Disciplina y autoridad: ¿conceptos perimidos? Una

Para las provincias que carezcan de suficientes .... con Ruanda. En el más próximo, es lo ... Vía aérea: El resto de las provincias Lun./Sáb. $ 2,80.- Dgo. $ 3,50.
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eDITORIALeS | CARTAS

| Domingo 11 De mayo De 2014

Fundado por Bartolomé Mitre el 4 de enero de 1870 Número 1, Año 1 “la nacion será una tribuna de doctrina” Director: Bartolomé Mitre

CARTAS DE LOS LECTORES www.lanacion.com.ar /lanacion

Una democracia autoritaria, sin calidad ni consensos La declinación argentina en materia de infraestructura institucional quedó otra vez evidenciada en el último ranking de la Fundación Libertad y Progreso

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esde 2007, la Argentina cayó 41 puestos en el Índice de Calidad Institucional (ICI) que elabora la Fundación Libertad y Progreso sobre la base del promedio de indicadores reconocidos por organismos internacionales para ese tipo de medición. Se trata de la vigencia del derecho en los países, la rendición de cuentas de sus gobiernos, la libertad de prensa, la percepción de la corrupción, la competitividad global, la libertad económica y la posibilidad de realizar negocios. El lamentable desempeño de nuestro país debe llamarnos a una profunda reflexión. No es la primera vez que desciende en forma abrupta en rankings que miden su calidad institucional. Con anterioridad, nos anoticiamos de las bajas notas que hemos merecido en materia de lucha contra la corrupción, de acceso a la información pública y de respeto a las reglas de juego económicas. Durante la última década, también hemos caído en calidad educativa. Ya no tenemos casas de estudios en el selecto grupo de universidades de mayor prestigio del mundo y un amplio sector de nuestros alumnos secundarios ni siquiera puede dar muestras de una mínima eficiencia en las pruebas internacionales PISA. No somos un país competitivo en muchos aspectos y, cada vez con mayor frecuencia, se nos relega por no resultar confiables. El año pasado, esa falta de credibilidad derivó en que se nos excluyera de una medición internacional sobre inclusión social, junto con Venezuela. Los datos proporcionados por nuestro Gobierno no son creíbles. El flamante nuevo Índice de Precios al Consumidor Nacional, que en teoría venía a reemplazar largos años de mentiras y desmanejos en el Indec, ya empezó a mostrar fisuras, mientras se siguen escatimando datos clave como pobreza e indigencia, entre otras tantas variables manipuladas políticamente. En ese contexto, no era esperable que la nueva medición del ICI resultara favorable para la Argentina. La caída de 41 puestos en calidad institucional la iguala a Madagascar, mientras hemos descendido aun más que El Salvador, que cayó 32 puntos, y Belice y Fiji, que descendieron 31. El control de cambios, las políticas económicas erráticas y el avance sobre la libertad de prensa y la Justicia explican, según la fundación a cargo del ICI, el derrumbe institucional del país en esa medición donde la Argentina ocupa el puesto 134 entre 192 naciones auscultadas. El tope de la nómina, como ha venido sucediendo en los últimos ocho años, aunque en distinto orden, lo ocupan Nueva Zelanda, Finlandia, Suiza y Dinamarca. Corea del Norte se encuentra en la última posición de la lista. Venezuela, que también se ubica entre las naciones con peor desempeño, es curiosamente uno de los países al que nuestro Gobierno rescata

y defiende. En Venezuela, en grado extremo, y en muchos de los países como en el nuestro, se somete a la ciudadanía a graves limitaciones como la falta de información veraz y la manipulación de las estadísticas, se avasalla a la Justicia y a los poderes legislativos, se cambian constantemente las reglas de juego en materia económica y se desprecia la seguridad individual, además de la jurídica, que a tantos inversores ha ahuyentado y ahuyenta, entre otros muchos factores que transforman a esas democracias en autoritarismos encubiertos. La pregunta que debiera guiarnos es si nuestro país puede recuperar su calidad institucional y de qué o de quiénes depende que ello suceda. La respuesta no puede ser otra que positiva, pero requiere de una enorme autocrítica y de un esfuerzo de proporciones por parte del Gobierno, claro está, pero también de nosotros como sociedad, pues muchas veces toleramos este tipo de situaciones, ya sea en forma consciente o porque nos ha ganado el desánimo. Basta con mirarse en el espejo de otros países que han recuperado posiciones en calidad institucional para entender que se puede mejorar. En un plano más lejano, es lo que ocurrió con Ruanda. En el más próximo, es lo que sucede con Chile, Perú y Colombia. Son países que, según el informe sobre el ICI, han mantenido políticas consistentes a pesar de la sucesión de gobiernos de distinto signo político, lo cual ha generado condiciones de seguridad para la inversión y un continuo proceso de crecimiento económico, junto con un avance en materia de seguridad. En el caso de América, un dato interesante del ICI es que países con problemas de calidad institucional como Belice, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Ecuador y Venezuela han mostrado fenómenos comunes como las estatizaciones de empresas, las políticas populistas, los avances sobre la prensa y el intervencionismo económico. La declinación argentina en materia de calidad institucional da cuenta de un Estado que pretende intervenir en todo, pero que no tiene capacidad para controlar nada, especialmente la corrupción administrativa que lo rodea. Refleja un Estado donde los organismos de control no sirven, pues han sido cooptados por un poder político que nunca se controlará a sí mismo; donde la falta de independencia del Banco Central torna utópico que se pueda enfrentar una tasa de inflación cada vez más elevada, y donde, indirectamente, las autoridades han sido cómplices del crimen organizado, al negar durante mucho tiempo su existencia. Como sociedad, debemos hacernos cargo de la responsabilidad que nos toca y trabajar duro para recrear los consensos –como bien lo señala el último documento de la Iglesia– que nos permitan recuperar esa calidad. Cuanto más demoremos, será más difícil restaurar los daños.

Disciplina y autoridad: ¿conceptos perimidos?

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utoridad y disciplina son conceptos de necesaria vigencia en actividades que cotidianamente realizamos. Ambas adquieren especial significado cuando se las vincula a la escuela de nuestro tiempo y por su íntima conexión con los cambios que se han venido operando en la vida familiar, comunitaria y social, pues lo que ocurre en cada uno de esos planos afecta a los demás y ejerce una inevitable influencia en la conducta de las nuevas generaciones. Pero en los últimos años la autoridad del docente y la disciplina en el ámbito escolar han comenzado a ser aceptadas de modo desigual por numerosos padres de alumnos, razón por la cual se han multiplicado incidentes penosos que contrarían el espíritu de comprensión y apoyo que debería aliar a la familia con la escuela en la tarea común de educar. Si se comienza por el significado de los términos citados para encontrar un acuerdo, se advierte que ambos han evolucionado a través de los siglos. Así, la autoridad docente implica una condición reconocida de legitimidad que posee una persona para enseñar y conducir a los grupos de alumnos. Esa facultad que le da su cargo tiene en muchos casos un crédito adicional, concedido por la calidad de su formación y el prestigio alcanzado. La disciplina, término que deriva de una voz latina que significa “aprender, instruir”, posteriormente aludió a lo que era “el objeto de conocimiento” y, finalmente, a “la conducta y la actitud mental que predisponen favorablemente para realizar una actividad”, que, en el caso de la escuela, es una cuestión central para la convivencia. Una prolongada tradición, arraigada en la Anti-

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güedad, entendió la disciplina de manera autoritaria. En los tiempos contemporáneos, se ha impuesto una forma de disciplina calificada de “democrática”, entendida como el logro de “una participación general en la actividad de aprender”, lo que ha llevado, también, a considerar la labor del docente como el ejercicio de un liderazgo sensible a las características de los grupos de alumnos y a las diversas situaciones que se presentan en la vida escolar. Ese planteo creció en demandas de renovados recursos para el docente, obligado a contar con mayor conocimiento en las formas de motivarlos, de comunicarse o de integrar los grupos. La sanción escolar, como forma de reparación por actos que afecten a la disciplina y que, entre nosotros, se concretaba en las amonestaciones, caducó en los últimos años del siglo pasado, en muchos casos dejando un vacío. Es que la reparación resulta necesaria para afirmar conceptos tan fundamentales para la vida moral como no faltar a la verdad, el respeto por el prójimo, el compromiso con las instituciones o las conductas que promueven las relaciones de convivencia. En ese punto emerge con claridad la necesidad de reafirmar la alianza entre familia y escuela porque en numerosos casos de indisciplina los padres liberan de responsabilidad a sus hijos y se ponen de su lado. Es necesario que padres y docentes dialoguen, confirmen conceptos y se mantengan fieles al deber de dar la mejor formación, revisen sus propios criterios de acción y el cumplimiento de sus obligaciones, y mediten en qué falla hoy la familia y en qué la escuela, a fin de corregir errores u omisiones.

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Carta de la semana

Baile Para que esté en sintonía con el gratísimo bienestar del que gozamos los argentinos, habría que reformar el calendario de 2015. Podemos hacerlo sólo con tener en cuenta tres puntos. 1°) indicar con rojo todos los feriados de una semana para recordar grandes hechos, como el nacimiento de Patoruzú; 2°) con números de color verde marcar los días en que se cortarán calles, puentes y caminos por cuenta de piqueteros adiestrados y pagados por caudillos de barrio; 3°) con números violetas indicar las fechas en que deberemos comprar hielo porque habrá cortes de luz y volveremos a las heladeras de 1930. Para las provincias que

Rejunte El flamante titular del PJ nacional, Eduardo Fellner tildó a la oposición de un “rejunte de voluntades”. El calificativo viene de los peronistas, que desde 1945 se vienen rejuntando y transformando de estatistas a privatistas, de revolucionarios a pacifistas, de terroristas a madres, a padres e hijos. De nacionalistas, socialistas, tercermundistas, gremialistas, seminaristas de la Iglesia latinoamericana y papistas a autóctonos indígenas (aunque sus apellidos sean europeos), de progresistas, de actores y hasta se disfrazan de políticos. Por favor, terminen con este carnaval que ya lleva 70 años, sáquense las caretas, tengan la mínima ética y el coraje suficiente de reconocer que el peronismo dejó de ser un partido político, ya ni siquiera es un movimiento. Se ha transformado en una perversa maquinaria de acumular y mantener poder y dinero, de producir corrupción. Hemos visto durante estos 70 años subirse y bajarse al carro del peronismo a tantos personajes; civiles y militares, pobres y ricos, de izquierda, de centro y de derecha. Resultó ser que los obreros y los empresarios son peronistas; los piqueteros, los carapintadas, los montoneros y los represores, también; los chorros y los policías son peronistas; los verticales, los transversales, los paralelos, los horizontales y toda la geometría es peronista; los ortodoxos y los heterodoxos, también. Muchos de aquellos peronistas hoy son antiperonistas y otros que fueron antiperonistas hoy son peronistas. Al final el peronismo es todo y nada a la vez, y el resultado está a la vista. La cruda verdad es esta realidad. Hoy la única herencia para peronistas y antiperonistas es esta confusión de Biblia y calefón, esta miseria moral y material. Quizá la tarea de resignificar y definir al peronismo debería haber sido la agenda exclusiva de este congreso. Qué buena oportunidad tuvo el peronismo para mostrarles a los argentinos que por sobre los intereses personales de los políticos está la patria y los intereses de todos los que en ella habitamos. Esta vez, la oposición les sirvió de espejo en el que se miraron el señor Fellner y todos los asistentes al congreso. José F. Gutiérrez Arana

DNI 8.519.548

carezcan de suficientes puentes y rutas que hagan imposible impedir el paso del prójimo, será beneficioso declarar días no laborables la quincena que corresponda a los festivales de la empanada, del alfajor, del dulce de cayote, etcétera. Después de los días de celebraciones y de descanso, nos habremos alejado un poquitín de Suiza y deberemos comprarle a Brasil carne, cereales, hortalizas, legumbres, azúcar, yerba, pan, leche y hasta los alfajores de Mar del Plata. ¡Pero quién nos quita lo bailado!

Rodolfo Mas

DNI 4.054.895

cuentra siendo sometido a debate oral y público como uno de los responsables políticos. Esgrimir semejante argumento cuando está acusado de enriquecimiento ilícito es, además, una bajeza sin precedente, un insulto a todos los argentinos, lo cual parece una costumbre para Jaime, máxime si recordamos que ante otro requerimiento judicial reciente se ordenó su detención, y decidió fugarse hasta obtener un pronunciamiento a su favor que aseguró su libertad. Responsabilidad, dignidad y vergüenza: tres sentimientos éticos de los que Jaime sin duda carece. Como ciudadana argentina, y como política, deseo que la Justicia revea la decisión adoptada –que atenta hasta con el concepto mismo del sometimiento a proceso– y que obligue al ex funcionario a presentarse a las audiencias, como le cabe a todo imputado en juicio, porque los damnificados por la tragedia lo merecen. Porque como sociedad necesitamos que la corrupción y la desidia sean juzgadas. Personalmente, le ofrezco al ex funcionario hacer una colecta para solventar los gastos de traslado y que pueda presentarse a las audiencias.

Lía Rueda Legisladora de la ciudad de Buenos Aires

Pronosticadores Es notable cómo varía el reconocimiento de Capitanich hacia los pronosticadores de turno del Servicio Meteorológico Nacional. De pronto los compara con economistas agoreros, erráticos y equivocados; en otras ocasiones, como el pasado 18 de septiembre de 2012, toma muy en cuenta sus opiniones, y posterga viajes de la Presidenta al Chaco justo después de que una marcha de trabajadores de la educación terminara con represión de la policía local. Evidentemente, su opinión es tan cambiante como el clima. Gabriel Motta

[email protected]

En la Red Violencia: postura de la Iglesia Facebook

Reelecciones No puedo sino aplaudir los postulados de UNEN relativos a la conformación de una suerte de Conadep que juzgue los actos de corrupción de los que hemos sido víctimas en la “década ganada”. Ni hablar de la necesidad de declarar imprescriptibles los delitos cometidos por los funcionarios en el ejercicio de sus funciones públicas. Sin embargo, pido también a nuestra clase política que promueva en sus plataformas la necesidad imperiosa de prohibir la reelección no sólo a intendentes, sino a todo funcionario que sea elegido para un cargo público, como asimismo la prohibición para parientes de funcionarios públicos a ocupar cargos durante el mandato de aquéllos y la expresa prohibición de sucederlos en los mismos. Y, desde luego, imponer la obligatoriedad de concursos públicos a quienes se postulen para cargos en cualquier dependencia u organismo del Estado. Carlos Malaret

DNI 12.931.153

Jaime y Once Una vez más, el ex funcionario kirchnerista Ricardo Jaime irrita. Su argumento acerca de no poder estar presente en las audiencias, por no poder hacer frente a los gastos que implica el viaje a la Capital, es una muestra de desprecio para con los damnificados por la tragedia de Once, de la que él se en-

“Coincido con el documento. Es cierto que la corrupción es un «cáncer social» . Pero es curable. Depende de la Justicia y de todos nosotros el tratamiento adecuado” Raúl Fernández

“Cuando el resentimiento, el rencor y la violencia conforman las palabras y las acciones de todos los días, terminan por generar esos sentimientos en todos. Es lo que venimos soportando en estas décadas «ganadas»” Angelina Álvarez

“Si en la Argentina hay cada vez mas violencia, la culpa es de este pésimo gobierno” Concepción Davi

La Corte Suprema Hace pocos días se difundió una serie de medidas tomadas por la Corte Suprema de Justicia con la supuesta intención de acelerar las demandas previsionales que colapsan al Poder Judicial. Entre ellas, solicitar al Congreso la creación de más juzgados, disponer que las Cámaras Federales del interior del país intervengan en estas causas y pedir, una vez más, a la Anses que deje de apelar por sentencias que ya son firmes y definitivas. Ninguna de éstas aseguran una rápida administración de justicia. En una conferencia que dictó el presidente de la Corte, doctor Lorenzetti, en la Asociación de Abogados de Buenos Aires en 2009, éste preguntó (textual): “¿Por qué obligamos a los jubilados a hacer miles y miles de juicios?”. Yo le respondo: porque la Corte que usted preside no quiere tomar el toro por las astas dictando una acción de clase para terminar de raíz con todas las causas idénticas, limitándose a dictar medidas como las señaladas (a modo de paño frío para contener la fiebre) para preservar la imagen tan deteriorada de ese tribunal. Marcelo J. Quintas

DNI 7.737.601

Motochorros Es evidente la costumbre argentina de “tirar la pelota afuera”. Una vez más los funcionarios quieren generar la percepción de que están haciendo algo por la seguridad poniendo el foco en los motociclistas. No basta con que tengamos que poner rejas en nuestras casas; ahora tenemos que identificarnos como ciudadanos y demostrar nuestra inocencia... Increíble la falta de criterio. Seguramente se sientan conformes por unos meses con la reglamentación generadora de percepción de seguridad. Los robos van a seguir y con igual intensidad, pero hay estúpidos que creerán que han hecho algo por la seguridad. Es lamentable y deprimente. La corporación política debería empezar a tratar de tomar el desafío de construir y recuperar valores. También es corrupción gestionar de manera ineficaz. Carlos E. Trabucco

[email protected]

“Trapitos” Para describir el tránsito en la ciudad de Buenos Aires, me circunscribiré a lo que sucede a pocas cuadras de mi casa. La calle Mariscal Sucre tiene un ancho pequeño, admite apenas tres automóviles a la par; es decir que en el caso de que se permita el estacionamiento en el margen derecho posibilitaría el desplazamiento de dos autos que marchen a la par, pero si también admitimos el estacionamiento en el margen izquierdo podrá desplazarse uno solo a la vez. De esta forma, cuando el semáforo da luz verde sobre la avenida Cabildo, pasarán solo seis o siete vehículos, siempre que los primeros conductores de la fila estén atentos, con lo que se asegura un embotellamiento permanente. A lo apuntado, hay que agregar que un muchacho –“trapito”– se ha adueñado de la cuadra, se ocupa de estacionar autos, detener el tránsito con este propósito, colocar conos de plástico para reservar lugares y por supuesto cobrar por sus servicios y el alquiler del espacio público. No hay autoridades para negar los estacionamientos prohibidos, ni para expulsar a los falsos acomodadores y mucho menos para penalizar a los infractores. Y me referí a la calle Sucre, pero en Belgrano sucede lo mismo en Echeverría, Mendoza, Olazábal, Blanco Encalada y otras calles que también desembocan en Cabildo. Y creo que debe pasar algo similar en otros barrios. Ramón Aldo Ernesto Gómez [email protected]