Cinco zonas bajo control de los “trapitos”

19 dic. 2011 - que el atildado “trapito” redondeará de acuerdo con dos variables: el po- der adquisitivo del conductor y su permanencia en el lugar. “Algunos.
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CIUDAD

Lunes 19 de diciembre de 2011

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ESPACIO PUBLICO s LA ODISEA DE ESTACIONAR EN BUENOS AIRES

Frente al Hipódromo de Palermo, un “trapito” cuenta el dinero

En la Costanera Sur, cuidacoches recorren en bicicleta

En San Telmo, cobran para estacionar pese a la presencia policial RODRIGO NESPOLO Y RICARDO PRISTUPLUK

Cinco zonas bajo control de los “trapitos” En la plaza Cortázar, el Hipódromo, Costanera Sur, Las Cañitas y San Telmo, los cuidacoches cobran entre 10 y 40 pesos por vehículo       !  

 



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Multas Si bien la actividad de los cuidacoches hoy está prohibida, la norma ofrece muchos grises. El artículo 79 del Código Contravencional especifica: “Quien exige retribución por el estacionamiento o cuidado de vehículos en la vía pública sin autorización legal es sancionado con uno a dos días de trabajo de utilidad pública o multa de 200 pesos a 400 pesos. Cuando exista previa organización, la sanción se eleva al doble para el organizador”. La cuestión es que para que el castigo se haga efectivo la policía debe descubrir in fraganti al cuidacoches en el momento de “exigir” ese pago, mientras que la justicia porteña debe comprobar fehacientemente que existió una exigencia monetaria hacia el conductor para aplicar la pena correspondiente. La policía parece desentenderse, como también aquellos que eligen ser víctimas de ese requerimiento perentorio sin denunciarlo. Por caso, en Niceto Vega entre Juan B. Justo y Bonpland, en una zona de boliches de Palermo, funciona el valet parking con autos que se estacionan sobre las veredas. Allí, los “trapitos” dan a conocer sus números de celulares para que el conductor pueda reservar, con una simple llamada, un lugar para estacionar en la vía pública, algo que debería ser gratuito.

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El cuidacoches vip amigo de Maradona Viste jeans, camisa, saco, corbata y se ganó la confianza de clientes ricos y famosos, como Diego Armando Maradona. Desde hace unos 15 años trabaja en Báez y Arguibel, en la zona de Las Cañitas, en Palermo, y también es querido por los dueños de los locales gastronómicos. “Mirá, él no cobra, pero los clientes le dejan una muy buena propina. Le dan las llaves y él lo estaciona en doble fila. Cuida los autos de verdad y debe hacer más de 500 pesos por noche”, contó el encargado de un restaurante de la zona. El Pingüino, como lo apodaron algunos en el barrio, es atento y

Una solución que demandará tiempo En marzo, el macrismo insistirá en un proyecto para prohibir la actividad de los cuidacoches

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“Yo no te pongo un precio, pero si querés estacionar el auto acá dejame algo de guita, porque se matan por este lugar”, dice un hombre de gorra, algo robusto, sin una franela en la mano. La Avenida de los Italianos, en la Costanera Sur, es una arteria muy buscada para estacionar el vehículo los días hábiles, bien temprano por la mañana. Allí, los cuidacoches eluden el control policial con una vieja pero efectiva metodología: se acercan a los conductores en una bicicleta y les ofrecen sus servicios. Este punto neurálgico de Puerto Madero es uno de los cinco lugares de Buenos Aires donde la actividad de los “trapitos” funciona como un aceitado engranaje, donde no hay controles eficientes, denuncias ni sanciones. Y son muy fuertes las sospechas de que trabajarían en connivencia con los agentes de seguridad de turno. Otro sitios tradicionales de la ciudad donde estacionar el auto en un espacio público gratuito implicará dejar una suma de dinero ante una extorsión a veces explícita y otras implícita son los polos gastronómicos en Balcarce y Chile (San Telmo) y Báez y Arguibel (Las Cañitas); los aledaños del Hipódromo de Palermo, en Libertador y Dorrego, y la zona de la plaza Julio Cortázar (Palermo). Allí, las tarifas por dejar el auto oscilan entre los 10 y los 40 pesos, monto que el atildado “trapito” redondeará de acuerdo con dos variables: el poder adquisitivo del conductor y su permanencia en el lugar. “Algunos no te piden plata, pero si vos les decís «ya vengo» te miran mal. Y no te quedás tranquilo. Volvés y tenés el auto rayado o el espejo doblado. Salgo a divertirme y no tengo ganas de ir a hacer una denuncia, por eso prefiero pagar 20 pesos y chau...”, dice Ezequiel, que suele dejar el vehículo en la calle Serrano, a cuadras de la plaza Cortázar. Según la ONG Defendamos Buenos Aires, hay más de 4000 “trapitos” en la Capital. Autoridades porteñas consultadas por LA NACION indicaron que no tienen un relevamiento sobre esa actividad ilegal. “La mafia de los «trapitos» llegó a casi todos los barrios, incluso a zonas de Liniers, Villa Soldati y Pompeya. En 2005 sólo había cuidacoches estables en Belgrano, Palermo, Recoleta

y algunas calles de San Telmo. Pero en la actualidad crecieron en forma exponencial y, según nuestros registros, ya hay más 4000”, dijo Javier Miglino, presidente de Defendamos Buenos Aires. En algunas zonas tomadas por “trapitos” suele haber un jefe de cuadrilla, con handy, que avisa de la presencia de la policía o de vecinos que se marchan sin saldar la tarifa o se rehúsan a hacerlo. “¿Qué querés? ¿Una nota? ¿Y vos me vas a dar trabajo, después de que salga?”, le dijo a este cronista un cuidacoches apostado frente al Hipódromo de Palermo. Mientras acomodaba un fajo de billetes informó su tarifa: 15 pesos. En Las Cañitas, hay “trapitos” históricos y populares (ver aparte) que reciben propinas de hasta 50 pesos por noche. En general, funciona como valet parking, donde el conductor le deja la llave y éste lo estaciona, en doble fila, en una cuadra “reservada” para su negocio.



LA NACION

     



 

  

PABLO TOMINO

cordial. Llega a su lugar de trabajo después de las 20 y es conocido por otra decena de personas que llevan adelante la misma actividad en la zona. De bajo perfil, rechazó contar su historia a LA NACION. “Clientes famosos, artistas, empresarios que vienen con frecuencia a estos restaurantes les dejan las llaves y se van, como Maradona. Hasta tienen su teléfono celular para llamarlo y pedirle que les acerque el auto cuando están por irse, después de cenar. Está en el barrio desde mucho antes que nosotros”, contó el encargado de un conocido bar que también pidió la reserva de su nombre.

Al parecer, la actividad de los cuidacoches en la Capital seguirá por un tiempo largo sin controles ni sanciones. Recién en marzo próximo el macrismo intentaría reimpulsar una ley en la Legislatura porteña para prohibir definitivamente esta actividad, que genera muchas quejas vecinales. La semana pasada, el jefe de gobierno, Mauricio Macri, anunció que vetará la ley recientemente aprobada en la Legislatura, que establecía la creación de un registro de “cuidadores de vehículos”. El argumento oficial para vetar esta ley se fundamentó en que no corresponde “legalizar” la actividad con una norma poco clara. “Intentamos que se prohibiera el trabajo de los «trapitos», pero no tenemos mayoría en la Legislatura; entonces, ejercimos el derecho al veto. Con esta ley, se estaba permitiendo cobrar estacionamiento en lugares que son gratis”, dijo el jefe de gabinete

porteño, Horacio Rodríguez Larreta. La ley, aprobada hace 12 días y que será vetada, establecía la creación de un registro de cuidacoches interesados en participar del control del estacionamiento. Estos debían ajustarse a los lugares geográficos que determinaran las autoridades. En cambio, el proyecto original del macrismo planteaba una modificación del artículo 79 del Código Contravencional, que se refiere a la prohibición de la actividad de los “trapitos”. Esta modificatoria se intentaría presentar en un nuevo proyecto de ley, en marzo venidero. En ese sentido, Pro deberá aceitar los mecanismos de búsqueda de las mayorías necesarias. Según operadores parlamentarios, el macrismo quiere sumar a sus 26 diputados, los dos radicales, dos del bloque Bases para la Unión (que responden a Patricia Bullrich), el denarvaísta Daniel Amoroso y al sindicalista Claudio Palmeyro.

Curiosidades

$ 150 Tarifa récord En recitales en el estadio de River, como en el show de Paul McCartney, cobraban esa cifra para estacionar. el más caro. En los ➽ Palermo, polos gastronómicos de Palermo se paga más caro para estacionar, desde 10 pesos, por la mañana, hasta 40 pesos. bicicleta. Para disuadir a ➽ Enla policía y cubrir zonas más amplias, algunos cuidacoches vigilan su cuadra en bicicleta.

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