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Donde los molinos siguen girando

28 abr. 2013 - los costados del camino. Recomendaciones ... para ir despertando todos los sentidos. ... Schans, el pueblo de los molinos”, me dijeron en el ...
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turismo | 7

| Domingo 28 De abril De 2013

◗ Datos útiles

HOLANDA

HOLANDA

Cómo llegar Zaanse Schans

Keukenhof MAR DEL NORTE

Amsterdam HOLANDA La Haya Rotterdam 15 km

algo en el restaurante británico; en el de Wilhelmina, junto a la sala de primeros auxilios, está el bar holandés para degustar platos típicos de esta región; en el pabellón Juliana, el más antiguo de todos, se encuentra la muestra sobre el Reino Unido y a su vez ofrece una encantadora terraza para tomar un café con el jardín como escenario; Beatrix está al lado de la sala donde se exponen orquídeas, aquí también se ubica el restaurante italiano, y por último el sector Willem Alexander es el punto central de Keukenhof, con su local de comida dedicada a Asia. El desfile floral o bloemencorso es otra de las tradiciones que se celebran en forma anual y durante la apertura del gran Jardín de Europa. Este año la cita fue el sábado último, cuando veinte carrozas y más de treinta autos de lujo recorrieron los 40 kilómetros que separan las ciudades de Noordwijk, pasando por Keukenhof, hasta Haarlem. Un desfile con música en vivo donde las flores fueron protagonistas. Érase una vez… Existen varias leyendas sobre el tulipán. Cuenta una historia que los turcos habían enviado un barco lleno de bulbos a Holanda. Al recibirlos, los holandeses creyeron que se trataba de alimento y los comieron. Las sobras plantadas para una próxima cosecha sorprendieron al momento en que pimpollos de colores fuertes emergieron de la tierra, ante la mirada incrédula de quienes había comido aquella flor preciosa. Una flor que, según narra otra historia, no había encontrado la tierra adecuada para echar raíces. Desde Kazakhstán pasó por Persia, China y Turquía, hasta que un botánico holandés llevó un bulbo a su país donde el tulipán encontró el clima y el suelo perfecto para instalarse, enamorar a sus habitantes y convertirse en un símbolo de los Países Bajos.ß

◗ El bus Keukenhof Express tiene cinco salidas diarias desde Damrak 34, a pocos metros de la estación central de Amsterdam. El pasaje tiene un valor de 20 euros para adultos y 15 para menores. El primer bus sale a las 9 y el último se puede abordar a las 14.30. ◗ El micro número 858 desde el aeropuerto Schiphol (Amsterdam) va directo al parque con salidas cada 15 minutos. ◗ Otra opción es ir hasta la estación de Lisse y caminar 15 minutos siguiendo la buena disposición de carteles que indican la entrada al jardín. ◗ Para ir en auto, la dirección precisa es: Stationsweg 166a 2161 AM LISSE. A medida que se acerca a la zona, lo mejor es guiarse por las indicaciones a los costados del camino.

Recomendaciones ◗ Para una visita provechosa hay que tener en cuenta el gran tránsito de vehículos por las rutas cercanas al jardín durante la temporada de apertura. El mejor momento para llegar es ni bien se habilitan las puertas. ◗ Una alternativa es alojarse en las ciudades de Zandvoort, Noordwijk o Leiden, alquilar una bicicleta y pedalear una hora a lo largo de la campiña holandesa. Un paisaje único para ir despertando todos los sentidos. ◗ Por último, chequear el pronóstico del tiempo. Si bien Holanda es famosa por sus días lluviosos, hacer la visita con un cielo despejado que reviva el colorido del paisaje y permita disfrutar relajadas caminatas al aire libre redobla el valor del paseo.

Horarios ◗ Keukenhof está abierto todos los días, de 8 a 19.30. La entrada para adultos tiene un valor de 15 euros y los niños de 4 a 11 años pagan 7,50. Para ahorrar tiempo conviene comprar la entrada online en www.keukenhof.nl /es/477/ entradas.html

Zaanse Schans MAR DEL NORTE

La Haya

Amsterdam HOLANDA Rotterdam 15 km

◗ Datos útiles Cómo llegar

Como una maqueta: en Zaanse Schans el tiempo se detuvo hace rato.

foto: corbis

◗ En tren. Desde la estación Amsterdam Central son cuatro paradas para llegar a la estación Koog Zaandijk. Desde esa estación se tarda aproximadamente entre 8 y 10 minutos caminando para llegar al pueblo. ◗ En bus. Desde la estación Central de Amsterdam hay una conexión directa al Zaanse Schans. Es el bus 391 que sale cada media hora.

Donde los molinos siguen girando Zaanse sCHans. Uno de los mejores lugares para acercarse a estos íconos del paisaje holandés más tradicional Gabriela oprandi PARA LA NACIoN

“Para conocer la típica campiña holandesa tenés que ir a Zaanse Schans, el pueblo de los molinos”, me dijeron en el hotel donde me hospedaba en Amsterdam. La recomendación de conocer este pequeño pueblo me llegó en el momento indicado después de haber pasado por lo más turístico de La Haya, Delft, Rotterdam y la propia Amsterdam. Tomé el tren en la estación Amsterdam Central y a medida que me alejaba de la ciudad, el paisaje verde ganaba la ventanilla y allí se mantuvo, constante, hasta llegar a destino. Ni bien uno baja del tren en Zaandam, siente que arribó a una pequeña localidad de Holanda que nada tiene que ver con los zuecos, los molinos y los quesos, íconos típicos de los Países Bajos. Las calles y la arquitectura de las casas no tienen ninguna particularidad. Sin embargo, con sólo caminar un

par de cuadras, las aspas de un molino empiezan a asomar sobre los techos e invitan a un viaje al pasado de una auténtica comarca holandesa. Los gigantes que atrapan el viento están allí, en el barrio de Zaanse Schans, y sus brazos no paran de girar. Hacia el siglo XVII había cientos de molinos en funcionamiento. Hoy sólo seis se pueden visitar por dentro. Las callecitas de la zona, rodeada de casas de madera pintadas de verde y construidas durante los siglos XVII y XVIII, los pintorescos puentes sobre los canales... Todo nos hace sentir que deambulamos por una maqueta de antaño de la comarca al lado del río Zaan. Viejos gigantes Este paseo por el tiempo se puede experimentar viajando sólo quince kilómetros desde Amsterdam. Y no es necesario abandonar la gran ciudad durante todo el día, porque con apenas un par de horas se recorre

el lugar, antes de volver a la gran ciudad sin necesidad de pernoctar en su bucólico interior. En Zaanse Schans, además de las tradicionales casas de madera y los molinos, hay un astillero histórico, un museo, una quesería, tiendas de suvenires y restaurantes. Hace más de doscientos años, esta zona tenía cerca de seiscientos molinos de viento que conformaban el primer centro industrial del mundo, donde se realizaban diferentes actividades. Los seis quijotescos molinos a los que se puede acceder para conocer cómo era la vida en esa comarca del Zaan cuatro siglos atrás, algunos producen aceite y mostaza, mientras que dos funcionan como aserraderos. Durante la caminata por el curioso pueblo se puede parar a almorzar en alguno de los restaurantes o simplemente a tomar un café. También hay pequeñas cafeterías para llevar y así seguir disfrutando el paisaje con un rico café en mano. Además de visitar los molinos,

en el Zaanse Schans es imprescindible agudizar los sentidos para observar cómo se practican varios de los oficios de la tradición holandesa. Podemos asombrarnos, por ejemplo, al ver a un tallerista artesanal fabricando los famosos zuecos holandeses, o espiar a un artesano moldear y pintar la cerámica de Delft, o saborear con los ojos cómo se produce el queso en sus diferentes variedades, gustos, colores y tamaños. Si bien Zaanse Schans no es el único pueblo de molinos de Holanda con recorrido turístico, es el más cercano a las ciudades principales y el menos concurrido. El más reconocido es Kinderdijk, pero queda a dos horas en tren de Amsterdam y desde que en 1997 fue reconocido por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad es muy difícil tomar una foto sin que un extraño aparezca en el medio. Puede que en Kinderdijk los molinos sean celebridades, pero la campiña es patrimonio de Zaanse Schans.ß