Del niño sustantivo al hombre verbo

3 may. 2013 - a su obra Cosmos como “una novela sobre la ... que preside el cosmos gramatical, que, como .... al cine, mientras que el séptimo abordará.
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Viernes 3 de mayo de 2013 | adn cultura | 15

comentarios poesía

Del niño sustantivo al hombre verbo

De Medio oriente a Brasil

entre Life y caras y caretas

Experto en lenguas clásicas, Oscar Conde logra una entonación autobiográfica en un juego con el saber técnico de la gramática

El enigma de Qaf aLBerto Mussa

Jorge D’eLía (Director)

Edhasa Trad.: Teresa Arijón 248 páginas $ 90

L

a novela del escritor brasileño Alberto Mussa da voz a un narrador que alega la existencia de un octavo poema de las “poesías colgantes” preislámicas, al que llega a través de los relatos orales de su abuelo inmigrante. Sus colegas lo acusan de fraude. La defensa de la Qafiya al Qaf se entremezcla con relatos y leyendas del mundo árabe, resignificados por Mussa. Con una estructura narrativa compleja, donde la historia principal sigue los capítulos titulados con las letras del alfabeto árabe, los relatos reelaborados de Las mil y una noches se presentan en los Parámetros. A su vez, la vida de alGatash, autor del polémico poema, es narrada en los Excursos. Desde el comienzo, la novela propone diversos recorridos de lectura, al mejor estilo Cortázar. Laberintos, un ojo que todo lo ve, la falsificación de una obra: El enigma de Qaf recuerda los tópicos borgeanos. El autor, de ascendencia libanesa, busca explicar el origen de la lengua y la cultura árabes. Las distintas secciones no son entes autónomos: la obra vuelve sobre sí misma para cuestionar las versiones presentadas anteriormente. ¿Los relatos orales son literatura? ¿Son fuente suficiente para justificar la autenticidad de un texto? ¿Cuál es el papel de la tradición? ¿Es posible sostener la autoridad del narrador? Brasil y Medio Oriente se acercan en esta intrigante novela, que pone de relieve que todo relato es una invención y que la narración se vuelve infinita. ß Nathalie Jarast

Gramática personal

Arlequín

oscar conDe

Oînos 68 páginas $ 60

Editada por Sagai 106 páginas

E

l desafío de una revista institucional que se propone interesar a todo público es ofrecer un sumario variado, con notas de calidad y entrevistas a personajes destacados. Arlequín, publicación de la Sociedad Argentina de Gestión de Actores e Intérpretes (Sagai), se destaca en ese rubro por diferentes razones. Primero, porque su contenido logra equilibrar las noticias inherentes a la actividad con atractivos artículos que llevan la firma de periodistas reconocidos y figuras de la cultura, escritos con estilo reflexivo y, al mismo tiempo, ameno. También, porque las seis ediciones editadas (la séptima estará impresa a mediados de este mes) ofrecen en sus respectivas portadas un tema puntual, que se desarrolla en el interior, con diversos enfoques. Así, los números cinco y seis estuvieron dedicados al cine, mientras que el séptimo abordará las incidencias de las nuevas tecnologías en la profesión del actor. Obras de artistas como Guillermo Roux y Carlos Alonso ilustran las últimas tapas. Entre los autores invitados desde el primer número figuran la analista de medios Adriana Amado, el sociólogo Alberto Quevedo, el filósofo Alejandro Piscitelli, los periodistas Ernesto Schoo, Jorge Dubatti y Carlos Ulanovsky, y los actores Federico Luppi, Jorge Marrale y Pepe Soriano. Jorge D’Elía, director responsable, define Arlequín como “una fusión de las revistas Life y Caras y Caretas”. El contenido, el diseño y la edición confirman que el objetivo está cumplido. ß N. B.

Lucas Soares para La nacion

E

n su Diario, Gombrowicz se refería a su obra Cosmos como “una novela sobre la formación de la realidad”. Señalaba que se trataba de una novela policial, porque al fin y al cabo una novela policial es “un intento de organizar el caos”. Esta idea de fijar un orden dentro del caos es la que preside el cosmos gramatical, que, como apunta Oscar Conde en el posfacio de su libro Gramática personal, no es otra cosa que “un modo de organizar el mundo”. Un modo, no el modo. Uno de esos tantos otros modos es la poesía, que no sólo puede leerse como un intento de organizar el caos sino también como un intento de caotizar el orden lingüístico. Dentro de sus infinitas y al mismo tiempo imposibles definiciones, la poesía se deja pensar a partir de ese doble movimiento que implica a la vez la instauración de un orden en el caos y de un caos en el orden. No se trata de homologar los registros, sino de que al renunciar a su pretensión de universalidad y normatividad, al tornarse personal, ese arte de hablar y de escribir correctamente una lengua, que por definición llamamos “gramática”, termina por devenir lenguaje privado, o sea, poesía. Cuando la gramática se vuelve personal, el grammatikós se vuelve poeta, alguien capaz de poner al lenguaje en estado de emergencia. Mientras la disciplina gramatical trata de encerrar al lenguaje en celdas, de purgarlo de su ambigüedad constitutiva, al poeta su gramática personal se lo lleva puesto (aunque él crea que se lleva puesto al lenguaje). La cuestión de fondo en este libro se juega ya desde su título: en el adjetivo “per-

sonal” que califica el término “gramática”. La gramática personal de Conde puede leerse, en parte, como una intervención poética sobre su experiencia como profesor de lenguas clásicas a lo largo de treinta años. La gramática como disciplina compromete un saber técnico de tipo universal; pero la prosodia, morfología y sintaxis que despliega este libro nacen sólo a partir de su antojo personal. El cosmos gramatical de Conde pasa por la declinación poética de su autobiografía, a través de la cual reinventa al mismo tiempo la experiencia docente que signó su vida. Una impronta trágica vertebra este conjunto de poemas. Ella aparece desde el primer epígrafe que abre el libro: “La vida es breve y el arte, largo; la ocasión, fugaz; la experiencia, peligrosa; la elección, difícil”. Esos dos renglones del médico Hipócrates cifran el arco trágico que recorre una vida, cuya progresiva aceptación supone “un mundo sin punto de apoyo”; de allí que la célebre pareja trágica “dolor-saber” opere como trasfondo del libro. Esta impronta trágica puede leerse en muchos de los versos de Gramática personal (“uno puede conocer muy bien/ la prosodia,/ pero nunca decide del todo / donde vienen a caer/ los acentos”). En el epí-

“Una impronta trágica vertebra los poemas. ella aparece desde el epígrafe que abre el libro” grafe de Hipócrates operan al unísono los principales nudos vitales que atraviesan el libro: la brevedad de la vida, la longitud que demanda el manejo de un arte (el gramatical, el poético), la fugacidad de la ocasión, la peligrosidad de la experiencia y la dificultad de la elección. Todo el libro no es sino la mostración de las diferentes declinaciones que revisten esos cinco tópicos marcados por Hipócrates. “Hay algo –dice Gombrowicz– en la conciencia que se convierte en trampa de ella misma.” Aplicada esta idea al libro de Conde, puede decirse que hay algo en la conciencia gramatical que se convierte en trampa de ella misma, y esa trampa es la que justamente la vuelve conciencia poética. C