Los chinos lo inventaron en el siglo II a. C. y llegó a nuestras vidas a través de los árabes, que lo introdujeron en España en el siglo XII. Antes de su invención, la piedra, la arcilla, la corteza de árbol y el papiro eran los materiales empleados para escribir. Lógicamente, se escribía mucho menos y aquello que se escribía era mucho más importante. Nadie pensaba en escribir su vida. No existían los certificados de matrimonio ni las listas de la compra.