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ESPECTACULOS

I

PRIMER PLANO s MARUJA BUSTAMANTE

TEATRO s MARIANA JACCAZIO, DE ESTRENO

Una teatrista con pasos firmes

Una dama “muscarizada” Bustamante bromea y resume. “Me muscaricé”, dice, en alusión al multifacético y prolífico José María Muscari, quien confió en ella cuando la vio en performances en varietés y la convocó para actuar. Hoy, Bustamante trabaja con

Alejandro Tantanian y un grupo de dramaturgos jóvenes para estrenar a fin de año en el Teatro Colón una ópera sobre la vida de Ada Falcón. Además, para fin de año planea estrenar Trabajo de lobos, su nueva obra de teatro, y escribe canciones (“sólo como un juego”). Egresada de la carrera de dramaturgia de la Escuela de Arte Dramático, también estudió con Helena Tritek, Hugo Urquijo y Ricardo Bartís. Pasó por la Universidad del Cine y se perfeccionó con Ariel Barchilón y Mauricio Kartun. “Además de sus clases, iba a todas las charlas y cursos que daba Kartun. Un día me dijo: «Maruja, ¿hasta cuándo vas a seguir escuchando lo mismo?». Le respondí: «Hasta que me entre». Es que soy muy autoexigente y a veces me paso un poco”. En el taller de Kartun nació Adela está cazando patos, con la que se abrió paso sobre los escenarios y obtuvo el premio Trinidad Guevara al mejor autor.

“Ecléctica” es la palabra “Este año es muy raro. Me estaba yendo 4 meses al Sur, a la casa de mi mamá, y de repente surgieron todos estos proyectos.” Su mamá, ex vestuarista del Teatro del Globo, hoy tiene una confitería en Lago Puelo. “Me gusta mucho jugar con el look. En la adolescencia me vestía dark si iba a un boliche rockero o de cheta si iba a otro lugar. No tenía un estilo definido. Mi mamá me hacía la ropa. En mis obras soy también así: ecléctica.” Hoy, a los 32 años, frente a la velita pide un solo deseo: “Confianza. Ya logré hacer lo que me gusta. Pido confianza para seguir animándome a apostar y a crecer”.

Laura Ventura

TEATRO

Es una de las más resonantes personalidades del género musical INFANTIL

El arcoiris de Rocío

Ahora más pendiente de su figura, Mariana Jaccazio gestó un nuevo musical propio

MARIA SILVINA AJMAT LA NACION Viste un trench rosa chicle, medias oscuras y plataformas altísimas. Así, de cuerpito gentil, con el pelo (ahora rubio) recogido en una cola de caballo y un vestido de escote pronunciado, camina por una Buenos Aires sometida al invierno juliano como si el frío no importara. La imagen de Mariana Jaccazio emula a la vedette que encarna en Fortuna II, del mediático millonario Ricardo Fort, pero en cuanto empieza a conversar se difunde y confunde con su espíritu lúdico, hiperactivo y con su risa de niña. El contraste es su esencia. “Aún no soy del todo consciente de mi crecimiento femenino, de lo que se ve de mí. Hay mujeres que encuentran muy temprano su femineidad. Las obras que estoy haciendo me obligan a preocuparme por eso, a verlo con los ojos bien abiertos y cada día que pasa me gusta más ser mujer”, comenta, reflexiva, la actriz, bailarina y cantante de ecléctica actualidad artística: acaba de concluir con las funciones de Chicago, en la que interpretaba a la única inocente de las asesinas presas y descollaba en el famoso cuadro de “El tango del pabellón”, ingresó como bailarina en la obra de Fort, pero reemplazó a Adriana Salgueiro como coprotagonista, y estrenó una comedia musical de autogestión, ideada junto a Alejandro Ibarra y con música de Gerardo Gardelín, cuyo nombre es por de más sugerente: Perdón por ser tan puta. “Soy una creyente del camino del off en tanto implica hacer todo con producción propia. Mi estrategia siempre fue hacer una carrera comercial y paralelamente hacer algo en el off para

DIEGO SPIVACOW/AFV

Chica sin prejuicios

exorcizar mis inquietudes allí. Quería continuar con la línea de crear mis espectáculos. Me acerqué a Alejandro Ibarra y le pregunté: «¿Tenés ganas de dirigirme?»”, relata entusiasmada. La anécdota data de agosto de 2010. En un año, convocaron a Gonzalo Demaría para el texto, a Gerardo Gardelín para hacer la música y a cuatro bailarines de excelencia pura (Andrés Espinel, Pablo Juin, Emmanuel Robredo Ortiz y Jorge Moliniers). “Lo que quisimos contar es cómo una mujer atraviesa diferentes situaciones en las que debe someter principios morales para trascender lo cotidiano. Se prostituye moralmente para lograr lo que se propone. Es una obra de concesiones y complacencias, contada en clave musical”, explica la protagonista, con la convicción de quien estuvo en el armado de esta aventura desde el comienzo, y agrega: “Creemos que somos muchos los que padecemos esto de someter algún principio y no ser consecuentes con la propia voluntad para obtener algo. La obra habla de eso, de cómo la mujer se trata a sí misma”. El título de la obra es el resultado de un análisis muy conceptual. Cuando lo pensaron, tomaron como eje la idea del clown, de la que dice que implica la contradicción como disparador de la risa. “Ser puta es una transgresión es pecado. Pedir perdón es sagrado. Perdón por ser tan puta parece un absurdo, y ahí está lo cómico”, agrega. Para la puesta apelaron a una estética muy sobria: las cuatro letras que escriben la palabra “puta” separadas van creando los distintos espacios y significando cada escena. Mariana es la única mujer. Es el centro. La que pide perdón y la que complace.

Desde chica, Mariana tiene un leitmotiv: perfeccionarse al máximo para poder tener una amplia posibilidad laboral. “Mi intención es ser una actriz que pueda hacer todo. Quiero ser la actriz completa”, define contundente. Así, cuando llegó la posibilidad de hacer las audiciones para la reposición de Fortuna II, no lo pensó dos veces. Amén de las críticas de las producciones anteriores del millonario, Jaccazio sabía que esta convocatoria buscaba artistas destacados. Lejos de los escándalos mediáticos de años anteriores, Fort parecía dispuesto a sepultar los prejuicios en torno a su imagen y apostar por el teatro. “Los prejuicios pertenecen a otro universo de Ricardo. Tiene una nobleza como productor que no he conocido nunca. El nivel de producción que ha ofrecido en cuanto al trato, al vestuario, las luces... Puso todo lo mejor al servicio de los artistas”, sostiene con firmeza militante. “El trabajo con Fort me cambió el ánimo. Todo el elenco está feliz porque valora a los artistas. Dio trabajo a más de 60 personas y se rodeó de gente muy buena. Yo soy fanática de la construcción, y creo que Ricardo se está construyendo como futuro gran productor teatral.”

PARA AGENDAR

Mira a la TV y al cine con cariño Tras años dedicados a la comedia musical e instalada como una figura del género (integró los Pepper Top Singers, y actuó en El joven Frankenstein y Cabaret, entre otras), ya avizora otros horizontes. Le encantaría hacer teatro de texto, cine o TV, pero se reconoce ignorante del trabajo en las pantallas. “Tengo muchísimas ganas de probarlo, y creo que va a ser una buena experiencia. No quiero ser sólo una actriz de comedia musical, sino todo lo que pueda ser.”

Maruja Bustamante

Perdón por ser tan puta: de Gonzalo Demaría. Teatro: El Cubo, Zelaya 3053 (4963-2568). Lunes, a las 21. Entradas: $ 50 y $ 80

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BIOGRAFIA

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ROBERTO COSSA, ESCRIBO PARA ESTRENAR

DE GUILLERMO GASIO, EDITORIAL CORREGIDOR, BUENOS AIRES, 2010, 606 PAGINAS.

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DE EDITH SCHER

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TEATRO DE VECINOS, DE LA COMUNIDAD PARA

LA COMUNIDAD. EDITORIAL INSTITUTO NACIONAL DEL TEATRO, BUENOS AIRES, 2010, 320 PAGINAS.

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Bella y talentosa

La actriz, dramaturga y directora, en un año lleno de proyectos y sueños concretados Cuando era una nena, María Eugenia Bustamante pedía tres deseos frente a la velita de la torta de cumpleaños: convertirse en actriz, tener una casa grande y la paz mundial. “Siempre me gustó escribir y postergaba a la actriz dentro de mí. Iba a los castings sin saber la letra o sin arreglarme. Incluso pasé tres audiciones para Piaf. No quedé, y ahí terminó mi autoboicot”, analiza esta joven directora y dramaturga. Su primer deseo se cumple en la actualidad con su personaje en la tira de Telefé Un año para recordar, en la que interpreta a una de las cajeras del supermercado en el que transcurre casi toda la ficción –rol que fue creciendo en los últimos meses–, y escribe en los descansos de la grabación. Los viernes, a las 21, hoy la rebautizada Maruja Bustamante también presenta su obra Paraná Porá (una suerte de cruce entre realismo autóctono y ciencia ficción, que protagonizan Monina Bonelli y Valeria Lois en la flamante sala del Sha), y hasta hace poco hacía lo propio con Fugu, de Tencha de Sagastizábal y Matías Tavolaro, y Hacer sapito, sobre poemas de Verónica Viola Fischer. “Creo que a las tres obras las unía cierta acidez que tengo, pero eran [son] bien distintas entre sí. La primera es una tragedia; la segunda, una comedia, y la tercera, una pieza muy triste”, opina Bustamante sobre su propio trabajo.

Lunes 25 de julio de 2011

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Cuando Guillermo Gasió llamó a Roberto “Tito” Cossa para escribir sus memorias, el autor de La nona, Yepeto y Ya nadie recuerda a Frederic Chopin, entre otras, se sorprendió. Pensó que sería un libro aburrido. Por el contrario, en esta serie de entrevistas, el lector encontrará algunos pasajes deliciosos, como el impacto que le produjo ver Muerte de un viajante, a los 14 años, un hecho que cambió su vida. El libro también reúne fotos y recopila artículos escritos por Cossa en varios matutinos y entrevistas que le fueron realizadas (en una de ellas reconoce que De pies y manos es quizá su texto mejor escrito). Desde los inicios de este muchacho de Villa del Parque, que quiso ser actor (“el autor es un actor tímido”), pasando por sus confesiones (aquel pariente a quien le pidió prestados tics para darle vida a la abuela omnívora) hasta su consagración, Gasió realiza una travesía más que entretenida por las ideas y la vida de este hombre fundamental de nuestro teatro.

Esta investigadora y realizadora, directora del grupo Matemurga, se propone entusiasmar al lector –y al vecino– con este texto que aporta un estudio cronológico, desde 1965 hasta nuestros días, del teatro comunitario, una manifestación que carece de protagonistas individuales. Scher ofrece una definición de este fenómeno nacido en 1983 (“porción de comunidad integrada por su amplia variedad de oficios, profesiones, edades, procedencias, extracciones sociales, etcétera”), a la vez que delimita sus márgenes. Este teatro épico, que dialoga con los géneros populares, de grupos numerosos, con raíces en un territorio específico, crece cada día en nuestro país. La autora dedicó un espacio merecido y destacado, a través de entrevistas, a los máximos exponentes del teatro comunitario: Adhemar Bianchi (Grupo Los Calandracas) y Ricardo Talento (Teatro Catalinas Sur).

Un musical en el que todo se luce, menos la protagonista AUTOR: ESTEBAN VILLARREAL DIRECCION: REINA REECH L MUSICA: SEBASTIAN FUCCI L INTERPRETES: ROCIO GUIRAO DIAZ, CHARLY G, JUANA REPETTO, SABRINA ARTAZA, GISELLA BERNAL, GABRIEL USANDIVARAS, CARLOS BERNAL, CARLA LANZI, JORGE MOLINIERS, FLORENCIA ANCA Y MARTIN SEGURA L COREOGRAFIA: VANESA GARCIA MILLAN L VESTUARIO: CESAR JURICICH L ESCENOGRAFIA: DANIEL FEIJOO L L

SALA: BROADWAY L FUNCIONES: TODOS LOS DIAS, A LAS 14.30 Y A LAS 16.30

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El arcoíris se presta para armar la secuencia de escenas. Los hackers liderados por el malvado Shadow roban sus colores. La misión de Rocío y sus amigos será recuperarlos. Para ello, recorren escenarios diversos, en los que personajes como el azul Capitán Universo, las paquetas Paz y Justicia en tonos violeta y amarillo, el Tiempo eternamente joven en su añil o la Naturaleza, verde, naturalmente, y de fuerte acento inglés, les ayudan en su misión. Y cada uno de ellos lleva un ritmo que se plasma en una coreografía: el reggaeton, el tap, o un baile más telúrico en el caso del rojo de Amor, vinculada a la Madre Tierra, la Pachamama. Los números coreográficos de El arcoíris de Rocío son vistosos, bien bailados y variados. El trío de los villanos cibernéticos, integrado por Charly G, Juana Repetto y Gabriel Usandivaras, aporta una cuota de humor, sobre todo desde el desparpajo del primero, eficaz en el caso de la segunda, un tanto menos con el subrayado excesivo del último. Pero no encuentran una contraparte adecuada en el protagonismo de Rocío Guirao Díaz, de escaso carisma y débil manejo del texto que le toca en suerte. Tampoco le ayuda la presencia igualmente inexpresiva de Gisella Bernal como una especie de volátil hada amiga, ni la de Carlos Bernal, de sonrisa un tanto hierática. Sólo Sabrina Artaza arma un personaje con algo más de solidez en el equipo de los buenos. Frente a la debilidad de la figura protagónica, se lucen más las breves apariciones de los personajes secundarios a cargo del elenco. El gran arcoíris que cruza el escenario, por otra parte, queda en el olvido después de apagarse, para recién volver a lucir todos los colores sobre el cierre de la obra, cuando podría haberse jugado más agregándole uno por uno los colores recuperados. Reina Reech, que años atrás montó Colores, también con la coautoría de Esteban Villarreal, no escatima recursos escenográficos y destreza coreográfica ni descuida el vestuario en su puesta en escena, a diferencia de otros espectáculos infantiles armados para vacaciones de invierno con el cartel de estrellas mediáticas. Pero tropieza con la dificultad de no contar con una protagonista que pueda conducir el show con personalidad, más allá de que tampoco la favorecen los textos pegados al estereotipo de lo bien intencionado.

Juan Garff Laura Ventura