Jueves, 29 de octubre de 2015

MENOS TIEMPO = PRODUCTIVIDAD Luego de recibir la respectiva advertencia del oficial de tránsito, me tocó renovar la licencia de conducir porque había caducado. Recordé el vía crucis que padecí la última vez: el local sucio, las filas, las horas de espera, las fotocopias, etc. De mala gana ingresé a la página web de la Agencia Nacional de Tránsito, y en primer lugar encontré en forma fácil e intuitiva toda la información para renovar la licencia de conducir, incluyendo el servicio de consulta de multas y un simulador de examen !!!. Luego de pagar en una de las populares ventanillas de recaudación del supermercado del barrio el valor de la nueva licencia, -y una multa de hace tres años-, procedí a reservar por internet un turno para el examen: me citaron para el lunes a las 9:20hrs. Pasé unas horas practicando el examen por internet hasta que logré un buen puntaje, y confiado acudí a la cita a las 9:00, por si acaso no encontraba parqueo o por si hubiese tumulto. Había parqueo y no hubo tumulto. Las oficinas estaban en un “Mall”, y contaba con todas las comodidades. Me atendieron de inmediato sin hacer fila; rendí el examen en una computadora (que aprobé sin problemas); me actualizaron los datos “online”; me tomaron una foto digital; y registraron mi correo electrónico. En menos de 20 minutos salía de la ANT con mi nueva licencia en la mano. No lo podía creer. Nuestras instituciones con capaces de analizar los problemas desde la perspectiva de las necesidades del usuario. Y pueden diseñar, construir y poner en operación sistemas y procedimientos rápidos y eficientes, eliminando papeles y requisitos inútiles. Y entregan servicios de extraordinaria calidad que nos ahorran tiempo en lugar de desperdiciarlo en trámites engorrosos e indignos !!!! Comencé a constatar que no se trata de un fenómeno aislado. El Registro Civil, el Municipio, el SRI, el IESS, el MRL, y muchas otras instituciones funcionan de igual manera (a pesar del atraso en que algunas se encuentran). Se está logrando lo que hace diez años parecía un sueño propio de países desarrollados: El E-GOV (Gobierno electrónico). La tecnología al servicio del ciudadano en su relación con el Estado. Se trata sin duda de un gran salto cualitativo, una transformación radical de la gestión pública. Se ha logrado superar aquella centenaria relación amo-vasallo a la que estábamos acostumbrados los ciudadanos al interactuar con el funcionario público. La tecnología ha logrado lo que no pudo la política.

Pero no todo es felicidad. Acabo de recibir en mi correo electrónico una multa por exceso de velocidad, junto a la foto de mi carro tomada por una cámara robótica ubicada en la autopista Simón Bolívar. Y la puedo pagar por internet.

Leonardo Hernández Walker, MBA, MPA Gerente General LEXIS S.A. [email protected]