ARTE | ENTREVISTA
ESTALLAN LOS PREMIOS F Jessica Morgan, curadora de la Tate Modern y jurado de los Premios Faena, habló con adnCULTURA antes de llegar al país POR GRACIELA TAQUINI Para La Nacion - Buenos Aires, 2008
A
unque la primera edición de los Premios Faena –que tuvo excelentes ganadores, como Margarita Paksa o Margarita Bali, entre otros– no cosechó la visibilidad esperada, este año parece que todo va a estallar. Los llamados “Premios F” no solo se expandieron en 2007 a países de América latina, sino que ofrecen dos grandes galardones, uno de cien mil pesos y otro de cincuenta mil. La joven directora del Laboratorio Experimental de Arte (LEA) del Faena Group e ideóloga principal del premio, Ximena Caminos, aclara que “esa abultada suma es necesaria, ya que se trata de intervenir un gigantesco espacio en la sala de máquinas del edificio Los Molinos”, donde la Fundación Faena y el LEA tendrán su sede a partir de este año. Es decir que el dinero se destinará, en su mayor parte, a financiar la producción de los proyectos. La edición 2007 de los Premios F, que se prorrogó hasta el viernes próximo, tiene un jurado de excepción: el cubano Carlos Basualdo, experto en globalización y curador adjunto de Arte Contemporáneo del Instituto de Arte de Chicago, que estuvo en la misma función de jurado el año pasado; el africano Okwui Enwezor, curador de Arte Contemporáneo del Museo de Filadelfia y director artístico de la Documenta XI, celebrada en 2002, y Jessica Morgan, curadora de Arte Contemporáneo de la Tate Modern de Londres, la más relevante y exitosa propuesta de arte del presente en el mundo. Morgan (39), la única de los tres que no conoce la Argentina, dialogó con adncultura antes de viajar a Buenos Aires en los primeros días de marzo. –¿Cuál es tu formación? –Hice estudios de grado y posgrado en Historia del Arte en Gran Bretaña y en Estados Unidos. Me especialicé en el Renacimiento; cuando yo estaba en la
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JESSICA MORGAN. Curadora de la Tate
COMMON WEALTH. Detalle de una muestra curada por Morgan en la galería londinense
universidad era imposible pensar estudiar historia del arte más allá de los años cincuenta. Pero mis trabajos me llevaron hacia el arte contemporáneo. –¿Cómo accediste a la Tate Modern? –Cuando entré a trabajar en la Tate Modern, solo hacía tres años que esta estaba funcionando. Yo era curadora en jefe del Instituto de Arte Contemporáneo (ICA) de Boston y acepté ese cargo Junior en la Tate porque quería volver a Inglaterra, donde me encanta vivir. En ese momento había un vacío institucional por la renuncia de su director. Pero era una propuesta tan apasionante que acepté el riesgo financiero. Había tenido una breve experiencia en el MoMA, para mí muy negativa por la esterilidad del sistema de división en departamentos. Este tipo de organización contribuye a crear una estructura muy jerárquica y burocrática. Una curadora joven puede pasar años sin hacer más que un trabajo de asistente. Nada de eso sucedió en la Tate, cuya organización es muy flexible, con pocos curadores, con una gran apertura a las ideas que propone constantemente el desafío de hacer muestras. Hasta el director, sir Nicholas Serota, se involucra en trabajos curatoriales, y eso implica profundos compromisos con la programación. –¿Creés que la misión de la Tate Modern se modificó desde que fue creada?
–Definitivamente se fue transformando. Pero su mutación sustancial fue algo no previsto: el arrasador éxito de público, especialmente muchos jóvenes y turistas que vienen al museo como un espacio a recorrer. Otro factor que favorece el cambio es esa falta de divisiones estancas en especialidades, que dinamiza su funcionamiento; hay un fluido intercambio de ideas y proyectos. Eso se nota. Y además posee una impresionante variedad de actividades educativas muy creativas y movilizadoras que está conducida por el programa de graduados, lo que vincula el museo con la universidad. –¿Cuales fueron tus principales trabajos curatoriales? –Las principales curadurías de exposiciones temáticas y colectivas han sido Common Wealth (2003), Time Zones (2004) y The World as a Stage (2007). Common Wealth exploraba la noción de las palabras “común”, “comunidad” y “riqueza”, e incluyó artistas de origen latinoamericano, como el mexicano Gabriel Orozco y el cubano Guillermo Calzadilla. El mensaje de la muestra, extraído de un concepto del suizo Thomas Hirschhorn, es el deseo de presentar una exhibición sobre el “hacer arte políticamente” en lugar de “hacer arte político”. Time Zones fue una gran muestra de cine y video que tuvo a Francis Alÿs con una obra, y The World as a Stage
exploraba las relaciones entre performance, teatralidad y puesta en escena, e incluyó a la brasileña Renata Lucas. También trabajé como curadora entre 2005 y 2006 de la Level 2 Gallery. –¿Qué exposición te gustaría hacer que aún no realizaste? –Aunque sería muy complicada, me gustaría hacer una muestra sobre la historia de la crítica institucional, que es como funciona la historia del arte. Podría expandirse a situaciones inesperadas que harían entrar trabajos de Europa del Este o América latina; me fascina la idea de una perspectiva global sobre la crítica. –Es muy interesante que a pesar de lo ocupada que estás vengas como jurado a los Premios F. –Para mí es una excelente oportunidad de tomar contacto con una escena que me llena de curiosidad; siempre quise visitar Buenos Aires. Tengo una lista enorme de gente y lugares que quiero conocer; no me va a dar el tiempo. Uno tiene que ser humilde y pensar que no se puede estar al día en todo. © LA NACION
FICHA. Premios F 2007. Cierre: 29 de febrero. Premios: $ 100.000 y $ 50.000. Jurado: Jessica Morgan, Carlos Basualdo y Okwui Enwezor. Bases en www.lea-fgroup.com.