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SOCIEDAD
I
Sábado 3 de marzo de 2012
DISEÑO s CIERRE DE LUJO PARA LA GRAN PASARELA LOCAL
El día en que la moda conquistó el Colón Con un desfile del diseñador Pablo Ramírez, inspirado en la ópera Carmen, BAFWeek selló una semana llena de tendencias SOLEDAD VALLEJOS LA NACION No hizo falta intervenir el lugar ni transformar el espacio con grandes ideas creativas. El escenario lo reunía todo: elegancia, sofisticación, lujo y magia. Ayer, el diseñador Pablo Ramírez cumplió la aspiración máxima de cualquier artista y presentó su obra en el Teatro Colón: Carmen, colección invierno 2012. Fue la gran jornada de cierre de BAFWeek y el evento de moda más importante de la temporada local. “Conjugar la moda, el arte y el diseño en este espacio es un impulso muy fuerte para la industria. Que el Teatro Colón apoye esta iniciativa es un gran reconocimiento”, dijo a LA NACION la primera dama porteña, Juliana Awada. Minutos antes del inicio del desfile, Awada confió que su marido, Mauricio Macri, no sería de la partida. “No podrá venir, hay otras obligaciones. Pero acá estamos nosotras”, dijo, sonriente. A su lado, la escoltaban Karina Rabolini, la primera dama de la provincia de Buenos Aires, y María Eugenia Vidal, vicejefa del gobierno porteño. Las tres vestían de estricto blanco y negro, a tono con la puesta en escena ideada por Ramírez, en una magistral exhibición de trajes inspirados en la ópera Carmen, de Georges Bizet. Este año, el gobierno de la ciudad de Buenos Aires y BAFWeek se unieron con el objetivo común de convertir la Capital en un destino más del calendario internacional de los desfiles de moda. Por eso, por primera vez en la historia, el Teatro Colón se convirtió en una pasarela de alta costura. La modalidad, inédita en Buenos Aires, cuenta con experiencia en otros grandes teatros del mundo. En las principales semanas de la moda del circuito internacional es un método en ascenso. París es uno de los máximos exponentes, con colecciones de Chanel en el Grand Palais, las de Paco Rabanne en el Centro Pompidou o las de John Galliano en la Opera de París. “Es un orgullo que el cierre de BAFWeek pueda realizarse en el Colón, en un espacio versátil que puede albergar distintas disciplinas, no sólo el ballet y la ópera. Además, la industria de la moda es un generador de ingresos y empleo cada vez más importante para la Ciudad. Y Pablo Ramírez, además, es mi diseñador favorito”, confesó la vicejefa de gobierno porteño. Por su parte, Francisco Cabrera, ministro de Desarrollo Económico porteño, agregó: “Estamos muy contentos con esta asociación con BAFWeek. El hecho de hacer el desfile en el Colón le da más visibilidad a la moda para mostrarla en el mundo. Además del hecho estético, es una importante fuente de trabajo. La idea para las próximas ediciones es mantener el desfile en el Colón y también hacer eventos en otros edificios, pero manteniendo siempre como eje el diseño de autor, que es magnífico como producto de importación”.
Arte y elegancia
EL ESCENARIO
Do de pecho en el Salón Dorado ALICIA DE ARTEAGA LA NACION
La alfombra roja y la iluminación de las antiguas arañas francesas le imprimieron brillo a los diseños de Ramírez
Vidal, Awada y Rabolini, muy cerca
Carla Peterson y Catherine Fulop, amigas
Mike Amigorena, presente
Ramírez hace tiempo que hizo suyo el mandato del Bauhaus regido por el “menos es más”
Tweets y tablets Nadie quiso faltar al evento que pretende lanzar definitivamente la moda porteña la mundo. Con tweets de último momento, cámaras de fotos y tablets para filmar cada irrupción de los modelos, el público aplaudió el desfile en cada pasada. Actores y actrices, periodistas, diseñadores, conductores y empresarios del rubro no faltaron a la cita. Mariana Arias, Catherine Fulop, Magdalena Ruiz Guiñazú, Mike Amigorena, Erica Rivas, Mercedes Morán, Leonor Benedetto, Carla Peterson, entre otras personalidades. “Nunca había venido al Colón. Pablo es un artista que me fascina, me conmueve. Actuar con su ropa es otra cosa”, dijo Erica Rivas, en referencia a la película que protagoniza con Marilú Marini, Las mujeres llegan tarde, que se estrenará a mediados de este año. Para Leonor Benedetto, “el Teatro Colón tiene que sentirse honrado de tener a Pablo Ramírez. El rango de lo que es ser un artista se está ampliando, bienvenido”. Vestidos largos, abrigos símil levitas y pantalones de corte masculino vuelven a las pasarelas. Camisas blancas con profusión de tablas, chaquetas cortas y fajas. Todo, en riguroso blanco y negro. “Hacer este desfile acá fue una fantástica idea. Los colores de Ramírez son mis preferidos y me gustan mucho sus cuellos”, comentó Karina Rabolini. Al cierre, todos esperaban la palabra de su protagonista. “Estoy muy agradecido. Fantasear con esta idea fue algo maravilloso, y que se haya convertido en realidad es un sueño cumplido –dijo Pablo Ramírez–. Me gustó mucho inspirarme en la ópera, aunque el eje de mi colección conserva siempre su esencia: la forma, la figura, la línea y la elegancia.” El Teatro Colón le abrió ayer las puertas a la moda. El diseño de autor ya forma parte de su repertorio.
Si hay que pensar en un broche de oro para coronar el BAFWeek, ése fue el desfile de Pablo Ramírez ayer al mediodía en el Teatro Colón. Marco perfecto para una colección que ubica al diseñador con base en San Telmo en el terreno exigente de la alta costura, donde la ropa responde al gesto del creador de una obra única. Como el artista frente al lienzo en blanco. En eso estaba pensando probablemente Pablo Ramírez cuando puso en marcha su sistema de asociaciones para regalar en la espléndida pasarela del salón barroco, coronado por arañas imponentes y filigranas de molduras, un do de pecho. En blanco y negro, o en negro absoluto, las siluetas subrayadas por chaquetas de corte estricto evocan el eterno femenino de maestros de la talla de Balenciaga y Givenchy, a
En La Rural, Grupo 134 rindió homenaje a las víctimas de la tragedia ferroviaria de la estación Once FOTOS JULIAN BONGIOVANNI, MARIA ARAMBURU, PRENSA CGBA Y MAXIE AMENA
Elegancia y pasodoble en la pasarela Una colección en blanco y negro, aplaudida de pie; en Paseo Alcorta y La Rural hubo más desfiles GABRIELA CICERO LA NACION Pasodoble para sombreros de ala ancha con borlas, vestidos al cuerpo con capas de volados, chaquetas cortas, tiros altos, peinetas y olé… Pablo Ramírez llegó a su pasarela soñada, el Teatro Colón, nada menos que con una colección inspirada en la ópera Carmen. La última jornada de BAFWeek estuvo marcada por este desfile a la altura de las grandes capitales de la moda, tanto por el fastuoso escenario del Salón Dorado como por el talento excepcional de este diseñador argentino obsesionado por los detalles. La reinterpretación del vestuario de la obra fue muy Ramírez, de negro y con sus siluetas que enaltecen la silueta femenina y su Carmen, glamorosa y con mucho carácter, en diferentes versiones de gala. Hubo un vestido que incluyó 50 metros de shantung de seda natural, con mangas con forma de flor y gran cola; otro de muselina con un profundo escote, y otro de cuello cerrado, mangas largas, con escote en la espalda con forma de cruz. Los vestidos, adhe-
ridos al cuerpo y con cascadas de volados plisados. Las campesinas lucieron delicadas faldas con mucho vuelo y volumen sobre enaguas de percal blanco y los toreros pantalones cortos de tiro alto y chaquetas cortas. El personaje Don José, la milicia, inspiró los abrigos de paño, con charreteras, cinturas cortadas con raso y capas. No faltaron camisas blancas impecables con pañoletas con borlas, blusas cruzadas de taftán, pantalones anchos y chaquetas de tweed, entres otros ítems. Una colección con toda la pasión de Sevilla y de los fieles seguidores de Ramírez, que lo aplaudieron de pie. Esa misma mañana, desde Paseo Alcorta presentó su otoño-invierno 2012 Las Oreiro, con una propuesta más relajada y moderna, siempre fiel a su estilo pin up. Ya en La Rural, mostró lo suyo Cuadrilla, grupo de diseño de autor conformado por varias marcas, Desastrería, Urenko, Li.torres, Decrisci, Ladróndeguevara y Fernandomore, sobre la pasarela Buenos Aires Runway, enfocada en el diseño de autor. Como quieres que te quiera bajó la tendencia al público teenager con
mucha frescura, con look college, boyfriend (masculino), glam, romántico y Coco. A su turno, Mariana Dappiano hizo pie en la pasarela con Sellos, con nuevas estampas de colores encendidos como amarillo o ladrillo, sobre negro, crudo y tostados. A continuación el otoño-invierno se lleno de flores con Holi by Sedal. La marca de Dolores Barreiro sedujo con un estilo hippie glam, con teñidos a mano y moldería vintage.
Un reclamo de justicia Pero en la moda no todo siempre pasa por lo superficial para quienes así lo piensan. La moda puede ser un canal de protesta. Grupo 134 rindió homenaje a las víctimas de la tragedia del tren Sarmiento. Una de sus víctimas, Jonatan Maximiliano Báez, era colaborador de la marca y amigo de la diseñadora Romina Cardillo e incluso iba a trabajar en el desfile pintando tatuajes en los cuerpos de las modelos. Frente al dolor, la diseñadora se solidarizó con la familia, a la que recibió con pancartas en reclamo de justicia y, como es música, le dedicó unos temas.
María Vázquez mostró un invierno que incluye cuero y gamuzas, tonos cálidos y fríos, como el azul eléctricos, y una buena dosis de brillo. ¿Las siluetas? Geométricas y también orgánicas. Por último, el cierre de Tramando. Siempre dándoles vuelta a las cosas, Martín Churba convirtió la pasarela en el área para el público y las gradas en la pasarela, y le puso sonido al ambiente de la mano del DJ Diamante. Su otoño-invierno 2012 Tramando Material Mix fue exhibido por modelos muy abrigadas, con un efecto transpirado y, como su nombre lo indica, se basa en una mezcla de texturas, a partir de materiales que nos rodean, como maderas, piedras, asfalto u orgánicos, como reptiles o elefantes, que Churba modifica para experimentarlos de otra manera. Todo en una paleta de colores neutros como el nude, champagne, grises y visones, con rojo oxidado y azul marino. Hay transfers metalizados, engomados, sus estampas termoselladas de lentejuelas, en siluetas al cuerpo y años 60. Un buen show, con muy buen material para este invierno.
quienes Ramírez debe haber escaneado con su mente. La colección es un muestrario del repertorio estilístico de la España profunda, dramática y lorquiana; de Yerma a La Casa de Bernarda Alba, actualizado por la mirada contemporánea del diseñador. Ramírez conoce el imaginario que tanto amaba Cristóbal Balenciaga, flor y nata del diseño español, nacido en Guipúzcoa a fines del siglo XIX, pero tiene los pies plantados en el siglo XXI. Los tocados altísimos, los guantes de mosquetero y los abrigos ceñidos enfundan los cuerpos de toreros y matadoras. Hay faldones superpuestos sobre vaporosas enaguas y, en el remate, una levita que celebra los aciertos de un taller sin fisuras. Pablo Ramírez dio ayer una clase de moda y de arte. Allí estaban para confirmarlo las voces autorizadas de Felisa Pinto, Susana Saulquin, Dalila Puzzovio y Marcial Bello. Formado en la UBA, Ramírez hace tiempo que hizo suyo el mandato del Bauhaus regido por el “menos es más”. Sin embargo, al igual que el pintor cuando decide cargar de materia su trazo, no le teme al recurso teatral y regala metros de tela en una cola interminable o es capaz de convertir la manga de un vestido de noche en una escultura blanda y textil. Ese es el último límite del vestido como lenguaje expresivo y soporte de la creación. La partitura de Carmen, de Bizet, esa música que suena con imágenes, resultó el libreto inspirador de una colección personal, coherente y afinada. Y el Salón Dorado, como el Louvre, en París; el Met, en Nueva York, o las gradas de Piazza di Spagna, en Roma, prestó la grandiosidad de su arquitectura para la celebración del talento argentino.