La “dama” y el “hombre” del campamento ALASKA | 24 de enero
Ke n y D e b b i e
MISIÓN ADVENTISTA : NORTEAMERICANA
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a mayoría de los habitantes de Aleknagik, Alaska, no conocen a Debbie y a Ken Reiswig por sus nombres reales. Conocidos como “la dama del campamento” y “el hombre del campamento”, los Reiswig han estado a cargo del Campamento Polaris y sus campistas durante los últimos veinte años. Originarios del Estado de Washington, Debbie y Ken viajaron al norte de Alaska como misioneros de sostén propio hace varios años. Tiempo después, la Asociación les pidió que ayudaran en la iglesia Aleknagik, y fue entonces cuando se involucraron con el campamento. “Ken y yo somos como los cuidadores –dice Debbie–, Ken es también el tesorero del campamento y yo soy la directora de la Junta [del campamento]”. Pero los Reiswig son mucho más que eso, ya que mantienen una presencia continua durante todo el año, para que los ni-
ños disfruten del Campamento Polaris apenasuna semana del año. Cuando el campamento no está alquilado, los niños de la comunidad muchas veces vienen a casa de los Reiswig y acampan afuera. “Ellos son como nuestros hijos –afirma Debbie–, Todos han estado en nuestra casa. Algunos oficialmente y otros no. Pero siempre han estado ahí. Algunos porque hay que cuidarlos de emergencia, o simplemente porque quieren... nuestras puertas siempre están abiertas”. Muchos de los niños ven a Ken y a Debbie como una pareja de adultos estables y recurren a ellos cuando hay alguna crisis, grande o pequeña, seguros de que “la dama del campamento” y “el hombre del campamento” harán todo lo posible para ayudar.
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A L A S K A
“Una vez se me acercó un chico –recuerda Debbie– que no podía pagar el costo del campamento en ese entonces, que era de doscientos dólares. Cada semana venía con unas pocas monedas que había ganado lavando automóviles. A veces compraba un par de barras de caramelo y las vendía a sus amigos. Luego se me acercaba y sacaba las monedas (nunca billetes) de los bolsillos y las ponía sobre mi escritorio. Yo le llevé la cuenta, y logró reunir cada centavo hasta que completó la cuota del campamento”. El campamento también cuenta con un fondo de becas limitado, con un capital inicial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Anchorage (Alaska). Para poder recibir fondos de la beca, el niño tiene que escribir una carta explicando por qué él o ella quiere ir al campamento. Además, debe tener dos cartas de su comunidad que indican por qué el niño debería asistir al campamento. Un día, varios meses antes del campamento, Debbie miró por la ventana de su oficina y notó que había un niño escondido en los arbustos junto a la cerca. El niño permaneció allí durante un par de horas hasta que Debbie salió a ver lo que estaba haciendo. Muy tímidamente sacó un pequeño paquete de papel de su bolsillo, se lo entregó a Debbie y salió corriendo. Al abrir el paquete, Debbie encontró una carta escrita a mano. El chico quería desesperadamente venir al campamento, pero no tenía dinero, y sus padres no tenían dinero. En cuatro páginas de papel de cuaderno, el chico le abrió su corazón a “la dama del campamento”, explicando por qué quería asistir al campamento ese año. “¡Hablaba de las canciones, las fogatas, las personas que se preocupaban
por él –dijo Debbie–, y de que ‘las chicas eran las más lindas’!” Debbie encontró una manera, y el niño finalmente pudo asistir. “Más o menos en abril, los niños comienzan a llegar en tropel a mi oficina preguntando si va a haber campamento. Me preguntan si les puedo dar una planilla de registro. Preguntan por los requisitos y si yo los puedo ayudar a entrar al campamento. Al ver a todos esos niños cada año, pienso en que, aunque no siempre es divertido, siempre es muy gratificante. De hecho, nunca había hecho algo en mi vida tan gratificante. Estos niños son como pequeñas esponjas que absorben cada gotita de amor”.
Necesidades del campamento El Campamento Polaris recibirá una parte de las ofrendas del decimotercer sábado de este trimestre para construir una instalación independiente para baños con duchas e inodoros. Los Reiswig piensan que esto definitivamente “infundirá entusiasmo”, ya que las instalaciones actuales han estado en uso desde que el campamento comenzó hace muchas décadas. En cuanto a proyectos futuros, el campamento tiene la esperanza de contar algún día con una casa de campo más grande. “No tiene que ser de lujo, sino solo un poco más grande para que sea más fácil dar cabida a todos (ver fotos de la casa de campo actual en nuestra página de Internet en: www.adventistmission.org/ resources). “Si tuviéramos mejores instalaciones, probablemente podríamos recibir más niños en el campamento, y el campamento podría utilizarse unas cuantas semanas más durante el verano, e incluso hasta en el invierno. “Gracias por su generoso apoyo”.
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El camino encontrado
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