INFORMACION GENERAL

Viernes 5 de diciembre de 2008

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CRISIS HABITACIONAL Y INSOLITA INICIATIVA DEL GOBIERNO DE LA CIUDAD

Imponente imagen aérea de las villas 31 y 31 bis a ambos lados de la autopista Illia, entre la Avenida del Libertador y el río

Las casillas irrumpen entre los galpones de la terminal de Retiro GENTILEZA DATAMAP

De incógnito, relevó la villa de Retiro Es arquitecto y, durante casi un mes, se hizo pasar por fumigador y tomó fotos del mayor asentamiento porteño; construcciones en riesgo MANUEL J. TORINO LA NACION “No se puede hablar del tema de la villa mirando desde arriba de la autopista”, se dijo a sí mismo Juan Carlos Poli, un reconocido arquitecto que, durante un mes, haciéndose pasar por fumigador, ingresó diariamente en la villa 31 y 31 bis y logró lo que nadie había conseguido hasta ahora: un relevamiento exhaustivo de la situación urbanística del asentamiento de Retiro. Vestido de uniforme, con un tubo vacío en la espalda y una manguera, Poli, de 64 años, pudo recorrer todos los rincones de la villa sin levantar sospechas hasta terminar el informe en el que hoy se basa el gobierno porteño para denunciar el crecimiento desmesurado y las irregularidades edilicias del asentamiento. Las cifras sobre el número de habitantes no coinciden. Según un viejo censo oficial, viven allí unas 30.000 personas. Conforme los cálculos del actual gobierno, ya son 40.000, y 70.000 a juicio de los habitantes del asentamiento. “Este relevamiento nos hace tomar conciencia de que hay enormes situaciones riesgosas para los habitantes de la villa”, explicó Poli cuando LA NACION lo visitó el lunes pasado en su estudio, en Puerto Madero. “Fui estudiando una por una las 56 manzanas, tomando notas y fotos, identificando cuáles eran las viviendas en altura. Conté unas 600 casas que exceden las tres plantas y unas 60 están en situación de riesgo inminente”, dice el arquitecto, que cuenta con un extenso currículum con obras realizadas en la embajada de Francia, en el Casino de Tigre y en varios centros comerciales, además de trabajos en Estados Unidos y Europa. Cuando Poli aceptó la propuesta del Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño para hacerse cargo del proyecto, escuchó el mismo comentario de parte de su esposa, de sus hijos y socios del estudio. “Vos estás loco”, le dijeron mil veces. Y su respuesta fue la misma que dio a LA NACION: “Yo amo esta ciudad y lo tomé como un trabajo necesario, que puede quitar una cantidad de fantasmas que hay sobre este tema y ayudar a los habitantes de la villa”. Según su informe, entre las anomalías más preocupantes se destacan la fragilidad de las estructuras, la falta de un estudio de suelo, la improvisación en las expansiones verticales y la falta de ventilación y luminosidad en los ambientes. “Hay muy pocas garantías de seguridad: se construye en lotes sin estudio de suelo, se usan ladrillos huecos para apoyar las losas de los pisos superiores y, en vez de cimientos, usan vigas de encadenado a la altura de la tierra. lo cual es muy peligroso. Además, las construcciones nuevas se apoyan en

 
   


 
   
  


 




Publicación de avisos notables y clasificados


    










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otras viviendas. Parece todo una gran masa de ladrillos”, explica mientras muestra decenas de carpetas con fotos y planos de la villa. Luego, confirma uno de los principales temores del gobierno porteño: “Hay riesgo de que se derrumbe en tan sólo una casa y ello produciría un efecto dominó”. Antes de comenzar el “trabajo de campo”, Poli contó con una ayuda fundamental desde el cielo: la empresa de imágenes satelitales Datamap –la misma que Google contrató en la Argentina– hizo un estudio aéreo que identificó cada manzana y cada vivienda con irregularidades. “Gracias a las fotos satelitales yo sabía directamente adónde tenía que ir. Ellas eran mis ojos”, dice.

Planificación de urbanizaciones La Legislatura porteña se aprestaba a sancionar anoche la ley que modifica el régimen del Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC). En la norma se destaca la transferencia a la Corporación Buenos Aires Sur de funciones que desarrolla actualmente ese instituto, vinculadas a la planificación de la urbanización de villas, asentamientos y núcleos habitacionales transitorios. También se discutía la modificación de la ley de emergencia habitacional en la ciudad de Buenos Aires.

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Levantaron 90 viviendas en menos de 30 días


      


Canje de tomos encuadernados

Durante las 28 veces que ingresó en la villa vestido como un fumigador, Poli nunca tuvo problemas con los habitantes de la villa. De hecho, una vez que se familiarizó con el predio empezó a ingresar vestido de civil. “Entablé diálogo con la gente, con los obreros... siempre fue todo muy cortés. Claro que con el revuelo mediático que hay ahora en la villa, hoy probablemente hubieran sospechado”, imagina. Si bien dice no haber sentido miedo, reconoce haberse puesto nervioso en alguna oportunidad al caer la noche. Cuenta que, por momentos, se sintió “observado”. Luego de casi un mes en los pasillos de la villa 31, que comenzó a

construirse hace unos 70 años, y de su más reciente anexo, la 31 bis, con indiscutible conocimiento de causa Poli concluye: “Hay que evitar que la villa se siga expandiendo, porque es realmente peligroso lo que está sucediendo ahí”. El relevamiento hecho por Poli sirvió al gobierno porteño para realizar una presentación judicial en la que denunció el riesgo que corren los habitantes de la villa. La jueza Cecilia Gilardi de Negri aceptó el pedido e instó al gobierno nacional (del que dependen los terrenos donde se erige el asentamiento) a promover medidas para prohibir el ingreso de materiales de construcción en la villa.


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Los ambientes no tienen aire ni luz Entre las conclusiones que arroja el informe que encargó el gobierno porteño al arquitecto Juan Carlos Poli y a la empresa de imágenes satelitales Datamap, una de las más preocupantes es el crecimiento constante y desmesurado que vienen experimentando las villas 31 y 31 bis, sobre todo, durante el año pasado. Si bien el gobierno porteño puso su atención en las viviendas en altura por el riesgo que representan para sus habitantes –algunas alcanzan las seis plantas–, la apropiación de territorios vacíos en los alrededores del predio sigue siendo una práctica común. “El crecimiento es vertical y horizontal”, asegura Poli. “Durante los primeros días, caminé por calles de tierra que estaban vacías, a la vera de la autopista Illia. Pero, al final del relevamiento, en menos de un mes, conté 42 viviendas de un lado y 48 del otro. Eran familias enteras trabajando, lo que me permitió ver todo el proceso de construcción.” Según las últimas cifras oficiales, serían más de 7000 familias (unas 30.000 personas) las que viven hoy entre la villa 31 y la 31 bis. Al respecto, el Ministerio de Desarrollo Social porteño anunció la semana pasada la realización de un censo durante marzo próximo para establecer la cantidad de habitantes, la composición de los hogares, la antigüedad de residencia y los niveles de ingreso y de educación.

Peligro de derrumbe “Otra situación que llama la atención es que, debido al crecimiento desmesurado y sin control, las viviendas van perdiendo condiciones de habitabilidad: una casa que antes tenía una entrada y ventanas ahora sólo tiene un ingreso por un pasillo y nada de ventilación ni de luz”, explica Poli. La ausencia de una red cloacal en la villa no sólo provoca dificultades sanitarias, alerta Poli. “El suelo está perforado como si fuera un queso gruyere, debido a la cantidad de pozos ciegos que son vaciados regularmente por camiones cisternas. Esto hace que la superficie sea muy inestable y aumente el peligro de derrumbe.”


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