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Domingo 10 de mayo de 2009
Capilla del Señor
Entre cruces, santos y una antigua imprenta Dos curiosidades: los museos de Arte Sacro Amalia Sosa Palacio de Carol y del Periodismo Bonaerense
Muchos de los objetos del museo de arte religioso fueron donados por los vecinos de Capilla
A
87 kilómetros de Buenos Aires por la ruta 8, Capilla del Señor, declarado primer pueblo histórico de la provincia de Buenos Aires, atesora algunas curiosidades para descubrir en una tarde de sol otoñal. Es un pueblo con encanto, de casas bajas y caballos que llegan hasta la Pulpería La Fusta y se apean, también ellos, a tomar un trago... de agua. Aunque algunos parroquianos dicen que el agua es sólo para lavarse las manos. Al menos en la semana el movimiento de caballos es visible: en este sitio conviven el campo y la ciudad, porque todavía se permite el ingreso de vehículos con tracción animal y los equinos. En Capilla se encuentra el Museo del Periodismo Bonaerense, inaugurado en 1972 en la casona donde se editó, en la segunda mitad del siglo XIX, los últimos números del semanario El Monitor de la Campaña, pionero defensor de los intereses rurales.
Recuerdos periodísticos La casa, que fue restaurada en forma reciente, es de acceso libre y gratuito, y conserva sus cuartos donde se exponen las reliquias. En la parte posterior destaca la imprenta de origen francés Marinoni con la que se editó el periódico entre 1871 y 1873. Queda en Rivadavia 506 y abre de lunes a viernes, de 8 a 16, y sábado y domingo, de 10 a 16. Sorpresas te da la vida, esta villa alberga, además, uno de los pocos museos de arte religioso del país, el Museo de Arte Sacro Amalia Sosa
Palacio de Carol (Bolívar 338, abierto jueves, viernes, sábado y domingo, de 10 a 19), a cargo del restaurador y coleccionista Claudio Lerena. En la casa-museo vivió alguien relacionado con el trágico suceso de la noche del 8 de octubre de 1923, como reza la placa al ingresar al predio. Y para averiguar este misterio habrá que llegarse hasta el museo, porque pertenece a la historia de Capilla y sólo se devela aquí. El museo consta de una reproducción de la capilla original de 1735 que dio nombre al pueblo, oratorio del señor Francisco Casco de Mendoza que se convirtió en viceparroquia dado la distancia que debían recorrer los feligreses para llegar a las parroquias vecinas; una reproducción de celda de un monje/monja, y una sala donde se exhibe el trabajo de restauración. Al entrar a la capilla el alma se sobrecoge: es tal la profusión de objetos religiosos de arte napolitano, colonial hispanoamericano y popular juntos,