Sábado 9 de enero de 2010
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la contra
Deslumbrante e irrepetible Luis Federico Thompson falleció a los 82 años; un boxeador fino y espectacular que llegó desde Panamá para pelear con José María Gatica, se enamoró de nuestro país y se quedó para siempre; fue campeón argentino y sudamericano Por Osvaldo Príncipi Para LA NACION
A los 82 años, víctima de una larga enfermedad, Luis Federico Thompson falleció en el hospital de Libertad, en Merlo, donde se encontraba internado. Sus restos fueron cremados en Morón. // // // Elevó el arte y el purismo del boxeo hacia la expresión más cabal y espectacular que este deporte ofreció en sus épocas de mayor pasión y popularidad. Sobre todo, en los soñados años 50, en los que el Luna Park y la ilusión de pelear en los Estados Unidos se convertían en las metas máximas de los jóvenes latinoamericanos. Luis Federico Thompson ejecutó a la perfección sobre el ring los principios básicos del pugilismo: “Arte, ciencia, eficacia, defensa y ataque”, convirtiéndose en un artista a la hora de pisar el cuadrilátero. Sus piernas emulaban los movimientos de un bailarín de ballet; el encanto de sus músculos en su piel de ébano y la precisión de sus golpes perfectos, lo convirtieron en el mejor peso welter (66,678 kg) de todos los tiempos del boxeo nacional. En 1948 debutó como profesional en Panamá y conquistó el título de peso liviano ante Wilfredo Brewster en 1951. Su carrera no ofrecía grandes alternativas por entonces hasta que apareció la oportunidad de viajar a Buenos Aires para pelear con José María Gatica en el Luna Park. Thompson concedió a este cronista uno de sus últimos reportajes en el año 2003, cuando su visión comenzaba a castigarlo con dureza, en el atardecer de su hogar en Castelar, junto a Ester, el amor de su vida y la madre de sus 3 hijos. Con una picardía especial, Thompson contaba su historia: “Un amigo me comunicó en Panamá que me querían contratar por una pelea en la Argentina, dado que mi compatriota Clarence Sampson había boxeado bien contra Gatica y ahora querían enfrentarlo conmigo, que era el campeón panameño”. Thompson, tenía por entonces 24 años y pesaba 60 kilos y con inocencia recordaba aquel momento: “Subí por primera vez a un avión para venir aquí el 19 de junio de 1952, con un bolsito y un trajecito de hilo, pensando en que llegaría a un lugar semejante a las playas caribeñas… ¡ Para qué! A medida que el avión descendía el frío aumentaba y yo me congelaba... No sabía que existía el invierno, lo juro. Y hasta conocí la nieve en una escala en Santiago de Chile... ¡Qué Gatica...! ¡El frío me ganó por KO! No me pude acomodar al clima de invierno de la Argentina en mis primeros días…”.
El 6 de octubre de 1962, en el Luna Park, cuando conquistó el título sudamericano de los welters frente a Jorge René Peralta
Thompson ignoraba lo que Gatica representaba en esos tiempos. Con el paso de los años evocó aquella derrota por KO en octavo round con resignación: “Gatica no era gran cosa. Era un peleador fuerte y de ataque. Yo fallé en desconocer el tipo de clima que tenía este país del que no sabía absolutamente nada”. Thompson se enamoró rápidamente de la Argentina, de sus modos, de su gente y sus hábitos de vida: “Estoy orgulloso de ser argentino, de haber tomado esta ciudadanía. Conozco todo el país, lo recorrí de punta a punta, como boxeador y entrenador. En tren, en vagones de 2ª categoría, con asientos de madera o en micros que tardaban 30 horas a Tucumán y a Catamarca. Es mi orgullo, este país que me dio todo sin pedirme nada”, contó. Recorrió todo el interior hasta 1957, cuando volvió a ser fondista en el Luna Park afrontando peleas inolvidables con Juan Carlos Rivero, Isaac Logart y Jorge Fernández, que lo proyectaron a ganar el título argentino ante Cirilo Gil. “Cirilo me había ganado en 1957. Yo andaba con problemas en la columna vertebral y tras esa pelea me resentí, y me internaron en el Hospital Italiano para hacerme un estudio. Pero de repente leí en algún lugar: «Thompson internado por los golpes que recibió de Cirilo». ¡Me quería morir de la rabia! Pero supe esperar el desquite y cuando llegó… Lo pasé por arriba y le gané el titulo argentino”. Mas allá de su estado civil, Thompson dijo ser siempre “independiente” y de convivencia muy especial. Bohemio, risueño y de bolsillo abierto para quien
Con Casanovas (DT), y Tito Lectoure; inolvidable
FICHA PERSONAL Nombre: Luis Federico Thompson. Fecha y lugar de nacimiento: el 19 de diciembre de 1927, en Colón, Panamá. Debut profesional: en 1948 (se retiró en 1963). Títulos logrados: campeón panameño liviano (1951), campeón argentino (1959) y sudamericano (1960) de peso welter. Mejores victorias: Don Jordan, Gaspar Ortega, Jorge Fernández, Cirilo Gil y Juan C. Rivero. Por el título mundial: el 10 de diciembre de 1960 perdió por puntos con Benny Paret, por el mundial welter en Nueva York. Su trayectoria: realizó 177 peleas profesionales. Ganó 148 (74 KO), perdió 15 y empató 14. Sus DT fueron Oscar Casanovas y Victor Arnotén. N Sólo Andres Selpa, con 218 peleas, lo supera en cantidad de combates en la historia del boxeo argentino. N Es el boxeador argentino con mayor cantidad de victorias en combates profesionales. Distinción: Olimpia de Oro en 1959.
// A RC H IVO
Nueva York 1960, el pesaje ante Kid Paret
siempre le pidió ayuda. Su esposa, Ester, fue el pilar del hogar y el sostén de su vida. Fue la única esposa autorizada a cobrar las bolsas de su marido, tras las peleas, merced a la admiración que Ernestina de Lectoure y su sobrino Tito, propietarios del Luna Park, reflejaban sobre ella. Así recordó el nacimiento de aquel romance: “Un amigo me dijo «Negro, hoy vienen a casa de mi abuela dos tanas; una rica y otra seca. Vos encarate a la rica ¿De acuerdo?» «Sí», le dije. Y todo salió al revés. Me enamoré de la seca y me gané la lotería”. Tras noquear al campeón mundial Don Jordan –fuera de título– afrontó una eliminatoria mundialista con el cubano Benny “Kid” Paret y fue perjudicado con un fallo de empate. Hubo luego un desquite y Paret, con justicia y por el mundial welter, le ganó en Nueva York. Una lesión ocular lo retiró del boxeo en 1963. Fue una especie de mago y malabarista del ring que definió a este deporte como “un arte en el que hay que usar la cabeza para pensar y los brazos para defenderse”.