calentamiento global, biodiversidad, recursos para el desarrollo

2 sept. 2013 - El valor que se defiende es el bienestar del ciudadano. En suma, no se está discutiendo la cuantificación de los efectos a largo plazo de una ...
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Lunes, 02 de septiembre de 2013

CALENTAMIENTO GLOBAL, BIODIVERSIDAD, RECURSOS PARA EL DESARROLLO

La iniciativa Yasuní (no explotar el crudo) tuvo como ejes argumentales la reducción del calentamiento global y la preservación de biodiversidad. Luego de la indiferencia mundial frente a la propuesta y la adopción del “Plan B”, hoy no se debate sobre el calentamiento global, sino se discute sobre la conservación de la flora y fauna. La decisión presidencial de optar por el “Plan B” alborotó el avispero, y al momento hay dos posiciones contrapuestas e irreconciliables: 1.- No a la explotación. Argumento: alto riesgo de impacto a la biodiversidad. No hay actividad sin impacto. El valor que se defiende es la preservación de la vida silvestre. 2.- Si a la explotación. Argumento: se requieren recursos para el desarrollo, se cuidará la biodiversidad. El valor que se defiende es el bienestar del ciudadano. En suma, no se está discutiendo la cuantificación de los efectos a largo plazo de una decisión. Se están contraponiendo determinados valores, que distan mucho de ser objetivos. La ética no es absoluta, sino que siempre ha sido funcional. Las redes sociales están plagadas de opiniones sin sustento cuantificable, polarizando posiciones en forma totalmente dogmática, sin datos comprobables, y recurriendo a simples creencias o a la supuesta defensa de “principios” o “valores”. Frente a estas dos alternativas hay que tomar una decisión. El gobierno ha decido por la explotación, esgrimiendo una batería de argumentos que tienen como base la disponibilidad de recursos para el desarrollo. En principio, esa decisión podría ser revocada por la ciudadanía, mediante una consulta popular. El ciudadano entonces tiene en sus manos la posibilidad de tomar una decisión que afectará radicalmente su futuro y el de sus hijos. Pero, ¿La ciudadanía está en capacidad de evaluar las consecuencias y tomar la decisión correcta?. Llegamos entonces a constatar que este tipo de decisiones trascendentales no se adoptan en base a una rigurosa evaluación de sus efectos, sino de acuerdo a los coyunturales intereses políticos.

Los opositores al proyecto (que en su mayoría jamás han visto una rana del Yasuní) se están disputando la supervivencia política. Por otro lado, los “apoyadores” no nos han dicho en qué consiste el “desarrollo” que obtendremos de la explotación del yacimiento. Particularmente, me gustaría escuchar que los recursos de la explotación del Yasuní se destinarán exclusivamente a multiplicar las centrales hidroeléctricas. Que se eliminará la generación térmica. Que la energía limpia, abundante y barata de la generación hidroeléctrica, servirá para reemplazar la totalidad del parque automotor por vehículos eléctricos. Y que el Ecuador del año 2040 será el primer país del mundo que no consume combustibles fósiles.

Leonardo Hernández Walker, MBA, MPA Presidente Ejecutivo LEXIS S.A. [email protected]