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TEORÍi' ARQUEO LÓG.lCA. L: N /\ I\: TRO DUCU ÓN
qu eced ora s. Algunos estud ian tes de Durha rn quizás se recono zcan en los di ál ogos r eproducidos en a lgu no s de los ca pítulos, por lo qu e les pi d o discu lpas. El libro fue en parte co ncebid o mi entr as realiza ba una esta ncia en la Un iversi dad de Ca lifo rn ia en Berkcley co mo in vest igador invita do durante la primavera de 1995. Quisiera agradecer a Meg Co nk ey, Cr is tine Hastorf, Marcia-Ami Dob re, Margot Win er y otros m uch os m ás, dem asiado numerosos pa ra menciona rlos a todos aqu í, su h osp ita lidad duran te el tiempo que pasé en Califo rnia y po r hacer mi esta ncia allí tan provechosa y agra da b le. También q u isie ra agradecer a la Un ivers idad de Dur ha m hab erme co nced ido tal licencia de es tu d ios y de fo r ma m ás ge neral po r a poyarme en mi ca m bia nte visió n sob re la arqueo logía a Jo largo de estos últimos siete años . Debo ci ta r tam b ién a la gen te qu e ha revisado el texto, a lgunos anón im os, y han opinado sob re el mi smo, pues to q ue sin sus com entarios la obra serí a m ás dogm áti ca, ten dvía m iras much o más es trec has y sería mucho m en os co mprens ible. E n este ca pít ulo incluyo especia lm ente a Rand y McGu ire, Jim Hil!, Chris Tilley y E lisa beth Brumfiel. Ro bert Prcu ce l y lan Hodder revisaron el últim o bo rra do r de for m a pro fun da . Dom ini c McN a mara m e proporcion ó la ci ta ció n de Fouca ult del ca pítu lo 6. Dentro del Dep art amento de Arqueol ogía de la Un ivers idad de Durham, Helena Harnerow, Colin Haselgrove, Antho ny Hard ing, Simon J am es, Sam Lucy y Martin Millett leyeron el primer borrador y reali zaron co m entarios IT1UY o portun os . Algunas con versaciones con m i p ad re, C. David Johnson, sobre filosofía de la ciencia sirviero n para cla rificar diversos pun tos. Más co nversaciones co n Chris TayJor, Pa ul Ever son y David St ock er si rvieron para info rm ar la d iscusi ón so bre Bodiarn del capít ulo 10; sin em bargo, los posibles er ro re s que pued an detect arse so n todos de m i responsa bilid ad . Joh n Davc y y Tess a H arvev, de la em presa ed ito ra , se co mpo rta ro n con m igo pacientem en te, an im á ndome en to do mom ento y a pareciendo siem p re a p unt o para pro porcio narme cualquicr tip o de ayuda . Mi mujer Becky hizo co me ntarios a los s ucesi vos borradores , co rrigió el man u scri to final, y, m ás important e a ún , m e a poyó em ocio nal e intelectualme nte en todo momento; sin ta les a poyos, este libro nunca hu biera vist o la luz. En retorno . es pero qu e este lib ro le acl are por qué los arque ólogos constituyen un ramillet e tan peculia r de seres humanos , aunque sé que ella ya tien e a l res pecto su s propias te orí as . Gracias a to dos .
C APiT ULO
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EL SE NTIDO COMÚN NO BASTA La a rqueo logía p uede ser muy ab u rrida, penosa y pesada físicam ente. Cada año ex cava m os m iles de ya c im ie ntos , algunos con
paci en ci a dolor osa hasta em bo rra- la m e rite, otro s con gran e ind ign a prisa. Cada a ño pasamos u n fr ío que nos llega a los tu éta nos o s om os comid os a pico taz os po r los insec to s mi entras visitam os un montícu lo poco atracti vo s ituado en m ed io de la nada . A va rios kilómetro s del resta uran te o el a lbergue m ás próxim o intentamos In ost rarnos intere sad os mien tras la lluvia cae a cántaros y algún a fa mado profeso r, cuyo mej or trabajo ya tiene más de veinte años, d iserta sobre lo que fue enco ntrad o en la ca la 4B. Cada a ño prod ucimos m iles de int erminables e insul sas m emor ia s de excavac i ón .Y nos preocupamos por la pre ci si ón de in nú meros planos y d iagram as, así corno po r cotejar largas listas de obj etos para llen a r con ellas una mi crofich a q ue m uy pocos llegarán nunca a co ns ulta r o usar. ¿Por qué ? Pod ríamos usar el di nero invertido en hosp it al es, o qu izás desvia r parte del d inero para escribir una versión más en tretenida .Y fictici a sob re el pasado, sentados en una te r raza mi entra s tom am os el sol. Si tuviéra mos in qu ietudes ide ológica s muy serias q uiz ás crearíamos una brigada internaci ona l para luchar a favor de la liber tad en a lgu na parte. Cada una de esas a lte rnativas tiene su atractivo pero nosotros 110 hacernos esas cosas. Segu irnos co n lo nu es tro com o siempre hemos hech o. Una de la s razo nes por las que no hacemos es as cosa s es po rque la arqueologta es algo muy importante , El pasad o ha muerto, ya no exis te, pero es algo m uy podero so. Es tan poderoso que un a nació n ente ra (Zim babwe) pu ed e tomar el no mbre de un yaci m iento arqueo lóg ico . Es tan poderoso que los yacim ien to s arqu eológico s
E l. S E NTI DO lOJ\1l JN N O B/\ ST,\
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h an de ser vigilados por la po licía para expulsar de ellos a los i LJtrusas. Es tan poder oso que inclu so gru pos de obj et os pa rt iculares com o los fragmentos del fri so del Parte nón co nstituyen el argu m ento de importa nt es di spu ta s intern acionalcs , La prcgunta «¿po r qué hacem os arqueolo gía?» se relacion a nccesali am en te con la pregunta «¿por qu é la arqueología - el es tudi o del pasado a través de sus restos m a wli ales- es tan im porta nte para nosotros?». y ello nOS co nd uc e otra vez a la cuestión del «n osotros». de nu est ra iden tidad ¿q u iél1CS SO lJ10S ? Y es ta s cuest ion es son to d as teór icas.
Definiciones de «t eo ría»
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T EORí A ARQCEOLÓGLCA. CNA II\TR OD UCCl Ót-:
"Teo ría» es una pa labra difí cil de definir. Forzosam ent e deberé volver a tratar est e tema en el ca p ítulo final, pue sto que di stint os pu ntos de vist a ico r éü cos defin en «te orí a » de manera disti nta . Las diferentes defin iciones no pue den se r exploradas a fon do sin previam ente explicar tales puntos de vista. Por Jo tanto, en vez de ava nzar aquí una definició n co mple ta de teoría la po spond" é hast a el últim o capítulo. Mientras tanto , se ñalaremos qu e muchos arq ue ólogos incluirían dcntro del alca nce del fa concepto de teoría las 'llut ivaciolles de la práct ica de la arqu eolog , así como el context o so cial y cultu ral de la arqu eología . Seguramente ta m bién se referirían a la problem ática de la int el1Jrew ó ón . La mayoría de los arque ólog os es tarían de acu erdo en qu e la forma de interpretar el pasado imp lica as pectos teoréti cos en un sentido amplio. Por e jemplo , se podrían citar teorías gene rales rel acionadas co n la evolució n social y biológica , o problemas asoci ados a la form a de co n trastar las hipótesis formu ladas o in cluso debatir sobre cómo hay qu e int erpretar los camh ios es tilísticos o decorativos observados en los objetos. Ex iste un desacu erdo acer ca de si deter minados co nce pto s hay que consider a rl os «teo ré licos » o si, en ca m bio, se tra ta d e mer as adaptacio ne s técnicas o formas de trabajar, comprens ibles fuera del a \ca nce de la teoría. Unos, por ejem plo, co ns idcran la es tratigrafía , las técn icas de e: