Espectáculos
Página 14/LA NACION
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Domingo 1º de noviembre de 2009
POPULAR (Grabaciones)
Anteayer empezó el festival de rock
La página de los discos
El Pepsi Music y un comienzo sin burbujas
Canciones que redescubren la realidad
The Prodigy cerró una jornada con sabor a poco
Regina Spektor juega con las palabras y su voz Regina Spektor toma cosas chiquitas, cotidianas, las mira de un lado y otro, las da vuelta, las cambia de lugar. Así descubre otra dimensión, un nuevo significado, el costado inesperado de una billetera perdida, la perturbación de una canción olvidada, el sonido imaginado de los delfines, la sensación de los pies hundidos en la arena de la playa. Con eso, y con su piano y su voz fuera de lo común, arma sus canciones. Sorprendió primero a los neoyorquinos de The Strokes, que quedaron prendidos de ella y sus canciones y se las llevaron de gira. Su piano con entrenamiento clásico, sus toques de jazz, cabaret y folk, y su voz que juega a ser sonido y significado, era lo más opuesto al rock guitarrero y urgente de los Strokes. Por entonces, esta cantante que se había formado en la escena antifolk de Nueva York (la ciudad a la que llegó, a los 9 años, desde su Rusia natal), sólo tenía un par de ediciones independientes, con algunos temas subidos a su página que entonces esta sección recomendó escuchar. Luego vinieron, ya para el sello Sire, el álbum Soviet Kitsch (2004), Begin to Hope (2006, con edición local) y el reciente Far, que Warner también puso en disquerías de aquí, y para el que convocó a varios productores, entre ellos Mike Elizondo, conocido por sus trabajos con Dr. Dre, y Jeff Lynne, aquel de ELO que, acostumbrado a trabajar con beatles, dylans y orbisons, decidió arremangarse ante la seducción nueva de sus canciones. Es que Regina Spektor es un bicho raro y lo que hace es lo contrario de la música pensada como simple pasatiempo. Porque a quién se le ocurre escribir sobre hospitales, la vejez, los olvidos incómodos, el traspié inesperado. Ella elige jugar con la ambivalencia y sus canciones son pequeños relatos vacilantes que transforman nuestra escucha. “Wallet” es la minuciosa descripción de una billetera encontrada, de lo que hay dentro, de las
fotos familiares en las “que estabas tan joven”, del registro vencido. Con todo desparramado en el piso, busca pistas, claves. A esta altura, la billetera ha crecido, el mundo es esa billetera y cuando casi estamos esperando que hable del dueño de esa billetera (¿un padre muerto?, ¿un amante perdido?), encuentra la tarjeta de blockbuster y la lleva al local. “Nunca sabrás de mí, pero vas a estar contento cuando te llamen”, canta y es esa vacilación entre lo que sospechamos y la simpleza casi banal del desenlace, lo que transforma nuestra escucha. “Eet”, otra de sus pequeñas joyas, es una canción sobre la búsqueda de la canción, pero acá no se trata del acostumbrado bloqueo de la inspiración, del famoso papel y mente en blanco, sino de lo perdido, del resto que cae bajo el manto del olvido. “Es como olvidar las palabras de tu canción preferida, no lo podés creer, siempre la cantás. Era tan fácil, y las palabras tan dulces, no podés recordarlo y tratás de encontrar el beat”, y es con ese eet, ese tarareo que es el único resto del naufragio, con el que elige titular la canción. Las maravillas de Spektor, la falta de adecuación a lo que debe ser y la libertad que obtiene no termina ahí. Queda todavía “Laughing With” y la gravedad de versos como “Nadie se ríe de Dios en un hospital, nadie se ríe de Dios si se está muriendo de hambre o de sed, nadie se ríe de Dios cuando la policía llama a la puerta y dice que tiene malas noticias”, todo hasta el brevísimo giro final. En “Machine” a su piano y voz (a los que suma teclados, baterías y bajos, más orquestaciones y tubas y chelos y cornos franceses muy bien dosificados y precisos) en este cuento de quien vive en el futuro en su departamento de preguerra, agregó la grabación de una instalación sonora de David Byrne. No se la pierdan.
Adriana Franco
(Tracks) Socios por Piazzolla y María Elena. El barítono Eduardo Cogorno y el guitarrista Ricardo Aconcia se conocen desde la infancia. Durante los últimos 40 años se cruzaron en proyectos musicales. Su nueva aventura es el disco Reencuentro, que dedicaron al repertorio de tango canción de Astor Piazzolla y a las can-
ciones de María Elena Walsh. Libertella inédito. Tras la muerte de Pepe Libertella, líder del Sexteto Mayor, en 2004, su familia comenzó a recopilar materiales del músico. En algunos casos se trata de composiciones que el Sexteto Mayor sigue tocando con nuevos integrantes. Y ahora se
publican dos discos. Uno está dedicado a la orquesta del bandoneonista, con grabaciones radiales y de giras por Japón. El otro, denominado Tango íntimo, incluye grabaciones de bandoneón solo y con artistas como Roberto Grela y Edmundo Rivero. Los dos discos traen, a modo de yapas, entrevistas con Pepe.
(La compactera) Flores
American Classic
Pinocho Routín
Willie Nelson
Ofrenda, No hay más Cocoa, Reconquista 519, Conversaciones con mi padre, La gente, Ruido de camiones, Hechicera, Volver a un cuplé, Hasta el cielo, Flores (Montevideo Music Group).
The Nearness Of You, Fly Me To The Moon, Come Rain Or Shine, If I Had You, Ain’t Misbehavin’, Because Of You, Baby It’s Cold Outside, Angel Eyes, On The Street Where You Live, Since I Fell For You, Always On My Mind (Blue Note).
El nuevo disco de Pablo “Pinocho” Routín puede ser el trabajo arquetípico de un murguista que, terminado el carnaval uruguayo, sigue por las suyas, como solista pero sin colgar el traje. Pinocho ha sabido sacarse la impostación vocal murguera sin quitarse la murga del cuerpo. Es decir, buscar lo más personal de su garganta nutriendo a su música de la estética carnavalera. Así suena este nuevo CD. Tiene algunos títulos nuevos y rescates de otros álbumes y de algunos espectáculos que compartió con otros artistas. Una versión tanguera (con pulso de marcha) de “No hay más cocoa”, la bella “Ruido de camiones”, que registró en Peligro de murga, algunos cuplés de la Falta y Resto o de Curtidores de Hongos, confesiones de familia y muchos músicos amigos que pusieron su voz.
Suena como si el Polaco Goyeneche hubiera nacido en Nashville y cantara el repertorio de un crooner de Nueva York. Así de raro, pero encendido, es American Classic, el nuevo disco de Willie Nelson para el sello Blue Note, en el que esta leyenda de la música country vuelve a recrear a sus 76 años, como lo hizo con su exitoso Stardust, de 1978, algunos de esos standards que nunca fallan. Tampoco acá, aunque es cierto que la desgajada voz de Nelson suena demasiado austera, contenida, en canciones como “The Nearness of You” o “Ain’t Misbehavin” que han pasado por prodigiosas cuerdas vocales a lo largo de la historia. El viejo Willie lo resuelve con oficio, casi recitando, aunque la redención llega cuando aparecen sus dúos con Diana Krall y Norah Jones.
Mauro Apicella
Ricardo Carpena
Entre visitantes esperados, locales regresados y festivales con cientos de bandas, la relación entre oferta y demanda produce algunos puntos flacos como el de la primera jornada del Pepsi Music. Si bien las cerca de diez mil personas que fueron anteayer a ver a The Prodigy redondearon una concurrencia aceptable, la falta de platos fuertes dejó sabor a poco. A diferencia de su anterior visita, en Creamfields 2005, no había un público raver a la espera del trío sino uno rockero, con algunos darkies y un puñado de militantes del viejo industrial. Y si lo que querían demostrar era que estaban tan vivos como en sus primeros años, lo lograron: sonaron potentes, impusieron el baile de principio a fin y hasta lograron que se produjeran algunos pogos. El “hombre laptop”, Liam Howlett, se encargó de los sonidos marcianos y retrofuturistas y las voces de Keith Flint y Maxim Reality de arengar durante los 80 minutos de su set. Bueno, Maxim exageró un poco y su repetitivo “all my people” se incrustó como un loop en nuestros oídos. Dicen que los vampiros salen de noche y eso es mentira. Cuando aún era día en el Club Ciudad y el riesgolluvia comenzaba a desaparecer, Los Siete Delfines tocaban en el escenario principal ante una concurrencia flaca pero muy atenta. Tanto insistió el combo capitaneado por Richard Coleman que al final se salió con la suya: al término de su impecable set se hizo de noche. Denso y claustrofóbico, el rock que proponen Los Natas parece incorrecto para los festivales. Como sus antecesores L7D (aunque el trío de Sergio Ch se presentó en el segundo escenario), ellos no incitan a la gente con expresiones complacientes, pero sí lo hacen con una guitarra poderosa, una base incansable y el espíritu de una música que crea imágenes más contundentes que las palabras que puedan adornar las canciones. Los más inquietos deambulaban por el predio hasta llegar al espacio
La tercera jornada N Escenario Pepsi. Faith No More (20.15), Carajo (18.35), Los Violadores (17) y Def con Dos (15.35). N Escenario Claro. Die Toten Hosen (22.05), Cadena Perpetua (19.25), Bulldog (17.50), The Locos (16.15) y D-Mente (15). N Escenario La Isla. Expulsados (21.20), No Relax (20.25), Héroes del Asfalto (19.40), Infierno 18 (19.05), Tristemente Célebres (18.30), Liquits (18), Trotsky Vengarán (17.30), Buenos Aires Karma (17), Bisonte Blanco (16.30), Noqan (16), Mottaytiro (15.30), La Trifásica (15) y Malos Aires (14.30). N Reprogramación. La jornada de ayer pasó para el viernes próximo. El Club Ciudad de Buenos Aires es la sede de todos los días.
de la isla, escenario del trío de chicas No Lo Soporto. Concentradas, se dedicaron a hablar poco y tocar mucho y hasta se enojaron con los que usaban su show para charlar con el que tenían al lado. “Para vos, que hablaste todo el tema”, disparó con ironía la bajista mirando a los ojos del parlanchín. Para festejar sus 30 años con el rock primal, el español Loquillo desplegó un repertorio de clásicos de su autoría y covers. Al borde de los 50, resultó simpático escucharlo cantar cosas como “tu madre no lo dice pero me mira mal”. Interpretó a Cash, citó a su amigo Bunbury y entretuvo a una asistencia que no era propia y que sólo mataba el tiempo a la espera de The Prodigy. Sus seguidores tendrán una nueva oportunidad para verlo, mañana, a las 21, en La Trastienda Club. Las características de banda de culto que pesan sobre varios de los grupos que tocaron en la primera jornada del festival, como Los Siete Delfines y Los Natas, quizás impidieron una concurrencia superior. Sin embargo, es bueno que se apueste por grupos locales que proponen un rock muy distinto al ya institucionalizado de “gorro, bandera y vincha”.
Sebastián Espósito
Keith Flint, la voz saltimbanqui de los Prodigy SOLEDAD AZNAREZ
The End se presentará con Durga McBroom como invitada
Con el espíritu de Pink Floyd La ex corista de la banda cantará con el grupo argentino en el teatro Gran Rex “La importancia de Pink Floyd en la historia del rock es que fue una de las primeras bandas en incorporar música electrónica en una manera moderna para su tiempo, además de algunas técnicas diferentes de estudio. No les interesaba que la gente los reconociera ni ser estrellas arriba del escenario: sólo querían sonar de una manera determinada y pensaban en la música y no en la imagen ante la gente”, afirma con contundencia Durga Mc Broom en una charla telefónica con LA NACION. La ex vocalista de Pink Floyd fue invitada por The End, la banda argentina que les rinde tributo desde hace más de quince años, para las dos presentaciones que harán en el Gran Rex, esta Durga Mc Broom, ex vocalista de Pink Floyd noche y el martes. “Me contactaron por mail y me invitaron a venir, y estoy feliz de poder hacerlo PARA AGENDAR porque quiero conocer vuestra culThe End con Durga McBroom, pretura y me encanta el tango. No nos sentarán los temas clásicos de Pink conocemos con The End, así que es Floyd. un milagro de estos tiempos arreGran Rex, Corrientes 857. Hoy, a las 21; glar online para tocar con gente”, el martes 3; a las 21. Desde 50 pesos. cuenta entre risas. Simpática y distendida, Durga detalla que algunas de las canciones que cantará serán “Mother”, “Time”, “Wish you were here”, son. “David Gilmour estaba buscan“Comfortably Numb” y “Money”, do dos coristas para los videos. Un entre otros clásicos de la legenda- productor recomendó a mi hermaria banda. na Lorelei, y ella me recomendó a “Era fan del grupo cuando era jo- mí, y luego ambas nos unimos a la ven, como mucha gente de mi gene- gira”, recuerda. ración”, rememora la vocalista. Además de ese disco, Durga cantó Respecto de la separación de Pink en Delicate Sound of Thunder y en Floyd, en 1985, dice que no significó The Division Bell. Más tarde, paruna sorpresa para ella. “Me dio pe- ticipó del tour solista de Gilmour, na pero no me sorprendió”, expre- en 2001. Fue también vocalista del sa. Cuenta que llegó a la banda en último álbum en vivo de Pink Floel momento en que la segunda for- yd, Pulse. “Para mí trabajar con Gilmour mación de Pink Floyd empezaba a grabar A momentary Lapse of Rea- significó aprender de un gran maes-
tro. Todos los integrantes de la banda eran tan talentosos... en las giras también pude ver cómo esa música impactó en el mundo. Me sentí muy bendecida de haber contribuido a ese proyecto”, expresa Durga con evidente satisfacción. Según la cantante, Gilmour es “un perfeccionista” y opina que tiene “un oído muy particular para la música”. Como una muestra de afecto, recuerda: “David es una de las personas más agradables que conozco. Te cuento algo que lo describe: cuando mi padre murió, mi hermana no tenía el dinero para viajar a su entierro y Gilmour pagó los boletos de avión. Es muy tierno e inteligente y, obviamente, un excelente músico. Siempre nos sorprendía: tal vez luego de cien shows, aún seguía creando cosas nuevas”, cuenta. –Para muchos fanáticos, la banda perdió mucho luego de la separación. ¿Cuál es tu opinión al respecto? –Roger Waters es un gran compositor, sensible y emocional. A mi gusto, Gilmour es un mejor cantante. Sé que mucha gente sintió que algo se había perdido, aunque yo no lo comparto. –¿Cuál pensás que puede ser el aporte musical de las bandas tributo? –Creo que es un acto muy hermoso. Si sos músico y querés mostrar tu amor a tus ídolos, es una buena forma de hacerlo. Además, en el caso de The End, considerando el hecho de que difícilmente Pink Floyd vuelva a hacer una gira, para sus fans es una posibilidad de escuchar su música en vivo.
Paula Gingins