pudo

un precepto constitucional, los más caros y

verificarse el raro fenómeno, aunque lógico

vitales intereses de la República y de la mis-

dentro de las leyes de la evolución social, de

ma Constitución, exigían la permanencia

que el ejército del pueblo mandado por un

de Juárez en el poder. Los hechos posteriores

civil, derrotase al ejército de las clases privi-

demostraron esta gran verdad reconocida

legiadas mandado por un capitán de título.

hoy por todo el mundo, y en virtud de la

¡El militar lego venció y anonadó en toda

cual la previsión y la firmeza de Juárez ad-

forma al experto y perito militar!

miran más mientras más se retira de noso-

González Ortega era además un patriota sincero, un hombre leal y franco, un ciu-

tros aquella época de lucha por la libertad y la patria.

dadano idólatra de las instituciones libres

La grandeza de González Ortega no se

y respetuoso hasta el escrúpulo de las leyes y

amengua por un error de buena fe, que re-

las autoridades legítimas. De estas condi-

paró suficientemente con su abnegación, su

ciones de su carácter, nacieron sus pocos

retraimiento voluntario de la cosa pública,

errores como político: creyó que la ley está y

su constante negativa a prestar su nombre

debe estar siempre sobre toda consideración

para amparo de maquinaciones e intrigas

y toda conveniencia; y a la ley de regulari-

contra las autoridades constituidas, y la

dad legal interior que él tremolaba, opusó-

obscuridad y el silencio de sus postreros ins-

sele la ley de vida o muerte para la nación

tante. Honremos su memoria como la de

ante el peligro exterior de la guerra extran-

un héroe; la de un patriota; la de un gran

jera. No se viola la Constitución cuando se

ciudadano.

salva a la patria, y en los momentos en que

Francisco Gómez Flores

Florencio MarÌa del Castillo 1828-1863

I México

excomulgado por la Inquisición y la auto-

ha contado invictos cam-

ridad eclesiástica; Pablo Villavicencio, más

peones de la democracia y libertad en las

conocido por el “Payo del Rosario”, que por

nobles lides de la prensa y de la tribuna;

sus escritos, se atrajo el destierro, y por sus

apóstoles que han sabido sostener y luchar

ideas liberales murió asesinado en Toluca

por sus ideas, con el ardor y la constancia de

por un corifeo de la reacción; Juan Bautista

los mártires. En el periódico, en la tribuna y

Morales, el “Gallo Pitagórico”, magistrado in-

en la poesía, han descollado como otros en

tegérrimo, escritor satírico de primer orden,

los elevados puestos de la política o de los

víctima del dictador Santa-Anna, y al que

campos de batalla, y ora con su pluma han

intentó el partido clerical arrancar a la hora

discutido las cuestiones más trascendenta-

de su muerte la retractación de su credo li-

les, ora con su elocuencia han convencido

beral; ahí están también Quintana Roo, el

de la justicia de sus principios, ora en fin,

orador elocuentísimo, y Juan Valle, que aun

con sus inspirados cantos, han comunicado

ciego no era respetado sino escarnecido en

al pueblo el entusiasmo y valor cuando éste

las calles de Guanajuato por sus cobardes

los ha necesitado. Muchos son los escritores

enemigos, y Juan Díaz Covarrubias y Ma-

que han consagrado su talento en este sen-

nuel Mateos, sacrificados en Tacubaya del

tido, y no pocos los que en recompensa de

modo más infame, e Ignacio Ramírez y tan-

sus afanes y sacrificios han cosechado úni-

tos otros, que son lustre y timbre de las le-

camente la persecución, el ostracismo y la

tras mexicanas, y honra y orgullo del parti-

muerte.

do liberal y reformista. Todos ellos, grandes,

también

Ahí están, por ejemplo, Fernández de

ilustres y abnegados, sacrificaron su talen-

Lizardi, el patriarca de la democracia y de la

to y aun su vida para defender los grandes

reforma en México, encarcelado y persegui-

principios de la independencia y de la Refor-

do por el gobierno español, y encausado y

ma, ora señalando los abusos del poder, ora

˜ 321 ˜

inculcando aquellos por medio de su pluma

completo, como adversario y como amigo,

siempre enérgica y vibrante, por medio de

que murió mártir de sus ideas; pero que vive

su palabra siempre elocuente y avasalladora.

y vivirá para siempre en la historiado nues-

Lo que sufrieron, lo que lucharon por

tra patria y en el recuerdo de aquellos que le

ver implantadas en México las reformas so-

admiraron.

ciales, es difícil de enumerar en estas líneas,

322

pero fácil de comprender si atendemos a la

II

época en que figuraron, a los escasos elemen-

Florencio María del Castillo nació en la elu-

tos de que disponían y a los hombres que

did de México, el 27 de Noviembre de 1828,

combatieron. Firmes en sus ideas, constan-

y fue hijo del Lic. D. Demetrio del Castillo,

tes en la lucha, incansables en el trabajo, sin

natural de Costa Rica, y de Doña Francisca

envanecerse por el triunfo e imperturbables

Velasco. Su padre había venido a establecer-

en la derrota, pasaron por todos los marti-

se en nuestra República, con un hermano

rios; sufrieron la miseria que los devoraba al

llamado D. Florencio, que fue canónigo y

lado de sus seres más queridos, la censura

después obispo electo y gobernador de la mi-

que impedía la publicación de sus escritos,

tra de Oaxaca. D. Demetrio, ocupó en esta

la mordaza que ahogaba sus pensamientos

ciudad puestos distinguidos, entre otros el

y sus palabras en la tribuna, y las cárceles

de magistrado, y en seguida se trasladó a

que eran en muchas ocasiones las antesalas

México donde fue diputado y senador. El

del patíbulo.

padre de nuestro biografiado procuró dar a

Su talento, su ilustración, sus escritos,

su hijo una educación esmerada, y al efecto,

que en una era de paz les hubieran conquis-

una vez concluida su instrucción primaria

tado el aplauso de sus contemporáneos y los

lo hizo estudiar filosofía en el Colegio de

laureles de la posteridad, no les eran reco-

San Ildefonso.

nocidos en medio de las diarias y acaloradas

Desde entonces mostró Florencio su

polémicas que tenían que sostener, pues sus

decidida afición por la literatura, pues ase-

contrarios no veían en ellos al genio que

guran sus biógrafos que ocupaba sus ratos

deslumbra, sino al sectario que derrota y

de ocio en leer obras demasiado serias para

a quien hay que combatir con la diatriba,

su edad y en escribir pequeñas novelas que

con el insulto y hasta con la calumnia, sin

copiaba en libritos, cosidos y encuadernados

concederle absolutamente nada, ni la razón

por él mismo. Pronto, sin embargo, comen-

cuando convence, ni la inteligencia cuando

zaron los sufrimientos para el precoz nove-

subyuga. Entre estos batalladores de las le-

lista. El año de 1840 murió su padre, y quién

tras, entre estos defensores desinteresados

sabe cuál hubiera sido la suerte de Florencio,

de la independencia e integridad de nuestra

si no hubiera tenido el apoyo de su hermano

nación, colocamos a Florencio María del

mayor, el distinguido jurisconsulto y emi-

Castillo, escritor incansable, joven de inte-

nente publicista D. José María del Castillo

ligencia superior, hijo inmaculado y hombre

Velasco, que no hace muchos años dejó de

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

existir dejando un vacío en el foro nacional.

nuevas, para cuyo planteamiento luchaban

Bajo el amparo de este director fraternal tan

los demócratas, entre los cuales se contaba

desinteresado como inteligente, comenzó

Castillo.

Florencio sus estudios de medicina. Pero

“Entonces el periodismo era un campo

pronto los abandonó. Su irresistible incli-

de batalla en que los adalides enarbolaban la

nación por las letras, su carácter poético y

bandera que debía de ser defendida después

soñador y sus decepciones de colegial, pues

por la espada de los guerreros; la polémica

parece que sus condiscípulos no lo compren-

no era más que el prólogo del combate, y el

dieron y aun se burlaban de él, fueron los

protagonista sellaba muy pronto sus ideas

principales motivos para que abandonase la

derramando su sangre frente a los cañones

ciencia de Galeno.

enemigos y en los cadalsos, o perdiendo la

Comenzó, pues, Florencio, su vida de literato y de periodista. Sus preciosas no-

libertad en las oscuras prisiones en que el odio procuraba sepultar al talento”.

velas, sentimentales y filosóficas, comen-

Florencio María del Castillo tuvo que

zaron a llamar la atención del público y

ser uno de tantos combatientes en esa lu-

de los más reputados escritores. Sucesiva-

cha de las ideas y de las reformas. No es fácil

mente dio a luz sus novelitas intituladas,

decir lo que sufriría su carácter tan melan-

Amor y desgracia. La corona de azucenas, Has­

cólico y tan dulce, en medio de aquel mar

ta el cielo, Dolores ocultos. La Hermana de los

revuelto de pasiones enardecidas. La miseria

ángeles, Expiación y Botón de Rosa, fuera de

lo atormentó como consecuencia inmedia-

muchos artículos descriptivos, literarios e

ta de las persecuciones y de las cárceles que

históricos, que publicaba en calendarios, en

tuvo que sufrir. Llegó a sostener polémicas

periódicos de bella literatura, y en la obra

tan reñidas, que una vez tuvo que aceptar

México y sus alrededores. Desde 1856 escribía

un duelo con D. Félix María Escalante, due-

también de política. Sus artículos en este

lo “tanto más sensible —como dice el Sr.

sentido, siempre enérgicos y liberales, les

Altamirano— cuanto que se ponía frente a

atrajeron reñidas polémicas, persecuciones

frente de otro escritor distinguido y por mil

y encarcelamientos. Fue principalmente

razones apreciable”.

perseguido después del golpe de Estado en

A la vez que sostenía estas luchas perio-

Diciembre de 1857, cuando se enseñoreó el

dísticas, era nombrado regidor en 1857, pre-

retroceso; “sufrió una dura prisión en un

sidente del Ayuntamiento en 1861 y diputado

cuartel —dice el Sr. Ortiz —y se le confinó

por el Distrito Federal, como suplente en

al Molino Blanco.

este mismo año de 1861, y como propietario

“Era entonces el tiempo de la lucha

en el siguiente de 1862.

—agrega el Sr. Altamirano— tiempo tem-

Por último, se acercó el fin trágico de

pestuoso y terrible en que el furor de los

este noble luchador; pero no lo refiramos

partidos se disputaba el poder y con él la

nosotros: cedamos la palabra al más elo-

dominación de las antiguas ideas o de las

cuente de sus biógrafos: florencio maría del castillo

325

“Vino la guerra de intervención: Floren-

más que esto, tómelo usted” —y le alargó

cio salió de México con su hermano el Sr.

una pequeña moneda de plata, que Floren-

Lic. Castillo Velasco para prestar sus servi-

cio recibió ahogándose de emoción.

cios a la santa causa de la patria; pero a los

“Después partió para Ulúa: a poco enfer-

poco meses faltaron los recursos a los dos

mo allí del vómito. Los civilizados franceses

hermanos y Florencio quiso venir a México

no le permitieron ir al hospital de Veracruz

para vende una casa, su única riqueza, que

sino en los momentos de la agonía. Al em-

había comenzado a edificar, privándose li-

barcarse en el bote que le llevaba a la plaza,

teralmente hasta de los alimentos, con mil

se despidió de Fernando Sort, su compañero

afanes, con sacrificios tan dolorosos como

de prisión, le hizo sus últimos encargos, y

ignorados. La venta era difícil, los días pasa-

luego, entregándole algunos retratos de fa-

ban, la pobreza iba en aumento; debía para

milia, le dio la monedita del niño, que había

completarse la obra venir la prisión y luego

conservado como una reliquia, encargándo-

el destierro.

le mucho que la entregara en México a su

“El día 2 de Agosto de 1863, una partida

familia”. Ahí, en el hospital de Veracruz,

de zuavos dirigida por un esbirro mexicano,

víctima del vómito, murió Florencio María

vino a sacar a Florencio de su casa, a arre-

del Castillo el 27 de Octubre de 1863. Murió

batarle a su joven esposa, ídolo de aquella

aislado, solo, sin tener a su lado una persona

alma de niño, y a sus pequeños hijos que

querida, lejos de su esposa, de sus herma-

eran su delicia. Se le encerró en un calabo-

nos, de sus amigos… Sus restos, envueltos

zo, se le puso incomunicado y se hizo uso

en una sábana, fueron arrojados al cemente-

con él de todo ese refinamiento de barbarie

rio… Después se han buscado inútilmente:

que empleaban los invasores con nuestros

como las cenizas de muchos grandes hom-

patriotas prisioneros.

bres, se han perdido.

“A los pocos días se le notificó que de-

326

bía salir de México para ser confinado en el

III

castillo de Ulúa, y se permitió a su familia

D. Luis G. Ortiz, compañero de redacción

despedirse de él. ¡Ay! ¡Aquella despedida de-

en el Monitor Republicano de Florencio Ma-

bía de ser eterna! Se nos ha referido con este

ría del Castillo, nos hace el retrato de éste

motivo un episodio tiernísimo, y que aun-

en el bellísimo prólogo que puso a las obras

que pertenece a la intimidad de familia, que-

de su amigo en 1872. Dice que era “de alta

remos hacerlo conocer a nuestros lectores.

estatura, delgado y muy pálido; el cabello

La anciana madre y los hermanos de Floren-

largo y enteramente lacio; tan pronto se le

cio le llevaron a la prisión algunos escasos

veía arrugar la frente, como se oía salir una

recursos pecuniarios y ropa. El más pequeño

franca risa de sus labios un poco gruesos y

de los hijos del Sr. Lic. Castillo Velasco, que

sombreados por un escasísimo bigote, o di-

tenía cuatro años entonces, abrazó llorando

rigir alguna mirada vaga por debajo de sus

a Florencio, y le dijo: —“Tío, yo no tengo

anteojos. Vestía siempre de negro, llevando

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

constantemente abotonada la clásica casa-

Nos falta espacio para describir aquel

ca, fiel compañera de sus fatalidades, según él

carácter en todos sus recónditos secretos.

mismo decía, y no sabremos decir si había

Quien quiera conocerlo, lea las biografías

más desorden en su traje descuidado que en

que de él escribieron Altamirano y Ortiz, y

aquella cabellera reñida a muerte, como las

de las que hemos tomado nosotros todos los

ideas de su dueño, contra todas las tiranías

datos aquí consignados.

y contra todas las pomadas y cosméticos”.

Imposible es también que juzguemos

Florencio, ya lo hemos dicho, fue de un

aquí al escritor y al novelista; ni la índole de

carácter benévolo y amable. Con sus amigos

este libro nos lo permite, ni haríamos otra

gustaba de chancearse, y era un gran tomador

cosa que repetir lo que ya han dicho otros

de café. A la vez que llenaba cuartillas tras de

eminentes literatos.

cuartillas de original para El Monitor; sorbía

Colocamos a Florencio María del Casti-

grandes tragos del oscuro líquido, que en una

llo en esta galería de ilustres mexicanos, por

gran cafetera nunca le faltaba en su mesa de

haberse hecho acreedor a ello, como liberal,

escribir. Sus amigos le llamaban el “Genio”,

como escritor político y como mártir de la

y en más de una ocasión, que no tuvo para

Intervención francesa.

satisfacer su placer favorito, les dijo:

Él fue uno de los representantes de la

—“Si queréis que algún día la Gloria

bohemia literaria de la Reforma y de la In-

cuente que dabais café al Genio, enviad y

tervención, de esa bohemia que tantos ser-

que se lo traigan”.

vicios prestó con sus talentos prodigiosos a

Todo lo que ganaba lo llevaba a su ma-

la causa de la libertad y de la Patria, y de la

dre, por quien tenía verdadero culto, y mu-

que fue el centro y el maestro el gran Igna-

chas veces se le vio privarse de libros, de dul-

cio Ramírez.

ces o de café, sus tres cosas predilectas, con tal de que aquélla tuviese algún dinero.

Luis González Obregón

Gregorio MÈndez 1836-1887

Tres años antes del de su muerte, al caer la

Y era porque a quien así reconvenía

tarde, acostumbraba vagar por el Zócalo y el

había faltado en el día a la oficina en que

jardín de Catedral, flacucho, cabizbajo, car-

estaba empleado o a la asistencia de sus

gado de hombros, haciéndole arrugas el traje

clases; porque ese hombre, en medio de

por todo el cuerpo y apoyado en un bastón

sus crueles dolencias, se informaba día

andaba trabajosamente, porque un reúma

con día de la conducta de los menores

se le había declarado en rebeldía, paralizán-

que vivían a su lado y que le tenían por

dole las articulaciones de las rodillas; así es

tutor de orden de sus padres, unos hacen-

que para poder andar daba zancadas hacien-

dados y comerciantes tabasqueños que

do grandes esfuerzos. Luego que el sudor le

profesaban mucho respeto y confianza a

bañaba la frente, volvía jadeante a su hogar,

D. Gregorio. Por esos días El Socialista, La

ya entrada la noche casa número 4 de la ca-

Época, El Hijo del Trabajo, El Monitor Repu­

lle del Ex-Seminario, y cenaba para tomar la

blicano, El Diario del Hogar y La Patria le

cama. En el trayecto muchas cabezas se le

postulaban para gobernador del Estado de

descubrían y contestaba con mucha fami-

Tabasco. “—Es en vano; yo no he de ser.

liaridad, pronunciando un nombre propio

—¿Por qué, D. Gregorio, si hasta en San

y tuteando al sujeto. En la casa una turba

Juan Bautista lo postulan? —le replicaba

de jóvenes de Tabasco le hacían a su llegada

uno de tantos. —Porque las elecciones ya

agasajos de padre y entonces el enfermo per-

no las hace el pueblo. —Supóngase usted

día su gravedad por la satisfacción de tanto

que no, pero aun los del mismo Gobierno

cariño y chanceaba y reía con todos ellos,

del Estado quieren a usted; además, usted

que le formaban Corro. A veces su frente

ha sido gobernador y lo conocen. —Pre-

serena se nublaba, contraía los labios, fijaba

cisamente por eso no lo seré. Yo goberné

los ojos y prorrumpía en regaños paternales

en tiempo de Juárez, cuando se goberna-

contra algún joven.

ba con la ley”. ˜ 329 ˜

330

Pasaban meses y le llovían cartas de los

espíritu. Poco a poco dejó de salir a la calle,

Estados, en las que, personas caracterizadas,

leía nada más, haciendo vida de benedicti-

le manifestaban la conveniencia de que fue-

no; más tarde cayó en cama, pero continuó

ra electo, protestando prestarle toda clase de

leyendo; luego ya no pudo ni leer. A los ami-

apoyo. Vinieron las elecciones; todo el mun-

gos que lo iban a ver les hablaba por mono-

do lo señalaba como el futuro gobernante,

sílabos. Laceraba la tristeza de su mirada fija

porque en el Estado no había figura más

y más cuando se le caían los párpados y se le

simpática y grande que la suya, y resultó

entreabría la boca, como que se preparaba a

nombrado ¡qué contraste! —porque eleccio-

callar para siempre.

nes verdaderas no hubo en Tabasco más que

El 27 de Marzo de 1887 tenía afilada la

para él —el Dr. Simón Sarlat, muy conocido

nariz, lenta la respiración e inmóvil la mira-

por sus merecimientos como imperialista.

da. El 28 se le fueron apagando los ojos, se

Desde entonces vi decaer el espíritu del

le pusieron pulverulentas las fosas nasales y

querido patriota: como que perdía la jovia-

se perdió toda esperanza. La hora última va-

lidad y la esperanza en la salud, como que

cilaba en llegar y el dolor venía embargando

rehusaba ser comunicativo, como que lo

los ánimos de los que rodeaban al enfermo.

aburría la vida. Y se refugió abiertamente

Por fin dejó de boquear y se hizo respetuoso

en el estudio: leía a todas horas y no había

silencio entre los circunstantes. —Ya está,

obra moderna buena que no cayera en sus

dijo alguien apartando la vista del lecho y

manos y la devorase. Los horizontes de su

llevándose el pañuelo a los ojos.

incredulidad se ensancharon; antes no ha-

De repente atravesó la sala, sin ver para

bía en ellos Dios, alma y otra vida; ahora no

el aposento en que estaba el cadáver, un mi-

había ni aun república, liberalismo, leyes, ni

litar de todo uniforme y a su llegada a una

virtud alguna; sin embargo seguía siendo re-

pieza interior tendió los brazos a un joven

publicano, liberal y virtuoso. Era un hombre

y así lloraron los dos, como prometiéndose

del siglo xviii que vivía en el xix. Su devocio-

resignación y el ser más hermanos por la

nario era esa biblioteca que Diderot y d’Hol-

muerte del que les había dado la vida. Un

bach escribían clandestinamente y bajo seu-

valiente periodista, víctima de las persecu-

dónimo en París y se imprimía en La Haya

ciones del Gobierno de Tabasco en San Juan

para introducirla de contrabando a Francia,

Bautista y desterrado en México, el Sr. Félix

donde, al ser leída, estallaban las concien-

Trillers Gil, decía hablando del fallecimien-

cias timoratas y empedernidas, saliendo

to del Coronel Gregorio Méndez: “Él no fue

fuera de quicio el mismo Voltaire. Con ta-

militar por vivir del presupuesto; no se arro-

les lecturas parecía pretender familiarizarse

jó al campo de batalla por alimentar luchas

con la derrota en la batalla que libraba con

intestinas; se hizo soldado por algo más

la muerte; la hora decisiva se hacía esperar;

noble, por algo más grande: por defender a

su enfermedad iba de mal en peor: primero

su patria contra el invasor extranjero, por

tenía enfermo el cuerpo, después también el

salvar su independencia. Ha muerto pobre,

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

casi en la miseria, casi olvidado el que tantos

valo, tomó el camino de Jalpa y el mismo

servicios prestó a sus conciudadanos, que

día se apoderó de cuarenta fusiles que había

tantos sacrificios hizo por su país, que tanto

en depósito en la villa. A la vez, el patriota

se esforzó por dejar a sus hijos un nombre

Andrés Sánchez Magallanes se pronunciaba

honrado, nombre de un héroe que la poste-

en Cárdenas. Organizado el movimiento re-

ridad pronunciará con respeto”.

volucionario, fue nombrado Gobernador del

Y era la verdad. Radicado en Comacal-

Estado el Coronel Pedro Méndez y jefe de

co, a los dieciséis años de edad, ya huérfano,

la brigada el Comandante Francisco Vidaña;

llegó a hacer un capital de 30,000 pesos, gra-

pero como el primero estaba como preso en

cias a su actividad y honradez en las tran-

San Juan Bautista y el último herido, ocupó

sacciones mercantiles. En 1859 abrió una

D. Gregorio el lugar de éste, sin caer acuerdo

escuela nocturna bajo la dirección del pro-

alguno respecto del Poder Ejecutivo.

fesor Joaquín Ara y sostenida con su propio

El 13, las fuerzas de Méndez se unieron

peculio, así como otra de música el año de

a las de Sánchez Magallanes, reconociendo

1860, a cargo del Sr. Ezequiel Gómez.

espontáneamente a D. Gregorio como jefe

Vivía embebido en sus negocios, hacién-

superior. Arévalo, para difundir terror, puso

dose querer del pueblo, cuando el general

a precio las cabezas de los dos jefes: mil pe-

Eduardo G. Arévalo se posesionó de San

sos por cada una.

Juan Bautista, enarbolando la bandera de la

Tal era el patriotismo que los animaba

Intervención. D. Victoriano Dueñas, Gober-

a todos, que muchas veces, para subvenir a

nador del Estado, no opuso resistencia y al

las necesidades de la tropa, abrían suscrip-

primer empuje, el 30 de Junio de 1863 fue

ciones los oficiales y otras veces la misma

vencido. El primer paso que dio Arévalo fue el

tropa empleaba su prest en la compra de

desterrar a los ciudadanos de prestigio, entre

municiones. Un campesino, Gregorio Sán-

éstos a Gregorio Méndez, del que bien sabía

chez, dio cien pesos a Méndez y le presentó

que era furibundo republicano y liberal. A fin

a un hijo suyo para saldado raso. Cerca Aré-

de no caer en manos del jefe de las fuerzas

valo de Comalcalco, los republicanos, muy

intervencionistas, quien le concedió siete

contados aún, se retiraron a Cárdenas. Y

días para el arreglo de sus negocios y aban-

mientras avanzaba hacia Cunduacán, deci-

donar al Estado, Méndez aprovechó este

didos a probar suerte, le formaron embosca-

corto tiempo en organizar el movimiento

da en el punto denominado El Jahuactal, a

revolucionario del 8 de Octubre en Coma-

la salida de la población y rumbo a San Juan

calco y en buena inteligencia con el Co-

Bautista. Arévalo llevaba infantería, caba-

mandante de escuadrón Regino Hernández

llería y artillería bien provistas, en tanto

y el Sr. Mamerto González. Mientras Co-

que Méndez iba mal armado; sin embargo,

macalco daba el grito de rebelión, asaltando

empeñado el combate a quemarropa y pa-

el cuartel de los intervencionistas, Méndez

sada una y media hora, el Capitán Antonio

protestando ir a presentarse el General Aré-

Reyes Hernández, agotado el parque de la gregorio méndez

333

334

1ª compañía de Cárdenas, se arrojó sobre el

ambiciones personales; que no venía frente

del enemigo, saliendo del bosque, y rompió

a las bocas de fuego enemigas a escogerse un

un fuego graneado que le dio la victoria a

tirano, sino a defender la autonomía nacio-

Méndez. Al principio, apenas rotos los fue-

nal, y que el solo medio de entender, era ren-

gos, el sargento Jacinto López, a la cabeza

dir la plaza si o condición alguna”.

de su guerrilla y machete en mano, se había

Los intervencionistas, en número de

lanzado sobre la artillería hasta taparle la

700, abandonaron a San Juan Bautista el 27

boca a un cañón, cuyo último disparo puso

de Febrero, después de reñidos encuentros.

fin a la preciosa vida del valiente, pero no

Refugiados algunos en Frontera y hostiliza-

sin caer el cañón en poder de las fuerzas

dos por 60 hombres, al mando del Coman-

republicanas.

dante Regina Hernández, se hicieron a la

El Coronel Lino Merino se había pro-

mar el 1º de Abril. Pero aún había restos del

nunciado en el Partido de la Sierra y el Ca-

enemigo en el Estado: Juan Ortega y el fraile

pitán J. Inés Cruz en el Departamento de

Chanona estaban con 200 hombres apode-

Pichucalco; el levantamiento contra la In-

rados de Jonuta. Los comandantes Miguel

tervención ardía en el Estado y el de Chia-

Utrilla y Federico Álvarez, por orden de

pas, donde habían derrotado al traidor Juan

Méndez, los batieron y derrotaron el día 19.

Ortega. Estas victorias obligaron a Méndez

Así quedó el Estado vuelto al orden consti-

a ir dirigiendo sus fuerzas para San Juan

tucional y regido por D. Felipe J. Serra.

Bautista, centro de operaciones de Aréva-

“Mi misión estaba cumplida —dice el

lo; y le fue formando un círculo de plomo

Sr. Gregorio Méndez en su Reseña Oficial.

y fuego, primero cubriendo las principales

—y entonces creí oportuno retirarme a la

salidas de la ciudad, luego declarada en sitio

villa de Comalcalco al seno de mi familia,

y sosteniendo repetidos y desesperados em-

dejando al Gobierno francas y expeditas to-

pujes durante largos días.

das las vías para la organización del Estado

Cuando Arévalo perdió la esperanza de

y aseguramiento de sus medios de defensa.

romper el sitio, desembarcó el General Ma-

Vana y ridícula sería la pretensión de creer-

nuel Díaz de la Vega y tocó parlamento el

me autor de los sucesos que se desencadena-

20 de Enero de 1864, presentándose a Mén-

ron en Tabasco en la defensa de la indepen-

dez una comisión compuesta de los Sres.

dencia nacional. Ellos fueron obra exclusiva

José Julián Dueñas, Juan Sánchez Roca,

del concurso de los esfuerzos de los hijos de

Juan Ruiz y el Coronel José M. Adalid, y le

Tabasco. Nadie fue allí egoísta. Mientras

manifestaron que debía ponerse trance a la

que los guardias nacionales combatían casi

guerra y someterse el Estado al Imperio. A

sin armas, sin municiones y sin prest, los

esto contestó: “que el pueblo tabasqueño al

propietarios contribuían con sus productos

empuñar las armas lo hacía para defender

agrícolas para subvenir a las necesidades na-

los sagrados derechos de la patria; que le ins-

turales del soldado y con sus escasos recur-

piraban grandes principios de justicia y no

sos pecuniarios para proveer a la adquisición

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

de elementos de guerra. El pueblo de Tabas-

Traconis y por disposición de Salazar Ilarre-

co luchó en masa y suyo fue el triunfo”.

gui, y otras tantas recuperada la villa de

Dos decretos del cuartel general de la

Jonuta por los republicanos, el 17 de Abril

línea de Oriente, el uno que declaraba en

de 1866 fue el mismo Méndez en persona,

estado de sitio a Tabasco y el otro que de-

siendo Gobernador del Estado, a la cabe-

signaba Gobernador y Comandante militar

za de la sección de Oriente y la tomó des-

del Estado a Méndez, le arrancaron del ho-

pués de reñido combate. Como el Imperio

gar el 3 de Octubre de 1864 para recibir el

ganaba terreno en Campeche, Méndez

mando al siguiente día. Lo primero que hizo

proporcionó a D. Pablo García, encargado

apremiado por las difíciles circunstancias,

constitucionalmente del Poder Ejecutivo

fue fortificar a San Juan Bautista y sus in-

del vecino Estado, a su arribo a San Juan

mediaciones, establecer tres líneas militares

Bautista, buen número de fuerzas bien

y organizar el mayor número de guardias

municionadas para desalojar al enemigo

nacionales, para resistir por los puntos más

y ocupar su puesto. El prestigio de Gar-

accesibles. De manera que Tabasco estaba

cía favoreció una insurrección en Yucatán

inexpugnable en días que se vivía a merced

y vino el triunfo de los republicanos en

de los franco-traidores en Oaxaca, Campe-

Campeche y Mérida.

che Mérida y el Carmen.

El vapor Conservador protegido por la

Para tener oportunos y seguros auxilios,

cañonera Pique y ejerciendo la piratería en

pactaron Veracruz, Chiapas y Tabasco una

Frontera, bajo pretexto de hacer veces de

coalición, siendo jefe el general Alejandro

aduana marítima, acosado por 100 hombres

García; pues meses antes, el 5 de Marzo de

al mando del capitán Pablo Romero, ganó

1865, se habían acercado a San Juan Bautis-

mar adentro el 20 de Noviembre.

ta dos cañoneras franceses.

Hecha la paz en todo Tabasco, Méndez

Era religioso el respeto que Méndez te-

renunció al Gobierno del Estado el 6 de Ju-

nía al pueblo y una muestra de ello es que

nio de 1867 y lo entregó a D. Felipe J. Sierra.

al recibir los decretos del 8 de Noviembre de

Dice en su Reseña Oficial: “Con la conciencia

1865, expedidos por el Supremo Gobierno

de haber llenado una santa obra, me retiré al

en Paso del Norte, y por los que se prorroga

seno de mi familia. Mi mayor recompensa la

a el periodo presidencial, para promulgarlos

cifraba en ver a mi patria libre de la usurpa-

en el listado, convocó un plebiscito en todas

ción extranjera… Tabasco no luchó inspira

las poblaciones, porque supo que González

de por ningún deseo de engrandecimiento

Ortega había protestado. Se acordó recono-

egoísta, su estandarte fue el de la nación y a

cer por único poder legítimo de la República

él solo pertenece la gloria de haberse levan-

el que ejercía D. Benito Juárez y elevarle un

tado sobre su pequeñez, llevando la guerra a

voto de suprema confianza.

la poderosa Península de Yucatán”. Con este

Unas veces ocupada por los imperialistas, en jefe el Teniente Coronel Daniel

motivo manifestaba: —“No sé si me porté bien o mal: mis actos lo dirán”. gregorio méndez

335

A fines de aquel año vino a México y en-

rer siempre por sus actos y en su conducta

tregó solemnemente a Juárez las banderas

gubernativa no tuvo más mentor que la ley.

francesas quitadas en Tabasco, y el Presiden-

Sus padres, D. Quirino Méndez y la Sra.

te de la República le extendió el despacho de

Petra Magaña, no desearon desde el naci-

Coronel efectivo del Ejército Nacional y lo

miento del gran liberal en la villa de Jalpa,

premió con la cruz de 1a clase. Solicitó en-

el 27 de Marzo de 1836, masque hacer de él

tonces su retiro para ir a vivir vida privada

un comerciante o un agricultor laborioso y

en Comalcalco.

honrado, pero patriota.

Jefe de reemplazos en Tabasco el año

Entró rico a ocupar el Ejecutivo del Esta-

1871, se incorporó más tarde a la brigada del

do de Tabasco y otros puestos que le confió la

General Luis P. Figueroa, que operaba en Ve-

nación y salió sumamente pobre: a su muerte

racruz, y fue Comandante militar de Tuxte-

no había ni para sepultarlo; por eso duerme

pec, donde derrotó a los pronunciados. Una

en humilde fosa en el panteón de Dolores el

vez en Papaloapan, el coronel Exiga se pro-

que humildemente y con una rectitud incom-

nunció con unas compañías del 4° Batallón

parable, siendo Gobernador y Comandante

y Méndez penetró solo al cuartel y volvió

militar de Tabasco, dijera al general en jefe de

todo al orden con su presencia, desarmando

la línea de Oriente, después del triunfo que

él mismo en persona a Exiga.

con tanta gloria alcanzó en Jonuta el 17 de

Del 15 de Noviembre de 1873 al 1º de

Abril de 1866: “Al conceder la vida y libertad a

Enero de 74, mandó las infanterías en la pa-

la tropa y oficiales enemigos, creo haber obra-

cificación del Estado de México. Al siguiente

do de acuerdo con la generosidad y clemencia

año, el 8 de Abril, tuvo a su cargo la Coman-

del pueblo que represento; mas si en ello hu-

dancia militar de Acapulco. El 25 de Agosto

biese alguna responsabilidad por mi parte, es-

de 1876 era Jefe Político y Comandante mi-

toy pronto a someterme a sus disposiciones y

litar de Orizaba. Allí fundó el Asilo de men-

a contestar los cargos que puedan hacérseme”.

digos, a su llegada de Ajalpan, ya como jefe

¡Ah, si fuera posible despertar a los

del primer batallón de infantería.

muertos, Méndez no preferiría la vida al ver

Volvió a ser jefe de reemplazos, prime-

gobernando a Tabasco al Dr. Simón Sarlat

ro en Yucatán el año 78 y luego en Tabas-

y a Yucatán al Coronel Daniel Traconis, los

co. Después vino a radicarse a México. Por

dos que defendieron al Imperio en los mis-

todas partes dejó recuerdos imperecederos

mos Estados que ahora gobiernan, cuando

de sus virtudes; jamás hubo alguien que le

él defendía la República!

negase su rectitud y honradez; se hizo que-

Ángel Pola

Pedro OgazÛn 1824-1890

Desarrollábase

sangriento drama de

nasen a salvarla de la ruina. Por el contrario,

nuestra redención moral, cuando la severa

pensamos que así como los organismo todos

personalidad de D. Pedro Ogazón principió

de la naturaleza nacen en el medio de vida

a destacarse del fondo de los sucesos. El país

que les es propio, así también las personalida-

entero era un inmenso campo de batalla. Ja-

des destinadas a dejar huella en los anales del

más en nuestra épica historia se había verifi-

mundo, brotan espontáneamente de la masa

ca lo tan rudo choque de principios e intere-

del pueblo, en el instante mismo en que su

ses, ni la conmoción de todo el cuerpo social

acción se deja sentir. Esta virtud genésica y

había sido nunca tan terrible. De la tremen-

plasmante del pueblo es la clave ignota de las

vde nuestro modo de ser político o habría-

evoluciones sociales y del andar constante de

mos de retrogradar al estado abyecto y omi-

la humana familia hacia el perfeccionamien-

noso de los tiempos coloniales. No existía

to. Las naciones en que se extingue la savia

más disyuntiva. Esto estaba en la concien-

colectiva, en que se apagan los ideales y las

cia de unos y otros de los combatientes, que

esperanzas, en que se borran o desvanecen

naturalmente dieron margen así a una guerra

las rutas de lo porvenir, perecen irremisible-

definitiva, sin cuartel, de feroz intransigen-

mente en el eterno y formidable combate

cia por el lado de las doctrinas reaccionarias

de que surge el mejoramiento de las espe-

y de memorable patriotismo por el lado de

cies, como presea de victoria y galardón de

las ideas progresistas.

triunfo para los seres más vigorosos. México

el

No creemos nosotros como algunos es-

dista mucho aún de semejante postración y

cépticos o descontentos, que si algún nuevo

enervamiento, y su perenne batallar en este

y análogo conflicto emergiere de las condi-

siglo, desde el año 10 hasta la fecha, por la

ciones íntimas de nuestra historia, sería ya

conquista perdurable de un sistema político

la nación impotente para producir el temple

inspirado en los oráculos de la libertad, bien

heroico de hombres privilegiados que tor-

deja entrever la vivaz y fecunda energía de la

˜ 337 ˜

338

nación. No hay temor, pues, de que las ideas

civil con la virtuosa dama doña Rosa Esco-

se pierdan y sucumban por falta de varones

var, efectuado en la capital de la República

fuertes que las sostengan en las horas de la

el año de 1872. Estudió la carrera de las leyes

adversidad y el infortunio. Creemos más to-

en el Seminario de dicha ciudad y obtuvo el

davía: que si la república llega a ver desgarra-

título de abogado, adolescente todavía, en

do otra vez su seno por nuevas convulsiones

la Escuela Católica de Jurisprudencia. Era su

y trastornos, será, no para retroceder una lí-

familia de las más distinguidas de la socie-

nea en la vía gloriosa que recorre, sino para

dad en cuyo seno vino a la vida, por lo que

consolidar y afianzar los bienes inapreciables,

su educación dio comienzo en el hogar do-

que ya posee, de vitalidad democrática y cre-

méstico bajo los mejores auspicios. Apenas

ciente e indefinido progreso.

salido de las aulas y frescos aún los laureles

Muchos buenos mexicanos coadyuva-

universitarios, los asuntos públicos solicitan

ron con sus patrióticos esfuerzos, con su

el concurso de su ilustrada inteligencia y su

desprendimiento, su inteligencia o su valor,

voluntad de hierro. Desde muy joven consa-

a la gigantesca obra de regeneración, cuyos

gró su existencia a la patria, ídolo de su co-

frutos opimos forman el patrimonio que a

razón, hasta su muerte; y desde muy joven

nosotros corresponde acrecentar; pero en

también, reveló la rara amalgama, de valor

esa gran legión de patricios insignes, de ve-

y humildad, modestia y talento, que consti-

nerables mártires, de intrépidos guerreros

tuía el fondo de su carácter. Soportó siempre

y ciudadanos heroicos, descuellan como

sin el menor desaliento, sin proferir nunca

astros de primera magnitud algunas figu-

una sola queja, las penalidades de la campa-

ras luminosas, en cuyo derredor giran y se

ña, los reveses de la fortuna, las desgracias

mueven pléyades brillantísimas de soldados

todas en que se miró envuelto: únicamente

cívicos. Los hombres de letras informaron

se le veía lamentarse por los sufrimientos de

la revolución reformista, como los hom-

la nación. Su humildad era tal que nunca

bres de estola dieron vida al movimiento de

alzó la voz para mandar a un roldado o un

independencia; en uno y en otro caso, las

sirviente, y se rehusó toda su vida a tener

ideas germinaron en la clase pensadora de

ayudantes y asistentes, fuera de los casos

la sociedad, que más de cerca presenciaba la

precisos de servicio militar. Hemos oído a

mísera condición del pueblo, reducido a una

este respecto de personas verídicas el rela-

servidumbre intolerable e inicua.

to de multitud de incidentes privados, que

Al grupo de letrados que abandonaron la

comprueban la belleza moral de su espíritu.

toga por la espada en defensa de los princi-

El año de 1846 le vemos aparecer en la

pios liberales, pertenece el notable jaliscien-

es cena política como soldado voluntario, as-

se cuya hermosa vida intentamos bosquejar.

cendiendo rápidamente a comandante de ba-

Vio la primera luz el Sr. D. Pedro Ogazón

tallón en virtud de su buen comportamiento

en la ciudad de Guadalajara el año de 1824,

y la inflexibilidad de su conducta pública.

según se infiere del acta de su matrimonio

Tomó parte ese mismo año en la defensa

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

que sostuvo Guadalajara, de Julio a Octubre,

San Joaquín. Mandando en jefe, tomó a Co-

seriamente amenazada por numerosas tro-

lima el 10 de Abril de 59 y prestó luego sus

pas reaccionarías. Figura en el movimiento

servicios en la batalla de la Albarrada, en el

contra Paredes, en el batallón Terán, al man-

encuentro en los callejones de Zapotlán, en

do del Coronel Luna; en Noviembre de 52,

la batalla de la Coronilla, en la famosa perse-

en la toma de Zapotlán, y el 29 de Enero de

cución a Woll, en la recuperación de Colima

65 en el ataque y la retirada de Guadalajara,

y en el ataque y retirada de Guadalajara el 24

mandando en je fe el ejército republicano el

de Mayo de 60, a las órdenes de Uraga. Otra

Gral. Degollado, y el santanista don José Ma.

vez mandando en jefe, sostuvo la defensa de

Ortega la hueste conservadora. Asistió el 21

Sayula y Zapotlán en Julio del año referido.

de Julio del mismo año a la toma de Zapotlán

Concurrió al sitio y toma de Guadalajara, del

por el Gral. Comonfort, a la toma y ocu-

27 de Septiembre al 31 de Octubre y a la

pación de Colima, el 4 de Agosto, y a la de

derrota de Márquez, el 1º de Noviembre, en el

Guadalajara en seguida, por el propio ilustre

Puente de Calderón, todo bajo la jefatura del

caudillo de la revolución de Ayutla. Cuando

Gral. Zaragoza. Dos veces entró en campaña

la defensa de Guadalajara el 19 de Mayo

contra las hordas de Lozada en Tepic; una del

de 50 a consecuencia del pronunciamiento de

15 de Noviembre al 30 de Diciembre de 61, y

Landa, suceso en que la elocuencia de Gui-

la otra de Enero a Mayo de 62. También tomó

llermo Prieto salvó a Juárez y su ministerio,

parte en la campaña de Tepic, contra fuerzas

Ogazón tomó parte muy activa en las opera-

reaccionarias, en Enero y Febrero de 61. El 1º

ciones militares, lo mismo que algunos días

de Noviembre concurrió a la defensa de Gua-

después, en la defensa de Santa Ana Ocotlán

dalajara, en Marzo de 64 a la de Mazatlán

por las tropas de Parrodi, destrozadas poco

contra el buque de guerra francés La Corde­

antes en Salamanca.

lliéra, estando en Enero de 67 a la defensa de

Sigamos a grandes rasgos su brillante

Zacatecas, cuando estuvo Juárez a punto

hoja de servicios. Asistió al sitio de Guadala-

de caer en manos de Miramón y finalmente,

jara por el Gral. Degollado, del 3 al 21 de Ju-

al sitio y toma de Querétaro, con que termi-

nio, hasta que se retiraron las fuerzas libera-

nó la prolongada guerra de la reforma y la in-

les por la aproximación de Miramón; el 2 de

tervención. Tal es en conjunto y sin prolijos

Julio, a la batalla de Atenquique, cuya victo-

detalles, la brillante hoja de servicios del Gral.

ria se disputaron ambos bandos beligerantes;

Ogazón durante esa contienda inmortal que

el 21 de Septiembre, a la derrota de Casanova

dio por resultado el triunfo definitivo de los

en Cuevitas; del 27 de Septiembre al 29 de

principios republicanos en nuestra patria.

Octubre, a la toma de Guadalajara con mo-

Para completar la vida militar de Oga-

tivo de la defección de Blancarte; el 14 de Di-

zón, añadiremos que a su concurso se debió

ciembre a la defensa del puente de Tolotlán

en 76 la victoria de Tecoac. El grado de Gral.

contra las huestes de don Leonardo Márquez

de Brigada del Ejército permanente, lo reci-

y el 26 de Diciembre a la funesta jornada de

bió en 1859, y el de General de división en pedro ogazón

339

1876. Antes de mencionar los últimos ele-

gobierno de Washington para pasar a nues-

vados puestos públicos que ocupó el Gral.

tro territorio.

Ogazón, debemos consignar que después

Ogazón fue diputado varias veces a la

del triunfo de la revolución de Ayutla, fue

legislatura de Jalisco, y diputado también

nombrado Gobernador de Jalisco y autoriza-

al Congreso de la Unión. Abandonó bufete,

do para levantar fuerzas y mandarlas como

negocios, comodidades, para empuñar la es-

jefe, cargo de que fue nuevamente investido,

pada en pro de la santa causa de la libertad,

por elección popular, después del triunfo de

y ya hemos visto de qué manera desempe-

las armas liberales en Calpulalpan, teniendo

ñó la misión que se impuso. Franco, since-

por secretario al eminente jurisconsulto D.

ro, valiente, todas sus aptitudes, todos sus

Ignacio Luis Vallaría. Durante el periodo de

recursos, todas sus fuerzas, las consagró de

su administración desarrolló extraordinaria-

por vida al servicio de la patria, que en mere-

mente los elementos del rico Estado de Ja-

cida recompensa a su serenidad, a su fe, a su

lisco, hizo respetar las leyes, promovió mu-

abnegación y a sus hazañas, le ha inscrito ya

chas mejoras de interés general, en cuanto

en el índice de sus hijos predilectos.

le permitían las aflictivas circunstancias en

Retirado en los últimos años de su exis-

que ejerció la magistratura, y con intacha-

tencia de la vida pública, falleció en Orizaba,

ble honradez y nunca desmentida rectitud de

después de penosísima enfermedad, el 21 de

miras, realizó cuanto bien pudo en favor de la

Febrero de 1890, siendo conducido su cadá-

entidad federativa que le había confiado sus

ver a la Capital en tren especial con todos

destinos. Su fama de hombre probo y pa-

los honores de ordenanza. A sus funerales,

triota ha pasado, desde entonces como cosa

por extremo suntuosos asistió el Presidente

proverbial entre amigos y enemigos.

de la República, que se despidió para siem-

Nombrado más tarde magistrado de la

pre en la rotonda del Panteón de Dolores,

Suprema Corte de Justicia, los miembros de

de su viejo amigo el incansable adalid de la

este alto cuerpo le respetaron siempre por

democracia. El 1º de Marzo del mismo año

sus avanzadas opiniones, su sabiduría y su

expidió un decreto la legislatura de Jalisco

prudencia, captándose el honroso título de

ordenando nueve días de luto por su falle-

modelo de funcionarios judiciales. A raíz

cimiento a todos los funcionarios y emplea-

del triunfo de la revolución de Tuxtepec, fue

dos del Estado y declarándole benemérito de

nombrado Ministro de Guerra, Secretaría de

la propia entidad federativa.

Estado que sirvió con su acostumbrada rec-

Tal fue D. Pedro Ogazón en su odisea

titud, corrigiendo muchos abusos y corrupte-

triunfal por el mundo. Cumplimos con

las. Tocóle en este último empleo de su vida

nuestro deber, tributando en estas líneas a

dar una prueba más de virilidad, ordenando

la memoria del ilustre patricio, el homenaje

a las tropas mexicanas de la frontera repe-

de nuestro respeto y nuestra admiración.

ler la fuerza con la fuerza, cuando el Gral. norteamericano Ord fue autorizado por el

Francisco Gómez Flores

Manuel Alas

1813-1889

Don Ramón Alas y doña Dolores Sardane-

Mangas, profesor del colegio de la Purísima

ta y Pompa, huyendo del insurgente “Él Pa-

Concepción de Guanajuato, le enseñó latín,

chón”, que perseguía en Guanajuato a los

el Antiguo Testamento y las Epístolas de S.

españoles, se refugiaron por último en la

Jerónimo; el presbítero J. M. García León

mina del Marqués de Rayas, de la que era

hacía constar el 13 de Junio de 1829 que so-

administrador Alas, y ahí, en el subterráneo,

bresalía en Metafísica y Ética; el secretario

la señora tuvo un alumbramiento el 13 de

de la Nacional y Pontificia Universidad de

Abril de 1813, cuando peligraba más la vida

México, D. J. M. Rivera, certificaba el 31

de los patrones por la tenaz persecución que

de Octubre de 1833 que había cursado tres

les hacía aquel implacable defensor de la

años de Cánones.

Independencia.

Iba, pues, camino real del sacerdocio,

El niño pasó su lactancia pasando mu-

codeándose aquí y allá con tonsurados y

chos días muy angustiosos sobre sus padres,

devotos, hasta entrar al Seminario; y resul-

quienes, a pesar de todo, procuraron darle

tó un ángel caído, implacable enemigo del

buena educación en la ciudad de Guanajua-

clero, bajo la custodia paternal de su tío el

to, principió la carreta de abogado, la con-

Gral. Ignacio Alas, Ministro de Estado, que

tinuó en Guadalajara y vino a México para

tutoreaba a Melchor Ocampo, medio her-

obtener el título.

mano de Manuel. Y los dos pequeñitos fue-

A juzgar por sus maestros; Manuel, que así se llamaba el niño, debía haber sido un

ron condiscípulos y amigos del general Félix Zuloaga.

santo, o al menos, un santurrón de esos que

En el Estado de México comenzó a so-

oyen misa antes del alba, comulgan los jue-

nar su nombre como recto y enérgico, y el

ves y andan con la mirada por los suelos y el

6 de Diciembre de 1844, siendo diputado al

Lavalle en las manos, que muestran la timi-

Congreso, él y el famoso José Llaca, que fa-

dez más que el semblante. El Sr. Marcelino

lleció en días en que su popularidad llegaba

˜ 341 ˜

342

al zenit, acusaron al Presidente don Antonio

ra sus pies tuvieron libertad. A su salida del

López de Santa-Anna, por el imperdonable

presidio, tan hinchados tenía los muslos,

delito de haber atacado el sistema consti-

que no le entraban los pantalones. Cierto

tucional que establecían las bases de orga-

día que un círculo de amigos hablaban de

nización, disolviendo la asamblea departa-

que el Poder ensoberbecía, que hinchaba, al

mental de Querétaro, aprehendiendo a sus

afirmar D. Manuel Saavedra, actual Magis-

individuos y suspendiendo al gobernador.

trado de la Suprema Corte de Justicia: —La

Alas amplió la acusación sobre la coopera-

tiranía hincha. Alas ratificó rotundamente:

ción de Santa-Anna en la expedición y cum-

—Eso sí es cierto; me consta por experiencia

plimiento del decreto de 29 de Noviembre

propia. —Pues que, ¿tú has sido tirano? —

de 1844, dado por el Presidente interino y

No, no he sido tirano; pero sí he sido vícti-

sus cuatro Ministros, suspendiendo las se-

ma de la tiranía.

siones del Congreso y sobre la sublevación

D. Francisco Modesto de Olaguíbel,

del mismo Santa-Anna contra el Gobierno

Gobernador del Estado de México, para

restablecido en la República.

obrar con más libertad en 1848 contra los

Esa vez, como el Presidente D. Valentín

americanos, trasladó los Poderes de Toluca

Canalizo no permitió que los diputados ce-

a Sultepec, y Alas lo siguió con el archivo;

lebraran sus sesiones en el edificio del Con-

pero apenas llegaron, los aprehendió Este-

greso en Palacio, se reunieron en el convento

ban Vicente León, que, llamándose defensor

de San Francisco, custodiadas afuera por el

de la paz, traicionó la causa de la defensa

pueblo, armado de piedras y palos para resis-

nacional, y los puso en capilla, hasta que D.

tir toda agresión de la autoridad. Ahí, más

José M. Saavedra y D. Hesiquio Goroztieta

de una vez Alas hizo oír su voz contra la

intervinieron con el Sr. D. Luis Ortiz, oficial

tiranía de su Alteza Serenísima.

de León, para que impidiese el fusilamien-

A los comienzos de 1854, de orden su-

to. Éste únicamente pudo salir airoso suble-

prema fue aprehendido en Sultepec y des-

vándose contra el mismo León. Alas, Juan

terrado a Tulancingo. A los tres meses le

Saavedra, Plutarco González y los Guzmán,

levantaron el destierro y le permitieron ir

fueron la cabeza en el Estado de México,

por su familia a Sultepec para vivir en Tolu-

muy extenso en aquella época, del Plan de

ca. A poco fue preso nuevamente por el jefe

Ayutla y de la Reforma. Por esto pusieron

de policía, un español de apellido Sánchez

el precio de 2,000 pesos a la cabeza de Alas,

Luque, quien, entrando Alas en el Palacio de

y no dieron con ella, a despecho del interés

Gobierno de Toluca, le gritó: —¡Entre, ban-

desplegado por el cura de Temascaltepec, D.

dido! —dándole tan fuerte puntapié, que lo

Juan Rodríguez, y D. Juan Alza, tránsfuga

hizo caer de bruces, fracturándole una pier-

del partido liberal, que murió siendo cura de

na. Así lo trajeron a la prisión de Santiago

Metepec. A la idea unía la acción: por eso

Tlaltelolco, donde le ciñeron pesados grillos.

lo vemos el 2 de Agosto de 1858, hecho ya

Seis meses no le vio la cara al sol; ni siquie-

coronel, ir al mando de 2,000 hombres de

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Temascaltepec para tomar la plaza de la Villa

O’Horon, Guillermo González Fuentes y

del Valle. Los jefes que defendían la Reforma

Simón Guzmán, pedían luces a los buenos

tenían su punto de cita en la hacienda de los

ciudadanos para proceder con acierto en el

Arcos. Ya sabía el jefe que fuera derrotado

gobierno. Y decían: “Con la paz vendrá para

que allí debía recurrir para rehacer su tropa y

el Estado el orden y la prosperidad; con el

emprender nueva campaña contra los con-

respeto y sujeción a la ley, tendremos justi-

servadores. Como los reveses eran más que

cia y libertad”.

los triunfos, alguien dijo a D. Manuel Alas:

En Junio de 1862 quería Juárez divi-

—Ustedes siempre andan corriendo. —Y re-

dir el Estado de México en tres separados

plicó: “Pero perseguidos o persiguiendo, en

e independientes entre sí, para su mejor y

más tierra sembraremos la semilla de la de-

más pronta administración; pero Alas y los

mocracia y cosecharemos más abundantes

otros diputados a la Legislatura hicieron re-

frutos”. Tal era el entusiasmo en el Estado

sistencia por creer ilegal el procedimiento,

de México por la Reforma y las simpatías

hasta que comprendieron el fin patriótico

que tenían los jefes principales, que en To-

del proyecto. En carta de puño y letrado

luca y en 1859 dos respetables damas, las se-

Juárez, el 10 de Junio, le confesaba: “Que-

ñoras María Alarcón de Mateos y Luz Presa

rer que un poder extraordinario, creado por

de Gómez Gallardo, debido a él, una noche

la necesidad y por la voluntad nacional,

asaltaron en el callejón de Navarrete a un

obre con estricta sujeción a la ley, es querer

oficial de D. Benito Haro, le quitaron las co-

un imposible, es querer que haya huracán

municaciones que llevaba, y le obligaron a

sin estragos, es, como vulgarmente se dice,

pronunciarse por la causa liberal.

que se toque el tambor sin hacer ruido. Pa-

Terminada la Guerra de Tres Años, él y

sará la tormenta y entonces todo entrará

Alberto García redactaron los Códigos del

en el orden normal y habrá lugar de ahorcar

Estado de México. Fue promulgada la cons-

al gobernante por los males que hizo; pero

titución particular el 17 de Octubre de 186l.

mientras dure el peligro y mientras la res-

Ese año siendo gobernador procuró difundir

ponsabilidad sea del que manda, dejémosle

la instrucción pública, y acabar con los tras-

que obre para que cuando suba al patíbulo

tornadores del orden en el Estado, dando

a expiar sus faltas, tenga siquiera el con-

siempre pruebas de moralidad. Tanta espe-

suelo de que obró con libertad cuando se lo

ranza daba su administración y la juzgaban

obligó a afrontar el peligro”.

tan patriótica que la ocupación de Jalatlaco

Como presidente de la Legislatura, en

por el General Jesús González Ortega, en la

días que los retrógrados intentaban hacer

que derrotó a Márquez, Zuloaga y Negrete,

creer a Europa que México quería una mo-

fue motivo de regocijo para Toluca.

narquía, lanzó, y tras él todo el Congreso,

El 27 de Marzo de 1863, declarada en es-

una protesta enérgica contra su estableci-

tado de sitio la entidad federativa de México

miento. “¿Y será posible —se leía en la hoja

y al frente de la situación política él, Tomás

suelta— convertir en un trono las tablas manuel alas

343

enrojecidas de sangre que formaron el ca-

gustoso porque la Sociedad Juárez trabaja

dalso de Iturbide, cuando él mismo no pudo

por difundir en Toluca los principios libera-

sostener su espada convertida en cetro?”

les y oponerse a los avances del clericalismo

Durante el gobierno de Juárez desempe-

a quien es preciso quebrantar, pues cada día

ñó altos puestos; pero en el de D. Sebastián

se muestra más insolente, olvidándose de su

Lerdo de Tejada pasó días muy amargos,

pasado de derrotas”.

hasta ser detenido en Palacio con “el Nigro-

Hablando del Gobierno actual y de sus

mante” y Simón Guzmán por un pedimen-

hombres, exclamaba con profunda amargu-

to, el 27 de Octubre de 1876, en que decía

ra: “¡Ah, los liberales son terribles en la des-

haberse violado el sufragio libre en la elec-

gracia: nada olvidan, nada perdonan; pero

ción de Magistrados y Fiscales. Terminaba

cuando suben al Poder, luego se embriagan

su pedimento con estas palabras: “Para con-

y ya no se acuerdan de nacía!”.

jurar la revolución no hay más que un pararrayos: la Constitución”.

Su buen humor no le abandonaba. Entre golpe y golpe de tos envió este recado

Al triunfo del Plan de Tuxtepec, el cual

al Director del Monitor Republicano: “Diga

apoyó, fue Magistrado; pero a poco prefirió

usted a Vicente García Torres que ya tomé

la vida privada en Toluca. Una enfisema lo

pasaje para el otro rumbo, que voy en cami-

clavó meses enteros en un sillón y un asma

no y aun puedo recibir sus encargos para la

pertinaz le iba agotando la vida, hasta con-

gente de bonete y demás que ande por los

sumírsela el 17 de Julio de 1889. Algunos

infiernos o a donde vaya.

días antes mostró la fortaleza de sus ideas;

Ángel Pola

al ir los Sres. Aurelio J. Venegas, Silviano García y Bernardo Andonaegui a entregarle su nombramiento de miembro honorario de la sociedad “Benito Juárez”, les dijo: “Acepto

*Los datos de la presente biografía fueron ministrados al autor por la señora Adela Alas, don Aurelio J. Venegas y Lics. Prisciliano María Díaz González y Manuel Saavedra.

Manuel GutiÈrrez Zamora 1813-1861

I Cuenta Hornero que cuando a Ulises,

la reacción que, librando su última batalla,

el más querido de Zeus, lo cercaron los

lo acorralaba sin dejarle la más mínima

troyanos y lo acosaron por todas partes

esperanza.

como canes hambrientos que rodean a

Entonces, en los momentos en que la

su presa, Ayax, semejante a un dios, alto

derrota tremolaba su bandera por todos los

como una torre y armado con su enor-

ámbitos del país y los más fuertes, salvo

me escudo, voló al socorro del de Ithaca

Zaragoza, desconfiaban, Gutiérrez Zamora

y dispersó a los enemigos, que hacien-

—alto como una torre según dijo Hornero

do alarde de fiereza amenazaban des-

de Ayax— pone su cuerpo y su valor y su

pedazarlo no obstante su valentía. Sin

espada al servicio de la República que era

aquel oportuno auxilio el prudente hubiera

Juárez, y la República se salva. Nuevo Ayax,

muerto, y la venganza de los griegos, la

aseguraba el triunfo.

toma de Troya, habríase prolongado sino es que héchose imposible.

¿Cómo las del bravo heleno posaron sus hazañas a la posteridad? No; el nombre de Gutiérrez Zamora apenas resuena en un

II

rincón de nuestra patria; para popularizarlo,

Cuando por la defección de Comonfort, aún

para hacer que todas las mentes se caldeen

no conminada con toda virilidad, zozobró la

y todos los corazones se inspiren, figura en

causa republicana y México se vio expuesto

esta galería, catálogo grandioso de nuestros

a perder en solo un día el progreso que había

héroes y de nuestros mártires.

nacido a esfuerzos de Zarco, de Ramírez y

Nadie puede evocar el recuerdo de las

de Arriaga; Juárez, el más amado del pueblo,

Leyes de Reforma sin evocar también el re-

opuso su valor y su firmeza a los embates

cuerdo de aquel de quien puede decirse, sin

de la suerte; pero ¡y! ese valor y esa firmeza

temor de parecer apasionado, que fue su

hubieran sucumbido ante los esfuerzos de

más firme apoyo.

˜ 345 ˜

Veracruz es algo más que el Sinaí de la

vecino de la población donde viera la luz pri-

Reforma y Gutiérrez Zamora algo más que

mera, comprendió que sus aspiraciones no

el Moisés de una tribu: las tablas de la ley

podían quedar satisfechas trabajando tan

eran dictadas por Dios y necesitaron de re-

sólo por su propio bienestar, y que tenía la

lámpagos y de truenos para imponerse; las

ineludible obligación de contribuir con sus

Leyes de Reforma fueron exigidas por un

esfuerzos al bien de la cosa pública. Así le

pueblo y sobrevivieron sin apelar al terror.

vemos funcionar en el H. Ayuntamiento

Dimanaban de la conciencia.

desde la edad de veinticinco años, unas ve-

Por otra parte, Moisés civilizaba a los

ces con el carácter de regidor y otras con el de

errantes judíos, en tanto que Gutiérrez Za-

alcalde primero; le encontramos sargento

mora, intérprete de las ideas de Ocampo y

de la guardia civil desde el año de 1844 y de

Lerdo, exigía que se transformasen en

teniente de la Guardia Nacional poco des-

principios los anhelos, ya no de aquellos dos

pués, para ser electo con el cargo de Mayor

grandes hombres, sino los de todos los

de este mismo cuerpo a fines de 1846”.

veracruzanos.

Tal es a grandes rasgos la historia de

Pero tiempo es ya de historiar.

los primeros años del Sr. Gutiérrez Zamora; pero no obstante la brevedad con que la

III

hemos expuesto, puede advertirse que ya

Nació el ilustre veracruzano cuya vida bos-

desde entonces era apreciado y querido por

quejamos, en Veracruz, el 24 de Agosto de

el pueblo, aprecio y cariño que no disminu-

1813, siendo sus padres D. José Zeferino Gu-

yeron jamás, antes aumentaron a cada día:

tiérrez Zamora, de origen español, y Doña

ni pudo ser de otro modo ya que su nombre

Juana Gutiérrez de la Concha, natural de

figuró siempre junto a los hechos más cul-

León (Guanajuato).

minantes de la época: el bombardeo de los

Hizo sus primeros estudios en la ciudad

norteamericanos, la expedición de las Leyes

de Jalapa, pasando después, con el objeto de

de Reforma y el segundo sitio de Miramón.

concluirlos, a los Estados Unidos del Norte,

En estas tres fases de su vida nos detendre-

donde permaneció ocho años. En 1833 re-

mos especialmente.

gresó a la patria, sentando plaza de cadete;

346

algún tiempo después abandonó la carrera

IV

militar para dedicarse al comercio en unión

Sería necesario que empapáramos nuestra

de su hermano mayor D. José, empezando

pluma en hiel: sólo así podríamos recordar

por simple dependiente y concluyendo por

la afrentosa guerra que nos hicieron los nor-

ser el jefe de la negociación mercantil.

teamericanos; sólo así encontraríamos los

“Pero como buen mexicano, dice el sabio

reproches que merece la conducta de San-

rector del Colegio de Estudios preparatorios

ta-Anna y la falta de fe con que la mayor

de Veracruz, D. Esteban Morales, en un dis-

parte de los Estados recibieron al invasor

curso pronunciado el año de 1880, y amante

yankee; mas no lo haremos: la debilidad de

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

éstos y la compra de aquél, quedan fuera del

Guardia Nacional, ora en el Ayuntamien-

dominio del escritor patriota. Pero quede al

to, ora en demostraciones muy particula-

puerto de Veracruz y a los veracruzanos la

res, le había demostrado su afecto y él a su

gloria de haber resistido con inaudito valor;

vez quiso corresponder con gratitud. Don

de haber hecho de una plaza abierta a todos

Manuel, como cariñosamente le decían sus

los fuegos, en pésimas condiciones de defen-

contemporáneos, era todo corazón.

sa, el baluarte en que se estrellara la omnipo-

Quizá finalmente, advirtió que era Ve-

tencia norteamericana: porque no es la capi-

racruz la ciudad de la República en que más

tulación de 1847 de las que deshonran. Si el

ardientemente se le tributaba culto a la in-

Gobierno hubiese cumplido con su deber, si

dependencia, y soñó con el porvenir y con

a Veracruz hubiere mandado como todos lo

la inmortalidad, haciéndose digno represen-

pedían, hombres de ciencia y hombres de ar-

tante de ese pueblo. ¿Qué mucho enton-

mas; si hubiese enviado caudales y tropas, si

ces, repetiremos, que haya rivalizado con

el Gobierno por medio del Ministro de Guerra

Luelmo y con Holzinger. Viven aún algu-

no hubiese contestado francamente que no

nos, muy contados viejos, que asistieron a

mandaba ni un peso ni un sollado”, la ren-

aquellos días de duelo inenarrable; pero aún

dición no habría tenido efecto. ¡Bastante hi-

recuerdan ellos a Gutiérrez Zamora, aún se

cieron aquellos valientes con defender hasta

les llenan los ojos le lágrimas al recordar a

el último extremo su ciudad natal!

aquel hombre de mirada penetrante que do-

Y entre esos valientes, uno de los primeros es D. Manuel Gutiérrez Zamora. Era

minaba a sus subalternos y los hacía morir con gloria en aras de la nacionalidad?

entonces un joven de treinta y cuatro años,

“Comandante de la Guardia Nacional,

en su espíritu se movían las ideas de libertad

dice el Sr. Morales Suárez en unos apuntes

y de combate; por otra parte, la época mis-

que bondadosamente remitió a nuestro edi-

ma lo predisponía a la lucha. ¿Qué mucho

tor, comenzó a hacerse notar por su extraor-

que hubiera sido uno de los más encarniza-

dinario valor y sangre fría ante el peligro.

dos defensores de la plaza sitiada? Pero en

“El 24 de Marzo de 1847, al frente de la

él a más de esas nociones se agitaban otras

columna compuesta de las compañías de

de más trascendencia: por su educación, por

Granaderos y Cazadores que defendían la

su estancia en el extranjero, por su ilustra-

ciudad, estuvo en observación del enemigo

ción, peleaba por el territorio ya no única-

desde el Cementerio, lugar próximo al campa-

mente por un instinto de conservación, por

mento americano, hasta que se retiraron las

la fuerza que obliga a la fiera a defender su

tropas que parecía iban a dar el asalto. En

guarida: sin duda en él predominó la idea

un opúsculo titulado un tributo a la verdad

abstracta de la patria; vio lo que era en los

escrito por D. Antonio de María Campos,

Estados Unidos el amor al terruño y por eso

se lee, “que el Mayor Zamora fue el primero

fue constante, tenaz en la lucha; sin duda

en dar el ejemplo a los jefes de los cuerpos,

también, recordó que el pueblo, ora en la

arrollándose a la cintura la bandera de su manuel gutiérrez zamora

349

batallón, para que no cavara como trofeo de guerra, en poder del enemigo”.

Regresó a Veracruz, poco antes de la caída y fuga de S. A. S. y ya en Agosto de 1855,

Pero no es este su único acto de valor y

cuando el general Llave ocupó militarmente

de dignidad. Cuando por los estragos del sitio

la ciudad en virtud del triunfo del Plan de

la capitulación se hizo necesaria, la Guardia

Ayutla, fue nombrado coronel del Batallón

Nacional, que al mando de él constituía una

de Guardia Nacional, mando que conservó

parte de la reserva, declaró que no se rendía.

hasta su fallecimiento.

No rendirse ante aquel cuerpo formidable que desde el 22 basta el 26 de Marzo disparó

VI

más de 7,000 proyectiles sobre el puerto, que

Hemos llegado al punto más importante

mantuvo una lluvia de hierro sobre la pobla-

de su vida, a la expedición de las Leyes de

ción, que arrasó gran parte de los edificios

Reforma, al momento en que aparece Ayax

y redujo a los habitantes a la miseria, es un

salvando a Ulises. Corre en Veracruz una

acto cuyo valor somos los primeros en pro-

tradición de la que no nos hacemos solida-

clamar. Ayax desafiaba a los dioses.

rios, y que por lo mismo no insertamos en el cuerpo de la biografía sino que la trascri-

V

bimos en una nota.2

Al establecimiento de la paz, dicen los

Verdad o mentira la tradición y sin dis-

apuntes citados,1 en virtud de la Conven-

cutir si fue preciso o no recurrir a medios

ción de Guadalupe Hidalgo, figuró ya como teniente coronel del mismo batallón de Veracruz, retirándose a la vida privada, cuando llegó el Gral. Santa-Anna. Fue una de sus

El Sr. Juárez se negaba a expedir esas leyes salva-

2

doras no obstante que O. Melchor Ocampo y D. Miguel Lerdo le demostraban la conveniencia, la necesidad de la expedición, puesto que el pueblo veracruzano, amplia y

primeras víctimas. En efecto, a poco de

francamente liberal, descreído, y mejor dicho despreocu-

ocupar Santa-Anna la presidencia de la Re-

al arzobispo, al nuncio y a los obispos que saltan desterra-

pado hasta ver con indiferencia que se hubiese apedreado

pública, Gutiérrez Zamora fue desterrado

dos, deseaba ver tornados en verdades lo que eran ideales.

del país trasladándose por tal causa a París.

pero según ella, hubo necesidad de apelar a medios violen-

¿Por qué se negaba el Sr. Juárez? La tradición no lo dice;

—“Lo que más tristeza me daba, era que

tos para conseguir la firma del Presidente. Una noche en-

parado en la puerta del hotel, entre tantí-

con el Sr. Juárez y le dijo poco más o menos: —“D. Benito,

tró intempestivamente el Sr. Gutiérrez Zamora a hablar

sima gente como pasaba, no veía una cara

no es posible transigir con vd. o da las Leyes de Reforma

amiga, ni siquiera quien me dijese como en

la costa es nuestra… con que piénselo bien”. Dichas las

Veracruz, adiós, Manuel, o adiós, Don Manuel”. Nosotros entendemos que este profundo dolor nostálgico basta para pintar a un hombre.

o lo amarro y lo pongo fuera de la ciudad… vd. sabe que palabras anteriores y con la misma violencia, el Sr. Gutiérrez Zamora se retiró. El Presidente llamó a sus Ministros, les contó la escena audaz del Gobernador y les pidió que emitieran su opinión. El Sr. Ocampo fue el primero que habló —“Sí; ya estamos cansados de tu terquedad; hemos procurado convencerte de lo precisas que son en Veracruz esas leyes y no quieres ceder … Lo que te ha dicho Gutiérrez

Estos apuntes fueron hechos por el Sr. Sebastián I.

Zamora es la verdad… y tu comprenderás que es capas de

Campos de Orizaba y remitidos al editor por el Sr. Mora-

hacerlo… Tú lo sabes…” Y el consejo se disolvió. Al día

les y Suárez, como antes se dice.

siguiente estaban firmadas las Leyes de Reforma.

1

350

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

tan violentos para la expedición de las Leyes

con la clase del pueblo, en Veracruz, pudo

de Reforma, ello es que el pueblo recibió con

ver lo que eran unos y otros. Nada de ex-

grandes muestras de aprobación aquellos

traño tiene, entonces, que penetrándose

principios que independizaban por comple-

de las necesidades de su pueblo que por lo

to la Iglesia del Estado. El sábado 15 de Julio

grandioso de sus aspiraciones representaba

de 1857 fue un día de fiesta para los veracru-

a la República, impusiera su voluntad; ni la

zanos; por bando nacional y con el Sr. Gu-

flaqueza del Sr. Juárez, caso de ser cierta, ca-

tiérrez Zamora a la cabeza, se hizo saber a

recería de explicación; puesto que bien pudo

los habitantes todos que la nacionalización

creer que aún no era tiempo para atreverse

de los bienes del clero era un hecho, que los

a tanto.

sacerdotes debían quedar secularizados, y

No pretendemos nosotros empequeñe-

extinguidas las cofradías, archicofradías,

cer al grande hombre: Juárez no necesita

hermandades y en general todas las congre-

para su gloria de la expedición de las Leyes

gaciones y corporaciones de esta naturaleza,

de Reforma; quien como él fue la represen-

etc., etc.

tación de la ley, después de la defección de

Pero la importancia de Gutiérrez Zamo-

Payno y Comonfort; quien como él viose

ra en este hecho puede ser directa o indirecta:

expuesto en Guadalajara, quien como él fue

será lo primero, si la tradición antes citada es

tenaz durante la guerra del llamado Impe-

cierta; será lo segundo si por una casualidad,

rio; finalmente, quien come él fue inflexible

que realmente no lo es tanto, se expidieron

a la hora del castigo, puede, sin desdoro,

en Veracruz las Leyes de Reforma. Decimos

darle a Gutiérrez Zamora la parte que le corres-

que no lo es tanto, porque pocas ciudades se

ponde en aquel año memorable de 1859.

habrían mostrado más decididas en punto

Empero, no queremos tampoco sorprender

a liberalismo que el puerto; en efecto, su si-

a nadie con nuevas ideas. Lo que haya de

tuación, que lo pone en contacto con hom-

cierto en la nota que antes dimos, o lo que

bres de toda Europa; su clima, generador de

haya de inexacto, lo aclararán los años y la

entusiasmos y de enardecimientos; su his-

crítica histórica.

toria, tan llena de grandes acciones y aun el

La vida del Sr. Gutiérrez Zamora está

carácter de sus habitantes, franco, abierto y

ligada íntimamente con la historia de Vera-

leal, hacían de Veracruz el sitio más propicio

cruz. No hay suceso de importancia desde

para la defensa de las ideas.

1847 hasta 1861 en que él no tomara parte:

No sabemos a ciencia cierta si el Sr.

de aquí que hayamos escogido solamente

Juárez fue allí empujado por el destino, o si

las situaciones culminantes de su existencia

hubo en ello previsión; lo que sí sabemos es

para recordarlas al público D. Manuel Gu-

que el interés del Sr. Gutiérrez Zamora, no

tiérrez Zamora merece un libro especial, y

fue un interés mezquino: merced a su edu-

tiempo vendrá en que algún veracruzano,

cación en los Estados Unidos, pudo ver allí

verdadero patriota y verdadero historiador

lo que era un ciudadano; merced a su roce

emprenda ese trabajo de tan vital importanmanuel gutiérrez zamora

351

cia. Nosotros no podemos intentarlo, que

un momento. El 8 de Febrero a las nueve de

ni tenemos para ello el aliento debido ni la

la mañana, anunció en México una salva

índole de este libro se presta a estudios de

de veintiún cañonazos, que Miramón partía

tal naturaleza.

para asaltar a Veracruz. El triunfo es seguro,

Grandiosa es la biografía del Sr. Gutiérrez

decían los reaccionarios batiendo palmas.

Zamora: en sus hechos hay tal marca de pa-

El día 15 del mismo mes llegó a Jalapa y el

triotismo, tales huellas de valor y de cons-

24 salió para Veracruz con más de 5,000 sol-

tancia, que más de una vez lo hemos creído

dados. En el tránsito expidió una proclama

acreedor al título de Benemérito de la Patria.

exitando a los soldados a que no desmayaran en

Sólo una ocasión pareció perjuro, pero en

la empresa más gloriosa de la época.

esa ocasión bien sabido es que influyó Pay-

“El gobierno de Veracruz, dice el Sr. Ri-

no; y si por un momento pudo dudarse de

vera Cambas, mandó quemar los pastos del

su lealtad, él mismo reconoció su yerro y re-

camino y que se usara de las minas y las

compensó con hechos de alto heroísmo un

emboscadas sin dejar de reforzar la segunda

instante de obcecación o de debilidad: que-

línea de la fortificación; por esos días ofreció

remos referirnos a la conducta que siguió

sus servicios a los de Veracruz el cura D. Fé-

después del Golpe de Estado.

lix Mejía, y mandaban las líneas de la plaza

Empero, si como ya dijimos, por obceca-

los jefes Osorio, Urrízar y Espejo. Miramón

do o débil secundó la defección de Comon-

recorrió los alrededores de la plaza el 2 de

fort, tan pronto como advirtió el crimen de

Marzo y fijó su residencia en Medellín, en

que se hacía cómplice, volvió sobre sus pa-

cuyo día aún no se acababan de establecer

sos, y como en otro tiempo, puso su espada

las baterías. Al varado se puso a disposición

y su valor al servicio de la República.

de Miramón, quien lo abrió para el comer-

Es una prueba de ello su actitud en el primer

cio de altura; el grueso de la división esta-

sitio de Veracruz —el del año de 1859— aquel

ba acampado en el Pando, cerca de Tejería,

sitio ridículo en que el genio de la guerra de los

y permanecieron esperando la llegada de los

reaccionarios, volvió a México sin disparar un

buques que conducía Marín”.3

solo tiro por más que llevase consigo 5,000 sol-

A pesar del descalabro que sufrió la es-

dados, 28 piezas de artillería, 8,000 proyectiles

cuadrilla, las fuerzas de Miramón prosiguie-

huecos, 3,000 balas macizas y compañeros de

ron sus trabajos, sin que se les hostilizara.

armas como D. Severo del Castillo, D. Manuel

Apenas si las molestó un tanto la guerrilla

Robles y D. Santiago Cuevas.

que mandaba D. Jacinto Robleda. La plaza

Es también prueba de ello, su actitud en

sitiada rompió sus fuegos sobre los sitiado-

el segundo sitio —el del año de 1860— sitio

res el 5 de Marzo a las doce del día, dirigien-

en el cual, después de un furioso bombar-

do los tiros hacia el médano de el perro, muy

deo, se vio obligado a retirarse el mismo ge-

especialmente con un cañón rayado que

nio de la guerra por no poder tomar a Veracruz. En este segundo sitio nos detendremos 352

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

De los sucesos relativos a la escuadrilla Marín ha-

3

blamos ya en la biografía del ilustre D. Ignacio de la Llave.

le regaló a D. Miguel Lerdo, el fabricante

VIII

Jarvis; los sitiadores a su vez enviaban in-

Fáltanos, para concluir, examinar la últi-

numerables bombas a las trincheras de los

ma faz de la vida del Sr. Gutiérrez Zamora

sitiados, llegando a ser tan fuerte el fuego la

y recordar sus cualidades peculiares. Los

noche del 18, que según la expresión de un

asuntos de la guerra no le impidieron ocu-

testigo ocular se veían iluminadas la pobla-

parse de otros meramente locales: él fue el

ción y el campamento.

primero que tuvo la idea de cerrar la rada

Ni unos ni otros cejaban: a los fuegos

de Veracruz para transformarla en puerto;

de los sitiadores respondían los sitiados

aún existen los planos que levantó el in-

con fuegos no menos certeros. Cuéntase

geniero suizo Steicklen y en los cuales se

que en un momento de entusiasmo, gri-

pretendía artillar con dos formidables bate-

tó Miramón a algunos subordinados que

rías los malecones que se formasen; él, uni-

estaban cerca de él, y que ya parecían

do a Cardeña, a Vila, a Cruzado, a Esteva,

desalentarse: “—No hay que aflojar, mu-

impulsó y casi llevó a cabo la erección del

chachos, mañana comeremos en Veracruz

Hospicio que hoy lleva su nombre; él hizo

pescado fresco”. Pero esa mañana no lle-

concluir y hermosear la torre de la Parro-

gó. Las tropas reaccionarias con su grande

quia, y a él finalmente se le debe la cons-

hombre a la cabeza levantaron el carneo

trucción del Ferrocarril de Medellín.

el 21 de Marzo y volvieron a México des-

Ya estaba enfermo el 27 de Enero de 1861,

pués de haber disparado sobre la ciudad

fecha en que llegaron a Veracruz los obispos

500 bombas y 5,000 balas.

que salían desterrados del país. Haciendo un

Ahora bien, durante el sitio y bom-

esfuerzo, que mucho agravó su enfermedad,

bardeo de la ciudad, el Sr. Gutiérrez Za-

abandonó el lecho para ir en auxilio de ellos

mora como Gobernador y como Jefe

y para apaciguar la cólera del pueblo vera-

militar —acompañado por los generales

cruzano exacerbada al ver a los coautores de

Partearroyo y Mora que son dos de las

la guerra civil. Poco después de estos acon-

figuras gloriosas de esos días— estuvo a

tecimientos murió, víctima de una penosa

la altura de su reputación, compartiendo

enfermedad: el 21 de Marzo de 1861 bajó al

unas veces el peligro con sus valientes

sepulcro el Sr. Gutiérrez Zamora sepultándo-

soldados, y atendiendo otras a sus obli-

sele el 22 al pie del altar de la Capilla del Ce-

gaciones y deberes administrativos. A él

menterio general. El entierro fue solemne y la

se le debió la traslación del Sr. Juárez y de

población se vistió de luto espontáneamente;

su Gabinete a la fortaleza de Ulúa para

el Sr. González Páez hizo su elogio fúnebre y

que estuviesen a cubierto de todo peligro,

algún tiempo después la Legislatura lo decla-

y fue él también quien gestionó lo condu-

ró Benemérito del Estado.

cente concluida la campaña, para que se

“Toda esperanza —dicen los apuntes

premiase a cuantos se habían distinguido

que ya antes hemos citado— toda seguri-

en la heroica defensa.

dad de triunfo personificaba en él: el puemanuel gutiérrez zamora

353

blo ideaba los regocijos públicos y tenía sus

había querido engañar. Sus soldados le adora-

funciones particulares, creyendo percibir en

ban tanto como le temían; que si era afable

la fisonomía de su héroe el buen éxito de la

con ellos, era también rígido y severo en pun-

contienda y cada corazón liberal creía su

to al servicio militar y a la disciplina. Usa-

causa invencible, tan sólo porque Zamora

ba en el dedo índice de la mano derecha una

empuñaba el lábaro que cobijara a su par-

gruesa sortija con una preciosa ágata, en la

tido; pero aun hubo más: la liberal admi-

cual tenía esculpido su monograma y arriba

nistración del Sr. Juárez, esto es, el gobierno

de éste esculpidas las palabras Callo, Aguanto,

legítimo de la República, se colocó bajo su

Estallo, que bastan a sintetizar su carácter.

poderosa egida y dio entrada en sus consejos

Durante la campaña de 1858 a 1859,

al hijo de la ciudad heroica, ciudad que fue

estuvo a punto de ser víctima de asesinos

durante tres años el refugio de la legalidad y

traídos de la Isla de Cuba por hombres que

el baluarte de las ideas de progreso y libertad

se decían sus amigos. En esta misma época,

en su lucha contra el pasado.

los jefes del partido reaccionario, compren-

He aquí en breves frases el mejor elogio del Sr. Gutiérrez Zamora.

diendo que él era el principal obstáculo para que las operaciones sobre la plaza diesen buenos resultados, le enviaron un comisio-

IX

nado y éste en nombre de aquéllos le pro-

Era él de elevada estatura y de aspecto se-

puso que pidiera una licencia para separarse

rio, imponente y majestuoso: si vestía uni-

del gobierno del Estado por tres o cuatro

forme, era un arrogante militar; si el traje

meses; que de aceptar tenía a su disposición

usual, un apuesto y elegante caballero. Do-

la cantidad que señalara en el Banco de Eu-

tado de perspicacia y penetración, le era po-

ropa que mejor quisiese. Zamora contestó:

sible conocer y juzgar en breve tiempo a los

—“Yo doy el doble si no se me vuelven a ha-

hombres. No se equivocó ni en sus amigos

cer semejantes proposiciones. Tales son a

ni en los que escogió para que lo ayudasen

grandes rasgos la vida y el carácter de aquel

ya en las tareas del gobierno, ya en las obras

grande hombre, de aquel inmortal Gutiérrez

de defensa, ya en los momentos de lucha.

Zamora que no tiene aún una estatua que

Era su carácter irascible; más aun cuando sabía dominarse, era terrible si se convencía de que se había procedido con doblez o se le

perpetúe en las generaciones del porvenir sus altos y gloriosos hechos. José P. Rivera

JosÈ MarÌa Patoni

1828-1868

¿Quién

dicho al autor de estas lí-

mandante de la Guardia Nacional del Partido,

neas, hace más de 20 años que andando el

por el gobierno de Durango, a cargo entonces

tiempo había de escribir la biografía del Pa-

de D. José Patricio de la Bárcena.

hubiera

dre de sus inolvidables condiscípulos Carlos

Después que se dio el golpe de Estado

y Juan Patoni? Los recuerdos de aquellos

por Comonfort, Patoni estuvo en tratos con

días inquietos de la infancia se agolpan en

varios jefes liberales, y en 1858 se reunió

mi mente; la escuela, el aprendizaje infantil,

a Coronado con 100 hombres, armados y

las travesuras de la niñez, todo ese enjam-

equipados a sus expensas. Concurrió a poco

bre de pequeñeces de la primera edad, que

al sitio y toma de Durango con el carácter

más tarde, al trasluz de la memoria adulta,

de teniente coronel, y habiendo sido heri-

forman el único encanto de las horas tristes

do de suma gravedad y conducídose en la

del hombre, vienen como una ráfaga vivifi-

acción de una manera brillante, recibió el

cante a halagar mi corazón… Juan, como su

nombramiento de coronel efectivo, que le

padre, murió trágicamente; Carlos según sé,

fue expedido por D. Santos Degollado. Él

vive aún y es un hombre útil a la sociedad.

gobierno liberal quedó establecido en Du-

El Gral. D. José María Patoni, hijo segun-

rango, y Patoni, luego que se alivió, después

do de D. Juan Bautista Patoni, natural del Ti-

da seis meses de enfermedad, regresó a Gua-

rol, y de Da Mercedes Sánchez, nació el año de

naceví, a sus negocios particulares. El año

1828, en Guanaceví, perteneciente al partido

de 1869 tornó el partido conservador a le-

de Santiago Papasquiaro, Estado de Durango.

vantarse en armas en el Estado, y entonces

Estuvo radicado en el lugar de su nacimiento

aparecieron, militando bajo la bandera del

hasta el año de 1858 en faenas mineras, pu-

retroceso, los llamados “tulises” (apodo que

diendo decirse que él fue quien creó y desarro-

les vino del pueblo zacatecano de su proce-

lló la minería en dicho lugar; y en virtud de sus

dencia San Andrés del Teúl), al mando del

reconocidas ideas liberales, fue nombrado co-

célebre español D. Domingo Cajén. Volvió

˜ 355 ˜

356

Patoni a armar su guerrilla, a sus propias ex-

Londres destinada a la educación de sus hi-

pensas otra vez, y se dedicó a perseguir a los

jos en Europa, cuando tuvieran la edad com-

“tulises”. Poco después fue llamado en auxi-

petente. En noviembre del mismo año mar-

lio de Durango por el gobernador Lic. Juan

chó sobre la capital de Durango, y en San

José Zaldívar, quien convencido de su falta

Ignacio, rancho situado a inmediaciones de

de aptitudes para regir el Estado en circuns-

la ciudad, batió al llamado general Máximo

tancias tan difíciles y azarosas, renunció al

González, que fungía como gobernador del

cargo, que recayó en Patoni, por acuerdo de

Estado. El éxito fue feliz para las tropas libe-

la mayoría de la Legislatura. Su primer cui-

rales, y derrotado completamente el enemi-

dado en el poder fue, como era de esperar-

go, Patoni ocupó la ciudad, dedicándose des-

se, organizar y disciplinar su ejército, para

de luego a perseguir las chausmas armadas

combatir las bandas reaccionarias que a las

que aún quedaban dispersas en el Estado.

órdenes de Cajén habían conseguido apode-

Desde la toma de Durango, quedó Pato-

rarse de casi todo el Estado, merced a impor-

ni investido del doble carácter de goberna-

tantes auxilios del gobierno de Miramón.

dor y comandante militar, ocupándose a la

En febrero de 1860 salió Patoni a atacar

vez en asegurar la tranquilidad del Estado y

a Cajén: se batieron en Santa Bárbara, cerca

la reorganización de los diversos ramos del

de Nazas, y habiendo sufrido Patoni un re-

servicio administrativo. El Presidente D. Be-

vés, debido a que se reventó uno de sus dos

nito Juárez le expidió por este tiempo el gra-

cañones, matando al jefe de la artillería y a

do de general. A principios de 1861, restable-

varios artilleros, y poniendo gran confusión

cido el orden público, y ya bajo el imperio

y desorden en las filas, tuvo que retirarse y

de la ley, verificáronse elecciones locales en

dejar por entonces la capital de Durango

Durango y resultó electo por unanimidad

en manos de sus enemigos, mientras reu-

de votos, Patoni, gobernador del Estado, en

nía gente y armas para volver al combate.

cuyo puesto recibió la noticia de la ruptura

En julio de 1860, con tropa de infantería se

de los tratados de la Soledad, apresurándose

unió al general D. Pedro Hinojosa y entre los

a formar una brigada, uno de cuyos bata-

dos batieron y derrotaron a Cajén en la ha-

llones, enviado por él al teatro de los suce-

cienda de la Flor; pero al día siguiente llegó

sos militares, si bien no llegó a tiempo para

el general conservador Silverio Ramírez con

concurrir a la gloriosa batalla del 5 de Mayo,

una flamante división y derrotó a las fuerzas

pudo comportarse bizarramente al mando

liberales.

del coronel Alcocer, en el desgraciado he-

Patoni pasó con Vidaurri a Monterrey

cho de armas del Borrego, muriendo en el

en solicitud de elementos para continuar la

combate el citado jefe del cuerpo y varios

campaña de Durango, y tuvo que ir hasta

oficiales.

Ciudad Victoria a recibir un material de guerra

En junio de 1862, Patoni dejó con licen-

que pagó de su peculio, por valor de 12 mil

cia el gobierno y poniéndose al frente del

pesos, cantidad que tenía en el Banco de

resto de la brigada, salió con dirección a la

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

capital de la República, donde recibió la ban-

las reservas necesarias para obtener un triun-

da de general efectivo, o incorporándosele

fo de importancia práctica. El Gral. Patoni,

el contingente de Chihuahua, fue destina-

como se ha dicho, no fue partidario del sitio,

do a formar parte del Ejército de Oriente,

y siempre pensó que antes de llegar al últi-

que tan heroicamente sostuvo el famoso

mo extremo se intentara romperle; pero, sin

sitio de Puebla. Patoni ocupó durante él con

embargo, fue de los primeros en aplaudir las

sus fuerzas el fuerte de Ingenieros, punto el

capitulaciones que mediaron en la brillante y

más avanzado hacia la llanura, de las forti-

memorable rendición de la plaza.

ficaciones que defendían la ciudad. El fuer-

Hecho prisionero Patoni junto con los

te de Ingenieros no fue atacado a principio,

demás jefes y oficiales, y destinado como

como Patoni creyó al solicitar y obtener del

todos los demás a ser embarcado para Eu-

general en jefe el honor de uno de los lugares

ropa, logró fugarse en Orizaba, y tuvo que

de mayor peligro, y como lo hacía esperar

emprender el camino a pie hasta cerca de

lo avanzado de la posición; pero desde el

la Capital. Cuando llegó a México, Juárez

10 de mayo se vio atacado y bombardeado

salía rumbo a San Luis, donde le alcanzó

hasta el 16, en que se verificó la rendición

en unión de los Grales. González Ortega

de la plaza: durante esos seis días la lucha

y Lallave, recibiendo órdenes de regresar a

fue continua y encarnizada, cumpliendo sa-

Durango, para organizar nuevos elementos

tisfactoriamente con su deber Patoni y los

a fin de continuar la resistencia. Ayudado

suyos.

eficazmente de los Grales. Sánchez Ochoa

En el consejo de guerra celebrado el 15,

y Poucel, así como de otros jefes de recono-

Patoni opinó que sin esperar el auxilio del

cido mérito, levantó una brigada que fue

Ejército del Centro, se hiciera un esfuerzo

conducida por él mismo a Monterrey, con

para romper el sitio; y nunca estuvo por la

el objetó de apoyar al Presidente de la Repú-

conveniencia de encerrarse en Puebla, sino

blica en los graves conflictos y dificultades a

porque se combatiese en campo abierto para

que dio origen la rebelde actitud de Vidaurri,

que se hiciera sentir menos la superioridad

cuyos planes fracasaron. Patoni regresó a

de la disciplina y de los elementos de guerra

Durango, y a poco, por orden de Juárez, fue

del ejército francés. El 13 de mayo hizo una

a Chihuahua a restablecer la tranquilidad,

salida la brigada durangueña a las órdenes de

perturbada por síntomas alarmantes.

Patoni y avanzó tanto sobre las posiciones

El ejército francés había ocupado ya

enemigas, que la bandera del 1º de Durango

la ciudad de Zacatecas, y se temía que sin

fue izada en la trinchera del ejército invasor.

pérdida de tiempo siguiera sobre Durango,

Esta intrépida salida no dio empero el resul-

como en efecto sucedió, a la sazón que Pato-

tado apetecido, porque la plaza fue vigorosa-

ni llegaba a marchas forzadas a San Juan del

mente atacada por diversos puntos al mismo

Río, donde se le unió el Gral. Sánchez Ochoa

tiempo, lo cual ocasionó que en el ejército

con las pocas fuerzas que habían quedado

mexicano no se hubiera podido disponer de

en Durango a sus órdenes. Los franceses que josé maría patoni

357

358

perseguían a Sánchez Ochoa, pretendieron

contra el gobierno republicano y que con sus

atacar a Patoni, pero reunidos ya ambos je-

cómplices se ocupaba en la distribución de

fes republicanos, esperaron en Palmitos al

un rico botín, a la par que en allegar prosé-

enemigo, que desistió de su intento y se reti-

litos a la causa imperialista. Los subalternos

ró hacia Durango. Patoni quiso perseguirlos,

de Patoni, entre ellos D. Juan Mirafuentes,

pero se lo impidieron órdenes superiores que

le exigieron el castigo de Vega, y se vio pre-

recibió para mandar gran parte de su briga-

cisado a juzgarle militarmente y a ejecutar

da a la Laguna del Tlahualilo, amagada por

la sentencia de muerte. Volviendo por orden

el Gral. imperialista Quiroga.

superior a Durango, emprendió la campaña

Establecido el Presidente en el Parral,

contra los invasores en los partidos de Indé,

ordenó que la brigada de Patoni se uniera a

el Oro y Santiago Papasquiaro, no sin que

las fuerzas que mandaban González Ortega

su vida corriera constante peligro, pues los

y otros jefes, formándose así una división

franceses y sus auxiliares eran ya numerosos

cuya jefatura aunque se ofreció al Gral. Pa-

y disponían de considerables recursos.

toni, que la rehusó en favor de su antiguo

Con motivo de la acción del Fuerte coe-

superior González Ortega, vino a quedar en

tánea de la batalla de San Pedro, se pregunta-

manos de éste. Se dirigió la nueva división a

ba D. Ignacio Ramírez en una de sus Cartas

Zacatecas, y en San Miguel del Mezquital se

a Fidel, en principios de 1865: “¿Cómo ocu-

decidió el Gral. González Ortega, por invi-

pan los primeros puestos militares, hombres

tación de Patoni a marchar sobre Durango,

de valor y servicios dudosos, mientras que

ciudad que estaba menos guarnecida; pero a

los héroes como Rosales y Patoni, viven casi

corta distancia de San Miguel, en el punto

ignorados, y acaban por ser víctimas de la

de la Estanzuela, inesperadamente se encon-

injusticia?”

traron con la columna francesa que había

Por este tiempo terminaba el periodo

salido de Durango en auxilio de Zacatecas

presidencial del Sr. Juárez, y no pudiendo

y se verificó el desgraciado suceso conocido

tener efecto la renovación de poderes por el

en la historia con el nombre de “batalla de

estado de guerra en que se encontraba el país,

Majoma”.

opinaron algunos que conforme al Código

Después de este desastre, el Gral. Patoni

de 57, correspondía la primera magistratura

volvió al Estado de Chihuahua: allí fue co-

al Presidente de la Suprema Corte de Jus-

misionado para pasar a Sinaloa a restablecer

ticia, D. Jesús González Ortega, hasta que

el orden y reponer a García Morales en el

pudieran verificarse nuevas elecciones. El

gobierno de aquel Estado. En virtud de esta

Gral. Patoni fue de los que opinaron de este

comisión, Patoni se dirigió a Álamos acom-

modo, pero la opinión contraria prevaleció

pañado únicamente de sus ayudantes. De

y el ilustre Juárez continuó ejerciendo el su-

Álamos se dirigió al Fuerte y organizó una

premo Poder Ejecutivo de la nación.

pequeña columna con la que derrotó a D.

Muchas y ventajosas proposiciones se

Francisco de la Vega, que se había rebelado

hicieron al Gral. Patoni para que abrazara la

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

causa imperialista, pero él, firme en sus con-

Patoni era de costumbres sencillas y sobrio

vicciones democráticas y en sus sentimien-

en demasía, lo cual, unido a un físico robusto

tos patrióticos, las rechazó todas indignado

y a una fuerza muscular nada común, le per-

y siguió al destierro primero y a la prisión

mitía soportar en la campaña todo género de

después, en 1867, a su amigo el Gral. Gon-

fatigas: su valor jamás fue desmentido y su

zález Ortega, siendo puesto en libertad en

energía y fuerza de voluntad jamás le abando-

1868 y dirigiéndose a Durango con el fin de

naron, marchaba siempre en línea recta a su

recoger el resto de sus propiedades, confisca-

objeto, por el camino que su conciencia le dic-

das por el intruso gobierno de la Interven-

taba como el del deber y la justicia. El Estado de

ción. Bien sabido es cómo la noche misma

Durango le debió la paz y la seguridad, con el

de su llegada a Durango (la noche del 17 al

restablecimiento del orden y el aniquilamien-

18 de Agosto de 1868), un piquete de solda-

to de los tulises; y la causa de la reforma y la

dos de las fuerzas del Gral. Benigno Canto,

de la segunda independencia, los importantes

le sacó violentamente de su alojamiento, y

servicios referidos, que prestó con verdadero

conducido a un suburbio de la ciudad, fue

desinterés y constancia, haciéndose acreedor

pasado por las armas sin formalidad alguna

a la gratitud de sus conciudadanos y al elogio

legal. Canto, juzgado y sentenciado des-

póstumo de la historia.

pués, murió en la prisión.

Francisco Gómez Flores

LeÛn Guzm· n 1821-1884

I Época

y gloriosa fue aquella de

do mezquino que no se les podía pagar por

la Reforma y de la guerra de la Interven-

las escaseces y penurias porque entonces

ción, por sus hombres grandes, eminen-

atravesaba el erario.

memorable

tes, patriotas, inquebrantables en su ca-

Los representantes del pueblo, los dipu-

rácter y firmes en sus principios. De esos

tados de aquella época, llegaban a la capital

hombres abnegados que profesaban por

haciendo miles de sacrificios, y al tomar po-

convicción las ideas; capaces de ir hasta

sesión de sus curules protestaban verdadera-

el sacrificio siempre que así lo exigiesen

mente cumplir con su misión, defender los

los deberes del ciudadano o la causa de la

derechos e intereses de sus representados, y

Patria, y que preferían el desprecio de los

no asistir a las Cámaras a votar, sino a dis-

que no supieron comprenderlos, la perse-

cutir para poder aprobar, y no aprobaban

cución de los que trataron de tiranizarlos,

sólo por complacer a los gobernantes, sino

y la miseria en sus hogares, antes que do-

para dejar satisfecho al pueblo. Los Magis-

blegarse al capricho o a la voluntad de los

trados, los encargados de la Justicia, cum-

poderosos.

plían su deber obedeciendo únicamente a su

A esos hombres nacidos para bregar

conciencia, sin que fueran capaces de torcer

lo mismo con las adversidades del des-

sus fallos, ni las altas recomendaciones, ni

tino que con los abusos de los déspotas;

las amenazas de los que más podían, ni nada

que vivieron para defender la razón y la

que no tuviese por única base y por único

justicia de parte de quien estuviese, se les

y sólido fundamento, la ley; la ley dura, in-

ofrecían los empleos y no iban en busca

flexible y hasta implacable para los culpa-

de ellos como ahora. Servían a su causa y

bles; pero digna, equitativa y justa para los

a su partido con la abnegación del mártir

inocentes.

sin interés alguno, sin la esperanza de la

En aquella época de eterna recordación

recompensa, sin la retribución de un suel-

y entre aquellos hombres ilustres y distin-

˜ 361 ˜

guidos, figuró en lugar prominente el escla-

y por una información que se levantó hace

recido mexicano, Don León Guzmán, cuya

poco ante el Juzgado de Letras de aquel Dis-

vida es objeto de estas líneas.

trito, fue el de Leonardo que se le cambió por el de León por su familia, la cual lo hizo así

II Entonces, el hoy Estado de México alcanza-

Siendo muy niño, Guzmán perdió al au-

ba mayores proporciones territoriales, y se

tor de sus días; pero la falta de él la suplió su

acababa de conquistar, después de 11 años

señora madre, mujer virtuosa, inteligente y

de porfiada y heroica lucha, una de las ideas

honrada, que no obstante su pobreza, pues

más grandes y nobles, la Independencia de

se mantenía de los productos de una peque-

la Nación, que habían tenido la fortuna

ña tienda de abarrotes, logró no sólo dar a

de consumar muchos de los que antes la

Don León una educación esmerada, sino a sus

habían combatido, pues inclusive el jefe del

otros: tres hijos, D. Mariano, D. Nemesio

ejército trigarante, los más fueron tránsfu-

Santos y D. Simón, que fueron también

gas vergonzosos del partido realista, al que

abogados, todo a costa de un trabajo asi-

abandonaron ya cuando nuestra emancipa-

duo y de grandes sacrificios, y sin descuidar

ción se imponía por sí misma, y ya cuando

tampoco al resto de su familia, compuesta

más que combatir se necesitaba recoger los

de D. José María, D. Guadalupe, Doña Mag-

laureles que conquistaron en los combates,

dalena, Doña María de Jesús, y Doña Isabel

los legítimos defensores de la causa, los que

Guzmán, hermanos de Don León.

no tuvieron la satisfacción de verla triun-

Recibió éste su instrucción primaria en

fante; pero que sí la supieron iniciar cuando

la Escuela Municipal de la Villa de Tenango,

nadie se atrevía a ello, y pudieron sostenerla

bajo la dirección de los profesores D. Fran-

cuando todas las dificultades se oponían a

cisco Ortiz Cortés, desde 1831 a 1832, y de

su realización.

D. Joaquín Graneros desde 1833 a 1835. En

Entonces, repetimos, y en el pueblo de

la misma Tenango del Valle estudió gramá-

Tenango del Valle, nació el 5 de Noviembre

tica latina durante los años de 1836 y 1837

de 1821, Don León Guzmán, hijo del segundo

con D. Pedro Salas, y después se trasladó a

matrimonio que con Doña Francisca Montes

Puebla en donde hizo sus estudios prepara-

de Oca había contraído Don José Guzmán.

torios, obteniendo las mejores y más brillan-

El verdadero nombre de nuestro biografiado,

tes calificaciones, al grado de que bastaron

según consta por su partida de bautismo,1

sus certificados para ser admitido en el

“Un sello negro que dice: Juzgado Eclesiástico de

Montes de Oca: fueron sus padrinos Don Francisco Ro-

Tenango del Valle.—En la iglesia Parroquial de Tenango

dríguez y su esposa Doña Isabel Días de León españoles

del Valle, en ocho días del mes de Noviembre de mil ocho-

de esta cabecera, a quienes les intimé su obligación y pa-

cientos veintiún años. Yo, el Br. Don Pedro Guadarrama.

rentesco espiritual. Y lo firmé.—Dr. Francisco de Paula

V. P. Bauticé solemnemente a un niño de tres días de naci-

Alonso y Ruiz de Conejares.—Una rúbrica”.—Debo ésta

do, a quien le puse por nombre Leonardo, Francisco, Anto-

fe de bautismo al Sr. Lic. D. Priciliano Díaz González, así

nio, hijo legítimo de Don José Guzmán y Doña Francisca

como otros muchos datos.—L G. O”.

1

362

por gusto o por abreviar el primer nombre.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Colegio de San Ildefonso de México, en cuyo

sesión de la alta Magistratura en medio de

plantel cursó y concluyó todas las materias

la paz más completa, cosa rara en aquellos

correspondientes a la carrera de abogado.

días de continuas revoluciones, y había pro-

Fueron sus condiscípulos en el Colegio de

curado encarrilar a la Nación por la vía del

San Ildefonso, los hombres más notables de su

orden y de la moralidad. Su administración

época, y ahí tuvo oportunidad de revelar tan-

se distinguió por la honradez que reinó en

to su talento como sus avanzadísimas ideas.

ella, por las reformas que hizo en el ejército

Vicisitudes de fortuna lo hicieron trasladarse

reduciéndolo en número, pero mejorándolo

a su Estado natal, en donde hizo su práctica

en equipo y disciplina, por el arreglo en la

hasta recibir el título en el Instituto Literario

hacienda pública y por las economías que se

de Toluca, en el que era catedrático a la sazón

introdujeron en todos los ramos.

D. Mariano Arizcorreta, quien no sólo fue su maestro sino su decidido protector.

Pero el país parecía no poder caminar sin que a cada paso se trastornara el orden pú-

A la vez que hacía su práctica de abo-

blico, y ya por los nuevos pronunciamien-

gado, desempeñó en Toluca el cargo de re-

tos que entonces iniciaron Blancarte y otros

dactor de Actas de la Honorable Legislatura,

revoltosos, ya por la ruda oposición que los

con el sueldo mensual de 40 pesos, y se dio

conservadores le hacían en las Cámaras,

a conocer por sus discursos patrióticos pro-

Arista, sin la suficiente energía para reprimir

nunciados el 4 de Octubre de 1847, aniver-

severamente a los trastornadores eternos de

sario de la Constitución de 1824, y el 16 de

la paz pública, y sin atreverse a suprimir al

Septiembre de 1848, en conmemoración de la

Congreso, envió a éste su renuncia que le

Independencia Nacional. En estos discursos,

fue admitida el 5 de Enero de 1853.

rebosando entusiasmo por la patria y hen-

Ocupó entonces la silla presidencial D.

chido de ideas liberales, se anunció el demó-

Juan Bautista Ceballos, presidente de la Supre-

crata inmaculado, que más tarde las había

ma Corte de Justicia, y desde luego resolvió dar

de sostener ya en la tribuna parlamentaria,

un golpe de Estado, y al efecto mandó disolver

ya en los estrados de la Corte. En ellos, y

el Congreso. La sesión en que esto se verificó

principalmente en el último, expresó su jui-

fue acalorada, y en ella dio a conocer su carác-

cio acerca del partido conservador, enérgico

ter enérgico y valiente Don León Guzmán. “La

y severo, pero justo y acertado.

Sesión en la Cámara —dice el Sr. Prieto— se suspendió para continuarse en la noche”.

III

Aquella tregua se aprovechó por los

Pronto se le presentó a Don León Guzmán

bandos disidentes en hacer aprestos, en cer-

un teatro más amplio para probar su energía

ciorarse el gobierno de las fuerzas con que

y aquilatar sus méritos. Fue electo por su Es-

contaba… Llegó la noche: la sesión conti-

tado natal diputado al Congreso de la Unión

nuo turbulenta; por todas partes se nota-

durante el inolvidable gobierno del General

ban aprestos hostiles; la puerta de palacio

Don Mariano Arista. Éste había tomado po-

estaba cerrada, y las guardias reforzadas y con león guzmán

363

fusil en mano. En los corredores superiores

la Cámara, en vez de secundar aquella mani-

se veían grupos de gentes en cuyos centros se

festación, en vez de colocarse a la altura de un

percibían las lumbres de los puros y cigarros.

Mirabeau, vergüenza da decirlo, dejó el asien-

En el corredor cubierto que rodea el sa-

to presidencial y se salió del salón…

lón de la Cámara, se agitaban senadores,

“D. León Guzmán —agrega el Sr. Prie-

magistrados, militares de alta categoría,

to— que antes había sido presidente, con

espías de la presidencia, mozos y parientes

una entereza extraordinaria, con un valor

de los diputados, y curiosos, pero de cierto

realmente admirable, ocupó la silla presi-

viso y nombradía. El salón hermosísimo de

dencial, y trató de restablecer el orden de-

la Cámara estaba débilmente iluminado

safiando él frente a frente el peligro. Es León

por bujías dispersas trecho a trecho sobre la

delgado como un cerillo, modesto como una

barandilla que sirve de tribuna frente a los

dama, y de una voz suavecita y amanerada

asientos de los diputados; pero la parte su-

con que aliña los discursos más sentidos y

perior muy lóbrega. En la mesa presidencial,

lógicos que se pueden escuchar.

bajo el dosel y al rededor del Cristo, había

Excesivamente bilioso y exaltado, re-

mayor cantidad de luz que iluminaba el

suelto en los peligros hasta la temeridad,

semblante del diputado D. Ezequiel Mon-

con bien merecida reputación de honrado y

tes, que fungía de presidente. La agitación

consecuente, León Guzmán era muy digno

de los diputados era indescriptible”…

caudillo en aquella crisis desesperada”.2 Des-

De repente “se oyó en el corredor el soni-

graciadamente aquel Congreso quedó extin-

do sordo y compasado de la tropa que inva-

guido, y desde entonces comenzó de nuevo

día la Cámara, y después la voz de descansen,

una serie de trastornos que dieron por re-

y el golpe uniforme de los fútiles en el suelo.

sultado la elevación al poder de D. Antonio

El General Noriega iba con aquella fuerza.

López de Santa-Anna, el cual se sostuvo

Al sentir su presencia, diputados, curiosos

bajo la más brutal de las dictaduras, hasta

de fuera de la Cámara y todo el mundo, se

ser derrotado por la revolución de Ayutla.

arrebató de un vértigo de ira que no es fácil describir”. El desorden continúaba, muchos

IV

desertaron de las filas, y ni la voz de D. Fran-

No volvió a ocupar D. León puesto alguno,

cisco Villanueva que conjuraba a los diputa-

desde entonces, hasta ser electo diputado al

dos a que no abandonasen sus asientos, fue

Congreso Constituyente. Sus trabajos en él,

suficiente para calmar aquella agitación.

sus discurso, su energía en las discusiones,

Pronto se escuchó un murmullo inmenso,

han sido consignados en la historia de ese

y en medio de él se presentó el que iba a disol-

Congreso, escrita por el distinguido liberal

ver al Congreso, el General D. Tomás Marín.

D. Francisco Zarco. Un día, Arizcorreta pro-

Reinó entonces la mayor confusión; gritos,

puso que se pusiera en vigor la Constitución

protestas, exclamaciones en todos sentidos se dejaron oír por todas partes, y el presidente de 364

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Viajes de orden suprema, por Fidel—México, 1857,

2

págs. xv a xvii de la Introducción.

de 1824, con el objeto de favorecer las ideas

primero en prestar el juramento de nuestra

del partido reaccionario, y ese día, como

Carta fundamental de 57; fue también el que

siempre, D. León Guzmán protestó y se

pronunció los discursos en contestación al

opuso a que se aprobara semejante proyec-

Presidente de la República, tanto en la pro-

to, a pesar de que el proponente había sido

testa que hizo éste ante la Cámara, como en

su maestro y protector, porque en esa época,

la clausura de las sesiones de la misma.

como ha dicho muy bien un biógrafo, los in-

En fin, muchos e importantes servicios

tereses de la Patria estaban sobre todo, aun

prestó al citado Congreso, ya redactando al-

sobre los sentimientos de la gratitud.

gunos de los artículos de nuestro gran Códi-

En todos sus discursos D. León Guz-

go, ya contribuyendo a la reforma de otros

mán, se hizo notable por su gran elocuencia

con su ilustrada opinión; ora ordenando los

que no arrebataba, pero que sí convencía.

mil apuntes que habían quedado en la mesa,

“León Guzmán —dice Frías y Soto— era

después de reñidos y acalorados debates; ora

espléndido en la tribuna: su voz no tenía

con su elocuencia razonadora y profunda.

esos timbres metálicos con que se sacude a una multitud: su acento no tenía esa varie-

V

dad de tonos bajos y profundos que hacen

Nuevos y luctuosos días llegaron para la

retemblar un parlamento; su palabra no te-

Patria: la debilidad de Comonfort que dio

nía esas imágenes brillantes que electrizan

el golpe de Estado, el arresto del vicepresi-

un debate; pero su oratoria lenta y pausada

dente de la República D. Benito Juárez, y su

al principio, poco a poco iba levantándose

libertad en la que después da asumir con de-

hasta la pasión más intensa y arrebatado-

cisión inquebrantable el poder supremo, se

ra. El carácter distintivo de su elocuencia

retiró a Guadalajara y una vez ahí organizó

era la ira, que refrenada en el exordio por

su ministerio y su gobierno.

un esfuerzo de dominio, se desbordaba

En ese ministerio figuró D. León Guz-

ante todo lo que lo parecía que vulneraba

mán, y fue uno de los que estuvieron pre-

un principio, o violaba un derecho. Porque

sentes en el pronunciamiento de Landa,

lo que más cautivaba en aquel orador era

cuando la voz elocuentísima del ilustre D.

la profunda convicción de sus creencias, la

Guillermo Prieto salvo a Juárez y a sus Se-

sinceridad de sus opiniones y la fe intensa

cretarios de Estado. Acompañó después al

de sus juicios. Su honradez intachable era

Presidente y a su gobierno: estuvo a su lado

la coraza con que tan fuerte se presentaba

en Veracruz, y ahí tuvo la misión de confe-

en la lucha”.

renciar con los generales republicanos, con

En el Congreso Constituyente D. León fue varias veces secretario, vicepresidente y

el objeto de organizar las fuerzas que debían combatir al ejército conservador.

presidente, y con el carácter segundo, por

Lució el día del triunfo de la República,

imposibilidad de D. Valentín Gómez Farías

y entonces Juárez, a quien había acompaña-

que se hallaba muy enfermo, Guzmán fue el

do siempre en las horas de prueba, lo nombró león guzmán

365

Ministro de Relaciones en 17 de Mayo de

quien entregó el gobierno de Guanajuato el

1861; desempeñó en esa Secretaría hasta Ju-

día 17, al general D. Florencio Antillón.

lio del mismo año, y en ella se distinguió a VI

pesar de haberla ocupado por tan corto tiempo. En seguida se retiró a la vida privada.

Ni los poquísimos datos que poseemos, ni

Consagróse a cultivar una pequeña finca de

la imparcialidad con que habría que juzgar

campo que poseía en Nuevo León, donde

de ciertos asuntos políticos, nos permiten

pasó tranquilo hasta la época nefasta de la in-

concluir con extensión la presente biografía

tervención y del imperio. Después, ya próxi-

de D. León Guzmán. Solamente debemos

ma la caída de este último, estuvo al lado de

añadir que vino de diputado al 4º Congreso

Escobedo, Naranjo y Treviño, prestando im-

Constitucional; que su distinguió muchísi-

portantes servicios a la causa de la República.

mo como enviado en la cuestión de límites

El 1º de Febrero de 1867, tomó posesión

con los Estados Unidos, y como Procurador

del cargo de Gobernador interino del Esta-

de la Nación, por sus admirables pedimen-

do de Guanajuato, en el que fue recibido de

tos que aun citan nuestros más eminentes

un modo solemne y entusiasta por parte del

jurisconsultos; que fue Presidente del Tribu-

pueblo. Desde ese día estuvo enviando auxi-

nal de Justicia en Puebla; que se le reprobó

lios importantes y continuos a los sitiadores

su credencial cuando fue elegido por última

de Querétaro, hasta que sucumbió esta pla-

vez representante del pueblo, y que anciano

za, último baluarte de la invasión extranjera

y desengañado de las inconsecuencias de los

y del partido retrógrado.

hombres de la política, murió en el rancho

Restablecido el Gobierno legítimo en la capital de la República, D. Benito Juárez, el

de San Isidro, de su propiedad y situado en Nuevo León, el 2 de Mayo de 1884.3

14 de Agosto, expidió la ley conocida por la

D. León Guzmán, no sólo fue demócrata

Convocatoria, que tenía por objeto la elección

intachable, orador elocuente, abogado distin-

de los Supremos Poderes Federales; pero que

guido, magistrado integérrimo: fue también

implicaba graves reformas a la Constitución,

soñador, discípulo de las Musas, y su poesía

por lo cual fue censurada y mal recibida por

las Oraciones de la noche es sentida e inspirada.

muchos liberales. Con este motivo, D. León

Vivió como viven los grandes hombres,

Guzmán dirigió el 3 de Septiembre de 1867,

consagrado al servicio de su patria; murió

una solemne y enérgica protesta al Gobierno

pobre y olvidado; pero su memoria será

General, manifestándole que no sería obede-

eterna mientras existan las ideas liberales, la

cida en el Estado la citada ley, en ninguno de

integridad y la justicia. Luis González Obregón

los puntos que afectaban trascendentales reformas a la Constitución de 1857. A consecuencia de esto, D. Benito Juárez, en oficio 11 de Septiembre del mismo año, destituyó a D. León Guzmán,

No es cierto que haya fallecido el día 3, como se

3

dijo en el Diario del Hogar correspondiente al 18 de Mayo de 1884.

Manuel Cepeda Peraza 1828-1869

La

serie de personalidades conspicuas

tanto tiempo había corrompido el cuerpo

que hemos ido presentando en esta galería

político. La lucha fue general y el triunfo

de liberales prominentes, bien patentiza la

definitivo.

larga

propagación, casi instantánea, al calor del

A la más extrema región oriental de la

patriotismo, en todos los ámbitos del país,

República corresponde la gloria del batalla-

después de la gloriosa revolución de Ayutla, de

dor memorable cuya ejemplar existencia es

los principios republicanos. Las aspiraciones

ahora objeto de nuestra pluma. Nació Don

de libertad y progreso latían en la conciencia

Manuel Cepeda Peraza en Mérida de Yuca-

nacional desde luengo tiempo atrás, desde la

tán, siendo sus padres Don Andrés Cepeda

época misma del establecimiento del gobierno

y Doña Narcisa Peraza, el día 19 de enero de

colonial; pero sojuzgadas y oprimidas duran-

1828, y deslizóse su primera edad entre los

te tantos años, sólo esperaban el momento

mimos del hogar y las faenas de la escuela,

histórico preciso para promover una explo-

sin ofrecer otra particularidad que la nin-

sión volcánica en el mundo de las ideas. Así

guna vocación del infante a las carreras li-

se explica la rapidez increíble con que cundió

terarias. Por el contrario, su vocación militar

la chispa reformadora, y cómo de un extre-

se reveló desde muy temprano, pues se dice

mo al otro de la nación, la lid era mantenida

que niño aún, entrometióse en revueltas ar-

por campeones que surgían de todas las cla-

madas y tumultos, recibiendo por ello severas

ses sociales, principalmente de las ilustradas,

amonestaciones paternales, que no amorti-

improvisándose hábiles guerreros y diestros

guaban sin embargo, en lo más mínimo, su

estadistas. Hacia los cuatro rumbos cardina-

natural instinto a la guerra. El año de 1844

les mirábanse arder las inmensas llamaradas

vio por fin realizadas sus esperanzas bélicas

del incendio, como para que el elemento pu-

con el nombramiento que se le extendió de

rificador no dejase en sitio alguno la menor

subteniente de la Guardia Nacional, tenien-

partícula del infeccioso virus moral que por

do ocasión a poco de ganar en la campana

˜ 367 ˜

368

de los indios rebeldes, las sucesivas divisas

sirven de guía), la bandera de la insurrección

jerárquicas hasta la de Coronel, que obtuvo

contra la odiosa dictadura de Santa-Anna

en 1851 a la edad de 23 años. Ya coronel,

en Yucatán, iba a continuar la campaña en

fue nombrado jefe militar de la importante

los Estados del Norte, en más vasto cam-

plaza de Tihosuco, trasladándose luego a

po”. En la famosa batalla del Saltillo, li-

la villa de Motúl donde era jefe político su

brada los días 23 y 24 de julio de 1855 por

señor padre: allí contrajo matrimonio con la

Vidaurri contra Güitián y Cruz, que fueron

señorita Pascuala Argüelles, lo que no im-

derrotados, fungió de Mayor General del

pidió que en el acto volviera a la campa-

Ejército Restaurador, haciéndose acreedor

ña como jefe de uno de los batallones que

por su bizarro comportamiento al más

guarnecían la plaza de Valladolid, lugar en

amplio elogio de su jefe y de sus compañe-

que el 16 de septiembre de 1852, de acuerdo

ros. Triunfante la revolución de Ayutla,

con el comité central de Mérida, proclamó

Comonfort le ratificó el despacho de Co-

en unión del Coronel D. Sebastián Molas el

ronel de infantería permanente que le fue

sistema federal y la Constitución de 1824

expedido por Vidaurri, y le confirió diversas

para la República y la de 1850 para el

comisiones militares en Yucatán, donde ba-

Estado.

tió sin cesar en todas partes a los disidentes

Ocho días batieron las fuerzas de Ce-

del nuevo orden de cosas y sostuvo desde el

peda la ciudad de Mérida con tal arrojo que

18 de Septiembre hasta fines de Octubre el bri-

el Gral. D. Rómulo Díaz de la Vega, jefe de la

llante sitio de Campeche, plaza que hubiera

guarnición conservadora, llegó a verse una vez

caído en su poder si el gobierno no hubiera

por segundos en poder de sus enemigos; pero

entrado en pláticas y avenimientos con las

por la falta de auxilios que se le ofrecían y

tropas sitiadas.

no le llegaron, y habiéndolos sí recibido de

Terminada la campaña de Campeche,

los suyos el cabecilla reaccionario, miró Cepeda

tomó parte en defensa del gobierno local

frustrados sus planes y se retiró atacado de

en varios encuentros de armas, y después

cólera a una finca de campo, que le sirvió

de trasladado a Veracruz, recibió allí orden de

de escondite y refugio, hasta que restablecido

prestar sus servicios al mando de un bata-

de su enfermedad, principió para él una era de

llón, en la brigada del Gral. D. Ignacio Me-

penalidades y persecuciones. Logró empero

jía, con la cual hizo toda la Guerra de Tres

burlar a sus esbirros y salir de la península

Años en el camino de Veracruz a México,

yucateca. El año de 1854 conoció en Nueva

volviendo en seguida al Estado de Yucatán

Orleans al benemérito Juárez y al siguiente

a sostener con su espada al gobierno local

cruzó el Bravo por Bronswille y pasó a Ma-

de los constantes agresores de los enemigos de

tamoros a las órdenes de Don Santiago Vi-

la libertad. Hablando de estos sucesos, dice

daurri. “El que había tremolado, primero en

el Sr. Manzanilla que Cepeda peleó como

la República (dice Don Yanuario Manzanilla

un héroe en Motul, en Xkolac, en Techoh,

en unos apuntamientos biográficos que nos

en Mérida, y sostuvo al gobierno hasta que

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Manuel Cepeda Peraza

abandonó la situación, poniéndose luego de

O’Horán. Obtuvo el paladín republicano

acuerdo con el gobierno de Campeche para

su primera victoria en el pueblo de Hecel-

continuar la guerra contra los revoluciona-

chakán, donde con 400 hombres derrotó a

rios de Yucatán.

tropas más numerosas y mejor armadas y

Organizó una columna de 400 hom-

equipadas que las suyas, quitando al ene-

bres y con 300 que recogió en los pueblos

migo un gran tren de artillería y haciéndo-

del tránsito, se aproximó hasta siete leguas

le gran cantidad de prisioneros. El triunfo

de Mérida, siendo batido en Chocholá por

de Hecelchakán facilitó la toma de Cam-

3,000 hombres de los contrarios, que sólo

peche por el benemérito D. Pablo García.

consiguieron desalojarle de aquel pueblo in-

Púsose en marcha Cepeda incontinenti para

dígena por virtud de la defección de uno de

Mérida y ocupó en sus suburbios la ermita

sus subalternos. Entonces se dirigió a Cam-

de Santa Isabel, donde sólo permaneció dos

peche, plaza que se vio precisada a rendirse,

días, contramarchando a Umán y de allí a

ante la incontrastable superioridad del ene-

Mukuyché, hacienda en que se trabó re-

migo, y fue desterrado Cepeda Peraza del

ñidísimo combate y fue desbaratada una

suelo mexicano: a su regreso del ostracismo

fuerza imperialista. Sin embargo, como el

permaneció durante algún tiempo retirado

sitio de la finca se prolongase, dejó Cepeda

de la vida publica, en la cual iba pronto a

las operaciones militares encomendadas al

recoger sus últimos y más gloriosos laureles.

coronel D. Leandro Domínguez, y salió si-

Quien se levantó primero en Yucatán

gilosamente por entre las filas de los sitiado-

contra el Imperio fue el coronel D. Bue-

res, con 300 hombres, cayendo de improviso

naventura Martínez que derrotó en la

sobre la hacienda de Canchakan, en la que

hacienda de Yaxkukul al coronel imperia-

batió y puso en dispersión las fuerzas que la

lista D. Carlos Moreno. Entre tanto, los

guarnecían.

buenos liberales conspiraban en Mérida, y

Dirigióse en seguida a Mérida, y por

que cuenta que Cepeda Peraza, ya próxi-

sorpresa penetró la noche del 15 de mar-

ma a estallar la cólera patriótica, dijo a

zo de 1867, hasta la cárcel pública, para sa-

dos respetables personas con quienes desde

car y llevarse a los presos políticos que allí

un balcón presenciaba una vez el desfile de

tenía encerrados el absolutismo imperial.

las fuerzas imperialistas que solemnizaban

Tomó también parque, armas y correaje,

alguna fecha religiosa, al mando del Comi-

y se situó de nuevo en la plaza de Santa

sario D. José Salazar Ilarregui: —“Seño-

Isabel, dando origen a diarias escaramuzas

res, esta es la última función del último

que sería prolijo referir. Hubo necesidad de

abono ”. Y se cumplió la profecía.

que el valiente coronel D. Matías J. Cáma-

Justo es consignar que los principales

ra fuese a batir con 300 hombres el pueblo

colaboradores de Cepeda fueron D. Eligió

de Tecoh, donde se había atrincherado una

Ancona, D. Gabriel Aznar, D. Olegario Mo-

columna reaccionaria, y como no tomase la

lina, D. José Antonio Cisneros y D. Agustín

plaza por asalto, como se lo había ordenado manuel cepeda peraza

371

Cepeda, se dice que le mandó decir con un

tivas horadaciones al través de las manza-

ayudante, que no lo había enviado a sitiar

nas, y muy en breve una pieza de artillería

a Tecoh, sino a asaltarlo, y que si carecía

de montaña, a las órdenes de D. Miguel

de empuje para hacerlo, iría él (Cepeda) per-

Doporto, llegó a colocarse a dos cuadras

sonalmente a enseñarle a tomar plazas por

al Oriente de la plazuela de Santa Lucía y

asalto. Cámara, que era en realidad teme-

desalojó con sus fuegos al enemigo que ocu-

rario, en recibiendo semejante misiva, arre-

paba las azoteas contiguas a la iglesia de

metió tan furiosamente contra las fortifica-

dicha plaza. Los combates eran diarios y

ciones, que se hizo dueño en un solo asalto

sangrientos, y la línea enemiga vomitaba

de la formidable posición enemiga.

de día y de noche metralla y bala rasa so-

Con la capitulación a poco de la plaza

372

bre los sitiadores.

de Izamal, ya no quedaban en poder de los

Con el avance de las fortificaciones coin-

imperialistas, fuera de la Capital del Esta-

cidió el nombramiento de jefes de las lí-

do, más poblaciones que la ciudad de Te-

neas avanzadas, recayendo el de la calle de

kax y la villa de Peto, que por sus exiguas

la Mejorada en D. Miguel Espada Guerra,

guarniciones y su proximidad a la región

el de la manzana inmediata al Comisariato,

peninsular ocupada por los bárbaros, no po-

en D. Ramón Chambo y el de la manza-

dían ni debían distraer la atención del jefe

na contigua al templo de Santa Lucía, en

republicano, cuyos bien meditados planes

D. José Antonio Muñoz. Fungía de Mayor

comenzaban a dar por resultado que sólo

General de la División el coronel D. Leoca-

Mérida obedecía las órdenes del Comisa-

dio Espinosa. En la línea encomendada a

rio imperial. Así es que toda su solicitud se

Chambo, al practicarse una horadación, los

contrajo a un solo punto y la madrugada

soldados se encontraron una caja que con-

del 12 de abril acamparon sus fuerzas

tenía onzas de oro, y en la línea de Muñoz

en los arrabales meridanos de la Mejora-

se hallaron en el pozo de una casa varios en-

da y San Cristóbal, dando comienzo desde

vases con numerario de plata.

luego las operaciones del sitio. La campana

Sin perjuicio de las atenciones del sitio,

mayor de la Catedral tocó a rebato, el ve-

el general Cepeda mandó organizar y mu-

cindario experimentó el calofrío precursor

nicionar una sección de 300 hombres, que

de los grandes cataclismos, y la ciudadela de

puso a las órdenes de su hermano D. Apoli-

San Benito saludó a los patriotas con un

nar, quien con ella se apoderó a viva fuerza

disparo de artillería que llegó en la facha-

del puerto de Sisal, quedando en su poder

da del templo frente al cual se encontraban

muchos prisioneros, tres piezas de artillería

los jefes y oficiales republicanos, rociándolos

y el rancho preparado para la guarnición,

sin avería de pedazos de metralla. El coronel

que tomó su victoriosa tropa. Regresó ésta

Cámara fue el encargado de formar los atrin-

a Mérida y ocupó el suburbio de Santiago,

cheramientos, y en el acto principiaron a

avanzando con tal rapidez hacia el centro de

levantarse, lo mismo que a practicarse ac-

la ciudad, que muy pronto estuvo cerca del

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

templo de Jesús María. La artillería de Sisal

tropas vinieron a quedar a dos cuadras del

fue llevada a Mérida.

Comisariato y de la Plaza de Armas.

El audaz imperialista D. Marcelino

Continuaron así las cosas hasta el 13

Villafaña ocupó con 400 de los suyos la

de mayo en que se supo que D. Francisco

plaza de Santa Ana, a fin de observar las

Cantón y otros jefes imperialistas se habían

operaciones y movimientos de los nues-

presentado con 600 hombres frente de Iza-

tros, proteger la entrada de víveres en la

mal que sólo contaba con 90, y una pieza de

plaza que ya escaseaban, y ver si podía dar

artillería. El General en Jefe resolvió marchar

algún golpe de mano por la retaguardia o

en persona con 200 al auxilio de la plaza

por algún flanco al cuartel general de la

amagada, y cerca de ella trabó reñidísimo y

Mejorada. Cepeda resolvió batir en el acto

sangriento combate, logrando penetrar has-

al atrevido Villafaña, y el 4 de mayo formó

ta reunirse con los de adentro. Allí fue donde

tres columnas de infantería de a 100 hom-

habiéndosele acabado el parque, hizo proyec-

bres cada una, y otra de caballería, lanzán-

tiles con las flautas del órgano del templo,

dolas sobre el atrio, las alturas, la plaza y

que eran de plomo. Cepeda regresó a Mérida

las torres en que se había atrincherado la

y la guarnición de Izamal resistió tres días

fuerza conservadora. Él personalmente di-

más el sitio, hasta que agotado el parque,

rigió la función de armas, y se cuenta que

evacuó la plaza saliéndose por el camino de

respondió a alguien que le aconsejó pre-

Hoctún, pasó por Tixkokob y se incorporó

cauciones, porque Villafaña se batía como

sin novedad con el grueso del ejército.

un león: —“Los que se baten como leones

Entre tanto, Cepeda Pereza había acce-

están ciegos y se les derrota con táctica y

dido a las instancias de un español llamado

habilidad”.

Arévalo, antiguo imperialista de Tabasco, que

El enemigo se vio precisado a replegar-

le ofreció sus servicios y se comprometió o

se con enormes pérdidas, dejando parque,

asaltar el Comisariato que se consideraba

armas y prisioneros en manos de los ven-

inexpugnable. Cepeda aceptó, no obstan-

cedores, cuyo triunfo se festejó en el cam-

te los antecedentes del solicitante, porque

po republicano con músicas y cohetes. No

tenía confianza en la fidelidad de sus solda-

pudo celebrarse mejor el aniversario del 5

dos, y el asalto se verificó aunque sin éxito,

de Mayo, a cuyo gloriosa conmemoración

muriendo mucha gente de ambas partes y

dedicó también un número especial La Razón

el mismo Arévalo, cuyas verdaderas inten-

del Pueblo, periódico que servía de órgano al

ciones al cambiar de bandera quedaron así

comité republicano de Mérida. La derrota

paro siempre en el misterio.

de Villafaña fue uno de los más brillantes

La fuerza enemiga que ocupó a Izamal

episodios del sitio, tanto por las heroicas

después de la desocupación por los liberales,

peripecias durante él ocurridas, cuanto por

también la evacuó al día siguiente, y diri-

sus consecuencias materiales para el éxi-

giéndose a Mérida, logró penetrar en la pla-

to de los planes de Cepeda Peraza, cuyas

za, no sin ser batida en cada calle, en cada manuel cepeda peraza

373

374

esquina, en cada cusa, hasta la ciudadela de

den del fusilamiento y acordó que Santa-Ar-

San Benito, de donde luego volvió a salir D.

ma fuese conducido a Campeche.

Francisco Cantón con una fuerza de refres-

Los diarios desastres habían agotado en

co a batir el campamento de San Cristóbal.

tales términos el ánimo a los sitiados, que

Se presentó con tal arrojo que los republica-

ya no daban señales de vida. Moralmente la

nos cedieron al número y al ímpetu; pero la

plaza estaba tomada, y sabiendo el jefe re-

presencia de Cepeda Peraza en el lugar de

publicano que las familias de dentro de la

más riesgo cambió el aspecto de las cosas, de-

línea enemiga perecían de hambre, se dirigió

cidiéndose por él la victoria, con lo cual y con

al Comisario Imperial, para que permitiera

el auxilio de 150 hombres que D. Pablo García

salir a las mujeres, ancianos y niños; pero

mandó de Campeche, donde entró a viva

se negó a ello, por lo que, cuando después

fuerza el 4 de Junio, se tuvo ya por seguro el

una comisión enviada por el Gral. Felipe Na-

triunfo definitivo de las armas republicanas.

varrete propuso la salida de las familias que

Por estos días ancló en las aguas de Sisal

habitaban entre las dos líneas de las fuerzas

el vapor mercante americano “Virginia”, con-

beligerantes, al Gral. Cepeda, éste se negó

duciendo a bordo al Gral. D. Antonio López

a tratar con Navarrete sobre ningún punto

de Santa-Anna, quien envió una carta al

relativo a la guerra.

Gral. Cepeda Peraza, creyendo equivocada-

Entonces el comisario envió a los Sres.

mente que el caudillo liberal era su antiguo

D. Daniel Traconis y D. Donaciano García

amigo el Gral. D. Martín Francisco Peraza.

Rejón, a fin de celebrar los convenios de un

La contestación de Cepeda fue mandarle ex-

arreglo para terminar la guerra, y habiendo

traer de a bordo y reducirle a prisión, lo que

renombrado por su parte el Gral. Cepeda a

tuvo que ejecutarse no sólo con audacia, sino

los Sres. D. Miguel Castellanos y D. Yanua-

con astucia, para burlar la resistencia del

rio Manzanilla, para que se entendieran con

capitán del buque, sin inferir agravio a la

ellos, se levantó una acta de capitulación, el

bandera de los Estados-Unidos. Aunque el

15 de junio de 1867, por la que los sitiados

primer intento de Cepeda Peraza fue fusilar

se comprometían a entregar la plaza y las

a su prisionero, se le objetó que el hecho da-

armas, y los sitiadores a conceder garantías a

ría lugar a reclamaciones internacionales de

los defensores de la ciudad, menos a los que

los Estados-Unidos, que sería reprochable el

hubiesen faltado a compromisos contraídos

que de orden de Cepeda Peraza fuese ejecuta-

en capitulación anterior de la misma campa-

do Santa-Anna cuando por equivocación se

ña. El comisario y los jefes y oficiales capi-

había dirigido a él, y que se podría atribuir

tulados, obtuvieron sus pasaportes para los

la ejecución a venganza personal, supues-

puntos del extranjero que designaron.

to que Cepeda en 53 había hecho armas

La mañana del día 16 hizo su entrada

contra la dictadura del que la suerte había

triunfal la división republicana, acompa-

venido a poner en sus manos. Suspendió por

ñada de músicas, cohetes, repiques y un

estas consideraciones el general en jefe la or-

numerosísimo concurso de gente. Cepeda

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

expidió dos proclamas, una a sus solda-

Fue de un carácter severo, sobre todo en

dos y otra a los yucatecos, explicándoles

asuntos de disciplina militar; mas esta seve-

su conducta militar y exhortándolos a la

ridad que le llevaba a aplicar con frecuencia

cordialidad y la harmonía. Procedió luego

la pena de muerte, obedecía sin duda a cálculos

a la organización de su gobierno. Nombró

y propósitos trascendentes bien meditados,

consejeros a los Sres. D. Agustín O’Horán,

pues se refiere que tenía grandísima afición

D. José Antonio Cisneros y D. Pedro Ilde-

a divertirse pillando pájaros en trampas que

fonso Pérez; organizó la administración, a

disponía al efecto, por lo que alguno le dijo

pesar de la escasez de recursos y de la opo-

que era extraño en un hombre de guerra como

sición de los ricos; secularizó la enseñanza

él aquel entretenimiento pacífico. —“Me en-

con el establecimiento del Instituto Lite-

tretengo así, respondió, porque en la guerra

rario y las Escuelas Españolas de Mérida,

hay prisioneros y muertos, y en esta campaña

llevó a la práctica la exclaustración de las

volátil sólo hay prisioneros”.

monjas; atendió a todos los ramón del ser-

Era alto de cuerpo, blanco, algo doblado,

vicio público, y se condujo, en suma, con

de continente marcial, y tan reservado de ca-

ejemplar honradez y estricta sumisión a

rácter, que su semblante jamás revelaba las emocio-

la ley.

nes de su espíritu. Valiente hasta la exageración,

Las fatigas de la campaña y las rudas

se cuenta que una vez que estaba dándose un

tareas de la reconstrucción administrativa

baño de pies, fue una patrulla a aprehenderle,

acabaron de arruinar su poco robusta cons-

y sin precipitarse, con imperturbable calma,

titución física, y el 3 de Marzo de 1869 fa-

con una sangre fría pasmosa, terminó tranqui-

lleció de una antigua enfermedad del pecho,

lamente su baño y se descolgó por una tapia a

siendo su muerte sinceramente deplorada

la casa contigua, cuando los soldados estaban

por todos los amantes de la libertad y el

por el zaguán de la suya. El Estado de Yucatán

progreso. El mes siguiente se le declaró be-

ha honrado la memoria del héroe, colocando su

nemérito del Estado, ordenando el decreto a

estatua en el Paseo de la Reforma, junto con la

la vez que su nombre fuese inscrito con

del insigne Quintana Roo, como junto home-

letras de oro en el salón de sesiones de la

naje de gratitud y veneración.

Legislatura del Estado.

F rancisco Gómez Flores

JosÈ MarÌa Arteaga

1827-1865

Llena toda la época del Imperio con su re-

cho los puntos de honra, y doña Apolonia

cuerdo, y el de su fin trágico aún hincha

Magallanes, toda una señora entregada al

de odio y de venganza el corazón de los

trabajo y al cuidado de sus hijos. Don Ma-

mexicanos.

nuel se retiró a la ciudad de Aguascalientes y

Sus biógrafos no han hecho más que

abrió una tienda de comercio al por menor,

encabezar editoriales con su ilustre nombre,

para poder pasar la vida. Hasta 1836, José

considerando muy a la ligera la Intervención

María, que era el primogénito, no tuvo otro

y el Imperio, sin referir absolutamente nada

mundo que la tienda y la escuela del señor

de su nacimiento, su niñez, su educación

Ignacio Islas, “hombre sabio y honrado que

y su entrada en el ejército. Los bien infor-

le infundió buenas máximas y buena educa-

mados escriben que fue general, gobernador

ción”. Entonces el gobierno dispuso que D.

y que murió pasado por las armas, dándo-

Manuel partiese a San Luis Potosí a prestar

le Aguascalientes por pueblo natal, y nada

sus servicios como militar. Al año falleció y

más. Uno hay, para colmo es el que le da por

la familia tuvo que regresar.

tener autoridad de biógrafo, que ha desem-

Desamparada y pobre cifró sus esperan-

polvado gacetillas y en trefilets, y todo esto

zas en José María, ya de edad de diez años,

así remendado lo intitula biografía del gene-

que quiso aprender el oficio de sastre en el

ral José María Arteaga, en un libraco cuyo

taller de D. Pedro Magallanes, hermano de su

enorme volumen está en relación directa de

madre. Más tarde pasó a ser dependiente de

la inexactitud y la carencia de datos.

la tienda de comercio del Sr. José Rangel. El

El general José María Arteaga no nació

año de 1848, al pronunciarse en Aguascalien-

en Aguascalientes, como aseguran los histo-

tes contra los tratados de Guadalupe el gene-

riadores, sino en México el 7 de Agosto de

ral Mariano Paredes, el Lic. Manuel Doblado

1827. Sus padres fueron D. Manuel Arteaga,

y el presbítero Celedonio Domeco de Jarau-

un militar humilde al que le picaban mu-

ta, Arteaga brincó el mostrador y formó en

˜ 377 ˜

las filas de la Guardia Nacional, de ayudan-

volver al orden a los sublevados. Y Arteaga

te abanderado. Su madre se opuso, intentó

asiste a las jornadas de Ajuchitlán, Coyuca,

volverle a la tienda, movió influencias para

Alto de la Tijera y al sitio de Ñusco.

que desistiera; todo fue infructuoso: no pudo

Verdaderamente profesaba las mismas

variar la determinación da su hijo. Las tropas

ideas liberales avanzadas que los que procla-

marcharon a Guanajuato, tomaron la plaza y

maban el Plan de Ayutla; pero sus deberes

al cabo de mes y tres días fueron derrotadas

militares, para él que era tan escrupuloso en

por las del gobierno que mandaban los gene-

su cumplimiento, lo retenían al lado de San-

rales Anastasio Bustamante y Manuel María

ta-Anna, sin que por esto dejara de pensar

Lombardini. Los vencidos habían dado prue-

en la ocasión propicia para tomar el lugar

bas de valor y hasta de arrojo. Arteaga dejó la

que le correspondía en el partido republica-

bandera depositada en una iglesia y regresó

no. A los santa-annistas, después de treinta

disperso al hogar, donde lloraba desesperada

y siete días de sitio en Nusco, los rindió la

la autora de sus días.

desnudez, el hambre y la incuria del Gobier-

Deseando una vida tranquila, abre su ta-

no, entregándose a las tropas del general

ller de sastre y se pone a trabajar como hom-

Juan Álvarez, previo unánime asentimiento

bre formal a quien le inquieta el porvenir.

de la determinación en consejo de guerra,

Corridos pocos meses se une en matrimonio

para obedecer al gobierno que emanose del

con la Sra. Jesús Ortiz, y el hijo que tienen,

plan proclamado.

que hacía la felicidad de los esposos, fallece al

D. Ignacio Comonfort agobió de aten-

levantar la bandera santa-annista en Guada-

ciones a Arteaga y le profesó cariño de hijo

lajara, en 1852, el general José López Uraga.

corriendo el tiempo y los sucesos, porque

Arteaga cierra el taller, echa a un lado la aguja,

era intachable su comportamiento militar.

el dedal y las tijeras, y sin decir nada a su fami-

Arteaga anduvo con el coronel José G. Co-

lia vuelve a tomar las armas y se hace soldado

sío, teniente coronel Luciano Valdespino y

del llamado ejército regenerador. Se porta tan

los comandantes Prisciliano Flores y Juan

bien y tal es su temeridad en una de tantas

José de Aranda, todos defendiendo el Plan

batallas, defendiendo un fortín, que, luego de

de Ayutla. En la expedición que a Michoa-

suspendidos los fuegos, Uraga le dice: —Us-

cán hizo Comonfort, casi llevó de mentor al

ted es más digno de mi espada que yo”.

humilde Arteaga, en quien depositaba plena

Y la puso en sus manos, como un regalo por su valor. El sastre era capitán y ha-

378

confianza, porque le constaba su fidelidad y valentía.

bía pasado por los grados de subteniente y

Luego que fue teniente coronel en Mayo

teniente. Se proclama el Plan de Ayutla en

de 1855, se hizo cargo de la Mayoría General de

el Estado de Guerrero, y Arteaga, hecho co-

la División de Operaciones, librando reñidas

mandante el 14 de Marzo de 1854, forma

batallas en Jalisco y distinguiéndose en el

parte de la brigada del general Félix Zuloa-

asalto y toma de Zapotlán. En marcha para

ga a quien manda al sur el Gobierno para

Colima las fuerzan de Comonfort, ascendió

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

a coronel del 3er. Ligero y regresó a Guada-

terreno de las armas, sino también dictando

lajara avanzando hacia México con el gene-

muchas medidas sabias y prudentes en bien

ral Juan Álvarez. Al sublevarse Puebla el año

del Estado: fundó varias escuelas públicas,

de 1856, unido al Presidente de la República

arregló los archivos y estableció una biblio-

hizo la campaña y levantó más su renombre

teca; todo lo cual fue totalmente destruido

de valiente en la jornada de Ocotlán y en los

el memorable día 2 de Noviembre de 1857

asaltos a la ciudad de Los Ángeles. Amigo de

en que las hordas semisalvajes de la Sierra,

Ocampo, Lerdo de Tejada y Degollado, se

acaudilladas por D. Tomás Mejía, asaltaron

carteaba con ellos para saber la situación que

esta ciudad bizarramente defendida por el

guardaba el resto del país, porque escribía

mismo Sr. Arteaga y el general D. Longinos

que la vida de la República era su vida.

Rivera, quedando ambos heridos con la ma-

Su buen humor de muchacho de escue-

yor parte de sus compañeros de armar”.

la no se le amenguaba con los sufrimientos,

Fue tan firme en sus principios que era

ni en la derrota, ni en los peligros; pero ar-

capaz por ellos de sacrificar cualquier amis-

día de cólera cuando decaía su fe en el triunfo

tad y hasta su familia. Quería a D. Ignacio

de las ideas liberales. Derrocado Santa-An-

Comonfort como a su padre y para con él

na partió para Aguascalientes a visitar a la

tenía tales motivos de agradecimiento, que

autora de sus días, y le manifestó: —“Aquí

casi nada podía negarle sin cometer una in-

me tienes, ya ven; te dije que confiaras, que

gratitud; pues bien: acaeció el golpe de Es-

triunfaríamos y que te estrecharía en mis

tado, y Arteaga, el predilecto del Presidente

brazos”. —“¡Sí, hijo mío, sí! Dios ha querido

de la República, se indignó contra su autor;

que nos veamos; pero sólo Él sabe con cuan-

y aún se burlaba del mentado golpe, en car-

tas lágrimas se lo he pedido. Mira: mejor te

ta particular a Comonfort, así: “¡Muy bien,

quiero ver de sastre, que no de soldado”.

muy bien! ¿Conque usted se ha pronun-

De vuelta de Puebla, habiendo capitu-

ciado contra sí mismo? Ya me parece verlo

lado la ciudad, lucía la banda de general de

revestido con su manto de Nuestra Señora

brigada. Y pasó a Comandante Militar

de Guadalupe”. Y a su buena madre se anti-

de Querétaro, en 1857, siendo el primer

cipaba a manifestarle, para que no lo tacha-

Gobernador constitucional del Estado. Mil

se de ingrato: “Todo se lo debo a D. Nacho,

dificultades le salieron al encuentro para

hasta el dulce nombre de hijo; pero no re-

cubrir los egresos. Cierta ocasión, apremia-

trocederé: soy liberal y defiendo la Constitu-

do por la escasez de recursos, empeñó sus

ción”. Entonces formó parte del ejército de

armas a fin de poder pagar a los empleados

la Coalición, organizado por los gobernado-

que carecían de lo más indispensable. D.

res de Guanajuato, Michoacán, Zacatecas,

Luis M. Rivera habla de su gobierno en es-

Jalisco y Veracruz. El 9 de Marzo de 1858

tos términos. “Durante su permanencia en

triunfaron Miramón y Osollos en Salaman-

la Comandancia y en el Gobierno se distin-

ca, y Arteaga vagó por Acapulco, a pesar

guió multitud de ocasiones, no sólo en el

de los ofertas repetidas de altos, empleos y josé maría arteaga

381

382

de fuertes sumas de dinero que le hizo Mi-

los. Con la puerta de una cabaña le impro-

ramón. Incorporado a las tropas juaristas si-

visaron una camilla y lo trajeron a México,

guió defendiendo la Constitución en Jalisco,

escoltado por los oficiales Gregorio Ruiz,

Michoacán y Querétaro, siendo siempre el

Miguel Medina, Julián Fonseca y Román

primero en las batallas.

Pérez. En la cañada de Ixtapa, León Ugal-

Decidido el triunfo del partido liberal en

de, José Rojo, Juan Valencia y los generales

Calpulalpan, tomó nuevamente las riendas

Ignacio Zaragoza y Miguel Negrete vieron

del gobierno de Querétaro. Se adelantó ante

al ilustre enfermo. El acto fue conmovedor.

el enemigo extranjero a la cabeza de solda-

—“No me llores, no me llores; al cabo no me

dos que lo seguían por el patriotismo que

he de morir” —dijo Arteaga a Negrete que al

ardía en sus pechos. A la vez quería vengar

verlo herido lloraba como un niño.

los asesinatos de Ocampo, Degollado y Va-

Arteaga llegó a México el 9 de Mayo y

lle. Y marchó a Veracruz. Al general Ignacio

Juárez con sus Ministros lo visitaron diaria-

Zaragoza había ofrecido un simulacro a ori-

mente estando a su cabecera el célebre doc-

llas de Orizaba, antes de partir para Acult-

tor Rafael Lucio. Restablecido volvió a Que-

zingo. Satisfecho del resultado, comenzó su

rétaro el 10 de Octubre de 1862 a ocupar el

derrotero en defensa de la patria contra las

puesto de gobernador, en el que como siem-

fuerzas intervencionistas. Era un hermoso

pre observó la más absoluta independencia,

día de Abril de 1862, entre once y doce de

defendiendo a Santos Degollado cuando en

la mañana, cuando el enemigo se presentó

época anterior estiba en el banquillo del acu-

al pie del cerro, frente a las fuerzas republi-

sado y lo veían con malos ojos algunos del

canas que estaban en las primeras cumbres.

Poder; y no solamente hizo su defensa, sino

Como pretendiera avanzar, le salió al en-

que aun llegó a postularle pata Presidente de

cuentro Arteaga, a la cabeza de sus solda-

la República.

dos. En medio del tiroteo, el enemigo simu-

Apenas estuvo en el Estado, ascendió

ló una retirada y los cazadores de Vincennes

a general de división y lo declararon bene-

se dispensaron, ganando la cuesta.

mérito de la patria. Organizó fuerzas para

Visto esto por las fuerzas mexicanas, el

resistir a los franceses que hermanados con

fuego continuó y con más ímpetu por los ca-

los conservadores se dirigían a Puebla. Des-

zadores que consiguieron herir a Arteaga en

ocupado México por el gobierno de Juárez, a

la pierna izquierda abajo de la choquezuela,

cansa de la capitulación de Puebla, Arteaga

horadando la bala el peroné y la tibia. Fue

y los otros jefes republicanos protegieron la

conducido en el caballo del capellán Miguel

retirada y procurando defender a todo trance

de los Dolores Tebles, que este mismo tiraba

el terreno que iban invadiendo los extranje-

del ronzal, a las primeras cumbres de Acult-

ros y los traidores, y ministrar a Juárez los

zingo, donde se hallaba un piquete de

recursos indispensables para el sostén y el

tropa. Allí le lavó la herida el doctor Serdio,

funcionamiento regular de su administra-

vendándola con una bufanda y dos pañue-

ción, aunque fuera ambulante.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

El 3 de Enero de 1864, habiendo Artea-

Anteriormente, cuando fue herido en

ga llegado a ser gobernador de Jalisco, hacía

Acultzingo y estaba postrado en cama en la

una retirada al sur del Estado, y unas veces

casa número 16 de la 1ª calle, de la Merced,

avanzaba y otras retrocedía hacia Michoa-

Juárez de visita le ofreció dieciséis mil pesos.

cán y México, como general de división y

—“No, señor; —contestó —no recibo nada:

en jefe del ejército del Centro por nombra-

mi tropa sí los necesita; yo puedo vivir como

miento de Don Benito hecho desde Paso del

quiera”. En Michoacán, de jefe de las tropas

Norte. No obstante su alta posición lleva-

republicanas, no se apartó de la misma línea

ba una vida de pobre. Su honradez fue tal

de conducta. A mediados de 1865, huyen-

siendo gobernador de Querétaro que salió

do del 4º de caballería de Wenceslao Santa

como había entrado, atenido a su sueldo de

Cruz que los perseguía, los suyos le dieron

general, pagado con irregularidad. Una vez

por muerto al caer con todo y caballo en un

se lo presentó el director de las escuelas ma-

barranco. Afortunadamente a medio decli-

nifestando que carecían de útiles y libros y

ve la banda de general se le enredó en una

que aquello no podía seguir así. El pagador

orqueta y ahí permaneció toda la noche. Su

Román Pérez, que tenía en caja doscientos

tropa siguió hacia Tacámbaro; pero su ayu-

veinte pesos, dio los doscientos por orden de

dante Jacinto Hernández regresó al siguien-

Arteaga al director y los veinte sobrantes al

te día, halló vivo a su general, lo condujo a la

carreo que esperaba. Luego Arteaga, sacando

Hacienda de Chopis y se agregó a la fuerza.

un reloj de oro, dijo a su ayudante Jacinto

Una desavenencia lo tenía alejado de Sa-

Hernández: —“Dile a Jiménez que me pres-

lazar; pero hicieron las paces en la casa de Don

te cincuenta pesos por este reloj”.

Antonio Gutiérrez, en Tacámbaro. Y empeza-

Jiménez era un empeñero muy cono-

ron la organización de la tropa con que debían

cido de Arteaga por la frecuencia con que

hacer frente a Méndez. Arteaga era el general

acudía a él y la cantidad que ahora le pedía

en jefe y Carlos Salazar el cuartel maestre.

iba a servir para los gastos indispensables

El calendario señalaba el 20 de Septiembre. El

de su casa. Otra vez D. Cenobio Díaz indu-

4 de Octubre pasaron revista a las tropas re-

jo a la Sra. Dolores Medina, que gozaba de

publicanas en las llanuras de las Magdalenas,

influencia cerca de Arteaga, a que le pidiese

al Oriente de Uruapan. El 9 se aproximaba

un poder para denunciar y adjudicarse la

Méndez a atacar la ciudad con 1,500 hom-

Casa de ejercicios, un edificio de la ciudad

bres. Los republicanos la desocuparon a la una

de Querétaro. Y contestó Arteaga: —“Qué,

de la tarde y tomaron camino para Tancítaro.

¿dar poder yo? qué, ¿el pueblo me ha pues-

Arteaga iba con parte de la tropa; las otras ha-

to de gobernador para robar? Prefiero que

bían partido a distintos rumbos con sus jefes

mi familia muera en la miseria y no que

respectivos. Los mil cuatrocientos soldados

digan algún día, al verla con lujo: sí, está

de Arteaga llegaron bien.

rica, porque su padre robó cuando fue gobernador del Estado”.

El 12, apenas tomaban rancho, se tuvo noticia de que llegaba el enemigo, y emprenjosé maría arteaga

383

384

dieron la retirada a Santa Ana Amatlán, lle-

Arteaga, demudado, dijo a Rangel:

gando el 13. Sin embargo de que Méndez

—“Ahí vienen los tuyos”. —“Ya usted ve;

le pisaba los talones, ahí descansaron muy

tiempo tuvimos”. —“Lo que siento es que

confiados, porque cubría la cuesta con un

este Capulín me fusile” —“Pues no, señor;

piquete Pedro Tapia, único camino por don-

no lo fusilará”. La verdad es que Amado

de tenía que pasar el enemigo para llegar a

Rangel quería pasarse a los liberales; pero

Amatlán, y Julián Solano exploraba la reta-

éstos prefirieron el conservar toda su digni-

guardia. Eran las once y media de la maña-

dad de vencidos. Rangel fue a encontrar a

na; la tropa de Arteaga descansaba y tenía

los suyos. — “¡Alto!” gritó a las tropas que

en pabellón sus armas; de repente oyóse en

avanzaban a escape. —“¿Qué hay, Ran-

la plaza el grito de ¡viva el Imperio! y unos

gel?” —preguntó Méndez. —”Que ya no

tiros. El teniente Amado Rangel, con cin-

corran: hemos tenido completo triunfo: Ar-

cuenta hombres, entrando por la cañada,

teaga está prisionero”. —“¡Cómo, hombre!”

había sorprendido a la fuerza republicana.

—“Sí, señor”. —“¿Arteaga, el general Artea-

—“¿Qué pasa?” —preguntó Arteaga

ga?” —“Sí, señor” —“Pero, ¿lo has visto?”

al capitán Agapito Cruzado. —“El enemi-

—“Sí, señor”. —“¿Lo conoces?” —“Sí, se-

go, mi general”. —“¡Oh, traición infame!

ñor” —“Rangel, es usted capitán!” exclamó

¡Solano, Pedro Tapia y sus exploradores!..”.

Méndez saliendo de su asombro.

—“Que Dios salve a usted, mi general”. En

Méndez al redactar el parte oficial de la

efecto, Solano y Tapia habían sido compra-

victoria, prometió a Rangel, ante Don Ga-

dos desde Uruapan en $3,000 por dos jefes

briel Chicoy y el Sr. Juan Berna, que no fusi-

imperialistas. Uno de los primeros que co-

laría a ninguno de los prisioneros. El diálogo

gieron preso fue a Arteaga; dos soldados lo

no deja de ser interesante: —”Señor, vengo a

conducían; Rangel le salió al encuentro, se

pedirle un favor” —”¿Qué quieres, Rangel?”

apeó, clavó su lanza en tierra y sombrero en

—“Nada, señor; que no fusile usted a ningu-

mano le dijo: —“Mi general”.

no de los prisioneros” —“Lo que debes hacer

—“Rangelito, hijo, mira cómo me traen;

es no meterte a defender a esos caballeros; lo

qué figura: sin sombrero, en camisa”. Ran-

que debías haber hecho era fusilarlos en el mo-

gel dio órdenes para que trajeran lo que le

mento que los cogiste pasioneros, no que todo

faltaba al ilustre prisionero. Y le manifestó:

se lo dejan a uno”. —“Cómo había de hacer

—“Señor, yo mando; no se aflija usted, por-

eso si los cogí descuidados. Rangel dio la vuel-

que ante mí a nadie se mata; al contrario, us-

ta, y cuando iba como a diez pasos, Méndez lo

ted dispone de todos mis elementos y de los

llamó: — “Rangel” —“Mande usted, señor”.

suyos. El grueso de mis fuerzas viene muy le-

—“Vaya usted sin cuidado: nada se les hará”.

jos”. —“No, hijo; déjanos correr suerte; cum-

Al llegar a Uruapan, Méndez recibió car-

ple con tu deber, que la honra no vuelve”. A

tas de D’Osmond, Bazaine y Maximiliano

las dos de la tarde entraba el resto de la tropa

en que le ordenaban que fusilara a todos los

de Méndez al grito de ¡viva el Imperio!

prisioneros. Juan Berna se oponía, haciéndole

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

palpar la monstruosidad a Méndez y el espa-

ral, sino como ciudadano”. A los pocos días

ñol Wenceslao Santa Cruz lo tentaba a que

la Sra. Magallanes recibía un reloj, un real y

cumpliera fielmente las órdenes superiores;

otra carta del mártir, en la que le decía: “Es el

después de mucho cavilar, Méndez sujetó a

único patrimonio que le dejo, defendiendo a

la Corte Marcial a cinco de los principales:

mi patria”. El Supremo Gobierno Federal qui-

Arteaga, Salazar, Villagómez, Díaz Paracho y

so honrar la memoria de Arteaga, trayendo

Juan González. Arteaga, la víspera de la eje-

sus restos a esta capital, para que reposaran

cución, envió a su madre la siguiente carta

en el Panteón de San Fernando; pero no son

que auténtica se publica por primera vez:

los verdaderos; esos reposan todavía en Urua-

“Uruapan, 20 de Octubre de 1865. —Seño-

pan; así lo asegura el único que les dio sepul-

ra Doña Apolonia Magallanes de Arteaga.

tura, Ángel Frías, hijo natural del mártir.

—Mi adorada madre: —El 13 de Septiembre

Ningún fundamento parece tener esta

he sido hecho prisionero por las tropas impe-

afirmación tan rotunda, pues después del

riales y mañana seré decapitado; ruego a us-

fusilamiento de Arteaga, Salazar, Villagó-

ted, mamá, me perdone el largo tiempo que

mez y González (los indígenas de Paracho

contra su voluntad he seguido la carrera de

se llevaron a Díaz envuelto en una bande-

las armas. Por más que he procurado auxiliar

ra), los Sres. Ramón Farías, Tomás Torres

a usted no he tenido recursos con que hacer-

y Rafael Rodríguez, como presidente del

lo, si no fue lo que en Abril le mandé; pero

Ayuntamiento, recogieron los cadáveres

queda Dios que no dejará perecer a vd. y a

para velarlos en la capilla del Santo Sepul-

mi hermana la “Yanquita” Trinidad. Porque

cro y darles sepultura en uno de los ángulos

no fuera a morirse de dolor no le había par-

del cementerio del barrio de San Juan Evan-

ticipado la muerte de mi hermano Luis, que

gelista. Al acordar el Supremo Gobierno 1a

acaeció en Tuxpan, en los primeros días de

traslación de los restos de Arteaga y Salazar

Enero del año pasado. Mamá, no dejo otra

al Panteón de San Fernando, dos personas

cosa que mi nombre sin mancha; respeto a

de las que les dieron sepultura presencia-

que nada de lo ajeno me he tomado, y tengo

ron la exhumación, acompañadas de los

fe en que Dios me perdonará mis pecados y

Doctores Manuel Reyes, Braulio Moreno

me recibirá en su gloria. Muero como cristia-

y Teodoro Wenceslao Herrera. Aún tenían

no y me despido de vd., de Dolores y de toda

intactas las ropas y ellas hacían palpables

la familia, como su más obediente hijo —Q.

la identidad.

B. S P. —José María Arteaga”.

Ángel Pola

El general Wenceslao Santa Cruz mandó el cuadro de la ejecución, el día 21, a la espalda del Parián. Al ser formados para la descarga los cinco patriotas, todos demostraron entereza. Arteaga dijo: “Muero defendiendo la integridad de mi patria, no como gene-

Los datos de esta biografía han sido ministrados a su autor por la Sra. Trinidad A. de Gutiérrez, hermana de Arteaga, y los Sres. José María Pérez Milicua, Manuel García de León, Rafael Cano, Francisco de P. Troncoso, Amado Rangel, Jacinto Hernández y Juan Ruiz de Esparza, todos militares, a excepción del último, que figuraron en aquella época, unos liberales y otros imperialistas.

Ignacia Riechy

1816(?)-1866

En

este

siglo de las grandes trasformaciones

políticas, intelectuales y morales, no ha sido

de su sexo sino aun en los hombres avezados a las contrariedades de la vida.

raro ver en todo su vigor al romanticismo

Soñadora hasta un grado exagerado, díce-

del que sin embargo pasó ya el reinado ni por

se que en su juventud gozaba con los idea-

lo mismo sustituirse casi completamente a la

lismos del amor platónico hasta el grado de

vida metafísica y de utopías, la vida positiva

hacer de ellos una necesidad de su carácter

y la concepción correspondiente de ella; por

romántico, y daba a la vez una importancia

eso ya hoy son raros los tipos de señoritas soña-

inmensa a las más pequeñas manifestaciones

doras hasta la exageración que permanecen

de cariño y amistad, que tomaba ella como

fíeles a sus ideales hasta la vejez, y en todo

signos indudables de una liga de afectos inva-

caso hasta la muerte, y todavía no hace cua-

riable y eterna.

renta años constituían una gran parte de la

Estos rasgos de su modo de ser moral y

buena sociedad de las grandes ciudades de

afectivo que ya en su edad madura volvieron

la República.

a aparecer con toda energía, le valieron algunos

De esta especie y de las más exaltadas de

chascarrillos por parte de varias amigas y co-

la clase fue sin duda la Srita. Ignacia Rie-

nocidas suyas habiendo sido no pocas ocasio-

chy, hija de padres acomodados, siendo él

nes el blanco de más o menos inocentes burlas

español radicado en Guadalajara, población

que la excitaban haciéndola concebir locas y

donde vio la luz nuestra heroína en la se-

nunca realizadas ilusiones.

gunda década de este siglo. Desde su más

Como contraste sin embargo a esta faz

tierna edad demostró la Srita. Riechy a la

de su carácter, presentó siempre según dijimos,

vez que un carácter ultra romántico, un

un gran fondo de pudor y honradez unido

gran fondo de pudor y honradez que nunca

a una viril energía que la acompañaba en to-

la abandonaron y una decisión y energía de

dos los actos de su vida. Cuéntase en efecto

carácter poco comunes, no ya en personas

que con motivo de vivir con una hermana

˜ 387 ˜

suya, casada con un rico hacendado, la Srita.

mucho mejor se dedicara llegada la ocasión a

Ignacia iba y venía sola de una a otra finca

prestar los preciosos auxilios de la mujer, ya

de campo, revisaba los trabajos, cuidaba a

curando a los enfermos y heridos, ya traba-

los peones y hacía en una palabra los oficios

jando de otra manera, pero siempre dentro

que pudiera hacer un administrador o un

de las exigencias de su condición femenina.

mayordomo.

388

Mientras tanto los sucesos habían to-

Cuando empezó la Guerra de Tres Años,

mado un desarrollo de siniestro agüero para

nuestra biografiada afilióse desde luego y con

México, pues decidida la invasión a título de

gran entusiasmo en el partido liberal, y si bien

intervención amistosa por el tratado de Lon-

por entonces no tomó el participio tan direc-

dres, las escuadras francesa, inglesa y españo-

to que se le vio tomar después en los sucesos

la se dirigían hacia nuestras playas, y a fines

de la guerra, fue durante ese largo y azaroso

de 1861 desembarcaban y ocupaban militar-

periodo el corresponsal y agente de los puros

mente las fuerzas españolas a Veracruz.

en la ciudad de Guadalajara, arriesgando en

Muy conocida es por lo demás esta parte

esta empresa no pocas veces su libertad, y ex-

de nuestra Historia para que nos detenga-

poniéndose a las persecuciones del partido

mos demasiado en referirla; sábese en efecto

del clero que la vigilaba constantemente, co-

que después de operado el desembarque de

nociendo como conocía sus ideas políticas y

las fuerzas de las tres potencias aliadas, el

la viril decisión de su carácter.

Gral. Prim, Conde de Reus y Marqués de los

Triunfó al fin la reforma y la Srita. Rie-

Castillejos, como jefe de la expedición, entró

chy cultivó la amistad de casi todos los libe-

en negociaciones con el gobierno republicano

rales distinguidos de Guadalajara y aun de

a cuyo frente se encontraba el benemérito Sr.

todo el Estado de Jalisco, volviendo a verse

Juárez. Éste nombró como su plenipotencia-

entonces en ella a la mujer romántica e

rio al Sr. Manuel Doblado, ministro entonces

idealista que en la exaltación de sus ideas

de Relaciones Exteriores, y después de algu-

había de ser capaz como lo fue más tarde de

nas conferencias en el desde entonces histórico

llegar hasta el sacrificio por ellas. En efecto,

pueblo de la Soledad, quedaban ultimados los

asomaron en el cielo de nuestra patria los

célebres tratados que llevan en la Historia el

primeros nubarrones que anunciaban para

nombre del mencionado pueblo.

más tarde la furiosa tempestad de la inva-

A consecuencia de esos tratados se decidió

sión extranjera, y desde entonces empezó

que se retiraran las fuerzas aliadas, como en

a acariciar la Srita. Riechy la idea de salir a

efecto lo verificaron las españolas e inglesas,

batirse ella personalmente con el enemigo;

quedando solo el contingente francés por de-

según nos refiere una de las persones a quien

cisión del ebrio Saligny, quien no dudó en

debemos la mayor parte de los datos de este

echar una imborrable mancha sobre el gobier-

artículo, el Sr. Refugio González, él fue uno

no del patizambo Bonaparte; de acuerdo con

de los primeros que procuró disuadirle de su

esto, permaneciendo en el país y tomando

empeño haciéndole ver que, dado su sexo, era

una actitud ofensiva a pesar de los referidos

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

tratados y de los compromisos adquiridos

pio se retiraran al ver a la pobre actriz, y fra-

por ellos; manifestando con cinismo inau-

casó por consiguiente el proyecto de la junta

dito que nada valían las firmas puestas en los

de señoras.

convenios y que Napoleón III estaba dispuesto a seguir adelante en su empresa.

Entonces fue cuando la Srita. Riechy volvió con mayor decisión a su antigua idea de

El proceso de estos acontecimientos se-

salir a la campana a batirse con el invasor,

guíase con ansia en toda la República y en

de la cual idea aun quisieron disuadirla sus

el Estado de Jalisco aprestábanse los patrio-

numerosos amigos; en esta vez sin embargo, su

tas a la lucha. Ya desde un principio la Sri-

resolución estaba ya tomada y como era irre-

ta. Riechy se había dirigido personalmente

vocable, cesaron de aconsejarle en tal sentido.

al Gobernador del Estado pidiéndole permiso

Ya decidida se dirigió a la casa de su amigo el

para formar un batallón de mujeres que salie-

General Refugio González con el objeto de que

ra a combatir con el invasor, y el Gobernador

le hicieran un traje de hombre y con ocasión

tuvo muchos trabajos para disuadir por el

de tomarle medida pudo verse una de las faces

pronto a nuestra biografiada de su idea. En

del carácter de la Srita. Riechy; fue en efecto

una larga conversación con ella, la instó a que

tal su mortificación y su rubor, que aun ya se

organizara mejor juntas de caridad y asocia-

estaba arrepintiendo de su empeño y decía des-

ciones de señoras para el socorro de los heri-

pués, que más le había mortificado y apenado

dos y para el arbitramiento de toda clase de

esa toma de medidas, que encontrarse frente

recursos para la campaña, y por fin de esa

al enemigo oyendo silbar las balas a su lado.

conferencia, quedó convencida la Srita. Rie-

Por fin se arregló el traje de hombre regalo

chy y salió de allí resuelta a organizar esas

del Gral. González, y el famoso coronel Rojas le

juntas y ser el alma de ella.

regaló unas botas así como un señor de Guada-

Empezó desde luego sus trabajos con buen

lajara D. Ignacio de la Torre le regaló la pistola;

éxito; pero un incidente al parecer insignifi-

con estos arreos viriles y decidida a salir a la

cante vino a dar al traste con el propósito

campaña, partió de Guadalajara, incorporán-

de la Srita. Riechy: reunida mucha parte de

dose a las fuerzas que debían unirse con el

la mejor sociedad de Guadalajara, hubo sin

Ejército de Oriente para esperar el ataque del

embargo entre las señoras y señoritas que asis-

invasor.

tieron a la junta, una pobre cómica que con la

Llegada a donde estaba el pequeño ejército

mejor buena fe y animada de los más nobles

mandado por el invicto General Zaragoza, que-

sentimientos iba a prestar su contingente en

dó incorporada la heroína en el Estado Mayor

esa obra de ternura y santo patriotismo; las

del General D. José María Arteaga, con el carác-

preocupaciones sociales imposibles de evitar

ter de ayudante; asistió ya con tal carácter al

en una sociedad dominada, como la mexicana

encuentro de las Cumbres, donde fue herido

en general, por el clero, y adquiridas por educación

aquel valiente jefe republicano, y se portó allí

y por herencia, hicieron que buena parte de las

con extraordinario valor; pero al fin fue hecha

señoras y señoritas que concurrieron al princi-

prisionera y conducida a Orizaba, donde los franignacia riechy

389

390

ceses le hicieron sufrir toda clase de molestias

tonces fieles servidores, y pretendiendo envol-

y vejaciones. No se sabe si puesta en libertad o

ver en ella al ejército entero. Buena parte de

más bien escapada de su prisión, pudo al fin salir

él pudo sin embargo salvarse debido al patrio-

de ella después de largo tiempo de cautiverio

tismo del general Arteaga, y siguió luchando en

y sufrimientos; pero el hecho es que volvió a

el sur de Jalisco y en territorio de Michoacán.

Guadalajara después de pasado más de un

Nuestra heroína siempre infatigable, si-

año de haber salido de esta ciudad, enferma,

guió al ejército del general Arteaga, sucediendo

consumida y hecha casi un esqueleto; entonces

muchas veces que primero se batía como un

contó a sus amistades que en la prisión la ha-

león a labora del combate, y se ponía a curar

bían envenenado.

a los heridos como una hermana de la caridad,

Empero tantas penalidades, no disminu-

después de concluida la batalla. El jefe conser-

yeron en un ápice su santo entusiasmo por

vador Ramón Méndez que después fue fusila-

servir a su patria, y después de haberse cura-

do en Querétaro, empezó mientras tanto a

do en toda forma y de haber recuperado casi

hacerse célebre por su activa persecución a los

totalmente su perdida salud, decidió volver a

contingentes liberales y por la crueldad con que

salir a la campaña.

se manejaba casi siempre. Coinciden casi en-

Ya entonces el invasor se había posesionado

tonces la famosa ley del 3 de Octubre de 1865

de la Capital y las fuerzas patriotas se habían

expedida por Maximiliano y la derrota y pri-

diseminado; no quedaba realmente otro con-

sión de Arteaga, Salazar y algunos otros caudi-

tingente serio de fuerzas al Gobierno que la di-

llos de la causa nacional, y todos sabemos cuál

visión del Centro al mando del General Uraga,

fue el epílogo de aquella prisión y de aquella

que operaba en esos momentos por el sur de

derrota: los prisioneros, conforme a la famosa

Jalisco, y allí se dirigió llena de bríos nuestra

ley ya dicha y de acuerdo con las inclinaciones

heroína. Encontróse en los múltiples en-

de Méndez, fueron fusilados en Uruapan y esa

cuentros que tuvieron entonces las diversas

hecatombe encontró más tarde su eco en el

fracciones de esa división con las tropas ene-

Cerro de las Campanas.

migas, y aun una vez pagó con creces el regalo

Perseguidas, diseminadas, casi reducidas a la

de las botas que le había hecho Rojas, salván-

impotencia las fuerzas liberales que debieron

dole la vida en una sublevación que tuvieron

su conservación a y su persistencia a la heroi-

sus hombres y que contuvo la Srita. Riechy

ca constancia del General Nicolás Régules, an-

debido a su energía y al valor y decisión con

daban divididas en pequeñas fracciones por

que apaciguó a aquellas masas insubordinadas.

distintos puntos del territorio, y algunos de

Los acontecimientos mientras tanto se

estos grupos errantes fueron a dar a San

habían precipitado con espantosa rapidez ha-

Juan Zitácuaro. En uno de aquellos grupos

ciendo perder toda esperanza hasta a los más

iba nuestra heroína, siempre enérgica y ani-

animosos defensores de la autonomía de México.

mosa aunque gravemente herida en bus más

El general Uraga había en efecto defeccionado

íntimos afectos de amor patrio, después del

arrastrando en su traición a muchos, hasta en-

sangriento episodio de Uruapan.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Estaba sin embargo dispuesta siempre a

personas a averiguar qué había sucedido; el es-

derramar hasta la última gota de su sangre

pectáculo que se presentó entonces a los ojos de

por el país que la vio nacer, cuando otra cir-

los curiosos fue horrible: la Srita. Riechy yacía

cunstancia al parecer insignificante, pero que

muerta en el mielo en medio de un lago de

en los caracteres delicados y sensibles y en los

sangre, habiéndose privado de la existencia mo-

temperamentos nerviosos puede adquirir por

mentos antes por suelo de un pistoletazo…

cualquier motivo grande importancia, acabó

Así concluyó esta heroica mujer. Su

con una existencia que se había consagrado por

sensibilidad exquisita y los golpes morales

completo a la patria adquiriendo indisputables

que había sufrido, la tenían indudablemente

derechos a la inmortalidad.

predispuesta a concluir con su vida; mas el

Hallábase como decíamos nuestra he-

acendrado amor que le tenía a su patria la

roína en San Juan Zitácuaro, y en la posada

sostenía siempre, después de haber hecho

donde ella estaba, se encontraban varios otros

inmensos sacrificios por ella: pero sus quebran-

dispersos del ejército liberal. Entre éstos había

tados afectos se vieron de repente heridos

uno llamado Gómez Humarán, que estaba pla-

de muerte por las burlas de su compañero de

ticando en la fonda de la posada con otros

infortunios y entonces no pudiendo sufrir

amigos a la vez que la Srita. Riechy se ha-

más, se privó de la existencia que habían res-

llaba allí comiendo; al verla Gómez Humarán

petado hasta entonces las balas de los ene-

empezó a decir en alta voz chascarrillos a pro-

migos. La Srita. Riechy cuando murió era

pósito del sexo de la heroína, burlándose de

mujer de una edad relativamente avanzada,

la conducta de ésta y haciendo notar que

pues contaba aproximadamente cincuenta

era más propio que se hubiese quedado en su

años; pero hubiera podido vivir muchas más,

casa haciendo hilas, o cosiendo o empleando

pues su complexión aunque nerviosa era

su tiempo en las demás faenas del hogar, y

muy robusta. Al morir para la vida material,

tanto dijo aunque siempre en tono de fisga,

nació empero para la gloria y hoy su nombre

que la Srita. Kiechy, profundamente herida

se ve respetado y bendecido por todos los bue-

por aquellas palabras de un compañero y correli-

nos hijos de México.

gionario, en el colmo de la exaltación tiró los

Nosotros en estas cuantas líneas le con-

platos al suelo, y sin decir una palabra sa-

sagramos un merecido recuerdo exclamando

lió de la fonda.

desde lo íntimo du nuestro corazón: “Gloria

No había pasado mucho tiempo cuando se oyó un tiro y a su ruido acudieron varias

a la heroína” E. M. de los Ríos.

Carlos Salazar

1829-1865

Harapienta, demacrada y muerta de hambre

Doña Tecla Preciado cuenta que nació

la hermana que le sobrevivía, vagaba calle

el valiente republicano en Matamoros, Ta-

arriba y calle abajo por la Merced, sin que

maulipas. por el año de 1829, pues que de la

alguien le diera de caridad ni un rincón cual-

misma edad era ella. El muchacho parecía el

quiera para dormir. A la infeliz, puestas en

mismísimo demonio por sus peligrosas tra-

fuga sus esperanzas por la mala suerte que

vesuras —“Cree usted, me decía la señora,

iba tras ella, la había impulsado un último

que de milagro vivía, porque una vez en el

recurso a que su marido mendigase un em-

puerto le tiró de la cola al caballo del capitán

pleo de puerta en puerta de los que consi-

y le dio una coz en la frente, que se la abrió.

deraba sus parientes. Un día, después de

Toda la vida le duró la cicatriz”.

llamar mucho a otras, le abrieron la de Don

De ocho años vino a México y lo pu-

Luis Salazar, sobrino del General; pero no

sieron en una escuela particular y católica,

volvió por segunda vez, a pesar de salir a su

porque sus padres, y más Don Benito que

encuentro la esperanza. La muerte, quizás

su madre la Sra. Merced Ruiz de Castañe-

al ver a los esposos extenuados de hambre

da, eran antes que todo católicos y devotos.

y frío, quiso que descansaran y se apresuró

Primero que nada, Carlos debía de aprender

a abrirles de par en par sus lóbregas puertas.

el Ripalda, para que pudiese lograr la gracia

Del frondoso árbol genealógico, que la fata-

de rodillas en el confesionario; a renglón se-

lidad ha ido podando con saña implacable,

guido vendrían como muy secundarias un

no quedan sino ramas lejanas, casi injertos,

poco de Gramática, las cuatro reglas de la

sin la savia del tronco. Hasta un renuevo, su

Aritmética y las otras materias que por en-

hija Carlota, no vive ya. Ni recuerdos hay

cima constituían la instrucción primaria en

del capitán Benito Salazar, un íntegro em-

aquella época.

pleado de la Aduana de Matamoros, padre de Carlos.

Realizando su sueño dorado, porque desde pequeño fue de su agrado la milicia,

˜ 393 ˜

394

entró al Colegio Militar. Miramón y Lean-

Sabían sus parientes, quienes le llamaban el

dro Valle estudiaron con él y fueron condis-

“Chino”, y nunca por su nombre, que vivía

cípulos y buenos amigos. La identidad de

con ellos en la casa número 4 de la calle de

ideas políticas y religiosas de Miramón y él,

San Ramón, que no había viernes ni día pri-

dejaban pronosticar que juntos andarían la

mero de mes sin ver a la Virgen de la Sole-

misma senda al entrar a la vida pública. El

dad y oír misa para sola ella. En medio de su

pronóstico tenía fundamento: Carlos, ya

religiosidad resultaba una inclinación en él:

de edad en que los años dan ideas propias

odio al despotismo, emanara de donde ema-

y fijas, qué capaz que un domingo dejara de

nase. Tal vez esto fue causa de que yendo en

oír misa, y qué capaz que tuviera cubierta la

fila cerrada al Sur para combatir el Plan de

cabeza ni tropezar en la calle con un sacer-

Ayutla y siendo derrotado, hizo suyas con

dote: era herejía y bastante pecado para ir al

entusiasmo, como segundo ayudante del

infierno.

primer batallón activo de Querétaro, todas

El año de 1847, días antes de la batalla

las ideas imbíbitas en el plan y tuvo mayo-

de Churubusco, y de cadete en el Colegio

res bríos para sostenerlas sin ser presa del

Militar, pidió permiso y lo obtuvo para lu-

desaliento, no obstante las dificultades que

char contra los Norteamericanos bajo las

parecían insuperables a sus sostenedores.

órdenes de Don Leonardo Márquez, el céle-

Victoriosa el Plan de Ayutla, por el que pe-

bre general conservador y más tarde famoso

leó desde la toma de Nusco hasta la llegada

imperialista. Con tal arrojo peleó, porque

de Comonfort y Álvarez a Cuernavaca, era

arrojo más que valor era y fue siempre el

por sus méritos militares Comandante del

suyo, originado por su mucho patriotismo,

Cuerpo de Tehuantepec.

que fue herido de una pierna. Lo levantaron

Parte de la Guerra de Tres Años tuvo

del campo de batalla al día siguiente de li-

en México la comisión del partido republi-

brada. Esto le valió una medalla y el ascenso

cano, unido a los Sres. Anastasio Zerecero,

a subteniente.

Julián Herrera, Coronel Jesús Ocampo y

Durante el belicoso y despótico gobier-

Doña Luciana Baz, de proveer de recursos a

no de Santa-Anna, el honrado de Herrera y

las tropas liberales que atacaban los princi-

Arista y el efímero de Don Juan Bautista Ce-

pios reaccionarios La desempeñó con éxito a

ballos y Lombardini, no demostró con sus

pesar de los peligros de que estaba rodeado.

actos de militar, si bien tenía un grado in-

Un día lo sorprendió el mismo Miramón en

ferior, ni la menor señal de su republicanis-

persona en junta secreta con otros liberales

mo y liberalismo que andando los sucesos lo

en una casa por una de las calles del Reloj.

hicieron simpático y le allegaron numerosos

—“¿Conque conspiras? Ahora no me lo ne-

partidarios, haciéndole figurar de jefe de una

garás” —le dijo Miramón encarándosele.—

gran fracción de Michoacán. Por este tiem-

“Estamos en plática pacífica de amigos”.

po pasaba por beato rematado que arrastra-

—“¿Conque en plática, eh? y todos ustedes

ba espada por deber de la carrera abrazada.

liberales y a puertas cerradas. Estás preso

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

por ahora”. Y mientras Miramón te interio-

Jesús Díaz de León guarnecía la Capital de

rizaba de la casa, Salazar subió en un coche

la República. Después el Moctezuma pasó

que aguardaba a la puerta; y andando calles

a ser uno solo unido al Batallón Rifleros de

largo tiempo sin rumbo, el cochero quiso al

San Luis. Con él, desempeñando el grado

fin saber a dónde conducía al que se había

de Teniente Coronel, el 20 de Diciembre de

subido precipitadamente y se encontró con

1861 concurrió a la batalla que tuvo lugar

que ya nadie iba adentro. Salazar, corriendo

entre Pachuca y el Mineral del Monte. Allí

el vehículo, se había apeado, no pudiendo el

se hizo acreedor a la condecoración especial

sabueso de Lagarde dar con él, y fue a incor-

que decretó el Supremo Gobierno. Al poco

porarse en Tlalpan al coronel Ramón Regue-

tiempo marchaba con el mismo cuerpo y

ra (padre). La ciudadana Doña Luciana Baz

los de Zapadores y Reforma, que formaban

quedó con las otras personas desempeñando

la descubierta del Ejército, a la Soledad, Estado

la comisión aquélla. La inquietaba el para-

de Veracruz, para resistir a las fuerzas de los

dero de Salazar: si tendría mal fin; los retró-

tres potencias extranjeras que empezaban a

grados eran capaces de todo, aun de cazarlo

invadir el territorio nacional.

en poblado. Admiraba su valor y su persona.

Verificados los tratados de la Soledad,

Solía decir a la Sra. Tecla Preciado, al volver

partió con el Batallón Rifleros de San Luis

las espaldas Salazar: —“¡Tecla, qué cuerpo

al Monte de las Cruces para combatir a

el de Carlos!” Para ella no existía otro mejor

Buitrón y a los otros reaccionarios que aca-

formado en el mundo: todo bien hecho, en

baban de asesinar a Ocampo, Degollado y

admirables proporciones; era gordo, pero no

Leandro Valle. Al fin de esta campaña que

obeso, ni eran flojas las carnes; bien parado;

terminó con buen éxito, se dirigió a Puebla y

limpia de arrugas la frente; rizado el cabello;

allí peleó heroicamente contra los franceses

la barba le cubría toda la mandíbula infe-

el 5 de Mayo de 1862, y mereció y obtuvo

rior; un bigotito negro que tiraba a bozo; las

por tan brillante hecho de armas el ascenso

cejas de alita de golondrina; la mirada medio

de Coronel y Jefe del cuerpo mencionado.

bizca y por sobre todo su marcialidad; ¡qué

Después tomó participio directo en la de-

porte a la cabeza de sus soldados! Radiaba

fensa de Puebla, que tenían sitiada los sol-

su alegría y no le importaban las circuns-

dados de Napoleón III. Por desgracia cayó

tancias para manifestarla. Mas cuando se

en poder de los invasores, pero logró fugarse

le despertaba el enojo, desconocía al mundo

de la cárcel y se incorporó pasados algunos

entero, olvidaba el tuteamiento de sus ínti-

días al Gobierno legítimo que permanecía

mos y al hablarles les decía con otra voz: se-

en México.

ñor, señora. Tenía el rostro encendido y era

Cuando Juárez, como Presidente de la

capaz de sacarle astillas a una mesa de un

República, fue a San Luis Potosí, lo acom-

puñetazo. Hecho del Poder el partido liberal,

pañó, siendo Jefe militar de la zona que

tenía el grado de Teniente Coronel del Bata-

comprendía Río Verde, Valle de Valles, San

llón Moctezuma, que al mando del Coronel

Ciro y otros puntos de la Sierra que había carlos salazar

395

396

precisión de tener en extremo vigilados.

trincheras cayó herido Palomo, y Arteaga

Aprovechó todos los elementos que pudo

que hacía de corneta, al ver el inminente pe-

encontrar, reorganizó su cuerpo, lo instru-

ligro que corrían, tocó retirada, quitándole

yó, lo equipó y le dio el ejemplo de acatar

de los labios y de la mano la corneta una

la Ordenanza. A varios jefes comisionó para

astilla que sacó de un árbol una bala; en-

que emprendieran formal campaña contra

tonces volvió en medio del fuego graneado

las guerrillas de traidores que merodeaban

a recoger a Palomo, lo montó en su caballo y

por pequeñas poblaciones y haciendas co-

lo puso a salvo. En estos trances la amistad

metiendo robos y asesinatos. Más tarde, por

más que el deber le obligaban. Así en los Re-

acuerdo del Supremo Gobierno, pasó con el

yes, cuando fortuitamente, sin saberlo él del

Batallón Rifleros de San Luis y a las órde-

pronto, el General Porfirio Balderrain mató

nes del General José López Uraga, al Estado

al Mayor Guerrero de su Estado Mayor, loco

de Michoacán. En Morelia, defendida por el

de ira e indignación se traslado al lugar del

General Leonardo Márquez, al dar el asalto

suceso, y agarrando de la cintura al homici-

el 18 de Diciembre de 1862, la fortuna le fue

da, le azotó contra la pared y quiso matar-

adversa, pero no perdió el valor, ni con una

lo a taconazos. Tal manera de ser no quiere

herida que le atravesó el pecho, ni ante los

decir que Salazar fuese de mala índole; muy

peligros de muerte sin cuento que le rodea-

por el contrario, buenos sentimientos le ani-

ron durante la batalla, al grado de matar las

maban y lo mostró siempre con palabras y

balas enemigas uno tras otro dos caballos

hechos. ¡Qué soldado de la Reforma y la In-

que montaba. Al retirar sus tropas, lo hizo

tervención y el Imperio no recuerda el haber

él en camilla hasta Santa Clara del Cobre,

visto llorar a Pueblita en las peroraciones de

donde sin embargo de sus graves lesiones no

Salazar! No de su gran cabeza, sino de su

cesó de seguir reorganizando las fuerzas que

corazón le salía lo que hablaba.

debieran continuar combatiendo al ejército

Después de la honrosa retirada de More-

invasor. Rasgos semejantes de valor tuvo en

lia, sin darle las espaldas al enemigo, y sano

otros días. El año de 1859, estando el Ge-

ya de su herida, se dirigió a Uruapan y luego

neral Aureliano Rivera en Tlalpan, quince o

a Santa Clara, cuya plaza tomó a viva fuerza a

veinte de sus oficiales, a la cabeza Salazar,

los traidores.

como comandante de batallón, hicieron for-

En la Villa de los Reyes, Michoacán, re-

mal promesa de llegar a las garitas de Cha-

chazó a los franceses y los traidores que le

pultepec, donde estaba el enemigo y hacerle

asaltaron y los puso en precipitada fuga.

a quemarropa fuego con pistola. Llegaron a

En los primeros días de Abril de 1865

Tacubaya, y en la cantina de la Sra. Mariqui-

fueron reducidas a prisión, por orden del

ta Becerril, un tal Palomo y un tal Reguera,

General Ramón Méndez, las familias de Sa-

oficiales ambos, que se guardaban profundo

lazar (era ya general), Arteaga, Pueblita y el

encono, hicieron en alta voz alarde de teme-

Coronel Jesús Ocampo. Estuvieron incomu-

ridad tomando la vanguardia. Cerca de las

nicadas bajo la custodia de franceses, hasta

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

que unos comerciantes, dolidos del martirio

ca. Fue aquella una fiesta oficial que reanimó

a que las habían sujetado durante dos me-

los espíritus que hacían vivir la República

ses y un día, se constituyeron sus fiadores,

por Michoacán. De allí salieron las fuerzas

logrando por este medio se les dejase por

en vías de organización. Los traidores y los

cárcel la ciudad de Morelia. El único objeto

republicanos tenían prisioneros, y los pri-

de tal conducta inquisitoria era el hacer que

meros gestionaban con empeño sus canjes;

los jefes de las dichas familias se sometie-

pero no había podido efectuarse por las ven-

ran sin peros al llamado Imperio; mas nada

tajas que querían. Los jefes de uno y otro

pudo lograr Méndez, porque en aumento el

partido se carteaban, partiendo la soilicitud

desinterés y la abnegación de aquellos me-

de los traidores y jefes extranjeros. El Ge-

ritísimos ciudadanos, trabajaron con inque-

neral Noix menudeaba su correspondencia

brantables esfuerzos en difundir el amor a la

con Salazar; exigía más de un soldado suyo

patria entre las tropas mexicanas que sabían

por un mexicano, y Salazar le contestaba

todo el mal que les venía con un gobierno

que en ninguna parte y en ningún tiempo

que no fuera propio ni de forma representa-

podía ser más un extranjero que un mexi-

tiva popular.

cano. “Acepto el canje —dicen que escribía

Arteaga y Salazar aparecían en discordia

al General Noix— pero cabeza por cabeza,

ante los republicanos que los acompañaban,

porque no puede ser un extranjero más que

haciendo la campaña contra el Imperio en

cualquier mexicano”.

Michoacán; pero el origen era al distinto

El General en Jefe José María Arteaga

punto de vista bajo el cual apreciaban los su-

pasó revista a las tropas en las llanuras de

cesos políticos de las zonas que dominaban.

la Magdalena el 4 de Octubre. Llegaban a

Pronto se borró esa discordia, sin dejar

tres mil quinientos hombres, sin contar los

huella de su paso por esos dos grandes co-

destacamentos de Zitácuaro, Huetamo y

razones henchidos de patriotismo. El 16 de

Tacámbaro. Había tres divisiones.

Septiembre de 1865 vibraban acordes como

A la una de la tarde del 9, Arteaga, con las

si dieran vida a un mismo cuerpo, sintiendo

brigadas Díaz, Villagómez y Villada, siendo

y pensando idénticamente. Esa fecha la ce-

el Cuartel Maestre Salazar, partió a Tacám-

lebraron en Tacámbaro de Codallos, especie

baro, porque hubo noticias de que Méndez

de arsenal de la República en aquella triste

llegaba con mil quinientos hombres. Ya el

época. El Coronel Justo Mendoza, secre-

General Vicente Riva Palacio había salido

tario del Cuartel General del Ejército Repu-

hacia Morelia con mil hombres, y otras dos

blicano del Centro, pronunció un soberbio

secciones por otros rumbos. En el camino el

discurso y lo escucharon el General en Jefe

Coronel Trinidad Villagómez tiroteaba a la

Arteaga, el Cuartel Maestre Salazar, el Esta-

vanguardia del enemigo. La retaguardia la

do Mayor, los jefes y oficiales y un resto va-

cubría el Teniente Coronel Julián Solano con

gabundo y simpático de fieles empleados de

cien hombres. El mal camino y la tormenta,

diversos ramos de la administración públi-

la noche del 10, no fueron obstáculo para carlos salazar

397

que llegasen a Tacámbaro. Iban a tomar el

gel desistió de en idea y fue personalmente,

rancho, el 12, cuando corrió la voz de que se

porque así lo exigían los sitiados para sus-

acercaba el enemigo y levantaron violenta-

pender el fuego. —“¿Quién es el General

mente el campo y prosiguieron su marcha;

Salazar?” —preguntó Rangel al grupo de

pero para Santa Ana Amatlán, donde llega-

valientes que hacían resistencia. Y el más

ron el 13. Arteaga ordenó descanso, confia-

simpático de entre ellos dio un paso al fren-

do en que Solano con treinta exploradores

te y contestó: —“Yo; servidor de usted”.

estaba en observación de Méndez frente a

Rangel puso su tropa a las órdenes de Sala-

Tancítaro y que Pedro Tapia con otros trein-

zar, pero éste dijo: —“Nada, nada, Rangel;

ta vigilaba sobre la cólica de la entrada del

a cumplir con su deber”. El Capitán Juan

pueblo la cuesta que tiene como siete leguas

González hizo un guiño a Salazar para que

de camino y por la cual debía necesariamen-

aceptase. —“Déjalo cumplir con su deber”.

te pasar el enemigo. Durante la travesía,

—dijo Salazar al sacerdote patriota.

Arteaga había estado recibiendo partes de

A Rangel exigió Salazar antes de ren-

Solano en que noticiaba que Méndez no se

dirse, la seguridad de su vida y de la de sus

movía de Tacámbaro. En esta seguridad, la

otros compañeros, pidiendo atenciones para

infantería puso en pabellón sus armas y los

su compadre el Coronel Jesús Ocampo, he-

treinta hombres de caballería desensillaron

rido grave mente de dos hilas durante la re-

y fueron a dar agua al río a la caballada.

friega. Rangel se lo prometió bajo palabra de

Ese mismo día en la mañana, de camino

398

honor, que fue quebrantada el día 21.

Méndez para Santa Ana Amatlán, vio las

A la Salida de Amatlán, los exploradores

huellas de la tropa republicana y exclamó:

de Tapia y Solano marchaban con los solda-

“Adelante, muchachos; el que agarre a Ar-

dos imperialistas de Orozco. Vencedores y

teaga y Salazar tiene una talega de pesos”.

vencidos llegaron a Uruapan el 20. Allí re-

Amado Rangel con cien hombres y en-

cibió Méndez la ley del 3 de Octubre y para

trando por la cañada sorprendió, a las once

aplicarla a los prisioneros principales mandó

del día, a la tropa republicana. Los únicos

constituir la Corte Marcial, la cual con

que hicieron resistencia fueron algunos sol-

festinación sentenció a muerte al General

dados y jefes del Cuartel Maestre. El resto

de División José María Arteaga, al General de

de la fuerza, con los otros jefes y Arteaga,

Brigada Carlos Salazar, al Teniente Coronel

se encontraban presos en un portalito de

Trinidad Villagómez, al Coronel Jesús Díaz

la plaza y desarmados y bien custodiados.

y al Capitán Juan González. El jefe traidor

Mientras, Salazar y su Estado Mayor se ba-

Pineda y un escribiente se presentaron a le-

tían, sitiados en su alojamiento. Platicando

vantar el acta de identificación de las perso-

Rangel con Arteaga, llegó un soldado de los

nas y a notificarles que serían pasados por

imperialistas y dijo al primero: —“Señor, no

las armas a la mañana del siguiente día. Los

se quiere rendir el General Salazar”. —“Pues

cinco liberales oyeron impávidos su senten-

que le prendan fuego a la casa”. Luego Ran-

cia sin objetar nada.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Al salir de la prisión la mañana del 21, a

para que influyera en que no fuesen fusila-

las cinco, para ser fusilados, Arteaga flaqueó;

dos los prisioneros. Contestó: “Hay que ma-

entonces Salazar dándole el brazo le dijo:

tar a los bandidos, para que sirva de ejemplo

—“Apóyese”. En el cuadro Salazar se desa-

de moralidad”.

brochó la camisa, enseñó a los ejecutantes

Méndez enseñó a los prisioneros el de-

de la sentencia dónde quedaba el corazón,

creto de 3 de Octubre y dijo al General Pérez

porque siendo desleales les temblaría el pul-

Milicua: “Debían haber sido fusilados todos,

so y le harían padecer. “Me despido de todos

pero sólo he atacado el tronco y apartado

mis amigos y les ruego que no se manchen

las ramas: con eso es suficiente”. Además, le

con el crimen de traición. Voy a enseñar

enseñó una carta de Maximiliano en la que

cómo muere un leal republicano asesinado

aprobaba su conducta y lo ascendía a gene-

por traidores”. Y quedaron sin vida los cinco

ral de brigada. Terminaba ordenando a Mén-

valientes.

dez que propusiera a Riva Palacio el canje de

La toma de Amatlán fue una compra he-

los prisioneros belgas que lo habían sido en

cha desde Uruapan, cuando dos jefes se incor-

Tacámbaro el 11 de Abril. “Si no acepta Riva

poraron a los liberales y andaban en secreteos

Palacio, fusile a todos”. Eran treinta y cinco.1 Ángel Pola.

con Solano y Tapia. Éste recibió tres mil pesos. El castigo no se hizo esperar: los dos que tramaron la venta fallecieron a los pocos días;

Los datos de esta biografía han sido ministrados

1

al autor por la Sra. Tecla Preciado, Generales José Marte

uno de ellos de fiebre a los dos de la sorpresa

Pérez Milicua y Francisco del Paso y Troncoso, Coroneles

en Amatlán.

Manuel García de León, Jesús Ocampo, José Vicente Vi-

Aunque fuera de tiempo, al saberse en México la toma de la plaza, una comisión de personas honorables se acercó a Carlota

llada, Amado Rangel y Jacinto Hernández, Rafael Cano y José Felipe Cortés. Debido al apresuramiento en la formación de esta biografía, se puso en la imprenta 1829 a la fecha del nacimiento de Carlos Salazar, debiendo ser 1832. Conste.

Alejandro GarcÌa 1818-1872

El hombre de que ahora nos vamos a ocupar,

y vecinos que esta ciudad, nieto por la madre,

ofrece a la historia un aspecto interesante.

del capitán Don Alejandro Marcín y Dª María

No abundan mucho los de su tipo. Más

Ángela Escalera, y por el padre, de D. Manuel

que un hombre se trata de una cualidad,

José García y Doña Salvadora Ramírez, etc.

pero una hermosa cualidad personal.

Yo, el Pbro. Don J. María Montero, con licen-

En nuestro empeño por formar una ga-

cia inscripcio del propio párroco, hice este bau-

lería biográfica, hemos labrado ya algunas es-

tismo, advertí a los padrinos el parentesco es-

culturas, pero el trabajo no está cumplido:

piritual y las obligaciones que contrajeron con

aún quedan algunos pedestales que piden

el ahijado y sus padres, impúsele los nombres

sus estatuas. La historia nos ofrece su oro y

de Alejandro Pedro Gerónimo: dile por aboga-

la crítica su molde. Vaciemos ahora la de un

do a San Román mártir, etc., etc., etc”.

buen militar.

Los primeros años de esta vida pertene-

Alejandro García, es costeño: nació en la

cen principalmente a los trabajos lentos de

ciudad de Campeche y fue bautizado en la

su educación doméstica y escolar. Poco

parroquia principal. He aquí el curioso docu-

diremos sobre este punto. Sería muy im-

mento en que se expresa este acto religioso:

portante examinar las circunstancias ín-

“Nicanor Salazar, cura interino, etc.

timas que sirvieron para determinar aquel

Certifico: que en el libro 25 de bautismos

carácter; pero ante la dificultad de acertar

de esta parroquia principal y al folio 100, se

seguramente con ellas, nos abstenemos de

registra con el número 1241, una partida cuyo

semejante estudio. En cuanto a la educación

tenor literal es como sigue: Jueves, 30 de Junio

científica, nada nos ofrece de extraordinario;

de 1818, recibió solemnemente el santo bau-

no era nuestro hombre para esta clase de pro-

tismo un niño blanco, que nació el día 27 de

gresos. El desarrollo que vamos a presenciar no

dicho, hijo legítimo de D. Gerónimo García y

es el de un hombre de ciencias, a no ser que ha-

de Doña María del Rosario Marcín, naturales

blemos de cierta ciencia infusa, la de la hon-

˜ 401 ˜

radez y el patriotismo, cuyo aprendizaje no

Los “Liberales Ilustres” son por sí mismos

se buce en ninguna escuela, sino que resulta

suficientes datos para clasificar la naturaleza

espontáneamente del corazón y de la eleva-

social a que pertenecen, así como los frutos de

ción del carácter.

un árbol indican el terreno material y la clase

Muy joven todavía abandonó el puerto y se trasladó a la Capital de la República.

Podemos descubrir en el curso de nues-

Llegó a ésta atraído por su vocación domi-

tra historia, movimientos de un orden que no

nante: la carrera militar. La época se ofrecía

parecen pero que en realidad son incoheren-

entonces propicia y adecuada para este géne-

tes: algo de ciencia, algo de artes, algo de in-

ro de aspiraciones, la vida pública era un pro-

dustria, pero no, esto no es lo propio sino lo

ceso de conflictos, de evoluciones violentas y

extraño. El movimiento lógico, el que corres-

de estremecimientos sociales. En la suprema

ponde a la edad del pueblo, debe ser político,

inestabilidad de los elementos nacionales, en

porque las sociedades, así como los indivi-

aquella sucesión rápida de acciones y reaccio-

duos, antes que otra cosa tienen necesidad de

nes políticas, bastaba un poco de iniciativa

poseer una organización. No nos podríamos

personal para conquistar a saltos, desde las

explicar sucesos que no fueran de esta última

más humildes hasta las más elevadas insignias

clase, si no tuviéramos sobre nuestra civiliza-

de la graduación militar. Había un desencade-

ción, la influencia de civilizaciones superiores,

namiento tempestuoso de los elementos polí-

que como la europea, tiene prolongaciones de

ticos que derribaba de improviso y levantaba

su cultura y entra como uno de tantos fac-

de improviso también. No había presilla se-

tores en la complexidad de los sucesos loca-

gura en los hombros de los audaces, o caía

les. Para la lucha por nuestra organización,

arrebatada por la tempestad, o se sustituía

nos despertó el grito de Septiembre: había

por una presilla de mayor significación.

un vínculo de fierro entre la colonia y la

Hay en nuestra historia largas carreras

Metrópoli y hubo necesidad de quebrantar-

militares, hechas en un minuto de temeridad

lo; había un obstáculo en el fanatismo y la

revolucionaría.

preponderancia religiosa y hubo necesidad de

Los acontecimientos sociales registrados hasta hoy en los anales de la existencia nacio-

402

de vegetación que los produjo.

allanarlo. Así lo ha querido la ley de nuestro desarrollo: cuestión de vida.

nal, presentan como es natural, determina-

Muchos de los hombres que figuraron

do carácter que llamaremos carácter histó-

como elementos activos de esta evolución,

rico, y que no es otra cosa que la relación

pasarían tal vez inadvertidos del verdade-

necesaria de la época en que tuvieron lugar.

ro papel que han desempeñado en la vida

Los personajes que sobresalen en el orden

social. Hay en los seres que constituyen una

vulgar de los seres, los que merecen el nombre

sociedad algo de ese instinto biológico que

de grandes, no lo han sido nunca sino como

infunde a la celdilla en el cuerpo humano y

una consecuencia más o menos accesible al

al hombre en el cuerpo social la necesidad de

juicio, de los tiempos en que aparecen.

perfeccionar el organismo a que pertenecen.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Por eso hemos dicho antes que el movi-

que son constantes y subrayan, digamos, en

miento dominante, la revelación esencial y

toda su extensión la existencia de aquel que

característica de la acción social es necesa-

las ostentaba. Hablo de la lealtad y la perse-

riamente político, todo el interés de nues-

verancia de este soldado.

tra historia está allí. Los acontecimientos

Quien como García principia su carrera

sociales frutos son que resultan de la hu-

por un grado insignificante en el ejército y as-

manidad, como las flores de las plantas. En

ciende lentamente, con la gravedad de todo

el efecto flor, hay una concurrencia de multi-

lo que se labra a fuerza de méritos; quien

tud de causas: el ambiente, la temperatura,

como él sirve en el Cuerpo nacional de arti-

el meteoro, la tierra, el agua, etc., etc. Algo

llería desde 30 de Marzo de 1836 hasta 28

más complicados se presentan los fenóme-

de Junio de 1863; quien sirve como él cerca de

nos de la sociedad, un hecho cualquiera es la

treinta y seis años mortales de luchas, peli-

expresión sintética de multitud de factores

gros y tormentos, sin descanso alguno, sin

asociados, muchos de ellos sin apariencia in-

una licencia, como dice la hoja brillantísima

dividual y dispuestos misteriosamente para

de sus servicios, indudablemente posee una

producir un fenómeno. Guando la concurren-

voluntad formidable.

cia de elementos es suficiente, cuando ha teni-

En aquellas épocas de constantes revuel-

do lugar de una manera proporcional, cuan-

tas en que las atracciones poderosas de los

do se ha cumplido la ley, entonces resulta el

éxitos revolucionarios, resolvían bruscas direc-

suceso armonioso, el fenómeno perfecto que

ciones en el ánimo de las mayorías; en aque-

nos impresiona; pero cuando hay insuficien-

llos tiempos en que bastaba la perspectiva

cia en los elementos, cuando la combinación

feliz de la causa en vía de triunfo, para

no es completa, resulta la discordancia y la

desmoralizar la fidelidad de los militares sin

tendencia divergente, tiene que abortar por

convicción, Alejandro García resultaba siem-

la premadurez de su origen.

pre como una excepción noble, en medio de

Este es el criterio con que el historiador nacional debe nacer el examen de los hombres

las defecciones, en medio de las traiciones del ejército.

que figuran en la historia patria. Es el tono que

Basta reproducir aquí la parte relativa

deben hacer cada vez más enérgico y termi-

de un certificado extendido por el Gene-

nante los que se ocupen de la filosofía histó-

ral de Brigada Don Domingo Echegaray, en

rica. Orientar al ciudadano, fijar el cauce en

1847. Se trata de una acción de guerra en Ta-

que debe correr todo aquello que se dedica al

basco contra el invasor norteamericano; dice:

bien general, es lo mismo que acercarse a la

..”.rechazó al enemigo en un punto

fórmula patriotismo sólido consciente y útil.

llamado la Seiva cercado San Juan Bautista,

Hay en la vida del hombre que tene-

haciéndolo retirar en precipitada fuga. Tam-

mos bajo nuestras observaciones muchas cua-

bién se halló en la acción de Tamutlé de

lidades importantes; pero no todas ofrecen

las Barrancas, etc., etc., y que por la su-

la misma intensidad. Dos hay entre ellas

perioridad del número se le dejó dueño del alejandro garcía

403

404

campo, después de haber resistido lo posible

cortos hasta para los que aparentan dedicar-

hasta dejar bien puesto el honor de las armas

se a su servicio.

nacionales… hizo una expedición a Jonu-

Y luego, cuando han logrado el objeto

ta con el objeto de hostilizar al enemigo por

de sus desvelos, cuando el flujo de la po-

aquel rumbo; mas no habiéndolo logrado re-

pularidad los remonta hasta las alturas del

gresó a la Capital, donde permaneció hasta el

poder, se revela en ellos toda la miseria de

16 de Noviembre que una asonada militar des-

sus almas frágiles, toda la flaqueza del cora-

conoció mi autoridad, lo expulsó conmigo por

zón vulgar; el abnegado se ha convertido en

no haber querido tomar parte en la rebelión”.

ambicioso de intereses personales, el genero­

La simple relación de este episodio nos

so se descubre y deja ver su doble fondo de

ahorra el trabajo de ensalzar detenidamente

rufián, el noble se hace evidente en acciones

el carácter de este hombre, pues, lo referi-

sanguinarias, en actos impuros de una con-

do por el General Echegaray respecto de un

ducta dirigida por los resentimientos infa-

hecho particular, pueden referir todos los su-

mes de la pasión. Arrebatan a los ciudada-

periores de todos los cuerpos en que sirvió

nos como camino despoblado los derechos

y en todos los lances desgraciados en que él

y las garantías que acaban de consignarse

tomó parte.

en los documentos de nuestra libertad, de

García es la encarnación del militar.

esta libertad ganada y perdida en tantas

Pero en la historia de México la palabra mili­

ocasiones trágicas cuyos recuerdos tienen

tar tiene una significación que corresponde en

dejos de dolor inmenso, y visiones de mar-

el espíritu a la concepción sintética de algo así

tirios heroicos…

como de gente púnica o soldadesca romana

Hanse atemorizado las nobles tentacio-

de los tiempos de Galva, Othón, Vitelio, etc.

nes del patriotismo sujetando a forzada abs-

Los pueblos nunca se levantan sin razón,

tinencia las aspiraciones a la libertad. Hace

y el nuestro se agitó sin descanso desde 1810

amargado tanto este sagrado amor natural,

hasta 1876, no como creían nuestros detrac-

que para no abjurar de él ha sido necesario

tores del viejo mundo, por simple turbu-

ofrecerse a la terrible vocación de vivir para

lencia de un natural incorregible, sino por

su servicio. Y a fuerza de gravar la activi-

efecto de la necesidad que tiene todo pueblo

dad política de los ciudadanos, haciendo ex-

de luchar por su independencia.

piar con las más duras consecuencias el más

Con muy pocas excepciones los caudillos

ligero empleo de ella; a fuerza de exaltar con

en este país, han tenido dos maneras de ser

honores y recompensas la indigna quietud

muy distintas entre sí. Aventureros que bus-

de los sumisos, se ha llegado a paralizar poco

can en los azares de la guerra el botín de los

a poco la vida política sustituida por el es-

puestos más encumbrados, que disponen de

tancamiento de una larga indolencia: perni-

una gran voluntad para mostrarse desintere-

ciosa humedad del carácter social donde se

sados, generosos y nobles, mientras tienen

forman todas las vegetaciones asquerosas del

necesidad de los favores populares, jamás

servilismo y abyección de los pueblos.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Y os diremos de una vez que el instru-

está en el juicio indestructible y rígido que

mento, la horrible máquina con que los tira-

señala su derrotero en el campo de las inves-

nos de siempre han conseguido triunfos tan

tigaciones arrollando consideraciones y sen-

funestes sobre las libertades del pueblo, ha

timientos, echando puentes de hierro sobre

sido: el ejército.

las debilidades de la simpatía tan dispuestas

Y Alejandro García fue miembro de ese ejército, fue si se quiere un tornillo de la

a presentar las cosas con todas las aberraciones de su interés.

máquina de tiranía y opresión. Bajo el Go-

Decimos esto en explicación de algo que

bierno de Bustamante fue subteniente de la

pudiera tacharse de inconveniente en nues-

7ª Compañía de la 4ª Brigada de artillería.

tras apreciaciones. Presentamos a nuestro

Bajo el Gobierno de Santa-Anna, capitán de

personaje, tal como lo vemos en la historia;

Ejército y Teniente Coronel de infantería

no gustamos de forjar esa clase de figuro-

y artillería, Así ha contribuido a sostener

nes inverosímiles de la novela caprichosa y

administraciones odiosas al país y gobiernos

del drama arbitrario, en que se personifican

liberticidas.

las alegorías abstractas de las virtudes y los

Todavía más: no era Alejandro García de

vicios. Examinamos a un hombre y no una

aquellos con quienes se pudiera contar para

creación novelesca; por eso tenemos que pre-

introducir nuevas instituciones públicas ni

sentar esa alternativa de errores y laudables

para sustituir las ya establecidas. Como mi-

acciones de faces oscuras y brillantes, de ex-

litar dispuso muchas veces de considerables

travíos y rectificaciones de la conducta, que

elementos. Con ellos hubiese podido ofrecer

en conjunto constituyen el adjetivo humano

importante ayuda a los movimientos polí-

que califica la cualidad de los caracteres

ticos que se organizaban contra los gobier-

sociales.

nos establecidos. Pero en sus manos aquellas

Alejandro García fue soldado; pero tuvo

fuerzas, no sólo no se resignarían a guardar

el gran defecto de haber sido el tipo emi-

una actitud de intencionada inacción sino

nente del soldado intachable.

que estarían destinadas a la irremediable fa-

En esta actitud se le encuentra con toda

talidad del cumplimiento del deber, aunque

la corrección, se le ve desde la altura de las

fuera con daño de la prosperidad y desarrollo

brillantes cualidades de un carácter perseve-

de los gérmenes más fecundos de una revolu-

rante y leal.

ción progresista y redentora.

Los magníficos soldados no son para las

La imparcialidad de la crítica que juz-

épocas sociales de formación; el soldado que

ga a los hombres de la historia, marcha en

sirve, bajo protesta de sostener una situa-

sus estudios sobre rieles de diamante para

ción pública determinada, declara que hace

descubrir la verdad. No puede torcer su cami-

abstracción de las necesidades biológicas

no: la imparcialidad no se ajusta a todas esas

impuestas por el desarrollo natural de los

preocupaciones de la pasión violenta siempre

pueblos que atraviesan por un periodo de

con la forma real. Cree que la inmortalidad

organización. El ejército es una institución alejandro garcía

405

conservadora, y ésta era la unidad funda-

abaten las situaciones poli ticas, que bien pu-

mental del carácter de García, que lo man-

dieron lanzar sobre él su mirada última, se-

tuvo siempre de parte de todos los gobiernos

guras de encontrarle con la actitud pom-

sucesivamente establecidos en el país, aun-

peyana del soldado antes muerto, que infiel

que de uno a otro sea fácil descubrir radicales

al terrible puesto, en que tan pocos héroes el

diferencias de programas, tendencias y doc-

honor ofrece.

trinas políticas.

406

Quien así cumple preciso es que ten-

Pero la historia nos dice precisamente

ga definido concepto de algún deber; el del

que en las vicisitudes públicas, el ejército si

saldado al menos. Se nos podrá preguntar si

era consecuente con los despotismos podero-

debe proceder la absolución para aquel que

sos y triunfantes, era desleal y adverso en los

prefiere ser un excelente militar en condicio-

momentos supremos y difíciles de la caída: y

nes tales de anomalía social, que para ser un

Alejandro García estuvo siempre muy dis-

militar excelente hay necesidad de ser un mal

tante de estas tristes flaquezas: firme en la

ciudadano. Se nos hará el cargo de aplau-

bonanza y firme en la desgracia. La historia

dir la subordinación por el solo hecho de ser

nos dice que si estas volubilidades del ejér-

ciega, y erigir en precepto de moral cívica la

cito tienen también su parte de influencia

perseverancia cuando es para sostén del bra-

en el restablecimiento de la libertad, a cuyo

zo que subyuga y tiraniza. Se nos hará esta

servicio se ha puesto siquiera en las postri-

pregunta: ¿por qué no se retiró a tiempo

merías de los gobiernos tiránicos, cierto es

de aquel ejército que solamente servía para

también que no ha ofrecido nunca garan-

asegurar la impunidad del dictador? ¿por

tías a la estabilidad de esas instituciones,

qué tanta constancia aun para esa causa

siempre amagadas por ese mismo ejército

odiosa, contra la cual se levantaban los más

sin convicciones y propenso a la hostilidad

vehementes sufragios de la libertad y la re-

ante la primera perspectiva de una reac-

dención? —Quién sabe... fuerte, muy fuerte

ción cualquiera, con tal que tuviera el éxito

es la objeción histórica: procuraremos, sin

por condición; y Alejandro García, era una

embargo, advertir: que aquella sumisión al

garantía, una magnífica garantía de lealtad

deber militar aunque ciega, no fue, sin em-

y de firmeza.

bargo, arbitraria. La idea de este deber, si fue

Podía la vigilancia del gobierno dis-

la misma por lo que siempre tuvo de irrevo-

traerse cuanto quisiera, seguro siempre de

cable para ser cumplida, nada tiene de co-

encontrar a este hombre en el lugar mismo

mún entre dos épocas de la historia por la

del que desde mucho antes habían desertado

diferencia de principios que le tocó sostener.

ya los perjuros Y aquí es donde nos per-

Aquel deber fue cada vez más ilustrado y más

mitimos llamar la atención de todos para

consciente. Fue marchando a pasos lentos

que nos digan si no es grandeza, si no es ab-

hacia la perfección, sin que ningún hecho de-

negación la de este hombre en pie siempre,

muestre retroceso en este camino. Muchos

inalterable y resignado a las catástrofes que

en su lugar, después de servir a un gobierno

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

como el de Álvarez, se hubiesen ajustado con

guntar, hasta dónde hay personalidad en

igual conciencia, e insensibles a la discordan-

los actos de un servicio que significa tan

cia moral de lo incompatible, al ya proscrito

escasa autoridad como la suya que bajo

Santa-Anna, a quien de nuevo se entregaran

el despotismo corresponde a jerarquía tan

si contra el bien de la patria, en algo hubie-

baja en la escala militar; todavía es de justi-

sen llegado a valer los planes desatentados de

cia preguntar hasta dónde queda compensada

aquel ridículo y malogrado Coriolano.

esta cooperación, que es la de un átomo en

Pero Alejandro García, y en esto consiste

la fuerza que sustentaba al César; la exigua

la noble propiedad de su carácter, se aparta

porción con que él contribuyera al principio

y mucho del corte vulgar de aquellos com-

a obstruir el triunfo de la regeneración, con

pañeros, de aquellas gentes de estado, con-

los servicios por él prestados a la santa cau-

temporáneos suyos que hicieron del oficio

sa, con la suma de energía por su fidelidad

de las armas unos, y del oficio de la política

ahorrada a la vigilancia de los gobiernos li-

otros, un modus lucrativo de llegar a personal

berales necesitados de confianza para hacer

prosperidad en las riquezas para hacerse de

al bien público provechosas aplicaciones de

mucho poder o a personal prosperidad en el

su fuerza y su entusiasmo.

poder, para hacerse de muchas riquezas.

Todavía es justo investigar hasta dónde

Aquí no hay ley; no hay más que la pre-

la buena fe de este soldado, la naturaleza

ponderancia del “yo” que es como la inscrip-

misma de tan firme perseverancia, es parte

ción indeleble de las conciencias estrechas, en

a purificar, todavía más, a convertir aque-

cuyo hogar cualquiera que sea el fuego que

llo que parece inconsecuencia en prueba

se encienda, nunca, noble deber en él quema

inesperada de la severidad y corrección de

parte siquiera de su precioso combustible.

su conducta. Todavía es necesario saber

En García no encontramos esta inesta-

hasta dónde fue en él tardía la obra de la

bilidad. Le vemos bajo la influencia de cam-

inteligencia para naturalizar con sus ideas,

bios progresivos, como fenómenos ordenados

las tempestuosas formas de la naciente de-

de un espíritu sujeto al necesario proceso de

mocracia, y hasta dónde en fin, es necesario

su formación, pero no la discordante evolu-

a ciertas complexiones el concurso de los

ción del saltimbanqui político, ni el merce-

tiempos y los hechos para completar la

nario soldado, ligeros como pluma para de-

impresión simpática, el fenómeno de la in-

jarse llevar a impulso del viento dominante

teligencia y el sentimiento combinados en

de la situación. ¡Su convicción nunca volvió

tanto como es indispensable al correligionaria

atrás; había personalidad en sus actos. Él aca-

para sacrificarse por sus credos. De una u otra

bó por donde es necesario al varón prudente,

manera, si el hecho de preferir un deber, el de

al paso que otros muchos acaban por donde

soldado, a otro deber, el del ciudadano; si el

no es permitido sino a la juventud cuitada.

hecho de haber consagrado toda su actividad

Pero si todavía no fuera suficiente

al servicio militar en detrimento de la parte de

cuanto acabamos de ver, aún resta pre-

acción o cuando menos de protesta pasiva que alejandro garcía

407

408

como mexicano debía oponer al despotismo que

compatibilidad moral. Pero no era estacionario;

pesaba sobre la patria, constituyen una respon-

poco a poco es verdad, pero de una manera sóli-

sabilidad, sea, pero la responsabilidad siempre

da, fue adelantando en la misma progresión de

quedará reducida por gran número de circuns-

nuestros acontecimientos públicos, contra las

tancias atenuantes. Será un delito de culpa si

cuales influyó sin duda, pero no tanto como

se quiere, que la historia puede perdonar, si se

después por ellas.

atiende a que no hoy dolo, que no hay mala fe,

Y decimos que fue un verdadero liberal,

sino la fuerza mayor de las tiranías en que la

porque mientras le vemos aceptar con la relati-

responsabilidad alcanza a cada sumiso que se

va facilidad de que es capaz un espíritu cons-

doblega a la opresión.

tante como el suyo, el triunfo de las insti-

Tal vez nos hemos detenido más de lo ne-

tuciones regeneradoras implantadas sobre los

cesario en este punto que nosotros considera-

antiguos gobiernos autocríticos y dictatoriales

mos sin embargo, de importancia capital. Nos

bajo cuyos auspicios inició su carrera militar;

hemos quitado de la conciencia el horrible pe

mientras que parece haberse persuadido ante

so de esta cuestión, que por ardua y delicada

la elocuencia de los éxitos y las popularidades

para nuestro hombre hubiese querido nuestro

de la democracia; mientras que sus servicios

afecto evitar, si no fuera cargo mayor para el

en otras causas no pasan nunca de la vulgaridad

espíritu dejar por malicia de cumplir nuestro

propia a las acciones en que se cumple sólo por

misión. Hemos servido así, con más honra al

obligación, por esa obligación que no se alien-

biografiado que desde este momento empieza

ta con la efusión lírica del espíritu que se ena-

a manifestarse con toda claridad.

mora del deber; mientras sucede todo esto, ve-

Alejandro García es un liberal, pero perte-

mos después cómo se muestra intransigente y

nece a cierto género que no tendríamos dificul-

hostil a la idea de la restauración fraguada por

tad en llamar liberal conservador, como antes

los antiguos santanistas, por los viejos con-

hemos dicho ya. Pero es necesario no confun-

servadores que adoptaran para este atentado

dirlo con el conservador que en nuestros hechos

público al archiduque Maximiliano que con

públicos, fue ayer, es hoy, y será siempre la

ser de sangre dinástica no la hiciera valer tanto

abominable contradicción del progreso y la li-

en sus costumbres de gobierno como el plebe-

bertad del hombre. Fue conservador Alejandro

yo dictador que Ayutla arrojó al destierro;

García, como lo sería hoy Juárez si viviera, hacia

vemos cómo resiste a las seductoras proposi-

las instituciones que salvó de las intrigas polí-

ciones hechas por un personaje caracterizado

ticas y tempestades del retroceso. Fue conser-

de la nueva situación, en circunstancias tales

vador, pero en tanto que significa falta de ese

que ésta era un hecho, mientras el gobierno

inquieto temperamento del innovador. Res-

liberal no era más que una utopía; cuando los

petuoso siempre, y siempre reverente hacia las

enemigos de la Constitución ya contaban con

instituciones sociales, no sintió nunca en sus

una perspectiva de indestructible seguridad

ideas el impaciente achaque de la iniciativa

al paso que la libertad, cuando más favorable

temeraria de la cual estuvo muy lejos por in-

sólo vivía de aventuradas conjeturas de remo-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

ta victoria; vemos con cuánto fervor se consa-

la tierra mexicana a los enemigos de nuestra

gra para siempre a la defensa de los principios

independencia.

constitucionales, y con qué entusiasmo acepta

Tenemos a la vista el precioso libro que

el grave conflicto en que se luchaba con el co-

guarda como un tesoro la digna esposa del

razón y con el cerebro; en que había por cada

general García: allí se mencionan, las campa-

soldado una dualidad guerrera; el hombre de

ñas y acciones de guerra en que se encontró.

sentimientos contra los enemigos de la patria

Según este documento, se halló en el

y el hombre de ideas contra los enemigos del

ataque y toma de Tizimín, Estado de Yu-

progreso.

catán, en 13 de Diciembre de 1839 a las órde-

En tales condiciones nada tiene de extra-

nes del General Tomás Requena, que lo re-

ño que Alejandro García, se caracterizara por

comendó en el parte respectivo por su buen

lo extraordinario de sus cualidades. Allí está

comportamiento en dicha acción.

Papaloapam y otros puntos de la Costa de Vera-

Se encontró en el fuerte de San Carlos

cruz, que pueden atestiguar esta verdad: don-

en Campeche, en que se batió varias veces

de estuvo García, allí hubo trabajo, vigilancia,

contra los sublevados que atacaron la plaza

fuego encendido, inextinguible para la liber-

en 1840. En Agosto de este mismo año, marchó

tad y el patriotismo.

a Veracruz y de allí pasó para auxiliar las tro-

Algún tiempo después del triunfo de la

pas de Tabasco, que sostuvieron al Supremo

República, reuníanse en un banquete los jefes

Gobierno, en donde desempeñó comisiones de

que más populares hizo la intervención.

bastante cargo. Concurrió a la acción del lla-

Los brindis animados por el recuerdo de las

mado llano de Aragón.

hazañas fuertes, y los sangrientos episodios de

En 1840, mientras el país entero se le-

los héroes, aludían a gloriosos campeones que

vantaba en armas contra el americano que

tanto se distinguieron combatiendo la inva-

se desbordaba desde el Norte sobre nuestro

sión. Después de calurosas alocuciones, toca a

territorio, Yucatán, rompe no sólo con el víncu-

su vez hacer uso de la palabra, al más notable

lo federal, sino hasta con el sagrado compro-

de los capitanes en la época a que nos referi-

miso de la defensa nacional. Entonces fue

mos y vive hoy casi en la oscuridad: decla-

cuando hubo necesidad de dividir las fuer-

ró con emoción que era de toda justicia rendir

zas públicas, destacando para esa península

un homenaje a un valiente general de quien

once mil hombres a las órdenes del General

hasta ese momento no se había hecho men-

Don Vicente Miñón. García ocupó un cerro

ción; un general que no tenía semejante entre

que se encuentra al Suroeste de Campeche,

sus compañeros, por ser el único que no había

conocido con el nombre de la Eminencia. Allí

pisado nunca tierra ocupada por el inva-

resistió por espacio de cuarenta y cinco días

sor: ese general era D. Alejandro García. Y

los fuegos de la plaza, hasta que el hambre,

así fue en verdad; desde que la invasión llegó a

la fiebre amarilla y las balas enemigas, diez-

nuestras playas, García principió a comba-

maron de tal manera las tropas, que hubo

tir sin dar paz a la mano, hasta ver fuera de

necesidad de abandonar la posición, embaralejandro garcía

409

cando las que quedaban aún en lamentable

y del mando en jefe de la segunda Brigada

minoría.

de la División Llave, en cuyo punto sofocó

Así terminó esta expedición desgraciada

una rebelión que tuvo lugar la noche del 10

en que se derramó por mano fratricida, la

al 11 de Agosto de 1862 y continuó desem-

sangre de multitud de mexicanos, sangre sa-

peñando la misma comisión hasta el 16 de

grada y santa, porque no pertenecía a nues-

Noviembre del mismo año que se encargó

tros disturbios, sino a la salvación pública.

de la mayoría general de su arma en el ejérci-

Marchó a las órdenes del Sr. General

to de Oriente, cuya misión desempeñó has-

Matías Peña y Barragán, habiéndose ba-

ta el año de 1863. Miembro del Ejército de

tido en la hacienda de Monclova contra las

Oriente sostuvo el sitio de Puebla en Marzo,

fuerzas enemigas. Asistió a las acciones de

Abril y Mayo de 1863, habiendo concurrido

Puebla dadas en 1845. En el Estado de Ta-

en dicho sitio a diferentes acciones de guerra

basco luchó heroicamente contra las fuerzas

que tuvieron lugar en él. Su comportamien-

americanas a las cuales batió los días 25 y 26

to fue irreprochable y tanto que fue enton-

de Octubre del mismo año; ya hemos visto

ces cuando ganó su ascenso a General de

que sostuvo algunas acciones contra dichas

Brigada efectivo, quedando prisionero en

fuerzas que atacaron el pueblo de Tamul-

aquella plaza el 17 de Mayo del referido año,

té de las Barrancas, acercándose en varias

y cuando era conducido a Francia, evitó el

ocasiones a hostilizarlas a S. Juan Bautista

destierro con la evasión ejecutada en la ciu-

cuando ocupaban este punto. Concurrió a

dad de Orizaba, de donde se dirigió a la Cos-

la toma del cuartel de la misma plaza con-

ta de Sotavento del Estado de Veracruz, en

tra las fuerzas que acaudillaba el famoso y

donde recibió el nombramiento de General

valiente sublevado Manuel Bruno, hombre

en Jefe de las fuerzas que la cubrían y poste-

de espíritu que fue ejecutado en San Juan

riormente el de Gobernador de Veracruz. En

Bautista, y cuya muerte recibió con valor.

dicha Costa, continuó haciendo la guerra al

Sería larga la relación de las demás acciones a que concurrió, y para no cansar a

410

invasor, concurriendo a diferentes funciones de armas que allí tuvieron lugar.

nuestros lectores con la enumeración ári-

Alejandro García se encontraba en Tla-

da de ataques y campañas que para ofre-

cotalpam, cuando esta población fue ocu-

cer amenidad tendríamos que referir a la

pada por las fuerzas invasoras secundadas

multitud de sucesos que no tienen aquí su

por algunos buques franceses de guerra que

verdadero lugar, trataremos de pasarlas en

sitiaron el puerto. Aquí es justo mencionar

silencio para ocuparnos de aquellas en que

la digna entereza con que supo mostrarse la

descuella por las hazañas en que ofreció ex-

Sra. Cenobia Oropeza, esposa del general,

cepcionales testimonios de su patriotismo y

contra cuya actitud no puede hacérsele

fuerte voluntad.

cargo alguno, pues antes que con debilida-

En 10 de Marzo de 1861 se encargó de la

des ordinarias en la vulgaridad de su sexo,

Comandancia militar del castillo de Perote

ayudó con demostraciones de un ánimo

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

excepcional ante el peligro, a sostener la

Y entonces fue cuando, agotados los

magnífica firmeza de su glorioso compañe-

recursos pacíficos, pretendieron obligarla a

ro, desentendido del hogar para la salvación

escribir al general, cuyas hostilidades había

de su patria.

necesidad de conjurar de algún modo. Pero

El jefe de la escuadrilla intentó primero

la señora de García no se amedrentó ante

interesar al General García por la causa de

las consecuencias con que se le amenazaba

la intervención, a cuyo efecto creyó opor-

y declaró que desde luego podían disponer

tuno preparar una conferencia entre él y la

de ella.

generala, como llamaban a la señora esposa de aquél.

Inmediatamente fue conducida a bordo de uno de los vapores de guerra, donde se la

La entrevista tuvo lugar en la casa de

detuvo bajo la más estrecha vigilancia. Un

esta última; allí empezó el francés por em-

mensajero fue al campo liberal con la mi-

plear la dulce violencia de la persuasión,

sión de llevar noticias del funesto suceso y

prometiendo honores y recompensas para

además con la de denunciar los riesgos a que

ganar el perjurio de nuestro general; pero la

estaba expuesta la cautiva, si la obstinación

señora de García cortó con brusca impacien-

del capitán republicano hacía imposible el

cia el ofensivo preliminar, declarando llena

rescate de la víctima. García oyó con sere-

de hermosísima indignación que quien tal

nidad la triste nueva, así como también el

proponía, debía concebir muy triste idea de

duro sacrificio que el enemigo proponía para

todos los mexicanos, a quienes juzgaba, tal

la salvación de su esposa…

vez, por los que en Europa traicionaban a la patria, ofrecida como botín a la ambición de

Al día siguiente ordenó el ataque y quedaron rotas las hostilidades.

los monarcas extranjeros; pero que tuviera

Desde aquel día el invasor tuvo que lu-

entendido que otros mexicanos había para

char fin descanso y vigilar constantemente

quienes la muerte era preferible antes que

al infatigable campeón que tuvo el mérito,

consentir en el cautiverio de México.

como se ha dicho en el brindis a que antes

—Pero, señora, agregó el extranjero,

hemos aludido, de haber pisado siempre

nuestra misión es de orden y de paz. Noso-

tierra libre desde el principio hasta el fin de

tros no pretendemos atentar contra la liber-

las campañas abiertas por él.

tad de este país sino hacerle el beneficio de establecer un gobierno.

No todos tienen en su vida militar un capítulo de gloria tan envidiable como el

—Oh, si es por eso —replicó ella, mu-

que acabamos de referir. Para una hazaña

chas gracias. Decid a vuestro Emperador

extraordinaria de la energía, como ésta, es

que renunciamos a sus desinteresados servi-

necesario suponer en quien dé muestras

cios, que para lo que él nos ofrece, nos basta

de ella, el sentimiento, la vocación subli-

y sobra con el indio Juárez, sin el cual no

me del patriotismo y de la libertad, sin el

habrá para México ni orden, ni paz, ni go-

cual no hay acciones grandes ni rasgos

bierno, ni nada.

admirables. alejandro garcía

411

Cuando la ciudad de Oaxaca fue ocu-

El General buscaba un refugio en su

pada por el ejército francés, convocó a los

pueblo natal, deseoso de dar la primera y úl-

Estados de Tabasco y Chiapas, para que

tima tregua también, a una existencia fati-

unidos, eligieran un jefe que representase

gada con los procelosos acontecimientos de

al Gobierno en aquellos lugares. El nombra-

que nos hemos ocupado ya.

miento recayó en él, y dando cuenta al Su-

Pero qué difícil es que hombres de sus

premo Gobierno, fue aprobada su conducta

me­recimientos puedan vivir para la tranqui-

y nombrado en el acto General en Jefe del

lidad. Poco tiempo después de permanecer

Ejército de Oriente y de los Estados que lo

en aquel punto, las diferencias locales die-

componían, Oaxaca, Tabasco, Chiapas, Pue-

ron lugar a dos partidos principales, de los

bla y Tlaxcala.

que uno lo señaló como su candidato para el

En Noviembre de 1866 fue nombrado Go­ bernador y Comandante militar del Estado de

Las consecuencias fueron fatales para él:

Oaxaca, hasta Marzo de 1867 en que se le dio

la desapoderada ambición de dos aficiona-

orden de marchar a la Costa, donde continuó

dos a la cosa pública, de dos noveles inicia-

la campaña hasta ocupar la plaza de Veracruz

dos con furor en el aprendizaje de la política

con las fuerzas de su mando en Junio del mis-

lucrativa, dos personalidades que mucho de-

mo año, renunciando en seguida el Gobierno

bían a aquel contra quien se volverían después,

y Comandancia militar de su cargo.

levantáronse para perjudicar la candidatura del

Un año después, es decir, en Abril de 1868

General, no en el terreno de las luchas lícitas,

fue nombrado jefe de la primera División del

sino en el de los recursos reprobados por las le-

Ejército y Comandante militar del Distrito

yes de la hostilidad política, lastimando hon-

Federal. En este puesto se encontraba cuando

damente el corazón de García, que con estoico

el pronunciamiento de la Ciudadela, a cuyo

desinterés se limitaba sólo a presenciar desde

ataque asistió, así como a la persecución de

su retiro el movimiento de la opinión.

los sublevados en Puebla acaudillados por el

Fue entonces cuando haciendo licencioso

General Negrete, a quienes logró batir y res-

empleo de la libertad de imprenta, se permitie-

tablecer el orden legal en ese Estado.

ron aquellos enemigos zaherirlo con alusiones

Muerto D. Benito Juárez, el General

preñadas de letal sarcasmo, y en dicterios en que

García resolvió abandonar la Capital, y con

se revelaba desalmada resolución de ofender a un

pretexto de recobrar su quebrantada salud

hombre que, para ser respetado, bastaba un poco

se trasladó a Campeche con expresivas se-

de nobleza en el espíritu y algo de esa ternura que

ñales de no volver a la metrópoli, al menos

deja en el corazón el recuerdo de los servicios y

en mucho tiempo.

pruebas de un patriotismo y de una honradez

Los campechanos tenían en alta estima-

412

Gobierno del Estado.

sostenidas hasta el último instante de su vida.

ción a su ilustre compatriota cuyos méritos

Pero no; los enemigos de que ahora nos

se hicieron más populares que nunca con el

ocupamos, no tenían por dónde ser accesibles a

sólo influjo de su presencia.

esas emociones; se trataba de su propio interés,

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

de ese afán por el “yo”, que ciega toda fuente de

je encargado en aquel entonces de la cartera de

generosos sentimientos. Si de aquella conducta

guerra. Preparábase un cambio de gabinete y

se quisiera deducir alguna conclusión, no sería

los rumores acerca de quién sería el agraviado,

otra por cierto sino la de un desequilibrio del

favorecían al General García, lo que dio motivo

carácter de aquellos hombres en quienes pre-

al Ministro para suponerle empeñado en una

ponderaba de manera tan imperiosa la perso-

rivalidad clandestina para alcanzar el triunfo.

nal ambición… Hemos hablado del político, digamos ahora alguna cosa del particular. Alejandro García antes que todo, fue siempre muy campechano. Hay en las costas, algo que produce una

Las manifestaciones se hicieron más frías cada vez por parte del personaje, a quien no dejaba de chocar lo que él juzgaba indigno contraste de una fingida cordialidad y franqueza bajo la cual pugnaba un enemigo audaz para vencer en aquel conflicto de la ambición.

impresión original, y que consiste en el espec-

Llega el momento al fin en que García se

táculo de costumbres emancipadas del domi-

informa de lo que hasta entonces ignoraba;

nio de la vida íntima del hogar, hechos calle-

con presteza sin igual marcha al encuentro de

jeros por multitud de razones especiales de

su amigo y bajo cualquier pretexto lo conduce

localidad que en tanto difieren a las que influ-

a la presencia del Primer Magistrado, ante el

yen para las ciudades interiores, donde las cos-

cual hace franca alusión a los rumores que en

tumbres se forman dentro del marco estrecho

el mundo oficial corrían, así como a la poca fe

de una educación que hace espíritus hipócritas

que les merecía, no sólo porque se juzgaba in-

y obligados.

suficiente para tan elevado puesto, sino porque

En los puertos de nuestros litorales, la ca-

estaba convencido de que sus servicios serían

lle, es decir, el sol, el aire, el acontecimiento

más eficaces en el lugar en que se encontraba

público, penetra en todas las habitaciones. Así,

que en el Ministerio que todos le anunciaban.

francas y abiertas eran también las maneras de

El rumor era cierto, pero la generosidad de

nuestro hombre. Era un alma expuesta para to-

este hombre hizo imposible lo que ya estaba a

dos. No había en aquel rostro ni un solo gesto,

punto de resolverse, y el Ministro permaneció

ni un solo rasgo de esos que son como los bas-

en su puesto.

tidores de la fisonomía, que sirven para fingir

Nada agregaremos acerca de su desprendi-

escenas exteriores conforme a la conveniencia

miento. La facilidad con que socorría a los ne-

del falso espíritu que las mueve.

cesitados era proverbial. Era una verdadera ma-

No; el corazón le llegaba a los ojos y a los

nía filantrópica de este magnífico dispensador

labios directamente, como un rayo de sol. Todo

de favores. El que esto escribe recuerda haber

era claridad; traslucíase la intención en el mo-

oído de una multitud de prohijados por él con

vimiento de sus facciones, como la máquina de

el parentesco espiritual del bautismo, entusias-

ciertos relojes al través de su carátula de cristal.

tas relaciones de aquella prodigalidad sublime,

Un ejemplo será suficiente para demostrar

realizada sobre los propios y no opulentos bie-

su lealtad. Llevaba amistad con cierto persona-

nes, sobre el fruto de su trabajo arduo, para alejandro garcía

413

remedio de miserias vergonzantes y alivio de

Alejandro García contestó con una llaneza

menesterosos de quienes nada podía esperar al

admirable, que para dar satisfacción a tan

piadoso benefactor.

honrosa demanda, faltábale aún poseer el

Y sobre todo esto, aquella honradez, aquellos principios inmutables de su probidad. Des-

Otros se apresuraron entonces a remitir

pués de una época de desorden en que tantas

los datos solicitados por aquella Sociedad…

veces reunió en sus manos omnímodo poder

Hermoso rasgo anecdótico para la historia

que a muchos ha servido para lograr sospecho-

de ese varón ilustre.

sa abundancia, fácil de presentar después como

Alejandro García sufrió mucho en su

fruto de lícita procedencia; después de haber

vida de militar, pero no tanto como en los

manejado tantos caudales públicos, Alejandro

postreros días de su existencia.

García llegó a esta Capital, con mucha gloria

Él mismo preparó las contrariedades

en su persona y poca plata en el bolsillo. Fue

últimas que tanto habían de lastimarle el

necesario aceptar un anticipo con prolongado

corazón. Crió cuervos políticos que le des-

y oneroso gravamen en su sueldo de general,

garraron el pecho. Tuvo el grave defecto de

oportunamente ofrecido por Juárez, para los

ser irreflexivo para hacer el bien, y de equi-

primeros gastos de instalación en la ciudad.

vocare mucho respecto a los sentimientos

No hay en Campeche una sola persona a

de aquellos a quienes sacó de la nada. La

quien hubiese molestado con importunos

exuberancia de consideraciones de que fue

préstamos, ni comerciantes quejosos, como

objeto entre los hombres de la situación,

los hay contra cierta celebridad local que dejó

fue para sus agraciados fuente de inagotable

en los libros de los establecimientos mercan-

prosperidad.

tiles, nombre tan mal sentado, como el que

Y sólo así podemos explicarnos que in-

siempre fue para abrir hondas partidas en la

dividuos que nada significan, tengan ma-

contabilidad donde figuran para perpetua

nera de alcanzar elevados puestos en las

memoria entre las cuentas cerradas con este

jerarquías políticas. Sucede que los hom-

epitafio del crédito “A pérdidas y ganancias”.

bres de positiva importancia, gozan de un

No era menos que sus otras cualidades,

ascendiente, que no aplican a su personal

la modestia de que siempre dio inequívocas

provecho o que es mayor que el necesario

señales. Vivía con la magnífica inconciencia

para estos fines. Entonces hay como un des-

de sus méritos. Creía que no contaba con

bordamiento de la influencia individual, de

ninguno. He aquí una prueba.

que se valen los más próximos, que no son

No recordamos bien si fue una asociación de Bélgica o de Francia, la que en 1872

414

requisito esencial: “la celebridad…”.

siempre los que más le merecen, ni los menos escrupulosos.

se dirigió a él, exhortándolo en tienta co-

Bajo estos auspicios, logró ascender en

municación, a proporcionar datos acerca de

la escala militar, funesta personalidad que

su vida para hacerles figurar en un diccio-

tanto y tan gravemente ha pesado sobre los

nario biográfico de celebridades modernas.

destinos del hoy agobiado Campeche. Sin

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

genio marcial, sin antecedentes, sin voca-

peche hasta dónde era preciosa la vida de

ción, sin servicios, nuestro hombre llegó a ge-

aquel patriota excepcional? Sí, pero después

neral por gracia y obra de la agencia de García

que ha visto su autonomía abatida y sus

y debilidades de D. Benito, que sin embargo

tendencias contrariadas, que de él han he-

al ser condescendente tuvo en un arranque

cho la última de las entidades de la Repúbli-

profético la exacta videncia del porvenir.

ca: después de haberse visto despojado de su

—Allí está, le dijo a García, presentán-

dignidad política, que humilla y pervierte la

dole un despacho de general; tú lo has que-

preciosa altivez de su genio original; después

rido, pero te has de arrepentir.

de haber desesperado por el advenimiento de

Y así fue en efecto; aquel hombre que la

felices días, que marchitan la fe y el entu-

ironía local designó siempre con el nombre

siasmo de sus mejores esperanzas; después

de general de salón, abrió sus primeras cam­

de haber presenciado la completa decaden-

pañas contra su antiguo bienhechor, cuando

cia del sentimiento patrio, y la difusión del

dictó el egoísmo su auto de incompatibili-

culto personal, que consume en festividades

dad con los fueros de la gratitud. Y aquel ve-

y espléndidas recepciones la vida, la sangre

terano, fuerte y animoso para tantas luchas;

extraída a la miseria de los pueblos.

el soldado que tuvo aliento para resistir los

Gabriel González Mier

embates de extranjeras huestes, no tuvo ni aliento, ni ánimo ni fuerzas para defenderse el pecho de los ataques de la ingratitud. Y ¿cuándo habrá para el Estado un hombre como él? ¿Ha comprendido Cam-

Alejandro García falleció en 1872, en una modesta posesión que teñía en los alrededores de Campeche. Sus restos se encuentran en Campeche. Más que nadie merece una estatua en el Paseo de la Reforma, pero es difícil que se realice este pensamiento por tratarse de un muerto ilustre sin influencias.

Justo Mendoza 1830-1879

En

rebocería de D. Benigno Gómez, de

dirección del Dr. José Guadalupe Romero, y

Irapuato, trabajaba de oficial por el año 30,

ante sus sinodales sostuvo la supresión de

un señor Saturnino Mendoza, industrial

los fueros eclesiástico y militar proclamada

humildísimo, casado con la Sra. Sabina

por Juárez.

la

Acosta, de más humilde condición. De ese

Era secretario de la Junta Directiva de

matrimonio y en aquel pueblo del Estado de

estudios del Estado, catedrático de derecho

Guanajuato nació D. Justo Mendoza el 6 de

natural en el Colegio de San Nicolás y re-

Agosto.

dactor del periódico oficial de Michoacán,

Hasta 1843 recibió instrucción primaria

El Pueblo, con el Lic. Macedonio Gómez, al

en el Convento de los franciscanos, porque

triunfar el Plan de Ayutla. Y resultó electo

sus padres profesaban la religión católica,

diputado constituyente del Estado en 1857.

como en aquellos tiempos se profesaba sólo

Ese Congreso lo organizó conforme a la ley

para sí, sino también para los hijos, ponién-

fundamental. En Marzo de ese año fue uno

dolos desde el nacimiento bajo la férula de la

de los muy pocos regidores de Morelia que

Iglesia. Al siguiente año pasó a Morelia, con

autorizó el bando de la Constitución. Los

el fin de hacer carrera literaria en el Colegio

otros rehusaron por los castigos con que la

Seminario, estudiando latín, filosofía y teo-

Iglesia los amenazaba, negándoles hasta

logía con beca de merced del establecimien-

la absolución en el tribunal de la penitencia

to. Empezó su carrera de derecho en el Cole-

El obispo Clemente de Jesús Munguía, desde

gio de San Nicolás el año de 1853, haciendo

México, lanzó una hoja suelta en la que ha-

su práctica del 1857 al 1858. Fue tan apro-

cía saber que quien jurara la Constitución,

vechado, que clausurado el Colegio de San

quedaba de hecho fuera del catolicismo. El

Nicolás, por arbitrariedad de Santa-Anna en

día de su promulgación, uno de los de Mar-

1855, sustentó el acto público de Derecho

zo del mismo año de 1857, cerró sus puertas

canónico en el Colegio Seminario, bajo la

el comercio, renunciaban los empleados sus

˜ 417 ˜

418

puestos, entraron en inquietud indecible las

arbitrarias a que propenden, los hombres del

familias y como a leprosos miraban a los que

poder, ella misma contiene con el anatema

permanecían firmes del lado del Gobierno.

terrible fulminado contra el traidor, el salu-

Día de luto fue aquél, y los que le siguiente

dable remedio de su inmoralidad.

durante largo tiempo. Cuadro desgarrador

“Si la ineptitud o la mala fe de un fun-

presentaba la ciudad: madres, esposas, hijas

cionario le hacen desmerecer la confianza

y hermanas, se arrodillaban bañadas en lá-

pública, allí está la ley que lo lanza del po-

grimas ante los suyos, para que renunciasen

der. Si todas las aspiraciones racionalmente

sus cargos públicos y recurrieran pronto a la

fundadas quieren un lugar en la escena po-

retractación. Don Justo pasó por sobre todo,

lítica, allí está la ley dándoles la mano para

sin vacilar sus principios políticos ante el te-

impulsarlas y protegerlas. Si el progreso y la

mor y la esperanza.

civilización en su impetuosa corriente, en-

Fue de los que formaron la comisión

cuentran diques que les obstruyan el paso,

del proyecto de Constitución del Estado,

allí está la ley que les allana el camino y las

la cual fue promulgada el 1º de Febrero de

hace accesibles a las inteligencias”.

1858, siendo gobernador de Michoacán D.

El golpe de Estado dio motivo al go-

Santos Degollado. El notable manifiesto

bierno de Michoacán a que aprobase, por

a los pueblos del Estado que va a guisa de

invitación del general Anastasio Parrodi, la

prólogo en la Constitución, es otra suya.

coalición que formaban Zacatecas, Guana-

En él dice cosas bellísimas como éstas: “No

juato, Aguascalientes, Jalisco, Querétaro y

hay necesidad de pedir reformas, ni de corregir

San Luis Potosí. Mandó todas sus fuerzas,

abusos con las armas en la mano; el régimen

menos la muy contada que hacía el servicio

constitucional, fecundo en medios para re-

de policía. Luego que Juárez llegó a la ciu-

mediar las necesidades y fiel custodio de las

dad de Guanajuato, formó su Gabinete y D.

garantías individuales, es el único que pa-

Santos Degollado fue llamado para desem-

cíficamente puede hacer lo que hasta aquí

peñar la cartera de Gobernación, ocupando

se ha invocado y se invoca todavía con la

su lugar en el Poder Ejecutivo, el Dr. Miguel

fuerza brutal.

Silva. La derrota de Salamanca puso al Es-

“El respeto a la ley es la tabla de salva-

tado en condiciones tales, que no contaba

ción en el deshecho naufragio de las liberta-

con elementos de guerra. Sabida en Morelia

des públicas y el orden legal sólo es el térmi-

la noticia del desastre, el gobernador Silva

no de las revoluciones.

convocó al Congreso. Y manifestó en plena

“Las cartas fundamentales para el verda-

sesión: “No continúo un momento más en

dero demócrata, son el símbolo de la volun-

el gobierno porque no tengo elementos de

tad soberana del pueblo y la garantía de sus

guerra, ni la energía suficiente para dominar

derechos, la barrera levantada entre el yo del

la situación, ni me resuelvo a hacer el papel

déspota y el nosotros de la mayoría. Enfrena-

de gobernador trashumante”. —“Renun-

das por la ley constitucional las exigencias

cie usted” —le dijeron los diputados, entre

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

ellos con más energía Mendoza. —“No;

sio Alvírez, que fue benemérito del Estado,

no conviene a mi dignidad”. —“Pida usted

por los servicios que le prestó con sus lu-

licencia” —“Tampoco”. El Congreso hizo

minosos escritos y por su folleto que atacó

que el Estado resumiera su soberanía y lo

victoriosamente la carta pastoral del obispo

declaró en estado de sitio, representando el

Munguía, que condenaba a los que juraran

poder público la autoridad militar y des-

la Constitución.

apareciendo los poderes constitucionales.

Restablecido el orden constitucional, le

El jefe fue el General Epitacio Huerta y su

eligieron diputado suplente de Ocampo al

secretario el Lic. Macedonio Gómez. Enton-

Congreso de la Unión y ocupó su asiento.

ces nombraron a D. Justo, en comisión para

Por unos días tuvo el puesto de Promotor

que fuera a Monterrey, desafiando todos los

Fiscal del Juzgado de Distrito de Michoacán

peligros del largo camino, a conferenciar con

y hasta 1863, el de Juez de letras de Zitácua-

el general Santiago Vidaurri, gobernador de

ro. A las fuerzas que peleaban contra el in-

Nuevo León, y lograr que ambos Estados

vasor en Michoacán anduvo incorporado de

obrasen de acuerdo en sus operaciones mili-

1863 a 1867, ya con el General Berriozábal,

tares y se prestaran recíproca ayuda. Como

ya con el General Arteaga, ya con el General

la Administración tomaba un camino de

Regules. Llevando esta vida ambulante y de

inmoralidad, Mendoza y Gómez fundaron

pobrezas, pronunció un precioso discurso

el valiente periódico oposicionista La Cons­

en Tacámbaro, el 16 de Septiembre de 1856.

titución, con los Sres. Jesús María de Herrera,

Decía: “Ahora en este día, en que nuestro

Jacobo Ramírez, Anselmo Argueta, Vicente

gozo debía ser todo para la patria, nos acor-

Domínguez (éstos hoy mochos rematados),

damos del hogar abandonado donde la ter-

Manuel Alvírez, Pascual Ortiz y el poeta

nura de una mujer o las lágrimas de un niño

Gabino Ortiz. El gobierno militar los desti-

extrañan la presencia del padre y del esposo,

tuyó y desterró Mendoza a Colima, con el

que les vestía de gala para bendecir la me-

Coronel Manuel Moncal. En aquel Estado

moria de sus libertadores, entonces, con-

supo el Ejecutivo apreciar sus méritos y le

ciudadanos, en un día como éste, legiones

nombró Ministro Fiscal del Tribunal de Jus-

extranjeras no cruzaban el territorio nacio-

ticia. Y pronunció el discurso oficial del 16 de

nal sembrando el espanto y la destrucción,

Septiembre, tan notable como el del 27 del

ni había infames mexicanos que aliados con

mismo mes en 1856 en Morelia, en que dijo

ellos encarneciesen la memoria de Hidalgo y

que el plan de las tres garantías no significó

de Morelos.

más que el predominio del clero, la unión

“La Iglesia abre las puertas de sus tem-

con el partido español y cierta contempori-

plos, bendice la matanza de nuestros her-

zación con algunos verdaderos insurgentes.

manos, y la Iglesia es el vivac del ejército

En 1860, regresó del destierro y contrajo ma-

francés”.

trimonio con la Sra. Jesús Alvírez, hija del

¡República de México, suelo querido

sabio jurisconsulto Don José Manuel Teolo-

donde descansan los restos de tus padres, justo mendoza

419

olvida tanta injuria, perdona tanto ultraje!

No sólo lo decía, sino que era uno de sus

¡Como madre cariñosa, acuérdate hoy que

apóstoles más fervientes. ¡Cuántas pruebas

están sola y en el gran día de tu dolor, que aún

había dado!

tienes leales hijos que vivirán contigo, que

Resultó electo gobernador constitu-

morirán contigo y que ceñirán juntos la co-

cional del Estado en 1867 y diputado por

rona del martirio! ¡Acuérdate, patria mía,

el Distrito de Zamora al Congreso de la

que aún no está consumada la sentencia fa-

Unión. Vino a México a renunciar el cargo de

tal de tu muerte; consuélale en el gran día

diputado y regresó a tomar posesión. Estuvo

de tu cumpleaños; que aquí lejos de nues-

al frente del gobierno desde el 1º de Enero

tros hogares, envueltos en los horrores de la

de 1868 hasta Agosto de 1871, que renun-

guerra, nuestra desgracia es dulce por ti; por

ció por venir al Congreso donde luchaban

ti es dulce nuestra esperanza, y que juntos

lerdistas, juaristas y porfiristas. Estableció la

todos los buenos hijos que me escuchan,

primera línea telegráfica en Michoacán, en-

bendecirán en un día que no está lejos, el

tre Morelia y Celaya. Por la veneración que

triunfo de tus armas! “No hay ojos con qué

tenía a las Leyes de Reforma dejó de haber

llorar las desgracias de la patria”.

toque de rogaciones, de agonía y dobles.

De secretario de Arteaga recibió la in-

De vuelta del Vaticano a Morelia, su

olvidable sorpresa de Santa Ana Amatlán.

condiscípulo, el Arzobispo Arciga, le im-

Almorzaban en la casa de D. Hermenegildo

puso a su entrada una multa de cien pesos,

Solís,1 cuando el Teniente Amado Rangel sor-

porque lucía capa magna.

prendió la plaza al grito de ¡viva el Imperio!

Mientras permaneció en el Congreso

Mendoza trepó al tapanco y permaneció allí

de la Unión, de 1871 a 1873, fue redactor de

dos días. El General Ramón Méndez precisa-

la Revista Universal. Reelecto al periodo si-

mente dormía en la pieza que correspondía

guiente formó parte de la comisión que, con

al lugar en que estaba oculto D. Justo. Los

D. Juan José Baz y D. Emeterio Robles Gil,

dependientes de la tienda de la casa, le arroja-

dictaminó que fueran elevadas al rango de

ban pan, y nada más, y le pinchaban cuando,

leyes constitucionales las de Reforma. Allí

rendido por la incomodidad de la posición

pronunció discursos que le valieron el ser

que guardaba, dormía y le daba por roncar.

considerado como uno de los mejores ora-

Andando con el General Régules en

dores de la Cámara. Pasó al Senado y habló

1886, fungía de gobernador y con tal ca-

el último al cerrar ese periodo el triunfo del

rácter entró a Morelia en Febrero de 1867.

Plan de Tuxtepec. El día que D. Sebastián

Reorganizó la hacienda pública y puso gran

Lerdo de Tejada abandono a México, iba a

empeño en difundir la instrucción. En su

ocupar el puesto de Director general de

discurso cívico del 16 de Septiembre de ese

Correos para el que acababa de ser nombra-

año, dijo: “el patriotismo es una religión”.

do. Ese Noviembre en camino para Morelia

La casa se conserva hasta hoy, tal como estaba en el

1

momento de la sorpresa. 420

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

lo aprehendieron los iglesistas a su paso por Maravatío. Tres días duró preso.

Dedicado al ejercicio de su profesión de

otra obra más imperecedera y por la que es

abogado, redactó El Renacimiento, haciendo

inmortal: su participio en la constituciona-

furibunda oposición al gobierno del Estado.

lización de las Leyes de Reforma.

Así vivía cuando lo llevó la muerte en Abril

De los aplaudidos oradores de aquella

de 1879. El clero de Morelia puso en juego

época de lucha, con su siempre elocuente

sus artimañas para conseguir que se confe-

palabra se imponía y hacía hasta simpática

sara, pero él permaneció firme en su credo

su fealdad: alto, robusto, picado de viruelas.

de libre pensador y en sus principios de re-

Un recuerdo, sencillo como su vida,

formista. ¡Y murió tan pobre que sus ami-

existe en Morelia, y por el amor de sus vie-

gos le costearon el entierro!

jos amigos: un monumento de mármol del

Dos son sus obras: Morelia y sus alrededo­ res y La única exposición en Morelia bajo la ad­ ministración de D. Bruno Martínez; pero dejó

panteón de S. Juan. Su nombre a secas indica que allí reposa. Ángel Pola.

Gregorio D· vila 1810-1868

Por

año de 1810 mal andaba la mina Pa-

jurisconsulto. La terminó antes de cumplir

marejo, cerca de Ameca, Estado de Jalisco,

la mayor edad y por eso la Legislatura, por

porque tus productos, antes cuantiosos,

medio de un decreto, lo habilitó a fin de que

ahora no saldaban siquiera los muchos gas-

pudiese ejercer la profesión.

el

tos para beneficiarla; así es que el español D.

No tardó mucho en ser Secretario del

Timoteo Dávila, dueño de ella, tuvo que sa-

ayuntamiento y Juez de letras. Cuando el

lir de Guadalajara y partir para allá, lleván-

general Gordiano Guzmán, este ranchero

dose a su familia. En Ameca, el 12 de Marzo,

que siempre cuidó más de su patria que de

tuvo un hijo la Sra. Ignacia Ramos, al que

su vida y de su hacienda, cargó con la cau-

en la pila bautismal le llamaron Gregorio. Su

sa de la federación, D. Gregorio le siguió

padre era D. Timoteo, que había contraído

como secretario, estando en la batalla del

matrimonio con esta buena mexicana.

Gallinero, que la ganaron los centralistas.

Como iba siendo muy preciso el no qui-

Vivía en Guadalajara y entraba a figurar en

tar la vista de la mina, Gregorio fue crecien-

la vida pública se imperaban en el Gobierno

do en Ameca, hasta llegar a la edad en que

los partidarios de la federación; pero si los

entró a la escuela de primeras letras. Allí

centralistas dominaban se iba a Chichiqui-

aprendió todo lo que se enseñaba y tuvo

la, hacienda de D. Antonio Gutiérrez, liberal

que regresar con sus padres, como a los diez

antiguo y de gran corazón que refugiaba a

años, a Guadalajara. Y le hicieron repasar

los revoluciónanos del partido progresista.

las materias que formaban la instrucción

Siendo gobernador D. Joaquín Angulo,

primaria, para poder ingresar al Seminario

hubo en la casa de D. Gregorio, que era el

Conciliar, donde cursó los e estudios prepa-

vicegobernador, una junta para organizar

ratorios y los profesionales de abogado, re-

las elecciones de gobernador y que Je dieron

cibiendo su título, después de haber hecho

el carácter de revolucionara las autoridades.

brillante carrera que le dio nombradía como

Presidía la junta D. Gregorio y estaban Jesús

˜ 423 ˜

Camarena, Pantaleón Pacheco, Francisco

Era entonces gobernador y comandante mi-

Garibay, Pedro Torres, Rosario Villalpando y

litar de Jalisco D. José María Ortega, quien

Lino y Ramón Suro; estos tres hombres de

más que por su nombre y apellido era cono-

acción, a cuya cabeza figuraba Julián Villal-

cido por “El Rechulón”. Él recibió el mandato

vaso, se encontraban en lo mejor, cuando el

de Santa-Anna para la aprehensión y envío

Jefe Político Guadalupe Montenegro los sor-

seguro de Dávila. Bien pudo fugarse en la

prendió, disolviendo la junta y conduciendo

travesía; el jefe de la escolta, un tal José Ma-

entre filas a la Jefatura a todos, menos a D.

ría Castillo, hizo todo lo posible por facilitar

Gregorio que gozaba de fuero; pero quiso no

la fuga: no vigilaba al preso, lo dejaba atrás

tener el privilegio y acompañó a los presos,

o adelante completamente solo, jornada

que fueron golpeados por la escolta. D. Gre-

enteras lo tenía de distancia, y D. Gregorio,

gorio tomó la palabra y con su elocuencia

sin desviarse del camino recto, para donde

logró que recobraran su libertad.

lo conducían. A su llegada a Veracruz hubo

Una revolución fue improvisada a

más consideraciones y de parte del goberna-

las dos de la tarde del 26 de Julio de 1852,

dor y comandante militar del Estado el ge-

porque no quería bien el pueblo a D. Jesús

neral Antonio Corona. Ni a Ulúa quiso que

López Portilla, gobernador del Estado. Hicie-

fuera el reo; le preparó en el mismo punto

ron cabeza José María Blancarte y Julián Vi-

magnífica habitación, ropa interior y exte-

llalvaso; los dos, para apoderarse del cuartel,

rior en la recámara, sobre el buró cuatrocien-

mataron a dos centinelas, Blancarte de una

tos pesos en oro, servidumbre a sus órdenes;

bofetada. D. Gregorio subió al Poder y duró

iba a vivir como en su casa. Que a poco el

hasta Septiembre en que triunfó la con-

clima le quebrantó la salud, pues Corona,

tra-revolución hecha por Sánchez Navarro.

sin que pidiera nada D. Gregorio, escribió a

A Santa-Anna no le agradaba el prestigio de

Santa-Anna y obtuvo que cambiase de re-

Dávila, porque sus ideas democráticas eran

sidencia, y se fue el prisionero a Huatusco.

obstáculo para que se entonizara, como era

Para pasar la vida ejerció su profesión y llegó

su ambición más acariciada; y por esto en

a tener una numerosa clientela, y tanta que

1854 desterró a D. Gregorio a Nombre de

el día que La Llave, se enseñoreó del Estado,

Dios, Durango, regresando a Guadalajara

quedó libre, el pueblo le salió a dejar, agra-

por influencias del Cónsul de España Fran-

deciéndole sus bondades. Un comerciante

cisco Martínez Negrete y de D. Pablo Mar-

y hacendado español, D. Alberto Pesado, lo

tínez del Río, después de haber trascurrido

tuvo en su casa durante su permanencia,

cerca de ocho meses.

negándose a recibir pago alguno del proscri-

Pasado algún tiempo, Santa-Anna ordenó que fuese nuevamente aprehendido y lle-

424

to, que salía con una comisión de La Llave para Comonfort.

vado a Ulúa para mayor garantía. Al llegar

Al encargarse Parrodi del gobierno y de

a su casa fue sorprendido por una escolta y

la comandancia militar de Jalisco, Dávila

al otro día le hicieron partir para el Castillo.

desempeñó el cargo de secretario de gobier-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

no y de primer, consejero de Estado. Y entró

cuente en los momentos en que Maximilia-

de gobernador al ir Parrodi a batir a Osollos

no se hacía dueño de México estableciendo

en la Magdalena. Ocupando este puesto,

un gobierno a su manera. De la misma fir-

Blancarte con fuerzas llegaba de la Paz, Baja

meza de ideas que Fernando Calderón. Luis

California, a las puertas de Guadalajara. D.

de la Rosa, Antonio de la Fuente y Valentín

Gregorio rio lo dejó entrar, antes bien lo-

Gómez Farías, fue de los primeros, como

graron él y el valiente Calderón, entonces

ellos lo fueron, en sostener la federación,

comandante militar, que capitulase en Za-

que Santa-Anna echaba abajo con su mane-

popam y entregase las armas. Apresaron a

jo político, desprestigiándola cada día más

Blancarte y fue traído a México, tomando

con sus arbitrariedades. D. Gregorio la sos-

después parte en el Plan de Tacúbaya.

tuvo a todo trance no solamente en Jalisco,

Al pronunciamiento de Landa, ocurrido

sino en Colima al ser desterrado por el dicta-

estando Juárez en Guadalajara, fungía aún

dor, porque su permanencia en Jalisco ofre-

de secretario de gobierno. Como quedase

cía peligro. De allá volvió, cuando había pro-

fuera de peligro, fue de los primeros libera-

clamado los principios federativos, hecho

les que trataron de salvar al Presidente de la

propaganda de ellos, formado un granero de

República y a su Gabinete, que ya estaban

personas prestigiosas que los defendieran.

en manos de la muerte.

Mucho antes, en los comienzos ruidosos de

Fue también secretario de gobierno en la

su carrera pública cuando era Jefe político

corta administración del general José María

del primer Cantón del Estado, ya defendía

Arteaga, a quien acompañó al Sur con objeto

esas ideas avanzadas que parecían pugnar

de acabar con los enemigos de la República.

con el espíritu de la época. Como jefe del

Las vacilaciones de Uraga hicieron que se

partido de la federación le veían el año de

separase de Arteaga para vivir en Chichiqui-

1847, en entonces diputado a la Legislatura

la, retirado de la política, porque a Guadala-

del Estado. La enérgica actitud del general

jara no regresaba mientras estuviera Jalisco

Santos Degollado, gobernador de Jalisco,

bajo el partido retrógrado. Apenas el Imperio

respecto de Barrón y Forbes que imperaban

se hizo del Poder, pesó sobre D. Gregorio tal

en Tepic y se enriquecían con el contraban-

decepción, que no se satisfizo con retirarse a

do, fue debido en parte a D. Gregorio que,

la vida privada, sino que cerró las puertas de

como secretario de gobierno, la creyó justa

su casa, como si alguien hubiese muerto, y

y beneficiosa, porque no merecían más que

no salía a la calle. Desde su retiro ayudaba al

la expulsión del Territorio, por ser sostene-

triunfo de la República, ya con sus consejos

dores clandestinos del desorden a causa de la

a los jefes que la defendían en los con fines

competencia que les hacía la casa Castañón.

del Estado, ya con sus intereses que ponía a

El prestigio de Dávila queda comproba-

disposición de los revolucionarios aislados,

do por su influencia para reunir tropas en

que vagaban impulsando los ánimos de los

Jalisco al invadir a México las intervencio-

mexicanos patriotas, ya con su palabra elo-

nistas. Nunca su indignación llegó a ser tan gregorio dávila

425

426

grande como en la ocupación de Guadala-

diéndole resignación, conformidad, valor. El

jara por Bazaine. Retiróse al Sur al lado del

14 de Enero de 1868 hizo testamento, arre-

general José María Arteaga, como secretario

gló sus negocios y momentos antes puso

suyo, para proseguir la defensa de la patria

su renuncia de Magistrado de Circuito. Ese

que iba cayendo en manos del extranjero en

mismo día despachó algunos asuntos y fir-

connivencia de hijos bastardos de México.

mó ante su secretario.

Llegó a organizar la Guardia Nacional, for-

Su testamentó se abría así: “En el nom-

mada de ciudadanos a quienes les rebosaba

bre de Dios Todopoderoso, Gregorio Dávila,

de patriotismo el corazón y que voluntaria-

hijo legítimo de Timoteo Dávila e Ignacia

mente tomaban las armas porque lo creían

Ramos, procedo a ordenar mi testamento

su deber. Él tuvo el grado de coronel y así

en la forma siguiente: 1º declaro ser cató-

le reconocía el ejército, pues que también

lico, apostólico y romano, como lo fueron

había estado en algunos batallones con su

mis padres, con la única diferencia de no re-

piquete de tropa.

conocer ni haber reconocido los abusos del

Su trato le hacía simpático; su aspecto

clero mexicano; 2º en cuanto a mis princi-

infundía respeto; sus hechos le agrandaban

pios políticos los he basado y practicado en

como político.

consonancia con los intereses del pueblo. Y

Juárez, amigo de D. Gregorio y conoce-

encargo a mis hijos que, sin faltar a los de-

dor de su valor, hizo 1867 que fuese Magis-

beres de hombres honrados, profesen esos

trado de Circuito, puesto que desempeñó

mismos principios que sanciona y apoya la

con el talento y la eficacia peculiares en él.

escuela democrática”.

Si bien su seriedad no se le alejaba del

Ese día a las dos y media de la tarde,

semblante, el trato hacía resaltar su amabili-

pocas horas después de haber hecho su

dad, que de sangre parecía tenerla. Rara vez

testamento falleció, y el Gobierno del Es-

la risa asomaba a sus labios y aún con más

tado hizo por su cuenta los funerales. Las

rareza la provocaba en plática.

sociedades obreras, los clubes políticos, los

Alto, fornido, cara rasurada y seria en-

empleados civiles y militares, y mucha gen-

cuadrada en barba de herradura corta y rala,

te del pueblo, le acompañaron a su última

cejas más perpendiculares que arqueadas,

morada en el panteón de San Miguel de Be-

ojos de mirada fija, boca grande de labios

lem. El Lic. Ignacio L. Vallarta, D. José María

delgados y caído el borde medio del inferior,

Vigil y D. Néstor Vargas, pronunciaron ora-

profundos los cigométicos, el cabello ensor-

ciones fúnebres, encareciendo las cualidades

tijado y sin el cansancio de la vida agitada y

que adornaban la vida pública y privada del

de la edad en los hombros.

finado.

La vida agitada que había llevado le tra-

El gobierno expidió este decreto: “Ar-

jeron enfermedades que con la edad desper-

tículo 1º. Se declara Benemérito del Estado

taron con mas fuerza. Presintió su muerte y

al ciudadano Gregorio Dávila; Articulo 2°.

la anunció serenamente a su familia, infun-

Los empleados civiles y militares vestirán de

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

luto por el término dé nueve días en testi-

de las del pueblo en medio del cual había na-

monio del profundo dolor que ha causado al

cido, se había creado y vivía.

Estado la muerte de este ilustre ciudadano”.

Dominaba en la opinión pública por su

En verdad el Sr. Dávila bien merecía estos

caudal de conocimientos, por sus antece-

honores: era un gran jurisconsulto, un ciudadano útil, un liberal que con entera cordura procedía al obrar como jefe del partido en Jalisco. El origen de sus simpatías fue el reposo, el acceso y la rectitud, que no le abandonaron nunca. Sus ideas políticas hacían la síntesis

dentes y su fácil y clara palabra. En la historia de Jalisco, y de la época más borrascosa, ocupa lugar distinguido. Ángel Pola Los datos da esta biografía fueron ministrados a su autor por la Srita. Emilia Beltrán y Puga, el general don Refugio I. González y el Sr. Manuel Dávila.

Soledad SolÛrzano de RÈgules 1844-1884

Vio

primera luz en Tlalpan (D. F.) el día

lidad; pues el Sr. Régules, habiendo tomado

28 de Mayo de 1844. Sus padres fueron el

activa participación en los acontecimientos

Sr. Manuel Solórzano y la Sra. Irenea Ayala,

de esa época, se veía frecuentemente obliga-

ambos originarios de Morelia (E. de Michoa-

do a separarse de su hogar para ir a luchar

cán). Durante su niñez se hizo notable por

contra la Reacción.

la

su docilidad y la precocidad de su inteligen-

Muchas y muy elocuentes pruebas dio

cia, pudiéndose fácilmente deducir del con-

en el transcurso de la guerra llamada de Tres

junto de sus acciones sus grandes virtudes

Años, de la entereza de su espíritu y de su

cívicas y privadas.

noble abnegación por la santa causa de la li-

Cosa notable, a pesar de encontrarse ro-

bertad que con tanto patriotismo defendió

deada en esta época de su existencia de per-

el Sr. Régules, mereciendo referirse que en

sonas religiosas hasta el fanatismo, jamás

todo el lapso de esa guerra no llegó a pisar

se le vio en sus actos religiosos llegar a tan

los dinteles de su hogar el citado jefe, no

lamentable extremo.

porque le faltara manera de hacerlo, sino por-

De carácter jovial, sencilla y natural-

que exageradamente digno, en lugar de ir a

mente modesta en su trato, fue la niña es-

buscar refugio y elementos de guerra en la

timada de cuantas personas la conocieron,

ciudad de Morelia como lo hacían otros jefes

el encanto de su hogar y orgullo muy legí-

después de cada derrota, él prefería aprove-

timo de su familia. A la temprana edad de

char los que arrebataba al enemigo, lo cual

quince años contrajo matrimonio con el Sr.

lo comprueba el párrafo de una carta que

Nicolás de Régules a la sazón Teniente Co-

tenemos a la vista y que le dirigió nuestra

ronel de Caballería y Comandante Militar

heroína a su esposo el 8 de Marzo de 1860:

de Morelia.

A pesar de que ya han transcurrido veinte meses

La consecuencia inmediata de su cam-

sin verte y que siento que la energía de mi alma

bio de estado fue la pérdida de su tranqui-

me abandona, alabo tu determinación de no volver

˜ 429 ˜

430

a ésta sino cuando quites a los Reaccionarios los

En el transcurro de la Guerra de Tres

elementos que llevaste de aquí. Dios te prestara

Años su vida fue un continuado martirio,

su ayuda, por que la causa que defiendes es san­

pues lo reñido de esa lucha, en la que casi

ta, pues su triunfo redundará en beneficio de la

diariamente había encuentros de mayor

humanidad.

o menor importancia, hacía que frecuen-

Otros rasgos no menos bellos podríamos

temente recibiera noticia de la muerte de

citar; pero con el objeto de no alargar mucho

su esposo para ser desmentida o ratificada

estos apuntes referiremos aquellos hechos

después. Ocurrió en más de una ocasión,

que tuvieron lugar al principio de la Guerra

que las personas de su amistad, entre las que

de Reforma.

figuraban las principales autoridades y por

A mediados del mes de Abril de 1859

consiguiente quienes debían estar mejor

se supo en Morelia que el Gral. Márquez

informadas, fueran a darle el pésame por la

marchaba sobre la citada plaza y que sin

seguridad que tenían de tan triste suceso.

duda alguna cometería con las indefensas

Un día se presentó el asistente del ya

familias de los liberales que ahí estaban ra-

Coronel Régules, todo lloroso, conduciendo

dicadas, otro atentado como los asesinatos

de la brida los caballos de silla de su jefe, ma-

que acababa de efectuar en Tacubaya, toda

nifestando a la afligida esposa, que el señor

vez que el Sr. Gral. Huerta no podía defen-

Coronel había salido entre los dispersos del

der la plaza por la falta absoluta de elemen-

malogrado asalto a la plaza de Acámbaro;

tos. Lo alarmante de la situación hizo que

que quién sabe qué suerte habría corrido

las familias que pudieron salir de Morelia

y que venía a entregarle su equipaje y ca-

lo efectuaran, verificándolo así la Señora de

ballos. Más tarde se presentaron en su casa

Régules, rumbo a las Balsas (Guerrero) por

algunos Jefes y Oficiales de los que habían

donde tendría que pasar su esposo de regre-

concurrido al asalto para manifestarle su

so de las costas del Pacífico, adonde había

sentimiento por la casi indudable muerte de

ido a recoger un armamento que el gobierno

su esposo. Testigos de esta escena afirman

liberal mandaba a sus fuerzas de Michoacán

que nuestra heroína sin inmutarse, aunque

por conducto de contratistas de los Estados

densamente pálida preguntó: —“¡Murió

Unidos.

cumpliendo con su deber?” —“Sí, señora le

En la Hacienda del Tejamanil tuvo la

contestaron, por salvar a sus soldados”. Al

suerte de encontrarlo. Al verla el señor Ge-

día siguiente llegó a Morelia el Sr. Coronel

neral no pudo contenerse, reprochándole el

Régules con un puñado de valientes que

haberse expuesto hasta a perder la existen-

logró escapar a la furia de sus enemigos y

cia poniéndose en camino casi en vísperas

después de cumplir sus deberes militares se

de dar a luz, a lo que ella contestó: “Prefiero

presentó en su casa encontrando la sala con-

mil veces morir antes que encontrarme cer-

vertida en capilla ardiente, y a su joven es-

ca de tus enemigos escuchando malas apre-

posa, que ni aun viéndolo, creía que estuvie-

ciaciones de tu persona”

se sano y salvo. Cosa notable: aquella mujer

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

que no lanzó una queja al saber, el infausto

Por desgracia los invasores ganaban terre-

acontecimiento, no tuvo fuerza para resistir

no, y los mexicanos luchaban con el aliento

tanta ventura y calló desmayada en los bra-

del patriotismo. Como consecuencia de esa

zos del noble soldado de la República.

lucha desigual y de las frecuentes derrotas

Después de la brillante toma de Cuautla,

sufridas, las filas de los republicanos se debili-

regresó a Morelia el Sr. General Régules ha-

taban de una manera alarmante, llegando al

biendo obtenido del Sr. Juárez permiso para retirarse a la vida privada, toda vez que sus deberes de buen español, le impedían batirse contra sus hermanos. Pocos días habían transcurrido cuando recibió dos extraordinarios, uno mandado por el Señor Presidente y el otro por el Señor General Zaragoza; ambos le manifestaban que habían pido sa-

extremo de quedar reducidos a un puñado de jefes en su mayoría enfermos o heridos. Fue ya entonces imposible conservar la plaza de Tacámbaro, y sabiendo nuestra matrona que los imperialistas marchaban sobre ella, condujo a sus enfermos a las casas de varios vecinos; lo violento del asalto, hizo que

tisfactoriamente arregladas las dificultades

no pudiera abandonar la población, toman-

pendientes con España, y que marchara a in-

do el partido de ocultarse con sus pequeños

corporarse al ejército que operaba en Oriente

hijos en un espeso platanar. Los alimentos

a las órdenes del mismo General Zaragoza.

empezaron a escasear y tuvo la necesitad de

Después del desastre de Puebla, regresó a

abandonar su escondite, teniendo la fortuna

Morelia el Señor General Régules, saliendo

de no ser descubierta y la no menos grande de

a poco tiempo rumbo a Tacámbaro con el

saber que entre los asaltantes se encontraban

objeto de recibirse de la Comandancia Militar

algunos buenos patriotas que, víctimas de la

y organizar fuerzas en aquel punto.

traición del Coronel Elizondo, habían caído

Nuestra heroína no quiso permanecer

en poder del invasor.

en la capital del Estado, ni tampoco radicarse en

Una idea muy en armonía con sus sen-

México, lugares en donde a no dudar hubiera

timientos le vino a mover su patriotismo y

disfrutado de algunas garantías, prefiriendo efectuarlo en los puntos no ocupados por el invasor y mucho menos por los traidores. Así fue que en Septiembre de 1863 abandonó a Morelia y se dirigió a Codallos. En ese pueblo estableció un hospital para los patriotas heridos o enfermos, el cual fue atendido científicamente y sin estipendio alguno por el Dr.

la puso en práctica inmediatamente. Valióse de una persona de toda su confianza para hacer llegar a manos del C. Casiano Chávez, Oficial del Escuadrón Fijo de Michoacán, un papel en el cual le suplicaba tuviera con ella una entrevista: verificóse ésta y en ella le juró el valiente soldado que en la primera

Palacios y personalmente por ella, en todo lo

oportunidad se iría en unión de sus compa-

relativo a la alimentación y demás cuidados,

ñeros a reunirse con las fuerzas republicanas.

adquiriendo una aptitud notable en las cu-

En efecto, poco tiempo después, recibió

raciones, vendajes, etc., etc., como cualquier

nuestra heroína una carita del Oficial antes

practicante en medicina.

citado, en la que le decía, poco más o menos: soledad solórzano de régules

433

“El Escuadrón fijo de Michoacán, abando-

sexo ni a la triste situación eh que se en-

nará las filas de los traidores el día 14 de Mayo

contraba, procedieron a aprenderla1 sien-

próximo (1864) a las dos de la mañana tenga

do conducida a medio vestir entre las filas

Vd. la bondad de comunicárselo a mi General

de aquella soldadesca y llevada al cuartel de

para que ocurra a proteger nuestra evasión de

la Iglesia. Poco tiempo después se presentó

Ario, por el camino de las Escabillas”.

el jefe de la columna asaltante y mostrán-

Después de estos acontecimientos pue-

dole varios utensilios de guerra que habían

de decirse que ya no volvió a pisar una po-

sido recogidos de la casa en que fue apre-

blación; pues casi todas fueron ocupadas

hendida, le preguntó qué significaba el que

por los imperialistas; internóse a la tierra ca-

se hubieran encontrado esos objetos en su

liente, en la cual sus sufrimientos crecieron

habitación; que si eran para los ladrones,

hasta lo increíble; allí las frondosas copas de

los bandidos que con el título de republicanos

los árboles les servían de lecho protector, los

infestaban el país, para los cobardes que no

alimentos escaseaban tanto que en más de

osaban ponerse frente a ellos. A lo que con

una ocasión se vio precisada a no tomar ni

extrema entereza contestó nuestra heroí-

dar a sus pequeños hijos, sino las frutas sil-

na: “En efecto todos esos pertrechos de guerra

vestres; sus vestidos llegaron a convertirse

están destinados a los valientes defenso-

en verdaderos andrajos, el calzado tuvo que

res de la autonomía de mi patria, pues que

remplazarlo con guaraches y cuando falta-

los bandidos, los ladrones y cobardes son

ban pieles con que improvisarlos los fabri-

ustedes y lo prueban de una manera elo-

caba de madera.

cuente con el atentado de que soy víctima

Como consecuencia de todo lo referido,

en estos momentos”.

su salud y la de sus hijos se resintió a tal gra-

Los más groseros insultos fueron la contes-

do, que fue a acercarse a una población. La

tación que obtuvo de aquel indigno Jefe, llegan-

elegida fue Tacámbaro, que en aquellos días

do al extremo de arrebatarle de sus brazos a una

estaba en poder de los republicanos, aunque

niña de tres meses a quien daba el seno.

desgraciadamente se hallaba resintiendo los

Serían las seis de la tarde cuando de nue-

efectos de una epidemia de viruela. A los

vo se presentó el Jefe belga, manifestándole

pocos días se declaró en sus hijos la terrible

que acababa de recibir dos extraordinarios

enfermedad, a la sazón que una columna

los cuales le manifestaban que el General

de belgas y traidores se dirigía sobre la pla-

Régules marchaba sobre la plaza de Tacám-

za. No era posible pensar en abandonarla y

baro, la cual estaba decidido a defender a

tuvo que resignarse a las consecuencias de

toda costa, aunque según los pormenores

permanecer en ella.

que le daban era probable que fuera venci-

Tan luego como los imperialistas tuvieron conocimiento de que se encontraba en la población la esposa del Caudillo del Ejército del Centro, sin miramiento a su 434

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Quien denunció y aprehendió a la Señora Solórza-

1

no fue un médico que acompañaba a la columna belga y que fue muerto después de la toma de Tacámbaro por un guerrillero. —Nota de un testigo presencial.

do; que al comunicárselo, lo hacía con el fin

chusmas que manda el cobarde de su espo-

de que le escribiera a su esposo, obligándole

so, ya han tomado posesión del cerro, escrí-

a desistir de tal empresa, pues de lo contra-

bale que desista de su propósito. A lo que

rio, la primera sangre que se derramaría, se-

ella contestó:

ría la suya y la de sus hijos. —Jamás haré lo que usted me pide, le contestó, pues conozco de sobra los senti-

—Sea usted soldado de honor y procure defenderse de esas chusmas, como usted las llama.

mientos de mi marido; si yo tuviera la de-

Aquel enojoso diálogo fue interrumpido

bilidad de acceder a los deseos de usted, me

por un relámpago que brilló en la cima del

juzgaría indigna de su nombre.

cerro, y se escuchó una detonación; una bala

El Jefe belga no pudo ocultar su dis-

pasó zumbando sobre la trinchera y en ella se

gusto, insistió en su pretensión recurrien-

estrelló una granada que al hacer explosión

do primero a los buenos tratamientos y en

llenó de tierra a nuestros interlocutores.

seguida a las amenazas más cobardes; mas

Horrible gritería se escuchó; el pánico

desesperando por último, ante la inque-

más atroz se apoderó de aquellos hombres;

brantable energía de aquella valerosa mujer,

nadie hacía caso de sus Jefes, y una mayo-

cometió la infamia de maltratar a sus hijos

ría, creyendo encontrar mejor refugio en

casi moribundos en su presencia; haciéndola

la parroquia corría hacia ella en el mayor

conducir al reducto de la iglesia.

desorden.

Sería la media noche cuando de nuevo

Trescientos hombres a lo más quedaron

se presentó en la trinchera el Jefe antes ci-

en la trinchera, los suficientes, sin embargo,

tado y le dijo: “Antes de mucho, su marido

para contener la columna de ataque que se

ocupará el cerro que tiene usted enfrente y

precipitaba sobre ella.

es seguro que romperá el fuego sobre la pla-

Serían las cinco de la mañana; apenas si

za en general y sobre esta trinchera particu-

se distinguían los objetos, y menos todavía

larmente, puesto que es el primer obstáculo

a causa del humo producido por las descar-

que tendrá que vencer; aún es tiempo, escrí-

gas de los defensores del punto; la columna

bale usted pues de lo contrario será la única

de ataque no se determinó, sino cuando sus

responsable de lo que suceda”.

ballonetas punzaban las carnes de aquellos

—Señor comandante, le contestó, ya sabe

desdichados; al frente de ella se encontraba

usted mi resolución, ésta es irrevocable. Le rue-

el General Régules… hubo un momento de

go no torture más mi espíritu con sus cobardes

vacilación y los asaltantes sin duda alguna

pretensiones que más parecen venir de un mi-

hubieran penetrado en la plaza, si en esos

serable que de un jefe del ejército belga.

momentos no hubieran sido reforzados los

—Le doy a usted tres horas para que lo reflexione. Como a las cuatro y media de la mañana se volvió a presentar y la dijo: —Las

belgas por tropas de refresco. En esta primera tentativa los republicanos fueron rechazados, con pérdidas de gran consideración. soledad solórzano de régules

435

Después de tres horas de reñidísimo

Este estado guardaban los aconteci-

combate, durante las cuales los sufrimien-

mientos, cuando llegó Molina manifestan-

tos de la Señora de Régules fueron inna-

do que nuestra matrona se encontraba sin

rrables se inició por segunda vez el asalto;

novedad en la casa del Señor Cornejo.

en esta ocasión la suerte les fue propicia a

Pasados los naturales transportes de ale-

los republicanos y la trinchera calló en su

gría que tuvieron lugar al encontrarse sanos

poder.

y salvos los héroes de esta escena, la mayo-

El primero que penetró fue el General Régules, los infantes que lo siguieron ma-

lles de todo lo ocurrido.

terialmente se multiplicaban para defen-

Nuestra heroína no tuvo inconvenien-

derse del encarnizamiento de los belgas; en

te en referirlos; los ánimos de todos, que ya

la horrible confusión natural en estos ca-

se habían calmado se iban enardeciendo a

sos, nuestra heroína estuvo a punto de ser

medida que se cercioraban del infame com-

muerta por los soldados republicanos, sus

portamiento que habían tenido con aquella

ballonetas ya iban a desgarrar sus carnes

sublime mujer a quien la mayoría de los Je-

cuando fue reconocida; un vecino patriota

fes republicanos daban el tierno nombre de

apellidado Molina tuvo esta suerte y él fue

Mamá Chole.

quien tomándola en brazos la sacó de aque-

De punto subió su ira cuando relató la

lla horrible situación y la condujo a una casa

manera como fue sacada de su casa por el

próxima.

médico francés y las vejaciones que sufrió

Las nueve de la mañana serían cuando

de aquella soldadesca, al ser llevada a la trin-

los imperialistas se rindieron a discreción;

chera. Ya nadie pensó sino en hacer pagar

en seguida reconcentraron en la plaza a los

con la vida de aquellos miserables, los terri-

subsistentes que como era de suponer, no

bles ultrajes inferidos a una dama por todos

esperaban cuartel, toda vez que ellos no lo

títulos acreedora a las mayores considera-

daban y menos todavía por las circunstan-

ciones, y quizá hubieran sacrificado a todos

cias especiales en que se habían colocado

los prisioneros a pesar de las terminantes ór-

por la villanía de su Jefe.

denes contrarias del General en Jefe, si nues-

El General Régules conservaba la sangre fría que todos le reconocieron en lances de

436

ría de los Jefes insistió en conocer los deta-

tra matrona no hubiera calmado los ánimos con sus tiernas súplicas.

esta especie, pero ésta empezaba a abando-

En este estado las cosas fue descubierto

narlo y llegó a ser presa de la desesperación

el médico francés que desde el principio del

viendo que era inútil toda pesquisa para

ataque se había ocultado. El Coronel Jesús

encontrar a su familia. Al interrogar al Jefe

Gómez fue quien tuvo la desgracia de identi-

belga que estaba mortalmente herido, tan

ficarlo, y sin poderse contener sacó su revól-

sólo señalaba los escombros que antes fue-

ver y le dio un tiro en la frente. En seguida se

ran grueso muro. Todo hacía suponer una

presentó preso mandando que le comunica-

horrible desgracia.

ran a su jefe lo que acababa de hacer.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

El general Régules, al tener conocimien-

jeres de Esparta. En cambio de sus sacrificios

to de lo acontecido, mandó que se procedie-

alcanzó la suerte de sobrevivir algunos años

ra al sumario respectivo, y sin consideración

al triunfo de la República. Al lado de su es-

alguna se aplicara al delincuente todo el ri-

poso, rodeada de sus hijos y llorada por to-

gor de la ley.

dos los que tuvimos la dicha de tratarla y

Largo sería enumerar todos y cada uno

estimar sus altas virtudes, la Señora Soledad

de los detalles de la vida casi nómada que

Solórzano de Régules murió en el barrio

llevó más tarde la Señora de Regúles cuya

de San Cosme de la Ciudad de México el 5 de

fe en el triunfo de su patria, su entereza y

Febrero del año de 1864.

patriotismo la hacen comparable a las mu-

Joaquín Trejo

Ignacio Zaragoza 1829-1862

Si

sol de 5 de Mayo no se ha puesto

taba esa instrucción, cuando era buena, a

es por él, por su ejemplar patriotismo y por

saber leer y escribir, lo cual se aprendía a du-

la gloria que circunda su nombre, gloria que

ras penas a causa del método siempre malo

más crece a medida que más son los años.

y del maestro siempre ignorante. Eso sí, esa

aquel

Murió a tiempo, como Mirabean supo

instrucción iba muy cargada de enseñanza

hasta morirse, a poco de entrar a la inmor-

y práctica católica. La familia pasó a vivir

talidad, cuando aún no se apagaban en sus

a Monterrey y allí prosiguió recibiendo esa

oídos las ondulaciones del clamor, sin que

primera enseñanza. En el Seminario recibió

apareciera una nube en su carrera constela-

la secundaria; pero retrocedió ante la profe-

da de puros triunfos.

sional. No había más que la de la abogacía y

Revelaban su semblante la serenidad,

la eclesiástica, y no optó por ninguna.

terso como un lago que jamás turba ni una

Su padre se encontraba en Zacatecas,

brisa. Hacían culminante su carácter la mo-

desempeñando un empleo oficial, y fue a su

destia, la subordinación, la amabilidad y el

lado. De regreso a Monterrey y ya D. Miguel

valor, sobre todo el valor que lindaba con la

separado de la milicia. El joven entró a una

frialdad de la muerte.

tienda de comercio con esperanza de hacer

Nació en la bahía del Espíritu Santo,

fortuna y hallar el bienestar. Las circunstan-

Texas, cuando aquel gran girón de territo-

cias porque atravesaba el país motivaron el

rio nos pertenecía, el 24 de Marzo de 1829.

levantamiento de guardias nacionales en los

Traía en la sangre el espíritu militar. Su pa-

Estados Unidos. El dependiente de comer-

dre el capitán Miguel G. Zaragoza por aquel

cio Ignacio Zaragoza fue de los primeros en

entonces, servía al gobierno de México. Fue

inscribirse en Nuevo León. Aparte de que su

su madre la Sra. María de Jesús Seguín.

deseo era servir a la patria, sentía irresisti-

Ignacio aprendió las primeras letras en

ble inclinación por la milicia. Dicen que sus

el H. Matamoros, Tamaulipas. Casi se limi-

compañeros de alta, llevados de la simpatía,

˜ 439 ˜

440

le nombraron sargento primero. Nada de

las de su familia. Y el 30 de Mayo de 1854

teoría en la ciencia militar llevaba consigo

tomó camino para Monterrey al mando de

al tomar las armas. La práctica fue su men-

113 hombres y unos cuantos oficiales que

tor, dando saltos en su ascenso. De sargento

quisieron seguirle.

primero pasó a capitán, de capitán a coronel

Pronunciaban ya su nombre con agra-

y de coronel a general. Su entrada en for-

do los habitantes de Nuevo León. De modo

ma al ejército fue el año 1853, de capitán de

que su entrada al Estado fue triunfal. Le era

una de las compañías de la milicia activa

propicia la atmósfera: todos paleaban por el

de Nuevo León. ¡Nueve años de activa vida

derrocamiento de Santa-Anna. Para ello ha-

militar para llegar a ser general! Pero, sus

bía preparativos: voluntarias con las armas

servicios, es preciso no echar en el olvido,

ni hombro y dispuestos a todo, provisión de

fueron prestados a la patria.

municiones, recursos obtenidos a entera vo-

Con el grado de capitán emprendió su

luntad. Partieron, pues, a Matamoros para

primera campaña en Tamaulipas, bajo el

atacar al general Adrián Woll. Una noticia

gobierno de Santa-Anna a quien odiaba

los obligó a retroceder. Tropas santannistas

de muerte la familia de Zaragoza, tenien-

no tardarían en hacerse de la plaza de Mon-

do raíz ese odio en el liberal y republicano

terrey. Con ellas tuvieron un encuentro en

pecho de su madre. Pero le subyagaba la

Saltillo el 23 de Julio de 1855, venciéndolas.

ordenanza y tenía que cumplir a su despe-

Ese hecho de armas puso las insignias de co-

cho con sus deberes de militar, hasta que le

ronel a Zaragoza.

viniese la oportunidad de tomar puesto en

Al ser expedido el estatuto que llama-

el partido político que creía satisfacer sus

ban de Lafragua, Coahuila y Nuevo León

convicciones; así fue que por algún tiempo,

lo acogieron con tal descontento que fue-

el cual felizmente no pasó de meses, tuvo

ron esos Estados los que más resistencia

que ir contra la manera de sentir y pensar de

opusieron, a fin de que fuera letra muerta.

sus padres y hermanos. Hasta llegó a decirle

Comonfort usó de la mayor tirantez; de los

doña María de Jesús Seguín, luego que acae-

cuatro puntos cardinales surgieron soldados

ció el pronunciamiento de Monterrey con-

para someterlos. Fuerzas de Tamaulipas de-

tra Santa-Anna, que si no dejaba de servir a

rrotaron a las muy pocas de N. León a corta

ese gobierno, tendría que luchar contra sus

distancia de Monterrey. Si no entraron a la

mismos hermanos. Zaragoza se encontraba

ciudad fue porque Zaragoza, que a la sazón

de destacamento en Ciudad Victoria. Le ha-

se encontraba allí, aprovechando un día de

bía llevado expresamente el recado uno de

jornada que les faltaba para ocuparla con-

aquellos hermanos. Procedió con dignidad

vocó al pueblo a parapetarse en la Ciudade-

incomparable; sin ambajes manifestó a su

la, que era las paredes lisas de una iglesia en

Coronel que había resuelto abandonarle,

fabricación. Tres días de sitio resistieron a

que iba a defender la buena causa, que no

pesar de la amenaza de rendición del jefe de

podía ir contra sus propias convicciones y

las fuerzas de Tamaulipas, que les señalaban

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

término perentorio. Zaragoza contestó a

del Venado, según orden del jefe. Al recibirla,

esa amenaza: “Desde luego puede usted co-

le contestó: “Cumpliré la orden y a las vein-

menzar sus operaciones militares”. Llegó el

ticuatro horas, según usted me lo previene,

resto de fuerzas de Nuevo León que estaba

serán pasados por las armas los oficiales que

en Camargo y los sitiadores sufrieron com-

me consigna”. A la vez le decía a Zuazua

pleta derrota.

en carta particular de fecha 21 de Abril de

Cuando los mismos que aceptaron el

1858: “De conformidad con la orden de us-

golpe de Estado de Comonfort, se le suble-

ted de ayer, han sido puestos en capilla los

varon el 11 de Enero de 1858, Zaragoza con

cuatro oficiales prisioneros que vinieron de

un puñado de valientes defendió el punto

ese punto; pero francamente le diré que me

de San Pedro y San Pablo. Lo sostuvo hasta

ha puesto usted en el fuerte compromiso de

que fue inútil toda resistencia. A todo tran-

ser el primer jefe de la frontera que haga eje-

ce quería defender el orden constitucional,

cuciones a sangre fría con la circunstancia

ya que Comonfort había vuelto tarde sobre

desfavorable para mí, de que yo no concurrí

sus pasos, pero aislado éste y en fuga, Zara-

a la gloriosa función de armas que usted

goza regresó a México para tomar camino

tan bizarramente ha sostenido. Considere

hacia su Estado. A su ida le aconteció un

usted mi situación… Ellos —los oficiales

percance casi a las puertas de Querétaro:

prisioneros—, están recibiendo los auxilios

unos ladrones asaltaron la diligencia en

espirituales: han muerto ya, créalo usted…

que iba. El sacó su revólver e hirió a uno de

Han sufrido más que la misma muerte, y yo

ellos y su sirviente tomó igual actitud, lo

me intereso en cuanto pueda valer, porque

que hizo que los ladrones pusieran pies en

se perdonen. Estos mismos sentimientos he

polvorosa. A ninguno de los compañeros

notado en muchos de mis compañeros”.

de viaje le pasó por las mientes que aquel valiente fuera Zaragoza.

Y finalizaba con esta posdata sublime, de puño y letra de Zaragoza: “Seamos fuer-

El 27 de Abril y 30 de Julio de 1858, en la

tes y terribles en el combate; pero después,

toma de las plazas de Zacatecas y San Luis

que admiren nuestra humanidad los enemi-

ocupadas por fuerzas que obedecían al go-

gos que no nos conocen”. Los cuatro prisio-

bierno que emanaba del Plan de Tacubaya,

neros se salvaron.

Zaragoza fue de los jefes a quienes se debió

En la derrota de Ahualulco de los cons-

la victoria. Mandaba un cuerpo de infante-

titucionales que mandaba Don Santiago Vi-

ría de Nuevo León. Por esta época tuvo un

daurri, si la artillería quedó a salvo, fue debi-

rasgo que da medida de su magnanimidad.

do a la retirada honrosa de Zaragoza.

El general Zuazua, al derrotar en Carretas

Le valió la banda de general, que le dio

a Miramón, hizo prisioneros a los oficiales

Don Santos Degollado, el haber derrotado él

Miguel Álvarez, Mariano Aparicio, Lorenzo

y el general Iniestra a Liceaga al perseguirle

Picazo y Manuel Marín, a los cuales debía

teniendo este tropa superior en número, en

pasar por las armas Zaragoza en la ciudad

el camino de Silao a Guanajuato, el 28 de ignacio zaragoza

443

Febrero de 1859. Iba Zaragoza a la cabeza de

hacia Querétaro, mas al llegar a Salamanca,

un regimiento de rifleros de Monterrey.

recibió Zaragoza orden del jefe del ejérci-

El general en jefe de las tropas consti-

to de operaciones del Norte para marchar

tucionalista al enviar el parte de la victoria

a San Luis Potosí, a donde siempre no lle-

obtenida en Calamanda contra las reaccio-

gó porque se hizo cargo, previa ausencia de

narias, atribuía el éxito en mucho a Zarago-

aquel, del mando de las fuerzas del Estado

za y al cuerpo del ejército a su mando.

de Guanajuato, por ruego de una comisión

Triunfantes aquellas fuerzas se situaron

444

especial que le solicitaba.

en las cercanías de México, sin la precau-

Zuazua parecía querer humillarle, subal-

ción de impedir la entrada de los restos del

ternándole: así lo hizo con un coronel García,

enemigo esparcidos por algunos Estados. La

jefe de una división de Tamaulipas, a quien

intentona de tomar la plaza, ya atacando a

nombró segundo en jefe, categoría que tenía

San Cosme, ya a otro punto, se frustró, pero

Zaragoza. No por tal preferencia se sintió

con dignidad.

herido: quedó subalternado.

El 11 de Abril de 1859, Zaragoza tendía

Cuando Vidaurii exigía castigar al coro-

sus soldados de Chapultepec a Casa Mata,

nel Quiroga, por su rebelión contra las fuer-

los cuales quedaron débiles por los piquetes

zas del Norte, Zaragoza tuvo la comisión

que pedían de Tacubaya. Así fue que llega-

de Degollado para aplacar a aquel jefe que

do el ataque, de orden del general en jefe,

había dirigido notas muy duras a D. Santos;

no hicieron frente a la resistencia y se dis-

pero como en Monterrey le sorprendiera el

persaron. Zaragoza explicaba a don Manuel

decreto del 5 de Septiembre de 1859, estuvo

Z. Gómez el fracaso, haciendo la siguiente

estrechado y a punto de regresar, hasta que

comparación: “¿Ha visto usted el terror que

le llegó nueva investidura: que destituyera

se apodera de un perrito faldero y la manera

a Vidaurri del mando político y militar de

con que éste huye, cuando después de ha-

Nuevo León y Coahuila y que le sujetara a

ber impacientado con sus ladridos a un bull

juicio. En un comunicado Vidaurri le decía:

dog, éste vuelve la cara y le hace cualquier

“Protesto ante el Estado que ya esté confor-

amago? Pues de la misma manera corrieron

me con dicho paso o no seré en lo de adelan-

mis soldados, tan luego como el enemigo,

te completamente extraño respecto de sus

apercibido de nuestros inútiles fuegos, vol-

asuntos”.

vió sobre nuestra posición una batería y nos

Su constante anhelo era organizar fuer-

hizo una descarga. Nuestra pieza quedó des-

zas del interior para combatir a la reacción,

montada y todos, porque yo ni aun intenté

por esto al abandonar a Nuevo León, des-

contener a los soldados, tuvimos que retro-

pués de haber guardado el orden público a

ceder algo más que de prisa”. Sin embargo,

la desti­tución de Vidaurri, arribó a Veracruz

Zaragoza llevó tras él algunos soldados y se

con el solo objeto de conferenciar con don

incorporó en Irapuato con el general Gonzá-

Benito Juárez para ver si aprobaba la línea

lez Ortega. De acuerdo resolvieron avanzar

de conducta que iba a seguir para efectuar

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

con alguna probabilidad de éxito la campa-

junta de jefes de alta graduación, convocada

ña del interior. El 28 de Febrero de 1860 se

con ese fin.

dirigía a Zacatecas, donde González Ortega,

El 31 de Octubre se acercaba a Guadala-

que conocía su saber y sus virtudes cívicas,

jara la tropa reaccionaria de Jalisco y México,

le dio la comandancia militar de la plaza y el

y el jefe pedía a Zaragoza por medio de un

encargo de organizar la tropa.

enviado especial que le incluyera en los tra-

El 24 de Mayo, en el ataque de Guada-

tados que acababan de celebrar en aquella

lajara, era mayor general de la división que

plaza. La contestación fue: “Muy sensible

mandaba López Uraga. Después, teniendo

me es el derramamiento de sangre mexicana,

como su jefe al general Pedro Ogazón, go-

pero el honor nacional no me permite en-

bernador de Jalisco, mandaba la división del

trar en tratados con jefes, oficiales y tropa

centro en el sur del Estado, conteniendo los

que se dejan mandar por el famoso asesino

avances de Miramón, sin presentarle batalla

de Tacubaya”. Márquez sufrió una derrota

formal, porque así lo quería Ogazón. Los po-

completa a su retirada.

cos recursos y la poca tropa con que contaba

Y creyó oportuno y llegado el momento

en Jalisco para seguir haciendo la campaña,

de marchar para México a fin de ocuparlo, y

lo indujeron a salir de Santa Ana Acatlán el

ordenó la salida de la tropa.

31 de Julio, para incorporarse en Lagos con

El día 10 de Diciembre, sentado a la

González Ortega y combinar un plan defi-

mesa Zaragoza con otros jefes, recibió el

nitivo de ataque. Durante el trayecto pasó a

parte de la derrota en Toluca de una fracción

la vista del enemigo, apoderado de Guadala-

de las fuerzas constitucionalistas. Su plan de

jara y otros puntos del tránsito, desafiando

avance a la capital tomó más cuerpo y él

todo género de peligros.

tuvo más fe y más decisión. Su tropa llegó a

La primera batalla que presentaron al

Arroyozarco y dio aviso a González Ortega,

enemigo fue en Silao. Estaba a la cabeza

restablecido ya de la enfermedad que le ha-

de éste Miramón en persona. Prepararon

bía hecho guardar cama, en estos términos:

en las orillas de la ciudad el ataque, que

“Que me espero que Miramón, alentado

sería al amanecer del 10 de Agosto. Las

con el triunfo obtenido en Toluca, saldrá a

fuerzas constitucionalistas fueron batidas

batirme y que yo no esquivaré el combate,

y resistieron en tanto llegaba con refuerzo

que ya sabe que casi no cuento con más

el general Felipe Berriozábal. Previendo ser

parque que el que tienen los soldados en

derrotadas si permanecían con los brazos

las cartucheras y la artillería en las cajuelas,

cruzados soportando el fuego, bandera en

pero que yo no retrocederé, y antes bien iré

mano y a la vanguardia, Zaragoza y Gon-

a su encuentro, con cuyo objeto salgo hoy

zález Ortega atacaron a la bayoneta, obte-

mismo para Arroyozarco. Que de todas

niendo la victoria.

maneras, le suplico que violente su mar-

Enfermo el general en jefe en el sitio de

cha, más principalmente si considera que

Guadalajara, le dio ese importante puesto la

yo hago mal, pues en este caso, es necesaignacio zaragoza

445

rio que se apresure para tomar el mando, y

Rotos los tratados de la Soledad, las fuer-

entonces él determinará y yo obedeceré lo

zan de las tres naciones aliadas volvieron a

que ordene”. Entonces tuvo lugar la famosa

su punto de partida, según un artículo de di-

batalla de Calpulalpan. González Ortega,

chos tratados, no pudiendo México ni ellas

que mandaba en jefe a las fuerzas constitu-

romper las hostilidades Todo el país creía

cionalistas, dio a Zaragoza el ala izquierda,

a pie juntillas que las fuerzas mexicanas

por la que cargó el enemigo con ímpetu y

no podrían oponer resistencia a las extran-

con pretensiones de éxito. La victoria abrió

jeras en su marcha de Orizaba a la capital

las puertas de México a los partidarios de la

de la República. A pesar de todo, Zaragoza

Constitución de 57 y de la verdadera repú-

abrigaba esperanzas, no solamente de retar-

blica. Zaragoza ocupó primeramente la pla-

dar su avance, sino de tener el triunfo. En

za para evitar desórdenes.

Acaltzingo intentó marcarles el alto, pero

De Puebla, donde tenía a su mando una

su retaguardia corría peligro por las fuerzas

división, le llamó el presidente de la Repúbli-

reaccionarias que la amenazaban. Las repu-

ca para desempeñar el ministerio de Guerra

blicanas retrocedían paso a paso, como si no

que acababa de renunciar González Ortega.

las amenazase peligro alguno. El día 28 de

Ocupando tan encumbrado puesto, se veri-

Abril, en que hicieron honrosa resistencia,

ficó bajo su dirección la sorpresa y derrota

Zaragoza escribía al Sr. Manuel Z. Gómez:

en Pachuca de los reaccionarios acaudillados por Mejía, Márquez y Zuloaga.

446

“Quedo impuesto por su grata fecha 26 del corriente, de las noticias que usted me

Descendió del Ministerio para man-

comunica. Una de ellas es el regreso de la

dar una división del ejército de Oriente, y

brigada de San Luis, que si mucho sorprende

por haber dado una comisión el gobierno a

a usted, más me sorprende a mí, que con la

López Uraga, llegó Zaragoza a ser el general

tenacidad de un limosnero indigente, desde

en jefe. Pero toda esa fuerza de su mando

el 8 de Marzo estoy predicando al gobierno

disminuía día con día, ya por cuerpos que se

la mala fe de los franceses, la necesidad de

ponían en receso, ya por otros que salían le-

que nos preparemos con tiempo y el urgente

jos a terminar con los girones de la reacción

envío de fuerzas respetables; pero quizá por

que vagaban merodeando por una que otra

imposibilidad no se me ha atendido y hoy

ciudad de algún Estado. Le venían temores

me encuentro a la vista del enemigo extran-

de que los franceses obraran al fin y al cabo de

jero con un puñado de valientes dignos

mala fe en los tratados de la Soledad; sería

de mejor suerte, todos desnudos, muertos de

inevitable tarde o temprano la guerra y llegó

hambre y que no será remoto sucumban,

a indicar al gobierno que debía atender de

aunque fía mucho en su bravura y entusias-

preferencia al ejército. Y en tanto pensaba

mo su afectísimo amigo —I. Zaragoza.—

y le inquietaba todo esto, su esposa agoni-

Aumento. —Estoy recorriendo mi campa-

zaba en México, desahuciada de la ciencia

mento: ya está el enemigo al frente”. Para

médica.

evitar responsabilidad, informo al supremo

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

gobierno del plan que tenía formado, del iti-

serva. Sin dar a entender mis temores, llamé

nerario que debía seguir, de los puntos estra-

a algunos de mis compañeros para observar-

tégicos, del estado de la tropa y de los prepa-

los y creí notar en ellos mis mismas dudas.

rativos que disponía, todo sujetándolo a su

Entonces sin vacilar, pero tampoco sin que

aprobación. Léase en el informe, fechado en

conocieron que desistía del ataque, ordené

Amozoc el 2 de Mayo: “Dejo expuestas las

que se diera rancho a la tropa y se descansa-

razones de la conducta que he observado y

ra un rato. Después dispuse su marcha para

de la que me propongo seguir, explicando los

diversos puntos, ya con el firme propósito

fines a que mis operaciones conducen, pero

de no batir al enemigo, ni en aquel lugar, ni

también estoy resuelto a batirme campal-

en otro alguno de su tránsito, supuesto que

mente o como el gobierno me lo ordene con

no me prometía poderme colocar en una po-

los enemigos que tengo cerca, sobre lo que

sición ventajosa”.

espero se sirva determinar el C. Presidente

El 20 de Agosto se presentó en México

lo que juzgue digno de su resolución, seguro

para arreglar asuntos del servicio. Apenas

de que encontrará en este cuerpo de ejército

lo supo el pueblo, le hizo ovaciones en su

un jefe con subordinados, que obedecerán

casa y a su paso en la calle. Sus amigos le

sin réplica las supremas disposiciones con

dieron banquetes. En uno de ellos, al que

honor y lealtad, hasta sucumbir con gloria”.

concurrió lo más selecto de la sociedad, des-

El gobierno aprobó su plan, diciéndole Zara-

pués de brindar el presidente de la República

goza el día 3: “Si el gobierno haciendo un es-

por él y por el ejército, levantó su copa y

fuerzo supremo me mandara violentamente

dijo: “Todos los que lo componen son mis

mañana dos mil infante?, yo le aseguraría,

hijos, mis hermanos, y yo solo le ruego al

hasta con mi vida, que la división francesa

Supremo Magistrado que haga por que se

sería derrotada precisamente el día 6. Y ob-

les proporcione cuanto contribuya a satis-

tuvo la victoria un día antes: el inolvidable

facer sus más precisas necesidades, ya que

5 de Mayo de 1862, sin el auxilio de esos dos

las escaseces generales no permiten atender-

mil infantes, que llegaron la noche del 6, y

los en todo, como estoy seguro que lo desea

sin el de las brigadas de Carbajal y O’Horan

el mismo digno Magistrado, y ellos se lo

que atendían a las fuerzas reaccionarias. Tan

merecen”.

increíble pareció el triunfo de Zaragoza, en

El 22 salió para Puebla y fue a visitar el

México, que no se celebró con ninguna de-

cuartel general y a las fuerzas de las cumbres

mostración pública. Las tropas extranjeras

de Acultzingo. En este viaje cogió un tifo,

fueron perseguidas hasta Acatzingo, el 13,

del que para sanarle fue inútil la ciencia de la

en que Zaragoza tuvo por muy convenien-

medicina. México se puso en alarma al tener

te no atacarlas. Decía él: “porque temía un

noticia de la enfermedad del inmaculado

mal resultado y temblaba por la muerte de

patriota. En la mañana del 8 de Septiembre

la República, en este caso, por no haber ni

recibía el gobierno este mensaje: “Son las

en Puebla, ni en la capital un ejército de re-

diez y diez minutos: acaba de morir el geneignacio zaragoza

447

ral Zaragoza”. La nación estuvo de duelo, el

Y don José María Iglesias, en el discurso

gobierno le decretó honores, mandó por su

que pronunció en el sepulcro: “Seguid mexi-

cadáver a Puebla, pensionó a su única hija, a

canos, siquiera sea de lejos, sus huellas lumi-

su madre y a sus hermanas, y expuso los res-

nosas, para salir de la terrible crisis en que

tos en el salón del Palacio Municipal, hasta

nos encontramos, con la frente limpia, con

el día 13 en que fueron sepultados solemne-

la conciencia tranquila. Tomad por modelo

mente en el panteón de San Fernando, con

al joven que a los 33 años ha sabido dejar

asistencia del presidente de la República, y

una memoria imperecedera, y por más que

sus ministros e inmenso acompañamiento

el tirano de la Francia aglomere sobre noso-

del pueblo. Don Juan Antonio de la Fuente,

tros sus aguerridos batallones, no será dudo-

Ministro de Relaciones Exteriores y Gober-

so el éxito de la contienda”.

nación, decía en la circular a los gobernado-

Ángel Pola

res: “Debo recomendar a usted que haciendo oír su voz, procure que la justa aflicción de los ciudadanos por esta pérdida funesta no degenere en abatimiento de ánimo”.

*Los datos de esta biografía están tomados de los escritos sobre Zaragoza de los Sres. Francisco Zarco, José María Iglesias, Guillermo Prieto y principalmente de don Manuel Z. Gómez, que fue uno de sus íntimos.

Lic. Sebasti· n Lerdo de Tejada 1823-1889

Figuraos un cuadro de guerra, pero de guerra

das partes, siempre matando o hiriendo al

desordenada, guerra insensata, guerra que

que se interpone a su paso, al que oculta a

más bien merezca el nombre de tumulto;

sus miradas el punto codiciado, y tendréis

imaginaos como figuras prominentes de ese

a la vista la historia gráfica de nuestro país

cuadro varios hombres a caballo, con pena-

desde la independencia hasta la revolución

cho en el sombrero, acicates en las botas y

de Ayutla.

codicia en la mirada; figuraos a esos hom-

La historia militar interior de México,

bres acometiéndose mutuamente, pugnan-

durante ese periodo de tiempo, es la histo-

do por destruirse, por caminar más pronto

ria de muchas ambiciones personales cuyo

unos que los otros; con la mirada iracunda

punto objetivo es la conquista del mando

dulcificándose a intervalos y haciéndose

presidencial.

como suplicante al dirigirse a un sitio de

A partir de la revolución de Ayutla, la

descanso que apenas se vislumbra en el ho-

lucha guerrera continúa; pero entonces, al

rizonte, a un oasis delicioso, único en medio

menos, los intereses de los hombres se su-

de aquel suelo tostado por la llama de la pól-

bordinan a la defensa de los principios o de

vora y esterilizado por el humo de los com-

las ideas cuyo antagonismo mantiene la

bates, a una tierra de promisión que, como

guerra, y entre esas ideas y esos principios

los espejismos que engañan la esperanza del

hay muchos de indiscutible elevación.

viajero en el desierto, huye como un relám-

Mas en ambos periodos se ve que el ár-

pago cada vez que el extenuado batallador

bitro supremo, el poder que decide todas las

cree que va a pisar aquel suelo siempre ver-

querellas es el que dimana de la fortuna mi-

de, a tocar aquellos árboles siempre frondo-

litar. No sin razón se ha dicho que México

sos, a respirar aquellos aires siempre puros;

es la tierra de la espada.

figuraos, en fin, a todos aquellos campeones

Y en un país tan afecto al estruendo y

delirantes, sembrando la desolación por to-

a los resplandores de las batallas, la figura

˜ 449 ˜

de un letrado, cubierto con su correcto tra-

su lecho de piedra el sueño de su inmorta-

je de gabinete, con las manos limpias pero

lidad.

inermes cruzadas por detrás, y subiendo con paso tranquilo pero seguro los escaños res-

ilustre colaborador.

baladizos del poder hasta llegar a la cima, es

Don Sebastián Lerdo de Tejada nació en

una figura exótica en el cuadro du nuestras

la ciudad de Jalapa, del Estado de Veracruz,

revoluciones y azonadas.

el día 25 de Abril de 1823.

Pero México, felizmente, ha contado

Pasó los primeros años de su existencia

entre sus grandes hombres algunos de esta

en aquel amenísimo lugar, y allí comenzó a

talla. La nación entera ha visto, no sin cierta

reunir los elementos de 1a vastísima ilus-

sorpresa, elevarse solemnemente a algunos

tración que más tarde había de distinguir-

héroes pacíficos, cuyo blasón no consistía

le tanto en el foro. Fue trasladado después

en la espada que se lleva al lado, sino en los

al Seminario de Puebla, donde cursó lati-

sentimientos y en las ideas que se encierran

nidad, filosofía y teología, y en seguida al

en el corazón y en el cerebro.

colegio de San Ildefonso, de México, don-

De este temple han sido dos de los titanes de la libertad y de la democracia mexicanas: el Lic. D. Benito Juárez y el Lic. D. Sebastián Lerdo de Tejada.

de estudió jurisprudencia, recibiéndose de abogado en 1851. Durante su vida estudiantil se mostró como joven serio, estudioso, dedicado; fue,

Ambos personifican una de las épocas

aun en sus primeros años juveniles, poco

más desastrosas y terribles de la historia de

afecto a los entretenimientos ruidosos y a

México, y ambos se completaron mutua-

las expansiones atolondradas.

mente para realizar la grande obra que el destino les encomendara.

450

Tratemos sólo de trazar el retrato de su

Su seriedad, su exterior correcto y las manifestaciones de su lúcida inteligencia

Juárez, con su voluntad inflexible como

anunciaban desde entonces el gran porvenir

el hierro, y Lerdo, con su talento centellean-

a que estaba llamado aquel adolescente páli-

te como la luz, eran los dos hombres cuya

do y de carácter tan poco comunicativo.

unión era necesaria para calvar la naciona-

Estudiando su vida, se ve que desde su

lidad mexicana del naufragio que la amena-

juventud ocupó el primer lugar entre cuan-

zaba en la tormenta que se llamó la Guerra

tos lo rodeaban. Puede decirse que fue el

de Intervención.

Napoleón de la política mexicana. Desde

¡Luz y energía! Ésas eran las únicas fuerzas

que fue estudiante, predominó en las au-

que podían, no conjurar sino vencer la tem-

las por su dedicación y su talento; cuando

pestad. Y Juárez y Lento unidos encerraban

rector, por su tino; cuando abogado, por su

esas fuerzas. Eran la entereza apoyada en la

vasta ilustración; cuando representante del

razón, el patriotismo sostenido por el derecho.

pueblo, por su palabra poderosa; cuando

No es nuestro ánimo enaltecer los méri-

ministro, por su acierto; cuando presidente,

tos de Juárez. Y así, dejémoslo dormir sobre

por su prestigio; cuando desterrado por su

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

estoica resignación. Y su amor a la justicia,

tuvo en su hermano D. Sebastián un aboga-

los destellos de su inteligencia, las manifes-

do consultor tan hábil, que sus decisiones

taciones de su patriotismo, los rasgos de su

merecieron ser calificadas de invulnerables

serena energía, adornaron siempre su carrera

y dignas de un jurisconsulto de los buenos

en las variadas etapas de su existencia.

tiempos de Roma.

Sigamos con su biografía.

Expedida la ley reformista de adminis-

Un año después de haberse recibido de

tración de Justicia que se llamó Ley Juárez

abogado, es decir, en 1852, fue nombrado rec-

y que suprimía los fueros militar y ecle-

tor del mismo colegio de San Ildefonso don-

siástico, el Sr. Lerdo de Tejada fue nom-

de había hecho sus estudios profesionales.

brado miembro de la Corte Suprema de

Allí, aunque en pequeño, comenzó a

Justicia. Éste fue el primer cargo político

desplegar algunas de las cualidades que más

que desempeñó, y no duró en su ejercicio

tarde se consolidaron en su carácter. Mos-

sino año y medio, pues electo magistra-

tróse escrupuloso pero recto, enérgico pero

do en Diciembre de 1855 se separó de ese

justiciero en el desempeño de sus atribucio-

puesto el día 1º de Junio de 1857, fecha en

nes. También pudo emplear allí, aunque en

que el Presidente de la República, D. Ig-

mínima escala, los dotes administrativas de

nacio Comonfort, lo nombró Ministro de

que estaba dotado. Como en aquella épo-

Relaciones Exteriores.

ca los planteles de educación gozaban de

Hasta aquí, los estudios y el talento del

cierta independencia respecto al gobierno,

Sr. Lerdo si no habían quedado improducti-

y subsistían de sus propios recursos, que

vos al menos no habían tenido una aplica-

consistían en el producto de las colegiaturas

ción públicamente ostensible. En su nuevo

y de los réditos de los capitales dedicados a

puesto sí tendría que obrar por su cuenta y

su sostenimiento, resultaba que la buena

bajo su propia responsabilidad.

marcha de los intereses de aquellos estable-

El día 4 de Junio tomó posesión de la

cimientos dependía en gran parte del acier-

Secretaría de Relaciones, y sin ningún afán

to de sus directores, y Lerdo, aquel rector de

de exhibirse, su desdén por la notoriedad

veintinueve años, mostró ese acierto en el

procurada le habían mantenido hasta esa

grado más satisfactorio.

fecha tan ignorado del público, respecto a

Al mismo tiempo que cumplía con las

sus ideas y aptitudes, que al tenerse noticia

obligaciones de su cargo, ampliaba incesan-

de su promoción al Ministerio, que coinci-

temente su instrucción, y ésta llegó a ser

día con la de D. Antonio García, encargado

tan extensa y tan notoria, que habiéndose

de la Secretaría de Justicia, los políticos se

elevado al gobierno 184 consultas con mo-

preguntaron qué significación tenía aquel

tivo de la ley de 25 de Junio de 1856, que

cambio de ministros, y el periódico El Siglo

desamortizaba los bienes de corporaciones,

escribió: “No lo sabemos, por la sencilla ra-

y que había formulado D. Miguel Lerdo de

zón de que no conocemos las opiniones po-

Tejada a la sazón Ministro de Hacienda, éste

líticas de los Sres. Lerdo y García”. lic . sebastián lerdo de tejada

453

El advenimiento del Sr. Lerdo al Minis-

uno de los caracteres de su prodigioso talen-

terio coincidió también con las primeras

to, le mostró cuán arriesgado era penetrar

efervescencias producidas en el partido reac-

en el terreno al que sus enemigos lo habían

cionario, por la Constitución federal, que se

sabido orillar.

sancionó y se juró ese mismo año. La actitud manifiestamente hostil del

bien, confirmóse en sus fatales ideas conci-

bando reaccionario ante la nueva Constitu-

liatorias, y esta obstinación obligó al Sr. Ler-

ción, y la actividad con que aprestó podero-

do a renunciar el Ministerio de Relaciones,

sos elementos para ponerse frente a frente

del cual, efectivamente, se separó el 15 de

con el gobierno que la había promulgado,

Septiembre del mismo año de 1857.

sembraron la vacilación en el ánimo del Pre-

El ejemplo del Sr. Lerdo fue seguido por

sidente Comonfort el cual, queriendo seguir

todo el Ministerio, y esta retirada, este ais-

una política conciliatoria y satisfacer las as-

lamiento en que el Presidente iba quedando

piraciones de los dos partidos antagonistas,

y que se asemejaba a las ráfagas precursoras

no consiguió sino disgustar a uno y otro con

de la tempestad, no bastaron a hacerle se-

su conducta.

parar con paso firme de la extraviada senda

A propósito de esta política incierta, el Sr. Lerdo le había dicho alguna vez al Presidente:

454

Comonfort no quiso escucharle; antes

que seguía, y que le llevaba al abismo en el que se iba a sumergir su alta fortuna.

—En política, como en todos los nego-

La proclamación del Plan de Tacubaya

cios de la vida, los términos medios son por

por el general Zuloaga, el 17 de Diciembre,

lo general los peores; hay que decidirse por

desconociendo la Constitución, vino a colo-

cualquiera de los extremos. Y no hay que va-

car a Comonfort en una alternativa inevita-

cilar en las circunstancias presentes por cuál

ble: o se ponía francamente del lado de la

extremo conviene optar, pues salta a la vista

reacción, o volvía sobre sus pasos poniéndo-

que inclinarse resueltamente al partido con-

se al frente del partido liberal en la lucha

trario sería tan indecoroso como impolítico”.

que se iniciaba.

Comonfort, sin embargo, no estimó esta

Diríase que el destino había decretado

indicación en todo lo que valía; al contrario,

la pérdida del indeciso Presidente, pues éste

cegado por sus tendencias contemporizado-

tomó el partido que el Sr. Lerdo había cali-

ras, llegó a creer que la Constitución que se

ficado de indecoroso e impolítico, es decir,

acababa de promulgar era el único obstáculo

se puso resueltamente del lado de los ene-

que se oponía a la conciliación de los parti-

migos de la libertad, adhiriéndose al Plan de

dos, y que gobernando sin la Constitución

Tacubaya el 17 de Diciembre. Las previsio-

los negocios públicos tomarían una marcha

nes de su ex-ministro de Relaciones no tar-

más favorable. Así lo insinuó varias veces a

daron en verse realizadas, pues encendida la

sus ministros, y entre ellos, el Sr. Lerdo fue

guerra en gran parte del territorio nacional

el primero que, sondeando el porvenir con

a causa de estos acontecimientos, Comon-

esa previsión casi infalible que constituía

fort, vacilante siempre a pesar de haberse

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

adherido oficialmente al Plan de Tacubaya,

Reinstalado el gobierno constitucional

fue desconocido y arrojado del poder por los

en la capital de la República el 11 de Ene-

reaccionarios; y el antiguo campeón de la

ro de 1861, encabezado por el Presidente

libertad, maldecido por los que fueron sus

Juárez, Comenzó luego el Sr. Lerdo a tomar

correligionarios y despreciado por sus ene-

parle otra vez en los asuntos públicos, pues

migos, atravesó casi prófugo el país y salió

su nombre figuró ya en la lista de diputados

de él, dejándolo entregado a las sangrientas

electos para formar el Congreso federal que

turbulencias que le había acarreado con su

inauguró sus funciones el 9 de Mayo del

irresolución.

mismo año y las terminó el 25 de Septiem-

Con la retirada de Comonfort y la pro-

bre de 1862.

moción del general D. Félix Zuloaga a la

Esta época de la vida del Sr. Lerdo fue el

Presidencia, comenzó el dominio azaroso

crepúsculo matutino del grande y resplan-

del partido de la reacción, que dio lugar a la

deciente día de su carrera política, que había

sangrienta Guerra de Tres Años.

de tener tan silencioso y triste ocaso en una

Con la consumación de los sucesos que

playa extranjera.

provocaron aquella lucha, vino un largo

Su pasado, hasta entonces, puede con-

eclipse de la personalidad política del Sr. Ler-

siderarse como un magnífico pedestal sobre

do. Volvió a su asilo de trabajo y estudio, al

el cual iba a erguirse, a partir de su aparición

Colegio de San Ildefonso, del cual continuó

en el Congreso, su popular y clásica figura.

siendo rector al mismo tiempo que ejercía

Las sesiones de ese Congreso de 1861 a

su profesión de abogado. La independencia

1862 fueron memorables por lo agitadas y

relativa de que gozaban en aquella época los

borrascosas. El partido de la reacción, fre-

establecimientos de educación respecto del

nético, rabioso, con la rabia de la soberbia

gobierno y de la cual hemos hecho ya men-

vencida y humillada, desahogaba su furor

ción, permitía al ex-ministro de Relaciones

y se vengaba de sus reveses derramando la

vivir sin roce ninguno con el grupo reaccio-

más noble sangre liberal que al azar ponía

nario conquistador del poder, y permanecer

al alcance de sus manos. El execrable ase-

en una oscuridad política que se avenía per-

sinato cometido en la persona del ilustre

fectamente con los gustos y hábitos de estu-

Melchor Ocampo, la muerte de Degollado y

dio del antiguo alumno del mismo plantel.

los fusilamientos de Valle, de su ayudante el

El fin de la guerra, cuyos lejanos ecos ha-

coronel Aquiles Collin y otros compañeros

bían venido a afligir de tiempo en tiempo al

suyos, así como el salvajismo, la ferocidad

olvidado patriota, le sorprendió acumulan-

que las gavillas reaccionarias mostraban en

do y ordenando en el vasto recipiente de su

la guerra de acechanzas que le hacía a los

memoria y de su inteligencia los extensos

liberales, levantaron un inmenso clamor

conocimientos de que tanto había menester

de indignación en todo el país; clamor que,

en bien de la nación, en la época sombría de

naturalmente, tuvo estruendoso eco en el

la invasión extranjera, que se aproximaba ya.

Congreso. lic . sebastián lerdo de tejada

455

Pero en el seno de la Representación na-

El orador avanzó con aplomo y calma,

cional reinaba la misma confusión que en el

sin que le desconcertase el vocerío que llena-

país. Los representantes del pueblo todos,

ba el recinto, subió a la tribuna, cogiéndose

convenían en que el estado de la nación era

con la mano derecha la parte superior del

gravísimo; que atravesaba por una crisis terri-

pantalón, como para colocarlo en su sitio, y

blé que podía conducirla a su ruina, y que era

una vez instalado, se dispuso a hablar.

preciso hacer algo por salvarla. ¿Pero qué ha-

El auditorio prestó atención.

cer? He ahí el origen de la anarquía legislativa

¿Qué poder tenía ese hombre, que con

y de las discusiones borrascosas que casi de-

sólo su presencia había logrado calmar de

generaban en disputas. Unos diputados acon-

repente aquel agitado concurso?

sejaban obrar con prudencia; otros más exal-

¡Ah! ese hombre tenía el poder, la facul-

tados, proponían medios extremos; quién

tad fascinadora que posee el valor reposado

gritaba que era necesario esperar; quién otro

cuando se muestra en medio del peligro, la

tenía la audacia, en aquel recinto hirviente

serenidad majestuosa cuando se ostenta en

de cólera, de lanzar una palabra de perdón

medio de la confusión.

proponiendo una amnistía en favor de los

El extraño diputado habló…

contrarios. Pero a estas insinuaciones de vergon-

¿De qué habló? Pues del tema entonces

zosa clemencia, inspirada por los terroríficos

en discusión: es decir, de la libertad; de la

excesos de la reacción, voces vibranteando ira

libertad en sus complejas relaciones con

se levantaban pidiendo un tremendo castigo

la República, que encarnaba ese principio,

para los enemigos de la República, para los

y con los enemigos de esta institución, que

verdugos de la libertad.

pugnaban por destruir aquella noble idea.

En medio de aquel caos parlamentario, saturado de pasión, viose una vez dirigirse

tranquila, luminosa, sonora, casi musical.

a la tribuna a un diputado de pequeña esta-

Y hablaba, no como habla el resenti-

tura, de robustas espaldas, moderadamente

miento, no como habla el furor, no como

grueso, y cuyo negro traje era correcto sin

habla la sed de venganza, no como habla

llegar a la afectación; mostraba un rostro

el delirio de la embriaguez que produce

blanco y redondo, un puco pálido y afeitado

la sangre amiga derramada, sino como

con esmero; el pelo que cubría esa cabeza

habla la razón, como habla el derecho,

tan llena de expresión, era de un color cas-

como habla la ciencia, como habla la ley, como

taño encendido y estaba muy bien peinado;

habla la autoridad justiciera.

una boca de delgados labios, una nariz pro-

—¿Quién es ese hombre? se decían los

porcionada al rostro y unos ojos ligeramen-

diputados unos a otros con semblante sor-

te saltones, pero de mirada inteligente y

prendido.

profunda, completaban aquella figura, casi inadvertida hasta entonces en el tempestuoso templo de la ley. 456

La elocuencia del impertérrito orador era

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Unos se encogían de hombros dando a entender que nada sabían de él. Otros contestaban:

—Sólo sé que se llama el Lic. D. Sebastián Lerdo de Tejada.

venciones se refería, fue más bien el primer relámpago de la tormenta que poco después

—¿Pero de dónde viene? ¿Cuáles son

había de envolver en su furor a todo el país.

sus antecedentes? preguntaban los curiosos.

En Septiembre del mismo año ocurrió

Y los mejor informados respondían:

otro incidente que puso de relieve el apego

—Viene de un seminario, del cual ha

del Sr. Lerdo al orden legal. Siendo él Presi-

sido rector. Creo que esa es toda su historia.

dente de la Cámara, cincuenta y un dipu-

Nada brillante parecía a los representan-

tados elevaron una representación al Lic. D.

tes del pueblo el pasado de este orador; pero

Benito Juárez, Presidente constitucional de

como el talento no necesita blasones para

la República, pidiéndole que se separara de

dominar, desde que el Sr. Lerdo mostró con

su puesto y lo cediera al Gral. Jesús González

su palabra que lo tenía, fue una fuerza viva

Ortega, candidato de los signatarios, alegan-

en el Congreso.

do como razón para hacer aquel pedimento

Durante ese agitado periodo de Mayo de

tan en pugna con los procedimientos mar-

1861 a Septiembre de 1862, en el cual fue Pre-

cados por la ley, el malestar de los asuntos

sidente de la Cámara tres veces, ocurrieron

públicos, debido, decían ellos, al desacierto

en ella algunos sucesos dignos de mención.

del Jefe del Ejecutivo federal. Cincuenta y

El 17 de Julio de 1861 expidió el Con-

cuatro diputados nulificaron, con una repre-

greso un decreto cuyo primer artículo decía:

sentación en sentido contrario, las preten-

“Desde la fecha de esta ley, el Gobierno

siones de los cincuenta y uno primeros. Un

de la Unión percibirá todo el producto líqui-

escasísimo número de representantes per-

do de las rentas federales, deduciéndose tan

manecieron neutrales, y entre ellos figuró

sólo los gastos de administración de las ofi-

el Sr. Lerdo, a pesar de que era considerado

cinas recaudadoras, y quedando suspensos

como oposicionista al gobierno.

por el término de dos años todos los pagos,

Mucho más grave y trascendental fue lo

incluso el de las asignaciones destinadas

ocurrido en la memorable sesión del 22 de

para la deuda contraída en Londres y para

Noviembre, la que originó la caída del Mi-

las convenciones extranjeras”.

nisterio Zamacona.

El gobierno creyó que con este decreto

La suspensión de pagos de la deuda ex-

iba a salvar la situación, y el público, aunque

tranjera, decretada por la ley de 17 de Julio,

menos optimista, concibió algunas esperan-

fue el pretexto para que los gobiernos de

zas sobre los buenos efectos que podría pro-

Inglaterra, España y Francia formaran una

ducir; tanto, que El Siglo dijo, que aunque la

alianza con el objeto de intervenir en los

ley de 17 de Julio no era la salvación del país,

asuntos interiores de México.

preparaba el camino para emprenderla.

La situación de la República no podía

Pero el cielo de México estaba cargado

ser más calamitosa. Escasa de recursos, divi-

de fluidos tempestuosos, y la nueva ley, por

dida por la guerra civil y debilitado el poder

lo que a la suspensión de pagos de las con-

público por la disensión entre sus mismos lic . sebastián lerdo de tejada

457

458

miembros, una formidable amenaza en el

Así es que en la convención propuesta

exterior venía a ser como la sentencia de

se autorizaba la espoliación, la humillación

muerte de la nacionalidad mexicana.

y la tutela más vergonzosa para la patria.

En trance tan aflictivo, el gobierno cre-

Con su elocuencia habitual mostró el Sr.

yó posible apartar a Inglaterra de la alian-

Lerdo cuánto oprobio caería sobre la nación

za tripartita, lo cual disminuiría la violencia

mexicana si ésta se sometía a las exigen-

del golpe que se le quería asestar al país.

cias altaneras del representante de la Gran

Con este fin se entablaron negociaciones

Bretaña. Se opuso, pues, a ellas, con toda la

entre el Lic. D. Manuel M. de Zamacona

fuerza de su palabra, de su erudición y de

y Mr. Charles Wyke, Ministro plenipoten-

su patriotismo; y tuvo la gloria de unifor-

ciario de la Gran Bretaña, negociaciones

mar la opinión de la Cámara en el sentido

que dieron por resultado el arreglo de una

de la suya propia, pues el Congreso repro-

convención sobre la deuda inglesa, que

bó, después de reñido debate en que el Sr.

firmaron ambos ministros el día 21 de

Lerdo desplegó todo el poder de su talento,

Noviembre.

el tratado Wyke-Zamacona, a pesar de que

La noche del 22 sometióse a la aproba-

el Gobierno contaba para su aprobación con

ción del Congreso, y el Sr. Lerdo, que presidia

una mayoría de cerca de los dos tercios de

la comisión de Relaciones, emitió un dicta-

los diputados presentes.

men tan luminoso, tan enérgico y tan bien

Esta convención, desechada, era el signo

inspirado en el patriotismo que la Cámara

decisivo de hostilidad a la alianza tripartita;

empezó a ver claro en el fondo de la cuestión.

era la aceptación del reto lanzado a la Repú-

Los primeros artículos estipulaban, a

blica por las potencias que se consideraron

título de pago de la deuda y del dinero ro-

ofendidas con la promulgación de la ley de

bado a la legación inglesa y a particulares de

17 de Julio.

la misma nacionalidad, así como el de los

El Sr. Lerdo lo sabía bien; pero igualmen-

réditos correspondientes a esas cantidades,

te sabía que era preferible la guerra con todos

gravámenes enormes para la nación, que

sus horrores, a la tutela con todos sus perjui-

acabarían de arruinarla en el caso de cum-

cios, a la humillación con todos sus oprobios.

plirse aquellas cláusulas.

Al decidir el resultado de aquella sesión, que

La cuarta de ellas decía:

a su vez decidía el porvenir del país, contraía

“Que se autorice por el gobierno los

el Sr. Lerdo con él una tremenda responsabi-

agentes consulares ingleses en los puertos,

lidad, cuyas consecuencias había de arrostrar

para examinar los libros y dar noticia de las

más tarde con la más digna entereza.

entradas de las diferentes aduanas maríti-

Aquel periodo de sesiones en que el

mas, recibiendo directamente esos agentes,

ex-rector de San Ildefonso había cimentado

de los importadores, las asignaciones para

su reputación política de una manera tan

los tenedores de bonos, de la manera que

sólida y brillante, terminó sin más sucesos

después convendremos”.

de la importancia de los referidos.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

En Diciembre del repetido año de 1861,

En aquella reunión intima, semejante a

el gobierno de la República tuvo a bien apro-

la despedida de una familia proscrita de su

vechar las dotes políticas y diplomáticas ya

hogar, todos los diputados, que se habían

incontestables del Sr. Lerdo, encargándole el

ido levantando de su asiento para rodear la

arreglo de dos tratados con Mr. Corwin, Mi-

mesa presidencial ocupada por el Sr. Lerdo,

nistro de los Estados Unidos, uno de amis-

se adhirieron al dictamen de éste, de conti-

tad, navegación y comercio y otro de extradi-

nuar la lucha, que por desgraciada que fue-

ción, que poco después fueron ratificados por

se para la República, no podía menos de ser

la Cámara y promulgados por el Ejecutivo.

también gloriosa, y digna, sobre todo, de un

En el Congreso siguiente, que comenzó a funcionar el 20 de Octubre de 1862, figuró también el Sr. Lerdo como diputado.

pueblo viril. Al día siguiente el Presidente Juárez, sus ministros y algunos personajes más, salie-

Lo más notable de se periodo legislativo

ron de la Capital para el interior del país;

fue la última sesión de él, la celebrada el 31

el Sr. Lerdo los acompañaba en calidad de

de Mayo de 1863.

miembro de la Diputación permanente.

Tal vez ninguna más solemne, más tris-

El primer punto en que el errante go-

te, ni más imponente registra en sus páginas

bierno se estableció fue la ciudad de San Luis

nuestra historia.

Potosí, a donde llegó el 9 de Junio, después

Iba el cuerpo legislativo a resolver en esa última y lúgubre sesión, si México nación

de recibir en el tránsito numerosas pruebas de adhesión.

débil y consumida por la guerra civil, debía

En aquella ciudad fue nombrado el Sr.

o no luchar hasta vencer o morir con la po-

Lerdo Ministro de Justicia el 2 de Septiembre

tencia militar más famosa y prestigiada de

de 1863, cargo que aceptó desde luego, sa-

la época.

biendo que los negocios dependientes de esa

Y eran los acontecimientos los que so-

cartera eran entonces escasos y de relativo

metían al criterio del Congreso esa cuestión.

fácil manejo, a causa del estado de desorden

De las tres naciones aliadas contra México

en que se encontraba el país. No sucedió lo

con pretexto de la ley de 17 de Julio de 1861,

mismo nueve días después, cuando el Presi-

dos se habían retirado antes de combatir, Es-

dente Juárez, apreciador del patriotismo se-

paña e Inglaterra; pero Francia había lanza-

reno pero inquebrantable del Sr. Lerdo, de su

do sus tropas con resolución y éstas acaba-

talento profundo pero reservado, y de su va-

ban de apoderarse de Puebla y se disponían

lor reposado pero firme, lo nombró Ministro

a avanzar hacia la Capital.

de Relaciones. El Sr. Lerdo, que sabía cuánta

A las altas horas de la noche y en el re-

responsabilidad se encerraba en ese cargo y

cogimiento de una sesión secreta presidida

cuánta dificultad implicaba su desempeño,

por el Sr. Lerdo, se discutió la conducta que

se resistió a aceptar el nombramiento que

había que seguir ante los sombríos aconteci-

le ofrecía, indicándole al Sr. Juárez que se fi-

mientos que se desarrollaban en el país.

jase en persona más a propósito que él. El lic . sebastián lerdo de tejada

459

Presidente insistió, y entonces el Sr. Lerdo se

esos sucesos, que constituyen una parte de las

constituyó en su colaborador en la empresa

más interesantes y más ricas en enseñanzas

más grande que puede acometer un pueblo

de nuestra historia, pasaremos aunque sea

cuando los acontecimientos lo impelen a

rápidamente sobre ellos, procurando hacer

ello: la defensa de su territorio a través de

apreciar la parte decisiva que en ellos tomó

todos los infortunios y de todos los azares

el Sr. Lerdo.

que se presenten.

460

El 28 de Diciembre del mismo año de

Así, pues, el Sr. Lic. D. Sebastián Lerdo

1863, el gobierno, amenazado por las fuer-

de Tejada, que en tiempo de Comonfort

zas invasoras, que se internaban ya en el

había renunciado un Ministerio de dudoso

país, se trasladó a Matehuala y de este pun-

peligro, pero que se avenía mal con sus con-

to, donde continuaba en peligro, se dirigió a

vicciones resueltamente liberales, no vaciló

Saltillo, a donde llegó el 9 de Enero de 1864.

en aceptar el mismo puesto cuando éste

En esa ciudad tuvo conocimiento de la con-

estaba erizado de riesgos incontables, pero

ducta inconveniente del Gral. D. Santiago

que provenían de la situación dificilísima

Vidaurri, gobernador de Coahuila y Nuevo

en que la nación se encontraba, y que exigía

León, que denunciaba su connivencia con

de los buenos hijos de la patria el concurso

los invasores, o por lo menos su simpatía

más desinteresado y valeroso.

por ellos. El primer signo de traición de Vi-

A partir de la promoción del Sr. Lerdo a

daurri hacia el gobierno republicano fue la

la Secretaría de Relaciones, comienza esa se-

tácita aprobación que dio al asesinato del

rie de sufrimientos, de peligros y de contra-

gobernador de San Luis, D. Francisco de P.

riedades con tanta entereza recibidos y con

Villanueva, cometido por el jefe de uno de

tanta dignidad arrostrados; contrariedades,

los cantones sometidos a Vidaurri, cuando

peligros y sufrimientos que secundados por

Villanueva comenzaba a expedicionar fuera

un número prodigioso de trabajos de gabi-

de la capital del Estado, para combatir a los

nete, de los que el Sr. Lerdo era el principal

invasores. Ante esta conducta, que después

inspirador y el Sr. Juárez el inflexible ejecutor,

se hizo más sospechosa aún, el gobierno re-

habían de sacar triunfante la nacionalidad

solvió trasladarse a Monterrey, para enten-

mexicana en medio de los escollos contra los

derse directamente con el gobernador; pero

cuales parecía indudable que se iba a estrellar.

antes tuvo que resolver allí mismo en Salti-

El cuadro restringido de una semblan-

llo una dificultad surgida de repente entre

za es insuficiente para hacer caber en él la

los mismos sostenedores de la República, y

enumeración de esos titánicos esfuerzos de

que exponía más su ya bastante amenazada

inteligencia, con los cuales se procuraba, no

existencia.

sin éxito parcial, contrarrestar la falta de ele-

En principios de 1864, un grupo de li-

mentos, de que carecía casi en su totalidad

berales de cierta notoriedad, creyendo que

el errante gobierno republicano. En la impo-

un cambio en el personal del Ejecutivo de la

sibilidad de detenernos en la narración de

Unión podía influir de un modo favorable

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

en el desenlace de los sucesos que afligían al

Trasladado de nuevo el gobierno a Sal-

país, trató de sustituir al Presidente Juárez

tillo en vista de estos acontecimientos, el

en su puesto con el Presidente de la Suprema

Ministro Lerdo expidió una circular el 26 del

Corte, a cuyo efecto el Gral. Doblado envió

mismo mes, dando a conocer el traidor com-

a aquél una comisión, para que en su propio

portamiento del gobernador de los Estados

nombre y en el del Gral. González Ortega,

de Coahuila y Nuevo León y tocando con

que era quien debía sustituir al Jefe del Eje-

tanto tino la fibra patriótica de los pueblos

cutivo federal, le expusiese los propósitos de

sujetos a su dominio, que gran número de

ambos.

ellos lo desconocieron desde luego, lo que

El Presidente, de acuerdo con el Sr. Ler-

unido a las providencias políticas y milita-

do, que fue desde entonces su principal ins-

res tomadas por el gobierno, dio por resul-

pirador, manifestó a la comisión su volun-

tado la rápida caída del rebelde y al parecer

tad firme de no salir jamás del terreno de la

poderoso gobernador, el cual tuvo que huir,

ley y de la conveniencia nacional, en el cual

refugiándose en los Estados Unidos.

lucharía hasta morir si era necesario, defen-

Los sucesos desastrosos que sucesiva-

diendo la independencia, las instituciones y

mente iban sobreviniendo a las fuerzas re-

la dignidad de la patria.

publicanas en sus encuentros con las inter-

Ante la manifiesta resolución de Juárez,

vencionistas y sus aliadas, especialmente la

los pretendientes no insistieron, y el go-

derrota que sufrió la división del Gral. Gon-

bierno pudo dedicar su atención a los mane-

zález Ortega en el cerro Majoma, el 21 de

jos de Vidaurri.

Septiembre de 1864, obligaron al gobierno

La conducta de este gobernador se hacía

del Sr. Juárez s establecerse en Chihuahua,

más y más sospechosa cada día, y no dejó

después de muchas jornadas fatigosas, ha-

ya duda sobre sus móviles cuando traslada-

biendo hecho su entrada en la capital del

do el gobierno a Monterrey para tener una

Estado el 12 de Octubre.

explicación con el mismo Vidaurri, éste no

El avance de las tropas imperialistas en-

salió de su fortaleza, donde estaba rodeado

viadas en su persecución para hacerle salir

de tropas y cañones, durante los días que

del país, le obligó a trasladarte a Paso del

el Presidente Juárez y su acompañamiento

Norte el 5 de Agosto de 1865.

permanecieron en la ciudad. Si el gobierno

Entre todas las peripecias que hacían en

hubiese conservado un resto de duda acerca

extremo azarosa la conservación del gobier-

de la traición de Vidaurri, se la habría desva-

no constitucional, un incidente vino de re-

necido por completo una nota altanera de

pente a aumentar las dificultades habituales

éste, expedida el 14 de Febrero, y en la que

y a poner en zozobra a los buenos patriotas

avisaba al Sr. Juárez que si no salía luego de

que luchaban en el campo de batalla por el

Monterrey la división que le acompañaba al

triunfo de la República. En fines de Octu-

mando del Gral. Doblado, la batiría al día

bre, el Gral. González Ortega, valiéndose

siguiente.

de intermediarios, quiso asumir la Primera lic . sebastián lerdo de tejada

461

Magistratura de la nación, en su calidad de

voluntad, Lerdo la inteligencia y todos el

Presidente de la Suprema Corte alegando

patriotismo comenzaba, pues, a producir

que el periodo constitucional del Sr. Juárez

sus valiosos frutos.

terminaba el 30 de Noviembre de 1865.

El 17 de Junio, como consecuencia de

Lerdo de Tejada, el compañero de Juárez,

estos acontecimientos, el gobierno republi-

ideó entonces con su habitual prontitud, el

cano volvió a fijar su asiento en la ciudad de

medio de conjurar el peligro que entrañaba

Chihuahua, trasladándose, en conclusión, a

aquella disidencia, a cuyo fin sometió a la

San Luis Potosí, donde se propuso esperar el

aprobación del Presidente un decreto que

fin de la tragedia cuyo desenlace se empeza-

se expidió el 8 de Noviembre, y en virtud

ba ya a entrever.

del cual se prorrogaba el periodo constitu-

Concentrados en Querétaro a principios

cional del Jefe del Ejecutivo federal hasta

de 1867 los apoyos principales ya excesiva-

cuando terminara la guerra, aplazando para

mente mermados, del teatral aunque no por

entonces las elecciones. Los fundamentos

eso menos sangriento imperio de Maximi-

de ese decreto estaban tan razonable y pa-

liano, el gobierno constitucional, desde San

trióticamente expresados, que merecieron la

Luis, estuvo pendiente de todos los inciden-

unánime aprobación y el apoyo de cuantas

tes de aquel sitio memorable y en constante

personas se interesaban por el triunfo de la

relación con las valientes tropas republica-

nacionalidad y de las instituciones mexica-

nas que habían puesto cerco a la ciudad.

nas, personificadas en el hombre de hierro

El 15 de Mayo de 1867 fue tomada la

que parecía designado por el destino para

plaza por el ejército sitiador, y el archiduque

tan alta misión.

Maximiliano y sus principales jefes queda-

Entretanto, Chihuahua había sido ocupada por el enemigo; pero habiéndose retira-

462

ron prisioneros, a disposición del gobierno de la República.

do éste el 29 de Octubre, volvió el gobierno

En unas cuantas líneas hemos referido

legítimo a establecerse en ella el 20 de No-

esta azarosa peregrinación del grupo patrió-

viembre siguiente. Su permanencia fue, sin

tico que representaba el gobierno legítimo;

embargo, corta, pues habiéndose vuelto a

y no podía ser de otro modo, cuando sería

mover las tropas francesas sobre esa ciudad,

necesario un gran libro para referir en to-

Juárez y sus Ministros salieron de ella, diri-

dos sus detalles las penalidades y peligros

giéndose nuevamente a Paso del Norte el día

sufridos por esos dignísimos mexicanos y

9 de Diciembre.

sobre todo para dar a conocer la enormidad

En principios de 1866 comenzó a cam-

de la labor intelectual realizada por ellos en

biar la suerte a los partidos beligerantes. El

el trascurso de su errante ejercicio. Las no-

imperio perdía terreno por todas partes y las

tas diplomáticas, las comunicaciones, las

fuerzas republicanas extendían su acción.

circulares, etc., expedidas por el gobierno

La constancia de aquel puñado de héroes

a moción principalmente del Ministro de

pacífica de los que Juárez representaba la

Relaciones, asombran por su número, y por

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

la claridad, acierto y energía con que están

un pliego a Mr. Campbell representante de

redactadas. En todos esos documentos, el

los Estados Unidos en México, diciéndole:

patriotismo, la erudición y el tacto político

“Comunicaréis al Presidente Juárez, pronta-

y diplomático se aúnan para conseguir el fin

mente y por los medios que tengáis a vues-

grandioso a que tendía aquel grupo de pa-

tra disposición, el deseo de este gobierno de

triotas. Sólo recorriendo la colección de esos

que en el caso de que sean cogidos prisio-

trabajos se pueden apreciar las extraordina-

neros el príncipe y sus defensores, reciban

rias facultades de quien los ejecutó, y solo

el tratamiento humano acordado por las

también en vista de tan brillante testimonio

naciones civilizadas a los prisioneros de

se llega a convenir en que, como ha dicho un

guerra”. Al tenor de estas instrucciones, y

escritor, el Lic. D. Sebastián Lerdo de Teja-

en un tono casi tan autoritario como el de

da fue el primer político de su tiempo y un

ellas, Mr. Campbell envió al gobierno repu-

hombre excepcional a quien la naturaleza

blicano una nota que se creyó sería inmedia-

concedió un sol por cerebro.

tamente atendida. Pero el Sr. Lerdo, —dice

Los esfuerzos de ese hombre esclarecido

M. Masseras, en su obra Un essai d’empire

no fueron infructuosos, pues el gobierno

an Mexique— contestó en un tono de fría y

constitucional de México consiguió del go-

altiva ironía, dando a entender que habiendo

bierno de los Estados Unidos el apoyo mo-

reconquistado México, su autonomía sin el auxilio

ral de esa gran nación, manifestado de un

de nadie, no estaba dispuesto a recibir órdenes ni

modo ostensible en su negativa terminante

consejos de extraños a propósito de las decisiones

a reconocer el imperio de Maximiliano, a

que tuviese a bien tomar.

pesar de las gestiones de éste y de las más apremiantes aún de Napoleón III. Y no sólo tendían los trabajos del Minis-

El gobierno de Estados Unidos no insistió, y el fin pavoroso de Maximiliano comenzó a delinearse en todos los espíritus.

tro Lerdo a defender las instituciones y la in-

Juzgados los prisioneros conforme a las

tegridad de la República sino también a con-

leyes del país, fueron sentenciados a muerte

servar incólume su dignidad; y esto se vio en

el príncipe Fernando Maximiliano de Habs-

particular cuando el presentimiento del fin

burgo y dos de sus generales: D. Miguel Mi-

trágico que la suerte reservaba a Maximilia-

ramón y D. Tomás Mejía.

no, hizo estremecer a las naciones europeas

Numerosos fueron los esfuerzos que

que habían considerado a México como un

se hicieron y grandes las influencias que se

pueblo incapaz de defenderse a sí mismo.

interpusieron para obtener la gracia de los

Luego que en Europa corrió la noticia de que

condenados; pero la nación había sufrido

Maximiliano estaba sitiado en Querétaro y

demasiado y estaba aún chorreando sangre

en peligro de caer prisionero, la corte aus-

a causa de aquellos siniestros visionarios,

triaca buscó la mediación del gabinete de

para que la República tuviera piedad de

Washington para garantizar la vida del prín-

quienes no la habían tenido hacia los más

cipe. Con este fin el Ministro Seward envió

nobles defensores de la patria lic . sebastián lerdo de tejada

463

Lerdo fue el primero que con su tranqui-

carácter de enviado particular de ella. Ler-

la energía característica externó tal opinión

do le expresó entonces la determinación del

de que el gobierno debía ser inexorable, por-

gobierno de entregarle el cadáver, pero solo

que era necesario, como un escarmiento a la

en el caso de que a su solicitud precediera un

Europa, que el castigo fuera terrible, como

acto oficial del gobierno, o una autorización

terribles habían sido los ultrajes inferidos a

en regla de la familia de Maximiliano.

la majestad de la nación.

464

En virtud de esta respuesta, la corte

Denegado, pues, el indulto a los prisio-

de Viena envió al Ministro de Relaciones de

neros, fueron éstos fusilados en el Cerro de

México, por conducto del vicealmirante,

las Campanas el 19 de Junio de 1867.

una nota firmada por el Canciller del Im-

El mismo día de la ejecución, el Ministro

perio de Austria en nombre del Emperador

de Austria pidió al gobierno que se le entre-

formulando oficialmente la solicitud que

gara el cadáver de Maximiliano para condu-

hecha con carácter confidencial había sido

cirlo a Europa. El Ministro Lerdo se negó a

desechada. Entonces fueron entregados al

cumplimentar dicha petición, lo mismo que

vice-almirante Tegethoff los restos del ar-

la que en igual sentido le dirigieron el Dr.

chiduque y el día 12 de Noviembre salieron

Basch, comisionado por el mismo archidu-

de la capital rumbo a Veracruz, rodeados de

que para embalsamar su cadáver y enviarlo

cierta pompa costeada por el Gobierno. El

a su familia, y el representante de Prusia.

día 28 del mismo mes fueron embarcados

Habiendo llegado a entrever los intere-

en el Novara, en el mismo buque que el 20

sados que la negativa del Sr. Lerdo no sería

de Mayo de 1864 había desembarcado en el

irrevocable y que habría probabilidades de

mismo puerto al archiduque Maximiliano y

éxito si la corte de Viena hacía directamente

a la archiduquesa Carlota, llenos de las más

una solicitud, se conformaron a esa presun-

espléndidas esperanzas, que en el transcurso

ción y se sujetaron a hacer lo que ella acon-

de tres años tormentosos se convirtieron en

sejaba como conveniente.

fúnebres decepciones.

Así, pues, el 26 de Julio llegaba a las

Con la salida del país de aquellos tris-

aguas de Veracruz el vicealmirante austría-

tes despojos terminó la trágica epopeya de

co Tegethoff y solicitaba del gobierno mexi-

la lucha sostenida contra el imperio, y en la

cano la autorización para dirigirse a la capi-

cual el Sr. Lerdo de Tejada desempeñó tan

tal. Una vez en ella, manifestó al Ministro

importante papel, como que fue él quien

Lerdo que traía la comisión de recabar del

contribuyó a mantener inflexible la energía

gobierno el permiso para conducir a Europa

de Juárez para que éste negase la gracia del

el cadáver del archiduque Maximiliano. Pre-

indulto al infortunado príncipe.

guntóle Lerdo en una conferencia, a título

¿Obró bien u obró mal desplegando

de qué desempeñaba tal encargo. El viceal-

aquella fuerza terrible de voluntad que hizo

mirante le contestó que a título de amigo

perecer tan trágicamente a Maximiliano?

de la familia reinante de Austria y con el

Los autores imparciales que con más seve-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

ridad han juzgado la conducta del gobierno

sólo de ese modo creían dejar aseguradas sus

republicano en sus procedimientos contra

garantías. Lerdo, siguiendo su política acos-

los defensores del imperio, no han hecho un

tumbrada de rechazar toda clase de tutelas

reproche al Ministro de Relaciones de Juárez

e indicaciones que quisieran imponerse al

por su comportamiento respecto a los pri-

país, se negó a sancionar aquel convenio,

sioneros de Querétaro. La realización de las

diciendo a los ministros que lo proponían,

previsiones de Lerdo justifican ese silencio.

que los extranjeras gozarían de las mismas

Si Lerdo sancionó con su voto y con su in-

garantías que los mexicanos, sin que para

fluencia decisiva la sentencia impuesta por

eso fuese preciso ponerlos bajo la protección

la ley a los culpables, fue porque creyó nece-

de la bandera americana.

saria su muerte, no sólo porque la justicia ja-

Prosiguiendo sus tareas como Ministro

más debe doblegarse ante la jerarquía del de-

de Relaciones, suspendió los efectos de los

lincuente, ni sólo porque aquella ejecución

tratados sostenidos con las potencias ex-

garantizaba la paz de la República, que de

tranjeras que habían tomado parte en la

otro modo habría quedado expuesta a nue-

intervención o que habían faltado a la neu-

vas tentativas de parte de quien se creía el

tralidad con la República durante la guerra.

elegido del pueblo mexicano para gobernar-

Cumpliendo con lo ofrecido al expedirse

lo; sino también porque la lúgubre memoria

el decreto de 8 Noviembre de 1865, en cuya

de ese patíbulo sería un fantasma ante el

virtud se prorrogó el periodo presidencial

cual retrocederían las ambiciones extranje-

de Juárez hasta que se obtuviera el triunfo

ras que pudieran escoger a México otra vez

de la República, el Sr. Lerdo, que al mismo

como la tierra prometida de sus esperanzas.

tiempo que desempeñaba el Ministerio de

La sumisión para siempre de los restos vivos

Relaciones estaba encargado del de Gober-

del imperio, la respetabilidad adquirida por

nación, expidió una convocatoria en 14 de

México ante el mundo, después de las ejecu-

Agosto de 1867, para elecciones de diputados,

ciones en el Cerro de las Campanas, son la

presidente de la República, magistrados y

justificación más grandiosa de aquella con-

presidente de la Suprema Corte de Justicia.

ducta tan apoyada por Lerdo, que llenó de

En dicha circular se proponían algunas re-

estupor a toda Europa…

formas a la Constitución y se demostraba lo

Casi un mes después de la ejecución de

conveniente que sería que el poder legislativo

Maximiliano; es decir, el 15 de Julio del mis-

fuere ejercido por dos cámaras. Estas inicia-

mo año de 1867, hizo su entrada solemne en

tivas levantaron una grita formidable en la

la capital el gobierno republicano.

prensa contra el Ministro que las firmaba,

Derrocado el imperio, los ministros ex-

atribuyéndole como único móvil al idear

tranjeros que lo habían reconocido pidieron

esas reformas su tendencia a las facultades

sus pasaportes: pero trataron de poner a

omnímodas. Varios hombres de vasta ilus-

los súbditos de sus respectivos países bajo

tración y de reconocida integridad política

el amparo de la legación americana, porque

juzgaron sin embargo útiles y fundadas en lic . sebastián lerdo de tejada

465

la razón las reformas propuestas. La adop-

Se ve por la breve idea que de su carre-

ción posterior de la mayor parte de ellas

ra hemos dado, con cuánta naturalidad sus

después de prolija discusión, prueba que ese

propios méritos le encumbraron sucesiva-

juicio era acertado.

mente a los más altos puestos del Estado,

Verificadas las elecciones, el Sr. Lerdo fue

sin sobresaltos, sin zozobra y sin que para

designado por el sufragio popular para Presi-

ello hubiera tenido que apelar a la intriga o

dente de la Suprema Corte de Justicia. No

a la azonada, medios empleados por los po-

entró luego a ejercer su nuevo cargo, pues

líticos medianos y por ambiciosos vulgares.

todavía continuó algún tiempo en el Minis-

Lerdo no debió su elevación más que a

terio con licencia.

466

sus propios merecimientos, a su erudición

En Diciembre de 1869 estalló en San

profunda como abogado y como político,

Luis Potosí una revolución encabezada por

a su poderosa elocuencia como orador, a su

el Gral. Aguirre. El Sr. Lerdo pidió al Con-

honradez como hombre público, a su ener-

greso facultades extraordinarias para ahogar

gía y abnegación como patriota y a su tacto

esa revolución. Esta petición escandalizó a

como ministro, todo lo cual, mostrado en

la Cámara y provocó discusiones acaloradas;

las circunstancias más azarosas y terribles,

pero al fin el Congreso concedió al gobierno

lo reveló como el hombre más a propósito

las facultades extraordinarias que solicitaba.

para ser el Jefe del Estado.

En el siguiente periodo, el Sr. Lerdo se pre-

Hasta en las exterioridades que acompa-

sentó a la Cámara dándole cuenta, como lo

ñan al ejercicio del poder pudo Lerdo, luego

había prometido, de que la revolución había

que tormó asiento en la silla presidencial

sido sofocada y de que para conseguirlo no

ver en cuánto se estimaba su valía y cuanto

se había apelado a préstamos forzosos, ni

respeto inspiraba su persona. Irreprochable-

a gravámenes para los pueblos, ni se había

mente correcto en su vestido y en sus mor-

coartado la libertad de imprenta, ni se ha-

tales, no mostraba ni aun indicios de esa

bía impuesto sacrificios de ningún otro género

solemnidad teatral y casi bufa que caracte-

a los ciudadanos. Ante tan feliz resultado, los

riza a los grandes improvisados. Mandaba

mismos adversarios del Sr. Lerdo no pudieron

con naturalidad, y sin embargo, sus órdenes

menos de confesar su grande habilidad.

eran obedecidas con la misma solicitud con

El 17 de Enero de 1871 se separó del

que obedecen las de un príncipe sus servido-

Ministerio y tomó posesión de su cargo de

res. Grandes y chicos se inclinaban incons-

Presidente de la Suprema Corte de Justicia.

cientemente ante él, y no porque el Presi-

El 18 de Julio de 1872 murió el ilustre

dente Lerdo se valiese del alto poder de que

patricio D. Benito Juárez, y el Sr. Lerdo se

estaba investido para convertirse en déspota

hizo carga de la Presidencia de la República

de quienes lo rodeaban. Al contrario, éstos

por ministerio de la ley. En 1º de Diciembre

reconocían su afabilidad, pero sufrían la in-

del mismo año fue declarado, previa elec-

fluencia de la grandeza moral de aquel hom-

ción, Presidente Constitucional.

bre, y se sentían fascinados por su genio.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

La prueba de que jamás usó de su poder para satisfacer mezquinas pasiones contra

humana, y la fuerza grosera del añón inconsciente lo precipitó desde esa altura.

quienes le hubiesen ofendido o desagrada-

Acerca de este cataclismo político sólo

do, es que nunca tuvo enemigos persona-

nos aventuramos a decir que los errores que

les. Como lo mostraba la segundad con que

haya cometido Lerdo y que prepararon su

salía a la calle, por la tarde al terminar sus

caída, pueden resumirse en uno solo: haber

tareas en Palacio, o por la noche, para dar

querido gobernar a México conforme a las

un corto paseo, acompañado únicamente

inspiraciones políticas de fácil aplicación en

de algún amigo, o solo seguido a distancia

un país que se encuentra en circunstancias

por su coche, para que pudiese montar en él

normales, siendo así que la nación mexicana

luego que la fatiga lo obligara a ello. En esos

no era en su tiempo más que un campamen-

solitarios paseos, que lo ponían a merced

to ocupado por saldados turbulentos, holga-

de cualquiera que hubiese querido cumplir

zanea y ambiciosos disfrazados de paisanos

contra él alguna venganza o satisfacer algún

pacíficos.

asentimiento, no sufrió nunca la más leve

Esas tropas indisciplinadas aprovecha-

agresión, ni a su oído llegó un insulto, ni

ron el primer pretexto que se les presentó

una palabra mal sonante a él dirigida. Antes

para alzarse contra la autoridad constituida

bien, el respeto más profundo le acompa-

y suplantarla.

ñaba por donde quiera que se le reconocía.

Mas detengámonos. Esos acontecimien-

Hasta en los postreros días de su vida pública

tos son de ayer, y no podemos juzgarlos aún

se mostró ese respeto unánime del público

con la filosófica frialdad que debe caracteri-

hacia su persona, pues todavía la noche del

zar las apreciaciones de la historia.

20 de Noviembre de 1876, la Noche Triste

Diremos sólo para acíbar de dar una idea

de la Historia del Sr. Lerdo, porque fue la

de la gran figura que hemos tratado de deli-

última de su gobierno y la primera de su

near, cuáles fueron los actos culminantes de

proscripción, anduvo en el jardín del Zóca-

su gobierno.

lo, hasta muy avanzada la noche, sin más

Bajo él se terminó la campaña de Na-

defensa y sin más compañía que la de su

yarit, que se había prolongado por mucho

viejo y fiel amigo el Gral. D. Miguel Auza,

tiempo y que tuvo por epílogo la aprehen-

no obstante que en la ciudad se respiraba ya

sión y muerte de Lozada; la expedición de

el humo de los cañones tuxtepecanos y que

la ley de amnistía para cuantos se habían

los desertores del antiguo gobierno trataban

levantado contra el gobierno en tiempo de

de hacer méritos para ganarle el favor de los

Juárez, el establecimiento del Senado, la

conquistadores del poder.

supresión de las Hermanas de la Caridad,

¡Triste caída fue la de ese hombre extraordinario de tan caprichoso destino! La potencia sublime de un prodigioso talento le llevó al pináculo de la grandeza

y uno de los más trascendentales para el afianzamiento de la libertad democrática en México: la elevación de las Leyes de Reforma al rango de leyes constitucionales. lic . sebastián lerdo de tejada

467

El fin del gobierno de Lerdo es bien sa-

vista de aquel sarcófago sagrado, en el que se

bido; la última racha del maligno viento re-

encerraban los restos de un héroe que sin lle-

volucionario que por tanto tiempo sopló en

var oropeles sobre su pecho había asombra-

nuestra patria, precipitó al grande hombre

do al mundo, mezcló sus tiernos gemidos

desde la cumbre de su grandeza y lo lanzó a

a la voz imponente del cañón, del mismo

morir en una playa extranjera. Allá mismo

cañón que había tronado para expulsarle y

durante la lenta agonía a que lo condenaba

que ahora daba la señal de duelo paro reci-

la ausencia de cuanto había amado con el

birle dignamente.

más abnegado cariño, no dejó de honrar a

¡Nunca acaso se ha estremecido la patria

su patria con los destellos radiantes de su ta-

bajo la influencia de un sentimiento dolorido

lento y de su saber. Apagada la luz de aque-

tan unánime como el que mostró al recibir

lla excelsa inteligencia, cerrados para siem-

en su seno aquellos fúnebres despojos!

pre aquellos ojos que tanto habían visto y tanto habían adivinado, los despojos mortales del ilustre desterrado fueron devueltos a la patria, y ésta, anhelante y conmovida a la

¡Triste pero valioso tributa a la memoria del hombre a quien tanto le debía! Enrique M. de los Ríos Antonio Albarrán

Dr. Gabino Barreda 1824-1881

Ninguna empresa digna de mejor pluma que

valor, porque aún no han producido todo su

la nuestra, como burilar esa titánica figura

inmenso resultado.

del saber y del talento que se llamó Gabino –––––

Barreda. Ante la gigantesca sombra de ese ge-

El Sr. Dr. D. Gabino Barreda, nació en la Ciu-

nio, el espíritu vacila y se sublima por que

dad de Puebla el día 19 de Febrero de 1824.

se contempla miserable y pequeña, como

De su juventud se sabe que hizo en México

exigua potencia para alcanzar a bosquejar

los estudios de Derecho, que terminó con

siquiera la inmensa talla del apóstol… ¡Y

notable aprovechamiento, consagrándose

sin embargo, lo intentamos!… Lo intenta-

después a seguir los cursos de la facultad

mos, sí, porque es un deber imprescindible

de Medicina, recibiendo el título de Doctor

de nuestra alma, rendir el tributo de nuestra

en esa facultad, dedicándose desde luego al

admiración profunda a la memoria del ilus-

ejercicio de su noble profesión. Tenía muy poco tiempo de haberse

tre sacerdote de la ciencia. No trataremos de hacer un estudio pro-

recibido, cuando invadieron al país los

fundo y concienzudo de la influencia directa

americanos en el año de 1847, y el Dr. Barre-

y eficaz que tuvieron los esfuerzos del Dr.

da empuñó las armas como voluntario

Barreda en la propagación y afianzamiento

combatiendo en defensa de su patria

de los principios liberales, pues semejante

como valiente soldado, hasta que estalló

estudio no es propio del carácter de esta

la revolución conocida en la historia pa-

obra; pero procuraremos señalar somera-

tria con el nombre de pronunciamiento de

mente cuales sean los inestimables benefi-

los Polcos, y no queriendo tomar parte en

cios que las ideas liberales deban a la cons-

las discusiones intestinas, siguió al ejérci-

tancia y al saber de ese apóstol, beneficios

to, pero prestándole su contingente solo

que aún no pueden estimarme en todo su

como médico.

˜ 469 ˜

Durante la guerra con los americanos,

adoptó desde luego los principios de una fi-

fue hecho prisionero por éstos en la “Casa

losofía que bajo tan malos auspicios había

Colorada”, cerca de Chapultepec, y había

impresionado su ánimo.

sido fusilado como todos los que allí encon-

Pero si bien le pareció al principio ina-

tró el enemigo con las armas en la mano,

ceptable un sistema que llegaba a tan ex-

si no hubiera sido no hubiera sido por su

traviadas conclusiones religiosas, le llamó

profesión de médico que le sirvió de salva-

profundamente la atención la gran morali-

guardia.

dad que en ese sistema reinaba, y compa-

Retirado definitivamente del servicio

rando esa moralidad con la de las doctrinas

del ejército, a fines del mismo año de 1847,

metafísicas comprendió el valor inmenso

se dirigió a París con el objeto de perfeccio-

de doctrinas tan eminentemente científicas

nar sus estudios en la medicina y permane-

que correspondían mejor a la espontánea

ció en esa capital hasta el año de 1851.

emancipación intelectual que iba experi-

Un nuevo horizonte se abrió en esta época para el genio del Dr. Barreda, horizon-

Con el fervor y la constancia del genio,

te amplísimo que había de impulsar al pode-

se propuso profundizar las bases de la nueva

roso genio del eminente pensador a un cam-

filosofía y al efecto, de regreso a México se

po fecundo en magníficos frutos científicos

entregó a la profunda y laboriosa medita-

y que bahía de abrirle también las puertas

ción de las obras de Augusto Comte.

de la inmortalidad.

470

mentando.

Ese concienzudo estudio, para el cual

Era precisamente esta época aquella

tenía por otra parte una magnífica prepa-

en que uno de los más ilustres filósofos del

ración, merced a su vastísima instrucción

presente siglo, Augusto Comte, daba en el

científica, lo llevó a cabo durante el tiempo

Palais Royal las sesiones dominicales en que

que le dejaban libre ya el ejercicio de su pro-

exponía y desarrollaba la parte religiosa de

fesión, ya las Cátedras de Historia Natural

su sistema filosófico.

primero y de Botánica después, que desem-

Por supuesto que para quien como Barre-

peñaba en la Escuela de Medicina todavía

da, iba con la inteligencia nutrida con las

en el año de 1857, y en la que tuvo como

enseñanzas de una educación enteramente

aprovechado discípulo entre otros al distin-

metafísica, los secretos nuevos, extraños

guido cirujano Doctor Rafael Lavista.

y atrevidos del ilustre Comte, no eran por

Con la meditación de las obras del gran

cierto los más propios y adecuadas para

filósofo francés, la emancipación mental del

servir de primera iniciación, al positivismo,

Dr. Barreda se hizo más rápida y completa,

sino al contrario, las consecuencias religio-

y bien pronto se convirtió en el más adicto

sas que el filósofo francés deducía de la par-

partidario y celoso propagador de las doctri-

te científica de su sistema le parecieron el

nas de Augusto Comte, doctrinas casi ente-

producto de una imaginación enteramente

ramente desconocidas por esos tiempos en

extraviada. Por esta razón el Dr. Barreda, no

México.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Casi de una manera insensible se pro-

como verdades indiscutibles y como utilísi-

pagaba la nueva escuela científica en lo que

mos medios para investigar la verdad, tarea

tiene por decirlo así, de fundamental, esto

de propaganda que apoyaba con algunos ar-

es, en su incomparable método y en sus

tículos publicados por la prensa periódica y

principios esenciales siendo más intensa

en cuyos artículos usaba de igual prudencia

esta propagación entre los alumnos de las

y precauciones respecto de los asuntos reli-

clases de Historia Natural y Botánica, quie-

giosos y políticos.

nes aspiraban el aire puro de la moderna

De esta manera, lentamente pero con se-

ciencia en las lecciones orales a la que daba

guridad, fue como una multitud de personas

lugar naturalmente la explicación de estas

llegaron a profesar los principios y el método

ciencias del eminente profesor.

del positivismo, inconscientemente.

Hasta esos tiempos no se conocían en

Por otra parte las prendas personales de

México, sino dos maneras de resolver los

Barreda le conquistaban el aprecio, respeto

grandes problemas científicos y filosóficos:

y consideraciones, no sólo de sus discípulos,

la escolástica que no tiene otra tendencia

sino de cuantos lo trataban más o menos.

como dice muy bien un gran pensador, que

Este aprecio general y la muy extensa

convertir a la filosofía en sierva humilde de

reputación de que gozaba tanto como médi-

la teología, y la manera crítica de un racio-

co como pensador, contribuyeron sin duda

nalismo infecundo, que no tenía otra ten-

poderosamente para que al restablecimien-

dencia que llevar sus negaciones más o me-

to de la República en 1867, se fijaran en él

nos lejos.

las miradas del gran Juárez y su Ministro

Se comprende, pues, perfectamente, que

de Instrucción Pública el señor Martínez de

en estas circunstancias la propagación del

Castro, para reorganizar por completo ese

espíritu positivo, tan profundamente con-

ramo importantísimo de la administración.

trario al espíritu teológico y a las sutilezas

Quizá gran parte tuvo en esto el mag-

metafísicas, tenía que ser una propagación,

nífico discurso cívico que pronunció el Dr.

más que difícil, casi imposible. Sin embargo

Barreda el 16 de Septiembre de ese mismo

la prudencia y el admirable tacto de Barreda,

año de 1869, oración elocuentísima y pro-

supieron vencer esas dificultades, y trans-

fundamente sabia cuyo exordio basta para

mitió sus ideas con tanta mayor facilidad,

demostrar todo lo que ya en esa época había

cuanto que procuraba siempre evitar todo

ascendido en su poderoso vuelo el genio del

género de alusiones a las creencias religiosas

inmortal filósofo.

de sus alumnos, exponiendo sus principios, con ocasión de aquellos asuntos científicos

Ese exordio que no podemos prescindir de trasladar aquí, dice como sigue:

que se prestaban a su mejor aplicación y

“En presencia de la crisis revolucionaria

mejor podían demostrar su utilidad y exac-

que sacude al país entero desde la memora-

titud. De esta suerte gravaba en el espíritu

ble proclamación del 16 de Septiembre de

de sus alumnos sus magníficas enseñanzas

1810; a la vista de la inmensa conflagración dr . gabino barreda

473

474

producida por una chispa, al parecer insigni-

con su perspicaz y natural empirismo es la

ficante, lanzada por un anciano sexagenario

de hacer ver que durante todo el tiempo en

en el oscuro pueblo de Dolores; al considerar

que parecía que navegábamos sin brújula

que después de haberse conseguido el que

y sin norte, el partido progresista a través

parecía fin único de ese fuego de renovación

de mil escollos y de inmensas y obstinadas

que cundió por todas partes, quiero decir la

resistencias, ha caminado siempre en buen

separación de México de la Metrópoli espa-

rumbo, hasta lograr, después de la más do-

ñola, el incendio ha consumido todavía dos

lorosa y la más fecunda de nuestras luchas,

generaciones enteras, y aún humea después

al grandioso resultado que hoy palpamos,

de 57 años, un deber sagrado y apremiante

admirados y sorprendidos casi de nuestra

surge para todos aquellos que no vean en

propia obra; es, en fin, la de sacar conforme

la historia un conjunto de hechos incohe-

al consejo de Comte “las grandes lecciones

rentes y estrambóticos, propios sólo para

sociales que deben ofrecer a todos, esas do-

ocupar a los novelistas y a los curiosos; una

lorosas colisiones que la anarquía que reina

necesidad se hace sentir por todas partes

actualmente en los espíritus y en las ideas,

para todas aquellos que no quieren, que no

provoca por todas partes, y que no puede ce-

pueden dejar la historia entregada al capri-

sar hasta que una doctrina verdaderamente

cho de influencias providenciales, ni al azar

universal, reúna todas las inteligencias en

de fortuitos accidentes, sino que trabajan

una síntesis común.

por ver en ella una ciencia, más difícil sin

“El orador a quien se ha impuesto el

duda, pero sujeta, como las demás a las le-

honroso deber de dirigiros la palabra en esta

yes que la dominan, y que hacen posible la

solemne ocasión siente, como el que más,

previsión de los hechos por venir, y la expli-

el vehemente deseo de examinar con ese es-

cación de los que ya han pasado. Este de-

píritu y bajo ese aspecto, el terrible periodo

ber y esta necesidad, es la de hallar el hilo

que acabamos de recorrer, y que políticos

que pueda servirnos de guía y permitirnos

mezquinos o de mala fe, pretenden arrojar-

recorrer, sin peligro de extraviarnos este

nos al rostro como un cieno infamante, para

intrincado dédalo de luchas y de resisten-

mancillar así nuestro espíritu y nuestro co-

cias, de avances y de retrogradaciones, que

razón, nuestra inteligencia y nuestra mora-

se han sucedido sin tregua en este terrible

lidad, presentándolo maliciosamente como

pero fecundo periodo de nuestra vida nacio-

una triste excepción en la evolución progre-

nal; es la de presentar esa serie de hechos al

siva de la humanidad, pero que, examinado

parecer extraños y excepcionales, como un

a la luz de la razón y de la filosofía, vendrá a

conjunto compacto y homogéneo, como al

presentarse como un inmenso drama, cuyo

desarrollo necesario y fatal de un programa

desenlace será la sublime apoteosis de los

latente, si puedo expresarme así, que nadie

gigantes de 1810 y de la continuada falan-

bullía formulado con precisión, pero que el

ge de héroes que se han sucedido desde Hi-

buen sentido popular había sabido adivinar

dalgo y Morelos, hasta Guerrero e Iturbide;

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

desde Zaragoza y Ocampo hasta Salazar y

Era muy natural que una ley que de una

Arteaga, y desde éstos hasta los vencedores

manera trascendental transformaba los an-

de la hiena de Tacubaya y el aventurero de

tiguos métodos de enseñanza, encontrara

Miramar”.

desde luego algunos enemigos y contradic-

“En la rápida mirada retrospectiva que

tores terribles que se opusieran a que se lle-

el deseo de cumplir con ese sagrado deber

vase a la práctica. Pero vino el finísimo tacto

nos obliga a echar sobre los acontecimien-

de Barreda a concluir con las dificultades.

tos del pasado, habría que tocar no sólo

Hizo algunas concesiones a la preocupación

aquellos que directamente atañen a los su-

y a la rutina en las escuelas especiales para

cesos políticos, sino también aunque muy

cada profesión, pero en el que debía servir de

someramente, otros hechos que a primera

escuela matriz, en la Escuela Nacional Pre-

vista pudieran parecer extraños a este sitio

paratoria, por la que forzosamente debían

y a esta festividad. Pero en el dominio de la

pasar todos los que aspirasen a conquistar

inteligencia y en el campo de la verdadera

un título profesional, la reforma fue com-

filosofía nada es heterogéneo y todo es soli-

pleta y radical.

dario. Y tan imposible es hoy que la política

Conforme al plan de estudios de esa

marche sin apoyarse en la ciencia, como que

Escuela, para toda clase de carreras debían

la ciencia deje de comprender en su dominio

estudiarse todas las ciencias de la serie fun-

a la política”.

damental, desde las Matemáticas hasta

El anterior exordio puede dar una idea

la Historia Natural, por un orden riguro-

aunque débil, del inmenso fondo de erudi-

samente jerárquico, y según confesión de

ción científica de que dio patente muestra

escritores europeos, de una manera más

el eminente Barreda en la oración cívica que

profunda que en los mismos Liceos de Eu-

pronunció en Guanajuato, y que, según di-

ropa. Por otra parte, se notaron desde luego

jimos antes, contribuyó bastante, en nues-

en el plan de estudios dos cosas dignas de

tro concepto, para que se fijaran en él las

consideración, siendo la primera el espíritu

miradas del Gobierno republicano como en

positivo que dominaba en la enseñanza que

la persona más apta para reorganizar la ins-

prescribía y la atrevida innovación de ense-

trucción pública.

ñar la lógica como ciencia dogmática, colo-

En efecto, a la poderosa influencia del

cándola como el coronamiento o la última

Dr. Barreda se debe la promulgación de la fa-

en el o desde las materias que eran objeto

mosa ley de instrucción pública que organi-

de estudio.

zó los estudios preparatorios y profesionales

Esta última innovación era tanto más

conforme a un orden enteramente lógico y

notable cuanto que en los antiguos siste-

según la jerarquía que consagra Comte en

mas de enseñanza se acostumbraba más al

su clasificación de las ciencias, de acuerdo

alumno a argumentar con estudiados giros

con el principio fundamental de complica-

de lenguaje y sin preparación científica de

ción creciente y generalidad decreciente.

ninguna clase, lo que producía el ergotismo dr . gabino barreda

475

pedantesco, más que raciocinar lógicamen-

ramente negativas de los filósofos del Siglo

te, apoyado en una regular instrucción y en

xviii,

una continua práctica de las verdades cien-

que hubiera llegado a las playas de nuestra

tíficas.

patria, como contrabando intelectual im-

Además de esto la innovación a que nos venimos refiriendo tenía su fundamento

portado de la culta Europa, a pesar de las excomuniones fulminadas por el clero.

enteramente filosófico. El gran reformador

El resultado de las lecciones elocuentes

comprendió que no se debía enseñar sola-

del Maestro, correspondió y aun sobrepujo

mente la lógica deductiva y puramente for-

a las esperanzas que él mismo se formara

mal, sino que debía formar también parte

al emprender su obra. Una multitud de sus

del programa y con más particularidad, la

discípulos abandonaba la lectura de Voltai-

lógica inductiva, es decir la verdadera lógica

re, Russeau y demás enciclopedistas para

científica y del descubrimiento. Compren-

consagrarse al estudio concienzudo de las

dió también por lo mismo, que el estudio de

obras de Comte, Mill, Bain y Spencer, reem-

la lógica inductiva, no sería sino enteramen-

plazando las antiguas negaciones por las

te infructuoso, si no se hacía con el carácter

ideas de Amor, Orden y Progreso, que incul-

de dogmático y como coronamiento de los

cara en sus corazones el inmortal apóstol de

estudios que la inteligencia estaba ya habi-

la buena nueva.

tuada a hacer de una manera inconsciente

Al mismo tiempo que la cátedra de ló-

en las ciencias que anteriormente había re-

gica en la Escuela Nacional Preparatoria,

corrido. Se conseguía por otra parte, iniciar

desempeñaba el Dr. Barreda la cátedra de

así a los alumnos en los rudimentos de la

Patología general en la Escuela Nacional

ciencia social, cuyas ventajas y alcances po-

de Medicina. En esta última cátedra propagó

drían presentirse ya al hacer con dedicación

Barreda el mismo espíritu positivo y las mis-

el curso de lógica.

mas doctrinas; pero la lucha tuvo que ser

Dada la importancia inmensa de esta

más asidua y más ardiente, al mismo tiem-

cátedra, que a la vez era la cima y la base

po que menos fructífera, pues el eminente

de todo el sistema que se desarrollaba en el

pensador tenía que combatir con la falta de

plan de estudios de la Escuela Nacional Pre-

preparación de los alumnos que venían a su

paratoria, era muy natural que el mismo Dr.

cátedra de Patología nutridos con ideas y

Barreda se encargara de desempeñarla.

doctrinas enteramente distintas a las que el

Durante más de diez años, esa cátedra

476

que era la más avanzado en filosofía

Maestro profesaba.

fue la creadora fecunda de verdades que el

Por ese tiempo se puso en vigor una ley

reformador sembraba en las inteligencias de

orgánica que prohibía que un mismo ciuda-

sus alumnos, haciendo familiares a la juven-

dano desempeñara dos empleos distintos de

tud inteligente los principios atrevidos de

la Federación y esta disposición obligó al Dr.

la moderna ciencia y desentrañando de su

Barreda a separarse de la cátedra de Patología

espíritu las doctrinas desconsoladoras y pu-

general, precisamente en los momentos en

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

que iban a cursar esa cátedra alumnos que

las enseñanzas imponentemente arrollado-

habían hecho sus estudios en la Escuela Na-

ras del Maestro. Quizá confiado el partido

cional Preparatoria, y que por lo mismo se

del oscurantismo en que esta nueva refor-

encontraban ya suficientemente preparados

ma escolar se derrumbaría por sí sola, como

para hacer con éxito el estudio importante

había acontecido con las que basadas en las

de esa ciencia fundamental de la carrera de

doctrinas metafísicas, se habían intentado

Medicina. Cuantas gestiones se hicieron

antes, esperaba sin duda que todas las mi-

de una maneta espontánea por los alumnos

radas se volvieran a él y se buscara apoyo en

ante el Ministerio de Justicia e Instrucción

sus doctrinas para reorganizar en ese senti-

Pública para impedir esa fatal separación del

do las escuelas públicas.

eminente profesor, fracasaron ante la inelu-

Pero aunque tarde, como decimos, se

dible inflexibilidad del cumplimiento de la

apercibió el clero al fin de lo mucho que ha-

ley. Cuán nociva fue para la instrucción

bía destruido sus débiles cimientos la mo-

esa ley que muy poco tiempo después hasta

derna enseñanza, y entonces con sus ciegos

la fecha (1893) debía ser muchas veces que-

partidarios inició las hostilidades, limitán-

brantada y burlada en aras del favoritismo

dolas de pronto a lanzar calumniosas acu-

mas torpe, que no había de tener empacho

saciones contra esa enseñanza y la Escuela

en conceder hasta tres o más prebendas pú-

en que se impartía, increpando inmoralidad

blicas no a ilustres pensadores y eminentes

a la primera y supuestos desórdenes a la se-

filósofos como Barreda sino a individualida-

gunda; acusaciones que se desvanecieron

des oscuras y sin mérito.

fácilmente por medio de averiguaciones im-

Por efecto de la prudencia suma y exce-

parciales que hizo el Ministerio respectivo.

sivo cuidado que puso Barreda, en el desarro-

Debemos aquí recordar un suceso que

llo de su magnífico plan de estudios, que ve-

hace patentes, por una parte la unión de

nía a transformar radicalmente y a reformar

la juventud estudiosa en aquellos tiempos,

el movimiento intelectual del país, el clero

y por otra parte el profundo respeto que le

ese poder sombrío y nefando, no se aperci-

profesaba al Maestro Barreda. En Abril del

bió sino demasiado tarde de la inmensa y

año de 1875, tres alumnos de la Escuela

terrible brecha que en sus potentes fortale-

Nacional de Medicina, fueron expulsados

zas te había abierto, y de que se le había al

por el Director de esa Escuela, Dr. Francis-

fin arrebatado de las garras a esa semilla del

co Ortega, según parece de una manera

porvenir, a esa juventud a la que por tanto

violenta y casi arbitraria. Sus compañeros

tiempo había infiltrado sus nocivas y atrasa-

de esa Escuela, después de haber hecho en

das enseñanzas, rigiendo así al país desde los

masa gestiones inútiles cerca del Dr. Ortega

curatos, las sacristías, el confesionario, por

para que volviera sobre sus pasos, acordaron

medio de la instrucción pública.

unánimemente protestar contra semejante

Tarde, muy tarde se había dado cuenta

abuso, y para ese fin se declararon en huel-

el poder clerical de los temibles adelantos de

ga, invitando a los alumnos de las demás dr . gabino barreda

477

478

Escuelas Nacionales, a que los secundaran

año de 1868, es decir cuando apenas acababa

en ese movimiento de insurrección, al día

de nacer la Escuela Nacional Preparatoria, el

siguiente de haberse declarado en huelga

Lic. Ignacio Mariscal, entonces Ministro de

los alumnos de la Escuela de Medicina lo hi-

Instrucción Pública, a instigaciones de va-

cieron los de la Escuela de Jurisprudencia, y

rios miembros de la Cámara de Diputados,

un día después los imitaban los alumnos de

pidió autorización para reformar la Ley de

la escuela N. Preparatoria, que se hallaban

Instrucción Pública, promulgada por el Sr.

precisamente en la portería de esa Escuela

Lic. Martínez de Castro. Como se compren-

recogiendo firmas para el acta de adhesión a

de el único y exclusivo fin que se proponía

la huelga, cuando se presentó entre ellos el

Mariscal, no era otro que destruir lo que se

Dr. Barreda, preguntándoles qué era lo que

había adelantado y hacer un retroceso a los

hacían allí. Al aparecer el Director, cesaron

antiguos erróneos sistemas educativos.

de súbito las exclamaciones de los alumnos

El Dr. Barreda era en aquella época Presi-

y uno de ellos, el más atrevido, le explicó el

dente de la Comisión de Instrucción Pública

objeto que allí los tenía. El Dr. Barreda los

en la Cámara de Diputados, posición oficial

escuchó con atención y después de darles al-

de que supo aprovecharse en beneficio del

gunos consejos acerca de cómo sería más correc-

nuevo triunfo del método positivista. Al

ta su conducta, terminó con frases como

efecto retardó cuanto más pudo el curso de

éstas o semejantes: “No necesitan ustedes

esa autorización que pedía Mariscal, y em-

hacer escándalo para abandonar su Escuela;

prendió con éste una serie de conferencias,

retírense de ella los que así lo deseen. Si la

que como resultado final produjeron un

causa que sostienen es justa, yo les ofrezco

cambio en las ideas del Ministro. Obtenida

solemnemente mi apoyo cerca del Ministe-

esta conquista se concedió por el Congreso

rio a fin de que sus compañeros expulsados

la autorización pedida, cuyo producto fue

vuelvan a su Escuela”. Un ¡hurra! atronador

una nueva ley, que no hizo más que sancio-

contestó a estas palabras de Barreda por par-

nar en definitiva lo que ya estaba consigna-

te de los alumnos, quienes abandonaron la

do en la anterior.

Escuela Preparatoria en el mayor orden, lan-

Pero el culero y su partido no desma-

zando vivas al Maestro. Nadie ignora que

yaban, ni han desmayado un solo instante

merced a la prudencia y tacto de Barreda se

en atacar por cuantos medios han podido

debió principalmente el que los alumnos ex-

la obra del inmortal reformador. Todos los

pulsados volvieran a la Escuela de Medicina

afanes de los sectarios del oscurantismo,

a sus cátedras, y con ellos los alumnos de

convergían a minar las bases de la Escuela

todas las Escuelas Nacionales que se habían

Nacional Preparatoria, foco inagotable de

declarado en huelga.

donde brotaba la inmensa luz que deslum-

Antes de este acontecimiento, que no

braba las inteligencias juveniles que día a día

hemos podido prescindir de mencionar aun-

se apartaban más y más de los antros del re-

que fuera de un modo suscinto, y a fines del

troceso. Mas esos afanes inauditos eran per-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

fectamente estériles, porque la experiencia

de la Preparatoria, se le reprobaría sin duda,

había demostrado ya la banalidad de todos

tan solo porque era de ideas religiosas orto-

los ataques, la completa falsedad de las ca-

doxas. El señor Tagle, asistió al examen del

lumniosas increpaciones que se hacían a la

joven sin decir qué objeto lo llevaba, y cuan-

Escuela, y lo imaginario de los peligros que

do ese examen terminó con la reprobación

para la juventud señalaba el partido retró-

por unanimidad del alumno, el Dr. Barreda

grado en las enseñanzas que en esa Escuela

inquirió la opinión del Ministro, quien le

se impartían.

contestó: “Creo tan estrictamente justa la

Cuando el Ministerio de Justicia e Ins-

conducta de los profesores que forman el

trucción Pública se halló a cargo del Sr. Lic.

jurado, que habría yo destituido al que hu-

Protasio P. Tagle, en 1877, un gran número

biera aprobado a ese joven”.

de personas trató de inclinarlo en sentido

Muy natural era que después de pruebas

desfavorable a la Escuela Nacional Prepa-

tan patentes, el Ministro Tagle se hiciera el

ratoria. Para no obrar con ligereza, sino al

más decidido partidario de la Escuela Nacio-

contrario con reflexión y madurez, hizo un

nal Preparatoria y pusiera en juego todo su

examen minucioso de la Escuela y de su

valor e influencia para protegerla contra los

plan de estudios en el que notó desde luego

frecuentes ataques que recibía de las Cáma-

que la obra que servía de texto en la cáte-

ras legisladoras, que la minaban con perso-

dra de lógica, que era el “Sistema de Lógica”

nalísimas dispensas de materias y revalida-

por John Stuart Mill, adolecía del defecto de

ciones de estudios hechos en los seminarios

no ser muy adecuado para texto de esa cá-

clericales.

tedra, porque en primer lugar era una obra

Sería tarea muy cansada mencionar to-

de controversia y en segundo lugar no era

das las gestiones y todas las luchas que el

muy didáctico. Discutido el asunto con el

Dr. Barreda tuvo que sostener para rechazar

Dr. Barreda, estuvo de acuerdo en cambiar

todas las calumnias y todos los ataques que

ese texto por la obra sobre la materia de Ale-

sufrió la Escuela Nacional Preparatoria,

jandro Bain.

que aunque subsistente hasta hoy (1893),

El mismo señor Ministro visitó con fre-

no se encuentra a la altura en que la dejara

cuencia la Escuela, y especialmente en la

el pensador eminente, pues entre otras co-

época de exámenes, porque tenía noticias

sas, su plan de estudios ha sido mutilado,

de que se desplegaba demasiado rigor con

cosa que las generaciones venideras tendrán

los alumnos. Una de esas visitas fue pro-

que reprochar siempre a la actual adminis-

vocada por el siguiente suceso, que honra

tración del General Díaz, que es la que más

tanto a la disciplina que conservó Barreda

empeño ha tomado en destruir por su base

en la Escuela Nacional Preparatoria, como a

la obra del inmortal reformador.

la justa imparcialidad del Sr. Lic. Tagle. Una

Pero de todas maneras, lo que es aún

persona de las relaciones de este último, lle-

el magno desideratum para muchas de las

gó a decirle que a su hijo, que era alumno

grandes nociones de la culta Europa; es un dr . gabino barreda

479

480

hecho ya para nuestra patria: la enseñanza

cual se tocan varios puntos relativos a la instrucción

laica, exclusivamente científica, sin mezcla

pública. En esta carta notabilísima, el Dr. Ba-

alguna de carácter confesional o religioso,

rreda trató de fundar el plan de estudios y el

se halla por ventura perfectamente cimen-

método de enseñanza vigentes en la Escuela

tada en México, que en un próximo porve-

Preparatoria, para decidir al Sr. Riva Palacio a

nir recogerá los frutos de este impondera-

implantarlos en el Estado de México de que

ble progreso.

era Gobernador en el año de 1870 en que Ba-

Y este progreso, ese inmenso adelanto en

rreda le dirigió esta carta. “De la educación

la senda de la civilización, se debe al espíritu

moral”, artículo publicado en El Siglo XIX el

reformador, a la constancia inquebrantable,

3 de Mayo de 1863. “Informe presentado a la

al talento del inmortal genio de Barreda.

Junta Directiva de estudios sobre, el Catecismo

La fundación de la “Sociedad Metodófi-

de Moral de D. Nicolás Pizarra, y Carta al editor

la, Gabino Barreda”, que por desgracia vivió

del Semanario Ilustrado sobre el mismo asun-

poco tiempo, fue sin duda alguna otra de las

to. “Discurso en honor del Barón de Hum-

fundaciones benéficas del gran filósofo, que

boldt”. “Discurso en honor del pintor Juan

agrupó bajo su presidencia a sus discípulos

Cordero”. “Algunas ideas sobre instrucción

más inteligentes y estudiosos, con el fin de

primaria” dictamen presentado a la comisión

aplicar el inflexible criterio de la lógica a las

nombrada en una junta de amigos, reunidos

cuestiones de cualquier naturaleza, que en el

con el objeto de promover lo que pudiera ser

seno de esa sociedad se discutieran. Los estre-

útil para difundir la ilustración en México; dic-

chos límites de que disponemos no nos per-

tamen que fue aprobado por dicha comisión,

miten analizar los útiles trabajos que en la

compuesta por D. Ignacio Ramírez D. Rafael

“Sociedad Metodófila” se discutieron durante

Martínez de la Torre, D. Guillermo Prieto y

su breve existencia, pero bástenos decir que

D. Roberto Esteva, tanto en lo general, como

hay algunos verdaderamente notables, entre

en lo relativo a la parte resolutiva con que ter-

ellos el leído por el mismo Dr. Barreda sobre

mina. “Carta dirigida a la Revista Universal” y

“Apreciación de los progresos de la Astrono-

en las que contesta Barreda a las impugnacio-

mía Física, o mejor de la Física Astronómica

nes que D. Miguel Rendón Peniche hizo al

desde el punto de vista positivo” y otro de

opúsculo anterior “Rectificaciones históricas”

D. Eduardo Prado sobre “Determinación

artículo publicado en El Federalista, correspon-

de los conocimientos que son del dominio de

diente al 14 de Enero de 1876, seguido de otro

la intuición y los que son del dominio de la

que se publicó en el mismo periódico el 17 de

inferencia”.

Febrero del propio año con el título: “Mahoma

El profundo sabio escribió durante su vida

y Robespierre”. En ambos artículos, sostuvo el

una multitud de artículos y opúsculos de los

Dr. Barreda una brillante polémica con el Lic.

que los más notables son los siguientes: La ho­

Justo Sierra, sobre el verdadero papel histórico

meopatía, o juicio crítico sobre este nuevo sistema;

del tribuno francés. “En los funerales del Dr.

Carta dirigida al C. Mariano Riva Palacio, en la

Miguel Jiménez” discurso que se publicó en El

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Federalista en 21 de Mayo de 1876. Por último,

ropa, la Brayera antihelmíntica o Cuso, cuyas

otro discurso pronunciado en la distribución

propiedades vermicidas demostró experi-

de recompensas escolares de la Escuela Nacio-

mentalmente.

nal Preparatoria el 8 de Septiembre de 1877. Como dijimos antes, entre todos los escritos del Dr. Barreda, aparece en primer lugar la

En igual época publicó sus Apuntes sobre los tumores mamarios o adenoides notabilísimos, según la opinión de reputados médicos.

“Carta al Sr. D. Mariano Riva Palacio”, que es

Demuestra sus profundos conocimien-

una síntesis de las ideas del profundo sabio y en

tos en el arte que profesaba, en los múltiples

la que se observa la trascendencia de sus prin-

trabajos que publica en el periódico órgano

cipios fundamentales y la previsión, prudencia,

de la Academia, de la que es electo Vicepre-

estudio y energía que hacen ver en su autor al

sidente en el año de 1871.

hombre eminentemente práctico en una mate-

A fines del año de 1878, el Gobierno se

ria tan espinosa como es la instrucción pública.

fijó en el Dr. Barreda para encomendarle

Sus artículos sobre moral son también

una elevada cuanto honrosa misión, y par-

notables, pues nada es más puro y más le-

tió en ese mismo año rumbo a Europa, con

vantado que la moral que predicó y profesó

el carácter de Ministro Plenipotenciario de

el insigne pensador, fundada en la divisa de

México en Berlín.

Augusto Comte: el Amor como principio, el Or­ den como base y el Progreso como fin.

Dos años desempeñó ese puesto y ya un poco fatigado, por la vida excepcionalmente

Debemos además consagrar unas cuan-

laboriosa que había llevado, y que tan fruc-

tas líneas a los méritos del gran sabio como

tífera había sido para la juventud y el porve-

miembro de la Academia de Medicina.

nir de su patria, regresó a ésta a fines del año

El día 30 de Noviembre de 1851 al reorga-

de 1880, con la salud bastante quebrantada

nizarse la Academia de Medicina de México,

y el ánimo suficientemente abatido por al-

en la casa de otro sabio, el Dr. Leopoldo Río

gunas profundas decepciones, recibidas de

de la Loza, veinticuatro médicos, de los vein-

muchos a quienes siempre impartió su ge-

tisiete reunidos, dan su voto al Dr. Barreda

neroso apoyo.

para el puesto importante de Secretario de

Pocos meses había de figurar ya en el

esa Corporación, puesto en el cual desplegó

catálogo de los vivos aquel sabio profun-

sus inmensas dotes y vastos conocimientos,

do, aquel pensador insigne, aquel filósofo

en esa época, en que aún se discutían en

eminente que tanta honra había dado a su

México asuntos de importancia suma, como

patria, adquiriendo una envidiable fama eu-

el empleo del cloroformo como anestésico,

ropea, con el brillo radioso de su inteligencia

cuyas propiedades patentiza Barreda, pro-

superior y con su asidua constancia, para

nosticando los eminentes servicios que más

difundir y propagar en los espíritus las luces

tarde prestaría a la humanidad doliente.

de la moderna ciencia positiva.

En el mismo año hace conocer por pri-

En efecto, el día 10 de Marzo del año de

mera vez en México, importándola de Eu-

1881, murió en la ciudad de Tacubaya el egredr . gabino barreda

481

gio Dr. Gabino Barreda, dejando un enorme

libertad el más firme y robusto apoyo: el de

vacío en la ciencia, en la filosofía, en la ins-

la instrucción y el de la ciencia.

trucción, y en el noble arte de la medicina.

El derrumbamiento de los conventos y del poder teocrático, no era completo. No

–––––

habían bastado para hacerlo definitivo ni la

Sólo nos resta para concluir, analizar siquiera

sangre de los héroes derramada en los cam-

sea brevemente, la siguiente cuestión: ¿Los

pos de batalla, ni el trueno asolador de los

hechos del indigne Dr. Gabino Barreda, re-

cañones; para el triunfo completo de las

claman para él un puesto prominente en el

ideas liberales se necesitaba la fecunda pro-

catálogo de los liberales ilustres mexicanos?

paganda del genio inmortal que se llamó

Sí, a no dudarlo. Quienes, como el grande

Barreda, que con la luz indeficiente de sus

hombre de que nos ocupamos, han consagrado

teorías, vino, a destruir para siempre las ti-

su existencia entera a luchar por la Reforma,

nieblas del oscurantismo que cubrían la no-

por el adelanto, por el progreso y engrande-

ble inteligencia de la juventud.

cimiento de su patria, destruyendo con afán

El horizonte inmenso y risueño que

constante y con perseverancia inquebrantable

supo descubrir ante las generaciones futu-

las espesas sombras de teorías vetustas, para

ras que constituían el glorioso porvenir de

sembrar en los espíritus los salvadores y fecun-

la patria, desenterrando los errores de la

dos principios de una moral pura y noble y de

atrasada ciencia y sembrando las verdades

una filosofía enteramente de acuerdo con la

indiscutibles de la nueva filosofía, dan sin

ciencia; quienes como Barreda han compren-

disputa sólido derecho al eminente genio

dido la misión sublime del apóstol y la han

para ocupar un puesto elevadísimo entre los

cumplido con abnegación infinita; tienen de-

hombres, ilustres que lucharon por el pro-

recho, sí, a figurar en primera línea, entre los

greso y engrandecimiento de esa patria.

que posesionados del amor a la humanidad, se

A la misma altura que Ignacio Ramírez,

dedican exclusivamente a disminuir sus erro-

tiene, como él, indiscutibles méritos para

res, a predicarle verdades, a calmar sus horri-

que las generaciones venideras los proclamen

bles penas y procurar su mayor felicidad.

Maestros, apóstoles de la juventud, sacerdotes

Al mismo tiempo que en nuestra patria

de la ciencia y paladines egregios de la libertad.

se efectuaba ese gran movimiento político,

Desde esa época de los Barreda y los Ra-

que sobre los escombros de la teocracia, y

mírez, no ha habido, por desgracia para la pa-

la tiranía, plantaba los cimientos del gran-

tria, ni grandes hechos ni grandes hombres.

dioso edificio de la democracia, que había de

¡Ojalá y que el porvenir en sus misterio-

abrir para la Nación una nueva era de pros-

sas incubaciones, prepare genios que puedan

peridad, Barreda coadyuvaba a esa titánica y

colocarse dignamente al lado de esas gigan-

gloriosa empresa, propagando las máximas

tes figuras, cuya pérdida hoy deploramos!

redentoras de su magnífica enseñanza, que habían de prestar a la causa bendita de la

Marzo de 1893.

Ricardo López y Parra

Francisco Zarco 1829-1869

I Nacimiento, infancia, primeros años

La cátedra y la tribuna son, pues, fuer-

juveniles, vida burocrática.

zas efectivas, pero no siempre eficaces; y

Se ha dicho que el periódico es una cátedra o

tienen como cualidad peculiar el ejercer su

una tribuna; pero no es ni lo uno ni lo otro.

influencia en una esfera de acción muy li-

La cátedra siembra verdades en un cor-

mitada.

to número de inteligencias, y sus inciertos

No sucede lo mismo con el periódico;

frutos sólo pueden recogerse en un lejano

esa hoja leve, que puede cambiarse en for-

porvenir; la cátedra es, por lo mismo, el ge-

midable, tiene un auditorio indeterminado;

nerador de una fuerza futura, más que una

se dirige lo mismo al grande que al pequeño,

verdadera fuerza del presente.

al rico que al pobre, al joven que al viejo, al

La tribuna ejerce su acción sobre un número de individuos casi tan restringido

sabio que al ignorante; en una palabra, a la multitud.

como la cátedra, y lleva en su propia na-

He ahí por qué el periódico es algo más

turaleza una causa de debilidad que hace

que la cátedra y la tribuna. No tiene el ca-

más limitado el poder que en la tribuna se

rácter augusto de la primera, ni el brillante

reconoce. No se dirige por lo general a áni-

aparato de la segunda; pero presta mayores

mos libres, a los cuales el reconocimiento

y más inmediatos servicios a la sociedad que

de una verdad pueda desviar de una ruta

ambas, porque mejor que ellas puede con-

previamente adoptada. Casi siempre se di-

mover el espíritu público y encaminarlo a

rige a espíritus preocupados que tienen to-

una tendencia provechosa.

mada de antemano una tenaz resolución,

Además, en la cátedra y en la tribuna

y que podrán convencerse algunas veces,

no hablan más que aquellos poquísimos que

pero casi nunca persuadirse, aunque la tri-

hasta ellas han podido llegar; en el periódi-

buna fulmine sobre ellos todos los rayos de

co, por el contrario, lo mismo puede hacer-

la elocuencia.

se oír el anciano cargado de ciencia que el ˜ 483 ˜

joven lleno de ilusiones, siempre que uno u

tado de Durango; pero un tumulto de esos

otro tengan alguna idea que exponer o algu-

que tan frecuentes eran entonces, le obligó

na verdad que proclamar.

a salir precipitadamente de la ciudad de su

Esta universalidad de la prensa, así en

residencia, acompañado de su esposa, la Sra.

quienes llevan la voz en el periódico como

María Mateos, y de toda la familia, con di-

en quienes escuchan esa misma voz, hace

rección a México. Francisco no tenía más

de ella una potencia tan incontestable, que

que unos cuantos meses de edad, y metido

desde su aparición en las sociedades han

dentro de un cajón hizo su entrada en la Ca-

tratado de avasallarla los poderosos, porque

pital, en que tantas persecuciones y tantos

han visto en ella un temible medio de correc-

contratiempos había de sufrir.

ción a sus abusos. Por eso el periodismo ejercido con concien-

no por eso el jefe de ella se apartó de la vida

cia ha ido siempre acompañado de la per-

fatigosa y accidentada del soldado; y esta

secución, pues nunca ha dejado de haber

circunstancia hizo que cuando el niño Fran-

tiranos de las nobles ideas ni verdugos de los

cisco comenzó a sentir sus primeras impre-

que han sido sus apóstoles.

siones, su corazón recibiera en toda su ple-

Los héroes del periodismo —porque

nitud la influencia del cariño maternal, que

también los ha tenido— no sólo han ejer-

tonto había de contribuir a la formación

cido una honrada tarea, no sólo han llena-

definitiva de su carácter.

do un alto deber, no sólo han cumplido una

El coronel Joaquín Zarco era un liberal

noble misión, no sólo han ejercido un sa-

intransigente, siempre enérgico, un poco

cerdocio; han hecho más que todo eso: han

brusco, casi despótico. Francisco, al parecer,

sufrido un martirio.

recibió por herencia fisiológica el temple de

De allí proviene la grandeza del esclare-

su padre para sostener firmemente sus con-

cido liberal cuya figura tratamos de esbozar

vicciones a través de cuantos infortunios pu-

aquí.

dieran acarrearle, pero no heredó su brusque-

Don Francisco Zarco sufrió tantas amar-

dad soldadesca. Si aquel niño hubiera crecido

guras por defender heroica y perseverante-

y se hubiese empezado a formar hombre bajo

mente las ideas liberales, tan oprimidas en

la tutela directa de su padre, quizá habría ad-

su tiempo, que la historia debe considerarlo,

quirido la misma efervescencia de ideas de él

más que como un sacerdote, como un már-

y su misma rudeza de carácter. Pero la vida

tir de la libertad.

activa del coronel establecía entre él y su

Algunos rasgos de su vida bastarán para convencernos de ello. Nació Francisco Zarco el día 4 de Diciembre de 1829 en Durango. Su padre, el

484

Establecida la familia Zarco en México,

familia un alejamiento involuntario, y esto hacía que los niños concentraran sus afectos en su madre, amoldando así poco a poco sus propensiones al carácter maternal.

antiguo insurgente D. Joaquín Zarco, era en

De ahí provino sin duda ese doble matiz

aquel tiempo Secretario de Gobierno del Es-

del carácter de Francisco Zarco: fue enérgico,

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

firme y valeroso, como su padre; pero al

meros pasos, vacilantes aún como era de

mismo tiempo, afable, modesto y afectuoso

esperarse, en la vida literaria y pública, a las

como su madre.

cuales había de consagrarse por entero. Te-

Bajo la dirección de un profesor de cier-

nía entonces como doce años.

ta notoriedad, apellidado Rico, comenzó su

Algún tiempo después, nuevas peripe-

educación primaria. Desde un principio se

cias en la vida del coronel Zarco, hicieron

distinguió por sus felices disposiciones para

que su familia volviera a México.

el estudio. Mostraba perspicaz inteligencia y

Francisco había terminado la educación

una memoria admirable. Esta facultad le per-

primara, y entró como alumno a la Escuela

mitió aprovechar la rara oportunidad que se

de Minas, en donde estudió dos años, ob-

le presentó en otro de los colegios en que

teniendo el aprovechamiento que en cual-

continuó educándose, de estudiar los idio-

quier clase de estudios le aseguraban su de-

mas francés, italiano e inglés, que un profe-

dicación y su inteligencia.

sor extranjero enseñaba a la sazón con muy

Pero habían llegado para la familia tiem-

buen éxito. La adquisición gradual de estos

pos difíciles. El coronel Zarco, ya viejo y

idiomas le fue poniendo en aptitud de am-

achacoso, había solicitado v obtenido su re-

pliar sus lecturas, que fueron casi las únicas

tiro, y en la casa comenzaban a sentirse las

distracciones que pudo procurarse en su vida.

privaciones.

Tendría unos diez años, cuando su pa-

Francisco apreció exactamente la si-

dre fue nombrado Secretario de Gobierno

tuación, y obedeciendo a esos impulsos de

del Estado de México, siendo Gobernador el

generosidad y de amor a su familia que la

Sr. Francisco Olaguíbel. Allá se trasladó su

más ruda adversidad no lograría amortiguar

familia.

en lo venidero, renunció a los estudios, y se

Un día que el Gobernador pasaba junto

decidió a trabajar en aquello que le fuese po-

a un grupo de muchachos, le llamó la aten-

sible, para aliviar con el producto de su tra-

ción que uno de ellos comentase algo que

bajo la pobreza en que se encontraban sus

había referido a sus compañeros, con un

padres y sus hermanos.

tino y una sensatez excepcionales en una

¿Qué elementos morales e intelectuales

inteligencia infantil; volvió la vista, y en el

llevaba a la vida laboriosa que se proponía

muchacho que hablaba reconoció a Francis-

abrazar? ¿Qué fuentes productivas de su in-

co, uno de los hijos de su Secretario, refirióle

dividualidad iba a poner en explotación para

a éste su observación, y le propuso se enco-

realizar su laudable propósito? Helas aquí:

mendara al niño precoz la formación de un

una inteligencia penetrante y segura, amor

discurso patriótico para que lo pronunciara

apasionado al estudio, y constancia en el

en las festividades de 16 de Septiembre que

trabajo, que más tarde había de convertirse

ya se acercaban.

en tenacidad. Como instrucción adquirida

Francisco cumplió bastante bien su co-

poseía bastante bien los idiomas francés,

metido, y con aquel discurso dio sus pri-

inglés e italiano, y el conocimiento de ellos, francisco zarco

487

488

unido a su afición a las lecturas escogidas,

al alcance de su padre, cuyas relaciones so-

le había hecho conocer las otras clásicas es-

ciales iban siendo cada día más reducidas,

critas en esas lenguas, desarrollando en él

desde que se le había acordado su retiro.

el buen gusto literario y despertando en

Como resultado de esta determinación,

aquel espíritu aún indeciso los instintos

Zarco era por el año de 1846 meritorio de una

de escritor. Fuera de los dos años que había

oficina del gobierno. Su carrera burocrática

cursado en la Escuela de Minas, Zarco no

empezó, sin embargo, bajo halagadores aus-

podía envanecerse de haber hecho estudios

picios, pues a poco tiempo de estar haciendo

académicos de ninguna clase; pero ese corto

méritos, es decir trabajando sin retribución,

periodo de trabajo intelectual disciplinado

fue nombrado traductor de planta, asignán-

no podía menos de traer provecho a una

dosele un sueldo modesto, pero que bastaba

inteligencia tan dócil como lo era la suya.

a satisfacer sus aspiraciones del momento.

Quizá esos estudios severos, que tienen por

Las nuevas funciones le pusieron en más

principio, medio y fin, la exactitud matemá-

frecuente trato con el Ministro de Relacio-

tica, desarrollaron en él esa propensión a la

nes del cual dependía, y que lo era a la sazón

verdad, ese tino en la manera de buscarla y

D. Luis de la Rosa. Pronto advirtió este fun-

esa solidez de raciocinio que constituirían

cionario las excelentes facultades del nuevo

más tarde el fondo de su personalidad perio-

traductor y comenzó a distinguirle con su

dística y tribunicia.

estimación.

Algún valor intrínseco tenían, pues,

Al año siguiente, 1847, el gobierno de la

1as facultades intelectuales y las cualidades

República se trasladó a Querétaro, urgido

morales que el joven Zarco trataba de po-

por los terribles acontecimientos sobreveni-

ner en actividad para auxiliar a su familia

dos en la guerra que el país sostenía contra

y preparar su propio porvenir. ¿Pero cómo

los Estados Unidos.

conseguirlo? Zarco no veía delante de sí un

Esta situación anormal de la República

camino recto, en cuyo final vislumbraba la

hacía que el Ministerio de Relaciones fuese

realización de sus deseos. Pero, como todos

uno de los que más incesantemente tenían

los hombres de un valor real, confiaba en

que funcionar. Con la traslación a Queré-

que el tiempo, las circunstancias y su propia

taro, con la escasez de dinero, con la irre-

observación le marcarían la ruta que más

gularidad y a veces falta absoluta de pagos,

rectamente le podía conducir a la consecu-

el gobierno estaba sufriendo incontables

ción de su doble objeto.

deficiencias en el servicio de sus oficinas.

Animado de estas esperanzas se resignó

Muchos empleados le habían abandonado.

a aceptar, como principio de la carrera aún

Y no obstante esos contratiempos, había

desconocida a que la suerte había de desti-

necesidad imprescindible de hacer frente a

narle, una plaza de meritorio en el Ministe-

la situación.

rio de Relaciones, plaza que era lo único que

Entre los pocos subalternos que conti-

entonces estaba a su alcance, o mejor dicho,

nuaban ayudando a los altos funcionarios a

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

sobrellevar el peso del gobierno, agobiador en

mente sucede en la época de la vida en que

aquel tiempo de guerra contra los invasores

el entendimiento y el raciocinio empieza a

norteamericanos, se distinguía por su cons-

adquirir solidez.

tancia y por su actividad Francisco Zarco.

Esa facultad le permitió en Querétaro

Pertenecía al excelso número de aquellos

hacer la crónica fiel de las sesiones de una

hombres de corazón que comprenden que

junta de gobernadores que se convocó en

en tiempos tempestuosos para la patria, se

esa ciudad, y que tenía por objeto acordar

la debe servir no por retribución sino por

los medios de arbitrar recursos para conti-

patriotismo.

nuar la guerra.

Fiel a esta máxima, quizá más sentida

Aquellos trabajos le sirvieron como de

que pensada, Zarco multiplicaba sus esfuer-

aprendizaje para emprender más tarde otros

zos y era un auxiliar importantísimo del

análogos a propósito del Congreso Constitu-

gobierno, particularmente del Ministro de

yente de 1856 y 1857, cuya historia impar-

quien dependía.

cial y bastante completa escribió, sirviéndose

El Sr. De la Rosa, que había llegado a

de notas tomadas al vuelo en las sesiones, y

apreciar en todo su valor la aptitud, perse-

que después, gracias a su extraordinaria me-

verancia y patriotismo de Zarco, lo nombró

moria, amplificaba hasta formar una reseña

Oficial Mayor de su Ministerio, haciéndole

exacta de lo que en la Cámara acontecía.

salvar así, gracias a su mérito, todos los ascensos intermediarios. Zarco tenía entonces 18 años no cumplidos. En su nuero cargo, pudo dar más ampli-

Terminada la guerra contra los norteamericanos, el gobierno general fue de nuevo establecido en México por el presidente Herrera, a donde le siguieron sus funcionarios y empleados.

tud al desarrollo de sus facultades. El estado

Durante la administración de Herrera,

anormal en que el país se encontraba, y que

Zarco, aunque en perpetua actividad intelec-

refluía sobre el gobierno, había borrado tem-

tual, llevó una vida oscura, tranquila, extraña

poralmente los límites que separan las fun-

al bullicio del periodista batallador, a la cual,

ciones de las diversas secretarías de Estado,; y

sin embargo, le destinaban fatalmente sus

esta circunstancia obligaba al joven Oficial

instintos, su temperamento y sus opiniones.

Mayor de la de Relaciones a iniciar, consultar o expedir disposiciones en varios de los

II

ramos administrativos, para combatir el

sus producciones como periodista

embrollo en que se encontraba el despacho

satírico y literario

de los asuntos públicos a causa de la guerra.

Elevado el general Arista a la presidencia;

La memoria, esa facultad que en tan

Zarco pensó en adoptar una actitud defini-

maravilloso grado mostró Zarco desde sus

tiva, producto natural de su manera de pen-

primeros años, se había hecho en él más

sar y de los acontecimientos que en torno

firme en vez de debilitarse, como común-

suyo veía verificarse. francisco zarco

489

El general Arista se mostró desde sus

exaltado. Varios liberales colaboraban en

primeros actos liberal moderado; no por-

él, pero era Zarco quien daba al periódico el

que sus opiniones fuesen indecisas o poco

tono general, era él quien lo salpicaba de

sinceras, no, por el contrario, Arista amaba

chistes, de ocurrencias y de humoradas

con entusiasmo el liberalismo, pero sabía

que lo llenaban de atractivo. Las Cosqui­

que en derredor del gobierno se levantaban

llas era una especie de linterna mágica

aún poderosos elementos reaccionarios a

en la cual aparecían unos tras otros o

quienes era peligroso exasperar. No se le

unos junto a otros, todos los personajes

ocultaba que era indispensable dar el gol-

prominentes de la época, con su fisono-

pe de gracia al partido clerical, vestigio po-

mía peculiar, sus gestos, sus actitudes

tente del autocratismo español; pero com-

habituales, sus ridiculeces y defectos. Y

prendía que el liberalismo no tenía aún la

esos croquis, esos perfiles y esos rasgos

fuerza indispensable para dar muerte a su

estaban escritos con tanto tino y gracia

rival en el caso de empeñarse la lucha, y de

y con tan fina mordacidad, que el perió-

allí provenía esa templanza de su adminis-

dico se hizo Juego popular y su principal

tración, que los liberales exaltados no po-

reductor adquirió pronto esa reputación

dían menos de ver con malos ojos, y que

brillante que se adhiere a los escritores

tampoco podía llenar las aspiraciones del

políticos satíricos.

partido reaccionario.

490

Los atrevidos ataques de Las Cosquillas

Este antagonismo entre las opiniones

al gobierno, contribuyeron no poco a au-

de Arista y la conducta que se creía precisa-

mentar el desprestigio de la administración

do a seguir, lo colocó en una posición falsa,

Arista; y la parte que en su caída haya teni-

que llenó de descontento a los exaltados, los

do aquel periódico, debe de haber pesado so-

cuales pronto se declararon contra él.

bre Zarco como un remordimiento, cuando

Zarco, partidario ferviente de la libertad

los desaciertos y crímenes gubernativos pos-

y enemigo de toda dependencia que pudiera

teriores le hicieron apreciar en todo su valor

deprimir sus ideas, no tardó en decidirse en-

la rectitud del virtuoso gobernante a quien

tre el gobierno y la oposición. Se apartó del

con tanta rudeza había atacado.

primero y se afilió en la segunda, dispuesto a

Zarco había visto ya, gracias a su méri-

desplegar en la defensa y propaganda de sus

to, abrírsele las puertas de la redacción del

ideas toda la fuerza moral que sentía agitar-

Siglo XIX, en el cual escribió durante algún

se dentro de sí.

tiempo en calidad de colaborador.

En cumplimiento de su propósito, lan-

Más interesantes fueron por entonces

zó a la publicidad Las Cosquillas, periódico

sus trabajos en La Ilustración Mexicana, pe-

satírico, que había de ser el pedestal sobre el

riódico literario que también puso sus pá-

cual se levantaría su popularidad venidera.

ginas a la disposición del escritor de moda.

Las Cosquillas adoptó un programa en

En la Ilustración, cuyo quinto tomo lo

todo conforme con las ideas del partido

escribió Zarco en su totalidad, publicó con

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

el pseudónimo de “Fortún” multitud de her-

III

mosos artículos literarios, críticos, de histo-

zarco periodista político, conspirador y

ria y de costumbres. Al mismo tiempo que colaboraba en el

representante del pueblo

—sus recriminaciones y trabajos en el

Siglo XIX, ideó el publicar por entregas una

congreso constituyente.

obrita a la que dio el título de Presente Amistoso,

Cuando sólo tenía veinte años, esto es, en

y que tenía por objeto distraer al bello sexo,

1849, Zarco ingresó a la Redacción del Siglo

fortaleciendo a la vez su sentido moral y des-

XIX, en calidad de jefe de ella.

pertando su afición a las lecturas literarias.

Sus trabajos con ese carácter iban a ser

En esa obra, de la cual se hizo después

más serios, su tarea más importante, y su

una edición en volumen, escribió bonitos

personalidad, con este motivo, empezaba a

artículos narrativos, descriptivos y morales,

destacarse con toda su grandeza.

que tuvieron muy buena acogida.

Su aspecto físico nada tenía de particu-

En los escritos de Zarco hasta entonces

lar; era un joven de mediana estatura, delga-

publicados, aparecían ya, aunque un tanto

do, de complexión nerviosa, la que daba a su

indecisas, no bien delineadas aún, las cua-

fisonomía una gran expresión. Sus espesos

lidades que después habían de caracterizar

y finos cabellos negros, su alta y despejada

al publicista ya formado y al tribuno. Buen

frente, su larga nariz, sobre la que descansa-

sentido coma fondo esencial y exactitud

ban constantemente los anteojos incoloros,

en el raciocinio, auxiliados por una varia-

su bigote castaño terminado en puntas diri-

da instrucción en las ciencias políticas y en

gidas hacia abajo, su mirada vivaz, realzado

el arte literario: tales eran los caracteres de

todo esto con una sonrisa burlona, eran los

sus diversas producciones. El estilo que en

rasgos prominentes de aquella fisonomía

ellas campeaba era fácil, ligero, pintoresco

aguda hasta en su forma, que tan bien co-

algunas veces y con frecuencia incisivo y

nocida iba a ser desde entones, así de amigos

mordaz.

como de enemigos, así de los amantes apa-

Hasta esa época, Zarco, aunque había sufrido algunos sobresaltos a causa del eno-

sionados de la libertad como de los eternos verdugos de ella.

jo oficial cuando Las Cosquillas había esta-

La nación se encontraba entonces divi-

do en boga, ignoraba aún lo que era verda-

dida en dos bandos: el liberal, entusiasta y

dera persecución. Habiendo saboreado de

altivo por ser joven, y el reaccionario, fuer-

la vida periodística sólo su parte agradable,

te y altanero por haber echado raíces pro-

lo eran totalmente desconocidas las otras

fundas entre la masa ignorante del pueblo,

fases de ella. Pero se acercaban los tiem-

numerosísima en aquel tiempo. Ambos par-

pos en que el joven escritor literal había de

tidos se encontraban en lucha abierta, y el

comenzar a probar toda la amargura de la

país todo no era más que un vasto campo de

vida pública.

batalla donde uno y otro trataban de exterminarse mutuamente. francisco zarco

491

Justo es, sin embargo, hacer constar que

Cuando sus trabajos tomaron una direc-

si del lado de alguno de los dos bandos había

ción manifiesta en ese sentido, comenzaron

mayores peligros y más temibles amenazas

bien los espionajes de la policía, las visitas

para quienes se les afiliaban con decisión,

intempestivas de los esbirros a la Redacción,

era seguramente del lado del bando liberal.

las multas crecidas y arbitrarias.

El Sr. Ignacio M. Altamirano lo explicaba en muy pocas y elocuentes palabras.

constante zozobra, que había de hacerse

“Levantabase entonces —decía— dos

habitual bajo el gobierno reaccionario, tuvo

colosos que cerraban el camino al adelan-

la satisfacción de que sus trabajos en favor

to del pueblo: la tiranía política y el fana-

del progreso del pueblo fuesen estimados

tismo religioso. El primero amenazaba con

en lo que valían, siendo una prueba de ello,

los cadalsos, el segundo con los anatemas,

el hecho de que la fuerza de la opinión pú-

que aún conservaban su prestigio y hacían

blica lo señalase para ocupar un lugar en el

proscribir al libre-pensador de todos los

Congreso de la Unión, siendo nombrado en

círculos de la vida social. Se sabe lo que son

consecuencia diputado suplente por uno de

en todas partes las dictaduras militares y los

los distritos del Estado de Yucatán, el año

sacerdotes formando alianza para dominar

de 1851.

a los pueblos. “Ahogan en sangre al atrevido que levanta una voz para arrebatarles sus víctimas.

En 1852 la situación de los liberales empezaba a estar seriamente comprometida con el levantamiento provocado en Guada-

“Se necesita entonces para hacerles fren-

lajara por la reacción, llegando a mayor gra-

te una alma inspirada, un corazón templado

do de tirantez en 1853, con el advenimiento

para sobreponerse a los peligros del comba-

de Santa-Anna.

te, la abnegación grande de sacrificar el bien-

Fue entonces cuando las amenazas, las

estar personal a la felicidad común, y la más

persecuciones, los encarcelamientos, los

grande todavía de no recoger más fruto que

destierros, empezaron a caer como lluvia

la ingratitud pública y el odio de los mismos

maldita sobre cuantos profesaban ideas li-

por cuyo interés se ha derramado la sangre o

berales, y particularmente sobre quienes

se ha consumido el corazón”.

mostraban ardor en su propaganda.

Zarco, no obstante que tenía un presen-

La vida incierta de los periódicos en esa

timiento de los sinsabores que le reservaba

época de imbécil tiranía, obligó a Zarco a de-

el porvenir, tuvo esa heroica abnegación;

jar la vida del escritor metódico y sedenta-

hízose enemigo jurado del despotismo polí-

rio, que sólo es posible en tiempos normales,

tico, militar, teológico y bajo todas sus for-

y a tomar la vida nómada del conspirador,

mas, mostrándose defensor incansable de la

del folletista acosado, del fugitivo, del hom-

libertad y de los derechos del pueblo, cuyos

bre peligroso señalado por el dedo del tirano.

sufrimientos y miserias no podía contem-

Su actividad se desbordaba aún en las

plar sin conmoverse. 492

Pero antes de llegar a esa situación de

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

logias masónicas, de las que era miembro

prominente, y donde emprendió trabajos

—Pero qué ¿hay acaso días de prosperi-

importantes en sentido liberal, que fueron

dad para el escritor liberal? No, señores, no

los precursores de la Constitución de 1857.

hay más que amarguras y sufrimientos, no hay

Vino la revolución de Ayutla, y Zarco

más que injusticias y desengaños… El hom-

se adhirió a ella con toda la fogosidad de la

bre que consagra su vida entera, su inteli-

honradez, de la dignidad y del mérito injus-

gencia toda a ser el eco o el intérprete de un

tamente perseguidos por el despotismo.

partido, a dirigir la opinión; el que pudiera

Triunfa la revolución, y Zarco es envia-

extraviarla en un momento de despecho; ese

do al Congreso Constituyente de 1856 por

hombre, señores, que se convierte en el ver-

sus conciudadanos, representando un distri-

bo de un pueblo entero, no encuentra en su

to electoral de Durango, su Estado natal.

camino más que calumnias e injusticias…

Al fin, después de un periodo azaroso a

Yo mismo, señores, que siempre he defendi-

través de una atmósfera mortífera, impreg-

do los principios liberales, que he procurado

nada de vapores de sangre, Zarco tenía un

el desarrollo de la revolución de Ayutla, que

momento de respiro en el templo de la ley.

he marchado sin retroceder por el camino de

Pero ni aún allí había de ser completa

la reforma, que he comprometido mi porve-

la tranquilidad de que gozara. Su perfecta

nir y mi tranquilidad apoyando al gobierno

honradez política y la independencia abso-

actual como representante de la revolución,

luta de ideas que era su consecuencia, ha-

yo mismo, señores, me encuentro con que

cían que sus propios compañeros le tacha-

porque soy franco, porque no disimulo ja-

ran de turbulento y aun de ambicioso.

más la verdad, soy considerado como hostil

Estos injustos cargos, que traían a su

al gobierno. Los ministros y el mismo presi-

memoria pasadas persecuciones más injus-

dente de la República me consideran como a

tas aún, se hacían levantarse en la tribuna y

enemigo ambicioso, a mí que no anhelo más

exclamar airado:

que el bien público… ¡Oh! Tanta miseria no

—Señores: no fiamos en nuestra actual prosperidad para atacar a las clases privile-

irrita.... inspira sólo.... compasión. Éstos son nuestros días de prosperidad!

giadas y defender los intereses del pueblo…

Al mismo tiempo que había sido desig-

Sabemos muy bien lo que nos espera cuan-

nado para formar parte del Congreso Cons-

do triunfen nuestros adversarios. Combati-

tituyente, tomaba de nuevo posesión de su

mos contra una facción cruel y sanguinaria;

puesto de redactor en jefe del Siglo XIX.

hemos atacado al clero, que es un enemigo

En las primeras sesiones de aquel Con-

rencoroso e implacable en sus venganzas:

greso memorable estaba del lado de aquellos

¡obtendremos el cadalso o el grillete! Pero

que querían el restablecimiento de la Cons-

a todo estamos resignados, porque somos

titución de 1824; pero en los que siguieron

hombres de conciencia.

se puso resueltamente del lado de la Reforma.

Los aplausos ahogaban aquella voz varonil y sincera, y Zarco proseguía.

Zarco contribuyó eficazmente a la grande obra de la Constitución de 1857. francisco zarco

493

Su palabra fue un instrumento poderoso para el triunfo y perfeccionamiento del

de Historia del Congreso extraordinario Consti­ tuyente de 1856 y 1857.

nuevo Código. Entonces, como en todo el resto de su carrera tribunicia, su oratoria se distinguía

propaganda liberal desde su escondite, bajo

por el buen sentido que le servía de base y por

el gobierno reaccionario.—lo busca en

la claridad y precisión con que exponía sus

vano la policía durante dos años.—es al fin

razonamientos, revestidos de un lenguaje

aprehendido.

que se distinguía por su facilidad y fluidez

Proclamada la Constitución del 57, fue heri-

y por sus enérgicas e incisivas entonaciones

da, acabando de nacer, por los que debieran

cuando era necesario. Su voz, aunque partía

haber sido sus más ardientes sostenedores.

de un cuerpo casi raquítico, era clara y vibrante; su gesto expresivo y nervioso.

El golpe de Estado de Comonfort vino a dar más aliento a la reacción, bastante so-

Las cualidades señaladas hacían que la

berbia todavía, y a poner a prueba el valor y

elocuencia de Zarco pocas veces arrebatara

la constancia de los liberales intransigentes.

los ánimos, pero sí que los persuadiera casi

Arrojado Comonfort del poder por

siempre. A alcanzar este resultado contri-

aquellos mismos a quienes había hecho con-

buía poderosamente el buen tino en la elec-

cesiones, Juárez, por ministerio de la ley, en

ción de los argumentos y de las citas históri-

calidad de Presidente de la Suprema Corte

cas con que a veces los reforzaba.

de Justicia, sustituyó al Presidente prófugo

No inició Zarco en el Congreso Cons-

y salió rumbo al interior, organizando su

tituyente ninguna idea primordial a propó-

gobierno en Guanajuato, en tanto que la

sito de la Constitución que se proyectaba

facción clerical en México elevaba al poder

formar, pero en cambio apoyaba y defendía

a Zuloaga, con cuya dominación se renova-

con más ahínco y con mejor éxito que sus

ron las persecuciones, la tiranía y las ven-

propios autores, aquellas que su rápida in-

ganzas que el partido reaccionario triunfan-

teligencia le hacía apreciar como dignas de

te ha ejercido siempre sobre el liberal.

ser acogidas.

494

IV

Zarco volvió, pues, a la vida intranqui-

Al mismo tiempo que figuraba como

la de conspirador, de prófugo y de enemigo

miembro activo en el Congreso Constitu-

oculto a la saña del poder, que lo perseguía

yente, se convertía en su cronista inteligen-

con encarnizamiento.

te e imparcial. Los apuntes sueltos que en

En tanto que el gobierno constitucional

la Cámara tomaba, le servían después para

formado por Juárez y un reducido grupo de

reconstruir las sesiones, gracias a su extraor-

liberales emprendía su peregrinación, Zu-

dinaria memoria, y cuyo conjunto, bastan-

loaga y los suyos buscaban en la capital víc-

te acabado y sobre todo hecho a conciencia,

timas en qué saciar sus rencores.

publicó en 1857, después de terminados los

No era Zarco uno de los menos perse-

trabajos de aquella asamblea, con el título

guidos; al contrario, una turba de esbirros

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

husmeaban por todos los rincones de la ciu-

un anatema vengador descargado sobre las

dad tratando de encontrarlo. Pero él, bien

cabezas aturdidas de los asesinos políticos;

oculto, no se arredraba ante la idea de las

es, en fin, una vibrante maldición arrojada

venganzas terribles que sobre él recaerían si

al rostro de los verdugos de la inocencia,

llegaban a descubrirlo, y lanzaba desde su

en nombre de la justicia, en nombre de la

escondite ataques formidables a la reacción,

civilización, en nombre de la humanidad.

en una hoja suelta que tenía por nombre el

Este folleto, que denunciaba una de las más

Boletín Clandestino, y que, una vez impreso, se

grandes infamias de la reacción, y del cual se

tiraba cautelosamente por las calles, plazas,

hicieron ediciones en todo el país, granjeán-

paseos, balcones y puertas, durante la noche,

dole incontables simpatías a la causa liberal,

para que lo recogiesen y leyesen aquellos que

abrevió el triunfo de la legalidad.

lo encontraran. Al mismo tiempo enviaba

Pero antes de que el autor del folleto-le-

correspondencias políticas al extranjero, en

gión, como le llamó D. Guillermo Prieto,

las cuales hacía con incansable constancia la

viera aparecer esa aurora risueña, tenía aún

defensa de los principios por los cuales tanto

que pasar por muchos días sombríos y por

había luchado y tanto había sufrido.

muchas noches febriles.

Luego que el gobierno de Juárez se esta-

Era imposible que un enemigo tan temi-

bleció en Veracruz, Zarco se pasó en relación

ble como Zarco no exasperara atrozmente

con él y se transformó en su agento. Mante-

al poder reaccionario. Así fue que éste puso

nía con dicho gobierno una correspondencia

sobre sus huellas a un ejército de esbirros

activa, al mismo tiempo que fuera del país

pira que descubriesen su escondite y lo apre-

enviaba escritos rebosantes de hiel, por las

hendiesen sin miramiento alguno.

infamias de que tenía noticia, por aquellas

El incansable escritor liberal había es-

que se preparaban y por las que con él mis-

tado escondido primero en casa del Dr. Ga-

mo se ansiaba cometer. En su obra activísi-

ronne; pero habiéndose sabido a tiempo que

ma de propaganda, que no le dejaba un mo-

la policía estaba frente a la casa y que iba a

mento de tranquilidad ni de reposo, tenía

entrar de un momento a otro, pudo Zarco

numerosos colaboradores, de los cuales eran

escapar por las azoteas y casas contiguas,

los más prominentes D. Miguel Lerdo y D.

y refugiarse en la del comerciante Sr. Julio

Ramón Guzmán.

Uhink, donde permaneció algún tiempo.

Entre los escritos que mejor reflejan la

Nuevas y más tenaces investigaciones

indignación inmensa que le causaba a los

de la policía hicieron que el periodista per-

excesos odiosos de la reacción, es uno de

seguido cambiase una noche de escondite,

los más vehementes, el más vehemente oca-

pasándose a la causa de D. Crescencio García,

so de los que lanzó desde su escondite, el

industrial curtidor, que vivía en la calle de

opúsculo titulado: Los Asesinatos de Tacubaya.

Curtidores.

Ese folleto es un rugido tremendo de có-

Más de una vez estuvo a punto de ser

lera; es una recriminación anonadante; es

aprehendido en las calles, pues sus negocios, francisco zarco

495

la necesidad de desentumecer sus miembros

Entonces, como hoy, los jefes de policía

fatigados con una larguísima inacción, y a

eran bien conocidos del pueblo, y la presen-

veces también las exigencias de la propagan-

cia de uno de ellos, si no una novedad, era

da obligaban a Zarco a salir de su refugio por

al menos un incidente que los ponía sobre

la noche.

aviso; de modo que al presentarse uno de

Cierta ocasión, urgido por una exigen-

esos empleados, corría entre los grupos la

cia de ese género, cometió la imprudencia

voz, como dándose unos a otros una alerta.

de salir de día. Había atravesado ya sin con-

Muy descuidado estaba Zarco contem-

tratiempo varias calles, cuando de repente

plando a los pierrots, dóminos y demás figuras

en una de ellas oye por detrás de él, a cierta

carnavalescas que llegaban al Teatro, cuan-

distancia, pisadas de caballo. Siéntese so-

do oye que junto a él dice un hombre del

brecogido de un instintivo temor, vuelve

pueblo:

ligeramente la cara, ve al jinete y dice para

—Ahí viene Lagarde.

sí: —Ahora sí, estoy perdido. —Acababa de

—De veras —dice otro.

reconocer a Lagarde, el Jefe de la policía. Un

—Y tiene trazas de venir buscando a al-

último intento de salvación le hace apresurar el paso; Lagarde, que ha visto por su par-

Zarco vuelve los ojos hacia el punto a

te a Zarco y que le reconoce personalmente,

que se dirigen las miradas de los que hablan;

espolea a su caballo, para alcanzarle. Zarco

ve, efectivamente, al Jefe de la policía, y adi-

no abriga ya duda alguna de que sólo unos

vina en su apresuramiento, en la expresión

cuantos instantes le quedan de libertad;

de su rostro y en la dirección que tres, que

pero el azar le hace ver en uno de los balco-

le ha visto y que es a él a quien viene a apre-

nes de una casa inmediata el escudo británi-

hender. ¿Qué hacer en trance tan apurado?,

co, la esperanza renace en su corazón, y con

Zarco aprecia en un instante la situación, y

paso rápido se acoge a aquel edificio como a

saca de ella el único partido posible: se mez-

un asilo inviolable. Era la Legación Inglesa;

cla a los enmascarados, se desliza entre ellos

y en efecto, por entonces, le salvó de caer en

y penetra en el Teatro, escabulléndosele casi

manos del gobierno.

de las manos a Lagarde. Una vez dentro, con

En no menor peligro de ser aprehendido se encontró un martes de Carnaval.

la rapidez de la desesperación y con una destreza en que se encerraba su última esperan-

Pasaba frente al Teatro Nacional, en el mo-

za, se procura un dominó, se cubre con él y se

mento en que la gente se agolpaba en la calle

pierde entre los alegres concurrentes. Lagar-

para ver entrar a las máscaras que llegaban al

de entra a su vez y dirige su investigadora

baile. En parte por curiosidad y en parte por-

mirada a todos lados; pero su perspicacia se

que no podía pasar prontamente a causa de la

estrelló ante los ardides de su presunta vícti-

multitud, se detuvo algún tiempo a ver entrar

ma; no logró encontrarla.

a los concurrentes disfrazados, como estaban haciéndolo los demás transeúntes. 496

guno —añade un tercero.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Mas no siempre había de tener la fortuna de escapar a las garras de la policía. El día

13 de Mayo de 1860, después de más de dos

se encontraba en poder de la pulida, dio or-

años de ocultación, se encontraba al medio

den de que fuese encerrado en compañía de

día comiendo en su último refugio, la casa del

los demás presos políticos, alegando que no

Sr. Crescencio García, acompañado de la fa-

era conveniente establecer entre ellos distin-

milia, cuando repentinamente saltan hechos

ciones de ninguna especie.

pedazos los cristales de un tragaluz que había

El reo de lesa-tiranía fue entonces con-

en la azotea, arriba de la mesa, asoman varios

ducido a la Acordada y puesto bajo el do-

cañones de pistolas que se inclinan en direc-

minio de un capataz feroz, un vigilante de

ción a los que estaban comiendo, y una voz

repulsivo rostro y de sentimientos no me-

áspera grita imperiosamente:

nos repulsivos que su fisonomía. Apellidába-

—¡Nadie se mueva, o hacemos fuego!

le Avilez, y para atormentar a los presos de

Al mismo tiempo una turba de esbirros

cuya vigilancia estaba encargado, mostraba

invadía sus habitaciones para llegar hasta donde estaba Zarco.

una solicitud y un talento particulares. Zarco estuvo en rigurosa incomunica-

La sorpresa había sido tan bien prepa-

ción durante varias semanas; incomunicación

rada, gracias a los datos precisos que un vil

que, gracias a tu ingenio y a las protectoras

delator había suministrado a la policía, que

simpatías que le rodeaban aún en la cárcel

todo intento por escapar una vez más de

misma, burlaba con frecuencia para hablar

ella hubiera sido infructuoso.

por escrito con su familia y con sus amigos

El defensor constante de la libertad y

políticos. No por eso las penalidades inhe-

de los derechos del pueblo fue, pues, sacado

rentes a su situación eran menos crueles;

de la casa del Sr. García, en medio de una

hambre, falta de aire, falta de luz, falta de

tropa de esbirros que no quitaban las manos

espacio en qué moverse, calor excesivo du-

de la empuñadura de sus armas, como si el

rante el día, frío insoportable por la noche,

pacífico campeón de la democracia a quien

carencia absoluta de un auxilio, de un ali-

conducían, fuese uno de los más célebres fa-

vio humanitario en las enfermedades que

cinerosos de la época.

no tardó en contraer en medio de aquellas aniquiladoras condiciones: tales eran los

V vida de cárcel.—sufrimientos.—es derrotada la reacción.—se amenaza a los presos políticos

padecimientos que más constantemente le agobiaban. Concluido el prolongado término de in-

con fusilarlos.—recobra zarco su libertad

comunicación, no por eso Zarco y los demás

Zarco estuvo desde luego detenido en la casa

reos políticos dejaron de sufrir inicuas veja-

de Lagarde, quien conociendo personalmen-

ciones. El alcaide Avilez tenía siempre en

te al periodista, quiso guardarle esa conside-

actividad su imaginación, inventando todos

ración. Pero no fue por mucho tiempo, pues

los días una nueva manera de hacerles a los

luego que Miramón recibió la noticia de que

presos más dura su prisión. Ya daba orden de

el escritor liberal por tanto tiempo buscado

que todos, inclusive los reos políticos, o mefrancisco zarco

497

jor dicho, los reos políticos de preferencia, se

aquel infatigable atormentador suyo, ha-

dedicasen al desempeño de faenas viles, a las

bía descuidado totalmente sus repulsivas

cuales ellos tenían que someterse so pena de

funciones, cosa que nunca le sucedía. Esto

sufrir más atroces arbitrariedades; ya prohi-

hacía sospechar que los graves aconteci-

bía que los enfermos fuesen visitados por el

mientos de que se hablaba le traían honda-

médico, alegando que aquellos que se que-

mente preocupado. ¿Pero quién era por fin

jaban eran unos mañosos que estaban más

el vencedor?

buenos y sanos que él; ya en fin establecía

En este estado de ansiosa incertidumbre

un servicio nocturno de clarines, a fin de

se encontraban todos, cuando se presentó

que cierto número de ellos, por turnos su-

Avilez. Su fisonomía, habitualmente dura,

cesivos, estuviesen chillando toda la noche

aparecía entonces sombría. Ya entonces se

sus instrumentos frente a los calabozos de

susurraba que la reacción era la que había

los desgraciados reos políticos, a fin de que

sufrido una completa derrota, y el aspecto

éstos no pudiesen dormir, lo que no impedía

siniestro del alcaide parecía confirmarlo.

que a la mañana siguiente se les levantase

Iba Avilez seguido de algunos soldados, a

muy temprano a hacer lo que el alcaide te-

los cuales dijo, señalando a los reos políticos:

nía a bien ordenarles. Este género de vida acabó por transfor-

ñana van a ser pasados por las armas.

mar a Zarco, el que, pasados algunos meses,

Los designados se estremecieron de es-

no tenía ya ni la misma salud que antes, ni

panto, pero no dijeron ni una palabra; sa-

la misma fisonomía, ni el mismo aspecto

bían que sería inútil.

exterior.

La orden se cumplió; los presos políticos

Sin embargo, sufría resignado todas las

fueron puestos en capilla, y pasaron aquella

crueldades que con él se cometían, esperan-

horrible noche en la situación de ánimo pro-

do que llegaría el día de la justicia. Pero por

pia de quien sabe que al día siguiente dejará

grande que fuese su deseo de ver despuntar

de existir.

esa alborada, su esperanza no se dejaba engañar, y ese día le parecía muy lejano aún.

Cuando amaneció, los encapillados escucharon insólitos ruidos dentro de la cár-

Una mañana circularon en la prisión ex-

cel; oíanse pasos en todas direcciones, rui-

traños rumores. Se hablaba de una batalla

do de llaves que giraban en las cerraduras,

decisiva, del triunfo final de un partido, de la

voces desconocidas en la prisión pero cuyo

completa dispersión del otro. ¿Mas quién era

acento franco les recordaba a algunos de los

el vencedor? Esa noticia era la que no había

presos ausentes amigos.

podido franquear los muros de la prisión. Después se supo que la batalla se había librado en las lomas de Calpulalpan. Los rumores habían de ser fundados, en concepto de los presos, pues el alcaide, 498

—Pongan a esos en capilla, porque ma-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

—¿Qué significará esto? se dijo Zarco. Estos rumores no son los que se escuchan en la cárcel en un día de ejecución. Esperemos. Y un destello de esperanza penetró en su corazón.

Al fin se oye el ruido de pasos presurosos en dirección al calabozo que le servía

—Señor… yo… si le he dado a vd. ese trato… ya vd. comprende…

de capilla, la llave gira ruidosamente en la

—Sí, le dice Zarco, adivino cuanto quie-

cerradura, ábrense las puertas y con ellas

re vd. decirme y cuanto quisiera ocultarme.

ábrense también dos brazos amigos que es-

—Señor, cuando esté vd. en el gobierno,

trechan efusivamente al desdichado preso, diciendo: —Pobre Pancho, han acabado tus sufrimientos.

si se acuerda vd. de mí… —Procuraré olvidarle, concluyó Zarco. No tiene vd. derecho a esperar más de mi generosidad.

Zarco, aturdido por un momento, se

En efecto, dejarlo en el goce de su em-

repone al punto, reconoce a su salvador y

pleo como lo dejó, cuando hubiera podido

corresponde cordialmente a la muestra de

vengar a su antojo las crueldades de que

cariño que éste acaba de darle. Era Don Be-

Avilez le había hecho víctima, era ya bas-

nito Gómez Farías, el que fue no ha mucho

tante generosidad de parte de Zarco.

Ministro de Hacienda del Gral. Díaz. —¿Viene vd. a sacarme de la cárcel, amigo mío? preguntó Zarco.

El día en que tan inesperadamente recobró su libertad era el 25 de Diciembre de 1860.

—Sí, contestó Gómez Farías, y lo que

Al fin, después de un largo periodo tem-

me duele es no haber podido hacerlo antes,

pestuoso y lleno de vicisitudes, el gran li-

pero era imposible.

beral iba a ver planteadas las ideas a cuya

—¿Y hoy?

ardorosa defensa había dedicado todos los

—Es distinto.

instantes de su vida.

—¿Hemos triunfado? VI

—Brillantemente. Y espero que esta vez sí sea para siempre. El reinado de la reacción ha concluido.

es nombrado ministro de relaciones.—deja pronto el ministerio.—cualidades distintivas

El estado en que el Sr. Gómez Farías

de zarco como periodista, como tribuno,

encontró a Zarco le impresionó profunda-

como hombre público y como particular.

mente. Estaba casi paralítico; sus cabellos y

Restablecido el gobierno constitucional en

barba se encontraban crecidos y enmaraña-

México, el Presidente Juárez, que mejor que

dos; su palidez era mortal; estaba enflaque-

nadie había podido apreciar la inteligencia,

cido hasta el extremo, no tenía zapatos, y su

la actividad y la firmeza de principios de

ropa estaba hecha jirones.

Zarco, le nombró Ministro de Relaciones y

Apoyado en el brazo del Sr. Gómez Fa-

Jefe del Gabinete.

rías iba ya a salir de la cárcel, cuando se le

El esclarecido liberal entraba en un nue-

presenta Avilez, con el sombrero en una

vo periodo de calma relativa en su existen-

mano, la cabeza inclinada y balbuceando

cia; pero sus pasados sufrimientos habían

una súplica de perdón:

dejado en su alma una herida incurable, que francisco zarco

499

500

llenaría de amargura todo el resto de sus

to, y de su pluma siempre presta y rápida

días.

al correr en el papel, se desprendían trozos

Ha sido Zarco el Ministro de Relaciones

vehementes, frases incisivas, conceptos im-

más joven que ha tenido México, pues con-

petuosos, entre los cuales el sarcasmo surgía

taba treinta y un años de edad cuando tomó

a cada momento, para irse a clavar como un

posesión de la cartera.

dardo sutil en el pecho de su adversario.

Entre los actos notables de su ministe-

Pero aunque impetuoso en sus réplicas

rio, debe contarse la expedición de las leyes

nunca descendió en sus ataques hasta la dia-

de Beneficencia y de imprenta. Pero duró

triba. Él era adorador ferviente de la libertad

poco tiempo en el desempeño de aquel

y de la justicia, y cuando en su derredor veía

alto cargo. Creyendo que serviría mejor al

a la injusticia alzarse triunfante y altanera,

país en el periódico que en el ministerio, a

hacíale una guerra terrible, y en ella des-

los tres meses se separó de él y volvió a la

plegaba todas sus fuerzas, todo su talento,

Redacción del Siglo XIX, al cual veía con tal

toda su voluntad, todo su ardor. Mas ese

solicitud y le profesaba tanto apego, que pa-

mismo respeto a la justicia le bacía no fran-

recía considerarlo como un ser animado en

quear nunca, ni aun en sus polémicas más

el cual hubiese depositado una gran parte de

apasionadas, la línea que separa la discusión

su cariño.

de la disputa; y respetaba siempre la perso-

¡La pluma del periodista! No otra arma

nalidad de sus antagonistas, del modo que

manejó nunca Zarco contra los enemigos

exigía que se respetase la suya. Considerado

de la libertad y del progreso, que fueron sus

bajo este aspecto, Zarco poseyó un tacto

propios enemigos. Pero también pocos hom-

excepcional.

bres han esgrimido con tanta destreza como

No menor fue su idoneidad para la lu-

él esa arma, inservible en las manos vulgares

cha periodística por sus dotes intelectuales.

y formidable en manos hábiles.

A su agudo talento, a su facilidad extraordi-

Como periodista, Zarco descolló en to-

naria para escribir, unía una tenacidad casi

dos los géneros. El expositor de doctrinas, el

suicida para el trabajo; tanto que esa tena-

censor político, el vigilante social, el pole-

cidad, debilitando rápidamente su organis-

mista y hasta el simple noticiero, se revela-

mo, debía precipitarle prematuramente en

ron en él con excepcional atingencia.

la tumba. Su afición obstinada al estudio y

En todos los escritos de Zarco se nota

a la lectura, perfeccionó sus brillantes cuali-

un fondo de buen sentido, que constituía

dades y le proporcionó material para la lu-

gran parte de la fuerza de aquéllos. En los

cha, pues gracias a ese afán insaciable de leer

doctrinarios mostrábase sereno, tranquila-

reunió una instrucción variada, y en algunas

mente razonador y circunspecto en su esti-

materias, profunda; era casi una autoridad

lo. Pero cuando se le provocaba, cuando se le

en derecho público y constitucional, y la po-

ponía en el caso de replicar, sublevábase en

sesión de varios idiomas extranjeros le abrió

su espíritu la exaltación de su temperamen-

desde los primeros tiempos de su carrera de

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

escritor los extensos y hermosos horizontes

sublimes que han sabido inmolarse en aras

de la literatura clásica europea.

de la patria?

La flexibilidad de su talento quitó a Zar-

Trazado ya un bosquejo de la persona-

co el privilegio de ser una especialidad en

lidad moral del héroe pacífico, refiramos de

algún género.

una plumada el fin de esa vida de abnega-

Como periodista, hemos tratado ya de

ción y de sacrificios.

dar una idea de su valor. Como orador, era el mismo hábil periodista lanzando verbal-

VII

mente sus ideas. Pero además de periodista

su dolorosa peregrinación, su destierro,

ilustrado y de orador elocuente, fue literato,

su decadencia física, su regreso

crítico y hombre público; y bajo cualquiera

a la patria y su muerte.

de esas formas que se le examine, se le en-

En la época de la Intervención francesa, Zar-

cuentra siempre grande.

co, enfermo, pobre y acompañado de su es-

No es uno de los menores timbres de su

posa y de su pequeño hijo, tuvo que salir de

grandeza el haber muerto pobre por ser es-

la capital, empujado por los acontecimientos.

trictamente honrado. Muchos hombres se

El periodo de calma que sucedió al

enriquecieron con la nacionalización de los

triunfo del partido liberal sobre la reacción

bienes del clero; mas no así Zarco. Y sin em-

—y durante el cual Zarco había contraído

bargo, si hubiera querido, lo habría hecho,

matrimonio con una virtuosa señorita— no

pues cuando esos bienes se nacionalizaron,

había de ser, pues, sino transitorio.

él era nada menos que ministro.

Acompañó en su marcha a Juárez y lle-

Otro mérito tuvo. Aquel hombre que

gó con él a San Luis Potosí, donde fue elegi-

fue tan grande como periodista, tan grande

do Presidente de la Diputación permanente,

como orador, tan grande como liberal y tan

en su calidad de diputado al Congreso de la

grande como hombre público, tenía un co-

Unión. En la misma ciudad fundó un perió-

razón sensible a todos los sentimientos deli-

dico propagandista, La Independencia Mexi­

cados. Fue un hijo amante, un esposo ejem-

cana. Ocuparse en este trabajo era una abne-

plar, un tierno padre y un amigo sincero.

gación suprema, pues Zarco se encontraba

La bondad de su corazón se desbordaba

enfermo, sin recursos, con su esposa enfer-

aún en los actos de su vida pública, pues fue

ma igualmente y en un grado extraordinario

siempre apasionado de las nobles causas, y

de debilidad y delicadeza. La situación del

abrigaba profunda simpatía por los desgra-

infortunado liberal no podía ser más angus-

ciados, por los débiles y por los oprimidos, a

tiosa. Le era muy triste no tener —como el

los cuales procuraba proteger.

Hijo del Hombre— ni una piedra sobre qué

¿No todos esos méritos, realzados por

reclinar su cabeza, ni un pedazo de pan

la afabilidad y la modestia, hacen de Fran-

que llevar a la boca; pero le era infinitamente

cisco Zureo una figura histórica, digna de

más desgarrador ver a su esposa casi mori-

ser conocida por cuantos aman a esas almas

bunda, y no poder mitigar sus sufrimientos; francisco zarco

501

ver a sus hijos agobiados de debilidad, y no

su organismo quebrantado ya por una vida

poder suministrarles un poco de alimento.

azarosa, empezó a debilitarse profunda-

Del gobierno no había que esperar nada,

mente. De manera que cuando el triunfo

pues se encontraba en una situación no me-

de la República sobre el Imperio le permitió

nos precaria que la que a él le afligía.

volver a la patria, la enfermedad que había

La generosidad de algunos amigos le facilitó los medios de trasladarse a Saltillo,

mortales avances.

donde, obedeciendo en medio de todas sus

De vuelta de su destierro, fue electo dipu-

angustias a sus impulsos de patriota, fundó

tado al Congreso de la Unión por el Distri-

el periódico La Acción.

to Federal, y se encargó nuevamente de la

Mas era ya imposible continuar la lu-

Redacción del Siglo XIX.

cha. El aislamiento, la enfermedad, el ham-

Concluido el Congreso de 1867, fue

bre y la miseria más abrumadora agobiaban

electo otra vez diputado al Congreso de

a aquella familia errante. Tantos y tan pun-

1869. Haciendo un gran esfuerzo de volun-

zantes dolores determinaron al liberal fugi-

tad para sobreponerse a sus padecimientos

tivo a salir del país, a refugiarse en el extran-

físicos, Zarco procuraba cumplir con los de-

jero y a no volver a la patria sino cuando

beres que le imponía su posición, aunque su

viniesen mejores tiempos.

cuerpo se doblegaba ya bajo el peso de una

Su peregrinación a pie, sin recursos, sin

muerte prematura.

alimentos, casi sin vestidos, y recibiendo

El día último de Agosto de 1869 se sepa-

sólo de tiempo en tiempo algún auxilio de

ró temporalmente de la Redacción del Siglo,

las almas caritativas que se conmovían al

para atender a su salud cada día más que-

ver a aquella familia desgraciada, constituye

brantada. Pero la suerte había decretado que

una de las páginas más desconsoladoras de

no volviese a su querida oficina.

la vida de Zarco.

502

de conducirle al sepulcro había hecho en él

Cada hora que vivía era un paso que el

Al fin, después de incontables penalida-

grande escritor daba hacia la tumba. Pero a

des llegó a los Estados Unidos y se estableció

pesar de su gravedad creciente, dictaba aún

en Nueva York, donde al poco tiempo fundó

los últimos editoriales del Siglo.

el Club Mexicano. Escribía constantemente

Sucesivamente fueron más frecuentes

en los principales periódicos hispanoameri-

los ataques de sofocación, más sensible la

canos en defensa de la libertad de México, y

frialdad de la piel y más absoluta la falta de

con el mismo objeto enviaba corresponden-

digestión, síntomas principales de su enfer-

cias a los periódicos de la América del Sur, y

medad. Tres días antes de morir salió toda-

artículos y correspondencias a varios perió-

vía a los corredores de su casa a tomar aire

dicos de México.

y sol.

En su destierro, ganaba como traduc-

El 21 de Diciembre de 1869 se recogió

tor un pan escaso para su familia. Herido,

por la noche sin presentar el menor síntoma

además por una interna nostalgia, pronto

de agonía. A la madrugada siguiente, con la

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

inteligencia lúcida aún, pidió un cigarro, lo fumó, rechazó sin vacilar la proposición que una parienta le hizo de que se confesara, y se quedó un rato en silencio. Después pidió

A sus funerales concurrieron más de mil personan de todas las clases de la sociedad. ¡Así acabó aquella breve pero tormentosa existencia!

un vaso de agua, la tomó y se acostó de nue-

¡Así se extinguió aquel meteoro huma-

vo, para no levantarse ya. Espiró con el ma-

no, que brilló, consumiéndose, para disipar

yor sosiego a las seis y media de la mañana.

las tenebrosidades que en su época envol-

Dejó una esposa y tres hijos de corta edad. El Congreso de la Unión, el mismo día de la muerte del ilustre escritor, aprobó un proyecto de ley en el que se declaraba que Zarco había merecido bien de la patria, y en el que se proponía que su nombre se inscribiera en el Salón de sesiones del Congreso, que se concediera a la viuda e hijos del finado una donación de $30,000, producto de bienes nacionalizados, y que los hijos del esclarecido liberal fuesen educados a expensas del Estado, en los colegios nacionales.1 En tiempos muy posteriores, para honrar la memoria del hombre ilustre de quien tratamos, el Ayun1

vían a su patria! México, Abril de 1893.

Antonio Albarrán

tamiento de México acordó dar al nombre de Zarco a una serie de nueve calles de esta capital. En fecha muy reciente, —21 de Marzo de 1893— el Ayuntamiento de Chihuahua aprobó una proposición del Síndico del mismo, en virtud de la cual se conocerá en lo sucesivo con el nombre de Avenida Zarco, la calle de aquella ciudad que antes había llevado el de Las Quintas. Algún tiempo antes de que el Municipio de Chihuahua tomase esta determinación, los de Guadalajara y Durango habían tomado la misma respecto a calles de su respectiva localidad, en las cuales quisieron perpetuar el nombre del liberal y esclarecido escritor. Estos honores póstumos a un patriota que hasta hace muy poco tiempo había permanecido olvidado aún en su ciudad natal, prueban que los servicios eminentes que prestó a la causa de la libertad, empiezan a ser apreciados en todos su valor.

Ignacio Pesqueira 1818-1886

I Los

ofrecen en el transcurso de su

han combinado entre sí, obedeciendo a sus

formación fenómenos análogos a los que ha

afinidades naturales, para formar nuevos

ofrecido en su enfriamiento y cristalización,

cuerpos. Todo lo cual ha traído al fin consi-

por decirlo así, el mundo geológico.

go el reposo de la materia, que reina en casi

pueblos

La Tierra en general y después de la Tierra varias regiones de ella en particular

toda la superficie de nuestro planeta en la actualidad.

han tenido, según la ciencia, una época de

Pues bien, estos prólogos de violenta y

hirviente desequilibrio. El conjunto de ma-

desordenada actividad que han precedido a

terias diversas que revoloteaban en el caos

la existencia normal de la materia, tienen

geológico que precedió al reposo cósmico

sus análogos en la formación de los organis-

de la Tierra, se encontraba solicitado por

mos sociales y políticos, en la historia de los

fuerzas muy variadas, obrando en absoluto

pueblos nacientes.

desconcierto, unas en un sentido y otras en

México independiente presentó por

otro, pero cuyo resultado tenía que ser in-

espacio de más de medio siglo caracteres

defectiblemente la tendencia a la prolonga-

reales de desequilibrio general, cuya reac-

ción del desorden en unas, y la propensión

ción había de ser la tranquilidad relativa

al reposo final en las otras.

de que hoy disfruta. No puede decirse que

Este estado de efervescencia no ha sido,

esta tranquilidad excluya todo riesgo de

en resumen, más que un periodo de lucha,

un nuevo trastorno, pues no porque un

una época de desequilibrio, durante el cual

volcán parece extinguido, se puede asegu-

los elementos numerosos que bullían for-

rar que nunca volverá a hacer erupción;

mando una mezcla indefinible, se han trans-

pero sí puede considerarse su inercia de

formado al calor de aquel huracán de fuego,

hoy como el reposo absoluto, si se la com-

se han mezclado los unos a los otros a favor

para con el perpetuo desorden que carac-

de la fluidez resultante de la ebullición, o se

terizó su pasado.

˜ 505 ˜

Y lo que con México sucedió en grande

de los yaquis, los mayos y otras tribus in-

escala no ha mucho tiempo, sucedió casi a la

dómitas y guerreras, terror de las poblacio-

vez, aunque en pequeño, en varias regiones

nes expuestas a su pillaje, al mismo tiempo

del país.

que tenía que sufrir las insurrecciones de

Una de ellas lo fue el lejano Estado de

los apaches, no menos sanguinarios que

Sonora. Separado del centro de la República

aquéllos en sus salvajes correrías. La lucha

por varios centenares de leguas, y dueño de

entre el liberalismo y la reacción, y más tar-

sí mismo a causa de la independencia forzo-

de la guerra contra el invasor francés y sus

sa en que lo dejaba el gobierno federal, bas-

aliados vinieron a hacer más intrincado el

tante ocupado de sus mismos asuntos en la

tumulto batallador a que se reduce la histo-

época de la Guerra de Tres Años y de Inter-

ria de Sonora, durante el periodo transcurri-

vención a la cual particularmente se refiere

do de 1858 a 1867, al que particularmente

este escrito; separado del centro y dueño de

se refiere nuestra relación.

sí mismo, repetimos, el Estado de Sonora es-

El carácter de esa época histórica, tu-

tuvo durante muchos años entregado a sus

multuosa y guerrera en grado sumo, pero en

propias inspiraciones, sostenido por sus pro-

la cual la gran guerra fue casi desconocida

pios elementos e impulsado por sus propias

porque no se hacía otra que la de guerrillas,

fuerzas.

emboscadas, escaramuzas y sorpresas, hace

En el torbellino de revoluciones que le

casi imposible la tarea de quien se proponga

agitaron en esa larga época, se distinguieron

dar de ella una idea clara, exacta y completa.

muchos caudillos de los diversos bandos en

¿Cómo, en efecto, hacer la historia de

que el Estado se hallaba dividido. Pero de

una serie de incontables encuentros, com-

esos jefes, naturalmente atraen más la aten-

bates aislados, tiroteos y escaramuzas que

ción general los que fueron no sólo valien-

no tienen entre sí sino una lejana relación?

tes, sino también patriotas, esforzados, y

Por otra parte, hacer una enumeración cro-

defensores incansables de la libertad.

nológica de todos esos hechos de armas casi

Entre ellos ocupa un lugar muy impor-

inconexos, tiene el inconveniente de no

tante —el primero sin duda en Sonora, en la

despertar una idea sino confusa y vaga en

época de la Reforma y de la Intervención—

la mente del lector, y no es esto de seguro lo

el liberal distinguido y héroe popular objeto

que él desea.

de esta biografía.

506

Escogeremos, pues, entre los hechos de

El general Ignacio Pesqueira brilló en

la vida del general Pesqueira los más promi-

una época en que la guerra era el estado

nentes nada más, y los que pueden dar una

normal de Sonora. Además de la lucha em-

idea de los servicios que prestó a la causa li-

peñada entre el partido dueño del gobierno

beral, durante la Reforma y la Intervención,

local y el que aspiraba al poder, que se pro-

época a que esta obra se contrae.

longó por mucho tiempo, el Estado era víc-

La figura histórica de Pesqueira es una de

tima de las insurrecciones y depredaciones

las más interesantes de nuestro país, por los

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

servicios que prestó a su Estado natal, por la

ideas liberales que después había de abrazar

influencia decisiva que durante largo tiem-

con entusiasmo, se reveló en él a través de

po tuvo en los asuntos públicos y por el im-

la simpatía que mostró en favor del movi-

portante papel que desempeñó en la guerra

miento democrático iniciado en Andalucía a

por la libertad. Su personalidad es digna de

la muerte de Fernando VII. Pasó en seguida a

examen detenido, pues se le puede estudiar

París a continuar su educación, y regresó a la

como protector del Estado contra las devas-

patria, después de haber estado ausente de

taciones de los bárbaros, papel que desem-

ella algunos años.

peñó al principio de su carrera, y que echó

De vuelta en su Estado natal, y sintien-

las bases de la gran popularidad que había

do desarrollarse en su pecho muchos gér-

de alcanzar después; se le puede estudiar como

menes de entusiasmo, de noble ambición y

conquistador del poder en Sonora, como jefe

de amor a la gloria, que le hacían soñar con

dictatorial del gobierno, como hombre de

hazañas heroicas, se alistó a las órdenes de

guerra y como caudillo perseverante en nues-

Urrea, jefe del partido liberal y progresista

tras guerras en favor de la libertad.

de Sonora, en su lucha contra la facción del

Desgraciadamente el objeto de esta

centralismo.

obra y las dimensiones a que tenemos que

Triunfante ésta en todo el país, el joven

reducir nuestros apuntes nos vedan entrar

Pesqueira volvió a Arizpe, donde se dedicó a

en pormenores del género indicado; y por lo

ensanchar su residencia campestre trabajan-

mismo sólo consideraremos a Pesqueira bajo

do, aun personalmente, en el desmonte del

el último de los puntos de vista enumera-

terreno. Pero hostilizado por los bárbaros,

dos: esto es, como caudillo liberal de los más

y deseando además proteger a sus vecinos

patriotas.

contra las irrupciones de aquéllos, se liga

Una rápida reseña biográfica nos ayudará a conseguir nuestro objeto.

con Rafael Buelna, hombre experimentado en la guerra de sorpresas de aquellas tribus, y unidos ambos a otros muchos valientes

II

que se ponen a sus órdenes, llevan a cabo

El niño que con el tiempo llegaría a ser el

una brillante campaña contra los salvajes,

general Ignacio Pesqueira nació en Arizpe,

los que se ven obligados a huir, después de

antigua capital del Estado de Sonora, el año

sufrir muchas bajas, a sus madrigueras. Una

de 1818.

de las acciones más notables de esa guerra,

Vástago de una familia acomodada y

y que comenzó a hacer popular el nombre

de buena posición social, cuando estuvo en

de Pesqueira, fue la que se verificó el 7 de

edad de recibir educación superior fue envia-

Enero de 1851 en Pozo Hediondo, distrito

do a Madrid para que se dedicase al estudio,

de Moctezuma; acción en la que menos de

sometiéndolo a la tutela de algunos parien-

doscientos hombres lucharon desesperada-

tes suyos que residían en Sevilla. Durante

mente contra setecientos apaches, los que,

su permanencia en España, el germen de las

algunas horas después de empeñada la reignacio pesqueira

509

friega, recibieron todavía un refuerzo con-

Estado le reconoció al punto y le proporcio-

siderable. Pesqueira, que mandaba en jefe

nó elementos para combatir la revolución.

la guerrilla, fue herido en este encarnizado

Pesqueira aceptó la tarea de defender al po-

combate, aunque no de gravedad. Este he-

der legítimo contra las pretensiones de los

cho de armas tuvo gran resonancia en la co-

gandaristas, y emprendió contra ellos una

marca, y abrió al entusiasta joven arizpeño

vigorosa campaña, en la que al fin queda-

el camino de la vida pública.

ron vencidos. Parece que el entusiasmo, el

No dejó, pues, desde entonces de desem-

ardimiento, la intrepidez que animaban

peñar funciones oficiales, ya como diputado

a Pesqueira, como fruto espontáneo de su

al Congreso local, ya como Prefecto de algún

exuberante naturaleza y de su privilegiada

distrito, ya, en fin, como Coronel inspector

organización, se comunicaban a cuantos

de Guardia Nacional.

militaban bajo sus órdenes, y les hacían in-

En 1856,1 al mismo tiempo que estaba

vencibles. Desde aquella época data la con-

investido de este último cargo, era Presiden-

fianza ilimitada que los sonorenses llegaron

te del Consejo de Gobierno. El jefe del poder

a tener en el valor, el talento militar y la

Ejecutivo lo era D. José de Aguilar. Existía

fortuna de su caudillo más popular, y data

a la sazón en el Estado un partido podero-

también de entonces ese cariño acendrado,

so que luchaba tenazmente por alcanzar el

ese fanatismo que sus soldados le profesa-

poder. Al frente de él figuraba, aunque sin

ron toda su vida.

tomar parte activa en la contienda, el ge-

Sofocada por completo la revolución

neral D. Manuel María Gándara, a quien

a principios de 1857, Pesqueira ofreció a

sus tenaces partidarios trataban de elevar

Aguilar, que ya había obtenido su libertad,

al gobierno, para lo cual provocaban pro-

el gobierno de que le habían despojado los

nunciamiento tras pronunciamiento contra

revolucionarios; pero Aguilar no aceptó el

el poder constituido. En el citado año de

ofrecimiento, convencido de que las fre-

1856 promovieron uno de cierta gravedad,

cuentes turbulencias de la época requerían

pues se apoderaron de Ures, que era enton-

al frente del gobierno un hombre de ener-

ces la capital del Estado, pusieron preso al

gía, de valor y de acción como Pesqueira.

Gobernador, y sometieron a su dominación

Éste continuó, pues, investido del poder

Hermosillo, Altar y otros puntos de menos

Ejecutivo.

importancia.

A la vez que atendía a las necesidades

Acéfalo el gobierno por la prisión del

de la guerra política, cuando la revolución

jefe de él, D. Ignacio Pesqueira asumió el po-

gandarista había tomado peligrosas propor-

der, por ministerio de la ley, en su calidad

ciones, hacía la guerra a los yaquis y mayos,

de Presidente del Consejo de Gobierno. El

que al mismo tiempo se habían rebelado, y rechazaba una expedición filibustera, com-

Cuando tres años antes estalló la revolución de

1

Ayutla, Pesqueira se adhirió resueltamente a ella en Sonora. 510

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

puesta de 300 americanos procedentes de la Alta California, y que se habían internado

en Sonora a las órdenes de su jefe Enrique

Corella. El primero derrotó a los yaquis el

Crabb. Esta acumulación de peligros para el

18 de Marzo en Cócorit, el segundo hizo

gobierno, lejos de quebrantar la entereza del

grandes esfuerzos, por su parte, para con-

jefe de él, le enardecía más y más; de modo

seguir el mismo resultado, pero no lo logró.

que a la postre revolucionarios, yaquis, ma-

Continuaron los combates sangrientos, sin

yos y filibusteros quedaron vencidos.

ninguna ventaja real para el gobierno, hasta

Hácense en el mismo año de 1857 las

que Pesqueira, con más fuerzas, fue a com-

elecciones para gobernador del Estado, y

batir a los rebeldes. Éstos fueron derrotados,

Pesqueira, que gobernaba éste por ministe-

y en Mayo se les concedió el indulto que so-

rio de la ley, es elevado por el voto públi-

licitaban con lo que, por entonces, acabaron

co al rango de gobernador constitucional.

los disturbios. Poco antes habían sido bati-

El Congreso hizo esta declaración el 28 de

dos los apaches, que igualmente se habían

Agosto de 1857.

insurreccionado.

Por esos días se pronunciaron los indios

Casi al mismo tiempo se verificaban en

de Onavas y Tónichi, en número de 150,

la capital de la República los importantes

proclamando gobernador a D. Manuel María

acontecimientos que iban a dar origen a la

Gándara, ex-comandante general del Es-

terrible Guerra de Tres Años, en la cual debía

tado, a la vez que se alzaba el grueso del

desempeñar Pesqueira un importante papel.

partido gandarista. Las fuerzas del gobierno

Veamos cual fue éste.

fueron derrotadas por los pronunciados en la Pitahaya; y esta victoria de los rebeldes

III

dio aliento a la revolución, la que llegó hasta

La proclamación del Plan de Tacubaya y so-

amenazar la capital del Estado. Entonces el

bre todo el golpe de Estado de Comonfort,

gobernador Pesqueira se puso al frente de las

desconociendo la Constitución federal de

tropas para batir a los pronunciados, y el 8

1857, conmovieron toda la República has-

de Enero de 1858 sufrieron éstos una derrota

ta en sus regiones más apartadas. La mayor

en el Majadero, donde Pesqueira peleó per-

parte de los gobernadores de los Estados

sonalmente con mucha intrepidez. El 24 de

protestaron resueltamente contra aquella

Febrero volvió a derrotarlos en el Saucito; en

traición del gobierno federal, y se adhirieron

esa acción murió el jefe más valeroso, más

a la legalidad, representada por el gobierno

enérgico y más activo de los revoltosos, D.

provisorio de D. Benito Juárez. Pesqueira

Jesús Gándara, hermano del pretendiente, lo

fue del número de los adictos a él; y no lo

cual contribuyó al desaliento y derrota com-

fue sólo con protestas amistosas y prome-

pleta de la revolución. Dedicóse entonces el

sas halagüeñas, sino que desde los primeros

gobierno a someter a los yaquis y mayos,

momentos se preparó a luchar en favor de

que se habían sublevado y estaban en cam-

la Constitución de 1857. En uso de las fa-

paña. Marcharon contra ellos los tenientes

cultades extraordinarias que, atendiendo a

coroneles Jesús García Morales y Rafael A.

las circunstancias, le concedió el Congreso ignacio pesqueira

511

al cerrar su periodo de sesiones, reunió cuan-

a inmediaciones de Mocorito, a las fuerzas

tos elementos de guerra le fue posible y se

reaccionarias que le salieron al encuentro y

apresuró a organizar la Guardia Nacional en

que mandaba el general D. Manuel Arteaga.

asamblea. El 1º de Enero de 1858 se pronunció en

512

El 1º de Noviembre García Morales entró triunfante a Culiacán.

Mazatlán, proclamando el Plan de Tacu-

En tanto que sucedía esto en Sinaloa,

baya, el general D. José M. Yáñez, jefe de

Pesqueira enviaba de Sonora un nuevo auxi-

las armas de los Estados de Occidente. El

lio de 100 hombres y 2 piezas de artillería

pronunciamiento cundió, y pronto Sinaloa

para reforzar las fuerzas liberales, y se dis-

estuvo en su totalidad en poder de los reac-

ponía a marchar en persona a la campaña.

cionarios. En Sonora la reacción no había

Esta determinación del Gobernador de

logrado sembrar su fermento, y el Estado se

Sonora causó mala impresión en algunos

encontraba aún en pleno orden constitucio-

puntos del Estado, pues se temía que la au-

nal. No se conformó Pesqueira con procurar

sencia de aquél alentara a los revoltosos o

conservarlo en esa situación, sino que, im-

a los retrógrados y se encendiera de nuevo

pulsado por sus convicciones y entusiasmo,

la discordia. Pero Pesqueira no desistió de su

quiso servir activamente a la causa liberal; y

propósito, y se trasladó a Álamos, para de

con ese fin proporcionó auxilios a D. Plácido

allí partir rumbo a Sinaloa.

Vega para que empuñara en Sinaloa la ban-

El 18 de Diciembre salió de Álamos en

dera constitucional. Contando con el apoyo

dirección al teatro de la guerra, que lo era a

de Pesqueira y con el de algunos particula-

la sazón Mazatlán, asediado por las fuerzas

res que voluntariamente se lo ofrecieron,

liberales.

Vega se pronunció en la Villa del Fuerte, el

El 4 de Enero de 1859 llegó frente a Ma-

17 de Agosto, sosteniendo la Constitución.

zatlán con cerca de 500 hombres y algunos

Ofreció el mando de la fuerza constitucio-

cañones. Allí fue reconocido como jefe de

nalista a Pesqueira, y se puso a sus órdenes.

las fuerzas constitucionalistas y nombra-

No aceptó el Gobernador de Sonora el ofre-

do Gobernador provisional de Sinaloa. De

cimiento que se le hacía, porque los asun-

manera que llegó a reunir en su persona el

tos del Estado absorbían en actividad en

mando político y militar de Sonora y Sina-

aquellos momentos: pero siguió auxiliando

loa simultáneamente. El número de hom-

al promotor del movimiento liberal en Sina-

bres de que disponía para la campaña era

loa, a cuyo efecto le envió 400 hombres y

de 2,000, reforzados con 20 cañones. Mil de

4 obuses, a las órdenes de García Morales.

estos combatientes y toda la artillería eran

Luego que este jefe se incorporó a las fuer-

de Sonora.

zas de Vega, fue nombrado comandante de

Para asegurar el éxito del asalto que me-

la brigada de operaciones, la que emprendió

ditaba, sobre Mazatlán, se retiró a Cosalá

inmediatamente la marcha, internándose

para acrecentar y disponer sus elementos.

en Sinaloa y derrotando el 27 de Octubre,

Allí estableció su cuartel general, y desde allí

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

también dictó varias medidas administrati-

ral cuente a Pesqueira en el número de sus

vas referentes a los dos Estados de que era

miembros ilustres.

Gobernador y Comandante general.

Tratemos de dar una idea de los sucesos

El 15 de Marzo el jefe constitucionalis-

ocurridos después de los que acabamos de

ta Coronado derrotó a una fuerte columna

referir y antes de la guerra contra la Inter-

reaccionaria que de Mazatlán había salido

vención en Sinaloa.

para atacar a los liberales. Este descalabro debilitó a la reacción, y

IV

comprendiendo Pesqueira que aquel era el

Mejor dicho, no intentemos tal cosa, pues es

momento oportuno para tomar a Mazatlán,

imposible cumplir un propósito semejante.

se trasladó rápidamente al puerto, dispuso

Cada uno de los grandes episodios de la

el ataque, y el 3 de Abril de 1859 dio el asal-

vida de Pesqueira es digno de que se refiera

to. El combate fue tenaz y sangriento, pero

con todos sus detalles y peripecias, pues sólo

al fin la plaza cayó en poder de las fuerzas

de ese modo la figura del protagonista se

liberales.

destacaría con todo su relieve físico y moral.

Este magnífico triunfo acabó de un gol-

Pero esa relación no puede caber aquí, pues

pe con la reacción en Sinaloa, no obstante

el torbellino de combates que constituyen la

que al principio se había mostrado soberbia

historia de Pesqueira es un asunto demasia-

y amenazadora.

do vasto pura el cuadro restringido en que

Después de esta gloriosa aunque breve

tenemos que encerrar su figura.

campaña, Pesqueira habría podido empren-

Salvemos, pues, un periodo de cerca de

der y llevar a cabo otra en el Estado de Jalis-

tres años, y lleguemos a los hechos culmi-

co, pues contaba con unos tres mil hombres

nantes de la guerra contra el invasor francés.

de buenas tropas, regular artillería y bastan-

Desde principios de 1862 el país todo

tes elementos de guerra; y entonces le ha-

comenzó a prepararse para la lucha que se

bría tocado desempeñar un grandioso papel

anunciaba. El Presidente Juárez excitaba el

en la Guerra de la Reforma como vencedor

patriotismo de los Estados e instaba a sus

de la reacción en tres grandes Estados de la

gobernadores a que aprontaran con empeño

República. Pero los graves disturbios que

el contingente de hombres que a cada uno

entonces se habían promovido en Sonora,

se le exigía. Tocábale a Sonora, dar 1,000

y que reclamaban su presencia, le impedían

combatientes, y para reclutarlos en el acto,

acometer aquella empresa.

Pesqueira lanzó una entusiasta proclama

Sin embargo, el mérito de haber sos-

llamando a sus compatriotas a la guerra.

tenido con el más feliz éxito la causa de la

Como resultado de sus excitativas, en

Reforma en Sinaloa y Sonora —pues supo

Junio se embarcaron en Guaymas, para di-

reprimir un movimiento que en este últi-

rigirse al teatro de los acontecimientos, 850

mo Estado se suscitó después en favor de

hombres al mando del coronel García Mora-

la reacción— basta para que el partido libe-

les, los que llegando a Mazatlán se incorpoignacio pesqueira

513

raron al contingente de Sinaloa, formando

que le quedaron, Pesqueira trató de levantar

parte de los 2,000 hombres con que el go-

la moral de sus soldados y el espíritu público.

bernador de este último Estado, D. Plácido

Pero la suerte, que tantas veces le había sido

Vega, marchó en Febrero de 1863 a tomar

propicia, comenzaba entonces a maltratarle.

parte activa en la lucha.

Sus enemigos enarbolaron el estandarte del

Entretanto, en Sonora, a iniciativa del go-

Imperio, creyendo que así podrían derribar al

bernador, se abrían suscripciones y se recluta-

gobernante que siempre los había vencido. Al

ban voluntarios para hacer frente al enemigo.

mismo tiempo se levantan los yaquis y los

El gobierno de Maximiliano, sabedor de

mayos, y las fuerzas republicanas empiezan

la influencia decisiva de que gozaba Pesquei-

a sufrir descalabro tras descalabro. Pesqueira

ra en los Estados de Occidente, quiso atraér-

trata aún de luchar contra tantos infortu-

selo, por medio de ofrecimientos; pero aquél

nios, pero el espíritu público se encuentra

rechazó la proposición.

abatido, los defensores de la patria desalenta-

A fines de 1864, Juárez confirmó a Pesqueira en el grado de general de brigada.

514

dos hasta el extremo; él mismo cae enfermo; e imposibilitado de continuar por entonces

En Marzo de 1865 llegaron a Guaymas

la campiña, se retira al extranjero, permanece

cuatro buques franceses con fuerzas al man-

postrado los últimos meses de 1865 en Arizo-

do del general Castagny.

na, y ve allí morir a su esposa, la Sra. Ramona

Pesqueira, que no contaba más que con

Morales, cuando no se mitigaba aún el dolor

débiles tropas de Guardia Nacional, sale del

que le causara la reciente pérdida de un hijo.

puerto y acampa en un terreno llamado La

Devorado por la angustia que le causaban así

Pasión, dispuesto a emprender una guerra de

sus propias desgracias como las desgracias de

guerrillas, que era la única que podía ofre-

la patria, tuvo que permanecer en su destierro

cer algunas ventajas. Deseoso de acercarse

hasta que el estado de su salud le permitió

a Hermosillo para proveerse de recursos, la

volver a Sonora.

mañana del 22 de Abril de 1865 emprendió

Durante su ausencia el general García

la retirada; pero en los momentos de hacer-

Morales, gobernador y comandante provi-

lo penetró en el campo una columna de ca-

sional del Estado, había proseguido la guerra,

ballería que mandaba D. Francisco Arvizu,

aunque con poca ventaja. Pero el general

seguida de algunos pelotones de cazadores de

sinaloense Ángel Martínez, enviado por el

África y de línea. La presencia inesperada

jefe del Ejército de Occidente, se había apo-

de estas tropas produjo el pánico en las de

derado de Álamos, que estaba bajo el domi-

Pesqueira, las que sólo después de muchos

nio de D. José María T. Almada, quien tenía

esfuerzos de sus jefes pudieron ordenarse y

2,000 hombres para defenderlo; Martínez

proseguir la retirada en un estado lamentable

no contaba más que con 200, pero a pesar

de desmoralización, aumentada con las nu-

de eso desalojó al enemigo.

merosas deserciones que durante ella se con-

Por esos días se propaga el rumor de que

taron. Llegando a Hermosillo con las tropas

Pesqueira estaba en la frontera y se dirigía al

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

centro del Estado, y esta noticia reanimó a

reconcentrado en Guaymas, viendo a sus

los defensores de la República. Pronto reúne

aliados en peligro, combinaron con ellos un

Pesqueira, aunque venía extremadamente

ataque contra los republicanos. Éstos tras-

débil, fuerzas considerables para comenzar

lucieron el plan, y evacuaron Hermosillo. A

de nuevo sus operaciones. Después de varios

pesar de esta ventaja aparente, el jefe de la

encuentros con las tropas imperialistas, Pes-

guarnición francesa vio que la situación era

queira y Ángel Martínez se unen y se diri-

crítica. No se cabe si esta convicción sería

gen a Hermosillo. Antes de llegar a esa ciu-

o no la causa de su resolución desesperada;

dad, sale a su encuentro el general Lamberg,

mas lo cierto es que se suicidó dicho jefe; y

jefe de las fuerzas imperialistas de Sonora,

la fuerza que mandaba volvió luego al puer-

que se encontraba en Ures, y con un cuerpo

to, de donde pronto salió sin autorización,

escogido presenta batalla a los generales re-

según se dijo. Lamberg, que como hemos di-

publicanos entre el Ranchito y San Juanico.

cho era el Comandante general imperialista

Esa acción se verificó el 4 de Mayo de 1866,

de Sonora, volvió a Ures con el grueso de sus

y fue reñidísima, pues en ella jugaba la do-

tropas, para observar mejor los movimien-

minación imperial en Sonora el todo por el

tos de los republicanos, quienes no tardaron

todo, por haber empeñado en esa batalla sus

en apoderarse de las villas de Horcasitas y

mejores elementos. El resultado de la refriega

Rayón.

fue dudoso, pues no se pudo apreciar quiénes

Los imperialistas estaban desalentados,

fueron los vencedores y quiénes los vencidos.

pues la bandera republicana ondeaba ya al-

Lamberg volvió a Hermosillo, y los republi-

tiva y amenazadora frente a ellos; al mismo

canos tomaron el camino de San Marcial.

tiempo sentían desmoronarse bajo sus pies

Mientras Martínez y García Morales reunían

el fantasmagórico edificio imperial.

sus fuerzas para entrar de nuevo en acción,

El presentimiento de ruina de los impe-

Pesqueira se dirigía a Álamos en busca de re-

rialistas era un aviso fúnebre que les daba el

cursos para continuar la campaña.

destino.

Entretanto, los imperialistas derrotaron

El 4 de Septiembre de 1886, los traido-

al coronel Alcántara, cerca de la hacienda

res, mandados por Lamberg, sufrieron una

del Chino; y alcanzaban en otros lugares

derrota completa y decisiva en el ejido de

parciales triunfos; mas no obtenían venta-

Guadalupe, por las fuerzas republicanas que

jas positivas, debido a que las guerrillas re-

mandaba en jefe Pesqueira. Lamberg murió

publicanas los hostilizaban sin cesar e iban

en la jornada, y los jefes que quisieron reem-

a tirotearlos hasta en las calles de Ures y

plazarle para animar a las tropas, se vieron

Hermosillo.

obligados a huir en lo más recio de la batalla.

Provisto Pesqueira de nuevos elementos

Los restos de la fuerza imperialista se disper-

de guerra, regresó para reanudar las opera-

saron o se retiraron en desorden a Ures, la

ciones con Martínez. Tomaron la plaza de

que pocos días después fue tomada por los

Hermosillo. Pero los franceses, que se habían

defensores de la República. ignacio pesqueira

515

Perdida Ures, que era el núcleo de la dominación imperial, muerto Lamberg, que

a pesar de los obstinados esfuerzos de sus enemigos para derribarlo.

era el alma de ella, y puestas en dispersión

Dotado de una flexibilidad extraordi-

sus fuerzas, que eran la salvaguardia de la

naria de carácter, lo mismo se mostraba un

facción imperialista, sucesivamente fueron

cumplido y elegante caballero en los salo-

dispersándose ante el empuje victorioso

nes, que un camarada franco y expansivo en

de los defensores de la patria las partidas de

los campamentos, lo cual le atrajo la simpa-

traidores que quedaban en pie, con lo que

tía general del pueblo sonorense.

acabó en Sonora ese sainete pavoroso que se llamó el segundo Imperio mexicano.

Como gobernante absoluto, como dictador incontrastable que le hicieron las circunstancias, sin duda cometió faltas dignas

V

de censura. Mas no es en una obra de la ín-

Hemos referido a grandes rasgos el papel que

dole de esta donde pueden tener cabida las

el general. Pesqueira representó en la Guerra

apreciaciones referentes al hombre político.

de Reforma y en la de Intervención. Los

Demos, pues, por terminada nuestra tarea.

acontecimientos estuvieron lejos de acaecer

El distinguido liberal que nos ocupa, y

con la sencillez con que los hemos referido;

cuya vida pública había sido un incesante

pero hemos suprimido en nuestra relación

batallar, murió tranquilamente en su ha-

infinidad de hechos secundarios y casi todos

cienda de Banacuchi, el 4 de Enero de 1886.

los disturbios locales, que fueron incesantes

Han pasado 18 años desde la caída de

y cuya historia es una maraña casi inextri-

Pesqueira y 9 desde su muerte, y todavía en

cable, porque de otro modo habría sido im-

varios puntos de Sonora, las exclamaciones

posible nuestro cometido.

de entusiasmo o de provocación suelen ir

Para concluir, añadamos que el general Ignacio Pesqueira, hombre de elevada es-

seguidas del grito tradicional: ¡Y viva Pes­ queira!

tatura y elevados sentimientos, de mirada

Un hombre que de tal modo llega a

viva y viva inteligencia, de grande ambición

arraigar su recuerdo en el corazón de un

pero de gran valor al mismo tiempo, es sin

pueblo, seguramente ha tenido algún valor.

duda el soldado más popular que ha teni-

México, Mayo de 1893. Antonio Albarrán

do Sonora. Y fue esa popularidad la que le ayudó a sostenerse veinte años en el poder,

Ignacio M. Altamirano 1834-1893

I Es

difícil, como ha dicho un distin-

Altamirano es una prueba del mérito

guido escritor francés, encerrar en breves lí-

y aptitudes que posee esa raza. Nace en

neas la vida de un hombre tan ilustre, de un

un humilde pueblo —Tixtla, hoy ciudad

ciudadano tan eminente, de un escritor tan

Guerrero— el 12 de Diciembre de 1834.1 Sus

esclarecido, como lo fue D. Ignacio M. Al-

padres, Francisco Altamirano y Gertrudis

tarea

tamirano; digno y elocuente representante de esa raza indígena que puede presentar al mundo entero, héroes como Cuauhtémoc, reformistas como Juárez y pensadores como Ramírez.

Para fijar esta fecha, distinta a la que han dado to-

1

dos sus biógrafos, 13 de noviembre, hemos tenido a la vista, la partida de bautismo que copiamos en seguida: “Al margen una estampilla de a cincuenta centavos, cancelada con un sello de tinta verde que dice: ‘Juzgado Eclesiástico y Vicaría foránea de Guerrero’.—Anselmo de

En nuestros anales históricos y literarios,

J. González y Cienfuegos, Cura encargado de la Parroquia

Altamirano es la genuina representación de

en uno de los libros de bautismo marcado con el núm.

esa raza noble y valiente, que sucumbió con todo un pasado gloriosísimo ante el poder de la Conquista, que vivió envilecida y tutoreada durante el periodo colonial, que ansiosa pero indisciplinada derramó su san-

de San Martín Tixtla.—Certifico en debida forma que 22 a fojas 24 se encuentra una partida que a la letra es como sigue: —‘En esta Iglesia parroquial Cabecera de partido de esta Ciudad de San Martín Tixtla, a trece de Diciembre de mil ochocientos treinta y cuatro años. Yo, D. Antonio Reyes, Cura propio de esa feligresía, bauticé solemnemente, puse óleo y crisma a Ignacio Homobono Serapio de un día de nacido, hijo legítimo de Francisco

gre en la guerra de independencia, y que renació

Altamirano, y de Gertrudis Bacilio, fueron sus padrinos

en la Reforma representada por el indio de

López, todos de esa Ciudad, les advertí la obligación de

Manuel Dimas Rodríguez y su mujer Juana Nicolasa

Guelatao y por el filósofo de Letrán, para

enseñar la doctrina cristiana a su ahijado y el parentesco

demostrar con vivos ejemplos que educada

sus padres en segundo. Y lo firmé.—A. Reyes, una rúbri-

espiritual que contrajeron con él en primer grado y con

y ennoblecida, puede alzar orgullosa la fren-

ca.’—Concuerda fiel y legalmente con la original a que

te, cuando la bañan los brillantes rayos de la

los fines que convengan doy el presente en este Juzga-

civilización.

me refiero que obra en este archivo de mi cargo. Y para do Eclesiástico de San Martin Tixtla, a veinticuatro de Agosto de mil ochocientos ochenta y nueve.—Firmado, Anselmo de J. González y Cienfuegos, una rúbrica”.

˜ 517 ˜

Bacilio, indígenas de pura sangre, obscuros

Ramírez y promulgada por D. Simón Guz-

y pobres, llevaban postizo el apellido legado

mán, llamó a los jóvenes indios más apli-

por un español que bautizó a uno de sus

cados de los Municipios, previo examen, a

ascendientes.

recibir la instrucción en el Instituto Litera-

Altamirano basta la edad de catorce

518

rio de Toluca.

años fue el tipo de los hijos de nuestros in-

Altamirano, sobresalió entre sus con-

dígenas, que no tienen más patrimonio que

discípulos en la prueba, por su instrucción

una milpa y unos asnos, una choza y una

y talento, y después de dar el adiós a sus

poca de voluntad para el trabajo. Altamira-

padres, se trasladó a Toluca el año de 1849.

no vivió así, humilde, casi salvaje, sin saber

En el Instituto cursó español, latín, francés

el idioma español, sin más ocupaciones que

y filosofía, obteniendo las primeras califica-

apedrear a los pájaros en los bosques y em-

ciones y los primeros premios. Fue además

prender descomunales combates infantiles,

agraciado con el empleo de bibliotecario

con los muchachos vagabundos de los barrios

del establecimiento, y ahí fue donde nu-

de su pueblo.

trió su espíritu de saber y erudición. Todos

Por fin entró a una escuela. La división

aquellos libros, que encerraba la biblioteca,

de razas no había sido aún relegada al olvi-

fueron leídos y estudiados con avidez por

do. Subsistía como una fatal herencia de la

Altamirano, en sus ratos de solaz y en las

dominación española. De un lado estaban

noches enteras que robaba al sueño. En el

los de razón, los hijos de españoles, para los

Instituto conoció a Ramírez, su Maestro

cuales eran los privilegios de la enseñanza;

venerable, que un día le llamó a la clase de

del otro se encontraban los indios, los des-

literatura, sorprendido de que en su afán

heredados, los que sólo aprendían o leer y

de escucharle, Altamirano se sentaba hu-

retenían de memoria el catecismo de Ripal-

milde en la puerta que daba entrada a la

da. Entre éstos estuvo Altamirano.

cátedra. En el mismo Instituto, hábilmente

Pero la fortuna y la aplicación de ese in-

dirigido entonces por el Lic. D. Felipe Sán-

dio se tornó bien pronto. Su padre fue nom-

chez Solís, Altamirano escribió sus prime-

brado Alcalde, y el maestro del pueblo, que-

ras producciones en prosa, sus primeros

riendo sin duda complacerlo, le felicitó con

versos, y unos artículos satíricos que publi-

entusiasmo, por la acertada elección. El buen

có en el periódico Los Papachos, que aún

Alcalde, sin ofuscarse por las adulaciones, sin

son recordados con gusto por los que tuvie-

ensordecerse por los pífanos y chirimías que

ron oportunidad de leerlos.

entonces fueron a tocar a su casa, no se ol-

Sea por sus ideas liberales ya manifies-

vidó de su hijo, lo recomendó al maestro, y

tas y conocidas de todos, sea que su genio

éste le protestó que al día siguiente Ignacio

altivo e independiente disgustara a los mode­

figuraría entre los seres de razón.

rados que en el Instituto habían sustituido

Fue el primer paso. Pronto una benéfi-

a Ramírez y a otros profesores de principios

ca ley del Estado de México, iniciada por

avanzados, lo cierto es que Altamirano tuvo

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

que abandonar aquel plantel, donde el estudio había amamantado a su espíritu.

¡Con qué encanto oímos estas confidencias de boca del protagonista, lo mismo

Pobre, desvalido, sin amparo, refugióse

que otras en que nos narraba con estilo

en un Colegio particular, que tenía en Tolu-

pintoresco y familiar, los tiernos años de su

ca en esa época D. Miguel Domínguez, don-

niñez, cuando encendido por el calor esti-

de en cambio de la clase de francés que daba

raba el cordel de la fragua de su pueblo, o

a los alumnos, le proporcionaban alimentos

majaba el candente hierro a los golpes del

y un techo hospitalario.

martillo en el yunque! ¡Con qué colorido

Empero, el carácter de Altamirano bus-

tan inimitable nos comunicó sus primeras

có nuevos horizontes. Dejó la escuela hu-

aptitudes artísticas, cuando en el humil-

milde del benéfico Domínguez, y se lanzó

de taller de un pintor de Tixtla, molía de

a una vida peregrina y de aventuras, llena

rodillas en una piedra los colores de aquel

de peripecias y vicisitudes, en que hoy en-

ignorado Apeles!

señaba en un pueblo las primeras letras, y

Con gusto trasladaríamos aquí en for-

mañana con su mente juvenil y soñadora

ma pálida e incorrecta, todas esas íntimas

se embebía en los dulces ensueños del pri-

comunicaciones del Maestro con el discípu-

mer amor, en el que fue desgraciado como

lo; pero aunque nuestra mente está preñada

sucede casi siempre, pues este dulce senti-

de recuerdos, y nuestra pluma nerviosa se

miento agita el corazón del hombre, como

impacienta por escribirlas, ni el tiempo que

una ráfaga primaveral que embriaga con

disponemos ni el limitado espacio de las

su perfume y su frescura, pero que pasa

páginas consagradas a su memoria en este

ligera y fugitiva.

libro, nos proporcionan la grata tarea de

Entonces fue cuando Altamirano pensó

referirlas.

en ser dramaturgo; entonces fue cuando en

Es el liberal sin tacha, es el orador elo-

un teatro de provincia y con una compañía

cuentísimo, es el valiente soldado de la Re-

muy humilde, puso a la escena su drama

pública, el que tiene que destacarse en esta

histórico, Morelos en Cuautla, que como re-

obra; no es el hombre privado, modelo en

mordimiento literario, guardaba en su bi-

su hogar, amigo sincero, y maestro entre

blioteca; pero que fue un pecado manuscri-

los maestros, el que reclama ahora nuestra

to que no absolverán las Bellas letras. ¡Caso

atención: y si nos divagamos, y si la pluma

curioso y singular! Cuando se representó

no obedece a la cabeza, es que el sentimien-

esa pieza la única y primera vez, el público

to latente, vivo y apasionado, estremece

entusiasmado y seducido, pidió a gritos el

aún a nuestra alma agitada por el dolor de

nombre del autor, y éste confuso y avergon-

una muerte, que cubre de luto liras y perió-

zado, salió de la concha del apuntador, para

dicos, libros y tribunas, a la República y a

recibir los lauros de aquella ovación sincera

la Patria; pero más aún al discípulo, que sin

y espontánea. Altamirano era el consueta de

brújula y sin piloto, no tiene ante su vista

la pobre compañía.

un faro en lontananza. ignacio m . altamirano

521

522

II

redacción de periódico, en club reformista

Mas volvamos a nuestra narración sencilla

o en centro literario, que se aumentaba na-

y fría. Altamirano vino a México, para ins-

turalmente con la asistencia de numerosos

cribirse en el Colegio de Letrán y continuar

estudiantes y partidaria ardentísimos de la

sus cursos de filosofía, comenzados en el

revolución”. Se dirigía con ellos en muchas

Instituto de Toluca. El círculo de sus conoci-

ocasiones “á las galerías del Congreso para

mientos se ensanchó, y los triunfos escola-

asistir a las sesiones en que se discutía la

res admiraron a condiscípulos y profesores.

Constitución y para aplaudir los elocuentes

Pronto, sin embargo, la revolución de

discursos de Ocampo, de Ramírez, de Zar-

Ayutla contra la tiranía del general San-

co y de Arriaga, y para tomar nota de los

ta-Anna estremeció a la República, y todos

esfuerzos que hacían el ministro Lafragua

los corazones palpitaron, entusiastas por

y la pandilla de falsos liberales contra las

la libertad y ansiosos de nuevas y regene-

libertades humanas y políticas”. En medio

radoras ideas; más de un joven desvistió

de estas tareas, desempeñaba la clase de la-

el manteo de colegial, para revestirse con el

tín, y fue en ese tiempo cuando conoció a

uniforme del soldado de la nueva causa. Al-

Marcos Arroniz, asesinado después cerca de

tamirano fue uno de ellos. Dejó a Letrán, y

Puebla, a Florencio María del Castillo, que

en pos de sus bosques vírgenes fue al Sur,

redactaba El Monitor Republicano y que fue

combatió enérgico y con todo el vigor de su

más tarde víctima de la Intervención, a José

juventud por el Plan de Ayutla, sirvió según

Rivera y Río; a Manuel Mateos y Juan Díaz

tenemos entendido como secretario del ve-

Covarrubias, mártires de su deber, y a otros

nerable anciano insurgente e inmaculado

muchos que aún viven. Fue aquel cuarto de

liberal, D. Juan Álvarez; y de regreso a México

Altamirano el centro de las letras y el foco

volvió a entrar al colegio de Letrán para con-

de la política juvenil, “y el bello tiempo de

cluir sus estudios de Derecho en 1859.

los sueños de Libertad y de Poesía, de los

El mismo Altamirano en uno de sus pró-

propósitos generosos y de los juramentos re-

logos, nos ha dejado una brillante página

volucionarios que pronto iban a cumplirse,

autobiográfica de esa época. En 1857, refiere,

porque la guerra estaba allí para reclamar el

que dividía su atención “entre las contra-

cumplimiento de los votos…”

dicciones del Digesto que no producía sino

En efecto, pasó el año de 57, y en sus

un diluvio de sutilezas en la Cátedra, y las

postrímeros días estalló la guerra civil, que

disputas irritantes de la política, que traían

prolongada hasta Enero de 1858, proporcio-

agitados a liberales y conservadores y provo-

nó el triunfo a los conservadores. El grupo

caban la más sangrienta de nuestras guerras

de aquellos jóvenes que presidía Altamirano

civiles”. Escribía también sus primeros ar-

se dispersó; pero aún tuvo tiempo éste antes

tículos de combate en los diarios políticos,

de abandonar el Colegio, para escribir indig-

y su cuarto de colegial, se transformaba a

nado Los Bandidos de la Cruz. Alejandrinos

veces por la concurrencia de sus amigos “en

que fueron “muy malos —dice él mismo—

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

pero que en alas de la pasión de partido,

nuevos recursos en nuestro Derecho y en la

volaron por toda la República”, y aún tuvo

fuerza popular y libraremos desesperados el

tiempo para improvisar junto con Manuel

combate definitivo. El partido conservador

Mateos, en una tarde y en los bordes de la

no debe olvidar que un día, presintiendo las

fuente de Letrán, unos tremendos dísticos

resistencias de nuestros enemigos y tal vez

en contra del Gobierno reaccionario.

los azares de esta lucha, el famoso consti-

La Guerra de Reforma se presentó terri-

tuyente Ignacio Ramírez lanzó esta frase

ble y transformando todo bajo su poderoso

desde los escaños de la Asamblea Nacional.

empuje. Los bandos divididos luchaban sin

“Tened entendido, dijo, que la Constitución

tregua, y el choque de principios, y la lucha

no es todavía nuestra última palabra”.

tenaz entre un pasado vetusto y tradicional

“El pueblo inspiró esa frase amenazado-

que no cedía a un presente nuevo y demole-

ra y el pueblo la mantiene como su recurso

dor, conmovió a todas las clases, que prestas

supremo”.

a la brega se lanzaron a luchar sin límites

“La Reforma triunfará de sus enemigos”.

ni trabas. Los Estados no permanecieron

Quien así se iniciaba en la tribuna, tuvo

indiferentes, y Altamirano una vez más fue

el gusto de ver cumplido su vaticinio, pues

al Sur, a Guerrero, como adalid formidable,

la Reforma triunfó como él lo esperaba; y el

para combatir al clero por medio de su plu-

11 de Enero de 1861, hacía su entrada a la

ma en El Eco de la Reforma, periódico que él

ciudad de México D. Benito Juárez, después

fundó, y con su espada de soldado de Ayutla,

de una revolución sangrienta y tremenda;

en los campos de batalla; encontrándose en

pero grande y fecunda en resultados para lo

diversas acciones coronadas por el éxito.

porvenir.

Por esta época, fue cuando pronunció su primer discurso cívico —que poseemos au-

III

tógrafo— el 16 de Septiembre de 1859 y en

Era tiempo de que estos servicios prestados

la hoy ciudad Guerrero. El exordio de este

con el mayor desinterés, obtuviesen un pre-

discurso decía: “En medio de la tormenta

mio justo y merecido. Altamirano fue electo

revolucionaria que nos agita, entre las tinie-

diputado al Congreso de la Unión en 1861. En-

blas de esta noche sangrienta que estamos

tonces su importante personalidad histórica

cruzando, y en los momentos mismos en

tomó grandes proporciones, por su elocuente

que creemos: que el cielo es de bronce; al

y avasalladora palabra, que hizo estremecer a

clamor de la Patria, aún nos sonríe dulce y

los enemigos, conmovió a toda la sociedad de

bello, como una alba del trópico, consolador

México, y aún a la Nación entera.

como un faro de esperanza, el glorioso re-

Se discutía en la Cámara el célebre dicta-

cuerdo de nuestra Independencia”. Y el epí-

men sobre la ley de amnistía. En una sesión

logo cerraba así al discurso: “Y aun cuando la

celebrada en el mes de Julio, Altamirano

desgracia hiciera que por hoy, la victoria no

solicitó hablar en contra. El aspecto del sa-

premiase nuestros esfuerzos, aun tenemos

lón era imponente. Las galerías se hallaban ignacio m . altamirano

523

henchidas de curiosos, ávidos de presenciar

por su constancia y talento, subir a las ros­

la discusión y de oír al joven diputado, que

tras y pronunciar como Cicerón la más terri-

con los formidables dardos de su elocuencia,

ble Catilinaria.

atacaría aquella ley humanitaria, pero inopor-

“Yo bien sé —decía— que disgusto a

tuna e inconveniente en esos instantes en

ciertas gentes, expresándome así con esta

que la sangre caliente aún de las víctimas y

energía franca y ardorosa; yo sé que no son

defensores de la Reforma, clamaba por un

éstos los sentimientos de esos políticos de

severo castigo. Reinaba un silencio profun-

biombo que se estuvieron impasibles duran-

do, que sólo interrumpió la voz del Presidente,

te la lucha, sin apiadarse de la aflicción de la

al decir:

patria y complaciéndose en los horrores que

—El C. Diputado Altamirano tiene la palabra en contra.

“Pero yo no quiero transacciones; yo soy

El aludido ocupó la tribuna. Recto como

hijo de las montañas del Sur, y desciendo de

su conciencia, impuso con una mirada al

aquellos hombres de hierro que han prefe-

auditorio. Se agitó con la diestra el rebelde

rido siempre comer raíces y vivir entre las

cabello de su cabeza fiera y altiva, y con voz

fieras a inclinar su frente ante los tiranos y a

clara, limpia y sonora, pronunció el trata-

dar un abrazo a los traidores.

miento sacramental, que se dirige siempre en estos actos al Congreso: ¡Señor! Altamirano tenía a la sazón veintisiete

“Sí; yo pertenezco a esa falange de partidarios que pueden llamarse: los ‘Bayardos del liberalismo’, sin miedo y sin tacha.

años. Joven por la edad; pero enflaquecido

“Desde que salí de las costas para venir

por el estudio y por las fatigas de la revo-

a este puesto, me he resignado estoicamen-

lución; con el cutis requemado por el sol

te a perder la cabeza, y mientras yo no la

ardentísimo del Sur; y con las facciones

tenga muy segura sobre mis hombros, no

endurecidas del que no había gozado hasta

he de otorgar un solo perdón a los verdugos

entonces de tranquilidad, apareció ante re-

de mis hermanos. Yo no he venido a hacer

presentantes y espectadores, amenazador y

compromisos con ningún reaccionario, ni

temible. Habló; entusiasmó con su elocuen-

a enervarme con la molicie de la capital, y

cia, y con su peroración vehemente y apa-

entiendo que mientras todos los diputados

sionada, concluyó por estremecer de espan-

que se sientan en estos bancos no se decidan

to al auditorio, cuando en un arranque de

a jugar la vida en defensa de la majestad na-

valentía, solicitaba el castigo de dos enemi-

cional, nada bueno hemos de hacer.

gos, “cuyos cráneos debían estar ya blancos en la picota”.

524

pasaron fuera de la capital.

“Pero yo creo que el Congreso sabrá mostrar a la Nación que se halla a la altu-

Los diputados desde sus asientos y el

ra de sus deseos, y que comprende su mi-

público desde las galerías, unísonos admira-

sión santa. Yo creo que el legislativo dirá

ban al orador atrevido, al indio audaz, que

con frecuencia al ejecutivo, en presencia

nacido en pobrísima cuna, había logrado

de cada malvado, lo que Mario a Cinna en

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

presencia de cada enemigo: “Es preciso que

de metáforas exóticas, tiene vivas salidas y

muera”.2

va derecho al objeto del pensamiento, sin

El éxito de este discurso que íntegro re-

arrastrarse a través de periodos pastosos y

produciríamos, si no fuera por su extensión,

de circunlocuciones convenidas. La fuerza de

fue espléndido y soberbio. El dictamen a

su palabra, consiste, sobre todo, en una ar-

pesar de haber sido defendido por muchos

gumentación cerrada, encadenada sin arte

notables y elocuentes oradores, por una

aparente; pero rigurosamente apoyada en

gran mayoría de diputados quedó reproba-

citas históricas oportunas y bien escogidas.

do. Altamirano fue aplaudido con positivo

El secreto de su éxito está casi entero en el

frenesí, y estrechado con efusión por sus

movimiento rápido, algunas veces brusco

compañeros. Se le bajó en peso por las es-

de sus razonamientos mezclados de sarcas-

caleras de Palacio, donde estaba entonces la

mos o vivas emociones políticas, de inter-

Cámara, y se le condujo vitoreándole hasta

pelaciones a quema ropa, de interrogaciones

su habitación.

triunfantes y de sombríos arranques de cóle-

No se hablaba de otra cosa en los corri-

ra. Hemos oído muchas veces en la tribuna

llos políticos, en las reuniones literarias y

mexicana, discursos agradables, fantasistas

en las tertulias de los salones, más que de

divertidos, floridos retóricos; pero nunca un

aquel discurso, que profusamente impreso

orador tan nervioso y arrebatador, como el

en multitud de ediciones y reproducido con

Sr. Altamirano, que era, todavía hace algu-

elogios calurosos por toda la prensa, era leí-

nos días, un desconocido”.

do y comentado.

Semejantes o parecidos elogios hicieron

“Toda la ciudad —decía L’Estaffete— re-

otros diarios. La Ilustración Francesa, repro-

suena todavía con el discurso pronunciado

dujo acompañado del retrato del orador el

en la tribuna de la Cámara, por el Sr. Alta-

juicio preinserto, lo mismo que El Correo

mirano. Se está poco acostumbrado en la

de Ultramar, y otras varias publicaciones

sociedad mexicana, a una vehemencia se-

extranjeras.

mejante de lenguaje y a esa inflexibilidad de

Aquel discurso conquistó la fama de Al-

principios; y no es por eso de sorprenderse,

tamirano, su nombre fue popular desde en-

que los rayos del diputado de Guerrero, ha-

tonces, y los reaccionarios, por boca de uno

yan agitado profundamente las regiones or-

de sus órganos impresos le decían el “Marat de

dinariamente tan serenas y tan plácidas de

los puros”, no sabemos si de buena fe o con

la política. Es todo un acontecimiento y en

refinada malicia, aunque nos inclinamos a

este orador debe haber un hombre de acción

lo segundo; pero nunca, ni por una figura

y una esperanza para la República.

retórica podríamos aceptar ese símil, porque

“Su manera de decir es concisa y de

Altamirano en aquellas circunstancias pidió,

una firmeza notable. Su estilo desnudo

es cierto, con demasiada vehemencia el cas-

2

tigo de los culpables; mas en su pecho latía

pp. 37 y 38.

un corazón nobilísimo y jamás descendió a

Ignacio M. Altamirano.—Discursos.—París 1892.

ignacio m . altamirano

525

los desórdenes de que fuera autor, el que se

Blanca, contra el coronel Ortiz de la Peña,

decía Amigo del Pueblo en tipos de molde, y

que fue completamente derrotado, y que

que no pasó de ser un ente repugnante que

dejó en poder de Altamirano un convoy de

tuvo merecido castigo en el puñal salvador

guerra y trescientos prisioneros.

de Carlota Corday.

“Tres días después, batió al coronel imperialista Carranza, quedando muerto en la IV

526

acción el jefe Villagrán, en los Hornos.

Pero los triunfos parlamentarios no fue-

“En Enero de 1867, en unión de Leyva,

ron motivo para que Altamirano dejase de

ganó de nuevo una acción contra el mismo

prestar con su espada importantes servicios

Ortiz de la Peña, que dejó en su poder la arti-

durante las guerras de la Intervención y el

llería, armamento, y toda su tropa prisione-

Imperio. El tribuno y el literato han hecho

ra. Esta acción hizo evacuar todas la plazas

olvidar repetidas veces al modesto soldado

del Sur a los imperialistas que.se refugiaron

de la República; pero en este sentido como

en Cuernavaca.

en muchos, merece un lugar prominente,

“Todavía en unión de Leyva puso sitio a

por su valor temerario y por su decoro mili-

esta última ciudad, muy cercana a México,

tar, reconocido por ilustres jefes de nuestro

por lo cual Maximiliano tuvo que enviar en

ejército, que tuvieron ocasión de conocerle

su auxilio una columna de 1,500 hombres,

y aún ser testigos presenciales en más de

al mando del general O’Horan y del famoso

una acción gloriosa.

coronel Lamadrid.

“Sin más libro de consulta que las pági-

“Leyva se retiró con las tropas de su-

nas verídicas donde constan los hechos mi-

mando; pero Altamirano esperó al enemigo,

litares, acaecidos desde 63 hasta 67, —dice

libró un terrible combate con su caballería,

el Sr. D. Juan de Dios Peza— vamos a narrar

derrotó completamente esta columna man-

los que principalmente distinguieron a

dada por Lamadrid, un jefe muy querido de

Altamirano.

Maximiliano, que murió en esta acción.

“Después del sitio de Puebla de 1863;

“Pocos días después, y ocupada por las

cuando los franceses se apoderaron de

tropas republicanas la plaza de Cuernava-

México, y el gobierno republicano se vio

ca, Altamirano fue el primero que ocupó el

obligado a dejar su capital para dirigir la

Valle de México a la cabeza de 500 jinetes,

guerra desde el interior, Altamirano tomó

tomando posesión de la plaza de Tlalpan; a

las armas, y en su calidad de coronel del

cuatro leguas de la capital del Imperio.

ejército, luchó sin descanso contra la in-

“De allí marchó a Querétaro en Mar-

tervención y el imperio, siendo uno de los

zo de 1867, cuando ocupaba ya esta plaza

pocos que pueden llamarse ‘los inmaculados

Maximiliano con su ejército; y bajo las ór-

defensores de la Independencia de México’.

denes del general republicano Vicente Riva

“En 1866, a la cabeza de una brigada de

Palacio, tomó parte en varios combates que

caballería del Sur, ganó la acción de Tierra

tuvieron lugar en este sitio ya célebre en la

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

historia. En todos esos combates obtuvo

poetas nacionales, y que con aprecio se con-

honoríficas recomendaciones del general Es-

serva en bibliotecas públicas y particulares.

cobado, jefe del ejército sitiador, y principal-

En él insertó, muchos artículos biográficos y

mente, por la terrible acción del Cimatario,

literario, y bellísimas Crónicas teatrales y de

el 28 de Abril de 1867, en que compartió la

sociedad. Fue también redactor, entre otros,

gloria del coronel Doria, pues con una co-

de los siguientes diarios políticos. El Siglo

lumna de caballería rechazaron otra impe-

XIX, El Monitor Republicano, y La Libertad.

rialista, compuesta de ‘Husares’, ‘Regimien-

Colaboró en las publicaciones literarias, El

to de la Emperatriz’, y ‘Policía a caballo’.

Domingo. El Artista, El Semanario Ilustrado,

“El día 1º. de Mayo, y bajo las órdenes del bravo general Suriano Jiménez, tomó

El Federalista, El Liceo Mexicano y en otras de los Estados y del Extranjero.

parte en el heroico combate de Callejas, el

El espíritu de asociación, como dice el

más brillante del sitio de Querétaro, y fue

Sr. Peza en su biografía, le debió mucho. Fue

recomendado en la orden general del ejérci-

fundador de la Sociedad Libres Pensadores;

to, como un héroe”.

restableció varias veces al Liceo Hidalgo, que

Así, pues, Altamirano, empuñó el acero

presidió en muchas ocasiones; fue secretario

desde el Plan de Ayuda, hasta que se disipó

y Vicepresidente de la Sociedad Mexicana

el humo de los fúnebres disparos en el Cerro

de Geografía y Estadística, la cual le es deu-

de las Campañas.

dora de una rica y escogida biblioteca, que

Restablecida la República, el Presidente

coleccionó Altamirano con su buen gusto

D. Benito Juárez firmó de su puño y letra los

y discreción; fundó la Sociedad Gorosti-

despachos militares de Altamirano y ordenó

za de autores dramáticos y fue presidente

se le pagasen íntegros sus haberes. Con es-

de la de Escritores Públicos y de la Sociedad

tas sumas fundó entonces El Correo de México

Netzahualcóyotl, En sus últimos días de

en colaboración de D. Ignacio Ramírez

permanencia en México, desde 1885 hasta

y D. Guillermo Prieto. No era el primer pe-

1889, como Presidente Honorario del Liceo

riódico que establecía. En Guerrero como ya

Mexicano, enseñó y alentó a la mayoría de

dijimos publicó El Eco de la Reforma, y otro

los jóvenes que constituyen actualmente la

que no habíamos mencionado, La Voz del

nueva generación en las letras patrias. Mu-

Pueblo. Después de El Correo de México, que

chas corporaciones científicas y literarias de

estuvo brillantemente redactado, fundó El

nuestra República, de Norte y Sud América,

Federalista con Manuel Payno; en 1875 La

de Alemania, Francia, Hungría, Italia, Rusia,

Tribuna; y después La República, de la que

etc., le contaron en su seno, y con el carác-

dejó de ser director en 1881. Fundó además

ter de Viceprsidente asistió al Congreso de

un interesante semanario de bellas letras,

Americanistas últimamente celebrado en

El Renacimiento (1869) en compañía de D.

París y al de Ciencias Geográficas en Berna.

Gonzalo A. Esteva; semanario en el que co-

Desempeñó los cargos públicos que va-

laboraron los más distinguidos escritores y

mos a citar. Fiscal de la Suprema Corte de ignacio m . altamirano

527

Justicia, Procurador General de la Nación,

A pesar de que hemos procurado ser

por ausencia de D. León Guzmán; Presiden-

breves, nos hemos extendido más de lo que

te de la citada Corte, cuando el Sr. D. Igna-

pensábamos en esta obra. Es preciso, pues,

cio Vallarta, pasó a desempeñar la Cartera de

que demos término a la presente biogra-

Relaciones; Oficial mayor de la Secretaría

fía, que sólo en resumen puede contener la

de Fomento, durante el Ministerio de Riva

vida de un hombre ilustre por sus servicios a

Palacio, y diputado al 10º Congreso de la

la Patria y a las Letras.

Unión, donde pronunció su último discurso de apertura el 16 de Septiembre de 1881.

En 1889 Altamirano recibió el nombramiento de Cónsul General de España con

Como Profesor, el Gobierno le distinguió

residencia en Barcelona. La noche del día 5

en diversas épocas con las clases de Derecho

de Agosto, el Liceo Mexicano le consagró una

Administrativo, en la Escuela Nacional de

velada de despedida. El acto estuvo solemne

Comercio: de Historia General y de México

y conmovedor: aquel adiós iba a ser eterno.

y de Historia de la Filosofía, en la Escuela

Después de los elogios que le hicieron poetas

Preparatoria y en la Escuela de Jurispruden-

y escritores, tomó él la palabra. La emoción

cia; de Lectura Superior e Historia Universal

del cariño ahogó su elocuencia. “Aquí tienen

y Patria en la Escuela Normal; cátedras que

al orador —nos decía— tan ensalzado por

desempeñaba al partir para Europa.

ustedes que no puede hablar. Mi gratitud

La Escuela Normal le debe su organiza-

no tendrá límites. Estaré, lejos de los ojos, pero

ción y Reglamento; comisión que desempe-

cerca del corazón de mis amigos y de mis

ñó con tanta inteligencia y celo, que fue el

discípulos”.

origen de la enfermedad que le llevó al se-

528

pulcro, pues días y noches enteros tuvimos

V

oportunidad de verle consagrado al estudio,

Después de algunos meses de residir en Barce-

sin que tomara alimentos y descanso duran-

lona, Altamirano, a causa de sus enfermeda-

te muchas horas.

des y previa licencia del Gobierno de México,

La simple y sencilla enumeración que

permutó con Manuel Payno el cargo de Cón-

hemos hecho, demostrará la continua labor

sul en España por el de Francia, y se estableció

de Altamirano. Retraído de la política en los

en París.

últimos anos de su existencia, constituía

Parecerá impropio que nos detengamos

su ocupación constante la enseñanza. Leer

algunos instantes en esta parte de su bio-

y enseñar y conversar sin descanso: tales

grafía; pero lo creemos necesario para hacer

fueron sus últimos afanes; los libros y la ju-

manifiesto el patriotismo de aquel hombre

ventud: sus fieles amigos y sus hijos predi-

ilustre y sabio.

lectos. Y como un santuario de los afectos,

Es cosa natural la nostalgia en todos los

como un retiro en los desengaños, su hogar

que de veras aman a su país; mas en Alta-

santificado por el culto de su esposa y de su

mirano se acentuó muchísimo. Aquí, sobre

familia adoptiva.

la misma mesa en que escribimos, tenemos

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

la colección de las cartas, en las que nos re-

mes de Agosto de ese año de 1892; si no de

fería sus impresiones de viaje, sus visitas a

una manera definitiva, sí con una licencia

Bibliotecas, Museos, Academias, Talleres de

de varios meses. Deseo ya ver a mis hijos,

Escultura y de Pintura, etc., en todas ellas

a mis netezuelos, a mis amigos, a mis dis-

el recuerdo de la Patria está vivo y latente.

cípulos, y, sobre todo, respirar el aire de mi

En los aniversarios del glorioso grito de in-

Patria, contemplar su cielo azul, y calentar-

dependencia, celebrados en París, tomó él

me bajo su sol radioso y ardiente, el dios

siempre la palabra, para enaltecer a nuestros

de mis padres, lejos del cual siento hielo en

libertadores y a nuestros héroes. Nunca se

las venas y tristeza en el espíritu. Europa es

borró de su mente la tierra que se enorgu-

bella, París es maravilloso; pero México es

llece con su nombre y con sus obras. Visitó

mi Patria, y vd., lo sabe bien: a la madre se

en 1891 a la clásica Italia, estuvo en Roma, en

le prefiere no porque sea bella, ni rica, sino

Nápoles, en Niza y en otras ciudades. Los

porque es madre”.

campos y sitios pintorescos, traían a su me-

La nostalgia y su grave enfermedad con-

moria a México, que un solo instante no ol-

traída en el estudio, le obligaron a pasar al-

vidaba. En la hermosa Niza compuso una

gunos meses en San Remo. Ahí se agravó y

de sus últimas poesías, y ahí como en todas

le sorprendió la muerte. Quería a toda costa

partes recordó a su país. Oigamos una de sus

volver a México “aunque fuera a morir”, nos

lindas estrofas:

escribe un amigo. No desmayó, nunca su espíritu en cuanto a lo que había constituido

En esta tierra encantada

su credo político y liberal. Permaneció firme

recuerda a la Patria amada

y constante en sus ideas, hasta exhalar el úl-

todo, los verdes bajíos,

timo aliento el 13 de Febrero de 1893, a las

y los pinares sombríos,

cuatro de la tarde. Solicitó que sus funerales

y la pradera esmaltada.

fueran puramente civiles y que se sometiera su cuerpo a la cremación. Hasta en esto, el

De vuelta a París, cuando fue invitado

culto por sus antepasados le acompañó: los

para una Conferencia en el Ateneo de Ma-

valientes aztecas acostumbraban entre sus

drid, se disculpó de no poder hacerla porque

ritos fúnebres, convertir los despojos huma-

su anhelo constante era venir a México, lo

nos en cenizas.

más pronto posible. En carta dirigida al ilus-

Cuando el cable estremecido anunció

trado D. Justo Zaragoza, con fecha 26 de

al través del Océano, tan infausta noticia,

Mayo de 1891, pedía también excusas por

México se conmovió. Amigos y discípulos

no poder asistir al Congreso de Americanis-

se agruparen y el Liceo Mexicano invitó a una

tas, que se había de verificar en el célebre e

Velada Fúnebre consagrada a su memoria, e

histórico convento de la Rábida; y agregaba:

igualmente la Sociedad de Geografía y Esta-

“Yo tengo el pesar de no concurrir a

dística. A solicitud de la primera Sociedad,

el, pues he resuelto regresar a México en el

la Legislatura de Guerrero, le declaró Beneignacio m . altamirano

529

mérito de su Estado natal decretó que en el

La urna cineraria estaba colocada sobre

aniversario de su muerte se izara a media

una gran mesa cubierta por el pabellón na-

asta el pabellón y que su estatua en bron-

cional, en el centro del salón, y rodeada de

ce se enviaría al Paseo de la Reforma. Todos

pebeteros encendidos.

los periódicos de la Capital, de los Estados

Aunque la ceremonia no tenía carácter

y aun del Extranjero, publicaron artícu-

religioso, el recogimiento que allí reinaba

los necrológicos, biografías, reminiscencias,

era profundo.

anécdotas, retratos y algunos enlutaron sus

A las dos y media, el maestro de ceremo-

columnas. Y es que como decía Tácito refi-

nias pidió permiso al Ministro para ordenar

riéndose a Agrícola “su muerte, llenó de luto

la marcha.

a sus compatriotas, entristeció a sus amigos,

Bajaron la urna y la colocaron en el carro

y no fue indiferente ni para 1os extranjeros

mortuorio, los Sres. Francisco Pasalagua,

ni para los desconocidos”.

Vicecónsul de México, y Gustavo Baz, pri-

El Supremo Gobierno de nuestra República, resolvió que se le hicieran funerales

Colocáronse en el carro fúnebre nume-

en París mientras sus cenizas son traídas a

rosas coronas, entre las cuales se contaban

la Patria. He aquí como refiere Le Nouvenau

las ofrecidas por la liga franco-americana

Monde esta ceremonia:

para la enseñanza, por la Legación Mexica-

“El sábado 25 de Febrero último se efectuaron las exequias oficiales del Sr. Ignacio M. Altamirano, cuyos gastos se hicieron a expensas de nuestro gobierno”.

530

mer Secretario de la Legación.

na, por el Sr. Pasalagua, por la colonia mexicana en París, etc., etc. El Sr. Ramón Fernández, como representante del gobierno de México, presidió

Estas exequias fueron puramente civiles.

el duelo, en compañía de los Sres. Guillén

A eso de las dos de la tarde gran nú-

Altamirano y Casasús.

mero de coches estacionaban en la calle de

Entre los concurrentes, se hallaban los

Galileo, en donde se encuentra la Legación

señores Macé, sanador, Camilo Flamarión,

Mexicana, cuya sala principal había sido

miembro del Instituto de Argandona; Mi-

transformada en cámara ardiente.

nistro de Bolivia; Fernando Cruz, Ministro

El Sr. Ramón Fernández, Ministro

de Guatemala; Bruno Chávez, secretario de

Plenipotenciario de México, recibía a los

la Legación de Brasil, en representación del

concurrentes; acompañábanle los señores

Ministro; Conde T. de Camondo, cónsul

Gustavo Baz y Olarte, secretarios, Fran-

general de Turquía, Ángel M. Méndez, cón-

cisco de Pasalagua, Vicecónsul encargado

sul general de la República Argentina; Do-

del Consulado general; Aurelio Guillén

mingo Vega, cónsul general de la República

Altamirano, canciller del Consulado y Ca-

de Chile; Elías Maduro, cónsul general de

sasús, Diputado del Congreso Mexicano;

Nicaragua; Joaquín Caso, cónsul general

estos dos últimos pertenecen a la familia

de Bolivia; Enrique J. Ayulo, cónsul gene-

del finado.

ral del Perú; Alberto Greham, cónsul general

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

de Siam; E. Pector, cónsul general de El Sal-

como último homenaje al ilustre muerto.

vador; Carlos de Mosenthel, cónsul ge-

Después, llevándose todos el recuerdo de esa

neral de la República de Orange; Domingo

ceremonia conmovedora por su grandiosa

Vega, primer secretario de la Legación del

sencillez, se alejaron bajo las frías gotas que

Perú; Ramón Ulloa, general colombiano, y

el cielo de invierno dejaba caer como lágri-

Max L. Gettini, agregado a la Legación de

mas sobre el tristísimo paisaje de las cruces

Colombia.

cristianas.

Además, estaban los Sres. Antonio de

Si el lugar en donde deben hallarse las

Mier, José Cuevas, el coronel Dosamantes,

cenizas de Altamirano no fuera, antes que

Manuel Iturbe, Carlos Álvarez Rul, Dr. Be-

cualquier otro, su Patria, expresaríamos el

tancés, Lic. Castellanos, A. Meulemans, ba-

sentimiento de que sean arrebatadas de la

rón Gostkowski, E. Goupil, Paul Rousseau,

tierra de Francia, en la cual descansarían al

Albert Hans, Dr. Ángel Rodríguez, Dr. Ri-

lado de las de Musset, de Hugo y de Lamar-

cardo Cicero, Emiliano Icaza, Ernesto Ma-

tine. Pero como la Patria debe de conservar

dero, Julio Constantín, Ramón Fernández,

sus imprescriptibles derechos, dejaremos,

hijo, Juan Cordero, E. Charles, Luis Jacoby,

dándole nuestro último adiós, partir al ilus-

Cristóbal González, J. Ollivier, S. Laborde,

tre muerto hacia México, en donde le aguar-

E. Bodau Duverger, Antonio Cházaro, Arís-

dan los funerales nacionales”.

tide Martel, Francisco de P. Mendoza, Raoul VI

de Reyrols, J. Domingo, Mestres Amabile, J. Evrard, Fernández Varela, etc.

La índole de la presente obra no nos permi-

A las cuatro y media de la tarde llegó el

te expresar por extenso, como quisiéramos,

cortejo al Cementerio, y se detuvo al lado

nuestra opinión acerca del literato y nuestro

de la tumba del coronel mexicano Urriza,

juicio sobre cada una de las producciones

designada para recibir provisionalmente las

debidas a su inspirada y correcta pluma.

cenizas del finado. Los Sres. Ramón Fernández, Gustavo

Altamirano fue un gran conversador y un gran polígrafo.

Baz y Raoul de Reyrols, literato francés,

Como conversador sobresalió entre sus

pronunciaron oraciones fúnebres, el último,

contemporáneos, nadie le igualó en este

a nombre de la prensa francesa.

sentido, sin que por esto pensemos siquie-

Luego, entre el profundo y respetuoso

ra deprimir a otros; pues su conversación

recogimiento provocado por los discursos

sin igual, pintoresca y encantadora, apa-

que evocaban la gran sombra del finado, los

sionada a veces, sincera siempre, y llena

señores Pasalagua y Flammarión transporta-

de erudición y ciencia, no cansaba nunca;

ron la urna del carro a la tumba, seguidos

atraía, persuadía, transportaba a los luga-

de todos los asistentes, que al desfilar ante

res descritos, retrataba a las personas pro-

los restos de nuestro compatriota, arroja-

tagonistas de las escenas, y jamás el que

ban una flor o una rama de cualquier planta,

pendiente de sus labios le escuchaba, senignacio m . altamirano

531

532

tía ese hastío que produce la palabra mo-

turaleza de nuestro país, y supo vaciar sus

nótona, descolorida, seca, de muchos que

soberbias inspiraciones en los moldes de los

hablan sabiamente, pero que no cautivan.

grandes y antiguos clásicos; como novelista

Altamirano por el contrario, tenía ese don

nadie ha descrito costumbres, tipos y paisa-

admirable, esa elocuencia sorprendente,

jes, con el talento y sabor local que Altami-

que enseña, que deleita y que subyuga. Es-

rano; como crítico se supo colocar en sitio

cucharle constituía un placer continuado.

envidiable por su erudición y juicio; como

El hombre se transformaba y fascinaba al

historiador descorrió los velos que oculta-

que le oía. Ni sus enemigos en ideas reli-

ban la verdad, velada por cronistas a escri-

giosas, ni en principios políticos le negaron

tores, apasionados o sin criterio, y puso los

ese mérito, característico en Altamirano,

fundamentos de una nueva escuela en México;

que fue el origen de que muchos de sus an-

como escritor de costumbres pocos le han

tagonistas le estrecharan entre los brazos.

igualado en amenidad y gusto, y como ora-

Por esto se distinguió en la Cátedra y por

dor en Sociedades y en Liceos literarios, no

esto también fue el Maestro de los maestros.

hizo o1vidar sus triunfos en la tribuna po-

Lo repetimos, sin temor de ofender y herir

pular y en el Congreso.

susceptibilidades: antes de conocer a Alta-

Puede ser que el cariño nos ciegue, que

mirano y después, no hemos vuelto a es-

la admiración que como culto profesamos

cuchar un conversador que le iguale, ni un

al Maestro nos ofusque; pero ahí están los

profesor que enseñara deleitando. No sólo

libros, los periódicos, las corporaciones, que

era el hombre cariñoso, el hombre amable;

en vida y después de muerte le han consa-

el que se conquistaba voluntades y el que

grado páginas elocuentes, artículos extensos

en un día se hacía llamar Maestro: era el sa-

y distinguidísimos honores, para hacer su

bio y elocuente conversador, el que había

elogio de mil maneras.

realizado el consejo de los normalistas: estu­

Y no sólo en México, sino en el extranje-

diar para enseñar. Muchos le sobrepujarían

ro, y no sólo por autores adocenados sino por

en erudición vastísima, en talento prodi-

críticos eminentes, y no sólo por sociedades

gioso; pero entre sus coetáneos en México,

juveniles sino por corporaciones ilustres.

ninguno ha poseído el secreto maravilloso

Y ahí están también sus obras, sus poe-

de comunicar los conocimientos adquiri-

sías intituladas modestamente Rimas; sus

dos, del modo y con el éxito que Altami-

novelas Julia, Clemencia, La Navidad en las

rano. Negarle, pues, este justo título, este

Montañas y El Zarco, todavía inédita; sus

dictado con que le distinguían admiradores

juicios como el de la Medea y el del Baltazar,

y discípulos, es obrar de mala fe, guiarse

sus Prólogos inimitables; sus biografías de

por espíritu de ruin pasión, o no haberle

Hidalgo, el Filósofo de la Independencia, y

conocido y escuchado.

de Ramírez, el Libertador de la reforma; sus

Decíamos que fue un gran polígrafo. Es

Revistas Literarias, sus Paisajes y Leyendas, sus

cierto. Como poeta robó los tintes a la na-

innumerables artículos sobre diversos asun-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

tos y sus Discursos publicados últimamente

verdadero organizador de la fundación de la

en París. Y en fin, sus estudios aún no colec-

Escuela Normal, y en la memoria de la ju-

cionados y dispersos; y sus conversaciones

ventud, porque a ella consagró siempre su

perdidas para siempre, pero que vivirán en

saber y sus esfuerzos.

el recuerdo, transmitidas por la tradición,

En cuanto a sus discípulos nunca le ol-

reproducidas por el afecto en los libros que

vidaremos, nunca nuestra gratitud será bas-

escriban sus discípulos o sus amigos.

tante, para agradecer sus lecciones de maes-

Su nombre lucirá en la historia patria

tro, su cariño sincero y paternal de amigo,

por haber sido el defensor de sus derechos

y su ejemplo como literato que ciñó a sus

en la tribuna y en los campos de batalla; en

sienes los lauros inmortales, y como hombre

nuestros anales literarios porque fue el au-

que supo adquirir la mayor de las fortunas,

tor del renacimiento de las letras, posterior

el tesoro de la pobreza: la honradez.

a la caída del Segundo Imperio; en los planteles de educación, como profesor y como

México, Mayo de 1893. Luis González Obregón

Lic. JosÈ MarÌa Iglesias 1823-1891

I d. josé maría iglesias como hombre privado.

familia. Nada había en él que mereciese un

Los hombres que llegan a distinguirse entre

fundado reproche, ya se fijase la atención

sus contemporáneos por la notoriedad de

en su modo de vestir, decente y cuidadoso,

su valor, tienen por lo general una cualidad

aunque sin afectación; ya en sus palabras,

moral predominante, en torno de la cual gi-

siempre mesuradas; ya en sus acciones, siem-

ran y se agrupan los variados matices de su

pre dignas.

carácter, por complicado que parezca. De un

Semejante a aquel austero romano que

solo trazo se puede delinear si no el perfil

hubiera querido tener su casa de transparen-

de un personaje, sí el rasgo fisonómico más

te cristal para que todo el mundo pudiese

saliente de él. Así también en una palabra

juzgar sus actos, el Sr. Iglesias habría podido

se puede sintetizar el carácter de un hombre

mostrar a la inquisición pública sus acciones

célebre. La cualidad predominante de César

todas, convencido de que se las encontraría

fue la ambición; la de Jesucristo, el amor a

irreprochables, como hijas que eran de hon-

la humanidad; la de Newton, el amor a la

rados sentimientos.

ciencia; la de Temístocles, el patriotismo; la de Díaz de Vivar, el valor.

Dotado por la naturaleza de un cerebro bien constituido y de un organismo bien

Aplicando esta observación al notable

equilibrado, traía en su propio ser, desde

hombre público de quien nos vamos a ocu-

sus primeros años, el germen de la rectitud

par, podemos decir que el fondo del carácter

moral e intelectual que le había de distin-

del Sr. Lic. D. José María Iglesias era una correc-

guir en la edad madura; germen que la afi-

ción en ningún caso desmentida.

ción al estudio, innata en el joven Iglesias

El Sr. Iglesias se mostraba correcto en

y fue después había de transformarle en él

todo: en su exterior, en sus palabras y en sus

en una verdadera pasión, desarrolló pron-

acciones. Correcto en la vida pública, correc-

tamente, ayudándole a producir valiosos

to en la vida social, correcto en la vida de

frutos.

˜ 535 ˜

Desde los albores de su juventud mostró

pedía, y entonces se convenció su familia de

de un modo palpable la excelencia de sus fa-

que el chico había aprendido por sí sólo a

cultades y su gusto por el estudio.

traducir ese idioma, con la ayuda de los li-

Tendría once o doce años de edad, cuando una noche, reunidas algunas personas de

La lucidez de inteligencia que el joven

su familia en una de las piezas de la casa,

mostró desde sus primeros años, siguió na-

llamóles la atención ver a José embebecido,

turalmente su marcha progresiva, e hizo de

al parecer, en la lectura de un libro que tenía

él uno de los hombres más ilustrados de la

en la mano y que pertenecía a Ramón, her-

época, como lo prueba el acierto con que

mano mayor de José y estudiante entonces

desempeñó los diversos cargos públicos de

en la Escuela de Minas.

que estuvo investido la mayor parte de su

—¿Qué es lo que haces, Pepe? le preguntó alguna de las personas presentes.

vida. Las cualidades más conspicuas de su

—Ya lo ven ustedes, contestó el joven; leo.

personalidad intelectual eran: una inteli-

La interrogante se acercó a la mesa en

gencia fácil y precisa, un juicio clarísimo y

que José parecía leer, a la claridad de una lámpara; y riéndose estrepitosamente añadió: —Pero ¿cómo has de estar leyendo, si ese libro está escrito en francés? —¿Y qué? Replicó José con mucha

gran facilidad de concepción en las ideas. Estas facultades, obrando siempre de acuerdo entre sí en las ocupaciones habituales del Sr. Iglesias, le daban una excepcional aptitud para los trabajos de gabinete.

tranquilidad. ¿Acaso los libros escritos en

He aquí un incidente que lo prueba.

francés no son susceptibles de leerse?

Poco antes del golpe de Estado de Co-

—Ya lo creo que sí, cuando se conoce ese

monfort, el Lic. Joaquín Cardoso, que es-

idioma; mas no cuando no se tiene ni aun

taba unido a aquel funcionario por una

noticia de su existencia, como te sucede a ti.

amistad bastante íntima, fue invitado por

—Es que a mí no me sucede eso.

él para que se hiciera cargo del Ministerio

—Entonces, ¿sabes el francés?

de Justicia y ramos anexos; pero Cardoso re-

—Lo suficiente para leerlo; sí, señora.

husó terminantemente aceptar aquella dis-

—Mas ¿cómo puede ser eso, si el idioma

tinción cuantas veces se lo propuso el Presi-

francés no se encuentra entre los estudios

dente. Éste no insistió, pero quedó indeciso

reglamentarios de tu colegio?

en la elección de persona a propósito para

—Pero sí se encuentra entre los estudios no reglamentados que a veces hago yo.

536

bros de su hermano.

encomendarle aquel puesto. En esos días, tanto el Lic. Cardoso como

—A ver, veamos, veamos eso.

el Lic. Iglesias eran censores de imprenta, y

Las personas presentes se acercaron a la

la comunidad de funciones había puesto a

mesa, y le pidieron a José que leyera algunas

ambos en contacto y les había hecho cono-

páginas del libro que tenía en la mano. José

cerse y estimarse mutuamente. El Lic. Car-

hizo con el mayor desembarazo lo que se le

doso, hombre de ciencia y de experiencia,

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

apreció luego el valor de su colega, y pronto

encadenaban de un modo tan natural y pre-

tuvo confianza en su inteligencia y en su

ciso en su mente, que el trasladarlas al pa-

instrucción.

pel no le costaba esfuerzo alguno; y por eso

Una vez tuvieron que extender los dos

sus escritos, aun los de más importancia, no

un dictamen acerca de una obra inédita

presentaban corrección ninguna en muchas

sometida a su censura. Cada uno la leyó y

páginas seguidas.

comunicó al otro su parecer acerca de ella.

Las cualidades afectivas del Sr. Iglesias

Acordados los puntos del dictamen relativo,

eran no menos preeminentes que sus facul-

el Sr. Iglesias tomó papel y pluma y se puso

tades intelectuales.

a redactarlo. En breve tiempo estuvo escrito el documento.

Su bondad no tenía límites, su generosidad era extremada. Una de las varias veces que el Sr. Igle-

—He concluido, dijo el Lic. Iglesias al

sias renunció por su voluntad alguno de

terminar, presentando a su compañero los

los buenos empleos que sucesivamente

pliegos escritos.

desempeñó, y cuando por lo mismo se en-

—Veamos esa minuta, contestó Cardoso.

contraba en circunstancias nada bonanci-

Y se puso a leer el dictamen.

bles en cuanto a recursos pecuniarios, se le

—Pero esto no es una minuta, dijo poco

presentó un individuo de los muchos que

antes de concluir la lectura.

no sólo aprovechaban sino aun explotaban

—¿Por qué? preguntó Iglesias sorprendido.

sus sentimientos caritativos y su bondad

Porque aquí no hay ni un tachón.

para los desdichados. Aquel individuo, des-

¡Ah! Yo creí que me lo decía vd. en otro

pués de contarle una historia dolorosa de

sentido.

sus vicisitudes y de las de su familia, acabó

—Ni hay frase alguna que corregir,

por suplicarle que le favoreciera aceptando

agregó Cardoso concluyendo la lectura;

la responsabilidad de un pagaré que llevaba

ni palabra que cambiar, ni punto ni coma

escrito, y cuyo importe, que le sacaría de su

que quitar o que poner. Es sorprende....

aflictiva situación, le sería entregado luego

Pero tanto mejor, así no habrá necesidad

al pretendiente, si el pagaré iba garantizado

de copiar lo escrito. Así es que hemos dado

con la firma de una persona tan honorable

fin a nuestra tarea.

como el Sr. Iglesias. Éste creería o no creería

Pocos días después, Cardoso hacía la

la historia, pero lo que sí le constaba era que

presentación del Lic. Iglesias al Presidente

el solicitante tenía fama de deberle dinero a

Comonfort, y le decía a éste:

todo el mundo, y de no pagarle nunca a na-

—He encontrado a nuestro hombre. Aquí tiene vd. a su Ministro de Justicia.

die. Sin embargo, tomó la pluma, firmó el documento y se lo entregó al pretendiente,

Lo que en aquella ocasión sorprendió

quien se deshizo en demostraciones de gra-

al Lic. Cardoso, era regla general en el Sr.

titud hacia su bienhechor, y en protestas de

Iglesias. Las ideas nacían, se ordenaban y se

cumplimiento de su compromiso. lic . josé maría iglesias

539

Llegado el plazo de vencimiento del

tidad, porque al constituirme en fiador del

pagaré, el portador de él se presentó en la

solicitante, le proporcioné un empleo en el

casa del Sr. Iglesias, le entregó a éste el do-

cual ganaba dos pesos diarios, y con él creí

cumento, y le exigió políticamente el pago

que salvaría su compromiso o parte de él.

de la cantidad que amparaba y de la que el

La corrección, la rectitud que hemos

mismo Sr. Iglesias se había constituido en

señalado como la cualidad absorbente del

responsable.

carácter del Lic. Iglesias, no se desmintió ni

Sin mostrar el menor signo de sorpresa

aun en circunstancias en que el común de

ni de desagrado, el fiador se dirigió a su escri-

los hombres prescinden de consideraciones

torio, y agotando casi la cantidad de dinero

de delicadeza por asegurar en su favor esos

que por entonces constituía todo tu patri-

intereses personales ligados con los negocios

monio, satisfizo el valor del pagaré.

públicos y que se designan con la denomina-

La esposa del Lic. Iglesias se encontraba allí en aquellos momentos, e informada

Para ciertos hombres, la política (palabra

del origen de lo que acababa de presenciar, le

a la que ellos dan la extensión y significación

dijo a su marido:

que más les conviene); para ciertos hombres

—Pero, Pepe, ¿cómo vas respondiendo por

la política, repetimos, disculpa cuantas in-

el hombre conocido como el más informal de

consecuencias les es necesario cometerles

México y a quien nadie le daría una fianza ni

a sus amigos personales, por íntimos que

aun por la cantidad más insignificante?

sean, si pueden, a ese precio, asegurar su

—Justamente porque se trataba de ese

propio bienestar.

hombre no he vacilado en dar mi firma, le

No pertenecía el Sr. Iglesias a ese número.

contestó el Sr. Iglesias con completa calma.

Buen testimonio de ello dio su conducta

—¡Cómo! Creo que has dicho un dis-

en 1871. A mediados de ese año debía ve-

parate. El Sr. Iglesias, sin reparar en la sorpresa de su esposa, añadió:

540

ción de asuntos políticos.

rificarse en el país la elección de Presidente de la República. D. Benito Juárez y D. Sebastián Lerdo de Tejada eran los candidatos

—Sí, ese hombre merece más compa-

que tenían más probabilidades de triunfar.

sión que otros pobres. Si yo no le hubiera fa-

El Lic. José M. Iglesias era Ministro de Jus-

vorecido, ¿quién querías tú que lo hubiera

ticia del gobierno de Juárez, Presidente de la

hecho?… Y esos desgraciados no por estar

República entonces; pero le unía con Lerdo

llenos de defectos dejan de tener angustio-

una amistad no menos grande que la que le

sas necesidades.

ligaba con el Jefe del Gobierno. Esta circuns-

Aquella explicación no salía de la cabeza

tancia hacía embarazosa su situación, por-

sino del corazón, y era por lo mismo incon-

que no podría decidirse en favor de uno, en

testable.

la próxima elección, sin causar al otro pro-

—Sin embargo, añadió el licenciado, no

fundo desagrado. Guardar neutralidad com-

creí que tendría yo que pagar toda la can-

pleta era imposible en el puesto que el Lic.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Iglesias ocupaba. ¿Qué hacer, pues? Mu-

se desbordaban de su corazón cuando en el

chos otros, en su caso, no habrían vacilado

seno del hogar se encontraba rodeado de los

acerca del partido que les convendría adop-

seres que le eran más queridos.

tar, habrían procurado traslucir, a favor de

Este amor de la familia endulzó los úl-

su posición, quien era el candidato que iba

timos años de su vida, que de otro modo

a triunfar, habrían votado por él, aunque el

habrían sido entristecidos por esa especie de

amigo desairado se enfadase; y de ese modo

ostracismo que voluntariamente se impuso,

hubieran asegurado su posición en el próxi-

consecuente con las ideas y convicciones

mo periodo gubernativo, sin que nadie, pro-

que antes había sostenido, a través de los

bablemente, tachase demasiado su proceder.

azares con que tuvo que luchar.

Mas no siguió ese camino el Sr. Iglesias. Re-

Esta honradez personal y política lleva-

suelto a permanecer fiel y consecuente a la

da basta el estoicismo, y de la que se han vis-

amistad de los dos funcionarios que tenían

to en nuestro país pocos ejemplos, era una

igual derecho a su preferencia, renunció su

consecuencia de la limpidez, digámoslo así,

cargo, para guardar en la vida privada una

de su espíritu; porque, en efecto, el Sr. Igle-

neutralidad absoluta. Con aquel acto des-

sias tenía algo de nítido en su personalidad

truyó voluntariamente su posición oficial,

inmaterial, pues eran lúcidas sus concepcio-

que nunca había estado tan bien cimentada

nes, claras sus ideas, brillante su criterio y

como entonces.

limpios sus sentimientos.

Este rasgo de alta delicadeza pasó quizá inadvertido, en cuanto a su móvil, para los

Veamos de qué modo puso estas valiosas cualidades al servicio de su país.

dos funcionarios que habían sido la causa de él; pero en cambio el Ministro dimiten-

II

te quedó satisfecho, porque entonces, como

biografía del hombre público.

en otras muchas circunstancias semejantes,

El niño José María Iglesias nació en México

no hizo más que seguir los impulsos de su

el día 5 de Enero de 1823. Sus padres fueron

conciencia, del mismo modo que en sus ac-

D. Juan N. Iglesias y la Sra. Mariana Inzáurra-

tos filantrópicos no hacía más que seguir los

ga. D. Juan era coronel ad honorem y Notario

impulsos de su generosidad.

público adscrito a la Aduana y al Juzgado de

Fácil es concebir que un hombre que se

Hacienda de la ciudad de México. Por haber-

mostraba tan consecuente con los grandes

se mostrado partidario decidido de la inde-

y tan bondadoso con los pequeños, fuese

pendencia, estuvo preso algún tiempo bajo

en su casa un jefe de familia ejemplar. Así

el gobierno virreinal. Murió cuando su hijo

era en efecto. Las buenas cualidades de un

José no tenía más que doce años de edad, y

hombre ante los extraños se subliman cuan-

su esposa no le sobrevivió más que cinco

do ese hombre se encuentra en medio de su

años. Cuando los hijos de D. Juan N. Igle-

familia; y si el Sr. Iglesias era tan compasivo

sias quedaron huérfanos, su tío materno D.

con los indiferentes, su ternura y su bondad

Manuel Inzáurraga se hizo cargo de ellos y lic . josé maría iglesias

541

542

les procuró una educación tan cuidadosa

su carrera como hombre público. Desde los

como si fuesen sus propios hijos. José termi-

albores de su juventud se afilió en el partido

nó su educación primaria en 1835. En ese

liberal. Pero sus ideas, en partes instintivas,

mismo año ingresó en el Colegio de San

pronto se habían afirmado con la lectura

Gregorio, para emprender sus estudios se-

abundante, recreación a que en todo tiempo

cundarios y los profesionales de abogado. El

dedicó los momentos que sus ocupaciones

rector de ese establecimiento, Lic. D. Juan

le dejaban libres. En 1846 y 1847 defendió

Rodríguez Puebla, hombre público muy

por la prensa los derechos de México en la

ilustrado, comenzó a los pocos meses a dis-

injusta guerra provocada por los Estados

tinguir al joven Iglesias con su estimación, a

Unidor del Norte, y opinó en contra del tra-

causa de su empeño en el estudio y de su

tado de Guadalupe Hidalgo, porque creía

inteligencia, lo cual fue en lo sucesivo un es-

que a la larga el triunfo sería nuestro, como

tímulo poderoso que encarriló definitiva-

sucedió más tarde, en tiempo de la Inter-

mente al estudioso joven en la senda del

vención. A fines de 1847 se trasladó a Que-

adelanto. Estuvo en San Gregorio hasta el

rétaro, en donde el Gobierno se había esta-

año de 1842, habiendo cursado en aquel es-

blecido, y allí fue nombrado por el Presidente

tablecimiento Latín, Lógica, Matemáticas,

D. Pedro M. Anaya Ministro del Supremo

Física, Metafísica, Ética, Derecho natural,

Tribunal de la Guerra, siendo alemas, duran-

de gentes, canónico, romano y patrio. En

te algún tiempo, Secretario particular de ese

1841 y 1842 estudió, además, Inglés en la

funcionario. Pocos meses después renunció

Escuela de Minas. Su aprovechamiento fue

el primero de los cargos dichos, y en seguida

tan notorio, que siempre ocupó el primer lu-

hizo lo mismo con el de Auditor del Ejército

gar entre sus compañeros, sostuvo el acto

de Oriente, que a continuación de aquél se

público del fin de cada año, y alcanzó en sus

le había conferido. Esas renuncias las hizo

clases el primer premio. En 1842 entró como

para tener más expedita su libertad de

pasante jurista en el bufete de D. Mariano

acción en lo sucesivo. Por entonces se escri-

Esteva, que era uno de los primeros aboga-

bió la obra Apuntes para la historia de la Gue­

dos de México. Un año llevaba de pasante

rra entre México y los Estados Unidos, que me-

cuando, gracias a la protección del antiguo

reció grandes elogios en el país y en el

rector del Colegio de San Gregorio, Lic. Ro-

extranjero, y de la cual el Lic. José M. Igle-

dríguez Puebla, fue nombrado catedrático

sias fue uno de los autores. Estando aún en

de primer año de Curso de Artes, y, sucesi-

Querétaro. D. Ignacio Cumplido le propuso

vamente, de Física y de cuarto año de Dere-

que se encargara de la redacción en jefe del

cho. A la vez había sido nombrado, en 1844,

Siglo XIX, que era entonces el periódico más

profesor de Francés e Inglés en el Colegio de

acreditado del país. Iglesias aceptó, y dirigió

San Ildefonso. En 1845 se recibió de aboga-

el Siglo por espacio de tres años. Sus nota-

do, y el año siguiente fue electo regidor de la

bles conocimientos en materia de Hacienda,

ciudad de México, cargo que dio principio a

en la que por gusto había hecho estudios

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

bastante detenidos, le valieron en 1849 el

Ministro de Justicia, Negocios eclesiásticos,

nombramiento de Jefe de la Sección de Cré-

e Instrucción pública. Difícil era ese cargo

ditos Activos, en la Junta de Crédito Público,

en atención a la efervescencia apenas conte-

cargo que aceptó y comenzó luego a desem-

nida que reinaba en el clero desde que se ex-

peñar. En 1852 fue electo diputado suplente

pidió su ley de desamortización; pero el

al Congreso de la Unión. En 1853, vuelto

nuevo Ministro siguió en la vía de progreso

Santa-Anna al poder y resentido de algunas

abierta por los jefes del partido liberal; así es

de las apreciaciones, severas pero justas, que

que por conducto de la Secretaría de su car-

respecto a su conducta en 1846 y 1847 se

go expidió el Gobierno General, entre otras

hacían en la obra Apuntes para la historia de

disposiciones conducentes, la ley de 11 de

la guerra entre México y los Estados Unidos, ex-

Abril de 1857 sobre obvenciones parroquia-

pidió un decreto en el que se trataba a los

les, que te nía por objeto libertar a los pobres

autores de esa obra en los más ofensivos tér-

del pago de los de derechos parroquiales que

minos y se les destituía de sus empleos. Igle-

antes se les cobraban por sus nacimientos,

sias se separó, pues, del que se le había con-

matrimonios y entierros. Trabajos no me-

ferido en la Junta de Crédito Público, y se

nos liberales inició el Ministro en los ramos

dedicó al ejercicio de su profesión. Derroca-

de Justicia e Instrucción Pública. A fines de

do Santa-Anna en 1855 y declarado Presi-

Mayo de 1857, el Sr. Iglesias pasó a encargar-

dente interino de la República el Gral. D.

se de la Secretaría de Hacienda por acuerdo

Juan Álvarez, este funcionario nombró Mi-

superior, y en ese nuevo departamento des-

nistro de Hacienda a D. Guillermo Prieto,

plegó luego, para mejorar el ramo, la activi-

quien a su vez llamó al Lic. Iglesias al puesto

dad habitual en él y que tan bien había em-

de Jefe de la Sección segunda de dicho Mi-

pleado en el desempeño de otras funciones.

nisterio. Después de D. Guillermo Prieto

El 16 de Septiembre de 1857 debían cesar las

estuvieron al frente de la Secretaría de Hacien-

facultades omnímodas concedidas al Presi-

da D. Manuel Payno, ya bajo el gobierno de

dente Comonfort para establecer el orden

Comonfort, y D. Miguel Lerdo de Tejada;

gubernativo, y el Gabinete resolvió presen-

ambos conservaron a Iglesias en su empleo

tar colectivamente su renuncia, para que el

y le dieron pruebas de la mayor confianza,

Jefe del Estado quedase en libertad de for-

siendo una de ellas la disposición dada por el

marlo como lo creyese conveniente: la re-

Ministro Lerdo, después de expedida la ley

nuncia fue admitida. A los dos meses de se-

de 25 de Junio de 1856 sobre la amortiza-

pararan del Ministerio, el Lic. Iglesias entró

ción de bienes eclesiásticos, para que todo lo

a funcionar en la Suprema Corte de Justicia

concerniente a la aplicación de la misma ley

como Magistrado electo popularmente. Ese

se despachara por la Sección de que estaba

alto cuerpo desapareció en unión de los

encargado el Sr. Iglesias, aunque no fuese a

otros poderes constitucionales cuando el

ella a la que correspondía su despacho. En

golpe de Estado de Comonfort llevó al poder

Enero de 1857, Comonfort le nombró

al partido de la reacción, y no se restableció lic . josé maría iglesias

543

544

sino hasta después de consumado el triunfo

pingües emolumentos. No aceptó esa comi-

de la Reforma. El dominio de la reacción re-

sión, y el Ministro le nombró Administra-

dujo otra vez a D. José María Iglesias a la

dor de la Aduana de México. El 20 de Enero

vida privada y a una situación difícil en

de 1861 se efectuó un cambio en el Gabine-

punto a recursos, pues si bajo el gobierno de

te, en virtud del cual entró en la Secretaría

Santa-Anna se había dedicado, cuando fue

de Hacienda D. Guillermo Prieto, quien al

destituido de su empleo oficial, a ejercer su

siguiente día nombró al Lic. Iglesias Oficial

profesión de abogado, porque al fin el go-

Mayor de esa Secretaría. Disgustado aquél,

bierno del dictador era el único que existía

algún tiempo después, a causa de los ata-

en el país y éste le toleraba, no sucedía lo

ques que se le dirigían por espíritu de parti-

mismo bajo el dominio de la reacción: en-

do, renunció el Ministerio, habiéndole ad-

tonces había dos gobiernos: uno en la capi-

mitido antes a D. José M. Iglesias la renuncia

tal y otro errante; y el Sr. Iglesias, como libe-

que se apresuró a hacer de su empleo, cuan-

ral sincero y amigo del orden legal, reconocía

do supo la próxima separación de su amigo

como legítimo al gobierno errante represen-

el Ministro. Volvió entonces el Sr. Iglesias a

tado por el Sr. Juárez. Litigar como abogado

encargarse de la Administración de la Adua-

en los tribunales habría sido reconocer indi-

na de México, empleo del que no debía sepa-

rectamente la legitimidad reaccionaria; y

rarse sino hasta Mayo de 1863. A fines de

como aún tal reconocimiento repugnaba a

1861 comenzó a desarrollarse en la Repúbli-

sus convicciones, prescindió del ejercicio de

ca el grave conflicto de la Intervención ex-

su profesión y se dedicó al periodismo libe-

tranjera. Con ese motivo el Ministro de Re-

ral anónimo, el solo posible, aunque muy

laciones, Lic. Manuel Doblado, le recomendó

peligroso, bajo la tiranía reaccionaria, y úni-

al Lic. Iglesias que escribiera una Revista

ca manera que al alcance del Sr. Iglesias esta-

histórica mensual, dedicada al examen de

ba, de ayudarle a su partido. El 25 de Di-

las graves cuestiones enlazadas con aquel

ciembre de 1860 entró triunfante en la

atentado. Puesta en práctica la recomenda-

capital de la República el Ejército liberal; y el

ción, comenzó el Sr. Iglesias su tarea en

Gral. González Ortega, que lo mandaba en

Abril de 62 en México, continuándola suce-

jefe, inmediatamente nombró al Lic. Iglesias

sivamente, a causa de los azares de la guerra,

Administrador General de Rentas, con cuyo

en San Luis Potosí, en Saltillo, Monterrey,

carácter procedió a la reorganización de las

Chihuahua y Paso del Norte. La última Re-

oficinas de Hacienda. Pocos días después lle-

vista apareció en Octubre de 1866, y todas

gó el Ministro del ramo, D. Melchor Ocam-

ellas son un acopio de sucesos y apreciacio-

po, quien le ofreció el empleo de Jefe de la

nes tanto más valiosas cuanto que en ellas

Oficina de Desamortización, que iba a esta-

campea una veracidad y una exactitud in-

blecerse para el despacho de los negocios re-

disputables, unidas a un criterio esclarecido.

lativos a la redención de los bienes del clero,

Los reveses que las armas nacionales iban

y a la cual tocaban, por disposición de la ley,

sufriendo cada día obligaron al Gobierno a

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

retirarse hacia el interior del país para conti-

de llegó en Agosto de 1865. En 1866 la situa-

nuar la lucha. Su salida de la capital se veri-

ción de la República comenzó a aclararse, y

ficó el 31 de Mayo de 1863. El Sr. Iglesias

en Julio de 1867 el Gobierno republicano

juzgó un deber suyo acompañarle, y así lo

quedó restablecido en la capital de la Repú-

hizo, aunque él no llevara carácter oficial al-

blica. Triunfante la causa nacional, el Sr.

guno, puesto que el empleo de Administra-

Iglesias quiso retirarse del Ministerio, satis-

dor de la Aduana de México que antes des-

fecho de haberle servido a la Patria en la épo-

empeñaba era enteramente local. Para cumplir

ca más azarosa de su historia. Mas no consi-

con su propósito tuvo que prescindir de

guió que se le admitiera su renuncia; y en tal

consideraciones de familia y de intereses

virtud, continuó aún en el Gabinete, pero

personales, aun cuando tanto aquella como

encargado sólo de la Secretaría de Hacienda.

éstos tenían para él suma importancia, la

Era ésta, al terminar la lucha entre la Repú-

que el Sr. Iglesias posponía a la importancia

blica y el partido intervencionista, uno de

mayor aún de los asuntos nacionales. El Go-

los departamentos de Estado que demanda-

bierno republicano permaneció en San Luis

ban más laboriosidad y atingencia para su

Potosí de Junio a Diciembre de 1863. El Mi-

despacho, pues era preciso comenzar por

nistro de Hacienda D. José Higinio Núñez

reorganizarlo tan radicalmente, que en cier-

nombró allí al Lic. José M. Iglesias Visitador

to modo había necesidad de crear el ramo en

de la Administración de Rentas de la capital

muchas de sus partes integrantes. El Minis-

del Estado, dependiente entonces del poder

tro Iglesias procuró desde luego llevar a la

federal por habérsele declarado en estado de

práctica todo aquello que tendiera a la bue-

sitio. Poco después, el Presidente le nombró

na distribución de los fondos públicos y a la

Ministro de Justicia, Fomento e Instrucción

nivelación de los ingresos con los egresos.

Pública. A fines de 1863 salió el Gobierno

Comenzó por disminuir el efectivo del Ejér-

con rumbo a Nuevo León y Coahuila. A me-

cito, que constaba de 80,000 soldados, y lo

diados de 1864, por separación del Sr. Núñez,

redujo a 18,000. Esta operación requería un

fue nombrado el Sr. Iglesias Ministro de Ha-

tacto especial, para no producir desconten-

cienda, sin que por esto se le eximiera del

to entre los muchos hombres que era preciso

Ministerio que ya desempeñaba. En conse-

licenciar y que habían servido bien al país.

cuencia, siguió despachando los asuntos re-

D. José M. Iglesias la ejecutó de un modo

lativos a la Secretaría de Justicia y ramos

satisfactorio. Dictáronse, además, por la Se-

anexos y a la de Hacienda hasta Julio de

cretaría de Hacienda muchas disposiciones

1867, no recibiendo por ese doble trabajo

para la reorganización del ramo, y entre

más que un solo sueldo. El Gobierno perma-

otros vicios inveterados que se trató de ex-

neció en Monterrey hasta Agosto del citado

tirpar, deben mencionarse dos muy perjudi-

año de 1864, en que tuvo que continuar su

ciales y que privaban al Erario de ingresos

retirada hacia el N. O., refugiándose en Chi-

considerables que de derecho le correspondían.

huahua y después en Paso del Norte, a don-

Eran esos vicios: 1º la costumbre establecida lic . josé maría iglesias

545

de procurarse el Gobierno recursos pecunia-

fue el resultado de este plan, pues mediante

rios en tiempo perentorio y que habían de

él fue posible cubrir los gastos de la Admi-

ser reintegrados con usura y de un modo

nistración pública durante el ministerio de

convencional en un plazo estipulado; 2º la

Iglesias, cosa que no se había podido conse-

costumbre no combatida hasta entonces de

guir antes, en un largo periodo de tiempo. El

que los jefes militares de la Federación en los

excesivo trabajo a que el Ministro de Ha-

Estados o las autoridades locales dispusie-

cienda tuvo que entregarse para normalizar

sen, por medio de órdenes emanadas de ellos

el ramo, alteró su salud notablemente y le

mismos, de una gran parte de los fondos fe-

obligó a renunciar su puesto. Separóse, pues,

derales recaudados en la localidad de su resi-

de él a fines de 1867. En Febrero de 1868 en-

dencia. Para evitar los males inherentes a la

tró en el Congreso, del que era diputado

primera de estas dos perniciosas costum-

propietario desde el año anterior, y poco

bres, el Gobierno no tuvo que hacer otra cosa que tomar la firme resolución de no pedir anticipo alguno a costa de los recursos que debían recaudarse en el porvenir. Para corregir el segundo vicio, dictó disposiciones muy terminantes, imponiendo penas muy severas a los empleados federales de Hacienda en los Estados, en el caso de suministrar a los jefes militares o a las autoridades locales cantidad alguna de los fondos de que eran depositarios, sin orden expresa del Gobierno federal. Estas medidas obedecían al plan financiero adoptado por el Gobierno, a moción del Ministro del ramo, y que se reducía a cuatro puntos principales: 1º establecer en los gastos de la Administración

546

después fue electo Magistrado de la Suprema Corte de Justicia. Facultándole la Constitución para optar entre uno y otro cargo, ambos de elección popular, se decidió por el de diputado. En Noviembre de 1868 volvió al Ministerio, encargándose entonces de la Secretaría de Hacienda. Pocos meses después so separó de ésta y tomó posesión de la cíe Justicia e Instrucción Pública, más de acuerdo con sus inclinaciones y sus estudios. Tocóle en Septiembre de 1870 refrendar el decreto relativo a la promulgación del Código Civil, formado por una comisión de notables jurisconsultos y que venía a satisfacer una necesidad que se hacía sentir desde mu-

todas las economías compatibles con el

cho tiempo atrás. A principios de 1871 co-

buen servicio público; 2º no reducir, por ac-

menzaron a prepararse por la prensa los tra-

tos propios del Gobierno, los ingresos que

bajos para la elección de Presidente de la

debiera tener el Erario, así ordinarios como

República, que debía verificarse en Junio y

extraordinarios; 3° oponerse a que esos mis-

Julio del mismo año. Tres candidatos apa­

mos ingresos sufrieran desfalcos por actos

recieron en la liza: D. Benito Juárez, D. Se-

de autoridades locales o de jefes militares; 4º

bastián Lerdo de Tejada y D. Porfirio Díaz.

proceder y hacer que se procediera con pure-

Como con los dos primeros unía al Lic. Igle-

za en la recaudación y distribución de los

sias una amistad igualmente íntima, no po-

fondos, públicos. Altamente satisfactorio

día declararse en favor de ninguno de ellos

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

en la próxima lucha electoral sin que el otro

ción que del sufragio público iban a hacer

se resintiera probablemente, porque el Sr.

los agentes oficiales para reelegir al Presiden-

Iglesias tendría que ser su opositor natural.

te Lerdo, D. José M. Iglesias, en su calidad de

Con objeto de evitarse este conflicto renun-

Vicepresidente de la República como Presi-

ció su puesto en el Gabinete, para guardar

dente de la Suprema Corte de Justicia, se

en la vida privada una neutralidad comple-

dispuso a protestar contra la falsa reelección

ta. Admitida con alguna dificultad su re-

presidencial, que él consideraba como un

nuncia, se separó del Gobierno de Juárez

golpe de Estado. Sabiendo que podía contar

definitivamente, después de haber sido su

con el Estado de Guanajuato, se trasladó a

colaborador en varias Secretarías de Estado

su territorio antes de que se expidiese el de-

durante siete años casi no interrumpidos.

creto reeleccionista, y, oculto en Salamanca,

Separado del Ministerio, volvió a su antiguo

expidió la protesta concebida, declarando

empleo de Administrador de Rentas del Distrito Federal, del que no volvió a separarse sino hasta Mayo de 1873, en que fue electo Presidente de la Suprema Corte de Justicia. El Lic. Iglesias desplegó mucha energía y mostró inquebrantable rectitud en el desempeño de sus nuevas y delicadas funciones; pero esa energía y esa rectitud disgustaron al personal del Poder Ejecutivo, el que hostilizó tanto a la Corte tratando de eludir, por medio de la chicana, las resoluciones de aquélla, que el Lic. Iglesias renunció el cargo en el que se hacía sufrir desconcepto a su persona. Pero dicha renuncia no le fue admitida, y el Sr. Iglesias no insistió, porque con su separación del Gobierno por medio de un

atentatoria la declaración del Congreso, e ilegal, por consiguiente, la continuación del Lic. Lerdo de Tejada al frente del Poder Ejecutivo de la nación. Asumiendo el Sr. Iglesias en su persona el carácter de Presidente interino de la República, por ministerio de la ley, hizo conocer luego el programa que se proponía seguir si su gobierno llegaba a cimentarse. El partido que se formó en torno del Lic. Iglesias se llamó de “La legalidad”, y luchó por algún tiempo, pero fue vencido por el partido revolucionario que acaudillaba el Gral. Porfirio Díaz, y una vez desmoralizado y disuelto el primero, D. José M. Iglesias, imposibilitado de continuar la lucha,

rompimiento habría dado pábulo a la revo-

tuvo que dejar el campo a la revolución

lución armada que se iniciaba en esos días

triunfante y salir del país, refugiándose en

en el país, y a la que sólo le faltaba una ban-

los Estados Unidos, donde permaneció algu-

dera para tomar cuerpo. D. José M. Iglesias

nos meses, y señalando con esa retirada que

tenía motivos para evitar que un acto suyo

las circunstancias le imponían su separación

sirviera de pretexto para que se propagara la

definitiva de la vida pública.

revuelta, y por lo mismo continuó en su

Hagamos, ahora, algunas consideracio-

puesto. Se llegó en esta situación el año de

nes sacadas de los hechos, para mejor apre-

1876; y siendo visible. por decirlo así, a los

ciar la personalidad moral del hombre polí-

altos funcionarios del gobierno la suplanta-

tico cuya hemos bosquejado. lic . josé maría iglesias

547

III

como ellos, que así llevaron su honradez has-

d. josé m. iglesias como funcionario liberal

ta la escrupulosidad más extremada, habrían

y como hombre político

parecido un anacronismo viviente a los polí-

La lectura concienzuda de obras serias era

ticos de épocas posteriores, que por medio de

una tarea a la que el Sr. Lic. Iglesias dedicaba

negocios lícitos hasta cierto punto o manifies-

diariamente el tiempo que le dejaban dispo-

tamente ilícitos, han parecido tener por punto

nible sus ocupaciones oficiales.

objetivo de su conducta el enriquecerse.

Para dar una idea de su afición al estu-

Al entrar el Sr. Iglesias a desempeñar

dio, baste decir que a los 50 años de edad

cualquier empleo llevaba ya el propósito de

emprendió el aprendizaje del idioma ale-

renunciarlo inmediatamente si motivos

mán, y llegó a traducirlo bastante bien. Esta afición nunca amortiguada, unida a su inteligencia y talento naturales, cuidadosamente cultivados, le daba una atingencia particular para el desempeño de cuantos negocios públicos se pusieron en sus manos; y su idoneidad fue tan evidente y reconocida, que todos los gobiernos liberales utilizaron, por su propia voluntad y sin recibir insinuaciones directas ni indirectas de parte del Sr. Iglesias, los servicios que de él tuvieron a bien demandar. Su honradez como funcionario no fue menos incontestable que su aptitud. En 1861, cuando D. Guillermo Prieto fue Ministro de Hacienda y él Oficial Mayor del

548

de delicadeza le aconsejaban hacerlo. No tomaba a los empleos el apego que muestran los espíritus vulgares a los puestos u honores públicos, especialmente cuando no los merecen. No es extraño, por lo mismo, que conservara siempre una perfecta independencia en el ejercicio de sus funciones. Y no sólo mostraba este raro desprendimiento con los empleos de poca importancia, sino también con los altos cargos que desempeñó muy a menudo, como lo prueba el hecho de que renunciara como renunció ocho ocasiones el puesto de ministro, algunas veces con verdadera insistencia. Siendo, pues, una regla fija para él el no

mismo Ministerio, los asuntos más impor-

solicitar jamás empleos ni cargos públicos

tantes que uno y otro tuvieron que despa-

de ninguna especie, imponíase, como con-

char en cumplimiento de sus obligaciones,

secuencia lógica de su conducta, el deber in-

fueron los relativos a los bienes nacionali-

quebrantable de no obrar dentro de la esfera

zados del clero. Ambos funcionarios se ha-

de las funciones que le competían sino obe-

brían enriquecido entonces si hubieran sido

deciendo a las inspiraciones de su conciencia

menos probos, como lo hicieron no pocos

En todos los puestos en que el Sr. Igle-

hombres valiéndose de su posición o de su

sias prestó al país el contingente de su inte-

influencia; pero Prieto e Iglesias prefirieron

ligencia y de sus aptitudes, fue visible para

hacer lo contrario, y tuvieron la satisfacción

sus contemporáneos la integridad que le sir-

de bajar de sus puestos con la conciencia

vió de norma. Pero esa integridad, secunda-

limpia, después de haber pasado por sus

da por una excepcional energía, manifestóse

manos muchos millones de pesos. Hombres

más patentemente cuando el sufragio públi-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

co le invistió de la Presidencia de la Suprema Corte de Justicia, en 1873.

Muchos hombres han derramado su sangre por sostenerla causa liberal como doc-

En ese alto puesto trató de sostener

trina; pocos han consagrado sus esfuerzos a

a todo trance la respetabilidad del cuerpo

conseguir que esa doctrina no se adultere en

que presidía y su independencia respecto

la aplicación práctica de ella. Se ha luchado

del Ejecutivo federal. Para llegar a este fin,

en el campo liberal con valor, con heroísmo

procuró hacer efectivas, por medio de los

cuando se trataba de hacer triunfar ese cre-

juicios de amparo, las garantías individua-

do político; pero una vez alcanzada la vic-

les otorgadas por la Constitución. A fuerza

toria, casi nadie se ha vuelto a ocupar de

de enérgica constancia, y mediante la ayu-

conservar ilesos los principies conquistados,

da de magistrados dignos, logró realizar en

y éstos han degenerado lastimosamente en

parte sus propósitos. Uno de los actos que

su aplicación al gobierno del país. Esta tris-

pusieron de manifiesto la entereza y recti-

te defección era la que D. José M. Iglesias

tud con que procedía la Suprema Corte de

se proponía conjurar; y nadie dejará de re-

Justicia en este tiempo, fue el amparo con-

conocer que semejante tarea era no menos

cedido por aquel tribunal a varios propieta-

noble y elevada que la que se impusieron

rios del Estado de Morelos, contra actos del

aquellos que marcharon a defender las ideas

Gobernador Leyva, que había sido reelecto a

liberales en el campo de batalla. Porque ¿qué

pesar de prohibirlo expresamente la Cons-

vale el triunfo de un elevado principio po-

titución local. Llamóse a ese trascendental

lítico en el terreno de la lucha material, si

incidente “El Asunto de Morelos”, y ocupó

en vez de hacerlo fecundo en beneficio de la

la atención pública de un modo extraordi-

nación en que se ha verificado la contienda

nario. Las resoluciones de la Corte en éste

se le aniquila lentamente a fuerza de adul-

y otros casos encontraron viva oposición

teraciones? Tal proceder hace estériles las

de parte del Ejecutivo federal; y ya que no

luchas más nobles y más humanitarias. La

era posible desvirtuar la fuerza obligatoria

conducta del Sr. Iglesias al frente de la Su-

de aquéllas, se las eludía por medio de la

prema Corte de Justicia tendía a prevenir

chicana y la sutileza, dando ocasión a una

este mal gravísimo, este malogro de nues-

verdadera lucha entre el primer tribunal de

tras gloriosas luchas contra la dictadura y

la nación y el Poder Ejecutivo federal, para

la reacción. Bajo este aspecto considerado,

sostener aquél su dignidad y no desvirtuar

D. José M. Iglesias tiene como liberal una

su misión.

fisonomía propia, que desgraciadamente no

De manera que D. José M. Iglesias, que era quien sostenía a la Corte en aquella acti-

es muy común en los tiempos de paz que siguen a las guerras de principios.

tud, prestó al partido genuinamente liberal

La actitud del liberal de quien hablamos,

un servicio que pocos hombres han podido

en los asuntos interiores de la Suprema Cor-

o querido prestarle: el de mantener inaltera-

te de Justicia, fue como el preludio de la que

ble la pureza de los principios.

se creyó obligado a tomar poco después en lic . josé maría iglesias

549

favor de la legalidad, escarnecida en su con-

diaba algún motivo de delicadeza, que para

cepto, por el Presidente Lerdo de Tejada que

cualquiera otro hombre habría sido de poca

había simulado una reelección en su favor.

consideración, no se avienen de ningún

Ya hemos dicho que el partido que se

modo con esos tintes de ambicioso vulgar

formó en torno de Iglesias fue vencido por

con que le han querido presentar sus enemi-

el de la revolución de Tuxtepec.

gos. La historia decidirá en última instancia

En cuanto a las apreciaciones que de

sobre esta cuestión trascendental.

la conducta de dicho funcionario se hicie-

A pesar de los ataques de sus adversa-

ron en esa ocasión, fueron contradictorias.

rios políticos, la rectitud, honradez y méri-

Una parte de la opinión aprobó la actitud

to de D. José M. Iglesias se imponían de tal

del Presidente de la Suprema Corte, y otra

modo a sus propios enemigos, que en 1877,

la censuró con violencia. A este propósito,

cuando aquél volvió de los Estados Unidos,

el mismo D. José M. Iglesias dejó dicho: que

donde se había refugiado después del fraca-

si el Congreso de la Unión hubiere estado en

so de la campaña en favor de la legalidad, los

su derecho para declarar reelecta al Presiden-

hombres de la situación, de quienes Iglesias

te Lerdo, y si los actos de éste para realizar

había sido enemigo natural, no sólo no le

su reelección hubiesen dejado intactos sus

molestaron de ningún modo, sino que aún

antiguos títulos de legitimidad, indudable-

le ofrecieron, pasado algún tiempo, empleos

mente habría sido él, el Sr. Iglesias, un sim-

de importancia y muy honoríficos algunos,

ple revolucionario que venía a reanudar la

que él rehusó siempre por decoro, a pesar

nefanda serie de nuestros pronunciamien-

de las instancias que se le hicieron para que

tos; pero habiendo sido palpable, por el con-

aceptase alguno de ellos. Retirado obstina-

trario, que Congreso y Presidente se habían

damente a la vida privada, y a la redacción

confabulado para dar un golpe de muerte

de algunos estudios históricos, para no te-

a las instituciones, el procurar conservar-

ner enteramente ociosa su pluma. Rodeado

las incólumes oponiéndose al atentado, era

así de los seres que constituían el objeto de

mostrarse no un revoltoso vulgar sino el

su ternura y entregado a sus ocupaciones

defensor de la vulnerada Constitución. “Y

favoritas, esperó tranquilamente su muerte,

tal fue mi único propósito —agrega el Sr.

que acaeció el día 17 de Diciembre de 1891,

Iglesias;— tal el móvil único de mi conduc-

causando verdadero pesar a los liberales de

ta”. No nos toca a nosotros afirmar ni negar

buena fe y a los muchos apreciadores de las

en este asunto, cuyo origen perdióse en el

virtudes cívicas que adornaron al distingui-

fondo del fuero interno de su protagonista.

do hombre público.

Diremos solo, que los antecedentes del Sr. Iglesias, su estoicismo para separarse de los puestos públicos más elevados cuando me-

México, Junio de 1893. Antonio Albarrán

Pedro J. MÈndez 1836-1866

Portentosa

de la gran naturaleza

les, que se apartan suavemente y dan a la

americana: los Andes. Enorme cordillera de

República la forma dominante de un ángulo

montañas, fértiles altiplanicies, profundos

quebrado, cuyos lados están constituidos

barrancales y nevados picos, dilátanse al

por uno y otro litoral.

expresión

través del Nuevo Mundo eslabonando pue-

Numerosas derivaciones arrancan de

blos, comarcas y naciones, como el inmenso

ambos ramalea que llevan por esta circuns-

tronco secular del Continente, cuyas últi-

tancia el nombre común de Sierra Madre.

mas vértebras de granito van a perderse en-

La historia no las bautiza todavía, pero no

tre las ondas solitarias del Océano austral.

encontrará nada más adecuado para desig-

La cordillera discurriendo desde su re-

narlas. En su criterio, así como en el criterio

moto origen, en serie no interrumpida de

geográfico, esas montañas sublimes, esas

innumerables accidentes, se estrecha más y

alturas inmortales, merecerán y con razón

más, hasta formar un itsmo que une a la del

el nombre de Sierra Madre… porque lo son,

Sur la América Central, de la que arranca a

de ilustres varones, mártires de la libertad,

su vez hacia el Noroeste y penetra a México

héroes y redentores de la Patria.

por Chiapas y Tehuantepec, donde se ensancha ya en plena región septentrional.

Ella ha influido también en la geografía política de nuestro país, caracterizando mu-

La Sierra presenta en este lugar todo el as-

chas de sus porciones territoriales.

pecto de una topografía trágica. Allí se ve el

La cadena que se abre con dirección al

conflicto, la precipitación hervorosa de las ma-

Este, hunde en aguas del Golfo su flanco

sas geológicas algo que da una idea de la evo-

oriental; forma así la faja de tierra que cons-

lución de los grandes caudales frente al escollo

tituye el rico Estado de Veracruz y se interna

que prepara la bifurcación de sus torrentes.

por Tamaulipas rumbo al Noroeste, desatán-

Este núcleo intrincadísimo marca con toda claridad el vértice de dos sendos rama-

dose en un fleco de serranías dispersas, que se proyectan en una misma dirección.

˜ 551 ˜

Aquí, al pie de la Sierra que atraviesa

predestinado para los fines de su educación,

aquella parte de la República, y como a cin-

a sufrir la vida del pupilaje bajo extraño te-

cuenta leguas de la costa, levántase el rústico

cho, movían el ánimo paternal a mayor ter-

poblado de una finca de campo, hoy (1893),

nura y consideración, que él sabía conver-

propiedad de un procer político, opulento

tir en prerrogativa propicia a su insaciable

por lo mismo, ya que de esta condición es la

y natural actividad. Rendido por la fatiga,

fortuna inseparable atributo, desde que sólo

habíase dejado caer en una silla, deslizan-

por rara especie y fenómeno excepcional en

do insensiblemente el tronco hasta perder

nuestro país se llega a dar el caso de ver jun-

la vertical; caídas las manos, todo en posi-

tos la pobreza y el poder.

ción de un cuerpo que el cansancio afloja y

Corren los años de 1845. Los trabajos

se acomoda hasta donde es compatible con

del campo han terminado ya. Cae la noche

el bienestar, la proporción mezquina de un

desvaneciendo los trémulos fulgores del oca-

mal asiento.

so y es el modesto caserío de la aldea grupo

—Las once, Pedrito ¿por qué no te

inmóvil de sombras sumergidas en la cre-

acuestas hijo mío? dice la madre, interrum-

ciente oscuridad. Una sombra más grande y

piendo la conversación.

más regular que las otras, indica el punto en

—Porque… porque no tengo sueño con-

que se encuentra la casa principal. En la pie-

testa el niño, incorporándose para bostezar

za que sirve de sala a esta habitación rural

mejor.

acostumbran, en íntima, tertulia, reunirse

La excusa era inaceptable a todas luces.

por la noche el propietario a la sazón, su es-

Pedro no decía la causa que le obligaba a per-

posa y cuatro niños; Pedro, Gabriel, Vicenta

manecer allí. Pero Vicenta a quien nada le

y Agapita.

iba en ser discreta, antes bien parecía com-

Excepción de las costumbres patriarca-

placerse en los efectos de la divulgación,

las del campo, aquella vez se ha prolongado

rompe vivamente el silencio diciendo: No lo

la velada, evocando asuntos e impresiones

creas mamá; tiene sueño, pero no va a acos-

que son como el resumen familiar con que

tarse porque tiene miedo.

suele cerrar el día la intimidad conyugal. Los niños prestan a la conversación de

otro día que ustedes no estaban aquí para

sus mayores esa atención heroica y tenaz

acompañarlo, mejor se quedó en el patio en

que muchos toman como signo de precoci-

vez de ir a su cama a dormir.

dad, pero que sólo es obra del interés que

—¡A ver mamá, quién acompaña al

en ellos despierta la forma enigmática de un

miedoso, porque si no hay quien lo acompa-

discurso que no pueden penetrar. La curiosi-

ñe no se va a acostar!

dad y la inconstancia nunca pierden su imperio en el espíritu de la niñez.

552

—Ya viste, observa Gabriel, cómo el

Y con esa tenacidad insoportable y cruel en que se goza el espíritu infantil mortifi-

No así Pedro, el mayor, hacia quien la

cando a los demás, aquella triple alianza dio

primogenitura y la circunstancia de estar

a nuestro Pedro buena carga de bromas e iro-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

nías, capaces de dar mal fin con la bondad

1844 a 1845. Volvió a C. Victoria en cuyo

de un santo.

punto concluyó su instrucción elemental,

—Vamos hijito, vamos a dormir, dijo la

siendo allí pupilo de D. Néstor Acuña. De

madre compadecida al fin, llevando al niño,

Victoria, pasó a Linares, en el vecino Estado

contra quien fueron disparando sus herma-

Nuevo León, cursando en un colegio par-

nos esta sarcástica expresión:

ticular de que era director el presbítero D.

—¡Miedoso!

Rafael Margain, las asignaturas siguientes:

—¡Miedoso!

Matemáticas, Idiomas, Filosofía e Historia

—¡Miedoso!

General, que fue materia de su especial predilección. –––––

Un acontecimiento lamentable, interrum-

Y bien, este miedoso a quien nadie hacía dor-

pe el curso de estos sucesos, y Méndez deja

mir en una pieza a oscuras; que prefería re-

el colegio obligado a ponerse al frente de su

nunciar al sueño a falta de una persona que

casa y de sus bienes, en mala hora abando-

le hiciese compañía; este miedoso que retro-

nados por la muerte de su padre.

cedía ante las sombras, y temblaba siendo

El buen orden con que desempeñaba sus

ya hombre en las tinieblas; que nunca se

nuevas ocupaciones, le permitían dedicar

atrevió a penetrar en una alcoba sin gente

buena parte de su tiempo, no sólo a ciertas

falto de ánimo para arrostrar la inofensiva

distracciones campestres, sino también a la

soledad de la noche; este miedoso en fin, es

lectura, ávido siembre de cultivar su inteli-

Pedro José Méndez, un valiente, un héroe,

gencia.

un indomable, un triunfador…

Compréndese sin embargo que esta parte de su educación no tuvo el desarrollo su-

***

ficiente, y que la irregularidad con que des-

Pedro José Méndez, nació el día 22 de No-

pués la cultivó, no pudo proporcionarle sino

viembre de 1836 en la Hacienda de San

ideas elementales e incompletas del orden

Agustín, jurisdicción de Hidalgo, Estado de

moral y material de la naturaleza.

Tamaulipas. Hijo de Don Pedro José Mén-

La vida de Méndez se desarrolla rápi-

dez y Doña Agapita Ortiz, hacendados y

damente. Precipitado por la fatalidad de los

naturales también de Tamaulipas. En 11 de

acontecimientos, tuvo que ser: jefe de casa

Diciembre del mismo año, recibió las aguas

a la edad en que otros pasan por las aulas,

del bautismo en la parroquia de la Villa de

beligerante y caudillo antes de ser adulto,

Hidalgo. Cumplidos los seis primeros año

y mártir vencedor a los veintinueve años.

de su edad, fue llevado a una escuela de C.

Su historia es un encadenamiento de cir-

Victoria, pero sus estudios principian de un

cunstancias precoces. Ya hemos visto, has-

modo formal bajo la dirección del profesor

ta dónde cultivó su educación intelectual.

Bilvarosky (polaco), que Don Pedro hizo

El aprendizaje de la vida práctica empieza

llevar a la misma hacienda por los años de

con la administración de sus bienes. Actipedro j . méndez

555

vo, concienzudo y hacendoso; tales fueron

vida, no le abre surcos para que germine. No

los rasgos dominantes de su carácter. Como

hay allí nada capaz de alterar la inquebran-

hombre de negocios, las circunstancias le

table sucesión de las costumbres. La vida se

fueron más propicias a la perfección. Pero

desarrolla en fórmulas normales y constan-

donde parece haber logrado un éxito com-

tes. El individuo crece y se forma el carácter.

pleto, es sin duda en la educación que lla-

El conjunto de cualidades que se organizan

maremos corporal. El caballo, la caza y la

bajo esta influencia, están representadas en

pesca; tres distracciones favoritas. Trabajo y

ese tipo excelente que se denomina ranchero,

ejercicio; la inevitable pureza del campo y la

protagonista obligado de los pasajes esca-

montaña, donde el hombre conserva ínte-

brosos y trágicos de la historia nacional.

gro el tesoro de sus energías, libre de todos

556

esos estímulos insanos de la vida civil, que

***

imponen a la sociedad un tributo de aten-

He aquí los elementos constitutivos de la

ciones y actividades defraudadas a la pros-

personalidad, objeto de esta obra. Los he-

peridad y a la salud.

mos presentado como una garantía de inve-

La inexorable disciplina de las costum-

rosimilitud del personaje. Esta biografía es

bres donde todo es armonía. Amanece, y la

la descripción de un fulgor. Hasta aquí no

naturaleza es una inmensa vibración; un

hemos hecho más que reunir los materiales

fluido, alma del día, penetra en todos los se-

del episodio. La vida histórica de Méndez no

res y su inefable obra es la resurrección del

es otra cosa. Es un pasaje intenso; su muer-

mundo muerto en el reposo.

te, una explosión gloriosa…

Luz y calor, inagotable renovador del

La evolución biográfica presenta un nue-

movimiento. La fuerza irradia, lleva su con-

vo aspecto. Un acontecimiento memorable,

tingente a la conservación individual y lo

inaugura la serie de sucesos, generadores de

que de ella excede, engendra la necesidad,

la figura política y militar de Méndez.

la aptitud a la reproducción; el trabajo es

Comonfort perjuró, dando el golpe de

una de sus formas. La diligencia humana es

Estado. El conflicto fue general, y las dos

un reflejo de sol. La reparación es imperio-

tendencias que se habían disputado la direc-

sa. Comer siempre a la misma hora, es un

ción de la marcha social, quedaron profun-

fenómeno constante. Luego viene la tarde,

damente divididas en otros tantos grupos,

la postración, la noche. Fuera del hogar, no

bajo la denominación de constitucionalis-

hay aspiración más vehemente; la hora del

tas y conservadores. Méndez, abrazó con

reposo está decretada por la sombra, la sole-

entusiasmo el partido de la rehabilitación

dad y la fatiga. Se cumple con esta necesi-

constitucional; fue su profesión de fe polí-

dad invariablemente. El hombre es esclavo

tica. Un patricio eminente convocaba a la

de una conducta ejemplar. Si tiene propen-

juventud de Tamaulipas para luchar contra

siones viciosas, allí se hacen inofensivas. El

la reacción. Méndez, abandonó el hogar, y

mal es una semilla, pero la sencillez de la

afiliado a las órdenes de Don Juan José de la

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Garza, marchó sobre Tampico, donde inició su carrera militar.

En 26 de Febrero de 1864, contrajo matrimonio en C. Victoria con María de Jesús

La noticia de esta hazaña alarmó a la

Moncayo, sobrina suya en tercer grado. A

madre de Méndez, quien le hizo volver a

los tres días de casado, partió a la Villa de

la vida tranquila de los negocios y del campo.

Hidalgo, con el objeto de entregar las es-

No debe ser extraño al objeto de apar-

crituras de un rancho que vendió. Supo en

tarlo del teatro de los sucesos politicos, el

este lugar por conducto del Coronel D. Ju-

viaje que emprendió en 1860 a los Estados

lián Cerda, que en la casa de este último

Unidos, donde permaneció, por espacio de

te había hospedado un correo que el Co-

un año, visitando las principales ciudades

mandante de la plaza de Victoria, General

del país. A su regreso, tocó en La Habana, y

Guadalupe García, mandaba expresamente

en 1861, se encontraba otra vez al lado de su

al Gobernador de Nuevo León, General Vi-

familia, y al frente de sus negocios.

daurri. Por una intuición feliz, sospechan

Poco tiempo después, estalló un movi-

que en aquel mensaje era posible descubrir

miento local, conocido con el nombre de Rojos

algún propósito comprometedor para la

y Crinolinos. Méndez fue de los segundos. Pero

causa liberal, y al efecto resolvieron apode-

en esta época invaden los franceses el territo-

rarse de los documentos dirigidos a Mon-

rio nacional. Los hijos de Tamaulipas, pres-

terrey. Méndez aprisiona al Correo, intimán-

cinden entonces de sus diferencias; y unidos

dole a que entregan las comunicaciones

bajo un mismo pensamiento se disponen a la

de que era portador. Una vez en posesión

defensa de la patria. A fines de 1862 desembar-

de ellas, impusiéronse de que en efecto,

can los invasores en Tampico; Méndez corre a

por una combinación criminal, trataban

ponerse bajo las órdenes de Garza y Macedo-

Vidaurri y García de unirse a los traidores

nio Capistrán, con fuerzas reclutadas por él en

entregando at Imperio las plazas encomen-

el pueblo de Hidalgo. Marchan sobre el puer-

dadas a su fidelidad. Sin pérdida de tiempo

to, arrojando al francés después de tres ata-

emprenden viaje para C. Victoria, a cuya

ques vigorosos. En el último, Méndez quitó

población llegan al oscurecer del Domingo

al enemigo, un vapor, El Blanco, bien cargado

6 de Marzo de 1864. Combinan un golpe

de provisiones y elementos de guerra. Después

audaz, de acuerdo con algunos amigos de

de esta acción el vencedor vuelve a su casa en

la mayor confianza. Cerda acompañado

1863, con un despacho de Teniente Coronel,

de cuatro hombres se dirige a la casa de

y.... dos gallos ingleses de que le hicieron gra-

García para apoderarse de él y Méndez al

cia, en vista del profundo interés que mostró

cuartel para asaltar la guardia. La refriega

por dichos animales, descubiertos entre los

fue corta, y la rendición inmediata. García

que traía el buque de que el se apoderó.1

no fue sorprendido en su habitación, pero alarmarlo por las descargas, salió del gari-

Méndez tenia gran afición por los animales. Al verlos,

1

dijo con verdadero interés: “Con tal de que me cedan estos gallos, me considero justamente retribuido en esta acción”.

to en que se hallaba, y emprendió la fuga abandonando la ciudad. pedro j . méndez

557

Después de prestar este servicio a la li-

a Matamoros, a cuyo puerto se acogía sin

bertad, depone Méndez la parte que le corres-

resistencia, no obstante disponer de una

pondía en el mando militar de la plaza, para

fuerza que Méndez juzgó suficiente para

encargarse de un pequeño giro comercial es-

hostilizar con éxito al invasor.

tablecido por ese tiempo en la misma pobla-

Todo estaba perdido. La República se re-

ción; pero Juárez, a cuyo conocimiento llegó

fugiaba en lo inaccesible. Antes de abando-

la fama de esta acción audaz, le estrecha a

nar la Cuesta, recibió de Cortina un correo

recibir el mando de las fuerzas de Tamauli-

en que le fijaba como punto de reunión el

pas y Linares. El pueblo aplaude este nom-

pueblo de San Fernando. Méndez se dirigió

bramiento, y las tropas lo aclaman como

a sus soldados: “Compañeros —les dijo—

jefe. A la cabeza de ellas, e incorporado a las

no sigo al General Cortina, porque no tengo

que llevaban Juárez y Negrete, marchó sobre

confianza en su lealtad. Él francés lo ha in-

Monterrey, cuya plaza fue batida y tomada

vadido todo y al parecer, no hay esperanza

al fin. En premio de estos nuevos servicios,

para nuestra causa. Yo me retiro a la Sierra

el Gobierno le expidió su despacho de Coro-

a trabajar, a reunir elementos para seguir la

nel. Autorizado para retirarse, hizo entrega

guerra, porque no he perdido la fe. Habien-

de las tropas en C. Victoria al Comandan-

do unión entre nosotros, hemos de triunfar.

te de esta plaza, Don Julián Cerda, el 18 de

El que tenga voluntad de acompañarme,

Abril de 1864, volviendo él a encargarse de

que dé un paso al frente”.

aquellos intereses tantas veces abandonados, como lo hemos visto ya.

558

A esta invitación, aquellos hombres, dieron un paso al mismo tiempo, protestando

La tranquilidad fue corta; en los prime-

acompañarle hasta la muerte. Este cuerpo

ros días del mes de Julio, vuelve a cundir

llevó desde entonces el nombre de “Cuerpo

el temor y el sobresalto. El General Mejía,

de fieles”.

con fuerzas imperialistas, marchaba sobre

Bajó a Hidalgo, y de allí pasó al “Enchila-

Victoria por el camino de San Luis. Mén-

do”. rancho en que se encontraba su familia.

dez lo sabe y alístase como otras veces, co-

Madre y esposa se refugiaron a indicaciones

municando su resolución al General Corti-

suyas en una hacienda de Don Jacobo Mar-

na, jefe a la sazón de todas las fuerzas del

tínez, pariente de una de las autoridades

Estado. Tócale en esta campaña, obstruir

puestas en C. Victoria por el caudillo impe-

la marcha del invasor por el rumbo de Ma-

rialista. Méndez se remontó a la montaña.

tehuala, en una posición llamada “Cuesta

Pocos días después, de vuelta el Sr. Mar-

de la Ventana”, y él y cuarenta valientes de

tínez de un viaje a Victoria, tuvo una entre-

Hidalgo, fueron suficientes, para detener

vista con Doña Agapita.

al enemigo. Pero con gran sorpresa supo

—Señora —le dijo: —la causa liberal

que éste había penetrado a Victoria por el

está perdida; el Imperio es dueño ya de todo

camino de Tula, coincidiendo este movi-

el territorio. Oponerse a él es una insensa-

miento con la retirada de Cortina, rumbo

tez. El General Mejía, me ha comisionado

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

para que por conducto de usted haga llegar,

—Son ustedes unos cobardes, sin patrio-

este pliego a manos de su hijo. Es un indul-

tismo, que en lugar de ayudarnos, sólo sirven

to; si depone las armas, será considerado,

para desanimar nuestros esfuerzos. Si nadie

asegurándole toda clase de garantías para él,

quiere acompañarme, quedaré sólo, para ba-

para su familia y para sus intereses. Usted

tir al enemigo —fue la respuesta de Méndez.

como madre, debe aconsejarla que prescinda

Du-Pin recibió por el mismo conducto la

de su empresa temeraria. —Señor —contestó Doña Agapita— yo como madre no le escribiré ni una sola letra.

contestación de Méndez, pero al desgarrar la cubierta sólo encontró el indulto hecho pedazos.

Mi hijo es hombre, sabe lo que hace y lo que

—Yo sé como ha de rendirse: —pro-

debe hacer, es libre y puede obrar como me-

rrumpió con ira el coronel francés— dando

jor le parezca, sin necesidad de que nadie le

órdenes de caer sobre los ranchos de Mén-

aconseje.2

dez, poniendo a precio su cabeza así como la

Limitóse a mandar el indulto con un sir-

captura de la madre y esposa del jefe liberal.

viente de toda su confianza y a comunicar

Guando los franceses llegaron a Santa

a su hijo que desde aquel día, para evitarse

María no encontraron más que a un capo-

la mortificación de no haber accedido a los

ral, que después logró escapar, y un sirviente

consejos de los dueños de la casa, volvía a

a quien Du-Pin amenazó con la muerte para

uno de sus ranchos, lo que verificó al mis-

que descubriese el rumbo que había tómalo

mo tiempo que Méndez, enterado de las

la familia y el sitio en que Méndez se encon-

promesas de Mejía, devolvía el indulto con

traba. “Señor —contestó este valiente— yo

esta lacónica contestación: “No necesito de

nada sé y a nada puedo contestar” —Du-Pin

indultos”. Mejía salió por esta época para

ordenó que le diesen tormento, pero con un

Monterey, dejando en Victoria al Coronel

valor tan grande como superior a las terri-

Du-Pin, jefe de la fuerza francesa. Las auto-

bles pruebas del suplicio, “señor —volvió

ridades de Hidalgo recibieron otro indulto

a decir —mátenme de una vez porque yo

con orden de hacerlo llegar a su destino por

nada sé y a nada puedo contestar”.

conducto de la esposa de Méndez, a quien

—Poco conseguiremos con matar a este

Doña Agapita había mandado a un punto

infeliz, observó oportunamente uno de los

llamado “El Desengaño”, con otras familias

oficiales. El sirviente fue puesto en libertad.

allí refugiadas, con el objeto de evitarse com-

Momentos después pasó frente a las tropas

promisos contrarios a sus ideas liberales.

arreando sus bueyes, con admirable sereni-

Un amigo íntimo de Méndez se encargó de la difícil comisión. —¿Qué me traes aquí? —Un indulto de Du-Pin.

dad. Entonces se dirigió a él uno de los jefes, el que bahía intercedido en su favor, mostrándole un puñado de onzas de oro: —Estas y otras más te prometo regalar, si me dices, a mí solamente, donde están tus

Palabras textuales.

2

amos. pedro j . méndez

559

—Señor —contestó, siempre con la misma firmeza, —cuando salieron del rancho yo trabajaba en mi labor; no sé dónde están ni qué rumbo tomaron al partir.

560

ta de las bayonetas, como juraban hacerlo, si caíamos en su poder!” Entretanto Méndez, genio de la tenacidad, estaba en todas partes para hostilizar al

Este episodio heroico, este pasaje exce-

invasor. Sin gente, sin parque ni elementos,

lente de nobleza y de fidelidad, perdido en-

hacía una guerra de sorpresas. Movido por

tre las sombras, como otros muchos, en los

el odio y la desesperación, su estrategia era

anales de la redención patria, debe ocupar

el conjunto de todas las supremas providen-

su puesto en la admiración pública, con la

cias de la destrucción. Atacaba muchas veces

humilde grandeza del protagonista de la ha-

como un duende. El enemigo, no obstante

zaña, cuyo nombre me toca recoger de lo ig-

la superioridad numérica, desconfiaba hasta

norado. Este nombre es: Valentín Gallardo.

de la caída de una hoja, temerosa de ver salir

Las cruelísimas dificultades y acerbas

a Méndez de algún sitio imposible, ya que

privaciones que sufrieron, tanto la madre

para estos hombres, Méndez era suscepti-

como la esposa de Méndez en esta época,

ble de improvisarse como un rayo seco y en

parecen inverosímiles. Aquel éxodo sin es-

cualquier momento ser fatal. Cuántas veces

peranzas, aquella peregrinación trabajosí-

parecía que la naturaleza tomaba parte en la

sima de nómadas; aquellas marchas forza-

contienda. Marchando por el flanco de una

das; el sobresalto constante de la vida; la

montaña, se desprendía un peñasco, amena-

reproducción de aquellas penas legendarias

zando sepultar al extranjero. Allí, estaba la

de la Santa familia huyendo a Egipto por

misteriosa mano del guerrillero de Hidalgo,

el desierto; la desconfianza en el refugio,

disparando rocas, a falta de otro proyectil.

en que los animales más nocivos parecían

Otras veces, era una lluvia de tiros salidos de

más dignos de la paz y de la vida que los

un matorral. De repente cruza entre las filas

hombres; el duro hospedaje de la Sierra;

una bala, certera por lo común. El terreno se

aquel vivac a campo raso en los montes,

desgaja bajo sus plantas, brota el fuego de las

en las cuevas y hasta en las horadaciones

grietas y estalla una explosión mortal. Des-

de las minas; amaneciendo en un punto y

pués el rumor de un tropel; después… nada.

durmiendo en otro, entregados al rigor de

Se destacaba una columna ligera, redo-

un invierno cruel, con hambre, con sed, ca-

blando las jornadas en el silencio y oscuridad

lados por la lluvia y por el frío, sin poder

de la noche; todo con sigilo de fiera caza-

hacer lumbre, temerosos de que el humo

dora para caer sobre la presa. ¡Ahora sí!; la

denunciara el escondite. “¡Cuántas veces,

choza está a la vista; el fuego brilla dentro.

dice, la esposa de Méndez, cuántas veces,

Pero en el momento del golpe Méndez resul-

a media noche, me asaltaba el temor de

taba como por encanto en otro lugar Todo

verme devorada con mi hija por las fieras

este aparato se reducía a armar trampas en

atraídas con su llanto, o descubiertas por

una topera. Ese hombre tenía la prodigiosa

los terribles enemigos, y clavadas en la pun-

astucia de anticiparse a los designios de sus

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

perseguidores. Cuantas sorpresas se inten-

decían los de Linares, probaremos nuestro

taron contra él y su familia fueron inútiles,

patriotismo volviendo como buenos mexi-

y en vano se adivinaba su presencia porque

canos a la defensa de nuestra patria, abju-

así lo anunciaba algún estrago. Los cadáveres

rando de la causa que sólo hemos abrazado

caían destrozados por la mina; ¿en dónde es-

por un imperioso compromiso. A usted le

taba el enemigo....? Algunas veces se dejaba

toca aprovechar nuestro arrepentimiento,

descubrir como una cabalgata fugitiva, como

conciliando bajo los auspicios de su nombre

una visión inabordable, de seres que dejaban

los buenos servicios que hoy ofrecemos para

al pasar el eco resonante de su estrépito.

el triunfo de la libertad”. Con estas protes-

Du-Pin no hacía una guerra sino un ex-

tas recibió Méndez un expresivo obsequio

terminio. Niños, mujeres y viejos, todo era

de cerca de cinco mil cápsules. Entre los que

lo mismo, a todos los igualaba en el rasero

se ofrecían para este advenimiento, contá-

de su ferocidad. En un camino llamado del

banse numerosas personas que en garantía

Pretil encontró a un anciano: lloraba el in-

de sus promesas invocaban la amistad que

feliz; el venerable llanto corría por su rostro

habían llevado siempre con el guerrillero li-

de sesenta años; se dio la orden atroz y se

beral. Al efecto debía éste aproximarse a las

consumó un asesinato sacrílego.

inmediaciones de aquella población; simu-

Para el exterminador la montaña era una

lar allí una escaramuza, y esperar el momen-

guarida y Méndez la bestia bravía. Lo había

to decisivo. Méndez aceptó, más bien con la

sentenciado a la inhumana condición de

esperanza de explotar lo posible de aquella

lobo, y le perseguía como a tal. Tenía perros

aventura, sin confiar bastante en la lealtad

amaestrados para acosarle. Bajo la influencia

de quienes se la proponían.

de esta pena, Méndez llegó a ser lo que ellos

Rodeóse de precauciones y cuidados,

querían: una fiera, y se emprendió una lucha

entre los cuales no deben haber sido inex-

de ferocidades. Por una parte la ferocidad del

plicables por cierto los que para sí juzgó

que invade por codicia y mata por cálculo y

oportuno tomar, fingiendo una indisposi-

despoja por iniquidad. Por otra la ferocidad del

ción que le impedía aceptar los espléndidos

patriotismo, la santa demencia del derecho,

manjares y ricos vinos del banquete, con

la desesperación de la justicia hollada.

que los de Linares se empeñaban celebrar

Fue necesario prescindir por este cami-

“el venturoso objeto de aquella reunión”.

no de la esperanza de capturar a Méndez.

Fijóse a las orillas del río, en un paraje cer-

¡Cómo arrancarlo del baluarte inexpugnable

cano a la ciudad. Convínose que a una señal

de la Sierra...! En el mes de Enero de 1865 se

determinada, se movería con toda su fuer-

le presentó un comisionado, proponiéndole

za en dirección a la plaza, apoyando este

en nombre de las autoridades de Linares una

movimiento la guarnición. En el momento

conferencia, a fin de concertar los medios de

designado Méndez avanzó con gran recelo,

pasarse a él, para reorganizar los trabajos

aunque con aparente resolución. Fue brus-

de la guerra contra el Imperio. “De esta manera,

camente detenido. Si los hechos no se adepedro j . méndez

561

lantan, Méndez hubiese tenido el tiempo

como en el drama de Santa María, una víc-

necesario de penetrar a la ciudad. El desen-

tima de la libertad, que ilustra con un nue-

lace probable de esta imprudencia pudiera

vo pasaje el libro sangriento del heroísmo

haber sido el exterminio del “Cuerpo de

popular.

fieles”. Por otra parte cercado, encañonado, sin más perspectiva que la catástrofe.

562

Como en iguales circunstancias, dispuso Méndez que la familia abandonase el ran-

Méndez era capaz de forzar el triunfo en

cho, y recomendó a los sirvientes de la finca

la desesperación, con una de esas hazañas

que se ocultaran en los bosques. No fue po-

prodigiosas de la temeridad proverbial del

sible tomar con Doña Agapita otra provi-

esforzado guerrillero. Bajo la impresión de

dencia que la de permanecer en la hacienda,

estas reflexiones el enemigo tal vez precipi-

al cuidado de una criada, pues su enferme-

tó los hechos y malogró sus consecuencias.

dad así lo requería, de preferencia a un viaje

Antes de llegar Méndez a las últimas forti-

cuyas dificultades hubiesen tenido conse-

ficaciones estalló sobre él copiosísima des-

cuencias desastrosas. “No tengas cuidado,

carga, por ventanas, balcones y azoteas. El

quedo con la seguridad de que no me sucede

golpe se anticipó con desacierto digno de la

nada le decía a su hijo, que no se resigna-

infame proeza. El clarín cayó junto a Mén-

ba a dejarla en aquel lugar, amenazado por

dez atravesado por más de un proyectil. Él

todo género de peligros. Algo tranquilos por

mismo, herido en una pierna, apenas tuvo

la confianza con que Doña Agapita parecía

tiempo de ponerse a la defensa, peleando en

quedar, y exhortado por ella para ocultarse

retirada, y en el supremo trance de incen-

con la gente, fue conducido en una camilla,

diar algunas casas para proteger su marcha.

pues no le era posible montar a caballo, a

Desorientado el enemigo, Méndez pudo

un bosquecillo inmediato que se levantaba

ganar precipitadamente un rancho, en que

detrás de una labor”.

mandó hacer camillas para los heridos. Con-

En las primeras horas de la noche, lle-

cluida esta operación, partió para Villagrán,

gó a la hacienda un piquete de doscientos

donde se hicieron las primeras curaciones, y

imperialistas; rodearon silenciosamente la

el triste convoy se retiró a un punto llamado

casa de Méndez; tocaron a la puerta, y un

Peñuelas, al pie de la Sierra, convertido más

momento después, la habitación estaba lle-

bien en hospital que en campamento.

na de soldados. Doña Agapita desconcertó

Los imperialistas de Victoria, en com-

al oficial, contestando a sus preguntas con

binación con sus pérfidos colegas de Lina-

aplomo y habilidad. Fingió ignorarlo todo,

res, alistaron bajo las órdenes de Gayón y

y hasta encontró en su situación un exce-

Larrumbide, una fuerza que salió en pos

lente recurso para deslizar una protesta su-

de los fugitivos. Los hechos se reproducen

til contra el atropello. “Señor, —dijo— me

aquí como en la persecución de Méndez y

parece que para registrar esta casa le basta

los suyos por los franceses de Du-Pin. Para

a usted con uno o dos hombres; estoy muy

que nada falte al cuadro, aquí hay también

enferma y me hace mucho mal tanto rui-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

do”. El oficial, llamado Velázquez, movido

ció en Hidalgo, y era hijastro del Coronel

por esta observación, o tal vez por reveren-

Cerda. Indomable y bravo como un león, no

cia a la ancianidad y el sufrimiento, orde-

le pagó a la muerte su mísero tributo de terror,

nó que la tropa desalojara la habitación. Él

ni rindió al infortunio ese homenaje con que

solo continuó cateándolo, hasta el momen-

la debilidad procura granjearse sus indulgen-

to en que oyó de fuera varios tiros que le

cias. No hubo humillación capaz de doblegar-

obligaron a salir.

le. Superior a la pena, la aspereza brutal del

De un grupo informe de bultos que

enemigo solo fue parte a enardecer su brío.

se agitaban un tropel, partía un rumor de

Despojáronle de sus armas a fin de reducirlo,

brega confusa, choques sordos, y el acento

pero él no se dejó abrumar por la fuerza, ni

duro y enérgico de una voz que blasfema-

dejó de batallar un solo instante contra ella.

ba y maldecía sin descanso. El oficial se

Luchó con lo que le dejaron: la palabra. Hizo

aproximó violentamente. Diez o doce sol-

de la insolencia arma para afrentar y despre-

dados, todos en actitud amenazante, rodea-

ciar. Toda la saliva, toda la inmundicia del

ban a un hombre a quien hacían avanzar a

idioma, fueron arrojados por aquellos labios

culatazos...

trémulos de ira, a la faz de sus verdugos.

Era uno de los exploradores de Méndez.

—¿Es usted de los de Méndez? —le

Rendidos por el cansancio de tantas jorna-

preguntaron en los momentos de su apre-

das y noches sin reposo, el sueño les había

hensión.

sorprendido en una choza; allí mismo fueron descubiertos por la tropa y levantados

—¡Sí soy! —contestó con bizarría— y no traidores como ustedes.

a fuerza de golpes y exclamaciones feroces.

—¿Sabe usted dónde está?

Aventado Perales, así se llamaba el otro ex-

— ¡Sí, lo sé! pero no quiero decir nada.

plorador, por un choque brutal, se incorporó

—Si no confiesa lo vamos a matar.

violentamente, saltó un cercado, empren-

—¡Mátenme, cobardes, y matarán a un

diendo la fuga entre los árboles y una lluvia

hombre!

de balas de que por fortuna pudo escapar.

El jefe imperialista, mandó traerle a su

Enfurecida la tropa soldadesca, maltrató

presencia.—Va usted a revelarme —le dijo—

cruelmente al otro explotador y después de

en dónde está Méndez y su familia.

inútiles pesquisas, el piquete imperialista

—¿Yo…; cree usted que soy —le con-

desocupó la hacienda llevando al prisionero

testó el prisionero—un traidor, un mal

a la “Loma”, lugar en que se hallaba la fuerza

mexicano, que entregue a su jefe y venda a

de Gayón.

su patria como usted? Sé la suerte que me

Al día siguiente fue pasado por las armas el explorador, en presencia de otros cautivos compañeros de infortunio. Ahora, es necesario decir quién fue la víctima. Se llamaba Ambrosio Méndez, na-

espera, pero tendré la gloria de morir por mi patria. —¡¡Que lo fusilen!! —¿Cree usted que tengo miedo a la muerte? Eso, solo se queda para los traidores y vendidos. pedro j . méndez

563

Y fue al patíbulo, indignado y terrible. Su voz fulminaba. Una descarga mortal, sofocó en sus labios la última injuria…

564

biase inmediatamente de lugar el campamento si llegaba a desertarse. Pocos días después el español desapare-

En presencia de aquel cuerpo destroza-

ce. Gómez echa de ver la falta de este sujeto

do por el fuego, el asombro del enemigo —el

pero sin la índole activa y previsora de su

más expresivo de todo?— pronunció en al-

jefe, permanece en el mismo sitio, y cuando

gunas frases de involuntaria admiración el

parecía presentirlo menos, fue sorprendido

fúnebre elogio de aquel heroísmo ungido por

por las fuerzas de Gayón, dispersando a la

la sangre, y como Pirro contemplando el fie-

gente y apoderándose del equipaje, muni-

ro rostro de los soldados romanos muertos

ciones, caballos, etc., de los liberales. Con

en el campo de batalla, con voz inspirada y

los imperialistas venía el desertor. Méndez

conmovida, exclamó un oficial: —“Lástima

tenía razón: era un Iscariote.

de hombre, si de su temple son todos los

Este golpe que como hecho de armas,

demás, Méndez no caerá nunca en nuestro

apenas tiene significación, importaba sin

poder”. Este hombre era casi un niño; sólo

embargo un triunfo de los más trascen-

tenía diez y ocho años…

dentales para la estabilidad del Imperio.

Durante la expedición de Linares, ha-

Habíase realizado el laborioso propósito de

bíase agregada a Méndez un voluntario lla-

desarmar al tenaz enemigo de la sierra. Infa-

mado Abelardo Crespo, que parecía sim-

tigables husmeadores, los sabuesos imperia-

patizar ardientemente con la causa de la

listas se deshacían en pesquisas minuciosas

libertad. Este individuo le acompañó en su

e implacables para descubrir al fugitivo, y

fuga por las sierras, y participaba con apa-

el despecho de sus vanos esfuerzos se des-

rente abnegación de todas las penalidades

ahogaba en represalias contra las propieda-

de la campaña. No obstante las protestas

des de Méndez, arrasadas por el incendio y

que de continuo hacía, encareciendo su

el saqueo. De uno u otro modo triunfaba

lealtad y amor por el triunfo de la Repú-

la invasión. El exterminio cerraba el paso a

blica, Méndez, con esa penetración tan

toda esperanza: la gente dispersa, los recur-

común a los hombres del campo, alcanzó

sos exhaustos, sólo quedaba un jefe perdido

a descubrir el fondo pérfido y falaz del gra-

entre los montes. Él mismo dejó de ser luego

tuito advenedizo (era español), y cuando

un obstáculo, pues coronando el éxito más

para atender a su salud gravemente que-

completo, corrió un día con general conster-

brantada, llamó a su segundo el Coronel

nación la noticia de que el jefe republicano

Ascensión Gómez, puso bajo sus órdenes

había muerto a consecuencia de la herida

el “Cuerpo de fieles”, comunicándole estas

que recibió en Linares. Los hechos confir-

preciosas recomendaciones: que se interna-

maron inmediatamente el rumor. La voz

ra con la gente a las montañas, que llevara

de la libertad enmudeció en las montañas,

consigo al español, que lo tuviera siempre

volvió a reinar la calma, la familia, errante

bajo la más estricta vigilancia y que cam-

bajó a levantar un albergue sobre las ceni-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

zas de uno de los ranchos consumidos pero

todo lo que estorba sobre la superficie de los

el fuego, y el Imperio juzgó terminadas las

hechos. Pero allí están debajo; elaborando la

cruentas vicisitudes del triunfo y de la paci-

reacción. Echa tierra sobre las ideas, es minar

ficación...

el terreno que se pisa. Méndez bien muerto en la creencia social, era un germen oculto ***

en el subsuelo transformador de la lucha.

Ábrese aquí un paréntesis histórico. Des-

Aniquilado por la persecución, postrado

de que se disipó el último elemento hostil

por la herida, descendió sobre él la sombra

y activo de la guerra, la conquista entró en

abrumadora, refugiándose en un punto ig-

pacífica posesión de su dominio. Se hizo la

norado de la costa para curarse. Pero una vez

paz bajo la forma violenta y temible de la

repuesto, vuelve a la vida, fuerte, como un

Ley Marcial; una paz densa como el acero

espectro envuelto en sombras ungidas, rea-

de las bayonetas y el plomo de las balas que

nimando en el recinto de una ciudad el fue-

la habían impuesto. Así trascurrió la mayor

go sacro de una lucha que dos meses antes,

parte del mes de Febrero y casi todo el mes

al parecer, había extinguido en las montañas

de Marzo; pero a principios de Abril estalla

la persecución. El advenimiento del caudillo

nuevamente el conflicto con un suceso in-

produjo en las conciencias la emoción im-

esperado y repentino. La ciudad de Victoria

ponente de un presagio manifiesto. La sola

resulta sitiada, confinada dentro de un es-

influencia de su nombre despertó un entu-

trecho cerco de guerra. Había en este acon-

siasmo indescriptible. Podía decirse que el

tecimiento algo de leyenda. ¡Méndez estaba

enemigo estaba dentro de la plaza. El pueblo

allí! vivo y fuerte para el combate, como

se contagió del entusiasmo de arrojar a los

una sombra vengadora desprendida del

usurpadores y acudía a ofrecer sus servicios

misterio y de la tumba en que la concien-

al sitiador. Los jóvenes desaparecían del ho-

cia pública lo creía dormido para siempre.

gar y resultaban solicitando un puesto en-

El héroe estaba en pie, fielmente abrazado

tre las filas. Un día se presentó un ciudadano

al estandarte de la libertad, más que nunca

que solicitaba una entrevista con el Coro-

fascinadora y prestigiada por el apoteosis de

nel. Lleváronle a la presencia de Méndez, a

la resurrección.

quien él dijo: “Vengo a ofrecerme a las órde-

Bajo el terreno moral en que la iniqui-

nes de vd”.

dad se levanta, desaparecen temporalmente

—¿Para qué?

les gérmenes redentores. Tienen las tiranías

—Para entrar con vd. a Victoria.

un rasero de sangre: el patíbulo. Para alla-

—¡Vd…!

narse el paso es necesario desbastar todo

— Sí, señor.

lo que asoma sobre el nivel de la sumisión.

Pero no fue posible resolver de confor-

Si un hombre se levanta, se le mata; si una

midad, porque el voluntario no tenía los ta­

idea brilla, se le apaga. Se abren sepulcros en

maños necesarios para cargar un fusil; era un

la tierra y en el medio social, para soterrar

muñeco, un niño. pedro j . méndez

565

El sitio se prolongó por espacio de dieci-

cias para aplacar las terribles consecuencias

nueve días. La incomunicación fue en todo

de una venganza. Méndez los vio abruma-

este tiempo rigurosa. Empezaron a escasear

dos bajo el peso de esta situación y les dijo:

dentro los víveres para la tropa. Los tiroteos

—“No crean vdes. que los he mandado traer

parciales de las columnas avanzadas tenían

para vengar la vil traición de que fui vícti-

a los imperialistas en continua zozobra, así

ma. No soy un asesino: esa traición llegará

como las ejecuciones de los que caían en

a conocimiento de una autoridad superior

manos de los sitiadores. Tocóse al fin a par-

a la mía. Lo que yo quiero es que vdes. me

lamento. Méndez prometió al jefe de la pla-

proporcionen dinero, porque mi gente está

za, Coronel Balderas, toda clase de garantías

desnuda y necesita vestuario”. —No hubo

si desocupaba la ciudad dejando los pertre-

más remedio que reunir la suma pedida.3

chos de guerra, amenazándole con un asalto

Después de estos sucesos, Méndez em-

cuya responsabilidad dejaba al mismo Bal-

prende una expedición por el centro y sur

deras. Capituló éste prudentemente en las

del Estado. Su marcha fue triunfal. Fue ocu-

condiciones impuestas. Con excepción de la

pando las plazas más importantes. La toma

música del cuerpo, retiráronse las tropas a

de Tula es uno de los hechos más notables de

las órdenes de Arnano rumbo a Tula. Mén-

esta campaña. He aquí los términos en que

dez ocupó la plaza en medio de las aclama-

se dio cuenta al Ministro de Guerra, acerca

ciones populares. Balderas se desprendió de

de este suceso: “Me presenté a las 9 de la ma-

una preciosa daga que consigo llevaba y se la

ñana al frente de esta plaza que guarnecían

obsequió al vencedor en premio de la gene-

712 mochos a las órdenes de los titulados

rosidad con que había tratado a los vencidos.

Coroneles Llera Prieto y Balderas: el enemigo

Desde aquella fecha, 23 de Abril de 1865,

dejó una corta guarnición y salió a batirme

empezó a declinar rápidamente la fortuna

en campo raso, y después de un rudo com-

del Imperio. A la toma de C. Victoria, siguió

bate de dos horas, volvió a la plaza comple-

la ocupación inmediata de Linares que se en-

tamente derrotado, dejando en el campo 40

contraba sin guarnición. Méndez mandó a

muertos y 45 prisioneros. A las cuatro de la

esta ciudad un comisionado, con órdenes de

tarde emprendí el asalto sobre la plaza, y para

arbitrar entre los capitalistas un préstamo

las seis, ya estaba en nuestro poder, toman-

forzoso. Negáronse de pronto a satisfacer

do en este segundo ataque todo el parque y

la cantidad impuesta: fueron aprehendidos

equipajes del enemigo; dejaron en el campo

y llevados a Victoria. Esta medida infundió

infinidad de muerto, entre ellos un Coman-

en ellos un temor indescriptible, pues eran

dante, un Capitán, un Teniente y dos Alfére-

presuntamente los mismos personajes que

ces traidores, y un Capitán y dos subalternos

habían atraído a Méndez sobre Linares, con

franceses. El enemigo fue perseguido más

promesas y alhagos, que fueron tan desas-

de cuatro leguas hasta que se dispersó com-

trosos para él y para su gente. Los cautivos pusieron en juego todo género de influen566

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Los préstamos fueron debidamente pagados por el

3

Gobierno General, durante la administración de Juárez.

pletamente. Quedan en mi poder una pieza

Rayó la aurora del día 23 de Enero de

de artillería, un depósito de armas, parque y

1866. ¿Qué hay de nuevo en la frente de

lanzas”. —Después de este triunfo Méndez

los campeones después de una victoria?

recibió del Gobierno Constitucional su Des-

Hay transfiguración. ¿Qué hay en la mira-

pacho de General de Brigada. En Diciembre

da de un libertador coronado por el éxito?

alcanzó las victorias del Chamal y el Cantón.

Preguntádselo a la admiración que aclama.

En Enero de 1806, marchó para Tantoyuqui-

Preguntádselo a los bravos “Fieles de Hidal-

ta. Los franceses y sus aliados se habían for-

go”, ávidos de contemplar a su querido jefe

tificado en este lugar, y a la llegada de Mén-

como si nunca le hubiesen tenido a su vista

dez estaban custodiando y almacenando un

modestamente confundido entre las filas. Y

gran convoy. El ataque principió caídas ya las

cuando la admiración preparaba sus lauros,

sombras de la noche. A los primeros movi-

súpose también que esta victoria, la más

mientos, el francés se defiende con desespe-

gloriosa de cuantas se habían alcanzado en

ración. Sin duda alguna que la temeridad del

Tamaulipas, era una victoria huérfana, una

jefe liberal, significaba un reto que llegaba a

corona sin cabeza. ¡Méndez había muerto!

lo vivo del amor propio militar de aquellos

Su cadáver recogido entre las sombras

hombres. Para agresión, la de Méndez rayaba

por un dragón llamado Pedro Mata, perma-

en lo intolerable. El despecho excitó la defensa

neció oculto toda la noche por orden de los

y el encuentro fue rudo. Una bala pasó rozan-

jefes para no desmoralizar a la gente ni rea-

do la frente de Méndez, hiriéndole, aunque

nimar al invasor.

no de gravedad; los compañeros le exhor-

La agonía del héroe fue el testamento de

tan a ocupar un lugar menos expuesto y la

su firmeza: “Me han muerto; no desmayen,

refriega continuó. Las evoluciones rápidas del

allí está el camino”, exclamó señalando al

asalto se iban cumpliendo. Un rumor de esos

enemigo.

que arranca el entusiasmo feral, cuando se vislumbra el triunfo a la luz de una ventaja

***

heroicamente alcanzada sobre el enemigo,

Algunas palabras para concluir. Tres formas

enardeció a Méndez, y olvidándose de la heri-

dominan en el desarrollo de esta persona-

da, corre a ponerse al frente de sus tropas. Lle-

lidad; tres formas armoniosas de una evo-

gaban ya a las últimas fortificaciones: Méndez

lución simétrica. Cada grupo de hechos se

es el primero en saltar sobre ellas, pero en estos

presenta en haz característico y ajustado a

momentos una bala le hirió en el pecho, derri-

condiciones que varían sensiblemente con

bándole del caballo, machete en mano.

los periodos del proceso. El primero, que

La situación llegó a ser insostenible para

llamaremos de preparación, ocupa la mayor

franceses y traidores. Fue necesario vacilar; a

parte de la vida de Méndez: su educación,

la vacilación siguió el desorden, y al desorden

sus primeras campañas en Tampico, etc; el

la fuga y la derrota. Campo y convoy que-

segundo, es el de guerrillero en las monta-

daron en poder de los republicanos.

ñas, perseguido, aislado, derrotado, herido; pedro j . méndez

567

568

y por último, la época triunfal sembrada de

la desolación y el naufragio, él queda solo,

lauros y victorias. Todo está comprendido

completamente solo, entre los montes.

aquí, sin omitir ningún matiz de los nu-

Allí estaba a salvo con su causa, pero ¡a

merosos que forman la transición gradual

costa de cuántos sacrificios! Méndez fue un

entre la oscuridad y la luz. Y sin embargo,

mártir de todas las privaciones y torturas de

es una cadena forjada a prisa en el espacio

aquella hospitalidad miserable y áspera. Pue-

de cinco años. Méndez vivió para su patria

blo, cuartel y hogar, todo, en el corazón de la

solamente; llegó a ser una figura de esas que

montaña, corazón bien duro ¡al fin de piedra!

personifican la responsabilidad formidable

Se comprende que haya resistido a tanta

de una causa, cuando se hace imposible de

pena porque Méndez se formó como los sol-

llevar sobre los hombros. Es de los patriotas

dados de Esparta, para la lucha y la fatiga,

selectos de quienes llegan a decir los pueblos

en los más rudos ejercicios de la fuerza. Con

“es la única esperanza”. Palmo a palmo fue

la agilidad y el vigor que da el manejo cons-

perdiendo todo lo que se extiende alrededor

tante del caballo; con la destreza y astucia

de un caudillo, como el dominio moral de la

de un consumado cazador y la paciencia

fe en el triunfo. La marea intervencionista le

tenaz de un aficionado a la pesca, preparó

fue apremiando grado a grado. Allí estaba el

inconscientemente las cualidades indispen-

empabezado Imperio que le ofrecía deslum-

sables para la prueba.

brante acceso a la salvación y la fortuna;

Méndez era de un temperamento apa-

pero antes que tripular en corso contra la

sionado. Es inútil decir que el exaltado amor

independencia de su patria, prefirió la roca

por la libertad de su patria, correspondía a

solitaria, siempre sobre el nivel de la domi-

un odio reconcentrado hacia los enemigos

nación, escalando la ardua cuesta hasta lle-

de ella. Amaba, ya lo hemos dicho, hasta el

gar a la cumbre, gloriosamente destrozado

sacrificio y aborrecía en proporción. No fue

por las asperezas del camino. La fiel alegoría

magnánimo, pero tampoco era posible. Fue

está representada en estos hechos: primero,

víctima de los más bárbaros rigores. No me-

le hicieron imposible la comunicación con

reció ni las consideraciones más elementales

los demás patriotas dispuestos a la defensa

de humanidad. ¿Qué menos puede invocar

del territorio nacional, y él quedó en pie en

un hombre que las del derecho natural? Pues

el estrecho horizonte de sus propias provi-

bien, a Méndez no le alcanzaban ni ésas. Le

dencias. Después le interceptaron los cami-

habían hecho sufrir en todo lo que tenía de

nos del ataque, convirtiéndole de agresor en

más sensible: su hija, su madre, su esposa,

agredido, y él se resignó, sin dejar nunca al

su hacienda y hasta su cuerpo. Pusieron a

enemigo más campo que el imposible de

precio sus cabezas, en condición igual a las

disputar. Luego le arrojaron de las tierras po-

de aquellos animales feroces que en ciertos

bladas y él se acogió a la sierra agreste. Le es-

parajes de la costa, pasea el cazador de ran-

trechan, le reducen, le aíslan en fin, y cuan-

cho en rancho pura exigir del propietario el

do no hay en torno suyo más que el abismo,

premio consagrado a su exterminio. En par-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

te su indignación se componía también de

día siguiente ya es el vencedor de aquellos

un sentimiento definido por esa inconfor-

que se la habían causado. En la convalecen-

midad amarga contra la tiranía de lo peque-

cia moral y material de un agravio, apenas

ño que hace inconsolable el infortunio de

hay tiempo de ser bueno. Con alma y voz

ser vencido. Méndez calculaba, medía la in-

de ángel, su esposa intercedió por los venci-

justicia, comparando a la magnitud de todo

dos. “Ten piedad de tus paisanos —le decía

lo perdido, el vil merecimiento de los con-

en una carta, después de la toma de Victo-

quistadores de su patria. “Estoy cierto —le

ria. —Considéralos porque no todos están

decía en una carta al Coronel Ascención Gó-

dotados de tu fuerza de voluntad para ha-

mez— que vamos a dar el golpe de gracia

cer frente al enemigo. Unos por ignorancia,

a los soldados sin honor ni carácter que a

otros por miedo, más bien que de castigo

fuerza de faltar a las leyes de la caballero-

de compasión son dignos, y sobre todo, no

sidad y de la guerra, han podido penetrar

olvides que son tus hermanos”. A esta invo-

hasta nuestros hogares”. Y este concepto

cación al sentimiento, modelo de elocuen-

deplorable que por ser de Méndez pudiera

cia epistolar, Méndez cedió hasta donde le

atribuirse a la pasión y al despecho, era un

fue posible en aquel conflicto de emociones

motivo justificado de repugnancia como lo

que luchaban en su alma. “Vive segura —le

ha venido a confirmar la verdad histórica,

contestó el héroe— de que me acordaré de

hoy que la Francia misma. repuesta por la

ti, siempre que tenga que aplicar un casti-

libertad en su grandeza genial, descubre en

go a un traidor, pero considera que a no ser

la abyección del Imperio el oprobioso origen

porque hay miserables que han desconocido a

de la “Débacle” de 1871. La injusticia enhies-

sus hermanos, nunca el francés hubiera ho-

ta y sin cuartel, el extranjero hollando dere-

llado el suelo de México, así es que ningún

chos santos de nacionalidad. Apenas si hay

remordimiento me queda al hacer con ellos

quien no sepa de una corporación sombría,

un ejemplar”. Y sin embargo, era el mismo

la famosa “Acordada” compuesta de rufia-

que dirigiéndose a los vencidos de Tula, les

nes oficialmente organizados, para caer de

decía en una arenga. “Volved, amigos míos,

improviso y en las altas horas de la noche,

al seno de la patria, yo os recibiré por ella con

sobre pueblos y ranchos, asesinando libera-

los brazos abiertos”. A veces, después de un

les inermes. En estas condiciones Méndez

periodo de exaltación terrible, pasaba por

era implacable; enemigo cogido, enemigo

una brusca transición de sentimientos a la

muerto. “Bien hecho —solía decir— que se

bondad más delicada, para recomendar a su

ahorque a los bandidos; sangre y nada más

esposa que cuidara de su pequeña hija, agre-

que sangre debemos derramar”.

gando con tierna y original solicitud: “Dá-

En los triunfos de Méndez hay algo de

mele muchos besos y ríete con ella por mí”.

ferocidad, porque apenas hay transición

Nada nos revela hasta aquí la índole se-

en los sucesos. Méndez abandona el lecho en

dentaria de aquel carácter en la íntima faz

que le tuvo postrado una herida mortal, y al

de su devoción hacia la vida doméstica. Pues pedro j . méndez

569

bien, Méndez la hubiese preferido siempre

este reconocimiento de una manera desfa-

Toda la campaña se la llevó en fervientes

vorable a su reputación.

votos de volver a la serena sombra del hogar.

En campaña, no era un jefe solamente,

Aquel desorden constante de la guerra cho-

sino un verdadero amigo de sus subordina-

caba con la naturaleza metódica de su espíri-

dos. Vestía como ellos, y evitaba toda dife-

tu silenciosamente devorado por el recuerdo

rencia en los alimentos. Recomendó a su fa-

nostálgico de la quietud perdida. Y “¡nunca

milia que no le mandase provisiones, porque

se le cumplió!” nos dice su esposa, dejando

no alcanzaban para sus compañeros. Estaba

a nuestra consideración, los martirios de que

en el corazón de todos ellos, hasta la muerte.

fuera víctima recién casado, joven todavía, y

La táctica de Méndez era el arrojo. En to-

sin gozar en paz un solo instante las suspira-

das las acciones de que fue vencedor, hay más

das glorias de la familia y del amor.

personalidad que arte. Grado a grado le iba

He aquí un rasgo de carácter: Después

enardeciendo la calentura de la lucha. Cuan-

de la redición de Victoria recibió una maña-

do reflexionaba en la gratuita fortuna que le

na en nombre de un hacendado de las Vi-

permitía vivir después de tantos peligros, de-

llas del Norte, un excelente caballo de raza

cía con admiración: “Es que yo, tengo siete

cruzada, para él escogido especialmente. El

vidas como los gatos”. El último periodo de su

obsequio no podía ser más alhagador, pues

existencia es un delirio. El héroe asciende por

como ya le hemos dicho, gustaba mucho

una escala victoriosa arrebatado por olímpico

de los animales y de los buenos caballos en

vértigo, fuera de sí, ebrio de confianza en el

particular. Hizo del que había recibido ca-

destino, de triunfo en triunfo, hasta pisar

lurosos elogios, mostrándose agradecido y

el peldaño culminante en que la gloria fulmi-

satisfecho. Pero con el obsequio venía una

na su último rayo sobre la frente del adalid.4

recomendación expresiva, en favor de los

México. 1894. Gabriel González Mier.

presos de Linares. Con gran sorpresa de todos, ordenó la inmediata devolución de la preciosa bestia, escribiendo a la persona de quien procedía, estas palabras: “El caballo es magnífico, pero no puedo aceptarlo. Nadie puede obligarme con regalos para desviar la acción de la justicia”. Otra vez, presenciando el registro de equipajes y demás bultos que los franceses abandonaran en el campo después de la derrota de Tula, reconoció muchas da las alhajas y prendan de su familia, perdidas en el incendio de sus ranchos. Méndez guardó el secreto, temeroso de que pudiera interpretarse

Debemos hacer constar aquí en honor de la respetable viuda del ilustre General Méndez, Señora María de Jesús Moncayo, hoy residente en San Luis Potosí, al hecho plausible de ser ella quien con eficacia suma nos proporciono cuanto documento fue necesario y tuvo a su disposición, para formar la presente biografía. La veneración que la señora Moncayo conserva por su esposo, es digna del mayor elogio y se revela en cuanto dice acerca de él. Sus recuerdos personales, sus impresiones, transcritos en la correspondencia que nos ha dirigido con motivo de este trabajo biográfico, han inspirado al autor para perfilar con más acierto la personalidad del ilustre tamaulipeco. Por iniciativa de la Señora Moncayo, y de su particular peculio, se puso una elegante lápida de mármol sobre el sepulcro del General Méndez, con la siguiente inscripción: “Gral. Pedro José Méndez —Benemérito de Tamaulipas. —Murió por su patria en Tantoyuquita, el 23 de Enero de 1866, a los 29 años de edad. —Su esposa le consagra este recuerdo”. —Nota del Editor. 4

Agustina RamÌrez

Tiene

República un Estado tan glorioso

los derechos de padre, Sinaloa tiene los de

como desconocido: Sinaloa. Durante la

maestro. Corona salió General de la cátedra

Intervención francesa, él fue el guerrero

sinaloense. Zacatecas mandó a aquella es-

incasable de Occidente. Envió al Centro,

cuela de intrepidez y patriotismo, a un hijo

para la lucha nacional su contingente de

obscuro, mitad soldado y mitad poeta, y Si-

sangre, y, a pesar de aquella contribución

naloa le devolvió a la República al Bayardo

de fuerzas guerreras, quedó vigoroso y al-

mexicano, caballero sin miedo y sin tacha,

tivo, y sostuvo triunfalmente el duelo a

ejemplo de valor y dechado de nobleza. Ro-

muerte a que le provocaron con igual furia

sales aprendió en Sinaloa a luchar por la pa-

los invictos soldados franceses y los salva-

tria en combates épicos; su musa bélica fue

jes asesinos lozadeños. Sus fronteras inde-

la inspiradora del extraño y profundo grito

fensas fueron rebasadas; pero la capital del

de victoria, que, como un himno, arrancó

Estado se conservó inmaculada. Inútil fue

el triunfo de San Pedro al clarín nacional

el denuedo francés: clavó sus armas en el

tesoro de acentos de ataque, pero que casi

suelo que acababa de hollar, y, vencido, se

no había aprendido, por ingratitudes de la

rindió prisionero, haciendo así su entrada

suerte, a tocar la diana de la epopeya. Pero

en la ciudad que ya creía su sierva. Sinaloa

el orgullo legítimo de Sinaloa no son los

es un Estado sin fortuna en la Confedera-

dos caudillos de su ignorada lucha homéri-

ción; sus hazañas, por venir de muy lejos,

ca. Casi todos los Estados podrían entrar en

no resuenan en el Centro; para sus glorias

una competencia de héroes; mas habría que

no hay una nota en el bronce clamoroso de

preguntarle a la Historia universal si en su

la fama. Y sin embargo, él fue el que man-

galería heroica, desde el génesis hasta hoy,

dó a Querétaro al General a quien Maxi-

ha encontrado parangón Agustina Ramírez

miliano había de entregar su espada. Jalisco

de Rodríguez. La biografía de esa mujer

podrá reclamar esa gloria; pero si él tiene

sublime, es ella misma; sencillez y gloria,

la

˜ 571 ˜

modestia y luz, pobreza y esplendor. Bro-

Una vez por quien sabe qué móvil no

tó la Ramírez de lo más hondo de la socie-

sentido hasta entonces por aquellos hijos

dad, como la perla del fondo de los mares.

obedientes, uno de ellos desertó, tal vez ig-

La guerra la extrajo y la ofreció al mundo

norando lo que su acción significaba. Y en-

como un consuelo para la humanidad ente-

tonces la Ramírez sintió, con el agudo dolor

ra, y como un desengaño para el desprecio

de madre, el dolor inmenso y la infinita ver-

y la duda que insultan a los infortunados

güenza de su patriotismo engañado. El ejér-

porque de las alturas sociales los ven ha-

cito no podía distraerse en buscar y recoger

cinados, confundidos y deformes. Su bio-

desertores, y la Ramírez, llena el alma de

grafía es una lista luminosa de trece fechas

amargura, abandonó el campamento para

fúnebres: la primera, 3 de Abril de 1859, hu-

ir en pos del hijo prófugo. Lo aprehendió, y

biera sido escrita sobre la losa sepulcral de

dando claras muestras de que no desmaya-

Severiano Rodríguez, si el marido de la he-

ba su entereza, le condujo ante el general en

roína hubiera obtenido una lápida en cam-

jefe. A su presencia le habló al desertor y le

bio de la vida que le ofreció a la patria, y

dijo con imperturbable sinceridad, sin arro-

que le entregó cuando las fuerzas liberales,

gancia, no como quien está orgullosa de su

comandadas por Pesqueira, Plácido Vega y

obra sino como quien teme no poderla cum-

Coronado, atacaron y tornaron el puerto

plir hasta el fin porque la conoce dificultosa

de Mazatlán. Cada una de las otras fechas

y grande:

corresponde a un hijo de la Ramírez. El ejemplo del padre fue respetado y seguido

matar a tu madre.

por los trece hijos. El último, Eusebio Ro-

Luego volviéndose al general en jefe,

driguez, no pudo morir como sus herma-

le miró con los ojos atrasados en llanto y le

nos. Acaso la gloria, fatigada de probar a la

dijo:

madre, hiriéndola en el corazón erró el tiro de gracia. Los nombres de aquellos patrio-

572

—Hijo, espero que no volverás a querer

—Aquí lo tiene usted; no se volverá a desertar porque yo me moriría.

tas que cayeron en la fosa común, cavada

Y el hijo lavó la mancha, muriendo

por los franceses, fueron: Librado, Francis-

como su padre y sus hermanos en el campo

co, José María, Manuel, Victorio, Antonio,

de batalla. No tornó a volver la espalda; de

Apolonio, Juan, José, Juan Bautista, Jesús

frente recibió la herida con la cual pagó su

y Francisco (segundo). La madre les seguía

desobediencia.

arrostrando con ellos las penalidades de la

Extraño ejemplo el de aquella madre que

guerra; digiérase que desconfiaba de sus

iba siempre tras de un ejército desnudo y

mismos hijos, y que obligada por su patrio-

hambriento, y fugitivo hasta después de sus

tismo sin igual, seguía a los republicanos

increíbles triunfos, para espectar el combate

para no permitir que a la hora de la muerte

e ir luego, dolorosa sin veneración, ni culto,

retrocedieran o vacilaran los soldados que

ni respeto, a buscar por el purpurado campo

le había ofrendado a la buena causa.

el cadáver de alguno de sus hijos, para llorar

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

un momento sobre él, y presentarlo a sus her-

pliendo con su tremenda misión de sacrifi-

manos vivos para que aprendieran a morir.

cadora y sepulturera de sus propios hijos.

La concepción de la patria tenía en el

¿Cómo no estalló su razón, si las madres la

cerebro de la Ramírez vívidas fulguraciones

tienen tan frágil para el golpe que les asesta

aurorales; su luz era tan intensa y tan níti-

la muerte de un hijo? ¿Por qué milagro sin

da, que no permitía las nublaciones tempes-

precedente ni reproducción, halló su alma

tuosas que el amor materno levantaba de su

claridad y vigor en la pérdida que agobia y

corazón, para obscurecer y destruir aquella

enloquece a todas las madres?

idea terrible y singular de patriotismo, martirio y filicidio.

Ella era amorosa con la sencillez del amor mismo; la instrucción no le prestaba

Su patriotismo grandiosamente salva-

aliño ninguno; la escuela, sí le merecía im-

je, era a la vez humilde y tímido: tímido

portancia, no le debía visita; era la represen-

cuando se encontraba frente a la bárbara

tante de la inopia, del andrajo. La huella de

resolución de aquella alma sublime llena de

su pie descalzo se confundía con la del sol-

aspiraciones inefables y de divinos éxtasis.

dado raso; no gozaba privilegios ni distin-

El patriotismo, cruento pero hermoso de-

ciones, ni siquiera por ser mujer. Ella quería

ber que todo lo encuentra pequeño para su

inmolarse y nadie le negaba ese derecho de

defensa y salvación, quedó absorto, quizá

los héroes; pero entonces nadie tenía tiem-

aterrorizado de ser el móvil de aquel sacrificio

po de compadecerla ni de admirar su in-

que sobrepasó todo lo que por él había conce-

molación. Los que veían a aquella extraña

bido el soberbio pensamiento humano.

mujer, llorando siempre sobre algún muer-

Jamás se vio recompensada ni tuvo la

to, terminada la brega sangrienta, acaso la

esperanza del elogio o del laurel; no la alen-

tomaban por una insana, y la compadecían

taba ni siquiera la conquista del agradeci-

o la befaban. Los que veían su tenacidad

miento público, pues carecía de la fe cuya

en seguir a un ejército perseguido como a

falta es la infranqueable sima que aleja de

una gavilla de salteadores, soportando el

nuestra fraternidad a los subyugados por la

hambre y la mortal fatiga, sin manifestar

desdicha y la miseria.

nunca desesperación ni cansancio, tal vez

Tuvo en un mismo instante dos deberes

la creían la loca del ejército y esperaban por

que cumplir. Los midió, y sin vacilar, trans-

momentos verla en desordenados ejercicios

figurada ya por su idea, resuelta, bella con la

de baile popular, prorrumpiendo en voces

imponente belleza trágica, se impuso el de-

de cerebro trastornado, lo esperaban para

ber más grande. La patria no quería madres

reír, porque es grato en campaña cualquier

sin hijos; el surco de la guerra estaba abierto

motivo pura la carcajada y la cuchufleta.

y pedía carne de hombres, como único ali-

Pero ella era adusta. Tenía la seriedad de

mento eficaz para la libertad hambrienta.

los desheredados; su gesto no ero sonrisa,

Serena, majestuosa, con la confianza del

su porte no era risible, su resolución era

que se acerca a Dios, fue la Ramírez cum-

formidable. ¡Soldadera que conquistaba, agustina ramírez

573

574

martirio a martirio, la gloria! Aún hay en

sin que aquella labor excepcional, que ella

Mazatlán quien la recuerda y se lastima de

por primera vez le enseñaba a la historia

su memoria, lastimándose al propio tiem-

y al mundo, la hiciera estremecerse con el

po de no haber comprendido el tesoro que

temblor de la impotencia o del miedo. Te-

ocultaba el corazón de aquella pobre mujer

nia confianza en sí propia y trabajaba para

empleada en las más bajas labores domés-

la gloria, con serenidad y firmeza extraña-

ticas. ¿Quién hubiera predicho en ella a la

mente majestuosas. Aceptado su deber de

mujer única? No la sorprendió la llamada

patriota, no tuvo un instante de mujer. La

lúgubre pero estrepitosa, de la República; el

cobardía huyó de ella con el rubor de una

temblor de entusiasmo y muerte que como

vergüenza nueva. No llevó el desmayo a su

rayo y nube recorrió los ámbitos de la na-

alma la seguridad de que nadie comprendía

ción insultada y sorprendida, la hizo a ella

su heroísmo; ella misma lo encontraba mis-

erguirse con altivez de diosa que responde

terioso y no lo comprendía; inútilmente,

al agravio de un miserable. Se arrancó el de-

besando la cruz de cobre de su inseparable

lantal y salió de la cocina para ir a la guerra,

camándula, clamaba al cielo demandando

a presenciar cómo defendían sus hijos a la

explicación de su excelso afán.

patria. ¡Cuánta ansiedad la suya cuando

Concluida la guerra, alcanzó una gracia

la primera descarga anunciaba la llegada de la

que fue la sola recompensa que logró en la

muerte! ¡Qué horrendo martirio presenciar

tierra: solicitó y obtuvo como favor, que Eu-

el cruento choque de los guerreros enemi-

sebio, único sobreviviente de sus trece hijos,

gos! ¡Qué espantoso tormento, recorrer

fuera dado de baja del ejército que ya no le

medio loca el campo, triunfadores o ven-

necesitaba, para que la atendiera a ella que

cidos los patriotas, buscando en el montón

estaba achacosa, enferma y destruida.

y en la charca, a un hijo muerto! ¡Cómo se

Hay un decreto expedido por la Legis-

apagaba en su garganta el furioso grito del

latura de Sinaloa en Octubre de 1868, que

dolor, al reconocer el cadáver del hijo sacri-

concede a la heroína la pensión de treinta

ficado! —“¡Gracias a ti Dios mío, porque

pesos mensuales…

me los quitas por la patria!”— diría la már-

Después fue objeto de igual desprecio en

tir apretándose el corazón y alzando los

el Congreso Federal. Se pidió una pensión de

ojos al cielo en señal de dolorosa gratitud.

$30, y de no haber sido por el diputado Riva

La muerta fue su constante y siniestra

Palacio, se habría inferido a la gran mujer esa

enamorada; jamás le arredró el dolor del te-

inexplicable burla nacional. El decreto fue

mido encuentro y de la última despedida,

expedido por $150.

sobre el lugar conmovido por el estruendo

Sin embargo, la Ramírez volvió a sus

del combate. Así fue despidiéndose de doce

abandonados quehaceres culinarios, para

de sus hijos; así fue sepultándolos ella mis-

atender a su subsistencia, porque las pensio-

ma con piadosa solicitud de madre satis-

nes quedaron en el papel o en desconocidas

fecha. Cumplió su tarea de duelo y gloria,

manos. Le faltaba ingratitud, y también la

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

conquista con su abnegación inaudita. Mu-

También esta mujer murió en la más es-

rió olvidada de todos, menos de la miseria,

pantosa indigencia, sola, casi desnuda, tira-

del hambre, del harapo, en una casucha mi-

da en la tierra floja de un tugurio.

serable de un pobre barrio de Mazatlán, des-

Esta mendiga decía, buscándome con

pués de soportar con resignación de ángel,

las manos, ya que no podía hallarme con

trece años de indiferencia pública, que de-

los ojos: “Daba miedo la Agustina. Era seria,

ben contarse como de ignominia universal.

pero buena; algo orgullosa, era orgullosita;

Y todavía, como si la encarnizada des-

y cuando se enojaba, era capaz de pelearse

gracia la persiguiera al través de la tumba y

como un hombre; sus hijos que eran muy

de la muerte, a poco tiempo paseaba por

valientes, le tenían gran respeto y temor”.:

las calles de Mazatlán una mendiga casi cie-

Una vez le pregunté:

ga anciana andrajosa que iba pidiendo un

—¿Es cierto que su hermana nació en

mendrugo de puerta en puerta, en nombre

Jalisco?

de la Agustina cuyo retrato vivo llevaba en

—No; me respondió con fugaz viveza

el rostro como un sello de desgracia y gloria.

senil, fuimos varias hermanas, y todas naci-

Aquella pordiosera cuya invocación extraña

mos en Sinaloa.

movía a compasión o a risa, era Guadalupe

Me citó el Distrito, uno de los del Norte,

Ramírez, hermana de la heroína. De boca de

y el nombre de las otras hermanas, muer-

ella supe los infinitos martirios y la infini-

tas antes que la heroína; y continuó en su

ta grandeza de la mujer excelsa. Los refería

oración de alabanzas, como trastornada por

llorando, con su cansada voz acostumbrada

el ejercicio de su extraña adoración por la

a la súplica, y besando un borrado retrato

Agustina.

fotográfico de su gloriosa hermana, que siempre llevaba en el seno como un amuleto milagroso.

México 1894. José Ferrel

General RamÛn Corona 1837-1889

I Siempre que con la memoria se vuelve la vis-

ca que invadía como un torrente maldito

ta hacia el Tepic de hace cuarenta años, la

las poblaciones indefensas, que lo eran

imaginación ve removerse claramente en-

casi todas.

tre los sombríos desfiladeros de la Sierra de

Mas se verá también, en medio de aque-

Nayarit, una turba siniestra de malhecho-

llas escenas de sangre, en medio de tantos

res; un enjambre de indios de dientes blan-

crímenes cometidos por la impunidad que

cos como los del chacal y de una miraba

da la fuerza bruta, surgir una figura juvenil

torva como la de la hiena, que se agitan en

pero firme, valerosa y resuelta, que con una

las peñas, se rebullen, se pierdan entre las

osadía que le gana todos los corazones se

escabrosidades del terreno, vuelven a apa-

pone frente al Tigre de Alica, el cual lanza

recer por otro lado y avanzan entre espesos

rugidos de rabia al ver que alguien desafía su

cordones hacia Tepic, sembrando el terror,

poder, y retrocede al fin a refugiarse en sus

la ruina y la muerte a su paso, acaudilla-

guaridas, intimidado por la entereza de su

dos por un salvaje de instintos no menos

joven enemigo, en torno del cual un puñado

sanguinarios que los de ellos, por el feroz

de hombres de valor se ha agrupado a de-

Lozada, a quien el justo odio del pueblo

fender, aun a costa de su vida, lo que tienen

tepiqueño dio el significativo sobrenombre

de más caro: la santidad de sus hogares y el

de “Tigre de Alica”.

honor de sus familias.

Si la memoria continúa evocando lo

Ese joven, que lleva su valor hasta la au-

pasado, a través del tiempo trascurrido,

dacia, es Ramón Corona. Casi nadie le co­

verá también a los pueblos de aquel in-

noce, casi nadie sabe de dónde viene; pero

fortunado cantón, perteneciente enton-

nadie ignora a dónde va: va hacia la libertad,

ces a Jalisco, ponerse en movimiento,

hacia el progreso, hacia la inviolabilidad hu-

prepararse para la defensa y sucumbir las

mana, nuestro que es a Lozada a quien viene

más veces ante la muchedumbre selváti-

a combatir, y Lozada representa la opresión,

˜ 577 ˜

el salvajismo, la ignorancia, el asesinato y el

Corona tenía jurisdicción, y su concurso en

robo. En la historia de Tepic durante la Guerra

el memorable sitio que consolidó la inde-

de Reforma y la de Intervención, dos cau-

pendencia nacional, constituyen la hoja de

dillos forman las figuras principales en los

servicios más digna de un patriota que a la

episodios de la lucha. Uno de ellos es Lozada,

edad de veintinueve años ha podido obtener

que personifica primero al bandidaje, luego

la banda de General de División.

a la reacción política v por último al invasor

Narrar la vida completa del General Co-

extranjero. El otro es Corona, que represen-

rona en esta obra, es imposible; pues sólo el

ta sucesivamente la guerra al bandidaje, la

principio de aquélla es tan fecundo en acon-

guerra a la reacción y la guerra al invasor.

tecimiento y se liga tan íntimamente a las

Los servicios que Corona prestó a la Patria

vicisitudes y a las hazañas del Ejército de

en esa triple lucha, fueron importantísimos

Occidente, del que Corona fue el jefe y el ini-

e hicieron de él un héroe. Verdad es que su

ciador, que la historia de ese Ejército es la his-

valor, su constancia y sus sacrificios fueron

toria de Corona en aquella época de su vida.

indecibles, y de ello es elocuente testimonio

Y si para referir los infortunios y las glorias

su rápida y gloriosa carrera militar. ¿Qué era

del Ejército de Occidente se necesitaría un

Corona al principio de la Guerra de Refor-

grueso volumen, mayor sería aún el que se

ma? Un oficial subalterno al frente de menos

necesitara para dar a conocer la vida de Co-

de veinte hombres; un caudillo sin grado,

rona, cuyos hechos militares se extienden

sin prestigio y sin fortuna, aunque rico en

más acá del tiempo en que aquellas valientes

valor, en nobles sentimientos y en bellas es-

tropas fueron licenciadas o refundidas.

peranzas. ¿Qué era al fin de la guerra contra

Sin embargo, tracemos aunque sea a

el Imperio de Maximiliano? Un caudillo po-

grandes rasgos la biografía del héroe, y pro-

pular a quien los Estados del Occidente que-

curemos delinear un perfil lo más parecido

rían con idolatría; un ilustre jefe, del ejército

posible, de su brillante personalidad.

mexicano con el grado de General de Divi-

578

sión, y uno de los más valientes republica-

II

nos que sitiaron al Archiduque en Queré-

En el rancho de Puruagua, perteneciente al

taro, teniendo en el ejército sitiador el cargo

4º Cantón del Estado de Jalisco, fue donde

de segundo en jefe. Pero para llegar a esa al-

nació el 18 de Octubre de 1837, el niño que

tura, ¡cuánta abnegación tuvo que mostrar!

con el tiempo llegaría a ser el Caudillo de Oc-

¡cuántos peligros que correr! ¡Cuántas pri-

cidente, en nuestras luchas por la libertad.

vaciones, cuántos padecimientos y cuánto

Su padre, el Sr. Esteban Corona, tenía to-

heroísmo, por amor a la patria, embellecie-

das las cualidades inherentes a una vigorosa

ron su correrá! Nueve años de una campaña

naturaleza que no ha encontrado obstáculos

sin tregua contra un enemigo poderoso, va-

para su perfecto desarrollo. Era alto, fuerte,

liente e implacable; el aniquilamiento del

ágil; su destreza en el manejo de las armas

Imperio en los Estados de Occidente en que

y su habilidad como jinete eran proverbiales.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

La madre del niño, la Sra. Dolores Ma-

a los ocho años de edad, en Guadalajara, de

drigal de Corona, era por el contrario, una

donde tuvo que llevárselo a Tuscueca otra

señora de fina complexión en lo físico; de

vez el año siguiente, que fue el de 1846, a

clara inteligencia y exquisita sensibilidad en

causa de los trastornos de la guerra.

lo moral.

Algún tiempo después, no desmayando

Con semejantes progenitores, el niño

la Sra. Madrigal en su anhelo de proporcio-

Ramón tenía que venir al mundo perfecta-

nar a su hijo una educación satisfactoria, lo

mente dotado por la naturaleza. Y así su-

llevó, de acuerdo con su esposo D. Esteban

cedió efectivamente; desde que empezó a

Corona, a Teocuitlatán, donde residían al-

crecer se notó que el futuro soldado de la

gunas personas de la familia. El objeto de la

Reforma y de la República, había heredado

Sra. Madrigal al llevar allí a su hijo, era el de

de su padre y de su madre las cualidades que

dedicarlo especialmente al aprendizaje del

más les recomendaban. Tenía del primero la

trabajo comercial.

resistencia física y la entereza moral; y de

La noche en que por última vez estuvie-

la segunda la delicadeza de percepción y la

ron juntos, la madre, como si tuviera una

delicadeza de sentimientos.

vaga intuición del porvenir, llamó junto a sí

Los primeros años de su vida los pasó el

a su hijo, y le dijo con ese acento amoroso y

niño Ramón en aquel rancho en que había

dulcemente persuasivo que graba como con

venido al mundo, y que se haya situado a

un buril en la memoria de un niño de índole

inmediaciones del gran lago de Chapala. Los

bondadosa las palabras maternales.

primeros objetos de la naturaleza que hirie-

—Hijo mío, somos pobres, y probable-

ron su impresionable imaginación, fueron

mente tendrás que abrirte por tí mismo un

las montañas y las olas, que tantas veces ha-

lugar en el mundo. Para conseguirlo, piensa

bía de flanquear al frente de sus tropas para

en que no puedes hacerlo sino por medio de

defender la libertad o la independencia de la

tu trabajo, y que el trabajo es insuficiente si

Nación, y las olas que había de cruzar un día

no le acompaña la virtud. Sé, pues, bueno y

para ir a honrar a su patria en el extranjero.

trabajador. Cuando seas hombre, acuérdate

Las fatigas de los viajes, que tan familiares habían de llegar o serle en la vida de campaña, comenzaron en él desde la infancia. Siendo niño aún, fue trasladado al pueblo de Tuscueca, donde comenzó su educa-

de estas palabras que te digo hoy que eres niño, y piensa mucho en ellas. Al día siguiente se despidió de su hijo abrazándole y besándole tiernamente, y partió para Tuscueca.

ción; pero ésta no podía pasar allí de elemen-

Los consejos de su madre fueron para

tal, y como la previsora y virtuosa madre del

el niño Ramón una eterna despedida y una

niño Ramón ansiaba para su hijo la mayor

herencia, pues tres días después de haber lle-

suma posible de saber, compatible con la es-

gado la Sra. Madrigal a Tuscueca, falleció.

casez de recursos en que se encontraba la fa-

Llamado de nuevo Ramón a este último

milia, consiguió que Ramón se estableciese,

punto por su padre, se trasladó a él; pero general ramón corona

581

no permaneció allí mucho tiempo, pues la

Administrador. Eran socios capitalistas de la

necesidad de que prosiguiera su educación,

negociación, el mismo Sr. Gómez Cuervo y

hizo que se le llevara a Sayula, donde tam-

el español D. Juan Antonio de Aguirre.

poco fue posible que continuara, a causa de la escasez de recursos.

582

En aquellas pacíficas labores, cumplidas en las ignoradas asperezas de una serranía,

El errante niño tornó de nuevo a Tus-

sorprendió al joven Corona el golpe de Esta-

cueca; mas no habían acabado aún sus pere-

do de Comonfort y el principio de la guerra

grinaciones, y a principios de 1851 Ramón y

de Reforma, que fue su consecuencia.

su padre tomaron juntos el camino de Tepic,

Corona era en aquel tiempo un joven

para ver si en esta ciudad les era menos ad-

de veinte años, valeroso y fuerte como su

versa la suerte. Pero ésta no se había cansa-

padre, sensato y bondadoso como su madre,

do de atormentar a la familia, y el viaje fue

y firme, como ambos, ante los caprichos de

infructuoso: no encontraron ni trabajo ni

la adversidad.

protección. D. Esteban Corona resolvió en-

Su viva imaginación estaba llena de re-

tonces dirigirse a San Francisco California

cuerdos guerreros de épocas no lejanas, y

en busca de fortuna, y así lo hizo, dejando

alimentado de este modo había despertado

al joven Ramón encargado con un tío suyo

en su espíritu un amor ardiente a la libertad

en Tepic.

y a la gloría.

En esa ciudad, Ramón continuó en la

Iniciada la guerra en favor de la Consti-

escuela, pero fue por poco tiempo. Gracias a

tución de 57, y extendida pronto por todo

la mediación de su tío, entró sucesivamente

el país, produjo una efervescencia formida-

como dependiente en varias casas comer-

ble, cuyos ecos llegaron hasta la Sierra de

ciales, hasta que por fin pareció establecerse

Motage.

de un modo definitivo con D. Jesús Gómez

Corona no vaciló en abrazar con todo el

Cuervo, que tenía una negociación de vino

ardor de su vigorosa juventud la causa de la

mezcal, en la cual dio trabajo al joven Co-

revolución. Unióse a D. José M. Villanueva,

rona, asignándole un sueldo de doce pesos,

y ambos concertaron una sublevación en

que le fue ascendiendo hasta veinte, confor-

Acaponeta, población situada a seis leguas

me iba apreciando las buenas cualidades que

de Motage y junto a la cual pasa un río.

a su nuevo dependiente distinguían. Coro-

Acaponeta, como todo Tepic, estaba

na desde un principio se mostró agradecido,

entonces bajo la salvaje dominación del ca-

inteligente, trabajador y empeñoso en el

becilla Manuel Lozada, quien de bandido y

cumplimiento de sus deberes.

jefe de bandidos que era, se había converti-

Pronto el Sr. Gómez Cuervo le tomó ca-

do en general del gobierno reaccionario y en

riño, y deseando protegerle para ponerlo en

su más prominente y odioso representante

camino de conquistarse un buen porvenir,

en aquellas regiones.

le puso al frente de una negociación de mi-

La sublevación convenida entre Co-

nas en el mineral de Motage, en calidad de

rona y Villanueva se llevó a cabo el 18 de

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Noviembre de 1858, justamente en el mo-

derrotados. Los dispersos se reunieron y se

mento en que se esparcía por el Occidente

reorganizaron como fue posible en el Rosa-

la noticia de la toma de Guadalajara por D.

rio, de donde se dirigieron a Mazatlán, sitia-

Santos Degollado. Este triunfo había venido

do en esos días por D. Pablo Lagarma, que

a dar ánimo a los liberales y hacía esperar

con una parte de la guarnición del puerto se

buen éxito para la sublevación en favor de

había declarado en favor del orden consti-

la Constitución de 57. Sin embargo, el pro-

tucional. Como las operaciones del sitio se

nunciamiento se inició con unos cuantos

prolongaban bastante y no se utilizaba el

hombres, que por todo armamento contaba

concurso de la compañía “Libres de Mota-

con siete fusiles oxidados y algunos cuchi-

ge” ésta emprendió de nuevo la marcha ha-

llos; pero los jefes pronunciados y sus po-

cia Acaponeta. Constaba entonces sólo de

cos hombres obraron con tal astucia y de tal

50 hombres, pues no había podido reponer-

modo lograron acreditar el rumor de que iba

se de la derrota de la Concepción. El mando

a haber un pronunciamiento general con-

en jefe lo tenía Villanueva, a quien se había

tra el gobierno reaccionario del que Lozada

concedido esta preeminencia en atención a

era el agente, que la pequeña guarnición

su edad; su segundo lo era Corona, con el

que había en Acaponeta huyó amedrenta-

grado de teniente.

da, dejando la plaza a discreción de los pro-

Al pasar por Matatán y Maloya, la com-

nunciados liberales. Instalados éstos en ella,

pañía se aumentó con algunos voluntarios

Corona se dirigió al día siguiente a Motage

y tuvo un efectivo de 80 infantes y 20 ca-

de donde regresó con algunos refuerzos. La

ballos. La pequeña sección de caballería se

pequeña tropa llegó entonces a contar con

puso a las órdenes de D. Trinidad Corona,

70 hombres, de los cuales diez y siete esta-

tío del joven Ramón. Al acercarse a Acapo-

ban armados con fusiles; el mismo día que

neta, el teniente Corona, que había queda-

se pronunciaron en Acaponeta Villanueva y

do al frente de la compañía, por enfermedad

Corona, se declaró también en favor de la

de Villanueva, supo que el obispo Espinosa,

Constitución, en Tuxpam, el comandante

instigador de la guerra al liberalismo como

Domingo Barrón, que fue a incorporarse

tantos otros prelados, se encontraba en aque-

con sus soldados a la fuerza de Villanueva,

lla población, debido a que, después de los

tomando la tropa resultante el nombre de

triunfos que en Jalisco habían alcanzado las

“Compañía Libres de Motage”.

fuerzas constitucionalistas, no se considera-

La aproximación de una fuerza consi-

ba seguro en Guadalajara.

derable enviada por Lozada para reducir a

Corona formó un plan de asalto para

los rebeldes, hizo que éstos, conociendo la

apoderarse de Acaponeta y, por consiguien-

desproporción entre sus tropas y los enemi-

te, del obispo. El plan era defectuoso, pues

gos, abandonaran Acaponeta, retirándose

Corona, aunque dotado de muy buen senti-

a la Concepción, en la frontera de Sinaloa,

do y de una inteligencia natural muy clara,

donde poco después fueron completamente

no había podido adquirir aún casi ningunos general ramón corona

583

conocimientos militares. Mas a pesar de la

por las fuerzas de Lozada, pereciendo aquel

deficiencia del plan, Corona dirigió con tan-

jefe en el combate.

to ardimiento a sus soldados, que después

Estos desastres que a fines de 1858 ame-

de un combate encarnizado con la guar-

nazaban acabar con la revolución contra

nición reaccionaria, los liberales quedaron

el Gobierno reaccionario, no quebrantaron

dueños de la población. El obispo, gracias a

el ánimo de Corona. Resuelto a correr la

la indiscreción inconsciente de un soldado

suerte que el destino le deparara, comuni-

de Corona, había tenido aviso del proyecto

có a Gómez Cuervo su propósito de seguir

que contra él se había formado, y pudo es-

luchando ardorosamente por la libertad, ex-

capar e tiempo.

presando a la vez a su bondadoso protector,

Acabando de obtener este triunfo, Corona recibió de parte de D. Jesús Gómez Cuer-

584

cuan reconocido le quedaba por los nuevos favores que estaba dispuesto a dispensarle.

vo, una carta en la que ese su antiguo pro-

A poco de haber tomado a Acaponeta,

tector, que había llegado a sentir por él un

Corona dispuso salir de ella, porque supo

cariño verdaderamente paternal, le llamaba

que el general reaccionario Pérez Gómez se

de nuevo a su lado, diciéndole que había ob-

acercaba a aquella población, de paso para

tenido de la autoridad política de Tepic, un

Mazatlán, con 500 infantes y 600 caballos.

indulto para él y ofreciéndose a allanar to-

Adelantóse Corona con su fuerza y llegó al

das las dificultades que pudieran presentarse

puerto, sitiado a la sazón por el caudillo li-

para que Corona volviera tranquilamente a

beral Ignacio Pesqueira.

la vida pacífica, en la que el mismo Gómez

Tanto Corona como Villanueva, que

Cuervo le ayudaría eficazmente a labrarse

estaba ya restablecido de su enfermedad,

un dichoso porvenir.

se pusieron a las órdenes de Pesqueira, y

El ofrecimiento tenía mucho de hala-

habiendo sido admitidos sus servicios, to-

güeño. La revolución se hallaba casi vencida

maron parte en las operaciones de aquel

por todas partes, a causa de los descalabros

importante sitio, que dio el golpe final a la

que habían sufrido últimamente sus sos-

reacción en Occidente. La plaza cayó en po-

tenedores. Vidaurri había sido derrotado

der de los liberales el día 3 de Abril de 1859.

en Ahualulco de Pinos, con lo que se per-

Una vez obtenido aquel triunfo decisi-

dió San Luis Potosí para el partido consti-

vo en Sinaloa, Villanueva y Corona solicita-

tucionalista, Degollado había perdido ya

ron del Gral. Pesqueira la autorización para

a Guadalajara; Miramón había ocupado a

volver a Jalisco. El jefe sonorense no sólo

Colima y derrotado después a los liberales

concedió a la Compañía “Libras de Motage”

en San Joaquín; y como si la hora funesta

lo que pedía, sino que aumentó su efectivo

para los defensores de libertad hubiera so-

cuanto pudo y mejoró su equipo. Villanue-

nado, una expedición que Degollado mandó

va y Corona fueron ascendidos, en recom-

para Tepic, a las órdenes del Coronel Jesús

pensa de sus servicios, el primero a Teniente

Sánchez Román, fue deshecha en Ocotillo

Coronel y el segundo a Comandante. Con

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

esta graduación salieron de Mazatlán al

amor a la gloria y a la libertad habían dado a

frente de sus tropas, que entonces se com-

su alma, todas las cualidades viriles propias

ponían de 150 infantes y 25 caballos. Esta

de un buen soldado.

pequeña fuerza fue aumentándose con vo-

Mostraba una resistencia extraordinaria

luntarios, conforme se iba internando en

a las fatigas. No parecía tener hambre sino

Jalisco. Al llegar a Huajicori, contaba ya con

cuando había que comer; no sentía el sueño

650 infantes y 100 caballos. En ese punto

sino cuando se podía dormir; no reparaba en la

tuvieron noticia los jefes, de que en Acapo-

sed sino cuando la casualidad les deparaba al-

neta se encontraba en aquellos momentos

gún manantial; y ya se comprende que en una

Eduwigis Ramírez, jefe lozadeño, con un

campaña tan activa y desigual como la que

destacamento de 200 infantes y 100 caba-

proseguían las fuerzas liberales contra la reac-

llos. Villanueva y Corona decidieron atacar

ción, el hambre, la sed y el cansancio tenían

la plaza, y la tomaron, merced a sus rápidas

que ser compañeros inseparables del soldado.

maniobras. Este hecho de armas se verificó

Las privaciones no impedían, sin em-

el 13 de Mayo. Mas como Lozada, irritado

bargo, a Corona, perfeccionar su espíritu de

con aquel revés, enviase inmediatamente

día en día y cultivar las aptitudes de que la

una fuerza mucho mayor que la primera

naturaleza le había dotado.

para recobrar a plaza, los liberales tuvieron

Inútil es decir que el valor no entraba

que abandonarla, y se dirigieron a Escuina-

en esta clase de perfeccionamiento, porque

pa, no queriendo sacrificar estérilmente las

desde el día en que Corona mandó a un solo

pocas tropas que tenían a sus órdenes.

hombre como soldado, no temió jamás el peligro y ni un momento titubeó en arries-

III

gar la vida cuantas veces fue necesario. Así

Detengámonos un instante en nuestra narra-

es que desde el primer día también, Corona

ción, para dar una idea de lo que era la per-

se hizo querer y respetar de sus soldados.

sonalidad de Corona en aquella época, Ese

Los soldados estiman en sus jefes dos cua-

conocimiento de su valor individual, hará

lidades sobre todas las demás: el valor y la

aparecer como muy natural y merecido el

justicia. Corona era justo y valeroso, y era

rápido prestigio que adquirió después de los

natural que se hiciese amar de sus soldados

acontecimientos que acabamos de bosque-

y de sus subalternos.

jar, y que lo convirtió más tarde en la figura

Éstos al verlo impasible en medio del fue-

más prominente en la lucha que el Occiden-

go, se decían unos a otros al acabar la acción:

te de la República, como todas las demás

—Este hombre tiene en la pelea una

regiones del país, sostuvo contra el Imperio

cara de palo. Ni cambia de color, ni se con-

usurpador.

mueve.

Corona no tenía entonces más que 22

—No tiene, decían otros, ni nervios, ni

años no cumplidos, pero poseía, gracias a su

músculos, ni nada de lo que tenemos noso-

privilegiada organización y al temple que el

tros. Es una estatua ecuestre cuyo caballo general ramón corona

585

está vivo, puesto que, a diferencia de su jinete, el animal tiene miedo y tiembla. Al verlo ostentar en el combate aquella

aprender la carga del fusil, que no sabía ejecutar, le dijo al soldado:

fría indiferencia, hubiérase podido creer que

—Ahora, vamos a ver si sabes cargar tan

carecía de sensibilidad y de sentimientos

bien como hacer los movimientos que te he

delicados. Nada más erróneo, sin embargo.

mandado. Carga tu fusil marcando los tiem-

Su trato franco y amigable cuando se reunía

pos, ¿sabes tú en cuántos tiempos se carga?

con sus compañeros después de la refriega,

—Sí, mi comandante, en once.

y su benévolo afecto a los soldados, hacían

—Bueno. Empieza pues.

patente la bondad de su corazón.

El soldado se puso en la posición de “fir-

Después de cumplir con las obligaciones de su grado, su afán incesante, su obsesión,

mes”, y comenzó en seguida a decir: uno... dos.... tres... cuatro...

puede decirse, era el deseo de ampliar sus

Y al mismo tiempo iba inclinando el

conocimientos. Todos los días procuraba

arma, levantando el gatillo, sacando el cáp-

aprender alguna cosa, ya fuera con la ayuda

sul, colocándolo sobre la chimenea del fusil,

de un superior, de un igual o de un inferior.

etc.

En este último caso, su buen sentido le hacia

Cuando hubo concluido le dijo Corona.

comprender que no debía mostrar su igno-

—Está bien, pero te precipitas un poco

rancia al soldado, en determinados puntos,

al concluir. Repite la carga con más calma y

si no quería ver disminuido su ascendiente

regularidad.

sobre él. Pero su pronta imaginación le suge-

El soldado hizo lo que le mandaba su

ría los medios de obtener indirectamente de

comandante, y éste, que tenía las dos cua-

un inferior la enseñanza que deseaba.

lidades necesarias para aprender lo que se

Un día (esto sucedió al principio de su

propusiera, que eran atención y memoria, al

carrera, se acercó a un soldado que acababa

concluir el soldado su ejercicio, sabía lo que

de ser relevado de su puesto de centinela que

deseaba saber.

se hallaba en un lugar alejado del centro del campamento). —Oye, le dijo deteniéndole, ¿conoces el manejo del fusil?

Al otro día, para repetir prácticamente lo que había aprendido la víspera, se acercó a un recluta que estaba limpiando su fusil, y le dijo:

—Sí, mi comandante, dijo el soldado.

—¿Sabes manejar tu arma?

—Vamos a ver… ¡Firmes!

—Un poco, mi comandante, contestó el

El soldado descansó la culata del arma

586

Mas como lo que Corona deseaba era

recluta.

sobre el suelo y se puso inmóvil y erguido

—¿Sabes cargarla al mando?

como una pilastra.

—No, mi comandante.

Corona le mandó sucesivamente terciar

—Bueno, pues te voy a enseñar yo. Trae

el arma, presentarla, ponerla sobre el hom-

tu fusil. La carga se hace en once tiempos,

bro, cubrirla, etc.

que son éstos: uno… dos… tres…

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Y empezó a cargar el arma con tanto desembarazo, como si esa fuese su ocupación habitúal.

práctico, algo que tal vez podría él utilizar en alguna ocasión. Se comprende que este incansable an-

Cuando era a un oficial a quien se dirigía

helo de aprender, tenía que ir enriqueciendo

para desvanecer su ignorancia o sus dudas

con rapidez la mente de Corona, dándole

sobre algún punto, procedía de otro modo.

poco a poca aptitud necesaria para desem-

Se acercaba a él y le decía, dándole una pal-

peñar el papel que el destino le había señala-

madita en el hombro:

do en nuestra historia.

—Oiga vd., compañero, ¿sabe vd. lo que significa esta palabra?

Esas tendencias de Corona, esa inclinación que mostraba al estudio, no preocupa-

—Sí, mi coronel.

ban, sin embargo, su espíritu más que en las

—Pues yo no.

escasas horas de relativa tranquilidad que

—¿Pero cómo no lo ha de saber vd., mi

los acontecimientos de la guerra le dejaban

coronel?

disponibles. Apenas lanzaba el clarín sus

—No, compañero, no lo sé. Mas esto

penetrantes notas, desaparecía instantánea-

no es vergonzoso; lo vergonzoso sería que

mente su afición a la lectura, montaba a ca-

no lo aprendiera nunca. Vamos, compañero,

ballo y no pensaba ya más que en combatir.

explíqueme lo que esa palabra significa.

Tampoco le impedía su deseo de apren-

Y como Corona era generalmente esti-

der, ser un compañero jovial y amable con

mado, el oficial a quien le hacía alguna con-

los demás oficiales de graduación análoga a

sulta, de muy buena voluntad se convertía

la suya. Alternaba, pues, con ellos, conver-

por algunos momentos en el instructor de

saba y era en todos casos un buen amigo o

su jefe.

un compañero servicial.

Las dudas que a Corona le ocurrían acer-

En una cosa sí se abstenía de obrar

ca del significado de las palabras, se deriva-

como los demás: en los excesos de mesa o

ban del deseo que tenía de no leer nada sin

de bebida a que suelen entregarse los oficia-

entenderlo a la perfección.

les en campaña cuando la oportunidad se

Sus lecturas, a las cuales dedicaba par-

les presenta. Todo lo que fuese glotonería

te del tiempo que el servicio le dejaba libre

o intemperancia le causaba a Corona una

algunas veces, eran de preferencia las de li-

especie de horror; y no sólo mostró esta an-

bros didácticos o históricos sobre el arte de

tipatía cuando fue simple oficial, sino que

la guerra.

la conservó, como es de suponerse, cuando

Cuando llegaba con su fuerza a alguna población, en el acto se relacionaba con las

sus servicios le hicieron alcanzar el más alto grado en la jerarquía militar.

autoridades, y a fuerza de conversar con

—Pero, coronel, le dijo un día un com-

éstas, sin objeto alguno al parecer, sobre

pañero de armas, vd. no bebe vino, no fuma,

los asuntos que estaban acostumbradas a

no toma rapé, no echa de menos la comi-

manejar, aprendía de ellas algo nuevo, algo

da, no se cansa nunca, no tiene sueño sino general ramón corona

587

cuando hay una buena ocasión de dormir…

En el momento en que cada uno de los

Decididamente, coronel, no es vd. un hom-

presentes escribía su voto en una cédula,

bre como los demás.

se levantó de su asiento el capitán Bibiano

Corona contestó:

Dávalos y dijo en alta voz:

—He tenido la fortuna de nacer y crecer

—Señores, ¿para qué proceder entre sol-

sano y fuerte, como si hubiese sido formado

dados con tanta reserva? Cada uno de noso-

expresamente para la guerra. En cuanto al

tros es libre de designar francamente a quien

género de vida que llevo, tal vez sea un poco

quiera. En cuanto a mí, doy con mucho gus-

raro entre nosotros, pero creo que es el que

to mi voto en favor del comandante Corona.

me pone en mejores condiciones pera cum-

Oyóse entre los oficiales un rumor de

plir con mis deberes de soldado.

aprobación, que presagiaba el nombramien-

Y en efecto, como siempre tenía la cabe-

to de Corona; pero éste, en un arranque de

za despejada y el espíritu libre, podía estar

esa sinceridad que era una de sus cualidades

sobre aviso a todas horas y constantemente

características, se levantó a su vez y dijo:

alerta.

—Señores, si la designación que mi ami-

Se comprende que un hombre dotado de

go el capitán Dávalos acaba de hacer en mi

un carácter como el que venimos esbozan-

favor muy bondadosa pero muy indebida-

do, estaba llamado por la fuerza de los acon-

mente, es secundada por ustedes, pido ser

tecimientos a prestar importantes servicios

dado de baja en el acto, pues no quiero ha-

a su país.

cerme cómplice de una injusticia. Es a nues-

Prosigamos nuestra narración.

tro teniente coronel el Sr. Villanueva a quien todos debiéramos designar, y por mi parte

IV En Escuinapa, a donde según hemos dicho, se dirigieron Villanueva y Corona después

Al verse señalado tan directamente Villanueva se acercó S Corona y le dijo:

de abandonar a Acaponeta, ambos jefes se

—Amigo mío, mi edad y mi familia son

encontraron con el coronel Bonifacio Peña,

un obstáculo para que yo continúe en el ser-

que acababa de ser nombrado Jefe político

vicio. He trabajado por que lo nombren a

y Comandante militar de Tepic por el Go-

vd., ¿le parece que he hecho mal?

bierno Constitucional. Traía consigo 200

—Pero, mi jefe, replicó Corona sorpren-

hombres y algunas piezas de montaña, que

dido, ¿es cosa resuelta la separación de vd.

unidos a las fuerzas de Villanueva y Corona

del servicio?

tomaron el nombre de “Sección de Tepic”,

—Sí, y solo esperaba yo una ocasión

siendo el jefe natural de ellas el coronel Peña,

favorable para hacerlo, y me parece que esa

a instancias del cual se procedió a nombrar

ocasión es la presente.

por elección al que debía ser su segundo. Reunióse con este objeto una junta de jefes y oficiales, y se procedió a la elección. 588

he cumplido ya con ese deber.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

En vista de esta explicación, Corona no insistió en su negativa, y fue nombrado segundo en jefe de la Sección de Tepic.

Desde aquella ocasión fue ya visible la naciente popularidad del joven caudillo.

Mediante su concurso, Lozada, que se había enseñoreado de Tepic, fue desaloja-

Una vez hecho el nombramiento de

do de él varias veces, aunque sus crecidas

segundo, la tropa liberal se puso en mar-

hordas y los auxilios que recibía de los jefes

cha sobre Tepic, ocupado por las chusmas

reaccionarios, lo ponían en aptitud de reco-

de Lozada. Trabóse entre éstas y aquellas;

brarlo con más o menos dificultad.

disputándose la posesión de la ciudad, un

Mas esa guerra constante que le hacía

combate feroz y sangriento que duró cin-

Corona, contribuía, en cierto modo, a re-

co horas, al cabo de las cuales los lozadeños

primir los ímpetus del bandido de Nayarit,

abandonaron sus posiciones, que quedaron

para el cual el robo, el asesinato y el pillaje,

en poder de las fuerzas constitucionalistas.

lo mismo podían considerarse como conse-

Estas compraron cara la victoria, pues su-

cuencias de la guerra, que como medios de

frieron muchas pérdidas, teniendo, además,

ejercer el gobierno de que estaba encargado

que lamentar la muerte del coronel en jefe

por la reacción.

Peña, a quien cuatro balas le atravesaron el pecho durante la acción. La pérdida de este jefe, puso a Corona al frente de la Sección de Tepic.

Tanta resonancia tuvieron los triunfos y servicios militares de Corona, aún fuera de Tepic, que el Gral. Ogazón, Gobernador y Comandante Militar de Jalisco, le envió

A partir del 11 de Junio de 1859, fecha en

como recompensa y como estímulo el des-

que se verificaron estos acontecimientos, Co-

pacho de coronel de Guardia Nacional, el 15

rona comunicó a la Sección que había que-

de Octubre del mismo año de 1859. Mas no

dado bajo su mando, su actividad juvenil y

le mandaba auxilio ninguno para sus tropas,

su ardimiento patriótico. La Sección de Tepic

porque carecía de recursos para hacerlo.

vino a convertirse en la pesadilla de Lozada, y su jefe llegó a parecerle su ángel malo.

Corona tuvo, pues, el gran mérito de haber mantenido vivo el fuego sagrado de la

Obrando unas veces por su propia cuen-

revolución liberal en Tepic, en medio de las

ta y otras en combinación con algún jefe su-

privaciones y de las penalidades más amar-

perior de las fuerzas liberales, Corona y sus

gas, cuando no solo se veía casi abandonado

tropas se encontraron en todas las victorias

en aquel remoto territorio, sino cuando ni

alcanzadas sobre el fiero jefe de la reacción en

siquiera se vislumbraba el triunfo de la cau-

Tepic, sufriendo otras veces grandes descala-

sa en el porvenir.

bros. Pero el alma de Corona estaba demasia-

El año siguiente (1860) fue más propi-

do bien templada para que se quebrantara

cio a las armas constitucionalistas y la ba-

ante los reveces más rudos. Apenas acababa

talla de Calpulálpan abrió las puertas de la

de obtener el enemigo algunas ventajas sobre

capital al gobierno legítimo. Mas la lucha,

él, cuando ya estaba rehaciendo de nuevo sus

aunque bastante amortiguada, continuó en

tropas; y una vez reorganizadas, las llevaba

varios puntos del país, entre los cuales se en-

al combate con tanta intrepidez como antes.

contraba Tepic. general ramón corona

589

En Noviembre de 1801, Ogazón dispuso

lozadeños emboscados allí con el exclusivo

acrecentar las fuerzas de Corona y organizar

objeto de asesinarlo. A pesar de la confusión

con su ayuda una campaña decisiva contra

consiguiente a la sorpresa, logra escapar con

Lozada. Emprendióse, en efecto; pero algu-

vida Corona, no sin que perezcan quince

nos días después de comenzada, Ogazón

saldados de su escolta. Apenas acababan de

recibió órdenes terminantes del Gobierno,

salir del desfiladero en que los habían sor-

que le obligaban a partir perentoriamente

prendido, cuando uno de los soldados dijo

de Tepic, retirando sus fuerzas. Era que los

con espanto:

preliminares de la guerra de Intervención

—¡Está herido el coronel!

empezaban a desarrollarse en el Oriente de

Todos volvieron la vista hacia Corona, y

la República. Alarmados los tepiqueños porque se les iba a dejar expuestos a las depredaciones y

590

le vieron el rostro cubierto de sangre. —No es nada, dijo el jefe limpiándose la sangre. Tengo un rascuño, y nada más.

venganzas del irritado Tigre de Alica, como

Una bala lozadeña le había atravesado el

llamaban a Lozada, lograron por la media-

sombrero, hiriéndole superficialmente la ca-

ción de los principales comerciantes de la

beza. Con una línea más de inclinación que

plaza, cerca de Ogazón y del jefe reaccio-

hubiese tenido el arma que lanzó aquel pro-

nario, que éstos entraran en convenios para

yectil, Corona habría quedado muerto allí.

proporcionar la paz a aquella región entre-

Al día siguiente, supo que Lozada había

gada por tanto tiempo a las agitaciones de

roto los tratados de Pochotitán el 1° de Junio

la guerra.

y se había echado sobre Tepic, sorprendien-

Los tratados, en los cuales sólo pudo

do a la guarnición. Al punto comprendió

convenir el general Ogazón a causa de las

que su marcha hacia el Oriente iba a quedar

difíciles circunstancias porque atravesaba el

frustrada con aquel suceso. Volvió con ra-

país, se firmaron el 1º de Febrero de 1862, en

pidez hacia Tepic, recogió los dispersos que

Pochotitán.

halló a su paso, reorganizó su sección y se

Una vez obtenida de ese inesperado

dispuso a emprender nuevamente aquella

modo la sumisión de Lozada, Corana pi-

guerra implacable que tan ardientes deseos

dió marchar al Oriente de la República con

de venganza había despertado en el corazón

1,000 hombres del contingente que Jalisco

de Lozada.

iba a enviar, para la guerra que se preparaba.

En Julio, el gobernador de Sinaloa, D.

Ogazón contestó a su demanda en sentido

Plácido Vega, se comprometió a suministrar

favorable,

recursos a la Sección de Tepic, a cambio de

A fines de Mayo se hallaba viajando Co-

algunos servicios que ésta prestaría al Esta-

rona fuera de Tepic, terminando sus prepa-

do. El 19 de Octubre, Corona atacó a Tepic.

rativos para partir al Oriente con sus tropas,

Sus fuerzas constaban ya de 2,000 hombres,

cuando al pasar un día por el cañón del Ce-

y habían tomado el nombre de Brigada. Fue-

boruco, caen sobre él repentinamente 200

ron rechazadas, y este contratiempo sirvió

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

de pretexto a Vega para faltar a lo pactado.

rona y Sánchez Román con sus respectivas

Pero habiendo llegado a Guadalajara, en No-

brigadas. Después de ponerse de acuerdo los

viembre, el General Manuel Doblado, que

tres jefes acerca de los medios de proseguir

iba en calidad de Gobernador de Jalisco y

la guerra, Corona partió al frente de las bri-

con un alto cargo militar en Occidente, ese

gadas Unidas de Sinaloa y Jalisco, rumbo a

jefe dio orden el gobierno de Sinaloa para

la frontera de Durango, de donde era posi-

que siguiera proporcionando recursos a la

ble que fueran tropas francesas a invadir el

tropa de Tepic, y confirió a Corona el grado

Estado. Situóse Corona sobre la sierra, en

de General de brigada.

un lugar que se llama el Espinazo del Diablo, y el 1º de Enero de 1865 sostuvo allí un

V

combate encarnizado contra la vanguardia

A pesar de las órdenes de Doblado, la situa-

de la 1ª división del ejército franco-mexica-

ción de la Brigada de Tepic continuaba sien-

no, siendo al fin desalojado de su posición a

do tan precaria como antes. El general Jesús

causa de la superioridad numérica del ene-

García Morales, que había reemplazado en

migo, mas no sin causarle grandes pérdidas.

el gobierno de Sinaloa a Vega, se negaba a

Habiéndose internado de nuevo en Sinaloa,

auxiliar a las fuerzas de Corona.

derrotó el 10 de Enero en Veranos, en unión

Esta circunstancia y la impopularidad

de los generales Rulí y Correa, a una Sección

que rodeaba a García Morales, decidieron a

compuesta de 100 cazadores de Vincennes,

Corona a tomar participio en un pronuncia-

50 traidores y 50 arrieros armados, que ha-

miento promovido por el coronel Antonio

bía dejado allí el general Castagny, jefe de la

Rosales y el Coronel Joaquín Sánchez Ro-

división antes nombrada. Al llegar a Con-

mán, con el objeto de derribar al gobernador

cordia, Corona envió a Chihuahua a D. Juan

de Sinaloa, lo que pronto consiguieron. En

B. Sepúlveda, a fin de que recabase del Pre-

su lugar fue nombrado el coronel Rosales,

sidente de la República, que se encontraba

quien comenzó a ejercer su cargo en Octu-

allí, la legalización de sus actos, pues desde

bre de 1864.

el pronunciamiento contra el gobernador

El 12 de Noviembre fondeó en Mazat-

García Morales, en el que Corona había to-

lán la escuadra invasora del Pacífico, y su co-

mado parte activa, sus actos no reconocían

mandante Kergrist anunció al comandante

un origen legal. El Sr. Sepúlveda era el en-

de la plaza que desde el día siguiente queda-

cargado del ramo de hacienda en los Distri-

rían rotas las hostilidades. De acuerdo con

tos de Mazatlán, Concordia, Rosario y San

Corona, Rosales salió de la plaza con sus

Ignacio.

tropas, y después de sufrir algunas pérdi-

Los meses de Marzo y Abril fueron ad-

das en un encuentro con Lozada, que había

versos para los soldados republicanos; pues

entrado ya en convenios con los invasores

sufrieron en varios puntos del Estado derro-

para obrar en combinación con ellos, llegó al

tas tras derrotas, al misino tiempo que los

pueblo de Quelite, donde se le unieron Co-

recursos para la defensa se hacían cada día general ramón corona

591

592

más escasos, pues muchas poblaciones ha-

los patriotas, los distritos de Rosario y Con-

bían sido devastadas, los campos permane-

cordia habían caído en poder de los impe-

cían improductivos, los ganados se habían

rialistas. Bajó hacia el Sur sin dilación y ex-

agotado y el hambre se hacía sentir por to-

tendió sus tropas en una circunferencia que

das partes.

encerraba a Mazatlán del modo siguiente:

A la vista de estas regiones desoladas,

en Villa Unión, punto situado al Oriente del

Corona decidió avanzar hacia el Norte, y a

puerto, se colocó una fuerza de caballería a

principios de Mayo llegó a Culiacán. Allí se

las órdenes del comandante Leonardo Puli-

encontró con que Rosales había tropezado

do; en Siqueiros, otro cuerpo de tropas, con

con graves dificultades en el gobierno y con

el teniente coronel Eulogio Parra a su cabe-

que estaba resuelto a delegar su poder en

za; en la ranchería de Palmasola, una sección

Corona, si éste no accedía a algunas exigen-

al mando del comandante Donato Guerra:

cias que a Corona parecieron infundadas.

en las Moras, la brigada da Jalisco, que man-

Como el gobernador insistiese en su propó-

daba el general José M. Gutiérrez; en Con-

sito, Corona recibió su dimisión; pero inme-

cordia, la brigada del general Rubí, gober-

diatamente propuso en una junta de guerra

nador del Estado, y en Urias, una guerrilla

fuese nombrado gobernador provisional de

mandada por su jefe D. Juan Miramontes.

Sinaloa el general Domingo Rubí. Su pro-

Los puntos escogidos se extendían en torno

posición fue aceptada, como era natural.

de Mazatlán, a una distancia de él de cuatro

Después de consumado este cambio de go-

a ocho leguas. El cuartel general se estableció

bernante, Corona dispuso que se quedase

en Villa Unión. Varios meses conservaron

una guarnición en Culiacán, y él partió con

las tropas aquellas posiciones teniendo que

el resto de las Brigadas Unidas de Sinaloa y

sostener frecuentes pero poco importante

Jalisco hacia Tamazula, Estado de Durango,

combates con el enemigo. A mediados de

para atacar a los invasores por aquella par-

Marzo de 1866 el general Corona supo que

te. En el curso de la marcha recibió algunos

Lozada, al frente de 2,000 hombres, habían

pliegos del Gobierno Federal. El Presidente

salido de Tepic, pasando por Acaponeta, a

de la República aprobaba todos los actos

fin de venir a atacar a las tropas republica-

cumplidos por Corona hasta entonces, y le

nas en combinación con las invasoras de

enviaba el despacho de general efectivo de

Mazatlán. Al mismo tiempo habían de salir

brigada, grado que algún tiempo antes le ha-

del puerto mil hombres pata incorporarse

bía concedido el general Manuel Doblado.

a las tropas procedentes de Tepic. Corona

El gobierno aprobaba también la marcha de

comprendió la necesidad de impedir que los

Corona hacia Durango; pero pocos días des-

aliados unieran sus esfuerzos, y con este ob-

pués le envió la orden de contramarchar y

jeto fue en el acto al encuentro de los fran-

de volver a Sinaloa con el fin de continuar la

ceses, que avanzaban rumbo a Villa Unión,

campaña; Al llegar a ese Estado, vio Corona

donde ambas tropas se avistaron. Rompie-

que lejos de haber mejorado la situación de

ron el fuego, y durante los días 19, 20 y 21

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

de Marzo, republicanos y franceses sostu-

y organizasen en lo sucesivo para la defensa

vieron tenaces combates, que les causaron

de los Estados de Sinaloa, Jalisco y Colima;

considerables pérdidas de hombres. De Villa

confiriéndole, además, plenos poderes para

Unión, los franceses tuvieron que retroceder

la remoción y nombramiento de goberna-

con grandes desventajas a Mazatlán. Loza-

dor y comandante militar de cada uno de

da siguió avanzando hacia el interior de Si-

esos Estados, que quedarían subordinados a

naloa, y el 1º de Abril llegó a Concordia. Co-

su autoridad; facultándole, por último, para

tona dispuso atacarlo el mismo día, para lo

disponer de las rentas federales en el vasto

cual distribuyó sus tropas en tres columnas,

territorio de su jurisdicción, y para procu-

que asaltaron la ciudad con mucho denue-

rarse los recursos necesarios para la campa-

do; pero no obstante eso, fueron rechazadas

ña, por medio de los impuestos que creyese

con lamentables pérdidas, pues entre los

conveniente decretar. Con tan amplísimas

muertos se contó al general José M. Gutiérrez,

facultades, Corona aumentó considerable-

al coronel Onofre Campaña y a varios ofi-

mente sus fuerzas, lo mismo que sus recur-

ciales. Las fuerzas derrotadas se retiraron en

sos, y pudo no sólo acercarse más a Mazat-

desorden durante la noche. Después de esta

lán y seguir hostilizando al enemigo, sino

derrota la situación de los republicanos vino

también enviar algunas tropas a Sonora y

a ser en extremo crítica, y habría llegado a

a Santiago Ixcuintla, para dispersar las fuer-

convertirse en desesperada, si el jefe tepique-

zas de Lozana, que se estaban reuniendo en

ño y los franceses se hubiesen confabulado

este último punto. Los auxilios enviados a

para batir a los patriotas; pero felizmente

aquel Estado ayudaron a decidir la campa-

para la causa nacional, sobrevino algún des-

ña, que terminó con la toma de Guaymas

acuerdo entre los extranjeros y Lozada, con

por los republicanos el 15 de Septiembre.

motivo de la primacía en el mando de las

En Sinaloa los franceses se encentraban re-

fuerzas que iban a obrar en combinación,

ducidos al puerto de Mazatlán y al puesto

y estas desavenencias resolvieron a Lozada

avanzado de Palos Prietos, a corta distancia

a contramarchar a Tepic, dando así tiempo

de aquél. Conociendo Corona la ventajosa

a los republicanos para rehacerse y volver a

posición de los soldados republicanos y el

ocupar sus anteriores posiciones en derredor

embarazo en qué el enemigo se encontraba

de Mazatlán, sosteniendo con los france-

a causa de su situación excepcional, pues

ses frecuentes combates por conservarlas.

había sabido que las tropas francesas iban

El 26 de Mayo el Gobierno Federal expidió

a ser retiradas de México por órdenes de

al general Corona un despacho en el que le

Napoleón III, resolvió emprender una serie

confería el mando del Ejército de Occidente,

de combates más formales que los que has-

dándose esta denominación a las tropas que

ta entonces se habían empeñado. Dispuso,

había tenido hasta entonces bajo sus órde-

pues, atacar el fortín de Palos Prietos el 12 de

nes con el nombre de Brigadas Unidas de

Septiembre a la madrugada, y el día 13 fue

Sinaloa y Jalisco, y a cuantas se reclutasen

ocupado por sus soldados. El terreno domigeneral ramón corona

593

nado por las fuerzas imperialistas se estre-

se apodera de Colima, y va a tomar parte

chaba cada vez más; pero Corona no creyó

en el sitio de Querétaro, en calidad de gene-

oportuno aún intentar un asalto a la plaza.

ral 2° en Jefe del Ejército sitiador; se dirige,

En consecuencia, se limitó a enviar sobre Ja-

por último, hacia la capital de la República,

lisco una brigada que sirviese da vanguardia

asediada a la sazón por el general Díaz, y

el ejército de Occidente, el cual no tardaría

ayuda a este jefe a obtener la rendición de

en avanzar en esa dirección, hacia el centro

la ciudad.

de la República, para concurrir a la destruc-

Restablecido el orden constitucional, el

ción decisiva de las fuerzas imperialistas. El

general Corona regresa a Occidente, en cali-

4 de Noviembre las tropas republicanas se

dad de Jefe de la 4ª División del Ejército. En

acercaron más a Mazatlán, y quedaron es-

1873 vence en los campos de la Mojonera

calonadas de Venadillo a Palos Prieto. En la

a Lozada, que al frente de 6,000 hombres,

madrugada del día 13 lograron desalojar ir

pero pudiendo disponer de 18,000 si sus

al enemigo de la primera línea fortificada,

primeras operaciones alcanzan un resulta-

la que fue luego ocupada por los patriotas.

do favorable, intenta tomar a Guadalajara

Por fin en la mañana del mismo día 13 los

y restablecer en el país el antiguo predomi-

franceses abandonaron el puerto y se em-

nio de la raza indígena. En Mayo del año

barcaron precipitadamente, valiéndose de

siguiente parte para España como Ministro

la astucia para lograr que se suspendieran

Plenipotenciario de México en aquella corte.

las hostilidades, mientras ellos verificaban

Permanece en Europa doce años, vuelve al

su retirada. La ciudad fue inmediatamente

cabo de ellos a la patria, es electo goberna-

ocupada por las fuerzas republicanas, en

dor de Jalisco a principios de 1887, y el 10 de

medio de las ovaciones más estrepitosa de

Noviembre de 1889 cae herido mortalmente

la población sometida dos años al duro régi-

bajo el puñal de un asesino, en una de las

men imperial.

calles de la ciudad que diez y seis años antes

Pocos días después de esta fecha memorable para los sinaloenses, Corona recibió del Presidente de la República el despacho

das terribles de la fiera de Alica.1 Los detalles de este deplorado acontecimiento

1

de general de División, firmado el 2 de No-

viven aún en la memoria de los contemporáneos, y no

viembre, como recompensa al valor y perse-

se han olvidado tampoco los rumores que acerca de él

verancia con que había defendido a la patria

instrumento de alguna agrupación política o social más

circularon, y en los que se consideraba el asesino como

en una de sus épocas mas tormentosas. Ex-

como ninguna prensa plena, entonces ni hoy, he venido a

tinguida hasta la última chispa del incendio

carecido de él, debemos dejar al tiempo la dilucidación de

intervencionista en Sinaloa, Corona salió el 20 de Diciembre de Mazatlán, para concurrir al fin de la campaña en el interior de la República. Pasa por Tepic, desafiando la ira y el despecho de Lozada, entra en Guadalajara, 594

defendiera tan heroicamente contra las hor-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

establecer que tales rumores hayan tenido fundamento o las dudas que sobre el asesinato del Gral. Corona pudiera haber, y limitarnos a la reminiscencia del hecho en su manifestación visible, prescindiendo de su móvil oculto, si lo tuvo. Recordaremos, pues, en pocas palabras el suceso. El domingo 10 de Noviembre de 1889, caminaba el Gral. Corona, acompañado de su esposa, su pequeño hijo Carlos y una antigua haya de éste, en dirección al Teatro

En esta rápida reseña hemos pasado por

VI

alto muchos, muchísimos acontecimientos

El General Ramón Corona era un hombre de

capitales o incidentales, que aunque servi-

alta estatura y de complexión muy vigorosa.

rían para dar una idea más completa de las

Su rostro, de un tinte moreno claro y rosado,

operaciones del Ejército de Occidente y de

ofrecía una singular y simpática expresión,

los servicios prestados por su ilustre jefe a la

mezcla de afabilidad y energía, de dulzura

nación, no pueden tener cabida en el estre-

y de firmeza. Animaba siempre a sus oscu-

cho espacio reservado a estas semblanzas.

ros ojos una mirada tranquila y leal. Tenía

Conformémonos, pues, con lo dicho.

amplia la frente, la nariz aguileña y la boca noblemente modelada. Sus cabellos eran ne-

Principal de Guadalajara, para asistir a la representación

gros, y un corto bigote del mismo color daba

dramática de esa tarde, a que había sido invitado, cuando

a su semblante el aire marcial que tanta con-

al llegar a la esquina de la calle de Degollado, próxima al

fianza inspiraba a sus soldados.

coliseo, un desconocido se arrojó a él, puñal en mano, y le infirió tres profundas heridas, sin que las fuerzas de

No tenía Corona esos modales brusca-

la Sra. Corona por impedir la consumación del crimen

mente familiares, que tan comunes eran en

tuviesen el resultado que se proponía. Trasladado el casi espirante general a su casa, fue asistido con extremada

la clase militar de los pasados tiempos. Mos-

solicitud por los médicos más acreditados de Guadalaja-

trábase decente y cortés con todo el mundo,

ra; mas todo en vano; su salvación era imposible, y a las 7 y 55 minutos del día siguiente, dejaba de existir, tras una

y sus subordinados recibían de él un trato

tranquila pero dolorosa agonía, el antiguo jefe del heroico

franco y amistoso.

Ejército de Occidente, que tanto hizo por la causa de la República. En cuanto al asesino, una vez cumplido su propósito, echó a correr por la misma calle de Degollado, y cuando se encontró a más de veinte pasos del sitio en que acababa de herir al general, se dio a sí mismo cuatro puñaladas, que le privaron casi instantáneamente de la vida. Así lo dijo la prensa de Guadalajara. Hecha la debi-

Pero la moderación que mostraba en sus relaciones normales con sus inferiores, se trocaba en severidad intransigente cuando alguno de aquellos incurría en faltas u omisiones dignas de castigo. Y eran tanto más

da investigación acerca del asesino y suicida, se supo que

respetadas sus órdenes, cuanto que Corona

se había llamado Primitivo Ron, que había sido primero

rio tenía ninguno de aquellos vicios, ningu-

preceptor de una escuela, enseguida gendarme y que tenía veintidós años de edad al cometer el crimen. Por el

na de aquellas debilidades que en determi-

examen de los papeles que se hallaron en el bolsillo, se

nadas circunstancias nivelan al general con

supo que el suicidio era desde tiempo atrás una monomanía en él. Entre esos papeles se halló una especie de

el último de sus soldados, y minan si no el

declaración de principios, con el título de Manifestación

principio de autoridad, sí la base del presti-

—Mi decisión suicida. Ese documento es una incoherente profesión de fe, mitad deísta, mitad panteísta, en la que su autor trata de explicar y justificar su resolución de dar muerte al Gral. Corona, y de suicidarse en seguida. Tal

gio jerárquico. No bebía jamás licores embriagantes;

explicación, sin embargo, ni siquiera se vislumbra, como

era el hombre más sobrio de todo su ejército

era de creer desde luego, en la extravagante disertación

y su resistencia para soportar las fatigas y

en que el asesino hace alarde de sus superficiales y mal asimilados conocimientos. Como testimonios de gratitud al Gral. Corona, se ha llevado en Guadalajara un monumento a su memoria y se ha dado su nombre a un mercado de la misma ciudad.

privaciones de la campaña, era sorprendente. Dormía poco con un sueño ligero; estudiaba mucho y vigilaba siempre. Sus hábitos de templanza le hacían apto para este general ramón corona

595

género de vida, que otros no habrían podido soportar mucho tiempo.

se Corona con perfecta serenidad, en medio

Su bondad ingénita y el espíritu de jus-

de las descargas de fusilería que partían del

ticia que era uno de los rasgos más salientes

puesto lozadeño, los soldados entusiasma-

de su carácter, le hacían conceder al jefe y al

dos vitorearon a su caudillo predilecto, y pe

soldado lo que a cada uno le correspondía,

precipitaron con denuedo sobre el enemigo,

sin preferencias originadas por debilidades o

logrando desalojarlo en breve tiempo.

complacencias ilegítimas.

596

Y como ese acto de justicia lo ejecuta-

Ese desprecio al peligro lo mostró Coro-

Durante la larga campaña de Tepic que

na en todo tiempo, aun después de que hubo

precedió a los tratados de Pochotitán, su-

conquistado con su valor y patriotismo una

cedió que en uno de los asaltos que Lozada

posición militar y social bien cimentada.

dio a la plaza de Tepic, su gente se apoderó

Cuando la acción de la Mojonera con-

de una parte de la ciudad y se parapetó en

tra las fuerzas invasores de Lozada, Corona,

ella. Para desalojarlo, se formó una columna

en su calidad de general en jefe de las tropas

cuya vanguardia se puso al mando del ca-

defensoras de Guadalajara no estaba estricta-

pitán Cleofas Salmón. Este oficial, viendo

mente obligado a permanecer en medio del

que los soldados vacilaban al ir a atacar a

fuego; y sin embargo, se le vio en todos los

pecho descubierto a un enemigo puesto casi

sitios peligrosos en que su presencia podía ser

a cubierto del fuego, sacó la espada, y con

de alguna utilidad. Llevaba en aquella memo-

ademanes amenazadores y áspero lenguaje

rable jornada el traje que usaba comúnmente

empezó a excitarlos a que avanzaran con

en campaña: pantalón y chaleco blanco, bo-

más resolución. Corona que pasaba por allí

tas fuertes negras, jaquet azul con botones

a caballo en aquellos instantes, vio el mal

dorados, sombrerito fieltro oscuro y capote

efecto de las amenazas e injurias que Sal-

militar. Por todas armas, así en su persona

món dirigía a a la tropa, por lo cual avanzó

como en los arneses de su corcel, llevaba un

hasta las primeras filas de la columna, y dijo

fuete en la mano. Manteníase firme e impa-

en alta voz al jefe de la vanguardia:

sible sobre su caballo blanco el “Cisne”, mien-

—Capitán, los veteranos del batallón

tras el pobre animal, con las orejas levantadas,

“Degollado” no necesitan de esa clase de es-

las narices abiertas y el ojo alerta y vivo, no

tímulos para lanzarse a la pelea. Y como en

podía contener el temblor nervioso incesante

estos casos vale más el ejemplo que la pala-

que le causaban las nutridas descargas de los

bra, vd., en su calidad de jefe de esa sección,

fusiles y el tronar de los cañones.

póngase al frente de ella, y ni uno solo de

La entrada triunfal de las fuerzas de Co-

los soldados que la forman dejará de entrar

rona en Guadalajara, produjo un júbilo deli-

valientemente en el combate. Yo respondo

rante en la ciudad, y llevó la tranquilidad y

de ello; todos son conocidos viejos para mí;

la dicha a la familia del héroe, pues Corona-

como qué en ese ameritado cuerpo empecé

se había casado en Octubre de 1867 con una

mi carrera.

apreciable dama americana.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

¡Cuan lejos estaba de pensar aque-

Todo en la historia de Corona fue grande:

lla alegre población, que diez y seis años

su infancia desvalida y angustiosa, su huérfana

más tarde sentiría en interés de su sal-

adolescencia, su juventud heroica, su gloriosa

vador una conmoción no menos general

virilidad y hasta su agonía dulce y resignada.

que entonces, pero muy distinta, puesto que

Cuatro años hace que el ilustre liberal

en 1873 la producía un regocijo inmen-

duerme en su sepulcro. Pero sus brillantes

so, mientras que en 1889 la causaría un

hechos deben haber dejado en los Estados

silencioso dolor por la larga é imponente

de Occidente un recuerdo imperecedero, si

agonía del héroe!

es verdad que los pueblos saben agradecer

Triste fin el de una existencia tan bien empleada en servicio de la libertad y en honra de la patria.

los beneficios que reciben. México, 1894. Antonio Albarrán.

General Antonio Rosales

Es el Zaragoza de Occidente, aunque puede

rindiéndola amorosamente la existencia, y

haber una discrepancia en el parangón: que

precaviéndose, de esta suerte, de mudanzas

el triunfo de San Pedro fue completo; el jefe

y desvíos. Su memoria está durmiendo el

francés Gazielle, capitán de fragata, quedó

sosegado sueño de una muerte tranquila y

prisionero en poder del jefe republicano. Ro-

dulce: la silenciosa y modesta historia de Si-

sales, como el triunfador en la ciudad de los

naloa. En su sepulcro espera la hora del reco-

Ángeles, murió sin ver la virtuosa definitiva

nocimiento, para erguirse majestuosamente

y gloriosa, en la que con tanta fe creían y

y presentar la frente al laurel de los héroes.

por la que con tan singular valor pelearon.

Juchipila, en el Estado de Zacatecas, fue

La vida de Rosales fue rápida como la ilumi-

su cuna. Nació de Don Apolonio Rosales y

nación vivaz del relámpago sobre un cielo

Dora Vicenta Flores, a las diez de la noche

entristecido y enlutado por la brava tem-

del día once del año de 1822. Vino al mun-

pestad. La vida de los héroes es corta. La

do a tiempo de presenciar la liberación de la

gloria mata pronto. El que la resiste mucho

patria, y, acaso esta bella coincidencia fue

tiempo, la empaña. Ella es veleidosa y tor-

en su espíritu rica simiente de pasión por su

nadiza con lo que vive. Su pasión constante

pueblo.

y firme es la muerte. Por eso son terribles

Su familia, de distinguida posición so-

sus amores y sus caricias; pronto se cansa

cial, le educaba en el Seminario de Guada-

del amante vivo, y si no puede, por su amor,

lajara, plantel entonces de reputación. En

arrojarlo cadáver a la historia, se venga

él le sorprendió el clamor de sorpresa y có-

manchándolo con infidelidades crueles, que

lera arrancado por el reto de guerra con que

acarrean sobre él el desprestigio, primero, y

los Estados Unidos del Norte llamaban a

luego la mofa sangrienta, audaz y descarada

México, seguros de vencer a la nación párvula

ladrona de méritos y valimientos. Rosales se

y enferma. Rosales abandonó las aulas, y el

plegó pronto a la tremenda ley de su amada,

ejército de la defensa tuvo un soldado raso,

˜ 599 ˜

600

niño aún, que probó su valor en Texas y

pasajeras; e un instante y por cualquier fútil

que con él conquistó rápidos y merecidos

motivo hacían pavorosa explosión que lle-

ascensos, al grado de que, con las insignias

gaba al paroxismo; pero, aquí se ve el carác-

de teniente, se contó entre los intrépidos

ter indomable de aquel paladín y su adqui-

sostenedores de Monterrey en la sangrien-

rida propensión a la bondad, en un instante

ta disputa de aquella plaza con el poderoso

también sofrenaba con vigorosa voluntad el

e irresistible ejército violador. Asistió a las

arrebato ardiente de su cólera, propicia en

batallas de Palo Alto y la Resaca, y se retiró

todas ocasiones a inflamarse. Jamás fue la

a la vida privada cuando fueron firmados

caballerosidad arrollada por la ingénita ten-

los tratados de Guadalupe Hidalgo. Des-

dencia agresiva. En absoluta oposición a las

de temprano se encontró cara a cara con

violencias que formaron el fondo de su ca-

la adversidad, y en esa pugna formidable,

rácter, fueron sus acciones trascendentales.

temeroso crisol de las almas inclinadas a

Perdonó a sus vencidos y prisioneros con

lo grande, templó y purificó el la suya para

una magnanimidad de que dio el primero

llevarla fuerte y sana a los desastres y a

y único ejemplo en la guerra francesa con

las victorias. Los unos no pusieron miedo

Sinaloa. Con no menores constancias de ge-

en su corazón, y las otras no trastornaron

nerosidad dejó el mando del Estado, cuando

su juicio. Ni golpes ni lisonjas de la suerte

sus obras despertaron la envidia en vez de

le movieron a cautela y precaución, para

encontrar la emulación. Frutos son éstos del

allanar el camino de su prosperidad, des-

temprano y dilatado aprendizaje de la ad-

truyendo obstáculos y maquinaciones. Sa-

versidad, siempre que el alma discípula sea

caba fortaleza del embate de la fortuna, y

grande en su esencia, para no dejar puerta

su patriotismo acendrado y puro hacía que

ni resquicio a las mezquinas pasiones que

la lisonja pérdida se resolviera en borrón y

brotan de un latente deseo de venganza en-

mengua para el artero incensador.

gendrada por el despecho, que, si a tiempo

Para el revés tenía conformidad digní-

no so sujeta, al fin alcanza a infernar a las

sima, como resultante de su credo inque-

almas que más se dirigían al bien. Provecho-

brantable, y para el éxito poseía la profunda

sa para Rosales fue la inmerecida desgracia

serenidad de los ánimos superiores. Nada

de nuestros ejércitos bisoños en la contien-

perturbaba su razón siempre victoriosa.

da con el coloso del septentrión, porque de

El infortunio, su gran maestro, le había

aquel desastre que con magnitud de cata-

infundido una como compasión por la des-

clismo conmovió a la República, obtuvo la

gracia y una imperturbable calma para el

severa enseñanza de la guerra, y aprendió

éxito; su generosidad, no ponderada hasta

la derrota gloriosa que después le sirvió para

hoy como la justicia clama; nació de su fre-

alcanzar el triunfo espléndido.

cuente trato con el infortunio, del cual no

En la prensa fue liberal rojo. Fundó en

aprendió al desquite sino a la bondad y al no-

Guadalajara, el año de 1851, un periódico

ble perdón. Sus iras eran violentísimas, pero

llamado El Canterito, y con él hizo tan ruda

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

General Antonio Rosales

oposición a los moderados, que le valió mu-

Sinaloa con la pretensión nunca lograda de

chas persecuciones que al cabo terminaron

someter a aquel pueblo libérrimo al partido

con la prisión de Rosales en un cuartel.

de la reacción, repugnado en todo tiempo

Los comienzos de su vida política en Si-

por los sinaloenses.

naloa, datan de 1856 en que fue secretario de

A pocos días y como consecuencia de

gobierno, puesto público que tornó a desem-

su valor y pericia que ya descollaban nota-

peñar en las postrimerías del año de 1859.

blemente, se le confió el mando en jefe de

Por disposición del entonces goberna-

la escuadrilla del Estado, para que con ella

dor D. Plácido Vega, tomó el mando del 2°

se apoderara del puerto de San Blas. Afor-

batallón Ligero de Sinaloa y con esa fuerza

tunadamente en su peligrosa empresa, salió

que no llegaba a 300 hombres, se opuso te-

airoso de ella.

merariamente en la Villa de Escuinapa, en

Al saber que el coronel D. Manuel Már-

Febrero de 60, a más de 2,000 aguerridos sol-

quez, por orden del gobierno federal, que ha-

dados del temible Tigre de Alica que había

bía declarado a Sinaloa en estado de sitio,

hecho irrupción en el Estado. El número no

había hecho entrega del gobierno a D. Jesús

fue parte a que vacilara el batallón de Sina-

García Morales, salió de Culiacán, de cuyo

loa. Rompiendo el cerco enemigo, con una

distrito era prefecto con mando militar so-

provocación a la muerte rayana en delirio;

bra Cósala y Mocorito, con 120 hombres,

pasando a través del incendio en que los

obedeciendo al intento de pronunciarse en

acosaba el bandidaje, Rosales, a la cabeza de

Cósala, pero apenas había caminado dos le-

su tropa, salió de la población, burlando al

guas, cuando su reducida fuerza se negó a

exterminio que ya le creía su presa.

seguir, exigiendo que se le confesara el mo-

Tres meses después asistió a la batalla

tivo de aquello que parecía huida secreta de

de Ixcuintla librada contra el jefe del ultra

la ciudad. Rosales no creyó prudente decir

montañismo, Calatayud, que quiso detener

el verdadero fin de la expedición y contes-

al general D. Plácido Vega que con el con-

tó con alguna evasiva que no satisfizo a la

tingente de Sinaloa, cruzaba el cantón de

tropa, la cual le desconoció y emprendió el

Tepic, en marcha al interior de la República,

regreso a Culiacán, no sin haber antes pre-

para tomar parte en la campaña del centro.

tendido matar a Rosales que salvó la vida

Calatayud fue derrotado y muerto.

huyendo tres días por los montes donde le

En Julio fue desterrado del Estado, por

ocurrieron aventuras no despreciables para

su complicación en el pronunciamiento de

novelas de estro romántico. En Septiembre

Meza.

de 1864 se puso de acuerdo con el general

Antes de que terminara el año, en Oc-

Corona y con el coronel Sánchez Román,

tubre, concurrió con alto mando a la batalla

para derribar la administración de García

del Espinal en la que fue vencido Domingo

Morales que ya no mantenía a la brigada de

Cajéu, entrometido extranjero que siendo

Tepic de que era jefe Corona y que, por falta

gobernador de Durango había invadido a

de recursos estaba a punto de disolverse. Por general antonio rosales

603

este plan revolucionario, Rosales fue reco-

to la escuadra francesa del Pacífico y en el

nocido como jefe de las armas en Sinaloa.

acto, el comandante Kergrist notificó a la

Los pronunciados hicieron capitular el 5 de

comandancia militar que desde el siguiente

Octubre a la guarnición del Rosario, y en

día quedaría establecido el bloqueo y que la

aquella ciudad firmaron al siguiente día el

plaza debía aguardar el rompimiento de las

acta del pronunciamiento.

hostilidades por parte de la escuadra. Rosa-

El día 15 en la madrugada, las brigadas

les contestó de una manera tan seca como

de Sinaloa y Jalisco, fuertes con mil hom-

digna, advirtiendo que consideraría roto el

bres, asaltaron la plaza de Mazatlán residen-

armisticio si alguna embarcación francesa se

cia del gobierno, defendida por quinientos

ponía bajo los fuegos de la plaza sin bande-

soldador. Rosales con 300 soldados, atacó

ra de parlamento. Conferenció con Corona

por el Infiernillo y flanqueó las fortificacio-

sobre la conveniencia de defender la plaza y

nes, mientras Corona las flanqueaba por

se resolvió la salida de las fuerzas en vista de

la derecha, determinando estos dos asaltos

la imposibilidad de rechazar un ataque de la

impetuosos, la rendición de la ciudad con la

escuadra, que ya obraba en connivencia con

cual cayó prisionero el gobernador. Conse-

un ejército de 4,000 hombres de Lozada, que

cuencia del triunfo del pronunciamiento fue

se acercaba por la parte de tierra con la rapi-

que Rosales obtuviera el 19 de aquel mes de

dez demandada en semejantes circunstan-

Octubre, el nombramiento de gobernador

cias. Nombró vicegobernador a D. Fortino

provisional. Con tal carácter expidió una

León y prefecto del Distrito a D. Pablo Retes

proclama patriótica, excitando al combate

con el doloroso encargo de hacer entrega de

contra los franceses invasores. “El patrio-

la plaza a los franceses, que se apoderaron

tismo no se desarrolla a latigazos —dijo en

de ella el día 13, después de bombardearla

su proclama— sino que se provoca dando

impunemente y hasta que una comisión

ejemplos de probidad y de abnegación en los

de cónsules, en compañía del Sr. Retes, se

puestos públicos, y de arrojo y valentía en

presentó amparada por la bandera de parla-

los campos de batalla”.

mento, en la fragata D’Assas a hacer la en-

El coronel D. José Rentería desconoció

604

trega de la ciudad indefensa.

el gobierno provisional; pero fue sorprendi-

A las dos de la mañana de aquel día,

do en Mirasoles, a cinco leguas de Culiacán,

Rosa les abandonaba la plaza con los 400

y derrotado, herido y hecho prisionero por

hombres de su guarnición. A la misma hora,

el coronel D. Francisco de la Vega. Hoy el

Lozada que se encontraba ya en la Loma

señor Rentería que entonces pretendió res-

Atravesada a poco más de dos millas del

taurar al gobierno legítimo, es un admira-

puerto, hacía señales a la escuadra, certifi-

dor del héroe, y un hombre respetado por su

cando su criminal puntualidad.

saber y por la honrada e intachable firmeza

Eludió Rosales el encuentro con los ban-

de sus principios y convicciones liberales.

didos traidoras, y haciendo rumbo al Norte,

El 12 de Noviembre echó anclas en el puer-

caminó cuatro leguas y se detuvo en la Puer-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

ta del Hobal, para dar reposo a los patriotas.

¡Diciembre! El mes de la batalla increí-

Lozada, al saberse burlado, mandó sus caba-

ble, de la victoria novelesca; el mes de la

llerías en persecución de los republicanos a

gloria, del patriotismo, del entusiasmo y de

los cuales sorprendió en el punto precitado,

la aureola; en tus auras frías hay notas del

entregados con la mayor confianza al des-

Himno Nacional y vibraciones de alaridos

canso. El pánico se produjo en el campo re-

bélicos; el Humaya canta la estrofa de la

publicano y la derrota casi se declaró en los

guerra, y la ondina, arrebatada de alegría,

primeros instantes del asalto; pero Rosales

lleva al coro de la naturaleza triunfal y júbi-

dio, en tan apurado trance, nueva y brillan-

losa, las voces de su espuma musical.

te prueba de la temeridad que ya nadie le

G. Mani, almirante comandante en

disputaba. Rehechas las filas de los sorpren-

jefe de la armada francesa del Pacífico, y G.

didos, el combate se trabó, furioso y horri-

Munier, comandante superior del puerto de

ble, cuerpo a cuerpo; de un lado el coraje de

Mazatlán, consideraron por decreto del día

los sorprendidos y del otro la rabia de los

10, que la pacificación del norte del Estado

que vieron a la victoria sonriente salir a reci-

dependía de la ocupación de Culiacán, y, en

birlos. No duró más de media de hora la ba-

tal virtud, dispusieron una expedición de

talla, ni más tiempo le permitiera la furia de

tropas y elementos escogidos para que rea-

los combatientes; y al término de ese lapso

lizara la corta campaña que se proponían.

las caballerías traidoras, se precipitaron en

El 19 en la tarde, el gobernador y coman-

fuga desornada ganando el camino de Ma-

dante militar, Rosales, tuvo aviso cierto de

zatlán y abandonando en el campo heridos

que en Altata había fondeado el vapor de

y pertrechos.

guerra Lucifer conduciendo a su bordo 500

En la tarde prosiguió Rosales su marcha,

hombres entre zuavos, argelinos y traido-

y dos días después, el 15, se reunió en el Que-

res, con los que Gazielle, capitán de fragata

lite con las fuerzas de Corona y las de Sán-

y comandante de dicho vapor, se disponía

chez Román. Celebróse una junta de guerra,

a la conquista de Culiacán. Alejandro San-

que terminó con la resolución de rechazar

tacruz, capitán del puerto de Altata, olvi-

a los franceses y a sus aliados, batiéndolos,

dándose de su condición de mexicano, se

acosándolos, destruyéndolos por medio de

prestó a servir de guía a los expedicionarios.

guerrillas, y, ya consecuente con este acuer-

Jorge Carmona, comandante de batallón y

do, Rosales salió para Culiacán al frente de

el español José Domingo Cortés, ambos im-

la Brigada de Sinaloa. A mi paso por San

perialista de representación en la empresa,

Ignacio, el 18, expidió una proclama, alen-

dirigieron cartas a Rosales, procurando con

tando al pueblo a la guerra, y en Diciembre

alevosa maña moverle a que reconociera el

llegó a Culiacán donde firmó, el 16, el de-

imperio traicionando como uno de ellos a

creto declarando puerto de altura a Al tata,

su patria; pero Rosales contestó repeliendo

por hallarse el de Mazatlán, en poder de los

aquella que consideró una grave injuria a

franceses.

sus antecedentes de liberal, de republicano general antonio rosales

605

606

y de patriota, No tuvo la expedición fran-

recibir a los invasores dignamente. Pasó la

co-traidora motivo de tardanza, y avanzó

noche en San Pedro que ya se estremecía al

resueltamente con la seguridad del que no

anuncio de la lucha, presintiendo la gloría,

espera ni cree hallar obstáculo que le demo-

y a la madrugada prosiguió la marcha para

re, ni enemigo digno de oponérsele de faz

abreviar aquella terrible colisión. El choque

y con las armas, por nobles y usuales reco-

estuvo a punto de ser en Navolato. En las

nocidas y aceptadas. Pero Rosales ya sentía

cercanías de este pueblo encontró Rosales

en su cerebro la voz profética del éxito, y se

a sus avanzadas que desde Bachimeto iban

apresuró a obedecer a un mandato íntimo

tiroteando en retirada a las de los interven-

que en tonos muy altos le mandaba conver-

cionista, que en aquellos momentos veri-

tirse en héroe. Su actividad y su resolución

ficaban su entrada en el pueblo, resuelto o

no tuvieron tropiezo que las contuviera.

no preocuparse de los enemigos que se le

Contaba con la Brigada de Sinaloa forma-

opusieran.

da de los batallones “Mixto, 2° de Sinaloa”

Las fuerzas republicanas llegaban ar-

e “Hidalgo” y del escuadrón “Guías de Jalis-

dientes con su reprimida ansia de comba-

co”. Con prontitud prodigiosa se cubrieron

te. Acaso les exasperó la indiferencia inso-

en un día sus numerosas bajas, reclutando

lente de los extranjeros, y los acometieron

defensores entre los muchachos del pueblo

con bravura de veteranos, para cambiar en

que aceptaban con espontáneo arranque de

cólera aquel irritante desdén. Roto el fue-

satisfacción el deber a cuyo cumplimiento

go, se esperó que se empeñara el combate;

se les llamaba. Ignoraban los conocimientos

pero los franco-traidores se guarecieron tras

elementales del soldado: marchar, manejar

los bosques y los cercos que amurallan a la

el fusil; pero no atendían a su disculpable

población, y no aceptaron el reto, a pesar

ignorancia, sino a su inmenso amor al país,

de que por espacio de seis horas lo estuvie-

y de ese amor, el más hermoso, se dejaron

ron sosteniendo audazmente las guerrillas

guiar, poniendo su vida y su suerte en ma-

republicanas, mientras que el grueso de la

nos del valeroso jefe que los congregaba,

“Brigada de Sinaloa”, desplegada en batalla

prometiéndoles, con su solo nombre, honor

a cuatrocientos metros al frente, aguardaba

y prez.

orgullosamente impasible a fogosa embes-

Alcanzó la brigada a contar 400 hom-

tida de los legendarios y terribles zuavos y

bres, en su mayor parte bisoños, reclutas,

argelinos. Perdida la esperanza de combate

muchos sin uniforme siquiera. Violenta-

por aquel día, Rosales retrocedió hasta San

mente se hizo salir a casi todo el escuadrón

Pedro, dejando que la caballería le indicara al

“Lanceros de Jalisco”, al mando de su co-

enemigo el rumbo que debía de seguir para

mandante Francisco Tolentino, a que obser-

encontrarlo al día siguiente.

vara al enemigo y le hiciera el primer saludo

San Pedro, monumento de la historia

de guerra. El día 20, Rosales, con el resto de

de Sinaloa, es un pueblo sin otra impor-

la fuerza abandonó la ciudad y se dispuso a

tancia que la histórica. Su humilde caserío

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

está desparramado en una plácida llanura,

Diciembre. Desde temprano habían tomado

a cuatro leguas de Culiacán, hacia el Occi-

posiciones las tropas de la patria, y espera-

dente; sus habitantes son indígenas, casi en

ban impacientes pero correctos, el anuncio

su totalidad. El pasajero cruzaba antes de

de enemigo al frente. Callaban las cornetas;

Diciembre de 1864 por aquella llanura, que

todos los ojos se volvían dilatándose hacia

presentaba como cicatrices las divisiones de

las lejanías del ocaso. Atrás se levantaba el

propiedades marcadas con los primitivos

sol, como presentando un lienzo de luz so-

cercos de zarzas, sin fijarse en él; antes bien

bre el cual se destacaban las posiciones del

con el deseo de pasar pronto. Tal aspecto de

ejército nacional. Había una ansiedad pro-

soledad y tristeza tiene el pueblecillo con

funda, que se revelaba en las miradas que es-

sus chozas, morada de la inopia y de la fa-

cudriñaban el camino solitario de Navoloto.

tiga sin recompensa. Por el camino del Po-

De repente, a las siete de la mañana, se oye-

niente se debía da presentar el enemigo y en

ron disparos de fusil, y a poco se percibieron

ese camino se situó Rosales teniendo muy

por los oídos alerta rumores de marchas.

terca las últimas casuchas del pueblo. El co-

Hubo un temblor entre los patriotas, que

razón del pequeño ejército lo formaron cua-

fue la despedida general del miedo. El ejér-

tro cañones que servía el teniente Evaristo

cito se cimbreó con movimiento de onda, y

González, con su correspondiente dotación

las manos apretaron con cariño las armas.

de artilleros novicios, sostenidos por alguna

mientras las pupilas pretendían descubrir a

infantería. A la derecha formaba el batallón

los franceses. No tardaron en aparecer los

“Hidalgo” a las órdenes del coronel Ascen-

“Guías de Jalisco”, dando la espalda y retro-

sión Correa, y a la izquierda el “Mixto” con

cediendo pausadamente, fogueándose con

dos cañoncitos, mandado por el comandan-

la vanguardia enemiga a la corta distancia

te de batallón Jorge García Granados, hom-

de un tiro de pistola. En el instante sona-

bre de un valor que tocaba los límites de la

ron las voces de los clarines de órdenes, y

locura, y cuyo nombre es en Sinaloa, cifra y

dijerase que a su conjuro patriótico se ende-

prenda de la intrepidez ciega. La caballería

rezaron aquellos soldados nuevos, ante los

ocupó la reserva.

antiguos triunfadores en las tremendas lides

Se desesperezaba la naturaleza joven

europeas.

como con sacudimientos de terror al presen-

Los expedicionarios presentaron batalla

ciar los inusitados aprestos, y quizá parecía-

formando su centro con argelinos y traido-

le que aun no despertaba, y que, un sueño

res, su derecha con franceses, y la izquier-

extraño le fingía aquellos aparatos de muer-

da con traidores. Dos obuses de montaña

te que la estremecían, ora con su estrépito

quedaron bajo la dirección de los franceses

y su repicar de aceros, ora con su calma y

que ocupaban la derecha. Ocuparon los in-

su silencio más espantosos aún que el más

vasores un espacio que se extendía desde el

medroso ruido. Comenzaba el día, un día

camino hasta un vallado que servía como

gris perla, triste con las últimas ráfagas de

de extremo a su derecha. Apenas tomadas general antonio rosales

607

tus posiciones, el fuego se hizo general; re-

provocado su fiereza selvática. Retrocedían

tumbó la artillería, barriendo la llanura con

a la carrera los invasores, cuando Granados

su formidable deyección de hierro; en los in-

fue herido en el vientre por un tiro de pis-

tervalos se oía el fuego de la fusilería, nutri-

tola que le disparó, faltando a las leyes del

do, rápido; en medio de aquel estruendo, se

honor militar, un oficial francés que acaba-

contemplaban los contendientes, y se me-

ba de entregarse prisionero. El éxito estuvo

dían como gladiadores al salir a la arena sa-

a punto de malograrse; pero Rosales, que

ludados por los aplausos de los concurrentes

atentamente seguía las peripecias del com-

que, de tal modo, manifiestan la seguridad

bate, mandó, a ese tiempo, que la caballería

de que triunfará el gladiador acostumbrado

apoyara al “Mixto”, y con esto se decidió en

al circo donde no hay Hércules que le haya

favor de los patriotas el incidente. Los fran-

resistido.

ceses regresaron derrotados a sus posiciones.

Media hora de cañoneo acabó de encender la sangre de los combatientes. Los

608

El Mayor del “Mixto”, José Palacio, tomó el mando del batallón.

franceses fueron los primeros en embestir;

Se redobló el fuego, vivo, certero, mor-

y se arrojaron con ímpetu, al parecer irresis-

tífero. Resistíanlo y contestábanlo los ex-

tible, sobre el batallón “Mixto” que forma-

pedicionarios, firmes, seguros, serenos, re-

ba la izquierda mexicana, con el propósito

puestos al punto de la sorpresa que les había

de apoderarse de los dos cañoncitos que les

producido una bravura que consideraban

estaban causando daño. Por un momento,

como un fenómeno en las filas contrarias.

por un segundo, se suspendió el fuego del

El entusiasmo crecía en el campo mexica-

lado mexicano; querían nuestros soldados

no. En la artillería del centro, un sargento

ver cómo atacaban los franceses, cómo eran

segundo, Pedro Pérez, hacia vanidoso alarde

aquellas imponderables acometidas de los

de su desprecio a la muerte, y riendo y vi-

zuavos, dioses de la bayoneta, que jamás

vando a sus jefes y a la patria, cumplía con

encontraban enemigo fuerte. Chocaron

su terrible deber.

contra el “Mixto”, y —¡oh extrañeza y jú-

Y un muchacho de once años de edad,

bilo!— el “Mixto” no retrocedió. Opuso sus

un niño resplandeciente en aquel cuadro

bayonetas y las cruzó con las invencibles,

de fogonazos, Francisco Ramírez, tocaba a

y éstas sintieron, al primer asalto, que su

fuego sin descanso, como si les reprochara

gloría daba un paso atrás. Granados, el es-

a los artilleros, activos e infatigables, su tar-

pléndido en la lucha, tuvo un acceso de su

danza en desolar por completo la llanura.

locura trágica, y mandó cargar. ¿Qué sintió

No cedían los franceses; y entonces Rosales

el “Mixto” al oír aquel mandato y al ver la

vio llegado el momento de acometerlos. Las

transformación de su jefe, radiante de valor?

cornetas trasmitieron la orden, y en todo el

Cargó; se dejó arrastrar por el frenesí de su

campo liberal resonó un grito inmenso de

comandante; acometió con impulso de fie-

entusiasmo que respondía al mandato. La

ra bravía acosada y arrolló a los que habían

brigada entera avanzó como disparada por

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

un poder misterioso. El “Mixto” sigue dis-

po libre. Media legua, antes más que menos

tinguiéndose. El capitán Lúcas Mora hace

se caminó en casi tres horas. Se habían hecho

prodigios de valor. Fernando Ramírez, otro

prodigios: un jefe, Martín Ibarra, lazó un obús

capitán, cae muerto de un balazo, cuando

francés que hacía fuego, y, amarrando vio-

al frente de la fuerza que mandada, quería

lentamente la reata en la cabeza de la silla,

ser el primero en llegar a las posiciones ene-

clavó espuelas al bridón, y sacó de batería

migas, venciendo en aquella hermosísima

el obús.

competencia de nuevo. El mayor de órdenes

Fue mucha duración para tan desespera-

Francisco Miranda se olvida de la vida, para

da lucha. Ya iban los enemigos divididos en

pensar sólo en la patria agredida por los ve-

secciones por el empuje de los republicanos.

teranos que tiene de frente. Al lado de Sán-

Comprendieron, al cabo, que no los podían

chez Román, segundo en jefe, va el teniente

contener, que la resistencia era imposible, la

coronel Cleofas Salmón. Ambos aguerridos,

catástrofe inevitable, los aliados traidores se

probados en cien peligrosos lances, ahora

desbandaban en huida de lebreles; el general

excitan con sus voces y con su ejemplo a los

Cortés y el comandante Carmona habían

entusiasmados soldados que les siguen arro-

desaparecido desde los comienzos del san-

jando al suelo las armas que no saben mane-

griento disputar el paso a Culiacán; el honor

jar, para ir e herir a los expedicionarios con

francés se había defendido con su histórica

los puños o con los guijarros que van levan-

arrogancia, y ya no quedaba que salvar sino

tando en el camino. Rosales es ya el héroe.

la vida de los fatigados imperialistas que,

Ha sentido posarse en su frente la corona de

por gracia de la fortuna, no habían perecido

laurel y el irisado y fulgurante rayo de luz

en la contienda. Con la velocidad del pánico

de la gloria; ya se siente poseído por lo idola-

que se difunde en las multitudes a la presen-

trado de su numen de patriota, y se engran-

cia de un suceso inesperado, se tuvo en las

dece, se abrillanta, esplende, para recibir su

conmovidas y desorganizadas filas francesas

gloriosa consagración de héroe triunfante.

una idea salvadora: la rendición. Continuar

Su presencia es una arenga que ciega y

luchando era seguir corriendo y alfombran-

arrebata; su grito es como una espada lla-

do el camino de uniformes imperialista,

meante que amenaza las espaldas de sus sol-

para que pasara él victorioso ejército de Ro-

dados; su ejemplo no puede tener igual, pero

sales aclamando a la República, y aclamado

tiene imitaciones frenéticas. Es el que man-

por las dianas que tocaban sus cornetas. De

da, y va al frente como obedeciendo. Tras

pronto los fugitivos clavan sus fusiles arma-

él va delirante, dijérase que persiguiéndole,

dos de bayonetas en las arenas del poético

la “Brigada de Sinaloa”. No, no pudieron los

Humaya, y, cruzando los brazos sobre el

zuavos y los argelinos resistir la avalancha.

pecho, piden a gritos la muerte para no ser

Corrieron dando frente, mientras de sus

testigos vivientes de aquel desastre que se

memorias muertas resucitaba el recuerdo de

les figura una horrorosa pesadilla, un deli-

cómo se corría volviendo la faz hacia el cam-

rio inexplicable que le enrojece la cara con la general antonio rosales

609

explosión de la cólera y el rubor. Un oficial

ta de los republicanos; pero ni desertor ni

francés, gime, solloza, llora como un niño,

disperso se presentó, pues no los tuvo en

acordándose de las glorias de Francia y vien-

San Pedro el ejército de la patria; y esta es

do la derrota presente. Un sargento mexi-

una circunstancia rara que da mayor lustre

cano se le ha acercado a pedirle la espada, y

y esplendidez al triunfo de la “Brigada de

él, entre lágrimas y voces de indignación, se

Sinaloa”.

niega a entregarla. —Es usted mi prisionero —exclama Ro-

liacán conduciendo a sus prisioneros. La

sales que mira la escena. —Entregué usted

ciudad absorta, maravillada, estática, con-

su espada.

templaba aquel portento, sin creerlo; veía el

Y el oficial la rindió en manos del sar-

desfile triunfal, y sonreía con desconfianza,

gento, y luego que la hubo rendido, se cu-

figurándose que la burlaban con un engaño

brió el rostro con la mano, para desfogar en

torpe. Los oficiales franceses estaban aloja-

lágrimas su coraje.

dos con grandes consideraciones en la Casa

Gazielle, capitán de fragata, jefe de la

de Moneda, y circulaban libremente. Sólo

expedición, se adelanta a encontrar al jefe

entraron con las tropas de Rosales los sol-

republicano, y tendiéndole por el puño su

dados rasos que se dieron prisioneros. ¿No

espada, se ofrece prisionero.

era aquello una ferocidad en la mofa de los

—Guárdela usted, comandante, le dice Rosales, es usted muy digno de llevarla.

franceses victoriosos? Tal fue la suprema generosidad con que Rosales trató a sus ven-

Y Gazielle, conmovido al encontrarse

cidos; tal es el rasgo de belleza moral que

con un vencedor tan magnánimo, la vuelve

enorgullece la historia de Sinaloa; tal es el

al cinto.

templo de la virtud del caudillo republicano.

Bel Kassem ben Mohamed, subteniente

Gazielle no vaciló en escribirle una car-

de argelinos, no contiene la expresión de su

ta a Rosales manifestándole agradecimien-

gratitud al ver así tratado a su jefe vencido

to sincero por su conducta magnánima. El

y prisionero, y avanza en actitud humilde, a

gobierno nacional la aprobó, olvidando con

besar la mano del generoso vencedor.

gran esfuerzo el derecho de represalias, que

—En mi país no se acostumbra besar la mano a los hombres, dice Rosales deteniendo al argelino.

610

El 23 entró la brigada victoriosa en Cu-

tan bien cumplían y practicaban los intervencionistas. Cayeron en poder de Rosales 85 prisio-

A las once de la mañana cesaron en Cu-

neros franceses, entre ellos el jefe de la expe-

liacán de oír los fuegos, y la mayor ansiedad

dición y siete oficiales; más de cien traidores,

se apoderó de los habitantes que habían es-

dos piezas rayadas de artillería, el parque, las

tado escuchando con atención palpitante

armas, las condecoraciones, una banderola y

los ecos de la pelea. Esperaban un desertor,

los equipajes, entre los que se encontraron

un disperso del ejército mexicano que les

las proclamas impresas en Mazatlán, que en

llevara la noticia primera de la segura derro-

favor del imperio se iban a repartir profusa-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

mente en Culiacán. La seguridad del triunfo

valía, para logro de sus fines contrarios al

era tan completo en el ánimo de los fran-

patriotismo, la envidia que Rosales había

ceses, que hasta habían previsto el camino

despertado con su conducta de soldado y

por donde escaparía Rosales, y nombrado

de gobernante. Torpes anduvieron los pro-

al general que lo debía perseguir, el español

nunciados; no proclamaron ninguna idea,

Cortés.

ningún pretexto; fútil y necia fue la razón

El triunfo de Rosales fue de inmensa

en que apoyaron su infidelidad al gobierno

trascendencia en el Estado, cuyo centro se

legítimo. Afortunadamente los rebeldes, por

vio libre de los invasores que ya no osaron

la mediación eficaz de algunos amigos leales

nueva expedición. Rosales obtuvo en pre-

de Rosales, depusieron a los pocos días su

mio el despacho de general.

actitud hostil y tornaron a reconocer el go-

En diversos puntos del Estado continuó

bierno legal. Pero Rosales, de un carácter in-

sin tregua la lucha contra la intervención.

dómito y severo, exigió del general en jefe de

Rosales estableció al norte una línea militar

las Brigadas unidas de Sinaloa y Jalisco, que

para proteger los distritos de Mocorito. Si-

castigara al coronel Correa, para ejemplo y

naloa y Fuerte, y ordenó que de Cósala fuera

moralidad del ejército, pues no debía tener

a Culiacán un cuerpo de tropa, para mejor

más enemigos que los imperialistas. Tuvo,

atender a la defensa.

sobre el particular, una seria y grave entre-

En Marzo de 65 quedó el gobierno de

vista con el general en jefe de las fuerzas

Rosales reconocido y legitimado por el de la

republicanas; pero éste se negó a castigar a

Unión, para lo cual tuvo que entregarlo al

Correa, por lo cual Rosales que no sabía que-

general graduado, coronel de ingenieros,

darse con el más leve ultraje ni a su persona

Don Gaspar Sánchez Ochoa, nombrado

ni a su autoridad, depuso el mando militar y

para recibirlo por el Presidente de la Repú-

político del Estado, y desde luego se preparó

blica, y del cual volvió a recibirlo cinco días

A ir a servirle a la patria, al lado del Presiden-

después, legalizando así el gobierno emana-

te de la República, entonces en Chihuahua.

do del pronunciamiento que derribó a Gar-

Ya en camino se detuvo en la villa de Moco-

cía Morales.

rito y de allí comisionó al general Joaquín

He aquí que ha llegado la hora de la

Sánchez Román para que, adelantándose,

envidia. Correa, comandante del batallón

fuera a explicarle al Presidente los sucesos

“Hidalgo” cediendo a secretas insinuaciones

ocurridos en el Estado y la conducta que ha-

de personajes prominentes, se pronunció en

bía observado, al sentirse falto de apoyo y

compañía del jefe de la caballería Francisco

provocado a lanzarse a una guerra civil.

Tolentino, que, como Correa, perteneció a

Otra vez se revela su carácter tempes-

las fuerzas del General Corona. Sorprendi-

tuoso, que en ocasiones rompía los frenos de

da la guarnición como el público, Rosales

la prudencia y movía a cometer acciones no

fue obligado a ocultarse dejando la plaza

comprendidas entre las que le aconsejaba su

en poder de las infidentes, medio de que se

clara inteligencia y su honradez sin tacha. Se general antonio rosales

611

612

pronunció contra el gobierno establecido por

De los 500 hombres de que se componía

Corona e invitó al gobernador Rubí a unír-

su fuerza llegaron a Alamos casi la mitad. En

sele, ofreciéndole que le confirmaría el nom-

aquella ciudad se le reunió el batallón “Ala-

bramiento dé gobernador, pues él sólo quería

mos” que al regreso de Navojoa, en el Mayo,

el mando militar para continuar la campaña

a donde fue Rosales a imponer respeto a los

contra los franceses. Rubí se negó a acceder a la

indios alzados, se desbandó completamen-

propuesta, y entretanto las fuerzas del gobier-

te, llevándose en la desbandada a todos sus

no se movieron a atacar a Rosales, que organi-

oficiales. Semejante conducta del batallón

zaba las cuyas y se mantenía en actitud bélica

alameño tuvo desastrosas consecuencias

en la villa de Sinaloa. Sus primeras tropas fue-

en la tropa que permaneció fiel al ilustre

ron destrozadas por el general Domingo Rubí,

general, que habiendo regresado al Estado

antes de entrar en Mocorito, y eran ya inmi-

de Sinaloa a proporcionarse recursos, se vio

nentes encuentros sangrientos entre ambos

abandonado por varios jefes y oficiales que

bandos, cuando Rosales recibió, por conducto

se separaron de su lado como desertores. En-

especial y violento, una comunicación de su

tonces decidió volver a Alamos con los 280

amigo Don Francisco Ferrel, prefecto de Ála-

hombres a que había quédalo reducida su

mos, Sonora, y exsecretario Se gobierno del

fuerza. La ciudad sonorense estaba ocupada

Estado de Sinaloa durante la administración

por las numerosas tropas imperialistas que

del general García Morales, invitándole a que

mandaba Don José María Ahumada; pero al

fuera a sostener la campaña que muy pronto

saber la aproximación de Rosales la abando-

debía iniciarse, por haber desembarcado una

naron, y entró en ella el general republica-

fuerza francesa en Guaymas y haberse alzado

no la tarde del 23 de Septiembre de 1865.

los indios del Yaqui y del Mayo.

¡Al siguiente día debía morir! En la mañana

Rosales aceptó sin vacilar aquella in-

los imperialistas se presentaron en son de

vitación honrosa, y envió comisionados a

guerra y asaltaron la ciudad, confiados en su

Rubí para hacérselo saber y manifestarle

número.

que desistía de sus propósitos en contra del

Rosales, apercibido desde luego al com-

gobierno impuesto por Corona, si le daban

bate, puso una sección de infantería al

las seguridades de que no serían perjudica-

mando del doctor Molina, secretario de la

dos los pueblos que abiertamente se habían

Prefectura; se reservó el mando del resto de

declarado en su favor. Las obtuvo sin dificul-

la infantería, y ordenó que sus 70 caballos,

tades, y ya con la certeza de que su salida del

al mando de su jefe Don Guadalupe Gómez

Estado no acarrearía daño a sus partidarios,

Llanos, fuera a desalojar de una colina al

abandonó la villa de Sinaloa el 2 de Agos-

enemigo. Dadas estas disposiciones, Rosales

to para ir a abrir la campaña de Sonora, de

acompañó al doctor Molina que se dirigía a

donde, por su defensa brillante, se le llama-

su puesto, y al volver para ir a ponerse al

ba para que sostuviera el pendón nacional

frente de en columna que por opuesto ca-

amagado por una tempestad de muerte.

mino marchaba, un español de nombre Mo-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

ratín, oculto en la casa de Moneda, intentó

tuvieran un rasgo de generosidad; pero los

asesinarlo. Le disparó alevosamente un tiro

imperialistas excitados en su ferocidad, y

de rifle que hirió al vencedor de San Pedro,

en su odio a los blancos, hicieron algunas

pero que no le detuvo ni le impidió llegar

descargas cerradas, acribillando al héroe que

hasta su fuerza, a pesar de la violenta y co-

en vano disparó los cinco tiros de su pistola.

piosa hemorragia. La lucha fue brevísima,

Un indio le acometió de una manera feroz,

pero terrible y de resultados dolorosos para

horriblemente salvaje y brutal, y, dígase de

la patria. La caballería de Gómez Llanos

una vez porque esto lo siente el corazón

eludió el combate, y huyó sin provocar al

como una herida, lo remató a golpes.

enemigo. El joven doctor Molina murió va-

Del lado de Rosales pelearon el general

lientemente defendiendo sólo una pieza de

Sánchez Román, el coronel Miranda y Cas-

artillería ganada en la batalla de San Pedro.

tro y Don Francisco Ferrel.

Y ya, frenéticos por su triunfo los imperia-

Sinaloa, al saber el fin trágico del gene-

listas, se arrojaban sobre la retaguardia del

ral que había defendido y dado un capítulo

jefe republicano cuya fuerza acosada, copa-

de luz para la historia nacional, le declaró

da por el número, perdida la moral, viendo

benemérito del Estado, por decreto de 10 de

herido y desangrándose a su general, y sin

Octubre de 1865; le mandó hacer honores

esperanzas de auxilio en aquellos mementos

de general de División en las exequias que

de desastre, se desbandaban entregándose a

dispuso, y le guardó luto por nueve días.

la fuga, desoyendo las voces de su jefe que

Pasado el luto ha comenzado la fiesta apo-

aún en aquel los supremos trances pugnaba

teósica. La historia no tiene luto para los

por contener y dominar el pánico, aunque

héroes. La gloria no tiene lágrimas ni luto.

ya la muerte no se podía esquivar. Bajó de su caballo y, andando a duras penas por el do-

***

lor y la debilidad que le producía su herida,

Rosales fue periodista de combate, y poeta

erró trabajosamente por varias callejuelas,

de numen byroniano; en sus escritos, mu-

hasta que ya cediendo al desmayo, se detu-

chos de polémica, resalta el sarcasmo; pa-

vo frente a la casa del padre del jefe imperia-

rece que por ellos pasa algo como el reflejo

lista que lo destruía, y mandó a un soldado

de una sonrisa irónica, desdeñosa, amarga.

llamado Patricio que tocara el zaguán, por

Liberal sincero y vehemente, cuando no lu-

si en aquella casa hubiera un patriota que

chaba con la espada contendía con la plu-

lo albergara. Pero en aquel instante, una co-

ma; y como de su credo era fiel devoto, des-

lumna de indios traidores desembocaba en

preció las añejas preocupaciones de la época

la calle, y Rosales que ya cedía al vértigo,

y discutió con el clero, poniéndose así frente

por la abundante pérdida de sangre, se ir-

a frente del horror que entonces inspiraba a

guió, tal vez esperando, él que tan magná-

las mayorías sociales la aceptación de unas

nimo había sido siempre con sus vencidos,

doctrinas malditas por la ignorancia y el fa-

que aquellos indios traidores y sanguinarios

natismo, como provenientes, según decían general antonio rosales

613

los alarmados religiosos, de un funesto ex-

su superior para que castigara a palos a un

travío moral.

soldado, que en los recientes combates ha-

Publicó algunas de sus poesías en la Au­

bía dado altas pruebas de intrepidez.

rora Poética de Jalisco, el año de 1851. Hay

Rosales contestó secamente:

en ellas un desbordamiento de imágenes,

—|Yo no doy esos palos!

de amarguras, de fatalismo; la fe atraviesa

Llevado ante el coronel Don Francisco

vacilante, como espirando en aquel páramo de siniestras dudas y de dolorosos interrogaciones.

Güitian, díjole éste, montado en cólera: —¿Por qué no obedece usted las órdenes de su superior?

En un momento de desesperación infinita, producida por la duda tenaz que en-

—Mi coronel, porque yo sirvo a mi patria como soldado, y no como verdugo.

sombrece al pensamiento cuando se lanza

Cuando Güitian supo los antecedentes

a querer violar los arcanos inviolables, se

de Rosales, y qué raras cualidades le distin-

yergue como al sentir una herida alevosa, y

guían, mandó levantarle el castigo y le ofre-

exclama con robustos versos:

ció su amistad y su protección.

“¿Quién me dio por escarnio el pen-

Un capitán del propio cuerpo de Corace-

samiento? ¿Quién dio por sarcasmo la

ros, el valeroso Ignacio Martínez Valenzue-

esperanza?”

la, tuvo fuerte desavenencia por cuestión de preferencias mujeriles con Rosales, que era su ***

inferior jerárquico. Martínez Valenzuela, evi-

En la no escrita historia popular de Sinaloa

tando cualquier sospecha de cobardía, pres-

han quedado hondamente grabados mu-

cinde de sus galones y acepta el duelo a que le

chos actos típicos del fogoso y explosivo

reta su inferior, exclamando con desdén:

carácter de Rosales; pero aquí sólo deben entrar los que no maltraten el recuerdo de otros hombres también ilustres.

ñeco sin antecedentes! Colocados los adversarios frente a frente

Perseguido duramente por un artículo

con las espadas en la mano, oyen la voz que

periodístico en el que el novel escritor ex-

les manda acometerse y Rosales se precipita

ponía sus ideas políticas con sobrado calor y

impetuosamente sobre su adversario; lo hace

falta de prudencia, y temiendo caer en poder

retroceder, tropezarse, y rodar por el suelo; y,

de sus perseguidores, tomó una resolución

aunque la violencia de la acometida; obligó

extraña y terrible: se dio de alta como solda-

a creer que el impetuoso duelista no podrá

do raso en el 2º Regimiento de Veracruz que

contenerse y herirá al caído, Rosales levanta

mandaba el coronel Don Pedro Quintero.

su espada, limpia de sangre, y prueba así que

Era ya sargento del 1º de Coraceros de

614

— ¡Lo que siento es batirme con un mu-

sus cóleras son violentas pero no ciegas.

la Guardia, y ya se había batido contra los

Martínez Valenzuela, levantándose tien-

americanos en la sangrienta batalla de la

de la mano, en actitud amistosa a Rosales,

Angostura, cuando un día recibió orden de

y le dice:

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

—Es usted un caballero. Desde hoy quiero ser su amigo. Y así pactaron estrecha y firme amistad los dos valientes. Un día, la marinería de un buque de guerra

para que exigiera satisfacción al comandante inglés. Embarcáronse con Rosales en el vaporcito Colón, una verdadera cáscara de nuez, Jorge Granados y dos oficiales más.

inglés anclado en el puerto de Mazatlán,

—Vengo, dijo Rosales presentándose

desembarcó en la ciudad y se embriagó en

ante el desdeñoso comandante en su cáma-

una cantina cuyo dueño, al ser pagado con

ra, a llevarme la goleta Reforma.

insultos y amenazas de golpes, mandó apa-

Sonrió el inglés, y dijo con sorna:

lear a los tramposos. El comandante inglés,

—¡Bueno!....

colérico y asombrado, exigió que se le diera

—¿No me la entrega usted?

una satisfacción; y como no la recibiera en

—¡No!

respuesta a su exigencia, apresó a la goleta

Entonces Rosales, volviéndose con pron-

mexicana “Reforma”, anclada también en el

to ademán de cólera a Granados que lo espe-

puerto, y se hizo con ella a la mar.

raba en la puertas de la cámara, gritó sacan-

Produjese la natural indignación en la

do la pistola:

ciudad; indignación doblemente profunda

—¡Aquí moriremos todos! ¡Vete a volar

porque se comprendía la imposibilidad de

la Santa Bárbara, mientras yo vuelo a éste!

castigar a los ingleses raptores, y por la mag-

Y agregó creyendo que Granados titubeaba:

nitud de la ofensa misma. Y cuando todos

—O déjame volar yo la Santa Bárbara y

se entregaban a vanos alardes de ira, hubo un hombre que dijo: —¡Yo rescatare la goleta! Su acento tenía la serenidad de una resolución inquebrantable.

quédate tú aquí. El inglés se levantó de su asiento, y tendiendo una mano a Rosales, le dijo: —Son ustedes unos valientes. Pueden llevarse la goleta.

—¡Eso es un sueño! —exclamó asom-

Al siguiente día, cuando el vigía del puerto

brado el general Corona. —¿En que va us-

anunció el regreso del Colón, la muchedumbre

ted, si no tenemos marina?

curiosa corría hacia la playa, o a las alturas, para

—En el Colón.

saber el resultado de la expedición; y cuando

—¡Es un suicidio!...

aquellas multitudes ansiosas y patriotas, vie-

—Repito que iré. ¡No hay tiempo que

ron que el Colón remolcaba trabajosamente a

perder, mi general! Cedió Corona y él mismo escribió rápidamente el nombramiento de Rosales, (que Rosales era aquel hombre intrépido)

la goleta dirigiéndose al puerto, lanzaron un grito inmenso de su orgullo supremo. México, 1894 José Ferrel

Don Luis de la Rosa1

Deplorable

mucho es que, precisamente

completaremos los breves apuntamientos

cuando se trata de los hombres más pro-

que hoy damos a luz, prefiriendo esto a omi-

minentes en nuestra historia, se tropiece

tir el nombre de D. Luis de la Rosa en esta

con mayores dificultades para escribir su

galería biográfica.

y

biografía. Zarco mismo, que compartió con

Nació el Sr. De la Rosa en Pinos (Estado

D. Luis de la Rosa las tareas del periodismo

de Zacatecas). Por su precoz capacidad, por su

y que militó a su lado en las luchas políti-

afición a la literatura, por su carácter profunda-

cas, no pudo reunir los datos que deseaba

mente observador y meditativo y por su amor

para referir los hechos todos de varón tan

sincero a la libertad, distinguióse desde su ju-

distinguido, cuando ocurrió la muerte de

ventud, haciendo una brillante carrera literaria.

éste. Aplazó para mejores días aquel traba-

El periodismo fue el que ofreció a D. Luis

jo, y sorprendióle también la muerte sin ha-

de la Rosa vasto campo para dar a conocer

ber llegado a desempeñarlo. En vano hemos

su talento, su instrucción y sus arraigadas

intentado nosotros llenar los vacíos que se

ideas democráticas. La Estrella Polar y El Fan­

notan en la necrología escrita por Zarco; las

tasma fueron las primeras publicaciones por

personas a quienes hemos acudido nos han

él redactadas y que le valieron disgustos y

hecho promesas de obsequiar nuestros de-

dificultades sin cuento en Guadalajara, don-

seos, y nada más. Si algún día las cumplen,

de por aquella época residía. En seguida le vemos colaborando efi-

Tomamos esta biografía de la galería de “Mexicanos

1

Distinguidos” por el Sr. D. Francisco Sosa, que ha estado

cazmente a la reconstrucción de su Estado

publicando El Combate, semanario liberal. A ello nos obli-

natal cerca del ilustre gobernador D. Fran-

ga la dificultad que el editor de la presente obra tuvo para

cisco García (1828 a 1834) y representando

adquirir directamente datos sobre la vida de Don Luis de la Rosa; dificultad que tuvo el mismo Zarco a raíz de la

al mismo Estado no sólo en la legislatura,

muerte del biografiado y con la cual tropezó también el

sino también en la coalición que tenía por

autor de éstas que nosotros reproducimos según se expresa en el principio de ella.

objeto salvar las instituciones republicanas.

˜ 617 ˜

“En los periodos en que la libertad su-

al gobierno de que formaba parte el Sr. De

cumbía, dice el Sr. Zarco, en que el país que-

la Rosa. Éste, consecuente con sus princi-

daba bajo el yugo teocrático militar, o el Sr.

pios, se negó a prestar sus servicios al nuevo

De la Rosa era tenazmente perseguido o se

gobierno, que deseaba atraerle, y cuando se

refugiaba en la vida privada, sin doblegarse

expidió la famosa convocatoria de Alamán

jamás a los opresores de su patria, sin tran-

para formar un Congreso en que estuviesen

sigir nunca en la defensa de sus principios.

representadas ciertas clases y no el pueblo,

Fue de los últimos defensores de la Federa-

fue electo miembro propietario, pero él re-

ción y para nada figuró en tiempo del Cen-

husó manifestando “que otros títulos que

tralismo”.

no consistían en la propiedad, le habían

En 1841 vino a México, trayendo por sólo fin combatir ardorosamente la dicta-

618

dado antes derecho a representar a sus compatriotas”.

dura de Santa-Anna. Duró ésta tres años, y

Restablecida la Federación en 1846, Don

durante ese tiempo, D. Luis de la Rosa, en

Luis de la Rosa tomó interés vivísimo en re-

unión de Otero y de Morales, redactó el Si­

vivir el espíritu público, en afirmar la unidad

glo XIX con infatigable constancia, sin de-

nacional, con su pluma como escritor y con

jar por esto de cultivar las bellas letras en el

su elocuente palabra en el Parlamento. Pa-

Ateneo y tomando parte en la redacción del

triota esclarecido, para quien la suerte de la

Museo Mexicano, uno de los primeros perió-

República era lo primero, no vaciló en dar

dicos en su género que han visto la luz en

al olvido las persecuciones sufridas y acep-

esta capital.

tó la cartera de Justicia que le encomendó

Expedidas las Bases Orgánicas (12 de

Santa-Anna, el mismo que tan rudamente

Junio de 1843) fue el diputado zacatecano,

le había hostilizado. Entonces fue cuando

uno de los hombres de mayor influencia en

expidió, como dice Zarco, aquella famosa

el partido liberal y fue él quien organizó la

circular a los obispos, que siempre será para

oposición enérgica y decorosa que acabó por

él un título de gloria, que sirvió de texto a la

derrocar a Santa-Anna, en el memorable 6

Reforma y que en aquellos días fue un obs-

de Diciembre de 1844; y como era uno de los

táculo para que siguiera en el Ministerio.

jefes del partido que se llamó decembrista, no

La invasión americana tuvo lugar. De la

omitió esfuerzo para hacer fecunda en bie-

Rosa, previsivo como ninguno, fue partida-

nes aquella revolución, ya como diputado,

rio de que se hiciese una paz honrosa, sin

ya como ministro de Hacienda. Al hacerse

poner a prueba el poder nacional. No pocas

la clasificación de las rentas, el Sr. De la Rosa

inculpaciones le atrajo aquella conducta;

se consagró especialmente a librar a los De-

pero los hechos vinieron a justificarle, y

partamentos del pupilaje del Centro que los

una nueva página de gloria vino a llenarse

reducía a completa nulidad.

en el libro de sus honrosos hechos. No re-

La revolución iniciada por Paredes en

cordemos los desastres de nuestras armas en

Guadalajara y secundada en México, derrocó

1847. Cada vez que abrimos la historia de

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

esos días de duelo para la patria, la sangre

ses, su existencia, antes que doblegarse a las

se agolpa a nuestro cerebro y nos es imposi-

pretensiones inicuas del invasor; pero no se

ble referir tantos sacrificios y errores tantos.

trataba de oír únicamente los dictados del

Hollado el suelo mexicano por el invasor,

ardiente amor a la patria, sino también de

acéfalo el país, dos hombres de talla extraor-

no hacer sino lo que la voluntad nacional

dinaria, Peña y Peña, cuya vida narramos ya,

indicase, lo que estuviera en la posibilidad de

y D. Luis de la Rosa, encontráronse en Tolu-

las cosas. Al efecto, convocó una junta

ca (Septiembre de 1817) y como inspirados

de Gobernadores, y aunque la mayoría de

por el cielo, resolvieron afrontar aquella si-

éstos se entregó a declamaciones en contra

tuación para salvar a la patria.

de la paz, sólo D. Melchor Ocampo, Gober-

“Sin soldados, sin recursos, sin más ar-

nador de Michoacán, ofreció de una manera

bitrio que la fuerza moral y el deseo de sal-

solemne el dinero y los soldados del pueblo

var la independencia —dice uno de nuestros

heroico que le había confiado la dirección

más ilustres publicistas— estos dos hom-

de sus destinos, y es fácil comprender que

bres constituyeron un gobierno nacional,

por rico y poderoso que fuese Michoacán,

encargándose el primero del poder y siendo

no podía con sus solos elementos sostener

el segundo Ministro universal, o por una

la guerra. Entonces el Gobierno se decidió

ciega ambición, sino porque en tan críticos

por la paz.

momentos y en los días angustiosos que

Para conocer bien lo que fue el tratado

siguieron después, todos desconfiaban del

de Guadalupe Hidalgo, es indispensable es-

éxito, y no había quien quisiera aceptar una

tudiar no leer, las páginas severas de la obra

cartera. Aquel Gobierno, sin embargo, nacía

que con el título de Recuerdos de la invasión

de la Constitución, se derivaba del orden le-

norteamericana, dio a la estampa nuestro

gal, y fue reconocido en todo el país, y aco-

compatriota, el distinguido historiador aca-

gido como la única esperanza de salvación”.

démico D. José María Roa Bárcena, a quien

México no debe olvidar jamás los servi-

tocó la suerte de compulsar documentos

cios eminentes que su preclaro hijo, D. Luis

hasta hoy inéditos, y esclarecer la verdad

de la Rosa, le prestó en la época a que venimos

con un criterio recto, con una imparcialidad

contrayéndonos, y hoy que la verdad histó-

no común entre los historiadores contem-

rica ha derramado la luz sobre ese periodo

poráneos. A esta obra remitimos al lector,

fecundado en desgracias para la Nación, no

como lo hemos hecho varias veces al tratar

tiene razón de ser la divergencia de opinio-

de otros mexicanos eminentes que secun-

nes que hubo entonces al juzgar el tratado

daron con afán las nobles miras de D. Luis

de paz de Guadalupe Hidalgo. D. Luis de la

de la Rosa en aquellos momentos. Concre-

Rosa, el Ministro universal en aquellos acia-

tándonos a este último, debemos decir y

gos días, como mexicano a quien animaba

proclamar muy alto, que defendió palmo a

el más puro, el más noble patriotismo, ha-

palmo el territorio, que contrarió con toda

bría querido sucumbir, sacrificar sus intere-

la energía de su carácter las desmedidas predon luis de la rosa

619

tensiones de los Estados Unidos, y con tino

su pluma, intérprete fiel de su patriotismo,

y previsión que nunca le agradecerá Méxi-

conjuraba las más terribles tempestades,

co debidamente, estipuló el artículo XI en

como la imprudente asonada de San Luis

defensa de la frontera y como valladar a las

Potosí. Tenía también, aunque lentamente,

hostilidades de los bárbaros.

que ir reconstruyendo la administración pú-

Si D. Luis de la Rosa, de una manera

blica en todos sus ramos, sobre todo en el

inesperada, hubiese sido llevado por las cir-

de Hacienda, en el que salvó al país de los

cunstancias, sin otros antecedentes, al pues-

más onerosos contratos celebrados por San-

to altísimo que le tocó regentear en la épo-

ta-Anna; y por último, viviendo en medio

ca más difícil de nuestra moderna historia,

de los más duros conflictos, y careciendo a

bastaría para inmortalizarle, para grabar su

veces hasta de lo más necesario para pagar

nombre en el corazón de los buenos mexica-

un correo que viniera a México, entregó intac­

nos, su conducta como Ministro universal

ta la indemnización americana al gobierno del

de Peña y Peña. Pocos merecen como él bien

general Herrera.

de la patria.

620

Restablecido el gobierno nacional en la

Y no termina aquí la relación de sus mé-

capital de la República en los primeros días

ritos. Al gobierno de que él era alma, inspi-

del mes de Junio de 1848, el nuevo Presiden-

ración y verbo, como alguien ha dicho ya,

te D. José Joaquín de Herrera nombró a D.

tocó recoger las ruinas que dejan tras de sí

Luis de la Rosa Ministro plenipotenciario y

los gobiernos como el de Santa-Anna, con

enviado extraordinario de la República en

sus peculados, su torpeza y su ineptitud.

Washington, acaso instigado por los que, ce-

“Santa-Anna —continúa el autor a

losos de la inmensa popularidad que como

quien aludimos— había ofrecido satisfac-

Ministro universal había conquistado, bus-

ción a la Francia, porque un ministro francés

caban una manera honrosa de separarle del

había ultrajado a la autoridad mexicana; y el

gabinete. Él, siempre dispuesto a servir a su

Sr. D. Luis de la Rosa restableció las relacio-

patria, aceptó y marchó a su destino. Una

nes diplomáticas, sin la mayor humillación

vez en Washington, el diplomático mexi-

para México. Santa-Anna había celebrado

cano contrarió las miras usurpadoras del

ya la Convención española, creando un fon-

gobierno americano, exigió el puntual cum-

do para reclamaciones futuras, y el Sr. De la

plimiento del tratado de Guadalupe Hidal-

Rosa fue el primero en oponerse a este opro-

go, se expuso a la extradición de esclavos y

bio. Desechó reclamaciones infundadas De

defendió con la dignidad y la energía que le

otras potencias, hizo valer en el extranjero

caracterizaban, los derechos de la República

los justos derechos de su patria, y dirigió

en la cuestión de Tehuantepec y en la de la

en fin, las relaciones exteriores con el ma-

Mesilla, que comenzaba ya a surgir.

yor brillo y acierto. Al propio tiempo tenía

Hallábase en los Estados Unidos cuando

que luchar con mano fuerte para reprimir

tuvo logar en México (1851) la lucha elec-

la anarquía; y a veces, sin más armas que

toral para la presidencia de la República, y

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

fue el candidato de una fracción considera-

las fatigas de la vida pública, D. Luis de la

ble del partido liberal. El triunfo lo obtuvo

Rosa tomó parte en cuantas medidas pro-

Arista.

gresistas se dictaron, llevó a buen término la

Vuelto Santa-Anna al poder en 1853,

cuestión de España, y sostuvo en su lecho de

D. Luis de la Rosa fue de nuevo víctima del

muerte, puede decirse, nuestros derechos en

vengativo rencor de aquel general. Casi mo-

las diferencias con la Gan Bretaña.

ribundo fue arrancado de su lecho por los

Cuando se le llevó a su lecho la última

esbirros de Santa-Anna, y conducido a la

nota dirigida a la legación inglesa, creyóla

ex-Acordada, y después llevado a su pueblo,

algo humillante, se negó a subscribirla y re-

con su familia, sin que en tan rudas pruebas

dactó otra en términos más dignos y decoro-

lanzara una queja, ni cometiera la menor

sos. Éste fue el último y no menos meritorio

debilidad ante la tiranía.

de sus trabajos, pues algunos días más tarde,

Hallábase en Puebla en 1855, y el voto

el 3 de Septiembre de 1856, dejó de existir.

público lo elevó a la primera magistratura

La relación de los grandes hechos de D.

del Estado. Reconoció y apoyó a1 gobierno

Luis de la Rosa, como hombre de Estado,

del general Carrera y después, cuando el ge-

como patriota y como diplomático, aun

neral Vega subió al poder, declaróse abierta-

trazada así a grandes rasgos, es en extremo

mente por el Plan de Ayutla.

interesante. Del literato, del orador, mucho

Tornó a México D. Luis de la Rosa, y

podríamos decir: En los mejores periódicos

consultado por D. Juan Álvarez, influyó no

literarios de su época figuran sus bellísimos,

poco en la elevación de Comonfort (Diciem-

sus inimitables artículos descriptivos, en

bre de 1855). Comonfort a los dos días de

lenguaje poético escritos. En las tribunas

haber subido al poder nombró su Ministerio

cívica y parlamentaria resonó su voz elo-

(12 de Diciembre) poniendo como jefe de él

cuente, y oraciones suyas podríamos citar,

al Sr. De la Rosa, que se hallaba desempe-

que merecen tomarse como modelos de la

ñando la dirección de la Escuela de Minería.

elegancia en el decir, de corrección y del más

Redactó el programa de la nueva adminis-

puro y levantado amor a la patria; oraciones

tración, y combatiendo contra todo género

en las que se ha pagado a los héroes de la

de obstáculos en aquella época tremenda de

libertad mexicana el tributo más hermoso

encarnizada lucha, reveló una vez más sus

y más digno.

grandes dotes de hombre de Estado.

D. Luis de la Rosa, digámoslo para ter-

Pero aquella existencia consagrada toda

minar, es una de las eminentes personalida-

al servicio de la patria, iba a extinguirse bien

des de cuyos hechos puede y debe de estar

pronto. Enfermo, debilitado por los años y

orgullosa la patria.

Nicol· s Romero 1827-1865

I Nació Nicolás Romero el 6 de Diciembre de

fusos y los deseos que despertaban, vagos

1827 en Nopala, pequeña población perte-

e indecisos. Sin embargo, el germen existía

neciente en ese tiempo al extenso Estado de

puesto que daba señales aunque incoheren-

México, y que hoy forma parte del Estado

te, de vida; el tiempo acabaría por desarro-

de Hidalgo, que se creó después.

llarlo, porque el suelo y el ambiente de la

Sus padres eran muy pobres, y quizá

época eran los más a propósito para ello.

por eso no tomaron empeño en que su hijo

La guerra estaba entonces en la atmósfera;

adquiriera por lo menos una instrucción ele-

se respiraba en la calle, en él templo, en el

mental. De suerte que el futuro guerrillero

hogar, en el taller, en todas partes. Se acer-

jamás supo escribir ni leer. Cuando fue gran-

caba a gran prisa la tormenta de la Guerra

decito comenzaron a ocuparlo en las faenas

de Reforma, y un viento siniestro soplaba

del campo, y en ellas trabajó algunos años.

por todos lados.

Aprendió después el oficio de tejedor; dejó su

Romero sentía operarse en su interior

tierra natal en busca de mejor suerte, vino al

una paulatina transformación: sufría la in-

centro del país y entró como operario en la

fluencia de la electricidad del momento. Na-

fábrica de mantas de Molino Blanco. Estuvo

die entonces, podía permanecer indiferente:

también en épocas diversas en las fábricas

tenía que ser liberal o reaccionario. Romero,

de Río-Hondo, la Colmena y otras.

obedeciendo a ese atinado instinto que fue

En esas pacíficas labores pasó su pri-

siempre su guía, se declaró liberal; pero has-

mera juventud. Había llegado a los treinta

ta esos momentos no había tomado las ar-

años, y no se habían despertado en su espí-

mas para entrar en la pelea, aunque el fragor

ritu los más leves instintos bélicos. Cierto

preliminar de ella llegaba ya a sus oídos.

es que en el fondo del alma creía percibir

Un acontecimiento repentino lo decidió

una voz misteriosa que le llamaba a la gue-

a hacerlo; acontecimiento que, como vere-

rra; pero los acentos de esa voz eran con-

mos al final de esta biografía, había de pesar

˜ 623 ˜

624

sobre Romero todo el resto de su vida como

pero al volver la vista en todas direcciones

una amenaza fatal, y acabaría al fin por em-

para buscar un escondrijo, ve a cierta dis-

pujarlo a la tumba.

tancia a un individuo, con apariencias de

A principios de 1858, se hallaba Rome-

criado, que conduce a paso lento y tranquilo

ro, un día de fiesta, en compañía de varios

don caballos; quita la rienda de uno de ellos

amigos y conocidos suyos en Molino Viejo,

de la mano del criado, salta a la silla y huye a

no lejos de Tlalnepantla. En el curso de la

escape. El mozo, turbado por la sorpresa, ni

conversación y de las bromas que unos a

siquiera ha pensado en oponer resistencia.

otros se dirigían para pasar alegremente el

He ahí, pues, a Romero corriendo al azar

tiempo, hubo alguno que ofendió a alguien

por campos y caminos, sin más objeto que

de los presentes. Turbada así la buena armo-

el de no ser aprehendido. Pronto aquel ca-

nía que hasta esos momentos había reinado,

ballo de paseo se cansa con la marcha des-

fueron exaltándose más y más los ánimos;

acostumbrada y violenta que se le impone.

complicóse el desacuerdo, y al fin se formali-

Romero se apea, deja el caballo abandonado,

zó una riña entre Nicolás Romero y otro in-

sin preocuparse por las consecuencias, por-

dividuo, panadero de oficio. Comenzó, pues,

que se cree ya hombre perdido, y se interna

entre ellos un combate singular de esos que

por campos, montes y barrancas.

tan frecuentes son en todo el país, y el resul-

Algunos días después entra de noche en

tado de él fue que Romero causase una he-

Atizapán, pesaroso, hambriento y con un

rida a su contrario. Los circunstantes, al ver

pie dislocado. El rumor del suceso en el que

correr la sangre de uno de los adversarios, se

él ha representado el principal papel, ha lle-

desbandaron en un momento, temerosos de

gado hasta allí. Los amigos del fugitivo to-

verse envueltos en la averiguación judicial

man mayores informes sobre el caso, y llega

que no dejaría de originar aquel suceso.

a su conocimiento que no sólo buscan a Ro-

Romero, que más que ninguno tenía

mero por la riña que tuvo con el panadero,

por qué abrigar un temor semejante, echó

sino que también tratan de procesarlo a ins-

también a correr, para alejarse del sitio en

tancias del comerciante D. Manuel Echávarri,

que la riña se había verificado. Creía haberse

quien lo acusa de asalto y robo, pues él es

puesto ya a salvo de la persecución, porque

el dueño del caballo en que Nicolás Romero

había recorrido en poco tiempo una distan-

huyó cuando le daban alcance.

cia considerable, cuando notó que en la di-

Al recibir Romero esas noticias deja caer

rección en que él había venido huyendo se

la cabeza desalentado, y pasa varios días sin

aproximaban a todo correr dos hombres a

saber qué hacer.

caballo, en quienes Romero creyó reconocer

Entretanto que él fluctúa en su indeci-

a los agenten de la autoridad. Alarmado el

sión, se acrecienta progresivamente el es-

fugitivo, intenta acelerar su carrera; pero

truendo de la Guerra de Reforma. El país

le es imposible, porque ya está casi rendido

todo vibra con ella, el ambiente todo está

de cansancio. Procura entonces esconderse,

saturado de odios y de simpatías que cho-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

can entre sí, que convierten a la nación en

de Tres Años tenía el grado de comandante

un vasto campo de batalla y que arrastran

de batallón, y había combatido unas veces

hacia uno u otro lado a todos aquellos que

como subalterno y otras acaudillando algu-

están en aptitud de tomar las armas. Rome-

na sección organizada por él.

ro, al aspirar los fluidos de guerra que llegan

Aquel formidable incendio de la Re-

hasta su escondite, siente avivarse dentro

forma fue una fragua en que se templaron

de él aquellos instintos batalladores que va-

muchos caracteres. Uno de ellos fue Nico-

gamente se le habían revelado alguna vez.

lás Romero. Había hecho toda esa guerra

Toma su resolución en el acto, y en vez de

en calidad de oficial cumplido, pero oscuro,

ir a establecerse a lejanas tierras como había

desconocido del todo fuera del círculo de

pensado en un principio, sale una noche de

sus compañeros y de sus superiores; pero en

Atizapán en busca de una fuerza liberal a

cambio, había aprendido la guerra en nume-

que incorporarse, y se presenta en Ajusco al

rosos combates, se había familiarizado con

jefe de guerrilla Aureliano Rivera, quien lo

el fuego, y había adquirido esa grandeza de

recibe en sus filas y poco después lo asciende

corazón que sólo da el hábito del peligro

a alférez.

siempre renovado y la presencia constante

Tal fue el principio de la carrera militar

de la muerte.

de Nicolás Romero. Su jefe vio en él desde

Así es que después de la acción de Cal-

los primeros días, un soldado valiente, so-

pulalpan, cuando Romero volvió a la vida

brio, cumplido, si bien taciturno y como

privada, no era el mismo que tres años antes

reservado. ¿Era aquella seriedad muda, aun-

había salido de ella. La guerra lo había tem-

que afable, efecto de un recuerdo pertinaz

plado y hechóle crecer moralmente. Tenía

del acontecimiento que deploraba en secre-

ya la talla necesaria para convertirse en el

to? ¿O por una de esas intuiciones inexpli-

terror del enemigo extranjero en las abrup-

cables que suelen presagiar a un hombre su

tas montañas de Michoacán.

porvenir, presentía que el episodio de la riña

Pero no era tiempo aún, y el futuro fa-

y el caballo, indeleble en su memoria, influi-

vorito de la fama se dedicó, para ganarle la

ría trascendentalmente en su existencia?

vida, a un ejercicio humildísimo: a matar

Difícil sería discernir esto; mas lo cierto es que entonces y después se distinguió

cerdos en el pueblo de Atizapán, próximo a Tlalnepantla.

por su carácter extraño, pues mostrábase impetuoso y ardiente en el combato, y por

II

lo común frío, indiferente y como melan-

El fin de la Guerra de Reforma no había sido

cólico en la vida ordinaria. Su poco o nada

más que una tregua. La Intervención fran-

expansiva índole no perjudicó en nada a su

cesa, amenazadora y terrible, vino pronto a

carrera. Se atrajo la estimación de sus jefes,

conmover de nuevo el país.

y alcanzó por su comportamiento varios as-

Nicolás Romero volvió a tomar las ar-

censos, de suerte que al terminar la Guerra

mas. Pero al principio sus tiros fueron solo nicolás romero

625

dirigidos contra los vestigios armados de la

Unos cuantos fusiles dirigen su boca ha-

reacción, que no se daba por vencida, y bro-

cia donde está Granados; pero viendo que

taba por todos lados como una yerba malig-

por hallarse lejos es difícil que le toque algu-

na y de funesta exuberancia.

no de los tiros, disparan unos pocos y vuel-

Negrete por la Villa del Carbón, Buitrón por el Monte de las Cruces, y por varios rumbos de la comarca Cajiga, Gálvez y otros jefes reaccionarios, tenían en continua

más cerca. —¡Al jefe he dicho! —exclama Romero con voz airada.

alarma a los pueblos. Éstos pidieron al go-

Y como aquella voz resonase vibrante

bierno federal tropas que les protegiesen, o

de autoridad y de valor en medio de una

cuando menos armas y un jefe experto para

lluvia de balas, todos los soldados obede-

defenderse por sí mismos. El gobierno llamó

cen instantáneamente; olvidan a las filas de

a Nicolás Romero, cuya reputación había

fusiles que cerca les apuntan, y dirigen los

llegado hasta él, y le dio orden de levan-

cañones de sus armas hacia el sitio en que

tar un escuadrón y de expedicionar por los

Granados está dirigiendo el asalto, oculto a

rumbos de Tlalnepantla, Cuautitlán, Jilote-

intervalos por el humo de la pólvora. Aquel

pec y Zumpango. Romero reunió a la mayor

fuego casi en salva sobre el jefe reaccionario

brevedad treinta hombres como núcleo de

produce el efecto deseado: una de las balas le

sus tropas y entró de lleno en acción. Estaba

hiere mortalmente, sus soldados le ven caer

una tarde en un mesón de Cuautitlán con sus

del caballo, corre entre ellos la noticia de que

treinta soldados, cuando llegó al pueblo el

su jefe ha muerto y se desconciertan.

reaccionario Patricio Granados al frente de

¡Ahora sobre ellos, muchachos! —grita

150 hombres; se acercó a toda prisa al mesón

alegremente Romero. —Vamos a desbaratar-

en que se hallaba el jefe liberal, y empezó el

los como si fuese una manada de borregos.

tiroteo. Romero a la cabeza de su pequeña

Y se lanza intrépidamente en el fuego, se-

tropa dispuso y emprendió luego el ataque

guido de sus pocos soldados. Éstos alentados

para rechazar a su enemigo. Treinta hom-

por el desorden que se nota en el enemigo,

bres acabados de reclutar eran muy poca

acometen con vigor y la derrota de los reac-

cosa para 150 más o menos aguerridos. Mas

cionarios se consuma en breve tiempo. Rome

no por eso vacila Romero. Ya desde enton-

ro, pasado el peligro y el enardecimiento del

ces se despertaba en su carácter aquel valor

combate, vuelve a su calma habitual.

fulminante y arrollador a la hora del peligro,

Nos hemos detenido un momento en

que arrasaba todo delante de sí como la lava

describir este episodio, porque en él se ven

de un volcán.

asomar las brillantes cualidades, que más

No mide, pues, la magnitud del peligro y lo desafía con atrevida resolución. —Al jefe, muchachos —dice a sus soldados —tírenle al jefe. 626

ven a apuntar hacia a los soldados que están

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

tarde harán de Romero el arquetipo del guerrillero mexicano: esto es, su fecundidad de estratagema, su feliz previsión, su energía incontrastable y su fogosa intrepidez.

Esta delineación en bosquejo de su personalidad militar, nos permitirá prescindir de los detalles, al hablar de los combates de Romero, en el curso de esta biografía.

perseverancia, la abnegación y el sufrimiento en defensa de la patria. Limitémonos, pues, a decir, volviendo a la biografía de Nicolás Romero, que el tiem-

Enumerar minuciosamente los encuen-

po que empleó, conforme a las órdenes que

tros, sorpresas, escaramuzas y demás inci-

había recibido, en hostilizar y perseguir a

dentes de sus expediciones en la comarca

los reaccionarios en la región antes indica-

que se le había señalado, nos llevaría de-

da, fue pera él de incansable actividad y de

masiado lejos, sin provecho alguno. La bio-

continua pelea. Entretanto, la guerra de In-

grafía de un guerrillero no se pueda trazar

tervención se había formalizado, y el Orien-

punto por punto, porque se compone de

te de la República, convertido en campo de

una serie infinita de combates parciales,

operaciones, absorbía todos los elementos

que aunque valen ante el patriotismo y el

militares del país.

engrandecimiento de la nación, tanto como

Allá se dirigió Romero y confundióse

esas batallas campales en cuya descripción

en las peleas de los patriotas, que formaban

se emplean numerosas páginas, no tienen el

con sus pechos una muralla que oponer a la

mismo valor en la narración. Un guerrille-

irrupción francesa, cuyo rumor amenazador

ro oscuro puede haber mostrado en un en-

llegaba ya hasta la capital de la República.

cuentro inesperado en medio de un bosque,

Asistió a varias acciones de guerra, y fue

quizá más valor y más heroísmo, que un ge-

uno de los esforzados defensores de Puebla,

neral en una batalla formal, dirigida desde

que el 5 de Mayo de 1862 rechazaron victo-

una eminencia, apenas bañada por el fuego

riosamente a la división de Laurencez.

enemigo; mas a pesar de eso, la Historia re-

Tomada al fin esta plaza el año siguiente,

cogerá minuciosamente todos los pormeno-

Romero se internó en los rumbos que le eran

res de la batalla, y dejará en un completo

conocidos, y resolvió continuar haciendo

olvido el encuentro en el bosque y el he-

la guerra con cierta independencia y dando

roísmo en el desplegado. Débase esto a que

expansión a las dotes de guerrillero que sen-

una batalla formal tiene grande influencia

tía agitarse dentro de él. Un soldado más, es

en los acontecimientos de una nación, y un

decir, un fusil más en las filas regularizadas

encuentro aislado no influye en ellos, sino

del ejército, era un refuerzo de mínima im-

de un modo apenas perceptible.

portancia; una guerrilla suficientemente nu-

Por eso no intentaremos trazar una mi-

merosa para hostilizar al enemigo, bastante

nuciosa hoja de servicios de Romero; sus

fuerte para resistir a sus embates, y al mismo

combates no fueron de esos que la Histo-

tiempo móvil y ligera, para hacer de la rapi-

ria recoge como sucesos inolvidables en los

dez de sus movimientos su principal ventaja

anales de la guerra, pero valen ante el agra-

en el ataque y en la defensa, sí podría tener

decimiento nacional tanto como aquéllos, si

una influencia sensible en la contienda que

no es que más, pues representan el valor, la

se empeñaba más y más cada día. nicolás romero

627

Convencido de esto, Romero se dirigió al

Lejos de entregarse a vituperables exce-

Estado de México, campo de sus anteriores

sos, procuraba, hasta donde alcanzaba su

expediciones, y reunió en Tula un puñado de

esfera de acción, que otros guerrilleros cum-

valientes, diez o doce, con los que dio princi-

plieran estrictamente con sus deberes de sol-

pio a las proezas que, reproducidas más tarde

dados. Varios altercados y aun encuentros a

en un teatro más vasto, y frente a un ene-

mano armada que turo con el sanguinario

migo más terrible, habían de hacer de él un

Catarino Fragoso, dan de ello irrecusable

personaje legendario en México, y una noble

testimonio, uno de esos encuentros se ve-

víctima sacrificada en aras de la patria.

rificó en terrenos de Tepozotlán, pertene-

No se limitó a debilitar al enemigo en

ciente al Distrito de Cuautitlán, Estado de

las regiones recorridas por su guerrilla, pres-

México. Romero y Fragoso sostuvieron allí

tigiada pronto por el valor y la victoria;

una lucha personal, en la que el último re-

no se conformó con batir a las partidas de

sultó vencido; y dio motivo este incidente a

franceses y traidores que se avistaban con

que varios soldados de la guerrilla de Frago-

él; procuró también, dentro de su esfera de

so desertaran, para ponerse a las órdenes de

acción, mantener incólume el decoro de la

Romero. Todavía hay en la comarca muchas

lucha por la patria, persiguiendo a los fora-

personas que refieren este episodio.

jidos que querían encubrir con la bandera nacional sus correrías de facinerosos.

No siempre favoreció a Romero la fortuna en sus encuentros con Fragoso.

Este rasgo de su carácter es tanto más

En otra desavenencia que tuvieron un

digno de notarse, cuanto que algunos espíri-

día en Ixmiquilpan, logró este último des-

tus prevenidos hasta hoy contra Romero por

armar a su antagonista y apoderarse de su

los rumores denigrantes que sobre su perso-

guerrilla, cuyos hombres fueron incorpora-

na hizo circular el Imperio para justificar su

dos a la suya propia.

muerte, lo juzgan aún un personaje mixto, una mezcla de patriota y de bandolero.

Pero no era Romero de carácter a propósito para quedarse tranquilo después de

Tal acriminación ha sido desmentida

aquel percance. Dirigióse sin pérdida de

por los esclarecimientos que sobre su vida

tiempo a San Pedro Tlahuililpan, reunió una

han hecho el tiempo y las declaraciones

docena de rancheros fuertes, bravos y bien

espontáneas de quienes militaron con él o

armados, y volvió en son de guerra a Ixmi-

cerca de él. Prueba también la rectitud de su conducta como patriota, un episodio au-

cios a la patria con actos vituperables a que a veces se

téntico, aunque poco conocido, que ocurrió

o nos indiquen qué persona podrá aducir algún testimo-

entre él y el sanguinario Catarino Fragoso, en terrenos de Tepotzotlán, perteneciente al distrito de Cuautitlán, Estado de México.

1

entregó, les hemos pedido que precisen alguno de ellos nio admisible, que corrobore su opinión contra el célebre guerrillero, y todas nos han contestado que solo de oídos saben que no siempre se portó bien. Esta carencia de un cargo concreto nos confirma en nuestra opinión de que los rumores propalados por el Imperio para dar visos de

A algunas de las pocas personas que todavía hoy

1

creen que Nicolás Romero manchó sus brillantes servi628

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

ejecución justiciera al sacrificio de aquel patriota, son el origen de esas especies cada día más desvanecidas.

quilpan a las pocas horas de haber salido del

los instrumentos inertes de sus caprichos y

pueblo. Atacó a Fragoso con la impetuosidad

de sus proyectos. En tanto que llegaba el día

que le era característica, y recobró su guerri-

en que recibiera la ruin recompensa de sus

lla, reforzándola además con algunos de los

actos generosos con los prisioneros france-

soldados de aquél. Después de este inciden-

ses, Romero seguía haciéndoles incansable

te, fuese in temando Romero en el Estado de

pero leal y franca guerra, combatiendo mu-

Hidalgo. Unido al coronel Baltasar Téllez,

chas veces contra fuerzas muy superiores a

sufrió al poco tiempo una terrible derrota en

la suya.

la loma de Apulco. Rehizo sus fuerzas con

Otra ocasión tropezó con un convoy

la rapidez y tenacidad que le eran propias,

francés, a inmediaciones de Calpulalpan; lo

y unos cuantos días después tuvo ocasión

atacó con su vigor habitual y dispersó a la

de tomar desquite de aquel desastre. Supo

escolta. Del convoy apresado, sólo tomó el

que no lejos del sitio en que éste le había

vencedor las armas, el parque y unas piezas

acontecido, iba a pasar un carruaje en el que

de paño rojo, con las cuales se hicieron blu-

viajaban algunos jefes del ejército francés,

sas sus soldados, a los que desde entonces se

protegidos por una buena escolta. Romero

dio la denominación, que se hizo popular, de

y los suyos atacaron a la fuerza francesa y la

Colorados de Romero.

derrotaron a pesar de que era más numerosa

Los descalabros que por los rumbos de

que ellos, y no obstante que se defendió con

Hidalgo y México sufrían las fuerzas fran-

mucho valor.

cesas con la presencia del guerrillero republi-

Los jefes franceses quedaron prisione-

cano, provocaron contra él una persecución

ros, y los soldados fueron desarmados y

sin tregua y con tropas muy superiores en

puestos en libertad.

número y recursos a las suyas. Como no po-

Este rasgo de generosidad de Romero,

día sostener el choque de ellas en tan des-

que se repetía muy a menudo en sus victo-

iguales condiciones, se dirigió al S. O. con

rias, había de ser pagado más tarde de un

sus valientes compañeros, y se perdió en las

modo bien extraño, por quienes con él re-

ásperas montañas de Michoacán, para res-

sultaban favorecidos nada menos que con la

pirar el aire montañés, tan propicio siempre

vida. Dos de esos prisioneros agraciados con

a los campeones de la libertad, y volver a la

el perdón, habían de ir a declarar un día a la

carga con renovado brío. Iba a comenzar el

Corte Marcial, que Nicolás Romero era un

periodo incandescente de su carrera.

bandido. ¡Cuántas vilezas y cuántas mezquin-

III

dades empequeñecieron en aquella guerra

Nicolás Romero era en esa época un hombre

el noble carácter francés! Verdad es que los

de treinta y seis años, de estatura mediana,

soldados del ejército expedicionario no eran

de complexión dura y vigorosa, pero de pro-

ya los hijos libres de Francia, sino los siervos

porciones no desmesuradas; usaba el pelo

sin voluntad del último de los Napoleones,

muy corto, tenía los ojos pardos, facciones nicolás romero

629

630

comunes y bigote negro y escaso; su tez era

contracción muscular, excepto a la hora de

de un pálido moreno, en la que las viruelas

la acción, a la hora en que todo el organis-

habían dejado a trechos ligeras huellas. Usa-

mo, excitado y vibrante, parecía convertirse

ba por lo común pantalón, chaleco y cha-

en una pila eléctrica que fortalecía con sus

queta de una misma tela y de igual color,

efluvios a los defensores de la República que

gris o negro; su sombrero llevaba una cinta

militaban bajo sus órdenes. Antes de que su

angosta de plata en el borde y un cordón

personalidad adquiriese tan marcado relieve,

plateado alrededor de la copa. Sus modales

Romero era afecto a los bailes populares del

eran comedidos, su andar reposado, habla-

país y mostraba en ellos grande habilidad;

ba poco y sin precipitación. Ni en su porte

pero cuando el recrudecimiento de la guerra

ni en su fisonomía presentaba nada de ex-

llevó su atención a más serios cuidados, fue

traordinario, nada de excepcional, nada, en

poco a poco renunciando a su diversión fa-

suma, que denunciase en él al indomable e

vorita, hasta abandonarla por completo.

intrépido combatiente cuyo nombre pasaba

En su vida personal era siempre senci-

de boca en boca, así entre amigos, como en-

llo y morigerado. Una vez en Michoacán,

tre enemigos.

volvió a su febril actividad. Entre los en-

Sólo un observador atento habría podi-

cuentros que tuvo desde luego con los im-

do sorprender en el semblante de Romero

perialistas, debe mencionarse de preferencia

un vislumbre de su reconcentrado carácter,

un combate sostenido por la guerrilla de

una chispa de ese fuego que encendía su

Romero, unida a una fuerza de Toluca y a

sangre a la hora del combate. Su impasible

la Guardia Nacional de Zitácuaro a las órde-

rostro sólo mostraba una cosa viviente: los

nes del Prefecto político D. Crescencio Mo-

ojos; sólo una cosa movible: los labios.

rales, contra una columna imperialista que

Estas dos partes de su fisonomía eran

acaudillada por Márquez y Elizondo había

las únicas en que podía traslucirse el estado

venido a Michoacán a perseguir a Romero.

de ánimo de aquel hombre. Cuando ningún

Las tropas de este último y de sus aliados

sentimiento anormal turbaba su espíritu,

no llegaban a 1,000 hombres, mientras que

sus miradas eran serenas y su boca perma-

las de Elizondo y Márquez contaban 3,000.

necía inmóvil y con su expresión habitual

El choque, sin embargo, se llevó a cabo con

de indiferencia; pero si algo llegaba a provo-

tanto ímpetu y valor por parte de los repu-

car su cólera, el ojo se turbaba al instante,

blicanos, que los imperialistas fueron deshe-

se inflamaba la mirada, y los labios, en su

chos, y uno de los jefes, Elizondo, murió en

temblor casi imperceptible, revelaban una

la pelea, en tanto que el otro, Márquez, huía

agitación interior pronta a estallar. La ira, el

solo, no sin riesgo de ser cogido prisionero,

entusiasmo, la indignación, todo le asoma-

pues le fue muerto el caballo en la derrota.

ba al rostro por los ojos y los labios única-

La reputación brillante de Romero había

mente; el resto de sus facciones parecía de

llegado al centro del campo enemigo, puesto

bronce; jamás se notaba en ellas la menor

que se enviaban ya miles de hombres bajo

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

las órdenes de un general feroz a perseguir al

renombre. Tulillo, San Felipe del Obraje, Atla-

jefe republicano, que sólo tenía a sumando

comulco, Zitácuaro, sitiado y tomado por

un puñado de hombres de supremo valor.

Riva Palacio en Julio de 1864, Almoloya de

Puesto bajo la dependencia jerárquica

Juárez, Hacienda de Ayala, Venta del Aire,

del general Riva Palacio, recibió orden de

Cerro del Salitre, Guanoro, Piedra Mala, Las

hostilizar al enemigo en la comarca limí-

Panochas, San Antonio del Llano, La Ga-

trofe entre los listados de Michoacán y de

rita y otros puntos fueron testigos de sus

México. Allí empezó el periodo vertiginoso

triunfos. Tan incansable era en la lucha, que

de la carrera militar de Romero; sus hechos de

hubo vez en que en un solo día sostuviese

armas no fueron ya la manifestación de la

tres acciones de guerra contra un enemigo

intrepidez, sino la connaturalización íntima

superior en fuerzas, como sucedió el 26 de

con el peligro; él y sus Colorados no hicieron

Noviembre de 1864, fecha en que sostuvo

ya alarde de valor, sino de loca temeridad;

tres combates vigorosos contra el imperia-

aquella guerrilla no se movía, sino revolo-

lista Lamadrid: el primero en el llano de Las

teaba en torno del enemigo; no ejecutaba

Panochas a las siete de la mañana; el segun-

ya maniobras, sino que se agitaba en remo-

do, a las doce del día, en la Hacienda de San

linos; no era esa tropa uno o varios cente-

Antonio; y el tercero a las cuatro de la tarde,

nares de soldados, según la ocasión, sino

en Zitácuaro, quedando al fin derrotados los

un escuadrón de espectros empujados por

imperialistas.

una fuerza incontrastable y llevando delan-

Aquella vida febril, no podía durar mu-

te de sí la muerte y la destrucción. Parecía

cho tiempo; aquella personalidad despedía

que algún soplo sobrenatural mantenía en

sobrada luz para que no se hiciesen esfuer-

perpetua y mortífera actividad a aquellos

zas supremos por apagarla. La hora del sacri-

combatientes, rápidos, audaces y terribles.

ficio iba a sonar.

Aquel vigor, aquella persistencia inflexible,

A principios de Febrero de 1865 esta-

aquel golpe de vista certero, aquel valor su-

ba Romero en Zitácuaro, tomando respiro

blimado, aquella rapidez y precisión de mo-

un momento, después de sus expediciones

vimientos, aquellas cualidades superiores,

antes enumeradas, cuando recibió orden de

en fin, que han hecho de Nicolás Romero

marchar, con todas las tropas de que pudiese

el tipo perfecto y legendario del guerrillero

disponer, hacia Tacámbaro, cuartel general

mexicano, se manifestaron de un modo tan

de las fuerzas republicanas que operaban por

visible para amigos y enemigos, a partir de

aquellos rumbos. Pero casi al mismo tiempo

aquella época, que sus adversarios le dieron

que la orden, le fue comunicada la noticia

el nombre, nombre glorioso en boca de sol-

de que una columna francesa se acercaba a

dados franceses, de “León de las Montañas”.

Zitácuaro, en busca de él. A Romero se le

Una serie de combates felices en la vasta co-

hallaba siempre que se le buscaba; de suer-

marca recorrida por Romero, vino a poner

te que salió de la ciudad, y a inmediaciones

el sello al prestigio deslumbrador de aquel

de ella se encontró con los franceses, con nicolás romero

631

quienes se batió un día entero. A la mañana

tardaría menos de dos horas en andar esa

siguiente salió en buen orden con rumbo a

legua.

Tacámbaro, por el camino de Laureles. Ca-

Confiado en esto, Romero situó sus cen-

minó cuatro días sin que le ocurriese nove-

tinelas en los sitios que le parecieron más a

dad alguna; casi no había hallado a su paso

propósito, y dio la señal del más confiado

alma viviente, pues el terreno que seguía

descanso dentro de Papazindán. Al punto

es en extremo áspero, inhospitalario por lo

los soldados echaron pie a tierra, desensilla-

despoblado, y abrasador. Sin embargo, ha-

ron y desembridaron sus caballos y empeza-

bían avanzado sus tropas treinta leguas en

ron a saborear aquel reposo tan dignamente

cuatro días, lo que es bastante avanzar so-

ganado; unos se sentaron a la sombra de los

bre aquel suelo erizado y bajo aquel clima

árboles, otros se recostaron sobre la yerba y

de fuego; de manera que se había emplea-

no pocos, rendidos de fatiga, se dispusieron

do bien el tiempo. Romero entonces resol-

a entregarse sin inquietud alguna al sueño.

vió dar un día de descanso a sus soldados,

Romero se apeó también, dejó su caba-

y eligió para ello la ranchería de Papazindán

llo y sus armas al cuidado de su asistente y

a que acababan de llegar. Aquella pequeña

entró en una de las casitas de la orilla de la

población es como un oasis en el desierto,

ranchería, donde lo habían invitado a que

como un jardín en medio de un páramo; tie-

pasase a descansar.

ne casas pintorescamente situadas, corrien-

¡Qué ocasión más propicia para que un

tes de un agua siempre transparente, árbo-

enemigo afortunado cayese sobre aquellos

les, flores, plantas y animales. ¡Qué lugar de

hombres, rendidos por la fatiga y las priva-

descanso para hombres que más a menudo

ciones, y los cuales a caballo, con sus armas,

bebían agua cenagosa que agua cristalina,

formados y conducidos por su jefe consti-

que con más frecuencia respiraban el humo

tuían un escuadrón formidable! Y la desgra-

de los combates que el aire perfumado de los

cia condujo al enemigo en aquella ocasión.

campos, y que más se alimentaban de totopo que de carne de aves de corral!

632

¿Cómo fue que las tropas francesas e imperialistas que seguían el camino recorrido

Al pasar por Tuzantla, Romero había

por Romero y los suyos pudieron caer sobre

tenido aviso de que Depotier no renuncia-

Papazindán, sin que los centinelas hubiesen

ba a la persecución y que le seguía a cierta

dado la voz de alarma? ¿Entraron por otra

distancia. El peligro pareció a Romero muy

vereda? Es esto lo más probable. El hecho

remoto; el terreno estaba conformado de

fue que a las diez de la mañana cuando más

tal modo, que un centinela situado a orillas

descuidados estaban todos, cuando nadie

de la población podía descubrir una legua

pensaba en una sorpresa porque la creían im-

de terreno sobre el camino que los republi-

posible, una turba de zuavos y de traidores,

canos acababan de recorrer; y ese camino

mandados los primeros por Depotier y los se-

era tan quebrado y difícil, que el enemigo,

gundos por Lamadrid, cayó sobre los republi-

en el caso de que se aventurara a llegar, no

canos desmontados, desarmados, dispersos

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

y durmiendo muchos de ellos. La matanza

Los zuavos no buscaban ya enemigos,

que con ellos se hizo fue feroz; aquello fue

querían sólo hallar un lugar a propósito para

un encarnizamiento de tigre, ¡la venganza a

acampar y preparar su almuerzo. Halláronlo

mansalva de continuas derrotas sufridas en

a cierta distancia del árbol en que Romero se

combates frente a frente! La destrucción de

había refugiado. Desde allí podía, sin ser visto,

la guerrilla fue casi completa y momentánea.

ver lo que pasaba en torno de él. Su situación

Los pocos que pudieron apercibirse a medias

era en extremo azarosa, y no podía me nos de

para la defensa, fueron tasajeados por los sa-

llenar su pensamiento de tristes reflexiones.

bles enemigos o acribillados a balazos.

Absorto estaba, pues, en ellas, cuando un rui-

Cuando las descargas de fusilería y el

do de voces joviales y de carcajadas le llamó la

estrépito de la matanza advirtieron a Ro-

atención hacia el lado donde estaban los zua-

mero de que algo grave pasaba en su cam-

vos. Uno de ellos perseguía a un gallo, y a cada

po, salió de la casa donde estaba e intentó

momento parecía que iba a ponerle encima

marchar precipitadamente hacia el sitio de

la mano; pero el gallo entonces emprendía de

la refriega; pero muy luego se convenció

nuevo la carrera, y el francés burlado en sus

de que lo que él creía una sorpresa de poca

esperanzas, volvía a correr tras él con el cuerpo

trascendencia, era un completo desastre.

inclinado y los brazos abiertos, lo cual motiva-

Los cadáveres de sus compañeros se veían

ba la hilaridad del grupo.

tirados acá y allá; los pocos que sobrevivían

Romero veía con zozobra que el gallo

estaban ya prisioneros y bien asegurados

tomaba la dirección del árbol en que él es-

por el enemigo. Franceses y traidores rebo-

taba; pronto la zozobra trocóse en presen-

saban de júbilo, y buscaban algunas vícti-

timiento de desgracia: el gallo había volado

mas no descubiertas en quienes saciar su

a una de las ramas del árbol; y por fin, el

ferocidad.

presentimiento se cambió en certidumbre:

Romero comprendió que todo estaba perdido, a lo menos por entonces; y como el

el tambor francés que perseguía al gallo, acababa de descubrir al guerrillero.

enemigo se extendía con aire de triunfador

El francés, olvidando al gallo en presencia

por toda la población y él estaba solo y sin

del hombre, se puso a llamar con apremio y

armas en una casita a orillas de la ranchería

a grandes voces a sus compañeros; éstos vi-

intentó huir; pero el día anterior se le ha-

nieron precipitadamente, rodearon el árbol y

bía renovado la dislocación que sufriera en

Nicolás Romero quedó convertido en prisio-

un pie años antes, y le fue imposible tomar

nero de guerra, sobre el cual caería implacable

la fuga. Como, por otra parte, algún tiem-

la justicia del Imperio, dócilmente interpreta-

po después un grupo de zuavos se dirigía al

da por las inicuas Cortes Marciales.

acaso hacia el sitio donde él estaba, se metió cautelosamente por entre unas matas y

IV

consiguió, no sin gran dificultad, subirse a

El 16 de Febrero de 1865 llegaba a México

un árbol y ocultarse entre su follaje.

en compañía de diez de sus soldados, únicos nicolás romero

633

supervivientes de la catástrofe en que había

compañeros allí presentes la pena de muerte.

perecido la guerrilla.

Los procesados mostraban en la desgracia un

Todos fueron entregados a la Corle Marcial para su juicio.

nombre de valientes y sufridos.

Como la misión de ese siniestro tribunal

El sordo murmullo de cólera que en el

era condenar a muerte a todos los acusados

público allí reunido produjeron las conclu-

que se sometían a su jurisdicción, sospe-

siones del fiscal, sólo era comparable con el

chóse en el acto cuál era la suerte que se le

que había producido la declaración del úni-

esperaba a Romero, y se hicieron sin demo-

co mexicano que se mostró sañudamente

ra esfuerzos indecibles por salvarlo. Pronto

hostil a Nicolás Romero en su proceso; ese

llenó la ciudad un ambiente de simpatía en

mexicano lo era D. Manuel Echávarri, dueño

favor del jefe republicano; simpatía que en

de aquel caballo en que Romero había huido

vano trató de contrarrestar el Imperio con

de sus perseguidores cuando su mala estrella

rumores calumniosos en contra de aquél.

le había hecho herir en riña a un panadero.

Pero no por eso mejoraba la perspectiva de la suerte reservada al prisionero.

634

estoicismo sereno, que en nada desmentía su

El trascurso de siete años, la nacionalidad y carácter repulsivo del tribunal que Echáva-

El 17 de Marzo la gente se agitaba en la

rri tenía delante, los servicios prestados a la

calle de San Juan de Letrán y entraba en masa

patria por Romero, su conducta intachable

en el edificio en que el tribunal de muerte dic-

como soldado, la popularidad de sus haza-

taba sus inalterables veredictos. La sala tenía

ñas, la efervescencia que en su favor reinaba

un aspecto sombrío en consonancia con su

en la ciudad, los ruegos de muchas personas,

objeto. Los jueces, inmóviles pero implaca-

nada de esto bastó para que aquel inexorable

bles como el destino, ni siquiera se dignaban

testigo tuviera un instante de generosidad

escuchar. ¿Para qué? Ya sabían que su deber

y no declarase contra Romero. En más que

era condenar a muerte indefectiblemente. En

todos esos estímulos, que debían inclinarse

cuanto al fiscal Lafontaine, formulaba su re-

a mostrarse magnánimo, estimaba sin duda

quisitoria en la tribuna con acento monóto-

la pérdida de su caballo. La nube suspendida

no, sin subir ni bajar la voz, sin el ardimiento

sobre la cabeza de Romero, en forma de abo-

de la convicción, puesto que no existía; su

rrecimiento de un hombre, por un leve mal

misión era ya una práctica, un oficio, una

causado a éste fatalmente, lanzaba al fin su

entonación rutinaria y sal módica de los mis-

rayo aniquilador.

mos cargos, hechos en frases aprendidas de

El testimonio de Echávarri fue el único

memoria y sin cambiar de palabras. Para el

que decidió de la suerte del guerillero, pues

fiscal, Romero era un brigand, un bandolero,

el de dos franceses que, a cambio de la vida

un malhechor; y había necesidad de ser muy

que éste les había perdonado una vez, fueron

severo con él, porque para eso habían venido

a declarar en su contra, no tenía valor ningu-

ellos, los franceses, para acabar con le brigan­

no: esos testigos no eran más que comparsas

dage. En definitiva pedía para Romero y sus

en aquella lúgubre representación.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

La Corte Marcial pronunció en definitiva su acostumbrada sentencia de muerte

Es bien sabido que el Imperio, temeroso de una sublevación

contra Nicolás Romero y tres de sus com-

del pueblo de la capital impulsado por sus ardientes simpa-

pañeros y amigos: el comandante Higinio

ramificó sus fuerzas militares y multiplicó su espionaje para

tías a Romero, mandó adelantar la hora del fusilamiento;

Álvarez, el alférez Encarnación Rojas y el

evitar cualquiera tentativa a este respecto. Romero llegó al

sargento Roque Pérez.

valor estoico y sereno que admiró a sus mismos verdugos;

lugar que había de abrirle las puertas de la tumba, con un

Al siguiente día, a las seis y media de la

sus compañeros mostraban una resignación igualmente no-

mañana, Nicolás Romero y sus tres oficiales

con un capote militar que le había servido en sus últimas

eran pasados por las armas en la célebre plazuela de Mixcalco.

ble y valerosa. Romero iba fumando un puro, y se abrigaba campañas; uno de sus dos oficiales, el comandante Higinio Álvarez, iba envuelto en una tilma que ostentaba los tres colores nacionales y el águila complementaria en el centro.

La muerte de aquellos soldados de la pa-

En ninguno de los cuatro se notó, ni aun en sus últimos instantes, el menor indicio de flaqueza. Después de fusilado

tria había sido tan digna como su vida.

el coronel Romero, y tras el tiro de gracia que le disparó un

La valerosa abnegación y la serenidad

sargento francés, el cuerpo de la víctima fue colocado en

perfecta de las víctimas delante de la muer-

un ataúd, para que se le trasladase al cementerio. Quizá la

te, habrían despertado intensos remordi-

que la vida se escapase súbitamente de aquel cuerpo, pues al

enérgica naturaleza del valeroso guerrillero había impedido

mientos en el ánimo de los verdugos, si

ser conducido al Panteón, una convulsión postrera del que

éstos no hubiesen estado connaturalizados

Romero y sus tres amigos fueron sepultados en un campo

se creía inerte cadáver rompió una de las tablas del ataúd. contiguo al Panteón de Santa Paula. Pocos días después, la

con la injusticia, la crueldad y el crimen.

esposa del primero pudo conocer aún, por la tierra remo-

El sacrificio estaba consumado.

vida, la posición de las cuatro fosas, dispuestas en hilera, y

Y he ahí cómo un pobre ciudadano, un

cuyas huellas han desvanecido hoy el tiempo y el olvido. La

oscuro tejedor, un humilde hijo del pueblo,

su muerte no había causado trastorno alguno, gracias a las

ennoblecido por la lucha y engrandecido por el holocausto, ha llegado a ser uno de los hijos inmortales de la Libertad y de la República.

2

México, Enero de 1896. Antonio Albarrán

satisfacción del Imperio por verse libre de Romero, y porque precauciones tomadas por las autoridades imperialistas, fue notoria. El Comisario central, al dar cuenta del fusilamiento de Romero a la Prefectura Política del Departamento del Valle, le notificaba que no se había alterado el orden en lo más mínimo, detalle que en ningún caso, y sólo tratándose de Romero, se había creído necesario hacer conocer. Tales fueron los últimos momentos del sufrido soldado de la República, que en menos de un mes había sido hecho prisionero en Papazindán, conducido por el traidor Paulino Lamadrid, en una mula aparejada, primero a Toluca y después a México,

Los detalles de su doloroso sacrificio han llegado

2

hasta nosotros por tradición y por escritos auténticos.

juzgado a toda prisa por la Corte Marcial, condenado sin conciencia y fusilado con precipitación.

General Juan Zuazua 1820-1860

Allá

frontera norte de nuestra patria,

aquel benemérito Estado, olvidado en nues-

allá en aquellas regiones donde no cunde aún

tras sombrías discordias civiles, y que hoy

el desaliento de los grandes centros, y donde

resurge ante la memoria de la Nación que,

el patriotismo es el ideal que levanta una raza

reposada en la solidez de sus instituciones,

vigorosa, como la muralla inviolable de la au-

puede tranquila hacer ya el apoteosis de los

tonomía nacional, en sus ciudades esparcidas

que por ella combatieron como buenos, y en

por el desierto, cruzado sólo por las hordas de

sus horas de angustia supieron salvarla del

salvajes, se destacan personalidades eminen-

desastre.

en la

tes, que se realzan en la historia patria entre

Juan Zuazua, electo por su Estado para

los héroes de la independencia y la libertad.

representarlo en el Panteón de los inmorta-

—Nuevo León es rico en esas grandes figuras

les de México, es la noble figura de guerrero

que, encarnando una época y una evolución

que vamos a dibujar.

sociológica, han cooperado a ésta con su inteligencia, con su valor y con su abnegación.

***

Y no contamos los mártires anónimos que en

Entre los tristes legados que nos dejó el

aquella tierra, siempre convulsa, antes por la

gobierno virreinal al desaparecer con la

guerra con el indio, después por el continuo

consumación de la independencia de Méxi-

batallar por la democracia y la Reforma, han

co, se cuentan las tribus de bárbaros que,

quedado tendidos en los campos asolados

adueñadas de los desiertos del Norte por la

por la guerra, sin haber legado siquiera su

apatía o por la impotencia del conquistador

nombre a la gratitud de la patria por cuyas

en sus continuas y sangrientas invasiones

libertades y por cuya independencia dieron

destruían pueblos enteros de Nuevo León,

heroicamente su vida.

robando, asesinando familias enteras, y de-

Solo vamos a hacer un rápido y ligero esbozo de uno de los hijos más ilustres de

jando en sus correrías una huella de sangre y fuego.

˜ 637 ˜

Los Seminoles, los Lipanes y los Coman-

éste, feroz, indomable, cruzaba rápido como

ches caían como una tromba de muerte,

el viento, desafiando las balas, y lanzando

destruyendo fincas rústicas, quemando los

segura e inflexible la mortífera flecha.

sembrados, matando, saqueando las pobla-

Y pronto conoció aquella táctica nue-

ciones, y dejando por donde quiera cadáve-

va, y supo seguir una casi invisible huella

res con el cráneo desnudo, escalpelado con

para conocer el número y la marcha de los

el grosero cuchillo del indio.

enemigos y los ardides de éste y cómo éste

Pero el indio tenía frente a frente una

supo resistir el hambre, la sed, las fatigas y

raza audaz que en aquella lucha de muerte

marchas prolongadas y violentas de muchas

se resolvió a combatir sin tregua para sal-

leguas, sin un momento de descanso.

var su hogar, su patrimonio, su familia y su existencia misma.

Su admirable serenidad en el peligro, su perspicacia para sorprender al enemigo, su

En esa lucha de ardides, de asaltos,

valor indomable, y su inquebrantable ener-

de sorpresas y emboscadas se educó Juan

gía, lo hicieron ser electo jefe de los pueblos

Zuazua, el joven colegial de Monterrey que,

fronterizos que se armaron para rechazar a

no adaptándose a la vida sedentaria del es-

los bárbaros: y éstos tuvieron que alejarse al

tudiante, deseoso de libertad e independen-

fin con sus hordas destrozadas por Zuazua

cia, dejó las aulas y tornó a su pueblo natal,

y sus voluntarios.

a la Villa de Lampazos, a consagrarse al co***

mercio y a la agricultura.

638

Allí, aislado, después de las fatigas y la-

Veintiséis años tenía nuestro héroe, cuan-

bores del campo, consagróse al estudio, pero

do la frontera se estremeció de indignación,

no bajo la forma escolástica que lo llenaba

invadida por el yankee, los fronterizos, tan

de hastío, sino al de la historia y ciencias

levantados como valientes, se pusieron en

militares, hacia las que sentía una irresisti-

pie, y armados se lanzaron contra el invasor.

ble atracción. Pero sin cesar soltaba el libro y

Zuazua, y Carlos su hermano, abandonaron

arrojaba el arado, para empuñar el rifle: era

a Lampazos y sus intereses, y marcharon a

que allá, a lo lejos, se veía la polvareda que

Monterrey a presentarse al Gral. Don Ma-

levantaba la horda de comanches, y pronto

riano Arista, para servir a sus órdenes; con el

se escuchaba su terrible alarido de guerra.

grado de alfereces ambos fueron incorpora-

El joven Zuazua que, nació el 6 de Ene-

dos a la división, pero ascendió Juan Zuazua

ro de 1820, no contaba aún veinte años, allí

en unos cuantos días a capitán, por su valor

tuvo su escuela práctica, después de la teó-

y pericia, batiéndose heroicamente en las

rica del arte de la guerra que había aprendi-

gloriosas derrotas que sufrimos en Palo Alto

do en la lectura de sus libros. Allí aprendió

y la Resaca, derrotas que motivaron la desti-

esa lucha personal, cuerpo a cuerpo en la

tución de Arista.

que el indio, ya a pie, ya saltando sobre el

Zuazua acompañó a este desgraciado

indómito caballo, tendido por el vientre de

general hasta San Luis, tornando a Mon-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

terrey, donde tomó una gran parte de la de-

La República, pobre, agotada, sin re-

fensa de la plaza, entregada por impericia a

cursos y sin ejército, sucumbió cuando el

los americanos, en los momentos en que el

partido moderado firmó los tratados de

General en Jefe de éstos, Taylor, se aprestaba

Guadalupe. Perdió la Nación una inmensa y

a levantar el sitio. “Faltó, dice un noble bió-

riquísima parte de su territorio, pero el clero

grafo de Zuazua, serenidad al General Am-

había salvado sus millones.

pudia, defensor de Monterrey, no obstante

Aquellos tratados de paz arrancaban el

que su fuerza había resistido enérgicamente

fusil, no de manos de un ejército que San-

al invasor”.

ta-Anna abandonó en su fuga, sino de las

Pero Zuazua no perdió los alientos, y

manos del pueblo, que iba a continuar la

después de la pérdida de Monterrey con sus

lucha. Y Juan Zuazua sintió la rabia de un

recursos levantó una guerrilla y marchó a

noble despecho al ver ajada la honra de la

Tamaulipas, donde día a día atacaba a los

Nación y mermado su suelo por una intriga

americanos, cortaba sus comunicaciones, y

política y una conspiración de sacristía.

tomaba sus convoyes. Y cuando se reorga-

Se retiró entonces a su desierto, a con-

nizó nuestro ejército con las tropas venidas

tinuar defendiendo su propiedad y la de sus

del interior, se unió a él, batiéndose brillan-

hermanos los nuevoleoneses, de la invasión

temente en la Angostura.

de los bárbaros. En estos combates diarios

Todo fue inútil: había un ejército valien-

acabó de templarse el alma gigante del

te abnegado, resuelto a morir combatiendo

guerrero, amargada por el desastre nacional.

por la patria, pero ese ejército no tenía jefes capaces. En vano, también, el partido repu-

***

blicano rojo, como lo llamaban entonces,

Largo es el paréntesis que tenemos que tra-

predicaba la santa cruzada contra la inva-

zar aquí, porque en ese periodo intermedio

sión y acopiaba recursos e improvisaba las

de la historia de México nos divagaríamos

guardias nacionales que tan gloriosamente

si quisiéramos contar la sorda lucha enta-

sucumbieron en el Valle. Ese partido había

blada bajo las administraciones de Herrera

decidido la guerra eterna, y para sostenerla

y Arista entre el partido liberal, tendiendo

quiso empeñar en ella los inmensos bienes

siempre a la reforma y al progreso, y esa ex-

que acaparaba el clero hacía siglos, y que

crescencia morbosa del clero que, unas veces

sólo empleaba en fomentar la guerra civil.

en su polimorfismo se llama conservador y

El clero de México se lanzó entonces a

otras imperialista. No podemos dar mayor

un camino que le era muy conocido desde la

extensión a esta biografía, y llegamos por

independencia de Hidalgo: el camino de la

tanto a uno de los periodos más negros y

traición, y negó su ayuda a la patria, y armó

repugnantes de las dictaduras que han asal-

un motín en la capital, y cerró sus arcas y

tado el poder.

con su infidencia abrió las puertas da México al ejército norteamericano.

La revolución de Jalisco, inspirada en la necesidad de hacer una Constitución más general juan zuazua

639

avanzada que la de 24, se faldeó en los con-

radicales en la Iglesia mexicana, sobre todo,

venios de Arroyozarco, donde la habilidad

en las comunidades religiosas, cuya desorga-

de Don Manuel Baranda se burló de la eter-

nización alarmaba a la sociedad.

na ambición de Uraga. De ese escamoteo brotó la infausta dictadura de Santa-Anna.

contra la Dictadura, y el Plan de Ayutla, pro-

Se nos estrecha el tiempo y no podemos

clamado en las entonces heroicas montañas

hacer una breve recordación siquiera de lo

de Guerrero, incendió al país. Las tropas del

que fue aquel gobierno militar, tan severa y

Dictador retrocedieron hechas pedazos del Sur,

justamente fustigado por la historia. El mis-

y por todas partes ciudadanos obscuros,

mo clero, factor principal de la intriga que

pero que habían de alcanzar más tarde un

trajo al poder al general desertor en 1848

alto renombre, se alzaban en armas contra

frente al enemigo extranjero, el clero cóm-

el despotismo conservador.

plice de aquella orgía administrativa, el clero,

La Frontera, ese eterno baluarte de la li-

que había enviado sus eminencias al Palacio

bertad y de la independencia, se aprestó al

Nacional a rendir pleito homenaje a su Alte-

combate en nombre de la democracia, y los

za, apenas fue éste arrojado de allí por la in-

hijos de Nuevo León, tan heroicos en la lu-

dignación nacional, lo desconoció y lo negó,

cha contra el invasor norteamericano, fue-

siguiendo sin duda la tradición del primer

ron los más prontos en pronunciarse contra

Jefe de la Iglesia, renegando del maestro.

la Dictadura.

El viejo Dictador, fuerte con sus noven-

Don Santiago Vidaurri, que hacía cator-

ta mil soldados, creyendo tener a sus pies

ce años desempeñaba la Secretaría de Go-

aherrojada a la Nación, rompió todas las

bierno de Nuevo León, gobernado entonces

leyes para substituirlas con su caprichosa

por el General Gerónimo Cardona, y que

voluntad; convirtió al país en un cuartel

por su alto carácter pudo seguir desde sus

regido por la vara del cabo de encuadra, y

primeras manifestaciones la evolución polí-

cimentó como único programa administra-

tica que se iniciaba en la Nación, se resolvió

tivo y el espionaje llevado hasta el hogar y

a tomar parte en ella, quizá porque enton-

acurrucado en el fondo del confesionario,

ces eran sinceras y hasta exageradas sus con-

para contentar la medrosa susceptibilidad

vicciones democráticas.

del Dictador.

640

Pero la Nación se había puesto en pie

Burlando al no muy inteligente Gober-

En aquella orgía gubernativa se vendió

nador, se había constituido en jefe de la cons-

al fin por un puñado de oro la Mesilla para

piración contra Santa-Anna, y en la noche

sostener un ejército tan numeroso y para sa-

del 11 de Mayo de 1855, salió de Monterrey

ciar la nube de favoritos que devoraban los

con cuantos con él se resolvieron a lanzarse

fondos públicos. El clero tomó su sitio en la

a la revolución: entre aquellos patricios iban

saturnal, destacándose tan escandalosmente

los estudiantes de Jurisprudencia.

su inmoralidad y corrupción, que el viejo

Vidaurri activamente perseguido por

déspota se creyó obligado a iniciar reformas

Cardona, llegó a Lampazos, y allí se pronun-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

ció contra la Dictadura, Zuazua, el héroe

Zuazua, con el grado ya de coronel, dispuso

desconocido de la guerra americana, tomó

y emprendió el ataque el 22 de Julio de 1855,

en el acto parte en aquel movimiento como

tomando a las veinticuatro horas la plaza, y

segundo jefe de él, y obrando con rapidez y

derrotando completamente a los dos gene-

energía, marchó sobre Villaldama, aprehen-

rales más acreditados de Santa-Anna.

dió al Subprefecto y se apoderó de cuanto elemento militar tuvo a su alcance.

Por más que se nos estrecha el espacio, queremos recordar que en el ataque de Sal-

Apenas tuvo Juan Zuazua algunas fuer-

tillo, entre las fuerzas de los tres Departa-

zan a sus órdenes, marchó violentamente

mentos hoy Estados, que tan rudamente

sobre Monterrey: el 22 de Mayo atacó la

combatieron, se distinguieron oficiales en-

ciudad, y el 23 la ocupó, despues de un rudo

tonces subalternos cuyos nombres habían

combate. El general Cardona, refugiado en

de resonar más tarde con brillo y gloria en

la casa del Vicecónsul español, por interven-

los anales patrios: Aramberri, Escobedo el

ción de éste fue indultado por Vidaurri.

vencedor de Querétaro, Pedro Martínez

El Estado de Nuevo León se adhirió al

el terror de las contraguerrillas francesas, al

movimiento, a la vez que en Ciudad Victo-

valientísimo Sepúlveda, y Zaragoza héroe

ria secundaba la revolución liberal el enton-

del 5 de Mayo.

ces capitán Ignacio Zaragoza, con los Jefes y

Tornó Vidaurri a Monterrey a desempe-

oficiales nuevoleoneses que militaban en el

ñar el gobierno, en tanto que Zuazua mar-

Cuerpo en que aquel fungía de Mayor.

chó sobre el interior; hizo que secundaran la

En tanto que Juan Zuazua dirigía las

revolución el Cedral, Matehuala y Catorce,

operaciones militares, Vidaurri, con su cla-

dirigiéndose a San Luis, donde estaban con

ro talento y su larga práctica administrati-

sus fuerzas los generales Antonio Haro y

va, organizo el Gobierno de Nuevo León y

Anastasio Parrodi.

Coahuila, refundido en aquél; levantó las

Pero había llegado antes frente a aquella

guardias cívicas, tan fogueadas en la guerra

plaza Juan José de la Garza, quien celebró

contra los bárbaros. Con estos elementos,

con Haro un convenio, por el cual ambos

los dos jefes, el civil y el militar, marcharon

jefes se comprometían a realizar la unión de

sobre Camargo y Matamoros; ocuparon la

todos los caudillos de la revolución, para que

primera de estas poblaciones y continuaron

acordasen los medios de restablecer la paz, y

hasta Mier, donde se les unieron las fuerzas

organizacen un gobierno provisional.

de Tamaulipas al mando del General Juan

Este pacto, que falseaba el Plan de

José de la Garza que fue declarado segundo

Ayutla, no fue aprobado por Zuazua ni por

Jefe del Ejército del Norte.

Vidaurri. Al punto salió Parrodi de San Luis

Éste retrocedió hasta Monterrey para

con cinco mil hombres de las tres armas

atacar a Saltillo, ocupado por los genera-

sobre Zuazua. Entonces alcanzó el héroe

les santanistas Francisco Güitián y Valen-

nuevo-leonés uno de los triunfos más es-

tín Cruz, con más de 1,200 hombres. Juan

pléndidos que se registra en nuestra historia general juan zuazua

641

militar. Juan Zuazua tenía sólo ochocientos

de cincuenta mil soldados que ocupaban

soldados de caballería; sin embargo, con tan

muchos departamentos. Nos restringimos,

reducida fuerza y doscientos hombres del

por tanto, a consignar que el partido liberal

comandante Zayas, que se le unió, sustra-

se impuso sobre tanta miseria, y fuerte con

yéndose del mando de Garza, tomó posesio-

la opinión y con el pueblo y las clases ilus-

nes en Morterillos.

tradas que odiaban y despreciaban la Dic-

El 12 de Agosto llegó con su división

tadura y a sus cómplices: y sólo quedaron

Parrodi, y tres veces atacó con energía y tena-

en pie el Plan de Ayutla y el poder público

cidad la posición de Zuazua, siendo rechaza-

que emanó de la revolución, inaugurándose

do con tales pérdidas, que durante la noche

en Cuernavaca el 4 de Octubre de 1855, y

se replegó a la Villa de Moctezuma. Zuazua

teniendo por jefe al General Álvarez, electo

hasta allí lo persiguió, lo obligó a encerrarse

Presidente.

en el pueblo, dejó a Escobedo tiroteándolo

Pero ya se delineaba perfectamente en el

con 200 rifleros, y con su rapidez habitual

partido liberal la división entre dos partidos

se lanzó sobre San Luis, atacó la ciudad al

más, el puro y radical que aspiraba a la in-

siguiente día, y haciendo capitular la guar-

mediata aplicación de los principios demo-

nición que allí había, ocupó la plaza el 27

cráticos en toda su verdad y la reforma tan

de Septiembre. Aquel triunfo increíble, ob-

amplia como la pedía la iniciada evolu-

tenido sobre fuerzas disciplinadas, levantó

ción social: y el partido moderado que,

muy alto el prestigio del héroe, quien tornó

ya por respeto a las tradiciones religiosas, ya

a Monterrey, donde fue recibido con indeci-

por miedo a la omnipotencia del clero, creía

ble entusiasmo. Era que Zuazua encarnaba

que no era tiempo aún de hacer la reforma,

el valor de los “blusas rojos” que fueron des-

por no ser todavía el Estado más fuerte que

de allí el terror de los reaccionarios.

la Iglesia. El partido radical, poco numeroso en-

***

tonces, desconfiaba de Comonfort, sucesor

La revolución habla derrocado ya al Dicta-

de Álvarez en la Presidencia, y se puso en

dor, y el 13 de Agosto de 1855 la capital se

contacto con Vidaurri, quien por su actitud

pronunció por el Plan de Ayutla, proclama-

enérgica, por los brillantes triunfos obteni-

do por masas numerosas del pueblo que de-

dos por sus fuerzas, y por la exaltación con

safiaron a la guarnición, cuando Santa-Anna

que expresaba sus ideas tan avanzadas, se

se alejaba ya, abandonando como siempre a

había hecho notable.

sus partidarios y a sus soldados.

642

Vidaurri, además, desde el principio

Imposible nos sería hacer siquiera una

de la lucha intentó independizarse de los

reseña de las últimas intrigas del clero y de

pro-hombres de Ayutla, e instalados los po-

los conservadores, del viejo ejército y de los

deres emanados de la revolución, usurpó las

ambiciosos del nuevo para escamotear el

atribuciones de la Federación y aun pretendía

triunfo a la revolución, contando con más

imponer un programa de gobierno en el país.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Pero la causa determinante del rom-

la Comisión ratificaba el acto del Gobierno

pimiento entre el gobierno de México y

por el que anulaba el decreto de Vidaurri;

Vidaurri fue el empeño de éste en anexar

pero quería que se consultase la voluntad de

Coahuila a Nuevo León, según lo decretó el

los pueblos de Coahuila, lo que daría por re-

19 de Febrero de 1856. Esto motivó en el cen-

sultado que subsistiese lo hecho por el jefe

tro alarmas y sobresalto, acusando al jefe de

fronterizo, vista su omnipotente influencia

una ambición desmedida, que importaba un

en toda la frontera. Por último, pedía la Co-

peligro para la paz pública.

misión que se nombrasen comisionados que

Es que Vidautri se sentía fuerte con sus

presidiesen las juntas populares.

valientísimos fronterizos, mandados por

Este dictamen provocó una tempestad

Zuazua, y entre los que había Jefes como

en el Parlamento, al combatirle con ru-

Zayas y Zaragoza. Y al verse combatido por

deza D. Juan Antonio de la Fuente, tanto

los moderados y calumniado por los conser-

por los principios anunciados por la Comi-

vadores que lo acusaban de tener ligas con

sión, como por la actitud de Vidaurri, cuyas

los norteamericanos para separarse de Méxi-

atentados denunció al Congreso. Ramírez

co y formar la República de Sierra Madre,

entonces defendió el dictamen con el pun-

se alzaba su carácter levantisco, justamente

zante sarcasmo de su oratoria, burlándose

engreído con sus victorias contra los santa-

de la doctrina de Hobbes que invocaba el

nistas y el triunfo tan completo que tuvo

Ministerio, atacando con valor al Gobierno

contra los filibusteros en Río Escondido. El

moderado, y diciendo, al defender a Vidaurri,

Presidente Comonfort desaprobó la anexión

que si se desarmaba a éste, el Congreso que-

de los dos Estados.

daría desarmado.

Este incidente, llevado al seno del Con-

Aquel notable discurso fue una reve-

greso, hizo que la Comisión de Constitución

lación de la verdadera situación política, y

devolviera al Gobierno los documentos rela-

más aún, una profesía para lo porvenir, au-

tivos a la insurrección de Vidaurrí, para que

gurando el golpe de Estado y el triunfo ulte-

aquel obrara conforme a sus facultades. El

rior de la Reforma.

Pre­sidente dio entonces su decreto de 15 de

A pesar de haberse prolongado hasta el

Abril de 56, declarando insubsistente el

día siguiente el debate, el dictamen fue re-

de Vidaurri. Éste, a su vez, se dirigió al Con-

probado, arrastrada sin duda la mayoría por

grego, donde creía encontrar algún apoyo

el brillante discurso del Ministro D. Ezequiel

contra Comonfort. La Comisión a cuyo es-

Montes, que hizo una perfecta defensa del

tudio se encomendó tan grave asunto, presentó

Gobierno.

en efecto, un dictamen favorable a Vidaurri,

Vidaurri, más altivo entonces, sintién-

sosteniendo que con la revolución los pue-

dose casi jefe de un partido audaz, condenó

blos volvían a su estado natural y que, en tal

abiertamente el Estatuto orgánico promul-

virtud, roto el pacto federativo, Coahuila y

gado por Lafragua, se negó a reconocer al

Nuevo León podían anexarse. Verdad es que

nombrado gobernador de Coahuila, propugeneral juan zuazua

643

so a éste y a otros gobernadores una coali-

ciudad y las tropas que estaban en Cuenca-

ción armada contra el gobierno general, en-

mé, fueron atacadas, muriendo en el com-

viando con tal fin agentes por todas partes.

bate D. Jesús López Portillo.

El Presidente Comonfort, resuelto a so-

Pero el segundo pronunciamiento de

focar aquella nueva insurrección, insistió

Puebla, capitaneado por Orihuela, borró las

en que Vidaurri entregase el gobierno de

divisiones del partido liberal en el seno del

Coahuila a D. Santiago Rodríguez; aquél,

Congreso. Éste armó al Presidente interino

entonces, publicó una proclama el 12 de

con facultades extraordinarias y nombró

Julio de 1856 contra el gobierno general y

una Comisión de su seno, compuesta de los

el Estatuto, declarando que los dos Estados

Diputados Ocampo, Arteaga y Gómez, para

anexos reasumían su soberanía.

que arreglaran las diferencias suscitadas en

Destituido entonces por el Sr. Comonfort, que nombró gobernador de Nuevo León

la Frontera; pero sus gestiones no dieron resultado alguno.

a D. José de Jesús Dávila y Prieto, Vidiurri se

Entonces el Sr. Comonfort movió fuer-

negó a entregar el mando, y forjó en su Es-

zas para batir a Vidaurri, ordenando a Garza

tado una elección o plebiscito, en el cual fue

que marchase sobre Monterrey, a la vez que

electo gobernador el 15 de Agosto, tornando

el general Rosas Landa salía de San Luis Po-

posesión del puesto con solemnidad, mien-

tosí, para Saltillo. Esta agresión fue la voz de

tras se enarbolaba en palacio una bandera

alarma en la Frontera, y todos acudieron en

roja, donde estaba inscrito su nombre, y el

defensa de su territorio.

pueblo lo aclamaba con entusiasmo.

Zuazua, que mandaba en Jefe a los fron-

Hasta osó ordenar a los Diputados al

terizos, situó en Villagrán una brigada a las

Congreso Constituyente por Nuevo León y

órdenes de los coroneles Zayas y Zaragoza,

Coahuila que abandonasen sus curules; más

y él, junto con Vidaurri, se dirigió con sus

tarde les permitió quedarse en sus puestos.

tropas a Mier; las del gobierno general se retiraron de aquel lugar para Camargo, donde

*** Agotada la cuestión en la esfera gubernati-

644

los derrotó Zuazua. Zaragoza en Santa Engracia desbarató también otra partida.

va, y no habiendo encontrado solución allí,

Pero al avanzar las tropas federales

tenía que concluirse con las armas. Vidaurri

Zuazua hizo movimientos concéntricos, y

llamó a los fronterizos, retraídos en sus ho-

ordenó a Zaragoza que se retirase a la vista

gares después del triunfo de Ayutla, e hizo

del enemigo, lo que efectuó éste batiéndose

volver al servicio a Zuazua, retirado a la vida

día a día con él hasta Monterrey; y también

privada, encomendándole el mando de las

desprendió a Zayas sobre Camargo para de-

fuerzas levantadas para rechazar la próxima

tener al general Guadalupe García. De este

invasión. Y los fronterizos tomaron la ini-

último punto Zuazua debía reforzar a Zara-

ciativa, ocupando a Saltillo e invadiendo a

goza, yendo a defender la capital del Estado

Durango; pero pronto abandonaron aquella

amenazada por Garza.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Este último general, molestado en todo

Por muchos días se prolongaron los ata-

su tránsito por Quiroga, llegó a Monterrey

ques cada vez más reñidos, hasta que el 3

después de derrotar a Escobedo, que con una

de Noviembre llegó Zuazua, cargó impe-

pequeña fuerza estaba de avanzada, y quien

tuosamente con sus rifleros y derrotó com-

se pudo abrigar en la plaza. Garza intimó

pletamente a las tropas federales, haciendo

rendición a Zaragoza que con 400 hombres

muchos prisioneros y entre ellos jefes de alta

se había hecho fuerte en la Ciudadela, refor-

graduación y oficiales. Garza, con los restos,

zado por gente del pueblo y estudiantes que

se retiró a Saltillo.

voluntariamente se le presentaron.

Vidaurri propuso entonces a Rosas Lan-

A la imperiosa y amenazante intima-

da entrar en arreglos; pero no pudiendo con-

ción de Garza, Zaragoza contestó con heroi-

venirse en las bases, el general del Gobierno

co laconismo: —“Desde luego puede usted

avanzó sobre Monterrey; mas Zuazua le sa-

comenzar sus operaciones militares”.

lió al encuentro, avistándose en la Cuesta de

En la relación de estos hechos seguimos

los Muertos con la división de Rosas Landa,

casi literalmente al muy entendido biógrafo

fuerte en 5,600 hombres, por habérseles in-

del general Zuazua, al escritor nuevoleonés

corporado la brigada de Echegaray y las tro-

Sr. Dávila, porque su relato está estricta-

pas de Zacatecas.

mente calcado con la verdad de los hechos,

Al irse a dar la batalla, que hubiera sido

y a la vez servirá este trabajo de rectifica-

sangrientísima, y cuyo éxito era dudoso,

ción a los errores en que inconscientemente

tanto los jefes fronterizos como los federa-

incurrió el Sr. Vigil, en su laboriosa historia

les sintieron honda y justa repugnancia por

de la Reforma, que se ve en México a través de

aquella guerra incalificable, en la que no se

los siglos.

disputaban principios y luchaban patricios

El Sr. Vigil trabajó su admirable obra, porque no pudo hacer más, con los docu-

meritísimos que antes unidos habían luchado por la libertad.

mentos oficiales de la época y éstos no son

Inspirados en sentimientos verdadera-

exactos, porque en ellos se esconde la

mente patrióticos, los jefes de las fuerzas be-

derrota de las tropas del gobierno, hacien-

ligerantes resolvieron terminar la contienda

do aparecer vencidos a los fronterizos. Los

con un arreglo, que en efecto se consumó,

resultados, como vamos a ver, demuestran

por medio del convenio que llevó el nombre

lo contrario.

de la “Cuesta de los Muertos” con el cual

Continuemos nuestro trabajo.

terminó la guerra civil de la frontera.

El general Garza, cuyas fuerzas eran

El General Rosas Landa dio parte en-

muy superiores a las de Zaragoza, rompió

tonces al gobierno da Comonfort de aquel

en el acto sus fuegos sobre la Ciudadela,

convenio, que modestamente llamó el jefe

intentando varios asaltos inútilmente: to-

federal la sumisión de Vidaurri y de los fron-

dos fueron rechazados por los soldados de

terizos. Pero para estimarse lo que valía tal

Zaragoza, corriendo la sangre a torrentes.

sumisión no hay más que recorrer las bases general juan zuazua

645

estipuladas en la Cuesta de los Muertos. En

to de insensatez rompió sus títulos de Presi-

ese convenio, como en otros que en su larga

dente constitucional de la República, dando

carrera militar firmó aquel general, todas las

un audaz golpe de Estado, y, al verse aban-

ventajas eran, no para el supuesto vencedor,

donado de sus cómplices, entregó la capital

sino para el vencido; hasta la gloria.

a la reacción, por todas partes vencida.

Verdad es que los fronterizos, según el

Inútil es referir aquellos episodios que

convenio, reconocían al Supremo Gobierno,

nadie ignora, y que tuvieron lugar desde

y que las fuerzas de Vidaurri se retiraban

el 17 de Diciembre de 1857, día en que se

a sus hogares; pero subsistía la anexión de

pronunció Zuloaga en Tacubaya, hasta la

Coahuila a Nuevo León, hasta que se efec-

entrada de éste a la Presidencia y la instala-

tuara un plebiscito para deslindar las dos

ción del gobierno legítimo del Sr. Juárez en

soberanías; el Gobierno General se obligaba

Veracruz.

a pagar mensualmente un subsidio a la fron-

Entonces la reacción imperó por todo

tera, y quedaba encargado del gobierno de

el suelo mexicano y también se levantaban

aquellos Estados un consejero de Vidaurri,

en todas partes fuerzas constitucionalistas

mientras se hacían elecciones locales. Por úl-

que, sin armas casi y sin elementos de guerra,

timo, y para mayor gloria del general Rosas

siempre eran derrotadas, pero que siempre

Landa, éste no podía avanzar con sus fuer-

se rehacían para tornar a la lucha.

zas hasta Monterrey, porque de la manera más cortés Vidaurri lo obligó a retroceder.

Contaba la reacción con jefes notables por su valor y su pericia, en tanto que los

Vidaurri volvió como un conquistador

caudillos de la libertad, novicios en el arte

a la capital del Estado, siendo recibido en

de la guerra salidos del taller y del bufete,

ella con una ovación tan espléndida como

tuvieron que tomar todo del enemigo: lec-

espontánea por las autoridades, el pueblo,

ciones de táctica y elementos de guerra, de

el comercio, y por el clero mismo; todos lo

que carecían. En sus derrotas, aprendieron a

aclamaban, y con razón, como el salvador

triunfar los héroes de la Reforma.

del honor y los fueros de la frontera.

Pero de los jefes de la reacción clerical, era el de más renombre y prestigio, por su

***

valor y su audacia, Miguel Miramón, que

La estrechez de nuestras columnas nos es-

por donde quiera que llevaba sus huestes

torba hacer una recordación de la cruenta

alcanzaba victorias. Por eso la confianza

y odiosa guerra civil que en aquella época

que este general tenía en su genio y en su

sostuvo el clero en toda la República, y en la

insolente fortuna, le hacía despreciar a los

que los reaccionarios extremaron su cruel-

contrarios.

dad asesinando, robando y plagiando.

646

Preocupábale sólo el ejército del Norte,

Con pena ponemos, pues, un paréntesis

que hasta entonces había triunfado, y que

en la historia de aquellos días pata llegar al

rápidamente se había reorganizado para

infausto en que Comonfort, en un momen-

combatir la reacción.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

En Febrero de 1858 Vidaurri movió el

Miramón, que había recogido cuanta tro-

ejército desde Nuevo León y Coahuila so-

pa encontró a su paso, se presentó con cuatro

bre San Luis, a las órdenes de Zuazua, mar-

mil hombres de las tres armas, y después de

chando a la vanguardia Escobedo, el ven-

reconocer el punto tan estratégico ocupado

cedor después de Querétaro, quien derrotó

por Zuazua, lanzó sus columnas con el arrojo

completamente en la hacienda de Solís al jefe

y decisión que le eran habituales.

reaccionario Valentín Cruz, que lo atacó con triple número de fuerzas.

Pero tenía enfrente un enemigo digno que, aunque en dos terceras partes era inferior

Los clericales de San Luis, aterrados por

en número, se batió con heroísmo, y rechazó

la aproximación de los fronterizos, llamaron

al enemigo tantas veces cuantas emprendió

a Miramón en su auxilio, quien se despren-

desalojar a los fronterizos de sus posiciones.

dió violentamente de Guadalajara, llegó a

Siete horas duró el combate, el cual ter-

Zacatecas y salió de allí con tres mil hom-

minó por la retirada de los miserables restos

bres y doce piezas. Zuazua situó entonces

de la división de Miramón, consistentes en

su cuartel general en el Venado, en observa-

400 caballos, 200 infantes y la artillería. El

ción del rumbo que tomara Miramón, para

jefe reaccionario, en su huida, no pudo re-

salir a su encuentro, y quien el 14 de Abril

coger ni sus heridos y dejó a éstos tirados

acampó en Salinas, el 15 llegó al Espíritu

en el campo, que quedó regado de muertos,

Santo y el 17 continuó su marcha, pronto

parque, equipajes y armas, que arrojaban los

a entrar en combate, pues sabía que tenía

soldados al dispersarse.

muy próximo al ejército del Norte.

Miramón se abrigó violentamente en

Al saber Zuazua, por Aramberri, dice

San Luis, en tanto que Zuazua, sin preocu-

uno de sus mejores biógrafos, que Mira-

parse del vencido, marchó a atacar a Zacate-

món tomaba el camino de San Luis dejó al

cas. El patricio nuevoleonés había desflora-

ilustre caudillo nuevoleonés coronel Igna-

do con su espada la reputación de invencible

cio Zaragoza, en observación de la plaza de

que gozaba el jefe predilecto del clero.

San Luis con las infanterías y la artillería, para evitar una salida de los reaccionarios,

***

y a las cinco de la tarde del día 16 de Abril

Miramón no podía quebrantar el sistema in-

marchó Zuazua violentamente a la Villa de

variable de los conservadores de ocultar sus

la Hedionda; dio allí un poco de descanso a

derrotas simulando victorias y dio un parte

sus fuerzas, y a las 8 de la noche, al frente

pomposo a Zuloaga, comunicándole la com-

de mil cien rifleros de caballería, se despren-

pleta derrota de Zuazua en Carretas, y la

dió al encuentro de Miramón; a marchas

completa destrucción del ejército del Norte.

forzadas y recorriendo 25 leguas, el día 17

Grande fue, pues, la sorpresa de la ca-

tomó posiciones en Puerto de Carretas, por

pital cuando, diez días después, llegó allí

donde forzosamente tenían que pasar los

la noticia de haber ocupado Zuazua a viva

reaccionarios.

fuerza a Zacatecas. general juan zuazua

647

En efecto, el 27 de Abril, a las diez de

por los constitucionalistas, a las órdenes de

la mañana comenzó el general fronterizo su

Degollado. El 29 de Junio de 1858 intimó

ataque a la ciudad, concentrándolo, sobre

rendición el general Zuazua a Sánchez; y no

todo, en las posiciones fuertísimas del Cerro

sometiéndose éste, al siguiente día a las 9 de

de la Bufa, que dominaba la ciudad entera.

la mañana comenzó el ataque; a las cuatro

La guarnición, a las órdenes de Mañe-

de la tarde se tomó la plaza quedando pri-

ro, era numerosa y disciplinada y recibió a

sionero el general Lama, diez y seis jefes y

los asaltantes con un fuego vivísimo. Y éste

oficiales y la tropa que no se dispersó.

continuó durante todo el día, hasta que al

Allí conquistó el ejército del Norte un re-

anochecer, deseando Zuazua violentar el

nombre que no perdió jamás; uno muy alto

éxito, cargó sobre la Bufa al coronel Pedro

su heroico caudillo el general Juan Zuazua.

Hinojosa, con el batallón de la Unión que

648

mandaba. A las ocho de la noche se tomó la

***

posición quedando prisionero el General en

En la mitad del ano de 59 estaba en todo

jefe; y tras una victoria completa, Zuazua

su auge el partido reaccionario, y la fortuna

ocupó la plaza, haciendo prisioneros sesenta

le sonreía prodigándole triunfos, especial-

jefes y oficiales y cuatrocientos hombres de

mente a Miramón, que arrollaba por don-

tropa, pues el resto se había dispersado.

de pisaran a los constitucionalistas; solo la

Zuazua, que comprendía bien las nece-

Frontera imponía al jefe tacubayista y para

sidades de la guerra y la exigencia pública de

atacar a los blusas que sembraban el terror

extinguir a los eternos trastornadores del or-

por donde aparecían, reunió todos sus ele-

den, desterró de Zacatecas al Obispo Verea,

mentos, las fogueadas y disciplinadas divi-

expulsado antes de Monterrey; y, aplicando

siones de Márquez y de Mejía, y partiendo

la ley de conspiradores a Mañero y a cuatro

con aquel poderoso ejército, marchó sobre

más de los principales jefes, los mandó pasar

San Luis que ocupó el 12 de Septiembre, por

por las armas. Aterrado Zuloaga por aquella

haberlo evacuado Vidaurri.

derrota, y temiendo que sufriera San Luis

Este engreído con los triunfos antes al-

una suerte igual, mandó a que reforzara esta

canzados, y sin comprender que los debía a

plaza a Osollo, jefe más reputado que Mira-

Zuazua y a los valientísimos jefes que mi-

món, con 500 caballos de auxilio. Pero todo

litaban, a sus órdenes, tal vez celoso de la

fue inútil, el general Osollo murió de tifo,

gloría de que éstos se habían cubierto, tomó

y doce días después, San Luis fue tomado

el mando en jefe del ejército del Norte, y

por Zuazua. Rápidas y audaces fueron las

postergando torpemente a Zuazua y a sus

operaciones del ejército del Norte. El general

compañeros, nombró su segundo en jefe a

Francisco Sánchez mandaba en jefe en San

un extranjero, a Eduardo Enrique Jordán.

Luis desde que Miramón, después de dejar la

Y así desorganizadas aquellas tropas, care-

plaza en buen estado de defensa, había par-

ciendo éstas de sus jefes con quienes siem-

tido para Guadalajara amenazada también

pre habían vencido, se situó Vidaurri en

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Ahualulco, donde el 29 del mismo mes fue

amistad incondicional, y quien ejercía sobre

completamente derrotado por Miramón, lo-

el héroe fronterizo una sugestión absoluta.

grando apenas escaparse con algunos hom-

Preparábase el general Zuazua a retirarse

bres hasta Monterrey.

para Nuevo León cuando los beneméritos

Zuazua, sereno ante el desastre, logró

jefes que militaban a sus órdenes, resuelta-

salvar los restos del ejército, y llegar con

mente se opusieron a aquella marcha que

ellos a Zacatecas, donde reorganizó sus fuer-

importaría la pérdida tal vez de la causa

zan reforzándolas con varios cuerpos de este

constitucionalista. Zaragoza, Aramberri,

Estado, con las de Aguascalientes y las guar-

Escobedo y todos los jefes y oficiales de la

dias nacionales de San Luis.

frontera, resolvieron acatar las disposiciones

El Sr. Juárez, que había seguido con in-

del Gobierno de Veracruz.

terés los diferentes aspectos de la campaña

El general Zuazua pidió entonces a De-

en el interior del país y en el Norte, creyó

gollado una licencia, que éste le concedió, y

que era tiempo de dar unidad y dirección a

se retiró a la vida privada.

tanta fuerza que operaba sin plan fijo y sin concierto. Y en tal virtud nombró general

***

en jefe del ejército constitucionalista al Sr.

Vidaurri sintió entonces el vértigo del des-

Degollado, cuyo patriotismo llegaba a lo he-

pecho, y osó dirigirse a Degollado pidiendo

roico, pero cuya fortuna era infausta.

a éste que le entregara a Quiroga para casti-

Con una fuerte división llegó Degolla-

garlo; el general en jefe se negó a semejante

do, a ponerse al frente de todas las tropas;

atentado. Vidaurri entonces levantó con su

pero Vidaurri, que en su altivez a nadie

decreto de 5 de Septiembre de 1859 el estan-

quería someterse, desconoció al enviado del

darte de la rebelión llamando a las fuerzas

gobierno constitucional, y ordenó a Zuazua

de Nuevo León y Coahuila; pero, arrastra-

que desobedeciera la orden y se retirase a

do por la versatilidad de su carácter, modi-

Nuevo León.

ficó después su decreto reconociendo al Sr.

Este imprudente paso de Vidaurri clasificable como un delito contra la Nación,

Juárez, desconociendo al Sr. Degollado, y poniendo a éste fuera de la ley.

por significar una escisión entre las tropas

No sabemos si por la inspiración del Sr.

de aquélla, originó una profunda división

Degollado, o por el deseo de los jefes fron-

en el ejército del Norte. Los gobernadores de

terizos de acabar con la perniciosa influen-

Zacatecas y Aguascalientes sustrajeron sus

cia de Vidaurri, el hecho fue que el general

fuerzas del mando de Zuazua, Quiroga se

Zaragoza y el coronel Escobedo, solos, sin

retiró con las suyas y el general García con

fuerza alguna, marcharon a Monterrey don-

las de Tamaulipas reconoció como general

de hicieron el 25 de Septiembre un pronun-

en jefe a Degollado. Creó esta situación el

ciamiento contra Vidaurri, a quien aprehen-

empeño de Zuazua en cumplimentar las

dieron en el mismo palacio. Después se le

órdenes de Vidaurri, a quien profesaba una

expidió un pasaporte para que saliera de la general juan zuazua

649

ciudad, encargándose del gobierno el general

atacarlo; en la noche del 30 al 31 de Julio

Aramberri por nombramiento del Sr. Dego-

de 1860 pernoctaron estos jefes en el rancho

llado, aprobado por Juárez.

de San Gregorio, acompañados de algunos

Pero “al carácter de Vidaurri cuadraba

ayudantes y una escolta. Llegaba a la vez a

vencer dificultades”, como él mismo decía en

un monte inmediato una pequeña partida

una carta que alguna vez escribió al que tra-

de congresistas, capitaneada por el coronel

za estas líneas Reunido en Lampazos con

Eugenio García, que había salido de Galea-

Zuazua, a quien arrastró en tan mal cami-

na con rumbo a Pesquería, y marchaba con

no, ambos recorrieron los pueblos del Norte,

desconfianza para no encontrarse con el

y con la corta fuerza que organizaron, elu-

enemigo.

diendo a la que salió a combatirlos, llegaron

Los congresistas hicieron alto, y temien-

casualmente a las orillas de Monterrey, en

do bajar al rancho, enviaron sólo a un mozo

cuya plaza mandaba Zaragoza.

que comprara pastura para los caballos tor-

Entre hombres de la misma comunión

nó; poco después éste dando parte de que

política, hermanos de armas, que juntos ha-

se encontraba allí Vidaurri y Zuazua, casi

bían vencido a la reacción, fácil fue tener un

solos; resolvieron entonces los congresistas

arreglo que evitara otra colisión sangrien-

dar un altazo a éstos, y permanecieron quie-

ta y se convino que renunciase Aramberri

tos las primeras horas de la noche.

el gobierno, substituyéndolo el Presidente

Después de media noche, y a la luz de

del Tribunal, y convocándose a elecciones

una luna espléndida, García con los suyos

de gobernador del Estado. Irregular fue esa

se dirigió con cautela al rancho y asaltó éste

decisión de la mayoría, puesto que el Pre-

penetrando al patio. Allí, en un corredor,

sidente Constitucional había aprobado el

dormían los dos jefes, quienes despertaron

nombramiento de Aramberri; pero urgía a

a los primeros tiros.

los heroicos fronterizos terminar aquella

Al ponerse en pie Zuazua cayó herido de

cuestión local, para prestar mejor sus ser-

una bala, muriendo en el acto. Los congre-

vicios contra la reacción tacubayista. Nom-

sistas se retiraron tiroteándose con la fuerza

brado gobernador el Sr. Vidaurri, poco duró

que los perseguía.

la calma política, pues habiendo pedido este funcionario facultades extraordinarias al

***

Congreso, éste se las negó y los diputados,

Así murió el héroe nuevoleonés, cuya noble

sostenidos por Aramberri; Escobedo, Mar-

figura se destaca en nuestra historia, entre

tínez, Treviño, García y otras, se retiraron

los egregios patricios que tantos servicios

a Galeana, organizando allí un gobierno

prestaron a la libertad y a la Reforma.

provisional.

650

Juan Zuazua, el que tantas veces salvó

La lucha iba a empeñarse, y Aramberri

los pueblos del Norte de las asoladoras ex-

desprendió fuerzas para Saltillo, cuando

cursiones de los salvajes; el que con tanto

Zuazua y Vidaurri salieron con tropas para

brillo se batió contra el invasor yankee; el

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

que con sus rifleros a caballo implantó una

con Vidaurri, a quien profesaba, no sólo una

táctica con la cual las huestes republicanas

amistad incondicional, sino una firme adhe-

barrieron al disciplinado ejército reacciona-

sión, por creerlo el representante único de

rio; el valiente caudillo que, el primero, ven-

los principios radicales del liberalismo.

ció al primero de los generales del clero; al

El tiempo borró para siempre hasta el

que éste nombraba “el invicto Miramón”; el

recuerdo de las disensiones locales que en-

inmortal Zuazua, en fin, llegó a ser la en-

tonces se suscitaron en la Frontera, y que

carnación de un partido y la esperanza de

desaparecieron al unirse los beneméritos

una causa que significaba la salvación de la

caudillos nuevoleoneses contra los enemi-

República.

gos de la República. Y hoy no es sólo el be-

¡Cuánto sería el valor de un jefe, según

nemérito Estado de Nuevo León el que ciñe

dice uno de sus biógrafos, a cuyas órdenes

con aureolas de gloría el nombre del general

militaron Zaragoza, Escobedo, Treviño,

Juan Zuazua; es la patria que lo coloca entre

Martínez, Hinojosa, Blanco, Garza Ayala,

sus inmortales.1

Guerra, Zayas, muchos de los cuales tienen

Hilarión Frías y Soto

ya nombres históricos! Cuantos conocieron a aquel soldado no olvidan su marcial apostura, su mirada penetrante, su frente pen-

Tomamos esta biografía del Siglo XIX correspon-

1

sadora y lo correcto y viril de sus maneras.

diente al día 15 de Septiembre de 1895, fecha en que

Sereno en el peligro y arrojado en el comba-

fueron inauguradas en el Paseo de la Reforma de la ciu-

te, era irresistible su empuje en el ataque, y

de Nuevo León al general Zuazua y al Doctor Servando

a eso debía sus triunfos. En las inmensas soledades del desierto

dad de México, las estatuas levantadas allí por el Estado Teresa de Mier. Aquel diario de México dedicó una edición de esa fecha a las biografías de estos dos hombres ilustres con motivo de la consagración de sus estatuas, y

aprendió, amar la libertad, y adquirió la in-

de la cual tomamos la de Zuazua ya porque está escrita

quebrantable firmeza de opiniones que fue

biográficos del presente libro, ya porque la fuente de los

el principal distintivo de su carácter. Llegaba al fanatismo su amor por el

bajo un criterio idéntico al que ha aspirado los trabajos datos que sirvieron al Sr. Frías y Soto, sería la misma a que nosotros habríamos recurrido para escribirla sin más alteración de ellos que la forma para presentarlos, litera-

ideal democrático, y esa exaltación política

riamente hablando, sin mejorarla indudablemente, pues

fue lo que lo que tal vez tan sólidamente

cimos.—Nota del Editor.

reconocemos la competencia del autor de la que reprodu-

Vicente GarcÌa Torres

Por

conjunto peculiar de condiciones,

Y por eso tal vez, las narraciones de

entre las cuales la posición geográfica apare-

la historia patria tempestuosas y febriles,

ce como elemento principal, es el pequeño

encienden en la imaginación juvenil vehe-

lugar de la República donde vi la luz de los

mentísimos deseos de conocer ese mundo

primeros años, en lo social un puerto contra

de hazañas y de luchas, y México, la ciu-

las borrascas revolucionarias, como en lo físi-

dad revolucionaria, tiene el atractivo de lo

co un abrigo contra las tempestades del mar.

monumental, en que toma cuerpo la magia

La vida aquí ha trascurrido sin acciden-

histórica y se presentan vivas y palpables las

un

tes trágicos, sin explosiones sangrientas, y

odiseas contemporáneas.

la historia doméstica —paréntesis sereno

Encerrada en los estrechos horizontes

en el turbión de nuestros sucesos— está ca-

de aquella pacífica porción de nuestro terri-

racterizada por la tranquila evolución del

torio, sentí como otros muchos jóvenes el

trabajo.

aguijón de esa curiosidad insaciable.

Allí los grandes sucesos locales se espe-

Quería yo satisfacer la necesidad de ver

ran siempre del mar, pero el mar es teatro

bajo todas las formas, las imponentes pro-

donde el comercio desempeña con el mismo

ducciones de las colectividades poderosas.

argumento de velas que llegan y velas que se

Quería saber cómo era un héroe, pero uno

van, el rutinario y siempre pintoresco tráfi-

de esos héroes aclamados por la admiración

co de altura y cabotaje.

nacional; quería ver campeones vivos, cau-

Sustraído por su aislamiento a las in-

dillos animados, grandes hombres, poetas,

fluencias que han agitado al país, nunca

escritores, en fin, todo lo que había llegado

ha sufrido esas terribles convulsiones de la

hasta mí, en alas de la celebridad, y este an-

pasión política; es un pueblo que no tiene

helo era en una pasión, cuando para com-

anales heroicos, ni sabe nada de conflictos

prender estudios profesionales llegué a la

sociales.

capital de la República. ˜ 653 ˜

Varios años después, todos los días a las

haya sido muy esmerada la instrucción del

once de la mañana, veía yo salir de la casa

niño, limitándose a recibir las nociones ele-

de Correos, calle de la Moneda, a un anciano de

mentales y hasta cierto punto incoherentes

gran estatura, el paso ya corto y vacilante

de la que se impartía bajo el exiguo patroci-

por la edad, la cabeza constantemente agi-

nio de la pobreza municipal.

tada por características convulsión senil, el

Pocos, muy pocos son los datos que la

bastón siempre en alto y llenas de periódicos

escuela suministra a la preparación del fu-

las manos y bolsas de su largo paletó negro.

turo luchador. Aquí todo es personalidad,

No tuve necesidad de que me dijeran su

infatigable acción de la ayuda propia.

nombre. La primera vez que lo vi salir del

Guardo viva todavía la impresión de un

Correo, tuve una intuición, que después

hecho que siempre me condujo a involunta-

resultó corresponder exactamente con lo

rias y hondas reflexiones.

cierto. Con la seguridad de haber atinado,

Pude presenciar en los últimos años de

interrogué a la persona que me acompaña-

aquella vida, el espectáculo de esa lucha que

ba y ésta con una sonrisa de familiar orgullo

con la naturaleza sostienen los hombres de

me contestó:

gran carácter resistiéndose a la decadencia,

—¡Ese! ¡ese!… es Don Vicente. No me

resueltos a no deponer de su energía sino la

había equivocado: era Don Vicente García

parte fatalmente indisputable a los acha-

Torres, era el Monitor Republicano.

ques de la edad. Así el tiempo fue limitando gradualmente el vasto campo que su acti-

*** El origen de Vicente García Torres es como

654

vidad había llegado a ocupar en El Monitor Republicano.

el de casi todas las grandes figuras de nues-

Cuando yo le conocí se mantenía ya

tra democracia, oscuro y humilde. Hijo del

en el último reducto. Hacía mucho tiempo

pueblo, surgió a la luz, del misterioso y fe-

que la pluma había caído para siempre de

cundo laboratorio común. Todavía formaba

sus manos. Así quedó inutilizado para esta

parte nuestra nación, de los dominios de

parte de la lucha, sin abandonarla como di-

España, cuando nació Vicente García Torres

rector y administrador del periódico. Así se

en Pachuca, capital del que hoy es Estado de

mantuvo hasta sufrir de los años nueva ex-

Hidalgo, hacia el año de 1811.

propiación de fuerzas y disposiciones indis-

Sus padres fueron Don Marcos García y

pensables al trabajo, y cuando había llegado

Doña Ventura Bosturia, originarios del mis-

el momento de confiar a otras manos sus

mo lugar y probablemente agricultores o co-

tareas, aquel hombre que tenía tantos títu-

merciantes. Es de presumirse que habiendo

los para el descanso, que había acumulado

nacido de familia pobre, así como en una

tantos elementos para dar a sus miembros

época en que la enseñanza estaba muy lejos

fatigados la tregua última que la vejez re-

de tener la significación e importancia a que

clama, imperiosamente, él, que representa-

se ha elevado hoy en la conciencia social, no

ra aun cruzado de brazos, la patente de un

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

nombre lleno de gloria, la razón social de un

bamiento completo, precioso rato de recons-

prestigio histórico, la dirección honoraria de

trucción, para quien siempre tuvo como yo

una hoja favorita del pueblo, él, desempe-

el deseo de ahondar entre las sombras de un

ñó hasta el último instante, cierta parte de

origen soterrado por el tiempo y el olvido, y

trabajo que había llegado a ser de ilusoria

recoger en una biografía los restos dispersos

utilidad. Todos los días emprendía aquella

de una excelente personalidad.

marcha laboriosa, discurriendo penosamen-

Los grandes centros ejercen sobre las

te entre la multitud que inunda las calles de

pequeñas poblaciones una influencia ab-

San Francisco y Plateros, rumbo a la oficina

sorbente poderosa. La metrópoli se forma

de Correos para recoger el cambio de periódi-

de un contingente humano, arrancado por

cos. Y luego cargado de legajos, empezaba el

esa misteriosa afinidad que se impone como

viaje de pasos contados, la peregrinación fa-

una gravitación social hasta en los puntos

tigosa del regreso hasta la calle de Letrán…

más remotos del territorio nacional. La ca-

Allá en la redacción se le esperaba siempre

pital, llena de seducciones irradia su fasci-

con filosofía; indagábase tranquilamente si

nación, penetra en las ciudades, pueblos y

había llegado la correspondencia, resignados a

aldeas engendrando aspiraciones febriles,

todo evento había que dejar siempre las no-

diezmando su juventud, que un día arras-

ticias del exterior para última hora.

trada por una fuerza incontrastable se lanza

Al fin resonaban en la tortuosa escalera

al camino, abandonando hogares y tierra en

los pasos de Don Vicente, bien conocidos ya

pos de la vorágine, de la gran ciudad, teatro

por el trabajo y lentitud de la ascensión.

de la lucha y campo en que se labra la gloria,

Muchas veces le vi entrar apretando en-

la grandeza, la posteridad.

tre sus brazos los papeles, con un ademán

Entonces empiezan las guerras sordas,

de impaciente energía, porfiando con aque-

las espantosas batallas libradas entre las

llos músculos que se doblaban, con aquellas

sombras de la vida, porfiando, braceando,

articulaciones relajadas, con toda aquella

con las formidables olas ¡Oh piélago social,

máquina que crujía de cansancio senil que

insondable y negro! ¡qué borrascas tan

vacilaba resistiéndose al movimiento y pa-

horribles escondes en tu seno! Surgir… flo-

recía incorporarse obedeciendo solo a una

tar, tal es el privilegio de los elegidos. Pero

voluntad enhiesta aun entre las ruinas de

cuántos naufragios desconocidos; cuántos

la edad.

esfuerzos destrozados yacen en tu fondo

Al contemplar esta voluntad de fierro,

tenebroso…!

bregando todavía; aquella materia solicitada

García Torres, fue uno de esos jóvenes

ya por la inercia de la vida, pensé muchas

solicitados por la aspiración salvadora del

veces que allí, la actividad y la resolución

porvenir. Él, como otros muchos, cuyos

deben haber tenido enérgicas y hasta pre-

nombres nos son familiares, dejó el hogar

coces manifestaciones. Fue ese elemento

aceptando el problema, y resolviéndolo

descubierto poco tiempo antes del derrum-

gloriosamente. vicente garcía torres

655

Así vino a la capital, recordando a esos

con la fuerza del triunfo que se había alcan-

hombres célebres de quienes la anécdota nos

zado contra el viejo trono español. Repues-

dice, cómo una hermosa mañana dejan la

to el naciente partido que bien podemos

escondida aldea, sin relaciones, sin recursos,

llamar ya liberal, vindica en 1824 el poder

rumbo a Londres, a París, o a cualquier gran

público, y fundó sobre los destrozos de la

mundo, y son después los poetas laureados,

primera monarquía nacional la primera

los grandes escritores, los genios de la guerra,

República.

de la banca, los tempestuosos tribunos o los plutócratas formidables.

656

Quince años de luchas habían engendrado ya un tercer elemento: el militarismo,

Así, García Torres fue atraído por la fuer-

que fue como lo veremos después la funes-

za de selección de los grandes centros. Activo

ta levadura de todos los despotismos, de

y fuerte, buscó en el trabajo material la ma-

todas las ambiciones y de todas las desgra-

nera de proveer a su subsistencia, el trabajo

cias públicas. La República había aparecido

que como veremos después fue la base de sus

para morir, porque entonces el primer día de

relaciones, de una gran parte de su fortuna y

triunfo de cualquier gobierno era también el

por último de su notable personalidad.

primero de su decadencia. La tendencia anti-

Era el año de 1822. La idea monárquica

democrática revestía varias formas; partido

en México contra la cual se expresó en 1812

borbónico, realista español, clero, iturbidis-

la primera tendencia liberal en el Congreso

ta transformado por el desastre en modera-

de Chilpancingo, había reconquistado casi

do, en partido de transición, y militarismo.

por completo, el terreno perdido. Al consu-

El partido liberal se presentaba aunque dé-

marse la Independencia, ya el país se encon-

bilmente todavía en una nueva forma: el

traba de nuevo en plena reacción monárqui-

reformista o radical. Guerrero fue derroca-

ca. El Tratado de Córdoba expresión de las

do por un movimiento puramente militar

ideas realistas, es una prueba manifiesta de

que abrió paso a Bustamante, cuya jefatura

esta reacción. Desde entonces, las oscilacio-

representa el primer escalón por donde las

nes de estas dos ideas, Monarquía y Repú-

ideas de 1824 empiezan a derrumbarse has-

blica, se hacen más sensibles. Es el vicio ori-

ta el abismo de un absolutismo espantoso.

ginal que el nuevo pueblo tenía que purgar.

En 1832, estallan nuevos trastornos y apa-

La parte hereditaria, el elemento tradicional

rece en la escena política, como Presidente

por un lado y por otro el genio local, la na-

de la República Don Antonio López de San-

ciente personalidad de un pueblo nuevo, de

ta-Anna y como vicepresidente Don Valen-

pueblo libre que quiere ser por sí mismo.

tín Gómez Farías. Los habitantes de Jalisco,

Iturbide, aunque consumador de la In-

piden por conducto de su gobernador, que

dependencia, representa en México al here-

se establezca el centralismo. Las Cámaras se

dero del poder colonial. Él fue quien desna-

declaran contra el vicepresidente descono-

turalizó la idea madre de la emancipación,

ciendo su autoridad, dando la primera el

hasta reconstruir un trono con el prestigio y

ejemplo de centralización legislativa y

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

atribuyéndose facultades extraconstitucionales

llante carrera como soldado raso en las filas

a fin de hacer reformas discrecionales en la

del trabajo, ganando presillas, conquistando

carta de 1824. El 2 de Octubre, se expidieron

grados en plena lucha por sí y por el progre-

en fin las “Bases orgánicas” y con ellas quedó

so de su nación. Encántame considerar en

sepultada la Constitución de 1824.

esta fuerza de voluntad tan bien organizada

Entonces se precipitan confusamente los

para el éxito, aquella perseverancia hermo-

sucesos. Todas las fuerzas entran en acción;

sa, que yo reservo para una galería de cua-

todo conspira, todo se agita con sordo encar-

dritos morales, en donde encuentre la niñez

nizamiento. Las ideas luchan cuerpo a cuer-

que viene, el tierno encanto anecdótico que

po. El Congreso borraba con ira las reformas

en mi infancia me ofrecía la historia de

iniciadas por Gómez Farías durante su efíme-

Franklin, aquel filósofo moralista, padre

ra omnipotencia mientras que el partido li-

de la patria y gran ciudadano que había sido

beral exaltaba a Bustamante, y volvía a tener

en su juventud humilde obrero.

influencia. La nube separatista oscurecía el

Como él fue García Torres, un impre-

horizonte por el norte; la invasión francesa

sor. Es su primera faz de hombre trabajador.

aparecía en Veracruz. La voluntad nacional

Después el obrero se hace empresario, edito-

se descompone en una serie de aspiraciones

rialista, y desde este momento, representa

delirantes. Un frenesí de insubordinación y

un papel activo como propagandista de la

rebeldía se apodera de todos los espíritus. Es

civilización en nuestro país.

la crisis, el caos social, en cuyo seno se ela-

La revolución centralizadora del poder

boraban la discordia intestina, la humillación

público que venía preparando desde 1833 la

con Francia, la catástrofe ignominiosa y vil

dictadura militar de Santa-Anna, fue tam-

de la derrota y la desmembración en 1847.

bién un periodo de evolución para las ideas

Pero más triste, más humillante y más ig-

democráticas. Aquella espantosa inestabili-

nominioso mil veces más que todo esto, la

dad de los gobiernos y de sus instituciones,

abyecta dictadura de Santa-Anna, el despo-

correspondía a la expansión de nuevos gér-

tismo inmundo de aquel mutilado infame,

menes sociales.

cínico y traidor. Tal era el estado político de la

Vislumbrábase en el fondo de esta anar-

época en que llegó a la Capital García Torres.

quía la génesis laboriosa de nuevos elemen-

Ya hemos dicho que el pedestal de toda su

tos liberales. Era la etapa en que los nom-

personalidad es el trabajo. Llegó a tener en él

bres de los que después fueron campeones

su más elevado ascenso; la admiración públi-

ilustres empezaban a surgir como puntos

ca le otorga el más alto galardón a su firmeza,

luminosos en el fondo de la nebulosa polí-

como se colma de medallas y cruces el pecho

tica, que resolvió en estrellas la revolución

del soldado que llega a general en servicio de

de Ayutla, los triunfos de la Reforma y las

su patria.

hazañas de la segunda República.

Admirable resultado de la tenacidad...

Un señor Comonfort, desempeñaba en

Aquel triunfador había principiado su bri-

Acapulco las funciones de Administrador vicente garcía torres

657

658

de la Aduana. Entre los nuevos diputados a

apareció el 21 de Diciembre de 1844 una

la legislatura de Oaxaca, había un Licencia-

hoja periódica que su fundador García Torres

do Juárez, cuyo nombre empezaba a reso-

bautizó con el nombre de El Monitor. Consti-

nar. En Acámbaro había un joven Nemesio

tucional porque tenía por objeto restablecer

Santos Degollado protegido de un Don Luis

la Constitución de 1824.

Gutiérrez Correa, que había empezado por

Desgraciadamente es impasible consig-

trabajar como simple amanuense, y estaba

nar aquí el nombre de todos los patricios

a punto de llegar a ser contador de la Hace-

fundadores ilustres de esta publicación.

duría del pueblo. Un Sr. Ocampo que había

Apenas se recuerdan los de José María del

tenido la extravagante idea de estudiar dere-

Castillo Velazco, Pablo María Torrescano,

cho en la Nacional y Pontificia Universidad,

Ramón Alcaraz, Luis de la Rosa, Orozco y

aceptando lo que tiene de noble y honrada

Berra, Guillermo Prieto y Ponciano Arriaga.

esta profesión: la simple ciencia de la justi-

El Monitor emprendió una lucha encar-

cia, y desechando públicamente lo que tiene

nizada contra la usurpación; pronto se hizo

aquí de pirático y sucio el título para vivir

de las simpatías más vehementes del pueblo

de su ejercicio. Párvulos que estudiaban pri-

así como del odio más reconcentrado del po-

meras letras en una escuela de Jalapa eran

der. Su voz fue escuchada, como un evan-

Sebastián Lerdo y La Llave; otro en Tenango

gelio nacional, contribuyendo al triunfo de

del Valle era León Guzmán; otro en Fresnillo

la revolución acaudillada por Salas, para el

era González Ortega, Iglesias y Zarco hacían

restablecimiento del orden constitucional.

en la capital estudios profesionales. El cele-

La tendencia a contener el desarrollo de

brado Altamirano de algunos años después,

los principios liberales, que ha sido siempre

era un chico salvaje hijo de unos indios in-

la doctrina de todo gobierno autoritario, se

felices de Tixtla. Zamora era dependiente

presenta en esta época como un fenómeno

de una tienda en Veracruz. No falta entre

de atavismo político. Es la tradición realista

nuestros grandes hombres, alguno que fue-

despechada por los sucesos que vinieron a

se arriero, soldado o labriego cuando García

frustrar el proyectado injerto entre la inde-

Torres pasaba por las cajas de una imprenta,

pendencia y un vástago del viejo trono; la

muy lejos de sospechar el papel que en la

tradición realista burlada por la ambición de

obra común le reservaba el porvenir.

Iturbide, usurpador de un cetro destinado

Y años después, el movimiento libertici-

por el Tratado de Córdoba para una testa

da iniciado en cien revueltas contra el siste-

ungida con el óleo dinástico; la tradición

ma constitucional, inspiró en la generación

realista decepcionada por los fracasos que

patriótica que se levantaba, la común resis-

la monarquía local había sufrido otras ve-

tencia contra el peligro inminente. Cada ap-

ces, esa tradición, empezaba a manifestarse

titud personal se convirtió en instrumento de

como una desmembración de la idea antide-

combate, y como una expresión enérgica

mocrática, esbozándose en la forma de una

de esfuerzo nacional contra el centralismo,

monarquía fuerte, poderosa y respetable, en

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

una palabra, de una monarquía extranjera

Don Valentín Gómez Farías. Santa-Anna

para el país.

fue llamado al poder en 1847 y volvió a la

Para combatir este pensamiento funes-

capital de donde había salido para encargar-

to, iniciado en 1840 por Gutiérrez Estrada,

se de dirigir las operaciones militares contra

y apoyada a la sazón por el general Paredes,

la invasión. Por esta época, el ejército ame-

apareció en el Monitor Constitucional el 14 de

ricano había llegado a las puertas de la ca-

Febrero de 1846, la siguiente modificación.

pital. Dividida la Nación en mil facciones,

“Como no hay ya Constitución que de-

traicionada por el clero, sorprendida por el

fender y siendo hoy la gran cuestión de la

desbordamiento de todas las calamidades

prensa, República o Monquía, nosotros que

públicas, los soldados del Norte, atravesa-

hemos profesado, profesamos y profesare-

ron nuestro territorio sin resistencia formal,

mos siempre los principios que establece la

sin grandes dificultades que superar.

primera hemos creído conveniente cambiar

Al iniciarse la guerra, Don Vicente no

en parte el título de nuestro periódico y lla-

estaba en la capital. Aquél Monitor que había

marle en lo de adelante Monitor Republicano

tomado expresamente el título de Republica-

en vez de Monitor Constitucional que es el tí-

no para obstruir el pensamiento monárquico

tulo que ha llevado hasta aquí”.

anunciado ya entre los proyectos políticos,

El Monitor Republicano —dice un escritor—

había sido para su joven director de conse-

fue el compañero más inquebrantable del libera-

cuencias desastrosas. Todavía en embrión, y

lismo radical e intransigente: en sus columnas

ya la idea de Paredes tenía represalias terribles

se atrincheraron los más brillantes escritores

para sus enemigos. Don Vicente fue desterra-

de la democracia, allí hicieron también sus pri-

do a los desiertos del Norte, en una pequeña

meras armas los jóvenes que después prestaron

población constantemente merodeada por

tan eminentes servicios a la libertad.

los salvajes de Arizona.

Por esta época los acontecimientos del

Allí supo que el enemigo extranjero se

Norte habíanse agravado considerablemen-

había desbordado. Impetuoso y desesperado,

te. Taylor avanzaba hacia la capital, y el go-

la fatal noticia produjo en él, un acceso de

bierno carecía de recursos para hacer frente

indignación contra el aborrecido invasor. En-

a la invasión. El elemento liberal que domi-

tonces, arrostrándolo todo quebrantó el con-

naba en el Congreso, inició la idea de hipo-

finamiento a que estaba sujeto, llegando a la

tecar los bienes del clero hasta la cantidad de

capital después de largo y penosísimo viaje.

quince millones de pesos. El Monitor apoyó

Presentóse un día al general Santa-Anna.

esta idea recomendándola como una de esas

—¿Usted aquí, le preguntó éste…?

medidas supremas que el país se veía obliga-

—Sí, le contestó el desterrado.

do a tomar para la salvación de la indepen-

—¿Quién le ha llamado a usted?

dencia nacional. La reacción que esta medi-

—Mi deber. Levánteme usted el des-

da produjo en el partido clerical, resolvió la

tierro para defender a mi patria y después…

segunda caída del partido liberal acaudillado

¡vuélvame usted a desterrar! vicente garcía torres

659

Santa-Anna, admiró este rasgo de auda-

Después de estos amargos reveses con-

cia y de generosidad, aceptó sus servicios,

secuencia de tantos años de conmociones

destinándole desde luego para formar parte

intestinas, hubo un momento ¡sólo un mo-

de su Estado Mayor. El noble vecindario de

mento! en que parecía la paz ser la aspira-

la capital se agitaba en el sagrado entusias-

ción de todos y el broche que identificaría a

mo de la lucha. La desesperación tuvo epi-

los partidos en un interés común. Era presi-

sodios brillantísimos. La dignidad de México

dente a la sazón Don José Joaquín Herrera.

se refugiaba en este pueblo desarmado: gru-

García Torres veía en este hombre, la suspi-

pos de plebe acaudillados por hombres de

rada personificación de la alianza.

letras, se levantaban en las vías públi-

Herrera y su Ministro Arista empren-

cas, y marchaban a la muerte. Poetas, ora-

dieron la reforma del ejército, e iniciaron un

dores, periodistas… he aquí los generales del momento. García Torres tomó entonces parte más directa en la campaña. Él mismo levantó un cuerpo empleando cerca de veinte mil pesos en su equipo y armamento. Diole el nombre de Batallón Independencia y con el grado de teniente coronel, se puso a la cabeza de estos patriotas y salió al encuentro del invasor. En Padierna, en Churubusco, en el Molino del Rey peleó el Batallón Independencia. La invasión arrolladora tenía la fuerza de una fatalidad, y García Torres fue rechazado en todos los encuentros, y oprimido por el desastre tuvo que retirarse a la capital. El enemigo avanzaba en pos de él. Cuando

660

periodo de economía en los gastos públicos. Estos proyectos fueron secundados en El Monitor Republicano, con el ardor y la fe que siempre ha manifestado en la defensa de las buenas ideas. Desgraciadamente Paredes, el funesto agente de la idea monárquica, se levantó en armas contra el gobierno de Herrera que dejó el poder en manos de Arista, como el legítimo continuador de las benéficas reformas iniciadas bajo la presidencia de aquél. No es necesario decir, que en esta ocasión el patriotismo de García Torres, contribuyó primero al éxito electoral del nuevo presidente, poniéndose después del lado de una administración tan honrada, tan pura, tan

García Torres le vio penetrar a nuestras calles,

bien intencionada como la del general Arista.

sin más elementos para la lucha que su esfuer-

Esta situación débil, por la debilidad del

zo puramente personal, a éste acudió tam-

personaje que la representaba se desvaneció

bién para diezmar a ese ejército que desde

poco después ante un nuevo movimiento

la garita de Belém avanzaba apuñaleado y

revolucionario. El ejército despechado fue

apedreado por la multitud. Él fue también

el autor de esos trastornos. “De la noche a

de los que hostilizaron al enemigo hasta el

la mañana —dice Don Guillermo Prieto—

último instante. Frenético de ira, provocaba

aparecieron unos papeles en las esquinas

insultando en las calles a la oficialidad ame-

anunciando que el Sr. Arista no era presidente

ricana con la que tuvo cien lances personales

y que el mando estaba en las manos de Don

de los que salió con honra.

Juan B. Ceballos”.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

El Monitor había llegado a caracterizarse

enérgica pero no autocrática. Predispues-

enérgicamente como el órgano del gran par-

tos los ánimos, un suceso vino a exaltarlo

tido liberal. Allí tomaban cuerpo las ideas

extraordinariamente. El partido clerical se

más exaltadas, más audaces del momento.

pronunció contra la Constitución y pre-

Allí combatieron Payno, Ramírez, Morales

sentó un proyecto para que se reformase

Puente y otros partidos egregios, por el pro-

por medio de representantes elegidos ad

greso de la República.

hoc. He aquí como refiere Guillermo Prieto

“Y todos estos escritores —dice un pa-

aquella sesión tempestuosa. “El Moni-

negirista— todos esos pensadores se agrupa-

tor hervía en liberales derrengados minis-

ban en torno de García Torres, quien lleno

tros recién exclaustrados antagenistas de

de inextinguible entusiasmo los alentaba en

monseñor Clementi y purería turbulenta

los desastres políticos, les inspiraba su fe y

que se lanzó a las barbas del Sr. Ceballos y

a su lado no solo era un poderoso centro de

daba tajos y reveses contra clérigos, con-

unión sino un elemento de resistencia con-

servadores y curas y sacristanes. Todo era

tra la tiranía y un conspirador constante por

desorden, la sesión se prolongaba vehe-

el triunfo de la buena causa”.

mentísima, las palabras de los opositores

En consecuencia el Monitor debía ser un

se transmitían de boca en boca, los aprestos

periódico antisantannista por excelencia y

militares comenzaron a hacerse visibles, la

la vuelta del huésped de Turbaco preparada

junta de jefes del ejército y de Guardia

ya por todos los elementos conservadores y

Nacional reunida con el Sr. Ceballos, no

monarquistas del país, anunciaba un porve-

dejó duda de que se trataba de una revolu-

nir poco halagador para el órgano de la li-

ción arriesgada, y las voces que corrían

bertad.

acerca de la reunión de los ministros des-

Santa-Anna jugaba con el candor de

cubrió el intento del golpe de Estado, re-

aquella sociedad que se dejaba mover por

conciliando con la opinión a los que no

un sentimiento de reconciliación y de con-

querían participar de tan tremenda res-

cordia hacia el proscrito pérfido, en cuyas

ponsabilidad. La sesión de la Cámara se

manos sentaba tan bien la suerte de la Re-

suspendió para continuarla en la noche.

pública, como precioso tesoro en manos de

Llegó la noche, la sesión continuó turbu-

un sableador.

lenta; por todas partes se notaban apres-

El golpe de Estado de Ceballos, se

tos hostiles, la puerta de Palacio cerrada y

anunció con la petición de facultades ex-

las guardias reforzadas y con fusil en mano.

traordinarias denegadas pocos días antes

La agitación de los diputados era indes-

al Sr. Arista —como dice Prieto— con

criptible. Las puertas interiores se cerraron, y

tan visible espíritu de Partido. Esta com-

se oyó a lo lejos que la deserción continuaba.

placencia del gabinete, difundió la indig-

A poco que esto se verificó, se oyó en el

nación y la alarma entre los liberales que

corredor el sonido sordo y compasado de

esperaban del Sr. Ceballos una política

la tropa que invadía la Cámara, y después la vicente garcía torres

661

voz de “descansen”, y el golpe uniforme de

de Cervantes Ozta y algunos en la im-

los fusiles en el suelo.

prenta de García Torres.

Al sentir su presencia, diputados, curio-

Las puertas de San Francisco estaban

sos de fuera de la Cámara, y todo el mundo

cerradas, no fue posible que allí tuviera asilo

se arrebató en un vértigo de ira. Varios dipu­

la representación expulsa, y se refugió en la

tados se pusieron en pie en sus asientos

casa de García Torres, Convento del Espíri-

pidiendo la palabra y prorrumpiendo en las

tu Santo. En el dilatado y angosto salón de

protestas más enérgicas.

aquella casa se organizó la reunión, prepa-

Sobresalía la voz de Villanueva conju-

rándose la acusación a Ceballos por traición

rando a los diputados que se hallaban en

y tratándose de elegir Presidente de la

pie, en grupos o en alarma, a que no deja-

República.

sen sus asientos. El Sr. Montes, que presidía

Cuando más ardiente y fervorizada

la Cámara, pugnaba por reducir al orden al

estaba aquella reunión, sacó su faz pálida

Congreso, cuando tocó la puerta, como di-

como la de un cadáver por la puerta del sa-

ría el Sr. Ocampo, el casero que venía por

lón, Don Juan Lagarde, Jefe de la Policía, y

las llaves. Era en persona D. Tomás Marín.

visiblemente turbado, intimó la orden de

A su vista, los gritos contra la tiranía, las

que la reunión se disolviese. El Sr. Lagarde se

explosiones de furor, no tuvieron límites.

acercó a García Torres y le dijo:

El Sr. Montes, en medio de la confusión,

—Dice el señor Presidente que extraña

dejó su asiento, y aquella acefalía aumen-

que siendo vd. su amigo, tenga vd. esta

tó extraordinariamente el desorden. Don

reunión.

León Guzmán, con una entereza extraor-

—Diga vd. que estos señores también

dinaria, con un valor realmente admirable,

son mis amigos, y que yo no cierro las puer-

ocupó la silla presidencial, y trató de resta-

tas a la Representación Nacional.

blecer el orden, desafiando frente a frente el peligro.

vocaciones, de despecho; los diputados se ci-

Villanueva, golpeando la baranda, gritaba:

taron pera la casa del Sr. Olaguíbel, y por fin

—¡A reunimos a San Francisco!

se disolvió la reunión.

Cervantes Ozta invitaba para que en su

Al día siguiente se reunieron las Cáma-

casa fuese la reunión. García Torres, ese im-

ras en la casa del Diputado Francisco Ocam-

presor de corazón que así pone a un albur

po. Nombró para Presidente de la República

sus intereses en estas crisis, como su propia

a D. Juan Múgica y Osorio. El Gobierno di-

vida cuando se trata de la capa de la Liber-

solvió por fin la Representación, reduciendo

tad, abriendo sus brazos, torciéndose, ges-

a prisión a muchos de sus miembros, y la

ticulando, exagerado, gritaba:

República quedó como otras veces, a discre-

—¡A mi casa!

662

Se repitió otra escena de injurias, de pro-

ción del militarismo.

El grueso de los diputados se dirigió a

Heridos en lo más vivo los iliberales,

San Francisco; otros se instalaron en la casa

compactos con el común peligro, amagados

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

por la facción conservadora, que aunque va-

La dictadura entra de lleno en ese siste-

cilante al llamamiento de Santa-Anna, se

ma de persecuciones y atropellos. Un Con-

movía con toda la actividad que le comunica-

sejo formado por Bonilla, Blanco, Tornel

ban Haro, Suárez Navarro y otros que eran

y Alamán, mozos de estribo del dictador,

como los anillos que unían a conservadores y

difundían para complacerla, la muerte y el

santanistas, formaron juntas, se apoderaron

terror. Jamás se legisló tanto para oprimir al

del Monitor Republicano y aun quisieron

hombre. Se dieron leyes insidiosas y suspi-

atraerse a Santa-Anna mismo por medio de

caces que de hecho castigaban con prisión

Lerdo y Basade, previo un programa lleno

una mirada, con destierro una palabra, y de

de patriotismo formado por Don Isidoro Olve-

muerte una sospecha…

ra, entusiasta federalista, y aunque sombrío y taciturno partidario consecuente y leal.

Ramírez, Prieto y Payno redactores de Don Simplicio, fueron arrojados a una cárcel

La revolución que venía desde Jalisco

por trastornadores del orden público; y Vi-

trastrabillando, ebria de inconsecuencia, se

cente García Torres, mártir del periodismo

inclinaba del lado santanista. El Universal

liberal, sufrió todas las vejaciones, todas las

se pronunció sin embozo contra las institu-

arbitrariedades de aquel despotismo inicuo

ciones; y El Siglo enemigo del General Arista,

y feroz. Era aquella dictadura un vasto ban-

conservaba su equilibrio; y El Monitor, re-

didaje organizado en poder público.

dactado por Arriaga, Prieto y Florencio del

Bien podía algún poderoso de la situa-

Castillo, acogía los escritos de Valente Baz

ción codiciar los bienes de un propietario,

contra Monseñor Clementi, y convirtió la

o deshacerte del enemigo que le estorbaba,

redacción en un foco de rebelión federalista.

seguro de tener manera de confiscar, des­

“Ardía la piecesita de la redacción; allí se

terrar, secuestrar, matar, y entonces el robo,

espaciaba la bilis de Viadas, cuya cólera se pa-

el plagio y el asesinato tomaban el nombre

rece al delirio, y que con el excelente corazón

de sentencias García Torres poseía en hipote­

de un niño, tiene pasiones vehementísimas

ca un edificio, que fue convento del Espíritu

Allí los cuadros de costumbres, que en medio

Santo. Allí se encontraban las oficinas del

de sus iras, forma Valente Baz con alusiones

Monitor, mejoradas con una dotación de ma-

a la crónica escandalosa, sorbiendo tabuco y

teriales modernos de impresión. García Torres,

gesticulando con animación extraordinaria.

que impulsó el arte tipográfico en México

Allí los alentaba Sabás Iturbide, licenciado

hasta donde lo permitían las condiciones so-

guerrillero, silencioso y de pasiones hondísi-

ciales de la época, acababa de importar una

mas, con su bolsa para sus amigos, su cora-

magnífica prensa belga, de doble tiro, prime-

zón para la libertad, su brazo para la lid en su

ra de su clase en el país.

defensa, su alma para todo lo grande.

Uno de los primeros cuidados que tuvo el

Allí venían los escritos del inmaculado

dictador, fue suprimir toda manifestación de

Melchor Ocampo; allí, en fin, asistía la flor

libertad y especialmente la libertad de impren-

y nata del purismo”.

ta. Él Monitor estorbaba al gobierno, porque vicente garcía torres

663

en este diario “se decía la verdad, y siempre la

mano. “Señor —le dijo— aquí tiene vd. esto,

verdad, sin que pudieran las amenazas impo-

que he sacado de los papeles de un desafecto.

nerle o un vergonzoso silencio o una cobarde

El dictador leyó: 1º Cesan en el ejercicio

retractación”. El dictador meditó su muerte, y

del Poder Público D. Antonio López de San-

una noche la policía, en comisión de salteado-

ta-Anna y los demás funcionarios que como

res de imprenta, destrozó cajas, tipos, mesas,

él hayan desmerecido la confianza de los

dispersó obreros, inutilizó la prensa, arrojando

pueblos”.

sus destrozos a un patio de la antigua cárcel municipal, hoy prisión de Santiago.

estrujando el papel. Es necesario —añadió—

Al mismo tiempo otra comisión de poli­

que nadie lea esta proclama. Luego dio orden

cía, la de plagiarios, sorprendía la habitación

para que la correspondencia fuese revisada

de director del periódico, difundiendo el

antes de su entrega, tomando enérgicas me-

terror y la consternación en la familia. Allí a la puerta de la casa le esperaban otros hombres negros, que le montaron en mal rocín. Partió, escoltado por bandidos, dejando aquel hogar donde la esposa sollozaba, y un niño loco de espanto llamaba entre las sombras a su padre. Todo fue confiscado, pasando el edificio en poder de los Padres Paulinos. Días de zozobra y angustia, fueron los empleados por la familia en averiguar qué había sido de Don Vicente. Al fin… llegó a saberse que estaba a muchas leguas de distancia, en Ramos Arizpe, población de uno de los Departamentos fronterizos, bien recomendado por la fatídica “Sección de operaciones”, vigilado por las autoridades locales, y confinado hasta segundo orden.

664

—¡Bandidos! —exclamó lleno de furor—

didas a fin de evitar la introducción y circulación de aquel documento. Confiando en que el peligro quedaba de este modo conjurado, inverecundo y cínico el dictador, hizo publicar que la revolución del Sur era un trastorno de bandidos, que no obedecía a ningún Plan político. Y bien, al día siguiente apareció la ciudad inundada de proclamas revolucionarias. Fue aquel mentís como una mano que surgía de la sombra para azotar el rostro del impostor. Allí estaba el

plan

proclamado por la revo-

lución… El efecto fue mágico en la capital y luego en todo el país… ¿Pero adónde estaba la mano audaz que así turbaba la vigilancia del Poder?…

Estalló por fin el levantamiento del

En las altas horas de la noche, soterra-

Sur. Hubiese querido el gobierno prohibir

dos como nihilistas en el fondo de una cue-

el conocimiento de este suceso por “orden

va, frente a una caja de imprenta, alumbra-

superior”, pero los rumores salvando pre-

da por un candil que saturaba de carbono

cauciones y reservas, penetraban a la ciudad

el confinado ambiente, trabajaban hasta el

y corrían de boca en boca, con gran des-

amanecer dos personas, de las cuales una de

pecho del receloso dictador.

ellas contaba entonces muy pocos años

Una mañana se le presentó Lagarde, el

de edad. Un día el joven recibió de D. Fran-

Inspector de Policía, con un impreso en la

cisco de P. Zendejas, recién llegado del Sur,

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

un original del Plan de Ayutla, que a su vez

que amenazó a la República con la subleva-

lo había recibido del General Álvarez, para

ción de Puebla, D. Vicente padre, alistó un

su reimpresión en esta capital. El joven

cuerpo de Guardia Nacional con e! nombre

aceptó con entusiasmo tan difícil comisión;

de “Defensores de la Libertad”, mientras el

se hundió en el subterráneo con aquella pro-

hijo marchaba a la ciudad rebelde formando

clama impregnada todavía de ese olor a li-

parte del Estado Mayor del Presidente

bertad suriana, emanación de mar y de

Comonfort.

montañas; y después de algunos días de te-

El día 22 de Agosto publicó un artículo

nacísimos esfuerzos, la obra quedó conclui-

sensacional en que bajo el título de “El or-

da. De allí salían cargados de ejemplares los

den constitucional y el bien público”, seña-

misteriosos trabajadores, deslizando por de-

laba la impotencia a que quedaría reducido

bajo de las puertas y ventanas, por las clara-

el gobierno con el advenimiento del orden

boyas de Palacio y otros edificios públicos, y

constitucional, pidiendo que el próximo

hasta por los garitones de los cuarteles, pro-

Congreso tuviese el carácter de reformante

clamas en profusión, que divulgaban las

de la Constitución, y que el Gobierno si-

cláusulas incendiarias de la santa causa.

guiese usando de facultades extraordinarias.

El hombre era José Vidal Hernández, ad-

Este artículo produjo el mayor escán-

ministrador de la imprenta, muerto después

dalo en ¡a capital y en los Estados. Quiso

por la libertad, y el joven se llamaba Vicente

atribuirse en este modo de sentir algo de

García Torres (hijo). actual Director del Mo-

ese perjurio, de esa deserción con que la ne-

nitor Republicano (1895).1

cia gritería liberal execró el nombre de Comonfort eclipsando la más hermosa de las

***

figuras de Ayutla, el corazón mejor organi-

Triunfó la Revolución de Ayutla. El depor-

zado para la lucha por la patria, el varón en

tado de Ramos Arizpe volvió a la capital, y

cuyas manos puso la historia las llaves de

apareció nuevamente el Monitor Republicano.

un nuevo horizonte social por él abierto al

Adoptó entonces la tarea de disponer la opi-

porvenir, sobre la ruina estrepitosa del más

nión en favor de las ideas recién proclama-

terrible despotismo; el alma grande de aque-

das, y de las reformas audaces que se venían

lla libertad que nació de su ternura, de su

presintiendo para el porvenir.

exquisita indignación contra la ignominia

Una vez más, los acontecimientos le

de ser insensible al yugo.

obligaron a dejar la pluma para tomar las ar-

¡Tú el bueno, el grande, el inmaculado;

mas del soldado. Para combatir la reacción,

tú que adoptaste la regeneración más fecunda, sorteando innúmeros escollos para sal-

Otro obrero, entonces casi niño, colaboraba con

1

José Vidal Hernández en esas labores ocultas. Era el Sr. Ramón Leyva. que aún vive. Alguna vez fue encarcelado juntamente con Hernández, sufriendo los rigores de la tiranía dominante en aquellos luctuosos días de prueba para todos los liberales.

varla del abismo; tú, que hiciste más hombre al hombre de tu pueblo; tú en la audacia único; en el esfuerzo, pródigo; en la bondad, inmenso, y en el desinterés político, supevicente garcía torres

665

rior mil veces a cuantos gobernantes ha

usurpador o el liberticida. Puede la justicie-

tenido la República… duerme y espera!

ra historia catear todos los rincones de esta

¡La juventud que viene, ansiosa de luz de

vida pública, explorarla sin disimulo ni re-

justicia, disipará esa atmósfera de odios y

serva, como suele proceder con gobernantes

de pasiones y que ha forjado la execración

de mejor fortuna, que llevan en el bagaje de

con que te abruma, y artífice fiel de la ver-

sus glorias, muchas libertades usurpadas al

dad que se levanta restaurará tu gloria con

pueblo cuando estuvieron en el Poder.

las dispersas ramas que para ceñir su frente, arrebató la intriga a tu laurel caído!

666

No fue por el aspecto de la alianza con los conservadores, por donde El Monitor con-

Las inquietudes de un periódico como El

sideraba necesaria la reforma a la Carta de

Monitor Republicano, indican con toda niti-

57. La impaciencia del partido clerical, que-

dez que la inconformidad hacia la Constitu-

riendo explotar las disensiones del partido

ción, no era un criterio eminentemente

demócrata lo precipitó a la unión, y por lo

reaccionario, sino que cabía dentro del par-

mismo al éxito. Cualesquiera que hayan

tido netamente radical.

sido las diferencias suscitadas en el seno

“No puede afrontarse la crisis, gober-

de la familia liberal, tenían que desapare-

nando con la Constitución” —decían algu-

cer, como desaparecieron tan luego como

nos pensadores de la época— y esta verdad

el bando conservador adoptó una divisa

fue confirmada después, por sus más deci-

anticonstitucional, para una lucha que en

didos partidarios. No fue Juárez por cierto

realidad quería el aniquilamiento de las ten-

quien gobernó con ella en condiciones pa-

dencias progresistas del país. Naturalmente

recidas. Para el efecto de conservar el Poder,

los liberales obedeciendo a un principio co-

Comonfort tenía muy cerca el expediente:

mún de propia conservación, agrupáronse

gobernar como se pueda o como se quiera,

bajo un solo interés: imponerse a la reac-

acatando la Ley Fundamental en la región

ción, y luego, identificados por los mismos

de las fórmulas, que vino a ser la estática

reveses, orgullosos de los mismos triunfos,

convencional de rúan tos le han sucedido en

enlazados con los mismos blasones, acaba-

el Poder.

ron por fundirse en un solo color; porque

El golpe de Estado es un atentado que

cuando la hostilidad de los grupos sociales

políticamente no se puede ni se debe san-

llega al extremo de la guerra, las ideas se trans­

cionar. Pero no siempre el mejor político es

forman en pasiones, las tendencias se pro-

el más patriota ni el más grande de los hom-

yectan hasta las exageraciones del princi­

bres públicos. Hay algo excepcional en aquel

pio, y la lucha se empeña de ideal a ideal.

lamentable extravío: ya lo veis desconocien-

Tal fue la obra de la Guerra de Tres

do la Constitución, anulando los trabajos

Años. Si la Constitución provocaba en el

de un poder público, inutilizando el ejerci-

terreno de la práctica objeciones más o me-

cio de esta parte de la soberanía nacional,

nos fundadas acerca de su aplicación, bien

y sin embargo ni así aparece el autócrata, el

podía en el terreno de la lucha, ser un ideal,

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

y como ideal, fue la simbología sublime que

dos Unidos, donde se encontraba a la sazón

arrebataba a las masas convocándolas a mo-

el Sr. D. Miguel Lerdo, con quien volvió a

rir por la libertad. El Monitor se abrazó a ella,

la República, incorporándose al Gobierno

enarbolándola, como el signo del poder del

Constitucional en Veracruz y tomando par-

pueblo, y se convirtió en el “campamento

te en la defensa de la plaza amenazada por

donde se concentraron los republicanos a

Miramón.

luchar contra el Ejecutivo infidente y la

Allí permaneció hasta el triunfo definiti-

reacción que había ocupado una gran parte

vo de las armas republicanas, volviendo con

de la Capital”. Y allí teníamos, dice un viejo

el gobierno a esta Capital, el 10 de Enero de

liberal, periódico en que combatir y allí se

1861. Restablecida la República apareció

organizaba la resistencia con la poca fuerza

de nuevo El Monitor Republicano. Fue enton-

armada que había permanecido fiel a la

ces la voz prestigiosa que pidió y sostuvo

Constitución. Allí estableció Frías su Cuar-

después las medidas empleadas por el go-

tel General y de allí y con graves peligros

bierno para la consolidación definitiva de la

podíamos comunicarnos con Juárez, con

legislación reformista, y castigo de los prin-

Lerdo, con Zarco, Prieto, y los que dirigieron

cipales instigadores de la revolución.

la revolución constitucionalista. Ésta su-

Así transcurrieron los efímeros días de

cumbió y a consecuencia del triunfo del par-

tranquilidad que sucedieron a los sucesos

tido conservador, la prensa constitucionalis-

tempestuosos de la Guerra de Tres Años. La

ta sufrió un golpe de muerte. Llenáronse las

desesperación de los vencidos, germinaba en

cárceles de escritores liberales y D. Vicente

el fondo oprobioso de sus derrotas. La inso-

arrojado a un calabozo inmundo de Santia-

portable afrenta de haber caído, produjo en

go, pasó muchas horas sin luz, muchos días

el silencio, la repugnante metamorfosis del

sin pan, muchas noches sin sueño, hasta

odio de partido en traición a la patria, y la

que un pronunciamiento de tantos, vino a

tenaz libertad nacida en Acapulco, salvada

franquearle las puertas de la prisión.

en Puebla y triunfadora en Calpulalpan, vol-

Contados fueron los días que en libertad pasó el enérgico director de El Monitor

vió a peligrar, difamada, calumniada por el clericalismo en las Cortes extranjeras.

Republicano. Un nuevo movimiento llamó

El Monitor emprendió contra la inter-

al poder a Miramón, quien empezó por des-

vención y el imperio formidable campaña.

terrar a los más distinguidos escritores del

Al fin, volvía a surgir aquella idea monár-

bando enemigo. Esta vez fue deportado con

quica proclamada por Paredes, contra la

Gallo y Don Ignacio Cumplido, al presidio

cual El Monitor había tomado el nombre de

de Perote, donde estuvieron a punto de ser

Republicano. Pero esta vez apareció el pensa-

fusilados por el bandido español José María

miento fatal aliado a una nación extranjera.

Cobos.

García Torres, consecuente con el origen de

Después de algunos meses de prisión,

un periódico esencialmente antimonárqui-

escapó de la fortaleza, pasando a los Esta-

co como el suyo, tenía que sostener hasta vicente garcía torres

667

el último trance la bandera republicana, y

Emperador; dijo que D. José María Ramírez,

cuando en la Capital ya no quedaban ni ves-

Suárez Pizarro, Lacunza y otros liberales,

tigios de Gobierno nacional, todavía el Mo-

habían entrado por fin al gobierno, y acabó

nitor levantaba desesperado su voz, último

por invitar a D. Vicente a publicar de nuevo

eco de la República.

el Monitor.

Escribían entonces en el Monitor, Florencio Mª. del Castillo, Ignacio Altamirano, Luis G. Ortiz y otros liberales ilustres. Y como toda tiranía, la de los invasores no

mañana aparecerá de nuevo mi periódico. —Pero, entendámonos.... ¿qué nombre le va vd. a dar al Monitor?

podía respetar la libertad de imprenta. El

—Pues el que tiene: Monitor Republicano.

día 2 de Agosto una partida de zuavos apre-

—¡¡Republicano!!… Hombre eso no

hendió a Castillo y pocos días después fue

puede ser en pleno imperio, suprima vd.

conducido a San Juan de Ulúa. Este mártir de la imprenta en México, sufrió como un héroe todos los rigores de la prisión, el destierro, el abandono, la enfermedad y por fin la muerte. La misma suerte le estaba reservada a D. Vicente García Torrea, contra quien se dieron severísimas órdenes. Pudo por fortuna escapar por mucho tiempo oculto, saliendo de su escondite cuando el Imperio había impuesto su dominación en casi todo el país. Sin duda alguna aquel Director sin periódico, aparecía como una protesta muda pero elocuente de la República fugitiva. Maximiliano veía a estos hombres como remordimientos vivos de su poder. Donde encontraba a un García Torres, implacable, irreductible por el favor político, surgía la visión aterradora de la libertad atropellada y del derecho sangrientamente usurpado.

668

—Está bien —prorrumpió García Torres—

esta palabra... y… —Señor Barón, el Monitor es republicano y no puede dejar de serlo jamás. *** Consolidado el poder legítimo, el Sr. García Torres tornó a su sitio sosteniendo en el Monitor su vieja fe, sus inquebrantables creencias democrática, si no con el calor de los días pretéritos de odios y venganzas, sí con la respetable tenacidad de un convencido. Durante la administración de Juárez, el Monitor aparece combatiendo contra el Plan de la Noria. Fue partidario de Lerdo, contribuyendo a su elección, aunque no tanto como después a su caída. —Yo no estaba en México —dice el actual Director del periódico— cuando se inició el Plan de Tuxtepec. Creo que al ponerse

Un día se presentó el Barón de Kodolich

el Monitor de parte de aquella revolución,

a la extinguida redacción del Monitor Re-

rompió irreflexivamente la tradición cons-

publicano. solicitando una entrevista con su

titucionalista, favoreciendo al poder militar

antiguo director.

que vino a sustituir al poder civil.

Acudió García Torres. El Barón disertó

Cansado por la edad. D. Vicente resig-

largo y tendido sobre las ideas liberales del

nó la dirección del periódico en manos de

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

su hijo. después del triunfo de Tuxtepec.

dido descomunal batalla, al mismo tiempo

Ya hemos visto cómo sirvió hasta el último

que llegaba un comisario con órdenes de

instante en el periódico de que fue insigne

aprehenderlos y embargar la imprenta. Don

fundador. “Y así llegó —dice el Sr. Frías y

Vicente llega en esos momentos y ciego de

Soto— a las postrimerías de su vida, sin que

furor, en presencia de este desastre, arro-

los ochenta años que habían pasado sobre

jó bastón y sombrero; puso en orden a los

aquella noble frente rebajaran sus convic-

redactores mediante unos cuantos puñeta-

ciones ni acobardaran su conciencia”.

zos dados en firme; puso en dispersión a los

García Torres fue eficazmente ayudado

agentes de la policía, y a fuerza de golpes

por una esposa enérgica e inteligente, que

arroja de la redacción al comisario con todo

supo identificarse en ideas con él. La seño-

y expedientes. Así arregló las cosas Don Vi-

ra Mariana Deriaz, era de Bélgica, país en

cente, en algunos minutos.

que germinan las tendencias liberales. Ella

La hazaña más reciente, fue la que en

fue mártir también, y del inmenso dolor en

el lenguaje particular de la redacción del

que se resuelve la conquista del progreso

Monitor es conocida con este nombre: la de

en nuestro país, corresponde a la señora

los militares.

Deriaz una gran parte de sacrificio y de consternación.

Un día se presentaron a la redacción dos jóvenes y robustos oficiales del Colegio Militar, preguntando por el autor de un artícu-

*** García Torres tenía un valor extravagante, desordenado, original.

lo que se había publicado la víspera. Tan luego como apareció éste, cayeron sobre él los jóvenes militares armándose un

El memorable Jueves Santo en que D.

estrépito descomunal. Bajó D. Vicente las es­

Juan José Baz avanzó a caballo hasta el atrio

caleras violentamente, y no bien fue reco-

de la Catedral, destacándose sobre la turba

nocido por los militares, le acometieron con

fanática como la visión ecuestre del sacrile-

igual furor.

gio, D. Vicente, otro impío, fue sorprendido

Entonces D. Vicente la emprendió a gol-

en la calle de Letrán por la multitud de la

pes de ciego; fue aquello una de dar y reci-

que al grito de “mueran los herejes” salió

bir, que temblaba el local. Abrumado por el

un brazo armado de puñal que un instante

número Don Vicente tomó de la imprenta

sintió sobre su pecho. Don Vicente esgrimió

cuanto encontró a la mano. Volaron galeras,

entonces un bastón de ballena que llevaba

cajas, tipos, pedazos de formación que se

en la mano. Aquellos movimientos frenéti-

empastelaban en la cabeza de los agresores,

cos impusieron a la multitud, que se disper-

hasta ponerlos fuera de combate y obligar-

só asustada dejando el campo al vencedor.

los a emprender la fuga.

Otra vez llegaba a la redacción en los

Conserva D: Vicente García Torres (hijo)

momentos en que los redactores, por dife-

una bala que extrajeron a su padre de la región

rencias de ideas políticas habían empren-

cervical. Fue él, quien me refirió este lance. vicente garcía torres

669

El año de 1845, entre otros muchos pro-

amigo cuando seguía la senda del deber; lo

nunciamientos, estalló uno en Palacio a las

ataqué implacable cuando se apartó de ella.

órdenes de Don Joaquín Rangel, proclaman-

Me persiguió con crueldad, me amenazó

do un sistema híbrido con este lema: “Fede-

con la muerte, mas este hombre quiere mo-

ración y Santa-Anna”. El Comandante de la

rir en esta tierra defendida con sus brazos y

Plaza D. Matías Piña y Barragán, se dirigió al

regada con su sangre. Está ciego, devorado

cuartel acompañado de D. Vicente García

por la nostalgia. Merecería un castigo por

Torres, para contener el desorden. El capitán

sus faltas y sin embargo yo vengo a implo-

Othón, uno de los compiladores, sacó su re-

rar un perdón por esas culpas, porque lo

vólver y apuntó sobre Barragán, lo cual visto

absuelve un amor inmenso: el amor a su

por D. Vicente, corrió a interponerse entre

patria.

ambos para evitar aquel villano asesinato.

“Lerdo se conmovió. Pocos días después

Othón hizo fuego, y D. Vicente cayó por tierra

accedía a que Santa-Anna volviera a México”.

mortalmente herido. Sofocada la subleva-

El rasgo más notable de este carácter, es

ción, el capitán fue condenado a muerte y

la tenacidad. Tuvo con todos los gobiernos

fusilado.

esa altivez que podríamos llamar “vergüen-

Entre los fragmentos dedicados a García

za política”. No solicitó empleo de ninguna

Torres en un número especial del Siglo XIX

clase, ni desempeñó más puesto que el de

encontramos el siguiente rasgo de su vida,

Regidor en esta Capital, durante la adminis-

que lo presenta como él era, generoso y noble.

tración de Juárez. Allí descubrió bajezas que

“Santa-Anna olvidó a su fiel compañero

lo impacientaban, e incorrecciones que él no

(García Torres), al patriota inmaculado. Lo

podía tolerar. Su dignidad y su desinterés le

persiguió con tenacidad. La adulación y el

valieron un voto de censura. Esta figura, es

título de Alteza Serenísima lo embriagaron

la alegoría de la intransigencia. Maximiliano

hasta rodar desde el solio de la dictadura.

lo sabía muy bien, como lo demuestra el si-

Los favoritos huyeron; nadie alzó su voz

guiente pasaje:

para llamar al proscrito, el que se moría nostálgico en tierra ajena. “Un día celebrábase un banquete siendo Presidente de la República D. Sebastián Ler-

670

Paseaba el Emperador por las calles de la ciudad, acompañado de un séquito numeroso de viejos conservadores, mal improvisador cortesanos de Su Majestad.

do de Tejada y en medio de los brindis entu-

Maximiliano, disertaba sobre el porve-

siastas se puso en pie un anciano venerable

nir de la monarquía, forjándose las más li-

por sus virtudes cívicas: era García Torres.

sonjeras esperanzas, cuando llamó su aten-

“—Señores —dijo. —No olvidéis que en

ción un hombre que venía en dirección al

el extranjero reside un patriota distinguido,

lugar en que se encontraban. Todos los ojos

un soldado valiente, un mexicano digno de

se volvieron hacia él. Fijóse aquel hombre

censuras por sus graves errores, pero digno

de improviso en el grupo que lo veía atenta-

de elogio por sus grandes hechos. Fui su

mente; contrajo el rostro en un movimiento

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

nervioso de súbito disgusto, y dirigiendo sobre todos una mirada irreverente continuó su marcha. —Señor —observó alguno— ahí va uno de ellos… —-¿Quién es?

—¡Porque según me han dicho, es de los que nunca se dejarán conocer en Palacio! García Torres, escribió mucho tiempo con el seudónimo de Tancredo. Como escritor era incorrecto, indisciplinado, impetuoso… en una palabra, era un mal escritor.

—García Torres. —¡Ah! —exclamó D. Fernando— el

***

Monitor Republicano… Este es uno —agregó

D. Vicente se enfermó en los últimos días de

con expresiva lentitud— de los que deben

Diciembre de 1893, y falleció el 1º de Ene-

conocerse en la calle.

ro de 1894. Su cadáver fue depositado en el

—Por qué, señor.

panteón del Tepeyac. Gabriel González Mieb

General Nicol· s de RÈgules

1826-1895

Nació

este

ameritado general y eminente

patriota, en Quintanilla Sopeña, provincia

nal, hasta que subió otra vez al poder el General Santa-Anna.

de Burgos, España, el 21 de Agosto de 1826,

Cuando estalló la revolución de Ayutla

siendo sus padres Don Leonardo de Régules

contra la tiranía de este gobernante, Régu-

y Doña María Rita Cano. Hizo sus prime-

les marchó a Michoacán a incorporarse a las

ros estudios militares en Segobia y en Alcalá

fuerzas del General Epitacio Huerta, a cuyas

de Henares. Combatió después contra los

órdenes se batió mucho y bien, distinguién-

carlistas, obteniendo, merced a sus servi-

dose siempre. En la célebre Guerra de los Tres

cios, los ascensos hasta llegar al empleo de

Años fue uno de los jefes más prominentes

capitán, y formó asimismo parte del Estado

del contingente que prestó para ella el Es-

Mayor del General español Espartero.

tado de Michoacán, al grado de que en la

Habiendo tenido Régules que emigrar

batalla de Silao, una de las más brillantes de

de España por sus ideas liberales, pasó a

aquella época, tuvo una intervención decisi-

La Habana después a los Estados Unidos y

va en el triunfo, y por su comportamiento

en seguida a México a donde llegó el año

le otorgó el General González Ortega el em-

de 1846.

pleo de General de Brigada efectivo.

Muy poco tiempo después de su arribo a

Hombre de ideas liberales, firmes e in-

nuestra patria estalló la guerra con los nor-

quebrantables, siguió sirviendo al Gobierno

teamericanos, y entonces Régules se pre­

Constitucional hasta que se presentaron en

sentó a prestar sus servicios militares, con-

las aguas de Veracruz los ejércitos de las tres

firmándosele su antiguo empleo de capitán.

naciones aliadas contra México: Inglaterra,

Durante esa memorable campaña se halló

Francia y España. Entonces, no permitien-

en las batallas de la Angostura, Padierna,

do su lealtad pelear contra su patria y sus

Molino del Rey y Chapultepec, y concluida

hermanos, pidió y obtuvo su retiro del Sr.

aquella siguió sirviendo en el ejército nacio-

Juárez, quien estimando debidamente acto

˜ 673 ˜

tan meritorio, le concedió aquel inmedia-

ofrecía encumbrados puestos en la llamada

tamente apreciando en su justo valor los

Corta de Maximiliano. La tentativa surtió

motivos del proceder de tan eminente re-

su efecto respecto de Uraga, y la defección

publicano; pero luego que por los célebres

del referido General republicano descon-

tratados de la Soledad, se retiraron España e

certó por un momento a los patriotas que

Inglaterra de la Intervención y dejaron sola

tenía a sus órdenes; sin embargo, la fe in-

a Francia a que llevara más tarde su mereci-

quebrantable y la firmeza de principios del

do, volvió espontáneamente Régules al ser-

mártir General Arteaga, pudo al fin definir

vicio con verdadero ahínco, y la decisión de

situación tan comprometida, y sin lograr la

derramar su sangre en defensa de su patria

disolución buscada por el comandante en

adoptiva.

jefe del ejército invasor, siguió el ejército del

Y aquí llega la época culminante de los

Centro algo mermado, pero siempre entu-

grandes, desinteresados y heroicos servicios

siasta y digno, al mando del citado General

del Sr. Régules; ni un día dejó de pelear en el

Arteaga.

Estado de Michoacán, y durante el transcur-

Acababa de expedirse el famoso decre-

so de algunos años pocas veces victorioso en

to de 3 de Octubre de 1865, cuando en el

muchas derrotado, ni un momento desma-

punto llamado Santa Ana Amatlán fue

yó en su empeño, y se crecía con los descala-

derrotado este General, y hecho prisionero

bros, siguiendo así el inolvidable ejemplo del

él y los patriotas Salazar, Díaz Paracho y

patriota General Degollado.

Villa Gómez, quienes después fueron fusila-

El ejército del Centro estuvo en verdad

dos, siendo las primeras víctimas del célebre

sujeto a crudas pruebas durante esa tremen-

decreto citado. Después de tan triste acon-

da época. Sosteniendo el sagrado fuego de

tecimiento, quedó al frente del combatido

la Independencia en el corazón mismo de la

ejército del Centro el Sr. General Nicolás de

patria, formando la vanguardia, por decir-

Régules, quien continuó con extraordinaria

lo así, muy cerca del enemigo invasor y los

energía la campaña, hasta que incorporado

imperialistas, presentando por otra parte el

al ejército de Occidente que mandaba el Ge-

único cuerpo respetable de tropas organiza-

neral Ramón Corona y después del asalto y

das, a él de preferencia se dirigieron desde

toma de Zamora, concurrió al célebre sitio

un principio las miradas del gobierno usur-

de Querétaro, teniendo sus fuerzas en los

pador, ya para batirlo y deshacerlo, ya para

ejércitos ya reunidos, la categoría de Divi-

comprar a los principales jefes y así desor­

sión de Michoacán.

ganizarlo por completo.

674

Después del triunfo de la República y de

El Mariscal Bazaine con ese objeto ha-

haber licenciado el Sr. Juárez la mayor par-

bía escrito oportunamente una larga y muy

te de los soldados voluntarios que habían

estudiada carta al General José López Ura-

combatido por la independencia de México,

ga en jefe del ejército ya citado del Centro,

se reorganizó el ejército formándose cinco

en la cual alagaba la vanidad de éste, y le

divisiones: la del Norte, al mando del Sr. Ge-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

neral Escobedo con su cuartel general en San

sin volver a gozar de esos días de bienestar y

Luis Potosí; la de Occidente, al mando del

de felicidad que tuvo al lado de la tierna

Sr. General Corona con su cuartel general en

compañera de su vida, después que conclu-

Guadalajara; la de Oriente, al mando del Sr.

yó los azahares de una penosísima campa-

General Porfirio Díaz con su cuartel general

ña, descansando a su lado de tantas fatigas,

en Tehuacán; la del Sur, al mando del Bene-

y de tantos sufrimientos.

mérito General Juan Álvarez, y la del Centro

Su época de soldado y de patriota está

con su cuartel general en México, al mando

llena de hechos extraordinarios, uno de

del Sr. General Nicolás de Régules.

ellos, sobre todo, que no tiene superior en

Ocupó todavía nuestro biografiado algunos puestos militares de importancia,

los anales de los rasgos heroicos en toda la historia.

tales como la vicepresidencia de la Suprema

Era el 11 de Abril de 1865. La plaza de Ta-

Corte de Justicia Militar, durante la Pre-

cámbaro se hallaba en poder de fuerzas bel-

sidencia del General Manuel González, y

gas e imperialistas bien armadas, equipadas

después vivió retirado hasta su muerte, sin

y municionadas; se presentó Régules frente

haber tenido nunca ni una defección ni un

a la dicha plaza con soldados harapientos

pronunciamiento. Como hombre privado era un modelo de moralidad, de ternura y de acendrado afecto para su heroica mujer y para sus hijos; quería tanto a esa memorable tierra de Michoacán, teatro de sus penalidades y de sus triunfos, que sí se le deseaba ver contento y entusiasmado no bahía más que recordarle los sones provinciales, siendo seguro que se soltaba cantándolos, con especialidad la popular canción del Capire, una de cuyas estrofas dice: Ya el capire se secó teniendo el agua en el pie así si seca mi amor cuando con otro te ve.

y mal armados, pero llenos de entusiasmo, y quizá recordando el triste aniversario de la hecatombe de Tacubaya en 1859, sin contar el número ni tener en cuenta la calidad de los enemigos, se decide a dar el asalto, cuando según la versión del poeta Juan de Dios Peza, se presenta un hombre que venía de la plaza a todo escape, advirtiendo a Régules que en una trinchera situada a la entrada de la ciudad y que se veía desde donde estaba el jefe republicano, habían colocado los belgas a la heroína su esposa con todos los hijos del General, para que si éste se atrevía a atacar, las primeras víctimas fuesen los pedazos de su corazón. Duda Régules un momento, y después con voz resuelta y tranquila, grita a sus soldados:

Muerta su esposa se impresionó tan pro­

—¡Fuego! ¡Primero es la Patria!

fundamente que desde entonces podía pronos­

Lánzase en seguida como un león cobre

ticarse que no le sobreviviría muchos años,

el enemigo y conquista después de encarni-

y si bien todavía vivió algunos más, fue ya

zada pelea la población y la inmortalidad. general nicolás de régules

677

Según otra versión del mismo épico hecho que, como dijimos, no tiene superior y

habré muerto.

quizá ni igual en la historia, al ir a atacar

Le concede Arteaga el mando de las tro-

Régules la trinchera ya mencionada y a una

pas y entonces Régules dictó sus disposicio-

distancia relativamente corta de ella, aper-

nes lanzando a las diez de la mañana sus

cibe el héroe republicano sobre el parapeto

columnas de ataque contra la plaza.

a su esposa e hijos, alguno de ellos en la lac-

Una de esas columnas quedó encargada

tancia; vacila un momento, cuando escucha

de tomar la Parroquia en la cual estaban for-

la armoniosa y tranquila voz de la señora

tificados los reaccionarios, la citada columna

Solórzano de Régules quien le grita desde

iba al mando del Teniente Coronel Monte-

el lugar del peligro con un acento sobrehu-

negro a quien Régules dio la orden siguiente:

mano, con el acento que sólo puede dar un inconmensurable amor a la patria y una abnegación femenina sobrenatural: —¡Nicolás, no vaciles!… Tira!! —¡Fuego! dice entonces con voz ronca el jefe republicano, y se lanza furioso al asalto seguido de los suyos… Por fortuna, salieron aquella gran mujer y sus tiernos niños, ilesos de tamaña prueba, que sirvió para que un hecho sin precedente quedara grabado de una manera perdurable en la Historia, en honra de México y para justo orgullo de la humanidad. Muchas otras anécdotas de valor se refieren del General Régules, pero para no hacer largo este artículo biográfico, sólo referiremos algunos de los más notables hechos del gran patriota.

—Avance usted y no dispare la pieza de artillería que lleva, sino hasta que esté muy cerca de la puerta, y una vez que haya disparado nos metemos con la bala a la iglesia. Las órdenes del General Régules fueron puntualmente cumplidas y él a su vez cumplió su palabra: ¡se habían metido con la bala!… Poco después estaba tomada la plaza de Uruapan y se había hecho prisionera a la guarnición. En el ataque a la plaza de Zamora el 4 de Febrero de 1867, recorría Régules la línea con objeto de reconocer las fortificaciones enemigas, y al pasar con su Estado Mayor frente a una trinchera situada hacia el camino de Morelia, dispararon de aquella una pieza de artillería a muy corta distancia de donde es-

El 19 de Junio de 1865 después de un

taba nuestro biografiado con sus ayudantes.

rudo y tenaz ataque a la plaza de Uruapan,

Entre éstos se hallaba un coronel, quien al

pensaba retirarse ya el General en jefe Ar-

ver venir la bala se inclinó procurando cu-

teaga en la imposibilidad de tomar la po-

brirse con su caballo; entonces Régules se

blación, cuando Régules le suplicó que le

vuelve a él y con toda tranquilidad, aunque

concediera el mando en jefe de las fuerzas

con cierto acento de reproche, le dice:

para intentar el tan difícil proyecto. Arteaga entonces, algo molesto, le dice: —¿Y con qué me responde usted si no toma a Uruapan? 678

—Con nada, contestó Régules, porque

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

—Coronel, si se le cayó el pañuelo aquí traigo otro. Vamos por último a referir otra hazaña del jefe republicano que aconteció en la

misma población de Uruapan, teatro del

honda tristeza bajar al sepulcro a uno de sus

rasgo que ya describimos más arriba.

hijos, una de aquellas criaturas que habían

Corrían los tiempos de la revolución de

nacido al fragor de los combates, y que lo

Ayutla; Régules que era entonces un subal-

traían sin cesar a la memoria sus pasados y

terno todavía estaba sirviendo en Michoa-

gloriosos años. Al morir se abrieron para él

cán a las órdenes del General Epitacio Huer-

las puertas de la inmortalidad y los honores

ta cuando este jefe decidió apoderarse de la

oficiales que se le decretaron no fueron sino

plaza después de un ataque que duró una

una débil deuda de gratitud por sus grandes

noche y parte de un día, Huerta se retiró

e indisputables servicios.

viendo la imposibilidad de lograr su objeto,

El día 9 de Enero de 1895 desapareció de

pues la población había sido tenaz y afor-

entre los vivos, a los sesenta y nueve años

tunadamente defendida por el comandante

de edad, aquel gran patriota. Luego que la

santaannista Ochoa y dejó a Régules con el

Secretaría de Guerra supo la muerte del ame­

encargo de cubrir la retaguardia del grueso

ritado general, dispuso que una compañía

de las tropas al mando de quince hombres.

del 16º Batallón diera guardia de honor al

Los soldados de la guarnición de Urua-

cadáver; se formó asimismo una División

pan estaban fortificados en la casa de altos

que le rindiera los últimos honores, y los res-

del Sr. Don Luis Coria, y en los momen-

tos fueron acompañados a su última morada,

tos en que Régules se encargaba de la orden

al panteón del Tepeyac, por numerosa y se-

de Huerta, abrieron aquéllos las puertas de

lecta concurrencia.

la referida casa creyendo pasado ya el peligro.

Hubo en ella comisiones en representación del Congreso Federal, de la Suprema

Entonces Régules llevado de súbita ins-

Corte de Justicia Militar, del Gobierno de

piración y sin vacilar un momento se lan-

Michoacán y de todos los cuerpos que esta-

zó a la puerta abierta, penetró a la casa con

ban de guarnición en México.

sus jinetes, subió ¡a caballo! las escaleras y

En el panteón hicieron uso de la pala-

comenzó a batir en los corredores y dentro

bra los Sres. Licenciado José Portillo, Coro-

de las piezas a los enemigos. Envió a la vez

nel Arcadio R. Zepeda, Manuel Gutiérrez

un violento aviso al General Huerta y éste

Zamora y Emeterio de la Garza (jr), quien

entonces retrocedió a toda prisa y tomó al

entre otros conceptos llenos de verdad y de

fin la codiciada plaza; en este ataque quedó

justicia para el héroe, dijo las siguientes con-

muerto el jefe Ochoa a quien disparó a que-

movedoras frases:

ma ropa un mudo que militaba en las filas de los pronunciados.

“Que sepa España y con ella el mundo entero que si luchamos contra el español

Tal fue, a grandes rasgos, la noble figura

cuando quiso doblegar una cerviz tan altiva

que nos hemos propuesto bosquejar y cuya

y sana que no sabe aún inclinarse, en cam-

muerte sintió la República entera. Pocos

bio tenemos un recuerdo cariñoso en la fi­

días antes de morir Régules había visto con

gura de Prim; y que el pueblo mexicano los general nicolás de régules

679

reconoce como a sus hijos, los proclama

amaba como si hubiera sido concebido en

como a sus héroes y el pabellón nacional los

sus entrañas, y a la que él consagró su amor,

cubre hasta en su tumba, cuando se llaman

su vida y su sangre como si fuere su propia

Régules”.

patria. El General Régules tenía el valor de

“Tu valor y tu patriotismo nos admiran, porque lo narraría orgullosa en páginas de

y las heroicidades de Guzmán el Bueno”....

oro la historia de Grecia, porque recuerda al

“Siempre estuvo del lado del derecho y

espartano, cuando sereno, sin dudas ni va-

del honor, su espada la esgrimió siempre en

cilaciones, con el corazón nacido para el he-

defensa de la justicia, y su vida fue consa-

roísmo, sacrificaba a la familia por la patria”.

grada a la verdad de los principios liberales



Tu honradez nos admira porque en la

que defendió sin vacilar hasta su muerte”.

adversidad, en el choque de los intereses

En Régules como en muchos hombres

contrarios, en la infatigable lucha por la

superiores contribuyó enormemente a su

existencia; entre las debilidades del mundo,

gloria y a sus hechos la bienhechora som-

las clases cobardes desfallecen; tú cruzaste

bra de una gran mujer: de su tierna esposa

como el plumaje del poeta, sin mancharte.

la Señora Soledad Solórzano. No se sabe en

Tu virtud nos admira, porque ofreciste tu

efecto quién fue más grande en el memo-

vida en el altar de la Patria, sin interés, sin

rable episodio de Tacámbaro, si él atacando

pretensión, —tu grandeza no te embria-

o su mujer aguardando impasible la muerte

gó— y concluida la lucha volviste al hogar

como un holocausto inmenso a su patria y

sin ambiciones, tu historia nos admira, por-

al honor de su esposo; y si no temiéramos

que en España como en México, en todas

equivocarnos afirmaríamos que si heroico y

partes, si encontrabas la causa justa, la cau-

sublime estuvo Régules más grande todavía,

sa santa, eras su partidario, su defensor; tu

sí, más grande, estuvo allí la heroína sacrifi-

alma era de la humanidad, estaba enamora-

cando sus hijos y sacrificándose ella con un

da de la idea”.

estoicismo digno de los más preciados hé-

La prensa toda, aun la conservadora,

680

Bayardo, el Caballero sin miedo y sin tacha,

roes de la humanidad entera.

no pudo menos que reconocer los excepcio-

Con razón quería Régules a México; con

nales méritos del ilustre muerto, y dedicó

razón amaba tanto esa tierra feraz y volup-

sentidos artículos a su memoria. Algunos de

tuosa de Michoacán de Ocampo! Cuando se

esos artículos contuvieron, es cierto, inexac-

tiene a su lado una india (que así llamaba ca-

titudes, como el de un periódico moderado

riñosamente Régules a su esposa) de la talla

que asentó había servido Régules en España

de la Sra. Solórzano se es capaz de todo lo

al lado de los carlistas, cosa que no es exacta;

bueno y se ama intensamente todo lo noble,

pero todos a porfía se esmeraron en tributar

todo lo generoso, todo lo grande.

elogios a su intachable conducta y un dia-

Por lo demás si el recuerdo de ciertos he-

rio gobiernista decía de él lo siguiente: “La

chos debe quedar perenne para ejemplo de

Nación ha perdido un hijo adoptivo a quien

las generaciones subsecuentes, nosotros no

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

vacilaríamos en proponer que Tacámbaro

estar orgulloso de sus dos hijos: el natural

cambie su nombre por el de Ciudad Soledad

y el adoptivo. Ambos son dignos de la pa-

Solórzano, y que Uruapan se llame en lo de

tria de Hidalgo, de Morelos y de Guerrero,

adelante: Uruapan de Régules.

de la República de Juárez, de Zaragoza y de

Débil e insignificante tributo sería éste de admiración al patriotismo y de veneración por la virtud, pues que México debe

Ocampo, ambos son dignos en fin de una República de la libre América. E. M. de los Ríos

Blas JosÈ GutiÈrrez Flores Alatorre l 1821-1885

La

vez que asistimos a la Escuela

—En efecto, le contestamos con interés.

Nacional de Jurisprudencia nos llevó más

—Pues ese caballero es el Lic. Castillo

primera

que otro objeto, el de conocer personalmen-

Velasco, nuestro Director.

te los hombres que nos iban a dirigir en las

—¡Ah! ¡vaya! El digno Director de esta

tareas escolares, entre las cuales se contaban

Escuela, observé con satisfacción; un liberal

algunas celebridades que habíamos visto fi-

ilustre, un buen abogado.

gurar en libros y periódicos. Permanecimos

—Hermano, agregó otro, de Florencio

con este fin en uno de los vastos corredores

del Castillo, el escritor republicano que los

del plantel varios amigos, recién llegados a

franceses mandaron a San Juan de Ulúa.

la Capital y matriculados en ese estableci-

Vimos llegar después un anciano correc-

miento para una carrera que emprendimos

tamente vestido, cuerpo regular, barba y ca-

juntos y dos de nosotros solamente pudi-

bello que habían encanecido con una blan-

mos terminar, luchando con la mayor

cura resplandeciente y limpia, ojos azules y

dificultad.

porte de hombre distinguido…

El primero que pasó a nuestro lado —lo

—Y este señor ¿quién es?

recuerdo muy bien— fue un señor grueso, moreno, de aspecto bondadoso, larga levita

—Don Juan José de la Garza, profesor de Derecho Natural. ¿Quieren saludarlo?

negra y sombrero alto.

—¡Oh, si! con mucho gusto.

Alzó la vista; nos dirigió una mirada

Nuestro amigo se acercó a él diciéndole:

afectuosa y luego se descubrió cortésmente.

—Maestro, voy a presentarle a estos jó-

Un estudiante de quinto año a quien

venes que vienen a estudiar derecho, y de-

nos habían presentado, dijo adivinando

sean conocer a usted.

nuestro deseo:

Nos anunciamos como discípulos suyos

—¿Ustedes querrán saber quién es el caballero que acaba de pasar?

para ese año; nos dijo algunas palabras de jefe que se prepara a llevarnos a campaña, y

˜ 683 ˜

desde luego nos recomendó “sus lecciones”

do, grueso bejuco de oro macizo, pasado el

cuyas copias debíamos sacar en la Secretaría

cuello, sombrero ancho con ribetes de galón

de la Escuela.

un tanto derribado hacia la oreja izquierda,

Envuelto en un palto gris, corto y de

y en las manos respetable y lustrosa estaca

buen gusto, adelantó en esos momentos

de Apizaco, que ostentaba grabado al fuego,

otro profesor; usaba lentes, su aspecto re-

un gorro de la libertad y otros recados pa-

velaba rectitud y firmeza; no muy pródigo

trióticos tan expresivos como aquél.

en reverencias, sin distraer en el tránsito

Pasó sin advertir nuestra presencia; le se-

su marcha un tanto acelerada, llegó direc-

guimos atentamente hasta que desapareció,

tamente a la cátedra, como hombre que no

torciendo por la galería de la derecha.

tenía tiempo que perder. —Don Protasio Tagle, nos dijeron; el

—¿Qué busca este amigo? —preguntó alguno con marcada curiosidad.

enérgico y honrado Ministro de Justicia, de

—Es profesor…

la primera administración de Tuxtepec. Ha-

—¡Profesor! ¿y de qué?

bía pasado del Gabinete a la Escuela como

—De Procedimientos Penales en mate-

profesor de Derecho Romano. Cuando apartamos la vista de este personaje, que tan vivamente había llamado

ria federal. —¿Pues quién es? —Don Blas.

nuestra atención, vimos en el fondo del angosto y oscuro vestíbulo de la entrada,

***

recortando el cuadro de luz que penetraba

La personalidad característica y original de

desde la calle por la puerta principal del edi-

que nos vamos a ocupar, tiene una filiación

ficio, una sombra de típico individuo.

igual a la de todas las costumbres del Méxi-

—Fíjense, fíjense ustedes en este sujeto,

co revolucionario, profundamente afectado

nos dijo el estudiante. —¡Esto es magnífico!

por los acontecimientos que se desarrollan

¡Delicioso! exclamaba regocijado, preparán-

desde el Plan de Ayutla hasta el triunfo de

donos para saborear una sorpresa de espiri-

la República.

tual originalidad.

684

El México colonial, tiene una fisonomía

Avanzaba lentamente el hombre del ves-

indefinida, vaga, nebulosa. La metamorfosis

tíbulo. Por fin, desembocó en el corredor a

de su emancipación es el primer hecho que

cura luz se descubrió a nuestros ojos en toda

contribuye poderosamente a imprimirle ras-

la plenitud de sus extravagantes pormenores.

gos de nacionalidad.

Era una personalidad pintoresca. Gordo,

El periodo histórico abierto a la transfor-

serio, la redonda cabeza rapada a estilo de

mación social por los hombres del Sur, hace

cuartel; recios zapatos cuadrados de bajo y

del país un pueblo nuevo, creándole intereses

amplio tacón, pantalones anchos de boca

de gran magnitud, abriéndole horizontes pro-

ajustada al tobillo, chaleco verde y chaqueta

pios y grabando por todas partes los hondos

con pasamanería, corbatín negro algo torci-

relieves de un genio eminentemente local.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

México, sorprendido por la intrigante

del pueblo: la pasión roja que se impone a

ambición de un hombre que llegó al poder,

la pasión tenebrosa de la fe religiosa; choque

aclamado por los pueblos y que en vez de

de fanatismos atroces que preceden al adve-

labrar la felicidad de éstos, los precipita a la

nimiento tranquilo de un orden progresista.

miseria intestina, al desastre y a la ignomi-

Los móviles que han producido entre

nia, acumulando en sus manos los poderes

nosotros las conmociones más fecundas del

públicos, convertidos después en abyecta

pasado, aparecen siempre bajo dos formas

dictadura, México, humillado por una domi­

bien distintas. Por una parte, organizados

nación que estallaba en iras sangrientas con­

en convicción racional y elevadas a concien-

tra sus hijos, es un ejemplo de dolor nacional,

cia de ley sociológica; y por otra, en forma

dolor inmenso que engendró necesidades de

de pasión, de desbordamiento, de odio y de

libertad, e hizo sentir toda la desesperación

fanatismo. Estas dos formas corresponden

del obstáculo. Fue en el seno de esta época

a la gran diferencia de nivel intelectual y

aciaga donde se formaron las fecundas pasio­

moral entre el grupo ilustrado y la masa del

nes políticas, que arraigadas en el corazón del

pueblo. El grupo directivo, que entre noso-

pueblo, le dieron el tono, el color y la expre-

tros se ha anticipado en la concepción de las

sión de su nuevo semblante moral.

reformas y en el sentimiento imperioso de

Allí adquirió este rasgo de amor y de

esta necesidad, ha comprendido cuán difícil

odio: amor por la libertad, por la democra-

es identificar contra un mismo obstáculo,

cia, por todo lo que significara autoridad del

la acción de todos los factores humanos. La

pueblo; odio la tiranía, a la dictadura, a todo

convicción que las ideas engendran es inac-

poder exhortado con pompas monárquicas.

cesible a la conciencia de las mayorías, y por

Odio y amor pintoresco, lleno de aberracio-

lo mismo no puede ser nunca móvil de su

nes propias de un estado social envuelto en

conducta. Para darles movimiento ha sido

sombras. Aquella democracia y aquella tira-

necesario descomponer la idea misma, su-

nía, corresponden a un contraste radical y

ministrársela en la forma personal que mue-

extravagante.

ve sus pasiones, y arreglársela a la capacidad

Allí adquirió también ese rencor contra

de su numen.

el fraile, hábilmente fomentado por los direc-

Entonces se abre la campaña hiperbólica

tores de la revolución moral entre las masas

contra todos los vicios, infamias y flaquezas

populares, para aflojar así el prestigio de la

atribuidas al enemigo que se quiere extermi-

Iglesia sobre las conciencias. Rencor absurdo

nar; desborda el odio su literatura de saetas

porque se convierte en intolerancia hacia el

y cláusulas demoledoras, y empréndese el

sacerdote, falta de respeto al hombre de sota-

trabajo de difamación y de calumnia para

na y tiranía sobre los tiranos vencidos.

desconceptuar al dominador.

De aquí ese republicanismo que no es

Cuando se levantaba la bandera de la

más que la otra idolatría de la cuestión so-

insurrección contra los españoles, contra

cial; dos pasiones en que se divide la masa

aquellos hombres a quienes se calificaba de blas josé gutiérrez flores alatorre

687

ladrones, de crueles, de usurpadores y déspotas,

mero un símbolo de localismo nacional, des­

fácil es comprender que la Independencia

pués un título de orgullo y un manantial

germinaba en los cerebros como una grata

por último, en que las costumbres se han

esperanza de despojo y como un bello por-

alimentado por espacio de muchos años. Y

venir de preponderancia inmediata y de ven-

bien, tomad estos rasgos característicos, reu­

ganza contra el gachupín. No era esta cierta-

nid todos los elementos radicales del país:

mente la verdadera noción de aquel sublime

intrepidez personal, altivez, localismo, re-

pensamiento; pero si no hubiese afectado en

pugnancia al extranjero, odio a los mochos;

esta forma impura la sensibilidad popular, la

agregad a todo esto un gorro frigio, un águila

revolución no hubiera tenido órganos para

mexicana, un sombrero charro, un pantalón

la lucha, ni alientos para llegar al éxito.

galoneado y una bandera tricolor, y tendréis

Más compleja que la idea de Indepen-

un tipo y este tipo será precisamente Don

dencia, la de Reforma. Allá abajo, no era la

Blas José Gutiérrez Flores Alatorre, Licenciado

idea económica de la desamortización recla-

y General.

mada para la industria, la agricultura y las artes, el contingente de enormes capitales

***

muertos; no era el ensanche del horizonte

Un día, después de haber dado su clase de

moral e intelectual; no era la disipación de

Procedimientos, se me ocurrió preguntarle:

las preocupaciones que ofuscan a los pue-

—¿Dígame, maestro, y de dónde es usted?

blos; no era, en fin, el concepto de la eman-

—De San Luis Potosí, me contestó.

cipación de la conciencia humana, sino el

He averiguado después de su muerte

antagonismo al fraile, la hostilidad al mons-

que esto no era cierto. Don Blas nació en

truo manchado con todos los crímenes de la

Querétaro el día 3 de Febrero de 1821, pocos

Inquisición, tintas las manos en sangre de

meses antes de la consumación de la Inde-

torturados y las inmundas almas cubiertas

pendencia.

con el cielo de las inmoralidades del con-

¿Por qué decía pues, que su tierra natal

vente, las garras afiladas de abominable co-

era San Luis Potosí? Yo sé muy bien que era

dicia arrancando al agonizante sus bienes

incapaz de mentir. Él no decía más que la

terrenales, verdugo lúgubre y sombrío en

verdad, y sólo la verdad. Hubiera sido capaz

que la imaginación popular puso todo el fa-

de haberse reprochado públicamente su fal-

natismo de su horror.

ta de veracidad si en alguna hubiese incurri-

Con estos elementos se ha formado el

688

do a sabiendas.

carácter popular. Sus pasiones tienen ya una

No hay que dudarlo, pues; había olvi-

historia gloriosa; ellas han corrido al campo

dado que era de Querétaro, aunque hubiese

de batalla a ungir sus derrotas con heroísmo

tenido a mucha honra nacer en un lugar que

espartano, a ilustrar sus triunfos con des-

fue patíbulo de Maximiliano, Miramón y

lumbrantes hazañas; ellas han contribuido

Mejía, tres hombres abominables y odiados

a la redención del pueblo; ellas han sido pri-

dos para él.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

***

***

Los padres de Don Blas fueron, Don Secun-

La originalidad de este personaje surge

dino Gutiérrez y Doña Isabel Victoriana

de todos sus actos, de todos sus gustos, de

Flores Alatorre. No obstante esto, todo el

todas sus cosas y hasta de circunstancias

mundo estudiantil por espíritu de guasa lo

independientes de él. Sus tiempos, las cos-

conocía con un apellido más.

tumbres de su época, los viejos usos, vistos

Ya hemos dicho que nuestro biografia-

con el espíritu crítico y mordaz de nuestros

do odiaba cordialmente todo aquello que

días, hacen de Don Blas un tipo ameno, un

estuviera en olor de clericalismo. Para él no

individuo encantador.

había personalidad más execrable que el Ar-

Tengo sobre mi mesa, un montón de

zobispo Don Pelagio Antonio de Labastida

cuadernos, curiosos documentos en que él

y Dávalos.

mismo ha ido consignando a su modo los

En el índice de una de sus obras puede encontrarse esta curiosa indicación “labastida.

Véase traidor”. Don Blas, anunciaba todos los años sus

libros en la tabla de avisos que existe a la entrada de la Escuela de Jurisprudencia. Allí fijó un anuncio que decía: “El código de la reforma.

Colección de leyes, etc.,

etc. Se vende en la casa núm… de la calle X, domicilio del autor, Licenciado Blas José Gutiérrez Flores Alatorre”. Un discípulo suyo tuvo la ocurrencia un día de sacar un lápiz y agregar esta palabra: y Dávalos, último apellido de Don Pelagio. Cuando Don Blas advirtió este consorcio de su nombre y el del Arzobispo, descar-

acontecimientos más importante de su vida. Reina un orden minucioso en estos apuntes, y en ellos pueden encontrarse las más características genialidades del autor. Representan enérgicamente al hombre tal como fue, y tienen la virtud de producir en las personas que lo conocieron y trataron la poderosa visión mental en que se ve y se oye hablar a Don Blas, siempre grave, siempre inflexible, siempre hombre. Estos documentos se retoman a los buenos tiempos del papel sellado. En ellos puede verse toda clase de certificaciones alusivas a la “carrera literaria” de Don Blas, desde que “aprendió a leer y escribir la letra de Torcuato Torto de la Riva —como reza el venerable certificado— la

gó un puñetazo sobre la tabla y arrancó el

Doctrina Cristiana, la Ortología, la Caligra-

anuncio, protestando que no quería nada de

fía, la Historia de la Religión por el Abate

común con un “miserable” como aquél.

Fleury y en fin el Catecismo del Arte de trin-

Desde entonces se le conoció en la Escuela con el nombre de Blas José Gutiérrez Flores Alatorre y Dávalos.

char… hasta su incorporación al Colegio de Abogados de México. No hay necesidad de decir que entre los estudios de Don Blas figuran en primera escala, embargando una buena parte de su aplicación, las Humanidades y Latinidad, blas josé gutiérrez flores alatorre

689

mereciendo del Sr. Dr. Dn. José María del

Y así como en política, representa Don

Valle. Maestro interino de aposentos en el nacio-

Blas, el tipo racional de todos los fanatismos

nal y más antiguo Colegio de San Ildefonso de

revolucionarios, como abogado presenta el

México, una honrosísima nota de irreprocha-

más acabado perfil de los antiguos legistas.

ble conducta escolar, que el agraciado guar-

Mucha latinidad al gusto de los viejos roma-

daba cosido, foliado con números romanos,

nistas, correctos en cuestión de formalis-

etc., en el voluminoso expediente de sus

mos, implacables agentes del texto de la

méritos personales.

ley, envanecidos inadvertidamente con su

Con no menor veneración, corre agrega-

condición de graduados, muy afectos a la

do a dicho expediente su título de Bachiller;

jerga técnica de la profesión, y en fin muy

un pergamino, escrito en latín, donde consta

poseídos de la alta misión que por sus cono-

que in Secretari Academici, aliorumque testium presentia personaliter constitutio Scholasticus D. Bacalaureatus Blassius Gutierrez et Flores Alatorre, postquam examinatus, aprobatus fuit, etc. Allí se encuentran también unos cuadernitos impresos, a estilo tipográfico de novena en cuya portada pueden verse leyendas en que aparece “Don Blassius”, sustentando, bajo el patrocinio del Obispo de Tenagra y con el favor divino, actos de toda filosofía. Allí también hay un certificado extendido de puño y letra de Don Sebastián Lerdo de Tejada, cuando Don Sebastián era un oscuro prosecretario de San Ildefonso, donde entre otras constancias figura lo de que “fecha en 1851 la votación de lugares, obtuvo para el segundo la mayoría de votos en ambos derechos”.

690

cimientos se atribuyen. Era Don Blas el más perfecto ejemplo de aquellos Señorea Licenciados, un tanto Usía» por razón de su carácter docente. Era cosa convenida que sus alegatos, sus escritos, sus solicitudes en el ejercicio del patronazgo, tenían todo el resabio de la jurisprudencia de la época del caldo. Todavía... —qué digo— nunca dejó de emplear en el lenguaje profesional, aquella terminología formal y reverente de los estrados. Todos estos rasgos de una personalidad curiosa, aparecen en los Apuntes recogidos por nuestro hombre por espacio de cuarenta años con una constancia inconcebible. Aquí se ve al sujeto en quien la concepción del deber se imponía de una ma-

Domina en estos datos de la vida de

nera implacable y atroz. ¡Qué juez más

D. Blas su rectitud ingénita, convertida en

terrible para los que él designaba con el

rasgo de honradez excéntrica. Fue desde los

nombre de “pillos” y de “bribones”! Con

primeros días de su vida de estudiante un

él no había fórmulas sociales para disimu-

muchacho “aplicado”, “estudioso”, “cumpli­

lar la profunda repugnancia que le inspira-

do”, “formal”, etc., y no son por cierto estos

ban los indignos.

calificativos de aquellos que puedan atri-

Nada: los que en su concepto hubiesen

buirse a simpatía o favoritismo, sino a la fiel

incurrido en nota infamante, no debían es-

expresión de un carácter metódico hasta

perar de él más que el desprecio irrevocable

la extravagancia

y la execración eterna.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Tenía un ‘libro rojo” ¡espantoso trabajo

En cambio, llegaba hasta su máximum

difamatorio! donde pueden verse consigna-

de ternura con los que le hacían justicia por

dos hasta el detalle, todas las “picardías” y

su flaco. —Así es como desde el año de 1853,

“fragilidades” de un gran número de hom-

conserva un ovillejo infame con que le des…

bres públicos, entre los cuales muchos de

agració en su admirador, legítimo poetastro

ellos aparecen hoy como inmaculados…

silvestre, cuando estuvo el maestro remon-

Este libro es un desbordamiento de la

tado por esos mundos con una comisión

conciencia de Don Blas. Es el monólogo de

profesional. He aquí el ovillejo, que Don

una rectitud inflexible, porque este hombre

Blas guardaba entre esos papeles.

hablaba a solas con sus memorias.

¿Quién procura aquí la paz?

Hay aquí notas —como suyas— de una

—Blas. ¿Quién pasa mohína y dolores?

claridad supina. Con fecha 6 de Octubre de

—Flores. ¿Y quién desea que el mal des-

1864, encontramos estas palabras: Núm. 1

tierros?

“Uraga José López, al traicionar a la Patria, se

—Gutiérrez.

roba $25,000 en bonos”. —Núm. 14-carrera

Luego la tranquilidad y gozo encierres

militar. —Llamamiento para el Tribunal Su-

pues en prueba de finísimos amores. Pascuas

perior de Justicia de Veracruz. —Expediente

doy felices en odas mayores al Lic. Blas Flo-

usado por Pavón, Don Demetrio, para sacar

res Gutiérrez.

de la infame prisión en que tenía el cobarde Joaquín Martínez a Blas José Gutiérrez”

***

Núm. 19-Marzo 5 de 65. —Carta de C. S. al

Las actividades sociales por su naturaleza

General (aquí un nombre)… contestando

eminentemente tranquilas como las cien-

sus cargos y recriminando al mismo tiempo

cias, la industria y hasta el mismo sacer-

a los Generales… cuyas derrotas e inmorali-

docio, han tenido que subordinarse a la re-

dad bosqueja”. Núm. 13-Octubre 6.-Con-

volución, que ha sido la primera de nuestras

testaciones entre el traidor Juan Ortiz Mo-

necesidades orgánicas.

nasterio y el preso Blas José Gutiérrez, sobre provisión de un caballo”.

La guerra lo ha absorbido todo. Hemos visto al campesino abandonar el arado, al es-

Tuvo este hombre el especial empeño de

tudiante desertar del colegio, corriendo a la

coleccionar —digamos así— los datos de su

defensa de la patria o de los principios, y al

buena conducta pública y privada. Constan

fraile arremangarse la sotana para sostener

en más de cuarenta documentos, expedidos

sus fueros en el campo de la lucha. El claus-

“en la más constante forma de ley” que fue

tro, el colegio, la ciudad en fin, forzados por

un “hombre de bien”. —La palabra honradez,

la revolución, desangrando su cultura, ce-

aparece constantemente entre sus papeles.

diendo su contingente civil a la guerra.

Y la tenía a carta cabal; sólo que esta hon-

La guerra transforma por su parte estos

radez afectaba en él la forma intolerante de

elementos, creando extrañas combinacio-

un aborrecimiento hacia los “pícaros”.

nes entre las clases de la sociedad. Así blas josé gutiérrez flores alatorre

691

vemos en la carrera literaria de D. Blas que

brero alto, caído como se usa con el ancho,

se incrusta la carrera militar: el gregoriano se

y no faltaba entre los estudiantes, quienes

convierte un día en recluta; el recluta vuel­

asegurasen haber visto al maestro una daga

ve a la cátedra, de allí sale el hombre toga-

enredada entre los pliegues de la banda, lo

do para volver más tarde con los galones de

que era muy lógico y muy posible en él.

General. Este hibridismo de conciencias in-

El maestro de Procedimientos Penales

coherentes, esta asociación entre el senti-

dejó en la Escuela imperecederos recuerdos.

miento del derecho propio del hombre de

La chuela estudiantil hizo de él su protago-

letras, y el temperamento absolutista y ar­

nista favorito. El estudiante se ríe en general

bitrario del hombre de mochila, dan a este

de todos sus profesores; tiene de cada uno

abogado-general, un corte que el buen hu-

de ellos alguna historieta, pasto de su genial

mor llegó a caricaturar.

vocación a la guasa, pero siempre hay algu-

Sé muy bien que a estar vivo el maestro

no que se presta más a su buen humor. Don

y comprender que tomaba yo por lo festi-

Blas era entonces el héroe de las crónicas

vo la solemne gravedad con que procedía en

más festivas de la Escuela.

todos y cada uno de sus actos —que diría

Un día, vi en uno de los corredores del

él— no me haría esperar por mucho tiempo

establecimiento un numeroso grupo de es-

la merecida contestación. Ya vería yo en las

tudiantes, que de tiempo en tiempo lanza-

columnas de algún periódico largo artículo

ban ruidosas carcajadas. Me acerqué. Allí,

tratándome entre otras cosas de ? mengua-

en mitad del auditorio, un joven chaparro,

acusándome, ley

espiritual y gracioso, refería el siguiente epi-

en mano, ante las autoridades para castigar-

sodio patriótico, y rigurosamente cierto de

me como Abogado después de haberlo hecho

Don Blas:

do de rufián

y

fementido,

como General.

692

—Ayer, domingo en la tarde, se efectua-

Felizmente nada me impedirá como

ba en el teatro Mercel Morales, el beneficio

cuando le veía yo caer materialmente a las

de Don Juan de Mata Madero de Santa

once en punto de todos los días a la cátedra

Cruz, primer actor de los teatros de la Re-

de Procedimientos Criminales, nada me im-

pública. que cuando no tiene ocupación en

pedirá repito, regocijarme en la contempla-

las tablas vive de pintar frescos de pulque-

ción de esta magnífica extravagancia. Hoy

ría. Anunciaban los carteles que se pondría

tiene para mí un atractivo más formal me la

en escena un drama en seis actos y cosa de

explico, y veo en ella la consecuencia de un

veinte cuadros (fuera de un prólogo alegóri-

carácter con los elementos que contribuye-

co y un apoteosis), titulado: “El 5 de Mayo”.

ron a su formación.

Allá fue D. Blas, que siempre ha sido protec-

Aquel dualismo de la personalidad, des-

tor de los artistas y de los dramas del país.

componíase en el físico en formas no menos

La acción pasa en el cerro de Loreto de Pue-

originales. A veces se presentaba a clase de

bla, y aparece entre otras cosas que un sol-

saco que más bien tiraba a chaqueta y som-

dado francés mata a un soldado mexicano.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Se arma la borrasca entonces; el público grita “no”, “no”, “no”, protestando escanda-

tampoco que en los otros actos siguiera apareciendo vivo el personaje difunto

losamente, mientras que por el aire volaban los chilapeños, que el francés se encargaba de

***

devolver al respetable público por el mismo

Presentaba D. Blas en la cátedra, otra faz

conducto. Aparece D. Juan de Mata Madero

singular de su carácter. Para los muchachos

de Santa Cruz, que hacía de “general Negre-

era cosa abominable la puntualidad militar

te”, imponiendo las manos abiertas sobre el

del maestro. Jamás faltaba a cátedra, ni dis-

tumulto. Al fin se hace oír, y dice:

traía un solo momento de la hora señalada.

“Mexicanos, el conflicto que desgraciadamente ha surgido entre nuestro patriotismo y el argumento de esta obra, es de difícil resolución. Ciertamente que el autor ofrece a vuestros ojos el doloroso espectáculo de la muerte de un mexicano, pero este cobarde asesinato no tarda, mexicanos, en ser vengado con la batalla que vamos a dar en el tercer acto…” —¡No! ¡no! ¡no! Decía el público. —Pues entonces, señores, propongo que resuelva esta cuestión un ilustre concurrente a este teatro: el Sr. General Don Blas José Gutiérrez Flores Alatorre, héroe de la Patria. —¡Sí! ¡sí! ¡sí! Entonces se levantó Don Blas y dijo: “Sr. Director, aquí venimos a gozar, no a sufrir. El hecho de que un francés mate en

Lo primero que hacía al llegar era consular el reloj del establecimiento que no siempre marchaba con exactitud. Un día llegó a la Escuela un cuarto de hora antes, según el reloj de la portería. —Haga Ud. constar en su libro —dijo al conserje— que he venido a las once en punto. Ese reloj anda atrasado un cuarto. Al día siguiente fue igual observación porque el reloj había adelantado otro cuarto. Al tercer día ya no se pudo contener. Fue a ver al Director y le dijo: —Es necesario que mandes poner en la portería un reloj que señale bien las horas. —Pero si el de aquí marcha con el sol. —Pues hace días que marcha con la luna. —¿Por qué? —Porque siempre está en un cuarto

nuestra presencia a un mexicano, deprime

menguante o en un cuarto creciente de la

nuestro orgullo nacional y establece un pre-

verdadera hora.

cedente inmoral y antipatriótico. El teatro

Pero así como era de rigor entrar a cáte-

debe servir para cultivar en el pueblo el sen-

dra en el preciso momento en que sonaba la

timiento del patriotismo. Esa consecuencia,

hora, con igual precisión levantaba la clase

ordeno que se levante el mexicano y mate al

al cumplirse el término de ordenanza.

francés. —¡Bravo! ¡Bravo! ¡Viva el General Gutiérrez! ¡Viva México!

*** Explicaba una vez cierto pasaje de su Có-

Y no hubo más remedio: el mexicano

digo de la Reforma, en que se exponían las

mató al francés. Sólo que como el autor no

razones políticas sociales y económicas de la

pudo prever este incidente, no pudo evitar

expropiación. blas josé gutiérrez flores alatorre

693

—Nosotros no despojamos a nadie;

das para formar el jurado de la materia en

—decía él —los bienes que arrancamos a la

que Don Blas era profesor, figuraba un co-

mano muerta, eran el fruto de los diezmos

nocido abogado a quien el primero odiaba

y primicias arrebatados al pueblo en tres

a muerte.

siglos y medio de extorsiones. El fraile apo-

No era esta oportunidad de las que nues-

derado del infierno y de la gloria tenía a dis-

tro hombre quisiera desperdiciar. Aquel abo-

creción las conciencias, convirtiéndolas dó-

gado, propuso al sustentante algunas cues-

cilmente en su provecho. ¡Bien sabían esos

tiones que no pudo resolver de conformidad

miserables intimidar al moribundo, para obli­

con el profesor. No bien había acabado este

garlo a ceder todos sus bienes a la Iglesia de-

su turno, cuando ya Don Blas había tomado

jando a su familia en la miseria y en la or-

a su cargo la cuestión propuesta, dirigiendo

fandad! ¿Quiénes son pues los ladrones…?

miradas de expresiva hostilidad hacia el pro-

—¡Los liberales! —gritó alguno del grupo de alumnos que se encontraba a su izquierda. Volvió la cabeza el maestro, ojeando entre los estudiantes, como expedicionario sorprendido en emboscada… “¿Quiénes son los ladrones?” —preguntó otra vez, amenazando con la mirada al grupo estudiantil. Silencio sepulcral. Ninguno contestaba. Entonces, se incorporó el maestro con solemnidad, y afirmando en la mesa su puño gordo y velludo dijo con mal disimulada tranquilidad: —¡El que sea hombre que salga y que me vea frente a frente! Por supuesto que nadie salió. Don Blas

fesor que acababa de examinar. —Razón ha tenido vd., le dijo al alumno, en no poder contestará la embrollada cuestión (aquí una mirada por todo lo bajo) que le han propuesto. Bien sabe vd., porque su maestro se lo ha dicho, que la ley aplicable en este caso es la de Agosto de 59 y no la que algunos suponen (aquí otra mirada sobre el hombro) vigente en la actualidad… El examen fue una serie de alusiones, a la ignorancia de algunos abogados, a la torpeza de ciertos profesores, etc., etc. Cuéntase que en el escrutinio que siguió a este examen, encontró Don Blas al descubrir

volvió a sentarse y la clase continuó sin

el ánfora, que de las tres bolas depositadas, dos

novedad.

eran de un color fatal. El muchacho quedaba reprobado irremediablemente. Don Blas sacó ***

La hipérbole anecdótica con que la Escuela

el ánfora sobre el tapete, exclamó:

inmortalizó a Don Blas, se revela en ciertos

—Señores, aquí se ha equivocado alguno

hechos, sin duda alguna, alterados por la

y esto no puede ser. Es necesario repetir la

exageración.

votación.

Por distracción o por cualquier otro motivo, sucedió que entre las personas designa694

un puñal, lo clavó en la mesa y luego volcando

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Se repitió en efecto. ¡Pero entonces salieron las tres bolas blancas!

*** La sinceridad de que Don Blas se envanecía,

la Suprema Corte de Justicia Militar, citó una ley cuya fecha no pudo recordar.

era una franqueza brusca, agresiva, inexo-

La cosa urgía, y recordando que Don

rable como la fatalidad. La simulación, el

Blas era como un calendario prodigioso de

fingimiento, las buenas formas, eran para

las leyes, mandó un recado para que se sir-

él cosas incomprensibles. En el Blas moral

viera decirle cuál era la fecha que necesita-

no había sitios ocultos, ni salidas secretas,

ba. —Advierta Vd. a Castillo Velasco —dijo

ni sótanos para la ropa sucia de la conducta

Don Blas al enviado— que la consulta vale

ajena. Era como una pieza rústica bien

cinco pesos adelantados, y que yo no me he

barrida, limitada por cuatro paredes y ex-

quemado las pestañas para regalar a nadie

puesta por todos lados a la vista del primero

mi trabajo.

que quisiera ver. No era allí donde impunemente pudiera penetrar el cieno del mundo.

***

Y como díscolo vecino que ni quiere cerrar

Hubo en la Escuela un profesor llamada

la puerta, ni se resigna a ser complaciente, se

Don Luis Velázquez, hombre de encasa in-

impuso la tarea de tirar a la calle toda la ba-

teligencia, pero que a pesar de ello llegó en

sura de la conducta humana, que penetraba

cierta época a ocupar el puesto de Director.

allí flotando en el ambiente social. Don Blas

Para sostener una parte de la viguería ya

no barría nunca para adentro, no era posible

ruinosa de los corredores del tercer piso de

tampoco. No había espacio para tanto. El

la Escuela, mandó levantar un andamiaje

Blas interior definido, simple, severo como

sobre el corredor del segundo piso que ame-

un garitón no admitía complacencias ni

nazaba desplomarse también.

trastiendas, ni forma alguna de esas toleran-

Verlo Don Blas y estallar en ira fue todo

cias que la cortesía convierte en muladar de

uno, y cuando el pobre Director se acercó a

la flaqueza humana. ¡Afuera! ¡afuera! todo

él preguntándole:

a la calle, a la publicidad, al viento. ¡Oh! y

—¿Qué te parece, Blas, de este trabajo?

ya lo sabían los infames; mucho cuidado con

—Ya te he dicho, Luis —prorrumpió ira-

ponerse al alcance de su mano. Don Blas

cundo— que nunca dejarás de ser como yo

sabía esperar; cuando veía venir alguno de

era de antes, un pe…nitente y nada mas.

los que tuviese por señalados, le salía al paso y le arrojaba encima toda la inmundicia de

***

su vida… “¡Vaya! que cada uno vea lo que

Era Magistrado del Tribunal Superior de

hace con sus porquerías…”. tal era su moral

Justicia, cuando se cometieron aquellos

siempre inflexible.

terribles asesinatos de Tacubaya. No hay necesidad de decir que allí es***

taba él, apercibido como la cólera de Dios

Escribiendo Castillo Velasco, Director de

para aniquilar a los culpables. Siempre que

la Escuela de Jurisprudencia, un alegato en

se trataba de procesar bandidos, Don Blas se blas josé gutiérrez flores alatorre

695

acordaba de aquella época en que le dieran la

lemne, sacramental, y algo de tribunal de la

misión de exterminarlos en Acayucan. En-

Edad Media, en el concepto de una misión

tonces le asaltaban los malos recuerdos que

implacable. Fue vivo ejemplar del buen juez

para él tenía, aquella villa de horrorosa me-

cuya especie va degenerando como tipo so-

moria, y por asociación le subía a la cabeza

cial. Va siendo ya un anacronismo encontrar

un oleaje de aborrecimiento contra los

jueces de esta naturaleza, porque de estas

malhechores.

tres circunstancias indispensables para des-

La causa de los asaltantes de Hübe,

empeñar satisfactoriamente ese ministerio:

debía pasar al Tribunal Superior, donde la

independencia, buena fe y experiencia, las

presencia de Don Blas estorbaba el curso de

dos primera, cuando menos, son imposibles

ciertas influencias que se empezaban a agi-

entre los jueces de la nueva generación.

tar en favor de alguno de los responsables.

¿Será esta afirmación involuntario error

Ramón Fernández, Gobernador del Dis-

de pesimista a quien el tiempo ya ido siem-

trito a la sazón, comisionó a una persona

pre se le figura mejor? —No; en este punto,

para que se acercase a Don Blas con la em-

la excelencia del pasado es una verdad que

bajada de expresarle “su interés en que se ex-

un simple raciocinio se encargará de demos-

cusara del conocimiento de aquel asunto”.

trar. En efecto, D. Blas fue uno de aquellos

Don Blas que comprendía bien la signi-

hombres en quienes los principios revolucio-

ficación moral de esa propuesta; Don Blas

narios levantaron sobre los escombros del

que veía en ella pretensiones de superiori-

dogma religioso las convicciones seductoras

dad, tanto más irritantes cuanto que para él

de los dogmas constitucionales. Y es una ley

venían de obscura e inmeritoria fuente; Don

psicológica, que allí donde cae y se derrum-

Blas que se sentía injustamente equiparado

ba un ídolo del sentimiento, antes de que

a un rufián capaz de omitir su personalidad,

lo sustituya una creación intelectual, surgi-

se retorció como una chirrionera en su si-

rá necesariamente otro ídolo como el caído,

tial de Magistrado, y devolvió la embajada

por una especie de horror al vacío moral.

contestando al Gobernador con palabras de

Para los hombres de la generación de Don

carretero y recados de pulquería.

Blas, la Constitución de 1857 fue signo y cruz,

Don Blas conoció de aquel proceso y dio

evangelio y verbo. Creer en la ley, amar la

su voto condenatorio contra los culpables.

ley con la obsesión de un fanatismo, es sin

En cuanto al Gobernador, no volvió a inten-

duda una religión para observarla, y D. Blas

tar siquiera, recomendarle sus negocios al

creía en la Constitución y comulgaba en ella

explosivo Magistrado.

de preferencia a todas las cosas. Por otra parte, era él uno de los miembros de aquel

696

***

patriarcado de caudillos, que la guerra y las

Don Blas togado, es la personificación de

victorias constituyeron en potencia militar

una justicia que tiene algo de magistratura

con acción frente al Gobierno civil que sur-

egipcia en el rigor de un formularismo so-

gió con la República triunfante del invasor y

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

del Imperio. De aquí sus privilegios, su fuer-

la justicia. La independencia pues, no tiene

za y por lo mismo su independencia. Por lo

base y sólo puede conservarse como un caso

demás, ya lo hemos dicho, fue D. Blas uno

aislado personal heroico, porque termina

de esos curiosos ejemplares de hombres-ti-

con la eliminación, y la eliminación es o la

pos en que se cristaliza la idiosincrasia po-

miseria o cuando menos la muerte política.

pular de una época. De acción como militar;

D. Blas, fanático por temperamento,

de convicciones como político, y de arro-

creyente de la ley, excepcional para todas las

gancia como vencedor, podía ser, y era D.

formas del deber y excesivamente sensible

Blas, una verdadera entidad. Con todas es-

al concepto de su libertad moral, tenía que

tas condiciones y profesando como hombre

ser, y en efecto era una de esas organizacio-

de leyes una especie de celo por el principio

nes admirables para la magistratura.

de la división fundamental de los Poderes,

Por donde quiera que representó la justi-

fácil es comprender que por su parte, por su

cia, mostróse incorruptible devoto de la ley,

tiempo al menos, puede decirse que fue una

y a una altura siempre invariable de la digni-

verdad palpable, un hecho real y positivo, lo

dad de su cargo. Él sí cumplía con aquello de

que hoy (1896) parece inaudito, inverosímil,

que la ley fuese inexorable y ciega como el

imposible: el Poder Judicial independiente

destino. Caiga donde cayera el fallo de aquel

del Poder Ejecutivo.

juez, lo mismo daba contra el grande que

La época engendró la creencia, la lucha

contra el chico.

de la independencia; dos elementos que el

Fue juez de primera instancia en el Can-

tiempo y que la paz destruyen. Hoy se nace

tón de Misantla. Reinaba el mayor desor-

en un medio propicio al aislamiento y a la

den en este ramo de tiempo atrás puesto

subordinación; cerrado el campo a la perso-

en manos apáticas y funcionarios venales,

nalidad política, única entre nosotros capaz

que dejaron un rezago numeroso de causas

de asegurar la independencia personal. Para

pendientes y de negocios a mal hacer. La

la nueva generación, no tiene aquella demo-

inseguridad pública era su estado normal,

cracia virtudes efectivas. Se ve sin libertades

y los intereses sociales peligraban ante la

y piensa que es un esfuerzo artificial y exóti-

falta de una buena acción judicial. Llega D.

co en nuestro medio. La letra muerta de una

Blas, y desde luego se propone acabar con

gran Ley que dice mucho y nada cumple, ha

el bandidaje, para cuyo efecto se constituye

disipado las viejas y heroicas credulidades

en despacho permanente. A las cinco de la

difundiendo el pánico y la postración moral

mañana se abrían las puertas del juzgado y

en las conciencias. Hoy se profesa la escép-

se cerraban hasta horas muy avanzadas de

tica fe de que el país no tiene leyes, ni está

la noche.

en condiciones formales de gobernarse con

Aquello fue una monomanía judicial.

ellas. Sin fe, sin personalidad, el elemento

Si llegaba a cometerse un delito en un lu-

civil es un agente a discreción, cuando no

gar distante de la cabecera, era seguro que

un instrumento del despotismo militar en

D. Blas iría en busca del bandido, así fuese el blas josé gutiérrez flores alatorre

697

viaje en burro en pelo y sin bozal. Decretos,

Este florón de su carrera profesional, di-

fallos, exhortos, oficios, tal era la ocupación

ríamos que fue para él como la flor de lis de

única del severo y terrible Magistrado.

su patriotismo en la justicia, orgullo inde-

Concluida su misión, fue removido para

ficiente de haberse identificado con la gran

otro tribunal. El día de su viaje, exclamó en

alma de la Nación, declarando como ella

el momento de despedirse de sus subalter-

que: “En la República todos nacen libres y

nos: —¡Ea, muchachos! no podrán negar

que los esclavos que pisen el territorio na-

que les llovió a torrentes la justicia. ¡Vaya

cional, recobran su libertad y tienen derecho

por los años de seca que después de mí vol-

a la protección de las leyes”.

verán a caer sobre este pueblo infeliz! ***

698

***

En un cuaderno de los muchos en que cons-

Siendo Juez de Distrito en Veracruz, tocó-

tan todos los hechos de su carrera judicial,

le fallar sobre un caso único en los anales de

encontramos de su puño y letra, esta rela-

nuestra jurisprudencia. El contraste resultaba

ción de las ruidosas causas instruidas.

original, porque tratándose de un hombre que

“…las no menos célebres que, como

había derramado con fe de redentor tragicó-

Juez de Distrito de México formé en 1861 y

mica tantas gotas de su sangre como letras

1862, contra los Generales y Ministros de los

tiene la Constitución, era de vérsele como

llamados gobiernos de Zuluaga y Miramón;

juez interpretando a su manera el sentimen-

la notable que, como Juez del ramo crimi-

talismo constitucional, herido en alguna de

nal de México, seguí contra el comandante

sus sagradas garantías. Y sucedió que una

Juan Velasco en 1857, por haber arriado el

barca española llamada Laura, fue denunciada

pabellón británico; la sentencia que, como

como ¡traficante de esclavos! D. Blas creyó que

Presidente del Tribunal de Circuito de Sono-

la providencia de aquel suceso venía a colocar-

ra, Sinaloa y Baja California en 1850, pro-

lo en un proscenio culminante, y que la his-

nuncié contra el poderoso D. Antonio de la

toria toda fijaría con avidez sus miradas sobre

Vega, en el puerto de Mazatlán, haciéndole

él, comprometida en su conducta. ¡Ah! pero él

pagar cuantiosas sumas al fisco, no obstante

sabría representar dignamente el honor na-

su grande influencia; la cuestión que en de-

cional tantas veces expresado en las revolucio-

fensa de la dignidad judicial sostuve contra

nes contra las formas de la opresión humana.

D. Pomposo Verdugo, pariente del mismo

Y con la indignación del que no concibe que

Vega y Gobernador de Sinaloa, ante la Su-

alguno fuera osado a comprar y vender hom-

prema Corte de Justicia de la Nación”, etc.

bres, después de haberlo prohibido el Código

Pero donde aparece más notable el carác-

de 57, cayó sobre la barca denunciada; averi-

ter de D. Blas, es en la causa archirruidosa

guó, procesó, y por último, aplicó todo el rigor

sobre esclavitud y maltratamiento de indios,

de la ley sobre el Capitán y tres tripulantes de

que empezó a instruir, desempeñando el Juz-

la embarcación negrera.

gado de primera instancia de Acayucan.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Nuestro caballero de la Constitución,

tarias disposiciones, y siendo esto imposible

cabalgando en su natural andante, quiso

al presente porque el Juez está absolutamen-

erigirse allí en dispensador de los derechos

te aislado y sin más armas que las ineficaces

prometidos y encarnar el bien mesiánico en

de la ley en esta villa, de horrorosa fama jus-

toda la plenitud del esforzado ejemplo.

tamente adquirida por sus desaciertos que

¡Ah! pero un Sancho de Paz de aque-

datan desde los tiempos coloniales y acaban

lla villa, opuso artero cuantos pretextos y

de ser sofocados en parte, siendo preciso para

moratorias pudo, simulando acatar a la

ello, que los mismos soldados del revoltoso

Justicia, para favorecer mejor al delincuen-

Juan Cirilo Sagrero, lo asesinasen a traición

te. D. Blas le parte al bulto, pretendiendo

en una ranchería, y que los hombres de la

procesar al de Paz y cómplices de barbarie,

bandería ofendida se pusieran a las órdenes

aconteciendo en este punto que no tuviera

del indefenso Jefe político, y matasen a José

el oportuno auxilio para la empresa. En-

Gregorio, Regino Cruz, José y Merced Sagre-

tonces… ardió Troya. El Juez dictó un raro

ro (hijo de Cirilo) que incendiaron las ranche-

acuerdo, reacción descomunal contra el

rías de Quiamalopam y Chichem, residencia

obstáculo. Tembló el Juzgado. ¡Oh Temis

de los mismos y cómplices; que hirieron a dos

desvalida! ¿de qué te serviría la balanza si

niñas de tierna edad, hijas de Cirilo, y de que

faltaba la espada que se impone a los mal-

no perdonaron sino a Agapito, por la razón

vados? Preciso era capitular y así lo hizo,

de ser menor de edad, sin embargo de lo cual,

repartiendo porrazos con aquel chisme

existe en la calidad de sirviente del capitán

inútil que le habían dejado, al suscribir en

de la fuerza que dio muerte a los expresados.

los autos una serie de blasfemias, que él lla-

Considerando el repetido C. Juez, que en

mó providencia, mitad fallo, mitad procla-

esta villa sólo ha imperado e impera la fuer-

ma; mezcla de cosas de él y de la ley; con-

za bruta, quizá porque siempre han quedado

fusión de bilis y de enjuiciamiento, que

impunes los crímenes, por inmorales amnis-

como todo lo suyo, tiene la extravagancia

tías acordadas por el Gobierno del 1851, por

llamativa de un espíritu pintoresco.

el General Alejandro García en 1865 y por el

La famosa providencia es un cuadrito

General Díaz en 1866. Considerando que

político social en que aparece con brutal in-

el Poder Judicial no tiene aquí prestigio, habi-

genuidad descriptiva, el vivo espectáculo de

tuado el pueblo a despreciarlo por haber visto

nuestro salvajismo popular.

que fue sacado el Juez en asno, al son de con-

—“Considerando —dice el expedien-

chas de tortuga y de los gritos y befas de las

te— que por lo odioso de tales delitos espe-

mujeres en 1846; porque presenció, en 1851,

cialmente en una República que sanciona el

que el Jefe político, tuvo preso en la cárcel pú-

principio de la libertad del hombre en el tra-

blica al Juez letrado Lic. López, no sacándolo

bajo, la abolición de toda servidumbre, y de la

de la prisión sino entre filas para arrojarlo de

prisión por deudas civiles, debe procederse de

la villa; porque ya en 1859 se dio el espec­

oficio contra los infractores de esas humani-

táculo de que tres reos prófugos, conmovieran blas josé gutiérrez flores alatorre

699

este pueblo, asaltando en pleno día al Juez

***

Hernández y Hernández, demandándole dos

Es aquí donde Don Blas registra una de las

de ellos que entregara las llaves de la cárcel,

hazañas más notables de lo que él llama su

viéndose precisado a ordenar el mismo Juez

“Carrera profesional”.

la muerte de los malhechores y a abandonar

Aun en nuestros días y en aquellos

ocultamente esta cabecera en unión del Jefe

tiempos especialmente, se mandaban jueces

político, para escapar de la muerte segura que

íntegros a ciertos pueblos de la República,

le preparaban los deudos y afectos a dichos

como en el siglo xvi conquistadores a tierras

criminales; porque el Juez Montes de Oca,

inexploradas: en son de guerra. Se necesita-

fue dos veces cazado como fiera, escapando

ba ser bravo para tomar a su cargo un juzga-

solo porque por casualidad había cedido su

do como el de Acayucan, pero Don Blas, que

asiento a D. Gervasio Perea, que recibió el tiro

se preciaba de tener muchos calzones, con

destinado al Juez, quedando muerto en el

su carácter de general-abogado, se tenía por

acto; y porque en 1867 los habitantes de este

candidato natural de todas las situaciones

lugar han visto a José Cirilo Sagrero, azotar

en que fuese necesario desempeñar el doble

a toda luz y en momentos en que el pueblo

papel de juez y de valiente.

salía de la iglesia, al Juez sustituto de primera

La suerte estaba echada y Acayucan vio

instancia en la Plaza de armas, a vista y pa-

entrar al hombre de la ley, al juez de pelo

ciencia del Jefe político: atendiendo a que el

en pecho, caballero en un asno de alquiler, y

Gobierno no ha mandado la fuerza extraña,

con cara de tan pocos amigos, como cristia-

ni armado la Guardia Nacional, que ofreció

no en tierra de musulmanes.

al presente Juez, para hacer eficaces sus medi-

La única puerta que encontró abierta

das; considerando que por esta y otras cosas

en ese pueblo, fue la del juzgado de primera

graves expuestas al Tribunal Superior, el sus-

instancia; pero él no necesitaba de otra cosa.

crito Juez que nunca consentirá en servir de

Había que imponerse por un acto de ener-

ludibrio, ha renunciado este juzgado que no

gía; todo consistía en dar el primer golpe. D.

pretendió; que autorizado de antemano por

Blas fue allí el azote de los caciques, el terror

la Superioridad, para entregar el juzgado en el

de los pequeños señores de pueblo, la pesa-

evento de causas graves, a la persona a quien

dilla de los tahúres y de los peces grandes del

llamara la ley y siendo ésta el mismo Juez de

lugar, acostumbrados a obrar sin gobierno

paz de esta villa quien por estar complicado

de ninguna especie. D. Blas escapó a todas

en este juicio no ha de proseguirlo con la im-

las intrigas, y triunfó de todos los lazos que

parcialidad y buena fe necesarias; por todo

le tendieron para conseguir su destitución

lo expuesto el repetido Juez letrado mandó:

por el desprestigio. La dura lex en ese juzga-

se cierren las presentes diligencias para dar

do llegó a ser una tormenta; aquella rigidez

cuenta con ellas personalmente a quien

de monolito en la justicia, pesaba sobre mu-

corresponda. Doy fe.—Blas J. Gutiérrez”.

chos intereses como una calamidad, porque la estructura social de muchos pueblos de

700

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

nuestra República, es por desgracia una tra-

de la fe y la absoluta devoción a la causa

ma abominable de suciedades interiores, en

de la libertad. Es simplemente un buen sol-

donde un hombre honrado, es un elemento

dado, con banda de general. Nunca dirigió

odioso y verdaderamente desorganizador.

batallas. Tenaz, valiente, desalmado, su va-

Por fin estalló la mina; la muchedumbre

lor tocaba a los límites de la imprudencia

se agolpó un día a las puertas del Juzgado,

temeraria. Allá por los años de 62 formaliza-

lanzando gritos sediciosos. ¡Aquí de las pre-

das ya las hostilidades con los franceses, le-

tinas de D. Blas! Había llegado el momento

vantó un cuerpo que él bautizó con el nom-

de dar el golpe seguro; cerró las puertas del

bre de “Guerrilla Gutiérrez” y elevó una

Juzgado y abrió proceso a los cabecillas que

representación al Gobierno solicitando que

alimentaban el desorden desde sus casas, fin-

se le designase el puesto más peligroso en el

giendo hipócritamente que no participaban

primer encuentro. Don Blas hubiera querido

del escándalo. Pero Don Blas cerró los ojos

una especie de Termopilas para cerrar el paso

partiéndoles de oficio, y mientras rugía por

al invasor, y desde allí asombrar al mundo

fuera la turba multa desenfrenada, el Juez

con inauditas y heroicas atrocidades. No fue

por dentro tomaba decoraciones, practicaba

un desfiladero el que D. Blas ocupaba preci-

diligencias y dictaba autos con dos pistolas

samente cuando se presentó a su vista el

sobre la mesa del Juzgado.

ejército enemigo, sino un llano. Inflamó a

De cuando en cuando se levantaba entre

los suyos con una arenga de encrucijada y al

la gritería de los amotinados una voz indo-

grito de ¡ahora es cuando! arremetieron los

lente que decía:

buenos a la cabeza de su capitán no menos

—Don Blas, Don Blas, lo que has hecho en otras partes aquí lo pagarás.

bueno. Los franceses atacaron rudamente para arrollar el obstáculo; ruedan nuestros

El Juez contestaba con alguna insolencia.

hombres, abrumados por la primera descar-

Cinco días duró aquel sitio judicial; al fin

ga; un escuadrón de caballería remata la ma-

llegaron fuerzas de la capital del Estado dis-

niobra pasando sobre ellos. Don Blas da mil

persando a los sediciosos. Cuando el jefe de

tumbos en el suelo aturdido por los golpes,

la escolta vino a ponerse a las órdenes del

y, empolvado, maltrecho, adolorido por una

Juez, se abrieron nuevamente las puertas

patada de caballo que recibió en la espalda,

del Juzgado, y entonces fue aquello de “palo,

se levantó furioso tan pronto como pudo,

sal del sacó”, que así salió Don Blas para

sobre un montón de muertos y de heridos,

convictos y sospechados, a quienes declaró

vomitando a voz en cuello espantosas pala-

formalmente presos y remitió a la cárcel en

brotas contra Francia y contra el escuadrón

prevención de un ejemplar castigo. El golpe

que a todo escape se alejaba de aquel sitio.

estaba dado. Don Blas no llego a ser nunca una per-

***

sonalidad notable como militar. Sus ascen-

Los americanos habían avanzado temera-

sos representan la escala de la constancia,

riamente sobre nuestro territorio, ocupando blas josé gutiérrez flores alatorre

701

las ciudades más importantes de la Repú-

realizando créditos, y el 31 de Mayo se lanzó

blica. El peligro se hizo inminente… era

a la guerra saliendo de México por la garita

el momento en que las huestes invasoras se

de Belem. De pronto salió con la vanguar-

dirigían a la Capital. Todo estaba perdido;

dia del Ejército del Centro rumbo a Toluca,

sueltas bandas de patriotas iban a estrellarse

donde rindió las primeras veinte de las mil y

con furor contra la invasión, inmolándose

una leguas patrióticas recorridas en cuatro

al efímero éxito de contener un momento

años de infatigables marchas. En calidad de patriota suelto, se agregó

la inmensa ola. En una de esas refriegas memorables,

en Morelia al General Arteaga a cuyas ór-

durante los rápidos momentos de una tre-

denes, fue a Jalisco hasta que disgustado

gua, los combatientes se aproximaron hasta

con él (lo que acontecía con frecuencia)

ponerse al habla. Brillaban en los ojos mi-

pone los pies en nuevos pasos, resultando

radas iracundas y se cruzaban de campo a campo gestos de odio. De pronto, un hombre gordo, sudoroso, fiero, avanza armado de un machete, arrollándose la manga del brazo derecho. Alza la mano en expresiva señal, da algunas palabras que dirige a un oficial americano: —What is the matter? —preguntó éste. —He ask —le dijo el intérprete —four men for a personal battle. Ni más ni menos; aquel sujeto retaba al enemigo para un combate personal a machetazo limpio. Este guapo era Don Blas y pedía para él solo ¡¡cuatro hombres!! *** Por los últimos días de Mayo de 1863, se anunciaba la retirada de Juárez al interior, llevando consigo el Gobierno y como el Go-

702

algún tiempo después en San Luis Potosí. Pero también salió de esta ciudad un día, llegando con más o menos contratiempos a Durango, con la escolta que llevaba a este punto la artillería pesada de San Luis. Aquí se va perdiendo el rastro de este inaudito itinerario. Se habló por este tiempo de un solemne compromiso contraído por Don Blas con la República, empeñándose en algo que tenía no sé qué de expedición legendaria a través del tiempo y del espacio; una especie de voto musulmán por la salud de la Patria. El caso es que, una mañana de Diciembre salió de Durango una corta caravana, y tomando cuesta arriba por el monte, venció el “Espinazo del diablo” y traspuso la agria cima, con manifiestos y asombrosos indicios de atravesar la Sierra Madre… Al principio corrieron acerca de él versiones sensacionales.

bierno la independencia nacional. Don Blas

Alguna vez llegó a contarse que por lo

se preparó al éxodo, aceptando de cuajo la

más cerrado de la montaña, ora sobre las

resolución de la partida. Por su parte las co-

más altas cumbres ora en los más hondos

sas no se harían a medias; quemó las naves

barrancales, andaba un hombre apercibien-

de su arraigo, rompió con toda liga seden-

do a los pueblos a una lucha feroz contra los

taria vendiendo muebles, pagando deudas y

invasores.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

De la circunstancia de que este hombre

portante como inaccesible, tan útil para la

era gordo, y de que usaba sombrero de peta-

libertad como difícil de llegar hasta él, en

te a grandes alas, una pistola de La Foucher,

una palabra, Guerrero.

mas, unas chivarras siempre a cuestas, no

Necesitábase un varón terrible como la

faltó imaginación calenturienta que viese a

temeridad de aquella empresa; un hombre

nuestro biografiado en ese extraño misione-

de incorruptibles resoluciones y formidable

ro. Y así, puesto en el terreno de las conjetu-

contumacia, más duro que el hambre, más

ras, hubo de suponerse que ya muertas de fa-

áspero que el aislamiento, más inclemente

tiga, las bestias en el viaje, viose D. Blas en la

para sí mismo que todos los rigores de la

necesidad de emprender a pie la marcha entre riscos y breñales llevando al hombro las chivarras, para evitarse estorbos en las piernas. Después no volvió a decirse ni a saberse nada del patriota fabuloso. Cayó sobre él la más espesa sombra, absorbido, tragado por la Sierra terrible y misteriosa, como Galindo, el temerario obrero que un día entró, para no salir jamás, al antro pavoroso de una gruta de la India, muy cerca de las ruinas de Elora. Y pasó el resto del año de 64, y todo el 65, y todo el 66, y empezaba a correr el 67, cuando a mediados de Febrero, haraposo,

vida salvaje; capaz de cruzar sierras, de salvar torrentes, de vivir entre fieras y desafiar la muerte; un servidor de tanta ley que en diciendo llegó, debía tenerse seguridad de que llegaba sin remedio; tan discreto que ni quemado a fuego lento delatase una sola prescripción de su embajada, y una fe liberal tan firme que fuese como una torre secular, donde el temor, la tentación y las incomodidades, se estrellasen impotentes como a los pies de un dique las olas del mar. Tiende el Gobierno una mirada buscando a un hombre. Llega D. Blas a San Luis en ese instante; se

desnudo en parte, enjuto y pálido como un

entera del asunto, preséntase al Gobierno y

proto-mártir, desconocido de todos resultó

dice: ¡Yo soy ese hombre!

por Zacatecas solicitando una entrevista con Don Benito Juárez.

***

Venía de luengas tierras. Fue recibido

Atravesó la cordillera, superior a Moisés en

por el Presidente de la República, en cuyas

el prodigio de cruzar el Mar Rojo, porque a

manos depositó ceremoniosamente un ma-

Don Blas no se le abrieron las montañas

nuscrito; ¡era el periplo de sus famosas pe-

a su paso. Y como un bote desgaritado en alta

regrinaciones!

mar, así Don Blas perdido en esas soledades,

¿Qué había sucedido con D. Blas?

desaparecía cien veces diariamente entre los

Establecido el Gobierno en San Luis, el

pliegues sombríos del camino, apareciendo

primer paso que se dio para la defensa na-

otras tantas sobre los picos de aquel oleaje

cional, fue ponerse en comunicación con los

interminable e inmóvil.

Estados.

Llegó por fin a Mazatlán, y sin tregua

Enviáronse agitadores a varios puntos

de un solo día, se embarcó en una goleta

de la República; pero faltaba uno, tan im-

nacional, El Colima, donde habían tomado blas josé gutiérrez flores alatorre

703

pasaje algunos diputados como Altamirano,

ella sí la única dama del pasaje, atrajo na-

Chavero, Sepúlveda, Ángel Hermosillo y el

turalmente la mirada de todos los varones

General Anacleto Herrera y Cairo, que lleva-

interesados en amenizar el viaje con el amor

ban armamento y órdenes para Uraga; y en

de una chica interesante. Teresa se dejaba

fin, también iba allí una muchacha guapa y

disputar encarnizadamente, sin inclinar la

alegre llamada Teresa.

voluntad en favor de ninguno de sus admi-

Ya sea que Don Blas ensimismado en la

radores. Y una mañana, apareció al rayar el

contemplación de su deber, o ya que la mon-

día una embarcación sobre la línea del ho-

taña con sus paisajes de cosas grandes y de

rizonte. El capitán observa atentamente al

cuadros inmensos dibujados sobre lienzos

través de un anteojo de mar, pintándose lue-

enormes de cielo abierto, le hubiese inclinado

go en su rostro la más viva sorpresa.

al género sublime, afectándole sensiblemente por lo grandioso, el hecho es que en este ambiente de ideas levantadas y austeras, llegó a sentir el alma como en un estado de gracia que en homenaje a su memoria llamaremos patriótica, para quitarle a esta palabra todo aquello que pudiese oler a religión. Pero en el fondo era lo mismo, y a semejanza de lo que para Dios fueron aquellos ermitaños que pintan las leyendas en el fondo de las cuevas, purificado el corazón a fuerza de privaciones, así también aquel ayuno prolongado de vida civilizada, aquel sa­ crificio de la sociabilidad, tan penoso ya en los últimos días de la jornada, hacían de nues­ tro hombre una especie de santo chinaco o con más exactitud, de San Jerónimo de la República.

todos con ansiedad. —Señores, —dijo sombríamente, — estamos perdidos. Lo que tenemos a la vista es una fragata de guerra que nos da caza: La Cordeliere. Este nombre produjo hasta en los ánimos fuertes una conmoción indescriptible. ¡Qué haría la frágil goleta nacional ante esa fragata de guerra armada con veintidós cañones por banda, y más de trescientos hombres de tripulación! —¿Qué hacemos? —se preguntaban todos sin que ninguno propusiese nada práctico. Entretanto, aquel velamen de un gris vago en la distancia, tomaba poco a poco tonos cada vez más firmes y aparecía, rayando

El héroe llegó a la vertiente opuesta, bajó

los lienzos extendidos por el viento, el cor-

al primer poblado de importancia, impresio-

daje enredado a la negra arboladura, sobre la

nable, asombradizo como un hombre primi-

cual ondulaba trágica la grímpola de guerra.

tivo, y Teresa, primera sensación mundana

De repente, una nube blanca envuelve la

después de tantos días de éxtasis y demás

fragata y rompe en el espacio una detonación

sublimidades patrióticas, le pareció a bordo

espantosa. El pailebot hizo alto. Pero estalló

del Colima, deslumbrantemente hermosa.

poco después otro cañonazo más cerca.

Teresa pues, fue cortejada por el héroe; mas como no era a bordo el único galán y 704

—¿Qué pasa, Capitán? —preguntan

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

—¡Abajo! —gritó el capitán levantando la mano en dirección al palo de mesana.

Don Blas aturdido levantó los ojos y vio

sobre él las rudas manos, sujetándolo con

nuestra bandera. Allá arriba flameaba la glo-

vigor: estaba preso. En seguida fue trasbor-

riosa… ¡ella bajada así, a cañonazos! Un

dado a la fragata, donde se encontraban ya

pensamiento de heroísmo furioso, les sacu-

sus compañeros.

dió el cerebro; súbita crisis de ternura loca

El Comandante y oficiales, que veían

colmó su pecho de patriota, sintiendo que

entre los apresados a un hombre vestido de

en su sangre enardecida por la humillación,

pieles y todo cubierto de pelos, —pues Don

la idea “México”, se agitaba bajo la forma de

Blas no se había quitado las chivarras, —lo

esta inmensa vibración: ¡Madre! Entonces

contemplaban asombrados como si tuvie-

creyó Don Blas llegado el momento solemne. Viósele pasar tambaleando como un ebrio y pedir a grandes voces un tizón… ¡para volar la Santa Bárbara de la goleta! —No sea usted bárbaro; deténgase, ¿no advierte usted que hay una mujer a bordo? —le dijo el Capitán. —Que no sea yo, —respondió Teresa, —obstáculo para dejar bien puesto el nombre de México. En circunstancias como éstas, o todos somos hombres o todos somos mujeres. —¡Todos somos hombres! —prorrumpió D. Blas, pidiendo hachas para el abordaje. Fácil era comprender que este heroísmo, condenado a terminar allí en un desastre saguntino si se quiere, nada tenía de práctico

ran en su presencia al jefe de una tribu salvaje. El Comandante se dirigió por fin a los cautivos. —Dos caminos, —les dijo, —tienen ustedes para salvar la situación en que se encuentran. Pueden ustedes escoger: la Martinica o Lozada. El hombre de los pelos dio un paso al frente y exclamó: —¡Que nos fusilen a todos! *** Dióse a los cautivos el Colima por cárcel mientras se decidía de su suerte; y cuando se vieron ya libres de sus opresores, convinieron, en homenaje al patriotismo de Tere-

ni útil para la libertad, y aunque Don Blas

sa, tratarla con el mayor respeto, retirando

tuviese por cosa indispensable saltar por los

cada cual las respectivas pretensiones con

aires hecho trizas, y en tal forma entregar

que la habían asediado.

cuerpo y el barco a la catástrofe, antes que a

Tres días llevaban ya de viajar a remol-

los franceses una hilacha de la enseña trico-

que de la Cordeliere, cuando un nuevo

lor, la mayoría se inclinó por la prudencia y

contratiempo vino a agravar la triste condi-

esperó sometida a las circunstancias, la so-

ción de nuestros personajes. Una tempestad

lución del incidente.

desecha agitó violentamente el mar, hacien-

Don Blas mareado de santa rabia al ver

do más negra la situación que una lluvia to-

que la fragata se aproximaba con increíble

rrencial y la obscuridad de una noche pavo-

rapidez descargó sobre ella su pistola vito-

rosa. Al principio contribuyeron todos y

reando a la República, hasta que un gol-

con ardor a la faena, pero cansados de ella,

pe inesperado le hizo caer sobre cubierta.

descompuestos por el movimiento de la nave,

Cuatro marineros negros habían ya puesto

cayeron mareados, casi insensibles para la blas josé gutiérrez flores alatorre

705

muerte. Al aclarar del día siguiente, observa-

es usted para verse conmigo esta noche en el

ron con grata sorpresa que la Cordeliere ha-

camposanto”. Y luego añadió estas palabras

bía desaparecido. Esa noche memorable, un

formidables: “A las doce en punto suba us-

golpe de mar reventó la guindaleza que

ted por la tapia del Norte, yo por la del Sur,

aprisionaba al Colima, el cual corriendo el

pistola en mano, y el que primero pegue”.

tiempo recaló a un pequeño puerto de Jalisco llamado Chametla.

duelo estrambótico, y cuando creyó que se

Aquí desembarcaron los náufragos dán-

acercaba la hora del encuentro, se dirigió al

dose por muy felices de haber salido a me-

camposanto que se encontraba a unos dos

dias con la catástrofe. Don Blas quedó solo y

kilómetros del pueblo. Era noche de luna,

con sus chivarras en el mundo. ¡Ah! Pero

pero grandes matas de nubes, arrastradas

ni siquiera estaban secas; sobre ellas había

por el viento, turbaban con frecuencia la se-

caído a cántaros el agua de esa noche, cuan-

rena claridad del astro. Herrera y Cairo se

do se echó a dormir el patriota tendido sobre

aproximó a su tapia, asomó la cabeza con

la haz del barco, como un ebrio en el periodo

cautela, recorriendo la vista a lo largo de la

comatoso del mareo. Desde aquel punto

barda del Sur. Allí todo estaba desierto y si-

desamparado de la costa, se dirigieron al

lencioso. Aquella inmovilidad, aquel silen-

interior de Jalisco. Don Blas había observa-

cio envuelto en un misterio del cual podía

do que Herrera y Cairo, no obstante las pro-

surgir la muerte disparada por un enemigo

testas de abstención hechas a bordo del

invisible, acabó por dar a este lance un to-

Colima trataba a Teresa con sospechosa

que rápido de gravedad y de terror.

solicitud.

706

Herrera y Cairo aceptó resignado aquel

Herrera y Cairo se resuelve al fin por es-

Por fin, la noche misma en que rindie-

calar la tapia; pero no bien había montado

ron la primera jornada, en un pueblo situa-

una pierna, cuando sonó un balazo que le

do entre Chametla y Autlán de la Grana, se

obligó a bajar rápidamente al otro lado, y

eclipsó de pronto Herrera y Cairo con Te-

tomar allí de parapeto una losa sepulcral.

resa, apareciendo al día siguiente la pareja,

Un segundo tiro le indicó la dirección del

cuando empezaba a obscurecer.

enemigo; por allí creyó descubrir una cabe-

Don Blas declara a sus compañeros que

za que se asomaba detrás de unas piedras

el pacto celebrado a bordo del Colima había

amontonadas sobre una tumba e hizo fuego

sido miserablemente violado, y que esta

a su vez. Hubo una tregua en que los com-

violación importaba un desdoro para la dig-

batientes no dieron señales de vida. Entre-

nidad de todos, que en consecuencia debía

tanto, Don Blas se deslizaba como un fan-

castigarse aquel acto de alevosía y deslealtad

tasma para tomar posición más ventajosa.

y que él se encargaría de aplicar el castigo.

De pronto, pasa silbando una bala que va

Al efecto, se dirigió a Herrera y Cairo:

estrellarse contra el muro. Don Blas salta

“Ya veremos, —le dijo, —si como ha sido

como un tigre, echa el cuerpo a tierra para

bueno para llevarse a una mujer vedada, lo

cubrirse detrás de un nicho, y dispara por

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

entre los brazos de una cruz de piedra sobre

sus ojos y depositado considerable parte de

el cuerpo de su contrario.

sus sagrados intereses?

—¡Salga usted, —gritó Herrera y Cairo, —saque usted el cuerpo! —Aquí está, —dijo Don Blas parándose sobre el nicho, como una estatua del

Abatió la conciencia ante la enormidad de su culpa, volviendo mentalmente al seno del deber, humillado y sumiso como hijo pródigo a la casa paterna.

Comendador. Cruzaron así sus fuegos hasta

Entonces se apoderó de él un deseo viví-

que, descargadas por completo las pistolas,

simo de volver a la fatiga, a la marcha forza-

dieron por concluido el lance. Herrera y Cai-

da, de reanudar en fin su derrotero de judío

ro resultó herido de una pierna. Al ver Don

errante; dio cuenta a sus compañeros de

Blas la sangre, dijo:

esta determinación, y a la mañana siguiente

—Compañero, no es gran cosa; pero yo no necesito más que esa gota de sangre para lavar mi honra. Estoy satisfecho. Y tomándose del brazo volvieron al pueblo tan amigos como antes. Al día siguiente del lance referido, estalló en la cabeza de Don Blas una tempestad

desapareció de entre ellos. Llegó al Manzanillo; de allí pasó a Colima y en seguida por la Coahuayana y playas del mismo Colima, Michoacán y Guerrero, entró a Acapulco. De aquí se dirigió sin pérdida de tiempo, a la hacienda de la Providencia.

de amargas reflexiones. Creyó que su con-

—Vengo de Durango, —dijo en presencia

ducta había degenerado lastimosamente,

de los generales Don Juan y Don Diego Álva-

desde el fatal instante en que por inadverti-

rez. En seguida expuso la importante comi-

da debilidad cedió a Teresa el puesto que en

sión que estaba encargado de cumplir. Habló

sus pensamientos había consagrado exclusi-

de la Patria en peligro, de sus jornadas, y de

vamente al servicio de la República.

cómo había logrado llegar a su destino.

A veces creía percibir una voz terrible

Los republicanos Álvarez, después de

que como la de los sacerdotes egipcios acu-

oír asombrados aquella narración de viaje-

sando a Radamés, le decía: “Blas, Blas, eres

ro fabuloso, —Señor Gutiérrez —dijeron,

un traidor a la patria”.

—todo ha sido inútil; aquí no hay fuerzas

Vio en sus últimos pasos, ese zarzal de fragilidades pequeñas, en que los hombres

que organizar, ni letrados para constituir un Tribunal.

vulgares pierden su tiempo y sus esfuerzos.

—Entonces, señores, con permiso de us-

Sintió vergüenza de haberse creído alguna

tedes vuelvo inmediatamente a dar parte a

vez incorruptible y fuerte. Había castiga-

mi Gobierno.

do a Herrera y Cairo por haber faltado a la palabra empeñada entre algunos hombres, pero… ¿quién lo castigaba a él, que había profanado la fe de un supremo compromiso en que la patria misma, había puesto en él

—¿Pero a dónde se dirige usted con tal objeto? Don Blas contestó con esta frase sacramental: —Donde se halle. blas josé gutiérrez flores alatorre

707

*** El periodo comprendido entre el momento

de la conducta atentatoria de usted, y pro-

en que salió de la hacienda de la Providen-

testo en forma contra la sospechosa libertad

cia, y aquel en que aparece en Ciudad Guz-

que se ha otorgado a un traidor a la patria en

mán, cuartel del Ejército del Centro, no es

guerra extranjera.

menos hazañoso ni menos digno de nues-

Por el mes de Abril, el ex-Coronel de Ri-

tro patriota infatigable. Y como si estuviera

fleros se había internado a la Sierra de Zima-

condenado a fatiga perpetua, quiso su mala

pan, donde sostenía la bandera de la Repú-

estrella, que al llegar a Tacámbaro, donde es-

blica Joaquín Martínez, jefe de los serranos

peraba conceder una tregua a sus miembros

del Véchi, a quien hizo memorable el odio

destrozados, apareciesen los franceses ame-

sobrehumano de Don Blas. Contra él escribió

nazando a la división de Michoacán. Al ins-

unas memorias terribles; un repertorio feroz

tante corrió a incorporarse a ella en calidad

de todas las injurias que un hombre puede

de Coronel de Rifleros, “pero al fin, —como

arrojar sobre otro. Allí le dice “vil asistente”,

dice en sus memorias, —el 20 de Diciembre

“desertor”, “ladrón de armas y de caballos”,

de 1864 y 20 de Febrero de 1865, las armas de

“renegado”, “mal hombre”, “cobarde”, “mise-

Michoacán, se cubrieron de gloria, derro-

rable”, “infame”, “asesino” y hasta “pillo”.

tando completamente a los más afamados traidores en Santa Clara de Portugal, y a los

Martínez fue el azote de Don Blas, pero Don Blas era el ojo de Caín para Martínez.

mismos y a los suavos en la Villa de los Re-

Aquella rigidez de carácter, aquella no-

yes, en donde entre otros, cayeron prisione-

ción imperturbable del deber, aquella solidez

ros el Comandante en Jefe de los primeros

en el amor por la República, inquietaban a

y al francés que ejercía el mando superior”.

Martínez que fingía encuentros, inventaba

En los partes de ambos hechos de armas,

triunfos, creaba gobiernos, cometía atroci-

se hizo especial mención de Don Blas. Se ba-

dades y andaba siempre en tratos sospechosos

tió ferozmente como un oso.

con Rosas Concha, Ugalde y otros agentes

El Coronel de Rifleros tenía entendido

de la intervención. Un comisionado espe-

que se haría cumplida justicia con el jefe

cial fue a ofrecer a Don Blas pasaporte del

traidor apresado en Santa Clara; todo lo in-

Imperio; pero éste que vio siempre con des-

dicaba así. Él mismo dice haberlo visto en

precio y con horror hasta el beneficio si pro-

capilla para ser pasado por las armas al día

cedía de los invasores de su patria, rechazó

siguiente. Pero ¡cuál sería su sorpresa cuando

el pasaporte, acompañando a su negativa

en lugar de marchar al patíbulo, vio salir al

este viril mensaje:

cabecilla imperialista en absoluta libertad! Ese mismo día se presentó al General en Jefe. —Vengo, —le dijo —a pedir mi baja. —¿Nos abandona usted? 708

—Sí, señor; no quiero hacerme solidario

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

—Diga usted a Martínez, “que yo no me creo comprendido en su traición ni estoy dispuesto a adherirme a ella”. Contestación tan temeraria como ésta, no era de aquellas que impunemente po-

dían dirigirse a un hombre como Martínez.

—Señor —contestó uno de aquellos

Ciego de ira resolvió apoderarse de Don

hombres, mientras sacaba de su sombrero

Blas y remitirlo a México, donde los repu-

un pliego envuelto en un pañuelo —ayer

blicanos presos eran tratados con rigor de

fue sorprendida y derrotada la Guardia

deportados rusos.

imperial, por unos cuantos valientes de la

Don Blas se puso a salvo, vagando de

Guardia Nacional de Huejutla, haciéndose

rancho en rancho por la Sierra, pero ni allí

de armamento, piezas de montaña y otros

le perdonó la saña de su implacable enemi-

útiles de guerra.

go. Hubo un momento crítico. Martínez proyectó un allanamiento de pueblos en un

—¿De manera, —preguntó Don Blas— que ya estoy libre?

radio de varias leguas, a fin de caer sobre el

—Sí, señor, y además su suerte ha cam-

fugitivo. El pobre techo, la humilde cama y

biado por completo. Martínez se ha pasado

la ración escasa pero al fin caliente y segura,

a las fuerzas republicanas, por muerte de

migajas que el infortunio llegó a convertir en

su jefe el valiente Capitán Reyes; vea us-

patrimonio valiosísimo y hasta cierto punto

ted este papel que han hecho llegar a mis

consuelo de su existencia mísera… todo esto

manos, para que pase en seguida a las de su

en fin debería sacrificarse bruscamente para

merced.

tocar el fondo de una catástrofe inmensa.

Don Blas tomó el papel examinándo-

Don Blas tomó el camino de un cerro por

lo atentamente; era una cubierta de oficio,

veredas casi impracticables, internándose

grande, común, sobre la cual se leía: “Al S.

después por donde el boscaje era más tupi-

Gobernador interino del Distrito, Lic. y Co-

do, o por donde lo abrupto y agrio de la roca

ronel Blas José Gutiérrez. —Donde se halle

pudiera decir con su elocuencia de peligros:

—Tengo el honor —decía el oficio— de co-

“aquí no llegan ni las fieras”. Al principio vi-

municarle el .nombramiento, que de acuer-

vió en los árboles, hasta que encontró una

do con los pueblos y fuerzas de mi mando,

cueva, muy dichoso de cambiar aquella vida

he tenido a bien hacer en la persona de us-

de pájaro por una vida de coyote. Y agotado

ted, para desempeñar el cargo de Goberna-

su miserable bastimento de leproso, aventu-

dor interino del Distrito. —Martínez”.

raba una salida, con sigilo de ladrón, es decir,

Y aquel hombre que arrastraba una

de lo que era en realidad, para caer sobre las

vida miserable; hambriento, desnudo y

milpas, donde hacía provisión de elotes y ca-

olvidado; que veía dilatarse un horizonte

ñas que iba a devorar al interior de su gruta.

en toda la amplitud deslumbrante del con-

Una noche después de uno de aquellos me-

traste, fue siempre el mismo Blas, rudo, ás-

rodeos, de adonde solía volver calado por la

pero e inaccesible. “No reconozco en usted

lluvia, dos hombres llegaron al lugar en que

—contestó a Martínez, —autoridad algu-

nuestro fugitivo se ocultaba.

na para nombrar Gobernadores, ni puedo

—¿Qué hay de nuevo, muchachos? —dijo Don Blas familiarmente.

aceptar un cargo que adolece del vicio de ilegalidad”. blas josé gutiérrez flores alatorre

709

Y se quedó en el carro, a dormir sobre

incomunicación, y le dijo: “Vengo a cumplir

las piedras, a tomar agua en los charcos y a

ante usted una comisión importante; si us-

comer… lo que se pescaba en las milpas.

ted quiere recobrar su libertad y salvarse de

Después de esta prueba, era indispensa-

los malos tratamientos que se le esperan,

ble perder toda esperanza. Llegó a hacerse

prometa usted desistirse del viaje que tiene

estorbosa para el duro Martínez, aquella

proyectado; no comunicar nada que pueda

integridad, indiferente a todos los reactivos.

perjudicar al Sr. Coronel ante el Gobierno

Don Blas era su sombra, el misterioso hués-

general, y resignarse, por último, a vivir con-

ped de todos sus actos, no menos implaca-

finado en un pueblo de la Sierra”.

ble que él, ni menos feroz, porque Martínez se sentía moralmente penetrado por el ojo de Don Blas; aquel terrible ojo que le llegaba hasta el fondo de todos los actos. Quiso Martínez aventurar un último esfuerzo de conciliación, y ofreció garantías a Don Blas. Dejó el patriota su cueva y su Tabor acorazado con el acero de su intransigencia, por si en la inesperada satisfacción de verse libre, le asaltase la pérfida fragilidad de ser sensible a los halagos. Preparábase, allá por el mes de Septiembre de 1866, cara marchar en busca del Supremo Gobierno. ¡No lo haría, por supuesto,

710

Contestación del cautivo: —“Diga usted a ese menguado, que protesto contra mi injusta prisión; que no espere arrancarme la protesta que se me exige, y que comprendo bien, que el hombre que había mandado azotar al comerciante liberal Juan Arteaga, bien podía no sólo apalearme sino asesinarme, lo que yo preferiría a cualquiera degradación”. Como consecuencia de esta respuesta feroz, Martínez llegó al colmo de la desesperación y del enojo. El 13 de Septiembre, formada su tropa en la plaza pública, sacaron al patriota del cuartel para sufrir el banco de

sin cumplir su último deber cerca de Martí-

palos que le ofrecieron el día anterior. Iba a

nez! Dirigióle un oficio con más artículos que

cumplirse el atentado, cuando la oportuna

un Código, enumerándole todas sus respon-

mediación de varias personas, hicieron com-

sabilidades, reprochándole todos sus aten­

prender al “renegado verdugo, la enorme res-

tados y señalándole todas las leyes penales

ponsabilidad en que incurría”.

que podían invocarse contra él… esto “con

Don Blas fue confundido con la tropa

el laudable fin de que abriese los ojos sobre

en calidad de soldado. Desde ese momento

los errores que estaba cometiendo y los

se igualó en usos, vestido y alimentos, a sus

corrigiera”.

nuevos compañeros, y tal fue su vida por

El “ingrato” Martínez, —dice Don Blas—

espacio de algunos meses. De esta suerte

destacó una guerrilla con orden de remitirlo

mantenía en la población una curiosidad

a Zacualtipán, y de que le dieran un balazo

escandalosa. Los liberales comentaban alar-

el menor movimiento.

mados el hecho, formándose con tal motivo

Allá en el fondo de un sucio cuartel

una atmósfera, que llegó a ser tan incómo-

echaron al patriota. Un ayudante de Mar-

da para Martínez, como propicia para Don

tínez fue a verle después de treinta horas de

Blas.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Un día le llevaron una cama y alimentos de muy buena calidad.

los tres pulques: el de apio, verde; el natural, blanco; y el de tuna, rojo; cuyos colores

—Esto no es para mí, —dijo Don Blas

son precisamente los del pabellón nacional.

—un soldado como yo, no tiene más cama

Naturalmente el pulque, el patriotismo y

que el suelo, ni más comida que el rancho.

las narraciones heroicas del ilustre huésped,

Y como siempre, esa noche el soldado

llegaban a enardecer los ánimos, y luego por

Blas Gutiérrez echó su cuerpo a tierra, y dur-

motivos de la menor cuantía se armaban

mió como cualquier recluta.

allí fenomenales tocatingas, que terminaban con un sumario “¡pasen!” del gendarme de

*** Don Blas entendía la igualdad de la manera más tiránica. Hubiese querido borrar de un golpe las diferencias sociales no sólo ante la ley, sino ante la sociedad. Un Presidente de la República no debería desdeñarse, según sus teorías, de confundirse con la multitud en la encrucijada, en el figón y en la plazuela, y hubiese tenido por un rasgo de sencillez republicana, ver un 16 de Septiembre a Don Benito Juárez, por ejemplo, con sombrero de petate, huaraches y jorongo, lanzando entre las chusmas vivas a Hidalgo y a la Independencia. Y como por otra parte creyese que semejante conducta solo podía merecer vituperio de los encopetados y aristócratas, el hombre que con él profesaba una especie de orgullo agresivo en ser repu-

la esquina. Cierta vez, envuelto Don Blas en uno de esos tremendos agramantes, acudió presurosa la policía aprehendiendo a los revoltosos, entre los cuales un hombre presentaba en pleno ojo, la huella trágica de un puñetazo aplicado en firme. —¿Quién le ha pegado a usted? —preguntó el gendarme. —Ese señor, —respondió el contuso señalando a Don Blas. —Bueno; pues también nos acompaña. Ya marchaba la remisión rumbo a la comisaría, cuando alguno dijo al gendarme que la persona a quien conducía era un General, un Sr. Licenciado y quién sabe qué personaje de la Suprema Corte de Justicia Militar.

blicano, debía personificar el ejemplo de la

El gendarme atemorizado, trató de ex-

conducta igualitaria, allí donde fuese más

culparse con Don Blas dejándolo en libertad;

radical y más excesiva; donde la humildad

pero éste, indignado de que le propusiesen

democrática hiciese más odioso el orgullo de

aquella impunidad que no era más que un

las clases, por lo que nunca tuvo a mal antes

privilegio, un fuero nada republicano, se en-

bien como digno de su bandera, dejarse ver

caró severamente con el guardián y le dijo:

algunos domingos en El Antiguo Gato, la más famosa de las pulquerías de su cuartel. Verlo y ser aclamado por los parroquianos, era un recibimiento de ordenanza. Disponíase al punto la libación patriótica de

—Pues ahora me lleva usted en cuerda y… rinde usted su parte de consignación. —Pero… señor. —Yo no soy aquí señor, —prorrumpió Don Blas, —sino un reo. blas josé gutiérrez flores alatorre

711

—Pues hágame usted favor de pasar…

de numeroso concurso de discípulos, saca

—La autoridad no suplica, manda; y us-

de su harapienta capa un gallo desplumado,

ted es un miserable que no cumple con el

diciéndole sarcásticamente al divino: —Allí

reglamento de 25 de Agosto de 1851.

está tu hombre… ¡un animal sin plumas que

El gendarme amostazado esta vez, exclamó con energía:

anda en dos pies! Con esta desvergüenza extravagante,

—Pues bien; ¡¡pase usted por delante!!

con este impudor de filósofo loco, ávido de

Entonces Don Blas se echó a andar,

zaherir públicamente el absurdo, Don Blas

confundido entre sus compañeros de blusa

se arrojó un día a la calle, a la plaza, a la vía

y sombrero chilapeño y por en medio del

pública, llevando consigo una lanza desco-

charco como lo manda textualmente cierto

munal y estorbosa. ¿A qué venía esto? El Go-

bando de policía que en esos momentos él

bierno del Distrito acababa de expedir una de

mismo se aplicaba con todo rigor.

tantas reglamentaciones sobre armas prohibidas. Aquí de artículos y más artículos, dis-

712

***

tingos y más distingos sobre las dimensiones

A veces tenía cinismos como los del filósofo

del arma, sobre la clase de servicio propio de

del tonel. A Diógenes recuerda en mucho de

las hojas blancas, en fin, un laborioso trabajo

los rasgos de su carácter casi desvergonza-

de clasificaciones, reglas y excepciones.

do. La compostura que resulta del respeto a

Y Don Blas, que lo había encontrado abo­

los demás, o del temor de que nos juzguen

minable, atentatorio y torpe, vio en la lanza

desfavorablemente, fue siempre como una

la crítica gráfica y categórica de la ley, la excep­

tela de araña para su ingenuidad agreste y

ción enhiesta y burlesca de sus deficiencias,

un tanto inconveniente. Y no es que hiciera

y así vio la ciudad un día que un hombre

alarde de no ser impresionable a las mortifi-

robusto atravesaba calles y más calles, lanza

caciones del buen parecer, no: Don Blas no

en mano, cuya pica brillaba siniestramente

las sentía, y esto era todo. Un hombre en

al sol, infundiendo espanto a los muchachos

frente de él, no le producía el menor des-

y asombro en los transeúntes.

equilibrio y si en lugar de un hombre eran

Don Blas hubiese querido que un gendar-

diez o ciento, Don Blas siempre estaba en el

me le hubiera dicho por imprudencia siquie-

desierto. Esta insensibilidad, este exotismo

ra, que guardase su arma para decir enton-

de la individualidad a través del medio, cada

ces: “esta no es arma prohibida, porque no es

vez más raro en nuestros tiempos, recuer-

corta; porque aunque es blanca no se oculta

dan en Don Blas a esos filósofos antiguos

fácilmente; por esto, por aquello y lo demás

inmortalizados por ridiculeces populares

allá”. Pero nadie tuvo la ocurrencia de creer lo

y sublimes, y particularmente a Diógenes

comprendido dentro de las excepciones de la

cuando para evidenciar la definición del

ley. En vano se detenía en las esquinas, don-

hombre dada por Platón, aparece un día en

de el gendarme guardaba el orden; en vano

el jardín de la Academia y allí en presencia

enfilaba la formidable arma, abriéndose paso

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

con aquella punta de que instintivamente se

Bien se ve que por las páginas de sus li-

apartaba la multitud… ¡nada! Ni un gendar-

bros no ha pasado más contingente que el de

me, ni una detención arbitraria, ni un atrope-

su personalidad. La exposición de las leyes

llo, y el gran meneo que se había prometido

está llena de intempestivas intercalaciones.

aplicar a los autores del disparate, quedó en

Los comentarios históricos y las alusiones

germen por falta de un atentado que lo incu-

personales abundan allí, y casi no hay una

base. Después de esto, Don Blas colgó su lan-

sola foja donde no aparezca algún nombre

za y la ley cayó en desuso.

propio, como sujeto de reproches y dicterios severísimos. Todo esto recargado de versa-

***

les, títulos, asteriscos, manecillas y cuanto

El Lic. Don Blas Gutiérrez, es autor de varias

tiene, en fin, de llamativo y escandaloso el

obras importantes de derecho: El Código de

arsenal de la tipografía moderna.

la Reforma, Los Fueros vigentes y los Apuntes.

Por supuesto que la bilis agresiva del au-

Estas obras representan un enorme

tor es la que con más profusión se sirve de

trabajo de recopilación de nuestras leyes.

aquellos signos. Por ejemplo, refiriéndose a

Aun en nuestros días, los trabajos del Sr.

una de las más notables leyes de la aciaga

Gutiérrez, son para el abogado de inestima-

época de Tres Años, tiene ocasión de nom-

ble utilidad. Es un corpus juris desordenado

brar a cierto General conservador. Entra

en que no hay plan ni método de ninguna clase. Un profesor de derecho aludiendo al trastorno que reina en aquellas obras, me decía del Código de la Reforma: es un carretón de basura. En efecto, Don Blas Gutiérrez, con su paciencia de infatigable investigador, vació en sus libros toda la bibliografía de nuestra legislación. Allí está el México Legislativa en confusión castiza de leyes, decretos, órdenes, circulares, reglamentos y bandos de policía, cuyo índice, no menos exótico, conservaba el autor en la memoria, que era como el catálogo de ese archivo. Pero como quiera que no es el método el único mérito de esta clase de trabajos del maestro Gutiérrez, por más que adolezcan de numerosas deficiencias, son un laborioso esfuerzo de concentración, y una obra documental de nuestra legislación.

Don Blas en una sombría enumeración de sus crímenes, pinta con odiosísimos colores su traición a la patria, y luego como conclusión de ese periodo espeluznante, escribe lo siguiente: ? y aún vive. En la página 163 de sus Leyes de Reforma, tomo II, encontramos: “33. La disposición de 16 de Febrero de 1854, previno al Ministerio de Fomento nombrase agentes que en Europa promovieran la colonización. Don Antonio López de Santa-Anna, a consecuencia de este decreto nombró agente general de colonización, al célebre español D. Rafael Rafael, a quien por sus órdenes se entregaron muy cerca de cincuenta mil pesos para remisión de los señalados colonos. Pero el industrioso caballero o caballero de industria español, glorioso timbre del bando conservador de México, creyó más conveniente aprovechar en su personal provecho blas josé gutiérrez flores alatorre

713

esa suma. Ni es el único extranjero ingrato

Murió como un buen soldado, al pie de sus

que ha hecho tal aprovechamiento, ni el úni-

ideas y siempre fiel a sus grandes pasiones

co conservador que después del avaro San-

políticas.

ta-Anna, ha defraudado al tesoro nacional.

—Señor, —le decían en sus últimos ins-

Sobran casos de esa clase, aunque es preciso

tantes —es necesario que usted se retracte

confesar a la vez con franqueza que tampo-

de todo lo que ha dicho contra la Iglesia.

co han escaseado en grande escala en varios

—¡Jamás! —contestó— para retractar-

de los hombres que se han disfrazado con la

me tendría yo que decir que el Arzobispo

careta de liberales, bien moderados o progresis-

Labastida es un hombre honrado, y para mí,

tas…¡¡¡Así anda el desgraciado país!!!”

no ha sido más que un miserable. Entonces le invocaron el nombre de Je-

*** Da uno u otro modo, la Escuela Nacional

sucristo, su caridad, su amor a los hombres, sus padecimientos…

de Jurisprudencia debe al Lic. Blas José Gu-

—¡Bah! ¡Bah! ¡Bah! —dijo vacuente-

tiérrez un servicio cuya importancia, apenas

mente —que ya no me hablen de ese hom-

empezamos a comprender en toda su exten-

bre!!!

sión. Antes que él ejerciera el profesorado en

Y espiró.

aquel plantel, andaban muy abandonados

Gabriel González Mier.

los estudios del Derecho administrativo. Fue, pues, Don Blas quien empezó a iniciar el gusto por esta clase de estudios hasta un

Nota

del

Editor.—Creemos de nuestro deber

consignar aquí las dos siguientes aclaraciones, relativas a esta biografía. La primera, que le hemos dado una ex-

punto que en nuestros días puede conside-

tensión mayor que las demás tienen, en virtud de que

rarse como de la más alta significación. No

siendo todos de gran valor y necesarios, digamos, para

para escribirla contó su autor con abundantes datos,

es éste el lugar más propio para hacer un

perfilar este personaje único en su especie como tipo no-

examen de esta innovación y hasta qué gra-

historia patria. Suprimir alguno de los episodios de los

do ha influido en el progreso de las ideas jurídicas del país. Diremos para concluir, que en este terreno el Lic. Gutiérrez es único en el profesorado de la Escuela y que al fulgor

table, que difícilmente volverá a presentarse en nuestra consignados aquí, habría sido tanto como dejar trunca la fisonomía característica del señor Gutiérrez. La segunda aclaración se refiere a la bondadosa deferencia del señor Licenciado Francisco de A. Serralde, que nos permitió tomar en su biblioteca los datos principales de esta biografía, sirviéndonos para ratificar la veracidad

de aquel servicio, se perfila marcadamente

de muchos de los episodios o anécdotas recogidos de viva

su benéfica fisonomía de maestro.

voz entre los compañeros de Don Blas o entre los discípu-

*** El Lic. Don Blas José Gutiérrez Flores Alatorre falleció el 16 de Noviembre de 1885.

los de éste que aun viven.—Daniel Cabrera.

Lic. Juan JosÈ de la Garza 1826-1893

Corría el año de 1854. La revolución iniciada

Sufrió mucho Ciudad Victoria en aquel

en Ayutla el 19 de Marzo del citado año iba

sitio, pues las órdenes que llevaba el jefe go-

tomando cuerpo y había ya cundido al Es-

biernista sitiador eran terribles, nada menos

tado de Michoacán. La ley de conspiradores

que de entrar en la población a sangre y fue-

expedida por Santa-Anna, había empezado

go. Palmo a palmo la defendieron los patrio-

a tener su aplicación, y toda la buena socie-

tas que mandaba Garza, y palmo a palmo

dad de Morelia se había en vano interesado

fueron entrando en ella los sitiadores, para

por la suerte del honrado ciudadano José M.

lo cual emplearon el incendio y la destruc-

Ramos, inhumanamente sacrificado por la

ción de los edificios; calles enteras queda-

Dictadura.

ron reducidas a escombros y desaparecieron

El 13 de Julio de ese año en Ciudad Vic-

muchas fortunas. Después de tomada la

toria, capital del Departamento de Tamauli-

ciudad, D. Juan J. de la Garza con los restos

pas, se pronunciaba por el Plan de Ayutla el

de su gente se fue al Norte de Tamaulipas y

Lic. Don Juan José de la Garza. El gobierno

allí mantuvo el fuego de la revolución, con-

de Santa-Anna envió inmediatamente fuer-

tribuyendo más tarde personalmente a su

zas numerosas contra él, las cuales pusieron

triunfo en aquella parte de la República.

sitio a la ciudad y ésta tuvo que ser abando-

Con motivo del sitio referido corrió por

nada a los pocos días por los pronunciados,

entonces una especie que revela bien a las

después de haberse defendido valerosamen-

claras los sentimientos de que estaban ani-

te contra triple número de hombres.

mados los hombres del gobierno dictatorial.

Quedó, sin embargo, desde entonces

Ponderaban un día los ministros ante su

encendida la chispa de la revolución en Ta-

jefe el General Santa-Anna, el crimen de la

maulipas y en actitud de comunicarse a los

ciudad rebelde que tan fácilmente se había

Departamentos limítrofes, como sucedió

sometido a las torpes exigencias de un gru-

poco después con Nuevo León.

po de facciosos; en tono hiperbólico añadían ˜ 715 ˜

716

que se hacía necesario destruirla y sembrarla

de corazón, motivo por el cual hombres tan

de sal para escarmiento de otras poblaciones

prominentes como Aramberri, Escobedo,

que pudieran hallarte en el mismo caso, y

Zaragoza, Zuazua y otros, fueron mucho

entonces excitado Santa-Anna con tal con-

tiempo tenientes de Vidaurri y no deserta-

versación, dijo en uno de esos arrebatos que

ron de su campo (con excepción de Zuazua

tan frecuentes eran en él:

que siguió al lado del jefe fronterizo) sino

—He de levantar una horca en medio de

hasta que tiró éste la careta, desconociendo

la plaza de Ciudad Victoria y he de situar

y burlando la autoridad del honrado Gene-

cañones en todas sus boca-calles para que

ral Don Santos Degollado, jefe del ejército

vean los rebeldes la suerte que les aguarda.

federal.

Nadie se atrevió a contradecir, y quizá

En uno de los muchos incidentes de esa

hubiera llevado a cabo el Dictador sus bár-

pequeña guerra doméstica entre los tres Es-

baros propósitos totalmente, si no hubiera

tados fronterizos, figuró Don Juan José de la

estado allí en la conferencia un ciudadano

Garza en primera línea.

que sin pertenecer al Gobierno solía levan-

Después de la derrota del célebre guerri­

tar su voz en favor de la civilización y de

llero Zayas, por el Coronel Arregullén en Vi-

la humanidad. Éste era el General Ignacio

llagrán (esto pasaba en 1856) organizó aquel

Basaure.

su tropa dando el mando de la infantería al

Triunfó empero la revolución de Ayutla,

entonces Coronel Ignacio Zaragoza, y el de

y aunque ya con la salida de Santa-Anna de

la caballería al entonces Teniente Coronel

México, parecía que todo había concluido,

Mariano Escobedo, quedando Zayas como

no dejaban, sin embargo, de presentarse difi-

jefe de la División.

cultades tales como la actitud de Don Anto-

Estaba ésta en un punto llamado Santa

nio Haro y Tamariz, peligro que se conjuró

Engracia cuando supo Zayas que marchaba

con los “Convenios de Lagos”, y el Gobierno

a Monterrey Don Juan José de la Garza con

provisional del General Carrera en México,

el objeto de apoderarse de esta ciudad, a la

quien a su vez cedió, contribuyendo así a

cabeza de dos mil hombres de Tamaulipas

que el 11 de Septiembre de 1855 reconociera

apoyado por tres mil más que de San Luis

la guarnición de la Capital el Plan de Ayutla

habían salido al mando del General Rosas

sin modificación ninguna.

Landa. Zayas entonces se retiró a Camargo

La figura de Don Juan José de la Garza

y quedó Escobedo con trescientos caballos y

fue ya conocida y estimada en Tamaulipas,

con la orden de Vidaurri de detener a todo

sirviendo mucho para oponerse a los planes

trance a Garza mientras el primero llegaba

absorbentes de Don Santiago Vidaurri en

con auxilios de Monterrey. Escobedo que se

la frontera, si bien al principio esos planes

manejó en esa vez como siempre con ver-

estaban muy encubiertos con una máscara

dadero valor y corrección irreprochable se

de democracia y radicalismo que simpatiza-

hizo fuerte en un punto llamado “Loma

ba a todos los jóvenes y a todos los liberales

larga” donde fue atacado con ardor por Don

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Juan José de la Garza. La acción duró cinco

pués del glorioso sitio de Puebla caían pri-

horas, y entonces Escobedo, que de trescien-

sioneros los restos del heroico ejército de

tos hombres los vio reducidos a sesenta, se

Oriente. El Gobierno de la República pen-

retiró; no sin haber salvado dos piezas de ar-

só un momento en resistir en la ciudad de

tillería con las cuales llegó en buen orden a

México, plan que rechazó al fin, decidien-

Monterrey. Siguió Garza para esta ciudad, a

do salir como lo hizo de la Capital el 31 de

la que atacó durante dos días y no pudo al

Mayo de 1863.

fin tomar porque llegó Vidaurri con los auxi­

En ese tiempo fue cuando quedó nom-

lios prometidos; dentro estaban los Sres.

brado D. Juan J. de la Garza General en Jefe,

Zaragoza y Escobedo.

época terrible por cierto porque la desmora-

Don Juan José de la Garza se retiró en-

lización en el ejército cundió con la rapidez

tonces hasta un punto llamado Puerta de los

del rayo dando lugar a tristes escenas que

Muertos, donde se celebraron unos conve-

sin duda no presagiaban entonces el defini-

nios para restablecer la paz, la cual al fin se

tivo y brillante triunfo de la República sobre

estableció, quedando a consecuencia de ella

sus encarnizados y poderosísimos enemi-

disueltas las fuerzas de Nuevo León.

gos. Situación tan anómala hizo igualmente

Siguió siendo por consiguiente Don

que se sucedieran unos a otros los generales

Juan José de la Garza una figura distin-

en jefe, hasta que fraccionados los partidos,

guida en la frontera y filiado siempre en

empezaron a luchar como y donde pudie-

el partido liberal, razón por la que llegó,

ron, sujetándose a las necesidades del país

aunque por poco tiempo, a la categoría de

invadido.

General en jefe del ejército republicano. He

Tras de cuatro años de pelea constan-

aquí cómo sucedió esto. La nación había

te triunfó al fin la República, y el llamado

hecho esfuerzos sobre humanos para hacer

Imperio concluyó en tragedia. El cerro de

frente al ejército invasor francés; debido a

las Campanas en Querétaro presentó ante

la actividad del Gobierno y a la influencia

el mundo civilizado atónito tres cadáveres,

moral del brillante triunfo sobre aquél el 5

uno de los cuales fue el de un príncipe hijo,

de Mayo de 1862, habíase logrado formar

hermano y pariente de testas coronadas,

dos ejércitos; uno, el de Oriente, fuerte

descendiente directo del César Carlos V, y

de 22,000 hombres al mando del General

un indio zapoteca representante de la ley

González Ortega que se fortificó en Puebla,

y del derecho, reconquistó para México la

y otro, el del Norte, al mando del General

independencia y la honra. Durante este pe-

Ignacio Comonfort, fuerte de 8 a 10,000

riodo de lucha ya no figuró el Sr. Don Juan J.

hombres que vino, ya sitiado el primero

de la Garza en primera línea, si bien seguía

a auxiliar a éste y a abastecerlo de víveres

siendo fiel a sus ideas políticas y al credo

y municiones. Después de la memorable

democrático que profesaba. Triunfante la

batalla de San Lorenzo quedó destruido el

República ocupó el Lic. De la Garza varios

ejército del Norte casi totalmente, y des-

puestos importantes en la administración lic . juan josé de la garza

717

pública, y ya antes había sido Magistrado

la inquina intelectual de muchos de sus

de la Suprema Corte de Justicia de la Nación

alumnos como al principio, debido a que

y Gobernador del Estado de Tamaulipas,

en la Escuela Nacional Preparatoria se había

puesto que ocupó tres ocasiones renuncian-

cambiado igualmente el texto de Lógica con

do las tres y la última en 1870.

el cambio de profesor que pertenecía a la es-

Posteriormente retirado por completo a la vida privada, sirvió en la Escuela de Juris-

Falleció nuestro biografiado en esta Ca-

prudencia de la capital la clase de principios

pital el 16 de Octubre de 1893; y a pesar de

filosóficos del Derecho y la de Elocuencia

su antigüedad y de haber sido como dijimos,

Forense, puesto que desempeñó hasta su

General en jefe del ejército por algún tiem-

muerte. En esa clase (al menos en nuestra

po, solo alcanzó el empleo de General de bri-

opinión) no estuvo a la altura de las ideas

gada, habiendo sido enterrado oficialmente

modernas, resintiéndose sus lecciones, tanto de la época en que había estudiado el profesor, como de su edad y del criterio filosófico que lo caracterizaba. Metafísico desde las aulas, era opositor decidido de la doctrina positiva, así como del método filosófico del mismo nombre; enemigo declarado de la teoría utilitarista del célebre jurisconsulto inglés Jeremías Bentham, lo fue al grado de que logró sustituir la obra de texto de este célebre autor, por la atrasada y nebulosa de Ahrens. Las clases al principio dieron origen a discusiones que surgían entre él y los alumnos, que salían de la Escuela Nacional Preparatoria imbuidos en las ideas filosóficas que

718

cuela metafísica.

con los honores debidos a su rango militar en el ejército mexicano. El órgano oficial del Gobierno al anunciar la muerte del veterano de Ayutla, le prodigó algunos elogios, diciendo de él, entre otras cosas, lo siguiente: “El nombre de este distinguido patriota, está ligado a las gloriosas páginas de Ayutla y la Reforma, en cuyas épocas sostuvo en Tamaulipas y en diversos puntos de la República, la noble causa popular que simboliza hoy la Constitución de 1857. Como soldado fue proverbial la serenidad con que desafiaba el peligro; como político siempre perteneció al partido liberal; como gober-

enseñaba con tanto lustre el inolvidable Dr.

nante y Magistrado de la Suprema Corte de

Gabino Barreda, y en vanas de varias discu-

Justicia, su honradez e integridad han sido

siones, estudiantes de buen talento y reco-

intachables”.

nocido ingenio, recurrieron alguna vez a la

“¡Descanse en paz el valiente defensor

chuela, no al profesor, sino a las ideas metafí-

de la capital de Tamaulipas, cuando la

sicas que sustentaba.

metralla de la dictadura quiso ahogar en

En esa época dio también clases orales

sangre las libres aspiraciones de Ayutla! Al

que fueron coleccionadas con el título de

fin muere cubierto por aquella bandera, rea-

“Lecciones sobre Derecho Natural”, y ya en

lizándose así una de las más fervientes aspi-

los últimos años de su profesorado no tuvo

raciones de su vida”.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

***

en plena guerra de Intervención, el General

Don Juan José de la Garza había nacido en

González Ortega que era el Vicepresidente

Cruillas, Estado de Tamaulipas, el 6 de

de la República, estaba procesado y por lo

Mayo de 1826, y fue hijo del Sr. D. Juan B.

mismo era inepto legalmente para susti-

de la Garza y de la Sra. Doña María Eusebia

tuir al grande hombre; Don Juan José de la

Galván. A principios del año de 1852 se

Garza era el primer Magistrado de la Supre-

recibió de abogado en el Colegio de San

ma Corte de Justicia de la Nación, y en ese

Ildefonso de esta capital, e inmediatamente

puesto y a ejemplo del citado General Gon-

después volvió a su Estado natal con el obje-

zález Ortega, pudo intentar ser Presidente

to de servirlo en todo lo que pudiese. A los

interino de la República. A pesar de esto, ni

veintiséis años, en ese mismo de 1852, fue

nunca intentó nada en tal sentido, ni dejó

por primera vez Gobernador de Tamaulipas,

de ser un leal y sumiso servidor de la patria

puesto que desempeñó igualmente en 1856

y por consiguiente del gobierno, que velaba

y después del triunfo de la República en

por la conservación de aquélla.

1867. Que no fue un hombre ambicioso, lo revela este característico hecho. Cuando el Sr. Juárez cumplió su periodo constitucional

¡Brillante ejemplo de sencillez republicana, digna de un país democrático y de un pueblo de ciudadanos! E. M. de los Ríos

Los M· rtires de Tacubaya

11 de Abril de 1859

I La

de los constitucionalistas fue

la República, se decidieron a acabar con el

en verdad difícil durante casi todo el perio-

enemigo yendo a atacar la residencia de los

do de la época de Tres Años. Después del

representantes de la ley, y entonces Mira-

triunfo del Plan de Tacubaya y de la derro-

món con lo mejor del ejército reaccionario,

ta en Salamanca del General Parrodi, dada

marchó a Veracruz y empezó el bombardeo

por el jefe reaccionario D. Luis G. Osollo,

de la plaza.

situación

el gobierno de la legalidad representado por

El General en Jefe del Ejército federal, el

el insigne D. Benito Juárez, había tenido

inolvidable D. Santos Degollado, preocupa-

que hacer una larga y muy penosa pere-

do con la suerte que podía correr Veracruz,

grinación sin encontrar asiento seguro a

se decidió a atacar la capital de la República,

su gobierno. De México había pasado por

o para tomar ésta y cambiar completamen-

Querétaro y Guanajuato para Guadalajara;

te de faz la situación del ejército y del go-

de Guadalajara había tenido que retirarse

bierno constitucionalistas, o cuando menos

hasta Colima y Manzanillo; en este puerto

para obligar a Miramón a que levantara el

se habían embarcado, teniendo que llegar

sitio de Veracruz, como en efecto lo hizo

hasta la República de Colombia para atra-

este jefe.

vesar el itsmo de Panamá y después, tocan-

En la capital el miedo llegó hasta hacer-

do en San Thomas y La Habana, había en-

se pánico. Zuluaga no sabía qué hacer y cre-

contrado al fin refugio en la Heroica ciudad

yó por un momento que toda la fuerza de

de Veracruz.

su gobierno había concluido; pero Márquez

Viendo los jefes de la reacción la nece-

llegó a tiempo para salvar la situación de

sidad de acabar con aquel hombre y su go-

los conservadores, y reuniendo a las suyas

bierno, representación de la legalidad y de

cuantas fuerzas pudo tomar en México, sa-

los principios democráticos, engreídos por

lió con Mejía y otros jefes por la garita de la

otra parte con sus éxitos en el interior de

Tlaxpana y calzada de la Verónica, a atacar

˜ 721 ˜

al General Degollado que estaba en Tacuba-

Debemos advertir que Miramón llegó

ya y algunas de cuyas tropas llegaron hasta

a México a matacaballo, sin haber podido,

las goteras de la ciudad de México.

a pesar de sus baladronadas, tomar a Vera-

La derrota fue completa, aunque la re-

cruz. Y aquí empieza la hecatombe.

tirada del ejercito liberal se hizo con cierto orden. Sin embargo, la población de Tacu-

II

baya fue invadida en un momento por las

Del conciliábulo ya dicho parten órdenes de

hordas reaccionarias, quienes ocuparon a

muerte y exterminio, que oyen palideciendo

la vez el Palacio arzobispal y entraron lan-

algunos jefes a quienes se transmiten; otros

ceando y matando sin distinción, hasta a

sin embargo escuchan con verdadero gusto

los mismos heridos.

aquellos mandatos malditos, y salen entu-

Varios de éstos que no pudieron seguir en la retirada al ejército, se quedaron curan-

matanza.

do en hospitales improvisados, y en ellos

Antes de que anocheciera los soldados

quedó asimismo el jefe del cuerpo médico

reaccionarios caen sobre los heridos penetran-

militar del ejército constitucionalista y los

do hasta los lechos que les había preparado

compañeros suyos, quienes creyeron un de-

la caridad, y cuando llegó la noche comenzó

ber de humanidad no desamparar a los que

a cumplirse la carnicería en los jefes y en los

yacían en el lecho del dolor.

estudiantes. En el jardín del Arzobispado

Un día antes de la acción se había sabido en México que los médicos que ve-

sucumbió la primera víctima. Esta fue el General D. Marcial Lazcano.

nían con las fuerzas liberales eran muy

Antiguo militar muy exigente en la disci-

pocos, insuficientes, en una palabra, para

plina y subordinación del soldado, y lleno de

las necesidades de un numeroso ejército

un valor severo y tranquilo a la vez que de un

en campaña; esta circunstancia unida a

gran entusiasmo por las ideas que profesaba y

simpatías irresistibles por las ideas cons-

defendía, al ser conducido al suplicio fue insul-

titucionalistas, hizo que varios estudian-

tado por individuos que habían sido subalter-

tes concibieran y llevaran a cabo el noble

nos suyos y a quienes alguna vez había corre-

proyecto de ir a ayudar gratuitamente a

gido por faltas en el servicio. Cuando recibió

los facultativos que traía Degollado, deci-

esos insultos, contestó con toda entereza:

didos en todo caso a curar y operar a los heridos de ambos ejércitos.

722

siasmados a encargarse de la ejecución de la

—¡Es bajo y cobarde el insultar a un muerto!

Cuando concluyó la batalla parece que

Se resistía a ser fusilado por detrás con

no debía haberse atendido a otra cosa que a

el estigma de traidor; pero insistiendo sus

curar a los heridos; pero no fue así, porque

verdugos exclamó:

Miramón, el prófugo de Veracruz, Márquez,

—No soy traidor; siento la muerte solo

Mejía y Orihuela, reunidos en conciliábulo

por mis deudos; cúmplase por lo demás mi

en San Diego, decidieron otra cosa.

destino… Y cayó atravesado por las balas.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

A poco eran fusilados los coroneles José

estimado de sus compañeros y profesores.

M. Arteaga y Genaro Villagrán que era escri-

Había en este joven la circunstancia especial

bano. El primero había sufrido muchas y

de que era primo hermano de D. Severo del

largas prisiones por sus ideas liberales, y se

Castillo titulado Ministro de la Guerra de Mira­

había distinguido en la guerra que sostuvo

món, y pariente del célebre Obispo de Mi-

México contra los norteamericanos en 1846

choacán del mismo apellido. Nada bastó sin

y 1847. El segundo vivía de su profesión y

embargo para salvarle la vida ni para arreba-

después ingresó a la Guardia Nacional sien-

tarlo de las terribles garras de sus asesinos.

do siempre fiel a su bandera.

El Sr. Rivero ejercía las funciones de jefe

Con ellos fueron fusilados el capitán Don

del cuerpo médico del ejército liberal. Lleva-

José López y el teniente Don Ignacio Sierra, mu-

do de su filantropía y de sus sentimientos

riendo todos con verdadero valor y diciendo a

humanitarios, no quiso salir con el ejército

sus verdugos que no temblaran al hacer fuego.

desatendiendo así y dejando expuestos a pe-

¡Fueron ejecutados por la espalda!

recer a los heridos. Tal celo de abnegación, de verdadera caridad, fue premiado con

III Mientras tanto, los médicos y practicantes

arrancarle la existencia y pagó este héroe con su vida a su admirable altruismo.

que oían los tiros de estas bárbaras ejecucio-

Ya hemos visto lo que pasó con el Sr.

nes y que conocieron lo que pasaba, siguie-

Sánchez. Advertido del peligro que corría, lo

ron sin embargo cuidando a los enfermos,

afrontó sereno y resignado, sin vacilación

practicando amputaciones y haciendo ven-

ninguna, sin temor a sus crueles verdugos,

dajes. A uno de ellos, Don Manuel Sánchez,

incapaces de apreciar ni de estimar los servi-

le dijeron que huyera; pero este hombre fi-

cios de hombres tan grandes cuanto peque-

lántropo señalando al enfermo a quien en

ños fueron los asesinos.

esos momentos iba a operar, dijo: —¡No puedo abandonarlo; sería inhumano!

El Sr. Duval jamás se había filiado en ninguno de los bandos políticos de México; ejercía simplemente su profesión de médico

Llega en esto la soldadesca hasta las

cirujano y siempre que podía ejercía igual-

camas de los heridos. Arranca de las cabe-

mente la caridad, haciendo de la medicina

ceras de los pacientes a los médicos y a los

un verdadero apostolado, cualidad que asi-

estudiantes, y un momento después caen

mismo poseyó en alto grado el Sr. D. Alberto

acribillados a balazos D. Ildefonso Portugal,

Abar. ¡Y estos hombres fueron tan infame y

D. Gabriel Rivero, D. Manuel Sánchez, D, Juan

cruelmente ejecutados! ¡Cuán pequeños de

Duval, (súbdito inglés) y D. Alberto Abar.

alma resultan sus verdugos!

Era el primero un joven perteneciente a una de las familias más distinguidas de Mo-

IV

relia; muy dedicado y estudiosa, había sobresa­

Llegamos ya a los demás estudiantes, uno

lido en las aulas y por lo mismo fue siempre

de los cuales ha sido y es una aventajada los mártires de tacubaya

723

figura literaria en las letras patrias. Éstos

daba la ejecución, distribuyó sus vestidos y

fueron: D. Juan Díaz Covarrubias y D. José

el dinero que tenía en los bolsillos entre los

María Sánchez. El primero tenía cuando fue

soldados; abrazó a su compañero Sánchez y

sacrificado, diez y nueve años de edad, y ya

resignado y tranquilo, se arrodilló a recibir

se había distinguido como estudiante, poe-

la muerte. El oficial dio con acento ahogado

ta y novelista; pertenecía a una familia de

la voz de fuego y los soldados no obedecie-

Jalapa, siendo hijo del célebre poeta vera-

ron; la repitió dos o tres veces y al fin solo

cruzano Díaz, y hermano de los hombres de

dos balas atravesaron el cuerpo del joven;

ciencia Francisco y José Díaz Covarrubias.

solo dos hombres dispararon sus armas. Los

Fue también periodista, y en su honor, hace

soldados lloraban, Díaz Covarrubias ago-

varios años, se estableció en esta capital una

nizante fue arrojado sobre un montón de

sociedad literaria que llevaba su nombre.

cadáveres; algunas horas después aún respi-

Era el aspecto de Juan Díaz Covarru-

raba. ¡Entonces lo acabaron de matar des-

bias verdaderamente simpático, viéndose en

trozándole el cráneo con las culatas de los

su frente las huellas de la meditación y del

fusiles!”

estudio. Cuando fue ejecutado estaba para

El estudiante Sánchez murió con estoi-

concluir sus cursos profesionales que había

ca serenidad. Al ser abrazado por Díaz Co-

hecho como dijimos, con todo lucimiento,

varrubias, exclamó:

sin dejar por eso de dedicarse en su ratos de

—¡Adiós, hermano mío! La suerte nos

ocio al cultivo de las bellas letras, dando a

hizo amigos y compañeros en vida, y nos

luz producciones que revelaban su natural

hace compañeros inseparables en el trance

sensible, soñador y ávido de gloria.

terrible de la eternidad… ¡Adiós, hermano!…

Para que se pueda apreciar hasta dónde fueron crueles con él sus verdugos, trascri-

V

bimos aquí el párrafo siguiente tomado de

Otro poeta, otro soñador, otro hombre de

un notable escrito sobre los Mártires, que

corazón cayó también ese día de luctuoso

en gran parte nos ha servido para este ar-

recuerdo, atravesado por las balas de sus

tículo biográfico.1 Dice así: “Todas sus ilu-

verdugos; nos referimos al joven abogado

siones juveniles, todas sus esperanzas se

Manuel Mateos.

extinguieron cuando le anunciaron que lo

Era éste un hombre instruido, valeroso e

llevaban a la muerte. Ese joven, ese niño,

inteligente, en plena juventud, pues apenas

pidió que le permitieran despedirse de su

contaba veinticuatro años y hacía uno que

hermano; los verdugos le dijeron que no ha-

había concluido sus estudios de derecho y

bía tiempo. Pidió un confesor; los verdugos

recibido el título correspondiente. Tres años

le dijeron que no había tiempo. Entonces

antes se había alistado como voluntario

el poeta regaló su reloj al oficial que man-

para hacer la campaña de Puebla, y estuvo

Del distinguido liberal y escritor D. Francisco Zarco. 1

724

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

en la batalla de Ocotlán donde se portó brillantemente.

Cuéntase de él, que en el fragor de la ba-

VI

talla citada descubrió junto a sí a unos ofi-

No bastaba a los carniceros sedientos de

ciales reaccionarios que estaban perdidos; se

sangre, la ya derramada de tanta víctima.

acerca Mateos a ellos, les estrecha la mano,

Necesitaban más y buscarlas no solo en Ta-

les proporciona el uniforme de los rifleros

cubaya sino fuera de allí. A haber podido

liberales, cede a uno de ellos el caballo que

hacer de todos los liberales de la República

montaba y así logró salvar a todos, trayén-

un solo hombre, gustosos se hubieran con-

dolos hasta México y ocultándolos mientras

vertido los reaccionarios en vampiros para

podían obtener el indulto; uno de esos ofi-

chupar a aquél hasta la última gota de su

ciales era ayudante del corifeo entonces de

sangre. Por eso fueron hasta Mixcoac y allí

la reacción, D. Antonio de Haro y Tamariz.

encontraron otra víctima. El Sr. Lic. D. Agus-

Por las ideas liberales de Mateos y su de-

tín Jáuregui vivía con su familia en el pue-

cisión por la causa constitucionalista, había

blo ya dicho, completamente retirado de la

sufrida una larguísima prisión, de la cual

política y si bien simpatizaba con las ideas

había salido pocos días antes del de su

liberales, no tenía relaciones activas ningu-

suplicio, yendo luego a incorporarse al

nas con los prohombres constitucionalistas,

ejército federal.

pues se había dedicado completamente a las

Cayó prisionero después de la batalla

atenciones de su familia. A pesar de esto, le

e inútil nos parece agregar que tarde se les

llegó a Miramón una denuncia infame, y

hacía a sus asesinos, para conducirlo al ca-

ésta bastó para que cayera sobre la cabeza

dalso. Llegó a él Mateos impávido y estoico;

del Sr. Jáuregui, una sentencia de muerte.

pregunta entonces quiénes han muerto an-

El Lic. Jáuregui tuvo noticia de que lo

tes que él. Cuando quieren fusilarlo como

habían denunciado; pero como estimaba

traidor, se irrita, forcejea para colocarse de

con razón que no había motivos justifica-

frente y se dirige por último a sus verdugos.

dos ningunos para que lo persiguiesen los

—Perdono a ustedes, —les dice —porque

reaccionarios, no temió al principio por su

no saben lo que hacen al asesinar a quienes

seguridad. Su familia, sin embargo, llena de

luchan por darles libertad. Hago fervientes

desconfianza natural, le instó para que hu-

votos porque mi sangre no sea vengada; ¡no

yera. Cuando el Lic. Jáuregui se decidió a ha-

me aterra la muerte pues he cumplido con

cerlo, ya era tarde. Penetran unos soldados a

mis deberes de mexicano, y por lo mismo

su habitación, se apoderan de él, lo amarran

acepto gustoso el sacrificio de mi vida!…

y así es conducido hasta Tacubaya.

Iba a continuar su arenga; pero el oficial

Con el Lic. Jáuregui no se tuvo ni si-

que mandaba el cuadro tiene miedo de que

quiera la pobre apariencia de justificación

siga hablando y ordena imperiosamente ha-

de preguntarle su nombre, sino que sin

cer fuego antes de tiempo. Mateos cae espi-

saber nadie por qué se le fusilaba, cuál era

rante lanzando este supremo grito:

su delito, ni cómo se llamaba, se le llevó al

—¡Viva la libertad!

matadero; se le colocó como a los demás en los mártires de tacubaya

725

porción de traidor y a los pocos momentos

VIII

cayó atravesado por las balas. Una de las hi-

¡Y aún no era bastante la sangre derramada!

jas del mártir, la Srita. Natalia, escribió muy

En confusa mezcla, prisioneros, curiosos, la-

extensamente y caldeando indignación los

bradores, artesanos, militares, en pelotón o

detalles horrorosos de la muerte del autor de

solos, en medio de gritos de angustia, de

sus días. Por esas líneas puede verse hasta

ayes de dolor, pidiendo un sacerdote o bien

donde llegaron los verdugos.

vitoreando a la libertad, cayeron bajo las balas de los infames secuaces de Miramón y

VII

Márquez, hasta cincuenta y tres individuos,

Los lectores de este artículo creerán que ya

entre ellos algunos extranjeros como los

era bastante el número de asesinatos para

Sres. Kisser y Dervis. Así murieron, entre mu­

saciar la sed de sangre de los conservadores,

chas víctimas ignoradas y de las cuales no se

y sin embargo aún nos falta decir algo de

ha podido averiguar el nombre, los Sres. si-

muchas otras víctimas.

guientes: D. Domingo y D. José María López,

Dos jovencitos, casi dos niños, uno de

D. Fermín Tellechea, D. Pedro Lozano Vargas, D.

diecisiete años y otro de quince, llegaron a

Mariano Chávez, D. Andrés Becerril, D. Grego-

Tacubaya de paso, en los momentos de la

rio Esquivel y D. Teófilo Ramírez.

hecatombe. Salieron imprudentemente a

Una víctima, una sola de ese día, pudo

la calle llevados de una curiosidad natural

escapar, debido a un inconcebible rasgo de

en su edad, y creyéndolos puros los llevaron

audacia; ésta fue el coronel liberal Bello. Ya

inmediatamente al matadero. La escena de

arrodillado y teniendo apuntados los caño-

la ejecución fue verdaderamente desgarra-

nes de los fusiles, tuvo una inspiración súbi-

dora. Los niños gritaban, protestaban de su

ta y feliz. En momentos tan angustiosos en

inocencia, suplicaban y daban desoladoras

efecto, alzó las manos haciendo señas a sus

voces llamando en su auxilio a su ausente

verdugos, y exclamó con voz entera:

e infortunada madre. Nada bastó a apla-

—No tiren todavía, que tengo que ha-

car la brutalidad de los asesinos, y cayeron

cer una importante revelación al General

esas inocentes criaturas, entre desgarrado-

en Jefe.

res gritos de desesperación, matados como bestias feroces. Eran esos niños hijos de un americano de apellido Smith y de una señora mexicana.

quizá de que esa revelación importaría un nuevo triunfo al partido reaccionario, suspendieron la ejecución un momento. Bello

Mientras esto acontecía caía muerto a

entonces sin pérdida de tiempo, se mete

lanzadas cerca del lugar de la ejecución de

entre los soldados; derriba a dos de ellos de

los jóvenes Smith, un niñito de diez años, ¡por

dos soberbios bofetones; salta una tapia, se

el tremendo delito de llevar una blusa roja!

arroja a una barranca con riesgo de matar-

¡Con razón hasta la pluma se resiste trazar tanta infamia!… 726

Los verdugos, cosa rara, y en la creencia

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

se o lastimarse cuando menos, y desaparece entre una lluvia de balas, que le dirigieron

furiosos sus burlados asesinos. ¡Así fue como

el gran hecho de su fuga precipitada de Vera-

escapó la única víctima en tan aciago día!

cruz; el Municipio conservador encabezado por un D. Mariano Icaza, pidió y obtuvo la

IX

banda de General de División para D. Leo-

Los cincuenta y tres cadáveres de los asesi-

nardo Márquez; e igualmente le pidió para

nados quedaron insepultos y amontonados

un General Corona; la Catedral ostentaba

unos sobre otros, enteramente desnudos

en sus torres colgaduras rojas (color de san-

además, pues la soldadesca reaccionaria los

gre) y unos cuantos fanáticos presentaron a

había despojado de cuanto tenían. Cuando

Márquez una banda también de color rojo.

las madres, las esposas, los hijos o los her-

No faltó por supuesto el indispensa-

manos de los muertos acudieron al lugar del

ble Te Deum. Por último, y como digno co-

acontecimiento y reclamaron a sus deudos

ronamiento de tantas sangrientas farsas,

para darles sepultura, hasta ese último y

la entrada triunfal del ejército, con el que

tristísimo consuelo les fue negado.

venían unas pobres mujeres en calidad de

Dos días después, el 13, los cadáveres

prisioneras, a quienes apedreó el populacho,

fueron colocados en unos carretones donde

y varios heridos, también prisioneros, que

iban colgando las cabezas y dando un horro­

mezclaban sus ayes de dolor al ruido de las

roso espectáculo, hasta que fueron arroja-

dianas, de los cohetes y de las campanas de

dos a cierta distancia de la población, cerca

las iglesias.

del que hoy es San Pedro de los Pinos, en

Pero el colmo de lo grotesco estuvo en

una barranca, donde quedaron por mucho

el siguiente episodio. En la Plaza de Armas,

tiempo insepultos. Al ser conducidos así,

hoy de la Constitución, se colgaron en una

ocurrió todavía un incidente que revela la

gran estaca, una casaca militar y una banda

crueldad de aquellos infames. En el camino

azul, las cuales prendas, decían, que habían

se cayó uno de los cadáveres del carretón, y

pertenecido al inmaculado D. Santos Dego-

al romperse el cráneo sobre las piedras, abrió

llado. Inútil es decir que esas prendas apócri-

la boca. Un oficial creyéndolo vivo aún, le

fas fueron el udibrio de los fanáticos.

disparó su pistola. Mientras tanto en Méxi-

En la noche la Diputación y la Catedral

co tenía verificativo otro espectáculo repug-

estuvieron iluminadas, así como algunas

nante por su bajeza. Si bien la mayoría in-

casan, muy pocas, pertenecientes a reaccio-

mensa de los habitantes de la ciudad estaban

narios o a familias en las que el terror tenía

consternados, y en muchos apenas podía

apariencias de entusiasmo. ¡De manera tan

contenerse la indignación, el clero y el lla-

digna se celebró crimen tan horrendo!

mado Ayuntamiento, organizaron regocijos

Como reverso de la medalla, podemos

oficiales que resultaron la más ridícula paro-

decir en descargo de la ciudad y de la inmen-

dia de entusiasmo que se haya podido con-

sa mayoría de sus habitantes, que varias se-

cebir. Desde luego recibió Miramón las más

ñoras arrojaron de sus casas a los militares

aduladoras felicitaciones de sus secuaces por

que se ponían a referir las proezas de Miralos mártires de tacubaya

727

món y Márquez. Otras muchas, sin poder

Prueba de ello es la espontaneidad de la

contenerse, llamaron en alta voz asesinos e

última conmemoración que hizo este año

hipócritas a los jefes que conducían a los he-

(1896) el “Grupo Reformista y Constitucio-

ridos, y quisieron curar a esos desventura-

nal” de México, y los valientes discursos de

dos. Entre los estudiantes reino por mucho

los oradores, entre los que descolló el del res-

tiempo una grande y mal contenida indig-

petable anciano Guillermo Prieto.

nación. El mismo General Severo del Cas-

Y es que hay fechas inolvidables, y hechos

tillo, presentó su dimisión de la Secretaría

cuyo recuerdo jamás se borran. Nombres tam-

de Guerra que, como dijimos desempeñaba,

bién hay que pasan a la historia con indeleble

y de su empleo de General, reprobando los

estigma y lobreguez que espanta; porque no

asesinatos. Se recordará que este General era

bastan a proyectarles siquiera débil claridad,

pariente del joven Portugal que fue de los

algunos rayos de luz, ni los radiosos y brillan-

primeros ejecutados.

tes hechos de muchas de las víctimas que con

Tal es a grandes rasgos un ligero e imperfecto bosquejo de esta hecatombe. La memoria de ella no ha podido borrarse aún, y la indignación del partido liberal mexicano no se ha amortiguado todavía.

el martirio pasan también, pero de manera radicalmente distinta, a la inmortalidad. ¡Honor eterno a tan desventurados y nobles liberales! (Maldición para los asesinos! E. M. de los Ríos

Lic. Ignacio Luis Vallarta 1830-1893

Sobre las cenizas todavía calientes del sabio,

ponzoñadas zaetas; ¡volver al amargo deber

la admiración se levanta convocándonos al

de donde se acaba de salir sangrando…! Entonces tiene Vallarta el severo perfil del

póstumo apoteosis. ¡Es justo! Para Vallarta la Gloria ha teni-

magistrado espartano, la sublime obedien-

do reservas amargas, este campeón cayó sin

cia al deber como Licurgo. Acepta la Presi-

haber sentido sus halagos.

dencia de la Suprema Corte; emprende la

Los grandes servicios que prestó a la nación fueron de aquellos que no pueden estimarse sino después de mucho tiempo, o después de mucho análisis, dos condiciones ingratas para el verdadero mérito. Maltratado por las luchas públicas; acribillado de dolorosas heridas, pero no inválido para el bien de su patria, Vallarta había prescindido ya de la brega política aspirando tal vez a dejar en reposo, a no agitar ya más el vaso de su vida, en que se removían aún los revueltos cienos de la maledicencia y la difamación. Pero otra vez resuena la

grande obra, y apenas consumada renuncia al puesto, condenándose inflexiblemente al aniquilamiento político, para sancionar la re­ forma con el oleo de la abnegación y del olvido. Desde este momento Vallarta fue un litigante confinado a su despacho de jurisconsulto. Allí daba consultas profesionales, que por igual recibían el particular y el gobierno. Como abogado, Vallarta fue el autor de nuestra Ley de extranjería, en cuya exposición de motivos reveló conocimientos dignos de su esclarecida reputación de constitucionalista eminente, así como un concepto liberal de los derechos del extranjero en México.

terrible voz del salus populi que lo reclama al sacrificio.

“Hace muchos años, —decía en una carta, —que no trabajo para mi familia”.

Volver a la fatiga, al dolor, a la tempes-

Quien sepa lo que significaba para Va-

tad deshecha donde el dicterio azota, desga-

llarta la familia, podrá estimar en toda su

rra la injuria y el odio arroja su lluvia de em-

magnitud el corazón de este gran ciudadano,

˜ 729 ˜

que sacrificó al culto de su patria la excep-

virtudes de la democracia combatida por to-

cional adoración que sintió por su esposa

das las tempestades de la reacción. Jalisco,

y por sus hijos. Era Vallarta de los que con

heroica tierra mexicana en que se manifes-

ser tan circunspecto, tenía complacencias y

taron en sus tendencias más apasionadas las

debilidades de amor para sus hijos, que lo

ideas revolucionarias de la reforma social,

obligaban a cantar pastorelas con ellos y a

fue cuna de muchos hombres que se distin-

pedir posada las noches de Navidad.

guieron por su intrepidez, por su amor a la

La faz por donde dejó la más viva impresión de luz esta gloria mexicana, fue la de su sabiduría en la ciencia del Derecho. Deplorando su muerte, acaecida el 31 de Diciembre de 1893, entre otras cosas decía un periódico extranjero: “vallarta y john marshall.— Jurisconsulto grande e ilustre, no estaba en fama confinada a su país natal, sino que era conocido en el exterior como una autoridad internacional de primer orden. En muchos aspectos se asemejaba al ilustre jurisconsulto americano John Marshall, y hay un paralelo curioso entre las vidas de los dos grandes abogados, mexicano y americano. Cada uno de ellos sirvió a su patria en la guerra; cada uno ocupó un asiento en el Congreso de su Nación, desempeñó puestos en el Gabinete y fue Presidente de la Suprema Corte de la Federación. Y cada uno de ellos contribuyó a la interpretación de la Constitución de su país. El Sr.

libertad, por su ciencia, y en fin, por otras cualidades dignas de admiración. En Guadalajara, la capital de este Estado, nació el 25 de Agosto de 1830, el ciudadano ilustre de quien nos ocupamos. Fueron sus padres D. Ignacio Vallarta y Doña Isabel Ogazón. La personalidad de Vallarta, como la de Zarco, Lerdo, León Guzmán y otras, se forma en un medio más refinado por la civilización de la época. Caracteres labrados desde los primeros años del individuo, por el cincel de la enseñanza. La cultura del país ha tenido siempre en Guadalajara uno de sus centros más importantes. Hay en esa ciudad cierto orgullo local, cierta personalidad, que debe atribuirse al concepto en que la tienen sus hijos, de haber sido foro de progreso para la nación. Hay aquí genialidad y un temperamento artístico que se revela en to-

Vallarta poseía como Marshall, el don de la

das sus costumbres. Allí pueden encontrarse

exposición legal constructiva. Era por natu-

columnas, pórticos, frisos y cúpulas; allí se

raleza un genio en leyes, y ha extendido en el

reproducen el triángulo ático y el acanto dó-

extranjero la fama de su patria”.

rico; allí se ven cornisas, fustes, arquitraves, imponentes reminiscencias del Partenón;

730

***

profusión del gusto decorativo en el interior

Juárez ha dicho que Jalisco es un Estado

de los templos; originales de vírgenes, debi-

consagrado por las luchas de la libertad.

dos al pincel de renombrados artistas; y algo

Representa en nuestros grandes conflictos,

de amenidad pompeyana en la topografía de

el campo en que se han puesto a prueba las

los edificios particulares.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

El Sr. Vallarta, como lo veremos después,

revolucionarios, él, frío, calculador, insensi-

aparece en nuestras luchas con fisonomía

ble a las pasiones de la tribuna, sin una fibra

particular, en que se descubre la acción de

de pasión política, vio surgir aquella Cons-

este medio que lo presenta siempre como un

titución como una gran estrofa del lirismo

elemento intelectual de la revolución.

popular, a la que él no podía llevar su con-

Los primeros pasos que este hombre no-

tingente de ideal. Vallarta tenía un cerebro

table dio en el camino de su brillante educa-

más sólido que los de la mayor parte de sus

ción, fueron debidos al Seminario. Aquí reci-

colegas, en todo admirables y abnegados

bió las primeras nociones, pasando, después

pero desprovistos del sentido práctico in-

de terminar sus estudios preparatorios, al Instituto del Estado. En 1855 Vallarta había concluido la carrera de abogado. Las aptitudes de Vallarta encontraron en los grandes sucesos que se desarrollaban a la sazón, amplio campo en que florecer. Era la época en que el talento tenía aplicación inmediata en la vida pública, contribuyendo en la resolución de los grandes problemas de la regeneración política del país. Desde luego fue uno de los designados por el voto popular para representar por el Estado de Jalisco las ideas de la revolución de Ayutla, en el Congreso Constituyente.

dispensable para no dejarse arrastrar por los más altos ideales del momento. Esta solidez en el juicio, este sentido práctico, es el que caracteriza a Vallarta como jurisconsulto, como legislador y como gobernante. Para demostrar este aserto, basta imponerse de las discusiones en que tomó parte durante las sesiones del Congreso Constituyente. Al discutirse el artículo 3º del proyecto que decía: “No hay, ni se reconocen en la República, títulos de nobleza, ni prerrogativas, ni honores hereditarios. Solo el pueblo tiene facultad de acordar recompensas a los que hayan

Parecía que Vallarta, conocido ya por sus

prestado servicios eminentes”. Vallarta vio que

facultades tribunicias y aventajadísimo co-

en estas últimas palabras perdía en precisión

nocedor de las leyes, joven todavía y verda-

el concepto, tanto como ganaba en sonori-

dero liberal, desempeñase un gran papel en

dad la forma en que estaba concebido.

los tempestuosos debates que precedieron

Pidió entonces que se suprimiera esta

al nacimiento de la Constitución. Y sin em-

frase, incorporando a la ley el otorgamiento

bargo no es así. Aquella profusión de temas

de recompensas públicas, entre las faculta-

ardientes y argumentos deslumbradores que

des concedidas al Congreso de la Unión.

electrizaban a la representación nacional;

Con este motivo mostró Vallarta un

aquellas sublimes ideas de libertad que hi-

gran poder analítico, al examinar en un no-

cieron tantas reputaciones en la tribuna y

table discurso, lo que debía entenderse por

tantos héroes en los campos de batalla, no

la palabra “pueblo”. Quiso determinar su

producían en su espíritu el enardecimiento

significación, despojándola de esa vaguedad

que llevaba a los demás hasta el frenesí.

que ha servido para todos los absurdos. Para

Llevado por los acontecimientos al seno

este efecto fue siempre tendencia suya sus-

de una corporación saturada de gérmenes

tituir estas abstracciones de la democracia, lic . ignacio luis vallarta

733

734

que prestigiadas por sus triunfos sobre las

Son notabilísimas sus ideas sobre juicio

tiranías, acaban por ser instrumentos de la

por jurados. Sus brillantes razonamientos

opresión demagógica. Cuando se puso a

para combatir la fracción IV del artículo

discusión la parte del proyecto relativo a la

24 del proyecto de Constitución, en que se

libertad del trabajo, Vallarta impugnó el

establecía esta forma de juicios obligatoria

artículo en que se decía que las leyes no po-

para toda la República, alcanzaron un éxito

dían autorizar las promesas que tuvieran

completo, modificando el curso de las opi-

por objeto el sacrificio de la libertad del

niones que en un principio se mostraban

hombre por causa de delito, observando con

adversas a él. Demostró que la Constitu-

justicia que toda prisión importaba necesa-

ción pedía una práctica imposible, y fue tal

riamente la pérdida temporal de la libertad.

la convicción difundida en los ánimos, que

Atacó también el artículo que se refería al

sus ideas fueron aprobadas por una mayoría

pacto de proscripción, diciendo que el cam-

numerosa.

bio de residencia no puede ser considerado

Al discutirse la abolición de la pena de

como destierro, y declarando que no alcan-

muerte y fijarse el establecimiento del siste-

zaba a comprender cuáles podían ser esos

ma penitenciario como término para aque-

contratos o convenios de proscripción.

lla prohibición, propuso que se impusiera

Hay un punto de la discusión en que

el plazo de cinco años para llegar a realizar

Vallarta aparece alegando la verdad en toda

dicho sistema. La proposición, aunque apro-

su cruel desnudez: nos referimos a la esclavi-

bada por unanimidad, no se ha cumplido ni

tud real de nuestros trabajadores del campo.

en los treinta y ocho años que han trans-

Mientras que nuestros legisladores confían

currido, exceptuando los Estados de Jalis-

en la eficacia de un mandamiento legal, y

co, Puebla, San Luis Potosí, Nuevo León y

proclaman la redención humana en las subli-

Guanajuato, que tienen ya establecidas sus

mes cláusulas de la libertad escrita, Vallarta,

Penitenciarías.

verdadero legislador mexicano, conocedor de

Por último, entre otras proposiciones

nuestros vicios sociales, con una conciencia

presentadas por Vallarta, encontramos la

perfecta de la inutilidad de la ley para remo-

supresión de las Comandancias Militares y

ver costumbres inveteradas, pidió que en la

la extinción de las alcabalas.

Constitución solo se consagrase el principio

Disuelto el Congreso Constituyente,

de la libertad del trabajo, combatiendo las

Vallarta se inició en otro orden de servicios

disposiciones secundarias por inútiles y no-

públicos. Aquí es donde se revela como or-

toriamente ineficaces, y recomendando que

ganizador y como hombre de gobierno. Sus

los puntos concernientes a monedas de es-

trabajos fueron de la mayor importancia, y

pecial circulación en las fincas, a abusos de

su abnegación tanto más noble, cuanto que

los dueños, etc., fuesen objeto de leyes regla-

el mérito de sus esfuerzos de jurisconsulto y

mentarias, susceptibles de responder a las cir-

de hombre de Estado, se perdían con el brillo

cunstancias propias de cada localidad.

de las glorias militares, en el teatro mismo

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

de los más sangrientos y fecundos combates

la Guerra al General Degollado, quien puso

librados allí durante la Guerra de Reforma.

a disposición del gobierno establecido por

Después del golpe de Estado de Comon-

Ogazón en Ciudad Guzmán, las fuerzas

fort, el Gobernador de Jalisco, General Don

mandadas por Cruz Aedo y el Coronel Me-

Anastasio Parrodi, protestó contra la dic-

dellín. Con estas fuerzas y las que Juárez

tadura militar, y ofreció en el Estado de su

facilitó a Degollado, Guadalajara volvió a

mando un asilo a los supremos poderes de

ser ocupada por las armas liberales. La lucha

la Unión.

por la República tenía, digamos así, dos ca-

El día 20 de Diciembre de 1857, Jalis-

pitales, dos centros de acción poderosos, dos

co reasumió su soberanía sometiéndose al

gabinetes que trabajaban constantemente

nuevo gobierno personificado en Don Beni-

por la salvación de las instituciones demo-

to Juárez, Presidente de la Suprema Corte.

cráticas; estas dos capitales eran, Veracruz

Parrodi propuso una alianza para defender

en Oriente, y Guadalajara en Occidente. En

la ley fundamental de la República ya ex-

Veracruz: Juárez, Ramírez, Lerdo, Ruiz y

pedida; alianza que fue secundada por los Estados de Aguascalientes, Colima, Guanajuato, Guerrero, Michoacán, Querétaro y Zacatecas, enviando sus representantes a Guadalajara, donde ratificaron el nombramiento de Parrodi, como General en Jefe del Ejército Federal. El 14 de Febrero de 1858, se constituyó en Guadalajara el Gobierno General. Agrupáronse al rededor de Juárez muchos jóvenes que después conquistaron un nombre glorioso. Contreras Medellín y los Herrera y Cairo fueron de estos jóvenes; Vallarta fue miembro de la “Falanje de Estudios”, como Miguel Cruz Aedo, Pérez Verdía, Andrés A. Terán, Emeterio Robles Gil y otros. Allí encontró la República, al parque grandes peligros, entusiastas correligionarios. La reacción intentó desde luego ocupar a Guadalajara, dirigiendo sobre ella a Miramón y a Osollo, que pusieron sitio a

otros; en Jalisco: Degollado, Ogazón y D. Ignacio Luis Vallarta. En aquellas circunstancias angustiosas y delicadas para la causa de la libertad, más que a la intrepidez de nuestros soldados debíanse los triunfos a la hábil y laboriosa dirección de las operaciones de la guerra, y al discernimiento de algunos pensadores consagrados al problema de la situación. El consejo del Gobernador de Jalisco fue decisivo muchas veces en circunstancias supremas, y Vallarta, como es sabido, fue uno de los colaboradores de este esclarecido liberal. En 1º de Octubre de 1858, hízose cargo de la Secretaría de Gobierno, abriendo la importante serie de disposiciones acertadas, con la creación de fondos para el sostenimiento, equipo y reforma del ejército. Esta medida se recomendaba por su oportunidad; la disciplina se había relajado a través de tantas deficiencias en la organización y privaciones sufridas en las vicisitudes de la campaña. Para

la ciudad. El gobierno de Juárez abandonó la

el efecto expidió una ley concisa y eficaz, en

plaza nombrando en Colima Ministro de

que se mandaba pagar anticipado un año de lic . ignacio luis vallarta

735

réditos, a todos aquellos que reconocieran

Jalisco, devastado por los ejércitos, car-

capitales píos o de corporaciones religiosas,

comido per las guerrillas, llegó a un estado

así como a los arrendatarios de fincas rústi-

excepcional de miseria pública. Pronto el

cas pertenecientes a dichas corporaciones,

ligero matiz que entre nosotros ha distin-

sin perjuicio de hacer efectivo para los mis-

guido la exacción de guerra del verdadero

mos fines, los arrendamientos atrasados. Los

atentado contra las vidas y las haciendas,

arrendatarios de fincas urbanas deberían pa-

tomó el aspecto de un pillaje con bandera

gar mensualmente, exceptuando de las pres-

roja o verde.

cripciones de la ley, las rentas destinadas a hospicios, colegios y capellanías laicales.

736

Jalisco tuvo entonces un bandidaje de sombría celebridad. Los nombres de feroci-

Proponiéndose la recaudación de fon-

dades más temibles que se recuerda desde

dos para tan perentorio objeto como el de

la independencia a nuestros días, son los de

la guerra, la ley estableció la forma en que

Antonio Rojas y Manuel Lozada.

debían percibirse los recursos con procedi-

Cada barranca o desfiladero, cada pa-

mientos tan atinados, que no daba lugar a

raje, cada camino público, era un girón de

morosidades de ninguna especie, cerrando la

territorio sustraído al dominio del orden,

puerta al fraude mediante la declaración de

por otros tantos reyezuelos de cuadrilla, que

nulidad de todo pago que no se sujetara a las

pasearon por los campos su bandera de robo

condiciones requeridas por la ley.

y de asesinato. Luego, el pillaje invadió las

No fue para Vallarta un obstáculo para

poblaciones y hormigueaba en las ciudades,

atender los intereses del orden y seguridad

amagándolas en sus más caros e íntimos

públicos la crítica situación del momen-

intereses.

to con el que tuvo la imperiosa necesidad

Vallarta, el alma civil del gobierno local,

de combatir. —Jalisco fue desde el princi-

abrió su campaña de disposiciones, de ban-

pio hasta el fin de las guerras de Reforma

dos de policía, de leyes penales contra el de-

e Intervención, el teatro en que sin tregua

lito: tomó bajo su patrocinio el orden social

ni descanso se levantaban, unas tras otras,

y levantó sus diques de gobernante y legis-

innumerables masas de combatientes que

lador contra el oleaje de criminalidad que se

rodaban por los campos y sierras del Esta-

desbordaba en el Estado.

do, chocaban entre sí con furor, haciéndo-

Un acontecimiento vino a interrumpir

se pedazos, disgregándose al golpe de las

esta tarea. El Gobierno de la República, res-

derrotas, para volver a tomar cuerpo bajo el

tituido a su residencia a consecuencia de la

prestigio o el poder de los caudillos. Aquí es

ocupación de Guadalajara por Degollado,

donde recibió el primer hospedaje el Gobier-

Ogazón, y otros jefes, tuvo que cambiar

no de la República arrojado de su residencia

los bagajes administrativos en bagajes de

por la reacción, y aquí es donde Márquez y

campaña. Con efecto, el 14 de Diciembre de

Miramón abrieron encarnizadas campañas

1858, Vallarta y Ogazón se encontraban con

contra el ejército constitucional.

el ejército republicano a una legua de Pon-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

citlán, en un rancho llamado San Miguel,

pactado con el infortunio todo género de

que dio su nombre a una acción de guerra

pruebas y reveses. Vallarta decía a sus ami-

entre Miramón y Degollado.

gos al alejarse derrotado de la ciudad de

Allí fue donde Vallarta recogió también

Guadalajara “ya volveremos a ella”.

en el campo del desastre su parte de dolor,

Así desapareció, entre las sombras de la

su haz de espinas, con que la desgracia tejió

memorable noche de veinticuatro de Mayo,

tantas coronas para la frente de aquel gene-

aquel cuerpo de ejército, destrozado, dejan-

ral sin fortuna, de aquel caudillo sin laureles

do a su paso miembros sangrientos, como

que lleva el nombre ilustre y conmovedor de

en Sayula el cadáver de Contreras Medellín,

Santos Degollado.

alejándose rumbo al Sur de Jalisco, donde se

Desde la fecha de este acontecimiento principió para el gobierno local una época de

puso bajo las gloriosas banderas del general Zaragoza.

prueba y abnegación. Como los hombres

Miramón, que había llegado a Gua-

que seguían a Juárez, pudo sentir Vallarta

dalajara tres días después de levantado el

todo el peso de esta misión (Gobierno), cuando

asedio, salió a los pocos días, 8 de Junio de

ha perdido el encanto del poder, el resplan-

1860, acompañado de Mejía y D. Severo del

dor de la posición, las compensaciones del

Castillo, con una fuerza de 6,000 hombres,

éxito y queda solo el descarnado esqueleto

anunciando la victoria y casi llevando por

del deber, el deber que es la marcha forzada,

anticipado el convencimiento de dispersar

la fatiga del trabajo, el pan áspero y escaso,

las fuerzas constitucionalistas. Pero Zarago-

los horizontes sombríos, las tardes tristes de

za estaba allí, prudente, activo y previsor, en

los derrotados…

la cuesta de Ciudad Guzmán, bien fortifica-

Así peregrinó el gobierno de Jalisco has-

do, hasta el punto de contener a Miramón,

ta el mes de Abril de 1859 en que se abrió

quien sintiéndose frente a frente a un ver-

por la fuerza de las armas las puertas de

dadero militar, resolvió retirarse, lo que hizo

Colima cuya ocupación prestó importantes

en dirección a la capital del Estado.

recursos para organizar movimientos más

A principios de Agosto se movió el ge-

serios, sobre la capital del Estado de Jalisco.

neral Zaragoza en dirección a Guadalajara,

En 24 de Mayo de 1860, figura Vallarta,

pero a una legua de la ciudad tomó el cami-

con el general Pedro Ogazón, entre los que

no de Oriente efectuando en Silao su reu-

asistieron al cerco de guerra que el general

nión con González Ortega, y mientras que

Uraga puso a Guadalajara. El ataque no

Ogazón hostilizaba a Castillo, obstruyendo

tuvo éxito, y las fuerzas constitucionalis-

todo auxilio a Miramón, las tropas consti-

tas se vieron obligadas a retirarse, dejando

tucionalistas alcanzaban una completa vic-

a su jefe horriblemente mutilado entre los

toria sobre la reacción.

enemigos.

Ogazón estableció su gobierno en Gua-

Este desastre no afectó ni desconcertó

dalajara, expidiendo desde luego las leyes

el ánimo de las tropas liberales, que habían

que de mandaban las circunstancias. En lic . ignacio luis vallarta

737

738

ellas se descubre el talento claro y práctico

Así sucedió en efecto. Vallarta tuvo que

del Lic. Vallarta. Estas leyes, fueron las si-

emigrar del Estado para salvarse de las per-

guientes:

secuciones del Imperio en tierra extranje-

Prórroga de los plazos de todas las obli-

ra, todo el tiempo que duró el gobierno de

gaciones por un tiempo igual al que había

Maximiliano. Poco tiempo después de la

durado el sitio de la ciudad. Exención para

restauración de la República, fue nombrado

igual periodo, del pago de rentas, en favor de

por Juárez para encargarse de la Cartera de

los arrendatarios de bienes religiosos. Auto-

Gobernación. Vallarta desempeñó este en-

rización de la moneda acuñada por Castillo,

cargo desde el mes de Marzo hasta el de Sep-

que no había declarado falsa en los momen-

tiembre del año siguiente, en que presentó

tos del sitio. Denegación de las facultades de

su renuncia. Sus actos en el Ministerio se

que gozaban los jefes del ejército para impo-

distinguieron por su acierto y espíritu prác-

ner préstamos. Reconocimiento de algunas

tico, que contribuyeron al restablecimiento

deudas contraídas para las necesidades de la

de las instituciones republicanas profunda-

guerra. Refundición del Seminario conciliar

mente trastornadas por las reformas monár-

y la Universidad en el Instituto de Ciencias

quicas.

y Letras. Establecimiento del orden consti-

Del Gabinete, Vallarta pasó a la Cámara

tucional en todo el Estado, y extirpación de

en virtud de la elección popular que lo había

los elementos revolucionarios que amenaza-

agraciado como representante del Estado de

ban al gobierno de Tepic.

Jalisco. Por este tiempo se suscitaron en el

Cuando la batalla de Calpulalpan abrió

seno del gobierno de Jalisco, divisiones anár-

por fin la puerta de la Capital de la Repú-

quicas que comprometieron seriamente su

blica al gobierno de Juárez, Guadalajara dis-

tranquilidad. El gobierno Ejecutivo repre-

frutaba ya de tranquilidad completa, y sus

sentado por Gómez Cuervo, había llegado

habitantes se entregaban al trabajo, protegi-

a hacerse odioso a la sociedad. Un hecho

dos por las sabias disposiciones de su gobier-

había colmado la paciencia de los pueblos,

no reconstituido pronto y hábilmente por

exaltando los ánimos contra el poder. Dos o

Vallarta.

tres desgraciados a quienes se les imputaba

En las elecciones verificadas en Jalisco el

el delito de plagio, fueron víctimas de una

año de 1861, fue nombrado primer insacula-

intriga en que campeaban todos los refina-

do del gobierno, y la Legislatura lo designó

mientos de la infamia. Para arrancarles el

para sustituir a Ogazón durante una licen-

secreto de su crimen fueron amagados con

cia que se le concedió.

la pena capital, con todo el aparato de este

Natural era que, habiendo desempeña-

castigo pavoroso. Una vez encapillados re-

do Vallarta tan activo papel en el triunfo y

cibieron dos sacerdotes que los exhortaron

organización de las prácticas republicanas,

a depositar en el secreto de la confesión lo

fuese uno de los designados por el odio con-

que no habían conseguido los interrogantes

servador para el castigo y la expiación.

extrajudiciales a que se les había compelido.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Al día siguiente, cuando se les interrogó

preocuparse gran cosa de aquella manifes-

nuevamente para que confesaran su delito,

tación escandalosa, continuó hasta concluir

oyeron con sorpresa la exacta exposición de

su obra.

los hechos como los habían referido. Dos

Los amotinados se agolpaban ante la

hombres aparecieron como inesperados tes-

puerta de la habitación, que oficiosas órde-

tigos de su propia confesión. Los miserables

nes habían hecho cerrar sólidamente. Cuan-

reconocieron sorprendidos en aquellos hom-

do la multitud gritaba más amenazante,

bres, a los sacerdotes de la víspera. Eran dos

presentándose a su imaginación detrás de

agentes de la policía, que llevaban todavía

aquellas paredes el espectáculo de una fami-

en la cabeza la corona con que se dispusie-

lia sobrecogida por el pánico y de un hombre

ron a la vil simulación, sorprendiendo la

desencajado, pálido, tal vez dispuesto a la

buena fe de aquellos dos desgraciados que

ocultación o a la fuga, abrióse de improviso

sin más formalidades fueron fusilados. La escisión del gobierno agrupó al Ejecutivo por una parte bajo la dirección de Gómez Cuervo, y por otra a la Legislatura que nombró un Gobernador interino. Como resultado de estas divisiones, el poder Legislativo acudió al Centro solicitando el apoyo de la fuerza federal. Juárez apoyó a la Legislatura. Cuervo abandonó el gobierno y Vallarta fue designado como candidato por la Legislatura, y confirmada esta elección por el gobierno Federal. Este nombramiento fue pésimamente acogido por la masa popular, que veía en Vallarta el instrumento de que el juarismo se servía, para contrariar las ideas revoluciona-

súbita y francamente la puerta del zaguán. Vallarta apareció como siempre, solo, sin aires de temeridad militar ni alarde de cómico que representa su papel de intrepidez, con toda la tranquila naturalidad del valor civil equilibrado sobre las excelentes cualidades de consumado hombre público. La multitud suspensa, esperando quién sabe qué ingente conflicto, vio con la más profunda sorpresa, salir a aquel hombre como todos los días, con la cabeza convulsiva de pensador ensimismado, la mirada vaga, imponente de sencillez y entereza. La turba estorbando el tránsito le cerraba el paso sobre las banquetas. —Con permiso, señores, —dijo Vallarta. A su voz la gente le hizo campo; atrave-

rias diseminadas ya en el país por el rebelde

só entre la multitud asombrada, sin que se

de la Noria entonces, ya el pronunciado de

hubiese oído contra él un solo grito.

Tuxtepec algunos años después.

Cuando llegaba a Palacio, un grupo de

Un día se amotinó la muchedumbre a

ayudantes acudía a su encuentro para ofre-

las puertas de su habitación lanzando sedi-

cerse a sus órdenes de parte del General Co-

ciosos “mueras” y otras exclamaciones alu-

rona, jefe a la sazón, de las tropas federales

sivas a su personalidad. Vallarta infatigable

en el Estado.

y laborioso, se ocupaba de uno de tantos proyectos de organización hacendaria. Sin

—Gracias, —les dijo Vallarta —no hay para qué dar a ustedes molestia alguna. lic . ignacio luis vallarta

739

***

Lastimado Vallarta por las represalias

Otra vez se le esperaba a la puerta del Pala-

sangrientas de la lucha política que lo pre-

cio, adonde debía asistir a leer su informe

sentaba, —según dice él mismo en una car-

ante la Legislatura. Tratábase de darle una

ta dirigida a D. Porfirio Díaz —“como tipo

cencerrada después del acto oficial. La acti-

de ambición rastrera, ansiaba desmentir con

tud de sus enemigos no podía ser más hostil;

sus hechos aquella calificación”. A este efec-

algunos pensaban llegar a ciertas vías de he-

to suplicó empeñosamente al Sr. Tagle, por

cho irreverentes para la autoridad. Vallarta

quien supo que se pensaba en él para la Pre-

lo supo, evitó todo alarde de precaución y de

sidencia de la Corte, que lo excluyera de la

fuerza pública. Un murmullo desfavorable

lucha electoral, proponiendo en lugar suyo

se levantó a su llegada; todo presagiaba un

a Benítez o a Ogazón. No obstante las razo-

desenlace escandaloso; pero Vallarta tomó

nes expuestas para apoyar esta abstención,

la palabra, desarmó a sus enemigos, y toda la

manifestáronle que había sido irrevocable-

mala voluntad de aquel auditorio se resolvió

mente designada su candidatura, impuesta

en aplausos frenéticos y aclamaciones estre-

por exigencias poderosas de pública utilidad.

pitosas.

Vallarta creyó entonces que debía ceder, sacrificando por unos días más sus deseos y ***

sus intereses; pero impuso la siguiente con-

Como Gobernador Vallarta fue activo, fe-

dición que reproducimos en los mismos tér-

cundo y de iniciativa. Fue un verdadero

minos con que la expresó en la carta a que

constructor político del orden y de la paz

nos hemos referido.

local. En 1875, año en que cumplía su periodo

sentaremos como reforma constitucional, la

constitucional, fue nombrado para desem-

de que las faltas del Presidente de la Repú-

peñar el cargo de Senador. Desempeñó la

blica no las supla el de la Corte, sino uno de

Cartera de Relaciones en la primera admi-

los tres insaculados que nombre el Congreso

nistración de Don Porfirio Díaz.

en cada caso, y cuyos insaculados se han de

El último cargo que desempeñó fue el de Presidente de la Suprema Corte.

740

“Luego que el Congreso se instale pre-

elegir popularmente como el Presidente”. “Como una vez asegurado el futuro Pre-

Si no hubiéramos recogido en esta bio-

sidente de que nada tiene que temer de la

grafía brillantes hojas de su carrera política,

Corte, las principales razones por las que me

tan notable como orador, como especialista

exigen que acepte la candidatura desapare-

en el conocimiento de nuestras leyes pasi-

cen del todo, convenimos que tan pronto

vas, como legislador y como gobernante,

como el Congreso vote aquella reforma, yo

sería suficiente para su gloria y para la de

quedo en libertad de renunciar a la Presiden-

su patria, la última campaña de ciencia y de

cia de la Corte. Iniciando yo la reforma, no

pacificación, emprendida por él en la Presi-

sólo pruebo que no ambiciono los grandes

dencia de la Suprema Corte.

poderes, sino que hago al país el servicio

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

muy positivo de extinguir uno de los gér-

sus facultades dentro de un criterio más

menes de trastornos públicos que la Consti-

consecuente al objeto de su institución; le

tución contiene”.

limitó el verdadero alcance de su dominio

Y como lo prometió, cumplió formal-

jurídico para “dar dentro de la ley fuerza al

mente sus promesas este caudillo de la ley.

gobierno y derecho al ciudadano” y para sal-

Desde que ocupó la alta magistratura de la

var la soberanía de los Estados, la separación

Corte en 1878, se consagró al trabajo. Juez,

de los Poderes y las libertades públicas, de

legislador y maestro, Vallarta, al mismo

aquella siniestra absorción de la jurispru-

tiempo que sentaba una jurisprudencia re-

dencia federal.

generadora, consignaba en votos memora-

Y sin embargo, esta grande obra llevada

bles la doctrina constitucional, sobre datos

a cabo bajo la influencia de una necesidad

expresos de una legislación verdaderamente

imperiosa e irresistible, fue, no en la con-

nacional.

ciencia de Vallarta, sino en la evolución de

Su programa de jurisconsulto abraza la

los sucesos políticos, así como en el egoísmo

resolución de los siguientes problemas de

calculador y deliberado que se ha impues-

Derecho Federal: deslinde y determinación

to desde que se consumó la reforma has-

de sus atribuciones del Centro y los Estados;

ta hoy (1896), una conquista propicia a la

reorganización del verdadero magisterio de la

concentración de las soberanías, poderes y

Suprema Corte, reduciendo el carácter de

libertades públicas, libradas del gobierno de

sus atribuciones a un fin eminentemente ju-

los ambiciosos de toga, pero no del gobierno

dicial; y por último, perfección de este ins-

de los ambiciosos de galón, indudablemen-

trumento de la justicia nacional: el amparo,

te que Vallarta cumplió como sabio y como

cuyo uso inmoderado puede convertirse

patriota. No podía arredrarse ante la consi-

en taladro de los demás poderes públicos y en

deración mezquina de que las instituciones

centro de un absolutismo jurídico. A estas

que él pretendió salvar, estaban condenadas

concepciones corresponden los cuatro vo-

a inmediato aniquilamiento. ¿Qué hizo Va-

lúmenes de un libro titulado: Cuestiones

llarta de ese poder desvinculado de la Corte

Constitucionales, (colección de principios

con la supresión de la Vicepresidencia? No

aplicados a la resolución de los negocios

fue un prurito de letrado su pensamiento

más notables que se presentaron a la Corte

de deslindar soberanías, ni de independizar

desde Mayo de 1878 hasta Noviembre de 1882)

técnicamente la acción de los poderes, sino

y el que con el título de El Juicio de Amparo, y

que se proponía una separación positiva por

el Habeas Corpus imprimió en 1871. Contiene

repugnancia a la usurpación, por convenci-

una comparación luminosa de esos dos de-

miento de las ventajas que ofrece la división

rechos y un homenaje a la superioridad del

del trabajo político.

maestro.

Y procurando la descentralización de po­

Vallarta desvinculó de la Suprema Corte

deres, vino su obra, por efecto fatal de las

la Vicepresidencia de la República; encauzó

circunstancias, a dejar todo aquel poder lic . ignacio luis vallarta

741

disputado a la Corte, a disposición de otros

tintos; debemos congratularnos al vernos

intereses, en los que se ha reproducido el fu-

agrupados en torno de una tumba a la que

nesto vicio que en aquel Tribunal se propuso

nos ha atraído, no el interés calculador del

extirpar.

logrero político, no los reclamos hipócritas a las convenciones sociales, ni siquiera los ***

sagrados deberes de la gratitud, sino un sen-

El trabajo social que representa Vallarta en

timiento más elevado, un impulso más no-

la Presidencia de la Suprema Corte de la Na-

ble. Hemos sido atraídos aquí por la religión

ción, es inmenso.

de la ciencia, por la religión de la justicia.

Vibrante e inspirado uno de sus panegi-

Porque el hombre a cuya memoria veneran-

ristas, el Sr. Lic. Jacinto Pallares, nos describe

da consagramos esta triste solemnidad, fue

esta magnífica personalidad. He aquí una

en México el más alto representante de la

oración que es un canto:

ciencia jurídica y la más noble encarnación

“Podrá algún día el soplo de las revolu-

742

de una magistratura santa e incorruptible.

ciones del espíritu humano, demoler los al-

Permitidme, pues, señores, que aban­

tares levantados por la mano del sacerdote y

done a labios más elocuentes y a criterios

apagar las lámparas del santuario donde han

más iluminadas, el panegírico del estadista

orado y seguirán orando millares de creyen-

que dos veces rigió los destinos de la Repú-

tes; pero mientras la humanidad exista, el

blica, como Secretario de Relaciones y de

sepulcro de un grande hombre será siempre

Gobernación; del político cuyos prematu-

altar imperecedero, donde la ciencia encon-

ros talentos le hicieron recorrer muy joven

trará problemas pavorosos, la filosofía espe-

aún la escala de puestos distinguidos en su

ranzas mesiánicas y la historia un foco de

Estado natal, desde Secretario de Gobierno

luz y una página de enseñanzas inmortales”.

hasta Gobernador Constitucional; del ciu-

El culto de los grandes hombres, es la

dadano y del repúblico abnegado que aban-

religión de lo verdadero y de lo bueno; y así

donó la tranquila y lucrativa labor del foro y

como el apoteosis del vacío y del crimen

del estudio, librando su vida y su porvenir

triunfantes, denuncia la degradación moral

en los campos de batalla, en defensa de sus

de un pueblo, así también, el culto desinte-

desinteresadas convicciones; del diputado al

resado que se tributa a la memoria del hom-

Congreso Constituyente, que en su primera

bre virtuoso, es la revelación más solemne

aparición en la asamblea más augusta que

de una conciencia nacional esclarecida por

ha tenido el país, trazó con previsora sabi-

purísimos ideales.

duría la esfera honrosa y digna de nuestras

Nosotros, que hemos sido testigos de

relaciones internacionales, sorprendiendo a

la insolente deificación, con que en un día

los legisladores de 1857 con un caudal de

no lejano, se honrara la memoria de hom-

profundas reflexiones y de elevadísimos

bres que fueron la encarnación de las más

conceptos; del profundo legislador que en-

bajas pasiones y de los más abyectos ins-

contró en los secretos de una erudición in­

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

sólita en nuestro foro, las fórmulas sencillas

ni en los heroísmos del valor, sino en el pro-

del derecho internacional privado; permitid-

fundo sentimiento de nuestra dignidad, de

me también que abandone al calor de los

nuestra misión, de nuestro sacerdocio en la

debates políticos, la reivindicación del im-

familia, en la sociedad y en la historia. Hay

provisado caudillo sobre cuyas proezas mili-

hombres en cuyo corazón existe un caudal

tares se ha cernido la calumnia con su garfio

de sentimientos purísimos y de afecciones

de víboras. Yo solo intento delinear ante el

inagotables, y que tienen abierta su alma a

cariño de nuestros recuerdos, al hombre en

todo propósito levantado, a toda idea gene-

su elevación moral, al sabio en sus atrevidas

rosa, a todo sacrificio sublime. En ellos el pa-

conquistas, al Magistrado en sus santas

triotismo no es un cálculo mercenario, ni el

austeridades.

valor un alarde o una crueldad, ni la ciencia

Uno de los primeros oradores de la tri-

una vana hinchazón, ni los puestos públicos

buna inglesa, que es también un filósofo

un oficio que explotar; sino que todas las si-

profundo, ha dicho que el genio y el talento

tuaciones de su vida, todas las actividades

no bastan para avasallar la conciencia hu-

de su espíritu, las subordina con irresistible

mana; pues si el prestigio de esas dotes al-

espontaneidad a los intereses de la justi-

canza a provocar la admiración del espíritu,

cia y al bien de sus semejantes. Y Vallarta

no se imponen al sentimiento como altos

pertenecía a ese pequeño grupo de seres

ejemplos que imitar y enérgicos estímulos

escogidos.

de mejoramiento y perfección moral. En las

En los altísimos puestos que ocupó; allí

grandes conmociones sociales es impercep-

donde el tráfico indecoroso de los intereses

tible la línea que separa al héroe del bandido;

públicos ha enriquecido a tantos advenedi-

y muchas veces al patriota que derrama su

zos; allí donde la fiebre de la ambición ha

sangre y se transforma en caudillo, ha veni-

corrompido tantas conciencias; allí donde

do al combate escapándose de las infamias

por lo menos, el vértigo del orgullo ha per-

del presidio. En la esfera de las actividades

vertido tantos caracteres; allí se conservó

científicas y artísticas, la historia registra

Vallarta con manos limpias, con austeras

el nombre del inmortal Bacon mancillado

costumbres, con la modestia y sencillez de

con las bajezas de la concusión y del pecu-

un simple ciudadano; y cuando al descender

lado; el genio de Quevedo brotando del cie-

de las solemnidades del poder público vol-

no de costumbres disolutas, y las atrevidas

vía a la vida de las afecciones domésticas,

creaciones de Benvenutto Cellini y Miguel

y entraba al santuario del hogar, no tenía

Ángel Caravagio, surgiendo maravillosas de

que hacer esfuerzo alguno para cambiar

manos manchadas con vil asesinato.

las corrientes de su energía moral y apagar

El triunfo más alto de la naturaleza hu-

ambiciones bastardas que nunca abrigó su

mana, la representación más noble de nues-

corazón. El mismo impulso, el mismo sen-

tra especie, la plenitud divina de nuestro ser

timiento generoso que se exhalaba como pa­

no radica, no, en los arranques del talento

triotismo sincero en el gobernante, como lic . ignacio luis vallarta

743

744

valor militar en el caudillo, como actividad

de los enemigos políticos, a esa trabilla de

científica en el magistrado; ese mismo sen-

canes rabiosos, como les llamaba Altamira-

timiento se trocaba sin violencia ni lucha

no, a las burlas y a la caricatura de periodis-

en desinteresado patrocinio del débil y del

tas insulsos pero populares, entregar a este

oprimido, en ocultos servicios de consejo y

farisaísmo organizado para el asesinato mo-

auxilio derramados en el seno de la amistad

ral, nuestra honra, nuestro decoro, nuestra

y en caudal inagotable de afecciones domés-

misión, nuestro ser íntimo; sin otro móvil

ticas santificadas por una austeridad de cos-

que el cariño a la justicia, sin otro interés

tumbres sin ejemplo. Y es, señores, porque

que el irresistible sentimiento de la verdad;

como os decía hace un momento, el hombre

sin la esperanza de los aplausos ni las co-

perfecto en el orden moral, lleva en el fondo

ronas que ciñen la frente de los héroes, sin

íntimo de su conciencia el germen de todas

otra recompensa que la aprobación Aislada

las virtudes; para él no es una casualidad el

y fría de algún erudito, sacrificarse así en ese

patriotismo, ni un accidente la integridad,

calvario de las venganzas y de los oprobios

ni un cálculo el heroísmo; todos los grandes

populares, es ciertamente la manifestación

hechos que bastardean y empanan el interés

más augusta de una rectitud de carácter y

y el egoísmo en caracteres sin mérito mo-

de una conciencia elevadísima, rayana del

ral intrínseco, se acrisolan en el hombre de

heroísmo.

sentimientos puros, porque en ese hombre

Y bien, Vallarta consumó ese sacrificio, y

todos sus actos son la eclosión espontánea

lo consumó en el silencio de los aplausos, en

y natural de una organización privilegiada,

el vacío desolador de todas las gratitudes; y

de un equilibrio divino entre sus deseos, sus

es hoy quizá la primera vez que resuena una

sentimientos y sus convicciones. Un día, se-

palabra de reconocimiento para el atrevido

ñores, tuvo que presentarse en una lid más

adalid de la paz pública, para el ignorado

peligrosa y más reñida que las que se libran

sacerdote de la ley, que hace tres lustros ce-

en los campos de batalla. Para arriesgar la

rró el primero en este país de revueltas como

vida material bastan los impulsos de la va-

la llave de oro de la ciencia, el templo de

nidad, los estímulos del orgullo o las exigen-

Jano que cerrar no pudieron las sangrientas

cias de una dignidad bien o mal entendida; y

hecatombes de la defensa nacional.

por centenares se cuentan los hombres que

La tradicional anarquía de nuestro ca-

por vocación juegan su vida en los comba-

rácter levantisco, vencida ya en los campos

tes o que por frívolos motivos la entregan

de batalla y sin bandera legítima que enar-

al azar de un duelo. Pero entregar la perso-

bolar después de consumada la regeneración

nalidad moral, esto es, la reputación, el por-

política de nuestras instituciones, buscó

venir, la esencia del yo, todo lo que es, todo

abrigo y amparo en el santuario mismo

lo que constituye nuestra individualidad

de las leyes y por una funesta fatalidad de

moral y social, entregarla al ludibrio de los

nuestra historia, encontró protección en el

ignorantes, al encono de los partidos, a la ira

más respetable, más poderoso y más auto-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

rizado de nuestros tribunales. La Suprema

a reunir el sufragio de calurosos políticos, de

Corte de Justicia llamada a ejercer las fun-

reputados jurisconsultos, de eminentes esta-

ciones sagradas de pacífica distribuidora del

distas prestigiados con las glorias de grandes

derecho entre los hombres, se vio envuelta

méritos; y al amparo de voces tan autoriza-

en el torbellino de las pasiones políticas,

das llegó a ser un canon de nuestro derecho

abandonó la severidad augusta del Pretorio,

constitucional, que la Suprema Corte desde

y se lanzó con el frenesí del partidario a las

el Sancta Sanctorum de su inviolabilidad po-

luchas del club, obligando a la ley a conver-

día soberanamente, como los pontífices de

tirse en agente de intrigas y rivalidades de

la Edad Media, dar y quitar legitimidad a los

facciones. ¡El sereno dosel de la Justicia cu-

poderes públicos, erigirse en comercio infa-

brió entonces con su púrpura veneranda un

lible y en el único representante del voto de

grupo de conspiradores togados, lanzando

los pueblos.

el rayo aterrador que amenazaba la sobera-

Bajo el imperio de estos dogmas y en uno

nía de los Estados, que despedía siniestros

de los más críticos momentos de nuestra

reflejos en torno de la silla presidencial y que

historia, entró Vallarta a desempeñar las fun­

estaba próximo a estallar en el seno mismo

ciones de primer Magistrado de la Justicia

de la Asamblea legislativa! El recurso de

Nacional, y desde luego se encuentra frente

amparo se convirtió en poder absoluto para

a frente de ese fanatismo jurídico y político

destruir la legitimidad de todos los poderes

a la vez, el cual por una perversión de ideas

nacionales constituidos, para dar y quitar la

común a todos los fanatismos, invocaba en

soberanía de los Estados, para deponer Le-

su defensa las tradiciones y prácticas libérri-

gislaturas y para levantarse frente a frente

mas del pueblo más liberal del mundo; las

del Poder Ejecutivo de la Unión, disputarle

doctrinas y ejecutorias de eminencias como

su origen, negarle su existencia y anatema-

Jefferson y Hamilton; la misión novilísima y

tizar sus títulos. Esta inmensa revolución

augusta que en todos los pueblos libres tiene

social envuelta en expedientes jurídicos y

el poder judicial, y las frases ampulosas que

frases latinas; esa santificación sacrílega de

se escaparon a nuestros constituyentes en el

la revuelta que desconocía el significado

calor de su elocuencia tribunicia.

de la historia y nos colocaba en la situación de

Entonces comenzó para Vallarta una

haber luchado medio siglo por conquistar la

cruzada en la que tenía que luchar a la vez

democracia y la separación de poderes, para

con las armas de la ciencia y con la triple

venir después a abdicar los triunfos de la

armadura de un valor civil indomable. En su

ciencia y los triunfes de mil combates en un

elevada previsión comprendió que la revolu-

grupo de individuos irresponsables, creando

ción, vencida en el campo de batalla, no lo

un absolutismo y una tiranía jurídicos en

estaría en el juego de las instituciones mien-

nombre de un código redactado en odio a

tras todas las ambiciones bastardas, todos

todos los absolutismos; esa monstruosidad

los odios de partido, todos los descontentos

constitucional y social, llegó, sin embargo,

del orden pudiesen comprar en el tribunal lic . ignacio luis vallarta

745

más caracterizado del país, un salvo conduc-

espíritu superior a todas las bajezas del mo-

to para todas las revueltas legales.

mento, hizo triunfar el derecho del orden

En su profunda rectitud sintió que sus

sobre el derecho de las revueltas; sacrificó

funciones, en ese momento de la historia, le

la boga de efímeros aplausos a los intereses

imponían el deber indeclinable de sacrificar

permanentes de la ley; aceptó el insulto, la

popularidad, reputación, porvenir, aspira-

burla y la calumnia; y una vez consumado

ciones legítimas a la santa causa de la paz

el sacrificio y conquista del dogma de la

nacional.

paz constitucional, abdicó su poder y des-

Y el combate se trabó a muerte; y

746

cendió a la vida privada:

el sabio jurisconsulto tuvo que desgarrar el

Así pudo desaparecer por la abnegación

oropel de una erudición ficticia; tuvo que

de esa grande alma, la imprevisora amenaza

destruir forzadas analogías con doctrinas y

del orden consignada por nuestros constitu-

prácticas de la nación vecina; tuvo que pro-

yentes en el código político; así fue posible

fundizar los textos pervertidos por esclare-

despojar al Presidente de la Corte de la Vi-

cidos representantes de nuestro foro; tuvo

cepresidencia de la República, y matar ese

que desenmascarar la hipócrita sabiduría de

peligro de anarquía legal confirmado por

facciosos abogados bajo cuya egida se ocul-

dolorosas experiencias. ¡¡Señores!! La historia

taba la hidra inmortal de las revueltas; y en

narrativa cuenta en épicas estrofas los gran-

esa soberbia lucha en que el sabio agotaba

des combates y las grandes victorias: el vul-

sus energías intelectuales, el hombre honra-

go atribuye al éxito de una campaña o a las

do, el magistrado íntegro, el ciudadano in-

hecatombes de un caudillo el cambio de las

tachable, tuvo que agotar sus abnegaciones.

instituciones o la conquista de la paz; pero

Alrededor de ese defensor desconocido de la

la historia filosófica, rasgando el velo de los

paz nacional, se levantó la grita de los ren-

secretos misterios de ese drama social, en-

cores y la calumnia derramó sus venenos.

cuentra en su trama oculta otros caudillos

Los sabios encariñados en sus sofismas le

y otros héroes cuyo relieve plástico sólo se

llamaron servil; los amigos del desorden des-

revela a los grandes pensadores. Vallarta es el

armados por la buena nueva del derecho pa-

caudillo de la paz pública, porque luchó has-

cífico, le llamaron traidor de las tradiciones

ta conquistar el dogma del derecho consti-

y libertades constitucionales; los ignorantes

tucional pacífico, hasta destruir el canon de

preocupados solo de su egoísmo prodigaron

las revueltas y de las conspiraciones legales,

el insulto y mancillaron con negra calumnia

dejando encarnado con su sabiduría y con

la historia de su vida; y el bajo periodismo

su ejemplo en nuestro modo de ser político,

dejó caer el ridículo de sarcasmos grose-

el principio salvador de la armonía entre el

ros y denigrantes caricaturas, sobre la repu­

orden y la ley.

tación inmaculada de aquel obrero pacífico de

Las víctimas y las hecatombes pueden

la justicia y de la paz pública. Pero Vallarta

haber matado la revolución, pero Vallarta

se conservó firme, y con la serenidad de un

con sus ejecutorias hizo algo más; mató el

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

principio revolucionario; por eso he dicho

contrabando de doctrinas espurias de más

que es el sacerdote de la ley que cerró el tem-

allá del Bravo. Pero aparece Vallarta en el

plo de Jano sin sangre y víctimas.

escenario de la ciencia, y con originalidad

Pero cuánta superioridad de espíritu y de

propia y el atrevimiento de una conciencia

sabiduría; cuánta labor intelectual necesitó

científica, aborda los más arduos problemas

ese Pontífice del derecho, para avasallar los

de nuestro derecho constitucional. No en-

criterios rebeldes, para imponer la unidad,

contraréis ciertamente en el inspirado es-

el catolicismo del derecho constitucional, al

critor la limpia sobriedad de un estilo clá-

anárquico desenfreno de las opiniones.

sico, no era literato. Tampoco encontraréis

¿Qué era nuestra ciencia de derecho po-

el criterio soberano que abarca en su divina

lítico antes del advenimiento de Vallarta al

unidad y sencillez, toda la legislación de un

foro y a la magistratura? Algunas traduc­

pueblo y la juzga desde la trípode augusta de

ciones incorrectas de Story y de Kent mal

la filosofía; no era filósofo. Pero es el primer

comprendidas y peor interpretadas; algunos

jurisconsulto de México que abandonando

fragmentos declamatorios y líricos a mane-

discusiones pueriles de palabras y compo-

ra de artículos de periódicos coleccionados

nendas silogísticas de leguleyos, interroga a

bajo el pomposo nombre de Derecho Consti-

la historia, consulta los archivos de nuestras

tucional; algunos catecismos rudimentarios

tradiciones; abarca las naturales relaciones

para las escuelas primarias; y en más eleva-

de nuestros dogmas constitucionales; per­

da esfera, folletos y opúsculos en que alter-

sigue con inflexible lógica los absurdos de

naban el jacobinismo impertinente de los

doctrinas consignadas por la rutina; hace el

líricos de la ciencia, con el pedantismo pre-

cotejo serio y profundo de nuestras institu-

suntuoso de los que a título de conocedores

ciones con las instituciones de la patria de

del idioma inglés se declaraban intérpre­

Washington, y abre surcos luminosos en el

tes del derecho constitucional americano y

estudio de nuestro derecho constitucional.

el arcaico anacronismo de espíritus incapa-

Él fue el primero que trazó con criterio se­

ces de abandonar las tradiciones y principios

guro los límites precisos entre la soberanía

de D. Alfonso el Sabio. Era curioso contem-

de los Estados y la soberanía de la Unión. Él

plar de qué manera la literatura constitucio-

fue el primero que con el acento apasionado

nal vaciaba en el molde de frases góticas y

de un apóstol de las libertades públicas, ex-

fragmentos del Digesto, los dogmas refor-

plicó el evangelio de las garantías individua-

madores y semirrevolucionarios de nuestro

les. Él fue quien trazó las fórmulas pacíficas

Código político.

en que debía armonizarse el soberano y au-

Aquello no era ciencia; aquello era anar-

gusto poder de la alta Corte de Justicia con

quía jurídica; aquello era pedante servilismo

los fueros e inmunidades de la soberanía de

y vasallaje de líricos traductores, de textos

los Estados y él fue el único que profundi-

mal comprendidos y confusamente arranca-

zando el sentimiento histórico, filosófico y

dos de libros americanos; aquello era un

constitucional del recurro de amparo, dejó lic . ignacio luis vallarta

747

en el libro inmortal del Habeas Corpus,

los sellos misteriosos de góticas institucio-

la apología más patriótica, más sentida y

nes, ha revelado también la ley histórica del

más gloriosa para el derecho y las ciencias

progreso, y ha explicado el génesis descono-

nacionales que haya salido jamás de cerebro

cido de los derechos del hombre.

mexicano. Esta obra es un tesoro de litera-

La gratitud nacional recordará algún día

tura jurídica nacional inagotable e impere-

la modesta frase con que el profundo pensa-

cedero. La ciencia extranjera admirará algún

dor cerraba aquella obra maestra de ciencia,

día al sabio mexicano que supo seguir en su

de sentimiento y de justicia: “Que venga la

éxodo secular el arca perseguida de las liber-

discusión, decía, sobre estas importantes

tades humanas, acompañándola un himno

cuestiones y con ella la luz que descubra to-

de la ciencia; desde su tímida aparición en

dos mis errores; y sobre las ruinas de mi obra

la aurora del rudo derecho quiditario bajo el

se levante el edificio de nuestra jurispruden-

humilde símbolo del interdicto de homine

cia a cuya sombra México sea grande y feliz,

libero; peregrinando después en Inglaterra,

la única pretensión que al escribirla he teni-

cubierta con la egida aristocrática del bill

do, quedará completamente satisfecha”.

of rights, refugiándose más tarde bajo el ab-

Esto sentía… éstos eran los últimos vo-

solutismo de las monarquías universales en

tos del modesto escritor, cuando acababa de

el rincón de una provincia española al abri-

legar a la ciencia un tesoro y al derecho y a

go del proceso foral de los privilegios de Ara-

la justicia humana un decálogo.

gón; penetrando en los modernos tiempos

¡No! esa obra nunca será convertida en

al nuevo continente con los perseguidos pu-

ruinas ¡hijo ilustre de Jalisco!, esa obra nun-

ritanos en el Habeas Corpus y transfigurán-

ca morirá; la ciencia y la gratitud nacionales

dose por último en México, como si esta

tejerán con las frases de ese libro la corona

fuera la tierra de promisión de ese mesiánico

de tu inmortalidad! Y la justicia y el derecho

símbolo del derecho, en el tabernáculo de las

encarnándose perdurablemente en la auste-

garantías individuales, en el sancta sanctorum

ra santidad de las ejecutorias, harán de tu

de las libertades humanas, llamado recurso de

sepulcro en nuestra patria un faro luminoso

amparo.

y un libro de enseñanzas inmortales para el

La historia recogerá algún día en sus pá-

juez en las terribles tentaciones de su santo

ginas eternas las patrióticas estrofas del libro

ministerio, y para el sabio en sus secretos y

de Vallarta, que al revelar al mundo civiliza-

amargos desalientos.

do el verbo del derecho llegando en México a la plenitud de su glorificación, rompiendo

Gabriel González Mier

Juan C. Doria 1839-1871

El 27

Enero de 1839 nació en Villagrán,

Angostura, y en que el primero de los jefes

Estado de Tamaulipas, uno de los liberales

citados se internaba en la República para se-

que más se distinguieron en nuestra guerra

guir combatiendo a los franceses.

de

contra la Intervención francesa, el Lic. y Co-

Desde luego nombró Escobedo a Doria

ronel Juan C. Doria. En el mismo pueblo de

Secretario de Guerra, y en este puesto con-

su nacimiento recibió nuestro biografiado su

tinuó aun en el tiempo en que ya mandaba

primera educación; de ahí pasó a la ciudad de

el célebre regimiento de Cazadores de Ga-

Monterrey en donde hizo sus estudios de ba-

leana, que se distinguió tanto en el sitio de

chillerato; en 1854 pasó a esta Capital al Co-

Querétaro.

legio de San Juan de Letrán, donde empezó

En la época en que el General en Jefe

a cursar derecho, y en 1857 tuvo que volver a

del Ejército del Norte ocupó a Monterrey y

Tamaulipas y de allí a Monterrey, donde al

se encargó del Gobierno, Doria sirvió otra

fin recibió el título de abogado en 1862.

vez la Secretaría de Estado, y debido a sus

Al año siguiente, es decir, en 1863, los

aptitudes, cada vez que el general Escobedo

graves sucesos de la República hicieron que

tenía que separarse de los negocios civiles

Doria empezase a tomar parte activa en

por las necesidades de la guerra, encomen-

la política militante, y desde luego pasó a

daba a Doria el Gobierno y Comandancia

desempeñar la Secretaría del Gobierno del

Militar de Nuevo León. Un hecho notable

Estado de Nuevo León. En 1865 era ya Jefe

de la carrera militar del valiente fronterizo

Político y Comandante Militar del Distrito

es, que habiéndose improvisado soldado, su

de Linares, y entonces, deseando servir a su

patriotismo suplió lo que le faltaba de cono-

patria con las armas en la mano, se presentó

cimientos y experiencia, y en poco tiempo

al Sr. General Escobedo, llevándole una pe-

puso el regimiento que mandaba bajo un

queña fuerza de caballería en los momentos

pie que pocos coroneles veteranos lograron

en que el General Negrete se retiraba de la

igualar siquiera.

˜ 749 ˜

750

Como dijimos al principio, el sitio de

había apoderado de toda ella. En esta vez,

Querétaro fue el teatro de las hazañas del

como en muchas otras, la estratagema de

Lic. Juan C. Doria y el famoso hecho de ar-

que se valieron los imperiales fue presentar

mas del 27 de Abril, el rasgo más caracte-

los fusiles por la culata, cuya demostración

rístico del valor y de las dotes militares de

siempre había sido el signo inofensivo de los

nuestro biografiado. He aquí cómo sucedió

que abandonaban sus banderas para seguir

ese culminante episodio del sitio ya referido:

las contrarias, y con tal ardid, más de una

Después de la escaramuza relativamen-

vez se apoderaron de un punto sirviéndose

te poco importante del 24 de Abril, algunos

de un engaño que empleaban de preferencia

desertores de los sitiados le habían estado

con los soldados inexpertos. El desastre en

anunciando que en la plaza tomaban gran-

la línea de la Alameda fue por algún tiempo

des disposiciones para intentar una salida

completo. El general Corona dio entonces

por la garita de México comprendida en las

órdenes rigurosas para que la retirada de la

líneas que mandaba el general Ramón Coro-

caballería fuese lenta y de tal manera que se

na, segundo en jefe del ejército sitiador. Este

conservase en lo posible la moral de las tro-

jefe republicano dictó desde luego todas las

pas, y en seguida se dirigió al cuartel general

disposiciones que creyó convenientes con el

y dio parte de lo ocurrido a Escobedo.

objeto de resistir el ataque. Amanecía el día

El general en jefe desprendió en el acto

27 de Abril cuando efectivamente el enemi-

de su sección al coronel Juan C. Doria con

go atacaba la mencionada garita y encontró

su famoso cuerpo de Cazadores de Galeana

en ella una vigorosísima resistencia; pero

y a un batallón de San Luis que puso a las

no se limitó a atacar por ese lado, pues que

órdenes de Corona en calidad de refuerzo

otro encuentro más rudo se empeñaba por

mientras disponía el envío de nuevas co-

la línea del Sur que hacía fuerte a la de la

lumnas que batiesen al enemigo. Los sitia-

Alameda.

dos, dueños de los paralelos en una vasta

En tal trance, el general Corona envió al

extensión de terreno, se apoderaron de más

coronel Ignacio M. Altamirano a que diese

de 20 piezas de artillería con sus atalajes y

al general Vicente Jiménez la orden de sos-

de una gran cantidad de municiones de boca

tenerse a todo trance en la garita mientras él

y guerra que quedaron abandonadas en el

recorría los otros puntos para asegurarse de

campamento; hecho esto, traspasaron las

la defensa que se hiciera en ellos. Al empren-

posiciones amenazando los flancos y la reta-

der el citado general el reconocimiento di-

guardia de las líneas inmediatas y cargaron

cho, se encontró con no poca sorpresa suya,

sobre la caballería de Aureliano Rivera que

con que las caballerías del general Aureliano

seguía batiéndose en retirada. En momen-

Rivera se batían en retirada sin haber podi-

tos tan angustiosos, tan supremos, aparece

do evitar el empuje de los sitiados quienes

el cuerpo de Cazadores de Galeana con Do-

habían sorprendido a la fuerza que cubría la

ria a la cabeza y en un momento despliega

extensa línea del frente de la Alameda y se

en batalla, restablece el combate y toma la

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

ofensiva con una intrepidez que rayaba en

biografiado como el de uno de los dos úni-

temeridad.

cos coroneles a quienes se confió el mando

El enemigo fuerte por su número, por su

importante para el ataque general sobre la

disciplina y por la calidad de sus jefes, como

plaza; hizo igualmente papel importante

que iba a la cabeza de los sitiados nada me-

en la expedición del general Guadarrama de

nos que el general Miramón, organiza a su

Querétaro a México contra el general im-

vez su batalla; pero los audaces Cazadores

perialista Márquez, expedición que decidió

de Galeana que iban armados con rifles de 8

el triunfo de San Lorenzo y el sitio de esta

y de 16 tiros, no atendieron a la superioridad

Capital por el general Porfirio Díaz. Por ser

numérica ni a las demás cualidades de sus

el parte del citado general Guadarrama de

enemigos, y con ¡240 hombres! empezaron

gran importancia militar e histórico, lo re-

a batir a ¡2,000 soldados de las tres armas!

producimos aquí íntegramente:

A pesar de ser muy desigual el combate,

“República Mexicana. —Ejército de

los sitiados tuvieron al fin que replegarse y

Operaciones. —Cuerpo de Ejército de Caba-

concentrarse ante aquel puñado de valien-

llería. —General en Jefe. —En cumplimiento

tes y aun llegó a verse arrollado por éstos

de la orden que usted tuvo a bien librarme

durante un largo trecho. En esto aparecie-

con fecha 29 del próximo pasado Marzo,

ron nuevas tropas del ejército del Norte

para que con la 2ª Brigada de la 1ª División

mandadas por los generales Rocha y Naran-

del Norte, la sección del Cuartel General, la

jo, y entonces la primitiva derrota se con-

1ª División y la Brigada del C. general Anto-

virtió definitivamente en brillante victoria.

nio Carbajal, que se hallaba rumbo a Cade-

El batallón de Supremos Poderes y otros del

reita, del Cuerpo de Ejército de caballería de

ejército del Norte así como las caballerías

mi mando, emprendiera mi marcha esa mis-

de Parras y de San Luis, también del propio

ma noche por el camino nacional que con-

ejército, igualaron su paso al del valiente

duce a la Capital de la República, con objeto

Juan C. Doria y contribuyeron a tan notable

de atacar a las fuerzas que de aquella ciudad

hecho de armas. El enemigo que ya contaba

venían con el traidor Leonardo Márquez en

como trofeos del vencimiento los cañones y

auxilio de la plaza de Querétaro; así lo veri-

trenes que habían conducido hasta la plaza

fiqué, haciendo jornada el día 30 a San Juan

en son de triunfo, corría al fin derrotado per-

del Río; el 31 hice alto en el mismo punto,

diendo en hombres, en moral y en prestigio,

organizando cinco columnas de carga de la

lo que al principio habían ganado en artille-

manera siguiente: la primera lo componía

ría y víveres.

la 2ª Brigada de la División del Ejército del

Como dijimos en un principio, en todo

Norte y la Brigada de Guanajuato Franco-Ber­

el sitio de Querétaro se distinguió siempre el

múdez al mando del C. coronel Pedro Mar-

coronel Juan C. Doria, y nada menos en

tínez; la segunda la formaba la sección del

la orden secreta dada por el cuartel general

Cuartel General y la 4ª Brigada de Jalisco al

el 23 de Marzo, figura el nombre de nuestro

mando del C. coronel Juan C. Doria; la tercera juan c . doria

751

compuesta de la Brigada de Colima, de Mi-

la fuerza del coronel Fragoso a la hacienda

choacán y dos secciones de Guanajuato a las

de Jala, la caba1lería del coronel Salazar a

órdenes del C. coronel Julio García; la cuarta

San Bartolo, la del general Carbajal a San

compuesta de las fuerzas de Aguascalientes,

Nicolás, y yo con las demás fuerzas llegué

Zacatecas y Durango al mando del C. coro-

s Otumba; aquí recibí parte de que el ene-

nel Jesús Sánchez Román, y la quinta for-

migo había tomado el rumbo de Veracruz,

mada por la Brigada del C. General Antonio

abandonando sus trenes por la persecución

Carbajal que era la de observación”.

que le hacía el C. General en Jefe del Cuerpo

“El 1º del corriente continué mi marcha

del Ejército de Oriente: en esta inteligencia,

pernoctando en Polotitlán: para esta fecha

ordené al coronel Lalanne siguiera su mar-

había salido ya el traidor Márquez de la Capital con seis mil hombres de las tres armas, tres baterías de distintos calibres y sesenta carros con parque y otros efectos; y aunque tomó el camino de Puebla por los Llanos de Apam, se me aseguraba retrocedía muy pronto en auxilio de Querétaro. Comuniqué al C. General en jefe del Ejército de Oriente mi movimiento y las órdenes que había recibido de ese Cuartel General, relativas a que si el enemigo marchaba para Puebla forzara mis marchas y me colocara a su retaguardia. El día 2 llegué a San Francisco Soyamiquilpam, el 3 a Tepeji del Río, en donde permanecía desde el día anterior el C. coronel Jesús

752

cha en auxilio de nuestras fuerzas con las de su mando y las del coronel Fragoso, y yo con mis columnas regresaría a situarme entre México y Querétaro, llegando el día 7 a San Juan Teotihuacán: el día 8 y en este punto, recibí varios correos del general Carbajal, en que me comunicaba haber vuelto el enemigo a situarse en la hacienda de Guadalupe, el coronel Lalanne que se hallaba en la de San Lorenzo, marchó a su encuentro con objeto de entretenerle unas cuantas horas; y ganar tiempo para que las fuerzas que lo perseguían pudieran darle alcance, y aunque fue rechazado (Lalanne) perdiendo parte de sus fuerzas, se consiguió el fin. Estos partes los recibí a las dos de la tarda, e inmediatamen-

Lalanne con 2,000 hombres de infantería y

te avancé sobre el camino de Otumba; el

caballería pertenecientes a la División del C.

día 9 ya en marcha para la hacienda de San

General Riva Palacio, di orden al citado coro-

Lorenzo, en cuya parte estaba acampado el

nel para que marchara a Zumpango a donde

enemigo, recibí orden del C. general Díaz de

llegué con mis fuerzas el día 4, avanzando

avanzar y situarme al Occidente de dicha

la caballería de Lalanne a San Juan Teoti-

hacienda para atacar a otro día; así lo hice,

huacán y la del coronel Fragoso a Otumba,

y a las siete de la noche ocupé el punto que

mientras el traidor Márquez se hallaba en

se me había indicado, avanzando a Santa

la hacienda de Guadalupe, después de va-

Bárbara la fuerza del coronel Lalanne. Una

rios movimientos de avance y retroceso; el

parte de la 2ª columna cubría la línea avan-

día 5 permanecí en Zumpango en observa-

zada del centro de nuestro campo, y sería

ción del enemigo, porque era de temerse que

la una de la mañana del día 10, cuando una

marchara para Pachuca; el día 6 hice avanzar

partida de cuarenta lanceros de caballería

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

que exploraba nuestro campo, fue batida y

despavoridos, habiéndose dispersado los res-

cortada del grueso de sus fuerzas, quedando

tos en todas direcciones, según el parte que

en nuestro poder un prisionero y dos caba-

recibí del C. general García que con fuerza

llos. A las cuatro de la mañana tuvimos el

de Colima y Michoacán, batió al enemigo

honor de que el C. general en jefe del Cuer-

desde las lomas de San Cristóbal hasta este

po del Ejército de Oriente visitara nuestro

punto. Todo lo quitado al enemigo por las

campamento, y se esperaba la luz para hacer

fuerzas de mi mando le fue entregado al C.

un reconocimiento a nuestro frente, cuando

general en Jefe del Ejército de Oriente”.

se recibió parte del C. general de día, que el

“A las siete de la noche del mismo día

enemigo hacía movimiento: luego se pusie-

10 llegué a la hacienda de Chapingo, para

ron en actitud las columnas de mi mando y

dar refresco a la troja y caballada, sirviendo

al haber luz se desprendieron escalonadas.

una jornada de 27 leguas sin comer ni beber.

No cabía duda, una parte del enemigo mar-

El 11 permanecí en este punto y el 12 me

chaba a nuestro encuentro, y después de un

incorporé al Cuerpo del Ejército de Oriente,

combate de poca importancia, quedaron en

sobre la Capital de la República, habiendo

nuestro poder ciento cincuenta y tres prisio-

llegado al frente de la Villa de Guadalupe a

neros, cuatro piezas de artillería y cincuenta

las seis de la tarde”.

y siete carros con las municiones y efectos

“La 2ª columna al mando del C. coronel

que cuentan en la relación número 1. El ene-

Juan C. Doria quedó formada en batalla apo-

migo hacía su fuga por el camino de Calpu-

yando la infantería del Ejército de Oriente.

lalpan, se alcanzó su retaguardia a la salida

La 5ª cubría 1os puntos avanzados y con el

del pueblo de San Felipe, y de las fuerzas de

resto fue a tomar cuarteles a la hacienda de

mi mando lo batían la vanguardia de la 1ª y

la Escalera. El día 1º recibí orden del C. ge-

5ª columnas hasta el puente de San Cristó-

neral Díaz para cubrir la línea, y en la noche

bal, donde fue obligado por los rifleros del

recibí la de usted (el general Escobedo) para

Norte a abandonar un carro y toda su arti-

marchar a este campo, por convenir así al

llería gruesa, y de allí siguió un alcance vigo-

servicio nacional, lo que verifiqué, habiendo

roso y una tenaz y bien sostenida resisten-

llegado antier a las dos de la tarde”.

cia por parte del enemigo; paro que siempre cedía al empuje de nuestras columnas”.

“La relación marcada con el número 2 indica los muertos que hemos tenido”.

“La derrota del enemigo fue, pues,

“Es de mi deber manifestar a usted que

completa; no fijaré el número de muertos

tanto el C. general cuanto el Maestro Fran-

y prisioneros porque el campo de batalla

cisco A. Aguirre, cuanto el C. Mayor General

fue muy extenso, y muchos los muertos y

de la 2ª División, C. coronel Ignacio Ocadiz y

prisioneros que íbamos dejando en nuestro

todos los demás ciudadanos comandantes de

tránsito, hasta el pueblo de la Magdalena,

la columna, jefes de Brigada, oficiales y tropa,

a inmediaciones de México, a donde sólo

se han portado dignamente en el importante

llegaron unos cuantos grupos de caballería,

hecho de armas del día 10 y en las marchas juan c . doria

753

que hemos tenido que hacer a distancia de 80

tuvo Doria una severidad que rayaba en as-

leguas de este campamento, absteniéndome

pereza, pues era intolerante hasta para las

de hacer recomendaciones especiales porque

pequeñas faltas. Su apostura siempre seria

todos, sin excepción, han sabido cumplir con

parecía que rechazaba la confianza y sin

su deber y son dignos de llevar el nombre de

embargo, fuera del servicio y con sus ami-

soldados de la República”.

gos era hombre jovial a pesar de su carácter

“Antes de concluir, C. general, séame per-

austero. Dicen que en el hecho de armas del

mitido manifestar el justo reconocimiento

27 de Abril cuando formó en batalla ante el

que hacia usted tiene el Cuerpo de Ejército de

enemigo triunfante, dijo.

caballería, pues a usted debe la gloria que ha

—Vamos a ver a qué les saben a los trai-

conquistado en la derrota completa del trai-

dores estas nuevas píldoras de patente que

dor Márquez, y por ella y a su nombre felici-

no hay en sus Droguerías. Se refería a las ba-

to a usted, suplicándole lo haga de la misma

las de los rifles de su regimiento de ocho y

manera con el C. Presidente de la República

dieciséis tiros.

al darle cuenta con el resultado de la expedición que usted tuvo a bien confiarme”…

Murió el Licenciado Juan C. Doria joven aún, en la fuerza de su edad y cuando toda-

Al triunfo de la República el Supremo

vía se esperaba mucho de sus dotes como

Gobierno quiso justamente distinguir a

militar y como gobernante. Su cuerpo repo-

Doria y lo nombró Oficial Mayor del Mi-

sa el sueño eterno en un nicho del panteón

nisterio de Guerra y Marina en ejercicio de

de San Fernando marcado con el número

decretos. Después ocupó el puesto de pri-

132, donde tantos hombres ilustres están se-

mer Gobernador del Estado de Hidalgo de

pultados. Fue un buen patriota y un hombre

erección reciente, donde igualmente se dis-

honrado y de dotes superiores.

tinguió por su honradez, severidad y buenas dotes administrativas. En el servicio militar

E. M. de los Ríos

Manuel Fernando Soto 1825-1896

Hay en la historia de México personalidades,

interno en el Seminario Conciliar, en donde

que, con un patriotismo y un desinterés no

estudió con bastante aprovechamiento los

desmentidos han consagrado su vida entera

cursos de Latín, Filosofía y Derecho, al lado

al servicio de la Libertad y del Progreso. Tal

de jóvenes como Romero Rubio, Gómez

es la del ciudadano Manuel Femando Soto,

Pérez, Garza, Peña y Ramírez, Buenrostro,

de quien nos proponemos tratar en estos

Saavedra. Martínez de la Concha y otros,

apuntes. Nació en la ciudad de Tulancingo,

que han figurado en la Administración pú-

Estado de Hidalgo, el 5 de Junio de 1825;

blica del país; pero habiéndola sobrevenido

siendo sus padres el honrado comerciante

un fuerte reumatismo, a consecuencia del

Señor Don José Antonio Soto y la virtuosa

cual permaneció en cama algún tiempo, in-

Señora Doña Guadalupe Pastrana, y el día

terrumpió su carrera; y como cuando se res-

6 del propio mes y año fue bautizado en la

tableció su salud, había ya síntomas de revo-

Parroquia de dicha ciudad por el célebre

lución por los malos gobiernos de entonces,

Presbítero Don Nicolás García de San Vi-

se propuso tomar parte en la cosa pública,

cente. Sus padrinos fueron el Señor Don

a fin de desarrollar y poner en práctica sus

Tomás Mancera y su esposa la Señora Doña

ideas. Por ese tiempo contrajo amistad con

Isabel García de San Vicente, vecinos de

los progresistas ciudadanos Melchor Ocam-

Huauchinango.

po e Isidoro Olvera, confinados en Tulancin-

Ya en edad competente, el niño Soto

go por orden del General Santa-Anna, que

ingresó a la escuela dirigida por el pedago-

era Presidente de la República, y con ellos

go Señor Don Marciano Lezama, y en ella

discutía, aunque privadamente, las refor-

adquirió mediante su aplicación, los conoci-

mas que debían implantarse en la Nación,

mientos propios de la instrucción primaria.

tales como la exclaustración de los frailes y

Concluida ésta marchó, para la capital de

de las monjas, desamortización de bienes de

la República, inscribiéndose como alumno

corporaciones, nacionalización de los bienes

˜ 755 ˜

756

eclesiásticos, matrimonio civil, tolerancia

bien estos servicios, y la multitud de actas

de cultos, etc.

de las municipalidades que lo pidieron para

En el año de 1869 apareció una hoja im-

Gobernador provisional a los Poderes Ejecu-

presa en México, publicada por los progre-

tivo y Legislativo de la Federación, de las

sistas del Estado de Hidalgo, que tenemos

que fueron algunas publicadas en los perió-

a la vista, y cuyo contenido no podemos

dicos, están ahí para comprobarlo. —Algu-

menos que reproducir, porque menciona los

nos hijos del Estado de Hidalgo publicaron

hechos más culminantes de la vida pública

esta candidatura en el número 498 del Siglo

de tan eminente patriota. Dice así:

XIX del año próximo pagado, expresándose

“Candidato del partido progresista del

en estos términos: —El Ciudadano Manuel

Estado de Hidalgo, para Gobernador Cons-

Fernando Soto. —Ninguno de los individuos

titucional del mismo, Ciudadano Manuel

que hemos visto figurar hasta hoy como

Fernando Soto. —La sangrienta lucha entre

candidato para Gobernador del Estado de

el pasado y el porvenir, que ha durado en el

Hidalgo, nos parece más a propósito que

país por más de medio siglo, ha impedido

este ciudadano, diputado actualmente al

el desarrollo de las costumbres constitucio-

Congreso de la Unión. Le hemos visto du-

nales y democráticas, y por esto al hacerse

rante algún tiempo, sostener con las armas

próximamente las elecciones para Goberna-

la revolución progresista a la cabeza de cuer-

dor y diputados a la Legislatura del Estado

pos de Guardia Nacional, organizados por el

de Hidalgo, no podemos exigir a nuestro

mismo como Prefecto del Distrito de Tulan-

candidato un programa de su administra-

cingo; como diputado constituyente en

ción, como debía ser y como se practica en

1856, le hemos escuchado defendiendo la li-

todas las naciones civilizadas. —Así, pues, a

bertad de enseñanza; como Gobernador del

falta de un programa formulado, conoce-

Estado de México y Gobernador también

mos los honrosos antecedentes del ciudada-

del 2º Distrito, le hemos visto, asimismo,

no Manuel F. Soto; tenemos su historia po-

desarrollando sus principios verdaderamen-

lítica enlazada con la historia de nuestro

te democráticos, en beneficio de los pueblos

naciente Estado; tenemos sus escritos, en

que han estado a su cargo. Para decirlo de

los que vemos analizados los errores admi-

una vez, podemos asegurar que es un leal

nistrativos y económicos que deben corre-

patriota y hombre de bien a toda prueba, y

girse, y los grandes proyectos de mejoras

que por el conocimiento que tiene de las lo-

que deben realizarse, para derramar en su

calidades que deben formar el Estado de Hi-

territorio la riqueza y el bienestar; y tene-

dalgo, de sus elementos, de sus necesidades

mos, también, sus grandes servicios presta-

y el de las personas, podrá gobernarlo con

dos siempre en favor de la Libertad, de la

acierto. —Varios opúsculos que han salido

Constitución y de la Reforma, con la mo-

de su pluma, entre otros la ‘Libertad de en-

destia y con la abnegación de un verdadero

señanza’, ‘La transacción y el Porvenir’ y

demócrata, —El pueblo del Estado conoce

‘Los moderados y el Estado de México’, ha-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

blan muy alto en favor de sus principios

midos: Que siendo Gobernador del 2º

progresistas. Y como estos asertos son cono-

Distrito organizó sus rentas, al grado que

cidos de los pueblos que deben formar el

mensualmente producían $43,000 sin in-

nuevo Estado de Hidalgo, no dudamos que

cluir las federales, cuando antes de ponerse

secundarán nuestro deseo, pidiendo para

al frente del Gobierno producían apenas

Gobernador del mismo al Ciudadano Ma-

$10,000, como puede verse en los Cortes de

nuel Fernando Soto. Ahora que el partido

Caja que se publicaban en aquella época en

progresista propone de nuevo a este mismo

el periódico El Estado de Hidalgo, y sus ideas

Ciudadano para Gobernador del Estado de

sobre reformas de impuestos, son bien co-

Hidalgo, debemos añadir: Que fue el autor

nocidas por la representación que redactó el

de la división del Estado de México, demos-

año próximo pasado, dirigida a la Legislatu-

trando la conveniencia de la erección del de

ra por los hacendados y comerciantes del

Hidalgo, desde 1856: Que también fue el au-

ramo de pulques, pidiendo la modificación

tor del sistema de caminos nacionales para

de la ley de Hacienda del Estada de México:

el 2º Distrito, hoy Estado de Hidalgo, con

Que en la misma época de la invasión levan-

cuyo sistema todas las cabeceras de Distrito

tó, armó y equipó 5,300 hombres en el espa-

quedan comunicadas con un puerto del

cio de ocho meses que permaneció en el Go-

Golfo, como puede verse en el discurso que

bierno, los que marcharon a la campaña

pronunció en el Congreso de la Unión, sobre

contra el enemigo extranjero: Que con una

la división del Estado de México: Que sien-

energía que no ha tenido ejemplo, persiguió

do Gobernador provisional de dicho Estado en

tenazmente el vandalismo que asolaba a las

1861, dictó una medida e inició otra que fa-

poblaciones del 2º Distrito, pues sólo en la

cilitaron la división del mismo: tal fue la que

ciudad de Pachuca, en los dos primeros me-

se ve en la convocatoria para la Legislatura

ses de su Gobierno, fueron juzgados, sen-

Constituyente, en virtud de la cual no tu-

tenciados y ejecutados veinticinco ladrones,

vieron ya los electores que ir hasta Toluca a

entre ellos algunos de los que llamaban pla-

servir de instrumento a las intrigas electora-

teados, y merced a esa energía se restableció

les de unos cuantos, sino que estableció que

la tranquilidad pública: Que colocó al frente

los colegios electorales se reunieran en sus

de la Administración pública de los Distri-

respectivos Distritos para nombrar Gober-

tos a ciudadanos honrados y patriotas, que

nador y diputados; y la otra fue al abrirse las

no desmintieron su lealtad sirviendo a los

sesiones de la Legislatura Constituyente del

invasores: Que la honradez del ciudadano

Estado de México, donde inició la división

Soto está comprobada por las notables cir-

de los ocho grandes Distritos administrati-

cunstancias de que habiendo hecho en Pa-

vos que el mismo Estado tenía entonces, en

chuca algunos contratos para la exportación

los veintisiete que estableció la Constitu-

de platas al extranjero, que importaron

ción. Estas medidas han desarrollado los in-

1’022,000, a fines del año de 1860 como jefe

tereses locales que antes se hallaban depri-

militar con facultades extraordinarias, no manuel fernando soto

757

758

quiso pagarse ni sus sueldos atrasadas, cu-

siempre la verdad. Cuando ha estado en el

yos alcances importan más de 6,000 pesos

Poder ha sido accesible en todos los que se le

que le debe el Estado, y que siendo Goberna-

han acercado, sin la menor ostentación; por

dor del Estado de México cuando se hacían

lo que se ha dicho siempre por sus amigos

las adjudicaciones, no quiso entrar en nin-

que gobierna en familia. Esta cualidad es

gún negocio de esta especie, porque decía a

una de las causas que ha contribuido a au-

todas las personas que se los iban a propo-

mentar las simpatías de que goza en Pacha-

ner: que no quería que se juzgase que había

ca, en donde ha residido más tiempo duran-

defendido la Reforma por interés personal;

te su gobierno: Que su laboriosidad como

y que los sufrimientos que había tenido en

funcionario público tiene pocos ejemplos,

la campaña de la Sierra perderían todo su

pues siendo Gobernador en Toluca, en

mérito si se aprovechaba de los beneficios de

1861, despachó en pocos días 1,700 expe-

la desamortización: Que por su carácter

dientes rezagados por la prisión del general

leal, franco y generoso, y por la benevolen-

Berriozábal, su antecesor, como puede verse

cia con que trata a todas las personas que se

en los periódicos de aquella época; y el

acercan a él, se ha hecho digno de la mayor

hecho de haber organizado las rentas del

estimación, aun de sus enemigos políticos,

2º Distrito en menos de dos meses y haber

porque no tiene enemigos personales. Nadie

levantado 5,300 hombres en los ocho que

podrá olvidar que cuando Cobos, después de

permaneció en el Gobierno, a pesar de

haber sido derrotado por él en Zacatlán, se

que tenia que luchar con las gavillas de Chigna­

llevó para vengarse a su anciano padre, ro-

huapan, son una prueba evidente, no sólo

bándole una parte del ganado de su finca; el

de que es un hombre de profundos conoci-

ciudadano Manuel Fernando Soto perdonó

mientos financieros y administrativos; sino

a todos los vecinos de Tulancingo que ha-

de que está dotado de grande actividad y

bían tomado parte en la sublevación de Co-

práctica en los negocios”.

bos, e hizo volver del destierro de fuera de la

“Que el ciudadano Manuel Fernando

República a los que habían salido de ella,

Soto no sólo tiene miras elevadas en los gran-

interponiendo su influencia personal con el

des proyectos que ha presentado al país, sino

ciudadano Ministro de la Guerra; ni podrá

una fuerza de voluntad y constancia para

olvidarse tampoco, que se negó a entregar la

procurar su realización, muy dignas de imi-

plaza de Zacatlán, cuando Cobos, le escribió

tarse. Así lo hemos visto trabajar por más de

amenazándole con fusilar a su padre si no se

doce años en la división del Estado y en la

la entregaban. Estos hechos honran no sólo

apertura de los caminos de Tampico y Tux-

a la persona, sino al país a que pertenece

pan, que mandó delinear y comenzar en 62

porque son dignos de la historia de un hé-

y 63, no obstante que la invasión se aproxi-

roe: Que el ciudadano Soto discute familiar-

maba; y al fin, por sus trabajos y por los de

mente con sus amigos y con sus enemigos

los demás ciudadanos diputados de Hidalgo,

políticos con la mayor calma; diciéndoles

y por la ilustrada elevación del Congreso de la

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Unión, se llevaron a cabo; que lo hemos visto

titud del ciudadano Manuel Fernando Soto,

desde hace un año trabajando por la reforma

que el partido progresista le presenta como

de los impuestos en el Estado, y demostrando

candidato para Gobernador del Estado”.

que las alcabalas son el cáncer de la riqueza pública, y que van a arruinarse los capitales,

“El progreso en todo y para todo, hasta la perfección de la humanidad”.

y principalmente los que se hallan empleados

Nosotros agregaremos: que la Eman-

en el ramo de pulques, si no se reforma la ley

cipación, periódico oficial del Gobierno del

de Hacienda del Estado de México, vigente

Estado Libre y Soberano de México, que se

en el de Hidalgo, y la del Distrito Federal.

publicaba en Toluca, en su número 1, tomo

Y que como militar, se le vio con una cons-

1º, correspondiente al 28 de Enero de 1861,

tancia heroica, sostener en la Sierra Alta, por

decía:

tres años, una campaña llena de sufrimien-

“El ciudadano Manuel Fernando Soto.

tos, hasta venir a ocupar el elevado puesto de

—El día 21 del corriente tomó posesión del

Gobernador del Estado de México, en don-

Gobierno del Estado con una modestia ver-

de restableció los Poderes Constitucionales;

daderamente republicana. Las autoridades y

como Oficial Mayor que fue del Ministerio

jefes superiores de las oficinas y de la Guar-

de Hacienda y Presidente de la junta de cré-

nición, lo felicitaron por su arribo al Poder,

ditos contra el Supremo Gobierno e hizo ac-

y su Excelencia contestó en términos análo-

cesible a todos, y no se separaba de la oficina

gos, ofreciendo contribuir a la tranquilidad

hasta no haber dado giro a los negocios que

del Estado y al bienestar de sus habitantes,

entraban en el día; como Presidente de la jun-

de cuantos modos le fuese posible”.

ta superior de Hacienda, se le vio trabajando

Que en el mismo año de 1861 expidió

en un proyecto presentado a la misma para

varios decretos de interés general, entre

amortizar la deuda nacional, según consta de

otros el de 18 de Febrero, ordenando que to-

las actas de dicha junta que se publicaron en

das las personas que en tiempo del gobier-

los periódicos de esa época; como diputado al

no llamado de la reacción hubieran servido

Congreso Constituyente y al 3º y 4º consti-

empleos en el Estado, eran responsables de

tucionales se le ha visto siempre colocado en

los archivos, útiles y enseres de las oficinas

las filas más avanzadas del partido progresis-

respectivas que estuvieron a su cargo, de-

ta, trabajando por la Libertad, por la reforma

clarándoles ladrones públicos si dentro de

y por los intereses de la división del Estado

quince días no entregaban en las oficinas

de México; y como Magistrado suplente de

respectivas todo lo que se hubiesen extraí-

la Suprema Corte de Justicia estuvo en San

do de ellas; y el de 24 de Marzo sobre que

Luis Potosí hasta fines del año 63, que el Eje-

quedaban derogadas las leyes y decretos

cutivo mandó disolverla por la aproximación

que concedían tratamientos al Gobernador

del enemigo”.

y demás funcionarios del Estado, así como

“El pueblo del Estado podrá juzgar por

el de Señor que se había usado hasta ahí en

estos antecedentes tan honrosos, de la ap-

las comunicaciones oficiales, los que se susmanuel fernando soto

759

tituirían con el título de ciudadano: que las

Finalmente, que desde el año 1869 fue

comunicaciones oficiales se redactarían en

diputado, varias veces, al Congreso de la Unión,

impersonal, y no se usarían al fin de ellas,

miembro de la Sociedad Agrícola Mexicana

protestas de ninguna clase, y que al dirigirse

y de la Comisión para arreglar los límites

las comunicaciones se pondría: 1º Al ciuda-

entre el Estado de Hidalgo y el de México,

dano. 2º El nombre y apellido de la persona,

Inspector federal del ferrocarril del Estado

y 3º El empleo que desempeñare; pero en el

de Hidalgo, Senador suplente y socio hono-

caso de que se ignore el nombre del funcio-

rario del Grupo Reformista y Constitucional

nario a quien se dirija, se unirá el título de

de Tulancingo. Falleció en la capital de la Re-

ciudadano al del empleo que tuviere, y que

pública el 17 de Agosto del presente año

se prohíbe a todas las autoridades del Esta-

(1896), a consecuencia de una enfermedad

do el que permitan que se les bese la mano,

del corazón que padeció seis meses.

como abusivamente se acostumbra en algu-

El ciudadano Manuel Fernando Soto

nos lugares; cuyos decretos fueron ratifica-

fue honrado, instruido, laborioso, filántro-

dos por los de 10 de Julio y 19 de Agosto

po, buen amigo; gobernante íntegro y libe-

de dicho año de 1861, por el Congreso del

ral desinteresado, que trabajó siempre por

mismo Estado de México. Que la propia Le-

la ilustración del pueblo y por el engrande-

gislatura por el decreto de 25 de Junio de ese

cimiento de su Patria. Ésta, o al menos el

año, habilitó al ciudadano Manuel Fernando

Estado de Hidalgo, debe mandar se le erija

Soto para que pudiera ejercer la Abogacía en

una estatua para honrar su memoria, como

todos los Tribunales del Estado, sirviéndole

premio a sus virtudes, y para ejemplo de la

de título tal decreto. Y que en 8 de Julio si-

generación presente y de las venideras.

guiente decretó fuera consejero del Gobier-

Tulancingo, 16 de Septiembre de 1896.

no del Estado el referido ciudadano Soto, en unión de los CC. Ignacio Peña y Barragán y Manuel Alas.

Jesús Barranco

Varios liberales de Occidente Por J. Ferrel

General Jesús García Morales Sonorense

batallador,

1858 al general reaccionario D. Manuel Ar-

dedicado constante­

teaga, en la Noria, cerca de Culiacán, y libró

mente a la realización de sus ideales repu-

la primera batalla que se daba en Sinaloa

blicanos; de honradez inconmovible, de

por la Constitución. Los constitucionalistas

convicciones inquebrantables, de energías

fueron acometidos con furia por los reaccio-

indómitas; sus errores como gobernante,

narios, García Morales fue herido de un ba-

sí los tuvo, que por fuerza hubo de haber-

lazo; pero, primero contenido el impetuoso

los tenido, merecen el olvido, en gracia a la

ataque de los reaccionarios, y luego recha-

rectitud que siempre fue su inspiradora, y

zado, no tardaron en declararse en fuga de

a la buena fe que siempre dirigió sus actos,

la manera más desordenada, siguiendo el

si algunos extraviados, todos nacidos de un

ejemplo de su jefe el general Arteaga que

generoso anhelo por servir a la patria.

huyó despavorido.

Con motivo de los asesinatos cometi-

Asediado después Arteaga que había

dos por los yaquis en Marzo de 1858, García

vuelto a su refugio de Mazatlán, García Mo-

Morales, entonces teniente coronel, salió a

rales, aún no curado de su herida, tomó el

expedicionar contra ellos, y los derrotó en

mando de las fuerzas que atacaban a la ciu-

Cócorit.

dad; y duró con él desde el 21 de diciembre

Pronunciado D. Plácido Vega en el Fuer-

hasta los primeros días de Enero en que lo

te, Sinaloa, en favor de la Constitución

entregó al general Pesqueira que había llega-

de 1857, solicitó el auxilio del gobernador de

do con refuerzos.

Sonora, quien envió a García Morales con

Después de algunas peripecias, después

400 hombres y cuatro obuses en apoyo de

del triunfo de los Mimbres alcanzado por

los constitucionalistas sinaloenses. Nom-

los liberales, éstos volvieron sobre Maza­

brado García Morales jefe de la Brigada

tlán, plaza artillada con 60 cañones; y el día

de operaciones, encontró el 27 de Octubre de

3 de Abril de 1859 la asaltaron. El coronel

˜ 761 ˜

García Morales se puso a la cabeza de la

Convocó a elecciones para el segundo

columna que atacó el fortín Iturbide, el más

congreso constituyente, organizó las cátedras

poderoso de los que defendían la plaza.

del Ateneo Hidalgo, y dio principio a la obra de

Más de dos horas duró la lucha, encarnizada

la introducción del agua del río de Siqueros a

y sangrienta; y al cabo, los sostenedores de

Mazatlán, obra que, al cabo de dilatados

la Constitución entraron victoriosos en la

años, ha pocos se realizó.

ciudad, mientras los generales reacciona-

El Estado estuvo disfrutando de perfecta

rios Arteaga e Inguanzo escapaban bajo el

calma y tranquilidad, esperando el momen-

amparo de la bandera inglesa.

to de la lucha con los invasores que se espar-

De nuevo es nombrado García Morales para emprender la eterna campaña del Yaqui.

762

cían y triunfaban por toda la República, al parecer, de un modo fatal e incontrastable.

Con 500 hombres y cinco piezas de artillería

La mañana del 26 de Marzo de 1864, la

la inicia otra vez; y tras repetidas victorias,

corbeta de guerra francesa Cordellier destacó

obliga a los indios a someterse al Gobierno.

dos lanchas cañoneras para impedir las

Alzado el comandante D. Hilario Gabi-

obras de fortificación que se construían en

londo contra el gobierno de Pesqueira, gran

la orilla de la playa. El ataque no dio el resul-

número de indios sigue a los revolucionarios

tado que se prometían los franceses; y enton­

que lograron llegar hasta las goteras de Her-

ces la corbeta misma entró en fuego. El día

mosillo; pero fueron derrotados cerca del

31 a las dos de la tarde comenzó a disparar

pueblo de Seris por García Morales que con-

toda su artillería (12 cañones de 80 y uno

tinuaba la guerra contra los yaquis, subleva-

de 120) sobre la ciudad altiva y temeraria.

dos perpetuamente, a pesar de los tratados

Un humilde cañoncito de a 8, situado en la

que celebraban con el Gobierno y que viola-

playa abierta, y servido por dos pelotones de

ban y rompían sin ningún escrúpulo.

artilleros, respondía con orgullosa y conmo-

En Junio de 62 se embarcó en Guaymas

vedora temeridad los fuegos de la corbeta,

con destino a Mazatlán, llevando el contin-

en medio del trágico nublado del humo de la

gente marcial de Sonora para la guerra con-

pólvora, y de la arena levantada en violentas

tra los franceses. El gobernador de Sinaloa,

explosiones por las granadas que caían y es-

que marchó, a la cabeza de las tropas de Oc-

tallaban en torno de los patriotas. La pobla-

cidente, dejó en el poder a García Morales,

ción entera, electrizada por aquella increíble

que quedó el 11 de Enero invertido con el

resistencia, había ascendido a las alturas

doble mando de gobernador y comandan-

para presenciar la lucha; y cuéntase que era

te militar. Declarado Sinaloa en estado de

tal el entusiasmo y el ardor de aquel pueblo

sitio, hizo, por decreto del Gobierno de la

intrépido, que, apenas caía una granada en

Unión, entrega del poder al coronel D. Ma-

la playa, bajaba de las faldas del cerro de la

nuel Márquez de León, el 11 de Marzo; pero

Ñevería una turba de hombres y mucha-

lo volvió a recibir, por orden del mismo Go-

chos, y se arrojaban sobre el proyectil para

bierno federal, el 4 de Mayo.

apagarle la mecha. Guando una bala del ca-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

ñoncito hacía volar por los aires, en astillas,

Sinaloa, se pronunció contra García Mora-

la madera de la corbeta, un aplauso inmen-

les, habiendo prosperado esta revolución,

so, vibrante como un grito salvaje de guerra,

y habiendo el gobernador mantenídose en

resonaba en los cerros. El gobernador García

una actitud que ha ganado el elogio de sus

Morales, acompañado de su secretario de

mismos adversarios, éstos, en número de

gobierno, D. Francisco Ferrel, recorrió a ca­

mil, se dirigieron sobre Mazatlán, residencia

billo toda la ciudad, y en los momentos en

del gobierno legítimo; y el 15 de Octubre de

que el cañoneo era más vivo estuvo alentan-

1864, asaltaron la ciudad que, tras una re-

do a los artilleros a pocos pasos de la pieza

sistencia de media hora, flanqueadas las for-

que servían.

tificaciones, fue tomada por los rebeldes. El

A las siete de la noche, después de cin-

general Corona, uno de los jefes, al dirigirse

co horas de cañoneo, la corbeta suspendió

al muelle con un piquete de soldados, sor-

su ataque y apagó sus fuegos ocultándose

prendió en la playa a García Morales, que, a

en las sombras de la noche que la envolvían

caballo, y en compañía de su secretario

tristemente como consolándola de la derro-

Ferrel, se dirigía a embarcarse. Hecho pri-

ta. Al siguiente día pudo verse que se había

sionero fue tratado con grandes considera­

puesto fuera del alcance del cañón mexica-

ciones; y a poco, puesto en libertad.

no para reparar sus graves averías, al abrigo

Ni en las actas del Plan del Rosario se

de las Islas de los Venados. La Cordelliere no

maculó su reputación; prueba, la más clara,

volvió a intentar otro ataque.

de que estaba sobre toda sospecha; y que, la

La ciudad, sorprendida por aquella re-

caída de aquel hombre, fue originada sola-

velación de su patriotismo, palpitó con las

mente por la turbulenta política de aquellos

inefables emociones del asombro y del éx-

tiempos de guerra e impaciencia.

tasis. En sus calles, durante toda la noche, el

Vuelto a Sonora, fue nombrado en el

júbilo popular se desbordaba en las genero-

mes de Noviembre, por el Presidente Juárez,

sas manifestaciones de su gratitud y de su

para sustituir a Pesqueira, en su doble cargo

satisfacción; y los nombres del gobernador

de gobernador y Comandante militar, pues-

y de los héroes de aquella jornada, rompían

tos que no entró a ejercer porque Pesquei-

los espacios en ondas sonoras, en el centro

ra no hizo uso de la licencia que se le había

de un coro de fe. —vidas alabanzas.

concedido.

El almirante Turner que a bordo de la

En el Distrito de Altar había organizado

fragata inglesa Caribidis había entrado en el

algunas fuerzas con las que presentó batalla

puerto a presenciar el combate, les dio un

a los imperialistas por los cuales fue derro­

banquete a los patriotas a quienes recibió

tado en la acción del “Carnero”. De nuevo

con los mayores honores militares.

organiza algunas fuerzas, y de nuevo es

Parte de la Brigada de Tepic, que, acaso,

derrotado; pero incansable en su tarea, levan-

dice un historiador liberal, por sus desmanes

ta nuevas fuerzas y hace con éxito la campa-

había perdido la protección del Gobierno de

ña, en el interior del Estado. El 6 de Abril de varios liberales de occidente

763

1866 atacó la plaza de la Magdalena; y a las

El 28 de Noviembre, instalado el tercer

dos horas de porfía el jefe imperialista que la

Congreso Constituyente, declaró a García

defendía se rindió.

Morales sustituto del gobernador Pesqueira.

Frustrado el ataque a Hermosillo, por la

El mismo mes, el Presidente de la República

derrota de Alcántara, García Morales que se

nombró Comandante militar a García Mo-

había incorporado a las fuerzas de Pesqueira,

rales, quien desde Guaymas dirigió una nue-

se retiró con una escolta rumbo al Altar y

va, tenaz y sangrienta campaña contra los

Magdalena, con el fin de organizar nuevas

indios sublevados.

fuerzas. Organizólas, pero se las derrotaron

Establecidas por el gobierno general las

los imperialistas en el pueblo de Pitiquito, el

colonias militares para la guerra contra los

mes de Julio. El jefe republicano, confiado

apaches, García Morales recibió el mando de

siempre en su causa, se retiró a Magdalena;

las de Sonora.

y continuó con su no desmentido ardor, en

El general Vicente Mariscal, enviado por

la tarea de organizar tropas para combatir

el gobierno del centro, comisionado para

el imperio. Con setenta hombres que había

arreglar los asuntos de Sonora, algo embro-

legrado reunir, llegó a tiempo de que se inti-

llados con motivo del disgusto público por

maba rendición a la ciudad de Ures por las

la prolongada permanencia en el poder del

tropas republicanas del general Ángel Mar-

general Pesqueira, declaró a Sonora en es­

tínez; y concurrió al asalto y toma de ella el

tado de sitio, y asumió los mandos político

5 de Septiembre de 1869, día en que conclu-

y militar. Cuando Mariscal pidió licencia al

yó sangrientamente el imperio en Sonora.

Ministerio de la Guerra para volver a Méxi-

García Morales fue encargado de perseguir

co, se le concedió, disponiéndose que entre-

en Moctezuma al resto de los imperialistas;

gara el gobierno y la Comandancia militar

y cumplió eficazmente con la comisión apo-

a García Morales; pero cuando llegó esta

derándose de Moctezuma, y pacificando los

respuesta, ya la Legislatura local había de-

pueblos de Soyopa, Onavas, Tónichi, San

clarado electo popularmente gobernador de

Antonio de las Huertas y algunos otros.

Sonora al general Mariscal; y, por esta cau-

Yaquis y mayos continuaban hostiles al

sa, sólo entregó la Comandancia militar a

gobierno. García Morales abrió contra ellos

García Morales, que, más tarde, electo Sa-

una nueva campaña, hasta que los obligó a

nador, murió con esta alta investidura de la

solicitar el indulto que les fue concedido en

República.

Diciembre. Recomenzadas las depredaciones de

vicios de su infatigable soldado, del patriota

los apaches el año de 1867, García Morales

de radiante honradez y de limpia concien-

fue nombrado inspector de las compañías

cia; de inflexible rectitud y de nítida histo-

presidiales, pequeños cuerpos de fronteri-

ria, erigiéndole una estatua de bronce en el

zos acostumbrados a la guerra contra los

Paseo de la Reforma.

bárbaros. 764

El pueblo sonorense ha pagado los ser-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

General Plácido Vega

mientras tomaba el rumbo Norte, fuerte co-

Los victoriosos ejércitos conservadores, man­

lumna reaccionaria a las órdenes del general

tenían con sus repetidos triunfos, en la pru-

Arteaga, salida del puerto de Mazatlán.

dencia a los liberales; pero la muerte de

Como a diez leguas de Culiacán, en la

Osollo dio nuevos alientos a los constitucio-

Noria, encontráronse las fuerzas enemigas,

nalistas sinaloenses. Vega y otros liberales

el día 27; y trabóse reñido combate que

demandaron el apoyo del general Pesqueira,

fue el primero librado en el Estado entre los

gobernador de Sonora, para levantarse en

liberales defensores de la Constitución, y

armas en pro de la causa defendida por Juárez.

los reaccionarios. Vega mandó la caballería. Los

Pesqueira contestó que estaba pronto a pres-

constitucionalistas fueron atacados impe-

társelos; y dio órdenes al coronel Jesús Gar-

tuosamente; y parecía, al principio de la ac-

cía Morales. Puesto don Plácido Vega a la

ción que iban a ser derrotados y deshechos;

cabeza de los liberales del Distrito del Fuer-

pero su firmeza en la resistencia les dio la

te, el día 10 de Agosto de 1858 se pronunció

victoria. Aprovecháronse de un instante de

en la Villa del Fuerte acompañado solamen-

vacilación de los enemigos; y atacándoles

te de algunos jóvenes entusiastas y de esca-

entonces con brío, los desordenan y los po-

so número de hombres del pueblo. Condenó

nen en fuga.

severamente en su proclama el Plan de Ta-

La plaza de Mazatlán, que había sido

cubaya y proclamó el restablecimiento de la

fortificada por los conservadores, fue sitiada

Constitución y el reconocimiento de Juárez

el 2 de Diciembre por Lagaima quien entre-

como Presidente Constitucional.

gó el mando el día 21 al coronel García Mo-

Él se nombró jefe de los pronunciados

rales. En Enero de 1859 llegó el gobernador

que tomaron la denominación de Fuerzas po-

de Sonora, general Pesqueira con un refuer-

pulares de Sinaloa.

zo de 500 hombres, y fue proclamado jefe el

Casi simultáneamente se verificaba en

día 6. Se le hicieron proposiciones al general

Culiacán otro pronunciamiento en favor de

sitiado para que evitara el derramamiento

la Constitución; y sabedores los pronuncia-

de sangre; pero Arteaga se negó a escuchár-

dos culiacanenses del movimiento revolu-

selas; y continuaron los ataques a la plaza.

cionario del Fuerte, enviaron al Lic. Buelna,

El día 19 de Febrero levantaron el sitio

para proponer la fusión de ambas faenas, lo

los constitucionalistas, al anuncio de la rá-

cual no se realizó.

pida aproximación de una brigada que Mi-

En Octubre salió de Álamos, Sonora, el coronel García Morales, al mando de 400

ramón enviaba, a las órdenes del general Luis Pérez Gómez, en auxilio de Mazatlán.

hombres, con obuses, a incorporarse a las

Pesqueira estableció su cuartel general

fuerzas da Vega. Unidas que fueron, toma-

en Cosalá para esperar auxilios del liberal Es-

ron el nombre de Brigada de Operaciones y

teban Coronado que venía de Durango. Los

quedaron al mando de García Morales. Dis-

conservadores, realentados con la retirada de

púsose la marcha hacia el Sur del Estado,

los constitucionalistas, y sabedores del auxivarios liberales de occidente

765

lio que habían de recibir de Durango, salieron

do, y exigida también al cónsul británico a

de Mazatlán a batirlos. El 15 de Marzo, no

quien le tocó desembolsar trece mil y pico

impedida ya la llegada de Coronado, se dio la

de pesos, después de haber sido reducido a

batalla de los Mimbres en la que los conser-

prisión para que diera la suma que se le pe-

vadores fueron completamente derrotados.

día, la fragata inglesa Amethyst, fue a Maza­

El coronel don Plácido Vega atacó a los con-

tlán, bloqueando desde luego el puerto por

servadores por la retaguardia, con sus tropas

si el gobierno de Sinaloa no aceptaba hu-

dispuestas en guerrilla. Los derrotados aban-

millantes proposiciones para el arreglo del

donaron en su loca fuga, cañones y trenes.

incidente. El gobierno de Vega se mantuvo

Triunfantes los liberales se dirigieron

en actitud altiva, aunque el capitán inglés

de nuevo sobre Mazatlán, plaza defendida

llegó a señalar media hora de plazo para el

por 60 piezas de artillería y 1,500 hombres,

pago de los trece mil pesos, amagando con

asaltáronla el día 3 de Abril a las cuatro de la

bombardear la ciudad.

mañana; y a las seis y cuarto habían triunfa-

Durante el gobierno de Vega se riñó la

do los constitucionalistas; y los generales In-

famosa batalla de Escuinapa en la que tan-

guanzo y Arteaga, defensores de la plaza, se

to renombre alcanzó el Ligero de Sinaloa al

acogían a la protección de la bandera inglesa.

mando de Rosales.

Vega compartió el mando de los asaltantes, con Pesqueira y Coronado. Al volver el general Pesqueira a Sonora,

Amethyst, llega a Mazatlán con nuevas exigencias.

dejó en posesión del gobierno del Estado, el

Esta vez pide ciento treinta mil pesos. Y

4 de Junio, al coronel Vega, acatando el acta

de nuevo el gobierno de Sinaloa se muestra

levantada y firmada por los constituciona-

enérgico y digno; y la Amethyist parte para

listas sitiadores de Mazatlán, el 6 de Enero

San Blas, mientras Vega continúa en su ta-

de 1859. El nuevo gobernador llamó a ejer-

rea de organizar la guerra contra los conser-

cer sus funciones a los diputados que inte-

vadores de Jalisco a quienes debía atacar en

graban el Congreso Constituyente; y se dis-

combinación de Ogazón y del gobernador de

puso desde luego a emprender la campaña

aquel Estado. Contreras Medellín. Al efecto

en Jalisco. De acuerdo con Coronado mandó

dispone que el coronel Márquez de León

al coronel Bonifacio Peña que con 300 hom-

marche con sus tropas; y Vega, activo como

bres penetrara en el 7° cantón, y atacara a

siempre, al frente de 2,500 hombres sale del

Lozada. Peña fue sorprendido y muerto, y

Estado en Abril; y tras él los disturbios sur-

el mando recayó en el comandante don Ra-

gen, precipitados y repetidos. Don Plácido

món Corona.

Vega vuelve a encargarse del gobierno en

En Septiembre nombró Secretario de Gobierno al Coronel don Antonio Rosales.

766

De nuevo el impertinente capitán de la

Agosto 20; y con su vuelta cesan los desórdenes; pero apenas apaciguados los ánimos,

A causa de una contribución forzosa

tiénese noticia de una invasión preparada

impuesta en Tepic por el general Corona-

y dirigida por el intruso Domingo Cajén,

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

titulado general, y gobernador de Durango,

pero habiéndose el obispo negado a entrar

que a la cabeza de mil hombres pretendía

en arreglos que imponía la Reforma, el go-

someter a Sinaloa al repugnado régimen

bierno del Estado lo desterró al extranjero,

reaccionario. Al mismo tiempo las hordas

arrostrando así violentamente los arrojos

del bandido Lozada y los indios de Sonora

del fanatismo no impuesto aún a semejan-

amenazaban, las unas por Acaponeta, y los

tes tremendos golpes. Todas las influencias,

otros por Sonora, al gobierno liberal de Si-

todas las súplicas de las más distinguidas se-

naloa; en tan crítico trance, Vega declaró a

ñoras, se estrellaron ante la inquebrantable

Mazatlán en estado de sitio, y se suspendió

firmeza del gobernador.

la elección de gobernador constitucional.

El 26 de Enero de 1861, el Congreso

Cosalá fue tomado por los reacciona-

del Estado, declaró Gobernador Constitu-

rios el 11 de Octubre de 1860; el 19 ya había

cional a don Plácido Vega; y el primero de

como mil liberales en campaña contra los

Abril se decretó la Constitución política del

invasores del Estado; y el 26 la vanguardia

Estado. Al tener Vega noticia de la muerte

liberal, a las órdenes a del coronel Domingo

de los patriotas Degollado, Leandro Valle,

Rubí batió a la vanguardia reaccionaria en

y Ocampo, expidió un decreto lanzando

el Espinal. La madrugada del siguiente día

del Estado a todos los jefes y oficiales que

se empeñó en el propio lugar un combate

habían servido a la reacción, considerándo-

decisivo entre ambos bandos, y los liberales

los indignos de vivir en el Estado; y el 6 de

del gobernador Vega que dirigió la acción,

Agosto se expedía otro decreto declarando

obtuvieron completo triunfo.

beneméritos de Sinaloa a los tres grandes

Una corbeta francesa apresó en San

hombres precitados.

Blas al buque de guerra mexicano Reforma,

En Sinaloa encontró el patriotismo fá-

armado y sostenido por el gobierno de Si-

cil desarrollo cuando se supo la invasión

naloa; y declaró que no lo devolvería hasta

europea, que, al fin, habían de sostener

que el vicecónsul francés en Tepic recibiera

solamente los franceses; y el 5 de Febrero

indemnización por los daños que le había

de 1863 se embarcaban en Mazatlán dos

causado el coronel Rojas. Sinaloa mandó la

mil hombres bien armados, para ir a tomar

Escuadrilla Nacional del Estado de Sinaloa a

parte en la campaña contra los extranje-

que rescatara la goleta; y cuando Rosales se

ros. Este contingente de Sinaloa, al mando

hizo cargo del mando de dicha escuadrilla,

del general Vega fue perseguido en el mar

rescató el buque.

por la escuadra francesa; y se salvó a duras

Quiso don Plácido Vega que en el Esta-

penas. Desembarcó en Zihuatanejo, Mi-

do fueran las Leyes de Reforma altamen-

choacán, tuvo que hacer una penosísima

te respetadas y cumplidas; y dio entonces

marcha para llegar a la ciudad de México

elocuente prueba de su liberalismo sincero

el 31 de Marzo, en medio de la admiración

y puro. Propúsole al Obispo Loza un arre-

que produjo y de los calurosos elogios que

glo, por medio de un comisionado especial;

se le rindieron. Una parte del contingente varios liberales de occidente

767

de Sinaloa derrotó completamente al reac-

Jorge García Granados

cionario Buitrón. Destinado al ejército del

Jamás el valor ha tenido una encarnación

centro que operaba cerca de Puebla, ya ase-

más espléndida. En Granados, el valor tras-

diada por los franceses, Vega fue nombrado

ponía, a las veces, los lindes de lo humano,

jefe de la tercera división.

para lanzarse, loco y libre, por los espacios

El 8 de Mayo, el ejército del centro fue

de la fábula. Su biografía es un magnífico

derrotado por los franceses. La tercera divi-

despilfarro de intrepidez. Semeja, cuando se

sión fue en aquel descalabro la que limitó

despliegan en la memoria sus hazañas, un

el desastre, presentando una segunda línea

loco escapado de la celda acojinada; va hacia

de batalla; y conteniendo a los vitoriosos

el peligro con furiosa carrera de desesperado,

franceses en tanto que los mexicanos se re-

cual si le llevara en sus alas un enfermizo

hacían y se retiraban en orden. La brigada

afán de encontrar pronto el escollo o la sima

de Sinaloa continuó después la campaña a

en que estrellarse o en que hundirse, para

las órdenes de don Porfirio Díaz; y siempre

descansar de la abrasante fiebre del valor

fue ejemplo de intrepidez moralidad y

que le produce estos formidables delirios de

abnegación.

heroísmo.

Vega renunció el 26 de Mayo al mando

Está impaciente, febril, con violentas

de la Brigada de Sinaloa y el de la tercera

convulsiones nacidas de su impaciencia y

división; y recibió del Gobierno General la

en anhelo por el combate, aguardando, casi

comisión de ir a comprar armamento a San

colérico, la nota bélica del clarín que manda

Francisco, California, para lo cual se le en-

acometer. Despacioso y blando va el hura-

tregó fuerte suma de pesos.

cán en su marcha, comparado con este otro

Aquí termina la historia de este liberal

de demencia y con esta otra demencia por

valeroso; aquí termina, por lo menos, la

el combate. No ve si le siguen sus soldados,

historia que debe acoger ente libro, hecho

porque se olvida de ellos; él solo quiere pe-

para guardar los trabajos del liberalismo;

lear, y se adelanta a la carrera como un león

y no para la condenación de las faltas pos-

que se precipita sobre su presa, con las fau-

teriores cometidas por liberales que, antes

ces dilatadas a la aproximación del triunfo

en incurrir en yerro, fueron altivos y bi-

y del placer.

zarros trabajadores en la hermosa obra de la libertad. Don Plácido Vega nació en la Villa del Fuerte, Sinaloa, como el año de 1830; y mu-

Hay en este hombre extraño, una como herencia preponderante de fiera indomable, que se manifiesta en su transfiguración al presentir la lucha.

rió en Acapulco el 4 de Enero de 1878. Este

La presiente por el ejercicio de una fa-

hombre que dispuso de muy grandes can-

cultad atávica, provenida de quién sabe qué

tidades de dinero, fue enterrado de caridad

prehistóricos y maravillosos gladiadores.

por una buena señora.

Para ser buen jefe le faltan calma y serenidad. Sus soldados van al triunfo; pero si

768

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

escapan a la muerte; y no mueren por señalada merced a la fortuna.

Jamás sale ileso de las batallas, porque en una mano lleva el arma que mata; y en

En él vibra la pasión como el torrente

la otra, la vida que regala. Dijérase que con

musical de un clarín guerrero. Después de la

su sangre va pagando la que derrama; y que,

batalla se muestra como un sonámbulo que

al encontrarse con que le sobra vida, piensa

va a despertar. Mira a su alrededor, con ex-

que ha escatimado el pago; y renegando de

traviados ojos; y cuando le dicen: “tú eres el

ese triste sobrante, se promete arrojarlo de sí,

héroe”, sonríe tristemente porque se siente

para escapar de la vergüenza y del sonrojo.

despertar.

Al través del esplendor de sus hazañas,

Tiene un duelo a muerte con la muerte

puede percibirse su sangre coagulándose,

misma; y no la encuentra; y entonces cree,

cual si el núcleo luminoso de cada hazaña

furioso y despechado, que la muerte le teme

fuera una herida recién abierta.

y le huye, ligera y cobarde.

La guerra es una nostalgia que lo deses-

En los instantes de la batalla, perdidos

pera y lo enloquece; cuando no guerrea, ni

para él en la inacción y la expectativa, re-

tiene enemigos, languidece como un estan-

niega de los jefes; y volviendo la faz hacia

darte cuando no hay viento ni mano que lo

sus soldados les pregunta con la mirada lla-

agite y lo tremole.

meante de su ojo único: ¿atacaré aunque no me lo manden esos pusilánimes?

En la gloriosa batalla de San Pedro, él mandaba el heroico batallón “Mixto” que

Para él acometer es vivir. No comprende

fue el primero en rechazar a los franceses

la resistencia estoica; el triunfo lo ha de dar

que se habían precipitado, en impetuosa

la acometida; esperar es temer; la provoca-

embestida, contra el campo republicano, iba

ción es una confianza en la victoria.

Granados, arrebatado por su locura, hacien-

Su temeridad es inconsciente porque no

do retroceder a los invasores, cuando un ofi-

tiene conciencia del miedo; es intrépido por

cial francés se rezaga y se rinde; y prisionero

un innato aborrecimiento de la vida; pero él

va al lado de Granados; pero tal vez el dolor

ignora lo que son miedo y temeridad porque

enloquece también al francés, y olvidándose

carece de punto comparativo. Decide que

de la lealtad, descarga un pistoletazo a que-

ha desertado un soldado, y creerá que le de-

marropa sobre el que le acaba de perdonar la

cís con metáfora, que ha desertado hacia la

vida; y casi lo mata.

eternidad. Tiene una rudeza primitiva. En él

Terminada la batalla, Rosales supo la fe-

todo es primitivo e inmaculado. Se imagina

lonía, y quiso castigarla. Frente a la camilla

que el combate es el objeto y fin del hombre;

del Granados se hizo desfilar a todos los pri-

y su moral primitiva se siente satisfecha en

sioneros.

medio de jadeo de la brega. Cuando está en inacción cree que falta a su deber; se sonroja y se avergüenza; y allá en el sagrado de su pecho se pide perdón a sí mismo.

—¿Quién es el herido felón? —preguntó luego Rosales. Ninguno de esos —respondió traba­ josamente el herido cerrando los ojos para varios liberales de occidente

769

no ver al desleal que esperaba su castigo;

bargo, su parte viva continúa batiendo

y que, por aquella generosa entereza de

la muralla con choques de oleaje. Los solda-

su víctima, alcanzó también el perdón del

dos vibrantes de rabia, clavan sus bayone-

caudillo victorioso.

tas en la empalizada, buscando los intersti-

Su carácter turbulento le conduce a la

cios para herir a los abrigados enemigos. A

rebelión. Intenta sublevar el batallón “Mix-

Granados le matan su caballo; y entonces,

to” cuyo mando había dejado; y queda pri-

cuenta la leyenda, que perdida en un foso

sionero en el mismo cuartel, en Culiacán.

la maleta en que llevaba su corresponden-

Un consejo de guerra le condena a muerte; y

cia de enamorado, se olvida de la batalla, y

gracias a poderosas intercesiones, se suspen-

baja en pos de sus perdidas cartas, las busca

de la ejecución. Se le remite a la residencia

afanoso, entre los montones de muertos y

del gobierno; y en el camino se fuga y vuelve

heridos, encendiendo fósforos; no los en-

a presentare al mismo prefecto que lo había

cuentra al fin, y de nuevo sube a combatir

remitido. Corona lo ampara y le confiere el

con reavivado ardor. Al siguiente día, de par-

mando de un batallón a cuyo frente prestó

te del capitán Delataste, le fue entregada la

Granados señalados servicios a la patria.

maleta con las cartas y retratos, acompaña-

En el asalto de Villa Unión, Granados

da de una esquelita del capitán, en la que le

entabla singular combate con M. Luis Fe-

decía lacónica y elocuentemente: creo que

derico Raynond, capitán de la compañía

eso buscaba usted anoche con tanto empe-

de Granaderos del 62 de línea, y personaje

ño, en los fosos, a la hora del asalto.

distinguido. Se descargan las pistolas; y Gra-

Tuvo el fin trágico a que le preparaban

nados recibe en el pecho la bala francesa; y

y disponían su fogosidad, y su pasión por la

el francés recibe en la cabeza, mortal herida

lucha. Murió en pleno acceso de su demen-

que apenas le permite intentar curársela en

cia guerrera. Soñó sorprender las formida-

Mazatlán.

bles posiciones del General Rocha; y se lan-

Granados es ascendido a coronel por sus servicios en la campaña.

zó a forzar, por sorpresa, el paso del puente de Tololotlán, el 15 de Febrero de 1870. Gra-

En la sangrienta batalla de Palos Prietos,

nados y casi todos los que lo acompañaban,

la madrugada del 12 de Septiembre de 1862,

fueron muertos por el torrente de proyec-

Granados manda el batallón “Pánuco”; y con

tiles con que las baterías y la fusilería, de-

él hace prodigios. Se le ha ordenado lanzarse

vastaban y barrían aquel nuevo paso de las

contra el fortín; y se estrella furiosamente con­

Termópilas.

tra los muros. La artillería no ha obrado; las

770

columnas asaltantes no habían sido provis-

Juan Miramontes

tas de escalas ni de teas; el general en jefe

Posee el secreto de la oportunidad; sorpren-

quiere asombrar con un milagro…

de al enemigo, y cuando el enemigo se vuel-

El “Pánuco” se derrumba hacia los fosos

ve furioso para repeler la audaz agresión,

diezmado por el plomo enemigo; y sin em-

Miramontes y los suyos han desaparecido.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Así cansa a los franceses encerrados en Ma-

perialistas volvían a la ciudad maldiciendo a

zatlán, así los hostiga, los desvela, los fatiga.

aquel enemigo que desaparecía, y que, ape-

Siempre esquiva al encuentro y siempre

nas la columna francesa daba media vuel-

vence; esta es una paradoja de la guerrilla.

ta para regresar al abrigo de sus trincheras,

Parece que es vencer sin combatir; y, sin em-

resurgía por cien puntos diversos haciendo

bargo, el guerrillero debe de ser de bronce

fuego mortífero.

para no desmayar, audaz para no fracasar,

Miramontes organizó una escuadrilla

rápido en la concepción y vivísimo en la

de canoas, y con ella hostilizó a la guarni-

obra: el guerrillero es un resumen del solda-

ción, sin que nunca pudieran darle caza las

do, un compendio deslumbrante del general

lanchas armadas en guerra con que lo perse-

y del recluta; manda y obra. Carece de tiem-

guían los marinos franceses.

po para desarrollar y explicar su plan; casi

A tal grado llegó la audacia de Miramon-

no lo tiene; pero con la acción va explicán-

tes, que un día desembarcó con su guerrilla

doselos a sus soldados: cuando no lo com-

en la garita del Astillero; sorprende un des-

prenden, el desastre es inmediato; por eso

tacamento puesto allí para vigilar los movi-

ha de poseer la elocuencia de la ejecución.

mientos de los liberales.

Miramontes era un rayo para herir;

Los sorprendidos huyen hacia el centro

hería con culebras de centella; era imposi-

de la ciudad, y Miramontes los persigue ha-

ble prever en dónde dejaría la huella de su

ciéndoles muertos y heridos.

paso invisible. Con su “Guerrilla de Urías”

Así llegan los liberales hasta una tienda,

mantuvo en constante alarma a la poderosa

a dos cuadras de la plaza de armas, punto

guarnición francesa de Mazatlán. Casi no

central de la ciudad; allí se detienen. Mira-

había noche en que no simulara ataques so-

montes se hace servir un vaso de vino, brin-

bre la plaza, haciendo que la guarnición se

da por la patria y la República; y cuando la

pusiera sobre las armas y que los buques de

conmovida guarnición francesa, dominando

la escuadra maniobraran para defender las

apenas el pavor que le produjo aquel ataque

posiciones de tierra y rompieran los fuegos

que creyó mortal sorpresa, se dio cuenta de

sobre fantásticos ejércitos de patriotas.

lo que había sucedido, la “Guerrilla de Urías”

Tenía su cuartel general a dos leguas de

había desaparecido.

Mazatlán; pero casi siempre la “Guerrilla”

A menudo entraban en la ciudad los

estaba frente a las trincheras de la ciudad

guerrilleros, disfrazados de carboneros, y to-

provocando insolente o burlescamente a la

maban cuantos informes necesitaban; y

guarnición. A veces se hacía tan insoporta-

fre­ cuentemente eran obsequiados por los

ble para los franceses la audacia irónica de

liberales de la plaza.

los republicanos, que salían en compacta

En Febrero de 1866, Miramontes recha-

columna a perseguirlos y castigarlos; pero

za y derrota en la Loma Atravesada a una

los patriotas, después de oponer débil resis-

columna de trescientos franceses y traidores

tencia, se diseminaban, y entonces los im-

que intentó salir de la ciudad. varios liberales de occidente

771

A mediados del mes de Marzo, otra co-

Con el mando de Coronel, concurrió

lumna de cuatrocientos franceses y seiscien-

al asalto y toma de la plaza de Tepic por

tos traidores intenta salir a expedicionar

las tomas sinaloenses que dirigía el Gene-

contra los liberales, y Miramontes los bate

ral Coronado. Márquez, con su columna,

denodadamente.

atacó la garita de San Blas, centro de las

Muy pocos días después, durante aque-

posiciones enemigas, bajo las inmediatas

lla última serie de encarnizados combates

órdenes del jefe de la plaza, General José

librados en las cercanías de Mazatlán, en-

María Moreno.

tre republicanos e imperialistas, el día 21 de

Mandado por el Gobernador de Sina-

Marzo el Comandante Juan Mirafuentes

loa, don Plácido Vega, a Tepic, para atacar

fue muerto de un balazo en la batalla de Vi-

a los conservadores en combinación con el

lla-Unión. El día anterior en la mañana se

General Ogazón, Márquez encontró en las

había estado batiendo con su guerrilla, y ha-

Lomas de Ixcuintla al General Calatayud el

bía estorbado las operaciones del enemigo.

9 de Marzo de 1860, pretendiendo detener

Murió joven. Su audacia de guerrillero

la marcha de la Brigada de Sinaloa.

afortunado, los novelescos lances a que le

La batalla comenzó la noche del 9, y en

llevaron sus empresas guerreras contra los

la mañana del 10, Márquez cargó personal-

franceses atrincherados en Mazatlán, le han

mente a la cabeza de sus soldados, determi-

conquistado distinción y renombre en los

nando el completo triunfo de las armas libe-

fastos de la historia de Sinaloa, y no fuera

rales. Calatayud quedó muerto en el campo.

justo, en verdad, dejarle sin un recuerdo de

Fue segundo en jefe de la Brigada que sa-

agradecimiento en este libro de los liberales.

lió al encuentro de las tropas reaccionarias del General Domingo Cajén, español, Go-

772

General Manuel Márquez de León

bernador de Durango, que habían invadido

Era oriundo de la Baja California. Hombre

a Sinaloa para someterlo a las doctrinas de

de un valor reposado que era la desespe-

los conservadores.

ración de los que le veían en medio de los

A su valor y a su pericia débese princi-

combates: siempre sereno, siempre glacial,

palmente la victoria alcanzada contra los

el peligro no conmovía su estoicismo. Su in-

invasores reaccionarios, en la sangrienta ba-

teligencia era clara, su instrucción extensa.

talla del Espinal.

Contendió también en el periodismo, y en

Declarado vice Gobernador de Sina-

ambas guerras, la de la sangre y la de la inte-

loa el de Noviembre de 1861, se encargó

ligencia, demostró en todas ocasiones ser un

del Gobierno por ausencia del Gobernador

liberal firme y honrado.

Vega. Durante su gobernación, dio grandes

El año de 1847 (Noviembre) atacó y

muestras de su honradez y su patriotismo,

derrotó en un punto del Estado de Sina-

que resplandecen en los decretos por él subs-

loa, en Urías, a una partida de invasores

criptos a la anunciación de la guerra con los

norteamericanos.

ejércitos europeos.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Márquez entregó el poder a García Morales, y ya con el empleo de General de Brigada, marchó a ponerse bajo las ordenes del General Ogazón, en el Estado de Jalisco.

bierno durante las administraciones de los Generales Vega y García Morales. En Marzo volvió Pesqueira con 1,000 hombres y seis piezas de artillería a em-

En la sangrienta batalla de Palos Prietos,

prender la campaña contra los revolucio-

mandó la columna que atacó de frente las

narios de Sinaloa. El 16 llegó a Culiacán

fortificaciones francesas, y que llenó con sus

y se posesionó de una parte de la ciudad.

cadáveres los fosos aquella noche terrible.

Al siguiente día, en la madrugada, llegó

En Octubre de 1866, con una fuerza de

Márquez y se posesionó de otra parte de la

mil hombres, protegió el paso a la Brigada

población. Entonces comenzó una serie de

de Vanguardia del Ejército de Occidente, que

encarnizados combates diarios. Cañoneá-

venía a tomar parte en la guerra del centro,

banse los contendientes, y aventurábanse

y que, ya en territorio jalisciense, ganó la

en luchas parciales en las calles o en las

famosa batalla de la Coronilla.

orillas de la ciudad, hasta que la llegada

En la campaña del centro prestó impor-

del General Rocha a Mazatlán, en Mayo,

tantes servicios: asistió al sitio de Querétaro

con tropas del Gobierno, hizo que Már-

hasta la rendición de dicha plaza.

quez temiendo un doble ataque, abando-

Pronunciado más tarde en favor del plan deslumbrador de la Noria, por el Sufragio Li-

nara sus posiciones, no sin haber cañoneado antes las del enemigo.

bre, se puso al frente de los revolucionarios

Rebelado contra el Gobierno de Don

de Sinaloa. Ocupó la Villa de Sinaloa, aban-

Porfirio Díaz, de quien fue gran amigo, y de

donada por Salazar Bustamante, y el 21 de

quien, acaso, no obtuvo la recompensa que

Enero de 1872, fue atacado por el General

por sus servicios esperaba, tuvo que abando-

Pesqueira, Gobernador de Sonora. El comba-

nar el país huyendo de la muerte.

te fue reñido; las fuerzas de Pesqueira logra-

Vivió algún tiempo en San Francisco,

ron penetrar hasta la Plaza de Armas, a pe-

California, donde pasó grandes privaciones.

sar del fuego vivo y tenaz de los defensores;

Al fin se le concedió que volviera a la Re-

pero fue tan obstinada la resistencia que, al

pública; y vino a morir a la Capital, pobre

fin, Pesqueira fue completamente derrotado.

y olvidado, él que había sentido la ardiente

En esta batalla murió el liberal don Fran-

caricia de la popularidad y la satisfacción

cisco Ferrel, que había sido Secretario de Go-

intensa de la honradez.

Ponciano Arriaga 1811-1865

I Desde

insurgentes que rebelaron la pa-

te de aquellos que peleaban con el denuedo

tria, hasta los batalladores de 1855 que pe-

que da la desesperación por sufrimientos

learon por darle forma, hay diversos perio-

irremediables, y la fe en una causa que será

dos que estudiar.

la prosperidad del porvenir.

los

Los súbditos de 1810 se alzaron para

Pero si, afanosos de inquirir cuáles son

crear la nacionalidad; los soldados que acau-

los factores todos que integran un hecho,

dilló Iturbide —el doblemente traidor— se

nos acercamos a ese grandioso alzamien-

fundieron con los inmaculados de Guerrero,

to de Ayutla, advertiremos que no es el

para darle vida; los soñadores de 1824 bus-

descontento político el único factor de la

caron, a pesar de sus aberraciones, la manera

revuelta.

da hacerla prosperar; y los legisladores de

Una agitación sorda y amenazadora se

Ayutla, haz tan apretado como pequeño y

difundía a través de las distintas capas so-

tan inteligente como audaz, trabajaron sin

ciales. Las primeras, esto es, las ilustradas,

descanso para cimentarla.

pugnaban por quitar de sobre sus hombros,

Parece, a primera vista, que en la revo-

la tiranía; las secundas, esto es, las menos

lución de que fueron corifeos Villarreal y

ilustradas, muy particularmente las que vi-

Álvarez y Comonfort, no hay más elemen-

vían alejadas de las capitales, anhelaban por

to de lucha que el producido por un hondo

acabar con las extorsiones de que eran

descontento político.

víctimas.

En efecto, cuando se recuerdan las ve-

Esa extorsión venía de luengos años.

jaciones de Santa-Anna, se aprecia el pro-

La obediencia al despótico gobierno

fundo malestar de las clases pensadoras y se

virreinal fue una consecuencia forzosa de la

comprende por qué se lanzaron a la revuelta

tiranía que había pesado sobre los mexica, y

y por qué triunfaron. En aquella lucha en-

del hábito de obedecer ciegamente, que vivía

carnizada, la victoria tenía que estar de par-

en el organismo de los tercios conquistadores

˜ 775 ˜

y de los españoles todos. En la Colonia la su-

zando su poder en el confesionario; domina-

misión fue completa. Donde no hay hombres

ban las conciencias y obligaba a los hombres

que piensan, no hay hombres que deseen ser

a que depositaran en el altar lo más precia-

libres. En Nueva España nadie pensaba, por

do de sus siembras y de sus crías, y la mejor

lo tanto, nadie quería ser libre. Junto a unos

parte de la ganancia que le produjera el exi-

cuantos criollos que concebían la verdad en-

guo residuo que dejaba el acaparamiento de

vuelta en las catástrofes y los crímenes y sus

los frailes.

absurdos de la Revolución Francesa, estaba la

No había espectáculo más triste que el

mayoría analfabética que ni aun recordaba

de nuestras campiñas y el de nuestros labo-

con la tradición oral, las heroicidades de sus

ríos. Sobre la propiedad gravitaba una ame-

antepasados, ya fueran éstos Motecuhzoma

naza constante: si escapaba a las depreda-

Ilhuicamina o Cuauhtemótzin, el Cid Cam-

ciones de los pronunciados, caía en la sirte que

peador o don Pelayo.

abriera la avidez del clero.

Y como no en balde pesa sobre un pue-

Así, el día en que una revolución ofreció

blo una servidumbre de siglos, el mayor

librar al pueblo de tanta calamidad, el pue-

número de mexicanos, libres de nombre,

blo voló al combate, deseoso de ganar para

continuó sojuzgado por el elemento militar

sus bienes, a costa de la sangre y aun de la

que con el tiempo y por la fuerza misma de

vida, la mayor suma de garantías y de

los antecedentes, se apoderó del gobierno;

seguridades.

y por el elemento clerical, que desde 1519,

Es indudable que los humildes volunta-

procuró adueñarse, y se adueñó, de todas las

rios de 1855, los que trajeron triunfante a D.

conciencias.

Juan Álvarez, no pelearon única y exclusiva-

El soldado y el fraile eran señores omní-

mente por el progreso político, porque fuese

modos. El primero, fuese en tiempo de paz,

perdurable la república democrática, repre-

fuese en tiempo de rebeldías intestinas, po-

sentativa y federal. No, guerrearon movidos

día cometer cuantas exacciones le viniesen

por un sentimiento egoísta.

en gana, seguro de que abusos y arbitra-

Los altruistas, los que se afanaron por el

riedades, atropellos y crímenes quedarían

progreso de la patria, fueron los pensadores

impunes: el saqueo bajo todas sus formas,

que, a raíz de la victoria, subieron al poder.

era una nadería para la turba en que desde

Ellos, hijos del pueblo en su mayor parte, si

el jefe, lleno de entorchados, hasta la ha-

no en su totalidad, habían visto de cerca los

rapienta soldadera, no había ninguno que

sufrimientos y comprendido la necesidad

no procurase dar rienda suelta a sus malas

del remedio. Partícipes de los dolores, venían

pasiones.

a alentar a los trabajadores, y a poner en pie

El segundo, ya en el pulpito, amenazando a los siervos con terribles penas para

776

las conciencias que por muchos años estuvieron de rodillas.

la vida de ultratumba sino se prestaban de

Tal era, siquiera en breve sinopsis, el es-

buen grado a todas las exigencias; ya afian-

tado del país. Veamos ahora la obra de rege-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

neración, personificada en uno de los más

derancia de los menos: pueblo, el primero;

conspicuos constituyentes: en Ponciano

clase privilegiada los segundos. Síntesis de

Arriaga.

persistencia de privilegios, de abusos en el poder, de corrupción en la justicia, de desbaII

Fue el 18 de Febrero de 1856.

rajuste en la sociedad. El arribo del luchador fue un triunfo;

El presidente de la Cámara —Presidente,

recayeron en él, único diputado que seme-

puede decirse por unanimidad, pues que de

jante gloria alcanzó, las representaciones de

79 diputados alcanzó 76 votos— concluyó

distritos de Guerrero, Jalisco, México, Mi-

el discurso de apertura, saludado y felicitado

choacán, Puebla, San Luis Potosí, Zacatecas,

por los representantes del pueblo, compañe-

y Distrito Federal; signo inequívoco, de que

ros suyos; y saludado y felicitado por el pue-

a Arriaga se le conocía en más de la mitad de

blo que, hacinado en las tribunas, asistía al

la República.

despertar cívico de una nación. ¿Quién era esa primera personalidad del Congreso Constituyente? ¿Cuáles sus méritos para atraerse todas las voluntades?

Pero tener entonces tal popularidad, cuando menos ser conocido en tan diversas y apartadas regiones, como un corifeo, o como un hombre apto para serlo, de las ideas democráticas, significaba haber lu-

¿Qué había dicho?

chado con el fusil y con la palabra, y con la

Llamábase Ponciano Arriaga, su vida

pluma por la cimentación del orden de cosas

pura, sin mancha, había estado siempre al

que entrevieron los que fueron leales enemi-

servicio de la República.

gos de Iturbide y fervientes soñadores de la

Hombre de Acción en las horas de lucha,

Federación.

reposado y estudioso cuando se trataba de

Ya lo comprobará la biografía en detalle.

resolver problemas sociales, orador elocuen-

¿Qué había dicho?

te por la convicción de los principios, razo-

Es fuerza recordar el fragmento más im-

nador profundo: todo lo reunía este consti-

portante del discurso del Primer Magistrado:

tuyente singular, acaso menos erudito que

“…Ensayados todos los sistemas de go-

Ramírez, quizá menos audaz que Mata, tal

bierno, habéis podido conocer sus ventajas y

vez menos tribuno que Zarco; pero sí alta-

sus vicios, y podeis con más acierto que los

mente sincero y honrado —con la sinceridad

legisladores que os han precedido, combinar

y honradez que entonces se necesitaba— y

una constitución, que adaptada exactamen-

capaz, muy capaz de expresar con palabras

te a la nación mexicana, levante sobre los

y con acciones las tendencias y los anhe-

principios democráticos, un edificio en que

los de los que postergaran Santa-Anna y los

perdurablemente reinen la libertad y el or-

suyos; esto es, los que por tradición o por

den. Yo espero de vuestro patriotismo, que

vicios educativos querían perpetuar el viejo

os consagrareis sin descanso a este santo

sistema del ahogo de los más y de la prepon-

trabajo, el más esencial de vuestra misión, ponciano arriaga

779

y el que puede conducirnos al término de

se llamaron discusiones o campañas, y esa

nuestras desgracias…

forma definitiva Constitución de 1857.

“...Representantes del pueblo: el juramento que habéis prestado os impone muy

780

Pues todo ello lo decía el discurso de Arriaga:

sagrados deberés, cumplidlos con fidelidad

“Excelentísimo señor:

y hareis dignos de la gratitud pública. Re-

“El interés de la solemnidad presente, no

presentantes del pueblo: la patria espera de

es tan sólo del pueblo de México, pertenece

vosotros su felicidad”.

a la causa de la civilización; es el interés

México, como se decía en el discurso,

sagrado de la humanidad. Las tradiciones de

había ensayado todas las formas gubernati-

los pueblos libres son idénticas; las ideas

vas. En efecto ante sus ojos pasaron la mo-

de todos los hombres generosos son her-

narquía, la regencia, el imperio, la república

manas… ¿Quién podrá echar en olvido la

federal, la república central, y la dictadura.

horrible esclavitud con que se quiso afrentar

De esas formas, la que más cuadrara con el

la patria de Hidalgo y de Morolos? ¿Quién

anhelo de ser libre, anhelo consiguiente a

podrá negar que la revolución de Ayutla es

una pertinaz servidumbre —la reacción es

un episodio de la gran revolución del mundo

contraria e igual a la acción— la república

liberal cristiano?…

federal, alzada unas veces por un fragmen-

“La augusta asamblea en la que se ven

to de la minoría directiva, abajada otras al

tantas víctimas del bárbaro despotismo que

impulso del fragmento antagónico apoyado

intentó matar la luz de la verdad, destruir la

por la mayoría ignorante dejaba entrever,

moral y derogar la ley inviolable del pro-

siempre, que a su amparo fructificarían los

greso; esta asamblea de mexicanos liberales

derechos y las libertades. Que esos derechos

y justos, reconoce los eminentes servicios que

y esas libertades no fructificaron, como en-

habéis prestado —el C. Presidente de la Re-

tonces se esperó y como aún continuamos

pública— al bien de la libertad y de los prin-

esperándolo, no es culpa del principio, sino

cipios democráticos, ha podido apercibirse

de los que, llamados a aplicarlo, antes aten-

de las dificultades con que habéis combatido

dieron al medro propio que al medro de la

y puede medir las que os quedan todavía por

justicia, solución que lleva envuelta la pros-

vencer. Pero ve al gobierno rodeado de to-

peridad de los países.

dos los prestigios de la opinión pública; ob-

Pero la tendencia republicana y federal,

serva que las preocupaciones y los odiosos

el afán de que hubiese una igualdad, siquiera

privi­legios que en otro tiempo pusieron en

ante la ley; el afán de concurrir, siquiera ins-

conflicto los intereses de la Reforma, ceden

tintivo, a afirmar, para que después se perpe-

hoy el campo al razonado escrutinio, al sano

tuaran las garantías individuales y con éstas

criterio de los pueblos, compara los días pa-

las del conjunto; reventaron con el triunfo

sados con los presentes, y siente y conoce

de Ayutla y diéronse a buscar delineamien-

que después de tantas vicisitudes, tocamos

tos y forma definitiva. Esos delineamientos

por fin en la vía de la regeneración del país.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

La sociedad está conmovida, inquieta, no ha

no salía de la juventud. Enorgullecíanse sus

podido todavía entrar en sus quicios, pero

maestros, y no faltaba quien prodijese que

¿qué paralelo puede formarse entre el esta-

aquel joven figuraría alguna vez en la histo-

do presente y la última época de prostitu-

ria de su patria. Sus maestros, decía, el padre

ción y oprobio, la más vergonzosa de todas

felipense D. Antonio Vázquez, que le enseñó

las épocas que se registran en la historia de

latín y que fue el primer catedrático de aquel

México? Si seguimos, ciudadano presiden-

idioma, en San Luis; el cura D. José María

te, con voluntad firme y recta, las huellas

Guillen con quien cursó Filosofía, y los Lics.

que ha marcado la gloriosa revolución de

don Gástalo San Román y don Luis Guarnan,

Ayutla, si consultamos con sana intención

que lo instruyeron en la ciencia del Derecho,

y limpia conciencia las manifestaciones de

enaltecían a diario al aplicado e inteligente

ese espíritu que surge de la conciencia nacio-

discípulo, y al fin el 14 de Enero de 1881, pre-

nal, la moralidad y la unión nos harán fuer-

vios los exámenes sustentados ante el Tribu-

tes, y entonces ¿qué podrá contra la sobera-

nal Pleno, obtuvo el título de abogado.

nía del pueblo, qué contra la nación entera,

Pero no bastaba a su anhelo de servir

un puñado de hombres, ciegos de ambición

a la patria la adquisición de un titulo pro-

personal, engañados por ilegítimas esperan-

fesional, y se alistó en la caballería de Vo-

zas, seducidos por el falso brillo de intereses

luntarios el 3 de Agosto de 1833. En 11 de

pequeños y bastardos?…

Septiembre de ese mismo año, era Capitán

“Ardua sobremanera es la tarea enco-

de la 4a compañía de fusileros del Batallón de

mendada al Congreso Constituyente; graví-

la Unión de Milicias Cívicas del Estado, y en

sima la responsabilidad de los llamados por

Diciembre Teniente Coronel, con la honro-

la nación a constituirla…”

sísima comunicación del calce:

Y el aplauso estalló, y la admiración se

“Un sello que dice Batallón de la Unión.

difundió en toda la sala. Los Diputados

—Me acompaña la mayor satisfacción de

corrieron a abrazar al orador, y en las gale-

remitir a ud. el adjunto Supor. Despacho

rías hubo gritos de ¡Viva Arriaga! ¡Viva el

de Tente. Coronl. del Batallón de mi mando

Congreso Constituyente! ¡Mueran los reac-

cuyo empleo le ha conferido el Gobierno del

cionarios!

Estado, a virtud de los últimos recomendables servicios que tan dignamente a prestaIII

Nació Arriaga en la ciudad de San Luis Po-

do a la

patria

y a las instituciones federales

que nos rigen…

tosí el 19 de Noviembre de 1811, siendo sus



padres D. Bonifacio Arriaga y Da. María Do-



lores Tranquilina de Leija.

Dios y Lib.d—S. Luis P.i—D.e 28 de 883.

Desde su juventud manifestó inequívoca

Ni combatió únicamente como soldado. En

tendencia a ilustrarse, y mereció a su estudiar

ese mismo año de 1833, tuvo a su cargo el

constante llegar a ser abogado cuando aún

periódico oficial titulado El Yunque de la Liponciano arriaga

781

bertad, que después abandonó por discusio-

lo que interesa al país, y su conocida acti-

nes con el Gobernador del Estado, D. Vicen-

vidad y talento, lo hacen muy a propósito

te Romero.

para el desempeño de este honroso encargo

Empero si abandonó la redacción del

que por mi conducto suplica a U.S. el mis-

periódico oficial, no desertó del campo po-

mo E.S. Presidente se sirva aceptar; en el

lítico. En Abril de 1835 era Secretario de la

concepto de que no admitirá excusa algu-

Prefectura del Departamento de la Capital;

na.—Tengo el honor, etc., etc.—Al Senador

en Mayo de 1841, Vocal de la Junta Protec-

D. Ponciano Arriaga”.

tora del Colegio Guadalupano-Josefino; en

En 11 de Noviembre de 1855, Ministro

Diciembre del mismo, Auditor de la Co-

de Gobernación: he aquí el oficio firmado

mandancia General de Coahuila y Texas;

por D. Benito Juárez, Secretario de Justicia:

en 1847-1848, Diputado a la Legislatura;

“Satisfecho el Exmo. Sr. Presidente inte-

en 1849, Diputado al Congreso General,

rino de la República de la ilustración y amor

Miembro de la Junta que tenía a su cargo

a los principios liberales que adornan a V. E.,

la formación del plan de defensa de los Es-

se ha servido nombrarlo su Secretario de

tados fronterizos, y Vocal sustituto de la

Despacho en el Ministerio de Gobernación.

Junta Consultora creada para promover

“Lo que de orden de S. E. tengo el honor

la navegación del río Panuco, “por lo útiles

de comunicarle, etc., etc”.

que eran sus conocimientos”, según reza la

Y, finalmente, en 1856-1857, Diputado

comunicación respectiva; en 1850, Senador;

al Congreso Constituyente, Presidente de

en 1852 (11 de Diciembre), Ministro de Jus-

la Comisión de Constitución y autor de la

ticia: he aquí la comunicación firmada por

mayor parte, ya que no de la totalidad, de

D. Guillermo Prieto:

nuestro grandioso Pacto fundamental. Esta

“Difíciles y comprometidas son las

es la época más culminante en su vida, ex-

circunstancias en que hoy se encuentra la

tinguida el 12 de Julio de 1865, y la que pro-

República combatida por la guerra civil, y

curará estudiar con detenimiento.

pendiente la resolución de una cuestión ex-

782

terior de la más alta importancia; pero esta

IV

misma situación exige el sacrificio y la coo-

Como acaba de verse, la vida de Arriaga

peración de todos los que como U.S. se in-

hubo de estar consagrada eternamente al

teresan sincera y lealmente en el remedio de

trabajo: ni le arredraban las labores excesi-

estos males.

vas o difíciles, ni le arredraban las distancias;

“En esta virtud, el E.S. Presidente ha te-

pero, así, ocupándose en labores disímbolas,

nido a bien nombrar a U. S. para el desem-

le fue fácil conocer los diversos mecanismos

peño del Ministerio de Justicia, y espera que

de la administración y sus diversos vicios;

sin excusa alguna, se presente en el acto a

y residiendo en comarcas, distintas por más

prestar el juramento de estilo. El patriotis-

de un concepto, le fue posible percibir dife-

mo, la decisión que manifiesta vd. por todo

rencias ocultas para los que especulan des-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

de su gabinete, y apreciar necesidades para

las fuentes de la equidad y de la justicia,

otros inasequibles.

conculcar todas las leyes y los principios, sa-

Llegó, pues, al Congreso, armado de

tisfacer pasiones vergonzosas, y autorizar el

todas armas y por ende con grandes proba-

absolutismo de los vicios que por desgracia

bilidades de acertar en el difícil y laborio-

habían adquirido en nuestro país un poder

so encargo con que lo honraron al par que

y un prestigio que pronosticaban la ruina de

abrumaron, sus compañeros de tareas. La

la patria, colocándonos de vilipendio ante el

instrucción, la vasta instrucción de que dio

mundo civilizado; después de que el pueblo

amplias muestras en el periodo constitu-

mexicano, cuya fuerza vital parecía agotada

yente, la entereza de carácter para sostener

en medio de los combates de la discordia ci-

sus opiniones y aun para conminar a los que

vil, alzó su voz unánime para reivindicar sus

intentaban destruir la gran obra que preten-

derechos y demostrar a sus gratuitos tíranos

dían realizar los triunfadores de Ayutla, la

que no aceptaba ni merecía la servidumbre:

sinceridad en los actos, se completaron de

la primera necesidad, la más imperiosa exi-

una manera admirable, providencial a creer

gencia demandaba que los representantes del

que la Divinidad interviene en los actos hu-

pueblo, interpretando fielmente las palabras

manos, con la observación directa del esta-

de la revolución, se apresurasen a formular

do del país.

los votos nacionales y a fijar en los artículos

Nada comprueba mejor este estado de

de una acta constitutiva, no se lamente los

conciencia que la parte expositiva del dicta-

generales principios del orden político, sino

men de la Comisión de Constitución, dic­

también las aplicaciones prácticas y adecua-

tamen que fue obra exclusiva de Arriaga.

das a nuestra situación particular, así como

Los primeros párrafos de esa notabilísima pieza política, única en nuestra Litera-

las importantes reformas que había sancionado y justificado la experiencia.

tura, fundan el derecho que tenían los legis-

“Pero, si participando la Comisión de los

ladores para remover por completo el orden

deseos y votos del pueblo, tenía firme y De-

de cosas, y ponen como en alto relieve las

cidida voluntad de cumplir cuanto antes los

graves dificultades porque atravesó la Comi-

altos deberes que se le confiaban, no por eso

sión. La meticulosidad de los moderados, el

fueron menos insuperables las dificultades

afán de statu quo de los sostenedores del no es

que tuvo que resolver, desde el momento

tiempo, tan duramente atacados por Zarco,

mismo de entrar en la discusión del dicta-

engrandece más y más, a medida que trans-

men que hasta hoy puede someter a la deli-

curran los años, la audacia de los revolucio-

beración del Soberano Congreso, y todavía

narios.

con la justa desconfianza de que no satisfa-

“Después de los días funestos de una

ga enteramente las necesidades de la época.

dictadura esencialmente perversa —decía

“Son tan raras las anomalías que presen-

Arriaga en la memorable sesión del 16 de

ta la historia de nuestro desgraciado país,

Julio de 1856— que tuvo por sistema cegar

unas veces haciendo grandes y gloriosos ponciano arriaga

783

784

esfuerzos para conquistar sus libertades y

que interesa la vida y el progreso del país?

vencer todas las resistencias, otras cayendo

Cualquiera de los caminos que la comisión

en un letargo mortal que alejaba toda espe-

adoptase para la solución de estos difíciles

ranza: tan rudos y audaces han sido los ata-

problemas, era de tal modo trascendental en

ques emprendidos con el objeto de prescribir

la suerte de la República, podía tener tantas

las ideas del bien y hasta el sentimiento de

y tan fecundas consecuencias en su bien y

la libertad, tan dilatada la serie de los abu-

malestar futuro, que bien merecía un estudio

sos y de las arbitrariedades, y tan frecuentes

serio y detenido, una larga y concentrada

las alternativas de la anarquía al despotis-

meditación, un voto de racional y estricta

mo, y de éste a la licencia y al desorden más

conciencia.

profundo, que si lo había sido un crimen el

“Debemos confesar que, aun empleados

desprecio y aun la indiferencia por las sa-

todos los esfuerzos de nuestra corta opaci-

gradas obligaciones que impone siempre la

dad, aun después de repetidas y prolonga-

voluntad del pueblo, bien hubieran querido

das discusiones, nunca llegamos a quedar

los que suscriben, aun cuando no fuera por

plenamente satisfechos del plan adoptado

otra causa que por la íntima persuasión de

para formular los principios constituciona-

su incapacidad, renunciar a la honrosa cuan-

les, y mucho menos cuando una fracción

to grave tarea que se le encomendaba.

respetable de la Comisión se nos separó

“¿Debía la Comisión proponer al país

desde el principio de nuestros trabajos, y no

un código fundamental enteramente nue-

ha tenido a bien asistir sino a muy pocas de

vo, condenando al olvido todas las tradi-

nuestras laboriosas y dilatadas conferencias.

ciones de nuestro derecho constitucional,

Mas por una parte, la ansiedad pública ma-

ensayando teorías y formas absolutamente

nifestada de mil modos en las peticiones de

desconocidas y aplicando principios que no

los pueblos, en la prensa periódica y aun en

estuviesen perfectamente relacionados con

el seno mismo del Congreso; y por otra el

nuestras necesidades y costumbres? ¿De-

estado de incertidumbre y zozobra en que

bía preponer una constitución puramente

se encuentra la República, temiendo a todas

política, sin considerar en el fondo los ma-

horas que malogrados los grandes sacrificios

les profundos de nuestro estado social, sin

que ha costado la libertad, otra vez el desor-

acometer ninguna de las radicales reformas

den o el despotismo, puedan hacer ilusorias

que la triste situación del pueblo mexicano

las más grandiosas esperanzas, nos han obli-

reclama como necesarias y aun urgentes?

gado a la premura, poniéndonos en el caso

Debía, en fin, limitarse a formar un com-

de renunciar a toda espera y presentar el

pendio de bases genéricas, en que, circuns-

dictamen, con la justa y fundada esperanza

critas las facultades de los poderes generales,

de que la honorable Asamblea, donde brillan

quedase libre, extensa y expedita la esfera

capacidades y talentos, llene los vacíos que

de las autoridades locales en lo concernien-

hayan quedado en el proyecto, enmiende

te a la legislación civil y penal, y en todo lo

los errores de que debe estar plagado y per-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

feccione una obra que nosotros quisiéramos

pliera el compromiso que tenía contraído

que fuese la más acabada y cumplida.

con los que lo exaltaron al poder, y lo que

“Debemos dar cuenta al soberano Con-

es más: con la Nación. Aparentemente, en

greso de las razones que hemos tenido para

poco tiempo se había redactado el proyec-

adoptar el proyecto, según y como lo ofre-

to de Constitución, que no es un lapso de

cemos a su sabia deliberación. Debemos

menos de cinco meses, tiempo bastante a

exponerle, con sinceridad y con franqueza,

producir un código que consigne ansiados

cuántas y de qué tamaño han sido las du-

derechos y afiance ofrecidas garantías; pero

das que nos han agobiado y hasta qué punto

nada más aparentemente, porque cada uno

nos ha hecho estremecer la responsabilidad

de los tres signatarios sabía por sus lecturas

tremenda que pesaba sobre nuestros débiles

y por la experiencia propia cuántos males

hombros. Debemos, en fin, ser tan explíci-

había que curar y cuál era el remedio: no te-

tos como lo exige la naturaleza de nuestra

nían, pues, sino que fundir sus conocimien-

comisión, y no tanto para sostener opinio-

to y vaciar luego en cláusulas, sujetas sólo a

nes exclusivas ni para satisfacer las exigen-

discusión en cuanto a sencillez de forma y

cias de la vanidad y el amor propio, pasiones

claridad de espíritu para evitar futuras in-

pequeñas y miserables que deben guardar

terpretaciones torcidas, un pensamiento co-

silencio cuando se trata de los más grandes

mún. Ni había de resultar de esas laboriosas

intereses del país; sino para decir la verdad

y dilatadas conferencias otro Pacto que no

y toda la verdad, para iniciar con lealtad y

tuviera como base la Federación: penetrados

buena fe una discusión tan ingenua como

de lo que con innegable lucidez vieron los

deba ser solemne, tan clara y terminante

Constituyentes de 1824, decidieron seguir

cuanto cumple a los representantes de un

alumbrando con la misma luz: “Solamente

pueblo libre”.

la tiranía calculada de los mandarines es-

Sí, es verdad: por duros trances había

pañoles, decían, podía hacer gobernar tan

pasado la patria; pero esas amarguras íban-

inmenso territorio por unas mismas leyes,

se a trocar en alegrías radiosas sólo con que

a pesar de la diferencia enorme de climas,

esplendieran, como lo soñaba esa puñado de

de temperamentos y de su consiguiente in-

audaces honrados, la libertad y el derecho, y

fluencia. ¿Qué relaciones de conveniencia y

habríanse trocado si en todos vibrara el mis-

de uniformidad puede haber en el tostado

mo ímpetu y a todos animara la misma fe

suelo de Veracruz y las heladas montañas

que a Ponciano Arriaga y a Mariano Yáñez

de Nuevo México? ¿Cómo pueden regir a

y a León Guzmán —¿pues no cayó sofoca-

los habitantes de la California y la Sonora,

do por una aplastante mayoría el salvador

las mismas instituciones que a los de Yuca-

artículo que proponía la libertad de cultos?

tán y Tamaulipas? He aquí las ventajas del

¿no Arriaga dejó escapar en una sesión me-

sistema de federación: darse cada pueblo a

morable un grito que lo mismo podía ser

sí mismo leyes análogas a sus costumbres,

de ira que de dolor —y si Comonfort cum-

localidad y demás circunstancias; dedicarse ponciano arriaga

785

786

sin trabas a la creación y mejoría de todas

más triste para los retrógrados que para los

los ramos de prosperidad; dar a su industria

liberales, la sesión tuvo todos los tonos de

todo el impulso de que sea susceptible, sin

un tumulto; aplaudieron o befaron las gale-

las dificultades que oponía el sistema colo-

rías, el presidente olvidó su misión, y aun el

nial u otro cualquiera gobierno que hallán-

propio Comonfort, como preludio del golpe

dose a enormes distancias, perdiera de vista

de Estado que daría más tarde, suspendió

los intereses de los gobernados; proveer a

la publicación de El Siglo XIX; ¡que atrevi-

sus necesidades en proporción a sus adelan-

miento inaudito! había insertado en sus co-

tas; poner a la cabeza de su administración

lumnas la crónica de la jornada. Pues en esa

sujetos que amantes del país tengan al mis-

sesión, Arriaga indignado ante los manejos

mo tiempo los conocimientos suficientes

de los que no reparaban en medio alguno

para desempeñarla con acierto; crear los

siempre que se consiguiera retardar el para

tribunales necesarios para el pronto cas-

ellos temido progreso, subió a la tribuna, y

tigo de los delincuentes y la protección de

sacando de su alma los acentos más duros

la propiedad y seguridad de los habitantes;

los arrojó como rayos a la cabeza de los tras-

terminar sus asuntos domésticos sin salir

tornadores del bien. Escuchad la crónica de

de los límites de su Estado; en una palabra,

aquel diario y decid después si no era el ora-

entrar en el pleno goce de los derechos de

dor un hombre de incontrastable virilidad:

hombres libres”. Finalmente, puesto que se

“El proyecto de restablecer la Carta de

trataba de convencer a los moderados y aun

1824 ha sido desechado más de una vez y

a muchos que bajo de uno que ellos creían

no podía volverse a presentar por las razones

ese disfraz no pasaban de mochos vulgares,

que en las sesiones secretas han explicado el

era preciso llevar al debate la más pura sin-

Sr. Villalobos y otros diputados. Esto es tan

ceridad y la más pura rectitud. Ya se ha vis-

conforme con el sistema representativo, que

to con qué singular franqueza confesaba el

la Carta de 1824 contiene la misma dis-

orador cuanto habían pensado y cuanto ha-

posición. Sobre esto no sostiene que dicha

bían dudado; paro es obvio que tras del pen-

Carta esté vigente, pero apela a la concien-

sar y del dudar vino el convencimiento de

cia y al honor de los autores del proyecto y

que si lo hecho no era enteramente bueno,

de los que han obtenido la segunda lectura,

sí era lo que más se acercaba a lo bueno, y

para preguntarles si no es cierto que esa idea

con el convencimiento la decisión de soste-

fue desechada cuando menos dos veces y

ner el principio y la energía para defenderlo.

acaso tres.

Así fue. Un día, el 4 de Septiembre de 1856

“Si se pudiera juzgar de las ideas, del

quiso el enemigo, alentado sin duda por su

tipo de ellas y de sus consecuencias, por las

victoria efímera del 5 de Agosto, con insistir

personas que las sostienen, podría decir que

en la restauración completa de la Carta de

entre ellas hay algunos hombres cansados

1824, derribar el edificio que a tanta costa

de servir al país, podría decir que hay otros

iban levantando los progresistas. En ese día,

dominados por el temor y la indolencia; po-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

dría decir que entre ellos están los que faltan

apenas concurrieron; hubo uno que asistió a

constantemente a su deber, y sólo aparecen

una sola discusión; uno solo asistió una sola

en días aciagos para contribuir a los fune-

vez, y el Ministerio si concurrió más de cin-

rales de la República; podría decir que en-

co ocasiones, éstas no pasan de siete. Pero

tre ellos están los que vinieron al Congreso

si todos estos señores que representaban al

después de hacerse esperar cinco meses, y

partido moderado, tenían tanta fe en la

podría decir también que entre ellos están

Carta de 1824 ¿por qué no la defendieron

alguno o algunos de los que han dada golpes

desde entonces? ¿Hay o no conciencia?

de Estado (Visible sensación).

¿Hay o no convicciones? Si las hay ¿por

“De nada de esto se sorprende, porque en México, como en todos los países del mundo, hay un partido firme, decidido, que toma la vanguardia, que se adelanta a la lucha de las ideas, que toma la primera fila en la tribuna y en los campos de batalla, mientras hay otro partido que se queda a retaguardia para aprovecharse de los triunfos del primero, para robarle sus conquistas, y luego echarle en cara su valor que bautiza de exaltación y de imprudencia. “Cuando se instaló el Congreso dominaba el primer partido, y cuando el orador fue electo presidente y dirigió la elección de la Comisión de Constitución, pudo formarla toda del partido avanzado, con sólo dar una lista a sus amigos; pero queriendo la unión liberal y la fraternidad entre los republicanos, llamó al segundo partido y los

qué son tan tardías? Si no las hay ¿que fe se puede tener en estas ideas? “La Comisión, además, llamó a todos los diputados, les pidió por escrito sus ideas y aceptó muchos pensamientos moderados. “A los que a tiempo no defendieron sus ideas, les faltó energía, les faltó virtud cívica, y a los que votaron en favor del proyecto de la Comisión y hoy, inconsecuentes, votan en contra, les falta carácter, que es lo primero que deben tener los hombres públicos. Sin carácter no hay decisión, no hay más que vacilaciones e incertidumbre que, sobre ser indecorosas, traen siempre funestas consecuencias. “Preciso es insistir en que se nota cierta fluctuación en una parte del Congreso. A moción del Sr. Ruiz acaba de acordar que los 47 artículos tomados de la Constitución de 1824 fuesen discutidos de uno en uno, y esto cuando ya pululaba la idea de restablecer la

nombramientos recayeron en personas de

antigua Carta federal. Parece, pues, que el

notoria ilustración y de muy buenas pren-

Congreso decidió ocuparse del proyecto de

das, independiente todo esto del celo con

la Comisión y hoy ya lo quiere abandonar.

que ven el servicio público; y no conforme

El Sr. Ruiz no tuvo más mira que la de evitar

con esto, todavía obtuvo el acuerdo que llamó

toda discusión atropellada, y sus razones

al seno de la comisión al Ministerio, ¿y qué

fueron tan concluyentes que convencieron al

sucedió? Ya se ha dicho muchas veces, y

mismo orador. Recuerda que el Sr. Arizcorreta,

es preciso repetirlo: la entidad moderada y la

cuando fue desechado su proyecto, suscri-

entidad Ministerio vieron con indiferencia

bió la proposición sobre los 47 artículos y lo

la Constitución del país. Algunos señores

hizo con el mayor entusiasmo. ponciano arriaga

787

“Y sin embargo, después de las razones

cuando se suspenden todos los pagos, in-

del Sr. Ruiz, se propone ahora una discusión

clusos las convenciones diplomáticas, y el

más vaga, un verdadero caos al tratarse en

gobierno, al apoyar esta idea, se pone una

conjunto y en globo de todos los artículos

venda en los ojos, se declara impotente con

que no toca la reforma propuesta por el Sr.

toda su dictadura para mejorar la Hacien-

Arizcorreta. Ésta es una verdadera inconse-

da, y viene a pedir que se le aten las manos.

cuencia. Si se comete, el resultado será fu-

Aparece la idea cuando nuestras relaciones

nestísimo. De otro modo será preciso dis­cutir

extranjeras se encuentran en una espantosa

artículo por artículo de la Carta de 1824 y

complicación, gracias también a pequeñeces

entonces desaparece el argumento de que se

del Ministerio.

quiere ganar tiempo.

788

“En el extranjero se exageraba siempre

“Algunos diputados liberales no tienen

la nulidad de nuestro país, la falta de hom-

fe en la reforma porque se ha perdido el

bres, la carencia de virtudes cívicas, y así se

tiempo. ¿Y tienen fe en lo que van a hacer?

apoyaba la idea de la intervención. Todo

¿Tendrá prestigio la Constitución, será un

este clamoreo cesó cuando triunfó el Plan

vínculo de unión que acabe con nuestras

de Ayutla, y cobre todo, cuando aparecieron

discordias? Pensadlo bien, señores diputados,

las reformas que proclamaba el proyecto de

pensadlo bien.

Constitución. La prensa extranjera cambió

“Cuando el Sr. Arizcorreta presentó su

de tono, concibió esperanzas de nuestro

proyecto, se notó que dejaba subsistente

porvenir, y nos aplaudió porque nos dio en

el estado actual de los bienes del clero, y

la senda del progreso. Pues bien, volviendo

prometió presentar una reforma que toda-

atrás, perderemos cuanto habíamos ganado

vía no parece. Apela a su honor y a su con-

en el concepto del mundo, y hoy, para con-

ciencia, porque sin esta reforma se trata

servar algún prestigio, se necesita hacer un

de echar abajo la ley de desamortización,

grande y heroico esfuerzo al no abandonar

precisamente en los momentos más crí-

la senda comenzada.

ticos, y así suplica al Sr. Arizcorreta que

“El partido progresista tiene derecho

retire su proyecto hasta que formule la re-

para preguntar al partido del gobierno

forma prometida.

¿cuáles son sus reformas? La Ley Juárez, la

“Cada vez que se detiene a pensar en

Ley Lerdo, la libertad del tabaco, la interven­

las circunstancias en que aparece la idea

ción del clero en Puebla. No es menester de-

fatídica de restablecer la Carta de 1824, se

cir que los Sres. Juárez y Lerdo no pertene-

persuade más de que será de funestas tras-

cen al partido moderado y que ni el decreto

cendencias. Aparece cuando en la frontera

de intervención, ni el de desestanco, fueron

comienza la guerra civil, gracias a las peque-

obra del mismo partido moderado.

ñeces del Ministerio. Aparece cuando Jalis-

“Ahora que el gobierno se separa de la

co gime bajo el despotismo militar, gracias

vanguardia progresista, ahora que la lanza

a las pequeñeces del Ministerio. Aparece

tan ignominiosamente como se lanzó a los

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

secretarios del Congreso, ¿qué será del país,

a su deber, porque ellos perderán a la Repú-

qué será de la reforma?

blica! (Prolongados aplausos.)

“Cuando hubo que combatir a la reac-

“En cuanto a nosotros los que vamos a

ción de Puebla, el gobierno halagó al parti-

sucumbir en esta lucha, después de haber

do progresista y el gobierno triunfó con ese

defendido la libertad y la reforma, no nos

partido.

queda más que decir como las víctimas de

“No se habla de ingratitud; pero reflexió-

los sacrificios romanos: César, los que van a

nese que sin unión liberal, el partido repu-

morir te saludan. Sí, pueblo mexicano, los de-

blicano será impotente y se dará el triunfo a

fensores de la libertad, los que queremos el

los conservadores.

progreso, vamos a sucumbir, vamos a morir

“¿Queréis que la unión nos salve? Dadnos una idea generadora, fecunda en grandes resultados, y no nos traigáis una idea muerta, porque los progresistas nunca hemos de dar al país un cadáver por Constitución…, (¡Bien! ¡Bien!). “Hemos proclamado la unión, añade el orador, y podemos jurar ante Dios y el país que no hay en nuestras filas ambiciosos, ni aspirantes, ni miras ulteriores; y si alguno entre nosotros pospone el interés de la patria a sus intereses personales, deseamos que nos abandone, porque queremos conservarnos sin mancha (¡Bien! ¡Bien!). Pero vamos a lanzar una palabra terrible, y en estos momentos solemnes, cuando la misión del representante del pueblo tiene algo del sacerdocio, es preciso recordar que el Evan-

políticamente y te saludamos” (Prolongados aplausos). Tal era el hombre a quien con entera justicia se le puede discernir el cargo de jefe de la hueste conquistadora. Él, como los demás que acaudillaba, no tenía más anhelo que el establecimiento y cimentación de la democracia. Por esto mismo se equivocaron en ocasiones; pero ese error, hijo legítimo del mismo avanzado credo que profesaban, nunca fruto de la ignorancia o de la mala fe, antes los enaltece que los deprime. Para Arriaga, lo hemos visto, el representante del pueblo no tenía más que esta misión: cumplir con su deber que era darle forma y vida a las tendencias de adelante; y a esa misión había de posponerse todo. Él da el ejemplo cuando con tanta fibra patriótica se enfrenta al gobierno y, cual si previese su

gelio quiere que los que llevan ofrendas a

odioso atentado, lo empuja a la picota para

los altares, se purifiquen de toda mancha y

que todos lo contemplen y sepan de ante-

ofrezcan la limpieza de su corazón. En es-

mano que no será él quien sostendrá los

tos momentos solemnes, cuando se trata

ofrecimientos de la revolución.

de llevar una ofrenda al altar de la patria,

Ahora bien, esa tremenda catilinaria era

yo digo con todos los míos: ¡Malditos todos

consecuencia directa de aquella contesta-

los diputados que no voten conforme a su

ción de Febrero al Presidente de la República,

conciencia! (Aplausos.) ¡Malditos una y mil

Quien sostenía que la revuelta de Ayutla era

veces los indignos representantes que falten

un episodio del mundo liberal, quien desde ponciano arriaga

789

entonces fulminaba a los ambiciosos, quien,

derecho, a juicio de los electores, ¿pero estos

finalmente, apuntaba ya la responsabilidad

electores tendrán juicio propio al emitir sus

contraída, no podía permanecer sereno ante

sufragios? No, y es de tenerse presente que

las timideces o ante las defecciones; una

los indios y los rancheros serán los que eli-

fuerza insuperable había de levantarlo,

jan, es decir, gentes extrañas al Derecho, que

una rectitud jamás desmentida había de

no sabrán calificar quiénes tienen ciencia y

darle a su voz el acento y a su brazo el ade-

quiénes carecen de ella. Si sería ridículo que

mán de la indignación.

un jurado eligiese a los que han de curar a los

Empero, visto ya el hombre enérgico, veamos más de cerca al constituyente.

demás, porque así no habría médicos sino charlatanes; es igualmente impropio que al tratarse de los magistrados que han de deci-

V

dir de la vida, del honor y de la propiedad de

Nada pinta mejor a Arriaga, constituyente;

los ciudadanos, se deje la elección al juicio

esto es, al hombre llevado del inmedible

de los electores. Prescinda del desconcepto

afán de darle a sus compatriotas todos los

que el artículo puede causar a los abogados,

derechos que le habían negado la Dictadura

y sólo recomienda que no se deje la califi-

o la República Central, y aquí no sólo apare-

cación al juicio de hombres que no pueden

cerá el retrato moral de quien un día mani-

formarlo”.

festara sin pena y sin rubor que llegó tarde a

Fuerza es convenir en que si los argu-

una sesión porque no tenía reloj, sino tam-

mentos del Sr. Reyes fueron tales como los

bién el de los constituyentes exaltados por-

presentó la Historia

que todos querían saciar una misma sed y

tuyente, no se distinguieron por su robustez

todos iban a una misma fuente; nada pinta

ni por su oportunidad. Esto no obstante, era

mejor a Arriaga, constituyente, repito, que

el Sr. Reyes quien tenía razón.

Congreso Consti-

su opinión en punto a los pocos o ningunos

Oíd a Arriaga:

requisitos que sé necesitaban para ser Ma-

“El Sr. Arriaga, refiere la misma crónica,

gistrado de la Suprema Corte.

790

del

presiente que sus palabras escandalizarán

Oíd cómo se producía en la sesión del 23

en boca de un abogado, porque es aboga­

de Octubre de 1856; pero antes bueno será

do, o más bien, lo fue, para hablar con más

escuchar al Sr. Reyes.

exactitud. ¿Por qué para tratar de los asun-

“El Sr. Reyes —dice la crónica de Zar-

tos políticos de más gravedad, de aquellos

co— juzga muy difícil exponer todas las ra-

que afectan a la nación entera en los con-

zones que existen en contra de esta idea de

gresos y el gobierno no se fijan requisitos?

la comisión, y así se limita a iniciar el debate

Y ¿por qué para fallar en asuntos de mucha

porque desea que se ilustre la materia. Se

menor entidad, pues sólo afectan intereses

quiere que los Ministros de la Suprema Cor-

particulares, han de establecerse tantas cir-

te de Justicia, los Magistrados del primer

cunstancias y taxativas? Pero se teme que

tribunal de la Nación, tengan ciencia en el

los indios intervengan en las elecciones, y

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

se olvida que ellos han intervenido en nom-

la ciencia de otros, será preciso recurrir al

brar a los diputados actuales. Esto no tiene

respetable colegio de abogados, o limitar el

más explicación que el egoísmo que quiere

sufragio a los cuatro o cinco mil abogados

hacer valer los títulos y los mamotretos.

que hay en la República.

“Pero se habla de los profesores de De-

“Pero la justicia es el primer sentimiento

recho y ¿qué es Derecho? ¿qué es la ciencia

del hombre y el magistrado de conciencia no

del Derecho? Lo justo, lo recto, lo derecho,

puede equivocarse como el médico, que con

no hay otra definición, la Jurisprudencia no

toda su buena fe yerre al curar una enfer-

es una cosa diferente de la justicia común:

medad. Las formalidades, los títulos, no dan

para distinguir lo justo de lo injusto, basta

virtud ni honradez, y por sí solos no pueden

el sentimiento de la conciencia.

inspirar confianza.

“Son incomprensibles las razones de los

“¡Gente extraña! ¡Gente extraña! ¿Qué

abogados para creer que sólo ellos son capa-

quieren decir estas palabras del Sr. Reyes re-

ces de ser magistrados. ¿En qué se fundan?

firiéndose a los electores? ¿Pretende que los

En la ciencia que consiste en pasar por las

colegios electorales se conviertan en grupos

aulas, aunque no se aprenda, ni se estudie;

facultativos? Si ha de haber elecciones, sean

en los exámenes, que son a menudo de com-

cuales fueren los requisitos, no se logrará

padres; y en la práctica, que consiste en ha-

que los electores sean peritos en el Derecho.

ber perdido o ganado algunos pleitos. Todo

“Se desconfía de la conciencia privada;

esto no da aptitud, ni honradez, que es lo

pero se olvida que forma la conciencia pú-

que buscarse debe para los puestos públicos.

blica, que la conciencia es igual en todos los

“El orador ha encontrado más justicia, más

hombres, y que el sentimiento no está suje-

rectitud, más honradez, más acierto en los jueces legos, que en los profesores de Derecho.

to a errores”. Y con Arriaga pensaban Zarco, el Nigro-

“Aun tratándose de médicos, el enfermo

mante y el inmortal don Melchor Ocampo.

y las familias escogen, no ateniéndose sólo

Es más, con ellos pensaba la mayoría de la

al título, sino a la fama, a los buenos antece-

Cámara, puesto que la fracción primera de

dentes, y cuantas veces se recurre a una po-

ese artículo 95: —“Para ser electo individuo

bre vieja y ésta cura una enfermedad crónica

de la Suprema Corte de Justicia se necesita:

mejor que los más célebres doctores. ¡Acaso

estar instruido en la ciencia del Derecho a

el señor preopinante deba su salud a alguna

juicio de los lectores, ser mayor de treinta y

de estas viejas!

cinco años y ciudadano mexicano por naci-

“Cuanto se pueda alegar en favor de las clases facultativas, no pasa de mera presunción, de mera probabilidad, en cuanto a su aptitud.

miento, en ejercicio de sus derechos” —fue aprobada por 47 votos contra 37. Esta creencia de Arriaga, este mismo pensamiento en que comulgaban él y

“Si se quiere que los electores sean ju-

Ocampo y Ramírez y Zarco, ¿era una mera

risconsultos, o al menos capaces de calificar

exaltación de liberales avanzados? ¿una ponciano arriaga

791

simple jacobinada como ahora se dice? No;

Por eso opinaba Ramírez en esa mis-

si en la redacción de esa primera parte del

ma sesión: que la Corte fuera un jurado y

artículo 95, si en el sostener el pensamiento

agregaba que “siguiéndola en todas sus con-

que esa parte entraña, hubo error, este error

secuencias —la idea de la Comisión— es

tenía una causa muy justificada.

preciso determinar que falle conforme a la

Evidentemente, cuando Arriaga sostie-

conciencia y no conforme al derecho co-

ne que para distinguir lo justo de lo injusto,

mún, a la ley escrita, que es en lo que con-

basta el sentimiento de la conciencia, o que la

siste toda la diferencia entre los tribunales

justicia es el primer sentimiento del hombre, se

profesionales y los jurados”.

equivoca; pero esta equivocación lo es sólo

Los recuerdos históricos no eran parte

a la luz de nuestros conocimientos moder-

menor en la idea de la Comisión. Los miem-

nos: en el año de 1856 esos principios eran

bros de ésta, y aun el país entero, digo la por-

en México tan científicos y tan incontrover-

ción apta, habían visto cuán corrompida es-

tibles como lo puede ser hoy aquel de Bain:

taba la Administración de Justicia, y cuánto

para que el espíritu reciba una sensación es

urgía atajar el mal. Lo mismo en las causas

preciso que haya un cambio.

criminales que en las altas y trascendentes

Empero no son esas abstracciones racio-

cuestiones de Jurisprudencia, los Magis-

nalistas, la base de las creencias de aquellos

trados hubieron de mostrarse sumisos a la

legisladores, como ahora buenamente se

influencia del Dictador, prontos al cohecho

asegura.

del Gobierno o de los particulares, capaces

La convicción tuvo otro origen. Mejor

de cometer, por ignorancia o por medro pro-

dicho, otros orígenes: el establecimiento del

pio, las mayores injusticias e ilegalidades.

juicio por jurados, los recuerdos históricos y

Era indispensable, desde el punto de vista

acaso el deseo de poner frente al Ejecutivo

de aquella época y de aquellos hombres,

una potencia política.

arrancar el mal de raíz, y para conseguirlo,

La lógica obligaba a la Comisión de

nada mejor que renovar por completo el ori-

Constitución, a dejar los conocimientos en

gen del Tribunal. Que el pueblo trajera a los

Derecho para la elección de Magistrados a

honrados, fuesen jurisperitos o no; que el

juicio de los electores. Desde el punto en

pueblo se fijara en los espíritus rectos, y en-

que en las causas criminales se había de in-

tonces, aparte de que él sería el primer res-

tervenir, no de acuerdo con el Código Penal,

ponsable de las aberraciones o iniquidades

sino conforme al sentimiento que una colec-

que los mandatarios cometiesen, quedarían

tividad tuviese respecto del presente hecho

exterminados para siempre los sobornos, y,

criminoso, era fatal que por un sentimiento

cuando menos, disminuidos los errores.

semejante se fallaran las graves cuestiones de la Suprema Corte. Allá bastaba el sentimiento de la moralidad, aquí bastaba el sentimiento de la honradez. 792

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

No otra cosa se infiere rectamente de estas palabras de Zarco: “Desde que somos independientes, la Administración de Justicia ha sido el mo-

nopolio de los sabios con título, de los

“El pueblo, pues, está ya cansado de es-

hombres instruidos, de los letrados, y ¿qué

tos escándalos, y la Comisión ha hecho muy

ha sido de la Administración de Justicia? Un

bien en proponer un ensayo que puede dar

caos, un embrollo, de que el mismo señor

mejores resultados. Para la magistratura,

Reyes, como hombre de bien, no puede

antes que ciencia, se requieren virtud y pro-

estar satisfecho. La Suprema Corte, ina-

bidad. En caso de comparecer ante un tribu-

movible en medio de nuestros cambios, ha

nal, las garantías del acusado está en la hon-

estado muy lejos de corresponder a las es-

radez de los jueces y no en su erudición”.

peranzas que aun se tienen en la sabiduría

Por último, los constituyentes habían

oficial. Ha habido honrosas excepciones.

presenciado con qué facilidad se adueñaba

¿Quién no respeta por ejemplo, la memo-

de los otros dos poderes un Ejecutivo, con

ria del integérrimo señor Morales? ¿Quién

qué complacencia se plegaban todos, y qui-

no ha de respetar la probidad sin tacha

zá discurrieron que el remedio para ese aten-

del señor Castañeda? Pero éstas han sido

tado a la democracia, estaba en crear una

excepciones. Si la Corte ha tenido a veces

Corte donde hombres íntegros, como decía

una inflexible severidad con el infeliz que

Zarco, dotados de una absoluta moralidad y

en la calle se roba un pañuelo, nunca ha

de una absoluta rectitud, lo mismo fallaran

sido sino indulgente con los agiotistas y

con justicia en la revisión de un proceso que,

los grandes ladrones públicos. Allí ha perdi-

llegado el momento, le marcaran un hasta

do la Nación los litigios que le ha suscitado

aquí al Ejecutivo que no cumpliera consti-

el agio, y las reclamaciones extranjeras más

tucionalmente con su misión.

inicuas, más infundadas que los Congresos,

En suma: tras del proyecto de ley se es-

los Gobiernos y la conciencia pública, han

condía la intención de que el pueblo, y sólo

calificado de injustas, han encontrado fa-

el pueblo, fuese el gobernante. Si era magis-

llos de la Corte que los apoyan para gravar

trado ocasional en los jurados criminales,

en millones al Erario Nacional. ¿Quién no

bien podía ser magistrado temporal en las

recuerda los negocios de Dubois de Luchet,

salas de la Corte. A él le correspondía man-

de Hargous y otros? Si la Corte conocía en

tener incólume la Administración de Jus-

juicios políticos, la impunidad era segura

ticia, y si las circunstancias lo exigían, a él

para los grandes criminales. ¿Qué pena se

también obligar al Ejecutivo a que se apar-

impuso a los asesinos de Guerrero? ¿Qué

tara de sendas perniciosas.

Ministro ha sido condenado por sus robos, por sus atentados, por sus crímenes?

¿Soñaron? Quizás. ¿Les debemos hacer cargos? No. La sinceridad que pusieron en

“No hay de esto un solo ejemplo en

su obra, la honradez y rectitud de sus con-

nuestra historia, aunque es larga la lista de

ciencias, la entereza con que arrostraron be-

gobernantes que han faltado a sus deberes y

fas y escarnios, y hasta la hermosura de sus

han desgarrado las constituciones…

sueños, nos obligan a absolver. Injusto fuera



acusar a quienes, para beneficio de una paponciano arriaga

793

tria, pretendieron establecer una perpetua y

hacerse extensiva al Presidente y a los Mi-

esplendorosa Democracia.

nistros. De ningún modo parece justo que el primero quede impune por actos en que

VI

tiene parte. Para evitar debilidades y con-

Arriaga constituyente, lleva al Congreso

descendencias, conviene someter a juicio al

una gran ambición: la de servir a su patria;

mismo jefe del Estado, y así cuando se sepa

y un gran odio a la tiranía.

que toda falta importa responsabilidad, los

Logró lo primero desde su puesto de Pre-

gabinetes serán más compactos, habrá más

sidente de la Comisión de Constitución,

unión entre los miembros del Gobierno y se

redactando artículos, apoyándolos con su

seguirá una política mucho más franca. En-

palabra y su prestigio y su elocuencia,

cuentra muy difícil establecer un linde entre

sembrando doctrinas que más tarde fruc-

el Presidente y los Ministros para averiguar

tificaron.

la responsabilidad de cada uno en los actos

Demostró lo segundo en diversas oca-

794

del Gobierno.

siones. Basta recordar dos: cuando se trató

“Se ha dicho que será indecoroso ver a

del juicio político; cuando se trató de las

los funcionarios sujetos a continuas acu-

comandancias generales: y digo que bastan

saciones; pero mucho más indecoroso es

esas dos, porque ellas resumen de maravilla

que se les difame en corrillos y en tertulias,

todas las convicciones liberales de Arriaga,

donde son víctimas de la calumnia, sin te-

todos sus anhelos patrióticos, todas sus doc-

ner expedito el derecho de defensa, ni poder

trinas políticas.

recurrir a los tribunales en justificación de

Debatíase el artículo 105. —“Están su-

su honor. Alude a algunos libelos y pasqui-

jetos al juicio político por cualquier falta o

nes que se han dirigido al Presidente de la

abuso cometido en el ejercicio de su encar-

República, prodigando cobardes insultos al

go, los Secretarios del Despacho, los indivi-

Gobierno.

duos de la Suprema Corte de Justicia, los

“Aunque en las monarquías se declara

Jueces de Circuito y Distrito y los demás

que el rey es inviolable, no lo es en realidad,

funcionarios públicos de la Federación, cuyo

pues la opinión juzga hasta de los actos de

nombramiento sea popular. El Presidente

su vida privada; pero en las repúblicas, ni

de la República está sujeto al mismo juicio

como ficción es admisible la inviolabilidad

por los propios delitos y por otros graves del

del Jefe del Estado.

orden común”. —Cerqueda oponía algunas

“La Comisión ha cuidado de estable-

restricciones, y el mismo Ocampo creía que

cer bastantes garantías en el juicio polí-

se iba más allá de lo conveniente.

tico, creando dos jurados, exigiendo para

No opinaba lo mismo el ilustre potosino:

los fallos dos tercios de votos, y forman-

“Cree que en las repúblicas —dice Zar-

do el de acusación de personas electas por

co— ningún funcionario debe ser inmune,

todos los Estados, y que probablemente

y que por lo tanto la responsabilidad debe

representarán todas las opiniones. No se

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

quiere que el juicio político sea un arma de

El orador traza un cuadro d’aprés nature,

partido, y no puede esto decirte porque se

aplicable a más de una época, de esos minis-

teman disturbios y discordias, pues otro

tros que se adhieren a la cartera con el amor

tanto se dirá de todo género de institucio-

de la yedra al olivo, y que no la abandonan

nes, cuando de todas puede apoderarse el

por grande, por patente que sea en su contra

espíritu de partido.

el fallo de la opinión, y pierden y extravían

“Precisamente porque siempre hay que-

a los presidentes, y les ocultan la verdadera

jas y acusaciones contra los gobernantes;

situación, y son ministros casi por capricho

precisamente porque esto produce inquie-

hasta que estalla una revolución.

tudes y zozobras que al fin se resuelven por

“Se promete que los que no tengan lim-

rebeliones y pronunciamientos, es por lo

pia la conciencia, se retirarán al iniciarse

que se necesita abrir una guía legal que evite

el juicio político, sin esperar el resultado.

gravísimos conflictos”.

Cuando las acusaciones sean infundadas,

García Granados, Moreno y Ruiz, reba-

ellas no producirán el desprestigio de las

ten, y Arriaga, firme en su opinión, persiste

autoridades, que ganarán, por el contrario,

en que deben estar sujetos a juicio los fun-

ante la opinión, cuando confundan a sus

cionarios que emanen de la elección popular.

detractores.

“El Sr. Arriaga, es Zarco quien habla

“Si el artículo se declara sin lugar a vo-

—se había abstenido de dar una definición

tar, la comisión no sabrá qué hacer, porque

académica del juicio político— respuesta a

no tiene conciencia para proponer el siste-

Ruiz que decía no hallar bien definido ese

ma antiguo que le parece de todo punto

mismo juicio político —por no ofender la

ineficaz”.

ilustración del Congreso”. Da lectura a algunos trozos de Tocqueville y después asienta que cualquier crimen,

No se llegó a un acuerdo, no obstante que la Comisión modificó el artículo en estos términos.

delito o falta grave que cometa un funciona-

“Están sujetos a juicio político por cual-

rio en su cargo oficial, está sometido al jui-

quier falta o abuso grave cometido en el

cio político.

ejercicio de su encargo: el Presidente de la

“Si como cree el Sr. Ruiz, la impunidad

República, los Secretarios de Despacho; los

de los funcionarios públicos no consistió

individuos de la Suprema Corte de Justicia,

antes en la ineficacia de los medios consti-

los jueces de Circuito y de Distrito, y los de-

tucionales, sino en la falta de valor civil y de

más funcionarios públicos de la Federación,

espíritu público, no hay que temer que haya

cuyo nombramiento sea popular”.

abundancia de acusaciones.

El artículo fue declarado sin lugar a vo-

“Entra luego en extensas consideracio-

tar: el principio quedó pendiente de conquis-

nes sobre las ventajas del juicio político,

ta, y la comisión se vio precisada a reponer

siendo la principal, la fácil remoción de los

el juicio político que condensaba en un solo

ministros impopulares.

artículo, con la responsabilidad de los altos ponciano arriaga

795

funcionarios, distribuida en ocho artículos

La ley, en efecto, suprimirá las que hoy

que originaron no menos recias discusiones.

se llaman las comandancias generales; pero es-

Véase ahora su actitud cuando se trató

tablecerá o podrá establecer otras que con

de las comandancias generales. Una parte de la Comisión de Constitución proponía el siguiente artículo:

zá peores vicios que las actuales. Lo que en mi concepto han querido los

“En tiempo de paz, ninguna autoridad

señores de que se trata, es la abolición de esas

militar puede ejercer más funciones que las

comandancias fijas, perpetuas, inamovibles;

que tengan exacta conexión con la discipli-

(y una precisamente en cada Estado como

na militar. La ley arreglará el orden econó-

empleo obligatorio, constituido e inheren-

mica del ejército, teniendo por base la supre-

te a la demarcación política) comandancias

sión de las comandancias generales”.

que no han sido ni son más que rivales de las

Sala de comisiones. México, Enero 21 de

autoridades de los Estados, que toman parte

1857.—Guzmán.—Cortés y Esparza.—Cas-

muy directa en los asuntos civiles, políticos

tillo Velasco”.

y administrativos; que deliberan y mandan,

El Sr. Arriaga presentó el siguiente voto particular sobre el mismo asunto:

796

diferente nombre tengan los mismos o qui-

no ya en asuntos de justicia, sino también de hacienda, de paz y de seguridad pública;

“Señor: El que suscribe se ha visto en

y que ejerciendo de hecho otras facultades y

la necesidad de formular el presente voto

atribuciones que de derecho no pertenecen

particular en cuanto a la segunda parte del

sino a las autoridades políticas o civiles, ya

artículo que la Comisión de Constitución

sean de los Estados o del gobierno federal;

somete ahora al respetable juicio del sobe-

han dado margen a todas las querellas y co-

rano Congreso.

lisiones, a todas las disputas y discordias que

En mi humilde opinión, lo que propone

tantas veces han perturbado, no solamente

la mayoría de la Comisión, no puede satis-

la buena armonía que debe reinar entre todos

facer las nobles y patrióticas miras de los

los funcionarios públicos, sino también el ré-

señores diputados que propusieron la extin-

gimen legal y hasta la paz pública, haciendo

ción de las comandancias generales.

que las leyes guarden silencio al estrépito de

Disponer solamente que “una ley arregle

las armas. Y cuán fácil, y cuán peligrosa sea

el orden económico del ejército, teniendo por

la tentación de abusar del poder militar, aun

base la extinción de las comandancias gene-

cuando esté moralizado, aun cuando esté

ralas”, me parece que es aplazar una cuestión

movido por su verdadero espíritu de honor,

de tanta importancia, diciendo, como se ha di-

de subordinación y de obediencia, no hay

cho, al tratarse de las más especiales y radica-

necesidad de comprobarlo con todas las des-

les reformas: “que no es tiempo…” Me parece

dichas de nuestro país, cuando las naciones

que es dictar una prevención ambigua, pura-

más adelantadas en la civilización lo han juz-

mente de nombre, y que fácilmente se podrá

gado casi incompatible con los elementos de

hacer ilusoria en todas sus consecuencias.

la pacífica y verdadera libertad.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

El que suscribe ha creído siempre, como

la voluntad de todos, manifestada por los ór-

cree ahora, que el poder militar debe ser en-

ganos legales”. “La fuerza, como el derecho,

teramente pasivo, y así propuso desde hace

reside esencialmente en el pueblo”. “Toda

muchos meses en el seno de la comisión un

fuerza individual o parcial es culpable cuan-

artículo que fue desechado por la mayoría

do no es el instrumento de la voluntad gene-

en los siguientes términos. “El poder militar

ral, cuando no compone una parte integran-

en todo caso estará sometido a la autoridad

te de la fuerza social”. Cuidar de la paz y de

civil”. Cree también que ese poder no debe

la seguridad pública, alimentar la justicia y

obrar, saliendo de su esfera, sino cuando la

la hacienda, reprimir los crímenes y delitos;

autoridad legítima invoque el auxilio de

en fin, gobernar la sociedad, son atribuciones

su fuerza; y que por lo mismo, sería inútil

de la autoridad que obra a nombre de la ley;

dictar un precepto constitucional sin más

la ley es la expresión de la voluntad popular

objeto que variar los nombres, dejando las

y los funcionarios populares nada tienen que

cosas en el mismo estado peligroso que han

hacer, por sí y ante sí, si no son requeridos,

tenido y tienen sobre esta materia.

mandados o autorizados por las potestades

Si han causado tantos males a la Repúbli-

civiles, en todos los negocios que no tengan

ca esas comandancias generales que se tuvie-

íntima y correcta conexión con la disciplina

ron inherentes y necesarias a los Estados en

de obediencia que es su primitiva ley.

términos de que en ningún Estado ha dejado

¿Y puede darse cosa más absurda en un

de existir una de ellas con todas sus coman-

sistema de gobierno pacífico y legal, que esa

dancias secundarias y accesorias, fue por que

reunión contradictoria del poder civil y militar

desgraciadamente reinó la preocupación de

en una misma persona, erección monstruosa

que el poder era la autoridad, de que la fuerza

de la política mezquina del autor de todos

era la ley, de que los hechos constituían el de-

nuestros males, del inolvidable dictador que

recho. No se comprende cómo podría conser-

quiso militarizar no solamente los gobiernos

varse la paz sin la intervención de las armas,

de los Estados, sino los prefectos, los alcaldes

independientes de la autoridad; cómo se po-

y hasta los alcaides? ¿Puede haber cosa más

dría cuidar de la seguridad personal y pública

repugnante a la buena administración, que tal

sin el amparo de los ejércitos permanentes;

incoherente mezcla de dos poderes heterogé-

ni cómo se perseguirían los malhechores y se

neos, que no se excluyen, que se repugnan, se

guardarían las cárceles sin esas guardias y

chocan y contradicen? El gobierno pacífico y

esas escoltas perpetuamente residentes en las

legal es uno; el gobierno guerrero y el mando

poblaciones o recorriendo los caminos, todas

económico de la fuerza, es otro. El primero

obrando por sus propias inspiraciones, des-

obra invocando la ley. El segundo debe obrar

viándose de su objeto, desconociendo que la

sugerido por la autoridad.

autoridad estaba en otra parte.

Y por otra parte, es imposible, de todo

“La fuerza solamente se puede llamar

punto imposible, que la autoridad política

derecho, cuando sirve para hacer prevalecer

se moralice y recobre sus legítimos derechos, ponciano arriaga

797

si ha de estar teniendo frecuentes ocasiones

yoría de la comisión en que no sea punto

de entrar en comercio de condescendencias,

constitucional. De buena voluntad prescin-

debilidades y funestas consideraciones con el

diría el que suscribe de muchos otros de los

poder militar; y será también imposible, que

que no se han aprobado como tales, con tal

el ejército se moralice si ha de residir en las

de que se acordase éste que ha tenido tanta

poblaciones, viviendo en el ocio, distrayén-

trascendencia en los males de que ha sido

dose de sus ejercicios, de sus academias, de

víctima la República.

los deberes de su profesión. Mucho tiene que

De acuerdo, pues, con la mayoría de la

aprender y que saber el buen soldado: mucho

comisión en la primera parte del artículo

tiene que acostumbrarse a la vida del campa-

que establece que las autoridades militares

mento, de la privación y de la fatiga, si quiere

no pueden ejercer otras atribuciones que las

ser útil a la nación que le paga: mucho tiene

estrictamente relativas a la disciplina, pro-

que consumir en la instrucción, limpieza y

pongo como segunda parte del artículo lo

cuidado de armas, evoluciones y ejercicios,

siguiente:

estudio de las leyes de la guerra, y otros infi-

“Solamente habré comandancias mi-

nitos detalles de su economía y peculiar go-

litares fijas y permanentes en los castillos,

bierno, para que pueda desperdiciar sus días

fortalezas y almacenes que dependan inme-

en esa vida que hasta hoy han tenido nues-

diatamente del gobierno de la Unión, o en

tros veteranos. En esta parte es digna de todo

los campamentos, cuarteles o depósitos que

elogio, y principalmente de imitación, la ri-

fuera de las poblaciones estableciese para la

gurosa observancia en que se halla el ejército

estación de las tropas permanentes”.

permanente de la nación vecina. Nunca vive

México, 22 de Enero de 1857.— Arriaga.

en contacto directo con los pueblos: jamás se ven esas rivalidades, esos celos de militar

VIII

a paisano que son tan frecuentes entre no-

¿No es acreedor a perpetuo recuerdo un

sotros. El soldado vive en campos, cuarteles,

hombre así dotado de grandes virtudes cí-

colonias o recintos militares, separado de la

vicas y patrióticas y que con tanto acierto y

gente civil, y vive con su familia, y se ocupa

energía las pone en práctica?

todo el día en los pormenores de su profesión,

Su nombre, su gran nombre, perdurará

se instruye en su oficio y no toma parte en lo

entre nosotros, y cuando de entusiasmos vigo-

que no le toca, sino es cuando se le manda.

rosos se hable; cuando se recuerde aquella in-

Difícil será que nuestro ejército llegue a este

mortal lucha, todavía no bien apreciada en sus

punto. Comprendo las gravísimas dificulta-

colosales proporciones; cuando con el pensa-

des con que tendremos que luchar; pero me

miento convertido a las tempestuosas sesiones

parece que siendo esta reforma de tanta im-

se prueba en toda su magnitud la virilidad de

portancia, intentarla es bastante.

los luchadores, la memoria del insigne potosino

Y conocida notoriamente esta importancia, no me es posible convenir con la ma-

vendrá a nosotros e impondrá la admiración. José P. Rivera

Pablo GarcÌa

El

escritor Gabriel González

nante y secreta bajeza, los escalones para

Mier ha sintetizado lo que pudiera decirse

los más elevados puestos: García no es de

respecto de la infancia de Don Pablo García,

aquellos hombres que se decretan su propia

en estas frases: “El Señor Licenciado Pablo

gloria, que castigan el olvido involuntario o

García, hijo de Campeche, de humildísima

la omisión querida de rendir un homenaje

representación, casi cero social por los an-

por el que se siente repugnancia, ni es su

tecedentes de familia, desconocido, oscuro

gloria de esas sangrientas glorias formadas

como su rostro, último por su casta y por su

con la muerte y el asesinato de las que tanto

clase, es en aquel Estado, el primero por

abundan en los anales de nuestra Historia

su patriotismo, el primero por su amor a la

política y militar. La siguiente síntesis bio-

democracia, y el primero, en fin, por su ex-

gráfica hará comprender cómo fue grande y

traordinario talento”.

cómo fue bueno el ciudadano Pablo García.

distinguido

Pablo García pertenece a la estirpe esco-

Siendo muy joven, en Febrero de 1843,

gida de grandes hombres cuyas vidas de una

fue nombrado sargento en una compañía de

unidad lógica y admirable, se desarrollan

estudiantes que se organizó en Campeche,

natural y enérgicamente, como los aconte-

para la defensa de esta Plaza por el General

cimientos sociales que de un modo fatal e

Ampudia; la Compañía de colegiales tomó

ineludible presiden. Nada tiene de similar

parte en una acción muy viva y sangrienta

la existencia de hombres como García con la

en la que fueron derrotados los invasores, y

de aquellos políticos de circunstancias, sin

terminada la guerra volvió García a las aulas

principios, dispuestos a servir a todos los go-

del Colegio clerical de San Miguel de Estrada,

biernos, a vivir de todos los presupuestos y

hoy Instituto Campechano, en donde se dis-

cuyo fortuna es próspera a fuerza de ser os-

tinguió por su saber y su talento, recibiendo

cura e insignificante; hombres que hacen de

más tarde en Mérida el título de Licenciado

su propia nulidad su fuerza y de una repug-

en Leyes, de la Universidad de Yucatán.

˜ 799 ˜

800

En 1857 comenzó a figurar en el mayor

morigeración de tus costumbres; no olvides

movimiento que ha conmovido a la Repúbli­

tus nobles sentimientos de dignidad y de li-

ca, redactando, en la ciudad de Campeche,

bertad, únicos timbres que conservas…

un periódico El Espíritu Público, destina-

Ya en la Legislatura, cumplió con su deber

do a preparar la revolución, a la propaganda

protestando contra los abusos cometidos

de las ideas liberales que entonces eran las

en el escrutinio de la elección del Goberna-

ideas revolucionarias. Y en aquel mismo año

dor Pantaleón Barrera, y se retiró por la falta

fue designado por el pueblo Campechano

de libertad y de honradez de aquel cuerpo,

para que los representase en la Legislatura

volviendo a Campeche, en donde estalló al

del Estado de Yucatán, y dirigió al pueblo la

fin el movimiento revolucionario de Agos-

siguiente proclama que reproducimos con el

to de 57. García fue el jefe civil y militar de

doble propósito de que se conozca un do­

dicho movimiento, y después de una lucha

cumento que revela cómo han sido en otra

sangrienta que duró varios meses, ya en

época prácticas, en nuestra República, las

1858 se celebró con Yucatán un tratado

ideas democráticas y de que se tenga idea

de división territorial y se erigió el Estado de

del temperamento político del ilustre liberal

Campeche, consumándose la separación

que lo suscribe: “Me habéis sacado del seno

política necesaria entre dos Estados de raza,

de la multitud en que vivía confundido, y

carácter, tendencias e ideas tan distintas.

enalteciéndome, me habéis hecho el órgano

García fue electo Gobernador del nuevo Es-

de vuestras exigencias y de vuestra ilustra-

tado de Campeche.

ción. —¿Qué os ha movido a ser tan indul-

En aquella época estalló la Guerra de Tres

gentes, tan liberales para conmigo? ¿Qué

Años o de Reforma; el Estado de Campeche

virtudes, qué méritos, qué servicios habéis

se mantuvo fiel a la causa liberal, y García

querido recompensarme tan generosamen-

pudo secundar los trabajos de Juárez, pres-

te, honrándome con tan universal e inapre-

tando auxilios al Gobierno Nacional, residen-

ciable sufragio?… ¡Conciudadanos, nada

te en Veracruz, con armamento de guerra,

valgo! Jamás he sido un hombre público.

reprimiendo los movimientos reaccionarios

Nunca he pertenecido a ninguna bandera.

en Yucatán, e implantando en el Estado que

Hoy me ligáis del modo más expresivo a

Gobernaba las Leyes de Reforma.

vuestra suerte… Mi escasa inteligencia, la

Después de resistir durante año y medio

sangre toda de mis venas, es cuanto puedo

el bloqueo que la escuadra francesa hiciese

ofrecer en sacrificio por vuestro bienestar.

del Puerto de Campeche, tuvo García que

—Sin fortuna, sin aspiraciones, sin más es-

capitular y fue expulsado por el invasor en

peranzas que las del pueblo a que pertenez-

unión de los patriotas que formaban el Go-

co, no hay para mí ningún otro objeto de

bierno republicano de aquel Estado.

predilección; y no daré un solo paso que no

Un año después volvió García del des-

sea por vuestro progreso y felicidad. ¡Pueblo

tierro, y para subsistir, trabajaba manual-

leal, bravo y sufrido! No abandones jamás la

mente, no ejerciendo la profesión de abogado,

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

para no verse obligado a reconocer las auto-

verdad única que debe guiar a todos los pue-

ridades del Imperio.

blos de la tierra. La Opinión es la Reina del

Estalló en Campeche movimiento po-

mundo.

lítico en favor de los principios liberales y

“Ahora hemos tocado con nuestras pro-

fue encarcelado, habiendo obtenido poco

pias manos la omnipotencia de la opinión.

después la libertad con la orden terminante

Ella ha sido el único elemento con que he-

de ausentarse de Campeche; en el Estado de

mos reñido a la lucha, la única fuerza que

Tabasco organizó García una fuerza militar

nos ha dado la victoria, arrollando mil fuer-

que puso al mando del coronel Pedro Zeferi-

zas contrarias y aplastando a nuestros orgu-

no Brito y una escuadrilla; con esta pequeña

llosos enemigos.

fuerza que se denominó “Fuerzas expedi-

“¡Cosa en verdad maravillosa!”

cionarias sobre los Estados de Campeche y



Yucatán”, volvió a Campeche y allí sufrió la

“¿A quién imputaremos tanta gloria?

escuadrilla liberal una derrota, y las fuerzas

“No pertenece a nadie.

de tierra fueron vencidas en Kalquiní. Todos

“Todo lo habéis hecho vosotros, solda-

los esfuerzos del partido liberal hubieran

dos del pueblo y marinos esforzados que os

sido aniquilados a no ser por el triunfo del

retiráis contentos a vuestros hogares des-

General Zepeda en Hecelchakán, y desde

pués de una campaña tan penosa.

entonces hasta el triunfo definitivo de los

“La gloria es toda para vuestros herma-

liberales, García luchó tenaz, hábil y valien-

nos que han sucumbido en la lucha o han

temente. En recompensa de sus servicios,

sido mutilados. Éstos son los monumentos

volvió a ser electo Gobernador del Estado de

preciosos, que debemos honrar para hon-

Campeche, tomando posesión de este cargo

rarnos a nosotros mismos; son la parte de

el 16 de Diciembre de 1867.

nuestra sangre, derramada por nuestra re-

La República triunfaba al fin, pero en

dención. Y el Estado, a quien toca ser depo-

Campeche se iniciaba la guerra de castas,

sitario de la gloria y llenar con orgullo una

invadiendo los indios de Chan Santa Cruz

pequeña página de la historia de México, no

el territorio del Estado; acude García perso-

debe jamás olvidar a tan dignos hijos.

nalmente a la pacificación, no sin haber an-

“Entre tanto, hoy, como depositario

tes licenciado a las tropas que combatieron

del poder soberano, me toca daros el adiós

contra el Imperio, y a quienes dirigió una

de despedida al dejar las armas, que habéis

proclama de despedida, de la que tomamos

mantenida con tanta honra, para volver a la

los siguientes párrafos:

vida pacífica.

“Hemos terminado la campaña restableciendo el orden constitucional y haciendo triunfar la opinión pública. “Hemos demostrado una vez más prácticamente y con los hechos materiales, la

“Adiós os digo con toda la efusión de mi alma. “Os doy las gracias en nombre de la Nación y del Estado en particular, por vuestros brillantes servicios. pablo garcía

801

“Os saludo como a hijos dignos de

de lucha, en los años de destierro y en las

México independiente y libre, y os reco-

épocas de mando y de triunfo, del Sr. Tomás

miendo que no olvidéis nunca la lección pre-

Aznar Barbachano con las sentidas y elo-

sente, mostrándoos siempre fieles y denoda-

cuentes páginas que siguen:

dos defensores de la opinión nacional”.

802

“Un hecho se registra en esta época

Durante su administración la gran ta-

memorable que lo coloca entre los grandes

rea que emprendió fue la de la organización

bienhechores de la humanidad: haber conclui-

política y económica del Estado, al mismo

do con la trata de indígenas de Yucatán.

tiempo que el planteamiento de los princi-

“Apenas empezada la reconquista de la

pios liberales y las ideas democráticas que

Península, que en sus dos terceras partes o

eran en su alma elevada y noble una pro-

más había caído en Mayo de 1848 en poder

funda convicción, no mentidos y falsos pre-

de los indios sublevados; en las acciones dia-

textos para medrar a la sombra de gobiernos

rias y sangrientas, libradas entre los defen-

que se dicen liberales.

sores de la civilización y los de la barbarie,

Abolió los cacicazgos de indígenas, creó

caían prisioneros muchos de éstos. Su núme­ro

el régimen municipal, instituyó el servicio

llegó a ser considerable, y el Gobierno, sin

de policía, organizó la Administración de

recursos y sin gente, ni podía mantenerlos,

Justicia, suprimió monopolios onerosísi-

ni guardarlos. Ocurrió entonces el deportarlos

mos, implantó la Guardia Nacional, útil

como remedio al mal. No faltaron especu­

institución convertida después en medio de

ladores que ofreciesen determinada can­

tortura; las Leyes de Reforma fueron sabia

tidad, módica al principio, por cada hombre,

y prudentemente cumplidas; la instrucción

contratado por determinado tiempo y bajo

pública recibió tan gran impulso, que se han

ciertas condiciones para ir a trabajar a la

necesitado muchos años de torpe e infame

isla de Cuba, no como colonos sino como

administración para paralizarlo; costum-

braceros. Hombres ilustrados y pensadores

bres e impuestos antieconómicos fueron

y el Gobierno mismo, no creyeron que esto

por él destruidos y las mejoras materiales

era inhumano, ni injusto, ni ilegal. Era difí-

que se realizaron en su gobierno, han servi-

cil en aquellas circunstancias, en medio de

do después hasta para envanecer a sus infeli-

aquel cataclismo, en que los campos y las

ces sucesores que han tratado de escatimar-

poblaciones estaban regados de lágrimas, de

le aun la exigua gloria que de esto resulta;

sangre, de cenizas, de ruinas y desolación,

pero el título más hermoso para su límpida

impedir que el odio de la raza civilizada

y brillante reputación, fue la supresión de la

permitiese ver en los autores de tanto infor-

trata de indígenas en Yucatán.

tunio a conciudadanos, a compatriotas, a

Cedemos la palabra a su ilustre biógrafo

mexicanos dignos del amparo de las leyes.

y colaborador, a su amigo de la infancia y

Se juzgó preciso aplicar al salvaje la ley del

constante compañero, que figuró siempre

talión. Perdonarle la vida, destinarlo a tra-

a su lado en los momentos de combate y

bajo rudo en país extranjero, de donde no

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

pudiese huir para volver al campo de sus

sino que todos eran pacíficos, agricultores

horribles hazañas, era un acto de humani-

con familia, o huérfanos, o domésticos, co-

dad, altamente generoso.

gidos por la fuerza en sus milpas o en sus ca-

“Pasados doce años (1848 a 1860), este

sas, o engañados miserablemente con falsas

acto, esta negación continuada, había deter-

y seductoras promesas. Y no era lo peor el

minar en tráfico repugnante y punible. Ven-

tráfico visible sino el oculto, de contraban-

dían en 1855 y los años sucesivos, indígenas

do, en que ya no eran indios los plagiados y

de Yucatán, en grupos numerosos, en los

embarcados sino mestizos y hasta blancos,

ingenios de Cuba, trabajando al lado del es-

no sorprendidos en los campos y las aldeas,

clavo africano y del bracero chino. En 1860,

sino en las ciudades mismas.

bajo el Gobierno de D. Agustín Acereto, ya

“Desde aquel día memorable concluyó

no eran prisioneros de guerra (porque no los

esta trata infame, más vergonzosa que la de

había) los deportados, sino habitantes pa-

los esclavos negros, y Yucatán y la humani-

cíficos plagiados en sus hogares. Y este co-

dad debieron a García este nuevo servicio”.

mercio, amparado por un contrato público,

Era un gran liberal, un liberal práctico;

celebrado entre el Gobernador y traficantes

ni mezquinos intereses y odios personales,

avaros y sin conciencia, no se efectuaba a

más intensos mientras más pequeño es el

escondidas, a deshora y en playas inhabita-

medio en que se desarrollan y más funestos

das, sino a la luz del medio día, en presencia

cuanto más pequeña es el alma de quien les

de autoridades y empleados y por el puer-

abriga, le hicieron quebrantar sus princi-

to de Sisal. Una de tantas veces, hallándose

pios; la libertad de pensamiento, la libertad

a la sazón en guerra con Acereto el Estado

de asociación, la independencia del poder

de Campeche, había dos canoas, armadas de

judicial, fueron entonces un hecho en el Es-

guardacostas por su Gobierno, cruzando

tado de Campeche; no hubo imprentas se-

frente a aquel puerto. Estas canoas sorpren-

cuestredas, ni cajistas ni operarios inocentes

dieron infraganti y apresaron, en la mañana

perseguidos, ni atropellos a los desafectos a

del día 30 de Octubre, un cargamento de

su administración por motivos más o me-

30 infelices indios, parte embarcados ya en

nos fútiles, ni jueces de consigna, no, no fue

el vapor español Unión y el resto yendo a

practicado ninguno de esos torpes manejos

bordo. La fortaleza del puerto no se atrevió a

de los que puede fundadamente hacerse car-

hacer fuego sobre las embarcaciones campe-

go a otras administraciones.

chanas mientras sus comandantes extraían

Cuando García abrazó la política tenía

del Unión los que estaban ya embarcados y

por su talento, por su amor al trabajo y por

se apoderaban de los otros. De la informa-

su reputación, científica un cómodo y seguro

ción practicada ante el Juez de Distrito de

porvenir, y abandonó la existencia tranquila

Campeche, Lic. José María Oliver, resultó

y la fortuna que le brindaba su profesión, por

que entre los 30 yucatecos salvados, no ha-

la vida azarosa y preñada de vicisitudes que

bía uno solo que fuese de los indios rebeldes,

durante trece años consagró a la Patria. pablo garcía

803

Intrigas, calumnias, ruines procedimien­

“Después de más de diez años de experi-

tos rastreros recursos que siempre despre-

mentar los odios y enemistad de D. Joaquín

ció, lograron al fin separarlo del puesto don-

Baranda, repentinamente me envió unos

de tan abnegada y tan sabiamente servía a

comisionados para proponerme el olvido

la República y a la libertad.

de todo lo pasado, una reconciliación amis-

Era una conspiración en que los traido-

tosa y que escribiese a mis partidarios que

res a la Patria y los falsos liberales se daban la

habíamos convenido en que todos los cam-

mano, aportando unos sus odios y su deseo

pechanos no tendrían en adelante más que

de venganza y los otros su ambición y su

un pensamiento: el bien y engrandecimien-

envidia. ¡Y triunfaron! García fue procesado,

to del Estado, dándose un gobierno justo y

destituido del Gobierno y desterrado del Es-

paternal que no atendiese más que a los mé-

tado de Campeche.

ritos y servicios de cada uno y a su aptitud

Los hechos que comprende la biografía

para desempeñar los empleos públicos, sin

de Pablo García, después de haberse retirado

consideración a circunstancias de familia, ni

del Gobierno de Campeche, son una larga

mucho menos a haber pertenecido a ésta o a

serie de atentados y traiciones de las que él

aquella bandería política. Como base de este

fue víctima y que mueven a lástima hacia

pacto, se estipuló que ni él ni yo aceptaría-

los miserables que los ejecutaron y manda-

mos el Gobierno del Estado, sino que de co-

ron ejecutar.

mún acuerdo nos fijaríamos en el ciudadano

Varias veces, sin motivo ni pretexto, fue plagiado, azotado, preso y puesto en capilla para ser fusilado.

804

más apto para desempeñarlo. “Aceptadas por mi estas proposiciones, que no podía rechazar porque siempre ha

García permaneció alejado de la políti-

sido, es y será mi única aspiración natural el

ca hasta que con el triunfo de los revolucio-

bienestar y prosperidad de mi Estado natal,

narios de Tuxtepec, fue de nuevo llamado

no he vuelto ha tener comunicación algu-

por el pueblo campechano para regir sus

na con quien solicitó reanudar conmigo sus

destinos, pero inútilmente, pues los revo-

buenas relaciones, y tanto vd. como todos

lucionarios triunfantes impidieron la elec-

mis amigos saben perfectamente que, lejos

ción por un escamoteo político que sería

de cumplir con lo pactado, se apoderó del

irrisorio, si no hubiese tenido tan crueles

Gobierno, que hasta hoy retiene, y que todo

trascendencias para el Estado de Campe-

lo convierte en utilidad y engrandecimiento

che y aun para toda la República; pues lo

de su familia, dejando a un lado el bien pú-

mismo que entonces sucedió en aquella

blico, y tratando a sus amigos del modo más

entidad federativa, ha estado sucediendo

injusto e insoportable”.

en toda la Nación; pero tuvo aun otro des-

La labor periodística de García fue tam-

engaño en política y probablemente fue el

bién ardua y fructífera: en 1844 redactó Los

último; dice García en un documento epis-

primeros ensayos, en 1848 El Hijo de la Pa-

tolar que se copia a la letra:

tria, en 1849 La, Ley, El Chisgarabís en 52 y

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

después El Pensamiento, El Libre Examen, La

nidad. ¿Y qué mejor medio que la pluma y

Igualdad, El Repúblico y La Reforma.

la prensa para comunicar a sus conciudada-

Y puede observarse en toda esta gran

nos, a los hombres todas las convicciones en

obra de propaganda y de lucha intelectual,

que rebosaba su cerebro, y los sentimientos

la firmeza de sus principios, lo avanzado de

generosos, que brotaban de su corazón?

sus ideas, la profundidad de su talento. To-

Para terminar transcribimos aquí algu-

das las obras de García se distinguían por su

nos rasgos biográficos, tomados del Estudio

seriedad, su laconismo, su forma viril, exen-

publicado por el Sr. Aznar Barbachano y que

ta de figuras retóricas y de los brillos pasa-

darán una idea del carácter de Don Pablo

jeros y fascinadores de los de el Duque de

García:

Estrada. Su estilo, sin estudiadas y forzadas

“Un sacerdote ilustrado y respetable se

transposiciones, sin palabras rebuscadas, era

presentó un día al Gobernador García, ma-

natural, claro, convincente. No había en sus

nifestándole que trataba de establecer un

escritos circunloquios, iban derecho al obje-

colegio católico, con el nombre de Semina-

to, y la verdad, por áspera que fuese, resal-

rio de Jesús en el edificio anexo a la Iglesia de

taba incontrastable, apoyada en una expo-

San Francisquito de intramuros de la ciudad

sición precisa, en argumentos adecuados y

de Campeche, y que si no tendría obstácu-

en una lógica severa. Forjadas en un cerebro

los ni habría inconveniente alguno pera ello.

poderoso, brotaban de su pluma sus pensa-

García le contestó que al contrario, él estaba

mientos sin interrupción, aunque pausada-

para hacer cumplir la Constitución y las le-

mente, y jamás borraba lo que había escrito.

yes, que autorizaba la libertad de enseñan-

Sus ideas fueron siempre radicales, esto es,

za, y que con el mismo gusto vería estable-

contrarias a los acontecimientos de la rutina

cer un seminario que una sinagoga en que

o a los miedos de una situación crítica.

se enseñase la Biblia, o una mezquita en

Ya desterrado en Yucatán, sus estu-

que se ensenase el Corán; porque esto pro-

dios constantes, filosóficos y sociológicos,

baría que en el Estado gozaban todos de li-

transformaron su espíritu. Su innato amor

bertad verdadera.

al trabajo (que a veces lo llevaba a estudios

“Su sangre fría era inmutable. En las

físicos, químicos, de historia natural y hasta

horas angustiosas de la mañana del 20 de

ocupaciones manuales y mecánicas), al de-

Enero de 1867, cuando sin poderlo remediar,

ber, a la igualdad, a la perfección progresiva,

la escuadrilla imperial se apoderaba de las

y su aversión a los abusos, a los privilegios,

cuatro embarcaciones de la republicana por

le afirmaron en sus principios liberales y re-

estar varadas; allí, a muy cierta distancia

formistas. Se sentía animado de los impul-

del lugar del suceso, sentado en la segunda

sos del apóstol, y así como lo sacrificó todo

plaza o plazuela del barrio de San Francisco,

por conquistar la autonomía de su país, su

donde estaba el cuartel general de las fuer-

alma entera la sacrificó a difundir las doctri-

zas sitiadoras de la plaza de Campeche, les

nas que él creía regeneradoras de la huma-

decía tranquilamente García a los que le pablo garcía

805

rodeaban: Ven ustedes todo eso, pues todas los

que sintetizaba su carácter estoico y que re-

embarcaciones imperiales caerán pronto en nues-

velaba en él algo de fatalismo: Lo que ha de

tro poder. Y se cumplió su pronóstico.

suceder tiene gran fuerza. Y esta era la razón

En fin, he aquí entre ciento, otro ras-

profunda que daba siempre en los mayores

go del carácter de Pablo García. Cuando se

conflictos cuando se quería forzarle la mano

puso al frente de la revolución, se consagró

antes de que a su juicio llegara el momento

al servicio público sin descanso. Instaló su

oportuno de obrar. Y esa sentencia se hizo

habitación y el Gobierno en una casa de dos

célebre, popular, se identificó con su autor,

pisos, mucho más alta que la muralla de la

cuyo nombre se citaba siempre al usar de

plaza, situada cerca de la Maestranza de

ella”.

Artillería, mirando uno de sus lados al ba-

En la vida del ilustre ciudadano Pablo

rrio de San Francisco, cuartel general de las

García, una vida dedicada a la libertad, a la

fuerzas invasoras. Un día una bala de cañón

Patria y a la ciencia; es tanto más límpida y

enemiga chocó contra la pared de ese lado,

tanto más hermosa, cuanto que el áspid de

casi en el punto correspondiente al gancho

la envidia la lavó con su baba y la injusticia

en que estaba atada la hamaca de García, y

la exaltó con el martirio. Es un bello ejemplo

cubrió de escombros y caliza el cuarto. To-

que presentara la juventud y a los hombres;

dos quisieron quitar la hamaca de allí y pa-

a la juventud, para que los imite, a los hom-

sarla a otra pieza más resguardada. García,

bres, para que lo honren y lo bendigan.

riéndose, se opuso, y a las reflexiones que le hacían sus amigos, contestó con esta frase,

México, Julio 1º de 1898. Joaquín Clausel

General Juan N. MÈndez

I Hace apenas cinco años que el telégrafo nos

primeros para acometer y llevar a cabo tan

anunciaba la sensible muerte del distingui-

colosal empresa, cuyo triunfo constituye en

do republicano y liberal insigne que con-

el día la felicidad y el orgullo de los pueblos

sagró su vida al servicio de la Patria, y que

modernos.

descendió a la tumba cuando desempeñaba

Tetela, esa simpática población de la

el honorífico cargo de Presidente de la Supre-

Sierra Norte del Estado de Puebla, fue el

ma Corte de Justicia Militar.

hogar donde vio la luz primera; y si se ha

Abierta apenas la fosa que cubre los res-

de juzgar por las circunstancias del mo-

tos del hombre que figuró ventajosamente

mento y por el medio de acción en que se

en las filas del partido popular, vamos a emi-

desarrolla la primera época de la vida, el Sr.

tir nuestro pobre juicio, o más bien, a decir

Méndez recibió de la naturaleza, como se-

algo acerca de esa personalidad cuya desa-

ñalado patrimonio, el amor santo y acen-

parición eterna ha causado honda sensación

drado por la libertad, por esa libertad que

en el país.

se siente y se aspira en las montañas, en esa región predilecta donde no se conoce el II

despotismo; donde la vida se desliza serena

El Sr. Méndez nació en una época que po-

en medio de los goces que proporciona una

dremos llamar de transición: durante ella se

perspectiva seductora, y bajo la influencia

han debatido y resuelto cuestiones de altí-

bienhechora de un cielo purísimo que des-

sima trascendencia para la vida de México,

pierta y desarrolla los sentimientos más

como Nación libre, soberana e independien-

bellos del corazón…

te; y en muchos de esos episodios que reve-

La revolución de Ayutla, ese levanta-

lan el esfuerzo gigantesco de un pueblo para

miento de la dignidad popular contra la

lanzarse resueltamente en la vía del Progre-

odiosa dictadura de Santa-Anna, lo atrajo

so, el ciudadano aludido se encontró de los

a la vida pública: habiendo secundado en

˜ 807 ˜

Tetela el mes de Diciembre de 1854 dicho

Las vacilaciones de Comonfort, su fal-

Plan, fue nombrado Comandante de Guar-

ta de fe en el progreso y su ignorancia res-

dia Nacional.

pecto del adelantamiento de los mexicanos,

Triunfante el movimiento que acaudi-

causaron esa guerra que llenó de luto a la

llara al héroe del Sur, el insigne general Don

Nación, pero que al fin le trajo como digna

Juan Álvarez, la reacción, que cual la hidra

recompensa. El triunfo espléndido obtenido

de la fábula levantaba por todas partes su

sobre las turbas reaccionarias, acaudilladas

monstruosa cabeza, mandada esta vez por

por el clero y el antiguo ejército.

Don Antonio Haro y Tamariz, atacó y tomó

México recibió como un legado precioso,

la ciudad de Puebla en Enero de 1856; y allí,

esa victoria que puso de manifiesto la pujan-

a las órdenes del patriota coronel C. Ramón

za y espíritu de las nuevas ideas y la impo-

Márquez, fue uno de los que defendieron di-

tencia y desprestigio del vetusto partido

cha plaza.

conservador.

Después, a la cabeza de los patriotas te-

Desde el principio de esa guerra, el Sr.

telanos, en Octubre del mismo año acudió

Méndez se unió resuelto y entusiasta a los

a la ciudad de Zacatlán en auxilio de esta

defensores de la Constitución.

población, que se hallaba sitiada por el ban-

Nombrado Coronel de Guardia Nacional

dido Cobos: rechazada esa agresión, volvió

por el Gobernador del Estado, Lic. Don

a su país natal, siempre dispuesto a comba-

Miguel Cástulo de Alatriste, acompañó a

tir a los enemigos del Gobierno liberal que

este distinguido funcionario desde el mo-

imperaba en la Nación, y permaneció así

mento, puede decirse, en que fue secundado

hasta que, verificadas las elecciones para la

en Puebla, por la Brigada Echegaray, el mo-

renovación de poderes en el Estado, Tetela

vimiento revolucionario iniciado en México

lo nombró su representante, con cuyo ca-

por Zuloaga el 17 de Diciembre de 1857, y

rácter marchó a ocupar su asiento en la H.

conocido en nuestra historia con el nombre

Legislatura, hasta el mes de Diciembre de

de “Plan de Tacubaya”.

57, en que el débil Comonfort dio el golpe de Estado.

Salió de Puebla violentamente la noche del mismo día 17, en compañía del Gobernador legítimo y de varios diputados a la Le-

III

gislatura llegando a Zacatlán el 19: el 21 se

La Guerra de Reforma debe considerarse como

dieron facultades extraordinarias al Gober-

uno de los acontecimientos más importantes

nador constitucional, en los ramos de Ha-

de nuestra historia contemporánea.

cienda y Guerra, y se comenzó a organizar

Iniciada desde hacía tiempo por hábiles

808

la lucha contra la reacción.

políticos y profundos pensadores, como el inol­

El 27 del mismo mes salió el Sr. Méndez

vidable Gómez Farías, Zavala y el Dr. Mora,

para el pueblo de Ahuacatlán acompañan-

fue consumada, como es sabido, por el partido

do al Gobernador Alatriste, porque Negre-

liberal, acaudillado por el inmortal Juárez.

te, Jefe reaccionario y al mando de una bri-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

gada, había salido en persecución de aquel

había de sacrificar su vida en la Hacienda de

gobernante.

Caltengo, jurisdicción de Tepeji del Río.

Dicho Jefe se encaminó hacia Huauchi-

La Ciudad heroica recibió con señaladas

nango, sin haber atacado al Sr. Alatriste, y

muestras de aprecio, el 4 de Mayo de 1858,

de regreso a la Capital del Estado, verificó en

al ilustre ciudadano, al fiel depositario de la

Santa Ana Chiautempan, el 5 de Enero de

legalidad, al Magistrado integérrimo que re-

1858, un movimiento que tuvo por objeto

presentaba en esos momentos el poder y la

desconocer a las autoridades tacubayistas.

soberanía nacional.

Alatriste, de regreso de Ahuacatlán,

El Sr. Méndez se hallaba en Veracruz: la

salió al encuentro de Negrete: acompañá-

fuerza de que era jefe ya no existía: el clima

banlo los Guardias Nacionales de Zacatlán

mortífero de la Costa, las deserciones y la

y Tetela; éstos al mando del Sr. Méndez; y

miseria habían concluido con ella; sin em-

en Tlaxco, población del Estado de Tlaxca-

bargo, el entusiasmo y la entereza del cam-

la, se reunieron ambos jefes el 6 de Enero,

peón tetelano no decaían, antes bien, esas

y ya de acuerdo, a lo menos por entonces,

relevantes dotes de su civismo se aumenta-

emprendieron su marcha hacia el centro de

ban y robustecían en presencia de aquella

la República, ocupando sucesivamente y

situación, que para espíritus menos animo-

sin resistencia, las ciudades de Huamantla,

sos, habría parecido como insostenible.

Tlaxcala, Chalchicomula y Orizaba.

Juárez, el gran Juárez, habló con el Co-

Atacada esta plaza por Echegaray, fue

ronel Méndez el lenguaje simpático del pa-

tomada el 17 de Abril siguiente: las fuerzas

triotismo, y como digna consecuencia de

del Sr. Alatriste, entre las que se hallaban las

esas entrevistas, el segundo volvió a su Esta-

de Tétela, estaban en Tehuacán, y al saber

do natal: se le dieron algunas armas y otros

la pérdida de Orizaba, se encaminaron hacia

elementos de guerra, y con ellos se embarcó

Veracruz, tomando por la Sierra de Zongo-

en Veracruz y arribó a la Barra de Tecolutla:

lica, con el objeto de poner a cubierto de un

allí supo que los jefes reaccionarios Chacón

golpe de mano a nuestro primer puerto, que

y Fuertes se hallaban en Teziutlán al frente

muy pronto iba a ser la residencia de los Po-

de una bien equipada brigada, y entonces

deres Federales de la Nación.

concibió el atrevido proyecto de atacarlos, situándose para el efecto con alguna fuerza

IV Después de una marcha llena de peligros,

que pudo reunir de los Estados de Puebla y Veracruz, en el punto llamado Mecapalco.

el Sr. Juárez, Presidente Constitucional de

Los cabecillas reaccionarios, orgullosos

la República, entró en Veracruz acompaña-

por temperamento, y apoyados en la fuerza

do de las distinguidas personas que forma-

bruta que creían irresistible, juzgaron fácil el

ban su Ministerio, entre las que descollaba

ataque y la derrota del paladín liberal: mar-

Ocampo, el austero filósofo de la Reforma,

charon en su busca, y los días 22 y 23 de Ju-

el ciudadano incorruptible que más tarde

nio de 58 fueron testigos del combate y del general juan n . méndez

809

triunfo espléndido que las armas constitu-

a la aproximación de fuerzas considerables

cionalistas, mandadas por el Coronel Mén-

enemigas, al mando del general Echegaray.

dez, adquirieron en el punto llamado Filipi-

Zacapoaxtla, el baluarte formidable

nas, limítrofe entre los Estados de Puebla y

de la reacción, cayó en poder de las tropas

Veracruz, y que desde entonces figura entre

constitucionalistas mandadas por el enton-

nuestros fastos militares, ilustrado por un

ces Coronel Méndez: este triunfo que se rea-

hecho de armas que la fama se encargó de

lizó el 15 de Febrero de 1859, fue de mucha

inmortalizar.

trascendencia para la cansa popular, tanto

Armamento en considerable número,

por los cuantiosos elementos de todas clases

cuatro cañones, caballos y hasta el equipaje

que obtuvieron los asaltantes, cuanto porque

de los corifeos enemigos, cayeron en poder

con él quedó realizada la unificación de la

del Jefe constitucionalista, quien, robusteci-

línea militar liberal en toda la Sierra Norte

do ya en su esfera de acción militar, por tan

del Estado de Puebla.

oportuno cuanto importante auxilio, voló

El Gobernador Alatriste, al dar cuenta al

hacia su querido Tetela, cuya plaza ocupó

Gobierno legítimo, de esta importante he-

desde luego, en medio de las aclamaciones

cho de armas, se expresa así en uno de los

del más puro regocijo.

párrafos de Parte Oficial:

El Gobernador Alatriste lo nombró Pre-

…“El día 15 del presente (Febrero de

fecto del Departamento de Zacatlán, el 27

1850) ha caído Zacapoaxtla, tomado a san-

de Agosto de 1858; marchó desde luego al

gre y fuego, en poder de mis fuerzas de in-

desempeño de su cargo, y con tal carácter,

fantería, mandadas por el Sr. Coronel Don

estando amenazada dicha población por

Juan N. Méndez: igual suerte ha corrido

tropas reaccionarias, batió con sus fuerzas al

Tlatlauqui”.

jefe Saravia, en el punto de Ayotla, el 16 de

810

Septiembre siguiente, obteniendo una com-

***

pleta victoria que trajo como consecuencia

Después de esta victoria, el Sr. Méndez

precisa la ocupación del pueblo de Chigna-

marchó a Veracruz al arreglo de asuntos

huapan, principal guarida de forajidos del

concernientes al ramo de Guerra, y ento-

rumbo, partidarios decididos de la Religión

nes, mandando a los restos de las fuerzas de

y los Fueros.

Puebla que habían quedado de guarnición

A las órdenes del General Alatriste, con-

allí, tuvo la honra de asistir a la defensa de

currió a la derrota del cabecilla Amador, en

aquella Plaza, en el primer sitio que le puso

el pueblo de San Pablo Apetatitla, el 16 de

Miramón, quien se decía Presidente de la

Noviembre del mismo año: en seguida, las

República.

mismas fuerzas triunfantes ocuparon la ciu-

Su estancia en el Puerto fue fecunda en

dad de Huamantla, después de una defensa

resultados, pues aprovechando la confianza

obstinada, y por lo tanto sangrienta, reti-

que su valor y patriotismo habían inspirado

rándose para el pueblo de Ixtacamaxtitlán

al Supremo Gobierno, solicitó y obtuvo de

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

éste 1,100 fusiles, cuarenta cajas de parque,

de permaneció hasta el triunfo de Calpulal-

plomo y otros elementos del ramo, todo lo

pan, el 22 de Diciembre del año expresado,

cual hizo conducir para la línea que le estaba

que, como es sabido, abrió las puertas de la

encomendada.

Capital al ilustre Juárez, que volvía sereno

Vuelto a la Prefectura de Zacatlán, a in-

e impasible, trayendo incólume el depósito

mediaciones de esta ciudad, el 13 de Julio de

sagrado de la ley, que le confiara la voluntad

1859, rechazó en el punto llamado Tlatem-

de los pueblos.

pa, el ataque de las chusmas reaccionarias V

mandadas por el cabecilla Oronoz, con lo que logó recuperar dicha Plaza.

Vuelto al país el orden constitucional al em-

A mediados de Septiembre, y con el de-

pezar el año 1861, el Sr. Méndez ocupó su

signio de proteger un movimiento proyec-

curul de representante del pueblo en el Con-

tado por el patriota Coronel C. Manuel Fer-

greso local, prestando a éste luego el valioso

nando Soto, sobre la ciudad de Tulancingo,

concurso de su probidad e inteligencia.

de acuerdo con los jefes Cravioto, de Huau-

El 18 de Septiembre fue nombrado Se-

chinango, avanzó con sus fuerzas hasta un

cretario de Gobernación y Milicia, puesto en

punto llamado Rocaferro, limítrofe entre los

que permaneció hasta el 4 de Enero de 1862,

Estados de Puebla y el entonces llamado de

en que, declarado el Estado de Puebla en es-

México.

tado de sitio por el Ejecutivo de la Unión,

Durante todo un día se estuvo luchan-

fue nombrado Gobernador y Comandante

do; y una vez conseguido el objeto, los com-

Militar el General Don José María González

batientes se retiraron a sus respectivas

de Mendoza.

demarcaciones.

La Intervención extranjera era ya un

El mes de Noviembre abandonó a Zaca­

hecho: la República se aprestaba a la guerra,

tlán, porque habiendo sido nombrado Jefe de

y sus órganos más caracterizados en la po-

la línea Norte del Estado, le fue necesario es-

lítica hacían un patriótico llamamiento a

tablecer su cuartel general en Zacapoaxtla.

todos los buenos mexicanos, para acudir

Llamado a Veracruz por el Supremo Gobierno, en Marzo de 1860, tuvo la gloria de

a la defensa del honor, la libertad y la independencia de México.

contribuir a la defensa de aquel Puerto, al si-

Desde el 29 de Noviembre, el Gobierno

tiarlo por segunda vez el citado Miramón; y

constitucional expidió una amplia amnistía

para ello, ofreció sus servicios al General en

por todos los delitos políticos que se habían

Jefe de las fuerzas de dicho Estado, Don Ra-

cometido desde el 17 de Diciembre de 1857

món Iglesias, quien los aceptó por medio de

hasta la fecha de la expedición de dicha ley;

una nota altamente honorífica y satisfacto-

muchos mexicanos extraviados se acogie-

ria, y concluido dicho asedio por la retirada

ron a ella.

vergonzosa del corifeo reaccionario, tornó el

Por lo demás, en la República todo era

Sr. Méndez a sus queridas montañas, don-

actividad y movimiento: la voz del gran general juan n . méndez

811

Juárez encontró en el país una acogida

dante Militar: dicho funcionario, con una ac-

inmensa: el Sr. Méndez se afilió de los pri-

tividad y empeño altamente recomendables,

meros con el Batallón de Tetela, entre los

trató de organizar cuantos elementos había a

defensores de la Patria, y formó parte desde

la mano, para batir al Imperio y sus secuaces,

luego de la Brigada Negrete, y más tarde de

utilizando para ello y desde luego los servi-

la 2ª División del Ejército de Oriente, ésta,

cios del Sr. Méndez, nombrado ya General de

mandada por el General Arteaga, el esclare-

brigada, a quien se dirigió por medio de una

cido mártir de Uruapan.

carta tan patética y expresiva, que no hemos

Después de varias marchas, el Ejército republicano al mando del invicto Zaragoza,

nos de sus párrafos que dicen así:

se reconcentró en Puebla y libró el glorioso

“He llegado a estos lugares con el ca-

combate del 5 de Mayo de 1862, en el cual

rácter público que tuvo a bien confiarme el

nuestro biografiado recibió una herida que

Supremo Gobierno Constitucional de la Re-

lo puso a las puertas del sepulcro.

pública, y del que, no dudo, debe vd. estar

Retirado del ejército en virtud de lo an-

impuesto.

terior, ofreció de nuevo sus servicios al Ge-

“Con este carácter, con el de correli-

neral en Jefe del Ejército, C. Jesús González

gionario de vd., con el de amigo y con el

Ortega, quien tuvo a bien aceptarlos con en-

de ciudadano, que ha visto en vd. un firme

carecimiento, nombrándolo Jefe de la Forta-

defensor de la libertad e independencia de

leza de Loreto; mas habiéndose reagravado

la Patria, tengo la honra de ofrecerme a sus

su herida, por las fatigas del servicio, volvió

órdenes.

a su hogar en busca del reposo necesario

“Esto no es una simple ceremonia o cor-

para el restablecimiento de su salud, perma-

tesía; es, sí, la demostración sincera de quien

neciendo de este modo hasta la ocupación

estima los méritos y virtudes de sus conciu-

de la Plaza de Zaragoza por el Ejército inva-

dadanos, de sus correligionarios y amigos.

sor, el 17 de Mayo de 1863.

“Como individuo particular, me basta-

No habiendo caído prisionero, marchó

ría la estimación de la sociedad; pero como

furtivamente a la Sierra; pero sea por mo-

gobernante, necesito del afecto, pero sobre

tivo de su enfermedad, o más bien, por la

todo la cooperación de todos los hombres,

ninguna confianza que le inspiraban las au-

de todos los ciudadanos, y muy especial-

toridades que dirigían la cosa pública, y las

mente de la muy útil e ilustrada de personas

cuales para nada se preocupaban de la de-

tan distinguidas y patriotas como vd.

fensa nacional, el Sr. Méndez vivió retirado,

“De consiguiente, no sólo excito el inte-

en una completa abstracción, y deplorando

rés de vd. por la cosa pública, para esperar su

íntimamente las desgracias de la República.

importante cooperación, sino aun sus senti-

Hacia fines del año 1864, apareció en el

812

podido resistir a la tentación de copiar algu-

mientos generosos.

Estado el C. Fernando M. Ortega, nombrado

“La época que atravesamos es de sacri-

por el General Díaz Gobernador y Coman-

ficios y de prueba, que son en mayor escala

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

para el hombre público. Bien, éstos serán

inmediatamente, merced a las acertadas y

menores, si vd., comprendiendo la misma

enérgicas medidas dictadas por el Sr. Mén-

situación que anuncio, ayuda al Gobernan-

dez, para obligarlo a huir.

te que lleva el estandarte de la nacionalidad,

La lucha siguió terrible, asoladora; mas

de la Constitución de la libertad y de la Re-

no por eso decaía ni un ápice el valor de los

forma…

patriotas; en esa virtud, la autoridad militar



austriaca que prendía el General Conde de

El Sr. Méndez, siempre leal y patriota,

Thun, propuso un armisticio el 3 de mayo

deseaba coadyuvar a la defensa de la Na-

de 65, armisticio que fue admitido con el

ción, y para esto, aceptó el cargo de Jefe de

loable fin de ganar tiempo, a efecto de pro-

las fuerzas de Tetela y Xochiapulco.

porcionar elementos de guerra para conti-

Desde luego estableció una pequeña

nuar la campaña, siendo el resultado de esa

maestranza en la primera de dichas pobla-

suspensión de armas, la expedición del do-

ciones, donde empezaron a ser construidos

cumento que como timbre de orgullo para

los cápsules de trapo; ordenó el arreglo del

la causa republicana, insertamos en seguida.

armamento, reorganizó sus tropas y dictó

Helo aquí:

las providencias que creyó oportunas, a fin

“Reunidos los que suscriben, para deli-

de utilizar cuantos elementos de guerra hu-

berar acerca de la terminación del armisticio

biera, atentos los escasos recursos de que se

estipulado el día 3 de Mayo último, en la

podía disponer.

conferencia solicitada por el Señor Visitador

A su vez el enemigo, que estaba alerta

Imperial Don Francisco Villanueva, resuel-

y al tanto de ese movimiento y actividad

ven, y el Gobierno aprueba las siguientes

inusitados, lanzó sus columnas sobre las

proposiciones:

fuerzas republicanas que se organizaban de manera tan alarmante.

1ª En los que suscriben nunca se ha debilitado el sentimiento de la Independencia,

Los combates empezaron con ardor in-

ni su profunda adhesión a la Carta de 57,

sólito; y como Tetela, Xochiapulco y Zaca­

que libremente se dio a la Nación, y al Go-

tlán, eran los pueblos de la Sierra que más

bierno Supremo que de ella emanó, sin em-

se distinguían por su odio a la causa de la

bargo de los rudos golpes que sufrió la línea

traición y el retroceso, fueron acometidos

militar de esta Sierra y del desaparecimiento

bruscamente, sufriendo tropelías y vejacio-

de otras situaciones republicanas.

nes increíbles.

2ª Si la carencia de algún elemento de

Tetela sufrió un ataque el 19 de Febre-

guerra indujo al armisticio, entre tanto con-

ro de 1865: en él murió en el barrio de Ta-

venía penetrar al imperio para examinar el

muanco, combatiendo heroicamente, el

efecto que producía en sus límites, no por

Coronel Don Gabino Ortega; y el enemigo,

eso se aventuró en las bases del documen-

que tomó la Plaza, defendida apenas por

to respectivo ni siquiera la promesa de un

cincuenta infantes, tuvo que abandonarla

arreglo, y menos se propaló cosa alguna que general juan n . méndez

813

pudiera empañar la lealtad caballerosa y re-

hasta la mitad del día, y previendo los Je-

publicana de los que suscriben, a pesar de

fes republicanos que podían ser derrotados

ofrecimientos seductores para los que no

si la continuaban, determinaron la retirada

tienen el sentimiento de su propia dignidad

hacia el punto denominado “Cumbre de

ni convicciones profundas.

Moracco”, al Oriente de la población; mas

3ª El examen hecho del estado de la In­

como el trayecto que había que recorrer era

tervención y del Imperio, confirman las

muy escabroso y de más de una legua de ex-

ideas y pensamientos preexistentes. La

tensión, mucho fue lo que se sufrió por los

astucia y el amaño de los directores de las

continuados y certeros fuegos del enemigo.

armas extranjeras no ha sido parte para ex-

Además, el Sr. Méndez iba a la vanguar-

tender algnua raíz en la conciencia pública.

dia, y al llegar a la cumbre expresada, fue

La opinión juiciosa tiene por deleznable el

recibido por una terrible descarga de fusile-

fundamento de la intervención y por inde-

ría, pues parte de las fuerzas invasoras ha-

clinable el sentimiento de la Independencia

bía ocupado aquella posición estratégica y

nacional.

dominante: su caballo, mortalmente herido,

Por esto, los que suscriban resuelven:

cayó con él, que milagrosamente pudo sal-

1º No es debido ni posible arreglo o

varse a pie, cruzando por las filas contrarias,

combinación alguna con la Intervención y

y ocultándose en un bosquecillo inmediato.

el Imperio.

814

De pronto, sus compañeros de armas lo

2º Manifiéstese a quien corresponda.

creyeron muerto, y por tanto, la pena que

3º Suscríbanse seis ejemplares de esta acta.

experimentaron no conoció límites; pero

Xochitlán, 6 de Junio de 1865. —El Ge-

cuando pasados algunos momentos, lo vie-

neral Gobernador Comandante Militar del

ron aparecer sereno como siempre, y sólo

Estado de Puebla, Fernando M. Ortega.

con una ligera contusión en una pierna, la

—Una rúbrica. —El General Jefe de la línea

pena se convirtió en júbilo y entusiasmo:

de Tetela y Xochiapulco, Juan N. Méndez.

un grito unánime, atronador, de “Viva

—Una rúbrica. —El General Jefe de la Briga-

México”, fue la salutación dirigida al Jefe

da de Xochiapulco, Juan Francisco Lucas.

que en aquellas circunstancias había llegado

—El General Jefe de las fuerzas da Zacatlán

a ser el alma de los patriotas que se batían

Juan Ramírez. —Una rúbrica. —General

con tanto denuedo en aquellas risueñas y

Ramón Márquez Galindo. — Una rúbrica.

legendarias campiñas.

—El Coronel segundo Jefe de la Brigada de

Regresaron a la población en medio de

Xochiapulco, Juan C. Bonilla. —Una rúbrica”.

la ira que les produjo el encontrarla saquea-

Terminado el armisticio sin haber lle-

da y quemados sus principales edificios:

gado a un avenimiento, cosa imposible, la

por la noche hubo una Junta de guerra, y

madrugada del 16 de Julio, fuertes columnas

como resultado de ella se resolvió evacuar

de austriacos y traidores volvieron a la carga

definitivamente la plaza; en virtud de la im-

sobre la plaza de Tetela: la lucha se prolongó

potencia que había para sostenerla: se acor-

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

dó también que las fuerzas que quisieran

colco, y las huestes republicanas se vieron

hacerlo y los Generales Andrade Párraga y

salvadas de un gran peligro por la dispersión

Ramón Márquez Galindo, marcharan rum-

de las chusmas del fanático cabecilla.

bo a la Costa de Barlovento, quedando los valientes xochiapulquenses y los leales hijos

VI

del barrio de Cuachichí, con sus indómitos

Esto pasaba a fines de Agosto, y a principios

Jefes, llamando la atención de los imperialis-

de Septiembre, las operaciones militares se

tas y traidores del rumbo.

trasladaron al Estado de Veracruz:

En tal virtud, el 17 del mismo o sea

Los imperialistas, adueñados casi de

al día siguiente, se emprendió la marcha,

todo el rumbo, organizaron una expedición

desfilando por el barrio de Táchico, y por

hacia la importante Plaza de Papantla, que

los pueblos de Totutla, Zapotitlán, Huey­

podía considerarse como la llave de la Costa

tlalpan y Osintla, donde se encentraban los

de Barlovento; y para el efecto, una colum-

patriotas zacatecos a las órdenes del Gober-

na de más de dos mil hombres de austriacos

nador Ortega, el enemigo, al mando de

y traidores salió de Zacapoaxtla, y se dirigió

un individuo de Chignahuapan, llamado

por el paraje llamado “Poza Larga”, buscan-

Miguel Morales, les hizo una persecución

do el vado del río del Espinal, para ocupar el

tenaz hasta cerca del pueblo de Coyutla,

pueblo de este nombre y lanzarse en seguida

en que la columna se incorporó a las fuer-

sobre la población codiciada.

zas de Papantla y Tuxpan, que mandaba el General Don Vicente Lara.

El Jefe Lara tuvo noticia de este movimiento, y opuso, para impedirlo, la tropa

Llegados allí, se acordó, incontinenti,

de su mando, situándola en el “Paso de los

un movimiento retrógrado, con el objeto de

Naranjos” que desde entonces iba a adquirir

acometer y batir la plaza de Zacapoaxtla;

remembranza y justa celebridad.

movimiento que no tuvo feliz realización

Las fuerzas de Puebla, a las órdenes del

por la vigilancia activa que para contrariarlo

Gral. Méndez, se le incorporaron en el acto,

desplegaron los Jefes austriacos respectivos:

y desde ese momento el caudaloso río fue

fracasada la combinación, fue preciso regre-

la línea divisoria de dos adversarios que, li-

sar violentamente a Papantla; mas para ello

brando diarios y sangrientos combates, di-

había que llegar de los primeros al pueblo de

fundían el espanto y la desolación por aque-

Zozocolco el Nuevo, pues las fuerzas impe-

llas comarcas.

rialistas en número considerable, avanzaban

Además, la estación de aguas que se pre-

en esa dirección con el objeto de impedirlo

sentó de una manera alarmante por lo co-

y derrotar a sus adversarios: el riesgo fue in-

pioso de ellas, trajo una serie de calamidades

minente; sin embargo, se obtuvo lo que se

cuyos efectos desastrosos la pluma se resiste

deseaba, y Morales, el energúmeno Morales,

a describir.

pagó con la vida su obcecación, muriendo

El campo republicano quedó como si-

en el combate dado en el expresado Zozo-

tiado por el crecimiento espantoso del río; y general juan n . méndez

815

sus soldados se vieron privados de los recur-

habían sucumbido por la enfermedad o por

sos que les proporcionaban para poder vivir

las balas enemigas, habían inmolado en aras

los pueblos comarcanos, como Tenampulco,

de la Patria, lo más caro que tenían, que era

el Chacal, y otros tan humanitarios como

la existencia; y que ellos, los que habían so-

patriotas: las enfermedades horribles pro-

brevivido, estaban decididos a continuar la

pias de la Costa se enseñorearon de aquel

lucha, pues jamás reconocerían como legal

campo de devastación, en el cual la muerte

la Intervención extranjera ni el Gobierno

paseaba su terrible guadaña, anunciando la

del llamado Imperio, que había sido su

próxima extinción de tantos valientes, que

expresión”.

no estando aclimatados en aquellos lugares

¡Conceptos sublimes que venían a de-

mortíferos, sufrían con estoica resignación

rramar una gota de celeste néctar en aquel

tantos y tan crueles infortunios.

siniestro cáliz de horrores!

Careciendo de hospitales, de médicos,

Afortunadamente, las fuerzas enemigas

de medicinas, y de todos los medios que

se hallaban desmoralizadas, por la heroica

la higiene recomienda para precaverse de

resistencia que encontraron, y en iguales

las enfermedades de Tierra Caliente, los

circunstancias respecto de insalubridad; y

moradores de aquel páramo convertido en

aunque disponían de médicos, medicinas,

Cementerio, se vieron solos, abandonados,

y sobre todo, de dinero suficiente, determi-

devorados por la fiebre y las alimañas, e in-

naron levantar el campo hacia mediados

capaces hasta de poder sostener un fusil:

de Octubre, después de un asedio de más

hubo algunos que murieron de hambre.

de treinta días, dirigiéndose a Zacapoaxtla,

En trance tan angustioso, vino a dar el último toque a este cuadro de horrores, la no­

que sufrieron.

ticia que se tuvo en el campamento, de la

Los republicanos entraron en el pueblo

expedición de la tan tristemente célebre Ley

del Espinal, convertido por lo pronto en un

del 3 de Octubre; el Sr. Méndez hizo saber a

Hospital, no quedando de los defensores

sus valientes subordinados el contenido de

de los “Naranjos”, ni uno siquiera que no

tan bárbara disposición, manifestándoles

se hallara acometido de las terribles enfer-

que en vista de ella, los dejaba en absoluta

medades que reinan en aquellas abrasadas

libertad para que cada quien hiciera lo que

latitudes.

mejor conviniera a sus intereses.

816

donde procuraron reponerse de las pérdidas

El Gral. Lara pagó su tributo a la natura-

La respuesta fue unánime, expresiva, ter­

leza, víctima de las calenturas intermitentes.

minante, y tan digna y tan patriótica, cual

¡La Patria perdió un buen servidor, y Papantla

correspondía a tan bravos y leales servidores

un buen hijo!

de la República; dijeron que “nada habían

El Gobernador Ortega, el Gral. Márquez

hecho en pro de los intereses de México, que

Galindo, su hermano D. Vicente y algunos

no fuera el cumplimiento de un sacratísimo

otros Jefes marcharon a la Tierra Caliente

deber; que aquellos de sus compatriotas que

de Teziutlán en busca de recursos y con la

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

mira principal de reanimar el espíritu públi-

de la mañana del día 11 de Enero del año si

co, haciendo la más activa propaganda; el

guiente, por cuatrocientos austriacos y seis-

Gral. Méndez se quedó, aunque enfermo,

cientos traidores: los asaltantes fueron derro­

en el campamento, pues no parece sino que

tados de una manera completa, pues que se

a tan digno Jefe se le había encomendado la

les quitaron seis piezas de artillería, más de

dolorosísima misión de dar sepultura a sus

treinta cajas de parques y se les hicieron

leales y queridos compañeros.

cerca de trescientos prisioneros. Engolfados los vencedores en el triunfo,

VII

persiguieron desordenadamente a los restos

El Sr. Méndez, restablecido de sus males,

fugitivos, en una extensión de más de una

fue llamado a Papantla, a fines de Noviem-

legua, teniendo la desgracia de ser sorpren-

bre por el Gral. D. Ignacio R. Alatorre, que

didos por un escuadrón de húngaros que lle-

mandaba en Jefe la Costa de Barlovento, y

gaba de refresco y batidos completamente.

quien, habiendo sido derrotado en Tlapac

No pudiendo reorganizarse y agotados

ya el 22 del citado Noviembre, convocaba a

los elementos de resistencia, hubo necesidad

los Jefes de la demarcación, para acordar, en

de entenderse con el enemigo, y en tal vir-

virtud de las circunstancias, la defensa que

tud, se ajustó y firmó la siguiente Capitula-

habría que hacer contra los imperialistas.

ción, que a la letra dice:

Uno de los resultados de esas conferen-

“Bases estipuladas entre los señores co-

cias, fue nombrar al Sr. Méndez Jefe de la

mandante de las tropas imperiales, mayor

primera columna expedicionaria, y con ese

Sehoonosky, y el gobernador de la línea de

carácter estableció su cuartel general en el

Puebla Don Fernando María Ortega, para el

punto denominado “El Rincón”: sabedor de

arreglo de la cuestión militar.

que una fuerza de austriacos y traidores pro-

1ª Serán disueltas las tropas del general

cedente de Zacapoaxtla, intentaba forzar el

gobernador, y entregados sus armas en los

célebre punto de los “Naranjos” se decidió

mismos términos que lo harán las fuerzas

a impedirlo, mas ya era tarde, porque el

de la línea de Barlovento.

enemigo se le había anticipado, ocupándo-

2ª Los generales, jefes y oficiales de la

lo. Se retiró, pues, al pueblo del Espinal, y

línea de Puebla, que no tengan voluntad

habiendo sido atacado en la mañana del 29

de adherirse al imperio, quedan en absolu-

de Noviembre del repetido año de 65, tuvo

ta libertad para dirigirse con las seguridades

la gloria de que el combate se resolviera en

necesarias y sin que puedan ser molestados

favor de la causa republicana.

en manera alguna, al punto que les conven-

En seguida, y después de varios mo-

ga. Si algunos de ellos no pueden marchar

vimientos estratégicos por el Estado de

pronto, tendrán el plazo de un mes para

Puebla, se estableció definitivamente en la

efectuarlo, contando desde el día en que sea

Congregación o barrio de la “Agua Dulce”,

ocupada la plaza de Papantla por las tropas

donde fue embestida su fuerza a las ocho

imperiales. Los señores generales, jefes y ofigeneral juan n . méndez

817

ciales conservarán y portarán sus armas, y

su dignidad o le hiciese apostatar de sus sen-

a cada uno de ellos se les dará luego que lo

timientos republicanos; sin embargo, hubo

pidan el pasaporte que les dé en su marcha

en el campo liberal distintas opiniones acer-

la seguridad expresada. Se formará una lis-

ca del particular: la capitulación, para unos

ta de los que no reconozcan al imperio para

fue prematura y antipatriótica, pues que,

que según ella, expida el Sr. Sehoonosky los

según ellos, había todavía elementos para

respectivos pasaportes.

seguir combatiendo; para otros era lo único

3ª Los heridos y enfermos de la línea

hacedero y conveniente en las circunstan-

de Puebla que se hallan en el hospital de

cias críticas que rodeaban a los capitulados.

Papantla, serán considerados y tratados en

No es posible describir las escenas des-

los mismos términos que los de la línea de

garradoras que presidieron a la entrega de

Barlovento.

las armas: los soldados lloraban al despo-

4ª Será pagada al Sr. general D. Juan N.

seerse de esos útiles de guerra con los cuales

Méndez, por el imperio, la cantidad de dos

habían sabido imponerse al invasor y sus

mil quinientos pesos para cubrir los créditos

menguados auxiliares, poniendo muy alto y

que de gastos de guerra contrajo en Tetela

en sitio honrosísimo el buen nombre de los

de Ocampo. El pago se concertará con el

leales hijos de México…

emisario imperial.

Como prueba de lo anterior, citaré un

5ª Bajo principios análogos se arreglará

episodio que se relaciona íntimamente con

con el general D. Juan Francisco Lucas la

lo que precede; y que refiere un veraz y fi-

cuestión militar de Xochiapulco. La política

delísimo testigo,1 quien se expresa así:

se arreglará entre el mismo y el Sr. comisario

Al ir el suscrito a la Comandancia Mi-

imperial. Para una y otra cosa se trasladará a

litar de Papantla llevando a los soldados de

Xochiapulco el general gobernador o el jefe

Tetela y uno que otro de Zacatlán y Xochi­

que designe.

tlán y para entregar las armas, según lo esti-

6ª Serán ratificadas y observadas estas

pulado en a capitulación, la mayor parte de

bases, en iguales términos a las estipuladas

ellos estaban desnudos, enfermos y llenos

en las de Barlovento.

de miseria: el Jefe austriaco que recibió el ar-

7ª Se harán cuatro ejemplares de estas

mamento pidió a lista de sus compañeros, y

bases, que se distribuirán entre las partes

por ella fue llamando uno a uno para darles

contratantes.

una onza de oro, dizque para los gastos que

Papantla, Enero quince de mil ochocien-

erogaran en el camino para llegar a su tierra.

tos sesenta y seis. —Fernando Ma. Ortega.

Ningún soldado, cabo o sargento, quiso

—Rúbrica. —Sehoonosky mayor. —Rúbrica”.

recibir aquel regalo. Todos manifestaron te-

Como se ve, la anterior Capitulación no

ner lo suficiente para llegar a su casa, y que

podía ser más honrosa. A ninguno de los ciudadanos comprendidos en ella se exigió nada que menoscabe 818

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

El Coronel Lauro Lima, patriota distinguido cuyas

1

preciosas Memorias, inéditas aún, me han servido bastante para escribir esta narración.

por lo mismo daban las gracias: sí recibie-

debe contarse en la primera fila y así lo exige

ron con mucho gusto los cuatro o seis reales

la verdad histórica, al anciano general Mén-

que a cada uno les tocó del reparto que el

dez: él, desde el principio de la guerra de In-

señor General Alatorre mandó hacer, de los

tervención, con distintos caracteres, todos

escasos fondos que existían en la Adminis-

importantes, y en la época a que nos esta-

tración de Rentas de aquel Cantón.

mos refiriendo, con el de Jefe de la línea, era

Sin embargo, fue preciso someterse a la dura ley de la necesidad.

a la vez el alma y el centro de aquellos activos movimientos que, encaminados a des-

Los Generales Méndez y Márquez Ga-

truir la usurpación, fueron dirigidos hacia

lindo solicitaron sus pasaportes para el ex-

un buen término por la energía indomable

tranjero, y los demás Jefes y resto de tropa

y la fe irresistible del ameritado campeón de

se dispersaron por distintas direcciones, lle-

la libertad.

vando todos el propósito firme de reanudar cuanto antes a lucha contra la Intervención

***

francesa y el Gobierno del llamado Imperio.

Ayudado eficazmente por sus esforzados compañeros Márquez Galindo, Juan C.

VIII

Bonilla y Juan Francisco Lucas, dio el grito

El Sr. Méndez volvió a Tetela a continuar

de libertad en Tetela, pronunciándose con-

sus trabajos en pro de la autonomía nacio-

tra el Imperio, el mes de Agosto de 1866, a la

nal, sin embargo de la vigilancia estricta que

vez que lo hacía el Gral. Don Macario Gon-

se ejercía sobre él, por las autoridades impe-

zález en Huauchinango, y era secundado el

rialistas, a las que quedó sujeto, no obstante

movimiento insurreccional en Chignahua-

la capitulación celebrada.

pan, Aquixtla, Ixtacamaxtitlán, Zacapoaxtla,

Por lo que hace al Estado de Puebla, la reacción republicana no se hizo esperar.

Zacatlán y otras poblaciones importantes. Teziutián fue ocupado el 21 de Agosto

Refiriéndose a esta época, dijimos en un

después de una tentativa infructuosa veri-

humilde escrito dedicado a la memoria del

ficada el 15 del mismo mes, en la cual salió

ilustre Gral. Bonilla.

herido el General Lucas.

“Los trabajos de reorganización en la

El de igual clase, Rodríguez Bocardo pues-

esfera administrativa y en la militar comen-

to al servicio de la buena causa batió en el pue-

zaron con una actividad prodigiosa a media-

blo del Carmen una fuerza austriaca derrotán-

dos del año de 1866, y uniendo a ellos las

dola completamente el 27 de Septiembre.

combinaciones de una hábil política, el cam-

San Juan de los Llanos fue ocupado por

po de acción de los republicanos de Puebla

el general Méndez el 27 del mismo, y por to-

empezó a ensancharse multiplicando sus

das partes se notaba el ardoroso movimien-

medios de ataque.

to de avance en contra del Podar espúreo

“En esta serie de trabajos que harán

emanado de la Intervención extranjera, al

eternamente memorables aquellos tiempos,

grado que pudo auxiliarse al Gral. Alatorre general juan n . méndez

819

para la toma de Jalapa, el 11 de Noviembre

todos pertenecían a la Brigada del Gral. Joa-

con una Brigada al mando del Gral. Bonilla.

quín Martínez.

Todo presagiaba el próximo triunfo;

Allí esperaron, y ya cerca del medio día,

cuando el Gral. Díaz llegó a Huamantla a

esas columnas descendiendo por la vertien-

principios de Marzo de 67, quedó admira-

te de dicho Cerro, se lanzaron al asalto,

do a la vez que complacido del número de

con una intrepidez y un aplomo que daban

fuerzas que halló organizadas y dispues-

una idea de su valor y disciplina: las tropas

tas a entrar en combate, merced a la ini-

imperialistas las esperaban emboscadas en

ciativa, valor y constancia del distinguido

anchos fosos, y al tenerlas a tiro de pistola,

hijo de Tetela.

una terrible descarga de fusilería que les hi-

Organizado el ejército de oriente, fue nombrado el Sr. Méndez General en Jefe de

El enemigo salió entonces de su escondite

la 2ª. División de infantería y con ese carác-

y auxiliado por su numerosa y excelente caba-

ter marchó a Puebla, al asedio que le puso

llería, persiguió tenazmente a los asaltantes,

el héroe del 2 de Abril; mas habiendo sido

que se vieron obligados a retroceder, dejando

designado por el jefe de dicho ejército para

cubierto el campo de muertos y heridos.

mandar las tropas que marcharon al interior

Las pérdidas fueron numerosas y har-

del país a auxiliar al General Escobedo, se

to sensible “el valiente Coronel Florentino

separó de sus compañeros el 11 del referido

Mercado”, aquel joven tan ardiente, tan sin­

Marzo y se halló al frente de Querétaro el 23

cero y tan simpático, pagó con su vida su

del mismo: la llegada de esas tropas proce-

amor a la libertad, cayendo cubierto de heri­

dentes de Toluca, Puebla, Hidalgo y Guerre-

das y con la cabeza hecha pedazos sobre las

ro perfeccionó el sitio de la ciudad que iba a

trincheras de los contrarios: igual suerte

ser la tumba del Imperio.

corrieron otros muchos jefes y oficiales cu-

La noche de dicho día 23 hubo una jun-

820

cieron, las contuvo y paralizó su impulso.

yos nombres nos son desconocidos.

ta de guerra en la Hacienda de Miranda, a

La Brigada de Puebla, mandada por el

la que concurrieron los Generales Escoba-

Gral. R. Márquez Galindo, seguía con avi-

do, Corona, Rocha, Riva Palacio, Jiménez

dez, formada en cuadro, el movimiento de

y Méndez y en ella se resolvió el plan de

las tropas que sostenían el combate; y ya en

ataque de la “Casa Blanca”, la mañana del

los momentos de lanzarle a la pelea, se pre-

siguiente día.

sentó el General Corona Jefe de la línea, y

En efecto, al amanecer del 24 las fuerzas

mandó suspender el movimiento en razón

que mandaba el Gral. Méndez desfilaron por

de que, no habiendo sido el ataque general,

el Cerro del Cimatario, frente al punto que

el enemigo había concentrado sus fuerzas

se trataba de ocupar: iban a la vanguardia

en el punto disputado, y era, por lo tanto,

los batallones de Huichapan y Jacala y el

peligroso insistir en la pelea: ésta terminó

que se formó en el Valle de México, y que

como a las tres de la tarde retirándose cada

mandaba el Coronel Florentino Mercado:

quien a sus posiciones.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

De ahí en adelante, los combates siguieron diariamente y sin interrupción: la fuerza

ciones, fue depuesto del mando por el señor Juárez al finalizar el mes de Septiembre.

del General Méndez fue trasladada al

Al separarse del Gobierno, expidió el si-

Cerro de San Gregorio, la noche del 24; y el

guiente manifiesto que sintetiza y explica

día 1º. de Abril, mandando el citado punto,

de manera gráfica la situación, y que dice a

ayudó eficazmente con sus acertadas y opor­

la letra:

tunas medidas a rechazar el ataque formidable que dio Miramón en el barrio de San

JUAN N. MÉNDEZ: a los habitantes

Sebastián, a las tropas de Guanajuato, man-

del Estado de Puebla:

dadas por el General Antillón.

Conciudadanos:

El 24 de Abril, el General Méndez aban-

La ley fundamental de nuestra patria

donó el sitio de Querétaro, llamado por el

es la Constitución de 1857. Ella es lábaro

vencedor de la Carbonera, para hacerte car-

a cuya sombra los buenos hijos de México

go del Gobierno y Comandancia Militar de

se agruparon para repeler al invasor, contra

Puebla, a cuya ciudad llegó el 27, haciéndose

el cual obtuvieron una espléndida victoria,

cargo en el acto, de su nuevo empleo.

que confirmando nuestra independencia firmó también nuestros derechos de hombres

IX Su presencia en la Ciudad de Zaragoza en

libres y de ciudadanos fuertes con el apoyo de la ley.

las circunstancias delicadas que estamos de-

La Convocatoria expedida por el Ejecu-

tallando, fue de mucha importancia para el

tivo de la Nación, viola los artículos cons-

pronto y feliz término de la guerra.

titucionales, y el Gobierno del Estado al

El Gral. Díaz tuvo un ejemplar colabora-

recibirla, fijó la mirada en la Constitución

dor y un auxiliar inapreciable en el señor Mén-

y la encontró sobre todos los poderes y abri-

dez, quien con esa actividad que le era carac-

gando todos los derechos. La esperanza de

terística y que sabía desplegar en momentos

que ninguno de estos derechos fuera concul-

dados, le remitió a la Capital, que se hallaba

cado, fundada en los honrosos antecedentes

asediada, víveres, dinero, parque y otros ele-

de justificación y lealtad que enaltecían al

mentos de guerra, siendo Puebla en aquellos

Presidente, hicieron al Gobierno dirigirse a

instantes el gran centro productor, y por lo

él bajo el velo confidencial con el respeto y

tanto, el núcleo de los grandes recursos.

la súplica, con el interés del amigo leal, tras-

Ocupado México a mediados de Junio, el señor Méndez siguió administrando con

mitiéndole la profunda emoción que en el pueblo produjo ese documento.

acierto, y sobre todo con acrisolada honra-

Llamó después este Gobierno a algunos

dez, la entidad federativa mencionada, has-

ciudadanos que por su amor al orden, por

ta que, expedida la convocatoria de 14 de

su respeto a la ley, por su ilustración, pa-

Agosto por el Ejecutivo Federal, y no estan-

triotismo y desinterés pudiesen aconsejarle,

do conforme con algunas de sus prescrip-

ora ratificando la opinión del Gobierno, ora general juan n . méndez

821

confirmándola si era conforme a la Consti-

niones del Gobierno en General y del pueblo,

tución. En esto se encontraron de acuerdo

salvase los derechos de éste, y el decoro de

con el Gobierno; y esto mismo acreditó es-

aquél. Borró de la Convocatoria cuanto ello

pontáneamente el Ayuntamiento de la Ca-

contenía de contrario a la Constitución, y la

pital del Estado.

publicó en seguida como lo habéis visto.

El Gobierno entonces envió una comi-

El Gobierno General no encontró esto

sión cerca del Ejecutivo de la federación, a

de su agrado, y ordenó que el Estado fuese

los ciudadanos Joaquín Ruiz, Juan Múgica y

regido por otra persona que cumpliese aquí

Osorio, Francisco Díaz y Francisco Fernán-

sin objeción sus mandatos.

dez, para que bajo su respetable influencia,

Descendiendo pues, del puesto que ocu-

viese el Presidente la expresión legítima de

pé en los días luctuosos de la patria, cuando

la voluntad y justificación con que el pueblo

todo era sacrificio y abnegación; en ellos me

rechaza la Convocatoria, puesto que este

habéis visto fiel a la ley fundamental, y por

alto funcionario había ofrecido modificarla

acatarla y por cumplir llevo enteramente

si tal era la voluntad de los pueblos.

tranquila mi conciencia.

Una tras otra vinieron después las actas

Aquí tenéis a vuestro conciudadano

de todos los distritos de los Estados, unifor-

ante el juicio público de la Nación, ante vo-

mes y corroborando la opinión del Gobierno

sotros que sois el vivo testimonio de que, ni

que, transmitiéndolas al Presidente, esperó

la coacción ni la intriga han servido al Go-

confiado en que atendiéndolas modificaría

bierno para mover la opinión. Él ha sido solo

su ley de Convocatoria.

el vehículo que ha transmitido ante el Go-

Los plazos perentorios de ésta para que el

bierno General la exposición genuina de la

pueblo señalase a sus representantes corrían,

voluntad del pueblo. Ésta será como hasta

y el Gobierno nada resolvía. El Estado de

aquí la norma de mis actos, en cualquiera

Puebla que ofreció a la patria sus riquezas y

situación en que la Providencia me coloque.

la sangre de sus hijos, no podía quedar sin

Zaragoza, Septiembre 24 de 1867.

ejercer el más augusto de sus derechos; y en-

Juan N. Méndez

tretanto, las comunicaciones de la comisión

822

que no pudo conseguir su noble objeto, aca-

Puebla sintió mucho la desaparición del go-

baron de destruir toda esperanza.

bernante probo, liberal y patriota, que tan-

Entonces el Gobierno del Estado se en-

tos bienes le había hecho en el corto tiempo

contró en la disyuntiva o de olvidar la Cons-

que había estado al frente de sus destinos,

titución o dejar al pueblo sin que tomase

y que, al separarse de tan encumbrado

parte en las elecciones. Podía también aban-

puesto, dejó en caja más de cuarenta mil pe-

donar el puesto en esta grave crisis, y ésta fue

sos, y repletos de víveres los almacenes de la

su primera inspiración, mas no creyó que de-

Proveeduría.

bía hacerlo sin intentar antes un medio que,

Se retiró a la vida privada hasta que la pro-

conciliando en lo posible las divergentes opi-

clamación del Plan llamado de la Noria lo trajo

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

otra vez a la escena política: terminado ese mo-

que habían tenido que hacer, atravesando

vimiento por la sensible muerte del Benemérito

por lugares mortíferos.

de América, el Sr. Méndez tornó de nuevo a su hogar, a vivir retirado de la cosa pública.

En Zacatlán encontró una excelente acogida; y de allí marchó para el pueblo de

La revolución de Tuxtepec, agitando la

Tlaxco, donde encontró llenas de brío y en-

República y halagando el sentimiento na-

tusiasmo a las tropas que mandaban los je-

cional, por el simpático lema que traía es-

fes serrano Márquez Galindo, Bonilla, Cra-

crito en su bandera, hizo que los valientes

vioto, Luis León y otros.

montañeses, a cuya cabeza se hallaba nues-

A los cuantos días tuvo verificativo, el

tro biografiado, se colocaran desde luego al

16 de Noviembre, la batalla de Tecoac, que

derredor del estandarte revolucionario.

dio término a la guerra y al gobierno ler-

Aun cuando el nuevo Plan fue procla-

dista: en ese triunfo hizo un gran papel el

mado en Marzo de 76, en el pueblo que lleva

mencionado general González, decidiendo

su nombre, ya desde principios de Enero an-

la victoria al frente de trapas montañesas y

terior, el General D. Ramón Márquez Galin-

por medio de una carga brusca y hábilmente

do se había pronunciado en Zacatlán contra

combinada, siendo, puede decirse, el Desaix

el Gobierno del Sr. Lerdo.

de este nuevo Marengo.

La Sierra toda del Estado se puso en ar-

Por su parte, el Gral. Méndez, con fuer-

mas, asumiendo una actitud imponente que

zas de Tetela y Xochiapulco, en su mayor

desbarató las más hábiles combinaciones de

parte, y al lado del jefe de la revolución,

los jefes militares gobiernistas; viniendo a

ayudó eficazmente para el buen éxito de esa

ser en Taxcantla, lugar donde estableció el

batalla, que abrió las puertas de la Capital

General Méndez su cuartel general, el cen-

al Ejército regenerador, y que estableció bajo

tro de las operaciones y el directorio de la

las bases sólidas de la Paz y el crédito, el ac-

revolución en esa Zona tan importante.

tual orden de cosas.

La guerra presentó distintas faces, ad-

Ocupado México, el Gral. Díaz, al fren-

versas unas y favorable otras a la causa

te de numerosas fuerzas, marchó al Interior

Porfirista: el General D. Manuel González,

de la República a hacer campaña a los restos

uno de sus principales caudillos, emprendió

del lerdismo, dejando encargado el Supremo

una marcha atrevida desde el puerto de Ma-

Poder Ejecutivo de la Nación al Gral. Mén-

tamoros; cuya guarnición se pronunció en

dez, declarado 2º. en Jefe del Ejército rege-

Abril por el citado Plan, hasta la ciudad de

nerador, y quien conservó el mando hasta el

Zacatlán, en la que entró al principiar No-

mes de Febrero de 77, que lo entregó a quien

viembre, a la cabeza de 150 hombres de in-

se lo había conferido.

fantería, mandados por el Teniente Coronel

Elegido Senador por Puebla, en Julio de

Toro, enfermos casi en su totalidad, desnu-

aquel año, permaneció en ese puesto hasta

dos, hambrientos, y en un estado deplorable

que en Septiembre de 1880, el propio Estado

por la penosa y larga caminata (400 leguas)

lo llamó para que rigiera sus destinos. general juan n . méndez

823

824

IX

y terminó también bajo sus auspicios, el de

Hemos visto al patriota serrano consagrar

Telleca en el mismo trayecto; el edificio del

su vida, derramar su sangre y sacrificar sus

Rastro, de tanta importancia para el abasto

bienes de fortuna, a la conquista de esos

de reses, fue inaugurado durante esta época;

bellos principios que aseguró el triunfo de

y finalmente, dotó a esta ciudad de un am-

la Reforma: lo hemos visto abandonar su

plio Campo Mortuorio, que reúne las condi-

familia y los goces del hogar, para empuñar

ciones de seguridad e higiene apetecidas, y

con denuedo la enseña de la Libertad y la

que da una alta idea de la ilustración y cul-

Independencia; ahora lo vamos a ver ejercer

tura de esta hermosa población.

su autoridad, su energía y su capacidad,

Y si no fuera suficiente lo anterior para

en la importante cuanto difícil esfera de

acreditar su fama de liberal, de honrado,

gobernante.

de inteligente y de progresista, ahí está la

Puebla recibió con señaladas muestras

Instrucción pública, ese ramo importantí-

de distinción al ciudadano que acababa de

simo considerado como la base indispen-

ocupar por segunda vez el alto y honorí-

sable para la felicidad de los pueblos; ramo

fico puesto de Gobernador; y a fe que los

que llegó a un grado tal de adelantamiento

resultados justificaron plenamente esa

y perfección, como nunca se había visto y

predilección.

difícilmente volverá a verse en el Estado

El Sr. Méndez se dedicó con esa asidui-

de Puebla, reputado en la época a que nos

dad y empeño que tanto lo distinguieron, a

estamos refiriendo, como el primero de la

la reorganización de los distintos ramos que

República en esa parte importantísima de

constituyen la administración pública: cui-

la administración pública.

dó de que las Leyes de Reforma tuvieran su

Su gobierno se recomendaba por un se-

más fiel observancia; veló por el orden y la

llo de liberalismo puro, que formaba la satis-

moralidad; hizo efectivas las garantías que

facción de los adoradores de la Carta Magna

otorga a los ciudadanos la Constitución de

de 57, y nunca, ni la torpe maledicencia, ni

57, y consagró una muy especial atención a

la calumnia odiosa, se atrevieron a poner en

la recaudación y buen manejo de los cauda-

duda ni su sinceridad y honradez, ni su fir-

les del Estado.

meza de principios.

Las mejoras materiales recibieron un re-

Dotado de una fuerza de voluntad ad-

gular impulso: señalaremos entre otras las

mirable para sobrellevar con filosofía los

siguientes:

duros golpes de la fortuna; lleno de digni-

La Penitenciaría, objeto de sus desvelos,

dad para desechar la lisonja y los halagos

casi quedó concluida durante su gobierno,

que le hiciera el Imperio cuando éste se ha-

lo mismo que la Biblioteca Lafragua; el ele-

llaba en su mayor auge; y poseyendo, por

gante y magnífico “Puente Unión”, de tanta

último, una fe viva en el reinado definitivo

importancia para el establecimiento de la

de la libertad y la democracia, todas estas

vía férrea de Izúcar Matamoros; se empezó

cualidades brillantes hacían del Sr. Méndez

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

un republicano modelo, a quien se veía con

te vino a poner término a aquella gloriosa

veneración y respeto, como el representante

existencia.

genuino del amor a la Patria, al Progreso y a X

la humanidad… Hay que tener presente, y esto da la

En su trato familiar era el Sr. Méndez aten-

medida de la probidad del Sr. Méndez, que

to, obsequioso y hasta galante, manifestan-

entró a la vida pública impelido por sus be-

do el refinamiento de cultura y trato exqui-

llos ideales y nobles aspiraciones, y no por

sito del hombre de sociedad.

la satisfacción de un medio rastrero o de un

En el campamento era un espartano: ni

vil interés, pues que poseía abundantes bie-

el hambre, ni el frío, ni la sed, ni ninguna

nes de fortuna perdidos en las distintas re-

otra privación alteraban ni su carácter be-

voluciones en que tomó participación: que

névolo ni su espíritu sereno, que le hacía

ocupó puestos de suma importancia como

aceptar con el estoicismo de un romano las

los de Gobernador, Jefe de un campo de ejér-

duras pruebas de la adversidad....

cito, y hasta el de Presidente de la República,

Cuando a consecuencia de los horrores

y sin embargo, descendió de ellos tan pobre

de la guerra en que casi siempre se vio en-

y modesto como había subido, sin dejar en

vuelto, tuvo que ocultarse, lo hizo una vez

esos sitios cuyo brillo deslumbra y cuya at­

en una caverna, cubierta de vegetación exu-

mósfera embriaga, ni siquiera un átomo de

berante y situada en el barrio de Cuautem-

su honra, que supo conservar siempre pura e

pan, a unas cuantas leguas de Tetela.

inmaculada, y que habiendo podido rehacer

Allí permaneció en un aislamiento com-

su fortuna con los bienes de manos muertas,

pleto, por espacio de más de seis meses, sin

no lo hizo así, imitando con ello la ejemplar

más lecho que el duro suelo, ni más com-

conducta de Juárez, Ocampo, Lerdo, Ra-

pañía que la de las aves del cielo y la de un

mírez y demás ilustres reformadores, que

pastorcito, niño de diez a doce años de edad,

constituyen la honra y prez del partido libe-

que le llevaba todos los días una escasa y

ral de México.

más que frugal colación.

Tuvo a su lado en las distintas Secre-

Para concluir el estudio que estamos

tarías de Gobierno y en otras oficinas im-

haciendo, vamos a referir algunos episodios

portantes, personas respetables que lo se-

de la vida del Sr. Méndez, que vendrán a ser

cundaron hábil y concienzudamente en sus

como el digno epílogo de esta humilde

labores administrativas, concluyendo su pe-

narración.

riodo gubernamental en los términos de la ley, en Enero de 1885.

Se trataba por algunos diputados a la H. Legislatura, de aumentarse el sueldo, y

El 6 del próximo mes y año fue nombra-

para el efecto dirigieron la correspondiente

do por el Ejecutivo de la Unión, Presidente

iniciativa al Gobernador, a quien se halaga-

de la Suprema Corte de Justicia Militar, en

ba con un muy regular acrecentamiento del

cuyo puesto permaneció hasta que la muer-

suyo. general juan n . méndez

825

El Sr. Méndez no aceptó desde luego el proyecto, y por medio del Secretario de

el depreciado y odioso metal, para estar así al nivel de todos los empleados.

Gobernación y Milicia que lo era el distin-

A su separación del Gobierno, y por mo-

guido y patriota liberal Coronel José de la

tivo de los pronunciamientos de D. Cristó-

Luz Palafox, manifestó que daba las gracias

bal Palacios, en Tepexi, y de Abraham Ra-

por la distinción de que era objeto; pero que

mírez, en Chiautla, no pudo dejar cubiertos

se creía suficientemente remunerado con el

en su totalidad los sueldos de sus emplea-

sueldo que disfrutaba, y que para el Jefe del

dos; pero al poco tiempo súpose con asom-

Ejecutivo decretó desde el 12 de Agosto de

bro que al Sr. Méndez se le adeudaba más

1828, el Congreso del Estado: excusado nos

tiempo de servicios que a los demás servido-

parece el decir que por entonces fracasó tan

res del Estado, y que, a semejanza de éstos,

inconveniente pretensión.

gestionó el pago después de algún tiempo,

El día de días, como se dice hoy, acostumbran los aduladores del poder y que ejer-

no obstante la necesidad que tenía de esos fondos.

cen algún mando ya sea político, militar o

De lo que antecede podríamos citar mu-

civil, extorsionar pecuniariamente y sin pie-

cho más; pero para nuestro intento creemos

dad a sus infelices subalternos, dizque para

suficiente con lo expuesto, y damos por ello

dar la cuelga al superior: el Sr. Méndez pro-

término al asunto.

hibió terminantemente esas expoliaciones que en su lenguaje enérgico, pero honrado,

XI

calificó de abusos, y aun hizo devolver algu-

A grandes rasgos hemos podido reseñar la

nos objetos que se le remitieron con el fin

vida de un ciudadano que adoró la libertad,

expresado, contentándose con aceptar tarje-

que manejó con honradez los caudales pú-

tas, ramos de flores que le ofrecían los niños

blicos, que derramó su sangre por la autono-

de las escuelas y otros obsequios inocentes,

mía de la Patria, que impulsó la Instrucción

pero que para él eran de inapreciable valor

popular, que no transigió con el vicio y que

por ser emanados del cariño y expresión ge-

llegó a ser el ídolo del partido liberal.

nuina de su sinceridad.

826

Durante su vida azarosa y llena de pe-

Aun se recuerda con horror la cuestión

ripecias, México experimentó crisis tremen-

del níquel, cuestión que como es público y

das de las que salió airoso merced al valor,

notorio, causó tantos disgustos a las autori-

entereza y patriotismo de sus buenos hijos,

dades; y que pudo ser motivo hasta de una

entre los que descolló el Sr. Méndez.

revolución; pues bien, el empleado encar-

Pequeños nosotros para describir al co-

gado de llevar al señor Méndez su sueldo,

loso, disculpe nuestra audacia el entusiasmo

quizá por respeto u otro motivo, lo hacía en

y admiración que siempre nos ha merecido

pesos fuertes y no en la moneda objeto de

esa augusta personalidad, a quien conoci-

tanto disturbio; y aquel íntegro ciudadano

mos desde niños y a la que ya de hombres

devolvía la plata y hacía que se le pagase con

tuvimos la honra de tratar.

liberales ilustres mexicanos de la reforma y la intervención

Inspirada en su conducta y guiada por

Conmovidos ante esas demostraciones

su ejemplo, la generación que se levanta le

tan tientas y elocuentes, nos asociamos a

tributa el homenaje de su admiración, y de

ellas de todo corazón, y como testimonio

año en año el día del aniversario de su

de afecto y simpatía, unimos nuestra débil

fallecimiento, se agrupa en derredor de

voz al concierto de alabanzas que entona la

su tumba y unida al partido liberal, la riega

Nación en memoria de quien tanto se dis-

con sus lágrimas y con las florea delicadas de

tinguió en la defensa del honor, la libertad y

la gratitud.

la Independencia de la República. Miguel Galindo y Galindo

Õndice

JustificaciÛn................................. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . v La ConstituciÛn de los juristas JosÈ Luis Soberanes Fern·ndez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. ix

Estudio introductorio Manuel Gonz·lez Oropeza.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . xxiii

PrÛlogo en el origen Daniel Cabrera....................... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3

IntroducciÛn Enrique M. de los RÌos......... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . 7

biogr a fia dos

ValentÌn GÛmez FarÌas. 1781-1858.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25 D. Juan ¡lvarez. 1790-1867. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39 Ignacio Comonfort. 1812-1863. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53 D. Santos Degollado. 1810-1861.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63 Benito Ju·rez. 1806-1872.... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81 Melchor Ocampo. 1814-1861. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107 Margarita Maza de Ju·rez. 1826-1871.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131

D. Manuel Doblado. 1818-1865. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 145 JosÈ MarÌa Lafragua. 1813-1875.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163 Ignacio de la Llave. 1818-1863. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 171 Ezequiel Montes. 1820-1883. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 189 ¡ngel Albino Corzo. 1816- 1875. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 203 Juan JosÈ Baz. 1820-1887. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 219 Juan Antonio de la Fuente. 1814-1866. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 231 Leandro Valle. 1833-1861.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 243 Miguel C·stulo de Alatriste. 1820-1862. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 255 Miguel Lerdo de Tejada. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 265 D. JosÈ MarÌa Ch·vez. 1812-1864.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 281 Ignacio RamÌrez. 1818-1879. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 293 Jes˙s Gonz·lez Ortega. 1824-1881.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 307 Florencio MarÌa del Castillo. 1828-1863. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 321 Gregorio MÈndez. 1836-1887. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 329 Pedro OgazÛn. 1824-1890. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 337 Manuel Alas. 1813-1889.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 341 Manuel GutiÈrrez Zamora. 1813-1861. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 345 JosÈ MarÌa Patoni. 1828-1868. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 355 LeÛn Guzm·n. 1821-1884. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 361 Manuel Cepeda Peraza. 1828-1869. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 367 JosÈ MarÌa Arteaga. 1827-1865.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 377 Ignacia Riechy. 1816(?)-1866. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 387 Carlos Salazar. 1829-1865. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 393 Alejandro GarcÌa. 1818-1872. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 401 Justo Mendoza. 1830-1879. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 417 Gregorio D·vila . 1810-1868. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 423 Soledad SolÛrzano de RÈgules. 1844-1884. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 429 Ignacio Zaragoza. 1829-1862.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 439 Lic. Sebasti·n Lerdo de Tejada. 1823-1889. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 449 Dr. Gabino Barreda. 1824-1881.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 469 Francisco Zarco. 1829-1869.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 483 Ignacio Pesqueira. 1818-1886. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 505 Ignacio M. Altamirano. 1834-1893. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 517 Lic. JosÈ MarÌa Iglesias. 1823-1891. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 535 Pedro J. MÈndez. 1836-1866. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 551

Agustina RamÌrez. . ................... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 571 General RamÛn Corona. 1837-1889. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 577 General Antonio Rosales...... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 599 Don Luis de la Rosa............... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 617 Nicol·s Romero. 1827-1865. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 623 General Juan Zuazua. 1820-1860. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 637 Vicente GarcÌa Torres............ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 653 General Nicol·s de RÈgules. 1826-1895.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 673 Blas JosÈ GutiÈrrez Flores Alatorre. 1821-1885. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 683 Lic. Juan JosÈ de la Garza. 1826-1893. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 715 Los M·rtires de Tacubaya. 11 de Abril de 1859. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 721 Lic. Ignacio Luis Vallarta. 1830-1893. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 729 Juan C. Doria. 1839-1871.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 749 Manuel Fernando Soto. 1825-1896 .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 755 Varios liberales de Occidente por J. Ferrel. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 761 General Jesús García Morales.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 761 General Plácido Vega.......... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 765 Jorge García Granados....... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 768 Juan Miramontes............... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 770 General Manuel Márquez de León.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 772 Ponciano Arriaga. 1811-1865. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 775 Pablo GarcÌa.............................. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 799 General Juan N. MÈndez...... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 807

Liberales

ilustres mexicanos

DE LA REFORMA Y LA INTERVENCIÓN se terminó en la Ciudad de México durante el mes de julio del año 2015. La edición impresa sobre papel cultural book de 52 gramos, estuvo al cuidado de la oficina litotipográfica de la casa editora.

LIBERALES ILUSTRES

biografía

Liberales ilustres mexicanos de la Reforma y la Intervención, publicada primeramente por la imprenta del Hijo de Ahuizote en 1890, no sólo nos trae a la memoria a una impresionante generación de políticos liberales, sino a su obra: La Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos, del 5 de febrero de 1857. La vigencia de dicha Constitución implicó desmerecidos claroscuros, quizá porque fuese un texto demasiado ambicioso, quizá porque las condiciones del convulsionado México de la época no le permitieron un

Liberales

ilustres

mexicanos DE LA REFORMA Y LA INTERVENCIÓN

ambiente sereno para que desplegase su institucionalidad; sin embargo, tal Carta Magna no deja de ser un objeto de asombro, incluso en el momento actual en el que nos cuestionamos las instituciones y analizamos posibles alternativas para su mejora. José Luis Soberanes Fernández

Miguel Ángel Porrúa librero-editor

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