ESPECTACULOS
I
Miércoles 21 de marzo de 2012
OPINION TELEVISION
((((( MUY BUENO JAZZ
STILETANO
Cine con azúcar y mucha historia en las tardes de Telefé
L
El saxofonista presentó su último álbum, A Child is Born
vespertino. Lo notable es que el tiempo no parece haber transcurrido: desde un living que pinta a las claras el espíritu familiar del ciclo, Virginia Lago apela sin complejos ni prejuicios de cursilería a la sensibilidad del televidente y lo invita a compartir la película elegida. Lo que sugiere la actriz es que no hay nada mejor que hacerlo disfrutando, por ejemplo, de un café con unas cuantas cucharadas de azúcar, porque así de endulzada estará la película. El lugar de aquel rescate del viejo cine argentino que Aldao emprendía tres décadas atrás es ocupado hoy por una variada oferta de títulos extranjeros en los que predominan la impronta del melodrama romántico y las historias emotivas protagonizadas por mujeres, muchas veces tomadas de episodios de la vida real. Una mirada rápida a la programación de las últimas semanas nos dice que allí conviven desde poco conocidos telefilms con no menos ignotos protagonistas hasta producciones más conocidas, como Alguien tiene que ceder y El espejo tiene dos caras. Pero el dato más notable que muestra el ciclo en estos tiempos de imágenes fragmentadas, montaje nervioso y rapidez supersónica para pasar de un tema al otro es la formidable respuesta del público que reciben algunas películas de duración extra large. Pasó el 28 de febrero con la gran idea de reponer Lo que el viento se llevó, después de muchos años sin verse en un canal de aire, y volvió a darse el lunes 12 de este mes con la mucho más reciente El extraño caso de Benjamin Button. A estas alturas no importa que las edulcoradas presentaciones de Virginia Lago sean objeto de toda clase de parodias en YouTube. El propósito está cumplido: el cine volvió a adueñarse de las tardes en la TV abierta.
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Falleció la cancionista Carmen Duval
EN THELONIOUS
Carlos Lastra
MARCELO
o que era habitual en otros tiempos ahora dispara un curioso fenómeno, cada vez más comentado. Alguna vez el cine llegó a ser tan dueño de las tardes televisivas como las telenovelas y los programas femeninos. Hoy, cuando todas las costumbres parecen haber cambiado y la programación de los canales abiertos sale en busca de una audiencia diversificada, un ciclo de películas programado por Telefé para el corazón del horario vespertino reencuentra a un público que se creía perdido y recupera, a lo mejor sin proponérselo, antiguos hábitos con nuevos envases. Y, de paso, fortalece el buen momento de rating acumulado que vive la emisora. Parte de ese crecimiento en las mediciones de audiencia abreva en estas tardes de cine que a algunos podrá llamarles la atención, pero que, en rigor, sigue a la distancia una línea ya marcada, así como el recuerdo visible –para los memoriosos– de quien ya la transitó. “Sin ustedes acá, nosotros para qué”, era la frase que, a fuerza de ser repetida como si se dijera siempre por primera vez, pronunciaba el fallecido Rubén Aldao, presentador desde marzo de 1982 de Nuestro cine, un ciclo de películas argentinas que el viejo Teleonce emitía de tarde en el mismo horario del cine que ahora programa Telefé en la misma frecuencia televisiva. “Con excelentes niveles de audiencia para su horario, la televisión sirvió de vehículo para el redescubrimiento de películas y figuras de nuestro séptimo arte, que eran reporteadas (con más amabilidad que conocimiento de causa) por el creador del clásico radial El club de barbas”, evoca Jorge Nielsen, en el cuarto tomo de La magia de la televisión argentina, meticulosa e imprescindible recopilación de la historia de nuestra pantalla chica. A excepción del origen del material fílmico, las semejanzas saltan a la vista si comparamos aquella experiencia a lo que hoy funciona como un pequeño gran fenómeno
MUSICA s LUTO TANGUERO
Fue una de las voces de los 30 y los 40
HERNAN ZENTENO
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CARLOS LASTRA PRESENTACION DEL ALBUM A CHILD IS BORN CON CARLOS LASTRA, EN SAXO TENOR Y SOPRANO; FRANCISCO LO VUOLO, EN PIANO; CRISTIAN BORTOLI, EN CONTRABAJO, Y SEBASTIAN GROSHAUS, EN BATERIA. EN THELONIOUS.
L
Es indudable que el jazz en Buenos Aires tiene un estrecho vínculo emocional con el hard bop, estilo que se apoya rítmicamente en el blues y el soul. La presentación del nuevo disco del saxofonista Carlos Lastra, A Child Is Born, del sello Rivorecords, abonó la afirmación de arriba. El show, entonces, transitó por un puñado de composiciones de atmósfera hard bop con un fuerte grado de integración colectiva y libertad individual. Lastra, a lo largo del concierto, fue un guía preciso en el enfoque musical, aunque sin dictar por ello una dirección particular. El grupo se movió sin exuberancias ni exhibicionismos, aunque este cuarteto reunió a parte de la crème del jazz local. Aunque Lo Vuolo sigue siendo uno de los pianistas de mayor potencia creativa y en este show de Thelonious volvió a dejar su impronta en cada solo, su estilo es el de un músico ubicuo que sabe meterse en la piel de la propuesta. Bórtoli, en el contrabajo, y Groshaus, en los tambores, contribuyeron a crear un clima espeso; una cortina rítmica sobre la que desarrollaron, por momentos, su propio mensaje:
una polirritmia que creó una tela para los trazos del pianista y de Lastra, un músico que sabe transmitir la esencia de cada composición. En este sentido, los solos del saxofonista tuvieron una trayectoria melódica filosa; Lastra exhibió en su construcción una inteligencia metódica, cuyo resultado es sólido en lo estilístico y rico en las imágenes. Luego de un excelente trabajo de sideman con el trompetista Mariano Loiácono, Lo Vuolo volvió a ser un compañero ideal para Lastra. La presencia del pianista permitió a Lastra extenderse cómodamente por sus improvisaciones, sin limitaciones; las armonías del piano tendieron, por ejemplo, a formar contrafiguras que enriquecieron los vuelos del saxofón. Podríamos decir que la música de Lastra tiene una textura austera en un contexto de intenso respaldo rítmico. Quizás el mejor ejemplo de la noche fue en la balada “I’ll Be Seeing You” en la que adoptó un timbre seco, despojado de vibrato y que le dio a su mensaje una profunda emotividad. Tras los primeros compases del tema, el saxofonista propuso un camino despojado; el color
se volvió de una serena melancolía. Vino Lo Vuolo, entonces, para llevar esa mirada a un tono abstracto. Sus emociones concuerdan con una forma de pensamiento armónico más complejo. Hay de manera evidente una habilidad para crear armonías nuevas y flexibles que le permiten improvisar sin límites. Puede, desde un pequeño motivo, desarrollar el origen de una idea que irá paso a paso descubriendo y creando al mismo tiempo. Con Lastra el juego es más pesado y así lo demostró la versión que hizo de “Autumn Leaves”. La frase, en este caso, sonó a declaración de guerra y lo fue. Ni siquiera su afable melodía logró quitarle densidad, ya que desde el soprano, Lastra desarmó el tema para llevarlo a una prueba de fuerza donde se lució como un improvisador de ataque ágil y musculoso. En el radar del auditorio, la versión de este tema quedará grabada por mucho tiempo. Otro grupo que abreva en el hard bop con autoridad. Es indudable que Nueva York fue su cuna, pero hoy Buenos Aires es sus pulmones.
César Pradines
En las décadas del 30 y del 40 en la que proliferaron las grandes y calificadas voces femeninas del tango, Carmen Duval, que acaba de fallecer a los 93 años, logró sobresalir por una serie de cualidades que coincidieron armónicamente para proporcionarles a ella y a su voz estilo y personalidad. Había nacido en Entre Ríos el 3 de octubre de 1918, y en su juventud se radicó en Buenos Aires. A mediados de la década del 30, ganó el primer premio de en un concurso de cancionistas y cantores que organizó Radio Stentor. En esa emisora desarrolló el inicio de su carrera, cumpliendo luego una intensa y exitosa actividad que le valió el aplauso y la admiración. En 1938 actuó en Radio El Mundo, acompañada por Horacio Salgán, con quien habría de casarse, y posteriormente, ya completamente afianzada en su trayectoria, alcanzó en los años 40 su mayor repercusión. Realizó giras por varios países, actuó en los films Defiende tu honor (1930) y en Rigoberto (1945). La carrera de Carmen Duval en el tango fue algo muy especial. Se le atrevía a las obras más difíciles de vocalizar, incluso aquellas que fueron invariablemente consideradas clásicas en el repertorio instrumental, como Recuerdo y Ojos negros, y en todas ellas demostró un perfecto dominio de la herramienta vocal a la que se unió una dicción muy pulida y clara midiendo los énfasis para nunca llegar al inútil e innecesario arrebato. Con la muerte de Carmen Duval desaparece una de las últimas cancionistas que lograron que el tango fuese aplaudido tanto en el país como en el exterior.
Adolfo C. Martínez