¨Deseo
morir
haciendo que
amo
recitando
lo y lo
que pienso¨ Jorge Jiménez Deredia se ha dedicado a expresar su filosofía a través de las formas entalladas en mármol y a encontrarse a sí mismo repasando los perfumes del trópico que lo vio nacer, logrando constituirse como el escultor costarricense con más proyección a nivel internacional pero que aún disfruta darse una vuelta por el mercado de su natal Heredia.
Kathia Cárdenas *Publicado en Revista Signos del Arte, II edición. Poco ha cambiado de ese niño que se divertía jugando entre cafetales y creando figuras con ¨chapas¨ en las líneas del tren. Aunque varios años después, Jorge Jiménez Deredia sigue siendo una persona humilde que extraña el olor a tierra mojada de su ciudad natal y disfruta expresando su arte a través de las formas. Jiménez Deredia es el primer escultor latinoamericano en colocar una obra en la Basílica de San Pedro, ubicada en el Vaticano, la Estatua de San Marcelino Champagnat que fue develada el 20 de septiembre del 2000 ante la presencia del Papa Juan Pablo II.
En el 2009 se convirtió en el primer artista contemporáneo en exponer sus obras en el Foro
Romano
y
en
un
proyecto
denominado "Ruta de la Paz", recorrió desde Canadá hasta Tierra de Fuego, con obras de mármol y bronce que representan la historia de los países de América Latina. Además, en 1999
fue designado "Beato Angélico" por
el Vaticano como reconocimiento a su calidad espiritual, que se ha visto reflejada a través de sus obras. Ha dedicado su vida a entenderse a sí mismo a través del arte y a expresar su filosofía por medio de la escultura. Los símbolos han sido fundamentales para lograr el conocimiento del mundo, como es el caso de las esferas precolombinas que lo han llevado a desarrollar la teoría de que las civilizaciones en Costa Rica antes de la conquista no eran de estructura piramidal sino esférica, es decir sociedades que no segregan al contrario sino que más bien lo integran. Su historia, como él mismo la define, es un camino de luchas, dificultades y esfuerzos, pero que hoy por hoy lo ha llevado a ser el escultor costarricense con mayor
reconocimiento
a
nivel
internacional.
Su infancia Jorge Jiménez Martínez nació en 1964 en una casa de adobe cerca de la estación del tren en el centro de Heredia. Ente risas comenta que cuando volvía de su escuela, la Joaquín Lizano, disfrutaba resbalándose por los caños y se escapa de vez en cuando para jugar fútbol, ya que como la mayoría de niños soñaba con ser futbolista. A los 7 años sucedió un hecho que le cambió su vida, ya que su padre queda paralítico producto de la aplicación equivocada de una vacuna contra la polio, lo cual lo convirtió en su bastón de apoyo y marcó para siempre su
carácter de lucha. Junto a su padre construyó su propia casa, hecho que se convirtió en una lección de vida de que a pesar de las limitaciones se pueden obtener grandes metas si así se proponen. Más tarde, a la edad de 13 años, Olger Villegas profesor de Historia del Arte en el Liceo de Heredia, lo invita a visitar un taller acondicionado para los alumnos que tuvieran interés en aprender a esculpir, es justamente ahí donde realizó su primera escultura en madera, una cabeza de Don Quijote, que aún conserva. Posteriormente estudió en el Conservatoria Castella y en 1975 gracias a una beca del gobierno italiano se va a estudiar la técnica del mármol a Italia. ¨A los siete meses
mi esposa (Giselle Zamora) y yo teníamos que decidir si nos
devolvíamos, le dije tenemos muchos sueños pero no tenemos dinero
¿qué
hacemos? Mirándola a los ojos cogí boleto, lo despedacé y le dije ya no nos podemos ir, nos tenemos que quedar.¨ Así describe Jiménez el inicio de una aventura en Italia, una historia llena de esfuerzos por seguir los sueños y hacerlos realidad. Decide quedarse permanentemente en Italia para así poder dedicarse plenamente a la escultura. De esta manera, continúa sus estudios en la Academia de Bellas Artes de Carrara, para aprender las técnicas de la elaboración del mármol y del bronce. Años después también estudia arquitectura en la Universidad de Florencia.
La persona De verbo fácil y frases profundas, se considera una persona metódica que todos los días se levanta a las 4 am y trabaja hasta 8 pm. Afirma que su peor defecto es que dedica demasiado tiempo a la escultura y por ello se pierde de apreciar muchas otras cosas, pero es justamente esa pasión y energía hacia el arte, lo que se convierte en su mayor virtud.
¨Yo creo que si uno sigue un sueño la vida va conspirando y creando condiciones para que ese destino se cumpla. Hay que luchar, todo hay que ganárselo pero el universo conspira cuando uno hace las cosas con fe y cuando tiene la capacidad de esperar y de luchar¨ recalca. Tal como sus obras hacen alusión
a
la transmutación, decide cambiar su
segundo apellido a Deredia como una forma de reconciliarse con el país del que intentó alejarse por siete años.¨ Traté de perder contacto con Costa Rica pensando que iba a encontrar aquí lo que andaba buscando. Pero me di cuenta que para ser artista primero debo reconstruir lo que tengo adentro y todo lo que tengo adentro lo viví en ciudad de Heredia, así trato de nacer de nuevo aceptando lo que uno es¨ Su arte El tema de la maternidad es común dentro de la obras de Jiménez Deredia, a través de formas simbólicas como el cuerpo femenino, se representa el inicio de la vida. También la esfera es un elemento recurrente para mostrar la dimensión de la identidad costarricense, remitiéndose a la espiritualidad y concepción de mundo de la cultura Boruca. Muestra de la relación tan intrínseca que tiene con el arte en todos los aspectos de su vida, es que justamente al preguntársele qué es arte comenta: ¨ Yo creo así como lo dice Oscar Wilde, que el arte le enseña a la vida y no la vida al arte, a través del arte, uno puede comprender lo que es la vida porque el arte es esa parte oscura que vive en nosotros y se convierte en luz a través de las obras, por eso se dice que el arte es puente de luz¨ Futuro Aunque considera que en Costa Rica hay condiciones buenas para que los artistas puedan desarrollarse, opina que en el caso específico de los escultores la situación se complica debido a la dificultad de conseguir materiales de buena calidad. Por esa razón, actualmente vive unos seis meses en Italia, donde realiza
sus obras y el resto del tiempo lo dedica a visitar Costa Rica (donde tiene otro taller en Playas del Coco) y viajar por el mundo realizando exposiciones. Su ideal es ser recordado por su arte, como un artista que ha intentado seguirse a sí mismo y no a las modas, que primeramente ha tratado de entenderse como ser humano y ayudar luego a las sociedades a comprender su identidad a través de las esculturas. Su secreto afirma es ser auténtico ya que tiene la fiel convicción de que ¨para mantenerse genuino hay que seguir el ruido del silencio que está dentro de cada uno¨. De manera muy natural menciona que su principal meta a futuro es seguir haciendo arte el mayor tiempo posible y así como Miguel Ángel, morir cual ¨actor en escena¨, haciendo lo que más ama.